\"La buena noticia de Amoris laetitia\"

June 4, 2017 | Autor: I. Corpas de Posada | Categoria: Theology
Share Embed


Descrição do Produto



[Para posibles resaltados:]
"... no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Sólo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares" (AL 300).
"... ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada 'irregular' viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante" (AL 301).
"... Dios ama el gozo de sus hijos [...] una convicción de la Iglesia que muchas veces ha sido rechazada, como si fuera enemiga de la felicidad humana" (AL 147)
[Posibles títulos:]
El papa Francisco dice que "cree sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad"
El papa Francisco quiere plantear con claridad que el "camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios"
[Posible subtítulo:]
Invitación a recorrer el camino sinodal y a leer Amoris Laetitia
Isabel Corpas de Posada
Doctora en teología
Con la publicación del la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia el pasado 8 de abril se cierra un capítulo del magisterio eclesial en el que la familia fue el centro del debate.
Un capítulo que se abrió en octubre de 2013 cuando el papa Francisco convocó la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos reunida en Roma del 5 al 19 de octubre de 2014 para reflexionar sobre la familia y que se prolongó en la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que sesionó entre el 4 y el 25 de octubre de 2015 también en Roma.
Durante dos años de "camino sinodal", como los denomina el Papa, se desarrollaron consultas a nivel mundial que tenían como propósito auscultar la situación de las familias y los desafíos que dicha situación plantea a la pastoral de la Iglesia. Dichas consultas sirvieron como insumo para la reflexión y elaboración de las propuestas que al final de la última reunión los padres sinodales presentaron al Papa. Y, finalmente, a partir de estas propuestas Francisco escribió Amoris Laetitia.
Al mismo tiempo, durante este "camino sinodal" se enfrentaron diversas opiniones que recogieron los medios que cubren y comentan la vida de la Iglesia. Yo misma escribí varias veces en estas páginas acerca de las expectativas de las parejas respecto a las discusiones y a las respuestas que darían los padres sinodales y el papa Francisco a los asuntos que incumben a la vida de pareja. Que son los que despiertan expectativas, porque las parejas son las que toman la decisión de romper o mantener su unión, de llamar a los hijos a la vida o de negarles este derecho. O de establecer una relación estable con alguien del mismo sexo porque esa es su condición sexual.
La publicación de la exhortación apostólica postsinodal de Francisco I, Amoris Laetitia, es invitación a recorrer el "camino sinodal": a recordar sus antecedentes representados en el Sínodo de 1980, a repasar los documentos que jalonaron su preparación y las propuestas de los padres sinodales durante las dos asambleas, a leer la última palabra en el debate que es la respuesta del Papa.
Los antecedentes
Ahora bien no es la primera vez que el magisterio eclesial posconciliar se ocupa de las familias y de las parejas. Hace poco más de treinta y cinco años –en 1980– se reunió la V Asamblea General de los Obispos con el propósito de "encontrar el lenguaje y las motivaciones profundas que ilustran la doctrina permanente de la Iglesia de modo que afecte y en lo posible convenza a los hombres –y a las mujeres, obviamente– de hoy en sus situaciones concretas [...]no será un instrumento para responder a todos los problemas, pero tendrá que poner en claro lo que significa seguir a Cristo en este terreno" , dijo el papa Juan Pablo II al convocarla. En desarrollo del proceso sinodal, los Lineamenta fueron enviados a las conferencias episcopales y a partir de las respuestas que llegaron desde todos los rincones del mundo la Secretaría del Sínodo preparó el Instrumentum laboris que los obispos discutieron en el aula sinodal y al final de la reunión presentaron 43 Proposiciones al papa Juan Pablo II a partir de las cuales escribió la exhortación apostólica postsinodal Familiaris consortio, publicada el 22 de noviembre de 1981.
El dinamismo del amor y la sacramentalidad de la experiencia de pareja y de familia fueron los ejes que orientaron la preparación, desarrollo y resultados del Sínodo de 1980, enmarcados en la que el Papa denominó "la geografía del problema" que los obispos que participaron en el Sínodo describieron en sus intervenciones, haciendo notar la incidencia de los cambios socioculturales y de los diversos entornos. Recuerdo el entusiasmo que me produjo el seguimiento que entonces hice de los diversos documentos y debo confesar que la buena noticia para las parejas y para las familias anunciada en dichos documentos alimentó mi reflexión teológica durante todos estos años. Pero también debo confesar que me pregunté y me sigo preguntando si la buena noticia anunciada lograría convencer a hombres y mujeres en sus situaciones concretas acerca de "lo que significa seguir a Cristo" en la experiencia conyugal, que era el propósito del Sínodo.
Pudieron lograrlo parejas que han optado por "seguir a Cristo". Por vivir su bautismo y vivirlo en pareja. No debió llegar la buena noticia a las parejas de bautizados y bautizadas de nombre que para seguir una tradición familiar celebran su matrimonio por el rito de la Iglesia.
El camino sinodal y las propuestas presentadas al papa Francisco
Desde la convocatoria de la primera etapa del Sínodo sobre la familia, su propósito era proponer el evangelio de la familia en las actuales circunstancias, como lo manifestó el Secretario Especial, monseñor Bruno Forte, al decir que no se convocaba el sínodo para "debatir cuestiones doctrinales, por otra parte explicadas ya por el Magisterio (GS 47-52; FC) sino de ponerse a la escucha de los problemas y expectativas que viven hoy tantas familias presentándoles de forma creíble la misericordia de Dios".
Esta primera etapa –la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos reunida en Roma entre el 5 y el 19 de octubre de 2014– llevaba por título "Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización" y, según el itinerario de trabajo trazado por el Papa, tenía como propósito "delinear el status questionis y recoger testimonios y propuestas de los obispos para anunciar y vivir de manera creíble el evangelio de la familia" (DP I). El mismo título, "Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización", tenían también el Documento preparatorio y el Instrumentum laboris 2014.
El primero de estos dos documentos fue enviado a los obispos del mundo en noviembre de 2013 con el fin de recoger opiniones no solo de los obispos sino de hombres y mujeres creyentes acerca de diversas cuestiones relacionadas con la vida de pareja y de familia.
Además de consideraciones de carácter doctrinal, el Documento preparatorio proponía un cuestionario que debió ser elaborado por funcionarios vaticanos pues sus 38 preguntas giraban en torno a la doctrina y a las normas más que en torno a la experiencia de las parejas. E incluía un listado de "problemáticas inéditas hasta hace unos pocos años" interpretadas como desafíos a la evangelización que confundía situaciones nuevas con otras que no lo son y otras tantas que corresponden a entornos culturales distintos del mundo occidental y europeo desde donde tradicionalmente se ha pretendido legislar para parejas y familias de cualquier contexto.
Los ecos a este cuestionario, como los que presentaban los informes de las conferencias episcopales de Alemania y Suiza mostraron distancia –"una brecha", la denominó el informe alemán– entre la enseñanza de la Iglesia en temas de pareja y la opinión al respecto de los y las creyentes. Los obispos japoneses, por su parte, respondieron que la enseñanza de la Iglesia no se conoce en su país y que los católicos son indiferentes a las normas establecidas desde Roma.
En setenta páginas que recogen un amplio abanico de opiniones agrupadas en tres capítulos que retoman las ocho temáticas del cuestionario, el Instrumentum laboris 2014 sintetizó las respuestas remitidas desde todos los rincones del mundo que quedaron diluidas en la redacción de este último documento sin reflejar la diversidad de entornos y de circunstancias de donde provenían las respuestas. Como en el caso del Documento preparatorio, la mirada occidental calificó de situaciones difíciles las prácticas de otros contextos, dando la impresión de que en Roma no se hubieran percatado que el mundo ha cambiado, que es plural, y no es el mismo de los tiempos de cristiandad.
Con un total de 253 participantes –181 obispos; 38 auditores, entre quienes se contaban 13 parejas y ocho representantes de las otras Iglesias; 16 expertos encargados de redactar las conclusiones; el Secretario General, monseñor Lorenzo Baldisseri; el Relator General, monseñor Peter Erdo, arzobispo de Budapest; el Secretario Especial, el teólogo y actualmente Arzobispo, monseñor Bruno Forte– sesionó la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos en el Aula Pablo VI del Vaticano entre el 5 y el 19 de octubre de 2014.
Al final los obispos presentaron al Papa la Relatio Synodi 2014 que bajo el título "Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización" organizó los resultados de las reflexiones en tres capítulos –"I. La escucha: el contexto y los desafíos de la familia"; "II. La mirada fija en Cristo: el evangelio de la familia"; y "III. La confrontación: perspectivas pastorales"– desde los cuales se volvería a deliberar en la Asamblea de 2015.
Concluida la primera reunión, la Secretaría del Sínodo preparó el documento conocido como Lineamenta que integraba la Relatio Synodi y 46 preguntas para orientar su lectura y adelantar una nueva consulta a las conferencias episcopales.
La Secretaría recibió 99 respuestas a las que se agregaron 359 observaciones de otros organismos u organizaciones eclesiales como también otras contribuciones. Con este material y la Relatio Synodi se elaboró el Instrumentum laboris 2015 titulado "La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo" y estructurado en tres capítulos: "I. La escucha de los desafíos que afronta la familia"; "II. El discernimiento de la vocación familiar"; y "III. La vocación de la familia hoy".
La segunda etapa, la XIV Asamblea General Ordinaria, sesionó en Roma del 4 al 25 de octubre de 2015 para responder a los desafíos desde "La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo". Las noticias registraron la participación de 270 obispos y 60 auditores sin derecho a voto, de los cuales 32 eran mujeres. Informaron acerca de discusiones y desacuerdos en el aula sinodal y en los círculos menores. También reseñaron enfrentamiento entre partidarios de defender la doctrina y amigos de acoger pastoralmente a las parejas, las protestas de un grupo de cardenales, críticas al papa Francisco y sus intervenciones siempre movidas por su intención de hacer de la Iglesia "casa de misericordia y hospital de campaña".
Al comenzar las deliberaciones, el Papa precisó que el propósito era "evaluar y reflexionar juntos el texto del Instrumentum laboris, elaborado a partir de la Relatio Synodi y de las respuestas de las conferencias episcopales y de los organismos con derecho". Y recordó a los padres sinodales que el Sínodo "es una expresión eclesial, es decir, es la Iglesia que camina unida para leer la realidad con los ojos de la fe y con el corazón de Dios" y que hacía falta a los participantes "coraje apostólico, humildad evangélica y oración confiada".
El último día de la reunión, los padres sinodales entregaron al Papa la Relación final con 94 proposiciones que, respecto a asuntos candentes, dejaba las decisiones en manos de los obispos y de la conciencia de las personas, lo cual responde a la descentralización propia de la sinodalidad y a la doctrina del fuero interno cuyo alcance fue recordado.
La respuesta del Papa
Después de cinco meses de espera, el 19 de marzo firmó el papa Francisco la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia: nueve capítulos y 325 parágrafos en los que recogió las propuestas de los padres sinodales al concluir las asambleas que sesionaron en Roma en octubre de 2014 y de 2015.
La publicación estuvo precedida por el envío a los obispos de una guía de lectura acompañada de una carta del Secretario General del Sínodo, cardenal Baldisseri, aclarando muy oportunamente que Amoris laetitia debería abordarse como una enseñanza pastoral y que "el problema no era cambiar la doctrina sino inculturar los principios generales". Lo cual coincide con la aclaración de monseñor Bruno Forte en la convocatoria de la primera etapa del proceso sinodal al precisar que no se debatirían cuestiones doctrinales (Cf. Supra). ¿Estarían ambos siendo voceros del papa Francisco? Al fin y al cabo él mismo escribió "que no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Sólo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares" (AL 300).
También en la presentación del documento reconoce el Papa que "el camino sinodal permitió poner sobre la mesa la situación de las familias en el mundo actual" (AL 2), las que le parecieron "un precioso poliedro, conformado por muchas legítimas preocupaciones y por preguntas honestas y sinceras" (AL 3) y reafirmó "que no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales" (Ibídem), que aunque "en la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis, ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella" (Ibídem) y que "en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales" (Ibídem).
En relación con la "Realidad y desafíos de las familias", que es el título del segundo capítulo, tras hacer una autocrítica a las prácticas pastorales, el papa Francisco recoge algunos de los aportes pastorales de los padres sinodales, "agregando otras preocupaciones que provienen de mi propia mirada" (AL 31), sin pretender "presentar aquí todo lo que podría decirse sobre los diversos temas relacionados con la familia en el contexto actual" (Ibídem), anotando que "las respuestas recibidas a las dos consultas efectuadas durante el camino sinodal, mencionaron las más diversas situaciones que plantean nuevos desafíos" (AL 50), que "a partir de las reflexiones sinodales no queda un estereotipo de la familia ideal, sino un interpelante collage formado por tantas realidades diferentes" (AL 57) y que "si constatamos muchas dificultades, ellas son –como dijeron los Obispos de Colombia– un llamado a 'liberar en nosotros las energías de la esperanza traduciéndolas en sueños proféticos, acciones transformadoras e imaginación de la caridad'" (AL 49).
El siguiente capítulo, que el Papa califica de breve, es una síntesis de la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia que recoge "varios aportes presentados por los padres sinodales" (AL 60): en cuanto a la indisolubilidad del matrimonio (Cf. AL 62), dice que la Asamblea de 2014 planteó que "no hay que entenderla como un 'yugo' impuesto a los hombres –supongo que se incluye a las mujeres– sino como un 'don' hecho a las personas unidas en matrimonio" (RS 2014 14); en cuanto a las que llama "semillas del Verbo y situaciones imperfectas" (Cf. AL 76-79), tras sintetizar las principales líneas teológicas sobre el sacramento con abundantes citas de la Escritura y del magisterio eclesial (Cf. AL 71-75) acoge el reconocimiento de la Relación final de la Asamblea de 2015 de "elementos positivos en las formas matrimoniales de otras tradiciones religiosas" (RF 2015 47) y que "frente a situaciones difíciles y familias heridas, siempre es necesario recordar un principio general: 'Los pastores, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones' (FC 84). El grado de responsabilidad no es igual en todos los casos, y puede haber factores que limitan la capacidad de decisión. Por lo tanto, al mismo tiempo que la doctrina se expresa con claridad, hay que evitar los juicios que no toman en cuenta la complejidad de las diversas situaciones, y hay que estar atentos al modo en que las personas viven y sufren a causa de su condición" (RF 2015 51); y en cuanto a la transmisión de la vida acude esta vez a la Relatio Synodi de 2014 para recordar cómo la enseñanza de la Iglesia "ayuda a vivir de manera armoniosa y consciente la comunión entre los cónyuges, en todas sus dimensiones, junto a la responsabilidad generativa. Es preciso redescubrir el mensaje de la encíclica Humanae vitae de Pablo VI, que hace hincapié en la necesidad de respetar la dignidad de la persona en la valoración moral de los métodos de regulación de la natalidad" (RS 2014 58).
Profundizando en el himno al amor de I Corintios, el primero de los dos capítulos sobre el amor desgrana hermosamente las cualidades del amor verdadero (Cf. AL 90-119) para aplicarlas a la que denomina "caridad conyugal" que "es el amor que une a los esposos, santificado, enriquecido e iluminado por la gracia del sacramento del matrimonio. Es una 'unión afectiva', espiritual y oblativa, pero que recoge en sí la ternura de la amistad y la pasión erótica, aunque es capaz de subsistir aun cuando los sentimientos y la pasión se debiliten" (AL 120). Completa esta reflexión recordando que este amor "derramado por el Espíritu Santo es reflejo de la Alianza inquebrantable entre Cristo y la humanidad" (Ibídem) y que "el matrimonio es un signo precioso, porque cuando un hombre y una mujer celebran el sacramento del matrimonio, Dios, por decirlo así, se 'refleja' en ellos, imprime en ellos los propios rasgos y el carácter indeleble de su amor" (AL 121. Cf. Catequesis de abril 2 de 2014).
Continuando la reflexión sobre la "caridad conyugal", Francisco se pregunta: "¿Por qué no detenernos a hablar de los sentimientos y de la sexualidad en el matrimonio?" (AL 142) y en el marco de su respuesta a la pregunta afirma que "Dios ama el gozo de sus hijos [...] una convicción de la Iglesia que muchas veces ha sido rechazada, como si fuera enemiga de la felicidad humana" (AL 147). Y recuerda el cuestionamiento que Benedicto XVI se hiciera en su encíclica Deus caritas est: "La Iglesia, con sus preceptos y prohibiciones, ¿no convierte acaso en amargo lo más hermoso de la vida? ¿No pone quizás carteles de prohibición precisamente allí donde la alegría, predispuesta en nosotros por el Creador, nos ofrece una felicidad que nos hace pregustar algo de lo divino?" (DCE 3). En seguida se ocupa de la dimensión erótica del amor, acerca de la cual precisa: "el erotismo aparece como manifestación específicamente humana de la sexualidad" (AL 151) y acude a las catequesis de Juan Pablo II sobre la teología del cuerpo humano en las que se refirió al "significado esponsalicio del cuerpo" y a la corporeidad sexuada que "es no sólo fuente de fecundidad y procreación", sino que posee "la capacidad de expresar el amor". Y precisa Francisco: "de ninguna manera podemos entender la dimensión erótica del amor como un mal permitido o como un peso a tolerar por el bien de la familia, sino como don de Dios que embellece el encuentro de los esposos" (AL 152).
Al profundizar sobre la fecundidad del amor en el segundo de los dos capítulos que tratan del amor, acude una vez más a la enseñanza de Juan Pablo II: el amor conyugal "no se agota dentro de la pareja" (FC 14) y la paternidad responsable no es "procreación ilimitada o falta de conciencia de lo que implica educar a los hijos, sino más bien la facultad que los esposos tienen de usar su libertad inviolable de modo sabio y responsable, teniendo en cuenta tanto las realidades sociales y demográficas, como su propia situación y sus deseos legítimos". Y agrega su propia reflexión, por cierto muy hermosa: "El amor de los padres es instrumento del amor del Padre Dios que espera con ternura el nacimiento de todo niño, lo acepta sin condiciones y lo acoge gratuitamente" (AL 170).
"Algunas perspectivas pastorales" es el capítulo siguiente que hace eco a "la necesidad de desarrollar nuevos caminos pastorales", necesidad que surgió en el diálogo del camino sinodal y que Francisco se propone recoger, al mismo tiempo que delega en las distintas comunidades "elaborar propuestas más prácticas y eficaces, que tengan en cuenta tanto las enseñanzas de la Iglesia como las necesidades y los desafíos locales" (AL 199). En este capítulo se ocupa de la preparación al matrimonio (Cf. AL 205-216). También de "las personas divorciadas que viven en nueva unión" (AL 243), a quienes "es importante hacerles sentir que son parte de la Iglesia" (Ibídem) y cita el aporte de los padres sinodales respecto a estas situaciones que "exigen un atento discernimiento y un acompañamiento con gran respeto, evitando todo lenguaje y actitud que las haga sentir discriminadas, y promoviendo su participación en la vida de la comunidad" (RS 2014 51; Cf. RF 2015 84), así como la necesidad que plantearon de "hacer más accesibles y ágiles, posiblemente totalmente gratuitos, los procedimientos para el reconocimiento de los casos de nulidad" (RS 2014 48), refiriéndose a este propósito a los dos documentos que escribió recientemente para responder a esta solicitud: Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus (Cf. AL 244). Y en el mismo capítulo se refirió el Papa a "los proyectos de equiparación de las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio" (AL 251) también recordando que los padres sinodales hicieron notar que "no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia" (RF 2015 ).
Comienza el último capítulo, "Acompañar, discernir e integrar la fragilidad", con una hermosa definición del matrimonio cristiano "reflejo de la unión entre Cristo y su Iglesia, [que] se realiza plenamente en la unión entre un varón y una mujer que se donan recíprocamente en un amor exclusivo y en libre fidelidad, se pertenecen hasta la muerte y se abren a la comunicación de la vida, consagrados por el sacramento que les confiere la gracia para constituirse en iglesia doméstica y en fermento de vida nueva para la sociedad" (AL 292) que sirve para referirse a "otras formas de unión [que] contradicen radicalmente este ideal, pero algunas lo realizan al menos de modo parcial y análogo" (Ibídem). Y cita nuevamente a los Padres sinodales que "expresaron que la Iglesia no deja de valorar los elementos constructivos en aquellas situaciones que todavía no corresponden o ya no corresponden a su enseñanza sobre el matrimonio" (Ibídem. Cf. RS 2014 41; RF 2015 70). Recuerda el Papa la ley de gradualidad que el Juan Pablo II proponía (Cf. FC 34), que no es gradualidad de la ley sino gradualidad en el ejercicio de la conciencia responsable y en la vida de la gracia (Cf. AL 295), lo cual le da pie para abordar las que el Sínodo denominó "situaciones de fragilidad o imperfección" y al respecto recordó "algo que he querido plantear con claridad a toda la Iglesia para que no equivoquemos el camino: 'Dos lógicas recorren toda la historia de la Iglesia: marginar y reintegrar [...] El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la piden con corazón sincero'" (AL 296), principio desde el cual confirma el Papa la propuesta del Sínodo de 2015: "hay que evitar los juicios que no toman en cuenta la complejidad de las diversas situaciones" (RF 2015 51). También confirma la propuesta acerca del modo de tratar las diversas situaciones llamadas "irregulares": "los Padres sinodales alcanzaron un consenso general, que sostengo: 'Respecto a un enfoque pastoral dirigido a las personas que han contraído matrimonio civil, que son divorciados y vueltos a casar, o que simplemente conviven, compete a la Iglesia revelarles la divina pedagogía de la gracia en sus vidas y ayudarles a alcanzar la plenitud del designio que Dios tiene para ellos' (RS 2014 25)" (AL 297).
Finalmente, ¿qué queda en claro?
O ¿qué encontré en la lectura de Amoris laetitia en continuidad con las conclusiones de las dos asambleas sinodales y de los documentos que contribuyeron a las reflexiones que en ellas se desarrollaron?
Encontré que el equilibrio que logró el papa Francisco entre las diversas opiniones lo expresó clara y tajantemente: "Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna. Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad" (AL 308). Y que se las arregló para hacer equilibrios entre doctrina y misericordia acudiendo al discernimiento de cada caso en la complejidad de las diversas situaciones: "serán las distintas comunidades quienes deberán elaborar propuestas más prácticas y eficaces, que tengan en cuenta tanto las enseñanzas de la Iglesia como las necesidades y los desafíos locales" (AL 199); y escribiendo una página de moral fundamental: "es verdad que las normas generales presentan un bien que nunca se debe desatender ni descuidar, pero en su formulación no pueden abarcar absolutamente todas las situaciones particulares. Al mismo tiempo, hay que decir que, precisamente por esa razón, aquello que forma parte de un discernimiento práctico ante una situación particular no puede ser elevado a la categoría de una norma" (AL 304).
Encontré que se logró zafar del marco elaborado desde Roma como insumo para las asambleas sinodales que giraba alrededor de la doctrina y de las normas más que alrededor de la vida de las parejas. En Amoris laetitia Francisco acoge los aportes que surgieron desde todos los confines del mundo a través de los obispos que participaron en las dos sesiones del Sínodo, recuerda los grandes hitos del magisterio eclesial y dice su propia palabra en el lenguaje de la misericordia. Y en su propio estilo, como cuando incluye renglones de su compatriota Mario Benedetti: "Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero porque tus manos trabajan por la justicia. / Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos" (AL 181).
Encontré en las palabras del Papa una intensa autocrítica a las prácticas pastorales eclesiales que no han sido buena noticia: "no tiene sentido quedarnos en una denuncia retórica de los males actuales, como si con eso pudiéramos cambiar algo. Tampoco sirve pretender imponer normas por la fuerza de la autoridad" (AL 35); "a veces nuestro modo de presentar las convicciones cristianas, y la forma de tratar a las personas, han ayudado a provocar lo que hoy lamentamos, por lo cual nos corresponde una saludable reacción de autocrítica. Por otra parte, con frecuencia presentamos el matrimonio de tal manera que su fin unitivo, el llamado a crecer en el amor y el ideal de ayuda mutua, quedó opacado por un acento casi excluyente en el deber de la procreación" (AL 36); "otras veces, hemos presentado un ideal teológico del matrimonio demasiado abstracto, casi artificiosamente construido, lejano de la situación concreta y de las posibilidades efectivas de las familias reales" (Ibídem); "durante mucho tiempo creímos que con sólo insistir en cuestiones doctrinales, bioéticas y morales, sin motivar la apertura a la gracia, ya sosteníamos suficientemente a las familias, consolidábamos el vínculo de los esposos y llenábamos de sentido sus vidas compartidas [...], también nos cuesta dejar espacio a la conciencia de los fieles, que muchas veces responden lo mejor posible al Evangelio en medio de sus límites y pueden desarrollar su propio discernimiento ante situaciones donde se rompen todos los esquemas" (AL 37); y "muchas veces hemos actuado a la defensiva, y gastamos las energías pastorales redoblando el ataque al mundo decadente, con poca capacidad proactiva para mostrar caminos de felicidad. Muchos no sienten que el mensaje de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia haya sido un claro reflejo de la predicación y de las actitudes de Jesús que, al mismo tiempo que proponía un ideal exigente, nunca perdía la cercanía compasiva con los frágiles, como la samaritana o la mujer adúltera" (AL 38).
Encontré con inmenso regocijo que Amoris laetitia responde a muchas de las expectativas que en desarrollo del proceso sinodal yo me había planteado: dice sí al amor; tiene en cuenta la diversidad familiar y los cambios que ocurren en la forma como se configuran las familias al mismo tiempo que los entornos culturales, diversos y plurales en que viven las parejas; no ignora las transformaciones respecto a la forma como las parejas y las familias del siglo XXI construyen su relación; propone caminos que preparen a las parejas creyentes para vivir el amor que es indisoluble y fecundo.
No encontré, en cambio, la aparente obsesión del magisterio eclesial por temas como la defensa de la vida para decir no a los métodos anticonceptivos, el énfasis en la indisolubilidad para rechazar el divorcio.
Encontré que Amoris laetitia es buena noticia para la vida de pareja: propiamente para la vida de parejas de creyentes o que viven como pareja en la fe. Por eso sigo creyendo que antes habrá que hacer creyentes, seguidoras y seguidores del Señor Jesús que vivan el bautismo como hijos e hijas de Dios, que como bautizados y bautizadas quieran vivir la fe en pareja o vivir como pareja y como familia en la fe para llegar a ser parejas de creyentes, familias de creyentes para quienes "la Palabra de Dios no se muestra como una secuencia de tesis abstractas, sino como una compañera de viaje" (AL 22).
Siglas de los documentos citados del magisterio eclesial
AL Francisco I. Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia.
DCE Benedicto XVI. Encíclica Deus caritas est.
FC Juan Pablo II. Exhortación apostólica postsinodal Familiaris consortio.
GS Concilio Vaticano II. Constitución Gaudium et spes.
RF 2015 Relación final del Sínodo de los Obispos al Santo Padre Francisco.
RS 2014 Relatio Synodi de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos.




Juan Pablo II: "Discurso al Consejo de la Secretaría General del Sínodo de Obispos el 23 de febrero de 1980". L'Osservatore Romano (mar 9/1980).
Corpas de Posada, Isabel. "La misión de la familia en el mundo contemporáneo: Análisis histórico textual del Sínodo 1980". Theologica Xaveriana 31/3 (1981): 315-349.
Intervención de monseñor Bruno Forte en "Rueda de prensa sobre la preparación de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos el 5 de noviembre de 2013". Consulta en línea.
"Introducción del Santo Padre durante la Congregación General vespertina del Sínodo de los Obispos el 22 de octubre de 2015". Consulta en línea.
Ibídem.
Ibídem. Resaltados en el original.
"Verso Amoris laetitia, le indicazione per i vescovi" (abr 2/2016). Consulta en línea.
Conferencia Episcopal de Colombia. A tiempos difíciles, colombianos nuevos (feb 13/2003): 3.
Juan Pablo II. "Catequesis del 12 de noviembre de 1980". L'Osservatore Romano (nov 16/1980): 3.
Juan Pablo II. "Catequesis del 16 de enero de 1980". L'Osservatore Romano (ene 20/1980): 3.
Juan Pablo II. "Carta a la Secretaría General de la Conferencia Internacional de la Organización de Naciones Unidas sobre la población y el desarrollo" (mar 18/1994).
Francisco I. Homilía en la eucaristía celebrada con los nuevos cardenales (feb 15/2015).
1


Lihat lebih banyak...

Comentários

Copyright © 2017 DADOSPDF Inc.