Jesús tenía autismo

June 3, 2017 | Autor: J. González Pastrana | Categoria: Educación, Teologia, Teología, Cristianismo, Jesus Christ, Autismo, Educación Especial, Autismo, Educación Especial
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Jesús tenía autismo



Durante mis estudios universitarios he tomados una buena cantidad de cursos relacionados con el autismo. Me encanta esta población y me siento atraído a aprender de ella. Al unir ese interés con una vida de clases, talleres y predicaciones en la Iglesia he realizado el siguiente análisis; si Dios hizo al ser humano a su imagen y semejanza, ¿hay algo de autismo en Dios? Por supuesto, nadie ha visto a Dios porque no tiene un cuerpo humano. Pero Dios encarnado, Jesús, si tenía un cuerpo y Él es parte de esa Trinidad Creadora. Si el pensar que Jesús tenía rasgos autistas le escandaliza, tal vez es porque considera al autismo como algo inferior.

Los niños con autismo tienen particularidades que comparten en común. ¿Reflejaba Jesús algunas de esas particularidades? Veamos;

Las personas con autismo consideran obvias muchas cosas. Y piensan que debe serlo para todo el que le rodea.

Jesús reflejó una conducta parecida durante su niñez. Jesús se pierde por cuatro días y cuando sus padres al fin lo encuentran (sumamente preocupados) le preguntan porque les había hecho eso. La contestación de Jesús fue, "¿Dónde más iba a estar? En casa de mi Padre." Obvio, ¿no?

Otra particularidad de las personas con autismo es la dificultad de saber; como, cuando, donde o por qué no, expresarse. Puede que al tener una conversación con una persona con autismo sientas que ella no tiene expresiones o que son monótonas. Pero te aseguro que existen situaciones en la que esa falta de expresión explota y expresa exageradamente sus emociones.

Jesús llega muy calmado al Templo y encuentra que éste es utilizado como mercado. Es tanto su enojo que comienza a tirar todo mientras grita. Interesante para alguien que se proyecta en paz y tranquilidad durante todo lo escrito sobre Él hasta ese momento, ¿no?

Otro ejemplo es que a muchos les encanta ver películas o caricaturas y memorizarse los diálogos de todos los personajes en esos vídeos. Luego los recitan vívidamente como si fueran reales.

A Jesús le encantaba contar historias, en forma de parábolas especialmente, y lo hacía de una manera magistral como si sus palabras cobraran vida.

Como último ejemplo daré la actitud de las personas autistas ante las dificultades. Lo que para la población no autista puede ser un motivo de preocupación, no necesariamente lo sea en la mente de una persona autista. Es posible que simplemente se limiten a comunicar los hechos sin aparentar una gran preocupación por la situación.

Cuando Jesús se enfrentó a la situación en que querían apedrear a la mujer adultera y le pidieron su opinión no salió enojado a defenderla. Aunque el podía hacerlo y tenía toda la razón, Él solo dibujó una línea en la arena y exclamó tranquilamente; "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra." Luego esperó en silencio.

¿Cuál es mi interés al escribir este artículo? Que cuando veamos a una persona con autismo veamos a alguien creado a imagen y semejanza de Dios.

No debemos referirnos a una persona por su debilidad, ni debemos resaltar la misma. Tampoco debemos utilizar una condición, o como a mi gusta llamarla, una variabilidad para darle identidad a alguien. En otras palabras; decir "el niño con autismo" en lugar de "el autista". No nos enfoquemos en lo que no puede hacer y enfaticemos lo que si puede hacer. En otras palabras, ver que "el es bien alegre y creativo" por encima de "no se le entiende lo que dice". Es mirar a las personas con autismo de la misma manera en que Dios nos mira. Él no enfatiza nuestras debilidades ni limita la obra que desea hacer en nosotros a causa de nuestra condición. El no mira nuestras limitaciones, mira nuestras fortalezas y las cosas que nos hacen ser únicos. Pienso que Dios nos dio la capacidad para ser empáticos, y al ser creyentes fieles esa empatía crece. Irónicamente, a esto le llamamos 'humanizarnos'. Pero esa humanidad la perdemos cuando nos es indiferente el como nos tratamos. A nadie le gusta que se refirieran a si mismo como "la viuda", "el asmático", "la loca", etc. En fin, el mensaje es que todos somos distintos y las condiciones solo son eso, condiciones. No nuestra identidad. Si Jesús tuvo o no tuvo rasgos de autismo como humano es irrelevante. Porque el plan de Dios fue perfecto y solo necesitaba de la disposición de su hijo.

Nunca olvidemos lo que predicamos: Dios nos ama tal y como somos. A veces se nos olvida esa realidad tan pronto termina el sermón.

Sin importar nuestra condición humana, nuestra discapacidad o nuestra debilidad, Dios siempre mirará nuestras fortalezas y las utilizará en maneras que en estos momentos parecerán absurdas y hasta imposibles. Recuerda; ninguna persona es igual a otra y ningún niño con autismo es idéntico al otro. Citando las palabras de la escritora estadounidense Clarie Scovell LaZebnik;

"No pienses que hay un niño distinto, o mejor, escondiéndose detrás del autismo. Este es tu niño. Ama a ese niño de frente a ti. Fomenta sus fortalezas, celebra sus peculiaridades, y mejora sus debilidades, de la misma manera que harías con cualquier niño. Tal vez tengas que trabajar más fuerte para lograrlo, pero esa es la meta."

No puedo afirmar que Jesús tuvo autismo, pero si puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que cada persona con o sin autismo tiene un propósito. Pero esa es otra historia.

-Joshua González Pastrana




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