La política exterior de Luis Echeverría. ¿Continuidad o ruptura?

June 30, 2017 | Autor: Gerardo Lezama | Categoria: International Relations, Ciencia Politica, Luis Echeverría, Politica Exterior De Mexico
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La política exterior de Echeverría. ¿Continuidad o ruptura? Gerardo Lezama Juárez CIDE Hasta 1970, la política exterior de México se había caracterizado por ser legalista, abstencionista, poco comprometida e incluso aislacionista1. En buena medida, su carácter defensivo se debía a la vulnerabilidad que había aquejado al país desde su independencia. No obstante, con la llegada de Luis Echeverría a la presidencia, se transformó radicalmente: transitó de la pasividad política a la apertura hacia el exterior, a una mayor participación en el ámbito internacional. El desgaste del desarrollo estabilizador, la crisis de legitimidad interna y la contracción económica norteamericana obligaron al gobierno a repensar su configuración para fomentar el desarrollo y la estabilidad del país. La política exterior fue el componente que complementó la actividad gubernamental y redefinió la imagen del país; no solo hacia la comunidad internacional, también hacia los mexicanos. Debido a lo anterior, es pertinente preguntarnos ¿la política exterior de México durante el sexenio de Luis Echeverría representó una continuación o una ruptura? La hipótesis de este ensayo rechaza la ruptura de la “nueva” política exterior con la “tradicional” de México y defiende que existió una continuidad en sus principios y objetivos finales. Para llegar a esta conclusión, el texto se divide en cuatro apartados. El primero expone los principios rectores de la política exterior tradicional y el contexto que envuelve su transformación a inicios del gobierno de Echeverría. El segundo desagrega tres de los componentes cruciales de la política exterior entre 1970 y 1976: el fin de la “relación especial” con Estados Unidos, la ampliación de vinculaciones internacionales del país y el pluralismo ideológico del régimen. El tercero plantea los argumentos en

Rosario Green, “La política exterior del nuevo régimen,” Foro Internacional 18, No. 69 (julio-septiembre de 1977), consultado el 30 de mayo de 2015: 1. http://www.jstor.org/stable/27754701. 1

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contra de la ruptura y a favor de la continuidad de la política exterior. El cuarto, y último, concluye que la política exterior de Luis Echeverría continuó con los principios y objetivos de la política exterior tradicional. La política exterior de México: antes y después de Echeverría Durante gran parte del siglo XX, la política exterior de México se limitó a solventar su condición de “debilidad” frente a países más poderosos. Los principios que garantizaron esto y consolidaron la posición de México ante el resto del globo fueron el de no intervención, autodeterminación de los países, el respeto al derecho, la afirmación de soberanía y la solución pacífica de las controversias2, principalmente. A mediados de los sesenta, el desarrollo social acelerado y estable del país cuestionó si la política exterior se debía reducir a dichas máximas o ampliar su panorama, tener mayor injerencia en los asuntos internacionales.3 No fue hasta iniciada la década de los setenta que se transitó de la primera a la segunda estrategia, pero ahora las razones eran otras. El primero de diciembre de 1970, Luis Echeverría Álvarez inició formalmente sus funciones como presidente de los Estados Unidos Mexicanos; sin embargo, el contexto en que lo hizo le favorecía poco. En el ámbito político, el gobierno padecía de una crisis de legitimidad que llegó a su cenit tras la Matanza de Tlatelolco –de la cual Echeverría era considerado uno de los principales artífices. En el ámbito económico, el desgaste del “desarrollo estabilizador”, exacerbado por la contracción económica de Estados Unidos, significó el ocaso del “milagro mexicano”. Ambos fenómenos dejaron entrever que los mecanismos tradicionales del gobierno ya no solventaban las tareas del Estado, por lo que era imperativo explorar nuevas alternativas: la política exterior fue una de ellas.

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Manuel Tello, La política exterior de México (1970-1976) (México: Fondo de Cultura Económica, 1975), 15-28. 3 Carlos Rico, “Hacia la Globalización,” en México y el Mundo. Historia de las relaciones exteriores, Tomo VIII (México: Senado de la República, 2000), 20.

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Luis Echeverría asumió el control del Ejecutivo bajo una severa crisis de legitimidad, derivada de uno de los episodios más dolorosos y traumáticos de la historia mexicana: la Matanza de Tlatelolco.4 Si bien el crecimiento económico del país era constante, la distribución del ingreso fue dispar. En respuesta a ello, diversos movimientos sociales como el ferrocarrilero (1958), el médico (1964) y el estudiantil (1968) alzaron la voz para expresar su inconformidad con el gobierno en turno. La mayoría de ellos eran reprimidos sin mayor complicación, pero el movimiento estudiantil y la forma en que fue sofocado quedaron impresos en el imaginario colectivo de los mexicanos.5 Luis Echeverría, Secretario de Gobernación durante la desarticulación del movimiento, era fuertemente asociado con dichos acontecimientos. La imagen mermada del Ejecutivo representaba un obstáculo importante para el desarrollo de la política interna del país. Como señala James Rosenau6, la política exterior tiende a configurarse a partir de las necesidades internas: respaldan ideologías, refuerzan la imagen de líderes carismáticos y desvían la atención de los problemas internos. En consecuencia, como propone Yoram Shapira7, la política exterior fue diseñada para relegitimar al Ejecutivo internamente mediante el pluralismo ideológico. En los foros internacionales, Echeverría actuó como el paladín de los países tercermundistas, de todos aquellos que, teniendo características ideológicas, culturales y sociales profundamente disímiles, buscaban algo en común: “cambiar la estructura del sistema económico internacional”8. El compromiso con esta “reconfiguración” del sistema económico (e intrínsecamente político) fue

Enrique Krauze, “El sexenio de Luis Echeverría,” en México Siglo XXI: Los sexenios (Texas: Clío, 1999). Soledad Loaeza, “Gustavo Diaz Ordaz: las insuficiencias de la presidencia autoritaria,” en Gobernantes Mexicanos Tomo 2, editado por Will Fowler (México: Fondo de Cultura Económica, 2006). 6 Citado por Yoram Shapira en “La política exterior de México bajo el régimen de Echeverría: retrospectiva,” Foro Internacional 19, No. 73 (julio-septiembre de 1978), consultado el 30 de mayo de 2015: 62. http://www.jstor.org/stable/27754753. 7 Shapira, “La política exterior de México bajo el régimen de Echeverría: retrospectiva”. 8 Luis Echeverría, “La no alineación y el Nuevo Orden Económico Internacional: dos rostros de una misma política,” en Reto a los no alineados, coordinado por Luis Echeverría & Milos Minic (México: Editorial Nueva Imagen, 1983), 37. 4 5

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palpable por experiencias como la relación diplomática con Chile y la integración multicultural del Tercer Mundo. Más allá de los alcances externos de la política exterior, el discurso de integración se replicó al interior, tratando de conciliar las diferencias y el enojo de una sociedad fragmentada y herida.9 “En el plano doméstico, la reincorporación del país al escenario internacional significaba la pacificación y unificación definitivas del mismo, así como la respetabilidad de los regímenes emanados de la prolongada etapa revolucionaria y de su posterior institucionalización”.10 Durante los sexenios de Adolfo Ruíz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, el gobierno mexicano optó por una política aislacionista que desvinculó considerablemente la economía del país del entorno internacional, con la intención de alentar el crecimiento económico y mantener la estabilidad de precios y tipo de cambio. Los resultados obtenidos en este periodo, también conocido como “desarrollo estabilizador”, fueron plausibles. En contraste con la “inestabilidad, la inflación, las devaluaciones frecuentes y el crecimiento económico errático”11 de los países latinoamericanos, México había mantenido un crecimiento económico constante que se veía reflejado en diversas cifras: crecimiento promedio del PIB de más del 6%, inflación constate entre el 3-4%, reducción de importaciones (del 35.8% en 1950 al 15.7% en 1965).12 Todo parecía indicar que la estrategia de desarrollo “hacia adentro” contenía los elementos necesarios para elevar al país al mismo nivel que las grandes potencias. No obstante, no todos los aspectos de dicho modelo fueron revisados con precisión. A pesar de que México redujo considerablemente sus importaciones, no se fomentó el incremento de las exportaciones para fortalecer la balanza comercial. En 1950, las exportaciones del

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Tello, La política exterior de México (1970-1976), 59-63. Eugenio Anguiano, “México y el Tercer Mundo: racionalización de una posición,” en Lecturas de política exterior mexicana (México: El Colegio de México, 1979), 169. 11 Rico, “Hacia la Globalización”, 22. 12 Rico, “Hacia la Globalización”, 22-24. 10

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país representaban un 4.5% del PIB, mientras que en 1965, esta cifra cayó al 3.7%.13 Esto comenzó a reflejar consecuencias más severas cuando, en 1971, el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, anunció las medidas del gobierno norteamericano para neutralizar la contracción económica. Entre ellas destacaba la sobretasa del 10% a las importaciones, para fomentar la producción interna y reducir el déficit comercial. México, cuyo 67% de la balanza comercial dependía de Estados Unidos, se vio profundamente afectado por esta medida.14 A pesar de que Echeverría solicitó que dicha tasa de interés fuera nula o menor para las importaciones mexicanas15, Nixon mantuvo el arancel, fracturando la “relación especial” entre México y EUA. La estructuración de la política exterior echeverrista fue resultado de la estrecha convivencia entre la esfera política y la económica: los acontecimientos de una repercuten en la otra, y viceversa. Por un lado, el descontento social que culminó en la Noche de Tlatelolco provenía de la “aguda concentración del ingreso que afecta a la vida rural y urbana, es decir, a la sociedad en su totalidad. […] [E]n 1950 el 50% más pobre recibía el 19.1% del ingreso nacional y el 20% más rico, el 59.8%”. En 1963, el 15.7% correspondía al 50% más pobre y al 20% más rico correspondía el 62%. Para 1969, estas figuras se presentaron 15% y 64%”.16 Por otro lado, la cuasi-exclusividad de relaciones políticas con Estados Unidos privó a México de establecer convenios comerciales con otros países y, así, evitar los estragos que trajo la contracción norteamericana.17 Características de la política exterior de Echeverría

Rico, “Hacia la Globalización”, 28. Ricardo Valero, “La política exterior de México: el proyecto de Echeverría.” En Lecturas de política exterior mexicana. (México: El Colegio de México, 1979), 76. 15 Rico, “Hacia la Globalización”, 29. 16 María Marván Laborde, “La ideología en transición. Examen de los discursos de campaña de Luis Echeverría” (Tesis de Licenciatura: UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 1982), 29 . 17 Mario Ojeda, “México ante los Estados Unidos en la coyuntura actual,” Foro Internacional 18, No. 69 (julio-septiembre 1977), consultado el 30 de mayo de 2015: 34. http://www.jstor.org/stable/27754703. 13 14

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Como ya se mencionó, el contexto económico y político, tanto nacional como internacional, incentivaron la reorientación de la política exterior de México durante el sexenio de Luis Echeverría. Si bien las facetas de esta nueva trayectoria fueron cuantiosas, este ensayo concentra su atención en tres: la ruptura de la “relación especial” con Estados Unidos, la ampliación de vinculaciones internacionales del país y el pluralismo ideológico del régimen. Estos tres elementos capturan la evolución de la política exterior de Echeverría y son útiles para identificar si existió o no una ruptura con su implementación en administraciones previas. Gran parte del siglo XX, la relación bilateral que México mantuvo con Estados Unidos fue realmente privilegiada; en otras palabras, “especial”. Debido al alto grado de interdependencia que existía entre ambos países, Estados Unidos demostró tener ciertas consideraciones con su vecino del Sur. No obstante, desde 1955, aproximadamente, diversos factores promovieron el distanciamiento entre ambos países. México, a diferencia del resto de los países latinoamericanos, cultivó una independencia mayor en el ámbito internacional: la estabilidad política interna era sólida y longeva, la economía crecía establemente, la tasa de inflación era baja; en otras palabras, el país era autosuficiente.18 Esto dotó de mayor autonomía al país en la arena internacional y le permitió desprenderse sustancialmente de la influencia de Estados Unidos. Además del tema económico detonado en 1971, el distanciamiento fue evidente en temas que se discutían desde administraciones pasadas, como la salinidad del Río Colorado o, más importante aún, la discusión del programa de mano de obra inmigrante. El conflicto de intereses se vio reflejado en la rígida negociación que ambas partes mantuvieron y, en consecuencia, la falta de un acuerdo.19

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Ojeda, “México ante los Estados Unidos en la coyuntura actual,” 33. Rico, “Hacia la Globalización”, 30.

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Durante el sexenio de Echeverría, las relaciones bilaterales del país y la participación mexicana en discusiones multilaterales incrementaron exponencialmente. Las “giras del presidente mexicano” llevaron al mandatario a presentarse en algunos de los principales centros del poder económico y político internacional. Entre las acciones que destacan de estos recorridos podemos mencionar la visita a casi 40 países durante todo el sexenio, la propuesta y el patrocinio de la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados (CDDEE), la promoción del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), la propuesta de un sistema similar para los países del Tercer Mundo y la participación y dirección de foros internacionales en favor de las causas tercermundistas.20 A pesar de que el incremento de vinculaciones tenía como objetivo primario diversificar las relaciones económicas, el gobierno echeverrista pronto incluyó en sus objetivos la diversificación de relaciones políticas. Entre 1972 y 1975, la intensificación diplomática parecía ser efectiva, pues hubo una respuesta positiva a gran parte de las propuestas impulsadas por México. Empero, al momento de concretar y materializar los acuerdos consensados, muy pocos llegaban a ejecutarse o tener consecuencias notables. Tanto en el ámbito económico como político, “los resultados reales de la vinculación internacional fueron limitados; sin embargo, representaron una importante ampliación de las relaciones diplomáticas”21 de México. Entre 1970 y 1976, la diversificación formal de las relaciones diplomáticas de México no sólo fue geográfica, sino que comprendió un espectro ideológico sumamente plural. Al término de la Segunda Guerra Mundial, México tenía relaciones diplomáticas con casi 40 países; y, para 1970, este número solamente ascendió a 68. El mismo año, la Organización de las Naciones Unidas contaba con 126 países miembros; es decir, las

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Ojeda, “México ante los Estados Unidos en la coyuntura actual,” 32. Rico, “Hacia la Globalización”, 42.

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relaciones diplomáticas de México se habían rezagado en los últimos 25 años. 22 Lo anterior fue consecuencia de dos factores. Primero, la estrecha relación México-Estados Unidos hizo que el gobierno mexicano restringiera su comunicación y apoyo diplomático a aquellos países que simpatizaban con el proyecto capitalista o, al menos, que no apoyaran explícitamente al proyecto socialista.23 Sin embargo, la distensión del conflicto entre Estados Unidos y la URSS permitió que las posturas ideológicas fueran referidas con mayor libertad. Segundo, el conflicto económico de 1971 iniciado por Estados Unidos obligó a México a acrecentar sus relaciones de esta índole. Conforme las relaciones diplomáticas incrementaron, el discurso político del gobierno, al interior y exterior del país, adquirió una carga normativa: México acogía y promovía la pluralidad ideológica. En concreto, dos fenómenos dan testimonio de ello. En primer lugar, la ruptura de relaciones diplomáticas con Chile, en 1974, fue paradigmática. Echeverría entabló una estrecha relación con el gobierno de Salvador Allende (abiertamente socialista), lo cual fue motivo suficiente para dividir la opinión pública: por un lado, el sector conservador rechazaba esta vinculación por temor a la “invasión ideológica” del socialismo chileno; por el otro, la izquierda mexicana entendía el acercamiento como una señal de apertura democrática.24 En el ámbito internacional esto tuvo implicaciones importantes para la imagen del país. El gobierno de Allende, de corte socialista, contravenía el proyecto capitalista de Estados Unidos, por lo que la interacción entre Chile y México resultaba un tanto provocadora para los norteamericanos. En un inicio, esto no tuvo implicaciones que traspasaran la frontera mexicana; pero la ruptura de relaciones diplomáticas con Chile, tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet, confirmaron el compromiso de Echeverría con la pluralidad ideológica dentro del sistema

Rico, “Hacia la Globalización”, 40-1. Marván, “La ideología en transición. Examen de los discursos de campaña de Luis Echeverría”, 87. 24 Gabriela Díaz Prieto, “México frente a Chile: tiempos de ruptura y de exilio 1973-1990”, (Tesis de Licenciatura: Instituto Tecnológico Autónomo de México, 1998), 15-20. 22 23

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internacional. 25 En segundo lugar, la promoción y compromiso con el Tercer Mundo de Luis Echeverría. En los años posteriores a la Segunda Guerra, la mayoría de los países que participaron en ella crecieron económicamente –algunos con mayor facilidad que otros–, pero muchos otros −la gran mayoría− no lo hicieron. Por ello, a finales de los sesenta, los países conocidos como “no-alineados” (que no favorecían ni al bloque norteamericano ni al soviético) y anticolonialistas se agruparon en una sola entidad y adoptaron un nuevo discurso: el Tercer Mundo.26 Los países del Tercer Mundo eran aquellos “que muestran características de subdesarrollo y dominación económica y política”.27 A finales del 1971, Echeverría anunció la necesidad de iniciar una política más activa con este bloque en formación. Esta decisión tuvo un enfoque pluralista significativo, ya que el Tercer Mundo estaba compuesto por países con múltiples ideologías. Además, el empeño del presidente Echeverría por darle un sustento teórico y peso político en las negociaciones internacionales al movimiento, confirmó su compromiso. La “nueva política exterior”: ¿continuidad o ruptura? En definitiva, el sexenio de Echeverría dio cabida a una transformación importante en la política exterior de México: transitó de la diplomacia pasiva a la activa y diversa. Una mirada superficial evaluaría este cambio como una ruptura radical con los patrones tradicionales de la política exterior; o bien, una continuidad sin modificaciones de la misma. La percepción de ruptura parece atinada cuando se observa la transición del abstencionismo político a una postura claramente definida (el tercermundismo), del

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Díaz, “México frente a Chile: tiempos de ruptura y de exilio 1973-1990”, 20-9. Alma Cruz Zamorano, “La política exterior de México entre 1970 y 1976. Estudio de un caso: el voto nulo anti sionista en la Asamblea General de las Naciones Unidas” (Tesis de Licenciatura: UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 1979), 33-4. 27 Cruz, “La política exterior de México entre 1970 y 1976. Estudio de un caso: el voto nulo anti sionista en la Asamblea General de las Naciones Unidas”, 32. 26

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compromiso restringido –prácticamente nulo– al apoyo explícito de otros países (el caso Chileno), de la subordinación (relación con Estados Unidos) al liderazgo (de los noalineados) y del aislacionismo (desarrollo estabilizador) a la expansión de económica (diversificación de mercados). Sin embargo, el estudio de los objetivos generales que han definido a la política exterior (buscar el desarrollo económico y social, garantizar la independencia del país frente a amenazas externas y legitimar internamente al régimen en turno) refleja continuidad en su curso. Para defender la segunda postura, es pertinente analizar con mayor pericia los elementos esenciales de la política exterior hasta antes de 1970. Como se mencionó previamente, los principios rectores de la política mundial de México estaban bien definidos: la afirmación de soberanía, la solución pacífica de conflictos, la no intervención y la autodeterminación de los países.28 A pesar de que los cambios en la política exterior son evidentes, ninguno de ellos viola o contradice dichos principios. En palabras de Ricardo Valero, “la política mundial [impulsada por Echeverría] facilitó la utilización de una gama más amplia de recursos y procedimientos. Esto no quiere decir que se haya roto con los anteriores lineamientos de conducta internacional. Los principios siguieron siendo fundamentales, pero se les adecuó a la realidad del momento”.29 En esta misma línea, Alfonso García Robles afirma que los principios de la política exterior son inmutables, mas no estáticos. Siempre que las circunstancias lo ameriten, estos principios deben adaptarse con la finalidad de “asegurar la mayor independencia y eficacia a la participación de México en el concierto de las naciones”.30

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Alfonso García Robles, Seis años de la política exterior de México, 1970-1976 (México: Secretaría de Relaciones Exteriores, 1976), 7-8. 29 Valero, 193. 30 García Robles, Seis años de la política exterior de México, 1970-1976, 8.

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Franklin B. Weinstein, en su texto seminal “The Uses of Foreign Policy in Indonesia: An Approach to the Analysis of Foreign Policy in the Less Developed Countries”, afirma que la política exterior tiene tres funciones principales para los países menos desarrollados: promover su desarrollo económico y social, preservar su independencia frente a factores externos y legitimar internamente al gobierno en turno. 31 Podemos afirmar que la política exterior antes de 1970 y durante el sexenio de Echeverría mantiene estos factores como objetivos últimos. Primero, el desarrollo económico y social. Previo a la ruptura de relaciones con Estados Unidos, México mantuvo una estrecha relación económica con su vecino del Norte y se desarrolló significativamente en este rubro. Tras la contracción económica de 1971, México diversificó sus relaciones comerciales con el resto del mundo, pero el objetivo seguía siendo el mismo: desarrollo económico y social. Segundo, preservar la independencia frente a amenazas externas. En los años posteriores a la Revolución la política exterior garantizó la independencia de México frente a Estados Unidos, evitando su intervención directa en el país. Entre 1970 y 1976, la postura tercermundista acentuó la independencia del país ante el escenario bipolar de las relaciones internacionales: capitalismo vs comunismo durante la Guerra Fría. Por último, la legitimación interna. En la época posrevolucionaria, el reconocimiento de potencias externas tenía un impacto positivo hacia el interior: favorecía la creación de nacionalismo, contenía a los enemigos internos del régimen, legitimaba a la administración en turno y permitía la aprobación de reformas. Durante el mandato de Echeverría, la política exterior fue de gran importancia para la configuración de la política interna. Después del Movimiento Estudiantil del 68, la legitimidad del

Franklin B. Weinstein, “The Uses of Foreign Policy in Indonesia: An Approach to the Analysis of Foreign Policy in the Less Developed Countries,” World Politics 24. No. 3 (abril 1972), consultado el 30 de Mayo de 2015: 356-81. http://links.jstor.org/sici?sici=00438871%28197204%2924%3A3%3C356%3ATUOFPI%3E2.0.CO%3B2-C. 31

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régimen se encontraba mermada, por lo que la política exterior pluralista funcionó como un bálsamo interno, como herramienta conciliadora. Conclusión A lo largo de este ensayo se bosquejaron los antecedentes de la política exterior mexicana, los factores que promovieron su cambio a partir de 1970 y sus principales características durante el mandato de Luis Echeverría. Debido a la transformación radical que se observa en la política exterior del país es necesario preguntarnos si implicó una ruptura o continuación con sus principios fundamentales. Tras analizar todos estos elementos, el ensayo concluye que la política de Echeverría no representó una ruptura de la política exterior tradicional, sino una continuación, una evolución de sus canales de acción. Como se demostró con antelación, los principios de la política exterior se mantuvieron inmutables a lo largo de esta “metamorfosis”: la afirmación de soberanía, la solución pacífica de conflictos, la no intervención y la autodeterminación de los países. De igual forma, los objetivos finales de la política exterior se mantienen: desarrollo económico y social, preservación de la independencia frente a factores externos y legitimación interna del régimen en turno. En consecuencia, es pertinente concluir que la política exterior de México mantiene su esencia histórica durante el sexenio de Luis Echeverría y, a la vez, incorpora nuevas herramientas para concretar los objetivos generales que, dada su condición de debilidad en el sistema internacional, son invariables a lo largo del tiempo. El sexenio de Echeverría demuestra que la política exterior no depende únicamente de las decisiones de un presidente; el contexto internacional avanza a un tiempo propio y todos los que forman parte de él tienen que acoplarse, ya sea tarde o temprano.

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Referencias: Anguiano, Eugenio. “México y el Tercer Mundo: racionalización de una posición.” En Lecturas de política exterior mexicana. México: El Colegio de México, 1979. Cruz Zamorano, Alma. “La política exterior de México entre 1970 y 1976. Estudio de un caso: el voto nulo anti sionista en la Asamblea General de las Naciones Unidas”. Tesis de Licenciatura: UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 1979. Echeverría, Luis. “La no alineación y el Nuevo Orden Económico Internacional: dos rostros de una misma política.” En Reto a los no alineados, coordinado por Luis Echeverría y Milos Minic. México: Editorial Nueva Imagen, 1983. Díaz Prieto, Gabriela. “México frente a Chile: tiempos de ruptura y de exilio 19731990”.Tesis de Licenciatura: Instituto Tecnológico Autónomo de México, 1998. García Robles, Alfonso. Seis años de la política exterior de México, 1970-1976. México: Secretaría de Relaciones Exteriores, 1976. Krauze, Enrique. “El sexenio de Luis Echeverría.” En México Siglo XXI: Los sexenios. Texas: Clío, 1999. Loaeza, Soledad. “Gustavo Diaz Ordaz: las insuficiencias de la presidencia autoritaria.” En Gobernantes Mexicanos. Tomo 2. Editado por Will Fowler. México: Fondo de Cultura Económica, 2006. Marván Laborde, María. “La ideología en transición. Examen de los discursos de campaña de Luis Echeverría”. Tesis de Licenciatura: UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 1982. Carlos Rico, “Hacia la Globalización”. En México y el Mundo. Historia de las relaciones exteriores, Tomo VIII. México: Senado de la República, 2000.

Tello, Manuel. La política exterior de México (1970-1976). México: Fondo de Cultura Económica, 1975. Valero, Ricardo. “La política exterior de México: el proyecto de Echeverría.” En Lecturas de política exterior mexicana. México: El Colegio de México, 1979. Referencias electrónicas:

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Green, Rosario. “La política exterior del nuevo régimen.” Foro Internacional 18, No. 69 (julio-septiembre de 1977): 1-8. Consultado el 30 de mayo de 2015. http://www.jstor.org/stable/27754701. Ojeda, Mario. “México ante los Estados Unidos en la coyuntura actual.” Foro Internacional 18, No. 69 (julio-septiembre 1977). Consultado el 30 de mayo de 2015. http://www.jstor.org/stable/27754703. Shapira, Yoram & Yolanda Meyer. “La política exterior de México bajo el régimen de Echeverría: retrospectiva.” Foro Internacional 19, No. 73 (julio-septiembre de 1978):

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http://www.jstor.org/stable/27754753. Weinstein, Franklin B. “The Uses of Foreign Policy in Indonesia: An Approach to the Analysis of Foreign Policy in the Less Developed Countries.” World Politics 24. No. 3 (abril 1972): 356-81. Consultado el 30 de Mayo de 2015. http://links.jstor.org/sici?sici=00438871%28197204%2924%3A3%3C356%3ATUOFPI%3E2.0.CO%3B2-C.

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