La nueva Lega Nord (Cuadernos de Pensamiento Político)

JORGE DEL PALACIO MARTÍN

LA NUEVA LEGA NORD

INTRODUCCIÓN na de las primeras consecuencias políticas que ha traído el nombramiento de Sergio Mattarella como nuevo presidente de la República Italiana ha sido la reorganización del juego de alianzas entre los partidos. En concreto, la llegada de Mattarella al Palacio del Quirinal ha supuesto el fin del llamado “Pacto del Nazareno” entre Berlusconi y Renzi y el comienzo de una serie de contactos informales entre Berlusconi y Matteo Salvini, celebrados con el objetivo de sondear la posibilidad de construir un bloque de oposición al Gobierno, reeditando así la alianza del pasado entre Forza Italia y la Lega Nord.

U

Sin embargo, la Lega Nord que hoy dirige Matteo Salvini se parece poco al partido liderado por Umberto Bossi que Silvio Berlusconi integró en sus coaliciones de Gobierno, tanto en el Polo de la Libertad (1994) como en la Casa de las Libertades (2001). Si la Lega Nord de Umberto Bossi era un partido regionalista homologable, en su discurso y estrategia, a los partidos nacionalistas europeos, la nueva Lega que está construyendo

Jorge del Palacio Martín es profesor de Ciencia Política, ICADE/Carlos III.

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Matteo Salvini desde su llegada a la secretaría del partido, en 2013, es un partido muy distinto. En el proyecto de Salvini la retórica antitaliana de su fundador se ha desdibujado a favor de una nueva estrategia populista, cuyo objetivo es sacar a la Lega de sus feudos tradicionales en el norte de Italia para hacer del partido una opción de derecha para todos los electores del país, desde Palermo a Turín. El objeto de este artículo es tratar de poner en claro algunos elementos que pueden ayudar a explicar el proceso de nacionalización de la Lega Nord, fenómeno que ha llevado al partido a reorientar su arsenal ideológico para disputar a Forza Italia la condición de partido fuerte de la derecha italiana.

UMBERTO BOSSI Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA LEGA COMO PARTIDO REGIONALISTA La madrugada del 8 de mayo de 1997, un grupo integrado por ocho personas armadas ocupó la Plaza de San Marcos de Venecia, izando en la torre una bandera con el símbolo de la República Veneciana. El grupo de asaltantes se identificó como un comando independentista que actuaba en nombre del “Serenísimo Gobierno de la República de Venecia” y planeaba restaurar la independencia original de la región. Para ello, su objetivo era permanecer en la torre hasta el 12 de mayo, día simbólico en el que se cumplían 200 años de la pérdida de la independencia de la República de Venecia a manos de los ejércitos de Napoleón. La operación se había iniciado cuando los ocho integrantes del comando se apoderaron de un barco de pasajeros en la isla de Tronchetto, en el Lido veneciano, montándose en el mismo con una caravana y un carro de combate blindado, que finalmente resultó ser maquinaria agrícola forrada de cartón y dotada de un cañón capaz de escupir/disparar llamaradas de fuego de fabricación casera. A pesar de que la operación terminó con la detención de los ocho asaltantes gracias a una rápida y sencilla actuación de los comandos de élite de la policía italiana, la mezcla de elementos cómicos y trágicos que envolvía la acción dividió el juicio de la opinión pública. Mientras 158

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algunos medios encontraron el suceso divertido –La Repubblica se refirió a los asaltantes como Hezbollah alla polenta–, para otros medios, el hecho de que los asaltantes estuvieran armados y bien organizados señalaba el riesgo real de un nuevo ciclo de violencia terrorista como el sufrido por Italia en los años setenta y ochenta a cargo de la Brigadas Rojas (Gold, 2003: 1). Cuando el líder de la Lega Nord, Umberto Bossi, fue preguntado por el particular suceso, lo despachó tachándolo de “obra de unos locos”. Sin embargo, no fueron pocos los que encontraron una explicación lógica de las causas que podían haber motivado el asalto al campanile de la Plaza de San Marcos de Venecia en el ambiente político generado por la radicalización del discurso de la Lega Nord tras las elecciones generales de 1996, en las que la Lega consiguió uno de los éxitos más importantes de su carrera al ganar el 10,07% de los votos y 59 diputados, convirtiéndose en la tercera fuerza del parlamento. Reforzado por este resultado, que, entre otras cosas, premiaba la salida de la Lega de la coalición Polo de la Libertad de Berlusconi y señalaba la fuerte consolidación del partido en el norte de Italia, Umberto Bossi puso en marcha, entre 1996 y 1997, una estrategia de radicalización de su discurso regionalista. Esta estrategia culminaría con el abandono de la reclamación original de una organización federal para Italia –organizada en torno a tres macrorregiones– para pasar a exigir, directamente, el derecho de secesión y la salida del Estado para la “República de Padania”. Este proceso de radicalización de la Lega no solo tuvo su reflejo en el plano discursivo, sino que se completó también en el plano simbólico y organizativo. En la primavera de 1996, Bossi aprovechó el encuentro anual de los simpatizantes y militantes de la Lega en la localidad lombarda de Pontida para anunciar la evolución ideológica del regionalismo del partido “leghista” hacia el independentismo. En septiembre de ese mismo 1996, la Lega dio carta de naturaleza a su nuevo objetivo con una marcha a través del río Po hasta Venecia, donde Bossi declaró la independencia y soberanía de la Padania, el nombre con el que la Lega hace referencia al norte del valle bañado por el río Po. El ciclo de renovación simbólica en sentido inABRIL / JUNIO 2015

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dependentista se completó al año siguiente, en 1997, con el cambio del nombre del partido. Se pasaba del original Lega Nord-Italia Federata a Lega Nord-Per l’Independenza della Padania, para culminar con la celebración de un referéndum ilegal en el que el 90% de los votantes dijo sí a la independencia de la Padania. (Gold, 2003: 106-107; Cento Bull / Gilbert, 2001: 106-109). En el plano organizativo, la estrategia de radicalización de la Lega trajo consigo el nacimiento de una red de estructuras de comunicación (Radio Padania Libera, el periódico La Padania y Telepadania) y económicas (cooperativas de consumo, el banco Credieuronord, etc.) cuyo objetivo era reforzar las organizaciones juveniles, sindicales, sociales y deportivas que la Lega Nord mantenía y alentaba como correas de transmisión de los mitos, símbolos y valores que sostenían su discurso. Incluso, debe añadirse, una Guardia Nacional Padana –conocida como los “camisas verdes”– creada para dar apoyo a los actos públicos de la Lega (Ignazi, 2008: 95-96). La Lega Nord había sido creada entre 1989 y 1991 como la suma de distintas ligas regionalistas del norte de Italia bajo el liderazgo de la Lega Lombarda y de Umberto Bossi. En 1997, la cúpula de la Lega había culminado la creación de una tupida red de instituciones al servicio del partido y diseñadas, por tanto, para cohesionar y dar forma a la identidad regional “padana” con vistas sostener el discurso de la Lega contra el Estado italiano y la idea misma de Italia como nación. En apenas seis años de liderazgo, Bossi había construido tanto la Lega como un entorno institucional para sostener un discurso homologable al de los partidos secesionistas europeos con una larga trayectoria. Con este dispositivo, entre 1992 y 2013 la Lega ha podido oscilar con garantías entre el federalismo (o una serie de discursos demandando mayor autonomía para las regiones) y el independentismo. Y ambos extremos han sido activados a conveniencia del contexto, para explotar uno de sus principales argumentos políticos: la cuestión meridional italiana. O dicho de otro modo, la dicotomía radical entre el norte y el sur de Italia. El primero, concebido por la Lega como trabajador, emprendedor, rico, moderno; y el segundo, considerado corrupto, clientelar y subdesarrollado. 160

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El segundo de los principales argumentos con los que la Lega ha hecho fortuna en la vida política italiana ha sido el rechazo de la clase política italiana in toto, al considerarla cómplice de la explotación que el norte sufre vía el Estado a favor del sur, donde van a parar los frutos de su trabajo. En este sentido, la Lega ha sabido conjugar con éxito la temática territorial con una serie de mensajes antisistema, de claro sabor populista, al señalar a la clase política romana como la culpable de su estado de explotación y de mantener con vida un aparato del Estado cuyas estructuras se dicen viejas, corruptas e ineficientes. Una concepción de la política, en definitiva, que la Lega resumió en el sonoro y simbólico lema: “Roma ladrona, la Lega non perdona”. En este sentido, el éxito de la Lega está estrechamente vinculado a dos factores. De una parte, a su capacidad para introducir en la agenda de la política italiana la cuestión territorial en el contexto de la renovación del discurso centro-periferia en Europa tras la caída del Muro de Berlín. De otra parte, a la eficacia de su discurso contra la “partitocracia” en el contexto de la desintegración del sistema de partidos italiano, entre 1992 y 1994, por los distintos escándalos de corrupción. Nótese que la crisis del sistema trajo consigo la desaparición, por distintas causas, de tres de los principales partidos en torno a los cuales se había estructurado la vida política italiana desde la posguerra: Democracia Cristiana, Partido Socialista Italiano y Partido Liberal Italiano. Y al mismo tiempo, la aparición de nuevos actores políticos, hasta más de 200 en las elecciones de 1992. Sin embargo, serían la propia Lega Nord, Forza Italia de Berlusconi y el PDS, como partido sucesor del Partido Comunista Italiano, los nuevos actores que nacían para quedarse en el sistema. En esta circunstancia, la serie histórica de los resultados electorales en las elecciones generales italianas demuestra el éxito de la Lega, y de su líder Umberto Bossi, a la hora de aprovechar tanto la crisis institucional y política italiana como el reverdecimiento del debate centro-periferia en Europa, para hacerse con un espacio propio en el sistema político italiano. Un espacio que no parece pasajero, sino cimentado sobre una fuerte “cultura leghista” que señala una sólida implantación en el norte, sobre todo en los territorios donde la Democracia Cristiana dominaba hasta mediados de los años ochenta. ABRIL / JUNIO 2015

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TABLA 1

Resultados electorales de la Lega Nord en las elecciones generales (1992-2013) Año 1992 1994 1996 2001 2006 2008 2013

Votos

Porcentaje

Escaños

3.395.384 3.235.248 3.776.354 1.464.301 1.747.730 3.026.844 1.390.156

8,65 8,36 10,07 3,94 4,58 8,3 4,68

55 117 59 30 26 60 18

LA DECADENCIA DE LA LEGA Sin embargo, del mismo modo que la lectura de los resultados electorales señalan la capacidad de la Lega para asegurarse un umbral mínimo del 4% por debajo del cual el partido parece no descender pase lo que pase, otra lectura de los resultados también permite interpretar que desde el año 1996 la Lega ha ido perdiendo votos elección tras elección. Salvo en las elecciones generales de 2008, donde el buen resultado se explica, entre otros factores, por una intensa movilización del voto de derecha contra la izquierda, los resultados de la Lega señalan un proceso de progresiva decadencia electoral. Esta decadencia es imputable a tres factores, que pueden ayudar a explicar la pérdida de efectividad de su discurso a la hora de movilizar y convencer a los votantes. Además, encontramos que estos factores inciden directamente sobre los dos pilares en los que la Lega había fundado su discurso: la cuestión territorial y la crítica a la clase política. En el caso de la política territorial, reconducida la vía maximalista que exigía la secesión de la Padania a mero recurso retórico –lo que llevó a la escisión de una minoría radical que formó la Lega Fronte Veneto–, el objetivo de la reforma constitucional de la planta territorial del Estado en sentido federal emergió como la gran estrategia de la Lega, bajo una nueva palabra que el partido de Bossi puso de moda, “devolution”, inspirándose 162

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en el caso escocés. La Lega, en su segunda experiencia de Gobierno con Forza Italia y dentro de la coalición Casa de la Libertad, fue capaz de lograr el compromiso de Silvio Berlusconi para proyectar una reforma del Estado en sentido federal. Sin embargo, el referéndum que debía aprobar la reforma, y que se celebró en 2006, con Forza Italia y la Lega en la oposición y Prodi como jefe del Ejecutivo, se saldó con una sonora victoria del “No” frente al “Sí” –61,7% frente al 38,3%–, y una alta participación. Una victoria que colocaba a la izquierda de Prodi como defensora del statu quo frente a la derecha, unida en torno a Berlusconi y la Lega como defensores del federalismo. Bossi, que en la jornada previa anunció que si ganaba el “No” a la reforma se exiliaría en Suiza, se resignó dándose por satisfecho al comprobar que las dos únicas regiones donde había ganado el “Sí” eran Lombardía y el Veneto. Sin embargo, no todos los miembros de la Lega encajaron igual el resultado. Francesco Speroni, eurodiputado de la Lega, se hizo famoso al protagonizar unas desafortunadas declaraciones en las que afirmó: “Los italianos dan asco e Italia da asco, han ganado los que quieren vivir a cuenta de otros”. Más allá de la anécdota, el referéndum de 2006 vino a poner una sordina sobre la cuestión territorial en Italia. Una sordina que dura hasta hoy y que ha tenido como consecuencia el desplazamiento del centro de gravedad del discurso de la Lega hacia otros temas. Sobre todo porque el “Sí” en las regiones de Lombardía y Veneto donde la Lega confirmaba su liderazgo, debía leerse en paralelo con el “No” en el resto de regiones del norte de Italia sobre las que la Lega proyectaba su Padania independiente y soberana. El segundo dato que puede ayudar a explicar la decadencia electoral de la Lega a partir de 2006 es el nacimiento de otra fuerza que, a caballo de la crisis económica y financiera mundial comenzada en 2008, iba a competir con el partido de Umberto Bossi por hacerse con el voto populista contra el sistema político italiano: el Movimento Cinque Stelle de Beppe Grillo. La carrera de éxito del partido de Grillo comenzó con una inesperada victoria en Parma, en 2012, donde su candidato, Federico Pizzarotti, ganó al candidato excomunista con un 60% de los votos, ganándose el apoyo del centro-derecha, especialmente de la Lega Nord, con quienes su ABRIL / JUNIO 2015

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discurso comparte un aire de familia. Pues la Lega, haciendo abstracción de su regionalismo, comparte la retórica Beppe Grillo en aquello que tiene de discurso populista. Léase, un discurso de constante apelación al pueblo, entendido como un cuerpo sin distinciones de clase, secuestrado por el Estado y sus dirigentes, la clase política. Siguiendo al profesor Gianfranco Pasquino en este punto, la elección del alcalde de Parma resultó ser, a posteriori, una buena muestra del modelo de transferencia de votos del centro-derecha al partido de Grillo, sobre todo de la Lega Nord y Forza Italia, que iba a presidir las elecciones generales de 2013. Unas elecciones en las que el M5S iba irrumpir de manera espectacular en la política italiana, haciéndose con más de 8 millones de votos (Pasquino, 2014: 33).

TABLA 2

Movimento Cinque Stelle (Elecciones generales 2013) Año 2013

Votos

Porcentaje

Escaños

8.691.406

25,56

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El tercer dato que puede ayudar a entender el proceso de decadencia en el que se había instalado la Lega Nord es el progresivo ocaso de su líder y fundador Umberto Bossi. En primer lugar, el ocaso del liderazgo de Bossi vino dado por el progresivo estado de decadencia al que le sometió el infarto cerebral sufrido el año 2004. A su retorno, tras un año de reposo fuera de la política, Bossi endureció su modelo de liderazgo cerrando el partido en torno a su persona y un grupo pequeño de confianza –llamado “círculo mágico” por la prensa– con los que generó una dinámica de tolerancia cero para con la crítica a su liderazgo dentro de la Lega, que hicieron resentirse al partido. A su ocaso final contribuyó la imparable espiral de acusaciones contra su persona y su familia por corrupción y malversación de fondos públicos. Precisamente, el inicio de una investigación judicial contra él y dos de sus hijos en 2012, también cargos públicos con la Lega, motivó la definitiva renuncia a su cargo de secretario del partido. 164

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Como ha estudiado Mauro Calise para el caso italiano, en los partidos personalistas, léase en los partidos regidos por un tipo de liderazgo carismático, la pérdida del líder adquiere una gravedad mucho mayor que en los partidos no personalistas con un aparato de partido fuerte capaz de sobreponerse a la pérdida del líder (Calise, 2010). En el caso de la Lega, el ocaso de Bossi y su praxis al frente de la secretaría de la Lega tras su enfermedad no solo pasó factura al partido en términos organizativos y de gestión interna, sino que puso muy fácil al Movimento Cinque Stelle reubicar a la Lega dentro de los partidos que formaban “la casta”, por utilizar el nombre popularizado por los periodistas de Il Corriere della Sera, Sergio Rizzo y Gian Antonio Stella, en su libro del mismo nombre publicado en 2007 y convertido en best-seller.

LA NUEVA LEGA NORD DE MATTEO SALVINI En este contexto de decadencia electoral, la llegada de Matteo Salvini a la secretaría de la Lega en diciembre de 2013 ha supuesto una revolución. Una revolución no solo para el partido fundado por Bossi, sino para la propia derecha italiana. Pues Salvini ha decidido imponer un cambio radical en la trayectoria del partido para convertirlo en un partido competitivo en toda Italia, y no solo en sus tradicionales feudos del norte. De hecho, en la nueva Lega Nord que Matteo Salvini está construyendo no hay espacio para la retórica antitaliana con la que Umberto Bossi gustaba epatar y movilizar a sus militantes. Ciertamente, en esta nueva Lega no queda sitio para los exabruptos bossianos como “Il tricolore lo uso per pulirmi il culo”, que no necesita traducción. La nueva Lega postbossiana de Salvini no ha perdido el estilo populista y antisistema, pero el populismo ya no se activa a favor del secesionismo y el autonomismo, que han desaparecido de su discurso. Ahora el populismo ahorma una retórica antieuro y antinmigración que se ofrece a todos los italianos. El cambio es importante: el enemigo de la Lega ya no es Italia, sino la Unión Europea. No es Roma, sino Bruselas. Merece la pena puntualizar que la condena de la inmigración y de la llegada de extranjeros a Italia no es un tema que Salvini haya traído a la Lega. ABRIL / JUNIO 2015

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En la Lega de Bossi el discurso xenófobo de hostigamiento contra los inmigrantes funcionaba como la consecuencia lógica de un nacionalismo que acentuaba las bondades del “pueblo padano” (Orsina, 2014: 254). A modo de ejemplo, el interesado solo tiene que buscar en las hemerotecas las frases que Bossi dedicaba a los extranjeros para entender el papel que el populismo xenófobo cumplía en su discurso. Véase el eslogan electoral utilizado por Bossi para la campaña de 1997, cuando hizo famoso “Un voto in più, un Albanese in meno”. O cuando señaló, refiriéndose a un barco llegado a Sicilia lleno de inmigrantes, que lo que debía hacerse era “llevarlo lejos y hundirlo con cuatro cañonazos para dar ejemplo”. Asimismo, el nacionalismo de Bossi iba de la mano de una posición contraria a toda institución promotora de la globalización o la mundialización, entendida como una amenaza contra la integridad territorial y étnica de la Padania. Así fuera el Vaticano, los Estados Unidos o la Unión Europea, a la que le gustaba llamar la “Unione Sovietica d’Europa” (Gold, 2003: 128). Sin embargo, a medida que la cuestión territorial ha ido perdiendo fuelle, hasta dejar de ser un tema clave en la política italiana después del referéndum de 2006, el discurso de la Lega se ha ido refugiando progresivamente en la crítica del sistema político, de la clase política, de la Unión Europea y de los extranjeros que llegan a Italia. Un discurso que, al mismo tiempo, fue emergiendo en Europa de la mano de los primeros éxitos de los partidos populistas de extrema derecha. En este sentido, puede decirse que Salvini no se ha inventado nada. Sin embargo, sí debe atribuírsele la decisión de aparcar la Lega como un actor político asociado a un discurso regionalista e institucionalizar esa decisión. Seguramente, en los cálculos de Salvini entra la posibilidad de volver a recuperar el voto de protesta que en 2013 fue a parar a manos de Grillo, ahora que el partido del excómico comienza a perder fuerza, en buena medida debido a los constantes conflictos internos entre Grillo y sus representantes en las instituciones. Pero, sobre todo, por la percepción generalizada de que el M5S ha renunciado a representar a sus millones de votantes en aras de practicar una oposición obstruccionista en el parlamento. Muy ruidosa y muy vistosa, generadora de grandes titulares, pero que a la postre se ha mostrado estéril, en términos políticos, como instru166

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mento de oposición (Pasquino, 2014). Como muestra, sus 108 diputados en la cámara no han tenido ningún papel, ninguna capacidad de decisión, ni de modificar el resultado, en la elección del nuevo Presidente de la República. En cambio, la Lega tiene una trayectoria parlamentaria con un historial importante de aportaciones legislativas. Entre ellas, a destacar el arriba mencionado referéndum para la reforma de la planta territorial del Estado italiano. En esta reorientación ideológica que pretende hacer de la Lega Nord una “Lega Nazionale” ha desempeñado un papel fundamental la situación de la derecha en Europa. Del mismo modo que el nacimiento de la Lega en los años 90 estuvo vinculado al debate centro-periferia que emerge tras la desintegración de la URSS y el final de la Guerra Fría, el actual proceso de nacionalización de la Lega no puede entenderse sin referencia al éxito que la derecha populista registra en Europa. De hecho, Matteo Salvini, “le cousin italien de Marine Le Pen”, como le ha bautizado Le Monde, nunca ha ocultado su admiración por el Frente Nacional y su líder, con quien comparte condición de europarlamentario. Dato importante, de otra parte, para entender la familiaridad política de Salvini con la derecha populista europea. Hasta el punto de que algunos analistas se refieren a la nacionalización de la Liga como “lepenización” del partido. De momento, la estrategia de Salvini se ha traducido en buenos resultados, logrados en buena medida a costa de Forza Italia y el Movimento Cinque Stelle, en función de la región. Y la opinión pública italiana se refiere a la Lega como el sujeto político del momento por su gran previsión de crecimiento. Hasta el momento, entre los resultados debe destacarse el excelente cosechado en las elecciones regionales celebradas en noviembre en la Emilia-Romagna, feudo histórico del comunismo italiano y, por ende, un buen test para medir la fuerza de la derecha. La Lega consiguió el 19,42% de los votos, muy por delante de Forza Italia, con solo el 8,36%. De cara a estudiar las posibilidades de crecimiento de la Lega Nord de Salvini, resulta del mayor interés el estudio publicado por el periódico La Repubblica a comienzos de marzo y realizado por el observatorio electoral Demos. En el primer gráfico puede observarse que la previsión de voto en ABRIL / JUNIO 2015

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2015 supera, con creces, cualquier valor registrado por la Lega desde 1987, sobrepasando el mejor registro del periodo más nacionalista de la Lega en tres puntos. GRÁFICO 1

Porcentaje de votos conseguidos por la Lega Nord en las elecciones nacionales y europeas 13,0 10,1 8,7

10,2 8,3

8,4

6,2 6,6

5,0

4,5

4,6 3,9 1,3

4,1

1,8

Nac. Eur. Eur. 1987 1989 1989

Nac. Eur. Nac. Eur. Nac. Eur. Nac. Nac. Eur. Nac. Eur. Enero 1994 1994 1996 1999 2001 2004 2006 2008 2009 2013 2014 2015 Fuente: Demos & Pi

En el siguiente gráfico puede observarse que según el sondeo de Demos la Lega se hace más fuerte en sus feudos tradicionales del norte de Italia, a pesar, incluso, del cambio de orientación impuesto por Salvini. Al mismo tiempo, el crecimiento en el norte es compatible con un crecimiento espectacular en intención de voto en el centro-sur de Italia, donde en las elecciones generales de 2013 cosechó un 0,2% del voto y ahora el sondeo sitúa la intención de voto en el 13,5%. En cuanto a la autoubicación de los votantes de la Lega, resulta interesante advertir que, más allá del molde ideológico de extrema derecha populista que Salvini imprime al ideario del partido, la mayoría de los votantes de su partido se encuentran entre los que se identifican con votantes de centro-derecha y derecha. Con las consecuencias competitivas que puede acarrear en la lucha por el voto conservador entre la Lega Nord, Forza Italia y el grupo “popular”, cuyo partido de referencia es el Nuovo Centro Destra del actual ministro del Interior, Angelino Alfano. 168

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GRÁFICO 2

El voto a la Lega Nord por área geopolítica (Valor: % por área geográfica) 4,1

ITALIA

6,2 13,0 9,6

Noroeste

11,7 20,0 9,0

Noreste

13,3 24,0 1,5

Centro

3,6 9,0 Nacionales 2013

0,2

Centro-Sur

1,6 Europeas 2013

13,5

Sur e islas

0,2 0,8

Sondeo enero 2015 6,2 Fuente: Demos & Pi

TABLA 3

Autoubicación de los electores de la Lega Nord en el eje izquierda-derecha

Izquierda o centro-izquierda Centro Centro-derecha Derecha Otros

Nacionales 2013

Europeas 2014

Enero-febrero

3,0 5,5 33,6 38,4 19,5

6,8 20,5 32,4 21,4 19,0

7,9 11,6 35,0 29,1 16,4 Fuente: Demos & Pi

Finalmente, las estimaciones sobre las posibilidades de crecimiento de la Lega deben ir acompañadas por la condición de estrella emergente de la política italiana de Matteo Salvini. Según un sondeo hecho público por la RAI en diciembre, Salvini se sitúa como el segundo político italiano mejor valorado, solo por detrás de Matteo Renzi. Entre los electores de la Lega, la valoración de su nuevo líder también ha experimentado un creciABRIL / JUNIO 2015

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miento considerable en un año gracias a su estilo directo, populista e hiperactivo en los medios, que él ha explotado, incluso estéticamente (siempre viste camisetas y sudaderas, asimilando la militancia de la Lega a la figura de un tifoso), para movilizar a su partido y ponerlo de su parte a pesar de la transformación ideológica a la que ha sometido a sus bases. GRÁFICO 3

Opinión sobre el secretario de la Lega Nord (Valor: % de quienes asignan una puntuación igual o superior a 6, en una escala de 1 a 10) 33 28 21

21

Roberto Maroni

Roberto Maroni

Matteo Salvini

Matteo Salvini

2012

2013

2014

2015

Fuente: Demos & Pi

ALGUNAS CONCLUSIONES La transformación de la Lega Nord realizada por Matteo Salvini puede ser determinante a la hora de establecer el nuevo equilibrio de poder entre Forza Italia y la renacida Lega, pudiendo condenar al partido de Berlusconi al rol de fuerza subalterna. Este caso se daría, en buena medida, si la Lega consigue hacerse con votos provenientes de Forza Italia y el partido de Grillo, tal y como señalan las encuestas que puede suceder. En este caso, sería un cambio histórico que Il Cavaliere se arriesga a tener que afrontar en un campo, el de la derecha italiana, que ha liderado sin oposición en los últimos 20 años. 170

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Ahora bien, lo que no cambiaría la reedición de una posible alianza entre Forza Italia y la Lega con Salvini como hombre fuerte sería el recurso al populismo. Programáticamente, la vida política de Forza Italia ha ido asociada a una retórica liberal en lo económico. Del mismo modo, durante buena parte de su historia, el discurso regionalista de la Lega iba asociado a un ideario liberal en lo económico, que funcionaba como el desarrollo lógico de la desconfianza ante la capacidad del Estado italiano para gestionar los recursos. Sin embargo, las coaliciones lideradas por Berlusconi, en las que también se incluía la Alleanza Nazionale –sucesora desde 1995 del Movimento Sociale Italiano–, siempre han terminado fiando su éxito, y efectividad, a su mínimo denominador común: el populismo ligado al anticomunismo y el miedo a la izquierda. Y las del populismo son unas coordenadas ideológicas en las que Salvini demuestra desenvolverse con gran soltura, explotando la vieja cultura política del berlusconismo, pero puesta al día con un aderezo “lepenista” contra la Unión Europea, el euro y la inmigración como sello de identidad. Sin embargo, el éxito de la Lega como nuevo partido fuerte de la derecha, asumiendo a Forza Italia como socio menor de una alianza, permitirá evaluar hasta qué punto el sistema político italiano puede funcionar con dos fuerzas antisistema y un solo partido con vocación de partido de Gobierno y defensor del sistema, que es en lo que se ha convertido, por incomparecencia de rivales, el Partito Democratico. A modo de conclusión, también será interesante observar la capacidad de Salvini para institucionalizar la nueva vida de su partido en tanto que organización. Parece claro, por lo visto hasta el momento, que en la fase incipiente de institucionalización, la ideología, o el denominador común consumible del norte al sur de Italia, en tanto que codificación de una causa común a realizar, podrán servir como canalizador de la cohesión interna de la organización en todo el país, reforzando su proceso de transformación y ayudando a la Lega a afrontar el reto de hacerse con un espacio propio que las encuestas le asignan. Sin embargo, la ideología no puede ser la única variable explicativa a tener en cuenta a la hora de prever las posibilidades de expansión de un partido. También deben ponderarse los retos que la adaptación al entorno impone al ABRIL / JUNIO 2015

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partido en tanto que este tiende, de manera natural, a realizar sus fines como organización: implantarse y radicarse (Panebianco, 2009: 27-34). En este sentido, será interesante observar cómo Salvini gestiona un nuevo mapa de poder organizativo de su partido, que necesariamente comportará distintas estrategias de adaptación a los distintos ambientes a los que el partido deberá amoldarse. Creo que este punto resulta crucial, sobre todo si lo interpretamos a la luz del sondeo de Demos, donde parece evidente que, mientras el partido se hace fuerte en toda Italia como referente de derecha populista, dentro conviven al menos tres partidos, o posibles partidos, distintos. Cada uno de los cuales tiene sus propias expectativas, retos y estrategias. En el norte una Lega Nord fuertemente arraigada en torno a su cultura tradicional de partido nacionalista. En el centro de la península un votante que ve, sobre todo, a Salvini como émulo de Marine Le Pen y muñidor de un Frente Nacional a la italiana. Y en el sur un partido que se funde con la imagen de su líder, como pone en evidencia la estrategia de no presentarse con las siglas de la Lega, sino bajo el paraguas de un partido personalista llamado “Noi, con Salvini”. Pero, sin olvidar, que la fuerza organizativa, electoral y simbólica de la Lega, hoy por hoy, siguen radicadas en el norte. Cualquier cambio significativo en la identidad del partido, si se hace definitivo, deberá ser negociado con su modelo original. En cualquier caso, este artículo ha tratado de exponer algunos elementos que ilustran la reinvención de la Lega Nord. Un partido que ofrece, ciertamente, un caso de estudio interesante. El de una organización política que aún permanece clasificado en los manuales académicos escritos a lo largo de los años 90 como un partido nacionalista, asimilable a los partidos secesionistas europeos, y que hoy avanza, con paso firme, hacia la conversión en un partido de extrema derecha populista homologable al Frente Nacional francés. El paso por las urnas, y el éxito de Salvini en gestionar los resultados, será lo que decida la suerte de la nueva Lega.

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Italia Populismo Nacionalismo Partidos políticos

RESUMEN

ABSTRACT

El presente artículo explica la transformación de la Lega Nord bajo su nuevo líder Matteo Salvini. En concreto, el texto explica el abandono por parte de la Lega del proyecto nacionalista para el norte de Italia y la consiguiente adopción de un proyecto político abierto a todo el país, manteniendo, como elemento de continuidad, la esencia populista del partido.

This article explains the transformation undergone by the Lega Nord under its new leader, Matteo Salvini. Specifically, the text explains the Lega’s abandonment of the nationalist project for the north of Italy and the resulting adoption of a political project open to the whole country, keeping, as a continuity element, the populist essence of the party.

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ABRIL / JUNIO 2015

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