Max Weber, capitalismo y estado

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Alejandro de la Fuente Alonso Rafael Ortiz Castañeda

ESTUDIOS JURíDICp S CONTEMPORÁNEOS XIII

Alejandro de la Fuente Alonso Rafael Ortiz Castañeda Coordinadores

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURíDICAS UNIVERSIDAD VERACRUZANA Xalapa, Veracruz Junio de 2014 Las opin iones y criterios contenidos en los ensayos que integran esta publicación colectiva son responsabilidad de cada autor.

Max Weber, capitalismo y estado Arturo Durán Padilla .• " Los campos de trabajo de las ciencias no están basados en las relaciones materiales de los objetos, sino en las relacione s conceptuales de los problem as. Allí donde se estudia un nuevo problema con ayuda de un método nuevo con el fin de descubrir unas verdades que nos abran unos horizontes nuevos e importantes, allí nace una nueva ciencia." Max Weber

Sumario: 1. Introducción, 2. Racionalidad y capitalismo occidental, 3. Estado y sociología, 4. Consideraciones finales, Bibliografía.

1. Introducción La obra de Max Weber tradicionalmente ha sido considerada dentro de dos grandes proposiciones. Una orientada a la reorganización epistémica y metodología dentro de las ciencias sociales. La otra, aparece vinculada al interés por entender las transforma ciones políticas de dos épocas desiguales marcadas por el surgimiento del capitalismo moderno . Desde entonces, la influencia de Weber continúa imprimiendo referencias" que auxilian la comprensión de ciertos aspectos del cambio y del ordenamiento institucional de gobiernos contemporáneos. Hasta hace algunas décadas la reducida literatura en torno a los textos de Weber en lengua española limitó el sentido original de su obra. Aunado a ello, en México predominó por largo tiempo la traducción de la edición alemana bajo el criterio de Johanes Winckelmann, su principal editor, el cual sustrajo los supuestos juicios de valor. Si no bastara con ello, entre la academia por largo tiempo imperó la interpretación de Talcott Parsons, que colocó a Weber como el teórico de la burguesía, el sociólogo abstencionista o el científico neutral haciéndolo presa fácil de una supuesta crítica marxista. No obstante, los cambios de las últimas dos décadas en la esfera de la economía y en la sociedad, sugieren lecturas más reservadas acerca de las maneras concebidas por Profesor investigador de El Colegio de Vera cruz.

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la sociología comprensiva y por la necesidad de una reval oración de las implicaciones de la obra política de Weber.

2. Racionalidad y capitalismo occidental Weber inicia la ética protestante con una pregunta que se mantiene late nte a lo largo de toda la obra: l/qué extraña concatenación de circunstancias ha determi nado que sólo sea en Occidente donde hayan surgido sorprendentes hechos cultural es, por lo menos, la impresión que nos producen con frecuencia, los cuales parecen señala r un rumbo evolutivo de validez y alcance universal" .l Acto seguido, pasa a enumerar t od as y cada una de las expresiones de la racionalidad occidental desde la ciencia, el arte, la música, la filosofía distintivas de occidente frente a otras culturas. A pesar de la presencia de experiencias científicas en China o en la India, la referencia distintiva es que sólo en Occidente la ciencia aparece asocia da a pautas sistematizadas y racionales. Así mismo sucede con el arte. En el gobierno, esta racionalidad se expresa como un sistema definido por una estructura parlamentaria. Basada en una organización constitucional, la racionalidad se traduce en la formació n de cuerpos de funcionarios especializados en derecho o comercio, como equipos reunid os para realizar actividades institucionales en las que los partidos políticos se agrupan raciona lmente. En lo económico esto implica la organización racional del trabaj o libre y de la industria, el cálculo del trabajo y el capital, la dedicación a la ganancia a través de una actividad legítima con el máximo rendimiento productivo. la aparición de la manufactura constituyó un elemento distintivo del capitalismo europeo frente a otros procesos capitalistas basados en la aventura y la especulación . Ello apunta a un capitalismo definido como un sistema de vida diferente de otras formas culturales. Ante un capitalismo basado en la modernidad del cálculo para la obtención de ganancias l/es necesario abandonar (oo.) una concepción tan elemental e ingenua del capitalismo con el que no tiene ningún nexo la ambición aunque sea sin límites, en el sentido opuesto el capitalismo debería ser considerado, justamente como una sujeción o al menos como la moderación racional de ese instinto desmedido de lucro". 2 En Weber prevalece el propósito por identificar elementos específicos del capitalismo occidental. No intenta reducir al capitalismo a una realidad global, ni pretende establecer la formulación de leyes sobre su desarrollo. Se trata, en todo caso, del interés por explicar el origen del capitalismo a través de su espíritu o la conformación de su alma económica. Ante eso Weber se enfrenta a una multiplicidad de elementos que confluyen dentro del problema . Delimita un punto de vista, no como único o causa deWeber, Max. La ética protestante y el espíritu del capitalismo, p: 7. Op. cit., p: 9.

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terminante, sino el que guía la explicación del origen del capitalismo para most rar la relación entre las causas que lo fundamentan. Para Weber este hilo conduct or lo conforma el protestantismo. No es difícil leer La ética protestante y encontrar continuamente la formulación de tipos ideales. El tipo ideal constituye una construcción epistémica que auxil ia la explicación acerca de los elementos del protestantismo incorporados a la construcción del alma económica del capitalismo moderno a partir de las ideas religiosas de los creyentes. Weber parte de un hecho estadístico: son protestantes muchos quienes son propietarios de los medios de producción. Con esa idea destaca los elementos ideológicos de la ética religiosa que van a moldear la formación económica moderna . Voca ción, trabajo, ahorro o especialidad son vistos e incorporados en una nueva dimensión. De cada vínculo entre conceptos deviene una reorganización del sentido religioso a través de un proceso racional que se aleja del contexto que le dio origen . Puede entenderse que el proceso de racionalidad del mundo occidental se tradu ce en varios sentidos. Un desplazamiento del control técnico que explica los fenómenos reales y el control de ellos, dejando de atribuirles idealidades, lo que propicia irremediablemente el desencantamiento del mundo . En el plano de la acción, la racionalidad es el reflejo de la conducta de los individuos bajo la forma de la adecuación de medios a fines: si se conocen los fines, bien pueden calcularse los med ios para alcan zarlos. De esta manera, en economía puede ser racional el cálculo y la actividad económica sistematizada. También ello constituye una orientación que invade las acciones del quehacer cultural. El siguiente paso, se resuelve como producto de la institucionalización y estandarización de cada uno de los componentes culturales de la sociedad occidental moderna. No pretende resaltarse ninguno de los elementos de la sociedad moderna con una mayor o menor dosis de racionalización . Hacerlo así implicaría, por ejemplo, que por racionalidad se considerara el carácter de calculabilidad, lógica formal, universalismo o, simplemente aceptar que la racionalidad pudiera realizarse de modo exclusivo dentro de la esfera económica. Lo relevante, es observar la manera peculiar en que el tipo de racionalidad penetra cada una de las actividades del individuo en la civilización occidental. Destaca el error común de una fácil lectura de la ética protestante suponer que la racionalidad occidental conforma una forma superior de cualquier otro tipo de cultura , como lo podría ser la china o la hindú . También resulta desafortunado entender un solo tipo de racionalidad inmutable, donde todos los procesos sociales colocan a Occidente al término de una cadena de fenómenos en evolución semejante a la idea hegeliana de la historia. Ello se resolvería así de no con siderar aspectos im portantes derivados del concepto de raciona li dad en We ber, que marcan de manera distinta al contenido de irracion alidad de Occi dente.

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Una lectura coherente de la obra de Weber, no podría asegurar que sólo a través de un tipo de racionalidad, la formal, se explica el capitalismo occidental. La pluralidad valorativa muestra la imposibilidad de ver en Weber al ideólogo dedicado a justificar al capitalismo como cultura superior. Cada una de las culturas constituye un punto valorativo y comparativo de racionalidad, en donde puede ubicarse el distinto grado de complejidad que ha alcanzado el Occidente, pero ello no significa el predominio de una cultura sobre otra. En el extremo, la racionalidad de Occidente termina, a final de cuentas, en un irracionalismo poco común que no deja posibilidad alguna para una supuesta superioridad cultural. El occidente capitalista al mismo tiempo en que se construye, paso a paso se dirige inevitablemente a impedir al individuo toda forma alterna de ver al mundo, que no sea a través de la institucionalización. El proceso abarca al gobierno, la ciencia, la religión misma e invade las conciencias individuales. Se constituye así la "jaula de hierro" que progresivamente aprisiona al individuo y cancela cualquier libertad. Este camino termina angustiosa y desesperadamente en el irracionalismo total o la pérdida de sentido para Weber. Cabe preguntarse, si sólo estas características del capitalismo son suficientes o, si ésta dimensión de la racionalidad, es la única concebida por Weber. La primera cuestión la responde categóricamente afirmando que para lograr eso se necesitan forjar dos tareas. Una, ampliar el estudio de los orígenes y la forma de expansión del racionalismo a otras esferas además de la económica hacia la política, la ciencia, el arte, la filosofía, la técnica y al acerbo espiritual de la civilización. La otra, implica indagar en torno a los medios por los cuales el protestantismo recibió la influencia de la economía y la sociedad . La segunda cuestión sale del análisis de La Ética Protestante y se encuentra relacionada en obras que Weber escribió después de sus ensayos publicados en 1904 y 1905. Sin embargo, no por ello La Ética Protestante deja de señalar algunos aspectos de lo que Weber quiso decir por racionalidad y su peculiaridad en Occidente. Por ejemplo, se pregunta, el qué otras culturas " no encauzaron el progreso en el plano científico, artístico, político o económico por la misma ruta de racionalización que es atributo propio de occidente". El mismo responde: "es obvio que en cada uno de estos casos se trata de un racionalismo específico y peculiar de racionalidad en occidente (... ), existen por ejemplo racionalizaciones de la contemplación mística (esto es, de una actividad, la cual, si la vemos desde otras esferas vitales constituyen algo irracional), así como existen en lo que conciernen a la economía, la técnica, la educación, etc.,,3 Más aún, en las notas de pie de página a La Ética Protestante, Weber señala que una cosa nunca es irracional en

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sí misma, sino desde un punto de vista particular: "no se puede decir que lo irracional sea algo sustantivo; esto sí, por relación a un modo racional de ver preciso".4 Si pudiere verse a través de otras proposiciones en torno al concepto racionalidad, el concepto en Weber se torna cada vez más relativo conforme avanzan sus escritos sobre sociología de las religiones . Hacia 1920 la noción adquiere más flexibilidad al punto de ver tentativamente dos nuevos tipos de racionalidad . De esta manera, se incorporan a la polaridad que presenta la racionalidad formal y la racionalidad sustantiva, los conceptos de racionalidad teórica o conceptual y la racionalidad instrumental. Lo relevante, es que racionalidad y racionalización son, en Weber, conceptos amplios que no necesariamente deben identificarse con el capitalismo ni con el proceso de modernización . Los esquemas de medios a fines aplicados desde el capitalismo moderno ante otros puntos de vista pueden aparecer no racionales como es la magia o la brujería. Gil Vi llegas, por ejemplo, recuerda que para Weber una actitud motivada religiosamente o mágicamente es una conducta relativamente racional en tanto sigue reglas de experiencia con arreglo a valores, lo cual guarda coherencia respecto al marco conceptual s que guía y define la acción religiosa. A través de esto pueden advertirse actitudes ra cionales en términos de perspectivas contextua les. El papel de la compren si ón al captar la acción dentro del contexto, amplía la dimensión de racionalidad desde una visión relativista, en la medida en que el observador hace un esfuerzo por captar el marco de organización racional en las actividades mágicas o religiosas. Ampliado el marco de la racionalidad sobresalen las características de la racionali dad sustantiva . Por ella, Weber entiende la acción orientada por valores últimos, que pueden estar de manera latente o expresarse sin llegar a influir a una sola parte de la esfera social. Por tanto, la acción valorativa en este sentido es infinita. Como lo señala Vi llegas, este tipo de valores dependen de la preferencia consciente o no, explícita o implícita sobre ciertos valores últimos y por la sistematización de la acción para conformarse a esos valores. Así, dichos valores adquieren racionalidad, en tanto que la lucha entre éstos es también infinita y la relatividad de ellos depende de las formas que tomen en oposición a otros. Desde esta perspectiva, dentro de un mismo sistema puede existir irracionalidad entre las esferas sociales. Por ejemplo, para lo político ciertas conductas económicas o religiosas aparecen como irracionales, del modo semejante que para éstas la racionalidad política puede mostrarse como una conducta irracional. Aún más, queda la posibilidad que dentro de las mismas esferas se presente una intensa oposición de valores. En consecuencia, los valores, en la racionalidad sustantiva, subordinan radicalmente a la realidad . Op. cit., nota No. 8, p. 121. "E l co ncept o de racionalidad en Max Weber", en Carmen Trueba Atienza (coord.), Racionalidad: lenguaje, argumentación y acción.

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op. cit., p. 15.

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Al intentar comprender el carácter específico del capitalismo occidental, se hace necesario considerar una esfera irracional. Frente a ello, el observador tendrá que ubicar su perspectiva, en términos de los medios respectos de los fines, pero también, en coherencia con la relación causal que establecen los criterios prioritarios de la relación de acuerdo a valores. En suma, el identificar únicamente por racionalidad al proceso capitalista o la modernización, es limitar la amplitud que el concepto tiene para Weber, dejando así, la puerta abierta a falsas interpretaciones, que hacen ver a la racionalidad reducida no sólo en términos de medios a fines, sin poder explicar las formas culturales ajenas del capitalismo occidental. El aceptar y proponer otros niveles y tipos de racionalidad es coherente con toda proposición metodológica weberiana. El pluralismo valorativo hace concordar esta idea relativizada de racionalidad a un marco más amplio de las ciencias sociales. La idea de un Weber neutral se rompe al ver que no se limita a cerrar explicaciones ni a negar otros puntos de vista . Weber percibe congruentemente la subordinación irracional que la cultura occidental realiza sobre otras formas culturales y, el avance del mismo irracionalismo dentro de los esquemas medios a fines que terminan por dejar al individuo enclaustrado angustiosamente en esa 'jaula de hierro' que él mismo ayuda a construir. Desde esta perspectiva, cualquier otra forma cultural puede llegar a considerarse racional, no desde su propio contenido, sino desde su relación con el Occidente y por su derecho en la defensa de sus valores culturales.

3. Estado y sociología La Alemania de Max Weber contiene la historia de un pueblo que inicia tardíamente su proceso de industrialización cuando los principales países europeos, como Inglaterra, habían alcanzado una etapa imperialista a finales del siglo XIX. Este rezago conllevó grandes repercusiones en la esfera de lo político. La modernización estatal resultó un imperativo para Alemania porque en ella radicaba la posibilidad de recuperación política y económica ante la lucha imperialista que tendría como consecuencias la 1ª Guerra Mundial en 1914. Al interior de Alemania podía vislumbrarse la herencia política de Bismarck: la unificación con centro en Prusia basada en el poder neofeudal y la ausencia de líderes capacitados para guiar hacia el camino de una potencia hegemónica. Sin embargo, la influencia de las estructuras tradicionales se mantenían y aseguraban la postura política de la clase terrateniente, losjunkers en el Estado. Por otro lado, la fragilidad de una estructura capitalista aunada a la debilidad política de la clase burguesa, permitían el dominio conservador de la aristocracia e impedían el desarrollo económico y político de Alemania .

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La postura política de la nobleza prusiana se apoyaba aún en la idea caduca de Estado como etapa última de una cadena evolucionista, magnificado por la inspiración del 'espíritu absoluto' universal basado en la visión historicista de la tradición filosófica alemana . El hecho del avance económico de Inglaterra cuestionaba y hacía insostenible esta posición. Sin embargo, en la esfera de lo político esto se manifestaba de manera indirecta debido a la fuerza de los terratenientes y la inconsistencia de la postura burguesa que aseguraba la permanencia del poder neofeudal en el Estado. Por su parte la posición del proyecto político burgués no encontraba justificantes en los postulados del liberalismo, la libre competencia, ni en la democracia directa, para desmitificar el Estado neofeudal y fundamentar la construcción de un nuevo orden nacional. En los Escritos Políticos,6 Weber afirma que el poder de losjunkers se encontraba en un proceso de desintegración y, que la burguesía ascendiente no parecía estar preparada para asumir la dirección del Estado: Ifel peligro (...) no está en las masas, lo que se discute ahora en último término de la cuestión sociopolítica no es la posición económica de las clases dominantes y ascendentes". 7Aún más, cabe señalar que, las masas del emergente proletariado obrero se veían reducidas en su inmadurez política a las 'bendiciones y sermones' de la social democracia . Las alternativas para adoptar una línea coherente con las aspiraciones políticas alemanas se cerraban y se perdían en intentos de perspectivas conservadoras y en visiones, desde un supuesto marxismo de la social democracia, que afirmaban una única salida al problema. Desde esta esfera puede observarse la importancia que los hechos políticos influyeron en las propuestas metodológicas de Weber. No es ingenuidad o simpleza la proposición de neutralidad valorativa en Weber. Por el contrario, es una oposición política frente a las alternativas de la social democracia, los discursos burgueses o las ideas conservadoras de la decadente clase terrateniente. A lo largo de los ESl;ritos Políticos puede percibirse la constante preocupación de Weber sobre la conducta que debería asumir la clase burguesa para desarrollar un papel protagónico y colocar a Alemania como potencia europea. Si la burguesía buscaba afirmarse hegemónicamente no podía esperar la llegada de otro Bismarck ni su visión, por tanto, podría fundarse sobre las bases historicistas del Estado conservador alemán que frenaba el desarrollo capitalista. Su tarea necesitaba del ejercicio político . La construcción de un nuevo Estado nacional y una justificación de éste a través de la crítica destructiva del Estado neofeudal. La crítica implicaba la construcción estatal fuera de los patrones del historicismo y, de los enunciados de la social democracia que promovía un socia lismo, con el que la burguesía no podía identificar sus intereses y en el que ni las masas obreras confiaban Escritos Políticos, Tom o 1. Op. cit., p. 23.

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por comprometerse en un proyecto inseguro con 'semblante del pequeño burgués'. A final de cuentas, el marxismo, era una teoría para la clase obrera que, en manos de la social democracia, aparecía sesgada. Dos son las cuestiones para identificar del proceso político alemán que se manifiestan en la obra metodológica de Weber. Primero, como lo señala Jürgen Habermas, lo constituye el rompimiento de Max Weber, dentro de los clásicos de la sociología, con las premisas de la filosofía de la historia del siglo XVIII, así como también con las principales creencias del evolucionismo. Segundo, que en la esfera de la lucha política las ideas o las proposiciones científicas se subordinan a los intereses y a los valores en pugna . En la política no existe más verdad que la que se impone de manera violenta y legaliza la voluntad de un valor sobre otro. Frente a ello, una verdad científica poco puede responder a la irracionalidad de la política, a falta de observarse a través de la ética de la responsabilidad que mide las consecuencias de una acción política . Para Weber, política y ciencia son términos que no pueden manejarse de manera conjunta.

4. Consideraciones finales Visto Weber en oposición al historicismo y al evolucionismo, se refleja el paso a la formación de una sociología más amplia donde el papel científico implica un esfuerzo por entender a la historia separada de propuestas únicas de valoración, que atienden sólo a lo económico o lo político, condicionando y actuando como determinantes históricas. Para Weber no puede ser única la explicación de la formación del capitalismo occidental a través de la acumulación originaria . En su caso, tal racionamiento se acepta sólo a condición de que sea considerado como un tipo ideal que auxilia en la explica8 ción de la realidad y no identificado estrictamente con la misma realidad. Si destacar los aspectos económicos y sociales de la vida cultural implica una sensible dificultad, mucho más complejo resulta explicar un elemento cultural por medio de leyes. Weber sostiene que las ciencias sociales no pueden formular leyes para normar actos sociales, dado que su desempeño como construcciones abstractas generales tienden a ampliar la generalización de las implicaciones de casos particulares. Con ello, las leyes se tornan más indeterminadas y no alcanzan a ofrecer aspectos concre9 tos y precisos que auxilien a clarificar el fenómeno analizado. Lo anterior afirma la inconsistencia de la objeción simplista a Weber cuando se señala que únicamente encuentra en la Ética Protestante la formación del capitalismo, o la superestructura que explica la construcción de un problema económico. Este tipo de

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críticas y oponer el pensamiento de Weber al de Marx, al considerársele el teórico de la burguesía, oscurecen la pluralidad y la relatividad que su obra ofrece. En oposición a una visión tradicional de la sociología, Weber sostiene que un fenómeno puede ser analizado por diversas causas. La atención científica debe esforzarse en considerar la importancia de cada una de las causas y relacionarlas con el efecto que genera su ausencia o presencia, es decir, con las posibilidades que le brinda la imputación causal. La objetividad como resultado de esta tarea, dependerá de la relación a valores que tenga el investigador, la rigurosidad de los conceptos usados, la formulación de tipos ideales y su adecuación con la realidad, la estricta coherencia que exista entre cada una de las relaciones causales históricas concretas con el contenido analítico del trabajo. En adición, se requiere que la explicación no se limite a interpretar subjetivamente, sino que la conducta cultural sea comprendida en el sentido de su acción y, que la demostración científica no se reduzca a una mera exposición valorativa e interpretativa de un reducido campo del entendimiento. Se trata de que se comprenda la intención del acto cultural, en la medida en que puede explicarse y entenderse coherentemente . Así "e l análisis lógico de un ideal relativo a su contenido y a sus axiomas más últimos, así como la demostración de las consecuencias resultantes de forma 1o lógica y práctica deben a sí mismo tener valor incluso para un chino" . Al concebir Weber la realidad como infinita y a la ciencia como producto de la acción del hombre, la sociología entonces, no puede ser copia de la realidad en tanto que ésta es una construcción, una abstracción o conceptualización. La tarea explicativa sirve para suministrar conocimientos en torno a procedimientos que faciliten el dominio de la existencia, las normas y la disciplina para razonar y realizar lo ideado. A su vez, brinda claridad al hombre para que pueda discernir el costo de la realización de un problema al tomar talo cual postura y, sobre los medios que pueden ser usados para lleu varse a cabo. En lo político esto se traduce en la ética de la responsabilidad, sin que ello implique que la ciencia subordine a los valores de la política . Así el campo de análisis sociológico se amplía con una visión pluralista y se incorpora una perspectiva relativista que acepta que cada valor cultural presenta una forma especial de racionalidad tan válida como cualquier otra garantizando el derecho de la defensa cultural. Ello abre las posibilidades de una interpretación diferente a nuevos fenómenos incomprensibles a otros enfoques teóricos, que tornan a la realidad en mitos, en sesgos poco pertinentes para entender la historia y la sociedad. El rechazo a un solo punto de vista como únicamente verdadero, al que tenga que ajustarse todas las esferas vitales y formas de pensar es, como lo señala Max Weber, el fundamento para la tolerancia y la eliminación de dogmas preestablecidos.

The methodology of the social sciences, Max Weber. En: "Objectivity in social science", p. 103.

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Max Weber, Ensayo sobre metodología sociológica, p: 57 .

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Op. cit., p: 47. Véase: "La Ciencia como vocación" , en El político y el científico, Max Weber. Premia editora, México, 1981.

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Bibliografía GIDDENS, Anthony. El capitalismo y la moderna teoría social. 4ª edición, Editorial Labor, Barcelona, 1972. ___ Pol ítica y sOciología en Max Weber. 1ª edición . Alianza Editorial, Madrid, 1976. GIL VILLEGAS, Francisco. El concepto de racionalidad en Max Weber, en Carmen Trueba Atienza (coord .), Racionalidad : lenguaje, argumentación y acción, México, UAM / Plaza Valdez, 2000. WEBER, Max. Ensayos de Sociología Contemporánea. Ed . Martínez Roca, México, 1972. ___ Escritos políticos, T-I, 1ª edición, Traducción de José Aricó, Editorial Folios, México, 1982. ___ La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo. 4ª edición, Ed . Premia, México, 1981. ___ El político y el científico. 2ª edición, Premia Editores, México, 1981.

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