NACAR-COLUNGA BIBLIOTECADE AUTORES CRISTIANOS

June 6, 2017 | Autor: E. Rueda Correa | Categoria: Biblia
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Descrição do Produto

NACAR- COLUNGA

BIBLIOTECADE AUTORES CRISTIANOS

LIBRARYOF PRINCEIO AÜG

8

.

:

THEOLOGICAL SEMINARY

BS 299 1944 Bible.

Sagrada Biblia

*•

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113

MEMO PIA DE GUMERSiNDA GARCIA EN

D.°

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BILBAO

Sagrada Biblia VERSIÓN DIRECTA DE LAS LENGUAS ORIGINALES, HEBREA Y GRIEGA, AL CASTELLANO

BIBLIOTECA

AUTORES CRISTIANOS BAJO LOS AUSPICIOS Y ALTA DIRECCIÓN DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

LA COMISIÓN DE DICHA PONTIFICIA UNIVERSIDAD ENCARGADA DE LA INMEDIATA RELACIÓN CON LA B. A. C, ESTÁ INTEGRADA EN EL AÑO 1944 POR LOS SEÑORES SIGUIENTES: PRESIDENTE:

Excmo. y Rvdmo. Viejo, O.

P.,

Sr.

Dr.

Fr.

Francisco Barbado y Gran Canciller de

Obispo de Salamanca

la Pontificia Universidad.

VICEPRESIDENTE: limo.

Sr. Dr. D. LORENZO MlGUÉLEZ Domínguez, Rector Magnífico.

VOCALES:

Decano de la Facultad de Sagradas EscrituAlberto Colunga, O. P.; Sr. Decano de la Facultad de Teología, M. I. Sr. Dr. Gregorio Alastruey; Sr. Decano de la Facultad de Derecho M. 1. Sr. Dr. Lorenzo Pérez Mier; Sr. Decano de la Facultad de la Historia, R. P. Dr. Ricardo García Villoslada, S. I.

ras,

M. R.

Sr. P.

,

SECRETARIO: M.

I.

Sr. Dr.

Lorenzo Turrado,

ASESORES TÉCNICOS AGREGADOS: Rvdo.

Profesor.

D. Angel Ortiz Muñoz, Catedrático y Director-General de Enseñanza Superior y Media.

Herrera Oria,

Sr.

Presbítero; limo. Sr. D. Luis

LA EDITORIAL CATÓLICA,

S.

A.

MADRID. MCMXLIV

-

Apartado 466

Sagrada

Biblia

VERSIÓN DIRECTA

DE

LAS LENGUAS ORIGINALES

POR

ELOÍNO NÁCAR FUSTER CANÓNIGO LECTORAL DE LA DE SALAMANCA

Y EL

MUY RVDO.

S.

I.

C.

P.

ALBERTO COLUNGA,

O.

P.

PROFESOR DE SAGRADA ESCRITURA EN EL CONVENTO DE SAN ESTEBAN Y EN LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

PROLOGO DEL EXCMO. Y RVDMO.

SR. D

GAETANO CICOGNANI NUNCIO DE SU SANTIDAD EN ESPAÑA

LIERARY

CF PS1NCETON

BIBLIOT(íH&Ob3Gi©,T,b©EM!hlA{^T|lANOS MADRID. ML MXLJA '

NIHIL OBSTAT: Fe. E. Cuervo, O. P. Bac. S. Theol.

Fr. V. Berecibar, O. P. S. Theol. Lect.

Salmanticae, 12 Martii 1944.

IMPRIMATUR: b k.

JosEPHrs Cuervo, O. P. Prior Provincialis.

Salmanticae, 12 Martii 1944.

NIHIL OBSTAT: Dr.

L.

Turrado.

Censor.

Salmanticae, 26 Februarii 1944,

IMPRIMATURí« Fr. Franciscus, O. P. Episc. Salmant.

Salmanticae, 7 Martii 1944.

UDUS.

S.

A.

DE

ARTES GRÍPICAS.—CaSTEU.6.

112— MADRID

Indice Págs.

Prólogo del Excmo. y Rvdmo.

Sr.

Nuncio de

Encíclica «Divino Afflante Spiritu» de

S. S.

S. S.

en España.

Pío XII.

.

.

xiii

xxxm

.

Prólogo de los traductores

lxi

Consejos de San Agustín a los lectores de la Sagrada Escritura .

...

Introducción

:

lxv

.

general

lxix

Introducción especial a los libros históricos

lxxxiii

Nota acerca de los grabados

xci

Fe de erratas

xcin

Introducción al Pentateuco

1

Génesis

.

Exodo

.

.

.

...

.

«¿ -.»'... -;í

*.*yív,

Levítico

Números Deuteronomio Introducción a Josué

ty

59 104 133 174 213

Josué

.

Introducción a los Jueces

214 241

Jueces

242 267

Rut Introducción a los libros de Samuel

Samuel Samuel

I

273

....

274

II

305

Introducción a los libros de los Reyes

Reyes Reyes

,7

I

II

.

.

331 t

.

....

..«,...,.

:

Introducción a los libros de las Crónicas o Paralipómenos

Crónicas I Crónicas II

v

Introducción a los libros de Esdras y Nehemias

Esdras

Nehemias

.

332 361 391

392 419 453 454 465

ÍNDICE

VIII

Pígs.

Introducción al libro de Tobías

481

Tobías

482

Introducción al libro

493

de Judit

494

Judit Introducción al libro de Ester

511

512

Ester Introducción al libro I de los Macabeos

Macabeos

I

Introducción al libro

Macabeos

525

526

'.

II.

JI .

Macabeos

de los .

.

557 557

.,

581

Introducción a los libros proféticos

589

Introducción al profeta Isaías Isaías

591

:

638

Jeremías

690

Introducción a las lamentaciones de Jeremías

690

Lamentaciones

695

Introducción al libro de Baruc

Baruc

695



.

702

Ezequiel

751

Introducción al profeta Daniel.

Daniel

753

.

775

Introducción al libro de Oseas.

Oseas

.

Introducción al libro de

!?

.

J&^^^^H 782

Amós

Amós

.

.





."

782



787

Introducción al libro de Miqueas

.......

Miqueas

787 791

Introducción al libio de Nohuin

Nahum

• ;

1 ritruduce.ión al libro de

^í»j 793

Habacuc.

793

Habacuc Introducción al libro de Sofonias .

.

.

.

.

/

<

Introducción al libro de Joel Joel.







.'



;•

t

797

'^98 J

;

Introducción al libro de Juruis

Jonás

*

702

Introducción al profeta Ezequiel

Sofonías

)

637

Introducción al projeta Jeremías

801 801

ÍNDICE

fx

Págs.

803

Introducción al libro de Abdías

Abdías

s

.

.

.

804

,

804

Introducción al libro de Ageo

Ageo

805 806

Introducción al libro de Zacarías i**'*

Zacarías

.

.

.

806

;

.

.

814

Introducción al libro de Maluquios

Malaquías. Introducción general a los libros sapienciales

¿

.

.

.

.

815'

.

810 821

Introducción al libro de Job

822

Job Introducción al libro de

Salmos

los

853

:

860

Salmos Introducción a los Proverbios

035

' .

¿

.

Proverbios

936

.

963

Introducción al Eclesiastés

964

Eclesiastés

Introducción al Cantar de

Cantar de

los

979

Cantares

los

979

Cantares

Introducción al libro de la Sabiduría

987

Sabiduría de Salomón

988

Introducción al Eclesiástico

1005

1006

Eclesiástico

Introducción general al

Nuevo Testamento

1053

Introducción general a los Evangelios

Introducción al Evangelio de

1063

San Mateo

1065

Evangelio de San Mateo Introducción al Evangelio de

1066

San Marcos

San Marcos

San Lucas

San Lucas

1

109

1137

1139

Introducción al Evangelio de

San Juan

1

San Juan.

181

1184 de,

1219

Apóstolts

Hechos de Apóstoles Introducción general a las Epístolas de

1221

San Pablo

Introducción a las Epístolas a los Tesalonicenses a los Tesalonicenses II a los Tesalonicenses I

.

1111

Introducción al Evangelio de

Introducción a los Hechos

1

1255

1258 1259 1263

1

x

ND

I

C D Pígs.

Introducción a la I a los Corintios

1265

a los Corintios

I

1265

Introducción a la II a los Corintios II

a los Corintios

1279 •

1279

•,

Introducción a la Epístola a los Gálatas

A

los

1290

Introducción a la Epístola a los

A

los

1288

Gálatas

Romanos

1295

Romanos

1297

Introducción a la Epístola a los Filipenses

A

1313 1313

los Filipenses

Introducción a las Epístolas de la Cautividad

_

Introducción a la Epístola a los Efcsios

A

1318 1319

los Efesios

1324

Introducción a la Epístola a los Colosenses

A los Colosenses

1325

Introducción a la Epístola aFilemón

A

1317

1329

1329

Filemón

Introducción a las Epístolas pastorales

1330

Introducción a la Epístola I a Timoteo

1330

a

I

Timoteo

1331

1335

Introducción a la Epístola II a Timoteo II

1336

a Timoteo

1339

Introducción a la Epístola a Tito

A

1339

Tito

Introducción a

A

los

la

Epístola a

los

1341

Hebreos

1343

Hebreos

1357

Introducción a la Epístola de Santiago

1357

Epístola de Santiago Introducción a la Epístola de I

II

San Pedro

1361

1362 1366

de San Pedro de San Pedro

Introducción a las Epístolas de

1369

San Juan

1370 1374 1375

I de San Juan II de San Juan III de San Juan

Introducción a

la

Epístola de

1375

San Judas

1376

Epístola de San Judas Introducción

al

Apocalipsis

Apocalipsis

.

1379



1383

PRÓLOGO

PRÓLOGO Por Dr. D.

ei.

Excmo. y Rvdmo. Sr.

GAETANO CICOGNANI,

Arzobispo de Ancira, Nuncio de Su Santidad en España.

primera LAlenguas

versión completa de la Biblia, hecha de las! hebrea y griega, al castellano por au-{

originales,

tores católicos, con la que la Editorial Católica inicia, bajo los auspicios y la alta dirección de la Pontificia Universidad de Salamanca, su Biblioteca de Autores Cristianos^. no hubiese podido ser publicada en circunstancia más propicia ni presentada con cartas credenciales más augustas y autorizadas que la Encíclica Divino Afflante Spiritu, de Su Santidad Pío XII. El mundo católico, y de manera especial los que en la Iglesia ejercen el magisterio o se dedican al apostolado, recuerdan con íntimo júbilo y con ánimo agradecido el L aniversario de la Providentissimus de León XIII, el cual, enfrentándose de lleno con errores y corrientes que parecían triunfar y que daban a los pusilánimes y tímidos la sensación de acabar con la Iglesia, proclamó el origen divino de las Sagradas Escrituras en toda su integridad, sin titubeos ni compromisos. «La solicitud de Nuestro cargo apostólico declara desde las primeras líneas del inmortal documento Nos anima y en cierto modo Nos impulsa, no solamente a querer que esté abierta con toda seguridad y amplitud, para la utilidad del pueblo cristiano, esta preciosa fuente de la revelación católica, sino también a no tolerar que sea enturbiada en alguna de sus partes, ya por aquellos a quienes mueve una audacia impía y que

— —

XIV

PRÓLOGO

atacan abiertamente a la Sagrada Escritura, ya por los que suscitan a cada paso innovaciones engañosas e imprudentes.»

El gran Pontífice, que en su largo y fecundo pontificado no dejó de tratar con suprema visión ninguna de las cues-

que afectan a la Iglesia misma y al interés de los pueblos y de las naciones, que habló magistralmente del origen del Poder civil y de la constitución de los Estados, de la verdadera y falsa libertad y de las obligaciones de los ciudadanos, del matrimonio y de la familia, de los errores funestos del socialismo y del comunismo, proclamando en el magno problema social y económico los grandes principios de la Rerun Novarum, el gran propulsor de los estudios filosóficos según las doctrinas y el método de Santo Tomás de Aquino, no podía menos de fomentar y recomendar y dirigir, en conformidad con las exigencias de los tiempos, el nobilísimo estudio de las Sagradas Escrituras. A la exaltación de la Biblia considerada como fuente única de la Revelación y árbitro supremo de la verdad divina a través de una interpretación puramente personal, a esa exaltación enarbolada en el tiempo de la Reforma como bandera y señal contra la Iglesia, se suceden en fuerza del mismo principio del libre examen, las desviaciones del espíritu humano, que empieza por despojar a las Sagradas Escrituras de su aureola más preciada, de su carácter de libros divinos, inspirados por el mismo Dios, y en pos de sus cavilacionés, altanero e infatuado por los progresos obtenidos en las ciencias físicas y en las disciplinas históricas, frente a las dificultades que surgen, acaba por desvirtuarlo todo y por negarlo todo, arrebatando a los Sagrados Libros hasta la fe y la autoridad humana, que concede fácilmente a otros escritos de la antigüedad, y dejándolos reducidos a un conjunto de mitos y leyendas. «Miran a los Sagrados Libros decía León XIII no como el relato fiel de acontecimientos reales, sino como fábulas tiones vitales



ineptas y falsas historias.

A

sus ojos no



han existido pro-

después de haber ocurrido los acontecimientos, o bien presentimientos producidos por causas naturales; para ellos no existen milagros verdaderamente dignos de este nombre, manifestaciones de la omnipotencia divina, sino hechos asombrosos que no traspasan en modo alguno los límites de las fuerzas de la Natufecías, sino predicciones forjadas

PRÓLOGO más bien ilusiones y mitos; y que, en una palabra, Evangelios y los escritos de los Apóstoles no han sido escritos por los autores a quienes se atribuyen.» Y para sostener todo ese cúmulo de negaciones y monstruosidades, se somete el texto a constante tortura, en nombre de una crítica interna asentada sobre prejuicios racionalistas, se mutilan a capricho partes integrantes de los Libros Sagrados hasta dejarlos reducidos a un cuerpo sin alma, mejor diríamos, a un esqueleto sin carne y sin nerviosj del que vanamente podríamos esperar palabras de vida. Ni faltaron desprecios y sarcasmos scurriles ioci y toda una propaganda baja y vulgar, si bien en los ambientes intelectuales y de mediana cultura el tono era de mentida serenidad y de aparato científico atrayente y seductor, tan seductor, que causó a veces el desconcierto entre los mismos escritores católicos, produciendo en unos vacilaciones; en otros, afán de componenda a base de sacrificar y restringir el concepto y el alcance de la inspiración divina y de la revelación, y empujando a algunos a aventurar hipótesis híbridas y aún a declararse ineptos y vencidos. A pesar, sin embargo, del ropaje vistoso con que se presentaba, toda esta inmensa construcción adolecía de un defecto fundamental, radicado precisamente en el principio erigido contra la Iglesia: el libre examen. Los sistemas se sucedían sin cesar, diferentes y aun contrarios los unos de los otros, presentándose cada nueva teoría como definitiva para resolver el problema de la Biblia, pero cediendo el paso a los pocos años, si no a los pocos meses, a una nueva explicación, destinada también a caer muy pronto en el descrédito y en el olvido. Frente a este vértigo de doctrinas y de contradicciones levanta su voz augusta el Papa León XIII para infundir nueva vida a todo aquel cúmulo de ruinas, para poner nuevamente sobre los Libros Santos la aureola de su carácter divino, invitando a colaborar en esta obra de defensa y de restauración del auténtico sentido cristiano acerca de las Sagradas Escrituras, a los cultivadores de las ciencias teológicas y a los dedicados al ministerio pastoral, y trazando a este respecto todo un plan y programa de trabajo y de estudio «de tal modo que a esa ciencia nueva, a esa falsa ciencia, se oponga la doctrina antigua y verdadera que la Iglesia ha recibido de Cristo por medio de los Apóstoles». raleza, o los

PRÓLOGO

XVI

La Encíclica fué acogida con gran entusiasmo y aplauso, aun por todo un sector protestante, fué estudiada y comentada en las Universidades y Academias, divulgada y explicada en libros y revistas. No faltaron, es verdad, como no podían faltar, voces de crítica, y se volvió a lanzar al rostro de la Iglesia el ya viejo dicterio de «oscurantista»; pero, pese a esas voces discordantes, cuando a la distancia de cincuenta años contemplamos la ubérrima cosecha producida en

campo de

por la Encíno podemos menos de unirnos a los entusiasmos con que fué saludada su publicación y de comprobar con íntimo regocijo que las esperanzas concebidas por el Pontífice y compartidas por el mundo catclico son hoy una consoladora realidad. Esto mismo es lo que comprueba y pone de relieve el Sucesor de León XIII en la Cátedra de la Verdad, Fío XI 1. en su reciente Encíclica Divino Afflanlc Spiritw en la cual, después de señalar cuál fuera el fin principal de la Providentissimus, el de exponer la doctrina de la verdad contenida en los Sagrados Libros y* vindicarlos de las impugnaciones, con el alma henchida de gozo hace desfilar ante nosotros las instituciones y normas que durante estos cincuenta años, por el impulso y vigilante celo de los Sumos Pontífices, fueron creadas para el progreso del estudio de la biblia: la Escuela Líblica de Jerusalén, la Comisión Líblica, la creación de grados académicos y programa de estudios bíblicos, el Instituto bíblico de Roma, la revisión de la Vulgata, la difusión en el pueblo de los Libros Sagrados. De estas instituciones la Escuela Bíblica de Jerusalén nació a la vida por obra personal de León \1U, y su pensamiento generador parece que estuvo inspirado en el ejemplo y en la práctica del gran San Jerónimo. Conocido es su axioma de que «desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer a Cristo», como conocido es también su criterio de que para penetrar más lúcidamente en el sentido y valor de los Sagrados Libros, contribuye en gran manera, juntamente con el estudio de las lenguas en que fueron escritos, la visión directa de los lugares en que se desarrollaron los hechos que prepararon y consumaron la Redice escribiendo a Domdención. «Sanctam Scripluram clica

el

los estudios bíblicos

Providentissimus,



nione est

et

lucidius iníucbilur, qui

Iudacam

oculis contémplalas

antiquarum urbium memorias locorumque

vcl

cadan

PRÓLOGO

XVJI

vocabula vel mutala cognoucrit. Unde et nobis curae fuit, cum Hebratorum hunc laboran subiré, ut circumirt nws provinciam quam universae Christi Ecclcsiae. sonant». Por eso el gran Doctor, que pasó toda su vida dedicado a estos estudios, se estableció definitivamente en belén, dando de mano a todas las grandezas de Roma, cuyos tesoros le parecían pequeños al lado del que encerraba la -pequeña ciudad, cuna de Jesús: «Habeat Boma quod angustior Urbe Romana possidet Belhlehetn!»; y sus discípulas predilectas, las nobilísimas Paula y Eustoquio, deseando que la queridísima amiga Marcela las imitara fijando como ellas su residencia en Palestina, describen en una carta, escrita bajo el dictado del Maestro, el encanto espiritual de la vida en Tierra Santa, donde cada lugar recuerda un hecho de la Sagrada Escritura, cada nombre suscita una visión y despierta un afán de perfección, donde se puede orar en el mismo pesebre in quo infaníulus vagiit, llorar en el mismo sepulcro en que lloraron las santas mujeres, aspirar y sentirse elevados voto et animo hacia el cielo en el Monte de los Olivos y donde hasta la gente más humilde recuerda el ambiente en que se desenvolvió la vida de Cristo. Hasta sus cánticos comunes, dicen, son bíblicos y regocijantes: «Quocumque te verteris, arator stivam tencns, Alleluia decantat; sudans messor psalmis se avocat, et curva attondens vitem falce vinilor, aliquid Davidicum canit.» («A dondequiera que fueres, el arador con la mano en la esteva canta el Alleluia, el segador sudoroso se distrae con salmos; el viñador, mientras poda la vid con el corvo cuchillo, entona algún cántico de David.») No sé si estos cuadros, de un dulce sabor virgiliano, se ofrecen hoy al viajero que visita Palestina: tales y tantas -han sido las vicisitudes de aquella tierra a lo largo de los siglos, tales y tantas sus destrucciones materiales y sus convulsiones políticas, que no creo empeño fácil, ni imaginarse ante la realidad presente el cuadro que nos describen San Jerónimo y sus discípulas, ni dar una reconstrucción exacta de lo que fué la 1 ierra y la Ciudad Santa: sin embargo, aun en el estado actual, el conocimiento de aquellos lugares y las investigaciones, racionales y metódicas, de sus ruinas venerandas, siguen siendo instrumento eficacísimo para la inteligencia de las Sagradas Escrituras y para la contemplación del drama humano-divino de la Redención. Y al hablar de este tema, prologando una versión de eruditissimis

ii

XVIII

PRÓLOGO

Eiblia nacida en tierra española, a la sombra augusta de la Universidad salmantina, me complazco en recordar aquí ciertos lazos, no por tenues menos gratos, que existen entre la Escuela f íblica y aquella Universidad. La Escuela h íblica de Jerusalén fué fundada en un convento de dominicos, que lleva el mismo nombre del celebérrimo convento de Salamanca, San Esteban, y que fué construido por un español, por el Maestro General de la Orden, Padre Larroca, con la intención primera de que sirviera de noviciado, siendo luego ofrecido por el mismo a Su Santidad León XIII, apenas supo que el Augusto Pontífice deseaba fundar en Jerusalén una Escuela de Estudios L ib lieos. Es verdad que el convento y la escuela pasaron a pertenecer a la Provincia Dominicana francesa, pero esta circunstancia no rompió, antes reforzó, aquellos lazos al ser encargado de la dirección de aquel centro de altos estudios el P. José M. Lagrange, el cual había hecho su noviciado y sus estudios teológicos en el convento de San Esteban, de Salamanca. En época aciaga para las congregaciones religiosas en Francia, el P. Lagrange tuvo que dejar su patria y vino a Salamanca, donde, además de experimentar la generosa hospitalidad española, de la que conservó siempre un agradecido recuerdo, pudo conocer directamente y empaparse en la doctrina de los grandes teólogos y escrituristas españoles, que sin duda templaron y forjaron su espíritu para que, frente a las dificultades, se mantuviera, como supo mantenerse, recio en la fe y ardiente en el deseo de Dios. Lo que la Escuela L íblica de Jerusalén ha contribuido al desenvolvimiento y a la dignificación de los estudios de la Sagrada Escritura, lo demuestran palmariamente los sabios volúmenes que ha publicado, las excavaciones practicadas y la difusión en las esferas intelectuales de los éxitos alcanzados. Con el fin, sin embargo, de que estos estudios, que tantas dificultades encierran y tantos peligros ofrecen, no se apartaran del recto camino, fué instituida la Comisión Bíblica, ese alto Consejo de varones preclaros «que tuvieran por encomendado a sí el cargo de procurar y lograr por todos los medios que los divinos oráculos hallen entre los nuestros en general aquella más exquisita exposición que los tiempos reclaman y se conserven incólumes no sólo de todo hálito de errores, sino también de toda temeridad de opiniones». la

PRÓLOOO

XIX

Instituida por el mismo León XIII, la Comisión Bíblica fué sucesivamente confirmada por los Sumos Pontífices y de manera especial por Pío XII, el cual, en la Encíclica que comentamos, le tributa un homenaje de estimación y de complacencia. Los que siguen el creciente progreso de los estudios bíblicos y se afanan con santa pasión por penetrar cada día mejor el genuino sentido de los Libros Sagrados, conocen la labor vigilante y delicada de la Comisión, su voz orientadora y tranquilizadora. Bastaría recordar a este propósito su actuación tan eficaz en los agitados tiempos del Modernismo, fuego fatuo que se creyó iba a encender fatalmente una lucha difícil y duradera; y la carta dirigida en agosto de 1941 a los Arzobispos y

Obispos de Italia para poner coto a tendencias de sabor iluminista. Mientras el Modernismo, en nombre de la Ciencia y del pretendido progreso humano, había intentado repetir los errores que León XIII tan enérgicamente anatematizara en su Carta, recientemente un alma desviada se pronunciaba contra todo estudio científico y erudito de las Sagradas Escrituras, contra el estudio de las lenguas orientales y de las ciencias auxiliares, contra los esfuerzos de la crítica textual y la compulsa de códices y manuscritos antiguos, abogando por el uso exclusivo de la Vulgata, menospreciando la cuidadosa investigación del sentido literal y defendiendo una exégesis y una hermenéutica a base únicamente de sencilla lectura y de piadosa meditación. El episodio quedó muy pronto truncado por la vigilante intervención de la Comisión Bíblica y a él hace clara alusión Pío XII en su reciente Encíclica. La creación de esas dos grandes instituciones, la Escuela de Jerusalén y la Comisión Eíblica, respondían a fines específicos de la mayor importancia; pero ya la mente previsora de León XIII, en su deseo de hacer todavía más en orden a la restauración de los estudios bíblicos y a la eficacia salvadora de la verdad revelada, había acariciado la idea de fundar en el corazón mismo del mundo cristiano, en Roma, un ateneo donde se formara toda una pléyade de sabios sacerdotes, profunda y cuidadosamente preparados, que encendidos en un santo ardor llevaran por todos los ámbitos del mundo y a todos los campos del apostolado sacerdotal, al Seminario, a la cátedra, al pulpito, al libro y a la revista, la luz de una auténtica ciencia escriturística y la hicieran servir eficazmente a los grandes

PRÓLOGO

NX

que San Pablo señalara a las Sagradas Escrituras ad docendum. ad arguendum, ad corrí piendum, ad erudien-

fines

dum

in iuslitia.

Esa idea de León XIII halló un munífico realizador en el Pontífice Pío X, que instituyó primero los grados académicos en Sagrada Escritura, trazó después un completo plan de estudios bíblicos para los seminarios y erigió, finalmente, el Instituto Bíblico de Roma, que, confiado a la ínclita Compañía de Jesús, puesto bajo la especial protección del Sagrado Corazón de Jesús, cuya hermosa estatua domina el salón principal del Instituto, y organizado sabiamente por un hombre de eminente sabiduría y de gran fe, el ilustre P. Leopoldo Fonk, ha sido y es la forja donde se forman y de donde salen para el mundo entero los maestros de la Sagrada Escritura. Juntamente con estas obras de alta formación y de dirección, se inician por el impulso vigoroso del mismo Papa Pío y se prosiguen con la decidida protección de Pío XI, los pacientes trabajos de la revisión de la Vulgata en el Monasterio de San Jerónimo de Roma, al cual va gloriosámente unido el nombre del Cardenal Adriano Gasquet y en el cual continúan esta meritoria labor los Padres benedictinos con su proverbial e infatigable laboriosidad; y para que toda esta empresa cultural y al mismo tiempo apostólica no quedara encerrada en las escuelas y en los monasterios, surge la Sociedad de San Jerónimo para la difusión de los Evangelios, se multiplican los Congresos y las Semanas Fíblicas, se publican libros y revistas, y yo me complazco en destacar aquí la contribución no pequeña que España ha prestado a ese florecimiento de los estudios bíblicos, contribución que, si se vió pasajeramente truncada por el vendaval de la guerra civil, ha vuelto a renacer con mayor pujanza y con renovados bríos, apenas pasada la tempestad y serenado el ambiente nacional.

X

* * * la Encíclica Divino Affiante Spiritu, antepuespórtico insuperable a esta versión de la Sagrada I iblia, no es solamente un recuerdo y una evocación de la Providintissimus y de los frutos por ella producidos, ya que tiene una segunda parte, mucho más importante, la parte doctrinal, en la cual el Santo

Pero

ta

como

"PRÓLOGO

XXI

Padre, siguiendo la trayectoria de sus antecesores, consciente del depósito sagrado que le fué confiado el día en que el Espíritu Santo le escogió para regir la Iglesia de Dios, con la autoridad de su palabra, con la amplia comprensión de su inteligencia y a pesar de las hondas preocupaciones que agobian su corazón y de las solicitudes paternales que de El reclaman los sufrimientos de los pueblos, nos traza y nos señala los caminos y los métodos, que las condiciones actuales exigen, para que el estudio y la lectura de las Sagradas Escrituras sean cada día más fecundos en frutos de santificación y de conquista de las inteligen-

y de los corazones de los hombres. Las nuevas e importantes excavaciones realizadas en el suelo palestinense, el hallazgo de nuevos y valiosos documentos escritos, el conocimiento cada día más amplio de las lenguas orientales «invita en cierta manera y amonesta cias

a los intérpretes de los Sagrados Lihros a aprovecharse con denuedo de tanta abundancia de luz para examinar con más profundidad los Divinos Oráculos, ilustrarlos con más claridad y proponerlos con mayor lucidez». Y hablando de los progresos modernos en el conocimiento de las lenguas orientales, y en particular de aquellas en que fueron originariamente escritos los Libros Sagrados, ve en ello el Santo Padre una nueva ayuda, a la par que un poderoso estímulo, para que los intérpretes católicos traten de acercarse lo más posible a la fuente original de la verdad revelada, calificando de ligereza y de desidia el descuido en aprender aquellas lenguas; y aún la crítica textual, con su paciente rebusca y cotejo de códices y manuscritos, es plenamente justificada, loada y estimulada por Su Santidad, como medio necesario para «que se restituya a su ser el sagrado texto lo más perfectamente posible», y todo ello «por la reverencia debida a la divina palabra» y «por la misma piedad por la que debemos estar sumamente agradecidos a aquel Dios providentísimo, que desde el Trono de su Majestad nos envió estos libros a manera de cartas paternales, como a propios hijos». Por otra parte, como la mayoría de los fieles no pueden llegar por sí mismos a esas fuentes de la Revelación en su texto latino y menos aún en los textos originales, el Santo Padre, al hablar de la declaración de la autenticidad hecha por el Concilio Tridentino a favor de la Vulgata, dice expresamente: «Y ni aun siquiera prohibe el decreto

XXII

prólogo'

del Concilio Tridentino que, para uso y provecho de los de Cristo y para más fácil inteligencia de la divina palabra, se hagan versiones en lenguas vulgares, y eso aún tomándolas de los textos originales, como ya en muchas regiones vemos que loablemente se ha hecho, aprobándolo fieles

autoridad de la Iglesia.» Eso que alaba y aprueba la Iglesia es justamente lo que han pretendido hacer los preclaros y beneméritos traductores de esta primera versión de la Biblia en lengua castellana sobre los textos originales, y eso es lo que la Editorial Católica entiende brindar a España y a los países del mundo hispanoamericano con la publicación del Libro de los Libros en este primer volumen de su Biblioteca de Autores Cristianos. En su empresa les ha guiado el amoroso afán de poner al alcance de los fieles de habla castellana el riquísimo tesoro de las Sagradas Escrituras, mediante una traducción lo más fiel y exacta posible del texto original, aprovechándose para ello de todos los adelantos realizados en la ciencia escriturística y en el conocimiento de las lenguas orientales durante los últimos años, y dejándose guiar en la interpretación de los pasajes más oscuros y difíciles por el Magisterio de la Iglesia y por la luz y sabiduría de los Santos Padres y de los grandes teólogos y escrituristas. la

*

*

*

Al lograr los traductores su alto empeño, han realizado una triple obra: de cultura, de piedad y de apostolado. Esta versión completa de la Sagrada Biblia al castellano constituye ante todo una auténtica obra de cultura, que viene a enriquecer el ya espléndido acervo de saber escriturístico cosechado por España desde los primeros siglos de la Era Cristiana y desarrollado en los siglos posteriores con asombrosa fecundidad. Desde los tiempos en que el Papa Dámaso, el santo y culto Pontífice español, se complacía en fijar en exámetros trozos del Antiguo y del Nuevo Testamento y encargaba a San Jerónimo una revisión general de los Libros Sagrados, sosteniéndole y protegiéndole en sus dificultades y luchas; y el presbítero Desiderio, nacido, según todas las probabilidades en la ciudad de Barcelona, rogaba al mismo San Jerónimo que emprendiera la versión de los Libros Sagrados, y {el noble

PRÓLOGO

xxm

Licinio enviaba amanuenses para que bajo la dirección del mismo Santo copiaran la Biblia, y el enciclopédico Arzobispo de Sevilla, San Isidoro, considerado como el heredero más fiel del pensamiento y de la obra del gran Dálmata, salvaba en sus libros el rico tesoro de la antigua cultura cristiana, y pasando luego a través de un sinnúmero de códices bíblicos esparcidos en catedrales y monasterios, en aulas regias y en casas señoriales, hasta la gran Biblia Complutense y los excelsos exegetas que florecieron en el Siglo de Oro y que aun causan asombro por su portentosa erudición y por su fino sentido exegético, España representa el supremo anhelo de conocer, de penetrar y de defender los Sagrados Libros. Considerando Menéndez y Pelayo este florecimiento tantas veces secular de la ciencia bíblica en España, escribía con harta razón en una famosa carta incluida en La Ciencia Española: «El nombre sólo de Arias Montano basta para llenar un siglo... Pero España posee, además, una larga serie de cultivadores ilustres de las ciencias bíblicas, serie que empieza con los colaboradores de la Poliglota

español

Complutense y con aquel Diego López- de Estúñiga que tan malos días y tan malas noches hizo pasar a Erasmo, y termina, bien entrado el siglo xvn, con Pedro de Valencia y Fray Andrés de León.» «No hay libro de la Escritura afirma el gran pensador santanderino sobre el cual no poseamos algún comentario de un español, célebre en las escuelas católicas»; y en confirmación de su aserto hace una larga enumeración de los más preclaros comentaristas. Los dos siglos que siguieron fueron de tono menos elevado y los estudios bíblicos en España participaron de la general decadencia, si bien no dejaron de brillar algunos esfuerzos, tan meritorios como aislados, ni faltaron muy aceptables traducciones de la Vulgata, como las dos tan conocidas y tantas veces impresas, en las que continuaron alimentándose las almas deseosas de conocer la palabra de Dios; pero cuando el vendaval del Modernismo, que apenas salpicó la recia fe española, se desató para manchar y debilitar la verdad cristiana, vuelven en España a cobrar lozanía y vigor los estudios eclesiásticos, aparecen revistas de cultura religiosa, cuyos nombres y cuyos méritos están en el pensamiento de todos, y en el mismo terreno de la ciencia escriturística sale a luz la revista Estudios Bíblicos, se publica la Biblia de Montserrat, se reeditan con profu-





PRÓLOGO

XXIV

sión y con muy útil aparato de notas e introducciones Jas conocidas versiones castellanas, en particular las del Nuevo Testamento, se constituye la A. F. E. B. E. para el fomento de los estudios bíblicos, se publican muy estimables manuales, y tras la dolorosa pausa impuesta por la guerra civil reflorecen con nuevo brío todas aquellas actividades y apuntan otras nuevas de singular importancia, entre las que merecen destacarse la fundación del Instituto «Arias Montano» del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la celebración de Semanas bíblicas organizadas con mucho acierto y desarrolladas con gran provecho, nuevas traducciones de los Salmos, de los Evangelios y de las Epístolas de San Pablo, la reciente publicación de una edición crítica del Nuevo Testamento en griego y en latín, y finalmente esta versión del texto original de toda la Biblia, que nO dudo ha de marcar un hito luminoso en la historia de la ciencia bíblica española. Sería presunción y desconocimiento de las dificultades que ofrece siempre una versión de las Sagradas Escrituras el que los traductores pensaran haberlas superado plenamente y consideraran su obra como acabada y perfecta. Ellos saben que no han de faltarles ni observaciones ni diversidad de criterios; pero de antemano piden indulgencia por los yerros en que hayan podido incurrir, y la esperan confiadamente en razón de lo difícil del empeño que asumieron y de la buena voluntad que en lograrlo

han puesto. Hablando precisamente el Santo Padre de las dificultades que en este género de trabajos existen, «nadie se admire dice que no se hayan todavía resuelto y vencido, sino que aún hoy haya graves problemas que preocupan los ánimos de los exegetas católicos». Y después de exhortar a los intérpretes catódicos a que, movidos de un amor eficaz y decidido de su ciencia y sinceramente devotos a la Santa Madre Iglesia, se esfuercen por hallar una





explicación sólida a aquellas dificultades, añade: «Y poT que hace a los conatos de esos estrenuos operarios de la Viña del Señor, recuerden los demás hijos de la Iglesia que no sólo se han de juzgar con equidad y justicia, sino también con suma caridad..., y estar alejados de aquél espíritu lo

poco prudente con el que se juzga que todo lo nuevo, por mismo hecho de serlo, debe ser impugnado o tenerse por sospechoso.» Santas palabras que salen de un corazón solí-

el

PRÓLOGO

xxv

y paternal y de una inteligencia comprensiva, deseosa de hacer llegar a los espíritus apasionados por la busca de la verdad una palabra de afectuosa concordia y de santa emulación. La historia de las versiones de la Sagrada Escritura y de los problemas que a ésta atañen, no está libre de fuertes divergencias y de acres polémicas, excusables tan sólo porque la pasión por la verdad puede encender a veces en demasía nuestros espíritus, pero siempre se deben tener presentes los paternales consejos de Pío XII, y en último término acudir al remedio supremo, en el que San Jerónimo buscaba la luz y la concordia en sus trabajos y en medio de sus graves polémicas: la oración. «Ruégote ahora, carísimo Desiderio, que ya que me hiciste emprender tamaña empresa y empezar mi labor desde el Génesis, me ayudes con tus oraciones, a fin de que pueda trasladar al latín los Santos Libros con el mismo espíritu con que fueron escritos.»

cito

* * *

Obra de cultura, es además esta versión de la Piblia una obra eminente de piedad. En el pasaje de San Pablo arriba citado, en el que expone las utilidades que la Sagrada Escritura ofrece, a saber: «para enseñar, convencer, corregir y educar en la justicia», añade el Apóstol esta finalidad suprema: «a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena», ut perfectus sit homo Dei, ad omne opus bonum instrudus. Demasiado poco representaría esta versión, si fuera considerada únicamente como obra de cultura, aunque nobilísima; demasiado poco, ya que estas Cartas paternales dadas por Dios a la humanidad tienen por fin rehabilitar al hombre, redimirle, elevarlo hasta las alturas del conocimiento de los misterios de Dios y a la participación de la vida divina, sostenerlo en las luchas del espíritu, santificarlo en todo momento, encauzarlo por los caminos que conducen a las celestes moradas. Y eso mismo es lo que los autores de esta versión han pretendido ofrecer a los fieles.

San Juan Crisóstomo, que supo revestir sus inmensos conocimientos bíblicos con una elocuencia portentosa, se quejaba amargamente de que los fieles de su vastísima diócesis no conocieran bastante ni leyeran los Sagrados Li•

XXVI

PRÓLOGO

ello privados de uno de los más podemedios de santificación. El hubiese querido que existiese en cada casa cristiana una Biblia y que sus fieles supiesen de memoria al menos algunos salmos o algunos trozos escogidos del Santo Evangelio, pero comprueba dolorosamente y su lamento pudiéramos repetirlo en nuestros que sus fieles saben muy bien los nombres y el hisdías torial de los caballos y de los jinetes que toman parte en las carreras, pero no saben siquiera cuántas son las E pistolas de San Pablo y desconocen casi por completo el Libro que encierra la fuente de la vida. Unos alegan como excusa de su descuido y negligencia que están muy ocupados con los negocios o con los quehaceres de la casa, otros que no tienen dinero; pero es un absurdo dice el Santo pretextar indigencia o exceso de trabajo, cuando de la lectura de los Libros Sagrados se saca tanta utilidad. Quomodo non absurdum fuerit... ubi tanta decerpenda est utilitas, occupaíiones et inopiam defiere! Junto a los que no compran el Libro Santo están los que lo tienen, pero sólo como adorno de la casa, no como

bros, rosos

quedando por









alimento del espíritu. Muy bien describe a los tales el santo Arzobispo y elocuentísimo orador: «¿Quién de vosotros, pregunto, toma en su casa un libro y examina sus sentencias, o escudriña las Escrituras? Nadie, ciertamente: sino que encontraremos en la mayoría de las casas dados y tabas, pero libros nunca o muy raras veces. Y el mismo reproche merecen los que los tienen, pero los conservan atados o colocados en los armarios, y ponen todo su interés en la suavidad de las membranas o en la elegancia de los caracteres, menospreciando, en cambio, su lectura. Porque no los adquieren para ningún fin útil, sino solamente para hacer presuntuosa ostentación de su opulencia: ¡tan fuerte es el vano fausto de la gloria! A nadie oigo que ambicione el comprender los Libros, sino más bien jactarse de que posee libros escritos con letras de oro. Y yo pregunto: ¿qué provecho puede haber en esto?» Et quid, quaeso, hiñe lueri provenir? Me haría interminable si quisiera citar todos los pasajes en que San Jerónimo excita a sus discípulos y discipulas a la lectura de -la Biblia, pero no quiero dejar de consignar algunos, ya que el eco de sus encendidas palabras puede animar también hoy a las almas, sedientas de Dios y de la perfección cristiana, a frecuentar esta pro-

PRÓLOGO vechosa lectura. Para el gran Doctor la palabra divina contenida en la Sagrada biblia no sólo es alimento, sino también fuerza del espíritu, arma segura contra todo lo que abate y deprime, contra todo lo que puede rebajar el alma y el cuerpo. Desde el Cenáculo del Aventino, donde un grupo de selectísimas matronas cultivaba la vida de perfección, se hace el gran propagandista de la lectura y meditación de la Biblia e inculca su estudio a las vírgenes para que sepan conservarse puras e intactas de las salpicaduras del mundo, a los religiosos para que sepan elevarse a las cumbres de la perfección, a las viudas para que sepan llevar con dignidad su viudez, y a las madres, como en su carta a Leta, para que con la Biblia en la mano sepan formar desde los primeros años el corazón de sus hijos. «Léela con frecuencia y aprende lo más posible de que el sueño te escribía a la virgen Eustoquio ella sorprenda con el libro en la mano y que al inclinarse tu cabeza la reciba la página santa»; y a la virgen Demetriades: «Ama las Santas Escrituras y te amará a ti la Sabiduría; ámala y te guardará; hónrala y te abrazará. Estos aderezos cuelguen de tu pecho y de tus oídos.» Y en idénticos términos se expresa, escribiendo al monje Rústico, al Presbítero Nepociano, al santo Obispo de Ñola y a todos aquesus consejos y exhortallos a los que favorecía con





;

ciones.

San Agustín escribe sobre el particular un pequeño pero admirable tratado: De doctrina cristiana, que puede considerarse como una introducción al estudio y a la interpretación de las Sagradas Escrituras, y en él se esfuerza por convencer a los hombres de que el estudio que versa acerca de la Sabiduría divina, ómnibus rebus est anteponendus, se ha de anteponer a todas las demás cosas e intedecía en otra ocasión con gran reses. «Leed las Escrituras vehemencia a sus ermitaños el santo Obispo de Hipona leedlas para que no seáis ciegos y guías de ciegos. Leed las Santas Escrituras, porque en ellas encontraréis todo lo que debéis practicar y todo lo que debéis evitar. Leedla, porque es más dulce que la miel y más nutritiva que cualquier otro alimento.» Me he limitado a citar testimonios de estos tres insignes Santos Padres, porque a ellos de manera singular los señala León XIII como maestros en el estudio e interpretación de las Sagradas Escrituras, pero análogos testi-





XXVIII

PRÓLOGO

monios y recomendaciones podrían espigase a millares de riquísima literatura patrística. Mas para que el estudio y la lectura de la Biblia produzcan aquellos frutos de santificación, que quiere Dios y busca la Iglesia, no basta cualquiera disposición del espíritu, sino que es necesaria aquella que tan acertadamente indicaba el Papa t enedicto en su Encíclica Spiriíus Paraclitus; es decir, que hay que acercarsagradas de la verdad divina pia se a estas fuentes mente, firma fide, humili animo eí volúntate proficicndi, con mente piadosa, con fe firme, con ánimo humilde y con voluntad de aprovechar. Así lo exige el carácter divino de las Escrituras, así lo demandan el respeto y la sumisión con que nuestra pequeñez humana ha de acercarse a Dios. Y como este depósito sagrado ha sido confiado por Dios a la Iglesia, a la que ha hecho intérprete infalible de sus oráculos, es también necesario que nuestro estudio y nuestra lectura vayan iluminados y dirigidos por la luz que brota del magisterio infalible de la Santa Madre Iglesia. Altísimo ejemplo de esta sumisión al magisterio de la Iglesia nos han dejado aquellos tres grandes Doctores, cuyas palabras recogíamos hace poco. Conocedores profundos de la Jíiblia y propagandistas fervorosos de su lectura y meditación, coinciden todos en afirmar la absoluta necesidad de atenerse a las enseñanzas y normas de la Mater nostra communis, Ecclesia, cuya solidez de cimientos y seguridad en las direcciones ponderaba el Crisóstomo frente al caos de las herejías que pululaban en Oriente. En una gran cuestión acerca de la Trinidad, el gran Dálmata escribía al Papa Dámaso: «Por esto he creído que debía consultar a la Cátedra de Pedro y a la fe alabada por labios apostólicos, pidiendo recibir el alimento de mi alma de allí mismo de donde antes recibiera la vestidura... Yo que a nadie sigo como a primero sino a Cristo, me uno en comunión de espíritu con Vuestra Beatitud, es decir, con la Cátedra de Pedro»; y en otra de sus cartas declara: «Yo entretanto clamo: si alguno está unido a la Cátedra de Pedro, ése es de los míos.» Cada vez que se presentaban cuestiones acerca del Canon de los Libros Sagrados, él, que tanto había estudiado y que tan autorizado estaba para exponer una opinión propia, sólo admite una regla definitiva: Sed hace non recipit Ecclesia Dei, pero esto no lo admite la Iglesia de Dios.

la

XV

PRÓLOGO Celebérrimo es también el en cierto modo paradójico axioma de San Agustín: Ego vero Evangelio non crederem, nisi me Catholicae Eeclesiae conmovcret auctoritas, yo no creería en el Evangelio, si no me moviese a ello la autoridad de la Iglesia Católica. Es verdad que la Iglesia limitó un tiempo y aun prohibió la lectura de la t iblia en lengua vulgar a los fieles; pero ésa fué una medida provisional, plenamente justificada la malicia de los tiempos. En una época de apasionadas discusiones religiosas, en la que el principio del libre examen 'y de la interpretación personal y subjetiva de las páginas sagradas hacía brotar, aun entre los medios más plebeyos e indoctos, intérpretes más o menos visionarios y exaltados, la prudente medida de la Iglesia evitó en los países católicos la frondosa exuberancia de divergencias doctrinales, que hizo del Protestantismo un abigarrado conjunto de sectas, a las que apenas queda más que un disipado y movedizo fondo común de cristianismo. Esta versión de la 1 iblia que estamos prologando no

por

hecha con un fin de lucha y de combate, ni tampoco de vana curiosidad o de estériles discusiones, sino con el santo propósito de que los fieles puedan acercar sus labios a la fuente purísima de la sabiduría divina y saciar en ella su sed de Dios, de paz y de verdad. está

*

*

*

Constituye, finalmente, esta versión una obra de apostolado. Al final de su Encíclica, el Papa Pío XII exhorta con acento apasionado al clero para que difunda las riquezas de los Libros Sagrados y para que sepa hacerlo «con tanta elocuencia, con tanta distinción y claridad, que los fieles no sólo se muevan y se inflamen a poner en buen orden sus vidas, sino que conciban también en sus ánimos suma veneración a la Sagrada Escritura». De una manera especial el Santo Padre insiste en recomendar a los Prelados «que favorezcan y presten su auxilio a todas aquellas .pías asociaciones que tengan por fin editar y difundir entre los fieles ejemplares impresos de las Sagradas Escrituras, principalmente de los Evangelios, y procurar con

todo empeño que en las familias cristianas se tenga, ordenada y santamente, cotidiana lectura de ellas; recomienden eficazmente la Sagrada Escritura, traducida en la

PRÓLOGO

xxx

actualidad a las lenguas vulgares con aprobación de la autoridad de la Iglesia, ya de palabra, ya con el uso práctico, cuando lo permitan las leyes de la Liturgia». La atención tan preferente que en la Encíclica Divino A (fiante Spiritu ha dedicado Su Santidad a los simples fieles, no sólo en lo tocante a la lectura y meditación de las Sagradas Escrituras, sino también en lo que atañe a esa forma de apostolado, que es su propaganda y difusión por medio de adecuadas ediciones y traducciones, y la novedad muy significativa de que la tradicional dedicatoria de la Encíclica vaya dirigida no solamente, como de costumbre, «a los Patriarcas, Primados, Arzobispos, Obispos y demás Ordinarios en comunión con la Santa Sede Apostólica», sino también «a todo el Clero y fieles del Orbe Católico» deben servir a todos los católicos de motivos de gratitud y de legítima satisfacción, y al mismo tiempo de poderoso estímulo para secundar con fervoroso entusiasmo los deseos del Santo Padre y prestar a esta alta empresa su más decidida colaboración. Así lo ha entendido la Editorial Católica al encabezar su Liblioteca de Autores Cristianos con esta versión de la Liblia, y santamente puede gloriarse de haberse colocado con ella en la vanguardia de la colaboración pedida por el Papa, ofreciendo a los millones de fieles que en España y en Hispanoamérica hablan y rezan en español este medio tan poderoso de conocimiento de la palabra divina y de santificación de sus almas. Ponderábamos al comienzo de este prólogo la oportunidad con que salía a luz esta versión castellana del texto original de las Sagradas Escrituras, en el L aniversario de la Prouidcnlissimus y a raíz de la Encíclica Divino A [fiante Spiritu; pero no quiero dejar de recordar aquí otra razón de oportunidad, la misma que el Santo Padre ha querido recoger al final de su Encíclica, a saber, la terrible y dolorosa crisis por la que atraviesa en estos

momentos

la

En medio

humanidad.

de este caos de opiniones encontradas y de intereses antagónicos, en medio de tantas ruinas materiales y espirituales, de tantos dolores de los cuerpos y de tantas amarguras de las almas, la luz sólo puede venir del Unico que tiene palabras de Vida eterna, Cristo Jesús, a quien nos dan a conocer las páginas sagradas; la paz verdadera sólo puede esperarse del amor de Dios y del

PRÓLOGO

XXXI

prójimo, en los que, en frase de San Agustín, está la plenitud de las Escrituras. Bien venida sea esta versión de la Biblia, si con ella contribuyen sus autores y editores a que este mundo estremecido de dolor conozca más a Cristo y aprenda a practicar mejor la ley suprema del amor de Dios y del prójimo. A España y a todo el mundo hispánico ofrece la Editorial Católica esta nueva traducción de la Biblia; se la ofrece con el mismo afecto y con el mismo celo evangelizador con que los primeros misioneros españoles llevaron al Continente americano la luz y la caridad de Cristo, se la ofrece con el cariño de hermanos que hablan una misma lengua y tienen una misma cultura y comulgan en la misma fe y en la misma liturgia, se la ofrece segura de que la acogerán con entusiasmo cordial, para que, correspondiendo a los deseos e invitaciones del Santo Padre, sea todo este gran mundo hispanoamericano uno de los agentes más eficaces de la auténtica paz de Cristo en los espíritus y en los corazones. Y al presentársela parece que florecen en los labios de autores y editores aquellas palabras con que hace trece siglos el Abad Floro ofrecía al gran Isidoro de Sevilla un trabajo semejante: la revisión del texto del Salterio, que habia llevado a cabo por encargo suyo: «Por tus ruegos comencé con mano escrupulosa y con gran sudor de fatiga a buscar las primitivas lecturas de los Libros Divinos; y ahora, devuelta su belleza al pensamiento hebraico y renovada y hermoseada la frase griega, podremos, levantando nuestras voces hasta más allá de las estrellas, cantar los himnos sagrados con el mismo acento de los ángeles.»

Sed tamen hebraica rursus ratione poliía ac simul Argolica denuo picta manu, mellifluas coeli apargens trans sidera voces concrepot Angélico carmina sacra sonó.

Sean mis últimas palabras a recorrer con

ánimo piadoso

las

los que se disponen a páginas de esta versión

de los Libros Santos, aquellas mismas que un día pronunciara San Gregorio Magno: Disce cor Dei in verbis Dei, ul ardenlius ad aeterna suspires. «Aprende a conocer el corazón de Dios en las palabras de Dios, para que con más ardor aspires a las cosas eternas.»

CARTA ENCÍCLICA DE NUESTRO SANTÍSIMO SEÑOR r

PIO POR LA DIVINA PROVIDENCIA

PAPA

XII

A LOS VENERABLES HERMANOS PATRIARCAS, PRIMADOS, ARZOBISPOS, OBISPOS Y OTROS ORDINARIOS EN PAZ Y COMUNIÓN CON LA SEDE APOSTÓLICA Y ASIMISMO A TODO EL CLERO Y FIELES DE CRISTO DEL ORBE CATÓLICO

SOBRE EL PROMOVER OPORTUNAMENTE LOS ESTUDIOS DE LA SAGRADA BIBLIA (30 septiembre 1943)

A LOS VENERABLES HERMANOS PATRIARCAS, PRIMADOS, ARZOBISPOS, OBISPOS

Y OTROS ORDINARIOS EN PAZ Y COMUNIÓN CON LA APOSTÓLICA SEDE Y ASIMISMO A TODO EL CLERO Y FIELES DE CRISTO DEL ORBE CATÓLICO

PÍO PP. XII VENERABLES HERMANOS, AMADOS HIJOS SALUD Y BENDICIÓN APOSTÓLICA

INTRODUCCION Ocasión de la Encíclica «Provideniissimus Deus».

Modo

de celebrar su cincuentenario.

Por inspiración del divino Espíritu escribieron los Sagrados Escritores aquellos libros, que Dios, conforme a su paterna caridad con el género humano, quiso liberalmente dar «para enseñar, para convencer, para corregir, para dirigir en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté apercibido para toda obra buena» l No es, pues, de admirar que la Santa Iglesia, tratándose de este tesoro dado del cielo, que ella posee como preciosísima fuente y divina norma de la doctrina sobre la fe y las .

lo recibió incontaminado de manos de los haya custodiado con todo esmero, defendido y perversa interpretación y empleado solícita-

costumbres, así como Apóstoles,

de toda 1

así

falsa

lo

II Tim. III, 16

s.

ENCÍCLICA DE

xxxvi

mente en

S.

S.

PÍO XII

ministerio de comunicar a las almas la salud sobrelo atestiguan a toda luz casi innumerables documentos de todas las edades. Por lo que hace a los tiempos modernos, cuando de un modo especial corrían peligro las divinas Letras en cuanto a su origen y recta exposición de ellas, la Iglesia tomó a su cuenta el defenderlas y protegerlas todavía con mayor diligencia y empeño. De ahí que ya el Sacrosanto Sínodo Tridentino pronunció con decreto solemne que «deben ser tenidos por sagrados y canónicos los libros enteros con todas sus partes, tal como se han solido leer en la Iglesia católica y se hallan en la antigua edición vulgata latina» 2 en nuestro tiempo el Concilio Vaticano, a fin de reprobar las falsas doctrinas acerca de la inspiración, declaró que estos mismos libros se han de tener por sagrados y canónicos «no ya porque compuestos con la sola industria humana hayan sido después aprobados con su autoridad, ni solamente porque contengan la revelación sin error, sino porque escritos con la inspiración del Espíritu Santo tienen a Dios por autor, y como tales fueron entregados a la misma Iglesia» 3 Más adelante, cuando contra esta solemne definición de la doctrina católica, en la que a los libros «enteros con todas sus partes» se atribuye esta divina autoridad inmune de todo error, algunos escritores católicos osaron coartar la verdad de la Sagrada Escritura tan sólo a las cosas de fe y costumbres, y en cambio lo demás que perteneciera al orden físico o histórico reputarlo como «dicho de paso» y en ninguna manera — como ellos natural,

el

como

.

Y

.

pretendían — enlazado con la fe, nuestro Antecesor de inmortal memoria León XIII en su Carta Encíclica Provideníissimus Deus, dada el 18 de noviembre del año 1893, reprobó justísimamente aquellos errores, y afianzó con preceptos y normas sapientísimas los estudios de los Divinos Libros. Y toda vez que es conveniente conmemorar el término del año cincuentenario desde que fueron publicadas aquellas Letras Encíclicas que se tienen como la ley principal de los estudios bíblicos, Nos, según la solicitud que desde el principio del Sumo Pontificado manifestamos respecto de las disciplinas sagradas *, juzgamos que había de ser oportunísimo, confirmar e inculcar por una parte lo que nuestro Antecesor sabiamente estableció y sus sucesores añadieron para afianzar y perfeccionar la obra, y decretar por otra lo que al presente parecen exigir las circunstancias, para más y más incitar a todos los hijos de la Iglesia, que se dedican a estos estudios, a una empresa tan necesaria y tan loable.

* *

Sessio IV, decr. 1; Ench. Bibl. n. 45. Sessio III, Cap. 2; Ench. Bibl. n. 62.

4 Sermo ad alumnos Seminariorum... in Urbe Ap. Seáis XXXI (1939), p. 245-251.

(dic 24 Iunii 1939);

Acta

xxxvii

I

PARTE HISTORICA SOLICITUD DE LEON XIII Y SUS SUCESORES POR LOS ESTUDIOS RIRLICOS

§

Doctrina de

1.

— La obra de León

la

XIII.

inerrancia o exclusión de lodo error.

El primero y sumo empeño de León XIII fué el exponer la doctrina de la verdad contenida en los Sagrados Volúmenes y vindicarlos de las impugnaciones. Así fué que con graves palabras declaró que no hay absolutamente ningún error, cuando el hagiógrafo, hablando de cosas físicas, «se atuvo (en el lenguaje) a las apariencias de los sentidos», como dice el Angélico 5 , ex-

presándose «o con cierta manera de traslación, o como se estilaba aquellos tiempos en el lenguaje común y aun hoy se usa en muchas cosas de la vida cotidiana, aun entre los mismos hombres más doctos». Añadiendo que ellos «los escritores sagrados, o por mejor decir — son palabras de San Agustín 6 — el Espíritu de Dios que por ellos hablaba, no quiso enseñar a los hombres estas cosas — a saber, la íntima constitución de las cosas visibles — que de nada servían para su salvación» '; lo cual «útilmente ha de aplicarse a las disciplinas allegadas, principalmente a la historia», es a saber, refutando «de modo análogo las falacias de los adversarios» y defendiendo «de sus impugnaciones la fidelidad histórica de la Sagrada Escritura» 8 Y que no se ha de imputar el error al Escritor Sagrado, si «en la transcripción de los códices se les escapó algo menos exacto a los copistas», o si «queda oscilante el sentido genuino de algún pasaje». Por último, que no es lícito en modo alguno «o el restringir la inspiración de la Sagrada Escritura a algunas partes tan sólo, o el conceder que erró el mismo .

4

Cf. I», q. 70, art. 1

De

Gen. ad (Sectio III, pars «

7 8

litt.

2),

ad

2, 9,

p.

3.

20;

PL.

XXXIV,

col.

270

s.;

CSEL. XXVIII

46.

Leonis XIII, Acta XIII, p. 355; Ench. Bibl. n. 106. Cf. Benedictos XV, Ene. Spiritus Paraclitua, Acta Ap. Sedis XII

(1920), p. 396; Ench.

Bibl. n. 471.

XXX VIH sagrado

escritor»,

siendo

así

que

la

divina

inspiración

«por



misma no sólo excluye todo error, sino que lo excluye y rechaza con la misma necesidad absoluta con la que es necesario que Dios, Verdad Suma, no sea en modo alguno autor de ningún error. Esta

es la antigua y constante fe de la Iglesia» bien: esta doctrina, que con tanta

Ahora

9 .

gravedad expuso

nuestro Predecesor León XIII, también Nos la proponemos con Nuestra autoridad y la inculcamos a fin de que todos la retengan religiosamente. Y decretamos que con no menor solicitud se obedezca también el día de hoy a los consejos y estímulos que él sapientísimamente añadió conforme al tiempo. Pues como surgieran nuevas y no leves dificultades y cuestiones, ya por los prejuicios del racionalismo que por doquiera perniciosamente cundía, ya sobre todo por las excavaciones y descubrimientos de monumentos antiquísimos, llevados a cabo por doquiera en las regiones orientales, el mismo Predecesor nuestro, impulsado por la solicitud del oficio apostólico, a fin que esta tan preclara fuente de la revelación católica no sólo estuviera abierta con más seguridad y abundancia para utilidad de la grey del Señor, sino también para no permitir que en manera alguna fuese contaminada, ardientemente deseó «que fuesen cada vez más los que sólidamente tomaran a su cargo y mantuviesen constantemente el patrocinio de las Divinas Letras; y que aquéllos principalmente, a los que la divina gracia llamó al sagrado orden, emplearan cada día, como es justísimo, mayor diligencia e industria en leerlas, meditarlas y exponerlas» 10 .

Impulso dado a

La Escuela

los esludios

bíblicos:

Bíblica de Jerusalén, la Comisión Bíblica.

Por lo cual el mismo Pontífice, así como ya hacía tiempo había alabado y aprobado la Escuela de Estudios Bíblicos fundada en San Esteban de Jerusalén, gracias a la solicitud del Maestro General de la Sagrada Orden de Predicadores, Escuela de la qué, como él mismo dijo, «el conocimiento de la Biblia recibió no leve incremento y los espera mayores» u así el último año de su vida añadió todavía una nueva razón, para que estos estudios, tan encarecidamente recomendados por las Letras Encíclicas Providentissimus Dtus, pada día se perfeccionasen más y con la mayor seguridad se adelantasen. Kn efecto: con las Letras Apostólicas Yigilanliae, dadas el 30 del mes de octubre del año 1902, estableció un Consejo, o como se dice, Comisión, de graves varones, ;



10

Leoni3 XIII, Acta XIII, p. 357 sq.; Ench. Bibl. Leonis XIII, Acta XIII, p. 328; Ench. Bibl. (,'f.

Apost. Hieroaolymae in coenobio, d. d. nis XIII, Acta XII, pp. 239-241, v. p. 240. 11

Litt.

n.

109 sq.

n.

ti7

17 Scpt.

sq.

1892;

Leo-

ENCICLICA DE

S.

8.

xxxtx

PÍO XTT

«que tuvieran por encomendado a sí el cargo de procurar y lograr por todos los medios, que los divinos oráculos hallen entre los nuestros en general aquella más exquisita exposición que los tiempos reclaman, y se conserven incólumes no sólo de todo hálito 12 el de errores, sino también de toda temeridad de opiniones» nuestros antede ejemplo siguiendo el Nos, también Consejo cual cesores lo confirmamos y aumentamos de hecho, valiéndonos, como muchas veces antes, de su ministerio, para encaminar los intérpretes de los Sagrados Libros a aquellas sanas leyes de la exégesis católica, que enseñaron los Santos Padres y los Doc13 tores de la Iglesia y los mismos Sumos Pontífices ;

.

§

2.

— La obra de

los sucesores de León XIII.

Pío X: creación de grados académicos; pauta de estudios bíblicos; el

Instituto

Bíblico.

Y aquí no parece ajeno del asunto recordar con gratitud las cosas principales y más útiles para el mismo fin que sucesivamente hicieron nuestros Antecesores, y que podríamos llamar complemento o fruto de la feliz empresa Leoniana. Y en primer lugar Pío X, queriendo «proporcionar un medio fijo de preparar un buen número de maestros, que, recomendables por su gravedad y pureza de doctrina, interpreten en las escuelas católicas los

Divinos Libros», ...instituyó

«los

grados académicos de licen-

ciado y doctor en Sagrada Escritura... que habrían de ser conferidos por la Comisión Bíblica» 14 luego dió una ley «sobre la norma de los estudios de Sagrada Escritura que se ha de guardar en los Seminarios de Clérigos», con el designio de que los alumnos seminaristas «no sólo penetrasen y conociesen la fuerza, modo y doctrina de la Biblia, sino que pudiesen además ejercitarse- en el ministerio de la divina palabra con competencia y- probidad, y defender... de las impugnaciones los libros escritos bajo la inspiración divina» 15 finalmente, «para que en la Ciudad de Boma se tuviera un centro de estudios más elevados relativos a los Sagrados Libros, que promoviese del modo más eficaz posible ;

;

v.

12

Cf.

nn.

130, 132. Pontificiae

13

Leonis XIII, Acta XXII,

p.

232

ss.;

Ench. Bibl.

n.

130-141;

Commissionis de Re biblica Litterae ad Excmos. PP. et Episcopos Italiae d. d. 20 Aug. 1941; Acta Ap. Se-

DD. Archiepiscopos áis

XXXIII

(1941),

pp. 465-472.

23 Febr. 1904; Pn X, Acta I, 142-150; v. nn. 143-144. 16 Cf. Litt. Apost. Quoniani in re biblica d. d. 27 Mart. 1906; Pn X, Arta ÍTI, pp. 72-76; Ench. Bibl. nn. 155-173, v. n. 155. 14

pp.

Litt. Apost. Scripturae Sanctae d. d.

176-179; Ench.

Bibl. nn.

ENCÍCLICA DE

S.

S.

PlO XII

doctrina bíblica y los estudios a ella anejos, según el sentido de la Iglesia católica», fundó el Pontificio Instituto Bíblico, que encomendó a la ínclita Compañía de Jesús y quiso estuviera «provisto de las más elevadas cátedras y todo recurso de erudición bíblica», y prescribió sus leyes y disciplina, declarando que en este particular «ponía en ejecución el saludable y provechoso propósito» de León XIII 16 la

.

Pío XI: prescripción de grados académicos; el

Monasterio de San Jerónimo para

la revisión de la Vulgata.

Todo

esto, finalmente, lo colmó nuestro próximo Predecesor» recordación, Pío XI, al decretar entre otras cosas, que ninguno «fuese profesor de la asignatura de Sagradas Letras en los Seminarios, sin haber legítimamente obtenido, después de terminado el curso peculiar de la misma disciplina, los grados académicos en la Comisión Bíblica o en el Instituto Bíblico». Y estos grados quiso que tuvieran los mismos efectos que los grados legítimamente otorgados en la Sagrada Teología o en el derecho canónico; y asimismo estableció, que a nadie se concediese «beneficio en el que canónicamente se incluyera la carga de explicar al pueblo la Sagrada Escritura, si, además de otras condiciones, el sujeto no hubiese obtenido o la licencia o la láurea en Escritura». Y exhortando a la vez juntamente tanto a los Superiores mayores de las Órdenes regulares, como a los Obispos del orbe católico, a enviar a las aulas del Instituto Bíblico, para obtener allí los grados académicos, los más aptos de sus alumnos, confirmó tales exhortaciones con su propio ejemplo, señalando de su liberalidad para este mismo fin rentas anuales 17 El mismo Pontífice, después que con el favor y aprobación

de

feliz

.

el año 1907 «se encomendó a los monde investigar y preparar los estudios en que haya de basarse la edición de la Versión Latina de las Escrituras, que recibió el nombre de Vulgata» 18 queriendo afianzar con mayor firmeza y seguridad esta misma «trabajosa y ardua empresa», que exige largo tiempo y subidos gastos, cuya grandísima utilidad habían evidenciado los egregios volúmenes ya dados a la pública luz, levantó desde sus cimientos el monas-

de Pío X, de

feliz

memoria,

jes Benedictinos el cargo

,

"

Lltt. Apost. Vinea electa d. d. 7 Mail 1909; Acta Ap. Sedit I (1909), pp. 447-449; Ench. Bibl. nn. 293-306, v. nn. 296 et 294. 17 Cf. Motu proprio Bibliorum scientiam d. d. 27 Aprilis 1924; Acta Ap. Sedia XVI (1924), pp. 180-182. 18 Epistula ad Revmum. D. Aidanum Gasquet d. d. 3 I>c. 1907; Pn X, Acta IV, pp. 117-119; Ench. Bibl. n. 285 s.

ENCÍCLICA DE

S.

S.

PÍO XII

XLl

Urbano de San Jerónimo, que exclusivamente se dedicase a esta obra, y lo enriqueció abundantísimamente con biblioteca y todos los demás recursos de investigación terio

§

los

3.

— Solicitud

de los Sumos Pontífices por el uso y difusión de la Sagrada Escritura.

Ni parece que aquí debe pasarse en silencio, con cuánto ahinco mismos Predecesores Nuestros, con diferentes ocasiones, reco-

mendaron ora

el estudio, ora la predicación, ora, en fin, la pía lectura y meditación de las Sagradas Escrituas. Porque Pío X, respecto de la Sociedad de San Jerónimo, que trata de persuadir a los fieles de Cristo la costumbre, en verdad loable, de leer y meditar los santos Evangelios y hacerla más accesible según sus fuerzas, la aprobó de todo corazón y la exhortó a que animosamente insistiera en su propósito, declarando «que esta obra es la más útil y que mejor responde al tiempo», toda vez que contribuye no poco «a extirpar la idea de que la Iglesia se resiste a la lectura de las Sagradas Escrituras en lengua vulgar, o pone para ello impedimento» 20 Por su parte, Benedicto XV, al cumplirse el ciclo del décimoquinto siglo, desde que dejó la vida mortal el Doctor Máximo en exponer las Sagradas Letras, después de haber esmeradísimamente inculcado, ya los preceptos y ejemplos del mismo Doctor, ya los principios y normas dadas por León XIII y por Sí mismo, y recomendado otras cosas oportunísimas en estas materias y que nunca se deben olvidar, exhortó «a todos los hijos de la Iglesia, principalmente a los clérigos, a juntar la reverencia de la Sagrada Biblia con la piadosa lectura y asidua meditación de la misma»; y advirtió que «en estas páginas se ha de buscar el alimento con que se sustente hasta llegar a la perfección la vida del espíritu» y que «la principal utilidad de la Escritura pertenece al ejercicio santo y fructuoso de la divina palabra»; y el mismo de nuevo alabó la obra de la Sociedad llamada del nombre del mismo San Jerónimo, gracias a la cual se divulgan en grandísima extensión los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles, «de suerte que ya no haya' ninguna familia cristiana que carezca de ellos, y todos se acostumbren a su lectura y meditación cotidiana» n. .

19

Const. Apost. Inter praecipuaa d. d. 15 Iun. 1933; Acta Ap. Se(1934), pp. 85-87. Epist. ad Emum. Card. Cassetta Qui piam d. d. 21 Ian. 1907; Pn X, Acta IV, pp. 23-25. 21 Litt. encycl. Spiritus Paraclitua d. d. 15 Sept. 1920; Acta Ap. Seáis XII (1920), pp. 385-422; Ench. Bibl. nn. 457-508; v. nn. 457, 495, 491, 497. áis

XXVI

20

ENCÍCLICA DE

XlAl

§

4-

6.

S.

PÍO XII

-^Frutos de esta acción múltiple.

Y a la verdad es cosa justa y grata el confesar que no sólo con estas instituciones, preceptos y estímulos de nuestros Antecesores, sino también con las obras y trabajos arrostrados por todos aquellos que diligentemente los secundaron, ya en estudiar, investigar y escribir, ya en enseñar y predicar, como también en traducir y propagar los Sagrados Libros, ha adelantado no poco entre los católicos la ciencia y uso de las Sagradas Escrituras. Porque son ya muchísimos los cultivadores de la Escritura Santa, que salieron ya y cada día salen de las aulas en las que se enseñan las más elevadas disciplinas en materia teológica y bíblica, y principalmente de Nuestro Pontificio Instituto Bíblico, los cuales, animados de ardiente afición a los Sagrados Volúmenes, imbuyen en este mismo espíritu el clero adolescente, y constantemente le comunican la doctrina que ellos bebieron. No pocos de ellos han promovido y promueven todavía con sus escritos los estudios bíblicos, o bien editando los sagrados textos redactados conforme a las normas del arte crítica, y explicándolos, ilustrándolos, traduciéndolos para su pía lección y meditación, o bien, por fin, cultivando y adquiriendo las disciplinas profanas útiles para la explanación de la Escritura. Así, pues, por estas y otras empresas que cada día se propagan y cobran fuerza, como, por ejemplo, las asociaciones en pro de la Biblia, los congresos, las Semanas de asambleas, las bibliotecas, las sociedades para meditar el Evangelio, concebimos la esperanza, nada dudosa, de que en adelante crezcan doquiera más y más para bien de las almas la reverencia, el uso y el conocimiento de las Sagradas Letras, con tal que con firmeza, valentía y confianza retengan todos la regla de los estudios bíblicos prescrita por León XIII, explicada por sus Sucesores con más claridad y perfección, y por Nos confirmada y fomentada — que es en realidad la única segura y confirmada por la experiencia — sin dejarse arredrar en modo alguno por aquellas dificultades, que, como en las cosas humanas suele atontecer, nunca le faltarán tampoco a esta obra preclara. ,

II

PARTE DOCTRINAL LOS ESTUDIOS BIBLICOS OE NUESTRO TIEMPO Estado actuul de

los estudios

bíblicos.

No hay quien no pueda fácilmente echar de ver que las condiciones de los estudios bíblicos y de los que para los mismos son útiles lian cambiado mucho en estos cincuenta años. Porque, pa-

ENCÍCLICA DE

S.

S.

PÍO XII

XT.ITI

sando por alto otras cosas, cuando Nuestro Predecesor publicó su Letra Encíclica Provideníissimus Deus, apenas se había comenzado a explorar en Palestina uno u otro lugar de excavaciones relacionadas con estos asuntos. Ahora, en cambio, las investigaciones de este género no sólo se han aumentado muchísimo en cuanto al número, sino que además, cultivadas con más severo método y arte por el mismo ejercicio, nos enseñan muchas más cosas y con más certeza. Y en efecto, cuánta luz brote de estas investigaciones para entender mejor y con más plenitud los Sagrados Libros, lo saben todos los peritos, lo saben cuantos se consagran a estos estudios. Crece todavía la importancia de estas exploraciones por los documentos escritos hallados de vez en cuando, que contribuyen mucho al conocimiento de las lenguas, letras, sucesos, costumbres y cultos más antiguos. Ni es de menor momento el hallazgo y la búsqueda, tan frecuente en esta edad nuestra, de papiros, que han tenido tanto valor para el conocimiento de las letras e instituciones públicas y privadas, principalmente del tiempo de Nuestro Salvador. Se han hallado además y editado con sagacidad vetustos códices de los Sagrados Libros; se ha investigado con más extensión y plenitud la exégesis de los Padres de la Iglesia; finalmente, se ilustra con innumerables ejemplos el modo de hablar, narrar y escribir de los antiguos. Todo esto, que, no sin especial consejo de la providencia de Dios, ha conseguido esta nuestra época, invita en cierta manera y amonesta a los intérpretes de las Sagradas Letras a aprovecharse con denuedo de tanta abundancia de luz para examinar con más profundidad los Divinos Oráculos, ilustrarlos con más claridad y proponerlos con mayor lucidez. si, con sumo consuelo en el alma, vemos que los mismos intérpretes estrenuamente han obedecido ya y siguen obedeciendo a esta invitación, ciertamente no es éste el último ni el menor fruto de las Letras Encíclicas Provideníissimus Deus, con las que Nuestro Predecesor León XIII, como presagiando en su ánimo esta nueva floración de los estudios bíblicos, por una parte invitó al trabajo a los exegetas católicos, y por otra les señaló sabiamente cuál era el modo y método de trabajar. Pero también Nos con estas Letras Encíclicas queremos conseguir que esta labor no solamente persevere con constancia, sino que cada día se perfeccione y resulte más fecunda, puesta sobre todo Nuestra mira en mostrar a todos lo que resta por hacer, y con qué espíritu debe hoy el exegeta católico emprender tan grande y excelso cargo, y en dar nuevo acicate y nuevo ánimo a los operarios que trabajan constantemente en la viña del Señor.

Y

ENCÍCLICA DE

XLIV

§

1.

— Recurso

S.

S.

PÍO XII

a los textos originales.

Estudio de las lenguas bíblicas.

Ya

y en primer término San Agustín, que emprendiese la tarea de entender y exponer las Sagradas Escrituras le recomendaban encarecidamente el estudio de las lenguas antiguas y el volver a los textos primitivos M Con todo llevaba consigo la condición de aquellos tiempos, que conocieran pocos la lengua hebrea, y éstos imperfectamente. Por otra parte, en la Edad Media, cuando la Teología Escolástica florecía más que nunca, aun el conocimiento de la lengua griega desde mucho tiempo antes se había disminuido de tal manera entre los occidentales, que hasta los mismos supremos Doctores de aquellos tiempos, al explicar los Divinos Libros, solamente se apoyaban en la versión latina, llamada Vulgata. Por el contrario, en estos nuestros tiempos no solamente la lengua griega, que desde el renacimiento de las letras humanas en cierto sentido ha sido resucitada a nueva vida, es ya familiar a casi todos los cultivadores de la antigüedad, sino que aun el conocimiento de la lengua hebrea y de otras lenguas orientales se ha propagado grandemente entre los hombres doctos. Es tanta, además, ahora la abundancia de medios para aprender estas lenguas, que el intérprete de la Biblia que, descuidándolas, se cierre la puerta para los textos originales, no puede en modo alguno evitar la nota de ligereza y desidia. Porque al exegeta pertenece el andar como a caza, con sumo cuidado y veneración, aun de las cosas más mínimas, que, bajo la inspiración del Divino Espíal

los

Padres de

intérprete

la Iglesia,

católico

.

brotaron de la pluma del hagiógrafo, a fin de penetrar su mente con más profundidad y plenitud. Procure, por lo tanto, con diligencia adquirir cada día mayor pericia en las lenguas bíblicas y aun en las demás orientales, y corrobore su interpreritu,

tación con todos aquellos recursos que provienen de toda clase de filología. Lo cual, en verdad, lo procuro conseguir solícitamente San Jerónimo, según los conocimientos de su época; y asimismo no pocos de los grandes intérpretes de los siglos xvi y xvn, aunque entonces el conocimiento de las lenguas fuese mucho menor que el de hoy, lo intentaron con infatigable esfuerzo y no mediocre fruto. De la misma manera conviene que se explique aquel mismo texto original, que escrito por el sagrado autor tiene mayor autoridad y mayor peso, que cualquiera versión, por buena que sea, ya antigua, ya moderna; lo cual puede sin duda hacerse con mayor facilidad y provecho, si, respecto del mismo texto, se junta al mismo tiempo con el conocimiento de las lenguas una sólida pericia en el manejo de la crítica.

M col.

Cf.

ex

gr. S.

Hieron., Praef. in IV Evang. ad Damasum. PL. XXIX, De doctr. christ. II, Hi; PL. XXXIV, col. 42-43.

526-527; S. Auoust.,

ENCÍCLICA DE

S.

Importancia de

la critica textual.

S.

PÍO XII

Cuánta importancia se haya de atribuir a esta crítica, atinadamente lo advirtió San Agustín, cuando entre los preceptos que deben inculcarse al que estudia los Sagrados Libros puso por primero de todos el cuidado de poseer un texto exacto. «En enmendar los Códices — así el clarísimo Doctor de la Iglesia — debe ante todo estar alerta la vigilancia de aquellos que desean conocer las Escrituras Divinas, para que los no enmendados cedan su puesto a los enmendados» M Ahora bien, hoy este arte, que lleva el nombre de crítica textual y que se emplea con gran loa y fruto en la edición de los escritos profanos, con justísimo dere.

cho se ejercita también, por la reverencia debida a la divina palabra, en los Libros Sagrados. Porque por su mismo fin logra que se restituya a su ser el sagrado texto lo más perfectamente posible, se purifique de las depravaciones introducidas en él por la deficiencia de los amanuenses, y se libre, cuanto se pueda, de las inversiones de palabras, repeticiones y otras faltas de la misma especie, que suelen furtivamente introducirse en los libros transmitidos de uno en otro por muchos siglos. Y apenas es necesario advertir que esta crítica, que desde hace algunos decenios no pocos han empleado absolutamente a su capricho, y no pocas veces de tal manera, que pudiera decirse haberla los mismos usado para introducir en el sagrado texto sus opiniones prejuzgadas, hoy ha llegado a adquirir tal estabilidad y seguridad de leyes, que se ha convertido en un insigne instrumento para editar con más pureza y esmero la divina palabra, y fácilmente puede descubrirse cualquier abuso. Ni es preciso recordar aquí — ya que es cosa notoria y clara a todos los cultivadores de la Sagrada Escritura — en cuánta estima ha tenido la Iglesia ya desde los primeros siglos hasta nuestros días estos estudios del arte crítica. Así es que hoy, después que la disciplina de este arte ha llegado a tanta perfección, es un oficio honorífico, aunque no siempre fácil, el procurar por todos los medios que cuanto antes por parte de los católicos se preparen oportunamente ediciones tanto de los Sagrados Libros, como de las versiones antiguas, hechas conforme a estas normas, que junten, es a saber, con una reverencia suma del sagrado texto la escrupulosa observancia de todas las leyes críticas. Y ténganlo todos por bien sabido, que este largo trabajo no solamente es necesario para penetrar bien los escritos dados por divina inspiración, sino que además es reclamado por la misma piedad, por la que debemos estar sumamente agradecidos a aquel Dios providentísimo, que desde el trono de su majestad nos envió estos libros a manera de cartas paternales, como a propios hijos.

M

De

doctr.

ehriat.

II,

21;

PL.

XXXIV,

col.

46.

XLVI

ENCÍCLICA DE

S.

S.

PÍO XIT

Sentido del decreto Tridentino sobre el uso de la Vulgata. Versiones en lenguas vulgares.

Ni piense nadie que este uso de los textos primitivos, conforme a la razón de la crítica, sea en modo alguno contrario a aquellas prescripciones que sabiamente estableció el Concilio Tridentino acerca de la Vulgata Latina 24 Documentalmente consta que a los Presidentes del Concilio se dió el encargo de rogar al Sumo Pontífice a nombre del mismo Santo Sínodo — como, en efecto, lo hicieron — mandase corregir primero la edición latina, y luego, en cuanto se pudiese, la griega y la hebrea, con el designio de divulgarla al fin para utilidad de la Santa Iglesia de Dios 25 Y si bien, a la verdad, a este deseo no pudo entonces por las dificultades de los tiempos y otros impedimentos responderse plenamente, confiamos que al presente, aunadas las fuerzas de los doctores católicos, se pueda satisfacer con más perfección y amplitud. Mas por lo que hace a la voluntad del Sínodo Tridentino de que la Vulgata fuese la versión latina «que todos usasen como auténtica», esto en verdad, como todos lo saben, solamente se refiere a la Iglesia latina y al uso público de la misma Escritura, y no disminuye sin género de duda en modo alguno la autoridad y valor de los textos originales. Porque no se trataba de los textos originales en aquella ocasión, sino de las versiones latinas que en aquella época corrían de una parte a otra, entre las cuales el mismo Concilio con justo motivo decretó que debía ser preferida la que «había sido aprobada en la misma Iglesia con el largo uso de tantos siglos». Así, pues, esta privilegiada autoridad o, como dicen, autenticidad de la Vulgata no fué establecida por el Concilio principalmente por razones críticas, sino más bien por su legítimo uso en las Iglesias durante el decurso de tantos siglos; con el cual uso ciertamente se demuestra que la misma está en absoluto inmune de todo error en materia de fe y costumbres; de modo que, conforme al testimonio y confirmación de la misma Iglesia, se puede presentar con seguridad y sin peligro de errar en las disputas, lecciones y predicaciones; y por tanto este género de autenticidad no se llama con nombre primario crítica, sino más bien jurídica. Por lo cual esta autoridad de la Vulgata en cosas doctrinales de ninguna manera prohibe — antes por el contrario, hoy más bien exige — que esta misma doctrina se compruebe y confirme por los textos primitivos, y que también sean a cada momento invocados como auxiliares estos mismos textos, por los cuales dondequiera y cada día más se patentice y exponga el recto sentido de las Sagradas Letras. Y ni aun siquiera prohibe el de.

,

.

** Decr. de editione Goerres, t. V, p. 91 s. " Ib., t. X, p. 271;

et

usu Sacrorum Librorum; Conc. Trid.

cf. t.

V, pp. 29, 59, 65;

t.

X,

p.

446

sg.

ed.

Soc.

ENCÍCLICA DE

S. 3.

PÍO XII

XLVII

tlel Concilio Tridentino que, para uso y provecho de los fiede Cristo y para más fácil inteligencia de la divina palabra, se hagan versiones en las lenguas vulgares, y eso aun tomándolas de los textos originales, como ya en muchas regiones vemos que loablemente se ha hecho, aprobándolo la autoridad de la Iglesia.

creto

les

§

2.— De ea interpretación.

Importancia

e

investigación del sentido literal.

Armado egregiamente con el conocimiento de las lenguas antiguas y con los recursos del arte crítica, emprenda el exegeta católico aquel oficio, que es el supremo entre todos los que se le imponen: a saber, el hallar y exponer el sentido genuino de los Sagrados Libros. Para el desempeño de esta obra tengan ante los ojos los intérpretes que, como la cosa principal de todas, han de procurar el distinguir bien y determinar cuál es el sentido de las palabras bíblicas llamado literal. Sea este sentido literal de las palabras el que ellos averigüen con toda diligencia, por medio del conocimiento de las lenguas, valiéndose del contexto y de la comparación con pasajes semejantes; a todo lo cual suele también apelarse en favor de la interpretación de los escritos profanos, para que aparezca en toda su luz la mente del autor. Sólo que los exegetas de las Sagradas Letras, acordándose que aquí se trata de la palabra divinamente inspirada, cuya custodia e interpretación fué por el mismo Dios encomendada a la Iglesia, no menos diligentemente tengan cuenta de las exposiciones y declaraciones del magisterio de la Iglesia, y asimismo de la explicación dada por los Santos Padres, como también de la «analogía de la fe», como sapientísimamente lo advirtió León XIII en las Letras Encíclicas Providentissimus Deus 26 Traten también con singular empeño de no exponer únicamente — cosa que con dolor vemos se hace en algunos comentarios — las cosas que atañen a la historia, arqueología, filología y otras disciplinas por el estilo; sino que, sin dejar de aportar oportunamente aquéllas, en cuanto puedan contribuir a la exégesis, muestren principalmente cuál es la doctrina teológica de cada uno de los libros o textos respecto de la fe y costumbres, de suerte que esta exposición de los mismos, no solamente ayude a los doctores teólogos para proponer y confirmar los dogmas de la fe, sino que sea también útil a los sacerdotes para explicar ante el pueblo la doctrina cristiana, y finalmente sirva a todos los fieles para llevar una vida santa y digna de un hombre cristiano. .

26

Leonis XIII, Acta XIII, pp. 345-346; Ench. Bibl.

n.

94-96.

XLVIII

ENCÍCLICA DE

S.

S.

PÍO XII

Recto uso del sentido espiritual.

Una vez que hubieren dado tal interpretación, teológica ante todo, como hemos dicho, eficazmente obligarán a callar a los que, aseverando que en los comentarios bíblicos apenas hallan nada que eleve la mente a Dios, nutra el alma, promueva la vida interior, repiten que es preciso acudir a cierta interpretación espiritual, que ellos llaman mística. Cuán poco acertado sea este su modo de ver, lo enseña la misma experiencia de muchos, que, considerando y meditando una y otra vez la palabra de Dios, perfeccionaron sus almas, y se sintieron movidos de vehemente amor a Dios; como también lo muestran a las claras la perpetua educación de la Iglesia y las amonestaciones de los mayores DocY no es que se excluya de la Sagrada Escritura todo sentido espiritual. Porque las cosas dichas o hechas en el Viejo Testamento, de tal manera fueron sapientísimamente ordenadas y dispuestas por Dios, que las pasadas significaran anticipadamente las que en el nuevo pacto de gracia habían de verificarse. Por lo cual el intérprete, así como debe hallar y exponer el sentido literal de las palabras, que el hagiógrafo pretendiera y expresara, así también el espiritual, mientras conste legítimamente que fué dado por Dios. Ya que solamente Dios pudo conocer y revelarnos este sentido espiritual. Ahora bien, este sentido en los Santos Evangelios nos lo indica y enseña el mismo divino Salvador; lo profesan también los Apóstoles, de palabra y por escrito, imitando el ejemplo del Maestro; lo demuestra la doctrina tradicional perpetua de la Iglesia; lo declara por último el uso antiquísimo de la liturgia, dondequiera que pueda rectamente aplicarse aquel conocido enunciado: La ley de orar es la ley de creer. Así, pues, este sentido espiritual, intentado y ordenado por el mismo Dios, descúbranlo y propónganlo los exegetas católicos con aquella diligencia que la dignidad de la palabra divina reclama; mas tengan religiosa cautela en no proponer como sentido genuino de la Sagrada Escritura otros sentidos traslaticios. Porque aun cuando, principalmente en el desempeño del oficio de predicador, puede ser útil para ilustrar y recomendar las cosas de la fe cierto uso más amplio del Sagrado Texto según la significación traslaticia de las palabras, siempre que se haga con moderación y sobriedad, nunca, sin embargo, debe olvidarse que este uso de las palabras de la Sagrada Escritura le es como externo y añadido, y que sobre todo hoy no carece de peligro, cuando los fieles, aquellos especialmente que están instruidos en los conocimientos tanto sagrados como profanos, buscan qué es lo que Dios en las Sagradas Letras nos da a entender, y no más bien qué es lo que cierta desel facundo orador o escritor, expone, empleando con treza las palabras de la Biblia. Ni tampoco aquella «palabra de Dios viva y eficaz y más penetrante que espadas de dos filos, y tores.

ENCÍCLICA DE

S.

3 avisaron en su tiempo: a saber, que Dios con todo intento sembró de dificultades los Sagrados Libros, que él mismo inspiró, para que no sólo nos excitáramos con más intensidad a revolverlos y escudriñarlos, sino suelto



,

33

De n.

Cf. S. Auo., Epiat. 149 ad Paulinuni, n. 34 (PL. XXXIII, col. 644); dirrraia quarationibua, q. 53, n. 2 (ib. XL, co). 36); Ennrr. in Pa. 146, 12 (ib. XXXVII, col. 1907).

ENCÍCLICA DE

3.

S.

FÍO XII

LV

también, experimentando saludablemente los límites de nuestro ingenio, nos ejercitáramos en la debida humildad. No es, pues, nada de admirar si de una u otra cuestión no se ha de tener jamás respuesta completamente satisfactoria, siendo así que a veces se trata de cosas oscuras y demasiado lejanamente remotas de nuestros tiempos y de nuestra experiencia, y pudiendo

también la exégesis, como las demás disciplinas más graves, tener sus secretos, que, inaccesibles a nuestros entendimientos, no puedan descubrirse con ningún esfuerzo.

Se han de buscar las soluciones positivas.

Con todo, en tal condición de cosas, el intérprete católico, movido por un amor eficaz y esforzado de su ciencia, y sinceramente devoto a la Santa Madre Iglesia, por nada debe cejar en su empeño de emprender una y otra vez las cuestiones difíciles no desenmarañadas todavía, no solamente para refutar lo que opongan los adversarios, sino para esforzarse en hallar una explicación sólida, que de una parte concuerde fielmente con la doctrina de la Iglesia, y nominalmente con lo por ella enseñado acerca de la inmunidad de todo error en la Sagrada Escritura, y de otra satisfaga también debidamente a las conclusiones ciertas de las disciplinas profanas. Y por lo que hace a los conatos de estos estrenuos operarios de la viña del Señor, recuerden todos los demás hijos de la Iglesia, que no sólo se han de juzgar con equidad y justicia, sino también con suma caridad; los cuales, a la verdad, deben estar alejados de aquel espíritu poco prudente, con el que se juzga que todo lo nuevo, por lo mismo de serlo, debe ser impugnado, o tenerse por sospechoso. Porque tengan en primer término ante los ojos, que en las normas y leyes dadas por la Iglesia se trata de la doctrina de fe y costumbres; y que entre las muchas cosas que en los Sagrados Libros, legales, históricos, sapienciales y proféticos se proponen son solamente pocas aquellas cuyo sentido haya sido declarado por la autoridad de la Iglesia, ni son muchas aquellas de las que haya unánime consentimiento de los Padres. Quedan, pues, muchas, y ellas muy graves, en cuyo examen y exposición se puede y debe libremente ejercitar la agudeza y el ingenio de los intérpretes católicos, a fin de que cada uno, conforme a sus fuerzas, contribuya a la utilidad de todos, al adelanto cada día mayor de la doctrina sagrada y a la defensa y honor de la Iglesia. Esta verdadera libertad de los hijos de Dios, que retenga fielmente la doctrina de la Iglesia, y como don de Dios reciba con gratitud y emplee todo cuanto aportare la ciencia profana, levantada y sustentada, eso sí, por el empeño de todos, es condición y fuente de todo fruto sincero y de todo sólido adelanto en la ciencia católica, como preclaramente lo amonesta nuestro Antecesor, de feliz recordación, León XIII, cuando dice: «Si no es con el con-

ENCÍCLICA DE

LVI

S.

S.

PÍO XII

sentimiento de los ánimos y colocados en firme los principios, no será posible esperar de los esfuerzos aislados de muchos grandes frutos en esta ciencia» 8 *.

S

.).

— Uso de

la Sagrada Escritura en la instrucción de LOS FIELES.

Varias maneras de emplear la Sagrada Escritura en

el

ministerio

sagrado.

Quien considerare aquellos enormes trabajos, que la exégesis ha echado sobre sí por casi dos mil años, para que la palabra de Dios concedida a los hombres por las Sagradas Letras se entienda cada día con más profundidad y perfección y sea más ardientemente amada, fácilmente se persuadirá que a los fieles de Cristo, y sobre todo a los sacerdotes, incumbe la grave obligación de servirse abundante y santamente de este tesoro, acumulado durante tantos siglos por los más excelsos ingenios. Porque los Sagrados Libros no se los dió Dios a los hombres para satisfacer su curiosidad o para suministrarles materia de estudio e investigación, sino, como lo advierte el Apóstol, para que estos divinos oráculos nos pudieran «instruir para la salud por la fe que es en Cristo Jesús» y «a fin de que el hombre de Dios fuese perfecto y estuviese apercibido para toda obra buena». 35 Los sacerdotes, pues, a quienes está encomendado el cuidado de la eterna salvación de los fieles, después de haber indagado ellos con diligente estudio las Sagradas Páginas, y habérselas hecho suyas con la oración y meditación, expongan cuidadosamente estas soberanas riquezas de la divina palabra en sermones, homilías y exhortaciones; confirmen asimismo la doctrina cristiana con sentencias tomadas de los Sagrados Libros, ilústrenla con preclaros ejemplos de la historia sagrada, y nominalmente del Evangelio de Cristo nuestro Señor, y todo esto — evitando con cuidado y diligencia aquellas acomodaciones propias del capricho individual y sacadas de cosas muy ajenas al caso, lo cual no es uso, sino abuso de la divina palabra — expónganlo con tanta elocuencia, con tanta distinción y claridad, que los fieles no sólo se muevan y se inflamen a poner en buen orden su vida, sino que conciban también en sus ánimos suma veneración a la Sagrada Escritura. Por lo demás, esta veneración procúrenla aumentar más y más cada día los sagrados Prelados en los fieles encomedados a ellos, dando auge a todas aquellas empresas, con las que varones llenos de espíritu apostólico se esfuerzan loablemente en excitar y fomentar entre católica se



36

Apost.

Litt.

Bibl. n.

Vigilantiae;

136.

Cf.

II

Tim.

III,

15,

17.

Leonis XIII, Acta XXII,

p.

237; Ench.

ENCÍCLICA DE

S.

S.

LVII

PÍO XII

los católicos el conocimiento y amor de los Sagrados Libros. Favorezcan, pues, y presten su auxilio a todas aquellas pías asociaciones que tengan por fin editar y difundir entre los fieles ejemplares impresos de las Sagradas Escrituras, principalmente de los Evangelios, y procurar con todo empeño que en las familias cristianas se tenga ordenada y santamente cotidiana lectura de ellas; recomienden eficazmente la Sagrada Escritura, traducida en la actualidad a las lenguas vulgares con aprobación de la autoridad de la Iglesia, ya de palabra, ya con el uso práctico, cuando lo permiten las leyes de la liturgia, y o tengan ellos o procuren que las tengan otros sagrados oradores de gran pericia, disertaciones o por lo que atañe a las revistas, lecciones de asuntos bíblicos. que periódicamente se editan en varias partes del mundo con tanta loa y tanto fruto, ya para tratar y exponer cuestiones según la norma científica, ya para acomodar los frutos de estas investigaciones o al ministerio sagrado o a la utilidad de los fieles, todos los sagrados ministros les presten su ayuda según sus fuerzas, y divúlguenlos oportunamente entre los varios grupos y clases los mismos sacerdotes en general estén persuadidos de su grey. de que todas estas cosas y todas las demás por el estilo que el celo apostólico y el sincero amor de la divina palabra inventare, a propósito para este designio, han de serles un eficaz auxiliar en el cuidado de las almas.

Y

Y

Formación

bíblica en los Seminarios.

Pero a nadie se le esconde que todo esto no pueden los sacerdotes llevarlo a cabo en regla, si primero ellos mismos, mientras permanecieron en los Seminarios, no bebieron este activo y perenne amor de la Sagrada Escritura. Por lo cual los sagrados Prelados, sobre quienes carga el paternal cuidado de sus Seminarios, vigilen con diligencia para que también en este punto nada se omita, que pueda ayudar a la consecución de este fin. los maestros de Sagrada Escritura de tal manera lleven a cabo en los Seminarios la enseñanza bíblica, que armen a los jóvenes que han de formarse para el sacerdocio y para el ministerio de la divina palabra con aquel conocimiento de las divinas Letras y los imbuyan en aquel amor hacia ellas, sin los cuales no se pueden obtener abundantes frutos de apostolado. Por lo cual la exposición exegética atienda principalmente a la parte teológica, evitando las disputas inútiles y omitiendo aquellas cosas que nutren más la curiosidad que la verdadera doctrina y piedad sólida; propongan el sentido llamado literal y sobre todo el teológico con tanta solidez, explíquenlo con tal competencia e incúlquenlo con tal ardor, que en cierto modo sus alumnos experimenten lo que los discípulos de Jesucristo que iban a Emaús, los cuales, después de oídas las palabras del Maestro, exclamaron: «¿No es cierto que nuestro

Y

ENCÍCLICA DE

LVIIT

S. S.

PÍO XII

corazón se abrasaba dentro de nosotros, mientras nos descubría 36 De este modo las divinas Letras sean para las Escrituras¿» los futuros sacerdotes de la Iglesia por un lado fuente pura y perenne de la vida espiritual de cada uno, y por otro alimento y fuerza del sagrado cargo de predicar que han de tomar a su cuenta. Y a la verdad, si esto llegaren a conseguir los profesores de esta gravísima asignatura en los Seminarios, persuádanse con alegría que han contribuido en sumo grado a la salud de las almas, al adelanto de la causa católica, al honor y gloria de Dios, y que han llevado a término una obra la más íntimamente unida con .

el

ministerio apostólico.

Oportunidad de la palabra de Dios en este tiempo de guerra: consuelo para los atribulados, camino de justicia para todos. Estas cosas que hemos dicho, Venerables Hermanos y amados en todas las épocas son necesarias, urgen sin duda mucho más en nuestros luctuosos tiempos, mientras los pueblos y las naciones casi todas se sumergen en un piélago de calamidades, mientras la gigantesca guerra acumula ruinas sobre ruinas y muertes sobre muertes, y mientras, excitados mutuamente los odios acerbísimos de los pueblos, vemos con sumo dolor que en no pocos se extingue no sólo el sentido de la cristiana benignidad y caridad, sino aun el de la misma humanidad. Ahora bien: a estas mortíferas heridas del comercio humano ¿quién otro puede poner remedio, sino aquél, a quien el Príncipe de los Apóstoles, lleno de amor y de confianza, invoca con estas frases: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna»¿ 3 '. Es, pues, necesario reducir a todos y con todas las fuerzas a este misericordiosísimo Redentor nuestro; porque Él es el divino consolador de todos los afligidos; Él es quien a todos — sea que presidan con pública autoridad, sea que estén sujetos con el deber de obediencia y sumisión — enseña la probidad digna de este nombre, la justicia integral y la caridad generosa; Él es, finalmente, y sólo Él, quien puede ser firme fundamento y sostén de la paz y de la tranquilidad. «Porque nadie puede poner otro fundamento, fuera del puesto, que es Cristo Jesús» 38 Y a este Cristo, autor de la salud, tanto más plenamente le conocerán los hombres, tanto más intensamente le amarán, tanto más fielmente le imitarán, cuanto con más afición se sientan movidos al conocimiento y meditación de las Sagradas Letras, especialmente del Nuevo Testamento. Porque, como dijo el Estridonés: «El ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo» 39 y «si algo hay que en esta vida intehijos, si bien

.

,

XXIV,

89

Luc.

«

Ioan. VI, 69.

38

I

39

S.

32.

Cor. III, 11.

Kieronymüs, Jn Isaiam,

prologua;

Ph. XXIV,

col.

17.

Encíclica de hombre

s.

pío xii

s.

LIX

persuada a permanecer con igualdad aprietos y torbellinos del mundo, creo que más que nada es la meditación y ciencia de las Escrituras» 40 Porque de aquí sacarán los que se ven fatigados y oprimidos con adversidades y ruinas verdadero consuelo y divina virtud para padecer, para aguantar; aquí, en los Santos Evangelios, se presenta a todos Cristo, sumo y perfecto ejemplar de justicia, caridad y misericordia; y al género humano desgarrado y trepidante le están abiertas las fuentes de aquella divina gracia, postergada la cual y dejada a un lado, no podrán los pueblos ni los directores de los pueblos iniciar, ni establecer ninguna tranquilidad de situación ni concordia de los ánimos; allí finalmente aprenderán todos a Cristo, «que es cabeza de todo principado y potestad» 41 y «que fué hecho para nosotros por Dios sabiduría y justicia y santificación y redención» 4a resé al

sabio, y le

de ánimo entre

los

.

.

CONCLUSION Exhortación a

los cultivadores

de

los estudios

bíblicos.

Expuestas, pues, y recomendadas aquellas cosas que tocan a adaptación de los estudios de las Sagradas Escrituras a las necesidades de hoy, resta ya, Venerables Hermanos y amados hijos, que a todos y cada uno de aquellos cultivadores de la Biblia, que son devotos hijos de la Iglesia y obedecen fielmente a su doctrina y normas, no sólo les felicitemos con ánimo paternal por haber sido elegidos y llamados a cargo tan excelso, sino que también les demos nuevo aliento, para que continúen en cumplir con fuerzas cada día renovadas, con todo empeño, y con todo cuidado la obra felizmente comenzada. Excelso cargo, decimos: ¿qué hay, en efecto, más sublime que escudriñar, explicar, proponer a los fieles, defender contra los infieles la misma palabra de Dios, dada a los hombres por inspiración del Espíritu Santo? Se apacienta y nutre con este alimento espiritual el mismo espíritu del intérprete «para recuerdo de la fe, para consuelo de la esperanza, para exhortación de la caridad» 43 «Vivir entre estas ocupaciones, meditar estas cosas, no conocer, no buscar nada más, ¿no os parece que es un goce anticipado en la tierra del reino celeste?» **. Apaciéntense también con este mismo manjar las la

.

40

Id.,

41

Col. II, 10. I Cor. I, 30.

42 43

XXV, 44

In Ephesios, prologus; PL.

Cf. S.

XXVI,

Aug. Contra Faustum XIII

18;

col. 439.

PL. XLII,

col.

294;

CSEL.

p. 400. S.

Hieron., Ep.

53,

10;

PL. XXII,

col.

549;

CSEL. LIV,

p.

463

.

ENCÍCLICA DE

LX

S.

S.

PÍO XII

los fieles, para sacar de él conocimiento y amor de Dios propio aprovechamiento y felicidad desús almas. Entréguense, pues, de todo corazón a este negocio los expositores de la divina palabra. «Oren, para entender» "; trabajen para penetrar cada día con más profundidad en los secretos de las Sagradas Páginas; enseñen y prediquen, para abrir también a otros los tesoros de la palabra de Dios. Lo que en los siglos pretéritos llevaron a cabo con gran fruto aquellos preclaros intérpretes de la Sagrada Es-

almas de

y

el

critura, emúlenlo también según sus fuerzas los intérpretes del día, de tal manera, que, como en los pasados tiempos, así también al presente tenga la Iglesia eximios Doctores en exponer las Divinas Letras; y los fieles de Cristo, gracias al trabajo y esfuerzo de ellos, perciban toda la luz, fuerza persuasiva y alegría de las Sagradas Escrituras. Y en este empleo, arduo en verdad y grave, tengan también ellos «por consuelo los Santos Libros» 46 y acuérdense de la retribución que les espera: toda vez que aquellos «que hubieren sido sabios brillarán como la luz del firmamento; y los que enseñan a muchos la justicia, como estrellas por toda la eternidad» 47 Entretanto, mientras a todos los hijos de la Iglesia, y nominalmente a los profesores de la ciencia bíblica, al clero adolescente y a los sagrados oradores ardientemente les deseamos que, meditando continuamente los oráculos de Dios, gusten cuán bueno y suave es el espíritu del Señor * 8 a vosotros todos y a cada uno en particular, Venerables Hermanos y amados hijos, como prenda de los dones celestes y testimonio de Nuestra paterna benevolencia, os impartimos de todo corazón en el Señor la Bendición Apostólica. del mes de sepDado en Roma, en San Pedro, el día tiembre, en la festividad de San Jerónimo, Doctor Máximo en exponer las Sagradas Escrituras, el año MDCCCCXXXXIII, quinto de Nuestro Pontificado. .

;

XXX

PIO PP. XII

*•

S.

"

I

47 48

Aug., De

doctr. chriat.

Mach. XII, Dan. XII, 3.

9.

Sap. XII,

1.

Cf.

III,

56;

PL.

XXXIV,

col.

89.

PROLOGO DE LOS TRADUCTORES

NO

es

nada

verdadero

fácil el oficio de traductor, si el que traduce el proverbio italiano: «Traduttore, traditore».

no ha de hacer

La dificultad es mucho mayor cuando lo que se ha de traducir es la Sagrada Escritura, cuyos textos originales fueron escritos en hebreo o en griego bíblico, y la traducción ha de hacerse a una lengua de tan distinta índole como respecto de aquéllas es la castellana.

Si la primera cualidad de una versión ha de ser la fidelidad, mucho más necesaria será ésta al traducir la Sagrada Escritura, por ser obra divinamente inspirada, palabra de Dios, pues de no dar la versión fielmente el sentido de de los originales, ofrecería el traductor, como palabra de Dios, lo que realmente sería palabra humana. Por eso, al hacer esta versión, nos hemos propuesto que sea en primer término enteramente fiel. Aun siendo firmísimo el propósito, son a veces insuperables las dificultades que a su realización se oponen, por no haber siempre exacta correspondencia entre las palabras de las lenguas originales y las de nuestra lengua. No creemos, sin embargo, que la fidelidad obligue al traductor a seguir servilmente la letra del original, reproduciéndola exactamente con palabras castellanas. Esto, más que una traducción, sería una trascripción, y en la mayor parte de los casos, un verdadero galimatías ininteligible y enteramente insoportable. De traducciones así podríamos aducir numerosos ejemplos; pero atendiendo a la brevedad, nos limitamos a consignar el

hecho.

las palabras del texto ha de atender el traductor; pero más ha de atender, y principalmente, al sentido de las construcciones, para darlo con escrupulosa fidelidad en la lengua a que traduce. Esto es imposible de conseguir, si no ha de tener el traductor cierta libertad; pero es al mismo tiempo causa de que el traductor navegue siempre entre dos escollos a cual más peligroso: El excesivo servilismo a la letra y la excesiva libertad en la interpretación. En evitar el uno y el otro hemos puesto gran empeño; mas seguramente habremos dado no pocas veces en alguno de los dos. Las lenguas originales empleadas en la Biblia tienen, como todas las lenguas, sus modismos, hebraísmos principalmente, y los tiene también la lengua castellana. Los de aquéllas se corresponden a veces exactamente con los de ésta, o han pasado a ella por el influjo que sobre nuestra lengua ha ejercido la literatura bíblica. Cuando así es, no hay dificultad en la traducción. Pero son muchos los casos enque el hebraísmo es intraducibie, o solamente con muchos rodeos podría traducirse de manera que lo entendiese el lector castellano. En estos casos, o hemos dado en la versión el sentido del mismo, o lo hemos aclarado

También a

que a

ellas

en breve nota exegética.

En seguido

la trascripción de el

>

hemos apropiárselos, acomodándolos

nombres propios, personales

camino que siguió nuestra lengua al

o geográficos,

PRÓLOGO DE LOS TRADUCTORES

LXI1

a su índole. Así, hemos trascrito siempre por nuestra j el Iod inicial, excepto en el. nombre Yave, por parecemos intolerable a oídos castellanos la palabra que de hacerlo resultaría. No trascribimos las semivocales, creyéndolas suficientemente representadas por nuestras vocales. Hemos, sin embargo, exceptuado el He, sobre todo en principio de palabra, por tener en nuestra ortografía su correspondiente, la h. Hemos prescindido de la diversa pronunciación, dura o suave, de ciertas consonantes hebreas, excepto en los casos en que esa pronunciación tiene correspondencia en los sonidos consonantes de nuestra lengua. Todas las sibilantes, en que tan rica es la lengua hebrea, las trascribimos por nuestra s, fuera del Zain, que corresponde a nuestra z o a nuestra c suave. Hemos prescindido de la duplicación o alargamiento de las consonantes, tan frecuente en hebreo, fuera de los casos en que, por darse dos nombres distintos, uno con la duplicación y otro sin ella, el suprimirla podía ser causa de confusión.

Tampoco trascribimos el Ayin más que por su vocal, ya que esta consonante, ni tiene correspondiente gráfico en nuestro alfabeto, ni es para nosotros pronunciable. La trascripción de los nombres propios griegos no ofrece ya tanta dificultad, por la mayor afinidad de ambas lenguas. Al trascribirlos, hemos seguido también el proceso que al apropiárselos siguió nuestra lengua, acomodándonos a las normas corrientes en la derivación de tantas palabras griegas como han entrado a formar parte de nuestro léxico. Además de la fidelidad, ha de tener toda buena traducción la claridad, pues de nada serviría todo si la traducción fuera ininteligible. Hemos puesto nuestro empeño todo en procurarla, hasta el punto de sacrificar a veces en aras de ella otras deseables cualidades. Hay, sin embargo, casos en que la claridad es imposible, si la versión ha de ser fiel, por ser oscuro el texto mismo; y en estos casos hemos preferido dar el texto con su propia oscuridad, antes que exponernos a falsearlo con nuestra interpretación,. En casos tales hemos procurado aclararlo en breve nota exegética. Afortunadamente esos casos no son

muchos.

una versión fiel y clara. Es preciso que verdaderamente en lengua castellana, en frase castellana, con períodos castellanos, conforme a la sintaxis de nuestra lengua. Mas al procurar esto se corre el peligro de. quitar a la obra su color semítico o griego. Es. pues, necesario armonizar lo uno con lo otro, dar a la versión color castellano sin que pierda su color hebreo o griego, y esto sí que es arduo y difícil. Por conseguirlo hemos hecho cuanto nos ha sido posible; mas no se nos oculta que muchas veces

No

está todo conseguido si se logra

la versión esté

hemos alcanzado. Hemos, pues, pretendido, al hacer esta versión directa de los textos originales de la Sagrada Escritura, dar al lector una versión castellana lo más fiel, clara y limpia que nosotros hemos podido y sabido hacer. Lo difícil del empeño en sí, y la buena voluntad que en lograrlo hemos puesto, muevan al lector, no a disimular, mas si a perdonar los yerros que hayamos cometido. no

lo

es que, tanto el texto hebreo masorético, cuanto la versión alejandrina, texto griego del Nuevo Testamento, no han llegado hasta nosotros enteramente puros, y que a veces sus lecciones no son las originales de los hagiógrafos. Por eso, a la interpretación ha de preceder la crítica de los

Sabido

y

aun

el

mismo

AÍ hacerla, hemos procurado seguir siempre con la mayor escrupulosidad normas de la más sana critica, rechazando sólo las lecciones evidentemente

textos.

las

erróneas, por no dar sentido o dar un sentido contradictorio del contexto. Si a veces, para la reconstrucción del texto, hemos tenido que recurrir a la conjetura, hemos procurado reducirla a lo menos posible. Dar razón de esta crítica textual, más que de una versión, es propio del comentario, y por eso tan sólo algunas

PRÓLOGO DE LOS TRADUCTORES veces

damos razón de

ella

en breve nota

critica.

Cuando en

el texto

LMTI masorético

hemos suplido. Cuando en él hemos creído ver traslocaciones, el orden del texto y el que a nuestro parecer tuvo antes, van suficientemente indicados por la numeración de los versos. hemo3 creído ver omisiones,

las

La versión va precedida de una breve introducción general a todos los libros de la Sagrada Escritura. Hemos procurado que, dentro de la brevedad, sea lo más completa posible, dando al lector lo más necesario para entrar preparado en la lectura de los libros. Las introducciones especiales son generalmente introducciones a grupos de libros; mas hemos creído conveniente hacer preceder también cada libro de una introducción especial. En todas ellas hemos procurado ser breves, pero completos en cuanto a lo más necesario. Por lo que hace al orden de los libros, hemos seguido el tradicional, aunque introduciendo en él una ligera modificación. En cada grupo de libros van éstos en el orden acostumbrado; mas nos ha parecido conveniente invertir en algo el de los grupos, poniendo los proféticos a continuación de los históricos y dejando los sapienciales para el fin, ya que los proféticos son principalmente la explicación o inculcación de la Ley, que principalmente contienen los históricos, y los sapienciales son como la corona, la flor diríamos más bien, de la Ley y de la profecía. Cuanto al Nuevo Testamento, en la sucesión de los grupos de las epístolas paulinas hemos seguido el orden cronológico.

CONSEJOS DE SAN AGUSTIN A LOS LECTORES DE LA SAGRADA ESCRITURA

«Cuantos temen a Dios y por la piedad son mansos, buscan en todos estos libros la voluntad de Dios. Como ya hemos dicho, lo primero en este empeño y trabajo ha de ser conocer estos libros, leyéndolos, aunque no todavía para entenderlos; más bien, o para aprenderlos de memoria, o por lo menos para que no le sean enteramente desconocidos. Después se ha de investigar ya más solícita y cuidadosamente lo que en ellos claramente se dice, ya sean reglas de vida, ya reglas de fe; y en esto, tanto más podrá hallar cada uno, cuanto mayor capacidad de entender tenga, pues en esto que claramente se dice en las Escrituras está cuanto pertenece a la fe y a las costumbres de vida; es decir, a la esperanza y a la caridad, de que tratamos en el libro anterior. Luego, una vez ya adquirida cierta familiaridad con el lenguaje mismo de las Divinas Escrituras, procédase a explicar y discutir lo que de oscuro hay en ellas, tomando ejemplos de locuciones claras, para ilustrar por ellas las locuciones más oscuras, y por las sentencias ciertas resolver las dudas de las dudosas. En esto servirá de mucho la memoria; pero si ésta falta, no se la darán a nadie estas reglas.»

De Doctrina

Christiana,

1.

II, c. 9.

INTRODUCCIONES

INTRODUCCION GENERAL A LOS LIBROS DE LA SAGRADA ESCRITURA

i

LA REVELACION PROFETICA Las Sagradas Escrituras, inestimable don de Dios.

1.

Las sagradas Escrituras son un inestimable don de Dios, que el hombre no podrá nunca suficientemente agradecerle. Elevado al orden sobrenatural, a la participación de la misma naturaleza divina, y caído de él por el pecado de nuestros primeros padres, plugo a Dios en su infinita misericordia. redimirle, elevándole de nuevo a una altura sobrenatural, mayor todavía que aquella de que cayó. Estos sus amorosos designios sobre él, ha ido Dios descubriéndoselos al hombre gradualmente, revelándoselos, dándole así a conocer los inefables misterios de la vida divina, de su amorosa providencia, especialmente en cuanto a la redención, en los cuales participaría el hombre, por su incorporación como miembro al cuerpo místico de la Iglesia, cuya cabeza es el Unigénito del Padre, hecho carne, que con su sangre preciosa había de redimir a la caída humanidad de la servidumbre del pecado. 2.

—Principal

contenido de las Sagradas

Escrituras. La revelación. Esta revelación, hecha de una manera gradual y progresiva, es el principal contenido de las Sagradas Escrituras, pues aunque en ellas se contengan otras muchas cosas, accesibles a la humana inteligencia, que reveló Dios al hombre para que con mayor facilidad y certeza pudiera conocerlas mezcla de error, todas ellas se subordinan al fin principal de las Sagradas Escrituras: Dar a conocer al hombre los inescrutables amorosos designios de Dios sobre él. sin

3.

IVo son las Sagradas Escrituras la fuente única de la revelación.

No son solamente las Divinas Escrituras las que contienen este sagrado depósito. Se contiene, además, en la tradición viviente de la Iglesia de Cristo, que es la fiel depositaría del divino tesoro y el intérprete autorizado de los sagrados libros.

INTRODUCCIÓN GENERAL Sólo la Iglesia puede indicarnos con infalible certeza cuáles son los escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, contienen el sagrado depósito. Cualquier otro criterio será del todo insuficiente y sólo podrá servir para confirmar la verdad de la doctrina de la Iglesia, pues siendo la inspiración un hecho sobrenatural, sólo una autoridad de orden sobrenatural' e infalible podrá suficientemente certificarnos de él.

libros que,

4.

Las Sagradas Escrituras son obra de Dios y del hombre.

Todos y sólo los libros canónicos, es decir, los que ha incluido la Iglesia en su canon de las Sagradas Escrituras, han sido escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, y son, por tanto, obra divina. Tienen a Dios por autor principal, aunque sean también al mismo tiempo obra humana, cada uno del autor que, inspirado, lo escribió. Este doble carácter de los libros santos, totalmente obra de Dios, totalmente obra del hombre, es fundamental y capitalísimo para el conocimiento e interpretación de las Divinas Escrituras, y, de no tenerlo en cuenta, tropezará el lector de estos con innumerables c insolublcs dificultades. El autor humano es órgano, instrumento del Espíritu Santo, pero instrumento vivo y racional, que bajo la acción de Dios desarrolla su actividad y usa de sus facultades de tal manera que en el libro por él escrito queda como grabada su personalidad, que fácilmente podrá de él deducir el lector. Es, pues, necesario, al interpretar, penetrar en ello cuanto sea posible, sin prescindir de nada que pueda contribuir a darnos a conocer al autor en todos sus rasgos personales característicos y en el desarrollo de su actividad, su índole, su carácter, su formación espiritual, sus condiciones de vida, el tiempo en que vivió, las fuentes que utilizó, ya orales, ya escritas; las formas de decir o géneros literarios que empleó. En cuanto posible sea, nos hemos de hacer otro él. (Véase la Encíclica Divino ajflante Spiritu.) libros

."».

La profecía.

Sacra doctrina llama muy bien Santo Tomás a la Sagrada Escritura, y por consiguiente, a la Teología, que de ella toma sus principios, ordenándolos sistemáticamente y desarrollándolos, y considerando cuanto trata bajo la razón formal de la divinidad, sub ratione Deitatis, pues es Dios mismo, o algo a El ordenado como a principio o como a fin; y siempre visto a la luz de la divina revelación y en cuanto por ella cognoscible. Esta luz es el lumen propheticum, pues no ha querido Dios revelarse inmediatamente a todos y cada uno de los hombres, sino a algunos solamente que, como intermediarios entre Dios y el resto de los humanos, recibiesen de él las divinas enseñanzas, y en su nombre y con su divina autoridad las transmitiesen a los demás.

2 Era y con Lot hacia el Negueb. 1

Abram muy

en ganados y en y se volvió desde el plata y oro, Negueb hacia Betel, 4 hasta el lugar donde estuvo antes acampado entre Betel y Hai, el lugar del altar que allí alzara al principio, e invocó allí el nombre de Yave. rico

toda.» 18 Alzó, pues, Abram sus tiendas, y se fué a habitar en el encinar de Mambre, cerca de Hebrón, y alzó allí un altar a Yave.

'

3

í

Liberación de

A A

izquierda.» 10 Alzando Lot sus ojos, del Jordán, vió toda la olla (1) enteramente regada, antes de que destruyera Yave a Sodoma y Gomorra, que era como un jardín de Yave, y a partir de Segor se parecía al Egipto. 11 Eligió, pues, Lot la olla del Jordán, y se dirigió al oriente

separándose el uno del otro. 12 Abram siguió en la tierra de Canán, y Lot habitó en las ciudades de la olla del

Una

(i)

como

depresión

rodeada

de

montes,

es la región del Jordán, se llama frecuente-

mente

olla;

por eso traducimos

es el aspecto

desde donde

asi,

pues

tal

que presenta, vista desde Betel, contemplan Abram y Lot.

la

I

|

í

!

j

i

I

Lot;.

Sucedió en tiempo de Amrafel, l rey de Senaar, que Arioc, rey de Elasar, Codorlaomor, rey de Elam, 2 hicieron y Tadal, rey de Goim, guerra a Bara, rey de Sodoma; a Bersa, rey de Gomorra; a Senab, rey de Adama; a Semebar, rey de Seboim, y al rey de Bala, que es Segor. 3 Estos se concentraron en el valle de Sidim, que es el mar de sal. 4 Por doce años habían estado sometidos a Codorlaomor, pero el año trece se rebelaron. 5 El catorce vino Codorlaomor y los reyes con él coaligados, y derrotaron a los Refaim en Astarot Carnaim, y a los Zurim en Sam, a los Emim en Save Cariataim 6 y a los jórreos en los montes de Seir hasta el Paran, que está junto al desierto; 7 y volviéndose, vinieron a la fuente de Mispat, que es Cades, y talaron todos los campos de los amalecitas, y los de los amorreos que habitaban en Jasason Tamar. 8 Saliéronles al encuentro el rey de Sodoma, el de Gomorra, el de Adama, el de Seboim y el de Bala, que es Segor, y presentaron batalla en el valle de Sidim 9 contra Codorlaomor, rey de Elam; Tadal, rey de Goim; Amrafel, rey de Senaar, y Arioc, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. 10 Había en el valle de Sidim muchos pozos de betún. Los reyes de Sodoma y Gomorra se dieron a la fuga, y cayeron allí muchos, y los que se salvaron huyeron al monte. 11 Saquearon todas las ha-

~

Separación de Abram y Lot. 5 También Lot, que acompañaba a Abram, tenía rebaños, ganados y tiendas, 6 y no podían habitar juntos en aquella tierra, por ser muy grandes sus haciendas para poder habitar juntamente. 7 Hubo contiendas entre los pastores del ganado de Abram y los del ganado de Lot. Habitaban entonces aquella tierra acnaneos y fereceos. 8 Dijo, pues, Abram a Lot: «Que no haya contiendas entre los dos, ni entre mis pastores y los tuyos, pues somos hermanos. 9 ¿No tienes ante ti toda la región? Sepárate, pues, de mí, te lo ruego; si tú a la izquierda, yo a la derecha; si tú a la derecha, yo a la

2\

Jordán, teniendo su morada en Sodoma. 13 Eran los habitantes de Sodoma malos y pecadores ante Yave en muy alto grado. 14 Dijo Yave a Abram, después que Lot se hubo separado de él: «Alza tus ojos, y desde el lugar donde estás, mira al norte y al mediodía, a oriente y a occidente. 15 Pues toda la tierra que ves te la daré yo a ti y a tu descendencia para siempre. 16 Haré tu descendencia como el polvo de la tierra; si hay quien pueda contar el polvo de la tierra, ése será quien pueda contar tu descendencia. 17 Anda, y camina por esta tierra a lo largo y a lo ancho, que a ti te la daré

grandes

Faraón y a su casa, por Sarai, la mujer de Abram; 18 y llamando el Faraón a Abram, le dijo: «¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué no me hiciste saber que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: es mi hermana, dando lugar a que la tomase yo por mujer? Ahora, pues, ahí tienes a tu mujer, tómala y vete.» 20 Y dió el Faraón órdenes acerca de él a sus hombres, y éstos le condujeron a él y a "Su mujer con todo cuanto era suyo.

plagas

13, 14

1

23

PÉNESIS," 15 cicadas de Sodoma y Gomorra y todas sus provisiones, y se retiraron. 12 Llevábanse también con toda su hacienda a Lot, el hijo del hermano de .Abram, que habitaba en Sodoma, 13 y fué uno de los fugitivos a decirsilo a Abram, el hebreo, que habitaba en el encinar de Mambre, amorreo, hermano de Escol y de Aner, que habían hecho alianza con Abram;

muy

grande.»

«Señor, Yave:

Yo me

2

Contestóle Abram: me vas a dar? y será heredero

¿qué

iré sin hijos,

de mi casa ese damasceno Eliezer. 3 No me has dado descendencia, y será mi criado quien me herede.» 4 Pero en seguida le respondió Yave: «No te heredará ése, sino al contrario, uno salido de tus entrañas, ése te heredará.» 6 Y sacándole fuera le 14 y como supo Abram que había dijo: «Mira al cielo, y cuenta, si sido hecho cautivo su hermano, re- puedes, las estrellas; así de numerosa 6 Y creyó domésserá tu descendencia.» entre unió los capaces de sus Abram a Yave, y le fué reputado ticos, trescientos dieciocho, y per7 Díjole después siguió a los aprehensores hasta Dan, por justicia (1). 16 y dividiendo su tropa cayó sobre Yave: «Yo soy Yave, que te saqué de Ur Casdim, para darte esta tierra ellos por la noche, él y sus siervos y los derrotaron; persiguiéndolos hasta en posesión.» 8 Preguntóle Abram: Joba, que está a la izquierda de «Señor, Yave, ¿en qué conoceré que Damasco, 16 y recobró todo el botín he de poseerla?» 9 Y le dijo Yave: y a Lot, su hermano, con toda su «Elígeme una vaca de tres años, una hacienda, y mujeres y pueblo. 17 Des- cabra de tres años también, y un pués que volvió de derrotar a Codor- carnero igualmente de tres años, y laomor y a los reyes que con él una tórtola y una paloma.» 10 Tomó estaban, salióle al encuentro el rey Abram todo esto, y partió los anide Sodoma en el valle de Save, que males por la mitad; pero no las aves, es el valle del rey; 18 y Melquisedec, y puso de cada uno una parte frente rey de Salem, sacando pan y vino, a la otra. 11 Bajaban las aves sobre pues era sacerdote del Dios Altí- las carnes muertas, y Abram las simo. 19 bendijo a Abram, dicien- espantaba. 12 Cuando estaba ya el sol para ponerse, cayó un sopor do (1): «Bendito Abram del Dios Altísimo, sobre Abram, y fué presa de gran dueño de cielos y tierra terror, y le envolvió densa tiniebla. 20 Y bendito el Dios Altísimo, que 13 Y dijo a Abram: «Has de saber que ha puesto a tus enemigos en tus tu descendencia peregrinará en una manos.» Y le dió Abram diezmo de tierra no suya, y estará en servidumtodo. 21 Dijo el rey de Sodoma a bre, y los afligirán por cuatrocientos Abram: «Dame las personas, la ha- años; 14 pero yo juzgaré al pueblo cienda tómala para ti »; 22 pero Abram que los esclavizará, y saldrán de allí dijo al rey de Sodoma: «Alzo mi mano después con mucha hacienda; 15 pero a Yave, el Dios Altísimo, dueño de tú irás a reunirte en paz con tus cielos y tierra, 23 si desde un hilo padres, y serás sepultado en buena hasta una correa de zapato, tomare ancianidad. 16 A la cuarta generayo nada de cuanto es tuyo, para que ción volverán acá, pues todavía no no digas: yo enriquecí a Abram; se han consumado las iniquidades 24 salvo lo que han comido los mozos de los amorreos. » 17 Puesto ya el sol, y la parte de los que me han acom- y en densísimas tinieblas, apareció pañado, Aner, Escol y Mambre. Estos una hornilla humeando y un fuego cogerán sus partes.» llameante, que pasó entre las mita18 des de las víctimas (2). En

Alianza de Yave con Abram.

i C

"

1

Después

de

estos

sucesos

habló Yave a Abram en visión, «No temas, Abram, yo soy tu escudo, tu recompensa será *

diciéndole:

Melquisedec es rey y sacerdote, y como tipo del Mesías. Salm. i io (Vulg. 109), v, 4. sacerdote bendice a Abram y recibe

(i) tal,

Como de el

él las décimas, en que ve San Pablo señalado sacerdocio levítico. (Hbr. 5. 7 sgs.)

(1)

La

fe

contra toda

de Abram en la divina promesa, humana esperanza, fué un acto

de justicia gratísimo al Señor. San Pablo la considera como expresión de la justificación por la fe. Santiago, como ejemplo de la sinceridad de la fe, que se muestra en las obras, como en Abram, dispuesto a sacrificar a su hijo único por obedecer a Dios. El paso por entre las partes de las víc(3) timas es la forma ritual de consagrar un pacto entre hombres, poniendo a Dios por testigo. (Jer. 34. 18, 19.) Aquí el mismo Dios pasa entre las víctimas, simbolizado por el fuego]

GÉNESIS,

24

aquel día hizo Yave pacto con Abram, diciéndole: «A tu descendencia he dado esta tierra desde el río de Egipto hasta el gran río, el Eufrates (1), 19 al Quineo, al Quineceo, al Cadmoneo, 20 al Jebeo, al Ferezeo, a los

Refaim, 21 al Amorreo, al Cananeo, Guergueseo y al Jebuseo.

al

Nacimiento do Ismael. 1

1 /.

Sarai, la

mujer de Abram, no

tenía hijos. Pero tenía una esclava egipcia, de nombre Agar, 2 y dijo a Abram: «Mira, Yave me ha impedido concebir; entra, pues, a mi esclava, a ver si por ella puedo Escuchó Abram tener hijos» (2). a Sarai. 3 Tomó, pues, Sarai, la mujer de Abram, a Agar, su esclava egipcia, al cabo de diez años de habitar Abram en la tierra de Cañan, y se la dió por mujer a su marido, Abram. 4 Entró éste a Agar, que concibió, y viendo que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5 Dijo, pues, Sarai a Abram: «Mi afrenta sobre ti cae; yo puse mi esclava en tu seno, y ella, viendo que ha concebido, me desprecia. Juzgue Yave entre tú y yo.» * Y Abram dijo a Sarai: «Mira, en tus manos está tu esclava, haz con ella como bien te parezca.» Corrigióla Sarai, y ella huyó de su presencia; 7 la encontró el ángel de Yave junto a la fuente que hay en el desierto, camino de Sur, 8 y le dijo: «Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?", y le respondió ella: «Voy huyendo de Sarai, mi señora.» 9 «Vuelve le dijo el ángel de Yave a tu señora y humíllate bajo su mano»; 10 y añadió: «Yo multiplicare tu descendencia,



Que por contarse. 11 Mira,

un

lo

numerosa no podrá

has concebido y parirás

hijo,

Y (:)

son:

el

le

llamarás Ismael,

de desierto,

el

una glosa

interpretativa, fundada en la universalidad del reino mesianico, según profecías subsiguientes.

ser

Porque aflicción.

escuchado Yave tu Será un onagro de hom-

ha 12

bre;

Su mano contra todos, y las manos de todos contra él. Y habitará frente a todos sus hermanos.» 13 Dió Agar a Yave, que la había hablado, el nombre de AtbaEl-Roi; pues se dijo: «¿No he visto también aquí al que me ve?» 14 Por eso llamó al pozo el pozo del viviente vidente. Es el que está entre Cades y Berad. 15 Parió Agar a Abram un hijo, y le dió Abram el nombre de Ismael. 16 Tenía Abram ochenta y seis años cuando Agar le parió a Ismael.

Renovación de

la alianza. cuncisión.

17

I.a cir-

era Abram de noventa años, se le apareció Yave, «Yo soy El-Sadai (1); anda en mi presencia, y sé perfecto. * Yo haré contigo mi alianza, y te multiplicaré muy grandemente.» 3 Cayó Abram rostro a tierra, y siguió diciéndole Yave: 4 «Cuanto a mí, he aquí mi pacto contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos, 6 y ya no te llamarás Abram, sino Abranam, porque yo te haré padre de una muchedumbre de pueblos. • Te acrecentaré mucho, mucho y te haré pueblos, y saldrán de ti reyes; 7 yo establezco contigo, y con tu descenden'

y

1

y

Cuando seis

le dijo:

por sus generaciones, ser tu Dios y el de tu descendencia, después de ti, 8 de darte ti, a a y y tu descendencia, después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canán, en eterna posesión. 9 Tú, de tu parte, guarda mi pacto, tú y tu descendencia, después de ti, por sus generaciones. 10 Esto es lo que has de observar tú y tu descendencia después de ti: 11 circuncidad todo varón (2). Circuncidaréis la carne de vuestro

cia después de

ti

mi pacto eterno de

Los límites naturales de la Palestina Libano y ante-Líbano, al norte; al sur,

al oeste, el Mediterráneo, y al este Jordán. Este último parece ser el rio aquí señalado. Si aquí y en otros lugares se dice el río grande, y a veces el Eufrates, esto parece el

16. ,17

Abram al código de Ajústase aquí (2) Hammurabí, que parece regular la vida conyugal de Abram e Isac. Según él, la mujer estéril podía dar a su marido una esclava por mujer, perdiendo así éste el derecho a repudiarla.

(j)

El

nombre parece

significar

Dios

potente, quizá Dios de la fecundidad.

Omn Con



él

Dios a los patriarcas. (Exod. 3. 6.) Aunque la circuncisión era observada (3) en otros pueblos, se da aquí como señal de la alianza entre Dios y su pueblo. Por eso el que la omite queda excluido de él. Los profetas hablan de la circuncisión del corazón y de los oídos, dignificando la obediencia y la docilidad a la divina ley. Este rito es, según la tradición, tipo del bautismo, por el cual somos incorporados a la Iglesia, el pueblo de Dios. se manifestó

GÉNESIS, prepucio, y ésa será la señal del pacto entre mí y vosotros. 12 Dentro de los ocho días de nacido, todo varón será circuncidado en vuestras generaciones; los siervos, ya los nacidos en casa, ya los comprados, serán circuncidados, aunque no sean de vuestra estirpe. 13 Todos, todos, criados en casa o eomprados, se circuncidarán, y llevaréis en vuestra carne la señal de mi pacto por siempre; 14 y el incircunciso que no circuncidare la carne de su prepucio, será borrado de su pueblo; rompió mi pacto.» 15 Dijo también Yave a Abraham: «Sarai, tu mujer, no se llamará ya Sarai, sino Sara, 16 pues la bendeciré, y te daré de ella un hijo, a quien bendeciré, y engendrará pueblos, y saldrán de él reyes de pueblos.» 17 Cayó Abraham sobre su rostro, y se reía, diciéndose en su corazón: «¿Conque a un centenario le va a nacer un hijo, y Sara, ya nonagenaria, va a parir?i> 18 dijo a Yave: «Ojalá que viva a tus ojos 19 Ismael.» Pero le respondió Yave: «De cierto que Sara, tu mujer, te parirá un hijo, a quien llamarás Isac, con quien estableceré yo mi pacto sempiterno, y con su descendencia después de él. 20 También te he escuchado en cuanto a Ismael Yo le bendeciré y le acrecentaré, y multiplicaré muy grandemente.

25

hora del calor, 2 y alzando los vió parados cerca de él a tres varones. En cuanto los vió, salióles al encuentro desde la puerta de la tienda, y se postró en tierra, 3 diciéndoles: «Señor mío; si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases de largo junto a tu siervo; 4 haré traer un poco de agua para la

ojos,

í

lavar

vuestros

pies,

y descansaréis

debajo del árbol, 5 y traeré un bocado de pan y os confortaréis; después seguiréis, pues no en vano habéis llegado hasta vuestro siervo.» Ellos contestaron: «Haz como has dicho». 6 Y se apresuró Abraham a llegarse a la tienda, donde estaba

I

j

Sara, y le dijo: «date prisa; amasa sea8 (1) de flor de harina, y cuece en el rescoldo unos panes». 7 Corrió al ganado, y cogió un ternero muy tierno y muy gordo, y se lo dió a un mozo que se apresuró a prepararlo; 8 y tomando leche cuajada y leche recién ordeñada y el ternero ya dispuesto, se lo puso todo delante, y él se quedó junto a ellos tres

Y

debajo del

!

9 j

árbol,

Dijéronle:

mientras comían.

«¿Dónde está Sara, tu

«En la tienda está», con10 él; y dijo uno de ellos: «A año por este tiempo volveré sin falta, si Dios quiere, y ya tendrá un hijo Sara, tu mujer.» Sara oía desde la puerta de la tienda, que estaba a espaldas del que hablaba. 11 Eran ya Abraham y Sara ancianos, muy entrados en años, y hab a cesado ya a Sara la menstruación. mujer?»

testó otro

Doce jefes engendrará, y le haré un gran pueblo; 21 pero mi pacto lo estableceré con Isac, el que te parirá Sara el año que viene por este tiempo. 22 como acabó de hablarle, desapareció Yave. 23 Tomó, pues, Abraham a Ismael, su hijo, y a todos los siervos, los nacidos en casa y los comprados, todos los varones de su casa, y circuncidó la carne de su prepucio aquel mismo día, como se lo había

18

Y

12

\

I

Rióse, pues, Sara dentro, diciendo:

«¿Cuando estoy ya consumida, voy a remocear, siendo ya también viejo mi señor?» 13 Y dijo Yave a Abraham: «¿Por qué se ha reído Sara, diciéndose: de veras voy a parir, siendo

tan vieja? 14 ¿Hay algo imposible mandado Yave. 24 Era Abraham de para Yave? A otro año por este noventa y nueve años cuando cir- tiempo volveré, si Dios quiere, y cuncidó la carne de su prepucio, e Ismael de trece años cuando fué

25

circuncidado. 26 En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael, su hijo, 27 y todos los varones de su casa, los nacidos en ella y los extraños comprados se circuncidaron con él.

La aparición en

el

encinar

Sara tendrá ya un hijo.» 15 Temerosa Sara, negó haberse reído, diciendo: «No me he reído», pero él le dijo: «Sí, te has reído.» 16 Levantáronse los tres varones, y se dirigieron hacia Sodoma, y Abraham iba con ellos para despedirlos. 17 Yave dijo: «¿Voy

de

Mambre.

Es medida de capacidad para sólidos. (i) Probablemente equivalía a unos 13 litros. Tanta

1

Aparecióscle Ya\ d un día en encinar de Mambre. Estaba sentado a la puerta de la tienda a

cantidad de harina para obsequiar a tres huéspedes, se explica por el hecho de que entre los

el

nómadas

'I

$

común que

es

luego toda

la

del banquete participe casa del anfitrión.

GÉNESIS,

26

a encubrir yo a Abraam lo que voy a hacer, 18 "habiendo él de ser, como será, un pueblo grande y fuerte, y

pués de haber hablado

y

a

sus

y

hijos,

a

su

i

por Sodoma.

23 Acercósele, pues, y le dijo: «¿Pero vas a exterminar juntamente al justo con el malvado? 24 Si hubiera cincuenta justos en la ciudad, ¿los exterminarías acaso, y no perdonarías al lugar por los cincuenta justos? 25 Lejos de ti obrar así, matar al justo con el malvado, y que sea el justo como el malvado; lejos eso de ti; el juez de la tierra toda ¿no va a le dijo Yave: hacer justicia?» 26 hallare en Sodoma cincuenta «Si justos, perdonaría por ellos a todo lugar.» 27 Prosiguió Abraham, y el dijo: «Mira, te ruego, ya que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza: 28 Si de los cincuenta justos faltaran cinco, ¿destruirías por los cinco a toda la ciu-

Y

Y

le contestó: «No la destruihallase allí cuarenta y cinco justos.» 29 Insistió Abraham todavía y dijo: «¿Y si se hallasen allí cuarenta?» Contestóle: «También por los cuarenta lo haría.» 30 Volvió a insi

sistir

Señor,

Abraham: si

«No

te

hablo todavía.

incomodes,

¿Y

si

se ha-

treinta justos?» Repuso: haría, si se hallasen treinta.» 31 Volvió a insistir: «Señor, ya que comencé: ¿Y si se hallasen contestó: «No allí veinte justos?» 38 Tola destruiría por los veinte.» davía Abraham: «Perdona, Señor, sólo una vez más: ¿Y si se hallasen allí «Por los diez le contestó: diez?» no la destruirla.» 33 Fuése Yave desllasen

allí

«Tampoco

lo

Y

Y

Q

1 Llegaron a Sodoma los dos ángeles ya de tarde, y Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad. Al verlos, se levantó Lot, y les salió al encuentro, e inclinó su rostro a tierra, 2 diciendo: «Mirad, señores; os ruego que vengáis a la casa de vuestro siervo, para pernoctar en ella, y lavaros los pies. Cuando os levantéis por la mañana, seguiréis vuestro camino.» le contestaron: «No, pasaremos la noche en la plaza.» 3 Instólos mucho, y se fueron con él a su casa, donde les preparó de comer, y coció panes ácimos, y comieron. * Antes que fueran a acostarse, los hombres de la ciudad, los habitantes de Sodoma, rodearon la casa, mozos y viejos, todos sin excepción. 6 Llamaron a Lot, y le dijeron: «¿Dónde están los hombres que han venido a tu casa esta noche? Sáca-

1

Y

!

dad?»

(1).

Corrupción de Sodoma.

Yave.

ría,

Abraham.

casa

después de él, que guarden los caminos de Yave, y hagan justicia y juicio, para que cumpla Yave a Abraham cuanto le ha dicho. 20 Y prosiguió Yave: «El clamor de Sodoma y Gomorra ha crecido mucho, y su pecado se ha agravado en extremo; 21 voy a bajar, a ver si sus obras han llegado a ser como el clamor que ha venido hasta mí, y si no, lo sabré.» 22 Y partiéndose de allí dos de los varones, se encaminaron a Sodoma; Abraham siguió estando con

Intercesión

así a

éste se volvió a su lugar

habiendo de bendecirle todos los pueblos de la tierra? 19 Pues bien sé que

mandará

19

noslos, para que los conozcamos.» 6 Salió Lot a la puerta, y cerrándola tras sí, 7 les dijo: «Por favor, her-

manos

míos, no hagáis semejante maldad. 8 Mirad, dos hijas tengo (2) que no han conocido varón, os las sacaré, para que hagáis con ellas como bien os parezca; pero a esos hombres no les hagáis nada, pues para eso se han acogido a la sombra de mi techo.» 9

Ellos le respondieron: «Quítate allá.

Quien ha venido como peregrino, ¿va a querer gobernarnos ahora? Te trataremos a ti peor todavía que a ellos.» Forcejeaban con Lot violentamente, y estaban ya para romper 10 sacando los la puerta, cuando, hombres su mano, metieron a Lot dentro de la casa, y cerraron la puerta. 11 A los que estaban a la admirable diálogo se pone con que trata Dios a Abraham, la influencia que a éste da sobre sí, Dios a los justos, tiene que estima grande en la y por los cuales, aun escasos en número, está dispuesto a librar de la destrucción a muchos pecadores Las palabras de Lot ponen ante todo de (a) relieve el horror que le causa ver holladas de aquel modo las leyes de la hospitalidad. La propuesta que él hace al pueblo no debía horrorizarle menos. San Agustín ve en esto una grande perturbación de ánimo, que no le permite hacerse cargo de lo que dice. Véase tam(i)

En

de relieve

este

la familiaridad

bién Juec. 19. 22-34.

27

GÉNESIS, 20 puerta de la casa los hirieron de ceguera, desde el menor hasta el mayor, V no pudieron ya dar con la puerta. *2 Dijeron los dos homhres a Lot: «¿Tienes aquí alguno, yerno, hijo o hija? Todo cuanto tengas en esta c udad, sácalo de aquí, 13 porque

j

humareda de horno. 28 Cuando destruyó Yave las ciudades de la olla, se acordó de Abraham, y salvó a Lot

vamos a

destruir este lugar, pues es grande su clamor en la presencia de Yave, y éste nos ha mandado para destruirla.» 14 Salió, pues, Lot para hablar a sus yernos, los que habían de tomar por mujeres a sus hijas, y les dijo: «Levantaos, y salid de este lugar, porque va a destruir Yave la ciudad»; y les pareció a sus yernos que se burlaba.

Destrucción de

Sodoma

Gomorra.

Lot miró atrás, y se convirtió en un bloque de sal. 27 Levantóse Abraham de mañana, y fué al lugar donde había estado con Yave, 28 y mirando hacia Sodoma y Gomorra y toda la olla, vió que salía de la tierra una humareda, como

i

de la destrucción al destruir las ciu T dades donde habitaba Lot.

La descendencia de

Lot.

30

Subió Lot desde Segor, y habitó en el monte con "sus dos hijas, porque ¡temía habitar en Segor, y moró en una caverna con sus dos hijas. 31 Y dijo la mayor a la menor: «Nuestro .padre es ya viejo, y no hay aquí hombres que entren a nosotras, como en todas partes sucede. 32 Vamos a embriagar a nuestro padre, y a acostarnos con él, a ver si tenemos de él descendencia » 33 Embriagaron, pues, a su padre aquella misma noche, y se acostó con él la mayor, sin que ,

y

16 En cuanto salió la aurora, dieron prisa los ángeles a Lot, diciéndole: «Levántate, coge a tu mujer y a las dos hijas que tienes, no sea que perezcas tú también por las iniquidades de la ciudad.» 16 Y como se retardase, cogiéronlos de la mano los él la sintiera, ni al acostarse ella ni hombres, a él, a su mujer y a sus dos al levantarse. 34 Ai día siguiente dijo hijas, pues quería Yave salvarle, y la mayor a la menor: «Ayer me acossacándolos, los pusieron fuera de la té yo con mi padre: embriaguémosle ciudad. 17 Una vez fuera, le dijeron: también esta noche, y te acuestas tú «Salva la vida. No mires atrás, y con él. para ver si tenemos descenno te detengas en parte alguna del dencia de nuestro padre. » 35 Embriacontorno, sálvate en el monte, si no garon, pues, también aquella noche a quieres perecer.» 18 Díjoles Lot: «No, su padre, y se acostó con él la menor, por favor, señores: 19 vuestro siervo sin que ni al acostarse ella, ni al ha hallado gracia a vuestros ojos, pues levantarse, la sintiera. 36 Y concibieme habéis hecho el gran beneficio ron de su padre las dos hijas de Lot. de salvarme la vida, pero yo no podré 37 Parió la mayor un hijo, a quien salvarme en el monte sin riesgo de llamó Moab, que es el padre del Moab que me alcance la destrucción y pe- de hoy. 38 También la menor parió rezca. 20 Mirad, ahí cerca está esa un hijo, a quien llamó Ben Ammi, ciudad en que podré refugiarme; es que es el padre de los Bene Ammón bien pequeña, permitid que me salve de hoy. en ella; ¿no es bien pequeña? », así j

1

!

!

viviría.»

21

Y

le

dijeron:

«Mira,

te

concedo también la gracia de no destruir esa ciudad de que hablas. 22 Pero apresúrate a refugiarte en ella, pues no puedo hacer nada, mientras en ella no hayas entrado tú.» Por eso se dió a aquella ciudad el nombre de Segor.

23

sobre la tierra, cuando entraba Lot en Segor, 24 e hizo Yave llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de Yave, Salía

el

el cielo. 25

sol

desde Destruyó estas ciudades y todo el contorno, y cuantos hombres había en ellas y hasta las plantas de la tierra. 26 La mujer de

Abraham

en Girara. Ahimclec.

allí Abraham para Negueb, y habitó entre Cades y Sur, y fué a Gerara.

i}fi

1

Partióse de

la tierra del

Abraham decía de Sara, su mujer: «Es mi hermana» (1). Abimelec, rey de Gerara, mandó tomar a Sara; 3 pero 2

Según los relatos que preceden, Sara muy anciana, siendo por eso extraño que rey de Gerara pusiera en ella los ojos. San Aeustín propone a esta dificultad la única solución posible: que los episodios de que consta la historia del Patriarca no están ordenados cronológicamente. (i)

serla el

GÉNESIS,

28

21

Nacimiento de lsac vino Dios a Abimelec en sueños durante la noche, y le dijo: «Mira que 1 vas a morir, por la mujer que has •XI Visitó, pues, Yave a Sara, tomado, pues tiene marido.» 4 Abi- "* como le dijera, e hizo con ella melec, que no se había acercado a lo que le prometió; 2 y concibió Sara, «Señor, ¿matarías y dió a Abraham un hijo en su anciaella, respondió: así aún al inocente? 5 ¿No me ha dicho nidad, al tiempo que le había dicho él: es mi hermana? Con pureza de dió Abraham el nombre de Dios. 3 corazón y con manos inocentes hice lsac a su hijo, el que le nació de yo esto.» * le dijo Dios en el sueño: Sara. 4 Circuncidó Abraham a lsac, «Bien sé yo que lo has hecho con pu- su hijo, dentro de los ocho días, como reza de corazón; por eso te he im- se lo había mandado Dios. 6 Era pedido que pecaras contra mí, y no Abraham de cien años de edad cuando he consentido que la tocaras. 7 Ahora, le nació lsac, su hijo. 6 Y dijo Sara: pues, devuelve la mujer al marido, «Me ha hecho reír Dios., y cuantos pues él, que es profeta, rogará por lo sepan reirán conmigo.» 7 añati, y vivirás; pero si Vio la devuelves, dió: «¿Quién había de decir a Abraham: con ciertamente morirás tú yo sabe que le amamantará hijos Sara? Pues todos los tuyos.» 8 Por la mañana Fie dado un hijo en su ancianidad.» llamó Abimelec a sus servidores, y 8 Creció el niño, y le destetaron, y les contó todo esto, y ellos fueron dió Abraham un gran banquete el día presa de gran terror. 9 Llamó después del destete de lsac. 9 Vió Sara jua Abraham, y le dijo: «¿Qué es lo gando al hijo de Agar, la egipcia, que nos has hecho? ¿En qué te he el que le parió a Abraham; 10 y dijo a faltado yo, para que trajeras sobre Abraham: «Echa a esa esclava y a mí y sobre mi reino tan gran pecado? su hijo, pues el hijo de una esclava Lo que has hecho con nosotros no no ha de heredar con mi hijo, con debe hacerse.» 10 Y dijo Abimelec a lsac.» 11 Muy duro se le hacía esto Abraham: «¿Qué es lo que has visto a Abraham, por causa de su hijo; para que eso hicieras?» 11 Y le res- 12 pero le dijo Yave: «No te dé pena pondió Abraham: «Es que me dije: por el niño y la esclava: haz lo que De seguro que no hay temor de Dios te dice Sara, porque es por lsac por en este lugar, y me van a matar por quien será llamada tu descendencia. causa de mi mujer. 12 Aunque es 13 También al hijo de la esclava le también en verdad mi hermana, hija haré un pueblo, por ser descendencia 14 Se levantó, pues, de mi padre, pero no de mi madre, tuya» (1). y la tomé por mujer; 13 y desde que Abraham de mañana; y cogiendo pan me hizo Dios errar fuera de ln casa y un odre de agua, se lo dió a Agar, de mi padre, la dije: Has de hacerme poniéndoselo a la espalda, y con ello la merced de decir en todos los lual niño, y la despidió. Ella se fué, gares a donde lleguemos, que eres y erraba por el desierto de Berseba. 14 Tomó, pues, Abi- 15 Se acabó el agua del odre, y ella mi hermana.» melec rebaños y ganados, siervos y echó al niño bajo unos arbustos, 16 y siervas, y se los dió a Abraham, y le fué a sentarse frente a él a la disdevolvió a Sara, su mujer, 15 y le tancia de un tiro de arco, diciéndose: dijo: «Tienes la tierra a tu disposi«No quiero ver morir al niño«; y se ción, mora donde bien te parezca. sentó enfrente del niño, que lloraba 18 Y a Sara le dijo: «Mira, a tu her- en voz alta. 17 Oyó Dios al niño, y mano le he dado mil monedas de el ángel de Dios llamó a Agar desde «¿Qué tienes, plata; sírvante de velo para los ojos los cielos, diciendo: a ti y a cuantos contigo están, y todo Agar? No temas, que ha escuchado 17 Rogó Abraham Yave la voz del niño que ahí está. así estará arreglado.» por Abimelec, y curó Dios a Abime- 18 Levántate, toma al niño y cógele lec, a su mujer, a sus siervos, y ende la mano, pues he de hacerle un gendraron, 18 pues había Yave ce- gran pueblo.» 19 Y abrió Dios los rrado enteramente todo útero en la (i) La ley de Hammurabl excluye de la casa de Abimelec por lo de Sara, la nerencia al hijo de la esclava. La expulsión mujer de Abraham (1). ¡

Y

Y

Y

'

j

la necesidad de conservar la paz doméstica, siempre perturbada por la poligamia. En este caso se debe más Ijien al plan divino de hacer a lsac el descendiente heredero de las promesas mes tánicas. (Rom. 9. 6 sigs.)

obedece a

(i) En todos estos episodios, el autor sagrado mira a ponor de relieve la especial providencia de Dios sobre el Patriarca.

GÉNESIS, 22 ojos de Agar, haciéndola ver un pozo, a donde fué y llenó el odre de agua, •dando de beber al niño. 20 Fué Dios con el niño, que creció y habitó en el desierto, y de mayor fué arquero. 21 Habitó en el desierto de Farán y su madre tomó para él mujer de la tierra

29

y tomando consigo dos mozos y a Isac, su hijo, partió la leña para el holocausto, y se puso en camino para lugar que le había dicho Dios. el 4 Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vió de lejos el lugar. 5 Dijo a sus dos mozos: «Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allí, volvey después de haber adorado, tomando remos a vosotros.» 6 holocausto, Abraham Ja leña para el se la cargó a Isac, su hijo; tomó él en su mano el fuego y el cuchillo, y dijo siguieron ambos juntos. 7 Isac a Abraham, su padre: «Padre mío.» «¿Qué quieres, hijo mío?», le contestó. él dijo: «Aquí llevamos el fuego y la leña, pero la res para el holocausto, ¿dónde está? 8 Y Abraham le contestó: «Dios se proveerá de res para el holocausto»; y siguieron juntos los dos. 9 Llegados al lugar que le dijo Dios, alzó allí Abraham el altar, y dispuso sobre él la leña, ató a su hijo y le puso sobre el altar, encima de la leña. 10 Tendió luego su brazo, cuchillo para degollar a y cogió el su hijo. 11 Pero le gritó desde los cielos el ángel de Yave, diciéndole: «Abraham, Abraham. » Y éste contestó: «Heme aquí. » 12 «No extiendas tu brazo sobre el niño le dijo y no le

j

'

de Egipto.

Y

Alianza de Abraliam con Abünclce. 22 Sucedió por entonces que Abimelec y Picol, jefe de su ejército, dijo a Abraham: «Dios está contigo en todo cuanto haces: 23 Júrame, pues, ahora por Dios, que no me has de engañar, ni a mí, ni a mis descen-

Y

Y

dientes, y que como te favorecí yo a ti, así harás tú conmigo y con la dijo tierra por donde andas.» 24 Abraham: «Yo te lo juro.» 25 Pero

Y

reconvino Abraham a Abimelec por causa de un pozo de aguas, de que se habían apoderado los siervos de Abimelec, 26 y contestó Abimelec: «No sé quién haya hecho eso, tú tampoco me has dicho nada de ello, y nada he sabido hasta ahora.» 27 Tomó, pues, Abraham ovejas y bueyes y se los dió a Abimelec, e hicieron entre

ambos

alianza.

28

Apartó



Abraam

corderas del rebaño, 29 y le preguntó Abimelec: «¿Para qué son esas siete corderas que has apartado?» 30 Abraham le contestó: «Para que las recibas de mi mano, y me sirvan de prueba de que yo he abierto este pozo.» 31 Por eso se llamó aquel lugar Berseba, 32 porque allí juraron amóos, e hicieron alianza, en Berseba. Y se levantó Abimelec y Picol, jefe de su ejército, y se volvieron a la



hagas nada, porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no perdonaste a tu hijo, a tu unigénito.» 13 Alzó Abraham los ojos, y vió tras sí un carnero enredado por los cuernos en la espesura, y cogió el carnero y lo ofreció en holocausto en vez de su hijo (1). 14 Llamó Abraham al lugar aquel: Yave ve; por lo que todavía se dice: «en el monte de Yave ve». 16 Llamó el ángel de tierra de los filisteos. 33 Abraham Yave a Abraam por segunda vez plantó en Berseba un tamarindo, e desde los cielos, 16 y le dijo: «Por invocó allí el nombre de Yave, el mí mismo juro, palabra de Yave, Dios eterno, 34 y anduvo mucho que por haber hecho cosa tal, de no tiempo Abraham por tierra de filisteos. perdonar a tu hijo, a tu unigénito, 17 te bendeciré largamente, y multiplicaré grandemente tu descendencia El sacrificio de Isac. como las estrellas del cielo y como las arenas de las orillas del mar, y 1 f)0 Después de todo esto, quiso se adueñará tu descendencia de las probar Dios a Abraham, y lla- puertas de sus enemigos, 18 y la benmándole, dijo: «Abraham.» Y éste con- decirán todos los pueblos de la tietestó: «Heme aquí. » 2 «Anda, coge a (i) La prueba de la fe y obediencia de tu hijo, a tu unigénito, a quien tanto amas, a Isac, y ve a la tierra de Abraham es realmente suprema. Se le manda Moria, y ofrécemelo allí en holo- sacrificar a su hijo único, tan pedido, tan deseado y al fin conseguido, en quien habían de causto, sobre uno de los montes que tener realización las promesas mesiánicas. Isac, siete

yo

te indicaré.»

3

Se levantó, pues, aparejó su asno,

Abraham de mañana,

i

aceptando resignado el la sumisión de Cristo a

sacrificio, es figura de la voluntad del Padre

GÉNESIS,

30

por haberme tú obedecido.» Volvióse Abraham a los mozos, y levantándose, fueron todos juntos, a Berseba, y habitó Abraham en Ber-

dolo todos: «Ciertamente, si tú te dignas escucharme, yo te daré el precio del campo. Recíbelo tú y sepultaré en él a mi muerta.» 14 Y respondió Efrón a Abraham diciéndole: 15 «Señor mío, óyeme: ¿Qué es para mí ni para ti una tierra de cuatrocientos siclos de plata? Sepulta a tu muerta.» 16 Oyó Abraham a Efrón y pesóle la plata que éste había dicho, ante los hijos de Get, cuatrocientos siclos de plata corriente en el mercado. 17 Vino, pues, a ser propiedad de Abraham ante los hijos de Get y de cuantos entraban por la puerta de la ciudad, 18 el campo de Efrón en Macpela, frente a Mambre, con la caverna que hay en él, y todos los árboles del campo y sus contornos. 19 Después de esto sepultó Abraham a Sara, su mujer, en la caverna del campo de Macpela, frente a Mambre, que es Hebrón, en tierra de Canán. 2° El campo, con la caverna que hay en él, vino a ser sepultura de propiedad de Abraham, recibida de los hijos de Get.

rra, 19

seba. 20

Después de todo esto recibió

Abraham noticia, diciéndole: «También Melca ha dado hijos a Najor, tu hermano; 21 Hus es el primogénito, Buz su hermano, y Camuel, padre de Aram, 22 Cased, Azaud, Peídas, Guedlaf y Batuel. 23 Batuel fué el padre de Rebeca. Estos son los ocho hijos que dió Melca a Najor, hermano de

Abraham. 24 También su concubina, de nombre Raumi, le parió a Tebaj, Gajam, Tajas y Maaca.

Muerte de Sara. íyo

1

Fueron

Sara 2

los días de vida de ciento veintisiete años. en Quiriat Arbe, que es

Murió Hebrón, en

la tierra de Cañan. Vino a llorar a Sara y hacer duelo 3 por ella, y cuando se levantó de junto a su muerta, habló así a los hijos de Get: 4 «Soy entre vosotros

Abraham

peregrino y huésped: Dadme en propiedad una sepultura, donde pueda sepultar a mi muerta, apartándola de mi vista.» 5 Los. hijos de Get contestaron a Abraham: 6 «Oyenos, Señor, por favor: Tú eres entre nosotros un príncipe de Dios; sepulta a la muerta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro para que en él sepultes a tu muerta. » 7 Alzóse Abraham, e inclinándose profundamente ante el pueblo de aquella tierra, los hijos de Get, 8 les dijo: «Si de veras queréis que pueda yo apartar a mi muerta de mi vista, sepultándola, escuchadme, y rogad por mí a Efrón, el hijo de Seor, 9 que por su justo precio me ceda para sepultura, en propiedad, en presencia vuestra, su caverna de Macpela, que está al término de su campo. » 10 Efrón estaba sentado entre los hijos de Get, y respondió Efrón. el geteo, a Abraham en presencia de los hijos de Get y de cuantos entraban por las puertas de la ciudad: 11 «No, señor mío, óyeme: yo te doy el

campo y

a

su

la caverna que se halla extremo: te la doy ante los hijos de mi pueblo; sepulta a tu muerta.» 12 Abraham volvió a prosternarse ante la gente de aquella tierra, 13 y habló así a Efrón, oyén-

23, 24

Casamiento de 1



I

Isac.

Era Abraham ya

viejo,

muy

entrado en años, y Ya ve le había bendecido en todo. 2 Dijo, pues, Abraham al más antiguo de los siervos de su casa, el que administraba cuanto tenía: «Pon, te ruego, tu mano bajo mi muslo, 3 y júrame por Yave, Dios de los cielos y de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeós, en medio de los cuales habito, 4 sino que irás a mi tierra, a mi parentela, a buscar mujer para mi hijo Isac.»

¡

5 Y le dijo el siervo: «Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿habré de llevar allí a tu hijo, a la tierra de donde saliste?» * Dfjole Abraham: «Guárdate muy bien de llevar allá a mi hijo: 7 Yave, Dios de los cielos, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mi nacimiento, que me ha hablado, y me

juró, diciendo: a tu descendencia daré yo esta tierra, enviará a su ángel ante ti y traerás de allí mujer para mi hijo. 8 Si la mujer no quisiere venir contigo, quedarás libre de este ¡

juramento, pero de ninguna manera volverás allá a mi hijo.» 9 Puso, pues, el siervo su mano bajo el muslo de Abraham, su señor, y le juró.

GÉNESIS, Cogió el siervo diez de los camede su señor, y se puso en camino, llevando consigo de cuanto bueno tenía su señor, y se dirigió a Arán Naharaim, a la ciudad de Najor. 11 Hizo que los camellos doblaran sus rodillas fuera de la ciudad, junto a un pozo de aguas, ya de tarde, a la hora de salir las que van a coger agua, 12 y dijo (1): «Yave, Dios de mi amo Abraham, haz que me salga ahora buen encuentro, y muéstrate benigno con mi señor Abraham: 13 Voy a ponerme junto al pozo de aguas, mientras las mujeres de la ciudad vienen a buscar agua: 14 la joven a quien yo dijere: inclina tu cántaro, te ruego, para que yo beba; y ella me respondiere: bebe tú y daré también de beber a tus camellos, sea la que destinas a tu siervo Isac, y conozca yo así que te muestras propicio a mi sucedió, que antes de que señor.» 16 él acabara de hablar, salía con el cántaro al hombro Rebeca, hija de Batuel, hijo.de Melca, la mujer de Najor, hermano de Abraham. 16 La joven era muy hermosa, y virgen, que no había conocido varón. Bajó al pozo, llenó su cántaro, y volvió a subir. 17 Salióle al encuentro el

Y

habría prosperado Yave 22 Cuando hubieron acabado de beber los camellos, tomó el siervo un arillo de oro de medio siclo de peso y dos brazaletes de diez siclos, también de oro, y dándoselos, 23 le preguntó: «¿De quién eres hija tú? Dime, por favor, si no habría lugar en casa de tu padre para pasar allí la noche.» 24 Ella le contestó: «Soy hija de Batuel, el hijo que Melca dió a Najor.» 25 Y añadió: «Hay en nuestra casa paja y heno en abun-

guntaba

si

su camino, o no.

(i)

No

es

conocerla.

el A. T. esta voluntad de Dios para

infrecuente en

manera de explorar

la

26

Pos-

tróse entonces el hombre y adoró a Yave, 27 diciendo: «Bendito sea Yave,

Dios de mi señor Abraham, que no ha dejado de hacer gracia y mostrarse fiel a mi señor, y a mí me ha conducido derecho a la casa de los hermanos de mi señor.» 28 Corrió la joven a contar en casa de su madre lo que había pasado. 29 Tenía Rebeca un hermano, de nombre Labán, que se apresuró a ir al pozo en busca del

i

!

30 Había visto el arillo y los brazaletes en la mano de su hermana, y la había oído decir: «Así

nombre.

me

hablado' el hombre.» Vino, que seguía con sus came31 llos junto a la fuente, y le dijo: «Ven, bendito de Yave, por qué estás ahí fuera? Ya he preparado yo la casa y lugar para los camellos.» 32 Fué, pues, el hombre a casa. Labán desaparejó los camellos, dió a éstos paja y heno, y agua al hombre y a los que le acompañaban, para lavarse los pies, 33 y después le sirvió de comer; pero el hombre dijo: «No comeré mientras no diga lo que tengo que «Di.» 34 Este decir.» Respondióle: dijo: «Yo soy siervo de Abraham. 35 Yave ha bendecido largamente a mi señor, y le ha engrandecido, dándole rebaños y ganados, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. 36 Parióle Sara, la mujer de mi señor, un hijo en su ancianidad, y a él le ha dado todos sus bienes. 37 Mi señor me ha hecho jurar, diciendo: No tomarás para mi hijo mujer de entre las hijas de los cananeos, de la tierra en que habito; 38 sino que irás a la casa de mi padre, a mi parentela, y de allí traerás mujer para mi hijo. 39 Yo dije a mi señor: Quizá no quiera venir conmigo la mujer; 40 y él me contestó: Yave, ante quien yo ando, mandará contigo su ángel, y hará que tu camino tenga buen éxito, y tomarás mujer para mi hijo, de mi parentela y de la casa de mi padre. 41 Quedarás desligado del juramento, si fueres a mi parentela y no te la dieren; libre quedarás entonces. 42 Llegué hoy a la fuente, y dije: Yave, Dios de mi señor Abraham, te ruego que si en verdad quieres prosperar 43 hagas que el camino que traigo, mientras yo me quedo junto a la fuente, la joven que salga a buscar agua y a quien diga yo: Dame de beber, te ruego, un poco de agua de tu cántaro 44 y me diga ella: Bebe,

ha

pues, a

Y

cogió con sus manos, y le dió de beber. 19 Cuando hubo él bebido, le «También para tus camellos dijo: voy a sacar agua, hasta que hayan bebido lo que quieran.» 20 se apresuró a vaciar el cántaro en el abrevadero, y corrió de nuevo al pozo a sacar más, hasta que hubo sacado para todos los camellos. 21 El siervo la contemplaba en silencio, y se pre-

31

dancia y lugar para pernoctar.»

10

llos

siervo, y le dijo: «Dame, por favor, a beber un poco de agua de tu cántaro.» 18 «Bebe, señor mío», le contestó ella; y bajando el cántaro lo

24

1

i

¡

él,

32

GÉNESIS, 61

sacaré también para tus camellos, sea la mujer que Yave ha destinado para mujer del hijo de mi señor. 45 No había yo acabado de decir esto en mi corazón, cuando salía Rebeca con su cántaro al hombro, bajó a la fuente y sacó agua. Yo le dije: dame de beber, te lo ruego. 46 Bajó

y

25

Montaron, pues, Rebeca, sus don-

cellas y su nodriza en dos camellos, y se fueron tras el hombre, y éste con Rebeca se partió. 62

Volvía un día Isac del pozo Jai pues habitaba entonces en el Negueb, 63 y había salido por la tarde al campo para lamentarse, y alzando Roí,

ella en seguida el cántaro de sobre los ojos vió venir camellos. 64 Tamsu hombro, y dijo: bebe, y daré tam- bién Rebeca alzó sus ojos, y viendo bién de beber a tus camellos. 47 Yo a Isac, se apeó del camello, 68 y preguntó al siervo: «¿Quién es aquel le pregunté: ¿De quién eres hija? Ella me respondió: Soy hija de Batuel, hombre que viene por el campo a el hijo de Najor, que le dió Melca. ¡nuestro encuentro?» El siervo le resEntonces puse yo el arillo en su nariz pondió: «Es mi señor. » Ella cogió el y los brazaletes en sus manos, 48 y velo y se cubrió. 66 El siervo contó a me incliné postrándome ante Yave, Isac cuanto había ocurrido, 87 e Isac y bendije a Yave, "Dios de mi señor condujo a Rebeca a la tienda de Sara, Abraham, que me había traído por su madre, la tomó por mujer y la camino derecho, para tomar a la hija amó, consolándose de la muerte de de su hermano para mujer de su hijo. su madre. 49 Ahora, si queréis hacer gracia y fidelidad a mi señor, decídmelo; si no, .Muerte do Abraham» decídmelo también, y me dirigiré a la derecha o a la izquierda. » 60 Labán 1 Volvió Abraham r a tomar mu.) y Batuel contestaron, diciendo: «De jer, de nombre Quetura, 2 que Yave viene esto, nosotros no podemos le parió a Zamrán, Jocsán, Madán, decirte ni bien ni mal. 81 Ahí tienes Madián, Jesboc y Sué. 3 Jocsán ena Rebeca, tómala y vete, y sea la mujer del hijo de tu señor, como lo gendró a Saba y Dadán. Hijos de Asurim, los Latusim ha dicho Yave.» 52 Cuando el siervo Dadán son los 4 Laumim. Los hijos de Madián de Abraham hubo oído estas palabras, y los fueron Efa, Efer, Janoc, Abida y se postró en tierra ante Yave; 83 y Estos son todos los hijos de sacando objetos de plata, objetos de Elda. Quetura. 8 Abraham dió todos sus oro y vestidos, se los dió a Rebeca, bienes a Isac. * A los hijos de las e hizo también presentes a su herles hizo donaciones, pero mano y a su madre. 84 Pusiéronse concubinas viviendo él todavía, los separó de su luego a comer y a beber, él y los que hacia oriente, a la tierra de hijo Isac, con él venían, y pasaron la noche. 7 Los días de la vida de A la mañana, cuando se levantaron, oriente. Abraham fueron ciento setenta y cinco dijo el siervo: «Dejad que me vaya a 8 Expiró, y murió Abraham en mi señor.» 88 El hermano y la madre años. senectud buena, anciano y lleno de de Rebeca dijeron: «Que esté la joven fué a reunirse con su pueblo. con nosotros todavía algunos días, 9días, y Isac e Ismael, sus hijos, le sepultaunos diez, y después partirá.» 86 El ron en la caverna de Macpela, en el les contestó: «No retraséis mi vuelta, campo de Efrón, hijo de Seor, el i

,

<

I

ya que Yave ha hecho feliz el éxito de mi viaje; dejadme partir, para que vuelva a mi señor.» 87 Dijéronle, pues: «Llamemos a la joven, y preguntémosle lo que ella quiere.'» 88 Llamaron a Rebeca, y le preguntaron:

«¿Quieres partir luego con este hombre?» Y ella respondió: «Partiré.» 89 Dejaron, pues, ir a Rebeca, su hermana, y a su nodriza con el siervo de Abrabam y sus hombres, 60 y bendecían a Rebeca diciendo; «Hermana nuestra eres; Que crezcas en millares de millares, Y se adueñe tu descendencia De las puertas de sus enemigos.»

frente a Mambre. 10 Es campo que compró Abraam a geteo,

el

los

hijos de Gct. Allí fué sepultado con Sara, su mujer. 11 Después de la muerte de Abraam, Dios bendijo a Isac, su hijo, y habitó Isac junto al pozo de Jai Roi.

Descendencia 12

«le

Ismael.

Estas son las generaciones de Ismael, hijo de Abraham y de Agar, 18 He aquí la egipcia, esclava de Sara. los nombres de los hijos de Ismael, según sus nombres y sus generaciones.



GÉNESIS, 26 El primogénito de Ismael fué yot; después Quedar, Adbel,

NebaMaba-

sam, Masema, Duma, Masa, Tema, Jetur, Nafir y Quedma.

Adad,

14

15 16

Estos los hijos de Ismael, estos sus nombres, según sus pagos y campamentos; estos fueron los doce jefes de sus tribus. 17 Los años de la vida de Ismael fueron ciento treinta y siete. Después expiró y murió, yendo a reunirse con su pueblo. 18 Sus hijos habitaron desde Evila hasta Sur, que está frente al "Egipto, según se va a Sur, frente a todos sus hermanos. son

Jacob y Esaú. 18

Estas son las generaciones de Isac, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isac. 20 Era Isac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Batuel, arameo, de Padan Aram y hermana de Labán, arameo. 21 Rogó Isac a Yave por su mujer, que era estéril, y fué oído por Yave, y concibió Rebeca, su mujer. 22 Chocábanse en su seno los niños, y dijo: «Para esto, ¿a qué concebir?»

Y

fué a consultar a Yave,

23

que

le

dijo:

«Dos pueblos llevas en tu seno, al salir de tus entrañas se separarán. Una nación prevalecerá sobre la

Dos pueblos que

otra nación,

Y

el

mayor

servirá al mrr.or.

24

Jacob; y juró Esaú, vendiendo a Jacob su primogenitura. 34 Dióle entonces Jacob pan y el guiso de lentejas; y una vez que comió y bebió, se levantó Esaú y se fué, no dándosele nada de la primogenitura.

Isac en Gerar. Alianza con Abl'

melec. Casamiento de Esaú.

1 Hubo en aquella tierra un hambre, distinta de la primera que hubo en tiempo de Abraham; y

26

fué Isac a Gerar, a Abimelec, rey de los filisteos, 2 pues se le apareció Yave, y le dijo: «No bajes a Egipto. 3 Sigue habitando en esta tierra, donde yo te diga; peregrina por ella, que yo estaré contigo, y te bendeciré, pues a ti y a tu descendencia daré todas estas

tierras,

cumpliendo

el

jura-

mento que hice a Abraham, tu padre, 4 y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y le daré todas estas tierras, y la bendecirán todos los pueblos de la tierra, 6 por haberme obedecido Abraham, y haber guardado mi mandato, mis preceptos, mis ordenaciones y mis leyes.» 6 Habitó, pues, Isac en Gerar. 7 Preguntábanle los hombres del lugar por su mujer, y él decía: (1) «Es mi hermana.» Pues temía decir que era su mujer, no fuera que le mataran los hombres del lugar por Rebeca, que era muy iiurnosa. 8 Como se prolongase su estancia en Gerar, mirando Abimelec, rey de los filisteos, por la ventana, vió que estaba Isac jugando con Rebeca, su mujer. 9 Llamó Abi-

Llegó el tiempo del parto, y salieron de su seno dos gemelos. 26 Salió el primero uno rojo, todo él como un manto peludo, y se le llamó 26 Esaú. Después salió su hermano melec a Isac, y le dijo: «De cierto agarrando con la mano el talón de que es tu mujer. ¿Por qué, pues, dices: Esaú, y se le llamó Jacob. Era Isac es mi hermana?» Y le contesto Isac: de sesenta años cuando los engendró. «Es que me dije, no vaya yo a morir 27 Crecieron los niños, y fué Esaú por causa suya. » 10 Respondióle Abidiestro cazador y hombre agreste, melec: «¿Cómo nos has hecho eso? mientras que era Jacob hombre apa- Hubiera podido alguno tomar a tu cible y amante de la tienda. 28 Isac, mujer, y hubieras arrojado sobre nosporque le gustaba la caza, prefería a otros un delito.» 11 Dió, pues, AbimeEsaú, y Rebeca prefería a Jacob. lec una orden a todo el pueblo, di29 Hizo un día Jacob un guiso, y ciendo: «El que toque a este hombre llegó Esaú del campo, muy fatigado, o a su mujer, morirá.» 12 Sembró 30 y dijo Esaú a Jacob: «Por favor, Isac en aquella tierra, y cogió aquel

dame a comer ese guiso rojo, que estoy desfallecido.» Por esto se le dió a Esaú el nombre de Edom. 31 Contestóle Jacob: «Véndeme ahora mismo tu primogenitura. » 32 ResponEsaú: «Estoy que me muero; ¿qué me importa la primogenitura?» «Júramelo ahora mismo», le dijo dió 93

(i) Por tercera vez vemos repetirse la historia. Dios vela con cuidado sobre los patriarcas. En este caso no nos ofrece el texto !a solución que en los de Sara. Cabe, sin embargo, pensar que Isac dijera de Rebeca que era su hermana, apoyándose en la significación amplia que la palabra hermano tiene en las lenguas semíticas. En efecto, Rebeca era prima carnal de Isac.

3

3

t

GÉNESIS,

año ciento por uno, pues le bendijo Yave. 13 Engrandecióse y fué creciendo, creciendo cada vez más, hasta hacerse muy poderoso. 14 Tenía muchos rebaños y ganados y mucha servidumbre, y

los filisteos llegaron a envidiarle. 15 Todos los pozos abierlos tos por siervos de su padre Abraham los cegaron los filisteos, llenándolos de tierra. 18 Dijo Abimelec a Isac: «Vete de aqui, porque has llegado a ser mucho más poderoso que nos-

otros.» 17 Fuése Isac, y acampó en valle de Gerar, y habitó allí. el 18 Volvió a abrir los pozos abiertos

en tiempo de Abraham, su padre, y cegados por los filisteos después de la muerte de Abraham, dándoles los mismos nombres que les había dado su padre. 19 Cavaron los siervos de Isac en el valle, y alumbraron una fuente de aguas vivas; 20 pero los pastores de Gerar riñeron con los de Isac, diciendo: «Estas aguas son nuestras. » Y llamó al pozo Ezec, porque había habido riña por él. 21 Excavaron sus siervos otro pozo, por el cual hubo también un altercado, y lo llamó Sitúa. 22 Yéndose más lejos, excavó otro pozo, por el cual no hubo ya querellas, y le llamó Rejobot, diciendo: «Ahora ya nos ha dado Yave holgura, y prosperaremos en esta tierra.» 23 Subió después a Bersabe, 24 y se le apareció Yave aquella noche, y le dijo: «Yo soy el Dios de Abraham, tu padre; nada temas, que yo estoy contigo: Yo te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia, por Abraham, mi siervo.» 25 Alzó allí un altar, e invocó el nombre de Yave: plantó allí su campamento, y abrieron también allí sus siervos un pozo. 28 Vinieron a él, desde Gerar, Abimelec, Ajurot, amigo suyo, y Picol, jefe de su ejército; 27 e Isac les dijo: «¿Para qué habéis venido a mí vosotros, que me odiáis, y me habéis arrojado de entre vosotros? 28 Ellos dijeron: «Porque hemos visto claramente que está Yave contigo, y nos hemos dicho: Haya en medio de nosotros un juramento entre ti y nosotros, y queremos hacer alianza contigo: 29 de no hacernos tú mal, como no te hemos tocado nosotros, haciéndote sólo bien, y dejándote partir en paz. Tú eres ahora el bendito de Yave.» 30 Isac les preparó un banquete, y comieron y bebieron.

27

despidió Isac, yéndose ellos en paz. Aquel mismo día vinieron los siervos de Isac a informarle acerca del pozo que estaban haciendo, y le dijeron: «Hemos hallado agua», 33 e Isac llamó al pozo Seba, por eso se llamó la ciudad Berseba hasta el día de hoy. 34 Era Esaú de cuarenta años, y tomó por mujeres a Judit, hija de Beeri, geteo, y a Basemat, hija de Elón, geteo, 35 que fueron para Isac

32

y Rebeca una amarga pesadumbre.

Jacob a Esaú bendición paterna.

Suplanta ía't



1

Cuando envejeció

en

la

Isac, se de-

sus ojos, y no veía. Llamó, pues, a Esaú, su hijo mayor y le dijo: «Hijo mío.» Este contestó: «Heme aquí.» 2 «Mira le dijo—, yo ya soy viejo, y no sé cuál será el día de mi muerte. 3 Toma, pues, tus armas, la aljaba y el arco, y sal al campo a cazar algo, 4 y me haces un guiso como sabes que a mí me gusta, y me lo traes, para que lo coma y después te bendiga antes de morir. 5 Rebeca estaba oyendo lo que Isac decía a Esaú, su hijo. Esaú salió al campo a cazar algo para traerlo; 8 y Rebeca dijo a Jacob, su hijo: «Mira, he oído a tu padre hablar a Esaú, tu hermano, y decirle: 7 Tráeme cazay prepáramela, para que la coma y te bendiga delante de Yave antes de mi muerte. 8 Ahora, pues, hijo mío. obedéceme, y haz lo que yo te mando. * Anda, vete al rebaño, y tráeme dos cabritos gordos y tiernos, para que yo haga con ellos a tu padre un guiso como a él le gusta, 10 y se lo lleves a tu padre, y lo coma y te bendiga antes de su muerte.» 11 Contestó Jacob a Rebeca, su madre: «Mira que Esaú, mi hermano, es hombre velludo y yo soy lampiño, 12 y si me toca mi padre, apareceré ante él como un mentiroso, y traeré sobre mí una maldición, en vez de la bendición.» 13 Díjole su madre: «Sobre mí tu maldición, hijo mío, pero obedéceme, anda y tráemelo. » 14 Fué, pues, él, lo cogió y lo trajo a su madre, que hizo el guiso como a su padre le gustaba. " Cogió Rebeca vestidos de Esaú, su hijo mayor, los mejores que tenía en casa, y se los vistió a Jacob, su hijo menor; 14 y 31 A la mañana siguiente se levantacon las pieles de los cabritos le curon, y se juraron unos a otros, y los brió las manos y lo desnudo del L

bilitaron



GÉNESIS, 27 puso el guiso y pan que habla hecho en manos de Jacob, su hijo, 18 y éste lo llevó a su padre, y le dijo: «Padre mío.» «Heme aquí, hijo mío», contestó Isac. «¿Quién eres, hijo mío?»; 19 y le contestó Jacob «Yo soy Esaú, tu hijo primogénito. He hecho como me dijiste. Levántate, pues, te ruego, Suélvete, y come de mi caza, para que me bendigas.» 20 Y dijo Isac a su hijo: «¿Cómo tan pronto hallaste, hijo mío?»; y le respondió: «Porque hizo Yave que se me pusiera delante.* 21 Dijo Isac a Jacob: «Anda, acércate para que yo te palpe, hijo mío, a ver si eres o no mi hijo Esaú.» 22 Acercóse Jacob a Isac, su padre, que le palpó y dijo: «La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú»; 23 y no le conoció, porque estaban sus mano* velludas como las de Esaú, su hermano, y se dispuso a bendecirle. 24 Todavía le preguntó: «¿De verdad eres tú mi hijo Esaú?»; y él contestó: «Yo soy.» 25 Díjole, pues: «Acércame la caza para que yo coma de ella, hijo mío, y te bendiga.» Acercósela Jacob y comió, y le trajo también vino, y bebió 26 Díjole después Isac: «Acércate y bésame hijo mío.» 27 Acercóse él y le besó; y en cuanto olió la fragancia de sus vestidos, le bendijo, cuello;

-

diciendo: «Oh, es

Como

el

el olor de olor de un

mi

hijo

campo

Al que ha bendecido Yave. Déte Dios el rocío del cielo

28 la

29

Y Y

madre. Maldito quien te maldiga, Y bendito quien te bendiga.» 30 En cuanto acabó Isac de bendecir a Jacob, no bien había salido éste de la presencia de Isac, su padre, Esaú, su hermano, que venía del campo 31 y había hecho su guiso y tu

se

lo

traía

a

su

padre,

dijo

a

tú vinieras, y le he bendecido, y bendito está?» 34 Al oír Esaú las palabras de su padre, rompió a gritar y a llorar amargamente, y le dijo: «Bendíceme también a mí, padre mío.» Isac le contestó: «Tu hermano ha venido con engaño, y se ha llevado la bendición.» 36 Díjole Esaú: «¿No es su nombre Jacob? Dos veces me ha suplantado: me quitó la primogenitura, y ahora me ha quitado mi bendición», y añadió: «¿No tienes ya bendición para mí?» 37 Respondió Isac y dijo a Esaú: cMira, le he hecho señor tuyo, y todos sus hermanos se

he dado por siervos; le he atribuido el trigo y el mosto. A ti, pues, ¿qué voy a hacerte, hijo mío?» 38 Y dijo Esaú a su padre: «¿No tienes más que una bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío s y lloró en voz alta. 39 Respondió Isac

los

diciéndole: «Mira, fuera

de

la

grosura de la

tierra será tu morada, fuera del roclo que baja

Y

cie'os. 40 Vivirás

de los

de tu espada, y servirás

a tu hermano;

Y cuando te revuelvas romperás su yugo de sobre tu cuello.» 41 Concibió Esaú contra su hermano Jacob un odio profundo, por lo de bendición que le había dado su la padre, y se dijo en su corazón: «Cerca están los días del duelo por mi padre; después mataré a Jacob, mi hery mano.» 42 Supo Rebeca lo que había dicho Esaú, su hijo mayor; y mandó

grosura de la tierra, abundancia de trigo y mosto. Sírvante pueblos, prostérnense ante ti naciones; Sé el señor de tus hermanos, póstrense ante ti los hijos de

Y

35

su

padre: «Levántese mi padre y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga.» 32 Díjole Isac, su padre: «¿Pues quién eres tú?» Contestóle: «Yo soy tu hijo primogénito, Esaú.» 33 Pasmóse Isac con pasmo muy grande, y repuso: «¿Y quién es entonces el que me ha traído la caza y he comido de todo ello antes que

llamar a Jacob, su hijo menor, y

le

que tu hermano Esaú quiere matarte. 13 Anda, pues, obehijo mío, y huye a Jaran, déceme, a Labán mi hermano. 44 y estáte algún tiempo con él, hasta que la

dijo:

«Mira,

tu hermano se aparte de aplaque su ira y se haya olvidado de lo que le has hecho; yo mandaré allí a buscarte. ¿Habría de verme yo privada de vosotros dos en

cólera de 46

ti,

un

se

solo día?» (1). Rebeca dijo a Isac: «jV3 e pesa vida a causa de las hijas de Get; Jacob toma mujer de entre las

46 la si

(i) En este relato se pone de manifiesto la lucha entre las preferencias paternas y maternas respecto de los dos hijos; pero al mismo tiempo, y sobre todo, la providencia de Dios, que sin atender a la primogenitura de la carne, elige a quien elige, para que en él se realicen las promesas mesiánicas. (Mal. i. a. sig. y Rom. 9. 6.

sigs.)

GÉNESIS,

36 hijas tierra,

28, 29

de Get, como éstas de esta! deciré donde quiera que vayas, y volveré a traerte a esta tierra, y no te ¿para qué quiero vivir!» abandonaré hasta cumplir lo que te

Huida de Jacob a Mesopotamía.

digo.»

" Despertó Jacob de su sueño, y Llamó, pues, Isac a Jacob y se dijo: «Ciertamente está Yave en le bendijo, y le mandó: «No este lugar, y yo no lo sabia»; 17 y atetomes mujer de entre las hijas de morizado añadió: «¡Qué terrible es 2 Canán. Anda, y vete a Padan Arán, este lugar! No es sino la casa de Dios a casa de Batuel, el padre de tu y la puerta de ios cielos.» 18 Levanmadre, y toma allí mujer de entre tóse Jacob por la mañana, y tomando las hijas de Labán, hermano de tu la piedra que había tenido de cabecera, madre; 3 el Dios omnipotente te ben- la alzó, como memoria, y vertió óleo

28

1

decirá, te hará crecer y te multiplicará, y te hará muchedumbre de pueblos, 4 y te dará la bendición de Abraham a ti y a tu descendencia contigo, para lúe poseas la tierra de tus peregrinaciones, que dió Dios a 5 Abraham.» Despidió, pues, Isac a Jacob, que se fué a Padan Arán, a Labán, hijo de Batuel, arameo, her-

sobre

Llamó

a este lugar Betel,

ciudad se llamaba al principio Luza. 20 E hizo Jacob un voto diciendo: «Si Yave está conmigo, y me protege en mi viaje, y me da la

pan que comer y vestidos que vestirme, 21 y retorno en paz a la casa de mi padre, Yave será mi Dios; 22 esta piedra que he alzado como memoria será casa de Dios, y de todo cuanto a mi me dieres, te daré el

mano de Rebeca, madre de Jacob 8 Viendo Ésaú que Isac había bendecido a Jacob, y que al bendecirle, le había mandado irse a Padan Arán para tomar mujer de allí, diciéndole: no tomes mujer de entre las hijas de Canán; 7 y que obedeciendo a su padre y a su madre, se había ido Jacob a Padan Arán, 8 conoció Esaú que disgustaban a Isac, su padre, las hijas de Canán; 9 y se fué a Ismael, y sobre las que ya tenía, tomó por mujer a Majalat, hija de Ismael, hijo de Abraham y hermano de Nabaiot. 10 Salió, pues, Jacob de Berseba, para dirigirse a Jarán. 11 Llegó a un lupar donde se dispuso a pasar la noche, pues el sol se ponía ya, y tomando una de las piedras que en el lugar había, la puso de cabecera

ella. 18

aunque

y Esaú.

diezmo. \

Jacob en casa de Labán.

!

1 Volvió a emprender Jacob su marcha, y llegó a la tierra de los hijos de Oriente. 2 Vió en el campo un pozo, junto al cual descansaban tres rebaños, pues era el pozo en que se abrevaban los ganados. 3 Reuníanse allí, se quitaba una gran piedra que le cubría, y se daba de beber al ganado, volviendo a poner en su lugar la piedra que cubría la boca del pozo. 4 Jacob preguntó a los pastores: «¿De dónde sois, hermanos? » «De Jarán somos», le respondieron ellos. 6 «¿Conocéis a Labán hijo de Najor?> «Le conocemos», contestaron. 6 «¿Y está bien?» siguió preguntando Jacob. y se acostó. «Sí, bien está, mira, ahí viene Raquel, su hija, con su rebaño.» 7 El les Visión de la escala. dijo: «Todavía es muy de día, no es 12 Tuvo un sueño, y veía una escala tiempo de recoger el ganado. ¿Por que, apoyándose sobre la t'erra, to- qué no abreváis los rebaños y os caba con la cabeza en los cielos, y: volvéis a que pasten?» 8 Ellos le que por ella subían y bajaban los respondieron: «No podemos hacerlo ángeles de Dios. 13 Sobre ella estaba, hasta que se reúnan todos los rebaYave, que le dijo: «Yo soy Yave, e^ ños y se quite la piedra de la boca Dios de Abraham, tu padre, y el Dios' del pozo, y entonces damos de beber de Isac; la tierra sobre la cual estás al rebaño.» 8 Todavía estaba Jacob acostado te la daré a ti y a tu des- hablando con ellos cuando llegó Racendencia. 14 Será ésta como el polvo quel con el rebaño de su padre, pues de la tierra, y te ensancharás a occi- ella era la pastora. 10 Y en cuanto dente y a oriente, a norte y medio- vió Jacob a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre y el rebaño de día, y a ti y a tu descendencia os bendecirán todas las naciones de la kLabán, hermano de su madre, se tierra. 15 Yo estoy contigo, y te ben-' acercó, removió la piedra de sobre

•)()

í

1

1

GÉNESIS, 30 a boca del pozo, y abrevó el rebaño Labán, hermano de su madre. u Besó Jacob a Raquel, y alzó la voz llorando. 12 Hizo saber a Raquel que era hermano de su padre, e hijo de Rebeca, y ella corrió a contárselo a su padre. 13 En cuanto oyó Labán lo que de Jacob, hijo de su hermana, le decía, corrió a su encuentro, le abrazó, le besó, y le llevó a su casa, Contó Jacob a Labán lo que ocurría,

37

Los hijos de Jacob.

de

14

y

carne mía.»

Y

eres hueso

y moró Jacob ron Labán

éste le dijo:

«Sí,

32

¡

j

I

un mes entero. 15 Pasado éste, le dijo Labán: «Acaso porque eres mi hermano, ¿vas a servirme de balde? Dime cuál ha de ser tu salario.»

30

Lia y Raquel. Tenía Labán dos hijas; una, mayor, de nombre Lia; otra, la menor, de nombre Raquel. 17 Lia era tierna de ojos, pero Raquel era muy esbelta y hermosa. 18 Amaba Jacob a Raquel, y dijo a Labán: «Te serviré siete años por Raquel, tu hija menor.» 19 Y contestó Labán: «Mejor es que te la dé a ti que dársela a un extraño. Quédate conmigo.» 20 Y sirvió Jacob por Raquel siete años, que le parecieron sólo unos días, por el amor que le tenía. 21 Jacob dijo a Labán: «Dame a mi mujer, pues se ha cumplido el tiempo, y entraré a ella.» 22 Reunió Labán a todos los hombres del lugar, y dió un convite; 23 y por la noche, to16

Jacob,

entró

a

ella.

24

Raquel, viendo que no daba

contra Raquel, y le dijo: «¿Por ventura soy yo Dios, que te ha hecho estéril?» 3 Ella le dijo: «Ahí tienes a mi sierva Bala; entra a ella, que para sobre mis rodillas, y tenga yo prole por ella.» 4 Dióle, pues, su sierva por mujer, y Jacob entró a ella. 6 Concibió Bala, y parió a Jacob un hijo, 6 y dijo Raquel: «Dios me ha hecho justicia, me ha oído y me ha dado un hijo»; por eso le llamó Dan. 7 Concibió otra vez Bala, sierva de Raquel, y parió un segundo hijo a Jacob, 8 diciendo Raquel: «Lucha de Dios he luchado con mi hermana, y la he vencido» por eso le llamó Neftalí. 9 Viendo Lia que había dejado de tener hijos, tomó a Zelfa, su esclava, se la dió por mujer a Jacob. 10 Zelfa, y esclava de Lia, parió a Jacob un hijo, y Lia dijo: 11 «|Qué buena fortuna! »; y le llamó Gad. 12 Parió Zelfa, esclava de Lia, un segundo hijo a Jacob; 13 y dijo Lia: «Por dicha mía, ,

a Lia, su hija, se la llevó a

que

1 i

hijos a Jacob, estaba celosa de su hermana, y dijo a Jacob: «Dame hijos o me muero.» 2 Airóse Jacob

la

mando

Concibió Lia y parió un hijo, que llamó Rubén, diciendo: «Yave ha mirado mi aflicción, y ahora mi marido me amará.» 33 Concibió de nuevo y parió un hijo, diciendo: «Yave ha visto que yo era odiada, y me ha dado este más»; y le llamó Simeón. 34 Concibió otra vez, y parió un hijo, y dijo: «Ahora mi marido se apegara a mí, pues le he parido tres hijos»; y por eso le llamó Leví. 35 Concibió nuevamente, y parió un hijo, diciendo: «Ahora sí que he de alabar a Yave»; y por eso le llamó Judá. Y cesó de tener hijos. al

Dió

Labán

a Lia, su hija, su sierva Silfa, para que fuera sierva de ella. 25 Llegada la mañana, vió Jacob que era Lia, y dijo a Labán: «¿Por qué me has hecho esto? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué me has en-i pues

gañado?» 26 Labán le respondió: «No en nuestro lugar costumbre dar menor antes que la mayor. 27 Acaba esta semana, y te daré también después la otra por el servicio quej me prestes de otros siete años.» 28 Hízolo así Jacob, y cumplida la semana, dióle Labán a Raquel, su hija, por mujer, y con ella a Bala,! su sierva, para sierva de ella. 30 Entró también a Raquel Jacob, y la amó más que a Lia, y sirvió por ella otros siete años. 31 Viendo Yave que Lia era odiada, abrió su matriz, mientras que Raquel era estéril.

es la

i

hijos me los han hecho fey le llamó Aser. 14 Salió Rubén tiempo al de la siega del trigo, y halló en el campo unas mandrágoras, y se las trajo a Lia, su madre, y dijo Raquel a Lia: «Dame, por favor, de las mandrágoras de tu hijo.» 15 Lia le contestó: «¿Te parece todavía poco haberme quitado el marido, que quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?» Y le dijo Raquel: «Mira; que duerma esta noche contigo, a cambio de las mandrágoras de tu hijo.» 16 Vino Jacob del campo por la tarde, y le salió Lia al encuentro, y le dijo:

liz»;

GÉNESIS.

38

«Entra a mí, pues te he comprado por unas mandrágoras de mi hijo.» Y durmió con ella Jacob aquella noche, y oyó Yave a Lia, que concibió, y parió a Jacob el quinto hijo.

31

cabras manchadas, y cuantas tenían algo de blanco, y entre los corderos todos los negros y manchados, y se los entregó a sus hijos, 36 haciéndolos llevar a tres días de camino de 18 Y dijo Lía: «Dios me ha pagado donde estaba Jacob. Jacob siguió mi salario por haber dado mi sierva apacentando el resto del ganado de a mi marido»; y le llamó Isacar. Labán. 37 Cogió Jacob varas verdes 19 Concibió de nuevo Lia, y parió a de estoraque, de almendro y de pláJacob un sexto hijo, 20 y dijo: «Dios tano, y haciendo en ellas unos cortes, me ha hecho un buen don; ahora mi las descortezaba, dejando lo blanco marido morará conmigo, pues le he de las varas al descubierto. 38 Puso dado seis hijos»; y le llamó Za- después las varas, así descortezadas, en los canales de los abrevaderos a bulón. 21 Después parió una hija, a la donde venía el ganado a beber; 39 y las que se apareaban a la vista de las que llamó Dina. 22 Acordóse Dios'de Raquel, la oyó, varas, parían crías rayadas y man23 Concibió, pues, chadas. 40 Jacob separó el ganado, la hizo fecunda. y y parió un hijo, y dijo: «Dios ha poniendo delante cuanto de negro y quitado mi afrenta»; 24 y le llamó manchado había en los rebaños de José, pues dijo: «Que me añada Labán, y puso su grey aparte, sin dejar que se mezclara con la de Labán. Yave otro hijo.» 41 Era cuando las reses vigorosas Prosperidad de Jacob en casa entraban en calor, cuando ponía Jacob las varas a su vista en los de Labán. abrevaderos, para que se apareasen 86 Cuando Raquel parió a José, dijo ante las varas, 42 pero ante las débiles no las ponía, y así las crías débiles Jacob a Labán: «Déjame irme a mi lugar, a mi tierra. 26 Dame mis mu- eran las de Labán y las fuertes las 43 Vino a ser Jacob rico jeres y mis hijos, por los que te he de Jacob. servido, y me iré, pues bien sabes en extremo, dueño de numerosos tú qué buen servicio te he hecho.» rebaños, de siervos y siervas, de 27 Respondióle Labán: «Mira, por camellos y asnos. favor, si he hallado gracia a tus ojos, yo sé por agüero que por causa tuya Vuelta de Jacob a la tierra de ( unan. me ha bendecido Yave. 28 Fíjame tu salario, y yo te lo daré.» 29 Contestóle (1 Jacob: «Tú bien sabes cómo te he 3T* Oy° Jacob a los hijos de servido, y lo que conmigo ha venido Labán decir: «Ha cogido Jacob a ser tu ganado. 30 Bien poco era lo todo lo de nuestro padre, y con lo que antes tenías, pero se ha aumen- nuestro ha hecho toda esa riqueza.» tado grandemente, y Yave te ha 8 Vió que la cara de Labán no era bendecido a mi paso. Ahora, pues, para él lo que había sido antes, 3 y habré de hacer también yo por mi Yave le dijo: «Vuélvete a la tierra casa.» 31 Labán le dijo: «Dime qué es de tu padre y a tu parentela, que yo lo que he de darle, i «Xo has de darme estaré contigo.» 4 Mandó a llamar, nada le contestó Jacob sino hacer pues, Jacob a Raquel y a Lia, para lo que voy a decirte, y volveré a que fueran al campo a donde estaba apacentar tu ganado y a guardarlo. con su ganado, y les dijo: «Veo que 32 Yo pasaré hoy por entre todos tus el semblante de vuestro padre no es rebaños, y separaré toda res manchada para mí ya el que antes era, y el o negra entre los corderos, y toda res Dios de nii padre ha estado conmigo. manchada entre las cabras. Eso será 6 Bien sabéis vosotros que yo he mi salario. 33 Mi probidad responderá servido a vuestro padre con todas 7 así por mí mañana, cuando vengas mis fuerzas, y que vuestro padre a reconocer mi salario; todo cuanto se ha burlado de mí, mudando diez no sea manchado entre las cabras, veces mi salario; pero Dios no le ha 8 Cuando él y negro entre los corderos, será en permitido perjudicarme. mí un robo.» 34 Y respondió Labán: decía: tu salario serán las reses man«Bien, sea como dices». 36 Pero aquel chadas, todas las ovejas parían cormismo día separó Labán todos los deros manchados; y si decía: las machos cabríos manchados, todas las reses rayadas serán "tu salario, todas





,

GÉNESIS,

31

SO

ovejas parían corderos rayados. Es, pues, Dios el que ha cogido lo de vuestro padre y me lo ha dado a mí. 10 Cuando las ovejas entran en calor vi yo en sueños que los carneros que cubrían a las ovejas eran rayados y manchados, 11 y mi ángel me dijo en el sueño: «Jacob»; yo le respondí: «Heme aquí.» 12 él dijo: «Alza tus ojos y mira: todos los carneros que cubren a las ovejas son

has huido secretamente, engañándome, en vez de advertirme, y te hubiera despedido yo jubilosamente con cantos, tímpanos y cítaras? 28 ¡Sin dejarme siquiera abrazar a mis hijos y a mis hijasl Has obrado insensatamente. 29 Mi mano es lo suficientemente fuerte para haceros mal, pero el Dios de nuestro padre me ha hablado la pasada noche, diciéndome: «Guárdate de decir a Jacob cosa

rayados y manchados, porque yo he visto todo lo que te ha hecho Labán. 13 Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste tú un monumento, y me hiciste el voto. Levántate, pues, sal de esta tierra, y torna a la tierra de

alguna, ni en bien ni en mal. 30 Y es que te vas, porque anhelas irte a la casa de tu padre, ¿por qué me has robado mis dioses?» 31 Jacob respondió a Labán, diciendo: «Es que temía, pensando que quizá me quitarías tus hijas. 32 Cuanto a lo de los dioses, aquel a quien se los encuentres, que muera. En presencia de nuestros hermanos busca cuanto sea tuyo, y tómalo.» Jacob no sabía que era Raquel la que los había robado. 33 Labán penetró en la tienda de Jacob, en la de Lia y en la de las dos siervas, y no halló nada. Después de salir de la tienda de Lia, entró

las

9

Y

tu parentela.» 14 Raquel y Lia respondieron: «¿Tenemos acaso nosotras parte o

herencia en la casa de nuestro padre?» ¿No nos ha tratado como extrañas, vendiéndonos y comiéndose nuesademás, cuanto Dios tro dinero? 16 le ha quitado a él, nuestro es y de nuestros hijos. Haz, pues, ya lo que 15

Y

Dios te ha mandado.» 17 Levantóse Jacob, e hizo montar a sus mujeres y a sus hijos sobre los camellos; y llevando consigo todos sus ganados y todo cuanto en Padan Arán había adquirido, 18 se encaminó hacia Isac, su padre, a tierra de Canán. 19 Labán había ido al esquileo de sus ovejas y Raquel robó los terafim (1) de su padre. 20 Jacob engañó a Labán, arameo, y no le dió cuenta de su huida. 21 Huyó con todo cuanto tenía, y ya en camino atravesó el río y se dirigió al monte de Galad. 22 Al tercer día dijéronle a Labán que Jacob había huido; 23 y tomando consigo a sus parientes, le persiguió durante siete días, hasta darle alcance en el monte de Galad. 24 Vino Dios en sueño durante la noche a Labán, arameo, 25 y le dijo: «Guárdate de decir a Jacob nada, ni en bien ni en mal.» Cuando alcanzó Labán a Jacob, había éste fijado sus tiendas en el monte, y Labán fijó la suya y la de sus parientes en el monte de Galad. 26 Dijo, pues, Labán a Jacob: «¿Qué es lo que has hecho? ¡Escaparte de mí, llevándote mis hijas como si fuesen cautivas de guerra! 27 ¿Por qué Parecen ser algo semejante a los dioses (i) penates de los romanos. (I. Sam. 19. 13, 16; Os. 3. 4; Ezeq. 21. 29; Zac. 10. 2.) El modo como Raquel los oculta en la albarda, sentándose encima, parece darnos el desprecio del autor sagrado hacia ellos.

si

en la de Raquel; 34 pero Raquel había cogido los terafim y los había escondido en la albarda del camello, sentándose ella encima. Labán rebuscó por toda la tienda, pero no halló nada. 35 Raquel le dijo: «No se irrite mi señor porque no pueda levantarme ante él, pues me hallo con lo que comúnmente tienen las mujeres.» Así fué como, después de buscar y rebus-

no pudo hallar los terafim. Jacob montó en cólera, y reprochó a Labán, diciéndole: «¿Qué crimen es el mío? ¿Cuál es mi pecado, para que así me persigas? 37 Después de buscar y rebuscar en todas mis cosas, ¿qué has hallado tuyo? Preséntalo aquí ante mis hermanos y los tuyos, y que juzguen ellos entre los dos. 38 He pasado en tu casa veinte años; tus ovejas y tus cabras no abortaron, y yo no me he comido los corderos car, 36

tus rebaños. 39 Lo destrozado no te lo llevaba, la pérdida iba a cuenta mía. Me reclamabas lo que me robaban de día y lo que me robaban de noche. 40 He vivido devorado por el calor del día y por el frío de la noche, y huía de mis ojos el sueño.

de

41 He llevado en tu casa veinte años; catorce te he servido por tus dos hijas, seis por tus ganados, y me has mudado diez veces el salario. 42 Si no hubiera sido por el Dios

10

GÉNESIS. 32

de mi padre, el Dios de Abraham, y y quiero hacerlo saber a mi señor, por el temor de Isac, ahora me hubie- para hallar gracia a sus ojos.» 8 Los ras dejado ir de vacío. Dios ha visto mensajeros volvieron, diciendo a Jami aflicción y el trabajo de mis manos, cob: «Hemos ido a ver a tu hermano y ha juzgado la pasada noche.» Esaú, y él viene a tu encuentro con 43 Respondió Labán, y dijo a Jacob: cuatrocientos hombres.» 7 Jacob se «Las hijas, hijas mías son; los hijos, atemorizó grandemente, y se angusson hijos míos; el ganado es mío tió: dividió en dos partes a los que también, y cuanto ves, mío es; a le acompañaban, a los rebaños, los estas mis hijas y a los hijos que ellas ganados y los camellos, diciéndose: han parido, ¿qué les haría yo hoy? 8 «Si encuentra Esaú una parte, y la 44 Ven, pues, hagamos alianza yo y destroza, quizá podrá salvarse la tú, y que haya testigo entre tú y yo.» otra»; 9 y dijo: «Dios de mi padre 45 Tomó, pues, Jacob una piedra, y la Abraham, Dios de mi padre Isac, Yave. alzó en monumento, 46 y dijo a sus que me dijiste: vuelve a tu tierra, hermanos que cogieran piedras y las al lugar de tu nacimiento, que yo reunieran en un montón, y comieron te favoreceré. 10 Muy poco soy para sobre él. 47 Y le llamó Labán Jegar todas las gracias que a tu siervo has Saaduta, mientras que le llamó Jacob hecho, y toda la fidelidad que con Galad. 48 Y dijo Labán: "Este montón él has tenido, pues pasé este río es hoy testigo entre tú y yo.» Por Jordán, llevando sólo mi cayado, eso se le llamó Galad, 49 y también y vuelvo ahora con dos escuadras. Mispa, por haber dicho Labán: «Que 11 Líbrame, te ruego, de la mano de vele Yave entre los dos cuando nos mi hermano, de la mano de Esaú, hayamos separado uno de otro. 60 Si pues le temo, no sea que venga a tú maltratas a mis hijas, o tomas otras matarme a mí, y juntamente a mamujeres además de ellas, no habrá dres e hijos. 12 Tú me has dicho: hombre que pueda argüirte; pero Yo te favoreceré grandemente, y haré mira que Dios es testigo entre tú tu descendencia como las arenas del 61 Y añadió Labán: «He aquí mar, que por numerosas no pueden y yo.» el monumento, y he aquí el testigo contarse.» 62 13 Pasó allí Jacob aquella noche, Este que he alzado entre tú y yo. montón es testigo de que yo no lo y de cuanto tenía tomó para hacer pasaré yendo contra ti, ni tú lo presentes a Esaú, su hermano: dospasarás para hacerme daño. 63 El cientas cabras y veinte machos; 14 dosDios de Abraham, el Dios de Najor, cientas ovejas y veinte carneros; juzgue entre nosotros.» Juró, pues, 15 treinta camellas criando, con sus Jacob por el temor de Isac su padre, crías; cuarenta vacas y diez toros; 54 ofreció un sacrificio en el monte, veinte asnas y diez asnos; 16 y poe invitó a sus hermanos a comer. iniendo en manos de sus siervos cada Comieron y pasaron la noche en el uno de los rebaños separadamente, monte, y a la mañana siguiente 66 se ;les dijo: «Id delante de mí, dejando levantó Labán, besó a sus hijas y a un espacio entre cada rebaño.» 17 Al sus hijos y los bendijo. Después se primero le dió esta orden: «Si te encuentra Esaú, mi hermano, y te marchó para volverse a su lugar. pregunta: ¿De quién eres, a dónde vas y de quién es eso que llevas?, Temores de Jneob ni encuentro 18 le responderás: De tu siervo Jacob: ron Ksuú. es un presente que envía a mi señor, 1 Jacob prosiguió su camino, a Esaú, y él viene también detrás y le salieron al encuentro ánge- de nosotros.» 19 La misma orden dió 2 Al verlos, dijo Jacob: ¡al segundo y al tercero y a todos les de Dios. «Este es el campo de Dios»; y por cuantos llevaban el ganado, diciéneso llamó a aquel lugar Majanaim. doles: «Así habéis de hablar a Esaú, 3 Envió Jacob ante sí mensajeros a cuando le encontréis: 20 Le diréis: Esaú, su hermano, a tierras de Seir, Mira, tu siervo, Jacob viene detrás en los campos de Edóm, mandándo- de nosotros.» Pues se decía: Le aplales: 4 «Así habéis de decir a mi señor 'caré con los presentes que van deEsaú: He aquí lo que dice Jacob, lante y luego le veré; quizá me acoja 11 Los presentes pasaron detu siervo: He estado con Labán como bien. peregrino hasta hoy; 6 tengo bueyes cante de él, y el se quedó allí aquella y asnos, ovejas, siervos y siervas, [noche en Majano; " y 'levantándose

32

GÉNESIS, todavía de noche, y tomando a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a once hijos, les hizo pasar el vado de Jaboc. 23 Pasó también después cuanto tenía.

33

11

acercaron José y Raquel, y se pos8 Esaú le preguntó: »¿Qué pretendes con todos esos rebaños que he ido encontrando?» «Hallar gracia a los ojos de mi señor». 9 Contestóle Esaú: «Tengo mucho, hermano mío, sea lo tuyo para ti.» 10 «No, te La lucha con el ángel. ruego respondió Jacob si es que 24 Quedóse Jacob solo, y hasta he hallado gracia a tus ojos, acepta de mi mano el presente, ya que he salir la aurora estuvo luchando con un hombre, el cual, 25 viendo visto tu faz como si viera la de Dios, él que no podía con él, le dió un golpe y me has acogido favorablemente. en la articulación del muslo, y se i 1 Acepta, pues, el presente que te relajó la articulación del muslo de hago, pues Dios me ha favorecido Jacob, luchando con él. 26 El hom- y tengo de todo. » Tanto le instó, que bre dijo a Jacob: «Déjame ya que aceptó Esaú. 12 Este le dijo: «Ponme vaya, qne sale la aurora.» Pero gámonos en marcha; yo iré delante Jacob respondió: «No te dejaré ir, de ti.» 13 Jacob le respondió: «Bien 27 si no me bendices.» El le preguntó:. ve mi señor que hay niños tiernos, «¿Cuál es tu nombre?» «Jacob», con- y que llevo ovejas y vacas que están traron.

sus



testó

éste.

28

Y

él

le

dijo;

«No

te

llamarás ya en adelante Jacob, sino Israel, pues has luchado con Dios y con hombres y los has vencido. 29 Rogóle Jacob: «Dame, por favor, a conocer tu nombre»; pero él le contestó: «¿Para qué preguntas por

mi nombre?»; y se despidió. 30 Jacob llamó a aquel lugar Panuel, pues dijo: «He visto a Dios cara a cara, y se ha salvado mi vida.» 31 Salía el sol, cuando pasó de Panuel, e iba cojeando del muslo. 32 Por eso los hijos de Israel no comen, todavía hoy, el tendón femoral, que hay en la articulación del muslo, por haber sido herido en él Jacob.



y si un día se les hiciera marchar apresuradamente, todo el ganado moriría. 14 Pase, pues, mi señor delante de su siervo, y yo criando,

seguiré lentamente al paso de los rebaños que llevo delante y al paso de los niños, hasta llegar a Seir, a mi señor.» 15 Dijo Esaú: «Dejare, pues, detrás de mí una parte de la gente que llevo.» Pero Jacob respondió: «¿Y para qué eso, si he hallado gracia a los ojos de mi señor?» 16 Volvióse, pues, a Seir Esaú aquel mismo día. 17 Jacob partió para Socot, y se hizo allí una casa, e hizo aprisa s

para sus ganados, por eso se llamó Socot aquel lugar. 18 Llegó Jacob en paz a la ciudad de Siquem, en Reconciliación con Esaú. tierra de Canán, de vuelta de Padan Arán, y acampó frente a la ciudad. 1 Alzó Jacob los ojos, y vió 19 Compró a los hijos de Jamor, venir hacia él a Esaú con cua- padre de Siquem, el trozo de tierra trocientos hombres. Había repartido donde había asentado sus tiendas sus hijos entre Lia, Raquel y las por cien quesitas (1) 20 y alzó allí dos siervas, 2 poniendo en cabeza un altar, y le llamó «El Elohe Isa estas dos con sus hijos; después rael ». a Lia con los suyos, y en último lugar a Raquel con José. 3 El se puso (i) Era un determinado peso de plata, delante de todos, y se postró en cuya equivalencia no conocemos. En cuanto a tierra siete veces antes de llegar los valores monetarios que aparecen citados en cerca de su hermano. 4 Esaú corrió las Sagradas Escrituras, algunos son de equia su encuentro, le abrazó, cayó sobre valencia dudosa. Así, el sido, más bien que una su cuello y

le besó.

Ambos

lloraban.

moneda

real,

es

minado peso de

una moneda

plata

ideal, un deteroro, pero de conjunto.

y Luego, alzando los ojos, vió Esaú Los nombres de los pesos que hallamos en la a las mujeres y a los niños, y pre- Escritura son: el sido, la quesita, la mina, el guntó: «¿Quiénes son éstos que traes talento, el bega y el guerah. El valor de la quesita contigo?» Jacob le contestó: «Son nos es enteramente desconocido. La mina y el los hijos que Dios ha dado a tu talento son múltiplos del siclo; el beqa y el equivalía siervo.» 6 Aproximáronse las sier- guerah son divisores de él. La mina 6

vas con sus hijos, y se postraron. 7 Aproximóse también Lia con los

a cien siclos, y el talento, antes de la cautividad, a treinta minas, es decir, tres mil siclos. El beqa era la mitad del siclo, y el guerah la vigésima parte del siclo. La equivalencia de estos

GÉNESIS.

42

Dina y los siqucniitas. Salió Dina, la hija que habla 34 parido Lia a Jacob, para ver"a las 1

hijas de aquella tierra; 2 y viéndola Siquem, hijo de Jamor, jeveo, la cogió, se acostó con ella y la violó. 3 De tal modo se prendó de Dina¡ la hija de Jacob, que la amó y la habló tiernamente. 4 dijo Siquem

Y

Jamor,

a

su

padre:

«Tómame

esa

pesos en nuestro sistema es muy problemática; sido, según las diversas opiniones, vendría a oscilar entre grs. 14,2 y 13,5; esto, antes de la cautividad. En el N. T. hallamos mencionada la libra romana, de peso variable segur las diversas regiones, y dividida en doce onzas Al peso se computaba el valor de la plata y ei oro, sin que hasta después de la cautividad hallemos mención de moneda alguna propiamente dicha; las que después de la cautividad hallamos mencionadas son: el darico, moneda persa de un peso de grs. 8,42, y el dracma fenicio, de un peso de grs. 3,55, cuyo cuadruplo es el tetradracma o estatera, que venía a equivaler al siclo. En el N. T. hallamos mencionados: el dracma griego, de peso variable, según las diversas épocas y regiones, con sus múltiplos el didracma y el tetradracma o estatera; la mina, equivalente a cien dracmas, y el talento, equivalente a sesenta minas, o se¿n seis mil dracmas. De monedas romanas hallamos el áureo, de grs. 7,80 de oro, y el denario. de grs. 3,90 de plata; y de monedas de bronce, el as, que era la décima parte del denario; el doble as o dipondio; el cuaarante, la cuarta parte del as, y el lepton o minutum, la octava parte del as. La cuestión de los pesos y medidas en uso entre los hebreos tiene todavía muchos puntos oscuros, sobre todo por lo que hace a las medidas de capacidad. Los nombres de medidas de capacidad que hallamos mencionadas en la Escritura son, para sólidos, el e/a, el sea y el omer ; para líquidos, el bal, el hin, el qab y el log. Como es natural, hay cierta correspondencia entrt.

a

0,2y5. su vez el sea equivalía a omer a lits. 2,125. lits.

A

lits.

7,083, y

el

34

joven por mujer.» 5 Supo Jacob que Dina, su hija, había sido violada, pero como sus hijos estaban en el campo con el ganado, se calló Jacob hasta su vuelta. 6 Jamor, padre de Siquem, salió para hablar a Jacob. 7 Cuando de vuelta del campo lo oyeron los hijos de Jacob, se llenaron de ira y de furor por el ultraje hecho a Israel, acostándose con la hija de Jacob, cosa que no debía hacerse. 8 Jamor les habló, diciendo: «Siquem, mi hijo, está prendado de vuestra hija; dádsela, os ruego, por mujer; 9 haced alianza con nosotros; dadnos vuestras hijas, y tomad las nuestras para vosotros y habitad con nosotros. 10 La tierra estará a vuestra disposición, para que habitéis en ella, la recorráis y tengáis propiedades en ella.» 11 Siquem, por su parte, dijo al padre y a los hermanos de Dina: «Halle yo gracia a vuestros ojos, y os daré lo que me pidáis. 12 Acrecentad mucho la dote y las dádivas. Cuanto me digáis os lo daré, pero dadme a la joven por mujer.» 13 Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su padre dolosamente, por el estupro de Dina, su hermana, y les dijeron: 14 «No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un incircunciso, porque eso sería para nosotros una afrenta. 18 Sólo podríamos venir en ello con esta condición:

que seáis como nosotros, y se circunciden todos vuestros varones. 16 Entonces os daremos nuestras hijas y tomaríamos las vuestras, y habitaríamos juntos y seríamos un solo pueblo; 17 pero si no consentís en circuncidaros, cogeremos nuestra hija y nos iremos.» x " Estas palabras agradaron a Jamor y a Siquem, hijo de Jamor. 19 El joven no dió largas 1 la cosa, por lo enamorado que estaba de la hija de Jacob, y por ser el más respetado de la casa de su padre. 20 Fueron, pues, Jamor y Siquem, su hijo, a las puertas de la :iudad, y hablaron a los hombres le

su

ciudad,

diciendo:

21

«Estos

lombres son gente de paz en medio ie nosotros; que se establezcan en ;sta tierra y la recorran; la tierra es i ambas manos espaciosa para ellos, lomaremos por mujeres a sus hijas, i les daremos a ellos las nuestras; pero sólo consienten en habitar nosotros y ser con nosotros un >ueblo solo, si se circuncida entre

12

*on

GÉNESIS, nosotros todo varón,

como

lo

están

23

Sus ganados, sus bienes y todas sus bestias, ¿no serán así nues-

ellos.

tros? Sólo falta que accedamos a su petición, y habitarán con nosotros.» 24 Escucharon a Jamor y a Siquem cuantos salían por las puertas de la lindad, y todo varón fué circuncidado. 25 Al tercer día, cuando estaban con los dolores, dos de los hijos de

Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, penetraron sin peligro en la ciudad, la espada en la mano, y mataron a todos los varones. 26 Pasaron a filo de espada a Jamor y a Siquem, su hijo; y sacando a Dina] de la casa de Siquem, salieron. 27 Los hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos, y saquearon la ciudad, por haber sido deshonrada su hermana. 28 Lleváronse sus ovejas, sus bueyes, sus asnos, cuanto había en la ciudad y cuanto había en los campos. 29 Todos sus bienes, todos sus niños, todas sus mujeres, los cautivaron y se los llevaron, y robaron cuanto había en las casas. 30 Dijo Jacob a Simeón y a Leví: «Habéis perturbado mi vida, haciéndome odioso a los habitantes de esta

cananeos y fereceos. Yo tengo poca gente. Ellos se reunirán contra mí y me matarán, destruyéntierra, a los

dome a mí y a mi casa. » 31 Ellos le{ respondieron: «¿Y había de ser tra-| tada nuestra hermana como una prostituta?»

13

3fi

que es Betel. 7 Alzó allí un altar y llamó a este lugar El Betel, porque allí se le apareció Dios, cuando huía de su hermano. 8 Murió Débora, la nodriza de Rebeca, y fué enterrada por debajo de Betel, bajo una encina que se llamó la encina del llanto. 9 Aparecióse de nuevo Dios a Jacob, de vuelta de Padan Arán, y le ben10 dijo, diciendo: «Tu nombre es Jacob, pero no serás llamado ya Jacob: tu nombre será Israel»; y le llamó Israel. 11 Y le dijo: «Yo soy el Dios omnipotente: sé prolífico y multiplícate. De ti saldrá un pueblo, un conjunto de pueblos, y de tus lomos saldrán reyes.

Abraham y

12

La

a Isac,

tierra que di a te la daré a ti,

y a tu descendencia después de ti.» 13 Y ascendió Dios del lugar donde había hablado, 14 en el que levantó Jacob un monumento de piedras, y en él hizo una libación y derramó óleo sobre él, 15 dando el nombre de Betel al lugar donde Dios le había hablado.

le

Muerte de Raquel y de

Isac.

16

Partiéronse de Betel, y cuando estaban todavía a un quibrat (1) de Era una medida longitudinal, de equi(i) valencia desconocida. Las medidas longitudinales en uso entre los hebreos derivan sus nombres de los de ciertas partes del cuerpo, lo mismo que las de tantos otros pueblos. Las que hallamos mencionadas en la Escritura son: palmo; el tefa el amma codo; el zeret coto, y el esba = dedo. En el codo se distin-

=

Jacob en Betel.

yo

=

=

guían el vulgar y el sagrado o real. Este último parece ser el codo de Egipto, oue según los



1 Dijo Dios a Jacob: «Anda, sube a Betel, para habitar allí monumentos egipcios equivalía a mms. 325; y alza allí un altar al Dios que se mientras que el vulgar parece que ira el codo te apareció cuando huías de Esaú, tu de Asiría, y equivalía a mms. 495. El palmo hermano.» 2 Jacob dijo a su familia era la mitad del codo; el coto la tercera parte palmo, y el dedo la cuarta parte del coto. y a cuantos estaban con él: «Arrojad del A más de estas medidas, hallamos mencionadas todos los dioses extraños que haya en el A. T. el de equivalencia desco-

entre vosotros"; purificaos y mudaos de ropas, 3 pues vamos a subir a Betel, y a alzar allí un altar al Dios quel me oyó el día de mi angustia, y que me acompañó en el viaje que hice.»! 4 Entregaron, pues, todos los dioses! extraños que pudieron haber a mano,i y los pendientes de sus orejas a Jacob, que los enterró bajo la encina que| hay en Siquem. 5 Partieron, y se extendió el terror de Dios por las ciudades del contorno, y no los persiguieron. 6

Llegó Jacob, y cuantos con

él

iban, a Luz, en la tierra de Canán,

gomed,

nocida, y, sobre todo en Ezeq.,

la

caña, que

más que una medida real y corriente, era un instrumento para medir, algo parecido, claro que no en la materia, a las cintas empleadas entre nosotros, y tenía seis codos y un palmo, es decir ms. 3,237. En el N. T. se mencionan el camino de sábado, unos 2.000 codos; el estadio, medida griega, equivalente a 600 pier, o sean 400 codos, unos 185 metros; la braza = Vulg. passus, medida marina, equivalente, aproximadamente, a ms. 1,85. De medidas de superficie no hallamos en la Escritura mencionadas más que el semed = Vulg. yugerum, yugada, que no es una medida exacta, sino solamente aproximada: el espacio de tierra de labor que puede arar en un

día

una yunta.

GÉNESIS. 36

1

distancia de Efrata, parió Raquel, teniendo un parto muy difícil. 17 En-

de

que también

dar el alma, Y pues estaba ya moribunda, le llamó Benoni, pero su padre le llamó Benjamín. 19 Murió Raquel, y fué sepultada en el camino de Efrata, que es Belén,

20

y alzó Jacob sobre

la

tiendas

más

10

Edom, en

de

el

Elifaz,

12

Tamna

fué con-

cubina de Elifaz, hijo de Esaú, y le parió a Amalee. Estos son los hijos de Ada, mujer de Esaú. 13 Los hijos de Rauel: Najat, Zaraj, Samma y Meza. 14 Estos son los hijos de Basemat, mujer de Esaú. Los hijos de Olibama, hija de Ana, hija de Jebeón, mujer de Esaú, fueron: Jebus, Jelón

tumba

Jacob y plantó sus de Migdal Eder.

allá

22

Durante su estancia en esta región vino Rubén, y se acostó con Bala, la concubina de su padre, y lo supo Jacob. Los hijos de Jacob eran doce.

y Coré.

15 He aquí los jefes de tribu de los hijos de Esaú: Hijos de Elifaz, primogénito de Esaú el jefe Teman, el

23

Hijos de Lia: Rubén, el primogénito de Jacob, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. 24 Hijos de Raquel: José y Benjamín. 26 Hijos de Bala, la sierva de Raquel: Dan y Neftalí. 26 Hijos de Zelfa, la sierva de Lia: Oad y Aser. Estos son los en hijos que le nacieron a Jacob

Seir:

Gatam y Quenez.

de Raquel un monumento, que todavía subsiste. 21 Partióse

padre

hijo de Ada, mujer de Esaú; Rajel, hijo de Base11 mat, mujer de Esaú. Los hijos de Elifaz fueron: Teman, Ornar, Sefo,

tre las dificultades del parto, la dijo la partera: «No temas, al éste es hijo.» 18

Esaú,

monte

1

jefe Ornar, el jefe Sefo, el jefe Quenez, 16 el jefe Coreaj, el jefe Gatam, el jefe Amalee. Estos son los jefes de Elifaz en la tierra de Edom; son los hijos de Ada. 17 Hijos de Rauel, hijo de Esaú: el jefe Najat, el jefe Zaraj, el jefe y el jefe Meza. 18 Hijos de Olibama, mujer de Esaú: el jefe Jeus, el jefe Jelón, y el jefe Coré. Estos son los jefes de Olibama, hija

Samma

Padan Arán. 27 Fué Jacob a donde estaba Isac, su padre, a Mambre, a la ciudad de de Ana y mujer de Esaú. Arbe, que es Hebrón, donde habitaron Abraham e Isac. 28 Fueron los 29 días de Isac ciento ochenta años y murió y se reunió con su pueblo, Jacob, de Esaú anciano y lleno días. y sus hijos, le sepultaron.

Descendencia de Esaú. 1

Estas son las generaciones de Esaú, que es Edom. 2 Esaú tomó sus mujeres de entre las hijas de Canán .» Ada, hija de Elón, geteo; a Olibama, hija de Ana, hija de Se-

OO

beón, jeveo. 3 Además a Basemat, de Ismael, hermana de Ncba* Ada le parió a Elifaz; Basemat 6 y Olibama a Jeus, Jalón a Rauel, y Corea. Estos son los hijos que ie nacieron a Esaú en tierra de Canán. 6 Esaú tomó a sus mujeres, sus hijos y sus hijas y todas las gentes de su casa, sus ganados y todas sus bestias y todos los bienes que había adquirido en la tierra de Canán, y se fué a una tierra lejos de Jacob, su hermano; 7 pues siendo muchos los bienes de uno y otro, no podían habitar juntos, y la tierra en que se movían no les bastaba a causa de sus muchos ganados. 8 Establecióse Esaú en el monte de Seir. Esaú es Edom. 9 He aquí los nombres de los hijos hija yot.

19 Estos son los hijos de Esaú, éstos sus jefes; es Edom. 20 Los hijos de Seir, el jorreo que habitaba la región: Lotán, Sobal, Sebeón, Ana, 21 Disón, Eser y Disán. Estos son los jefes de los jórreos, hijos de Seir, en la tierra de Edom. 22 Los hijos de Lotán fueron: Jori y Hernán: y Tamna era hermana de Lotán. 23 Los hijos de Sobal: Alván, Manajat, Ebal, Sefó y Onam. 24 Los hijos de Sebeón: Aya y Ana. Este Ana es el que halló en el desierto agua caliente, los manantiales de mientras apacentaba el ganado de Sebeón, su padre. 26 Los hijos de Ana: Disón y Olibama, hija de Ana. 26 Los hijos de Disón: Jemdam, Esebán, Jetram y Caram. 17 Los hijos de Eser: Balam, Zaavam y Acam. 28 Los hijos de Disán: Hus y Aram. 29 He aquí los jefes de los jórreos: el jefe jefe Sobal, el jefe Lotán, el Sebeón, 30 el jefe Ana, el jefe Disón, el jefe Eser, el jefe Disán. Estos son los jefes de los jórreos, cada uno de sus jefes en la tierra de Edom. 31 He aquí los reyes que han reinado en tierra de Edom antes que reinara un rey sobre los hijos de Israel: 32 Bela, hijo de Beor, reinó en Edom

nombre de su capital era Denaba. Murió Bela y le sucedió Jobab, hijo de Zara, de Bosra. 34 Murió Jobab v

83

el

i;

GENESIS. 37 y le sucedió Jusam, de la tierra de Temani. 85 Murió Jusam y le sucedió Adad, hijo de Badad, que derrotó a Madián en los campos de Moab; Avit el nombre de su ciudad era 86 Murió Adad y le sucedió Semla, de Masreca. 37 Murió Semla y le sucedió Saúl de Rejabot, junto al río. 38 Murió Saúl y le sucedió Baaljanam, hijo de Acbor. 39 Murió Baaljamán, hijo de Acbor y le sucedió Hadar; el nombre de su capital era Pau y el de su mujer Metabel, hija de Matrad, hija de Mezaab. 40 Estos son los nombres de los jefes de Esaú, según sus tribus y sus territorios. El jefe de Tamma, el jefe de Alva, el jefe de Jetet, 41 el jefe de Olibama, el jefe de Eta, el jefe de Finón, 42 el jefe de Quenez, el jefe de Temán, 43 el jefe de Mabsar, el jefe de Magdiel, el jefe de Iram. Estos son los jefes de Edom, según sus moradas en la tierra que ocupan. Es Esaú padre de Edom. José. Habitó Jacob en la tierra por O ¿ donde peregrinó su padre, en la tierra de Canán. 8 Estas son las generaciones de

««y

1

Jacob: Cuando tenía José diecisiete años, siendo todavía up niño, iba con sus hermanos, los hijos de Bala y de Zelfa, mujeres de su padre, a apacentar el ganado, e hizo llegar José a su padre la pésima fama de aquéllos. 3 Israel amaba a José más que a todos sus otros hijos, por ser el hijo de su ancianidad, y le hizo una túnica de muchos colores. 4 Viendo sus hermanos que su padre le amaba más que a todos, llegaron a odiarle, y no podían hablarle amistosamente. 5 Tuvo también José un sueño, que eontó a sus hermanos, y que acrecentó más todavía el odio de é-tos contra él. 6 Díjoles: «Oíd, si queréis, este

sueño que he tenido.

7

ciendo: «Mirad, he tenido otro sueño más, y he visto que el sol, la luna y

once estrellas me adoraban. » 10 Contó sueño a su padre y a sus hermanos, y aquél le increpó, diciéndole: «¿Qué sueño es ése que has soñado? ¿Acaso vamos a postrarnps en tierra ante ti, yo, tu madre y tus hermanos?» 11 Sus hermanos le envidiaban, pero a su padre le daba esto que pensar. 12 Fueron sus hermanos a apacentar el ganado de su padre en Siquem; 13 y dijo Israel a José: «Tus hermanos están apacentando en Siquem. Ven que te mande a ellos.» El le respondió: «Heme aquí. 14 «Pues vete a ver si están bien tus hermanos y el ganado, y vuelve a decírmelo.» Y le envió desde el valle de Hebrón y se dirigió José a Siquem. 15 Encontróle un hombre errando por el campo, y le preguntó: «¿Qué buscas?», 16 y él íe contestó: «A mis hermanos busco. Haz el favor de decirme dónde están apacentando. 17 Contestóle el hombre: «Se han ido de aquí, pues oí decir: Vámonos a Dotain.» Fué José en busca de sus hermanos, y los halló en Dotain. 18 Viéronle ellos desde lejos, antes de que a ellos se aproximara, y le acechaban para matarle. 19 Dijéronse unos a otros: «Mirad, ahí viene el de los sueños; 20 vamos arrojaremos a uno de a matarle y le estos pozos, y diremos que le ha devorado una fiera; así veremos de el

qué le sirven sus sueños. » 21 Rubén, que esto oía, quería librarle de sus manos y les dijo: «Matarle, no; 22 no vertáis sangre; arrojadle a ese pozo que hay en el desierto, y no pongáis la

mano

sus

sobre

él.»

Quería librarle de

manos, para devolvérselo a su

padre.

23

Cuando

llegó José hasta sus

hermanos, despojáronle de su túnica, túnica de varios colores que llevaba, 24 y cogiéndole, le arrojaron al pozo, un pozo vacío que no tenía la

agua.

Estába-

mos nosotros en el campo, haciendo José, vendido por sus hermanos. 26 Sentáronse gavillas, y vi que se levantaba mi a comer, y alzando gavilla, y se tenía en pie, y las vues- los ojos, vieron venir una caravana tras la rodeaban,

y se inclinaban ante mía, adorándola.» 8 sus hermanos le dijeron: «¿Es que vas a reinar sobre nosotros, y vas a dominarnos?» Estos sueños y las palabras de José fueron causa de que le odiaran todavía más. 9 Tuvo José otro sueño, que contó también a sus hermanos, dila

Y

de ismaelitas, que venía de Galad, cuyos camellos iban cargados de estoraque, tragacanto y láudano, que llevaban a Egipto; 26 y dijo Judá a sus hermanos: «¿Qué sacaremos de matar a nuestro hermano y ocultar su sangre? 27 Vamos a venderlo a esos ismaelitas, y no pongamos en él núes-

4 6

GÉNESIS, 38

mano, pues es hermano nuestro, mujer de su hermano, se derramaba y carne nuestra.» Asintieron sus her-j en tierra, para no dar prole a su manos; 28 y cuando pasaban los mer- hermano. 10 Era malo a los ojos de caderes madianitas sacaron a José, Yave lo que hacía Onán, y le mató subiéndole del pozo, y por veinte también a él. 11 Dijo entonces Judá monedas de plata se lo vendieron a a Tamar, su nuera: «Quédate como los ismaelitas, que le llevaron a viuda en casa de tu padre, hasta que Egipto. 29 Volvió Rubén al pozo, pero sea grande mi hijo Sela.» Pues se no estaba en él José, y rasgó sus ves- decía: «No vaya a morir también tiduras; 30 y volviéndose a sus her- éste como sus hermanos.» Fuése, manos, dijo: «El niño no parece, ¿a pues, Tamar, y habitaba en casa de dónde iré yo ahora?» 31 Tomaron la su padre. 12 Pasó mucho tiempo, y túnica de José, y matando un macho murió la hija de Sue, mujer de Judá. cabrío, empaparon en la sangre la Pasado el duelo por ella, subió Judá túnica; 32 y cogiendo la túnica de con su amigo Jiras, el adulamita, varios colores, se la llevaron a su al esquileo de su ganado a Tamna. padre, diciendo: «Esto hemos encon- 13 Hiciéronselo saber a Tamar, ditrado, mira a ver si es o no la túnica ciéndole: «Mira, tu suegro ha ido a de tu hijo.» 33 Reconocióla él y dijo: Tamna al esquileo de su ganado.» «La túnica de mi hijo es; una fiera 14 Despojóse ella de sus vestidos de le ha devorado, ha despedazado ente- viuda, se cubrió con un velo, y curamente a José.» 34 Rasgó Jacob sus bierta se sentó a la entrada de Enaim, vestiduras, vistióse de saco, e hizo en el camino de Tamna, pues veía duelo por su hijo durante mucho que Sela era ya mayor y no le había tiempo. 35 Venían todos sus hijos y! sido dada por mujer. 15 Judá, al verla, sus hijas a consolarle, pero él recha- la tomó por una meretriz, pues tenía zaba todo consuelo, diciendo: «En¡ tapada la cara. 16 Dirigióse a donduelo bajaré al sepulcro con mi hijo.» de estaba, y le dijo: «Déjame enY su padre le lloraba. 36 Los madia- trar a ti», pues no conoció que era nitas le vendieron en Egipto a Puti- su nuera. Ella le respondió: «¿Qué far, ministro del Faraón, jefe de la me vas a dar por entrara mi?», 17 y guardia. él contestó: «Te mandaré un cabrito del rebaño. » Ella .le dijo: «Si me das una prenda hasta que lo mandes...» tra

Judá y Tamar.

nn

1

Sucedió por entonces que bajó Judá, apartándose de sus hermanos, y llegó hasta un adulamita, de nombre Jira. 2 Vió allí a una cananea, llamada Sue, y la tomó, y entró a ella, 3 que concibió, y parió un hijo, al que llamó Er. 4 Concibió de nuevo y parió un hijo, a quien llamó Onán; 5 Volvió a concebir y parió un hijo, a quien llamó Sela; cuando le parió -estaba en Quizib. 8 Tomó Judá para Her, su primogé-

OO

una mujer llamada Tamar. Her, primogénito de Judá, fué malo a los ojos de Yave, y Yave le hizo

nito, 7

morir.

8

Entonces

dijo

Judá a Onán:

«Entra a la mujer de tu hermano, y tómala, como cuñado que eres, para hermano» (1). suscitar prole a tu 9 Pero Onán, sabiendo que la prole no sería suya, cuando entraba a la La ley del levirato, ya vigente entre los (i) hebreos antes de la promulgaión de la ley mosaica, como por este lugar se ve. está consignada en Dcm, 25. 5. sigs. Del nombre de Onán procede el de onanismo, vicio detestable y detestado por Dios.

18

«¿Qué prenda quieres que te dé?», dijo él. Ella contestó: «Tu sello, el cordón de que cuelga, y el báculo que llevas en la mano.» El se los dió, y entró a ella, que concibió de 19 Luego se levantó, se fué, y él. quitándose el velo, volvió a vestirse sus ropas de viuda. 20 Mandó Judá el cabrito por medio de su amigo el adulamita, para que retirase la prenda de manos de la mujer, pero éste no la halló, 21 y preguntó a las gentes del lugar, diciendo: «¿Dónde está la meretriz que se sienta en Enaim a la vera del camino?» Y ellos le respondieron: «No ha habido ahí nunca ninguna meretriz.» 22 Volvió, pues, a Judá, y le dijo: «No la he hallado, y las gentes del lugar me han dicho que no ha habido allí ninguna meretriz.» 23 Y dijo Judá: «Que se quede con ello, no vaya a burlarse de nosotros; yo ya he mandado el cabrito, y tú no la has hallado.» 24 Al cabo de unos tres meses, hicieron saber a Judá el asunto, diciéndole: «Tamar, tu nuera, se ha prostituido, y de sus

le

prostituciones está encinta.»

Y

Judá

GÉNESIS, «Sacadla

contestó: 25

Cuando

y

se la llevaban,

quemadla.»

mandó

ella

su suegro: «Del hombre cuyas son estas cosas estoy yo encinta. Mira a ver de quién son ese anillo, ese cordón y ese báculo.» 26 Los reconoció Judá, y dijo: «Mejor decir

a

que yo

a

es ella,

pues no se

la

he dado

a Sela, mi hijo.» Pero no volvió a conocerla más. 27 Cuando llegó el tiempo del parto, tenía en el seno dos gemelos. 28 Al darlos a luz, sacó uno de ellos una mano, y la partera la cogió, y ató a ella un hilo rojo, diciendo: «Este ha sido el primero en salir», 29 pero él retiró la mano y salió su hermano. «¡Vaya rotura que has hecho!», dijo ella, y le llamó Fares (1); 30 luego salió su hermano, que tenía el hilo atado a la mano, y le llamó Zaraj. •

José en Egipto.

39

1

Entretanto a José, que había sido llevado a Egipto y comprado a los ismaelitas por Putifar, ministro del Faraón y jefe de la guardia egipcia, 2 le protegió Yave, que hizo prosperar todas sus cosas. Estaba en la casa de su señor, el egipcio, 3 que vió que Yave estaba con él, y que todo cuanto hacía, Yave lo prosperaba por su mano. 4 Halló, pues, José gracia a los ojos de su señor, y le servía a él. 5 Hízole mayordomo de su casa, y puso en su mano todo cuanto tenía. Bendijo Yave por José a la casa del egipcio, y derramó Yave su bendición sobre todo cuanto tenía en casa y en el campo, 6 y él lo dejó todo en mano de José, y no se cuidaba de nada, a no ser de lo que comía. Era José de hermosa presencia y bello rostro.

Castidad de José. 7

Sucedió después de todo esto, que mujer de su señor puso en él sus ojos, y le dijo: «Acuéstate conmigo.» 8 Rehusó él, diciendo a la mujer de su señor: «Cuando mi señor no me pide cuentas de nada de la casa, y ha puesto en mi mano cuanto tiene, 9 y no hay en esta casa nadie supela

rior

a mí, sin haberse reservado él ti, por ser su mujer,

nada fuera de

39. 40

¿voy a hacer yo una cosa tan mala a pecar contra Dios?» 10 Y como hablase ella a José un día y otro día, y no la escuchase él, negándose a acostarse con ella y a estar con ella: 11 un día que entró José en la casa, para cumplir con su cargo, y no había nadie en ella, 12 le cogió por el manto, diciendo: «Acuéstate conmigo.» Pero él, dejando en su mano el manto, huyó y se salió de la casa. 13 Viendo ella que había dejado el manto en sus manos, y se había ido huyendo, 14 se puso a gritar, llamando a las gentes de su casa, y les dijo con grandes voces: «Mirad, nos ha traído á ese hebreo para que se burle de nosotros; ha entrado a mí para acos-

y

tarse conmigo, 15 y cuando vió que yo alzaba mi voz, para llamar, ha dejado su manto junto a mí y ha huido fuera de la casa.» 16 Dejó ella

manto de José cerca de sí, hasta que vino su señor a casa, 17 y le habló así: «Ese siervo hebreo que nos has traído, ha entrado a mí para burlarse de mí, 18 y cuando vió que alzaba mi voz y llamaba, dejó junto el

mí su manto y huyó

fuera.» 19 Al su señor lo que le decía su mujer, esto y esto es lo que me ha hecho tu siervo, montó en cólera, 20 y cogiendo a José, le metió en la cárcel donde encerraba a los presos del rey, y állí en la cárcel quedó José. a

oír

José en

fruto de una



cárcel.

21 Pero estaba Yave con José, y extendió sobre él su favor, haciéndole grato a los ojos del jefe de la cárcel, 22 que puso en su mano a todos los

allí

presos;

y cuanto

allí

se

hacía,

quien lo hacía. 23 De nada se cuidaba por sí el jefe de la cárcel, porque estaba Yave con José, y cuanto hacía éste, Dios lo prosperaba. era

él

1 Sucedió después, que habiendo faltado contra su señor, el rey de Egipto, el copero y el repostero del rey, 2 se encolerizó el Faraón

•40

contra sus dos ministros, el jefe de coperos y el jefe de los reposteros, 3 y los encarceló en la casa del jefe de la guardia, en la cárcel donde estaba preso José. 4 Púsolos el jefe de la guardia bajo la custodia de

los

José, Fares,

unión incestuosa, es, sin embargo, uno de los anillos de la genealogía de Cristo. Mat. i. 3. (i)

47

y

éste les servía el

tiempo que

estuvieron en la cárcel. 5 El jefe de los coperos y el jefe de los reposteros del rey de Egipto, que estaban presos

GÉNESIS,

48

41

tuvieron ambos un sueñe los coperos no se acordó más de José' noche, cada uno el suyo, sino que se olvidó de él. y cada sueño de diversa significa6 ción. Cuando José vino a ellos por Interpreta José los sueños del la mañana, los vió que estaban tristes, Faraón. 7 y preguntó a los dos ministros, que 1 con él estaban presos en la casa de Al cabo de dos años, soñó el su señor, diciéndoles: "¿Por qué teFaraón que estando a orillas néis hoy mala cara?» 8 Ellos le con- del río, 2 vió subir de él siete vacas testaron: «Hemos tenido un sueño, hermosas y muy gordas, que se puy no hay quien lo interprete.» Díjoles sieron a pacer la verdura de la tierra; José: «¿No es de Dios la interpreta- pero he aquí que después subieron ción de los sueños? Contádmelo, si del río 3 otras siete vacas feas y muy queréis.» 9 El jefe de los coperos flacas, y se pusieron junto a las siete contó a José su sueño, diciéndole: que estaban a la orilla del río, * y las «En mi sueño tenía ante mí una vid siete vacas feas y flacas se comieron 10 con tres sarmientos, que estaban a las siete hermosas y gordas; y el como echando brotes, subían y flo- Faraón se despertó. 5 Volvió a dorrecían y maduraban sus racimos,. mirse, y por segunda vez soñó que 11 Tenía en mis manos la copa del veía siete espigas, que sallan de una Faraón, y cogiendo los racimos, los sola caña de trigo muy granadas y exprimí en la copa del Faraón, y puse hermosas, 6 pero detrás de ellas broésta en sus manos.» 12 José le dijo: taron siete espinas flacas y quemadas «Esta es la interpretación del sueño: por el viento solano, 7 y las siete Los tres sarmientos son tres días. espigas flacas y quemadas devoraron en en

la cárcel, la misma

13 Dentro de tres días el Faraón exaltará tu cabeza y te restablecerá en tu cargo, y pondrás la copa del Faraón en sus manos, como antes lo ver hacías, cuando eras copero. 14 si te acuerdas de mí, cuando te vaya bien, y me haces la gracia de recor-

A

darme al Faraón, para que me saque de esta casa, 16 pues he sido furtivamente sacado de la tierra de los hebreos, y aun aquí nada he hecho para que me metieran en prisión.» 16 Mondo el jefe de los reposteros cuan favorablemente había interpretado el sueño, dijo a José: «Pues he aquí el mío: canasLlevaba sobre mi cabeza t 17 En ei canastillo tillos de pan blanco. de encima había toda clase de pastas de las que hacen para el Faraón los reposteros, y las aves se las comían del canastillo, que llevaba sobre mi cabeza.» 18 Contestó José, diciendo: «Esta es la interpretación: Los tres canastillos son tres días. 19 Dentro de tres días te quitará el Faraón la cabeza y te colgará de un árbol, y comerán las aves tus carnes. » 20 Al día tercero, que era el del natalicio del Faraón, dió éste un banquete a todos sus servidores, y alzó en medio de ellos la cabeza del jefe de los coperos y la del jefe de los reposteros, 21 restableciendo al jefe de los coperos en su cargo de poner la copa en manos del Faraón, 22 y colgando al jefe de los reposteros, como les había interpretado José. 23 Pero el jefe de

24

Hízolo

una muchedumbre de tábanos sobre la casa del Faraón así

y las de sus servidores y sobre toda la tierra de Egipto, y se corrompió la tierra por los tábanos. 25 Llamó el Faraón a Moisés y Arón,- y dijo: «Id y sacrificad a vuestro Dios en esta tierra.» 26 Pero Moisés respondió: «No puede ser así, pues para los egipcios es abominación

el

sacrificio

que nosotros ofrecemos, y si a su vista lo ofreciéramos, nos apedrearían. 27 Tenemos que ir por el desierto tres días de camino, para sacrificar a Yave, nuestro Dios, como él nos diga.» 28 El Faraón contestó: «Yo os dejaré que vayáis a sacrificar a Y'ave,

ls

vuestro

Dios,

en

no os vayáis más ¡

29

j

el

pero y rogad por

desierto;

lejos

mí.» Moisés respondió: «En saliendo de tu casa, yo rogaré por t.

68

éxodo,

y

a Yave, y mañana se alejarán los sencia de Moisés, porque les salieron táñanos del Faraón, de sus servi- tumores como a todos los egipcios. dores y de su pueblo; pero que el 12 Y Yave endureció el corazón del Faraón no nos engañe más, y per- Faraón, que no escuchó a Moisés y Arón, como Yave se lo había dicho mita al pueblo ir a sacrificar a Yave. 30 Salió Moisés de casa del Faraón, a Moisés. 31 hizo que Yave lo rogó Yave, a y y Moisés, y los tábanos se le pedía alejaron del Faraón, de sus servidoSéptima plana. res y del pueblo, sin quedar ni uno. 32 Pero el Faraón endureció su cora13 zón también esta vez, y no dejó Dijo Yave a Moisés: «Levánsalir al pueblo. tate temprano, preséntate al Faraón, y dile: «Así habla Yave, Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo a que me sacrifique, 14 porque esta vez Quinta plarja. voy a desencadenar todas mis plagas contra ti, contra tus servidores y 1 Yave dijo a Moisés: «Ve al contra tu pueblo, para que sepas que Faraón, y dile: «Así habla Yave, no hay como yo en toda la tierra. Dios de los hebreos: deja ir a mi 15 Si yo hubiera tendido mi mano pueblo a que me sirva. 2 Si rehusas y te hubiera herido con la peste, dejarlos ir y todavía le retienes, tú y tu pueblo habríais desaparecido 3 caerá la mano de Yave sobre los de la tierra; 16 pero te he dejado con ganados que están en tus campos; vida, para que por ti brille mi poder, sobre los caballos, sobre los asnos, y mi nombre sea celebrado en toda sobre los camellos, sobre los bueyes la tierra. 17 Te opones todavía como y sobre las ovejas, una peste muy un muro entre mí y mi pueblo para mortífera. 4 Yave hará distinción no dejarle ir; 18 pues sabe que mañana entre los ganados de Israel y los a esta hora yo haré llover una graniganados de los egipcios, y nada zada tan fuerte, como no la hubo perecerá de lo perteneciente a los jamás en Egipto, desde el día en que hijos de Israel.» 5 Yave fijó el mo- se fundó hasta hoy. 19 Retira, pues, mento, diciendo: «Mañana hará esto tus ganados y cuanto tienes en el Yave en esta tierra » Hízolo así Yave campo; cuantos hombres y animales al día siguiente. Pereció todo el ga- haya en el campo, y si no se retiran nado de los egipcios, y no murió serán heridos por el granizo y moun solo animal de los ganados de rirán. » 20 Aquellos de los servidores 7 El Faraón se del Faraón que temieron la palabra los hijos de Israel. informó, y ni un animal de los ga- de Yave, mandaron retirar a su nados de los hijos de Israel había casa s'ervos y ganados; 21 pero los muerto. Pero el corazón del Faraón que no atendieron la palabra de se endureció, y no dejó ir al pueblo. Yave, dejaron a sus siervos y a sus ganados en el campo. 23 Yave dijo a Moisés: «Tiende tu mano, para que caiga el granizo en toda la tierra de Egipto sobre homSexta platja. bres y animales y sobre todas las 8 Yave dijo a Moisés y Arón: verduras del campo. » 23 Moisés ten«Coged un puñado de ceniza de un dió su cayado hacia el cielo, y Yave horno, y que la tire Moisés hacia el mandó truenos y granizo, y el fuego 9 para se precipitó sobre la tierra. 84 Yave ciclo, a la vista del Faraón, que se convierta en un polvo fino hizo llover granizo sobre la tierra sobre toda la tierra de Egipto, y pro- de Egipto, y mezclado con el graduzca en toda la tierra de Egipto a nizo cayó fuego; y tan fuerte era el hombres y animales pústulas erup- granizo, que no lo hubo semejante tivas y tumores.» 10 Cogieron la en toda la tierra de Egipto, desde 25 El ceniza de un horno, y se presentaron que comenzó a ser un pueblo. Moisés la tiró hacia el granizo hirió en toda la tierra de al Faraón. cielo, y se. produjeron en hombres y Egipto cuanto había en los campos, animaíes pústulas y tumores. 11 Los hombres y animales. Machacó tam magos no pudieron continuar en pre- bien todas las hierbas del campo, y I

,

9

!

'

j

I

i

ÉXODO, destrozó todos los árboles del campo. Sólo en la tierra de Cosen, donde

28

habitaban los hijos de Israel, no cayó granizo. 27 El Faraón mandó llamar a Moisés y Arón, y les dijo: "Esta vez he pecado. Yave es justo, 28 Rogad y yo y mi pueblo, impíos. a Yave para que cesen los truenos de Dios y el granizo, y os dejaré ir, y no quedaréis más aquí.» 29 Moisés' dijo: «Cuando haya salido de la ciudad, alzaré mis manos a Yave, y cesarán los truenos, y dejará de granizar, para que sepas que de Yave es la tierra, 30 aunque sé que ni tú

I

:

.

pos. ;

(¡'.i

hasta hoy. » Moisés se retiró y salió de la casa del Faraón. 7 Dijeron al Faraón sus servidores: «¿Hasta cuándo vamos a padecer este escándalo? Deja a esa gente que vaya a sacrificar a Yave, su Dios. ¿Todavía no ves que va a perecer Egipto?» 8 E hicieron venir a Moisés y Arón ante el Faraón, que les dijo: «Id y sacrificad a Yave, vuestro Dios. ¿Quiénes sois los que habéis de ir?» 9 Dijo Moisés: «Hemos de ir todos, con nuestros niños y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestros bueyes, porque es la fiesta de Yave.» 10 El Faraón les contestó: «Así sea Yave. con vosotros, como os dejaré yo ir a vosotros y vuestros hijos. Tened cuidado, pues se ve que obráis con malicia. 11 No, no,

tus servidores teméis todavía a Yave, Dios.» 31 El lino y la cebada habían sido destrozados, pues la cebada estaba todavía en espiga y el lino en flor, 32 pero el trigo y la escanda no, por ser tardíos. 33 Moisés dejó al Faraón, y salió de la id los hombres solos, y sacrificad a ciudad; alzó sus manos a Yave, y Yave, pues eso fué lo que pedisteis.» cesaron los truenos y el granizo, y Y en seguida fueron arrojados de la dejó de llover sobre la tierra. 34 Vien- presencia del Faraón. 12 do el Faraón que habían cesado la Pero Yave dijo a Moisés: «Tiende lluvia, el granizo y los truenos, acre- tu mano a la tierra de Egipto, para centó su pecado, 35 y endureció su que venga sobre ella la langosta: corazón hasta el extremo, y no dejó que suba a Egipto y devore todo 13 Moisés salir a los hijos de Israel, como le lo que dejó el granizo.» mandaba Yave por boca de Moisés. tendió su cayado sobre la tierra de Egipto, y Yave hizo soplar sobre la tierra ei viento solano durante todo el día y toda la noche. A la Octava plaga. mañana el viento solano había traído la langosta. 14 Subieron por toda la 1 Yave dijo a Moisés: «Ve al tierra de Egipto, y se posaron sobre 1 Cí Faraón, porque yo he agravado todo el territorio de Egipto en tan su corazón y el de sus servidores, para gran cantidad, como ni la hubo obrar en medio de todos las señales ni la habrá nunca. 15 Cubrieron toda que vas a ver, 2 para que cuentes a la superficie de la tierra, y oscutus hijos y a los hijos de tus hijos recieron la tierra. Devoraron todas cuán grandes cosas hice yo entre los las hierbas de la tierra, todos los egipcios, y qué prodigios obré en frutos de los árboles, todo cuanto medio de ellos, y sepan que yo soy había dejado el granizo; y no quedó Yave.» 3 Moisés y Arón fueron al nada de verde, ni en los árboles, ni Faraón, y le dijeron: «Así habla Yave, de las hierbas de los campos, en Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo toda la tierra de Egipto. 16 El Fano querrás someterte a mí? Deja ir raón llamó en seguida a Moisés y a mi pueblo para que me sacrifique. Arón, y dijo: «He pecado contra 4 Yave, vuestro Dios, y contra vosotros. Si te resistes y no quieres dejarle, mañana traeré sobre todo tu terri- 17 Perdonadme por esta vez, y rogad 5 torio la langosta, que cubrirá toda a Yave, vuestro Dios, que aleje de la tierra, sin que se vea nada de mí esta muerte.» 18 Salió Moisés de ella: y devorara todo el resto sal- la presencia del Faraón, y rogó a vado del granizo, royendo todos los Yave, 19 y éste hizo dar vuelta al árboles que crecen en vuestros cam- viento, que sopló muy fuertemente del ni

\

10

6

Y

llenarán

tus

casas

y

las

tus servidores y de todos los egipcios. Tanta como no la vieron

casas de

ni

tus padres, ni tus abuelos, desde

que comenzaron a ser sobre

la tierra

ocaso, y arrastrando la langosta, la pre-

el Mar Rojo. No ouedó ni una en todo el territorio de Egipto. 20 Pero Yave endureció el corazón del Faraón y éste no dejó salir a los hijos de Israel

cipitó en

ÉXODO,

70

Novena plaga. 21

Dijo

mano la

Yave

al cielo,

a

Moisés:

y haya

«Alza tu

tinieblas sobre

tierra de Egipto, tan densas,

que

22

11, 12 1 Yave dijo a Moisés: «Sólo una plaga más voy a hacer venir sobre el Faraón y sobre Egipto, y después de ella, no sólo os dejará ir, sino que os echará de aquí. 2 Di, pues, al pueblo que cada hombre pida a su vecino y cada mujer a su vecina, objetos de plata y oro.» 3 Yave hizo que hallase gracia el pueblo a los ojos de los egipcios, y aun el mismo Moisés era muy estimado y respetado por los servidores del Faraón y por el pueblo. 9 Yave había dicho a Moisés: «El Taraón no os escuchará, para que se multipliquen mis prodigios en la tierra de Egipto.» 10 Moisés y Arón habían obrado todos estos prodigios ante el Faraón, pero Yave endureció el corazón del Faraón, y no quería dejar salir de su tierra a los hijos de Israel.

Alzó Moisés al cielo su mano, y hubo densísimas tinieblas en todo Egipto durante tres días. 23 Durante ellos no se veían unos a otros, y nadie se movía del sitio donde estaba; pero los hijos de Tsrael tenían luz en la región que habitaban. 24 El Faraón llamó a Moisés y Arón, y dijo: «Id, sacrificad a Yave, pero que queden aquí vuestras ovejas y vuestros bueyes; aun a los niños podéis llevaros con vosotros.» 25 Moisés respondió; «Tienes que poner en nuestras manos de qué hacer sacrificios y holocaustos a Yave, nuestro Dios. 26 Nuestros ganados han de venir también con nosotros; no ha de quedar ni una uña; porque de ellos hemos de tomar lo que ofrezcaInstitución de la pascua. mos a Yave, nuestro Dios, y ni nosotros siquiera sabemos, hasta que I') 1 Yave dijo a Moisés y Arón lleguemos allá, las victimas que a en tierra de Egipto: 2 «Este mes Yave habremos de ofrecer.» 27 Yave será para vosotros el comienzo del endureció el corazón del Faraón, y el año, el mes primero del año (1). Faraón no quiso dejarlos ir. 28 Dijo 8 Hablad a toda la asamblea de Isa Moisés: «bal de aquí, y guárdate rael, y decidles: El día diez de este de volver a parecer en mi presencia, mes tome cada uno según las casas porque el día que parezcas delante paternas una res menor por cada casa. de mi, morirás.» 29 «Tú lo has dicho 4 Si la casa fuere menor de lo necerespondió Moisés no volveré a sario para la res, tome a su vecino, al oarecer delante de ti.» de la casa cercana, según el número de personas, computándolo para la lo que cada cual puede coAnuncio de la deeima y ultima res según mer. 6 La res será sin defecto, macho, plaga. primal, cordero o cabrito 6 Lo reser|1 4 Y añadió: «He aquí lo que varéis hasta el día catorce de este * * dice Yave: En medio de la noche mes y todo Israel lo inmolará entre pasaré por la tierra de Egipto, 5 y dos luces. 7 Tomarán de su sangre, morirá todo primogénito de la tierra y untarán los postes y el dintel 8 Comerán de Egipto, desde el primogénito del de la rasa donde se coma. Faraón, que se sienta sobre su trono, la carne esa misma noche, la comehasta el primogénito de la esclava, rán asada al fuego, con panes ácimos que está detrás de la muela, y todos y lechugas silvestres. 9 No comerán 8 En- iiadu de él crudo, ni cocido al agua; los primogénitos del ganado. tonces se alzará en toda la tierra de todo asado al fuego, cabeza patas como ni lo Egipto gran griterío, y entrañas. 10 No dejaréis nada para hubo ni lo habrá. 7 Pero entre los el día siguiente; si algo quedare, lo quemaréis. u Lo habéis de comer así: hijos de Israel, en hombres y en se

palpen.





animales, ni siquiera ladrará un perro,

para que sepáis la diferencia que hace Yave entre Egipto e Israel. 8 Todos cuantos servidores tuyos están aquí, irán entonces a decirme, prosttTnandose ante mí: Sal tú, y tu pueblo que te obedece. Después de eso yo

Y muy

encolerizado se retiró de la presencia del Faraón. saldré.»

ceñidos los lomos, calzados los pies, y el báculo en la mano, y comiendo de prisa, pues es el paso de Yave. 12 Esa noche pasaré yo por la tierra El comienzo y el fin del año varían (i) mucho, según las diversas regiones y épocas.

En el

la

Escritura comienza con la primavera, el otoño, el mes de Tisri.

mes de Nisan, o con

ÉXODO,

-

71

12

Pascua de Yave, que pasó de largo

de Egipto y mataré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los animales, y castigaré a todos 13los dioses de La sangre Egipto. Yo, Yave. servirá de señal en las casas donde estéis, pues yo veré la sangre y pasaré de largo, y no habrá para vosotros plaga mortal, cuando yo hiera la tierra de Egipto. 14 Este dfa será para vosotros memorable, y lo celebraréis solemnemente en honor de Yave, de generación en generación; será una fiesta a perpetuidad. 16 Por siete días comeréis panes ácimos; desde el primer día no habrá ya levadura en vuestras casas, y quien del primero al séptimo día comiere pan con levadura, será borrado de Israel. 16 El día primero tendréis asamblea santa, y lo mismo el día séptimo. No haréis en ellos obra alguna, fuera de lo que pertenece a la comida, 17 y guardaréis los ácimos, porque fué en ese día mismo cuando yo saqué vuestros ejércitos de la tierra de Egipto. Guardaréis ese día de generación en generación,

las casas de los hijos de Israel Egipto, cuando hirió a Egipto, salvando nuestras casas.» El pueblo se prosternó y adoró. 28 Los hijos de Tsrael fueron e hicieron lo que Yave había mandado a Moisés y Arón.

por en

Muerte de todos

los primogénitos de ¡jipto. En medio de la noche mató I

29

Yave

a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde el primogénito del Faraón, que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todos los primo-

génitos de los* animales. 3fl El Faraón se levantó de noche, él, todos sus servidores y todos los egipcios, y resonó en Egipto un gran clamor, pues no había casa donde no hubiera un muerto. 31 Aquella noche llamó el Faraón a Moisés y Arón, y les dijo: «Id, salid de en medio de nosotros, vosotros y lo» hijos de Israel,

Yave, como habéis Llevad vuestras ovejas y

e id a sacrificar a

dicho.

32

como institución perpetua. 18 El pri- vuestros bueyes, como habéis pedido; mer mes, desde el día catorce del mes, idos, y dejadme.» comeréis pan sin 19

levadura hasta

Por

el

días no habrá levadura en vuestras casas, y quien coma pan fermentado, será

día

veintiuno.

borrado de

la

siete

La salida del pueblo. 33

Los egipcios apremiaban a los hebreos, teniendo prisa de que salieran de su tierra, pues decían: «Mo-

congregación de Israel,

sea extranjero o indígena. 20

No

co-

meréis pan fermentado; en todas vuestras moradas se comerán panes ácimos.» 21 Convocó Moisés a todos los ancianos de Israel, y les dijo: «Tomad del rebaño para vuestras familias, e inmolad la Pascua, 22 y tomando un manojo de hisopo lo mojáis en la sangre del cordero, untáis con ella el dintel y los dos postes, y que nadie salga fuera de la puerta de su casa hasta mañana, 23 pues pasará Yave por Egipto, para castigarle, y viendo la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará de largo por vuestras puertas y no permitirá a ningún exterminador entrar en vuestras casas para herir. 24 Guardaréis este rito, como rito perpetuo para vosotros y para vuestros hijos; 25 y cuando hayáis entrado en la tierra que Yave os dará, según su promesa, guardaréis este rito. 26 Cuando os pregunten vuestros hijos: ¿Qué significa para vosotros este rito?. 27 les responderéis: Es el sacrificio de la

riremos todos.» 34 Cogió, pues, el pueblo la masa, antes de que fermentara, atando sus ropas a las artesas, y se las echó a' hombro. 35 Los hijos de Israel habían hecho lo que les dijera Moisés, y habían pedido a los egipcios objetos de plata y oro y vestidos. 38 Yave hizo que hallaran gracia a los ojos de los egipcios, que accedieron a su petición, se llevaron aquéllos los despojos de Egipto (1). 37 Partieron los hijos de Israel de Rameses para Socot en número de

y

unos seiscientos mil infantes, contar los niños.

38

(2) sin

Subía, además,

Dios, como dueño supremo de todo y (1) juez inapelable, da estos despojos a su pueblo Ipara compensarlo de la dura servidumbre a que le habían reducido los egipcios durant: muchos años. Estas cifras, así como las correlativas (2) que vienen después, parecen excesivas a muchos

j

¡

aun católicos. Sabido es que del texto sagrado lo que generalmente peor se ha intérpretes,

conservado son los números.

ÉXODO,

72

5 el mes de Abib. Cuando te introduzca Yave en la tierra de los cananeos, de los goteos, de los amorreos, de los jeveos y de los jebuseos, que a tus padres juró darte, tierra que mana leche y miel, guardarás ese rito en este mismo mes. 8 Durante siete días comerás pan ácimo, y el día séptimo será fiesta de Yave. 7 Se comerá pan ácimo durante siete días, y no se verá pan fermentado ni levadura en todo su territorio. 8 Dirás entonces a tus hijos: Esto es en memoria de lo que por mí hizo Yave al salir de Egipto. 9 Esto será para ti

ron ellos una gran muchedumbre de toda suerte de gentes, y muchas ovejas y bueyes y muy gran número de animales. 39 Cocieron bajo la ceniza la masa que habían sacado de Egipto, e hicieron panes ácimos, pues la masa no había podido fermentar, por la mucha prisa q:ie para que salieran les daban, ni pudieron preparar nada para comer. 40 La estancia de los hijos de Israel en Egipto duró cuatrocientos treinta 41

en

En

aquel mismo día salieron de Egipto todos los ejércitos de Israel. Aquella noche en que salvó Yave a Israel y le sacó de la tierra de Egipto, 42 será noche de vigilias a Yave, y con vigilias a Yave le celebrarán todos los hijos de Israel por todas sus generaciones. años.

de

13

la tierra

como una señal en tu mano, como un recuerdo a tus ojos, para que tengas en tu boca la ley de Yave, porque con su poderosa mano te ha sacado Yave de Egipto. 10 Observarás esto al tiempo fijado, de año en año. 11 Cuando te haya introducido Yave Ley de la Pascua. en la tierra de ios cananeos, como 43 Dijo Yave a Moisés y Arón: lo juró a tus padres, y te la haya dado, 12 consagrarás a Ynve todo cuanto «Esta es la ley de la Pascua. No la comerá ningúnextranjero. 44 Al siervo abre la vulva; y de todo prinui comprado a precio de plata, le cir- parto de los animales que tengas, el cuncidarás y la comerá; 45 pero el macho lo consagrarás a Yave, 13 el adventicio y el mercenario no la co- del asno lo redimirás por cordero, y olerán. 48 Se comerá en una sola casa, si no le redimes le romperás la nuca. y no sacaréis fuera de ella nada de También redimirás a todo primoSUS carnes, ni quebrantaréis ninguno génito humano de entre tus hijos. de sus huesos, 47 Toda la asamblea' 14 Y cuando tu hijo te pregunte made Israel comerá la Pascua. 48 Si ñana, ¿qué significa esto?, le dirás: alguno de los extranjeros q-.ie habite con su poderosa mano nos sacó Yave contigo quisiera hacer la Pascua de de Egipto, de la casa de la serviYave, deberá circuncidarse todo va- dumbre. " Como el Faraón se obstirón en su casa, y entonces podrá cele- naba en no dejarnos salir, Yave mató brarla, como si fuera indígena, pero a todos los primogénitos de la tierra ningún incircunciso podrá celebrarla. de Egipto, desde los primogénitos 49 La misma ley será para el indí- de los hombres hasta los' primogégena y para el extranjero que habita nitos de los animales; por eso yo sacrifico a Yave todo primogénito con vosotros. 50 Todos los hijos de Israel hicie- de los animales, y redimo todo pri18 Esto será ron lo que Yave había mandado a^ mogénito de mis hijos. Moisés y Arón. 61 Aquel mismo día como una señal en tu mano, como sacó Yave de la tierra de Egipto a un recuerdo a tus ojos, porque fué con su poderosa mano cómo nos sacó los hijos de Israel por escuadras. Yave de Egipto. Ley sobre los primogénitos. Paso de Israel por en medio del "13 1 Habh) Yave a Moisés y le dijo: Mar Itojo. 8 ''Conságrame todo primogénito. 17 Cuando el Faraón dejó salir al primogénitos los de entre Todos los hijos de Israel, tanto de los hombres, pueblo, no le condujo Yave por el cuanto de los animales, míos son.» camino de la tierra de los filisteos, 3 Moisés dijo al pueblo: «Acordaos aunque más corto, pues se dijo: «No se siempre del día en que salisteis de arrepienta el pueblo si se ve atacado, Egipto, de la casa de la servidumbre, y se vuelva a Eg>pto.» 18 Hfzole Yave pues ha sido la poderosa mano del rodear por e! camino del desierto, Yave la que os ha sacado. Xo se hacia el Mar Rojo. Los hijos de Israel comerá pan fermentado. 4 Salís hoy subían en buen orden desde Egipto. j

7

ÉXODO,

1

19

Moisés había cogido los huesos de

José, pues habla hecho jurar José a los hijos de Israel que cuando Yave los visitara, se llevarían consigo su huesos, lejos de allí. 20 Partiendo de Socot, acamparon en Etam, al extremo del desierto. 21 Iba Yave delante de ellos, de día en columna de nube¡ para guiarlos en su camino, y de noche en columna de fuego, para alumbrarlos, y pudiesen así marchar de día o de noche. 22 La

columna de nube no se apartaba del pueblo de día, ni de noche la de fuego.

\\

Yave dijo a Moisés: a los hijos de Israel; 1

2 «Habla que cam-

bien de rumbo y vayan a acampar en Piajirot, entre Migdol y el mar, frente a Peelsefón; allí acamparéis, cerca del mar. 3 El Faraón se dirá, respecto de los hijos de Israel: «Andan errantes por la tierra; el desierto les cierra el camino.» 4 Yo endureceré el corazón del Faraón y él os perseguirá, y haré brillar mi gloria ante el Faraón y ante todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Yave.» Hicieron así los hijos de Tsrael. 8 Anunciaron ai rey de Egipto que había huido el pueblo, y el corazón del Faraón y el de sus servidores se trocaron en orden al pueblo, y dijeron: «¿Qué es lo que hemos hecho, dejando salir a Israel, y privándonos de sus servicios!» 8 El Faraón hizo preparar su carro y llevó consigo a su pueblo. 7 Tomó seiscientos carros escogidos y todos los aurigas de Egipto y jefes para el mando de todos. 8 Yave endureció el corazón del Faraón, rey de Egipto, y el Faraón persiguió a los hijos de Israel; pero é>tos habían salido por muy alta *

mano. Los egipcios llegaron en su per-

secución al lugar donde acampaban aquéllos cerca del mar. Todos los caballos de los carros del Faraón, sus caballeros y su ejército, los alcanzaron en Piajirot, frente a licelsefón. 10 El Faraón se acercaba; los hijos de Israel, alzando los ojos vieron a los egipcios marchar contra ellos, y llenos de terror clamaron a Yave, 11 y dijeron a Moisés: «¿Es que no había sepulcros en Egipto, y nos has traído al desierto a morir? ¿Qué

14

nosotros servir en Egipto que morir el desierto?» ls Moisés respondió pueblo: «No temáis, estad tran-

en al

quilos, y veréis la victoria que en este día os dará Yave, pues los egipcios que hoy veis no volveréis a verlos jamás. 14 Yave combatirá por vosotros; vosotros estaos tranquilos.» 15 Yave dijo a Moisés: «¿Por qué me gritáis? Di a los hijos de Israel

que

se

pongan en marcha.

Tú,

detrás de ellos, y haré brillar mi gloria sobre el Faraón y sobre todo

bién

su ejército; sus carros y sus caballeros harán resplandecer mi gloria, 18 y los egipcios sabrán que yo soy

Yave, cuando el Faraón, sus carros y sus caballeros, hagan resplandecer mi gloria.» 19 El ángel de Yave. que marchaba delante ele las huestes de Israel, se puso detrás de ellas, 20 entre las de los egipcios y las de Israel, y la nube se hizo tenebrosa y luminosa toda la noche, y las dos huestes no se acercaron una a otra durante toda noche. 21 Moisés tendió su mano sobre el mar, c hizo soplar Yave sobre el mar toda la noche un fortisimo viento solano, que le secó, y se dividieron las aguas (1). 82 Los hijos de Israel entraron en medio del mar, a pie enjuto, formando para ellos las aguas una muralla a derela

23

Los egipcios se y todos los caballos del Faraón, sus carros y sus caballeros, entraron en el mar en seguimiento suyo. 24 A la vigilia matutina, miró Yave desde la nube de fuego y humo a la hueste egipcia y la perturbó. 25 Hizo que las ruedas de los carros se enredasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios dijeron entonces: i.Huyamos ante Israel, que Yave combate por él contra los egipcios.» 28 Pero Yave dijo a Moisés: «Tiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus caballeros.» 27 Moisés tendió su mano sobre el mar, y al despuntar el día cha e izquierda.

pusieron a perseguirlos,

que nos has hecho al sacarnos palabras Estas (i) de Egipto? 12 ¿No te decíamos nos- el hecho fué prodigioso otros en Egipto: deja que sirvamos de prodjcirse y en el a los egipcios, que mejor es para romo las plagas. es lo

18

alza tu cayado, y tiende el brazo sobre el mar, y divídelo, para que los hijos de Israel pasen por en medio, en seco. 17 Yo endureceré el corazón de los egipcios, para que entren tam-

parecen al

indicar

menos en

efecto

el

que

modo

extraordinario,

ÉXODO, mar recobró

el

su estado ordinario,

y los egipcios en fuga dieron en él, a los egipcios en medio y arrojó Yave del mar. 28 Las aguas, al reunirse, cubrieron carros, caballeros y todo ejército del Faraón, que habían el entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó uno solo. 29 Pero los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por en medio del mar, formando para ellos las aguas una muralla a derecha e izquierda. 30 Aquel día libró Yave a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vió Israel en las playas del potente mar. 81 Israel vió la

mano

que mostró Yave para con Egipto, y el pueblo temió a Yave, y creyó en Yave y en Moisés, su siervo.

Canto triunfal do Moisés. 1

15

Entonces cantaron

caballero.

Yave

es

mi

fortaleza,

a

Yave

cantaré.

El me ha salvado. El es mi Dios, yo le alabaré; es el Dios de mis padies, yo le exaltaré. 3

es

un fuerte guerrero. Yave su nombre.

4

del el

Yave

7. )

maravillosas prodigios? 12

hazañas,

Tendiste

tragó

la

tu

obrador

de

y

los

diestra,

se

tierra.

En tu misericordia, tú acaudillas pueblo que redimiste. Y por tu poderlo lo conduces a tu santa morada 14 Supiéronlo los pueblos y tem13

al

blaron.

El terror se apoderó de los filisteos. 15 Los príncipes de Edom se estremecieron, se apoderó la angustia délos fuertes de Moab. Todos los habitantes de Canán perdieron su valor. 16 Caerá sobre ellos el espanto y angustia.

la

Por la fuerza de tu brazo se quedarán inmóviles como una piedra. Hasta que tu pueblo, |oh Yave!, pase, hasta que pase el pueblo que

Moisés y de Israel a Yave este redimiste.

los hijos

canto, diciendo: «Cantemos a Yave, porque se ha mostrado sobre modo glorioso. El arrojó al mar al caballo y al 2

r

15

es

El precipitó en

Faraón y su

el

mar

los carros

ejército.

La flor de sus capitanes Mar Rojo.

se la

Cubriéronlos los abismos, y cayeron en el fondo como una piedra. 6 Tu diestra, ¡oh Yave!, destrozó al enemigo. 7 En la plenitud de tu poderlo derribas a tus adversarios. Das rienda suelta a tu furor y los devora como paja. 8 Al soplo de tu ira amontonáronse las aguas, se pararon las corrientes olas, cuajáronse los abismos en el

fondo del mar. 9

Díjose el enemigo: «Los perseguiré, los alcanzaré, me repartiré sus despojos, hartaré mi alma. Desenvainaré la espada y los redu-

servidumbre mi mano.» Sopló tu soplo y los cubrió el mar, se hundieron como plomo en lo profundo de las aguas. 11 ¿Quién como tú, ;oh Yave!, entre los dioses? ¿Quién como tú magnífico en santidad, terrible en 10

.

lleros,

Y

echó Yave sobre ellos las aguas mar. los hijos de Israel pasaron por en medio del mar a pie enjuto.» del

Mas

tragó

6

cirá a la

17 Tú le conducirás y le establecerás sobre el monte de tu heredad, Al lugar de que has hecho tu morada, |oh Yave! Al santuario, ¡oh Señor!, que fundaron tus manos. 18 Yave reinará por siempre jamás. 19 Entraron en el mar los caballos del Faraón, sus carros y sus caba-

20 María, la profetisa, hermana de Arón, tomó en sus manos un tímpano, y todas las mujeres seguían en pos de ella con tímpanos y en coros; y' 21 María respondía a los hijos de

Israel:

«Cantad a Yave, que ha hecho res plandecer su gloria, Precipitando en el

y

al

mar

al

caballo

caballero.»

Las aguas de Mam. Mandó Moisés que los hijos de Israel se partieran del Mar Pojo. Avanzaron hacia el desierto de Hur y 22

marcharon por

él

tres días, sin hallar

23

Llegaron a Mará, pero no podían beber el agua de Mará, por ser amarga. 24 El pueblo murmuraba contra Moisés, diciendo: «¿Qué vamos a beber? » 25 Moisés clamó a agua.

Yave, que le indicó una madera que él echó en el agua, y ésta se

ÉXODO, volvió dulce. Allí dió al pueblo leyes estatutos, y le puso a prueba.

y

26

«Si escuchas a Yave, obras lo que es recto a si das oído a sus mandatos y guardas todas sus leyes, no traeré sobre ti ninguna de las plagas ron que he afligido a Egipto, porque yo soy Yave, tu sanador.» 27 Llegaron a Elim, donde había doce fuentes y setenta palmeras, y acamparon allí cerca de las aguas.

Les

düo:

tu Dios, sus ojos,

si

Las codornices y

el

maná.

1

/i

entre

esta

Elim y

Sinaí,

el

el

día

quince del segundo mes después de su salida de Egipto. 2 Todo Israel se puso a murmurar contra Moisés y Arón. 3 Los hijos de Israel decían: «¿Por qué no hemos muerto de mano de Yave en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y nos hartábamos de pan? Hemos sido traídos a este desierto para matar de hambre a toda esta muche-

dumbre. » *

Yave

dijo a Moisés:

comida de

«Voy a hace-

alto de los cielos. El pueblo saldrá a recoger cada día la porción necesaria, para ponerle yo a prueba, viendo si marcha o no según mi ley. 5 El día sexto preparen para llevar el doble de. lo que recogen cada día.» 6 Moisés y Arón dijeron a todos los hijos de Israel: «Esta tarde sabréis que es Yave quien os ha sacado de Egipto, 7 y a la mañana veréis la gloria de Yave, pues ha oído vuestras murmuraciones, que van contra

ros llover

lo

Yave; porque nosotros, ¿qué somos, para que murmuréis contra nosotros?» 8 Moisés dijo: «Esta tarde os dará a comer Yave carnes, y mañana pan saciedad, pues ha oído vuestras a murmuraciones contra él; pues ¿nosotros, qué? No van contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra

Yave

Moisés: 12 «He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: Entre dos luces comeréis carne y mañana os hartaréis de pan, y sabréis que yo soy Yave, vuestro Dios.» 13 A la tarde vieron subir codornices que cubrieron el campo, y a la mañana había en todo él una capa de rocío. 14

Cuando el rocío se evaporó, vieron sobre la superficie del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha. 15 Los hijos de Israel, al verla, se preguntaban unos a otros: «¿Manhu?», pues no sabían lo qué era. 16 Moysés les dijo: «Ese es el pan que os da Yave, para ali-

Partieron de Elim, y toda la congregación de los hijos de Israel llegó al desierto de Zin, que

1

16

»

Moisés dijo a Arón: «Di a toda la congregación de Israel que se acerque a Yave, pues ha oído Yave sus murmuraciones.» 10 Mientras hablaba Arón a toda la asamblea de los hijos de Israel, volviéronse éstos de cara al desierto y apareció la gloria de Yave en la nube. 11 Yave dijo a

mento. Mirad que Yave ha mandado que cada uno de vosotros recoja la cantidad que necesita para alimentarse, un gomer por cabeza, según número de personas; cada uno el recogerá para cuantos tenga en su tienda. 17

Los hijos de Israel no obedey recogieron unos más, otros menos. 18 Pero al medir luego con el gomer, hallaron que el que había recogido de más no tenía nada de más, y el que había recogido de menos no tenía nada de menos, sino que tenía cada uno lo que para su cieron,

alimento necesitaba. 19 Moisés dijo: «Que nadie deje nada para mañana.» 20 No obedecieron a Moisés, y muchos dejaron algo para el día siguiente; pero se llenó de gusanos y se pudrió. Irritóse Moisés contra ellos. 21 Todas las mañanas recogían el maná, cada uno según su consumo, y cuando el sol dejaba sentir sus ardores, el resto se liquidaba. 22 El día

sexto recogieron doble cantidad de alimento, dos gomer por cabeza.

Todos

los

principales

del

pueblo vinieron a decírselo a Moisés, 23 que les contestó: «Eso es lo que ha mandado Yave. Mañana es sábado, día de descanso consagrado a Yave. Moled lo que hayáis de moler, y coced lo que hayáis de cocer, y lo que sobre guardadlo para mañana.» 24 Guardáronlo para el día siguiente, y no se pudrió, ni se agusanó. 89 Moi«Comed eso hoy, que es sés dijo: sábado, y hoy no lo habrá en el campo. 26 Recogeréis seis días; el séptimo, sábado, no lo hallaréis.» 27 Al séptimo día salieron algunos del pueblo a recoger, pero no lo habla. 28 Y Yave dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandatos y mis

ÉXODO, 2S

leyes?

Mirad que Yave os ha dado

sábado, y por eso el día sexto os da pan para dos días. Que se quede cada uno en su puesto, y no salga 30 El pueblo de él el día séptimo.» descansó el día séptimo. 31 La casa de Israel dió a este alimento el nombre de maná. Era pareel

cido a la semilla del cilantro, blanco, y tenía un sabor como de torta de

harina de trigo amasada con miel. 32 Moisés dijo: "Yave ha ordenado que se llene un gomer de maná para conservarlo, y puedan ver vuestros descendientes el pan con que yo os he alimentado en el desierto, cuando os saqué de la tierra de Egipto.» 33 Dijo, pues, Moisés a Arón: «Coge un vaso, pon en él un gomer de maná lleno, y deposítalo ante Yave, que se conserve para vuestros descendientes.» 34 Arón lo depositó ante el Testimonio, para que se conservase, como se lo había mandado Yave a Moisés. 63

de Israel el maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a la tierra habitada. Lo comieron hasta llegar a los confines 36 El gomer de la tierra de Canán. es la décima parte del e'a.

Comieron

Brota

7

1

los hijos

agua de la roca de lloreb.

el

la congregación de de Israel dei desierto según las etapas que Yave de Sin, les ordenaba, y acamparon en Rafidim, donde no halló el pueblo agua que beber. 8 Entonces el pueblo se diciendo: contra Moisés, querelló «Danos agua que beber.» Moisés íes respondió: «¿Por qué os querelláis contra mí? ¿Por qué tentáis a Yave?» 3 Pero el pueblo, sediento, murmuraba contra Moisés y decía: «¿Por qué nos hiciste salir de Egipto, para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos 4 Moisés y a nuestros ganadost» clamó a Yave, diciendo: «¿Qué voy a hacer con este pueblo? Poco más 5 Yave dijo a Moiy me apedrean.» sés: «Vete delante del pueblo, y toma contigo a ancianos de Israel; lleva en tu mano el cayado con que heriste 6 que yo estaré ante ti el río, y vé, en la roca aue nay en lloreb. Hiere la roca, y saldrá' de ella agua, para que beba el pueblo.» Rizólo así Moisés en presencia de los ancianos de Israel,

1

A

'

Marchóse

los hijos

17,

77

18

7 y dió a este lugar Masa y Meriba, por

el

nombre de

de de Israel, y porque habían tentado a Yave, diciendo: «¿Está Yave en medio de nosotros o no?» la

querella

los hijos

Victoria contra Amaice. R

a Raridim a atacar a los hijos de Tsrael, a y Moisés dijo a Josué: «Elígenos hambres, y ataca marain a Amalee. Yo estaré sobre el vértice de la colina con el cayado de Dios en la mano.» lü Josué hizo mandado Moisés, lo que le había y atacó a Amalee. Arón y Jur subieron al vértice de la colina. 11 MienMoisés tenía alzada la mano, tras llevaba Israel la ventaja, y cuando la bajaba, prevalecía Amalee. Moisés estaba cansado y sus manos le pesaban; tomando, pues, una piedra, la pusieron debajo de él para que se

Amalee vino

sentara, y al mismo tiempo Arón y Jur sostenían sus manos, uno de un lado, otro del otro, y así no se le

cansaron

del sol,

'

3

las manos hasta la puesta y Josué derrotó a Amalee

espada. a Moisés: «Pon eso por escrito para recuerdo, y di a Josué que yo borraré a Amalee de debajo del cielo.» 15 Moisés alzó nn al

filo 14

de

la

Yave

dijo

y lo dió el nombre de Yave Kesi, 16 diciendo: «Pues que se alzó mi mano contra quien me tentó, estará Yave en guerra de generación en generación. »

altar,

Viene Jetro con la mujer y los Lijos de Moisc».

\

sacerdote de Madián, suegro de Moisés, supo lo que había hecho Dios en favor de Moisés y de Israel, su pueblo, que había sacado Yave de Egipto. 2 Tomó Jetro, suegro de Moisés, a Séfora, mujer de Moisés, a quien éste había hecho volverse y a los dos hijos de Séfora, de los cuales uno se llamaba Oersón, porque Moisés había dicho: «Soy un extranjero en tierra extranjera», 4 y el otro Eliezer, porque había dicho: «El Dios de mi padre me ha socorrido y me ha librado de la espada del Faraón.» 5 Jetro, suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de Moisés, vino a éste al desierto, donde estaba acampado, al monte de Jctro,

78

ÉXODO,

Dios. B Mandó a decir a Moisés: «Yo, tu suegro Jetro, voy a ti con tu mujer, y con ella sus dos hijos. » 7 Moisés salió al encuentro de su suegro, y

después besó.

de

haberse prosternado,

le

Después de preguntarse uno a

otro por la salrd, entraron en la tienda de Moisés. 8 Moi.sés contó a su suegro todo cuanto había hecho Yave al Faraón y a los egipcios en favor de Israel, y todas las contrariedades que en el camino habían tenido, y cómo Yave le había librado cíe eilas. * Jetro se felicitó de todo el bien que Yave había hecho a Israel librándole

de

la

mano de

los egipcios: 10





«Ben-

dijo que os ha sea Yave librado de la mano de los egipcios la del Faraón, que ha librado y de y

dito

al 11

pueblo de

la

mano

de

los egipcios.

Ahora sé bien que Yave es más grande qnc todos los dioses, pues se ha mostrado grande cuando los egipcios oprimían a sueííro de Moisés

19

tuyelos sobre el pueblo como jefes de millar, de centena, de cincuentena y de decena. 22 Oue juzguen ellos a! pueblo en todo tiempo y te lleven a ti los asuntos de mayor importancia, decidiendo ellos mismos en los menores. Aligera tu carga, y que te

ayuden

ellos

a soportarla. 23 Si esto

podrás sostenerte, y el pueblo podrá atender en paz a lo suyo.» 24 Siguió Moisés el consejo de su suegro, c hizo lo que le había dicho. ** Eligió de entre todo el pueblo a hombres capaces, que puso sobre el pueblo como jefes de millar, de centena, de cincuentena y de decena. 26 Ellos Juzgaban al pueblo en todo tiempo, y llevaban a Moisés los asuntos graves, resolviendo por todos los pequeños. 27 Despidió sí Moisés a su suegro, y J^tro se volvió tú

haces,

a su tierra.

12

Jetro, Israel." ofreció a Dios un

holocausto y sacrificios. Arón y todos los ancianos de Israel comieron con él ante Dios.

Alianza de Dios con el pueblo en el s? i n ai.

q

El día primero del tercer mes después de la salida de Egipto, los hijos de Israel al desierto del Smaí. 2 Partieron de RafiConsejo de Jetro a Moisés. dim, y llegados al desierto del Sinaí, ,3 en el desierto. Israel AI día siguiente sentóse Moisés acamparon para juzgar al pt'ebio, y el pueblo acampó frente a la montaña. 8 Subió estuvo de'ante de él desde la mañana Moisés a Dios, y Yave le llamó desde hasta la tarde. 11 El suegro de Moi- lo alto de la montaña, diciendo: «Kabla así a la casa de Jacob, di sés, viendo lo que el pueblo hacía, dijo: «¿Cómo haces eso con el pueesto a los hijos de Israei: 4 «Vosotros blo? ¿Por qué te sientas tú sólo a hihéis visto lo que yo he hecho a juzgar, y todo el mundo está delante Eeiplo, y cómo os he llevado sobre de ti desde 13 mañana hasta la tarde?» alas de águila, y os he traído a mí. ** Moisés respondió a su suegro: 6 Ahora, si oís mi voz y guardáis mi «Es que 'el pueblo viene a mí para alianza, vosotros seréis mi pueblo consultar a Dios. 18 Cuando tienen entre todos los pueblos; porque mía alguna querella, vienen a mí, y yo es toda la tierra, * pero vosotros seréis pronuncio entre ellos, haciéndoles para mí un reino de sacerdotes y saber los mandatos de Dios v sus le- lina nación santa* (1). Estas son yes. » 17 El suegro de Moisés dijo a las palabras que has de decir a los «I

corderos sin defecto y una oveja primal sin defecto y tres décimos de efa de flor de harina, amasada con aceite, y un log de aceite. 11 El sacerdote que haga la purificación presentará ante Yave al hombre que ha de purificarse, con todas esas cosas, a del tabernáculo de la la entrada reunión. 12 Tomará uno de los dos corderos, para ofrecerle en sacrificio expiatorio y el log de aceite, y lo agitará ante Yave; 13 luego degollará el cordero donde se inmola la víctima expiatoria y el holocausto, en lugar santo, porque la víctima del sacrificio expiatorio, como la del sacrificio por el pecado, es para el sacerdote, es cosa santísima. 14 El sacerdote, tomando la sangre del sacrificio expiatorio, untará de ella el lóbulo de la oreja derecha del que se

y el pulgar de la mano derecha y del pie derecho. 15 Tomará el log de aceite, y echando de él en la palma de su mano izquierda, 16 meterá el índice de su mano derecha en el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, y hará con él siete veces aspersión ante Yave. Ley acerca de la purificación del por 17 Después, del aceite que le queda leproso. en la palma untará el lóbulo de la A 4 1 Yave habló a Moisés, dicien oreja derecha del que se purifica y 2 «Esia el pulgar de la mano derecha y del do: será la ley del le proso para el día de su purificación: ib e derecho, encima de la sangre de purifica

LEVÍTICO.

117

14

1 l

a víctima; 18

ie

queda en

la

el

resto del aceite

palma

lo

que

echará sobre

a cabeza del que se purifica, cumpliendo asi la expiación por él ante Yave. 19 Luego el sacerdote ofrecerá el sacrificio por el pecado, haciendo la expiación del que se purifica de su mancha; 20 y después de inmolar el holocausto, lo ofrecerá en el altar con la oblación, y así hará por él la expiación y será puro. 21 Si fuere pobre y no pudiere procurarse las víctimas ordinarias, tomará sólo un cordero, que se ofrecerá en sacrificio expiatorio, en ofrenda de expiación. Llevará una décima de flor de harina amasada con aceite, para la ofrenda, y un log de aceite; 22 también dos tórtolas o dos picho-

de

la

casa irá a ponerlo en conoci-

miento del sacerdote, diciéndole: Noto que hay en mi casa una mancha. 36 El sacerdote mandará desocupar la casa antes de ir a examinar la mancha, para que no se contamine cuanto hay en ella. Desocupada, irá el sacerdote a examinarla. 37 Examinará la mancha, y si en las paredes de la casa hallare cavidades verdosas o rojizas como hundidas en la pared, 38 saldrá a la puerta de la casa, 39

y

la

hará cerrar por

siete días.

Al séptimo día volverá el sacerdote; y si ve que la mancha ha cundido en las paredes de la casa, 40 mandará quitar las piedras manchadas y arrojarlas fuera de la ciudad, en un lugar impuro; 41 hará raspar la casa toda en lo interior, arrojándose en nes, según sus facultades, uno como víctima expiatoria, el otro para el un lugar impuro el polvo que se ras23 holocausto. Lo presentará el día pe. 42 Se tomarán otras piedras y se octavo al sacerdote para su purifi- pondrán en el lugar de las quitadas, cación, a la entrada del tabernáculo y se revocará de nuevo. 43 Si la de la reunión, ante Yave. 24 El sacer- mancha reapareciere nuevamente en dote tomará el cordero de la expia- la casa después de haber quitado las ción y el log de aceite y los agitará piedras y de haberla raspado y revoante Yave; 25 y después de haber cado de nuevo, 44 volverá el sacerinmolado el cordero del sacrificio de dote a examinarla. Si la mancha huexpiación, tomará de su sangre y la biere cundido en la casa, es lepra pondrá en el lóbulo de la oreja dere- corrosiva de la casa: es impura. 45 Se cha del que se purifica y sobre el demolerá, y las piedras, la madera y dedo pulgar de la mano derecha y todo el mortero se llevarán fuera de del pie derecho. 26 Echará luego aceite la ciudad a un lugar impuro. 46 Quien en la palma de su mano izquierda, entrare en la casa durante el tiempo 27 y con el dedo índice de su mano que se ha tenido cerrada, será imderecha hará siete veces aspersión puro hasta la tarde. 47 Quien hubiere ante Yave; 28 untará del aceite que dormido en ella lavará sus vestidos, tiene en la mano el lóbulo de la oreja y quien en ella hubiere comido lavará derecha del que se purifica y el pulgar sus vestidos. 48 Pero si de la mano derecha y del pie dereel sacerdote, al volver cho en el lugar donde puso la sangre a la casa, ve que la mancha no ha de la víctima expiatoria. 29 Lo que cundido en ella después que la casa le quede en la mano lo echará sobre ha sido revocada de nuevo, declala cabeza del 'que se purifica, para rará pura la casa, pues el mal se ha hacer por él la expiación ante Yave. curado. 49 Entonces tomará para ex30 Después ofrecerá una de las tór- piar la casa dos avecillas, madera de tolas o uno de los pichones que haya cedro, lana escarlata e hisopo: 50 depodido procurarse, 31 el uno en sacri- gollará una de las aves sobre una ficio por el pecado, el otro en holovasija de barro con agua viva, 51 y causto, con la ofrenda; y así el sacer- tomando luego la madera de cedro, dote hará la expiación, ante Yave, el hisopo y la lana escarlata con la del que se purifica. 32 Esta es la ley otra ave, lo mojará todo en la sangre de la purificación del que tiene plaga del ave degollada sobre el agua viva, de lepra y no puede presentar las y aspergerá la casa siete veces. 52 Puvíctimas ordinarias.» rificará la casa con la sangie del 33 Yave habló a Moisés y Arón, ave, el agtia viva, el ave viva, la 34 diciendo: «Cuando hayáis en- madera de cedro, el hisopo y la lana trado en la tierra de Canán que yo escarlata 43 y dará suelta al ave viva voy a daros en posesión, y mandare fuera de la ciudad, en el campo.» yo la plaga de lepra a alguna casa de 54 Tal es la ley de toda clase de la tierra que poseeréis, 35 el dueño mancha de lepra, o de netgc, 55 y

LEVÍTICO, de

lepra de los vestidos

la

de las 57

y de las de las manchas brillantes, escamosas y de las manchas,

66

casas,

para declarar

mundo. Esta

mundo y

lo

es la ley

lo

Inmundicia del hombre y de mujer. 1

^

1

Yave habló

diciendo:

2

a

in-

de la lepra. ln

Moisés y Arón,

«Hablad a

los hijos

de Tsrael y decidles: Cualquier hombre que padezca flujo seminal en su carne, será inmundo. 3 Esta es la ley de su inmundicia en el finjo, ya sea por destilar su carne el flujo, ya por retenerlo, es inmundo. 4 Él lecho en que se acueste, el asiento en que se siente, será inmundo. 5 Quien tocare su lecho, lavará sus vestidos, se bañará en agua, y será impuro hasta la tarde. a Quien se sentare sobre un objeto sobre el que se sentó el que padece el flujo, lavará sus vestidos, se bañará en agua, y será impuro hasta la tarde. 7 Quien tocare la carne del enfermo, lavará sus vestidos, se bañará en agua, y será impuro hasta la tarde. 8 Si el enfermo escupe sobre un hombre puro, éste lavará sus vestidos, se bañará en agua, y será impuro hasta la tarde. 9 El carro en que viaje el enfermo será inmundo. 10 Quien tocare algo que haya estado debajo del enfermo será impuro hasta la larde, y quien 10 trasportare, lavará sus vestidos, se bañará en agua, y será impuro hasta la tarde. 11 Todo aquel a quien el enfermo tocare sin haberse antes lavado las manos en agua, lavará sus vestidos, se bañará en agua, y será impuro basta la tarde. 12 Toda vasija de barro que tocare se romperá, y la de madera se lavará en agua. 13 Cuando esté curado de su flujo, contará siete dias para su purificación: lavará sus vestidos, bañará su cuerpo en agua viva, y será puro. 14 Al octavo día, tomando dos tórtolas o dos pichones, se presentará ante Yave, a la entrada del tabernáculo de la reunión, y se los dará sacerdote, 16 que los ofrecerá, uno en sacrificio expiatorio, el otro en holocausto, y hará por él la expiación ante Yave, por su flujo. 16 El hombre que efundiere su semen, lavará con agua todo su cuer17 po, y toda ropa o piel en que se efunda será lavada con agua, y s^-á inmunda hasta la tarde. 18 La mujer al

16

15,

con quien se acostare con emisión del semen, se lavará como él, y como él será inmunda hasta la tarde. 19 La mujer que tiene su flujo, flujo de sangre en su carne, estará siete días en su impureza. Quien la tocare será impuro hasta la tarde. 20 Aquello sobre que durmiere o se sentare durante su impureza, será impuro, 21 y quien tocare su lecho, lavará sus vestidos, se bañará en agua y

impuro hasta la tarde. 22 Si algo hubiere sobre el lecho o sobre el asiento, quien lo tocare será impuro hasta la tarde. 23 Lo que hubiere sobre su lecho o sobre su asiento, quien lo tocare será impuro hasta la tarde. 24 Pero si uno se acostare con ella, será sobre él su impureza, y será inmundo por siete días, y el lecho en será

que durmiere será inmundo. 25 La mujer que tuviere flujo de sangre por más tiempo del acostumbrado, prolongándose éste más allá de los días de su impureza, será impura todo el tiempo que dure el flujo, como en e) tiempo del menstruo. 26 El lecho en el cual durante él duerma y todo objeto sobre el que se siente, será impuro, como en el tiempo del menstruo, 27 y quien los toque será impuro y lavará sus vestidos, se bañará en agua, y será impuro hasta la tarde. 28 Cuando curare de su flujo, contará siete días, después de los cuales será pura. 29 Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones, y los llevará al sacerdote a

la

entrada del tabernáculo de

la

reunión. 30 El sacerdote los ofrecerá, uno en sacrificio expiatorio y el otro en holocausto, y hará por ella la expiación ante Yave de la inmundicia de su flujo. 31

Enseñad

a los hijos de Tsrael de sus inmundicias, no sea que por ellas mueran, por manchar el tabernáculo que está en medio de ellos. 82 Esta es la ley del que padece flujo y efunde el semen, naciéndose inmundo, 38 y de la mujer en su flujo menstrual; de cuantos padecen flujo, hombres o mujeres, y del hombre que se acuesta con una mujer impura. a purificarse

Ley aceren de

In fiesta lu expiación.

1

f> 1U

anual de

Después de la muerte de los dos hijos de Arón, heridos al 1

acercarse ante Yave,

2

dijo

Yave

a

LEVÍTICO, Moisés: «Di a tu hermano Arón, no entre nunca en el santuario detrás del velo que está delante propiciatorio de sobre el arca, no

que muera, pues yo

nube sobre

me muestro

que por del

sea

en

propiciatorio (1). He aquí el rito según el cual entrará Arón en el santuario: Tomará un novillo para el sacrificio por el pecado y ün carnero para el holocausto. 4 Se revestirá de la túnica santa de lino, y se pondrá sobre sus carnes el calzón de lino; se ceñirá un cinturón de lino y cubrirá su cabeza con la tiara de lino, vistiéndoselos desla

el

3

pués de haberse lavado en el agua. 5 Recibirá de la asamblea de los hijos de Israel dos machos cabríos, para el sacrificio por el pecado, y un carnero para el holocausto; 6 Arón ofrecerá su novillo por el pecado, y hará la expiación por sí y por su casa. 7 Tomará después los dos machos cabríos, y presentándolos ante Yave a la entrada del tabernáculo de la reunión, 8 echará sobre ellos las suertes, una la de a Yave, otra la de a Azazel. 9 Arón hará acercar el macho cabrio sobre que recayó la suerte de a Yave, y le ofrecerá en sacrificio por 10 el pecado; el macho cabrío sobre el que recayó la suerte de a Azazel, le presentará vivo ante Yave, para hacer la expiación y soltarle después a Azazel. 11 del sacrificio

Arón ofrecerá

el

novillo

por el pecado, haciendo la expiación por sí y por su casa. Después de degollar su novillo por el pecado, 12 tomará del altar un incensario lleno de brasas encendidas, de ante Yave, y dos puñados de timiama pulverizado, y lo llevará todo detrás de la cortina; 13 echará el timiama en el fuego ante Yave, para que la nube de incienso cubra el propiciatorio que está sobre el testimonio, y no muera. 14 Tomando luego la sangre del novillo, aspergerá con su dedo el frente del propiciatorio, haciendo con el dedo siete aspersiones. 15 Degollará el macho cabrío expiatorio del pueblo; y llevando su sangre detrás del velo, hará como con la sangre del novillo, aspergiéndola sobre el propiciatorio y delante de él, 16 y así purificará el santuario

de las Israel

impurezas de los hijos de y de todas las trasgresiones

Es el comienzo del llamado código (i) sacerdotal, que tiene como introducción todo lo referente a la construcción del tabernáculo.

16

119

con que hayan pecado. Lo mismo hará con el tabernáculo de la reunión, que está entre ellos, en medio de sus impurezas. 17 Que no haya nadie en el tabernáculo de la reunión, desde que él entre para hacer la expiación del santuario hasta que salga, lucha la expiación por sí y por su casa y por toda la asamblea de Israel. 18 Después irá al altar que está ante Yave y hará la expiación de él, y tomando sangre del novillo y sangre del macho cabrío, untará de ellas los cuernos del altar todo en torno; 19 hará con su dedo siete veces la aspersión de sangre, y le santificará y le purificará de las impurezas de los hijos de Israel. 20 Hecha la expiación del santuario, del tabernáculo de la reunión y del altar, presentará el macho cabrío vivo; 21 y poniendo sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesará sobre él todas las culpas, todas las iniquidades de los hijos de Israel y todas sus trasgresiones con que han pecado, y los echará sobre la cabeza del macho cabrío, y lo mandará al desierto por medio de un hombre designado para ello. 22 El macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada, y el que lo lleve lo dejará en el desierto. 23 Después Arón entrará en el tabernáculo de la reunión y se desnudará de las vestiduras de lino, que se vistió para entrar en el santuario; 24 y quitadas, se lavará su cuerpo con agua en lugar santo, y se pondrá sus vestiduras. Saldrá luego, ofrecerá su holocausto y el del pueblo, hará la expiación por sí y por el pueblo, 25 y quemará en el altar el sebo del sacrificio por el pecado. 26 El que habrá ido a soltar el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos y bañará en agua su cuerpo, después de lo cual podrá entrar en el campamento. 27 Serán llevados fuera del campamento el novillo y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre se introdujo en el santuario para hacer la expiación, y se consumirán por el fuego sus pieles, sus carnes y sus excrementos. 28 El que los queme lavará luego sus vestidos, bañará en agua su cuerpo y después podrá entrar en el campamento. 29 Esta será para todos ley perpetua; el séptimo mes, el día diez del mes, mortificaréis vuestras personas

LEVlTICO.

120

1?.

18

de suavidad a Yave. 7 Así no ofrecerán sus sacrificios a los sátiros, con los cuales se prostituyen. Esta será para ellos ley perpetua, de generación en generación. 8 Diles, pues: Todo hombre de la casa de Israel o de los extranjeros que habitan en medio de ellos que ofrezca un holocausto o un sacrificio, 9 y no llevare la víctima a la entrada del tabernáculo de reunión, para ser sacrificado a Yave, será borrado de en medio del pueblo.

y no

haréis trabajo alguno, ni el indígena ni el extranjero que habita en medio de vosotros; 30 porque en ese día se hará la expiación por vos-

olor

otros, para que os purifiquéis y seáis purificados ante Yave de todos vuestros pecados. 31 Será para vosotros día de descanso, sábado, y mortificaréis vuestras personas. Es ley perpetua. 32 La expiación la hará el sacerdote que haya sido ungido y haya

sido iniciado para ejercer las funciones sacerdotales en lugar de su padre. Se revestirá de las vestiduras de lino, 33 las vestiduras sagradas,

y hará la Frohihición de comer sangre, aniexpiación del santuario de la santimal mortecino y desgarrado. dad, del tabernáculo de la reunión 10 Todo hombre de la casa de y del altar, la de los sacerdotes y la de todo el pueblo de la asamblea. Israel, o de los extranjeros que habi34 Será para vosotros ley perpetua, tan en medio de ellos, que coma sany se hará la expiación una vez por gre de un animal cualquiera, yo me año para los hijos de Israel por sus volveré contra el que come sangre, pecados» (1). ¡y le borraré de en medio de su pueblo, Hízose lo que Yave había man- II porque la vida de la carne es la dado a Moisés. sangre, y yo os la he mandado poner sobre el altar para expiación de vuestras almas, y la sangre expía, por Lej acerea del Imjar del sacrificio. ser vida. 18 Por eso he mandado a los hijos de Israel: Nadie de entre 1 1 ^ Yave habló a Moisés, diciendo: vosotros ni de los extranjeros que 8 * «Habla a Arón y a sus hijos habiten en medio de vosotros, comey a todos los hijos de Israel, y diles: rá sangre. 13 Todo hombre de entre los hijos He aquí lo que ha mandado Yave: 8 A todo hombre de la casa de de Israel, o de los extranjeros que Israel que en el campamento o fuera habitan en medio de ellos, que cazare del campamento degüelle un buey, un animal o un ave puros, verterá una oveja o una cabra, 4 sin haberla la sangre y la cubrirá de tierra; llevado a la entrada del tabernáculo 14 porque la vida de toda carne es de la reunión, para presentarla en la sangre. Por eso he mandado yo ofrenda a Yave ante el santuario, le a los hijos de Israel: no comeréis la será imputada la sangre; ha derra- sangre de carne alguna, porque la mado sangre, y será borrado de en vida de toda carne es la sangre; quien la comiere será borrado. medio de su pueblo. 15 Todo indígena o extranjero que 8 Por eso deben los hijos de Israel, en vez de inmolar sus victimas en el comiere carne morticina o desgarrada, campo, traerlas al sacerdote ante lavará sus vestidos, se bañará en Yave a la entrada del tabernáculo agua, y será impuro hasta la tarde; de la reunión, y ofrecerlas a Yave después será puro. 18 Si no lava sus en sacrificio pacífico; 9 el sacerdote vestidos y su cuerpo, contraerá reato.» derramará la sangre en el altar de Yave a la entrada del tabernáculo de la reunión, y quemará el sebo en Uniones ilícita* > pecado*, contra I

¡

,

natura.

La

Dios y su pueblo podfa perturbarse por los pecados voluntarios o involuntarios del pueblo y de los sacerdotes. Eita es la razón de la fiesta de la expiación, restablecer la alianza borrando los pecados. El rito con que se celebraba se expone minuciosamente en esn> capitulo. San Pablo (Hebr. 9. 15 (i)

alianza

sigsj la considera dentor de Cristo.

entre

como

cipo del sacrificio re-

|Q

Yave habló a Moisés, diciendo: 8 «Habla a los hijos de Israel y diles: 8 Yo soy Yave, vuestro Dios. No haréis lo que se hace en la tierra de Egipto donde habéis morado, ni haréis lo que se hace en la tierra de Canán, a donde yo os 1

LEVÍTICO.

como con mujer;

es una abominación. ayuntarás con bestia, manchándote con ella. La mujer no se pondrá ante una bestia, prostituyéndose ante ella; es

4 Pracllevo; no seguiréis sus leyes. ticaréis mis mandamientos y cumpliréis mis leyes; las seguiréis. Yo,

Yave, vuestro Dios. 6 Guardaréis mis leyes y mis mandamientos; el que los cumpliere vivirá por ellos. Yo, Yave. 6 Ninguno de vosotros se acercará a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo, Yave. 7 No descubrirás la desnudez de tu padre, ni la de tu madre; es tu madre; no descubrirás su desnudez. 8 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre; es la desnudez de tu padre. 9 No descubrirás la desnudez de tu hermana, bija de tu padre o hija de tu madre; nacida en la casa o nacida tuera de ella, no descubrirás su desnudez. 10 No descubrirás la desnudez de la hija de tu hijo o de la hija de tu hija, porque es tu propia desnudez. 11 No descubrirás la desnudez de la hija de mujer de tu padre, nacida de tu padre; es tu hermana. 12 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre; es la carne de tu padre. 13 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre; es la carne de tu madre. 14

No

121

19

No te

23

una

perversidad.

No

24

estas

os manchéis con ninguna de cosas, pues con ellas se han

manchado los pueblos que yo voy a arrojar de delante de vosotros. 25 Han manchado la tierra, yo castigaré sus maldades, y la tierra vomitará a sus habitantes. 26 Pero vosotros guardad mis leyes y mis mandamientos, y no cometáis ninguna de esas abominaciones, ni indígena ni extranjero habitan en medio de Porque todas esas abominaciones son las que han cometido los hombres de esa tierra que la habitaron antes de vosotros, y la tierra se ha manchado. 28 Que no os vomite la tierra por haberla manchado, como vomitó a los pueblos que antes de vosotros la habitaron; 28 porque cualquiera que cometa una de

los

que

vosotros.

j

27

de esas abominaciones, será borrado de en medio de su pueblo 30 Guardad mis mandamientos, no practicando ninguna de esas prácticas abominables que se practicaban antes de vosotros, y no os manchéis con ellas. Yo, Yave, vuestro Dios.»

descubrirás la desnudez del

hermano de tu padre, acercándote a su mujer; es tu t'a. 15 No descubrirás la desnudez de tu nuera; es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez. 18 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano; es la desnudez de tu hermano. 17 No descubrirás la desnudez de una mujer y la de su hija, ni tomarás a la hija de su hijo, ni a la hija de su hija para descubrir su desnudez; son parientes; es un crimen. 18 No tomarás a la hermana de tu mujer para hacer de ella Una rival suya, descubriendo su desnudez con ¡a de tu mujer en vida de ésta. 19 No te acercarás a una mujer durante el tiempo de su impureza, para descubrir su desnudez. 20

No

tendrás comercio con la mujer de tu prójimo, manchándote con ella. 21 No darás hijo tuyo para ser pasado en honor de Moloc; no profanarás el nombre de tu Dios. Yo, Yave. 22 No te ayuntarás con hombre -

Diversa» leyes religiosas, ceremoniales y morales.

Q

1

Yave habló a Moisés, diciendo: 2 «Habla a toda la asamblea de Israel y diles: 3 Sed santos, porque santo soy yo, Yave, vuestro Dios (1).

1

* 7

(i) Comienza aquí el llamado código da que termina en el c. 26, con una larga y apremiante exhortación. Es una miscelánea legal, en la cual se repiten no pocas leyes antes dadas, pero que entran en él en un nuevo aspecto: el de la santidad. Por ser santo Dios, ha de ser santo el pueblo, en medio del cual habita el Santo, que es quien a él le santifica. Santo viene a ser puro, limpio, sin mancha, sin defecto; y es, entre los atributos de Dios en lá

santidad,

Escritura, el que más íntimamente ligado esta a la religión. «Tres veces santo» proclaman á Dios los serafines. (Is. 6.) Pero esta santidad se nos presenta como algo terrible y mortal para quien a ella se acerca no estando en conella. (Is. 6. 5.) Y por eso lo impuro ha de santificarse antes, mediante una consagración; así, por ejemplo, se consagran el san-

sonancia con

tuario, el altar, la víctima, lós sacerdotes, el pueblo, el tiempo, etc., que se santifican mediante una especial consagración a Dios. Hay

LEVÍTICO, 19

122

Tema cada uno

a su padre y a madre y guardad mis sábados.

su

Yo,

Yave, vuestro Dios. 4 No vayáis tras los Idolos, os hagáis dioses fundidos. Yo,

y no Yave,

vuestro Dios. 6

ofrezcáis a Yave pacifico, ofrecedlo de

Cuando

sacrificio

un ma-

6

La víctima nera que sea aceptable. será comida el día de su inmolación día siguiente; lo que quedare día tercero será quemado por 7 el fuego. Si alguno comiere de ello tercer día, es una abominación; al 8 El el sacrificio no será aceptable. que lo haga contraerá reato, porque profana lo consagrado a Yave, y será borrado de en medio de su pueblo. 9 Cuando hagáis la recolección de vuestra tierra, no segarás hasta el límite extremo de tu campo, ni recogerás las espigas caídas. 10 ni harás el rebusco de tus viñas y olivares, ni recogerás la fruta calda de los frutales; lo dejarás para el pobre y el extranjero. Yo, Yave, tu Dios. 11 No hurlaréis, ni os haréis en-

o

al

para

el

gaño y mentira unos a otros. 12 No jures por mi nombre mintiendo; es profanar Dios. Yo, Yave.

el

nombre de

tu

No oprimas a tu prójimo ni le No quede en tu mano despojes hista el siguiente dH el salario del 13

jornalero. 14 No profieras maldición contra el sordo, ni pongas ante el ciego tropiezos para hacerle caer; has de temer a tu Dios. Yo, Yave. cosas por naturaleza impuras, por ejemplo, un cadáver, la mujer parida, etc.; los animales inmundos, como el cerdo, etc. Estas cosas comunican su impureza a quien las toca, a modo de contagio, y para verse libre de esta inmundicia se exige una purificación. Hay

una tercera clase de cosas, que pudiéramos decir neutras, no son por si ni puras ni impuras, pero son capaces de una especial consagración y sinticación, por ejemplo, el hombre, la Pueden, sin embargo, resultar oveja, etc. impuras en ciertos momentos, en que por manera especial se manifiesta la santidad de Dios, por ejemplo cuando Dios bajó al monte Sinai, el que ha de ofrecer el incienso en el tabernáculo, etc. Aun las cosas santificadas pueden adolecer a veces de este defecto; por ejemplo, el sumo sacerdote ha de expiarse para entrar en el santísimo, etc. Es algo parecido a lo que es para nosotros la santidad del óleo santo, del cáliz, de las imágenes bendecidas, de las iglesias consagradas, etc.; aunque este concepto de santidad, por decirlo así, demasiado material, es más propio del A. T. que del N.

15

No

cios,

ni

hagas injusticia en tus juifavoreciendo al pobre, ni complaciendo al poderoso: juzga a tu prójimo según justicia. 18 No vayas sembrando entre el pueblo la difamación; no depongas contra la sangre de tu prójimo. Yo. Yave. 17 No odies en tu corazón a tu hermano, pero repréndele para no cargarte tú por él con un pecado. 18 No te vengues, y no guardes rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo sacerdotes. Dios. 18

1

Moisés: «Habla a los sacerdotes hijos de Arón, y diles (1): 2 Que ninguno se contamine por un muerto de los de su pueblo, a no ser por un próximo consanguíneo, por su madre, por su padre, por su hijo, por su hija, por su hermano; 3 por su hermana virgen, .y^t *

&

Yave

dijo a

él y no se hubiera casado, por ésa puede contaminarse; 4 pero no por sus otros parientes, profanándose. 6 No se raerán la cabeza ni los lados de la barba, ni se harán incisiones en la carne *. Serán santos para su Dios, y no profanarán su nombre, pues son ellos los que ofrecen las combustiones de Yave, pan de su Dios, y han de ser santos.

que viva con

(i) Un cadáver es algo impuro, su contacto contamina, y el que por necesidad tiene que tocarlo, ha de purificarse. A los sacerdotes se les prohibe tocar cadáver que no sea de un próximo consanguíneo, y al sumo sacerdote se le prohibe tocar aun al del padre y la madre. La santidad del sacerdote ha de ser mayor que la de los demás.

Ningún deforme

se acercará; cojo, ni mutilado, ni monstruoso, ni quebrado de pie o de mano, 20 ni jorobado, ni enano, ni bisojo, ni sarnoso, ni Uñoso, ni hernioso. 21 Ninguno de la estirpe de Arón que tenga una deformidad corporal, se acercará para ofrecer las combustiones de Yave; es defectuoso, no se acercará a ofrecer el pan de ni

ciego,

ni

19

su Dios; 22 podrá comer el pan de su Dios, lo santísimo y lo santo, 23 mas no entrar detrás dei velo, ni acercarse al altar, porque tiene defecto, y no debe contaminar mi santuario. Yo,-

Yave, que

los

santifico.»

24

Y

así

habló Moisés a Arón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel.

I.os

que

|>iM'd«'ii

comer

las r-.a>

santas.

2. )

*

1

Habló Yave 2

a

Moisés,

di-

«Habla a Arón y a sus hijos, para que respeten las cosas los hijos de consagran santas que me ciendo:

LEVÍT1CO. 23 Israel,

y 110 profanen mi sanio nombre.

quiera (le la Casa de Israel o de los extranjeros que presente su ofrenda, sea en cumplimiento de su voto, sea como ofrenda voluntaria, si lo que ofrece a Yave es holocausto, 19 para que sea aceptable, la víctima ha de ser sin defecto, de entre los bueyes, las ovejas o las cabras. 20 No ofreceréis nada defectuoso, pues no sería aceptable. 21 Cuando uno ofrezca

Yo, Yave. 3 Diles: Cualquiera de vuestra estirpe en vuestras generaciones que

tenga sobre sí alguna impureza, guárdese de acercarse a las cosas santas que los hijos de Israel ofrecen a Yave; si lo hiciere, será retirado de mi presencia. Yo, Yave. 4 El que de la estirpe de Arón tuviere lepra o flujo, no comerá de las cosas santas, hasta no quedar puro. 5 Lo mismo el que haya tocado a un inmundo manchado por el contacto de un cadáver, o que haya derramado el semen, o que haya tocado un reptil que le impurificó, o que esté impurificado por haber tocado a un impuro, que le transmitió su impureza, cualquiera que ésta sea. 6 Quien tocare algo de eso será impuro hasta la tarde y no comerá cosa santa; se bañará en agua, 7 y después de la puesta del sol será

puro y podrá comer cosas santas, pues son su comida. 8 No comerá de animal mortecino ni desgarrado, manchándose con ello. Yo, Yave. 9 Que guarden todos mis mandamientos, no sea que por algo de esto incurran en pecado y mueran por haber profanado las cosas santas. Yo, Yave, que los santifico. 10 Ningún extraño co-

merá en

la

i

a Yave ganado mayor o ganado menor en sacrificio pacífico, sea para cumplir un voto, sea como ofrenda

:

voluntaria, la víctima para ser aceptable ha de ser perfecta, sin defecto.

i

Un animal ciego, estropeado o mutilado, ulcerado, sarnoso o tiñoso, no se lo ofreceréis a Yave, ni quemaréis nada de él en el altar a Yave. Podrás inmolar como oferta voluntaria un buey o una oveja que tenga 22

!

,

un miembro demasiado largo o demasiado corto, pero esa víctima no sería aceptable para el cumplimiento de un voto. 24 No ofreceréis a Yave un anima] que tenga los testículos

i

i

cortados o hundidos, aplastados, arrancados; no lo ofreceréis a Yave; eso no lo haréis nunca en vuestra tierra. 25 Ni de la mano de un extranjero recibiréis tales víctimas, para ofrecerlas como alimento de vuestro Dios, pues están corrompidas y man-

las cosas santas; ni el que habite casa del sacerdote, ni el mercelas comerán; pero el esclavo

nario,

comprado a precio por el sacerdote, y el nacido en su casa, podrán comer, pues son su alimento. 12 La hija de un sacerdote casada con un extraño no podrá comer de las cosas santas; 13 pero si enviudare, o fuese repudiada, sin tener hijos, y vuelve a la casa de su padre, como estaba en ella en su juventud, podrá comer de lo que come su padre; mas ningún extraño comerá. 14 Quien por inadvertencia comiere una cosa santa, restituirá al sacerdote con un quinto de más. 15 No profanen los sacerdotes las cosas santas de los hijos de Israel, lo reservado a Yave, 16 y se carguen la las

fealdad del delito cuando coman cosas santas. Yo, Yave, que los

santifico.

125

¡

|

!

I

chadas y no os serían aceptables. 26 Yave dijo a Moisés: 27 «Al nacer un becerro, un cordero o un cabrito, quedarán siete días a la ubre de la madre; a partir del día octavo, serán ya en adelante agradables para ser ofrecidos a Yave en sacrificio por 28 sea buey o cordero, no el fuego; inmoléis en el mismo día el animal y su cría. 29 Cuando ofrezcáis a Yave un sacrificio de acción de gracias, lo ofreceréis de manera que sea aceptable; 30 la victima será comida el día mismo, sin dejar nada para el

día siguiente. Yo, Yave. 31 Guardad mis mandamientos, y ponedlos por obra; yo, Yave. 32 No profanéis mi santo nombre; sea yo santificado en medio de los hijos de Israel. Yo, Yave, que os santifico 33 y os he sacado de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo, Yave.

Las víctimas para los sacrificios Las solemnidades. III sábado. han de ser sin defecto. 1 Yave habló a Moisés, dino 17 Yave habló a Moisés, diciendo: — ó ciendo: 2 «Habla a los hijos de «Habla a Arón y a sus hijos y a todos Israel, y diles: Estas son las solemlos hijos de Israel, y diles: Quiennidades, asambleas santas, que con-

126

LEVÍTICO, 23

3 Seis días trabajaréis, pero séptimo, que es sábado, es santo, día de descanso y de santa asamblea. No haréis en él trabajo alguno. Es el descanso consagrado a Yave, dondequiera que habitéis. 4 Estas son las fiestas de Yave, las asambleas santas que convocaréis a su tiempo:

vocaréis: el

La pascua. 5

El mes primero, el día catorce del mes, entre dos luces, es la pascua de Yave. 6 El quince del mes es la fiesta de los ácimos de Yave. Durante siete días comeréis pan sin levadura. 7 El primer día convocaréis asamblea santa y no haréis ningún trabajo servil. 8 Ofreceréis a Yave por siete días consecutivos sacrificios por el fuego. El séptimo día convocaréis asamblea santa y no haréis en él ningún trabajo servil.»

hechos con dos décimas de flor de harina y cocidos con levadura. Son las primicias de Yave. 18 Con estos panes ofreceréis en holocausto a Yave

acompañando la ofrenlibación, en sacrificio de combustión de suave olor a Yave. 19 In-

siete corderos,

da y

la

molaréis también un macho cabrío en sacrificio por el pecado, y dos corderos primales en sacrificio pacífico. 20 El sacerdote agitará los corderos, con los panes de las primicias, en ofrenda de agitación ante Yave: y los panes, lo mismo que los dos corderos consagrados a Yave, serán

para el sacerdote. 81 Ese mismo día convocaréis asamblea santa, y no haréis en él ningún trabajo servil. Es ley perpetua para vuestros descendientes, dondequiera que habitéis. 22 Cuando hagáis la recolección en vuestra tierra, no segaréis hasta el límite extremo del campo, ni recogerás lo que queda para espigar; lo dejarás para el pobre y el extranjero.

Yo, Yave, vuestro Dios.»

Las primicias. 9

Yave habló a Moisés, diciendo: «Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os daré y hagáis en

Fin de año.

10

ella la recolección, llevaréis al

sacer-

un manojo de espigas, primicias de vuestra recolección; 11 y él agitará el manojo ante Yave, para que os sea propicio, u y sacrificaréis en holocausto a Yave un cordote

dero primal sin defecto; 13 acompañaréis la oblación de dos décimas de flor de harina, como ofrenda de combustión de olor suave a Yave; la libación será de vino, un cuarto de hin. No comeréis ni pan, ni trigo tostado, ni espigas frescas de lo nuevo, hasta el día en que llevéis la ofrenda de vuestro Dios. Es ley perpetua para vuestros descendien-

dondequiera

tes,

que

habitéis.

Pentecostés. 15

A

sábado,

partir del día siguiente al de) día en que traigáis el ser agitado,

manojo de espigas para contaréis siete semanas 18 el

completas. cincuenta días hasta siguiente al sábado de la

Contados día

así

séptima semana, ofreceréis a Yave una nueva oblación. 17 Llevaréis de vuestra casa, para agitarlos, dos panes

K Yave

habló a Moisés, diriendo: 24 «Habla a los hijos de Israel, y diles: Al séptimo mes, el día primero del

mes tendréis

anunfiesta s«lenine ciada a son de trompeta, asamblea 25 No ningún haréis en santa. é) trabajo servil, y ofreceréis a Yave sacrificios de combustión.» :

La expiación. Yave habló así a Moisés: " «El día décimo del séptimo mes es el día de la expiación; tendréis asamblea santa, os mortificaréis, y ofreceréis a Yave sacrificios de combustión. 28 No haréis en ese día ningún trabajo servil, porque es día de expiación y se ha de hacer la expiación por vosotros ante Yave, vuestro Dios. 29 Todo el que en ese día no se afligiere, será borrado de en medio de su pueblo; 80 y todo el que en ese día haga un trabajo cualquiera, yo le extei minaré de en medio de su pueblo. 81 No haréis trabajo alguno. Es ley perpetua para vuestros descendientes, dondequiera que habitéis. 81 Será para vosotros sábado, día de reposo ausoluto, y os afligiréis; el noveno día del mes, desde la 28

127

LEVÍTICO, 24 tardo hasta la tarde siguiente, guardaréis vuestro sábado.»

Fiesta de los tabernáculos.

Yave habló a Moisés, diciendo: «Habla a los hijos de Israel y diles: El día quince de este séptimo mes es la fiesta de los tabernáculos, durante siete días, en honor de Yave. 38 El día primero asamblea santa; no haréis en él ningún trabajo servil. 33

34

38

Durante

siete días ofreceréis a sacrificios de combustión. El día octavo, asamblea santa, y ofreceréis a Yave sacrificios de com-

Yave

bustión. Es asamblea santa; no haréis en él ningún trabajo servil. 37 Estas son las fiestas de Yave que convocaréis, para tener en ellas la asamblea santa y ofrecer a Yave sacrificios de combustión, holocaustos y oblaciones, víctimas y libaciones, cada día lo que corresponda, 38 además de los sábados de Yave, de vuestros dones, de vuestros votos y de todas las ofrendas voluntarias que presentéis a Yave. 39 El día quince del séptimo mes, cuando hayáis recogido los frutos de la tierra, celebraréis la fiesta de Yave durante siete días. El primer día será de descanso completo, e igualmente el octavo. 40 El primer día tomaréis gajos de frutales hermosos, ramos de palmera, ramas de árboles •

frondosos, de sauces de ribera, y os regocijaréis ante Yave, vuestro Dios, durante siete días. 41 Celebraréis esta fiesta durante siete días cada año. Es ley perpetua para vuestros descendientes, y la celebraréis el sép-

timo mes. 42 Moraréis los siete días en cabanas; todo indígena de Israel morará en cabañas, 43 para que sepan sus descendientes que yo hice habitar en cabañas a los hijos de Israel cuando los saqué ae la tierra de Egipto. Yo, Yave, vuestro Dios.» 44 Moisés promulgó las fiestas de

Yave

del testimonio, en tabernáculo de la reunión, Arón las que ardan continuapara preparará, mente, de la tarde a la mañana, en presencia de Yave. Es ley perpetua para vuestros descendientes. 4 Dispondrá siempre las lámparas en el candelabro de oro puro.

que está delante el

Los panes de Tomarás

6

la propiciación.

de harina, \ cocerás doce panes de dos décimas cada uno; 8 y los colocarás, en dos rimeros de seis cada uno, sobre la mesa de 7 Pondrás oro, delante de Yave. incienso puro sobre cada rimero, que sea para el pan perfume de combustión a Yave. 8 Cada sábado, de continuo, lo dispondrás así ante Yave, de parte de los hijos de Israel, en perpetua alianza. 9 Serán para Arón y sus flor

que los comerán en lugar santo, porque es para ellos cosa santísima, entre las ofrendas de combustión hechas a Yave. Es ley perpetua.

hijos,

Castigo de un blasfemo 10

El hijo de una mujer israelita de padre egipcio, que habitaba entre los hijos de Israel, riñó en el campo con el hijo de una mujer israelita y de padre israelita; 11 y ;

rjero

profirió el madre se

Nombre y

le

maldijo. Su

llamaba Salumit, hija de Dabri, de la tribu de Dan. 12 Le encarcelaron hasta que Moisés pronunciase de parte de Yave lo que había de hacerse; 13 y Yave habló a Moisés, diciendo: 14 «Haz sacar del campamento al blasfemo; que cuantos le

mano sobre la lé. pongan su cabeza, y que toda la asamblea le 15 lapide. Y hablarás a los hijos de Tsrael, diciendo: Quienquiera que maldijere a su Dios llevará sobre sí su iniquidad: 18 y quien blasfemare el nombre, de Yave será castigado con han oído

muerte; toda la asamblea le lapiExtranjero o indígena, quien blasfemare el sagrado nombre, morirá.

a los hijos de Israel.

la

dará.

Las lámparas del santuario.

04

1

Yave habló

a

Moisés,

Penas contra

di-

los homicidas.

cien do: 2 «Manda a los hijos de que te traigan para el candelabro aceite puro de olivas macha-

Quien hiera a otro mortalmente, morirá. 18 Quien hiera mortalmente a

cadas, para alimentar continuamente las lámparas. 8 Por defuera del velo

fJ a.

Israel

17

una

bestia, restituirá bestia por besAl que. maltrata a su¿prójimo

19

NÚMEROS.

128

hará como él ha hecho; 20 fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente: se le hará la misma herida que él haya hecho a su prójimo. 21 Quien matare una bestia, páguela; pero quien matare a un hombre, será muerto. 22 Una sola ley tendréis para e! extranjero, igual que para el indígena, porque yo soy Yave, vuestro Dios.» 23 Moisés se lo comunicó a los hijos de Israel; y conducido el blasfemo fuera del campamento, lo lapidaron, haciendo lo que Yave había mandado a Moisés.

toda vuestra tierra, 10 y santifica réis el año cincuenta, y pregonaréis la libertad por toda la tierra para todos los habitantes de ella. Será

se le

año sabático.

F.l

(1) Yave habló a Moisés en el monte Sinaí, diciendo: 2 «Habla hijos de Israel y diles: Cuando

x

tyz.

a los hubiereis

Yave

entrado

en

la

tierra

que

os da, descansará la tierra, será

descanso en honor de Yave. años sembrarás tu campo, y años vendimiarás tu viña y recogerás sus productos; 4 pero el séptimo año será un sábado de completo descanso para la tierra, sábado en honor de Yave. Ni sembrarás en él tu campo, ni podarás tu viña, 8 ni recogerás lo que de sí dieren; ni el trigo que dé tu campo, ni las uvas que dé tu viña las vendimiarás; será para la tierra año de descanso. 8 Lo que la tierra diere de si os servirá de comida

un

3

Seis

seis

a ti, a tu siervo y a tu sierva, a tu jornalero y al extranjero que habita contigo, 7 a tus bestias y a los animales de tu tierra; todo su producto os servirá de alimento.

I

8

(2)

I

nño

Contarás

jiiliiliir.

siete

tiempo de las siete semanas de cuarenta y nueve años. • El día décimo de! séptimo mes harás que

i

frutos añejos.

F.l

rescate

La razón del año sabático es, si no (1) principalmente, religiosa. Como en el sábado descansan aun los animales, asf descansará el año sabático la tierra. El año jubilar, que viene a ser la última (2) extensión de la ley sabática, es además una institución de gran valor social, pues impide la acumulación de la tierra en pocas manos y mantiene la primitiva distribución.

«le

I"**

propiedades

j

los siervos.

el

resuene el sonido de la trompeta, sonido de la expiación; haréis el resonar el sonido de la trompeta por

única,

,

para vosotros junileo, y cada uno de vosotros recobrará su posesión, que volverá a su familia. 11 El año cincuenta será para vosotros jubileo; no sembraréis, ni recogeréis lo que de sí diere la tierra, ni vendimiaréis la viña no podada; 12 porque es el jubileo, que será sagrado para vosotros. Comeréis el fruto que de sí dieren los campos. 13 En este año jubilar volverá cada uro a su posesión. 14 Si vendéis a vuestro prójimo o le compráis alguna cosa, que nadie perjudique a su hermano. 16 Comprarás a tu prójimo conforme al número de años transcurridos después del jubileo, y conforme al número de años de cosecha te venderá él' a ti. 16 Cuantos irás años queden, tanto más aumentarás el precio; cuantos menos queden, tanto más le bajarás, porque es el número de las cosechas lo que se vende. 17 Que nadie de vosotros perjudique a su hermano; teme a tu Dios, porque yo soy Yave, vuestro Dios. 18 Cumplid mis leyes y poned por obra mis mandamientos, guardadlos y viviréis seguros en la tierra. 19 La tierra dará sus frutos, comeréis a saciedad y habitaréis en ella en seguridad. 20 Si preguntáis¿Qué comeremos el año séptimo, pues que no sembramos ni cosechamos nuestros frutos? 41 Yo os mandaré mi bendición el año sexto, y él producirá frutos para tres años. 22 Sembraréis el año octavo, y comeréis de la cosecha añeja; hasta la cosecha del año venidero comeréis

semanas de

años, siete veces siete años, viniendo a ser

25

23

Las tierras no se venderán a per-

petuidad, porque la tierra es mía, y vosotros sois en lo mío peregrino 24 En toda la tierra y extranjeros. de vuestra posesión daréis derecho a redimir la tierra. 18 Si tu hermano empobreciere y vendiere algo de su propiedad, vendrá el que tenga derecho, su pariente más próximo, y rescatará lo vendido por su hermano. 28 Si no tuviere rescatador, que busque él con qué hacer el rescate; 27 entonces descontará los años desde 1:

LEVÍTICO la

venta, y pagará

al

comprador

io

volviendo a su propiedad. no halla de qué pagar el resto, vendido quedará en poder del lo comprador, hasta el año del jubileo; y entonces será libre, y el vendedor tornará a entrar en su pro-

que

reste,

vuestro;

y

129

26,

de

siervas.

45

ellos

compraréis siervos

También podréis com-

28 Si

prar de entre los hijos de los extranjeros que viven con vosotros y de entre los que de su linaje han nacido en medio de vosotros, y serán propiedad vuestra. 46 Se los dejaréis en herencia a vuestros hijos después de piedad. 29 vosotros, como posesión hereditaria, Si vendiere uno una casa en ciudad amurallada, tendrá derecho sirviéndoos de ellos siempre; pero de vuestros hermanos, los hijos de al rescate durante un año, a partir de la venta; su derecho al rescate Israel, ninguno de vosotros será para 80 su hermano un amo duro. 47 Si el Si la casa durará un año entero. situada en una ciudad amurallada no extranjero o peregrino que vive entre vosotros se enriqueciere, y un heres rescatada dentro del año completo, será por siempre del que la compró mano tuyo cerca de él empobreciere, y de. sus descendientes; no quedará y se vendiere al extranjero que vive libre el año del jubileo. 31 Las casas contigo o a uno de su linaje, 48 tendrá de los pueblos no amurallados serán derecho a su rescate después de hatenidas como feudo de tierra, podrán berse vendido; cualquiera de sus her49 su tío, ser rescatadas, y serán liberadas el manos podrá redimirle; año del jubileo. 32 Por lo que hace o el hijo de su tío o un pariente próa las ciudades de los levitas, las casas ximo podrá redimirle, o si él ganare que en ellas tengan los levitas serán con qué, él mismo se redimirá. 60 Conperpetuamente rescatables. 33 Cuando tará al que le compró los años desde al año del jubileo, y el la casa de un levita no fuere resca- su venta tada, la casa vendida en ciudad de precio de venta se compulaiá según número de años, valorando sus el las que les han sido dadas, quedará liberada en el jubileo, porque las jornadas de trabajo como las de un casas de los levitas en sus ciudades jornalero. 51 Si quedan todavía muson su posesión en medio de los hijos chos años, pagará su rescate conforme de Israel. 34 Los campos situados en al número de esos años, pagará el derredor de las ciudades de los levi- precio en que se vendió; 52 si quedan tas no podrán venderse, pues son pocos años hasta el del jubileo, hará su posesión a perpetuidad. la cuenta, y conforme al número de 35 Si empobreciere tu hermano y esos años pagará su rescate. 53 Le te tendierc su mano, acógele, y viva tratará como a un ajustado por año, contigo como extranjero y peregrino; y no consentirás que a tus ojos le 36 no le darás tu dinero a usura, ni trate su amo con dureza. 54 Si no es de tus bienes a ganancia. Teme a tu rescatado por sus parientes, quedará Dios y viva contigo tu hermano. libre el año del jubileo, él y sus hijos 37 No le prestes tu dinero a usura, consigo. 66 Porque son míos los hijos ni tus víveres a ganancia. 3a Yo, de Israel, son siervos míos, que saqué Yave vuestro Dios, que os saqué yo de la tierra de Egipto. Yo, Yave, de la tierra de Egipto, para daros vuestro Dios. la tierra de Canán, para ser vuestro Dios. 39

empobreciere tu hermano y se te vende, no le trates como siervo; 40 sea para ti como criado o jornalero; te servirá hasta el año del jubileo. 41 Saldrá de tu casa él y sus hijos con él, y volverá a su familia, entrando de nuevo en la propiedad de sus padres. 42 Porque son siervos míos que saqué yo de la tierra de Egipto, y no han de ser vendidos como esclavos. 43 No le dominarás duramente, sino que temerás a Yave, tu Dios. 44 Los esclavos o esclavas que tengas, tómalos de las gentes que están en derredor Si

cerca de

El culto del verdadero Dio».

ti

No hagáis ídolos, ni os alcéis esculturas ni cipos sagrados, ni pongáis en vuestra tierra piedras esculpidas, para prosternaros ante ellos, porque soy yo, Yave, vuestro Dios. 2 Guardad mis sábados y reverenciad mi santuario. Yo, Yave. 2()

1

Promesas a 3

los fieles.

Si cumplís mis leyes, si guardáis mis mandamientos y los ponéis por

1

30

LEVÍTICO, 26 4

yo mandaré las lluvias a su la tierra dará sus frutos, y los árboles de los campos darán sus 6 trutos. La trilla se prolongará entre vosotros hasta la vendimia, y la vendimia hasta la sementera, y comeréis obra,

tiempo,

vuestro pan a saciedad, y habitaréis en seguridad en vuestra tierra. 6 Daré paz a la tierra, nadie turbará vuestro sueño, y dormiréis sin que nadie os espante. Haré desaparecer de vuestra tierra los animales dañinos, y no pasará por vuestro país la espada. 7 Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros al filo de 8 Cinco de vosotros perla espada. seguirán a ciento, ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán ante vosotros al 9 Yo volveré a filo de la espada. vosotros mi rostro, y os haré crecer y multiplicaros, y afirmaré mi alianza con vosotros. 19 Comeréis lo añejo, añejo, y habréis de sacar fuera lo añejo para encerrar lo nuevo. 11 Estableceré mi morada entre vosotros y no os abominará mi alma. 12 ¡Marcharé en medio de vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. 13 Yo, Yave, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis esclavos en ella, rompí las coyundas de vuestro yugo y hago que podáis andar erguida la

cabeza.

bronce vuestra tierra. 20 Serán vanas vuestras fatigas, pues no os dará la tierra sus productos, ni los árboles de ella sus frutos. 21 si todavía me os oponéis y no queréis obedecerme, os castigaré otras siete veces más por vuestros pecados; 22 lanzaré contra vosotros fieras, que devoren a vuestros hijos, destrocen vuestro ganado y os reduzcan a escaso número, de modo que queden desiertos vuestros caminos. 23 Si con tales castigos no os convertís a mí y seguís marchando contra mí, 24 yo a mi vez marcharé contra vosotros y os rechazaré, y os heriré también yo siete veces más por vuestros pecados; 25 esgrimiré contra vosotros la espada vengadora de mi alianza; os refugiaréis en vuestras ciudades, y yo mandaré en medio de vosotros la peste, y os entregaré en manos de vuestros enemigos, 26 quebrantando todo vuestro sostén de pan; diez mujeres bastarán para cocer el pan en un solo horno y os lo darán tasado; comeréis y no os

Y

hartaréis. 27

todavía no me obedecéis y oponiéndoos a mí, 28 yo me opondré a vosotros con furor y os castigaré siete veces más por vuestros pecados: 29 Comeréis las carnes de vuestros hijos; comeréis las carnes de vuestras hijas; 30 destruiré Si

seguís

vuestros altares; abatiré vuestras estelas

Amenazan contra

lo-¡

infieles.

14 Pero si no me escucháis y no ponéis en obra mis mandamientos, 15 si desdeñáis mis leyes y menos-

preciáis mis

ponéis

todos

mi alianza,

mandamientos y no los por obra, y rompéis

19

ved

lo

que también yo 17

echaré sobre espanto, la consunción y la calentura, que debilitan los ojos y destrozan el alma; sembraréis en vano vuestra simiente, pues serán los enemigos los que la comerán; me volveré airado contra vosotros y seréis dcrrol ados por vuestros enemigos; os dominarán los que os aborrecen, y huiréis sin que os persiga haré con vosotros

vosotros:

el

nadie. 18 Si después de esto no me obedecéis todavía, echaré sobre vosotros plagas siete veces mayores por

vuestros pecados; 19 quebrantaré la fuerza de vuestro orgullo; haré como de hierro vuestro cielo y como de

consagradas

al

sol;

amontonaré

vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros execrables ídolos,

y mi alma

os

abominará.

31

Conver-

vuestras ciudades en desiertos, saquearé vuestros santuarios y no aspiraré ya más el suave olor de vuestros perfumes. 32 Devastaré la tierra, y vuestros enemigos, que serán los que la habiten, se quedarán pasmados de ello; 33 y a vosotros os dispersaré yo entre las gentes y os perseguiré con la espada desenvainada en pos de vosotros; vuestra tierra será devastada, y vuestras ciudades quedarán desiertas. 34 Entonces disfrutará la tierra de sus sábados, durante todo el tiempo que durare su soledad y estéis vosotros en la tierra de vuestros enemigos. Entonces descansará la tierra 36 Todo el y gozará de sus sábados. tiempo que quedará devastada, tendrá el descanso que no tuvo en vuestros sábados, cuando erais vosotros tiré

los

que

la

habitabais.

38

A

los

que

LEVÍTICO. de vosotros sobrevivan yo les infundiré espanto tal en sus corazo es, en la tierra de sus enemigos, que el moverse de una hoja los sobresaltará y los hará huir como se huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga; 37 y tropezarán los unos con los otros, como si huyeran delante de la espada, aunque nadie los persiga; y no podréis resistir ante vuestros enemigos; 38 y pereceréis entre las gentes, y la tierra de vuestros enemigos os devorará. 39 Los que sobrevivan serán consumidos por sus iniquidades en la tierra enemiga, y consumidos por las iniquidades de sus padres, que sobre sí llevan. 40 Confesarán sus iniquidades y las de sus padres por las prevaricaciones con que contra mí prevaricaron, 41 y que por habérseme ellos opuesto a mí me opuse yo a ellos, y los eché a tierra de enemigos. Humillarán su corazón incircunciso y reconocerán sus iniquidades; 42 y yo entonces me acordaré de mi alianza con Jacob, de mi alianza con Isac, de mi alianza con Abraham, y me acordaré de su tierra. 43 Ellos tendrán que abandonar la tierra, que gozará de sus sábados, yerma, lejos de ellos. Serán

sometidos al castigo de sus iniquidades, por haber menospreciado mis mandamientos y haber aborrecido mis leyes. 44 Pero aun con todo esto, cuando estén en tierra enemiga, yo no los rechazaré, ni abominaré de ellos hasta consumirlos del todo, ni romperé mi alianza con ellos, porque yo soy Yave, su Dios. 45 Me acordaré de ellos, de la alianza antigua, cuando los saqué de la tierra de Egipto a los ojos de las gentes, para ser su Dios. Yo, Yave. 46 Estos son los mandamientos, estatutos y leyes que Yave estableció entre sí y los hijos de Israel, en el monte Sinaí, por medio de Moisés.

SY7 4

1

Yave habló

a

Moisés,

di-

2

«Habla a los hijos de y diles: Si uno hace voto a Yave, se estimarán para Yave las ciendo:

Israel

como las estimas tú: 3 Un de veinte a sesenta años lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el peso del siclo del santuario. 4 Una mujer la estimarás en

131

veinte años, estimarás un mozo en veinte siclos, y una moza en diez. 6 De un mes a cinco años, estimarás en cinco siclos un niño y en tres siclos una niña. 7 De sesenta años para arriba, estimarás en quince siclos un hombre y en diez una mujer. 8 Si el que hizo el voto es demasiado pobre para pagar el valor de tu estimación, será presentado al sacerdote, que fijará el precio según los recursos del hombre aquel. 9

Si

que

el

voto es de animales de los

ofrecen a Yave, cuanto así se ofrece en don a Yave, será cosa 10 santa. No será mudado, no se se

pondrá uno malo en vez de uno bueno, ni uno bueno en vez de uno malo; si se permutare un animal por otro, es de

ambos

serán

cosa santa.

11

Si

animal impuro, de los que no pueden ofrecerse a Yave, se le presentará al sacerdote, 12 que lo estimará según sea bueno o malo, y se estará a la estimación del sacerdote. 13 Si se le quiere rescatar, se añadirá un quinto a su valor. 14 Si uno santifica su casa, consagrándola a Yave, el sacerdote hará la estimación de ella, sagún que sea buena o mala, y se estará a la esti-

del sacerdote. 15 Si se la quise añadirá un quinto precio de tu estimación, y será

mación

siere rescatar, al

suya. 16 Si uno santifica parte de la tierra de su propiedad, tu estimación será conforme a su sembradura, a razón de cincuenta siclos por cada gomer de cebada de sembradura. 17 Si la santifica antes del año del jubileo, habrá de atenerse a tu estimación; 18 pero si es después del jubileo

cuando santifica su campo,

el

sacer-

dote la estimará según el número de años que quedan hasta el jubileo, haciendo la rebaja de tu estimación. 19

Si el que santificó el campo quiere rescatarlo, añadirá un quinto al pre-

cio

Votos y décimas.

27

de

tu

estimación,

y

el

campo

quedará suyo. 20 Si no lo rescata, o lo vende a uno de otra familia, el campo no podrá ser rescatado más; 21 y cuando al jubileo quede libre, será consagrado a Yave, como campo de voto, y pasará a ser propiedad del

personas,

sacerdote.

hombre

22 Si uno consagra a Yave un campo comprado por él, que no es parte de

treinta siclos.

5

De

los

cinco

a

los

su heredad, 23 el sacerdote calculará valor según tu estimación y los

el

años que falten para

el

jubileo,

y

el

LEVÍTICO, 27

132

hombre pagará aquel mismo dfa lo como cosa consagrada a Yave. 21 El año del jubileo el campo volverá a quien lo habla vendido, y de cuya heredad era parte. 25 Toda estifijado,

mación

según el siclo del de veinte güera*. Nadie, sin embargo, podrá consagrar el primogénito de su ganado, que como primogénito pertenece a Yave; buey u oveja, de Yave es. 27 Si se tratare de animal impuro, será redimido conforme a tu estimación, añadiendo sobre ella un quinto, y si no lo redimieren será vendido conforme a tu estimación. 28 Nada de aquello que se consagre a Yave con anatema, sea hombre o animal o campo de su propiedad, podrá ser vendido ni rescatado; cuanto se conse

santuario, 26

hará

que

es

sagra a Yave con anatema es cosa santísima. 29 Nada consagrado con anatema podrá ser rescatado, habrá de ser muerto. 30 Toda décima de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de frutos de los árboles, es de Yave. es cosa consagrada a Yave. 31 Si alguno quisiera rescatar parte de su décima, habrá de añadir el quinto. 82 Las décimas del ganado mayor o menor, de todo cuanto pasa bajo el cayado, son de Yave.

No se mirará si es bueno o si es malo, ni se trocará; y si se trocare, el animal y su trueque serán ambos

33

cosa santa, y no podrán ser rescatados 34 Estos son los mandamientos que dió Yave a Moisés para los hijos de Israel, en el monte Sinai. ii

NÚMEROS

NUMERO S Censo de

las tribus.

1

El día primero del segundo mes, del segundo año después de la salida de Egipto, habló Yave a Moisés en el desierto del Sinaí, en el I

De Judá, Nasón, hijo de 8 De lsacar, Natanael, de Suar. 9 De Zabulón, Eliab, 10 De los hijos de José: de Jelón.

sadai.

7

Aminadab. hijo hijo

De Efraim, Elisama, hijo de Amiud. De Manasés, Gamaliel, hijo de Pedatabernáculo de la reunión, diciendo: sur. 11 De Benjamín, Abidán, hijo 2 «Haz un censo general de toda la de Gedeón. 12 De Dan, Ajiezer, hijo asamblea de los hijos de Israel, por de Amisadai. 13 De Aser, Feguiel, familias y por linajes, describiendo hijo de Ocrán. 14 De Gad, Eliasab, por cabezas (1) los nombres de todos hijo de Deuel. 15 De Neftalí, Ajira.

los

3

varones

de veinte años para

arriba, de todos los aptos para el servicio de las armas (2) en Israel. Tú

y Arón haréis escuadras.

4

según sus con vosotros un hombre por cada el

censo,

Tendréis

para asistiros tribu, jefe de un linaje. 6 He aquí los nombres de los que os han de asistir: De Rubén, Elisur, hijo de Sedeur. 6 De Simeón, Selamiel, hijo de ZuriEsta organización familiar es la que (1) todavía subsiste entre los nómadas del desierto al oriente del Jordán, y conforme a ella se hace el recuento de la población. El servicio militar era en Israel uni(2) versal, sin excepción, obligatorio e ilimitado, desde los veinte años para arriba.

hijo de 16

Enán.

Estos serán los nombrados de la asamblea; son príncipes de sus tribus, jefes de los millares de Israel.» 17 Moisés y Arón tomaron a estos varones designados por sus nombres, 18 y convocaron la asamblea toda para el día primero del segundo mes, y se hizo el censo por familias y linajes, registrándose por cabezas los nombres de los de veinte años para arriba. 19 Como se lo había mandado Yave a Moisés, así se hizo el censo en el desierto del Sinaí. 20 Hijos de Rubén, primogénito de Israel, sus descendientes por familias y linajes, contando por cabezas los nombres de todos los varones de

NÚMEROS, años

para

arriba, todos los servirse de las armas: 21 fueron contados de la tribu de Rubén, cuarenta y seis mil quinientos.

veinte

hombres aptos para

2

veinte años para arriba, aptos para servirse de las armas, 39 se contaron

de la tribu de setecientos.

Dan

sesenta y dos mil

40

Hijos de Aser, por sus familias Hijos de Simeón: sus descendien- y linajes, contando todos los varones de veinte años para arriba, aptos tes por familias y linajes, contando los nombres de todos los hombres para servirse de las armas, 41 se contaron de veinte años para arriba, aptos de la tribu de Aser cuarenta para servirse de las armas, 23 fueron y un mil quinientos. 42 Hijos de Neftalí, por sus famicontados de la tribu de Simeón cincuenta y nueve mil trescientos. lias y linajes, contando todos los 24 Hijos de Gad, sus descendientes varones de veinte años para arriba, por familias y linajes, contando los aptos para servirse de las armas, nombres de todos de veinte años 43 se contaron de la tribu de Neftalí para arriba, aptos para servirse de cincuenta y tres mil cuatrocientos. 44 Estos fueron todos los las armas, 25 fueron contados de la contados tribu de Gad cuarenta y cinco mil de los hijos de Israel, por sus linajes, los que contaron Moisés y Arón con seiscientos cincuenta. 26 Hijos de Judá sus descendientes los doce principes de Israel, uno por por familias y linajes, contando los cada tribu; 45 siendo todos los connombres de todos los de veinte años tados de los hijos de Israel, según sus para arriba, aptos para servirse de linajes, de veinte años para arriba, las armas, 27 fueron contados de la aptos para hacer la guerra en Israel, 46 seiscientos tres mil quinientos tribu de Judá setenta y cuatro mil cinseiscientos. cuenta (6Ü3.550). 47 Los 28 Hijos de Isacar, sus descenlevitas no fueron contados dientes por familias y linajes, con- entre éstos según la tribu, 48 porque tando los nombres de todos los varo- había hablado Yave a Moisés, dines de veinte años para arriba, aptos ciendo: 49 «Sólo dejarás de contar para servirse de las armas, 29 fueron la tribu de Leví; no los contarás entre contados de la tribu de Isacar cin- los hijos de Israel, 50 sino que pondrás cuenta y cuatro mil cuatrocientos. a los levitas en el tabernáculo del 30 Hijos de Zabulón, sus descen- testimonio, sobre todos sus utensidientes por familias y linajes, con- lios y sobre todo cuanto le pertenece. tando los nombres de todos los varo- Ellos llevarán el tabernáculo y todos nes de veinte años para arriba, aptos sus utensilios, y servirán en él y para servirse de las armas, 31 fueron sentarán sus tiendas en derredor del contados de la tribu de Zabulón tabernáculo. 61 Y cuando el tabercincuenta y siete mil cuatrocientos. náculo hubiere de trasladarse, los levi32 Hijos de José: de los hijos de tas lo desarmarán; y cuando hubiere Efraím, por sus familias y linajes, de pararse ellos lo armarán, y el extracontando los nombres de todos los ño que se acercare, morirá. 62 Los hijos varones de veinte años para arriba, de Israel sentarán sus tiendas cada aptos paro servirse de las armas, uno en su cuartel, bajo la propia en33 fueron contados de la tribu de seña, por orden de escuadras; 83 pero los levitas sentarán las suyas alreEfraim cuarenta mil quinientos. 34 Hijos de Manases, por sus fami- dedor del tabernáculo del testimonio, para que la congregación de los lias y linajes, contando los nombres de todos los varones de veinte años hijos de Israel no incurra en ira; para arriba, aptos para servirse de los levitas tendrán la guarda del tabernáculo del testimonio. 64 Hicieron los las armas, 34 se contaron de la tribu de Manasés treinta y dos mil dos- hijos de Israel todo cuanto mandó 22

cientos.

Yave

a Moisés; así lo hicieron.

38

Hijos de Benjamín, por sus famiy linajes, contando todos los varones de veinte años para arriba, aptos para servirse de las armas, 3' se contaron de la tribu de Benjamín treinta y cinco mil cuatrocientos. 88 Hijos de Dan, por familias y linajes, contando todos los varones de lias

Orden

2

1

*

rael las

de)

campamento.

Habló Yave a Moisés, diciendo: «Que acampen los hijos de Iscada uno junto a su enseña, bajo

enseñas de sus linajes, frente

al

NÚMEROS, tabernáculo de reunión y en torno de él (1). Delante, al oriente, acampará 3. Judá, con su enseña y sus escuadras. De los hijos de Judá es jefe Nasón, hijo de Aminadab; 4 su cuerpo de ejército, según el censo, es de setenta y cuatro mil seiscientos hombres. 8 A sus lados acampará la tribu de Isacar; el jefe de los hijos de Isacar es Natanael, hijo de Suar, 6 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres. 7 Después la tribu de Zabulón; el jefe de los hijos de Zabulón es Eliab, hijo de Jelón, 8 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres. 9 El total para el campo de Judá es, según el censo, de ciejito ochenta y seis mil cuatrocientos hombres, por sus escuadras. Serán los primeros que se pongan en

marcha. 10 Al mediodía la enseña del campo de Rubén, con sus escuadras. El jefe de los hijos de Rubén es Elisur, hijo de Scdeur, 11 y su cuerpo de ejército, según el censo, es de cuarenta y seis mil quinientos hombres. 12 A sus lados acampará la tribu de Simeón; el jefe de los hijos de Simeón es Salamiel, hijo de Zurisadai, 13 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y nueve mil trescientos hombres. 14 La tribu de Gad; el jeie de los hijos de Gad es Eliasab, hijo de Deuel, 15 y su cuerpo de ejército es, según el censo de cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres. 16 El total del campo de Rubén es, según el censo, de ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta hombres. Se pondrán en marcha los segundos. 17 Después avanzará el tabernáculo de reunión, yendo el campo de los levitas en medio de los otros. Seguirán en la marcha el orden de su campamento, cada uno según su puesto y su enseña. 18 A occidente, la enseña de Efraím; el jefe de los hijos de Efraím es Elisama, hijo de Amiud, 19 y su cuerpo de ejército es, según el censo, ;

(i) La organización del pueblo es militar, bajo la conducta de Dios, que es el jefe supremo, y tiene su tienda en medio del campamento y dirige los movimientos por medio de la nube.

(9

15. sigs.)

Los

levitas,

que acampaban inme-

diatamente en torno del santuario, guardia de honor y de servicio.

son

la

137

3

de cuarenta mil quinientos hombres. A sus lados acampará la tribu de Manasés; el jefe de la tribu de Manasés es Gamaliel, hijo de Pedasur, 21 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de treinta y dos mil doscientos hombres. 22 La tribu de Renjamín; el jefe de los hijos de Benjamín es Abidán, hijo de Gedeón, 23 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de treinta y cinco mil cuatrocientos hombres. 24 El total del campo de Efraím es, según el censo, de 20

ocho

ciento

mil

cien

hombres;

se

pondrán en marcha

los terceros. 25 Al norte, la enseña del campo de Dan, con sus tropas. El jefe de los hijos de Dan es Ajiezer, hijo de Ami-

sadai, 26

y su cuerpo de ejército es, censo, de sesenta y dos mil setecientos hombres. 27 A sus lados acampará la tribu de Aser; el jefe de los hijos de Aser es Feguiel, hijo de Ocrán, 28 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cuarenta y un mil quinientos hombres. 29 La tribu de Neftalí; el jefe de los hijos de Neftalí es Ajira, hijo de Enán, 30 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y tres mil cuatrocientos según

el

31 El total del campo de según el censo, de ciento cincuenta y siete mil seiscientos hombres. Se pondrán en marcha los últimos, según sus enseñas. 32 Estos fueron los hijos de Israel inscritos en el censo, según sus linajes. El total de todos los hombres inscritos, repartidos en varios campos, según sus cuerpos de ejército, fué de seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres. 33 Los levitas no fueron com prendidos en el censo con los hijos de Israel, según la orden que Yave había dado a Moisés. 34 Los hijos de Israel hicieron todo lo que a Moisés había mandado Yave. Así acampaban, según sus enseñas, y así se ponían en marcha cada uno, según su familia

hombres.

Dan

y su

es,

linaje.

Número y oficio de los 1

He

levitas.

descendencia de Arón y Moisés, al tiempo, en que Yave habló a Moisés en la montaña del

aquí

la

Sinaí.

He

aquí los nombres de los hijos de Arón: Nadab, el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. 3 Estos son los nombres de los hijos de Arón, sacer2

NÜMEROS,

138 dotes ejercer

ungidos el

para y consagrados 4 Nadab y Abiú ante Yave un

sacerdocio.

murieron al llevar fuego extraño, en Sinaí, y no dejaron

Itamar ejercieron

el

desierto

del

Eleazar e sacerdocio con

hijos.

el

Arón, su padre. 6 Yave habló a Moisés, diciendo: 6 «Llama a la tribu de Levi, que se acerque a Arón, el sacerdote, y se

ponga

a su servicio.

7

Ellos se encar-

garán de todo cuanto sea necesario para él y para toda la asamblea ante el tabernáculo de reunión, haciendo así el servicio del tabernáculo. 8 Tendrán a su cargo todos los utensilios del tabernáculo de reunión y cuanto necesiten los hijos de Israel en el servicio del tabernáculo. 9 Darás los

Arón y a sus hijos, se los darás enteramente de entre los hijos de Israel. 10 A Arón y a sus hijos les encomendarás las funciones de su sacerdocio; el extraño que se acercare al santuario será castigado con la muerte. 11 Yave habló a Moisés, diciendo: 12 «Yo he tomado de en medio de Israel a los levitas en lugar de todo primogénito, que abre la vulva de su madre, entre los hijos de Israel, y los levitas serán míos, 13 porque mió es todo primogénito; el día en que yo maté a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, me consagré a mí todos los primogénitos de Israel, tanto de hombres como de animales; son míos. Yo, Yave.» 14 Y habló Yave a Moisés en el levitas a

desierto del Sinaí, diciendo: 16 «Enua los hijos de Leví, según sus linajes y familias. 16 Haz el censo de

mera

varones de un mes para Moisés hizo el censo, según la orden de Yave, como éste se lo había mandado. 17 Estos fueron los hijos de Leví, por sus nombres: Gersón, Caat y Merari. 18 Nombres de los hijos de Gersón por sus familias: Lcbni y Scmci. 19 Hijos de Caat: Amram, Jesuar, Hebrón y Oziel. Hijos de Merari: por familias: Mojli y Musí Estas son las familias de Leví, según sus linajes. 21 De Gersón proceden la familia de Libní y la de Sem'ei; éstos son los linajes de Gersón. 22 Los enumerados de ellos, en el censo de todos los varones de un mes para arriba, fueron siete mil quinientos. 23 Los linajes de Gersón sentarán sus tiendas a espaldas del tabernáculo, a occidente. 44 El jefe todos los arriba.»

Y

3

del linaje de los gersonitas es Eliasaf, hijo de Lael. 25 Cuanto al tabernáculo de reunión, los hijos de Gersón tenían a su cargo la tienda, y sus cubiertas, el velo de la entrada de la tienda, la cortina de la entrada del atrio 26 y las de éste en torno del tabernáculo y del altar y las cuerdas para todo su servicio. 27 De Caat proceden los linajes de los amramitas y los azielitas; éstos son los linajes de Caat. 28 El censo

de todos los varones de un mes para arriba dió ocho mil seiscientos, adscritos al servicio del santuario. 29 Los linajes de los hijos de Caat acampaban al mediodía del tabernáculo. 30 El jefe de los linajes de las familias de Caat era Elisafán, hijo de Oziel. 31 Estaban a su cargo el arca, la mesa, el candelabro, los altares y los utensilios sagrados de su servicio y el velo con todo lo que pertenecía a su servicio. 32 El jefe supremo de los levitas era Eleazar, hijo del sacerdote Arón, a quien correspondía la superintendencia de todos los adscritos al servicio del santuario. 33 De Merari proceden los linajes de los mojlitas y los musitas. Estos son los linajes de Merari. 34 Los enumerados de ellos, conforme al censo de todos los varones de un mes para arriba, fueron seis mil doscientos. 86 El jefe de los linajes de Merari era Suriel, hijo de Abijad; acampaban

lado norte del tabernáculo. 36 Al cargo de los hijos de Merari estaban los tablones del habitáculo con sus barras, 37 sus columnas y sus basas y todo su servicio, y las columnas del atrio con sus basas, sus clavos y sus cuerdas. 38 Delante del tabernáculo de reunión, a levante, acampaban Moisés, Arón y sus hijos, que velaban al cuidado del santuario para los hijos de Israel; todo extraño que se acercaba era castigado con la muerte. 39 Los levitas que Moisés y Arón enumeraron de orden de Yave fueron, contando de todos los linajes los varones de un mes para arriba, ventidós mil. al

Rescate de los primogénitos de Israel. 40

Yave

dijo

a

Moisés:

«Haz

el

censo de todos los primogénitos de entre los hijos de Israel de un mes

NÚMEROS. para arriba, contándolos por sus nomines. 41 Tomarás para mf a los levitas, en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y el ganado de los levitas, en lugar de los primogénitos del ganado de los hijos de Israel. Yo, Yave.» 42 Moisés hizo el censo de todos los primogénitos de los hijos de Israel, según la orden que Yave le había dado. 43 Todos los primogénitos, contados por sus nombres, de un mes para arriba, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres. 44 Yave habló a Mosiés, diciendo: 45 «Toma a los levitas en lugar de los primogénitos de lo- hijos de Israel y el ganado de los levitas en lugar de los primogénitos de sus ganados. Los levitas son míos. Yo, Yave.» 46 Para el rescate de los doscientos setenta y tres primogénitos de los hijos de Israel, que sobrepasan el número de los levitas, 17 toma cinco siclos por cabeza, según el siclo del santuario, que es de veinte güeras. 48 Ese dinero se lo entregarás a Arón y a sus hijos, como rescate de los que

sobrepasan el número de los levitas.» 49 Moisés tomó el dinero de los primogénitos de los hijos de Israel, 50

mil

trescientos

sesenta

y cinco

según el siclo del santuario. Moisés entregó a Arón y a sus hijos el dinero del rescate, según la orden de Yave, según lo que Yave había dicho a Moisés.

tela

jacinto

y pondrán encima de

los platos, los cálices, las cazoletas y los vasos de las libaciones; 8 tenel pan perpetuo irá sobre ella; derán encima una tela carmesí, con que la envolverán, y una cubierta de pieles curtidas, y pondrán las barras de la mesa. 9 Tomarán una tela jacinto, con la que cubrirán ella

candelabro con sus lamparas, sus despabiladeras, sus platos para los pábilos cortados y todos los utensiel

lios

para

el

aceite

que

se

emplean

en su servicio 10 y con todos sus utensilios; los cubrirán de pieles curtidas y lo pondrán sobre unas angarillas. 11 Tenderán un paño jacinto sobre el altar de oro, y después de cubrirlo

con pieles curtidas, 12

le

pondrán

Tomarán todos

las

utensilios para el servicio del santuario, y metiéndolos en una tela jacinto, los cubrirán con pieles curtidas y los colocarán sobre unas angarillas. barras.

los

13

Quitarán del altar las cenizas, y tenderán sobre él un paño de púrpura escarlata; 14 pondrán encima de él todos los utensilios de su servicio, los braseros, los tenedores, las paletas y las bandejas, todos los utensilios del altar, y lo cubrirán con pieles curtidas y le pondrán las barras. 15

siclos, 51

139

4

Cuando Arón y

acabado

sus hijos

hayan

santuario sus utensilios todos y se levante

de

cubrir

el

campamento, vendrán

los

y el

hijos de sin tocar

Caat para llevarlos, pero las cosas santas, no sea que mueran. aquí lo que del tabernáculo de reunión trasportarán los hijos la

He

Obligaciones de los levitas.

16 Eleazar, hijo de Arón, el sacerdote, tendrá bajo su vigilancia el aceite del candelabro, el timiama, la oblación perpetua y el óleo de unción, así como todo el tabernáculo y cuanto él contiene, el santuario con todos sus utensilios.» 17 Yave habló a Moisés y Arón, diciendo: 13 «Tened cuidado de que

de Caat.

1

Yave habló

Moisés y Arón, diciendo: 2 «Haz el censo de los hijos de Caat de entre los hijos de Leví, según sus familias y linajes, 3 desde los treinta años para arriba hasta los cincuenta, todos los que han de prestar servicio o cumplir alguna función en el tabernáculo de reunión. 4 Estos serán los servicios de los hijos de Caat en el tabernáculo de reunión: consistirán en lo tocante

4

a

las cosas santísimas. 6 Cuando hubiere de levantarse el campamento, vendrán Arón y sus hijos a bajar el velo, y cubrirán con él el arca del testimonio; 6 pondrán encima una cubierta de pieles curtidas y tenderán por encima de toda ella un paño de jacinto, y colocarán las barras del arca. 7 Tenderán sobre la mesa de los panes de la proposición una

a

de Caat no sean extirpados de en medio de los levitas, tengan segura modo que y haced de la vida y no mueran si se acercan a las cosas santísimas; sean Arón y sus hijos los que entren para encargar a cada uno su servicio y su cargo; 20 pero ellos que no entren para ver un solo instante las cosas santas, no los hijos del linaje 19

sea 21

22

que mueran.»

Yave habló

a Moisés,

diciendo:

«Haz también el censo de los de Gersón según sus familias y

hijos lina-

1

NÚMEROS,

10 23

haciendo el censo de los de años par?, arriba hasta los cincuenta, de todos los que han de prestar sus servicios y cumplir alguna función en el tabernáculo de la reunión. 24 He aquí los servicios de los linajes de Gersón, lo que habrán de hacer y lo que habrán de llevar. 26 Llevarán las cortinas del habitáculo y tienda de la reunión; su cubierta y la cubierta de pieles curtidas con que se cubren, 26 las cortinas del atrio y la de la puerta de entrada del atrio, todo lo que rodea la tienda y el altar, sus cuerdas y todos los utensilios de su servicio, y harán cuanto con ellos se ha de hacer. 27 A las órdenes de Arón y sus hijos estará el servicio de los gersonitas en lodo cuanto éstos han de hacer y llevar; vosotros asignaréis a cada uno determinadamente lo que hayan de trasportar. 28 Este es el servicio de los linajes de Gersón en el tabernáculo de reunión, y su vigilancia estirá a cargo de Itamar, hijo del sacerdote Arón. 29 Haz el censo de los hijos de Mesegún sus familias y linajes, rari 30 contándolos desde los treinta años para arriba hasta los cincuenta, todos los adscritos al servicio y para cumplir sus funciones en el tabernáculo de la reunión. 31 He aquí lo que hahrán de trasportar, según sus servicios, en el tabernáculo de la reunión: jes,

treinta

tablones del habitáculo, sus tra-

los

veseros, 32

y

las

sus columnas y sus basas, columnas, del atrio en derre-

dor, con sus Dasas, sus estacas y sus cuerdas y todos los utensilios do sus basas, y les indicaréis determinadamente los utensilios que han de trasportar. 33 Este es el oficio del linaje de los hijos de Merari, conforme a su servicio en el tabernáculo de la reunión, bajo la vigilancia de Itamar, hijo del sacerdote Arón.»

Censo de

los levitas.

6

tabernáculo de la reunión, que Moisés y Arón enumeraron de orden de Yave dada a Moisés. 88 Hízose el censo de los hijos de Gersón, por familias y linajes, 39 desde los treinta años para arriba hasta los cincuenta, de cuantos hacían servicio en el tabernáculo de reunión, 40 y fueron enumerados por familias y linajes dos mil seiscientos treinta. 41 Estos son los enumerados de los linajes de Gersón todos los que hacían servicio en el tabernáculo de reunión que Moisés y Arón enumeraron de orden de Yave. 42 Hízose el censo de las familias de los hijos de Merari por familias y linajes 43 desde los treinta años para arriba hasta los cincuenta, de cuantos prestaban servicio en el tabernáculo de la reunión, 44 y fueron enumerados por familias tres mil doscientos. 46 Estos son los enumerados de las familias de Merari, que Moisés y Arón enumeraron según la orden de Yave dada a Moisés. Todos los que fueron enumerados en el censo que Moisés y Arón y los príncipes de Israel hicieron de los levitas, por familias y linajes, 47 desde los treinta años para arriba hasta los cincuenta, 48 todos los que prestaban servicio de ministerio o de trasporte en el tabernáculo de la reunión, vinieron a ser ocho mil quinientos ochenta. 49 Según la orden dada por Yave a Moisés, fueron designados cada uno para su propio ministerio y su propio cargo, y los designados fueron aquellos que Yave había mandado. el

Leyes varias. 1

**

*

Habló Yave a Moisés, diciendo: "Manda a los hijos de Israel que

salir del campamento a todo leproso, a todo el que padece flujo, v a todo inmundo por un cadáver. 3 Hombres o mujeres todos los haréis

hagan

salir

del

campamento para que no el campamento en que

contaminen 34

de

la

y Arón y los príncipes asamblea hicieron el censo de

Moisés

de Caat por linajes y fami35 de cuantos eran de treinta años para arriba hasta los cincuenta; 88 y los enumerados según sus familias y sus linajes fueron dos mil setelos hijos lias,

cientos cincuenta;

87

éstos fueron los

enumerados del linaje de los caataitas, todos los que hacían el servicio en

habitan.» Asi lo hicieron los hijos de Israel, haciéndolos s 14 Pero ellos no le escucharon, y endurecieron su cerviz, como lo habían hecho sus padres, que no creyeron en Yave, su Dios. 16 Rechazaron sus leyes y la alianza que había hecho con sus padres, y las amonestaciones que les había hecho. Se fueron tras las vanidades, y cayeron así ellos mismos en la vanidad, como los pueblos que los rodeaban, y a quienes Yave les había prohibido imitar. 18 Traspasaron todos los mandamien-

de Judá. 19 Pero tampoco Judá guardó los mandamientos de Yave, su Dios, y ha imitado las costumbres de Israel. 20 Por eso arrojó Yave de sí a toda la descendencia de Israel, la ha humillado, y la entregó en manos de salteadores, hasta arrojarla de su presencia. 21 Israel se separó de la casa de David y se dió por rey a Jcroboam, hijo de Nabat, que los apartó de Yave, e hizo cometer a Israel un gran pecado. 22 Los hijos de Israel se dieron a todos los pecados de Jcroboam, que él comenzó, y no se apartaron de ellos 23 hasta que Yave arrojó a Israel lejos de su presencia, como lo había anunciado por todos sus siervos los profetas. E Israel ha sido llevado cautivo lejos de

tres años.

j

i

su tierra, a Asiria, donde ha quedado hasta el día de hoy (1). 24 El rey de Asiria mandó gentes de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Amat y de Sefarvaim, y las estableció en las ciudades de Samaría, en lugar de

I

hijos de Israel. Se posesionaron de Samaría y habitaron en sus ciu-

los

dades. 28 Cuando comenzaron a habitar allí, no temían a Yave, y Yave mandó contra ellos leones, que los devoraron. 28 Dijeron, pues, al rey

I

de Asiria: «Las gentes que tú has trasladado, para establecerlas en las

ciudades de Samaría, no conocen el modo de servir al Dios de aquella tierra, y éste ha mandado contra ellas leones, que los devoran, porque no saben el modo de servir al dios de |

|

,

Es la definitiva destrucción y desapa(i) rición de' reino del norte. Las causas de esta ruina fueron muchas. La principal de todas, la corrupción religiosa. No dejaron de influir también poderosamente las constantes revueltas políticas, acompañadas muchas v

1

David y

los

jefes

del

ejér-

separaron a los que, de entre los hijos de Asaf, de Hemau y hablan de hacer el de Jedutun, oficio de cantores acompañándose del arpa, del salterio y de los címbalos, cito

cumpliendo cada uno el oficio a que se le destinaba en proporción de su número. De los hijos de Asaf: Zacur, José, Natanía y Asarela, bajo

duodécima a Jacim; 13 la décimaa Jupa; la décimacuarta a Jebab; 14 la décimaquinta a Bilga; la

de Asaf, cantor del rey. los hijos de Jedutun, (íodolías, Jcscías, Josabfas, Matatías y Sira, bajo la dirección de su padre jedutun, que cantaba con el arpa para alabar y celebrar a Yave. la dirección

tercera

3

1& la

décimadécimasexta a Imer; séptima a Jcrir; la décimaoclava a 18 Afses; la décimanona a Detaya; 17 la vigéla vigésima a Jezaquiel:

31

de Arón, fueron sorteados ante David, Sadoc, Ajimelec y los jefes de las casas paternas de sacerdotes y levitas. Todo se hizo por suerte para distribuir igualmente los oficios, siendo el jefe de familia como el menor de sus hermanos. los

bid delante del rey y de los principes, delante de Sadoc, sacerdote, y de Ajimelec, hijo de Abiatar, y de los de familias de sacerdotes y jefes levitas, y se iba sacando por suerte una casa paterna para Eleazar y una (asa paterna para Itamar. 7 La primera suerte tocó a Jojarib; la segunda a Jidaya; 8 la tercera a Jorim; la cuarta a Seorim; • la quinta a Malaquías; la sexta a Miamln; 10 la séptima a ("os; la octava a Abías; 11 la novena a Jesúa; la décima a Secanía; 12 la undécima a Elyasib;

la

25

el

y los guardia al tabernáculo de la reunión a las órdenes de los hijos de Arón, sus hermanos, en el servicio de la casa de Yave.

1

24.

simaprimera a Jaquim; la vigésimasegunda a Gamul; 18 la vigésimatercera a Delaya; la vigésimacuarta a Mazía. 19 Así fueron distribuidos para su ministerio, para que entrasen en la casa de Yave a las órdenes de Arón, conforme a los mandatos que les había dado Yave, Dios de Israel.

ácimo, las hojuesartén y las cocidas, y todas las medidas de capacidad y de longitud. 30 Tenían que presentarse cada mañana y cada tarde para alabar y celebrar a Yave 31 y ofrecer continuamente los holocaustos a Yave los sábados, los novilutortas

I.

1

¡

De Jedutun:

CRÓNICAS 1 De Hernán: sus hijos, Buquías, Matanias, Ozicl, Sabuél, Jerimot, Jananfas, Jananí, Eliata, Griiedeltí, Romemtiezer, Jcsbacasa, Melotí, Otir 6 Todos éstos eran hijos y Majariot. de Hernán, vidente del rey (1), para cantar las alabanzas de Dios y ensalzar su poder, pues Dios había dado a Hernán catorce hijos y tres hijas. 6 Estos hijos de Asaf, de Jedetun y de Hernán, fueron puestos bajo la dirección de sus padres para cantar en el templo de Yave tocando ios címbalos, las arpas y los salterios, cumpliendo los ministerios de la casa de Yave según el orden prescrito por 7 El número de ellos, con sus el rey. hermanos hábiles en el arte y que enseñaban a los otros a cantar las alabanzas a Yave, era de doscientos ochenta y ocho. 8 Fueron sorteados en cada clase sin acepción de personas, jóvenes y viejos, hábiles y menos hábiles. 9 El primero por suerte fué José, de la casa de Asaf; el segundo Godolías, por él y por sus hijos y hermanos, en número de doce; 10 el tercero Zacur, y sus hijos y hermanos en número de doce; 11 el cuarto Jisrí, con sus hijos y hermanos en número de doce; 12 el quinto Natanías, con sus hijos y hermanos en número de doce; 13 el sexto Buquías, con sus hijos y hermanos en número de doce: 14 el séptimo Jisreela, con sus hijos y hermanos en número de doce; 15 el octavo Jesaya, con sus hijos y hermanos en número de doce; 16 el noveno Matanias, con sus hijos y hermanos en número de doce; 17 el décimo Semeya, con sus hijos y hermanos en número de doce; 18 el undécimo Azareel, con sus hijos y hermanos en número de doce; 19 el duodécimo Asabías, con sus hijos y hermanos en número de doce; 20 el décimotercero, Sabael, con sus hijos y hermanos en número de doce; 21 el décimocuarto Matatías, con sus hijos y hermanos en número de doce; 22 el décimoquinto Jerimot, con sus hijos y hermanos en número de doce; 23 el décimosexto Jananías, con sus hijos y hermanos en número de doce; 24 el décimoséptimo Jesbacasa, con

i

l

|

;

'

1,

26

sus hijos y hermanos en número de doce; 25 el décimooctavo Jananí, con sus hijos y hermanos en número de doce; 26 el décimonono Melotí, con sus hijos y hermanos en número de doce; 27 el vigésimo Eliata, con sus hijos y hermanos en número de doce; 28 el vigésimoprimero Otir, con sus hijos y hermanos en número de doce; 29 el vigésimosegundo Guedeltí, con sus hijos y hermanos en número de doce; 30 el vigésimotercero Majariot, con sus hijos y hermanos en número de doce; 31 el vigésimocuarto Romemtiezer, con sus hijos y hermanos en número de doce.

Ordenes de

los porteros del templo.

t)/_

1

También fueron

2

Hijos de Meseelemías: Zacarías, el primogénito; Jediael, el segundo; Zebadías, 3

el

Elam,

el

tercero; Jataniel, el cuarto; quinto; Jeojanán, el sexto;

Elyoenai, el séptimo. 4 Hijos de Obededom: -Semeyas, el primogénito; Jozabad, el segundo; Joaj, el tercero; Sacar, el cuarto; Netaneel, el quinto; 5 Amiel, el sexto; Isacar, el séptimo; Peultai, el octavo; pues Dios le había bendecido. 6 A Semeyas, su hijo, le nacieron hijos, que prevalecieron en la casa de su padre y eran hombres fuertes. 7 Hijos de Semeyas: Otni y Refael, Obed, Elzabad y sus hermanos, hombres valerosos, Eliu y Samaquías. 8 Todos éstos eran hijos de

Obededom.

Ellos, sus hijos

y sus

her-

manos, fueron hombres vigorosos y de mucha fuerza para el servicio; sesenta y dos de Obededom. 9 Los hijos y los hermanos de Meselemía, hombres valientes, eran en número de dieciocho. 10

De

los

hijos

de Merarí: Josa,

que tuvo por hijos: Simrí, el jefe, hecho jefe por su padre, a pesar de no ser el primogénito; 11 Jilquiya, el Tebalía, el tercero; Zacacuarto. Los hijos y los hereran, en todo, trece. 12 estos órdenes de porteros, a los jefes de ellos y a sus hermanos, fué encomendada la guardia para el servicio de la casa de Yave. 13 Fueron sorteados para cada puerta, pe-

segundo;

rías,

el

manos de Josa

El título de «vidente del Rey», que se (i) da aquí a Hernán, en 21, 9, a Gad y en II Par. 35, i5> a Jedutún, parecen indicar un profeta áulico, órgano de las divinas revelaciones cerca de David.

distribuidos

los guardas de las puertas. De los hijos de Core: Meseelemías, hijo de Core, de los hijos de Asaf.

A

CRÓNICAS qucños y grandes, según

sus

paternas. 14

Tocó por suerte lado de oriente. Se echó Zacarías, su hijo, que dente consejero, y le

casas

I,

27

bernaban a

los israelitas del lado de Jordán, en su parte occidentanto en lo concerniente al servicio de Yave, cuanto en lo concerallá del

Selemía el para un pru- niente al servicio del rey. 31 Por lo tocó el lado que hace a los hebronitas, de quienes era jefe Jeriya, se hicieron el año del norte. 15 A Obededom, con sus hijos, le tocó el lado del mediodía, cuarenta del reinado de David invesdonde estaba también la casa de las tigaciones en Jazer de Galad,. según 16 asambleas. A Supín y a Josa les sus genealogías y sus casas paternas; tocó el lado de occidente, la puerta 32 y se halló que los hermanos de que sale al camino de la subida. Jeriya, hombres valientes y robusEstos cuerpos de guardia se corres- tos, eran dos mil setecientos, jefes pondían unos a otros. 17 La puerta de casas paternas. El rey David los de oriente estaba guardada por seis constituyó sobre los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manases, levitas, y la del norte por cuatro, que se renovaban todos los días. para lo tocante a Dios y lo tocante al Había también cuatro por día a la rey. puerta del mediodía, y otros cuatro que servían de dos en dos en el lugar Los jefes del ejército. de las asambleas. 18 Había también cuatro guardas al occidente para la 0"7 1 El número de los hijos de • subida, dos en cada puesto. 19 De este Israel que entraban en servimodo fueron distribuidos los porteros, cio de tropa para la guardia del rey, que eran todos hijos de Coré y de que se relevaba todos los meses del Merarí. 20 Ajías tenía la guarda de año según la distribución que de los tesoros de la casa de Dios y de ellos se había hecho, era de veinticuatro mil cada vez; cada tropa tenía los utensilios sagrados. 21 De entre sus jefes de casas paternas, sus jefes los hijos de Lacdam, los hijos de Gersón. descendiente de Laedam, jefe de millar y de centena, y sus oficiade las casas paternas de Lacdam, ger- les al servicio del rey. 2 sonita, eran: .Tejielí y Zetán. 22 Los A la cabeza de la primera divihijos de Jejielf, Zetán y Joel, su her- sión para el primer mes estaba Jamano, que guardaban los tesoros de sobeam, hijo de Zabdiel; mandaba una división de veinticuatro mil la casa de Yave. 23 De entre los amramitas, jisearitas, hebronitas y uze- hombres. 3 Era de los hijos de Peres 24 litas, Sebucl, hijo de Gersón, hijo y mandaba a todos los jefes de la de Moisés, era intendente del tesoro. tropa del primer mes. 25 De entre sus hermanos 4 A los desla cabeza de la división del cendientes de Eliczcr, cuyo hijo fué segundo mes estaba Dodal, ajotita: Kejabía, hijo de éste Jcsaya, hijo de y tenía bajo él a Mielot, que mandaba éste Joram, hijo de éste Zicií, hijo una parte de esta tropa, que era de de éste Selomit; 26 Selomit y sus her- veinticuatro mil hombres. 6 manos guardaban los tesoros de las El jefe de la tercera división, la cosas santas que habían sido consa- del tercer mes, era Banaias, hijo de gradas por el rey David, por los Joyada, sacerdote, y tenia a su veinticuatro mil hombres. jefes de las casas paternas, los jefes mando de millares y de centenas, y los jefes • Este es el Banaias que era el más 2' del ejército, del botín de guerra valicnte.de los treinta, y los superay de los despojos para la casa de Yave. ba a todos. Su hijo Ámisadab era 28 Todo lo que había sido consagrado uno de los jefes de su división. 7 El cuarto jefe, para las tropas por Samuel, el vidente, por Saúl, hijo de Quis, por Abner, hijo de Ner, del cuarto mes, era Azael, hermano por Joab, hijo de Sarvia, todas las de Joab; y Zabdías, su hijo, fué su cosas consagradas, estaban bajo la sucesor. El número de sus tropas era custodia de Selomit y sus hermanos. de veinticuatro mil. 8 29 El quinto jefe para el mes quinto De entre los Jisearitas, Quenayas y sus hermanos ejercieron funciones era Samaot, de Jezer, y su tropa como magistrados jueera de veinticuatro mil. exteriores, y • El sexto para el sexto mes era ces en Israel. 30 De entre los hebronitas, Josabía y sus hermanos, hom- Jira, hijo de Iques de Tema, y tenía bres valientes, mil setecientos, go- en su tropa veinticuatro mil hombres. a

la suerte

tal,

era

*

CRÓNICAS 10

sétimo para

El

el

sétimo mes

era Jeles, de Faloní, de la tribu de Efraím; su tropa era de veinticuatro mil hombres. 11 El octavo para el octavo mes era Sibcaf, de Jusat, del linaje de Zarjí, que tenía bajo él veinticuatro mil

hombres. 12

El noveno para

el

noveno mes

era Abiezer, de Anatot, de los hijos

mandaba veinticuatro mil hombres. 13 El décimo para el décimo mes era Maraí, de Nctofat, descendiente de Zarjí, y tenía bajo sí veinticuatro mil hombres. de Jcminf, que

14 El undécimo para el undécimo mes era Banaias, de Faratón, de la

tribu de Efraím; su tropa veinticuatro mil hombres.

era

de

15

El duodécimo para el duodécimo mes era Joldaí, de Netofat, descendiente de Otoniel, y su tropa era de veinticuatro mil hombres.

I,

28

ciudades, en los pueblos, y en las torres, estaba Jonatan, hijo de Ozías. 26 Ezri, hijo de Jelub, estaba sobre los obreros del campo, que labraban 27 Siineí, de Rama, sobre las tierras; las viñas; Sabdí, de Sefam, sobre el fruto de las viñas en las bodegas; 28 Baal Anarn, de Gueber, sobre los olivares e higuerales, en el llano; Joás, sobre las provisiones de aceite; 29 Sitraí, de Sarón, sobre el ganado vacuno, que se apacentaba en Sarón; Safat, hijo de Adlaí, sobre el ganado

16

jefes

30

valles;

era amigo del rey; Ajitofel, eran consejeros Joyada, hijo de Banaías, y Abiatar. Joab era el jefe supremo del ejército del rey.

34

de las doce tribus.

Estos eran los jefes en

las

doce

tribus:

En

la

que

se apacentaba en los Obid, ismaelita, sobre los camellos; Jejdía, de Meronot, sobre los asnos; 31 Jazis, agareno, sobre las ovejas. Todos éstos eran intendentes de la hacienda de David. 32 Jonatan, hijo de David, era consejero, hombre de sentido y de saber; Jcjiel, hijo de Jacmoní, era mayordomo de los hijos del rey; 33 Ajitofel era consejero del rey;

vacuno

arguita,

Jusaí,

Los

A Ir,

además de

de Rubén, Eliezer, hijo de

Zicrí; en la de Simeón, Safatías, hijo de Maaca; 17 en la de Leví, Josabías, hijo de Carmel; de los aronitas, Sadoc; 18 en la de Judá, Elihu, hermano de

Recomendaciones de David a Salomón para la edificación del

David; en

(yo

de Isacar, Am/.i, hijo de Micael; 19 en la de Zabulón, Jismaías, hijo de Abolías; en la de Nefla

Azriel; 20

Jerimot, hijo de en la Efraím, Oseas, hijo de Azacías; inedia tribu de Manasés, Joc!, hijo de Pedaya; 21 en la media tribu de Manasés en Galad, Jidom, hijo de Zacarías; en la tribu de Benjamín, Jasiel, hijo de Abner; 22 en la tribu de Dan, Ezriel, hijo de Jerojafn. Estos eran los príncipes de las ti ibus de Israel. 23 David no quiso contar a los que estaban por debajo de los veinte años, poique Yave le había dicho que multalí,

de en

la

tiplicaría a Israel como las estrellas del cielo. 24 Joab, hijo de Sarvia,

había comenzado a hacer el censo; mas no le acabó, porque esto trajo la ira sobre Israel, y por eso el número de los que habían sido contados no está escrito en las crónicas de David.

Otros funcionarios de David.

"

Azmavet, hijo de Adiel, tenía a su cargo el tesoro del rey; sobre los

almacenes

del

campo,

en

las

templo. 1

David convocó a Jerusalén

a todos los jefes de Israel; a los jefes de las tribus, a los jefes de las divisiones al servicio del rey, a los jefes de millares y de centenas, a los intendentes de la hacienda y de los ganados del rey, a los hijos del rey, a los eunucos y oficiales del palacio, a todos los hombres de valer; 2 y levantándose en pie, dijo: «Oídme,

míos y pueblo mío: Yo propósito de edificar una casa de reposo para el arca de la alianza de Yave, para el escabel de los pies de nuestro Dios, y había ya hecho aprestos para ello; 3 pero me dijo Dios: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra y has derramado mucha sangre. 4 Pero Yave, Dios de Israel, me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey de Israel, pues eligió a Judá por caudillo, y de la casa de Judá, a la familia de mi padre, y de entre los hijos de mi padre, se agradó de mí, para hacerme rey de todo Israel. 6 De todos mis

hermanos tenía

hijos,

el

pues

me

ha dado Yave muchos

CRÓNICAS

416

a mi hijo Salomón para trono de Yave, sobre Israel; y me ha dicho: Salomón, tu hijo, edificará mi casa y mis atrios, porque yo le he elegido por hijo, y yo seré padre para él. 7 Yo afirmaré su reino para siempre, si él se esfuerza en poner por obra mis mandamientos y mis juicios como hoy. 8 Ahora, pues, ante todo Israel, ía congregación de Yave, y ante nuestro Dios, que nos oye, guardad y observad todos los mandamientos de Yave, vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra y la dejéis en heredad a vuestros hijos después de vosotros a perpetuidad. 9 Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y ánimo generoso; porque Yave escudriña los corazones de todos y penetra todos los designios y todos los pensamien-

querubines, que tienden sus alas y el arca de la alianza de Yave.

hijos, eligió

sentarse en

129

I,

cubren

el

19

6

Todo

tará contigo y no te dejará ni te desamparará hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Yave. 21 Los órdenes de sacerdotes y levitas, para todo el ministerio de la casa de Yave, y todos los hombres de buena voluntad y de habilidad para toda suerte de obras, y los príncipes y todo el pueblo, estarán contigo para ejecutar todas tus órdenes.»

Ofrenda* voluntarías para

el

templo. Después dijo David a toda asamblea: «Sólo a Salomón, mi ha elegido Dios; es joven y de corta edad, y es grande la obra, porque la casa no es para hombres, sino para Yave Dios. 2 Yo, con todo mi esfuerzo, he preparado para la casa de mi Dios, oro para lo de oro, 1

*)Q

la hijo,

esfuérzate y hazlo.» la traza

del pórtico y sus dependencias y oficinas, de las salas, de las cámaras y de la casa del propiciatorio. 12 Asi-

mismo

la traza de cuanto él quería hacer para los atrios de la casa de Yave, para las cámaras de alrededor, para los tesoros de la casa de Yave, tesoros de las cosas consay para los gradas. 13 Dióle también la distribución de los órdenes de los sacerdotes v los levitas, para todo el ministerio de la casa de Yave, y de los utensidel ministerio de la casa de lios Yave; 14 el modelo de los utensilios de oro, con el peso que cada uno había de tener, y el de los utensilios de plata, con el peso de ella que había de tener cada uno de los utensilios para el servicio. 15 El peso de los candeleros de oro, el de las lámparas de oro, con el peso de cada candelero y de cada lámpara; el peso de los candeleros de plata y de sus lámparas, según el uso a que se destinaba cada candelero. 16 Le dió el peso de oro para las mesas de los panes de la proposición, para cada mesa, y la 17 Le plata para las mesas de plata. dió el modelo de los tenedores, de las fuentes, de los cálices de oro puro, el de las copas de oro, con el peso de cada copa; 18 el del altar de los perfumes de oro puro, con su peso de oro: el modelo del carro y de los

sido mos-

ponte a la obra; no temas ni desmaporque Yave Dios, mi Dios, es-

Si tú le buscas, le hallarás; mas si le dejas, te rechazará para siempre. 10 Mira que Yave te ha elegido para edificar casa que sea su santuario:

Entregó David a su hijo

me ha

yes,

tos.

11

esto, dijo,

trado por la mano de Yave, que me dió a entender el diseño de todas las obras.» 20 Lijo después David a Salomón, su hijo: «Esfuérzate y anímate, y

plata para lo de plata, bronce para de bronce, hierro para lo de hierro, madera para lo de madera, y piedras de ónice y piedras preciosas, y piedras blancas como el alabastro, y piedras de diversos colores, toda suerte de piedras preciosas y mármol de Sais. lo

3

Además, en mi devoción para la casa de Yave, guardo en mi tesoro particular oro y plata, además del preparado para la casa del santuario, que doy para la casa de mi Dios. 4 Tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata fina, para recubrir las paredes de la casa. 6 Oro, pues, para las cosas de oro, plata para las cosas de plata. ¿Quién quiere hacer hov ofrenda a |

Yavt j

!

cienda real, ofrecieron voluntariamente sus ofrendas, 7 dando para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos de oro, diez mil dáricos ( 1 ), diez (i)

'

T

6 Entonces todos los príncipes

420

CRÓNICAS

13

Tornóse Salomón a Jerusalén del de Gabaón, delante el taber-

alto

náculo del testimonio, y reinó sobre Israel.

II.

2

empresa de edificarle una casa? Gracias que sólo es para quemar el incienso en su presencia. 7 Envíame, pues, un hombre hábil, que sepa trabajar

Carros y caballos de Salomón. 14

Salomón juntó carros y

caballe-

tuvo mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, que distribuyó entre las ciudades donde tenía los carros, 15 Hizo y Jerusalén, cerca del rey. la plata y el oro en Jerusalén tan

ría;

común como

las piedras,

tan numerosos

como

y

los

los cedros sicómoros,

que se dan con abundancia en los campos. 18 De Egipto traía Salomón los caballos. Iban a buscarlos a Egipto, a Coa, mercaderes del rey, que los compraban allí a un precio determinado. 17 Un tiro de cuatro caballos plata, y los

costaba

seiscientos

siclos

de

y un caballo ciento cincuenta, compraba también para todos reyes de los geteos y para los de

los Siria.

el oro, la plata, el bronce, el hierro, la púrpura, la escarlata y el jacinto, que sepa hacer toda suerte de cincelados, para que dirija a los

maestros que tengo yo en Judá y en Jerusalén, los cuales previno ya mi padre. 8 Envíame también maderas de cedro, de ciprés y de sándalo; pues yo sé que tus siervos entienden de cortar los árbolés del Líbano; y los míos trabajarán con los tuyos, •

para preparar

Resolvió, pues, Salomón ediuna casa al nombre de Yave, y un palacio real para sí. 2 Destinó setenta mil hombres para transportar las cargas, ochenta mil para los trabajos de las canteras en los montes, y tres mil seiscientos capataces para ellos. 3 Mandó también a decir a Hiram, rey de Tiro: «Lo que hiciste con David, mi padre, mandándole madera de cedro para edificar el palacio en que habitara, 4 hazlo también 4-v

_.

1

ficar

conmigo, para que pueda yo edificar un templo al nombre de Yave, mi Dios, y consagrarlo, para quemar incienso y aromas delante de él, tener siempre ante él los panes de proposición, y ofrecerle holocaustos mañana y tarde, así como también los sábados, los novilunios y las otras solemnidades de Yave, nuestro Dios, por siempre, como él se lo ha mandado a Israel; 6 pues el templo que quiero edificar ha de ser grande, ya que grande es nuestro Oíos, mas que todos los dioses; • ¿y quién se creerá capaz de edificar una casa digna de él? Si el cielo, y los cielos de los cielos no bastan a contenerle, ¿quién soy yo para la la

cantidad

de

Y

bién: «Bendito

Concierto de Salomón ron Iliram.

gran

madera, pues la casa que yo deseo construir ha de ser grande y magnífica. 10 Yo daré a los siervos tuyos, que se ocupen en cortar y derribar los árboles, veinte mil coros de trigo, y otros tantos de cebada, veinte mil bata de vino y veinte mil de aceite.» 11 Hiram. rey de Tiro, respondió en un escrito que dirigió a Salomón: «Porque amó Yave a su pueblo, te ha hecho rey de él.» 12 decía tamYave, Dios de

Israel,

que ha hecho los cielos y la tierra, y ha dado al rey David un hijo sabio, entendido, cuerdo y prudente, que edifique casa a Yave y casa real. 13 Yo, pues, te envió ün hombre hábil y entendido, a Hiram, 14 hijo de una mujer de las hijas de Dan, pero cuyo padre era de Tiro, que sabe la plata, el bronce, piedra, la madera, la púrpura, el jacinto, el lino y la escaríala, y grabar toda suerte de figuras; y es ingenioso en inventar cuanto se necesita para toda clase de obras. El trabajará con tus obreros y con los de David, mi señor, tu padre. 16 Manda tú, pues, mi señor, a tus siervos el trigo y la cebada, el aceite y el vino que has ofrecido. 18 Nosotros

trabajar el

oro,

el

hierro,

la

cortaremos madera que en balsas, hasta Jope,

en

el

Líbano

necesites, y la para llevarla

toda

la

pondremos por mar

y tú la harás llevar de a Jerusalén.» Salomón hizo el censo de todos los extranjeros que había en la tierra de Israel, después del hecho por David, su padre, y fueron hallados ciento cincuenta y tres mil seiscientos. 18 Destinó de ellos setenta mil para los transportes, y ochenta mil para las canteras en los montes, y tres mil seiscientos capataces para vigilar a los obreros. allí 17

CRÓNICAS Construcción del templo. 1

3

Comenzó, pues, Salomón a

edi-

II,

3,

4

121

treinta y cinco codos de altura, con sus capiteles, cada uno de los cuales tenía cinco codos de alto. 16 Hizo

casa en Jerusalén, en también en ellos cadenetas, como las del santuario, y las puso en los capiel monte Moria, que había sido mostrado a su padre; en el lugar que teles, y con ellas se enlazaron cien David había dispuesto en la era de granadas. 17 Alzó las columnas en Ornan, jebuseo. 2 Comenzó la edifi- el vestíbulo del templo, la una cación a dos días del mes segundo a la derecha y la otra a la izquierda. del año cuarto de su reinado. 3 He A la que estaba a la derecha la llamó aquí el plano seguido por Salomón Jaquín, y a la de la izquierda Boaz. para la construcción de la casa de Yave: el largo era de sesenta codos según la medida antigua, el ancho de El altar de bronco, el mar de vemte codos. 4 El vestíbulo, que iba bronce y otros utensilios. delante, tenía un largo correspon1 Hizo además el altar de bronce, diente al ancho de la casa, de veinte codos, y su anchura era de diez codos; de veinte codos de largo y veinte lo recubrió interiormente de oro puro. de ancho y diez de alto. 2 'también 5 Revistió la parte mayor de la casa hizo un mar de fundición, que tenía de madera de ciprés, y la recubrió diez codos del una al otro borde, de láminas de oro puro, haciendo enteramente redondo; su altura era grabar en ellas palmas y cadenetas de cinco codos, y un cordón de treinta que se enlazaban unas con otras. codos lo ceñía en derredor. 3 Había 6 Hizo el pavimento del templo de debajo de él figuras de toros, y esmármoles preciosos y de gran belleza. taba todo en derredor adornado de Las láminas de oro de que recubrió dos filas de figuras de toros, diez los artesonados, las vigas, las pilas- por cada codo, todo en torno, y todo tras, los muros y las puertas, eran de la misma fundición. 4 El mar de lo más fino. 7 Hizo también cin- descansaba sobre doce toros, de los celar querubines sobre los muros. cuales tres miraban al norte, tres al 8 Hizo también la paite menor, occidente, tres al mediodía y tres el santísimo, cuyo largo, que corresal oriente, todos soportando el mar, pondía a la anchura de la casa, era y la parte posterior.de los toros esde veinte codos, y su ancho igual- taba oculta debajo del mar. 8 El mente de veinte codos; y lo recubrió grueso de este vaso era de un palmo todo de láminas de oro, que venían y su borde era como el de una copa a pesar seiscientos talentos. 9 Hizo o como el de un libro abierto; hacía también de oro los clavos, cada uno tres mil bata. 6 Hizo igualmente diez de los cuales pesaba cincuenta siclos fuentes y puso cinco de ellas a la de oro. También los techos estaban derecha y cinco a la izquierda, para revestidos de oro. 10 Hizo también lavar allí lo que había de ser ofrecido para la casa del santísimo dos que- en holocausto. Los sacerdotes se lavarubines, en figura de jóvenes, cu- ban en el mar. 7 biertos de oro. 11 El largo de las alas Hizo diez candeleros de oro, de los querubines era de veinte de la forma que se le había ordecodos, pues era cada una de cinco nado, y los puso en el templo, cinco codos, y la una tocaba al muro de a un lado y cinco al otro. 8 Igualla casa y la otra llegaba hasta el ala mente diez mesas, y las puso en el del olro querubín; 12 y de igual modo templo, cinco a la derecha y cinco a las del otro querubín, de cinco codos la izquierda, y cien tazas de oro. de largo, tocaba la una al muro y la 9 Hizo a más el atrio de los sacerdootra a la del otro querubín. 13 Las tes y el gran atrio, y las puertas del alas de ambos querubines estaban mismo, que cubrió de bronce. 10 Asendesplegadas, y tenían en todo veinte tó el mar al lado derecho del templo, codos de largo. Estaban en pie y con al sudeste. 11 Hizo también Hiram los rostros vueltos a la parte exterior las calderas, las palas y las tazas, del templo 14 Hizo también el velo, y acabó toda la obra que el rey había de jacinto, de púrpura, de escarlata emprendido hacer en el templo de y de linó, en el cual hizo dibujar Dios, es decir: 14 las dos columnas, querubines. 15 Hizo además, ante la los entrelazados, los dos capiteles puerta del templo, dos columnas de que las coronaban y entrelazados con ficar

la

4

422

CRÓNICAS

granadas que los cubrían. ls Hizo cuatrocientas granadas y dos retículas, de modo que' habla dos filas de granadas unidas a cada una de estas retículas, que cubrían los capiteles las

de

las

columnas.

14

Hizo

también

basas, sobre las que asentó las fuentes, 15 y el mar; los doce toros sobre los que se asentaban, 16 las calderas, las palas, los tenedores; todos los enseres se los hizo Hiram al rey Salomón para la casa de Yave, de bronce mejor. 17 Hízolos fundir el rey en los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Sercdat. 18 La muchedumbre de estos utensilios era grande, y no pudo saberse su peso de bronce. 19 Hizo, pues, Salomón de oro todos l

utensilios del templo de Yave, con el altar y las mesas de los panes de la proposición. 20 Hizo también de un oro purísimo los candeleros con sus lámparas, para que ardieran delante del oráculo según costumbre;

los

21

las

flores,

lamparillas y las todo de oro purí-

las

despabiladeras, simo. 42 Igualmente las jofainas, las cucharillas y los incensarios, de oro puro. Las puertas del templo interior, del santísimo, estaban cinceladas, y como las del templo exterior, eran de oro. Así terminó Salomón todo lo que había determinado hacer para la casa de Yave.

II,

5,

6

número, tanta fué

sin

bre de

la

muchedum-

víctimas. Los sacerdotes pusieron el arca de la alianza de Yave en el lugar para ella destinado, es decir, en el oráculo del templo, en el santísimo, bajo las alas de los querubines; 8 de modo que los querubines cubrían con sus alas el lugar en que había sido puesta, así como las barras; 9 y como las barras con que había sido trasladada eran un poco largas, salían las cabezas de ellas un poco fuera del santuario, pero no se veían en cuanto uno se alejaba un poco de él. Allí ha estado siempre el arca, hasta hoy. 10 No había en el arca más que las dos tablas que en ella fueron puestas por Moisés, en Horeb, cuando Yave dió su ley a los hijos de Israel, a su salida de Egipto. 11 Cuando los sacerdotes salieron del santuario, pues todos los sacerdotes que allí se encontraban fueron santificados, por las

7

no haberse hecho todavía entonces entre ellos la distribución de los servicios, 12 los levitas cantores, los de Asaf, de Hernán y Jedetún, con sus hijos y hermanos, vestidos de lino fino, 13 hacían resonar los címbalos, los salterios y las cítaras, puestos al oriente del altar, con ciento veinte sacerdotes que tocaban las trompe-

Todos

tas.

al

mismo tiempo cantaban

sonar de las trompecímbalos y los otros instrumentos músicos, y alababan y confesaban a Yave: «¡Alabad a Yavel Porque es bueno, porque su misericordia es a una, entre

el

tas, los

Traslado del arca al santuario. » 1 Salomón hizo traer al templo todo cuanto su padre había consagrado, y puso el oro, la plata y todos los vasos en el tesoro de la casa de Dios. 2 Después convocó a Jerusalén a todos los ancianos de Israel, a todos los príncipes de las tribus y a los jefes de familias de los hijos de Israel, para trasladar el arca de la alianza de Yave, de la ciudad de David, que es Sión. 3 Así se reunió todo Israel en torno del rey el día de la solemnidad del séptimo mes; * y cuando hubieron venido todos los ancianos de Israel, tomaron los levitas el arca 5 y la llevaron al templo, con el tabernáculo de la reunión y todos los utensilios del tabernáculo. Los sacerdotes y los levitas llevaron todos los vasos del santuario que había en el tabernáculo. 6 El rey Salomón y todo el pueblo, cuantos se habían reunido, iban delante del arca, e Inmolaron carneros y bueyes

eterna. > La casa de

Yave

se

llenó de

una

14 y no pudieron ya estar allí sacerdotes, para ministrar, por causa de la nube, porque la gloria de Yave llenaba la casa de Dios.

nube; los

IMcgaria de Salomón en la dedicación del templo. 1

Entonces dijo Salomón: «Yave ha dicho que habitaría en la oscuridad, 2 y yo he edificado una casa de morada para que él la habite para siempre.* 3 Luego el rey, vold

')

viéndose a toda la asamblea, la benestando toda en pie; 4 y prosiguió (1): dijo,

(i) La plegaria de Salomón (véase I Rey. 8) pone bien de relieve el concepto de la inmensidad de Dios, a quien no puede contener un templo, que no es mas que un lugar donde se

CRÓNICAS «Bendito Ya ve, Dios de Israel, que ha cumplido lo que por su boca prometió a David, mi padre, diciendo: * Desde que saqué de Egipto a mi pueblo, ninguna ciudad elegí de las tribus

de

para edificar casa

Israel

donde estuviese mi nombre, ni elegi varón que fuese príncipe de mi pueblo Israel;

6

pero

elijo

a Jerusalén, para

que en ella esté mi nombre, y elijo a David, para que esté a la cabeza de mi pueblo, Israel. 7 David, mi padre, tuvo el propósito de edificar casa al nombre de Yave, Dios de Israel; 8 pero Yave dijo a David, mi padre: Bien has hecho en querer edificar casa a mi nombre; bueno ha sido este propósito, 9 pero no serás tú

quien

edifique

casa,

la

sino

tu

hijo, salido de tus entrañas; ése será

quien 10

edificará

casa

a

Yave ha cumplido

mi nombre. lo

que

dijo,

me

levanté yo en lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Yave había dicho, y he edificado, casa al nombre de Yave, Dios de Israel, 11 y he puesto en ella el arca, en la cual está el pacto de Yave, concertado con los hijos

pues

de Israel.n 12 Púsose luego Salomón delante del altar de Yave, en presencia de toda la asamblea de Israel; y ten13 diendo sus manos pues había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, otro tanto de ancho y tres de alto, que había mandado poner en medio del templo y puesto en pie, arrodillóse luego, vuelto a toda la muchedumbre; y alzando las





manos

al

cielo, dijo:

14 «Yave, Dios de Israel: no hay Dios semejante a ti, ni en el cielo ni en la tierra; tú guardas la alianza y la misericordia a tus siervos que andan delante de ti con todo su corazón: 1¿ otorgaste a David, mi padre, todo cuanto le prometiste, y has puesto por obra cuanto de palabra le dijiste, como lo vemos hoy. 16 Cumple, pues, ahora, Yave, Dios de Israel, todo cuanto a David,

mi padre, tu

siervo, prometiste, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, siempre que tus hijos guarden sus caminos, andando en mi ley,

nombre y se da una especial manifestación de su omnipresencia. Al mismo tiempo se halla en la oración la nota de la universalidad en potencia de la religión de Israel. invoca su

6

II,

423

como has andado

tú delante de mí. Ahora, pues, ¡oh Yave, Dios de Israel!, que se cumpla la palabra dada a tu siervo David. 18 «¿Pero en verdad habitará Dios con el hombre en la tierra? Los cielos, y los cielos de los cielos, no 17

pueden

contenerte; icuanto menos esta casa que yo he edificadol 19 Pero atiende, ¡oh Yave, mi Dios!, a la oración de tu siervo y a su súplica; el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti, 20 y que tus ojos estén siempre abiertos sobre esta casa día y noche, sobre este lugar de que has dicho: allí estará mi nombre; 21 y que oigas la oración que en este lugar ora tu siervo. Oye asimismo el ruego de tu siervo y de tu pueblo Israel, cuando oren en este lugar; oye tú desde lo alto de los cielos, desde el lugar de tu

oye

morada; oye y perdona. 22

alguno pecare contra su próél le pidiere que jure con juramento, y vinieren a jurar ante tu altar en esta casa, 23 óyele desde los cielos, y obra y juzga a tu siervo, dando su merecido al impío, haciendo recaer su impiedad sobre su cabeza, y justifica al justo, retribuyéndole según su justicia. 24 «Cuando tu pueblo Israel cayere delante de sus enemigos, por haber prevaricado contra ti, y convirtiéndose, confesaren tu nombre y rogaren delante de ti en esta casa, 25 óyelos desde los cielos, y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y jimo,

«Si

y

vuélvelos a la tierra que a ellos y a sus padres les diste. 26 »Si se cerraren los cielos y no

hubiere lluvias, por haber pecado contra ti, y oraren a ti en este lugar, y confesaren tu nombre, convirtiéndose de sus pecados al afligirlos tú; 27 oye en los cielos, y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y enséñales el buen camino, para que anden por él, y dales la lluvia sobre tu tierra, la que por heredad diste a tu pueblo. 28 »Si hubiere hambre en la tierra, o pestilencia o tizón, o añublo, o langosta, o pulgón, o el enemigo los cercare en su tierra, en sus ciudades, o hubiere otra cualquiera plaga o enfermedad; 29 si un hombre, o todo Israel, hace oraciones y súplicas, y reconociendo su llaga y su dolor, tendiere sus manos hacia esta casa; 80 óyele desde los cielos, desde

CRÓNICAS lugar de tu morada, y perdona y da a cada *uno conforme a sus caminos, según su corazón; pues sólo tú

el

el corazón de los hijos de hpmbres; 31 para que te teman, y anden por tus caminos todos los días de su vida, en la tierra que

conoces los

diste a nuestros padres. 32

«Cuando

el

extranjero,

que no

de tu pueblo Israel, venido de lejanas tierras por la fama de tu nombre y de tu fuerte mano y tu tendido brazo, viniere a orar en esta casa; 33 óyelo tú desde los ciclos, desde el lugar de tu morada, y haz lo que con clamores te pida el extranjero, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo te he edifies

cado. 34

»Si saliere

tu pueblo a la guerra

contra sus enemigos, por el camino que les señales, y oraren a ti, hacia esta ciudad que tú has elegido, hacia la casa que a tu nombre he edificado; 35 oye tú desde los cielos su oración, su ruego, y 38

ampara su derecho.

-

— —

pecaren contra ti pues no hay hombre que no peque y airado contra ellos los entregares a sus enemigos, que los lleven cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana, 37 y ellos volviendo en sí en la tierra a donde fueren llevados cautivos se convirtieren y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Hemos pecado, hemos obrado inicua e impíamente; 38 si se convirtieren a ti de todo corazón y con toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra, la que diste a sus padres, hacia la ciudad que tú has elegido, y hacia esta casa que yo he edificado a tu nombre; 39 oye tú desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y perdona a tu pueblo que pecó contra ti. 40 Ten, pues, |Oh Dios mío!, abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración hecha en este »Si

,

lugar. 41

«]Oh Yave, DiosI Levántate, y ven a tu lugar de reposo, tú y el arca de tu majestad. Que tus sacerdotes, Yave Dios, se revistan de salud, y tus santos gocen de tus bienes. 41 «lYave, Dios, no rechaces a tu ungido; acuérdate de tus misericordias a David, tu siervo. ->

II, 7

Cuando Salomón acabó d£ orar, descendió del cielo fuego que consumió los holocaustos y las víctimas, y la gloria de Yave llenó la 1

7

2 No podían los sacerdotes estar en la casa de Yave, porque la gloria de Yave llenaba la casa de Yave. 3 Y al ver los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Yave sobre la casa, cayeron a tierra sobre sus rostros en el pavimento, y adoraron y confesaron a Yave: «Porque es bueno, porque es eterna su misericordia.» 4 Entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron víctimas delante de Yave, 5 y ofreció el rey Salomón en sacri-

casa.

veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas, y así fué dedicada la casa de Dios por el rey y todo el pueblo. 8 Los sacerdotes asistían en su ministerio, y los levitas con los ficio

instrumentos de música de Yave, que había hecho el rey David, para alabar a Yave, «cuya misericordia es eterna» y con los que le alababa también David. Asimismo los sacerdotes tocaban trompetas delante de ellos, y todo el pueblo estaba en pie. 7

También

santificó

que está delante de

Salomón el

atrio,

casa de .Yave, ofreciendo allí los holocaustos y el sebo de las víctimas, por ser el altar de bronla

que Salomón había hecho insuficienpara tantos holocaustos, la ofrenda y el sebo. 8 Hizo Salomón fiesta con todo Israel por siete dias, reuniéndose una gran muchedumbre, desde ce te

entrada de Hamat hasta el torrente de Egipto. 9 Al octavo día celebraron asamblea santa, pues habían hecho la dedicación del altar durante siete días y celebrado por siete días la solemnidad. 10 A veintitrés del séptimo mes, envió al pueblo a sus estancias, alegres y gozosos en su corazón, por los beneficios que Yave había hecho a David, a Salomón y a su pueblo, Israel. la

Respuesta

«le

Yave a

la plegarla

de Salomón. 11 Acabó, pues, Salomón la casa de Yave y la casa del rey; y todo cuanto se había propuesto hacer en la casa de Yave y en su casa, lo consiguió. 12 Entonces se le apareció Yave durante la noche, y le dijo: «He oído tu plegaria, y he elegido este lugar como la casa en que se me habrán de ofrecer sacrificios,

CRÓNIC AS cierre el cielo y no haya cuando mande yo a la langosta devorar la tierra, cuando mande 14 si mi la peste entre mi pueblo, pueblo, sobre el que se invoca mi nombre, se humilla, ruega y me busca la cara, si se aparta de sus malos caminos, yo oiré desde los cielos y le perdonaré su pecado y curaré a la tierra. 15 Mis ojos estarán siempre abiertos y atentos mis oídos a la plegaria hecha en este lugar. 16 Yo elijo y santifico esta casa, para que en ella sea invocado mi nombre, y para morar en ella por siempre, y la tendré siempre ante mis ojos y en mi corazón. 17 Y tú, si andas en mi presencia como anduvo David, tu padre, haciendo todo cuanto yo he mandado, y guardas m¡s leyes y mis preceptos, 18 yo afirmaré el trono 13

Cuando yo

lluvia,

de tu reino, como se lo prometí a David, tu padre, diciendo: No faltará jamás un hijo tuyo que reine 19 Pero, si os volvéis y dejáis los mandamientos y preceptos que yo os he prescrito, y os vais a servir a dioses ajenos, adorándolos, 20 yo os arrancaré de mi tierra, que os he dado; y esta casa, que a mi nombre he santificado, la rechazaré de ante mí, y será la burla y el escarnio de todas las gentes; 21 y por ilustre que haya sido, será el espanto

en Israel.

de cuantos cerca de ella pasen, que dirán:

¿Por

qué

ha

Yave

hecho

Y

así con esta tierra y esta casa? 22 se responderá: Porque dejaron a Yave, Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se adhirieron a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído él sobre ellos todos estos males.

Otras construcciones de Salomón. 1

Al cabo de veinte años, en los que edificó Salomón la casa de Yave y su propia casa, 2 reconstruyó las ciudades que le había dado Hiram, y estableció en ellas a los hijos de Israel. 3 Después marchó Salomón contra Hamat de Soba y la tomó. 4 Edificó a Tadmor, en el desierto, y todas las ciudades de municiones en Hamat.

8

5

Edificó Betliorón,

el

alto

y

el

bajo,

ciudades fuertes, amuralladas, con puertas y barras; 6 Balat y todas las ciudades de munición que le pertenecían, y las ciudades óe los carros y de la caballería, y todo lo que quiso edificar en Jerusalén, en el

II.

8

Líbano y en toda dominio.

7

Todo

quedado de

los

la tierra de su pueblo que había geteos, amorreos, feel

jeveos y jebuseos, que no era parte de Israel; 8 sus descendientes que habían quedado con ellos en receos,

la tierra y no habían exterminado los hijos de Israel, los hizo servir en los trabajos, y así se sigue haciendo

hasta

como

hoy. 9 esclavos

No empicó Salomón

para sus trabajos a ningún hijo de Israel, pues éstos eran hombres de guerra, jefes, oficiales, comandantes de los carros y de la caballería. 10

Los

jefes

puestos por Salomón

a la cabeza del pueblo y encargados de la vigilancia eran doscientos cincuenta. 11 Salomón subió a la hija del Faraón, de la ciudad de David, a la casa que para ella había edificado, pues dijo: «Mi mujer no ha de habitar en la casa de David, rey de Israel, porque los lugares en que ha estado el arca de Yave son sagrados.» 12 Entonces ofreció Salomón a Yave holocaustos en el altar de Yave, que había alzado delante del pórtico, 13 ofreciendo lo que para cada día prescribió Moisés, para los sábados, los novilunios y las tres solemnidades del año; la de los ácimos, la de las semanas y la de los tabernáculos. 14 Estableció en sus funciones, como las

había

determinado

David,

su

padre, a los sacerdotes según su oficio, a los levitas según su cargo de alabar a Yave, y servir cada día a los sacerdotes en el ministerio, e igualmente a los porteros asignados a cada puerta, según sus clases, como lo había ordenado David, hombre de Dios. 15 Nada escapó a la ordenación del rey en cuanto a los sacerdotes y levitas, ni en cuanto a cosa alguna tocante a los tesoros. 17 Así fué dirigida toda la obra de Salomón, desde el día en que se pusieron los cimientos de la casa de Yave, hasta el día en que fué terminada. Acabóse, pues, la casa de Yave. 18 Entonces partió Salomón para Asion-Gucber, y Elat, a orillas del mar, en tierra de Edom; pues Hiram, por medio de sus siervos, le había enviado navios y marineros diestros, conocedores del mar. Fueron éstos con los siervos de Salomón a Ofir, y trajeron de allí cuatrocientos cincuenta talentos de oro, que entregaron a Salomón.

420

CRÓNICAS

La reina de Saba, en Jcrusalén.

q "

1 Llegó a la reina de Saba la fama de Salomón; y vino a Jeru- y de

para

con enigmas, acompañada de muy gran séquito de camellos, cargados de aromas y oro en abundancia y piedras preciosas. Vino a Salomón y le dijo cuanto se le ocurrió, 2 y Salomón respondió a todas sus preguntas, sin que hubiera nada que él no pudiera explicarle. s La reina de Saba, viendo la sabiduría de Salomón, la casa que 4 había construido, los manjares de su mesa, el asiento de sus servidores, el porte y los vestidos de la servidumbre, y la subida a la casa de Yave, 6 fuera de sí dijo al rey: «Verdad es cuanto de tu estado y tu sabiduría había oído en mi tierra. 6 Xo lo creía hasta que he venido y lo he visto con mis ojos; y hallo ahora que no me habían dicho ni la mitad de tu grandeza, de tu sabiduría, pues sobrepujas la fama que a mí nabía llegado. 7 Dichosas tus gentes, salén

dichosos

tus

probarle

servidores,

que

nuamente están delante de

ti

conti-

y oyen

tu sabiduría. 8 Bendito Yave, tu Dios, que te ha hecho la gracia de ponerte sobre su trono, por rey para Yave, tu Dios. Por amor de Yave a

su pueblo, y por querer que por siempre subsista, te ha hecho rey de él, para que le hagas derecho y justicia. • Dió al rey ciento veinte talentos de oro, gran cantidad de aromas y de piedras preciosas, y no hubo

nunca aromas como los que de Saba dió a Salomón. 10

la reina

los siervos de Hiram de Salomón, que habían traído él oro de Ofir, trajeron madera de sándalo y piedras preciosas. 11 Con la madera de sándalo hizo el rey las gradas de la casa de Yave y de la casa del rey, e hizo también de ella arpas y salterios para los cantores. Nunca en Judá se había visto seme-

y

II,

También

los

9

sesenta talentos de oro, 11 fuera del que recibía de negociantes y comerciantes, de todos los reyes de Arabia los

gobernadores de

la

tierra,

que recaudaban oro y plata para Salomón. 16 Hizo el rey Salomón doscientos grandes escudos de oro batido, para cada uno de los cuales empleó seiscientos sidos de oro; 18 y otros trescientos escudos de oro batido, para cada uno de los cuales empleó trescientos síelos de oro, y los puso en la casa «Bosque del Líbano». 17 Hizo un gran trono de marfil, que recubrió de oro puro. Tenía el trono seis gradas y un dosel de oro. 18 Había brazos a uno y otro lado de la silla, y cerca de los brazos dos leones, 19 y otros doce leones sobre las seis gradas, de una y otra parte. Para ningún rey se hizo cosa semejante. 20 Todos los vasos del rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la casa «Bosque del Líbano» era de oro puro. Nada de plata. No se hacía de ella estima alguna en tiempo de Salomón, 21 pues tenía el rey naves de Tarsis que navegaban con las de los siervos de Hiram; y llegaban cada tres años las naves de Tarsis, trayendo oro, plata, marfil, monos y

pavos reales. 22 Fué el rey Salomón más grande que todos los reyes de la tierra, por riquezas y por sabiduría. 23 Todos los reyes de la tierra buscaban ver a Salomón, para oír la sabiduría que había puesto Dios en su corazón, 24 y cada uno le traía su presente, objetos de plata, de oro, vestidos, armas, aromas, caballos y mulos. Y así cada año. 25 Tenía Salomón cuatro mil caballerizas, para sus caballos y sus carros, y doce mil jinetes, que puso en las ciudades de los carros y cerca de sí

en Jcrusalén. 28 Se extendió su dominio sobre todos los reyes, desde el río hasta la tierra de los filisteos v hasta las fronteras de Egipto. 27 Hizo que la plata fuera tan común jante. 12 El rey Salomón dió a la reina de como las piedras, y que los cedros Saba cuanto ella quiso y pidió, más fuesen tantos como ¡os sicómoros, que que lo que ella había traído al rey. se dan en los campos. 28 Traíanle los Después volvióse ella a su tierra con caballos de Egipto y de todas partes. 29 El resto de los hechos de Salosus siervos. món, los primeros y los postreros, ¿no está escrito en los libros de Hiquezas, maflniffrcncia y gloria Natán, profeta, en los de Ajías, silode Salomón. nita, y en las profecías de Ido, vi18 El peso del oro que cada año dente, contra Jeroboam, hijo de Na80 Reinó Salomón en Jerusalén, llegaba a Salomón era de seiscientos bat? .

CRÓNICAS sobre todo Israel, cuarenta años. Se durmió con sus padres, y fué sepultado en la ciudad de David, su padre. Le sucedió Roboam, su hijo.

81

DIVISION DEL REINO ltoboam, rey de .luda. Jeroboam, rey de Israel. f

Q

1

Fué Roboam

a

Siquem, donde

se había reunido todo Israel para proclamarle rey. 2 Súpolo Jeroboam, que estaba en Egipto, a donde había huido por causa del rey Salomón, y volvió de Egipto, 3 pues fueron a llamarle. Vino, pues, Jeroboam y todo Israel, y hablaron a Roboam, diciendo: 4 «Tu padre hizo grave nuestro yugo. Afloja tú, pues, ahora la dura "servidumbre y el pesado yugo con que tu padre nos oprimió, y te servil emos.» 8 El les respondió: «Volved a mí de aquí a tres días. » El pueblo se fué. 6 Entonces Roboam pidió consejo a los ancianos que habían servido a Salomón, su padre, mientras vivió, y díjoles: «¿Qué me aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?» 7 Ellos le hablaron diciendo: «Si tú hoy te conduces humanamente con este pueblo, y le complaces, y le das buenas palabras, ellos te servirán perpetuamente.» 8 Pero él, dejando el consejo que los ancianos le dieron, lo pidió a los mancebos que se habían criado con él y le asistían, 9 diciendo: «¿Qué aconsejáis vosotros que responda a este pueblo, que me ha hablado diciendo: Alivia el yugo que tu padre nos impuso?» 10 Los mancebos que se habían criado con él le hablaron así: «Diles a los que te han pedido que aligeres su yugo: Lo más flaco mío es más grueso que los lomos de mi padre. 11 Si mi padre os cargó de pesado yugo, yo lo agravaré. Mi padre os castigó con azotes, y yo os azotaré con escorpiones.» 12 Vino, pues, Jeroboam con todo el pueblo a Roboam el tercer día, según lo que mandara el rey, diciendo: «Volved a mí de aquí a tres días»; 13 y el rey les respondió ásperamente, pues se apartó el rey Roboam del consejo de los ancianos, 14 y siguió el consejo de los jóvenes, diciendo: «Mi padre agravó vuestro yugo, y

II,

10,

11

427

lo agravaré más todavía; mi padre os castigó con azotes, y yo os azotaré con escorpiones.» 16 No escuchó el rey al pueblo, porque era cosa de Dios, para que se cumpliera la pala-

yo

bra que había dicho Yave por medio de Ajías, silonita, a Jeroboam, hijo de Nabat. 16 Viendo todo Israel que no los había escuchado el rey, respondió el pueblo al rey, diciendo: «¿Qué tenemos que ver nosotros con David ni con el hijo de Isaí? ¡A tus tiendas, Israell Mira tú ahora por tu casa, David.» Y todo Israel se fué a sus estancias. 17 Reinó Roboam sobre los hijos de Israel, que habitaban en las ciudades de Judá. 18 Mandó luego, el rey Roboam a Adoram, prefecto de los tributos, pero los hijos de Israel le lapidaron, y murió. Entonces se apresuró Roboam a subir a su carro, y huyó a Jerusalén. 19 Así se apartó Israel de la casa de David, hasta hoy.

Vino Roboam a Jerusalén, y reunió a la casa de Judá y a la de Benjamín, ciento ochenta mil hombres de guerra escogidos, para combatir contra Israel y reducirle al dominio de Roboam; 2 pero dirigió Yave su palabra a Semeyas, hombre de Dios, diciéndole: 3 «Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los de Israel en Judá y Benjamín, y diles: 4 Así habla Yave: No subáis a luchar con vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su casa, porque soy yo quien ha hecho esto. ellos, escuchando la palabra de Yave, se tornaron y no fueron contra 1

Y

Jeroboam.

ltoboam afirma su reinado. 5

Habitó

Roboam

en Jerusalén y

edificó y fortificó ciudades en Judá. 6 Fortificó Betlejcm, Etán, Tecoa, 7

Betsur, Socó, Adulam, 8 Oet, MaAdoram, Laquis, Azeca, 10 Sora, Aynlón y Hebrón, que eran de Judá, y otras en Benjamín. 11 Guarneció también las fortalezas, y puso en ella jefes, y las avitualló de aceite y vino, 12 las proveyó de armas, escudos y lanzas, fortificándolas en gran manera, y Judá y Benjamín le estuvieron sujetos. 13 Los sacerdotes y levitas de todo Israel,venian a él de todos sus térmiresá, Ziv, 9

CRÓNICAS

1'2X

nos, 14 y dejaban sus heredades y posesiones, para venirse a Judá (1) y a Jerusalén, pues Jeroboam y sus hijos los echaban del ministerio de Yave. 15 El se hizo sacerdote para los los

altos,

para

los

demonios, y para

becerros que se había fabricado. Tras de aquéllos vinieron también, de todas las tribus de Israel, los que tenían puesto su corazón en seguir a 16

Dios de Israel, para poder sacrificar en Jerusalén a Yave, el Dios de sus padres. 17 Así se fortaleció el reino de Judá y afirmaron a Roboam en el reino por tres años, pues tres años siguieron por el camino de David y Salomón. 18 Tomó Roboam por mujer a Majalat, hija de Jcrimot, hijo de David, y a Abigail, hija de Eliab, hijo de Isaí, 19 que le parió hijos: Jeus, Samaría y Zaham. 20 Tomó después a Maaca, hija de Absalón, que le

Yave,

parió a Abías, Ataf, Zisa y Selomit.

Amó Roboam a Maaca, hija de Absalón, más que a todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta 21

hijas. 22 Puso Roboam a Abías, hijo de Maaca, por cabeza y príncipe de sus hermanos, pues quería hacerle rey; 23 y le hizo educar y esparció a sus otros hijos por todas las tierras de Judá y Benjamín, y por todas las ciudades fuertes, dándoles víveres en abundancia y pidiendo para ellos

muchas mujeres.

La idolatría de rtoltoam, castigada.

12

1

Cuando Roboam

mado

en

se

hubo

afir-

se

sintió

fuerte, se apartó de la ley de

Yave,

el

reino

y

y con él todo Israel. 2 El año quinto del reinado de Roboam, subió Sesac, rey de Egipto, contra Jerusalén, por haberse rebelado contra Yave, 3 con

II, 12,

13

dos en Jerusalén por causa de Sesac, les dijo: «Así dice Yave: vosotros me habéis dejado a mí, y por eso también yo os he dejado a vosotros en manos de Sesac. 6 Los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: «Justo es Yave.» 7 Y viendo Yave que se habían humillado, dirigió su palabra

y

a Semeyas, diciendo: llado;

no

«Se

los destruiré,

han humi-

antes los sal-

varé pronto, y no se derramará mi sobre Jerusalén por medio de Sesac; 8 pero habrán de servirle, para que sepan distinguir entre lo que es servirme a mí, y servirla los reyes de

ira

las gentes.» 9 Subió, pues, Sesac, rey de Egipto, a Jerusalén, y pilló los tesoros de la casa de Yave y los de la casa del rey; todo se lo llevó. Tomó los escudos de oro que había hecho Salomón, 10 y en vez de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, para los jefes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa del rey. 11 Cuando iba el rey a la casa de Yave, tomábanlos los de la guardia, y los volvían luego al cuartel de la guardia. 12 Como se humilló, apartóse de

la

él

ira

de Yave, por no destruirle

todo, y las cosas mejoraron en Judá. 13 Fortalecióse, pues, Roboam, y reinó en Jerusalén. Cuarenta y un años tenía Roboam cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que eligió Yave entre todas las tribus de Israel, para poner en ella su nombre. El nombre de su madre fué Naama, amonita. 14 Hizo el mal, porque no aprestó su corazón para buscar a Yave. 15 Los del

hechos de Roboam, los primeros y los postreros, ¿no están escritos en los libros de Semeyas, profeta, y de Ido, el vidente, en los registros de las genealogías? Hubo perpetuamente guerra entre Roboam y Jeroboam. 18 Durmióse Roboam con sus padres, y fué sepultado en la ciudad de David,

doscientos carros y sesenta mil y le sucedió Abías, su hijo. y el pueblo que con él venía de Egipto no tenía número, de lubim, suquiyim y cusim. 4 Tomó las ciu- ttclnado de Alib«. Guerra contra dades fuertes de Juda y llegó hasta Jeroboam. Jerusalén. 6 Entonces Scmcyas, profeta, se presentó a Roboam y a los 1 A los dieciocho años del reipríncipes de Judá, que estaban reuni- J nado de Jeroboam, comenzó a 2 y reinó tres La parte todavía sana de Israel se acoge reinar en Judá Abías, (l) en su mayoría al reino de Judá, huyendo del años en Jerusalén. Su madre se llamil

jinetes;

3

culto ilegitimo e idolátrico del reino de Israel.

maba Micaya,

hija de Uziel, de

Gaba.

CRÓNICAS Hubo guerra en

Abías yjeroboa tn ( ejército de hombres de guerra escogidos y valientes, de cuatrocientos mil hombres, y Jeroboam se ordenó en batalla contra él con ochocientos mil hombres de guerra escogidos y valerosos. 4 Alzóse Abías en el monte de Semarom, de las montañas de Efraím, y gritó: «Oídme, Jeroboam y todo Israel: 6 ¿No sabéis vosotros que Yave, Dios de Israel, dió a David el reino sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos en pacto de sal? 6 Pero Jeroboam, hijo de Nabat, siervo de Salomón, se levantó y rebeló contra su señor; 7 y allegándose a él hombres vanos y perversos, se sobrepusieron a Roboam, hijo de Salomón, porque Roboam, mozo e inexperto, no se defendió contra ellos. 8 Ahora tratáis vosotros de triunfar contra el reino de Yave, que está en manos de los hijos de David, porque sois muchos. Pero tenéis con vosotros a los becerros de oro, que Jeroboam os hizo por dioses. 9 ¿No habéis arrojado de entre vosotros a los sacerdotes de Yave, a los hijos de Arón, y a los levitas, y os habéis hecho sacerdotes a la manera de las gentes de la tierra, para que cualquiera pueda consagrarse con un be•

t

re

1

Reunió Abfas un

cerro

y

siete carneros, y ser así sacerlos que no son dioses? 10 Para Yave es nuestro Dios; no le hemos dejado, y los sacerdotes ministros de Yave son los hijos de Arón, y los levitas cumplen sus funciones. 11 Queman a Yave. los holo-

dote de

nosotros,

los

sobre la mesa candelero de oro con

panes

limpia, y el sus lámparas cada tarde, para que ardan; porque nosotros guardamos los mandatos de Yave, nuestro Dios, mientras que vosotros los habéis dejado. 12 Dios está, pues, con nosotros a nuestra cabeza, y están con nosotros los sacerdotes con sus trompetas, para hacerlas resonar contra vosotros. Hijos de Israel, no hagáis la guerra a Yave, el Dios de vuestros padres, porque no os irá bien.» 13 Jeroboam hizo que rodeara una emboscada, para acometer a los de (i) El estado de guerra entre Israel y Judá es casi constante; son pocos los intervalos de relación pacífica, y éstos no hacen sino contribuir a que las apostasías de Israel inficionen i

14

Judá por

429

espalda, atacándolos así la espalda; 14 y cuando Judá se percató, tenía a fsrael de frente y a las espaldas. 15 Clamaron los de Judá a Yave, y los sacerdotes tocaron sus trompetas, dieron sus gritos, y así como alzaron sus la

de frente y por

Dios

gritos,

desbarató

a

Jeroboam

y a todo Israel delante de Abías, y de Judá. 16 Huyeron los hijos de Israel ante Judá, y Dios los entregó en sus manos; 17 y Abías y sus gentes hicieron en ellos gran mortandad, cayendo de Israel quinientos mil hombres escogidos. 18 Así fueron humillados entonces los hijos de Israel, mientras que los de Judá se fortalecieron, porque se apoyaron en Yave, el Dios de sus padres. 19 Persiguió Abías a Jeroboam, y le tomó ciudades: Betel, con las ciudades de su dependencia, Jesana, con sus dependencias, y Efrón, con sus depen-

dencias. 20 No tuvo ya Jeroboam fuerza en tiempo de Abías; le hirió

Yave, y murió. 21 Abías fué poderoso, tuvo catorce mujeres y engendró veintidós hijos

dieciséis hijas. 22 El resto de los hechos de Abías, lo que hizo y dijo, está escrupulosamente escrito en el libro de Ido, profeta.

y

W

1

Durmióse Abías con sus pa-

y fué sepultado en la ciudad de David. Le sucedió Asa, su hijo, en cuyo tiempo tuvo paz la tierra durante diez años. dres,

mañana y cada tarde perfumes aromáticos; ponen los Asa, rey

caustos cada

y

II,

Judá.

ilo Jmlá. Victoria contra Zerac y loa etiope».

2 Asa hizo lo que es bueno y recto a los ojos de Yave, su Dios. 3 Hizo desapí>recer los altares de los cultos extranjeros (1), y los altos, demolió los cipos y abatió los aaeras. 4 Mandó a Judá buscar a Yave, el Dios de sus padres, y practicar la ley y sus man-

damientos. 6 Hizo desaparecer de todas las ciudades de Judá los altos y los simulacros del sol, y su reinado fué reinado de paz. 6 Edificó ciudades fuertes en Judá, pues la tierra estaba tranquila, y no hubo guerra (i) La reforma religiosa de Asa hace desaparecer los excelsos que durante tanto tiempo persistieron ilegítimamente en Judá, pues aunque en ellos se sacrificaba a Yave, eran enteramente contra la Ley, que mandaba sacrificar únicamente en e lugar elegido por Dios.

CRÓNICAS

430

durante aquellos años, puesl dió paz. 7 Dijo a Judá:l «Edifiquemos estas ciudades y rodeémoslas de murallas, de fuertes y de torres, con puertas y barras, mientras no estamos en guerra, porque hemos buscado a Yave, nuestro Dios, y por haberle buscado, nos ha dado el reposo de todas partes.» Edificáronlas, pues, sin que nadie lo impidiera. 8 Tenía Asa un ejército de trescientos mil hombres de Judá, arma-] dos de escudo y lanza, y doscientos ochenta mil de Benjamín, armados de escudo, y arqueros, todos hombres contra

Yave

él

le

15

II,

otros le abandonáis, él os abandonará a vosotros. 8 Durante mucho tiem-

po ha estado

Israel sin verdadero sin sacerdote que enseñase su pero cuando en medio de la tribulación se volvían a Yave, Dios de Israel, y le buscaban, siempre le hallaron. 8 No había en aquellos tiempos paz, ni para quien entraba, ni para quien salía, sino muchas aflicciones sobre todos los moradores de la tierra; * y una gente destruía a otra gente, y una ciudad a otra ciudad, porque las conturbaba Dios con toda suerte de calamidades. 7 Esvalerosos. forzaos, pues, vosotros y no desfallez9 Subió contra ellos Zerac, etíope, can vuestras manos, porque merced con un ejército de mil millares y hay para vuestra obra.» 8 Cuando oyó Asa las palabras trescientos carros, y llegó hasta May resa. 10 Entonces le salió Asa al la profecía de Azarías, hijo de Obed, encuentro, y le presentó batalla en profeta, se sintió fortalecido e hizo el valle de Sefata, junto a Maresa. desaparecer las abominaciones de toda 11 Clamó Asa a Yave, su Dios, di- la tierra de Juná y Benjamín, y de las ciendo: «Yave, no hay para ti dife- ciudades que había tomado en la rencia entre socorrer al que tiene montaña de Efraím, y restauró el muchas fuerzas o al que tiene pocas. altar de Yave que estaba delante del Ven, pues, en ayuda nuestra, Ynve, pórtico de Yave. ' Convocó a todo nuestro Dios, porque en ti nos apo- Judá y Benjamín, y a los de Efraím. yamos nosotros, y a combatir en tu Manasés y Simeón, que habitaban nombre hemos venido contra toda entre ellos, pues gran número de esta muchedumbre. Yave, tú eres gentes de Israel se unieron a él nuestro Dios, que no sea el hombre cuando vieron que con él estaba Yave, quien triunfe de ti.» 12 Yave deshizo su Dios; 10 y se reunieron en Jerusaa los etíopes, ante Asa y ante Judá, lén el tercer mes del año quince del y los etíopes se pusieron en fuga. reinado de Asa. 13 11 Aquel día sacrificaron a Yave, Asa y la gente que llevaba los persiguieron hasta Gerar y cayeron los del botín que había traído, setecienli etíopes sin poder salvar su vida, por- tos bueyes y siete mil ovejas, y que fueron destruidos por Yave y juraron buscar a Yave, el Dios de 14 corazón todo su su ejército. Asa y su gente cogie- sus padres, con y ron gran botín, y batieron todas las toda su alma; 13 y que cualquiera ciudades que había cerca de Cerar, que no buscase a Yave, Dios de Israel, porque el terror de Yave se había muriese, fuese grande o pequeño, apoderado de ellos, y saquearon todas hombre o mujer. 14 Este juramento las ciudades, siendo muchos los des- hicieron a Yave en medio de voces pojos. ls Dieron también contra los de júbilo y al son de trompetas y apriscos y establos de los ganados, bocinas. 16 Alegráronse de este jurallevándose gran cantidad de ovejas mento todos los de Judá, porque y camellos. Después se volvieron a de todo corazón lo juraron y de lodo corazón le buscaban; y así le hallaJerusalén. ron, y les dió Yave reposo de todas

Celo del rey Asa pura destruir la idolatría.

Fué el espíritu de Yave sobre Azarlas, hijo de Obed, * y se presentó Azarías a Asa, y le dijo: «Oyeme, Asa, y todo Judá y Benjamín' Yave está con vosotros, cuando vosotros estáis con él; si vosotros le buscáis, le hallaréis; pero si vos1 ,)

1

y

Dios,

ley;

4

a Maaca, madre del depuso él de la dignidad de reina, porque habla hecho un ídolo y un atiera. Abatió el ídolo,

parles.

18

rey Asa,

lo el

Aun

la

redujo a polvo, valle de Cedrón.

y 17

lo

quemó en

Pero

los

altos

no desaparecieron de Israel, a pesar de que el corazón de Asa fué perfecto todos los días de su vida. 18 Metió en la casa de \avc lo que había sido consagrado por su padre

CRÓNICAS él mismo, de plata, oro y vasos. guerra hasta los treinta cinco años del reinado de Asa. y

y por

" No hubo

II.

16.



17

18

Durmióse Asa con sus padres, muriendo el año cuarenta y uno de su reinado, 14 y fué sepultado en sepulcro que él había hecho para

el sí,

16

Pecado de Asa. Su muerte. 1,

O

1

El año treinta y seis del reinado de Asa subió contra Judá

Basa, rey de Israel, y edificó Rama, para impedir la entrada y la salida a los de Asa, rey de Judá. 2 Asa sacó de los tesoros de la casa de Yave y de los de la casa del rey la plata y el oro, y se los mandó con una embajada al rey do Siria, Benadad, que habitaba en Damasco. Hizo que le dijeran: 3 «Hagamos alianza entre los dos, como la hubo entre mi padre y tu padre. Te mando esta plata y este oro. Rompe tu alianza con Basa,

rey de Israel, para que se retire de mí. » 4 Benadad escuchó a Asa, y mandó a los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel, y batieron a Iyan, Dan, Ahelmain y las ciudades fuertes de Neftalí. 6 Cuando lo supo Basa, cesó en la edificación 'de Rama, suspendió su obra. 6 Entonces el rey Asa mandó a todo Judá a llevarse la piedra y la madera que empleaba Basa en la edificación de Rama, y se sirvió de ellas para edificar a Gueba y Masía. 7 Entonces Janani, el vidente, fué a Asa, rey de Judá y le dijo: «Por haberte apoyado sobre el rey de Siria, y no sobre Yave, tu Dios, se te ha escapado de las manos el ejército del rey de Siria: 8 ¿No eran un gran ejército los etíopes y los libios, con carros y una muchedumbre de jinetes? Y con todo, Yave los puso en tus manos, porque te apoyaste en él. 9 Pues tiende Yave sus ojos por toda la tierra, para sostener a los que tienen para con él corazón perfecto. Has obrado en esto insensatamente, y desde ahora tendrás guerra.» 10 Irritóse Asa contra el vidente, y le puso en prisión porque se encolerizó mucho contra él, y al mismo tiempo oprimió también Asa a algunos del pueblo. 11 Los hechos de Asa, los primeros y los postreros, están escritos en los libros de los reyes de Judá y de Israel. 12 El año treinta y nueve de su reinado enfermó Asa de los pies, padeciendo mucho de ello, pero tampoco en su enfermedad buscó a Yave, sino a los médicos.

Se le puso en la ciudad de David. en un lecho lleno de aromas y perfumes, preparados según el arte de la perfumería, y se quemó además en honor suyo una cantidad muy considerable de ellos.

Josafat, rey dé Judá. 1

A

Asa

le sucedió Josafat, su Se fortificó contra Israel y puso guarniciones en todas las ciudades fuertes de Judá, así como en las de Efraím, de que Asa, su padre, se había apoderado. 3 Estuvo Yave con Josafat, porque éste anduvo por los caminos primeros de David, su padre, y no buscó a los baales, 4 sino que se acogió al Dios de sus padres y siguió sus mandatos, sin imitar lo que hacía Israel. 6 Yave afirmó el reino en las manos de Josafat, a quien traía presentes todo Judá, y tuvo gran abundancia de riquezas y mucha gloria. 6 Su corazón se fortaleció en los caminos de Yave, e hizo también desaparecer de Judá los excelsos y los í

hijo.

2

aseras. 7 El año tercero de su reinado mandó a sus príncipes Benjail, Abdías, Za-

carías, Nataniel y Miqueas, por las ciudades de Judá, para que enseñasen, 8 y con ellos a los levitas Semeyas, Netanías, Zebadía, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías, levitas, y con ellos a los sacerdotes Elisama y Joram, * que enseñaron por las ciudades de Judá, teniendo consigo el libro de la ley de Yave, y recorriendo las ciudades de Judá,

enseñando

al

pueblo.

10

Cayó

el

terror

de Yave sobre todos los reinos de las tierras que había en torno de Judá, y no osaron hacer la guerra contra Josafat. 11 Los filisteos traían a Josafat presentes y tributos de plata. Traíanle también los árabes ganados, siete mil setecientos carneros

1

y

siete

mil setecientos machos cabríos. 12 Crecía, pues, Josafat grandemente y edificó en Judá fortalezas y ciudades de depósito. 13 Tuvo además muchas obras en las ciudades de Judá, y hombres de guerra muy valerosos en Jerusalén. 14 Este es el número de ellos, según las casas paternas:

PÚ NI CAS

X.Í2

En

Juda,

jefes

de millares, cuyo jefe

supremo era Adna, y con él trescientos mil hombres "muy esforzados; 16 después de él, el jefe Jojanán, y 16 con

doscientos ochenta mil; tras Amasias, hijo de Zicrí, que se había consagrado voluntariamente a Yave, y con él doscientos mil hombres valientes; 17 de Benjamín: Eliada, hombre muy valeroso, y con él doscientos mil armados de escudo y arco; 18 después de éste Josabat, y con él ciento ochenta mil dispuestos para la guerra. 19 Estos eran los que hacían el servicio del rey, sin contar los que el rey había puesto de guarnición en todas las ciudades fuertes de Judá. él

éste,

TI,

18

Juma.» V respondió Josafat: «No diga eso el rey.» 8 Llamó entonces el rey de Israel a un eunuco, y le dijo: «Haz que venga luego "Mi-

hijo de

queas, hijo de Jimia.» 9 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá. estaban sentados cada uno en su trono y vestidos de sus vestiduras reales, en la plaza que hay a

puerta de Samarla, ellos todos los profetas. Sedecías, hijo de Queuana, se había hecho cuernos de hiela

entrada de

la

y estaban delante de 10

rro,

y decía: «Así dice Yave: Con

éstos

acornearás a los sirios hasta destruirlos del todo.» 11 Lo irismo profetizaban también todos los profetas, diciendo: «Sube a Ramot Galad, y triunfarás, porque Yave la entregará en

manos

del rey.»

12

El mensajero que había ido a Expedición de Josnfat, rey de Judá, buscar a Miqueas, le habló diciendo: y Ajab, rey de Israel, coiilra lo? «Mira que todos los profetas a una profetizan bienes; habla, pues,

sirios.

como

y anuncia bienes.» 13 Miqueas respondió: «Vive Yave, que yo anunciaré lo que Yave me diga.» Llegó, pues, a la presencia del rey, 14 que le preguntó: «Miqueas, ¿iremos a combatir a Ramot Galad, o he de estarme quieto?» Y él respondió: «Subid, que la lograréis y serán entregados en vuestras manos.» 15 Entonces le dijo el rey: «¿Hasta cuántas veces tendré que conjurarte, por el nombre de Yave, que no me digas sino la verdad?» 14 Y él le contestó: «He visto a todo Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor»; y dijo Yave: «Es que no tienen señor, que se vuelva cada uno en paz a su ellos,

*

n

1

Tuvo Josafat mucha

riqueza

lo 4



y poder, y emparentó con Ajab; y al cabo de algunos años bajó a ver a Ajab a Samaría (1). Ajab mató para él y para su séquito gran número de ovejas y bueyes, y le persuadió que subiese con él contra Ramot Galad. 3 Dijo Ajab, rey de Israel, a Josafat, rey de Judá: «¿Quieres marchar conmigo a Ramot Galad T» Y éste respondió:

«Yo como

tú,

y mi

pueblo como tu pueblo; iremos contigo.! 4 Y dijo Josafat al rey de Israel: «Pero consulta, te niego, la palabra de Yave.» 5 Juntó entonces el rey de Israel cuatrocientos profetas, y les preguntó: «¿Iremos contra casa. • 17 Y el rey de Israel dijo n Josafat: Ramot Galad, o me estaré quieto?» «Sube a Ramot «¿No te decía yo que no profetiza Ellos le dijeron: Galad, que Dios la entregará en bien, sino mal?» 18 Y dijo entonces él: manos del rey.» 4 Pero Josafat dijo: «Oíd, pues, la palabra de Yave: ¿Queda todavía aquí algún pro- Yo he visto a Yave sentado en su feta de Yave, por quien podamos trono, y a su derecha y a su izquierda preguntarle?» 7 El rey de Israel res- estaba todo el ejército de los cielos»; pondió a Josafat: «Aún hay aquí un 19 y Yave dijo: «¿Quién inducirá a hombre, por quien podemos pregun- Ajab, rey de Israel, a que suba, para tar a Yave; pero yo le aborrezco, caer en Ramot Galad?* Y uno decía porque nunca me profetiza cosa bue- una cosa, y otro decía otra; 10 pero na, sino siempre males. Es Miqueas, salió un espíritu, que se puso delante de Yave y dijo: Yo le induciré. Y Yave le preguntó: ¿Cómo? Y él (i) losafat, a pesar de su piedad y su celo por continuar la reforma religiosa de su padre. dijo: 21 Saldré y me haré espíritu Asa, inicia las relaciones amistosas entre Israel de mentira en la boca de todos sus y ludí y se alia con Ajab, siendo por ello profetas. Y Yave le dijo: Tú le indureprendido por los profetas Miqueas y Jehú. cirás; tú saldrás con la tuya; ve, y Es curiosa la forma literaria en que se nos prehaz así. ** Y ahora ha puesto Yave senta la inducción a Acab para que vaya a atacar el espíritu de mentira en la boca de a Ramot Calad, donde hallará la muerte.

CRÓNICAS todos éstos, tus decretado Yave 23

profetas, el

pues

mal contra

43.1

20

ha

Reformas en

ti.»

de

Entonces Sedéelas, hijo de Quenana, se llegó a Miqueas y le dió una bofetada en la mejilla, diciendo: «¿Por que camino se ha ido de mí el espíritu de Yave (> para hablarte a

'

II. 19,

la

administración

justicia.

4 Habitaba Josafat en Jerusalén; pero salió a recorrer el reino desde Berseba hasta la montaña de Efraím, para traerlos a todos a Yave, el Dios 24 ti?» Y Miqueas "le respondió: «Ya de sus padres. 5 Puso en la tierra lo verás un día, cuando andes de cá- jueces por todas las ciudades fuermara en cámara para esconderte.» tes de Judá, por todos los lugares, 6 25 Entonces el rey de Israel dijo: y les dijo: «Mirad lo que hacéis, «Coged a Miqueas y- llevadlo a Anión, porque no juzgáis en lugar de homgobernador de la ciudad, y a Joás, bres, sino en lugar de Yave, que está cerca de vosotros cuando sentenciáis. hijo del rey, 26 y decid: Ésto dice el 7 rey. Meted a éste en la cárcel, y Sea, pues, sobre vosotros el temor mantencdle con pan de aflicción y de Yave, y cuidad de guardarlo; agua de angustia, hasta que yo porque no hay en Yave, nuestro vuelva en paz. » 27 Miqueas le dijo: Dios, iniquidad ni acepción de per«Si vuelves tú en paz, no ha hablado sonas, ni recibir cohecho.» 8 Puso Yave por mí. » Y añadió: «Oíd, pue- también Josafat en Jerusalén leviblo todo, y sed testigos.» tas, sacerdotes y jefes de las fami28 Subió, pues, el rey de Israel, y lias de Israel, para que diesen a los con él Josafat, rey de Judá a Ramot habitantes el juicio de Yave, y deciGalad; 29 y dijo el rey de Israel a diesen las causas. 9 Les dió sus órdeJosafat: «Yo me disfrazaré para nes, diciendo: «Haced en todo con entrar en la batalla; tú vístete tus temor de Yave, fielmente y con coravestiduras. » Disfrazóse el rey de zón perfecto. 10 En toda causa que Israel y entró así en la batalla. 30 El venga a vosotros, de vuestros herrey de Siria había mandado a los manos que habitan en las ciudades, jefes de los carros que con él tenía, trátese de causas de sangre, de cuesdiciendo: «No ataquéis a ninguno, tiones de la ley, de los mandamientos, ni chico ni grande, sino sólo al rey ceremonias y preceptos, instruidlos, de Israel.» 31 Y cuando los jefes de para que no pequen contra Yave y los carros vieron a Josafat, dijeron: caiga su cólera sobre vosotros y sobre «Este es el rey de Israel», y le cer- vuestros hermanos, y así no pecaréis. 11 caron para combatirle. Entonces claAmarías, sacerdote, os presidirá mó Josafat, y Yave le socorrió apar- en toda causa tocante a Yave; y 32 tándolos Dios de él. Los jefes de Zebadías, hijo de Ismael, príncipe los carros se percataron de que no de la casa de Judá, en las causas toera el rey de Israel, y se alejaron de cantes al rey; tenéis entre vosotros 33 él. Entonces disparó un hombre su a los levitas, que serán vuestros maesarco al azar, e hirió al rey de Israel tros. Esforzaos, pues, y a la obra, por entre las junturas de la armadura. y que Yave sea con quien bien lo El rey dijo entonces a su auriga: haga. «Da la vuelta y sácame del campo, que estoy herido.» 34 El combate fué encarnizado aquel día y el rey de Victoria de Josafat contra moabiIsrael estuvo en su carro hasta la tas y amonitas. tarde frente a los sirios, muriendo 1 a la puesta del sol. Después de esto, los hijos syr\ **yJ de Moab y los hijos de Ammón 1 J° saiat re y de Judá, se volvió y algunos mineos, vinieron en guerra 11 y en paz a su casa, a Jerusalén. contra Josafat. 2 Dieron noticia a 2 Salióle al encuentro Jehú, el vi- Josafat, diciendo: «Viene contra ti, dente, hijo de Jananí, que dijo a desde el otro lado del mar, una gran Josafat: «¿Socorres al impío y ayudas muchedumbre de Edom y están ya a los que aborrecen a Yave? Por eso en Jasasón Tamar, que es Engadi. Yave está irritado contra ti. 3 Pero 3 En su temor, se dispuso Josafat a hay en ti buenas obras, porque has buscar a Yave y promulgó un ayuno arrancado de la tierra los aseras, para todo Judá. 4 Reuniéronse los y has puesto tu corazón en buscar de Judá para clamar a Yave, y a Yave.» vinieron para buscar a Yave de todas

O

>

«8

C

RÓNICAS

ciudades de Judá. 8 Puesto entonces en pie Josafat, en medio de la asamblea de Judá en Jerusalén, en la casa de Yave, delante del atrio nuevo, 6 dijo: «Yave, Dios de nuestros padres: ¿No eres tú Dios en los cielos, y no eres tú quien domina a todos los reinos de las gentes? ¿No eres tú quien tiene en su mano la fuerza y la potencia, a que nadie puede resistir? 7 ¡Dios nuestro! ¿No arrojaste tú delante de tu pueblo Israel a los las

i

[

Israel,

con

fuerte y alta voz. 20

Levantáronse por la mañana y salieron por el desierto de Tccua; y mientras salían, Josafat, en pie, dijo: «Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén. Confiad en Yave, vuestro Dios, y seréis seguros; creed a sus profetas y prosperaréis.» 21 Después, habido consejo con el pueblo, puso cantores de Yave para alabar la hermosura de su santuario delante del ejercito:

«Alabad a Yave, porque es eterna misericordia.» Y en rúan t o comenzaron los cantos y alabanzas, arrojó Yave, discordia sobre Ammón, Moab y los del

su

22

monte Seir, que habían venido contra Judá, y se mataron unos a otros. 23 Echáronse los hijos de Ammón y Moab sobre los moradores del monte Seir, para destruirlos y exterminarlos; y cuando hubieron acabado con los habitantes del monte Seir, unos a otros se destruían. 24 Cuando Judá llegó a la altura desde la cual se descubre el desierto, y miraron del lado

donde estaba la muchedumbre, no vieron más que cadáveres por tierra; ninguno había escapado. 25 Josafat y su gente fueron a apoderarse de

ti.» 18

hallando entre los cadáveres muchas riquezas y objetos preciosos; cogiendo tantos, que no pudieron llevárselo todo de una vez y emplearon tres días en recoger el botín; tan considerable fué. 28 Al cuarto día, se reunieron en el valle de Beraca, donde alabaron a Yave. Por eso llamaron a este valle Beraca, nombre que lleva todavía hoy. los despojos,

14

sus hijos. Estaba allí Jajaziel, hijo de Zacarías, hijo de Benaya, hijo de Jeiel, hijo de Matanfas, levita, de los hijos de Asaf, sobre quien vino el espíritu de Yave en medio de

asamblea, 18 y dijo: «Oíd, Judá todo, y vosotros los moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat: Así dice Yave: No temáis, ni os amedrentéis ante tan gran muchedumbre, porque no es vuestra la guerra, sino 18 de Dios. Mañana bajaréis contra ellos; ellos van a subir por la cuesta de Abis, y los hallaréis al extremo del valle, frente al desierto de Jeruel. 17 No habrá por qué peleéis en esto vosotros; paraos, estaos quedos, y veréis la salvación de Yave con vosotros. |Oh Judá y Jerusalén, no temáis, ni desmayéis; salid mañana contra ellos, que Yave estará con vosotros! 18 Echóse entonces Josafat rostro

a tierra, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén se postraron ante Yave, adorándole. 19 Los levi-

alabar a Yave, Dios de

Todo Judá estaba en pie delante de Yave, con sus niños, sus mujeres y

20

tas de los hijos de Caat y de los hijos de Core se levantaron, para

moradores de esta tierra, y la diste para siempre a la posteridad de Abraham que te amaba? 8 Ellos la habitan, y han edificado a tu nombre un santuario, diciendo: 9 Si nos sobreviene alguna calamidad, la espada, el castigo, la peste o el hambre, nos presentaremos en esta casa delante de ti, pues tu nombre está en esta casa, y clamaremos a ti en la tribulación, y tú nos oirás y nos salvarás. 10 Ahora, pues, he aquí que los hijos de Ammúii y los de Moáb, y los del monte Seir, a cuyas tierras no dejaste que fuese Israel cuando venía de Egipto, sino que se apartase y no los destruyese, 11 nos pagan ahora queriendo echarnos de tu heredad, que tú nos diste en posesión. 12 ¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque nosotros no tenemos fuerza contra tanta muchedumbre como, contra nosotros viene, y no sabemos qué hacer; nuestros ojos se vuelven a

II,

la

27

Los hombres de Judá y de Jeru-

salén, con Josafat a la cabeza, partieron gozosos para volverse a Jerusalén, pues Yave los había llenado de alegría, librándolos de sus enemigos. j

28

Entraron en Jerusalén, en la casa de Yave, al son de las citaras, los salterios y las trompetas. 29 El terror de Yave se apoderó de todos los reinos de las otras tierras, cuando supieron que Yave había combatido contra 30 El reinado los enemigos de Israel. de Josafat fué tranquilo y su Dios le dió la paz en todas partes. 81 Josafat reinó sobre Judá. Tenia

CRÓNICAS treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años

en Jerusalén. Su madre se llamaba Azuba, hija de Silji. 32 Anduvo por el camino de Asa, su padre, sin apartarse de él, haciendo lo recto a los ojos de Yave. 33 Pero los altos no desaparecieron y el pueblo no tenía su corazón firmemente apegado al Dios de sus padres. 34 El resto de los hechos de Josafat, los primeros y los postreros, están escritos en la historia de Jehú, hijo de Jananf, que fué inserta en el libro de los reyes de Israel. 36 Josafat, rey de Judá, se alió con el rey de Israel, Ocozías, que fué un impío, 36 y se asoció con él para construir naves que fueron a Tarsis, haciéndose las naves en Asion-Gueber. 37 Entonces Eliezer, hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat, diciendo: «Por haberte asociado con Ocozías,

Yave

destruirá tu obra. » Las naves se destrozaron y no pudieron ir a Tarsis.

21

1 Josafat se durmió con sus padres, y fué sepultado en la ciudad de David. Le sucedió Joram, su

hijo.

Joram, rey de Judá. 2 Joram, hijo de Josafat, tuvo por hermanos a Azarías, Jejicl, Zacarías, Azarías, Micael y Sefatías, todos

de Josafat, rey de Israel. Habíales hecho su padre grandes donaciones de plata, oro y objetos preciosos, con ciudades fuertes en Judá; pero dejó el reino a Joram, por ser el primogénito. 4 Cuando Joram se posesionó del reino y se afirmó en él, pasó a cuchillo a todos sus hermanos y a algunos jefes de Israel. 8 Tenía Joram treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. 4 Anduvo por los caminos de los reyes de Israel; como había hecho la casa de Ajab, pues tuvo por mujer a una hija de Ajab, e hizo lo malo a los ojos de Yave. 7 Pero no quiso Yave destruir la casa de David, por la alianza que había hecho con David y la promesa que le hizo de darle siempre una lámpara a él y a sus hijos. hijos

3

En

tiempo se rebeló Edom dominio de Judá, y se dió un rey. Marchó Joram con sus jefes y todos sus carros, y levantándose de noche derrotó a Jos de Edom, que 8

contra

su

el 9

II,

21

435

tenían cercado a él y a los jefes de sus carros. 10 Sin embargo, la rebelión de Edom contra el dominio de Judá dura hasta hoy. También se rebeló contra su dominio Lobna, le

porque había dejado a Yave, Dios de sus padres. 11

Joram se hizo altos en los monde Judá, incitó a los habitantes de Jerusalén a la prostitución idolátrica (1), e impelió a ella a Judá. 12 Recibió un escrito del profeta Elias, que decía: «He aquí lo que dice Yave, Dios de tus padres: «Por no haber andado por los caminos de Josafat, tu padre, ni por los de Asa, rey de Judá, 13 antes bien por los de los reyes de Israel; por haber hecho fornicar a Judá y a los moradores de Jerusalén, como fornica la casa de Ajab, y por haber dado muerte a tus hermanos, a la casa de tu padre, que eran mejores que tú, 14 Yave castigará a tu pueblo con una plaga muy grande, y a tus hijos y a tus mujeres y a tu hacienda, 16 y a ti con una violenta enfermedad, con enfermedad de tus entrañas, que aumentará de día en día, hasta que las entrañas se te salgan por la fuerza del mal.» 18 Despertó entonces Yave contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes, que habitan cerca de los etíopes; 17 los cuales subieron contra Judá, invadieron la tierra y pillaron toda la hacienda que hallaron de la tes

casa del rey, y se llevaron a sus hijos sus mujeres, no quedándole otro hijo que Joacaz, el menor de todos. 18 Después de esto, le hirió a él Yave en las entrañas de una enfermedad 19 incurable, que fué creciendo de día en día, hasta que al fin del año segundo se le salieron a Joram las entrañas, por la violencia del mal. Murió en medio de los más acerbos dolores, y su pueblo no quemó perfumes en su honor, como lo había hecho con sus padres. 20 Treinta y dos años tenía cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años

y a

Al piadoso Josafat le sucede un hijo Joram, que destruye todo cuanto su padre había hecho por reformar religiosamente a Judá. Lo mismo ocurre luego al suceder a Exequias su hijo Manases, siendo esto muestra de que las varias reformas religiosas tuvieron más de externas y políticas que de internas y (i)

impío,

A Joram le envía el profeta Elias una carta reprochándole su impía conducta y anunciándole severos castigos contra él y su

religiosas.

casa.

CRÓNICAS en JerusaJén. Se fué sin ser llorado de nadie, y le sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

Ocozfas, rey de Judá,

manos de

22

mucre a

Jeliú.

k° s habitantes de Jerusalén proclamaron sucesor de Joram el menor de sus hijos, porque la tropa que había venido al campo con los árabes había dado muerte a todos los mayores que él. Así, Ocozías, hijo de Joram, fué rey de Judá. 2 Tenía Ocozías veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de Omrí. 8 Anduvo por los caminos de la casa de Ajab, pues su madre le aconsejaba impíamente. 4 Hizo lo malo a los ojos de Yave, como la casa de Ajab, que después de la muerte de su padre le sirvió de consejero para su perdición. 6 Llevado de sus consejos, fué con Joram, hijo de Ajab, rey" de a

1

Ocozías,

Israel, a la guerra contra Jazaeí, rey de Siria, a Ramot Calad, y los sirios

hirieron a Joram. * Volvióse éste a Jezrccl para curar las heridas que

habían hecho en Rama, cuando luchaba contra Jaz:iel, rey de Siria. Bajó Ocozías a ver a Jora ni, hijo de Ajab, a Jezreel, donde estaba herido; 7 y por voluntad de Dios, los sirios le

para su ruina, bajó Ocozías a ver a Joram; pues llegado allí, salió con Joram al encuentro de Jehú, hijo de Nimsi, a quien Yave había ungido ?ara exterminar a la casa de Ajab; y mientras Jehú hacía justicia con la casa de Ajab, dió con los jefes de Judá y con los hijos de los hermanos de Ocozías, que estaban al servicio de Ocozías, y los mató; • buscó a Ocozías, que fué hallado en Samaría, donde se había escondido; y le cogieron y llevaron a Jehú, que le dió muerte; sepultáronle, porque dijeron: «Es hijo de Josafat, que buscó a Yave de todo corazón. Alalia, reina

No quedaba persona en madre de muerto su altoda la

de

edad de

la

de Judá. casa de Ocozías

reinar: 10

y Atalía,

viendo que era hijo, se alzó y exterminó estirpe real de la casa de Ocozías,

II,

22,

23

11 pero Joscbet, hija del rey, cogió a Joás, hijo de Ocozías, y le arrebató de en medio de los hijos" del rey cuando los mataban, escondiéndole a él y a su nodriza en el dormitorio. Así Josebet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joyada y hermana de Ocozías, le escondió de Ata12 Seis años lía, que no pudo matarle. estuvo escondido con ellos en la casa de Dios, y era en tanto Atalía la que reinaba en la tierra (1).

Judá;

Proclamación de Joás. Muerte de Alalia. 1

sétimo año revistióse Jovalor, y se concertó de centenas: Azadas, hijo de Jerojam, Tsmael, hijo de Jojanán, Azarías, hijo de Obcd, Masaya, hijo de Adaya, y Elisafat, hijo de Zicrí. 2 Recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá, y a los jefes de las familias de Israel, que vinieron a Jerusalén; 3 y toda la asamblea hizo alianza con el rey en la casa de Dios. Joyada les dijo: «Ahí tenéis al hijo del rey, que reinará, como lo ha dicho Yave, de los hijos de David. 4 Mirad lo que habéis de hacer. El tercio de vosotros, que el día del sábado entra de servicio con los sacerdotes y levitas, hará la guardia en los atrios; 6 otro tercio estará en el palacio del rey, y el otro en la puerta de Jesod. Todo el pueblo se reunirá en el atrio de la casa de Yave. 6 Que no entre ni salga nadie de la casa de Yave, fuera de los sacerdotes y levitas que están de servicio; éstos podrán entrar, porque están consagrados. 7 Todo el pueblo hará la guardia de Yave, y los levitas rodearán al rey por todas partes; cada uno tendrá las armas en su mano, y quienquiera que entrare en la casa, morirá. Estaréis con el rey cuando éste entre y salga.» 8 Los levitas y todo Judá hicieron todo lo que el sacerdote Joyada había mandado; y cada uno tomó a los suyos, los que entraban en servicio y los que salían de servicio el sábado, pues el sacerdote Joyada no exeep.Al

yada de

con

los

jefes

(i) La impla Atalia, de origen fenicio, está punto de extinguir la dinastía davldica. pero Dios asegura la sucesión y la transmisión de las promesas mesiánicas hechas a David, salvando al niño Joás.

a

CRÓNICAS tuó a ninguna de las divisiones. * El sacerdote Joyada entregó a los .jefe* de centenas las lanzas y los escudos, grandes v pequeños, que provenían del rey David y se hallaban en la casa de Dios. 10 Hizo que rodeasen al rey, poniendo a todo el pueblo cada uno con las armas en la mano, desde el lado derecho hasta el Jado izquierdo de la casa, junto al altar 11 y adelantando y por toda la casa; al hijo del rey, pusieron sobre su cabeza la diadema y el testimonio,

proclamaron rey. Joyada y sus hijos le ungieron, y gritaron: «¡Viva

y

le

cantores con los instrumentos de múentonaban cánticos de alabanza. Atalía rasgó sus vestiduras y gritó: •¡Conspiración, conspiración! » 14 Entonces el sacerdote Joyada, llamando a los jefes de centena que estaban al frente de las tropas, les dijo: «Sacadla sica

de las filas, y a quienquiera que la siga le matáis.» Pues el sacerdote dijo: «No la matéis en la casa de

Yave.»

minó

al

15

Hízosele lugar, y se encapalacio real por la entrada

la puerta de los caballos, y allí mataron. 18 Joyada hizo alianza el pueblo todo y el rey, de ser el pueblo de Yave. 17 Después de esto entró todo el pueblo en el templo de Baal y lo derribaron, echando por tierra sus altares, haciendo pedazos sus imágenes, y mataron delante del altar a Matan, sacerdote de Baal (1). 18 Luego ordenó Joyada los oficios en la casa de Yave, por mano de los sacerdotes y levitas, según la ordenación hecha por David en la casa de Yave, para ofrecer a Yave holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, en medio de cantos de júbilo, conforme a la ordenación de David. 19 Puso también los porteros a las puertas de la casa de Yave, para que por ninguna entrase ningún

de

la

entre Yave,

(i)

El sacerdote Joyada renueva el pueblo, de ser éste

de Yave con de Yave.

la

alianza

el

pueblo

437

Y

10 tomando luego a los de centena, a los jefes del puepueblo todo de la tierra, blo y al llevaron al rey de la casa de Yave; y llegados al medio de la puerta principal de la casa del rey, sentnron al rey sobre el trono del reino. 21 Todo el pueblo de la tierra estaba lleno de júbilo, y la ciudad se estuvo tranquila. Atalía había sido muerta a espada.

inmundo. jefes

Joás, rey de Judá.

94

el revi» 12 Átalfa oyó el estrépito del pueblo, que corría y aclamaba al rey; vino a donde estaba el pueblo en la casa de Yave, 13 y miró. Estaba el rey sentado en su estrado, a la entrada, y los jefes y las trompetas estaban junto al rey; y todo el pueblo de la tierra daba muestras de gran alegría, y sonaban las trompetas, y los

24

II,

1

Siete años tenía Joás cuando a reinar, y reinó cuaaños en Jerusalén. Su madre

comenzó

renta

llamaba Sibya, de Berseba. Hizo Joás lo qtie es recto a los ojos de Yave, todo el tiempo de vida Joyada. 3 Joyada tomó sacerdote del para Joás dos mujeres, y Joás engendró hijo e hijas. 4 Después de esto vino a Joás el pensamiento de reparar la casa de Yave: 5 y reuniendo a los sacerdotes y levitas', les dijo: «Salid por todas las ciudades de Judá, y recoged cada año, de todo Israel, dinero para reparar la casa de vuestro Dios, y poned en esto gran diligencia.» Pero los levitas no se dieron prisa; * y llamando el rey a Joyada, sumo sacerdote, le dijo: «¿Por qué no has cuidado de que los levitas trajesen de Judá y de Jerusalén el tributo impuesto por Moisés, siervo de Dios, a toda la congregación de Tsrael, para 7 Pues el tabernáculo del testimonio? la impía Atalía y sus hijos han saqueado la casa de Dios, empleando para servir a los baales todo lo consagrado a la casa de Yave.» 8 Mandó entonces el rey que se se

2

un arca, y la pusieran fuera entrada de la casa de Yave; y se pregonó por Judá y Jerusalén

hiciera

a •

la

que trajesen a Yave

el

tributo que

de Dios, había impuesto a Tsrael en el desierto. 10 Todos los jefes y el pueblo todo se complacieron en ello, y traían y echaban en el arca lo que había de pagarse. 11 En el momento oportuno, cuando los levitas veían que en el arca había mucho dinero, que había que entregar a los intendentes del rey, el secretario del rey y el comisario del sumo sacerdote venían a vaciar el arca, y luego volvían a ponerla en su sitio, haciendo así todos los días y recogiendo^dinero en abundancia. Moisés,

siervo

CRÓNICAS

438 12

El rey y Joyada se

lo

entregaban

él

II,

el

25 ejército

de Siria, que vino a

a los encargados de hacer las obras

Judá y Jcrusalén. Mataron de entre

la casa de Yave, para pagar a los canteros y carpinteros, para la reparación de la casa de Yave, asi como a los herreros y broncistas para reparar la casa de Yave. 13 Los oficiales trabajaron e hicieron las reparaciones necesarias, restituyendo a su estado la casa de Dios y consolidándola. 14 Cuando se terminaron las obras, llevaron al rey y a Joyada el resto del dinero, y de él se hicieron utensilios para la casa de Yave, los utensilios para el servicio, para los holocaustos, copas y otros utensilios de oro y de plata. Durante toda la vida de Joyada se ofrecieron continuamente holocaustos en la casa de Yave. 15 Murió Joyada viejo y harto de días; tenía al morir ciento treinta 16 años. Fué sepultado en la ciudad de David, con los reyes, pues había hecho mucho bien a Israel, y por Yave y su casa.

el

en

pueblo a todos

de

los príncipes

él,

y llevaron todos sus despojos al rey de Damasco. 24 El ejército de Siria había venido con poca gente; pero Yave entregó en sus manos un ejército muy considerable, porque habían abandonado a Yave, Dios de sus padres. 25 Los sirios hicieron justicia en Joás; y una vez que se retiraron, dejándole en gran dolor, conspiraron contra él sus servidores, para vengar la sangre de los hijos de Joyada, sacerdote, y le dieron muerte en su lecho. Murió, y fué sepultado en la ciudad de David, mas no en los sepulcros de los reyes. 26 Los que conspiraron contra él fueron Zabud, hijo de Simat, amonita, y Jozabad, hijo de Simrit, moabita. 27 Lo que toca a sus hijos, a las grandes cargas que hubo de soportar y a las reparaciones hechas en la casa de Dios, escrito está en las historias de los libros de los reyes. Le sucedió Amasias, su hijo. ,

Idolatría y castigos.

Amasias, rey de Judá. 17

Después de la muerte de Joyada, comenzaron los principes a adular al rey, y éste los escuchó, 18 y dejando la casa de Yave, Dios de sus padres, a los aseraa

sirvieron

y a

los

ídolos;

la ira de Dios sobre Judá Jcrusalén, porque se habían hecho culpables. 19 Yave les mandó pr- fetas para reducirlos a él, pero no escucharon sus protestaciones. 20 El espíritu de Dios descendió sobre Zacarías (1), hijo del sacerdote Joyada, que presentándose ante el pueblo, dijo: «Así habla Dios: ¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Yave? No os vendrá bien por ello, pues si vosotros dejáis a Yave, Yave os dejará a vosotros." 21 Conjuráronse contra él, y de orden del rey le lapidaron en el atrio de la casa de Yave. 22 No se acordó el rey Joás del bien que le había hecho Joyada, padre de Zacarías, y dió muerte a su hijo. Zacarías dijo al morir: «Vea Yave,

y vino y sobre

y

él 23

lo

A

requiera.» vuelta del año, subió contra

la

Zacarías, hijo de Joyada, es el profeta (i) a quien se refiere Cristo Nuestro Señor en Mt. 23, 35- Según San Jerónimo, en el Evangelio de los nazarenos se leia hijo de Joyada, en vez de hijo de Baraquias, como se dice en este lugar.

25

1

^ cmliri,,co

sias

:lnos

tenía

cuando comenzó

a

Amareinar,

y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Joadán, de Jerusalén. 2 Hizo lo recto a los ojos de Yave, pero no con un corazón perfecto del todo. 3 Luego que se afirmó en el

trono, dió muerte a los siervos que habían asesinado a su padre, 4 pero no mató a sus hijos; conforme a lo que está escrito en la ley, en el libro de Moisés, donde manda Yave:

«No morirán los padres por los hijos, hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su pecado.» 1 Reunió Amasias a Judá y constituyó según las tasas paternas, jefes de millares y de centenas, por todas las ciudades de Judá y Benjamín. Hizo el censo desde los veinte años ni los

y fueron hallados trescientos aptos para la guerra, armados lanza de y escudo. 4 Tomo de Israel a sueldo cien mil hombres valientes, por cien talentos de plata. 7 Vino a él un hombre de Dios y le dijo: «¡Oh reyl Que no vaya contigo el ejército de Israel, pues no está Yave con Israel, con todos esos hijos de Efraírn. 8 Si vas con ellos, aunque tú hagas arriba,

mil

CRÓNICAS en el combate esfuerzos de valor, Dios te hará caer ante el enemigo, porque tiene Dios poder para levantar y para derribar.» 9 Amasias dijo entonces al hombre de Dios: «¿Qué será, pues, de los cien talentos que he entregado a las tropas de Israel?» Y el hombre de Dios le respondió: Mucho más que eso puede darte Yave.» 10 Entonces Amasias apartó la tropa que había venido de Eíraím, para que se volvieran a sus casas; ellos se irritaron fuertemene contra Judá, y se volvieron a sus casas enfurecidos.

11

Amasias

se esforzó,

y a

la

cabeza de su pueblo vino al valle de la sal, y deshizo a diez mil hombres de los hijos de Seir. 12 Los hijos de Judá apresaron vivos a diez mil, y llevándolos a la cresta de una roca los despeñaron, y todos se hicieron pedazos. 13 Los de la tropa que Amasias había despedido, para' que no fuesen con él a la guerra, se derramaron por las ciudades de Judá, desde Samaría hasta Betorón, y mataron a tres mil personas y tomaron muchos despojos. 14 Al regresar Amasias, de la derrota de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y se los puso por dioses ( 1 ), prosternándose ante ellos y quemándoles perfumes. 15 Encendióse el furor de Yave contra Amasias, y le mandó un profeta que le dijo: «¿Por qué has buscado los dioses de esas gentes, que no pudieron librar a su pueblo de

manos?»

tus

18

Cuando

esto

le

¿Para qué has de meterte en una empresa desgraciada, que será tu ruina y la ruina de Judá?» 20 Pero Amasias no le escuchó, porque había resuelto Dios entregarle en sus manos, por haber buscado a los dioses de Edom. 21 Subió, pues, Joás, rey de Israel, y viéronse las caras él y Amasias, rey de Judá, en Betsames, que está en Judá; 22 y cayó Judá delante de Israel, y huyeron cada uno a su casa. 23 Joás, rey de Israel, apresó en Betsames a Amasias, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Joacaz, y le llevó a Jerusalén, donde abrió una brecha de cuatrocientos codos, desde la puerta de Efraím hasta la puerta de la esquina. 24 Tomó el oro y la plata y todos los vasos sagrados que había en la casa de Dios al cuidado de Obe-

dedom, y los tesoros del palacio real, y a los hijos de los príncipes, y se volvió a Samaría. 25 Amasias, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Ocozías, rey de Israel. 26 El resto de los hechos de Amasias, los primeros y los postreros, ¿no está escrito en el libro de los reyes de Judá y de Israel? 27 Después que Amasias se apartó de Yave, tramaron una conjuración contra él en Jerusalén; y como huyera a Laquis, mandaron tras él a Laquis los con-

jurados, y le mataron allí. 28 Trajéronle en caballos, y le sepultaron con sus padres en la ciudad de David.

dijo

respondió él: «¿Y quién te ha hecho a ti consejero del rey? ¿Es que quieres que te maten?» El el

439

26

II,

profeta,

profeta

que

se

retiró,

diciendo:

«Yo

sé destruirte,

Dios ha decretado por haber hecho eso y no haber escuchado mi advertencia.» 17 Amasias, después de haber te-

nido consejo, mandó a decir a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: «Ven, que nos veamos las caras.» 18 Entonces Joás, rey de Israel, envió a decir a Amasias, rey de Judá: «El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano: da tu hija por mujer a mi hijo. Pero vinieron las fieras del Líbano, pisaron y hollaron el cardo. 19 Tú te dices: he derrotado a Edom; y tu corazón se ha ensoberbecido. Quédate en tu casa. (i) Este hecho de Amasias muestra la arraigada tendencia de los israelitas a la idolatría.

Ozías, rey de Judá.

n/

Todo

el pueblo de Judá tomó a ¿Ai Ozías, de edad de dieciséis años, y le puso por rey en lugar de su padre, Amasias. 2 Ozías reconstruyó EIat y 1

dominio de Judá, deel rey se durmió con sus Dieciséis años tenía Ozías comenzó a reinar, y reinó

la restituyó al

pués que padres.

cuando

3

cincuenta y dos años en Jerusalén.

Su

madre

llamaba Jecolía, de Hizo lo recto a los ojos de Yave, enteramente como lo había hecho Amasias, su padre. 6 Se dió Jerusalén.

se

4

a buscar a Yave durante la vida de Zacarías, que le educó en el temor de Dios; y mientras él buscó a Yave, Dios le protegió. 6 Tuvo guerra contra los filisteos, y derribó las mura-

de Get, las de Jabne y las de Azoto, y reconstruyó ciudades en el

llas

CRÓNICAS de Azoto y en el de los filisteos. 7 Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes, que habitaban en Gur Baal, y contra los territorio

mineos. 8 Los amonitas traían presentes a Ozías, y su fama se extendió hasta las fronteras de Egipto, pues llegó a ser muy poderoso. 9 Alzó en Jerusalén torres en la puerta de la es-

quina, y las fortificó.

10

Construyó

torres en el desierto y excavó muchas cisternas, porque tenía muchos ganados en los valles y en el llano, y

labradores y viñadores en la montaña y en el Carmel, pues era muy aficionado a la agricultura. 11 Tuvo un

de soldados, que iban a la guerra por bandas, contadas según el censo que de ellas hicieron el secretario Jeiel y el comisario Maseya, a las órdenes de Jananía, uno de lo jefes del rey. 12 El número total de los jefes de casas paternas, de guerreros valientes, era de dos mil seteejército

cientos, 13 que mandaban un ejército de trescientos siete mil cinco soldados, capaces de sostener al rey contra 14

el

enemigo.

el

ejercito de escudos, lanzas, cascos,

Ozías proveyó a todo

15 Construyó en Jerusalén máquinas inventadas por un ingeniero, destinadas a las torres y a los ángulos, para lanzar

corazas, arcos y hondas.

flechas y gruesas se extendió lejos,

piedras. Su fama porque supo ayu-

darse maravillosamente hasta llegar a ser fuerte. 16 Mas cuando se hubo fortalecido, se ensoberbeció su corazón hasta corromperse, y se rebeló contra Yavc, su Dios, entrando en el

templo de Yave para quemar

in-

cienso en el altar de los perfumes. 17 El sacerdote Azarías entró tras él con ochenta sacerdotes de Yave, hombres valerosos, 18 que se opusieron al rey Ozías, y le dijeron: aTú, Ozías, no tienes derecho a ofrecer perfumes a Yave. Eso pertenece a los sacerdotes, hijos de Arón, que han sido consagrados para ello. Sal del santuario, porque estás prevaricando, y no le será esto de honor ante Yave, Dios. 19 Enfurecióse Ozías, que tenía un incensario en la mano; y en ésta su ira contra los sacerdotes, brotó la lepra en su frente, en presencia de los sacerdotes, en la casa de Yave, cerca del altar de los perfumes.

20

El

sumo

sacerdote, Azarías, y todos los sacerdotes, pusieron en él sus ojos, vieron a lepra sobre su frente, y le arroja-

28

II, 27,

ron precipitadamente fuera. El mismo apresuróse a salir, porque le había herido Yave. 21 El rey Ozías fué leproso hasta el día de su muerte, y vivió apartado en una casa, excluido de la casa de Yave. Jotán, su hijo, estaba al frente de la casa del rey, al pueblo de la tierra. y juzgaba 22 El resto de los hechos de Ozías, los primeros y los postreros, fué escrito por Isaías, hijo de Amos, profeta. 23 Ozías se durmió con sus padres, y fué sepultado en el campo de los sepulcros, no con los reyes de Israel, por ser leproso. Le sucedió Jotán, su hijo.

Jotán, rey de Judá. años tenía Jotán _ i cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jerusa, hija de Sadoc. 2 Hizo lo recto a los ojos de Yave, enteramente como había hecho Ozías, su padre, pero no entró como él en el templo de Yave. Seguía, sin embargo, la corrupción del pueblo. 3 Jotán construyó la puerta superior de la casa de Yave, e hizo ¿ymf

1

Veinticinco

bastantes edificaciones sobre los muros de Ofcl. * Edificó ciudades en la montaña de Judá, y fortalezas y 6 torres en los bosques. Hizo la guerra contra el rey de los hijos de Ammón, y los venció. Los hijos de le entregaron aquel año cien talentos de plata, diez mil coros de trigo y diez mil de cebada, y siguieron pagándole el segundo y el tercer año. 8 Jotán llegó a ser poderoso, porque

Ammón

se

afirmó en los caminos de Yave,

su Dios. 7 El resto de los hechos de Jotán, todas sus guerras, todo cuanto hizo, está escrito en el libro de los reyes

de Israel y de Judá. 8 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. 9 Se durmió con sus padres, y fué sepultado en la ciudad de David. Le sucedió Ajaz, su hijo.

1

¿O

Ajuz, rey de Judá. Veinte años tenía Ajaz cuando

comenzó

a reinar,

y reinó

en Jerusalén. ciséis años 10 recto a los ojos de Yavc,

No

die-

hizo

como

lo

hizo David, su padre. * Marchó por los caminos de los reyes de Israel, y aun se hizo imágenes fundidas de

CRÓNICAS

II,

29

* y quemó perfumes en el valle los cautivos, empleando el botín en de los hijos de Hinón, y pasó a sus vestir a los desnudos; les dieron veshijos por el fuego, según las abomi- tidos y calzado, les dieron de comer naciones de las gentes que Yave ha- y de beber, los ungieron; y montando bía arrojado ante los hijos de Israel. en asnos a los que estaban fatigados, 4 Ofrecía sacrificios y perfumes en los condujeron a Jericó, la ciudad los altos, sobre los collados y bajo de las palmas, a sus hermanos, y todo árbol frondoso. 5 Yave, su Dios, luego se volvieron a Samaría. 14 En aquel tiempo el rey Ajaz le entregó en manos del rey de Siria, y los sirios le derrotaron haciéndole mandó a pedir socorros al rey de gran número de prisioneros, que se Asiría. 17 Los edomitas volvieron llevaron a Damasco. Fué entregado otra vez y derrotaron a Judá, lletambién en manos del rey de Israel, vándose cautivos. 18 Los filisteos que le hizo experimentar una gran invadieron las ciudades del llano y derrota (1). * Pecaj, hijo de Bomelía, del mediodía de Judá, tomaron a mató en un solo día, en Judá, a Betsamcs, Ayalón, Ouederot, Soco y ciento veinte mil hombres, todos va- las ciudades de su dependencia, Guimlientes, porque habían dejado a Yave, zo y las ciudades ríe su dependencia, Dios de sus padres. 7 Zicrí, guerrero y se establecieron en ellas. 19 Así de Efraím, mató a Maseya, hijo del humillaba Yave a Judá por causa rey, a Azricam, jefe de la casa del de Ajaz, rey de Israel, que había arrojado la disolución en Judá y rey, y a Elcana, segundo después del pecado contra Yave. 20 Teglat-Falarey. 8 Los hijos de Israel hicieron entre sus hermanos doscientos mil sar, rey de. Asiría, vino contra él prisioneros, mujeres, hijos e hijas, y y le estrechó sin darle respiro. 21 Ajaz despojó la casa de Yave. les hicieron mucho botín, que se llevaron a Samaría. la del rey y las de los príncipes, para 9 Había un profeta de Yave lla- hacer un presente al rey de Asiría, mado Obed, que fué al encuentro pero no le sirvió de nada. 22 A pesar que volvía a Samaría, de verse en gran aprieto, el rey Ajaz ejército, del y les dijo: «Yave, Dios de vuestros seguía pecando contra Yave; 23 sapadres, en su cólera contra Judá, los crificaba a los dioses de Damasco, ha entregado en vuestras manos, y que le habían herido, diciéndose: vosotros los habéis matado con furor, «Puesto que los dioses de los reyes que ha subido hasta el cielo. 10 Ahora de Siria los ayudan, voy a sacrifiqueréis hacer de los hijos de Judá carles, para que me socorran a mí.» vuestros esclavos y vuestras esclavas. Pero fueron la ocasión de su ruina, Pero vosotros, ¿no sois culpables y de la de todo Israel. 24 Ajaz reunió contra Yave, vuestro Dios? 11 Oídme, los utensilios de la casa de Dios, y pues, y devolved esos cautivos que los hizo pedazos; cerró las puertas habéis hecho entre vuestros hermanos, de la casa de Yave, se hizo altares porque os amenaza la cólera encen- en todos los rincones de Jerusalén, dida de Yave.» 12 Algunos de entre 28 y levantó altos en todas las ciulos jefes de Efraím, Azarías, hijo de dades de Judá, para ofrecer allí Jojanán, Berequías, hijo de Bese- perfumes a otros dioses, irritando así limot, Ecequías, hijo de Salum, y a Yave, Dios de sus padres. 28 Amasa, hijo de Adíaí, se opusieron El resto de sus hechos, todos sus a los que venían en el ejército, 13 y caminos, los primeros y los postreles dijeron: «No entréis con esos cauros, está escrito en el libro de los tivos, porque sería añadir pecados reyes de Judá y de Israel. 27 sobre pecados, a los que nosotros Ajaz se durmió con sus padres, hemos cometido contra Yave. Dema- y fué sepultado en la ciudad de siado culpables somos ya, y la cólera Jerusalén, pues no se le sepultó en encendida de Yave está sobre Israel. los sepulcros de los reyes de Israel. 14 Los soldados abandonaron los cauLe sucedió Ezequías, su hijo. tivos y el botín ante los jefes y ante Ezcquias, rey de Judá. toda la asamblea, 16 y los hombres de que se ha hecho mención tomaron 1 Veinticinco años tenía Ezequías cuando comenzó a reinar, (i) Esta guerra de Siria y Efraím contra y reino veintinueve años en JerusaJudá, es la que está enlazada con la profecía de Isaías sobre el Emmanuel. Is. 7. 13 y ss. Su madre se llamaba Abiya, lén.

Baal,

29

442

CRÓNICAS

de Zacarías. * Hizo lo recto a de Ya ve, enteramente como lo habla hecho David, su padre (1). 3 En el primer mes de su reinado, el mes primero, abrió las puertas de la casa de Yave y las reparó. hija

los ojos

4

Hizo venir a los sacerdotes y levitas, que reunió en el atrio oriental, 5 y les dijo: «Oídme, levitas: santifícaos y santificad la casa de Yave, el Dios de vuestros padres, y echad impureza fuera del santuario. la 6 Porque han pecado nuestros padres, y han hecho el mal a los ojos de Yave, nuestro Dios; le han abandonado, han apartado sus ojos del tabernáculo de Yave, y le han vuelto las espaldas. 7 Hasta cerraron las puertas del pórtico, apagaron las lámparas y dejaron de ofrecer a Yave, Dios de Israel, perfumes y holocaustos en el santuario. 8 Por eso la cólera de Yave pesa sobre Judá y sobre Jerusalén, y los ha entregado a la confusión, a la desolación y a la burla, como lo estáis viendo con vuestros ojos. * Ya veis que por eso han caído nuestros padres por la espada, y nuestros hijos v nuestras hijas están en cautividad. ío Yo quiero que hagamos alianza con Yave, Dios de Israel, para que se aparte de nosotros su encendida cólera. 11 Ahora, pues, hijos míos, basta de negligencias, pues habéis sido elegidos por Yave para ministrar ante él en su servicio, para ser sus servidores y ofrecerle perfumes. 12 Levatáronse los levitas, Maeat, hijo de Amasal, Joel, hijo de Azadas, de los hijos de Caat; y de los de Merarl, Quis, hijo de Abdl, Azadas, hijo de Jelaleel; y de los gersonitas, Joaj, hijo de Simfa; Edén, hijo de Joaj; 13 y de los hijos de Elitsafan, Rimrí v Jehicl; y de los hijos de Asaf, Zacarías y Matanías; 14 y de los hijos de Hernán, Jejiel y Simeí; y de los hijos de Jedutun, Semaeya y 15 Reunieron a sus hermanos; UZiel. y después de santificarse ellos, vinieron a purificar la casa de Yave, sepún las órdenes del rey y según 18 Entraron las palabras de Yave. los sacerdotes en el interior de la casa de Yave para purificarla; sacaron todas las impurezas que hallaron (i) Ezequias fué uno de los más piadosos reyes de Judá. Sucedió al implo Azaj. Una más de tantas alternativas de piedad e impiedad que llevaron a Judá a su ruina.

II,

29

en el templo de Yave, y ron al atrio de la casa

las

arroja-

de

Yave,

donde

las recibieron los levitas, para llevarlas fuera, al valle del Cedrón. 17 Comenzaron las purificaciones el

día primero del primer mes; el octavo día del mismo mes entraron en el pórtico del templo de Yave, y emplearon ocho días en purificar el templo; el día dieciséis del mismo

mes acabaron

lo que habían comenzado. 18 Fueron luego a la casa del rey Ezequias, y le dijeron: «Hemos purificado (oda la casa de Yave, el altar de los holocaustos y todos sus utensilios, y la me«a de los panes de la proposición y todos sus utensilios, que el rey Ajaz profanó durante su reinado con sus transgresiones, y todos están ya ante el altar de

Yave. 20 El rey Ezequias se levantó bien de mañana, y reunió a los jefes de la ciudad, y subió a la casa de Yave. 21 Ofrecieron siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos, en sacrificio expiatorio por el reino, por el santuario y por Judá. El rey mandó a los sacerdotes hijos de Arón que los ofreciesen en el altar de Yave. 22 Los sacerdotes inmolaron los novillos, recibieron su sangre y la derramaron en torno del altar; inmolaron los carneros y derramaron su sangre en el altar; 23 inmolaron los corderos y derramaron su sangre en el altar. 23 Presentaron luego los machos cabríos expiatorios ante el rey y ante la asamblea, que pusieron sus manos sobre ellos, 44 y los sacerdotes los inmolaron y derramaron la sangre al pie del altar, en expiación por los pecados de todo Israel, pues por todo Israel había ordenado el rey el holocausto y el sacrificio

expiatorio. 25

Hizo que

los levitas se pusieran casa de Yave con címbalos, salterios y arpas, según la ordenación de David, de Oad, vidente del rey, y de Natán, profeta, porque tal era la orden de Yave, transmitida por medio de sus profetas. 88 Los levitas ocuparon su sitio con los instrumentos de David, y los sacerdotes 27 Ezeel suyo con las trompetas. quias mandó ofrecer el holocausto sobre el altar; y en cuanto comenzó holocausto, comenzó también el el canto de Yave al son de las trompetas

en

la

y con el acompañamiento de los Instrumentos de David, Jreyjde Israel.

CRÓNICAS **

II,

30

443

de hacer publicar por todo Israel, desde Berseba hasta Dan, que viniesen a Jerusalén a celebrar la pascua de Yave, porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo prescrito. 6 Fueron, pues, emisarios con letras de mano del rey y de los príncipes, por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, en que se decía: «¡Hijos de Israel!: Volveos a Yave, Dios de Abraham, de Isac y de Israel, y él se volverá a las reliquias que os han quedado de las manos de los reyes de Asiría. 7 No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra Yave, Dios de sus padres, por lo que los muchedumbre ofreció hostias, sacri- entregó él a la desolación, como estáis ficios eucarísticos y holocaustos con viendo. 8 No endurezcáis, pues, ahora gran piedad y liberalidad. vuestra cerviz, como vuestros padres. M Los holocaustos que ofreció la Dad vuestras manos a Yave, y venid asamblea fueron setenta novillos, cien a su santuario, que él ha santificado carneros y doscientos corderos. 33 Con- para siempre, y servid a Yave, vuessagraron también a Yave seiscien- tro Dios, y la ira de su furor se apartos bueyes y tres mil ovejas. 34 Como tará de vosotros. 9 Porque si os vollos sacerdotes eran pocos, y no bas- véis a Yave, vuestros hermanos y taban para desollar lis víctimas des- vuestros hijos hallarán misericordia tinadas al holocausto, ayudáronlos ante los que los tienen cautivos, y sus hermanos los levitas, hasta aca- volverán a esta tierra; pues Yave, bar y hasta que se hubieron parifi- vuestro Dios, es clemente y misericado los sacerdotes, pues los levitas co.d.oso, y no apartará de vosotros se mostraban con corazón dispuesto su rostro, si vosotros os volvéis a él.» 10 Fueron, pues, los emisarios de a purificarse más que los sacerdotes. 35 Ofreciéronse, pues* muchos holo- ciudad en ciudad por tierra de Efraím caustos, muchos sebos y muchos sa- y de Manasés, hasta Zabulón, pero crificios eucarísticos, quedando ente- las gentes se reían y se burlaban de ramente restablecido el culto de la ellos. 11 Con todo, m ichos de Aser, casa de Yave. 36 Ezequías, lo mismo de Manasés y de Zabulón, se humique todo el pueblo, dieron muestras llaron y vinieron a Jerusalén. 12 Tamde gran júbilo por haber Yave dis- bién en Judá la mano de Dios se puesto al pueblo al restablecimiento, dejó sentir sobre ellos, dándoles corapues la resolución de hacerlo había' zón pronto y dispuesto a cumplir sido tomada de pronto. el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de' Yave. 13 Juntóse macha gente en Jerusalén Solemne celebración de la pascua. para celebrar la solemnidad de los ácimas, eñ el segundo mes: una gran 1 Mandó el rey Ezequías por muchedumbre. 14 Levantáronse y quitaron los altares que había en Judá, escribió todo Israel y y cartas a Efraím y Manasés, para Jerusalén, también los altares de perque viniesen a la casa de Yave a fumes, y los echaron al torrente de celebrar la pascua de Yave, Dios de Cedrón. 15 Sacrificaron la pascua el Israel. 2 Habíase aconsejado .el rey día catorce del mes segando; y los de los príncipes y de toda la asam- sacerdotes y levitas, que llenos de blea en Jerusalén, para celebrar so- confusión, se santificaron por fin, lemnemente la pascua en el mes ofrecieron holocaustos en la casa de segundo, 3 pues no habían podido Yave. 16 Se dispusieron por sus clases, celebrarla antes la otra vez,, por no según la ordenación y la ley de Moihaberse santificado muchos sacer- sés, hombre de Dios. Los sacerdotes dotes y no haberse reunido el pueblo recibían de mano de los levitas la en Jerusalén. 4 Agradó esto al rey y sangre que había de derramarse; a toda la asamblea, 8 y determinaron 17 y como muchos del pueblo no se Prosternóse toda la asamblea, se cantó el canto y se tocaron las trompetas, todo hasta que el holocausto se terminó. 29 Cuando se hubo acabado de ofrecer el holocausto, el rey con toda la asamblea doblaron las rodillas y se prosternaron. 30 Después el rey Ezequías y los jefes dijeron a los levitas que alabasen a Dios con palabras de David y de Asaf, vidente, y ellos lo hicieron con gran júbilo, e inclinándose, adoraron. 31 Luego dijo Ezequías: «Vosotros habéis llenado seguramente vuestras manos para Yave. Llegaos, pues, a ofrecer víctimas y sacrificios eucarísticos en la easa de Yave.» Y así toda aquella

OA

«4

CRÓNICAS

habian santificado todavía, los^levitas inmolaron la pascua por los que no habían tenido el cuidado de santificarse para Yave. 18 Una gran parte del pueblo de Efraím, de Manases, de isacar y de Zabulón, que no se había purificado, comió la pascua sin ajustarse a lo prescrito; pero Ezequias rogó por ellos, diciendo: «C¿uiera lave, que es bueno, perdonar a todos aquellos que de todo corazón buscan 19 al .Dios de sus padres, y no les impute el no estar suficientemente purificados. » 20 Escucho Yave a Ezequias, y perdonó al pueblo. 21 Así celebraron los hijos de Israel que se hallaron en Jerusalen la solemnidad de los ácimos durante siete dias, con gran gozo cantando todos los días las alabanzas de Yave, y tocando los levitas

y

Jos sacerdotes los instru-

mentos con toda fuerza, a Yave. 22 Ezequias habló con bondad a los levitas que conocian mejor el culto de Yave, y éstos comieron las víctimas durante los siete días que duro la solemnidad, inmolando hostias pacificas y alunan do a Yave, Dios de sus padres. 2J También la muche-

dumbre

celedecidió alegremente brar la fiesta otros siete dias, hacién24 pues había dolo con gran regocijo, regalado .b.zequias al pueblo mil toros y siete mil ovejas; y también los principes, por su parte, dieron al pueolo mu bueyes y diez mil ovejas, liubo, pues, gran número de sacerdotes que se habían santificado. 26 Todo el pueblo de Judá estaba

rebosando de alegría, lo mismo sacerdotes y levitas, que la muchedumbre venida de Israel, que los peregrinos que habían venido de la tierra de Israel o habitaban en Judá. 26 Fué grande la solemnidad celebrada en Jerusalen,

tal

cual

nunca

la

hubo

desde los dias de Salomón, lujo de David, rey de Israel. 27 Levantáronse después los sacerdotes y levitas, y bendijeron al pueblo, y fué oída su voz, y llego su oración al santuario de los cielos. 9^1

1

Después de todo esto los de Israel que habían venido fueron por las ciudades de Judá, y destrozaren los cipos, abatieron los asera» y derribaron del todo los altos y los altares en todo Judá y Benjamín,

"*

y cu Efraira y Manasés. Luego todos los hijos de Israel se volvieron a sus ciudades, cada uno a su posesión.

II,

31

2

Ezequias restableció las clases de y de los levitas, según sus divisiones, cada uno según sus funciones, sacerdotes y levitas, para los sacerdotes

los holocaustos y los sacrificios eucarísticos, para el servicio, para los cantos y alabanzas, y las puertas de la casa de Yave. 3 El rey dió una parte de sus bienes para los holocaustos, para los holocaustos de la mañana y de la tarde, para los holocaustos de los sábados, de los novilunios y de las fiestas, como están prescritos en la ley de Yave. 4 Mando al pueblo y a los habitantes de Jerusalen que dieran su porción a los sacerdotes y a los levitas, para que éstos observasen fielmente la ley de

Yave. 6 Cuando la cosa se extendió, los hijos de Israel dieron en abundancia las primicias del trigo, del mosto, del aceite, de la miel y de todos los productos del campo, y trajeron también

abundancia el diezmo de todo. Igualmente los hijos de Israel y de Judá que habitaban en las ciudades de Judá, dieron el diezmo del ganado mayor y menor y el diezmo de las cosas santas que eran consagradas a Yave, su Dios, y de que se hicieron muchos montones. 7 Comenzó en 6

a hacerse

el

cúmulo

el

tercer

mes

y se acabó el mes séptimo. 8 Ezequias y los jefes vinieron a ver los montones y bendijeron a Yave y a su pueblo, Israel. * Preguntó Ezequias a los sacerdotes y a los levitas acerca de los montones, 10 y el sumo sacerdote Azarias, de la casa de Sadoc, le respondió: «Desde que se ha comenzado a traer ofrendas a la casa de Yave, hemos comido, nos hemos saciado, y hemos dejado mucho de sobra, porque Yave ha bendecido a su pueblo, y he aquí la gran cantidad que todavía queda.» 11 Ezequias dió orden de preparar las cámaras de la casa de Yave, y se u prepararon. Lleváronse a ellas fielmente las ofrendas, el diezmo y las cosas consagradas. El levita Cananías tuvo la intendencia de ellas, y su hermano Simeí era su segundo. *3

Jejiei, Azarias, isajat, Azael, Jeri-

mot, Josabad, Elicl, Jismaquia, Majat y benaya estaban empleados bajo la dirección de Calíanlas y de su hermano, ¡Simeí, según las órdenes del rey Ezequias y las de Azarias, jefe de la casa de Dios. 14 El levita Core, hijo de Jimna, portero de la

CRÓNICAS puerta de oriente, tenía la intendende las donaciones voluntarias hechas a Dios, para distribuir lo que se presentaba a Yave por elevación y las cosas santísimas. 15 En las ciudades sacerdotales, Edén, Minyamín, Jesua, Semaeya, Amarías y Secamías, estaban a sus órdenes para hacer fielmente las distribuciones a sus hermanos, grandes o pequeños, según lo que les correspondía; 16 a los varones registrados de tres años arriba, y a todos los que diariamente entraban en la casa de Yave, para hacer su servicio según sus funciones y según sus divisiones, 17 y a los sacerdotes registrados según sus casas paternas, y a ios levitas de veinte años arriba según sus funciones y según sus divisiones; 18 y a los de toda la congregación registrados con todos sus niños, sus mujeres, sus hijos y cia

sus hijas, porque se consagraban fielmente al servicio del santuario. 19 para los hijos de Arón, los sacerdotes,

Y

que habitaban en

los campos, en los suburbios de sus ciudades, había en cada ciudad hombres nominalmente designados para distribuirles sus porciones a todos los varones de los sacerdotes y a todos los levitas regis-

trados. 20 Esto hizo Ezequías en todo Judá; hizo lo bueno y lo recto y lo verdadero ante Yave su Dios. Obraba con toda la rectitud de su corazón, 21 y prosperó en cuanto emprendió, buscando a su Dios, para el servicio de la casa de Dios, por la ley y por

los

mandamientos.

Invasión de Pcnnqucrib, rey de Asiría.

QO

1

Después de estas cosas y de estos actos de fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiría, que invadió Judá y puso sitio a las ciudades fuertes para apoderarse de ellas. 2 Ezequías, viendo que había venido Senaquerib y que se proponía atacar 3 tuvo consejo con los a Jerusalén, príncipes y los más valerosos de los oficiales, proponiendo si se cegarían las fuentes de aguas que había fuera de la ciudad, 4 diciendo: «¿Por qué habrán de hallar los reyes de Asiría, cuando vengan, provisión de agua?» Todos rueron de su parecer; y él entonces reunió una gran muchedumbre, y cegaron todas las fuentes y el

II,

32

arroyo que corría por en medio det territorio, para que si venían los de Asiria, no hallasen tanta abundancia de agua. 5 Reparó también con gran cuidado todas las murallas que habían sido derribadas, alzó en ellas torres y una antemuralla; reparó el terraplén en la ciudad de David, c hizo armas de toda suerte y escudos. 8 Nombró jefes para mandar al ejército; y reuniendo luego a todo el mundo en la plaza de la puerta de la ciudad, les habló al corazón, diciendo: 7 «Esforzaos y confortaos, no temáis, no os dé miedo el rey de Asiria y toda reye^

muchedumbre que trae, porque más son los que con nosotros están,

esa

los que están con él. 8 El tiene brazo de carne: pero con nosotros está Yave, nuestro Dios, para ayudarnos y combatir nuestros combates.» El pueblo cobró valor con las palabras de Ezequías, rey de Judá. 9 Después de esto, Senaquerib, rey de Asiria, que combatía a Laquis con todo su poder, mandó emisarios a Jerusalén para decir a Ezequías, rey de Judá y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén: 10 «Así dice Senaquerib, rey de Asiria: ¿En quién confiáis vosotros para estaros quietos, cercados en Jerusalén? 11 ¿No os engfiña Ezequías, para entregaros a la muerte, al hambre, a la sed, diciendo: Yave, nuestro Dios, nos librará de la mano del rey de Asiria? 12 ¿No es Ezequías el que ha hecho desaparecer sus altos y sus altares, diciendo a Judá y a Jerusalén: Sólo ante este altar adoraréis y quemaréis perfumes? 13 ¿No sabéis lo que yo y mis padres hemos hecho con todos los pueblos de la tierra? 14 ¿Pudieron acaso los dioses de esas gentes librar sus tierras de mis manos? 15 Que no os engañe, pues, Ezequías; cuando tal cosa quiera persuadiros, no le creáis; que si ningún dios de los de todas esas naciones y reinos pudo librar a sus pueblos de mis manos y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos podrá vuestro Dios libraros de mis manos?» 16 Otras cosas más añadieron los emisarios contra Yave y contra Ezequías, su siervo. 17 Escribió, además, cartas en que blasfemaba de Yave, Dios de Israel y hablaba contra él, diciendo: «Lo mismo que los dioses de las gentes de las tierras no pudieron librar a sus puebjos de mis manos, tampoco

que

el

U6

CRÓNICAS

II,

33

Dios de Ezequías librará al suyo tiales de las aguas de Guijón de Arriba, de mis manos.» 18 Y hablaban en y condujo las aguas bajo tierra a voz muy alta en judío, al pueblo de occidente de la ciudad de David, y Jerusalén que se hallaba en las mura- salió con cuanto emprendió. 81 Dios, llas, para asustarles y hacerles entrar sin embargo, para probarle y para en temor, para apoderarse de la que descubriese lo que tenía en su ciudad. 19 Hablaron contra el Dios corazón, le dejó en lo de los embade Jerusalén, lo mismo que contra jadores de los príncipes de Babilolos dioses de las gentes de la tierra, nia, que vinieron a él para inforobra de manos de hombres. marse del prodigio que había acae20 Pero el rey Ezequías y el pro- cido en la tierra. 32 feta Isaías, hijo de Amos, opusieron El resto de los hechos de Ezesus oraciones a estas blasfemias y quías, de todas sus buenas obras, clamaron al cielo; 21 y Yave envió un escrito está en las profecías de Isaías, ángel, que mató a cuantos fuertes y profeta, hijo de Amos, y en el libro valerosos había en el ejército del de los reyes de Judá y de Israel. 33 rey de los asirios y al jefe que los Durmióse Ezequías con sus pamandaba; y Senaquerib se volvió dres, y fué sepultado en un lugar con afrenta a su tierra, y allí, entrando más eminente que los sepulcros de en el templo de su dios, hijos suyos, los reyes, hijos de David; y todo que de él habían salido, le mataron Judá y Jerusalén celebraron sus funerales. Le sucedió Manasés, su hijo. a espada. 22 Así libró Yave a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de la mano de Senaquerib, rey de los asiManastés, rey de Judá. rios, y de las manos de todos, y les dió la paz con todos sus reinos. 23 1 Muchos de éstos aún trajeron a o •> Doce años tenia Manasés Jerusalén víctimas para ofrecer allí »>») cuando comenzó a reinar, y reinó sacrificios cincuenta y cinco años en Jerua Yave y presentes a Ezequías, rey de Judá, cuya fama salén. 2 Hizo el mal a los ojos de fué luego muy grande entre todas Yave, conforme a las abominaciones de las gentes que Yave había arrojado las naciones. 24 Por aquel entonces cayó enfermo ante los hijos de Israel, 3 y volviénde muerte Ezequías, y rogó a Yave, dose reedificó los altos que había que le escuchó, dándole una señal djrribado Ezequías, su padre; levantó altares a los baales, se hizo ascras de su curación. 25 Pero no correspondió Ezequías y adoró a toda la milicia de los cielos al bien que le había sido hecho, antes y les sirvió. 4 Alzó también altares se ensoberbeció su corazón, y se en la casa de Yave, de la que había encendió la ira de Yave contra él y dicho Yave: «En Jerusalén estará contra Judá y Jerusalén. ** Pero Eze- mi nombre perpetuamente"; & pero quías, después de haberse engreído los alzó en honor de toda la milicia su corazón, se humilló, y se humi- del cielo, en los dos atrios del templo llaron con él los moradores de Jeru- de Yave. 6 Pasó a sus hijos por el salén, y no vino sobre ellos la ira de fuego en el valle de los hijos de Hinnón; observaba los sueños y los Yave en los días de Ezequías. 27 Tuvo Ezequías riquezas y gloria augurios, se dió a la magia, teniendo sobremanera, y reunió tesoros de cerca de sí magos y encantadores, plata y oro, de piedras preciosas, de e hizo mucho mal ante Yave, irriaromas, de escudos y de cuantas tándole. 7 Puso además un ídolo, una alhajas son de desear. 28 Asimismo estatua fundida, en la casa de Dios, tuvo depósitos para almacenar las de la que había dicho Yave, hablando rentas de trigo, vino y aceite, y esta- a David y a Salomón, su hijo: «Establos para las bestias y apriscos para bleceré para siempre mi nombre en esta casa y en Jerusalén, que he elesus ginados. 29 Hizose también ciudades para él, gido entre todas las tribus de Israel, pues tenía una gran muchedumbre 8 y no removeré el pie de Israel de la de rebaños, de ovejas y de toda suerte tierra que yo di a vuestros padres, de ganado mayor, por haberle dado siempre que ellos guarden y pongan Dios mucha hacienda. 80 Este mismo por obra cuanto yo les he mandado, Ezequías fué el que cubrió lo.s manan- toda la ley, mandamientos y preel

CRÓNICAS ccptos que les he dado por mano de Moisés. « 9 Descarrió Manasés a Judá y a los moradores de Jerusalén, para hacer peor todavía que las gentes que Yave destruyó ante los hijos de Israel. 10 Habló Yave a Manasés y a su pueblo, pero ellos no le escucharon; por lo que trajo Yave contra ellos a los jefes del ejército del rey de los asirios, que apresaron a Mana-

y cargado de grillos y cadenas, llevaron a Babilonia. 11 Cuando se vió en la angustia, oró a Yave, su Dios, humillándose grandemente ante el Dios de sus padres. 12 Gimió y le dirigió instantes súplicas, y fué atendido, pues oyó su oración y le volvió a Jerusalén, a su reino. Entonsés, le

ces

Dios 13

conoció

Manasés

que

Yave

es

(1).

Después de esto reedificó

la

mu-

34

II,

y fué sepultado en el Jardín de su casa. Le sucedió Ammón, su hijo.

80

Ammón,

rey de Judá.

Veintidós

años

cuando comenzó a dos

años

mal

a

rísticos,

y mandó a Judá que sirvjese pueblo seguía el

a Yave. 16 Pero sacrificando en los

Yave, Dios de

altos, Israel.

aunque a

17

El resto de los hechos de Manasés, su oración a Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Yave, Dios de Israel, escrito está en el libro de los reyes de Israel. 18 También su oración, y cómo fué oído, y todos sus pecados y prevaricaciones, los lugares donde edificó altos y puso ascraa e ídolos antes de humillarse, todo esto está escrito en la historia de los videntes. 19 Durmióse Manasés con sus padres, El cautiverio de Manasés, de que no (i) hace mención el libro de los Reyes, te fué saludable y en el hizo a Dios una plegaria, que, como ateseigua este lugar, fué consignada por escrito. Esra fué quizá la ocasión de que se escribiera la apócrifa oración de Manasés, que en muchas ediciones de la Vulgata se pone a continuación de las Escrituras canónicas, aunque fuera de éstas.

los

tenía reinar, 21

Jerusalén. ojos de Yave,

en

Ammón y reinó Hizo el

como

lo

había hecho Manasés, su padre, pues sirvió y sacrificó Ammón a todos los ídolos que había hecho su padre; 22 pero nunca se humilló delante de Yave, como se humilló Manasés, su padre; antes cometió crímenes mucho más grandes. 23 Conspiraron contra él sus servidores; y le mataron en su casa. 24 El pueblo dió muerte a los que habían matado a Ammón, y puso por rey en su lugar a Josías, su hijo.

ralla exterior de la ciudad de David, a occidente de Guijón, en el valle, desde la entrada de la puerta del

pescado, continuándola hasta Ofel, y elevándola considerablemente, y puso jefes del ejército en todas las ciudades fuertes de Judá. 14 Hizo desaparecer los dioses ajenos, y quitó de la casa de Yave el ídolo y todos los altares que había alzado en el monte de la casa de Yave de Jerusalén, y los hizo arrojar todos fuera de la ciudad. 15 Restableció el altar de Yave, y sobre él ofreció victimas y sacrificios pacíficos y euca-

447

Josfas, rey de Judá.

34

Ocho años tenía Josías cuando comenzó a reinar, y reinó treinta y un años en Jerusalén. 2 Hizo lo recto a los ojos de Yave, y anduvo por los caminos de David, su padre, 1

sin apartarse de ellos ni a la derecha ni a la izquierda. 3 A los ocho años

de su reinado, siendo aún mozo, coa buscar al Dios de David, su padre, y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y Jerusalén de altos, oseras, imágenes de esculturas e fundición. 4 Derribaron en su presencia los altares de los baales, e hizo pedazos los ídolos que estaban en ellos, abatió los oseras y desmenuzó las esculturas y fundiciones, esparciendo el polvo sobre las sepulturas de los que les habían sacrificado. 6 Quemó los huesos de los sacerdotes de los ídolos sobre sus altares, y limpió

menzó

a Judá y a Jerusalén. 6 Tgual hizo en las ciudades de Manasés, Efraím

Neftalí; 7 y después de haber derribado los altares y los aseras y de haber roto y desmenuzado las esculturas y destruido todos los ídolos por la tierra de Israel, se

y Simeón, hasta

volvió a Jerusalén. 8 A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra y el templo, mandó a Safán, hijo de Asalías, y a Maasías, gobernador de la ciudad, y a Joaz, hijo de Joajaz, cronista, que reparasen la casa de Yave. • Vinieron éstos a

4

CRÓNICAS

48

sumo sacerdote; y recibido dinero que habla sido puesto la casa de Yave y el que los levitas y porteros habían recaudado de Jlanasés y Efraím y de todo el resto de

II,

34

Helcías,

por obra todo

de en

escrito.»

él el

Israel, asi

como

jamín y de

"de

todo Judá y Ben-

habitantes de Jerusalén, io lo entregaron a los encargados de las obras de reparación del templo, para restaurarlo y reparar las ruinas. Estos dieron el dinero a los maestros encargados de las obras de la casa de Yave; 11 los cuales lo entregaban a los obreros que trabajaban para restaurar y reparar la casa; a los carpinteros y canteros, para que comprasen piedra en las canteras y maderas para las techumbres de los edificios que habían destruido los reyes de Judá. 12 Estos hombres se portaron con probidad en sus trabajos. Estaban bajo la vigilancia de Jajat y Abdías, levitas, de entre los hjios de Merari, y de Zacarías y Mcsulam, de entre los caatitas, todos ellos hábiles músicos, 13 que vigilaban las obras y dirigían a los obreros ocupados en los diversos trabajos; había además otros levitas que hacían de secretarios, comisarios y porlos

teros. 14 Cuando se sacaba el dinero llevado a la casa de Yave, Helcías, sacer-

dote, encontró

el

libro de la ley de

Yave, dado por mano de Moisés. 16 Entonces Helcías, tomando la palabra, dijo a Safán, secretario: «He encontrado el libro de la ley en la casa de Yave»; y se lo entregó a Safán. 16 Safán llevó el libro al rey le dió cuenta del hallazgo, diciendo: «Tus siervos han hecho cuanto les has mandado, 17 reuniendo el dinero que había en la casa de Yave, y entregándoselo a los inspectores y a los obreros.» 18 Y Safán, secretario, añadió: «El sacerdote Helcías me ha dado este libro»; y Safán lo leyó ante el rey. 19 Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vesliduras 20 y dió esta orden a Helcías, a Ajicam, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Miquca, a Safán, secretario, y a Asaya, servidor del rey: 11 «Id a consultar a Yave por mí y por el resto que queda en Israel y en Judá, acerca de las palabras de este

y

libro que se ha encontrado; porque grande es la cólera de Yave, que se ha derramado sobre nosotros, por no haber guardado nuestros padres la palabra de Yave y no haber puesto

lo

que en este libro está

22

Helcías y los que con él habfa designado el rey fueron a la profetisa Jolda, mujer de Salum, hijo de Toqueat, hijo de Jasra, guarda d^l vestuario, que habitaba en Jerusalén, en el otro barrio de la ciudad Después que ellos le manifestaron lo que tenían que decirle, 23 ella les respondió: «Así habla Yave, Dios de Israel: Decid al que a mí os envía: Así habla Yave: 24 Yo voy a traer sobre este lugar y sobre sus habitantes todos los males y maldiciones escritos en el libro que ha sido leído ante el rey de Judá, 25 porque me han abandonado y han ofrecido perfumes a otros dioses, irritándome con todas las obras de sus manos; mi cólera se derramará sobre este lugar, se extinguirá. 26 Pero decid al rey de Judá, que os ha mandado a consultar a Yave: Así habla Yave,

y no

Dios de Israel, acerca de las palabras que has oído: 27 Por haberse conmovido tu corazón y haberte humillado ante Dios al oír sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; porque has rasgado tus vestiduras y has llorado ante Yave, también yo he oído, dice Yave, 28 y tú te recogerás a tus padres y bajarás en paz al sepulcro, y no verán tus ojos todas las desventuras que yo he de hacer venir sobre este lugar y sobre sus habitantes. Ellos llevaron al rey esta respuesta. 29 El rey hizo reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén; 30 y subió luego a ki casa de Yave con todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes

y el

y todo el pueblo desde más grande al más chico, y leyó

los levitas,

delante de lodos las palabras del libro de la alianza que había sido encontrado en la casa de Yave. 31 Estaba el rey sobre su estrado, y renovó la alianza ante Yave, obligándose a seguir a Yave y a guardar sus mandamientos, sns preceptos y sus leyes, con todo el corazón y toda el alma, poniendo por obra las palabras de la alianza escritas en el libro. 32 Hizo entrar en el pacto r

la

pascua.

1

Josias celebró la pascua en honor de Yave en Jerusalén, y inmoló la pascua el día catorce primer mes. 2 Estableció a los sacerdotes en sus funciones y los animó al servicio de la casa de Yave. 8 Dijo a los levitas que enseñaban a Israel y estaban consagrados a Yave: «Colocada el arca santa en la casa que edificó Salomón, hijo de David, rey de Israel, ya no tenéis que trasladarla en hombros. Servid ahora a Yave, vuestro Dios, y a su pueblo, Israel. 4 Aprestaos todos según vuestras casas paternas, según vuestras divisiones, conforme a la ordenación escrita por David, rey de Israel, y de Salomón, su hijo; ' ocupad vuestros puestos en el santuario según las diversas casas paternas de vuestros hermanos, los hijos del pueblo, y según la clasificación de las casas paternas de los levitas. 6 Inmolad la pascua, santifícaos, y preparadla para vuestros hermanos, conformándoos a las palabras de Yave, pronunciadas por Moisés.» 7 Josías dió a las gentes del pueblo, a cuantos allí se hallaban, corderos y cabritos en número de treinta mil, todo para la pascua, y tres mil bueyes, todo de la hacienda del rey. 8 Sus jefes hicieron voluntariamente un presente al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Helcías, Zacarías y Jejiel, prínse del

de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes para la pascua dos mil cipes

seiscientos corderos y trescientos bueyes. 9 Conaya, Semeya y Natanael, sus hermanos, Josabía, Jeiel y Jozabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas para la pascua cinco mil cor-

deros y quinientos bueyes. 10 Organizóse el servicio, y los sacerdotes y levitas ocuparon sus puestos, según sus divisiones, conforme a la orden del rey. 11 Inmolaron la pascua; los sacerdotes derramaron la sangre, que recibían de mano de los levitas, y los levitas desollaron las víctimas. 12 Pusieron aparte los holocaustos, para dárselos a las varias casas^, paternas de las ¡gentes del

II,

38

449

pueblo, para que se los ofreciesen a

Yave, como está escrito en de Moisés. Lo

mismo

libro

el

hicieron

con

bueyes. 18 Asaron la pascua al fuego, como está ordenado, y cocieron las cosas santas en calderas, calderos y sartenes, distribuyéndolas diligentemente al pueblo. 14 Luego prepararon lo que era para ellos y para los sacerdotes; pues los sacerdotes, hijos de Arón, estuvieron hasta la noche ocupados en ofrecer holocaustos y los sebos; por eso los lelos

vitas hubieron de preparar para ellos y para los sacerdotes, hijos de Arón. 15 Los cantores, hijos de Asaf, estaban en sus puestos, según las órdenes de David, de Asaf, de Hernán y de Jedutun, a la vista del rey; y los porteros, cada uno en su puerta; no tuvieron que abandonar sus oficios, porque sus hermanos, los levitas, prepararon lo que era para ellos. 16 Así se organizó aquel día todo servicio de Yave, para celebrar el la pascua y para ofrecer holocaustos en el altar de Yave, según las órdenes del rey Josías. 17 Los hijos de Israel que se hallaban allí celebraron entonces la pasla fiesta de los ácim s durante días. 18 Ninguna pascua semejante a ésta se había celebrado en Israel desde los días de Samuel, profeta, y ningún rey de Israel había

cua y siete

una pascua semejante a ésta que celebraron Josías, los sacer-

celebrado

dotes y los levitas, todo Judá e Tsrael que allí se hallaban, y los habitantes de Jerusalén. 19 Fué el año dieciocho del reinado de Josías cuando se celebró esta pascua. 20 Después de esto, después de haber reparado Josías la casa de Yave, Necao, rey de Egipto, subió pnra combatir en Carquemis a orillas del Eufrates. Josías le salió al paso, 21 y Necao le mandó emisarios que le dijeran: «¿Qué hay entre tú y yo, rey de Judá? No es contra ti contra quien voy yo ahora; es contra una casa con la que estoy en guerra, y Dios me ha dicho que me apresure. No te opongas, pues, a Dios, que está conmigo, no te destruya.» 22 Pero Josías no se retiró, y se disfrazó para entrar en el combate, sin escuchar las palabras de Necao, que venían de la boca de Dios. Avanzo para atacarle en el valle de Megiddo. 28 Los arqueros tiraron contra el rey Josías, y el rey dijo a sus servidores: «Reti29

CRÓNICAS radme, que estoy gravemente herido.» Los servidores le sacaron de aquel carro, y le pusieron en otro y le llevaron a Jerusalén. Murió y fué el

sepulcro de sus pa-

dres. Todo Judá y Jerusalén lloraron a Josías, 25 particularmente Jeremías,

cuyas lamentaciones a Josías cantan todavía hoy los cantores y cantoras, habiendo venido a ser esta costumbre como ley en Israel. Están escritas entre las lamentaciones. 26 El resto de >s hechos de Josías, todas sus buenas obras conforme a lo mandado en la ley de Yave, 27 sus hechos primeros y postreros, escrito está en el libro de los reyes de Israel y Judá. 1

Joajaz,

Joaquim

y Joaquín, pojes de Judá.

E P ,,er, '° tomó a Joajaz, hijo de Josías, y le hicieron rey en lugar de su padre, en Jerusalén. * Veintitrés años tenía Joajaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. 3 El rey de Egipto le destituyó en Jerusalén, y castigó al pueblo con una contribución de cien talentos de plata y un talento de oro. 4 El rey de Egipto puso por rey sobre Judá a Elyaquim, hermano de Joajaz, mudándole el nombre por el de Joaquim. Necao cogió a su hermano Joajaz y 3*3

1

'

Egipto. Veinticinco años tenía Joaquim cuando comenzó a reinar y reinó once años en Jerusalén. Hizo el mal a los ojos de Yave, su Dios. ' Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y le cargó de cadenas de bronce para conducirle a Babilonia. 7 Llevóse Nabucodonosor a Babilonia los utensilios de la casa de Yave, y los puso en su palacio de Babilonia. 8 El resto de los h.pchos de Joaquim, las abominaciones que cometió, y lo que en él se halló, escrito está en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Le sucedió Joaquín, su hijo. se lo llevó a J

36

su hermano, sobre

84

sepultado en

II,

11

Veintiún

Judá y Jerusalén.

años

cuando comenzó a

tenía reinar,

Sedéelas y reinó

12

once años en Jerusalén. Hizo el mal a los ojos de Yave, su Dios, y no se humilló ante Jeremías, profeta, que le habló de parte de Yave. 13 Rebelóse asimismo contra Nabucodonosor, al cual había por Dios jurado fidelidad, y endureció su cerviz obstinóse su corazón, y no se volvió a Yave, el Dios de Tsrael. 14 También todos los príncipes de los sacerdotes y el pueblo aumentaron sus prevaricaciones, siguiendo las abominaciones de las gentes y contaminando la casa de Yave, que él había santificado en Jerusalén (1). 15 Yave, Dios de sus padres, les mandó sus mensajeros constantemente, para amonestarlos, pues quería perdonar a su pueblo y a su casa. 16 p ero ellos hicieron escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Dios contra su pueblo, y ya no hubo remedio. 17 Trajo contra ellos al rey de los caldeos, que pasó a cuchillo a sus mancebos en la casa de sn santuario, sin perdonar a mancebo ni a doncella, a viejo ni encanecido. A todos los entrego en sus manos. 18 Nabucodonosor llevó a Babilonia todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa de Yave y los del palacio del rey y los de sus jefes. 19 Quemaron la casa de Dios, demolieron las murallas de Jerusalén, dieron al fuego todos sus palacios, y destruyeron todos los objetos preciosos.

y

.

A los que habían escapado a la espada, llevólos Nabucodonosor cautivos a Babilonia; y allí le estuvieron sujetos a él y a sus hijos, hasta 20

dominación del reino de Pcrsia, para que se cumpliese la palabra de Yave, pronunciada por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo reposado sus sábados, descansando todo el tiempo que estuvo devastada, hasta que se cumplieron los setenta la

21

años.

Ocho años tenía Joaquín cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses

22 El año primero de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliese la pa-

en Jerusalén. Hizo el de Yave. 10 A la vuelta del año, mandó el rey Nabucodonosor que le llevasen a Babilonia, con los vasos preciosos de la casa de Yave, y puso en su lugar por rey a Sedéelas,

Esta síntesis de la historia religiosa de (i) Judá pone de relieve las múltiples y universales transgresiones y apostaslas, causa de la destrucción del reino y de la dolorosa cautividad de

9

y

diez

mal a

días

los ojos

Babilonia.

CRÓNICAS labra de Yave pronunciada por boca de Jeremías, Yave suscito el espíritu de Ciro, rey de Persia, que hizo publicar de viva voz y por escrito, por todo su reino, este decreto: 23 «Así habla Ciro, rey de Persia:

II,

36

Yave, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado edificarle una casa en Jerusalén, en Judá. ¿Quién de entre vosotros es de su pueblo? Que suba, y Yave sea con él.»

INTRODUCCION A LOS LIBROS DE ESDRAS Y NEHEMIAS STOS

dos libros son una continuación de los Paralipómenos, cuya terminación se repite al principio del de Esdras. También formaron antes un solo libro, dividido luego en dos, Esdras y Nehemías, en el texto hebreo, I y II de Esdras en las versiones. Su argumento es la restauración material, religiosa y moral de la nación, después de la vuelta del cautiverio, en virtud del decreto de Ciro (538). Empieza por la restauración del altar y la cimentación del templo, añadiendo una lista de los que volvieron con Zorobabel de Babilonia, en número de 42.360 personas (1-2). La oposición de los samaritanos al ver rechazada su oferta de colaboración impidió proseguir la obra. Los mismos obstáculos opusieron después a la restauración de la ciudad y de sus muros en los reinados de Jerjes I (485-65) y Artajerjes I (465-25) (4). Aprovechando las revueltas del principio del reinado de Darío I (522-485), a instancias de los profetas Ageo y Zacarías se acaba el templo, que es dedicado en 515. (5-6.) No puede caber duda sobre la invcrsióyi de estas dos secciones del primer libro. Lo que resta de él (7-10) cuenta la venida a Jerusalén del anciano Esdras, en compañía de seis mil nuevos repatriados y con autorización de un Artajerjes. ignoramos cuál, para gobernar al pueblo. Llegado a Jerusalén el año féptimo del rey, halla a la ciudad contaminada por los matrimonios con extranjeras, pero los ánimos tan bien dispuestos, que ante las lágrimas del anciano Esdras, todos se ofrecen a despedirlas. Sigue luego, con otros documentos, la autobiografía de Nehemías, que llega solo, con poderes de gobernador para restaurar la ciudad en ruinas, el año veinte de un Artajerjes, que tampoco sabeC"

ESDRAS,

45-4

1,

2

moa cuál sea. Lleva a cabo su obra con gran energía. Levanta y dedica lo» muros y pone en orden la vida religiosa y moral del pueblo con ayuda de Esdras, que figura con el título de escriba (1-16). Nehemías, acabados sus primeros poderes, retorna al rey; pero vuelve al poco tiempo y encuentra las cosas ya en desorden, teniendo que desplegar gran energía hasta con los sacerdotes, uno de los cuales, que estaba casado con una hija del príncipe de los samaritanos, huye a Samaría (13). No obstante el orden de la narración actual, parece muy probable que la legación de Nehemías precedió a la de Esdras, y que el libro de aquél debiera insertarse antes de los capítulos 7-10 de éste. Estos libros están en forma de compilación de diversos documentos. Ignoramos el autor. No es improbable la sentencia de muchos que dicen haber sido

su autor

el

mismo que

el

de los Paralipómenos.

ESDRAS (Vulg.

I

de Esdras.)

Ha Ciro libertad

a los indios para volver a Jurusaiéu.

utensilios, sas, a más

ganados y fosas preciode los dones voluntarios.

7

El rey Ciro devolvió los utensilios El año primero de Ciro, rey de de !a casa de Yave, que XabucodonoPersia (1), para que se cumpliese sor habla llevado de Jerusalén y boca de puesto en la casa de sus dioses. la palabra de Yave por Jeremías, profeta, excitó Yave el es- * Ciro, rey de Persia, hizo que los píritu de Ciro, rey de Persia, que sacara Mitrídates, tesorero, que se hizo pregonar de palabra y por es- los entregó a Sesbasar, príncipe de 9 He aquí la listo de ellos: crito por todo su reino: 2 «Así dice Judá. Treinta fuentes de oro; mil fuenCiro, rey de Persia: Yave, Dios de los ciclos, me ha dado todos los rei- tes de plata; veintinueve cuchillos; nos de la tierra, y me ha mandado 10 treinta tazas de oro, cuatrocientas que le edifique casa en Jerusalén, diez tazas de plata, y otros mil vasos 11 Los objetos de en Judá. 3 ¿Quién hay entre vosotros de segundo orden. de todo su pueblo? Sea Dios con él y oro y plata eran en número de cinco suba a Jerusalén, que está en Juda, mil cuatrocientos. Sesbasar lo llevó y edifique la casa a Yave, Dios de todo de Babilonia a Jerusalén, a la Israel; él es el Dios, que está en vuelta de la cautividad. Jerusalén. 4 Y en todo lugar donde habiten restos del pueblo de Yave, L»s Israelitas qiie volvieron a ayúdenles las gentes del lugar con .ludia con Zorwbubul. plata, oro, utensilios y ganados, con 1 Estos son los de la provincia dones voluntarios para la casa de •) que volvieron del destierro, de Yave, que está en Jerusalén.» 6 Levantáronse entonces los jefes que había llevado cautivos a los de las familias de Judá y de Ben- Babilonia Nabucodonosor, rey de Bajamín, los sacerdotes y levitas, y bilonia, y tornaron a Jerusalén y a todos aquéllos cuyo espíritu despertó Judá, cada uno a su ciudad. * ParDios, para subir a ed'ficar la casa de tieron con Zorobabel, Josué, NeheDios, que está en Jerusalén. 8 Todos mías, Seraya, Reelaya, Mardoqueo, Bilsán, Míspar, Bigraí, Rejum y los que habitaban en derredor suyo Baana (1). les dieron objetos de plata y oro, Número de los hijos del pueblo de 1

^

(i) Ciro es el libertador anunciado en Isaías 44, 24-45. 25. Los persas creyeron ver cierta analogía religiosa entre ellos y los judíos, y a partir de la época persa. Dios es frecuentemente

llamado Señor de la tierra y de los iodo en los documento; que ¿dure

cielos, I

-

sobre

Escritura-

Israel:

Son pocos los que vuelven. El resto de" (1) los cautivos queda como disuelto entre las naciones gentiles, cual se disuelve la sal en el agua.

ESDRAS, 3 Hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. * Hijos de Sefatfas, trescientos setenta y dos. 6 Hijos de Araj, setecientos setenta y cinco. 6 Hijos de Paat Moab, de los hijos de Josué y de Joab, dos mil ochocientos doce. 7 Hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 8 Hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco. 'Hijos de Zacai, setecientos sesenta. 10 Hijos de Banl, siscientos cuarenta y dos. 11 Hijos de Bebaf, seiscientos vein-

titrés. 12

Hijos de Asgad, mil doscientos

veintidós. 13

Hijos de Adonicam, seiscientos

sesenta y 14 Hijos

seis.

de Bigval, dos mil cincuenta y seis. 18 Hijos de Adin, cuatrocientos cincuenta y cuatro. 16 Hijos de Ater, de Ezequfas, noventa y ocho. 17 Mijos de Besaí, trescientos veintitrés. 18 Hijos 19

de Jora, ciento doce. Hijos de Jasún, doscientos vein-

titrés. 20 Hijos 21

de Gibaí, noventa y cinco. Hijos de Betleem, ciento vein-

titrés. 22

De

las

cuenta y 23

De

gentes

de Neftoa, cin-

seis.

las gentes de Anatot, ciento

veintiocho. 44

Hijos de Asmavet, cuarenta y dos. Hijos de Cariatiarim, Quefira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. 28 Hijos de Rama y Gueba, seis25

cientos 27

De

veintiuno. las gentes de Mijmas, ciento

veintidós. 28 De las gentes de Betel y Maí, doscientos veintitrés. 29 Hijos de Nebo, cincuenta y dos. 30 Hijos de Megbis, ciento cin-

cuenta y seis. 31 Hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 32 Hijos de Jarim, trescientos

2

84

Sacerdotes: Hijos de Jedaya, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. 37 Hijos de Immer, mil cincuenta

y

dos. 38

Hijos de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete. 39 Hijos de Jarim, mil diecisiete. 40 .

Levitas:

Hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Odavías, setenta y cuatro. 41 Cantores: Hijos de Asaf, ciento veintiocho. 42

Porteros:

Hijos de Salum, hijos de Ater, hijos de Taimó, hijos de Acub, hijos de Jetita, hijos de Sobai, todos ciento treinta y nueve. 43 Netineos: Hijos de Sija, hijos de Jasufn, hijos de Tabaot, 44 hijos de Queros, hijos de Sia, hijos de Fadón, 45 hijos de Lebana, hijos de Jagaba, hijos de Acub, 46 hüos de Jagab, hijos de Sanlaf, hijos de Janón, 47 hijos de Guidel, hijos de Gajar, hijos de Reaya, 48 hijos de Resín, hijos de Necoda, hijos de Gazam, 49 hijos de Uzra, hijos de Paseaj, hijos de Besaí, 50 hijos de Asena, hijos de Meunim, hijos de Nefasim, 51 hijos de Bacbuc, hijos de Jacuaj, hijos de Jarjur, 52 hijos de Baslut, hijos de Mejida, hijos de Jarsa, 63 hijos de Barcos, hijos de Sisera, hijos de Tejmaj, 84 hijos de Nesiaj, hijos de Jalifa. 65 Hijos de los siervos de Salomón; hijos de Sotai, hijos de Soferet, hijos de Peruda, 68 hijos de Jaala, hijos de Darcón, hijos de Gudel, 67 hijos de Sefatfas, hijos de Jatil, hijos de Pogueret Asebaim, hijos de Amí. 58 Todos los netineos e hijos de los siervos de Salomór, trescientos noventa y dos. 69 Estos son los que subieron de Tel Mela, Tel Harsa, Querub Addan Immer, e sin poder dar razón de su casa paterna y de su estirpe, para probar que eran de Israel: 80 Hijos de Delaya, hijos de Tobías, hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos. 81 de los hijos de los sacerdotes, hijos de Abaya, hijos de Cos, hijos de

Y

que tomó por mujer a una

veinte.

Barzilai,

33 Hijos de Lod, Jadiel y Ono, setecientos veinticinco. 34 Hijos de Jericó, trescientos cuarenta v cinco. 36 Hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta.

de las hijas de Barzilai, Galadita, y fué llamado con el nombre de ellos; 82 éstos buscaron sus registros genealógicos, pero no los hallaron y fueron excluidos del sacerdocio, 83 y el gobernador les prohibió comer las

ESDRAS,

456

cosas santas, mientras un sacerdote urim y tumno consultase los

|

44

La congregación toda entera era cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, 65 sin contar los siervos y siervas, en número de siete

de

mil trescientos treinta y siete. Entre trescientos cantores y ellos había cantoras. 66 Tenían setecientos treinta y seis caballos, doscientos cuarenta y cinco mulos, 67 cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos. 68 Muchos de los jefes de familias al llegar a la casa de Yave en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias, para la casa de Yave, para reedificarla en el lugar en que había estado. 69 Dieron para el tesoro de la obra según sus medios, sesenta y un mil daricos de oro y cinco mil minas de plata, y cien túnicas sacerdotales. 70 Los sacerdotes y levitas y las gentes del pueblo, los cantores, los porteros y los netineos, se establecieron en sus ciudades. Todo Israel habitó en sus ciudades.

'

i

3

todos aquellos que hacían ofrendas voluntarias a Yave. • Comenzaron a ofrecer holocaustos a Yave el día primero del mes, y los ofrecieron hasta el día séptimo. Todavía, sin embargo, no se habían puesto los cimientos de la casa de Yave. 7 Dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, y comida, bebida y aceite a los sidonios y a los tirios, para que trajesen por mar hasta Jafa maderas de cedro del Líbano, según había dispuesto en cuanto a esto Ciro, rey de Persia (1). 8 El año segundo después de la llegada a la casa de Yave, a Jerusalén, el segundo tres, Zorobabcl, hijo de Sealtiel, Josué, hi jo de Josedec. con el resto de sus hermanos los sacerdotes y los levitas, y todos los otros que habían venido de la cautividad, se pusieron a la obra y encargaron a los levitas de veinte años arriba la vigilancia de los trabajos de la casa de Yave. 9 Josué, con sus hijos y sus hermanos, Cadmiel, con sus hijos, hijos de Juda, los hijos de Quejad con los hijos y los hermanos de los levitas, se dispusieron todos a una a vigilar a los que trabajaban en la casa de .

Dios.

Restauración del altar y del culto. .")

1

Llegado

el

hijos de Israel

séptimo mes, los que estaban ya en

j

I

ciudades se reunieron como un solo bombre en Jerusalén. 2 Josué, hijo de Josadac, con sus hermanos, los sacerdotes, y Zorobabcl, hijo de Sealtiel, con sus hermanos, se levantaron para edificar el altar del Dios de Israel y ofrecer sobre él holocaustos, como esta escrito en la ley de Moisés, hombre de Dios (1). 3 Asentaron el altar sobre sus cimientos, aunque había que temer de los pueblos vecinos, y ofrecieron en él holocaustos a Yave, el holocausto de la mañana y el de la tarde. 4 Celebraron la fiesta de los tabernáculos, como está escrito, ofrecieron día por día holocaustos, según el número prescrito para cada día. 5 Después siguieron ofreciendo el holocausto perpetuo, los holocaustos de los novilunios y los de todas las solemnidades consagradas a Yave, y los de sus

Los primeros cuidados de los repatria(i) dos son para restaurar el altar y los sacrificios 1 egales. La restauración nacional no se concibe sin la restauración del culto a Yave.

10 Cuando los" obreros pusieron los cimientos de la casa de Yave, asistieron los sacerdotes revestidos, con trompetas, y los levitas, los hijos de Asaf, con címbalos, para alabar a Dios, según la ordenación de David, rey de Israel, 11 y cantaban alabando y confesando a Yave: «Porque es bueno, poique es eterna su miseri-

cordia

Todo

pan

Israel.»

pueblo lanzaba gritos jubilosos, alabando a Yave, porque se ponían los cimientos de la casa de Yave. 18 Muchos de los sacerdotes y levitas y de los jefes de familias, ya ancianos, que habían conocido ía casa primera, lloraban en voz alta, aV ver poner los cimientos de esta otra, mientras que los demás gritaban jubilosos, * 3 no pudiendo distinguirse en el pueblo entre el clamor de los gritos de alegría y el de los el

llantos.

(r) Restaurado el altar y los sacrificios, se dedican los judíos a la reedificación del templo, que tienen que interrumpir, por la enemiga de los samarítanos. La terminan empujados por el profeta Agco. pero bien se ve por éste lo lejos que el nuevo templo estaba de la magnificencia del de Salomón.

ESDRAS,

1

y

Cuando los enemigos de Judá Benjamín supieron que los

cautividad estaban templo de Yave, Dios llegáronse a Zorobabel de Israel, y a los jefes de familias, y les dijeron: cooperar con vosotros en «Queremos reconstrucción, porque también la nosotros buscamos a vuestro Dios, y a él sacrificamos desde los días de Asaradon, rey de Asiría, que aquí nos trajo.» 3 Dijéronles Zorobabel, Josué y los demás jefes de familia de Israel: «No conviene que juntos edifiquemos la casa de nuestro Dios; vueltos de reedificando

la

el

2

'

hornos de ser nosotros solos quienes la edifiquemos a Yave, Dios de Israel» pues asi lo ha mandado el rey Ciro, rey de Persia.» 4 Entonces las gentes de aquella tierra intimidaron al pueblo de Judá, queriendo impedir la construcción; 6 y ganándose con dinero algunos consejeros de la corte, procuraron hacer fracasar su propósito durante todo el reinado de Ciro, rey de Persia, hasta el reinado de Darío, rey de Persia. 6 En el reinado de Asuero, al comienzo de él, escribieron una acusación contra los moradores de Judá y de Jerusalén; 7 y en tiempos de Artajerjes, Birla, Mitridates, Tabeel y el resto de sus colegas escribieron a Artajerjes, rey de Persia. La carta fué traducida al arameo y transcrita con caracteres árameos. 8 Rehum, el gobernador, y Simsaí, escribieron a Artajerjes, rey de Persia, acerca de Jerusalén, esta carta: 9 Rehum, gobernador; Simsaí, secretario, y el resto de sus colegas: los de Din, de Arfarsatac, de Tarpcl, de Afaras, de Erec, de Babilonia, de Susa, de Deha, de Elam 10 y de otros pueblos que el grande y glorioso Asnapar trasladó y estableció en la ciudad de Samaría y otros lugares del lado de acá del río, etc. 11 He aquí la copia de la carta que

«Salud, etc. »La carta que nos habéis enviado ha sido exactamente leída en mi presencia. 19 Di orden de que se hicieran investigaciones, y ha sido hallado que ya de antiguo esa ciudad se rebeló contra los reyes, y que se dió a la sed ción y a la revuelta. 20 Hubo en Jerusalén reyes poderosos, dueños de toda la tierra del lado de allá del río, a los que se pagaba tributo, impuesto y derecho de peaje. 21 Por consiguiente, mando que cesen los trabajos de esas gentes, para que esa ciudad no sea reconstruida sin una autorización mía. 22 No dejéis de poner en esto gran diligencia, no sea que el mal aumente con perjuicio de los reyes.» 23 En cuanto la copia de esta carta del rey Artajerjes fué leída ante Rehum, Simsaí, secretario, y sus colegas, fueron éstos apresuradamente a Jerusalén a los judíos, e hicieron cesar los trabajos por la violencia y por la 18

fuerza.

mandaron: «Tus siervos, las gentes del lado de acá del rio, etc. 12 «Sepa el rey que los judíos, que de ahí salieron y han llegado entre nosotros a Jerusalén, están reedificando la ciudad rebelde y mala, alzando sus murallas y restaurando los cimientos. 13 Que sepa, pues, el rey que si esta ciudad es reedificada y reconstruidas sus murallas, no paga-

457

5

rán tributo, ni impuesto, ni derecho de peaje., y que de ello se ha de resentir el real tesoro. 14 Ahora, pues, como nosotros comemos la sal del palacio, y no creemos conveniente que el rey sea menospreciado, mandamos al rey esta información; 15 que se investiguen los libros de las historias de tus padres, y en ellos verás que esta ciudad es una ciudad rebelde, funesta para los reyes y sus provincias, y que ya de antiguo se movieron en ella revueltas, habiendo sido por esto destruida. 16 Hacemos saber al rey, que si esta ciudad 'se reedifica y se levantan sus murallas, perderás con esto mismo tus posesiones del lado de acá del río. 17 Respuesta que mandó el rey a Rehum, gobernador; a Simsaí, secretario, y al resto de sus colegas que habitaban en Samaría y otros lugares del lado acá del río:

Interrupción do las obras.

4

4,

Se reanuda

la

reconstrucción.

24

j

Habíanse parado las obras de la casa de Yave, en Jerusalén, quedando interrumpidas hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.

~

1

Ageo, profeta, y Zacarías, hijo de Ido, profeta hablaron en nombre de Dios a los judíos que había

*'

;

I5«

ESDRAS,

6

en Judá y en Jerusalén; 1 y entcrce cado del templo de Jerusalén, llevánZorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué, dolos al templo de Babilonia, e hizo hijo de Josadac, se levantaron y co- que fueran entregados al llamado menzaron a edificar la casa de Dios Sesbasar, que nombró gobernador, en Jerusalén. Con ellos estaban los 15 diciendole: Toma esos utensilios profetas de Dios, que les asistían. y ve a llevarlos al templo de Jerusalén, 3 Vinieron entonces a ellos Tatnaí, y que la casa de Dios sea reconstruida gobernador del lado de acá del río, en el lugar mismo en que estaba. Setar-Boznaí, y sus colegas, y les 16 Este mismo Sesbasar vino y puso dijeron: «¿Quién os ha dado autori- los cimientos de la casa de Dios en zación para edificar esta casa y levan- Jerusalén; desde entonces está reconstar estos muros?»; y preguntaron: truyéndose, y no se ha terminado. 17 Ahora, pues, si «¿Cuáles son los nombres de los que al rey le parece construyen este edificio?» * Enton- conveniente, que se hagan investices les respondieron, dándoles los gaciones en la casa del tesoro del nombres de los que hacían la recons- rey de Babilonia, para ver si hubo trucción. 5 Pero los ojos de Dios esta- una orden del rey Ciro, para la reconsban sobre los ancianos de los judíos, trucción de esta casa de Dios en Jeruy se permitió que continuasen las salén, y que el rey nos transmita obras mientras se consultaba al rey luego su voluntad en este asunto.» Darío, hasta que se recibiese de él carta acerca de esto. 6 He aquí copia de la carta, que Edicto de Darío. al rey Darío mandaron Tatnaí, go1 bernador del lado de acá del río, Entonces el rey Darío dió orden Setar-Boznaí y sus colegas del Afarde hacer investigaciones en la sac, que habitaban del lado acá del casa de los archivos, donde se deporío. 7 Le enviaron una relación en sitaban los tesoros de Babilonia; 2 y estos términos: se halló en Ajmcta, capital de la «Al rey Darío, salud. provincia de Media, un rollo en que 8 «Comunicamos al rey que hemos estaba escrito lo que sigue: 3 ido a la provincia de Judá, a la casa «El año primero del rey Ciro, del Dios grande. Está construyéndose ha dado el rey Ciro esta orden, resen piedras talladas, y se colocan las pecto de la casa de Dios en Jerusalén: maderas en los muros, y el trabajo Que la casa sea reconstruida para se hace rápidamente y adelanta en ser un lugar en que se ofrezcan sacrisus manos. 8 Hemos preguntado a ficios, y que tenga sólidos fundalos ancianos, y les hemos hablado mentos. Tendrá sesenta codos de alto, así: «¿Quién os ha dado autoriza- sesenta de ancho 4 y tres hiladas de ción para edificar esta casa y levantar piedra tallada y una de madera nueva, estos muros?» 10 Les hemos pregun- siendo abonado el importe por la tado también los nombres para dár- casa del rey. s Además, los utensilios telos a conocer, y hemos puesto por de oro y de plata que Nabucodoescrito los nombres de los que están nosor sacó del templo de Jerusalén, al frente suyo. 11 He aquí la respuesta trayéndolos a Babilonia, serán deque nos dieron: «Nosotros somos vueltos y llevados al templo de Jeruservidores del Dios de los ciclos y la salén, al lugar donde estaban, y tierra, y estamos reconstruyendo la depositados en la casa de Dios. * casa que fué construida muchos años «Por tanto, Tatnaí, gobernador ha. Un gran rey de Israel la edificó del otro lado del río, Setar-Boznaí y 12 Pero luego que nues- vuestros colegas de AJarsac, que habiy la terminó. tros padres irritaron al Dios de los táis al lado de allá del río, alejaos cielos, él los entregó en manos de de ahí 7 y dejad que prosigan los Nabucodonosor, rey de Babilonia, el trabajos de esa casa de Dios, y que caldco, que destruyó esta casa y llevó el gobernador de los judíos y los cautivo al pueblo a Babilonia. 13 Pero ancianos de los judíos la reconstruyan el año primero del reinado de Ciro, en el lugar que ocupaba. 8 Esta es rey de Babilonia, el rey Ciro dió la la orden que os doy, acerca de lo orden de reedificar esta casa de Dios, que habéis de hacer respecto de esos 14 y el mismo rey Ciro sacó del templo ancianos de los judíos, para la consde Babilonia los utensilios de oro y trucción de i>a casa de Dios. 8 El plata que Nabucodonosor había sa- costo, tomado de la hacienda del rey, s|

1

!

u

!

ESDRAS, proveniente de parte de allá del

los río,

tributos de la será íntegramente

pagado a esos hombres, para que no haya interrupciones. 10 Lo necesario para los holocaustos al Dios de los cielos, novillos, carneros, corderos, trigo, sal, vino y aceite, será entregado, a petición suya, a los sacerdotes de Jerusalén, día por día y sin falta, para que ofrezcan sacrificios de grato olor al Dios de los cielos, y rueguen por la vida del rey y la de sus hijos. 11 ésta es la orden que doy acerca de cualquiera que traspasare este

Y

mandato: Se arrancará de su casa una viga, que se alzará para colgarle en ella, y su casa será convertida en un montón de escombros. 12 Que el Dios que hace residir su nombre en ese lugar, derribe a todo rey y todo pueblo que tienda su mano para traspasar mi mandato, destruyendo esa casa de Dios en Jerusalén. Yo, Darío; yo he dado esta orden. Que sea puntualmente cumplida.» 13 Tatnaí, gobernador de la parte de acá del río, Setar-Boznaí y sus conformaron puntualcolegas, se mente a esta orden que les mandó el 14 rey Darío; y los ancianos de los judíos prosiguieron con buen suceso la reconstrucción, según las profecías de Ageo, profeta, y de Zacarías, hijo de Ido; y terminaron la reconstrucción, según la orden del Dios de Israel, y las de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. 15 La casa fué terminada el día tercero del mes de Adar, del año sexto del reinado de Darío.

7

IV.»

los levitas se purificaron

todos a una,

e inmolaron los levitas la pascua, para todos los hijos de la cautividad, para sus hermanos los sacerdotes y para sí mis-

y todos estaban puros,

mos.

21

Los hijos de

Israel

que habían

vuelto de la transmigración comieron la pascua, con todos aquellos que se

habían apartado de las inmundicias de las gentes de aquella tierra, y se habían unido a ellos para buscar a Yave, el Dios de Israel. 22 Celebraron con alegría la fiesta de los panes ácimos durante siete días, pues los había regocijado Yave, disponiendo al rey de Asiría a apoyarlos en la obra de la casa de Yave, Dios de Israel.

Llegada de Esdras a Jerusalén.

T

1

Después de esto, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia, vino Esdras, hijo de Seraya, hijo de Azarías, hijo de Helcías, 2 hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ajitub, 3 hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Merayot, 4 hijo de Zarajías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, 5 hijo de Abisúa, hijo de Fines, hijo de Eleazar, hijo de Arón, sumo sacerdote. 6 Venía de Babilonia, y era un escriba muy versado en la ley de Moisés, dada por Yave, Dios de Israel; y como estaba sobre él la mano de Dios, el rey le otorgó todo cuanto le pidió. 7 Muchos de los hijos de Israel, de los sacerdotes y levitas, de los cantores, de los porteros y de los netineos, vinieron también a Jerusalén el año séptimo del rev Artajerjes. 8 Llegó Dedicación del Icmplo y celebra- Esdras a Jerusalén el mes quinto del ción tic la pascua. año sétimo del rey, 9 habiendo salido de Babilonia el día primero del primer 16 Los hijos de Israel, los sacerdotes mes, y llegó a Jerusalén el día primero y levitas, y los demás que habían del quinto mes, estando sobre él la buevenido de la cautividad, hicieron con na mano de su Dios, 10 porque Esdras gozo la dedicación de esta casa de había dispuesto su corazón para poner Dios, 17 ofreciendo en la dedicación por obra la ley de Yave y enseñar de esta casa de Dios cien novillos, en medio de Israel sus mandamiendoscientos carneros y cuatrocientos corderos; y como víctimas expiato-

tos

todo Israel, doce machos cabríos, según el número de las tribus de Israel. 18 Establecieron a los sacerdotes según sus clases y a los levitas según sus divisiones, para el servicio de Dios en Jerusalén, como está escrito en el libro de Moisés. 19 Los hijos de la cautividad celebraron la pascua el día catorce del mes primero. 20 Los sacerdotes y

gada por

rias

por

11

y preceptos.

He

copia de la carta entrerey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba, maestro en los mandamientos y las leyes de Yave

aquí

la

el

a Israel. 12 «Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba, versado en la ley del Dios de los cielos, etc. 13 »He dado la orden de dejar a todos los del pueblo de Israel, de sus sacerdotes y sus levitas, que

ESDRAS.

160

hay en mi reino, que estén dispuestos a partir contigo a Jerusalén. 14 Tú eres enviado del rey y de sus siete consejeros, para inspeccionar a Judá y Jerusalén, respecto de la ley de Yave que está entre tus manos, 15 y para llevar allá el oro y la plata que el rey y sus consejeros han ofrecido generosamente al Dios de Israel, cuya casa está en Jerusalén; 16 toda la plata y el oro que puedas reunir en Babilonia, con las ofrendas voluntarias hechas por el pueblo y los sacerdotes a la casa de Dios en Jerusalén. 17 Cuidarás de adquirir con ese dinero novillos, carneros, corderos y cuanto es necesario para las ofrendas y las libaciones que ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, en Jerusalén, 18 y con el resto de la plata y el oro harás lo que mejor te parezca a ti y a tus hermanos, conforme a la voluntad de vuestro Dios. 19 Deposita ante el Dios de Jerusalén los utensilios que se te entregan para el servicio de la casi de los tesoros del rey lo que sea necesario para las otras expensas que has de hacer para la casa de tu Dios. 21 "Yo, el rey Artajerjcs, doy orden a todos los tesoreros de la parte de allá del río, de entregar integramente a Esdras, sacerdote y escriba, versado en la ley de Dios de los cielos, todo lo que él os pidiere, 22 hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien bate de vino, cien bate de aceite y sal a discreción. 23 Que todo cuanto está mandado por el Dios de los cielos, se haga puntualmente para la casa del Dios de los cielos, para que no venga su cólera sobre nuestro reino, sobre el rey y sobre sus hijos. 24 Os hacemos saber que no podrá

ser impuesto tributo, ni derecho de peaje, a ninguno de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y netin.eos, ni a ni

gabela,

ningún

servidor

de

esa

casa

de

Dios. 25

«Y que tú

sabidu-

según la ría tienes de Dios, establece jueces y magistrados, que administren justicia a todo el pueblo del otro lado del río, a todos los que conocen la ley de Dios, y haz que la conozcan aquellos que no la conocen. 28 "Cualquiera que no gua.'de puntualmente la ley de tu Dios y la ley del rey, será condenado a muerte, a destierro, a multa o a prisión." tú, Esdras,

!

I

i

j

i

j

8

27 Bendito Yave, Dios de nuestros padres, que ha dispuesto el corazón del rey a glorificar asi la casa de Yave en Jerusalén, 28 y que me hizo objeto de la benevolencia del rey, de sus consejeros, y de todos sus poderosos jefes. Fortalecido por la mano de Yave, mi Dios, que estaba sobre mí, reuní a los jefes de Israel para que partieran conmigo.

Los compañeros de Ksdrns.

$

He

1 aquí los jefes de familias y las genealogías de los que subie-

ron conmigo de Babilonia, en el reinado de Arlajerjes. 2 De los hijos de Finces: Oersón; de los hijos de Itamar, Daniel; de los hijos de David, Jatus: 3 de los hijos de Secanías y de los hijos de Faros, Zacarías, y con él ciento cincuenta varones registrados; 4 de los hijos de Pajat Moab, Elyoenai, hijo de Zazajias, y con él doscientos varones; 6 de los hijos de Secanía, el hijo de Jacaziel y con él trescientos varones; 8 de los hijos de Adin, Ebed, hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones; 7 de los hijos de Elam, Isaías, hijo de Atalía, y con 8 él setenta varones; de los hijos de Sefatías, Zebadías, hijo de Micael, y con él noventa varones; 9 de los hijos de Joab, Abdfas, hijo de Jejiel, y con él doscientos dieciocho varores; 10 de los hijos de Selomit, hijo de Josifía, y con él ciento sesenta varones; 11 de los hijos de Babaí, Zacarías, hijo de Bebaí, y con él veintiocho varones; 12 de los hijos de Azgad, Jojanán, hijo de Acatan, 13 de y con él ciento diez varones; los hijos de Adonicam, los últimos, he aqui los nombres: Elifclet, Jeueí y con ellos sesenta varoy Semacya, nes; 14 de los hijos de Bigvaf, l T taí y Zabud, y con ellos setenta varones.

18 Los reuní cerca del río que corre hacia Ahava, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y los sacerdotes, no hallé ninguno de la casa de Leví. 18 Entonces llamé a los jefes Eliezcr, Ariel, Semaeya, Elnatán, Jarib, Natán, Zacarías y Mesulam, y a los doctores Joyarib y Elnatán, 17 y los mandé al jefe Ido, que habitaba en Casifia,

poniendo en de decir a

.su boca lo que hablan Ido y a sus hermanos,

ESDRAS, que había en Casifía, que nos mandasen servidores 18 Como la casa de nuestro Dios. estaba con nosotros la buena mano de nuestro Dios, nos trajeron a Serebía, hombre de sentido, de entre los hijos de Majlí, hijo de Levi, hijo de Israel, y con él sus hijos y 6us hermanos, en número de dieciocho; 19 Jasabía y con él Isaías, de entre los hijos de Merari, sus hermanos y sus hijos, en número de veinte; 20 y de entre los netineos, que David y los jefes habían puesto al servicio netineos

los

para para

de los levitas, doscientos veinte netineos, todos designados por sus nombres. 21 Allí, cerca del río de Ahava, publiqué un ayuno de penitencia ante nuestro Dios, para implorar de él un feliz viaje para nosotros, para nuestros hijos y para cuanto nos pertenecía. 22 Me hubiera avergonzado de pedir al rey una escolta y caballería para protejernos del enemigo durante el camino, pues habíamos dicho al rey: «La mano de nuestro Dios está para bien de ellos sobre cuantos le buscan.» 23 Por eso ayunamos e invocamos a nuestro Dios, y él nos escuchó. 24 Elegí doce jefes de los sacerdotes, Serebía, Josabía y diez de sus hermanos. 26 Pesé delante de" ellos la plata, el oro y los utensilios, donados en ofrenda para la casa de nuestro Dios por el rey, sus consejeros y sus jefes, y por todos los de Israel que habían sido hallados, 26 y puse en sus manos seiscientos cincuenta talentos de plata, utensilios de plata por cien talentos, cien talentos de oro, 27 veinte copas de oro por valor de mil daricos, y dos vasos de un hermoso bronce bruñido, tan precioso como el oro. 28 Luego les dije: «Vosotros estáis consagrados a Yave; estos utensilios son cosas santas, y esta plata y este oro son ofrenda voluntaria hecha a Yave, 29 Velad el Dios de vuestros padres. y guardadlos, hasta que los peséis ante los jefes de los sacerdotes y levitas, y ante los jefes de las familias de Israel en Jerusalén, en las cámaras de la casa de Yave.» 30 Los sacerdotes y levitas recibieron a peso la plata, el oro y los utensilios para llevarlos a Jerusalén, a la casa de nuestro Dios. 31

Partimos del

dirigirnos

a

río

de Ahava, para el día doce

Jerusalén,

461

9

La mano de Dios y nos preservó de ataques de enemigos y de toda em-

mes primero. fué con nosotros,

del

boscada durante

el

camino.

32

Lle-

y descansamos cuarto día pesamos en

gamos a Jerusalén tres

días; 33 al

casa de nuestro Dios la plata, el oro y los utensilios, y lo entregamos todo a Merimot, hijo de Urías, sacerdote; que tenía consigo a Eleazar, hijo de Eines, y con ellos los levitas Josabad, hijo de Josué, y Noadía, hijo de Biní. 34 Después de recontarlo y repesarlo todo, se puso por escrito el peso total. 36 Los hijos de la cautividad vueltos del destierro ofrecieron en holocausto al Dios de Tsrael doce novillos

la

por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce machos cabríos, como víctimas expiatorias, todo en holocausto a Yave. 36

Transmitieron las órdenes del rey a los sátrapas del rey y a los gobernadores del lado acá del río, y éstos

honraron

al

pueblo

y a

la

casa de

Dios.

Aflicción de Esdrns por ¡os

ma-

trimonios con mujeres extranjeras, y su pleyuriu. Después de todo esto se me acercaron los jefes, diciendo: «El pueblo de Israel, los sacerdotes y levitas, no han estado apartados de las gentes de esta tierra, e imitan sus abominaciones, las de los cananeos, geteos, fereceos, jebuseos» amonitas, moabitas, egipcios y amorreos; 2 pues han tomado de entre ellos mujeres para sí y para sus hijos, y han mezclado su sangre santa con la de las gentes de esta tierra. Los jefes y magistrados han sido los primeros en cometer este pecado.» 3 Al oír esto, rasgué mis vestiduras,

O

1

'

mi manto, y me arranqué cabellos de mi cabeza y de mi barba, y me 4 Juntáronse contemerosos de las palabras del Dios de Israel, por la prevaricación de los hijos de la cautividad. Yo estuve desolado hasta el sacrificio de la tarde; 6 y luego, al tiempo de la ofrenda de la tarde, me levanté de mi humillación, y con mis vestidos y mi manto rasgados, postréme de rodillas, y tendiendo a Yave mis manos, 6 dije: e]Dios míol Estoy con-

senté

desolado.

migo todos

los

ESDRAS,

-162

fuso y avergonzado, Dios mío, y no me atrevo a levantar a ti mi rostro, porque nuestras iniquidades se han multiplicado por encima de nuestra cabeza, y nuestros delitos suben hasta 7 el cielo. Desde los días de nuestros padres hasta hoy, hemos sido muy culpables; y por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes, hemos sido entregados a las manos de los reyes extranjeros, a la espada, a la cautividad, al sa-

queo, a la vergüenza que cubre nuestro rostro. 8 Con todo, Yave, nuestro Dios, acaba de hacer con nosotros misericordia, dejándonos un resto de libertad y dándonos refugio en su lugar santo, para hacer brillar nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre; 9 porque esclavos somos, pero en medio de nuestra esclavitud, Dios no nos

ha abandonado. Nos ha conciliado benevolencia de los reyes de Perconservándonos la vida, para que pudiéramos edificar la casa de nuestro Dios, levantando sus ruinas y dándonos un refugio seguro en Judá y en Jerusalén. 10 ¿Qué podemos, pues, decir después de todo esto, oh Dios nuestro? Pues hemos aban-

la

sia,

donado tus mandamientos, 11 los que prescribiste por medio de tus

nos

los profetas, diciendo: «La que vais a poseer es una tierra manchada por las abominaciones de los pueblos de esas regiones, que del uno al otro cabo la han llenado de sus inmundicias; 12 no deis vuestras hijas a sus hijos, ni toméis sus hijas para vuestros hijos, ni os cuidéis nunca de su prosperidad ni de su

siervos tierra

bienestar, y así vendréis a ser fuertes y comeréis lo mejor de los frutos de la tierra, y la dejaréis a vuestros

heredad para siempre. 13 Después de todo lo que nos ha sucedido por nuestras maldades y grandes pecados que hemos cometido, porque tú, Dios nuestro, no nos has castigado en proporción de nuestras iniquidades, 14 ¿vamos a comenzar de hijos en

nuevo a traspasar tus mandamientos y a emparentar con esos pueblos abominables? ¿No se ensañaría contra nosotros tu cólera hasta destruirnos del todo, sin dejar ni resto ni escape? 15 \"ave, Dios de Israel: TÚ eres justo,

pues

que

hemos quedado

hoy un

resto de escapados. Henos aquí ante ti como culpables, sin poder por esto permanecer en tu presencia.

10

Expulsión de las mujeres extranjeras. -j

*

A v

1 Mientras que Esdras, llorando postrado ante la casa de Dios,

hacía esta plegaria y esta confesión, habíase reunido junto a él una gran muchedumbre de gentes de Israel, hombres, mujeres, niños y todos de-

rramaban abundantes lágrimas. 2

Entonces Secanía, hijo de Jejiel, los hijos de Elam, tomando

de entre la

palabra,

dijo

a Esdras:

«Hemos

pecado contra Dios, tomando mujeres extranjeras que pertenecen a los pueblos de esta tierra, pero Israel no queda por esto sin esperanza. 3 Hagamos pacto con nuestro Dios, de echar a todas esas mujeres y a los nacidos de ellas, según el parecer de mi señor y de cuantos temen ante los mandamientos de nuestro Dios, 4 Levántate, y que se cumpla la ley. pues, ya que esto cosa tuya es. Ten valor, y a la obra» (1). 8 Levantóse Esdras, e hizo jurar a los jefes de los sacerdotes, a los de los levitas y a los de todo Israel, que harían lo que se acababa de decir, y ellos lo juraron. * Después se retiró Esdras de la casa de Dios, y fué a la cámara de Jojanán, hijo de Eliasib, pero no comió allí pan ni bebió agua, porque estaba en gran desolación por el pecado de los 7 Se publicó por Judá y Jerusalén a todos los hijos de la cautividad, que se reuniesen en Jerusalén, 8 y que si alguno no se presentaba dentro de los tres días, conforme al acuerdo de los ancianos, le fuesen confiscados todos sus bienes, y él excluido de la congregación de los hijos de la cauti-

hijos de la cautividad.

vidad. 9 Todos los hombres de Judá y Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días. Era el día veinte del noveno mes, y todo el

pueblo estaba en la plaza de la casa de Dios temblando, con motivo de aquel negocio y a causa de la lluvia. 10 Levantóse Esdras, sacerdote, y dijo: «Habéis prevaricado, tomando mujeres extrañas, añadiendo prevaricaciones a la inquidad de Israel. (t)

las mujecumplimiento

Esta separación o repudio de

res extranjeras

no

es

más que

de la Ley, que prohibía de notar, sin embargo, del pueblo para cumplir

tales

el

matrimonios. Es

la

buena disposición

la

Ley.

ESDRAS, u

carnero por su pecado; 20 de los hijos de lmmer, Jananí y Zebadías; 21 de los hijos de Jariin, Maseya, Elias, Semaeía, Jejiel y Ozías; 22 de los hijos de Pasur, Elyoenai, Maseya, Ismael, Natanael, Josabad y Eleasar. 23 De entre los levitas, Josabad, Simeí, Quelaya, que es Quelita, Petajya, Judá y Eliezer. 24 De entre los cantores: Eliasib. De entre los por-

Confesad ahora vuestro pecado a Yave, el Dios de vuestros padres, y cumplid su voluntad. Apartaos de los pueblos de esta tierra y de las mujeres extrañas.» 12 Toda la asamblea respondió a una y en alta voz: «Hágase así, conforme a tu palabra. 13 «Pero como el pueblo es muy numeroso, y está el tiempo de lluvias, no siendo posible permanecer al descubierto; y como, además, no es cosa de un día o dos, por ser muchos los que de nosotros han pecado en esto, 14 que sean nuestros jefes los que en lugar de la asamblea toda se queden; y a todos los que de nuestras ciudades han tomado mujeres extrañas, les hagan venir en tiempos determinados con los ancianos o los jefes de cada ciudad, hasla que la encendida cólera de nuestro Dios se aparte de nosotros en cuanto a este asunto.» 15 Jonatán, hijo de Azael, y Jajzía, hijo de Ticra, apoyados por Mesulam y por el levita Sabtaí, fueron los únicos que se opusieron a este parecer, 16 al que se adhirieron todos los de la cautividad. Se eligió a Esdras, sacerdote, y a algunos de los jefes de las casas paternas, todos designados por sus nombres, y éstos se sentaron para resolver el asunto 17 el día primero del mes décimo. El día primero del mes primero acabaron de juzgar a todos los que habían tomado mujeres extrañas. 18 De entre los sacerdotes fueron hallados que habían tomado mujeres extrañas: De los hijos de Josué, hijo de Josedec, y de sus hermanos: Haseya. Eliezer, Jarib y Guedalia, 19 que se comprometieron, dando su mano, a echar a sus mujeres y a ofrecer un

10

teros, 25

Salum, Telem y Urí.

De

los hijos de Israel: de Paros; Kamia, Jiziya, Malquiya, Miyamim, Eleazar, Malquiya y Benaya; 26 de los hijos de Elam, Matanías, Zacarías, Jejiel, Abdi, Jeremot y Elias; 27 de los hijos de Zatui, Elyoenai, Eliasib, Matanía, Jeremot, Zabad y Aziza; 28 de los hijos de Bebaí: Jojana, Ananías, Jabdu y Atlaí; 29 de los hijos de Baní: Mesulam, Maluc. Adaya, Jasub, Seal y Jerimot; 30 de los hijos de Pajat Moab, Adía, Quelal, Banaya, Maseya, Matanía, Besaleel, Biní y Manasés; 31 de los hijos de Jarim: Eliezer, Jisjiya, Malquiya, Semaeya, Simeón, 32 Benjamín. Maluc y Semaría; 33 de los hijos de Jasum: Matnaí, Matata, Zabad, Elifelct, Jercmaí, Manasés y Simeí; 34 de los hijos de Baní: Hadaí, Amram, Yel, 35 Benaya, Bedia, Queluya, 36 Vania, Meremot, Eliasib, 37 Matanías, Matnaí, Jasaí, 38 Baní, Biní, Selemías, Natán, Adaya, 40 Macnadbaí, Sasaí, Saraí, 41 Azaree!, Selamías y Semarías; 42 Salum, Amarías y José; 43 hijos de Nebo, Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina. Jadar, Joel

De

hijos

entre

los hijos

y Banaya.

i

44 Todos éstos habían tomado mujeres extranjeras y muchos tenían ya hijos de ellas.

NEHEMI AS (Vulg.

II

de Esdras.)

Plcflaria de iVchemías por los hijos de Israel. 1

I

Palabras de Nehemfas, hijo de

Helcías

En

(1).

mes de Casleu

del año veinte, estando yo en Snsa, en la capital, llegaron de Judá Jananí y uno de mis hermanos con algunos otros. Yo les pregunté por los judíos que habían sido libertados, los restos de la cautividad y por Jerusalén. 3 Ellos me respondieron: «Los restos de la cautividad están en la provincia en gran mal y afrenta. Las murallas de Jerusalén están en ruinas, y sus puertas quemadas por el fuego. 4 Cuando oí esto sentcme y lloré, y estuve por el

2

muchos días desolado. Ayuné y oré ante el Dios de los cielos, 5 diciendo: "Ruégote, Yave, Dios de los cielos, Dios grande y terrible, que guardas (i) Nehemias, que manifiesta sentimientos de profunüo amor a su nación, confiesa los pecados de ésta y pide a Dios acelere la restauración. Ocupa en la corte un alto cargo, el de copero del rey, como luego ocupará Mardoqueo el de primer ministro.

tu alianza y haces misericordia con

que te aman y guardan tus mandatos: 6 Que esté atento tu oído y abiertos tus ojos para escuchar la oración que tu siervo te dirige ahora día y noche, por tus siervos, los hijos

los

de Israel, confesando los pecados de Israel, nuestros pecados contra ti, porque yo y la casa de mi padre hemos pecado, 7 te hemos ofendido,

y no hemos guardado

los

manda-

mientos, las leyes y los preceptos que tú prescribiste a Moisés, tu siervo. 8 Acuérdate de estas palabras que tú mandaste decir a Moisés tu siervo: Si pecareis, yo os dispersaré entre los pueblos, 9 pero si os volvéis a mí y guardáis mis mandamientos y los ponéis por obra, aunque hubiereis sido desterrados a los confines de la tierra, de allí os reuniré yo y os volveré al lugar que he elegido para hacer residir en él mi nombre. 10 Son tus siervos, son tu pueblo, que redimiste tú con tu gran poder y tu fuerte

atento tu

mano. tu

siervo

11

¡Oh Yavel Que esté a la plegaria de y a la de los siervos oído

30

NEHEMlAS, que desean temer tu nomConcede ahora próspero suceso a tu siervo, y haz que halle yo gracia a los ojos de este hombre», pues servía yo entonces de copero tuyos bre.

al rey.

2,

3

los cuales, 12 me levanté de noche con algunos hombres, sin decir a nadie lo que Dios me había puesto en el corazón hacer por Jerusalén. No llevaba conmigo bestia alguna de carga, sólo mi propia cabalgadura. 13 Salí de noche por la puerta del

valle,

y me

dirigí hacia la fuente del

Artajerjes da permiso a Neliemías dragón y la puerta de la escombrera, para ir a reedificar a Jerusalén. mirando las murallas de Jerusalén en ruinas y sus puertas consumidas 1 En el mes de Nisán, del año por el fuego. 14 Seguí a la puerta 2 veinte del rey Artajerjes, estando de la fuente y a la esquina del rey, ya el vino delante de él, tomé el y no había por allí sitio por donde vino y se lo ofrecí al rey. Jamás pasar la cabalgadura en que iba. había yo aparecido triste en su pre- 15 Subí, todavía de noche, por el 2 pero aquel día me dijo: «¿Por qué estás con tan mala cara?

sencia,

Enfermo

no

estás;

no

puede

ser,

pues, sino alguna pena de tu corazón.»

entonces me atemoricé sobrema3 y respondí al rey: «Viva el rey eternamente: ¿Cómo no va a

Yo

nera,

estar triste

mi

rostro,

dad donde están

cuando

la ciu-

sepulcros de mis padres está en ruinas, y quemadas me por el fuego sus puertas?» 4 dijo el rey: «¿Qué es lo que quieresT» los

Y

Yo, rogando al rey de los cielos, 5 respondí al rey: «Si al rey le pareciera bien, y hallara gracia tu siervo ante ti, que me mandaras a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para reedificarla.» 8 El rey, a cuyo lado estaba sentada la reina, me dijo: «¿Cuánto durará tu viaje? ¿Cuándo estarás de vuelta» Plugo al rey dejarme partir, y yo le señalé tiempo. 7 Después dije al rey: «Si al rey Je parece bien, que se me den cartas para los gobernadores del otro lado del río, para que me permitan pasar y entrar en Judá; 8 y otra carta para Asaf, guardabosques del rey, para que me facilite maderas y viguería para las puertas de la ciudadela vecina a la casa, para las murallas de la ciudad, y para la casa que yo he de habitar.» Dióme el rey estas cartas, pues la buena mano de Dios estaba sobre mí. * Presénteme a los gobernadores del otro lado del río, y les entregué las cartas del rey, que había hecho que me acompañasen dos jefes del ejército y alguna gente de a caballo. lu Cuando lo supieron Sanbalat, joronita, y Tobías, siervo amonita, disgustóles en extremo que viniese un hombre para procurar el bien de 11 Llegué a Jerulos hijos de Israel. salén y estuve allí tres días; pasados

torrente, e inspeccioné la muralla. Luego volví a entrar por la puerta del valle, estando así de vuelta. 18 Los magistrados no sabían a dónde había ido, y qué era lo que

había hecho. Hasta entonces no había dicho nada a los judíos, ni a los sacerdotes,

ni

a

los

jefes,

magistrados, ni a ninguno que llevaban la dirección negocios.

17

Entonces

ya

a

ni

de de les

los los los dije:

«Bien veis el lamentable estado en que nos hallamos. Jerusalén está destruida, y sus puertas consumidas por el fuego. Vamos, pues, a reedificar las murallas de Jerusalén, y no estemos más en el oprobio. 18 Les conté cómo la buena mano de Dios habla estado sobre mí, y las palabras que el rey me había dirigido; y entonces dijeron: «[Andando, a edificarla!» V tomaron resueltamente esta buena determinación. 19 Cuando lo supieron Sanbalat, joronita; Tobías, siervo amonita, y Guezem, árabe, se burlaban de nosotros y nos menospreciaron. Nos dijeron: «¿Qué es lo que hacéis ahí? yo Os rebeláis contra el rey?» 20 «El Dios de les di esta respuesta:

Y

los ciclos nos hará salir con nuestra empresa. Nosotros, sus siervos, nos levantaremos y haremos la edificación. Vosotros no tenéis parte ni derecho ni recuerdos en Jerusalén.»

Itcparación

«Ir

las

murallas

de

Jerusalén.

sumo

o

1

*J

vantó con sus hermanos

sacerdote, se lelos sacerdotes, y edificaron la puerta de las pusieron las ovejas; la consagraron y puertas, desde la torre de Mea hasta la torre de Jananeel. * A continuación Eliasib,

NEHEMÍAS, de Eliasib edificaron los hombres de Jericó, y a continuación de éstos edificó Zacur, hijo de Imri (1). 3 Los hijos de Sena edificaron la puerta del pescado y la cubrieron, pusieron las puertas, los cerrojos y los goznes. 4 Al lado de ellos trabajó en las reparaciones Meremot, hijo de Urías, hijo de Acus, y al lado de éstos reconstruyó Mesulam, hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel; y al lado de éstos restauró Sadoc, hijo de Baana. 5 Inmediatos a ellos restauraron los teeoítas, aunque sus nobles no doblaron su cerviz al servicio de su Señor. 6 .La puerta vieja la restauraron Joyada, hijo de Pasea, y Mesulam, hijo de Besodías; la ensamblaron y pusieron a las puertas sus cerrojos y sus goznes. 7 Junto a éstos reedificaron Melatías, gabaonita, y Jadón, meronotita; y los hombres de Gabaón y Mispa trabajaron a expensas del gobernador de este lado del río. 8 Junto a ellos trabajó TJziel, hijo de Jorayas, de los fundidores, y a su lado Ananías, de los perfumistas; continuaron Jerusalén hasta la muralla de la plaza. 9 A continuación de éstos trabajó Refaías, hijo de Hur, gobernador de la mitad del distrito de Jerusalén. 10 A continuación trabajó enfrente de su casa Jedaya, hijo de Jaromat, y a su lado Jatús, hijo de Jesabnfa. 11 Otra porción de la muralla y la torre del horno fué reparada por Malquiya, hijo de Jarim, y Jasub, hijo de Pajat Moab. 12 A continuación de ellos trabajó con sus hijos Salum, hijo de Jaloes, jefe de la otra mitad del distrito de Jerusalén. 13 Janum y los habitantes de Zanoaj repararon la puerta del valle, la edificaron, pusieron las puertas, los cerrojos y los goznes. Hicieron además mil codos de muralla, hasta la puerta de la escombrera. 14 Malquiva, hijo de Recab, jofe del distrito d™ Bet Maquerem, reedificó la puerta de la escombrera, poniendo sus puertas, sus cerrojos y sus goznes. 15 Salum, hijo de Col José, jefe del distrito de Mispa, reconstruyó la puerta de la fuente, la levantó, la cubrió, puso las puertas con sus cerrojos y sus goznes. Construyó además el muro de la piscina de Siloé, .

(i)

por

el

Los muros de la ciudad son restaurados pueblo todo en prestación, que diriamos

hoy, personal.

•167

cerca del jardín del rey, hasta la escalinata que baja a la ciudad de David. 16 Después de él, Nehemlas, hijo de Azbus, jefe de la mitad del distrito de Bet Sur, trabajó en las reparaciones hasta enfrente de los se-

de David, y hasta delante de la piscina, que había sido artísticamente construida, y hasta el cuartel. 17 Después de él trabajaron los levitas, Rehú, hijo de Baní, y a su lado trabajaba Josabía, jefe de mitad del distrito de Queila. la 18 Después de él sus hermanos, Davai, hijo de Enadad, jefe de la otra mitad del distrito de Queila; 19 y al lado de éste, Ezer, hijo de Josué, jefe de Mezta, reparó otra porción de la muralla frente al arsenal, hacia el ángulo. 20 Después de él, Baruc, hijo de Zabai, reparó otra porción, desde el ángulo hasta la entrada de la casa de Eliasib, sumo sacerdote. 21 Después de él reparó Meremot, hijo de Uría, hijo de Hacos, otra sección, desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el extremo de ella. 22 Después de él trabajaron en la reparación los sacerdotes de la olla del Jordán, 23 y después de ellos Benjamín y Asub, enfrente de sus casas. Después de estos Azarías, hijo de Maasia, hijo de Ananía, reparó lo cercano a su casa. 24 Después de él Binní, hijo de Henadad, reparó otra sección, desde la casa de Azada hasta el ángulo. 25 Paal, hijo de Uzai, construyó lo de delante del ángulo y la torre que hay en el saliente, sobre lo alto del palacio real en el patio de la prisión. Después de él trabajó Pedaya, hijo de Paros. 26 Los netineos que habitan el Ofel trabajaron hasta enfrente de la puerta de las aguas, a oriente, y la torre en saliente. 27 Después de ellos los tecoitas repararon otra porción, frente a la gran torre en saliente, hasta el muro del Ofel. 28 A partir de la puerta de los caballos, los sacerdotes trabajaron en la reparación, cada uno frente a su casa. 29 Después de ellos trabajó Sadoc, hijo de Immer, delante de su casa; Secanía, guarda de la puerta de oriente. 30 Después de él reparó Jananias, hijo de Selemías, otra sección, y después de éste Mesulam, hijo de Baraquías, reparó delante de su vivienda. 31 Después reparó Malquia, de entre los orífices, hasta la casa de los netineos y de los comerciantes pulcros

NEHEMÍ AS,

468

de frente a la puerta de Mifcad y hasta la cámara alta del ángulo. Entre la cámara alta del ángulo y la puerta de las ovejas trabajaron los orífices y los mercaderes.

4.

5

lo

que cesen que entre

ía

diez veces para advertirnos, de todos los lugares de donde venían a nosotros. 13 Por eso puse detrás de las

las obras.» 12 Los judíos ellos habitaban, vinieron

murallas

trabajos a pesar de los obstáculos.

l'rosicjucii

A se

los

al pueblo por familias, todos con sus espadas, sus lanzas y sus 14 arcos. Fui a ver, y levantándome, dije a los jefes y a los magistrados

y al resto del pueblo: «]No los temáisl Cuando supo Sanbalat que está- Acordaos de Yave, grande y terrible, bamos reconstruyendo la muralla, y luchad por vuestros hermanos, por enojó mucho y se encolerizó. Bur- vuestros hijos y vuestras hijas, por 1

lábase de los judíos, 2 diciendo ante sus hermanos y ante los soldados de Samaría: «¿Para qué trabajan esos impotentes judíos? ¿Acaso van a dejarles hacer? ¿Van a sacrificar? ¿Van a terminar? ¿Van a resucitar las piedras enterradas bajo montones de escombros, y consumidas por el fuego?» 3 Tobías, el amonita, que estaba junto a él, decía: «Ya pueden edificar. Una zorra que contra ella se lance, derribará su muralla de piedra» (1). 4 «Escucha, oh Dios nuestro, cuán-

Y

to nos menosprecian, y haz que sus insultos recaigan sobre sus cabezas, y dalos al pillaje en una tierra de cautiverio. 5 No perdones su iniqui-

dad, y que no se borre delante de ti su pecado, porque injurian a los que están edificando.» 6 Reedificamos, pues, la muralla, quedando del todo acabada, hasta la mitad de su altura, y el pueblo se animó para el trabajo. 7 Pero árabes, los Sanbalat, Tobías, los amonitas y los de Azoto, se enfurecieron sobremanera al saber que la reparación de las murallas avanzaba a cerrarse las y que comenzaban brechas, 8 y todos a una se confabularon para venir a atacar a Jerusalén y hacer el daño posible. • Nosotros rogamos a nuestro Dios, y pusimos una guardia que de día y de noche vigilara, para defendernos de sus ataques. 10 Sin embargo, Judá decía: «Ya faltan las fuerzas a los acarreadores, y el escombro es todavía mucho; no podremos acabar la muralla.» 11 Mientras que los enemigos decían: «Nada sabrán y nada verán, hasta que lleguemos en medio de ellos y los matemos, y así haremos (i)

Este episodio origina históricamente

la

profunda enemistad entre judíos > ¿amántanos, aunque ésta procede principalmente del diverso origen y del culto hibrido de los samaritanos.

vuestras mujeres y vuestras casas.» 15 Cuando supieron los enemigos que estábamos apercibidos, frustró Dios su consejo, y volvimos todos a continuar la muralla, cada uno en su trabajo. 16 Desde entonces, la mitad de los míos trabajaba, y la otra mitad estaba sobre las armas con las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas. Los jefes estaban de trás de toda la casa de Judá. 17 Los que construían la muralla y los que

cargaban y acarreaban las cargas, trabajaban con una mano y tenían un arma en la otra; 18 todos mientras trabajaban tenían las espadas ceñidas a sus lomos. Yo tenía junto a mí 18

al

trompeta;

dije a los jefes, a los magistrados «La obra es al resto del pueblo:

y

y

mucha y

extensa, y estamos en la apartados, lejos unos de cuando oigáis, pues, la trompeta, reunios, y nuestro Dios combatirá por nosotros.» 21 Seguimos, pues, trabajando en la obra, teniendo la mitad de nosotros la lanza en la mano, desde el levantarse de la aurora hasta el salir de las es22 trellas. Al mismo tiempo dije también al pueblo: «Que cada uno con su criado pase la noche en Jerusalén, haciendo así de noche centinela, y trabajando de día en la obra.»

muralla otros;

20

23

Ni yo, mozos, ni

ni la

mis hermanos,

ni

mis

gente de guardia que me seguía, nos desnudábamos, si no era para bañarnos.

Quejas del pueblo contra la codicia de los «fraudes. Intervención y desinterés de [Vehcmias,

5

1

Alzáronse entre las gentes del pueblo y sus mujeres muchas que-

jas *

contra

sus

Unos declan:

hermanos

judíos.

«Nosotros, nuestros

NEHEMÍAS. hijos

y nuestras

hijas,

somos muchos

y tendremos que venderlos por trigo, para poder comer y vivir.» 3 Otros decían: «Tenemos que empeñar nuestros campos, nuestras viñas y nuestras casas por trigo, a causa del hambre.» 4 Otros decian: «Hemos tenido que pedir a usura dinero sobre nuestros campos y nuestras viñas, ?ara pagar los tributos del rey; nuestra carne es, sin embargo, como la carne de nuestros hermanos,

y nuestros

hijos son

como

sus hijos;

pero tenemos que sujetar a servidumbre a nuestros hijos y a nuestras hijas, y algunas de nuestras hijas 10 están ya, sin que tengamos con qué rescatarlas, por estar nuestras tierras y nuestras viñas en poder de otros» (!). * Yo me enojé en gran manera, al oír estos clamores y estas quejas. 7 Pensando, resolví reprender a los grandes y a los magistrados, y les dije: «:Oómo¡ ¿Prestáis a usura a vuestros hermanos?» Y reuní una gran asamblea contra ellos, 8 y dije: «Nosotros, según nuestras facultades, hemos rescatado a nuestros hermanos los

judíos,

vendidos

a

las

gentes;

¿y ahora venderíais vosotros mismos vuestros hermanos, y éstos serían vendidos a nosotros?» Callaron, no teniendo nada que responder: 9 y yo añadí: «Lo que hacéis no está bien. ¿No marcharéis en el temor de Dios, para no ser el oprobio de las gentes enemigas nuestras? 10 También yo,

;

i

:

|

i

I

¡

1

!

¡

sus viñas, sus olivares y sus casas, y restituidles el uno por ciento del dinero, del trigo, del vino y del aceite, que habéis exigido como interés.» 12 Ellos dijeron: «Se los devolveremos

y no

les

exigiremos nada. Haremos

eoino tú dices.» Llamé entonces a los sacerdotes, y delante de ellos Ies hice jurar que harían así. 13 Yo sacudí mi manto diciendo: «Que así sacuda Dios fuera de esta casa y de sus bienes, al que no cumpla su palabra; y que así sea, el que tal haga, sacudido y vacío.» toda la asamblea

Y

(i) Contrasta la avaricia y dureza de corazón de los. grandes con la generosidad y desprendimiento de Nehemías, que durante todo el tiempo de su residencia en Judea hizo grandes expensas en favor del pueblo y para la restau-

ración.

469

respondió «Amén», y alabaron a Yave. El pueblo hizo conforme a esto. 14 Desde el día en que el rey me puso por gobernador de la tierra de Judea, del año veinte al año treinta y dos del rey Artajerjcs, durante doce años, ni yo ni mis hermanos habíamos vivido de las rentas del gobernador. 15 Antes de mí, los gobernadores anteriores abrumaban al pueblo tomando de él pan y vino, por valor de cuarenta siclos de plata, y sus servidores mismos oprimían al pueblo. Yo, por temor de Dios, no hice así. 16 Antes bien, he trabajado en la construcción de estas murallas, no hemos adquirido campo alguno, y todos mis servidores a una estaban a la obra. 17 Tenía a mi mesa ciento cincuenta hombres, judíos y magistrados, a más de los que a nosotros venían de los pueblos de enderredor. 18 Cada día se me aderezaba un buey, seis ovejas escogidas y aves, y cada diez días vino en abundancia. Á pesar de esto, yo no he reclamado los derechos de gobernador, porque la servidumbre del pueblo era grave. 19

Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de cuanto yo hice por este pueblo.

Nuevas

a

mis hermanos y mis servidores, les hemos prestado dinero y trigo. Vamos a perdonarles lo que nos deben. 11 Devolvedles luego sus campos,

6

dificultades.

Todavía no había acabado yo de poner las puertas, cuando Sanbalat, Tobías, Ouesem, el árabe, y 1

(y

los

otros

enemigos nuestros, supie-

ron que había reconstruido

la

mu-

ya quedara brecha. 2 Entonces Sanhalat y Guesem mandaron a decirme: «Ven, y entrevistémonos en los pueblos del valle de Ono.» Ellos tenían pensado hacerme ralla

sin

que

mal. 3 Yo les mandé emisarios, diciendo: «Estoy ocupado en una grande obra, y no puedo ir, porque tendría que interrumpirla para verme con vosotros. » 4 Por cuatro veces me pidieron lo mismo, y siempre les di • la misma respuesta. 5 La quinta vez. me mandó Sanbalat el mismo mensaje por medio de un servidor suyo, que traía en 6 En ella la mano una carta abierta. estaba escrito: «Corre entre las gentes el rumor de que tú y los judíos pensáis rebelaros, y con ese fin construís las murallas. Tú vas a ser,

según se dice, su rey, 7 y tienes ya profetas que prediquen de ti por Jerusalén. diciendo: «Bey en Judá». Esto seguramente llegará a oídos del

NEHEMÍAS,

470

Ven, pues, y hablemos.» * Entonces yo le mandaré a decir: «No hay nada de lo que dices, eres tú que lo inventas.» 9 Pues todos querían asusrey.

tarnos, creyendo que así dejaríamos los trabajos; por eso yo me di a la obra con más ardor todavía. 10 Fui luego en secreto a casa de Semayas, hijo de Delayas, hijo de Metabeel, que andaba encerrado, y éste me dijo: «Vamos juntos a la casa de Dios, al medio del templo; y cerraremos las puertas del templo, porque van a venir a matarte; esta noche vendrán a matarte.» 11 Yo le respon-

«¿Huir un hombre como yo? ¿Un hombre como yo, entrar en el

i

]

cantores y los levitas. 2 Di mis órdenes a Jananí, mi hermano, y a Jananias, jefe de la ciudadela de los

Jerusalén,

de

oprobio. 14

Acuérdate, Dios mío, de Tobías

y de Sambalat y de sus obras. Acuérdate también de Noadía la profetisa, y de los otros profetas que procuraban atemorizarme. 15 La muralla quedó terminada el día veinticinco del

mes de

días; 14

Elul, en cuando to-

cincuenta y dos y dos nuestros enemigos lo supieron, todas las gentes que habitaban en torno nuestro entraron en temor, y experimentaron una gran humillación, teniendo que reconocer que la obra se había llevado a cabo por la voluntad de Dios. 17 Había también entonces grandes de Judá, que frecuentemente dirigían cartas a Tobías y las recibían de éste, 18 pues muchos de Judá se habían conjurado con él, por ser yerno de Secanía, hijo de Arai, y haber tomado su hijo Jojanán por mujer la hija de Mesulam, hijo de Baraquías. 19 Hablaban bien de él en mi presencia, y le iban a contar lo que yo decía, y Tobías escribía sus cartas con el fin de atemorizarme.

Censo

«le

vieron

u

los la

israelita* que voltierra «le Judú con

Zoroltubrl. *j '

1

Cuando estuvo terminada la muralla y hube puesto las puerrevisión de los porteros,

tas, hice la

hombre superior a muchos

por su fidelidad y por su temor de Dios, 3 y les dije: «Las puertas de Jerusalén no han de abrirse hasta

que caliente echando los

y

cerrarán, presencia vuestra, y los habitantes de Jerusalén harán la guardia cada uno en su puesto delante de su casa.» * La ciudad era espaciosa y grande, pero estaba poco poblada, y había muchas casas sin reedificar. 5

dí:

templo para salvar la vida? No entraré.» 12 Entonces conocí que no era Dios quien le enviaba,, sino que me aconsejaba esto porque Sambalat y Tobías le habían ganado con dinero, 13 y creían que así yo me atemorizaría y seguiría su consejo, cometiendo un pecado, que podrían aprovechar para infamarme y cubrirme

7

.Mi

Dios

el

sol,

cerrojos

me puso

se

en

en

el

corazón

reunir a los grandes, a los magistrados y al pueblo, para hacer el censo. Hallé un registro genealógico de los primeros que habían vuelto, y vi escrito en él lo siguiente: 4 «Éstos son los hijos de la provincia que subieron del destierro, los que había llevado cautivos Nabucodonosor, rey de Babilonia, y volvieron a Jerusalén y a Judá cada uno a su ciudad. 7 Partieron con Zorobabel, Josué, Nehemías, Azarfas, Raamías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsan, Misperet, Bigbai, Nahum y Banana.

Número de

de

los

hombres

del pueblo

Israel: 8

Hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 9 Hijos de Sef atlas, trescientos setenta y dos. 10 Hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos. 11 Hijos de Pat Moab, de los hijos de Josué y de Joab, dos mil ocho-

cientos dieciocho. 12 Hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 13 Hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco. 14 Hijos de Zacai, setecientos sesenta. 16 Hijos de Binni, seiscientos cuarenta y ocho. 14 Hijos de Berai, seiscientos vein-

tiocho. 17

tos 18

Hijos de Asgad, dos mil seiscienveintidós.

Hijos de Adonicam, seiscientos

sesenta y siete. 19 Hijos de Bigbai, dos mil sesenta

y

siete. 20 Hijos

de Adin, seiscientos cincuenta y cinco. 21 Hijos de Ater de Ezequias, noventa y ocho. 22 Hijos de Yasum, trescientos veintiocho

NEHEMÍAS, 23

Hijos de Besai, trescientos vein-

ticuatro. 24

Hijos de Jarif, ciento doce. Hijos de Gabaón, noventa y cinco. Varones de Betlehcm y de Netofa, ciento ochenta y ocho. 27 Varones de Anatot, ciento vein26

28

tiocho. 28

Varones de

Betazmavet,

cua-

renta y dos. 29

Varones de Cariatiarim, Quejira setecientos cuarenta y

Beerot,

y

tres. 30

Varones de

Rama

y Gabba,

seis-

cientos veintiuno. 31

Varones de Micmas, ciento vein-

tidós. 32

Varones

ciento

de

Betel

y

de

Jai,

veintitrés.

33 Varones de la otra Nebo, cincuenta y dos. 34 Hijos de la otra Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 35 Hijos de Jarim, trescientos

veinte. 36

Hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 37 Hijos de Lod, de Jadid y Ono, setecientos veintiuno. 38 Hijos de Scnaa, tres mil novecientos treinta. 39 Sacerdotes: Hijos de Idayas, de la casa de Josué, novecientos setenta

y

tres. 40 Hijos

de Immer, mil cincuenta

y dos. 41

Hijos de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete. 42 Hijos de Jarim, mil diecisiete. 43 Levitas: Hijos de. Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de Odebías, setenta

y

cuatro. Cantores: Hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho. 45 Porteros: Hijos de Salum, hijos de Ater, hijos de Taiman, hijos de Acub, hijos de Jatita, hijos de Sobai, ciento treinta y ocho. 48 Netineos: hijos de Sija, hijos de Jasufa, hijos de Tabaot, 47 hijos de Queros, hijos de Sia, hijos de Jadón, 44

48 hijos de Lebana, hijos de Jegaba, hijos de Salmei, 49 hijos de Janón, hijos de Guedel, hijos de Gaján, 80 hijos de Rehaya, hijos de Rasín, hijos de Necoda/ 61 hijos de Gasam, hijos de Uza, hijos de Fasea, 62 hijos de Besai, 'hijos de Mehunim, hijos de Neíisesim, 63 hijos de Bacbuc, hijos de Jacufa, hijos de Jarjur, 64 hijos de Baslit, hijos de Mejidas, hijos de Jarsa, 66 hijos de Barcos, hijos de

7

Sisera, hijos de Temaj, 58 hijos de Nesiaj, hijos de Jatifa. 67 Hijos de los siervos de Salomón: hijos de Sotai, hijos de Joferet, hijos de Perida, 68 hijos de Jaala, hijos de Darcón, hijos de Guidel, 69 hijos de Sefatías, hijos de Jatil, hijos de Pegueret Asebasim, hijos de Ammón. 80 Todos los netineos e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos. 61 Estos son los que subieron de Telmelaj, Teljarsa, Querub Addón e

lmmer,

y no pudieron probar

la

casa de sus padres ni su linaje, y si eran de Israel: 82 hijos de Delaia, hijos de Tobías, hijos de Necoda, de seiscientos cuarenta y dos. 83 los sacerdotes, hijos de Abaías, hijos de Cos, hijos de Barzilai, que tomó mujer de las hijas de Barzilai, gala-

Y

y

dila,

llamó con el nombre de Estos buscaron su registro

se

84

ellas.

en las genealogías, y no se halló, y fueron privados del sacerdocio, 65 y mandó el Tirsata que no comiesen de las cosas santas, hasta que hubiese sacerdote con urim y tummim (1). 86 La congregación toda era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 67 sin contar sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete, habiendo entre ellos doscientos cuarenta y cinco cantores

les

y cantoras. 68

Sus

caballos eran setecientos sus mulos doscientos cuarenta y cinco; 89 sus camellos cuatrocientos treinta y cinco, y sus asnos seis mil setecientos veinte: 70 Algunos de los príncipes de las familias dieron para las obras. El Tirsata dió para el tesoro mil dáricos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta vestiduras sacerdotales; 71 y de los príncipes de las familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dáricos de oro y dos mil doscientas minas de plata; 72 y lo que dió el resto del pueblo fueron veinte mil dáricos de oro, dos mil minas de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. 73 Habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los netineos y todo Israel, en sus ciudatreinta

des.

y

seis;

Llegado

el

séptimo mes, ya

es-

Estos sacerdotes, temporalmente excluí(i) dos del ministerio, han de esperar a que un sacerdote ungido pueda consultar a Yave por

medio de tivo ha

los

urim y tummim. £1

de ser de Yave.

juicio defini-

NEHEMÍAS,

472

taban

los hijos

de Israel en sus ciu-

8,

9

grado al Señor; y no os entristezcáis, porque la alegría de Yave es nuestra 11 Los levitas hacian callar al pueblo, diciendo: «Callad, que hoy es dia santo, y no os entristezcáis.» 12 Euése todo el pueblo a comer y a beber y a enviar porciones, gozando de gran alegría, porque había entendido lo que se le había enseñado. 13 El segundo dia, los jefes de familia de todo el pueblo, sacerdotes levitas,se reunieron con Esdras, y escriba, para oír la explicación de las palabras de la ley; 14 y hallaron que en la ley que había dado Yave por mano de Aloisés estaba escrito que los hijos de Israel habitasen en cabanas en la solemnidad del mes séptimo; 15 y proclamaron esta publicación por todas las ciudades y en Jerusalén, diciendo: «Subid a los montes, y traed ramas de olivo, ramas de pino, ramas de arrayán, ramas de palmera y de todo árbol frondoso, para hacer las cabanas,

dades.

fortaleza.»

Esdras Ice

al

pueblo

el

libro de

la ley.

o

"

1

Llegado

hijos de

el

Israel

séptimo mes, los estaban ya en sus

ciudades; y entonces el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que hay delante de la puerta de las aguas, y dijeron a Esdras que llevase el libro de la ley de Aloisés, dada por Yave. 2 Llevólo Esdras ante la asamblea, compuesta de hombres y mujeres, de cuantos eran Capaces de entenderla. Esto era el día

primero del mes séptimo (1). 3 Esdras estuvo leyendo el libro desde la mañana hasta la tarde en la plaza que hay delante de la puerta de las aguas, y todo el pueblo seguía con atención la lectura del libro de la ley. 4 Estaba Esdras, escriba, sobre un estrado de madera, que se como está mandado.» 16 Salió, pues, el pueblo todo, alzó con esta ocasión; y estaban y Junto a él, a su derecha, Matatías, trayéndolas hicieron cabanas, unos ¡Sema, Anaía, Urías, Helcías, y ¡Vía- en sus terrados, otros en sus patios seya, y a su izquierda Pedaya, Micael, y en los atrios de la casa de Dios, Alalquiya, Asum, Jasbadana, Zaca- en la plaza de la puerta de las aguas rías y Mesulam. 6 Abrió Esdras el y en la plaza de la puerta de Elraim; libro, viéndolo todos, por estar él * 7 y todos los de la congregación más alto que todo el pueblo, y todo que volvieron de la cautividad hi8 Bendijo cieron (abañas y habitaron en ellas, el pueblo estaba atento. entonces Esdras a Yave, Dios grande, cosa que no habían hecho los hijos y todo el pueblo, alzando las manos, de Israel desde los días de Josué, respondió: «Amén, Amén»; y pos- hijo de Nun, hasta entonces. Hubo trándose adoraron a Yave, rostro a gran alegría. Esdras leyó en el libro tierra. 7 Josué, Haní, Serebías, Janún, de la ley de Dios, cada día desde Acub, Seblai, Odias, Maasías, Que- el primero hasta el último, celebraron la solemnidad siete días, y al lita, Azarias, Josabad, Janán y Pelaya, levitas, imponían silencio al octavo tuvieron gran asamblea, según 8 Leíase lo prescrito. pueblo, cada uno en su lugar. el libro de la ley de Dios clara y distintamente, entendiendo el pueblo lo que se le leía. 9 Xehcmías, goberna- Ayuno y confesión «le los pecudos del pueblo. dor, Esdras, sacerdote y escriba, y los levitas que hacían al pueblo la explicación, dijeron a todo el pueblo: O 1 El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de «Hoy es día consagrado a Yave, vuestro Dios; no os entristezcáis ni lio- Israel en ayuno, vestidos de saco y 2 Ya la estirpe de réis», pues todo el pueblo lloraba, cubiertos de polvo. oyendo las palabras de la ley. 10 Y Israel se había apartado de todos luego les dijo: «Id, y comed manja- los extranjeros, y puestos en pie, res grasos, y bebed licores dulces, confesaron sus pecados y las iniqui3 En. pie, cada y mandad parte a los que no han dades de sus padres. preparado, pues hoy es día consa- uno en su lugar, se leyó en el libro de la ley de Yave, su Dios, cuatro veces en el día, y otras cuatro veces Esta actuación de Esdras, como doctor (i) de la Ley, muestra cuan olvidada y, por tanto, en el día confesaron y adoraron a Yave. inobservada estaba aquélla entre el pueblo. j

!

I

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I

1

NEHEMÍ AS,

Y

la tierra,

su cerviz y no guardaron tus '

¡

misericordia, y no los abandonaste. 18 Y cuando se hicieron un becerro fundido, y dijeron: He ahí tu Dios, que te ha sacado de Fgipto, y cometieron grandes abominaciones, 19 tú, con todo, por tu mucha misericordia, no los abandonaste en el desierto, y la columna de nube no se apartó de ellos de día,

y los cielos de los cielos y toda su milicia; la tierra y cuanto hay en ella; los mares y cuanto en ellos hay; tú das vida a todas las

y

adoran.

los 7



ejércitos de. los ciclos te eres, joh Yave!. el Dios

que elegiste a Abraham, y de Ur Casdim, y le diste

le el

sacaste

nombre

de Abraham. Hallaste fiel su corazón ante ti, e hiciste con él alianza de darle la tierra del cananeo, del gcteo, del amorreo, del ferecco, del jebuseo y del guergucsco, de dársela a su descendencia, y cumpliste tu palabra, porque eres justo. 9 Tú miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste su clamor en el Mar Rojo. 10 Tú obraste prodigios y maravillas contra el Faraón, contra sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías con cuánta crueldad los habían tratado, y engrandeciste tu nombre como lo es hoy. 11 Tú dividiste el mar ante ellos, y pasaron por en medio de él a pie enjuto, y a sus perseguidores los arrojaste a lo profundo, como cae una piedra en el abismo. 12 Tú en columna de nube los guiaste de día, y en columna de fuego de noche, para alumbrar el camino que habían de seguir. 18 Tú descendiste sobre el monte Sinaí, y hablaste desde el cielo, y les diste juicios justos, leyes de verdad y mandamientos y estatutos de bondad. 14 Tú les diste a conocer tu santo sábado, y por Moisés, tu siervo,

para

prescribiste

mandamientos, pre-

y ley. 15 Tú les diste en su hambre pan del cielo, y en su sed

ceptos

hiciste que el agua brotara de la coca. Tú les pusiste en posesión de

guiarlos

misericordia

al

restaurarle.

el

camino,

iii

la

de I

ir.

20 »Tú les diste tu buen espíritu, para enseñarlos, y no retiraste de su boca el maná, y les diste agua en su sed. 21 Los sustentaste por cuarenta años en el desierto y nada

y no se envejecieron sus ni se hincharon sus pies. Tú les diste reinos y pueblos y les distribuíste sus regiones y poseyeron la tierra de Seón, la tierra del rey de Hcsebón, y la tierra de Og, rey faltó

les

vestidos

22

de

Basán.

como

hijos

23



multiplicaste

sus

estrellas del cielo, y los introdujiste en la tierra de que dijiste a sus padres que entrarían a poseerla. 24 Vinieron los hijos, y la

poseyeron, ellos

los

a

las

y humillaste delante de moradores de

la

tierra,

a los cananeos, entregándolos en sus manos, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que lucieran con ellos lo que quisieran. 25 tomaron sus ciudades fuertes y su tierra pingüe, y heredaron casas llenas de toda suerte de bienes, cisternas hechas, viñas y olivares y muchos árboles frutales, y comieron y se hartaron y engordaron, y se deleitaron

Y

con tu gran bondad. 26

»Pero

contra

que a

los

ti,

te

irritaron, rebelándose

y echaron tu ley a sus esy mataron a tus profetas,

ti,

paldas; Esta plegaria, confesión de los muchos pecados de Israel, es un resumen de la historia del pueblo a tr.ivés de los siglos y testimonio de la justicia de Dios al castigarle, y de su gTan (i)

por

columna de fuego de noche, para alumbrarlos el camino por donde habían

8

les

manda-

mientos, i' No quisieron oír, no se acordaron de las maravillas que tú habías hecho por ellos; antes, con dura cerviz y en rebelión, pensaron en elegir caudillo para volverse a su servidumbre. «Pero tú eres Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo a la ira y de

mucha

los ciclos

cosas,

473

que alzando tu mano prometiste darles. 16 Pero nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron

Plegaría ó> los levitas. * Luego Josué, Banf, Cadmiel, Sebanías, Buní, Screbías, Baní y Quenani, se levantaron sobre la grada de los levitas y clamaron en voz alta a dijeron los levitas Yave, su Dios. 5 Josué, Cadmiel, Baní, Jasábanlas, Sereblas, Odias, Sebanías y Petajya (1): «Levantaos, bendecid a Yave, vuestro Dios, por los siglos de los siglos; y "bendito sea su glorioso nombre sobre toda alabanza y bendición. 6 Tú, ¡oh Yave!, eres único; tú hiciste

9

e

reprendían para convertirlos hicieron grandes abomina-

ciones. 27 «Los entregaste en manos de sus enemigos, que los afligieron, y cía-

NEHEMÍAS,

174

10

marón a ti en el tiempo de su aflic- nosotros hacemos hoy una fiel alianza, y tú desde los cielos los oíste, y la escribimos, signada por nuestros y según tus muchas misericordias, principes, nuestros levitas y nuestros ción,

diste libertadores que los sallas manos de sus enemigos. »Pero en cuanto quedaban en paz se volvían, para hacer lo malo a tus ojos, y los dejaste en manos de sus enemigos, que los dominaban, y de nuevo convertidos clamaban otra vez a ti; y tú desde los cielos los oías, y según tus misericordias los libraste

sacerdotes.»

les

vasen de

28

muchas

veces.

29

Los amonestaste

para que

se volviesen a tu ley: pero ellos en su soberbia no escucharon tus mandamientos y pecaron contra



tus juicios los juicios que si los sigue el hombre vivirá y tuvieron , hombros rebeldes, y endurecieron su cerviz, y no obedecieron. 30 Los soportaste largos años amonestándolos con tu espíritu por medio de ellos tus profetas: pero no les dieron oídos, y entonces los entregaste en



manos de pueblos extraños: en tu gran misericordia no

31

pero consumiste del todo ni los abandonaste; porque eres un dios clemente y miselos

ricordioso. 38 «Ahora, pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas la alianza y la misericordia, no tengas en poco todas las aflicciones que nos han alcanzado a nosotros, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta hoy. 33 Pero tú has sido justo en todo lo que sobre nosotros ha venido; tú has obrado justamente, pues nosotros hemos hecho 34 el mal, y nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres, no pusieron por obra tu ley y no atendieron a tus mandamientos, a tus testimonios y a tus protestas: 35 y en su reino, en medio de los muchos bienes que les concediste, en la espaciosa y pingüe tierra

que

les

diste,

no

te sirvieron,

no

se

convirtieron de sus malas obras; 3 * y hoy somos siervos en la tierra que diste a nuestros padres, para que comiesen sus frutos y sus bienes. 37 Ella multiplica sus productos para los reyes que has puesto sobre nosotros, por nuestros pecados, para que

nos dominasen y se enseñoreasen de nuestros cuerpos, de nuestras bestias, conforme a su voluntad, y estamos en gran angustia. 38 Por todo esto,

Renovación de 1

la alianza.

que firmaron con sus fueron (1): Nehemías, el gobernador, hijo de Acadías; Sedéelas, 2 Serafas, Azadas, Jeremías, 3 Pasjur, Amarías, Mala4 qufas, Jatus, Scbanfas, Maluc, 5 Janín, Mcremot, Obadías, * Daniel, Guinetón, Barue, 7 Mesulam, Abfas, Mianaím, 8 Maacías, Bilguíy Semblas.

1



Los

sellos,

l

Estos, sacerdotes. 9 Levitas: Josué, hijo de Azanías; Rinnf, de los hijos de Jenadad; Cadmiel 10 y sus hermanos; Sebamas, Odias, Quelita, Pelayas, Jonán, 11 Mica, Rejob, Jasabías, 12 Zacu, Serebfas, Sebanías, 13 Odias, Baní y

Beninu. 14 Cabezas del pueblo: Faros, Pajat Moab, Elam, Zatu, Baní. 15 Buní, Asgab, Babai, 18 Adonías, Bigvai, Adín, 17 Ater, Ezequías, Azur, 18 Odias, Jasum, Besai, 19 Josir, Abatot, Ne20 bai, Magpías, Mesulam, Jezir, 21 Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, 22 Pelatías, Janín, Ananias, 23 Hoscas, Asanfas, Jasub, 24 Lojes, Pilja, Sohec, 18 Rejuim, Jcsabna, Maaseas, 28 Ajfas, Janán, Anán, 27 Maluc, Jarim, Baana. 28 Y el resto del pueblo, los sacerdotes y los levitas, porteros y cantores, los nctineos y todos los que se habían apartado de los pueblos de la región volviendo a la ley de Dios, sus mujeres, sus hijos V sus hijas y todos cuantos tenían conocimiento y discreción, 29 se adhirieron a sus hermanos, sus príncipes, y convinieron en la protestación y el juramento de andar en la ley de Dios, que dió por mano de Moisés, su siervo,

y guardar y cumplir tos de juicios

los

mandamien-

Yave, nuestro Señor, y sus

y preceptos: 80 de no dar nuestras hijas a los pueblos de aquella tierra, ni tomar sus hijas para nues-

tros hijos: 81 de no comprar nada en día de sábado, en día santificado, de las mercaderías y comestibles que (i) Se renueva el pacto del Sinai por parte del pueblo, y la renovación la s-iscriben y sell.w por éste ochenta y -iis

padrea.

8

Cumplidos los catorce días de la boda, que Ragüel le había rogado que pasase con ellos, dijo Tobías a Ragüel: «Déjame partir, que mis padres habrán perdido ya la esperanza de volver a verme.» 9 Pero su suegro le respondió: «Quédate aquí, y yo enviaré un mensajero a tu padre para darle noticias de ti.» 10 Mas Tobías insistió: «Déjame ir a mi padre.» 11 Entrególe luego Ragüel su mujer, Sara, y la. mitad de la hasiervos, ganados y dinero; y al despedirlos, los bendijo, diciendo: «Que el Dios del cielo os dé feliz viaje, hijos míos, y que vea yo

cienda, 18

(i)

Como

Ana hace

en la partid?, la desconfianza de resaltar la f» y confianza de Tobfa».

Y

mala

vida.» 1

Al punto se puso Tobías en camino, bendiciendo a Dios, que le había dado tan feliz viaje, y hendi ciendo también a Ragüel y a Edna, su mujer. Así caminaron hasta llegar cerca de Nínive. 3 Entonces dijo Rafael a Tobías: «Bien te acordarás, hermano, de cómo hemos dejado a tu padre. 3 Vamos a adelantarnos nosotros a tu mujer, para prepararle. 4 Lleva contigo la hiél del pez.» Partieron ellos, siguiéndolos el perro. 5 Entretanto Ana, sentada, miraba hacia el camino, para ver si descubría a su hijo. 6 Cuando creyó verle venir, dijo al padre: «Mira, viene nuestro hijo, y con él su compañero. 7 Rafael dijo a Tobías: «Estoy seguro de que tu padre recobrará la

8 Untale los ojos con la hiél; escocerle se frotará, se desprenderán las cataratas, y verá.» 9 Ana, corriendo, se arrojó al cuello de su hijo, diciéndole: «¡Ya te veo, hijo míol ¡Ahora ya puedo morirla ambos lloraban. 10 Salió Tobit a la puerta y tropezó; pero el hijo corrió a él, 11 y cogiéndole, derramó la hiél sobre sus ojos, diciendo: «|Animo, pa-

vista. al

Y

dre!» 13 En cuanto le escocieron los ojos, se frotó, 13 y se desprendieron las escamas. Al ver a su hijo se arrojó a su cuello, 14 y llorando, dijo: «]Bendito tú, oh Dios, y bendito sea tu nombre,

y benditos también todos tus santos ángeles, 15 porque después de azotarme has tenido misericordia de mí, y veo a Tobías, mi hijo!» Entró su hijo contento, y refirió a su padre todas las maravillas que habían sucedido en Media. Salió Tobit a las puertas de Nínive, al encuentro de su nucía, contento y bendiciendo a Dios. Y cuantos le veían se maravillaban de verle andar sin lazarillo. 17 Tobías alababa delante de ellos u Dios, porque había tenido misericordia de él. Asi que llegó Tobit a Sara, su nuera, la bendijo, diciendo: «Rien venida Reas, hija

le

18

TOBÍAS mía. Bendito sea Dios, que te ha traído entre nosotros, y benditos sean tus padres.» Fué todo esto motivo de alegría para sus hermanos en Ninive. 18 Llagaron Akikar y Nasbes, su hermano, 19 y durante siete días se celebraron con regocijo las bodas de Tobías.

12,

13

buena obra, antes contigo estaba yo. 14 Por eso me envió Dios a curarte 16 Yo soy a ti, y a Sara, tu nuera. Rafael, uno de los siete santos ángeles, que presentamos las oraciones de los justos y tienen entrada ante la majestad del Santo.» 16 Los dos se quedaron turbados,

y cayeron 17sobre su La revelación del ángel. I I

cy



que

1

Llamó Tobit a Tobías y

dijo: «Mira, hijo has de dar a ese

mío,

el

le

salario

hombre que ha

ido contigo, y lo que conviene añadirle.» 2 «Padre, contestó él, no me parece mucho darle la mitad de lo que he traído; 3 pues me ha vuelto sano, curó a mi mujer, cobró el dinero, y a ti también te ha curado.» 4 Respondió el anciano: «Todo se lo merece.»

Y

5

la

llamando al ángel, le dijo: «Toma mitad de todo lo que habéis traído,

y vete en paz» (1). 6 Entonces, el ángel llamando a los dos aparte, les dijo: «Bendecid a Dios y glorificadle, ensalzadle, pregonad a todos los vivientes lo que ha hecho con vosotros, 7 pues bueno es bendecir a Dios y ensalzar su nombre, pregonando sus

No

canséis de confesarle. Habéis hecho el bien y nada malo 8 Buena es la oración con os pasará. obras.

os

rostro, llenos de

temor (1). El les dijo: «No temáis; la paz sea con vosotros. Bendecid a Dios siempre; pues no he venido por mi voluntad, sino por la de Dios, por lo que a él debéis bendecir siempre. 18 Todos los días me hacía ver de vosotros; no comía ni bebía, lo que vosotros veíais era una aparien19 Ahora alabad a Dios, que yo cia. me subo al que me envió y poned por escrito todo lo sucedido.» 20 Se levantaron, pero no le volvieron a ver. 21 Y confesaron las grandezas y maravillas de Dios y cómo el ángel se les había aparecido.

Cántico de alabanza. I

o

1

Y

Tobit, en un transporte de

* *' júbilo, escribió una oración, v dijo (2): «Bendito sea Dios, que vive por los '

siglos,

por todos los siglos permanece su el ayuno, y la limosna con la justicia. reino. 2 Porque Mejor es poco con la justicia (2) que El azota y se compadece, mucho con la iniquidad. Mejor es dar lleva al sepulcro y* saca de él. limosna que acumular tesoros; 9 pues Nadie hay que escape de su mano. 3 la limosna libra de la muerte y limConfesadle, hijos de Israel, ante pia de todo pecado. Los que practi- las naciones, can la misericordia y la justicia serán pues El nos dispersó entre ellas. 4 Pregonad aquí su majestad, colmados de felicidad, 10 mientras que los pecadores son enemigos de su ensalzadle ante todos los vivientes, propia dicha. 11 Nada os quiero oculque El es nuestro Señor y nuestro tar. Ya os lo he dicho: Bueno es guar- Dios, dar los secretos del rey, pero es gloEl nuestro Padre por los siglos de las rioso revelar obras de Dios. los siglos. 12 6 Cuando orabais tú y tu nuera, Nos azota por nuestras iniquiSara, yo presentaba ante el Santo dades, vuestras oraciones. Cuando enterray luego se compadece, y nos reunirá bas a los muertos, también yo te de las naciones en que nos ha dis13 asistía. Cuando sin pereza te levan- persado. tabas, y dejabas de comer para ir a sepultarlos, no se me ocultaba esa . (1) Según el sentir tradicional, nadie puede Es grande la generosidad de Tobías (1) El compañero de su hijo se lo merece todo; que lleve, pues, siquiera la mitad de lo que por él adquirieron. Hermosa perspectiva para los justos, (2) cuyas oraciones y buenas obras son presentadas por los ángeles a Dios, que generosamente los remunera.

ver a Dios sin morir y esto se extendía tamb án a la vista de los ángeles. Por eso padre e hijo se turban y temen, y el Angel los tranquiliza. En este cántico resaltan las esperanzas (2)

de todo buen israelita. El Señor en su justicia castiga los pecados de su pueblo, pero en su misericordia tendrá piedad de él, le volverá a la patria y hará resurgir a Jerusalén. centro del reino mesiánico

TOBÍAS, 14

|9(J

e Si os convertís a El de todo corazón y con toda vuestra alma, para practicar la verdad en su pre-

sencia,

entonces se volverá a vosotros,

y no os ocultará su 7 Contemplad ahora

rostro.

que ha hecho con nosotros, dadle gracias a boca llena, bendecid al Señor de la justicia, y ensalzad al Rey de los siglos. 8 Yo le confesaré en la tierra de lo

porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas será reedificada, con piedras preciosas sus muros, y con oro puro sus torres y sus almenas. 18 Y las plazas de Jerusalén serán pavimentadas de berilo y rubí y piedra de Ofir,

y todas sus

mi cautiverio y prpgonaré

su poder y su majestad al pueblo pecador. Convertios, pecadores, y practicad la justicia delante de El, quizá tenga misericordia de nosotros. 9

Yo

ensalzo a

mi Dios, Rey de

los

cielos,

mi alma

se regocijará en su gran-

Conclusión de

A

la historia.

Terminó Tobit su canto de alabanza. 2 Era de cincuenta y ocho años cuando perdió la vista, que recobró al cabo de ocho años. Haciendo limosnas, proseguía en temer al Señor Dios y en darle gracias. 3 Siendo ya muy viejo, llamó a su 1

1

hijo y a los hijos de éste,

deza. 10

calles dirán: jAleluya,

bendito sea Dios, que te ensalzó, por todos los siglos!»

Hablen todos y confiésenle en

Jerusalén. 11 Jerusalén, la ciudad del Santo. Por las obras de tus hijos te azotará,

pero de nuevo se compadecerá de hijos de los justos. ls Confiesa dignamente al Señor, y bendice al Rey de los siglos, para que de nuevo sea en ti edificado su tabernáculo con ale-

los

gría,

para que alegre en ti a los cautivos, y muestre en ti su amor hacia los

y

les

habló

así:

«Hijo, yo estoy ya muy viejo, y para partir de esta vida. Toma a tus hijos 4 y vete a la Media, pues estoy persuadido de que cuanto dijo el profeta Jonás sobre Nínive, se- cumplirá y será destruida. En la Media

habrá más paz hasta un determinado tiempo. Pasado éste, nuestros hermanos que moran en la tierra feliz serán dispersados. Jerusalén quedará desolada y la casa de Dios entregada

18

las llamas, durando la desolación hasta cierto tiempo; 8 pero otra vez Dios se compadecerá de ellos y los volverá a su tierra, y edificarán la casa, aunque no como la primera, hasta que se cumplan los tiempos. Después de esto volverán de la cautividad y edificarán a Jerusalén magníficamente, gloriosamente, como de ella han dicho los profetas. * Todas las naciones se convertirán de veras al temor del Señor Dios, y enterrarán sus ídolos. 7 Bendecirán todas las naciones al Señor, y su pueblo le dará gracias, y el Señor ensalzará a su pueblo, y se alegrarán todos los que aman al Señor Dios en verdad y en justicia, practicando la misericordia hacia sus hermanos. 8 «Vete, pues, hijo mío, de Nínive,

contemplando tu gloria v se regocijarán para siempre. Bendice, alma mía, al Dios grande

porque enteramente se cumplirá lo que dijo el profeta Jonás. * Pero tú guarda la ley y los preceptos, sé misericordioso y justo, y serás feliz. 10 Dame digna sepultura y a tu madre después conmigo, y no te quedes más en Nínive. Hijo mío, mira lo que

desdichados, por todas las generaciones y generaciones.

u

Pueblos numerosos vendrán de

lejos, al

nombre

del Señor, nuestro Dios,

trayendo ofrendas en sus manos, ofrendas para el Rey del cielo. Las generaciones de las generaciones exultarán en 14

ti.

Malditos todos los que te abo-

rrecen ,

y benditos para siempre todos que te aman. 15 Alégrate y salta de gozo por

los los

hijos de los justos,

que serán congregados, y

al

Señor

justos bendecirán. Dichosos los que te aman; en tu paz se alegrarán. Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes, pues en ti se alegrarán,

de

los

17

a

TOBÍAS, hizo Nadán a Akikar, que le había criado; cómo le llevó de la luz a las

14

mujer y todos sus hijos a Ecbataua, a casa de Ragüel, su suegro. 13 Tuvo

y cuan mal le pagó. Pero Dios Tobías una buena ancianidad y seAkikar, y aquél recibió su pultó a sus suegros honrosamente, merecido bajando a las tinieblas. heredando su hacienda y la de ToPor haber practicado la limosna, fué bit, su padre (1). 14 Murió en Ecbatana sacado del lazo de muerte, que le de Media, a la edad de ciento veinhabía puesto, mientras que Nadán tisiete años. 15 Antes de morir tuvo cayó en la trampa y pereció. 11 Ved, noticia de la ruina de Nínive, cuyos hijos, lo que hace la limosna, y cómo habitantes llevaron cautivos Nabucola justicia es salud.» donosor y Asuero, y se alegró de la Diciendo esto, dió su alma en el suerte de Nínive, antes de morir. lecho. Tenía ciento cincuenta y ocho años, y le dieron honrosa sepultura. (i) En Tobías se realiza la sentencia de ver 12 Cuando murió Ana, la sepultó con a sus hijos hasta la cuarta generación, muriendo su padre: y partió Tobías con su lleno de días.

tinieblas,

salvó

a

INTRODUCCION AL LIBRO DE JUDIT n ECI BE

el libro su nombre de la heroína que es el personaje principal de la El argumento sería un episodio importante de la historia de las naciones orientales, y principalmente del pueblo israelita. Un rey de Nínive, capital del imperio asirio, por nombre Nabucodonosor, siente ansias de ser reconocido, no sólo por soberano, sino también como dios, y por dios único de todos los pueblos. Para lograr su propósito empieza por dirigir un mensaje, que es a la vez ultimátum. Es el mensaje rechazado, y se viene entonces a los medios de fuerza. Lograda la victoria contra un cierto Arfacsad, rey de Media, el primer general de los ejércitos asirios, Holofernes, se pone al frente de ciento veinte mil infantes, doce mil caballos, mas un ejército numeroso de tropas auxiliares que se le van

* *-

obra.

agregando, con

el

encargo de someter

el resto

de las naciones a la obediencia

y culto de Nabucodonosor. Y, en efecto, la expedición, aunque geográficamente nada clara, procede con gran éxito hasta venir a enfrentarse con Irsael por el norte de la región de Samaría. Hacía poco que el pueblo de Dios había vuelto del cautiverio y había res-

taurado la ciudad de Jerusalén con su santuario y repoblado el resto de la La nación samaritana no parece existir. Vive el pueblo tranquilo, bujo el gobierno del sumo sacerdote .y de un senado de ancianos (gueraria), muy confiados en la prolección del Señor, por la fiel observancia de su alianza. El ataque, de los asirios se dirige contra la ciudad de Betulia ( Betilina ), que a pesar de los detalles que se dan en 4, 4-8, no se ha logrado identificar. Más de un mes resiste el asedio de tan poderoso ejército; hasta que Judit sale de la ciudad, engaña al generalísimo asirio y le da muerte, causando la dispersión de todas sus fuerzas. Los exégelas encuentran dificultades para encuadrar los episodios narrados

tierra.

194

JUDIT,

1

en este libro en la historia general de los pueblos orientales. Algunos los colocan en tiempos ne Asurbanípal, otros en los de Arlajerjes o en los de Epijanes. Tampoco están del todo conformes, aun los católicos, en determinar el género literario de este librilo; asunto que debe resolverse en conformidad con la luminosa doctrina expresada en la citada Encíclica de Pío XII, Divino Afilante Spiritu, empezando por resolver el problema critico de la conservación del texto primitivo.

En

conducta de Judit hay cosas que la moral cristiana no justifica. Santo recomiendan algunos en la Sagrada Escritura, no por la perfección de su virtud, sino por cierta índole virtuosa, es decir, por cirto afecto laudable, los que movía a ejercitar cosas ilícitas. Así es alabada Judit, no por haber mentido a Holofernes, sino por el afecto que a ello la indujo, es decir, el amor a su pueblo, por el cual se expuso al peligros (Sum. Theol. II, II, q. 110 a. 3 ad 3). Del autor del libro nada podemos afirmar, sino que era un judio, conocedor de las Escrituras, lleno de fe en los deslinos de su nación, devoto de la ley, que escribió en hebreo o arameo, hacia el fin del judaismo, un siglo o dos antes de Jesucristo. Se desconoce el texto original, y las versiones que nos quedan se dividen en dos grupos. Forman el primero los diversos códices de la versión griega, la antigua ítala y la versión siriaca, de la griega derivadas. El segundo grupo lo forma la versión de San Jerónimo, que tenemos en la Vulgata, de la cual dice el autor en su carta-prólogo: «Al hacer este trabajillo he traducido más bien sentido de sentido que de la palabra la palabra. He prescindido de las numerosas divergencias de los códices, dando en latín sólo aquello que del texto caldeo logré sacar en limpio." Resulta, pues, que la versión del santo Doctor está hecha de los textos árameos en la forma que él mismo dice. Para la nuestra hemos tomado por base el texto griego, publicado en la edición que Sixto V hizo de los LXX

Tomás

la

dice de ellas: «Se

(Cfr. Intr. Gral.)

JU

I

Mensaje de Nabucodonosor a las naciones y {]ucrr¡i contra Aríaesnd. * En aquellos días combatió Nabucodonosor contra Arfacsad en la

Arfacsad, rey de Ecbatana. 1 I

Era el año duodécimo del reinado de Nabucodonosor, que

reinó sobre los asirios en la gran ciudad de Ninive, en los días de Arfacsad, que reinó sobre los medos en Ecbatana, 3 a la que rodeó de un muro construido de piedras labradas,

gran planicie, esto es, en los confines de Ragáu. 8 Le habían salido al paso todos los habitantes de la montaña, todos los ribereños del Eufrates, del Tigris y del Hidaspes; y en la llanura de Arioc, el rey de los Elamitas y muchísimos pueblos se juntaron para hacer frente a los hijos de Jeleal,

de tres codos de ancho y

seis de largo, siendo la altura del muro de setenta codos y de cincuenta su anchura. 3 Levantó también torres en las puertas, hasta la altura de cien codos, y el ancho de sus cimientos era de sesenta codos. * Construyó sus puertas, que se levantaban hasta setenta codos, siendo su ancho de cuarenta, para dar paso a sus fuerzas poderosas y a la muchedumbre de sus infantes.

T

!

(caldeos). 7 Después mandó sus fuerzas Nabucodonosor, rey de los asirios, contra Pcrsia, contra todos los habitantes del Occidenlc, contra Cilicia, Damasco, el Líbano y el Antillbano, contra cuantos moran en la costa del mar, 8 contra los del Carmelo, contra

JUDIT, Galaad, Galilea la alta, contra la gran llanura de Esdrelón, * y los moradores de Samaria y sus ciudades, contra el otro lado del Jordán hasta Jerusalén, Betona, Quelos, Cades, contra el rio de Egipto, Tafnis, Rameses y toda la tierra de úuesen, 10 hasta por encima de Tafnis y de Menfis, y todo Egipto hasta los confines de Etiopía. 11 Despreciaron todos los moradores de la tierra el mensaje de Nabucodonosor, rey de los asirios, y se aprestaron para hacerle la guerra, porque no le temían, pues era a sus ojos como

un hombre cualquiera. 12 ¡Se irritó grandemente Nabucodonosor contra todas estas gentes, y juró por su trono y por su señorío que tomaría venganza de todos los confines de Cilicia y de Damasco y de Siria, y que aniquilaría con su espada a todos los moradores de Moab, y a los hijos de Ammón y a toda la Judca y a todos los que

moran en Egipto, hasta

los

confines

dos mares. 11 Había puesto en movimiento sus fuerzas contra el rey Arfacsad, en el año diecisiete; le venció en batalla campal y aniquiló todo el poder de Aríacsad, toda su caballería y todos sus carros, 12 y se apoderó de sus ciudades, llegando hasta Ecbatana, haciéndose dueño de sus torres y devastando sus calles y convirtiendo en oprobio toda su belleza. 13 Se apoderó de Arfacsad en las montañas de Ragáu, y le atravesó con sus propias armas y acabó con él. 14 Vuelto Nabucodonosor a Nínive con todo su ejército y con todos los que se le habían unido, muchedumbre incontable de guerreros, descansó allí y banqueteó con su ejército por espacio de ciento veinte días. de

los

Guerra contrallas naciones. 1 El año dieciocho, el veintidós del primer mes, corrió la voz en el palacio de Nabucodonosor, rey de los asirios, de que iba a tomar venganza de toda la tierra, como lo

.y



había dicho. 2 Llamó a todos sus ofitodos sus grandes, y confirió

ciales y a con. cilos

viendo

sus

secretos

planes, resol-

poner en ejecución toda la maldad que había proferido su boca contra la tierra. 3 fueron de parecer que se destruyese a cuantos no se sometieran a los decretos del rey. 4 Terminado el consejo, llamó Nabu-

i

j

¡

¡

19Ó

2

codonosor, rey de los asirios, a Holo" fernes, general de su ejército, que era el segundo después de él, y le dijo: 6 «Esto ordena el rey grande, el Señor de toda la tierra: En saliendo de mi presencia, tomarás contigo hombres que confíen en sus fuerzas; de infantes hasta ciento veinte mil, y caballos con sus jinetes, doce mil; 6 e invadirás toda la tierra del Occidente, por haber desobedecido la orden de mi boca. 7 Les intimarás que me preparen la tierra y el agua, porque en mi furor saldré contra ellos y cubriré toda la haz de la tierra con los pies de mis soldados, y se la entregaré al saqueo; 8 y sus heridos llenarán los barrancos y los torrentes, y el río se desbordará lleno de sus muertos; 9 y conduciré sus cautivos hasta los extremos confines de la tierra. 10 Empezarás por ocupar todo su territorio,

y como

se te rendirán,

me

los reser-

vas para el día de su castigo. 11 Mas para los rebeldes no haya perdón, sean entregados a la muerte, y al saqueo toda su tierra. 12 Por mi vida y por la fuerza de mi imperio, que cuanto dije lo ejecutan: por mi mano. No dejes de cumplir ni una palabra de tu señor, antes las ejecutarás exacta-

mente, según te

lo

ordeno y sin

di-

lación.» 13

Partió Holofernes de la presencia de su señor, y tomó consigo a todos los magnates, generales y capitanes del ejército asirio; 14 pasó revista a las tropas escogidas para la guerra, según le había ordenado su señor, hasta ciento veinte mil infantes y doce mil arqueros a caballo, y los ordenó como se ordena la muche-

dumbre guerrera. 15 Tomó, además, camellos, asnos y mulos, para la impedimenta, en cantidad muy grande; ovejas, bueyes y cabras, para su aprovisionamiento, y vituallas en cantidad para toda la gente, y asimismo mucho oro y plata del tesoro del rey. 16 Luego se puso en marcha con todo su ejército; y adelantándose al rey Nabucodonosor, cubrió toda la haz de la tierra, hacia el Occidente, con sus carros, jinetes e infantes escogidos, y una abigarrada muchedum-

como la langosta, incontable como polvo de la tierra, que se les agregó. Partieron de Nínive, caminando durante tres días por la llanura de Bectelet y asentó su campamento, desde Bectelet hasta cerca de la montaña, a la derecha de la Cilicia superior. bre

el

17

JUDIT. 18

Y

tomando todo su

ejército,

sus

infantes, sus jinetes y sus carros, partió de allí en dirección a la mon19 Rompió por Put y Lud, devastó a los hijos de Rarses y a los de Ismael, que habitan los linderos del desierto, hacia el mediodía de los Quelos. 20 Pasó el Eufrates; y atravesando la Mesopotamia, tomó por asalto todas las ciudades fuertes del torrente Abrona, hasta el mar. 21 Se apoderó de todo el territorio de Cilicia, derrotando a cuantos se le opusieron, y llegó hasta los confines de Jafct, por la parte del mediodía, enfrente de la Arabia. 22 Cercó a todos los hijos de Madián, dió al fuego sus tiendas y saqueó sus apriscos. 23 Descendió luego al territorio de Damasco, en los días de la recolección del trigo, incendió todos los campos, destruyó sus rebaños y vacadas, saqueó sus ciudades, asoló sus campiñas, e hirió toda su juventud al filo de la espada. 24 'temor y temblor se apoderó de toda la costa, de los moradores de Sidón y de Tiro, y de los habitantes de Acco. Los habitantes de Azoto y Ascalón se* llenaron asimismo de miedo.

taña.

Y le enviaron rrtensaj sros con propuestas de paz, diciendo: «Mira, nosotros somos siervos del rey grande Nabucodonosor, nos postramos en tu presencia, para que hagas con nosotros según tu arbitrio (I). 2 Nuestras majadas y todos nuestros trigales, nuestros rebaños y vacadas, y los apriscos de nuestros ganados, todo está a tu disposición, dispon de lodo según te plaza. 3 Y nuestras ciudades con sus moradores, siervos tuyos son; Ven y haz con ellos como bien te pareza.» 4 Llegados los hombres a Holofernes, le hablaron en esta forma. 6 Descendió él con su ejército a la costa y puso guarniciones en las ciudades fuertes, y de ellas enroló en su ejército gente cscog da. • Toda la región le recibió con coronas, danzas 7 Devastó todo su terriy panderos. torio v taló sus bosques sagrados, y todos los dioses de destruir ordenó aquella tierra, para que sólo a Nabucodonosor adorasen todas las nacio„

1

.)

El autor hace resaltar el temor y el ser(i) vilismo de los pueblos gentiles, que a todo se acomodan en contraposición a Israel, que, confiado en su Dios, resiste hasta lograr la humillación del invasor.

4

3,

y le invocaran como a dios toda» lenguas y todas las tribus. 8 Llegado al llano de Esdrelón, cerca de Dotan, frente a la gran llanura de Judá, asentó su campo entre Gaba

nes, las

y Escitópolis, donde permaneció un mes esperando toda la impedimenta de su ejército.

Llega

la

guerra a Judá.

1

Asi que los hijos de Israel que • •I moraban en Judá oyeron todo cuanto había hecho a los gentiles Holofernes, general en jefe del ejército de Nabucodonosor, rey de los asirios, y cóirn había saqueado todos los templos y los había destruido, 2 sintieron grandísimo miedo y se turbaron por Jerusalén y por el templo del Señor, su Dios ( 1); 3 pues recientemente habían subido de la cautividad, y hacía poco que se había reunido todo el pueblo de Judea, y el mobiliario y el altar y la casa habían sido santificados después de su profanación. 4 Enviaron, pues, a toda la región de Samaría, y sus aldeas, Betorón, Belmaisi, Jericó, Joba, Aisora y el valle de Solum: 6 y ocuparon todas las cimas

de

los

montes

altos

y amurallaron

sus aldeas, y se aprovisionaron de vituallas en previsión de la guerra, pues

recientemente habían recogido la cosecha de sus campos. * Escribió Joaquim, que por aquellos días era sumo sacerdote en Jerusalén, a los moradores de Betulia y de Bct-Orrestaim, enfrente de Esdrelón, ante la llanura que está junto a Doraitn, 7 diciéndolcs que resistiesen en las subidas de la montaña, pues por ellas era el acceso a Judea, y como éste era estrecho, sería fácil aím a sólo dos hombres impedir el paso a

que llegaban.

los

8

Ejecutaron

los

hijos de Israel las órdenes de Joaquim, el sumo sacerdote, y del senado de todo el pueblo de Israel, que tenía su

asiento en Jerusalén. • Todos los hijos de Tsrael clamaron con gran instancia a Dios y se humi10 ellos, sus llaron con gran fervor; mujeres y sus hijos, todos los extran-

jeros o jornaleros, y sus esclavos, vistiéronse de saco. 11 Todos los israelitas, pero no tanto por el Santuario de Dios, que acababan de levantar, y por el culto divino que hacia poco hablan restaurado. (i)

si,

También

cuanto por

la

Israel teme,

Ciudad Santa y

JUDIT mujeres y los niños, los moradode Jerusalén, se postraron ante el santuario, cubrieron de ceniza sus cabezas, mostraron sus sacos ante el Señor, y revistieron de saco el altar. M Todos a una clamaron al Dios de Israel, pidiéndole con ardor que no entregase al saqueo sus hijos, ni diese sus mujeres en botín, ni las ciudades de su heredad a la destrucción, ni el santuario a la profanación y el oprolas

res

bio, regocijando a los gentiles (1). 13 Escuchó el Señor sus clamores y miró su aflicción. Ayunaba el pueblo todos los días en Judea y en

santuario del Señor Joaquim, sumo sacerlos sacerdotes que asispresencia del Señor y le

Jerusalén, ante

Omnipotente. dote, y todos

el

14

tían en la servían, ceñían de saco su cintura al ofrecer el holocausto perpetuo y los votos y las ofrendas del pueblo, 16 y echaban ce liza sobre sus tiaras, y

,

497

5

verdad acerca del pueblo que habita estas montañas próximas a donde tú estás, que no saldrá mentira de la boca de tu siervo. 4 Este pueblo es originario de Caldea. 5 Habitaron primero en la Mesopolamia; y por no seguir a los dioses de 6sus la padres, que vivían en la Caldea, abandonaron y dejaron su culto para adorar al dios del ciclo, el dios que se les había dado a conocer. Los padres los arrojaron de la presencia de sus dioses, y ellos huyeron a Mcsopotamia, donde habitaron muchos días. 7 Les dijo su dios que salieran de sus moradas, y se encaminaran a la tierra de Canán, donde peregrinaron, enriqueciéndose de oro 8 Bajaron y plata y muchos rebaños. a Egipto, porque el hambre había invadido la tierra de Canán, y se instalaron allí, donde hallaron alimen-

te dirá la

multiplicándose hasta hacerse incontable su número. 9 Pero se levantó contra ellos un rey de Egipto, que los oprimió con trabajos de hacer ladrillos, y los humillaba, convirtiéndolos en esclavos. 10 Clamando Actitud de Holofcrncs ante la a su dios, hirió éste toda la tierra resistencia de Israel. de Egipto con plagas, para las cuales 1 Llegó a noticias de Holofernes, no había cura, hasta que los arro5 generalísimo del ejercito asirio, jaron los egipcios de su presencia. que los hijos de Israel se preparaban 11 Secó su dios el Mar Rojo delante para la guerra; que habían cerrado de ellos, 12 y los encaminó al Sinaí las entradas de las montañas, fortifi- y a Cadesbarne; y arrojando a todos cando todas las cumbres de los mon- jos que moraban en el desierto, 13 hates altos, y colocando barreras en el bitaron en la tierra de los amorreos, llano. 2 Montando en cólera, llamó a y con su poder aniquilaron a todos todos los príncipes de Moab, a los los habitantes de Hcscbón. Atravecapitanes de Ammón y a todos los saron luego el Jordán y se posesiosátrapas de la corte, y les habló en naron de la montaña; 14 hicieron huir estos términos (2): «Decidme, hijos de delante de ellos a los cananeos, a los Canaan, ¿qué pueblo es ése que mora fereceos, a los jebuseos, a los siquelas ¿Qué ciudades hamontañas? en mitas y a todos los giergueseos, y bitan? ¿Cuál es el número de sus sol- habitaron en esta tierra mucho tiemdados? ¿En qué está su fuerza y su po. 15 Todo les fué bien mientras poder? ¿A quién tienen por rey y no pecaron contra su dios, porque jefe de su ejército? ¿Por qué desdeñan éste, que aborrece la injusticia, estaba venir a mi encuentro, a diferencia de con ellos. 16 Pero cuando se apartaron todos los moradores del Occidente?» del camino que les había señalado, luego fueron destruidos con muchas guerras, y llevados cautivos a tierra Discurso de Aquior. extraña, y el templo de su dios con3 Le contestó Aquior, jefe de los vertido en ruinas, y sus ciudades ocuhijos de Ammón: «Escuche mi señor padas por los enemigos. 17 Ahora, que una palabra de boca de tu siervo, y se han convertido a su dios, han subido de la región en donde estuvieron (i) Ante el peligro que les amenazi, su redispersos, y se apoderaron de Jerucurso es a Dios, a quien todos oran haciendo salén donde está su santuario, y se penitencia. montaña, que esLa actitud del caudillo enemigo se ajusta establecieron en la (a) taba despoblada. 18 Ahora, pues, duea la de su representado y su orgullo al del soberano que le envía. ño y señor: ¿Hay escándalo en este

clamaban

al

Señor con

todas

to,

sus

fuerzas, pidiendo que se dignase visitar a toda la casa de Israel.



JUDIT. pueblo? Si hay en él alguna culpa o pecado contra su dios, entonces subamos, que los derrotaremos. 19 Pero si no hubiese en ellos iniquidad, pase de largo mi señor, porque su dios los protegerá y será con ellos, y vendremos a ser objeto de oprobio ante toda la tierra» (1). 20 Y así que acabó Aquior de pronunciar estas palabras, todo el pueblo, que estaba en torno de la tienda, rompió en murmullos de reprobación. Los magnates de Holofernes y todos los moradores de la corte y de la región de Moab, pidieron que Aquior fuese descuartizado. 21 Porque nunca temeremos, decían, nada de los hijos

de Israel. Es un pueblo sin ejército, sin fuerza para sostener una lucha dura. 22 Subamos, pues, y serán pasto de todo tu ejército, señor Holofernes.

Fruto inmediato del discurso de Aquior.

En cuanto

cesó el tumulto de gentes que rodeaban al consejo, dijo Holofernes, general en jefe del ejército asirio, a Aquior, y a los moabitas, en presencia de todo el pueblo extranjero: "¿Quién eres tú, Aquior, y vosotros, mercenarios de Efrafm, para profetizar como lo habéis hecho hoy, diciendo que no luchemos contra la nación israelita porque la proteje su Dios? 2 ¿Qué dios hay, si no es Nabucodonosor? 3 Este ha enviado su ejército y los borrará de la haz de la tierra, sin que su dios pueda librarlos; ante vosotros, siervos de Nabucodonosor, los aplastaremos como a un solo hombre, y no podrán resistir el empuje de nuestra caballería. 4 Con ella inundaremos su tierra y bañaremos en sangre sus montañas y llenaremos de cadáveres sus 1

6

las

valles,

y no podrán mantenerse en

pie delante de nosotros, y todos enteramente perecerán, dice Nabucodo-

nosor, señor de toda la tierra, y sus palabras no quedarán sin cumplimiento. 6 Pero tú, Aquior, mercenario de Ammón, que tales discursos has

Este relato de Aquior, además de resu(i) mir la historia de Israel, pone de relieve una ley que en la historia sagrada hagiógrafos y profetas enseñan: que Dios es el refugio de Israel y que nada tiene éste que temer mientras se mantenga fiel a Yave.

6

tenido en. este día de tu insensatez,

no volverás a ver mi rostro hasta que yo no haya castigado a esa nación de huidos de Egipto. 6 Cuando yo vuelva, atravesará tu cuerpo el hierro de mi ejército, y la muchedumbre de mis lanceros tu costado, y caerás bañado en tu sangre. 7 Mis siervos te llevarán a la montaña, y

pondrán en una de las ciudades la subida, 8 y no perecerás hasta que con ellos seas aniquilado. 8 Ya que tan firme esperanza tienes de que no sean conquistados, no se abata tu rostro. De cuanto he dicho, ni una te

de

palabra caerá en el vacío.» 10 Luego ordenó Holofernes a los siervos que estaban a su lado en la tienda, que tomasen a Aquior y le llevaran a Betulia, entregándole a los israelitas. 11 Cogiéronle los siervos de Holofernes y le condujeron fuera del campamento, que estaba en el llano, le llevaron del llano a la montaña, a las fuentes que están situadas por debajo de Betulia. 12 En cuanto los de la ciudad los vieron, tomaron sus armas y salieron a la cima del monte. Los honderos se mantuvieron en sus puestos y arrojaron piedras sobre los

y

asirios. 13 Pero ellos, los repliegues de la

ocultándose en

montaña, amarraron a Aquior y le abandonaron a raíz del monte, volviéndose a su amo. 14 Bajaron de la ciudad los hijos de Israel, dieron con él y le desataron, y llevándole a Betulia, le entregaron a los jefes de la c udad. 15 Eran éstos en aquellos días Ocias, hijo de Mica, de la tribu de Simeón, Abris, hijo de Otonicl, y Carmis, hijo de Malquiel; 16 los cuales convocaron luego a los ancianos de la ciudad. Todos los jóvenes y las mujeres concurrieron también a la asamblea, y puesto Aquior en medio del pueblo, le interrogó Ocias acerca lo sucedido. 17 Dióles cuenta él de los discursos habidos en la sesión de Holofernes, y de lo que había dicho a los principes asirios, v de las insolencias proferidas por Holofernes contra los is18 Postrándose en tierra el pueblo, clamaron a Dios, diciendo: " «Señor, Dios del cielo; mira el orgullo de esos y apiádate de nuestro linaje humillado, y pon hoy los ojos en el rostro de tus santificados.» 20 Consolaron a Aquior y le alabaron grandemente. 21 Ocias le sacó de la asamblea y le condujo a su casa, donde le dió un banquete, al que

raelitas.

JUDIT, invitó a todos los ancianos (1). Toda aquella noche estuvieron invocando el auxilio del Dios de Israel.

Los asirios, sobre Betulia.

^

1

Al día siguiente dió orden Holofernes a todo su ejército y a las tropas auxiliares, de prepararse para atacar a Betulia, ocupando las subi*

I

das de los montes y haciendo ya la guerra contra los hijos de Tsrael. 2 Entonces se dispusieron todos sus hombres de armas y la masa de sus guerreros, en número de ciento setenta mil infantes y doce mil jinetes, fuera de la impedimenta y de la muchedumbre de los hombres que iban con ella, que era muy grande. 3 Acamparon en el valle junto a Betulia, cerca de la fuente, y se desplegaron a lo ancho, hasta Dotain, Belmain, y a lo largo desde Betulia hasta Ciarnon, que está enfrente de Esdrelón. 4 Cuando los israelitas vieron tanta muchedumbre, quedaron consterna-

y unos a otros se dijeron: «Ahora que van a devorar éstos toda la haz de la tierra, y ni los altos mondos, si

tes,

ni

los

valles,

ni

los

collados,

podrán soportar su peso.» 8 Y tomando cada uno sus armas, encendieron hogüeras sobre las torres y permanecieron guardándolas toda aquella

j

I

I

1

'

I



noche. 6 Al dia siguiente, hizo desfilar Holofernes toda su caballería a la vista de los israelitas que estaban en Betulia; 7 examinó las subidas de la ciudad y recorrió las fuentes de sus aguas, apoderándose de ellas y estableciendo puestos de guardia, para volverse luego a su gente. 8 Entonces se acercaron a él los príncipes de Esaú, los jefes de Moab y los capitanes de la Corte, diciéndole: 9 «Escuche nuestro señor una palabra, si quieres que no sufra quebranto tu ejército. 10 Este pueblo de los israelitas no confía en sus lanzas, sino en las alturas de los montes en que habitan; y en efecto, no es fácil dominar las cimas de sus montes. 11

Ahora bien, señor; no luches contra como se lucha en batalla campal, y evitarás que caiga ni un solo ellos

guerrero.

12

Quédale tú en

el

cam-

El relato de Aquior a los sitiados acre(i) cienta en éstos la fe y confianza en Dios. ¿Cómo

desconfiar ellos cuando tal seguridad?

un extraño mostraba

4Í9

7

pamento, y ten en guardia a todo tu ejército; pero haz que tus siervos se apoderen de las fuentes de agua que brotan a raíz del monte, 13 porque de ella se abastecen todos los moradores de Betulia. La sed los matará,

y acabarán por entregarte la ciudad, mientras que nosotros y nuestro pueblo subimos a las cimas de los montes próximos y acampamos en ellas, para guardarlas e impedir que salga de ciudad hombre alguno. 14 Así el los consumirá a ellos, a sus mujeres y a sus hijos; y antes que los alcance la espada, quedarán tendidos en las calles de su propia ciudad, 15 dándoles tú el merecido, por su malvada conducta de no haber salido a tu encuentro en son de paz.» la

hambre

El asedio de Betulia. 16

Fueron bien recibidas por Holoy todos sus siervos estas palay al punto ordenó ejecutar cuanto se había dicho. 11 Los hijos de Ammón levantaron el campo, y con ellos cincuenta mil asirios, que acamparon en el valle y ocuparon las aguas y los manantiales de agua

fernes bras,

de los israelitas. 18 Subieron los hijos de Esaú y los de Ammón, y acamparon en la montaña frente a Dotain. Pusieron luego una división hacia el mediodía, hacia el este, contra Cesebel, que cae «rea de Huri, sobre el torrente de Macmar, y el resto del ejército asirio acampó en el llano, cubriendo toda la haz de la tierra. Las tiendas y la impedimenta se extendían en inmensa muchedumbre, con todas sus gentes, que eran en extremo numerosas. 19 Los hijos de Israel clamaron al Señor, su Dios, pues perdieron el ánimo al verse cercados por sus enemigos, sin posible escape. 20 El campo de los asirios, su infantería, sus carros

y

su caballería, los tuvie-

ron cercados por espacio de treinta y cuatro días; de manera que a los habitantes de Betulia se les agotaron todas las aguas, 21 quedaron vacías las cisternas, sin que tuvieran para beber a saciedad un día, y el agua se les distribuía con medida. 22 Desmayaban las mujeres y los niños, los jóvenes desfallecían de sed, y caían sin fuerza en las calles de la ciudad y en los pasos de las puertas. 23 Se amotinó todo el pueblo contra Ocias y contra los jefes de la ciudad,

JÜDIT, jóvenes, mujeres, y niños, y clamaron a grandes voces contra todos los ancianos, diciendo: 84 «Sea Dios juez entre nosotros y vosotros, por haber-

nos sometido a tamaña injusticia, no proponiendo tratos de paz a los asirios. 25 Ahora ya no hay para nosotros auxilio, y Dios nos ha entregado en sus manos, para que ante ellos caigamos de sed y suframos completa ruina. 28 Ahora, pues, llamadlos, y entregad la ciudad al saqueo de las gentes de Holofernes y de todo su ejército. 27 Más ventajoso nos será entregarnos a ellos, porque siquiera, siendo siervos suyos, viviremos, y no veremos con nuestros ojos la muerte de nuestros niños, y consumidas nuestras mujeres y nuestros hijos. 28 Os conjuramos por el cielo y la tierra, por nuestro Dios y Señor de nuestros padres, que nos castiga según nuestros pecados y según las transgresiones de nuestros padres, que desistáis.» 29 Se produjo un gran llanto en medio de la asamblea, y todos a una clamaron a grandes voces al Señor, Dios (1). 30 Díjoles Ocias: «Tened ánimo, hermanos, esperemos cinco días, en los

cuales volverá sobre nosotros su misericordia el Señor, nuestro Dios,

que no nos abandonará hasta el fin. Si pasados estos días no nos viniera ningún auxilio, yo haré lo que pedís.» Despidió al pueblo, y se fué cada uno a su puesto, a los muros y a las torres de la ciudad, y a las mujeres y a los niños los mandó a sus casas. Grande era el abatimiento que dominaba en la ciudad. 81

Judit.

Q

Entonces lo supo Judit, hija de Merarí, lujo de Ox, hijo de José, hijo de Ocie!, hijo de Helcías, hijo de Elín, hijo de Quelcías, hijo de Eliab, hijo de Natanael, hijo de Salamiel, hijo de Saresadai, hijo de Israel. 2 Su marido, Manasés, era de su misma tribu y familia, y había muerto en los días de la siega de la cebada. 3 Hallándose con los atadores de haces en el campo, cogió una insolación y cayó en el lecho, y murió en Bctulia, su ciudad. Diéronlc sepul1

(j)

Este incidente,

al

mismo tiempo que

muestra el aprieto del pueblo, manifiesta la fe de ludit y la oportunidad del auxilio divino.

8

tura en la de sus padres, en el campo que hay entre Dotaim y Belaman. 4 Vivía en su casa Judit, guardando su viudez hacía tres años y cuatro meses. 6 Habíase hecho un cobertizo en el terrado de la casa, y llevaba saco a la cintura debajo de los vestidos de su viudez (l). 8 Ayunaba todos los días, fuera de los sábados, novilunios, las solemnidades y días de regocijo de la casa de Israel. 7 Era bella de formas y de muy agraciada presencia. Su marido, Manasés, la había dejado oro y plata, siervos

ganados y campos, que por sí administraba. 8 Nadie podía decir de ella una palabra mala, porque era muy temerosa de Dios. 9 Llegaron a los oídos de Judit las desatinadas palabras que el pueblo había dirigido al jefe; vió cuán abatidos estaban por la escasez del agua, y supo asimismo la respuesta de Ocias, jurando entregar la ciudad a los asirios pasados cinco días.

y

siervas,

ella

10

Envió a su sierva, la que tenía puesta sobre todos sus bienes, e hizo llamar a los ancianos de la ciudad, Ocias, Cabrín y Carmín, 11 y cuando llegaron les dijo:

«Escuchadme, príncipes de la ciudad de Bctulia: No es acertado lo que hoy habéis dicho al pueblo, como tampoco el juramento que habéis interpuesto entre Dios y vosotros, diciendo que entregaríais la ciudad a vuestros enemigos, si en esos días no viniere el Señor en vuestro auxi14 ¿Quiénes sois vosotros para lio. tentar a Dios, los que estáis constituidos en lugar de Dios, en medio de los hijos de los hombres? 13 ¿Al Dios Omnipotente pretendéis poner a prueba? ¿No acabáis de aprender? 14 Si no podéis sondear la profundidad del corazón humano, ni comprender sus pensamientos, ¿cómo vais a escudriñar a Dios, el Creador de todas las cosas, a penetrar su mente y comprender sus pensamientos? De ningún modo, hermanos, irritéis al Señor, Dios nuestro; 15 que si no quisiere ayudarnos en los cinco, días, poder tiene para protegernos en el día que quisiere, o para destruirnos en presencia de nuestros enemigos. 18 No pretendáis hacer fuerza a los conse(i) Judit es el tipo de la piedad israelita, semejante a aquella viuda que San Lucas nos muestra sirviendo al Señor en el templo en oración y ayuno desde su temprana viudez.

JUDIT, jos es

del

Señor Dios nuestro, que no

como un hombre que se mueve con amenazas, ni como un que se rinde. 17 Por hombre hijo del Dios

tanto, esperando la salud, clamemos a El que nos socorra. Si fuese su bene18 Porque plácito, oirá nuestra voz. no hay en nuestra generación, ni se conoce eu nuestros días tribu, ni familia, ni región, ni ciudad, que adore dioses fabricados, como sucedía en 19 por causa los tiempos antiguos, de los cuales fueron entregados nuestros padres a la espada y al saqueo y cayeron con gran20 estrago delante Pero nosotros de sus enemigos. no conocemos otro Dios fuera de él,

donde esperamos que no nos desatenderá, ni a nosotros ni a ninguno de nuestro linaje. 21 Considerad que si nosotros fuéramos tomados, también Judca será destruida y nuestro santuario saqueado, y entonces Dios nos pedirla cuenta de su profanación. 22 Y la matanza de nuestros hermanos, y el cautiverio de la tierra y la desolación de nuestra heredad, la haría el Señor recaer sobre nuestras cabezas en medio de las naciones a quienes sirviéramos, siendo escándalo y ludibrio a los ojos de nuestros dueños. 23 Ni sería nuestra servidumbre para nuestro bien: antes en nuestra deshonra la volvería 24 Y ahora, el Señor, Dios nuestro. hermanos, mostremos a nuestros conciudadanos que de nosotros pende no sólo nuestra vista, sino que el santuario, el templo y el aliar sobre nosotros se apoyan. 25 Demos gracias al Señor, nuestro Dios, que nos prueba, igual que a nuestros padres. 26 Recordad cuanto hizo con Abraham, cómo probó a Isac, y qué cosas sucedieron a Jacob en Mcsopotamia de Siria, cuando apacentaba las ovejas de Labán, su tío. 27 Pues así como a aquéllos no los pasó por el crisol sino para examinar su corazón, así también a nosotros nos azota, no para castigo, sino para amonestación de los que le servimos» (1). 28 Ocias le respondió: «Todo cuanto has dicho es salido de un buen corazón, y no hay quien a tus palabras por

Este discurso de Judit a los jefes del pueblo muestra la grandeza de su fe y el alto concepto que tiene del soberano poder de Dios, que sin duda cumplirá sus promesas, pero que es libre para elegir el tiempo y el modo de cumplirlas. Si tarda es que quiere probarnos, pero no dejará de venir en nuestro auxilio.

501

9

pueda oponer nada. 29 No es hoy cuando tu sabiduría se descubre; desde ció

principio de tus días conotu inteligencia y tu corazón. 30 Pero es mucho lo el

el

pueblo

buen que el pueblo padece por esto nos obligó a hablar

la

sed,

y

como habla-

y a hacer el juramento que quebrantaremos. 31 Ruega por nosotros, tú que eres mujer piadosa, y el Señor enviará lluvia que llene nuestras cisternas, para que no pemos,

no

rezcamos.» Díjoles Judit: «Escuchadme: Yo realizar una hazaña

32

me propongo

se recordará de generación en generación entre los hijos de nuestra raza. 33 Vosotros estaos esta noche a la puerta: yo saldré con mi sierva, y en los días que pusisteis por término para entregar la ciudad a vuestros enemigos, visitará el Señor a Israel por mi mano. 34 No tratéis de averiguar mis planes, que no os los manifestaré mientras no haya dado re-

que

mate

a lo que

Y

35

me propongo

ejecutar.'

contestaron Ocias y los jefes: «Vete en paz, y que el Señor vaya delante de ti, para que nos vengues de nuestros enemigos.» 36 Y le

saliendo del cobertizo, se fueron.

Oración de Judit.

Q

1

Judit, postrándose rostro a tieechó ceniza sobre su cabeza cilicio que llevaba el y ceñido. Era precisamente la hora en que se ofrecía en Jerusalén, en la casa de Dios, el incienso de la tarde, cuando clamó Judit con gran voz al Señor, diciendo (1): 2 «Señor, Dios de mi padre Simeón, en cuya mano pusiste una espada para tomar venganza de los extranjeros que habían violado a una doncella para su deshonra, poniendo al descubierto sus muslos para su vergüenza, y profanando su seno para su oprobio. 3 Contra lo que tú tenías rra,

descubrió

mandado ellos,

que se hiciese obraron y por eso entregaste sus prína la muerte, y su lecho, testigo

cipes de sus engaños, lo cubriste de sangre;

(i)

(i) La oración se inspira en los mismos sentimientos antes expresados a los jefes del pueblo. Algo de extraño tiene la súplica pidiendo eficacia para los medios que se propone emplear. Véase lo dicho en la introducción, según la doctrina de Santo Tomás.

502

JUDIT,

10

campo

heriste a los siervos con sus príncipes, y a éstos sobre su trono. 4 Diste sus mujeres en presa y sus hijos al

Sale Judit para

cautiverio, y todos sus bienes en reparto a tus hijos predilectos, que se abrasaban en celo por ti, abominaban la impureza de la sangre de aquéllos y te invocaron en su auxilio. Dios, Dios mío, escucha a esta pobre viuda. 5 Tú, en efecto, ejecutas las hazañas, las antiguas, las siguientes, las de ahora, las que vendrán después; tú planeaste lo que estaba por venir, y sucedía como tú lo habías decretado, y se presentaba a ti, diciendo: Heme aquí. Pues todos tus caminos están dispuestos y previstos tus juicios. 6 Mira que los asirios tienen un ejército poderoso, se engríen de sus caballos y jinetes, se enorgullecen de la fuerza de sus infantes, tienen puesta su confianza en sus broqueles, en sus lanzas, en sus arcos y en sus hondas y no saben que tú eres el Señor que decide las batallas,

al Dios de Israel y acabó todo se levantó de su postración, y llamando a la esclava, bajó a la casa en que solía morar los sába-

cuyo nombre es Yave.

7

Quebranta

su fuerza con tu poder, pulveriza su fuerza con tu ira; porque han resuelto violar tu santuario, profanar el tabernáculo en que se posa tu glorioso nombre, y derribar con el hierro 8 Pon los los cuernos de tu altar. ojos en su soberbia, descarga tu cólera sobre su cabeza, dame a mí, pobre viuda, fuerza para ejecutar lo

que he premeditado. 9 Hiere con la seducción de mis labios al siervo con el príncipe, y al príncipe con el siervo, y quebranta su orgullo por mano de una mujer. 10 Que no está tu poder -

en

la

muchedumbre,

ni en los valien-

el Dios de los humildes, el amparo de los pequeños, el defensor de los débiles, el refugio de los desamparados y el salvador de los que no tienen esperanza. 11 Sí, sí, Dios de mis padres, y Dios de la heredad de Israel, Señor de los cielos y de la tierra, Creador de las aguas, Rey de toda la creación; escucha mi plegaria 12 y dame una palabra seductora, que cause heridas y cardenales en aquellos que han resuelto crueldades contra tu alianza, contra tu santa casa, contra el monte de Sión, contra la casa que es posesión de tus hijos. 13 Haz que todo tu pueblo y cada una de sus tribus reconozca y sepa que tú eres el Dios de toda fortaleza y poder, y que no hay otro fuera de ti que proteja al linaje de Israel.»

tes

tu fuerza; antes eres tú

1

-4

f\ 1"

el

Una vez que

asirio.

cesó de clamar

esto,

dos y las festividades. 2 Se quitó el saco que llevaba ceñido y se despojó de los vestidos de viudez; bañó en agua su cuerpo, se ungió con ungüentos, aderezó los cabellos de su cabeza, púsose encima la mitra, se vistió el traje de fiesta con que se adornaba cuando vivía su marido

Manasés, calzóse

las sandalias, se puso los brazaletes, ajorcas, anillos y are-

y todas sus joyas, y quedó tan ataviada, que seducía los ojos de

tes

cuantos hombres

la

miraban.

3

En-

tregó a su sierva una bota de vino y un frasco de aceite, llenó una alforja de panes de cebada, de tortas de higos y de panes limpios, envolviéndolo todo en paquetes, y se lo puso a la esclava a las espaldas. 4 Al salir por la puerta de la ciudad de Betulia, encontró al prefecto de la ciudad, Ocias, y a los ancianos

Cabrín y Carmín; 5 los cuales, al verla y notar su rostro mudado y sus ricos vestidos, quedaron sobremanera maravillados de su belleza, y le dije9 «Dios, el Dios de nuestros padres, te dé gracia y lleve al cabo tus proyectos para gloria de Israel y exaltación de Jerusalén.» Y adoraron a Dios. 7 Ella les dijo: «Ordenad que se abran las puertas de la ciudad, y saldré a realizar lo que con vosotros he hablado.» Y ordenaron a los jóvenes que le abriesen las puertas, como ella había dicho. 8 Hiciéronlo asi, y Judit salió, seguida de su sierva. La gente de la ciudad la estuvo mirando, hasta que bajando el monte atravesó el vallo y la perdieron de

ron:

vista. 9

Siguiendo

la

dirección del valle,

caminaron hasta que les salió al paso uña avanzada de los asirios, lu que la cogieron y le preguntaron: «¿Quién eres tú y de dónde vienes a dónde vasí» A lo que ella cony testó: «Soy una hija de los hebreos, que voy huyendo de su presencia, porque están a punto de seros dados en presa. 11 Voy a presentarme a Holofcrncs, general en jefe de vuesejército, para comunicarle noticias verdaderas; quiero indicarte el tro

JUDIT,

11

camino por donde puede subir y dominar toda la montaña, sin que perezca ni uno solo de sus hombres.» 12 Cuando oyeron tales palabras y contemplaron su rostro, que les pareció maravilloso por su extraordinaria belleza, le dijeron: 13 «Has salvado tu vida, apresurándote a bajar

4 Nadie se atreverá a ofenderte, antes todos te harán bien, como se hace a los siervos de mi señor, el rey

nuestro señor; ve, pues, a su tienque de los nuestros te acompañarán hasta entregarte a él. 14 Cuando estés en su presencia, no temas, comunícale esas noticias y serás bien tratada.» 15 Escogieron de ellos cien

verdad. 0 Si sigues las indicaciones de tu esclava, seguramente que Dios acabará por ti el negocio, y no fracasará mi señor en sus empresas. 7 Pues por la vida de Nabucodonosor, rey de toda la tierra, y por el poder de quien te ha enviado para reducir al buen camino a todos los vivientes, que no sólo los hombres serán por ti reducidos a su servidumbre, sino que

a

da,

hombres, que la acompañaron a ella y a su sierva, conduciéndolas a la tienda de Holofernes. 16 Corrió por las tiendas la voz de su venida, y se juntó un gran concurso en el campamento, que la rodeó mientras estuvo fuera de la tienda de Holofernes, esperando ser presentada. 17 Todos se maravillaban de su belleza, y por ésta, de los hijos de Israel, diciéndose unos a otros: «¿Quién se atreverá a despreciar a este pueblo que tales mujeres tiene? No se debe dejar ni una sola de éstas, porque las que quedaren serían capaces de seducir a toda la tierra.» 18 Salieron los que hacían la guardia cerca de Holofernes y todos sus servidores, trodujeron en la tienda.

y

la in-

19

Hallábase Holofernes descansando en su lecho, 'bajo un dosel tejido de púrpura y oro y cuajado de esmeraldas y otras piedras preciosas. 20 En cuanto se la anunciaron, salió a la antecámara, precedido de lámparas de plata. 21 Llegada Judit a presencia de Holofernes y de sus servidores, todos se quedaron maravillados de la- belleza de su rostro. Postróse ante él, pero los servidores la

levantaron.

Judit. ante Holoiernes. Díjole Holofernes: «Ten buen ánimo, mujer, y no te intimides, que yo nunca hice daño a nadie que estuviera dispuesto a servir a 1 1 1

1

'

Nabucodonosor, rey de toda la tierra. 2 Si ese tu pueblo que habita en la montaña no me hubiera despreciado, nunca yo levantara contra ellos mi pero ellos lo han querido. Ahora dime por qué has huido de

Nabucodonosor.» 6 Judit le respondió: «Oye las palabras de tu esclava, y deja que te hable tu sierva, que no diré a mi señor esta noche cosa que no sea

aun

las

mismas

fieras

del

campo y

aves del cielo, por tu fortaleza vivirán bajo el gobierno de Nabucodonosor y de toda su casa. 8 En verdad, a nuestros oídos ha llegado la fama de tu sabiduría y la de tu gran inteligencia, y por toda la tierra se ha corrido la noticia de que tú eres el mejor de todo el reino, el que más vale por la ciencia y el más admirable por el arte de la guerra. 9 Sabemos las palabras que Aquior habló en tu consejo, y hemos oído sus dichos, pues las gentes de Betulia se apoderaron de él, y él les comunicó todo lo que había hablado en tu presencia. 10 Por esto, dueño y señor mío, no eches en olvido ninguna de sus palabras, guárdalas en tu corazón, que son verdaderas. Nunca nuestro linaje es castigado, ni la espada prevalece contra ellos, si no han pecado contra Dios. 11 Ahora, para que mi señor no sea rechazado y fracase, ya la muerte se abate sobre ellos, y se apodera de ellos el pecado con que han irritado a su Dios (1). los

ganados y

las

Seguramente que han cometido un gran pecado, 12 ya que se les han agotado las provisiones, el agua escasea, y han resuelto malar sus ganados y beber su sangre, y comer cuanto Dios en sus leyes les ordenó que no comieran, 13 y hasta las primicias del trigo, los diezmos del vino y del aceite, que como cosas

santas están reservadas a los sacerdotes que en Jerusalén asisten en

lanza, 3

viniéndote a nosotros. En verdad te has salvado. Ten ánimo, que salva serás esta noche y en lo futuro.

ellos,

(i) Confirma la sentencia de Aquior, pero añade que sin duda Israel tiene irritado a su Dios y no podrá contar con El. En el aprieto en que se hallan se han atrevido a cometer

graves sacrilegios contra las cosas santas.

JÜDIT, 12 presencia de nuestro Dios, a pesar de que a ninguno del pueblo lo es licito tocarlo con las manos. 14 Han enviado mensajeros a Jerusalén, donde también sus moradores han hecho lo mismo, para que obtengan el perdón del senado; 15 y sucederá que en cuanto les llegue la noticia lo harán, y entonces, para ruina suya te serán la

16

Por lo cual yo, tu sierva, sabedora de todas esas cosas, huí

entregados.

de ellos, y Dios me envía a ejecutar en ti una cosa de que se maravillará toda la tierra, cuando la oyeren. 17 Pues tu sierva es temerosa del Dios del cielo, a quien día y noche, sirve. Por ahora me quedaré aquí, señor mío, y a la noche me iré al valle a orar a mi Dios; y cuando ellos hayan cometido esos pecados, él me lo dirá y yo vendré a comunicártelo. Tú entonces saldrás con tu ejército, al que nadie podrá resistir. 18 Yo misma te guiaré por en medio de Judea hasta llegar a Jerusalén, y haré que te sientes en medio de ella, y los conduzcas como ovejas sin pastor. Ni un perro ladrará contra ti. Todo esto me ha sido comunicado por revelación, y para anunciártelo he sido yo enviada.» 19 Mucho agradaron semejantes discursos a Holofcrnes y a todos sus servidores; y maravillados de su

tes para darte? Porque no hay entre nosotros ninguno de tu nación.' * A lo que Judit respondió: «Juro por tu vida, mi señor, que no consumirá tu sierva las provisiones que consigo trae, antes que Dios realice por mi

mano 5

lo

que tiene resuelto.»

La introdujeron

los servidores de Holofernes en la tienda, y durmió hasta la medianoche; levantándose a la vigilia matutina, envió a decir a Holofernes: «Ruego a mi señor ordene que sea permitido a tu sierva salir a hacer oración.» 6 Y ordenó Holofernes a los de su guardia que no estorbasen. Así permaneció tres la días en el campamento, saliendo cada noche al valle de Betuli.n, para bañarse en el agua de la fuente. 7 Cuando iba, oraba al Señor Dios de Israel que dirigiese sus pasos, para exaltación de los hijos de su pueblo. 8 Luego que entraba limpia, permanecía en la tienda hasta que le traían la comida, a la caída de la tarde (1). 9 Al cuarto día dió Holofernes un

banquete sólo a sus servidores, sin a ninguno de sus oficiales. 10 Y al eunuco Bagoes, que tenía la

invitar

intendencia

de

todas

sus

cosas,

le

«Ve y persuade a esa mujer hebrea que tienes encomendada, que venga acá a comer y beber con nosotros. 11 Sería vergonzoso que despisabiduría, decían: 20 »De un extremo diéramos a tal mujer sin tener coa otro de la tierra no hay mujer de mercio con ella; porque si no la contan hermoso rostro y de tan discre- quistáramos, se iría riendo de nostas palabras.» 21 Contestóle Holofcr- otros.» Salió Bagocs de la presencia nes: "Bien ha hecho Dios en enviarte de Holofernes, y vino a Judit, dia fortalecer mis manos y perder a ciéndole: «No vacile esta hermosa sierlos que desprecian a mi señor. 22 va en venir a mi señor, para ser honCuanto a ti, muy hermosa eres y rada de él y alegrarse bebiendo vino muy discreta en tus palabras. Si haces con nosotros, haciéndose este día cuanto has dicho, tu Dios será mi como una hija de los asirios, que Dios y tendrás un asiento en la casa asisten en el palacio de Nabucododel rey Nabucodonosor, y tu fama nosor.» 12 Judit le contestó: "¿Quién se extenderá por toda la tierra.» soy yo para contradecir a mi señor?. Todo lo que fuere grato a sus ojos lo haré con presteza, y será esto motivo de alegría para mí, hasta el Kl banquete de Holofernes. vida. fin de mi 1 13 Holofernes que la aloMandó Al punto se vistió y se atavió 1¿y — jaran en donde guardaba su de todo su aderezo femenil. Su siervajilla de plata, y dispuso proveerle va fué v le preparó en el suelo, enfrente de Holofernes, las pieles que la mesa de sus propios manjares y 2 Pero Judit había recibido de Bagocs, para su darle a beber de su vino. dijo: «No comeré de tus manjares, (i) Las leyes de santidad aplicadas a las pues podrían ser para mí tropiezo; eran muy graves, como vemos en el comeré de lo que traigo conmigo.» comidas Testamento. Judit no quiere contamiNuevo 8 Holofernes le contestó: «Y cuando se narse y por eso lleva consigo sus manjares y agoten las provisiones que traes, ¿de sale al campo a hacer sus purificaciones, sin dónde podremos traer otras semejan- ocultárselo a sus enemigos. dijo:

JUDIT, 13 uso cotidiano, para que sentada en comiese. Í4 Entró Judit y se sentó. El corazón de Holofernes quedó prendado de ella, su alma hervía en deseos de unirse a ella. Desde el día que la vio estaba aguardando una ocasión para rendirla. 15 Díjole Holofernes: «Bebe y alégrate con nosotros.» 16 contestó Judit: «Beberé, señor, que yo tengo este día por el más grande de toda mi vida.» 17 Tomó lo que la sierva le había preparado, y comió en presencia de Holofernes,

ellas

Y

el cual ella, y

más

lo

se

alegró

sobremanera con

bebió tanto vino, cuanto jahabía bebido desde el día que

nació.

El golpe decisivo. |

*^

1

5Üñ

Atravesado el campamento, rodearon el valle y subieron al monte de Betulia, hasta llegar a las puertas de la ciudad. Gritó de lejos Judit a los que hacían la guardia sobre las puertas. «Abridnos, abridnos las puerDios, está con tas; Dios, nuestro nosotros, para mostrar una vez más su fuerza en Israel y su poderío contra los enemigos, como hoy acaba de hacerlo.» 6 Y en cuanto los hombres de la ciudad oyeron su voz, se dieron prisa en bajar a la puerta, y avisaron a los ancianos de la ciudad. 7 Todos, desde el pequeño hasta el grande, concurrieron, porque era para ellos inesperada la llegada de Judit. Abrieron la puerta, las recibieron, y encendiendo fuego para alumbrar, las rodearon.

Cuando ya

se hizo tarde, los Holofernes se salie-

siervos de ron aprisa, y Bagoes cerró por fuera la tienda e hizo a todos retirarse de allí, y se fueron a sus lechos, pues estaban rendidos, porque el banquete había sido largo. 2 Quedó Judit sola en la tienda, y Holofernes tendido sobre su lecho, todo él bañado en vino. Dijo Judit a su sierva que se quedase fuera de la alcoba, y aguardara su salida como en los días pasados, añadiéndole que saldría a su oración. Lo mismo había dicho a Bagoes. 3 Habíanse ido ya todos, sin quedar nadie, ni pequeño ni grande, en la estancia. Puesta entonces en pie junto al lecho de Holofernes, dijo en su corazón: «Señor, Dios todopoderoso. Mira, en esta hora, la obra de mis manos, para exaltación de Jerusalén, pues ésta es la ocasión de acoger tu heredad y de ejecutar mis proyectos, para ruina de los enemigos que están sobre nosotros.» 4 acercándose a la columna del lecho que estaba a la cabeza de Holofernes,' descolgó de ella su alfanje; y llegándose al lecho, le cogió por los cabellos de su cabeza, y dijo: «Fortaléceme, Dios de Israel, en esta hora.» Y con toda su fuerza le hirió dos veces en el cuello, cortándole la cabeza. Envolvió el cuerpo en las ropas del lecho, quitó de las columnas el dosel, y cogiéndolo, salió en seguida, entregando a la sierva la cabeza de * Holofernes, que ésta echó en la alforja de las provisiones, y ambas salieron juntas como de costumbre.

Y

Judit, levantando la voz, les dijo: «Alabad a Dios, alabadle, alabad a Dios, que no ha apartado su misericordia de la casa de Israel, antes por mi mano ha herido esta noche a nuestros enemigos.» 9 Y sacando de la alforja la cabeza, se la mostró, diciendo: «He aquí la cabeza de Holofernes, el general en jefe del ejército asirio, y he aquí el dosel bajo el que yacía en su embriaguez, aquel a quien el Señor hirió por la mano de una mujer. 10 Yo juro por el señor, que me ha guardado en todos mis pasos, que mi rostro le sedujo para perdición suya, pero q e no cometió contra mí pecado algún ( 1 que pudiera )

mancillarme o avergonzarm •„» 11 Todo el pueblo quedó estupefacto; y doblando las rodillas, adoraron a Dios, diciendo a una voz: «Bendito seas, Dios nuestro, que has aniquilado en este día a los enemigos de tu pueblo.» 12 Ocias le dijo: «Bendita tú, hija, del Dios Altísimo, sobre todas las

mujeres de la tierra, y bendito el Señor Dios, que creó los cielos y la tierra, y te ha dirigido hasta aplastar la cabeza del jefe de nuestros enemigos. 13 Tus alabanzas estarán siempre en la boca de cuantos tengan memoria del poder de Dios. 14 Haga él que esto sea para tu eterna gloria, y cólmete de todo bien, pues no has perdonado tu vida por librar a tu pueblo. En nuestra caída has sido (i) Ante todo, pone esto por delante que para realizar su hazaña no ha tenido que envilecerse entregándose a la liviandad del caudillo enemigo. Dios la preservó de toda mancha.

JUDIT su

andando rectamente en

socorro,

presencia de nuestro Dios.» pueblo contestó: «Amén, Amén.» la

I-'.I

tjolpe

en

[f

|i I

*T

1

Y

Y

el

de Judit, descubierto entupo asirio.

el

«Oídme, hercabeza y murallas. 2 Y en

díjoles Judit:

manos:

Coged

esta

de las cuanto amanezca y la

salieron a las subidas del monte. 14 As' que los asirios los vieron, dieron aviso a sus oficiales, y éstos a sus jefes y a sus generales. 13 Llegando a la tienda de Holofernes, dijeron al que

estaba de guardia: «Di que despierten en seguida a nuestro Señor, porque esclavos se han atrevido a bajar contra nosotros en son de guerra y pretenden aniquilarnos.» 14 Entró Bagoes, y llamó agitando la cortina de la tienda, pues suponía él que estaría durmiendo con Judit. 15 Y como nadie le respondía, corrió la cortina; y entrando en la alcoba, le encontró tendido sobre el estrado, muerto y con la cabeza cortada. 16 Gritó en medio de llantos, lamentos y fuertes voces, y rasgó sus vestiduras. 17 Entró luego en la tienda en que estaba alojada Judit, y no hallándola, salió corriendo al puchlo estos

colgadla

sobre

15

14.

tierra, y salid

el sol se derrame tome cada uno sus todos los hombres

armas, de guerra fuera de

la ciudad, con el al frente, y haréis ademán de bajar al Valle contra los puestos de guardia de los asirios, pero sin bajar. 3 Ellos, tomando sus armas, se encaminarán a su campo para despertar

jefe

a los jefes del ejército asirio, e irán

de Holofernes; y al no apoderará de ellos el temor y huirán ante vosotros. 4 Se unirán a vosotros en la persecución todos los habitantes de toda la montaña de Israel, y los desbarataréis por los caminos. 5 Pero antes de hacer esto, llamad a Aquior, el aminonila, para que vea y reconozca la cabeza del que despreció a la casa de Israel y nos lo envió como destinado a la muerte.» 6 Hicieron venir a Aquior de casa de Oclas. Cuando aquél vió la cabeza de Holofernes en las manos de un hombre en medio de la asamblea del pueblo, cayó sobre su rostro, sintiéndose desfallecido. 7 Levantáronle, se arrojó a los pies de Judit, y humillándose en su presencia, dijo: «Bendita seas tú en todas las tiendas de Judá y en todas las naciones. Cuantos oigan tu nombre quedarán asombrados. 8 Di me ahora lo que has hecho en estos días.» Y en medio de todo el pueblo le contó Judit cuanto había hecho desde el día de su salida hasta momento en que les hablaba. el • Cuando acabó de hablar, prorrumpió el pueblo en grandes aclamaciones y resonaron en la ciudad los gritos de alegría. 10 Viendo Aquior lo que el Dios de Israel había hecho, creyó en él, y se circuncidó la carne de su prepucio, y hasta el día de hoy quedó agregado a la casa de Israel. 11 En cuanto despertó la aurora, colgaron del muro la cabeza de Holofernes; y todos los hombres de Israel lomaron sus armas, y en escuadrones a la tienda hallarle, se

gritó: 18 «¡Esas esclavas han cometido una traición! Una mujer hebrea

y

ha echado la confusión en la casa del rey Nabucodonosor. Holofernes está en tierra y sin cabeza.» 19 Cuando los jefes del

ejército asirio oyeron

tales

palabras, rasgaron sus vestiduras, y quedaron consternados, levantándose en medio del campo gran griterío y alboroto.

ejército invasor, desburuludo.

I"l

-

1 Llegada la noticia a los que estaban en las tiendas, quedaron fuera de sí de lo sucedido, * apoderándose de ellos el temor y el espanto, tanto, que ya no se vió hombre al lado de su compañero, porque todos a una se dispersaron, huyendo por ios caminos de) llano y de la montaña. 3 Los que estaban acampados en la montaña en torno de Betulia, se dieron a la fuga; y entonces los hijos de Israel, todos sus guerreros, lanzaron sobre ellos. 4 Envió se Ocias mensajeros a Betmastaím, a Coba y a toda la montaña de Israel, que comunicasen lo sucedido, para que todos se lanzasen sobre los enemigos basta acabar con ellos. * Cuando esto oyeron los hijos de Israel, todos a una se echaron sobre ellos, y los desbarataron hasta Coba; y asimismo los que- habían venido de Jerusaléu y de toda la montaña, porque también a ellos habia llegado la noticia de lo acontecido en el campo enemigo. Los habitantes de Oa-

I I

•)

-

JUDIT, 16 laad y de Galilea Ies infligieron una gran derrota, hasta pasar de Damasco 4 Los restantes moray sus confines. dores de Betulia cayeron sobre el campamento de los asidos y lo saquearon, enriqueciéndose grandemen7 Los hijos de Israel, al volver te. de la persecución, se adueñaron de lo restante; y las aldeas y las alquerías que había en la montaña y en el llano se apoderaron de mucho botín, porque era éste ctiorrmrmnte grande. 8

Joaquim, sumo

sacerdote,

y

el

507

porque en su dio del ejército,

me

libró

campamento, en me-

del poder

de mis perse-

guidores. 3

Vino Asur de

las

montañas

del

Norte, llegó

con

las

miríadas de su ejército, obstruía los

muchedumbre

cuya valles,

y cuya 4

caballería cubría los collados.

Pensó

él

que abrasaría mis

tér-

minos,

que

mi juventud a

daría

la

es-

senado de los hijos de Israel, que pada, que estrellaría contra el suelo mis moraba en Jerusalén, vinieron para contemplar los bienes que el Señor niños de pecho,' que daría en botín mis jóvenes, había hecho a Israel, y para ver a Judit y darle la enhorabuena. 9 En que repartiría mis doncellas. 6 El Señor omiipotente los anicuanto entraron en su casa, todos a una la aclamaron, diciendo: «Tú, quiló por mano de una rmjer. 6 No cayó su caudillo a manos de orgullo de Jerusalén; tú, gloria de Jsracl; tú, honra de nuestra nación; jóvenes, 10 por tu mano has hecho todo esto; ni le hirieron tajos de titanes, tú has realizado esta hazaña en fani soberbios gigantes pusieron en vor de Israel. Que se complazca Dios él la mano; Judit, hija de Merari, en ella. Bendita seas tú del Señor omnipotente, por siempre jamás.» Y con la hermosura de su rostro le paralizó. todo el pueblo respondió: «Amén.» 7 11 Por espacio de treinta días estuSe despojó del hábito de su vieron saqueando el campamento. viudez, dieron HoloJudit le la tienda de para exaltación de los que quedaA fernes, con toda la argentería, y los ban en Israel. lc

los de la ciudadela asediado en c) santuario, molestándoles de continuo ( 1 ) y apoyando la causa de los gentiles. 19 judas resolvió quitarlos de en medio, y para ello convocó a todo el pueblo, para cercarlos en forma. 80 Concentradas las tropas, pusieron el cerco el año 150, y construyeron ballestas y máquinas. 81 Pero algu-

Entretanto,

tenían

a

Israel

Al norte del templo los gentiles hablan (i) levantado una ciudadela. desde la que hostigaban al pueblo que acudía al templo.

la les

ciuto-

delantera, harán cosas may no podrás dominarlos.» El rey se irritó al oír estas noticias, y convocó a todos sus amigos, a los capitanes de su ejército y de la caballería. 29 Hasta de otros reinos la

yores 28

13

Expedición il y que pretendía apoderarse del gobierno del reino. 57 Dióse prisa Lisias entonces a volverse, diciendo al rey, a los generales del ejército y a la tropa: «De día en día perdemos fuerzas, escasean las provisiones, y Ja plaza que combatimos es muy fuerte, y debemos ocuparnos en las cosas del reino. 58 Tendamos, pues, la mano a estos hombres, hagamos las paces con ellos y con todo su pueblo; 69 y convengamos en que vivan según sus leyes, como antes. Precisamente a causa de esas leyes, que nosotros hemos pretendido abrogar, se han irritado y han hecho todo esto.» 60 Fué bien acogida la propuesta por el rey y los generales; y enviaron mensajeros de paz a los judíos, que la aceptaron. 61 El rey y los generales les juraron, y en virtud de esto salieron de la fortaleza. 62 Entró el rey en el monte de Sión, y viendo lo quebrantó

gado al elefante, se puso debajo de él y le hirió. Cayó el elefante encima de él, y allí mismo murió. 47 Viendo los de Judas la gran

fuerte

del rey y el empuje de su ejército, se retiraron hacia Jerusalén. 48 Los del rey los siguieron, entraron

viéndose a Antioquía, halló a Filipo dueño de la ciudad, y la atacó, logrando apoderarse de ella por la

fuerza

en

Judea,

monte de

y acamparon contra

el

del

sitio,

el

jura-

mento que había hecho y mandó destruir el muro que lo cercaba. 63 Luego se apresuró a partir, y vol-

fuerza.

Sión. 49 El rey había hecho

paces con los de Betsur, que salieron de la ciudad por no tener ya vituallas para prolongar más la resistencia, pues era aquel año, año de reposo para la tierra. 5U Ocupó el rey Betsur, y puso en ella guarnición para defender51 la. Durante mucho tiempo estuvo acampado contra el santuario, y puso allí ballestas, máquinas y lanzafuegos, catapultas, escorpiones para lanzar dardos, y honderos. 52 Los judíos, por su parte, construyeron máquinas contra las máquinas enemigas, y lucharon durante muchos días, 63 pero escaseaban los víveres en sus almacenes, por ser el año séptimo, los que se habían refugiado en y Judea, huyendo de los gentiles, habían consumido los restos de las reservas; 54 y como el hambre se había

Muquido

T

y Aleimo. en Judá.

El año 151 partió de Roma Demetrio, hijo de Seleuco, con unos cuantos hombres, y desembarcó en una ciudad marítima, logrando ser en ella reconocido por rey. 2 Al entrar en el palacio real de sus padres, el ejército se apoderó de Antíoco y de Lisias para entregárselos. 3 Al saberlo dijo: No quiero ni ver su cara. 4 Las tropas los mataron, y así se sentó Demetrio en su trono real. 6 Luego se llegaron a él todos los malvados e impíos de Israel, con Alcimo a la cabeza, que pretendía el i

*

sumo sacerdocio; 6 y -presentaron al rey muchas acusaciones contra el pueblo, diciendo: 'Judas y sus her-

538

manos han dado muerte a todos tus amigos, y a nosotros nos han expulsado de nuestra tierra. 7 Te rogamos envíes una persona de tu confianza, que vaya y vea todos los estragos que nos han causado a nosotros y al territorio del rey, y que los castigue a ellos y a cuantos les prestan auxilio.» 8 Eligió el rey a Báquides, uno de sus amigos, que gobernaba la región del otro lado del río, hombre grande en el reino y fiel ál soberano; 9 y le

envió en compañía del impío Alcimo, a quien instituyó sumo sacerdote,

mandándole

que

tomase

venganza

de los hijos de Israel. 10 Partieron con un gran ejército; y llegados a la tierra de Judá, enviaron mensajeros a Judas y a sus amigos con polabras engañosas de paz, 11 a las que ellos no dieron crédito, porque veían el gran ejército que traían. 12 Acudieron a Alcimo y a Báquides muchos escribas, reclamando justicia; 13 y los asideos, que son los primeros entre los hijos de Israel, fueron a pedirles la paz, 14 porque se decían: «Es un sacerdote del linaje de Arón el que ha llegado con las tropas; no nos engañará.» 15 En efecto, les habló pala-

bras de paz, y les juró diciendo: «No os haremos mal, ni a vosotros ni a vuestros amigos.» 16 Con esto le creyeron, pero prendió a sesenta de ellos, y en un solo día los hizo morir, según lo que está escrito: 17 «Las carnes de tus santos y su sangre derramaron en torno de Jerusalén, y no había quien los enterrase.

»

18

El miedo y el espanto se apoderó de todo el pueblo, porque se decían: «No hay verdad ni justicia, pues han violado los compromisos y juramentos que habían hecho.» 19 Báquides, partiendo de Jcrusalén, vino a acampar en Hezcta y mandó prender a muchos de los que habían desertado de él, y a algunos del pueblo, y los mató, arrojándolos en una gran cisterna. 20 Puso luego la tierra en manos de Alcimo, con tropas para auxiliarle, y se volvió al rey. 21 Alcimo luchaba por asegurarse en el pontificado, 22 juntándose a él todos los perturbadores de su pueblo, que se apoderaron de Judá y causaron a Israel muchos daños. 23 Así que vió Judas los grandes males ?ue Alcimo y los suyos traían sobre srael, mayores que los causados por Ion

gentiles, 24 se

puso en campaña.

y recorriendo toda

la tierra

de Judea,

castigó a los apóstatas, que cesaron

de andar por ella. 25 Alcimo, viendo que Judas y los suyos se hacían poderosos, y conociendo, por otra parte, que éí no era capaz de hacerles frente, se volvió al rey, acusándolos de muchos crímenes. 26 Envió el rey a Nicanor, uno de sus capitanes más ilustres y enemigo jurado de Israel, encargándole la destrucción del pueblo. 27 Llegó Nicanor a Jerusalén con un poderoso ejército, y envió a Judas y a sus hermanos engañosos mensajes de amistad, 28 diciéndoles: «No haya lucha entre nosotros; yo iré a ti con poca gente, nos veremos y hablaremos como amigos.' 29 Vino, en efecto, a Judas, y se saludaron amistosamente; pero los enemigos estaban dispuestos a prenderle. 30 Mas conociendo Judas que venían a él con engaño, temió, y no quiso volver a verle más. 31 Nicanor, cuando vió descubiertos sus planes, salió a combatir contra Judas cerca de Cafarsalama. 32 El resultado de la lucha fué que cayesen de las tropas de Xicanor unos cinco mil hombres, huvendo los demás a la ciudad de

David. 33 Después de estos sucesos subió Nicanor al monte de Sión, y salieron del templo los sacerdotes y los ancianos del pueblo, para saludarle amigablemente y mostrarle los holocaustos que se ofrecían por el rey. 34 Pero él, burlándose de ellos, los escarneció y profanó los holocaustos con altivez; y airado, juró, diciendo: «Si Judas no se me entrega y su ejército no se me rinde ahora, cuando vuelva victorioso daré al fuego este templo.» Y partió lleno de cólera. 36 Salieron los sacerdotes, y de pie frente al altar y al templo, clamaron, diciendo: 37 «Tú, Señor, que has elegido esta casa para que en ella fuese invocado tu nombre y fuese casa de oración y de plegaria para tu pueblo, 38 toma venganza de este hombre y

de su ejército, y caigan al filo de la espada. Acuérdate de sus blasfemias, y no permitas que salga con sus intentos.» 39 Partió Nicanor de Jerusalén y asentó su campo en Betoróu, donde sirios. se le agregó un cuerpo de 40 En tanto, estaba Judas en Adasa con tres mil hombres, y orando, dijo: 41 "Señor, cuando los mensajeros del

MACABEOS

I,

53H

8

rey de Asiría blasfemaron, un ángel tuyo vino e hirió a ciento ochenta y cinco mil de ellos. 43 Aplasta así hoy

reyes de Macedonía, y a los demás que se levantaron contra ellos, los habían derrotado en guerra y los

a este ejército ante nosotros, y que verle castigado por su maldad, al reconozcan todos que fué por haber amenazado tu santuario.» 43 Los ejércitos vinieron a las manos el día trece del mes de Adar, que-

habían subyugado; * y a Antíoco el Grande, rey de Asia, que estuvo en guerra con ellos, y que tenía ciento veinte elefantes y caballería y carros y ejército7 muy numeroso, le habían vencido y cogido prisionero, imponiéndole un gran tributo a él y a los que en el reino le sucedieron, obligándole a dar rehenes 8 y a ceder la Jonia, la Mesia y la Lidia, esto es, sus mejores provincias, que aquéllos cedieron al rey Eumenes. 9 Los griegos quisieron ir contra ellos y aniquilarlos; pero en cuanto les fué conocido el propósito, 10 enviaron contra ellos un general que los combatió, cayendo de los griegos muchos en campo, siendo llevadas cautivas el las mujeres y los hijos, saqueados los

dando derrotado el de Nicanor y cayendo él mismo"' el primero en la lucha. 44 Cuando el ejército se dió cuenta de que Nicanor había caído, arrojó las armas y huyó. 46 Les persiguieron una jornada de camino,

Adasa hasta Gazer, tocando detrás de ellos las cornetas. 48 De todas las aldeas, de Judca próximas salían para acosarlos; y luchando contra ellos, los mataron al filo de la espada, sin que quedase ni uno solo. 47 Se apoderaron de sus despojos y de su botín, y cortaron a Nicanor la cabeza y la mano derecha, que orgullosamente había alzado contra Jerusalén. 48 El pueblo se alegró extraordinariamente, y celebraron aquel día con gran regocijo, 49 y acordaron celebrarlo cada año, el mismo día trece de Adar. 80 Por algún tiempo gozó de paz la tierra de Judó. desde

Embajada a Roma.

Q

Llegó a oídos de Judas la fama de los romanos, de que eran muy poderosos, (1) se mostraban benévolos con todos los que se adherían a ellos, y con quienes a ellos venían hacían alianza y amistad. 2 Le contaron de sus guerras y de las hazañas que habían realizado en Galacia, apoderándose de ella y sometiéndola a tributo; 3 cuanto habían hecho en España, apoderándose de las minas de oro y plata que allí hay, y adueñándose de toda la tierra con su prudencia y paciencia, 4 no obstante estar ese país muy alejado de ellos; y cómo a los reyes que desde los confines de la tierra habían ido contra ellos, los habían derrotado, infligiéndoles tan gran descalabro, que los 1

"

restantes les pagaban tributo cada año. 6 Y que a Filipo y a Perseo,

bienes,

la tierra,

destruidas

y reducidos a servidum-

bre hasta hoy.

11

A

los

demás

reinos

cuantos se Ies opusieron, totalmente los subyugaron. 12 Pero a sus aliados y amigos que en ellos e

islas,

confían, les guardan fidelidad, y así habían logrado dominar los reinos próximos y remotos. Cuantos saben de su fama, los temen, 13 y cuantos son por ellos ayudados para reinar, reinan, y a los que no quieren, los destituyen, y así han adquirido gran poder. 14 Entre ellos nadie lleva diadema, ni viste púrpura, para engreírse con ella. 15 En vez de esto, se han creado un senado, y cada día trescientos

deliberan res,

veinte

senado-

que de continuo miran por

el

bien del pueblo y por su buen gobierno. 16 Cada año encomiendan a uno solo el

mando y

el

dominio de toda

su tierra, y todos obedecen a este único, sin que haya entre ellos envidias ni celos. 17 Eligió Judas a Eupolemo, hijo de Juan, hijo de Acco, y a Jasón, hijo de Eleazar, y los envió a Roma para hacer con ellos amistad y alianza, 18 librándose así del yugo del reino griego, pues veían que los designios de éste eran someterlos a ser-

vidumbre. 19 Llegaron a Roma después de un largo viaje, entraron en el

(i) Este capítulo comienza con un gran elogio de los romanos, que poco antes habían terminado felizmente la segunda guerra púnica, extendiéndose por Oriente su fama y su dominación. El escritor sagrado expresa lo que •obre lo* romano»: había traído a ellos la fama.

subyugada

las fortalezas

senado,

y tomando

dijeron: 20 «Judas

manos y

la

palabra,

Macabeo, sus her-

pueblo de los judíos, nos envían para hacer con vosotros alianza de paz, y pedir que nos inscribáis en la lista de vuestros aliados y amiel

MACABEOS

540 gos.»

11

Estas palabras fueron

bien

recibidas. 22 He aquí ahora la copia de la epístola que escribieron en tablas de bronce, y que enviaron a Jcrusalén para que les fuese memorial de alianza y de paz: 23 «Salud a los romanos y al pueblo judío, por tierra y por mar, para

siempre, y que la espada y el enemigo estén siempre lejos de ellos. 24 Si el pueblo de los romanos fuera primero atacado, o lo fuese alguno de sus aliados en todo su imperio, 25 el pueblo de los judíos les prestará auxilio, según las circunstancias lo dicten, con plena lealtad. 26 Al enemigo no le dará ni suministrará trigo, armas, plata, ni naves. Esta es la

voluntad de los romanos, y guardarán este convenio sin compensación ninguna. 27 Asimismo, si primero el pueblo judío es atacado, los romanos le ayudarán lealmente, según las circunstancias lo dicten, 28 y al enemigo no le darán ni trigo, ni armas, ni plata, ni naves. Tal es la voluntad de los romanos. 29 Conforme a estas condiciones se conciertan los romanos con el pueblo judío. 30 Si después de este acuerdo, unos u otros quisieren añadir o quitar alguna cosa, podrán hacerlo a voluntad, y lo añadido o quitado será va-

daños que Demetrio, ya hemos escrito a éste, diciendo: ¿Por qué impones tan pesado yugo sobre nuestros aliados y socios los judíos? 32 Si vuelven a quejársenos de ti, les haremos justicia, haciéndote la guerra por mar y por tierra." ledero. les

81

Cuanto a

ha causado

el

los

rey

I,

9

Judas había acampado en Laisa con tres mil hombres escogidos, 4 los cuales, viendo la muchedumbre del ejército, temieron sobremanera, huyendo muchos del campo y no que-

dando

de

todos

más

que

ocho-

cientos. 7 Viendo Judas que el campo había quedado desierto, y que, sin embargo,

batalla era inminente, se sintió aplanado, porque no le quedaba tiempo para volverlos a juntar, 8 y sintiendo que se le rompía el corazón,

la

que le quedaban: «En, vaal enenrgo, a luchar contra él.» Querían disuadirle, diciendo: «No podremos; mejor nos sería conservar ahora nuestra .vida, y volver luego con nuestros hermanos; entonces podremos combatirlos, que ahora somos muy pocos.» 10 Pero Judas contestó: «Dios me libre de hacer tal cosa, de huir ante ellos. Si nuestra hora ha llegado, muramos valerosamente por nuestros hermanos, y no dijo a los

yamos 9

empañemos nuestro honor.» 11 En esto, el campo enemigo movió, y caballería

se

hicieron frente. La se dividió en dos partes;

ellos

le

los honderos y los arqueros del ejército, todos hombres valientes, se ade-

ocupando la primera fila. Estaba Báquidcs en el ala derecha, hizo al sonido de las cornetas avan-

lantaron, 12

e

zar la falange, dividida en dos cuerpos. 13 Los de Judas dieron también tierra tembló al esla señal, y la truendo de los ejércitos. La batalla fué encarnizada, y duró desde la mañana hasta la tarde. 14 Vió Judas

que

Báquidcs,

con

el

núcleo

más

fuerte de su ejército, estaba en el ala derecha; y juntando a los más

Báquidcs, otra vez en Judea. Muerte de Judas.

O

Cuando Demetrio supo que Nicanor y su ejército habían caído en la batalla, volvió a enviar por segunda vez a Báquidcs con Alcimo a tierra de Judá, a la cabeza del ala derecha de su ejército. 2 Tomaron el camino que llega a Gálgala, y acamparon en ¡Masalot de Arbela, apoderándose de ella y matando a mu1

chos. 3 En el mes primero del año 152 asentaron su campo enfrente de Jerusalén; 4 pero veinte mil hombres de infantería y dos mil caballos se Berea. 6 Entretanto, a dirigieron

animosos, 15 se echó con ellos sobre el enemigo, derrotándolo y persiguiéndolos hasta Azoto. 18 Los del ala viendo derrotada y en Izquierda, huida la derecha, pudieron perseguir a Judas y a los suyos por la espalda. 17 La lucha se agravó, cayendo muchos de una y otra parte. 18 Cayó también Judas, y los restantes huyeron. 19 Jonatán y Simón tomaron a Judas, su hermano, y le dieron sepultura en el sepulcro de sus padres, en Modín. 20 Le lloraron, y todo Israel hizo por él gran duelo, días hicieron luto, diy por muchos ciendo: 21 «jCómo ha caldo el valiente, el salvador de Israel!» 22 Por lo demás, la historia de las guerras de Judas, sus hazañas, su

MACABEOS magnanimidad, son demasiado grandes para ser escritas

(1).

Jonatán, sucesor de Judas. 23

Muerto Judas, cobraron ánimo

los apóstatas en todo el territorio de Israel, y levantaron cabeza los obrapor dores de la iniquidad. 24

Hubo

aquellos días un

hambre grandísima,

pueblo se pasó a ellos. 25 Escogió entonces Báquides hombres impíos, y los estableció por señores de

y

la

el

tierra.

26

Buscaban

éstos insisten-

el paradero de los amigos de Judas, y los llevaban a Báquides, que los castigaba y escarnecía. 27 Fué ésta una gran tribulación en Israel, cual no se vió desde el tiempo cu que no había entre ellos profetas. 28 Reuniéronse entonces los am¡gos de Judas, y dijeron a Jonatán: 29 «Desde que murió tu hermano Judas, no apareció ninguno semejante a él, capaz de hacer frente a los enemigos, a Báquides y a los perseguidores de nuestro pueLl >. 30 Pero te elegimos en su lugar, para que seas nuestro jefe y capitán, para que nos lleves a nuestras batallas.» 31 Aceptó Jonatán el mando, y ocupó desde entonces el puesto de Judas, su hermano. 32 Cuando Báquides tuvo noticia de ello, le buscó para darle muerte. 33 Mas sabiéndolo Jonatán, su hermano Simón

temente

y sus

parciales,

huyeron

al

desierto

de Tecua, y acamparon junto a las aguas de la cisterna de Asfar. 34 Súpolo Báquides, y en un día de sábado vino con todo su ejército al otro lado del Jordán. 35 Envió Jonatán a su hermano por jefe de una tropa, y rogó a los nabal eos, sus amigos, les permitieran dejar a su custodia el bagaje, que era mucho. 36 Pero salieron de Madaba los hijos de Jambri, y se apoderaron de Juan y de cuanto llevaba, y se volvieron con ello. 3' Llegó después a Jonatán y a Simón, su hermano, la nueva de que los hijos de Jambri celebraban una solemne boda con gran pompa, y conducían desde Madaba la novia, hija de uno de los magnates de

Estas palabras nos dan una idea de la (i) que el autor sagrado tenia del gran héroe de la libertad nacional. Jonatán, que le sucede, después de un desastre, se ve forzado a ir poco a poco organizando sus fuerzas, para proseguir la lucha.

I,

9

541

Canán. 38 Y acordándose de su hermano Juan, salieron, se ocultaron al abrigo de un monte, 39 alzaron los ojos, y vieron una caravana regocijada y numerosa. Era el novio, que con sus amigos y hermanos salían al encuentro de la novia con panderos, instrumentos músicos y muchas armas. 40 Lanzándose fuera de su escondite, los de Jonatán los ataca-

quedando heridos muchos y huyendo los restantes al monte, aporon,

derándose los vencedores de todos los despojos. 41 Las bodas se convirtieron en llanto, el sonido de la música en lamentaciones; 42 y tomada venganza de la sangre de su hermano, se volvieron a la ribera pantanosa del Jordán. 43 Supo el suceso Báquides, y en día de sábado vino con mueha fuerza 44 Dijo hasta las márgenes del Jordán. entonces Jonatán a los suyos: «Ea, luchemos por nuestra vida. No es hoy como ayer y anteayer. 45 El peligro nos acosa por delante y por detrás: ahí y allí las aguas del Jordán, las márgenes pantanosas y el bosque;

no hay escape. 46 Clamad, pues, al cielo, para que os salve de vuestros enemigos.» Trabóse la batalla. 47 Alzó Jonatán la mano para herir a Báquides,

pero

éste

retrocedió,

esqui-

vando el golpe. 48 Salvaron Jonatán y los suyos el Jordán, pasando a nado a la ribera opuesta, pero los enemigos no atravesaron el Jordán para perseguirlos. 49 Aquel día cayeron como unos mil hombres de los de Báquides. Vuelto éste a Jerusalén, 60 edificó ciudades fuertes en Judca, la fortaleza de Jericó, la de Emaús, la de Betorón, la de Betel, la de Tamnata, Faratón y la de Tefón, con la de muros altos y puertas y cerrojos, 51 poniendo en ellas guarnición, para hacer la guerra a Israel. 52 Fortificó asimismo las ciudades de Betsur y Guezer y la ciudadela, y puso guarniciones y las abasteció de víveres. 63 Tomó luego a los hijos de los prin-

como rehenes, y los recluyó en la ciudadela de Jerusalén. 64 El año 153, el mes segundo, ordenó Alcimo derribar el muro del atrio interior del santuario, destruyendo la obra de los profetas. Comenzó a ejecutarlo, 55 pero le sobrevino un ataque apoplético y quedaron suspendidas las obras. Se le cerró y paralizó la boca, de modo que no cipales del país

Ó42

pudo ya hablar palabra

ni disponer de su casa. Murió Alcimo en medio 66 de grandes tormentos. Luego que Báquides vió muerto a Alcimo, se volvió al rey, y la tierra de Judá gozó de paz por dos años. 58 Entonces todos los apóstatas tomaron de común acuerdo esta resolución: uJonatán y los suyos viven muy tranquilos y confiados; pues bien, hagamos venir a Báquides, y en una

noche

los

prenderemos a todos.»

59

Fué-

ronse a Báquides con este consejo. 80 Y en efecto, se dispuso para venir con mucha fuerza. En secreto envió cartas a todos sus parciales de Judea, para que prendieran a Jonatán y a los suyos; lo que no pudieron hacer, por haber llegado tal designio a conocimiento de ellos. 81 Lejos de eso, cogieron ellos presos a unos cincuenta hombres de la tierra, cabecillas de aquella conjura y les dieron muerte. 42 Luego Jonatán y Simón, con los suyos, se retiraron a Betbasi en el desierto; levantaron sus ruinas y la fortificaron. 63 Informado Báquides de esto, reunió toda su gente y avisó a los de Judea. 84 Vino a acampar enfrente de Betbasi, y durante muchos días la atacó con máquinas de

guerra. 86

Jonatán dejó en

hermano Sjmón, y

él

la

ciudad a su

salió al

campo

88

con muchos. Atacó a Odomera y a sus hermanos, y a los hijos de Fasirón en sus tiendas; y luchando, co-

a crecer en fuerza. 87 Simón suyos salieron de la ciudad, pusieron fuego a las máquinas 88 y atacaron a Báquides, a quien causaron una gran derrota; le pusieron en grave aprieto haciendo fracasar su decisión y su expedición. 88 El se enfureció contra los impíos que le habían aconsejado ir a Judea, hizo dar muerte a muchos de ellos, y resolvió volverse a su tierra. 70 Así que Jonatán tuvo noticia de ello, le envió embajadores para concertar la paz y hacerle entrega de los prisioneros. 71 Asintió a ello Báquides y aceptó las proposiciones, jurando no causarle mal alguno todos los días de su vida. 72 Hízole entrega de los prisioneros, que antes había tomado de la tierra de Judá, y partió para su tierra, no volviendo más a los confines de Judea. 73 Cesó la guerra en Israel, y Jonatán estableció su residencia en Majmas, donde comenzó a gobernar al pueblo y exterminar a los Impíos de Israel.

Prosperidad de Jonntnn con ocasión de la guerra civil siria. 1

El año 160, Alejandro, hijo de Antíoco Epifanes, se alzó en armas y se apoderó de Tolemaida, siendo bien acogido y reconocido como rey. 2 Informado de ello el rey Demetrio, juntó muchas tropas y salió a campaña contra él. 3 Al mismo tiempo envió Demetrio a Jonatán cartas amistosas, "con promesas de engrandecimiento, 4 porque se decía: «Apresurémonos a hacer las paces con él, antes que las haga con Alejandro contra nosotros, 5 acordándose de todos los males que le hemos hecho

1() v

a sus hermanos y a su pueblo.» Le dió autoridad para juntar ejército, fabricar armas, le prometió que le contaría entre sus aliados, y le devolvería los rehenes que tenía en la

a

él, 8

ciudadcla. 7

Vino Jonatán a Jerusalén y leyó

las cartas en presencia del pueblo y de los que se hallaban en la ciuda8 Un gran temor se apoderó de todos cuantos oyeron que el rey le daba autoridad para juntar ejército. 9 Los de la ciudadela le devolvieron los rehenes, que él entregó luego a los parientes de éstos; 10 y estableciendo su residencia en Jerusalén, comenzó luego a restaurarla y renovarla. 11 Mandó a los obreros construir los muros y rodear el monte de Sión de un muro de sillares, para

dcla.

como

menzó

mayor

y

yeron todos los extranjeros que había en la fortaleza edificada por Báquides, 13 y abandonó cada uno el lugar en que vivía, para irse a su propia tierra. 14 Sólo en Betsur quedaron algunos de los que habían abandonado la ley y los preceptos, porque les servía de refugio. 16 Pero al saber el rey Alejandro las promesas que Demetrio había hecho a Jonatán, y asimismo las guerras, las hazañas que éste y sus hermanos habían realizado y los trabajos que habían pasado, 18 se dijo: ¿Podremos encontrar otro hombre

los

como

fortaleza,

ésteí 17

se hizo.

Hagámonos

Y

12

Hu-

su amigo y

escribió una carta, siguiente: * 8 El rey Alejandro, a nuestro hermano Jonatán, salud. 19 Hemos oído de ti que eres hombre de valor, y muy digno de ser amigo nuestro. aliado.

le

cuyo tenor era

el

10 Hoy te constituímos, pues, sumo sacerdote de tu nación, y te ronce-

543 título de amigo del rey el envió un vestido de púrpura y una corona de oro para que mires por nuestros negocios y guardes nuestra amistad. 81 Vistióse Jonatán la túnica santa en el mes séptimo del año 160, en la fiesta de los tabernáculos; alistó tropas y fabricó armas en gran can-

demos

—y

le



tidad. 22

Oído esto por Demetrio, se enmucho, y dijo: 23 «¿Qué es lo que hemos hecho, que Alejandro se nos ha anticipado en hacer amistad con los judíos, para ganar su apoyo? 24 Les escribiré yo con palabras pertristeció

ofreciéndoles ventajas y mercedes, para que se hagan auxiliares míos.» 25 Efectivamente, les envió una carta del tenor siguiente: «El rey Demetrio, al pueblo de los judíos, salud. 28 Con gran alegría hemos sabido que os habéis mantenido fieles a nuestra alianza y habéis perseverado en nuestra amistad, y no os habéis unido a nuestros enemigos. 27 Perseverad, pues, en vuestra fide lidad a nosotros, y os recompensaremos con grandes mercedes por lo que hiciereis en favor nuestro. 28 Os condonaremos las deudas y os haremos muchos obsequios. 29 Desde luego declaro a todos los judíos exentos de tributos y del impuesto de la sal. y del tributo de las coronas. 30 El tercio de la cosecha y la mitad de la de los árboles frutales, que a mí me toca percibir, renuncio de hoy en adelante a percibirlo en la tierra de Judá y en los tres distritos a ella anejos, tomados de Samaría y de Galilea, desde hoy para siempre. 81 Jerusalén será ciudad santa y exenta, igual que su territorio, de diezmos y tributos. 32 Renuncio también a la autoridad sobre la ciudadela de Jerusalén, y hago de ella entrega al sumo sacerdote, que pondrá allí los hombres que él escogiere, para suasivas,

su guarnición. 33 Todos los judíos que hayan sido llevados cautivos de tierra de Judá a cualquier parte de mi reino, los doy por libres gratuita-

mente, y todos quedarán exentos de tributos, aun de los de ganados. 84

Todas las fiestas, los sábados, las neomenias, los días señalados y los tres días que preceden y siguen a las fiestas, serán días de exención y de franquicia para todos los judíos de mi reino. 35 Nadie tendrá autoridad para intentar contra ellos acción ju-

molestarlos en cualquier De los judíos serán incorporados al ejército del rey hasta treinta mil hombres, dándoseles el sueldo como a todas las demás tropas del rey, 37 y de ellos serán puestos en las grandes fortalezas del rey, y dicial,

ni

negocio. 89

asimismo nombrados para los negoque exigen confianza. De ellos serán sus jefes y vivirán según sus leyes, como lo ha dispuesto el rey en la tierra de Judá. cios del reino

38

Y

los tres distritos

regiones de a Judea,

men una

Samaría

lo serán

de

tomados e

a las

incorporados

modo que

for-

circunscripción y no obedezcan a otra autoridad que a la del sumo sacerdote. 39 De Tolemaida y su distrito hago obsequio al santuario de Jerusalén, para sufragar los gastos del mismo. 40 Doy cada año quince mil sidos de plata, pagaderos de los derechos del rey en los lugares que nos pertenecen. 41 Todo el sola

sobrante que los empleados del fisco hayan entregado, como en los años anteriores, desde ahora lo destino a las obras del templo. 42 Y los cinco mil siclos de plata que cada año percibíamos de los tributos del templo, también los condonamos, y se los damos a los sacerdotes que ejercen las funciones sagradas. 43 Cuantos se acojan al templo de Jerusalén y a todo su recinto, deudores de los impuestos reales o de cualquier otra deuda, quedarán libres, y también cuanto tengan en mi reino. 44 Los gastos para edificar y restaurar el templo serán pagados de la hacienda real. 46 Los gastos para la edificación de los muros de Jerusalén y las fortificaciones de su recinto correrán también por cuenta del rey, y asimismo la edificación de las murallas en Judea.» 46 Cuando Jonatán y el pueblo oyeron estas palabras, no las creyeron ni las aceptaron, acordándose de los grandes males que había causado en Israel y cuánto los había atribulado, 47 y se decidieron en favor de Alejandro, que les había hecho proposiciones de paz, y así le prestaron auxilio todo el tiempo. 48 Reunió el rey Alejandro grandes fuerzas, y asentó su campo enfrente del de Demetrio. 49 Trabaron la batalla los dos reyes, y huyó el ejército de Demetrio, perseguido por Alejandro, que quedó vencedor. 60 La batalla fué encarnizada y duró hasta la

no

MACABEOS puesta

del sol, cayendo en aquel rey Demetrio. Después de esto, Alejandro envió mensajeros a Tolomeo, rey de Egipto, diciéndole: 52 "Vuelto a mi reino, he logrado sentarme en el trono de mis padres y recobrar el gobierno, después de derrotar a Demetrio y apoderarme de nuestra tierra. 53 Trabada batalla con él, fué vencido él y su ejército, y nos hemos sentado en el trono de su reino. 54 Hagamos, pues, alianza; dame tu hija por mujer, y seré tu yerno, y tanto a ti como a ella os haré presentes dignos de ti.» 65 El rey Tolomeo le respondió diciendo: «Dichoso 'el día en que has vuelto a la tierra de tus padres y te sentaste en el trono real. 58 Con gusto haré lo que me dices. Ven a mi encuentro a Tolcmaida, para que nos veamos y te haga yerno mío, según

día

el

51

I.

10

por gobernador de la Celesiria a Apolonio, que juntó un poderoso ejército, y vino a acampar en Jam'iia, desde donde envió recado a Jonatán, diciéndole: 70 «¿Vas a ser tú el único que te levantes contra nosotros, y voy a ser yo objeto de risa y burla por causa tuya? ¿Por qué presumes ha» certe fuerte en los montes contra nosotros? 71 Si tanto confias en tus fuerzas, desciende al llano y midam >s las armas, que conmigo está la fuerza. 72 Pregunta y sabrás quién soy yo y quiénes los que me prestan auxilio, los cuales dicen que no podrás mantenerte a pie firme ante nosotros, y que por dos veces fueron vencidos tus padres en esta tierra. 73 No podrás sostener el empuje de mi caballería y de mi ejército en campo abierto, donde no hay piedras, ni guijarros, ni

lugar adonde huir.»

74 Cuando Jonatán oyó las bravaPartió de Egipto Tolomeo con tas de Apolonio, se llenó de indignasu hija Cleopatra, y llegaron a To- ción; y escogiendo diez mil hombres, lcmaida el año 162. 68 El rey Ale- salió de Jerusalén, llevando consigo jandro le salió al encuentro, Tolo- a Simón, su hermano. 75 Acampó meo le dió su hija Cleopatra, y cele- frente a Jope, que le cerró las puerbraron en Tolcmaida las bodas con tas, porque había en ella una guargran magnificencia, como de reyes. nición de Apolonio. Pero la atacaron 89 El rey Alejandro escribió a Jona76 y atemorizados los ciudadanos, le tán que viniese a su encuentro. abrieron las puertas, quedando Jo80 Vino con grande pompa a Tolcnatán dueño de Jope. 77 Así que Apolonio tuvo noticia maida, se entrevistó con los dos reyes, y les hizo obsequios de oro y plata; del suceso, sacó al campo tres mil también a sus cortesanos hizo mu- caballos y una poderosa fuerza de chos regalos, ganándose con ellos su infantería, 78 y siguió el camino de favor. 61 Vinieron apóstatas, mandaAzoto, fingiendo pasar de largo frente dos de Israel, para acusarle, pero el a Jope, pero se volvió en seguida a 83 antes mandó la llanura, muy confiado en la nurey no los atendió, quitar a Jonatán sus vestidos y ves- merosa caballería que tenía. Jonatirle de púrpura, como se hizo. Le tán salió contra él hacia Azoto, y sentó el rey a su lado, 83 y dijo a sus se trabó la lucha. 79 Apolonio había mil caballos. grandes: «Salid con él por medio de dejado emboscados 80 Supo Jonatán la asechanza que la lindad, y pregonad que nadie se atreva a acusarle sobre ningún ne- detrás de sí tenía, y aunque unos y gocio y que nadie por ninguna causa otros cercaron el campo y estuvieron 84 Y cuando sus lanzando flechas contra el pueblo desde acusa le moleste. dores vieron los honores públicos la mañana hasta la noche, 81 el pueque se le hacían y le vieron vestido blo se mantuvo firme, según las órde púrpura, huyeron todos. 85 Le denes de Jonatán, hasta que la cahonró mucho el rey y le inscribió en ballería se fatigó. 82 Luego moyió Siel número de sus primeros amigos, món sus fuerzas y atacó a la falange, y le nombró general y gobernador y como la caballería estaba ya agode provincia. 88 Después de lo cual tada, los derrotaron y pusieron en volvió Jonatán a Jerusalén, en paz fuga. 83 La caballería se dispersó por la llanura, huyendo hacia Azoto, y y contento. 87 El año 165 Demetrio, hijo de se refugiaron en el templo de Dagón, Demetrio, vino de Creta a la tierra su ídolo, para salvarse. 84 Jonatan de sus padres. 88 En cuanto Alejan- prendió fuego a Azoto y a las ciudadro lo supo, volvió a Antioquía muy des cercanas, se apoderó de sus descontrariado. *" Demetrio confirmó pojos, y dió a las llamas el templo

deseas.» 67

MACABEOS de Dagón, abrasando a los que en él se habían refugiado. 85 El número de los que perecieron por la espada y por el incendio subió a ocho mil. 86 De allí levantó el campo Jonacuyos vino hacia Ascalón, tán y se

moradores

salieron

recibirle

a

con

gran honor. 87 Jonatán se volvió a Jerusalén con los suyos, cargados de despojos. 88 Cuando estos sucesos llegaron a oídos del rey Alejandro, concedió nuevos honores a Jonatán, 87 le envió la fíbula de oro, como es costumbre darles a los parientes de los reyes, y le dió Acarón con todos sus términos en posesión (1).

La

traición

del el

suegro

contra

yerno.

1

El rey de Egipto juntó grandes fuerzas, como las arenas del mar, y muchas naves, con el intento de apoderarse por engaño del reino de Alejandro y agregarlo a su propio reino. 2 Con pretextos de paz se encaminó a Siria, abriéndosele las puertas de las ciudades y saliendo todos a recibirle, pues era orden de Alejandro que le saliesen al encuentro, como a suegro suyo. 3 Así que Tolomeo entraba en las ciudades, ponía en 4 Al entrar en ellas guarniciones. \ \

templo de ciudad y sus cercanías destruidas, arrojados en el campo los cadáveres, y al borde de los caminos los montones de los que habían caído en la batalla. 5 Contáronle lo que había hecho Jonatán, con el •fin de hacérsele odioso, pero el rey callaba. * Vino Jonatán al encuentro del rey a Jope con gran aparato, se saludaron y durmieron allí. 7 Jonatán le acompañó luego hasta el río llamado Eleutero, y luego se volvió a Jerusalén. 8 El rey Tolomeo se adueñó de todas las ciudades de la costa hasta Seleucia del mar, meditando

Azoto

le

enseñaron

Dagón incendiado,

perversos

planes

el

la

contra

Alejandro.

9

Envió embajadores a Demetrio, diciéndole: «Ven, hagamos alianza, y te daré mi hija, la que tiene Alejandro, y reinarás sobre el reino de tus padres. 10 Me pesa haberle dado mi (i) Si Jonatán no igualó a Judas como guerrero, sin duda que le aventajó como diplomático, civil

sabiendo aprovecharse bien de estalló en Siria.

que

la

guerra

I,

11

545

pues ha buscado asesinarme.» con calumnias procuraba hacerle odioso, por codicia de su reino. 12 Al fin le quitó la hija y se la dió a Demetrio, rompiendo con Alejandro y haciendo manifiestas sus enemistades. 13 Entró Tolomeo en Antioquía, y se ciño a su cabeza dos diademas; la de Asia y la de Egipto. 14 Hallábase por aquellos días el rey Alejandro en Cilicia, por haberse rebelado los de aquellos lugares, 15 cuando oyó que su suegro venía contra él en son de guerra. Tolomeo sacó su ejército y le fué al encuentro con poderosas fuerzas, y le puso en huida. 16 Huyó Alejandro a la Arabia en busca de refugio, mientras que el rey Tolomeo quedó triunfante. 17 El árabe Zabdiel cortó la cabeza a Alejandro y se la envió a Tolomeo. 18 Tres días más tarde moría el rey Tolomeo, y los suyos, que estaban en las fortalezas, perecían a manos de los moradores de las mismas. 19 Y así reinó Demetrio el año 167. hija,

11

Y

Siguen las prosperidades de Jonatán. 20 Por aquellos días reunió Jonatán a los hombres de Judea, para tomar la ciudadela de Jerusalén, contra la cual construyó muchas máquinas de guerra. 21 Pero algunos de los impíos, enemigos de su propia nación, se fueron al rey y le informaron de cómo Jonatán tenía asediada la fortaleza. 22 Oído lo cual se irritó, y viniendo a Tolemaida escribió a Jonatán que levantase el cerco de la ciudadela, y viniera a su encuentro a toda prisa, para conferir con él en Tolemaida. 23 Recibido el mensaje, Jonatán ordenó continuar el asedio, y se rodeó de algunos ancianos de Israel y sacerdotes, y resolvió aventurarse al peligro. 24 Tomando consigo piafa, oro, un vestido y otros muchos presentes, fué a ver al rey a Tolemaida, hallando en él buena acogida, 25 no obstante que algunos impíos de su nación le acusaban. 26 Hizo el rey según lo que habían hecho sus antecesores, honrándole en presencia de todos sus enemigos. 27 Le confirmó en el sacerdocio y en cuantos honores tenía de antes, y le hizo inscribir en el número de sus primeros amigos. 28 Jonatán solicitó del 35

MACABEOS

546

rey que hiciese libres de tributos la Judea y las tres toparquías de Samaría, promptiéndole en cambio trescientos

talentos.

29

Asintió

y de todas estas cosas Jonatán una carta del

el rey, escribió a

tenor

si-

guiente: 30 «El rey Demetrio a Jonatán, su hermano, y a la nación de los judíos, 31 salud. Ós enviamos, para que de ello os informéis, la copia de la carta que hemos escrito a Lástcnes, nuestro pariente, acerca de vosotros: 32 El rey Demetrio a Lástcnes, su padre, salud. 33 Hemos resuelto favorecer a la nación de los judíos, nuestros amigos, que nos han sido fieles. 34 Les confirmamos, pues, la posesión de los territorios de la Judea

de Efraím, y Lydda y Ramataim, que fueron desprendidos de Samaría e incorporados a Judea. Todos los sacrificadores de Jerusalén queden exentos del tributo que el rey percibía antes de ellos cada año, de los frutos del campo y de los de los árboles. 35 Igualmente ios restantes tributos que nos pagaban, de los diezmos, de las salinas y de las coronas, que nos pertenecen, desde ahora 38 se los condonamos todos, y serán anulados desde ahora para siempre. 37 Así, pues, haced una copia de este decreto y entregádselo a Jonatán, para que se deposite en el monte santo y en lugar visible.» 38 Viendo el rey Demetrio que hade

bía

los

tres

llegado

a

distritos

dominar

el

reino

y

nadie se le oponía, disolvió su ejército, enviándolo a sus casas, excepto a las fuerzas extranjeras que había reclutado de las islas de las gentes. Esto le atrajo la enemiga de cuantos habían pertenecido al ejército de sus padres. 39 Trifón, que había sido antes de los parciales de Alejandro, cuando vió que las tropas murmuraban contra Demetrio, se dirigió al árabe Emalcue, que criaba a Antíoco, hijo de Alejandro, niño todavía, 40 apremiándole para que se lo entregase, a fin de sentarlo en el trono de su padre. Le comunicó cuanto había hecho Demetrio, y el descontento de su ejército contra él, y permaneció allí bastantes días. 41 Entretanto, envió Jonatán al rey una súplica para que retirase la guarnición de la ciudadela de Jerusalén y de las otras fortalezas, porque hostigaban a Israel. 42 Respon-

I,

11

dió Demetrio a Jonatán, diciéndole: sólo esto te haré a ti y a tu pueblo, sino que os colmaré de honores, cuando llegue la ocasión propicia. 43 Por el momento rrie harías un gran

«No

favor

enviándorne

algunas

tropas

auxiliares, porque mi ejército disuelto.» 44 Accedió Jonatán, dándole a Antioquía tres mil

está

manhom-

bres escogidos, de cuya llegada se alegró mucho el rey. 45 Amotináronse contra él los de la ciudad, en número de ciento veinte mil, pretendiendo matarle! 48 Se recluyó él en su palacio,

mientras

los

ban las calles de zaban el asalto.

ciudadanos ocupaciudad y comen-

la

47

Llamó el rey en su auxilio a los que acudieron luego, se distribuyeron por la ciudad, 48 mataron aquel día hasta cien mil hombres, incendiaron la ciudad y la saquearon. Así libraron al rey. 49 Cuando vieron los de la ciudad que los judíos eran dueños de ella a su arbitrio, perdieron el ánimo, y, suplicantes, clamaron al rey, diciendo: 50 «Perdónanos y haz que cesen ya los judíos de combatir contra nosotros y contra la ciudad. 51 Y depusieron las armas, e hicieron la paz. Los judíos adquirieron grande gloria ante el rey y ante todo su reino, y volvieron a Jerusalén cargados de botín. judíos,

Nuevas victorias de Jonatán. 62

Sentóse Demetrio en su trono y ante él. 63 No cumplió había prometido, y se enajenó a Jonatán, porque además de no corresponder a los beneficios que le había hecho, le molestaba mucho. * 4 Después de estos sucesos, volvió Trifón con el niño Antíoco, a quien proclamó rey, ciñéndole la corona. 6 * Luego se juntaron a él todas las tropas que Demetrio había la tierra calló el rey lo que

licenciado, e hicieron a éste la guerra, obligándole a huir derrotado. 68 Trifón se apoderó de los elefantes y

ocupó Antioquía. 67 Antíoco el joven escribió a Jonatán, diciéndole: «Yo te confirmo en el sumo sacerdocio y te constituyo sobre las cuatro ciudades, y serás de 48 Y le envió valos amigos del rey.» jilla de oro, dándole el derecho de beber en vaso de oro, de vestir púrpura y llevar la fíbula de oro. 69 A Simón, su normano, le Instituyó ge-

MACABEOS neral, desde la Escalera de Tiro hasta los confines

60 Partió Jonatán y recorrió las ciudades del lado de acá del río, y se le incorporaron todas las tropas auxiliares de Siria. 61 Vino a Ascalón, y le hicieron los de la ciudad un recibimiento muy honroso. 61 De allí pasó a Gaza, que le cerró sus puertas, pero él la asedió e incendió los arrabales, saqueándolos. 62 Entonces los de Gaza le pidieron la paz, que les fué otorgada, dándole en rehenes los hijos de sus jefes, que envió a Jerusalén, y atravesó la tierra hasta llegar a Damasco. 63 En esto tuvo noticia Jonatán de que algunos genera lus de Demetrio habían llegado a Cades de Galilea con grandes fuerzas, con el propósito de apartarle de toda intervención en el gobierno. 54 Dejando a su hermano Simón en Judá, les salió al paso. 65 Simón fué contra Betsur, la combatió muchos días, teniéndola cercada, 66 hasta que pidieron la paz, que les otorgó. Los arrojó de allí, apoderándose de la ciudad y poniendo guarnición en ella. 67 Entretanto acampó Jonatán con su ejército junto a las aguas de Genesaret, y muy de madrugada se puso en marcha hacia la llanura de Asor, 68 donde encontró al ejército extranjero, que había puesto una emboscada en los montes. Se trabó

batalla, 69 y los emboscados salieron de la celada, 70 y los de Jo-

la

natán huyeron, no quedando a su sino Matatías, hijo de AbsaJom, y Judas hijo de C'alfi, capitanes del ejército. 71 Jonatán entonces rasgó sus vestiduras, se echó tierra sobre la cabeza, y oró. 72 Volvió luego a la lucha contra los enemigos, los derrotó y puso en fuga. 73 Viendo esto los que de los suyos huían, se volvieron de nuevo a él, y todos a una los persiguieron hasta Cades, hasta su campo, donde hizo alto. 74 Cayeron de los extranjeros en aquel día unos tres mil hombres. Jonatán se volvió a lado

Jerusalén.

1 1

*)

"

1

Roma

547

12

envió también cartas sobre lo 3 Partieron para Roma, y entrando en el Senado, dijeron: «Jonatán, sumo sacerdote, y la nación de los judíos, nos envían para renoIvar con vosotros la antigua amistad y alianza.» 4 Y les fueron entregadas tartas para las autoridades de cada lugar, a fin de que pudieran volver en paz a la tierra de Judá. 5 He aquí la copia de las cartas que Jonatán escribió a los espartanos: 6 «Jonatán, sumo sacerdote, y el senado de la nación y los sacerdotes y todo el pueblo de los judíos, a los de Esparta, sus hermanos, salud: 7 Ya antes recibió Onías, sumo sacerdote, de Ario, vuestro rey, cartas en que decía que sois nuestros hermanos, como lo certifica la adjunta copia. 8 Onías acogió con gran honor al mensajero, y recibió letras en que claramente se hablaba de alianza y amistad. 9 Nosotros, aunque nada necesitamos, pues tenemos nuestra confianza en las Escrituras Santas que poseemos, 10 hemos resuelto enviaros quien renueve con vosotros la fraternidad y amistad, a fin de no hacernos extraños a vosotros, pues han transcurrido ya muchos años desde vuestra embajada. 11 En todo este tiempo, en las solemnidades y en las restantes festividades no hemos cesado de hacer memoria continua de vosotros, en los sacrificios que ofrecemos y en nuestras oraciones, pues es justo y razonable acordarse de los hermanos. 12 Nos alegramos de vuestra prosperidad. 13 Cuanto a nosotros, blos

mismo.

de Egipto.

ICmbajadas a

I,

y Esparta.

Viendo Jonatán que

las

cir-

cunstancias le eran favorables, escogió algunos hombres y los envió a Roma, para concertar y renovar la alianza de amistad con los romanos. 1 Y a los espartanos y a otros pue-

han sido muchas las tribulaciones que nos han sobrevenido y muchas las guerras que nos han hecho los reyes vecinos. 14 No quisimos en ellas molestaros ni a los demás aliados y amigos, 15 porque contamos con la ayuda que nos viene del cielo, y con ella

nos hemos librado de nuestros enemigos, y éstos fueron humillados. 16 Hemos elegido a Numenio, hijo de Antíoco, y a Antípatro, hijo de Jasón, a quienes enviamos a los romanos para renovar la antigua amistad y alianza, 17 y les hemos dado el encargo de acercarse a vosotros y saludaros y entregaros nuestras letras, para renovar la alianza y fraternidad. 18 Esperamos que nos contestéis favorablemente. 18 La carta enviada por vosotros era del tenor siguiente: 20 Ario, rey de los espartanos, a Onías,

sumo

sacer-

MACABEOS

548

dote, salud: 81 Hemos hallado en doescritos que los espartanos y los judíos son hermanos, unos y otros del linaje de Abraham. 22 Desde que esto supimos, juzgamos que hacéis

cumentos

bien en darnos cuenta de vuestra prosperidad. 23 Nosotros a la vez os correspondemos. Vuestros ganados, vuestra hacienda, es nuestra, y la nuestra, vuestra es. Por eso he dado orden de comunicaros esto.» 24

Tuvo Jonatán

noticia de que los

capitanes de Demetrio habían vuelto contra él con fuerzas mayores que antes, 25 y salió de Jerusalén a su encuentro, a la región de Hamat, porque no quiso darles lugar a que invadiesen la tierra. 26 Los exploradores enviados a espiar el ejército enemigo volvieron con la noticia de que tenían orden de caer sobre ellos aquella noche. 27 Así que se puso el sol, ordenó Jonatán a los suyos velar y estar sobre las armas, prontos a entrar en batalla durante la noche, y puso centinelas alrededor del campo. 28 Cuando los contrarios se dieron cuenta de que Jonatán y los

suyos

estaban

preparados

para

la

lucha, temieron, perdieron el ánimo, encendieron fuegos en su campamento, y se retiraron. 29 No lo advirtieron Jonatán y los suyos hasta la madrugada, engañados con la vista de los fuegos encendidos. 30 Los persiguió Jonatán, pero no les dió alcance, porque habían atravesado el río Eleutero. 81 Entonces se volvió Jonatán hacia los árabes, llamados zabadeos, a los que derrotó, tománPoniéndose de doles despojos. 38 nuevo en marcha, vino a Damasco,

atravesando todo el territorio. 33 Simón, entretanto, se había puesto en marcha, llegando hasta Ascalón y a las próximas fortalezas; se volvió luego hacia Jope y la tomó, 34 porque había oído que querían entregar la fortaleza a los parciales de Demetrio, y puso allí guarnición, para conservarla en su poder. 35 Vuelto Jonatán, convocó a los ancianos del pueblo y tomó con ellos la resolución de edificar fortalezas en Judea, 36 de levantar los muros de Jerusalén, de erigir un muro fuerte entre la ciudadela y la ciudad, a fin de separar aquélla de ésta y aislarla, para que los de allí no pudiesen comprar ni vender en ésta. 37 Reunidos los obreros para edificar la ciudad, se vino al suelo un trozo de la muralla

12

I,

que da el valle del Este, y lo restauraron, dándole el nombre de Cafenata. 38 Simón edificó también Adida, en la Sefela, y la fortificó y puso puertas y cerrojos.

Muerte traidora de Jonatán. 39

Trataba Trifón de apoderarse reino de Asia y ceñirse la diadema, quitando de en medio al rey Antíoco. 40 Pero temiendo que se le opusiera Jonatán y le hiciera la guedel

buscaba un medio de apoderarse y darle muerte. Con este propósito se puso en camino de Betsán. 41 Sal i'ile al encuentro Jonatán con cuarenta mil hombres escogidos para la lucha, y llegó a Betsán. 42 Cuando Trifón vió que Jonatán venía con tanta fuerza, temió poner manos en 43 le acogió muy honrosamente, él, le presentó a todos sus amigos y le hizo muchos obsequios, ordenando a su ejército que le obedeciese corno a él mismo. 44 Dijo luego a Jonatán: «¿Por qué molestar a todo el pueblo, no habiendo guerra entre nosotros? 45 Mándalos a sus casas, dejando contigo unos cuantos que te acompañen, y vente conmigo a Tolemaida. Te la entregaré con las demás fortalezas, y pondré a tus órdenes el resto rra,

de

él

i

y

del rey. volveré, que sólo para eso he venido.» 46 Dióle fe Jonatán e hizo según le decía, licenciando su ejército, que 47 Sólo se volvió a la tierra de Judá. se reservó tres mil hombres, de los que dejó dos mil en Galilea, llevándel

ejército esto,

Hecho

yo

los

oficiales

me

dose consigo sólo mil. 48 En cuanto Jonatán entró en Tolemaida, los tolemenses cerraron las puertas, le prendieron a él y a cuantos le acompañaban y los asesinaron. (1) 49 Luego Trifón énvió su ejército y su caballería a la Galilea y a la gran llanura, para aniquilar a todos los parciales de Jonatán. 60 Supieron que había sido preso y muerto Jonatán y los que le acompañaban, y unos a otros se animaron para salir a campaña para combatir. 81 Al ver sus perseguidores cuan resueltos estaban a luchar por su vida, se volvieron. 52 Se fueron sin ser molestados a (i)

Judas murió en

el

campo de

batalla.

Jonatán, victima de una traición de los sirios. Simón, víctima de la villanía de un yerno suyo'

MACABEOS tierra de Judá y lloraron a Jonatán y a los suyos, temiendo mucho por sí. Todo Israel hizo gran duelo. 5:1 Entonces todas las naciones veci-

la

nas se propusieron aniquilarlos, diciéndose: «Ya no tienen caudillo que los proteja; luchemos, pues, contra ellos, y horremos su memoria de cutre los hombres.

Simón sucede a Jonatán.

1Q

Oyó Simón que había reunido Trjíóh un poderoso ejército, para venir contra la tierra de Judá y 1

aplastarla;

2

y viendo

al

pueblo lleno

de espanto y de temor, subió a Jerusalén y reunió al pueblo. 3 Los alentaha diciendo: «Ya sabéis lo que yo, mis hermanos y la casa de mi padre, hemos hecho por las leyes y el santuario, las guerras y las angustias (pie hemos soportado. 4 Por esta (ansa, (pie es la de Israel, dieron la vida todos mis hermanos, quedando yo solo. 5 No quiera Dios que en esta huía de tribulación rehuya el peligro por amor de la vida, que no valgo yo más que mis hermanos, 6 antes tomaré la defensa fie mi nación y del santuario, de nuestras mujeres e hijos, ahora que llevados del odio se han juntado todas las naciones para aplasirnos.» 7 Se enardeció el pueblo al oír estas palabras, 8 y a grandes voces respondió, diciendo: «Sé nuestro caudillo en lugar de Judas y de Jonatán, tu hermano. 9 Combate nuestras batallas; cuanto nos digas lo t

haremos.» 10

Juntando todos

los

hombres de

dio prisa a concluir los muros de Jerusalén, que quedó fortificada todo en derredor. 11 Envió a Jonatás, hijo de Abesalom, con bastante fuerza a Jope, que echó de allí a los que la guarnecían, quedándose en ella. 12 Tritón salió de Tolemaida con un poderoso ejército, para invadir la Judea, llevando consigo a Jonatán preso. 13 Simón acampó en Adida, frente a la llanura. 14 Al conocer Tritón que habían nombrado a Simón caudillo en lugar de su hermano Jonatán, y que estaba pronto a trabar batalla, le envió mensajeros, 15 diciendo: «Hemos detenido a tu hermano, a causa de la deuda que tenía con el tesoro real, por los cargos que desempeñaba. 16 Envía, pues, cien talentos de plata y a dos de sus hijos (omo rehenes, porque

guerra,

se

I,

13

549

al ser libertado no se rebele contra nosotros, y le dejaremos libre.» 17 Aun-

que entendía Simón que

le

hablaban

con engaño, envió el dinero y los dos niños, por no concitar contra sí la enemiga del pueblo, que podría decir: 18 «No ha enviado el dinero v los niños, y por eso pereció Jonatán». 19 Así, pues, envió los niños y los cien talentos; pero Tritón, faltando a su palabra, no puso en libertad a Jonatán. 20 Trifón emprendió luego la marcha para invadir la tierra y devastarla. Para ello, rodeando, vino a Adora, pero Simón con su ejército salía le al encuentro dondequiera que él iba. 21 Los de la ciudadela enviaron mensajeros a Trifón, rogándole que se diera prisa a venir en su socorro por el desierto, y les trajese víveres. 22 Preparó Trifón toda su caballería para llegar aquella noche, pero no pudo, a causa de la

mucha nieve que había caído. Llegó a «¡alad, 23 y en Bascama dió muerte a 24

Jonatán, que fué sepultado allí. Después Trifón dió la vuelta y se

volvió a su tierra. 25 Mandó Simón por los restos de su hermano Jonatán y les dió sepultura en Modín, la ciudad de sus padres. 26 Todo Israel hizo por él gran duelo y le lloró muchos días. 27 Edificó Simón sobre los sepulcros de sus padres y hermanos un monumento de piedras labradas por una y otra cara, alto y visible desde muy iejos. 28 Encima levantó siete pirámides, unas enfrente de otras, dedicadas a su padre, a su madre y a sus cuatro hermanos. 29 Lo rodeó de

grandes columnas, y puso en ellas panoplias para eterna memoria; y junto a las panoplias, naves esculpidas, que pudieran ser vistas de todos los que navegaban por el mar. 30 Ese sepulcro que erigió en Modín perdura hasta el día de hoy. 31 Trifón, que procedía dolosamente con el joven rey Antíoco, acabó por darle muerte, 32 se declaró rey en su lugar y se ciñó la diadema del Asia, trayendo con esto una gran calamidad sobre la tierra.

Simón, consolida

la libertad

nacional. 33

Simón

Judea,

muros

edificó las fortalezas de rodeó de altas torres y fuertes, les puso puertas y las

MACABEOS

550

14

do de hambre muchos de

y las proveyó de vituallas. Envió algunos hombres escogidos Demetrio, pidiendo que concediera

rerrojos 34

I,

ellos. 60 Cla-

maron a Simón en demanda de paz, a y ér se la otorgó, echándolos de allí al país la remisión de los tributos, y limpiando la ciudadela de impu por cuanto los actos de Tritón habían rezas. 61 El día veintitrés del mes sesido actos de saqueo. 35 Contestó el gundo del año 171 entró en ella con rey Demetrio a estas peticiones, en- cánticos, palmas y acompañamiento viándole letras del tenor siguiente: de cítaras, címbalos y arpas, con 36 «El rey Demetrio a Simón, sumo himnos y cánticos, porque había sido sacerdote y amigo de los reyes, y a aplastado un gran enemigo de Israel. 52 Estableció que cada año los ancianos y a la nación judía, se solem37 Hemos recibido la corona de oro y la palma que nos habéis enviado, y estamos dispuestos a hacer con vosotros una paz definitiva y a escribir a los intendentes reales que os condonen las deudas. 38 Todo cuanto hemos pactado con vosotros sea firme, y las fortalezas que habéis edificado sean vuestras. 39 Os per-

nizara este día con regocijo.

salud:

donamos también

las

faltas

y

68

For-

que esta próximo a la ciudadela, y habitó allí él con los suyos. 54 Viendo Simón que Juan, su hijo, era hombre animoso, le hizo jefe de todas las tropas, con residencia en Guezer (1). del templo,

de Simón.

Prosperidad

las

ofensas cometidas hasta este día, y algún la corona que debéis, y si tributo se cobraba en Jerusalén, ya 40 no se cobre. Si algunos de vosotros estáis dispuestos a alistaros en nuestro ejército, podréis hacerlo, y que reine entre nosotros la paz.» 41 El año 170 quedó Israel libre

1J

1

El año 172 reunió el rey Demetrio sus tropas y se puso en marcha hacia la Media, en busca de recursos para hacer la guerra a Trifón. 2 Sabido por Arsaces, rey de Persia y de Media, que Demetrio había invadido su territorio, mandó a su encuentro a uno de sus generales, con el encargo de cogerle vivo. 3 Partió éste, y derrotó a Demetrio, haciéndole prisionero y llevándole a Arsaces, que le encarceló. 4 Y disfrutó de paz la tierra de Judá toda la vida de Simón, que procuró la prosperidad de su pueblo: a todos fué grato su gobierno, y gozó de fama todos los días de su vida. 8 Y añadió a esta gloria la toma de Jope para puerto, teniendo así entrada a las islas del mar. * Extendió los términos de su nación y mantuvo

yugo de los gentiles, 45 y comenzaron a encabezarse así los documentos y contratos: «El año primero de Simón, gran pontífice, general y caudillo de los judíos.» 43 En los días aquellos acampó Simón contra Ouezer, y la cercó con sus fuerzas, construyó máquinas de asedio y las aproximó a la ciudad, acometiendo una de las torres y apoderándose de ella. 44 Invadieron la ciudad los que estaban en la máquina, produciéndose en aquélla gran conmoción. 46 Los de la ciudad subieron a las murallas con sus mujeres e hijos, rasgadas las Vestiduras, y a grandes voces clamaban pidiendo a Simón la paz, 48 y le decían: «No obres con nosotros según merecen nuestras maldades, sino según tu misericordia.» 47 Simón se dejó aplacar y suspendió las hostilidades contra ellos, pero expulsó a los de la ciudad, purificó las casas en que había ídolos, y así hizo su entrada en ella en medio de cánticos y bendiciones. 48 Después de limpiarla de toda impureza, instaló en ella gente observante de la ley, la fortificó, y construyó allí para él una morada. 49 Los de la ciudadela de Jerusalén no podían salir de ella, ni entrar en la región para comprar o vender, del

y pasaban mucha escasez, perecien-

monte

tificó el

el

dominio de su

tierra.

7

Redimió

muchos zer,

cautivos, se adueñó de Guede Betsur y de la ciudadela.

Quitó de ella las impurezas y no hubo quien le resistiera. 8 Cultivaban en

paz

tierra,

la

y

la

tierra

daba sus

campo

sus frutos. Los ancianos se sentaban en plazas, todos hablaban de las las

cosechas, y los "árboles del 9

prosperidades de la tierra, y los jóvenes vestían como traje de honor el 10 Abasteció las traje de guerra. ciudades y las puso en estado de Simón sucede próspera situación familia los frutos de sostenido, pero al fin sinado por su yerno. (1)

la

'

a su hermano, consolida

de Juda y recoge para su tantas luchas como habia acabó traidoramente ase-

MACABEOS su nombre confines de la 11 Hizo reinar la paz en toda tierra. la tierra, y gozó Israel de gran bienestar. 12 Cada uno se sentaba bajo su parra y su higuera, y nada había que

defensa. Llegó

hasta

les

la

la

fama de

extremos

los

causara temor.

que

13

Desapareció de hacía

la guerra, sus días fueron vencidos reyes. Dió seguridad a los humildes de pueblo, tuvo celo por la ley, y

tierra

el

les

y en i4 sií

desterró a todos los impíos y malvados. 15 Restauró la gloria del santuario, y aumentó los vasos sagrados. 24 Después de estos sucesos envió Simón a Numenio a Roma, para renovar la alianza con los romanos, mandando por él, como presente, un escudo de oro de mil minas de peso. 16 Había llegado a Roma y a Esparta la noticia de la muerte de Jonatán, de la que se dolieron mucho. 17 Pero al saber que Simón, su hermano, le había sucedido en el sumo sacerdocio y que mandaba en la tierra y en sus ciudades, 18 le escribieron la renovación de la amistad y la alianza antes hecha con Jusus hermanos, en ilas y Jonatán, placas de bronce, 19 que. fueron leídas en Jerusalén en la asamblea del pueblo. He aquí la copia de las letras enviadas por los espartanos. 20 «Los príncipes y la ciudad de Esparta, a Simón, sumo sacerdote, y a los ancianos y a los sacerdotes y a todo el pueblo de los judíos, sus hermanos, salud: Los mensajeros que habéis mandado a nuestro pueblo nos han dado noticias de vuestra gloria y honor, y de ello nos alegranos inmensamente. 22 Hemos registrado en las deliberaciones del pueblo lo siguiente: Numenio, hijo de Antíoco, y Antíoco, hijo de Jasón, legados de los judíos, han llegado a nosotros para renovar la antigua amistad. 23 El pueblo resolvió recibir honrosamente a los mensajeros y depositar una copia de su discurso entre los documentos públicos, para que

14

I,

551

garon de columnas en Sión, 27

el

montf» de

siguiente escritura: «E! día dieciséis del mes de Elul del año 172, año tercero del pontificado de el Simón, príncipe del pueblo de Dios, 28 en la asamblea general de los sacerdotes y del pueblo, de los príncipes y ancianos de la nación, se hizo saber esto: En las muchas guerras la

que ha habido en nuestra tierra, 29 Simón, hijo de Matatías, de los hijos de Jarib, así como sus hermanos, se expusieron al peligro e hicieron frente a los adversarios de su nación, por la conservación del santuario y de la ley, y ganaron grande gloria para su pueblo. 30 Jonatán los congregó y fué sacerdote, hasta que 31 Resolse reunió con sus padres.

vieron entonces los enemigos invadir, tierra, devastarla y hacerse dueños del santuario; 32 pero se levantó Simón y salió a la defensa de su pueblo, y con grandes expensas suyas armó a los valientes de su nación y les pagó la soldada. 33 Fortificó las ciudades de Judea y a Betsur en sus confines, donde antes dominaban las armas de los enemigos. Puso allí guarnición judía, 34 fortificó a Jope, junto al mar, y a Guezer en los conantes fines de Azoto, en la que habitaban los enemigos, e instaló en ellas judíos, y los proveyó de cuanto era necesario para su defensa. 35 Viendo el pueblo la conducta de Simón y la gloria que se proponía dar a su nación, le hicieron su caudillo y sumo sacerdote, en premio de haber realizado todas estas proezas y de la

la

justicia y fidelidad que ha guardado a su pueblo, procurando por todos los medios el engrandecimiento de sus días todo prosperó, éste. 36 y los gentiles fueron exterminados de la tierra, y en la misma Jerusalén los que ocupaban la ciudad de David,

En

el

que habían convertido en ciudadela, de donde hacían salidas, profanando los alrededores del santuario con gran perjuicio de su santidad. 37 Instaló allí judíos, la fortificó para seguridad

ria

de

pueblo espartano guarde la memode ello. Y hemos enviado una copia de esto a Simón, sumo sacerdote. 25 Cuando el pueblo oyó tales cosas, se dijeron: «¿Qué gracias podemos dar

Simón y a sus hijos? 26 Porque valerosamente han combatido contra los enemigos de Israel, tanto él como sus hermanos y toda su familia, y han a

afianzado nuestra libertad.» Y grabaron en placa de bronce, que col-

la

tierra

y de

la

ciudad, y dió

mayor

altura a las murallas de Jerusalén. 38 Por todo esto el rey Demetrio le confirió el sumo sacerdocio, 39

y

le

inscribió en

el

número de

su^

amigos y le otorgó grandes honores, 40 pues supo que los judíos eran tenidos por los romanos como amigos, aliados y hermanos, y habían sido acogidos con honor los legados de

MACABEOS

552

Simón. 41 Los judíos y sacerdotes resolvieron instituir a Simón'por príncipe y sumo sacerdote por siempre, mientras no aparezca un profeta digno de fe, 42 y por su caudillo, que defienda el santuario, instituya inspectores de obras, gobernadores de la tierra, capitanes de las tropas y alcaides de las fortalezas; 43 que cuide de las cosas sagradas, que sea de todos obedecido, que se inscriban en su nombre todos los documentos públicos en la tierra, vista la púrpura y lleve la fíbula de oro. 44 A nadie será lícito, ya del pueblo, ya de tos sacerdotes, traspasar ninguna de estas disposiciones ni contravenir lo que por él fuere ordenado, o convocar en la consentitierra asamblea sin su ni vestir la púrpura ni llevar fíbula de oro. 45 El que traspasare estas disposiciones o violare alguna de ellas, incurrirá en castigó.* 46 Todo el pueblo aprobó conferir a Simón estos poderes y honores, y convino en que él obrase conforme a

miento, la

47

ellos.

Aceptó Simón, agradecido,

sumo

sacerdocio, y ser caudillo y jefe de los judíos y de los sacerdotes, ejerciendo el mando supremo. 48 Mandaron que esto se escribiese en láminas de bronce y se pusiese en el atrio del templo en lugar visible, y que una copia de lo mismo se depositase en el tesoro del templo, a disposición de Simón y de sus hijos. el

'

Reconocimiento de esta situación por la> naciones extranjeras. Antíoco, hijo del rey Demeenvió desde las islas del mar cartas a Simón, sumo sacerdote y jefe de los judíos, y a toda la nación. 2 Era el contenido de las cartas del tenor siguiente: «El rey Antíoco a Simón, sumo sacerdote y jefe de la nación judia, salud: 3 Como quiera que hombres malvados se hayan apoderado del reino de nuestros padres, es mi voluntad recobrarlo y restablecerlo en su forma antigua, para lo cual he reunido un ejército numeroso 4 .Me y equipado naves de guerra. propongo desembarcar y perseguir a los que han arruinado el reino y asolado sus ciudades. 6 Te ratifico, pues, todas las exenciones que te han hecho los reyes mis predecesores, y todas las mercedes que te han otorgado. * Te permito acuñar moneda propia para

y

'

er

"

1

trio,

I,

15

tu tierra. 7 Que Jerusalén y su santuario sean libres; que cuantas armas has fabricado, y cuantas fortalezas has levantado y posees, queden en tu poder; 8 que todas las deudas al tesoro real y cuanto en adelante hubiere de percibir el rey te sea por siempre condonado. 9 cuando nos

Y

hubiéremos apoderado del reino, os honraremos, a ti tu nación y al templo, tan magníficamente, que vuestra gloria se extenderá por toda

ya

la

tierra.» 10

El año 174 Antíoco se puso en reino, y todas las tropas se declararon por él, de suerte que muy pocas fueron las que le quedaron a Trifón. 11 Perseguido por el rey Antíoco, vino huyendo hasta Dora del mar. 12 Vió entonces cuántos males se le venían encima, pues las tropas habían abandonado. 13 Acampó le el rey Antíoco contra Dora, con ciento veinte mil hombre y ocho mil caballos. 14 Cercaron la ciudad por mar y por tierra, y la estrecharon de suerte que nadie podía salir ni entrar ei; ella. 15 En esto llegó de Roma Numenio y los que con él habían ido, trayendo copia de cartas escritas a los reyes y a las naciones, del tenor siguiente: 16 «Lucio, cónsul de los romanos, a Tolomeo, salud: 17 Han venido a nosotros embajadores de los judíos, aliados y amigos nuestros, enviados por Simón, sumo sacerdote, y por la nación de los judíos, para renovar la antigua amistad y alianza, 18 y han sido portadores de un escudo de oro de mil minas de peso. 19 En virtud de esto nos ha parecido bien escribir a reyes y naciones, que no les causen

marcha hacia su

ningún mal ni les hagan ni a sus ciudades ni a su

la

guerra,

tierra,

ni

presten auxilio a quienes los combatan. 20 Nos pareció igualmente bien recibir de ellos- el escudo. 21 Si, pues, hombres malhechores, huyendo de ellos, se refugiaren entre vosotros, en (regadíos a Simón, sumo sacerdote, para que los castigue según su ley.» 22 En la misma forma escribieron al rey Demetrio, a Atalo, a Ariarates a Arsaces 23 y a todas las naciones: a Lampsaco, a los espartanos, a Délos y a Mindo, a Sición, a Caria, a Sainos, a l'anfilia, a Licia, a Halia Rodas, a Fasélida, a carnaso, Coo, a Síde, a Arados, a Cortina, 21 Y a (¡nido, a Chipre y a Cirene. copia de esas cartas se la enviaron a Simón, sumo sacerdote.

MACABEOS

16

I,

553

Como hemos dicho, el rey Antíoco acampó .enfrente de Dora y la estrechó, y construyó máquinas de guerra, quedando Tritón cercado, sin

en ella coloco caballería e infantería, para hacer incursiones por Judea, ((uno se lo había ordenado el rey.

poder entrar ni salir. 26 Simón envió en ayuda del rey a dos mil hombres escogidos, y plata y oro y mucho material de guerra. 27 No quiso él recibirlos, antes bien revocó cuanto antes había pactado y rompió con 28 él. Mandó a Atenobio, uno de sus amigos, para tratar con él y decirle:

1

T

«Y osotros retenéis a Jope y a Guezer y la fortaleza de Jerusalén, ciudades de mi reino; 29 habéis devastado sus territorios y causado grandes daños a la tierra, y os habéis adueñado de muchos lugares de mi reino. 30 Entregad luego, pues, las ciudades que

habéis ocupado, y los tributos de que os habéis apoderado fuera de los confines de la Judea; 31 de no hacerlo, pagaréis por ello quinientos talentos de piala, y por los perjuicios causados y por los tributos de las ciudades percibidos, otros quinientos talentos; y no, iré y os haremos la guerra.» si 32 Llegado Atenobio, el amigo del rey, a Jerusalén, vió la magnificencia

de Simón, su vajilla de oro y plata la numerosa servidumbre, y quedó maravillado. Oído el mensaje del rey, 33 respondió Simón: «No hemos tomado tierra ajena, ni de bienes ajenos nos hemos apoderado, sino de la heredad de nuestros padres, de la que sin justicia nuestros enemigos se habían adueñado. 34 Aprovechando

y

la

ocasión,

hemos recobrado

la here-

dad de nuestros padres. 35 Cuanto a Jope y a Guezer, que reclamáis, hacían a nuestro pueblo y nuestra tierra grandes daños: por ellas daremos cien talentos.» Atenobio no le respondió palabra, 36 pero se volvió furioso al rey y le comunicó las palabras de Simón, su magnificencia y todo cuanto había visto. Airóse el rey con gran ira. 37 Entretanto, Trifón, embarcado en una nave, huyó a Ortosiada. 38 El rey instituyó a Cendebeo general de la corte, poniendo en su mano fuerzas de infantería y caballería, 39 con el encargo de acampar enfrente de Judea, y edificar a Cedrón y fortificar sus puertas, a fin de hostigar al pueblo de Israel. El rey se fué en persecución de Trifón. 40 En cuanto Cendebeo llegó a Jamnia, comenzó a molestar al pueblo,

invadiendo la Judea, haciendo cautivos y muertos. Edifico a Cedrón, 41 y

Subió Juan de. Guezer, y comunicó a su padre lo que Cendebeo estaba haciendo. 2 Llamó entonces Simón a sus dos hijos mayores, Judas y Juan, y les dijo: «Yo y mis hermanos y la casa de mi padre hemos combatido por Israel desde nuestra juventud hasta el presente, y nuestros esfuerzos han sido tan felices, que logramos la libertad de Israel. 3 Al presente yo estoy ya 1

T

viejo; pero vosotros, por la misericordia de Dios, estáis en buena edad;

tomad mi puesto y

el

de mi herma-

no, y salid a luchar por nuestra nación, y que la ayuda del cielo sea con vosotros. 4 Eligieron de la gente de todo el territorio los hombres más aguerridos y caballería hasta veinte mil, y par-

tieron contra Cendebeo, pernoctando

en Modín. de mañana

5

Puesta en marcha muy hacia la llanura, vieron

un poderoso ejército de infantería y caballería, que les venía al enSólo un torrente había de por medio. 6 Se detuvo enfrente Juan con sus hombres; de ellos y viendo que los suyos temían atracuentro.

vesar

el

torrente,

lo

hizo

él

pri-

el

mero; y sus hombres, viéndole, le siguieron. 7 Dividió su gente, colocando la caballería en medio de los infantes, porque la caballería de los contrarios era muy numerosa. 8 Resonaron las trompetas sagradas, y Cendebeo y su ejército quedaron deshechos, cayendo muchos de ellos

y huyendo los restantes a la forta9 Quedó herido Judas, el hermano de Juan; pero éste persiguió a

leza.

enemigos hasta llegar a Cedrón, que Cendebeo había fortificado, 10 y huyeron hasta las torres de Azoto, que Juan dió al fuego, cayendo de los enemigos hasta tres mil hombres, y se volvió victorioso a Judá. los

Muerte alevosa de Simón. 11

Tolomeo, hijo de Abubos, comandante del campo de Jericó, tenía mucha plata y oro, 12 y era yerno del

sumo

sacerdote.

13

Se engrió tanto,

que quiso hacerse dueño de la tierra, para lo cual resolvió quitar a traición la vida a Simón y a sus hijos. 14 Visitaba

Simón

las

ciudades del

terri-

MACABEOS torio, a fin de proveer a sus necesidades, y bajó a Jericó con Matatías y Judas, sus hijos, el año 177 en el mes undécimo, que es el mes de Sabat. 15 Los recibió el hijo de Abubos con perfidia en una fortaleza pequeña, llamada Doc, que él habla levantado. Les ofreció un gran banquete, pero ocultó a siete hombres, 16 que cuando Simón V sus hijos estaban ebrios, a una señal de Tolomeo

se levantaron, y tomando las armas, dieron sobre Simón, matándole a él, a sus hijos y a algunos de su séquito, 17 cometiendo una gran traición y

devolviendo mal por bien. 18

Luego

escribió

Tolomeo

al

rey,

para que enviase tropas en su auxilio, a fin de poner en su mano la 19

Envió otras y las ciudades. a Guezer para que se apoderasen de

tierra

I,

16

554

Juan, y escribió a los oficiales de ésta, pidiéndoles que se pasasen a él, que íes 20

daría

Mandó

plata y oro y regalos. otros para que se apodera-

sen de Jerusalén y del monte del templo. 21 Pero alguno se adelantó a comunicar a Juan, en Guezer, cómo habían sido muertos su padre

y que habían manmatase a él. 22 Quedó fuera de sí al oír tales noticias, y prendiendo a los que venían a él para darle muerte, los mató, pues sabia lo que intentaban. 23 Los demás sucesos de Juan, sus guerras, las hazañas que realizó, los muros que levantó y sus obras todas,

y

sus hermanos,

dado quien

24 escritas

le

están en los anales de su pontificado, desde el día en que fué hecho sumo sacerdote después de su padre.

II

DE LOS MACABEOS

INTRODUCCION AL LIBRO pSTE

libro no es propiamente cedentc; es otro libro sobre la

II

DE LOS MACABEOS

un libro segundo, una continuación del premisma materia, bastante amplia para poder

argumento de muchos libros. Un cierto Jasón de drene, desconocido de compuso cinco libros sobre Judas Macabeo; nuestro autor los compendió en este solo libro en favor de los lectores que no pudieran leer los cinco de Jasón. Abarca unos quince años, 175-161 a. C. El propósito del autor no es sólo contar los sucesos históricos, sino, mediante ellos, instruir y edificar a ser

nosotros,

Escribe en griego, y se. sirve de los recursos de la retórica griega para mejor lograr su intento. El prólogo (2, 20-33) y el epílogo (15, 38-40) ponen de relieve la gran diferencia que hay entre este libro y todos los otros escritos en lengua semítica. La cronología seguida es la del libro primero, con la diferencia de que este otro sigue en todo el cómputo oficial, empezando a contar desde el otoño de 112 a. C. La obra va precedida de dos a modo de apéndices, que son dos cartas (1, 3-10*) y 1, 10b -2, ]9) dirigidas por los judíos de Jerusalén a los de Egipto, con el fin manifiesto de recomendarles la santidad del santuario yerosolimitano, y apartarlos del templo cismático, que habían levantado en Leontópolis. ¡Mía lectores.

MACABEOS Carta de los judíos de Jerusalén a los judíos de Egipto, «A los hermanos judíos que moran en Egipto, salud: Los hermanos judíos de Jerusalén y de Judea, paz y felicidad. 2 Que Dios

1

1

II

os bendiga, acordándose de su alianza con Abraham, Isac y Jacob, sus fieles siervos. 3 Que a todos os dé corazón dispuesto para venerarle y cumplir con todo ánimo y buena voluntad sus preceptos. 4 Que os abra entender su ley y el corazón para

MACABEOS

558

sus preceptos, os conceda la paz, 8 oiga vuestras súplicas, se reconcilie con vosotros y no os abandone en el tiempo de la desgracia. 6 Esta es nuestra oración por vosotros. 7 Reinando Demetrio, el año 169, nosotros, los judíos, os escribimos

cuando nos hallábamos en

la

gran

tribulación que nos sobrevino desde los suyos se marcharon de la tierra santa y del reino. 8 Pues incendiaron el pórtico del templo y derramaron mucha sangre inocente. Pero suplicamos al Señor, y le ofrecimos sacrificios y flor de harina, y encendimos las lámparas, y presentamos los panes. 9 Ahora vosotros celebrad la fiesta de los tabernáculos en el mes de Casleu. Dada el año 188.»

que Jasón y

Carta a Aristóbulo y a los judíos de K{|ipto. 10 «Los moradores de Jcrusalén y de Judea, el senado y Judas, a Aristóbulo, maestro del rey Tolomeo, del linaje de los sacerdotes ungidos, y a los otros judíos de Egipto, salud y prosperidad: 11 Librados por Dios de. grandes peligros, le damos muchas gracias, estando prontos a luchar de nuevo contra el rey. 12 Pero Dios mismo ha aniquilado a los que combatían contra la ciudad santa. 13 Pues cuando ese caudillo,' con el ejército que le acompañaba, que pare-

cía

irresistible,

ron heridos en

llegó el

a

Persia,

fue-

templo de Nanea,

gracias al engaño de los sacerdotes de ésta. 14 Antíoco, acompañado de sus amigos, vino al lugar como para desposarse con ella y tomar en virtud de tal desposorio y a título de dote sus tesoros. 1& Los sacerdotes de Nanea le habían hecho esta propuesta, y él con escasa gente entró en el recinto del templo. Cerraron aquéllos 18 una vez que Antíoco •las puertas hubo entrado, y abriendo luego una abertura disimulada en el techo, a pedradas aplastaron al caudillo y a sus acompañantes, los descuartizaron, les cortaron las cabezas y las tiraron fuera. 17 Por esto bendito sea Dios, que así ha castigado a los impíos. ** Estando, pues, para hacer la purificación del templo en el mes de Casleu, hemos creído deber nuestro manifestároslo, para que también vosotros celebréis la fiesta de los Tabernáculos y del fuego que se en-

II,

1

cendió cuando Nehemías, después de edificar el sacrificios.

templo y 19 Pues

ofreció ser nuestros Persia, los sacerel

altar,

a)

padres llevados a dotes piadosos que había entonces, ocultamente tomaron del fuego del altar, y lo escondieron en un hueco, a manera de pozo seco, en el cual lo depositaron, tan en seguro que el sitio quedó de todos ignorado. 20 Transcurridos muchos años, Nehemías, que sido enviado por el rey de Persia, mandó a los nietos de los sacerdotes que lo habían ocultado, a buscar el fuego, y según' ellos contaron, no hallaron fuego, sino un agua espesa, 21 de la cual les mandó que sacasen. Cuando las víctimas estaban dispuestas en el altar, ordenó Nehemías a los sacerdotes que con el agua rociasen la leña y lo que encima de ella había. 22 Cumplido esto y pasado un poco de tiempo, salió el sol, que antes estaba nublado, y se encendió un gran fuego, quedando todos maravillados. 93 Y mientras oraban los sacerdotes y todos los presentes, etnpézando Jonatán y respondiendo los restantes, 24 hasta

había

Nehemías,

se

consumía

el

sacrificio.

La oración era ésta: Señor, Señor Dios, creador de todas las cosas, temible, misericordioso y rey único justo, bondadoso, 25 único liberal, único justo, omnipotente y eterno, que libras a Israel de todo mal, que elegiste a nuestros padres y los santificaste; 16 acepta este sacrificio por todo tu pueblo de Israel, protege tu heredad y santifícala. 27 Congrega a nuestros dispersos, vuelve la libertad a los que viven en servidumbre entre las naciones, pon los ojos en estos

despreciados y abominados, conozcan las naciones que tú eres nuestro Dios. 28 Aflige a los que nos oprimen y con insolencia nos ultrajan. 29 Trasplanta tu pueblo a tu lugar santo, según dijo Moisés. 80 Los sacerdotes entretanto cantaban himnos. 31 Cuando el sacrificio se hubo consumido, mandó Nehemías derramar el agua restante sobre grandes piedras; 32 y en cuanto lo hicieron, de la luz del altar se encendió una llama que las consumió. 33

Cuando

esto se hfzo notorio, y rey de Persia que en el Jugar donde los sacerdotes llevados cautivos habían ocultado el fuego, apareció agua, con la cual los que acompañaban a Nehemías habían

contaron

al

-MACABEOS encendido el sacrificio, 44 después de hechas averiguaciones, hizo cercar el sitio y lo declaró sagrado. 35 Aquel día fué día de felicitaciones, en que rey repartió y recibió ricos presentes. 36 Los de Nehemías llamaron a aquel sitio Neftar, que quiere decir purificación, pero muchos le llaman Neftai. el

Se halla en antiguos documenque el profeta Jeremías, al mandar a los deportados tomar del fuego antes referido, les entregó un ejemplar de la ley 2 y les recomendó que no diesen al olvido los preceptos del Señor, ni se pervirtiesen a la vista de los ídolos de oro y de plata y sus adornos. 3 Muchas cosas como éstas les dijo, exhortándolos a no apartarse jamás del amor de la Ley. 4 También en documentos está escrito que el 1

,^

£

tos,

profeta, por revelación divina, mandó que le siguiesen con el tabernáculo y el arca, y salió hasta el monte donde

había subido Moisés para ver desde la heredad de Dios. 5 Llegado a él, Jeremías halló una gruta a modo de estancia, en la cual introdujo el tabernáculo, el arca y el altar de los perfumes, murando en seguida la entrada. 6 Algunos de los que le acompañaban vinieron luego, para poner señales en el camino, a fin de poder hallarlo después. 7 Mas así que Jeremías lo supo, los reprendió, diciéndoles: Este lugar quedará desconocido, hasta que Dios vuelva a congregar a su pueblo y tenga de él misericordia. 8 Entonces dará a conocer el paradero de estas cosas, aparecerá su gloria, y asimismo la nube, como se manifestó al tiempo de Moi-

IT,

559

2

de David y las cartas de los reyjs sobre las ofrendas. 14 Así también Judas reunió todos los libros dispersos por la guerra que hubimos de sufrir, que ahora se hallan en nuestro los

poder. 15 Si de ellos tuviereis, pues, necesidad, mandadnos quienes os los lleven. 16 Estando nosotros para celebrar la fiesta de la purificación, os escribimos estas letras: Haréis muy bien en solemnizar estos días. 17 Dios, que ha librado a su pueblo, nos ha devuelto a todos la heredad, el reino, 18 el sacerdocio y el santuario, como lo prometió en la ley. Esperamos, pues, de Dios, que pronto tendrá misericordia de nosotros y nos congregará en el lugar santo, de entre todas las naciones que existen bajo el cielo, 19 pues nos ha librado ya de grandes calamidades y ha purificado el san-

tuario» (1).

Prefacio.

allí

sés,

y cuando Salomón pidió que

templo

el

gloriosamente santificado. También allí se cuenta cómo el rey sabio ofreció el sacrificio de la dedicación y terminación del templo; 10 y que así como cuando Moisés oró a( Señor descendió fuego del cielo que consumió el sacrificio, así también, orando Salomón, descendió fuego y consumió el holocausto. 11 Y dijo Moisés: fuese

9

Por no haber sido comido el sacrificio por el pecado, fué consumido por el fuego. 12 También Salomón celebró la fiesta por ocho días. 13 Esto mismo se refiere en los escritos y memorias de Nehemías; y se dice, además, que había reunido una biblioteca y puesto en ella los libros de los reyes, ios de los profetas y

20

La historia de Judas el Macabeo y de sus hermanos, la purificación del gran templo y la dedicación del

altar,

21

las

guerras de Antíoco

Eupátor, 22 que gloriosamente combatían por el judaismo, para que, aun siendo pocos, recobrasen toda la tierra y pusieran en fuga muchedumbres de bárbaros, 23 y recuperasen el templo famoso en toda la tierra, y librasen la ciudad, restableciesen las leyes que estaban y a punto de quedar abolidas, siéndoles el Señor propicio con toda bondad, 24 fué narrada por Jasón de Cireiie en cinco libros, que nosotros nos proponemos compendiar en un solo volumen. 25 Porque, considerando el número excesivo de los libros, y la dificultad que hallan, por la muchedumbre de las cosas, los que quieren aplicarse a conocer las historias, 26 hemos pensado proporcionar solaz Epifanes

y de su

hijo

las apariciones celestes a los

alma a los aficionados a leer, y dar a los estudiosos facilidad para aprender las cosas de memoria; en una palabra, alguna utilidad a todos aquellos que tomen este libro en sus manos. 27 Mas para nosotros este trabajo que hemos emprendido no ha del

(i)

Adviértase que

el

autor sagrado recoge

estas cartas en su libro, pero sin dar juicio la

verdad de cuanto contienen.

de

MACABEOS

560

sido cosa fácil, sino de mucho trabajo, sudores y desvelos. 28 Como el

que prepara un

festín,

buscando com-

placer a otros, se echa encima una pesada carga, así nosotros, para merecer la gratitud de muchos, hemos tomado con gusto este trabajo. 29 Dejando al historiador el oficio de narrar

detalladamente las cosas, nos hemos esforzado por seguir las normas de la condensación. 30 Pues así como el arquitecto que se propone levantar una casa nueva, ha de pensar en el conjunto de la construcción; mientras que el decorador y el pintor sólo tienen que cuidarse de lo que toca a la ornamentación, así creo yo que nos sucede a nosotros. 31 Investigar la materia histórica, examinarla en todos sus aspectos y detalles; eso compete al narrador de la historia; 32 pero procurar el compendio de la narración, sin llegar a agotar el asunto toca al compilador, 33 y con esto comenzamos nuestra narración, después de habernos extendido tanto en el prefacio. Sería una simpleza mostrarse difusos antes de entrar en materia, para luego ser breves en

II,

3

cómo

el tesoro de Jerusalén estaba de riquezas indecibles, y que la cantidad de dinero que allí había era incalculable, y no se destinaba al sostenimiento de los sacrificios, pudiendo el rey apoderarse de ello. 7 Apolonio se fué luego a ver al rey y le dió cuenta de los tesoros referidos. Este eligió a Heliodoro, su ministro de hacienda, a quien envió con órdenes de apoderarse de las riquezas. 8 En seguida se puso en viaje Heliodoro, con el pretexto de visitar las ciudades de Celesiria y Fenicia, pero en realidad, para ejecutar el propó-

lleno

9 Llegado a Jerusalén, fué recibido cordialmente por la ciusumo dad y el sacerdote, a quien dió luego cuenta de lo que le había sido comunicado, y del motivo de su venida, preguntando si lo que se les había dicho se ajustaba a la

sito del rey.

verdad. 10

El sumo sacerdote

le hizo ver trataba de depósitos para el socorro de viudas y huérfanos, 11 de una cantidad que pertenecía a Hircano, hijo de Tobías, hombre de muy buena posición, contra lo que calumniosamente había denunciado el impío ésta. Simón; (1) y que, en fin, la Suma de todo el dinero era de cuatrocientos talentos de plata y doscientos de oro, La preservación del tesoro del 12 siendo del todo imposible cometer templo. tal injusticia contra los que habían 1 Hallándose la ciudad en comconfiado en la santidad del lugar y pleta paz, observándose exacta- en la majestad del templo, honrado mente las leyes, por la piedad del en toda la tierra. 13 Pero Heliodoro, sumo sacerdote Onías (1) y su odio a en virtud de las órdenes del rey, toda maldad, 2 sucedía que hasta contestó que aquellos tesoros habían los mismos reyes honraban el san- de ser necesariamente entregados al 14 Señalado día, se pretuario y lo enriquecían con magní- tesoro real. paró a entrar, dispuesto a apoderarse así, Selcuco, rey de ficos dones. 3 Asia, concedió de sus propias rentas de tales riquezas, lo que produjo no todos los gastos necesarios para el pequeña conmoción en toda la ciudad. 15 Los sacerdotes, vestidos de sus servicio de los sacrificios. 4 Pero un cierto Simón, de la tribu de Benja- túnicas sagradas, se arrojaron ante mín, constituido inspector del templo, el altar; clamaban al cielo, invocando se enemistó con el sumo sacerdote, al que había dado ley sobre los depócon motivo de la fiscalización del sitos, de que les fueran guardados inmercado de la ciudad. 8 No pudiendo tactos a quienes los depositaron. vencer la resistencia de Onías, se fué 16 Nadie podía mirar el rostro del a Apolonio, hijo de fraseas, que por sumo sacerdote sin quedar traspaaquel tiempo era general de la Cele- sado, porque su aspecto y su color demudado mostraban la angustia de siria y Fenicia, 6 y le hizo saber su alma. 17 El temor que se reflejaba en aquel varón, y el temblor de su Este Pontífice Onías, de quien el autor (i) hace tan magnífico elogio, es probablemente el cuerpo, revelaban a quien le miraba

que

se

3

Y

ungido a que se refiere Daniel 9, 26, y cuya muerte señala el término de las sesenta y dos semanas de años y el principio de la última semana, que es de grandes calamidades para jefe

el

pueblo.

El templo era como un banco en que, (1) cual en lugar seguro, depositaban algunos particulares sus capitales.

MACABEOS

II,

561

4

la

honda pena de su corazón. 18 Los ciudadanos salían, en tropel de sus casas, para acudir a la pública rogativa en favor del lugar santo, que estaba a punto de ser profanado. 19 Las mujeres, ceñidos los pechos de saco, llenaban las calles; y las doncellas recogidas, concurrían unas a las puertas del templo, otras sobre los muros, algunas miraban furtivamente por las ventanas, 20 y todos, tendidas las manos al cielo, oraban. 21 Era para mover a compasión, ver la confusa muchedumbre postrada en tierra, y la ansiedad del sumo sacerdote, ileno de angustia. 22 Todos invocaban al Dios omnipotente, pidiendo que los depósitos fuesen con plena seguridad conservados intactos a los depositantes. 23 Heliodoro, por su parte, dispuesto a consumar su propósito, estaba ya acompañado de su escolta junto al gazofilacio, 24 cuando el Señor de los espíritus y rey del absoluto poder, hizo de él gran muestra a cuantos se habían atrevido a entrar en él. Heridos a la vista del poder de Dios, quedaron impotentes y atemorizados. 25 Se les apareció un jinete terrible. Montaba un caballo adornado de riquísimo caparazón, que, acometiendo

riese gracia de la vida al que se hallaba en el último extremo. 32 Y temiendo el sumo sacerdote que el rey llegase a imaginarse que los judíos habían cometido algún crimen contra Heliodoro, ofreció un sacrificio por la salud de éste. 33 Mientras el sumo sacerdote ofrecía el sacrificio de propiciación, los mismos jóvenes se aparecieron de nuevo a Heliodoro, con las mismas vestiduras de antes: y acercándose a él, le dijeron: «Da muchas gracias a Onías, el sumo sacerdote, pues a él le debes que el Señor te haya dejado la vida. 34 Tú, pues, castigado por Dios, confiesa ante todos su gran poder.» Dicho esto, desaparecieron. 35 Heliodoro, después de ofrecer un sacrificio al Señor y de hacer grandes votos a quien le había concedido la vida, se despidió amigablemente de Onías y se volvió con sus tropas al rey, 36 dando público testimonio de las obras del Dios altísimo que con sus ojos había visto. 37 Interrogado por el rey sobre quién sería el más apto para enviarlo a Jerusalén, dijo: 38 «Si tienes algún enemigo, o alguien que conspire contra tu reino, mándalo allá, que bien castigado vendrá, si es que salva la

impetuosamente a Heliodoro, le acoceó con las patas traseras. El que le montaba iba armado de armadura de oro. 26 Aparecieron también dos

vida; porque sin duda que hay en aquel lugar una fuerza divina. 39 El mismo que en los cielos habita tiene sus ojos puestos sobre aquel lugar para defenderlo, y hiere de muerte a los que a él se llegan con malos propósitos.» 40 Tal fué el episodio de Heliodoro y de la preservación de

jóvenes fuertes, llenos de majestad,

magníficamente vestidos,

los

cuales,

colocándose uno a cada lado de Heliole azotaban sin cesar, descargando sobre él fuertes golpes. 27 Al

doro,

instante Heliodoro, caído en el suelo y envuelto en tenebrosa oscuridad, fué recogido y puesto en una litera. 28 el que hacía poco, con mucho

Y

acompañamiento y con segura

Onías, calumniado, destituido y asesinado.

escolta,

entraba en el gazofilacio, era ahora incapaz de auxiliarse a sí mismo, habiendo experimentado manifiestamente el poder de Dios; 29 y por la divina virtud, yacía mudo, privado de toda esperanza de salud. 30 Los judíos, por su parte, bendecían que había defendido el al Señor, honor de su casa. Y el templo, poco antes lleno de terror y de turbación, ahora rebosaba de alegría y regocijo, gracias a la intervención del Señor omnipotente. 31 Pronto acudieron algunos de los de Heliodoro, suplicando aOnías que invocase al Altísimo, para que hillevado,

gazofilacio.

1 Simón, el delator del tesoro y * de la patria, hablaba nial de Onías, afirmando ser él quien había maltratado a Heliodoro, y el autor de todo el mal. 2 Al bienhechor de la ciudad, al defensor de sus ciudadanos, al celador de las leyes, se atrevía a llamarlo traidor al reino. 3 Tan adelante fué esta enemistad, que hasta llegaron a cometerse homicidios por parte de algunos parciales de Simón; 4 tanto que Onías, considerando lo peligroso de estas rivalidades y la furia de Apoloiiio, general de la Celesiria y Fenicia, en favorecer la maldad de Simón, se fué a ver al rey, 6 no

4

i6

MACABEOS

562

como acusador de

sus conciudadanos, sino mirando al interés común y particular de toda la nación; 6 pues veía que, sin la intervención del rey, era imposible lograr la paz en el gobierno y que Simón no cesaría en su locura. 7 Muerto Seleuco y apoderado del reino Antíoco, por sobrenombre Epifanes, Jasón, hermano de Onías, comenzó a ambicionar el sumo sacerdocio; 8 y en una audiencia prometió al rey trescientos sesenta talentos de plata, ochenta talentos más de otras reutas, 9 y sobre éstos, ciento cincuenta más, si se le autorizaba, para instalar un gimnasio y una mancebía (1) y se concedía a los de Jerusalén la

ciudadanía

antioquena.

10

y Jasón, obtenido

Accedió

poder, luego se dió a introducir las costumbres griegas entre sus conciudadanos. 11 Abolió los privilegios otorgados a los judíos por el favor de los reyes gracias a las gestiones de Juan, padre de Eupolemo, el que desempeñó la embajada para obtener la amistad y alianza de los romanos; contra los derechos ciudadanos introducía costumbres impías, 12 y hasta bajo la misma acrópolis se atrevió a erigir el gimnasio, obligando a educar allí a los jóvenes más nobles (2). 12 Así cundió en alto grado el helenismo y progresó la introducción de el

rey;

el

costumbres extranjeras, por

sumo

la

des-

impío, más que sacerdote, Jasón. 14 Los sacer-

almada actitud

del

dotes ya no se preocupaban del servicio del altar, antes mostrando poca estima del templo y descuidando los sacrificios, se apresuraban a tomar parte en los prohibidos ejercicios de la palestra, en cuanto eran invitados a lanzar el disco. 16 Desdeñando los honores patrios, estimaban en mucho 16 Por lo cual las distinciones griegas.

vino sobre ellos la gran calamidad, de que aquellos mismos a quienes envidiaban y a quienes en todo querían imitar, se volviesen luego contra ellos,

y fuesen sus enemigos y opre-

sores. 17 No es cosa de poco ni que se hace impunemente violar las leyes

Mancebía en el sentido clásico, de ju(i) ventud o mocedad, y aqui, de lugar para la educación de la juventud en las costumbres he'émcas. Algo semejante al gimnasio. Casos como el de Jasón los vemos con (a) alguna frecuencia en esta historia. Nos dan a conocer a qué extremo habla descendido la moral en muchos primates de Juda.

II,

4

divinas, como lo mostrará el tiempo venidero. 18 Al celebrarse en Tiro los juegos quinquenales con asistencia del rey, 19

el

malvado Jasón envió de Jerusa-

lén espectadores, ciudadanos de Antioquía, portadores de trescientas

dracmas para el sacrificio de HércuPero los que las llevaban pidieron que no se empleasen en los sacrificios porque no convenía, sino que se les.

Y

destinasen a otras expensas. 2( así aquella cantidad que iba enviada, *

la voluntad del donante, para de Hércules, por deseo de portadores fué destinada a la construcción de trirremes. 21 Habiendo sido enviado a Egipto Apoloivio, de Menesteo, con motivo de la entronización del rey Tolomeo Filométor, vino a saber Antioco que aquel soberano era enemigo de su reino, y se propuso prevenirse contra él. Llegado a Jope, subió a Jerusalén, 22 donde Jasón y la ciudad le hicieron un magnífico recibimiento, y entró en medio de antorchas y aclamaciones. Condujo luego de allí sus tropas

según

el sacrificio

los

a Fenicia. 23

tres años, envió Jasón del antes mencionado Simón, para llevar dinero al rey y para gestionar ciertos asuntos

Pasados

a Mcnelao,

importantes;

hermano 24

pero,

ganada

la gracia

del rey, Menelao le adulaba, dándose aires de hombre influyente, con lo que obtuvo para sí el sumo sacerdocio, ofreciendo trescientos talentos así, con las cremás que Jasón. 25 denciales del rey, se vino aquel homnada que le hiciera que no tenía bre digno del sacerdocio, sino instintos de tirano cruel y sentimientos de fiera salvaje. 28 Jasón, que había suplantado a su hermano, fué a su vez su-

V

plantado por Otro y forzado a huir a la tierra de Anlmón. 27 Mas como Mcnelao, una vez posesionado del poder, no cumpliese las promesas hechas al rey, 28 a pesar de las reclamaciones de Sóstrates, alcaide de la acrópolis, a quien pertenecía la exacción de los tributos, ambos fueron' llamados por el rey. 29 Menelao hubo de dimitir el sumo sacerdocio en favor de su hermano Lisímaco, y Sóstrates fué nombrado gobernador de Chipre. 30 Entretanto, los tarsenses y los malotas se rebelaron, por haber sido dados en regalo a Antioquida, concubina del rey. 81 A toda prisa partió

563 éste para aquietarlos, dejando encargado del gobierno a Andróniro, uno de sus dignatarios. 32 Menelao, juzgando la ocasión propicia, arrebató ciertos objetos del templo, que regaló

a Andrónico; otros logró venderlos en Tiro y en las ciudades vecinas. 33 Cuando de esto supo con certeza Onías, que se hallaba retirado en su lugar de asilo, junto a Dafne, cerca de Antioquía, le reprendió. 34 Por lo cual Menelao, llamando aparte a Andrónico, le pidió que matase a Onías; y aquel, yendo a verle, con dolo, dándole .la mano y haciendo juramento, persuadió a Onías (aunque no dejaba de serle sospechoso), a que saliese de su asilo, y al instante le mató, sin respeto alguno déla justicia 35 Fué esto motivo de que, no sólo los judíos, sino también muchos de las otras naciones, se indignaran y

muy mal la inicua muerte varón. 36 Vuelto de Cilicia el rey, se le presentaron los judíos de Antioquía y muchos de los griegos, que asimismo aborrecían la maldad, para hablarle de la muerte injusta de Onías. 37 Cordialmente se entristeció Antíoco, y movido de compasión derramó lágrimas, recordando la discreción y gran modestia de Onías; 38 e indignado, al instante despojó a Andrónico del manto de púrpura e hizo que, desgarrados los vestidos, le pasearan por toda la ciudad, hasta el sitio mismo en que había impíamente asesinado a Onías. Allí fué ejecutado aquel criminal, dándole el Señor su merecido. 39 Muchos fueron los robos sacrilegos cometidos en Jerusalén por Lisímaco. aconsejado de Menelao; tanto, que, difundida la fama, se amotinó el pueblo contra Lisímaco, pero cuando ya muflios objetos de oro habían desaparecido. 40 Excitada la muche-

llevasen

de

tal

dumbre e inflamada en cólera, se reunieron hasta unos tres mil hombres y comenzaron a obrar desaforadamente. Era su jefe un cierto Tirano, no menos avanzado en años que en crueldades. 41 Cuando se dieron cuenta de que Lisímaco los atacaba, cogieron unos piedras, otros estacas y algunnos hasta la ceniza que tenían a mano, y confusamente las arrojaban contra los que rodeaban a Lisímaco. 42 Fueron heridos muchos de ellos, algunos derribados y todos ahuyenel mismo sacrilego to junto al gazofilacio.

tados;

quedó muer-

A

43

propósito de estos hechos se un juicio contra Menelao. 44 Habiendo venido el rey a Tiro, tres varones enviados por el senado propusieron ante él la causa. 45 Menelao, viéndose ya perdido, prometió mucho dinero a Tolomeo, hijo de en Dorimenes, si le ganaba al rey. 46 efecto, llevándole aparte hacia un

entabló

Y

como para tomar

peristilo,

el

fresco,

hizo mudar de sentencia al rey, 47 que absolvió de todos sus crímenes a

Menelao, autor de toda

la

maldad,

a muerte a aquellos desdichados, que, si ante los escitas hubieran tenido que defender su causa, habrían sido dados por inocentes. 48 Sin tardanza fueron al injusto castigo los que habían tomado la defensa de la ciudad, del pueblo y de los vasos sagrados. 49 Pero hasta los tirios, horrorizados de la maldad, les hicieron magníficos funerales. 60 Entretanto, Menelao permanecía en el poder, por la avaricia de los gobernantes, y progresaba en maldad, convertido en feroz perseguidor de sus

y condenó

conciudadanos.

Las crueldades de Antíoco.

£

tiempo preparó Ansegunda expedición contra Egipto; y por espacio de casi cuarenta días, por toda la ciudad apa1

Por

este

tíoco su 2

recieron en el aire carreras de jinetes vestidos con túnicas doradas, armados de lanzas, a semejanza de cohortes, 3 y escuadrones de caballos en orden de batalla, ataques y cargas de una y otra parte, movimiento de escudos, multitud de lanzas, espadas desenvainadas, lanzamiento de dardos, brillar de armaduras de oro y corazas de todo género. 4 Por lo cual, todos rogaban que tales apariciones fuesen buen presagio. 6 Difundido el rumor de que Antíoco

había muerto, tomó Jasón no menos de mil hombres y atacó de improviso a la ciudad. Aunque los moradores corrieron a los muros, la ciudad fué tomada, y Menelao se refugió en la acrópolis. 6 Jasón hizo sin piedad gran matanza en sus conciudadanos,

no teniendo en cuenta que una feliz jornada contra sus conciudadanos es el

lo

mayor

infortunio; pensando, por contrario, que alcanzaba trofeos

de los enemigos y no de los connacionales. 7 Mas no por eso logró

MACABEOS

564

adueñarse del poder, y al fin recibió oprobio como premio de su traiel ción, teniendo que huir de nuevo a la tierra de Ammón. 8 El fin de su perversa vida fué éste: que, acosado por Aretas, rey de los árabes, huyendo de ciudad en ciudad, de todos perseguido, detestado como renegado de su ley, execrado como verdugo de su patria y de sus conciudadanos, fué empujado hasta Egipto; 9 y el que a tantos había desterrado de la patria, vino a morir en tierra extraña, huyendo a Lacedentonia con la esperanza de lograr un refugio en gracia del parentesco; 10

y el que a tantos dejado sin sepultura, murió sin ser por nadie llorado, y privado de sepultura, más aún dei sepulcro había

familiar. 11 Llegados a noticia del rey estos sucesos, sospechó que la Judea quería rebelarse; y así, al volver de Egipto,

hecho una furia, se apoderó de la ciudad por la fuerza de las armas 12 y ordenó a los soldados herir sin piedad a los que les salieran al encuentro, y degollar a los que subiesen sobre las casas. 13 Así fueron muertos jóvenes y viejos, desaparecieron hombres y mujeres y niños, y fueron degollados doncellas y niños de pecho. 14 En tres días enteros que duró, perecieron ochenta mil personas; cuarenta mil cayeron asesinadas y otras tantas fueron vendidas por esclavas. 15 No satisfecho con esto, se atrevió a entrar en el templo, el más santo de toda la tierra, siendo su guía el traidor a la religión y a la patria, .Menelao.

tomó

18

Con sus impuras manos y arrebató

II,

6

dicha del pueblo, así como después participó en los beneficios del Señor, y abandonado a la cólera del Omnipotente, de nuevo ha sido restaurado con gran gloria, en la reconciliación del altísimo Señor. 21 En suma, que Antíoco, habiendo arrebatado del templo mil ochocientos talentos, a toda prisa se retiró a Antioquía, pensando en su orgullo que podría navegar por la tierra y andar por el mar, para vanagloria de su espíritu. 22 Todavía dejó prefectos que afligieron a la nación; en Jerusalén, a un tal Filipo, frigio de nación, más cruel que el mismo que lo había puesto; y en Garizin, a Andrónico; a los cuales hay que añadir Menelao, que a todos excedió en maldad contra sus conciudadanos, 23 y era el que péores sentimientos tenía hacia sus compatriotas. 24 Más tarde envió todavía Antíoco al abominable Apolonio, con un ejercito de veintidós mil hombres, con órdenes de degollar a todos los adultos y vender a las mujeres y a las jóvenes. 26 Llegó éste a Jerusalén simulando paz, y hasta el día santo del sábado se estuvo quieto. Entonces, mientras los judíos estallan en fiesta, dió órdenes a sus soldados de hacer ejercicios, 26 y mató a todos cuantos salieron a contemplarlos, e invadiendo luego la ciudad, dió muerte a una

muchedumbre. 27 Pero Judas Macabco, con otros nueve, se retiró al desierto, y con los suyos vivía a gran

manera de las fieras en los montes, alimentándose de hierbas, por no contaminarse. la

los vasos sagrados,

los dones que por otros reyes habían sido ofrecidos para realzar la gloria y la dignidad del lugar, entregándolos a manos impuras. 17 Llena el alma de orgullo, Antíoco no veía que, por los pecados de los la ciudad, el Señor se había por breve tiempo irritado, y que por esto había ocurrido aquel desprecio hacia el lugar. 18 Si no hubiese sido por estar ellos cargados de tantos pecados, igual que Heliodoro, el enviado del rey Seleuco para apoderarse del tesoro, hubiera éste sentido, en cuanto allí puso el pie, reprimida su audacia por los azotes. 19 Pero no eligió el Señor la nación por el lugar, sino el lugar por la nación; 20 por lo cual, aquél ha tenido que participar de la des-

moradores de

La 1

6

persecución

religiosa.

No mucho tiempo después mando

un anciano ateniense el rey a para que obligara a los judíos a dejar la religión de sus padres, prohibiéndoles vivir según las leyes de Dios; 2 con orden de que profanara el templo de Jerusalén y lo dedicara a Júpiter Olímpico, y el de Garizin, según la condición de los moradores lugar, a Júpiter Hospitalario. (iiave e insoportable era para la

del :1

muchedumbre

el progreso de la maldad; 4 porque el templo era teatro de libertinajes y orgías de los gentiles, que Se solazaban allí con las meretrices, y en los atrios sagrados tenían comercio con las mujeres, llenándolo

MACABEOS todo de inmundicias. 8 El altar misino estalla lleno de cosas inde6 No centes, execradas por la ley. se se observaban los sábados, ni

guardaban

patrias, ni sijudío. Al contrario, con inexorable vio? lencia eran arrastrados a celebrar cada mes el natalicio del rey y a

quiera

las

podía

fiestas

uno declararse

participar en los sacrificios;

y cuando

celebraban las fiestas de Dionisio, eran forzados los judíos a tornar parte en las procesiones, coronados de hiedra. 8 Por sugestión de los toleinenses, se publicó un edicto en las ciudades griegas inmediatas, para obrar de igual modo con los judíos, obligándolos a participar en los sacrificios se

y condenando a muerte a los que no consintiesen en acomodarse a las costumbres gentílicas. Era de ver qué excesos de desolación tuvieron entonces lugar. 10 Dos mujeres fueron delatadas por haber circuncidado a sus hijos; y con los niños colgados de pechos, las pasearon públicalos mente por la ciudad, y luego las

9

11 Otros habían reunido en próximas cavernas, para celebrar ocultos el día séptimo, denunciados a Filipo, fueron entregados a las llamas. Ni pensaron en defenderse, por el sumo

precipitaron de las murallas.

que

se

respeto hacia el día santo. 12 Por esto ruego a aquéllos (1) a cuyas manos venga a parar este libro, que no se escandalicen de estos desdichados sucesos, ni piensen que para ruina y no para corrección de nuestro linaje sucedieron tales cosas. 13 Que no dejar mucho tiempo impunes a los pecadores, sino aplicarles luego el castigo, es gran beneficio. 14 El Señor aguanta con paciencia a las otras naciones, para castigarlas ciiando han llenado la medida de sus iniquidades. 15 Jifas no obra así con nosotros, que sólo cuando hayamos llegado al colmo de nuestros pecados, ejerza la venganza. 16 Nunca apartará su misericordia de nosotros; y corrigiendo a su pueblo con la adversidad, no le abandona. 17 Sólo para memoria hemos dicho esto. Ahora prosigamos nuestra narración.

(i) Es de notar esta observación del autor. consentía Dios tales profanaciones de su santuario y tales iniquidades contra su pueblo? Para corregir y purificar a éste y hacerle digno de mayor misericordia.

iCómo

II,

505

6

Muerte de Elcazar.

A

18 Eleazar, uno de los primeros doctores, varón de avanzada edad y de venerable presencia, abriéndole la boca querían forzarle a comer carne de puerco. 19 Pero él, prefiriendo una muerte gloriosa a una afrentosa vida, iba de su propia voluntad al suplicio, 20 y la escupía, como han de hacer los que tienen valor para rechazar de sí

cuanto

no

es

lícito

comer

por

a la vida (1). 21 Los que presidían el inicuo sacrificio, por la amistad que de antiguo tenían con aquel varón, tomándole aparte, le exhortaban a traer cosas de las permitidas, preparadas por él, para simular que había comido las sacrificadas, según mandato del rey. 2^ Haciendo así, se libraría de la muerte; y por la antigua amistad, hacían con él este acto

amor

de humanidad. 23 Pero él, elevándose a más altas consideraciones, dignas de su edad, de la nobleza de su vejez, de su bien ganada y respetable canicie, y de la ejemplar vida que des de niño había llevado, digna en todo de las leyes santas establecidas por Dios, respondió diciendo que cuanto antes le enviasen al Ades; 24 que era indigno de su ancianidad simular, no fuese que pudieran luego decir los jóvenes que Eleazar, a sus noventa años, se había paganizado con los extranjeros. 25 «Mi simulación», dijo, «por amor de esta corta y perecedera vida, los

induciría a errar, echando sobre mi vejez una afrenta y un oprobio; 26 pues aunque al presente lograra librarme de los castigos humanos, a las manos del Omnipotente no esca27 Por ni en muerte. animosamente entregaré la vida y me mostraré digno de mi ancianidad, 28 dejando a los jóvenes un ejemplo noble, para morir valiente y generosamente por nuestras venerables y santas leyes.» Diciendo esto, tomó el camino del suplicio, 29 conducido por aquellos mismos que poco antes se mostraban humanos para

paré lo

ni

en vida

cual

con él, pero que ahora, enfurecidos a causa de las palabras proferidas, le azotaban, teniéndole por insensato. 30 Estando para morir de los azotes, exhaló un gemido y dijo: «El Señor santísimo ve bien que pudiendo librar(i)

Hermoso cuadro,

mártir de

la

el

ley antigua.

de

la

pasión de este

MACABEOS

566

me

de la muerte, doy mi cuerpo a los crueles azotes; pero mi alma los sufre gozosa por el temor de Dios.» 31 Así acabó la vida, dejando con su muerte, no sólo a los jóvenes, sino a todos los de su nación, un

ejemplo de nobleza y una memoria de virtud.

Martirio de Jos siete hermanos con su madre.

II,

tará, a los que morimos por sus leyes, a una vida eterna.» 10 Después el tercero fué expuesto a los insultos; y mandándole sacar la lengua, luego al punto la sacó, 11

1

Es muy digno de memoria

lo

ocurrido a siete hermanos, (1) que con su madre fueron presos, y a quienes el rey quería forzar a comer carnes de puerco prohibidas, y por negarse a comerlas fueron azotados con zurriagos y ne'rvios de toro. 8 Uno de ellos, tomando la palabra, habló así: «¿A qué preguntas! ¿Qué quieres saber de nosotros? Estamos prontos a morir, antes que traspasar las pa trias leyes.» 3 Irritado el rey, ordenó poner al fuego sartenes y calderos.

Cuando comenzaron

a

hervir,

4

dió

orden de cortar la lengua al que había hablado, y de arrancarle el cuero de la cabeza, a modo de los escitas, y cortarle manos y pies, a la vista de los otros hermanos y de su madre. 5 Mutilado de todos sus miembros, mandó el rey acercarlo al fuego, y vivo aún, freirlo en la sartén. Mientras el vapor de ésta llegaba bastante a lo lejos, los otros, con la madre, se

exhortaban a morir generosamente, 6 diciendo: «El Señor Dios nuestro nos mira y tendrá compasión de nosotros, como lo dice Moisés en el cántico de protesta contra Israel: Tendrá piedad de sus siervos. 7 Muerto de esta manera el primero, tomaron al segundo, para atormentarle. Y arrancado el cuero cabelludo, le preguntaron si estaba dispuesto a comer, antes de ser atormentado en su cuerpo, miembro por miembro. 8 El en su propia lengua, respondió: «¡No!» Por lo cual, en seguida se le dió el mismo tormento que al primero. 8 Estando para exhael postrer aliento, dijo: «Tú, criminal, nos privas de la vida presente; pero el Rey del universo nos resuci-

lar

las matenemos estos

y animosamente extendió

nos, diciendo: «Del cielo

miembros, que por amor de mis leyes yo desdeño, esperando recibirlos otra vez de El.» 12 Tanto el rey como los que con él estaban se maravillaron del animoso joven, que en nada tenía tormentos.

los

^

7

13

Muerto éste, sometieron al cuarto mismas torturas; 14 y estando para morir, dijo así: «Más vale morir a manos de los hombres, poniendo en Dios la esperanza de ser de nuevo resucitado por El. Pero tú no resucia las

citarás para la vida.» 16

En

seguida

que mientras le atormentaban, puestos los ojos en el 16 rey, le dijo: «Tú, aunque mortal, por tener poder sobre los hombres, haces lo que quieres; pero no pienses que nuestro linaje haya sido abandonado de Dios. 17 Aguarda un poco, y experimentarás su gran poder, y verás cómo te atormentará a ti y a trajeron

al

quinto,

tu descendencia.» 18

Después trajeron

al

sexto,

que

estando ya para morir dijo: «No te forjes ilusiones; por nuestras culpas padecemos esto: por haber pecado contra nuestro Dios han sucedido entre nosotros cosas tan tremendas. 19 Pero tú, no creas que habrás de quedar impune, por haber osado luchar contra Dios.» 20 Admirable sobre toda ponderación y digna de eterna memoria se mostró la madre, que viendo morir en un solo día a sus siete hijos, lo soportaba animosa, por la esperanza que tenía en Dios; 21 y en su patria lengua, los exhortaba, llena de ge-j nerosos sentimientos; y dando fuerza varonil a sus palabras de mujer, 22 les; decía: «Yo no sé cómo habéis apare-1 cido en mi s^no, no os he dado yol el aliento de vida ni compuse vues-1 tros miembros. 23 El creador del universo, autor del nacimiento del hombre y hacedor de las cosas todas, ése misericordiosamente os devolverá la vida, si ahora por amor de sus santas '

i

leyes la despreciáis.» Este capitulo, en que tan alta se revela a la ley por parte de los jóvenes Macabeos" y de su madre, es el presagio de tantos martirios como en la historia de la Iglesia sufrieron los fieles de Cristo. Es de notar la viva fe en la resurrección, que tanto los alienta. (i)

la fidelidad

84

Antíoco, a pesar de creer que burlaba de él y de sospechar que con sus palabras le insultaba, todavía al más joven que quedaba, no sólo de palabra le exhortaba sino que*

se

MACABEOS hasta con juramento le prometía, si dejaba las leyes patrias, enriquecerle y hacerle dichoso, tenerle por amigo y darle un honroso empleo. 25 ^las como el joven bo le prestase atención alguna, llamó el rey a la madre y la Diandó que diese al niño consejos saludables.

26

Como

insistiese

él

ella

que por nueve meses te llevé en mi seno, que por tres años te amamanté, que te crié, te eduqué y te alimenté hasta ahora. 28 Ruégote, hijo, que mires al cielo y a la tierra, y veas cuanto hay en ellos, y entiendas que de la nada lo hizo todo Dios, y todo el humano linaje ha venido de igual modo. 29 No temas a este verdugo, antes muéstrate digno de tus hermanos, y recibe la muerte, para que en el día de devuelto con 30

la misericordia ellos.»

567

8

de toda contaminación, enteramente confiado en el Señor. 41 La últimá en morir fué la madre. 42 Y esto baste, a propósito de los sacrificios y de los

martirios extraordinarios.

mucho

persuadirle: 27 e el niño, burlándose del cruel tirano, en lengua patria le dijo así: «Hijo, ten compasión de mí,

en ello, prometióle inclinándose hacia

II,

me

seas

Estando aún explicándole esto, «¿Qué esperas? No obe-

dijo el joven:

dezco el decreto del rey, sino los mandamientos de la ley dada a nuestros padres por Moisés. 31 Tú, inventor de toda maldad contra los hebreos, no escaparás de las manos de Dios. 32 Nosotros por nuestros pecados padecemos; 33 y si nuestro Señor, que es el Dios vivo, se irrita por un momento para nuestra corrección, de nuevo se reconciliará con sus siervos; 34 pero tú, impío, el más criminal de todos los hombres, no te engrías neciamente, y, orgulloso y vanamente confiado te enciendas contra sus siervos; 35 no estás aún libre del juicio del Dios omnipotente, que

todo lo ve. 36 Mis hermanos, después de soportado un breve tormento, han entrado en la alianza de la vida eterna; pero tú pagarás en el juicio divino las justas penas de tu soberbia. 37 Yo, como mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes patrias, pidiendo a Dios que pronto se muestre propicio a su pueblo, y que tú, a fuerza de torturas y azotes, confieses que sólo El es Dios. 38 En mi y en mis hermanos se aplacará la cólera del Omnipotente, que con encendida justicia vino a caer sobre toda nuestra raza.» 39 Furioso, el rey se ensañó contra éste más cruelmente que contra los otros, llevando muy a mal la burla que de él hacían. 40 Así murió limpio

Primeras victorias de Judas Maca beo.

«Entretanto, Judas Macabeo y

los

suyos, entrando secretamente en las aldeas, invitaban a sus parientes

que habían permanecido fiejudaismo, y se los incorporaban, llegando a juntar hasta seis mil hombres; 2 e invocaban al Señor, para que mirase por su pueblo, de todos conculcado, tuviese piedad del templo, profanado por impíos, 3 se compadeciese de la ciudad, devastada y casi enteramente arrasada, escuchase los torrentes de sangre que a El clamaban, 4 se acordase de la inicua muerte de niños inocentes, y de las blasfemias proferidas contra su nombre, y mostrase su ira contra los malvados. 6 Puesto el Macabeo al frente de

y a

los

les al

tropa, se hizo irresistible a los gentiles, volviendo el Señor su, cólera

su

en misericordia. 6 Llegando de improviso a las ciudades y aldeas, las incendiaba; y ocupando las posiciones convenientes, triunfaba y ponía en huida a no pocos enemigos. 7 Sobre todo aprovechaba la noche, como más

acomodada para tales incursiones, y por todas partes se difundía la fama de su valor. 8 Viendo Filipo cuánto había progresado aquél en poco tiempo, y cómo iban creciendo sus éxitos, escribió a Tolomeo, general de la Celesiria y Fenicia, para que viniese en apoyo de los negocios del rey. 9 Este llamó al instante a Nicanor, hijo de Patroclo, uno de sus más fieles, y le mandó a Judea, poniendo bajo su mando no menos de veinte mil hombres de todas las naciones, con el encargo de destruir todo el linaje de los judíos. También se le agregó Gorgias, general muy experimentado en las cosas de la guerra. 10 Se proponía Nicanor proporcionar al rey, de la venta de los judíos cautivos, dos mil talentos, que debía a los romanos como tributo, 11 y así envió a las ciudades de la costa invitaciones, para que vi-

niesen

a

comprar

esclavos

judíos,

MACABEOS

508

prometiendo darles noventa esclavos por talento. No presentía la venganza que el Omnipotente iba a deseargar sobre 12

él.

En

cuanto llegó a oídos de Judas que Nicanor se había puesto en marcha, informó a los suyos de la venida ilc aquel ejército. 13 Unos, acobardados y sin fe en la venganza divina, se dieron a la huida, yéndose a otros lunares. 14 Otros vendían cuanto les quedaba, rogando al Señor librase a los que habían sido vendidos por el impío Nicanor, antes de venir a las mimos, 15 si no por ellos, siquiera por la alianza hecha con sus padres, y por su venerando y excelso nombre, que ellos llevaban. 16

Juntando

el

Macabeo

su gente,

en número de seis mil, los exhortó a no acobardarse ante el enemigo, u¡ tener miedo de la muchedumbre de los gentiles (pie injustamente venían contra ellos: sino combatir valientemente, 17 teniendo ante los ojos el ultraje inferido por aquéllos al lugar santo, la opresión de la ciudad escarnecida y la disolución de instituciones patrias. 18 Ellos, decía, vienen confiados en sus armas y en su valor; nosotros ponemos la las

confianza

en

el

Dios

omnipotente,

que puede con un solo ademán derribar a los que vienen contra nosotros y al mundo entero. 19 Y trajo a la memoria las ayudas prestadas a sus padres, lo de Senaquerib, en que ciento odíenla y cinco mil hombres perecieron, 20 y la batalla dada en Babilonia contra los Gálatas, en la que. entrando en lucha ocho mil judíos y cuatro mil maecdonios, y hallándose en grave aprieto, los ocho mil derrotaron a un ejército decienveinte mil, gracias al auxilio del logrando de aquella victoria grandes ventajas. 21 Con estos discursos los alentó, y estaban prontos a morir por las leyes y por la pato

cielo,

*

tria. 22 Dividiendo su ejército en cuatro ros de cuerpos, puso al líenle de ellos a sus hermanos Simón, Juan y Jonatán, asignando a cada uno mil quinientos hombres. 23 A Eleazar le mandó leer el libro sagrado; dióles por santo y seña: 'Auxilio de Dios»; y tomando a su mando el primer cuerpo, cargó sobre Nicanor. 24 Gracias t

a la

ayuda

del

Omnipotente, mataron

más de nueve mil hombres, destrozando la mayor parle del ejercito de

II,

8

Nicanor y obligando a a huir.

25

y por

eso

los

restantes

Se apoderaron, además, de todo el dinero de los que habían venido con el propósito de comprarlos. Después, habiéndolos perseguido hu so trecho, 26 se volvieron, obligados piula hora, pues era víspera del sábado,

no continuaron

la

perse-

cución. 27

Recogidas las armas de los enemigos y los despojos, celebraron el sábado, bendiciendo de todo corazón al Señor y dándole gracias por haberen aquel día librado, haciéndoles experimentar la primicia de su misericordia. 28 Pasado el sábado, repartieron el botín con los que habían sufrido persecución, con las viudas los

los huérfanos; tribuyeron entre

el

29

todos a una hicie-

y

Acabado

esto,

resto se lo disy sus hijos.

ellos

ron oración, pidiendo al Señor misericordioso se reconciliase plenamente con sus siervos. 30

En combates

con

las

tropas de

y Báquides mataron más de veinte mil de ellos, y valientemente se apoderaron de altas fortalezas, y se hicieron dueños de muchos despojos, Timoteo

compartiéndolos con los perseguidos, Tos huérfanos, las viudas y los ancianos. 31 Las armas, recogidas cuidadosamente, las depositaron en sitios convenientes; y el resto de los despojos lo llevaron a Jerusalén. 32 Al filarca de los que venían con Timoteo, le quitaron la vida por ser hombre impiísimo, que había afligido mucho a los judíos. 33 Álientras celebraban sus victorias en la capital de la patria, los

que habían incendiado

las puertas sagradas, Calístenes y otros más, se refugiaron en una casita, a la que aquéllos pusieron fuego, recibiendo así éstos el merecido de su impiedad. 34 Y el muy criminal Nicanor, que había traído a miles de mercaderes para la

venia de los judíos, 36 con la ayuda de Dios quedó humillado por los que despreció: y despojado de sus ricas vestiduras, a través de los campos, como esclavo fugitivo, llegó solo a Antioqufa, hondamente acongojado por la pérdida de su ejército. 36 Y el que había tomado a su cargo reunir de la venta de los judíos en Jerusalén el tributo para los romanos, se hacía pregonero de que los judíos tenían un Dios que luchaba por ellos y los hacía invulnerables, porque seguían las leyes dadas por él.

MACABEOS Fin de Antíoeo Epiíancs.

II,

9

quería

le

5C9 por

llevar,

la

intolerable

fetidez. 10

Q

Acaeció por aquel tiempo que Antíoeo hubo de retirarse en desorden de Persia. 2 Había entrado en Persépolis, con el propósito de saquear el templo, y apoderarse de la ciudad. Pero, alborotada la muchedumbre, corrió a las armas, obligándole a huir; y, puesto en tuga por los naturales, hubo de emprender una retirada vergonzosa. (1) 3 Hallándose cerca de Ecbatana, recibió noticia de las derrotas sufridas por Nicanor y Timoteo; 4 y encendido en cólera, meditaba vengar en los judíos la injuria de los que le habían puesto en fuga. Con esto, dió orden al conductor de su coche de avanzar sin interrupción, apresurando la marcha, cuando 1

ya sobre él el juicio divino. Pues en su orgullo había dicho: «En cuanto llegue allí haré de Jerusalén

se cernía

Herido

así,

comenzó a deponer 11 y a entrar dentro

su excesivo orgullo

de sí mismo, azotado por Dios con punzantes dolores. 12 No pudiendo él

mismo soportar

su hedor, dijo: «Justo someterse a Dios, y que el mortal no pretenda en su orgullo igualarse a El.» 13 Y oraba el malvado al Señor, de quien no había de alcanzar misericordia, y decía 14 que la ciudad santa, a ia que antes a toda prisa quería llegar para arrasarla y convertirla en un cementerio, la reedificaría

es

libre; 15 que a los judíos, a quienes antes no tenía por dignos de sepultura, y cuyos hijos había de arrojar en pasto a las fieras, los igualaría en todo con los atenienses; 16 que el templo santo, por él saqueado, lo enriquecería de los más preciosos

y declararía

dones y devolvería multiplicados todos los vasos sagrados; que los gasun cementerio de judíos.» tos tocantes a los sacrificios, de sus 5 Pero el Señor Dios de Israel, que propias rentas los suministraría; 17 fitodo lo ve, le hirió con una llaga nalmente, que él mismo se haría juhabía incurable e invisible. Apenas dío, y recorrería toda la tierra habiterminado de hablar, se apoderaron tada para pregonar el poder de Dios. 18 de él intolerable dolor de entrañas Mas como en ningún modo cey agudos tormentos interiores; y muy saban sus tormentos, porque el justo justamente, puesto que había ator- juicio de Dios había descargado sobre mentado con muchas y extrañas tor- él, desesperanzado de su salud, esturas las entrañas de otros. 6 Mas no cribió a los judíos una carta en forma por eso desistió de su fiereza; lleno de de súplica, del tenor siguiente: 19 «A orgullo y respirando fuego contra los los honrados ciudadanos judíos, mucha judíos, dió orden de acelerar la mar- salud, dicha y bienestar, el rey y cha. Mas sucedió que en medio del general Antíoeo. 20 Puesta en el ímpetu con que el coche se movía, cielo mi esperanza, me alegraría mucho cayó de él Antíoeo, y con tan desgra- de que gocéis de mucha salud, vociada caída, que todos los miembros sotros y vuestros hijos, y de que de su cuerpo quedaron magullados. todos vuestros negocios os salgan a 7 El que con sobrehumana arrogancia deseo. 21 Cuanto a mí, postrado sin se imaginaba dominar sobre las olas fuerzas en el lecho, recuerdo las pruedel mar, y pensaba pesar en una bas de honor y benevolencia que balanza la altura de los montes, aho- con amor me habéis dado. Volviendo ra, caído en tierra, era llevado en una de Persia, he caído en una enfermelitera, poniendo de manifiesto ante dad muy molesta, y he creído contodos el poder de Dios, 8 hasta el veniente pensar en la seguridad copunto de manar gusanos el cuerpo mún; 22 no desesperando de mi esdel impío, y vivo aún, entre atroces confiando mucho que tado, antes dolores, caérsele las carnes a pedazos, saldré de mi enfermedad; 23 y tenienapestando con su hedor al ejército. do en cuenta que también mi padre, 9 V al que poco antes parecía coger al partir en campaña hacia las altas el cielo con sus manos, nadie ahora provincias, designó sucesor, 24 a fin de que, si algo inesperado le ocurría o le llegaban noticias desagradables, Tres relatos hallamos en estos libros (i) no se inquietasen sus súbditos, sade los Macabeos de la muerte del gran tirano biendo a quién pertenecía el goAntíoeo

IV.

Todos

ellos

convienen

en

murió miserablemente en su expedición a provincias del Extremo Oriente, aunque en detalles

haya ligeras divergencias.

que

las los

bierno. 25 Pensando, además, (pie los príncipes limítrofes y vecinos del reino acechan la ocasión en espera de

MACA BEOS

570

sucesos, he designado por rey a hijo Antíoco, a quien muchas veces ya, recorriendo las satrapías superiores, recomendé a muchos de vosotros, y a él mismo le he escrito la carta que va a continuación. 26 Así, pues, yo os pido y ruego que, teniendo en cuenta el bien común y privado, conservéis vuestra lealtad hacia mí y hacia mi hijo, 27 persuadido de que,

II,

Derrota de Gorgias y de Timoteo.

los

mi

con blandura y humanidad mis intenciones, se entenderá con vosotros.» 28 Así aquel homicida y blasfemo, presa de horribles sufrimientos, acabó su vida en siguiendo

extranjera, sobre los montes, con una muerte miserable, como la que él a tantos había dado. 29 Transportó su cuerpo Filipo, su hermano de leche, que, temiendo a Antíoco, el hijo, huyó luego a Egipto, a Tolomeo Filométor. tierra

'

La restauración del

10

1

la

culto.

El Macabeo y los suyos, con ayuda del Señor, lograron ocu-

par el templo y la ciudad. 2 Destruyeron las aras alzadas por los extranjeros en las plazas y los santuarios. 3 Después de dos años de interrupción, purificado el templo, erigieron otro altar, y con fuego sacado de pedernales, ofrecieron sacrificios; encendieron de nuevo las luces, quemaron el incienso y presentaron los panes de la proposición. 4 Hecho esto, rogaban al Señor, postrados en tierra-, que no volvieran a caer en semejantes males, sino que si volvían a pecar alguna vez, El mismo los corrigiese con blandura y no los entregase a los blasfemos y bárbaros gentiles. 5 El mismo día en que el templo había sido por los extranjeros profanado, ese

mismo fué purificado, el día veinticinco del mes de Casleu. 6 Con gran regocijo celebraron por ocho días la al modo de la fiesta de los tabernáculos, recordando cómo poco tiempo hacia, hubieron de pasar la fiesta de los tabernáculos en los montes y en las cavernas, a modo de fieras. 7 I'oy lo cual, llevando tirsos, ramos verdes y palmas, cantaban himnos al que los había favorecido hasta purificar su templo. 8 Y por común acuerdo, dieron decreto a toda la nación judía de celebrar cada

fiesta,

año

las

mismas

fiestas.

10

9

Tal fué

el

dado Epifanes.

fin

de Antíoco, apelli-

10

Ahora contaremos

sucesos de Antíoco Eupátor, hijo del impío, compendiando las calamitosas guerras. 11 Así que se hizo cargo del reino, puso al frente del gobierno a un cierto Lisias, general en jefe de la Celesiria y la Fenicia. los

12

Toiomeo, llamado Macrón, que

se

había distinguido por su amor a la justicia en el trato con los judíos, reparando las iniquidades que con ellos se habían cometido, procuraba tratarlos amigablemente. 13 Mas por esto fué denunciado por los cortesanos ante Eupátor, y a cada instante tenía que oír que le tachaban de traidor: pues habiendo dejado Chipre, que Filométor le había confiado, se había pasado al bando de Antíoco Epifanes. Desesperado, viendo que no podía desempeñar honrosamente su cargo, se envenenó. 14 Por entonces Gorgias, nombrado general de aquellas provincias, mantenía tropas mercenarias y con frecuencia hostigaba a los judíos. 15 Al mismo tiempo que él, los idumeos, dueños de fortalezas bien situadas, molestaban a los judíos, y acogiendo a los huidos de Jerusalén, procuraban fomentar la guerra. 16 Las tropas del Macabeo, después de hacer oración y pedir a Dios que viniese en su ayuda, acometieron las fortalezas de los idumeos; 17 y atacándolas con vigor, se hicieron dueños de las plazas, rechazaron a cuantos sobre los muros combatían, degollaron a cuantos cayeron en sus manos, y dieron muerte a no menos de veinte mil hombres. 18 Habiéndose refugiado unos nueve mil en dos torres muy fuertes y bien abastecidas para resistir un largo asedio, 19 el Macabeo dejó para mantener el cerco a Simón, a José y a Zaqueo, con bastante gente, y él se dedicó a luchar donde más urgencia había. 20 Lós de Simón, llevados de la avaricia, se dejaron comprar por dinero, por algunos de los que en las torres estaban, recibiendo setenta mil dracmas por dejarlos escapar. 21 Sabido esto por el Macabeo, reunió a los jefes del pueblo y los acusó de haber, vendido a sus hermanos, dejando huir a sus enemigos, 22 y como a traidores los hizo matar, apoderándose luego de las dos torres. u Dio '

MACABEOSII, feliz término a esta empresa, matando a más de veinte mil en las dos

fortalezas. 24 Timoteo, el que antes había sido vencido por los judíos, juntó numerosa fuerza mercenaria; y reunida la caballería de Asia en buen número, vino con el propósito de hacer la Judea presa de guerra. 26 Al acercar-

tropas del Macabeo se volvieron a Dios en la oración; y cubierta de polvo la cabeza y ceñidos de saco los lomos, 26 se postraron al pie del altar, rogando a Dios se les mostrase propicio y hostil a sus enemigos, oponiéndose a los adversarios según las promesas de la ley. 27 Terminada la oración, empuñaron las armas, salieron de la ciudad, e hicieron alto cuando estuvieron cerca de sus enemigos.

571

11

dando

muerte a Timoteo, escondido en una cisterna, a su hermano Quereas y a Apolofanes. 38 Realizada esta hazaña, con himnos y alabanzas bendecían al Señor, que tan .grandes cosas hacía por Israel, dándoles tan gran vicciudad,

que

se había

toria.

se, las

28

Antes que del todo amaneciera,

vinieron a las manos; los unos tenían como prenda de feliz éxito y de victoria, a más de su valor, el recurso a su Dios; los otros iban al combate llevados de su pasión. 29 En lo más duro de la pelea se les aparecieron en el cielo a los adversarios cinco varones resplandecientes, montados en caballos con frenos de oro, que poniéndose a la cabeza de los judíos 30 y tomando en medio dos de ellos al Macabeo, le protegían con sus ar-

mas, le guardaban incólume y lanzaban flechas y rayos contra el enemigo, herido de ceguera y espanto,

que,

caía. 31 Mataron veinte mil quinientos, y de los jinetes seiscientos. 32 El

mismo Timoteo huyó llamada Guezer, plaza cida, 33

a

'a

muy

fortaleza

guarne-

donde mandaba Qtiereas. Las fuerzas del Macabeo, llenas

ardor, atacaron durante cuatro días la "fortaleza. 34 Los de dentro, confiados en la fuerza del sitio, los ultrajaban sin cesar y proferían palabras impías y jactanciosas contra los asediantes. 35 Pero al amanecer el quinto día, veinte jóvenes de los que seguían al Macabeo, encendidos sus ánimos por las blasfemias, se lanzaron valerosamente a la muralla y la escalaron con ánimo viril, matando a cuantos se aproximaban. 36 Y otros tras ellos la escalaron igualmente en medio del desorden de los asediados, y poniendo fuego a las torres y a las puertas, encendieron hogueras en que quemaron vivos a los blasfemos. 37 Francas las puertas, penetró el resto del ejército, se apoderó de la

de

Nueva expedición de

Lisias.

Paz

con los judíos.

1*1 suyo

1

Muy

poco

tiempo

después,

Lisias, tutor del rey, pariente y regente del reino, muy apesa-

dumbrado por

lo sucedido, 2 juntó alrededor de ochenta mil hombres y toda la caballería, y vino contra los judíos, pensando hacer de la ciudad una población griega, 3 someter el templo a tributo como los santuarios gentiles, y hacer el sumo sacerdocio vendible y anual, 4 sin tener para nada en cuenta el poder de Dios, y muy pagado de los millares de sus infantes

y caballos y de sus ochenta elefantes. 6 Entrando en Judea, se acercó a Betsur, plaza fuerte situada en un desfiladero y distante de Jerusalén unos ciento cincuenta estadios, y la atacó. 6 Así que los del Macabeo supieron que Lisias estaba atacando la fortaleza, a una con la muchedumbre rogaban al Señor, entre llantos y gemidos, que enviase un buen ángel para salvar a Israel. 7 El mismo Macabeo, tomando sus armas adelantaba a los demás para ir en socorro de sus hermanos; 8 y mientras con igual valor todos marchaban llenos de ardimiento, cerca todavía de Jerusalén, se les apareció en cabeza un jinete vestido de blanco, armado de armadura de oro y vibrando. la lanza. 9 lodos a una bendijeron a Dios misericordioso y se enardecieron, sintiéndose prontos, no sólo a atacar a los hombres y a los elefantes, sino a penetrar por muros de hierro. 10 Marchaban en orden de batalla, fiados en aquel auxiliar celestial, señal de la misericordia del Señor hacia ellos, 11 y como leones se lanzaron sobre los enemigos, dejando fuera de combate once mil infantes y mil seiscientos jinetes, 12 y haciendo huir a los demás. La mayor parte de los que se salvaron quedaron desnudos y heridos, y el mismo Lisias se puso en salvo, huyendo vergonzosamente. 13 Como no carecía de dis-

MACABEOS

572

echando sobre si mismo la culpa de la sufrida derrota, y entendiendo que los hebreos eran invencibles, por tener de su parte al Dios todopoderoso, les envió mensajeros 14 proponiéndoles la -reconciliación en condiciones justas, y prometiendo persuadir al rey de La necesidad de hacérselos amigos. 15 Aceptó el Macabeo las proposiciones de Lisias, creción,

mirando al interés público; y en efecto, todo cuanto el Macabeo propaso por escrito a Lisias, acerca de las peticiones de los judíos, fué otorgado por el rey. 18 La carta de Lisias a los judíos era del tenor siguiente: «Lisias, al pueblo judio, salud: 17

Juan y Abesalom, vuestros menme han entregado una comu-

sajeros,

nicación suplicando respuesta a los inmtos en ella contenidos. 18 Cuanto preciso proponer al rey, se lo

era

hice saber, y él ha otorgado cuanto pareció aceptable. 19 Por tanto, si tenéis vosotros la misma buena voluntad hacia el reino, yo en adelante procuraré favorecer vuestra causa. En cuanto a los detalles, he le

dado encargo a vuestros mensajeros y a los míos de (pie os los comuniquen de palabra. 21 Pasadlo bien. Año 118, a veinticuatro del mes

11,12

juntaros con los vuestros, 30 y que lo hagan hasta el treinta del mes de Xántico, les concedemos la paz y la seguridad; 31 y concedemos que los judíos puedan usar de sus comidas y de sus leyes como antes, y nadie sea en modo alguno molestado por los errores anteriores. 32 He mandado a Menelao que os confirme en estas seguridades. 33 Pasadlo bien. El año 148, el día quince del mes ver a

a

los

de Xántico.» 34 También los romanos les enviaron una carta, que decía así (1): «Quinto Memmio y Tito Manlio, legados de los romanos, al pueblo de los judíos, salud: 35 Lo que Lisias, pariente del rey, os ha otorgado, nosotros lo aprobamos. 36 Cuanto a lo que él ha creído deber someter al rey, enviad luego alguno con instrucciones precisas, a fin de que nosotros le apoyemos según vuestra conveniencia. Nosotros nos dirigimos a Antioquía. 37 Por tanto, daos pris*a y enviad a algunos que nos informen de vuestros deseos. 38 Pasadlo bien. El quince del mes de Xántico del

año

148.»

Diversas victorias de Judas contra los pueblos veciuos.

de Xántico.» 22

La carta

del rey decía asi: Antíoco, a su hermano Lisias, salud: 23 Trasladado a los dioses nuestro padre, y queriendo qúe los subditos de nuestro reino vivan sin perturbaciones, atentos a sus propios intereses, 24 hemos sabido que los judíos se niegan a adoptar las costumbres helénicas, como quería nuestro padre, y prefieren conservar sus propias instituciones, y poi esto piden les sea otorgado vivir según sus leyes. 25 Queriendo, pues, que esa nación viva tranquila, hemos resuelto que su templo les sea restituido y vivan según las costumbres de sus mayores. 28 Harás bien, pues, en comunicarles esto, y concertar con ellos la paz, para que, sabiendo nuestra voluntad, vivan contentos, y alegremente atiendan a sus propios ne-

«El

rey

gocios.» 27

como

La carta

del rey a los judíos es

sigue:

uEl rey Antíoco, al senado de los judíos y a los demás judíos, salud: 28 Si gozáis de salud me alegraré de ello; nosotros estamos bien. 28 Menelao nos comunica que deseáis vol-

|2

Concluido este Lisias

tratado,

partió

al rey, y los judíos se a las labores del campo.

entregaron Pero de los jefes que quedaron en la región, Timoteo y Apolonio el de (¡enneo, y Jerónimo y Demofón, y más de éstos Nicanor, gobernador a de Chipre, no les permitían gozar de sosiego y de paz. 3 Por otra parle, los de Jope cometieron un enorme crimen. Invitaron a los judíos que entre ellos moraban, con sus mujeres c hijos, a subir en barcas dispuestas por ellos, como si no hubiera enemistad alguna 4 y obrasen conforme al común acuerdo de la ciudad. Aceptaron como deseosos d> la paz y no sospechando nada malo; pero llegados a alta mar, fueron echados al fondo no menos de doscientas personas. B Judas llego a saber la luand crueldad cometida contra los de su nación, dió luego orden a su gente; e invocando a Dios, justo juez, 4 vino 2

(

i

(i) Tenemos aqui una muestra de la diplomacia romana y del modo en que Judas y sus hermanos supieron aprovechar la alianza con

Roma

en favor de su pueblo.

MACABEOS contra los asesinos de sus hermanos, y de noche puso fuego al puerto, quemó las naves y mató a cuantos 7 allí se habían refugiado. Habiéndole cerrado la plaza, se retiró, pero con el propósito de volver de nuevo y exterminar de. raíz a toda la población de Jope. 8 Informado de que los de Jamnia se proponían hacer otro tanto con los judíos allí domiciliados, 9 cayó de noche sobre ellos e incendió el puerto y quemó las naves, de modo que la claridad del fuego se veía desde Jerusalén, a distancia de doscientos cuarenta estadios. 10 A nueve estadios de allí, cuando se dirigía contra Timoteo, le salieron al encuentro no menos de cinco mil árabes y quinientos jinetes. 11 Em-

peñada

la lucha, con la ayuda de los de Judas salieron vencedores; y los árabes nómadas, vencidos, pidieron la paz a Judas, comprome-

Dios

tiéndose a darles ganado y ayudarles en todo. 12 Judas, convencido de que en mucho le podían ser útiles, hizo paces con ellos; y dadas las manos, concluida ésta, se retiraron a sus tiendas. 13 Atacó también una ciudad fuerte, rodeada de foso y murallas altas, poblada por gentes de todas las naciones, que se llamaba Caspín. 14 Los

de dentro, confiados en la fortaleza de los muros y en el abastecimiento de ellos, y santificarán mi nombre. Y pregonarán sanio al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. 24 Y los de alma descarriada aprenderán la sabiduría, y los que murmuraban aprenderán

30

la

doctrina.

¡Ay de los hijos rebeldes, dice ^ ave. que proyectan sin tenerme en cuenta a n i. que hacen pactos contra mí, añadiendo pecados a pecados! 2 Toman el camino tic Egipto haberme consultado (1), para sin pedir el auxilio del Faraón, para ponerse a su sombra. 8 Pero el apoyo del Faraón será vuestra vergüenza, y el amparo de Egipto será vuestra confusión, 4 pues cuando estén tus príncipes en Zoán, y lleguen tus embajadores a Harcs, 6 todos quedarán burlados por el pueblo que de nada les servirá, ni podrá socorrerlos y ayudarlos, mas será su vergüenza y 1

ignominia.

sii 6

las bestias de carga mediodía, a través de una región desierta y desolada, de donde

para

Aparejan ir

al

Desde este versículo hasta el fin del (i) capitulo J2. tenemos una serie de discursos en el profeta combate las vanas esperanzas d<

que

muchos

israelitas en la ayuda de Egipto para luchar contra los asirios. No faltan las promesa: de salud al lado de las amenazas; vcibigracia: 29, 5-8;

17-24; 30, 18-29; 32. 15-20.

y la leona, la víbora y volador. Llevan a lomo de los asnos sus riquezas, y sobre la giba de los camellos sus tesoros, para un pueblo que de nada sirve. 7 Porque el socorro de Egipto no es más que vanidad, nada; y por eso le llamo: La soberbia adormilada. 8 Ye, pues, y escribe esta visión en una tableta, consígnala en un libro, para que sea en los tiempos venideros perpetuo y eterno testisalen el león

el

dragón

monio. 9 Porque este pueblo es un pueblo rebelde, son hijos fementidos, que no quieren escuchar la ley de Yave. 10 Que dicen a los videntes: No veis, y a los profetas: No nos habláis más que de castigos, decidnos cosas halagüeñas, profetizadnos mentiras, 11 apartaos del camino, quitaos del sendero, dejad de poner a nucslra vista al Santo de Israel. 12 Por eso. he aqui lo que el Santo de Israel dice: Ya que rechazáis la palabra, y confiáis en falsedades c iniquidades, y en ellas os apoyáis, 13 sea ese vuestro pecada para vosotros grieta cu pared ruinosa, como joroba en alto muro, cuyo derrumbamiento llega de repente, en un instante, y se rompe, como sin piedad 14 basta se rompe una vasija de barro, no quedar siquiera un tejón para llevar brasas al brasero, o para sacar agua de la cisterna. 15 Porque ved lo que dice el Señor, Yave, el Santo de Israel: En la conversión y la quietud está vuestra salvación, y la quietud y la confianza seján vuestra fuerza; 18 pero vosotros no habéis querido obedecer, y habéis dicho: No, huiremos en caballos. Bien, huid. Huiremos en caballos veloces. 17

Huiréis mil amenazados por cinco, hasta quedar como un mástil sobre la cumbre de un monte, o como bandera sobre su cima. 18 Por eso os está esperando Yave, para haceros gracia; por eso se levanta, para tener misericordia de vosotros, que es Yave Dios justo, y cuantos se le acogen son bienaventurados. 19

Sí, pueblo de Sión, habitantes Jcrusalén, ya no llorarás más. LT te hará gracia cuando le invoques; en oyendo tus clamores, te responderá, 20 cuando te haya dado a comer el Señor el pan de la angustia y a beber el agua tasada. Ya no se ocultarán tus maestros, sino que con tus ojos los verás, 21 y oirás con tus

de

ISAÍAS, oídos la voz que te dirá: Esc es el camino, anda por 61; si te apartas a la derecha o a la izquierda. 22 Tendréis entonces como inmundicia la plata que cubre vuestros ídolos, y el oro que decora vuestras imágenes.

Y

las tiraréis como cosa inmunda, diciendo: Lejos de aquí. 23 Entonces

te clara él la lluvia

para

la

simiente

que siembres en la tierra, y el pan que la tierra producirá será suculento y nutritivo. 24 Entonces pacerán

tusganados en pastos pingües, y los bueyes y los asnos que labran la tierra comerán forraje salado, apaleado y bieldado. 25 Entonces en todo monte alto y en todo collado sublime habrá arroyos y corrientes -

de agua, a! tiempo de la gran matanza, de la caída de las torres. 28 Será entonces la luz de la luna como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, al tiempo en que curará Yavc la herida de su pueblo y sanará las llagas de sus azotes. 27 He aquí el nombre de Yavc, que viene de lejos. Arde su cólera, es un incendio violento. Sus labias respiran furor, su lengua es como fuego devorador. 28

Su

aliento es

como

torrente

desbordado que sube hasta el cuello, para acribar a las naciones en la criba de la destrucción, y poner un bozal de engaño a las mandíbulas de los pueblos. 25 Entonces vosotros cantaréis como en noche de fiesta, tendréis alegre el corazón como quien marcha al son de la f.aula, para ir al monte de Yave, a la roca de Israel. 30 Y hará oír Yave su voz majestuosa, y mostrará su brazo amenazador, en el ardor de su ira, en medio de fuego devorador, en tempestad, en aguacero y en granizo. 31 A la voz de Yavc temblará Asur, y será herido con el palo. 33 Cada golpe del palo vengador que Yave descargue sobre él, se dará al son de tambores y arpas y entre danzas. 33 Está desde hace mucho tiempo preparado un Tofet, destinado a Mclec. Preparado, hondo y ancho, en que no falta paja y leña, que el soplo de Yavc va a encender como torrente de azufre. 1

r '^- ^ e ' os CI UC ^ a J an a Egipto en busca de socorro, y confían en los caballos, y en la muchedumbre de carros y de los caballeros, pero no miran al Santo de Israel y no buscan a Yave! 2 Poqrue él es diestro

O1 '•i

I

31,

611

32

en traer los males, y no retira su palabra. Y se levantará contra la casa de los malvados, contra el socorro a los que obran la iniquidad. 3 El egipcio es un hombre, no es un dios, y sus caballos son carne, no son espíritu. Y en tendiendo Yave su mano, caerá el protector y caerá el protegido, ambos juntamente perecerán.

4

Porque ved

lo

que

me ha

dicho Yave: Como león que ruge, o como cachorro de león cine se arroja sobre la presa, contra el cual se reún'e toda la turba de pastores, pero no se acobarda ante sus gritos ni se turba ante su número, así Yave Scbaot se lanzará a la lucha en el monte de Sión, en su collado, 5 y huirán los enemigos como aves que levantan el vuelo. Así protegerá Yave Scbaot a Jcrusalén, protegiendo, librando, preservando, salvando. 6 Volveos, hijos de Israel, a aquél de quien tan profundo abismo os separa. 7 Entonces cada cual tirará sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que vosotros mismos os hicisteis, con vuestras manos pecadoras. 8 Asur caerá a la espada, que no es espada de hombre, herido por espada que no es de un mortal. Huirá ante la espada, y sus jóvenes guerreros serán cautivados; 9 y de miedo caerá su fortaleza, y sus jefes, espantados, abandonarán sus banderas. Así dice Yave, que tiene su fuego en Sión y su horno en Jerusalén.

o

Yave

me

ha dado este honor, y él, mi Dios, será mi fuerza. * Díjome: Poco es para mí ser tú mi siervo, para restablecer las tribus de Jacob, y reconducir a los salvados de Israel. Yo te hago luz de las gentes, para llevar mi salvación hasta los confines de la tierra. 7 Así dice Yave, el redentor, el Santo de Israel, al menospreciado y abominado de las gentes, al esclavizado por los tiranos. Vcránte los reyes, y se levantarán de sus sitiales los príncipes, y se prosternarán, por obra de Yave, que es fiel, del Santo de Israel, que te ha elegido. El trozo 1-7 es otro fragmento del poema (i) del siervo de Yave, que esta aquí fuera de su lugar.

ISAÍAS, 50

La liberación. Así habla Yavc: Al tiempo de la gracia te escuché, el día de la salvación vine en tu ayuda. Yo te formé y te puse, por alianza de mi pueblo, para restablecer la tierra y repartirle las heredades devastadas. *

9

Para decir a

los que la luz;

Salid: y a tinieblas: Venid a

los presos:

moran en

En

todos los caminos serán apacentados, habrá pastos en todas

las laderas. 10 No padecerán hambre ni sed, calor ni viento solano que los aflija. Porque los guiará el que de ellos se ha compadecido, y los llevará a aguas manantiales. 1V Yo tornaré todos los montes en caminos, y estarán preparadas las vías. 12 Vie-

nen de

Estos, del norte y del aquéllos, de la tierra de

lejos:

poniente; Sinim.

625

zaré mi bandera a las naciones, y traerán en brazos a tus hijos, y en hombros a tus hijas. 23 Reyes serán tus ayos, y reinas tus nodrizas; postrados ante ti, rostro a tierra, lamerán el polvo de tus pies. Y reconocerás que yo soy Yave, y que el que en mí confía no es confundido. 25 a) Así habla Yave: 24 ¿Se le quita al guerrero su botín? ¿Le escapa al poderoso su presa? 25 b) Pues yo arrebataré al guerrero su botín, y al poderoso le arrancaré su presa, y defenderé tu causa y salvaré a tus hijos. 26 Y a los que te despojaron les haré comer sus propias carnes, y se embriagarán de su sangre como de vino dulce. Y reconocerá toda carne que yo soy Yavc, tu salvador, tu redentor, el Fuerte de Jacob.

Así dice Yave: ¿Dónde está libelo de repudio de vuestra madre, por el cual la haya repudiado yo? ¿O cuál es aquél de mis acreedores a quien os haya vendido yo? Por vuestros crímenes fuisteis vendidos, y por vuestros pecados fué repudiada vuestra madre. 2 Porque cuando yo venía no hallaba a nadie, y cuando llamaba nadie me respondía. ¿Habráse acortado mi brazo para salvar, o no tendré ya fuerza para librar? Con sólo mi amenaza seco yo el mar, y torno en desierto los ríos, hasta secarse sus peces y morir de sed por falta de agua. 3 Yo revisto los cielos de un velo de sombras, y los cubro como de saco (1). 4 a) El Señor, Yave, me ha dado lengua de discípulo, para sostener a los abatidos. 5 a) El Señor, Yavc, me ha abierto los oídos 4 b) para que aprenda la palabra. 4 c) Cada mañana despierta mis oídos, para que oiga 1

r?f\

el

Restauración de Sión. 13

Cantad, cielos; tierra, salta de gozo; montes, que resuenen vuestros cánticos, porque ha consolado Yave a su pueblo, ha tenido compasión de sus males. 14 Sión decía: Yave me ha

abandonado, el Señor se ha olvidado de mí. ¿Puede la mujer olvidarse del fruto de su vientre, no compadecerse del hijo de sus entrañas? 15 Y aunque ella se olvidara, yo no te olvidaría. 16 Mira, te tengo grabada en mis manos, tus muros están siempre delante de mí. 17 Ya vienen aprisa los que levantarán tus ruinas, y

tus 18

asoladores huyen Echa en torno de

lejos los

de

ti.

ojos y mira, todos se reúnen para venir a ti. Por mi vida, dice Yave, que te revesti

tirás de ellos como de ornamento, y te ceñirás fie ellos como novia. 19 Porque tu tierra devastada, arruinada, desierta, será ahora estrecha para la

muchedumbre de alejarán

sj 2J

tus habitantes, y que te devoraban. de la madre que se

los

Esos hijos

quedó

La

sin ellos, dirán a tus oídos: tierra es demasiado estrecha para

mí,

hazme lugar para que habite en

21 Y tú dirás en tu corazón: ¿Quién, pues, me ha parido a éstos? Yo había perdido mis hijos y quedé desterrada, estéril, repudiada. ¿A éstos quién los ha criado? Yo estaba sola. ¿De dónde vienen éstos? 22 Así habla el Señor, Yavc: Yo penderé mi mano a las gentes, y al-

ella.

como

discípulo, 5 6) y echo atrás.

me

no

me resisto, He dado mis

yo no tt

espaldas a los que me herían, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba. Y no escondí mi rostro ante las injurias y los esputos. 7 El Señor, Yavc, me ha socorrido, y por eso no cedí ante la ignominia, e hice mi rostro como de pedernal, sabiendo que no seria confundido. 8 Cerca está mi defensor. ¿Quién quiere contender

conmigo? Comparezcamos ¿Quién es mi adversario? Los versículos 4-11 son poema del siervo de Yave.

(i)

del

juntos.

Que

se

otro fragmento

40

f.26

ISAÍAS,

ponga frente a mi. * Si, el Señor, Vave, me asiste. ¿Quién me condenará? Todos ellos caerán en pedazos,

como

vestido

consumirá.

viejo,

la

polilla

los

10

Quien de vosotros tema a Y ave, oiga la voz de su siervo. El que ande en tinieblas, privado de luz, que confíe en el nombre de Yave, y se apoye sobre su Dios. 11 Los que estáis encendiendo un fuego, y preparando saetas encendidas, id a las llamas de vuestro fuego y sobre las saetas que encendéis. De mi mano os llagará

y

esto,

seréis

atormentados en un

lecho de dolor.

Kxhorlac-ióu a los israelitas

fieles.

Oídme, vosotros, los que seguís la justicia y buscáis a Vave. Considerad la roca de que habéis sido tallados, la cantera de que habéis sido sacados. 2 Mirad a Abraham, vuestro padre, y a Sara, que os parió en dolores. Sólo a él le elegí yo, y 3 le bendije y le multipliqué. De cierC'l

1

to Yave consolará a Sión, consolará todas sus ruinas y tornará su desierto en vergel, y su soledad en paraíso de Yave, donde habrá gozo y alegría y cantos de alabanza. 4 Atended, pueblos, a mi voz; prestadme oído, naciones. Que de mí viene la doctrina, y mi ley será la luz de los pueblos. 5 Mi justicia se acerca, ya viene mi salvación, y mi brazo hará justicia a los pueblos. A mí me esperan las islas y aguar-

dan mi poder. 8 Alzad los ojos al y mirad la tierra a vuestros Pasarán los ciclos como humo, se envejecerá como un vestido la tierra, y morirán como las moscas sus habitantes. Pero mi salvación durará por la eternidad, y mi justicia no tendrá fin. 7 Oídme, vosotros, los que conocéis la justicia, tú, pueblo, en cuyo corazón está mi Ley. No temas las afrentas de los hombres, no te asusten sus ultrajes. 8 Porque como a vestidura los comerá la polilla, como a lana los comerán los gusanos. Pero mi justicia durará por la eternidad, y mi salvación de generación en gecielo, pies.

neración. • Alzate, álzate, revístete de fortaleza, brazo de Yave. Levántate, como en los tiempos antiguos, en los siglos

remotos. ¿No eres tú quien secaste a Itahab y partiste al dragón? 10 ¿No

51,

52

quien secaste el mar, las aguas profundo abismo, y tornaste las profundidades del mar en camino, para que pasasen los redimidos? 11 Volverán los rescatados de Yave, volverán a Sión con cantos de triunfo, coronada de gloria eterna su frente. Se apoderará de ellos el gozo la alegría, huirán el llanto y la y

.eres tú

del

tristeza. 12

Soy qué

yo vuestro consolador. tcmér tú a un débil mortal, a un hombre que es como 13 el heno, olvidándole de tu Hacedor, que desplegó los cielos y fundó la tierra, para estar temiendo todo el dia el furor de tu opresor, que busca destruirle? 14 ¿Dónde está el furor del (pie te oprimía? Bien ¿Por

pronto será libertado el cautivo. No morirá en su cárcel, no Ic fallará el pan. 16 Yo soy Yave, tu Dios, que levanto el mar y embravezco sus olas,

nombre

es Yave Schaot. en tu boca mi palabra y te protegeré con la sombra de mi mano, desplegando cielos, y fundando una tierra, y diciendo a Sión: Tú eres mi pueblo. . 17 Despierta, Jcrusalén, despierta, levántate, tú que has bebido de la mano de Yave el cáliz de su ira, tú que has apurado hasta las heces el cáliz que aturde. 18 No hubo nadie que la guiara, de todos los hijos que ella parió; ninguno la sostuvo con su mano, de cuantos hijos crió. 18 Cayeron sobre ti estos dos males: ¿Quién se dolerá de ti? Ruina y azote, hambre su Tus y espada, ¿quién te consolará? hijos yacen desfallecidos en las encrucijadas de las calles, como antílopes cazados a lazo, ebrios de la ira de Yave, de los furores de tu Dios. 21 Oye, pues, malaventurada, ebria, pero no de vino. 22 Así habla tu Señor, Yave, tu Dios, que pleitea por su pueblo: Yo tomaré de tu mano la copa embriagadora, el cáliz de mi ira, y no lo beberás ya más. 23 Y lo pondré

y

16

cuyo

Yo pondré

cu la mano de los tiranos, en la mano de tus opresores, de los que dicen: Encórvate para que pasemos por encima de ti, cuando pisan tu dorso

como

se pisa la tierra,

como camino

de los que pasan. '

1 Levántate, levántate, revístete de fortaleza, ¡oh Sión!, viste tyj, tus vestiduras de fiesta, Jcrusalén, ciudad santa; que ya no entrará más

en

ISAÍAS, 53

627

Poema

dentro de ti incircunciso ni inmundo. Sacúdete el polvo, levántate, Jerusalén cautiva. Desata las ataduras de tu cuello, cautiva, hija de Sión. 3 Asf dice Yavc: De balde fuisseréis teis vendidos, y sin precio

del Siervo de Yave.

2

13 He aquí a mi siervo; él prosperará, será engrandecido y ensalzado,

puesto

Pues asf dice Yavc: Egipto bajó mi pueblo en otro tiempo, para habitar allí como peregrino, y Asur le cautivó sin razón. 6 ¿Qué he de hacer yo, pues, dice Yave, ahora que ha sido tomado gratis mi pueblo? Sus opresores aullan y continuamente, dice Yavc, es blasfemado mi nombre. 6 También mi pueblo conocerá mi nombre, y que soy yo quien hace esto. rescatados.

A

Alegría de

la

muy

alto.

14

Como

de

él

pasmaron muchos, tan desfigurado estaba su rostro que no parecía ser de hombre; 15 así se admirarán de él las gentes, y los reyes cerrarán ante él su boca, al ver lo que jamás vieron, que jamás habían al entender lo se

4

oído.

53

¿Quién creerá lo que hemos oído? ¿A quién fué revelado el brazo de Yave? 2 Sube ante él como un retoño, como retoño de raíz en tierra árida. No hay en él parecer, no hay hermosura que atraiga las miradas, no hay en él belleza que agrade. 3 Despreciado, desecho de

restauración.

1

hombres, varón de dolores, conocedor de todos los quebrantos, ante quien se vuelve el rostro, menospreciado, estimado en nada; 4 pero fué él, ciertamente, quien tomó sobre sí nuestras enfermedades y cargó con nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por castigado y herido por Dios y humillado. 5 Fué traspasado por nuestras iniquidades, y molido por nuestros pecados. El castigo salvador pesó sobre él, y en sus llagas hemos sido curados. 6 Todos nosotros andábamos errantes, como ovejas, siguiendo cada uno su camino, y Yave cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros. 7 Maltratado y afligido, no abrió la boca, como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante los trasquiladores. 8 Fué arrebatado por un juicio inicuo, sin que nadie defendiera su causa, cuando era arrancado de la tierra de los vivientes y muerto por las iniquidades de su pueblo. 9 Dispuesta estaba entre los impíos su sepultura, y fué en la muerte igualado a los malhechores; a pesar de no haber en él maldad, ni haber mentira en su boca. 10 quiso quebrantarle Yave con padecimientos. Ofreciendo su vida en sacrificio por el pecado, tendrá posteridad. Y vivirá largos años, y en sus manos prosperará la obra de Yave. 11 Librado de los tormentos de su alma, verá, y lo que verá colmará sus deseos. El justo, los

¡Qué hermosos sobre los montes, los pies del que te trae la buena nueva de la paz. del que te trae la alegre noticia de la salvación, diciendo a Sión: Reina tu Dios! 8 ¡Voces! 7

Tus atalayadores alzan la voz, y todos a una cantan jubilosos, porque ven con sus ojos cómo se ha vuelto

Yavc hacia 9

Sión.

todas a una vuestros de Jerusalén, que consu pueblo y rescata a Yave, el Santo, alza ojos de todos los pueblos, y los extremos confines de la tierra ven la salvación de nuestro Dios. 11 Partid, partid, salid de ahí, no toquéis nada inmundo. Salid, puri-

Cantad

cantos, ruinas suela Yave a Jerusalén. 10 su brazo a los

que lleváis los de Yave. 12 Pero no salgáis bandada, no partáis como porque va Yave a vuestro ficaos,

los

vuestra Israel

retaguardia

es

el

utensilios a la desfugitivos, frente, y

Dios

de

(1).

Esta sección (52.13-53.12), con los va(i) fragmentos dispersos que antes hemos ido indicando, forma un verdadero poema, que es a la vez el vaticinio más claro de la pasión del Siervo del Señor, y que podríamos llamar el profético y primer relato de la Pasión. Los dolores del Siervo, la causa de ellos y los frutos de la muerte, se hallan descritos con los más vivos colores. Una cosa, sin embargo, hay que notar: Que tanto aquí como en los pasajes anteriores, este Siervo aparece como Melquisedec; sin padre ni genealogía, parece como si no tuviera nada que ver con el glorioso hijo de David y restaurador de su reino. Por eso se explica que estos pasajes fueran un enigma para los judíos, como les fué después escándalo el misterio de la Cruz. rios

|

|

¡

mi

siervo, justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos. Por eso yo le daré por parte suya

12

muchedumbres, y

recibirá

muchedum-

ISAÍAS,

628 bres por botín;

por haberse

entre-

gado a la muerte, y haber sido contado entre los pecadores, cuando llevaba sobre sí los pecados de todos e intercedía

por los pecadores.

Gloria de la nueva Sión.

54

1 Regocíjate, estéril, la (*) sin hijos; entona un canto de alegría, tú que no conoces los dolores del parto. Porque los hijos de la

abandonada son más numerosos que los 2

de

la

casada, dice

Ensancha

Yavc

de tu tienda, extiende las pieles que te cubren; no las recojas, alarga tus cuerdas y clava tus clavos; 3 porque te extenderás a derecha c izquierda, y tu descendencia poseerá las naciones y poblará las ciudades desiertas. 4 Nada temas, que no serás confundida; no te avergüences, que no serás afrentada. Te olvidarás de la vergüenza de la juventud, y perderás el recuerdo del oprobio de tu viudez. 5 Porque tu marido es tu Hacedor, que se llama Yave Sebaot, y t«i redentor es el Santo de Israel, y se llama el Dios del mundo todo. 6 Sí, Yave te llamó como a mujer abandonada y desolada. La esposa de la juventud, ¿podrá ser repudiada? 7 Por una hora, por un momento te abandoné, pero en mi gran amor vuelvo a llamarte. 8 Desencadenando mi ira, oculté de ti mi roslro; un momento me alejé de ti; pero en mi eterna misericordia me apiadé de ti, dice Yave, tu redentor. 9 Será esto como al tiempo de Noé, en que juré que nunca más el diluvio se echaría sobre la tierra. Así juro yo ahora no volver a enojarme contra ti, no volver a reñirte. 10 Q ue se muevan los montes, que tiemblen los collados, no se apartará más de ti mi misericordia, y mi alianza de paz será inquebrantable, el

silio

dice Yave, que te ama. 11 ¡Pobrccita. azotada por la tempestad, sin abrigo! Voy a edificarle sobre jaspe, sobre cimientos de zafiro. (i) Los capítulos 54.1-55. 10, y después en 60. 1-62. 12. forman como un gran poema en que se describe la gloriosa restauración de Jerusalin, convenida en centro de las naciones, que se sienten atraídas a ella por las maravillas que ven realizadas por Yave. El tema se cncuentri con frecuencia en los profetas, pero en ninguna parte tratado con la amplitud y el alto lirismo de aquí.

54, 55 12

Te haré almenas de rubí y puertas de carbunclo, y toda una muralla de piedras preciosas. 13 Todos tus hijos serán adoctrinados por Yavc. y gozarán de mucha paz. 14 Serás fundada sobre la justicia, y estará lejos de ti la opresión, que no habrás de temer, y la angustia, que no te llegará más. 15 Si te atacare alguno, no será de parte mía, y quien te ataque caerá ante ti. 16 Mira, yo he hecho al herrero, que sopla las brasas del fuego, y con su trabajo forja un arma; también yo he hecho al destructor para destruir. 17 Toda arma forjada contra ti será inútil, y cualquiera que sea la lengua que contra ti se querelle, triunfarás tú. Esta es la porción de los servidores de Yave, la justicia dice Yavc.

y

que de

él

les

vendrá,

1

¡Oh vosotros, los sedientos! venid a las aguas; aun los que tenéis dinero. Ycnid, comprad

no pan y comed; venid, comprad

sin

dinero, sin pagar, vino y leche. 2 ¿A qué gastar vuestro dinero no en pan,

y vuestro trabajo no en hartura? Escuchadme y comeréis lo mejor, y

os deleitareis con manjares suculentos. Dadme oídos y venid a mí; escuchadme y vivirá vuestra alma, yj

3

:

haré con vosotros un pacto sempiterno, el de las firmes misericordias de David. 4 De él he hecho un testi-' monio para las gentes, un jefe y maestro de los pueblos. * Llamarás al pueblos que te son desconocidos, a pueblos que no te conocen, por Yave, tu Dios, por el Santo de Israel, que [

te glorificará. 8 Oliscad a Yave mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cerca. 7 Deje el impío sus caminos, y el malvado sus pensamientos, y vuélvase a Yavc, que tendrá de él misericordia, a nuestro Dios, que es] rico en perdones. 8 Porque no son

mis

pensamientos vuestros pensa-j mientos, ni mis caminos son vuestros caminos, dice Yavc. 9 Cuanto son los cielos más altos que la tierra, tanto están mis caminos por encima de los vuestros, y mis pensamientos por encima de los vuestros. 10 (lomo baja la lluvia y la nieve de lo alto del ciclo, y no vueíven allá sin haber empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar, dando la simiente para sembrar y el pan para comer; 11 asi

ISAÍAS, palabra que sale de mi boca no vuelve a mí vacía, sino que hace

la

que yo quiero y cumple su misión. Si, partiréis con regocijo, y caminaréis en paz. Montes y collados os aclamarán, y todos los árboles del

lo

12

os aplaudirán. 13 En vez de los espinos, crecerá el ciprés; en vez de ortigas, crecerá el mirto, y será esto gloria para Yave, señal eterna, imperecedera.

campo

Vocación de

56

Así dice Yave: Guardad el derecho, obrad la justicia, qUe pronto va a venir mi salvación y a revelarse mi justicia. 2 Bienaventurado quien esto hiciere: Que guarde profanarlo y guarde el sábado sin sus manos de toda obra mala. 3 Que no diga el extran jero allegado a Yave: Yave me excluye de su pueblo. Que no diga el eunuco: Yo soy un árbol seco. 4 Porque así dice Yave a los eunucos (1), a los que guardan mis sábados, y eligen lo que me es grato y son fieles a mi pueblo: 5 Yo os daré en mi casa,

dentro de mis muros, poder y nombre, e

hijas.

Yo

les

daré un nombre, eterno, que nunca perecerá. 6 Y a los extranjeros allegados a Yave para servirle y amar su nombre, para ser sus servidores, que guarden el sábado sin profanarlo y sean fieles a mi pacto, 7 yo los llevaré al monte de mi santidad, y los recrearé en mi casa de oración. Sus holocaustos, sus sacrificios, serán gratos en mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.

Los malos pastores de

629

11 Son perros voraces, insay aun los pastores no entiensiguen cada uno su camino,

de dormir. ciables,

den;

cada cual busca su interés. Dicen: 12 Venid, voy en busca de vino, y beberemos licores, y mañana será

como hoy

día grande,

muy

grande.

Idolatrías de Israel. 1 P ercce c ' justo y no hay quien pare mientes; desaparecen los buenos, y no hay quien entienda que el justo es recogido ante la aflicción, 2 para entrar en la paz, para que descansen en sus lechos los que siguen

f>7

las gentes»

1

mejor que a hijos

66, 57

Israel.

el

camino derecho. 3

Acercaos, pues, vosotros, hijos de bruja, generación de adúltera y de prostituta (1). 4 ¿De quién os burláis? ¿A quién hacéis muecas y sacáis la lengua? ¿No sois vosotros hijos de pecado, raza de mentira, 8 encendidos de concupiscencia bajo el terebinto y bajo todo árbol frondoso, sacrificando niños en el lecho de los torrentes, en los huecos de las peñas? 6 Los pulimentados chinarros del torrente serán tu parte, he ahí tu porción. A ellos hiciste tus libaciones y llevaste ofrendas; ¿no habré de

resentirme

yo?

7

Sobre

un monte

alto, bien alto, pones tu cama, después subes allá para sacrificar. 8 Detrás de la puerta y del umbral pones tu memoria, y lejos de mí, desvergon-

zadamente te desnudas, subes a la cama y la ensanchas, y te prostituyes con aquellos cuyo comercio deseas, compartiendo su lecho. 9 Corres a Moloc con ungüentos, llenas las manos de perfumes, envías lejos a tus embajadores, hasta la profundidad del sepulcro. 10 El largo viaje te fatiga, pero no dices: Re-

Hallas nuevas fuerzas él. y no desistes. 11 ¿De quién temes? ¿Qué te asusta, para renegar de mí, para no acordarte más de mí y no hacerme caso? No me he callado y he cerrado los ojos, y tú no me temiste? 12 Ahora voy a pregonar tu

nuncio a 8

Oráculo del Señor, Yave, que reúne a los dispersos de Israel: A los reunidos yo allegaré otros. 9 Bestias del campo, fieras de la selva, venid todas a comer. 10 Mis guardianes son ciegos todos, no entienden nada. Todos son perros mudos, que no pueden ladrar; soñolientos, se acuestan, son amigos

como casi todo lo que sigue del libro, se distingue notablemente Allí de que precede. sólo suenan palabras de triunfo, de alegría, por la vuelta de Israel a la gracia de su Dios; aquí, en cambio, hallamos lo (1)

hasta

La

deuteronómica (23.2) excluía a los eunucos de la comunidad de Israel; pero aquí el Señor declara abroga ia esa ley en favor de la piedad de los eunucos, que por ella podrán al(i)

canzar siánico.

ley

un nombre glorioso en

el

reino

me-

Este pasaje,

el fin

lo

que

en los profetas y más en reprensión de los pecados y las ame-

es tan frecuente

Isaías: la

nazas de castigos.

ISAÍAS,

630

y tus obras de nada te

justicia, 13

Que

ser-:

58,

59

alto se oiga vuestra voz.

me agrada

que

5

El ayuno

en que A todos los llevará el viento, se humilla el hombre. Encorvar la un soplo los arrebatará. Pero el que¡ cabeza como un junco, y acostarse en mi confia heredará la tierra, y con saco y en ceniza: ¿A eso llamáis ayuno, y día agradable a Yave? poseerá mi monte santo. viran.

Grita.

te

salven tus(

es

el

día

ídolos.

Promesa de perdón

ayuno grato

El

a los

a

Yave.

arrepentidos. ¿Sabéis qué ayuno quiero yo?, el Señor, Yave: Romper las ataduras de iniquidad, deshacer los haces opresores, dejar ir libres a los *

14

Y

se dirá: Abrid, abrid

allanadlo,

quitad

los

camino,

tropiezos

del

camino de mi pueblo: 15 porque así dice el Altísimo, cuya morada es eterna, cuyo nombre es santo: Yo habito en la altura y en la santidad, pero también con el contrito y humillado, para hacer revivir los espíritus bumillados y reanimar los corazones contritos. 18 Pues yo no quiero estar siempre contendiendo, ni quiero estar siempre enojado, porque sucumbiría ante mí todo espíritu, las almas que vo he creado. 17 Por su iniquidad, un tiempo yo le herí en mi Ira, y ocultándome, le castigue sañudo. El rebelde seguía por los caminos de su corazón. 18 Sus caminos los conozco yo, y le sanaré y le conduciré y le consolaré. 19 Yo pondré cantos en los labios afligidos. Salvación al que está lejos y al que está cerca, dice Yave; yo los curaré. 80

Pero

los

malvados son un mar

proceloso, que no puede aquietarse, y cuyas olas arrojan cieno y lodo. 81 No hay paz, dice Yave, no hay paz para los impíos.

Los pecados

«le

Israel.

1 Clama a voz en cuello, sin cesar; alza tu voz como trompeta, y echa en cara a mi pueblo sus iniquidades, y sus pecados a la casa de Jacob. 2 Día tras día me bus-

y quieren saber mis caminos, como si fueran un pueblo que ama la justicia, sin apartarse de la ley de su Dios. Me piden leyes justas, y pretenden acercarse a Dios. * ¿A qué ayunar, si tú no lo ves? ¿A qué humillar nuestras almas, si tú no te can,

das por entendido? SI, pero en el día de ayuno os vais tras vuestros negocios, y oprimís a todos vuestros servidores. 4 Ayunáis para mejor reñir y disputar, para herir inicuamente con el puño. No ayunéis como lo hacéis ahora, si queréis que en lo

dice

oprimidos y quebrantar todo yugo; 7 partir su pan con el hambriento, albergar al pobre sin abrigo, vestir al desnudo, y no volver tu rostro ante tu hermano. 8 Entonces brillará tu luz

como

la

aurora, y se dejará ver

pronto tu salvación, c irá delante de ti tu justicia, y detrás de ti la gloria de Yave. 9 Entonces llamarás, y

Yave

te oirá: le invocarás,

Heme

y

el dirá:

aquí. Cuando quites

de ti la opresión, gesto amenazador y el hablar al10 tanero; cuando des de tu pan al el

hambriento y sacies

el

alma

del indi-

gente, brillará .tu luz en la oscuridad, y tus tinieblas serán cual mediodía. 11 Yave será siempre tu pastor, y en el desierto hartará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás como huerto regado, como fuente cuyas aguas 14 Edificarán los tuyos las desiertas ruinas, y alzarás los cimientos primeros; y te llamarán reparador de las brechas, y restaurador de las casas en ruinas. 13 Cuando te abstengas de profanar el sábado y de ocuparte en tus negocios el dia santo, y hagas del sábado tus delicias, y lo santifiques, alabando a Yave, y me honres dejando tus negocios, el trabajo que te ocupa y los discursos vanos, 14 entonces será

no se agotan jamás.

Yave tu

delicia,

y llevará tu carro

a las alturas de la tierra. Te haré gozar de la heredad de .lacob. tu padre; habla la boca de Yave.

salvador de Yave,

l'oiler

el

«pie se

mas parn

enmienda.

No, no se ha acortado la mano salvadora de Yave, ni ha hecho su oído duro para oír. * Vuestras iniquidades cavaron un abismo entre vosotros y vuestro Dios; vuestrós pecados hacen que él oculte 1

se

631

ISAIAS, 60 su rostro para no oíros; 8 porque vuestras manos están manchadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidades; vuestros labios hablan mentira 4 No y vuestra lengua dice maldades. hay quien clame por la justicia, nadie que juzgue con verdad. Confían en vanidades y hablan vanidades; conciben maldades y paren crímenes; 5 incuban huevos de áspides, y tejen telas de araña, y el que come los

huevos muere, y si un basilisco. 6 Sus

los rompe sale telas no sirven

hacer vestidos, y no pueden cubrirse con su obra; sus obras son obras de iniquidad, y llevan en sus manos la rapiña. 7 Corren tras el mal

para

sus pies, y se dan prisa a derramar sangre inocente. Sus pensamientos son pensamientos de iniquidad, y a su paso dejan el estrago y la ruina. 8 No conocen los caminos de la paz, no hay en sus sendas justicia; sus veredas son tortuosas, y quien por ellas va no conoce la paz. 9 Por eso se alejó de nosotros el juicio, por eso no nos alcanza la jus-

cubrió de celo como de manto. Como son las obras, así será la ¡retribución; ira contra sus enemigos, furor contra sus adversarios. 19 Y temerán desde el poniente el nombre de Yave, y desde el nacimiento del sol su majestad; porque vendrá como torrente impetuoso, empujado por el soplo de Yave. 20 Alas para Sión vendrá como redentor, para los de Jacob que se convierten de sus pecados, dice Yave. 21 He aquí mi alianza con ellos, dice Yave: El espíritu mío que está sobre ti; y las palabras que yo pongo en tu boca, no faltarán de ella jamás, ni de la de tu descendencia, dice Yave, desde ahora, para siempre. ¡se

18

(«loriu

A OU

1

/ ,

ide

de la nueva Jerusnlén.

Levántate y resplandece, que

ya se alza tu luz, y la gloria Yave alborea para ti; 2 mientras

de sombras la tierra, pueblos yacen en tinieblas, sobre ti viene la aurora de Yave, y en ti se manifiesta su gloria. 3 Las gentes andarán en tu luz, y los reyes a la claridad de tu aurora. 4 Alza los ojos y mira en torno tuyo. Todos se reúnen y vienen a ti; llegan de lejos tus hijos, y tus hijas son traídas a

está

y

Esperamos luz, y no vemos más que tinieblas; resplandor, y no hay más que oscuridad. 10 Vamos palpando como el ciego a lo largo del muro, y andamos a tientas, como quien no tiene ojos. Tropezamos en pleno día, como si fuera de noche; estamos a oscuras, como muertos; 11 gruñimos todos como osos y gemimos como palomas; esperamos la liticia.

cubierta

los

ancas. 5 Cuando esto veas resplandecerás, y palpitará tu corazón y se ensanchará. Vendrán a ti los tesoros del

beración, pero no viene; la salvación, pero está lejos de nosotros. 12 Porque son ante ti muy numerosos nuestros pecados, y nuestros crímenes dan testimonio contra nosotros. Presentes nos están nuestros crímenes, y conocemos nuestras iniquidades. 13 Rebe-

mar, llegarán a ti los tesoros de los pueblos. 6 Te inundarán muchedumbres de camellos, de dromedarios de Madián y de Efa. Llegarán de Saba en tropel, trayendo oro, incienso y pregonando las glorias de Yave. 7 En larse y renegar de Yave, apostatar ti se reunirán los ganados de Cedar, y alejarnos de nuestro Dios; hablar ¡y los carneros de Nebayot estarán violencia; concebir la perfidia y la a tu disposición. Serán víctimas graen el corazón y proferir palabras de |tas sobre mi altar, y yo glorificaré la mentira; 14 y se aleja el derecho, y jcasa de mi gloria. 8 se ausenta la justicia, y tropieza la ¿Quiénes son aquellos que vienen buena fe en las plazas, y no halla lugar volando, como nube, como bandada la rectitud. La buena fe ha sido desde palomas que vuelan a su palomar? 9 terrada, y quien evita el mal es roído. Sí, se reúnen las aves para mí, 15 Yiólo Yave, y se indignó, que y los navios de Tarsis abren la marcha, 16 '\ ió que no para traer de lejos a tus hijos con ya no hay justicia. había ni un hombre que pudiera su oro y su plata, para el nombre de interceder; y se asombró, y se apoyó ¡Yave, tu Dios, para el Santo de Israel que te glorifica. en su brazo, y vino en su ayuda su 10 Los extranjeros reedificarán tus justicia; 17 y se revistió de la justicia como de coraza, y puso sobre su muros, y sus reyes estarán a tu sercabeza el casco de la salvación; y se vicio, pues si en mi ira te herí, en mi vistió de vestiduras de venganza, y clemencia he tenido piedad de ti. I

!

¡

j

;

'

!

i

ISAÍAS,

632 61

62

Tus puertas estarán abiertas siem-

peración. Se les llamará terebintos de

no se cerrarán ni de día ni de noche, para que te traigan los bienes de las ¿entes con los reyes al frente; 12 porque las naciones y los reinos que no te sirvan a ti, perecerán y serán exterminados.

justicia, plantación de Yave para su gloria. 4 Ellos reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos del pasado. Restaurarán las ciudades asoladas, los escombros de mu-

pre,

13

Vendrá

gloria del Líbano, los cipreses, los olmos y los alerces



61,

a

ti la

chas generaciones.

5

Habrá extran-

jeros para apacentar tus ganados, y extraños serán tus labradores y viñadores. 6 vosotros seréis llamados

juntamente. Para embellecer mi san Y tuario, para decorar el lugar en que sacerdotes de Yave. y nombrados 14 se asientan mis pies. A ti vendrán ministros de nuestro Dios. 7 Comeréis humillados los hijos de los tiranos, y lo exquisito de las naciones, y os se postrarán a tus pies todos cuantos vestiréis de sus magnificencias. Pues te infamaron. Y te llamarán la ciu como tuvieron el doble en cuanto a dad de Yave, la Sión del Santo de vergüenza y confusión, recibirán el Israel. 15 De abandonada, odiada y doble también sobre la tierra y detestada que eras, yo te haré eterno gozarán de eterna gloria. 8 prodigio, delicia de los siglos. 16 Ma Porque yo, Yave, soy amante del marás la leche de las gentes, los derecho, y aborrezco el rapaz latropechos de los reyes, y sabrás que cinio. Por eso les daré fielmente su recompensa, y haré con ellos una yo, Yave, soy tu salvador, tu reden tor, el Fuerte de Jacob. 17 En vez alianza eterna. 9 Su descendencia será de cobre, pondré en ti oro; en vez glorificada en los pueblos, y su posde hierro, plata; bronce en vez de teridad en medio de las gentes. Y madera y hierro en vez de piedras. quien los viere, reconocerá que son la Te daré por magistrado la paz, y progenie bendita de Yave. por soberano la justicia. 18 No se hablará ya de injusticia en tu tierra, de saqueo y de ruina en tu territorio Agradecimiento a Yave de la JeTus muros los llamarás «salud», y a rusulén restaurada. tus puertas, 19

ni

Ya no

«gloria».

será

alumbrará

te

el

la

sol

tu lumbrera,

luz de la

luna.

Yave

será tu eterna lumbrera, y tu Dios será tu luz. 20 Tu sol no se pondrá jamás, y tu luna nunca se eclipsará, porque será Yave tu eterna luz. Acabáronse los días de tu luto. 21 Tu pueblo será un pueblo de justos, y poseerá la tierra para siempre. Renuevos del plantío de Yave, obra de mis manos, hecha para resplandecer. 22 Del más pequeño de todos

saldrá un millar, del menor una inmensa nación. Yo, Yave, lo he resuelto, y a su tiempo yo lo cumpliré.

10 Y yo me gozaré en Yave, y mi alma saltará de júbilo en mi Dios, porque me vistió de vestiduras de salud, y me envolvió en manto de justicia, como a esposo que se ciñe la frente con diadema, y como esposa que se adorna de sus joyas. 11 Porque

como produce la tierra sus gérmenes, y como hace brotar el huerto sus semillas, así el Señor, Yave» hará brotar la justicia y la gloria delante de las gentes todas.

Ya viene

la salvaélón.

El espíritu del Señor, Yave Por amor de Sión yo no cadescansa sobre mí, pues Yave ",ta tic

1

(jft

Yo

los

estaba a

que

no

Yavé.

do consultaban,

la disposición

me

podía ser hallado por los que no me buscaban. Yo decía: Heme aquí, heme aquí, a gente que no invocaba

mi nombre. 2 Todo el día tendía yo mis manos a un pueblo rebelde, que! iba por caminos malos, en pos de, sus pensamientos. 3 Un pueblo que descaradamente y sin cesar me pro-» vocaba a ira, sacrificando en los huertos y quemando incienso sobre ladrillos; * que va a sentarse en los se(uleros, y pasa la noche observando Í os astros; que come carne de pucrec y en cuyas ollas hav manjares inmundos; 6 que dice: Quédate ahí, iu te llegues a mí, que te santificaría Es como humo que sale de mis narl ees, fuego encendido todo el día. *

Todo

esto

escrito

está

delanti

desesperados; 15 dejaréis gritaréis vuestro nombre a mis elegidos como imprecación: Kl Señor, Yave, te mate, y a sus siervos les dará otro nombre. 19 Todo el que en la tierra quiera bendecirse, se bendecirá en el Dios fiel. Todo el que en la tierra jure, jurará por el nombre del Dios verdadero; y las angustias pasadas se darán al olvido, y estarán lejos de ojos. 17 Porque voy a crear cienuevos y una tierra nueva, y ya no se recordará lo pasado, y ya no habrá de ello memoria. 18 Sino que se gozará en gozo y alegría eterna de lo que voy a crear yo, porque voy

mis

los

a crear a Jcrusalén alegría, y a su pueblo gozo. 19 Y será Jcrusalén mi alegría, y mi pueblo mi gozo, y en adelante no se oirán más en ella llantos ni cla-

mores.

80

No habrá

muera de pocos

allí

que que no

niño

días, ni viejo

635

ISAÍAS, 66 cumpla los suyos. Morir a los cien años será morir niño, y no llegar a los cien años será tenido por maldición. 11 Construirán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán para que habite otro, no plantarán para que recoja otro. Porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos. 23 No trabajarán en vano, ni parirán para una muerte prematura, sino que serán la progenie bendita de Yave, ellos y sus descendientes.

me

24

Antes que

!

¡

comerá

¡

1

polvo.

aflicción en dice Yave.

todo

No

¿Voy a abrir yo el seno materno para que no nazcan hijos?, dice Yave. ¿O voy a cerrarlo yo que

soy quien hace nacer?, dice tu Dios. 10 Regocíjate, Jerusalén. Vosotros, los que la amáis, sea ella vuestra gloria. Llenaos con ella de alegría, los que con ella hicisteis duelo. II Para mamar hasta saciaros la leche de sus consolaciones; para mamar jen delicia a los pechos de su gloria.

ellos

les

el

nace toda de una vez? Pues Sión ha parido a sus hijos antes de sentir los dolores. 9

I

responderé yo; todavía no habrán acabado de hablar y ya los habré escuchado. 25 El lobo y el cordero pacerán juntos; el león, como el buey, comerá paja, y la serpiente

llamen

parido; antes de sentir los dolores, parió hijos. 8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vió nunca tal? ¿Nace un pueblo en un día? ¿Una nación

12

la

habrá mal ni

gloria

rrente desbordado.

mi monte santo,

Como

consuela una madre a su

hijo, así os consolaré yo a vosotros, 14 Cuando jy seréis por ella consolados.

la que serán excluidos los malvados.

esto veáis, latirán de gozo vuestros corazones y vuestros huesos reverdecerán como la hierba. La mano ¡de Yave se dará a conocer a sus ^iervos, y su furor a sus enemigos. 16 Porque he aquí que llega Yave ;en fuego, y es su carro como torbellino, para tornar su ira en incendio, y sus amenazas en llamas de fuego. 16 Porque va a juzgar Yave por el fuego y por la espada a toda carne, y caerán muchos a los golpes de Yave. 17 Los que se santifican y purifican para ir a los jardines, en

Así dice Yave: El cielo es mi y la tierra el escabel de mis pies. ¿Qué casa podríais edificarme? ¿En qué lugar moraría yo? 2 Todo eso mis manos lo hicieron, todo es mío, dice Yave. Mis miradas se posan sobre los humildes, y sobre los de contrito corazón, que temen mis palabras. 3 Hay quien me sacrifica 1

OO trono,

un buey y mata a un hombre; quien inmola un cordero y desnuca a un quien presenta su ofrenda y

come sangre de puerco; quien

grupo tras uno que va delante, que comen carne de puerco y manjares abominables y ratas, todos perecerán. 18 Yo conozco sus obras y sus pensamientos. Vendré para reunir las naciones de toda lengua, que vendrán para ver mi gloria. 19 A ellos les daré yo una señal, y mandaré a los sobre-

ofrece incienso y se postra ante un ídolo. ¡Ah! Ellos se complacen en sus caminos y aman sus abominaciones; pero yo me complaceré en sus males y traeré sobre ellos los que se temen. Porque llamé y nadie me respondió, el

4

hablé y nadie

sus niños serán y acariciados

la cadera, las rodillas.

sobre

La nueva Jerusalén, de

perro;

me

escuchó* Hicieron

que era malo a mis ojos, y escogieron lo que a mí me desagrada. 5 Oíd la palabra de Yave, vosotros, los que teméis mi palabra; ellos, vuestros hermanos, que os aborrecen y os niegan por causa de mi nombre, han dicho: Que haga Yave muestra de su gloria, y nosotros sere-

vivientes, a las naciones, a Tarsis, a Put, a Lud, a Mosoc y a Ros, a Tubal y a Javán, y a las islas lejanas,

lo

que no han oído nunca hablar de mi nombre y no han visto mi gloria, y ellos pregonarán mi gloria entre las naciones. 20 Y de todas las naciones traerán a vuestros hermanos como ofrenda a Yave, a caballo, en carros,

mos

testigos de vuestro contento. Pero han de ser confundidos. 6 Voces, alborotos en la ciudad, voces que salen del templo. Es la voz de Yave, que da a sus enemigos el pago merecido. 7 Antes de ponerse de parto, ha

Y

a

¡llevados 13

rs

asi dice Yave: Voy a derraella la paz como río, y de las naciones como to-

Porque

mar sobre

1

!

en mulos y en dromedamonte santo, a Jerusalén, Yave, como traen los hijos de

en literas, rios, a mi dice

Israel al

sus

ofrendas en vasos puros

templo de Yave.

21

Y

yo

eligiré

636

I SAÍAS,

66

de entre ellos sacerdotes y levitas, sábado, vendrá toda carne a prosdice Yave; 22 porque así como sub- ternarse ante mí, dice ^ ave, 24 y al sistirán ante mí los cielos nuevos y salir verán los cadáveres de los que la tierra nueva, que voy a crear, se rebelaron contra mí, cuyo gusano dice Yave, así subsistirá vuestra pro- nunca morirá, y cuyo fuego no se genie y vuestro nombre; 23 y de no- apagará, y serán objeto de horror vilunio en novilunio, de sábado en para toda carne.

INTRODUCCION AL PROFETA JEREMIAS Jeremías es el segando de los profetas mayores, que nos cuenta su vo 1. cación al principio de su libro. «Yo, «le dice Yave», te consagré antes de uncido, y te destiné para ssr profeta de las naciones, para que arranques y plantes, destruyas y ed'fiques. Yo te haré ciudad fuerte, columna de hierro y muro de bronce, para hacer frente a toda la tierra, a reyes, a principes, a sacerdotes y al pueblo todo." Esto ya dice bastante de la grave misión encomendada a Jeremías, quien desde el principio aparece ante el Señor timido y, a su propio juicio, inepto para tal ministerio (Jer. 1. Cfr. Eclao. 49, 9). Que con la asistencia divina supo realizar su misión, nos lo dice, fuera de su libro, el elogio que le consagra Onias en el II Mac. 15, 14. 2. Nació Jeremías en Anatot, ciudad sacerdotal, al oriente de Jerusalén, en el reinado de Manases o de Amón. Fué su padre Helcías, sacerdote, que debió de educar a su hijo en el verdadero espíritu del sacerdocio, al que por su nacimiento estaba destinado. Todavía joven, recibió el llamamiento de Dios, el año 13 de Josías, en 626 (25, 3). Cinco años más tarde Joslas emprendía la reforma religiosa (621), y es extraño que no hallase en Jeremías más noticias de ella que la alusión del capítulo 11. La muerte del piadoso príncipe. (608) fué una pérdida irreparable para la causa de la reforma. Como todos los buenos, sintió Jeremías la muerte de Josías, a la que dedicó unas lamentaciones, según se nos dice en II Par. 25, 25. En los reinados de Joaquim (608-597) y de Sedccías (598-587), Jeremías tuvo que realizar lo que el Señor le había dicho en su llamamiento, oponiéndose cual muro de bronce a los vicios predominantes, la idolatría y la inobservancia de la Ley, que son el tema de sus discursos, en los que anuncia la destrucción del templo y de la ciudad con la deportación del pueblo a Babilonia. Sus palabras no eran bien recibidas ni de los príncipes ni del pueblo, que oían con más gusto a los malos sacerdotes y a los falsos profetas. No es, pues, de extrañar que Jeremías hubiera

JEREMÍAS,

¡f°

1

de beber muchas veces el amargo cáliz del dolor. Insultos, oprobios, cárceles, acusaciones de traición a la patria, asechanzas contra su vida, todo lo hubo de soportar, y en tanto grado, que a veces el dolor le fuerza a levantar sus ojos a Dios en son de queja y hasta a maldecir el día de su nacimiento con un tono que supera en fuerza al de Job, en 15, 10-20; 17, 12-18; 18, 18-23, 20, 28, 38. Con razón es mirado Jeremías como tipo del Redentor, aunque no ciertamente por el modo con que sobrellevó sus penalidades. De él no se puede decir lo que del Siervo de Yave escribía Isaías: «Enmudeció como un cordero ante el que lo trasquila y no abrió su boca» (Is. 53, 7). Jeremías se queja amargamente a Dios y pide que le vengue, puesto que su causa es la misma causa de Dios. Nunca con más razón se dijo que el amor es causa de dolor. El corazón 3. tierno y sensible del profeta, lleno de amor hacia su pueblo, se sentía excitado por las abominaciones de Judá y por los castigos con que Dios le amenazaba; y ante esta vista Jeremías se conmueve intensamente, hasta poner en sus labios palabras tan elocutntcs, imágenes tan vivas y tan variadas, sentimientos tan tiernos, que su elocuencia supera a la del mismo Isaías. Dios le obligó a desempeñar la triste misión de vaticinar la ruina total de Judá y de presenciar con sus ojos el cumplimiento de sus vaticinios; pero también le dió el consuelo de pronosticar la futura restauración mesiánica, unida, a sus ojos, como es ordinario en los profetas, con la vuelta de los deportados a la patria. Por esto no es de maravillar que sus palabras, antes tan desagradables en los oídos de Judá, f ueran luego las más consoladoras. En el II Mac. 15, 14 se nos cuenta la visión de Judas el Macabeo, en la que se le aparecen el santo pontífice Onias y nuestro profeta. El primero hace la presentación del segundo en estos términos: «Este es el amigo de sus hermanos, que ora mucho por el pueblo y pir la ciudad santa, Jeremías, el profeta de Dios." Destruida Jerusalén y asesinado Qodolías, el gobernador dejado por los caldeos en Judá, Jeremías fui conducido a Egipto por los que allá huyeron. Su corazón sintió honda amargura al ver a sus hermanos entregarse a la idolatría egipcia, sin hacer caso de la dura lección que acababan de recibir. Desde este momento no tenemos noticia del profeta, ni sabemos si murió a orillas del Nilo, si volvió a Judá 0 se dirigió a Caldea, para cooperar a la obra de Ezequiel, consolando a los deportados. 4. El libro de Jeremías nos ofrece un capítulo, el 36, sumamente interesante y único en la literatura profética, sobre la redacción de la mayor parte de sus oráculos, que por mandato divino dictó el proftta a su secretario Baruc (36, 11; 18, 27-32). El texto hebreo de los oráculos de Jeremías, compárado con la versión grUga de los LXX, presenta gran cantidad de adiciones. Los críticos discuten sobre, su origen y su valor, y sus sentencias están li jos de ser unánimes. Hay quien da preferencia al texto mesorético y quien prefiere el texto más corto de los LXX. Según otros no se puede adoptar una solución general, sino estudiar cada caso por separado. Tampoco el orden de los oráculos es el mismo en el texto hebreo y en la versión de los LXX. Desde el capítulo 25 hasta el

52, en que se hallan los vaticinios contra las naciones, el orden es

muy

dife-

sin duda, que los oráculos se conservaron primero separados, y al reunirlos no se les dió en todas partes el mismo orden.

rente.

La

razón

es,

JEREMIA S Profecías de Jeremías, hijo de Helclas. del linaje de los sacerdotes que habitaban en Anatot, tie1

1

I

rra de

Benjamín;

*

a quien llegó la

palabra de Yave en tiempo de Joslas, hijo de Amón, rey de Judá, el ano s tercero de su reinado, y después en tiempo de Joaquini, hijo de Josias,

JEREMÍAS, rey

de Judá, hasta

el

undécimo de Sedecías, sías,

rey

mes de

la

fin

hijo

y

misión



grandes, los hombres de habitantes de Jerusalén, y esta ciudad estará siempre habitada. 26 de las ciudades de Judá y de los contornos de Jerusalén, de la tierra de Benjamín, del llano, de la montaña y del mediodía, vendrán con holocaustos, víctimas, oblaciones, ción (1). incienso y sacrificios eucarísticos, y los ofrecerán en el templo de Yave. 27 Pero si no me obedecéis en santiEl camino de salvación. ficar el día del sábado, y en no llevar 19 Así me dijo Yave: Ve a ponerte cargas en él y no introducirlas por ante la Puerta del Pueblo, por la las puertas de Jerusalén, entonces que entran y salen los reyes de Judá, encenderé yo en sus puertas un fuego y ante todas las otras puertas de que devorará los palacios de JeruJerusalén; 20 y di: Oíd la palabra de salén, y que no se apagará. Yave, vosotros, reyes de Judá, y todo Judá y todos los habitantes de JerusaEn la casa del alfarero. lén, que pasáis por estas puertas: 21 Así dice Yave: Guardaos, por vuestra 1 íi 1 Palabra que de Yave llegó a vida, de llevar cargas en día de sáJeremías: 2 Levántate, y baja bado y de introducirlas por las puertas a la casa de un alfarero, y allí te de Jerusalén. 22 No saquéis tampoco haré oír mis palabras. 3 Bajé, pues, cargas de vuestras casas en día de a la casa del alfarero, y hallé a éste sábado, ni hagáis labor alguna; santi- trabajando a la rueda. 4 Cuando se le ficad así el día del sábado, como se estropeaba entre las manos la vasija lo mandé a vuestros padres. 23 Ellos, que estaba haciendo, iba, y con el sin embargo, no me oyeron, no me mismo barro hacía otra cualquiera, dieron oídos, sino que endurecieron la que se le antojaba. 6 su cerviz, sin obedecerme y sin correY me vino palabra de Yave, 17

sus

ellos,

Judá y

los

Y

diciendo: 6 ¿Acaso no puedo yo obedecéis vosotros, pala- hacer de vosotros, casa de Israel, bra de Yave, y dejáis de introducir como hace el alfarero? Palabra de cargas por las puertas de esta ciudad Yave. Como está el barro en la mano en día de sábado, y santificáis ese del alfarero, asi estáis vosotros en día no haciendo en él labor alguna, mi mano, casa de Israel. 7 De pronto 25 Seguirán entrando por las puertas decido yo arrancar, destruir y hacer de esta ciudad los reyes, los que se perecer a un pueblo o un reino; sientan sobre el trono de David, 8 pero si este pueblo se convierte, montados en sus carros y caballos arrepentido de las maldades por las girse. 24 Si

me

amenazaba, también yo del mal que había determinado hacerle. 9 Igualmente resuelvo yo de pronto edificar y plantar a un pueblo o un reino; 10 pero si este pueblo obra mal ante mis ojos y no escucha mi voz, me arrepiento del bien que había determinado haque yo

me

Estas imprecaciones del profeta contra los que encarnizadamente le perseguían, asi como las contenidas en 18, 21-23 y en otros lugares del A. T., como, por ejemplo, el Sal. 109, no son expresión del deseo de una venganza personal, sino más bien del deseo de que Dios castigue con castigos temporales a los enemigos del (i)

profeta, que son al mismo tiempo los enemigos de Dios; a veces más que imprecaciones son profecías. Para explicarse tales imprecaciones, es muy de tener en cuenta el carácter hiperbólico de la literatura poética de estos pueblos, y que muchas veces se trata de fórmulas usuales y como troqueladas del lenguaje. Estos pueblos, tan realistas, difícilmente distinguían en sus maldiciones entre el pecado y el pecador, y al maldecir a aquél, maldicen éste. Finalmente, y sobre todo, se ha de tener en cuenta que están estas imprecaciones dentro del marco del A. T., ley de premios y de castigos temporales, ley de justicia, que llega hasta incluir la pena del talión, y no podemos aplicarles el criterio de la ley nueva, ley de gracia y de misericordia, ley de caridad.

le

arrepiento

cerle.

La contumacia traerá

el

supremo

castigo. 11

los hombres de Judá habitantes de Jerusalén: Así habla Yave: Yo estoy trazando y planeando planes contra vosotros. Convertios cada uno de vuestros malos caminos, mejoradlos y mejorad vuestras obras. 12 Pero ellos dicen: Es on vano, seguiremos haciendo

y a

'

Di ahora a

los

JEREMÍAS, nuestra gana, y cada cual hará el mal que maquine su mal corazón. 13

Por

eso, así dice Y'ave:

Pregun-

tad a los pueblos. ¿Quién oyó cosas semejantes? Muy horrible crimen es el que ha cometido la virgen de Jerusalén. 14 ¿Por ventura se aleja de las rocas la tierra, o del Líbano la nieve, o se agotan las aguas del

y corrientes? 15 Pues ha alejado de mí, se salió del eamino antiguo. Por eso han adorado a la vanidad, y los haré yo ir de tropiezo en tropiezo por sus senderos, no por camino llano; 16 y haré de su tierra un lugar de horror, objeto de eterna burla. Cuantos pasen por ella se asombrarán y moverán Sijor,

frescas

mi pueblo

se

cabeza. 17 Como viento solano, dispersaré ante el enemigo. La espalda, no el rostro, les daré yo el día de la angustia.

su

los

Imprecación del profeta. 18

Venid, vamos a tomar una resolución contra Jeremías, pues tienen todavía la Ley los sacerdotes, el consejo los sabios y la visión los profetas. Venid, vamos a hacerle morir por la lengua, vamos a acecharle en todas sus palabras. 19 Atiéndeme, ¡oh Yave!, oye la voz de mi querella. 80 ¿Se paga por ventura bien con mal, para que traten de cogerme en una trampa? Acuérdate de que te he hablado en favor suyo para apartar de ellos tu indignación. 21 Da, pues, sus hijos al hambre, y entrégalos al poder de la espada; quédense sus mujeres sin hijos y viudas, y mueran sus maridos de peste, y sus mancebos traspasados por la espada de la guerra. 22 Salgan gritos de sus casas, cuando de repente hagas venir sobre ellos el salteador; pues han cavado una trampa donde cogerme, y tendieron a mis Ellos

dijeron:

lazos ocultos. 23 Pero tú, joli Yave!, conoces todas sus maquinaciones, para llevarme a la muerte. No les perdones su iniquidad, no borres su pecado de ante tus ojos; caigan ante ti en el día de tu ira, pies

castígalos.

Kotura *imhólica. Así dice Yave: Ve y cómprate una orza de barro y lleva contigo a algunos de los ancianos del pueblo y de los sacerdotes, 2 hasta la |

í)

1

19

entrada del valle de Benjinón, delante de la puerta de la alfarería, y pronuncia allí las palabras que yo te

diré: 3

Les dirás, pues: Oíd la palabra de Yave, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén: Así dice Yave Sebaot, Dios de Israel: Yo traeré sobre este lugar males tales, que a cuantos los oigan les retiñirán los oídos, 4 por haberme dejado a mí y haber enajenado este lugar, adorando en él dioses ajenos, que no conocían ni ellos ni sus padres ni los reyes de Judá, llenando este lugar de sangre de inocentes 5 y edificándose en él el alto de Baal, donde quemaban con el fuego a sus hijos, como holocaustos a Baal, cosa que ni yo había mandado ni me había venido a la mente. * Por eso vendrá tiempo, palabra de Yave, en que no se llamará ya este lugar Toíet y valle de Benjinón, sino valle de la mortandad. 7 En este lugar frustraré yo los planes de Judá y de Jerusalén, y a sus moradores los haré caer a espada ante el enemigo, y los entregaré en poder de éste, en manos de los que los persiguen de muerte, y daré sus cadáveres en pasto a las aves del cielo y a las fieras de la tierra. 8 Y haré de esta ciudad el espanto y la burla, de modo que cuantos pasen se espanten y se burlen de su destrucción. * Les haré comer la carne de sus hijos y de sus hijas, y se comerán unos a otros en las angustias del asedio y del hambre a que los reducirán sus enemigos, los que los persiguen de muerte. 10 Y romperás la orza a la vista de los que te acompañan, 11 y les dirás: Esto dice Yave Sebaot: Así romperé yo a este pueblo y a esta ciudad, como se rompe un cacharro de alfarero, que no puede volver a componerse. 12 Así haré yo con este lugar y con sus habitantes, palabra de Yave, y haré de esta ciudad un Tofet. 13 Las casas de Jerusalén y los palacios de los reyes de Judá quedarán inmundos como el suelo de Tofet; todas las casas en cuyos terrados hicieron oblaciones a toda la milicia celeste y libaron a los dioses extraños. 14 Y se volvió Jeremías de la puerta a donde le habla mandado Yave para que profetizara, y se detuvo en el atrio del lemplo, y dijo a todo 16 Así dice Yave Sebaot, el pueblo:

JEREMÍAS, de Israel: Yo traeré, contra esta ciudad y contra todas las ciu-

Dios

dades que de ella dependen, todos males con que los he amenazado, por haber endurecido su cerviz y no haber escuchado mis palabras. los

Martirio del profeta.

Y

1 Pasjur, hijo de Imer, sacerdote, que era prefecto del Templo, oyó a Jeremías pronunciar estas palabras; 2 y mandó azotar a Jeremías, profeta, y ponerle en el cepo que hay en la puerta superior de

*)()

Benjamín, junto

al

Templo.

3

Cuando

a la mañana siguiente sacó Pasjur a Jeremías del cepo, le dijo éste: No te llama Yave Pasjur, sino Nagor, terror por doquier. 4 Pues así dice Yave: Yo te traeré el terror a ti y a todos tus deudos y amigos. Caerán a la espada del enemigo, a tus propios ojos, y entregaré a todo Judá en manos del rey de Babilonia, a donde los llevará cautivos y los hará morir a espada; 6 y daré todos los bienes de esta ciudad, todas sus ganancias, todas sus preciosidades y todos los tesoros de los reyes de Judá, en mano de sus enemigos, que los

saquearán, se apoderarán de ellos y los llevarán a Babilonia. 6 Y tú, Pasjur, con todos cuantos habitan en tu casa, iréis a la cautividad, y se

allí

moriréis y

allí

seréis sepultados,

tú y todos tus amigos, profetizaste mentiras.

Estado 7

yo

do

ánimo

Tú me sedujiste, me dejé seducir

del

a

quienes

profeta.

¡oh Yave!, y Tú eras (1).

El profeta repite aquí, pero con mucha la angustiosa queja de 15, 19 y siguientes. Las imágenes y las pahbras son aqui más atrevidas. El profeta se dirige a Dios con una libertad de expresión que casi podríamos tachar de irreverente: «Tú me sedujiste, eras el más fuerte y me venciste. Yo rehuía aceptar la misión que me encomendabas; pero tú me prometiste hacerme tan fuerte como un muro de bronce; y ahora me veo hecho la burla, la irrisión, el oprobio de todos. Me has engañado.» Amarga, muy amarga es, ciertamente, la queja; pero muy disculpable en el triste estado de ánimo en que debía hallarse. Acababa de ser azotado, preso y encepado, por anunciar lo que el Señor le mandara. ¿No estaba todo esto muy lejos de lo que de las promesas de protección habría cabido esperar? (i)

el

20

más

fuerte,

y

fui vencido.

Ahora

soy todo el día la irrisión, la burla de todo el mundo. 8 Siempre que. les hablo tengo que gritarles: ¡Ruina, devastaciónl Y todo el día la palabra de Yave es oprobio y vergüenza para mí. 9 Y aunque me dije: No pensaré más en ello, no volveré a hablar en su nombre: es dentro de mí como fuego abrasador, que siento dentro de mis huesos, que no puedo contener y no puedo soportar. 10 Oigo muchas maldiciones, y por todas partes me amenazan: ¡Delatadle, delatémosle! Aun los que eran mis amigos, me espían para ver si doy un paso en falso: A ver si le engañamos y triunfaremos, nos vengaremos de él. 11 Pero Yave es para mí como un fuerte guerrero; por eso mis enemigos caerán vencidos, y serán enteramente confundidos en su insipiencia con perpetua ignominia,

que nunca se olvidará. 12 ¡Oh Yave Sebaot, tú que pruebas al justo y penetras dentro del corazón y de los ríñones! Que vea yo tu venganza contra ellos, pues a ti te he encomendado mi causa. 13 ¡Cantad a Yave, alabad a Yave! Porque él libra el alma del pobre de la mano de los malvados. 14 ¡Maldito sea el día en que nací, el día en que me parió mi madre! 15 Maldito el hombre que alegre anunció a mi padre: «Un niño, tienes un hijo», llenándole de gozo. 16 Sea ese día como las ciudades que destruye Yave sin compasión, donde por la mañana se oyen gritos y al mediodía llantos. 17 ¿Por qué no me mató en el seno de mi madre, y hubiera sido mi madre mi sepulcro, y yo preñez eterna de sus entrañas? 18 ¿Por qué salí del vientre de mi madre, para no ver más que trabajo y dolor y acabar mis días en la afrenta? (1).

más vehemencia,

Estas maldiciones son supremos gritos (1) de angustia, en que prorrumpe el profeta, transida el alma por la inmensa amargura que le produce su dura misión. Quisiera no haber vivido. Es de una valentía y una belleza insuperable la expresión: «Hubiera sido mi madre mi sepulcro, y yo preñez eterna de sus entrañas.»

Al leer estas maldiciones, vienen luego a la memoria las de Jjb, 3, 1-16. ¿Serán las unas imitación de las ctras? No lo sabemos. En el caso de serlo, ¿quién imitó a quien? A juicio de muchos crícicos, el libro de Job es posterior al de Jeremías, y desde luego las maldiciones de éste superan en nervio y energía a las de aquél, mas difusas y desleídas, y por lo general el modelo supera siempre a la imitación.

JEREMÍAS, La destrucción del reino.

21,

22

penetrar en nuestras guaridasí 14 Yo os daré la paga de vuestras obras, palabra de Yave, y prenderé fuego en derredor de vuestra colmena, y la abrasaré del todo.

1 Palabra que llegó de Yave a Jeremías, cuando el rey Sedecías le mandó a Pasjur, hijo de Malaquias, y a Sefonías, sacerdote, hijo de Mahasías, para que le dijeran: Amonestación a la familia real. 2 Consulta a Yave acerca de nosotros, pues Nabucodonosor, el rey de Babi- syty Así dice Yave: Baja al palalonia, nos hace la guerra. Quizá haga ció del rey de Judá, y proYave con nosotros según su maravi- nuncia allí estas palabras: Dirás: lloso poder, y tenga que retirarse. 2 Oye la palabra de Yave, rey de 3 Jeremías- les respondió: 4 Asi Judá, que te sientas en el trono de diréis a Sedéelas: Esto es lo que dice David, tú, tus servidores y tu pueblo, Yave, Dios de Israel: Yo haré volver los que entráis por estas puertas. contra vosotros, que confiáis en las 3 Así dice Yave: Haced derecho y armas, las armas mismas con las que justicia, librad al oprimido de la lucháis fuera de las murallas contra mano del opresor; y no vejéis al el rey de Babilonia y los caldeos que extranjero, al huérfano y a la viuda, van a asediaros, y las amontonaré no los maltratéis, y no derraméis en dentro de esta ciudad. 6 Y yo, yo este lugar sangre inocente. 4 Si fielmismo, lucharé contra vosotros con mente cumplís estos mandatos, seguimano fuerte, con poderoso brazo, con rán entrando por las puertas de este ira, cólera e indignación grandes. palacio reyes que se sienten en el 6 Y heriré a los moradores de esta trono de David, montados en carros ciudad, hombres y animales. Morirán y caballos, ellos, sus servidores y su de una gran peste. 7 Y después de pueblo. 6 Pero si no obedecéis estos esto, palabra de Yave, a Sedéelas, mandatos, por mí mismo lo juro, rey de Judá, y a sus servidores y palabra de Yave, que este palacio al pueblo, a cuantos en la ciudad será un montón de ruinas. 6 Pues así dice Yave del palacio se salven de la peste, de la espada y del hambre, los pondré en manos de del rey de Judá: Eres para mí como Nabucodonosor, rey de Babilonia, el monte de (Jalad, como la cumbre que los pasará a filo de espada sin del Líbano. |Pero qué! Yo haré de ti compasión, sin piedad, sin miseri- un desierto, tierra inhabitada. 7 Yo juntaré contra ti, como para una cordia. 8 Y a este pueblo le dirás: Así obra santa, asaltadores, todos armahabla Yave: Mirad, os doy a elegir dos de sus armas, y destrozarán tus entre el camino de la vida y el de la magníficos artesonados de cedro, y muerte. * Los que se queden dentro los arrojarán al fuego; 8 y pasarán de esta ciudad, morirán por la espada, muchas gentes ante esta ciudad, y por el hambre y por la peste; los se dirán unos a otros. ¿Por qué ha que se salgan y se entreguen a los tratado así Yave a esta gran ciudad? caldeos que os cercan, vivirán, ten- 8 Y dirán: Porque rompieron la drán por botín la vida salva. 10 Por- alianza de Yave, su Dios, y adoraron que yo vuelvo mi rostro a esta ciudad dioses ajenos y les sirvieron. 10 No lloréis por el muerto ni os para mal, no para bien, palabra de Yave, y la haré caer en manos de lamentéis por él: Llorad y gemid por Nabucodonosor, rey de Babilonia, el que se va, porque no volverá a ver ya más la tierra en que nació. 11 Porque la dará al fuego. 11 Y a la corte del rey de Judá, que asi dice Yave de Salina, hijo de dile: Oíd la palabra de Yave, 12 casa Josías, rey de Judá, que sucedió a de David: Así dice Yave: Haced su padre Josías y fué llevado de este siempre justicia, librad al oprimido lugar: No volverá ya más, 12 morirá de las manos del opresor, no sea que en el lugar a que ha sido llevado; brote como fuego mi ira, y se en- allí morirá y no volverá a ver ya cienda, sin que haya quien la apague, más esta tierra. por la maldad de vuestras obras. * 3 A ti me dirijo, habitante de las Contra el rey Joaquín i. colinas que se alzan en el llano, pala18 que decís: ¿Quién bra de Yave, |Ay del que edifica su casa con podrá expugnarnos? ¿Quién podrá la injusticia, mis salones con la inl-

í\^t

^*

1

JEREMÍAS, quidad, haciendo trabajar a su prójimo sin pagarle, sin darle el salario de su trabajo! 14 El que dice: Voy a hacerme un gran palacio, con espaciosas salas de rasgadas ventanas, pisos y techos de cedro pintado en vivos colores. 15 ¿Reinas, acaso, para rivalizar en obras de cedro? ¿No comía y bebía tu padre, y hacía derecho y justicia? Y le fué bien. 18 Hacía justicia al pobre y al desvalido. Esto es conocerme, palabra de Yave. 17 Pero tú no tienes ojos más que para oprimir y hacer violencia. 18 Por eso, así dice Yave de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá: No te lamentarán: «¡Ay, hermano; ay, hermano!» No te lamentarán: «\Ay, mi Señor; ay, Majestad!» 19 Sepultura de asno será la tuya, cogido y tirado lejos de las puertas de Jerusalén.

23

659

desconocida? 24 ¡Tierra, tierra, tierra! Oye la palabra de Yave: 30 Así dice

Yave: Inscribid a ese hombre: «Estépues no logrará descendiente que se siente en el trono de David y reine sobre Judá.

ril»,

Contra los pastores de Israel.

23

Av de ,os pastores que dispersan y destrozan el rebaño de mi pastizal! Palabra de Yave. 2 Por eso, así dice Yave, Dios de Israel, de los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis descarriado y no habéis cuidado de ella; yo me cuidaré de pediros cuenta de vuestra mala conducta. Palabra de Yave. 1

I

Promesa de restauración (

Contra la ciudad y contra Jcconias.

* Yo, yo mismo, reuniré los restos Sube al Líbano y grita, alza tu de mi grey, de todas las tierras en voz en Basán y clama desde lo alto que los he dispersado, y los volveré del Abarim; pues todos tus amadores a sus prados, y crecerán y se multihan sido destruidos. 21 Te amonesté plicarán. 4 Y les daré pastores que en el tiempo de la seguridad, y dijiste: de verdad los apacienten, y ya no No obedeceré. Este ha sido tu pro- habrán de temer más, ni angustiarse ceder, desde tu mocedad; no escuchas ni afligirse. Palabra de Yave. 6 He mi voz. 22 A todos tus pastores los aquí que vienen días, palabra de arrastrará el viento, y tus amadores Yave, en que yo suscitaré a David serán llevados cautivos. Entonces te un vástago de justicia, que como confundirás, y te avergonzarás de verdadero rey, reinará prudentemente todas tus maldades. y hará derecho y justicia en la tierra. 23 Tú que te asientas en el Líbano 6 En sus días será salvado Judá, e cedros, ¡cómo gemianidas en los Israel habitará en paz, y el nombre y rás cuando te sobrevengan temblores con que le llamarán será éste: «Yave nuestra justiYave, y dolores como de parto! 24 Por mi Zidquenu»: vida, palabra de Yave, que si fuera cia (1). 7 Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Por eso vendrán días, palabra Judá, el anillo de mi mano derecha, de Yave, en que no se dirá ya: 25 lo arrancaría de ella. Yo te entre- "Vive Yave, que sacó de la tierra de garé en las manos de los que buscan Egipto a los hijos de Israel»; sino tu vida, en las manos de aquellos a más bien: «Vive Yave, que sacó y quienes temes, en manos de Nabuco- condujo al linaje de Israel de la donosor, rey de Babel, y de los caldeos. tierra del aquilón y de todas las otras

80



Y

te arrojaré a ti y a la madre tierra extraña, en que

que te parió, a no nacisteis, y

allí moriréis. 27 Pero a esta tierra, a que con todo el anhelo de su alma querrán volver, a ésa no volverán. 28 ¿Es, pues, este hombre, este Jeconías, un mueble inútil y despreciable,

un mueble que nadie estima? ¿Por qué han sido así rechazados él y su progenie,

y

arrojados a tierra de ellos

(i) El nombre pudiera también traducirse Yave, nuestra salvación.» Es uno de tantos nombres propios compuestos, en que uno de los elementos es el nombre de Yave. En 33, 16 se da este mismo nombre a la Jerusalén de la restauración. Ouizá hay en él una alusión al nombre de Sedecias, de significación semejante: «Mi justicia es Yave.» Del solo nombre no puede, como algunos pretenden, deducirse una indicación profética de la naturaleza divina del Mesí as restaurador. •

JEREMÍAS,

660 a

que

los arrojó,

y

enviaba a los profetas,

No

ellos corrían. les ellos profetizaban. 82 Si

9 A los profetas: Se me parte el corazón dentro del pecho, tiemblan todos mis miembros, y estoy por Yave y por su santa palabra como un ebrio, como un harto de vino. 10 La tierra está llena de adúlteros. Por eso está maldita, por eso está triste, y están secos los prados y los pastizales. Todos corren tras la maldad, su fuerza es la injusticia. 11 Aun

mismos y los sacerdotes =on unos impíos; hasta en mi casa misma he tenido que soportar sus perversidades. Palabra de Yave. " Por eso sus caminos se les van a volver resbaladero en medio de tinieblas. Serán empujados por él y caerán, pues voy a hacer venir sobre ellos males el dfa de la cuenta. Palabra de Yave. 13 En los profetas de Samaría vi yo la insensatez. Profetizaban en nombre de Baal, y descarriaron a mi pueblo, a Israel. 14 Pero en los profetas de Jerusalén he visto algo horrendo, adulterio y mentira, y dar su brazo a los perversos para que nadie se convirtiera de su maldad. los profetas

Todos ellos han venido a serme como Sodoma, y sus habitantes como Go-

hablaba, y

han

asistido

a mi consejo, que hagan oír mis palabras al pueblo, y le conviertan de su mal camino y de sus perversas obras. 23 ¿Soy yo, por ventura, Dios sólo de cerca? Palabra de Yave.

¿No lo soy también de lejos? mucho que uno se oculte en

24

Por

escon-

¿no le veré yo? Palabra de Yave. ¿No lleco yo los cielos y la Palabra de Yave. 25 Yo he oído lo que decían los profetas, que en mi nombre profetizaban mentiras, y decían: «He tenido un sueño, he tenido un sueño.» 26 ¿Hasta cuándo ha de haber en mi pueblo profetas que profetizan mentira, profetas de sus desvarios, 27 que hacen que mi pueblo se olvide de mí por sus sueños, que unos a otros se van contando, como me olvidaron sus padres por Baal? 28 El profeta que tenga un sueño, que lo cuente como sueño; el que reciba palabra mía, que pregone fieldrijos,

tierra?

mente mi palabra. ¿Cómo igualar el grano y la paja? Palabra de Yave. 29 ¿No es mi palabra como fuego, palabra de Yave, que quema, como que tritura la roca? 30 Por martillo eso, con verdad estoy contra los profetas, palabra de Yave, que se roban

unos a otros la palabra de Yave. Contra los profetas, palabra de Yave, que gastan sus lenguas pronunciando: «Oráculo» 82 Contra los profetas que sueñan mentiras, palabra de Yave, y contándolas, descarrían a mi pueblo con sus mentiras y sus jactancias, siendo así que yo no los he enviado, no les he dado misión alguna y no han hecho a este pueblo bien alguno. Palabra de Yave. 33 Cuando este pueblo o un profeta o un sacerdote te preguntare: ¿Cuál es la carga de Yave?, les responderás: Vosotros sois la carga, y yo os tiraré de mí. Palabra de Yave. 31

morra.

Por

Yo no

y

Contra los profetas.

15

11

los hizo habitar

en su propia tierra.»

23

eso,

así

dice

Yave Sebaot

de los profetas: Yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber veneno, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la impiedan, que se ha extendido por toda la tierra. 14 Asi dice Yave Sebaot: No escuchéis lo

que os profetizan los profetas: Os engañan. Lo que os dicen son visiones suyas, no procede de la boca de Yave. 17 Dicen y repiten a los que se burlan de la palabra de Yave: "Paz, tendréis paz»; y a todos los los malos deseos de su corazón, les dicen: ¡ todas sus hordas, pueblos innumerables contigo.

luego otro, y escribe en él: el báculo de Efraím y de toda la casa de Israel que le está unida.» 17 Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y uno solo hagan en tu mano.

tiza

«José,

Y

18

de

qué 19

cuando te Israel:

pregunten

el

los

¿No nos enseñarás

es eso? Diles, así

habla el Señor, Yave: Mirad, yo tomaré el báculo de José, que está en manos de Efraím y de las tribus de Israel que le están unidas, y lo pondré sobre el báculo de Judá, haciendo un solo báculo, y será uno solo en mi mano. 20

Que

estén a sus ojos los palos

en que escribas, y diles: 21 Así dice el Señor, Yave: Mirad, yo tomaré a los hijos deIsrael de entre las gentes a que han ido, juntándolos de todas partes, y los traeré a su tierra. 22

La invasión.

haré de ellos en la tierra, en los montes de Israel, un solo pueblo, y todos tendrán un solo rey; nunca más serán dos naciones, nunen dos ca más estarán divididas reinos. 23 Nunca más se contaminarán con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; los libraré de todas las rebeliones con que pecaron, y los purificaré y serán mi pueblo y yo seré su Dios. 24 Mi siervo David será su rey, y tendrán todos un solo pastor,

y caminarán por las sendas de mis mandamientos y' guardarán mis pre-

ceptos, poniéndolos por obra. 26 Y habitarán la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en que habitaron vuestros padres. Ellos la habitarán y los hijos de sus hijos por los siglos, y por los siglos será su príncipe David, mi siervo. 26 Estableceré con ellos un pacto de paz que será pacto eterno; los asentare, los acrecentaré y pondré mi santuario en medio de ellos por los siglos. 27 Pondré en medio de ellos mi morada, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28 Y sabrán las gentes que yo, Yave,

cuando esté mi sanmedio de ellos por los

santifico a Israel,

tuario

en

Prepárate, apréstate, tú > toda innumerable muchedumbre reunioa en torno tuyo. Sé su jefe. 8 De aquí a muchos días te será dada la orden. Al cabo de años vendrás a la tierra salvada de la espada, recogida de entre muchos pueblos, a los montes de Israel, que habían estado reducidos a eternas ruinas. Ha sido sacada de entre las gentes y habita confiadamente. 9 Tú la invadirás, llegando la

|

I

Y

siglos.

Manon

•J** Yave, diciendo (1): 2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro a Gog, a la tierra de Magog, al príncipe de Ros, de Mosoc y de Túbal, y profe-

palabra de

Yave, diciendo: 16 Hijo de hombre, toma un palo y escribe en él: «Judá y los hijos ce Israel que le están unidos.

hijos

y

dirigida la palabra de

I

I

!

como un torbellino; como tormenta que envolverá la tierra serás allí

tú, con todos tus ejércitos y los innumerables pueblos que están contigo. 10 Así dice el Señor, Yave: En aquellos días se alzarán en tu cora zón pensamientos y concebirás malvados designios. 11 Te dirás: Voy a subir contra una tierra indefensa, iré contra gentas tranquilas que habi-

tan confiadamente, todas sin murallas, sin puertas ni cerrojos, 12 a robar, a saquear, a poner tus manos sobre ruinas repobladas. Sobre un (i) Los dos capítulos que siguen tienen un carácter escatológico. Israel mora tranquilo en su tierra, sin temor de enemigos. De las regiones del aquilón llega una invasión feroz de puebles desconocidos, los cuales, atraídos por la facilidad déla presa que les ofrece Israel, recién restaurado, pretenden acabar con él. Pero el Señor interviene en defensa de su pueblo, y echa la discordia sobre los invasores, que unos a otros se destrozan.

4"

EZEQUIEL.

738

pueblo reunido de entre las gentes, que ti.ene ganados y propiedades y habita en el ombligo de la tierra. 13 Seba y Dedán, los mercaderes de Tarsis y todos sus Icones, te dirán: ¿Vienes en busca de botín? ¿Has reunido toda esa muchedumbre para saquear, en busca de plata y de oro, para coger ganados y riquezas, para hacer gran botín? 14 Por tanto, profetiza, hijo de

hombre, y di a Gog: Así dice el Señor, Yave: En aquel tiempo, cuando mi pueblo Israel habite confiadamente ¿no lo sabrás tú? 15 Y vendrás desde tus moradas, desde las extremas regiones del septentrión, tú y contigo numerosos pueblos, todos a caballo, una inmensa muchedumbre, un ejército poderoso, 16 avanzará contra mi pueblo, Israel, como nublado que va a cubrir la tierra. Al cabo de los días yo te haré marchar contra mi tierra, para que me conozcan los pueblos, cuando a sus ojos, en ti, ¡oh GogI, seré santificado.

39

1 Tú, pues, hijo de hombre, profetiza contra Gog y di: Así habla el Señor, Yave: Heme aquí contra ti, ¡oh Gog!, príncipe de Ros,

*?()

de Mosoc y de Túbal,

2 yo te atraeré, te haré* subir de los extremos confines del septentrión, y te llevaré a los montes de Israel;

yo s

te guiaré

y

y romperé en tu mano izquierda

el

arco y haré caer de tu diestra las saetas. * Caerás en los montes de Israel con todos los ejércitos y todos los pueblos que contigo estén. Te destino para pasto de las aves rapaces de todo plumaje, de las fieras del campo. 6 Serás abatido sobre la haz del campo, porque lo digo yo, dice el

Señor, Yave.

Y

Magog un fuego, que habitan confiadamente, y sabrán que yo soy Yave. 6

y en

encenderé en

las islas

Haré notorio m santo nombre en medio de mi pueblo Israel; no dejaré más que sea profanado mi santo nombre, y sabrán las gentes que yo soy Yave, el Santo en Israel. 8 Y llegarán 7

i

estas cosas, vendrán, dice el Señor, el dia de que he hablado yo. saldrán fuera los habitantes de

Yave. Es

La destrucción

del invasor.



Y

ciudades de Israel, y darán al fuego y quemarán armas, escudos y las

17

Así habla

el

Señor, Yave:

¿No

yo en tiempos pasados, por medio de mis siervos, los profetas de Israel, que desde años profetizaron entonces que yo te traería contra ellos? 18 En aquel día, cuando marchará Gog contra la tierra de Israel, dice el Señor, Yave, subirá la ira a mis narices; 10 y en mi celo, en el incendio de mi furor, juro que habrá aquel día gran temblor en la tierra de Israel. 80 Y temblarán ante mí los peces del mar y eres tú aquél de quien hablé

cielo, los animales del los reptiles que se la tierra, y los hombres que hay en la tierra. los montes se desmoronarán y caerán las rocas, y todos los muros se vendrán al suelo. 81 llamaré contra él la espada las

aves del

campo y todos arrastran por

Y

Y

por todos sus montes, dice el Señor, Yave; y la espada de cada uno será contra su hermano. 22 Y haré justicia en él con la poste y con la sangre, y lloveré contra él y contra los numerosos pueblos que le acompañan lluvia torrencial, piedras de granizo, fuego y azufre; 23 y me magnificaré y haré muestra de mi santidad, y me daré a conocer a pueblos numerosos, que sabrán que yo soy Yave.

paveses, arcos y flechas, mazas y lanzas, y harán lumbre con ellas por siete años. 10 No tendrán que traer leña del campo, ni cortarla en los

montes. Harán el fuego con las armas, y espoliarán a sus espoliadores y depredarán a sus depredadores, dice el Señor, Yave. 11 Aquel día daré yo a Gog un lugar de sepultura en Israel; el valle de los Abarim, a oriente del mar, allí será sepultado Gog con todas sus muchedumbres, y se llamará el valle de Amon Gog. ™ Le dará sepultura la casa de Israel, para purificar la tierra, y estará sepultándolos durante siete meses. 13 Los sepultará todo el pueblo de la tierra, y quedará famoso para ellos e! dia en que yo seré glorificado, dice el señor, Yave. 14 Designarán hombres que vayan por la tierra continuamente, reconociéndola, para dar sepultura a los invasores, enterrando a los que queden sobre la haz de la tierra; la recorrerán buscando por espacio de siete meses; 15 y cuando al recorrerla vean osamentas humanas, tendrán alzada junto a ellas una señal, hasta que los enterradores las sepulten en el valle de Amon Gog. 14 Y Amona, será

EZEQUIEL, el

nombre de una ciudad. Asi

carán 17

Y

739

40

El nuevo templo.

purifi-

tierra. tú, hijo

la

de hombre, así habla Señor, Yave: Di a las aves de toda especie y a todas las bestias del campo: Reunios y venid. Juntaos en todas partes, para comer las víctimas que yo inmolo para vosotras, sacrificio inmenso, sobre los montes de Israel. Comeréis las carnes y beberéis la sangre; 18 comeréis carne de héroes, beberéis sangre de príncipes de la tierra. Carneros, corderos, machos cabríos y toros, gordos como los el

de Basan. 19 Comeréis la gordura hasta saciaros; beberéis sangre hasta embriagaros, de las víctimas que para

vosotras inmolaré. 20 Os saturaréis a mi mesa de caballos y jinetes, de héroes y guerreros de toda suerte, dice el Señor, Yave. 21 Haré ante las gentes muestra de mi gloria, y todas verán las justicias que yo hago y los castigos con que hiere mi

mano. 22 La casa de Israel sabrá para en adelante que yo soy Yave, su Dios. 23 Y las gentes conocerán que por sus

1

El año veinticinco de nuestro comienzo cautiverio al (1), del año, el diez del mes, el año catorce de la toma de la ciudad, aquel día mismo fué sobre mí la mano de Yave, que me condujo 2 en visión divina a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte altísimo, sobre el cual había, al mediodía, como una edificación de ciudad. 3 Llevóme allá, y un varón de aspecto como de bronce bruñido, que tenía en su mano

4f\

una cuerda de medir,

estaba

lino

en

y una caña de

pie

a

la

puerta.

Díjome aquel varón: Hijo de hombre, mira con tus ojos y atiende con tus oídos y pon tu atención a lo que yo te vaya mostrando, pues para que te lo haga ver has sido traído, y para que se lo cuentes todo a la casa de 4

Israel.

5

exterior, partes.

Mira, pues, ahí la muralla la casa por todas

que rodea

La caña de medir que aquel varón

ella mi rostro, y la entregué en manos de sus enemigos para que todos juntos cayesen a la espada, 24 tratándolos según sus inmundicias y sus transgresiones y escondiendo de ellos

mano era de seis codos, de codo y coto cada uno. Midió con ella el espesor del muro y era de una caña, y su altura, era de una caña. 6 Vino luego a la puerta que mira hacia el oriente, subió sus siete gradas, y midió su umbral, de una caña de profundidad. 7 Las cámaras tenían cada una una caña de largo y una caña de ancho, y había

mi

entre

iniquidades fué llevada

la

casa

de

porque se había rebelado contra mí y yo escondí de Israel al cautiverio,

tenía en la

cámara y cámara cinco codos, umbral de la puerta por dentro, junto al vestíbulo, de una caña. 9 Midió el vestíbulo de la puerta, de Porvenir pacifico y glorioso de ocho codos, y sus pilastras, de dos rostro.

8

Israel.

25 Por tanto, dice el Señor, Yave: Ahora voy a volver la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, velando por mi santo nombre. 26 Y ellos olvidarán los opro-

bios sufridos y sus rebeldías contra mí, cuando habiten seguros en su suelo sin que nadie los perturbe; 27

Cuando los saque de entre las gentes y los reúna de las tierras de sus enemigos, y me santifique a ios ojos de las gentes; 28 y sabrán que yo soy Yave, su Dios, lo mismo cuando los llevé al cautiverio entre las gentes que cuando los reuní en su tierra. No dejaré allí ni uno solo, 29 ni les esconderé mi rostro, porque habré deiramado mi espíritu sobre la casa de

Israel.

y

el

codos;, el vestíbulo de la puerta estaba a la parte de dentro. 10 Tenía la puerta oriental tres cámaras de (i)

Los nueve últimos capítulos de Ezequiel

(40. 1-48. 35) forman una perfecta unidad. En ellos se traza la restauración en forma un tanto geométrica, reflejada en el grabado con que ilus-

tramos la descripción. Empieza por describirnos el templo con los detalles de un arquitecto, aunque sin planos. La gloria del Señor vuelve a él; es decir, Yave vuelve a tomar posesión de su morada y a reanudar las relaciones de amistad con su pueblo. Los sacerdotes y levitas organizan el culto, que se celebra conforme a todas las exigencias del ceremonial.

Luego

se divide la

tierra entre las tribus, el príncipe, los levitas

y

sacerdotes. Estos últimos reciben su heredad en torno del santuario, como para guardar mejor su santidad. Las tribus son instaladas todas en la Tierra de Yave (Jos. 22, 9-29); esto es, del lado acá del Jordán. El nombre de la ciudad será «Yave mora allí». Por sí solo dice bastante sobre la nueva situación de Israel.

EZEQUIEL,

740

40

17 Llevóme luego un lado y tres del otro, todas de la al atrio exterior, misma medida, y de una misma me- en el cual había cámaras, y estaba dida también a una y otra parte las solado todo en derredor; treinta cámaras había alrededor del atrio. 18 El pilastras. 11 Midió la anchura del vano de la solado a los lados de las puertas copuerta, de diez codos, y la longitud rrespondía a la anchura de ellas del portal, arrjba, de trece codos. mismas, el solado interior. 19 Midió 12 Había delante de las cámaras un el espacio entre la fachada de la espacio, de un lado y del otroj de puerta por debajo, hasta la delanteun codo, y cada cámara tenía seis ra de la puerta interior por arriba,

OESTE

H08TE

ESTE

codos de un lado y 1S

seis

del

otro.

Midió la puerta desde el techo de una cámara hasta el techo de la de enfrente, veinticinco codos de anchura, puerta contra puerta. 14 Midió el atrio, veinte codos, que daba frente a la puerta y la rodeaba por todas partes. 16 Y desde la delantera de la puerta cincuenta codos. 16 La puerta tenía todo en derredor ventanas aspilleradas, que hacia el exterior se estrechaban y estaban en las cámaras y en sus pilastras, y lo mismo había también ventanas que daban al interior del atrio en derredor, y en cada uno de los postes había palmas.

cien codos hacia

el

oriente. ,0

Midió

lugar y el ancho de la puerta que da al norte, al atrio exterior; 21 sus cámaras, tres a un lado, tres al otro; las pilastras y el vestíbulo eran de el

mismas dimensiones que las de puerta primera, cincuenta codos de largo y veinticinco codos de ancho. 22 Sus ventanas, su vestíbulo, sus palmas, tenían las mismas dimensiones que las de la puerta que da al oriente. Se subía a ella por siete gradas y delante de ella estaba el atrio. 23 Frente por frente de éste habla en el atrio interior una puerta que estaba también frente por frente las la

EZEQUIEL, de

la

tancia codos.

puerta oriental. Midió la disentre puerta y puerta, cien

41

741

holocausto para el sacrificio expiatorio y para el sacrificio por el pecado. 40 En el lado exterior, al norte

24

Llevóme después al lado del me- de quien subía por la entrada de la donde estaba la puerta que puerta, había otras dos mesas, y da al mediodía; y medidas las pilas- otras dos al otro lado, cerca del ves41 Había, pues, tras y el vestíbulo, tuvieron las mis- tíbulo de la puerta. mas dimensiones que las otras. 25 Ha- a cada lado de la puerta cuatro mesas bía en torno de ella y del vestíbulo de una parte y cuatro de otra, ocho ventanas iguales a las otras, cincuenta mesas, en las que se hacía .la inmocodos de largo y veinticinco codos de lación. 42 Había, además, otras cuaancho. 26 Las gradas de subida a la tro mesas para los holocaustos, de puerta eran siete, y delante de ellas piedra tallada, codo y medio de larestaba el vestíbulo. Había a cada gas, codo y medio de anchas y un lado palmas en los postes. 27 Había codo de altas, sobre las cuales se también puerta hacia el mediodía en ponían los instrumentos con que se inmolaban los holocaustos y los otros el atrio interior, y entre puerta y puerta midió cien codos. 28 Llevóme sacrificios. 43 Tenían las mesas en por la puerta del mediodía al atrio derredor un reborde alto de un codo, interior, y midió la puerta del medio- sobre ellas se ponía la carne de las víctimas. día, y tenía las mismas dimensiones; 44 Fuera de la puerta interior, en 29 sus cámaras, sus pilastras y el vestíbulo, de las mismas dimensiones. el atrio interior, había dos cámaras; La puerta y su vestíbulo tenían ven- una al lado de la puerta del norte, tanas en derredor y cincuenta codos y que se abría hacia el mediodía; largo y veinticinco ancho. 30 1) 31 El otra al lado de la puerta del mediovestíbulo daba al atrio exterior, en día, que se abría hacia el norte. sus postes había palmas, y las ¿ra- 45 Y me dijo: Esta cámara que se das de subida eran ocho. 32 Llevóme abre hacia el mediodía es para los luego al atrio interior por el camino sacerdotes que hacen la guardia del de oriente, y midió la puerta, de las templo, 46 y la que mira al norte acostumbradas dimensiones. 33 Las es la de los sacerdotes que hacen la cámaras, las pilastras y el vestíbulo, guardia del altar. Son los hijos de de las mismas dimensiones, con ven- Sadoc, que entre los hijos de Leví

diodía,

(

tanas en ellas, y en el vestíbulo cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho. 35 Su vestíbulo daba al atrio exterior, en los postes a uno y otro lado había palmas, y las gradas de subida eran ocho. 37 Llevóme luego a la puerta del septentrión y midió, hallando las dimensiones de las otras, 36 para cámaras, pilastras y vestíbulo, y en torno las ventanas, cincuenta codos de largo y veinticinco codos de ancho. *' Sus postes daban al atrio exterior y había en ellos palmas, y las gradas de subida eran ocho. 38

Había también

una cámara

acercan a Ya ve, para servirle. Midió el atrio, cien codos de ancho y cien codos de largo, cuadrado, y en él, delante de la casa, estaba el se 47

48

altar.

Llevóme

al

vestíbulo de la

cada uno de los postes, cinco codos el de una parte, cinco codos el de la otra. 49 Tenía el vestíbulo veinte codos de largo y doce codos de ancho, y se subía a él por diez gradas. Había junto a los postes columnas, una a un lado y otra al

casa; midió

otro.

£\

1

Me

introdujo en

el

templo, mi-

que

dió los postes, anchos seis codos de un lado y seis codos del otro, tal era

El versículo- 30 parece una interpolaDice: «Había en él salientes todo en torno, veinte codos a lo largo y veinte a lo ancho.» Como se ve, rdmpe la simetría de la descripción, pues en ninguna otra parte se habla de estos salientes.

anchura de las pilastras. 2 El vano de la puerta era de diez codos, y los lados de la puerta cinco codos a una parte y cinco codos a la otra. Midió también el largo, y eran cuarenta codos, y el ancho, y eran veinte codos. 3 Pasó luego al interior y midió cada pilar de la puerta, dos codos, y la puerta misma, seis codos, y la anchura de la entrada, siete codos. 4 Midió también el largo, y eran cua-

allí

se abría hacia los postes de las puertas, donde se habían de lavar los holocaustos. 39 En el vestíbulo de la puerta había a cada lado dos mesas, en las que se había de degollar el

(i)

ción.

la

EZEQUIEL,

742

renta codos y el ancho, y eran veinte codos; y me dijo: éste es el santísimo. 8 Midió luego el grueso del muro de la casa, seis codos, y la anchura de las cámaras laterales, cuatro codos, todo en torno de la casa. 6 Las cámaras laterales estaban sobrepuestas unas a otras, treinta en cada uno de los tres pisos. Había retallos en el muro de la casa en derredor, para que en ellos se apoyasen las vigas de las cámaras sin entrar en el muro. 7 Había mayor anchura en las cámaras hacia arriba de piso en piso, porque los retallos de la casa iban de piso en piso todo en derredor de la casa, y así al subir dejaba el muro mayor anchura. Del piso inferior se podía subir al de en medio y de éste al superior. 8 Vi que la casa todo en torno estaba sobre una elevación. Los cimientos de las cámaras laterales eran de una caña entera, seis codos hacia 9 La anchura del muro el ángulo. exterior del edificio latera) era de cinco codos, igual al espacio de las cámaras de dentro. 10 De las cámaras a la casa había una anchura de veinte codos por todos lados, en derredor de la casa. 11 Las puertas de las cámaras, una del lado del norte y otra del lado del mediodía, daban a un espacio vacío que rodeaba toda la casa, cinco codos de ancho. 12 Una construcción separada que había frente al espacio vacío, al lado de occidente, tenia setenta codos de ancho. El muro del edificio tenía cinco codos de grueso todo en derredor, y su largo era de noventa codos. 13 Luego midió la casa, largo, cien codos; el espacio vacío, las edificaciones y Jos muros, cien codos; 14 la anchura de la delantera de la casa con espacio vacío, cien codos. 14 Midió la anchura de la edificación frente al espacio vacío, hacia atrás, y los portales de uno y otro lado, cien codos. El templo interior y los vestíbulos del atrio, 19 el umbral, las ventanas aspilleradas, los portales todo en torno. Los tres pisos, estaban todos en derredor cubiertos de tablas de madera desde el suelo hasta las ventanas, y las ventanas tenían cor-

tinas. 17

en

Lo de encima de

el

terior,

las

interior de la casa las

paredes de

lo

puertas, el ex-

y en

interior

y

42

de lo exterior, estaban cubiertas de tapices, 18 adornados con querubines

y palmas. Había una palma entre querubín y querubín, 18 y cada querubín tenía dos aspectos, aspecto de hombre hacia una palma y aspecto de león hacia la otra, y así en torno de la casa. 20 Desde el suelo hasta la altura de las puertas había querubines y palmas grabados por todos los muros de la casa. 21 Los pilares del templo eran cuadranglares, y enfrente del santísimo había una cosa que parecía 28 un altar de madera, tres codos de alto, dos codos de largo y dos codos de ancho, y tenía sus cuernos, sus pies y sus costados de madera. Y me dijo: Es la mesa que está delante de Yave. 23 Había dos puertas, la del santo y la del santísimo. 24 Cada puerta tenía dos hojas que se plegaban en dos partes, dos partes para una hoja y dos para la otra. 25 En las puertas había grabados querubines y palmas, como en las paredes y en la fachada del atrio al exterior; había un portal de madera, 26 y había ventanas aspilleradas y palmas a cada lado en las paredes laterales del vestíbulo, en las cámaras laterales de la casa y en los cornisamentos.

A') al

1

Sacóme

al

atrio

exterior, al

lado del septentrión, y me llevó departamento que está frente al

muro

de) norte. 2 Era de un frente de cien codos de largo al lado norte y tenía cincuenta codos de ancho, 3 dando al espacio vacío de veinte codos del atrio interior y al enlosado del atrio exterior, terraza contra terraza en tres pisos. 4 Delante de las cámaras había un corredor de diez codos de ancho y cien codos de largo; sus puertas daban al norte. 5 Las

cámaras superiores, como

las

terra-

quitaban espacio, eran más estrechas que las inferiores y las intermedias del edificio, 8 pues los pisos eran tres, pero sin columnas como las columnas de los atrios. Por eso las superiores eran más estrechas que las de abajo y las de en medio. El muro exterior de fuera, delante de las cámaras, que daba al atrio exterior frente a las cámaras, tenía cincuenta codos de largo, 8 pues el largo de las cámaras del lado del atrio exterior era de cincuenta codos, pero templo, de cien codel lado del zas,

dos.

EZEQUIEL. B Más abajo de las cámaras habla una entrada que daba al oriente, para el que venía del atrio exterior, 10 Del al comienzo del muro del atrio.

lado del mediodía, vacío y al muro cámaras; 11 delante dor como el de las al norte, su largo

frente al espacio de cintura había de ellas un corre-

cámaras que dan y su ancho eran los mismos, y también las varias salidas y toda su disposición. Como las puertas de las primeras, 12 eran las puertas de las cámaras que daban al mediodía, y había unas puertas al comienzo del corredor, en el muro correspondiente para quien venía del oriente. 13

Dijome: Las cámaras del norte cámaras del mediodía que dan al espacio vacío son las cámaras del santuario, donde los sacerdotes que se acercan a Yave comerán las cosas

y

las

es decir, las oblaciones las víctimas por el pecado y por el delito, pues este lugar es santo. 14 Cuando los sacerdotes entraren no saldrán del lugar santo al atrio exterior, sino que dejarán allí las vesti-

santísimas,

y

duras con que ministran, pues son santas; y vestidos de otras, se acercarán así a lo destinado al pue-

43

743

aspectos como los de la visión que vi cerca del río Quebar. Caí rostro a tierra, 4 mientras la gloria de Yave penetró en la casa por la puerta de la fachada que da al oriente. 5 El espíritu me levantó y me llevó al atrio interior, y vi la gloria de Yave llenar la casa, * y oí que alguno me hablaba desde dentro de la casa, mientras el varón aquél estaba en pie junto a mí, 7 me decía: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el escabel de las plantas de mis pies, donde habitaré para siempre en medio de los hijos de Israel. La casa de Israel no profanará ya más mi santo nombre, ni ella ni sus reyes, con sus abominaciones y con homicidios de jefes en medio de ella y con sus altos; 8 pusieron su umbral junto a mi umbral y sus postes junto a mis postes, y pared sólo por medio, contaminaron mi santo nombre con las abominaciones que cometieron. Por eso en mi furor los consumí. 8 Pero ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones y sus homicidios de jefes, y yo habitaré en medio de ellos para siempre.

El altar de los holocaustos.

blo. 15 la

la el

Cuando hubo acabado de medir sacóme fuera por puerta que da al oriente y midió

fábrica interior,

perímetro.

16

Midió

lado

el

de

oriente con la caña de medir, quinientos codos; se volvió 17 y midió el lado del norte, quinientos codos

caña de medir. 18 Midió el lado mediodía, quinientos codos de la caña de medir. 19 Se volvió al lado de occidente y midió quinientos codos de la caña de medir. 20 Midió el muro de cintura a los cuatro vientos; tenía quinientos codos de largo y quinientos codos de ancho, y separaba el santuario del lugar profano. de

la

del

La gloria de Dios en

el

nuevo

templo.

A%

1 Llevóme luego de nuevo a la puerta que da al oriente, 2 y vi la gloria del Dios de Israel venir del oriente. Se oía un estrépito como el estrépito de caudalosas aguas, y la tierra resplandecía del resplandor de la gloria. 3 El aspecto de lo que veía era como el que vi cuando vine a destruir la ciudad, y en todos los

10

Y

tú, hijo de hombre, describe a casa de Israel, este templo, su traza, su diseño. 11 Si se avergüenzan de lo que han hecho, muéstrales la traza y el diseño de esta casa, sus salidas y sus entradas y toda su disposición, sus ritos y sus leyes, y ponió por escrito ante sus ojos, para que guarden todos sus ritos y sus reglas y los pongan por obra. 12 Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, todo en derredor, su término será santísimo. Tal es la ley de la la

casa. 13 He aquí las medidas del altar, en codos de a codo y coto el codo. El canal, de un codo de alto y un codo de ancho, y el reborde que lleva en torno, un palmo. 14 Tal es el zócalo del altar. Desde el canal sobre el suelo al plano inferior, dos codos, y la anchura de su vuelo, un codo. Del plano inferior al plano superior, cuatro codos, y la anchura de un codo. 15 El Ariel tenía cuatro codos, y del Ariel arriba los cuatro cuernos. 16 El Ariel tenía doce codos de ancho y doce codos de largo, formando un cuadrado perfecto. 17 El cuadro tenía catorce codos de largo y catorce de

EZEQUIEL,

744

44

ancho a

los cuatro lados, y en torno de él había una cornisa de medio codo y el canal de un codo todo en derredor; sus gradas estaban al lado

príncipe, por ser el príncipe, podrá sentarse en ella para comer el pan en la presencia de Yave; entrará por el camino del vestíbulo de la puerta

oriental.

y por

al

Su inauguración. 18

Díjome: Hijo de hombre, así habla el Señor, Yave: Estas son las leyes del altar, para cuando sea construido para ofrecer en él holocaustos y derramar la sangre de ellos. 19 A ios sacerdotes, levitas de la posteridad de Sadoc, que serán los que a mí se han de acercar para servirme, dice el Señor, Yave, les darás un novillo para el sacrificio por el pecado. 20 Tomarás de su sangre y untarás con ella los cuatro cuernos y los cuatro ángulos del cuadro y el borde todo en torno. Así harás la expiación y la propiciación del altar. 21

Tomarás luego

el

novillo del sacri-

pecado, que quemarás en el lugar de la casa designado fuera del santuario. 22 Al día siguiente ficio

por

el

ofrecerás por el pecado un cabrío sin defecto, y expiarás

como

macho

H

altar

con el novillo. 23 Cumplido que hayas el rito expiatorio, lo hiciste

un novillo sin defecto y un carnero de la grey, sin defecto. 24 Los ofrecerás a Yave, los sacerdotes derramarán sobre ellos la sal, y los ofrecerán a Yave en holocausto. 25 Por siete días sacrificarás por el pecado un macho cabrío por día; ofrecerás además un novillo y un carnero de la grey, sin defecto. 24 Por siete días se hará la propiciación del altar, se purificará y se consagrará. 27 Pasados estos días, del día octavo en adelante, los sacerdotes ofrecerás

ofrecerán en el altar vuestros holocaustos y vuestros sacrificios eucarísticos, y yo os seré propicio, dice el Señor, Yave.

I.as

44

1

nuevas leyes del culto. Llevóme luego de nuevo

a

la

fuera del santuario oriente, pero la puerta estaba cerrada; 2 y me dijo Yave Esta puerta ha de estar cerrada, no se abrirá, ni entrará por ella hombre

puerta

que daba

de

al

-

alguno, porque ha entrado por ella Yave, Dios de Israel; por tanto, ha de quedar cerrada. 1 Por lo que hace

el

mismo

saldrá.

Llevóme

hacia la puerta del norte por delante de la casa, y miré y vi que la gloria de Yave llenaba ia casa de Yave, y me postré rostro a tierra. 6 Yave me dijo: Hijo de hombre, pon atención, mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo Jo que yo voy a hablar contigo, sobre todas las ordenaciones de la casa de Yave y todas sus leyes; pon atención a íodas las entradas de la casa y a todas las salidas del santuario; 6 y di a los rebeldes, a la casa, de Is*

rael:

Así dice el Señor, Yave: Basta ya de abominaciones, |ph casa de Israel! 7 De traer extranjero ni incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para que entren en mi santuario, contaminen mi casa, mientras vosotros me ofrecéis mi pan, el sebo y la sangre, quebrantando así mi alianza con todas vuestras abominaciones, 8 y no guardando lo establecido acerca de mis cosas santas, antes poniéndolos como ministros de mi culto en mi santuario, en lugar vuestro. 9 Así dice el Señor, Yave: Ningún extranjero incircunciso de corazón e incircunciso de carne, de cuantos están en medio de Israel, entrará en mi santuario. 10 Los levitas, que se apartaron de mí cuando Jsrael se alejó de mi, yéndose tras sus ídolos, llevarán su iniquidad. 11 Ellos servirán en mi santuario de guardias de las puertas de la casa y de guardias de la casa misma; ellos degollarán los holocaustos y las víctimas del pueblo, y estarán ante él para servirle. 12 Por haber servido a sus ídolos y haber sido para la casa de Israel tropiezo de iniquidad, alzo mi mano, dice el Señor, Yave, y juro Sue llevarán sobre sí su iniquidad; que no se acercarán a mi para servirme en las funciones sacerdotales y para tocar mis cosas santas en el santísimo, sino que llevarán sobre sí

vergüenza y la pena de las abominaciones que cometieron. 14 Los dejo reducidos a hacer solamente la guardia de la casa y su servicio en lo que en ella haya de hacerse. ,& Los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento de mi santuario, cuando se la

EZEQUIEL,.46

745

apartaron de mí los hijos de Israel,

mortecino alguno ni desgarrado, sea

serán mis allegados para ministros ante mí y ofrecerme la grosura y la sangre, dice el Señor, Yave. 16 Esos entrarán en mi santuario y se llegarán a mi mesa, guardando mi ordenamiento. 17 Cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán vestiduras de lino, no llevarán sobre lana cuando ministren en las sí puertas del atrio interior y dentro de

ave, sea bestia.

la

casa.

18

Llevarán tiaras de lino

sobre sus cabezas, y calzones de lino a sus lomos, y no se ceñirán para no sudar. -Pero cuando hayan de salir al atrio exterior, al pueblo, se quitarán las vestiduras con que se hace el servicio, y dejándolas en las cámaras del santuario, se vestirán otros ves-

para no santificar al pueblo con sus vestiduras. 20 No se raparán la cabeza ni dejarán crecer sus cabellos, sino que se los cortarán motilando sus cabezas. 21 Ningún sacerdote beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior. 28 No tomarán por mujer ni viuda ni repudiada, sino virgen de la casa de Israel o viuda de sacerdote. 23 Enseñarán a mi pueblo a distinguir entre lo santo y lo profano, y a discernir entre lo puro y lo impuro. 24 Juzgarán los pleitos conforme a mis leyes y guardarán mis leyes y mis preceptos en cuanto a todas mis solemnidades, y santificarán mis sábados. 25 No entrarán a muerto alguno para no contaminarse; sólo por el padre o la madre, tidos,

hijo o la hija, el hermano o la hermana que no haya tenido marido,

el

se contaminarán. 26 Después de su purificación, contarán siete días, 27 y

día en que entren en el santuario en el atrio interior para ministrar en el santuario, ofrecerán su expiación, dice el Señor, Yave. 28 Eii cuanto a su heredad, su heredad seré yo, no les daréis posesión en Israel, pues su posesión seré yo. 29 Se alimentarán de las ofrendas, el

los sacrificios por el pecado sacrificios por el delito, y para ellos cuanto en Israel sea

de

los

y de será

IVueva distribución de la tierra.

A^

1

Cuando

la

distribuyáis por suerte para poseerla, resersuerte a Yave, que le

tierra

varéis una consagraréis en la tierra, de veinticinco mil codos de largo y diez mil de ancho, que en todo su término en derredor será santa. 2 De ella será para el santuario un cuadro de quinientos por quinientos codos, que

tendrá en torno un espacio libre de cincuenta codos. 3 De esa extensión la medirás, de un largo de veinticinco mil codos y un ancho de diez mil, y en ella quedará el santuario, 4 el santísimo. Esta porción santa de la tierra será para los sacerdotes que se acerquen a ministrar a Yave y servirá para sus casas y como un lugar santo para el santuario. 6 Asimismo veinticinco mil de largo y diez mil de ancho, para los levitas que hacen el servicio de la casa, y en ella tendrán ciudad de habitación. 6 Para propiedad de la ciudad destinaréis cinco mil codos de ancho y veinticinco mil de largo, paralelamente a la porción santa reservada. 7 El príncipe tendrá su parte, lindando de ambos lados con la parte del santuario y Ja parte de la ciudad, ante la parte del santuario y la parte de la ciudad del lado occidental, hacia occidente, y del lado oriental hacia oriente, y de una longitud igual a una de las partes, desde la frontera occidental a la oriental. 8 Esta será su propiedad, su posesión en Israel, y así mis príncipes no oprimirán nunca más a mi pueblo, y dejarán la tierra a la casa de Israel por sus tribus. 9 Así dice el Señor, Yave: ¡Basta, príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña. Haced juicio y justicia, no haya de parte vuestra exacciones sobre mi pueblo, dice e Señor, Yave.

dado

30

.

Las primicias de todos al anatema. los primeros frutos de toda suerte, y todas las ofrendas de toda suerte, de cuanto ofreciereis, serán para los sacerdotes, y daréis también a los sacerdotes las primicias de vuestras masas, para que en vuestras casas repose la bendición. 31 No comerán

¡Muevas ofrendas y primicias. 10 Sean justas vuestras balanzas, justo vuestro efa, justo vuestro bat. 11 El efa y el bat serán de la misma medida, el bat la décima parte del jomer, y una décima parte del jomer

EZEQUIEL,

746

efa. Uno y otro corresponderán al jomer. 12 El siclo, veinte güeras. Los cinco siclos habrán de ser cinco,

el

y cincuenta siclos la La ofrenda que reservaréis

diez, diez,

los

mina.

13

será ésta: un sexto de efa por jomer de trigo, y un sexto de efa por jomer de cebada. 14 Y la ley para el aceite, para el bat de aceite, ésta: la décima parte de un bat por jomer. Diez bata son el jomer, pues diez bata

llenan 15

el

De

jomer.

reses, una por manada de doscientas, de las gordas de Israel para el sacrificio, para el holocausto, para el sacrificio pacífico y para el las

expiatorio, 18

Todo

dice

el

Señor,

Yave.

46

de trabajo, pero se abrirá sábado y en los novilunios. 2 El príncipe entrará por el camino del vestíbulo de la puerta exterior, y se estará junto a los postes de la siete días el día del

puerta; los sacerdotes ofrecerán sus holocaustos y sus sacrificios eucarísticos, y él se prosternará en el umbral de la puerta, luego saldrá, y la puerta no se cerrará antes de la tarde. 31 El pueblo de la tierra se prosternará ante Yave a la entrada de esta puerta, los sábados y los novilunios. 4 El holocausto que el príncipe ofrecerá a Yave los sábados será de seis corderos sin defecto y un carnero sin defecto; 8 y su ofrenda, de un

expiatorio, la ofrenda, el holocausto y el sacrificio eucaristico, para expiar la casa de Israel. 18 Así dice el Señor, Yave: El día

por el carnero y de lo que él quiera por los corderos, con un hin de aceite por efa. * En los novilunios ofrecerá un novillo sin defecto, seis corderos y un carnero sin defecto; 7 y su ofrenda será de un efa por el novillo, un efa por el carnero, y lo que él quisiere por los corderos, y un hin de aceite por efa. 8 Cuando el príncipe entre, entrará por el camino del vestíbulo de la puerta, y

primero del primer mes tomarás un

por

novillo sin defecto y harás la expiación del santuario. 19 El sacerdote

cuando

tierra hará esta oblación al príncipe de Israel, 17 y cuenta del príncipe será dar el holocausto, la ofrenda y la libación en las fiestas, en los novilunios, los el

pueblo de

la

sábados y en todas las solemnidades de la casa de Israel, y él ofrecerá el sacrificio

efa

mismo camino

saldrá. * Pero pueblo de la tierra se presente ante Yave en las solemnitomará de la sangre de la víctima dades, el que entre por la puerta expiatoria, y la pondrá sobre los del norte para prosternarse, saldrá postes de la casa y sobre los cuatro por la puerta del mediodía, y el que ángulos del cuadro del altar, y sobre entre por la puerta del mediodía los postes de las puertas del atrio saldrá por la puerta del norte; no interior. 20 Y así harás también el se saldrá por la puerta por donde se mes séptimo para los que pecan por entró, sino que se saldrá por la opuesignorancia o por error, y así purifi- ta. 10 El príncipe entrará con ellos caréis la casa. 21 El día catorce del cuando entren y saldrá con ellos cuanprimer mes tendréis la pascua. La do salgan. 11 En las fiestas y en las solemnifiesta durará siete días y se comerá durante ellos pan ácimo. 22 Ese día dades la ofrenda será de un efa por ofrecerá el príncipe, por sí y por todo el toro, un efa por el carnero, y lo pueblo de la tierra, un novillo que él quisiere por los corderos, con el en sacrificio expiatorio; 23 y durante un hin de aceite por efa. 12 Si el prínlos siete días de la fiesta ofrecerá cipe ofreciere a Yave un holocausto en holocausto a Yave siete toros y voluntario o un sacrificio eucarissiete carneros sin defecto, cada uno tico voluntario, se le abrirá la puerta de los siete días, y un macho cabrío del lado de oriente, y ofrecerá su en sacrificio expiatorio cada día. holocausto y su sacrificio eucaristico, 24 Añadirá la ofrenda de un efa por lo mismo que en los sábados, y toro, un efa por carnero y un hin luego saldrá, y cuando haya salido de aceite por efa. 25 El día quince se cerrará la puerta. 13 Ofrecerás cada del séptimo mes, en la solemnidad, día en holocausto a Yave un cordero ofrecerá durante siete días los mismos primal sin defecto, todas las mañanas; sacrificios expiatorios y la misma 14 y todas las mañanas añadirás la ofrenda, un sexto de tfa y un tercio ofrenda con su aceite. de hin de aceite para amasar la 1 Así dice el Señor, Yave: La harina. Esta es la ofrenda a Yave, 4() puerta del atrio interior del ley perpetua, para siempre. ls Se lado de oriente estará cerrada los ofrecerá todas las mañanas el corel

el

EZEQUIEL, v la ofrenda con el aceite, holocausto perpetuo. Así dice el Señor, Yave: Si el príncipe hiciere a uno de sus hijos un don, tomado de su heredad, el don pertenecerá al hijo y será propiedad suya como heredad. 17 Pero don tomado de su heredad lo si el hace a uno de sus servidores, le pertenecerá a éste hasta el año de la remisión; luego volverá al príncipe, 18 No y su heredad será de sus hijos. podrá tomar el príncipe nada de las heredades del pueblo, despojándolos de su posesión. De lo suyo heredará a sus hijos, para que mi pueblo no cada heredad de salga de la uno. 19 Metióme luego por la entrada que está al lado de la puerta, en las cámaras santas destinadas a los sacerdotes, hacia el norte, y vi que había un lugar en el fondo, del lado de occidente; 20 y me dijo: Ese es el lugar donde los sacerdotes harán cocer la carne de los sacrificios por el pecado y de expiación, y donde se cocerán dero ce

m 16

¡as

para

ofrendas,

no

llevarlas

al

santificando al pueblo. 21 Llevóme luego al atrio exterior, y me hizo pasar por los cuatro ánguatrio

exterior,

que a cada ángulo un patio de cuarenta codos de largo y treinta de ancho, todos cuatro de las mismas medidas los del atrio,

y

vi

del atrio había

en los cuatro ángulos; 23 y en todos ellos había en torno una pared, y abajo fogones alrededor de las paredes; 24 y me dijo: Estas son las cocinas donde los servidores de la casa cocerán el sacrificio del pueblo.

747

47

mil y me hizo atravesar las llegaban hasta las rodillas. Midió otros mil y me hizo atravesar las aguas, llegaban hasta la cintura. otros

aguas;

5 Midió otros mil, y que me era imposible que las aguas habían nera que no se podía

era ya un río atravesar, porcrecido de ma-

pasar más que nado. 6 Díjome: ¿Has visto, hijo de hombre? Luego me hizo volver siguiendo la orilla del río. 7 Y entonces vi que de una y otra parte había en las a

riberas

muchos

árboles;

8

y me

dijo:

Hijo de hombre; estas aguas salen a la región oriental, bajan al Araba y desembocan en el mar, en aquellas aguas pútridas; y éstas se sanearán. 9 Y todos los vivientes que nadan en las aguas, por dondequiera que entren estos dos ríos, vivirán; y el pescado será allí abundantísimo, porque al llegar estas aguas, las aguas del mar se sanearán y tendrán vida hasta llegue el río. 10 Junto a sus estarán los pescadores, y desde Engadi hasta En Eglaim será un tendedero de redes, y por sus especies será el pescado tan numeroso como los del mar grande. 11 Sus charcas y sus lagunas no se sanearán, serán dejadas para salinas. 12 En las riberas del río al uno y al otro lado se alzarán árboles frutales de toda especie, cuyas hojas no caerán y cuyo fruto no faltará. Todos los meses madurarán sus frutos, por salir sus aguas del santuario; y serán comestibles, y sus hojas medici-

donde orillas

nales.

Las nuevas fronteras de la nueva El

torrente que sale del

nuevo

tierra.

templo. 13

AH

1 Llevóme luego otra vez a * ^ la entrada de la casa, y vi que debajo del umbral de la casa al oriente brotaban aguas, pues la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían debajo del lado derecho de la casa, del mediodía del altar. 2 Me llevó por el camino de la puerta septentrional, y me hizo dar la vuelta por fuera, hasta el exterior de la puerta oriental, y vi que las aguas salían del lado derecho. 3 Al salir hacia oriente llevaba aquel varón en la mano un cordelillo, y midió mil codos, y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta los tobillos. * Midió

Así dice el Señor, Yave: Estas son las fronteras de la tierra que distribuiréis a las doce tribus de Israel, a José una parte doble; 14 cada uno de vosotros tendrá su parte igual que la de los otros, de lo que yo, alzando mi mano, juré dar a vuestros padres, y ésta será la tierra de vuestra heredad. 15 Estas, pues, serán las fronteras: Del lado del norte,

desde el mar grande, camino de Hetlón, viniendo de Sedad, 16 Ibamat, Berota, Sabarim, que está en la frontera de Haurán. 17 Así la frontera del mar hasta Haser Enón, dejando al norte el territorio de Damasco y al norte el territorio de

EZEQUIEL,

748

Hamat. Esta 18

trional.

frontera entre

Galad y

\ucva distribución de

es la frontera septen-

Del lado de oriente, el

la

tierra

entre las tribus.

la

Haurán, Damasco, 81

de Israel, será el Jordán; mediréis desde el confín hasta el mar oriental. Esta es la frontera la

47

tierra

Partiréis esta tierra entre vossegún las tribus de Israel, echaréis suertes sobre ella para

otros,

M y

DAN ASE R

NEFTALI MAMASES

EFRAIM ttUBEH

JUDA POUCION OE LOS LEVITAS

poacion del

PORUOh

OEl

PORCtOri DE LO»

Pkiicipe

p RIMCl

SACERDOTES

PE

ciuoao|q|cudad

BEfUAKin SIMEOM ISACJiK

ZABuion

GAO

Distribución

18 Del lado del mediodía, mediodía, desde Tamar hasta las Cades, en la direcMeribot aguas de ción del torrente hasta el mar grande. Esta es la frontera meridional, la del mediodía. 20 Del lado de occidente la frontera será el mar grande, desde el límite hasta frente a Hamat. Esta

oriental. al

es

la

frontera

occidental.

de

la

tierra.

heredad vuestra y los extranjeros que entre vosotros peregrinan y entre vosotros han engendrado hijos, pues los tendréis como naturales entre los hijos de Israel y entrarán en suerte con vosotros para heredarse entre las tribus de Israel. 23 En la tribu en que

peregrinare el extranjero, en ella le daréis su heredad, dice el Señor, Yave.

EZEQUIEL,

aq

1

Estos son los nombres de las partiendo de la fron-

tribus,

tera

septentrional

a

lo

largo

del

camino de Hetlón que lleva a Hamat, hasta Haser Enón, dejando al norte la frontera oriental y el mar. Dan, una parte. 2 Junto a Dan, del lado de oriente hasta las orillas del mar, Aser, una parte. 8 Junto a Aser, del lado de oriente hasta las orillas del mar, Neftalí, una parte. 4 Junto a Neftalí, del lado de oriente hasta el mar, Manasés, una parte. 6 Junto a Manases, del lado de oriente hasta 6 Junto el mar, Efraím, una parte. a Efraím, del lado de oriente hasta mar, Rubén, una parte. las riberas del 7 Junto a Rubén, del lado de oriente, hasta las riberas del mar, Judá, una parte. 8 Junto a Judá, del lado de oriente hasta las orillas del mar, estará la porción que reservaréis de veinticinco mil codos de ancho, y larga cuanto cada una de las partes de oriente a occidente, y en medio de ella estará el santuario. 9 La porción que reservaréis para Yave tendrá veinticinco mil codos de largo y diez mil codos de ancho. 10 Esta porción pertenecerá a los sacerdotes y será santa, veinticinco mil codos al norte, diez mil codos de anchura al occidente, diez mil de anchura al oriente, y veinticinco mil de longitud al mediodía, y en medio de ella estará el santuario de Yave. 11 Pertenecerá a los sacerdotes consagrados, a los hijos de Sadoc que hicieron el servicio en mi santuario, y no se descarriaron como se descarriaron los levitas, cuando se descarriaron los hijos de Israel. 12 Les pertenecerá como porción santísima reservada de la porción de tierra que se reserva, al lado de la de los levitas. 13

Los levitas

tendrán, paralelade los sacerdotes, veinticinco mil codos de largo y diez mil de ancho, veinticinco mil en toda la longitud y diez mil en la anchura. 14 No podrán vender ni permutar nada, ni exportar las primicias de la tierra, porque están consagradas a Yave. 15 Los cinco mil codos restantes, en la anchura de los veinticinco mil, serán profanos, para la ciudad, para las casas y los alrededores; la ciudad estará en medio. 18 Estas serán sus medidas: a la parte del norte cuatro mil quinientos codos y cuatro mil quinientos codos a la

mente

al

límite

48

749

del mediodía; a la parte de oriente cuatro mil quinientos codos, y cuatro mil quinientos codos a la parte de occidente. 17 El contorno de la ciudad será al norte de doscientos cincuenta codos y de doscientos cincuenta al mediodía; al oriente de doscientos cincuenta codos y de doscientos cincuenta al occidente. 18 Lo que queda de longitud delante de la porción santa, diez mil codos al oriente y diez mil al occidente, los que quedan, serán para que de su producto se mantengan los que trabajan para la ciudad. 19 La labrarán los operarios de la ciudad, tomados de entre todo Israel. 20 La parte reservada tendrá en conjunto veinticinco mil codos por veinticinco mil; y para

parte

propiedad de la ciudad tomaréis la cuarta parte de porción consagrada. 21 De lo que queda a ambos lados de la porción santa y de la propiedad de la ciudad, a lo largo de los veinticinco mil codos de la porción santa hasta el oriente, y a occidente a lo largo de los veinticinco mil codos hacia la frontera occidental paralelamente a las partes, será para el príncipe. Eso será lo del príncipe; así la porción santa y el santuario estarán en medio. 22 De este modo la parte del príncipe será la comprendida desde la porción

de los levitas y la porción de la ciudad, entre el límite de Judá y el límite de Benjamín. 23 He aquí las otras tribus: Desde oriente hasta la orilla del mar, Benjamín, una parte. 24 Al lado de Benjamín, desde oriente a las orillas del mar, Simeón, una parte. 25 Al lado de Simeón, desde oriente hasta el mar, Isacar, una parte. 26 Al lado de Isacar, desde oriente hasta el mar, Zabulón, una parte. 27 Al lado de Zabulón, desde oriente hasta el mar, Gad, una parte. 28 Al lado de Gad, al lado meridional, hacia el mediodía, correrá la frontera desde Tamar hasta las aguas de Maribat Cades, a lo largo del torrente hasta el mar grande. 29 Tal es la tierra que partiréis en heredad a las tribus de Israel, y tales sus partes, dice el Señor, Yave. 30 Estas serán las salidas de la ciudad: Al lado del norte medirá cuatro mil quinientos codos. 31 Las puertas de la ciudad tendrán los nombres de las tribus de Israel. Tendrá al norte tres puertas; una la puerta de Rubén, otra la puerta de

750

Judá y

EZEQUIEL,

la otra la puerta de Leví. A] lado oriental cuatro mil quinientos codos y tres puertas; una la puerta de José, otra la puerta de Benjamín y la otra la puerta de Dan. 33 Del lado del mediodía medirá cuatro mil quinientos codos y tendrá tres puertas, la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, una; la puerta de Zabulón, una. 34 Del lado 32

48

de occidente cuatro mi) quinientos codos y tres puertas; la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, una; la puerta de Neftalí, una. 35 El perí-

metro

dieciocho

nombre ás día (i) ella.

«Yave El

la

mil

nombre

codos,

y

el

ciudad será desde aquel

Samma» significa:

(1).

«Yave

allí»,

Yave en

INTRODUCCION AL PROFETA DANIEL E

todos los piletas, es Daniel el más misterioso. Está su libio como envuelto en misterios; no ciertamente doctrinales, aunque de éstos algunos tiene, sino históricos. Son estas dificultades de las que dice Pió XII en su encíclica Divino afilante Spiritu, que no han sido resueltas todavía y esperan su solución de la asidua y mancomunada labor de los estudiosos. Hablando el profeta Ezequiel del estado de la causa de Judá ante la justicia de Dios, dice que aunque intercedieran por él Noé, Daniel y Job, no podrían alcanzarle perdón

con sus plegarias (il, 14, 20). Tales palabras pareeden indicar que Daniel era un personaje antiguo, célebre por su justicia, comparable a Noé y a Job. En 28,3, el mismo profeta Ezequiel nos lo presenta como ya famoso por su sabiduría. ArguyeiAo al príncipe de Tiro, que presume de sabio, k dice: ¿Eres acaso tú más sabio que Daniel?» En el libro que lleva su nombre se nos cuenta cómo después del año tercero de Joaquim (605), en una deportación anterior a las dos que conocemos, de 598 y 587, fué escogido con otros tres jóvenes hebreos para ser educado en el palacio real de Babilonia y entrar luego al servicio del rey (1, 1-11 sigs.). Mas ya antes de esto, según el capitulo 12, el «jovencito» Daniel había salvado la vida de la inocente Susana y hecho condenar a sus acusadores. Introducido en el palacio real, el joven Daniel, gracias a su inteligencia y don de profecía, se ganó la confianza de Nabucodonosor y llegó a ocupar altos cargos en el gobierno de Caldea. Y así continuó al pasar ésta a los medos y persas (539), pues Darío el Medo le colocó a la cabeza de los Sátrapas gobernadores de las provincias (6, 1 sigs.). Esta confianza la conservó también bajo el sucesor de Darío, Ciro el Persa (6, 28). Su alta posición, la religión que profesaba y el celo por demostrar la inanidad de los dioses caldeos, le atrajo enemigos que pusieron en peligro su vida. Pero todo sirvió para gloria de Dios y de la religión del pueblo israelita. Del fin de Daniel nada sabemos.

DANIEL.

752

1

Por razón de la materia el libro consta de dos partes, una histórica y proAbarca la primera los seis primeros capítulos, y los dos últimos, que forman un apéndice. Contiene una visión profclica, la de la estatua, cuyo recuerdo retrajo Daniel a la memoria de Nabucodonosor, dándole al mismo fética la otra.

tiempo su interpretación (2, 31-45). La parte, profética comprende los capi7 a 12, con cuatro visiones. Tienen de singular que todas abarcan el mismo cuadro histórico y lo terminan en la persecución de Antioco IV. El libro se ha conservado en tres lenguas: la aramea (2, 4-7, 28), la griega (3, 24-9), inserta en la sección aramea, y el apéndice (12-14). El resto está escrito en hebreo. Las partes hebrea y aramea entran en el canon judio de las Escrituras; la parte griega es reconocida por la Iglesia, que con la versión de los la recibió de los Apóstoles como parte de las Escrituras divinas. Los judíos no cuentan a Daniel entre los profetas, sino entre los hagiógrafos. Esperamos que la investigación perseverante de los sabios, bajo la dirección de la Iglesia, acabe de poner en claro las dificultades que envuelven el libro de Daniel. Entretanto, es para nosotros suficiente que el valor de sus vaticinios mesiánicos y de todas sus enseñanzas doctrinales no disminuye en nada aunque se halle oscurecida su parte histórica por algunas dificultades cuya solución al presente no entrevemos. tulas

LXX

DANIEL Introducción.

propuso Daniel en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él 1 El año tercero del reinado de bebía, y rogó al jefe de los eunuJoaquim, rey de Judá, Nabuco- cos que no le obligara a contadonosor, rey de Babilonia, fué contra minarse. • Hizo Dios que hallase DaJerusalén y la asedió. 2 Y entregó el Señor en sus manos a Joaquim, rey de Judá, y parte de los vasos de la casa de Dios, y los trajo a la tierra de Senaar, a la casa de su dios, y metió los vasos en la casa de} tesoro de su dios. 3 Dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, ael linaje real y del de los príncipes, cuatro mozos en los que no hubiera tacha, de buen parecer, de sabiduría, de entendimiento y educados, capaces de servir en el palacio del rey, y a quienes se instruyese en las letras y la lengua de los caldeos. 5 Asignóles el rey para cada día una porción de los manjares de su mesa, del vino que él bebía,

y favor ante el jefe de los y el jefe de los eunucos Daniel: Tengo miedo de mi

niel gracia

eunucos; dijo a señor,

10

el rey, que ha determinado lo que habéis de comer y beber, porque si viere vuestros rostros más macilentos que los de los mozos de vuestra edad, condenaríais mi cabeza ante

el

rey. 11

Dijo entonces Daniel a Malasar,

a quien el jefe de los eunucos había puesto para velar sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 1S Prueba a tus siervos por diez días, y que nos

comer legumbres y agua a y compara luego nuestros con los de los mozos que comen los manjares del rey, y haz den

a

beber; rostros

13

y mandó que los criasen durante tres después con tus siervos según veas. años, al cabo de los cuales entrasen 14 Concedióles lo que le. pedían y los probó por diez días, 16 al cabo de a servir al rey. * Fueron de ellos, de entre los hilos cuales tenían mejor aspecto y jos de Judá, Daniel, Ananías, Misael y estaban más metidos en carnes que 7 Azarías, a los cuales el jefe de los los mozos que comían los manjares eunucos puso por nombre: a Daniel, del rey. 16 Malasar se llevaba sus Baltasar, a Ananías, Sidraj, a Misael, manjares y su vino y les daba leMisaj, y a Azarías, Abed-Ñego. 8 Se**gumbres.

DANIEL, Daniel en la corte del rey.

veis

no 17

Otorgó Dios a

los cunt.ro

mance-

bos sabiduría y entendimiento en todas las letras y ciencias, y Daniel interpretaba toda visión o suceso. 18 Pasados los días al cabo de los cuales había mandado el rey que se los llevasen, el jefe de los eunucos se los presentó a Nabucodonosor. 19 El rey habló con ellos, y entre todos los

mozos no había ninguno como Daniel, Ananías, Mjsael y Azarías, y fueron puestos al servicio del rey. 20 En cuantas cosas de sabiduría y entendimiento el rey les preguntó, hallólos diez veces superiores a todos los magos y astrólogos que había en su reino. 21 Así estuvo Daniel hasta el año primero del rey Ciro.

2

753

que

me

la cosa se

decis

el

todos vosotros

me ha

sueño, la

ido. 8 Si

caerá

misma

sobre

sentencia.

De cierto que pretendéis prepararos para decirme falsedades y mentiras mientras pasa el tiempo. Decid, pues, sueño y conoceré que sois capaces de darme su interpretación. 10 Los caldeos respondieron al rey, diciéndole: No hay hombre sobre la tierra que pueda decir lo que el rey pretende; jamás tampoco rey alguno, por grande y poderoso que fuese, exigió cosa semejante de mago, astrólogo o caldeo. Lo que pide el rey es imposible, y no hay nadie que al rey pueel

da decírselo, a no ser los dioses, que no moran entre los hombres. 12 El rey, con ira y gran furor, mandó matar a todos los sabios de Babilonia. 13

La visión de *}

Publicóse la orden, y ya iban a a la muerte los sabios, buscaban también a Daniel y a y sus compañeros para matarlos. 14 Habló entonces Daniel avisada y prudentemente a Arioj, capitán de la guardia del rey: 15 ¿Por qué esta ser llevados

la estatua.

E1 año segundo del reinado de Nabucodonosor (1), tuvo Nabucodonosor unos sueños, y turbóse su espíritu, sin que pudiera dormir. 2 Hizo orden del rey se publica tan apresullamar el rey a magos y astrólogos, radamente? Entonces explicó Arioj encantadores y caldeos, para que ex- la cosa a Daniel; 16 y Daniel, entrando plicasen al rey sus sueñes. Vinieron, al rey, le pidió que le diese tiempo, pues, y se presentaron ante el rey. y daría al rey la declaración. 17 Fuése 3 El rey les dijo: He tenido un sueño luego Daniel a su casa y comunicó agitado porque no sé ya cuál la cosa a Ananías, Misael y Azarías, y estoy fue. 21 Entonces hablaron los caldeos sus compañeros, 18 instándoles a pedir al Dios de los cielos que les revelase a) rey en lengua aramea: Vivas para siempre, joh rey! Di a tus siervos el aquel misterio, para que no hiciese sueño y te daremos su interpretación. perecer a Daniel y a sus compañeros 6 Respondió el rey diciendo a los con el resto de los sabios de Babilonia. caldeos: La cosa se me ha ido, y si no me mostráis el sueño y su interpretación seréis hechos trozos y Itevelación de Daniel de la visión. :

vuestras casas convertidas en muladares, 6 mientras que si me decís el sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones y mercedes y mucha honra; decidme, pues, el sueño y su interpretación. 7 Respondiéronle, diciendo por segunda vez: Diga el rey a sus siervos su sueño, y le daremos su interpretación. 8 El rey respondió, diciendo: Veo claro que ponéis dilaciones, porque

Como en Egipto, así también en Caldea (i) había sacerdotes que tenían por oficio interpretar los sueños, en los que creían recibir comunicación de los dioses. En el presente caso. Dios se vale de los sueños, como hacía con sus profetas (Núm. 12, 6), para mostrar la inanidad de la ciencia adivinatoria de los caldeos y la verdad de las revelaciones otorgadas por El a sus verdaderos profetas.

19 Entonces el misterio fué revelado a Daniel en visión nocturna, por lo cual Daniel bendijo al Dios de los cielos, 20 diciendo: Bendito sea el nombre de Dios, de siglos en siglos, porque suya es la sabiduría y la fuerza. 21 El es quien ordena los tiempos y las circunstancias, pone reyes y quita reyes, da la sabiduría a los sabios y la ciencia a los entendidos. 22 El revela lo profundo y lo oculto, conoce lo que está en

tinieblas y con él mora la luz. 23 A ti, Dios de mis padres, te confieso y te alabo, que me has dado sabiduría y fortaleza, y me has dado a conocer lo que te hemos pedido, y nos has

revelado 24

el

secreto del rey. esto fué Daniel a

Después de



DANIEL,

754

mandado el rey de Babilonia, y le dijo asi: No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, que yo daré al rey la explicación. 25 Llevó entonces Arioj prestamente a Daniel a la presencia del rey, y dijole así: He hallado a uno de los deportados de Judá que dará al rey la explicación. 26 Respondió el rey diciendo a Daniel, a quien llamaban Baltasar: ¿Podrás tú declararme el sueño que vi y su interpretación? 27 Daniel respondió delante del rey, diciendo: Lo que pide el rey es un

2

Arioj, a quien había

joh rey!,

matar a

el

los sabios

misterio que ni sabios ni astrólogos, ni magos ni adivinos son capaces de descubrir al rey; 28 pero hay en los cielos un Dios que revela lo secreto,

y que ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá en el correr de los tiempos. He aquí tu sueño y la visión que has tenido en tu lecho: i:i

29

sueño y su interpretación.

En

tu lecho, joh reyl, te vinieron

p ensamientos de lo que vendrá después de este tiempo, y el que revela los secretos te dió a conocer lo que sucederá. 30 Si este misterio me ha sido revelado, no es porque haya en mí una sabiduría superior a la de todos los vivientes, sino para que yo dé a conocer al rey la explicación y llegues a entender los pensamientos de tu corazón. 31 Tú, [oh rey!, mirabas y estabas viendo una gran estatua. Era muy grande la estatua, y de un brillo extraordinario. Estaba en pie ante 32

La y su aspecto era terrible. la estatua era de oro puro, su pecho y sus brazos de plata, su vientre y sus caderas de bronce, 33 sus piernas de hierro y sus pies parte de hierro, parte de barro. 34 Tú estuviste mirando, hasta que una piedra desprendida, no lanzada por mano, hirió a la estatua en los pies de hierro y barro, destrozándola. 36 Entonces el hierro, el barro, el bronce, la plata ti,

cabeza de

y el oro, se desmenuzaron juntamente, y fueron como tamo de las eras en verano, se los llevó el viento, sin que de ellos quedara traza alguna; mientras que la piedra que había herido a la estatua se hizo una gran montaña, que llenó toda la tierra. 38 He ahí el sueño. Daremos también al rey su interpretación. 87 Tú,

eres rey

imperio,

de reyes, porque

cielos te ha dado el poder, la fuerza y la

Dios de

los

el

gloria. 38

El ha puesto en tus manos, dondequiera que habitasen, a los hijos de los hombres, a las bestias de los campos, a las aves del cielo, y te ha dado el dominio de todo; tú eres la cabeza de oro. 39 Después de ti surgirá otro reino, menor que el tuyo, y luego un tercero que será de bronce y dominará sobre toda la tierra.

fuerte

40 Habrá un cuarto reino como el hierro, como todo lo

rompe y destroza el hierro, así él lo romperá todo, como el hierro que todo hace pedazos. 41 Lo que viste de los pies y los dedos, parte de barro de alfarero, parte de hierro, es que este reino será dividido, pero tendrá en sí algo de la fortaleza del hierro, aunque viste el hierro mezclado con el barro. 42 Y el ser los dedos parte de hierro parte de barro, es que este reino será en parte fuerte y en parte frágil. 48 Viste el hierro mezclado con barro porque se mezclarán por alianzas humanas, pero no se pegarán unos con

lo

otros, como el barro. 44

no

se

pegan

el

hierro

y

En tiempo

de esos reyes el Dios un reino que no será destruido jamás, y que no pasará a poder de otro pueblo; destruirá y desmenuzará a todos esos reinos, mas él permanecerá por siempre. " Eso es lo que significa la piedra que viste desprenderse del monte sin ayuda de mano, que desmenuzó el de

los

cielos suscitará

hierro, el bronce, el barro, la plata el oro. El Dios grande ha dado a

y

conocer después.

al

rey lo que ha de suceder

El sueño es verdadero cierta su interpretación (1).

y

Daniel, jefe de los sabios caldeos. 48 Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro y se prosternó

Esta visión représenla los cuatro imperios el caldeo se sucedieron en Oriente: el caldeo, el persa, el macedonio y el seléucida o sirio. No han faltado intérpretes que han querido ver en este último el imperio romano, llevados de la idea de que bajo este imperio habla aparecido el Mesías. Pero Daniel no es una excepción entre los profetas, que ven el reino mesiánico al término de su horizonte histórico. Los otros vaticinios de Daniel y la historia de los Macabeos confirman esta idea. (t)

que desde

DANIEL, ante Daniel, y mandó que le ofreciesen sacrificios y perfumes. 27 Dirigió

palabra a Daniel y le dijo: vuestro Dios es el Dios de los dioses y el Señor de los reyes, y que revela los secretos, pues que tú has podido descubrir este misterio. 48 En seguida el rey engrandeció a Daniel y le dió muchos y grandes dones y le hizo jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. 49 Daniel rogó al rey que diese la intendencia de la provincia de Babilonia a Sidraj, Misaj y Abed-Nego. Daniel estaba en la corte del rey. el

rey

la

En verdad que

La estatua erigida por Nabucodonosor. Hizo

»>

el

rey Nabucodonosor una

*'

estatua de oro, alta de sesenta codos, y seis codos de ancha. Alzóla en el llano de Dura, de la provincia de Babilonia; 2 y mandó el rey reunir a todos los sátrapas, prefectos, bajás, oidores, tesoreros, magistrados, jueces, y a todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que había alzado el rey Nabucodonosor (1). 3 Reuniéronse, pues, los jefes, prefectos, bajás, oidores, tesoreros,

ma-

gistrados, jueces y todos los gobernadores de las provincias, para la dedicación de la estatua alzada por el rey Nabucodonosor, y se pusieron ante la estatua que Nabucodonosor había alzado.

Orden de adorar 4

Un

la estatua.

pregonero clamaba ^n voz lo que se os ordena, pueblos, naciones y hombres de toda lengua. 5 En cuanto oigáis el sonido de las

755

3

tanto, los pueblos todos, en oyendo el sonido de las bocinas, las arpas, los salterios, las gaitas y de los ins-

trumentos músicos de toda suerte, todos los pueblos, naciones y hombres de toda lengua, se prosternarán y adorarán la estatua de oro alzada por el rey Nabucodonosor.

Los tres jóvenes hebreos se nie-

gan a adorar y son denunciados al rey. 8 Con ocasión de esto vinieron entonces algunos caldeos y denuncia ron a los judíos. 9 Hablaron al rev Nabucodonosor, diciendo: jVivas por siempre, oh rey! 10 Tú, joh reyl, has dado una ley, por la cual todo hombre, en oyendo el son de las bocinas, las cítaras, las arpas, los salterios,

las gaitas

y toda suerte de instrumen-

ha de adorar postrado la estatua de oro, 11 y que quien no se postre y adore será arrojado a un horno encendido. 12 Pues hay unos hombres, judíos, a quienes has encomendado tú la dirección de los negocios de la provincia de Babilonia, Sidraj, Misaj y Abed-Nego, que sin tenerte en cuenta para nada, ion reyl, no sirven a tus dioses y no adoran la estatua que has alzado. \i3 Irritado y furioso entonces Nabucodonosor, dió orden de que trajesen a Sidraj, Misaj y Abed-Nego. Traídos éstos a la presencia del rey, Nabucodonosor les habló, diciendo: ¿De propósito, Sidraj, Misaj y Abed-Nego, no servís a mis dioses y no adoráis la estatua de oro que yo he alzado? 16 Ahora, pues, aprestaos, y en oyendo el sonido de las bocinas, las cítaras, tos músicos,

las

arpas, los salterios, las gaitas

y

de toda suerte de instrumentos músicos, postraos y adorad la estatua que yo he hecho; y si no la adoráis, bocinas, las cítaras, las arpas, los al instante seréis arrojados a un salterios, las gaitas y toda suerte de horno encendido. ¿Y quién será el instrumentos, adorad postrados la es- dios que os libre de mis manos? X6 Sidraj, Misaj tatua de oro que ha alzado el rey y Abed-Nego resNabucodonosor. 6 Todo aquel que no pondieron al rey diciendo: Nabucoadore postrándose al instante será donosor, no tienes por qué esperar echado en un horno encendido. 7 Por más nuestra respuesta en esto; 17 pues nuestro Dios, al que servimos, puede librarnos del horno encendido, y. nos La adoración de la estatua del rey, im- librará de tu mano. 18 (i) si no quipuesta a todos sus subditos, pone de relieve la siere, sabe ¡oh rey!, que no adoracondena de los tres jóvenes que se niegan a .postrareremos tus dioses ni nos a adorarla, llevados de su fidelidad a la ley y a mos ante la estatua que has alzado. su Dios. alta:

Ved

Y

DANIEL,

756

mancebos son arrojados un horno encendido.

IíOS tres

a 19

Lleno entonces de

ira

Nabucodo-

demudado el rostro contra Sidraj, Misaj y Abed-Nego, habló mandando que se encendiese el horno nosor,

que encenderse y mandó a hombres muy robustos de su ejército que atasen a Sidraj, Misaj y Abed-Nego y los echasen al horno de fuego ardiente. 21 Entonces estos varones, atados, siete veces otro

tanto de

lo

solia; 20

con sus bragas, sus túnicas, sus mantos y sus otros vestidos, fueron arrojados en medio del horno encendido. 22 Y como la orden del rey era apremiante y habla mandado encender el horno tanto, las llamas abrasaron a los que hablan echado en él a Sidraj, Misaj y Abed-Nego; 23 y los tres varones, Sidraj, Misaj y AbedNego, cayeron atados en medio del horno ardiente.

PARTE DEUTEROCANONICA

a

oración de los tres mancebos.

24

sSc paseaban en medio de las llama , alabando a Dios y bendiciendo al Señor. 25 Azarfas, puesto en pie, oró de esta manera, y abriendo sus labios en medio del fuego, dijo: 28 Bendito seas Señor, Dios de nuestros padres. Digno de alabanza glorioso es tu nombre, 27 porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros y todas tus obras son verdad, y rectos tus caminos y justos todos tus juicios; 28 has juzgado con justicia en todos tus juicios, en todo lo que has traído sobre nosotros, y sobre la ciudad santa, la de nuestros padres, Jerusalén; pues con juicio justo has traído todos estos males a causa de nuestros pecados.

y

Y

19

Porque hemos pecado y come-

tido iniquidad,

apartándonos de

ti,

y en todo hemos delinquido; 80 y no hemos obedecido tus preceptos, no los hemos guardado ni cumplido, según nos hablas ordenado para que fuéramos felices, 31 y cuantos niales has traído sobre nosotros, y cuanto has hecho con nosotros, con justo juicio lo has hecho. 32

Nos*

entregaste

en

poder

enemigos injustos e incircuncisos apóstatas, y a un rey el más inicuo 33 y ahora y perverso de toda la tierra, no podemos abrir nuestra boca. La vergüenza y el oprobio han caído sobre tus siervos y sobre los que te veneran. 34 Por tu nombre, no nos deseches para siempre, no anules tu alianza, 35 no apartes tu misericordia de nosotros; por Abraham, tu amado, por Isac, tu siervo, y por Israel, tu santo, 38 a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como las arenas que hay en las orillas del mar. 37 Porque, Señor, hemos sido empequeñecidos más que todas las naciones, y estamos hoy humillados en toda la tierra a causa de nuestros pecados. 38 Al presente no tenemos príncipes ni profeta ni jefe ni holocausto ni sacrificio ni ofrenda ni incienso 39 ni lugar en que ofrecer las primicias delante de ti y hallar misericordia. Pero con el alma contrita y el espíritu humillado hallemos acogida.

(Gr. 3, 21-90).

l

3

de

40 Como los holocaustos de los carneros y (Je los toros, como las miríadas de los gruesos corderos, así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti, a fin de aplacar tu rostro, pues no serán confundidos los que en ti confían. 41 Ahora nosotros de todo corazón te seguimos y te tememos y buscamos tu rostro. 42 No nos confundas, antes obra con nosotros según tu bondad y según la grandeza de tu misericordia. 43 Líbranos en virtud de tu prodigioso poder, y da gloria, Señor, a tu nombre, 44 queden avergonzados los que maltratan a tus siervos, y queden confundidos de su tiranía y su fuerza sea deshecha. 45 Y conozcan que tú, Señor, eres el único Dios, glorioso sobre toda la tierra. 48 Los ministros del rey, que los habían metido, no cesaban de avivar el horno con betún, estopa, pez y sarmientos, 47 hasta levantarse las llamas cuarenta y nueve codos por encima del horno; y las llamas, irrumpiendo, abrasaron a cuantos caldeos estaban alrededor del horno; 48 pero el ángel del Señor había descendido al horno con Azarías y sus

compañeros,

y apartaba

del

horno

llamas de fuego y hacía que el interior del horno estuviera como si en él soplara un viento fresco; y el fuego no los tocaba absolutamente las

DANIEL, ni los afligía ni les causaba molestia. 51 Entonces los tres a una voz alaba-

ron y glorificaron y bendijeron a Dios en el horno, diciendo:

73

Bendecid, relámpagos y nubes, al Señor, cantadle y ensalzadle por los 74 Bendiga la tierra al Señor, siglos. cántele y ensálcele por los siglos. 75

Cántico

de

los

tres

mancebos.

Bendecid, montes y collados,

de nuestros padres, digno de alabanza, y ensalzado por los siglos. Bendito tu nombre santo y glorioso, muy digno de alabanza y muy ensalzado por todos los siglos. 53 Bendito en el templo santo de tu gloria, digno de ser cantado y glorificado por los

Bendito

siglos^ 54 Bendito

seas.

Señor,

Dios

que penetras los abismos, digno de alabanza y ensalzado por los siglos. Bendito tú, que tú,

estás sentado sobre los querubines, digno de alabanza, ensalzado por los siglos. 65 Bendito en tu trono real, digno de ser cantado y celebrado por los siglos. 66 Bendito tú en el firmamento de los cielos, digno de ser cantado y glorificado por los siglos. 67 Bendecid al Señor, todas las

obras del Señor, cantadle y ensalzaale por los siglos. 68 Bendecid al Señor, ángeles del Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. 69 Bendecid, cielos, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. 60 Bendecid al Señor, aguas todas que estáis sobre los cielos, cantadle y ensalzadle por los siglos. 61 Bendiga al Señor todo el ejército del Señor, cantadle y ensalzadle por 62 Bendecid, los siglos. sol y luna, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. 63 Bendecid, astros del cielo,

al

Señor, cantadle y ensalzadle por Jos siglos. 76

82

757

3

al Señor, cuanto brota cantadle y ensalzadle por Bendecid, mares y ríos, al Señor, cantadle y ensalzadle por los 78 Bendecid, fuentes, al Señor, siglos. cantadle y ensalzadle por los siglos. 79 Bendecid al Señor, monstruos de

Bendecid

en

la tierra, 77 los siglos.

aguas y cuanto en las aguas mueve, cantadle y ensalzadle por

las

se los

80

Bendecid, todas las aves siglos. del cielo, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. 81 Bendecid todas las bestias y ganados al Señor, cantadle y ensalzedle por los siglos. 82 Bendecid, hijos de los hombres, Señor, cantadle y ensalzadle por Bendice, Israel, al Señor, cántale y ensálzale por los siglos. 84 Bendecid, sacerdotes del Señor, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. 85 Bendecid, siervos del Señor, al Señor, cantadle y ensalzadle por al

los siglos. 83

siglos. 86 Bendecid, espíritus y los justos, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. 87 Bendecid, santos y humildes de corazón, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos.

los

almas de

88 Bendecid, Ananías, Azarías y Misael, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos, porque nos sacó

del infierno, y del poder de la muerte nos salvó, y de en medio del horno encendido nos libró, salvándonos del en medio del fuego. 89 Dad gracias a Señor, porque es bondadoso, porque al Señor, cantadle y ensalzadle por 64 Bendecid, lluvias y rocío, es eterna su misericordia. 90 Bendelos siglos. cid todos los piadosos al Señor de al Señor, cantadle y ensalzanle por los siglos. 65 Bendecid, todos los vien- los dioses, cantadle y dadle gracias porque es eterna su misericordia. tos, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. 66 Bendecid, fuego, calor, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. PARTE PROTOCANONICA 87 Bendecid, fríos y heladas, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. 68 Bendecid, rocío y escarcha, al Señor, Nabucodonosor «jloriíica a Dios* cantadle y ensalzadle por los siglos. 68 Bendecid, frío 24 Espantado entonces el rey Nabuy fresco, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos. codonosor, se levantó precipitada70 Bendecid, hielos y nieves, al Señor, mente, y dirigiéndose a sus consejeros, cantadle y ensalzadle por los siglos. les dijo: ¿No hemos arrojado al fuego 71 Bendecid, noche y día, al Señor, tres hombres? Ellos le respondieron: cantadle y ensalzadle por los siglos. (Cierto, oh rey! 25 Y el rey repuso: 72 Bendecid, luz y tinieblas, al Señor, Pues bien, yo veo allí cuatro hombres cantadle y ensalzadle por los siglos. sueltos, que se pasean por en medio

DANIEL,

758

daño alguno, y el cuarto de ellos parece un dios. 26 Acercóse entonces Nabucodonosor a la entrada del horno encendido, y hablando, dijo: Sidra], Misaj y Abed-Nego, siervos del Dios supremo, salid y venid. Entonces salieron de en medio del fuego Sidraj, Misaj y Abed-Nego; 27 y juntándose los jefes, los prefectos, los bajás y los consejeros del reino, vieron que el fuego no había tenido poder alguno sobre los cuerpos de aquellos varones, y ni siquiera se habían quemado los cabellos de sus cabezas, que sus ropas estaban intacdel fuego sin

y

tas 28

ni siquiera olían a

Tomó

entonces

la

chamuscadas.

palabra Nabu-

codonosor, y dijo: Bendito sea el Dios de Sidraj, Misaj y Abed-Nego, que ha mandado su ángel y ha librado a sus siervos que confiaron en él y no cumplieron la orden del rey y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a dios alguno fuera de su Dios. 29 He aquí ahora lo que dispongo: Todo hombre, cualquiera que sea el pueblo, la nación o la lengua a que pertenezca, que hable mal del Dios de Sidraj, Misaj y

Abed-Nego, será hecho trizas, y su casa convertida en muladar, porque alguno que como él 3 Luego el rey (1). engrandeció a Sidraj, Misaj y AbedNego en la provincia de Babilona.

no hay dios pueda librar



4

Hice que vinieran ante mi todos de Babilonia, para que me

los sabios diesen la

interpretación del sueño. Vinieron, pues, los magos, los astrólogos, los caldeos y los adivinos, y les expuse el sueño, pero nunca pudieron darme la interpretación; 8 hasta que vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Baltasar, del nombre de mi dios, y en el cual reside el espíritu de los dioses santos. Expliquéle mi sueño, diciéndole: * Baltasar, tú, jefe de los magos, que tienes en ti, yo lo sé, el espíritu de los dioses santos, y a quien ningún misterio se oculta, dame la explicación de las visiones que en sueño he tenido. 10 He aquí las visiones de mi espíritu (1) mientras estaba en mi lecho. Miraba yo, y vi en medio de la tierra un árbol alto sobremanera. 11 El árbol había crecido y se había hecho muy fuerte, y su cima tocaba en los cielos, y se le veía desde los confines de toda la tierra. 12 Era de hermosa 7

copa y de abundantes frutos, y había en él mantenimiento para todos. Las bestias del campo se resguardaban a su sombra, y en sus ramas anidaban las aves del cielo, y todos los vivientes se alimentaban de él. 13 En las visiones de mi espíritu en mi lecho vi que bajaba del cielo uno de esos que velan y son santos; 14

y gritando fuertemente, dijo: Abaárbol y cortad sus ramas, el sacudid su follaje y diseminad los frutos, que huyan de debajo de él tid

La visión del árbol, interpretada por Daniel. A

Nabucodonosor, rey,

1

a todos naciones y hombres lengua, que de toda habitan en toda los pueblos,

tierra:

la

Paz abundante.

2

Me ha

conocer las el Dios supremo ha hecho conmigo. 3 jCuán grandes han sido sus señales! jCuán potentes sus prodigiosl- Su reino es reino eterno y su dominación perdura de generaciones en generaciones. parecido

señales

4

bien

daros

a

y prodigios que

Yo, Nabucodonosor, vivía tran-

mi casa, feliz en mi palacio; • y tuve un sueño que me espantó, y los pensamientos que me perseguían en mi lecho y las visiones de mi espíritu me llenaron de espanto. quilo en



La perseverancia acaba en gloria de la (i) nación y de la religión judia, dando el rey un decreto que impone a todos sus pueblos el respeto a la religión de Israel.

las bestias, y las aves del cielo de sus ramas; 16 pero dejad en la tierra el tronco con sus raíces, y atadle con

cadenas quédese

de

hierro entre

i

| j 1

1

| j

I 1

I I

l I

i t

y de bronce, y hierbas

del

I

empape el rocío, y tenga por parte suya, como las bes-

«

asi

campo, que

las

le

hierba de la tierra. 16 Quítecorazón de hombre, y désele un corazón de bestia, y pasen sobre 17 Esta sentencia es él siete tiempos. decreto de los que velan, es resolución de los santos, para que sepan los vivientes que el Altísimo es dueño del reino de los hombres y lo da a quien le place, y puede poner sobre más bajo de los hombres. el al 18 Este es el sueño que tuve yo, el tias, la sele su

Víase lo dicho en 2, i, sobre los sueños. (i) Este anuncia la locura del rey. que, en su demencia, se tendría por bestia. Digno castigo de su orgullo por haber creído igualarse con Dios.

.-.

1

I (

1 |'

I

DANIEL,

759

5

m

ientras se paseaba rey Nabucodonosor. Tú, Baltasar, da de doce meses, interpretación, ya que ninguno en su palacio de Babilonia, 30 se puso a hablar, y dijo: ¿No es ésta Babilonia, la grande, que yo por el poder de mi fuerza y la gloria de mi magnificencia he edificado para residencia real? 31 Todavía estaba la palabra en su boca, cuando bajó del cielo una voz: 32 Sabe, joh rey Nabucodonosor!, que te va a ser quitado el reino. Te arrojarán de en medio de

la

de los sabios de mi reino ha podido dármela; tú puedes darla, porque tienes en ti el espíritu de los dioses santos. 19 Entonces Daniel, llamado Baltasar, se quedó por algún tiempo estupefacto y turbado por sus pensamientos. Díjole el rey: Baltasar, que no te turbe el sueño y su interpretación; y Baltasar respondo: Mi señor, que el sueño sea para tus enemigos y la interpretación para tus

20 El árbol que viste que se había hecho grande y fuerte, que con su cima tocaba a los cielos, y que se veía desde toda la tierra, 21 de hermosa copa y de tan abundante fruto que había en él alimento para todos, y bajo el cual se resguardaban las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 22 eres tú, |oh rey!, que has venido a ser grande y fuerte, y cuya grandeza se ha acrecentado y ha llegado hasta los cielos y cuya dominación

adversarios.

se extiende hasta los confines de la tierra. 23 Vió el rey bajar de los cielos

a uno de esos que velan y son santos, y decir: Abatid el árbol, y destruidle,

pero dejad en la tierra el tronco con las raíces, y atadle con cadenas de hierro y de bronce entre la hierba del campo, del cielo y bestias del él

que

le

empape

el

rocío

tenga su parte con las campo, hasta que sobre pasen siete tiempos.

24

He

aquí, joh rey!, la interpretadecreto del Altísimo, que se cumplirá en mi señor, el rey. 25 Te

ción

y

el

arrojarán de en medio de los hombres, y morarás entre las bestias del campo, y te darán a comer hierba como a los bueyes; te empapará el rocío del cielo, y pasarán sobre ti siete tiempos, hasta que sepas que el Altísimo es el dueño del reino de los hombres y se lo da a quien le place. 26 Lo de dejar el tronco donde se hallan las raíces del árbol, significa que tu reino te quedará cuando reconozcas que el que domina está en los cielos. 27 Por tanto, ¡oh reyl, sírvete aceptar mi consejo; redime tus pecados con justicia y tus iniquidades con misericordias a los pobres, y quizá se prolongará tu dicha.

28

Locura de Nabucodonosor. Todo esto tuvo cumplimiento

en Nabucodonosor, rey.

28

Al cabo

hombres, morarás con las bestias te darán a comer hierba como a los bueyes, y pasarán sobre ti siete tiempos, hasta que sepas que el Altísimo es el dueño del reino de los hombres y se lo da a quien le place. 33 Al momento se cumplió en los

del

campo, y

Nabucodonosor la palabra; fué arrojado de en medio de los hombres, y comió hierba como los bueyes, y su cuerpo se empapó del rocío del cielo, hasta que llegaron a crecerle los cabellos como plumas de águila y las uñas como las de las aves de rapiña.

Curación. 34

Al cabo del tiempo señalado, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo y recobré la razón. Yo bendigo al Altísimo, alabo y glorifico al que domina con eterno dominio, y cuyo reino perdura de generaciones en generaciones. 35 A sus ojos todos los habitantes de la tierra son nada, y con el ejército de los cielos y con los habitantes de la tierra hace según su voluntad, sin que nadie pueda resistirse a su mano y decirle: ¿Qué es lo que haces? 36 Recobré entonces fueron devueltas la la razón y

me

reino, mi magnificencia y mi grandeza, y me llamaron mis consejeros y mis grandes, y fui restablecido en mi reino, y todavía se acrecentó más mi poderío; 37 y ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y gloria de

mi

glorifico al rey del cielo, cuyas obras todas son verdad, cuyos caminos todos justos, y que puede humillar a los que andan en soberbia.

El festín de Baltasar. El rey Baltasar (1) dió un gran O banquete a mil de sus príncipes, y con ellos estaba bebiendo su vino.

-

1

(i) El contenido de este capítulo muéstrala santidad del templo y el respeto en que debían ser tenidos los vasos sagrados. Como profanador de ellos, el príncipe caldeo recibe su merecido castigo

DANIEL,

760

Excitado por el vino, mandó Baltasar que ie llevasen los vasos de oro y plata que Nabucodonosor, su padre, habla cogido del templo de Jerusalén, para que se sirviesen de ellos para beber el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. 3 Se trajeron, pues, los vasos de oro que habían sido arrebatados al templo de la casa de Dios, de Jcrusalén, y con ellos bebieron el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. 4 Bebían el vino y alababan a sus dioses de oro y plata, de hierro y de bronce, de leño y de piedra. *

La escritura misteriosa en la 6

ron

En los

aquellos

pared.

momentos

aparecie-

dedos de una mano de hombre,

que escribían delante del candelero, en el revoco de la pared del palacio real, viendo el rey el extremo de la mano que escribía. 6 Mudó entonces el rey el color y sus pensamientos le turbaron; se relajaron los músculos de sus lomos, y sus rodillas daban una contra otra. 7 Gritó el rey en voz muy fuerte que llamasen a los magos, caldeos

y adivinos, y hablándoles,

dijo: El que descifre esa escritura y la interprete, será vestido de púrpura, llevará collar de oro al

me

cuello y será el tercero en el gobierno del reino. 8 Entraron todos los sabios del rey, pero ninguno pudo descifrar la escritura ni dar al rey su Interpretación. 9 Turbóse sobremanera el rey Baltasar, mudó de color y se consternaron sus príncipes. 10 La reina, llevada del clamoreo del rey y de los príncipes, entró en la sala del banquete, y tomando la

palabra, dijo: Vive por siempre, ¡oh revi, que no te turben tus pensamientos ni se demude tu rostro; 11 que hay en tu reino un hombre que 'tiene en sí el espíritu de los santos dioses, y ya en los tiempos de tu padre, el rey, fué hallada en él una sabiduría semejante a la sabiduría de los dioses, a quien el rey Nabucodonosor, tu padre, el rey, hizo jefe de magos, astrólogos, caldeos y adivinos, 12 porque se halló en él, en Daniel, llamado Baltasar por el rey, un espíritu superior de ciencia e inteligencia, la facultad de interpretar los sueños, de explicar os enigmas, de resolver las dudas.

5

Llama, pues, la

a Daniel, y interpretación.

Daniel interpreta 13

él

te dará

la escritura.

Fué,

pues, introducido Daniel presencia del rey; y tomando el rey la palabra, dijo a Daniel: ¿Eres tú Daniel, de los hijos de Judá, que el rey, mi padre, trajo de Jerusalén? 14 Me han dicho de ti que tienes en ti el espíritu de los dioses, y que hay en ti luz y entendimiento y gran sabiduría. 15 Ahora acaban de traerme sabios y astrólogos para leer esta escritura y darme su interpretación, pero ninguno ha podido explicarme la cosa. 16 He oído de ti que puedes resolver las dudas y aclarar las oscuridades. Si me lees esa escritura y me das su interpretación, serás vestido de púrpura, llevarás al cuello collar de oro y serás el tercero en el a

la

reino. 17

Respondió entonces Daniel, dial rey: Sean para ti tus dones, [oh rey!, y haz a otro tus mercedes.

ciendo

Yo leeré al rey lo egerito y le daré interpretación. 18 El Dios Altísimo, loh rey!, dió a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria la

y la magnificencia. 19 Por la grandeza que le dió, temblaban ante él y le temían todos los pueblos, naciones y lenguas: Mataba a quien quería y a quien (pieria daba la vida; engrandecía a quien quería y a quien quería le humillaba. 20 Mas cuando su corazón se ensoberbeció y su espíritu se

endureció altivo, fue depuesto del trono de su reino y despojado de su gloria. 81 Fué arrojado de entre los liijos de los hombres, se hizo semejante a las bestias y moró con los asnos salvajes. Diéronle a comer hierba, como a los bueyes, y se empapó su cuerpo del rocío del cielo, hasta que conoció que el Altísimo es el dueño del reino de los hombres y pone sobre él a quien le place. 22 Y tú, Baltasar, hijo suyo, sabiendo esto, no has humillado tu corazón. 23 Té has alzado contra el Señor de los cielos, han traído ante ti los vasos de su casa y os habéis servido de ellos para beber el vino tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas; has alabado a dioses de plata y de oro, de bronce y de hierro, de leño y de piedra, que ni ven, ni entienden, y no has dado gloria al

DANIEL, Dios que tiene en sus manos tu vida es el dueño de todos tus caminos.

y

24 Por eso ha mandado él esa mano que ha trazado esa escritura. 25 La escritura es: Mene, mene, tequel, ufar-

sin (1) 26

y

ésta es su interpretación:

Mene, ha contado Dios tu reino y le ha puesto fin; 27 tequel, has sido pesado en

la

balanza y hallado falto de peso;

28

ufarsin, ha sido roto tu reino a los medos y persas. 29

y dado

761

6

y confirme un

real edicto,

que cualquiera que en

mandando

espacio de treinta días hiciere petición alguna a dios u hombre, fuera de ti, joh rey!, sea arrojado al foso de los leones. 8 Confirma, pues, ¡oh rey!, el edicto, y fírmalo para que no pueda ser revocado conforme a la irrevocable ley de Media y de Persia. 9 Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la proel

hibición.

Mandó

entonces Baltasar vestirle de púrpura, poner a su cuello el collar de oro, y pregonar de él que era el tercero en el reino.

Daniel no cumple 10

La realización. 30 Aquella misma noche fué muerto Baltasar, rey de los, caldeos, 31 y Darío, rey de Media, sea poderó del reino a los sesenta y dos años.

Insidias de los cortesanos de Darío contra Daniel. 1 Resolvió Darío constituir en su reino ciento veinte sátrapas que gobernasen el reino, 2 y sobre ellos tres presidentes de los cuales uno fué Daniel, a quien diesen cuenta los sátrapas, para que no fuese perjudicado el rey. 3 Era Daniel superior a sátrapas y presidentes, porque había

()

en él más espíritu, y el rey pensó en ponerle sobre todo el reino. 4 Entonces presidentes y sátrapas buscaron ocasión de acusar a Daniel en lo tocante a la administración

mas no hallaron ninguna cosa por que denunciarle, pues era se veía en él falta ni neglifiel y no gencia. 6 Dijeron entonces aquellos hombres: No hallaremos en Daniel cosa de que acusarle, si no es por la ley de su Dios (2). 6 Vinieron, pues, presidentes y sátrapas a la presencia del rey, y le dijeron así: Vive por siempre, rey Darío, 7 todos los príncipes de tu reino, presidentes, sátrapas, magistrados y jueces, han acordado en consejo que se promulgue del reino,

(i) La traducción de estos palabras es: Contado: Una mina, un cielo y dos medias minas. La interpretación la da el texto a continuación. En este capitulo tenemos un episodio de la (a) vida de Daniel semejante al del capitulo 3, y que termina, como 3quél. con la glorificación del

Dios de

Israel.

el

edicto

del rey.

Cuando supo Daniel que había

sido firmado el edicto, entróse en su casa, y abiertas las ventanas de

cámara que daban hacia la ciudad de Jerusalén, hincábase de rodillas tres veces al día y oraba, confesando a su Dios, como solía hacerlo antes. 11 Entonces apresuráronse a venir aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando a su Dios. 12 Llegáronse luego al rey y le hablaron acerca del real edicto: ¿No has firmado tú un edicto mandando que cualquiera que en el espacio de su

treinta

días

hiciese

petición

a

dios

u hombre, sino a ti, ]oh rey!, sea arrojado al foso de los leones? Respondió el rey, diciendo: Asi es, según la ley de Media y Persia, que no puede revocarse. 13 Entonces respondieron ellos diciendo al rey: Pues Daniel, de los hijos de la cautividad los judíos,- no teniendo cuenta de ¡oh rey!, ni del edicto firmado, tres veces al día hace su oración. 14 Al rey, cuando esto oyó, pesóle

de

ti,

y se propuso salvar y hasta la puesta del haciendo esfuerzos por li-

sobremanera, a

Daniel,

sol estuvo brarle. 15

p cro

aquellos rey y

hombres

se reuniedijeron: Has de saber, ¡oh rey!, que es ley de Media y de Persia que edicto u ordenanza que el rey firma es irrevocable.

ron ante

el

Daniel arrojado

le

al

foso

de los

leones. 16

Mandó

entonces el rey que trajeran le arrojaran al foso de los Y hablando el rey a Daniel, Quiera salvarte tu Dios a quien perseverante sirves. 17 Trajeron una piedra que pusieron sobre la

a Daniel leones. le dijo:

y

.

DANIEL.

762

boca del foso, y la selló el rey con su y con los anillos de sus grandes, para que en nada pudiera mudarse la situación de Daniel. 19 Fuése luego el rey a su palacio, y se acostó en ayunas, no se tocaron ante él instrumentos de música, y huyó de sus ojos el sueño. 19 Levantóse, pues, muy de mañana, y se fué apresuradamente al foso de los leones; 80 y acercándose al foso de los leones, llamó con tristes voces a Daniel, y hablando el rey a Daniel, decia: Daniel, siervo del Dios vivo, el Dios tuyo a quien perseverante sirves, ¿ha podido librarte de los leones? 21 Entonces dijo Daniel al rey: Vive por siempre, ioh rey! 22 Mi Dios ha enviado su ángel, que ha cerrado la boca de los leones para que no me hiciesen mal, porque delante de él ha sido hallada en mf justicia, y aun delante de ti, joh rey!, nada he hecho de malo. 23 Púsose entonces muy contento el rey, y mandó que sacasen del foso a Daniel. Daniel fué sacado del foso y no hallaron en él herida alguna, porque habia tenido confianza en su Dios. 24 Mandó el rey que los hombres que habían acusado a Daniel fueran traídos y arrojados al foso de los leones, elios, sus hijos y sus mujeres, y antes que llegasen al fondo del foso, los leones los cogieron y quebrantaron todos sus huesos. anillo

Darlo da gloría a Dios.

7

estaba en su lecho. En seguida escribió el sueño contando lo principal

de

él.

Comenzó Daniel

2

diciendo:

Yo

miraba durante mi visión nocturna, y vi irrumpir en el mar grande los cuatro vientos del cielo, y salir del mar cuatro grandes bestias, diferen4 tes una de otra (1). La primera bestia era como león con alas de águila. Yo estuve mirando hasta que le fueron arrancadas las alas y fué levantado de la tierra, poniéndose sobre dos pies a modo de hombre, y le fué dado corazón de hombre. 6 he aquí que una segunda bestia semejante a un oso, y que tenía en su boca entre los dientes tres costillas, se estaba a un lado y le dijeron: levántate a comer mucha carne. * Seguí mirando después de esto; y he aquí otra tercera semejante a un leopardo, con cuatro alas en sus espaldas y cuatro cabezas, y le fué dado el dominio. 7 Seguía yo mirando en la visión nocturna, y vi la cuarta sobreespantosa, terrible, bestia, manera fuerte, con grandes dientes oe hierro y garras de bronce. Devoraba y trituraba, y las sobras las machacaba con los pies. Era muy diferente de todas las bestias anteriores, y tenía diez cuernos.

Y

8

Estando

yo

contemplando

los

cuernos, vi que salía de entre ellos otro cuerno pequeño, y le fueron arrancados tres de los primeros, y este otro tenía ojos como de hombre y

una boca que hablaba con gran arro25

rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz mucha. 24 Mando que en toda la extensión de mi reino teman todos y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel, porque él es el Dios vivo,

Entonces

el

y eternamente subsiste su reino, que no será jamás destruido, y su domique perdurará hasta el fin. El libra y salva, y obra señales y portentos en los cielos y en la tierra. El ha librado a Daniel del poder de los Icones. 28 Daniel prosperó durante que está decretado se cumplirá. 37 No respetará ni aun al dios de sus padres, ni a la divinidad que es la delicia de las mujeres; no respetará dios alguno, porque se glorificará a si mismo por encima de todos. 38 Honrará, sí, en su pedestal, al dios Mauzim, dios que no conocieron sus padres; le honrará Este rey es Antfoco IV, que. a costa de (1) os judíos, se desquitará de sus reveses militares de Egipto. Otra vez se vuelve contra Jcrusalén, dan(2) do tugar a la sublevación de los macabeos.

12

con oro y plata, con piedras preciosas y cosas de gran valor. 39 Con ese dios extraño combatirá

las plazas fuertes, los que le

y colmará de honores a

reconozcan, y los hará dominar sobre muchos, distribuyéndoles tierras en merced. 40 Al tiempo del fin, el rey del mediodía chocará con él, y el rey del norte caerá sobre él como una tempestad, con carros y jinetes y numerosas naves; avanzará por las tierras, se derramará como un torrente y se desbordará. 41 Entrarán en la más hermosa de las tierras, y sucumbirán muchos, pero Edom, Moab y los principales de los hijos de Ammón se librarán de sus manos. 42 Extenderá su mano sobre muchas tierras, y no escapará la de Egipto; 43 se adueñará de tesoros de oro y plata y de todas las preciosidades del Egipto; libios y etiopes le seguirán. 44 Pero nuevas venidas del oriente y del norte le asustarán y partirá muy enfurecido, con ánimo de exterminar a muchos. 45 Alzará la tienda de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo. Mas luego llegará su fin sin que nadie pueda socorrerle (i).

Triunfo del pueblo elegido. Entonces so alzará Miguel, el gran príncipe, el defensor de los hijos de tu pueblo, y será un tiempo de angustia, tal como no lo hubo desde que existen las naciones hasta ese día. Entonces se salvarán los que de tu pueblo estén escritos en el 2 libro (2). Las muchedumbres de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para eterna vida, otros para eterna vergüenza y confusión. 3 Los que fueron inteligentes brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñaron la justicia a la muchedumbre resplandecerán por siempre, eternamente, como las estrollas. 4 Tú, Daniel, ten en secreto estas palabras, y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos entonces le lcc1 •)

1

-

(t)

ii.

40-4V La explicación más razonable

de estos oscuros versículos, 40 a 45. es que el profeta salta desde Antloro, el gran perseRuidor, al Anticristo, que nos pinta con colores tomados de la historia de Antíoco. Con esto llegamos al fin de las cosas, las (3) postreras luchas que terminan con la resurrección final, el triunfo definitivo de todos los siervoi de Dios y el castigo de los impíos.

DANIEL, rán

y

se acrecentará su

conocimiento.

5

Yo, Daniel, miré y vi a dos hombres que estaban en pie, el uno al lado de acá del río, el otro del lado de allá; 6 y uno de ellos dijo al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin y sucederán esas promesas? 7 oí decir al varón vestido de lino que estaba sobre las aguas del río, y que alzando al cielo su derecha y su izquierda, juró por el que eternamente vive que eso será dentro de un tiempo, de tiempos y de la mitad de un tiempo, y que todo esto se cumplirá cuando la fuerza del pueblo de los santos estuviera enteramente quebrantada. 8 Yo vi, pero no entendiendo, pregunté: Mi Señor, ¿cómo será el fin de estas cosas? 9 él respondió: Anda, Daniel, que esas cosas están cerradas y selladas basta el tiempo del fin. 10 Muchos serán

Y

Y

purificados, emblanquecidos y depurados; los impíos seguirán el mal y ninguno de los malvados entenderá, pero los que tienen entendimiento 11

comprenderán. Después del tiempo de la cesación del sacrificio perpetuo y del alzar la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. 12 Bienaventurado el que espere llegue a mil trescientos treinta y cinco días. 13 tú caminarás a tu fin y descansarás, y te levantarás al

y

Y

fin

de los días.

PARTE DEUTEROCANONICA (Gr. 13, 14.) (1)

769

13

5 Aquel año habían sido designados jueces dos ancianos de esos de quienes dijo el Señor: Salió la iniquidad de Babilonia, de los ancianos constituidos en jueces, que parecían gobernar al pueblo. 8 Frecuentaban éstos la casa de Joaquín y a ellos venían cuantos tenían algún pleito. 7 Hacia el mediodía, cuando el pueblo se había retirado, entraba Susana en el jardín de su marido para solazarse, 8 y viéndola cada día los dos ancianos entrar y solazarse, sintieron por ella una pasión vehemente. 9 pervertido su juicio, no miraban al cielo ni se acordaban de los juicios de Dios. 10 Ambos estaban heridos de amor por Susana, pero no se lo habían comunicado entre sí, 11 porque sentían vergüenza de confesarse uno a otro su pasión y el deseo que tenían de unirse a ella, y a porfía buscaban cada día ocasión de verla. 13 así

Y

Y

se

dijeron

el

uno

casa, que ya es salieron cada

Y

al otro: Vamos a la hora de comer.

uno por su lado; pero dando la vuelta, vinieron a juntarse ambos en el mismo sitio. Preguntándose la causa, se declararon su pasión, y en común espiaron 14

el

momento que pudieran

hallarla

sola. 15

Mientras esperaban ellos la oportunidad, entró Susana en el jardín, como de costumbre, acompañada sólo de dos doncellas, para bañarse, porque hacía mucho calor. 16 Nadie había allí, fuera de los dos ancianos que la observaban. 17 dijo a las

Y

doncellas:

Traedme

el

.

y

aceite

los

ungüentos y cerrad las puertas, que quiero bañarme. 18 Hicieron ellas lo que se las mandaba, y cerrando las Historia de Susana. puertas del jardín se salieron por un 1 Moraba en Babilonia un varón postigo para traer lo que se les había 1 O * " cuyo nombre era Joaquín. 2 Ha- mandado, pero no vieron a los anciabía tomado por mujer a una llamada nos, que estaban escondidos. 19 Susana, hija de Helcías, muy hermosa En cuanto salieron las doncellas, y temerosa de Dios; 3 pues sus padres, se levantaron éstos y se acercaron a que eran justos, la habían educado Susana, 20 diciéndole: Las puertas según la ley de Moisés. 4 Era Joa- están cerradas, nadie nos ve, y nosquín muy rico, y tenía contiguo a su otros ardemos en pasión por ti; concasa un jardín frutal. Concurrían a siente, pues, y entrégate a nosotros; su casa los judíos por ser él el más 21 de lo contrario, daremos testimonio ilustre de todos. contra ti de que estabas con un joven, y que por eso despediste a las (i) Este capitulo, que nos presenta la comunidad judía gozando de amplia autonomía, hasta imponer penas capitales, nos muestra un hermoso ejemplo de castidad conyugal, que la Iglesia recuerda^con frecuencia en su liturgia.

doncellas.

22

Rompió

a llorar Susana,

Por todas partes me siento en angustia; porque si hago lo que me proponéis, vendrá sobre mí la muerte, y si me niego, no escaparé

y

dijo:

49

DANIEL,

770 83

de vuestras manos. Más prefiero caer inculpable en vuestras manos pecar contra a el Señor. 24 Y levantando ella la voz, la levantaron también los dos ancianos contra ella. 26 Corrió uno de los dos a abrir las puertas del jardín. 24 Apenas oyeron los gritos los que estaban en casa, se precipitaron a entrar por el postigo en el jardín, para ver lo que pasaba; 27 Y luego los ancianos se explicaron, quedando los siervos grandemente confundidos, porque jamás semejante cosa se había dicho de Susana. 28 Al siguiente día todo el pueblo concurrió a la casa de »u marido Joaquín, y vinieron asimismo los dos ancianos, llenos de perversos pensamientos contra Susana, a quien pretendían hacer morir. Ante el pueblo todo, dijeron: 89 Enviad por Susana, hija de Helcías, y mujer de Joaquín. Y enviaron por ella. 80 Llegó Susana y con ella sus padres, hijos y todos sus parientes. 81 Era Susana muy delicada y bella. 88 Iba cubierta, y aquellos malvados mandaron que se descubriese, para saciarse con la vista de su belleza. 88 Lloraban entretanto los suyos y todos cuantos la

i

!

¡

i

Levantáronse

dos ancianos en medio del pueblo, pusieron sus manos sobre la cabeza de Susana, 38 que llorando miraba al cielo, lleno su corazón de confianza en el Señor. 34 Los ancianos dijeron: Mientras nos paseábamos solos por el jardín, entró ésta con dos siervas, y cerrando las puertas del jardín despidió a las siervas. 37 En seguida se acercó un joven que estaba escondido en el jardín y se acostó con ella. 38 Y hallándonos nosotros en un ángulo del huerto, vimos la maldad y corrimos a ellos y los vimos que estaban pecando, 39 pero no pudimos detener al joven,

Y

quiso decídnoslo. De esto damos nosotros testimonio. 41 la asamblea, como se trataba de ancianos del pueblo y por añadidura jueces, los creyó y la condenaron a muerte. 42 Levantó entonces Susana la voz, y dijo: |Dios eterno, conocedor de¡todo lo oculto, que ves las cosas todas antes que sucedan! 48 Tú sabes que han declarado falsamente contra mí. Tú

Y

1

él,

diciéndole:

¿Qué

significan esas

palabras que has proferido? 48 Y él, puesto en medio de ellos, dijo: ¿Tan insensatos sois, hijos de Israel, que sin inquirir ni poner en claro la verdad, condenáis a esa hija de Israel? 49 Volved al tribunal, porque éstos han testificado falsamente contra ella. 80 Y todo el pueblo a gran prisa se volvió. Los ancianos le dijeron: Ven, siéntate en medio de nosotros, porque el Señor te ha dado el honor

de la ancianidad. 51 Dijoles Daniel: Separadlos uno de otro, que los quiero interrogar. 68 Asi que los hubieron separado uno de otro, llamó a uno de ellos y le dijo: Viejo envejecido en la maldad, ahora vienen sobre ti las maldades que tantas veces hiciste 88 juzgando injustamente, condenando a los inocentes y absolviendo a los culpables, cuando Dios dice: No matarás al inocente y al justo. 64

los

por ser más fuerte que nosotros, y abriendo las puertas escapó. se 40 Pero cogimos á ésta, y preguntándola quién fuese el joven, no

sabes que muero sin haber hecho nada de cuanto éstos han inventado contra mí. 44 Oyó el Señor su voz; 48 y mientras era llevada a la muerte, despertó Dios el espíritu santo de un jovencito, llamado Daniel, 44 que con voz fuerte gritó: Yo soy inocente de la sangre de ésa. 47 todo el pueblo se volvió a

veían. 84

13

I

!

1

Vamos a ver, si viste a ésta, ¿bajo qué árbol los viste acariciarse? El contestó: Bajo un lentisco. 88 Replicó Daniel: Muy bien, has mentido contra tu propia cabeza, pues ya el ángel de Dios ha recibido de él orden de partirte por medio. 84 Y haciéndole retirar, mandó traer al otro y le dijo: Raza de Canán y no de Judá, la belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. 87 Así hacíais a las hijas de Israel, y ellas de miedo se os rendían, pero esta hija de Judá no consintió en vuestra iniquidad. 68 Ahora, pues, ¿bajo qué árbol los habéis sorprendido acariciándose uno a otro? Contestó él: Bajo una encina. 69 Díjole Daniel: Muy bien, has mentido también tú contra tu propia cabeza, pues el ángel de Dios tiene pronta ya la espada para rajarte por el medio, para aniquilaros. 40 Y toda la asamblea levantó la voz bendiciendo a Dios, que salva a los que en él esperan. 41 Y se alzaron contra los dos viejos a quienes Daniel habla convencido por su propia declaración de haber falsamente testificado; 48 y obrando según la ley de Moisés, les hicieron como ellos mismos hablan maquinado contra su prójimo.

DANIEL, Diéronles muerte y se salvó en aquel día la sangre inocente. 63 Helcias y su mujer alabaron a Dios por la salvación de su hija, y con ellos Joaquín, su marido, y todos sus parientes, porque no fué hallada en ella torpeza. 64 desde aquel día en adelante, Daniel se hizo famoso en el pueblo.

poique debajo de la mesa habían hecho una entrada secreta, por la cual se introducían siempre para consumir las provisiones. 14 Pero así que salieron ellos y el rey colocó las provisiones, ordenó Daniel a sus siervos que trajeran ceniza, y en presencia del rey solo la extendieron por todo el pavimento del templo. Después salieron y cerraron la puerta; luego de sellada con el sello real, se retiraron. 16 Por la noche vinieron como de costumbre los sacerdotes con sus mujeres e hijos, y comieron y bebieron todas las provisiones.

Y

Historia de Bel y

el

dragón.

1

Reunióse Astiages con sus padres, sucediéndole en el reino 2 Ciro, el persa (1). Era Daniel uno de los comensales del rey y el más honrado de todos sus amigos. 3 Tenían los babilonios un ídolo llamado Bel, que cotidianamente consumía doce artabas de flor de harina, cuarenta ovejas y seis metretas de vino. 4 El rey le veneraba e iba cada día a adorarle; pero Daniel adoraba a su Dios. Díjole el rey: ¿Por qué no adoras a Bel? 5 A lo que Daniel respondió: Porque yo no adoro ídolos hechos por manos de hombres, sino al Dios vivo, hacedor del cielo y la tierra y soberano de toda carne. 6 El rey le replicó: ¿Crees que Bel no es un dios vivo? ¿No ves cuánto come y bebe cada día? 7 Le contestó Daniel, riendo: No se deje engañar el rey: éste, que por dentro sólo es barro y por fuera sólo bronce, no ha comido jamás. 8 Encolerizado el rey, llamó a los sacerdotes y les dijo: Si no me decís quién consume todas esas provisiones, moriréis; 9 pero si me hacéis ver que es Bel quien las consume, morirá Daniel, por haber blasfemado contra Bel. Contestó Daniel al rey: Hágase según tu palabra. 10 Setenta eran los sacerdotes de Bel, fuera de sus mujeres e hijos. Vino -el rey con Daniel al templo de Bel, 11 y le dijeron los sacerdotes: Nosotros saldremos fuera y tú, rey, pondrás los alimentos y el vino mezclados, y cerrarás la puerta y la sellarás con tu anillo; 12 y si al venir por la mañana no hallamos que los alimentos han sido consumidos por Bel, moriremos; en caso contrario, Daniel nos habrá calumniado. 13 Estaban ellos muy confiados, í

1

i *

(i) 14, i. Este capitulo contiene dos episodios de la historia de Daniel, que son dos pruebas irónicamente escritas de la inanidad de los dioses gentílicos, en las que tanto insiste la literatura bíblica posterior a la cautividad.

771

14

16 Madrugó y Daniel con

el

rey 17

muy

de

mañana

Daniel, ¿están intactos los Daniel contestó: Intactos, rey. 18 Abrió luego las puertas y miró el rey la mesa, y dijo en alta voz: Grande eres, Bel, y no hay en ti engaño alguno. 19 Se sonrió Daniel, y deteniendo al rey, para que no entrase dentro, le dijo: él;

y

dijo: sellos?

Mira

I

al pavimento, y ve de quién son estas pisadas. 20 Respondióle el rey: Veo pisadas de hombres, de mujeres y de niños. E irritado el rey, 21 hizo prender a los sacerdotes, a sus mujeres e hijos, que le mostraron la puerta secreta por la que entraban a consumir lo que se colocaba sobre la mesa, 22 y los mandó matar. Después entregó Bel a Daniel, que lo destruyó, así como su templo. 23 Había también un gran dragón muy venerado de los babilonios. 24 Dijo ¡No dirás el rey a Daniel: de éste que es hecho de broncel Mira que está vivo y que come y bebe; de éste no podrás decir que no es dios vivo. Adórale, pues. 25 A lo que Daniel contestó: Al Señor, mi Dios, adoraré, porque él sólo es Dios vivo. 28 Si tú, rey, me lo permites,

yo

mataré a este dragón sin espada Respondióle el rey: En tu poder está. 27 Y tomando Daniel ni

palo.

pez,

grasa y pelos, lo hirvió todo junto e hizo unas bolas que luego dió al dragón, el cual las comió, reventando con ellas. dijo: Mirad lo que venerabais. 28 Cuando esto oyeron los babilonios, se irritaron sobremanera, y se amotinaron contra el rey, diciendo: El rey se ha hecho judío. Ha derribado a Bel, ha matado al dragón y ha degollado a sus sacerdotes. 29 Y llegándose al rey le dijeron:

Y

Entréganos a Daniel; si no, te mataremos a ti y a tu casa. 30 Y viéndose el

rey

muy

acosado,

les

entregó a

DANIEL,

772 Daniel a la fuerza, 31 y de los leones.

al foso

Daniel otra vez en

el

Icones.

Habacuc, diciendo: (Daniel, Daniell, toma la comida que Dios te envía. 88 Y contestó Daniel: |En verdad, foso de los ¡oh Dios!, te has acordado de mí, pues no abandonas a los que te amaní le

arrojaron

89 82

Habla

allí

14

siete leones, y allí siete días. Daban a

Y

tante

levantándose, comió, y al insel ángel de Dios restituyó a

Daniel cada día dos esclavos y dos Pero durante aquellos días no les dieron nada, para que devorasen a Daniel. 33 Vivía entonces en

Habacuc

el profeta Habacuc, el cual, cocida la comida y mojado el pan en la cazuela, se iba al campo para llevarlo a los segadores. 34 Pero el ángel del Señor dijo a Habacuc:

Al día siguiente vino el rey a a Daniel, y llegando al foso, miró y vió a Daniel sentado. 41 Entonces, levantando la voz, dijo: [Grande eres, Señor, Dios de Daniel, y no hay olro fuera de ti! 42 Y le sacó del foso y arrojó en él a los causantes de su condena, que al instante, en su presencia, fueron devorados. 43 Entonces el rey dijo: Teman todos los moradores de la tierra al Dios de Daniel, porque es el verdadero salvador, que hace milagros y maravillas en la tierra; y libró a Daniel del foso de los leones. (Vulgata.)

estuvo

a su lugar.

los leones

ovejas.

Judea

Lleva

la

comida que

tienes preparada

Daniel, que está en Babilonia en 36 contestó el foso de los Icones. Habacuc: Señor, nunca he visto a Babilonia y no sé qué es el foso de los leones. 39 tomándole el ángel a'

Y

Y

Señor por cabellos de su del

la

coronilla,

cabeza,

por

los

a Babilonia, encima del foso, con la 37 velocidad del espíritu. Y gritó le

llevó

Kl rey da gloría a Dios. 40

llorar

OSEAS

1

INTRODUCCION AL LIBRO DE OSEAS PROFETIZO

Oseas, hijo de

Berí, en los reinados de

Jeroboam II, rey de

y Ozias y Jotám, reyes de Judá, cuando el peligro asirio estaba lejos, y el Egipto, dividido entonces, no tenia fuerza. Ejerció el ministerio en el reino del Norte, del cual parece era originario. Hallábase elreino muy floreciente y poderoso, gracias a las conquistas que al Norte y al Sur había realizado Jeroboam II. Por esto dominaba el lujo y la relajación de costumbres, la avaricia y el cohecho en los gobernantes, la violencia en los poderosos. En los santuarios de Betel y Dan, se daba culto a Yave, pero en forma poco ajustada a la ley. Tampoco escaseaban los que francamente se entregaban a la superstición y al culto de los ídolos. En los vaticinios de Oseas llaman IdP.atención los primeros capítulos, que deben tomarse como símbolos, a modo de parábolas, aunque no falten quienes los toman como episodios históricos de la vida Israel,

del profeta.

OSEAS La mujer prostituta y sus símbolo de Israel.

hijos,

1

Palabra de Yave, dirigida a Oseas, hijo de Berí, en tiempos de Ozias, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, y en tiempos de Jeroboam, hijo de Joaz, rey de Israel. 8 Comienzo del hablar de Yave en Oseas. Dijo Yave a Oseas: Ve, toma por mujer una prostituta (1) y

I

Es frecuente en la Escritura la imagen matrimonio para expresar las relaciones de

(i)

del

ten hijos de prostitución, pues que se prostituye la tierra apartándose de Yave. 3 Fué, pues, y tomó por

mujer a Gomer, hija de Diblaim,

la

Aquí se dice al profeta que case con una ramera, añadiendo que los

Yave

e

se hijos en

Israel.

engendrados serán tenidos por lo a la madre. La mujer representa aquí la nación infiel a Dios por sus idolatrías, y los hijos son los israelitas, que Dios no quiere mirar por suyos. Lo contrario ocurre después, cuando la nación se vuelve a Dios por la penitencia y Dios ella

que merecen atendiendo

la

recibe

como

esposa.

!

OSEAS,

776 concibió

cual 4

y

parió

le

un

incensaba a los Baales y adornándose con sus anillos y sus collares, se iba con sus amantes y me olvidaba a mí, dice Yave.

hijo;

Yave: Ponle por nombre Jezreel, porque de aquí a poco visitaré yo las matanzas de Jezreel sobre la casa de Jehú y pondré fin al reino de la casa de Israel. 6 Aquel día romperé yo el arco de Israel en el

y

le dijo

Promesas de redención. 18

Así la atraeré, y la llevaré al desierto y la hablaré al corazón; y fuera ya de allí, yo le daré sus

valle de Jezreel. 6

Concibió

ella

no

de nuevo y parió dijo a Oseas: Dale

17

hija; y Yave nombre de Lo-Rujma, porque ya viñas y

una el

me compadeceré

Israel,

no

la

de

la

perdonaré más.

casa 8

el valle de Acor como puerta de esperanza; y allí cantará como cantaba en los días de su juventud, como en los días en que subió de la tierra de Egipto. 18 Entonces, dice Yave, me llamará «mi marido", no me llamará Baali. 19 Quitaré de su boca los nombres de los Baales, para que no vuelva nunca a mencionarlos por sus nombres. 20 En aquel día haré en favor de ellos concierto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra, y quebraré en la tierna arco, espada y guerra, y haré que reposen seguros. 21 Seré tu esposo para siempre, y te desposaré conmigo en justicia, en juicio, en misericordias y en piedades, 22 y yo seré tu esposo en fidelidad, y recono-

de

Luego

de destetar a Lo-Rujma, volvió a concebir y parió un hijo; ' y dijo Yave: Llámale Lo-Ammi, porque vosotros no sois ya mi pueblo, y yo no soy ya vuestro Dios. 4

,^ 2.

2

Protestad

protestad,

mujer

ni

de

vuestra

porque

ni

ella

madre, es mi aleje

yo soy su marido. Que

de su rostro sus fornicaciones y de entre sus pechos sus prostituciones; 8 no sea que yo la despoje, y, desnuda, la ponga como el día en que nació y la convierta en un desierto, en tierra árida, y la haga morir de sed. • Y no tendré piedad de sus hijos, porque son hijos de prostitución. 7 Su

cerás a Yave.

madre se prostituyó, la que los concibió se deshonró, y dijo: Me iré tras de mis amantes, que ellos me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi mi aceite y mi bebida. 8 Por eso voy yo a cercar su camino con zarzas y a alzar un muro para que no pueda hallar ya sus sendas.

lino,

Irá en seguimiento de sus amantes, no los alcanzará, los buscará mas no los hallará, y se dirá: Voy a

I

'

pero

volverme con mi primer marido, pues mejor me iba entonces que me va ahora. 10 No ha querido reconocer que era yo quien le daba el trigo, el mosto y el aceite; y el oro que yo pródigamente le di fué consagrado a Baal. 11 Por eso voy a recobrar mi trigo a su tiempo y mi mosto a su sazón, y me tomaré mi lana y mi lino, que habían de cubrir su desnudez, 12 y voy a descubrir sus vergüenzas a los ojos de sus amantes. Xadie la librará de mi mano. 13 Haré cesar todas sus alegrías, sus novilunios, sus""sábados

fiestas,

sus

y todas sus Talaré sus viñas y solemnidades. que decía: Es sus higuerales, de los el salario que mis amantes me dan. La reduciré a un matorral y la devorarán las bestias del campo. 18 La castigaré por los días en que 14

j

23 En aquel día yo seré propicio, dice Yave, seré propicio a los cielos, y los cielos serán propicios a la tierra; 24 la tierra propicia al trigo, al mosto y al aceite, y éstos propicios a Jezreel. 25 Yo sembraré en la tierra para mí, y me compadeceré de Lo-Rujma, y diré a Lo-Ammi: Tú eres mi pueblo, y él me responderá: Tú mi Dios.

[lj 7 Y tendré misericordia de la casa de Judá, y los salvaré en Yave, Dios; no los salvaré con arco, ni con espada, ni con guerra, ni con caballos 1 y jinetes. [2] Será la muchedumbre de los hijos de Israel como las arenas del mar, que son sin medida y sin número; y en el lugar mismo en que

dijo: Vosotros no sois mi les pueblo, se dirá de ellos: Los hijos del 2 Los hijos de Judá Dios vivo. y los hijos de Israel se juntarán en uno y se darán un jefe único, y se desbordarán de la tierra, pues será grande 3 Llamad, pues, a el día de Jezreel. vuestro hermano Amml; a vuestra hermana Rujnia. (1)

se

(i) Estas trasposiciones del versículo 7 del capitulo 1 y de los versículos 1-3 del capitulo 3 parecen exigidos por el contexto. Sabido ta que el texto ha sufrido traslocaciones en su transmisión.

OSEAS, Díjome Yave: Ve otra vez y a una mujer amante de otro y adúltera; ámala como ama Yave a los hijos de Israel, a pesar de que se van tras otros dioses y se deleitan en las tortas de pasas. 2 La compré por quince siclos de plata, un jomer de cebada y un letec de vino. 3 Díjele: 1

l\

ama

estar reservada para mí mucho tiempo; no te prostituyas, no te

Has de

entregues a hombre alguno, también yo me reservaré para ti; 4 porque mucho tiempo han de estar los hijos de Israel sin rey, sin jefe, sin sacrificio y sin cipos, sin efod y sin terafim. B Luego volverán los hijos de Israel, y buscarán a Yave, su Dios, y a David, su rey, y se apresurarán a venir temerosos a Yave y a sus bienes al fin de los días.

Oíd la palabra de Yave, hijos de Israel, que va a querellarse Yave contra los habitantes de la tierra, porque no hay en la tierra verdad ni misericordia ni conocimiento de Dios. 2 Perjuran, mienten, matan, roban, adulteran, oprimen, y las sangres se suceden a las sangres. 3 Por eso está en luto la tierra y desfallecen cuantos en ella moran, aun las bestias salvajes y las aves del cielo, y hasta los peces del mar perecen. 4 Pero nadie protesta, nadie reprende. También contra vosotros me querello, ¡oh, sacerdotes! 5 Tropezarás en pleno día, y contigo tropezará también el profeta, y la noche será semejanza de tu día. 6 Perece mi pueblo por falta de conocimiento; por haber rechazado tú el conocimiento, te rechazaré yo a ti del sacerdocio a mi servicio; por haber olvidado tú las enseñanzas de tu Dios, yo me olvidaré de tus hijos. 7 Cuantos son ellos, tantos fueron sus pecados contra mí. Trocaron mi gloria por la ignominia. 8 Se alimentan de los pecados de mi pueblo y codician sus iniquidades. 9 Pero lo que del pueblo será, eso será también del sacerdote. Yo le visitaré según sus caminos y les retribuiré según sus obras. 10 Comerán y no se saciarán, fornicarán y no se multiplicarán, porque se obstinaron

11

Fornicación,

el juicio.

12

5

777

pueblo pregunta a sus leños, y su palo le hace revelaciones, porque el espíritu de fornicación le ha descarriado, y fornicaron alejándose de su Dios. 13 Ofrecen sacrificios en las cimas de los montes, y en los collados queman sus ofrendas bajo las encinas, bajo los álamos, bajo los terebintos de grata sombra. Por eso fornicarán vuestras hijas y adulterarán vuestras nueras; 14 y no castigaré las fornicaciones de vuestras hijas ni los adulterios de vuestras nueras, porque ellos mismos se van aparte con rameras y sacrifican con prostitutas, y el pueblo, por no entender, perecerá. 15 Si tú, Israel, te prostituyes, que al

menos no

lo

haga Judá, No vayáis

a Guilgal, no subáis a Betaven para jurar por la vida de Yave. 16 Porque cerril,

es

cerril

Israel;

adelante le apacentará Yave como a oveja en lugar amplio. 17 Efraím está atado a los ídolos, déjale. 18 Se les ha subido el vino a cabeza, se han dado a la fornicala ción, a la gloria de Yave han preferido la ignominia. 19 Arrebatarále el viento en sus alas, y se avergonzarán de sus sacrificios.

por eso en

1

en alejarse de Yave. vino y mosto quitan

4,

como vaca

Reproches por los pecados.

4

3,

Mi

Contra los sacerdotes y los príncipes. 1

jOíd esto, sacerdotes! ¡Escucha, casa de Israel! ¡Atiende, casa del rey! Que es contra vosotros la querella, pues habéis venido a ser lazo para la atalaya, red tendida en el Tabor. 2 Los perseguidores llevaron la perversidad hasta el extremo, pero yo seré vara para todos ellos. 3 Yo conozco bien a Efraím, e Israel no me es desconocido. Sí, Efraím, te has prostituido, se ha contaminado EL

Israel. 4 No dirigen sus obras a la conversión hacia su Dios; se ha adueñado de ellos un espíritu de fornicación, desconocen a Yave. 6 La arrogancia le sale a Israel a la cara, pero tropezarán Israel y Efraím en su iniquidad,

y con *

Con

ellos

tropezará también Judá.

sus ovejas

y sus bueyes irán

en busca de Yave, pero no

le

hallarán,

porque Yave se ha retirado de ellos. 7 Han hecho traición a Yave engendrando hijos extraños, y un extraño los devorará a ellos y a sus campos. 8 ¡Tocad la bocina en Guebal

OSEAS,

778

]Tocad la trompeta en Ramal ]Dad alarma a Betavenl ¡El terror, la Benjamín! ' Efraím será campo de devastación el día del castigo; lo que anuncio yo a Israel es cosa cierta. 10 Los principes de Judá se han hecho como los que mudan los linderos, y yo derramaré sobre ellos

mi

como un

ira

torrente.

11

Efraím

maltrata y oprime a quien le reprende, porque le exhorta a seguir

Yo

12

regla.

la

seré, pues, la polilla

Efraím y la carcoma de Judá. 13 Efraím ve su debilidad y ve Judá su llaga, y Efraím se vuelve a Asur y Judá manda embajadores al rey grande, pero no podrá él curaros ni sanar vuestra llaga. 14 Porque yo seré como león para Efraím y como león para la casa de Judá. Yo, yo cogeré tu presa y me iré, yo la arrede

y nadie

bataré

me

la

arrancará.

Me iré, mas volveré a mi lugar cuando reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia ya 16

me

buscarán.

I

1

()

aUsi conversión.

Venid y volvamos a Yave;

él

desgarró, él nos curará; él hirió, nos vendará.. 2 El nos dará vida a los dos días, y al tercero nos levantará y viviremos ante él. 3 Conoceremos, nos esforzaremos por conocer a Yave. Como una aurora está aparejada su él

aparición,

como tierra.

vendrá como una lluvia, temprana que riega la

lluvia 4

¿Qué voy a hacerte a

ti,

Efraím? ¿Qué voy a hacerte a ti, Judá? La piedad vuestra es como nube de mañana, como rocío matutino, pasajero. 6 Por eso yo los he tajado por medio de los profetas y los maté por las palabras de mi boca, y mis juicios fueron luz de aurora, 8 pues prefiero la misericordia al sacrificio y el conocimiento de Dios holocausto.

al 7

ellos en su hipocresía violaron alianza establecida, rebelándose contra mí. 8 Calad, ciudad de malhechores de sangrientas huellas. 9 TÚ, cuya fuerza son los bandidos, ¿si asesinaras a esa banda de sacerdotes a lo largo del camino de Siquem, que son una banda de criminales? 10 Espantoso es lo que he visto en Betel. A1U adultera Efraím. Allí se contamina Israel. 11 Pero en ti, ion Judá!, injertaré yo una rama cuando

la

Pero

6,

7

restaure a mi pueblo [7] sane a Israel.

lb

cuando

La iniquidad de los reyes y los grandes.

T

xa

Se han revelado la iniquidad de Efraím y la perversidad de Samaria; obran fraudulentamente. Entra dentro el ladrón y fuera hace sus correrías el bandido, * sin que allí nadie deje nada. Yo tengo presente su malicia, sus obras las rodean y están patentes ante mí. 3 Regocijaban al rey con sus malicias y con sus mentiras a los príncipes, 4 mientras que todos respiraban furor como horno a punto de abrasar la hornada. Cesa el hornero de enrojar mientras se amasa y fermenta lo amasado. 5 Ya el día mismo de «nuestro rey» comienzan a encenderse los príncipes, con el vino mezclado que beben en compañía de bandidos, 4 prestos en su emboscada como horno. Su furor ha descansado durante la noche, pero a la mañana se encendió como ardiente fuego. 7 Todos se encendieron como horno y devoraron a sus gobernantes. Todos sus reyes sucumbieron, pero nadie de entre ellos recurrió a mí. 8 Efraím se aceita de las gentes,

como torta a que no se dió vuelta. Los extraños devoran su sustancia sin que el se dé cuenta; ya tiene canas sin que él lo haya advertido;

es *

10

a Israel le sale a la cara su arrogancia; no se vuelven a Yave, su Dios, a pesar de todas estas cosas. 11 Efraím es como paloma tonta, sin juicio; acuden al Egipto, llaman a la Asiría, 14 pero cuando van, yo les tiendo mi red, y caen en ella como las aves del cielo. Yo los castigaré conforme a lo decretado contra sus maldades. 13 jAy de ellos, por haberse apartado de mil Ruina sobre ellos, por haberse rebelado contra mí. Yo los salvaba, y ellos me mentían. 14 No me invocan de corazón. Gritan, si, sobre sus almohadillas, pero es por el trigo y por el mosto, y por ellos se hacen incisiones. Son rebeldes contra mí. 16 Mientras yo los ceñía y los

maquinaban malellos dades contra mí. 19 Se vuelven hacia los que de nada sirven, se han convertido en arco engañoso. Los príncipes perecerán a la espada por sus fortalecía,

insolentes bravatas.

OSEAS.

pan de duelo entre

será

El castigo.

Emboca

la

trompeta.

Come

buitre se abate contra la heredad

de Yave, por haber quebrantado mi alianza y haber prevaricado contra mi ley. 2 Claman a mí: «¡Dios mío!» Pero te conozco, Israel. 3 Israel ha el bien, y el enemigo le perseguirá. 4 Se dieron reyes, pero no de elegidos por mí; constituyeron príncipes, pero desconocidos para mí; de su oro y su plata se hicieron ídolos, mas para ser perdición. 6 Yo rechazo tus becerros, Samaría. Mi furor se ha encendido contra ellos, son inca-

rechazado

de purificarse. 6 Porque de son; son obra de artífice, no son Dios, y serán llevados cautivos el día de la cólera de Yave, los becerros de Samaría. paces

Israel

7 Siembran vientos y recogerán tempestades, sin espiga de trigo que pueda dar harina; y si se dieren, las devorará el extranjero. 8 Devorado será Israel; es ya entre las naciones como cosa que no cuenta, 9 por haberse entregado a Asur ellos mismos. El asno salvaje busca estar solo, pero a Efraím le ha perdido el amor. 10 Aunque están destinados a la dispersión entre las gentes, por ahora los dejo reunidos, para que sufran algún tiempo la carga del rey y de

11

lo

Efraím ha multiplicado sus

las

gentes,

se

Israel: ¿Es un insensato el profeta, presa del delirio el hombre del espíA la enormidad de tus iniquidades se añade la enormidad de 8 la persecución. El centinela de Efraím en unión con su Dios, el profeta, halla en todos sus caminos el lazo del cazador y la persecución en la casa de su Dios. 9 Llevaron al extremo su perversidad, como en los días de Gueba. El se acordará de su iniquidad y castigará sus pecados. 10 Como uvas en el desierto hallé a Israel, como brevas en la higuera vi a vuestros padres, y llegados a BaalPoor se dieron a la infamia y se hicie-

ritu.»

ron abominables como lo que amaron. 11 Se volará como pájaro la gloria de Efraím, y no habrá ya ni parto ni maternidad ni embarazo. 12 Si crían hijos, yo los despojaré de ellos, sin dejar a nadie, y jay de ellos también

cuando yo

príncipes.

los

coman

contaminarán, no será para ellos su pan, no entrará 6 en la casa de Yave. ¿Qué haréis el día de fiesta, el día de la solemnidad de Yave? 6 Porque habrán de abandonar la tierra devastada y el Egipto los reunirá. Memfis será el lugar de la cita. Sus preciosidades de plata las conquistarán las ortigas, el cardo invadirá sus moradas. 7 Viene el día del castigo. Clama, cuantos

8

779

10

9,

8.

me

alejel 13

Como

cría la

servido.

cierva sus pequeñuelos para ser cazados, así criará Efraím sus hijos para la matanza. 14 Dales, joh Yavel ¿Qué

palacios, Judá multiplicó sus ciudades fuertes, pero yo daré sus ciudades al fuego, que devorará sus palacios.

has de dar? Dales entrañas estéy pechos enjutos. 16 Toda su perversidad se ve en Guigal, allí los aborrecí. Por la perversidad de .sus obras los arrojaré de mi casa, no los amaré ya. Todos sus príncipes son rebeldes. 16 Efraím está herido, su raíz está seca, no dará frutos; y si los diere, yo daré a la muerte los tesoros de su seno. 17 Los ha rechazado mi Dios, por no haber escuchado, e irán errantes entre las gentes.

alta-

para pecar, sólo para pecar le han 12 Escribí para él las palabras de mi ley, pero las tienen por palabras de un extraño. 13 Inmolan y ofrecen victimas y comen sus carnes, pero Yave no se agrada de ellas. Ahora se acordarán de sus iniquidades y castigaré sus pecados. Volverán a la servidumbre del Egipto, y comerán inmundicias en Asiria. 14 Israel se olvidó de su Hacedor, y construyó res

1

No

te goces, Israel, no te regocomo las gentes, porque has fornicado lejos de tu Dios. Fuiste en busca del salario por toda era de trigo. 2 Pero la era y el lagar los (k

cijes

desconocerán y

el

vino

los

negará.

No quedarán en la tierra de Yave; Efraím volverá a Egipto y en Asiria comerán manjares inmundos. 4 No harán a Yave libaciones de vino ni le presentarán sus víctimas; su pan 3

les

riles

Su inminencia. Destrucción de altares y devastación 1

del

los reino.

Israel es una viña frondosa que da abundante fruto; pero a medida de la abundancia de su tierra, hizo abundar sus altares, y a medida de la riqueza de su tierra hizo más ricos sus cipos. 2 Su corazón es mendaz y ahora pagarán sus culpas; él quebrantará sus altares y de-

Irv

U

OSEAS.

780

11,

12

molerá sus cipos. 3 Que si dicen: llamas, más se apartan. Ofrecen sa"¿No tenemos un rey?» Si, pero si crificios a los Baales y ofrendas huno tenemos a Yave, ¿qué puede hacer •meantes a los ídolos. 3 Yo enseñé a por nosotros el rey? 4 Pronunciar andar a Efraím, le llevé en brazos, vanas palabras, jurar en falso, con- pero no reconoció mis desvelos por traer alianzas; pero el castigo florecerá curarle. 4 Los até con ataduras hucomo ajenjo en los surcos del campo. manas, con ataduras de amor, fui 5 Las gentes de Samaría están lle- para él como quien alza una criatura nas de temor por el becerro de Beta- hasta tocar a sus mejillas, y me bavén; su pueblo está en duelo, la tropa jaba hasta él para darle de comer. de sus sacerdotes se lamenta por él, 6 Pero se volverá al Egipto, y Asiria por haber emigrado sus riquezas lejos será su rey, porque rehuso converde él. * El mismo será llevado a tirse. 6 Caerá sobre sus ciudades la Asiría como presente para el rey espada que exterminará a sus hijos, grande. Efraím cosechará la ver- y se nutrirán de sus consejos. 7 Los güenza de Israel, sólo confusión sa- de mi pueblo serán colgados junto cará de sus consejos. 7 Se acabó a sus ciudades a los ojos de los que Samaría. Su rey es como espuma sobre suban a ellas, y no habrá quien los 8 Destruidos descuelgue. la superficie de las aguas. 8 serán los altos de la impiedad, el pe|A lo que voy a reducirte, Efraím! cado de Israel. Las zarzas y las malas iVoy a entregarte, Israel! ¿A qué te hierbas treparán a sus altares. Dirán reduciré? ¿A lo de Adama? ¿Cómo te a los montes: «Cubridnos», y a los pondré? ¿Como a Seboím? Mi corazón se revuelve dentro de mí, se concollados: «Caed sobre nosotros.» 9 Tú, oh Israel, has pecado desde mueven mis entrañas. 9 No desenlos días de Gucba. AHÍ tomaron posicadenaré todo el furor de mi ira, no destruiré del todo a Efraím, porque ciones. ¿No les va a alcanzar la guerra en Gueba a los hijos de la iniquidad? yo soy Dios, no soy un hombre 10 Yo iré a castigarlos, los pueblos se santo en medio de ti, y no me comreunirán contra ellos por un común plazco en destruir. 10 Irán en pos de compromiso a causa de su doble Yave, que rugirá como un león, y crimen. 11 Efraim es una novilla bien vendrán del Egipto como pájaros y tratada, hecha a pisar la era; pero de Asiria como palomas, y los estayo domaré con el yugo el vigor de su bleceré en sus casas, dice Yave. cerviz, yo unciré a Efraím; Israel tirará 1 Efraím me envuelve en la '2, del arado, Jacob tendrá que rastrillar. \ 18 mentira y la casa" de Israel en Sembrad en justicia, cosechad en misericordia, roturad el erial, bus- el fraude. Judá es un testigo infiel cad a Yave mientras viene él a en- a Dios y fiel a los que le engañan. señaros la justicia. 13 Habéis sembrado * Efraim se apacienta de viento y sigue al huracán. Está siempre mulla perversidad y habéis cosechado la •

iniquidad, y habéis comido el fruto de la mentira. Porque confiaste en tus carros y en la muchedumbre de tus guerreros, 14 se dará la alarma en todas tus ciudades y todas tus fortalezas serán destruidas. Como destruyó a Salman Bet Arbel en el día del combate, siendo en ella aplastados 15 así será de ti, la madre y los hijos, casa de Israel, por la enormidad de vuestras maldades. Muy de mañana se verá consumada la ruina del rey

de

Israel.

Anuir do Dios por Israel « iltgratitud del pueblo. Después

'

SOFONÍAS. fiéstalos la ira .

12

en medio de los tiempos, y en acuérdate de hacer miseri-

1

795

En

tu ira huellas las naciones, furor trillas a los pueblos. Saliste a campaña para salvar a tu pueblo para la salvación de tu ungido, abatiendo la cúspide de la casa del impío, desnudando sus cimientos hasta la roca, Sela. 14 Horadaste con tu cayado la cabeza del Faraón; 16 te metiste con tqs caballos en el mar, en el hervidero de montañas de agua,

y en tu 13

cordia. 3 Llega Dios de Temán, viene el Santo del monte de Farán. Sela. Su majestad cubre los cielos, y la tierra se llena de su gloria. 4 Hay un resplandor de luz, de sus lados salen rayos, y vela con él la majestad de su poder. 6 Delante de él va la mortandad, y a su zaga va el azote. * Al levantarse él hace temblar a la tierra,

que como torbellino avanzaban exultantes para dispersarnos, para devorar ocultamente al desvalido. 16 Yo oí, y se estremecieron mis entrañas, al estruendo me faltó la palabra; se reblandecieron mis huesos y mis pasos se hicieron vacilantes. Tranquilo esperaré el día de la angustia, que ha de venir del pueblo que ha de oprimirnos. 17 Que no dé sus yemas la higuera, que no den sus frutos las vides, que falte la cosecha del olivo y no

y su mirada conmueve las naciones. Los montes eternos se resquebrajan, y se abajan los eternos collados, sus antiguos caminos. 7 En pago de la iniquidad llenaste de terror las tiendas de Cusán, y temblaron las tiendas de la tierra de Madián. 8 ¿Acaso se enciende tu ira contra los ríos, o es contra los mares tu furor, cuando subes sobre tus caballos y sobre tus carros de victoria? 9 Aparece al desnudo tu arco y llenas de saetas tu aljaba, Sela, y hiendes con torrentes la tierra. 10 A tu vista tiemblan las montañas e irrumpen diluvios de aguas; alza su voz el abismo y levanta sus manos a lo alto, 11 el sol y la luna se quedan en sus moradas, y para alumbrar vuelan tus saetas y fulgura tu lanza.

den mantenimiento los campos; que desaparezcan del redil las ovejas, no haya bueyes en los establos, 18 yo siempre me alegraré en Yave y me gozaré en el Dios de mi salvación. 19 Que es Yave mi Señor, mi fortaleza, que me da pies como- de ciervo, y me hace correr por las alturas. Al maestro del canto. las cuerdas.

A

INTRODUCCION AL LIBRO DE SOFONIAS ONIAS

parece, según el epígrafe de su libro (1, 1), descendiente del rey Ezequías. Vaticinó en los días de Josías, hijo de Amón (678-608), antes de la caída del imperio asirio (612). Anunció el juicio de Dios sobre Judá y las naciones, sin excluir a Nínive, que será convertida en soledad, en desierto, en guarida de fieras (2, 13 sigs.). Termina anunciando la cesación del cautiverio y la restauración mesiánica, en que participarán todos los pueblos.

S

O F O NIAS

El dia de Yave.

perecer hombres del

1

Palabra de Yave dirigida a So-

cielo

y

los

animales, las aves peces del mar. Yo

y

haré tropezar a los impíos y exterminaré a los hombres de sobre la haz de la tierra, dice Yave. 4 Yo tenderé mi mano sobre Judá y sobre todos los moradores de Jerusalén, y exterAmón, rey de Judá. 2 Yo haré perecer cuanto hay sobre minaré de este lugar los restos de la haz de la tierra, dice Yave. 3 Haré Baal, y el nombre mismo de los arúsfonías, hijo de Cusi, hijo de Guedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en los días de Josías, hijo de

I

SOFONlAS,

796 pices de entre los sacerdotes,

que en

los terrados se milicia de los cielos,

la

y

a los

postran ante

y

a los que

postrándose ante Yave juran por Milcom, 6 y a los que se apartan de Yave y no le buscan ni se acuerdan de él. 7 ¡Silencio en la presencia del Señor, Yave! Porque se acerca el día de Yave. Porque ha preparado Yave un banquete, y ha prevenido" ya a sus invitados. 8 Y sucederá en el día del banquete de Yave, que haré yo justicia en los príncipes y en la casa del rey, y en todos los que se visten vestiduras extranjeras. 9 Y haré aquel día justicia en los que corretean por las calles e hinchen las casas de sus señores de rapiñas y de fraudes. 10 Y se alzarán aquel día, dice Yave, gran gritería desde la puerta del pescado y gran clamor desde la ciudad nueva y gran estruendo desde las colinas. 11 Lamentaos, moradores de la Muela, porque todo vuestro pueblo de mercaderes ha sido destruido, han exterminados todos los que sido traían las cargas de plata. 12 Sucederá aquel día que escudriñaré yo a Jerusalén con linternas, y haré justicia en los que se sientan sobre sus heces, diciéndose en su corazón: No hace Yave ni bien ni mal. 13 Su opulencia será dada al pillaje y asoladas, sus casas. Levantarán casas y no las habitarán, plantarán viñas y no beberán su vino. 14 Se acerca, se acerca el gran día de Yave, viene presuroso; el estruendo del día de Yave es horrible, hasta los más fuertes lanzan gritos de angustia. 15 Día de ira es aquél, día de angustia, de congoja, día de ruina y asolamiento, día de tinh'bla y de oscuridad, día de sombras y densos nublados, 16 día de trompeta y alarma en las ciudades fuertes y

en

altas torres. aterraré a los hombres, que andarán como ciegos; por haber pecado contra Yave, su sangre será derramada como se derrama el polvo y tirados sus cadáveres como estiércol. 18 No podrá su plata ni su oro librarlos las

Yo

17

día de la ira de Yave, pues toda la será consumida por el fuego de su furor y consumará la ruina, la

2

cólera os pulverice como tamo, antes que caiga sobre vosotros el ardor de la ira de Yave, antes que llegue sobre vosotros el día de la ira de Yave. 3 Buscad a Yave los humildes de la tierra; cumplid su ley, practicad la justicia, buscad la mansedumbre, y

quizá quedaréis la ira de Yave.

Sobre

al

abrigo

el

día

de

los filisteos.

* Porque Gaza será abandonada, y Ascalón asolada, Azoto saqueada en 6 pleno día, y Acarón extirpada. |Ay de los habitantes de la costa del mar, del pueblo de los cereteosl La palabra de Yave se alza contra vosotros. Canán, tierra de filisteos, yo te destruiré hasta no dejar en ti habitante. 6 Y Queret se convertirá en pastizales de pastores y rediles para las ovejas. 7 La región será para el resto de Judá, allí apacentara. Dormirán por la' noche en las casas de Ascalón, porque los visitará Yave,

su Dios, y los restaurará.

Sobre Moab y

Ammán.

Yo he oído los ultrajes de Moab y los denuestos de los hijos de Ainmón, que afrentaron a mi pueblo y se engrandecieron con su territorio. * Y por mi vida, dice Yave Sebaot, el Dios de Israel, que Moab será como Sodoma y los hijos de Ammón como Gomorra, ortigales, mina de sal y campo de eterna devastación. El reslo de mi pueblo los saqueará, y los sobrevivientes de mi pueblo los heredarán. 10 Este será el pago de su soberbia, por haber ultrajado a mi pueblo y haberse insolentado contra 11 Yave el pueblo de Yave Sebaot. será terrible contra ellos y destruirá a todos los dioses de la tierra; y todos, cada uno desde su lugar y todos los de las islas de las gentes, le ado8

rarán.

el

tierra

pérdida apresurada de todos radores de la tierra.

los

Sobre

la

Etiopia v

18

También

vosotros,

Exhortación a temas, Sión. Que no se caigan tus manos, 17 que está en medio de ti Yave, como poderoso salvador; se goza en ti con transportes de alegría, te ama con delirio. 18 a ¡Ay de los que ,

pretendan afrentartel (1). 19 a Aquel día arruinaré yo entera-

mente a tus opresores, 18b y destruiré del todo a los que te oprimieron. 19 b

Y

salvaré a la coja y recogeré a descarriada y las haré objeto de alabanzas, y su confusión la haré gloria de la tierra toda, 20 al tiempo la

en que yo os colmaré de bienes, al tiempo en que yo os reuniré. Porque yo os haré objeto de gloria y alabanza entre todos rra,

cuando

retornar

a

los

pueblos

de

la

a vuestros ojos vuestros cautivos,

tie-

haré dice

Yave. £1 día del Señor, que el profeta anuncia, (i) un juicio sobre todas las naciones que recibirán su castigo, mientras que Israel, purificado por el cautiverio, se convertirá a Yave, que le recibirá. Entonces Sión cantará alegre, tanto más que ve el castigo de cuantos le maltrataron. será

La restauración. 9

el

3

los

pue-

blos labios limpios, para invocar todos

INTRODUCCION AL LIBRO DE JOEL nos dice la Escritura de Joel, hijo de Patuel, del cual sólo sabemos que se halla en sus oráculos. La sentencia más probable es que vivió en Judá, después de la vuelta de la cautividad. Su vaticinio es escatológico. Empieza por describirnos una asoladora invasión de langosta que había devas-

~\JADA '

lo

JOEL,

798

2

1,

todo el territorio hasta hacer que ¡altase la oblación en el templo. Tales invasiones no son raras en Palestina, sobre todo en Judea. En la orilla oriental del mar Muerto se incuba de continuo la langosta, y si las circunstancias le son favorables se multiplica, y salvando el mar, invade la Judea. Los estragos de tal invasión sirven de base al profeta para describir los dfl odia d l Señor», que vendrá sobre Israel y sobre todas las naciones, día de justicia y día también de mí se) vcordia mesidnica, por la efusión del espíritu divino en Israel.

(Vid. Act.

2,

17 sigs.)

JOEL La terrible placja do langosta devasta la tierra.

altar. Venid, pasad la noche cubiertos de saco, ministros de mi Dios. Porque ofrendas y libaciones han desapa1 Palabra de Yave, llegada a Joel, recido de la casa de vuestro Dios. 14 Promulgad ayuno, hijo de Petuel. pregonad asam2 Oíd esto, viejos. Escuchad, habi- blea santa, congregad a los anciatantes todos de esta tierra, a ver nos y a todo el pueblo de la tierra en sucedió en vuestros días cosa la casa de Yave, vuestro Dios, y si semejante. 8 Contádselo a vuestros clamad a Yave. 15 ]Ay, aquel día, el hijos, y que se lo cuenten éstos día de Yave se acercal Vendrá como a sus hijos, y sus hijos a la ge- asolación del Todopoderoso. 18 ¿No neración venidera. 4 Lo que dejó ha desaparecido de vuestros ojos todo el garam, lo devoró el arbe; lo que manténimientoT ¿No ha huido la casa dejó el arbe, lo devoró el jelec; lo que de nuestro Dios toda alegría? 17 La dejó el jelec, lo devoró el jasil (1). simiente se pudre debajo de los te* Despertaos, borrachos, y llorad; rrones; los graneros están vacíos, los gemid los bebedores de vino; que os alfolíes destruidos, y ya no hay nada han quitado el vino de la boca. * Ha de trigo. 18 ¡Cómo mugen las bestias! Los invadido mi tierra un pueblo fuerte, innumerable. Sus dientes son dientes hatos de bueyes andan locos por no de león, sus mandíbulas mandíbulas tener pastos, y perecen los rebaños. de leona. Ha devastado mis viñas, 19 |Oh Yave, a ti clamo! Que el fuego ha roto mis higueras, las descortezó, ha consumido los prados del llano, las derribó, dejándolas del todo blan- y las llamas han abrasado todos los cas. 8 Laméntate como la doncella arboles del campo. 80 Las bestias que viste saco por el prometido de salvajes se vuelven a ti también ávisu juventud. 9 Ha cesado la ofrenda das, porque se han secado las corrieny la libación en la casa de Yave. Los tes de aguas, y el fuego ha devorado sacerdotes, ministros de Yave, están los prados del llano. en duelo. 10 Los campos devastados, la tierra en luto, porque el trigo está seco, destruido el vino, perdido el Exhortación a la penitencia. las

aceite. 11 Confundios, labradores, gritad, viñadores, por el trigo y la cebada, porque no hay cosecha. 12 La viña está en la confusión, la higuera enferma;

el

la palmera, el manzano los árboles del campo, secos.

granado,

y todos

La alegría ha huido avergonzada de entre los hombres. 13 Ceñios y lamentaos, sacerdotes. Llorad, ministros del Son cuatro nombres con que se deno(i) minan o cuatro especies de langosta o cuatro diversos estados de ella en su desarrollo. No teniendo en nuestra lengua nombres correspondientes, no hacemos más que trascribir los hebreos.

Tocad la trompeta en Sión, dad en mi monte santo la voz de alarma. Tiemblen los habitantes todos de la tierra, que se acerca el dia de Yave. Ya esta cerca. * Dia de tinieblas y oscuridad día de nublados y sombras. Se extiende sobre los mon*)

1

*

como la luz del alba, muchedumbre inmensa, fuerte, como desde los siglos no se vió ni se verá después jamás por generaciones de generaciotes

nes.

8

ellos el fuego va la llama abradelante de ellos fuera

Delante de

consumiendo y detrás sa. Aunque la tierra un

paraíso de Edén, detrás

!

JOEL, convierte

se

en

desolado

desierto,

i

nada queda.

j

Parecen caballos, y como caballos Como ruido de carros las cimas de los montes, como el crepitar de las ardientes llamas, que devoran la pajá. Son un pueblo fuerte en orden de 4

¡

se precipitan. 8

j

!

j

batalla. 6 Ante ellos las gentes se llenan de zozobra, todos los rostros se demudan. 7 Corren como guerreros, asaltan los muros como soldados, marchan cada uno por su senda y no confunden los caminos; 8 ni aprieta ninguno a su vecino, va cada uno en su pelotón, y aun atravesando por entre las armas no se hieren. 9 Asaltan la ciudad, corren por las murallas, escalan las casas, y entran por las ventanas como ladrones. 10 Ante ellos

21

No

temas,

tierra;

gózate, porque son

alégrate

muy

y

grandes cosas las que hace Yave. 22 No temáis, animales del campo, que reverdecerán los pastos del desierto y darán fruto

los

árboles

del

campo, y

la

higuera y la vid los suyos. 23 Alegraos y gózaos también, hijos de Sión, en Yave vuestro Dios, que os dará la lluvia a su tiempo y hará descender sobre vosotros la temprana y la tardía de otras veces. 24 Y rebosarán de trigo las eras y de vino y aceite

Yave hace resonar su voz ante

sus ejércitos. Su campamento es inmenso y fuerte para ejecutar sus órdenes. Grande es el día de Yave,

los lagares. 25

sobremanera terrible; ¿quién lo podrá sufrir? 12 Por eso, pues, ahora, dice Yave, convertios a mí, de todo corazón, en ayuno, en llanto y en gemido. 13 Rasgad vuestros corazones, no vuestras vestiduras, y convertios a Yave, vuestro Dios, que es clemente misericordioso, tardo a la ira, misericordias y se arrepiente de castigar. 14 ¿Quién sabe si mudando de consejo no se arrepentirá, y dejará tras sí bendición para ofrenda y libación a vuestro Dios? 15 Tocad la trompeta en Sión, pro-

y árida, poniendo sus vanguardias hacia el mar oriental y su retaguardia hacia el mar occidental, y subirá su hedor, y exhalará hediondez, pues hace Yave grandes cosas.

La prosperidad.

tiembla la tierra, se conmueve el cielo, se oscurecen el sol y la luna y las estrellas extinguen su brillo.

y

saciaréis, no os haré ya más el oprobio de las gentes. 20 Alejaré de vosotros al norteño y le echaré a tierra

desierta

¡

que botaran por

11

799

2

i

j

grande en

Y

os restituiré lo

comieron

el

vosotros

maravillas,

que

garam, el arbe, ?1 jelec y el jasil, mi gran ejército, que mandé contra vosotros. 26 Y comeréis hasta la saciedad y alabaréis el nombre de Yave, vuestro Dios, que hizo con

y jamás

será

confundido mi pueblo. 27 Y sabréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Yave, vuestro Dios, y no hay otro, y jamás será mi pueblo confundido.

1 ti «-fusión del espíritu de Yave. mulgad ayuno, pregonad asamblea. Reunid al pueblo, ordenad congre28 Y después de esto derramaré mi gación, convocad a los ancianos, reunid a los niños, aun los que cuel- espíritu sobre toda carne, y progan de los pechos. Que deje el esposo fetizarán vuestros hijos y vuestras su cámara y su tálamo la esposa. hijas, y vuestros ancianos tendrán 17 Entre el pórtico y el altar lloren sueños, y vuestros mozos verán visiolos sacerdotes, ministros de Yave, nes. 29 Y aun sobre vuestros siervos diciendo: (Ten piedad de tu pueblo, y siervas derramaré mi espíritu en oh Yave, y no des al oprobio a tu aquellos días; 30 y haré prodigios en heredad, para que se enseñoreen de el cielo, y pondré en la tierra sangre ella las gentes! ¿Por qué han de poy fuego y columnas de humo. 31 Y se der decir las gentes: Dónde está su cubrirá de tinieblas el sol y de sangre la luna, antes que venga el día grande Dios? y terrible de Yave. 33 Y todo el que VA perdón. invocare el nombre de Yave será salvo, porque en el monte de Sión 18 Entonces Yave, encendido en y en Jerusalén estará el resto de los celo por su tierra, perdonó a su pueblo, salvados, como lo ha dicho Yave, 19 y respondiéndole dijo: Os mando y lo mismo será de los escapados llamados por Yave. el trigo, el mosto y el aceite, y os

16

j

JEEL.

800

Kl inicio de las «jentes todas. 1

Porque mirad, en esos días cumpliré yo la restauración de Judá y de Jerusalén, 2 y reuniré a todas las gentes y los llevaré al valle

*i '

de Josafat, y discutiré con ellos la causa de mi pueblo y de mi heredad, Israel, que ellos dispersaron entre las naciones, repartiéndose mi tierra, 3 echando suerte sobre mi pueblo, dando un mozo por una prostituta y una doncella por vino que se bebían. * vosotros también. ¿Qué sois vosotros para mí, Tiro y Sidón, y todos los términos de la Filistea? ¿Es que queréis vengaros de mí? Pues en cuanto vosotros hagáis algo contra mí, yo haré recaer vuestra acción sobre vuestra cabeza. 6 Vos-

Y

otros, que os llevásteis mi plata y mi oro, y metisteis mis tesoros en vuestros palacios; * que vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para que los llevasen lejos de su tierra, 7 veréis que yo los levantaré del lugar

donde los vendisteis y haré recaer vuestra acción sobre vuestra cabeza; 8 y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, para que¡ellos los vendan a los sábeos, nación apartada, dice Yave. para

I.a

escena.

9

Pregonad esto entre las gentes, proclamad la guerra, despertad a los valientes, vengan, lléguense todos 10 Forjad los hombres de' guerra. espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el flaco: «Yo soy fuerte.» 11 Juntaos y venid,

3

gentes todas de en derredor, y congregaos; haz bajar allá, joh Yave!, a tus guerreros. 12 Que se alcen las gentes y marchen al valle de Josafat, porque allí me sentaré yo a "juzgar a todos los pueblos de en derredor. 13

Meted

la hoz que está ya madura mies. Venid, pisad, que* está lleno el lagar y se desbordan las cubas, porque es mucha su maldad.

la

14

en el 16

el

Muchedumbres, muchedumbres

día de

El

porque se acerca valle del juicio. se oscurecen y las

valle del juicio,

sol estrellas

Yave en y la luna

el

pierden su

brillo.

Seguridad v prosperidad del pueblo de Dios. 16 Ruge Yave desde Sión y hace oír su voz desde Jerusalén; los cielos y la tierra se conmueven, pero Yave sera un refugio para su pueblo y una fortaleza para los hijos de Israel. 17 Sabréis que yo soy Yave, vuestro Dios, moradores de mi monte santo; santa será Jerusalén, y no pasarán por ella los extraños. 18 En aquellos días destilarán mosto

los montes, leche los collados, y correrán las aguas por todas las torrenteras de Judá y saldrá de la casa de Yave una fuente que regará el valle de Sittim. 19 Será destruido el Egipto, Edom será un desolado desierto, por el cruel trato dado a los hijos de Judá, derramando en su tierra sangre inocente. 20 Judá será por siempre habitado, y Jerusalén por generaciones y generaciones. 21 Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune y Yave morará en Sión.

INTRODUCCION AL LIBRO DE JOÑAS L

Jonás

se distingue de los de otros profetas, por contarnos la hieprojeta una persona distinta de él. De Jonás se cuenta en II Reg. 14, 25 gue vaticinó las conquistas de Jeroboam II, pero nada más sabemos de su ministerio. Ninive se debatía entonces en guerras intestinas, a las que puso fin un hombre enérgico, elevado al trono desde humilde origen, Teglatfalasar III (745). El tema fundamental del relato es claro: Poner de relieve la misericordia de Dios para con los pecadores arrepentidos, aun cuando sean extraños a su pueblo. Lo que no querían entender los judíos en la predicación de Jesús. Sobre la naturaleza del relato, ya los antiguos disputaban y se daban sentencias diversas, sin que los modernos hayan venido a un acuerdo. Algunos consideran el libro como una parábola. Mas la opinión que podemos llamar tradicional en la Iglesia defiende la historicidad de la narración.

17

libro de

loria del

JOÑAS La orden de i

ir a

Ninive.

1

Llegó a Jonás, hijo de Amitai, * palabra de Yave, diciendo: 2 Levántate y ve a Ninive, la ciudad grande, y anuncíales que su maldad ha subido ante mí.

Desobediencia y luga del prolcta. 3

Levantóse Jonás

(1),

para huir

Según la sentencia más probable Tarsis (1) estaba en la provincia de Huelva, y en ella los fenicios tenían instalados puestos de tráfico.

lejos de Yave, a Tarsis; bajó a Jope y halló un barco que estaba para ir a Tarsis; pagó el pasaje y entró en él, para irse con ellos a Tarsis, lejos de Yave.

La tormenta en 4

Yave levantó en

el el

mar. mar

un

huracán, y fué tal la tormenta en el mar, que creyeron se rompería la nave. 5 Llenos de miedo, los marineros invocaban cada uno a su dios, y echaron al mar lo violento

JONÁS,

8Ü2

que llevaban en

la

nave, para alige-

rarla de ello.

Jonás, que había bajado al fondo nave, se había acostado y la dormía profundamente. 6 Llegóse a él del barco y le dijo: ¿Qué patrón el

de

durmiendo? Levántate Quizá se cuidará Dios de nosotros y no pereceremos. 7 Dijéronsc unos a otros: Vamos a estás



ahí

y clama

a tu dios.

echar suertes (t) a ver por qvién nos viene este mal. Echaron suertes, y 8 Dijéla suerte cayó sobre Jonás. ronle: A ver de dónde vienes, cuál pueblo tu tierra de qué eres. es y * El les respondió: Yo soy hebreo y sirvo a Yave, Dios de los cielos, que

mares y la tierra. 10 Aquellos hombres se atemorizaron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho csti ? Pues sabían que iba huyendo de Yave, porque él 1ií7.o

se

lo

los

había declarado.

11

Dijeron le:

¿Qué vamos a hacer contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el

mar

iba embraveciéndose cada vez mas. 12 El les respondió: Cogedme y echadme al mar, y el mar s.c os aquietará, pues bien sé yo que esta gran tormenta os ha sobrevenido por mí.

Jonás es arrojndo

al

mar.

13 Aquellos hombres hicieron por volver la nave a tierra, mas no pudieron, pues el mar cada vez más se embravecía. 14 Entonces clamaron a Yave, diciendo: (2) ¡Oh Yave! Que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, y no nos imputes sangre inocente, pues tú, |oh Yave!, has hecho como le plugo. 15 Y cogiendo

a Jonás le echaron al mar, y el mar su furia. 16 Temiese aquietó en

aquellos hombres a Yave, y le sacrificios y le hicieron ofrecieron votos.

ron

la antigüedad uno de la voluntad divina o verdad. Los marineros son sin duda fenicios (2) y por tanto gentiles, pero aun admitiendo muchos dioses, no niegan al Dios de los hebreos y conciben como cosa razonable que pueda estar irritado éste contra uno de sus adoradores. Arrojándole al mar se aplacará, y hará cesar la tormenta.

La suerte era en modos de conocer

(t)

los

de dar con

la

S

2,

Jonás, en

O

1

el

vientre del ectáeeo.

Yave había dispuesto

(1) un pez grande para que tragase a Jonás, y Jonás estuvo en el vientre del pez por tres días y tres noches. 2 Desde el vientre del pez dirigió Jonás su plegaria a Yave, su Dios, diciendo: 3 Clamé mi angustia y a- Yave en él me oyó: desde el seno clamé y tú me oíste, * echásteme a lo profundo, al seno de los mares; envolviéronme las corrientes; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.

muy

Oración.

Y

5 dije: Arrojado soy de delante de tus ojos, pero todavía podré contemplar tu santo templo. 8 Las aguas me estrecharon hasta el alma, envolviéndome el abismo, las algas se enredaron a mi cabeza. 7 Había bajado ya a las bocas del sepulcro, la región cuyos cerrojos son barras eternas: pero tú, Yave, mi Dios,

salvaste mi alma (leí sepulcro. 8 Cuando desfallecía mi alma me acordé de Yave, y mi súplica llegó a su

santo templo. 9 [Cómo se sustraen a su misericordia, los que siguen a las mentirosas vanidades! 10 Pero yo te ofreceré a ti víctimas acompañadas de alabanzas, cumpliré mis votos. De Yave es la salvación.

Liberación. 11 Dió Yave orden al pez, y vomitó a Jonás en la playa.

éste

Predicación de .lonas en IVinlve. 1

Llegó por segunda vez a Jonás palabra de Yave, diciendo: la Levántate y ve a Nínive, la ciudad grande, y pregona en ella lo que yo le diré: 3 Levantóse Jonás y fuésc a Nínive, según la orden de Yave. Era Nínive una ciudad grande sobremanera, de tres días (2) de camino.

•}

3

Qué pez sea éste y cómo pudo vivir Jonás por espacio de tres días y pronunsalmo que sigue es una de las graves dificultades del libro, a que aludimos en la introducción. «Tres días de camino* significa que Jonás (3) los necesitaba para hacer oir su mensaje en todos los barrios de La gran ciudad. (1)

en

él

ciar el

JONÁS,

Y

4 comenzó Jonás a penetrar en la ciudad camino de un día, y pregonaba diciendo: De aqirí a cuarenta días será destruida Nínive. 5 Las gentes de Nínive creyeron a Dios y pregonaron ayuno, y se vistieron saco desde el mas grande al más

pequeño

la

cosa

y levantándose de su trono, se desnudó sus vestiduras, se vistió de saco y se sentó sobre el polvo, 7 c hizo pregonar en Nínive una orden del rey y de sus príncipes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no probarán bocado, no comerán nada ni beberán agua. 8 Cúbranse de saco hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente, y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña de sus manos. 9 ¡Quién sabe si se volverá Dios, y se arrepentirá del furor de su ira, y no pereceremos!

Yave!

¿No

es

lo

decía yo estando en mi tierra? Por eso, precaviéndome, quise huir a Tarsis, pues sabía q'ie tú eres Dios clemente y piadoso, tardo a la ira, de gran misericordia, y que te arrepientes del mal. 3 Ahora, pues, Yave, mátame, te rueg), porque mejor me es la muerte (pie la vida. 4 Díjole Yave: ¿Te parece que haces bien con enojarte tanto? 5 Salióse Jonás de la ciudad y se sentó al. lado oriental de ésta, y

rey de Nínive,

al

¡Cómo,

me

que ya

(1).

Llegó

809

diciendo:

Penitencia de los ninivitas. 6

4

i

haciéndose un chozo metióse en él a la sombra, hasta ver lo que era de la ciudad. 6 Dispuso Yave Dios un ricino, que creció hasta por encima de Jonás, y haciendo sombra sobre su cabeza, le defendía del calor. Jonás se alegró mucho por el ricino. 7 Pero dispuso Dios un gusano que a la mañana siguiente atacó al ricino, y éste se secó. 8 Al salir el sol mandó Dios un recio viento solano, y el sol hirió en la cabeza a Jonás, que angustiado se deseaba la muerte, diciendo: |Mejor sería para mí morir que vivir! 9 Entonces dijo Yave a Jonás: ¿Tanto enojarte por el ricino? Y él

Perdón. 10 Vi ó Dios lo que hicieron, convirtiéndose de su mal camino; y arrepintiéndose del mal que les dijo

había de hacerles, no

lo

hizo.

respondió:

Sí,

muerte.

la

10

mucho me enojo, hasta Y Yave le dijo: jAh!



tienes lástima del ricino, en el cual no trabajaste pasa hacerle crecer,

que en

espacio de una noche nació

el

y en el de otra noche pereció; 11 ¿y no Despecho de Jonás y reprensión voy a tener yo piedad de Ninive, la de Dios. gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil almas que no dis-

4

1

Apesadumbróse sobremanera Jo-

nás; se enojó (2), (1)

Como

los

2

marineros

y

oró a Yave,

fenicios,

así

las

mensaje de Dios, o sea, la amenaza con que el Dios de Jonás les amenaza y procuran evitarlo aplacando a Dios. Esta pesadumbre de Jonás pone más (2) de relieve los sentimientos de Dios, tan disgentes de Nínive creyeron

el

tinguen su quierda,

mano

derecha de

la

iz-

y numerosos animales?

(1)

de su profeta. Bien sabemos que la misericordia de Dios, tan pregonada en el An.iguo Testamen:o. era, sin emoargo, la que menos emenJían los fariseos.

tintos de los el

evangelio que

(i)

En

estas

palabras finales está toda la

enseñanza del libro encerrada.

INTRODUCCION AL LIBRO DE ABDIAS sabemos de Abdias. Su oráculo, el escrito más corto del Antiguo Testamento, es una amenaza contra los idumeos, en castigo del mal que hibían cometido contra sus hermanos, los hijos de Judá, en alguna calamidad sufrida por Jerusalcn. A juzgar por otros lugares (Lam. 4, 21; Ez. 25, 12 sigs.; 35, 1 sigs.; Sal. 137, 7), el profeta alude a la conducta habida por los hijos de Esaú en los días de la invasión de Caldea. Edom sufrirá el castigo de su maldad, mientras que Israel volverá triunfante y ocupará todo el territorio de-

Cañón.

ABDÍAS

fcÓI

ABDI AS Crímenes de

Edom

y su ruina. Jerusálén,

también tú uno de contemples el día de tu hermano el día de su desastre. No te goces de los hijos de Judá el día de su perdición. No profieras arrogancias el día de la tribulación. 13 No entres por las puertas de mi pueblo el día de su ruina, ni te estés contemplando también su desgracia el día de su desastre. No tiendas la mano sobre sus riquezas el día de su ruina. 14 No te pongas en la encrucijada para matar a los fugitivos. No entregues sus huidos el día de la tantos.

I

Visión

de Abdías:

Asi dice de

Edom, Yave. Hemos oído de parte de Yave un rumor, y ha sido enviado

12

fuiste

No

un mensajero a los pueblos. ¡Arriba! Alcémonos en guerra contra él. 2 Mira, te he hecho pequeño entre las gentes, eres sobremanera despreciable. 3 Tu orgullo y tu corazón te engañan. Quien habita en las cavernas de las rocas y cuya morada son las alturas, se dice a sí mismo: ¿Ouién será capaz de echarme a tierra? 4 Pues aunque te subas tanto como el águila y pongas en las tribulación. 18 Porque estrellas tu nido, yo te derribaré, dice Yave. 5 Si vinieran a ti de noche para todos ¿no se llevarían sólo aquello Si vinieran vendimiadores a vendimiarte, ¿no dejarían 8 rebusco? ¡Cómo has sido saqueado! ¡Cómo está Esaú de hollado y de rebuscados sus escondrijos, hasta la huil ones,

que quisieran?

frontera! 7 Todos tus aliados te han traicionado. Te cercaron, te derro-

se acerca el día de Yave los pueblos. Como hi-

harán a ti; tu merecido caerá sobre tu cabeza. 14 Como bebisteis vosotros, los de mi monte santo, así beberán sin remedio todas las Beberán, se sorberán, y gentes. serán como si no hubieran sido. 17 Pero en el monte de Sión habrá una porción salvada, y será santa, y la casa de Jacob se apoderará de los que le despojaron. 18 La casa de Jacob será el fuego, la casa de José será la llama, y la casa de ciste, así te

que gozaban tu amistad. estaban en paz contigo pusieron trampas a tus pies. No hay en él entendimiento. s ¿No haré yo Esaú será la paja. Le encenderán aquel día desaparecer éstos y los devorarán y no quedará dice Yave de Edom los sabios y del monte de sobreviviente de la casa de Esaú, Esaú la prudencia? 9 Tus guerreros porque lo dice Yave. 19 Ocuparán ¡oh Temán! se sobrecogerán de terror al mediodía la montaña de Esaú, para que todos sean exterminados y la tierra baja los filisteos, y Efraím en las montañas de Esaú. Por los el llano de Samaría, y Benjamín, 20 Y los cautivos ahora estragos, 10 por las matanzas hechas Galad. taron

Los

los

que





contra tu hermano Jacob, te cubirrá

en

vergüenza y serás exterminado para siempre. II El día en que, estando tú allí presente, saqueaban los extranjeros sus riquezas, penetraban por sus puertas y echaban la suerte sobre

Cananea hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusálén, que están en Sefarad,

la

espera,

los

hijos

de

Israel,

la

91 Y subilas ciudades del mediodía. rán salvadores a) monte de Sión para regir la montaña de Esaú, y el imperio será de Yave.

INTRODUCCION AL LIBRO DE AGEO \JADA

sabemos del origen de Ageo. Su libro contiene cuatro breves oráculos fechados en el segundo año de Darío (520), y dirigidos a los moradores de Jerusálén, vueltos del cautiverio, que hasta entonces no habian podido edificar el templo. El profeta los exhorta a emprender la obra y anuncia la gloria del segundo templo, que será mayor que la del primero, por la venida de los tiempos mesiánicos, en que las naciones concurrirán a Jerusálén cargados de ricas ofrendas.

AGEO,

2

1,

805

AG E O 1

En

1

el

el

año segundo

mes

sexto,

del rey Darío,

día primero del

el

mes, fué palabra de Yave, por mano de Ageo, profeta, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Jeosadac, sumo sacerdote, diciendo: 2 Así habla Yave Sebaot: Este pueblo dice: No ha venido aún el tiempo, el tiempo de reedificar la casa de Yave. 3 Fué, pues, palabra de Yave, por mano del profeta Ageo, diciendo: 4 ¿Ha venido para vosotros el tiempo, el tiempo de morar vosotros en casas artesonadas, mientras está en ruinas esta casa? ( 1) 5 Pues así dice Yave Sebaot: Pensad bien en vuestra suerte 6 Sembráis mucho y encerráis poco; coméis y no os saciáis; bebéis y no os hartáis; os vestís

y no

os calentáis,

y el que anda a jornal echa su salario en bolso roto. 7 Así dice Yave: Pensad bien en vuestra suerte. 8 Subid al monte, y traed maderas y reconstruid la casa, y yo hallaré en ella mi gozo y mi

Yave. 9 Esperabais mucho y habéis hallado poco; almacenabais y yo he soplado en ello. ¿Por qué, dice Yave Sebaot? Por estar mi casa en ruinas, mientras que todos os gloria, dice

apresurabais a haceros la vuestra. 10 Por eso retuvieron los cielos sobre vosotros la lluvia y no dió sus frutos 11 la tierra; y llamé yo la sequía sobre esta tierra y sobre los montes y sobre el trigo, y sobre el vino y sobre el aceite, y sobre cuanto produce la tierra, y sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de vuestras manos.

Atiende

el

pueblo la exhortación del profeta.

mondado para

ellos, y temió el pueblo ante Yave. 13 Entonces Ageo, el enviado de Yave, habló por mandato de Yave al pueblo, diciendo: Yo soy con vosotros, dice Yave. 14 Y despertó Yave el espíritu de Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué, hijo de Jeo-

sadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el pueblo, y vinieron y se pusieron a la obra de la casa de Yave Sebaot, su Dios. 15 El día 24 del mes sexto, del segundo año del rey Darío.

La gloría

O

Oyó Zorobabel,

nuevo templo.

El séptimo, a los veintiuno, fué palabra de Yave por mano del profeta a Ageo, diciendo: 2 Habla ahora a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá,' y a Josué, hijo de Jeosadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, y diles: 3 ¿Quién queda de vosotros que viera esta casa en su primera gloria, y cuál la véis ahora? ¿No es en verdad a vuestros ojos como nada? 4 Pues anímate, Zorobabel, dice Yave, anímate tú también, Josué, hijo de Jeosadac, sumo sacerdote, y cobra ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Yave, y a la obra, porque yo soy con vosotros, dice Yave Sebaot. 5 Conforme a la alianza que con vosotros hice a vuestra salida de Egipto, estará en medio de vosotros mi espíritu, no temáis. 6 Porque así dice Yave Sebaot: (1) De aquí a poco yo haré aún temblar los

y la tierra, los mares y lo seco, y haré temblar a las gentes todas y vendrán las preciosidades de todas las gentes, y henchiré de gloria esta casa, dice Yave Sebaot. 8 Mía es la plata, mío es el oro, dice Yave Secielos 7

baot. 12

del

1

9

La. gloria

de esta postrera

hijo de Sealtiel,

y Josué, hijo de Jeosadac, sumo sacerdote, y todo el pueblo la voz de Yave, su Dios, y las palabras de Ageo, profeta, conforme a la misión que Yave, su Dios, le había enco-

(i) Era posible que el año 520 hubiera en Jerusalén quien hubiera visto en pie el primer templo destruido en 587. La nueva obra era pobre comparada con la antigua, pero será más gloriosa, pues será el centro de peregrinación de todas las gentes en los días mesiáni-

que no se deben tomar a la letra estas palabras del profeta, sino en sentido figu-

cos. Es- claro (i)

Desalentados por las dificultades, hala obra del templo: por esto

blan desistido de

mismo

el

Señor

les

retiraba sus

bendiciones.

rado, en cuanto anuncia la- vocación de todas las gentes a formar parte del pueblo de Dios.

ZACARÍAS.

806

casa será más grande que la de la primera, dice Yave Sebaot, y en este lugar daré yo la paz, dice Yave Sebaof 10 A veinticuatro del noveno, del segundo año de Darío, fué palabra de Yave por mano del profeta Ageo, diciendo: 11 Así dice Yave Sebaot:

en

Promesa de protección

manos,

a Zoro-

babel. 20 Fué por segunda vez palabra de Yave a Ageo, a los veinticuatro del mismo mes, diciendo: 21 Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, y dile: Yo conmoveré los cielos y la tierra, 28 y trastornaré los tronos de los reinos, y destruiré la fuerza del reino de las gentes, y volcaré el carro y a los que en él suben, y se

15 Poned, pues, vuestra atención ahora, desde este día en adelante y para atrás, antes del día en que en esta casa pusisteis una piedra sobre

al

vuestras

todavía, pero desde este día en adelante daré yo bendición.

Y

Antes venían

de

noveno en adelante, desde que ha cimentado el templo de Yave. 19 ¿No está aún la simiente en los graneros? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el olivo, han florecido

Y

16

obra

sido

tocare alguna cosa de éstas, ¿serían inmundas? respondieron los sacerdotes, diciendo: Inmundas 14 serán. replicó Ageo, diciendo: Pues así era este pueblo y esta gente delante de mí, dice Yave, y así toda la obra de sus manos y cuanto ofrecían era inmundo.

otra.

toda

mas no os volvíais a mí, dice Yave. Poned vuestra atención desde este día y antes desde el veinticuatro del 18

Pregunta esto a los sacerdotes: Si uno lleva en las haldas de su vestido carnes sagradas, y con sus haldas toca pan, manjares cocidos, vino, aceite o un alimento cualquiera, ¿quedará esto santificado? Los sacerdotes respondieron diciendo: No. 13 Y dijo Ageo: Y si un inmundo por un cadáver

1

vendrán abajo

los caballos

y

los

que

en ellos cabalgan, los unos por la espada de los otros. 23 Aquel día, dice Yave Sebaot, yo te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Sealtiel, mi siervo, dice Yave, y te haré como anillo de sello, porque yo te he elegido, dice Yave Sebaot.

montón de

veinte y había diez, venían al lagar para sacar cincuenta del lagar y había veinte. 17 Os hería con el viento solano y con tizón y con granizo

INTRODUCCION AL LIBRO DE ZACARIAS 7ACARIAS,

hijo de Baraquías, es contemporáneo de Ageo, y como él trabajó en promover la obra del templo. Su primer oráculo lleva la fecha del segundo año de Darío, el mes octavo (520). Los seis primeros capit\dos tratan de la restauración de Jerusalén y del templo, mezclando con esto promesas mesiánicas. Siguen las respuestas a ciertas consultas dirigidas al profita sobre el duelo que por la ruina de Jerusalén venían guardando (7,8). Termina en los capítulos 9-14 con diversos vaticinios, en parte mesiánicos y en parte de amenaza contra Judá y las naciones. En ellos no aparece, como en los precedentes, la relación con los tiempos de la restauración, y algunos tienen un carácter apocalíptico.

Z

A C A RIAS

Introducción. 1

a

Exhortación n

El octavo mes del año segundo de Darío, llegó palabra de Yave Zacarías, hijo de Baraquías, hijo

de Ido, profeta, diciendo: * Yave se fuertemente contra vuestros

irritó

padres.

<

lu penitencia.

dice Así Yave Sebaot, Volveos a mí, dice Yave Sebaot, y yo me volveré a vosotros, dice Yave Sebaot. 4 No seáis como vuestros padres, a quienes vocearon los primeros profetas, diciendo: |Asi *

1

Dilcs,

pues:

i

ZACARÍAS, Convertios de dice Yave Sebaot: vuestros malos caminos y de vuestras malas obras! Pero ellos no atendieron, no me escucharon, dice Yave Sebaot. 8 Vuestros padres, ¿dónde están? ¿Y los profetas, viven siempre? 6 Pero mis palabras y mis mandatos,

que mandé yo a mis siervos, los profetas, ¿no alcanzaron acaso a vuestros padres? Por eso se convirtieron, y dijeron: Ha hecho Yave Sebaot con

2

baot, y sobre Jerusaléñ se tenderá. cuerdas. 17 Clama también diciendo: Así dice Yave Sebaot: Aún

las

rebosarán mis ciudades de abundancia de bienes, y Yave consolará a Sión y elegirá a Jerusaléñ.

lo

nosotros

tal

como

según

nuestros

La visión de

O

caminos decretó tratarnos.

1

Luego

A

cuatro cuernos

alcé mis ojos

vi cuatro

veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebat, del año segundo de Darío, fué palabra de Yave a Zacarías, profeta, hijo de Baraquías, hijo de Ido, diciendo: 7

los

y los cuatro carpinteros.

cuernos

(1);

y miré, y 2

y

pre-:

ángel que hablaba conmigo; él me respondió. ¿Y éstos qué son? Estos son los cuernos que disper saron a Judá, Israel y Jerusaléñ^ 3 Mostróme luego Yave cuatro car 4 pinteros, y yo pregunté: ¿Qu é me respondió, van a hacer éstos? diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá de modo tal que no pudo ya levantar cabeza, y éstos vienen para rodear a aquéllos y destruir los cuernos de las gentes que alzaron el cuerno sobre la tierra

gunté

al

Y

Y

üe los caballos y los

¡alón

\

caballeros. 8

Vi de noche a un varón que cabalgaba en un caballo alazán oscuro, y estaba entre los montes situados a poniente; detrás de él había caballos negros, bayos y blancos (1). 9 Yo entonces pregunté: ¿Qué son éstos, mi Señor? Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Voy a darte a conocer quiénes son éstos; 10 pero el que estaba entre los montes tomó la palabra y dijo: Estos son los que Yave ha mandado a recorrer la tierra. 11 Luego hablaron ellos al ángel de Yave que estaba en

montes

a poniente, y le dijeron: recorrido la tierra, y toda está r» i¡cta y tranquila. 12 habló el ángel de Yave, diciendo: |Oh Yave Sebaotl ¿Hasta cuándo no vas a tener piedad de

los

Hemos

Y

Jerusaléñ y de las ciudades de Judá, contra las que estás irritado desde hace setenta años? 13 Y Yave dirigió al ángel que conmigo hablaba palabras blandas, palabras consoladoras. 14 El ángel que hablaba conmigo me dijo: Clama diciendo: Así dice Yave Sebaot: Siento grande amor hacia Jerusaléñ y hacia Sión, 15 y estoy muy airado contra las naciones que están tranquilas; porque yo estaba un poco airado, pero ellas agravaron el mal. 16 Por tanto, así dice Yave: Yo me he vuelto misericordioso hacia Jerusaléñ y mi casa será

allí

reedificada,

dice

Yave

Se-

Esta primera visión de los caballos signi(l) fica que el Señor está dispuesto a realizar en seguida

la

restauración de Jerusaléñ.

de Judá para dispersarla. 5 Alcé de nuevo los ojos, miré, y vi a un varón que tenía en la mano una cuerda de medir, 6 y le pregunté: él me respondió: ¿A dónde vas? A medir a Jerusaléñ, para ver cuánta

Y

su anchura y cuánta su longitud (2). 7 Apareció el ángel que hablaba conmigo, y vi que venía a su encuentro otro ángel, s que le dijo: ¡Corre! Di a ese joven: Sin murallas será habitada Jerusaléñ, tal será en ella la muchedumbre de yo seré para hombres y animales. 9 ella, dice Yave, muro de fuego en derredor, y seré su gloria en medio de ella. 10 Huid de la ¡Arriba, arribal tierra del aquilón, dice Yave, pues a los cuatro vientos del cielo os aventé, es

Y

dice Yave.

11

¡Arriba, Sión!

La que

habitas en Babilonia, escápate. 12 Porque así dice Yave Sebaot: Después de la aflicción, él me ha enviado a las gentes que os despojaron, porque el que os toca a vosotros toca a la niña de sus ojos; 13 y yo alzo mi mano contra ellos y serán presa de los que tuvieron por esclavos, y sabréis que Yave Sebaot me ha enviado. Los cuernos son las naciones que maltra(1) taron a Judá, y los obreros son los instrumentos de la justicia divina contra ellos. La visión anuncia la restauración de la (2) ciudad de Jerusaléñ, de la cual será Yave muro defensa, habitando en medio de ella. y

ZACARIAS,

sos 14

Jubila y regocíjate, hija de Sión, porque llegaré y habitaré en medio de ti, dice Yave. 15 Aquel día se unirán a Yave muchas gentes que serán mi pueblo, y yo habitaré en medio de ti, y sabrás que Yave Sebaot me ha enviado a ti. 16 Yave poseerá a Judá, su heredad, en la tierra santa, y será Jerusalén su elegida. 17 Calle toda carne ante Yave, que se ha alzado de su santa morada.

Cuarta visión. El sumo sacerdote Josué, acusado por el diablo y defendido por Yave.

10 Aquel día, dice Yave Sebaot, convidaréis cada uno a su vecino bajo la parra y bajo la higuera.

Quinta visión. El candelabro.

He aquí la palabra de Yave a Zorobabel. Dice: No con ejército, no con fuerza, sino por mi espíritu, dice Yave Sebaot. 7 ¿Qué eres tú, montaña grande? Allánate ante Zorobabel. El pondrá la piedra de remate en medio de aclamaciones: 6b

-J.

|Qiié 8

Y

me hizo ver a Josué, el sumo sacerdote, que estaba en pie delante del ángel de Yave y tenía a su diestra a Satán, que le acusaba. 2 Yave dijo a Satán: |Que Yave te reprima, oh Satán, que Yave te reprima, pues él ha elegido a Jeru-

3

1

Y

¿No

por ventura ése un tizón que acaba de ser arrebatado a la hoguera? 8 Porque estaba Josué vestido de vestiduras inmundas, y así en pie delante del ángel (1). 4a Este habló mandando a los que estaban delante de él: Quitadle las vestiduras inmundas, y vestidle las vestiduras de ceremonia, 5 y poned sobre su cabeza una tiara pura. Ellos pusieron la tiara sobre su cabeza y le vistieron de las vestiduras de ceremonia; y el ángel de Yave, puesto en pie, 4 t> le dijo: Mira, he quitado de ti tu iniquidad y te he vestido de las vestiduras de ceremonia. 6 El ángel de Yave conjuró a Josué, diciendo: Así habla Yave Sebaot: 7 Si andas por mis caminos y eres fiel a mi ministerio, administrarás también tú mi casa y guardarás mis atrios, y yo te daré puesto entre éstos que están aquí. 8 Escucha, pues, salén!

Josué,

sumo

es

sacerdote, tú y tus

com-

pañeros que se sientan delante de ti. Sois varones de presagio. He aquí que yo hago venir a mi siervo Germen. 9 Y la piedra que yo he puesto ante Josué, una sola piedla con siete

caras,

la

esculpiré yo mismo, ella su escultura,

yo mismo haré en

dice Yave Sebaot; y aquel mismo día quitaré de la tierra la iniquidad. El sacerdocio habU contribuido mucho (i) a la pérdida de Judá. Ahor.i nos muestra al Pontífice con ornamentos puros, signo de la pureza drl sacerdocio

mismo.

4

3,

hermosa

Y me

es,

qué hermosa de Yave,

llegó palabra

es!

di-

* Las manos de Zorobabel cimentaron esta casa y sus manos la acabarán, y sabrás que Yave Sebaot me ha enviado a vosotros. 10a Porque los que han despreciado el día de

ciendo:

las cosas modestas, verán las manos de Zorobabsl

gozosos en la piedra reservada (1). 1 El ángel que hablaba conmigo, vino y me despertó, como a hombre que despierta de su sueño; 8 y me dijo: ¿Qué ves? Yo le respondí: Mira y veo un candelero, todo de oro, con un vaso encima y sus siete lámparas, y siete tubos desde las lámparas al vaso que está encima; 8 y a su lado dos ramos de olivo, el uno a la derecha del vaso y el otro a la izquierda; 4 y proseguí diciendo al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, mi Señor? 5 Y él entonces me habló, respondiendo: ¿No sabes lo que es eso?

Y

yo

ces

él

No, mi señor. habló, diciendo:

le dije:

me

*a Enton10 b Esos

siete son los ojos van la tierra en 11

Y

de Yave, que obsertoda su redondez. yo proseguí, diciendo: Y esos

dos olivos a derecha e izquierda del candelabro, ¿qué son? 12 Y tomando por segunda vez la palabra, pregunté: ¿Qué son esos dos ramos de olivo que están cerca de los dos tubos por donde baja el aceite? ,3 El me respondió, diciendo: ¿No sabes lo que son ésos? Yo respondí: No, mi señor. 14 Y él '

(i) Antes sacerdotes y reyes se hablan conjurado para la pérdida de Judá; ahora Josué. Sumo Sacerdote, y Zorobabel, principe de la dinastía davidica, y que ejercía el cargo de gobernador, están unidos y concordes para realizar la obra de la restauración. El pensamiento de este capitulo parece quedar oscuro no haciendo la inversión de 1-6* y6"-io*. Tal fué seguramente el orden original del texto sagrado alterado por algún accidente.

ZACARÍAS, me diju: Son los dos hijos del óleo que están delante del Señor de toda tierra.

la

Sexta visión. El rollo volando. 1

5

Yo

en

alcé de nuevo mis ojos, visión un rollo volando

y

vi

(1).

Preguntóme él: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo de veinte codos de largo y diez de ancho, que vuela. 3 El entonces me dijo: Eso es la maldición, que sale sobre la haz de la 2

6,

5,

809

7

2 El primer carro tenía caballos alazanes oscuros, el segundo carro caba3 el tercer carro caballos llos negros, blancos, y el cuarto caballos bayos, todos muy veloces. 4 Entonces, hablando al ángel que conmigo haéstos ¿qué son, mi blaba, dije: Señor? 6 El ángel respondió, diciéndome: Esos son los cuatro vientos del cielo, que vienen a presentarse 6 El de al Señor de toda la tierra. los caballos negros va al norte, el de los blancos al levante, y el de los bayos al mediodía. 7 Salieron, pues,

Y

veloces, queriendo partir para recorrer la tierra, y él dijo: Id, recorred la tierra. ellos recorrieron la tierra. 8 Me llamó y me habló, diciendo: Los que van hacia el norte

porque conforme a ella todo ladrón será arrojado de aquí y conforme a ella todo perjuro será arrojado de aquí. 4 Yo la he desencadenado, dice Yave Sebaot, y caerá sobre la casa del ladrón y sobre la casa del que en falso jura por mi nombre, y permanecerá en medio de su casa hasta consumir maderas y

los

piedras.

Acción simbólica. La coronación

tierra,

5

Y

han calmado mi alma en

Apareció el ángel que hablaba conmigo y me dijo: Alza tus ojos y mira qué es lo que se aparece. 6 Yo

¿Qué es? Y él me respondió: Es un efa que aparece; y añadió: es su iniquidad en toda su tierra. 7 Y vi que se alzaba una tapadera de plomo, y en medio del efa estaba sentada una mujer. 9 Y él me dijo: Ahí tienes su iniquidad; y la echó en medio del efa y tapó su boca con la tapadera de plomo. 9 Yo alcé los ojos y vi aparecer dos mujeres. Soplaba un viento en sus alas, que eran como alas de cigüeña, y alzaron el efa entre la tierra 10 Yo dije al ángel que y el cielo. hablaba conmigo: ¿A dónde llevan dije:

Y

me respondió: A él efal hacerle casa en la tierra de Senaar y Acad, donde la establecerán. 11

el

la

tierra

aquilón.

del

del 9

sumo

sacerdote.

Llegóme palabra de Yave,

di-

ciendo: 10 Toma de los cautivos repatriados, de Harim y de Tobías y de Jedava, y vete luego a casa de Josías, hijo de Sel'anías. 11 Toma de .ellos plata y oro, y haz una corona y ponía ante Josué, hijo de Jeosadac,

sumo Yave

sacerdote; 12 y dile: Así habla Sebaot, diciendo: He aquí que

el varón cuyo nombre es Germen, y del cual se producirá germinación, él edificará el templo de Yave, se revestirá de majestad, se sentará y

13

dominará en su trono, y

el sacerdote sentará en su solio y habrá entre 14 ambos consejo de paz. La corona servirá a Harim, Tobías y Jedaya de memoria en el templo de Yave.

se

15

Hombres de muy

lejos

vendrán

trabajar en la construcción' del templo de Yave, y sabréis que Yave Sebaot me ha enviado a vosotros: Sucederá esto si escucháis la voz de Yave, vuestro Dios.

a

Octava 1

visión.

Los cuatro carros.

De nuevo

alcé los ojos, y mivisión, vi cuatro carros

6 rando una que salían de entre dos montes, y los dos montes eran de bronce (2). Las dos visiones de este capítulo significan: la del volumen, los decretos de la justicia divina contra la tierra de Judá; la del efa, las iniquidades del pueblo por las que es trasplan(1)

tado a Caldea. Las cuatro cuadrigas, que significan los (2) vientos, son los ministros de la justicia divina en los cuatro ángulos de la tierra. Los que van hacia la tierra del Norte son los que ejecutarán las divinas venganzas contra Babilonia

Pregunta de Sarasar y respuesta de Yave acerca de los ayunos. 1 Sucedió que el año cuarto del rey Darío, llegó palabra de Yave a Zacarías, el día cuarto del noveno mes, que es el mes de Casleu. 2 La casa de Israel envió a Sarasar, ofi-

7

cial

sus hombres, para favor de Yave 3 y habla*

del rey, con

implorar

el

ZACARIAS.

810

con los sacerdotes de la casa de Yave Sebaot y a los profetas, diciéndoles: ¿He de afligirme yo el quinto mes y guardar la abstinencia como de tantos años lo he hecho? 4 Y llegó palabra de Yave Sebaot, diciendo: 5 Habla a todo el pueblo de la tierra y a todos los sacerdotes, diciendo: Cuando hace setenta años ayunasteis el quinto y el séptimo mes, ¿ayunasteis para mí? 6 Y cuando coméis y bebéis,- ¿coméis y bebéis para vosotros? 7 ¿No son las palabras que proclamó Yave por mano de profetas primeros, salén estaba habitada

los

y habitadas dor suyo y

Y

9

las la

I

I

cuando Jcruy tranquila,

ciudades de en derre-

campiña?

fué palabra de Yave a Zacadiciendo: 9 Así habla y dice Yave Sebaot: Juzgad conforme a verdad, practicad la benevolencia y misericordia hacia vuestro próla jimo; 10 no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero y al pobre; no maquinéis el mal en vuestros corazones el uno contra el otro. 11 Pero no quisieron atender, y se hicieron hombres rebeldes y endurecieron sus oídos para no oír. 12 Se hicieron un corazón duro como el diamante, para no escuchar las ense-

j

rías,

i

i

¡

i

;

I

¡

ñanzas y las palabras que Yave Sebaot les mandaba por medio de los profetas primeros, y estalló la gran indignación de Yave Sebaot; 13 y y sucedió que así como él los llamaba y ellos no quisieron oírle, llamaron luego ellos y él no los oyó, dice Yave Sebaot, 14 y los dispersé entre todas las gentes tras ellos

tosa.

de Yave por ele

el

piiel>l

y

Pnlud.

Y fué palabra de Yave Sebaot, diciendo: * Así habla Yave Sebaot: Yo siento por Sión un amor extremado y un extremado celo. 3 Así habla Yave Sebaot: Yo me he vuelto hacia Sión y habitaré en Jerusalén, y Jerusalén será llamada la ciudad O

1

"

y el monte de Yave Sebaot, el monte santo. 4 Así dice Yave Sebaot:

fiel,

Aún

plazas de Jerusalén viejos y viejas, que por los se

sentarán

en

Y

para pagar a los hombres ni para pagar por las bestias, ni paz alguna para el que entraba o salía, a causa del enemigo. Yo había lanzado a los hombres unos contra otros. 11 Pero ahora yo no soy ya lo que era en otro tiempo, para el resto de este pueblo. 12 Son la simiente de la paz. La vid dará su fruto y dará la tierra su rendimiento y el cielo su rocío, y yo pondré al resto de este pueblo en posesión de todo esto. 13 Y así como fuisteis la maldición de las gentes, |oh casa de Judá y casa de Israell, así yo os salvaré y seréis bendición. No temáis y que se esfuercen vuesPorque así dice Yave Sebaot: Como pensé en haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Yave Sebaot, y no me arrepentí, 16 así volviéndome, he pensado en hacer bien a la casa de Judá y a Jerusalén en estos días; no temáis. 19 He aquí lo que vosotros habéis de hacer: Hablar cada cual verdad a su prójimo, juzgar en vuestras puertas juicios de salud, 17 no maquinar nadie en su corazón el mal de su prójimo, ni jurar en falso, porque todas estas cosas me son

que ellos no conocían, y quedó la tierra devastada,

promesa"

muchos años llevarán en la mano su báculo. 6 las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas, que jugarán en ellas. 9 Así dice Yave Sebaot: Si esto es difícil a los ojos del resto de su pueblo en estos días, ¿lo será también a los ojos de Yave?, dice Yave Sebaot. 7 Así habla Yave Sebaot: Yo salvaré a mi pueblo de la tierra de levante y de la tierra de poniente, 8 y los traeré y habitarán en Jerusalén, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en verdad y en justicia. 8 Así habla Yave Sebaot: Esfuércense vuestras manos, vosotros los que en estos días oís las palabras de los profetas del tiempo en que fué cimentada la casa de Yave, para que 10 porque el templo sea reconstruido; antes de ese tiempo no había ni

tros brazos; 14

hasta no haber quien fuese ni viniese y tomaron en desierto la tierra delei-

Aiudi

8

!

1

|

j

las

1

abominables, dice Yave. i8 Fuéme dirigida palabra de Yave Sebaot, diciendo: 19 Asi dice Yave Sebaot: El ayuno del cuarto y el ayuno del quinto y el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo, se tornarán para la casa de Judá en gozo y regocijo y en festivas solemnidades: verdad.

Amad,

pues,

la

paz y

la

I

ZACARÍAS, La vocación de t0

Asi

las cuentes.

Yave Sebaot:

dice

Aún

moradores de muchas ciudades, y los moradores de la una irán a los moradores vendrán pueblos

y

21

de la otra, y les dirán: Vamos a implorar el favor de Yave, y a buscar a

Yave Sebaot; yo también voy. 22 Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones

Jerusalén a buscar a a implorar el favor Así dice Yave Sebaot:

a

Yave Sebaot y de Yave;

23

En

aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las gentes cogerán de la falda a un judío, diciéndole: Nos vamos con vosotros, porque hemos oído que con vosotros está Dios.

Destrucción de los enemigos.

10

9,

Y

trompeta y marchará como

Palabra de Yave. de Hadrac y de Damasco será su morada, porque de Yave son las ciudades de Aram y todas las tribus de Israel. 2 Hamar será también comprendida en el territorio de éste, así como Tiro y Sidón, que son tan sabias. 3 Bien que Tiro

()

2

Oráculo.

En

la

tierra

alzó baluartes plata como polvo se

polvo

de las

y amontonó y el oro como

calles,

4

el

Señor

El

Rey manso y

del

los

tor-

Yave Sebaot

las piedras de la la carne y beberán

como se bebe el vino; llenas como vaso de libacomo cuerno de altar; 16 y y los salvará Yave Sebaot aquel día. Mi pueblo es como rebaño que por la

sangre

quedarán ción

falta de

custodia se dispersó por mi ¡Qué ricos son! ¡Qué hermosos trigo que nutre a Jos mancevino que nutre a las doncellas!

el

son,

la

bos y

9 Alégrate con alegría grande, hija de Sión. Salta de júbilo, hija de Jerusalén. Mira que viene a ti tu rey. Justo y salvador, humilde, montado

y

honda devorarán

tierra. 17

pacífico.

austro. 15

protegerá

los

la

conquistará, y aplastará en el mar su fortaleza y quedará consumida por el fuego. 5 Al ver esto se aterrará Ascalón, Gaza estará en extremado dolor, lo mismo que Ascalón, porque sus esperanzas fallaron. No habrá ya rey en Gaza, y Acarón no será ya habitada. 6 * En Azoto habitará el extranjero 7 c y Acarón tendrá la suerte del jebusco; 6 b Yo abatiré la soberbia de los filisteos, 'ab y les quitaré de la boca sus sangres y de entre los dientes sus abominaciones, y serán también un resto perteneciente a nuestro Dios, y como una familia de Judá. 8 Yo pondré en mi casa guarnición de yentes y vinientes y no marchará ya opresor alguno contra ellos, porque ahora velaré yo con mis ojos.

I

en un asno, en un pollino hijo de asna (1). 10 j Extirpará los carros de guerra de Efraím y los caballos en Jerusalén, y será roto el arco de guerra y promulgará a las gentes la paz, y será de mar a mar su señoría, y desde el río hasta los confines de la tierra. 11 Mas cuanto a ti, por la sangre será consagrada tu alianza. Yo he sacado a tus cautivos del baño. 12 Tus cautivos han vuelto a la fortaleza llenos de esperanzas, y yo te restituiré hoy la gloria al duplo. 13 Porque he tendido para mí el arco de Efraím y blandiré a tus hijos, ¡oh Sión!, contra tus hijos, ¡oh Javán!, y me serviré de ellos como de espada de héroe. 14 se hará ver sobre ellos Yave, y lanzará sus dardos como rayos y sonará el Señor Yave la bellinos

1

81

Q

el el

Pedid a Yave la lluvia a su tiempo, que es Yave el Hacedor de cuanto se mueve y el que dispensa la lluvia abundante y a cada uno la verdura de los campos, 2 porque los terafim dieron vanos oráculos y los adivinos tuvieron mentirosas visiones, y no son más que sueños vacíos lo que dicen y consuelos vanos los que prodigan. 3 Por eso se encendió mi cólera contra los pastores, y castigué a los machos cabríos: pero Yave Sebaot visitará su rebaño, la casa de Judá, y hará de él como su caballo de victoria en el combate: 4 y a su orden saldrá la tropa, y los gastadores y los jefes y todos juntos se pondrán en campaña. 5 Serán como héroes

\

1

(i) Después de anunciar el castigo de los pueblos vecinos de Judá, can la qje éste quedará libre de sus opresores, nos habla de la aparición de un rey pacifico, que conver irá en instrumentos de paz todos los instrumentos de guerra: Jesucristo, para más llamar la atención de los judíos sobre el vaticinio mesiánico, quiso cumplirlo materialmente el día de Ramos.

ZACARIAS,

812

que pisan el lodo de los campos en combate; combatirán, porque con está Yave, y derrotarán a los que cabalgan sobre caballos.

el

ellos

Yo

fortaleceré a la casa de Judá la casa de José, y los estableceré, porque los amo, y será *

y salvaré a

como cuando no

los

había rechazado;

porque yo, Yave, soy su Dios y los escucharé. 7 Los de Efraím serán

como

héroes y su corazón estará alegre como se alegran con el vino; sus hijos lo verán y se gozarán y su corazón se regocijará en Yave. 8 Yo les silbaré y los reuniré, porque los

11

cada uno en manos de su pastor y en las manos de su vendedor, y éstos oprimirán la tierra y yo no la libraré de sus manos. 7 Híceme, pues, pastor del rebaño de la matanza, para los compradores del rebaño; y tomé dos cayados, dando al uno por nombre "benevolencia» y al otro «reunión», y me puse a apacentar el rebaño. 8 Én un mes hice matar a los tres pastores. Entonces tomé aversión al rebaño, que también por su parte estaba cansado de mí, • y dije: no os apa-

centaré ya más: la que muera, que

he rescatado y se multiplicarán sin

muera;

la

cesar; * y aunque dispersos entre las gentes, lejos se acordarán de mí y vivirán así como sus hijos, y vol-

pierda,

y

verán.

10

Yo

*

los reconduciré de la Egipto y los reuniré de los traeré a la tierra de Oalad

de

tierra

Asur y

que las

coman unas 10

se pierda, que que queden, que

a otras.

Tomé

luego mi cayado «benevolencia» y lo rompí, para deshacer el pacto que había concertado con todos los pueblos; 11 y quedó deshecho en esc día, y los mercaderes del rebaño, que me tenían a sueldo, conocieron que aquello era cosa de

y del Líbano, y no les bastará. 11 Tan estrechos estarán, que pasarán el mar y en el mar herirán las olas y secarán las profundidades de los ríos, y será abatida la soberbia de Asur, y el Egipto perderá su cetro. 12 Yo los

Y me

fortaleceré en Yave y ellos marcharán en su nombre, dice Yave.

monedas de

18

Tira

el

A

-\

1

Abre,

Líbano,

tus

puertas,

* '

que el fuego devora tus cedros. Gime, ciprés, porque ha caído el cedro, porque son abatidos los poderosos. 2 Gemid, encinas de Hasán, porque es destruido el bosque impenetrable 3

(1).

Oyense lamentos de pastores por ruina

sus riquezas: rugidos de leones, por la ruina de la gloria del la

de.

Jordán. 4 Así dice Yave, mi Dios: Sé pastor del rebaño para el matadero; 5

comprador mate impuneel y el vendedor diga: ¡Bendito que me ha enriquecido!, sin pastores tengan piedad; * portendré yo piedad de los moradores de la tierra, dice Yave; porque yo mismo entregaré a las gentes, que mente Yave, que los que no

(i) Este capítulo parece una mirada retrospectiva a la historia de Judá. Yave, que como Dios de Israel es su pastor mayoral, se habla escogido tres pastores, que no habían respondido al encargo recibido, como tampoco el rebaño indócil. Yave declara que está cansado de su oficio; quiere dejar ir al rebaño por el camino que desee, y pide su salario. Le ofrecen 30 sidos, que él arroja con despecho de verse apreciado en tan vil precio. Los evangelistas aplican el trato a la venta de Jesüs por Judas.

se

se

Yo

12

Yave.

dadme mi al

dije:

les

salario,

pesaron plata. alfarero

y

Si

queréis,

no, dejadlo. salario, treinta si

mi

Y Yave me

dijo:

rumboso precio

en que te han apreciado. Y tomando las treinta monedas de plata, se las tiré al alfarero en su alfarería. 14 Rompí luego el otro cayado «reunión», para romper la herman-

dad entre Judá e Israel. 15 Y Yave me dijo: Hazte también el pastor insensato, porque voy a poner yo en la tierra un pastor que no se cuidará de que desaparezcan y no buscará a las descarriadas ni curará a las heridas ni alimentará a las fuertes, pero se comerá a las gordas y les romperá las uñas. 18 ¡Ay del pastor inútil, que aban dona ai rebaño! Hiera la espada su brazo y su ojo derecho, y que se seque del todo su brazo y quede ciego su ojo derecho (1). 7 Alzate, espada, contra el [13] pastor, contra el hombre de mi compañía, dice Yave Sebaot. Hiere al juistor y que se disperse el rebaño, mi mano sobre los pey yo volveré queños. 8 Y en toda la tierra, dice Yave, serán exterminados los dos tercios y perecerán, pero será pre-

servado

un

tercio.



Y

yo pondré

Incluimos aquí los versículos 7-9 del (i) capitulo 13, por parecer este su lugar y estar fuera de contexto donde en el texto se hallan.

ZACARÍAS, fuego este tercio, y le fundiré como se funde la plata, y le acrisolaré como se acrisola el oro, e invocará mi nombre y yo le escuclmré. Yo diré: Este es mi pueblo, y él dirá: Yave es mi Dios.

al

Jerusalí'n,

lO l

1

"

cáliz de vértigo los pueblos,

Oráculo. Palabras de

813

9 Aquel día me pondré yo a destruir a todas las gentes que vinieron contra

Jerusalén, 10 y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración, y alzarán sus ojos a mí; y a aquel a quien traspasaron le llorarán como se llora al unigénito,

para y se lamentarán por él como se lamenta por el primogénito. 11 Habrá

Yave sobre

Yave, Israel (1). Palabra de que tiende los cielos, funda la tierra hombre del y la forma el aliento dentro de él. 2 He aquí que voy a hacer de Jerusalén un cáliz de vértigo para todos los pueblos de en derredor. También para Judá habrá angustia que estrechará a Jerusalén. 3 Aquel día será Jerusalén piedra pesada para todos los pueblos, y cuantos con ella carguen se harán cortaduras, y se reunirán contra ella todas las gentes de la tierra. 4 Aquel día, dice Yave, yo heriré de terror a los caballos y de locura a los jinetes; abriré los ojos sobre la casa de Judá, y a todos los caballos de las gentes los heriré de ceguera. 5 Entonces se dirán los jefes de Judá: La fuerza de los habitantes de Jerusalén está en Yave Sebaot, su Dios. 6 Aquel día haré de los jefes de Judá como brasero encendido en medio de la leña, y como antorcha ardiendo en médio de los haces, que consumirá a diestro y siniestro a todos los pueblos de en derredor, y Jerusalén será de nuevo habitada en su lugar, en Jerusalén; 7 y salvará Yave primero las tiendas de Judá, para que" no se enorgullezcan contra Judá la casa de David y los habitan8 Aquel día alzará tes de Jerusalén. Yave un baluarte en torno de los moradores de Jerusalén, y la casa de David será como Dios, como el ángel de Yave ante ellos.

(i)

12, 13, 14

aquel día gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Rimón en el valle de Migrón. 12 Se lamentará la tierra, linaje por linaje; el linaje de la casa de David aparte y sus mujeres aparte; el linaje de la casa de Natán aparte

mujeres aparte; 13 el linaje casa de Leví aparte y sus mujeres aparte; el linaje de Semei aparte y sus mujeres aparte; 14 y todos los otros linajes cada uno aparte y sus mujeres aparte.

y

sus

de

la

1 Q

Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David, y para los habitantes de Jerusalén para la purificación del pecado y de 2 la inmundicia; y aquel día, dice Yave, extirparé de la tierra los nombres de los ídolos, que no serán más recordados, y haré desaparecer a los profetas y el espíritu impuro. 3 1

Y

cuando alguno se ponga a profetizar, le dirán su padre y su madre, los que le engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en nombre de Yave; y el padre y la madre, los que le engendraron, le traspasarán cuando se ponga a hablar a lo profeta. 4 Aquel día se avergonzarán de sus visiones de cuando profetizaban todos los profetas y no se vestirán

más

el

manto peludo para mentir.

Yo no soy profeta, soy labrador del campo y un labrador me asoldó desde mi mocedad. 6 le dirán: Pues entonces, ¿qué heridas son ésas que llevas en las manos? Son heridas que él responderá: me hicieron en la casa de amigos

Un

5

tal dirá:

Y

Y

Es éste un capítulo oscuro, en parte por

falta de contexto en el conjunto de los cuatro vaticinios, y en parte por el lenguaje especial.

En

promete derramar espíla casa de David y los habitantes de Jerusalén, para que miren al que han traspasado y le lloren como se llora la muerte de un hijo único. Las palabras del pro feta traen a la mente a Jesucristo camino del Calvario, llorado por las mujeres de Jerusalén y compadecido por cuantos le reconocieron como

el versículo g y sig., Dios ritu de gracia y oración

su Redentor.

sobre

Juieio de las gentes y santificación de Jerusalén.

1

A

Mira, viene el día de Yave, y en medio de ti se repartirán tus despojos. 2 Porque yo reuniré a todas las gentes en batalla contra Jerusalén, y será tomada la ciudad 1

ZACARÍAS,

814

y saqueadas

las casas

mitad de

y

violadas las

la

la

que está frente a Jerusalén,

al

]

¡

y

j

¡

¡

las gentes de en derredor, y vestidos en grandísima abundancia. 15 Y parecida a ésta será la plaga que herirá a caballos, mulos, camellos y asnos y a todas las bestias que hubiere en aquellos campos. 16 Y todos cuantos quedaren de las gentes que vinieron contra Jerusalén, sub.rán cada año a adorar al Rey, Yave Sebaot, y a celebrar la fiesta tabernáculos de los (1). 17 Y aquellos que de las gentes de la tierra no vengan a Jerusalén a adorar Rey, Yave Sebaot, no vendrá al

oro, plata

de levante; y el monte de los olivos se partirá por en medio, de levante a poniente, con un gran valle; y la mitad del monte se echará al norte

de Judá, y vendrá entonces Yavc, mi Dios, y con él todos sus santos. 6 En aquel día no se distinguirá el brillo de las piedras preciosas. 7 Será único esc día, conocido de Yavc. No habrá ya día y noche, de noche habrá clara luz. 8 En esc día manarán de Jerusalén aguas vivas, la mitad hacia el mar de occidente, lo mismo en verano que en invierno., 9 Y reinará Yavc sobre la tierra toda y Yave será único, y único su nombre. 10 Y la tierra toda se convertirá en llano, desde Gueba hasta Rimón del sur, y Jerusalén será enaltecida y habitada en su lugar, desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la antigua puerta, la puerta ele las torrecillas, y desde la torre de Hananel hasta los lagares del rey. 11 Y morarán en ella, y ya

la boca. 13

de todas

lado

la otra mitad al mediodía, 5 y huiréis por el valle de mis montes, porque el valle de los montes llegará hasta el lugar donde yo os salvare. Huiréis como huísteis cuando el terremoto de los tiempos de Ozías, rey

y su lengua se les deshará en Habrá aquel día de parte de Yave gran perturbación entre ellos, y cogerá cada uno de la mano a su vecino, y le dará a éste la suya. 11 Y Judá estará aquel día en gran festín, y se reunirán allí las riquezas ojos,

|

ciudad irá al cautiverio, pero el resto del pueblo no será exterminado. 3 Luego se pondrá en campaña Yavc y combatirá a esas naciones como se combate el día de la batalla, al tiempo de la guerra. 4 Afirmaránse aquel día sus pies sobre el monte de los olivos, mujeres, y

14

¡

sobre ellos la lluvia. 18 Y si la gente de Egipto no sube y no viene, sobre ella se abatirá la plaga con que herirá Yave a las gentes que no suban a celebrar la fiesta de los tabernáculos. 19 Tal será la expiación de Egipto y la expiación de todas las gentes que no suban a celebrar la fiesta de los tabernáculos. 20 En aquellos días escribirán en sartenes y ollas: «Consagrado a Yave»; y las ollas de la casa de Yave serán como vasos de aspersión delante del altar. 21 Toda olla en Judá y en Jerusalén estará consagrada a Yave Sebaot, y cuantos sacrifiquen vendrán y las tomarán y cocerán en -ellas, y no habrá aquel día más mercader en la casa de Yave Sebaot.

nunca más será anatema y moraran en seguridad. 12 He aquí la plaga con que herirá Yave a todos los pueblos que combatieron a Jerusalén: Sus carnes se corromperán mientras están en pie, se consumirán en las cuencas sus

(i) Este capítulo tiene un caric'tr escatoligico y, por tanto, oscuro. Las n i:ion¿s se reúnen luchar contra Jerusalén; per} el Señor la defiende y las naciones quedan aniquiladas. Los restos se convertirán a Oíos y vendrán a Jerjsjlén a celebrar las fiestas del Señor. Jisjsalén qjedará hecha centro de la religión verdadera

pra

INTRODUCCION AL LIBRO DE MALAQUIAS ]flVIO Maliqulas

bastante después de los dos profetas anteriores, cuanlo templo estaba ya reedifica lo y lis steeriotes /tibian caldo de s'i primer fervor, pues ofreian victimas viles, muestra del poco aprecio que hacian de Dios y de su culto. De. esto, sobre todo, les reprende el profita, tomando de aquí ocarl

815 eión para vaticinar el reino mesiánico con el nuevo sacrificio

[águilas,

aquí

la

16

La Sabiduría.

impío cuan[do muera,

cuando Dios le arranque la vida? 9 ¿Escuchará Dios sus gritos cuando le llegue la desventura? 10 ¿Podrá complacerse en el Omnipotente, podrá jamás invocar a Dios? 11 de Dios, maño Os mostraré la

No

28

cambia por vasos de oro puro. cuentan a su lado corales y

más que

No puede

a

[cristales; las perlas. compararse el toella

pació de Etiopía, el oro más puro. [ ¿De dónde, pues, viene la sabiduría, [

no entra en balanza con 20

dónde hallar

la inteligencia?

21

Se oculta a los ojos de todos los mortales, [ y aun a los de las aves del cielo está [ velada.

22

El infierno y

Sólo

hemos oído

la

muerte dicen:

su fama.

El texto no indica quién pronuncia estas (1) palabras en elogio de la Sabiduría. Al crear Dios el mundo, la difundió en la creación, por eso Dios la conoce, pero los ho nbres no alcanzan a conocer sus secretos.

840

JOB,

29,

30

23

18

era

él

y estudiaba

Dios es el que conoce sus caminos, sabe su morada; porque con su mirada abarca los [confines de la tierra, y ve cuanto hay bajo la bóveda del

24

[cielo. 25

Cuando dio su peso al viento y dispuso las aguas con medida, 26 cuando dio la ley a la lluvia y camino al rayo, 27 entonces la vió y la midió, la fundó y la conoció a fondo; 28 y dijo al hombre: El temor de Dios, [ésa es la sabiduría;

apartarse del

mal, ésa es

inteli-

la

[gencia.

[

17

¡Ohl

como

Volvió a tomar Job ¡Si

volviera a ser

en los

la

19

palabra, [y dijo:

como en

[pasados tiempos, dfas en que Dios me pro-

6

ovando

que

en mis días otoñales, citando protegía mi morada, lo

el

fui

[aguas,

y caerá de noche sobre mis ramas 20

[

me

maba

porque libraba

feliz,

veían se declaraban

mi favor.

[en 12

al

21

[

me

en mis manos. esperaban (1),

Esperábanme como

y abrían su boca como

discurso.

espera

se

a

la

[lluvia, la lluvia

24 Si les sonreía,

[temprana. no acertaban a expli-

con

cárselo, ansia la luz de mi

y acogían

[rostro.

sus reuniones me [ sentaba a la cabeza; moraba entre ellos como un rey entre [ sus huestes, como consuelo de los afligidos; 25

Cuando acudía a

1

Y

ahora

,)()

burlan de mí más mozos que

se [

me

los

yo, des-

hubiera yo deñado de contar perros de mis ganados.

a cuyos padres

[

entre los

Aun el vigor de sus brazos ¿de (pie podría servirme? No tienen fuerza alguna. 3 Flacos por la miseria y por el hambre, roen el desierto, oscura tierra, árida [y desolada, 4 recogiendo bledos entre las reta[mas, y se alimentan con raíces de retama. 8 Arrojados de en medio de los hom2

cla-

[bres,

perseguidos u gritos como ladrones, habitan en lo escarpado de los torrentes, en cuevas y entre rocas, ' rugiendo entre la maleza y reuniéndose entre la enramada.

huérfano que no tenía valedor. Caía sobre mi la bendición del que [estaba para caer, y el corazón de la viuda se colmaba [ de gozo. 14 Vestíame de justicia y ella me ro[deaba como vestido, me era mi equidad como túnica y turbante. 18 Yo era ojos para el ciego, cojo pies, era para el al

13

se fortalecerá

Para escucharme

el

[rocío. gloria,

maba,

pobre que [

y

Renovaráse conmigo mi

y mi arco

Omnipotente era conmigo

y tenía en torno mío a mis hijos; 8 cuando me lavaba en leche los pies y me daba la piedra arroyos de aceite; ' cuando iba a las puertas de la ciudad y se alzaba en la plaza mi silla, h y |cs jóvenes al verme se escondían y los viejos se alzaban en pie, 9 y los grandes contenían la palabra y ponían el dedo sobre sus labios, '° y callaba la voz de los caudillos, y se pegaba SU lengua al paladar. 1 1 El oído que me escuchaba me llay los ojos que

nocido.

dientes

[ la palmera; extenderánse mis raíces hasta las

los

[tinieblas.

A

los

[

tegía! Cuando resplandecía su luz sobre mi cabeza, [ y a su resplandor marchaba en las 4

Quebrantaba

del so[berbio, y de sus dientes le arrancaba la presa. 18 Decíame yo: Moriré viejo, prolongaránse mis días como los de

23

OQ

padre de los pobres, la causa aun del desco-

y callaban hasta oír mi opinión. 22 Nadie replicaba a mis palabras, suavemente penetraba en ellos mi

Respuesta de Job. 1

el

Los versículos 21-35 están en perfecto (i) contexto después de 1-1 1 , mientras que los versículos 13-20 dan la razón del r.speto con que era tratado Job y de sus halagüeñas esperanzas para los futuro.

JOB, 31 8 Gente innoble, pueblo sin nombre, pisoteados más que la misma tierra. 9 ]Y de esos soy yo objeto de burla y les sirvo de canciónl 10 Abominan de mí, me esquivan, y basta se atreven a escupirme a la

[cara.

Perdido todo respeto, me insultan, rompen todo freno en mi presencia. 12 A mi derecha se alza el populacho y prepara los caminos para perderme. 1 3 Destruyen mis sendas, procuran mi 11

[ruina,

y nadie 14

brecha,

surgen de bajo las ruinas. Hau arremetido contra mí terrores, se fué como viento mi prosperidad, pasó cual una nube mi ventura, 16 y ahora se derrite mi vida dentro [de mí, y me agarran días de aflicción. ' ? La noche me taladra los huesos, y no descansan los que me roen, i* Me envuelven como vestido con 15

[

como

fuerza,

de mi túnica. Hame arrojado al fango ser como el polvo y he venido a y la orla

19

[

la

ceniza.

¡Clamo a ti y tú no me respondes, y no me haces caso! Te has tornado para mí en despiadado enemigo, con toda tu fuerza me persigues; 22 me alzas en alto, me haces cabalgar 20

insisto

21

[

[sobre

el

viento,

y fuertemente me sacudes. 23 Bien sé que me llevas a la muerte, al lugar de reunión de todos los mor[

24

le

25

26

[

el

la luz,

por

el

pobre?

bien,

vínome

vino

[el mal; la oscu-

ridad. Mis entrañas se agitan sin descanso, han venido sobre mí días de aflicción. en torno enlutado, sin conduelo, pongo a gritar entre la turba. venido a tener por hermanos a

Ando

y me

He

[los chacales,

y por

compañeros

cítara,

Había hecho pacto con mis ojos de no mirar a virgen. ¿Pues qué porción me reservaría Dios [desde lo alto, y qué heredad el Omnipotente desde 2

[las alturas? 3

¿No

y

es la perdición la

que espera

al

el

infortunio a los obradores de la

[maldad? mirando mis caminos y contando todos mis pasos? 5 Ni anduve con engaños 4

¿No

está

a los avestruces,

él

ni corrieron hacia el fraude 6

péseme Dios en balanza

y Dios reconocerá mi 7

mis

pies,

justa,

inocencia.

apartaron mis pasos de tus [sendas y tras mis ojos se fué mi corazón, o se pegó algo a mis manos, 8 siembre yo y coseche otro, y sean arrancadas mis plantaciones. 9 Si mi corazón se dejó seducir por [mujer estuve en acecho a la puerta de mi y [prójimo, 10 muela para otro mi mujer, y sea entregada a ajenos brazos; 11 pues maldad grande es ésta, es un grave crimen, 12 fuego que devora hasta la destrucción, consumiría toda mi hacienda. y 13 Si desdeñé el derecho de mi siervo y el de mi sierva, cuando se quejaron

15

cuando esperaba

piel,

ardor.

1

Si

se

tales.

27

29

31

[el afligido? se llenaba de tristeza mi alma

cuando esperaba

28

[mi el

Hase trocado en duelo mi y mi flauta en lamentos.

14

Y

va desprendiendo

81

Sin embargo, yo no alcé la mano [ contra el pobre, salvé en su angustioso gritar. ¿No lloraba yo todos los días con

¿No

se

i

[inicuo, [

ciñen

Ennegrecida

y mis huesos queman por

los contiene.

Irrumpen contra mí como por ancha

me

30

84

[de mí, alzara Dios [para juzgar, pidiera cuentas, qué res-

¿qué haría cuando

cuando me

se

pondería?

me

mí en el materno hizo también a él? ¿No fué él mismo el que al uno y al otro [nos formó en el vientre? 16 Si negué al huérfano su satisfacción y defraudé la esperanza de la viuda, El que

hizo a

[seno, ¿no

17

si

comí

solo

le

mi bocado

dar de comer de él al huérfano; antes desde mi infancia le atendía [como padre, y desde el seno materno le protegía; 19 Si vi al miserable sin vestido, y al pobre sin ropas, 20 y no me bendijeron sus carnes, y se calentaron con el vellón de mis sin 18

[ovejas;

JOB

842 21

si alcé mi mano contra el inocente, por verme superior a él en la puerta, despréndase mi hombro de la espalda y arranqúese del hombro mi brazo. 23 Pues temía el castigo de Dios, yno habría podidoresistir a su majestad. 24 Si puse en el dinero mi confianza, y dije al oro: Tú eres mi esperanza; 26 si me gocé en mis muchos bienes, y eh que mi mano mucho atesoraba;

22

¿6

Si

mirando

cuando

al sol

brillaba,

la luna al caminar resplandeciente, 47 se engañó en secreto mi corazón,

y a

y

les

28

que

mandé con

mano

la

el

beso de

mi boca, también gravísimo delito, pues habría negado a Dios que está [

es

[en lo alto; 29

me alegré del mal me gocé en que le

si

de mi enemigo,

sobreviniera la [desgracia, pues no di mi lengua al pecado, ni conjuré al sepulcro contra su vida; 31 si no decían las gentes de mi tienda: ¿Dónde hallar quien de su mesa no se

y

30

[sacie? 32

Antes bien no

quedaba fuera

se

[extranjero,

[dumbre, habría aterrado

el

desprecio de las [gentes,

y

mudo me

habría estado sin

salir

de

[casa.

¡Oh, si hubiera quien me escuchasel [Ahí va mi firmal Respóndame el To-

35

dopoderoso. Ahí está

el

libelo

de acusación escrito el adversario. llevaré sobre mis

[por 36

Ciertamente yo

le

[hombros,

me

como

corona, 87 le daré a conocer el número de mis [pasos, me acercaré a él como un príncipe. y ~ 38 si clamó la tierra contra mí, si a una lloraban sus surcos; 39 si comí mi sustancia sin pagarla, si afligid ánimo de los que la cultivaban; 40 názcanme cardos en vez de trigo y cizaña en vez de cebada (Ij. lo ceñiré

Intervención

í>

me

retribuyó según

mis

[obras. 28

no te abrumará mi majestad. 8

y aparecen

26

Mira, soy yo, abro la boca,

es

6

20

a estallar.

20

2

34

33,

He salvado mi vida

del sepulcro,

y vuelvo a ver la lu*.. Mira, todo esto lo hact Dios, dos y aun tres veces con el hombre, 30 para retraer su alma de la tumba, para alumbrarle con la luz de la vida. 31 Atiende, Job, escúchame. Calla mientras hablo yo; 29

32

O

si

tienes que replicar, respóndeme;

habla, que yo deseo que te justifiques. 33 Si

no, haz por escucharme; calla, y te enseñaré sabiduría.

suyo.

11

Pone mis pies en el cepo y espía todos mis pasos. 12 Mira, en esto no tienes razón. Yo te respondo que Dios es más grande [que el hombre. 13 ¿A qué quejarte contra El, de que no dé razón de todo lo que hace ? 14 Habla Dios de un modo, habla de [otro,

pero 16

el

hombre no

le

entiende.

En

sueños o en visión nocturna, cuando desciende el sueño sobre Jos [hombres, cuando duermen en el lecho, 16 entonces abre sus oídos aterra con sus reproches, para retraerle del mal y precaverle contra la soberbia, para salvar su vida de la corrupción

y

le

17

y librarla de

un

fin desastrado.

Es también corregido con dolores cu [mi lecho,

Segundo discurso de

"~

1

2

Eliú.

Prosiguió Eliú hablando así* Oíd, hombres sabios, mis pala[bras.

Prestadme, hombres doctos, vuestro [oído, 3

pues

oído discierne las palabras, como prueba los manjares el paladar. 4 Discutamos la causa, veamos entre nosotros dónde está lo el

[justo. 5

Puesto que Job dice: «Yo soy ino[centc,

pero Dios me niega mi derecho, 6 y contra mi derecho padezco, y es mi llaga atroz sin culpa mía »: 7 ¿Quién jamás como Job, que se bebe [ los insultos como agua, y se va en la compañía de los obraf dores de maldad,

JOB, 35

811 8

por

los

caminos de

hombres

per[versos?

los

Puesto que ha dicho: «No aprovecha

hombre

[al 9

estar a bien con Dios.»

Oídme, sesudos varones: 10 ¡Lejos de Dios la maldad! [Lejos del Todopoderoso la injusticia! 11 El retribuye al hombre según sus [obras,

no tuerce ¿Quién

el

Todopoderoso

le

dió la tierra para que

la justicia. la

y retrajera a sí su soplo y su aliento, 15 en un instante moriría toda carne y el hombre se tornaría polvo. 14 Si entiendes, oye esto y escucha el sonido de mis palabras.

¿Podrá gobernar un enemigo

del

[derecho?

¿Y

quieres tú condenar

al

[verá? El cela sobre las naciones y sobre los [individuos, 30 para que no campe el impío por sus [respetos,

para que no sufra el pueblo vejaciones; puesto que si acaso dice a Dios: «He pagado mi culpa, no pecaré más,

31

enséñame Tú

he hecho

[gobernara? ¿Quién ha hecho el universo todo? 14 Si El a sí solo atendiera

17

¿quién podrá condenar? El esconde su rostro, ¿quién ya le

Si El calla,

Si

32

según su conducta le trata. 12 No, cierto, no es injusto Dios, 13

29

justo su-

que yo no

lo

sé,

mal, no lo haré más», ¿castigará El según tu consejo? Te dirá: Juzga tú en lugar mío? el

33

Di tú 34

lo

que sepas.

Háblenme

los sensatos,

atiéndanme

los prudentes. habló Job cuerdamente,

No

35

fueron imprudentes sus discursos. ¿No será Job probado a fondo por sus respuestas, propias de un [impío, 37 pues a su pecado añade la rebelión, Bate ¡jalmas contra nosotros, y multiplica sus quejas contra Dios? 38

[premo, 18

al que puede decir a un rey «mal[vado» y "criminal » a un soberano? 19 Al que no mira a la cara a los po-

[derosos y no prefiere el rico al pobre, porque todos son hechura suya? 20 Mueren de improviso en el corazón [de la noche, son sacudidos los poderosos y desapa-

recen. El valiente se va sin poder hacer uso de su fuerza, 21 pues El tiene su mirada sobre el obrar [ de cada uno y cuenta todos sus pasos. 22 No hay oscuridad, no hay densa |

[tiniebla,

donde puedan esconderse

malhe-

los [

26

chores.

Conocedor de sus acciones odas, los derriba en una noche y quedan I

[aplastados. Fija plazo al hombre para presentarse al tribunal de Dios. 24 Quebranta al fuerte sin andar en [averiguaciones, y pone a otro en su lugar. 28 Los destroza como reos, los hiere como perversos, 27 porque se alejaron de El y no quisieron saber de sus caminos. 23

18

En cuanto

clamor

llegó a El el

cu cuanto se hizo oír

el

del

[oprimido, lamento de los [

desvalidos.

Tercer discurso de EIIÚ.

35

1

Volvió a tomar Eliú [bra,

la palay dijo:

2

¿Te parece haber pensado justamente «Tengo razón contra Dios», y diciendo: «¿De qué me sirve, qué ventaja he tenido por no haber [pecado?

al decir: 3

Voy

4

a responderte,

y a responder contigo a tus amigos. 8

Contempla

el

ciclo,

mira,

mira cuánto más alta que tú es esa [ bóveda. 8 Si |)ecas tú, ¿qué mal le haces? Si multiplicas tus pecados, ¿qué perjuicio le causas? 7 Y con ser justo, ¿qué le das? ¿Qué recibe El de tumano? 8 A un hombre como tú perjudica tu [mal obrar, a un hijo de hombre aprovecha tu jus[

9

Gritan por

la

gravedad de

Licia.

la opre-

sión, luden socorro contra

la

tiranía de los [

10

pero nadie dice:

poderosos;

«¿Dónde está

el

Dios que me creó, que da en la noche cantares de júbilo, 11 que nos da inteligencia mayor que las bestias de la tierra y nos hace sabios más que a las aves [

[

I

de' cielo?

-

JOB, 12

Y, claro, por mucho que

griten, El

no

[responde,

virrdo

la

soberbia de los malvados.

Un vano

13

gritar, cierto,

no

lo

escucha [Dios,

Todopoderoso no

el 14

lo atiende,

menos todavía cuando tú

dices

que

[no lo ve. Ante El está la causa, espera en El. 15 Al decir, pues, que no es su ira la

845

36, 37

a lugar holgado, sin estrecheces, a mesa llena de selectos manjares. 17 Pero si sigues los senderos del impío, la 18

la pena te corresponderán. te lleve, pues, la ira al arrebato,

culpa y

No

y no te deprima la cuantía del rescate. 19 ¿Puede acaso sacarte de la angustia [tu clamor

y todos tus vigorosos esfuerzos? 20

No

anheles, pues, tanto la noche de

[que castiga,

que no atiende gran cosa a

la iniqui-

[dad,

[la

16

abrió Job vanamente su boca y multiplicó insensatamente las pa-

22

Q¿1

1

2

Continuó Eliú, diciendo. Espera un poco y te enseñaré,

todavía hav

más razones en favor de

miseria quien te lle[vara. Mira: Dios es sublime en su poder. la

¿Quién como El terrible? 23 ¿Quién jamás le dió normas de con[ducta? ¿Quién jamás pudo decirle: Has hecho [mal? 24 Acuérdate de que debes ensalzar [sus obras,

[Dios. 3

Sacaré de lejos mi saber y vindicaré la justicia de mi Hacedor. 4 Cierto, no son falaces mis razones, te habla un perfecto conocedor. 6 Mira: Dics es poderoso, y el poderoso de verdad no desprecia

de tantos hombres celebradas. 25

Todos

y

se deleitan en Mira: Es Dios tan grande que no

26

los

hombres

las ellas.

contemplan

No

deja florecer

al

[gable. 27

impío

y hace justicia al desvalido; 7 No aparta sus ojos del justo, y al fin los sienta en tronos con

los [reyes,

y son exaltados; 8 y encadenados, oprimidos en

El hace subir las gotas de agua y descender en lluvia sus vapores. 28 Destilan las nubes, y llueve sobre el hombre en abunfdancia. 29

los

[lazos de la miseria, hará reconocer sus obras, sus pecados, porque se ensoberbecieron. Abrirá sus oídos a la corrección, 10 aparten del y los exhorta a que se

El

les

9

[mal.

¿Quién será capaz de conocer

[blos,

y con eso da pan a

Si le

32

Se arma

y

les

oyen, si se le someten, terminarán felizmente sus días y sus años transcurrirán en la dicha. 12 Pero si le desoyen, acabarán mala[

mente

y morirán cuando menos lo esperaban. 13 Les de corazón protervo se airan y no claman a Dios cuando los enca[dena; 14

por eso se extingue su vida en la [juventud y acaba en la adolescencia.

Por

lo contrario,

salva

al

|de la angustia

los mortales.

manos de fulgores herir al enemigo,

las

manda

33

y con su fragor anuncia

el

celo de su ira contra la iniquidad.

Q7

1

y 2

Esto hace saltar mi corazón, le

Oíd, oíd

llena de espanto, el estallido de su voz, sale de su boca,

El estampido que 3

se extiende

por todos

los

ámbitos del [cielo,

y

justo pa-

[cicnte, por sus padecimientos, y cen la tribulación abre sus oídos. 16 También a ti te sacará de las fauces

las

[extensiones de las nubes, los fragores de su pabellón? 30 El extiende en derredor suyo su luz, y la hace llegar hasta las profundidades de los mares. 31 Pues con esto alimenta a los pue-

11

16

le

[conocemos. El número de sus años no es investi-

[a nadie. 6

otros. la ini-

quidad, aunque fuera

labras.

Cuarto discurso de Eliú.

muerte,

eme va arrebatando a unos tras 21 Guárdate de dejarte llevar a

4

llega su fulgor hasta los confines de [la tierra.

Y después de

resuena el trueno. majestuosa, y nada puede retener el rayo ctí.r.do te oye la vez de su majestad.

Brama con voz

él

JOB, 38

846 6

[su voz.

Hace

cosas grandes que no compren-

demos. 6

El dice a la nieve: Baja a la tierra, y a las lluvias copiosas: Abundad. 7 Es ante ellas impotente el hombre, para que todos reconozcan que es [obra de El. *

Las

y

se

*

meten en su

fieras se

cubil

Del austro viene

el

viene del septentrión el frío. Al soplo de Dios se forma el hielo se contrae la extensión de las [aguas. El carga de agua las nubes. 18 distiende la nube de su luz que va todo en torno, donde la lleva la voluntad del go[bernante para hacer lo que le mande El;

Y

ya para castigar como azote, ya para regar la tierra, para favorecer con ella al hombre. 14 Atiende a esto, Job, y detente a considerar las maravillas 13

los

[de Dios. designios de Dios [sobre ellos?

¿Sabes por qué hace brillar el relám[pago en sus nubes? 14 ¿Conoces el equilibrio de las nubes [en el aire, los prodigios del que todo lo sabe? 17 ¿Sabes por qué se calientan tus vestidos cuando el viento solano abochorna la [tierra? 18

¿Extenderás tú con

él

firma-

el

mento, terso 19

como fundido

espejo?

que hemos de decirle, pues nosotros no sabemos, envueltos

Enséñanos

1

Entonces dirigió Dios a Job su palabra, de en medio de un torbellino, diciendo (1): 2 ¿Quién es éste que empaña mi pro[ videncia con imprudentes discursos? 3 Cíñete como varón tus lomos. Voy a preguntarte, respóndeme tú.

¿Dónde estabas

al

fundar yo

la [tierra?

huracán,

10

¿Sabes tú

QO

4

quedan en sus guaridas.

u y

15

Intervención de Dios.

Truena Dios maravillosamente con

lo

Dímelo, si tanto sabes. 6 ¿Quién determinó, si

lo sabes,

¿Quién tendió sobre ella la regla? 8 ¿Sobre qué descansan sus cimientos, o quién asentó su piedra angular, 7 entre las aclamaciones de los astros [ matutinos y los aplausos de todos los hijos de [Dios? 8

¿Quién cerró con puertas el mar cuando impetuoso salía del seno, 9 dándole yo las nubes por mantillas, y denso nublado por pañales, 10 dándole yo la ley y poniéndole puertas y cerrojos? 11 diciéndole: De aquí no pasarás, ahí se romperá la soberbia de tus olas. 14 ¿Acaso has mandado tú en tu vida [a la

¿Quién

irá a darle

cuenta

si

habla-

mañana

y has enseñado su lugar a la aurora, 13 para que ocupe los extremos de [

la

tierra

v eche Cuera a los malhechores, modelándose entonces la tierra como

14

[el barro bajo el sello, y apareciendo vestida, 16 privando a los malvados de su luz y rompiendo el brazo de los soberbios' 18 ?Has bajado tú hasta las fuentes del mar. te has paseado por las profundidades [

[del

[en tinieblas. 40

sus

[dimensiones?

17

abismo?

¿Se te han abierto las puertas de

la

yo?

[muerte'.'

¿Podrá decirle nadie: «Me veo avasallado»? 11 A veces no se puede ver la luz que [resplandece en el cielo. De pronto pasa el viento y barre las [nubes; 44 viene del aquilón áureo resplan-

¿has visto las puertas de la fúnebre ti [niebla? 18 ¿Abarcas la inmensidad de la tierra? Dilo, si sabes todo esto.

[re

dor, terrible majestad. Grande es su poder, grande es su [juicio, mucha su justicia, no oprime a na-

y se viste Dios de

19

¿Cuál es

el

camino para

las

moradas

[de la luz? y las tinieblas, ¿dónde haüitan? 90 Tú sabrás conducirlas a sus domifnios

43

[dic. 44

Por eso han de temerle los hombres, y no mira El al que se cree sabio.

Dios aparece al fin, y dirigiéndose a (i) Job trata de aplanarle presentándole la grandeza de su sabiduría, revelada en la creación. Es magnifica la descripción del caballo, del hipopótamo y del cocodrilo.

JOB. 39 y tornarlas a los senderos de su morada. 81 ¡Seguro lo sabrás, pues ya habías [nacido y era ya entonces grande el número 22

¿Has ido a

¿Has entrado

los .fin.

[de tus días! escondrijos de la [ nieve? los

almacenes del [granizo

23

que guardo yo para

para 24

el

los tiempos de [la desdicha,

día de la guerra

¿Cuál es

el

y de

la batalla?

camino por donde

se

[difunde la niebla? ¿Por dónde se echa sobre la tierra el [viento solano? 25 ¿Quién abre el camino a la inunda[ción

y sus sendas al rayo tonante, 26 para hacer llover sobre tierra de[

sierta,

sobre

desiertos inhabitados por el [hombre, para empapar las áridas llanuras y hacer brotar la verde hierba? 28 ¿Tiene padre la lluvia? ¿Quién engendra a las gotas del rocío? 29 ¿De qué seno sale el hielo?, y la escarcha del cielo, ¿quién la ha [engendrado? 30 Se endurecen las aguas como pie-

2'

[dra,

y se congela la superficie del abismo. 31 ¿Has atado tú los lazos de las Plé-

yades, o puedes soltar las ataduras del Orion? ¿Eres tú quien a su tiempo hace salir [las constelaciones y quien guía a la Osa con sus hijos? 33 ¿Has enseñado tú a los cielos su ley y determinado su influjo sobre la

32

[tierra? 34

¿Alzas tu voz hasta las nubes, para que te cubran de copiosas aguas? 35 ¿Mandas tú a los relámpagos y van

8 -17

o se ponen en acecho en la espesura? 41 ¿Quién prepara su alimento al [cuervo, cuando sus polluelos gritan a Dios riñen falta comida? por de y

QQ

1

¿Sabes tú el tiempo en que [paren las gamuzas? ¿Asististe al parto de la cierva? 2 ¿Contaste los meses de su preñez, o conoces el tiempo de su parto? 3 Se encorvan, echan su cria,

poniendo fin a sus dolores. 4 Se hacen grandes sus crías, crecen en [el campo, salen, y no vuelven más a ellas. 8 ¿Quién da libertad al asno salvaje? ¿Quién rompe las ataduras al onagro, 6 al que por casa di el desierto, por guarida las estériles estepas? 7

Se ríe del estrépito de las ciudades, las voces del arriero;

y no oye 8

vaga por los montes al pasto, se va tras de toda hierba verde.

y 9

¿Consentirá

el

búfalo en servirte

noche a tu pesebre? ¿Podrás atarle al yugo con tus

y en pasar 10

la

hacerle arar los surcos delante de ti? ¿Contarás con él por su gran fuerza le encomendarás tus labores?

y 11

y 12

y

¿Le fiarás la recogida de tu grano el amontonamiento de tus mieses [en la era?

13

Agítase bulliciosa el ala del avestruz, pero ¿es acaso también pluma piadosa [y voladora? 14 Abandona sus huevos a la tierra y los deja que se calienten en la arena, 15 Sin pensar que un pie puede romperlos,

puede aplastarlos un animal salvaje. 16 Es cruel con sus hijos cómo si no [fueran suyos,

y no

se cuida de

que sea vana su

fa[tiga,

[ellos,

diciéndote: 36

17

Henos aquí?

¿Quién puso sabiduría en

las cosas

[ocultas,

quién puso inteligencia? ¿Quién dispone las nubes con cuenta

y en las claras, 37

co-

yundas

[y número, y quién derrama los odres de los cielos cuando se hace una masa el polvo, y se pegan unos a otros los terrones? 39 ¿Eres tú quien proporciona su

38

[presa al león

y sacia el alma de los leoncillos, 40 cuando están agazapados en sus [cubiles

porque le negó Dios la sabiduría, y no le dió parte en la inteligencia; 18 pero a la llegada del cazador puede [desafiarle, del jinete. 19 ¿Puedes tú dar al caballo la fuerza, llenar su cuello de relinchos? 20 ¿Le enseñas tú a saltar como la lan[gosta,

y

se ríe del caballo

y

a resoplar fiera y terriblemente? 21 Hiere la tierra su casco, lánzase [audaz,

encuentro de las armas, Ríese del miedo, no se empavorece, no retrocede ante la espada;

sale al 22

JOB,

848 23

cruje sor re

la 14

llama de

él la

40, 41 13

aljaba,

se detiene al

Cuando suena

sonido del clarín. la trompeta, dice:

el

28

Mira

16

al

hipopótamo, creado por mí,

[como lo fuiste tú, se apacienta de hierba, como el

que

huele de lejos la batalla, clamor de los jefes y el tumulto. ¿Se alza a lo alto el azor por tu sa-

Mírale;

su

[buey. sus [lomos, músculos de su

fuerza

[biduría,

tendiendo sus alas hacia el mediodía? ¿Se remonta por oí den tuya el

vigor en

y su

27

los

[águila,

Endereza su cola como un cedro, de sus costillas se entrelazan. huesos son como tub>s de

los nervios 18

Sus

[bronce,

son 19

a

como palancas de

der 2

a Job, dijo:

censor contender todavía [con el Omnipotente 1 El que pretende enmendar la plana a [Dios, responda.

¿Querrá

el

Itcspucsta de Job. s 4

Y Job respondió

a Yave, diciendo: iCuán pequeño soy! ¿Qué voy a res-

ponder? Pondré mi mano sobre mi boca. 6 Una vez hablé, no hablaré más. Dos vetes, no añadiré palabra. Prosigue Yave. a Job desde torbellino, y dijo: 7 Ciñe tu cintura, cual varón, Yo te preguntaré, enséñame tú. *

Siguió

Yave replicando [el

8

entregó

Los montes

espada su Hacedor.

la le

a



[justicial para justificarle [tú?

brazos tú como los de .Dios y puedes tronar con voz semejante a

todas las bestias

[del campo. Echase debajo de los lotos, en medio de los juncos del pantano; 22 los arbustos de la orilla Ic dan 21

[sombra, rodean las mimbreras del torrente. Crezca el río, el no se espanta, Está seguro aunque le llegue un Jor[dán al hocico. 24 ¿Le cogerán a sus ojos? ¿Taladrara nadie con el anillo su nariz? 25 ¿Puedes tú coger con anzuelo al le 23

[cocodrilo

y atarle una cuerda a la lengua? ¿Le meterás un junco por la nariz, o atravesarás con el anillo sus mandíbulas? 27 ¿Te dirigirá ruegos suplicantes, o te lisonjeará con palabras? 28 ¿Hará pacto contigo, lo tomarás a tu servicio? 29 ¿Jugarás con él como con un pájaro, 0 le atarás para juguete de tus niños? 30 ¿Le cogerán los pescadores en sus 26

¿Tienes

los

suya? 10 Revístete, pues, de gloria y majestad, cúbrete de magnificencia y esplendor,

[redes, se lo repartirán los

mercaderes?

" ¿Cubrirás tú de flechas su piel

;

y

hundirás el arpón en la cabeza? Ponle encima la mano, quedará recuerdo de la riña y no

le

32

te

[la

11

sus pro[ductos,

ofrecen

allí

¿Aún pretenderás menoscabar mi

¿Me condenarás •

hierro.

Es obra maestra de Dios, él le

20

mientras retozan 1

distribuye a loi rentes tu

[

41

2

volverás.

Nadie se atreve a provocarle, puede siquiera estar a pie

ni

[firme delante de

ira,

y humilla al soberbio sólo con mirarle. Mira al orgulloso y abátele, y aplasta a los malvados.

en

está

[vientre. 17

y hace su nido en las alturas? 28 Habita en las rocas y allí pasa la [noche, en la cresta de las rocas, en lo mas [abrupto. 29 Acecha desde allí la presa que de muy lejos descubren sus ojos. 30 Sorben la sangre sus polluclos, y donde hubiere mucrtjs, allí está ella.

40 V continuando Yave en respon-

polvo,

[vencer. 15

[iSusl

Y

el

14

[tierra,

y no 25

Ocúltalos a todos en

y cubre su faz de eternas tinieblas. Yo entonces también te alabaré, y diré que tu diestra es capaz de

lanza y la saeta; con estrépito y resoplido sorbe la la

1

Si

alguno

se atreviere, le

12

él.

engañó su [ilusión,

a su solo vista

quedará aterrado.

»

JOB. 42

«-19

Itcspucslu

tic

Job.

[salvo?

No lo hay debajo del 4 No callaré la forma

de sus miembros,

no tiene igual en la fuerza; 6 ¿Quién jamás le despojó de su

6

le

El

la

doble

fila

de sus [dientes,

abrió las puertas de la boca? de sus dientes infunde

círculo

[terror; 7

Respondió Job, diciendo (1): Sé que lo puedes todo, y que no hay nada que te cohiba. 3 «¿Quién es éste que imprudente2

mm[to,

quién exploró

1

A*}

cielo.

mente empaña mi

providencia?»

Cierto que proferí lo que no sabía, cosas difíciles para mí, que no conocía. 4 «Escucha y hablaré yo, yo te preguntaré, enséñame tú. 5 Sólo de oídas te conocía; mas ahora te han visto mis mismos

Su dorso está armado de laminas de [escudos,

compactas y cerradas como un sello; 8 únese la una a la otra sin dejar res-

[ojos. 0



Por todo

retracto

y hago [

entre

el

peni-

tcncia,

polvo y la ceniza.

[quicio, sí no se separan. Sus estornudos son llamaradas, sus ojos son como los párpadeos d2

y unidas entre 9

Epilogo. la

[aurora; de su boca sale fuego, centellas de fuego; 11 sale de sus narices humo, como de olla al fuego, hirvicnte. 12 Su aliento enciende los carbones, 10

saltan llamas de su boca; 13 en su cuello está su fuerza, y ante él tiemblan de horror. 14 Las papadas de su carne son duras,

apretadas contra él; aunque le fulminaran con rayos [no se movería. Su corazón es duro como el pedernal, 16 duro como la piedra inferior de la [muéla. Si se alza tiemblan los valientes, 17 y de terror no saben por dónde tirar. La espada que le ataca se rompe, 18 No resisten la lanza ni el dardo: para él el hierro es como paja, 19 y el bronce cual madera carcomida. El hijo del arco no le hace huir, 20 Las piedras de la honda son para

15

[él

la

maza

le es

como

estopas,

paja,

21

y se burla del vibrar del venablo. Debajo lleva agudos tejos, que arrastra como un trillo sobre

22

el

[cieno.

Hace

hervir

el

abismo como

olla

y espumar como vasija de ungüentos. Deja en pos de sí blanco su ca-

23

24

Como

si

fuera

una

[mino, cana cabeDiera.

No hay

en la tierra semejante a 25 Hecho para no tener miedo. 26 Todo lo ve desde arriba, es el rey de todos los feroces.

él,

7

Después de haber hablado Yave

estas palabras, dijo Yave a Elifaz, temanita: Se ha encendido mi

a Job ira

contra

ñeros,

ti

y contra tus dos compa-

porque no hablasteis de mí

rectamente, como mi siervo Job.

8

Así,

pues, tomad siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job y ofreced por vosotros sacrificio; y Job, mi siervo, rogará por vosotros, y en atención a él no os haré mal, pues no hablasteis

de mí rectamente, como mi

9 Vinieron, pues, Elifaz, temanita, Bildad, suhita, y Sofar, namatita, e hicieron lo que les mandara Yave, y Yave atendió a los ruegos de Job (2). 10 Yave restableció a Job en su estado después de haber él rogado por sus amigos, y acrecentó Yave hasta el duplo todo cuanto antes poseyera. 11 Vinieron a él todos sus hermanos y hermanas y todos sus anteriores conocidos, y comieron con él en su casa, se condolieron y le consolaron por todo el mal que sobre él hiciera venir Yave, y le regalaron cada uno una moneda y un anillo de oro. 12 Yave bendijo las postrimerías de Job más que sus principios, y llegó a poseer

siervo Job.

Job responde humilde, confesando su (1) imprudencia. El desenlace sorprende un poco. Cuan(2) do creíamos que los amigos de Job recibirían u.i elogio de Dio?, sjeede al revés: es Job el elogíalo y ellos son declarados en falta, necesitando de la intercesión del acusado para alcanzar perdón de Dios. Al fin viene a cumplirse la sentencia de que Dios colma de bendiciones a los que le temen.

^

\

54

JOB, 42

850

Job catorce mil ovejas,

seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. 13 Tuvo siete hijos y tres hijas; 1J

primera le puso por nombre a la segunda Quesia, y a la tercera Querenapuc. 15 No habla en luda aquella tierra mujeres más hera

I

|

mosas que

las hijas de Job, y su padre dió herencia entre sus hermanos, Vivió Job después de esto ciento cuarenta años y vió a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación, 17 y murió Job anciano y colmado de días. les 16

la

Yemima,

'

SALMOS

INTRODUCCION AL LIBRO DE LOS SALMOS El título que este libro lleva en el texto masorético significa en general cantos, himnos, salmos, loas, etc. El libro está dividido en cinco. El primero contiene

hs Sainos

1-41.

El

szg'indo, los

Salmos 42-72. El

tercero, los

Salmos 73-89. El

quinto, los Salmos 107-150. Probablemente estos cinco libros son otras tantas colecciones de Salmos, hechas en distintas épocas y por distintos autores, como lo prueba el terminar cada una de ellas con una doxología final, y principalmente la nota que se halla al fin del segundo libro, Sal. 72. «Aquí terminan los Salmos de David, hijo de Jeséo; pues a pesar de ella, son no pocos los Salmos de David que contienen los libros siguientes, y que le atribuyen las inscripciones. Se confirma este modo de ver, por hallarse en los varios libros repetidos, con más o menos ligeras variantes, algunos Salmos. Así, por ejemplo: 14 53, y el estar algunos de ellos compuestos de partes de otros, como por ejemplo: el Salmo 69, que es parte del 39 vs. 14-18; el 107, compuesto de fragmentos del 56, vs. 8-12 y del 59 vs. 7-14. Sólo pueden explicarse estos hechos, suponiendo que al tiempo en que fué hecha la colección general, gozaban ya de tal prestigio las varias colecciones particulares, que el autor de aquélla las aceptó cuales eran, sin atreverse a suprimir cuarto, los

Salmos 90-106, y

el

=

nada en ellas. Se confirma esto mismo por el uso sistemático que en los distintos libros se hace de los nombres divinos Yave y Elohim. En el libro primero aparece generalmente el nombre de Yave; -en el segundo, generalmente el nombre de Elohim; en el tercero, casi tanto el de Yave como el de, Elohim; en el cuarto, exclusivamente, y en el quinto exclusivamente o casi exclusivamente el de. Yave. El libro de. los Salmos o Salterio, suele llamarse Salterio de David, y así lo llamó el Cnnrilio Tridentino; pero esto no quiere decir que, sea David el único

SALMOS

854

autor de todo él, sino que es el principal autor, pues son muchos los Salmos que él compuso, y se le considera como el más eximio de los salmistas de Israel: «Egregius psaltes Israel» (II Rcg, 23, 1). Las inscripciones atribuyen a Moisés uno, el 90; a David, sesenta y cuatro; a Salomón, uno, el 72, según la interpretación que de la inscripción hacen muchos intérpretes, que, sin embargo, no nos parece la más probable; a Asaj, letita, doce; a los coreítas o hijos de Coré, doce; a Etán, uno, el 89. Los restantes, cincuenta y nueve, son anónimos «huérfanos" los llaman los judíos / la inscripción, si la llevan, no indica el autor. El autor de la colección general, según todas las probabilidades, parece haber sido Esdras. La época en que fueron escritos los Salmos abarca un largo período, que va desde los comienzos de la monarquía, siglo xi a. C, hasta después de la cautividad babilónica, siglo v a. G.¡ sin que podamos con certeza señalar fechas





más recientes para algunos, como creen ciertos intérpretes, y mucho menos todavía decir que algunos de éstos sean del tiempo de los Macábeos. Las inscripciones que preceden a muchos Salmos, aunque no pueda afirmarse que sean de los autores, son, sin embargo, antiquísimas, muy anteriores al tiempo en que fué hecha la versión de los LXX, como lo prueba el hecho de que muchas de ellas ya eran ininteligibles para los autores de esta versión. Son, por tanto, muy respetables, aunque no tengan siempre autoridad decisiva, pues no se sabe si son del autor inspirado. Son indicaciones respecto del autor, las más; respecto del género de la composición; respecto de la melodía a cuyo tenor había de cantarse el salmo; y en fin, dan a veces los instrumentos músicos con que el canto había de acompañarse, la tesitura de las voces y el cantor que había de dirigirlo o personalmente cantarlo. Por desgracia se perdió entre los judíos la tradición de casi todo cuanto concernía al canto litúrgico, y hoy muchas de

para nosotros, o enteramente indescifrables o sólo muy problemáticamente conjeturables. Las que se refieren al género de la composieión distinguen varias clases de Salmos; mas. por qué son llamados niizmor, unos, otros higgayon, otros mictam, otros sir, otros masquil, no podemos hoy colegirlo. Las que indican la melodía, suelen repetir la primera o primeras palabras de un canto ya conocido, probablemente popular; así por ejemplo: Mut-labbcn, Ajclct-Saar, etc. Indicadoras de los instrumentos hallamos neguinot, instrumentos de cuerda; nejilot, instrumentos de aire, etc. Referentes a la tesitura, hallamos scniinit, a la octava; alamnt, a voces blancas, voces de doncella, etc. Finalmente se repite muchas veces upara el director del canto, para Jedutún*, etc., que parecen indicar quién había de cantarlo, o quién había de dirigirlo. Todas estas indicaciones, si nos fueran ciertamente conocidas, tendrían para nosotros un valor artístico muy estimable, pero no el valor histórico que tienen las que se refieren al autor del Salmo o a las circunstancias históricas en que estas indicaciones son,

fué compuesto.

Además del autor, indican varias inscripciones las circunstancias históricas en que el Salmo fué compuesto. Asi, por ejemplo, el 7 lleva la inscripción: 'Sigayon de David, que cantó a Yave con ocasión de lo de Cus, benjaminiUX. El 18: «Al maestro del coro, salmo de David, siervo de Yave, que dijo las palabras de este canto, cuando le libró Yave de todos sus enemigos y de lu mano de Saúln,

etc.

de estas inscripciones históricas es, como hemos dicho, muy grande, por su gran antigüedad; no es, sin embargo, del todo decisiva. Como norma en cuanto a esto, debemos seguir las respuestas dadas por la Comisión Bíblica Pontificia en 1 de mayo de 1910 a las siguientes preguntas: 1. Las denominaciones «Salmos de David», «Himnos de David», *Lil>ro de los Salmos de David', «Salterio de David», usadas en las antiguas colee ciones y aun por loa mismos Concilios, paro designar el libro de ciento cincuenta

La autoridad

SALMOS

855

iqlinva del Antiguo 'Testamento, y la opinión de muchos Pudres y Doctores, une atribuyeron a David todos los Salmos sin excepción, ¿tienen tanto peso que hayamos de tener a David por el autor único de todo el Salterio? R. Negativa. II. De la concordia del texto hebreo y el texto griego de la Alejandrina y las otras versiones antiguas, ¿puede justamente deducirse que las inscrip dones de los Salmos puestas en cabeza del texto hebreo son más antiguas que la versión de los LXX, y que por tanto proceden, si no directamente de los autores mismos de los Salmos, por lo menos, de una antigua tradición judía? R. Afirmativa. III. Las indicadas inscripciones, testigos de la tradición judía, cuando ninguna razón grave se opone a su autenticidad, ¿pueden prudentemente ser puestas en duda? R. Negativa. IV. En atención a los múltiples testimonios de la Sagrada Escritura acerca del natural ingenio de David, ilustrado por el carisma del Espíritu Santo en la composición de los poemas religiosos, las instituciones por él f undadas relativas al canto litúrgico de los Salmos, dadas las atribuciones que de Salmos se le hacen, sea en el Antiguo Testamento, sea en el Nuevo, de tanto tiempo ha puestas a la cabeza de los Salmos, añadido el consentimiento de los judíos, de los Padres y Doctores de la Iglesia, ¿puede prudentemente negarse que el autor principal de los poemas del Salterio es David?; o, por lo contrario, ¿es permisible afirmar que sólo algunos de estos poemas deben atribuirse al real salmista? R. Negativa a ambas partes. V. ¿Puede en particular negarse el origen davídico de los Salmos, que en las citas del Antiguo o del Nuevo Testamento claramente se atribuyen a David, entre ¡os cuales se deben principalmente señalar al 2, «Quare fremuerunt gente»--; el 15, «Conserva me Domine»; el 17, «Diligan te, Dominz, fortitudo mea»; el 31, «Beati quorum remissae suut iniquitates»; el 68, «-Salvum me tac, Deus», y el 109, «Dixit Dominus Domino meo»? R. Negativa. VI. ¿Puede admitirse la opinión de los que piensan que entre los S-dmos hay algunos, bien de David, bien de otros autores, que por razones litúrgicas y musicales, por la negligencia de los escribas o por otras causas desconocidas, han sido, o divididos en varios o reunidos en uno solo; o que algunos otros, por ejemplo, el ¡¡Miserere mei, Deus», para adaptarlos mejor a las circunstancias históricas o a las solemnidades del pueblo judío, lian sido ligeramente retocados, o modificados por la sustracción o la adición de algún que otro versículo, sin perjuicio, sin embargo, de la inspiración del texto sagrado todo entero? R- Afirmativa a ambas partes. VII. ¿Puede sostenerse como probable la opinión de aquellos escritores modernos que, apoyándose únicamente en indicios internos o en una interpretación inexacta del texto sagrado, se esfuerzan en demostrar que muchos Salmos lian sido compuestos en la época de Esdras y Nehemías, y aun en el







.







liemj o de los



Macabeos?

R. Negativa. VIII. ¿Hay que reconocer, por los múltiples testimonios de los Libros Santos del Nuevo Testamento, por el unánime consentimiento de los Padres y ¡jor la misma confesión de los escritores de raza judia, que hay muchos Salmos pro/éticos y mesiánicos que predicen el advenimiento, el reino, el sacerdocio, la pasión, la muerte y la resurrección del futuro libertador? Y, por consiguiente, ¿ha de rechazarse en absoluto la opinión de aquellos que, desnaturalizando el carácter pro/ético y mesiánico de los Salmos, restringen estos oráculos acerca

SALMOS

856 Cristo elegido? del

a predicciones meramente

concernientes al

porvenir del

pueblo

—Afirmativa

a ambas partes. sabemos qué criterio siguieron los colectores al hacer las colecciones; quizá fueron reuniéndolos según los fueren escribiendo o hallando, pues ni se sigue un orden lógico ni el cronológico; tedo lo más hallamos un par de grupos que parecen haberse hecho según el uso litúrgico de ciertos Salmos. Ya San Agustín y otros Padres se lamentaban de este desorden. Sería, sin embargo, muy aventurado querer introducir en ellos un orden cualquiera, a no ser que se dejara intacta la numeración, pues de lo contrario seria un enorme embrollo verificar tantas citas como de ellos se han hecho a través de tantos siglos y en tantas y tantas obras. La numeración no es la misma en todos los R.

No

Códices hebreos, y mucho menos en las diversas versiones. La Vulgata sigue en esto a los LXX. El 9 de la Vulgata son el 9 y 10 en hebreo, y por eso a partir de 10 la numeración de la Vulgata y el hebreo se separan, siendo siempre en una unidad inferior la numeración de la Vulgata a la del hebreo. Vulg. 10-112, Hbr. 11-113. El 113 de la Vulgata es en hebreo el 114 y 115, mientras que el 114 y el 11.5 de la Vulgata son el 116 en el hebreo, continuando, por tanto, la numeración de aquélla en una unidad inferior a la de éste, desde el 114-115 Vulg. 116 Hebr. hasta el 145 Vulg. 146 Hebr. El 146 y 147 de la Vulgata son el 147 del hebreo; por tanto, se iguala ya la numeración en la una y el otro hasta el fin del Salterio. Cada uno de los libros lleva al fin una doxologia, que viene a equivaler a una suscrip.ción, y el conjunto del Salterio termina con el Sal. 150, que, más que Salmo, es propiamente la doxologia final de todo el Salterio. Es tan vario el argumento de los Salmos y tan complejo el de muelws de ellos, que viene a ser muy difícil agruparlos en clases. Sin embargo, ya los Padres los dividieron en dogmáticos, morales, históricos y proféticos; pero son muchos, indudablemente, los que a la vez habrían de incluirse en varias o en todas estas categorías. Hay dos grupos de Salmos, los de Aleluya y los Graduales, que originó el uso litúrgico. Los primeros, 113-119, se cantaban en los novilunios, en la fiesta de la Pasctta y en las de Pentecostés, de los Tabernáculos y la Dedicación. En la fiesta de la Pascua se cantaban primero en el templo, al inmolar el cordero, y se repetían luego a la tarde en las casas, después de comida la Pascua. Los Graduales, 120-134, los cantaban por el camino los que de toda la tierra subían a Jerusalén a celebrar las tres grandes festividades de la Pascua, Pentecostés y los Tabernáculos. (Is. 30, 29; Gal. 1, 17-18). Son los dos grupos que netamente se distinguen en la colección general. No forman grupo aparte, sino que se hallan diseminados en las varias colecciones, otros Salmos que se distinguen también netamente de los otros, unos por el argumento, los Salmos mesiánicos y los imprecatorios, otros por el artificio poético, los alfabéticos. Los Salmos mesiánicos son salmos proféticos, en los que se anuncia "la venida, el reino, el sacerdocio, la pasión, la muerte y la resurrección del Mesías". Pueden también considerarse mesiánicos aquellos que se refieren al reino de Dios, ya que es el Mesías el que ha de inaugurar este reino. El mesianismo de un Salmo puede constarnos, o con toda certeza, o con una mayor o menor probabilidad. Son ciertamente mesiánicos aquellos que del Mesías o de su reino fueron interpretados por Cristo Nuestro Señor o los Apóstoles en el Nuevo Testamento. Igualmente aquellos que unánimemente interpretaron los Padres como mesiánicos. Son, por lo contrario, sólo mdt o menos probablemente mesiánicos aquellos que por la materia, el contexto o la analogía con otros ciertamente mesiánicos, pueden como tales interpretarse. En esto, sin embargo, deberá proceder el intérprete con gran meticulosidad y soberidad.

SALMOS

857

Un Salmo podrá ser mesiánico, o en su sentido literal histórico, o en bu sentido literal evangélico, o en sentido típico, ya que éstos son en general los sentidos de toda divina escritura. Véase acerca de esto lo dicho en la Introducción general acerca de los sentidos de la Sagrada Escritura. No pocas veces sucede que, al cantar el salmista la bienaventuranza del justo, o al lamentarse de sus aflicciones y angustias, eleva su mente la divina inspiración, y más que dirigirse a un justo particular o al justo en general, se dirige al Justo por excelencia, el Mesías. Igualmente, al lamentarse de las persecuciones, ultrajes, afrentas, etc., con que se ve afligido, más que a sí mismo, por efecto también de la inspiración divina, se refiere al Mesías paciente y

atribulado. Es frecuente en la poesía, sobre todo en la lírica, que el poeta se revista, o revista a la persona a quien canta, de una vaga personalidad, que trasciende la realidad de la misma, y acumule sobre ella, no sólo notas reales de otras, sino también notas ideales a que su mente se eleva. Así, por ejemplo, nuestro Gabriel y Galán, al cantar al «Ama», ve en ella, no sólo las cualidades de la esposa muerta, de quien generalmente se cree, quizá sin razón, que es la persona cantada en el poema, sino las de otras amas a quienes conoció, y quizá las de una ama ideal, que sólo en su mente tuvo vida. Esto mismo sucede en la lírica sagrada; y por eso sería desacertado querer interpretar muchos Salmos que llevan una inscripción histórica, encerrándose dentro de las circunstancias históricas a que se refiere la inscripción. El poeta, aunque compusiera sus Salmos en las circunstancias históricas que la inscripción menciona, rompe

generalmente ese marco, y elevándose muy por encima de él, expresa pensamientos y sentimientos que no caben dentro del mismo. A esto parece aludir San Juan de la Cruz, cuando, en el prólogo de su «Cántico Espiritual», nos dice que estas canciones fueron compuestas: «En amor de abundante inteligencia mística», y que «los dichos de amor es mejor declararlos en su anchura, para que cada uno se aproveche según su modo y el caudal de su espíritu, que no abreviarlos a un sentido, a que no se acomode todo paladar». Si además tenemos en cuenta, como hemos indicado, la ilustración divina de la mente del salmista y el ambiente mesiánico de que está rodeado, se verá la justeza de estas observaciones acerca del mesianismo de muchos Salmos. Hay algunos Salmos, pocos, más bien, por lo general, partes de Salmo, que contienen tremendas imprecaciones. Modelo de esto es el Salmo 109. Si hacemos aquí especial mención de ellos, es por la especial dificultad que presentan, fundada en lo tremendo de las imprecaciones, que chocan fuertemente con nuestra mentalidad cristiana. Ha de tenerse en cuenta que muchas veces no se sabe a ciencia cierta si damos con verdaderas imprecaciones o con predicciones de los males que Dios arrojará sobre los impíos; pero aun siendo así, parece que no puede negarse que muchas veces son verdaderas y tremendas imprecaciones las que el salmista lanza contra los enemigos, los impíos. La dificultad se resuelve teniendo en cuenta que los orientales son mucho más realistas que nosotros, y este realismo se refleja en sus literaturas. No distinguen fácilmente entre el mal y el malhechor, entre el pecado y el pecador; y al maldecir y execrar el pecado, maldicen y execran al pecador y arrojan sobre él las maldiciones e imprecaciones que arrojan sobre el pecado. Hemos también le considerar que los salmistas, sea que hablen en nombre de todo el pueblo de Dios, o en nombre de los justoe, o de si mismos, se esnsideran como los representantes de la causa de Dios y así, al pedir el castigo para sus enemigos, lo piden para los enemigos de Dios mismo, a fin de reprimir la soberbia de los impíos y levantar el ánimo de los fieles, que padecen tentación al ver la prepotencia de los malvados. De esto tenemos un vivo ejemplo con las imprecacionee de Jeremías ( 11, 18-12, 4). Y siempre, en último término, se ha de atender a que el marco del

SALMOS Antiguo Testamento dista mucho del del Nuevo Testamento en la perfección amor a los enemigos. En esto, como en tantas otras cosas, pretender medir el Antiguo Testamento con el rasero del Nuevo nos llevaría a no pocos absurdos. Los llamados Salmos alfabéticos son aquellos en que cada estrofa, cada ver so o cada miembro de verso comienza en hebreo con una de las letras del alfabeto hebreo, según su orden. Es, por tanto, la forma literaria la que los distingue. Asi, comienzan por una misma letra todos y cada uno de los versos de cada estrofa o grupo de ocho versos en el 119; todos y cada uno de los versos en el 25, 34 y 145; cada uno de los grupos de dos versos en el 9 y 10 y 37; cada verso en el 111, 112. Ciñéndonos más al argumento de cada Salmo, podríamos dividirlos en ocho clases: i. a Unos cantan la gloria de Dios, reflejada en la creación y gobernadel

ción del Universo. 2. a Otros la especial providencia de Dios, reflejada en la 3. a Otros, la gloria de Dios en su tabernáculo historia del pueblo de Israel. de Jerusalén. 4. a Otros, la lucha entre el bien y el mal, y la justicia de Dios que da a cada uno según su merecido. 5. a Otros, exaltan la confianza del justo en la divina protección. 6. a Otros son acciones de gracias por los beneficios Otros, confesión de los pecados y humilde arrepentimiento. recibidos. 7. a a Otros, en fin, cantan alguno de los divinos atributos, la gloria, el poder, 04

14



vigor,

|

tienes un fuerte es tu

brazo

lleno

de

mano, amenaza-

dora tu diestra. 15

La

y

justicia

el

son

juicio

el

asiento de tu trono, la misericordia y la fidelidad tus heraldos. |

16

Bienaventurado el pueblo que sabe cantarte, joh Yavel Andará siempre a la luz de tu faz, 17 Gozará siempre de la alegría de tu nombre, y se alegrarán en |

|

tu justicia. 18 Tú eres nuestra gloria y nuestra fuerza, y por tu benevolencia se |

acrecienta nuestro poderío, 19 Pues Yave es nuestro defensor,

|

20

hablaste en tus predilecy tos: «He dado mi ayuda a un vahe alzado en la nación a liente, un valeroso. He hallado a David, visión,

dijiste

|

a

|

|

|

mi 21

Le he ungido con mi

óleo con-

Mi mano le sostendrá con firme apoyo y mi brazo le hará fuerte. 23 No le vencerá enemigo, no le 22

|

|

abatirá inicuo. 24 Destruiré ante

él

a sus enemilos

que

le

aborrecen. 28

Serán con

él

mi verdad y mi

misericordia, y en mi nombre se alzará su poder. 26 Pondré su mano sobre el mar y su diestra en los ríos. 27 El me invocará, diciendo: «Tú mi Dios, la roca de eres mi padre, mi salvación.» |

|

|

28 el

Y

más 29

Pero con todo, has rechazado, has alejado a tu ungido, te has indignado contra él. 40 Has roto la alianza con tu siervo, has profanado y echado a tierra su diadema. 41 Has arruinado todas sus murallas, has reducido a escombros sus |

|

|

fortalezas. 42

liaré mi primogénito, excelso de los reyes de la tierra.

yo

le

|

Yo guardaré eternamente con

mi misericordia, y mi alianza con él no será rota. 30 Haré subsistir por siempre su descendencia, y su trono, mien-

él

Cuantos pasan por el camino le es el oprobio de sus vecinos.

saquean,

|

Has robustecido

la diestra de sus enemigos, has alegrado a todos sus adversarios. 44 Has embotado el filo de su espada y no le has socorrido en el |

|

combate.

Le has despojado de su majesy has echado por tierra su

tad trono. 44

|

Has acortado los días de su y le has cubierto de opro-

juventud bio.

|

(Sela.)

47

y quebrantaré a

(Sela.)

39

|

sagrado.

|

|

cielos.»

46

siervo.

gos,

|

43

santo de Israel. Tú en tiempos

el

namente, y su trono durará ante mí cuanto el sol, 38 Cuanto la luna: durará eternamente, cuanto durarán los altos

¿Hasta cuándo, |oh Yavel, esta-

escondidoT ¿Ha de arder por siempre tu ira como fuego? 48 Acuérdate, Señor, de cuán breve es esta vida y de cuán para poco hiciste a todos los mortales. 49 ¿Quién es el hombre que viva y no naya de ver la muerte? ¿Quién puede sustraerse al poder del serás

|

|

|

pulcro?

(Sela.)

40 ¿Dónde están tus antiguas pielas que por tu dades, ¡oh Yavel, verdad juraste a David? 61 Acuérdate, |oh Yavel, del oprobio de tu siervo, y cómo llevo yo en mi seno las afrentas de muchos pueblos, 42 Las que arrojan tus enemigos, |oh sobre los pasos de tuungido. Yavel, |

|

|

|

tras subsistan los cielos. 81 si traspasan sus hijos mi ley y no siguieren mis mandatos;

Y

32 Si

|

violaren mis preceptos, y no hicieren caso de mis mandami?ntos, 33 Yo castigaré con la vara sus rebeliones y con azotes sus pecados,

Doxologia final del

libro.

|

43

Bendito sea Yave por Amén, amén.

la

eter-

nidad.

|

84 Pero no apartaré de él mi piedad ni faltaré a mi fidelidad. 36 No quebrantaré mi alianza y no retractaré cuanto ha salido de mis

LllUtO

CUARTO

|

|

90. (Vulg. 89.)

labios. 14

Una

tidad, 37

|

Su

cosa he Jurado por mi sanla fe a David.

Deprecación de misericordia.

y no romperé

descendencia

durará

eter-

Oración de Moisés, varón de Dios

»

»

SALMOS lo has sido Yave, Lu eres refugio, para nosotros en todo tiempo (1). * Antes que los montes fuesen y |

005 Altísimo, y mora a la sombro Todopoderoso (1). Diga a Dios: «Tú eres mi refugio

del del 2

|

fuesen paridos la tierra y el orbe, eres tú desde la eternidad hasta la eternidad. 3 No reduzcas al polvo a hombrediciéndoles: «Volved, hijos cillos, de la tierra. 4 Mil años son a tus ojos como el que ya pasó, como una día de ayer, vigilia de la noche. 6 A Los arrebatas y se duermen. la mañana como hierba verde, 6 A la mañana florece y verdea, a la tarde se marchita y se seca. 7 Consúmenos tu ira y nos conturba tu indignación. 8 Has puesto nuestros pecados ennuestros pecados secrefrente de ti, tos a la luz de tu faz, 9 nuestros días transcurren Y todos bajo tu ira, y acabamos nuestros años como un suspiro. 10 Los días de nuestros años, setenta años, y ochenta en los más robustos. 11 Pero también la robustez es apariencia, un nada, porque se corta en un instante y volamos. ¿Quién pesa en lo justo la severidad de tu ira y tu indignación, en lo que debes ser temido? 12 Enséñanos, pues, a contar nuestros días, para que adquiramos un corazón sabio. 13 Vuélvete, ]oh Yave!, ya por fin, y ten compasión de tus siervos. 14 Sácianos pronto de tu gracia, para que jubilemos y nos alegremos todos los días de nuestra vida. 16 Alégranos por tantos días como por tantos años nos humillaste, |

|

|

|

|

|

|

|

¡

|

|

|

|

|

|

y mi roca, 3

Y

mi Dios, en quien

|

confío.

de la red del cazador, de la peste exterminadora; 4 Te cubrirá con sus plumas, hallarás seguro bajo sus alas, y su fidelidad te será escudo y adarga. 6 No tendrás que temer los espantos nocturnos, ni las saetas que vuelan de día, 6 Ni la pestilencia que vaga en las él

librará

te

|

.

|

|

|

tinieblas,

|

ni

la

mortandad

que

devasta en pleno día. 7 Caerán a tu lado mil. caerán a tu derecha diez mil: a ti no llegará, 8 Con tus mismos ojos mirarás y verás el castigo de los impíos. 9 Teniendo a Yave por refugio tuyo, Altísimo por fortaleza al |

|

|

|

tuya, 10

No

te llegará la plaga ni se el mal a tu tienda, 11 Pues te cometerá a sus ángeles para que te guarden en todos tus |

acercará

|

caminos,

Y

12 ellos te llevarán en sus manos, para que no tropieces en las piedras. 13 Pisarás sobre áspides y víboras, y hollarás al león y al dragón. 14 «Porque me amó, yo le salvaré; |

|

|

yo le defenderé, porque confesó mi nombre. 15 Me invocará él y yo le oiré, esta|

ré con él en la tribulación, le sacaré y le honraré. 16 Le saciaré de días y le daré a ver mi salvación.» |

|

92. (Vulg. 91.)

|

como probamos

|

la aflicción.

16

Véase tu obra sobre tus siervos y grandeza sobre sus hijos. Sea sobre nosotros la suavidad de Yave, nuestro Dios, y dirige la obra de nuestras manos. |

Alabanza de

la

providencia divina.

tu

17

|

1

Salmo. Cántico. Para el día del sábado (2). 2 Justo es alabar a Yave y cantar tu nombre, Altísimo; 3 Alabar de mañana tu piedad, y de noche tu fidelidad. |

|

91. (Vulg. 90.)

4

Canto a

la

providencia de el

1

Dios sobre

justo.

El que habita bajo

la protección

(i) El poeta lamenta la brevedad y miseria de la vida y pide a Dios luz para por ella conocer la grandeza divina, ante la cual somos un día que ya pasó: nada.

Tócame

a

mí pulsar

cordio y el salterio, suave melodía,

|

y

el

el

deca-

arpa con

Hermoso canto a la benigna providencia (1) de Dios sobre los justos, a quienes salva de todos los peligros, por muchos que sean los que le rodeen, y a quienes pone bajo la protección de sus ángeles. De este salmo puede decirse algo seme(2) jante a lo dicho del anterior.

SALMOS 5 Pues me has alegrado, ¡olí Yave!, con tus obras, y me gozo en las obras de tus manos. 6 ¡Qué magníficas son tus obras, Cuán profundos son tus ¡oh Yave! pensamientos, 9 Y cuán excelso tú por la eternidad, ¡oh Yave! 7 No conoce esto el hombre necio, no entiende esto el insipiente: 8 Que germinan los impíos como la hierba, y florecen tantos que para ser destruíobran la maldad, dos por la eternidad. 10 Pues tus enemigos, ¡oh Yavel, tus enemigos perecerán y serán disipados todos los que obran el

(Vulg. 93.)

i)í.

|

invocación a Dios, que castiga a los Impíos y protege a los justos (1).

|

|

1

¡Dios de las venganzas, Yave,

Dios

de

|

muéstrate!

venganzas,

las

2

da a Alzate, juez de la tierra, los soberbios su merecido. 3 ¿Hasta cuándo los impíos, ¡oh |

11 Mientras se acrecienta sobremanera mi fuerza como la del unicornio. Estoy lleno de verde aceite

Yave!, hasta cuándo los impíos tri untarán, 4 Hablarán proterva y jactanciosamente los que obran la iniquidad? 6 Aplastan oprimen a tu pueblo, a tu heredad. 6 Dan muerte a la viuda y al huérfano, 7 no se dicen: «No ve Yave, sabe el Dios de Jacob.» 8 Y Entended, necios del pueblo.

como

vosotros, fatuos, ¿cuándo seréis cuer-

|

|

|

mal.

¡

savia,

Y

12

miraré desde arriba a mis enemigos, y oirá mi oído cosas gratas contra los malvados que se alzan contra mí. |

13

Florecerá el justo crecerá como

ma,

|

como

la

cedro

el

paldel

Líbano, 14 Plantado en la casa de Yave, florecerá en los atrios de nuestro |

Dios. 15 Crecerán, aun en la senectud, sanos y vigorosos. 18 Para anunciar: «¡Recto es Yave, mi roca, no hay en él iniquidad!» |

|

|

|

|

Y

|

|

dos? 8 El que hizo el oído, ¿no va a oír? El que formó el ojo, ¿no va a ver? 10 El que educa a los pueblos, ¿no va a reprender él que da al hombre la sabiduría? |

Conoce Yave los pensamientos cuán vanos son. Bienaventurado el hombre a quien tú educas, ¡oh Yavel, al que 11

de los hombres,

|

12

das sabiduría con tu ley, 13 Para que esté tranquilo en los en tanto que se días de aflicción, cava para el impío la fosa. 14 No abandona Yave a su pueblo. No desampara su heredad. 15 Volverán a la justicia los juicios, y la seguirán todos los rectos de corazón. 14 ¿Quién se levantará por mi ¿Quién estará contra los malvados? conmigo contra los obradores de la iniquidad? 17 Si Yave no me hubiera ayuya. habitaría mi alma en el dado, [

|

93. (Vulg. 92.)

Grandeza del dominio de Dios en creación 1

Yave! Se vistió de made poder Yave y

¡Reina

jestad, se ciñó.

|

la

(i).

vistióse

Estable es el mundo, inconmovible; 2 Firme tu trono desde el principio; desde la eternidad eres tú. 3 alzan Alzan los ríos, ¡oh Yavel, alzan los ríos su los ríos su voz, |

|

|

|

|

sepulcro. 18

|

|

estrépito. 1

del

Más mar;

son los bramidos pero más grande que los

más magfurores del mar eres tú, nífico en las alturas, ¡oh Yavel 5 Tus testimonios son firmísimos, conviene a tu casi la santidad, ¡oh |

|

Yave!

|

Por

los

siglos

gracia,

|

18

fuertes |

Apenas decía yo: «Vacilan mis

tu pies», sostenía,

Y

me

en las grandes angustias de alegraban tus consue-

mi corazón los mi alma. 20

Yavel,

¡oh

I

ser aliado tuyo ¿Puede la iniquidad? derecho, tiranía sofocar al

el

¿Puede acaso

trono de

la

|

de los siglos.

Breve pero magnifico canto a la gran(i) deza de Dios, que inmensamente supera a lo mas grande de la creación.

En vano pretenden los impíos tranqui(i) lizarse queriendo persuadirse de que Dios no ve sus malas obras. Las ve y las castigará, mientras que al justo nunca le abandonara.

»

SALMOS 21

Los que

justo inocente? del

se echan sobre la vida y condenan la sangre

|

22

Pero Yave es refugio para mi, es la roca de mi salvación.

|

El arrojará sobre ellos su misma perversidad, y con su misma malicia Los aniquilará Yave, los aniquilará. nuestro Dios.

2 Cantad a Yave y bendecid su nombre, anunciad de día en día |

su salvación. 3 Cantad su gloria entre las gentes, en todos los pueblos sus maravillas, |

23

|

|

007

4

Porque grande

es

Yave y digno

de toda alabanza, terrible sobre todos los dioses. 6 Porque todos los dioses de los pueblos son vanos ídolos, pero |

|

Yave

hizo los cielos. él, pues, la magnificencia y la alabanza; a él en su santuario la fortaleza y la gloria. 7 Dad a Yave, ¡oh familias de los pueblos, dad a Yave la gloria y el

A

6

95. (Vulg. 94.)

|

Exhortación a

alabanza y obediencia de Dios (i). la

1

|Venid, cantemos jubilosamente a ]Cantemos gozosos a la roca de nuestra salvación! 2 Lleguémonos a él con alabanzas, aclamémosle con cánticos.

Yave!

poderío

|

3

Porque grande es Yave, rey grande sobre todos los dioses. 4 Porque tiene en sus manos las

(1)..

Dad

8

|

Yave

a

honor debido a

el

su nombre, tomad ofrendas y venid a sus atrios. 9 Inclinaos ante Yave en la hermosura de su santuario, tema ante |

|

|

profundidades de la tierra, y suyas son también las cumbres de los montes. 5 Suyo es el mar, pues él lo hizo; suya la tierra, formada por sus ma-

toda la tierra. Decid entre las gentes: «¡Reina Yave!» Decid también: «El afirmó el orbe y no se conmueve, él gobierna con equidad a los pueblos. 11 Alégrense los cielos, regocíjese !a tierra, truene el mar y cuanto

nos.

en

|

|

6

postrémonos en tierra ante él, doblemos nuestra rodilla ante Yave, nuestro Hacedor. 7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo que él apacienta, y el rebaño que él guía. No tengáis que oír hoy de él estas palabras: 8 «No endurezcáis vuestro corazón

él

10

|

|

|

Venid, |

|

|

se contiene. Salte de júbilo

él 12

cuanto hay en

el

él, |

campo y todo salten junta-

y

mente los árboles de la selva, 13 Ante la presencia de Dios, que viene, que viene a regir la tierra. El regirá al mundo con equidad y a |

|

|

los

pueblos con justicia.

como en Meriba, como el día de Masa en el desierto, 9 Donde me tentaron vuestros pa|

me probaron, a pesar de haber mis obras. Cuarenta años anduve desabrido de aquella generación, y tuve que decirme: «Estos son gente de tordres, visto

|

10

|

cido corazón, 11

97. (Vulg. 96.) Gloria de la venida de Dios a juzgar. 1 ¡Dios reina! Gócese la tierra, alégrense sus muchas islas (2). 2 Hay en torno de él nube y calígine, la justicia y el juicio son las bases de su trono. 3 Precédele fuego, que abrasa en derredor a todos sus enemigos. 4 Sus rayos alumbran el mundo, tiembla la tierra al verle. 5 Derrítense como cera los montes ante Yave, ante el Señor de toda |

|

Que desconoce mis caminos

y

|

juré en mi ira que no entrarían en mi reposo.»

les

|

|

96. (Vulg. 95.)

|

Alabanza 1

vo,

del

Señor,

único

Dios.

a Yave un cántico nuecantad a Yave la tierra toda.

Cantad |

Invita el poeta a todos los fieles de (i) a postrarse ante él y prestarle obediencia

pliendo sus leyes y

a

Yave cum-

no rebelarse contra

él.

la

tierra.

La invitación a los pueblos todos a venir (1) Dios implica la universalidad del reino de Dios, reconocido por todas las naciones, y por tanto, el reino mesiánico. Canta el reino de Dios sobre Israel, (2) precedido del juicio sobre los que adoran a los (dolos. Canto indudablemente mesiánico.

a adorar a

SALMOS

908

8 Anunciad, cielos, su justicia, y todos los pueblos vean su gloria. 7 Confundidos serán todos los que

99.

I

adoran sus simulacros,

|

los

que

lDios reina! ¡Teman los pueblos; Se asienta sobre los querubines, tiemble la tierra (1). 2 Grande es Dios en Sión, excelso sobre todos los pueblos. 1

|

8

Caerán ante él todos los dioses. regocijáOyó Sión y se regocijó, ronse las ciudades de Judá por tus |

|

|

juicios.

Porque tú

Señor en su santo monte.

se

glorían de sus ídolos.

9

Gloria del

(Vulg. 98.)

Ya ve,

eres

Altí-

el

simo, sobre toda la tierra, inmensamente ensalzado sobre todos los |

3 Alabado sea tu grande y terrible nombre. Es santo. 4 Alabad el poderío' del rey que

ama

dioses. 10

la justicia.

|



estableciste las

Aborreced el mal los que amáis a Yave, que él defiende la vida de sus santos y los libra de la mano

normas de la rectitud, tú hiciste en Jacob juicio y justicia. 8 Ensalzad a Yave, nuestro Dios, y

de los impíos.

postraos ante

|

Ya alumbra la luz para el justo la alegría para los rectos de corazón. 18 Alegraos en Yave, ¡oh justos!, honrad su santo nombre. 11

|

|

|

y

|

y

el

escabel de sus pies:

santo.

es

6 Moisés y Arón están entre sus sacerdotes. Samuel, con los que inInvocaban a vocan su nombre. |

|

Yave y

él los oía.

Les hablaba en columna de nube, guardaron sus testimonios y la ley que les dió. 8 ¡Oh Yave, Dios nuestrol Tú los oías y fuiste con ellos indulgente, 7

98. (Vulg. 97.) Canto de alabanza a Dios después de la victoria.

|

y

|

|

Salmo. Cantad a Yave un cánporque él ha hecho tico nuevo, 1

|

su dicslra v cosas maravillosas, su santo brazo han vencido (1). 2 Ha mostrado Yave la salvación que de él viene y ha revelado su justicia a ojos de las gentes. 3 Se ha acordado de su benignidad y de su fidelidad a la casa de |

aunque castigaste sus pecados. 9 Ensalzad a Yave, nuestro Dios, y postraos ante su monte santo, porque santo es Yave, nuestro Dios.

|

|

100. (Vulg. 99.)

|

Acción de gracias.

|

1

Israel.

Todas

naciones de la tierra vieron la victoria de nuestro Dios. Saltad de júbilo ante Yave, habitantes todos de la tierra. A él las voces, los cantos y los saltnos. s Cantad a Yave con la cítara, con la cítara y con voces de canto, * Con las trompetas y los sones Saltad de júbilo de la bocina. ante el rey, ante Yave. 7 Salte de júbilo el mar y cuanto él contiene, el mundo y todos sus habitantes. *

las

|

a

|

8

Batan palmas

los ríos,

|

3

Delante de Yave, que viene a juzgar a la tierra, y juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con equidad. *

Sabed que Yave es Dios,

que

|

nos hizo y suyos somos, su pueblo y la grey de su pastizal. *Entrad por sus puertas, dándole gracias, en sus atrios, alabándole. Dadle gracias y bendecid su nombre. lé

|

|

|

6

Porque

bueno

es

Yave,

|

es

eterna su piedad, y perpetua por todas las generaciones su fidelidad. |

regocí-

jense todos los montes,

Cantad

gozosos a su presencia.

|

|

|

|

|

|

Salmo. Para dar gracias.

Yave en toda la tierra (2), 2 Servid venid a Yave con júbilo,

101. (Vúlg. 100.)

Normas de vida de un

príncipe bueno.

|

|

Una

victoria del pueblo sirve de ocasión al poeta para dirigir a las naciones todas una invitación para que vengan a cantar a Yave. reconociendo su poderío y su fidelidad a las promesas hechas a su pueblo. (i)

Salmo de David. Quiero cantarte misericordia y jus1

to Yave, Rey justo, reina soberanamente en Sión, en me li de sus santos. A él vendrán los pueblos todos de la tierra. La suma bondad de Dios, Hacedor de (2) todo y pastor de su pueblo, hace que se le liayan de dar incesantes gracias.

SALMOS

mis enemigos, y se enfurecen contra mi y execran mi nombre. 10 Porque cómo el pan como si comiera ceniza, y mi bebida se mezcla con lágrimas, 11 Por tu indignación y tu ira, porque me cogiste y me lanzaste. 11 Mis días son como sombra que se alarga, y me he secado como

quiero cantarte a ti, ioh Yavel, entender el camino de la recando Cuando vienes a mi, titud. yo en integridad de corazón en mi ticia,

Y

3

]

|

|

|

|

casa.

No pongo

5

justa;

|

mis ojos en cosa inaborrezco cometer injus-

|

me

no se ticia, 4 Lejos de

pegara. mí estará

|

el corazón desconoceré la maldad. Reduciré al silencio al que en no secreto detrac a su prójimo; toleraré al de altivos ojos y corazón

perverso,

909

|

hierba.

|

Y

13

6

con todo, ioh Yavel,

te

tt'i

tu memoria permanece por generaciones y generaciones. 14 Tú te alzarás y tendrás miseriporque tiempo es cordia de Sión, ya de que le seas propicio; viene ya su tiempo. 15 Porque aman tus siervos sus piedras, y se compadecen de su polvo. 16 Entonces temerán todas las gentes el nombre de Yave, y todos los reyes de la tierra tu gloria. 17 Cuando reedifique Yave a Sión, cuando aparezca en su gloria. 18 convirtiéndose a la oración de no desprecie su los despojados, oración. sientas en tu trono,

|

soberbio. 6 Pondré mis ojos en los fieles de la tierra, para tenerlos conmigo; Los que andan por el camino de la rectitud serán mis ministros. 7 No habitará en mi casa el que cometa fraude, el que habla mentirosamente no permanecerá ante mi. 8 De mañana haré perecer a todos los impíos de la tierra (1) y exa terminaré en la ciudad de Yave todos los obradores de la iniquidad.

|

y

|

|

|

|

|

|

|

|

|

Y

102. (Vulg. 101.)

un

Plegaria de

afligido

|

1

Plegaria

desfallece 2

y

Escucha,

19

que desfallece

y se lamenta.

de un afligido, que se lamenta ante Yave. joh Yavel, mi oración, |

ti mi clamor. escondas de mí tu rostro, inclina mientras estoy en aflicción, tus oídos a mí cuando te invoco. [Apresúrate, óyeme! 4 Pues se desvanecen como humo mis días, y se tuestan mis huesos como en horno. 6 Está seco mi corazón y consumido como heno, y me olvido de comer mi pan. * Por la vehemencia del gemir, se pegan mis huesos a la piel, 7 he venido a ser como pelícano soy como buho entre del desierto,

y llegue a

|

|

|

|

|

Y

|

las ruinas. 8

No duermo y

sollozo,

Continuamente

el

|

a la tierra. 21

tivos la

Escuchando el gemir de los cauy librando a los destinados a |

muerte. 22

Para que sea cantado en Sión

nombre de Yave

|

y

el

sus alabanzas

en Jerusalén. 23

Cuando se reunirán todos y todos los reinos para

pueblos

Yave

vir a 24

los ser-

|

A

(1).

medio camino quebrantó mis fuerzas, abrevió mis días. 25 Yo clamo: jDios míol, no me lleves a la mitad de mis días, tú, cuyos años son por generaciones y |

|

|

se

|

como

pá-

29

Desde

el

principio fundaste la

tejado.

burlan de mí

El salmo nos presenta un soberano íntegro, justiciero, que. consciente de sus deberes, se propone combatir la impiedad hasta hacerla desaparecer de la tierra. Por la mañana juzgaban los tribunales, condenando a los criminales. Parece la imagen de Ezequías o Josías [levando a cabo la reforma religiosa. A esta luz se ha de entender el versículo 8. (i)

generación

generaciones.

jaro solitario sobre 9

escribirá la

lo

y un pueblo nuevo alabará

a Yave. 20 Por haber echado Yave su mirada desde su excelsa santa morada, y haber mirado desde los cielos

No

8

Esto

posterior,

El mesianismo de este salmo es claro. Se (i) nos presenta el salmista agobiado de miserias; mas no son las suyas personales las que hmenta, sino las del pueblo, a juzgar por la firme esperanza que muestra de que Dios haga ostenta ion de su misericordia con Sión, con lo cual temerán y reverenciarán a Yave las nacbnes y los reyes reunidos todos en uno. Esto anuncia el reino universal del Señor, y, por tanto, el meciánico.

-

SALMOS

910 tierra,

|

y obra de tus manos

16

es el

cielo; 27 Pero estos perecerán, y tú permanecerás mientras todo envejece como un vestido. 28 Los mudarás como se muda un amito, pero tú siempre el mismo, y tus días no tienen fin. 29 Habiten los hijos de tus siervos allí, y permanezca ante ti su pos|

|

|

teridad.

Pero sopla sobre es más, ni

y ya no

|

quiera dónde estuvo. 17 Pero la justicia de

na para su

que

los

le

misericordia

a

ella el viento, se sabe ya si-

Yave

temen;

|

es eter-

y pasa

hijos

los

de

los

hijos, 18

Para

que son

los

|

su

a

fieles

y tienen presentes

alianza

man-

sus

damientos, para ponerlos por obra. 19 Ha establecido Yave en los cielos su trono, y su reino lo abarca todo. |

103. (Vulg. 102.)

20 Bendecid a Yave, vosotros, sus ángeles, que sois poderosos y cumprontos a la voz plís sus órdenes, de su palabra. 21 Bendecid a Yave, vosotras todas, sus milicias, que le servís y obede|

Alabanza de

providencia

la

de

Dios.

De David. |Bendice, alma mía, a Yave, bendiga todo mi ser su santo nombre! (1). 2 ¡Bendice, alma mía, a Yave, y no olvides ninguno de sus favores! * El perdona tus pecados, él sana 1

!

|

|

céis su voluntad. 22 Bendecid a

|

|

obras, imperio.

|

|

todas tus enfermedades. 4 El rescata tu vida del sepulcro y derrama sobre tu cabeza gracia y

Yave, todas sus en cualquier lugar de su ¡Bendice, alma mía, a Yave!

|

104.

(Vulg. 103.)

misericordia.

El sacia tu boca de todo bien, y renueva tu juventud como la del *

Gloria de

|

Dios en la creación.

todos los oprimidos. 7 Dió a conocer a Moisés sus caminos, y sus obras a los hijos de

alma mía, a Yave! Yave, Dios mío, tú eres grande, estás rodeado de esplendor y majestad (1). 2 Revístese de la luz como de un manto, y como una tienda tendió

Israel.

los cielos.

1

águila. *

¡Bendice,

|

Hace Yave

justicia

|

y juicio a

|

|

|

8

Es Yave piadoso y benigno, tardo a la ira, es clementísimo.' * No está siempre acusando y no se aira para siempre. 10 No nos castiga a la medida de nuestros pecados, | no nos paga conforme a nuestras iniquidades. 11 Sino que cuanto sobre la tierra tanto se eleva su se alzan los cielos, misericordia sobre los que le temen. 12 Cuan lejos está el oriente del tanto aleja de nosotros occidente, nuestras culpas. |

|

3

Alza sus moradas sobre las hace de las nubes su carro, aguas, sobre las plumas de los vuela y |

4

tos,

18 Cuan benigno es un padre para tan benigno es Dios con sus hijos, para con los que le temen. 14 Pues él conoce bien de qué hemos sabe que no somos sido hechos, más que lodo. 16 Los días del hombre son como |

|

la hierba;

|

como

flor del

campo

así

florece,

y a todas Dios por tantos favores como a todos y principalmente a su pueblo ha hecho, dando muestra de su infiInvita el poeta a los ángeles (i) las obras de la creación a alabar a

nita

bondad y misericordia.

Tiene por mensajeros a los vieny por ministros llamas de |

fuego. 6

El fundó a la tierra sobre sus para que nunca después va-

bases,

|

|

|

vientos.

|

cilara. •

La

vestido,

cubriste de los mares

y

|

como

aguas cubrieron

las

los

montes. 7 A tu increpación huyeron, al sonido de tu voz se precipitaron, 8 Y se alzaron los montes y se ahahasta el lugar (pujaron los valles les habías señalado. |

|



Pusísteles un límite que no trasNo volverán a cubrir la

pasarán.

|

tierra. 10

Hace brotar en

los

valles

los

La gloria de Dios es inmensa, se refleia (i) en todas las obras de sus manos y resplandece en su admirable providencia. Nunca serán suficientes nuestras acciones de gracias y nuestras alabanzas.

»

SALMOS manantiales montes.

34 Séale grato mi canto, y yo me gozaré en Yave. 35 Desaparezcan de la tierra los pecadores, y dejen de ser los im¡Bendice, alma mía, a Yavel píos.

que corren luego entre

|

|

los

11 Allí

campo,

beben todos

animales del matan su sed los asnos

allí

|

911

los

|

salvajes.

|

12

Allí cerca se posan las aves del cielo, que cantan entre la fronda. 13 De sus moradas manda las aguas sobre los montes, y del fruto de sus obras se sacia la tierra. 14 El hace nacer la hierba para los

Aleluya.

|

105. .(Vulg. 104.)

|

Fidelidad de Dios a la alianza.

y el trigo para el uso del para que saque éste de la tierra el pan, 15 Y el vino que alegTa el corazón del hombre, y el aceite que hace lucir su rostro, y el pan que sustenta la vida del hombre. animales

|

hombre,

|

bre, dad a conocer entre los pueblos sus obras. (1) |

2

Cantadle y entonadle salmos, celebrad sus maravillas. 3 Gloriaos en su santo nombre. Alégrese el corazón de los que buscan a Yave. 4 Buscad a Yave y fortaléceos, buscad siempre su rostro. 5 Recordad las maravillas que ha obrado, sus prodigios y las sentencias de su boca, 8 Vosotros, descendencia de Abrahijos de Jacob, su ham, su siervo, |

|

|

|

16

Sacia también a los altos árboles, a los cedros del Líbano que plantó, 17 En los cuales anidan las aves; y los cipreses, domicilio de la cigüeña; 18 Los altos montes para las ga|

|

|

muzas, del

|

peñas para madrigueras

las

|

damán.

19

pos



hiciste la luna

para

tiem-

los

hace noche,

|

y en

ella

|

elegido.

y el sol que conoce su ocaso. Tú tiendes las tinieblas y

|

20

7

El es Yave, nuestro Dios, y sus juicios prevalecen en toda la tierra. 8 Fielmente guardó siempre su alianza, y la promesa hecha a miles de generaciones, 9 El pacto hecho con Abraham, y que con juramento prometió a Isac, 10 Y confirmó a Jacob como ley

se

|

corretean todas

las bestias salvajes. 21 Rugen los leoncillos

por la presa, a Dios su alimento. Sale el sol, y todos se retiran y se acurrucan en sus cuevas.

pidiendo

|

|

así

22

|

|

Y

sale el hombre a sus labores, a sus haciendas, hasta la tarde. 23

|

24

jCuántas son tus obras, oh Yave, y cuán sabiamente ordenadas! Está llena la tierra de tus beneficios. 26 Allá el mar, grande, inmenso, donde vagan sin número animales pepor donde van queños y grandes, las naves. 26 Y ese Leviatán que hiciste por |

|

|

|

que 27

allí

retozase.

Y

firme, eterna.

y

|

a

Israel

como

alianza

11 Diciendo: «Yo te daré la tierra como porción de vuestra de Canán, heredad. 12 Aunque fueran pocos entonces, casi como nada, y peregrinos, 13 Pasaron de una a otra nación, y de un reino a otro pueblo, 14 No dejó que nadie los oprimiese, castigó por ellos a reyes. y 16 no «No toquéis a mis ungidos, hagáis mal a mis profetas.» 16 Llevó el hambre sobre aquella hizo que faltara todo mantierra, tenimiento, 17 Y mandó delante de ellos a un varón, a José, vendido como es|

|

|

|

que les todos esperan de ti alimento a su tiempo. 28 Tú se lo das y ellos lo toman. Abres tu mano y sácianse de todo bien. 29 Si tú escondes tu rostro se turban; si les quitas el espíritu, mueren y vuelven al polvo. 30 Si mandas tu espíritu se recrían, y así renuevas la faz de la tierra. 31 Sea eterna la gloria de Yave y gócese Yave en sus obras. 32 Mira a la tierra, y tiembla; toca a los montes, y humean. 33 Yo cantaré toda mi vida a Yave, entonaré salmos a mi Dios mientras

des

Alabad a Yave, invocad su nom-

1

|

el

|

|

|

|

¡

|

|

clavo. 18

|

|

|

viva.

pies,

Fueron puestos en el cepo sus y fué encadenado con hierros, |

La suma

fidelidad de Dios a su alianza mostrada sobre todo en la liberaservidumbre egipcia y en el darle la tierra prometida, debe ser motivo para que su pueblo incesantemente le alabe y le bendiga (i)

con

Israel,

ción de

la

SALMOS

912 19

Hasta que

gio

se realizó

|

dominador

de

pueblos

le

en

dejó

libertad

Y

21

le hizo señor de su casa y príncipe de todo su dominio, 22 Para que con su ejemplo enseñase a los príncipes, y enseñase sabiduría a los ancianos. 23 vino Israel a Egipto, habitó |

|

Y

tierra

la

Y

|

|

Cam.

tierra de

Convirtió en sangre sus aguas,

aun dentro de

|

y |

la

|

|

tierra.

|

106. (Vulg. 105.)

abatió sus viñas y sus higuey destrozó los árboles de su

ras, territorio. |

1

señal suya vino la lan-

pulgón en gran número, 36 Que royó toda la hierba de sus tierras y devoró todos los frutos

gosta,

|

y

el

|

campo.

Mandó

a las tinieblas y las tivinieron. Pero todavía se resistían a sus órdenes; 36 Y entonces hirió a todos los prilas primimogénitos en su tierra, cias genitales de su robustez; 37 sacólos con plata y oro, y no había entre sus tribus un enfermo.

nieblas

1

|

Y

|

Alegróse

porque

|

Egipto de que salieapoderado de

se había

terror.

Les tendió como cubierta una y un fuego para alumbrarlos en la noche. 40

de

rebeldías

Israel.

Dad

bueno,

es

gracias |

porque

a

Yave,

es eterna

su misericordia. (1) 2 ¿Quién podrá contar todo lo que darle toda la poderosamente hizo, alabanza que merece? 3 Bienaventurados los que guardan su ley, los que siempre obran la |

|

4

Acuérdate de mi, jnh Yavel, en tu benevolencia hacia tu pueblo; visítame con tu socorro, 5 Para que pueda ver la buena suerte de tus elegidos, y me alegre en ci gozo de tu gente y me regocije con tu heredad. 6 Hemos pecado, como nuestros padres; hemos sido malos y per|

|

versos. 7

Nuestros padres en Egipto

|

no

|

A

su petición hizo venir las codornices y los sació de pan del |

cielo.

|

contra

el

Altísimo junto

8

Con todo, el los honor de su nombre,

al

Mar Rojo. por el para hacer

salvó, |

muestra de su poder. 9 Gritó al Mar Kojo, y éste se secó, y los hizo pasar entre las olas como por tierra seca. |

10

que

El los

salvó de las manos de los aborrecían, y los sustrajo

los

|

poder del enemigo. Y las aguas sumergieron a sus enemigos, no escapando ni uno solo. 12 Entonces dieron fe a sus palabras y cantaron sus alabanzas; 13 Pero bien pronto se olvidaron de sus obras y no esperaron el cumplimiento de sus designios. 14 Dejáronse llevar de su concupiscencia en el desierto, y tentaron a Dios en la soledad. al

11

|

|

|

41

Hendió la roca y brotaron de que corrieron como las agXias, Uta río por el desierto.

ella

|

42

Porque se acordó de su santa promesa y de Abraham, su siervo. |

|

no pusieron mente en la muchedumbre de tus favores, y se rebelaron

|

39

nube

Aleluyal

porque

|

38

las

quisieron entender tus maravillas,

A una

ran, él su

de

Confesión

|

Y

28

|

|

luya!

|

la tierra,

casa de su rey. 31 Mandó y vinieron los tábanos y los mosquitos a todas sus regiones. 32 Les mandó granizo cu vez de lluvia, y llamas de fuego sobre su

del

|

haciendas de los pueblos; 45 Para que pusiesen por obra sus cumpliesen sus premandamientos, ceptos y guardasen sus leyes. Ale-

justicia.

mató sus peces. 30 Hormigueó de ranas

34

Y

|

|

33

y

|

elegidos, llenos de alegría; les asignó las tierras de las gentes, y se posesionaron de las 44

de Cam.

multiplicó grandemente su e hizo que fuesen demasiado fuertes para sus enemigos. 26 Que se volviese el ánimo de éstos para odiar a su pueblo, y para vejar dolosamente a sus siervos. 26 Mandó a Moisés, su siervo, y a Arón, su elegido, 27 E hizo por medio de ellos sus prodigios, y sus portentos en la

pueblo,

29

Así sacó a su pueblo gozoso

a sus

|

Jacob en 24

43

su presa-

y le acreditó la palabra de Dios. Mandó el rey que le soltasen; le

|

20

Las continuas rebeldías del pueblo (i) contra su Dios, humildemente confesadas, han de ser para el pueblo motivo de alabarle y bendecirle por su gran misericordia para con él.

SALMOS 15

Y

dió lo que ardientemente

él les

pero mandó la podredumbre a sus entrañas. 16 Envidiaron a Moisés en el campamento, y a Arón, el santo de deseaban,

|

|

Ya ve.

Y

17

se abrió la tierra,

Datan

a

y cubrió a

|

los

y

se tragó

secuaces de

Y

fuego devoró a los rebeldes y las llamas consumieron a los impíos. 19 Se hicieron un becerro en Horeb, y adoraron un simulacro fundido, 20 Trocando su gloria por la imagen de un buey que come hierba. 21 Se olvidaron de Dios, su salvador, que tan grandes cosas había hecho en Egipto, 22 Las maravillas en la tierra de Cam, los portentos junto al Mar Rojo. 23 Y ya hubiera decretado exterminarlos, si Moisés, su elegido, no se hubiera puesto en la brecha para resistirle, para desviar su indignación del exterminio. 24 Despreciaron una tierra deleitable, no tuvieron confianza en sus el

|

|

|

|

|

|

palabras, 25

|

I

|

y quedó aquella por 39

tierra

contaminada

sangre.

la

Contamináronse

obras

y

|

con

así

sus

prostituyeron con sus

se

acciones, 40

Abirón. 18

38 Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas, sacrificándolos a los ídolos de Cañan,

Por

lo cual se

Yave contra

encendió

su pueblo

|

de

la ira

y abominó

de su heredad; 41 Y los entregó al poder de las gentes y quedaron sometidos a los que los odiaban; 42 Y fueron vejados por sus enemigos y doblegados bajo su mano. 43 Muchas veces los libraba, pero ellos se obstinaban en sus rebeliones y eran humillados por sus iniquidades. |

|

|

|

44

Mas

él

vió sus tribulaciones |

y

oyó sus lamentos,

Y

45

ellos

acordó de su alianza con

se

y

|

su

mucha

misericordia

le

inclinó a la piedad.

Y

46

íiizo objeto de sus pieen presencia de cuantos los tenían en cautiverio. 47 ¡Sálvanos, Yave, Dios nuestro, y reúnenos de entre las gentes, para que podamos cantar tu santo nom-

dades

los

|

|

Y

murmuraron en sus tiendas y desobedecieron a Dios. 28 Por eso alzó él su mano contra jurando que los postraría en ellos, |

bre

|

y

gloriarnos en tus alabanzasl

|

desierto, arrojaría a sus descendientes entre las gentes, y los dispersaría

Doxología

el

27

Y

48

|

por las tierras. 28

final del libro.

Bendito sea Yave, Dios de

Is-

de eternidades en eternidades, y diga todo el pueblo: Amén. ¡Aleluya! rael,

Aun

se dieron al culto de Baaly comieron los sacrificios de

|

fogor, dioses muertos, |

29

Provocándole a ira con sus obras, y se desarrolló entre ellos una mortandad. 30 Levantóse Finés e hizo justicia, y la plaga cesó. 31 Y le fué contado esto a justi-

LIBRO QUINTO

|

107. (Vulg. 106.)

|

i

cia,

|

para

de generación siempre.

¿n

generación

|

|

|

35 36

Antes se mezclaron con las y adoptaron sus costumbres, Y dieron culto a sus ídolos, que |

|

fueron su ruina. 87

.as

la

providencia divina.

1

32 Le irritaron también en las aguas de Meriba, y fué castigado Moisés por culpa de ellos, 33 Porque turbaron su espíritu, y profirió con sus labios palabras imprudentes. 34 No destruyeron a los pueblos, como se lo había mandado Yave,

gentes

Benignidad de

Sacrificaron los propios hijos propias hijas a los demonios;

y

«¡Alabad a Yave, porque es bueno, porque es eterna su mise|

ricordia! 2

»

Digan

así los

que han sido

liber-

cuando los libró tados por Yave, de la angustia 3 Y los reunió de entre las tierras del oriente y del occidente, del aquilón y del austro (1). |

|

Este salmo, que nos describe como pa(i) sado el cautiverio babilónico, termina pintándonos la restauración con colores claramente mesiánicos, cosa frecuente en los profetas que desarrollan el mismo tema. 58

SALMOS 4 Erraban por desiertos, no hallaban camino para ciudad habitada. |

Hambrientos y sedientos,

5

des-

|

alma;

fallecía la fuerza de su

Y clamaron a Yave en su peligro, y los libró de sus angustias. Y los llevó por camino derecho, 8

hasta los abismos. Su alma fluctuaba entre angustias, |

27

Rodaban y vacilaban como ebrios, y toda su pericia no servía |

de nada.

Y

28

|

7

|

para que pudieran habitada.

Den

8

gracias

llegar

a

29

ciudad

a

su

|

res

llenó de sus bienes. Sentábanse en tinieblas

10

le

|

|

los

consejos

del

Altísimo. 12

Su corazón estaba abatido por

estaban deprimidos, tener quien los socorriese; Y clamaron a Yave en su peligro, y los libró de sus angustias. 14 Y los sacó de las tinieblas y de infortunio;

el

|

sin

|

l

sombras de muerte,

is

piedad

|

y por

los

|

y rompió

Yave por su maravillosos falos hijos de los

a

que hace a hombres. 16 Por haber roto puertas de bronce y haber desmenuzado barras de vores

se al

|

habían deseado

puerto. 31

Den

gracias a

Yave por

su pie-

dad y por los maravillosos favores que hace a los hombres. 32 Y alábenle en la asamblea del pueblo, y glorifíquenie en el consejo |

de

|

hierro. 17 Locos, por su mala conducta y por sus maldades estaban enfermos. 18 Toda comida les producía náuseas y estaban ya a las puertas de la muerte; 19 Y clamaron a Yave en su peligro, y los libró de sus angustias. 20 Mandó su palabra y los sanó y los sacó de la perdición. |

los ancianos. 33

El torna desiertas, regiones rega das por ríos, y las llenas de fuent las hace tierra árida. 34 Hace de la tierra fértil un sal bral, por la maldad de sus habi|

|

tantes.

13

sus cadenas. 16 Den gracias

|

calmaron. Alegráronse porque encalmado, y los guió se

|

y en sombras de muerte, cautivos en miseria y hierros, 11 Porque se habían rebelado contra los mandamientos de Dios y habían despreciado

peli-

libró de sus angustias. el huracán en céfiro, y las

30

|

famélico

clamaron a Yave en su

y los Tornó

|

olas

Yave por

y por los maravillosos favoque hace a los hijos de los hombres. 9 Porque sació al hambriento, y al

piedad

gro

3*

Torna

desierto en lago

el

38

tos, S7

|

y

1

manantiales de agua

tierra seca en

Hace habitar allí a los hambrie y fundan allí ciudad de morad Siembran campos y plañid

|

que dan frutos abundante Los bendice y se multiplican, sus ganados no disminuyen nunca. viñas

|

88

|

39

Y

si

midos,

|

vienen a ser pocos y op~ por el peso del infortunio

las fatigas, 40 El, que

puede arrojar el oprob' sobre los principes y los hace err por fuera de camino, 41 Salva a los pobres de la mis ria, y multiplica como rebaños s" |

|

familias.

|

|

42

Den

gracias a Yave por su y por los maravillosos favoics que hace a los hijos de los hombres, 22 Y ofrézcanle sacrificios de alabanza, y llenos de júbilo publiquen 21

|

esto

y

los

43

esto res

Todo

el que es sabio conside y ponga atención en los fav de Yave. |

|

|

10». Petición

del

Surcaban

el

mar en

hacer su negocio en aguas;

la

24

También Yave y |

la nave, para inmensidad de

ra

|

24

divino

contra

1

|

1

Cántico.

2

Pronto

éstos vieron las obras mis maravillas en el

piélago. 25

107.)

enemigos.

las

dan

.

t

e

|

me consume,

0

|

porque

olvido tus palabras mis ene-

al

923

verdad, y todos los decretos de tu boca son para la eternidad. 1

migos. 140

Acendrada del todo es tu pay tu siervo la ama. Pequeño y despreciable soy, pero no me olvido de tus preceptos. 142 Tu justicia es eterna, y tu labra,

Sin.

|

141

|

|

doctrina es firmísima verdad. 143 Si me hallaren la angustia

la

|

|

y

|

162

Tan contento estoy con tus como quien halla abunpalabras, |

dante presa. 163 Odio y abomino

amo

viva.

|

mañana vengo ya

He

167

Ha

|

tu auxilio y espero tu palabra. 148 Se anticipan a las vigilias mis ojos, para meditar tus palabras. 149 Oye mi voz según tu misericordia, ¡oh Yave!, y haz que viva según tus decretos. |

guardado mi alma tus en-

y las amo en extremo. Guardo tus preceptos y tus en-

señanzas 168

a

implorar

|

166

|

de

y

no hay para ellos tropiezo. esperado de ti mi salvación, ¡oh Yavel, y he cumplido tus mandamientos.

tu ley;

Clamo con todo mi corazón,

Muy

|

|

óyeme, [oh Yavel, haz que guarde tus preceptos. 146 Clamo a ti, socórreme, para que guarde tus mandamientos. 147

la falsedad

tu doctrina.

164 Siete veces te alabo en el día, por los decretos de tu justicia. 166 Mucha paz tienen los que aman

Qof. 145

Persiguiéronme sin causa los príncipes, pero mi corazón temía tus palabras.

y

aflicción, tus mandamientos son mis delicias." 144 Justa norma son por la eterHaz que los nidad tus preceptos.

entienda

161

|

señanzas, porque todos mis caminos están a tus ojos. |

|

Tan.

|

160

Acercáronse los que maligna-

me

mente

persiguen, apartaron de tu ley;

|

los

que

se

169

Llegue mi súplica a tu presen-

¡oh Yave!, y según tu palabra dame inteligencia. 170 Venga mi deprecación a ti, y

cia,

|

|

161 Pero cercano estás tú, |oh Yavel, y todos tus mandamientos son fidelísimos. 162 Mucho ha que entendí que tus mandamientos los fundaste para el tiempo de la eternidad. |

|

según tu palabra, sálvame. 171 Mis labios te cantarán alabanzas, si me enseñas tus leyes. 1,2 Cantará mi lengua tu fideliporque justísimos son todos dad, |

|

tus mandamientos. 173

mano para pues he elegido tus pre-

conmigo tu

Sea

ayudarme,

Rea.

|

ceptos. 163

Ve mi

ella, |

y sácame de pues' que no he olvidado tu

174

aflicción

Deseo tu salud, ¡oh Yave!,

tu ley es

mi

|

pues

deleite.

i'5

ley. 164

Defiende mi causa y protégeme; según tu palabra dame vida. 155 jyf U y j e j os est ¿ de j os i pí os la salvación, porque no buscan tus mandatos. 156 ]\i U y abundantes son tus misericordias, |oh Yavel Haz que viva según tus decretos. 157 Muchos son mis enemigos y perseguidores, pero no me aparto de tus mandamientos. 168 y eo a j os re b e id es y me recomo, porque no guardan tus preceptos. 159 Mira que amo tus leyes, ¡oh Yave! Consérvame según tu piedad. 160 La suma de tu palabra es la

Viva mi alma para alabarte denme ayuda tus decretos.

|

m

176

Si

errare

como oveja

I

y

perdida,

busca a tu siervo, pues no me he olvidado de tus mandamientos. |

|

120. (Vulg. 119.)

|

Quejas contra los perturbadores de

la paz.

|

|

él

Cántico gradual (1). 1 En la angustia clamé a Yave, me respondió.

|

y

|

(i)

duales,

Es el primero de los llamados salmos graque terminan con el 134, grupo de cantos

SALMOS

924

2 Libra, ¡oh Yavel, mi alma del de la lengua fraudulabio mendaz, lenta. 3 ¿Qué se te dará y qué se te aña-

|

|

Allí se alzaron las sillas del juicio, las sillas de la casa de David. * Rogad por la paz de Jerusalén. Vivan en seguridad los que te aman. 7 Reine la seguridad dentro de tus muros, la tranquilidad sobre |

oh lengua dolosa? Saetas de un fuerte con carbones de retama. 6 jAy de mí, peregrino en Mesec, que habito en las tiendas de Cedar!

|

4

|

|

Demasiado

se

|

8

dirá,

9

tribus de Yave, al rito de Israel, para celebrar el nombre de Yave.

tus torres. 8

ha prolongado mi

Por amor de mis hermanos y compañeros, te deseo la paz. 9 Por amor de la casa de Yave, nuestro Dios, te deseo todo bien.

entre los que son enemigos destierro de la paz. 7 Yo soy todo paz, pero así que ya está la guerra. les hablo |

|

|

|

123. (Vulg. 122.)

121: (Vulg. 120.) Ferviente

petición

del

auxilio

divino.

Seguridad del protegido por Dios.

Cántico gradual

Cántico gradual. 1 de Alzo mis ojos a los montes, donde me ha de venir el socorro (1). * Mi socorro lia de venirme de Yave, el Hacedor de los cielos y de la tierra. 3 No consentirá que resbalen tus |

1 I

no dormirá tu custodio. No dormirá, no dormitará, que guarda a Israel.

ti

(1).

alzo yo mis ojos,

|

a

que

ti

|

|

pies,

A

habitas en los cielos. 1 Como están atentos los ojos de los siervos a las manos de sus señocomo están atentos los ojos res, de la esclava a la mano de su señora, así se alzan nuestros ojos a Yave, nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros. 3 Ten misericordia, [oh Yavel, ten porque misericordia de nosotros, estamos del todo hartos de menos|

|

|

4

el

|

8 Yave es tu custodio, Yave es tu protector a tu lado derecho. • Por el día no te molestará el sol, ni' por la noche la luna. 7 Yave te guardará de todo mal, guardará tu vida; 8 Guardará Yave tus salidas y tus ahora y por la eternidad. entradas, |

|

|

[

|

precios. 4 Muy harta está nuestra alma del escarnio de los presuntuosos y del desprecio de los soberbios. |

j

|

124.

122. (Vulg. 121.)

Acción de gracias por

Salutación a Jerusalén.

Cántico gradual. De David. 1 Alegrémc de lo que me decían: «Vamos a la casa de Yave (2).» * Estuvieron nuestros pies en tus |

|

puertas, |oh Jerusalénl 3 Jerusalén, edificada como bien unida y compacta,

dad 4

(Vul^. 123.)

ciu-

el

auxilio recibido

Cántico gradual. De David (2). 1 A no haber estado Yave por nosotros, diga Israel, 2 A no haber estado Yave por nosotros, cuando se alzaron contra nosotros los hombres, 3 Vivos nos habrían tragado encuando ardía su ira contra tonces, |

|

|

nosotros.

|

A

donde suben

las

tribus,

las

nos habrían sumerHa pasado sobre gido las aguas. nuestra alma un torrente, 5 Y nos habrían ahogado las bullentes aguas. 4

Ya entonces

|

que cantaban

los

que de todas partes subian

a

Jerusalén (ascensiones) para celebrar las varias festividades del ano. Se lamenta el salmista de su prJlongado destierro entre gentes enemigas de la paz.

Canta el poeta (i) Israel, a quien protege

la firme su Dios.

seguridad

de

El poeta, lleno de entusiasmo al con(a) templar a la Jerusalén restaurada, pide para ella toda suerte de bendiciones.

Amargado por los oprobios de que el (i) pueblo es objeto por par.e de los gentiles, pide salmista a Dios qje los naja cesar. El salmista da gracias a Dios por haber >.

8

no Lo que han visto tus ojos hagas en seguida objeto de litigio, cuand luego, pues ¿qué harás venga tu adversario y te ponga en |

lo

culpable: «Tú tiele detesta el pueblo maldicen las gentes; le y 25 Pero al que rectamente juzga, todo le va bien y sobre él desciende fausta bendición. 29 Da un beso en los labios quien da una buena respuesta. 27 Dispón tu obra de fuera y prepáratela en el campo, y luego métela en cosa. al

|

|

|

|

evidencia? 9 Defiende tu pleito contra tu adpero no descubras el seversario, creto de otro, |

|

|

(i)

Estas

pueden ser razonable estos varones de Ezequla* coleccionadores del libro de lo* palabras

fundamento de que fueron

los

Proverbios.

PROVERBIOS, 10

Porque no pueda infamarte quien sin que tenga remedio

te escucha

rallas

de

|

tu deshonra. 11

Fruto de oro en plato de plata

1

|

|

|

que refresca el le manda, ánimo de su señor. 14 Nube es el y viento sin lluvia hombre que se jacta de vana libe-

|

|

|

|

ralidad. 18

Con longanimidad se aplaca el príncipe, y la lengua blanda ablanda los huesos.

|

por sabio. 6 el que envía ... daños sufre un mensaje por mano de un necio.

|

|

Como

7

Moderación.

cojean las piernas del proverbio en la boca

cojo, así el del necio. |

Como

8

16 Si encuentras miel, come lo suficiente, no te hartes y tengas que

honda,

vomitarla. 17 Pon rara vez tu pie en la casa del vecino, no se harte de ti y te aborrezca. |

18

Maza, espada y aguda saeta, es hombre que en falso testifica contra |

su prójimo.

la piedra en que hace honor

quien liga

así es el

|

|

la al

necio. 9 Como rama de espino en mano así es el proverbio de un borracho, en la boca del necio. 10 Como saeta que hiere a cual|

quiera que pasa, así el que asalaria necio y al borracho. 11 Como perro que vuelve a su vómito, es el necio que repite sus necedades. 12 ¿Has visto a uno que se cree sabio? Más puedes esperar del necio |

al

19

Diente quebrado y pie que reses la confianza del impío en tiempo de la angustia. El que se quita la ropa en día de frío..., 20 Echar vinagre sobre una herida es cantar canciones al corazón afli-

bala

que no tiene dominio

es el

|

Como nieve en el verano y lluasí conviene via en la siega, al necio la honra. 2 Como pájaro vago y como goes la imprecalondrina que vuela, ción sin motivo; no se cumple. 3 Para el caballo el látigo, la cabezada para el asno, la vara para las espaldas del necio. 4 No respondas al necio según su necedad, para no hacerte como él. 5 Responde al necio como merece para que no se tenga su necedad,

|

el

955

mismo.



OA

|

es la palabra dicha a tiempo. 12 Zarcillo de oro y collar de plata es un sabio amonestador para el oído dócil. 13 Frío de nieve en el calor de la es el mensajero fiel, para siega

quien

26

|

|

|

|

|

que de

él.

gido. 21 Si tu enemigo tiene hambre, dale tiene sed dale de de comer, si beber (1), 22 Pues si echas ascuas sobre su cabeza Yave te lo pagará. 23 El viento norte trae lluvia, y el rostro airado la lengua detractora. 24 Mejor es estar en un rincón del desván que con mujer rencillosa en casa espaciosa. 25 Agua fresca en la boca del sediento es la buena nueva que viene de lejanas tierras. 26 Fuente turbia y manantial infecto es el justo que vacila ante el impío. 27 No hace bien comer demasiada miel, y no es glorioso el buscar la propia gloria.

El perezoso.

|

|

13

14

|

|

perezoso: «En el camino un león en la plaza.» Las puertas giran en sus quicios, perezoso en su lecho.

Dice

hay una

el

fiera,

|

|

y

el

16

El perezoso mete la mano en el seno, y se cansa al llevársela a la boca. 16 El perezoso se cree prudente, más que siete que sepan responder. |

|

|

El litigioso.

|

|

28

Ciudad desmantelada y

sin

mu-

17

jas 18

|

saetas mortíferas, 19

Sentencia que preludia la doctrina del (l) Evangelio sobre el perdón de los enemigos, San Pablo la cita en Rom. 12, 30.

Coger a un perro por las orees entrometerte en un pleito te importa, Como el loco que lanza llamas y

|

que no

Tal es

amigo

|

el

y

hombre que daña a su

dice

después:

«Lo

leña

apaga

hice

por broma.» 20

A

falta

de

se

el

PROVERBIOS,

956 fuego, y donde no cesa la contienda. |

12

hay chismoso

28

27,

El prudente ve

el

peligro

y

se

carbón para las brasas asi es el y la leña para el fuego, chismoso para encender contiendas. 22 Las palabras del chismoso son bocado suave que baja hasta el fondo de las entrañas. 23 Baño de plata sobre vasija de barro es la palabra lisonjera para el corazón del malvado. 24 El que aborrece se enmascara con los labios, pero dentro lleva la

esconde, el simple sigue adelante y la paga. 13 Cógele el vestido por haber salido fiador de otro, y retén la prenda al que fió a un extraño. 14 Al que a voces saluda al vecino por maldición se le de madrugada, cuenta. 15 (Jotera incesante en día de lluvia y mujer rencillosa, allá se van. 16 El que quiere contenerla pretende parar el viento o recoger el aire con

traición.

su

21

Como

|

el

|

|

|

|

25

no

Cuando

le creas,

porque siente abomina-

ciones que lleva dentro del corazón. 26 Con doblez esconde su rencor, pero su malicia será descubierta en |

asamblea. El que cava

la

27

de

ella,

y

|

al

|

|

|

la fosa

cae dentro

que rueda una piedla,

encima. 28 La lengua mentirosa produce muchos males y la boca lisonjera hace resbalar. se le viene

|

diestra. 17

habla amigablemente

te |

|

y

el

18

El hierro con

hierro se aguza, su prójimo.

el

|

hombre aguza a

higuera comerá su fruto, y el que atiende a su señor recibirá de él honores. 19 Como se parece un agua a otra agua, así el corazón de un hombre al de otro. 20 El sepulcro y el averno no se llenan nunca, y así el ojo del hombre no se sacia jamás. 21 Como el crisol para la plata y así es para la hornaza para el oro,

El que guarda

la

|

|

|

|

No

1

"2,1

ñana, dará de sí. 2

Que

día de

te jactes del

pues no sabes

|

lo

maque

alabe el extraño, no tu boca, el ajeno, no tus labios. 3 Pesada es la piedra, pesada la pero la ira del necio es más arena, te

hombre la boca que le alaba. Aunque majes al necio en

el

22

mortero con el pilón de majar no le sacarás su necedad.

el

trigo, |

|

Cuidado do

|

pesada que ambas cosas.

la

ü r «\v-

4

Cruel es la ira, furiosa la cólera, pero ¿quién podrá parar ante la en|

vidia? 8

Mejor es una abierta reprensión que un amor encubierto. 6 Leales son las heridas hechas por quien ama, pero los besos del que |

|

aborrece son engañosos. 7 El harto pisotea la miel, pero al hambriento le es dulce lo amargo. 8 Como pajarillo fuera de su nido es el hombre fuera de su puesto. 9 El perfume y el incienso alegran el corazón, y el consejo y la ciencia son la delicia del alma. |

|

|

Amigos 10

No

dejes al

y vecinos.

amigo

ni

al

amigo

|

|

11

|

hermano

lejano. Sé sabio, hijo mío,

el

y complácepara que pueda yo responder a quien me moteja. me,

|

|

|

|

montes; 28

Y

los corderos te proporcionan vestidos y los cabritos el precio de las labores; 37 Las cabras, leche abundante para tu comida, para el mantenimiento de tu casa y para el sustento de tus criados. |

|

|

2$

de tu padre, y no tendrás que ir a casa de tu hermano el día de la desventura. Mejor es el vecino cercano

que

23 Cuida bien de tu grey y pon atención a tus rebaños, 24 Porque no dura siempre la riqueza y la corona va de generación en generación. 28 Sale el heno, aparece la verdura, siéganse las hierbas de los

va 2

Huye

1

nadie seguro

Por

le

el

malvado

persiga,

|

mas

sin el

como cachorro de

los delitos

que justo león.

de una tierra son

muchos sus gobernantes, pero con uno inteligente y prudente, dura largo |

tiempo. 3 El perverso que oprime a los pobres es un torbellino huracanado que no da pan. |

!!1! ;

PROVERBIOS, Observancia de

la ley.

29

957

21 No es bueno tener acepción de personas y se peca por un pedazo de pan. 22 El malo se apresura a hacerse rico y no ve que le vendrá la po|

Los que abandonan la ley alaban los que la guardan le hacen la guerra. 6 Los malvados no conocen la justicia, pero el que busca a Yave *

impío,

al

|

|

breza. 23

El que reprende hallará después gracia que aquel que lisonjea

|

lo

mayor

sabe todo. 6

Mejor

pobre que anda en que el rico de perversos

es

con

el

|

lengua.

la

24

El que guarda la ley es hijo prudente, el que se acompaña de glotones es vergüenza de su padre. 8 El que con usura y crecido interés aumenta sus caudales, para los

El que roba a su padre o a su madre y dice que no es malo, es digno compañero del bandido. 25 El hombre codicioso suscita litiel que en Dios confía se sacia. gios, 26 El que en sí mismo confía es un necio, el que anda en sabiduría

pobres lo allega

será salvo.

integridad

|

caminos.

|

7

|

|

|

|

(1).

27

9

El que da al pobre no tendrá pobreza, el que aparta de él sus ojos tendrá muchas maldiciones. 28 Cuando están en auge los impíos mas cuando se esconde el hombre, son destruidos se multiplican los

de Es abominable la oración aquel que se aparta de la ley. 10 El que extravía a los rectos de caerá en su propia la buena senda sima, pero los perfectos heredarán |

|

|

¡

|

el

bien. 11

El rico

ojos,

|

pero

sabio a sus propios

es el

justos.

pobre inteligente sabe

29

12

Cuando prevalecen

los justos hay gran gloria, pero cuando se alzan los impíos se esconden los hombres,

su

|

13 El que oculta sus pecados no prosperará, el que los confiesa y se enmienda alcanzará misericordia.

1

El que reprendido endurece cerviz, de repente será quebrantado sin remedio.

sondearle.

|

¡

j

Buen gobierno.

|

14

Bienaventurado

el

hombre que

¡

2

está

|

¡

1

i

|

6

que

se

va con

i

|

tiende

|

alegremente. 7

i

los |

ociosos se hartará de pobreza.

El que adula a su prójimo

un lazo a los pies de éste. 6 Bajo los pies del malvado hay una trampa, pero el justo canta

|

el

ruina.

la

|

|

)

|

|

abundante,

Bajo

el gobierno de los justos cuando contento el pueblo, mandan los impíos el pueblo suspira. 3 El que ama la sabiduría alegra a su padre, el que frecuenta rameras pierde su hacienda. 4 El rey con la justicia mantiene pero el venal lo lleva a el estado,

|

persevera en el temor, pero el de duro corazón caerá en la desventura. 15 León rugiente y oso hambriento es un mal príncipe a la cabeza de su pueblo. 16 Un príncipe insensato multiplica las extorsiones, pero el que aborrece la rapiña alarga la vida. 17 El hombre que hace violencia y derrama sangre corre al sepulcro sin que nadie le socorra. 18 El que anda en integridad será el que va por senderos torsalvo, tuosos, en alguno caerá. 19 El que labra la tierra tendrá pan

El justo conoce el derecho de humildes, pero el impío no entiende nada. 8 Los petulantes sublevan la ciudad, los sabios calman la ira. 9 Si un sabio disputa con un necio, que se enoje, que se ría, no tendrá

los

|

|

Bondad y equidad.

¡

reposo. 20

cido,

El hombre |

el

fiel

será

que de prisa

muy

bende-

se enriquece

10

Los hombres sanguinarios odian pero a los justos no se les

al justo,

|

no será

sin culpa.

da cuidado. 11 El necio desfoga toda su ira, pero el sabio acaba por calmarle. 12 El príncipe que da oído a la mentira tendrá ministros todos |

No

que sea ésta su intención, sino que Dios por ocultos caminos hace que, privado de herederos el avaro, vaya su hacienda a parar a manos de los pobres. (i)

es

|

malos.

PROVERBIOS,

958

13 El pobre y el usurero se encuentran, y es Yave quien hace brillar los ojos de entrambos. 14 El rey que hace justicia a los |

humildes

|

hace firme su trono para

siempre.

30

que hombre, y no tengo inteligencia de hombre. * No he aprendido la sabiduría, y no sé conocer al Santo. ¿Quien subió a los cielos y bajó? ¿Quién encerró los vientos en su puño? ¿Quien ató las aguas en su manto? ¿Quién fijó confines a la tierra? ¿Cómo se llama? ¿Y cómo se llama su hijo, si lo sabes? |

|

|

|

|

|

Educación. 15

|

La vara y el castigo dan sabiel muchacho consentido es

duría,

|

vergüenza de su madre. Con el crecer de los malos crece iniquidad, pero los justos vcrAn

la

La divina palabra.

10

la

|

su caída. 17 Corrige a tu hijo y te dará contento y hará las delicias de tu |

alma. 18 Sin profecía el pueblo va desenfrenado, pero el que guarda la ley, dichoso él. 19 No con solas palabras se corrige el esclavo, porque entiende bien, pero de obedecer, nada. *° ¿Has visto a un hombre precipitado en el hablar? Más esperanza que en él hay en el necio. 21 El que acaricia a su siervo como a un niño, al fin tendrá que arre-

6

Toda palabra de Dios

lada, confía.

|

es

es acriso-

escudo de quien en

el

él

No añadas nada a sus cloquios, porque no te reprenda y seas hallado 6

|

mentiroso.

|

I

|

|

pentirse.

I

áurea mediocridad.

:i

Dos cosas te pido, no me las niegues antes de que muera, 8 Tenme lejos de la mentira y del engaño, y no me des ni pobreza ni riquezas. Dame aquello de que he menester, * No sea que harto te desprecie y diga: ¿Quién es Yave?, o que necesitado robe y blasfeme del nombre de mi Dios. 10 No acuses al siervo ante su amo, si no te maldecirá y tú tendrás 7

|

|

|

|

|

|

Suavidad y humildad.

|

22

El iracundo levanta contiendas y el furioso muchas veces peca. 23 La soberbia trac al hombre la humillación, pero el de humilde corazón es ensalzado. 24 El encubridor del ladrón a sí mismo se odia, oye el conjuro y no lo denuncia. 26 El temor del hombre es un lazo, pero el que teme a Yave está a seguro. *• Muchos son los que buscan el pero el juicio de favor del príncipe, cada cual viene de Yave. 27 El inicuo es horror para el justo, y horror para el malvado es el que obra rectamente.

que

oírle.

|

Lo peor de

|

|

|

|

11

Hay

lo peor.

quien maldice a su padre

|

y

no bendice a su madre. 12

Hay

quien se cree limpio y no ha limpiado su inmundicia. 13 Hay quien mira con altanería cuyos párpados son altivos. y 14 Hay gentes cuyos dientes son para devorar a los pobres espadas de la tierra, y de entre los hombres a los menesterosos. |

|

|

|

|

Los Insaciables. 'í(\ 1

,n ' 1

Dichos de Agur, hijo de Jaque,

de Masa (1). Dijo aquel varón:

16

Mucho me he

Dos hijos tiene la sanguijuela: Tres cosas hay quo Dame, dame. se hartan y cuatro que nunca |

fatigado, |oh Dios!, mucho me he fatigado, ¡oh Diosl, y he perdido la esperanza.

dicen:

Torque soy un ignorante y menos

tierra,

|

no

18

el (i)

Este

nombre de Agur

es

desconocido.

|

«Hasta.»

El sepulcro,

la

matriz

estéril,

I

la

que no se harta de agua, y fuego, que nunca dice: tBasta.» 17 AJ que escarnece a su padre y |

|

PROVERBIOS. el respeto de su madre, cuervos del valle le saquen los ojos y devórenle aguiluchos.

pisotea

Mc Y el rey, que va a la cabeza M Si te ensalzaste sin darte cuenta

|

|

959

31

de su ejército.

|

mano

o a sabiendas,

a la boca;

88

Cuatro maravilla».

Porque batiendo la leche se hace manteca, y oprimiendo la nariz hace uno sangre,

la

|

se

me

18

son estupendas Tres cosas y la cuarta no la llego a entender: 19 El rastro del águila en los aires, de la serpiente sobre la el rastro roca, el rastro de la nave en medio del mar, y el rastro del hombre en la doncella. 20 Este es el obrar de la mujer adúltera: Después de haber comido se limpia la boca, y dice: «Nada de mal he hecho.»

Y

84

|

oprimiendo

la

ira

se excita

riña.

la

|

*)1

1

,J

de Masa,

*

|

|

Sentencias de Lemuel, rey sentencias que le en|

señó su madre

buen príncipe.

Kl

|

(1).

|

2

¡Qué, hijo míol |Qué, hijo de mis entrañas! iQué, hijo de mi almal 8 No des a las mujeres tu vigor ni tus caminos a las que destruyen a |

Los insoportables. 21

|

Tres cosas hay que sublevan a y una cuarta que no puede

la tierra sufrirse:

|

los reyes. 4 No está bien, ¡oh Lemuel!, no está bien a los reyes beber vino, ni para quien gobierna sorber licores. 6 Si no, bebe y se olvida de las leyes y pervierte el derecho de los |

|

22

Siervo que llegue a dominar, necio que se ve harto de pan, 23 Aborrecida que llegue a encontrar marido, y esclava que hereda a su señora. |

|

|

afligidos. 6 El licor dadlo a los miserables el vino a los afligidos, 7

Cosas pequeñas, pero sabias.

ria

|

|

y

Que bebiendo olvidan su misey no se acuerdan más de sus

afanes. 8

21

Cuatro cosas hay pequeñas en que son, sin embargo, más sabias que los sabios. 25 La hormiga, pueblo nada fuerpero que se prepara su provisión te, la tierra

el mudo y dedesvalido; Abre tu boca a la sentencia justa, haz justicia al pobre y al mise-

Abre tu boca por

fiende

|

al

9

|

|

y

rable.

|

verano; El damán, pueblo nada esforzado, que se hace su cubil en las rocas (1); en

el

26

Elogio de

I

27

La langosta, que no

sin embargo 28 El

mano,

|

tiene rey,

|

y

avanza en escuadrones; lagarto, que se coge con la sin embargo habita en los y

palacios d2 los reyes. 29 Tres cosas hay de buen andar y aun cuatro que muy bien se pasean: 3ab El león, el más fuerte de todos que no retrocede ante los animales, nadie; 80 c El gallo, que marcha gallardo entre sus gallinas; 81 ab El macho cabrío, que va delante de su manada, |

|

10

que

tra lengua.

la

Vale

|

mujer

tuerte.

fuerte, ¿quién la ha-

mucho más que

las

perlas (2). 11

En

corazón de su y no tiene nunca falta de

ella confía el

marido

|

nada. 12 Dale siempre gusto, nunca disgustos, durante todo el tiempo de |

su vida. 13 Ella se procura lana y lino hace las labores con sus manos. 14

|

y

Es como

que desde

la nave del mercader, lejos trae su pan.

Hemos de

|

decir lo mismo que de Agun sea este rey de Masa. Este canto a «la mujer fuerte' es el canto (a) a la matrona, al ama israelita, reina de su casa y gloría de su marido y de sus hijos. (i)

El «damán»,

Vulgata traduce por conejo, es un animal de la tauna de Palestina que no tiene nombre correspondiente en nues(i)

La mujer

llará?

la

no sabemos quién

PROVERBIOS,

f»fin

18 Todavía de noche se levanta, y prepara a su familia la comida y la tarea de sus criados. |

|

31

marido, cuando se sienta entre ancianos del lugar. |

los

24

Hace una hermosa tela y la ven16 Ve un campo y lo compra, y de, y vende al mercader un ceñidor. 26 Se reviste de fortaleza con el fruto de sus manos planta y de una viña. gracia y se ríe de lo por venir. 17 Se ciñe de fortaleza 26 La sabiduría abre su boca y esfuerza y |

|

|

|

|

sus brazos. 18 Ve alegre que su tráfico va bien y ni de noche apaga su lámpara. 19 Coge la rueca en sus manos y hace bailar el huso. 20 Tiende su mano al miserable y alarga la mano al menesteroso. 21 No teme su familia el frío de la nieve, porque todos en su casa tienen vestidos dobles. 22 Ella se hace tapices, y sus vestidos son de lino y púrpura. 23 Celebrado es en las puertas su |

|

en su lengua está la ley de la bondad. 27 Vigila a toda su familia y no come su pan de balde. 28 Alzanse sus hijos aclaman y la bienaventurada, y su marido la |

|

ensalza. 29

|

|

|

zas, 30

«Muchas

han hecho proepero tú a todas sobrepasas.» Engañosa es la gracia, fugaz la hijas

|

la mujer que teme a Dios, belleza; ésa es de alabar. 31 Dadle los frutos del trabajo de sus manos y alábenla sus hechos en |

|

las puertas.

ECLESIASTÉS

81

INTRODUCCION AL ECLESIASTES CLESIASTES,

en hebreo Cohelet, vale tanto como Predicador que habla a una asamblea. Una tradición judía transmitida por San Jerónimo atribuye este libro a Salomón, que lo habría escrito al fin de su vida, cuando, hastiado de los placeres y convencido de su vanidad, pronunció su famoso «vanidad de vanidades y todo vanidad». El mismo libro parecía confirmar esta sentencia, cuando en boca del autor pone estas palabras: «Yo, Cohelet, fui rey de Israel en Jerusaléw (1, 12). A pesar de todo, los expositores modernos tienen por cosa averiguada que el autor de este libro no es Salomón, ni ninguno de su época, sino un sabio israelita, que vivió después de la cautividad, acaso al fin del judaismo, cuando no se hablaba ya la lengua hebrea o por el gran contacto con los extranjeros se había llenado de palabras exóticas. Este punto del autor, en un libro como éste, viene a ser, después de todo, poco menos que indiferente. Más importante es precisar el argumento que en su libro desarrolla. Y esto no es cosa fácil de lograr. Veamos de intentarlo. Nuestros moralistas asientan su ciencia de las costumbres sobre el principio supremo del fin del hombre. Como sea el fin que al hombre se señala, así serán las normas de su vida. Los antiguos hebreos no se detenían a precisar ese supremo principio, pero insistían sobre otro a él inmediato: que toda la vida humana está sometida al juicio de Dios, que da a cada uno según sus obras. Este principio se repite frecuentemente en la Escritura del Antiguo Testamento. Pero ¿cuándo y cómo se realiza esta sanción del juicio divino? La ley apenas nos habla más que de premios y castigos temporales. De aquí que para algunos sea en la presente vida cuando se realizarán las sanciones divinas y el hombre conseguirá su fin, que es su felicidad. Mas, aunque la experiencia ofrezca algunos argumentos a esta tesis, también ofrece otros muchos en contra de ella. El caso del malvado que prospera y triunfa

Z7

ECLESIASTÉS,

964

1

y del justo que es maltratado y perseguido no es infrecuente y produce en quienes lo contemplan gran impresión. El libro de Job no tiene otro f in que discutir este problema. Los amigos del patriarca le acusan de impiedad no por otra causa, sino porque le ven caído de su antigua prosperidad en el fondo de la miseria. El patriarca protesta contra tal argumentación, y el Señor, que al fin se aparece para poner término al debate, lo hace ponderando la sabiduría de Dios, que el hombre no es capaz de escudriñar. En algunos salmos se medita también sobre este mismo tema, y tales meditaciones ponen de relieve la grandeza de la fe de los salmistas, que parecen repetir las palabras de Job: «Aunque me mate, esperaré en Dios.» La fe en la supervivencia e inmortalidad del alma y la confianza en la justicia divina son comúnmente enseñadas en los libros del Antiguo Testamento, aunque en ellos aparezca reflejada la opinión contraria, que no comparten los autores sagrados. Mas cómo había de ser la vida de ultratumba y cuál la manera de rcali zarse la justicia divina, eran puntos oscurísimos, que poco a poco fué el Señor revelando. Ya en algunos salmos se. nos deja entrever una esperanza de vida dichosa cerca de Dios. Mas son la Sabiduría, Daniel y el II de los Macabeos los que nos hablan claramente de la vida inmortal y dichosa junto al Señor, y aun de la resurrección de los cuerpos. Doctrina aclarada y afianzada por Nuestro Señor y los Apóstoles en el Nuevo Testamento. En aquella oscuridad anterior vivía el Cohclct, que estudia el problenia del fin del hombre con fe en la justicia suprema de Dios, pero sin la luz sobre los celestiales horizontes que revelaciones posteriores nos descubren; y nada dispuesto a dejarse convencer por los argumentos de quienes aceptaban la doctrina de que Dios da en la presente vida a cada uno según sus obras, se apoya, para contradecirla, en la experiencia, y de sus argumentos deduce esta conclusión: Disfrutemos de los bienes de Dios, pero sin olvidamos de su justicia. A la luz de este principio, y teniendo presente cue'm envuelta en tinieblas se hallaba la doctrina del fin supremo del hombre, nos podremos dar cuenta de las palabras del Cohclct, e¡ue algunos, sin suficiente fundamento, interpretan en sentido pesimista y materialista. La lectura de este libro despierta en las almas el deseo de otras luces más consoladoras, como son las que nos ofrecen los libros antes citados y más tjdavia el Nuevo Testamento. San Pablo, queriendo calificar la miseria de los gentiles, dice que viven sin csperemza. Al contrario, a los cristianos la esperanza que tienen en Jesús les hace dulces las tribulaciones y la muerte misma: «Mi vivir es Cristo

y la muerte es para

mí una

ganancia.*

ECLESIASTES Vanidad de

las

No hay nada

cosas humanas.

nuevo.

4 Pasa una generación y viene otra, Razones del Cohclct, hijo de pero la tierra es siempre la misma. David, rey de Jerusalén. 1 Vanidad de vanidades, dijo el * Sale el sol, pónesc el sol. y corre Colielet, vanidad de vanidades, todo con el afán de llegar a su lugar, de 3 ¿Qué provecho saca el donde vuelve a nacer. • Tira el viento es vanidad. hombre de todo por cuanto se afana al mediodía, gira el norte, y va isiempre rodeando de continuo y torna debajo del sol?

1

1

*

|

ECLESIASTÉS, de nuevo a sus giros. 7 Los ríos van todos a la mar y la mar no se llena; de donde vinieron tornan de allá nuevo, para volver a correr.

ceres.

1

Me

8 Todo trabaja, más de cuanto el hombre puede decir, y no se sacia 9 Lo el ojo de ver ni el oído de oír. que fué, eso será. Lo que ya se hizo, eso es lo que se luirá: no se hace nada nuevo bajo el sol. 10 Una cosa de

con

el

dad. y a

Tero también esto es vani-

»

2

965

2

Dije a

la

la risa:

«Eres una locan,

«¿De qué sirves?» (1) propuse agasajar mi carne vino, mientras daba mi

alegría:

a la sabiduría; y me di a la locura, hasta llegar a saber qué fuese

mente

para el hombre lo mejor de cuanto acá abajo se hace durante los contados días de su vida. 4 Emprendí grandes obras, me construí palacios, me planté viñas, 5 me hice huertos y jardines y planté en ellos toda suerte de árboles frutales. 6 Me hice estanques para regar de bosque donde los árboles ellos el

que dicen: «Mira esto, esto es nuevo aun esa fue ya en los siglos anteriores a nosotros, 11 no hay memoria de lo que precedió, ni de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después (1). ir,

7 Compré siervos y siervas, y tuve mucho; criados; tuve mucho ganado, vacas y ovejas, más que

crecían.

Vanidad de 12

Yo,

el

la ciencia.

cuantos antes de mi hubo en Jcrusalén, pero conservando mi sabiduría. 8 Amontoné plata y oro, tesoros de reyes y provincias. Híccmc con cantores y cantoras y con cuanto es deleite del hombre, y con instrumentos músicos de toda suerte. 9 Fui grande, más cpie cuantos antes de mí fueron en Jcrusalén, pero conservando mi ciencia. 10 Y de cuanto mis ojos me pedían, nada les negué. No privé a mi corazón de goce alguno, y mi corazón gozaba de toda mi labor, siendo éste el premio de mis afanes. 11 Entonces miré todo cuanto habían hecho mis manos y todos los afanes que al hacerlo tuve, y vi que todo era vanidad y apacentarse de viento, y que no hay provecho alguno debajo del sol.

Cohclet, he sido rey (2) de

y me puse en el corazón hacer sabiamente investigaciones v pesquisas sobre todo cuanto hay bajo los cielos. Es unn dura labor dada por Dios a los hijos de los hombres, para que en ella se Israel, en Jcrusalén; 1J

ocupen. 14 Mire todo cuanto se hace bajo el sol, y vi que todo era vanidad y apacenlarsc de viento. 15 Lo tuerto

no puede enderezarse, y lo falto no puede completarse. 16 Y dije para mí: TIemc aquí engrandecido y crecido en sabiduría, más que cuantos antes de mí fueron en Jcrusalén, y hay en mi mente 17

mucha

Di, pues, ciencia y sabiduría. a conocer la sabiduría y a entender la locura y los desvarios, y vi que también esto es apacentarse de viento, 13 porque d.mdc hay mucha ciencia hay mucha molestia, y creciendo el saber, crece el dolor (3).

mi mente

Vanidad de 12

Me

la sabiduría.

volví a mirar a la sabiduría, y la ignorancia, porque

la estulticia

Vanidad de los placeres. >)

^

1

Dije en mi corazón: «Ea, prola alegría, a gozar los pla-

bemos

I

i

El curso uniforme y constante de la naturaleza contrasta con el de la vida humana, agitada y que declina siempre hacia su fin. Esto es triste para el hombre, cuando en lo alto no brilla la estrella de la esperanza. (2) La literatura seudoepigráfica abundaba entre los judíos, y a Salomón, fuera de este libro, se le atribuyó también el de U Sabiduría, y más tarde los Salmos de Salomón no canónicos. No sólo la fatiga de adquirir la ciencia, (3) sino el dolor que produce una ciencia siempre imperfecta, que ofrece más dificultades angustiosas que soluciones tranquilizadoras. (1)

|

¿qué hombre podrá llegar hasta donde puede llegar el rey en cuanto se puede hacer? 13 Y vi que la sabiduría sobrepuja a la ignorancia, cuanto la luz 14 El sabio tiene ojos frente, y el nerio anda en tinieblas. Conocí también que una misma es la suerte de ambos. 15 dije en mi corazón: «También yo tendré la misma suerte del necio; ¿por qué, pues, hacerme sabio, qué provecho sacaré de ello?» vi que también esto es vanidad; 16 porque del sabio, como del necio, no se hará

a las tinieblas.

en

la

Y

Y

Tampoco los placeres fueron bastante» (1) para dar tranquilidad a su espíritu.

ECLESIASTÉS,

966

eterna memoria, sino que todo, pa-

sado algún tiempo, pronto se olvida. Muere, pues, el sabio igual que el

!

i

después de mí. ¿Y quién sabe si ése será sabio o será necio? con todo, dispondrá de todo mi trabajo, de lo que me costó estudio y fatiga debajo del sol. También esto es vanidad; 20 y desesperé en mi corazón de todo el trabajo que he hecho 19

Y

debajo del sol; 21 porque quien trabajó con conocimiento, con pericia y buen suceso, tiene después que dejárselo todo a quien nada hizo en ello; también esto es vanidad y mal grande. 22 Pues ¿qué le queda al hombre de todo su afanarse y fatigarse con que debajo del sol se afanó? 13 Todos sus días son dolor y todo su trabajar fatiga, y ni aun de noche descansa su corazón. También estoes vanidad (1). 24 No hay para el hombre cosa mejor que comer y beber y gozar de su trabajo, y vi que esto es don de Dios. 46 Porque ¿quién puede comer y beber sino gracias a él? 26 Porque al que le es grato le da sabiduría, ciencia y gozo, pero al pecador le da el trabajo de allegar y amontonar para dejárselo después a quien Dios quiera. También esto es vanidad y apacentarse de viento (2).

y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de herir y tiempo de curar, tiempo de destruir y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de lamentarse y tiempo 3

necio. 17 Por eso aborrecí la vida, al ver que cuanto debajo del sol se hace, todo es vanidad y apacentarse de viento; 18 y aborrecí todo cuanto había hecho bajo el sol, porque todo tendré que dejarlo a quien vendrá

3

j

¡

de danzar; 6 tiempo de esparcir las piedras y tiempo de amontonarlas; tiempo de abrazarse y tiempo de separarse; 6 tiempo de ganar y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de tirar; 7 tiempo de rasgar y tiempo de coser; tiempo de callar y tiempo de hablar; 8 tiempo de amar y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra y tiempo de paz.

Iiicrrlidumbrc de lo por venir.

¿Qué provecho saca el que se de aquello que hace? *° Yo mirado el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que en él se ocupen. 11 Todo lo hace apropiado a su tiempo, y ha él puesto además en su alma la idea de perduración, sin que pueda el la hombre descubrir la obra de Dios '

afana,

he

M Coel principio hasta el fin. nocí que no hay para él otro bien que gozarse y hacer el bien en su vida, 13 pues el que uno coma, beba y se goce de su trabajo, es don de Dios. 14 Conocí que cuanto hace Dios desde

permanente y nada se le puede nada quitar, y hace asi Dios que se le tema. 16 Lo que es, eso fué ya, y lo que fué, eso será, y Dios vuelve a traer lo que ya paso. es

añadir,

Todo a bu tiempo.

3

Todo

1

cuanto

hace

se

tiene su hora. (1)

tiempo (3), y todo debajo del sol Hay tiempo de nacer

tiene su 2

El sabio hace ventaja

al

necio e igno-

rante; pero, después de todo, cuanto se afana en la vida no le da la felicidad, y al fin viene a morir igual que los otros, sin dejar en pos de sí otra memoria que los demás mortales.

En este supuesto, la conclusión final es lo práctico será disfrutar de los bienes de

(2)

que

que son don de Dios. En esta última el Cohelet se levanta por encima del vulgar materialista. Con todo, esto no sacia el corazón ni basta para hacerlo feliz. El pensamiento de este trozo (1-15) pa(3) rece ser el mismo de antes. Todo marcha igual, y en ello el hombre no encuentra la felicidad. No queda, pues, otra cosa que gozar los bienes

Desórdenes sociales. 14

Otra cosa he visto debajo del que en el puesto de la justicia está la injusticia, y en el lugar del derecho, la iniquidad. 17 Por eso me dije: Dios juzgará al justo y al injusto, porque hay un tiempo destinado para todo y para toda obra (1). 18 Díjeme también acerca del hombre: Dios quiere hacerles ver y conocer que de sí son como bestias (2), sol:

la vida,

frase

y «hacer

el bien».

(1)

En

los tronos,

que deben

ser asiento

de

ve con frecuencia sentada la tiraEsto exige la intervención nía y la de Dios como juez supremo, y el Cohelet la la justicia, se

injusticia.

espera.

Para entender este punto oscuro, en que (3) algunos quieren ver el materialismo del Cohelet, es preciso colocarse en el punto de vista del

ECLESIASTÉS,

Ventajas de

19

pues la condición de los hijos de los hombres es la de las bestias, y la muerte del uno es la muerte de los ventaja sobre la bestia, pues todo

Unos y otros van al mismo lugar, todos han salido del mismo polvo y al polvo vuelven todos.

¿Quién

sabe arriba

si

y

el el

hálito del la bestia

de

baja abajo, a la tierra?

22 Y vi que no hay para el hombre nada mejor que gozar de su trabajo,

pues ésa a gozar

4

es su parte, ¿y quién le lo que ha de venir?

dará

vi las violencias que hacen debajo del sol, y las lágrimas de los oprimidos sin tener quien los consuele, y la fuerza en mano de los opresores, sin tener aqué2 Y proclamé llos quien los consuele. dichosos a los muertos que se fueron, más dichosos que los vivos que viven todavía, 3 y más dichosos aún los que nunca "vivieron y no vieron lo malo que debajo del sol se hace. (1). 4 Vi también que todo trabajo y cuanto de bueno se hace mueve la 1

compañía.

quien le levantel 11 También si duermen dos juntos, uno a otro se calientan; pero el solo, ¿cómo podrá calentarse? 12 Si uno es agredido serán dos a defenderse, y la cuerda de tres hilos no es fácil de romper. 13 Más vale mozo pobre y sabio que rey viejo y necio, que no sabe escuchar 14 Aquél, aun de la cárcel los consejos. podrá salir para subir al trono, aunque nació pobre en su reino; éste, aun en el trono es un pobre hombre. 15 Vi que todos los que andan y viven debajo del sol se iban con aquél, con el mozo que tomó su puesto (1). 16 No tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin

20 es vanidad.

21

la

10 Más valen dos que uno solo, porque logran mejor fruto de su trabajo. Si uno cae, el otro le levanta; pero ¡ay del solo, que si cae, no tiene

y no hay más que un hálito para todos, y no tiene el hombre otros

hombre sube

967

5

4,

Tornéme y

se

embargo, los que vengan detrás tampoco estarán contentos de él, porque también esto es vanidad y apacentarse de viento.

Deberes para con Dios.

envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y apacentarse de viento. 8 El necio se cruza de manos y se come su carne. 6 Mas vale una sola mano llena en reposo, que las dos llenas en trabajo

17 Pon atención a tus pasos al acercarte a la casa de Dios; llegarse dócilmente vale más que el sacrificio de los insensatos, que 110 saben hacer

y aflicción de espíritu. 7 Volvíme de nuevo y vi otra vanidad debajo del sol: 8 Un hombre solo que no tiene sucesor, que no tiene hijo ni hermano (2), y no cesa nunca de trabajar ni se hartan sus ojos de riquezas. ¿Para quién trabajo yo y me someto a privaciones? También esto es vanidad y duro tra-

No seas precipitado en tus palabras, y que tu corazón no se apresure a proferir una palabra delante de Dios, que en los cielos está Dios y tú en la tierra; sean, pues, pocas tus palabras. 2 Porque de la muchedumbre de las ocupaciones nacen los

bajo. autor.

En

la

incertidumbre sobre cómo Dios

dará a cada uno según sus obras y miradas las cosas conforme aparecen, no se ve diferencia entre el fin del hombre y el de la bestia: ambos acaban en el sepulcro y para ambos acaba el mundo. Por eso concluye, como atrás, que no le queda al hombre más que gozar de su trabajo (versículo 23). Esta sentencia del Cohelet ante las mi(1) serias que afligen al hombre en esta vida son la generalización de las expresiones de Jeremías y Job cuando se sentían oprimidos de dolor.

Hermosa

sentencia. Es, en efecto, una gran miseria la del avaro, que se afana en allegar riquezas que ni él ni sus hijos han de gozar. (2)

más que mal.

5

1

sueños, y de la muchedumbre de palabras, los despropósitos. 3 Si haces voto a Dios no te tardes en cumplirlo, que no hallan favor los negligentes; lo que prometes, cúmplelo.

4

Mejor es no prometer que

dejar de cumplir lo prometido. 6 No consientas que tu boca te haga culpable, y no digas luego ante el sacerdote que fué inadvertencia, pues se irritaría

Dios

destruiría 6

pues de

las la

contra tu palabra y obras de tus manos; muchedumbre de los

¿Nació el joven con derecho al trono, (1) pero se vió privado de él por ser pobre, o nació pobre, pero sabio y predestinado al trono? En ambos casos vale más que el rey necio.

ECLESIASTÉS,

968 cuidados nacen

los

muchedumbre de despropósitos.

ves en la región la opresión del la violación de ta justicia y derecho, no te sorprendas, porque por encima del grande hay otro Si

pobre y del

vela.

9 El fruto del campo es para todos, y aun el rey es para el campo. El que ama el dinero no se ve liarlo de dinero, y el que ama los tesoros no saca de ellos provecho alguno; también esto es vanidad.

10

Con

la

son los que

mucha hacienda, muchos

romeó, y ¿qué saca tic amo, más que verla con sus ojos? 11 Di. Uc es el sueño del trabajador, coma poco, coma mucho; pero la hartura no deja dormir al ella

la

el

rico.

Afanes Inútiles. 12

Deseos insaciado».

sueños y de la palabras los

Teme, pues, a Dios.

mas grande que

Hay un

trabajoso afán que he sol: riquezas guardadas para mal de su dueño. 13 l'icrdensc esas riquezas en un mal nego-

visto debajo del

y a los hijos que engendra no queda nada cu la mano. 11 Como desnudo salió del seno de su madre, desnudo se lomará, yéndose como vino, y nada podrá tomar de sus

cio, les

para llevárselo consigo. 15 También esto es un triste nuil, que como vino asi se haya de volver, y nada pueda llevarse en la mano de cuanto trabajó; 10 y sobre esto, comer lodos los dias de su vida en tinieblas, cu afán, dolor y miseria. fal ¡g;;s

Hay un mal que yo vi debajo del sol y que pesa muy gravemente sobre el hombre (1). 1 Uno a 1

()

quien dio Dios riquezas, hacienda y honra, y a quien nada falta de cuanto su deseo puede desear, pero a quien Dios no le deja gozar de todo eso, sino que lo gozan los extraños. Esta es vanidad y mal trabajo.. 3 Aunque tenga cien hijos y viva muchos años, si no se hartó su alma del bien y ni siquiera halla sepultura, 4 digo que mejor que él es el abortivo, que si en vano vino y oscuramente se va y cubren su nombre las tinieblas, 5 y ni vió el sol ni supo nada, todavía inás quietud goza éste que aquél; 6 y aunque dos veces mil años viviese sin gustar el bien, ¿no irían todos por el

mismo camino? 7 Todo el trabajo

He

aquí lo que yo he hallado de bien: que es bueno comer, beber y disfrutar, en medio de tantos afanes con que se afana el hombre debajo del sol los contados días que Dios le concede, pues ésta es su parte; 18 y el que de Dios recibió riquezas y hacienda y facultad de gozar de ellas, alegrándose con su parte en medio de sus afanes, esto también es don de Dios, 18 no tendrá mucho que pensar cu los días de su vida, porque Dios le llenó de alegría el corazón.

del

hombre

es

para su boca, y nunca se harta su. alma. ¿Cuál es la ventaja del sabio sobre el necio? ¿Cuál la del pobre que sabe andar su camino? 8 Mejor es tener (pie perderse en deseos, y también esto es vanidad y apacentarse de viento. 10 El que es ya tiene nombre, y ya se sabe (pie es un hombre y que no podrá contender con quien es más fuerte que él. 11 Cierto, muchas pala-

bras aumentan la vanidad, pero ¿quó provecho hay para el hombre, 12 y quién sabe qué es lo mejor para el hombre en los dias de la vida de su vanidad, que pasa como sombra? ¿Quién dará a saber al hombre lo que después de él sucederá debajo del

sol?

Lo mejor.

1 El bien. 17

7

las

Injusticias. '

6.

1

Mejor es

el

buen nombre que

oloroso ungüento, y mejor el de la muerte que el del naci-

el

dfa

miento (2). 2 Mejor ir a casa en luto que ir a casa en fiesta, porque aquél es el fin de todo hombre y el que vive reflexiona. 3 Mejor es la tristeza que la risa, porque la tristeza del rostro 4 El corazón es buena para el corazón. del sabio eslá en la cusa en luto, el

No

(i)

sino a un (3)

el

es la posesión de muchos bienes, contento y la satisfacción lo que hace

hombre

dichoso.

Consideradas

las

miserias y vanidades de que la entrada.

la vida, meior es la salida de ella

ECLESIASTÉS, 20

corazón del necio en la casa en placer. & Mejor es oír el reproche de un sabio que escuchar las cantilenas de los necios: 8 porque cual el chisporrotear del fuego h;ijo la caldera, tal es el aplauso de los necios; y también esto es vanidad. 7 Porque la opresión puede hacer enloquecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón. • Mejor es el fin de una cosa que su principio, y mejor es el de animo calmo que el irascible. 9 No te apresures a enojarle, porque la ira es propia de los necios. 10 Nunca digas: ¿Por qué es que los tiempos pasados fueron mejores?, porque nunca preguntarás esto sabiamente ( ). 11 Pucna es la ciencia con hacienda, y es una ventaja para los que ven el sol. 12 Porque escudo es la ciencia y escudo es la riqueza, pero excede la sabiduría, que da la vida al que la tiene. 13 Contempla la obra de Dios, porque ¿quién podrá enderezar lo. que 14 En el día del bien goza él torció? del bien, y en el día del mal reflexiona que lo uno y lo otro lo ha dispuesto Dios, de modo que el hombre nada sepa de lo por venir. 15 De lodo he visto en mis fugaces días: un justo que mucre en toda su Justicia, y un impío que con todas sus iniquidades campa largo tiempo.

8

no hay

Cierto,

mundo que haga

hombre en el y no

sólo el bien

peque.

Tampoco

21

apliques tu corazón a para no tener que oír a tu siervo decir mal de ti. 22 Sabe muy bien tu conciencia que tú muchas veces has hablado mal de otros. 23 Todo esto he querido buscarlo en la sabiduría, y dije: Quiero hacerme sabio; pero Ja sabiduría está lejos de mí. 24 Lejos se queda lo que estaba lejos, y profundo lo profundo. ¿Quién lo alcanzará?

todo

lo

que

se dice,

La mujer.

1

16

He rodeado con mi corazón, por saber c inquirir la sabiduría y la razón, y por conocer la maldad de la insensatez y los desvarios del error. 23

la

hombre,

al

muchas

mujer más

la

Que Dios hiza recto mas ellos se buscaron

perversiones.

El

O

hombre de

bien.

¿Quién como el sabio? ¿Quien el que sabe explicar las sabiduría del hombre alumbra el rostro y templa su aspereza. 1

"

como cosas? La

sabiduría.

2

La

Guarda

el

del rey coma a No te apresu presencia ni

mandato

juramento hecho a Dios.

sabiduría da al sabio una fuerza superior a diez potentes que gobiernan la ciudad.

sures a alejarte de persistas en cosa que

le

desagrade,

porque puede hacer cuanto quiere. 4 Pues la palabra del rey es eficaz, ¿y quién podrá decirle: Qué es lo

Dijo también nuestro poeta que «cual(1) quier tiempo pasado fué mejor», pero esto para el que sufre las calamidades del presente y no ve del pasado sino los bienes. Bajo una expresión dura es preciso bus(2)

cjue haces? 5 El que guarda los mandamientos no tendrá mal, y la mente sabia conoce el tiempo y el juicio; 6 que para

un pensamiento verdadero y que esté en armonía con la doctrina del Cohelei. Supuesto que este consejo va dirigido a! justo, le inculca car

la excesiva preocupación, el escrúpulo por la observancia de la ley, que no deja de dañar al espíritu. Al revés, el versículo siguiente se dirige al que lleva una vida despreocupada. A ése le advierte atender a las consecuencias de la vida disoluta, siquiera por amor de la vida

es

fué sólo esto:

No

Valor de

que

halle

que agrada a Dios escapará de ella, mas el pecador en ella quedará preso. 27 Esto hallé, dice el Cohclet, pesando las cosas una por una para hallar la razón. 29 Lo que busca mi alma y no lo encuentra: entre mil hallé un hombre, mas mujer entre todas, ni una halle (1). 29 Lo que hallé

quieras ser demasiado justo ni demasiado sabio: ¿Para qué quieres destruirte? (2) 17 No hagas mucho mal ni seas insensato: ¿Por qué has de querer morir antes de tiempo? 18 Bien te estará esto sin dejar aquello, que el que teme a Dios saldrá con todo.

19

Y

26

amarga que la muerte, y lazo para el corazón, y sus manos ataduras. El

evite

i

1

En los Proverbios hallamos esos juicios (i) desfavorables de la mujer; ya se deja entender que tales juicios no tenían en la mente del autor la universalidad que sus expresiones aparentan. Seguramente que el Cohelet no incluía a su madre en tales juicios pesimistas.

ECLESIASTÉS,

970

9

hay quien

toda cosa hay tiempo y juicio, y es mucho el afán que pesa sobre el hombre; 7 porque no sabe lo que vendrá después, ¿y quién podrá de cirle cuándo ha de suceder? 8 No tiene poder el hombre sobre el espíritu para retenerle, ni tiene poder sobre el día de la muerte; y no hay armas para tal guerra ni podrá la iniquidad salvar al reo de ella.

ni de día ni de noche ve cerrarse sus ojos por el sueño. 17 Examiné también la obra de Dios, que el hombre conocer cuanto hace debajo del sol, y por mucho que en buscar se fatigue nada llega

no puede se

a descubrir; sabio que saber (1).

y aun

el

Q

1

Y

sabe,

cuando dijere nada llega a

poniendo en mi corazón todo que el justo y el sa-

esto, vi bien

La virtud desconocida.

bio y sus obras están en las manos de Dios, y ni siquiera sabe el hombre si es objeto de amor o de odio; todo está en poder de él (2). 2 Todo a todos

9

Esto he visto poniendo atención a cuanto sucede bajo el sol, en tiempo en que el hombre domina sobre el hombre para su mal. 10 Vi a impíos

de la misma manera, una es la suerte que corren el recordados (1), mientras que los que el impío, el puro y el impuro, habían hecho el bien se iban del lugar el que sacrifica y el que no ofrece sacrificios, el hombre de bien y el santo y eran olvidados en la ciudad También esto es vanidad. 11 Por- malhechor, el que jura y el que aboque la sentencia contra el mal no se rrece el juramento. ejecuta prontamente, y por esto el corazón de los hijos de los hombres se llena de deseos de hacer el mal; La muerte. 12 porque hace el pecador cien veces 3 pervive; con todo, yo sé Este mal hay en todo cuanto exisel mal y que los que temen a Dios tendrán el te debajo del sol: que es una misma el bien, los que temen ante su prela suerte de todos, y que el corazón sencia, 13 mientras que el impío no de los hijos de los hombres esté tendrá bien ni prolongará sus días, lleno de mal y de enloquecimiento que serán como sombra porque no durante los días de su vida, y luego teme a Dios. a la muerte. ¿Y quién es excep14 Sin embargo, tal vanidad tuado? se da 4 Mientras uno vive hay esperanza, sobre la tierra, que son tratados conviene justos como a los malvados, que mejor es perro vivo que león y malvados como conviene a los muerto; 6 pues los vivos saben que justos. Y me digo también que esto han de morir, mas el muerto nada es vanidad. 15 Por eso alabo la ale- sabe y ya no espera recompensa, habiéndose perdido ya su memoria. gría, que el hombre no tiene bien 6 Amor, bajo el sol sino comer, beber y aleodio, envidia, para ellos grarse, y esto es lo que le queda de ya todo se acabó, no toman ya parte sus trabajos en los días de vida que alguna en lo que sucede bajo el sol. 7 le da Dios debajo del sol (2). Ve, come alegremente tu pan y bebe tu vino con alegre corazón, pues que se agrada Dios en tus buenas Inccrtidumbro del destino. obras. 8 Vístete en todo tiempo de llancas vestiduras, y no falte el un16 Di, pues, mi corazón a conocer güento sobre tu cabeza. * Goza de la vida con tu amada compañera, todos la sabiduría y a examinar el trabajo que se hace sobre la tierra, porque sucede

misma justo y

I

(1)

repite

Este versículo expresa un hecho que Job con frecuencia y que en los salmos

ponía a prueba

la

fe

de

los

justos.

Los ver-

No es escepticismo, sino expresión un (1) tanto extremosa de lo limitada que es la ciencia humana cuando se trata de los grandes problemas que tocan al gobierno de la vida. |Pobres de nosotros si no tuviéramos la antorcha de la revelaciónl

sículos siguientes parecen una solución a la dificultad. La sentencia divina llegará, sin duda, aunque parezca a veces tardar. La consecuencia expuesta en este verso (2) ya la hemos visto atrás. En estas sentencias, epicúreas, siempre brilla el pensaparecer ál

cotidiana experiencia deducir las leyes del gobierno divino. Esto es una tentación para los justos y causa de extravio para

miento de Dios.

los

es

Todo (2) fácil por

está en las la

hombres de poca

fe.

manos de Dio y no

ECLESIASTES, (lías de la fugaz vida que Dios da debajo del sol, porque ésa es tu parte en esta vida entre los trapujos que padeces debajo del sol. Cuando puedas hacer bien, hazlo alegremente, porque no hay en el sepulcro, a donde vas, ni obra ni in-

10.

El

los te

dustria, ni ciencia ni sabiduría.

11

971

mal gobierno.

Un

mal que he visto debajo del mal que nace del soberano. Es puesto el inepto en muchos

5

sol es el 6

puestos elevados, y los aptos se sientan abajo. 7 He visto al siervo a caballo y a príncipes andar a pie

como

siervos.

El que cava una fosa, dentro de ella cae; y el que deshace una pared es mordido de la sierpe. 9 El que rueda una piedra se hace mal con ella, y el que parte leña corre peligro de herirse con ella. 10 Si el filo se embota y no se aguza hay que poner más esfuerzo, pero la- sabiduría da el remedio. 11 Si muerde una serpiente no encantada, de nada valen los conjuros. 12 Las palabras de la boca del sabio 8

Inccrtidumbrc de

la fortuna.

11 Tornéme y vi debajo del sol que no es de los ágiles el correr, ni de los valientes el vencer, ni aun de los sabios el pan, ni de los entendidos la riqueza, ni aun de los cuerdos el favor; sino que el tiempo y el acaso en todo se entremezclan, 12 y que ni aun su hora conoce el hombre. Como pez que es cogido en una mala red y como pájaro que se enreda en el lazo, así se enredan los hijos de los hombres en el mal tiempo cuando de improviso los coge. 13 Otra cosa he visto debajo del sol, que fué para mí una gran lección: Había una ciudad pequeña con poca gente dentro; vino contra ella un gran rey y la asedió, levantando

contra ella altas torres; y hubo un hombrecillo, pobre pero sabio, que con su sabiduría salvó la ciudad. Y, sin embargo, de aquel hombre pobre nadie se acordaba. Entonces me dije: Más vale la sabiduría que la fuerza, pero la sabiduría del pobre es despreciada y sus palabras no son escuchadas.

El sabio. 17

Las calmas palabras del sabio hacen oír mejor que los gritos del que manda a necios. 18 Más vale la sabiduría que las armas de guerra, y un yerro destruye mucho bien. se.

10

Templanza y prudencia. 16 ¡Ay de ti, tierra, que tienes por rey a un niño y cuyos gobernantes banquetean de mañanal 17 |Bienaventurada tú, tierra, que tienes por rey a un hombre noble y cuyos gobernantes comen a su tiempo para refección, mas no para be-

berl 18 Por la negligencia se cae la techumbre, y por la pereza se dan go-

teras en la casa. 19

Se hacen para alegrarse los bany el vino alegra la vida, y el dinero sirve para todo. 20 No digas mal del rey ni aun con el pensamiento; ni digas mal del rico, ni en tu alcoba; porque los pájaros llevan la noticia y un alado hará saber tus palabras. quetes,

1

Una mosca muerta

en

él

es-

ungüento del perfumista, y un poco de locura puede pesar más que la sabiduría y la tropea

el

honra. 2 Dirige el sabio su mente a la derecha, 3 y a la izquierda el necio. Por cualquier camino que el necio vaya, es siempre necio, y todos dicen:

Es un loco. 4 Cuando un poderoso contra la

son graciosas, pero al necio sus labios causan su ruina. 13 El comienzo de su hablar es necedad, y su fin loco desvarío. 14 El necio se deshace en palabras. No sabe el hombre lo que será, y 10 que sucederá nadie se lo da a saber. 15 El trabajo del necio le fatiga, pues no sabe ni por donde ir a la ciudad. le

ti,

no

le

mansedumbre

males.

11

1

Echa tu pan a las aguas, que de mucho tiempo lo

después hallarás.

se

enfurezca

repliques,

porque

impide

grandes

2

Da

de

lo

siete y aun mal que podrá

tuyo a

a ocho, que no sabes el venir sobre la tierra.

3 La nube preñada de lluvia derramará sobre la tierra, y si

la el

ECLESIASTÉS,

972

árbol cae al mediodía o al norte, allí quedará. * El que al viento mira no sembrará, y el que mira a las nubes no

y cesarán de

trabajar las muelas, * y se oscurecerán los que miran por las ventanas, y se cerrarán las puertas de fuera y se debilitará el ruido del molino, y se agudizará la voz del ave y debilitarán la suya todas las hijas del canto, 6 y habrá temores en lo alto y tropezones en el camino, y florecerá el almendro y se pondrá pesada la langosta, y se caerá la alcaparra, porque se va el hombre a su

segará. -

6 Como no sabes por que camino entra el espíritu en los huesos, dentro del seno de la mujer encinta, así no conoces la obra de Dios que todo lo hace. 6 Siembra Lien de mañana tu simiente, y a la tarde no dejes reposar tu mano, que no sabes qué es mejor, si esto o fu otro, o si ambas cosas son igualmente buenas. 7

Dulce es

los ojos

viviere

la

eterna morada y andan las plañideras en torno de la plaza; • antes (pie se rompa el cordón de plata y se quiebre el platillo de ovo y se haga pedazos el cántaro junto a ¡a fuente y se caiga 7 al fondo del pozo la polea, y se torne que antes era, la tierra el polvo a v retorne a Dios el espíritu que le

vida y agradable a

8 Mas si el hombre muchos años y en todos ellos

ver

el sol.

gozase de alegría, piense en los dias de tinieblas, que serán muchos, y cuanto sucede es vanidad. 9 Alégrate, mozo, en tu mocedad, y alégrese tu corazón en los dias de tu juventud; sigue los impulsos de tu corazón y los atractivos de tus ojos, pero ten presente que de lodo esto le pedirá cuenta Dios (1). 10 Echa la tristeza fuera de lu corazón y lente lejos del dolor, poique mocedad y juventud son vanidad.

La

12

dió

(1).

8

Vanidad de vanidades, dijo el Cohclet, y lodo vanidad. » El Cohclct, además de ser sabio, enseñó al pueblo Estudió, investigó, y la sabiduría. compuso muchas sentencias. 10 Procuró el Cohclct decir palabras agradables y escribir rectamente palabras de verdad (2). 11 Las palabras del sabio son como aguijones, y como clavos hincados de (pie cuelgan provisiones, y lodas son dadas por un solo pastor. 12 No busques, hijo mío, más de esto, que el componer libros es cosa sin fin y el demasiado estudio fatiga al hombre. 13 El resumen del discurso, después de oírlo todo, es éste: Teme a Dios y

vejez.

En los días do la juventud acuérdale de lu Hacedor; antes de que vengan los dias malos y lleguen los años en que dirás: No tengo ya contento; 2 antes que se oscurezcan el sol, la luna y las estrellas, y vengan las nubes después de la lluvia; 3 cuándo temblarán guardianes los de la casa y se encorvarán los tuertes 1

guarda sus mandamientos, porque eso 14 Porque Dios es el hombre todo. ha de juzgarlo todo, aun lo oculto, y toda acción, sea ella buena o mala. (1)

Hermosa,

aunque oscura

alegoría

de

La falta de vigor ya no permite penmucho en Dio--; por eso hay que hacerlo en la juventud, como edad más vigorosa para la vejez.

;

En pocos pasajes a este paralelos se (i) expresa con mas claridad el pensamiento del pero no olvides Cohelet: goza de la vida, que Dios te pedirá cuenta del uso que haces de los bienes que te entregó.

12

|

sar

todo.

Estos versículos parecen indicar que no escritos por el Cohelet, sino por un que acaso haya sido quien recogió sentencias del maesuo.

(2)

han sido

discípulo, las

CANTAR DE LOS CANTARES

INTRODUCCION AL CANTAR DE LOS CANTARES L titulo del En hebreo

amanuenses, que lo añadieron. traducen literalmente, aisma aismaton, el cantar de los cantares, o el cantar por excelencia. Figura siempre entre los libros sapienciales del Antiguo Testamento, y esto nos indica el camino para inquirir la naturaleza del mismo. La sabiduría tiene entre los hebreos un sentido muy amplio (Intr. a los libros sapienciales). Particularmente viene a nuestro propósito lo que de los oficios del sabio dice el Eclesiástico: «que aplica su mente y se da a estudiar la ley del Altísimo, busca la sabiduría de todos los antiguos y consagra sus ocios a las profecías, guarda en la memoria los relatos de los hombres célebres y penetra en lo intrincado de las sentencias sutiles, investiga el sentido oculto de las parábolas y se aplica a inquirir las sentencias enigmáticas» (39, 1-3). Y a Salomón, el mismo autor le alaba de este modo: AGuán sabio eres desde tu juventud, desbordando tu inteligencia como un río\ Tu espíritu cubrió la tierra y la llenaste de sentencias profundas. Tus cánticos, tus proverbios, tus parábolas y tus respuestas, hicieron la admiración del mundo (47, 14-17). Y de los antiguos padres dice que fueron ilustres, entre otras cosas porque cultivaban el arte de las melodías y pusieron por escrito las narraciones proféticas (44, 3). Sabiduría equivale, pues, entre otras cosas, a ingenio agudo y perspicaz para entender el sentido de las sentencias enigmáticas, de las parábolas y de los discursos proféticos. Sobre esto incluye el talento literario, la inspiración del poeta asociada a la del músico o cantor, el ingenio del prosista en aquellas manifestaciones que revelan más agudeza y que parecen más aptas para cautivar la atención de los lectores u oyentes. En este sentido el Cántico es una composición sapiencial, porque es una obra poética, de profundo sentido y libro

no es del autor, sino de

es Sir hassirim, que los

forma refinada.

los

LXX

97B

CANTAR DE LOS CANTARES

Los projetas expresaron bajo diferentes formas las relaciones entre Dios y su pueblo. Son frecuentes las imágenes del pastor y del rey; pero la del matrimonio es la más usual, sobre todo en los profetas Oseas y Ezequiel, en los cuales Yave es el esposo de Israel y éste la esposa de su Dios; esposa infiel, la cual, olvidándose de quien la amó y escogió, se deja arrastrar por amores adúlteros hacia los dioses extraños. Según la tradición judía, tal es el tema del Cántico: los amores de Yave y de su pueblo. A esta sentencia fundamental nos debemos atener. Pero admitido este principio, una duda salta a la vista. Los historiadores sagrados y los profetas están concordes en pintariws a Israel como infiel a su esposo y manchada de infinitos adulterios; lo cual no está conforme con el Cántico, donde la esposa aparece siempre enamorada de su esposo, y además, toda hermosa o pura. La solución a esta dificultad nos la ofrecen los mismos profetas cuando al Israel histórico oponen el Israel de la época mesiánica, purificado de sus pecados y vuelto de todo corazón a su Dios. Las relaciones retas por el pecado de idolatría se reanudan para siempre. Es preciso, pues, decir que el Cántico celebra los amores de Yave y de Israel en la edad mesiánica, que es el objeto de los deseos de los profetas y justos del Antiguo Testamento. En torno a esta imagen del matrimonio, tisada por los profetas, reúne el sabio todas las promesas co7ilenidas en los cs;ritos profilicos. Este pensamiento lo confirman y desarrollan, los Santos Paires, que desde antiguo han visto y celebrado en ti Cántico el amor de Jesucristo y de su Iglesia. La imagen de las bodas se halla en las parábolas evangélicas, en las epístolas de San Pablo y en el Apocalipsis de San Juan. Bastará en confirmación de lo dicho citar las hermosas palabras del Apóstol a los efesios: 'Maridos, amad a vuestras esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella a fin de santificarla, habiéndola lavado en el lavatorio del agua por la palabra, para hacerla parecer delante de Si una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada... Por esto dejará el varón a su padre y a su madre y se juntará a su mujer, y serán dos en una carne. Este misterio es grande, pero yo lo digo mirando a Cristo y a la Iglesia» (ó, 25-32). Mas en este amor de Cristo por la Iglesia va incluido el amor del Salvador por cada una de las almas que forman la misma Iglesia, las cuales son todas esposas de Cristo (II Cor. 11, 2), por cuya salud El se sacrificó y en quienes vive por la greicia, la fe y la caridad. Y como este vinculo no es el mismo en todas las almas, antes en cada una se diferencia, sigúese que esta condición de esposas de Cristo no convendrá a todas por igual, sino a cada wxa tanto más perfectamente cuanto mayor sea la perfección de esta gracia y de este amor. De manera que a los santos, por la perfección de su santidad, convendrá más plenamente el título de esposas de Cristo, y sobre todos los santos convendrá a leí que fué Herniada por el ángel «Llena de gracia*. Tal es el sentido pleno del Cántico, según la Escritura y la tradición exegética de los Padrea. Las almas místicas gustan mucho del Cántico, pero la exégesia que a veces hacen de él ha contribuido no poco a desacreditarlo entre los que aspiran a una exégesis científica. Sin embargo, el fundamento de aquella exégesia es sólido, puesto que el Cántico tiene por argumento las relaciones de amor entre Jesucristo y las almas santas. Pero las amplificaciones que liaccn alegorizando hasta elextre~ mo las imágenes del libro, no pasan de una c¡,éxesis acomodada. La sustancia de su pensamiento tiene un gran valor como explicación de los misterios de amor que Dios realiza en las almas. Las imágenes del Cántico aon el cañamazo sobre el cual bordan con hilo de oro la elcacripción de eaoa misterios. Según hemos dicho, el autor del Cántico tornó de los profetas la imagen del matrimonio y el pensamiento mesiánico que ella encierra. De ellos tomó también otras imágenes con que los profetas celebran las bendiciones divinas

CANTAR DE LOS CANTARES

977

de la época mcsiánica. Pero, además, tenía ante sus ojos la misma fuente donde los profetas habían bebido su forma literaria, ya que el pensamiento les venia de lo alto. Esta fuente era la vida de Israel, el amor conyugal y las solemnidades nupciales con que este mismo amor se manifestaba en su pueblo. Y no hay que dudar que acudiría a esta fuente en busca de elementos materiales para desarrollar el tema que se habla propuesto tratar. Por donde no nos parece desacertada la conducta de aquellos autores que estudian el amor y la solemnidad de las bodas en Israel y en los pueblos vecinos para explicar el carácter literario del Cántico y el sentido de su simbólico lenguaje. Pero esto no ha de ocupar el primer plano en la explicación del canto sagrado, que en cuanto a su sentido reconoce inspiración más alta. En suma, que el Cántico es un idilio en que se celebran los amores del Mesías con el Israel de Dios (Gal. 6, 1G), tomando la forma literariei de las costumbres hebreas y el pensamiento de los vaticinios proféticos. La acción dramática es en él muy escasa. El valor significativo de las imágenes, aunque no siempre, es muchas veces alegórico, si bien difícil de di finir. Es difícil hacer la división de una obra compuesta con gran libertad literaria. Hay quien cree que se debe admitir la división en siete parles, fundada primeramente en la duración de las bodas entre los hebreos, que era de siete días, como aparece por el Gen. 29, 37, Jces. 14, 12 y Tob. 8, 23. El texto mismo hace muy razonable la siguiente división: 7. a I, I II, 7; 2. a //, 8-III, 1; 3. a , III, 2-5; 4. a , III, 6-V, 1; 5. a 3- VI, 8; 6. a VI, 9-VIII, 4, y 7. a , VIII, 5-14. La tradición judía atribula es'.e libro a Salomón, y de ello da testimonio el epígrafe mismo del libro. Los Santos Padres recibieron esti sentencia y la retuvieron como tradición histórica más bien que como punto de fe. En los últimos tiempos los críticos se inclinan a atribuir el libro a una época más reciente. Las razones son: primero, la forma del libro, que es más art ficiosa de lo que parece corresponder a la época primitiva de la literatura hebrea. Luego el lenguaje, que es en muchos casos aramaizante, cosa que no puede convenir a la época de Salomón y si a la época posterior a la cautividad. Tercero, el mismo tema del libro, que siendo profético y siendo el autor un sabio y no un profeta, parece suponer que el libro haya sido escrito después de los profetas. La fecha precisa no se puede fijar con certeza y menos aún el nombre del autor. ,

,

6a

CANTAR DE LOS CANTARES,

979

2

1,

CANTAR DE LOS CANTARES 1

Cantar de lomón.

los Cantares,

de Sa-

Has del rebaño y apacienta tus cabritos cabe los majadas de los pas|

tores. 9

Al tiro del carro del Faraón (1) comparo, amada mía. |Cuán hermosas están tus me|

El anhelo de la esposa.

te

10 2 iBéseme con besos de su boca! Son tus amores más suaves que

entre las guedejas, los collares!

jillas |

el

con

|

tu cuello

11 Te haremos collares de oro Son tus ungüentos suaves al sen- sartas de plata. Es tu nombre ungüento derratido. mado, por eso te aman las doncellas. La esposa.

vino,

|

con

3

|

|

El coro

12

Mientras reposa el rey en su exhala mi nardo su aroma. Llévanos tras de ti, corramos (1). 13 Es mi amado para mí bolsita de Introdúceme, ¡oh rey!, en tus cá- mirra que descansa entre mis pechos. 14 Es mi amado para mí racimito maras, y nos gozaremos y regocijaremos contigo, y cantaremos tus de alheña de las viñas de Engadí. vino. que Con sueves el amores, más razón eres amado. El esposo. lecho,

4

|

|

|

|

|

|

|

La esposa 15 iQué hermosa eres, amada mía, Soy morena, pero hermosa, hijas qué hermosa eres! Tus ojos son pa|

5

como las tiendas de de Jerusalén, Cedar, como los pabellones de Sa|

lomas.

La esposa.

lomón. 6

que

No miréis que me ha quemado

soy morena, es el

sol.

|

Los

hi-

de mi madre, airados contra mí, me pusieron a guardar viñas (2), no era mi viña la que guardaba. 7 Dime, tú, amado de mi alma: ¿Dónde pastoreas, dónde sesteas al detrás de los rebaños de mediodía, jos

|

16 ¡Qué hermoso eres, amado mío, qué agraciado! Nuestro pabellón |

|

verdeguea ya; 17 Las vigas de nuestra casa son de cedro,

|

nuestros artesonados, de

ciprés.

|

1 Yo soy un narciso de Sarón, una azucena de los valles.

2

compañeros?

tus

El esposo. 8

sabes, [oh la más herde las mujeres!, sigue las hue-

Si

mosa

no

lo

|

El coro de doncellas, que forma, en las (1) solemnidades nupciales, la corte de la Esposa, que aquí representa a las naciones, pide tener parte en el amor de la Esposa por el Esposo como en Is. 2, 2 ss.; Zac. 8, 20 ss. y expresa sus deseos de tener parte en las bendiciones mesiá-

|

El esposo. 2

Como

mi amada

entre los cardos, entre las doncellas.

lirio

|

es

La esposa. 3

Como manzano

entre los árboles

nicas.

Habla de

las aflicciones y trabajos sufriépoca anterior, sobre todo en la cautividad, en que hubo de servir y trabajar para los enemigos, como se ve por Dt. 28, I 5 ss.; Sal. 79; (2)

dos en

la

Is. 62,

8

s.

Parecerá extraña esta manera de ponde(1) rar las gracias de la Esposa; pero los beduinos del desierto toman la camella como término de comparación para describir la hermosura de la novia.

CANTAR DE LOS CANTARES,

980 silvestres,

|

es

mi amado entre

mancebos. 4 A su sombra anhelo sentarme

los

ya las viñas en flor esparcen su aroma. Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven. 14 Ven, paloma mía, que anidas en las hendiduras de las rocas, en las grietas de los muros escarpados. Dame a ver tu rostro, dame a oír tu quo tu voz es suave voz, y es amable tu rostro. brotes,

|

|

|

y

su fruto es dulce a mi paladar. * Me ha llevado a la sala del festín, y la bandera que contra mí alzó es bandera de amor. 5 Confortadme con pasas, recread|

|

me

3

que desfallezco con manzanas, de amor. 6 Reposa su izquierda bajo mi cabeza y con su diestra me abraza amoroso. |

|

|

|

|

|

|

La esposa.

|

1S

El esposo.

¡Ah! Cazadnos las raposas, las que destrozan raposinas pequeñitas, las viñas, nuestras viñas en flor. 18 Mi amado es para mi y yo soy Pastorea entre azucenas. para él. 17 Anlcs que refresque el día y se ven, amado extiendan las sombras, sememío, semejante a la gacela, jante al cervatillo, por los montes de Bctcr. |

|

'

por

Os conjuro,

hijas de Jerusalén,

las Rácelas

y cabras monteses,

que no despertéis ni inquietéis a amada hasta que ella quiera.

|

|

j

la

|

|

|

|

La esposa.

|

8

[La voz de mi amadol Vcdle que saltando por los montes, triscando por los collados. • Es mi amado como la gacela o Vcdle que está ya deel cervatillo. mirando lante de nuestros muros, atisbando por por las ventanas, entre las celosías. llega (1),

|

|

|

|

|

10

me

Oíd qué

3

En

1

el lecho, entre sueños, por noche, busqué al amado de mi alma, bnsquélc y no le hallé. 2 Me levanté y recorrí la ciudad,

la

|

|

|

las calles

y

las plazas,

|

buscando

al

amado de mi alma. 3 Bnsquélc Encony no le hallé. tráronme los guardias (|tic hacen la ¿Habéis visto ronda en la ciudad: al amado de mi alma? 4 En cuanto de ellos me aparté Le así, hallé al amado de mi alma. hasta entrarle en ya no le soltaré, en la alcoba la casa de mi madre, de la que me engendró. |

|

dice:

|

El esposo.

|

|

|

Levántate ya, amada mía (2), hermosa mía, y ven: 11 Que ya se ha pasado el invierno y han cesado las lluvias. |

|

|

u Ya han

brotado en

la tierra las

ya es llegado el flores, los cantares y se deja oír |

|

tiempo de en nuestra

tierra el arrullo de la tórtola. 13

Ya ha echado

la

higuera sus

El esposo.

Os conjuro,

hijas de Jerusalén, gacelas y las cabras monteni inquietéis no despertéis que ses, hasta que a ella lo a mi amada, plazca. •

por

|

las |

La Esposa

se halla en su propia casa, con el pensamiento puesto en el Esposo; de repente le siente venir, y acercarse a la casa, y atisbar hacia adentro buscando, sin duda, a la (1)

Esposa. Este discurso del Esposo contiene una (2) hermosa descripción de la primavera, que en Palestina sucede a las lluvias invernales, y que en Siria era el tiempo en que solían celebrarse las bodas. Invita a la Esposa a gozar de los encantos que la Naturaleza ofrece. Todo ello expresa muy al vivo la alegría de los tiempos niesianicos. después de las miserias y tristezas de la cautividad. No las expresiones poéticas, pero si el entusiasmo que domina al autor, parecen bien inspirados en la segunda parte de Isaias, cuando anuncia la llegada de la salud mesianica.

|

Coro. •

¿Qué

desierto

es (1),

aquello |

que sube del

como columna de

El cambio de escena es evidente. El (1) coro ve a lo lejos subir del desierto un.i nube, es de polvo, sino de aromas; luego del" cubre la figura del Amado, que describe bajo la figura de Salomón, el que recibió primero la* promesas hechas a su padre, con la suntuosidad

que no

y aparato que

la historia describe.

CANTAR DE LOS CANTARES, como humo de mirra c inhnmo, cienso y de todos los perfumes exquisitos?

Antes de que refresque el dfa y iréme al extiendan las sombras, monte de la mirra, al collado del 8

|

se

|

7

Ved:

8

Todos esgrimen

son diestros para

incienso.

|

senta valientes la los valientes de Israel. la

Eres del todo hermosa, amada no hay tacha en ti. 8 Ven del Líbano, esposa, ven del Líbano, llega, ven de la cumbre del Amana, de las cumbres del Sanir y del Hermán. Guaridas de Icones, cubiles de panteras. 9 Prendiste mi corazón, hermana, prendiste mi corazón en esposa, en una de las una de tus miradas pellas de tu collar. 10 ¡Qué dulces tus caricias, hermana mía, esposal Dulces más que el vino son tus amores, y el olor de tus ungüentos es más suave que el de todos los bálsamos. 7

|

mía,

espada,

cómbale,

el

|

|

de Salomón, serodean, de entre

la litera

llevan la espada ceñida peligros de la noche. * Hízosc el rey Salomón

todos

|

|

contra los

|

|

|

Todos

|

981

4

|

|

una

|

litera

de cedro del Líbano. 10 Hizo de plata sus columnas, de oro su respaldo; su asiento de púrpura, recamado, obra de las bijas de Jerusalén. 11 Salid, bijas de Sión (1), a ver con la corona de al rey Salomón que le coronó su madre el dia de sus bodas, el día de la alegría de su corazón. |

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

11 Miel virgen destilan tus labios, leche y miel bañan esposa mía (I), tu lengua, y es el olor de tus vestidos el perfume del Líbano. 12 Eres jardín cercado (2), hermana mía, esposa, eres jardín cercado, fuente sellada. 13 Es tu plantel un bosquceillo de granados y frutales los más exquisitos; de alheñas y de nardos, 14 De nardos canela y y azafrán, cinamomo, de mirra y áloe, y de todos los más selectos balsámicos. 15 Eres fuente que mana a borbofuente de aguas vivas tones (3), que descienden del Líbano. |

|

El esposo.

|

eres, amada mía, Son palomas qué hermosa ercsl tus ojos entre ¡as guedejas (2).

A

1

¡Qué hermosa

|

|

Son

8

rebañito de que ondulantes van por los cabras, Son tus dientes montes de Calad. cual rebaño de ovejas de esquila, que suben del lavadero, todas con sus crías mellizas, sin que haya entre tus

cabellos

|

|

|

|

|

ellas estériles. 3

Cintillo de grana son tus labios

y tu hablar llas

es suave.

|

|

entre las

guedejas. 4 Es tu cuello cual la torre de David, rodeada de coronas murales, de la que penden mil escudos, todos escudos de valientes. 6 Tus dos pechos son dos mellizos que triscan entre de gacela (3) azucenas. |

|

|

|

Es la entrada solemne del rey en Jerusa(1) lén. inspirada en la ceremonia de la entronización ss. La de Salomón, que se narra en I R. i.

u

corona, tal vez se toma de la solemnidad de las bodas, según Is. 6o, io. Todo ello significa la entrada triunfal del rey Mesías en su ciudad. Toda esta descripción que sigue expresa (2) los sentimientos del Esposo al contemplar la hermosura de su Esposa. Las comparaciones, por mucho que desdigan de nuestro temperamento literario, se acomodan muy bien a! de los hijos del Oriente. Símbolo de la fecundidad (cf. Ez. 16, 7) (3) y signo de la bendición divina que acompañará la edad mes única, según Dt. 7, 13, ss.; Sal. lia, 9;

1 s.

54,

1 ss.

|

|

|

|

|

|

Son tus meji-

mitades de granada

|

|

Recuérdese la expresión con que se des(1) cribe la riqueza de Canaán, «la tierra que mana leche y miel». Ex. 3, 8; Num. 13, 28. Los frutos que luego describe se hallan (2) protegidos contra las incursiones de las bestias. Lo contrario se dice en Is. 5, 5 s. de la viña que representa a Israel rebelde a su Dios. Algunos autores quieren corregir el texto, y leer fuente en vez de jardín. Fuente sellada: Y, por tanto, que guarda sus aguas puras y frescas. Los encantos del agua corriente son grandes en Palestina por la misma escasez de ellas; donde brota una fuente, allí se forma un pequeño oasis. El poeta se complace en describirnos el jardín lleno de árboles y plantas aromáticas que producen estas aguas de la fuente. Semejante imagen es muy usual en los Sapienciales para describir los frutos de la Sabiduría, y el profeta Isaías junta estas dos imágenes para pintar la riqueza y la dicha de Israel en la edad mesiánica. (58, 11.) Son los canales derivados de la fuente (3) para distribuir el agua por el jardín y regar los árboles frutales y aromáticos, que significan la justicia, la santidad y la gracia de Israel en la edad mesiánica. (Cf. Ectés. 2. 4 ss.; 1 s 5, 1 ss. Jer. 2, 21; Ez. 17, 22 ss.; 20, 41; Ecco. 24, 23 ss.) Imagen tomada acaso de las fuentes de! Jordán, que brotan al pie del Hormón, y es expresión de la vida, como en Is. 12, 3; Jer. 2, 13; Jn. 4, 14. ,

082

CANTAR DE LOS CANTARES,

6

5,

amado

La raposa.

se había ido, desapareció. Le busqué, mas no le hallé. Le llamé, mas no me respondió. 7 Encontráronme los guardias 9 que rondan la ciudad, me golpearon, me hirieron, me quitaron el velo los centinelas de las murallas. 8 Os conjuro, hijas de Jerusalén, |

|

18

Levántate, cierzo, ven también

austro. Oread exhale sus aromas,

tú,

mi

|

huerto

amado,

el

|

|

jardín, que que viene a mi a comer de sus

frutos exquisitos.

|

|

|

|

que El esposo.

Voy, voy, a mi jardín, hermana 5 mía, esposa, a coger de mi mirra a comer la miel y de mi bálsamo; 1

|

|

virgen del panal,

encontráis a mi

si

amado

que desfallezco de amor

digáis

|

le

(1).

Coro de doncellas. ¿Y en qué se distingue tu amajohl la más hermosa de las mua "beber de mi do, ¿En que se distingue tu Venid, amigos jeres? 9

|

|

vino y de mi leche. míos, y bebed y embriagaos, |

|

carí-

amado,

tú,

|

que

así

nos conjuras?

|

simos.

La esposa.

Yo duermo,

2

vela

me

(1).

|

Es

la

La esposa. Mi amado es blanco y rubio

10

mi corazón voz del amado que pero

llama.

(2), se distingue entre millares. 11 Su cabeza es oro puro sus rizos , son racimos de dátiles, negros como |

|

cuervo.

el

12

El esposo.

|

Abreme, hermana mía, esposa mía, paloma mía, inmaculada mía. Que |

|

está

mi cabeza cubierta de

mis

cabellos

de

la

Sus ojos son palomas posadas que se han borde de las aguas, bañado en leche y descansan a la al

rocío

y

|

escarcha

de

la

noche.

1

|

orilla del

arroyo.

13

Sus mejillas son eras de balsaSus meras de perfumado aroma, labios son dos lirios y destilan ex|

|

|

quisita mirra. 14

La esposa. 8

|

Ya me

he quitado la túnica. ¿Cómo volver a vestirme? Ya me ¿Cómo volver he lavado los pies. |

|

|

Mi amado mete

la

agujero de la llave (2). ñas se estremecen todas. 5

|

el

Me

gallardo

Mis entra-

14

|

como

el

cedro.

Su garganta es toda suavidad, un encanto. Ese es mi él hijas de Jeése mi esposo, |

todo

desfalleció al oírle. levanté para abrir a mi anui-

mis manos destilaban mirra y mis dedos impregnaron de exquisita mirra el pestillo de la cerradura. 6 Abrí a mi amado (3), pero mi do,

|

|

mano por

Mi alma

*c

|

|

a ensuciarlos? 4

con Sus dedos son barras de oro Su pecho es engastados. cuajado de zafiros. 16 Sus piernas son columnas de mármol asentadas sobre basas de Esbelto como el Líbano, oro puro.

rubíes marfil

|

|

amado,

|

rusalén.

|

Coro de

doncella-*.

|

|

(i)

Durmiendo, sueña con su Amado, y en que llega a la puerta y llama.

este estado siente

La Esposa le responde en sueños excusándose. Cf. Le. n, 6 s. Son juegos del poeta para hallar una nueva forma de expresar los sentimientos de mutuo amor de los dos Esposos, que son el tema de su obra.

Mete la mano por el agujero de la cerra(a) dura para abrir; al ruido despierta la Esposa asustada por la presencia del Esposo, de que ya se da mejor cuenta. Al fin, se levanta para abrirle; pero con (3) gran pena de su alma nota que era ya ido. Llevada por el amor, sale en su busca, como en la escena 3, 2. s. Todo ello tiene un sentido mismo, que es el amor de la Esposa por el Esposo.

1

6

oh

amado (3), más hermosa de las mu-

a dónde fué tu

tú, la

¿A dónde fué tu amado, busquemos contigo?

jeres? le

¿Y |

|

|

que

La Esposa dirige esta súplica a la corte (1) de sus amigas, a quienes estaba contando el episodio de la noche pasada, y que es, en manos del autor, una ocasión para la nueva descripción que sigue. Esta descripción concuerda bastante con Jer. en Tr. 4, 7 de los principes de Judá. Esta pregunta de las compañeras de la (3) Esposa expresa la simpatía que éstas sienten por ella, la simpatía de las naciones por Israel cuando la ven hecha objeto de las bendiciones de su Dios y de su Mesías. (2)

la

que nos hace

CANTAR DE LOS CANTARES,

espléndida como el sol, terrible escuadrones ordenados?

La esposa. 2

983

7

|

como

a Bajó mi amado a su jardín, para macizos de balsameras, |

los

\

recrearse entre las flores y coger azu-j cenas. 3 Yo soy para mi amado y mi amado para mí, el que se recrea entre azucenas. |

El esposo.

La esposa. 11

Bajé a

cómo verdea

la nozaleda, a el valle, |

|

para ver

ver

si

bro-

taba ya la viña y si florecían los granados. 12 Sin saber cómo, vime sentada en los carros del noble pueblo (1). |

|

Eres, amada mía, hermosa como Tirza (1), bella como Jerusalén, 4

|

|

Coro general.

escuadrón ordenado en

terrible cual batalla.

que Aparta ya de mí tus ojos, Es tu cabellera de amor. que ondulan al rebañito de cabras 6

|

me matan

7

[Detente, detente, Sulamita, detente, detente, que te admi-

1

|

^

|

|

subir por el monte de Galad. 6 Tus dientes, cual rebaño de oveque suben del lavajas de esquila sin dero, todas con crías gemelas, que entre ellas haya estéril. 7 Son mitades de granada tus mejillas, entre las guedejas. 8 Sesenta son las reinas (2),

remosl

La esposa.

|

¿Qué queréis admirar en

|

|

mita,

|

la

Sula-

ordenadas en dos coros?

|

Coro general.

|

ochenta las concubinas, y las doncellas son sin número. 9 Pero es única mi paloma, mi peres la única hija de su madre, fecta; la predilecta de quien la engendró, Viéronla las doncellas y la aclamaron, y las reinas y las concubinas la |

|

|

j

|

loaron.

¿Quién

aurora

iQué

sandalias,

bellos

hija

|

|

|

|

|

|

Coro de mujeres. 10

son tus pies en las El de príncipes! contorno de tus caderas es una joya, obra de manos del orfebre. 3 Tu seno es ánfora preciosa en Tu que no falta el vino mezclado. rodeado de vientre, acerbo de trigo azucenas. 4 Tus pechos son dos cervatillos mellizos de gacela. 6 Tu cuello es torre de marfil, tus ojos son dos piscinas de Hesebón, junto a la puerta de Bat-Rabim. Tu nariz es como la torre del Líba2

(3),

|

que se alza como hermosa cual la luna,

es ésta |

|

|

|

|

Aquí aparece de nuevo el Esposo como atraído por las declaraciones que la Esposa acaba de hacer. La descripción que sigue, en parte tomada de las precedentes, expresa la belleza (1)

divina de la Esposa, esto es, de Israel, purificado por Dios mediante las tribulaciones de la cautividad, y hermoseado con la santidad y la justicia de su Dios, según que los profetas anunciaban para la época mesiánica. Este detalle singular de la descripción (2) está tomado de lo que era un harén real en Persia, por ejemplo, y lo que era el del mismo Salomón, según I. R. ii, 4. El pensamiento del poeta es que la Esposa es entre muchas mujeres la favorita, la que aventaja a todas en belleza y la que triunfa del corazón del rey, su esposo. Pero esto no pertenece más que a la figura, pues el autor sagrado nos describe las bellezas del Israel de Dios en comparación de las demás naciones, que serán admitidas a participar de los amores del Mesías. El salmo 45, 10 ss. había ya hecho uso

de esta misma imagen. En esta sección, el coro, al ver acercarse (3) a los Esposos, prorrumpe en expresiones de ad-

no

que mira frente a Damasco. Tu cabeza es eomo el Carmelo

|

6

|

y

miración a la belleza de la Esposa; ella les responde con algo que parece referirse a la inauguración al reino mesiánico; vuelve el coro a tomar la palabra para entonar un canto a la belleza de la Esposa; al coro sigue el Esposo con otro canto, y termina con un éxtasis de amor de la Esposa. Este v. es sumamente oscuro, por la inco(1 ) rrección del texto, por lo singular de la imagen lo difícil que es establecer la conexión de por y este v. con los que preceden y siguen. Estas palabras son corregidas y traducidas de muy diversa manera por los expositores; no nos detendremos a justificar la traducción, pero sí el sentido, que comparamos con Is. 43, 5 ss.; 49, 22 s.; 60, 8 s.; 66, 18 ss., y con Bar. 4, 37 ss. Se habla de la vuelta de Israel de su cautiverio, ayudados de los mismos gentiles, que lo tienen a gran honor, maravillados como están de ver las grandezas de Yave sobre su pueblo, y deseosos de tener parte en ellas.

CANTAR DE LOS CANTARES,

984

tus cabellos son púrpura real

|

8

El esposo.

entre-

tejida en trenzas.

Os conjuro,

hijas de Jerusalén, gacelas y las cabras monteses, que no despertéis ni inquietéis a mi amada hasta que a ella le plazca. *

por

El esposo. 7

[Qué hermosa

eres, qué hechideliciosa, amada míal 8 Esbelto es tu talle como la pal|

|

Coro general.

y son tus senos sus racimos.

|

Yo me

0

|

qué

cera,

mera

I

las

Voy

subir a la Sí, palmera a coger sus racimos. El sean tus pechos racimos para mí. aliento de tu boca es aroma de dije:

s

a

|

|

¿Quién

sierto (1)

que sube del deapoyada sobre su amado?

es ésta

|

|

manzanas; 10 Tu boca es vino generoso, que se entra suavemente por mi paladar y suavemente se desliza entre mis labios y mis dientes. |

|

El esposo.

Yo

debajo dsl manzadonde murió tu madre, donde pereció la que te engjndró.

no

|

te suscitaré

allí

La esposa.

La esposa.

Fonmc como razón, pónme 8

Yo

soy para mi amado y a mí se dirigen todos sus anhelos. 12 Ven, amado mío, vamonos al campo (1); haremos noche en las aldeas, madrugaremos para ir a las veremos si brota ya la vid, viñas, si se entreabren las llores, si flolos recen granados, y allí te daré mis amores. 11

|

|

|

|

|

|

13 Ya dan su aroma las mandragoras y abunda en nuestras puertas toda suerte de frutos exquisitos. Los nuevos, los añejos, (pie guardo, amado mío, para ti.

sello.

Que

|

muerte

sobre tu co-

sello

tu

brazo como

es fuerte el

amor como

|

en

y son como

el sepulcro duros los celos. Son sus dardos saetas encendidas, son llamas de Yavc. 7 No pueden aguas copiosas extin-

la

|

|

|

guirlo ni arrastrarlo los ríos. ofreciera por el amor toda cienda, sería despreciado. |

|

Si

uno

su

ha-

|

Lo* hermano*.

|

|

Nuestra hermana es pequeñita, ¿Qué liano tiene pechos todavía. cuando remos a nuestra hermana, se trata de su boda? 9 edificaremos sobre ella Si muro, almenas de plata. Si puerta, le haremos batientes de cedro. 8

|

|

¡Quién me diera que fueses hermano mío, amamantado a los pechos de mi madre, para que al encontrarle le besara sin que nadie se burlase de mil (2). 2 Yo te llamaría, y te entraría en eu la alcoba la casa de mi madre, de la que me engendró, y te daría a beber vino adobado y mosto de los granados. 3 Su izquierda descansa bajo mi cabeza, y su diestra me abraza 1

n

|

|

|

|

|

La esposa.

|

|

|

10 SI,

muro

soy, y torres son mis Pero he venido a ser a sus ojos como quien halla la paz.

pechos.

|

|

|

cariñosa.

Los hernia no». 11

La Esposa invita al Esposo a salir y ve r campo. El sentido alegórico de estos w. no puede ser más claro. Es la invitación a ver los frutos propios de la edad mesiánica, los frutos (1)

el

de la justicia y de la santidad, tantas veces representados por el jardín, los árboles, etc. Extraño deseo el de la esposa: y sin em(2) bargo, parece ser íste el punto culminante del mesianismo del poema: ver al Esposo, a quien sabe tan infinitamente superior a ella, hecho hombre y participando de su misma naturaleza.

Una

Hamón

viña tenía Salomón en Bcly la entregó a sus (2), |

La última sección comienza como la an(i) terior: el coro se dirige a la Esposa, maravillada de su dicha; sigue luego un diálogo entre los Esposos; entran los hermanos de la Esposa, y acaban, por fin. los dos Esposos. Esta viña es la viña de que habla Is. j, (a) i ss.; 27, 2; Sal. 79, 9 ss.; Jcr. a. 21; 12, 10; Ez. 15, 1 ss.; plantada por Dios en medio de la multitud de

los pueblos.

CANTAR DE LOS CANTARES, guardas,

|

sus frutos

que habían de mil siclos de |

8

985

La esposa.

traerle por plata.

14 Corre, amado mío (1), la gacela o el cervatillo los montes de las balsameras. |

como

La esposa. 12

la tengo ante mis ojos. Salomón, sean los mil siclos, y doscientos más para los que la

Mi viña

Para

|

El esposo.

nes

¡Oh (1>,

hazme

|

corre sobre

|

ti,

guardan.

13

|

tú, que habitas en jardilos amigos lo esperan ,





|

oír tu vozl

(i) El Esposo es el que habla. Las palabras parece que no están en el orden debido; pero

el sentido no muda. La Esposa es invitada a cantar para complacer al Esposo y a los compañeros de éste, que por segunda vez aparecen aquí (i, 7). El senrido no parece ser otro que la simpatía por la Esposa, que hace graciosas todas sus cosas. Es el cántico de la Esposa, invitando al (i) Esposo a llegar ya al monte de los bálsamos, que será el templo de Jerusalén, donde se ofrecen a Dios las oblaciones de los perfumes. Con esto concluye el libro de una manera semejante a la conclusión del Apocalipsis, 22, 20, con una súplica por la venida del Mesías. Era

la súplica

Le.

2,

de los justos en

25 ss

Israel.

Mt.

13, 17.

INTRODUCCION AL LIBRO DE LA SABIDURIA N

la Biblia griega lleva este libro el título de «Sabiduría de Salomón», pero en la Vulgata no tiene más título que «Sabiduría», sin la atribución a Salomón. Y ésta es la sentencia de los Padres San Jerónimo y San Agustín y de todos los intérpretes modernos, a pesar de que en el capítulo 9 el autor se nos presenta como si fuese el Rey Sabio. El libro fué escrito en griego y su argumento es la sabiduría, que canta, alabando sus frutos, su origen, su naturaleza y su acción en la historia antigua. En el fondo, la doctrina coincide con la de los otros libros sapienciales, pero la forma es griega, y griego también el ambiente intelectual en que el autor vive y se mueve. Se divide el libro en dos partes: la primera ( 1-9 ) es teórica, y nos habla de la sabiduría de Dios, que conduce a la inmortalidad cerca del Señor, muy distinta de la otra sabiduría del mundo, verdadera necedad, que conduce a la muerte. Aquí vemos ya levantado en gran parte el velo que en el Antiguo Testamento cubre por lo general el misterio de los destinos humanos, revelándonos la vida del alma, unida a Dios después de la muerte. La verdadera sabiduría es don de Dios y por eso el autor, bajo el nombre de Salomón, se la pide al Señor (9). La segunda parte (10-19), nos muestra cómo la historia del pueblo hebreo se desarrolla bajo la acción de la sabiduría divina, mientras que la historia de Sodoma, Egipto y Gañán se desenvuelve en tinieblas, sin el influjo de esta sabiduría. Desconocemos quién sea el autor del libro. Lo que podemos afirmar es que era judío helenista, que conocía muy bien el Egipto, y que allí debió de escribir su libro, al fin de la edad antigua, sin que podamos precisar sifué en el siglo i o II antes de la era cristiana. El libro está destinado a los judíos de la dispersión. No es admitido en el canon judío, sin duda por haber sido escrito en lengua griega, pues aquél no contiene sino los libros escritos en hebreo. En la historia del canon cristiano este libro figura entre los deuterocanónicos.

SABIDURIA,

988

2

1,

LA SABIDURIA DE SALOMON Naturaleza

ele la

Sabi.iuría.

atraigáis la ruina

con

las

obras"]*de

vuestras mano?; 1

|

Amad

la justicia los que pensad la tierra;

Porque Dios no hizo

la muerte, goza en la pérdida de los vi|

rectadel Señor y buscadle con sencillez de corazón, 2 rorque se deja hallar de los que no le tientan y se manifiesta a los que no desconfían de El.

náis

|

mente

13

gober-

|

|

3

se

ni

vientes

(1),

11

Tucs El creó todas las cosas para existencia c hizo saludables a todas sus criaturas, y no hay en ellas principio de muerte, ni el reino dclAdcs impera sobre la tierra. 15 Porque la justicia no está sometida a la muerte (2),

la

|

|

|

Los pensamientos perversos apartan de Dios, y la virtud probada corrige a los imprudentes; 16 Pero los impíos 4 Porque en alma maliciosa no enla llaman con ni morará cu sus obras y palabras trara la sabiduría y hacen pacto con ella, cuerpo esclavo del pecado; y merecen ser tenidos por 8 Perqué el Santo Espirita de la autores suyos. disciplina huye del engaño (1) y se aleja de los pensamientos insensatos, 2 1 Pues se dijeron a sí mismos los que no razonan, neciamente: y al sobrevenir la iniquidad se «Corta y triste es nuestra vida, aleja. y 0 Porque la sabiduría es un espíritu no hay remedio cuando llega el fin, hombre, no dejará ni se sabe que nadie escapado ama al haya que y |

'

|

|

|

|

|

|

|

|

|

impune

de blasfemos labios; porque Dios es testigo de sus pensamientos, y veraz observador de su corazón y oidor de sus palabras; ' Porque el Espíritu del Señor llena la tierra, y él, que todo lo abarca, tiene la ciencia de todo. 8 Por esto nadie que hable impieni pasará dades quedará oculto, largo ante él la justicia vengadora; de al

|

|

|

|

del

Ades.

2

Por acaso hemos venido a la y después de esta vida seremos como si no hubiéramos sido; porque humo es nuestro aliento, y el pensamiento una centella del latido existencia,

|

|

|

de nuestro corazón. 3 Extinguido éste, el cuerpo se vuelve ceniza, y el espíritu se disipa como tenue aire. 4 «Nuestro nombre caerá en el ol0 Porque los pensamientos del impio serán examinados; y nadie tendrá y hasta el Señor vido con el tiempo, memoria de nuestras obras; llegará el sonido de sus palabras, y pasará nuestra vida como rastro de para castigo de sus iniquidades; 10 Porque su oído celoso lo oye una nube, y se disipará, como que es herida por los rayos todo, y el rumor de las murmura- niebla del sol ciones no quedará oculto, y a su calor se desvanece; 6 Pues el paso de una sombra es 11 Guardaos, pues, de murmuravida, nuestra preservaos de la ciones inútiles, y sin retomo es nuesporque se pone el sello y porque la len- tro fin, lengua mal hablada, ya no hay quien salga. gua mentirosa no quedará impune, 0 «Venid, pues, y gocemos de lo y la boca embustera da muerte al démonos prisa a disfrupresente, alma. tar de todo en nuestra juventud. Destino del hombre. ' Hartémonos de ricos, generosos |

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

18

los

No

corráis

tras

la

muerte por

extravíos de vuestra vida,

|

ni os

El Espíritu Santo de la disciplina es (t) Espíritu de Dios que, infundido en el alma, induce a observar la disciplina. el

(i)

El

autor

insiste

mucho

en

esta

idea

de que Dios, creador de la vida, no hizo la muerte; ésta fué obra del diablo y lo es de loa hombres que siguen las sugestiones de éste. La justicia no esta sometida a la muerte (3) del pecado en la presente vida, ni a la muerte eterna en la futura.

SABIDURÍA, vinos, flor 8

se

|

y no

se nos escape

24

ninguna

Mas por

Coronémosnos de rosas antes que no haya prado que marchiten?

envidia del diablo

la

muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen. entró

primaveral.

989

3

la

|

I

no huelle nuestra voluptuosidad. 9 Ninguno de nosotros falte a quede por doquier nuestras orgías,

Vida y muerte de los justos y de los impíos.

|

porrastro de nuestras liviandades, que ésta es nuestra porción y nuestra suerte. 10 'Oprimamos al justo desvalido, no perdonemos a la viuda ni respetemos las canas del anciano provecto" |

1

3

|

11

Sea nuestra fuerza norma de pues

la

debilidad bien se ve que no sirve para nada.

justicia, 12

|

Pongamos

nos fastidia modo de obrar, |

las

y nos echa en cara infracciones de la ley y nos |

|

reprocha nuestros extravíos. 13 «Pretende tener la ciencia de Dios y llamarse hijo del Señor; 14 Es censor de nuestra conducta; hasta el verle nos es insoportable. 15 Porque su vida en nada se parece a la de otros, y sus sendas son muy distintas de las nuestras. 16 Nos tiene por escorias, y se aparta de nuestras sendas como de ensalza el fin de los impurezas; justos y se gloría de tener a Dios por padre. 17 « Veremos si sus palabras son verdaderas, y cuál es su fin; 18 Portiuc si el justo es hijo de Dios, El le acogerá y le librará de las manos de sus enemigos. 19 Probémosle con ultrajes y tormentos, y veamos su resignación y |

|

|

|

|

|

|

|

|

probemos su paciencia. ¿0 Condenémosle a muerte '

afrentosa, pues según dice, Dios le protegerá (I).» 21 Eslos son sus pensamientos; pero se equivocan, porque los ciega su •

|

|

maldad 22

mento

Y

desconocen los misteriosos juicios de Dios, y ni esperan que los justos tengan su recompensa, ni estiman el glorioso premio de las almas puras. 23 Porque Dios hizo al hombre para la inmortalidad y le hizo a imagen de su propia naturaleza; |

|

|

A

2

justos están Dios, y el torno los alcanzará. los ojos de los necios parecen

las

los

manos de

|

haber muerto, y su reputada por desdicha,

partida

|

3

la

garlitos al justo, que y se opone a nuestro

Las almas de

en

|

Y

es

su salida de entre nosotros, por

aniquilamiento; de paz.

|

pero

ellos

gozan

4

Pues aunque a los ojos de hombres fueran atormentados,

los

su esperanza está llena de inmortalidad. 6 Después de un ligero castigo serán porque colmados de bendiciones, Dios los probó y los halló dignos de sí. 6 Como el oro -en el crisol los probó, y los aceptó como sacrificio de holocausto. 7 Al tiempo de su recompensa bri|

|

|

|

y discurrirán como centellas en cañaveral (1); 8 Juzgarán a las naciones y dominarán sobre los pueblos, y su Señor reinará por los siglos. 8 Los que confían en El conocerán la virtud, y los fieles a su amor permanecerán con El, porque la gracia y la misericordia serán la parte de sus elegidos. 10 Pero los impíos, conforme a sus llarán

|

|

|

|

pensamientos, tendrán castigo, pues despreciaron al justo y se apartaron |

del Señor. 11 Porque, desdichado el que desecha la sabiduría y la disciplina; su esperanza es vana y sus trabajos infructuosos e inútiles sus obras. 12 Sus mujeres son unas insensatas, y perversas sus hijas, y su posteridad maldita. 13 Pero dichosa es la incontaminada, aun estéril, que no conoció el lecho pecaminoso; tendrá parte en el premio de las almas santas. 14 Dichoso también aun el eunuco, que no ha obrado la maldad con sus manos ni ha concebido malos pen|

|

|

|

|

|

Los

versículos que preceden hablan del justo en general, pero en este versículo parece que el autor, inspirado, o el Espíritu divino,

las estrellas

que

de

(i)

por él hablaba, designa al Justo por antonomasia y justificador de todos.

(i) la

Daniel dice que los justos brillarán como en el firmamento (12, 3); la imagen Sabiduría parece estar tomada de las es-

trellas fugaces.

SABIDURÍA,

990

porque samientos contra el Señor, será otorgado un especial galardón un muy su fidelidad, deseapor y ble puesto en el templo del Señor (1). 15 Porque glorioso es el fruto de los trabajos honrosos, y la raíz de la sabiduría es imperecedera. 16 Pero los hijos de las adúlteras no lograrán madurez, la descendencia de un lecho criminal des|

le

|

|

|

parecerá;

Y

17 aun si alcanzan larga vida, serán tenidos en nada, y su ancianidad será al fin deshonrosa. |

Y

18

muriesen prematuramente, ni consuelo no tendrán esperanza en el día del juicio. El fin del insi

|

|

justo linaje es nefasto.

4

5

4,

11 Fué arrebatado, porque la maldad no pervirtiese su inteligencia y el engaño no extraviase su alma; 12 Porque la fascinación del vicio corrompe el bien, el vértigo de la pasión pervierte la mente sana. 13 Llegado en poco tiempo a la perfección, vivió una larga vida, 14 Pues su alma era grata al Señor; |

|

|

|

por esto se dió prisa a sacarle de en medio de la maldad. 15 Los pueblos lo vieron, pero no lo entendieron ni sobre ello reflexionaron, porque la gracia y la misericordia es para los elegidos, y la visitación para los santos. 16 El justo muerto condena a los impíos vivos, y la juventud pronto acabada condena los muchos años del |

|

|

|

1

Mejor es la esterilidad con virpues su memoria es inmortal, porque es conocida de Dios y de los hombres; tud,

|

|

2 ausente, Presente, imitadla; deseadla; en el siglo venidero triunfará coronada, después de haber reportado la victoria en combates |

|

|

inmaculados. 3 Pero la numerosa prole de los impíos es sin provecho, y los troncos bastardos no echarán hondas seguro; raíces tendrán suelo ni |

|

Pues aunque sus ramas reverdezno estando can por un tiempo, *

|

fuertemente fijas, serán sacudidas por el viento y por la violencia del vendabal, arrancadas de cuajo. 6 Las ramas serán quebradas antes de su desarrollo, su fruto será inútil, no madurará, y de nada servirá. 8 Porque los hijos nacidos de unioserán testigos contra nes ilegítimas, sus viciosos padres al ser interrogados. 7 Pero el justo, si muriese prematuramente, estará en la paz; 8 Que la honrada vejez no es la de ni se mide por el los muchos años, número de los días. 9 La prudencia es la verdadera canicie del hombre, y la verdaddera ancianidad es una vida inmaculada. 10 El que se hizo grato a Dios es amado de él, y hallado entre los pecadores, fué trasladado (2).

impío. 17 Verán el fin del sabio, sin entender los designios del Señor sobre él, ni por qué le puso en seguridad. 18 Verán y se burlarán, pero el Señor se reirá de ellos. 19 Y después de esto caerán sin honra, y serán entre los muertos porque en el oprobio sempiterno; los quebrantará, reduciéndolos al silencio, y los sacudirá en sus cimientos y serán del todo desolados, y serán sumergidos en el dolor y perecerá su memoria. 20 Y verán llenos de espanto sus pecados, y sus crímenes se levantarán contra ellos, acusándolos. |

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

Ultimo

de los justos.

fin

|

|

|

|

|

|

Isaías (56, 4)

(1)

vante de

la

promete

al

eunuco obser-

voluntad divina, excluido por

la

el justo en gran en presencia de quieseguridad, nes le persiguieron y menospreciaron sus trabajos. * al verlo se turbarán con terrible espanto, y quedarán fuera de sí ante lo inesperado de aquella salud. 3 Arrepentidos, dirán para sí, gimiendo por la angustia de su espítiempo que algún ritu: «Este es el tomamos a risa y fué objeto de nuestro escarnio. 4 Nosotros, insensatos, tuvimos su vida por locura y su fin por deshonra. 6 jCómo son contados entre los hijos de Dios, y tienen su heredad entre los santos!

Entonces estará |

|

Y

|

|

|

|

|

|

asamblea de Israel (Deut. 23, 1), un glorioso en el reino mesiánico. Alude a Enoc, de quien se habla en (2) Gen. 5, 24, el cual, en comparación de los otros patriarcas, tuvo corta vida, pero aventajada en perfección. ley

de

la

nombre

Luego erramos el camino de la verdad, y la luz de la justicia no nos alumbró, y el sol no salió sobre •

I

|

nosotros.

SABIDURIA, las

23

iniquidad y la perdición, y caminamos por desiertos solitarios, y el camino del Señor no lo atinamos. 8 ¿Qué nos aprovechó nuestra soberbia, y qué ventaja nos trajeron la riqueza y la jactancia? 9 Pasó como sombra todo aquello, y como correo que va por la posta,

tirá

7

Nos cansamos de andar por

sendas de

la

|

|

991

6

Un

soplo poderoso los

embes-

aventará como torbellino. La iniquidad desolará toda la tierra, y la maldad derribará los tronos de

y

|

los

|

|

los poderosos.

|

La Sabiduría y

los reyes.

|

Como nave que

10

atraviesa las sin dejar rastro de agitadas aguas, camino de su quilla ni del su paso |

|

por las olas; 11

aves que vuelan por los

sin dejar señal de su vuelo; baten el aire con sus alas

|

pues si lo cortan con

"

|

naciones

y

la violencia

|

|

O como

que se tira aunque hienda

flecha

al

el qüe blanco, aire, luego éste se vuelve a cerrar, y no se conoce por donde pasó. 13 Así también nosotros, en na|

|

ciendo morimos; sin poder dar muesnos tra alguna de nuestra virtud, extinguimos en nuestra maldad.» 14 Sí, la esperanza del impío es como polvo arrebatado por el viento, como ligera espuma deshecha por el huracán, como el humo que disipa cual recuerdo del huésped el viento, de un día que pasa de largo. 15 Pero los justos viven para siempre, y su recompensa está en el Señor y el cuidado de ellos en el Altísimo. |

(1). 3 Porque el

poder os fué dado por Señor, y la soberanía por el Altísimo, que examinará vuestras obras y escudriñará vuestros pensamientos; 4 Porque siendo ministros de su el

|

|

reino, no juzgasteis rectamente y no guardasteis la ley, ni según la vo|

|

luntad de Dios caminasteis. 5 Terrible y repentina vendrá sobre vosotros, porque de los que mandan se ha de hacer severo juicio; |

6

|

|

|

|

|

|

íe

p or

recibirán un glorioso y una hermosa corona de mano del Señor, que con su diestra los protege y los defiende con su

reino

es t 0

|

|

|

brazo. 17

Se arma de su celo

armadura,

como de

y armará

a las criaturas todas para rechazar a sus enemigos; 18 Vestirá por coraza la justicia y se pondrá por yelmo el sincero juicio; |

|

19

|

Aprended, los que domináis los confines de la tierra. 2 Aplicad el oído los que imperáis sobre las muchedumbres y los que os engreís sobre la multitud de las

|

de su ímpetu, y se abren camino con el después movimiento de las alas, ya no se halla señal de su paso; 12

y entended.

Oíd, pues, reyes,

|

O como

aires,

1

Embrazará por escudo impene-

trable la santidad,

Y

20 afilará su fuerte cólera cual espada, y todo el Universo luchara con él contra los insensatos. 21 Los dardos de los rayos partirán bien dirigidos, y volarán de las nubes al blanco como de arco 22 la ira, como lanzada por una catapulta, arrojará violentas granizadas; y el agua del mar se enfurecerá contra ellos, y los ríos se precipitarán con furia. ,|

|

Y

|

|

Pues

el

pequeño hallará miseri-

pero

cordia, |

serán

poderosos

los

poderosamente atormentados; 7 Pues el Señor de todos no teme de nadie ni respetará la grandeza de ninguno; porque él ha hecho al pequeño y al grande, e igualmente |

|

|

cuida de todos; 8 Pero a los poderosos amenaza poderosa inquisición. 9 A vosotros, pues, reyes, se dirigen mis palabras, para que aprendáis la sabiduría y no pequéis. 10 Pues los que guardaron santamente las cosas santas serán santificados, y quienes hubieren aprendido sabrán cómo responder. 11 Ansiad, pues, mis palabras, de|

|

|

seadlas e instruios. 12

Resplandece sin jamás oscurela sabiduría, fácilmente se deja ver de los que la aman y es hallada de los que la buscan, 13 aun se anticipa a darse a conocer a los que la desean. cerse

|

|

Y

14 El que temprano la busca no tendrá que fatigarse, pues a su puerta la hallará sentada; 15 Pues pensar en ella es prudencia |

(i) El origen divino del poder era una idea impresa en el ánimo de los antiguos, pero deformada para exaltación de los príncipes, que se creían dioses. Aquí se inculca la idea verdadera con su consecuencia: la cuenta que Dios pedirá a los reyes del ejercicio del poder.

muy

SABIDURIA.

992

consumada,

y el que vela por ella vera sin afanes. Porque ella misma busca por todas partes a los dignos, y en los caminos se les muestra benigna, y en todos sus pensamientos les sale al encuentro. 17 Tucs su principio es el deseo sinccrisimo de la instrucción, y cuidar de la disciplina es ya amarla. 18 Este amor es la guarda de sus preceptos; la observancia de las leyes asegura la incorrupción, 19 Y la incorrupción nos acerca a pronto

7

* No la comparé a las piedras preporque todo el oro ante ella ciosas, es un grano de arena, y como el lodo es la plata ante ella. 10 La amé mas que a la salud y la

,

|

se

|

19

|

|

|

hermosura, y antepuse a la luz su posesión, porque el resplandor que de ella brota es inextinguible. 11 Todos los bienes me vinieron juntamente con ella, y en sus manos me trnjo una riqueza incalculable. 12 Yo me gocé en todos estos bienes, porque es la sabiduría quien los pero ignoraba (pie fuese ella trac, la madre de todos. 13 Sin engaño la aprendí y sin envidia la comunico, y a nadie escondo sus riquezas. 11 Es para los hombres tesoro inagotable, y los que de él se aprovechan se hacen participantes de la recomendados a amistad de Dios, él por los dones adquiridos con la dis|

|

|

¡

|

|

|

Dios.

|

20

Por tanto, el deseo de la sabiduría nos conduce al reino. 21 Si os complacéis, pues, en los tronos y en los cetros, reyes de los pueblos, estimad la sabiduría, para que reinéis por siempre.

|

|

Salomón, enamorado de

|

la

|

Sabiduría.

ciplina. 13

Yo

os contare" qué es la sabiduría y cuál su origen; y no os sino que me ocultaré sus misterios, 22

Déme

Dios hablar según deseo, los dones porque el es el guía de la y el que corrige a los

|

y pensar dignamente de

|

recibidos,

|

|

remontaré basta el comienzo de la creación, y pondré en claro su conocimiento y nada omitiré de la verdad. 23 No iré con el que de envidia se porque la envidia no consume, Ucnc nada que ver con la sabiduría, * 4 Los muibos sainos son la salud del mundo, y un rey prudente la

sabiduría

|

sabios.

|

16

Porque en sus manos estamos

|

nosotros y nuestras palabras y toda la prudencia y la pericia de nuestras |

|

|

prosperidad de su pueblo. 25 Así, pues, aprended mis palabras y os serán de provecho.

obras; 17

j

Porque

dadera de

él

nos dió

las cosas,

ciencia ver-

la

y

|

conocer

el

la

constitución del Universo y la fuerza de los elementos; 18 El principio, el fin y el medio el curso regular de de los tiempos; los astros y los cambios de las esta|

Yo

soy hombre mortal, seme¿ nacido del que jante a todos, primero fué formado de la tierra, y en el seno de mi madre se formó mi 1

•j

|

|

carne,

Consolidándose por unos diez la semilla de un hombre y meses 2

|

placer del sueño. Y nacido, respiré el aire común y cal en la misma tierra que todos, y lloré igual que los otros, * Y fui criado entre pañales y con el

s

|

|

cuidados; *

otro *

la

Porque no hay rey que tenga

modo de venir a ser: Una es la entrada de

vida, c igual es 7 Por esto oré y

la

ciones; 19 El cirio de los años

de

la

posición

de los animales la fuerza los instintos de las fieras; de los vientos y los razonamientos las diferencias de de los hombres; las plantas y las virtudes de las raíces. 21 Todo lo que estaba oculto porque la lo conocí a las claras, lo sabiduría, artífice de todo,

y

|

|

me

|

me

enseñó.

Propiedades de

todos en

la

Sabiduría.

salida.

me fué dada la Invoqué al Señor y virio prudencia. sobre mí el espíritu de la sabiduría, * Y la preferí a los cetros y a los tronos, y en comparación con ella tuve- en nada la riqueza.

22

Pues en

ella

inteligente, santo,

|

|

y

las estrellas; 29 La naturalczi

(i)

un

hay |

(I)

un

asi: «Es ella aceptado implica un San Pablo

El códice alejandrino dice

espíritu», etc. El texto

matú que no parece

espíritu

único y múltiple,

indiferente.

SABIDURÍA, sutil,

penetrante, inmaculado,

ágil,

|

cierto, impasible, benévolo, libre, bienhechor, 23

Amante de

agudo,

|

hombres, estable,

los

|

|

|

|

todo; 25

Porque es un hálito del poder y una emanación pura de por gloria. de Dios Omnipotente, cual nada manchado hay en ella. 20 Es el resplandor de la luz eter-

divino la lo

|

|

na,

espejo sin

el

|

mancha

del actuar

imagen de su bondad de Dios, 27 Y siendo una, todo lo puede, |

(1).

y permaneciendo la misma, todo lo de edades través las a y hase derrama en las almas santas, ciendo amigos de Dios y profetas;

renueva,

de

|

|

|

28 Que Dios a nadie atna sino al que mora con la sabiduría. 20 Es más hermosa que el sol, supera a todo el conjunto de las estrellas, y comparada con la luz, queda |

|

vencedora, 3U

Porque a la luz sucede la noche, pero la maldad no triunfa de la sa|

biduría. la sabiduría.

la justicia,

los frutos

|

|

por-

enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza, las virtudes más provechosas para los hombres en la vida. 8 Y si deseas una rica experiencia, ella conoce lo pasado y entrevé conoce las falacias de lo venidero; los discursos y las soluciones de los enigmas; interpreta los signos y los prodigios, la sucesión de las estaciones y los tiempos. 0 Resolví, pues, tomarla para que conviviera conmigo, sabiendo que me sería buena consejera y consuelo en mis cuidados y afanes. 10 Y por ella alcanzaré gloria ante las muchedumbres, y joven aún, ella

|

|

|

|

¡

|

|

|

|

honor entre

En

11

do, rosos. |

12

los ancianos.

me

mostraré aguy seré admirado ante los podelos juicios

Cuando yo

calle esperarán,

y

si

hablo me prestarán atención, y si prolongo mis discursos se pondrán la mano en la boca. 13 Por ella gozaré de la inmortalidad y dejaré a mi descendencia |

|

una memoria eterna. 14 Gobernaré los pueblos y

las

na-

me

estarán sometidas; 15 Oyendo hablar de mí, temerán los temibles tiranos, y me mostraré entre la muchedumbre bueno y en la guerra valeroso. 16 Entrando en mi casa, descansaré en ella, porque no es amarga su conversación ni dolorosa su convivencia, sino alegría y gozo. 17 Pensando esto conmigo mismo, que la y meditando en mi corazón inmortalidad está en la compañía de la sabiduría, y que su amistad es noble dcleile, y los trabajos de sus manos riqueza inagotable, y pericia el trato de su conversación, y fama participar en sus discursos, corrí de una parte a otra buscando tomarla ciones

Riquezas que reporta

amas

si

sabiduría son las virtudes,

la

que

todopoderoso, omniscienque penetra en lodos los espíte, inteligente, puro, sulil. ritus 21 Porcpic la sabiduría es más ágil que todo cuanto se mueve, se derrama a causa de su pureza y lo penetra seguro,

Y

7 I

99

8

|

Se extiende poderosa del uno a al otro extremo, y lo gobierna todo con suavidad. 2 La amé y la busqué desde mi juventud, y procuré desposarme enamorado de su belleza. con ella, 3 Se manifiesta su excelsa nobleza por su convivencia con Dios, y el Señor de todas las cosas la ama, 4 Torquc está en los secretos de la ciencia de Dios, y es directora de 1

|

|

|

|

|

sus obras. 6 Si

la

|

|

(pie

|

|

|

|

|

|

|

riqueza es un bien codicia¿que cosa más rica ble en la vida, que la sabiduría, que todo lo crea? 6 Si la inteligencia es activa, ¿quién

más

|

ella,

artífice

de

cuanto

existe?

|

|

conmigo. 19

ral,

Era yo un niño de buen natuque recibió cu suerte un alma

|

buena. I Cor. 12. 4 ss., nos habla de las múltiples manifestaciones del Espíritu Santo, que parece una explicación de estos versos 23-24. Estos dos versos son la revelación más (1) alta de la Sabiduría de Dios. Aquí ya no se trata de sus relaciones con el mundo creado, sino con Dios mismo, de quien es reflejo, esplendor, imagen. Aquí parece haberse inspirado San Pablo en Col. x, 5 ss., y Hebr. 1, 2 s.

en

20 Porque era bueno, vine a un cuerpo sin mancilla; 21 Pero conociendo que no podía alcanzarla si Dios no me la daba, y que era parte de la prudencia conocer de quién es don, me dirigí al Señor diciéndole de lo y le supliqué, íntimo de mi corazón: |

|

|

63

SABIDURÍA,

Pues si apenas adivinamos lo que en la tierra sucede y con trabajo hallamos lo que está en nuestras manos, ¿quién rastreará lo que su-

Oración de Salomón para alcanzar

q

sabiduría.

la

|

1

Dios de mis padres y Señor de que con tu pa/ la misericordia, labra hiciste todas las cosas (1), 2 Y en tu sabiduría formaste al para que dominase sobre hombre, tus criaturas y para regir el mundo con santidad y justicia y para administrar justicia con rectitud de

|

cede en

|

17

eielot

el

¿Quién conoció tu consejo,

si tú sabiduría y enviaste de lo alto tu Espíritu Santoí 18 Así es como se han enderezado los caminos de los que moran sobre la tierra, y los hombres aprendieron lo que a ti es grato, y por la sabiduría fueron salvos.

-

no

|

|

|

le diste

|

|

corazón:

|

Dame

sabiduría asistente de tu trono y no me excluyas del número de tus siervos, 8 Porque siervo soy tuyo, soy hijo hombre débil y de de tu síerva, pocos años, demasiado pequeño para •

10

9,

18

la

|

La sabiduría,

fluía

de los

patriarcas.

|

|

conocer •

1

juicio y las leyes. Pues aunque uno sea perfecto el

1f\

U

|

|

que edificase un templo en tu monte santo y un

Tú me

dijiste

|

altar en la ciudad de tu inorada, según el modelo del santo tabernáculo |

|

|

principio habíais preparado. • Contigo está la sabiduría, conoceque te asistió dora de tus obras, cuando hacías el mundo, y que sabe lo que es grato a tus ojos y lo que es recto según tus preceptos. 10 Mándala de tus santos cielos, y para de tu trono de gloria envíala, que me asista en mis trabajos y sepa yo lo que es grato ante ti. al

|

|

|

|

|

|

|

I

(

11 Porque ella conoce y entiende todas las cosas, y me guiará prudentemente en mis obras, y me guardara en su esplendor; 12 Y mis obras te serán aceptas, y regiré a tu pueblo con justicia, y seré digno del trono de mi padre. 13 Pues ¿qué hombre podrá conocer el consejo de Dios, y quién podrá atinar con lo que quiere el Señor? 14 Porque inseguros son los pensamientos de los mortales, y nuestros cálculos muy aventurados; 15 Porque el cuerpo corruptible agrava el alma, y la morada terresoprime la mente pensativa; tre

polis; 7 Y en testimonio de la maldad, continúa la tierra desolada, humeante, y sus árboles dan frutos que no maduran, y una estatua de sal qucdó cual monumento de un alma des|

|

|

I

|

|

|

r

obediente. 8

Pues

que despreciaron

la sasólo sufrieron el daño sino que dede no conocer el bien, jaron a los vivientes un monumento para que no cayede su insensatez,

biduría,

|

los

|

no

|

|

|

|

sen en olvido sus pecados. • Pero la sabiduría libró de las penas a los que la servían. 10 Libró al justo que huía de la le condujo por camiira fraterna, le mostró el reino de nos rectos, Dios, y le dió a conocer las cosai Le hizo prosperar en sus santas. fatigas y multiplicó el fruto de sus trabajos; |

|

(i)

|

|

|

que

que guardó al al que pri-

sobre todas las cosas. 3 Por haberse apartado de ella en el injusto se perdió por su cólera su furor fratricida. 4 Inundó luego la tierra el furor de éste, y de nuevo la salvó la sabiduría, rigiendo al justo en leño deleznable. 5 Cuando las naciones en una concordia inicua fueron confundidas, conoció al justo y le conservó irreprochable ante Dios, y le mantuvo fuerte contra la ternura paternal por su hijo. * Ella misma salvó de la ruina de en su huida del los impíos al justo, fuego que descendía sobre Pcntá-

hijas. 8

fué la

Ella

primer hombre,

meramente formaste para ser padre del mundo, y le salvó en su caída, 2 Y le dió poder para dominar

sin entre los hijos de los hombres, la sabiduría, que procede de ti, será estimado en nada. 7 Tú me elegiste para rey de tu pueblo y juez de tus hijos y tus

El

autor se inspira para

esta

|

oración,

que pone en boca de Salomón, en I Reg. 3. 5 ss., donde se cuenta la visión divina y la petición que Salomón hizo de la sabiduría.

|

|

i

SABIDURIA, 11

de oprimía y le enriqueció. 12 Le preservó de sus enemigos y le protegió contra los que le acechaban, un compremio de rudo le dio el y para que aprendiera que la bate, piedad es más fuerte que todo. 13 No abandonó al justo vendido y le salvó del pecado; descendió con él al calabozo, 14 Y no le abandonó en la prisión, hasta entregarle los poderes del reino y el poder sobre sus opresores, y descubrió la mentira de sus acusa-

Le

quien

11

aya

Castijjo de los egipcios.

asistió contra la avaricia

le

|

|

|

6 Pues por donde fueron castigados sus enemigos, 6 Por ahí fueron socorridos los in-

digentes.

|

|

|

|

En

7

río,

vez de las aguas perennes del se vieron turbados con sangre

|

podrida,

En

8

cida.

|

castigo del decreto infantiDísteles a ellos contra toda

esperanza aguas abundantes, 9 Y mostraste por aquella sed el castigo infligido a los adversarios, dores juzgados con ira. y le dió una gloria eterna. 10 Porque aquellos, probados y conocorregidos con misericordia, ,a Moisés c Israel, flniados P or cieron cómo eran atormentados los sabiduría. impíos con ira. 11 Pues a unos, como padre que 15 Libró de la nación opresora al pero a los amonesta, los probaste; al pueblo puro. pueblo santo, otros, como rey severo que condena, 16 Entró en el alma del servidor de los castigaste. 12 Pues ausentes Dios, e hizo frente a reyes temibles y presentes eran con prodigios y señales (1). igualmente atormentados 17 Dió a los santos la recompensa 13 Y heridos por un doble pesar. guiándolos por un Gimieron por la memoria de lo pasado, de sus trabajos, 14 camino de prodigios, y fué para ellos Porque al ver que sus propios sombra durante el día y luz de tormentos beneficiaban & los otros, astros durante la noche. los conocieron al Señor. 18 Les hizo atravesar el mar Rojo 15 Pues aquél que ellos arrojaron y los condujo a través de las muchas y despreciaron, le admiraron al fin aguas. de los sucesos, cuando sintieron una 10 Sumergió a sus enemigos, y del sed muy diferente de la de los justos, 16 profundo abismo arrojó a la playa En castigo de los pensamientos sus cadáveres. insensatos y estúpidos con que ex20 Por esto los justos, despojados traviados adoraban a reptiles irra|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

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|

|

celebraron, Señor, tu los impíos, santo nombre, y a una alabaron tu diestra vencedora. 21 Porque la sabiduría abrió la boca de los mudos e hizo elocuentes las lenguas de los niños.

cionales y viles brutos, les enviaste en castigo muchedumbres de animales,

|

|

17 Para que conocieran que por donde uno peca, por ahí es atormentado. 18 Pues no era difícil a tu mano omnipotente, que creó el mundo

|

|

1

1 1

de la

Hizo prosperar sus obras por de un profeta santo;

2

Atravesaron

el

informe,

enviarles osos o feroces leones, |

O fieras desconocidas llenas de furor, creadas nuevamente, que respirasen un aliento inflamado, o que de sus ojos lanzasen terribles cen19

desierto inhabita-

ble y fijaron sus tiendas en lugares desiertos; 3 Resistieron a los enemigos y se

|

|

|

tellas,

vengaron de sus adversarios. 4 Tuvieron sed, y te invocaron y les fue dada agua de la dura roca, y para saciar su sed, de la áspera

20

Que no

sólo hiriéndolos les posino que causar la mucite, ya sólo con su vista espantable los

|

dían

piedra. (i) Se alude aquí a la historia de Moisés guiado también por la Sabiduría. En esto el autor se extiende en contarnos las justicias de Dios con los egipcios y sus misericordias con Israel, el pueblo santo, por ser pueblo elegido de Dios, mas que por su conducta indócil.

materia

muchedumbre de

mano

|

podían matar. 21 Pero aun sin esto, por un simple soplo podrían perecer perseguidos por la justicia y disipados por tu soplo poderoso; pero todo lo dispusiste con medida, número y peso, * 2 Porque el realizar cosas grandes siempre está en tu mano, y al poder |

|

|

|

I

|

SABIDURIA.

996

de tu brazo, ¿quién puede resistir? 23 Pues todo el mundo es delante de ti como un grano de arena en la balanza, y como una pota de rocío de la mañana, que cae sobre la tierra. 84 Pero tienes piedad de todos porque todo lo puedes, y disimulas los pecados de los hombres para |

12

dad

|

11

Porque era desde su origen, nadie, dilataste pecados, 12

Pues amas todo cuanto existe, y nada aborreces de lo que has licclio; que no por odio hiciste ninguna cosa. 26 ¿Y cómo podría subsistir nada si tú no quisieras, o cómo podría |

|

|

conservarse sin ti? 27 Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amador de las almas.

mudaría su

se

un cetro maldito y no por temor de de

castigo

el

te

dirá:

Tor^qué

|

juicio, por la pérdida de las naciones que tú hiciste, o quién vendrá a abogar contra ti por los hombres impíos? 13 Porque no hay más Dios que tú, |

para mostrar que de todo cuidas, que no juzgas injustamente. 14 Y no hay rey ni tirano que te pueda pedir cuenta de tus castigos. |

16 Siendo justo, todo lo con justicia, y no condenas pues merece ser castigado, por indigno de tu poder. 10 Porque tu poder es el de la justicia, y tu poder te autoriza para perdonar

dispones al

|

Castigo de los canancos.

10

1 Porque en todas las cosas está tu espíritu incorruptible, * Por lo cual corriges con blandura a los que caen, y a' los que pecan los amonestas, despertando la memoria de su pecado, para que libres de su maldad, crean, Señor, en ti. |

|

3

Y

porque aborrecías a

los anti-

guos habitantes de tu tierra santa, 4 Que practicaban obras detestables de magia, ritos impíos, 6 Y eran crueles asesinos de sus que se daban banquetes con hijos, la carne y sangre humanas, y con la sangre se iniciaban en infames

sus

o quién se opondrá a tu o quién te llamará a juicio

haces esto, |

25

|

Pues ¿quién

|

traerlos a penitencia;

y que jamás

pensamiento.

|

que no

lo tienes

principio

soberano

|

a

tocios.

17

Sólo si no eres creído perfecto en poder, haces alarde de tu fuerza, confundes la audacia de los que dudan |

de

ella. 18 Tero tú,

Señor de la fuerza, juzgas con benignidad y con mucha indulpues cuando gencia nos gobiernas, quieres tienes el poder en la mano. |

|

que

Lecciones

«le

lo

dicho

se infieren.

|

|

Y a esos padres asesinos de seres determinaste perderlos inocentes, por mano de nuestros padres (1), 7 que recibiese una digna coPara esta tierra lonia de hijos de Dios, ante ti la más estimada de todas. 8 Pero a éstos, como a hombres, los perdonaste, y enviaste tábanos como precursores de tu ejército, para que poco a poco los exterminaran. • No porque fueras tú impotente 0

I

|

|

|

las armas los imo de una vez despor fieras feroces o por una

para someter por píos a los justos, truirlos

50

|

palabra dura; 10 Pero castigándolos poco a poco, no ignoles diste lugar a penitencia, rando que era el suyo un cetro perverso, f y que era ingénita su mal|

tales

Los hebreos

crímenes.

recibieron

del

|

obras enseñaste a tu justo debe ser bue-

tales

que

el

no, y diste a tus hijos buenas de que das tiempo de esperanzas, penitencia de los pecados. 20 Pero si a los enemigos de tus los castihijos y reos de muerte gaste con tantos miramientos e in|

|

|

dándoles tiempo y esdulgencia (1), pacio de arrepentirse de su maldad, 21 ¿Con qué circunspección juzgarás cuyos padres recibieron a tus hijos, de ti juramentos y alianza de buenas |

|

promesas? 22 Pues corrigiéndonos a nosotros, azotas mil veces más a nuestros enepara que cuando nosotros migos, juzgamos conozcamos tu bondad y |

|

al

ser

juzgados

esperemos

miseri-

cordia.

La sentencia dada contra los cananeos se cumplió sino lentamente, para dar lugar arrepentimiento, lo que significa la bondad de Dios con aquellos reos de muerte. ¡Cuánto más los hijos de Dios tendrán derecho a esperar mayor misericordial (i)

no Señor la orden de exterminar a los cananeos como ministros de la justicia de Dios, que debia vengar (i)

Tor

pueblo

orgías.

al

SABIDURIA, 43

Pues a

los injustos

que pasan

gar

la

los atormenvida en la Insensatez taste por sus propias abominaciones, |

14

Cuando mucho más

universo,

el

más fácilmente

|

Y

|

burla;

Y

que no

los

se corrigieron |

con

sufrieron

10

Desdichados los que han puesto cuansus esperanzas en los muertos, tos llaman dioses a las obras de sus manos, oro y plata, obra de arte, e imágenes de animales, o una piedra inútil, obra de una mano antigua. 11 Corta experto leñador un tronco manejable, le descorteza diestramente, y haciendo uso de su des|

|

|

|

27 Pues fueron castigados por medio que tenían por de aquellos mismos dioses y por ellos mismos azotados, al ver que aquel que antes se negaron a reconocer por Dios era el Dios que echó sobre ellos la verdadero, suprema condenación. |

|

|

fabrica un mueble y arte, útil para las necesidades de la vida; 12 los los despojos de la obra,

treza

|

Y

|

consume en preparar su comida y necesidad;

su

satisfacer

|

17

Pero

nada los que las criaturas.

Necedad de

adoran

sirve,

Vanos son por naturaleza todos hombres que carecen del conocimiento de Dios, y que por los bienes que disfrutan no alcanzan a conocer al que es su fuente, y por la consideración de las obras no |

|

|

da una figura, un hombre; 14

al

viento, al

agua impetuosa, o a las lumbreras del cielo tomaron por dioses |

rectores del universo.

Pues si seducidos por su hermosura los tuvieron por dioses, debieron reconocer cuánto mejor es el Señor de ellos, pues es el autor de la belleza, quien hizo todas estas |

|

cosas.

semejanza de

la

o dándole la semejanza de un

y pintándole de minio y cubre de pintura todas las manchas que hay animal,

vil le

da un color rojo,

en

él;

15

Y

|

|

preparándole

digna, le coloca en rándole con clavos,

el

una morada muro, asegu-

cuidando bien que no caiga, 16 Pues sabe que no puede sostenerse a sí mismo, siendo una imagen que necesita de ayuda. |

|

17

8

Y

|

|

|

o al círculo de los astros,

•o al

lo

le

los

aire ligero,

un leño torcido y lleno toma y lo labra en y con su arte

|

|

sus ratos de ocio;

1

conocieron al artífice; 2 Sino que al fuego,

último resto, que para

el

de nudos,

*

él?

|

amonestaciones de burla, un castigo digno de Dios,

ó

Señor de

El culto de los ídolos.

|

1o

¿cómo no conocen

|

al

extra-

se

viaron por los caminos del error, teniendo por dioses los más viles animales, engañados a manera de niños insensatos. 25 por esto, como a niños sin juicio, les enviaste un castigo de 26

997

14

13,

Y

luego,

al

dirigirle

oraciones

por su hacienda, por sus mujeres y sus hijos, no se avergüenza de hablar con quien carece de alma; 18 De invocar al impotente, pidiéndole la salud; y ruega a lo muerto por la vida, y suplica la ayuda de quien es lo más inútil; 19 Y pide un feliz viaje al que no puede usar de sus pies, y ganancias y empresas y el éxito de sus obras y energía, al más incapaz de hacer nada con sus manos. |

|

se

si

admiraron del poder y

de la fuerza, debieron deducir de aquí cuánto más poderoso es su creador; 8 Pues de la grandeza y hermosura por razonamiento de las criaturas, se llega a conocer el Hacedor de éstas. * Pero sobre éstos no cae tan gran reproche, pues yerran tal vez por aventura, buscando realmente a Dios y queriendo hallarle; 7 ocupados en la investigación de sus obras, y a la vista de ellas, se persuaden de la hermosura de lo que ven. * Aunque no son excusables, * Porque si pueden alcanzar tanta ciencia, y son capaces de investi|

|

|

|

Y

I

|

|

|

|

1 4 Pongamos otro caso. Uno se * * propone navegar, se dispone a atravesar por las furiosas ondas, e invoca a un leño más frágil que la

-a

|

|

nave que le lleva; 2 Pues ésta fué inventada por la codicia del lucro y fabricada con sabiduría por un artífice. 3 Pero tu providencia, Padre, la gobierna, porque tú preparaste un |

|

SABIDURIA,

998

camino en

mar

el

|

y en

ondas

las

senda segura, 4

Mostrando que puedes salvar de para que cualquiera,

todo peligro,

|

aun sin el conocimiento del arte, pueda embarcarse. 5 No quieres que las obras de tu Por esto los sabiduría estén ociosas. hombres confian sus vidas a un frágil atravesando las ondas en leño, y una balsa, llegan a salvo; • Y habiendo perecido al princi|

|

pio los orgullosos gigantes,

|

la

espe-

ranza del mundo escapó al peligro que gobernada por en una balsa, tus manos, dejó al mundo semilla de |

posteridad. 7

se

Bendito sea, pues, el leño de que hace recto uso. 8 Pero el ídolo, obra del hombre,

y quien lo ejecutó. Este porque lo hizo; aquél, porque siendo corruptible, es llamado dios. 9 Igualmente son a Dios aborrecibles el impío y su impiedad, 10 Y así serán castigados la obra y el que la ejecutó. 11 Por esto serán visitados los ídoporque las los de las naciones; criaturas de Dios se convirtieron en en escándalo para las abominación, almas de los hombres y en lazo para los pies de los insensatos. 12 Pues el principio de la fornicación es la invención de los ídolos, y su invención es la corrupción de la es maldito, él

|

17 Y a quienes los hombres no pueden de presente honrar por estar lejos, de lejos se imaginan su semblante, y hacen la imagen visible de un rey venerado, para adular al ausente con igual diligencia que si |

|

|

estuviera presente.

18 Y progresando la superstición, también a los ignorantes que ni co-

nocían al rey, los indujo el deseo de honrar al artista. 9 En efecto, éste, queriendo conextremó graciarse con el soberano, el arte para superar la semejanza; 20 Y la muchedumbre, seducida por al que la perfección de la obra, hasta entonces honraba como a hombre le miró como cosa sagrada. 21 Y esto se convirtió en un lazo porque los hompara los hombres; bres, queriendo servir a la fortuna o a la tiranía, atribuyeron a la piedra y a los leños el nombre incomunicable. |

|

|

|

|

Consecuencias morales de

|

.

|

vida. 13

No

existieron desde el principio, ni existirán para siempre; 14 Fué la vanagloria de los hombres la que los introdujo en el mundo, y por esto está decidido su pró-

|

|

ximo

fin.

La apoteosis humana.

la

idolatría. 22

|

|

14

Y como

si

no bastara errar sobre

los homconocimiento de Dios, bres, viviendo en violenta guerra de ignorancia, llamaron paz a tan gran-

el

|

|

des males; 23 p UPS celebran iniciaciones infano desenticidas, o misterios ocultos, frenadas orgías de ritos extraños; y ya no guardan la pureza de su vida pues unos ni de su lecho conyugal, a otros se matan con asechanzas, o con el adulterio se infaman. 25 Y en todo domina la sangre y la el homicidio, el robo y el engaño, la rebecorrupción y la infidelidad, lión y el perjurio; 26 La vejación de los buenos, el la contaolvido de los beneficios, |

|

|

I

|

16

Un

padre, oprimido por acerbo hace la imagen del hijo que dolor, acaba de serle arrebatado; y al hombre, entonéis muerto, le honra estableciendo ahora como a un dios, entre sus siervos misterios e inicia|

|

|

ciones. 16

Lu^go con el tiempo se consocostumbre impía, y es guar-

lida esla

dada como de los estatuas

y por los decretos príncipes son veneradas las ley,

|

(1).

Sau Pablo en Rom. i, 35 m. explica (i) también con su acostumbrado vigor las consecuencias morales de la idolatría.

almas, los crímenes la perturbación contra naturaleza, de los matrimonios, el adulterio y la

minación de

las

|

lascivia; 27 Pues el culto de los ídolos abominables es principio, causa y fin de todo mal, 28 Pues en sus regocijos son locos y en sus profecías embusteros; viven en la injusticia y de ligero perjuran, *• Pues poniendo su confianza en juran falsamente ídolos sin alma, sin temer ningún daño. *° Pero un doble castigo vendrá porque sintieron mal sobre ellos, de Dios, atendiendo a los ídolos, y |

|

|

|

|

SABIDURIA, Juraron falsamente con menosprecio de la santidad. 81 Pues no es el poder de los ídolos por quienes juran, sino la venganza sobre los pecadores, lo que siempre sigue a la prevaricación de los in|

|

999

15, 16

janza de un alma activa

y

|

al

que

le

dió cierto espíritu vital.

Mas para

18

hombres nuestra existencia es un pasatiempo, y la vida una feria en que hacer ganancias; 13 Pues dicen que es preciso ganar, aun por malos medios, y éste sabe que peca más que todos, pues de

j

los

|

¡

i

justos.

|

|

misma

tierra fabrica vasos frágiles y estatuas de ídolos. 14 Son en sumo grado insensatos y desdichados, más que el alma de un niño, los enemigos de tu pueblo que dominan sobre él. 15 Porque reputaron dioses a todos los ídolos de las naciones, que no pueden ver con sus ojos ni pueden respirar el aire por sus narices, ni oír con sus oídos, ni tocar con los dedos de sus manos, ni andar con sus inmóviles pies, la

Dicha de los amigos de Dios.

\^

Pero tú, Dios nuestro, bondadoso y veraz, paciente y que todo lo gobiernas con misericordia; 2 Si pecamos, tuyos somos, conocemos tu poder, no queremos pecar, sabiendo que somos tuyos; 3 Pues el conocerte es la justicia perfecta, y conocer tu poder es *

|

|

|

de inmortalidad. nos extravió la invención artificiosa de los hombres, ni el trabajo estéril de la pintura, la imagen emborronada con varios colores, 5 Cuya vista atrae el oprobio sobre los insensatos que se enamoran de la figura inanimada de una imagen muerta. * Amadores de la maldad, dignos de tales esperanzas, son los que los hacen, como los que los aman y los que los veneran. raíz 4

No

|

|

|

|

|

|

|

|

|

16

Pues

es

y quien

el

hombre quien

modeló;

los

sólo de prestado recibieron el aliento de vida,

hizo

los

|

|

pues no hay hombre capaz de modelar un dios semejante a sí. 17 Siendo mortal, fabrica con sus manos impías un muerto, él es mejor que los objetos que venera, pues él goza de vida y aquéllos no. |

|

|

La

zoolatría.

18

IVccedad de los idólatras. 7

Pues un alfarero que amasa fatigesamente el barro, fabrica todo |

género de vasos para nuestro uso, y mismo barro modela vasos útiles para servicios limpios y otros para usos contrarios; pero sobre cuál ha de ser el destino de cada uno, es |

del

Adoran a los animales más odiopues comparados con los otros, son los más repugnantes (1); 19 nada hay en ellos que los haga estimables, como en otros animales en que hay bellas cualidades, y hasta fueron excluidos de la apro bación y de la bendición de Dios. sos,

|

|

|

Y

|

|

|

juez 8

alfarero.

el

Castigo de este pecado.

Y

con un trabajo inútil modela de la misma masa un dios vano, que salido poco antes de la tierra, vuelve poco después a aquélla de donde |

|

iu

|

fué tomado,

|

al

exigírsele la

deuda

de una vida prestada. 9 Pero no le da cuidado de que ha de perecer ni de que su vida es corta. Rivaliza con los orífices y plateros e imita a los bronceros, y reputa una gloria el hacer figuras engañosas. 10 Su corazón es ceniza y su esperanza más vil que la tierra; su vida es de menos estima que el barro, 11 Porque desconoce a quien la hizo y al que le infundió la seme|

|

|

|

|

|

1 Por esto, mediante ellos fueron dignamente castigados por semejantes criaturas, y por muchedumbre de bestias fueron atormen-

1

tados. 2 En vez de este castigo, colmaste de beneficios a tu pueblo, y para satisfacción de su apetito le diste un manjar exquisito y le preparaste las codornices para alimento, |

|

(i) Esta forma de religión, la mis abyecta, dominaba entre el pueblo egipcio, que empezaba por representar sus dioses con cabezas de animales, y por cierto de casi todos los animales que para los hebreos eran inmundos según la

ley.

SABIDURÍA,

1000

De

suerte que aquéllos, ansiosos

16

de alimento, por asco de los animales enviados contra ellos, sintieron aversión al necesario alimento; mientras que éstos, pasada una breve privación, gustaron un manjar ma-

aguaceros inevitables, y por el fuego abrasados. 17 Lo más maravilloso era que en medio del agua que todo lo extingue, el fuego se mostraba más activo; [porque la Naturaleza combate por los

ravilloso.

justos,

*

|

|

|

|

Pues convenía que los opresores sintiesen una necesidad insaciable, y *

|

a éstos sólo se les diese a conocer

el

tormento de los enemigos; 5 Mas cuando sobre éstos vino la terrible furia de las bestias, y perecían por las mordeduras de las tortuosas serpientes, tu cólera no duró |

|

hasta

el

fin;

|

18

Pues unas veces la llama se para que no fuesen consumidos los animales enviados contra para que viéndolo, enlos impíos, tendiesen que eran empujados por el aplacaba,

|

|

juicio de Dios; 19 Otras veces el fuego se encendía, contra su naturaleza, en medio del para destruir los productos agua de una tierra impía. 20 En lugar de esto proveíste a tu pueblo de alimento de ángeles, y sin trabajo les enviaste del cielo pan que teniendo en sí todo preparado, sabor, se amoldaba a todos los gustos; 21 Y ese alimento tuyo mostraba tu ajustándose dulzura hacia tus hijos, al deseo de quien lo cogía, y se acomodaba al gusto que cada uno quería. 22 La nieve y el hielo soportaban para que el fuego sin derretirse, conociesen que los frutos de los enemigos los destruye el fuego, encendido por la tempestad y que fulgura en medio de la lluvia. 23 Y él, para que de nuevo se alimentasen los justos, se olvidaba de su propia naturaleza. |

8 Para su corrección fueron por un poco turbados, y tuvieron una señal de salud para traerles a la memoria |

|

preceptos de

los

|

la ley:

Pues el que se volvía a mirarla sino no era curado por lo que veía, por ti, Salvador de todos. 7

|

Y con esto mostraste a nuestros que tú eras el que salva enemigos todo mal; de * Pues a ellos los mataron la voracidad de las langostas y las picadusin encontrar ras de las moscas, porque mereremedio para su mal, cían ser por tales medios castigados; 10 Pero sobre tus hijos no vencieron los dientes de las venenosas serporque tu misericordia los pientes, socorrió y los sanó. 11 Para memoria de tus palabras aunque pronto fueran eran picados, para que no las echasen curados, en olvido y quedasen excluidos de 8

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

24 rites la

creación, sirviéndote a ti, despliega su energía que la hiciste, |

para atormentar a los malos y la mitiga para hacer bien a los que en |

|

beneficios. Pues ni hierba, ni emplasto los sino tu palabra, Señor, que curó, sana todas las cosas. 13 Que tú tienes el poder de la vida y de la muerte y llevas a los fuertes al Adcs y sacas de él. 14 Por su maldad puede el hombre

tus

ti

confían. 25

pero no hace que dar la muerte, ni hace torne el espíritu que se fué volver al alma va encerrada en el

Por esto, amoldándose a todo, servía a tu generosidad universal, nodriza de todos, según la voluntad de los necesitados. 26 Para que aprendan, Señor, tus amados hijos, que no tanto la producción de los frutos alimenta al cuanto tu palabra que hombre conserva a los que creen en ti (1). 27 Pues lo que resistió a la acción

Adcs

del fuego,

12

|

|

|

|

(1).

16

Imposible es huir de tu mano; 14 Y los impíos que niegan conopor el poder de tu brazo son certe, perseguidos con extracastigados, ordinarias lluvias, con granizadas y |

|

Nuestro autor, hablando en griego, tra(i) duce por Adts el seol hebreo. El latín traduce

|

|

|

|

si

el

contexto no lo indica.

al

punto

se derritió ca-

que es preciso anticiparse al sol y salirtc al encuentro, a la aparición de la luz. 28 Pues la esperanza del ingrato se derrite como el hielo y se derrama como el agua inútil. |

|

ambos vocablos por infierno, la morada de los muertos, no precisamente la morada de los condenados,

|

lentado por un tenue rayo de sol; 28 Para que a todos sea manifiesto

(i)

ne

el

Alusión a Deut. 8, 3, palabra que opoSalvador al tentador (Mt. 4, 4).

|

SABIDURIA, Las tinieblas de Erjipto y la columna de luego»

17,

18

1001

13 Ellos, en medio de una noche realmente impenetrable salida del durmiefondo del insondable Ades, ron el mismo sueño. 14 Unos eran agitados por prodigiosos fantasmas, otros desfallecidos por el abatimiento del ánimo, sorprendidos por un repentino e inesperado terror. 15 Luego, si alguno de ellos caía rendido, quedaba como encerrado en una cárcel sin cadenas. 16 El labrador o el pastor, el obrero ocupado en los trabajos del campo, sorprendidos soportaban lo inevitable, 17 Ligados todos por una misma cadena de tinieblas. Fuera el viento que silba, o el canto suave de los pájaros entre la espesa enramada, o el rumor de las aguas que se precipitan con violencia, 18 O el estrépito horrísono de las piedras que se despeñan, o la carrera invisible de animales que retozan, o el rugido de las fieras que espantosamente rugen, o el eco que resuena en los hondos valles, todo los aterraba y los helaba de espanto. 19 Mientras todo el universo era iluminado por una brillante luz, y libremente se entregaban todos a sus |

|

|7 *

1

Grandes e Inescrutables son tus juicios, y por esto las

*

|

almas en tinieblas se extraviaron. 2 Pues suponiendo los inicuos que podían dominar sobre la nación santa, quedaron presos de las tinieblas y encadenados por una larga noche, |

|

encerrados bajo sus techos, excluidos de tu eterna providencia. 3 Imaginándose poderse ocultar sus secretos pecados, bajo el oscuro velo fueron dispersados, sodel olvido, brecogidos de terrible espanto y tur|

|

|

bados por espectros. 4 Pues ni el escondrijo que los protegía los preservaba del terror y rumores aterradores les infundían espanto, y espectros tristes y de |

|

rostros tétricos se les aparecían;

Y ninguna fuerza de fuego era capaz de dar luz, ni la llama brillante de los astros podía iluminar aquella horrenda noche. 5

|

¡

6

un fuego repentino y y espantados de la visión, cuya causa no veían, juzgaban más terribles las cosas que Sólo

aparecía temeroso;

les

|

|

estaban a su vista. 7 Las ilusiones del arte mágica quedaban por los suelos, afrentosa corrección para los que presumían de sabiduría (1). 8 Pues ios que prometían expulsar los miedos y las turbaciones del alma enferma, esos mismos padecían de |

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

|

trabajos, 20 Sólo sobre aquéllos se extendía

una densa noche, que a poco

imagen de las aguardaban; pero ellos se eran para sí mismos más graves que las tinieblas. tinieblas

|

les

|

|

un miedo ridículo; 9 Pues aunque nada hubiese que les pudiera infundir espanto, aterrados por el paso de los animales y el silbido de las serpientes se morían de miedo, y ni querían mirar al aire que por ninguna vía podían |

|

evitar.

1

Mientras que para tus santos brillaba una espléndida luz, aquéllos, oyendo sus voces sin ver a

18

|

las proclamaban feliaunque hubieran sufrido, Y aunque maltratados injustamente, no se habían vengado, antes daban las gracias y pedían perdón

las personas,

|

ces

2

|

10 La maldad es cobarde y da testimonio contra sí misma, y siempre sospecha lo más grave, perturbada por su conciencia; 11 Pues la causa del temor no es otra que la renuncia a los auxilios que proceden de la reflexión, 12 Porque cuanto menor ayuda se recibe del fondo del alma, tanto mayor se cree lo desconocido que atormenta.

4 Pues dignos eran de ser privados de luz, y encerrados en tinieblas los que guardaban en prisión a tus hijos, por quienes había de ser dada al mundo la luz incorruptible de la ley.

(i) Los egipcios gozaban de gran fama de sabios y magos; toda esta fama se disipó como humo ante los prodigios verdaderos hechos por Dios en favor de su pueblo.

muerte a

|

|

de habcilos tenido por enemigos. 3 Y en lugar de las tinieblas encen-

una columna, que les diste para su camino, guía desconocido, un sol inofensivo para una gloriosa pediste

|

|

regrinación, |

6

Y

a los que hablan resuelto dar los hijos de tus santos, uno |

SABIDURIA,

1002

de los cuales fué expuesto y salvado para castigo de ellos, les quitaste la muchedumbre de sus hijos, y a una los ahogaste en las impetuosas |

|

aguas. 8 Aquella noche fué de antemano conocida por nuestros padres; porque sabiendo con certidumbre a qué juramentos habían dado fe, tuvieron |

mas ánimo 7

fué esperada por tu pueblo la de los justos y la perdición de los enemigos. |

Pues con

lo

mismo que

casti-

con eso nos

gaste a los enemigos, fortificaste llamándonos |

a ti. En secreto hicieron sus sacrificios los hijos santos de los buenos, y de común acuerdo hicieron este pacto divino, de que los santos partici9

|

|

pasen igualmente bienes

y

también a los justos, y en el desierto se produjo una mortandad en la muchedumbre; pero la cólera no duró mucho tiempo, 21 Porque un varón irreprensible se apresuró a combatir por el pueblo con las armas de su propio minis|

|

|

terio,

la oración

|

y

expiación del

la

incienso, y resistió a la cólera y puso fin al azote, mostrando que era tu siervo. 22 venció a la muchedumbre, no con el poder del cuerpo ni con la fuerza de las armas, sino con la palabra sujetó al que los castigaba, recordando los juramentos y la alianza de los padres. 23 caídos los muertos a montones levantándose en unos sobre otros, medio aplacó la cólera y le cortó el camino hacia los vivos, 24 Pues sobre sus vestiduras llevaba grabado a todo el pueblo, los nombres gloriosos de los padres, grabados en las cuatro series de piedras, y tu gloria sobre la diadema de su |

|

Y

salud 8

19

peligros,

de los

I

mismos

cantando antes

|

alabanzas de sus padres. Entretanto resonaba el grito discordante de los enemigos, y se oía el triste llanto por los hijos muertos; 11 Y con igual pena fué castigado el siervo que el amo, y la plebe padecía lo mismo que el rey. 12 Y todos a una, con un solo género de muerte, tenían muertos innumerables, y no bastaban los vivos para sepultarlos, pues en un instante sus más nobles nacidos fueron muertos. 13 A causa de sus magias no habían creído por todos los castigos pasapero con la muerte de los pridos, mogénitos, confesaron que el pueblo era hijo de Dios. las

10

|

|

|

Y

|

|

|

Y

|

|

|

|

cabeza. 25

A

de esto retrocedió con exterminador, y dió por suficiente la manifestación de la có-

temor

la vista

el

|

lera divina.

|

Israel y los egipcios ante el

|

|

Un

14

vía todo,

de

la 15

profundo silencio I

y en

el

lo

envol-

momento

preciso

media noche,

Tu palabra omnipotente, de

los

cual invende tu trono real, cible guerrero se lanzó en medio de la tierra destinada a la ruina, 16 Llevando por aguda espada tu decreto irrevocable; e irguiéndose, todo lo llenó de muerte, y caminando por la tierra, tocaba el ciclo. 17 Al instante visiones de sueños terriblemente los turbaron, cayendo sobre ellos temores inesperados; 18 Y arrojados por tierra aquí y allí, manifestaban la causa por que morían. 19 Las visiones que los turbaron les habían advertido, para que al morir no ignorasen por qué sufrían aquellos males. 90 La prueba de la muerte alcanzó cielos,

|

|

|

|

|

|

|

M:ii- Itujo. 1

í) Pero sobre los impíos llegó hasta el colmo la cólera sin misericordia, porque Dios sabía de antemano su porvenir, lo que les iba a suceder: 2 Que habiéndoles permitido partir y dádolcs prisa para que partiesen, luego, arrepentidos, los persiguieron. 3 Aún no habían terminado el luto lloraban sobre los sepulcros y aún

\

|

I

|

|

cuando se lanzaron de los muertos, a otros planes insensatos, y a los |

|

que suplicantes habían arrojado, persiguieron

como

los

a fugitivos. 4 Una merecida fatalidad los arrashaciéndoles olvidar traba a este fin, para que relos precedentes sucesos, cibiesen el pleno castigo que faltaba a sus tormentos. 6 mientras que tu pueblo hacia enconuna travesía maravillosa, traron ellos una extraña muerte; • Porque toda la creación, en su recibió de lo alto propia naturaleza, sirviendo a tus una forma nueva, mandatos para que tus hijos fuesen guardados incólumes. |

|

Y

|

|

|

|

SABIDURÍA,

10

1003

" Na nube daba sombra al campa- y otros pretendieron esclavizar a los mento; de las aguas que antes la extranjeros sus bienhechores, 15 Y sobre el castigo entonces reciinvadían se vió emerger la tierra seca, y en el Mar Rojo un camino bido tendrán otro al fin, por haber sin tropiezos; y las ondas impetuosas acogido con tan mala voluntad a los extranjeros. dieron lugar a un verde campo, 16 Los egipcios recibieron con fes8 Por donde atravesaron en masa, los que por tu mano eran cubiertos, tivas manifestaciones a los que después de haber contemplado pro- fueron partícipes en sus beneficios, digios estupendos. mas luego los afligieron imponiéndo9 Fues como los potros en sus les crueles faenas. i

|

|

|

|

|

|

|

y como los corderos retozoellos te alababan a ti, Señor, los libraste;

pastos, nes,

|

|

que 10

Pues

se destierro,

acordaban que aun en

en vez de producir su otros animales, produjo la tierra mosvez de peces produjo quitos, en y el río multitud de ranas. 11 Al fin vieron una nueva produccuando llevados del ción de aves, apetito pidieron los placeres de la |

|

|

comida,

Y

12

del

para su satisfacción salieron

mar

las codornices.

17 También fueron heridos de cecomo los que a las puertas guera, envueltos en densa tidel justo niebla buscaban la entrada de la puerta. |

|

|

18

Y

para ejercer en ellos la justipusieron de acuerdo los elementos, como en el salterio se acueren una inalterable dan los sonidos armonía, como claramente puede verse por los sucesos, 19 Pues los animales terrestres se mudan en acuáticos, y los que nadan caminan sobre la tierra. 20 El fuego supera con el agua su propia virtud, y el agua se olvida de su propiedad de extinguirlo. 21 Al contrario, las llamas no atade los ligeros anicaron las carnes males que caminan por todas partes, ni derritieron aquel alimento celespues en tial fusible como el rocío; todas las cosas, Señor, engrandeces glorificas, tu pueblo le a y no le y has despreciado, antes le asististe en Itodo tiempo y lugar. cia

se

|

|

|

|

|

lül

casliyo de los sodomitas.

13

Mientras que sobre los pecadocayeron los castigos, de que fueron indicios los violentos rayos, pues justamente padecían por sus maldades los que habían practicado tan detestable inhospitalidad. 14 Porque unos no quisieron recibir a los desconocidos que llegaban, res

|

|

|

|

|

|

|

|

INTRODUCCION AL ECLESIASTICO ->

'

%

T¡L Eclesiástico es un libro semejante a

Un

los Proverbios

y fué escrito en hebreo. a su versión un pró-

nielo del autor, que lo tradujo al griego, antepuso

logo en que nos habla de su abuelo, Jesús, hijo de Sirac, que habiéndose dado al estudio de las divinas Escrituras, la Ley, los Projetas y los otros libros, quiso para utilidad de todos escribir éste, en que dar a conocer los frutos de su trabajo. Sólo con alguna aproximación podemos colegir la fecha de la composición del libro, por el elogio que en él se hace del pontífice Simón, hijo de Onías (50, 1-20). La fecha de la versión es la del año 38 de Tolomeo Evergetes. Aunque hay dos de ese mismo nombre, Tolomeo III que reinó de 246 a 221, y Tolomeo VII, llamado Fiscón, que reino de 170 a 116, sólo este último puede ser, pues el primero no reinó más que veinticinco años. La fecha señalada por -el traductor seria, pues, el año 136. Divídese el libro en dos partes. La primera tiene gran parecido con los Proverbios. Canta las excelencias de la Sabiduría, y nos ofrece reglas de conducta en forma de sentencias. Se diferencia de los Proverbios en que mientras en éstos las sentencias son por lo general sueltas y sin conexión de unas con otras, en el Eclesiástico van ligadas, desarrollando un tema. La segunda parte tiene más

mucho

parecido con la Sabiduría. En ella se hace el elogio de los antepasados ilusa quienes precisamente la sabiduría rigió y por eso adquirie-

tres de Israel,

ron

un nombre

Para

eterno.

numeración de

los versículos seguimos de ordinario a Vigouroux en su Biblia Poliglota, que por ajustarse a la Vulgata es de mayor comodidad para el uso, si bien difiere de la que traen los nuevos editores de los textos hebreo y griego y los traductores modernos que hemos podido consultar. Los versos cuyos números van entre corchetes ( )_no se hallan en el texto griego de los LXX. la

1006

ECLESIÁSTICO,

1

ECLESIASTICO DE JESUS, HIJO DE SIRAC Prólogo del traductor griego. Grandes y

|

ricos tesoros de instruc-

ción y sabiduría nos han sido transmitidos en la Ley, en los Profetas y en los otros libros que les siguieron, por los curies merece Israel grandes alabanzas. Y no solamente son útiles

a los que leen, sino también a los indoctos deseosos de aprender, bien por la pal.ibra, bien por la escritura. Mi abuelo Jesús, habiéndose dado mucho a la lección de la Ley, de los Prrfttns y de los otros libros patries,

!

¡

se

propuso

escribir

|

¡

alguna

|

|

|

|

|

otorgó a

la

|

y con

él

del está siempre.

Las arenas del mar y

las

(3).

sabiduría.

|

fin hallará gracia. 14 El temor del

Señor es honra y

gloria y corona de exaltación.

La expresión «fué creada la sabiduría» (1) significar venir a la existencia por creación, sino simplemente existir desde la eternidad, pues se trata de la sabiduría de Dios. Es la idea que Prov. 8, 23 expresa diciendo: El Señor me poseyó antes de todas las cosas, es decir, desde la eternidad. La palabra creadora de Dios es la fuente (2) de la sabiduría derramada en la creación. Dios derrama su sabiduría sobre el uni(3) verso, particularmente sobre el hombre racional, y más especialmente, por la gracia, sobre no puede

Se-

gotas

aman

|

de la sabiduría.

Toda sabiduría viene

ñor,

la

|

Y así juzgué necesario poner alguna diligencia y trabajo en traducir este libro. En este intervalo de tiempo trabajé y velé mucho y puse toda ini suficiencia en llevar a buen término la traducción de este libro, para utilidad de los que en el destierro quieran aprender y estén dispuestos a ajustar a la ley sus costumbres.

1

que

11 El temor del Señor es gloria y honor, prudencia y corona de gozo. 12 El temor del Señor regocija el corazón, da prudencia, alegría y longevidad. 13 Al que teme al Señor le irá bien en sus postrimerías, y el día de su

trina.

1

los

temor de Dios, principio de

comparados con el original. Llegado a Egipto el año 38 del reinado de Evergetes, y habiendo permanecido allí mucho tiempo, hallé una diferencia no pequeña en la doc-

1

sus caminos los mandatos eternos (2). 8 ¿A quién fué dada a conocer la raíz de la sabiduría y quién conoció sus secretos? 7 ¿A quién fué manifestada la ciencia de la sabiduría y quién entendió sus planes? 8 Sólo uno es el sabio y el grandeque se sienta sobre mente terrible, su trono. 9 Es el Señor quien la creó y la vió y la distribuyo, 10 La derramó sobre todas sus obras y sobre toda carne, según la medida de su liberalidad, y la |

cosa de instrucción y doctrina para quienes descaran aprenderla, y siguiéndola aprovechar mucho más, llevando una vida ajustada a la Ley. Os exhorto, pues, a leer esto con benevolencia y aplicación y a tener indulgencia por aquello en que, a pesar del esfuerzo puesto en la traducción, no hemos legrado dar la debida expresión a las palabras, pues las cosas dichas en hebreo no tienen la misma fuerza cuando se traducen a otra lengua. No sólo este libro, sino aun la misma Ley y los Profetas y los restantes libros traducidos, difieren no poco,

l'.logio

|

|

y habiendo adquirido gran competencia,

de la lluvia y los días del pasado, ¿quién podrá contarlos? 3 La altura de los cielos y la anla profundidad chura de la tierra, del abismo, ¿quién podrá medirlos? 4 Antes que todo fué creada la sabiduría, y la luz de la inteligencia existe desde la ete'rnidad (1). 5 La fuente de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas, y

I

los

que

le

aman.

ECLESIÁSTICO, 18 El principio de la sabiduría es temer a Dios, y se les comunica a los fieles ya en el seno materno (1).

37

2

No

seas hipócrita delante de los y pon atención a tus pa-

hombres,

|

|

progenie humana. 18 19 ). 20 La plenitud de la saembriaga biduría es temer al Señor; con sus frutos a quien la tiene (2), 21 Llena sus casas de bienes, y de sus frutos hinche sus graneros. 22 El temor del Señor es la corona de la sabiduría y hace florecer la

a

la

17

,

(

|

labras.

-Hizo de los hombres su morada para siempre, y será siempre fiel 14

,

|

|

No

38

pues caerás y infamia; Y el Señor descubrirá tus secretos y te derribará en medio de la asa mblea. 40 Por no haberte dado al temor del Señor, y estar tu corazón lleno te engrías,

echarás sobre

ti

|

la

39

|

|

de engaño.

|

paz y Dios buye.

y

|

el

Como

24

cia, cia,

otra

la

Señor la ve y

lluvia

y levanta

don de

es

derrama

conocimiento y

el |

Perseverancia

salud.

la

La una y

23

la

la gloria

25 al

La

cieninteligen-

él la

de

los

que

26 (

|

27

).

temer y sus ramas la longevidad. Él temor del Señor aleja el y quien con él perservera

raíz de la sabiduría es

Señor,

pecado, aparta la cólera |

28 El

(3).

violento arrebato no tiene disla cólera furiosa lleva a la

culpa, ruina. 20 El

|

hombre magnánimo espera

su

pero al fin triunfa. tiempo, 30 Retiene la palabra hasta que llega su tiempo, y los labios de los fieles celebran su prudencia. 31 En los tesoros de la sabiduría pero la piehay sabias sentencias, dad para con Dios es execrable al pecador. 32 33 ¿Deseas la sabiduría? Guarda ). ( los mandamientos y el Señor te la otorgará (4); |

|

2

1

Hijo mío, si te das al servicio de Dios, prepara tu ánimo a la |

tentación. 2 Ten recto corazón y soporta con paciencia, y no te impacientes al tiempo del infortunio. 3 Adhiérete a él y no te separes, para que tengas buen éxito en tus postrimerías. 4 Recibe, todo cuanto El mande sobre ti y ten buen ánimo en las vicisitudes de la prueba, 8 Pues el oro se prueba en el fuego, y los hombres gratos a Dios, en el crisol de la tribulación. 6 Confíate a El y te acogerá, Endereza tus caminos y espera en El. |

|

|

|

|

¡

|

34

Pues la sabiduría y la disciplina son el temor de Dios, y su compla|

cencia

la fe 36

y

la

mansedumbre.

No

35

la

la distri-

place.

le

medio de

en

tentación.

seas rebelde al temor ). ( de Dios, y no te llegues a El con corazón doble. |

Confianza en

Señor.

el

' Los que teméis al Señor, esperad en su misericordia y no os descarriéis, pues vendríais a caer. 8 Los que teméis al Señor, confiad en El y no quedaréis defraudados de vuestra recompensa. 9 Los que teméis al Señor, esperad la dicha, el gozo eterno y la mise|

|

|

ricordia.

Como

disposición del alma para recibir la sabiduría, el temor del Señor es el principio (1)

de

ella.

Los

versículos 17-19, que no existen versión griega, se leen asi en la Vulgata: temor del Señor es la santificación de la iEl 17 ciencia. 18 Esta santificación guarda el corazón y lo hace justo, lo llena de alegría y gozo. 19 El que teme al Señor será feliz, y bendecido en

(2) en la

hora de su muerte.» En la Vulgata dice asi el versículo 26: «La inteligencia y la santificación de la ciencia se hallan en los tesoros de la sabiduría, pero 'la sabiduría es una execración para el pecador.» En la Vulgata, versículo 32: i6 El temor de Dios es el principio de su vigilancia, no sea que hallando ocaamor, y la fe es el principio de la adhesión sión la aproveche. i El. 17 La tristeza del corazón es una llaga 14 Vigila sin cesar a la descarada, completa, y una suma malicia la malignidad 7

l.a

peores que

mujer mala.

8

|

|

|

|

|

|

|

|

1

de

la

mujer.»

|

|

35 Si

12

Señor. 16 El que lo tiene, ¿a quién compararle? 18 "). 18 Prefiero cualquier llaga ( a la llaga del corazón (1), 18 Y cualquier maldad a la maldad de la mujer. 10 Cualquier miseria a la miseria de los que se aborrecen, 21 Y cualquier venganza a la venganza de enemigo. 23 No hay veneno sobre el veneno de la serpiente, y no hay cólera sobre la cólera de la mujer. 23 p rc f¡cro morar con un león y un dragón, a habitar con una mujer maligna.

rodillas débiles

todos. No dejes que se te escape el ni des autoridad a la mujer

34

|

el

y

hace dichoso.

|

11

flacas

marido a quien su mujer no

el

y no

te maravilles

si

te la pega.

ECLESIÁSTICO, 15

Como

abre

viajero sediento,

el

boca

la

que

Tros cosas

en cualquier parte,

|

asi ella se sienta

y abre su carcaj a cualquier flecha. 16 La gracia de la mujer es el gozo de su marido, 17 su saber le vigoriza los hue-

85

zón

|

|

Y

Dos cosas entristecen mi coray una tercera excita mi cólera:

36

El rico que se ve reducido a la miseria, varón famoso que cae en el desprecio, y los varones prudentes, si son menospreciados. |

|

37

Es un don de Dios la mujer cay no tiene precio la dis-

llada, creta.

tristes.

para beber de toda

|

agua que encuentra,

sos. 18

1027

27

|

19 Gracia sobre gracia es la mujer honesta, 20 no tiene precio la mujer

El que de

la justicia cae en pecado, a quien destina el Señor a la espada. 38 Difícilmente se libra de culpa el mercader, y el tendero no será sin pecado. |

|

Y

casta. 21

Como

ciclos,

resplandece

así

|

sol

el

belleza de la

la

buena en su casa. 22 Como lámpara sobre lero

santo,

|

es

el

en los mujer

canderostro atrayentc el

en un cuerpo robusto. 23 Columnas de oro sobre basas de plata, son las piernas sobre íirmes |

talones en 2J

la

mujer

bella.

25

Hijo mío, guarda sana tu sangre juvenil, y no entregues a ex(

).

|

trañas tu vigor (1). 26 Teniendo tú un fértil campo, conténtate con sembrar en él (2); 27 Así tus retoños serán tuyos y no derramarás tu simiente por do|

Peligro en los negocio*. 1

O'T »

Por amor

del dinero

muchos

incurren en pecado, y el que busca enriquecerse cierra los ojos. 2 En huecos de piedras se fija el ¿

|

y entre el comprar y el vender se hinca el pecado. 3 4 Si no te ases fuertemente al ( ). temor de Dios, pronto será derribada tu casa. 5 Zarandeando la criba quedan poste,

|

|

granzas;

cuando

así los defectos del se le remueve. |

hombre

|

Discreción en hablar.

quier. 28

La

mujer

mercenaria es el desecho; la casada es torre de muerte para quien se le acerca. 29 La mujer impía es el castigo del indigno; la piadosa, el premio del

6

|

|

que teme a Dios. 30 La mujer desvergonzada desdeña vergüenza; la honesta tiene vergüenza aun de su marido. 31 La desvergonzada debe ser trala que tiene tada como un perro; vergüenza teme al Señor. la

|

|

La mujer que honra a su marido la que es de todos tenida por sabia; le desprecia es por todos conocida por impía. 33 El disputar de la mujer es pasa32

|

jero, 34

una fiebre ligera. La mujer regañona y |

es

ligera de es como clarín de enemigo que incita a la respuesta. J Pero si toda el marido es como ella regañón, su vida se la pasarán en guerras.

lengua

|

|

El horno prueba los vasos del alla prueba del hombre es

farero,

|

su conversación. 7 El árbol bien cultivado, se conoce por sus frutos, y el corazón del hombre por la expresión de sus pensamientos. 8 Antes de oírle hablar no alabes porque la palabra es la a nadie, |

|

prueba

hombre.

del

9

Si persigues la justicia, la alcany te la vestirás como rica túnica. 10 Las aves se juntan con sus semejantes, y la lealtad viene al encuentro de los leales. 11 El león acecha la presa; lo mismo el pecado a los que hacen injusticia. 12 La conversación, del piadoso es

zarás

|

|

|

siempre sabia;

|

el

muda como

necio

la luna. 13

Este aguarda la ocasión para aquél perirse con los insensatos, manece siempre con los reflexivos. 14 La conversación de los necios es detestable, y su risa resuena en |

(1)

La

Vulgata: «Cimientos

sobre mandamientos de Dios en sólidos

roca firme son los ti corazón de la mujer santa.»

versículos 26-34 están tomados del códice alejandrino y no se hallan en la Vulgata. (2)

Los

|

orgías licenciosas. 15

El lenguaje del blasfemo pone

ECLESIÁSTICO.

1028

2

de punta, y cuando riñe hay que taparse los oídos. *9 La riña enlre soberbios trae sangre, y sus altercados no pueden los pelos

|

ria,

el

que revela secretos pierde la confianza y no encontrará un amigo. 18 Ama a tu amigo y muéstrate fiel con él; 19 Si descubres sus secretos, no vayas Iras él. 20 Como el hombre que dilapida es el que pierde la su hacienda, amistad de su prójimo,

¿Guarda hombre,

el

hombre rencor contra

e irá a pedir

|

perdón

al

jNo tiene misericordia de su semejante, y va a suplicar por sus pecados? 5 Siendo carne, guarda rencor, ¿Quién va a tener piedad de sus pecados? 6 Acuérdate de tus postrimerías y no tengas odio, 7 Y guárdate de la corrupción y de |

|

|

Y como quien deja escapar el así el que deja esave de su mano, capar al amigo, no volverá a verle.

la

|

que está

la injutus pecados, a tus ruegos, te

4

21

muerte y cumple los mandamientos. Acuérdate de la ley, de la alianza

8

del Altísimo,

lejos y huye como gacela escapada del lazo. 23 Se venda una herida y ana in-

sigas,

y

Señor?

|

le

|

3

oírse. 17 El

No

Perdona a tu prójimo

serán perdonados.

|

28

28

|

9

No

aborrezcas a tu prójimo y

perdona 10

juria se repara,

las ofensas. Aléjate de contiendas

y amino-

rarás los pecados, 11

cnejaño.

\'A

Porque

hombre iracundo en-

.el

ciende las contiendas.

El hombre pecador siembra la turbación entre amigos, y en medio de

Pero revelar un secreto no tiene remedio. 25 El que hace guiños con los ojos urde males, y quien lo ve se aleja de él. 26 Delante de ti endulzará las pahará que se adlabras de su boca, mira de las tuyas, pero acabará por mudar de tono y hallará tachas en 24

|

los pacíficos arroja la calumnia. 12 tenor del combustible se enciende y se alimenta el fuego, y según el poder del hombre es su ira; según su riqueza crece su cólera, y se enciende según la violencia de la

A

|

|

|

|

|

|

disputa.

|

13

27

Muchas cosas aborrezco, pero |

|

una

Señor

nada tanto como a éste, y el le aborrece también y le maldice. 28 El que tira la piedra a lo alto se expone a que le caiga en la cabeza, y el golpe a traición hiere al traidor. 29 El que cava una boya caerá en ella, y el que tiende una red en ella quedará cogido. 80 El que hace el mal en él caerá, sin que sepa de dónde le viene. 31 Los sarcasmos y ultrajes son

Pez y resina avivan

el fuego, y riña violenta hace correr la sangre. 14 Si soplas sobre una brasa, se enciende, f y si escupes sobie ella, se apaga; y ambas cosas proceden de tu boca.

tus palabras.

|

|

La maledicencia.

|

|

pero la los soberbios, acecha como león. 82 Serán cogidos en el lazo los que se alegren de la caída del justo, y el dolor los consumirá antes de la muerte. 33 El rencor y la cólera son detestables, y el nombre pecador los guarda en el corazón.

patrimonio de

venganza

|

los

|

|

Moderación

(le

la ira.

15 Maldice al murmurador y al de porque han sido la lengua doble, perdición de muchos que vivían en paz. 14 La lengua maldiciente ha desterrado a muchos, y los arrojó de pueblo en pueblo, 17 Destruye las ciudades fuertes, y derriba los palacios de los grandes. 18 19 La lengua calumniadora ). ( echa de casa a la mujer fuerte, y lia priva del fruto de su trabajo (1). 20 El que le da oídos no hallará [reposo, ni tendrá paz en su casa. 21 El golpe del azote hace carde|

|

|

I

|

28

El que se venga será víctima que de la venganza del Señor, pedirá exacta cuenta de sus pe1

|

le

cados.

I

(i)

La

Vulgata: «Destruyó los ejércitos de y aniquiló gentes valerosas.»

las naciones,

ECLESIÁSTICO, 29 nales,

|

golpe de la lengua quebranta

el

huesos. 22

Muchos caen al filo de la espada, pero muchos más cayeron por las lenguas. 23 Feliz el que está a cubierto de que no es víctima de su rabia, ella, no tiene que soportar su yugo ni y se ve preso en sus cadenas. 24 Porque su yugo es yugo de hierro, y sus cadenas son cadenas de bronce. 25 Muerte espantosa es la muerte |

|

|

|

|

queda,

y el Ades es preferible a ella; Pero no tendrá imperio sobre piadosos, y éstos no arderán en |

26

los

prestar, tonto,

27

Sin embargo, sé generoso con el desgraciado, y no le hagas esperar la limosna. 12 Por amor de la ley acoge al pobre, y en su necesidad no le despidas de vacío. |

|

13

Por amor del hermano y del amigo consiente en perder tu dinero, no dejes que se te enmohezca bajo una piedra. 14 Hazte un tesoro según los preceptos del Altísimo, y te aprovechará más que el oro. |

|

15

|

|

la limosna en tus arte librará de toda miseria (1).

Encierra

cas,

que abandonan al Señor caerán en ella y los abrasará sin extinguirse. Sobre ellos se arrojará como león, y como leopardo los Los

pues temen ser robados en

|

11

|

sus llamas.

1029

y

|

18 Más que un )y una lanza poderosa, 16

>

(

por

l7

contra

ti

fuerte escudo |

combatirá

enemigo.

el

|

destrozará. 28

Mira de poner a tu

cerca

Y

29

La

heredad

íiniizü.

de espinos,

guarda bien tu plata y tu oro. tus palabras balanza pesas, y y para tu boca puerta y

Haz para |

cerrojo. 30

Atiende a no ser cogido en y no caigas ante quien te

ella,

|

acecha.

19

El varón bondadoso fía a su pero el que ha perdido la le deja en la estacada. 20 No olvides el beneficio de tu fiador, pues se empeñó por ti. 21 22 El malvado derrocha los ). ( bienes de su fiador, y el ingrato deja en el brete a quien le salvó (2). 23 24 La fianza ha perdido a mu). ( chos que estaban bien, y los sacudió como mar tormentoso. 25 Sacó de su casa a hombres ricos, y los hizo peregrinar por tierras exprójimo,

|

vergüenza |

|

La misericordia.

|

1

El misericordioso presta a su *" prójimo, y el que le sostiene con su mano, guarda los preceptos. 2 Presta a tu prójimo al tiempo de su necesidad; y devuélvele a su tiempo lo prestado. 3 Mantén tu palabra, sé con él leal, y hallarás en todo tiempo lo ")()

|

|

|

que necesitas. 4 Para muchos hallazgo, socorrió, 5

|

Hasta

el

préstamo

es

26

El pecador al fiar se verá bury persiguiendo ganancias se enredará en pleitos. 27 Según tu poder socorre a tu prójimo, y mira por ti, que no caigas en necesidad. lado,

|

|

un

y fastidian a quien

los

mano

del

recibir besan la

|

trañas.

prójimo, y con voz humilde le ponderan sus riquezas, 6 Pero al momento de la devolución dan largas, dan vanas excusas y echan la culpa al tiempo. 7 Si paga, apenas pagará la mitad, y tendrás que darlo por hallazgo; 8 si no paga te quedarás sin tu dinero, y te habrás hecho sin bus|

|

|

La hospitalidad. 28

Lo necesario para la vida son agua y el pan, el vestido y la casa para abrigo de la desnudez. 29 Más vale vivir pobre bajo un techo de tablas, que banquetear en

el

,

|

casa extraña. 30

Y

|

un enemigo. Te pagará con maldiciones e injurias y en vez de honor devolverá carlo 9

|

ultrajes. 10

Muchos por

esto

se

niegan

a

|

Conténtate con

lo

poco o con

Este versículo no puede entenderse en (1) sentido propio, sino en el metafórico, en conformidad con el precedente, donde se habla de atesorar según los preceptos del Altísimo acerca de la limosna. La Vulgata: tEl pecador y el impuro (2) huyen de su fiador.» el

ECLESIÁSTICO,

1030

mucho,

y no tendrás que oír que reprochan por forastero. Triste es tener que andar de casa en casa; donde habites como extraño no osarás abrir la boca. 32 Darás hospedaje y darás de beber lo

31

30.

niño, no se te vuelva terco y desobediente. 13 Educa a tu hijo y aplícale al trabajo, no vengas a tropezar por su torpeza. es

|

te

31

|

|

|

sin que te sea agradecido, y a pesar de esto habrás de oír palabras |

Sobre

salud.

lu

amargas: 14

Mejor es pobre sano y fuerte, enfermo y débil. 15 La salud y el bienestar valen más que el oro, y un cuerpo robusto más que una fortuna. 16 No hay riqueza que valga lo que la salud del cuerpo, y no hay que

Mira

hay qué.

si

rico

|

33

«Entra,

mesa. comer. 34

Mira

|

prepara

forastero;

mano que

hay a

si

la

|

17

|

casa.» 35

Duras palabras son éstas para un hombre sentido, la increpación

|

|

amo

del

de

casa y

la

la

a los ídolos.

injuria del

19

usurero. da,

|

40

La corrección de

una

vida amarga, y el eterno reposo a un dolor permanente. 18 Manjares exquisitos puestos en una boca cerrada, son las ofrendas

|

la

como el gozo del corazón. Preferible es la muerte a

bien

haz lugar a otro más honrado que tú; tengo que recibir a mis hermanos y necesito Sal, forastero,

¿Qué aprovecha al ídolo la ofrenpues no lo come ni lo huele? Así es el rico que no puede dis-

frutar de su riqueza; 21 La ve con sus ojos

Ion hijo».

y

suspira, |

como eunuco que abraza a una donEl que ama a su hijo tiene ' siempre dispuesto el a/ote, para que al fin pueda complacerse 1

cella.

No

22

|

en

él.

2 El que educa bien a su hijo se gozará en él, y podrá gloriarse en medio de sus conocidos. 3 El que enseña a su hijo será envidiado de su enemigo, y ante sus |

|

amigos 4

se regocijará en él.

muere

Si

su padre,

te

abandones

al

afán,

atormentes con cavilaciones. 23 La vida del hombre es

|

el

no

te

gozo

del corazón, y la alegría del varón es su longevidad. |

24

Anímate y alegra tu corazón,

echa

lejos

de

|

y

la tristeza;

ti

25

Porque a muchos mataron los afanes, y no hay utilidad en ellos. 26 La envidia y la cólera abrevian los días, y los cuidados traen vejez |

como

no

si

hubiera muerto, pues deja en pos de sf uno igual a él. 5 Durante su vida lo ve y se alegra, y al morir no siente pena. 6 Frente a sus enemigos deja un vengador, y a sus amigos quien les pague con gratitud. 7 El que mima a su hijo tendrá luego que vendarle las heridas, y a cada grito suyo sentirá que se fe |

|

|

prematura. 27 El sueño de un corazón contento es mejor que los más deliciosos manjares, y cuanto come le aprovecha. |

|

La riqueza.

|

conmueven 8

El caballo no

blar;

se

hace

|

10

|

juega con

No

te

rías

él

con

y

te él,

hará llorar. no te haga

rechines los dientes. En su juventud no le des licencia, y no disimules sus faltas. 12 Doblega su cuello en la juventud, y tunde sus espaldas mientras sufrir, 11

|

|

|

y

al fin

El desvelarse por la riqueza consume, y la preocupación |

domado

y el hijo abandonado a sí mismo, testarudo. • Halaga a tu hijo y te hará tem-

indócil,

*Í1 '

las entrañas.

1

por

ella aleja el

sueño.

2

Los cuidados de la vida quitan el y más que una enfermedad impiden dormir. 3 El rico se fatiga por acumular bienes, y si descansa es para saciar sueño,

|

|

sus ansias de placer. 4

Fatigase el pobre por sus necesidades, f y si descansa es para verse en la indigencia. 6 El que aína el oro no vivirá en

ECLESIÁSTICO, justicia,

y

|

el

que persigue

dinero

el

pecará por conseguirlo.

Muchos dieron en la ruina por amor del oro, y cayeron en la des6

|

gracia. 7

y

oro un garlito para Es el insensato tropieza en el

el

necio, |

él.

1031

32

espléndido anfitrión y darán testimonio de su generosidad; 29 Pero murmurarán en la ciudad del ruin con los invitados, y darán testimonio de su tacañería. 30 No te hagas el valiente con el vino, porque a muchos perdió la bebida. 31 La fragua templa la obra del herrero, y el vino el corazón de los arrogantes pendenciosos. 32 El vino fortalece si se bebe con moderación. 33 ¿Qué vida es la de los que del todo carecen de vino (1)? 34 35 Fué creado para alegría de ). ( |

|

|

8

Venturoso el varón irreprensible, que no corre tras el oro. 9 ¿Quién es éste y le alabaremos?, porque hizo maravillas en su pueblo. 10 ¿Quién se apegó a él, que tuviera salud y gloria? ¿Quién pudo prevaricar y no prehacer el mal y no lo hizo? varicó, 11 Su dicha se consolidará, y la asamblea pregonará sus alabanzas. |

|

|

|

|

|

los hombres. 36 Alegría

corazón

del

y

bie-

nestar del alma, es el vino bebido a tiempo y con sobriedad. 37 38 Dolor de cabeza, amargura e ). ( ignominia, es el vino bebido con exceso, en la excitación de una |

Los banquetes. 12

Hijo mío, ¿estás sentado a la No abras tu

mesa de un grande?

|

|

|

contienda

boca, 13

Y no digas:

14

Acuérdate de que

(2).

39 40 La embriaguez excita la ira ). ( y hace tropezar, quita las fuerzas y codicioso. añade heridas (3). 15 ¿Qué hay peor que el ojo codi41 En una reunión de bebedores no cioso? Codicia cuanto ve. reproches a nadie, y no trates con 16 No tiendas la mano a cuanto desdén a uno mientras está ebrio.

¡Cuántos manjares! es

malo

el

ojo

|

|

|

veas, 17

el

No

tropieces con tu vecino en

plato.

Ten con tu vecino

|

Come decentemente

sirvan,

|

lo

que

y no comas vorazmente

te e

por cortesía, y no te muestres insaciable para que no te desprecien. 21 Si te sientas en medio de muchos, no extiendas el primero tu |

|

así lesto en su lecho. |

no

se

ni le

apremies

^* te

^ an

*

a P res i: Booz engendró a Obed en Rut, Obed engendró a Jesé, • Jesé engendró al rey David (2), David a Las mujeres no entran de ordinario en (1) genealogía; pero el evangelista menciona algunas ya conocidas por la Escritura, por ser extranjeras y para mostrar cómo el Mesías no

la

era extraño a los gentiles.

Desde aquí la genealogía sigue la línea (2) marcada por la sucesión dinástica de la casa de David, según la promesa que éste había recibido de Dios,

(n

Reyes,

7,

12

ss.)

SAN MATEO.

2

1067

Salomón en la mujer de Urías, 7 Sa- le apareció en sueños un ángel del lomón engendró a Roboam, Roboam ¡Señor y le dijo: José, hijo de David, a Abías, Abías a Asa, 8 Asa a Josafat, no temas recibir en tu casa a María, Josafat a Joram, Joram a Ozías (1), tu esposa, pues lo concebido en ella 21 Dará 9 Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, es obra del Espíritu Santo. Acaz a Ezequías, 10 Ezequías a Ma- ]a luz un hijo a quien pondrás por nasés, Manasés a Amón, Amón a nombre Jesús, porque salvará a su 22 Todo esto Josías, 11 Josías a Jeconías y a sus pueblo de sus pecados. hermanos en la época de la cautivi- sucedió para que se cumpliese lo dad de Babilonia. 12 Después de la que el Señor había anunciado por el cautividad de Babilonia, Jeconías en- profeta, que dice: 23 He aquí que la virgen concebirá gendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, 13 Zorobabel a Abiud, Abiud a y parirá un hijo, Y le pondrán por nombre EmmaEliacim, Eliacim a Azor, 14 Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a nuel, |

j

|

Eliud,

16

Que

quiere decir «Dios con nos24 Al despertar José de su sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, recibiendo en casa a su esposa. 25 No la conoció hasta que dió a luz a su hijo (1), y le puso por nombre Jesús.

Eliud a Eleazar, Eleazar a

Matán, Matán a Jacob, 16 y Jacob engendró a José, el esposo de María (2), de la cual nació Jesús, llamado Cristo. 17 De manera que las generaciones desde Abraham hasta David son ca-

otros».

David hasta lá cautividad de Babilonia y catorce desde la cautividad de Babilonia hasta

torce, catorce desde

Cristo

La adoración de

2

Kl misterio de la concepción de Jesús, revelad» a José.

magos.

Nacido, pues, Jesús en Belén

unos magos (2), 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque hemos visto su Oriente y venimos estrella (3) en a adorarle. 3 Al oír esto el rey Herodes se turbó, y con él toda Jerusalén, y reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Mesías. 5 Ellos contestaron:

La concepción de Jesucristo fué de este modo: Estando desposada María, su madre, con José, antes de que conviviesen (4), se halló haber concebido María del Espíritu Santo. José, su esposo, siendo justo, no denunciarla y resolvió repu-

quiso

secreto. 20 Mientras reflexionaba sobre esto, he aquí que se

diarla en

La intención del evangelista está en Je(1) sús y en su concepción virginal, sin decir nada de lo que a su nacimiento siguió. La virginidad de María después del nacimiento de Jesús tiene su fundamento en los Evangelios; pero su demostración clara hay que buscarla en la tradición de la Iglesia. Originarios de la Media, donde consti(2) tuían una clase sacerdotal, habían adquirido gran influencia en Babilonia. Se distinguían por su afición al estudio de la astronomía o, mejor, astrología, que era una ciencia adivinatoria basada en el principio de que la vida de los hombres se desarrolla bajo la influencia de los astros.

Según IV Reg. 8. ss., entre estos dos hubo otros tres, que el evangelista omite, duda para obtener el número de catorce. José, hijo de David (1, 20), como esposo (2) de María, es el que transmite a Jesús el título (1)

reyes sin

y los derechos de hijo de David.

Como medida mnemotécnica, el evan(3) en tres períodos, que corresponden bien a otros tantos de la historia de Israel. De éstos, el primero abarca unos diez siglos; el segundo, cuatro, y el tercero, seis. Si la serie de las personas no está completa en el segundo período, ya se deja comprender que en los otros tampoco lo estará. Mas esto importa poco para la verdad y el fin de la genealogía,, que es establecer la unión de Jesús con David y Abraham. Según la ley mosaica, a las bodas pre(4) cedían los esponsales, los cuales tenían el mismo valor jurídico que el matrimonio; la solemnidad de las bodas consistía en la conducción de la novia a la casa del novio. (Deut. 20, 7.) El evangelista se propone mostrar aquf la concepción virginal de Jesús, según el vaticinio del profeta Isaías. 7, 14 ss.

1

de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén

18

19

los

(3).

gelista divide la genealogía

(3) 1

;

j

I

Por

el

trato

difundido por todo

con los judíos, que habían

el Oriente sus esperanzas mesiánicas, tenían conocimiento del esperado Mesías, Rey de los judíos, el cual, como todos los grandes personajes, debía tener una estrella que vaticinase su destino. De este prejuicio se sirvió Dios para conducirlos a la cuna del Salvador. La naturaleza de esta estrella es muy misteriosa; no tanto la estrella interior, con que el Espíritu Santo iluminaba su alma y los guiaba hacia el establo de Belén.

SAN MATEO,

10G8

En

Belén de Judá, pues por el profeta:

3

18 «Una voz se oye en Rama, lamentación y gemido grande:

asi está es-

crito

Raquel que llora a sus hijos, y rehusa ser consolada porque no

6 «Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la más pequeña entre las principales de Judá, porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Is-

existen

(1).»

Vuelta u Nazaret.

rael (1).»

Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, les interrogó cuidadosamente sobre el tiempo de 8 la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén les dijo: Id e informaros sobre ese niño, y cuando le encontréis, comunicádmelo, para que vaya también yo a adorarle. Después de" oír al rey, se fueron, y he aquí que la estrella, que habían visto en

19

'

Oriente, les precedía hasta que, lledel lugar en que estaba 10 Al ver la estrella el niño, se detuvo. ensintieron grandísimo gozo. 11 trados en la casa, vieron al niño con María, su madre, y de hinojos le adoraron, y abriendo sus tesoros le ofrecieron "dones, oro, incienso y mirra. 12 Advertidos en sueños de no volver a Herodes, se tornaron a su tierra por otro camino.

gada encima

Y

Huida

a Fnipto y

matanza de

los

niños inocentes.

u Partido que hubieron, he aquí que el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para quitarle la vida. 14 Y levantándose de noche tomó al niño y a la madre y partió para Egipto, 15 permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes, a fin de que se cumpliera lo que había pronunciado el Señor por su profeta, diciendo: «De Egipto llamé a mi hijo» (2). 16 Entonces Herodes, viéndose burlado por los magos, se irritó sobremanera y mandó matar a todos los niños que había en Belén (3) y en sus términos, de dos años para abajo, según el tiempo que con diligencia había inquirido de los magos. 17 Así se cumplió la palabra del profeta que dice: (i)

Miq.

Jeremías,

4, 2.

Os. ii, i. todos los tiranos, Herodes era receloso. Su historia está llena de crímenes contra los miembros de su familia. Nada tiene de extraño el suceso de Belén. (a)

(3)

Como

|i

Muerto ya Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto, 20 y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y vete a la tierra de Israel, porque son muertos los que atentaban contra la vida del niño. 21 levantándose tomó al niño y a su madre, y partió para la tierra 28 de Israel. Mas habiendo oído que en Judea reinaba Arquelao en lugar de su padre Herodes (2), temió ir allá, y advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, 23 yendo a habitar en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliese lo dicho por los pro-

Y

fetas,

que

sería

llamado Nazareno

Predicación de Juan en

3

1

el

el

(3).

desierto.

En

aquellos días aparece Juan Bautista (4) predicando en el

desierto de Judea, 2 diciendo: «Arrepentios (5), porque el reino de los cielos está cerca. 3 Este es aquél de quien habló el profeta Isaías, cuan-

do

dice: del

Voz

que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, haced rectas sus sendas (6).» 4 Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero a la cintura, y se alimentaba de langostas y miel silvestre. s Venían a él de Jerusalén y de toda Judea y de toda la región del Jordán, • y eran por él bautizados en el rio Jordán, y confesaban sus pecados. Jer. 31, 15. (1) Habla sucedido a su padre en la provin(2) cia de Judea; pero a los nueve años fué privado de su dignidad por el César, a ruegos de los judíos, que estaban cansados de sus violencias.

Esto es, despreciado, porque lo eran en(3) tre sus paisanos los vecinos de Nazaret (Jn. 1. 46), y lo fueron luego mucho más los discípulos de Jesús entre los judíos. Conforme a la predicción del ángel a su (4) padre, viene Juan en hábito de austero penitente, llamando al pueblo al arrepentimiento, para preparar los caminos del Mesías.

Contra lo que se imaginaban los judíos, (5) reino de Dios no es un privilegio de clase O. de raza; está condicionado por nuestras disposiciones morales, de las cuales la fundamental es el espíritu de penitencia. el

(6)

Is.

40.

3.

SAN MATEO, Como

7

viera a

muchos saduceos y

ayunado

y no os Tenemos

forjéis

a

se

Vino Jesús de Galilea presentó a Juan para

zado por

él.

14

Y

habiendo

y cuarenta

Y

hijo de Dios (1), di que estas piedras se conviertan en pan. 4 Pero él diciendo: Escrito está: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (2).» 5 Llevóle entonces el dia-

ilusiones I

¡

j

Bautismo de Jesús. y

*

días

Abraham por respondió

padre. Porque yo os digo que Dios puede hacer de estas piedras hijos de Abraham. 10 Ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. 11 Yo, cierto, os bautizo en agua (1) para penitencia: pero en pos de mí viene otro más fuerte que yo, a quien no soy digno de quitar las sandalias; él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego. 12 Tiene ya el bieldo en su mano y limpiará su era y recogerá su trigo en el granero, pero quemará la paja en fuego inextinguible.

13

cuarenta

noches, al fin tuvo hambre. 3 acercándose el tentador, le dijo: Si eres

Haced, pues, frutos dignos de pe-

nitencia, ' diciéndoos:

1069

ser tentado del diablo.

fariseos venir a su bautismo, les dijo: Raza de víboras, ¿quién os enseñó a huir de la ira que os amenaza? 8

4

al

Jordán

ser bautiJuan se oponía, diquien debe ser por ti

ciendo: Soy yo bautizado, ¿y vienes tú a mí? 16 Pero Jesús le respondió: Déjame a mí ahora hacer, pues conviene que cumplamos toda justicia (2). Entonces condescendió. 16 Bautizado Jesús, al inshe aquí que tante salió del agua. vi ó abrírsele los cielos y al Espí-

blo a la ciudad santa y poniéndole sobre el pináculo del templo, • le dijo: Si eres hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues escrito está: «A sus ángeles encargará que te tomen en sus manos para que no tropiece tu pie contra una piedra (3).» 7 Díjole Jesús: También está escrito: «No tentarás al Señor tu Dios (4).» 8 De nuevo le llevó el diablo a un monte muy alto, y mostrándole todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 le dijo: Todo esto te daré, si de hinojos me adorares. 10 Díjole entonces Jesús: Apártate, Satanás, porque escrito está: «Al Señor tu Dios adorarás y a El sólo servirás (5).» 11 Entonces el diablo le dejó, y llegaron ángeles y le servían.

Jesús, en Galilea.

paloma y venir sobre él, 17 mientras una voz del cielo decía: Este es mi hijo muy amado, en quien tengo mis

12 Habiendo oído que Juan había sido preso, se retiró a Galilea. 13 dejando a Nazaret se fué a morar en Cafarnaúm (6), ciudad situada a orillas del mar, en los términos de Zabulón y Neftalí, 14 para que se cumpliese lo que anunció el profeta

complacencias

Isaías,

Y

de

ritu

Dios

(3)

descender

como

(4).

Y

15

que

dice:

Tierra de Zabulón

La tentación de Jesús. 1 -|.

Entonces fué llevado Jesús por para el Espíritu al desierto (5)

(i) Este bautismo significaba un cambio de vida en quien lo recibía; pero no producía la

como el bautismo cristiano, administrado en nombre de la Santísima Trinidad. (Mt. 28, 19.) Esto es, toda obra de justicia. El bautis(3) mo lo era, y Jesús lo recibe para ejemplo de los demás y para que los fariseos no pudieran devolverle la reprensión que les haría de no haber creído en Juan. (Mt. n, 16 ss.; 21, 28 ss.) Los Padres de la Iglesia han visto aquí (3) la consagración del agua destinada a lavar los pecados por el bautismo. La voz del Padre viene a confirmar la (4) dignidad que en Jesús había reconocido el Baugracia,

tista.

La santidad de Jesús no consentía sino tentación externa, por parte del diablo o de

(5) la

y

tierra de Nef[talí,

camino

del

mar,

al

otro

lado del [Jordán,

los hombres. Para sernos ejemplo en todo, quiso ser tentado, y para vencer en singular combate al

17

tentador perpetuo de los hombres. (Hebr.

2,

s.).

Las tentaciones de Jesús son todas cua(1) les convenían al Mesías. Con ellas el tentador procura apartar a Jesús del camino que el Padre habla trazado para realizar la obra mesiánica. Deut. 8, 33. (2) Salm. 90, 11 ss. (3) Deut. 6, 16. (4) Deut. 6, 13. (5) Como sitio más céntrico y, por tanto, (6) más acomodado para difundir la luz de la verdad anunciada por el profeta Isaías 8, 23 s. Asimismo, porque sabía que ningún profeta es titn recibido en su patria y entre los de su parentela. (Mt. 13, 57.)

le

SAN MATEO,

1070 Galilea de los gentiles! 18

El pueblo que habita en tinieblas vio una gran luz y para los que habitan en la región [de mortales sombras una luz se levantó (1). 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: Arrepentios, porque el reino de Dios se acerca.

5

y abriendo su boca ciendo (1):

enseñaba,

les

di-

3

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los mansos, porque poseerán la tierra. 5 Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados. * Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, 7 Bienaventurados ios misericordiosos, porque alcan8 zarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a

porque serán hartos.

Llamamiento de

los

primeros

discípulos. 18

Caminando, pues, junto

al

mar

de Galilea, vió a dos hermanos, Simón, que se llama Pedro, y Andrés, su hermano, los cuales echaban la red en el mar, pues eran pescadores; 18 y les dijo: Venid en pos de mi (2) y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos dejaron al instante las redes

Y

le siguieron. 21 pasando más adelante vió a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y Juan, su hermano, que en la barca, con Zebedeo, su padre, componían las redes, y los llamó. 22 Ellos, dejando luego la barca y a su padre, le siguieron.

y

Dios. * Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque suyo es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal, por mí. 12 Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Misión de los discípulos en 18

Predicación de Jesús en Galilea. 23 Recorría toda la Galilea (3), enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del reino y curando en el pueblo toda enfermedad y toda dolencia. 24 Extendióse su

fama por toda

la Siria y le traían a todos los que padecían algún mal, los atacados de diferentes enfermedades y dolores y los endemoniados, lunáticos, paralíticos, y los curaba. 28 Y grandes muchedumbres le seguían de Galilea y de la Decápolis, y de Jerusalén y del otro lado del Jordán.

pero

Vosotros sois si

la

sal se

sal

de

la

tierra;

desvirtúa, ¿con qué

se la salará? Para nada aprovecha ya, sino para tirarla y que la pisen

hombres. Vosotros sois luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad asentada sobre un monte; 18 ni se enciende una lámpara y se la pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a cuantos hay en la casa. 14 Así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos. ios

14

Misión de Jesús con respecto a 17

Viendo a la muchedumbre, subió a un monte, y cuando se hubo sen tado se

acercaron

le

los

discípulos;

la

ley antigua.

Las bienaventuranzas. 1

la

tierra.

No

abrogar

penséis la ley

y

que he venido a profetas; no he

los

Aquí comienza el sermón de la montaña, un resumen y a modo de programa de la predicación del Salvador. Los Padres notan el (1)

que (1)

Is. 9,

i

ss.

Ya conocían a Jesús, y hasta se hablan (2) adherido a su persona (Jn. 1, 35 ss.); pero ahora tos llama en su seguimiento, cuando se proponía empezar su misión evange'izadora. Como respondiendo al vaticinio de (3) Isaías, nos ofrece aquí et evangelista un cuadro de conjunto de la predicación de Jesús en Galilea.

es

contraste entre la promulgación de la ley antigua en el Sinal y esta promulgación de la ley nueva. Las bienaventuranzas señalan las condiciones que han de tener los discípulos del evangelio para entrar en el reino de Dios, el cual, como dice San Pablo, no consiste en cosas terrenas, sino en la justicia, en la paz y en el gozo del Espíritu Santo (Rom. 14. 17).

SAN MATEO, venido a abrogarla, sino a consumar18 Porque en verdad os digo (1). que antes pasarán el cielo y la tierra que falte una jota o una tilde de la ley hasta que todo se cumpla. 19 Si, pues, alguno descuidase uno de esos preceptos menores y enseñare así a los hombres, será ei menor en el reino de los cielos; pero el que practicare y enseñare, éste será grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo que si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. la

5

1071

perezca uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado en la 30

gehenna.

Y

escandaliza,

si

tu

mano derecha te y arrójala de

córtatela

porque más te conviene que uno de tus miembros perezca, que no que todo el cuerpo sea arrojado a la gehenna. 31 También se ha dicho: El que repudiare a su mujer déle libelo de repudio. 32 Pero yo os digo que quien repudia a su mujer excepto el caso de fornicación la expone al adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio (1).

ti,





Declaración del quinto precepto. Declaración del segundo precepto. 21 Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás, el que matare será reo de juicio. 22 Pero yo os digo que todo el que se irrita contra su hermano será reo de juicio; el que le dijere: «Raca» será reo ante el Sanedrín; y el que le dijere «Loco» será reo de la gehenna de fuego. 23 Si vas, pues, a presentar una ofrenda ante el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda ante el altar, Ve primero a reconciliarte con tu hermano, y luego vuelve a presentar tu ofrenda. 25 Muéstrate conciliador con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil y seas puesto en prisión. 26 En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que pagues

último ochavo.

el

33 También habéis oído que fué dicho a los antiguos: No perjurarás, antes cumplirás al Señor tus juramentos. 34 Pero yo os digo que no juréis de ninguna manera: ni por el cielo, pues es el trono de Dios, 35 ni por la tierra, pues es el escabel de sus pies, ni por Jerusalén, pues es la ciudad del gran Rey. 36 Ni por tu cabeza jures tampoco, porque no está en ti volver uno de tus cabellos blanco o negro. 37 Sea vuestra palabra: sí, sí; no, no; todo lo que pasa de esto, del mal procede.

Declaración de la pena del talión. 38 Habéis oído que fué dicho: Ojo por ojo y diente por diente. 39 Pero yo os digo, no resistáis al mal, y si alguno te abofetea en la mejilla de-

recha, dale

Declaración

del

sexto

precepto. que quiera tarte

27

Habéis oído que fué dicho: No 28 Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer para desearla, ya adulteró con ella en su

la

manto.

41

también litigar

túnica,

Y

si

la

otra; 40

y

al

contigo para quidéjale

también

el

alguno te requisa para

adulterarás.

corazón. 29 Si, pues, tu ojo derecho te escandaliza, sácatelo, y arrójalo

de

ti,

porque más te conviene que

La

que además de ley moy penal, tenía un aspecto aún más por los escribas, que habían hecho de ella la norma férrea, pero externa, de su vida individual y colectiva. Jesús la eleva a su perfección poniendo de relieve el espíritu de caridad, que en ella estaba como en germen. Conforme a esto, dirá después San Pablo que toda la ley se resume en este precepto: «Amarás al prójimo como a ti mismo». (O

ley mosaica,

ral era litúrgica, social

muy

(Gal.

jurídico, agravado

5.

14.)

(i) La indisolubilidad del matrimonio se demuestra por el lenguaje decisivo y tajante de Jesús en 19, 4 ss.; Me. 10, 5 ss.; Le. 16, 18. A estos pasajes hay que añadir la terminante declaración de San Pablo: «A los que están unidos por el matrimonio mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se aparte del marido, y si se separa debe quedar sin casar o reconciliarse con el marido; y el marido no despida a la mujer». (I Cor. 7, 10 ss.). La excepción hecha por San Mateo para el caso de adulterio obedece a esta razón: la ley mosaica condenaba a la pena capital a la adúltera y a su cómplice. Si esta pena se aplicaba, el matrimonio quedaba disuelto por muerte de la adúltera. San Mateo, escribiendo

para los hebreos, que vivían bajo la legislación mosaica, en la parte penal dejada intacta por Jesucristo, se expresa en el supuesto de su vigencia y de su aplicación.

SAN MATEO,

IÜ72

milla, vete con él dos. 42 Da a quien te pida y no vuelvas la espalda a quien te pide algo prestado.

una

amor de

lil

las plazas, para ser vistos de hombres; en verdad os digo, que ya recibieron su recompensa. 6 Tú, cuando ores, entra en tu alcoba y, cerrada la puerta, ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará. 7 orando, no seáis habladores como los gentiles, que piensan que serán escuchados por su mucho hablar. 8 No os asemejéis, pues, a ellos, porque vuestro Padre conoce las cosas de que tenéis necesidad antes que se las pidáis. 9 Así, pues, habéis de orar

nes de

los

enemigos.

los

Y

Habéis oído que fué dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos (1) y orad por los que os persiguen, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en ks cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos. 46 Pues si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen esto también los 43

publícanos?

47

Y

si

saludáis

6

vosotros:

nuestro que estás en los santificado sea tu nombre; io venga a nos el tu reino, hágase tu voluntad, así en el cielo como en la 11 tierra. El pan nuestro de cada día dánosle hoy, 12 y perdónanos nuestras

Padre

cielos,

sola-

mente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen esto también los

gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como perfecto es vuestro

deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; 13 y no nos

Padre

pongas en de mal.

celestial.

Rectitud de intención. 1

6

tentación,

mas

El perdón de las ofensas.

Estad atentos a no hacer vues14

Porque si vosotros perdonareis hombres sus faltas, también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial. 15 Pero si no perdonareis a los hombres las faltas suyas, tampoco vuestro Padre os perdonará

tra justicia delante de los hombres (2) para que os vean; de otra manera no tendréis recompensa ante vuestro Padre, que está en los cielos.

Método de practicar

la

a los

limosna. vuestros pecados

4 Cuando hagas, pues, limosna, no vayas tocando la trompeta delante de ti como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. 3 Cuando des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace la derecha, 4 para que tu limosna sea oculla, y el Padre, que ve lo oculto, te pre-

.Método de hacer oración.

(1).

¡VIodo de ayunar. 14 I

Cuando ayunéis no os mostréis como los hipócritas, que desu rostro para que los hom-

tristes I

;

mudan

bres vean que ayunan; en verdad os digo, ya recibieron su recompensa. 17

Tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu cara, 18 para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te re-

miará.

compensará. ¡

Y

6 cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en pie en las sinagogas y en los rinco(1)

la suma de toda la ley y de los como luego declara en el cap. 22. En esta sección Jesús inculca, contra la

Esta es

profetas, (2)

líbranos

|Je

19

de las temporalee.

solicitud

la

No

donde

cumu

alleguéis tesoros en la tierra, y el orín los consu-

la polilla

doctrina y practica de los fariseos, la reciitud de intención en nuestras obras, que debemos hacer para gloria del Padre celestial. (1 Cor. io,

(i) Este es el gran principio de la moral cristiana y última consecuencia del precepto del

3')

amor

a

Dios y

al

prójimo.

SAN MATEO, nien (1), y donde los ladrones perforan y roban. 20 Atesorad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín los consumen y donde los ladrones no perforan ni roban. 21 Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. 22 La lámpara del cuerpo es el ojo. Si, pues, tu ojo estuviere sano, todo tu cuerpo estará iluminado; 23 Pero si tu ojo estuviere enfermo, todo tu cuerpo estará en tinieblas.

|

I

7

las riquezas.

la

Pro-

Por esto

No

os digo:

soteen con sus pies os destrocen.

os inquietéis

por vuestra vida sobre qué comeréis, ni por vuestro cuerpo sobre qué ves¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad cómo las aves del

no siembran

ni

cierran en graneros,

7

Pedid y se os dará; buscad y llamad y se os abrirá. 8 Porque quien pide recibe, y quien busca hallará y a quien llama se le abrirá. 9 Pues ¿quién de vosotros es el que, si su hijo le pide pan, le da una 10 piedra, o si le pide pescado le da

siegan, ni en-

hallaréis;

y vuestro Padre

celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? 27 ¿Quién de

vosotros con sus preocupaciones puede añadir a su estatura un solo codo? del vestido, ¿por qué preocuparos? Mirad a los lirios del campo cómo crecen: no se fatigan ni hilan. 29 Y yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. 30 Pues si a la hierba del 28

Y

campo, que hoy

es

y mañana

11 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a quien se las pidel

una serpiente?

se

arroja al fuego, Dios así la viste, ¿no hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? 31 No os preocupéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, qué beberemos o qué vestiremos? 32 Los gentiles se afanan por todas estas cosas. Pero bien sabe vuestro Padre celestial que de todas estas cosas tenéis necesidad. 33 Buscad, pues, primero el reino (2) y su justicia, y todas estas cosas se os darán por

La

ley

de

la caridad.

12 Por eso cuanto quisiereis que os hagan a vosotros los hombres, hacédselo vosotros a elios, porque esta es la ley y los profetas.

¡

!

I

>

Como

viajero hacia la eternidad, debe el cristiano vivir con los ojos en el cielo, y no tomar de los bienes terrenos sino cuanto es necesario para caminar hacia la patria del cielo. El Padre celestial, que promete y da lo (2) más, que es 1a gracia y la gloria, no nos negará lo menos, que es el sustento corporal. (1)

y revolviéndose

Eficacia de la oración.

tiréis.

cielo

juzguéis y no seréis juzga-

(2);

a los perros ni arrojéis vuestras perlas a los puercos, no sea que las pi-

videncia. 26

No

2 porque con el juicio con que juzgareis seréis juzgados, y con la medida con que midiereis se os medirá. 3 ¿Cómo ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo? 4 ¿O cómo osas decir a tu hermano: Deja que te quite la paja del ojo, teniendo tú una viga en el tuyo? 5 Hipócrita: quita primero la viga de tu ojo y entonces verás de quitar la paja del ojo de tu hermano. 6 No déis las cosas santas

otro, o bien se adherirá a uno al otro. No podéis

Abandono en manos de

1

dos

Nadie puede servir a dos señores, pues o bien aborrecerá al uno y amaal

(1).

El juicio sobre los otros.

Dios y las riquezas.

y menospreciará servir a Dios y a

I07:i

añadidura. 34 No os inquietéis, pues, por el mañana; porque el día de mañana ya tendrá sus propias inquietudes; bástale a cada día su afán

24



7

!

j

;

\

Obrar de otro modo es tomar las rique(1) como fin de la vida, haciéndose reo del pecado de avaricia. Contra los avaros pronunció el Señor palabras tan graves como aquéllas: «Hijos míos, ¡cuan difícil es que entren en el cielo los que confían en las riquezas! Más fácil será a un camello pasar por el hondón de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos», (Me. 10, 24.) Es decir, no condenéis, pues de juicio (2) condenatorio se trata aquí. Es otra aplicación del precepto de la caridad hacia el prójimo.

zas

68

SAN MATEO,

1074

Las dos sendas.

8

bor obra será como

el

varón prudente,

pue edifica su casa sobre roca. 13

Entrad por la puerta estrecha (1), porque ancha es la puerta y espaciosa es la senda que lleva a la perdición, y muchos los que por ella entran. i4 ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosta la senda que lleva a la vida, y cuán pocos los que dan con

lluvia, vinieron los plaron los vientos y aquella casa, pero no

la

Los falsos profetas. 15

Guardaos de los falsos profetas (2), que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Por ventura se cogen racimos de los espinos, o higos de los abrojos! 17 Así que todo árbol bueno da buenos frutos, y todo árbol malo da frutos malos. 18 No puede árbol bueno dar malos frutos, ni árbol malo frutos buenos. 19 El árbol que no da buenos frutos es cortado 20 Por los frutos, y arrojado al fuego. pues, los conoceréis.

Conclusión. 28 Aconteció que, cuando acabó Jesús estos discursos (1), se maravillaban las muchedumbres de su doc-

todo entrará

el

que

en

el

dice:

tiene doctores.

que hace la de mi Padre, que está en

22

Muchos me dirán en

¡Señor,

los cielos. aquel día:

los demonios, y en tu nombre obramos muchos milagros! 23 Yo en-

mos

tonces les diré: Nunca os conocí, apartaos de mí, obradores de iniquidad. 24 De manera que todo el que escucha mis palabras y las pone El camino de la virtud y del cielo es (1) áspero y exige un esfuerzo constante; en cambio, el camino del vicio y de la perdición es ancho y cuesta abajo, por lo cual no hay más que dejarse ir por él. Abundaban éstos en la antigua ley, en (2) frente de los profetas verdaderos que Dios enviaba-a su pueblo. En tiempo de Jesús hacían este oficio los escribas y los fariseos, que extraviaban al pueblo con sus falsas doctrinas. En todos los tiempos abundan los que, vistiéndose el manto de la verdad, con aparato de sabiduría, tratan de extraviar a los hombres de la única senda que a Dios Ueva. Por los frutos los podremos conocer. En los dias en que nos ha tocado vivir se descubre por sus frutos de muerte la calidad de muchas doctrinas, que desde hace tiempo se predicaban como la expresión de la

más

alta sabiduría.

enseñaba como y no como sus

Como bajó del monte, le siguieron muchedumbres numerosas. 2 Y he aquí que un leproso se le acercó y se postró ante El, diciendo: Señor, 3 Y exsi quieres, puedes limpiarme. tendió la mano y le tocó y dijo:

de los voluntad

¡Señor, Señorl, ¿no profetizamos en tu nombre y en nombre tuyo arroja-

les

poder,

La curación de un leproso.

reino

cielos, sino el

porque

quien

La verdadera sabiduría.

No

29

trina,

O

Señorl,

Cayó

dieron sobre cayó, porque estaba fundada sobre roca. 26 Y todo el que me escucha estas palabras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena. 27 Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y dieron sobre aquella casa, y cayó, y fué grande su ruina.

ella!

21

25

torrentes, so-

i

I

1

Quiero, sé limpio. Y al instante quedó limpia su lepra. 4 Jesús le advirtió: Mira, no lo digas a nadie, sino ve a mostrarte al sacerdote y ofrece la ofrenda que Moisés mandó para que les sirva de testimonio (2).

I

I

siervo del centurión.

6

Entrado en Cafarnaúm, se le acercó un centurión (3), suplicándole, 8 y diciéndole: Señor, mi siervo yace en casa paralítico, gravemente atormentado. 7 El le dijo: Yo iré y curaré.

le

(i)

8

Y

respondiendo

Lucas, se

el

centu-

sermón con el de San echa de ver que S. Mateo, para hacer

Comparando

este

su programa, insertó en él cosas Salvador habla dicho en otras ocasiones.

más completo que

el

En el Levitico, 14, 1-32, se describe el (a) largo ritual a que debía someterse el leproso que lograba su curación, antes de reintegrarse a la vida social, de que le habla separado la enfermedad. Era gentil; pero, sin duda, prosélito de (3) judaismo. S. Lucas dice que no vino en persona, sino por sus amigos los judíos, a quienes creía

más autorizados para presentar Jesús.

sus

ruegos a

SAN MATEO, dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; di sólo una

rión,

y mi siervo será curado. Porque yo soy un subordinado, pero

8

1075

de

Condiciones

tic

los

seguidores

Jesús.

palabra 9

mí tengo soldados, y digo a éste: ve, y va; y al otro, ven, y viene, y a mi esclavo: haz esto, y lo hace. 10 Y oyéndole Jesús, se maravilló y bajo

dijo a los que le seguían: 11 En verdad os digo que en nadie de Israel he hallado tanta fe. 11 Os digo, pues, que del Oriente y del Occidente (1)

sentarán a la mesa con Abraham, Isac y Jacob en el reino 12 mientras que los hijos de los cielos, del reino serán arrojados a las tinie-

vendrán y

se

blas exteriores, donde crujir de dientes. 13

habrá llanto y

18 Viendo Jesús grandes muchedumbres alrededor de sí, dispuso par-

a la otra ribera.

tir

19

Y

le salió al

encuentro un escriba, que le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. 20 Díjole Jesús: Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre

no tiene donde reclinar la cabeza. 21 Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme ir primero a sepultar a mi padre (1). 22 Pero Jesús le respondió: Sigúeme y deja a los muertos sepultar a sus muertos (2).

Y

dijo Jesús al centurión: Ve, hágase contigo según en aquella hora quedó has creído. curado el siervo (2). 14 Entrando Jesús en casa de Pedro, vió a la suegra de éste, que yacía en el lecho,

La tempestad calmada.

Y

con fiebre.

16

Y

la mano y se levantó y le

tomó

le

fiebre la dejó, servía. la

y

23

le

Cuando hubo subido a la nave he siguieron sus discípulos. 24

Y

aquí que se produjo en el mar una agitación grande, tal que las olas cubrían la nave; pero El entretanto dormía. 25 Y acercándose le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que

perecemos.

Curación de muchos. 16

Ya

atardecido,

le

presentaron

muchos endemoniados, y arrojó con una palabra los espíritus, y a todos los que se sentían mal (3) los curó, 17

para que se cumpliese el anuncio del profeta Isaías, que dice: «El tomó nuestras enfermedades y nuestras dolencias» (4).

cargó

con

La salud eterna, simbolizada por el ban(1) quete del cielo, no está vinculada a la raza escogida; será de "los hombres de buena voluntad» (Le. 2, 14).

Resalta en el relato evangélico la modescenturión, que se creía indigno de recibir a Jesús bajo su techo, y asimismo la fe en el

(2) tia del

poder divino del Salvador. El cuidado que muestra por el siervo tampoco debía de obedecer a interés egoísta, sino a verdadero amor por él. Por todo esto mereció aquel elogio de Jesús, que los judíos no debieron de oír con mucho agrado. Los milagros del Salvador tienen un do(3) ble sentido. Nos revelan primeramente su bondad y misericordia hacia todos los desgraciados; también son signos de la misión divina que traía

mundo en beneficio de las almas. Con las curaciones corporales pretendía que le aceptasen como médico de las almas, cuyos pecados venía a perdonar y a sanar sus llagas. Este principio, que sobre todo se hace patente en el evangelio de San Juan, se puede aplicar, en aral

monía con

los

males que

el

Señor remedia,

diversas especies de milagros. (4)

Js.

43. 4.

a las

26

El

les

dijo:

¿Por qué

teméis, hombres de poca fe? Entonces se levantó, increpó, a los vientos

y al mar y sobrevino una gran calma. 27 Los hombres se maravillaban y decían: ¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?

La curación de

los

endemoniados.

28 Llegado a la otra orilla, a la región de los gadarenos, le vinieron al encuentro, saliendo de los sepulcros,

dos endemoniados (3) tan furiosos, que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y le gritaron, diciendo: ¿Qué hay entre ti y nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a destiempo para atormentarnos? 30 Había no lejos de allí una piara de muchos puercos paciendo (4), 31 y los demonios le Que, sin duda, no había aún muerto, y (1) así pide que se le deje atender a su padre en sus últimos días. los que viven en el entregados a los cuidados de la vida temporal. San Marcos y San Lucas hablan de uno (3) solo, que es, sin duda, el que, de los dos, más distinguía se y más llamó la atención de los testigos o de la tradición posterior, por haberse convertido a la fe. El Oriente del Lago estaba poblado por (4) gentiles, los únicos que podían criar tales animales, declarados inmundos por la ley mosaica. (2)

mundo

Muertos, aquí, son

SAN MATEO,

1076

rogaban, diciendo: Si nos has de echar, échanos a la piara de puercos. 32 Y les

dijo: Id.

Ellos salieron

y

se fue-

ron a los puercos, y toda la piara se lanzó por un precipicio al mar, muriendo en las aguas. 33 Los porqueros huyeron, y yendo a la ciudad contaron lo que había pasado con los he aquí que toda endemoniados. 34 la ciudad salió al encuentro de Jesús, y viéndole le rogaron que se retirase de sus términos (1).

Y

1

Subiendo en

hizo

la barca,

Viendo

esto, los fariseos

decían a

¿Por qué vuestro maescon publícanos y peca-

los discípulos:

come

tro

dores? (1). 12 El, que los oyó, dijo: No tienen los sanos necesidad de médico, sino los enfermos. 13 Yd y aprended qué significa: «Prefiero 1 a misericordia al sacrificio.» Porque no he venido yo a llamar a los justos, sino a los pecadores. 14 Entonces se llegaron a él los discípulos de Juan (2), diciendo: ¿Cómo es que, ayunando nosotros y los fariseos, tus discípulos no ayunan? 15 Jesús les contestó: ¿Por ventura pueden los compañeros del novio llorar mientras está el novio con

Y

Curación del paralitico. t)

11

9

la

y vino a su ciudad (2). Le presentaron un paralítico acostado en un lecho, y viendo Jesús la fe travesía

2

Pero vendrán días en que les será arrebatado el esposo; y entonces ayunarán. 16 Nadie echa una pieza de paño no abatanado a un vestido viejo, porque el remiendo se llevará algo del vestido y el roto se hará ellos?

de aquellos hombres, dijo al paralítus pecados te tico: Confía, hijo, 17 Ni se echa el vino nuevo son perdonados. 3 Algunos escribas mayor. dentro dijeron de sí mismos: Este en cueros viejos; de otro modo se blasfema. 4 Jesús, conociendo sus romperían los cueros, el vino se de¿Por qué rramaría y los cueros se perderían; pensamientos, les dijo: pensáis mal en vuestros corazones? sino que se echa el vino nuevo en 5 ¿Qué es más fácil: decir tus pecados cueros nuevos, y así lo uno y lo otro leván- se conserva. te son perdonados, o decir tate y anda? * Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra poder de perdonar los peca- Curación de la homorroisa, y dos (3), dijo al paralítico: levántate, resurrección de una niña.

toma tu lecho y vete a

casa.

7

Y

le-

Viendo esto, las muchedumbres quedaron sobrecogidas de temor y glorificaron a Dios de haber dado tal poder a los hombres. vantándose, fuése a su casa.

8

18

jefe

Mientras les hablaba, llegó un y acercándosele se postró

(3),

ante él, diciendo: Mi hija a 'aba de morir; ven, pon tu mano sobre ella levantándose Jesús, le y vivirá. 19 Ensiguió con sus discípulos. 20 tonces una mujer, que padecía flujo de sangre hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó la orla del vestido Í4), 21 diciendo para sí misma: Con solo tocar su vestido seré sana. 22 Jesús se volvió, y viéndola

Y

Vocación de Mateo. • Pasando Jesús de allí, vi ó a un hombre sentado en el telonio, de nombre Mateo, y le dijo: Sigúeme. Y él, levantándose, le siguió. 10 Ha-

llándose,

pues,

Jesús

sentado a

la

mesa en la casa de aquél, vinieron muchos publícanos y pecadores a sentarse con Jesús y sus discípulos. Los sucesos que acababan de oír los ha(i) blan puesto en un temor supersticioso, y preferían verle lejos.

Cafarnaúm, que habla constituido en (a) centro de su actividad apostólica. (4. 13.) Los milagros de Jesús tienen una fina(3) lidad más alta que la de remediar los males físicos: probar su misión divina de salvador de las almas.

(1)

Para los fariseos, los publícanos eran púno se podía tratar

blicos pecadores, con quienes sin contaminarse.

Eran gentes que. habiendo recibido el (a) bautismo de Juan, llevaban una vida de penitencia, y asi se extrañaban de que Jesús y los suyos no hicieran otro tanto. Era la sinagoga el centro de la vida reli(3) giosa y social del pueblo, y tenia para su gobierno un consejo de personas respetables. A causa de la enfermedad, que consti(4) tuía una impureza legal, no se atrevía a pedir francamente el remedio del mal. (Levitico. 15. 25

ss.)

SAN MATEO,

y a

la

1077

37

Entonces dijo a los discípulos: La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

Hija, ten confianza; tu fe te ha sanado. Y quedó sana la mujer desde aquel momento. 13 Cuando llegó Jesús a la casa del jefe, viendo dijo:

a los flautistas

10

38

muchedumbre

de plañideras, 24 dijo: Retiraos, que la niña no está muerta: duerme. Y se reían de El (1). 25 Una voz que la

Confiere a los doce el poder de hacer milagros.

muchedumbre fué echada fuera, entró, tomó la mano de la niña y ésta se levantó. 26 La nueva se divulgó por

IU

1 Habiendo llamado Jesús a sus discípulos, les dió poder sobre los espíritus impuros para arrojarlos

toda aquella tierra.

y para curar toda enfermedad y toda dolencia

Curación de dos ciegos.

2

los doce Apósprimero Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; 3 Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, el de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón, el Celador, y Judas Iscariote, el que le traicionó.

27 Partiendo Jesús de allí, le seguían dos ciegos, dando voces y diciendo: Ten piedad de nosotros, Hijo de David. 28 Y cuando hubo entrado en casa, se le acercaron los ciegos y les dijo Jesús: ¿Creéis que puedo yo hacer esto? Respondiéronle: Sí, Señor. 29 Entonces tocó sus ojos, diciendo: Hágase en vosotros según vuestra fe. 30 Y se abrieron sus ojos, y con tono severo les advirtió: Mirad que nadie 31 Pero ellos, una vez lo sepa (2). fuera, divulgaron la cosa por toda

Curación de un mudo. 32

Salidos aquéllos;

le

presentaron

mudo endemoniado, 33 y demonio, habló el mudo

arrojado el y se maravillaron las turbas, diciendo: Jamás se vió tal en Israel. 34 Pero los fariseos replicaban: Es por virtud del príncipe de los demonios como arroja a los demonios.

1

I

'

Actividad misional. 35

des

Jesús

recorría todas las ciuda-

y aldeas, enseñando en sus

si-

nagogas, predicando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia. 36 Viendo a la muchedumbre, se enterneció de compasión por ella, porque estaban fatigados y decaídos como ovejas sin pastor.

éstos:

el

5 A estos doce envió Jesús, después de haberles instruido en estos términos: «No toméis el camino de los gentiles (2) ni entréis en la ciudad de los samaritanos; 6 id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y en vuestro camino predicad diciendo: El reino de Dios se acerca. 8 Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, arrojad los demonios; gratis 9 No llevéis lo recibís, dadlo gratis. oro ni plata ni cobre en vuestro cinto, 10 el camino, ni alforja para ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero es acreedor a su sustento. 11 En cualquiera ciudad o aldea en que entréis, informaos de quién hay en ella digno (3), y quedaos allí hasta que partáis. 12 Y entrando en la casa, saludad. 13 Y si la casa fuere digna, sobre ella vendrá vuestra paz; si no lo fuere, vuestra paz volverá a vosotros. 14 Y si no

(t) Jesús no sólo tiene poder de hacer milagros, sino facultad para conferirlo a otros. Era ésta una facultad que jamás se había visto en

Como gente que tenía por oficio llorar (1) a los muertos, se ríen de Jesús; sin duda que no reirían los padres de la niña difunta.

Israel.

j

Estos mandatos de Jesús tienen su razón (2) de ser en el estado de los ánimos, demasiado excitados en aquel momento con los milagros ; prontos a estallar en manifestaciones que pudieran comprometer su ministerio. (Jn. 6. 15.)

son

Instrucción a los doce.

aquella tierra.

un hombre

(1).

Los nombres de

toles

!

La misión personal de Jesús se dirigía a (2) los hijos de Israel, por los cuales la salud había de llegar a los gentiles. (Rcm. 15, 8.) La misión que llevaban los obligaba a (3) mirar dónde se hospedaban, no fuera que la condición del huésped impidiese el ministerio apostólico.

<

1078

SAN MATEO.

os recibieren o no escucharen vuestras palabras, saliendo de aquella casa o de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies*. 18 En verdad os digo que más tolerable suerte tendrá el

tierra de Sodoma y Gomorra en día del juicio que aquella ciudad.

IV

ucva instrucción a los apóstoles.

la

11

alma y el cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajaritos por un as? Sin embargo, ni uno de ellos el 29

caerá en tierra sin la voluntad de vuestro Padre. 30 Cuanto a vosotros, aun los cabellos todos de vuestra cabeza están contados. 31 No temáis, pues; ¿no aventajáis vosotros a los pajaritos? 32 Pues a todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre, que está en los cielos 33 Pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo le negaré también delante de mi Padre, que está en los

16 He aquí que yo os envío como ovejas en medio de lobos (1); sed, pues, prudentes como serpientes y

sencillos como palomas. 17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los sanedrines y en sus sinagogas os azotarán. 18 Seréis llevados a los go-

cielos. 34

No penséis que he venido a poner paz en la tierra (1); no vine bernadores y reyes por amor de mí, a poner paz, sino espada. 35 Porque para dar testimonio ante ellos y los he venido a separar al hombre de su gentiles. 19 Cuando os entregaren, no padre, y a la hija de su madre, y la as preocupe cómo o qué hablaréis; nuera de su suegra, 36 y los enemigos porque se os dará en aquella hora lo del hombre serán los de su casa. que debéis decir. 20 No seréis vos- 37 El que ama al padre y a la madre otros los que habléis, sino el Espíritu más que a mí, no es digno de mí (2), del Padre el que hablará en vosotros. y el que ama al hijo o a la hija más 21 El hermano entregará al hermano a que a mí, no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz y sigue en pos la muerte, el padre al hijo, y se levantarán los hijos contra los padres de mí, no es digno de mí. 39 El que 22 Y seréis abo- halla su vida la perderá, y el que la y les darán muerte. rrecidos de todos por causa de mi perdiere por amor de mí la hallará. nombre; el que persevere hasta el 40 El que os recibe a vosotros, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, fin, ése será salvo. 23 Cuando os persiguieren en una recibe al que me envió. 41 El que reciudad, huid a otra; y si en ésta os cibe al profeta como profeta, obtenpersiguieren, huid a una tercera. En drá recompensa de profeta, y el que verdad os digo que no acabaréis las recibe al justo como justo, obtendrá ciudades de Israel antes de que venga recompensa de justo. 42 Y el que diere 24 No está de beber a uno de estos pequeños, el Hijo del hombre. el discípulo sobre el maestro, ni el siervo sólo un vaso de agua fresca, en razón sobre su amo. 26 Bástale al discípulo de discípulo, en verdad os digo que ser como su maestro y al siervo como no perderá su recompensa.» su señor. 29 Si al amo le llamaron Belcebú, (cuánto más a sus domésLa misión del Bautista. ticos! 26 No los temáis, pues; porque nada hay oculto que no se venga a 1 descubrir, ni secreto que no venga a 1 1 Aconteció que cuando hubo ser conocido. 27 Lo que yo os digo Jesús acabado de instruir a sus oscuridad, en la decidlo a la luz, y discípulos, partió de allí para enseñar lo que os digo al oído, predicadlo y predicar en sus ciudades. 2 Y hasobre los terrados. 28 No tengáis mie- biendo oído Juan en la cárcel las do a los que matan el cuerpo, que obras de Cristo, envió por medio de al alma no la pueden matar; temed sus discípulos, 8 a decirle: «Eres tú más bien a Aquél que puede perder Lo que sigue, sin duda, fué dicho por (i) Jesús mirando a otra misión más lejana y más larga entre las naciones gentiles. Es, al mismo tiempo, una profecía de lo que sucederá a los •apóstoles y a los fieles en los tiempos venideros. En la historia reciente de la persecución marxista pudiéramos hallar pruebas confirmatorias de lo que aquí dice el Salvador.

I

j

!

I

(i) Jesús gusta de semejantes figuras para imprimir mejor las ideas en la mente de sus oyentes. Siendo principe de la paz, porque nos trae el amor, lo es también de la guerra, porque El mismo y los suyos serán para el mundo blanco de contradicción. Singular pretensión, que sólo en Dios es (3) justa, como principio y fin que es del hombre Es una expresión manifiesta de su divinidad.

SAN MATEO, el

que

a

otro?

viene

Y

(1), o

debemos esperar

respondiendo

Id y referid a Juan

dijo:

lo

Jesús,

les

que habéis

8 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan lim-

oído y visto.

los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados; 6 y bienaventurado aquél que no se escandalizare en mí.

pios,

Elogio de Juan.

1079

11

unos a

tan

otros,

17

diciendo:

«Os

tocamos la flauta y no bailáis, hemos endechado y no os habéis dolido.» 18 Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: Está poseído del demonio. 19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un bebedor de vino, amigo de publícanos y pecadores.

Y

la

Sabiduría se justifica por sus

obras.

7 Cuando éstos se hubieron ido, comenzó Jesús a hablar de Juan a la muchedumbre: ¿Qué habéis ido a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 8 ¿Qué habéis ido a ver? ¿A un hombre vestido afeminadamente? Mas los que visten con molicie están en las moradas de los reyes. 9 ¿Pues a qué habéis ido? ¿A ver un profeta? Sí, yo os digo que más que a un profeta. 10 Este es

de quien está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de tu faz, Que preparará tus caminos delante de ti (2). 11 En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no ha parecido

uno más grande que Juan el Bautista. Pero el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él (3). 12 Desde los días de Juan hasta ahora, reino de los cielos sufre violencia los esforzados lo arrebatan. 13 Porque todos los profetas y la ley han profetizado hasta Juan. 14 si que-

Amenaza

a las ciudades infieles.

20

Comenzó entonces a increpar a ciudades en que había hecho muchos milagros, porque no habían hecho penitencia: |Ay de ti, Corazaín, ay de ti, Betsaidal, porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros hechos en ti, mucho ha que en saco y ceniza hubieran hecho penitencia. 22 Así, pues, os digo que Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que vosotros en el día del juicio. 23 tú, Cafarnaúm, ¿te levantarás hasta el cielo? Hasta el infierno serás precipitada. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros hechos en ti, hasta hoy subsistirían. 24 Así, pues, os digo que el país de Sodoma será tratado con menos rigor que tú en el día del juicio. las

Y

el

y

Y

que ha de venir. El que tiene oídos, que oiga.

réis oírlo, él es Elias, 15

Juicio sobre la generación presente. 16 ¿A quién compararé yo esta generación? Es semejante a los niños sentados en la plaza (4), que se gri-

Acción de gracias al Padre. 25 En aquel tiempo tomó Jesús la palabra y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque

ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos (1). 26 Sí, Padre, porque así te plugo. 27 Todo me ha sido entre-

por mi Padre (2), y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al padre sino el Hijo y aquél a quien el hijo quisiere revelárselo. El laconismo de los evangelistas no nos (1) permite poner en claro el motivo de esta emba- 28 Venid a mí, todos los que estáis jada. Parece lo más probable que obedeciera al fatigados y cargados, que yo os ali-

deseo de que sus discípulos oyesen la verdad de labios del mismo Jesús. Hay quien cree que obedeció a un pasajero oscurecimiento del conocimiento que Juan tenía de Jesús como Mesías. Mal. 3, i. (2) Después del elogio que precede, la com(3) paración no puede referirse a la dignidad de las personas, sino de los estados. Juan vive aún en la antigua alianza, que es la promesa del reino de Dios; los hijos del reino ya gozan de la posesión del mismo reino prometido. Nota característica de la enseñanza po(4) pular de Jesús. La parábola va dirigida a las

gado

de Israel, en quienes fué bien la oposición contra Jesús, hasta acabar poniéndole en la cruz. (1) Maravilloso desahogo de Jesús con su Padre acerca de los planes de su providencia. El reino de los cielos es de los pobres y humildes; de los que presumen de sabios, la reprobación. (I Cor. ,, 18 ss .) Estas palabras expresan la intima comu(2) nión de vida entre el Padre y el Hijo, la consusclases directoras

marcada

tancialidad de ambos.

.

1080

SAN MATEO,

Tomad sobre vosotros mi aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es blando y mi carga viarc.

29

yugo,

y

12

mano;

la extendió sana como la Los fariseos, saliendo, se reunieron en consejo (1) contra El para ver el modo de perderle.

otra.

y

14

ligera.

La mansedumbre predieba por

Sobre

observancia del sábado.

la

15

Primera cuestión. |

O

y

los

que

le

acompañaban?

4

Jesús,

¿Cómo

casa de Dios, y comieron los panes de la proposición, que no les era lícito comer a él y a los suyos, sino sólo a los sacerdotes? 6 ¿Ni habéis leído en la ley que el sábado los sacerdotes en el templo violan el sábado sin ser culpables? 8 Pues yo os digo que lo que aquí hay es más grande que el Templo. 7 Si hubierais la

entendido qué significa:

Yo

¡

La calumnia de 22

prefiero

misericordia al sacrificio, no condenaríais a inocentes. 8 Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.

el

Entonces

le

los fariseos.

trajeron

un ende-

moniado ciego y mudo (3); y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía. 23 Y se maravillaron las muchedumbres y decían: ¿No será éste el Hijo de David? (4). 24 Pero los fariseos, que esto oyeron, dijeron: Este no echa a los demonios sino por el

la

Segunda cuestión sobre

Jesús, teniendo noticia de esto,

alejó

guieron,

un día de sábado por los sembrados; sus discípulos tenían hambre y comenzaron a arrancar espigas y comérselas. 2 Los fariseos, que lo echaron de ver, dijéronle: Mira que tus discípulos hacen lo que no es 3 lícito hacer en sábado (1). Pero El les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David cuando tuvo hambre él entró en

del Mesías, profeta.

de allí (2). Muchos le siy los curaba a todos, 16 encargándoles que no le descubrieran; 17 para que se cumpliera el anuncio del profeta Isaías, que dice: 18 He aquí mi siervo, a quien elegí; mi amado, en quien mi alma se complace. Haré descansar mi espíritu sobre él, y anunciará el derecho a las gentes. 19 No disputará ni gritará, nadie oirá su voz en las plazas. 20 La caña cascada no la quebrará, y no apagará la mecha humenate, hasta hacer triunfar el derecho, 21 y en su nombre pondrán las naciones su esperanza. (42, 1-4.) se

P° r aquel tiempo iba

1

el

poder de líeelcebub, príncipe de los 25 Penetrando El sus (5). pensamientos, les dijo: Todo reino en sí dividido será desolado, y toda ciudad o casa en sí dividida no subsistirá. 26 Y si Satanás arroja a Sata-

sábudo.

demonios

8

Y

pasando de allí vino a la sinadonde había un hombre que tenía seca una mano. Y le preguntaron para poder acusarle: ¿Es lícito curar en sábado? 11 El les dijo: ¿Quién de vosotros, teniendo una oveja, si cayere en un pozo en día de sábado, no la coge y la saca? (2). 12 Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Lícito es, por tanto, hacer bien en sábado. 13 Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu goga,

10

Esto nos muestra a qué extremo llegaba oposición farisea. Cede ante la violencia de sus enemigos porque no era llegada su hora. (Jn. II, J ss.) (1)

la

(2) (3)

Este episodio nos muestra hasta qué exla superstición de los fariseos en interpretación del precepto sabático, pues en la prohibición de la siega y de la trilla veian condenada la simple acción de frotar unas espigas y limpiar sus granos para entretener el hambre. (i)

tremo llegaba la

(Exodo

34,21.) La casuística rabinica sabia atender (a) a sus intereses. Prohibe curar en sábado, que es oficio del médico; pero no salvar una res que está a punto de perecer.

Is.

42.

1-4-

La

posesión diabólica solía llevar consigo alguna enfermedad, la cual desaparecía luego de echados los espíritus por el Señor. Que quiere decir Mesías. Estas expre(5) siones populares muestran cuan vivas estaban en aquellos días las esperanzas mesiánicas. Era Beelzebub el dios de Acarón, a quien (6) por burla los judíos llamaban Beelzebul, señor del estiércol. Los espíritus, aun después de perdida la gracia por el pecado, conservan su jerarquía, que tiene por base su perfección natural. Al jefe (4)

esa jerarquía le ILmab.n Beelzebub Jesús, según ellos, tendría pacto con éste, y tn virtud, los espíritus inferiores le tslarl.n

supremo de !

l

I

su

sujetos.

SAN MATEO, nás, estará dividido contra si, ¿cómo, si yo pues, subsistirá su reino? 27 arrojo los demonios con el poder de Beelcebub, ¿con qué poder los arrojan vuestros hijos? Por esto serán 28 Mas si yo, ellos vuestros jueces. arrojo a los demonios con el espíritu de Dios, entonces es que ha llegado 29 ¿Pues a vosotros el reino de Dios. cómo podrá entrar uno en la casa de un fuerte y arrebatarle sus ense-

Y

al si no logra primero sujetar fuerte? Ya entonces podrá saquear su casa. 30 El que no está conmigo está contra mí, y el que conmigo no recoge, desparrama.

res,

La blasfemia contra

el

Espíritu

Santo. 31

Por esto os digo: Todo pecado

y blasfemia les será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu (1) no les será perdonada. 32 Quien hablare contra el Hijo del hombre será perdonado: pero quien hablare contra el Espíritu Santo, no será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. 33 Si plantáis un árbol bueno, su fruto será bueno, pero si plantáis un árbol malo, su fruto será malo, porque el árbol por los frutos se conoce. 34 ¡Raza de víboras! ¿Cómo podéis vosotros decir cosas buenas, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, de su buen tesoro saca cosas buenas, pero el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas. 36 Y yo os digo que de toda palabra ociosa que hablaren los hombres habrán de dar cuenta el día del juicio. 37 Pues por tus palabras serás declarado justo, o por tus palabras serás condenado.

Amenaza contra

la

38

Entonces le interrogaron algunos de los escribas y fariseos, y le dijeron: Maestro, quisiéramos ver una señal tuya. 39 El, respondiendo, les (i) Es el pecado que directa y conscientemente va contra la verdad. Como de ella ha de la salud, el que la impugna se cierra a si

venir

la puerta de pecado irremisible.

la

1

0S1

La generación mala y adúltera, busca una señal, y no le será dada más señal que la de Jonás (1) el 40 Porque, como estuvo profeta. Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el seno de la tierra. 41 Los ninivitas se levantarán el día del juicio contra esta generación y la condenarán, porque ellos hicieron penitencia a la predicación de Jonás, y hay aquí algo más que Jonás. 42 La reina del Mediodía se levantará en juicio contra esta generación y la condenará, porque vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. 43 Cuando el Espíritu impuro sale de un hombre, discurre por lugares áridos, buscando reposo dijo:

y no

lo

halla.

44

Entonces

se

dice:

Me

volveré a mi casa de dotide salí. va y la encuentra vacía, barrida y compuesta. 45 Entonces va, toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando, habita allí, viniendo a ser las postrimerías de aquel hombre peores que sus principios. Así será de esta generación mala.

Y

Los parientes de Jesús. 46

Mientras El hablaba a

la

mu-

chedumbre, su madre y sus hermanos estaban fuera y pretendían hablarle. 47 Alguien le dijo: Tu madre y tus hermanos (2) están fuera y desean hablarte. 48 Y El respondió y dijo al que le hablaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis herma-

Y

extendiendo su mano sobre He aquí mi madre y mis hermanos. Porque quienquiera que hiciere la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre. nos?

49

los discípulos, dijo:

generación

actual.

mismo

12

salvación, y asi resulta su

La última señal que Jesús dará a los ju(1) díos de que es el Mesías será su resurrección. El que la rechace quedará en peor situación que antes, porque su resistencia a la verdad le habrá confirmado más en el mal. Los parientes, queno creían en El (Jn. 7, 5), (2) antes pensaban que estaba fuera de sí (Me. 3, 21). vienen para reducirle a casa. Jesús se aprovecha de la ocasión para poner de relieve el orden divino sobre el humano. No hemos de atribuir a la Madre los mismos sentimientos por el hecho de que acompañara a los parientes. Iban en busca de su Jesús, y no podía permanecer indiferente.

SAN MATEO.

1082

La parábola

3

'J

1

Aquel día

y

se sentó

del sembrador.

de casa mar. 2 Se

salió Jesús

junto

al

acercaron numerosas muchedumEl, subiendo a una barca, se

le

bres.

sentó,

quedando

la

muchedumbre

sobre la playa, 3 y les dijo muchas cosas en parábolas (1): Salió un sembrador a sembrar, * y de la simiente parte cayó junto al camino,

viniendo las aves, la comieron. 5 Otra cayó en sitio pedregoso, donde no había tierra y luego brotó, porque la tierra era poco profunda, 9 pero levantándose el sol la agostó, y como no tenía raíz, se secó. 7 Otra cayó entre cardos, y los cardos crecieron y la ahogaron. 8 Otra cayó sobre tierra

y

buena y dió buen fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. 9 El que tenga oídos, que oiga.

Razón de

la

parábola.

10

Acercándosele los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas? 11 Y les respondió diciendo: A vosotros os ha sido dado conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ésos no. 12 Porque al que tiene se le dará más y abundará; y al que

aun aquello que tiene le quitado. 13 Por esto les hablo en parábolas, porque viendo no vean y oyendo no oigan ni entiendan; " y se cumpla en ellos la profecía de no

13

razón y convertirse, que yo los curaría (1). 18 [Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! 17 Pues en verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron.

Explicación de la parábola. 18

Oíd, pues, vosotros, la parábola sembrador. 19 A quien oye la palabra del reino y no la entiende, viene el maligno y le arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: esto es lo sembrado junto al camino. 20 Lo sembrado en terreno pedregoso es el que oye la palabra y desde luego la recibe con alegría; 21 pero no tiene raíces en sí mismo, sino que es voluble, y en cuanto se levanta una tormenta o persecución a causa de la palabra, al instante se del

22

escandaliza. espinas es

Lo sembrado entre

que oye la palabra; pero los cuidados del siglo y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y queda sin dar fruto. 23 Lo sembrado en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y da fruto,

uno

el

ciento, otro sesenta, otro treinta.

tiene,

será

Isaías,

que

Cierto veréis y

dice: oiréis y

no entenderéis (2), no conoceréis. 15 Porque

ha endurecido el corazón de este pueblo, y se han hecho duros de oídos, y han cerrado sus ojos, para no ver con sus ojos y no oír con sus oídos, y para no entender en su cose

San Mateo, siguiendo su método, reúne tí) aqut un grupo de parábolas cuyo tema es el misterio del reino de Dios. No estando el pueblo en condiciones de recibir la verdad desnuda sobre este misterio, a causa de sus prejuicios mesiánicos, el Señor le presenta la verdad en forma velada para que, poco a poco, la vaya percibiendo. Esto siempre serla mejor que negársela del todo.

Hasta cinco veces se cita este texto en (3) los evangelios y en los Hechos, 28, 26. El profeta fué enviado por Dios a predicar al pueblo y, cierto, para que su palabra le reportase la salud; pero a causa de la malicia del pueblo, el

ministerio del profeta le iba a ser ocasión de mayor mal. Tal ocurría a los judíos por su oposición a la verdad, que brillaba en la predi< .1cjón de Jesús y de los Apóstoles.

La parábola de

la

cizaña.

24 Les propuso otra parábola, diciendo: Es semejante el reino de los cielos a un hombre que sembró en su campo semilla buena. 18 Pero

dormía, vino

el

enemigo y sembró cizaña entre

el

mientras

la

gente 26

Cuando creció la trigo y se fué. hierba y dió fruto, entonces apare27 Acercándose los criació la cizaña. dos al amo, le dijeron: Señor: ¿no has sembrado semilla buena en tu campo? ¿De dónde viene, pues, que contestó: él les haya cizaña? 28

Y

obra de un enemigo. Díjéron¿Quieres que vayamos y la arran-

Eso le:

es

quemos?

29

Y

les dijo:

No, no sea que

querer arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo. 30 Dejad que ambos crezcan hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: Coged primero la cizaña y atadla en haces para quemarla, y el trigo recogédlo para encerrarlo en el granero. al

(1)

Is.

6,

9 h,

SAN MATEO, i;i

grano de mostaza.

14

también semejante el reino de los un mercader que busca a preciosas perlas, y hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra. cielos

81

Otra parábola les propuso, diEs semejante el reino de los cielos a un grano de mostaza que toma uno y lo siembra en su campo; 82 y con ser la más pequeña de todas las semillas, cuando ha crecido es la más grande de todas las hortalizas y llega a hacerse un árbol, de suerte que las aves del cielo vienen a anidar en sus ramas. ciendo:

El fermento. 33

Otra parábola el reino de los

jante

les dijo:

cielos al

Es semefermento,

que una mujer toma y lo pone en tres medidas de harina hasta que todo fermenta. 34 Todas estas cosas dijo

Jesús en parábolas a las

mu-

hablaba nada sin parábolas, 35 para que se cumpliera el anuncio del profeta que dice: Abriré en parábolas mi boca, declararé las cosas ocultas desde la

chedumbres, y no

creación

les

(1).

36

La

red.

47

Es también semejante el reino de los cielos a una red barredera, que se echa en el mar y recoge peces de toda suerte; 48 y llena, la sacan sobre la playa, y sentándose recogen los peces buenos en canastos, y los malos 49 los tiran. Así ser4 a la consumación del mundo: saldrán los ángeles y separarán a los malos de los justos, 60 y los arrojarán al horno de fuego: allí habrá llanto y crujir de dientes. 61 ¿Habéis entendido todo esto? Res-

pondiéronle:

Sí.

52

Y

les

dijo:

Así,

todo escriba instruido en la doctrina del reino de los cielos es como el amo de casa, que de su tesoro saca

nuevo y lo añejo. 53 Cuando hubo terminado Jesús estas parábolas, se alejó de allí, 64 y viniendo a su tierra les enseñaba en la sinagoga, de manera que, admirados, se decían: ¿De dónde le viene a éste tal sabiduría y tales prodigios? 55 ¿No es éste el loijo del carpintero? (1). ¿Su madre no se llama María y sus hermanos Santiago y José, Simón y Judas? ¿Sus hermanas no están todas entre nosotros? ¿De dónde, pues, le viene todo esto? 57 Y se escandalizaban en El. Jesús les dijo: Sólo en su patria y en su casa es menospreciado el profeta. 58 Y no hizo allí muchos milagros por su incredulidad. lo

Entonces, dejando a la muchese vino a casa, y sus discípulos se acercaron a El, diciéndole: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37 Y respondiendo, dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es ^1 mundo; la buena semilla son los hijos del reino; la cizaña son los hijos del maligno; 39 el enemigo, que la siembra, es el diablo; la siega es la consumación del mundo; los segadores son los ángeles. 40 A la manera, pues, que se recoge la cizaña y se quema en el fuego, así será a la consumación del mundo. 41 Enviará el Hijo del Juicio de Herodes sobre Jesús ymuerte del Bautista. hombre a sus ángeles y recogerán de su reino todos los escándalos y a * a 1 Por aquel tiempo llegaron a todos los obradores de iniquidad, 1 ^ Herodes el tetrarca noticias 42 y los arrojarán en el horno de acerca de Jesús, 2 y dijo a sus servifuego, donde habrá llanto y crujir dores: Ese es Juan el Bautista que de dientes. 43 Entonces los justos ha resucitado de entre los muertos brillarán como el sol en el reino de por eso obra en él un poder milay su Padre. El que tenga oídos, que oiga. groso 3 Pues Herodes había he-

dumbre,

(2).

El tesoro y la perla. 44

Es semejante el reino de los cielos a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto 45 Es tiene, y compra aquel campo. (i)

Salm.

7,

2.

Jesús pasaba por hijo de José, ya que el (1) misterio de su concepción virginal estaba aún velado por el secreto. Los hermanos y hermanas de que nos hablan con frecuencia los autores sagrados son parientes cercanos, primos carnales por parte de la Madre o de San José. Vuelto del otro mundo, vendría investi(2) do de poderes extraordinarios para hacer milagros. Tal era el juicio de Herodes Antipas y de otros más (Mt. t6. 14.)

SAN MATEO,

1084

cho prender a Juan, le ñabia encadenado y puesto en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de Filipo, su

hermano

decía:

le 5

No

4

(1).

te

es

Pues Juan

lícito

tenerla.

Quiso matarle, pero tuvo miedo de la muchedumbre, que le tenía por profeta. 6 Al llegar el cumpleaños de Herodes, bailó la hija de Herodías ante todos, 7 y tanto gustó a Herodes, que con juramento le prometió darle cuanto le pidiera, y ella, inducida por su madre: Dame, le dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista. 9 El rey se entristeció, mas por el juramento hecho y por la presencia de los convidados (2), or-

14

bendijo y partió los dió a los discípulos, y éstos a la muchedumbre. 20 comieron todos (1) y se saciaron, y recogieron de' los "fragmentos sobrantes doce cestos llenos, 21 siendo los que habían comido unos cinco mil ojos

cielo, los

al

panes y se

hombres,

Y

contar las mujeres y los

sin

niños.

Jesús

camina sobre

aguas

las

del lago. 22 Luego obligó a los discípulos a subir en la barca y precederle a la otra orilla, mientras El despedía a

denó dársela,

10

la

en

a

despidió, subió a un monte apartado para orar. llegada la noche, estaba allí solo. 24 La barca estaba ya en

y mandó degollar Juan el Bautista, 11 cuya cabeza fué traída en una bandeja y dada a la joven, que se la

cárcel

la llevó a

12

su madre.

Vinieron sus

muchedumbre.

23

Una

vez que la

Y

medio

del mar, agitada por las olas, viento le era contrario. En la cuarta vigilia de la noche vino a

discípulos,

tomaron el cadáver y lo sepultaron, yendo luego a anunciár-

pues

selo a Jesús.

en andando sobre el mar. 28 viéndole ellos andar sobre el mar, se turbaron y decían: Es una fantasma. de miedo comenzaron a gritar. 27 Pero al instante les habló, diciendo: Tened confianza, soy yo: no temáis. 28 Tomando Pedro la palabra, dijo: Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas. 29 El dijo: Ven. bajando de la barca, anduvo Pedro sobre las aguas y vino hacia Jesús. 30 Pero, siendo el viento fuerte, temió y comenzaba a hundirse y gritó: Señor, sálvame. 31 Al instante Jesús le tendió la mano y le cogió, diciéndole: Hombre de poca fe, ¿por qué subiendo ellos a la has dudado? 32 barca, se calmó el viento. 33 Los que en ella estaban se postraron ante El,

Primera 13

de

A

allí

multiplicación panos.

de

los

esta noticia Jesús se alejó (3) en una barca a un lugar de-

y apartado, y habiéndolo oído muchedumbres, le siguieron a pie

desde

las

ciudades.

car vi ó una gran

compadeció de sus

enfermos.

14

Al desembar-

muchedumbre y

se

ella y curó a todos 15 Llegada la tarde,

se le acercaron los discípulos, diciéndole: El lugar es desierto y es ya

tarde;

despide,

pues,

a

dumbre para que vayan y se compren alimentos.

la

muche-

a las aldeas 16

Jesús les por qué se vayan; dadles vosotros de comer. 17 Tero ellos le respondieron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. 18 Les dijo: Traedlos acá. 19 Y mandando a la muchedumbre que se sendijo:

No hay

hierba, tomó los cinco panes y los dos peces y, alzando los

tara sobre

Y

ellos

sierto las

el

la

Este no hablatenido parteen la herencia (1) como privado. Su mujer, ambiciosa de figurar, le dejó para irse con el cuñado, que gozaba título de rey. (2) Herodes, disoluto y voluble, no habla pensado que se llegaría a este extremo; pero por falso respeto a su imprudente juramento y al juicio de los convidados, cumplió a la fuerza los deseos de la joven bailarina. Otra vez cede Jesús a la tormenta, por(3) bue aún no era llegada su hora.

Y

Y

Y

diciendo: Verdaderamente, Hijo de Dios.



eres

Curaciones de Jesús en Gcncsarct. 34

Terminada

a la región (2)

la

travesía, vinieron

de Genesaret.

85

Y

re-

conociéndole los hombres de aquel lugar, esparcieron la noticia por toda

paterna, y asi vivía

( i )

Es

la

primera multiplicación de

los panes

realizada por Jesús. En las catacumbas romanas se la reproduce con frecuencia como símbolo de la Eucaristía. De esta región vino sin duda el nombre (a) del Lago o Mar, como le llaman los evangelistas. El nombre designa una llanura muy ponde-

rada

por

Flavio

una ciudad

del

Josefo,

pero

mismo nombre.

también

había

SAN MATEO, aquella comarca y le presentaron todos 'os enfermos, 36 y le suplicaban que les dejase tocar siquiera la orla de su vestido, y todos los que la tocaron quedaron sanos.

1085

1S

la palabra, le dijo: Explícanos esa parábola. 16 Dijo El: ¿Tampoco

Pedro

vosotros entendéis? 17 ¿No comprendéis que lo que entra por la boca va al vientre y acaba en el seceso? 18 Pero lo que sale de la boca procorazón, eso hace impuro y Enseñanza sobre la pureza exte- cede del aL hombre. 19 Porque del corazón rior y la interior. provienen malos pensamientos, homi1 Entonces se acercaron a Je.'ús cidios, adulterios, fornicaciones, robos, I £ 20 Esto * fariseos y escribas venidos de falsos testimonios, blasfemias. Jerusalén, diciendo: 2 ¿Por qué tus es lo que hace impuro al hombre; discípulos traspasan la tradición de pero comer sin lavarse las manos, los ancianos? (1). ¿Por qué no se eso no hace impuro al hombre. lavan las manos cuando comen? 3 El respondió y les dijo: ¿Por qué La mujer cananca. traspasáis vosotros el precepto de 21 Saliendo vuestras tradiciode allí Jesús, se retiró Dios por amor de nes? 4 Pues Dios dijo: Honra a tu pa- a los términos de Tiro y de Sidón. he aquí que una mujer cananea, dre y a tu madre (2), y quien maldije- 22 re a su padre o a su madre sea conde- procedente de aquellos lugares, conado a muerte (3). 8 Pero vosotros menzó a gritar, diciendo: Ten piedad decís: Si alguno dijere a su padre' o a de mí, Señor, Hijo de David; mi hija su madre: ¡Cuanto de mí pudiere apro- es malamente atormentada del devecharte, sea ofrendal 6 Ese no tiene monio. 23 Pero El no le contestaba que honrar con ello a su padre ni palabra. los discípulos se le acera su madre; y habéis anulado la pa- caron y le rogaron, diciendo: Despílabra de Dios por vuestra tradi- dela, pues viene gritando en pos de ción (4). 1 iHipócritasl Bien profe- nosotros. 24 El respondió y dijo: No tizó de vosotros Isaías, cuando dijo: he sido enviado (1) sino a las ovejas 8 «Este pueblo me honra con los perdidas de la casa de Israel. 25 Mas labios, pero su corazón está lejos de ella, acercándose, se postró ante El, 9 mí; en vano me rinden culto, las diciendo: ¡Señor, socórreme! 26 Condoctrinas que enseñan son preceptos testó El y dijo: No es bueno tomar el humanos (5).» pan de los hijos y arrojarlo a los 10 Y llamando a sí a la muche- perrillos. 27 Mas ella dijo: Cierto, dumbre les dijo: Oíd y entended: Señor, pero también los perrillos coII No es lo que entra por la boca lo men de las migajas que caen de la que hace impuro al hombre; sino lo mesa de sus señores. 28 Entonces que sale dé la boca, eso es lo que al Jesús le dijo: ¡Oh mujer, grande es hombre hace impuro. 12 Entonces se tu fel (2). Hágase contigo como tú le acercaron los discípulos y le dijequieres. desde aquella hora quedó ron: ¿Sabes que los fariseos al oírte curada su hija. 13 se han escandalizado? Respondióles y dijo: Toda planta que no ha Curaciones junto al mar de plantado mi Padre celestial será Galilea. arrancada. 14 Dejadlos: Son guías 29 ciegos; si un ciego guía a otro ciego, Partiendo de allí, vino Jesús ambos caerán en la hoya. 15 Tomando cerca del mar de Galilea (3), y su-

Y

Y

Y

(1)

Los

fariseos

daban importancia

a la lim-

pieza legal, anteponiéndola en muchos casos a pureza del alma. De esto los reprende Jesús, enseñándoles a buscar más bien la pureza del corazón que la del cuerpo.

la

(2)

(3)

Ex. 20, 12. Ex. 21. 17-

Un

mal hijo, para ahorrarse los gastos de socorrer a sus padres, declara ofrecido a Dios lo que de él pudieran llegar a necesitar. Los escribas dan por válida esa ofrenda, que ni siquiera se cumple en obsequio de Dios. Era la mayor falta de sentido moral que podía darse. (4)

(5)

Is.

29.

13.

Concuerda con la instrucción de ro, 5, (1) y esto muestra que en su viaje a Tiro y Sidón Jesús iba en busca de los judíos que moraban fuera de los límites de la Palestina, no a evangelizar a los gentiles, misión que reservaba a los Apóstoles para después de su pasión. (In. 12, 20 ss.) Caso semejante al del centurión, que (2) también mereció un elogio parecido de Jesús. (8, 10

s.)

(3) Por otro nombre, Lago de Genesaret, tantas veces mencionado en los evangelios como

teatro de la actividad apostólica del Salvador.

SAN MATEO,

1U8(¡

biendo a una montaña, se sentó allí. Y se le acercó una gran muchedumbre, en la que había cojos, man30

ción

mala

señal,

mas no

ciegos,

Segunda multiplicación v Jesús llamó a Sí a sus discí-

y dijo: Tengo compasión de muchedumbre, porque ha ya tres días que está conmigo y no tienen qué comer; no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en la

camino. 33 Los discípulos le contestaron: ¿De dónde vamos a sacar en el desierto tantos panes como se necesitan para saciar a tanta muchedumbre? 34 Díjoles Jesús: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos contestaron: Sieel

85 Y many algunos peceeillos. dando a la muchedumbre que se sen36 tomó los siete panes tara en tierra, y los peces, y dando gracias los partió y se los dió a los discípulos, y éstos a la muchedumbre. 37 Y comieron todos y se saciaron, y se recogieron de los pedazos que quedaron siete

te

espuertas llenas. 38 Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar

mujeres y los niños. 39 Y despidiendo a la muchedumbre, subió a la barca, y vino a los confines de las

Magadán.

La petición de una señal

del cielo.

1

Se le acercaron los fariseos y saduccos para tentarle, y le rogaron que les mostrara una señal del cielo (1). 2 El, respondiendo, les dijo: Por la tarde decís: Buen tiempo,

"

6

Yendo

los

los fariseos.

discípulos

a

la

otra

de llevar pan. * Jesús les dijo: Ved bien de guardaros del fermento de los fariseos y saduceos. 7 Ellos pensaban entre sí y ribera,

se

olvidaron

Es porque no hemos traído Conociéndolo Jesús, dijo: ¿Qué pensamientos son los vuestros, hombres de poca fe? ¿Que no tenéis pan? 9 Aún no habéis entendido, ni os acordáis de los cinco panes para los cinco mil hombres, y cuántas espuertas cogisteis? 10 Ni de los siete panes para los tres mil hombres, y cuántos canastos cogisteis? 11 ¿Cómo no 'habéis entendido que no hablaba del pan? Guardaos, os digo del fermento de los fariseos y saduceos. 12 Entonces cayeron en la cuenta de que no les había dicho que se guardasen del fermento del pan, sino de la doctrina de fariseos y saduceos. se decían:

pulos

*

adúltera busca una dará sino la señal dejándolos, se fué. se le

La levadura de

pan.

de los panes.

1

Y

de Jonás.

Y

maravillaba viendo que hablaban los mudos, los mancos sanaban, los cojos andaban y veían los ciegos. Y glorificaban al Dios de Israel.

32

y

mudos y muchos

otros enfermos, y se echaron a sus pies y 31 los curó. la muchedumbre se cos,

16

8

La confesión de Pedro. 13

Viniendo Jesús a los términos de Cesárea de Filipo (1), preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elias; otros, que Jeremías, u otro de los profetas. vosotros, ¿quién El les dijo: decís que soy? (2). 16 Tomando la palabra Pedro, dijo: Tú eres el Me14

" Y sías, 17

Y

el

Hijo

de

Dios

vivo

(3).

Y

Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventurado tú, Simón Baryona, por-

f.

si

el

cielo está arrebolado. 8

Y

a la

mañana: Hoy habrá tempestad, si el cielo hay arreboles oscuros.

en

Sabéis oiscernir el aspecto del cielo, pero no sabéis discernir las señales de los tiempos nuevos. * La genera-

En 12, 38, los escribas y fariseos piden a (i) Jesús que les haga ver un milagro; aquí los fariseos y los saduceos hacen una petición más concreta: un milagro del cielo. La respuesta de Jesús se acomoda a la petición.

(1)

una de

Se halla

al

pie del

Hermón y próxima

las fuentes del Jordán.

a

Su antiguo nom-

bre era Pancas, hoy Banias, restaurada por el tretarca Filipo y llamada Cesárea en honor de César. Como de un personaje misterioso, las opi(a) niones son diferentes y todas tocan lo maravilloso. Por su trato más Intimo con el Maestro, los discípulos tenían razones para juzgar con más acierto que el vulgo. Esto es, tú eres el Mesías esperado por (3) Israel; pero, además, el Hijo de Dios vivo. Lo primero no implicaba lo segundo, a juicio de los Isrealitas, los cuales estaban tan lejos de alcanzar este misterio, que por confesarlo juzgaron blasfemo a Jesús y le declararon reo de muerte. (26. 63 ss.)

SAN MATEO, que no

es la carne ni la sangre quien

ha revelado, sino mi Padre que -está en los cielos (1). 18 Y yo te digo a ti que tú eres Pedro (2), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no eso te

prevalecerán contra ella. 19 Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos. 20 Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que El era el Mesías (3).

1087

17

su cruz (1) y sígame. 25 Pues el que quiera salvar su vida la perderá; y el que pierda su vida por m

•>•

Q

1

En

el tiempo en que Apolo hallaba en Corinto, Pablo, atravesando las regiones altas de Asia, llegó a Efeso (1), donde halló algunos dispípulos; 2 y les dijo: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe? Ellos 1¿ contestaron: Ni hemos oído nada del Espíritu Santo. 3 Díjoles él: ¿Pues qué bautismo habéis recibidor Ellos le respondieron: El bautismo de Juan. 4 Dijo Pablo: Juan bautizaba en bautismo de penitencia, diciendo al pueblo que creyese en el que venía en pos de él, esto es, en Jesús. 6 Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús, 6 imponiéndoles Pablo las manos; descendió sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban lenguas 7 Eran unos doce. y profetizaban. 9 Entrando en la sinagoga habló con libertad por tres meses, conferenciando y discutiendo acerca del reino de Dios. 9 Pero así que algunos endurecidos c incrédulos comenzaron a maldecir del camino del Señor delante de la muchedumbre, se retiró de ellos, separando a los discípulos, y predicaba todos los días en la escuela

1

se

i

(1)

I

|

j

í

I

tenían del Señor ni de la Iglesia la misión de predicar. Efeso, gran ciudad comercial y sede (i) del culto de cierta divinidad asiática asimilada a Artemisa o Diana, era un gran centro para que de ella la fe se difundiese por toda el Asia Menor. Aqui perseveró el Apóstol cerca de tres anos, predicando a Jesucristo con gran éxito.

APÓSTOLES, de Tirano. 10 Esto hizo durante dos años, de manera que todos los habitantes de Asia oyeron la palabra del Señor, tanto los judíos como los

del

Señor Jesús;

18

I

j

i

|

iré a Roma. 22 Y enviando a Macedonia dos de sus auxiliares, Timoteo y Erasto, él se detuvo algún tiempo en Asia. allí

El motín de Efeso. 23 Pero hubo por aquellos días un alboroto no pequeño, a propósito del camino del Señor, 24 ocasionado por un platero llamado Demetrio, que hacía en plata templos de Artemisa que proporcionaban a los artífices no poca ganancia; y convocándolos, así como a todos los obreros de este ramo, les dijo: Bien sabéis que nues-

estáis

arrastrando consigo a Gayo y Arismacedonios, compañeros de Pablo. 30 Quería Pablo entrar allá, pero no se lo permitieron los discípulos. 31 Algunos de los notables de la ciudad, que eran' sus amigos, le mandaron recado rogándole que no se presentase en el teatro. 32 Unos gritaban una cosa y otros otra. Estaba la asamblea llena de confusión, y muchos no sabían por qué se habían reunido. 33 En esto, empujado por los judíos, se destacó de entre la multitud Alejandro, que con la mano hacía señas de que quería hablar al pueblo. 34 Pero en cuanto supieron que era judío, todos a una levantaron la voz, y por espacio de dos horas estuvieron gritando: ¡Grande es la Artemisa de los efesios! 35 Habiendo logrado el secretario calmar a la muchedumbre, dijo: Efesios, ¿quién no sabe que la ciudad de Efeso es la guardiana de la gran Artemisa y de su estatua bajada del cielo? 36 Siendo esto incontestable, conviene que os aquietéis y no os precipitéis. 37 Os digo esto, porque habéis traído aquí a unos hombres que ni son sacrilegos ni blasfeman de nuestra diosa. 38 Si Demetrio y los de su profesión tienen alguna queja contra alguno, públicas asambleas se celebran y procónsules hay; que recurran a la justicia para defender cada uno su derecho. Si algo más pretendéis, debe tratarse eso en una tarco,

j

|

I

I

¡

Muchos

de los que habían creído, venían, confesaban y manifestaban sus prácticas supersticiosas; 19 y bastantes de los que habían profesado las artes mágicas traían sus libros y los quemaban en público, llegando a calcularse el preció de los quemados en cincuenta mil monedas de plata; 20 tan poderosamente crecía y se robustecía la palabra del Señor. 21 Después de esto resolvió Pablo ir a Jerusalén, atravesando la Macedonia y la Acaya, porque se decía: Desde

depende de este oficio. 26 Asiviendo y oyendo que no sólo en Efeso, sino en casi toda el Asia, este Pablo ha persuadido y llevado tras sí a una gran muchedumbre, diciendo que no son diases los hechos por manos de hombres. 27 Esto, no solamente es un peligro para nuestra industria, sino que es en descrédito del templo de la gran diosa Artemisa, que será reputada en nada y vendrá a quedar despojada de su majestad, aquélla a quien toda el Asia y el orbe veneran. 28 Al oír esto, se llenaron de ira y comenzaron a gritar, diciendo: Grande es la Artemisa de los efesios. 29 Y toda la ciudad se llenó de confusión y a una se precipitaron en el teatro,

mismo

Y

nombre

1213

tra vida

griegos. 11 Obraba Dios por mano de Pablo milagros extraordinarios, 12 de suerte que hasta los pañuelos y delantales que habían tocado su cuerpo, aplicados a los enfermos, hacían desaparecer de ellos las énfermedades y salir a los espíritus malignos. 13 Hasta algunos exorcistas judíos ambulantes llegaron a invocar sobre los que tenían espíritus malignos el nombre del Señor Jesús, diciendo: Os conjuro por Jesús, a quien Pablo predica. 14 Eran los que esto hacían siete hijos de Esccva, judío de familia pontifical; 15 pero respondiendo el espíritu maligno, les dijo: Conozco a Jesús y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? 16 arrojándose sobre ellos aquel en quien estaba el espíritu maligno, se apoderó de los dos y los sujetó, de modo que desnudos y heridos tuvieron que huir de aquella casa. 17 Fué esto conocido de todos los judíos y griegos que moraban en Efeso, apoderándose de todos un gran temor y siendo glorificado el

19

j

asamblea legal, 40 porque hay peligro de que seamos acusados de sedición por lo de este día, pues no hay motivo alguno para justificar esta reunión tumultuosa. Y dicho esto, disolvió la asamblea.

APÓSTOLES.

1211

Viaje hacia Jerusalén.

20

día navegamos hasta Say al otro día llegamos a Mileto. Había Pablo resuelto pasar de largo por Efeso, a fin de no retardarse en

al

tercer

inos,

Luego que cesó el alboroto, hizo Pablo llamar a los discíy exhortándoles, se despidió de ellos (1) y partió camino de Macedonia; 2 y atravesando aquellas regiones los exhortaba con largos discursos, y así llegó a Grecia, 3 donde estuvo por tres meses; y en vista de 1

pulos,

asechanzas de los judíos, cuando vieron que se proponía embarcarse para Siria, resolvió volver por Maccdonia. 4 Le acompañaban Sopatros de Pirro, originario de Berea, los tesalonicenses Aristarco y Segundo, Gayo de Derbcs, Timoteo y los asiáticos Tiquico y Trófimo. 6 Estos se adelantaron y nos esperaron en Tróade. 6 Nosotros partimos de Fi lipos algunos días después de los Acimos, y a los cinco días nos reunimos con ellos en Tróade, donde nos las

detuvimos siete días. 7 El primer día de

la

semana

(2),

estando nosotros reunidos para partir el pan, platicando con ellos Pablo, que debía partir al día siguiente, prolongó su discurso hasta la medianoche. 8 Había muchas lámparas en la 9

sala donde estábamos reunidos. Uii joven llamado Eutico, que es-

sobre una ventana, sueño, porque la el plática de Pablo se alargaba mucho, se cayó del tercer piso abajo, de donde le levantaron muerto. 10 Bajó Pablo, se echó sobre él y, abrazán-

toba

sentado

abrumado por

dole, dijo: está vivo.

No 11

os turbéis, porque Luego subió, partió el

pan, lo comió y prosiguió la plática hasta el amanecer, y luego partió. Le trajeron vivo al muchacho, con gran consuelo de todos. 13 Nosotros, adelantándonos en la nave, llegamos hasta Asón, donde habíamos de recoger a Pablo, por que él babía dispuesto hacer basta allí el viaje por tierra. 14 Cuando se nos unió Asón, en le tomamos cu la nave y llegamos hasta Mitilene. 15 De aquí navegamos al día siguiente, pasando enfrente de Quío; 12

Pasado el tumulto, San Pablo se dirigió (1) por Macedonia a Corinto, y luego por el mismo camino se volvió a Tróade. en el Asia. Desde este punto, el autor nos hace seguir día por día el itinerario del Apóstol hasta Jerusalén. El primer día de la semana es el do(2) mingo. Es un indicio de que ya por aquella fecha los fieles habían olvidado el sábado por el

día del Señor.



16

Asia, pues quería, a ser posible, estar en Jerusalén el día de Pentecostés. 17 Desde Mileto mandó a Efeso a llamar a los presbíteros de la Iglesia. 18 Cuando llegaron a él, les dijo (1): Vosotros sabéis bien cómo me conduje con vosotros todo el tiempo desde que llegué a Asia, sirviendo al Señor con toda humildad, con lágrimas y tentaciones que me venían de las asechanzas de los judíos; 80 cómo no omití nada de cuanto os fuera de provecho, predicándoos y enseñándoos en público y en privado, dando testimonio a los judíos y a los griegos sobre la conversión a Dios y la fe en nuestro Señor Jesús. 22 Y ahora, encadenado por el Espíritu, voy hacia Jerusalén, sin sab-Mlo que allí me sucederá, 23 sino que en todas las ciudades el Espíritu Santo me advierte diciendo que me cadenas tribulaciones. esperan y 24 Pen) yo no bago ninguna estima de mi vida, con tal de acabar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, de anunciar el evangelio de la gracia de Dios. ís Sé que no veréis más mi rostro, vosotros todos par quienes he pasado predicando el reino de Dios; 28 por lo cual

en este

día

os

testifico

que

es-

toy limpio de la sangre de todos, pues os he anunciado plenamente el consejo de Dios. 28 Mirad por vosotros y por todo el rebaño, sobre el cual el Espíritu Santo os ha constituido obispos para apacentar la Iglesia de Dios, que El adquirió con su sangre. 29 Yo sé que después de mi partida vendrán a vasotros 27

lobos rapaces, que no perdonarán rebaño, 30 y que de entre vos-

al

otros

que

mismos

se levantarán

hombres

perversas, para arrastrar a los discípulos en su 31 Velad, pues, acorseguimiento. dándoos de que por tres años, noche y día, no cesé de exhortaros con lágrimas. 32 Ya os encomiendo al Señor y a la palabra de su gracia, al que puede edificar y dar la herencia a todos los (pie han sido santifi-

enseñen

doctrinas

Ninguna página más interesante, para (1) conocer el alma de üan Pablo, que ésta de su despedida de las iglesias asiáticas.

j

¡

APÓSTOLES, '

cados. 33 No he codiciado plata, oroi o vestidos de nadie. 34 Vosotros sabéis' que a mis necesidades y a las de los; que me acompañan han suministrado estas manos. 35 En todo os he dado ejemplo, mostrándoos cómo, trabajando así, socorráis a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que El mismo dijo:

21

1245

Santo: Así alarán los judíos en Jeru-

al varón cuyo es este cinto, entregarán en poder de los gen; tiles.» 12 Cuando oímos esto, tanto nosotros como los del lugar le instamos a que no subiese a Jerusalén. 13 Pablo entonces respondió: ¿Qué hacéis con llorar y quebrantar mi corazón? Pues pronto estoy, no sólo a ser atado, sino a morir en JeruMejor es dar que recibir. 36 Y en diciendo esto, se puso del salén por el nombre del Señor Jesús. 14 Y no pudicndo disuadirle, guarrodillas con todos y oró; 37 y se levantó nn gran llanto de todos, que, damos silencio, diciendo: Hágase la echándose al cuello de Pablo, le voluntad del Señor. besaban, 38 afligidos sobre todo por lo que les había dicho, de que no volLlegada a Jerusalén. verían a ver su rostro. Y le acompañaron hasta la nave. 15 Después de esto, provistos de lo 1 necesario, -subimos a Jerusalén. 16 Iban Así que separándonos de ellos 2|' nos embarcamos, fuimos dere- con nosotros algunos discípulos de chos a Cos y al siguiente día a Rodas, Cesárea, que nos condujeron a casa y de allí a Pátara, 2 donde habiendo de Mnasón chipriota, discípulo antihallado una nave que hacía la traguo, en la cual nos hospedamos. 17 Llegados a Jerusalén, fuimos recivesía a Fenicia, nos embarcamos y 3 Luego dimos bidos por los hermanos con alegría. nos dimos a la mar. 18 Al día siguiente, Pablo, acompavista a Chipre, que dejamos a la izquierda, navegamos hasta Siria y ñado de nosotros, visitó a Santiago, desembarcamos en Tiro, porque allí reuniéndose allí todos los presbíteros. 19 nave. carga la Después de saludarlos, contó una había de dejar su 4 En Tiro nos encontramos a los por una las cosas que Dios había gentiles por su los discípulos, con los cuales permaneobrado entre cimos siete días. Ellos, movidos del mano. 20 Espíritu, decían a Pablo que no Ellos, oyéndole, glorificaban a Ya ves, subiese a Jerusalén. 5 Pasados aqueDios, y le dijeron (1): salimos e iban acompahermano, cuántos millares de crellos días, ñándonos todos con sus mujeres e yentes hay entre los judíos, pues hijos hasta fuera de la ciudad. Allí, todos son celadores de la Ley. 21 Pero puestos de rodillas en la plaza, ora- han oído de ti que enseñas a los mos, 6 nos despedimos y subimos a judíos de la dispersión que hay que renunciar a Moisés y les dices que la nave, volviéndose ellos a su casa. 7 Nosotros (1), yendo de Tiro a Tole- no circunciden a sus hijos ni sigan maida, acabamos nuestra navega- las costumbres mosaicas. 22 ¿Qué ción, y saludados los hermanos, nos hacer, pues? Seguro que sabrán que quedamos un día con ellos. 8 Al has llegado. 23 Haz lo que vamos a día siguiente salimos y llegamos a decirte: Tenemos cuatro varones que Cesárea, y entrando en casa de Fe- han hecho voto; 24 tómalos, purifílipe, el evangelista, que era uno cate con ellos y págales los gastos de los siete, nos quedamos con él. para que se rasuren la cabeza, y así 9 Tenía éste cuatro hijas vírgenes que todos conocerán que no hay nada

salén

y

lo

|

í

profetizaban. 10

Habiéndonos quedado allí varios bajó de Judea un profeta llamado Agabo, 11 el cual, llegándose a

días,

nosotros,

tomó

y atándose él,

dijo

(2):

el

los pies

«Esto

cinto

y

las

dice

de

Pablo,

manos con el

Espíritu

Este versículo es de dudosa autentici(1) dad; falta en los mejores códices griegos. Agabo, varias veces mencionado como (2) profeta, emplea aquí el estilo frecuente en otros

del Antiguo Testamento. San Pablo y los suyos ya presentían algún grave percance en Jerusalén y Agabo se lo confirma (v. 22). Estas palabras muestran cuan aferrados a (1) la Ley vivían en la Ciudad Santa los convertidos del judaismo y con qué poca simpatía miraban la predicación paulina de la libertad de la Ley mosaica y la salud sólo por la fe en Jesucristo, tanto para los gentiles como para los judíos. El Apóstol no se niega a condescender con esta flaqueza y se ofrece a hacer de padrino de aquellos

nazareos cristianos.

APÓSTOLES,

12 lü

de cuanto oyeron sobre ti, sino que sigues en la observancia de la Ley. 62 Cuanto a los gentiles que han creído, ya les hemos escrito nuestra sentencia de que se abstengan de las carnes sacrificadas a los ídolos, de la sangre, de las carnes desgarradas y de la fornicación. 26 Entonces Pablo, tomando consigo a los cuatro varones, purificado con ellos al día siguiente, entró en el templo, anunciando el cumplimiento de los días de la consagración, para saber el día en que pudiese presentar la ofrenda por cada uno de ellos.

38

¿Xo eres tú acaso el egipcio que hace algunos días promovió una sedición y llevó al desierto cuatro mil sicarios? 38 Respondió Pablo: Yo soy judío, originario de Tarso, ciudad ilustre de la Cilicia; te suplico que me permitas hablar al pueblo. 40 Y permitiéndoselo él, Pablo, puesto de pie en lo alto de las escaleras, hizo señal al pueblo con la mano. Luego se hizo un gran silencio y Pablo les dirigió la palabra en hebreo, diciendo:

Discurso

OO

Prisión de Pablo. 27

los

Cuando estaban para acabarse siete

que

le

días,

los

vieron en

el

judíos

de Asia,

templo alboro-

la muchedumbre y pusieron manos sobre él, 28 gritando: Israelitas, ayudadnos; éste es el hombre

taron a las

que por todas partes anda enseñando a todos contra el pueblo, contra

ley y contra este lugar, fuera poco ha introducido a los gentiles en el templo y ha profanado este lugar santo. 29 Era que habían visto con él en la ciudad a Trófimo, el efesio,

y como

la

si

y creyeron que Pablo le había introducido en el templo. 30 Toda la ciudad se conmovió y se agolpó en e! templo, y cogiendo a Pablo, le arrastraron fuera del templo, cerrando en seguida las puertas. 31 Mientrataban matarle tras de llegó noticia al tribuno de la cohorte de que toda Jcrusalén estaba amotinada; 32 y tomando al instante los soldados centuriones, corrió hacia ellos. vieron al tribuno y a los soldados, cesaron de golpear a Pablo. 33 Acercóse entonces el tribuno, y cogiéndole, ordenó que le echasen cadenas le preguntó quién era dos y 34 Los de la y qué había hecho. turba decían cada uno una cosa, y no pudiendo sacar nada en claro a causa del alboroto, ordenó llevarle

y

los

En cuanto

cuartel. 35 Al llegar a las escaleras fué necesario, en vista de la violencia de la multitud, llevar a Pablo entre al

soldados, 38 pues la muchedumbre seguía gritando: ¡Quítalo! 3 ' A la entrada del cuartel dijo Pablo al tribuno: ¿Me permites decirte una cosa? El le contestó: ¿Hablas griegoí los

22

ail

pueblo.

Hermanos y padres, escuchadme la defensa que ahora os dirijo. 2 Oyendo que les hablaba en lengua hebrea, guardaron mayor 1

8 Yo soy judío y prosiguió. nacido en Tarso de Cilicia, educado en esta ciudad e instruido a los pies de Oamaliel, según el rigor de la Ley patria. Me mostraba celador de Dios como todos vosotros lo sois hoy. 4 Perseguí de muerte esta doctrina, encadenando y encarcelando a hombres y mujeres, 5 como podrá testificar el sumo sacerdote y el colegio de los ancianos, de quienes recibí cartas para los hermanos de Damasco, adonde fui para traer a Jcrusalén a los que allí había encadenados, a fin de castigarlos. * Pero acaeció que, yendo mi camino, cerca ya de Damasco, hacia el mediodía, de repente me envolvió una gran luz del cielo. 7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: Sanio, Saulo, ¿por qué

silencio,

8 Yo respondí: ¿Quién Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues. 9 Los que estaban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. 10 Yo dije: ¿Qué he de hacer, Señor? El Señor me dijo: Levántate y entra en Damasco, y allí se te

me

persigues?

eres,

dirá 11

le

(JIM lias

de

liaicr.

Como yo no

veía a causa de la claridad de aquella luz, conducido por los que me acompañaban entré

en Damasco. 12 Y un cierto Ananias, varón piadoso según la Ley, acreditado por todos los judíos que allí habitaban (1), vino a mi, y acerEn este discurso San Pablo procura (i) poner de relieve la persona de Ananias. muy apreciado de los judíos, para apoyar mejor su causa y probar que su cambio, en virtud de aquella viiión, no habla sido una imaginación suya.

APÓSTOLES, cándoseme me

Y

dijo: Saulo,

hermano,

Y

en

el

Y

nombre. 17

Cuando

volví a Jerusalén, oran-

templo tuve un éxtasis, y vi al Señor que me decía: Date prisa y sal pronto de Jerusalén, porque no recibirán tu testimonio acerca do en

el

18

de mí. 19 Yo contesté: Señor, ellos saben que yo era el que encarcelaba y azotaba en las sinagogas a los que creían en ti, y cuando fué derramada la sangre de tu testigo Esteban, yo estaba presente, y me gozaba y guardaba los vestidos de los que le apedreaban. 21 Pero El me dijo: Vete, porque yo quiero enviarte a naciones lejanas. 22 Hasta aquí le prestaron atención, pero luego, levantando su voz, dijeron: Quita a ése de la tierra, que no merece vivir. 23 Y gritando tiraron sus mantos y lanzaban polvo al aire. 24 En vista de esto, ordenó el tribuno que lo introdujesen en el cuartel, que le azotasen y le diesen tormento, a fin de conocer por qué causa gritaban así contra él. 25 Y así que le sujetaron para azotarle, dijo Pablo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un romano (1) sin haberle juzgado? 26 Al oír esto el centurión, se fué al tribuno y se lo comunicó, diciendo: ¿Qué ibas a hacer? Porque este hombre es romano. 27 El tribuno se le acercó y dijo: ¿Eres tú romano? Y él con-

28 Añadió el tribuno: Yo Sí. adquirí esta ciudadanía por una gran suma. Pablo replicó: Pues yo la tengo por nacimiento. 29 Al instante se apartaron de él los que le iban a dar tormento, y el mismo tribuno temió al saber que siendo romano le había encarcelado.

testó:

La

ley romana concedía a los ciudadanos privilegio de que no pudiesen ser Julio César había concedido a los ciudadanos de Tarso el derecho a la ciuda(i)

romanos

el

azotados.

danía romana, por la ayuda que le prestaron en guerra civil. De este privilegio participaba familia de Pablo, domiciliada en aquella ciudad. la la

Pablo, ante

el

Sanedrín.

mismo

instante le vi: prosiguió: El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conocieras su voluntad y vieras al Justo y oyeras la voz de su boca; 15 porque tú le serás testigo ante todos los hombres ahora de que le has visto y oído. 16 ¿qué te detiene? Levántate, bautízate y lava tus pecados, invocando su

mira.

14

1217

23

30

con por

Al día siguiente, deseando saber seguridad de qué era acusado

ordenó que

los judíos, le soltó y se reuniesen los príncipes

dotes

y todo

el

de los sacerSanedrín, y llevando

a Pablo se lo presentó.

*

1

Pablo, puestos los ojos en el Sanedrín, dijo: Hermanos, siempre hasta hoy me he conducido delante de Dios con toda rectitud de conciencia. 2 El pontífice Ananías mandó a los que estaban junto a él que le hiriesen en la boca. 3 Entonces Pablo le dijo: Dios te herirá a ti, pared blanqueada. Tú, en virtud de la Ley, te sientas aquí como juez, ¿y contra la Ley mandas herirme? 4 Los que estaban a su lado dijeron: ¿Así injurias al pontífice de Dios? 5 Contestó Pablo: No sabía, hermanos, que fuese el pontífice: Escrito está: No injuriarás al príncipe de tu pueblo. 6 Conociendo Pablo que unos eran saduceos y otros fariseos, gritó dirigiéndose al Sanedrín: Hermanos yo

— •>

soy fariseo (1) e hijo de fariseos. Por la esperanza en la resurrección de los muertos soy ahora juzgado. 7 En cuanto dijo esto, se produjo un alboroto entre los fariseos y saduceos y se dividió la asamblea. 8 Porque los saduceos niegan la resurrección y la existencia de ángeles y espíritus, mientras que los fariseos profesan lo uno y lo otro.

9

En medio

de un gran griterío se levantaron algunos doctores de la secta de los que disputaban violentafariseos, mente, diciendo: No hallamos culpa en este hombre. ¿Y qué, si le habló un espíritu o un ángel? El tumulto se agravó, y temiendo el tribuno que Pablo fuese por ellos despedazado, ordenó a los soldados que bajasen, le arrancasen de en medio de ellos y le condujesen al cuartel. 11 Al día siguiente por la noche se le apareció el Señor y le dijo: Ten ánimo, porque como has dado testimonio de mí en Jerusalén, así has de darlo también en Roma. (i) San Pablo muestra gran talento de abogado. Era de familia de fariseos y habla sido él celoso fariseo. Punto principal de esta secta era la doctrina de la resurrección de los muertos. Pablo, para quien la resurrección de Jesucristo era punto principal de su fe, como lo era de su esperanza en la resurrección universal, se declara aquí fariseo.

APÓSTOLES.

12418

Pablo, en Cesárea.

de que le acusaban, le conduje ante su Sanedrín, y hallé que era acusado de cosas de su ley, pero no había cometido delito digno de muerte o

l

!

12

Cuando fué de

día tramaron una conspiración los judíos, jurando no comer ni beber hasta matar a Pablo. 13

Eran más de cuarenta

conjurados, y se llegaron a los pontífices y a los ancianos, diciéndoles: Bajo anatema nos hemos comprometido a no gustar cosa alguna mientras no matemos a Pablo; 16 vosotros, pues, y el Sanedrín rogad al tribuno que le conduzca ante vosotros, alegando que necesitáis averiguar con más exactitud algo acerca de él; nosotros estaremos prontos para matarle, antes que se acerque. 16 Habiendo tenido noticia de esta' asechanza el hijo de la hermana de Pablo, vino, y entrando en el cuartel se lo comunicó a Pablo. 17 Llamó éste a un centurión y le dijo: Lleva a este joven al tribuno, porque tiene algo que comunicarle. 18 El centurión le llevó al tribuno, y dijo a éste: El preso Pablo me ha llamado y rogado que te trajera a este joven, que tiene algo que decirte: 19 Tomándole el tribuno de la mano, so retiró aparte y le preguntó: ¿Qué es lo que

1

:

prisión; 30

y habiéndome sido revelado que sé habían conjurado para matarle, al instante resolví enviártele a ti, comunicando también a los acusadores que expongan ante tu tribunal lo que tengan contra él.» 31 Los soldados, según la orden que se les había dado, tomaron a Pablo durante la noche le llevaron hasta y Antipátrida; 32 y al día siguiente, dejando con él a los jinetes, se volvieron al cuartel. 33 Así que llegaron a Cesárea, entregaron la epístola al procurador y le presentaron a Pablo. 34 El procurador, leída la epístola, preguntó a Pablo de qué provincia era, y al saber que era de Cilicia, 35 te oiré, dijo, cuando lleguen tus acusadores; y dió orden de que fuese guardado en el pretorio de Hcrodes.

los

14

que decirme? 20 Y él contestó: Que los judíos han concertado pedirte que -mañana lleves a Pablo ante el Sanedrín, alegando que tienen que averiguar con más exactitud tienes

algo acerca de

21

No

des crédito, porque se han conjurado contra más de cuarenta hombres de él entre ellos, y se han obligado bajo anatema a no comer ni beber hasta matarle, y ya están preparados, en espera de que les concedas lo que

van 22

a

él.

les

pedirte.

El tribuno despidió al joven encargándole no decir a nadie que le hubiera dado a saber aquello; 23 y llamando a dos centuriones les dijo: Preparad doscientos infantes pata que vayan hasta Cesárea, setenta jinetes y doscientos lanceros, para la tercera vigilia de la noche. 24 Asimismo preparad cabalgadura a Pablo, para que sea llevado en seguridad al procurador Félix. 45 Y escribió una carta del tenor siguiente: «Claudio Lisias al muy excelente procurador Félix, salud: 27 Estando el hombre que te envío a punto de ser muerto por los judíos, llegué con la tropa y le arranqué de sus manos. Supe entonces que era ciudadano romano, 28 y para conocer el crimen

24

I

!

|

I

¡

:

|

i

I

I

j

proceso de San Pablo, ante procurador Félix.

|

!

el

1

Cinco días después bajó el sacerdote Ananlas con algunos ancianos y cierto orador, llamado Tértulo, los cuales presentaron al procurador la acusación contra Pablo. * Citado éste, comenzó [Tértulo su alegato, diciendo: 3 Gra'cias a ti, óptimo Félix, gozamos de ¡mucha paz y por tu providencia se han hecho en esta nación convenientes reformas, que en todo y por todo hemos recibido de ti con suma ¡gratitud. 4 No te molestaré más; sólo te ruego que me oigas brevemente, con tu acostumbrada bondad. »)

I

I

~

I

sumo

|

i

¡

¡

|

;

I

5

Pues bien, hemos hallado a este es una peste y excita a

hombre que

sedición a todos los judíos del orbe es jefe de la secta de los nazarenos.

y 8

Le prendimos cuando intentaba profanar el templo, y quisimos juzgarle según nuestra ley; 7 pero ll»gó Lisias, el tribuno, con mucha fuerza, y le arrebató de nuestras manos, mandando a los acusadores que se presentasen a ti. 8 Puedes, si quieres, interrogarle tú mismo y sabrás así por él de qué le acusamos nosotros.' * Los judíos, por su parte, confirmaron lo dicho, declarando ser así. 10 Pablo, una vez que el procurador hizo señal de hablar, contesto: le Sabiendo que desde muchos años ha

APÓSTOLES, juez de este pueblo, hablaré confiadamente en defensa mía. 11 Puedes averiguar que sólo hace doce días que subí a Jerusalén para adorar, 12 y que ni en el templo ni en las sinagogas ni en la ciudad me encontraron disputando con nadie o promoviendo tumultos en la turba, 13 ni pueden presentarte pruebas de las cosas de que ahora me acusan. 14 Te confieso que sirvo al Dios de mis padres con plena fe en todas las cosas escritas en la Ley y en los profetas, según el camino que ésos llaman secta, 15 y con la esperanza que ellos mismos tienen de la resueres

rrección de los justos

y de

los malos.

16 Según esto, he procurado en todo tiempo tener una conciencia irreprensible para con Dios y para con los hombres. 17 Después de muchos años he venido para traer limosnas a los de mi nación y a presentar mis

oblaciones. 18 En esos días me encontraron purificado en el templo, no con turbas ni produciendo alborotos. Son algunos judíos de Asia los que deberían hallarse aquí presentes, para acusarme, si algo tienen contra mí. 20

Y

si no, que éstos mismos digan cuando comparecí ante el Sane-

si

hallaron

drín, 21

mí,

como no

alguno contra fuera ésta mi decla-

delito

que yo pronuncié en medio Por la resurrección de los muertos soy juzgado hoy ante vos-

ración,

de

ellos:

otros. 22

que sabía bien lo que se camino, difirió la causa, diciendo: Cuando venga el tribuno Félix,

refiere a este

Y

vuestra causa. 23 centurión que le guardase, dejándole cierta libertad y permitiendo que los suyos le asistiesen. 24 Pasados algunos días, vino Félix con su mujer Drusila, que era judía, e hizo venir a Pablo y le escuchó acerca de la fe en Cristo. 25 Disertando él sobre la justicia, la continencia y el juicio venidero, se llenó Félix de terror. Al fin le dijo: Por ahora retírate; cuando tenga tiempo volveré a llamarte. 28 Entretanto, Lisias fallaré

mandó

al

esperando que Pablo le diese dinero (1), le hizo llamar otras veces y conversaba con él. 27 Transcurri(i) Félix era hermano de Palante, favorito de Nerón, y según Tácito, gobernó la provincia tiránicamente hasta que, caído su hermano, fué destituido. Pablo fué una de las victimas de su arbitrariedad.

1210

25

dos dos años, Félix tuvo por sucesor a Porcio Festo; pero queriendo congraciarse con los judíos, dejó a Pablo en la prisión.

Apelación tyr

al

César.

1

Llegó Festo a la provincia, y a los tres días subió de Cesárea a Jerusalén, 2 y los príncipes de los sacerdotes y los principales de los judíos le presentaron sus acusaciones contra Pablo. 3 Pidieron la gracia de que le hiciese conducir a Jerusalén. Hacían esto con ánimo de prepararle una asechanza para matarle en el camino. 4 Festo les respondió que Pablo estaba preso en Cesárea y que él mismo había de partir en breve para allá: 6 Así pues, que los principales de vosotros bajen conmigo para acusar allí a ese hombre, si tienen de qué. 6 Habiendo pasado entre ellos sólo unos ocho o diez días, bajó a Cesárea, y al día siguiente se sentó en su tribunal, ordenando presentar a Pablo. 7 Una vez presentado éste, los judíos que habían bajado de Jerusalén le rodearon, haciéndole muchos cargos, que no podían proy graves bar, 8 replicando Pablo que ni contra la Ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra el César había cometido delito alguno. 9 Pero Festo (1), queriendo congraciarse con los judíos, se dirigió a Pablo y le dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén y allí ser juzgado ante mí de todas estas acusaciones? 10 Pablo contestó: Estoy ante el tribunal del César; en él debo ser juzgado. Ninguna injuria he hecho a los judíos, como tú bien sabes. 11 Si he cometido alguna injusticia o crimen digno de muerte, no rehuso morir. Pero si no hay nada de todo eso de que me acusan, nadie puede

entregarme a ellos: Apelo al César. 12 Festo entonces, después de hablar con los de su consejo, respondió: Has apelado al César: al César irás. El sucesor de Félix, Porcio Festo, se muy otro de aquél. Pero, como recién e ignorante de los negocios, quiere, por una parte, hacer justicia a Pablo, mas por otra quiere condescender con los deseos de los judíos. Pablo, cansado ya de tan larga dilación, apela al César, haciendo uso de su derecho de ciudadanía romana. Así preparaba el cumplimiento de lo que el Señor le habla dicho: que daría testimonio de El en Roma (23, 11). (i)

muestra

llegado

79

1

APÓSTOLES,

250

Pablo expone sil cansa anle rey Ar Ins gafos, sino lasque tiuís

GÁLATAS

1269

tarde conquistaron, o sea la Galacia del Norte, que es la primera, y la del Sur, la segunda, que abarca parte de Frigia, Pamjilia, Pisidia y Licaonia.

que es

San Pablo, en compañía de Bernabé, había evangelizado esta última región en su primera misión apostólica, detalladamente narrada en los Hechos (11-14). En la segunda misión, acompañado de Silos, volvió a recorrer en rápida visita las mismas cristiandades. El autor de los Hechos nos dice que luego atravesaron la Frigia y la región de Galacia, y que fueron impedidos de predicar en la provincia de Asia por el Espíritu Santo, que los empujaba hacia Europa. Algo semejante nos, dice en el tercer viaje de San Pablo, que vino a terminar primeramente en Efcso, capital de la provincia de Asia. Resulta de todo esto que si sabemos cómo y cuándo predicó San Pablo en la Galacia meridional, no tenemos noticias ciertas de su predicación en la Galacia septentrional, es decir, en la Galacia propiamente dicha. Dió ocasión a esta epístola el cambio acaecido en aquellas iglesias por la predicación de ciertos predicadores judaizantes. Eran éstos del grupo de aquellos fariseos medio convertidos que predicaban la necesidad de la, circuncisión para salvarse, y a quienes San Pablo y Bernabé habían tenido que resistir en la asamblea de J erusalén. Pretendían éstos que los gentiles se incorporasen a Cristo mediante su incorporación al antiguo pueblo de Dios. Como San Pablo prescindía de esta incorporación, le miraban aquéllos como enemigo de su nación, y de ahí el seguirle a todas partes, como la sombra al cuerpo, para deshacer su obra evangclizadora de Jesucristo, único Salvador. Era, en sustancia, el motivo por el cual los judíos incrédulos le perseguían con tal ensañamiento. De buena fe los gálatas se dejaron persuadir de aquellos predicadores, pensaruio sin duda que sólo les traían un complemento al evangelio recibido de San Pablo, y, aunque debía de repugnarles bastante, aceptaron hasta la circuncisión. Cuando San Pablo lo supo, lo sintió en lo más vivo del alma, y luego se puso a dictar esta epístola, que fué escrita de una sentada, bajo el impulso del dolor que le produjo ver a sus amados gálatas alejados de la pureza del evangelio que él les había predicado. No se sabe a ciencia cierta el lugar y la fecha en que fué escrita. Hay quienes dicen que fué escrita en Antioquía, aun antes de la asamblea de J erusalén, de cuyo decreto no se hace mención. Otros creen que en Corinto, después de las epístolas a los tesalonicenses. Pero lo más probable es que la epístola a los gálatas, que es como un esbozo de la epístola a los romanos, ha debiderde ser escrita o en Macedonia, durante el viaje en que dirigió la segunda a los corintios, o en Corinto, donde escribió la de los romanos por los años 56-57. El tema de la carta es la suficiencia de la sola fe en Jesucristo y la inutilidad de la Ley y de la circuncisión para alcanzar la salud. Consta de tres partes: Después de la acostumbrada introducción (1, 1-10), una parte apologética de su ministerio (1, 11-2, 21); sigue una segunda, dogmática, sobre el tema de la epístola (3, 1-5, 12); luego una exhortación (5, 13-6, 10), y termina con un epílogo (6, 11-18).

GÁLATAS,

1290

A

LOS GALATAS

Salutación.

1

2

I,

revelación de Jesucristo. 13 Habéis oído mi conducta de otro tiem-

Pablo, Apóstol, no de parte po (1) en el judaismo, cómo con de los hombres, ni por los hom- gran furia perseguía a la Iglesia de Jesucristo sino por bres, y por Dios y la devastaba, 14 aventajando Dios Padre, que le resucitó de en el celo por el judaismo a muchos 2 entre los muertos, y todos los de los coetáneos de mi nación y 1

hermanos

conmigo

que

están, a 3 Galacia: La paz sean con vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y 4 que se entregó del Señor Jesucristo, por nuestros pecados, para librarnos de este siglo malo, según la voluntad de nuestro Dios y Padre, 5 a quien iglesias gracia y la

las

sea

la

siglos.

gloria

de

por

los

siglos

de

los

Amén.

Sólo hay un Evangelio. 6

Me

maravillo de que tan pronto,

abandonando

al

gracia de Cristo, a otro evangelio. otro (1); lo que

que os llamó a la os hayáis pasado 7 No es que haya hay es que algu-

nos os turban y pretenden pervertir Evangelio de Cristo. 8 Pero aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que el

mostrándome extremadamente

me

desde el seno de mi madre, y me llamó por su gracia 16 para revelar en mí a su Hijo anunciándole a los gentiles, al instante, sin pedir consejo a la carne ni a la sangre, 17 sin subir a Jerusalén a los Apóstoles que eran antes de mi, partí para la Arabia y de nuevo volví a Damasco. 18 Luego, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, a cuyo lado permanecí quince días. 19 A ningún otro de los Apóstoles vi, si no fué a Santiago, el hermano del Señor. 20 En esto que os escribo, bien sabe Dios que no miento. 21 En seguida vine a las regiones de Siria y de Cilicia, 22 y era, por tanto, per-

sonalmente desconocido para las igle23 Sólo oían sias de Cristo en Judea. decir: «El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que

hemos anunciado, sea anatema. Os lo he dicho antes, y ahora de antes pretendía destruir.» nuevo os lo digo: Si alguno os pre- rificaban a Dios en mí. os

9

dica otro evangelio distinto del que habéis recibido, sea anatema. 10 ¿Busto yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿Acaso busco agradar a los hombres? Si aún buscase agradar a los hombres, no sería siervo

de Cristo.

11

Os hago

saber, hermanos,

Su 2

viaje

que

evangelio por mí predicado no 12 pues yo no lo recibí es de hombre, o aprendí de los hombres, sino por el

(i) Este comienzo de la epístola, tan exabrupto, indica bien claro el estado de ánimo del Apóstol. No hay más que un evangelio, el que él les ha predicado. Lo que no sea esto, será una perversión del mismo, reprobable, aunque un ángel del cielo lo enseñas*.

24

Y

glo-

a Jerusalén.

Luego, al cabo de catorce años (2), subí otra vez a Jerusalén, acompañado de Bernabé y 1

Esta primera parte es de sumo interés vida del Apóstol. Con ella quiere probar tiene su evangelio por revelación de Jesucristo, no por enseñanza alguna de los hombres, aunque sean tan conspicuos como los Apóstoles de Jesús. Su conducta en el judaismo y su completo cambio después son una prueba de la sinceridad de su ánimo, que rehuye todo engaño. La opinión común es que estos catorce (2) años se han de contar a partir de su última estancia en Jerusalén, y no desde su conversión. Se trata de la subida con Bernabé y Tito para defender ante la iglesia de Jerusalén la (1)

El evangelio de Pablo.

cela-

15 Pero las tradiciones paternas. cuando plugo al que segregó

dor de

para

la

que

él

libertad

de

lo*

gentiles.

— GÁLATAS, 'levando conmigo a Tito. 1 Subí, pues, en virtud de una revelación, y les comuniqué el evangelio que predico entre los gentiles, particularmente a los que eran algo, para saber si corría o había corrido en vano. 3 Pero ni Tito que iba conmigo, con ser gentil, fué obligado a circuncidarse, (1) 4 a pesar de los falsos hermanos que secretamente se entrometían para coartar la libertad que tenemos en Cristo y querían reducirnos a servi-

dumbre. 5 Ni por un momento cedimos, para que la verdad del Evangelio se mantuviese íntegra entre vosotros. 6 De los que parecían ser algo lo que hayan sido en otro tiempo no me interesa, que Dios no es acepde ésos nada tador de personas recibí; antes contrario, cuando al vieron que yo había recibido el evangelio de la incircuncisión, como Pedro 8 pues el que el de la circuncisión obró en Pedro para el apostolado de la circuncisión, obró también en mí





para

el

Cefas

,

de los gentiles

y Juan

(2),



9 .

que

Santiago,

pasan

por

columnas, reconocieron la gracia a mí dada, y nos dieron a mí y a Bernabé la mano en señal de comunión, para que nosotros nos ser

las

dirigiésemos a los los circuncisos. 10

gentiles

y

ellos

a

Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres, cosa que procuré yo cumplir con mucha solicitud.

El incidente de Antioquia. 11

Pero cuando Cefas fué a Antio-

quia, en su

misma

cara

le

resistí (3),

porque se había hecho reprensible; 12 pues antes de venir algunos de los Tito era gentil de origen, y aceptar su (1) circuncisión habría sido conformarse con las exigencias judías. Más tarde él mismo hizo circuncidar a Timoteo, judío por su madre, para facilitarle el acceso a los judíos. Aquí sería la ocasión de mencionar el (2) decreto de la asamblea, y es extraño cómo lo calla, contentándose con esta declaración del acuerdo con los tres Apóstoles.

Prueba de la conformidad de Pedro con (3) Pablo es que cuando fué a Antioquia trataba con los gentiles con entera libertad, dejando a un lado los prejuicios judaicos; mas luego que llegaron a Jerjsalén algunos fariseos conv ¡nidos, por respeto a ellos comenzó a retirarse da los gentiles, arrastrando a otros cen su ejemplo. Este acto de inconsecuencia práctica fué el que movió a Pablo a reprender a Pedro. San Jerónimo y San Agustín sostuvieron una polémica sobre si había sido seria la reprensión o fingida, para reprender a otros.

1

1291

3

de Santiago, comía con los gentiles; pero en cuanto aquéllos llegaron, se retraía y apartaba, por miedo a los de la circuncisión. Y consintieron en la misma simulación los otros judíos, tanto que hasta Bernabé se dejó arrastrar a su simulación. 14 Pero .cuando yo vi que no caminaban rectamente según la verdad del Evangelio, dije a Cefas delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?

Los judíos convertidos, exentos de la Ley. 15 Nosotros somos judíos de nacimiento (1), no pecadores proce-

dentes de la gentilidad;

16

y sabiendo

se justifica el hombre por las de la Ley, sino por la fe en

que no obras

Jesucristo, hemos creído Cristo Jesús, esperando cados por la fe de Cristo

obras de

la

se justifica.

también en ser

justifilas

y no por

Ley, pues por éstas nadie 17

Mas

si

buscando

ser

por Cristo, somos aún ¿será que tenidos por pecadores, Cristo es ministro de pecado? De ninguna manera. 18 Si vuelvo a edificar lo que había destruido, a mí mismo me doy por desertor. 19 Mas yo, por la misma Ley he muerto a la Ley, por vivir para Dios; estoy crucificado con Cristo, 20 y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí (2). Y aunque al presente vivo en carne, vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. 21 No anulo la gracia de Dios, pues si por la Ley se obtiene la justicia, cu vano justificados

murió

Pop

Cristo.

la fe

y no por

la

Ley recibieron

los judíos el Espíritu Santo.

Q

1

jOh insensatos gálatasl ¿Quién os fascinó a vosotros, ante cuyos ojos fué presentado Jesucristo como (1)

Lo que

sigue es explicación del argumento

lanzado al rostro de Pedro, que es el mismo expuesto por Pedro en la asamblea; la imposibilidad de alcanzar la justicia por la Ley, y la necesidad de la fe en JesucristoDespués de decir que no tiene más te) cuanta con la Ley que si estuviese muerto, y

que vive crucificado con Cristo, añade estas palabras, que son la síntesis de toda la vida cristiana, la vida en Cristo o en nosotros, pues no habla de sino de los cristianos.

la sí

vida de Cristo el Apóstol,

solo

GÁLATAS.

1292

3

La obra de Cristo.

muerto en

la cruz? 2 Decidme: ¿Harecibido el Espíritu (1) por virtud de las obras de la Lev, o por virtud de la predicación de la fe? ¿Tan insensatos sois? 3 Habiendo comenzado en Espíritu, ahora acabáis en carne? * ¿Tantos dones habréis recibido en vano? Sí, que sería en vano. 5 El que os da el Espíritu y obra milagros entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la Ley o por la predicación de la fe?

béis

18

ción de la Ley, haciéndose por nosotros maldición, pues escrito está: «Maldito todo el que es colgado del

madero», (1) 14 para que la bendición de Abraham se extendiese sobre las gentes en Jesucristo, y por la fe recibamos la promesa del Espíritu. l'A

Voy

15

Abruhuin. justificado por la •

Como

creyó

esta,

Abraham

imputado a Entended, pues, que los

y

(2)

justicia.

escrito

íc.

7

le

fué

nacidos de la fe, ésos son los hijos de Abraham, 8 pues previendo la Escritura que por la fe justificarla Dios a los gentiles, pronunció de Abraham: «En ti serán bendecidas todas las gentes.» 9 Así que los que nacen de la fe son benditos con el 10 Pero cuantos confían fiel Abraham. en las obras de la Ley se hallan bajo porque escrito maldición la (3), «Maldito todo el que no se está: mantiene en cuanto está escrito en libro de la Ley, cumpliéndolo. el 11 Y qne por la Ley nadie se justifica manifiesto, porque Dios, es ante 14 Y la Ley «el justo vive de la fe.» no es fe: «el que la cumple, en ella vivirá» (4).

Con este (i) tratar el aspecto

nuevo ex abrupto comienza a dogmático de la cuestión. Lo hicieron fué una completa falta de reflexión, una fascinación. Los gilatas hablan recibido el Espíritu Santo, lo que era manique

ellos

fiesto por los

abundantes carismis que en

ellos

se daban como en las demás iglesias. ¿Debían estos carismas a la Ley o a la fe en Jesucristo? En las sinagogas no los velan. Para probar que la justicia no era de(3) bida a las obras materiales prescritas por la Ley. sino al espíritu interior de fe. el Apóstol recurre a Abraham, de quien los judíos se decían hijos.

Cristo nos redimió de la maldi-

testamento.

a hablaros,

hermanos, a

lo

humano. El testamento, con ser de hombre, nadie lo anuía, nadie le añade nada. 18 Pues a Abraham y a su

descendiente

promesas

(2).

fueron

No

hechas

las

dice

a sus desse tratara de solo: «Y a tu

cendientes, como si muchos, sino de uno descendiente», que es Cristo. 17 digo yo: El testamento otorgado

Y

por Dios no modo que la por una I^ey treinta años

puede ser anulado, de promesa sea invalidada que vino cuatrocientos después. 18 Pues si la herencia es por la Ley, ya no es por la promesa. Y, sin" embargo, a

Abraham por

la

le

otorgó Dios

promesa.

18

la donación ¿Por qué, pues, la

Fué dada por causa de las transgresiones, promulgada por ángeles, por mano de un mediador, hasta Ley?

que viniese «el descendiente», a quien la promesa había sido hecha. s0 Ahora bien, el mediador no es de una persona sola, y Dios es uno solo. 21 ¿Luego la Ley está contra las promesas de Dios? Nada de eso. Si hubiera sido dada una Ley capaz de vivificar realmente, la justicia vendría de la Ley; 22 p:ro la Escritura lo encerró todo baja el pecado, para que la promesa fuese dada a los creyentes por la fe en Jesucristo. 28 Y así, antes de

de su justicia en la Ley y no la cumple, como no la cumplían los judíos, según el testimonio de San Pedro (Hech. 15. 7) están bajo las maldiciones de la misma Ley, es decir, de las sanciones de ella. Esas maldiciones las ha soportado Jesucristo en la cruz, en que expió nuestros

Son palabras que se dicen del ajusti(1) ciado (Deut. 29, 23). Abraham recibió muchas veces la pro(2) mesa mesiánica, confirmada por Dios con juramento solemne para él y para su descendencia. Esta no puede ser anulada por la Ley, que vino después. Entre las promesas y la Ley hay esta diferencia: Las primeras vienen a ser un pacto unilateral. Dios promete por sí mismo, por su bondad, sin imponer condiciones; la Ley del Sinai es un pacto bilateral, cada una de las partes se obliga a lo suyo; Dios a introducir a Israel en Cañan. Israel a cumplir los preceptos de la Ley. Como Israel tantas veces lo quebrantó, por esto Dios lo da por anulado, aunque para sustituirle por otro, al tenor de

pecados.

las

Según Gen. patriarca

un

15. 6. cuando Dios prometió al hijo, no obstante su ancianidad

esterilidad de Sara, dió fe a la palabra del Señor, y esta fe le fué Imputada como acto de justicia. De este hecho saca el Apóstol la ley general de la justicia por la sola fe. Al contrario, quien pone la esperanza (3)

y

la

(4)

Lev. 18,

5.

(Deut. 27, 26).

promesas hechas a Abraham, que se cum-

plirán en el Mesías.

«¿LATAS.

1293

4

venir la fe estábamos guardados bajo

pobres elementos a los cuales de que había nuevo queréis servir? 10 Observáis de revelarse. 24 De suerte que la Ley los días, los meses, las estaciones y fué nuestro ayo para llevarnos a los años. 11 Temo que hagáis vanos Cristo, para que fuéramos justifi- tantos afanes como entre vosotros cados por la fe. 25 Pero, llegada la pasé. fe, ya no estamos bajo el ayo.

la

Ley, en espera de

la fe

Recuerdos y ansiedades de San La verdadera posteridad de

Pablo.

Ahraham. 12

29

Todos, pues, sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. 27 Porque cuantos en Cristo habéis sido bautizados, os habéis vestido de Cristo.

Hermanos,

os suplico que os yo, pues que yo me hice como vosotros. En nada me habéis herido. 13 Bien sabéis que estaba

como

hagáis

enfermo de enfermedad corporal no hay cuando por primera vez os anuncié el siervo o libre, no hay varón o hem- Evangelio, 14 y puestos a prueba bra, porque todos sois uno solo en por mi enfermedad, no me desde-

28

No hay ya

judío, o griego,

Y

ni me recibisteis

Cristo Jesús. 29 Cristo, luego sois

ñasteis

Abraham,

Dios, como a Cristo Jesús. 15 ¿Dónde está ahora aquel vuestro afecto? Pues yo mismo testifico que, de

si todos sois de descendientes de herederos según la pro-

mesa.

me

antes ángel de

despreciasteis,

como a un

Situación de los hombres hasta haberos sido posible, los ojos mismos os hubierais arrancado para dármelos. Jesucristo. 16 ¿Me he hecho, pues, enemigo vues1 Digo yo, pues, ahora: En el tro por deciros le verdad? 17 Os cor_J tiempo que el heredero es menor, tejan, no para bien; lo que pretenden siendo el dueño de todo no difiere es apartaros de mí, para que luego del siervo, 2 sino que está bajo tuto- vosotros los cortejéis a ellos. 18 Sin res y curadores hasta la fecha seña- embargo, bien será que con buen celo lada por el padre. 3 De igual modo me queráis siempre, y no sólo cuando nosotros: mientras fuimos niños vivía-

estoy entre vosotros.

19

¡Hijos míos,

mos en servidumbre, bajo los elemen- por quienes sufro de nuevo dolores tos del mundo; 4 mas al llegar la ple- de parto, hasta ver a Cristo formado nitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, 5 para redimir (1) a los que estaban bajo la Ley, para que recibiésemos la adopción. 6 por ser hijos, envió Dios a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que grita: jAbba, Padre! 7 De manera que ya no es siervo, sino Hijo, y si hijo, heredero por la gracia de

Y

en vosotros! 20 Querría hallarme a esta hora entre vosotros y hablaros en varios modos, porque no sé cómo voy a hacer con vosotros.

El Evangelio reemplaza o 21

Decidme,

los

a la Ley,

teros

22

Ley?

Porque

está

Abraham tuvo dos

Someterse a

sierva sierva

8

la

la Ley sería volver servidumbre.

En

otro tiempo no conocíais a servísteis a los que no son realmente dioses. 9 Ahora que habéis conocido a Dios (2), o mejor, habéis sido de Dios conocidos, ¿cómo de nuevo os volvéis a los flacos y Dios,

y

Ley.

que queréis some¿no habéis oído la

Dios.

a

la

escrito

hijos,

uno

que de

y otro de libre. 23 Pero el de nació según la carne, el de libre en virtud de la promesa. 24 Lo cual tiene un sentido alegórico (1). Esas dos mujeres son dos testamentos, el uno, que procede del monte Sinaí, (i)

El Apóstol hace aquí uso de

la

exégesis

alegórica, para declarar más su pensamiento. recibió las promesas mesiánicas para

Abraham

Cristo nos libró de esa servidumbre de la Ley, y nos dió por la fe la justicia interior.

él y para su descendencia. Pero el mismo texto segundo dice que el heredero de estas promesas será Isac, el hijo del ama, no Ismael, el hijo de la sierva. Los que creen en Jesucrisco, la des-

Los gálatas conocieron a Dios, más (a) bien fueron de El conocidos, porque con amor los llamó a la gracia de Jesucristo.

cendencia de Abraham, en quien según las promesas serían bendecidas todas las naciones, son los hijos de Isac, los herederos de las pro-

(i)

OÁLATAS.

1294

engendra para la servidumbre. Esta es Agar. 25 El monte Sinaí se halla en Arabia y corresponde a la Jerusalén actual, que es, en efecto, esclava en sus hijos. 26 Pero la Jerusalén de arriba es libre, ésa es nuestra madre; 27 pues de ella está escrito: «Alégrate, estéril, que no pares, prorrumpe en gritos, tú que no

yo, hermanos, sí aún predicara la circuncisión, ¿por qué soy aún perseguido? Luego ¿se acabó el escándalo de la cruz? 12 ¡Ojalá se castraran del todo los que os perturban! (1).

La

de

la

[abandonada, que tiene ma-

toda

[rido.» (I).

Y

28

vosotros, hermanos, sois hijos de la promesa, a la manera de Isac. 29

Mas asi como entonces el según la carne perseguía al según el Espíritu, así también 30 Pero ¿qué dice la Escritura? a la sierva

y

a su hijo,

nacido nacido ahora.

«Echa que no será

heredero el hijo de la esclava con el hijo de la libre.» (2) 31 En fin, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

^

Con la libertad con que Cristo nos ha librado, así pues, manteneos firmes y no os dejéis sujetar 1

la servidumbre. Ved que Pablo quien os lo dice: Si os circuncidáis, Cristo no os aprovechará de nada. 3 De nuevo declaro a cuantos se circuncidaron, que se obligan a cumplir toda la ley. 4 Os desligáis •de Cristo los que buscáis la justicia al

yugo de

es

en la Ley, habéis perdido la gracia. 6 Mientras que nosotros con seguridad esperamos de la fe, por el Espíritu, el premio de la justicia. • Pues en Cristo Jesús ni vale la circuncisión ni vale el prepucio, sino 7 Cola fe actuada por la caridad. rríais bien: ¿quién os ha impedido sugestión Esa verdadí obedecer a la no procede de quien os llamó. 9 Un poco de levadura hace fermentar toda la masa. 10 Yo confío de vosotros en Señor, que no sentiréis de otro el modo. El que os perturba llevará su castigo, quienquiera que sea. 11 Pero mesas, y están exentos de la servidumbre de los infinitos preceptos de la Ley; los judíos incrédulos, aferrades a la esclavitud de la Ley. resulto» los hijos de la esclava, y par tanto esclavos y excluidos de las promesas, que forman la herencia transmitida por Abraham a sus hijos,

según

(1)

Is.

(2)

Gen.

la

promesa.

54. i3t. io.

por

la

Ley.

i

I

la

Ley

se

resume en

este solo

precepto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» (2). 15 Pero si mutuamente os mordéis y os devoráis, mirad que acabaréis por consumiros unos a otros.

Las oh ras de la caridad. Os digo, pues: Andad en espíritu y no deis satisfacción a la concupiscencia de la carne. 17 Porque la 16

carne tiene

Conclusión: o judíos o cristianos.

suple

Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero cuidado con tomar la libertad por pretexto para servir a la carne, antes servios unos a otros por la caridad. 14 Porque

[conoces los dolores del parto, los hijos de la los hijos

caridad 13

porque más serán

que

5

las

del

tendencias contrarias a

espíritu,

y

el

espíritu

ten-

dencias contrarias a las de la carne, pues uno y otro se oponen de manera que no hagáis lo que queréis. 18 Pero si os guiáis por el Espíritu, no estáis bajo la Ley. 19 Ahora bien, las obras de la carne son manifiestas, a saber: Fornicación, impureza, idolatría, hechicería, odios, discordias, envidias, arrebatos de ira, rencillas, discusiones, divisiones, homicidios, embriagueces, orgías y otras como éstas, de las cuales os prevengo, como antes lo hice, que quienes las hacen no heredarán el reino de Dios. 22 Los frutos del Espíritu son: Caridad, gozo, paz,

longanimidad, afabilidad, bondad,

fe,

La (1) ham como al

circuncisión había sido dada a Abraseñal de la alianza por Dios otorgada patriarca. Por ¿sta señal hecha en la carne

quedaba uno incorporado al pueblo de Abraham y a las promesas divinas. Los profetas comienzan a explicarlo, al hablar de la circuncisión del corazón y de los oidos, que es la obediencia a la ley de Dios. Esta era tipo del bautismo, por el cual somos incorporados a Jesucristo y a su Iglesia. Los judíos hacían extremado aprecio de este rito, que implicaba la obligación de todos los preceptos de la Ley. San Pablo, cansado ya de tanto oír hablar de circuncisión, y recordando las costumbres de los sacerdotes de Cibeles, que se mutilaban, pronuncia estas palabras de desahogo. A todos los preceptos de la Ley, el (2) Evangelio sustituye este único precepto: el amor, que el Espíritu Santo infunde en nuestros corjzones por la fe en Jesucristo. La cita es del Lev. tg, 18.

GÁLATAS, 23

con

las

pasiones y concupiscencias.

vivimos del Espíritu, andemos también según el Espíritu. 26 No seamos codiciosos de la gloria vana provocándonos y envidiándonos unos a

1295

Conclusión.

mansedumbre, templanza. Contra

éstos no hay Ley. 24 Los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne 25

6

Si

otros.

Consejos varios. 1 Hermanos, si alguno fuere hallado en falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de

6

mansedumbre, cuidando de ti mismo, no seas también tentado. 2 Ayudaos mutuamente a llevar vuestras car-

Ved con qué grandes

11

letras (1)

os escribo de

mi propia mano.

que quieren

gloriarse

en

12

Los

carne, ésos os fuerzan a circuncidaros, sólo la

para no ser perseguidos por la cruz de Cristo. 13 Ni los mismos circuncidados guardan la Ley, pero quieren que vosotros os circuncidéis para gloriarse en vuestra carne. 14 Cuanto a mí, no quiera Dios que me gloríe sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo (2), por quien el mundo está crucificado para mí y yo para

mundo; 15 que ni la circuncisión es nada ni el prepucio, sino la nueva criatura. 16 La paz y la misericordia el

será sobre cuantos se ajusten a esta y sobre el Israel de Dios.

así cumpliréis la ley de Cristo. 3 Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, a sí mismo se

regla,

4 Que cada uno examine sus obras, y entonces tendrá de qué gloriarse en sí y no en otro. 5 Pues cada uno tiene que llevar su propia carga. 6 El catecúmeno comunique todos sus bienes con el que le catequiza. 7 No os engañéis; de Dios nadie se burla. Lo que el hombre sembrare, eso cosechará. ' Quien sembrare en su carne, de la carne cosechará la corrupción; pero quien siembre en el Espíritu, del Espíritu cosechará la vida eterna. 9 No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos, si no desfallecemos. 10 Por consiguiente, mientras hay tiempo, hagamos bien a todos, pero especialmente a los

señales de Jesús. 18 La gracia de nuestro Señor Jesu-

gas,

y

engaña.

hermanos en

la fe.

17

Por lo demás, que nadie me moque llevo en mi cuerpo las

leste,

cristo sea, hermanos, espíritu. Amén.

(1) al fin líneas,

(2)

con

San Pablo habla dictado !a añade de su puño y letra

vuestro

pero últimas

carta; las

como Los

señal de autenticidad. judaizantes pretendían imponer la

circuncisión y la Ley, primero para incorporar a su nación a los nuevos convertidos y gloriarse así en ellos; luego para no aparecer ante los judíos incrédulos como traidores a su nación y desertores de ella. Mas a Pablo nada le importa el título de hijo de Israel; su gloria está la cruz de Cristo. Los devotos de Cibeles solían marcarse en las carnes como siervos de la diosa; igual hacían los esclavos que llevaban la marca de su señor, y los soldados la del ejército. San Pablo no tiene otra marca que la de Cristo, de quien se declara siervo.

toda en

INTRODUCCION A LA EPISTOLA A LOS ROMANOS desconocidos orígenes de romana. En días de Jesús NOS son judíos eran numerosos en capital del Imperio, por su origen la iglesia

los

la

los

se libertinos o libertos, pues en su mayor parte procedían de los prisioneros de guerra llevados por Pompeyo. Tenían en Jerusalén una los

les

daba

el

y

nombre de

sinagoga, y el día de Pentecostés se hallaban presentes muchos de estos libertos en Jerusalén, adonde habían acudido para la, fiesta. Parece natural suponer que entre los muchos convertidos por los Apóstoles los primeros días habría algunos judíos romanos, los cuales al volver a su casa llevaron consigo la fe y el espíritu de proselitismo, que antes desplegaban a favor del mosaísmo. Es



ROMANOS

1296

además admitido por muchos que cuando Pedro, el año 44, se vió libre de la prisión se encaminó a Roma. El 48, Claudio publicó un decreto desterrando de Roma a los judíos (Act. 18, 2). La causa habría sido, según Tácito, un cierto Cresto, que promovía alborotos en la ciudad. Es muy de creer que el tal Cresto no es otro que Cristo, que sería el motivo de discusión entre los judíos que se adherían a la fe y los que a ella resistían. En todo caso, lo que sí nos consta es que San Pablo, al escribir su carta a esta iglesia, por el año 57, tenia en Roma muchos conocidos, que de las ciudades de Oriente habían ido a instalarse en Roma. Estos eran portadores de la fe, que luego propagaban entre sus connacionales y entre los gentiles. En fin, que por la fecha indicada Roma poseía una cristiandad numerosa, compuesta de judíos y gentiles, que San Pablo creyó digna de la más importante de. sus epístolas. Discuten los expositores sobre el motivo de esta carta. San Pablo nos dice que, creyéndose obligado por la misión que del Señor recibiera de predicar a todos, judíos o gentiles, no quiso que una iglesia como la de Roma, llamada a ejercer tanta influencia en la Iglesia universal, quedara privada de su doctrina. Además, tenía el propósito de predicar la fe en el Occidente, en España, y para ella el camino era Roma, donde podría recoger informaciones sobre la nueva tierra que se proponía evangelizar. Según la tradición más segura, escribió esta epístola en Corinto, cuando desde Efcso se dirigió a aquella ciudad, hacia el año 57, y fué llevada de Cencres por Febe, que iba a Roma a negocios personales.

Como

(JO,

1

ss.).

unu

iglesia con la que no tenia relaciones, la epístola a los por necesidad, menos familiar y más doctrinal que las otras suyas. Es ésta, en efecto, la más larga y la más densa en doctrina. Supuesta la catcquesis ordinaria, quiere San Pablo exponer una parte de aquella sabiduría de que habla en la I Cor. El argumento de la epístola parece hallarse indicado en 1, 16: «No me avergüenzo del Evangelio, que es el poder de Dios para la salud de todo creyente, del judio primero, luego del gentil, porque en él se revi la la justicia de Dios, pasando de la fe a la fe, según está escrito: «El justo vive de la fe.» En la exposición de este argumento nos da San Pablo todo su conocimiento del ministerio de Jesucristo, con sus experiencias religiosas y las luchas que en todas ¡¡artes tenia que sostener contra los judíos y los ju•

(srrita a

romanos había de

ser,

daizantes. La epístola se divide claramente en dos partes, fuera de la introducción (1, 1-17). La primera, que podemos llamar dogmática (1, 18-11, 36); la seguruia moral (12, 1-15, 13), y termina con un largo epílogo. La primera parte

puede dividir en

la siguiente forma: 1) Los gentiles esuín fuera del camino de la justicia (1, 18-32). 2) Igualmente los judíos (2, 1-3, 19). 3) La justicia sólo nos viene por la fe (3, 204) La reconciliación con Dios (5). 5) La libertad del pecado (6). 4, 25). 6) La libertad de la servidumbre de la Ley (7). 7) La filiación divina (8). 8) El problema de la incredulidad judia (9-11). La parte inoral abarra los siguientes puntos: 1) Deberes para con Dios 2) Deberes para con el prójimo (12, 9-13, 10). 3) Deberes para (12, 1-8). consigo mismo (13, 11-14). 4) Del buen uso de la libertad cristiana (14, se







14-33). logía (16, 25-27). (15,



—2)







1-15, 13). El epílogo abarca: 1)

hace



Excusas por haberles escrito en Recomendaciones y saludos (16,





forma en que lo 1-24).—-3) Dn.ro-

la

ROMANOS,

A Saludo a los

LOS ROMANO S líeles

de Roma.

1 Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado al apostolado, elegido para predicar el Evangelio de Dios, 8 que por sus profetas había prometido en las Santas Escrituras, s acerca de su Hijo, nacido de la descendencia de David, según la carne, 4 constituido Hijo de Dios, poderoso según el Espíritu de santidad a partir de la resurrección de entre los muertos (1),

*

1

Jesucristo nuestro Señor, 5 del cual liemos recibido la gracia y el apostolado para promover la obediencia a la fe para gloria de su nombre en todas las naciones, 6 entre los cuales os contais también vosotros, los llamados de Jesucristo (2); 7 a todos los amados de Dios, llamados santos, que estáis en Roma, la gracia y la paz con vosotros, de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Pablo deseó

mucho

venir a

Roma.

Ante todo doy gracias a mi Dios por Jesucristo, por todos vosotros, de que vuestra fe es conocida en todo el mundo. 8 Testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu, mediante la prc8

que traducimos por «constraduce la Vulgata «predestinado». El verbo orizo de qje el citado participio procede, significa definir, fijar, constituir. (Hech. 2, 23; 17. 26; Heb. 4, 7). En este último sentido, dice Sin Pedro (Hech. 10, 42), que Cristo fué constituido juez de vivos y muertos, y San Pablo asegura que Dios juzgará al mundo por el varón (Cristo) a quien constituyó para este oficio (Hech. 17, 31). Según esto, el Apóstol, en el lugar que anotamos, quiere decir que Jesucristo, Hijo de Dios, nacido según la carne de la descendencia de David, y sometido, por tanto, a las miserias de la humanidad, fué constituido poderosa causa de santificación a partir de la resurrección de entre los muertos, por la que entró en la gloria del Padre para obtenernos de El y enviarnos el Espíritu Santo. Estos seis primeros versículos contie(2) nen el saludo, que de ordinario no lleva más que un par de versículos. Es ejemplo del estilo de San Pablo, en el que las ideas se van enlazando unas con otras, y todas juntas nos explican lo qué es Pablo, ministro del Evangelio. (1)

El participio,

tituido»,

lo

1297

1

dicación del Evangelio de su Hijo, que sin cesar bago memoria de vosotros, 10 suplicándole siempre en mis oraciones, que por fin algún día, pur voluntad de Dios, se me allane 11 Porque, el camino para ir a veros. a la verdad, deseo veros para comunicaros algún don espiritual, para confirmaros, 12 o mejor, para consolarme con vosotros por la mutua comunicación de nuestra común fe. 13 No quiero que ignoréis, hermanos, que muchas veces me he propuesto ir pero me ha sido impedido hasta el presente para recoger algún fruto también entre vosotros como en las demás (1), gcnles. 11 Ale debo tanto a los griegos como a los bárbaros, tanto a los sabios como a los ignorantes. 15 Así





,

que en cuanto en mí está, pronto estoy a evangelizaros también a vosotros los de Roma.

Argumento do la epístola. Pues yo no me avergüenzo

16

Evangelio Dios para

del

que es poder (2), la salud de todo el

de que cree, del judio primero, pero también del griego, 17 porque en él se revela la justicia de Dios, pasando de una fe a otra fe, según está escrito: «El -

justo vive de la fe»

(3).

Después de decir que desea ir a Roma, para darles parte de los tesoros de gracia y verdad que atesora, se corrige, limitando sus deseos a consolarse con los romanos en la fe (1)

común de

todos.

El Evangelio se fundaba en

la cruz de hablando humanamente, para avergonzarse ante la grandeza de Roma, ante los templos monumentales del paganismo, ante la ciencia de Grecia. Sólo la fe divina podría sobreponerse a todas estas grandezas humanas. Según la doctrina que San Pablo ex(3) pone ampliamente en esta epístola, la fe es el principio de la justificación, asi en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, pero con esta diferencia: que en el Antiguo Testamento el objeto de la fe eran las divinas promesas, que todas se concentraban en el Mesías, mientras que en el Nuevo Testamento el objeto de la fe es Cristo, muerto y resucitado, en quien el Padre puso la salud del mundo. (2)

Cristo. Era,

82

ROMANOS,

1298

La gentilidad desconoció a Dios. 19

Pues

de Dios se manifiesta sobre toda impiedad desde el e injusticia (1) de los hombres, de aquellos que en su injusticia aprisionan la verdad cen la injusticia. 19 Lo cognoscible de Dios les es manifiesto (2), pues Dios se lo manifestó; 2u porque desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, sú eterno poder y su divinidad, se alcanzan a conocer por las criaturas. De manera que son inexcusables, 21 por cuanto, conociendo a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se entontecieron en sus razonamientos, viniendo a oscurecerse su insensato corazón; 22 y alardeando de sabios, se hicieron necios, 23 y trocaron la gloria del Dios incorruptible por la semejanza de la imagen del hombre corruptible, y de aves, cuadrúpedos

y

la ira cielo

reptiles.

El castigo do la gentilidad. 24 Por esto los entregó Dios a los deseos de su corazón, a la impureza, con que deshonran sus propios cucrdos, 28 pues trocaron la verdad de Jios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Criador, que es bendito por los siglos, amen. 28 Por lo cual los entregó Dios a las pasiones vergonzosas, pues las mujeres mudaron el uso natural en uso contra naturaleza; 27 c igualmente los varones, dejando el uso natural de la mujer, se abrasaron en la concupiscencia de unos por otros, los varones de los varones, cometiendo torpezas y recibiendo en sí mismos el pago debido a su ex-

Y como

travío.

28

conocer réprobo

a Dios, Dios los entregó a su sentir, que los lleva a come-

no

procuraron

ter torpezas, 29 y a llenarse injusticia, malicia, avaricia,

de toda maldad;

Desde ahora la cólera de Dios se revela (1) sobre toda impiedad e injusticia, por cuanto Dios entregó a estos tales a su réprobo sentido a los vicios más infames, frutos del paganismo. La Sabiduría (13, 1 ss.) declara insen(2) satos a los filósofos gentiles, que del estudio de las crhturas no supieron elevarse al Hacedor de ellas. San Pablo, en Atenas, expone este mis-

mo

argumento (Hech. 17, 22); pero aquí demejor esta doctrina, definida de fe por el

clara

Concilio Vaticano.

2

llenos de envidia, dados al homicidio, a contiendas, a engaños, a ma30 lignidad; chismosos, calumniadores, aborrecidos de Dios, ultrajadores, orgullosos, fanfarrones, inventores de maldades, rebeldes a los 31 padres, insensatos, desleales, des-

amorados, despiadados; 32 y conocedores de la justicia de Dios y de que quienes tales cosas hacen son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que aplauden a quienes las hacen.

Tampoco

los judíos están en

camino de salvación.

2

1

Por

lo cual eres inexcusable, ]oh

hombre!, quienquiera que seas, al juzgar: pues en lo mismo en que juzgas a otro (1), a ti mismo te condenas, ya que haces eso mismo que condenas. 2 Pues sabemos que el juicio de Dios es conforme a verdad, contra todos los que comenten tales cosas. 3 ¿Y piensas tú, que condenas a los que eso hacen y con todo lo naces tú, que escaparás al juicio de Dios? 4 ¿O es que desprecias .as riquezas de su bondad, paciencia y longanimidad, desconociendo que la bondad de Dios te atrae a penitencia? 5 Pues conforme a tu dureza y a la impenitencia de tu corazón, te vas atesorando ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 que dará a cada uno según sus obras; 7 a los que con perseverancia en el bien obrar buscan la gloria, el honor y la incorrupción, 8 pero a los contula gloria eterna; maces, rebeldes a la verdad, que obedecen a la injusticia, ira c indignación. 9 Tribulación y angustia sobre todo el que hace el mal, pri-

mero sobre

el judío, luego sobre el 10 pero gloria, honor y paz que hace el bien, pritodo el para mero para el judío, luego para el gentil; 11 pues en Dios no hay acepción de personas.

gentil;

La Ley de

gentiles.

12 Cuantos hubiesen pecado sin Ley, sin Ley perecerán; y los que pe-

Se imagina a los judíos que aplauden precedente filípica contra Ids gentiles, y encarándose con ellos, les viene a decir que no *on mejores que los gentiles. (1)

la

ROMANOS. carón en la Ley, por la Ley serán juzgados; 13 porque no son justos ante Dios los que oyen la Ley, sino los cumplidores de ia Ley, ésos serán declarados justos. 14 En verdad, los gentiles que guiados por la razón natural sin Ley cumplen los preceptos de la Ley, ellos mismos, sin te15 Y nerla, son para sí mismos Ley. con esto muestran que los preceptos de la Ley están escritos en sus corazones, siendo testigos sus conciencias y las sentencias con que entre sí unos a otros se acusan o se excusan. 16 Así se verá el día en que Dios por Jesucristo, según mi evangelio, juzgará las acciones secretas de los hom-

1299

3

guarda los preel Incircunciso ceptos de la Ley, ¿no será tenido por 27 circuncidado? Por tanto, el incircunciso natural que cumple la Ley te juzga a ti, que, a pesar de tener la letra y la circuncisión, traspasas la Ley. 28 Porque no es judío el que sí

lo es en lo exterior, ni es circincisión la circuncisión exterior de la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y es circuncisión la del corazón, según el espíritu, no según la letra. La alabanza de éste no es de los

hombres, sino de Dios.

Los judíos, reos ante de Dios.

el

tribunal

bres.

Q

1 ¿En qué, pues, aventaja el judío (1), o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho en todos los aspectos, 2 porque primeramente les ha sido dada la palabra de Dios. 3 ¡Pues qué! Porque algunos hayan sido incrédulos, va a anular su incredulidad la fidelidad de Dios? 4 No, ciertamente. Antes hay que confesar que Dios es veraz y todo hombre falaz, según está escrito: «Para que seas reconocido justo [en tus palabras, y triunfes cuando fueres juzga[do» (2). 5 Pero, si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? No es Dios injusto en desfogar su ira? A lo humano lo digo:

"

El

judío violador de la Ley, es más culpable.

17 Pero si tú, ¡oh judío!, que confías en la Ley y te glorías en Dios, 18 conoces su voluntad, e instruirlo por la Ley, sabes estimar lo mejor, 19 y presumes de ser guía de ciegos, luz de los que viven en tinieblas, 20 preceptor de rudos, maestro de niños, y tienes en la Ley la norma de la ciencia y de la verdad; 21 tú, en suma, que enseñas a otros, ¿cómo no te enseñas a ti mismo? ¿Tú, que predicas que no se debe robar, robas? ¿Tú, que dices que no se debe adulterar, adulteras? ¿Tú, que abominas de los ídolos, te apropias los despojos de los templos? 23 ¿Tú, que te glorías en la Ley, ofendes a Dios traspasando la Ley? Pues escrito está: «Por causa vuestra es blasfemado entre los gentiles el nombre de Dios» (1).

La verdadera 25

Cierto

que

la

circuncisión. circuncisión

es

provechosa si guardas la Ley (2); pero si la traspasas, tu circuncisión se hace prepucio. 26 Mientras que,

De ninguna manera

6

fuese,

(3).

Si

¿cómo podría Dios juzgar

así al

mundo?

7 Pero si la veracidad de Dios resalta más por mi mendacidad, para gloria suya, ¿por qué voy a ser yo juzgado pecador? 8 ¿Y por qué no decir lo que algunos calumniosamente nos atribuyen, asegurando que decimos: Hagamos el mal para que venga el bien? La condenación de ésos es justa. 9 ¿Qué, pues, diremos? ¿Los aventajamos? No en

todo.

Pues ya hemos probado que

Responde a una objeción, declarando judío aventaja al gentil por la revelación Que muchos no se aprovechen de ella no quiere decir que no sea de ningún valor. (1)

Son palabras que dirigía Ezequiel (36, 20) (1) a los judíos cautivos entre los gentiles, a quienes daban ocasión de cre:r que el Señor no había podido defenderlos. La circuncisión es signo de la alianza (2) y, por tanto, de la Ley, que encierra las condiciones de la alianza. Quien practica la circuncisión y no observa la Ley es como si no estuviera circuncidado. Al comrario, el que sin la circuncisión observa la Ley, será reputado orno circunciso.

que

el

divina.

Cuando el mundo haga juicios sobre conducta de Dios. Son palabras del Sal-

(2)

la

mo

51, 6. Insiste en la objeción de un modo sin(3) gular. Si de nuestra Liiquidad Dios saca gloria de justiciero, parece que alcanza alguna ventaja, y así que injustamente nos castiga. todavía insiste en lo mismo en el versículo 7.

Y

»

'

ROMANOS.

1300

4

judíos y gentiles nos hallamos todos bajo el pecado, 10 según que está

presente

escrito:

Jesús.

y que

«No hay justo, ni siquiera uno, no hay uno sabio, no hay quien

y para probar que

justifica a

todo

el

es justo

que cree en

11

Toda

[busque a Dios. 12

Todos

bien, no hay siquiera uno.» "Sepulcro abierto es su garganta, con sus lenguas urden engaños, veneno de áspides hay bajo sus labios, 14 su boca rebosa maldición y amar[ni

gura, veloces son sus pies para derramar [sangre, calamidad y miseria abunda en [sus caminos, 17 18

y

la

senda de

la

paz no

no hay temor de Dios 18

27

el

13

16

humara queda

excluida-

corrompidos,

[están

no hay quien haga

15

((loria

han extraviado, todos

se

la

cono-

[cieron, ante sus ojos.

Ahora bien, sabemos que cuanto Ley (I) lo dice a los que viven la Ley para tapar toda boca y

¿Dónde

Ha quedado

está, pues, tu jactancia?

excluida. ¿Por

qué ley?

¿Por

la ley de las obras? No, sino la ley de la fe, 28 pues sostene-

por

mos que

el

hombre

es

justificado

por la fe sin las obras de la Ley. ¿Acaso Dios es sólo Dios de los judbs? ¿No lo es también de los gentiles? Sí, también lo es de los gentiles, 30 puesto que no hay más que un solo Dios, que justifica a la circuncisión por la fe y al prepucio por la fe. 31 ¿Anulamos, pues, la Ley con la fe? No, ciertamente, antes 29

confirmamos

la

(1).

dice la

bajo

que todos

La justificación de Abraham.

se confiesen reos ante Dios.

De aquí que por las obras de la Ley nadie será reconocido justo ant§ El, pues de la Lsy sólo nos viene el 2"

conocimiento del pacado

Dios

lio

olor-ciado a la

la

Mas

81

Humanidad

salud por Cristo. ahora, sin la Ley, se ha la justicia de Dios, ates-

manifestado tiguada por 23

(2).

la

Ley y

los

profetas;

de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen, sin distinción; 23 pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, 21 y ahora son justificados gratuitamente por su gracia, por la redención de Cristo Jesús, 25 a quien como sacrificio ha puesto Dios de propiciación, mediante la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, por haber tolerado en su paciencia los pecados pasados, 28 para manifestar su justicia en el tiempo la

justicia

Con este rimero de textos tomados de (1) los salmos 14. 1-3; 53, 2-4. que hablan lodos de los judíos, concljye que en lo que toca a

A

1 ¿Qué diremos, pues, haber obtenido Abraham, nuestro padre según la carne? Si Abraham fué justificado por las obras, tendrá motivos de gloriarse, aunque no ante Dios. 3 Pero ¿qué dice la Escritura? «Abraham creyó en Dios y le fué computado a justicia» (2). 4 Ahora bien, al que trabaja no se le computa el salario como gracia, sino como deuda. 6 Mas

que no trabaja, sino que cree en que justifica al impío, la fe le es computada por justicia. 6 Asi es como David proclama bienaventurado al hombre, a quien Dios imputa al

el

la justicia sin

las obras:

7

«bienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas y cuyos pecados han sido velados. 8 Venturoso el varón a quien no tomó cuenta el Señor de su pecado» (3). 8 Ahora bien, esta bienaventuranza ¿es sólo de los circuncidados o tam-' bién de los incircuncisos? Porque decimos que a Abraham le fué computada la fe por justicia. 10 Tero.

como

(t) Con el Evangelio no se anula la Ley, antes se confirma, interpretándola 110 en el sentido jurídico de los judíos, sino en el stum tido moral, a la luz del precepto de la caridadfl que trajo JesucnMo y que era el senudo divino

tamente

de

poseer tiles.

están iguales judíos y gensólo da el conocimiento del pecado,

la justicia,

La Ley

pero no

A

la justicia.

este mal de que adolecen asi judíos gentiles, remedió Dios dándonos gratuila justicia y la gloria por la fe en Jesucristo, a todos sin distinción, judíos o gen(2)

tiles.

la

(2) (3)

Ley.

Gen. 14, 6. Salmo 32, I,

s.

ROMANOS, ¿cuándo le fué computada? ¿Cuando ya se había circuncidado o antes?

No

después de la circuncisión, sino

antes.

11

Y

recibió

la

circuncisión

por señal, por sello de la justicia, que obtuvo en la incircuncisión, para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, para que también a ellos la

fe

les

(4)

sea

computada

por justicia; 12 y padre de los circuncidados, pero no de los que son solamente de la circuncisión, sino de los que siguen también los pasos de la fe de nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.

22

1301

5

esto le fué computado a no sólo por él está escrito que le fué computado a justicia, sino también por nosotros, a quienes debe imputársenos, a nosotros, que creemos en el que resu-

y por

justicia.

23

Y

de cutre los muertos, nuestro Señor Jesús, que fué entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. citó

La

justificación,

prenda

de

la

salud eterna. 1

La promesa de Abraham.

Justificados, pues, por la fe (1)

tenemos paz con Dios por mediade nuestro Señor Jesucristo, por quien en virtud de la fe hemos obtenido también el acceso a esta gracia, en que nos mantenemos y nos gloriamos, en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Y no sólo esto, sino que nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabedores de que la tribulación produce la paciencia, 4 la paciencia la virtud probada, y la virtud probada la esperanza. 5 Y la esperanza no quedará confundida, pues el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por virtud del Espíritu Santo, que nos ha sido dado. 6 Porque cuando todavía éramos débiles, Cristo, a su tiempo, murió por los impíos. 7 En verdad, apenas habrá quien muera por un justo; y aun pudiera ser, que muriera alguno por uno bueno (2); 8 pero Dios probó su amor hacia nosotros, en que siendo pecadores, murió Cristo por nosotros. 9 Con mayor razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por El salvos de la ira; 10 porque si, siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, reconciliados ya, seremos salvos en su vida. 11 Y no sólo reconciliados, sino que nos gloriamos en Dios por ción

13

A Abraham

y

a su posteridad

vino por la Ley la promesa sería heredero del mundo, 14 Pues la justicia de la fe. si los hijos de la Ley son los herederos, quedó anularla la fe y abrogada la promesa; 15 porque la Ley trae consigo la ira, ya que donde

no

le

que sino por de

hay ley no hay transgresión. Por consiguiente, la promesa viene de la fe, para que en virtud de la gracia sea firme la promesa hecha a toda la descendencia, no los a hijos de la Ley, sino a los hijos de la fe de Abraham, padre de todos nosotros, según está escrito: «Te he puesto por padre de muchas naciones», ante Aquél en quien creyó, Dios, que da vida a los muertos y manda a lo que es, lo mismo que a lo que no es. 18 Abraham, contra toda esperanza, creyó que había de ser padre de muchas naciones, según está dicho: «Así será tu descendencia», 19 y no no 16

flaqueó

en la fe al considerar su cuerpo sin vigor, pues era casi centenario y estaba ya amortiguado el seno de Sara; 20 sino que ante la promesa de Dios no vaciló, dejándose llevar de la incredulidad, antes, fortalecido por la fe, dió gloria a Dios, 21 convencido de que Dios era poderoso para cumplir lo que había prometido; La economía divina de la justificación (4) por la fe no es nueva. A Abraham le fué imputado a justicia un simple acto de fe interna, con que dió gloria a Dios. Y a esta fe están ligadas las promesas que el patriarca recibió de Dios, mucho antes de que la Ley se diera, y esto que en Abraham acaeció, fué ejemplo de lo que habla de acaecer en todos los imitadores de la fe de

Abraham.

2

(i) Una vez justificados por la fe alcanzamos la reconciliación, en virtud de la cual nos acercamos a Dios como hijos y nos gloriamos en la esperanza de la gloria, y hasta en las tribulaciones, que nos ayudan a conquis-

tarla.

Los dos miembros de este versículo (a) están unidos por lo adversativo «sin embargo», que viene a ser una corrección del miembro primero, pues en efecto, aunque raro, podría darse el caso de que uno se sacrificara por

un hombre de

bien.

ROMANOS,

1302

nuestro Señor Jesucristo, por quien recibimos ahora la reconciliación (1).

La obra de \dAn y

la

cristo.

como pecó Adán, que es tipo del que había de venir. 15 Mas no es el don como fué la transgresión. Si por la transgresión de uno solo muetodos,

Dios y solo,

el

mucho más don

Jesucristo,

de se

La

de de uno

gracia

la gracia

difundió

copio-

samente sobre todos. 16 Y no fué del don lo que fué la obra de un solo pecador, pues por el pecado de uno el juicio en la condenación, mas el don, después de muchas transgresiones, acabó en la justificación. 17 Si, pues, por la transgresión de uno solo, esto es, por obra de uno solo,

solo vino

reinó la muerte, mucho más los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia reinaran en la vida por obra de uno solo, Jesucristo. 19 Por consiguiente, como por la transgresión de uno solo llegó la condenación a todos, así también por la justicia de uno solo llega a todos la justificación de vida. 19 Pues, como por la desobediencia de uno, todos fueron hechos pecadores, así también por la obediencia de uno todos serán hechos justos. 20 Se introdujo la Ley para que abundase

pecado; pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, 21 para que, como reinó el pecado por la muerte, así también reine la gracia el

(i) Esta idea de la reconciliación lleva a San Pablo a tratar del origen de la enemistad del hombre con Dios, del pecado original, para mostrar o.ue si Adán trajo sobre la humanidad una inmensa calamidad, Jesucristo la remedió sjbreabundantemente. El versículo 12 queda suspenso. Orígenes lo completa asi: De la misma suerte, por un hombre entró la justicia en el mundo, y por la justicia la vida, y asi pasó la vida a los hombres por cuanto

fueron

todos

vivificados.

la

justicia para la vida eterna,

Jesucristo

nuestro

Señor.

de Jesu- El cristiano, unido a Cristo por el bautismo.

12 Así pues, como por un hombre entró el pecado en el mundo, y por pecado la muerte, que pasó a el todos los hombres, por cuanto todos habían pecado... 3 Porque hasta la Ley, había pecado en el mundo, pero como no existía la ley, el pecado, no existiendo la Ley, no era imputado a pena. 14 Pero la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre aquellos que no habían pecado

ren

por por

G

i|

w

1

¿Qué diremos, pues? Perniane-

ceremos en

pajeado

el

para que

abunde la gracia? 2 Lejos de eso. Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo vivir todavía en él? 3 ¿O ignoráis que cuantos hemos sido bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados para participar en su muerte? 4 Con El hemos sido sepultados por el bautismo (1), para participar en su muerte, para que como El resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. 5 Porque, si hemos sido injertados en El por la semejanza de su muerte, también lo seremos por la de su resurrección. 6 Pues sabemos que nuestro hombre viejo ha sido crucificado para que fuera destruido el cuerpo del pecado y ya no sirvamos al pe-

7 En efecto, el que muere queda absuelto de la pena de pecado, 8 si hemos muerto con Cristo, también viviremos con El; ' pues sabemos que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere, la muerte no tiene ya dominio sobre El. 10 Porque muriendo, murió al pecado una vez para siempre; pero

cado.

viviendo, vive para Dios.

11

Así pues,

haced cuenta de que estáis muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

El servicio del pecado y el de Dios. 12 Que no reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal obedeciendo a sus concupiscencias; 13 ni deis vuestros miembros como armas de iniquidad al pecado, sino ofreceos más bien a El como quien, muerto, ha

resucitado, y bros a Dios justicia. 14

dad

vuestros

miem-

como instrumento de

Porque

el

pecado no tiene

Esta parte que trata del bautismo nos el sacramento de la iniciación cristiana incorporación a Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Asi ya no debemos vivir sino la la vida de Cristo en Dios, alejados del pecado. (1)

explica

como una

ROMANOS^ .7 ya dominio sobro vosotros (1), pues que no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. 15 |Pues qué! ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? De ningún modo. 16 ¿No sabéis que ofreciéndoos a uno para obedecerle os hacéis esclavos de aquél a quien os sujetáis, sea del pecado para la muerte, sea de la obediencia para la justicia? 17 Pero gracias sean dadas a Dios, porque siendo esclavos del pecado, obedecisteis de corazón a la norma de doctrina a que os disteis, 18 y libres ya del pecado, recobrada la libertad, habéis venido a ser siervos de la justicia. 19 Os hablo a la llana, en atención a la flaqueza de vuestra carne. Pues bien, como pusisteis vuestros miembros al servicio de la impureza y de la iniquidad para la iniquidad, así ahora entregad vuestros miembros al servicio de la justicia para la san-

tidad. 20 Pues cuando erais esclavos del pecado, estabais libres respecto de la justicia. 21 ¿Y qué frutos obtuvisteis entonces? Aquellos de que ahora os avergonzáis, porque su fin es la muerte. 22 Pero ahora, libres del pecado y siervos de Dios, tenéis por fruto la santificación y por fin la vida eterna. 23 Pues la soldada del pecado es la muerte; pero el don

de Dios es la vida eterna en nuestro

1303

citó de entre los muertos, a fin de que deis frutos para Dios. 6 Pues

cuando estábamos en la carne, las de los pecados, vigorizala Ley, obraban en nuestros miembros y daban frutos de muerte;

pasiones das por

6 mas ahora, desligados de la Ley, estamos muertos a lo que nos sujetaba, de manera que sirvamos en espíritu nuevo, no en la letra vieja.

La Ley y 7

Ley

pecado.

el

¿Qué diremos entonces? ¿Que

la

pecado? ]No, por Diosl Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley (1). Pues yo no conocería la codicia si la Ley no dijera: «No codiciarás» (2). 8 Mas, con ocasión del precepto, obró en mí el pecado, toda concupiscencia, porque sin la ley el pecado está muerto. 9 Y yo viví algún tiempo sin Ley, pero, sobreviviendo el precepto, revivió el pecado 10 y yo quedé muerto, y hallé que eJ precepto, que era para vida, fué para muerte. 11 Pues el pecado, con es

ocasión

por

Ley

él

del

me sedujo y En suma, que la

precepto,

me mató.

santa y y justo y bueno. es

12

el

precepto santo,

La potencia maligna del pecado.

Señor Jesucristo.

Los cristianos, libres de la Ley. *7

1

la

Ley domina

¿O

— —

13 ¿Luego lo bueno me ha sido mortal? Nada de eso; pero el pecado, para mostrar toda su malicia, por lo bueno me dió la muerte, haciéndose por el precepto sobremanera pecaminoso. 14 Porque sabemos que la Ley es espiritual, pero yo soy carnal vendido por esclavo (3),

hermanos hablo que saben de leyes que al hombre todo el tiempo que éste vive? 2 Por tanto, la mujer casada está ligada al marido mientras éste vive; pero muerto el sino también de la obligación de las observanmosaicas. El argumento con que aquí demarido, queda desligada de la ley cias clara su pensamiento es muy singular. La mudel marido. 3 Por consiguiente, vi- jer casada, mientras vive el marido está ligada viendo el marido, será tenida por a él, pero muerto éste, queda libre para casarse adúltera si se uniere a otro marido; con otro. Cristo murió y con la muerte quedó pero si el marido muere, queda libre libre de la Ley; nosotros, incorporados a la de la ley, y no será adúltera si se une muerte de Cristo, quedamos asimismo exentos de la Ley, debemos vivir según el espíritu a otro marido. 4 Así que, hermanos nuevo no ysegún la Ley vieja. y míos, vosotros habéis muerto tam(i) El modo como hasta aquí se habló de bién a la Ley por el cuerpo de Cris- la Ley parecería dar a entender que es mala, to (1), para ser de otro que resu- que es pecado. ¿Será así? No, contesta San ignoráis,

a los

(i) Otro aspecto de la justificación es que, arrancándonos de la servidumbre del pecado, nos hace libres de él, pero siervos de la justicia y de Dios. No (61o noi libra Cristo del pecado. (i)

Pablo. Pero la Ley nos da mayor conocimiento de nuestros deberes, sin darnos gracia para cumplirlos, y así, dándonos mayor conciencia del pecado, nos hace más pecadores.

Ex. ao, 17, y Deut. 4, 18. (a) Esto no es culpa de la Ley, que es de (3) tuyo buena, sino del pecado que habita en nos-

ROMANOS,

1304

Porque no sé lo que no pongo por obra lo que quiero, sino lo que no quiero, lo que aborrezco. 16 Si, pues, hago lo que no quiero, reconozco que la Ley es buena. 17 Tero entonces ya no soy yo quien obra esto, sino el pecado, que mora en mi. 18 Pues yo sé que lio liay en mf, en mi carne, cosa buena. Porque el querer el bien al pecado. hago; pues

19

mi,

en

esta

En

18

pero

el

hacerlo

8

enemistad de Dios, que no se ni puede sujetarse a la ley

es

sujeta

de Dios

(1).

|

¡

Los que caminan según

Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios; 9 pero vosotros no vivís según la carne, sino según el espíritu, si es que de verdad el

no.

no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. 20 Pero si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí. 21 Por consiguiente, tengo en mí esta ley, que queriendo hacer el bien, es el mal el que se me apega; 22 pues siento otra ley en mis miembros, que repugna a la ley de mi mente y me encadena a la ley del pecado que está en mis miembros, 24 ¡Desdichado de mít ¿Quién me librara de este cuerpo de muerte?... 25 Gracias efecto,

Espíritu de Cristo habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu

de Cristo, ése no es de Cristo. 10 Mas si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. 11 Y si el Espíritu de Aquél que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucito a Cristo Jesús de entre los muertos dará también vida a vuestros cuerpos mortales por virtud de su Espíritu (2), que habita en vosotros. 12

a Dios, por Jesucristo nuestro Señor... Así pues, yo mismo que con la muerte sirvo a la ley de Dios, sirvo con la carne a la ley del pecado.

la

hermanos,

pues,

Así

deudores a carne,

que

si

carne moriréis; mas

2

porque

la

ley

del

si

14 Porque los que son movidos por el Espíritu de Dios (3), ésos son hijos de Dios. 15 Que no habéis recibido el espíritu de siervos para recaer en el temor, antes habéis recibido el espíritu de adopción, por 18 El el que clamamos: ¡Abba, Padre! Espíritu mismo da testimonio a nuestra alma de que somos hijos de Dios,

espíritu

de vida en Cristo Jesús te libró de la ley del pecado y de la muerte. 3 Pues lo que a la Ley era Imposible por ser débil a causa de la carne, lo hizo Dios enviando a su propio Hijo en carne semejante a la del pecado y por el pecado y le condenó en la carne, 4 para que la justicia de la Ley se cumpliese en nosotros, los que no andamos según la carne, sino según 5 Los que son según la el espíritu. carne sienten las cosas camales; los que son según el espíritu sienten las cosas espirituales. 8 Porque el apetito de la carne es muerte, pero el apetito del espíritu es vida y paz. 7 Por lo cual el apetito de la carne esto es, de este desorden e inclinación mal que domina en nosotros como consecuencia del pecado original. Con este motivo San Pablo hace aquí un sutil y vivo análisis de la conciencia humana, que de una parte conoce el bien y lo ama, y de otra se deja llevar del mal. Sólo la gracia de Jesucristo nos puede

17

si

hijos,

de

también

Dios,

herederos,

coherederos

de

El Apóstol expone en este párrafo la (1) vida del cristiano justificado por la acción del Espíritu Santo, que tiende siempre a destruir la vida de la concupiscencia, que nos lleva al pecado. Habla aquí considerando esta vida en si misma, no con la imperfección con que suele hallarse en nosotros. el

La gracia es el germen de la gloria, y Espíritu Santo, que nos comunica la vida

de

la gracia, es

(2)

al

de esta miseria.

y

herederos

otros,

librar

según la con el espíde la carne,

vivís

El cristiano, hijo de Dios.

No hay, pues, ya condenación alguna para los que son de Cristo

Jesús,

somos

espirita.

l

8

no

carne de vivir según

la

13

ritu mortificáis las obras viviréis.

La vida del

la carne.

8

la gloria

de

las

también quien nos comunicará almas y la resurrección de los

cuerpos. !

i

(3) tales,

Otos.

Son

hijos

de Dios

los

que viven como

guiados y marcados por

el

Espíritu de

ROMANOS, Cristo, supuesto que padezcamos con El, para ser con El glorificados (1).

Los sufrimientos presentes, comparados con la gloria futura. 18 Tengo para mí que los sufrimientos del tiempo presente no son nada en comparación con la gloria que ha de manifestarse en nosotros; 18 porque el continuo anhelar de las manifescriaturas ansia la (2) tación de los hijos de Dios. 20 Pues sujetas criaturas están a la vanilas dad, no de grado, sino por razón de quien las sujeta, pero con la esperanza 21 de que también ellas mismas serán libertadas de la servidumbre de la corrupción, para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios, 22 pues sabemos que la creación entera hasta ahora gime y siente dolores de parto. 23 Y no sólo ella, sino también nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos, suspirando por la adopción, por la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque en esperanza somos salvos; que la esperanza que se ve, ya no es esperanza. Porque lo que uno ve, ¿cómo esperarlo? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, en paciencia esperamos.

1305

El plan de Dios sobre los elegidos. 28 Ahora bien; sabemos que Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman (1), de los que según sus designios son llamados. 29 Porque a los que de antes conoció, a ésos los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo, para que Este sea el primogénito entre muchos hermanos; 30 y a los que predestinó, a ésos los lla-

mó; y a los que llamó, a ésos los justificó; y a los que justificó, a ésos los glorificó. 31 ¿Qué diremos, pues, a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no perdonó a su propio hijo, entregó

por

antes

le

otros,

¿cómo no nos ha de dar con

todos

nos-

33

¿Quién acusará las cosas? a Jos elegidos de Dios? Siendo Dios El todas quien

justifica,

¿quién

condenará?

34

Cristo Jesús, el que murió, aún más: que resucitó, el que está a la diestra de Dios, es quien intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos arrebatará al amor de Cristo. ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? 36 Según está escrito: el

«Por tu causa somos entregados [a la muerte todo el día, somos mirados como ovejas desainadas al matadero» (2). 87

El Espíritu ora *

está su Señor y el vuestro, y que no encendidos dardos del maligno. \? Tohay en El acepción de personas. (1). mad el yelmo dt la salud y la espada

que es la palabra (1), con toda suerte de oraciones y plegarias, orando en todo tiempo con fervor, y siempre en continuas súplicas por todos los santos 19 y por mí, a fin de que me sean dadas palabras de libertad con que dar a conocer el misterio del Evangelio, 20 del que soy embajador para anunciarlo con toda libertad y hable de 61 como conviene hablar. 81 Y para que sepáis lo que a mi se refiere y qué hago, os lo dará a saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor, 22 que os envío para que sepáis de nosotros y consuele vuestros corazones. 23 Paz a los hermanos y caridad con fe, de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo. 24 Sea la gracia con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con creciente fervor en la incorrupción de la vida. del espíritu

La milicia

cristiana.

10 Por lo demás, confortaos en el Señor y en la fuerza de su poder: 11 vestios de toda la armadura de Dios, para que podáis resistir a las insidias del diablo: 12 que no es nuestra lucha contra sangre y carne, sino

contra

principados, contra potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires. 13 Tomad, pues, la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y, vencido todo os mantengáis firmes. 14 Estad, pues, alerta, ceñidos vuestros lomos con la verdad, revestida

coraza de la justicia, 15 y calzados pies, prontos para anunciar el evangelio de la paz. 16 Embrazad en todo momento el escudo de la fe,

la

los

El Apóstol, no pudiendo abolir la escla(i) vitud, procura suavizarla con estas altas reflexiones, que brotan del Evangelio, diciendo la verdad a los siervos y a los amos.

de Dios,

18

(i) Hermosamente nos describe el Apóstol armas de la milicia cristiana, tomando la imagen de las de los legionarios romanos.

las

INTRODUCCION A LA EPISTOLA A LOS COLOSENSES ANDON OS

San Lucas a conocer el éxito de la predicación de San Pablo en Efeso, dice que por dos años predicó en la escuela de Tirano, de suerte que. todos los moradores de Asia, judíos y gentiles, oyeron la palabra (Hech. 19, 10). Uno de los que la oyeron con más fruto fué un cierto Epafras, nattiral de Colosas, ciudad próxima a Laodicea y a Hierápolis, y que Plinio señala entre las más célebres ciudades de la Frigia. Epafras, fuello a su patria con el tesoro de la fe de Cristo, que había hallado en Efeso, se dió a comunicárselo a sus compatriotas, llegando a fundar una iglesia que se mostró muy devota del Apóstol. No mucho después vino a encontrarse con San Pablo en Roma, informándole del estado de las iglesias de Frigia y de lo» peligros que corría la fe a causa de los nuevos doctores que iban apareciendo. San Pablo tomó de aquí ocasión para escribir esta carta a los colosenses y otra a los laodicenses, de que habla en la primera (4, 16). Al saludo acostumbrado sigue una acción de gracias por la fe y la virtud de los colosenses (1, 1-14). Luego habla de Jesucristo y de mt excelentísima dignidad (1, 15-24). El Apóstol está mrargado de pregonar el misterio i¡.

corrección divina.

4 Aún no habéis resistido hasta la sangre en vuestra lucha contra el pecado, 5 y os habéis ya olvidado de la exhortación que a vosotros como a hijos se dirige: «Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor, y no desmayes reprendido por El; • porque el Señor, a quien ama le reprende, y azota a todo el que recibe por

ron reinos, ejercieron la justicia, al-

canzaron las promesas, obstruyeron la boca de los Icones, 84 extinguieron la violencia del fuego, escaparon al filo de la espada, convalecieron de la enfermedad, se hicieron fuertes en la guerra, desbarataron los campamentos de los extranjeros. 85 Las mujeres recibieron sus muertos resucitados, otros fueron sometidos a tormento, rehusando la liberación por alcanzar una resurrección mejor; 38 otros soportaron Irrisiones y azotes, aún más, cadenas y cárceles; 87 fueron apedreados, tentados, aserrados, murieron al filo de la espada, anduvieron errantes, cubiertos de pieles de cabras, desprovistos de ln nece38 aquesario, atribulados, maltratados; llos de quienes no era digno el mundo, perdidos por los desiertos y por los montes, por las cavernas y por las grietas de la tierra. 39 Y todos éstos, con ser recomendables por su 40 porfe, no alcanzaron la promesa, que Dios tenía previsto algo mejor

1

1

las iras del rey, pues, viera al Invisible, perseveró firme en su propósito. 28 Por la fe celebró la Pascua y la aspersión de la sangre, para que el exterminador no tocase a los primogénitos de Is-

sin

12

hijo. (2).

Como con Dios con vosotros. ¿Pues qué hijo hay a quien su padre no corrija? 8 Pero si no os alcanzase la corrección de la cual todos han participado, argumento es de que sois 7

Soportad

hijos

se

la corrección.

porta

¡bastardos y no legítimos. • Per otra parle, hemos ten'do a nuestros padres carnales que nos corregían, y nosotros !

respetábamos; ¿no hemos de someternos mucho más al Padre de los ¡espíritus, para vivirí 10 En efecto, ¡aquéllos, según bien les parecía, nos ¡corregían para proporcionarnos una felicidad de pocos días; pero Este, mirando a nuestro provecho nos co¡rrige, para hacernos participantes de |

los

1

su santidad. 11 Ninguna corrección parece por el momento agradable, Quiere decir que Moisés renunció a la (1) adopción de la princesa egipcia por amor de las promesas mesiánicas hechas a su pueblo, a las cuales no podría llegar sino pasando por trabajos y afrentas. Ex. 14. (2) (3)

Jos. a. II

s.

(4)

Ex.

n

l.

a.

Todos estos de quienes habla vivieron, (1) lucharon y padecieron alentados por la fe en los destinos de su nación, las promesas mesiánicas hechas por Dios a Israel, causa de li ¡divina elección de su pueblo, (a)

Prov.

a.

11

s.

HEBREOS,

el cielo

estremecía

ella.

Hay que tener

también el cielo » (1). 27 Este «todavía una vez» muestra el cambio de las cosas movibles, por razón de haberse ya cumplido, a fin de que permaneciesen las no conmovibles. 28 Por lo cual, ya que recibimos el reino inconmovible, guardemos la gracia, por la cual serviremos agradablemente a Dios con temor y reverencia, 29 porque mostró Dios ser un fuego de-

alientos.

Por lo cual, enderezad las manos y las rodillas debilitadas, 13 y enderezad vuestros pasos, para que los cojos no se salgan del camino, antes bien sean curados. 14 Procurad la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá a Dios; 15 mirando bien que ninguno sea privado de la gracia de Dios, que ninguna raíz amarga, brotando, os impida y corrompa la fe e inficione a muchos de los fieles. 16 Mirad que ninguno incurra en fornicación, impureza o impiedad, como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida. 17 Bien sabéis cómo queriendo después heredar la bendición, fué desechado y no halló lugar de penitencia, aunque con 12

caídas

lágrimas

lo

buscó

hxcelejiciu

«le

vorador.

Diversos preceptos

1 Permanezca entre vosotros la fraternidad, 2 no os olvidéis de la hospitalidad, pues por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles (2). 3 Acordaos de los presos, como si vosotros estuvierais presos con ellos, y de los que sufren malos tratos, como si estuvierais en su cuerpo. 4 El matrimonio sea tenido por todos en honor; el lecho conyugal sea sin mancha, porque Dios ha de juzgar a los fornicarios y a los adúlteros.

nueva alianza.

18

Que no os habéis allegado al monte tangible, al fuego encendido,

5

al torbellino, a la oscuridad, a la tormenta, 19 al sonido de la trompeta y a la voz de las palabras, que quienes las oyeron rogaron que no se les hablase más; 20 porque no podían oírla sin temor (2). Si un animal tocaba al monte, había de ser apedreado. 21 Y tan terrible era la aparición, que Moisés dijo: «Estoy aterrado y tembloroso.» 22 Pero vosotros os habéis allegado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, y a las miríadas de ángeles, a la asamblea, 23 a la congregación de los primogénitos, que están escritos en los cielos, y a Dios, que es Juez de todos, y a los espíritus de los justos perfectos, 24 y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión de la sangre, que habla mejor que la de Abel.

25

Mirad que no recuséis

habla; porque

De manera que animosos podemos «El Señor es mi ayuda, no temeré; ¿qué me podrá hacer el homdecir:

bre?»

(2)

Gen. 25, 33; 27, 30 ss. Recuerdo de la promulgación de

!

tad su fe. 8 Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. 9 No os dejéis llevar de doctrinas varias y extrañas; porque es mejor fortalecer el corazón con la gracia que con viandas, de las que ningún provecho sacaron (5) los que a ellas se apegaron. 10 Nosotros tenemos un altar, del que no tienen facultad de comer los que sirven en el tabernáculo. 11 Los cuerpos de aquellos animales cuya sangre, ofrecida por los pecados, es

¡

la

ley

e j

en

el

Sinai (Ex.

19,

6).

(4).

7 Acordaos de vuestros pastores, que os predicaron la palabra de Dios, y considerando el fin de su vida, imi-

I

(1)

Sea vuestra vida exenta de ava-

ricia, contentándoos con lo que tengáis, porque el mismo Dios ha dicho: «No te dejaré ni te desampararé» (3).

que

al

aquéllos, recusando al que en la tierra les hablaba, no escaparon al castigo, mucho menos vosotros, si desecháis al que desde si

ninrales.

~\

(1).

la

1353

os habla, cuya voz entonces la tierra y ahora hace esta promesa: «Todavía una vez, yo conmoveré no sólo la tierra, sino

sinu dolorosa; pero al fin ofrece frutos apacibles de justicia a los ejerci-

tados por

13

(1)

Ag.

(2)

Gen.

(3) (4)

Jos.

(5)

La

2, 6.

18, 3. 1,

5.

Salm. 118,

6.

distinción de los alimentos en puros

impuros no aprovecha de nada para

ticia.

la

jus-

HEBRE

Vó!i4

introducida en el santuario por el pontífice, son quemados fuera del

campamento.

12

Jesús,

de santificar con su al pueblo, padeció fuera

a fin propia sangre de la puerta. 13

Por

lo cual

también

Salgamos, pues, a El fuera del

campamento, cargados con su oprobio, que no tenemos aquí ciudad permanente, antes buscamos la futura. 15

Por El ofrezcamos de continuo a Dios sacrificio de alabanza, esto es el fruto de los labios que bendicen su nombre.

de

la

mutua

19

De

la

los siglos.

Amén.

beneficencia y

asistencia no os olvidéis, tales sacrificios se complace

que en

y que queremos vivir bien en ludo. 19 Sobre todo os ruego que hagáis oración para que yo os sea pronto restituido. 20 El Señor de la paz, que sacó de entre los muertos, por la sangre de la alianza eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, 21 os haga perfectos en todo bien, para hacer su voluntad, cumpliendo en vosotros lo que es grato en su presencia, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de

17

Dios. Obedeced a vuestros pastores y estadles sujetos, que ellos velan

sobre vuestras almas, como quien ha de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con alegría y sin gemidos, que esto sería para vosotros poco venturoso (1). 18 Orad por nosotros. Confiamos en que tenemos bujna conciencia ,

Efectivamente no es una dicha para los (i) subditos, sino todo lo contrario, el hacer llorar a sus superiores por su indisciplina.

Conclusión. 22 Os ruego, hermanos, que llevéis con paciencia este discurso de exhortación, porque en verdad os he escrito brevemente. 23 Sabed que ha sido puesto en libertad vuestro hermano Timoteo, en cuya compañía, si viniere pronto, os he de ver. 24 Saludad a vuestros pastores y a todos los santos. Os saludan los de Italia. 23 La gracia sea con todos vosotros.

EPÍSTOLA DE SANTIAGO

INTRODUCCION A LA EPISTOLA DE SANTIAGO

TJL nombre de Santiago, Jacobo, era muy común entre los judíos. Tres son los personajes de este nombre que los Evangelios nos dan a conocer. El primero es Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, Apóstol, que selló con su muerte la fe de Cristo, el año 44 (Hech. 12, 2). Otro es Santiago el Menor, hijo de Alfeo, también Apóstol (Me. 3, 18). El tercero es Santiago, hijo de María, (Me. 16, 1), hermana de la Virgen y llamada en otro lugar María de Cleofás, por su marido (Jn. 19, 25). Este es, sin duda, el que en los Actos y en San Pablo recibe el titulo de hermano del Señor (Gal. 1, 19). Parece que su padre era hermano de San José, su madre cuñada, en sentido lato hermana de la Virgen, y por tanto primo del Señor (Le. 9, 54). Se disputa si este tercero se identifica con el segundo. La tradición de la Iglesia oriental los distingue, mientras la de la Iglesia occidental, con mayor probabilidad, los considera como una misma y única persona, y que su padre, Cleofás o Cleopatro, es el mismo que Alfeo. Este Santiago, hermano del Señor, gobernó hasta su muerte la iglesia de Jerusalén. Tanto la Escritura como la tradición histórica nos lo presentan como muy adicto a la Ley y a las prácticas de la devoción judia, sin perjuicio, claro es, de la fe en Jesucristo; tanto que aquellos judaizantes que por todas partes perseguían a San Pablo pretendían escudarse con el nombre de Santiago. A pesar de esa su piedad, por la que era venerado de los mismos judíos, el pontífice Anano le hizo prender y condenar a muerte el año 62, aprovechando la partida del gobernador romano Porcio Festo. A juzgar por lo que vemos en Jerusalén (Hech. 21, 20 ss.), hemos de suponer que muchos judíos de la dispersión, convertidos a la fe, conservaban su amor al templo y su devoción por aquellas formas de piedad en que se habían criado. De aquí debía originarse mayor devoción por la iglesia madre de Jerusalén. Este fué, sin duda, el motivo de la carta escrita por Santiago «a las doce tribus de la dispersión". La carta contiene una serie de normas morales inspiradas en los libros sapienciales, pero desarrolladas en el ambiente de espiritualidad propia del ser-

món

de la montaña.

EPISTOLA DE SANTIAGO De

Saludo. 1

]

de

Santiago, siervo de Dios

Señor Jesucristo, a la

las

dispersión, salud.

y

la

perseverancia pruebas.

en

las

del

doce tribus

2 Tened, hermanos míos, por sumo gozo veros rodeados de diversas ten-

SANTIAGO,

1358

3 considerando que la prueba de vuestra fe engendra la paciencia. 4 Mas tenga obra perfecta la paciencia, para que seáis perfectos y cumplidos, sin faltar en cosa alguna. 6 Si alguno de vosotros se halla falto de sabiduría, pídala a Dios, que a todos da largamente y sin reproche, y le será otorgada. 6 Pero pida con fe, sin vacilar en nada, que quien vacila es semejante a las olas del mar, movidas por el viento y llevadas de una a otra parte. 7 Hombre semejante no piense que recibirá nada de Dios. 8 Es varón indeciso, e inconstante en todos sus caminos. 9 Gloríese el hermano pobre en su exaltación, 10 el rico en su humi-

cibid con mansedumbre la palabra injerta en vosotros, capaz de salvar vuestras almas. 23 Ponedla en práctica y no os contentéis sólo con oírla, que os engañaríais; 83 pues quien se contente con sólo oír la palabra sin practicarla, será semejante al varón que contempla en un espejo su ros-

taciones,

porque como la flor del heno pasará. 11 Se levantó el sol con sus ardores, secóse el heno, se marchitó la flor y desapareció su belleza. Asi también el rico se marchitará en sus llación,

empresas. 13 Bienaventurado el varón que soporta la tentación, porque, probado, recibirá la corona de la vida que Dios prometió a los que le aman. 13 Nadie en la tentación diga: «Soy tentado por Dios.» Porque Dios ni puede ser tentado al mal ni tienta a nadie. 14 Cada uno es tentado por sus propias concupiscencias, que le atracu y seducen. 15 Luego la concupiscencia, cuando ha concebido, pare el pecado, y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte. 14 No os

engañéis,

mos

(1).

17

hermanos míos carísiTodo buen don y toda

dádiva perfecta viene de arriba, desciende del Padre de las luces, en el cual no se da mudanza ni sombra de alteración. 18 De su propia voluntad nos engendró por la palabra de la verdad, para que seamos como primicias de sus criaturas.

2

'

tro, 44

y

\

;

la

38 Si alguno cree ser religioso y no refrena su lengua, se engaña, porque su religión es vana. 17 La religión pura e inmaculada ante Dios Padre es visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y conservarse sin mancha en este mun-

;

\

i

do

,

(1).

1.a

i

I

,

'

I

|

j

'

caridad.

Hermanos míos, no juntéis la acepción de personas con la fe de nuestro glorioso Señor Jesucristo. * Porque si entrando en vuestra asamblea un hombre con anillos de oro en los dedos, en traje magnífico, y entrando asimismo un pobre con traje raído, 3 fijáis la atención en el que lleva el traje magnífico y le decís: Tú siéntate aquí honrosamente; y al pobre le decís: Tú quédate en pie, o siéntate bajo mi escabel, ¿no juzgáis por vosotros mismos y venís a ser jueces perversos? 5 Escachad, hermanos míos carísimos: ¿No escogió Dios a los pobres según el mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herede1

•) *"

!

verdad.

caridad».

era;

sus obras.

:

del

reino

que

le

que tiene prometido

aman?



Y

vosotros

afrentáis al pobre, i No son los ricos los que os oprimen y os arrastran ante los tribunales? ' No son ellos

que blasfeman el buen nombre invocado sobre nosotros? 8 Si en verdad cumplís la real ley de la Escritura, «amarás al prójimo como a mismo», bien hacéis; • pero si ti obráis con acepción de personas, colos

El pensamiento de Santiago es claro y (i) en nada contrario, aunque si distinto, del de San Pablo. Santiago quiere obras que sean manifestación de la fe; San Pablo quiere fe

por

cómo

j

14 Sabéis, hermanos míos carísimos, que lodo hombre debe ser pronto para escuchar, lardo para hablar, tardo para airarse, 20 porque la colera del hombre no obra la justicia de Dios. 31 Por esto, deponiendo toda sordidez y todo rusto de maldad, re-

«activa en obras

contempla, se va

mientras que quien atentamente considera la ley perfecta, la de la libertad, ajustándose a ella, no como oyente olvidadizo, sino como cumplidor, este será bienaventurado por

a los la

se

íS I

ros

Deberes hacia

y apenas

instante se olvida de

al

Esta concepción de la religión, que conen obras de caridad, esta muy conforme doctrina de San Pablo, que exhorta a hacer de la vida una hostia santa y continua Dios (Rom. ta. i; FU. 4. 18). a (i)

siste

con 1

la

j

SANTIAGO, metéis pecado, y la Ley os argüirá de transgresores. 10 Porque quien observe toda la Ley, pero quebrante un solo precepto, viene a ser reo de todos; 11 pues el mismo que dijo: «no adulterarás», dijo también: «no matarás». Y si no adulteras, pero matas, te has hecho transgresor de la Ley. 13 Hablad y juzgad como quienes han de ser juzgados por la ley de la libertad.

13

Porque

sin

misericordia

será juzgado el que no hace misericordia. La misericordia aventaja al juicio.

La 14

¿Qué

Ic le

y las obras. aprovecha,

hermanos

míos, a uno decir «yo tengo fe», si no tiene obras? ¿Podrá salvarle la fe? 15 Si el hermano y la hermana están desnudos y carecen del alimento cotidiano, 16 y alguno de vosotros les dijere: «Id en paz, que podáis calentaros y hartaros», pero no les diereis con qué satisfacer la necesidad de su cuerpo, ¿qué provecho les vendría? 17 Así también la fe, si no tiene obras es de suyo muerta. 18 Mas dirá alg'ino: «Tú tienes fe y yo tengo obras.» sin las obras tu fe, que yo por mis obras te mostraré la fe. 19 ¿Tú crees que Dios es uno? Haces bien. Mas también los demonios

Muéstrame

y tiemblan. 20 ¿Quieres saber, hombre vano, que es estéril la fe sin las obras? 21 Abraham, nuestro padre,

creen

fué justificado por las obras cuando ofreció sobre el altar a Isac, su hijo? 22 ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y que por las obras se cumplióse hizo perfecta la fe? 23 la Escritura que dice: «Pero Abraham creyó y le fué imputado a justicia, y fué llamado amigo de Dios.» 24 Ved, pues, cómo por las obras y no por la

¿no

3

I

más severamente, 2 porque todos ofendemos en mucho. Si alguno no peca de palabra, es varón paz de gobernar con

perfecto, cael freno todo su cuerpo. 3 A los caballos les ponemos freno en la boca para que nos obedezcan y así gobernamos todo su cuerpo. 4 Ved también las naves, que, con ser tan grandes y ser empujadas por vientos impetuosos, se

gobiernan por un pequeño timón a voluntad del piloto. • Así también la lengua, con ser un miembro pequeño, se atreve a grandes cosas. Ved que un poco de fuego basta para quemar todo un gran bosque. 6 También la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. Colocada entre nuestros miembros, la lengua contamina todo el cuerpo, c inflamada por el infierno, inflama a su vez loda nuestra vida. 7 Todo género de fieras, de aves, de reptiles y animales marinos es domable y ha sido domado por el hombre; 8 pero a la lengua nadie es capaz de domarla, es un azote irrefrenable y está llena de mortífero veneno. 9 Con ella bendecimos al Señor nuestro y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a imagen de Dios. 10 De la misma boca proceden la bendición y la maldición. Y esto, hermanos míos, no debe ser así. 11 ¿Acaso la fuente echa por el mismo caño agua dulce y amarga? 12 Puede acaso, hermanos míos, la higuera producir afceítunas,

o

solamente se justifica el hombre. Y asimismo Rahab, la meretriz,

¿no se justificó por las obras, recibiendo a los mensajeros y despidiéndolos por otro camino? 28 Pues como el cuerpo sin el espíritu es muerto, así

también

es

muerta

la fe sin las

obras.

Pecados de

la lengua.

1 Hermanos míos, no seáis muchos en pretender haceros maestros, sabiendo que seremos juzgados

higos la

vid?

Y

tampoco

un manantial puede dar agua salada y agua dulce.

La sabiduría.

Y

fe 25

.
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