Marco Histórico

May 22, 2017 | Autor: Carlos Guillén | Categoria: Periodismo
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Marco Histórico
La práctica y el estudio de la ética, es uno de los campos del conocimiento con mayores referencias en la historia de la humanidad. La preocupación por el "deber ser" se remonta a los tiempos más remotos. Varios siglos antes de nuestra era, las civilizaciones egipcia, hebrea, mesopotámica, china, hindú, griega y muchas más, en el marco de sus dogmas religiosos, establecían disposiciones encaminadas a regular los actos humanos desde el plano de la moral, que enseña a distinguir entre lo bueno y lo malo. El Antiguo Testamento prohíbe abusar del débil, condena el fraude y la usura, promueve el respeto a la propiedad ajena. El Nuevo Testamento hace hincapié en el carácter instrumental del dinero y de los negocios.

Durante la Baja Edad Media y el Renacimiento, dos moralistas conocedores de la economía y los negocios fueron Bernardino de Siena y Antonio de Florencia. Con la aparición de las artes industriales y las primeras factorías en el siglo XVII en Inglaterra y resto de Europa inicia la actividad económica y la acumulación de capital (dinero y posesiones), en paralelo, los estudios sobre la economía, el capitalismo y sus efectos en la sociedad y en los individuos. Ya en el Siglo XVIII, Adam Smith, en su obra La Teoría de los sentimientos morales, identifica el crecimiento de los mercados y la división del trabajo con el progreso material de la sociedad, advirtiendo que paralelamente éste puede aplacar el progreso moral, disminuyendo la solidaridad, la capacidad de entender el sufrimiento ajeno.
A mediados del siglo XIX, los problemas morales creados por la Revolución Industrial estimularon la profundización de la ética. El papa León XIII, en su Encíclica FERUM Novarum (1891), aporta a la economía y a la actividad empresarial una perspectiva ética. De igual forma, en 1899, Andrew Carnegie, publicó un libro llamado El evangelio de la riqueza. En él introdujo el concepto de responsabilidad social de las empresas, sobre la base de dos principios paternalistas: el principio de caridad y el principio de custodia, en alusión al papel que los dueños de las empresas desempeñaban en la sociedad.
Los estudios de la economía clásica han omitido toda referencia a la presencia del factor humano en las organizaciones. Es con la llegada de los sociólogos y psicólogos a estudiar el comportamiento humano y la cultura dentro de éstas, a partir de los años veinte, cuando se le redimensiona, ya no solamente como parte de la máquina. Entonces, se reconoce, hay seres humanos trabajando al interior de las organizaciones. En Europa, tras la Segunda Guerra Mundial, y en Estados Unidos a partir de los años cincuenta y sesenta, comenzaron a desarrollarse movimientos a favor de las responsabilidades sociales de las empresas.

Ya en los años setenta y ochenta convergían dos corrientes:
La visión clásica, cuyo defensor más representativo es Milton Fridman, Premio Nobel de Economía en 1976. Esta postura sostiene que los gerentes son empleados que deben rendir cuentas a los inversores y proteger sus intereses, a partir de la premisa de que la única responsabilidad de la administración es maximizar los beneficios de los accionistas sin engaños ni fraudes y en franca competencia.
La visión socioeconómica sostiene que la responsabilidad de la administración trasciende la obtención de ganancias e incluye la protección y mejoramiento del bienestar social







¿QUÉ ES ÉTICA Y QUÉ ES MORAL?
Si se va a hablar de ética, sería conveniente conceptualizar muy bien lo que se explicará. Tal vez algunos de los problemas más graves que atentan contra la conversación y la complican son las diferencias que pueden existir entre el pensamiento y la palabra que se utiliza para comunicarlo. Por ejemplo, cuando alguien señala que se debe incluir la ética en el plan de estudios de las escuelas de negocios, ¿qué se desea expresar realmente? Al parecer, los estudiantes tienden a confundir los términos de ética y moral, ya que los utilizan indistintamente, como si fueran sinónimos. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la moral es la ciencia que trata del bien general y de las acciones humanas en orden a su bondad y maldad.
No obstante lo anterior, existen diferencias entre ética y moral. Según la etimología de cada uno de los dos términos, ética proviene del griego ethos, que significa costumbre.
Por otro lado, moral proviene del latín mos, moris, que también significa cos tumbre. Esto apoyaría la idea de que ambos conceptos son sinónimos. Sin embargo, si se profundiza en la etimología se observa que ética parece provenir del sánscrito satyan, que significa esencia, y parece que la raíz sánscrita del término moral es "ma", que significa medir. Por consiguiente, tiene más sentido esta última raíz, ya que al parecer proporciona un sentido mucho más lógico de lo que se desea expresar, es decir, una situación puede ser a la vez ética y moralmente posible, ya que se podría medir el hecho en función del cuestionamiento ético que se hace.
La ética es una rama de la "filosofía moral". Podemos definirla como: "La ciencia que estudia las acciones humanas en cuanto son buenas o malas". Se ocupa del debe ser. Presenta un conjunto de principios y normas que forjan el "modo" en que el ser humano será más virtuoso. El hombre siempre actúa para obtener algún fin. La ética es la ciencia que le enseña cómo debe actuar para conseguir ese fin. Está comprobado que todos tenemos un conocimiento ético espontáneo y un conocimiento ético racional.

Algunos valores éticos en el marco empresarial
Las empresas se deberían instituir por propósitos responsables dirigidos a la consecución de valores éticos para con la comunidad y los empleados. La actividad empresarial de una organización afecta a muchos grupos constituyentes o stakeholders, que son los proveedores, accionistas, clientes, consumidores, competencia, comunidad general, etcétera.
Se exige de la actividad empresarial una actitud responsable para con dicha comunidad, ya que su comportamiento le repercute directa o indirectamente. Ser responsable significa dirigir la empresa midiendo el impacto de su actuación en estos grupos, respetando sus derechos e intereses legítimos. Se requiere evitar el engaño y la desinformación. Las señales que emite una empresa afectan a muchas personas, quienes confían en la información, y a partir de ella toman decisiones que a su vez afectan a otros. La comunidad confiará en estas señales en la medida que sean honestas.
Además, la confianza necesita el reconocimiento de compromisos implícitos en las promesas. La competencia leal y la consecución de calidad real son parte de la confianza. Su quebrantamiento perjudica directamente a las personas.
Se debe poner especial atención en tratar de actuar justamente tanto al otorgar oportunidades en el interior de la empresa como frente a todos aquellos grupos que tienen relación directa o indirecta con el quehacer de la organización.

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