Mariano Camacho Carrasco (1887-1934). Una vida dedicada a la salud pública.

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III M emorial M ariano C amacho

Cuadernos Ciezanos nº 13

[BIOGRAFÍA]

MARIANO CAMACHO CARRASCO (1867-1934). UNA VIDA DEDICADA A LA SALUD PÚBLICA. Manuela Caballero González

CUADERNOS CIEZANOS III Memorial Mariano Camacho ***

nº 12 [antropología] Topónimos de Cieza

Ana Belén Martínez Caballero y José Martínez Saorín ***

nº 13 [biografía] Mariano Camacho Carrasco (1867-1934): una vida dedicada a la salud publica Manuela Caballero González ***

nº 14 [arte] Las pinturas del Paseo de Cieza Rosa Campos Gómez ***

nº 15 [historia] Çieça la desdichada

Pedro José Herades Ruiz ***

nº 16 [poesía] Cieza, mi destino imposible María Pilar López ***

nº 17 [narrativa] Tres cartas urgentes Mariano Camacho ***

Diseño y montaje: Colectivo TrasCieza Impresión: Taller de la Palabra Edición: Club Atalaya / Ateneo de la Villa de Cieza. C/ Pablo Iglesias, 53. Cieza (Murcia) 30.530 Febrero 2014 Colaboración: Universidad de Murcia Común Atalayar C.B. ISBN: 978-84-616-8317-8

[BIOGRAFÍA]

MARIANO CAMACHO CARRASCO (1867-1934). UNA VIDA DEDICADA A LA SALUD PÚBLICA. Manuela Caballero González

Cuadernos Ciezanos Núm. 13.

Este texto obtuvo el primer premio ex aequo en el Certamen de Estudios Ciezanos del III Memorial Mariano Camacho, convocado para 2012 por la Universidad de Murcia, y la asociación Club Atalaya / Ateneo de la Villa de Cieza" con el patrocinio de "Común Atalayar, C.B."

DEDICATORIA A mis hijas Miriam y Laura, y a Pascual, mi compañero de viaje a Ítaca

Imagen de la página anterior: fotografía de Mariano Camcho Carrasco (h.1920)

M. Caballero González

Mariano Camacho Carrasco (1867-1934)

SUMARIO 0. Nota introductoria 1. Datos biográficos. 2. Huellas de su estancia en Cavite. 3. Nueva etapa 1899-1914. Su compromiso para dignificar la situación de la sanidad pública. 4. Médico titular en Cieza “por exigencias impetuosas del espíritu”. 5. Situación social, económica y sanitaria a principios del siglo XX en Cieza 6. La faceta de inventor 7. Nueva etapa dedicada a la Medicina Legal. 8. La familia Camacho, una saga de médicos. Bibliografía.

0.- Nota introducctoria La Organización Mundial de la Salud considera la salud pública no como algo concreto, sino como un conjunto de acciones entre la ciencia y el arte de prevenir las enfermedades, prolongar la vida, mejorar la salud y la vitalidad mental, para lo que se hace imprescindible la química, la bacteriología, la ingeniería, la estadística, la fisiología, la patología y la epidemiología, incluso algo de sociología. Conocido el concepto, veremos como la trayectoria profesional y humana de Mariano Camacho Carrasco encaja en todos y cada uno de los aspectos que implica el ejercicio de la salud pública, cuya esencia queda perfectamente sintetizada por Rodríguez Ocaña y Martínez Navarro cuando dicen que “se caracteriza por ser un saber mestizo, que se nutre de fuentes científicas diversas a las que une el enfoque poblacional (trata de los grupos humanos); sus saberes adoptan una inevitable vinculación local (versan sobre las relaciones entre las circunstancias de vida del grupo y su desempeño vital) y requieren una acción transformadora, algún tipo de intervención sobre dichas circunstancias, bien en sentido de estimular las que resultan positivas o coartar o impedir las que producen efectos nocivos”. -5-

1.- Datos biográficos. Mariano Camacho Martínez-Carrasco nació en Letur (Albacete) el 12 de agosto de 1867, tal y como consta en el Libro 12 de Bautismos de la Parroquia de Letur (AHD de Albacete, hoja 9). De adulto suprimiría Martínez a la hora de firmar, y así se le cita a lo largo de este texto. En esa localidad manchega estaba destinado como empleado de la Dirección General de Estadística su padre Mariano Camacho y Cortés, natural de Cieza, casado con Dolores Martínez Carrasco y Vergel, de Letur. También ejercía allí como médico cirujano un hermano, Manuel Camacho Cortés, que apadrinó a su sobrino. Éste fue un competente facultativo y un respetado personaje de la vida política y social del pueblo del que llegó a ser Alcalde en 1866. Así mismo queda recogida su actuación durante la epidemia de tifus que en 1869 diezmó la población de Letur, destacando los muchos esfuerzos que puso en combatirla hasta que contrajo la enfermedad, y no pudiendo superarla falleció el 8 de agosto de 1869.1 Este hecho pudo ser la causa que motivó el traslado de la familia a Albacete donde residía otro hermano, Pascual Camacho Cortés, por aquel entonces Jefe Económico de la Provincia. Allí nacería el hermano de Mariano, Tirso Camacho Martínez-Carrasco el 28 de enero de 1870.2

Mariano Camacho Carrasco, adolescente, dibujado de una fotografía por su nieto Tirso Camacho Mené -6-

Cuadernos Ciezanos nº 13 III Memorial Mariano Camacho

M. Caballero González

Mariano Camacho Carrasco (1867-1934)

No fue larga la estancia en la capital manchega, ya que poco tiempo después encontramos a la familia establecida en Cieza, donde los abuelos paternos José Camacho Baroja y María Cortés López, de Cieza y Mula respectivamente, vivían desde 18153. Sería aquí donde los hermanos pasaron los años de juventud hasta que comenzaron sus carreras en la Universidad Central de Madrid. Mariano se decantó por la Medicina y, por circunstancias que atravesó la familia en esa época, tuvo que trabajar en el Economato Militar para poder terminar los estudios. Tirso se matriculó en Derecho y, al igual que su hermano, tuvo que ayudarse dando clases a alumnos de los primeros cursos. En el ejercicio de su profesión médica, Mariano Camacho se dedicaría a la medicina general, practicó algunas especialidades y prestó servicios como médico forense. Los estudios de Medicina Legal en la licenciatura fueron incluidos en el Plan de estudios de 1843, impulsado por Pedro Mata y Fontanet, primer catedrático de esta nueva disciplina en Madrid4, que intuyó la importancia de un cuerpo médico preparado para peritar situaciones que les fueran planteadas por la Administración de Justicia. Con ese plan en el que figuraba la asignatura de Medicina Legal cursaría los estudios Mariano Camacho. Deberían pasar años para regular las funciones, organización y designación de estos facultativos, que en principio eran hechas por los Municipios. El Dr. Camacho se presentaría posteriormente a unas oposiciones de Médico Forense, que aprobó con el número 1, ejerciendo como tal en distintas poblaciones de Murcia y Andalucía. Su andadura profesional empieza en 1889, en Mula. El 30 de noviembre el Ayuntamiento de dicha localidad nombra a Mariano Camacho Carrasco Médico Titular con un sueldo anual de 999 pts. La Ley de Beneficencia de 1849 daba amplias competencias a los Ayuntamientos en cuestiones de higiene pública, facultándolos para contratar médicos, interinos y sustitutos, para proporcionar asistencia sanitaria gratuita a los enfermos pobres acreditados como tales en un censo. Los médicos eran contratados como empleados cualificados, no como profesionales libres sino en régimen de subordinación. La Beneficencia Municipal vino a sustituir en parte a los servicios de caridad ejercidos generalmente por las congregaciones religiosas. En Mula se estableció con sus padres y con Tirso, que acababa de terminar el servicio militar como voluntario en Filipinas, país donde ya ejercían cargos otros miembros de la familia Camacho y que, como veremos más adelante, jugaría un papel importante en la vida de los dos hermanos. Destacó muy pronto en su profesión. La prensa de la época hace alabanzas del “joven médico Mariano Camacho” en un artículo publicado en el Diario de Murcia el 20 de febrero de 1892.

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Poco después, el 29 de enero de 1893, aprueba las oposiciones en Cuadernos Ciezanos nº 13 La Unión y cesa en su primer destino. Su estancia allí debió ser breve, III Memorial ya que el 21 de marzo de 1893 es nombrado Médico Titular de Molina Mariano Camacho de Segura, trasladándose allí con sus padres y hermano.5 Dos años mas tarde se casa en Mula con María Teresa Blaya y Marín, hija de Antonio de Blaya y Luna y de Encarnación Marín y López de Molina, el viernes 21 de junio de 1895 en la iglesia de Santo Domingo. No hubo celebraciones, ya que la madre de Mariano, Dolores Martínez-Carrasco, había fallecido de pulmonía a los 57 años en Molina el día 6 de ese mismo mes6. Simultaneando los cambios de domicilio por cuestiones profesionales, los dos hermanos visitan con frecuencia Cieza, tal como queda recogido en la prensa local y regional, que daba pormenorizados detalles de los logros como poeta de Tirso, así como noticias de Mariano, ya sean profesionales, familiares o sociales, quedando constancia de que les visitaban con frecuencia jóvenes ciezanos, como Francisco Pérez Cervera, Ricardo Oliver o Antonio Roig, entre otros. El 18 de abril de 1896 nacería en Molina su primer hijo, Mariano Camacho Blaya, y la noticia aparece en los Diarios con todo lujo de detalles sobre el bautismo7. Remarcan que los padres están de luto reciente (aún no hace el año de la muerte de la madre de Mariano), por lo que se ha tenido que reducir el número de invitados. Ese mismo año Tirso recoge su credencial de funcionario en Madrid y parte para un destino en Filipinas como secretario particular del Gobernador de Vigan. Mariano Camacho Carrasco a pesar de su juventud goza ya de prestigio y, como hemos visto, de una posición estable, pero como se nos va a revelar, no es una persona acomodaticia, los rasgos de su carácter de hombre de ciencia, comprometido con su profesión y con la situación social y laboral de su época, marcará toda su vida y sus múltiples destinos. Tan solo unos meses después de que su hermano se incorporara a su puesto en el archipiélago, él también viajaría a Filipinas. En opinión de algunos familiares, el motivo aducido fue buscar a su hermano. Desde mi punto de vista, después de este apasionante recorrido por su vida que tantas pistas me ha proporcionado de su carácter, su inquietud profesional también influyó y mucho en la decisión de marcharse a las islas, pues no fue como mero viajero, sino que se presentó al concurso convocado para proveer las plazas de Médicos Titulares de las provincias de Cavite y Albay, con residencia en Yndang y Catanduanes8, y tras acreditar los méritos requeridos consiguió una de las dos ofertadas. El 13 de julio de 1897 es nombrado mediante Real Orden del Ministerio de Ultramar, Médico Titular de la Provincia de Cavite con residencia en Yndang, por lo que cesa de su cargo en Molina de Segura, partiendo inmediatamente para Filipinas. -8-

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Mariano Camacho Carrasco (1867-1934)

Para hacernos una idea de la situación en el momento de su viaje tan sólo decir que el 15 de diciembre de ese mismo año se firmó la precaria Paz de Biac-na-Bató, que tras acusaciones de mutuas traiciones se rompió el 22 de abril de 1898. Se interrumpieron las relaciones diplomáticas y en la madrugada del 1 de mayo tuvo lugar en la Bahía de Manila el enfrentamiento entre las fuerzas navales de Estados Unidos y España, cuyo resultado fue la derrota de las fuerzas españolas. El 13 de agosto se firmó la rendición, por tanto tan solo unos meses después de su llegada le tocó vivir el tristemente famoso combate naval, siendo un testigo de excepción del desastre de Cavite, lugar donde estaban fondeados los barcos españoles. Sin duda tuvo que atender a los heridos. Si Tirso como Gobernador en funciones (tras abandonar el titular su puesto) corrió serio peligro, no fue menos al que estuvo expuesto nuestro médico. A las 4 de la madrugada se tocó zafarrancho de combate en los buques españoles desencadenándose la batalla. A las 14:30 de la tarde se ordenaba cesar el fuego y empezaban las conversaciones de rendición del arsenal de Cavite.9 Tirso estaba en Vigan, en la Provincia del Sur de Ilocos, y él era médico en Cavite. Les separaban 444 Km. Mariano, si pensó en algún momento reunirse con su hermano, sopesaría los riesgos: Filipinas era un escenario convulso donde se estaba escenificando el final del dominio español y la lucha por la independencia, y donde se imponía la presencia de EEUU que había puesto sus ojos en el archipiélago. Unido todo ello a la difícil orografía del país, peligro de asaltos y desprotección de los españoles, lo harían desistir de correr riesgos innecesarios. Al parecer, los hermanos no llegaron a encontrarse en Filipinas. En España Mariano había dejado una familia, ya habían nacido dos de sus hijos. Durante su ausencia su mujer se trasladó a Mula junto con su suegro que estaba por entonces muy delicado de salud, cuyo estado se fue agravando sin duda en la incertidumbre por la suerte de sus hijos, falleciendo el 24 de junio de 1898 a los 72 años, ausentes todavía los dos hermanos. En el Diario de Murcia del 28 de junio podemos leer: “con profunda pena hemos tenido la noticia del fallecimiento del anciano padre de nuestros queridos amigos Tirso y Mariano residentes los dos en el lejano y hoy agitado archipiélago filipino… deseándoles suerte para escapar de aquellos peligros y resignación…” Por lo que conocemos de su personalidad, podemos decir que Mariano Camacho Carrasco era un hombre trabajador y curioso, al que le gustaban los desafíos, además de un activo profesional, cuya inquietud intelectual le llevó a investigar y divulgar cuestiones sanitarias y a innovar en campos ajenos a la medicina, como desvelaremos más adelante. -9-

2.-Huellas de su estancia en Cavite. Las islas eran un enclave importante en el comercio marítimo desde tiempos inmemoriales siendo objeto de una incesante actividad. La apertura de las Filipinas al comercio europeo trajo al país productos de la Revolución Industrial por parte de británicos, franceses y alemanes principalmente. También trajo enfermedades. A su llegada a Cavite la situación sanitaria que encontró Mariano Camacho era bastante preocupante, aunque ya durante el siglo XIX se había mejorado el sistema de salud existiendo una Junta Superior de Sanidad, encabezada por el Gobernador General, el Director General de la Administración Civil y los médicos de la Universidad de Santo Tomás, primera escuela de medicina de Filipinas, que abrió sus puertas en 1872 y cuyo marco de trabajo fue copiado literalmente de la Universidad de España. Atrás iban quedando las Leyes de Indias que siglos atrás había delegado esta responsabilidad para los territorios de ultramar en la Iglesia, siendo los franciscanos quienes se ocupaban de la atención a enfermos e infectados.10 A principios del XIX el gobierno colonial abordó ciertas medidas como la vacunación (campaña contra la viruela de Balmis), o la cuarentena de los barcos. En 1889 se dieron una serie de normas para la salubridad y la higiene emitidas por la Junta Superior de Sanidad. A cada provincia se le asignaba un titular médico que se convertía en su Director de Salud., cargo que ocupó nuestro personaje hasta su regreso, tal como reseña Celestina Boncan en su trabajo sobre política y sanidad en Filipinas:11 “Los siguientes fueron los Titulares médicos de las siguientes provincias: 1897 Mariano Camacho y Carrasco-Cavite Yndang”. Se convirtió así en el último en ejercer este cargo según las leyes que dictaba España mientras fue soberana, otro “último de Filipinas” relacionado con la ciudad de Cieza12. Puede parecer que la estancia de Mariano en el hospital de Cavite no fue larga, pero desde luego fue productiva. El hospital en el que desarrolló su trabajo era el segundo en importancia en la isla y atendía a personal civil y militar, pero cuando aumentó la dotación de la Armada para defender la costa de los ataques de piratas, su capacidad para asistir población y soldados se reveló insuficiente, por lo que se construyó un nuevo hospital solo para militares. El de Cavite atendía a los pacientes mas desfavorecidos que acreditaban su situación con un certificado civil o religioso, tal y como lo contemplaba la ley de Servicios Públicos y Beneficencia. Durante la Insurrección, y ya contando entre sus facultativos al Dr. Mariano Camacho, se añadió a las funciones de éstos la atención a cárceles y presidios.13 Allí observaría que los soldados requerían mas atención por enfermedades que por heridas de guerra, que la población indígena -10-

Cuadernos Ciezanos nº 13 III Memorial Mariano Camacho

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se veía más afectada por enfermedades venéreas e infecciosas como el sarampión y la viruela y en cambio la europea era más vulnerable a las fiebres tifoideas y a la disentería, enfermedades endémicas del archipiélago, motivándolo a realizar una investigación sobre ello, estudiando de forma más extensa la disentería. Estos análisis y reflexiones se verían plasmados en un Tratado, a día de hoy inédito, y en cuya portada se lee “Disentería en Filipinas, por Mariano Camacho Carrasco. Médico del Cuerpo de Titulares de las Islas Filipinas”, que se encuentra en el archivo familiar. El trabajo consta de 147 páginas manuscritas divididas en cinco bloques: 1º. Una introducción, a la que sigue el desarrollo de tres puntos que él considera básicos; 2º. Etiología, 3º. Anatomía patológica, 4º. Síntomas y patogenia; para terminar con el 5º apartado que dedica a su Tratamiento.14 Tras la rendición de España, se inicia la repatriación de civiles y militares a la península. Él realizó el viaje de vuelta, según recuerdos familiares, en un buque hospital. Sabemos que en 1899 los dos hermanos Camacho ya se encuentran en Murcia. Concretamente en 27 de junio visitan Molina, hecho que como viene siendo habitual, encontramos en el Diario de Murcia de ese día, que da la noticia dándoles una cordial bienvenida. En cuanto a su situación laboral, el Dr. Camacho Carrasco no tuvo problemas para retomarla. El 30 de julio de 1899 por Real Orden es nombrado de nuevo titular en Molina, donde ejercerá durante los siguientes 15 años y donde nacerían el resto de sus hijos15.

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3.- Nueva etapa 1899-1914. Su compromiso para dignificar la situación de la sanidad pública. La situación general en España se hacía muy complicada en todos los aspectos. El siglo XIX pasó por el absolutismo, liberalismo, republicanismo, amenaza constante de pronunciamientos militares, enfrentamientos cantonales, guerra de Marruecos y pérdida de las colonias de América y Filipinas. Con la Restauración y el pacto de liberales y conservadores se inician políticas reformistas, una de cuyas manifestaciones fue la creación de la Comisión de Reformas Sociales en 1883, desde donde se recabó información sobre las condiciones sanitarias de las clases populares. El Estado terminaría por intervenir en la organización del nuevo concepto de higiene pública, adoptando diversas medidas en materia de salud y urbanismo: planes de ensanche, vigilancia de fronteras ante enfermedades infecciosas, control de alimentos, campañas de vacunación, fueron algunas de ellas. La sociedad española vivió un proceso de modernización conocido como "Regeneracionismo", cuyo propósito era reducir el aislamiento de nuestro país. Uno de ellos fue la reorganización de los servicios sanitarios. La Ley del Servicio General de Sanidad había sido aprobada en 1855, y a partir de ahí se fueron sucediendo otras. En 1904 la Ley de Instrucción General de Sanidad Pública reorganizó los servicios sanitarios creando muchas expectativas. El aumento presupuestario de 1909 auspiciaba mejoras que, aunque se reconocían insuficientes, eran motivo de esperanza. Surgen dos importantes novedades para los avances científicos sanitarios: el desarrollo de la Microbiología y la Medicina Social. Según un manual destinado a la instrucción de sanitarios de la época “la historia clínica que viene practicando la medicina tradicional se muestra insuficiente ante la actitud que adopta el investigador medico-social… cada día cobra mayor importancia el concepto de Medicina social que no debe confundirse con el de asistencia médica colectiva…”.16 Esta fue sin duda fue la actitud que el médico Camacho adoptó para desarrollar su trabajo. Para poner en práctica el nuevo concepto de enfermedad social, muchos médicos publicaron textos dirigidos a la población con el fin de resaltar la importancia de medidas de higiene y salubridad, analizando los problemas de vivienda, alimentación y hábitos, con una idea común: el precario estado de higiene influye directamente en el desarrollo económico del pueblo. Aún así, la asistencia sanitaria se orienta más a la población urbana y no a profundizar en la de los obreros en talleres e industrias. -12-

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Mariano Camacho Carrasco (1867-1934)

Encuadradas dentro de esta nueva forma de llegar a los ciudadanos por parte de los médicos municipales estarían las publicaciones que llevó a cabo nuestro médico, reflejándose en ellas punto por punto la esencia del manual al que antes hemos hecho referencia: diagnostico, tratamiento, prevención y rehabilitación social, así como equilibrio físico-mental; y, lo más importante, el secreto del éxito: lograr que la población colaborara. Mariano Camacho Carrasco fue Inspector de la Junta Municipal de Sanidad de Molina. Los Inspectores técnicos debían acreditar mediante oposición sus conocimientos en Higiene y Administración sanitaria. Fiel a esos planteamientos de la medicina social, el 1 de julio de 1910 ante la amenaza del brote de tifus exantemático, enfermedad que “estalla bruscamente, en medio de la más perfecta salud…”, elabora un escrito considerado por las autoridades de utilidad pública, imprimiéndolo y distribuyéndolo profusamente entre los vecinos. Su contenido refleja de forma clara las carencias y hábitos cotidianos, utiliza un lenguaje comprensible y llano, empezando por explicar qué es el tifus, para seguir con una serie de consejos concretos cuya aplicación suponga el mínimo coste posible, al ser conocedor de los escasos recursos con los que contaban los vecinos y siendo precisamente la población más pobre la de mayor riesgo. Empieza con las casas, “para la higiene de las vivienda, corrales, o cualquier otro sitio donde se vierta suciedad, abundante cantidad de una lechada de cal, preparada en la proporción de un kilogramo de cal apagada y desleída en dos o tres litros de agua”. Para la limpieza y ventilación de ropas y objetos, al carecer de estufa de desinfección, “por sumersión en agua hirviendo adicionando bicarbonato de sosa o de sal común… o por medio de fumigación por gases de azufre…”, dando a continuación instrucciones sobre el modo preciso de hacerlo. En cuanto a la alimentación, dieta vegetal y agua “buena o potable, hervidla o mejor agitadla enérgicamente”, sin olvidar la higiene personal, “lavados amplios echando mano del bicarbonato, para la higiene bucal, o agua bórica, (y) los que no puedan aun esto. agua hervida tibia”. Siguen las recomendaciones y termina dirigiéndose encareciendo a los braceros de aquel municipio, a quien el autor dedica el trabajo: “...sé lo que representa para vosotros el enorme trabajo que producís, la inclemencia del sol en esta época, la saturación intensa de vuestra sangre por los productos del trabajo excesivo… por la falta de positivos y regulares tratos alimenticios, quiero que meditéis, que ganaríais mucho para vuestro cuerpo y alma si os cubrís del sol… si impusierais a vuestros patronos que, en vez de todo el vino que hoy exigís… os diera a discreción refrescos abundantes -13-

hechos con agua pura, y con zumos y jarabes de fruta…”17. Este Cuadernos Ciezanos nº 13 última recomendación ilustra plenamente uno de los puntos antes III Memorial reseñados, la colaboración de la población, y para ello los consejos (a Mariano Camacho veces con carácter moralizante) iban dirigidos a la educación y modificación de los comportamientos, empleando diversas estrategias. Aquí vemos como sugiere un cambio en los hábitos considerados poco sanos, como es la ingesta de alcohol de los trabajadores, instándoles, sin que se puedan sentir ofendidos, a que reconsideren cambiar las costumbres mediante demandas más saludables a los patronos. En octubre de 1914 emite otro en términos similares, pero esta vez advirtiendo sobre la triquinosis, enfermedad que producía gran mortandad. Lo titula: ¡¡Libraos de la muerte producida por la incultura ó abandono!!, y contiene todo un decálogo de cómo comprar, criar y sacrificar los cerdos, declarando la guerra sin cuartel a ratas y ratones. Concluye diciendo que sigan los consejos “y así podrá asegurarse que no merecéis el anatema de incultos o abandonados, con que en otro caso, os execraría la opinión ilustrada”.18 Pero su labor no iba dirigida sólo a los aspectos sanitarios, sino que se implicaba en los problemas de la economía del pueblo. En 1910 en Molina de Segura se genera una gran alarma entre los cosecheros de frutas ante “los acaparadores de albaricoque, que maniobran para contribuir a elevar el precio de las mercancías…”, tal como publica el Diario El Tiempo el día 23 de mayo. Para acabar con la especulación se decide formar una Comisión de Juntas Locales cuyos objetivos serían mediar en las transacciones para lograr equidad de precios, asegurar la exportación a pesar de los acaparadores y estudiar las bases para constituir Sindicatos Agrícolas, remarcando que todo se quiere conseguir evitando todo tipo de violencias. Por unanimidad quedó constituida la Junta directiva, en la que figura como vocal Mariano Camacho Carrasco, poniéndose a trabajar de inmediato. A este seguirían otros documentos de carácter profesional y reivindicativo. En ellos propone reformas apelando a la necesidad de formar una Asociación de Médicos fuerte, que por su interés fueron igualmente editados y difundidos. Los primeros Colegios Médicos en España se crean a partir de 1893. No es necesario decir que hasta llegar a consolidarse tanto a nivel regional como nacional las condiciones fueron motivo de encendidos debates. Uno de ellos fue el que se generó ante la obligatoriedad de colegiarse para ejercer, que empezó a discutirse en 1898 y no se instauró hasta 1917. Desde 1893 la mayoría de los médicos sienten la necesidad de reunirse en torno a un colegio profesional y se propone que se cree un Colegio Central, cuya sede estaría en Madrid. En 1903 se realiza un Congreso sobre Deontología Médica que trató sobre la colegiación obligatoria, -14-

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Mariano Camacho Carrasco (1867-1934)

algunos aspectos de la Ley de Sanidad y la inamovilidad de los médicos titulares. En 1900 es declarado Colegio Oficial el de Cartagena y La Unión por Murcia, y en 1917 se promulga el Estatuto que cierra una etapa de incertidumbre al afianzar definitivamente estas corporaciones profesionales. Del intenso debate corporativo en el seno de estas sociedades tenemos testimonio a través de la actuación del Dr.Camacho Carrasco.19 Fue Delegado Provincial del Patronato de Médicos en 1909, y editó manifiestos cuyos contenidos pretendían ser un revulsivo entre sus colegas, instándoles a luchar por medio de acciones conjuntas por la emancipación de los médicos titulares del poder local, a que se aproveche la oportunidad de formar Asociaciones y se realicen acciones oportunas para ser funcionarios dignos y libres, y a través de ellas lograr un Reglamento del cuerpo, así como la institución del ansiado Montepío, añadiendo que estos fines se conseguirán cuanto más alejados de las esferas oficiales estén y el mayor daño sería dejar las decisiones a merced de los gobiernos. Así figura en una declaración que firma en Molina, el 24 de mayo de 1910, con el título “A los Médicos Titulares”.20 Otro documento a destacar es el informe que redacta a petición de la Junta de Sanidad fechado en Molina el 22 de septiembre de 1914, y que según sus propias palabras, lo emite “cumpliendo el honroso encargo que se le encomendó, así como dictado de su conciencia de forma franca y decidida, en lo que pretende ser un examen frío y desapasionado de la realidad de la situación sanitaria”. Se lamenta de que no se reconozca por unanimidad, tanto por políticos como la común opinión, el aforismo de que la salud del pueblo es la suprema Ley. En él es crítico con todos, dice sin tapujos que “el pecado capital acaso de nuestra raza de confiar a los poderes públicos la iniciativa, nos hace vivir permanentemente esperando estoicamente soluciones que se deberían conseguir con el esfuerzo colectivo. Reconoce que relevantes mentalidades y prestigiosos políticos lamentan la situación y se afanan por buscar medios apropiados, pero que a veces tardan demasiado en conseguir algo positivo y práctico”. Este documento fue entregado al Gobernador Civil para que los puntos expresados fuesen tenidos en cuenta en el proyecto sanitario que se está preparando, siendo su deseo que los datos que se aportan coayuden a resolver la verdadera situación sanitaria que atraviesa el País; situación que la Junta Municipal de Molina, de la que él es secretario en esa fecha, juzga como “extremadamente deplorable”, pasando a argumentarlo en el escrito "¡Hay que laborar por la salud de los pueblos!"21. Denuncia que los municipios por -15-

su actual disposición, carecen de recursos para satisfacer las exigen- Cuadernos Ciezanos nº 13 cias de la Moderna Higiene, y pide que se salga de la pasiva indifeIII Memorial rencia, tanto a los políticos como a los ciudadanos, ya que el proyecto Mariano Camacho “es irrealizable por la acción puramente privada y solo factible por la imperiosa determinación de los poderes públicos”. Como vemos su actividad es incesante, a pesar de que en su mente tiene ya un nuevo destino. Esto lo escribía en octubre, y el 21 de diciembre de 1914 presenta su renuncia como titular en Molina. La noticia, como no podía ser menos, es publicada en la prensa que recoge el cese dando las fechas desde las que ha ejercido, para continuar con un resumen de lo que ha sido su actuación y la impresión que deja en la villa: “Don Mariano Camacho Carrasco…Inspector Municipal de Sanidad desde la creación de dichos funcionarios…ha cumplido sus deberes profesionales con la mayor ilustración y celo, vulgarizando sus profundos conocimientos en la ciencia médica y haciéndose acreedor por sus servicios sanitarios y caballerosidad, al respeto y consideración mas distinguida de autoridades y vecindario, que sienten su ausencia de tan reputado facultativo, pero deseándole todo genero de prosperidades en su nuevo cargo”22

4.- Médico titular en Cieza “por exigencias impetuosas del espíritu”. "Por exigencias impetuosas del espíritu..." Así empieza la solicitud que dirige al Consistorio ciezano para la obtención de la plaza de Médico Cirujano Titular vacante desde el fallecimiento de D. Álvaro Biedma Ortega. Para proveer esa plaza el Alcalde emite un edicto para que en el plazo de 30 días los candidatos presenten méritos y condiciones23. En dicho escrito expone las razones que lo impulsan, así como sus intenciones y modo científico con el que obrará en el desempeño de sus funciones. Aduce una “ya larga experiencia” y que aunque se dedicará a la práctica general de la Medicina, tratará de especializar sus intervenciones en medicina interna y obstetricia, en el tratamiento de embarazos, partos, puerperios y abortos, para lo que se servirá de medios auxiliares de diagnóstico y tratamiento. Es importante recuperar testimonios como éste que pueden aportar nuevos datos a la historia de la Medicina en Murcia, como por ejemplo en qué consistían esos medios que llama de ciencia moderna: “Propongo servirme de factores… de la radioscopia o rayos X, y actuaciones electroterápicas, que proyecto realizar mediante la instalación correspondiente, que iré ampliando y perfeccionando… constituyendo así (si el favor de la población lo determina) -16-

M. Caballero González

Mariano Camacho Carrasco (1867-1934)

una nueva especialidad”24. El documento está fechado en Cieza, Diciembre de 1914. Hay que tener en cuenta que en esas fechas se están incorporando avances en muchos campos, entre ellos los Rayos X. La nueva técnica aportará al diagnóstico y tratamiento grandes posibilidades hasta ese momento insospechadas, pero son instalaciones caras y difíciles de obtener. El primer gabinete de la Región de Murcia se instaló en Cartagena en 1900, a éste seguiría otros de carácter particular en Murcia y diferentes localidades, y sólo a partir de 1911 se contaría con uno en el Hospital Provincial de Murcia25. En la información aportada por los autores del libro sobre Historia de la Radiología en Murcia, encontramos que Cieza cuenta con una instalación en 1916, y sabemos por noticias de otras publicaciones que otro médico de Cieza, el Dr. Gregorio Parra adquiere un nuevo aparato para su clínica en 1922.26 No sabemos si la de 1916 pudo ser de Mariano Camacho, pero sí que él contó con una, por otra parte necesaria para su trabajo como forense, para lo que fueron requeridas sus radiografías como pruebas en varias ocasiones.

Ayuntamiento de Cieza, a principios del novecientos -17-

5.- Situación social, económica y sanitaria a principios del Cuadernos Ciezanos nº 13 siglo

XX en Cieza

El período en el que ejerce como médico Municipal en Cieza está marcado por varias epidemias, que unidas a las enfermedades ocasionadas por las malas condiciones higiénicas y nutricionales hacía que la situación sanitaria fuese muy dura. Cieza en aquellos años está inmersa en una crisis económica. La agricultura es la base de la economía y la lista de pobres con derecho a asistencia médica costeada por el Municipio llega a alcanzar a un tercio de los habitantes. A modo de ejemplo, a principios de 1914 hay constancia de que las peticiones de ingreso en la lista de pobres, condición imprescindible para tener derecho a las prestaciones de la Beneficencia Municipal, eran de una media de 6 en cada sesión, tal como queda reflejado en las actas. Tomó posesión en 1914, y en esos momentos los Médicos Titulares mantienen un conflicto con el Ayuntamiento al que demandan mejoras en las condiciones de trabajo, el aumento de facultativos, y un salario digno. Para ello redactan una serie de instancias pidiendo les asignen 2.500 pts de sueldo, por ser plazas de 1ª Categoría las de Cieza, tal como apareció en la Gaceta de Madrid de 9/8/1904, y que no se llegó a aplicar, asignándoseles la cantidad de 1.500 pts. En 1925 todavía siguen con esta reivindicación. Como se puede apreciar en actas posteriores, solidario con sus compañeros y fiel a sus principios tal como venimos observando a lo largo de su trayectoria, sigue suscribiendo reivindicaciones y elevando las peticiones que creía necesarias durante los 13 años que ejerció en esta villa. Entre las actividades como Titular figuraban los reconocimientos a los mozos ciezanos para su prestación en el ejército. Sabemos que en 1917 es designado para “reconocimiento en el juicio de excepciones a los mozos del presente reemplazo”, aunque días después fue declarado incompatible “por tener un hijo incluido en él”27 Para hacernos una idea de la situación en la ciudad haremos un somero recorrido por diferentes aspectos de la vida cotidiana. La etapa liberal en España trajo muchos proyectos, uno de los más importantes fue la transformación de las ciudades mediante los Planes de Ensanche, que se prolongarían hasta la 2ª República, y si en las grandes urbes como Barcelona, Madrid o Sevilla ya era difícil llevarlos a cabo, no digamos lo que sería en poblaciones como Cieza. Aquí, las barbacanas que rodean el pueblo ofrecían serio peligro y el proyecto de Ensanche todavía tardará años en desarrollarse. Las calles necesitan engravado constante que sólo llega a unas pocas, la de Mesones se denuncia intransitable, y las “inopinadas” riadas arruinan caminos y puentes. Los agentes de vigilancia y limpieza son insuficientes. -18-

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Quedan constatadas en capitulares y prensa las pobres infraestructuras y servicios de que dispone el pueblo. Cieza todavía no tiene una red de alcantarillado -habría que esperar hasta los años 30-, el alumbrado público es muy deficiente, tampoco el agua potable es fácil de conseguir. Asimismo carece de un Mercado donde vender los productos con un mínimo de garantía de higiene. En 1913 una encuesta, llevada a cabo por Hauser28 entre los Inspectores Provinciales de Sanidad, puso de relieve que la gran mayoría de las capitales españolas carecía de las condiciones sanitarias necesarias para la salud de sus habitantes. En 1917 un tercio de los municipios españoles no disponía de abastecimiento de agua potable. Según la Inspección de Sanidad, en 1918 una cuarta parte del total de los 9.261 términos municipales de España poseía caudales de agua insuficientes, y solo un 70% de los manantiales que la suministraban eran potables, según análisis higrométrico, no bacteriológico29. El 28 de agosto de 1918 el Consistorio ciezano admite que “urge” realizar un análisis y advertir de las impurezas de las aguas del Segura, de donde se surte gran parte de la población. En cuanto a la sanidad, son muchos los problemas que necesitaban atención. La Sociedad de Higiene pidió en 1889 al gobierno de España que dispusiera la organización de servicios municipales de desinfección, pero en el verano de 1914, como en veranos anteriores, sigue siendo un motivo de preocupación ya que los Concejales piden se extreme la vigilancia para evitar focos de infección, sobre todo en substancias alimenticias, y para atajar posibles fraudes y carencias ocasionadas por la guerra europea, con el fin de evitar los temidos conflictos sociales que ya habían tenido lugar en situaciones de crisis en fechas no muy lejanas. La Ley Municipal de 1877 estipulaba la creación de laboratorios municipales para agua, alimentos y productos patológicos, pero esto sólo podían cumplirlo algunas grandes ciudades. En Cieza ya se hacía difícil cubrir los gastos por medicamentos a pobres, vacunas (51 pts), aparatos ortopédicos (161 pts) y las partidas destinadas al “pago de sanguijuelas al farmacéutico Hernández Ros 61 pts”30. Preocupan los efectos de la difteria, la tuberculosis y son los años de la gran pandemia mal llamada Gripe española que asoló el mundo entre 1918 y 1921, y que concretamente en España dejó al descubierto el precario estado de la sanidad. En plena epidemia, el concejal Marín Oliver expresa la necesidad de la compra de una estufa de desinfección para evitar contagios, incluso apunta que, si se hacen economías, con 3000 pts sería suficiente, y otras 900 pts para una habitación donde desinfectar ropas, rogando que al menos esto se lleve a cabo. Se toma el acuerdo de adquirir la estufa… pero se aplaza para un momento -19-

económicamente más oportuno31. En el 1917 Salmerón pregunta “si se tiene constancia de los casos de viruela en el pueblo...”, a lo que el Alcalde le responde que “los Médicos Titulares le tienen diariamente informado y que los casos presentado hasta ahora son aislados y no revisten extrema gravedad... se está llevando a cabo por los mismos una campaña de vacunación...”32 En cuanto a la economía, la agricultura era la principal actividad y apenas daba para subsistir. Un testimonio para ilustrar la precaria situación se ve reflejada en los ruegos del concejal Gerónimo Salmerón sobre medidas especiales “a efectos de apreciar la pobreza de los individuos de las familias de los mozos que aleguen en el presente año excepciones... el jornal de un bracero es de 2,25 pts.”33 Por esos años en Cieza está despertando la industria espartera, que si bien al principio sólo era un complemento a los menguados ingresos de los jornaleros del campo, poco después absorbía casi la totalidad de mano de obra, tanto de hombres como de mujeres y niños. La situación empeoró con el conflicto mundial, ya que muchos ciezanos tuvieron que volver desde Francia y Orán, concretamente el 29 de diciembre de 1914 se tiene constancia de que son 128 los repatriados34, que lógicamente pasan a engrosar la lista de desempleados. La guerra dificulta la salida de frutos, por lo que algunos municipios deciden crear una Junta de Iniciativas convocándose asambleas regionales para ayudar a los productores. Piden al Ministerio la adopción de medidas urgentes, tales como la ejecución de las obras públicas solicitadas con anterioridad y con proyecto aprobado, como la construcción del puente de la Rambla de la Fuente del Judío, el tramo de ferrocarril Jumilla-Cieza, o el Camino Cieza-Calasparra, entre otras. Se podría decir que los problemas y soluciones son similares a los que nos atañen en la actualidad. En 1915 el Consistorio estima que la población está en torno a las 16.000 personas. Durante una sesión el concejal Marín Oliver manifiesta: “Es indudable que la industria espartera constituye el principal elemento para el mantenimiento de la clase obrera, por consiguiente hay que prestarle todo cuanto sea posible para que no desaparezca alentando a los dueños para que sigan la fabricación y den trabajo a los ciezanos y no den esparto a gentes extrañas para hacer lía”35. Serían años en los que esa industria hizo esfuerzos con los medios de que disponía, sorteando innumerables obstáculos, como el que se originó cuando por motivos de la guerra los puertos estaban bloqueados y el aumento de precio de los fletes casi paralizó la exportación naranjera, una de las principales salidas de los productos elaborados en Cieza, lo que dejó almacenes llenos de lías y capachos sin poder darles salida. Como medida se propone -20-

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facilitar la emigración, reduciendo los inconvenientes y tasas. Por lo visto muchos ciezanos optaron por irse, ya que el 28 de abril de 1920 se recoge en el pleno municipal que “ha mejorado la situación por la gran emigración que ha habido y por los trabajos que ha habido…” No era la primera vez que ocurría. La actividad espartera remedió la situación de muchas familias ciezanas, pero el precio fue alto. A las jornadas interminables por sueldos bajísimos, había que unir los peligros de accidentes ocasionados por la maquinaria, el duro trabajo infantil y de las mujeres que tenían que amamantar y cuidar en la mayoría de los casos a sus recién nacidos al pie de los mazos, y las consecuencias de respirar el lesivo polvo del esparto. Las condiciones en que se desarrollaba este trabajo en sus diferentes fases derivaban en accidentes y enfermedades con los que sin duda se encontraría a diario el médico Camacho en su consultorio. Eran enfermedades muchas de ellas causadas por inhalación de ese polvo, y de las que se conocía muy poco. Quedaba mucho camino por recorrer en ese campo, ya que hasta 1932 no se describiría por primera vez la cannabosis provocada por el cáñamo, con la que se identificaron en un principio las enfermedades respiratorias de los trabajadores del esparto por guardar alguna semejanza. No sería hasta 1961 que el Dr. Rodríguez Adrados, pionero en su estudio, propondría el nombre de espartosis para las sufridas por la inhalación del polvo de esparto, diferenciándola totalmente de la cannabosis. El origen de su trabajo36 “fue consecuencia de los 5 años de ejercicio como médico en Cieza, que puede considerarse como el centro de esta industria”, según sus propias palabras. Ser conocedor de los problemas y equipamiento de las fábricas por circunstancias de amistad y lazos familiares, motivaría al médico Camacho a trabajar en soluciones no sólo en el campo sanitario, sino, y esta es una faceta sorprendente del doctor, en el de la innovación y aportación de conocimientos al estado de la técnica, es decir, patentando un invento relacionado con la industria espartera.37 7. La faceta de inventor. Ningún aspecto que le rodeaba parece serle ajeno. Si su estancia en Filipinas en 1898 dio lugar al trabajo de investigación sobre enfermedades endémicas, en Cieza se nos revela interesado en los entresijos de la principal actividad económica, aportando su idea de una máquina compleja con la que pretende paliar algunos de los grandes problemas de que adolece la actividad de los esparteros y picaoras: la seguridad, al tiempo que, según justifica, también mejorará el rendimiento. -21-

Como hemos apuntado, conoció muy de cerca el equipamiento, instalaciones y procesos de las fábricas esparteras ciezanas, y en particular la del empresario García Silvestre, que seguro que la visitaría con frecuencia, formulando cientos de preguntas y viendo in situ los detalles que lo llevaría finalmente a plasmar su idea. Tiene entonces 53 años, su hijo Mariano Camacho Blaya (Molina de Segura 1896-Cieza 1990) se había casado en Cieza con Clara García García (1903-1993). Ella es hija de Francisca García y José García Silvestre, empresario del esparto oriundo de Hellín, conocido por el alias de “El Precioso”. Su industria fue una de las más importantes de Cieza, llegó a tener 370 trabajadores a finales de 1930, siendo la 2ª en la ciudad por capacidad de empleo.38 García Silvestre compartió inquietud con Mariano, ya que el mismo patentó varias máquinas y su empresa tenía varias marcas registradas. Se dedicaba a hilados de esparto y sus manufacturas y estaba ubicada en la que hoy es calle Santiago. El invento. Descripción y fundamento. Mariano Camacho ideó un nuevo procedimiento mecánico de dislaceración fibrilar de los tejidos vegetales textiles de hojas o tallo prolongados y de cemento intercelular duro. En la solicitud de la patente de invento propio explicaba en primer lugar que la industria textil constaba de muchas subdivisiones que exigían ser mejoradas. El procedimiento propuesto se basaba en que todo tejido celular de un ser vivo está unido por una sustancia llamada cemento, y concretamente sobre la que conforma el esparto se actúa para obtener la parte útil de éste, haciéndole pasar por operaciones de enriado, embalse u otras, para así reblandecer su estructura y poder separarlo. El esparto o “stipa tenacíssima” es durísimo para separar y ablandar su cemento, y desde antiguo los métodos son golpear sus hojas maceradas o crudas para después someterlo a rastrillos o peines mediante procesos muy elementales industrialmente. El propósito del invento era “aportar a la industria de mi país incuestionables beneficios”. En su informe leemos que “las máquinas actuales son de escasa utilidad, aparatosas, grandes, consistentes en mazos prismáticos, que de forma alterna gravitan sobre el esparto movidos por las manos de las operarias, que a veces les provocan graves lesiones. Técnicamente los cilindros producen una incompleta trituración. El rastrillado o cardado es labor humana, las máquinas hasta ahora solo han conseguido obtener estopa (fibras cortas y no paralelas) de escasa aplicación. Siendo este el estado actual de la industria de dislaceración fibrilar de referencia, se impone algo nuevo que satisfaga las aspiraciones de la época”. -22-

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Patente de invención nº 74.022. Procedimiento Camacho-Blaya La solicitud de patente, fechada el 2 de junio de 1920, fue presentada en el Gobierno Civil de Murcia el dia 8 del mismo mes. El título completo del invento era "Procedimiento CamachoBlaya de disociación fibrilar de los tejidos vegetales textiles de hojas o tallos prolongados y de cemento intercelular duro, por actuación combinada de cilindros, mazos y peines". El objeto propuesto de invención comprendía dos grupos de tareas en los que se considera estructurada la industria textil: 1º.- Majado del esparto, trituración para el cáñamo, lino y otros. 2º.- Rastrillado, necesario para ciertas manufacturas de esparto e imprescindible para los demás textiles. Su objetivo era aunar las dos operaciones en una sola máquina o motivo industrial. Para ilustrar mejor su ingenio aporta tres láminas. La primera es un croquis lateral de la máquina.

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Cuadernos Ciezanos nº 13 La 2ª lámina es también una visión lateral donde se aprecian los engranajes, bases, dentajes y la armadura. En la 3ª, según su autor, se observa la estructura completa de la máquina, para así comprender en que consiste el “procedimiento Camacho-Blaya”, que de forma resumida se puede describir de la siguiente forma: 1º.- Los cilindros: mediante disposición armónica de un gran cilindro, la masa sufre dos acciones contundentes, traslación y modificación, para seguir experimentando otra clase de influencias. 2º.- Los mazos: su finalidad es golpear en todos los puntos de la sustancia a trabajar. 3º.- Los peines: elemento para la operación de rastrillado o completa disociación de las fibras largas. 4º.- Acción dinámica única para el movimiento de los cilindros y mazos. 5º.- Acción elástica de los cilindros: Los dentajes, como se observa en el dibujo, separan, variando las distancias por efecto de los muelles que aseguran la acción elástica pretendida. 6º.- La masa de tejido será siempre de las mismas dimensiones de grosor y anchura. Se adapta por completo el tejido aportado a la máquina, a las dimensiones de la mortaja. 7º.- El último cilindro alimenticio y los dos últimos expulsores han de tener asegurada su acción elástica. Ésta estará regulada por el funcionamiento exacto de los muelles y asegurará que pueda realizarse de modo satisfactorio el rastrillado. 8º.- El movimiento de los cilindros estará supeditado a la necesidad de un golpe y elevación inmediata de los mazos. Las aspas serán las encargadas de proporcionarlo. 9º.- Los materiales. Disposición adecuada para cada tejido textil.Para que la máquina sea eficiente con el esparto, los muelles de los mazos han de ser extremadamente potentes, los cilindros de piedra y el resto de madera lisa. Si la fibra a tratar fuese cáñamo o lino bastaría con cilindros de hierro y la madera de superficie estriada.“En tanto no se automatice, los mazos han de ser movidos por el hombre por medio de pedales que permitan el libre uso de las manos, necesarias para otras operaciones”. Y con esos nueve puntos da por finalizada la explicación del objeto de su invención. -24-

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Función del procedimiento. Según expone en varias partes del documento, la función de la máquina que ha patentado y los usos o labores que se pueden realizar con ella serían los siguientes: simple majado de esparto (lo que explica detalladamente), rastrillado del mismo (previa y convenientemente majado), y rastrillado y majado simultaneo. Considera que su máquina sería “la más práctica y de mayor rendimiento industrial, pues en un solo momento se llevan a cabo las dos operaciones principales”. Reivindica que el Procedimiento CamachoBlaya “es nuevo y de mi propia invención” y ha de aportar novedad al estado de la técnica, dejando constancia que para presentarlo en la oficina de patentes, ha consultado obras de mecánica industrial y recorrido muchos lugares, no habiendo encontrado nada semejante. La manera de trabajar que había encontrado en ese momento consistía en “los mazos aislados, los cilindros solos, sin éxito, se intentaban aplicar al esparto, los peines también solos, pero la COMBINACION es actuación completamente nueva y de mi propia invención. Tal es lo que tengo el honor de exponer y someter a la consideración de quien tenga que conocer la razón y fundamentos del procedimiento que trato de patentar.” Cuando patenta su invento son pocos los años que le restaban de ejercicio en Cieza. Aunque por su posición, edad y lazos familiares pudiera parecer que sería su lugar de jubilación, todavía le quedaban destinos que recorrer. La situación socioeconómica no había mejorado mucho, de forma reiterada recogemos noticias de crecidas, sequías, demandas de los médicos para que el Consistorio eleve el gasto de atención sanitaria. Concretamente los farmacéuticos que eran quienes suministraban los sueros, vacunas, medicamentos, sanguijuelas y aparatos ortopédicos, piden que se pase de las 4.500 pesetas anuales a 6.000, debido al número excesivo de pobres en las listas.39 También se abrían escuelas como las Graduadas de niños donde Mariano Camacho impartió conferencias, se creó un mercado semanal, hubo ferias y teatro, porque también la vida se abría paso a pesar de los inconvenientes, como en todas la épocas. Y también los médicos protagonizaron algún episodio curioso que queremos reproducir, por no abundar tan sólo en las noticias negativas. La anécdota es la siguiente: el 10 de abril de 1922 con motivo de la jubilación del Dr. Santiago Ramón y Cajal se decide, a propuesta del Alcalde, dedicarle algún tipo de homenaje, sugiriendo dar su nombre a la calle hasta entonces llamada Puerta de Madrid. La idea es acogida con entusiasmo, y los Médicos Titulares, entre ellos Mariano Camacho, se ofrecen para costear las placas de la nueva calle. Además se donan 100 pts para colaborar en las obras del Instituto Cajal proyectado

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en Madrid.40 El 30 de agosto de 1922 se recibe un telegrama en el Consistorio: “Alcalde Cieza=Profundamente emocionado ante el inmerecido homenaje me apresuro transmitir a Vds. mi afecto y devoción= Cajal”. 41

7.- Nueva etapa dedicada a la Medicina Legal. El 6 de junio de 1923 dirige una solicitud al Concejo pidiendo que le sea concedida una licencia de 6 meses para ausentarse de la población por asuntos propios, dejando como sustituto a su hijo Don Mariano Camacho Blaya, a lo que la Presidencia accede, ya que esta prerrogativa está recogida en la cláusula 7ª del contrato que tiene el solicitante con el Ayuntamiento, admitiendo a su hijo para el cargo.42 Los meses de licencia pedidos quizá los necesitaba para presentarse al cargo de Médico Forense y de la Prisión Preventiva que había quedado vacante en el Juzgado de 1ª Instancia de Lorca. El 24 de septiembre de 1923 se publica en la Gaceta de Madrid la convocatoria y condiciones que han de cumplir los solicitantes43. Sin duda él fue uno de ellos. En octubre de ese mismo año ingresa como miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia44. Cumplida su licencia de 6 meses en diciembre, Mariano Camacho Carrasco presenta por incompatibilidad la renuncia de su cargo de Médico Titular de esta villa y se nombra interinamente para que desempeñe este servicio a su hijo, el facultativo Mariano Camacho Blaya. Igualmente se leyó el escrito que suscribe el facultativo, exponiendo que ha sido nombrado Médico forense de la Prisión preventiva del Juzgado de 1ª Instancia de Lorca por lo que renuncia el cargo de Titular de esta villa que ocupa en la actualidad. La Corporación accedió a lo que el peticionario solicita y conforme a las atribuciones que le confieren el artículo 78 de la Ley Municipal y 27 del Reglamento de 14 de Junio de 1891 designó con carácter interino iguales emolumentos e idénticas obligaciones al Médico Mariano Camacho Blaya, cuya capacidad y condiciones legales acredita el titulo correspondiente expedido a su favor por el Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes con fecha de 7 de Junio de 1923 anotado en el Registro General de la sección al folio 169 nº 202, revisado el día 27 de igual mes por la Secretaría General de la Universidad Central y tomada razón del mismo el 28 en la Facultad de Medicina, según aparece de las correspondientes diligencias.45 En 1931 seguía ejerciendo su labor como médico forense en Lorca. Ese año traería para la familia un luctuoso suceso. Ya que tenemos la oportunidad, sabremos lo ocurrido como si hubiésemos comprado La Verdad del 26 de noviembre de 1931: “CAIDA DESGRACIADA: La Sra. Esposa del médico forense D. Mariano -27-

Camacho sufrió un desvanecimiento junto a la escalera, rodando Cuadernos Ciezanos nº 13 por ella, resultando en grave estado, se teme un triste desenlace”. Y III Memorial en la del día siguiente: "DEFUNCIÓN Y ENTIERRO. Como se temía y Mariano Camacho dábamos cuenta en la madrugada ha dejado de existir Doña Teresa Blaya Marín, a la edad de 58 años… su entierro ha tenido lugar en la Iglesia del Rosario, desde donde ha sido trasladada… al Cementerio de la Ciudad de Cieza, en donde ha recibido cristiana sepultura…” En días posteriores se sucedieron los testimonios de pésame desde Mula, Molina, Murcia y Cieza donde Mariano Camacho es recordado por “su inestimable trato caballeresco y humano, además de buen profesional”.46 Quizá sería esta circunstancia de perder a su esposa lo que le influyó para solicitar un nuevo destino como médico forense en Granada, aunque visita con cierta frecuencia Cieza. En marzo y septiembre de 1932 pasa un tiempo con sus hijos para regresar otra vez a Granada, donde sólo ejercería un año, ya que volvió a Murcia en 1933. Allí abrió consulta, aunque sería por poco tiempo, ya que falleció el 13 de marzo de 1934, a los 67 años de edad, en pleno ejercicio de su profesión, tal como venía haciéndolo desde 1889. Era habitual que realizara visitas a pacientes que vivían en los campos o pedanías, desplazándose para ello a caballo. A la vuelta de una de éstas, se vio sorprendido por un fuerte aguacero, ocasionándole un enfriamiento que en poco tiempo derivó en pulmonía, de la que no se pudo recuperar47. Fue enterrado en el panteón familiar de Cieza. Tres días después de su muerte, Tirso publica un soneto como homenaje a su “llorado hermano Mariano, médico” que titula El centro de las almas48, y que decía así: Fue tu misión augusta y salvadora curar los males, endulzar las penas, hacer consoladoras y serenas las noches del que sufre y del que llora Con abnegado afán, a toda hora enjugaste las lágrimas ajenas, porque tus manos de remedios llenas fueron del triste égida protectora De sacrificio y de virtud modelo cuando las ansias del enfermo asumes mueres por el deber con santo celo… ¡Reposa! Ya en tu honor vibran las palmas. ¡La patria de los justos es el Cielo; que no es la tierra el centro de las almas! Tirso Camacho -28-

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8.- Familia Camacho, una saga de médicos.

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Se cerraba así el periplo de una persona singular. En esta ocasión, si recurrimos al dicho popular de que “algo se trasmite del padrino en la pila bautismal”, tendríamos que darlo como cierto, ya que como detallábamos al principio del escrito, su tío y padrino fue médico y murió literalmente a pie de cama de sus enfermos, como él, luchador y reivindicativo. Mariano Camacho Carrasco fue padre de diez hijos, siendo uno de sus objetivos que todos hicieran “una carrera”, entre sus descendiente muchos han seguido su vocación, concretamente en Cieza su hijo Mariano Camacho Blaya y su nieto Mariano Camacho García, cuya trayectoria humana y profesional ha dado lugar a un Memorial en cuyo seno se desarrollan y publican estudios locales. Fue combativo con los poderes públicos para lograr dignidad en la práctica sanitaria, crítico con sus compañeros de profesión, sin excluirse, por “la abulia en la que parecen estar sumidos”, animando siempre a luchar por la independencia de los facultativos, como se puede leer en los manifiestos que escribió entre 1905 y 1910 como Delegado Provincial. Como miembro de la Junta de Sanidad, trabajó en temas relacionados con la prevención, vacunación y la higiene, y como hemos visto su paso por los diferentes destinos, ha dado lugar a aportaciones concretas relacionadas con la singularidad local, tales como el estudio de la disentería en Filipinas, o la mejora en la industria espartera de Cieza, patentando su máquina “CamachoBlaya”. Admirado y bien considerado como médico y persona por la mayoría, y cuestionado sin duda por otros, sobre todo en la etapa de Delegado Provincial, llevándolo a dimitir del cargo (aunque tuvo que reconsiderarlo a petición de sus propios compañeros), su figura y su vida, a mi juicio, merecía ser recogida, y he de confesar que al principio sólo tenía algunos indicios: una máquina, recuerdos familiares y su nombre en unas actas. Pero en el transcurso de la investigación han surgido matices que han ido enriqueciéndola, haciendo necesario dar nuevos enfoques a este trabajo para aportar una información espero que útil, no por este escrito en sí, sino porque se confirma que hay mucho por descubrir todavía y la historia local puede aportar sorpresas gratificantes que contribuyan a futuras investigaciones, las cuales hagan más coherente la comprensión de esa “historia global” de la que todos formamos parte. Para ello es necesario dar la importancia que merece la conservación y gestión de los archivos así como felicitar a las familias que guardan legados y los ceden para su estudio; a veces lo que atesoran interesa a más gente de la que imaginan, y por supuesto es obvio que tenemos -29-

necesidad de nuevas iniciativas que potencien el conocimiento y Cuadernos Ciezanos nº 13 divulgación del patrimonio en todas sus expresiones. III Memorial Este trabajo sólo pretende ser eso, una pequeña contribución Mariano Camacho para conocer mejor un personaje y su tiempo, cuyas raíces y descendientes tanto tienen que ver con la ciudad de Cieza pero que nos ha llevado a conocer otros pueblos, unos cercanos y otros en Ultramar. Que su experiencia sirva para enriquecer nuestra historia social y cultural (*). Manuela Caballero González

(*) Mi agradecimiento a Tirso Camacho Mené, Manuel Enrique

Gutiérrez Camacho y Javier Martínez Alcázar; sus aportaciones han contribuido a enriquecer este trabajo. Gracias también a Francisca Jiménez, directora del Archivo Municipal de Molina de Segura, Julián A. García, titular de la Biblioteca pública de Letur, y a todo el personal del Archivo y Biblioteca Municipal de Cieza por facilitar siempre mi trabajo.

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TOMÁS, J, 1988, p. 297, 298, 491. GUTIERREZ CAMACHO, Manuel Enrique,2005,pp. 22-23. MARTÍNEZ ALCÁZAR, Javier,2006 , pp. 12-13. DELGADO, ARIMANY, ANDRÉS, y PERA, 2011, pp. 2-4. Diario de Murcia, 8-6-1893, Archivo Municipal de Murcia, en adelante AMMu. Diario de Murcia, 8-6-1895, AMMu. Diario de Murcia, 25-6-1896, AMMu. Archivo Histórico Nacional, (AHN), ULTRAMAR, 5319, EXP.4.   ANCA ALAMILLO, Alejandro, http://www.revistanaval.com/armada/batallas/cavite.htm SALES COLÍN, O, 2005, p. 11. BONCAN, Celestina P, 2008, p. 7. El ciezano Francisco Real Yuste fue uno de los 33 supervivientes del Sitio de Baler. CABALLERO GONZÁLEZ, Manuela,2009, pp. 25-36. CASTELLANOS ESCUDIER, Alicia, 1998, pp. 45-53. CAMACHO CARRASCO, Mariano, Disentería en Filipinas. Manuscrito inédito. Archivo familiar. Documentos varios del Archivo Municipal de Molina de Segura. (AMMS). Temario de enfermería. Tema XX. Las enfermedades sociales. Archivo particular. CAMACHO, M, Escrito de la Inspección Municipal de Sanidad de Molina, 1-7-1910, Archivo familiar. (AF) CAMACHO, M, Escrito de la Inspección Municipal de Sanidad de Molina, 10-10-1914. (AF). Diversas publicaciones: Eco Médico-Quirúrgico (1905-1906), Diario La Verdad (1909-10). CAMACHO, M, A los Médicos Titulares, Molina de Segura, 24-51910. Archivo familiar CAMACHO, M, Junta Municipal de Sanidad de Molina de Segura (Murcia). 6-10-1914. Archivo familiar. Periódico El Tiempo, 21-12-1914. Archivo Municipal de Cieza, (AMC), Actas Capitulares (AC), 30-09-1914. CAMACHO, M, Solicitud de plaza de médico titular en Cieza, 1914, (AF). SÁEZ GÓMEZ, J M., 2007, p. 74-80. CABALLERO GONZÁLEZ, Manuela, 2011 ,p 11. AMC, AC, 21-2-1917. -31-

28 Philipp HAUSER (1833-1925) fue autor de 61 estudios

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originales; su área de mayor interés fue la medicina social y la salud pública. A pesar de ser el alemán su lengua de origen, redactó todas sus publicaciones en francés o en castellano. FUENTE: http://www.mcnbiografias.com RODRÍGUEZ, NAVARRO, op. cit. p. 53. AMC, AC, 25-3-1918. AMC, AC, 25-3-1918. AMC, AC, 28-2-1917. AMC, AC, 13-2-1918. AMC, Sanidad, Legajo 12, Expediente de Socorros a repatriados, 29-12-1914. AMC, AC, 10-02-1915. RODRÍGUEZ ADRADOS, J., 1961, pp. 110-116. CAMACHO CARRASCO, M, 1922 VVAA, Tiempos de Esparto, Vol. I, Ateneo de la Villa de Cieza y Colectivo Trascieza, 2002. AMC, AC, 5-4-1922. AMC, AC, 10-4-1922. AMC, AC, 30-8-1922. AMC, AC, 6-6-1923. Gaceta de Madrid , Nº. 269 de 26/09/1923. Actas de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia, 17/10/1923, E.17L.C pp. 125-126. Archivo Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia. AMC, AC, 9-12-1923. Diferentes números de La Verdad, Diciembre de1931. Comunicación familiar. El Tiempo (Ed. Mañana) (Murcia) - 16/03/1934.

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Mariano Camacho Carrasco (1867-1934)

BIBLIOGRAFÍA

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Cuadernos Ciezanos nº 13 III Memorial Mariano Camacho

"Hay que laborar por la salud de los pueblos. La salud del pueblo es la suprema ley" Mariano Camacho Carrasco

"No hay hombre más digno de estimación que el médico que, habiendo estudiado la naturaleza desde su juventud, conoce las propiedades del cuerpo humano, las enfermedades que le atacan y los remedios que pueden beneficiarle y ejerce su arte con prudencia, concediendo igual atención al rico que al pobre." Voltaire (1764)

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M. Caballero González

Mariano Camacho Carrasco (1867-1934)

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Esta primera edición de “MARIANO CAMACHO CARRASCO (1867-1934): Una vida dedicada a la salud pública”, de Manuela Caballero González, se terminó de imprimir en la copiadora del Taller de la Palabra del Club Atalaya de Cieza, en el extraño invierno del 2014.

Taller de la Palabra

Cieza 2014

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