LECTURAS

June 22, 2017 | Autor: A. Guerrero Zamora | Categoria: Historia de los Estados Unidos
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El paso de la frontera (1865-1890)
La estruendosa vitalidad en los años de la posguerra se revela en la historia del oeste. Generación siguiente a la Guerra civil presenció el más intenso movimiento de población.
Conquista de las Grandes Llanuras, esta vasta área, que comprendía como una quinta parte de los Estados Unidos, había opuesto durante largo tiempo una formidable barrera a la colonización. Durante treinta años la frontera estuvo inhabitada salvo por los indios y los mormones.
1870-80: colonos comienzan a invadir el llano y la montaña.
La región de la llanura (el gran desierto): durante doscientos años los exploradores norteamericanos habían deambulado hacia el Oeste, y en todo este tiempo nunca se habían visto en la necesidad de implantar reformas radicales en relación con el bosque, el prado o la corriente.
La tentativa de un pueblo en migración, para cruzar dio como resultado el caos social y la ruina económica que continuó hasta que la experiencia y la inventiva adoptaron nuevas armas, inventaron nuevos implementos, nuevos métodos de riego, de construcción de cercas y de cultivo, hasta que aparecieron nuevas instituciones o se modificaron las antiguas para satisfacer las necesidades de un país de llanuras, falto de madera y escaso de lluvias, hasta que una economía de llanura sustituyó a la economía de la selva.
Antes que el agricultor pudiera establecerse permanentemente en estas mesetas, necesitaba tres cosas:
Nuevos métodos de cultivo para compensar la escasez de lluvia, un sustitutivo para las cercas de madera y facilidad de transporte para hacer llegar los frutos al mercado.
Los ferrocarriles solucionaron el transporte, las alambradas sustituyeron a la madera, y el cultivo de secano, el molino de viento y la irrigación solucionaron la cuestión de las lluvias escasas e intermitentes.
La agricultura de secano es aquella en la que el ser humano no contribuye con agua, sino que utiliza únicamente la que proviene de la lluvia.
En el curso de esta ardua y dilatada lucha contra la llanura, el minero, el ganadero y el agricultor desarrollaron instituciones sociales y económicas boscosas del Este. Apareció en este último oeste norteamericano una conciencia regional tan distinta y característica como la del Viejo Sur.
El problema indio
La última etapa en la conquista del último oeste fue la solución del problema indio. Estos representaban un obstáculo al establecimiento de los blancos. Las más fuertes y guerreras de las tribus que se oponían a los blancos eran
Los del norte: Los sioux, los blackfeet, los crow, los Cheyenne y los arapahoe.
Los del sur: los comanche, los Kiowa, los ute, los heyenne meridionales, los apaches y los arapahoe del Sur.
La penetración de los mineros en la montaña, la construcción de los ferrocarriles transcontinentales y la invasión de las praderas por los ganaderos amenazaban a las demás tribus del Oeste con la misma suerte. Más seria era la destrucción insensata de los búfalos, indispensables no solo como alimento, sino también por sus cueros y porque se utilizaban para hacer cuerdas, lazos, combustibles, etc.
Hacia 1861 los indios de las llanuras habían sido relativamente pacíficos, pero en aquel año la invasión de sus terrenos de caza por millares de mineros frenéticos y crueles y la llegada de colonizadores blancos a lo largo de la frontera del Missouri, al mismo tiempo que el trato poco satisfactorio que les daba el gobierno y la bancarrota del sistema de reservas ocasionaron numerosos pequeños conflictos.
Durante los siguientes veinticinco años las hostilidades con los indios fueron una característica de la historia del Oeste.
Las guerras indias entre 1865-1880 costaron al gobierno millones de dólares y centenares de vidas. La teoría de que cada tribu india constituía una entidad soberana, aun cuando dependiente, con la cual había que negociar en forma de tratado era totalmente ajena a la realidad.
Los indios, con frecuencia, no comprendían los términos de un convenio y los había que no se consideraban ligados individualmente por los tratados concertados por la tribu.
Los habitantes de la frontera partían del principio tradicional de que el buen indio era solo el indio muerto y más de un soldado pensaba como ellos. En 1865, el congreso creó un Comité relacionado con la condición de las tribus indias, que recomendaba tratar a los indios como a individuos y concentrarlos en reservas. La sustitución de una política de "paz" por la política de beligerancia de los años 1860-1870 fue dictada en parte por motivos humanitarios y en parte por razones, pues resultaba más barato tener a los indios en reservas y alimentarlos que luchar contra ellos. El nuevo plan se llevó a cabo bajo las administraciones de Hayes, Arthury Cleveland y culminó en 1887 en la aprobación de la ley Dawes.
1887 – La Ley de Dawes (primera tentativa por civilizar a los indios), o Ley General de Distribución de Tierras, instituyó un censo de indígenas de Estados Unidos conocido como las listas de Dawes y distribuyó tierras tribales a particulares indígenas.
1924 – La Ley de Nacionalidad Indígena otorgó la nacionalidad estadounidense a indígenas de Estados Unidos, hecho que incluía el derecho de votar en elecciones nacionales. No obstante, no concedió las protecciones plenas conforme la Declaración de Derechos a los indígenas que vivían bajo gobiernos tribales. Varias naciones indígenas, entre ellas los hopi y los iroquois, rechazaron la nacionalidad estadounidense a favor de la retención de su soberanía nacional.
El problema indio va desapareciendo rápidamente a medida que se extinguen los indios de pura sangre.
La frontera minera
Los mineros revelaron a la nación las riquezas y las posibilidades del país. 1859 (descubrimiento de oro en las Montañas rocosas)
Nevada ofrece el ejemplo más típico de la comunidad minera. La historia de esta comunidad en la primera década de su existencia es principalmente la historia de Comstock Lode, esta última es notable por haber dado lugar a una de las obras de ingeniería más importantes del siglo xix: el túnel de Sutro.
El capital de fuera vino a hacerse cargo de la industria minera, los mineros se convirtieron en obreros asalariados y los beneficios pasaron a los accionistas diseminados por los Estados Unidos y por Europa.
Los mineros y negociantes de aquella sociedad abrigaban un potente sentido de justicia, y esto salvó el territorio, seria equivocado pintar los campamentos mineros exclusivamente como centros de vicio, y deducir, de las reseñas de los habitantes del Este, que allí se abandonaron las instituciones que eran naturales en el Este: iglesias, escuelas teatro.
Tampoco se limitaron los mineros a adoptar las instituciones sociales y legales que había en el resto del país, sino que, con fino tacto moldearon las suyas propias. La evolución del derecho consuetudinario en los campamentos es uno de los capítulos más interesantes en la historia del derecho norteamericano. Cada campamento minero era un distrito administrativo y judicial.
16.5 El reino ganadero
Una de las mudanzas más dramáticas del Oeste fue la sustitución de millones de búfalos que poblaban las Grandes Llanuras por ganado; y la de los indios, por los vaqueros (cowboys) y por los reyes del ganado.
El territorio situado entre el Missouri y las Rocosas, aproximadamente la cuarta parte de los Estados Unidos, fue el reino del ganado donde millones de cabezas de ganado engordaban con los abundantes pastos.
El desarrollo de la industria se debió a factores como: la eliminación del peligro indio y del búfalo, la apertura de los dominios públicos después de la Guerra Civil, la ampliación de los ferrocarriles, el creciente consumo de carne, la invención del transporte refrigerado y la formación de grandes centros empacadores y de mercados mundiales.
Caso especial es el de Wyoming, donde los ganaderos se apoderaron de la mayor parte de tierras comunales y de tierras indias. Las grandes compañías gobernaban a su antojo y durante unos veinte años fueron el gobierno de hecho del territorio imponiendo leyes y reglamentos. Mediante el fraude, la intimidación y la violencia, se intentó convertir a Wyoming en territorio reservado para los rancheros. Esto es un claro ejemplo del poder e importancia que tomaron los vaqueros durante esta época.
La amenaza más peligrosa de este reino fueron los pastores de ovejas. Las ovejas podían pastar libremente en las tierras, los costos en mano de obra eran insignificantes y la lana era cada vez más valiosa. Los ganaderos convencidos de que las ovejas arruinaban los pastos declararon la guerra y rancheros y pastores se aniquilaron unos a otros triunfando los primeros. El auge ganadero llego a su clímax en 1885. Sin embargo la aparición de enfermedades del ganado, la promulgación de leyes contrarias, la baja de los precios, la destrucción de los pastos por el pastoreo y sobre todo el ya mencionado enfrentamiento con los pastores, presagiaron el declinar del reino ganadero. El rancho ganadero finalmente remplazó a los espacios abiertos y el cowboy ahora era empleado de un rancho.
16.6 La desaparición de la frontera
El salvaje oeste cayó bajo la presión de los granjeros que invadieron sus altas planicies y valles montañosos. Durante la incertidumbre de la Guerra Civil, especialmente en los estados limítrofes, muchos marcharon a probar suerte en las nuevas regiones. Los bajos costos de las tierras de los ferrocarriles y las grandes recompensas de la granja resultaron un imán irresistible. El fin de la guerra trajo consigo un enorme aceleramiento de este movimiento; un millón de soldados se reincorporaron a la vida civil y llegaron inmigrantes, sobre todo de la Europa septentrional. Los ferrocarriles además de ofrecer el transporte, aseguraba los mercados y fueron activos agentes colonizadores.
También era necesario superar los obstáculos naturales que la agricultura encontraba en las llanuras semiáridas. Para proteger las cosechas, no hubo más remedio que cercar las fincas. La importancia del alambre de púas para la explotación de las Grandes Llanuras puede compararse al de la máquina desmotadora en el desarrollo de la industria algodonera en el Sur. Por otro lado, el riego prometió solucionar el problema del agua.
El gobierno entregó a los Estados del Oeste millones de hectáreas de tierras públicas para ser puestas en cultivo mediante el riego. Más eficientes que el riego fueron los pozos, los molinos de vientos y la práctica del cultivo de secano. Las perforaciones alcanzaban aguas subterráneas que eran sacadas a la superficie en largos cilindros de metal accionados por molinos de viento.
Mientras tanto el cultivo de secano hizo posible extender gradualmente el cultivo de cereales. Como resultado de todos estos factores, tenemos que la colonización final del Oeste se realizó con una rapidez sin precedentes y en tan solo veinte años la población de Nebraska se octuplicó, la de Washington creció catorce veces y la de Dakota cuarenta. Todo ello produjo la desaparición de la frontera. Los campamentos del oeste continuaron creciendo incluso en años posteriores a 1890.
16.7 Organización política
En 1860, algo más de un tercio del área de los Estados Unidos estaba dividido en territorios bajo la autoridad del gobierno federal. De Minesota a Oregon, de Texas a la frontera canadiense no había Estados. Sin embargo en menos de una generación toda esta región se organizó políticamente y su mayor parte quedó incluida en Estados.
Los ferrocarriles transcontinentales resultaron decisivos para la formación de estados en el oeste ya que llevaron a los territorios una permanente población de granjeros y una sólida base económica En un principio se les negó la condición de Estado por diferencias políticas en el Congreso, en el Este había temor al radicalismo del Oeste. Aquí empezó un desvergonzado juego en el que ambos partidos se enajenaron la confianza de estos territorios occidentales mediante el populismo. Este bloqueo termino en 1888 con la elección de Harrison y un gobierno todo de republicanos. Ambos partidos y ambas Cámaras hicieron esfuerzos por atribuirse el crédito de la iniciativa en la admisión de los Estados occidentales. La llamada Ley Omnibus, en 1889, estatuyó la admisión de la Dakota del Norte y la del Sur, Montana y Washington.
Para Wyoming e Idaho se reunieron convenciones y meses más tarde ambas fueron admitidas por un Congreso republicano. La admisión de estos seis estados supuso la creación de un sólido grupo de Estados que se extendían desde el Atlántico hasta el Pacífico. Estados como Utah, Nuevo México, Unión Arizona u Oklahoma fueron admitidos en años posteriores. Así terminó un proceso inaugurado en 1787.
Los Estados Unidos aumentaron de 13 a 48 estados. Texas entró como república independiente, Maine y la Virginia occidental fueron separados de otros estados, Vermont y Kentucky fueron admitidos sin previa organización territorial; pero todos los demás, después de pasar la etapa territorial, fueron admitidos como Estados de la Unión en pie de igualdad. Así fue el más grande experimento de los tiempos modernos en política y administración colonial.
EL TRABAJO
Independiente, por otra parte, todas las fuerzas de la tecnología, que los norteamericanos tan profundamente admiraban, parecían cantar las loas de la organización en gran escala. Si el pueblo realmente hubiese deseado derribar a los trusts, habría podido hacerlo fácilmente a base de impuestos. El término "trust" define la situación en que varias empresas que producen los mismos productos se unen formando una sola empresa.
15. Trabajadores e Inmigrantes (1865 - 1920)
15.1 Los servidores de la máquina
Los beneficios de la mecanización de la industria resultaron en ventaja de la sociedad en general. La máquina produjo enormes ahorros en los costos de fabricación, pero sólo una pequeña parte de estos ahorros fue a parar a los trabajadores en forma de salarios más altos, y la reducción de las horas de trabajo no sostuvo el ritmo de las ganancias en productividad.
Al representar la maquina una gran parte de la inversión de capital, se consideró necesario adaptar el trabajador a la máquina, y no la máquina al trabajador. Si la eficiencia requería que las máquinas trabajaran durante 24 horas al día y los siete días de la semana, se esperaba que los trabajadores se adaptaran a ello. Además, la maquinaria constituía una carga de capital fijo que no se podía reducir. Aunque la mayor parte acabó por ser absorbida en otras industrias y compensó la pérdida de empleos en las fábricas con el aumento de los puestos de escritorio y de servicios, el proceso causó serias dificultades al patrono individual.
En donde más se sentía la diferencia entre el patrono individual y la sociedad era en la menor facilidad para el obrero de discutir sobre las condiciones de trabajo. Para el fundador, por ejemplo, era muy diferente llegar a un acuerdo con su patrono sobre salarios y horas de trabajo a mediados del siglo XIX. Las grandes corporaciones podían permitirse el lujo de sostener un conflicto durante meses, sostener luchas en los tribunales con abogados bien pagados, comprar la prensa, y si era preciso, cerrar sus fábricas y lanzar a los obreros al hambre hasta que se diesen por vencidos. A finales del siglo XIX hubo dobles normas de moral social para el capital y para el trabajo. La combinación de capital fue considerada en armonía con las leyes naturales: la combinación del trabajo, como una conspiración. El gobierno tenía la obligación de proteger los intereses de la empresa, pero la ayuda del gobierno era socialismo. Los llamados a proteger los intereses del trabajo eran demagógicos.
Las empresas también se beneficiaron con la idea de sindicalización, pues en una tierra de oportunidades iguales, no había ni habría nunca clases y cualquier hombre que trabajara podía ascender mediante sus propios esfuerzos. En 1886 el banquero Henry Clews identificaba la huelga con la traición. "Las huelgas pueden estar justificadas en otros países, pero no en el nuestro".
15.2 El surgimiento del trabajo organizado
Los trabajadores norteamericanos no supieron formar un buen movimiento sindical durante los años que siguieron a la Guerra Civil, en gran parte porque no podían ponerse de acuerdo acerca de la naturaleza de la sociedad industrial. Durante todo el siglo XIX y bien entrado el XX, discutieron si debían aceptar o rechazar el capitalismo o buscar y organizarse sobre una base industrial en general, o sobre una estrecha base artesanal, si habían de dar cabida a los trabajadores calificados o no, los blancos a los negros.
Dos enfoques rivales, unionismo reformista y sindicalismo. Los reformistas: rechazaban el sistema de fábricas y trataban de restaurar una sociedad que supiera apreciar al artesano independiente. Para salvaguardar la igualdad de oportunidades, combatieron las fuerzas del monopolio. Se consideraban a sí mismos como miembros de una "clase productora", que abarcaba tanto al amo como al jornalero.
Sin embargo cuando se fundó la Union Nacional Tipográfica, algunos trabajadores habían abandonado toda esperanza de liberarse del sistema de fábricas y aceptaron su papel de jornaleros. En lugar de buscar métodos para ser sus propios patronos, organizaron uniones para tratar con los patronos, cuyos intereses eran distintos de los suyos. Al principio los reformistas tuvieron más partidarios, pero cuando el sistema colonizó la ciudad llegó a parecer más apropiado.
En 1866, bajo la guía de William Sylvis los líderes laborales organizaron la primera federación nacional del trabajo de los Estados Unidos: la cual reflejaba la visión reformista, incluso ligas por el sufragio femenino. La National Labor Union también se lanzó a la política; en 1872 patrocinó el primer partido laboral del país, el Labor Reform Party.
Lo más importante de las primeras organizaciones obreras lo fue la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo fundada en 1869 por el sastre de Filadelfia
Uriah S. Stephens, una tentativa de agrupar a los obreros norteamericanos en una gran unión bajo control centralizado. Acogía a todos los obreros, hombres y mujeres, blancos y negros, calificados y no calificados, obreros y capitalistas, comerciantes y agricultores.
El crecimiento de los Caballeros del Trabajo fue simplemente fenomenal. Bajo la dirección de un maquinista de Pennsylvania llamado Terence, la orden logró avances espectaculares. La primera vez que se enfrentaron el capital y el trabajo en plena igualdad, fue cuando el financiero neoyorquino Jay Gould conferenció con el ejecutivo de los Caballeros y admitió sus reclamaciones. El prestigio de aquella victoria fue tan grande que la orden tuvo 700 mil afiliados al año siguiente, un aumento de más de medio millón de miembros en 14 meses.
El 3 de mayo la policía de Chicago mató e hirió a media docena de obreros. Al día siguiente, cuando la policía estaba disolviendo un mitin alguien tiró una bomba en medio de la multitud, matando a siete personas e hiriendo a más de 60. Al no encontrar al autor material del atentado, el juez de la Corte Penal de Cook Country consideró que los que habían incitado al atentado por la palabra o por los actos eran tan responsables como el que cometió el hecho y en este supuesto el jurado consideró culpables de asesinato a ocho anarquistas, uno de los cuales fue condenado a prisión perpetua y siete a muerte. De estos siete uno se suicidó, cuatro fueron ejecutados y a los otros dos se les conmutó la sentencia por la de prisión perpetua. Seis años más el gobernador John Peter Altgeld indultó a los tres anarquistas que estaban cumpliendo sentencia de prisión perpetua. Aun cuando no hay la menor duda sobre la inocencia de aquellos hombres.
Los caballeros del Trabajo no tenían ninguna responsabilidad en el asunto e incluso habían intentado desligar a la Orden de la campaña por las ocho horas; pero la repulsa popular los incluyó también y su influencia empezó a decrecer. Al finalizar la década, el contingente de la Orden había bajado a unos 100 mil afiliados y después de un breve y superficial flirteo con los populistas, los Caballeros dejaron prácticamente de existir.
A medida que declinaba la Orden iba siendo ocupado por una nueva y más vigorosa organización: la Federación Americana del Trabajo. Esta entidad, rechazaba rotundamente la idea de una gran unión y volvía al principio de las uniones de obreros calificados por oficios. Ambas organizaciones diferían también en otros aspectos: la Federación Americana del Trabajo era práctica y oportunista, mientras que los Caballeros habían representado un idealismo vago; la nueva organización renegaba de la política y esgrimía las armas tradicionales de la huelga y el boicot. La Federación aceptó desde un principio el capitalismo.
Para el fin del siglo, la Federación Americana del Trabajo podía mostrar medio millón de miembros; para 1914, tenía dos millones. La Federación se oponía a crear un partido laboral separado, y no deseaba dividir sus filas prestando su lealtad a uno de los grandes partidos. Se mantuvo fiel a una línea sencilla: "Recompensa a tus amigos y castiga a tus enemigos".
15.3 Conflictos industriales
Habiéndose desviado el movimiento obrero hacia las mejoras en las condiciones del trabajo, contestaron las empresas con el lockout o cierre de las fábricas por las mismas empresas, las listas negras, la intervención judicial y el empleo de la guardia nacional o de la policía particular. Resultado de ello fue un estado ininterrumpido de conflictos industriales que estallaban violentamente.
La gran mayoría de las huelgas después de la década de 1870 fueron por horas de trabajo o salarios. Todavía en 1910, tan sólo el 8 por ciento de los trabajos industriales tenían la jornada de ocho horas. En la industria textil, las horas iban de 60 a 84 por semana, aun para mujeres y niños pequeños. Más aún, de 1880 a 1910 el trabajador no calificado ganó menos de 10 dólares por semana, y el trabajador calificado rara vez más de 20, mientras que el pago de las mujeres iba de 3.93 dólares a 6.91 en San Francisco. Era una época en que con el crecimiento de las ciudades desaparecieron el huerto, los árboles frutales, los gallineros y la vaca familiar.
El primer gran conflicto surgió en 1877, cuando los ferrocarriles de carga anunciaron una rebaja de salarios del 10%. Sin organización adecuada, los ferroviarios fueron a la huelga, la huelga generó casi la rebelión, las bajas se contaron por decenas. Solo en 1892 había de ver el país otro conflicto obrero tan amenazador. En dicho año tuvo lugar la terrible huelga en las obras Homestead de la Compañía de Acero
Un muro de fuego de cinco kilómetros destruyó todos los vagones del ferrocarril, incluso 160 locomotoras, y todos los edificios de los ferrocarriles, arrasando casi la ciudad.
Carnegie que culminó en una batalla campal entre los huelguistas enfurecidos y una legión de detectives de Pinkerton. Los obreros ganaron la sangrienta batalla. Dos años más tarde el país fue conmovido nuevamente por una huelga, el resultado fue la paralización de los transportes en todo el norte. Los desórdenes se generalizaron y la situación se hizo explosiva, las empresas ferroviarias lograron captarse las simpatías del presidente.
Durante la huelga Pullman, Altgeld estuvo dispuesto a proteger la ley y el orden con la milicia del Estado. La elocuente protesta contra una interferencia gratuita del Gobierno y su reclamación para que se retirasen las tropas federales fueron simplemente desoídas. La Suprema Corte de los Estados Unidos, apoyó al gobierno declarando que aun en ausencia de ley escrita tenia facultades tácitas para remover todo obstáculo que se opusieran al comercio interestatal. Mas el asunto no dejó de ser una enseñanza para todos los que en él participaron. Debs, estudió el socialismo y con el tiempo fue el organizador y jefe del partido socialista; los obreros aprendieron el verdadero sentido de la Ley Sherman, los hombres de negocios quedaron informados de las potencialidades de la intervención judicial en cuestiones de trabajo y el país en general se enteró de una nueva interpretación de las facultades soberanas del Gobierno federal.
No menos espectacular fue el conflicto de las minas de antracita de Pennsylvania. El joven John Mitchell fue elegido presidente de los Trabajadores Mineros Unidos, en dos años reorganizó la unión, reclutó a los mineros de antracita y obtuvo concesiones favorables de las compañías carboneras de la Pennsylvania oriental. Fue en el curso de esta huelga cuando el presidente del ferrocarril de Filadelfia anunció que "los derechos e intereses del trabajador serian protegidos no por los agitadores sindicales, sino por los cristianos a quienes Dios, en su infinita sabiduría, había confiado el control de la propiedad en el país". La presión de la opinión pública persuadieron a los propietarios para que transigiesen y la huelga terminó con una señalada victoria de los mineros, con un aumento de prestigio de John Mitchell y con un triunfo de la causa del arbitraje. La siguiente batalla entre los mineros enfurecidos y los soldados sumió ciertas partes de Colorado en algo parecido a una guerra civil, despertó la simpatía nacional a favor a los huelguistas, y a la larga condujo a reformas trascendentales.
15.4 La legislación laboral y los tribunales
Hasta la década de 1930, el papel del gobierno federal era sumamente limitado. Sin embargo, ya desde 1868 el Congreso había establecido un día laboral de ocho horas en las obras públicas, y en 1892 un día de ocho horas para todos los empleados del gobierno. En 1898, el Congreso aprobó la ley Erdman, que establecía el arbitraje de las disputas laborales de los transportes. En 1908 la ley de Responsabilidades de los Patronos también limitada a los empleos ferrocarriles. La ley de Marinos, de La Follete dio a los marinos la autentica condición de hombres libres. En 1919 ambas leyes fueron anuladas por el Tribunal.
En la mayoría de las Constituciones de los Estados está prohibido privar a las personas de la libertad o de la propiedad sin el debido proceso de ley. Y como no puede efectuarse ninguna reforma sin privar a alguien de algo que pueda considerar como una libertad o un derecho de propiedad, pronto elaboraron la doctrina de un superior "poder policiaco" de la XIV Enmienda. En realidad los jueces estaban convirtiendo en ley los temores de que los estatutos laborales constituyeran "el primer paso hacia el socialismo".
En 1905 se produjo en la Suprema una vigorosa disensión cuando Holmes en una decisión invalidó una ley de Nueva York que prescribía las horas de trabajo en las panaderías. Sin embargo, no siempre prevalecieron los conservadores. Ya en 1898, la Suprema Corte aceptó una ley de Utah que limitaba a ocho las horas de trabajo en las minas. Una ley de Oregón que limitaba a 10 las horas de empleo para las mujeres. Siguiendo precedentes australianos y británicos, 15 Estados, empezando por Massachusetts aplicaron leyes y salarios mínimos para mujeres y niños. En ninguna otra nación industrial en particular fueron tan grandes los avatares de la industria. En 1917, los accidentes fatales en los establecimientos manufactureros llegaron a 11338.
Los estatutos requerían la instalación de medios de seguridad, así como inspección sanitaria y de bomberos. Para lograr compensación a las victimas lesionadas o incapacitadas fue necesario liberarse de las monstruosas doctrinas del "derecho común", según las cuales si el trabajador, había asumido voluntariamente los riesgos de su trabajo, si un accidente resultaba de su propia negligencia o de la de un compañero, la compañía no era responsable. Solo los Estados Unidos carecían de una legislación de compensación a los trabajadores. El congreso establecía compensación a los trabajadores de los ferrocarriles pero cuando en los Estados Unidos se aplicaron leyes similares, los tribunales las declararon nulas. Solo cuando la Suprema Corte sostuvo la nueva ley de compensación de Nueva York pudieron los Estados seguir adelante. Los países avanzados de Europa tenían programas de pensión de desempleo o de vejez, pero también en esto se habían quedado atrás los Estados Unidos167.
15.5 Una nación de naciones
La perturbadora revolución agrícola de Europa, la persistente pobreza de los campesinos, los recurrentes malos tiempos para los obreros, la guerra y la constante amenaza del servicio militar para los jóvenes, la opresión política, la persecución religiosa, un sistema de clases que cerraba la puerta de la oportunidad a las grandes masas de los pobres y negaba la educación a sus hijos: éstos fueron 200 años los principales motivos de emigración de 40 millones de europeos a los Estados Unidos. En cuanto a la atracción de América, eso puede explicarse más fácilmente. Tierras abiertas, trabajo para casi todos los que quisieran laborar, un nivel de vida más alto para la gente ordinaria, libertad religiosa, democracia política, mayor igualdad social y una segunda oportunidad para los jóvenes.
Después de un siglo y medio de colonización y de un aumento natural, la población de las colonias inglesas en América apenas pasaba los dos millones; cada década presenció una inmigración lo bastante grande para remplazar a toda esta población. De los 35 millones que emigraron a los Estados Unidos, el mayor número procedía del Reino Unido, Alemania envió aproximadamente seis millones, Canadá cerca de tres millones. El mayor número de inmigrantes de Europa llegó en la generación que siguió inmediatamente a la Guerra Civil.
Mientras que la "antigua" inmigración era predominantemente protestante, los recién llegados eran en su mayor parte católico, ortodoxo griego o judío. En suma, los Estados Unidos se habían vuelto un país mucho más heterogéneo. En su mayoría eran demasiado pobres para comprar una granja o para invertir en la maquinaria y equipo necesarios para la agricultura moderna. Para muchos, la inmigración a los Estados Unidos fue su "desplazamiento urbano". En 1930 tres cuartos de los nacidos en el extranjero vivían en ciudades y poblados.
Los inmigrantes del sur y del este de Europa se volvieron trabajadores no calificados en las minas, las fábricas o en los ferrocarriles. Los judíos se concentraron en la vente de ropas, los finlandeses en la minera, los portugueses en las hilanderías.
Los Estados Unidos mostraron actitudes contradictorias hacia la asimilación de estos millones de inmigrantes. La esperanza predominante era que el recién llegado, fuese cual fuese su lugar de origen, se amoldaría a las pautas anglosajonas de comportamiento y respetaría las instituciones transportadas de las Islas Británicas al Nuevo Mundo.






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