México Imaginado

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México imaginado. “Liberation rests on the construction of the consciousness, the imaginative apprehension of oppression, and so of possibility.” (La liberación descansa sobre la construcción de la conciencia, la aprehensión imaginativa de la opresión, así como de la posibilidad.) Donna Haraway.

Imagino que hemos tenido el atrevimiento de preguntarnos por qué vivimos, no solo por qué vivimos en este país, en tal colonia o tal casa, y en este tiempo que no nos da señales de por qué ahora y no antes o después. Pero imaginaran que se necesita aun más audacia para responder, si es que alguna vez se llega a una respuesta más o menos satisfactoria conforme a lo que consideramos que es la vida humanizada, simbolizada, cultural. La occidentalización cultural del mundo ha puesto el énfasis de esta vida en el dinero y el poder, y ambos como el ideal que para su realización requiere de la polarización social y económica de una estructura que con una extensa base de seres alienados por modas y adicciones, tecnodependientes y telespectadores empedernidos, sostengan a partir del trabajo productivo a una pequeña cúpula que es la que ve materializado el beneficio económico, el favoritismo social y político, y la consagrada idea de felicidad como bienestar, pero sin llegar a ser libres, más bien víctimas de sus posiciones en el sistema. Nuestro país ha sufrido constantes decaimientos económicos, los cuales hacen más evidente la división entre un México desarrollado, con tecnología de punta y características similares a las de los países más avanzados, y un México cada vez más atrasado, con mayores índices de pobreza y de ignorancia no solo en el campo sino también y más controversialmente, en las zonas urbanizadas donde brilla la ignorancia social que es particularidad de un sector amplio de la población (tanto pobres como ricos) adiestrada por un mismo sistema de gobierno en contubernio con la televisión mexicana que han relegado por años el derecho a una educación de calidad en nuestro país que responda a las necesidades y contextos de cada grupo social, como herramientas que permitan a cada quien relacionarse activa y críticamente con su entorno y nos permita también acceder dignamente al trabajo, a la vivienda, a la libertad de expresión y la autodeterminación, entre otros (y hasta se podría imaginar acceder a otras formas gobierno, o mejor dicho, de organización política-social) . Los ideales de igualdad, fraternidad y libertad se desgastan a nivel mundial bajo el discurso democrático del capitalismo contemporáneo (imperialismo y globalización) con el concepto y elaboración de los supuestamente humanos “derechos humanos”, que en nuestro país no se han acatado tampoco o vislumbrado como algo justo, equitativo o conveniente. La débil empatía social también promueve la confusión sobre lo que son los derechos y los izquierdos. Los marginados, los indígenas despojados de sus bienes y costumbres y tragados por las sociedades capitalistas, representan un obstáculo en el progreso (ideal de la modernidad), pero luchan día con día por sus derechos y por sobrevivir, por el respeto a sus formas de vida y el rescate de su cultura, aun cuando su condición es siempre de desventaja. La riqueza de un país como México no está sólo en sus recursos naturales o en la mano de obra barata (consideraciones de mentes maquiavélicas), sino en la diversidad de la

gente que lo conformamos. Tenemos un supuesto acceso a conocernos (o tal vez a desconocernos) a través de los medios de comunicación, el problema es que solo vemos las similitudes y diferencias humanas desenvolverse como escenas de cierto espectáculo exitoso gracias al morbo. Pero los medios nos venden no solo el circo, también el miedo, el miedo a la diferencia, y perversamente nos venden todas las imágenes y los mensajes que nos sugieren cómo vivir mejor, cómo tratar nuestro cuerpo, cómo consumir1, cómo ser felices y cómo “son” las cosas, cómo es el sistema. La televisión es un educador de conciencias grupales y un agente homogeneizador, y más que abrir un espacio para la libertad de expresión, limita nuestra capacidad de pensamiento y análisis crítico, inclusive de lo que ahí se dice y se muestra. Ahora se nos ofrece incluso la seguridad pública como un bien de consumo, y vemos así que los empleos que tal o cual político prometió, existen sólo en los cuerpos represores del Estado y/o como funcionarios de gobierno. Hoy en día, se puede tener la certeza de que si pensamos distinto y buscamos expresarnos dando a conocer nuestras ideas, diferentes a las establecidas hegemónicamente, seremos un expediente más de los servicios de inteligencia y posiblemente seremos hostigados y amedrentados para justificar los salarios del sector social más corrupto, ignorante y prepotente de nuestro país, esa escuela del crimen legalizado que están imaginando. Bien podríamos decir que no hay una esencia de lo humano ni una sola manera de ser humano, cuestión que se palpa en la multiculturalidad terrestre, ya que ni la naturaleza es única y gracias a eso la diversidad impera. La existencia está abierta a las posibilidades: la manera en que pensamos, la manera en que organizamos la experiencia, la manera en que nos relacionamos con los demás, las formas de comunicación, poder y de relación con el cuerpo entre otras cosas. E imagino que estamos abiertos a la interculturalidad2. El buscar una respuesta a la pregunta de por qué estamos aquí representa un constante cuestionamiento personal-existencial del que acepta y busca el cambio como posibilidad para poner así remedió al vacío y al sinsentido, y requiere de una frase más elocuente, por ejemplo: “si no conoces la respuesta, discute la pregunta” (por supuesto con la finalidad de ampliar el universo del discurso humano). Imagino que la pregunta de por qué vivir no significa lo mismo para todos, lo importante es que cada quien lo defina. Sin embargo, depende del hecho de que todos tenemos la necesidad de entablar con otras personas contactos auténticos, una relación auténtica, y la necesidad también de imaginar nuestra vida, de formarnos nuestras propias imágenes sin contentarnos con consumir imágenes prefabricadas, necesidades

1

La sociedad de consumo, sugiere que el ideal social es el consumo de todos y para todos, pero también que todo debe de ser consumido, y por tanto, previamente producido y no sólo todos los alimentos y los bienes de subsistencia inmediata, sino también la información, el ocio, la cultura, el saber, conceptos que en virtud de tal circunstancia se elevan a la categoría de productos de consumo. 2

Interculturalidad implica que los diferentes son lo que son en relaciones de negociación, conflicto y préstamos recíprocos.

que a fin de cuentas son compartidas y son un esbozo de un antisistema, de una resistencia. El México que imagino tiene por un lado la necesidad de reconocer las diferencias y por otro la necesidad de corregir las desigualdades. Dibuja ya el deseo de conectar a las mayorías y minorías ante los fracasos políticos de una sola minoría elitista, pero sin una actitud condescendiente que considere ponernos a salvo de nuestras responsabilidades personales, individuales y colectivas. Imagino que se podrán unir los ecos de todas las voces que esperan vivir en un mundo donde caben (ya) muchos mundos y no que aspiran al “Mundo Feliz” que describió Huxley o al de las sociedades imperialistas en el que el poder adquisitivo se ve como índice de status y bienestar social, en una sociedad intercultural que pretende ser incluyente pero homogeneizadora, donde el interés económico determina el modo de vida y donde la diferencia es vista como la falla a erradicar o a manipular en el sistema. Imagino que la pregunta se puede plantear en todo momento, y que cada vez adquirirá significados personales y colectivos distintos, e imagino que esto de ninguna manera se puede ver como una amenaza sino como el cimiento de las posibilidades y la construcción del mundo que queremos; no la delimitación del mundo que quieren unos cuantos que detentan el poder político y económico. Y respecto a la idea de felicidad, imagino que la respuesta no ha de constreñirse al consumo como una definición negativa de la misma como lo es por ejemplo no tener hambre o no estar enfermo. Imagino que queda claro que hablo de conciencia, cambio, amor, unificación, voluntad, libertad. Y si bien concuerdo con que no hay que pedir permiso para ser libres es por supuesto porque los librepensadores no necesitan de gobiernos ni normas ni castigos pues quien obra con verdadera conciencia sobre su libre albedrío es y será auténticamente responsable, comprometido y respetuoso con la existencia, buscará reconocer y agradecer al origen. Y lo más importante, imagino por fin ver evolucionar al ser humano del siglo XXI. Rosa Ofelia Ayala Ramos MÉXICO 2009

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