Lo que Natura Non Da, Gramsci Non Presta

June 2, 2017 | Autor: Horacio Landaeta | Categoria: Teoria Politica Y Filosofia
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PROBLEMAS CONTEMPORÁNEOS DE LA POLÍTICA COMPARADA

LO QUE NATURA NO DA, GRAMSCI NO LO PRESTA.









PROFESOR: Sr. Augusto Merino Medina

ALUMNO : Max Larrain









UNIVERSIDAD DE CHILE
INSTITUTO DE CIENCIA POLÍTICA
1997


CONTENIDO


página
I.- INTRODUCCIÓN.
2


II.- EL APORTE DE GRAMSCI AL MARXISMO.
2.1.- La crítica gramsciana al método marxista.
4
2.2.- Una reinterpretación de la historia.
2.3.- La sociedad civil.
5
2.4.- Estructura y superestructura.
2.5.- Crítica del materialismo.
6
2.6.- Inmanentismo y subjetivismo.
7


III.- LA APLICABILIDAD DEL PENSAMIENTO GRAMSCIANO.
3.1.- La actualidad de Gramsci.
9
3.2.- Las limitaciones de Gramsci.
10


IV.- CONCLUSIÓN.
11






I.- INTRODUCCIÓN.
Cuando Palmiro Togliatti leyó por primera vez los Quaderni de
Gramsci, probablemente experimentó una sensación parecida a la que sintió
el primer erudito que tuvo en sus manos los Rollos del Mar Muerto.
Las notas habían permanecido inéditas por mucho tiempo. Casi nadie sabía de
estos escritos de Gramsci -quien había conocido la Revolución de Octubre
muy de cerca y al poco tiempo se había distanciado de ésta y del
stalinismo que la siguió.
El Secretario del Partido Comunista Italiano vio en estos escritos la
obra de un gran teórico e inmediatamente se propuso la tarea de
publicarlos. Sin embargo, no fue hasta el año 1947 que estos escritos
vieron la luz; diez años después de la muerte de su autor. (1)

El forzado aislamiento de Gramsci de la práctica política pudo tener
como consecuencia la agudización de su intuición, para ver con mayor
realidad la dirección que tomaba el capitalismo.
Mientras la Internacional Comunista proclamaba la inminencia del socialismo
y se preparaba para el asalto final y la destrucción de un capitalismo en
crisis, Gramsci constataba que el sistema entraba en una nueva fase
expansiva, determinada por el fordismo y el taylorismo que para él
constituían los elementos esenciales en la definición del futuro productivo
y tecnológico de la Humanidad. (2)

Gramsci perteneció a un núcleo de pensadores marxistas aparentemente
más abiertos, al cual adhieren Rosa Luxemburgo y Georgy Lukàcs, aportando
al marxismo una nueva perspectiva que coloca de relieve el factor de la
subjetividad, de la espiritualidad, de la ética, de la estética, por lo
tanto una relación diferente entre sujeto y objeto, entre medio y fin,
aspecto que, según el autor Antonio Leal, lo diferencia de la tradición
marxista clásica. (3)





II.- EL APORTE DE GRAMSCI AL MARXISMO.

2.1.- La crítica gramsciana al método marxista ortodoxo.
Desde un punto de vista metodológico Gramsci critica al marxismo
clásico por la gran cantidad de pre-supuestos, que en última instancia
devienen en "objetivismos" y "determinismos". Se aparta de las concepciones
mecanicistas marxistas para buscar la supremacía de la razón en la
comprensión de los conflictos.
Para Gramsci el socialismo es algo más que un sistema económico o
político. De aquí su incursión en la superestructura, en los fenómenos
culturales y espirituales de la sociedad, lo que, en última instancia
otorgan al socialismo un carácter moral liberador. (4)

2.2.- Una reinterpretación de la Historia. El Bloque Histórico.

Gramsci rechaza la concepción mecánica del materialismo histórico,
que subordinaba en términos absolutos las experiencias culturales de la
sociedad.
En su concepto de bloque histórico existe una interacción entre
estructura y superestructura que da a cada período histórico su
particularidad, incluso tratándose de sociedades bajo un mismo modo de
producción.(5)

2.3.- La sociedad civil.

Mientras Marx circunscribe las relaciones en la sociedad civil como
relaciones fundamentalmente de carácter económico, Gramsci separa estos
conceptos, ubicando a la sociedad civil dentro de la superestructura, con
un carácter autónomo. La sociedad civil, la sociedad política y la
economía son los tres elementos que componen el bloque histórico.

2.4.- Estructura y superestructura.

La relación entre estructura y superestructura en la ortodoxia
marxista consiste en la primacía de la primera sobre la segunda. Las
relaciones de producción , que constituyen la estructura, son determinantes
en la formación de la superestructura, esto es, inciden en la forma que
tomarán las manifestaciones culturales, que incluyen la filosofía, el arte,
la moral, el derecho, la religión, etc., para un período histórico dado.
Esta relación puede ser entendida de dos maneras : en forma mecánica,
unidireccional o bien en forma de reciprocidad dialéctica.
El punto de vista gramsciano, que constituye su originalidad respecto
del marxismo-leninismo, consiste en la inversión de la relación entre
estructura y superestructura, en la que se verifica una relación dialéctica
recíproca, donde la economía no tiene un papel predominante.
Para la ortodoxia marxista-leninista, la primacía de la estructura
sobre la superestructura significa dar prioridad a la toma del poder
mediante la conquista violenta del Estado, lo que Gramsci denominó guerra
de maniobras, la cual, a su juicio era una estrategia equivocada. "Sólo una
alternativa que apuntara a la ocupación cultural, al ejercicio de un
verdadero liderazgo (hegemonía) al interior de la sociedad civil, podría
tener éxito; tal era el caso, según Gramsci, de la guerra de posiciones,
una estrategia de asedio y no de asalto o toma del poder; una estrategia
que demandaba 'una concentración sin precedente de hegemonía' pero que,
'una vez ganada, lo es en términos definitivos" (6). Esto es
particularmente válido para países con avanzado nivel de desarrollo y con
una clase media fuerte y culturalmente compacta, como es el caso de Europa
Occidental.

2.5.- Crítica del materialismo.

El materialismo de Engels, compartido por Lenin y los materialistas
evolucionistas de la II Internacional, interpreta a la historia humana como
una continuación modificada de la historia natural, en la que la realidad
es externa al ser humano y que el conocimiento es un reflejo de dicha
realidad.
La praxis pasa a ser un método para contrastar la validez de una hipótesis.
Visto así, la concepción materialista ortodoxa deja espacio para la
trascendencia.
La postura de Gramsci implica más bien un punto de vista
subjetivista y de relativismo histórico. Toda realidad significativa forma
parte de la historia humana, incluida la realidad observada por la ciencia.
De esta manera el límite del conocimiento humano está dado por la historia
humana.(7)

2.6.- Inmanentismo y Subjetivismo.

La Filosofía de la Praxis, como Gramsci denomina al marxismo, es
producto de todo el desarrollo de la cultura de la primera mitad del siglo
XIX. A ella concurren la filosofía clásica alemana, la economía clásica
inglesa y la literatura y práctica política francesa o el socialismo
francés. De estos tres elementos se produce la síntesis unitaria, que
presenta como resultado "un nuevo concepto de inmanencia que ha sido
traducido desde su forma especulativa, ofrecida por la filosofía clásica
alemana, a su forma historicista, con la ayuda de la política francesa y de
la economía clásica inglesa".(8)
La esencia del historicismo consiste en que el significado y
racionalidad de toda conducta humana y de todo producto de la actividad
humana, incluidas las obras de la mente tales como la filosofía y la
ciencia, se manifiestan sólo en relación con los procesos históricos
globales de los que forman parte.(9)
Pero Gramsci lleva su visión historicista a un extremo casi absoluto
donde prácticamente todos los conceptos por los que se organiza nuestro
conocimiento del mundo se relacionan primordialmente no con las cosas, sino
con las relaciones entre los seres humanos.
De esta manera toda la producción intelectual tiene carácter de
función histórica, negándose la distinción estricta entre ciencia y otras
formas no científicas de la actividad intelectual.
Los marxistas ortodoxos entendían que la explicación científica del
universo se acumula históricamente al igual que el progreso de la verdad en
el sentido cotidiano, y que la ciencia, al contrario que las creencias
religiosas o las opiniones políticas, no forman así parte de la
superestructura : según esta idea, el propio marxismo, como teoría
científica, puede ser defendido objetivamente, es decir, independientemente
del hecho de que también realice funciones políticas como armas de la clase
trabajadora.(10)
El historicismo absoluto de Gramsci constituye la "última perfección
del inmanentismo" (11). Pero es un inmanentismo de carácter voluntarista.
La filosofía inmanentista no se dedica a criticar el principio de
inmanencia : lo asume, dando por descontada la insignificancia de la
trascendencia. Este voluntarismo tiene importantes implicancias : en primer
lugar, la adhesión al marxismo no se motiva a través de un análisis
racional de la evidencia; hay una opción de la voluntad en la que se
renuncia a todo lo que no sea la autoafirmación arbitraria del Hombre, es
una renuncia a toda trascendencia y en última instancia una renuncia a
Dios. En segundo lugar se renuncia a la reflexión crítica propia de la
filosofía y se subordina el pensamiento a la voluntad. Es una anti-
filosofía en la que el punto de partida es asumido sin crítica y de una vez
por todas. (12)



III.- LA APLICABILIDAD DEL PENSAMIENTO GRAMSCIANO.

3.1.- La actualidad de Gramsci.

A estas alturas de nuestro trabajo cabe preguntarse cual es la razón
de la actualidad ( o no actualidad ) del pensamiento de Gramsci; de esta
manera nos vamos acercando a la respuesta a la pregunta de fondo del
presente ensayo. Veamos, pues, tres puntos de vistas, correspondientes a
autores que bien podrían pertenecer a diferentes paradigmas en ciencia
política.

Antonio Leal opina que "Gramsci ha servido, sobre todo a la
izquierda, para estar en la sociedad civil de manera no instrumental, para
concebir como elementos de diferenciación, altos niveles de appeal ético-
moral como base de la proyección política". (13)

Ignacio Walker manifiesta que el Partido Comunista Italiano, heredero
intelectual de Gramsci, su fundador, ha experimentado una evolución desde
el período de posguerra. "En dicho período el PCI ha avanzado
significativamente en la definición de un claro compromiso con la
democracia política, superando las concepciones meramente tácticas, e
incluso estratégicas, del pasado". Esta evolución ha sido motivada por el
impacto del fascismo y el temor a una regresión autoritaria. "Ello ha
conducido a una nueva valoración de la democracia política, la que ha
llegado a ser considerada como inseparable del socialismo, y a la
proposición de un 'compromiso histórico' entre fuerzas democráticas y
progresistas, a fin de defender y ampliar la democracia." (14)

Desde otra perspectiva, Flavio Capucci escribe : "Se sabe, por
ejemplo, que el Partido Comunista Italiano, cuya inspiración gramsciana es
clara y está en la base de su enorme éxito político, ha teorizado el así
llamado compromiso histórico, es decir, la colaboración de católicos y
comunistas en el Gobierno. Se trata de mostrar cómo esa teoría no
desmiente, sino que confirma, lo que se ha dicho aquí sobre la estrategia
comunista y sobre la 'impensabilidad de un marxismo pluralista". (15)

3.2.- Las limitaciones de Gramsci.

No es fácil encontrar en Gramsci al demócrata que algunos seguidores
pretenden ver en él. "Para Gramsci , de todas maneras el marxismo es una
doctrina de salvación que pone fin al reino de la ilusión (la religión) y
al del engaño (capitalismo)". (16)

"Al formular una concepción de partido "príncipe", guía insustituible
de los procesos de expansión del gobierno de la sociedad y sede primaria de
la formación de la hegemonía, limitó la teoría de la hegemonía al no
reconocer, como sustancia de la democracia, el valor del pluralismo, del
pluripartidismo, de la representación". (17)

Si bien es cierto que Gramsci, a diferencia de Marx, conoció la
democracia liberal y pensó que muchas de las formulaciones de este eran
estrechas para comprender al capitalismo de los años 20 y 30, no es menos
cierto el hecho de que Gramsci se quedó anclado en una concepción clasista
que suponía la eliminación de un grupo social por otro como un factor
político esencial en la implementación de la hegemonía cultural.

IV.- CONCLUSIÓN.

Para el presente trabajo he tomado como fuente principalmente a tres
autores.
Debo confesar que el hecho que estos tres autores, por lo que pude ir
captando a través de su lectura, perteneciesen o pudiesen asimilarse a cada
uno de los tres paradigmas de la ciencia política, es fruto de mi fortuna
más que de un conocimiento previo.

Lo anterior permite una visión crítica de Gramsci desde tres
perspectivas diferentes: un autor que adhiere al pensamiento gramsciano,
desde una posición de izquierda renovada, es el caso de Antonio Leal. Un
autor católico que intenta analizar y comprender los efectos del
gramscianismo en la política italiana actual, Ignacio Walker. Finalmente,
Flavio Capucci, que desde una perspectiva católica ve en el pensamiento de
Gramsci la antítesis del pensamiento cristiano y advierte del peligro de un
nuevo compromiso histórico en la política italiana, en la que el gramscismo
puede ser un "presente griego".

En mi opinión, creo que Gramsci, lejos de presentar una visión
flexibilizada del marxismo, representa un fundamentalismo que termina por
rigidizar al pensamiento de Marx a través de una concepción historicista
absoluta, última perfección del inmanentismo, que excluye toda
trascendencia y por lo tanto todo referente externo al Hombre, lo que en
última instancia se puede volver en contra de la propia pretensión del
marxismo de transformarse en una ciencia objetiva.

En lo que respecta a las consecuencias prácticas, el inmanentismo
voluntarista y subjetivo transforma la cuestión del ateísmo como si fuese
el eje central de la doctrina de Marx, es decir, el ateísmo no como una
consecuencia de una concepción materialista, sino como un presupuesto de
ese historicismo al que Gramsci recurre para completar el círculo del
subjetivismo moderno (18).
De esta manera "el comunismo entra inevitablemente en pugna con el
catolicismo, en cuanto que éste es el elemento constitutivo de la actual
hegemonía cultural". (19)


Horacio Max Larrain Landaeta
Magister (c) en Ciencia Política
Instituto de Ciencia Política
Universidad de Chile.




NOTAS BIBLIOGRÁFICAS.

(1) GRAMSCI, Antonio. Maquiavelo y Lenin. Notas para una Teoría Política
Marxista. Santiago : Editorial Nascimento, 1971, en prólogo de
Osvaldo
Fernández D., p. 8.
(2) LEAL, Antonio. El crepúsculo de la política. Santiago : Ediciones
LOM,
1996, p. 247.
(3) Ibid., p. 249.
(4) Ibid., p. 250.
(5) Ibid., p. 250.
(6) WALKER, Ignacio. Socialismo y democracia. Santiago: Cieplan,1990,
p.94
(7) KOLAKOWSKI, Leszek. Las principales corrientes del marxismo. Madrid :
Alianza Editorial, 1981, p. 245.
(8) CAPUCCI, Flavio. Antonio Gramsci : Cuadernos de la cárcel. Madrid :
Editorial Magisterio Español S.A., 1978, p. 28.
(9) KOLAWOSKI, Leszek. P. 226.
(10) Ibid., p. 227-228.
(11) CAPUCCI, Flavio. P.28.
(12) Ibid., p. 29.
(13) LEAL, Antonio. P. 260.
(14) WALKER, Ignacio. P. 79.
(15) CAPUCCI, Flavio. P.191.
(16) LEAL, Antonio. P.260.
(17) Ibid., p.261.
(18) CAPUCCI, Flavio. P.191.
(19) Ibid., p. 191.
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