Narrativas hirsutas: Análisis iconológico de productos estéticos de la comunidad bear como constructores de identidad.

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO INSTITUTO DE ARTES ARTES VISUALES

Narrativas Hirsutas: Análisis iconológico de productos estéticos de la comunidad bear como constructores de identidad. TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN ARTES VISUALES PRESENTA LUIS FERNANDO SERRANO DELGADILLO DIRECTOR L.A.V. DAVID PÉREZ BECERRA

Mineral del Monte, Hgo.

2015

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Índice Introducción…………………………………………………………………………………….05 Capítulo I: De lo gay a lo bear, definición de una identidad………………………...11 

Aspectos conceptuales………………………………….………………..………....13



Identidad, identificación y comunidad…………………………...……………...16



Del movimiento a la identidad gay, de Estados Unidos a México…...……..21



Del movimiento a la identidad bear, de Estados Unidos a México.…..……24

Capítulo II: Arte e imagen, construcción y refuerzo de la realidad………………...29 

Aspectos conceptuales/El poder de las imágenes………………….……….31



Leer, interpretar y apropiarse de una imagen………………………………...40



Representación ursina/Muestra…………………………………………………..45

Capítulo III: Narrativas hirsutas: Análisis de obra……………………………………….51 

Tim Barela: Representaciones tempranas, el oso en cómic………………..53



Chris Komater: Representaciones no tradicionales de belleza…………….60



Rafael López: Osos ilustrados (mexicanos…………………………………..….63



Qbo BearWear: Vestir de representaciones, imagen en el atuendo……..69

Conclusiones……………………………………………………………………………………75 Anexos:…………………………………………………………………………………..………85 

Discriminación y homofobia……………………………………………………....87



Historia del movimiento gay……………………………………………………….89



Identidad gay……………………………………………………………………..….98



Conceptos ursinos…………………………………………………………………..104



Imágenes……………………………………………………………………………...116

Referencias……………………………………………………………………………………..119

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El presente trabajo surge como una manera de darle respuesta a una inquietud con respecto al quehacer artístico por la que atravesé durante mi formación. Si bien, para ser artista no se necesitan realmente estudios de licenciatura ni un grado universitario, el llevar como parte de la preparación como productor un complemento de teoría, análisis y entendimiento del arte dentro de un contexto social, brinda herramientas para poder formular un conocimiento reflexivo y cuestionador sobre lo que se hace. Estas herramientas resultan útiles considerando que no se puede mantener al arte desligado de la sociedad, existe un juego de interacción y dependencia mutua entre artista y espectador, lo que me interesa en particular de esta relación es la manera en la que ambos interpretan y, con base en sus experiencias previas, se apropian del contenido de la obra. Concretamente, el estudio se enfoca a los efectos que tienen el arte o las imágenes sobre las identidades. De manera muy general se pueden listar ejemplos como el de La Mona Lisa, que podría considerarse un emblema para el Louvre, o el Guernica para el Reina Sofía, incluso de manera local las esculturas de Sebastián colocadas al por mayor como monumentos que pretenden dar cierto reconocimiento identitario a una localidad (por muy poca relación que tengan con ésta). Lo que pretendo es aplicar esta característica de las imágenes a una problemática inmediata que me afecta, la diversidad sexual y su desarrollo en México, a través de formas de arte que encuentran una difusión más cercana y personal. Al adentrarse en este tema sale a relucir que el término de diversidad no podría estar mejor aplicado, pues engloba una cantidad inmensa de prácticas, aficiones e incluso comunidades y culturas. La que se ha vuelto de mi interés en cuanto a representación y producción parte de la quizás muy sonada comunidad gay, y es la comunidad bear, o comunidad de osos. Para este momento, el introducir los términos gay y bear al texto abre demasiado el panorama, pero también encamina la dirección por la que se llevará este estudio y que es lo primero que se debe aclarar. Por lo tanto se dedicará el primer capítulo a desarrollar los aspectos teóricos e históricos sobre diversidad sexual y el movimiento gay, el cual se describirá como la organización y visibilización que se hace de este sector tras los acontecimientos de la rebelión en el bar Stonewall Inn, con la intención de comenzar

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a entender la consolidación de un movimiento social y la formación de una identidad de cuyas carencias surge el movimiento bear; importante aclarar, pues sería difícil llegar a entender el segundo sin haber dado los antecedentes que genera el primero. Lo anterior lleva al siguiente punto y motivo, definir lo que es una identidad, y al tratarse de las cuestiones gay y bear, las cuales surgen en Estados Unidos, cómo es que éstas se desarrollan en México. Puedo adelantar que la construcción de la identidad gay surge a partir de la homosexual (Laguarda, 2009: 22); esta última inicia en el siglo XIX como un caso clínico –tratada dentro de la medicina, psiquiatría y psicología. A partir del surgimiento de la identidad gay en los años 70 del siglo pasado se buscaba eliminar lo patológico; esos motes van dejando de tener la misma fuerza que en sus inicios pero no dejan de ser definitorios para el estereotipo que se ha construido de ellos, delimitado por características específicas como lo son clase social, prácticas de consumo, edades y cuerpos (personas delgadas, jóvenes, sofisticadas, femeninas…), el descontento por estas expresiones ha dado paso al surgimiento de la comunidad de los osos, que se conforma como un grupo de hombres gordos, maduros, de abundante vello y actitud tosca. Definir qué es una imagen y cuál es su alcance como reconstructor de la realidad servirá para aplicar lo visto el primer capítulo dentro del terreno de las artes visuales y las imágenes. Su estudio será relevante pues la imagen lo es, -eso no se puede negar: los sujetos sociales se convierten en objetos para ser vistos, las imposiciones estéticas toman un papel importante (Laguarda, 2009:114). Basándome en la sociología del arte, los estudios iconológicos de Panofsky y las nociones del sí-mismo de Giddens haré un análisis de productos estéticos estadounidenses (origen del movimiento bear) y mexicanos, para acercarnos a la comprensión de los mecanismos por los que las imágenes pueden influir en la construcción de un grupo. El capítulo dos se desarrolla con la finalidad de encaminarse hacia este propósito, se ha elegido la sociología del arte pues es la que estudia, precisamente, la obra como el centro de convergencia entre las relaciones sociales. Asimismo, el método iconográfico de Erwin Panofsky, pues en los puntos que ha fijado para el análisis de una obra se consideran tanto los elementos formales que la componen como los significados

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que se les ha dado a cada uno de éstos y la manera en que se insertan en un universo práctico, para finalmente, interpretar un significado sustentado por los propios elementos que la conforman, lo más importante del método es que considera la dimensión social de la obra. En cuanto al abordaje de los individuos y las identidades se hace uso de los estudios de Anthony Giddens pues concordando con los puntos anteriores él considera a las personas como agentes capaces de negociar sus posiciones y trayectorias, interpretar (no sólo actuar) papeles, internalizar convenciones, reconstruir las propiedades estructurales del sistema (López, 2012), por lo que se puede decir que las interpretaciones que hacen de la realidad, en este caso a través del arte, explican los medios de los que se valen para construir y reconocer su propia identificación. Sin adelantarme a posibles conclusiones, este estudio que se aborda en el tercer capítulo se llevará a cabo para desglosar cómo es que el movimiento bear se ha adaptado a nuestra realidad geográfica, y con qué fidelidad o reconfiguraciones lo ha hecho. Por esta razón considero que la base más sólida en la que puedo basarme para hacer esta comparación sigue recayendo en la imagen, pues ya sea que se trate de fotografías con un enfoque documental o de composiciones pictóricas con un acercamiento a lo fantasioso, ambos casos parten de un referente que existe en una realidad objetiva la cual los agentes creadores interpretan y reconstruyen, es decir, adaptan a las propias condiciones que perciben. Para el análisis se ha hecho la elección de cuatro obras específicas: dos estadounidenses y dos mexicanas con propósitos similares, las primeras que se han elegido en ambos casos corresponden a las representaciones más cercanas -y significativas- que encontré a las fechas de consolidación que se han documentado del movimiento en ambos países; las segundas corresponden a productos hechos (publicados y expuestos) en fechas más recientes. En el caso de la obra estadounidense se tomó una cuya exposición fuera cercana a la organización del movimiento ursino1 en México para comparar los estados de ambos en ese momento, para el segundo caso mexicano se eligió una representación reciente con el propósito de ver cómo ha seguido retratándose lo bear y su correspondencia con la realidad y dar una idea sobre los Referido al movimiento de los osos, del que se hablará en el primer capítulo o con mayor detalle en el anexo “Conceptos ursinos” 1

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enfoques a los que apunta la producción que se hace en cuanto al tema, y si es que atraviesa por carencias en cuanto a la representación de ciertos aspectos que puedan y necesiten cubrirse. De esta manera se espera hacer una contribución a los escasos estudios acerca de lo bear en México y que este texto pueda servir como punto de partida hacia una reflexión que ayude a realizar un abordaje sensible y sustancial al tema para quienes compartan esta visión.

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I.

Aspectos conceptuales

Existe una estrecha relación entre la manera en la que nos presentamos y nos damos a conocer y los productos culturales que consumimos. Dado que como agentes sociales vivimos procesos relacionales en los que el entorno influye en el reforzamiento de ideas y posturas personales, el continuo flujo de éstas nos permitirá de acuerdo a los límites que nos queramos imponer armar una definición de nuestra persona. La tesis que desarrollo hace énfasis en esta construcción partiendo desde el terreno de las imágenes como productos de consumo y su actuar específico en la comunidad bear2 mexicana. Para llegar a comprender este mecanismo se debe contextualizar en principio cómo se hace el desarrollo de lo gay a lo ursino3, viéndose ambos en primera instancia como movimientos sociales y después como modelos de identidad y los cambios geográficos que han tenido4. En las siguientes páginas se hará el desarrollo de los conceptos abordados y su relación con el arte visual, con las imágenes, con las formas de producción y consumo plásticas, para así referirnos finalmente al juego de relación mutua que se sostiene entre dichos productos estéticos y la sociedad. Por lo tanto se debe considerar que tras las cualidades estéticas de una obra artística hay también una dimensión social, y que, así, además de concebirlas como un producto, es necesario comprenderlas como símbolos, es decir, como “formas conceptuales que articulan una referencia de sentido respecto del mundo objetivo o subjetivo” (López, 2005: 13). Los símbolos concentran en sí mismos las dos partes en las que la lingüística separa al signo: el significante (aquello con lo cual nos referimos a algo) y el significado (eso a lo que nos referimos), pero van más allá que éste al trascender la mera designación de las cosas para revestir éstas de capas y lecturas con las que adquirirán una significación más compleja, abierta y metafórica. Es por esto que al analizar el arte y sus elementos (color, textura, planos, formas...) no debemos limitarnos a La comunidad bear es una subcomunidad gay cuyos integrantes se caracterizan por ser hombres robustos, maduros y velludos (en su descripción más general), más adelante se detallarán y profundizarán los puntos relevantes en este estudio, los cuales se adentran en las cuestiones del grupo como movimiento y modelo indentitario. 3 Se utilizarán en este texto los términos bear, oso y ursino indistintamente. 4 Ambos grupos e identidades tienen sus orígenes en Estados Unidos. 2

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entender sólo sus aspectos estructurales sino sus usos, designaciones y modificaciones colectivas que le otorgan la validez pragmática o legalidad interna necesaria (López, 2005: 13, 97), para lo cual es forzoso situar las obras de arte en sus respectivos contextos, tanto de producción como de circulación. Para poder introducir el tema adecuadamente es pertinente aclarar que el contexto en el cual se desarrollan las obras a analizar parte de la separación de dos grandes grupos (heterosexual y homosexual), por lo cual se utilizará aquí el concepto de discriminación5, que en su definición más básica, es el acto de seleccionar, de excluir, así sin más; dos palabras que en este contexto no tienen connotaciones ni positivas ni negativas, por lo que todavía no se llega a asomar la importancia de la palabra. Aplicado a la realidad inmediata se encuentra que es en esta separación entre unos y otros donde puede nacer una carga negativa, pues la manera en la que se da implica la generación de un estigma. Socialmente, la discriminación se vuelve un asunto cultural que se ha vuelto hasta institucional, pues en palabras de Jesús Rodríguez Zepeda (2006: 26) ésta se ubica sobre un espacio jurídico y es una conducta que se funda en la cultura y se extiende sistemática y socialmente, manifestándose en desprecio contra una persona o grupo de personas sobre la base de un prejuicio negativo relacionado con una desventaja injusta, y que tiene por efecto (intencional o no) dañar sus derechos y libertades fundamentales. Es así que se generan separaciones al interior de una sociedad; por un lado queda el grupo que se constituye por la mayoría normativa o dominante y por otro lado el que se conforma por individuos violentados, distinto a esa mayoría. Es importante aclarar que no hay divisiones radicales o definitivas; todas las personas nos ubicamos al mismo tiempo en varias posiciones dentro de estos dos grupos en diferentes lugares y momentos. La separación que nos ocupa se da según la orientación erótico-afectiva de las personas. La parte normativa es aquella que siente atracción física, sexual y emocional hacia las personas del sexo opuesto; es vista como el modelo a seguir en la sociedad.

Puede encontrarse una profundización sobre la discriminación y sus efectos específicos sobre las personas homosexuales en el anexo “Discriminación y homofobia”. 5

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Sus derechos, obligaciones y papeles asignados en el entorno varían de acuerdo al espacio y tiempo en el que se desarrollen, sin embargo, éstos mantienen una posición relativamente favorecedora en cuanto a su contraparte. Al ser lo “correcto”, su nominación no es algo que se contemple en la cotidianidad más que para marcar su diferencia en cuanto a la posición privilegiada que ocupa en la sociedad debido a su elaborada superioridad: hablo de la heterosexualidad. Por otro lado, la minoría que no sigue esta convención, la porción desfavorecida específicamente por su orientación erótico-afectiva, es denominada homosexual. Usualmente la palabra “homosexualidad” se utiliza para designar el deseo o las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. “Homosexuales” son entonces los individuos que participan de ella o experimentan deseo homosexual (Fone, 2008: 18). Sin embargo, tal definición se queda corta, pues con el uso de las palabras a lo largo del tiempo suele llegarse a alterar el significado de éstas, como queda documentado en el texto de Fone, quien rastrea el primer uso de esta palabra en 1868. El término de homosexualidad fue acuñado por el periodista germano-húngaro Karl Maria Kertbeny en una carta al sexólogo Karl Heinrich Ulrichs, oponiéndose a la ley prusiana que condenaba los actos entonces conocidos como sodomía. El sentido que denotaba la terminología de Kertbeny contrastaba la palabra Homosexualität con lo que denominaba Normasexualität –esto último usado por él para referirse a lo que concebía como “la sexualidad normal”, o las prácticas sexuales de la mayoría de las personas-. Postulando así que la homosexualidad se define a partir de características (sexuales) no sólo diferentes, sino opuesta a las de la sexualidad normativa; convirtiendo así a la homosexualidad en una práctica fuera de la norma, y posteriormente llegando incluso a ser enfermedad, tras recibir la aprobación médica y clínica del término en 1869, en un artículo del teórico alemán Dr. Karl Westphals (Fone, 2008: 18-19). Esta situación provocó en los años posteriores una aplicación del término como sentimiento sexual contrario o invertido, o como estado mental general del sexo opuesto, pero también como crítica y defensa, de tal manera que finalmente se estableció su significado como deseo por el mismo sexo y entre 1920 y 1930 pasó del argot psiquiátrico al uso popular, al tiempo que se creó la palabra heterosexualidad.

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Es importante que hasta este punto se haya descrito como se da la separación de lo homo y lo heterosexual, con un estigma de por medio, pues es necesario entender esta desventaja para dar un apropiado seguimiento a la transformación de lo homosexual a un movimiento y partiendo de esto a la constitución de lo gay como identidad. Así defino la dirección del siguiente punto. Al formar los individuos homosexuales una conciencia sobre ellos mismos dando cuenta de las desventajas sociales a las que eran sometidos, por un lado, y al encontrar ciertos rasgos que compartían en común, por el otro, lograron unificarse de alguna manera bajo el mismo estandarte.

II.

Identidad, identificación y comunidad:

Esta delimitación en común, considerando los puntos que comparten se explica atendiendo a las nociones de comunidad e identidad estrechamente relacionada con modos de vida y desarrollos similares. El tratamiento que se le dará a lo largo de este capítulo a las cuestiones relativas a la homosexualidad toca motivos que están enlazados primordialmente con la seguridad del sí-mismo6 como individuo y además inserto en un espacio de interacción social. Lograr el entendimiento y la construcción del actuar de uno mismo es algo que sólo se puede llevar a cabo mediante la propia conciencia, ejerciéndose de forma directa en las decisiones que se toman, pero que se construye mediante la interacción con factores externos, los cuales son tomados en favor de nuestra propia visión personal y lo que se quiere proyectar (las imágenes pueden ser uno de esos factores, jugando un rol importante en esta construcción). A partir de esta edificación personal se trabaja también la propia seguridad de mostrarse, asumirse y nombrarse como un ser que tiene ciertas características de cierto

Este concepto de Anthony Giddens (self en inglés y también traducido como propio-ser) se refiere a “la suma de las formas de recordación por las cuales un agente social reflexivamente define lo que se sitúa en el origen de su acción… Es el agente en tanto el agente lo define” (Giddens, 2011: 86). 6

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modo únicas, que se conoce y se reconoce como diferente y encuentra esta diferencia en torno a los demás; es un proceso que se desarrolla a lo largo de la vida, es complejo y siempre está en constante modificación. Se aplica aquí el concepto de identidad, pues bien podría verse la organización de un movimiento homosexual, como un proceso relacional e incompleto, siempre en estado de construcción. Se niega la existencia de un contenido auténtico o universal de sus miembros; se considera también que cualquier identidad se sostiene en la diferencia o la negación de los términos que no pueden ser englobados por ella (Laguarda, 2009: 20); así, quienes practican la homosexualidad marcan y reconocen los límites de un círculo social al que pertenecen, uno construido en un extremo contrario con representantes a los que este estigma no afecta. Stuart Hall explica que el concepto de identidad (como se ve en este caso) alude a una generalidad históricamente construida, en la que cierto número de individuos se reconoce, como una manera de unificación heterogénea, al inventar un pasado común de un grupo y un sentimiento de pertenencia en un sector específico (Laguarda, 2009: 21). Así, este movimiento de personas discriminadas, sean conscientes o no de ello, comparten un origen, aún al día de hoy también comparten ciertas problemáticas y son afectados socialmente por ciertas desventajas, lo cual genera en ellos cierto sentido de unidad. Con el paso del tiempo algunos obstáculos han sido dejados atrás, pero otros problemas han surgido, modificando un poco la visión y objetivos que se quieren alcanzar, sin embargo, las características nucleares siguen presentes, aquellas que siguen manteniendo a un grupo como reconocible y que al mismo tiempo separan y excluyen a todo lo que queda fuera de esto. Anthony Giddens plantea un desarrollo que nos sirve para comprender cómo es que se dan estos refuerzos a la autoidentidad con base en el concepto del sí-mismo, sirviendo para mantener en un nivel seguro la construcción que cada uno ha hecho de sí, este concepto se explica como una unidad activa que el individuo genera y con la cual además genera su propia identidad independientemente de sus contextos específicos de acción, con ésta los individuos aportan y promueven influencias sociales que son globales en sus consecuencias e implicaciones (Giddens, 1996: 34). Dichas

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acciones al ser procesos en los que el individuo trabaja para mantener cierta estabilidad en un mundo cambiante, se piensan de manera ideal para durar, para mantener un anclaje y una permanencia durante el espacio y el tiempo en el que dicho agente se desarrolla, tal búsqueda de seguridad mantiene al sujeto en una especie de cocoon7 protector, una estructura psicológica que sirve de protección a la conciencia del individuo, estructura y defiende al sí-mismo, en su entorno, considerando las diferencias a las que se enfrenta, pero manteniendo las limitaciones de acción a las que se afilia (Giddens, 1996:36). Como ya se mencionó con anterioridad la palabra homosexualidad llevaba consigo una carga patológica en sus inicios. Sin embargo, mientras el término ganaba popularidad, tal noción negativa se iba reduciendo, al mismo tiempo se buscó una palabra que pudiera funcionar como sinónimo positivo y de la que pudieran apropiarse las personas designadas fuera de todo prejuicio negativo. El término que fue usado para cumplir con tales fines fue ‘gay’, el cual además implicaba más que una simple condición de orientaciones y comportamientos sexuales, cargaba consigo una dotación propia de gustos, afectos, posturas culturales y políticas e incluso una posición económica (Lizarraga, 2012: 201). Dejando atrás las connotaciones de enfermedad y desorden, comenzando así a desarrollar por su cuenta un nuevo modelo visible a la sociedad, pues en cuanto a función de denominación la palabra llegó a reivindicar un estilo de vida, comenzó a convertirse en una identidad. Ya se mencionó anteriormente que el concepto que se retoma de identidad alude a un proceso que no es fijo, conectado al concepto del cocoon protector se entiende que sea de esta manera porque el identificarse es un mecanismo que se ejerce para buscar seguridad, por lo tanto, se mantendrá en construcción para adaptarse a esto. Así, de igual manera, se pueden reconocer en estas identificaciones estilos de vida, referidos también a la toma de decisiones y a los cursos de acción sujetos a condiciones de constricción material; semejantes patrones de estilo de vida, en ocasiones, pueden

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Capullo

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implicar también el rechazo más o menos deliberado de formas ampliamente difundidas de comportamiento y consumo (Giddens, 1996: 39). Esta identidad se ha definido ya respondiendo a ciertas posturas y atributos. Atendiendo a la búsqueda de seguridad, conforma un espacio de integración y libre expresión que permite un desarrollo sincero con el sí-mismo gracias a la interacción con otros que se pueden considerar iguales y que no se pueden encontrar fuera de él. Esta delimitación, ejemplifica lo que Melucci considera esencial en una identificación, la capacidad del actor no sólo de afirmar la propia continuidad y permanencia sino de hacer esta misma reconocible por otros, los que quedan fuera (Giménez, 2009: 28). Retomando el origen, considero importante en cuanto a lo gay, que naciera como movimiento, pues el hecho de ser marcados primero como enfermos bajo la denominación de homosexual, definió una separación entre dos grupos de la población. En el momento en que esta separación se dio, los “sanos”, o sea, las personas heterosexuales comenzaron a gestar lo que devendría en una nueva identidad –la gay, el precedente ya estaba hecho y la rebelión de Stonewall8 marcó el detonante que representa la búsqueda de seguridad para este grupo que ya había sido separado. Los que de manera voluntaria encontraron en lo gay una oportunidad de desarrollo pleno terminaron consolidando el modelo y haciendo más sólida esta diferencia. Esto último es importante, hay que destacar el papel que la conciencia y la permanencia voluntaria juegan en el papel de identificarse, Stuart Hall remarca que una identidad está más relacionada con el “convertirse en” que con el “ser” y adquiere sentido en un juego de diferencia y exclusión. Los sujetos diseñan, estilizan y actúan sus propias posiciones. Nunca se adaptan por completo a una identidad. De hecho, algunos nunca la aceptan (Laguarda, 2009: 21), lo que nos lleva a la búsqueda constante de los individuos por encontrar un espacio de pertenencia, un nicho en el que se puedan sentir protegidos, tal aseveración nos sirve para explicar por qué, a pesar de que ya existía una identidad gay, tuvo que surgir un nuevo modelo para englobar otro grupo pequeño dentro de esta minoría.

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La rebelión de Stonewall se detalla en el anexo historia del movimiento gay.

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Así, ya existiendo un grupo gay, del que se separaron fracciones para constituir grupos propios basados en sus diferencias (el caso que analizamos específicamente, el de los osos), nos hace pensar también en estos movimientos como comunidades propias. Por sentido, la comunidad normalmente es la contraposición radical de la "lucha” (Weber, 2002: 44). Al establecerse gay por principio, recordemos que ciertamente surge de una lucha, pero de una que se da con la parte de la sociedad que había decidido separarla de ella, que además se da para poder conformar un movimiento autónomo, en este caso, podemos verlo como una comunidad. Puede que haya presión dentro de ella, pero nace con el ideal de ser un espacio de unificación entre iguales, se le puede llamar comunidad a una relación social cuando y en la medida en que la actitud en la acción social -en el caso particular, por término medio o en el tipo puro- se inspira en el sentimiento subjetivo (afectivo o tradicional) de los partícipes de constituir un todo (Weber, 2002: 33). Sintetizando y estableciendo los conceptos, llamaré identidad a un conjunto complejo y entramado de actitudes, posturas y diferenciaciones que conforman y definen a un grupo de personas. Se trata de un modelo que, aunque sólido, está abierto a transiciones y a algunos cambios; algunas de las características que conforman estos modelos son por su naturaleza fijas o atribuidas a un origen, ejemplo de esto podrían ser la nacionalidad9 con la que se nace o la religión que se inculca o con la cual se bautiza. Siguiendo el concepto y aplicado ya de forma más directa se encuentra la identificación, que es como llamaré a la acción simbólica que ejerce un agente al momento de adherirse a una identidad que ya está preestablecida, cuando ya sea de manera consciente o inconsciente el individuo construye el sí-mismo en función de las diferencias que reconoce de la otredad y en cuanto a las convenciones que decide (o no) aceptar, se hace énfasis en que tales reconocimientos, negaciones y adherencias se hacen sobre identidades que ya están preconstruidas, pero se han dado casos de

9Tomemos

en consideración que la nacionalidad se establece de nacimiento, una persona nacida en México, por ejemplo, será vista dentro de todo como un similar por otros mexicanos y será considerado de alguna manera como alguien diferente por un estadounidense. Aunque esa persona llegue a nacionalizarse como estadounidense, el hecho de haber tenido un origen diferente forma una parte fija de su identidad, puesto que para la otredad ya existe una construcción previa de todo lo que (creen) significa ser mexicano.

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que a partir de la falta de reconocimiento con una identidad, se genera una basada en la negación o complementación de esta.

III.

Del movimiento a la identidad gay, de Estados Unidos a México

Aunque se haya aspirado a que tanto homosexual como gay se volvieran sinónimos o denominaciones intercambiables, en el uso cotidiano esto se vio obstaculizado por el tratamiento que se le dio al segundo término, ya que pasó a convertirse en una categoría identitaria10 y como tal generó componentes de exclusión (Laguarda, 2009: 68). Así, de esta manera, muy a pesar de que se había alejado la noción clínica, la palabra se encontró cuestionada por una gran cantidad de hombres homosexuales por una diversidad de razones: es demasiado neutra, restringe la mirada sólo hacia los hombres, frivoliza la realidad, ha derivado en un nuevo estereotipo capitalista… Y en México se ha dicho que “es una palabra hueca”, “ha comercializado, frivolizado y erosionado al homosexual”, “es un término referente a los hombres homosexuales pequeñoburgueses”, “es una etiqueta más”[…](Lizarraga, 2012: 198). Ciertamente, cada palabra usada para intentar definir a un grupo o un sujeto (como en el caso de gay) se convierte en una etiqueta, el uso de tales motes para hacer una diferenciación o distinción entre ellos no es algo que esté mal por sí mismo; sin embargo podría llegar un momento en el que de tales segregaciones, una termine siendo más conocida que el resto y comience a tomarse como la única expresión valida. Como se ha repasado, acuñar el concepto “gay” trajo consecuencias consigo, podríamos decir que con él se estructuraron una serie de cambios y posturas en torno a las personas homosexuales, tales como dejar atrás por fin la carga de enfermedad que el termino homosexual conllevaba para darle una valoración positiva, sin embargo también comenzó a delimitar de manera muy específica a los denominados bajo este El proceso de construcción de la identidad gay se dio de una manera compleja, en el capítulo se desarrollan las nociones más relevantes para el estudio, sin embargo, detrás de estas se encuentra la construcción completa de un modo de vida. En el anexo Identidad gay se puede encontrar un desarrollo temático cuya consulta proporciona un contexto apropiado. 10

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mote, constituyéndose en cierta manera como un concepto que no englobaba a todas las realidades para las que se había tratado de dar uso. El movimiento gay tomó fama popularmente, sin embargo se encontraron algunos desacuerdos en cuanto al uso de esta nominación para hacer referencia a la totalidad de sus integrantes, por ejemplo, uno de estos desacuerdos indicaba que era un término bastante ambiguo pues no daba atención o énfasis a casos particulares de los que repentinamente se hacía conciencia, esto incluía a las mujeres homosexuales11, a las personas cuyo sexo e identidad de género no correspondía con la socialmente asignada12, además a las personas que sentían atracción física y emocional tanto por hombres como por mujeres13, demostrando así con el paso del tiempo que no se trataba de un grupo aislado ni que pudiera corresponder sólo a un estereotipo, dentro de él se podían encontrar variadas formas de ejercer la sexualidad (Fone: 2008, 557), tales ejemplos nos sirven para dar muestra de cierto conjunto de la diversidad sexual,14 sin embargo, para motivos de esta tesis no se profundizará en ellas, pues nuestro estudio se delimita a hombres homo y bisexuales, (éstos últimos dentro de relaciones homosexuales). Los debates sobre identidades, identificaciones, cuerpos y expresiones no se quedaron aislados en Estados Unidos. Viendo la rebelión de Stonewall y las consecuencias que trajo consigo, algunos ciudadanos homosexuales de varios países del mundo siguieron su ejemplo y comenzaron localmente su propio movimiento gay, atendiendo, claro, a los asuntos particulares que se generaban en su propio contexto. La consolidación casi uniforme de esta identidad en Estados Unidos permitió entonces así a otros países la cómoda reproducción de un modelo ya bastante

Como una medida para centrar atención específica al caso de las mujeres, en la década de los 80 el concepto gay toma dos acepciones, se usa el sentido “original” para designar a hombres homosexuales y comienza a utilizarse “lesbiana” para referirse a mujeres homosexuales. Sin embargo, al igual que su predecesor, esto sólo funcionó de manera momentánea como una atención al intento de particularización de los casos internos, pues lo que ya se estaba gestando culturalmente como movimiento producía dentro de él, formas muy diversas de identificación, así que tener sólo dos términos ya no era suficiente. 12 Se tomaron en cuenta así también a las personas transexuales y transgénero. 13 Personas bisexuales. 14 Entenderemos por “diversidad sexual” a las orientaciones sexuales y expresiones de género no concordantes con la visión dominante de la sexualidad (las cuales serían la heterosexualidad y los roles de género asignados socialmente). 11

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ensamblado, si bien cada región geográfica, atendiendo a su propio desarrollo cultural, había podido bosquejar y delimitar su propia idea sobre una identidad homosexual aunque no fuera propiamente mencionada como tal-, la adaptación de un esquema mayormente difundido reforzó algunas de las ideas propias y sirvió de ejemplo para comenzar a construir los puntos que tenían carencias, logrando proyectar de esta manera una identidad gay que puede sentirse casi uniforme y manteniéndose hasta ciertos aspectos como algo global. La cercanía del país de origen de este modelo (Estados Unidos) con México15 permitió su conocimiento tempranamente, además, con los antecedentes que ya se han tratado, cierta identidad que aún no podía llamarse propiamente gay comenzó a consolidarse. Tras la segunda mitad de la década de 1970 comenzó a difundirse en este país el término gay, ya con ciertas cargas y costumbres propias de E.U., por lo que, algunos de los términos locales fueron, desplazados, complementados o hechos sinónimo de gay, quienes quisieron en México identificarse bajo esto han asimilado y tomado como suyos muchos de los patrones estadounidenses, y al ser la palabra gay de carácter más neutro, el rol sexual que se desempeñe ya no tiene una carga tan definitoria (Laguarda, 2009: 29). Posterior a esto vino un cambio importante durante la segunda etapa de los ochenta, se reconoce que hubo una mayor apertura e intentos de integración social, tal concepción se podía apreciar entre otros motivos, en que se encontró en la población lésbico-gay un grupo de mercado, logrado en parte por la imitación del arquetipo gay estadounidense. Esto trajo consigo espacios comerciales dedicados a las personas LGBTTTI (lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual), pero se ubicaban en espacios específicos, pequeños y controlados (Díez, 2010: 149), suceso que en gran medida terminó por definir las actitudes, aficiones y el gusto de muchos de sus miembros, delimitando las prácticas de consumo que en cierta medida podían considerarse como “bien vistas” por la población heterosexual.

El desarrollo del movimiento gay en México puede leerse detalladamente en el anexo “Historia del movimiento gay”. 15

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Así surge de manera genérica un estereotipo de cómo la persona gay tenía que ser, regido por la información que llegaba de este modelo comercial imitado, la cual incluía gustos musicales específicos, edades y tipos de cuerpo ideales para ser un atractivo hombre gay; normalmente jóvenes y delgados o atléticos, pero de características y modos afeminados, posición económica y hasta ubicación geográfica. Lo cual terminó por construir un modelo rígido y bastante restrictivo, en el que no había cabida para una verdadera diversidad; sin embargo, no todos los individuos seguían ciegamente el modelo, muchos de ellos tomando conciencia de su propia condición, la cual era diferente a la establecida, vieron un problema de representación y abogaron por la apertura a nuevos modelos, esto incitó que los osos se vieran en la necesidad de marcar su presencia.

IV.

Del movimiento a la identidad bear, de Estados Unidos a México

El hecho de que el estereotipo de la persona gay que se conoce se haya hecho tan fuerte es que se vio reforzado tanto por las acciones del movimiento, que fueron llevándolo a una seguridad de acción y manifestación, como por el encasillamiento al que la sociedad lo fue manteniendo debido a esa propia seguridad. Era evidente que había llegado para quedarse, pero si tenía que ser algo con lo que se lidiaba en la vida cotidiana, tenía que pasar para todos como algo soportable, así, tanto personas dentro, como personas fuera del movimiento fueron construyendo en complicidad (aunque sin saberlo) este estereotipo, volviendo la discriminación algo de su propio entorno. De esta manera el modelo gay se vuelve excluyente con todos aquellos que salieran de sus características ya definidas y que les permitían acceder a cierto grado de tolerancia e incluso de aceptación social. Los bears16 no encuentran cabida en éste,

La comunidad de osos constituye actualmente uno de los grupos mejor consolidados dentro de la comunidad gay ya que como categoría identitaria se encuentra abierta a un amplio número de identificaciones, para propósitos del análisis en este texto sólo se abordarán las nociones generales en relación a ésta pero dado que no pueden pasarse por alto sus antecedentes y las nociones más específicas se le ha dedicado un apartado en la sección de anexos bajo el nombre “Conceptos ursinos”, en éste se detalla la historia y características del movimiento así como su traslado a México. 16

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pues descritos de una manera bastante general, son personas robustas (con un cuerpo o musculoso o gordo), de abundante vello facial o corporal (elemento que suele asociarse con falta de higiene o cuidado personal), normalmente maduras cuyos intereses principales son el hogar, el trabajo o la familia –incluyendo la pareja-, todo esto junto, como podría deducirse no es algo que tenga lugar dentro de los intereses del gay estereotipado promedio. Hablamos entonces de una falta de representación en cuanto al físico y a las actividades, personas así no podían sino más que sentirse fuera de la comunidad gay. Para diferenciarse optaron por hacer evidente un modelo de masculinidad muy marcado que los caracterizaría de inmediato, ciertas singularidades se marcaban entre la clientela del bar Lone Star17, descritos como hombres de complexión fuerte, con cuerpos que no remitirían a alguien bastante preocupado por cuidar su apariencia para lucir bien, sino más bien a gente trabajadora o deportistas, algunos con pecho y barriga más grande que el promedio, la típica imagen de un motociclista rudo, grandote y tosco encontraba aquí su lugar. No obstante con sus propias características proporcionadas por geografía, algunos osos italo-americanos de menor tamaño eran bienvenidos por igual, denotando así que se comprendía que las características por raza18 podrían tener ligeras variantes, pero el principio que los mantenía unidos se conservaba, pues ser oso era también una cuestión de actitud (Wright, 31: 2013). Así pues, de la misma forma que se establecieron características corporales el ser oso tenía que convertirse en un modo de vida, y se establecía en ciertos principios. Un oso era una persona regularmente de carácter dócil, feliz, muy amistoso y dado al compañerismo; sin embargo a la hora de defender lo suyo podría demostrarse feroz y agresivo, lo cual refuerza sus rasgos exageradamente masculinos. Ser oso también se asocia con el voraz consumo de alimentos no tan saludables (las prominentes barrigas tienen su explicación) regularmente acompañados de cerveza. En la intimidad se mostraban como amantes tiernos, cariñosos y juguetones, preferían los abrazos y cariños

El Bar Lone Star, al que aquí se refiere fue un lugar de convergencia para las personas que conformaron la versión temprana del movimiento de los osos, se puede leer más información al respecto dentro del anexo “Historia del movimiento bear”. 18 Entendiendo raza como una construcción cultural, no natural, pero que atiende a ciertas características en común compartidas geográficamente. 17

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que el acto sexual en sí, personas muy leales en sus relaciones personales pero con una dura carcasa (Wright, 31: 2013). En su lugar de origen (Estados Unidos), las imágenes impresas y el internet jugaron un papel importante en la definición y consolidación de esta identidad. La primera ocupaba el rol de ser el principal referente de cómo se ven (algunos) de los osos, publicaciones como la revista Bear Magazine difundían -aunque con fines tal vez de mero entretenimiento- una visión que se fue oficializando del estándar erótico deseable. Mientras que el segundo serviría como medio de contacto y obtención de cierta información en determinadas esferas, ayudando así a despertar un sentimiento de conciencia en el sí-mismo y en la identidad propia (Wright, 2013: 33), además de que su uso para la comunicación libre, anónima y sin censura lo convirtieron en una herramienta bastante usada, pues esto disminuía considerablemente el miedo al prejuicio en sus discursos, de 1985 a 1988 ganó tal popularidad que incluso Wright reconoce un espacio al que puede llamar Cybearspace, un conjunto de recursos en línea que permiten entablar amistad –y algo más- entre osos de manera segura, servicios de chat que se encontraban en algunas páginas y listas de correo entre las que destacan: PC Bears Liar, The Bear Chat Room y tal vez la más conocida The Bear Mailing List, las cuales ayudaron a pavimentar el camino hacia la formalización del movimiento (Wright, 2013: 35). Este constante y dinámico flujo de información permitió que el movimiento fuera conocido fuera de Estados Unidos y que pudiera migrar a otras partes del mundo. Se reconoce que se armó un arquetipo básico para reconocer a personas dentro del modelo, pero también se encontraban variaciones locales las cuales dependían de las propias características genéticas del país al que llegara lo que generó una apertura notable, algo que no ocurrió con el estereotipo gay. Con base en las variaciones en este modelo se reconocieron, dentro de éste, subgrupos, los cuales intentaban cubrir la variedad de rasgos a los que se abría, tales como edades, tipos de cuerpo e incluso la cantidad de vello corporal. Ocurre sin embargo que comienza a haber idealización sobre estos modelos, esto genera que se conforme el denominado glamor bear (Wright, 2013: 20), que es un canon superidealizado del oso, el modelo que alcanza la perfección en cada una de las características que definen lo bear y que no se ajusta del todo a las realidades que se viven en todas las adaptaciones geográficas. 26

Las propias características mexicanas, por ejemplo, reducen mucho las posibilidades de encontrar un alto índice de personas que encajen en el modelo glamor y pese a que al llegar al país hubo un desarrollo congruente en cuanto a la postura crítica del movimiento19 la remarcada necesidad de este modelo de sexualizar y erotizar cuerpos que no son considerados tradicionalmente como deseables fue llevando a los integrantes a declinarse por una de dos posturas principales, una, convertirlo en un grupo de esparcimiento y encuentros, y la otra, mantenerse como un grupo abierto y reivindicativo, se encuentra sin embargo que ambas visiones no han podido conciliarse del todo, siendo la segunda la predominante. Simbología Algo que caracterizó a la comunidad gay estadounidense y que se adoptó mundialmente como un símbolo reconocible y bajo el que una persona gay podía señalarse si así lo quería es la bandera del arcoíris. Diseñada en 1978 por Golbert Blaker para la celebrada marcha del orgullo de San Francisco (Laguarda, 2009: 119), este estandarte está constituido por seis franjas horizontales de colores (rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul y morado) y se volvió tan popular y efectivo que parecía buena idea que los osos adoptaran un modelo similar para su causa. Así para ganar mayor presencia y siguiendo el juego de la diferencia en 1995 el en ese entonces estudiante de psicología Craig Byrnes presentó la bandera de los osos haciendo unas ligeras pero significantes variaciones al arcoíris (Muzzy, 2005: 112), la propia constaba de 7 franjas horizontales con colores cálidos: café, anaranjado, amarillo, beige, blanco, gris y negro, cada uno en representación de los colores de vello/barba/cabello encontrados en la comunidad de osos y al ser algo que se pretendía para representar internacionalmente se consideraron las diferentes razas que se podían encontrar y se bautizó como La bandera de la hermandad internacional de osos. Actualmente el modelo de las franjas se reconoce fácilmente dentro de la comunidad, pero originalmente el diseño incluía también una garra de oso en la esquina

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Para un desarrollo más detallado sobre el tema consultar el anexo “Conceptos ursinos”.

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superior izquierda, sin embargo, ahora es común encontrarla sin ella, además la garra se ha convertido en un símbolo por sí mismo, encontrándose sin la bandera en diseños y productos dirigidos al público bear y sus admiradores como síntesis del estandarte o como logo de la comunidad. Esto de una manera muy general nos acerca a la importancia que tuvieron los aspectos visuales dentro de este movimiento. Si bien, las razones del surgimiento van más allá de eso, y son en realidad una oposición y una búsqueda de representación social para personas que necesitaban encontrar un espacio, las divisiones y subgrupos que surgen para ellos se basan bastante en lo que su apariencia física dice, y encuentran además de un refuerzo, apoyo en los símbolos para poder ser recibidos en otras partes del mundo. Encontrar impresa una bandera o una garra en las pertenencias o accesorios de alguna persona nos brindará algunos detalles de las actividades o posturas de ésta, esto es algo que se detallará en capítulos posteriores, pero no limitándose únicamente a estos dos símbolos, sino a construcciones visuales más complejas que partieron de lo que éstos representan.

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I.

Aspectos conceptuales/El poder de las imágenes.

“Algo motivaba a Hatshepsut a cambiar la forma en que se representaba a sí misma en los monumentos públicos, pero no sabemos qué –dice Peter Dorman, renombrado egiptólogo y presidente de la American University de Beirut-. Una de las cosas más difíciles de adivinar es su motivación (Brown, 2009: 12).

Existe un dicho bastante sonado que dice que una imagen vale más que mil palabras, es frecuente encontrarlo en comentarios de caricaturas políticas, fotos de denuncia y ahora incluso en memes, sea cualquiera de éstas a las que haga referencia, lo que se quiere decir, al parecer, es que una imagen puede formar una evidencia visual de algún suceso. El papel de las palabras no puede ser reemplazado ni desplazado por las imágenes, sin embargo, éstas últimas hacen uso de algunos recursos propios para comunicar ideas, el hecho de que en algunas ocasiones una imagen pueda servir de apoyo para darse a entender con mayor facilidad que con un par de oraciones es por esa inmediatez que tiene de aparentar, describir o ejemplificar algún estado inmediato de la realidad, sin embargo su construcción puede resultar tan compleja como el ponerse a escribir o a pronunciar esas mil palabras. No debería entenderse que la intención de tal frase sea decir que un modelo de comunicación más efectivo es el que se construye a través de las imágenes pues en muchas ocasiones éstas están supeditadas a que exista una palabra (o varias) que denomine lo que representa, más bien, debería poner en consciencia el hecho de que para la construcción de una composición visual o una idea imaginada, se requiere de un esfuerzo similar que el que se realizó al pensar esas palabras, como puede verse, ambos sistemas cuentan con sus propias características definitorias, y en este caso, me centraré a analizar los que comprenden el terreno de la imagen, pero dentro de un marco en el que ambas conviven, pues lo que me interesa desarrollar en este texto es el impacto que éstas tienen para construir la realidad, de manera equivalente al que lo hacen las palabras.

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Comienzo el capítulo con una cita que se refiere al antiguo Egipto gobernado por faraones, el nombre de la persona que se hablará en los siguientes párrafos es Hatshepsut, la reina, el faraón20. Durante el periodo regido por éstas figuras de autoridad, la sangre de la persona, las connotaciones místicas y los nexos divinos consistían un requisito importante al momento de designar a los gobernantes, un faraón no era sólo un rey, estaba emparentado con lo divino. La reina Hatshepsut, a diferencia de su esposo-hermano, Tsumosis I, tenía vínculos sanguíneos con la realeza, ella primogénita del rey, él descendiente de un rey adoptado (Brown, 2009: 12), razón por la cual pudo haber considerado que el papel de faraón sería mejor desempeñado por ella que por su hijastro tras la muerte del padre. Sin embargo, el título sólo podía ser heredado de padre a hijo, no a hija, ni a esposa, por lo que, para poder hacerse del poder, (aludiendo a su nobleza) ideo una manera de saltar esa barrera. El título de faraona era inexistente, por lo que tendría que gobernar como un faraón, comenzando con esta idea un episodio que puede que no sea muy sonado en el estudio de la imagen como lo podría ser en la antropología o la historia, pero que alcanzó interesantes y profundos tintes políticos y de representación de la identidad propia, todo por medio de la manipulación de la imagen del sí-mismo y sus proyecciones al pueblo. En su texto Los usos de las imágenes, Gombrich (2003:24) da el testimonio sobre una de las maneras en las que las imágenes influyen en la construcción y presencia de una realidad a través del dictamen que el papa Gregorio Magno da sobre la finalidad didáctica de éstas, poniéndolas en el mismo papel que el texto para aquellos que no saben leer. Si bien se refería en concreto a las pinturas religiosas, las cuales servirían para dar evidencia de la naturaleza divina de su salvador, tal cualidad puede aplicarse a otras disciplinas y seguir vigente en otros tiempos.

A partir de este punto, en adelante se referirá a Hatsepsut en algunas ocasiones como rey y faraón y no como reina o faraona pues la intención a la que ella aspiraba (según se interpreta de la fuente citada) era la de tomar una figura política establecida, la del faraón -en masculino-, no la de generar una figura femenina equivalente. 20

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Por ejemplo, el caso de Hatshepsut, ocurre en un tiempo y un espacio completamente diferente al del ambiente católico en el que se desarrollaba el papa Gregorio, pero el uso que le da a su representación tiene propósitos similares, que su imagen sea la transmisora de un suceso que debería considerarse como auténtico o verdadero, es decir, impartir hacia el pueblo una especie de educación sobre la naturaleza divina y por lo tanto real de su condición. Se sabe que en su desarrollo personal no se molestaba por esconder su sexo, se tiene documentado que en los textos empleaba terminaciones femeninas para designarse (Brown, 2009: 13), pero que sí estaba consciente de las limitaciones que le traería a su desarrollo político, pues como se mencionó con anterioridad el título de faraón al que ella aspiraba estaba destinado exclusivamente a los hombres, así que, para alcanzar sus ambiciones ocupó esta didáctica de la imagen para combinar su representación femenina -la cual posiblemente ya era reconocible- con una representación masculina, es decir, cómo quería que fuese reconocida, sintetizando así la imagen de reina y rey como si se tratase de una sola. Las síntesis a las que me refiero correspondían a obras y monumentos en las que su imagen se mostraba de una forma ambigua o incluso andrógina, se detallan ejemplos como los siguientes: “En una estatua de granito rojo se muestra a Hatshepsut con el inconfundible cuerpo de una mujer pero con los símbolos del rey: el nemes –tocado a rayas de la cabeza- y la cobra uraeus. En algunos relieves de templos, Hatshepsut porta el apretado vestido tradicional hasta los tobillos, pero tiene los pies separados, la postura típica del rey” (Brown, 2009:13).

Posiblemente estas cualidades ambiguas sirvan para denotar una transición sutil a medida de que se hacía y reforzaba su poder, pues probablemente un cambio repentino y de tal magnitud en la forma en la que se representaba traería consigo un desconocimiento sobre la imagen que ya se tenía sobre la reina. Tal estrategia de construcción de su rol fue avanzando óptimamente hasta el punto en el que fue capaz de reemplazar de manera definitiva su representación sintética para dar paso a la

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difusión de su imagen como faraón ya exclusivamente con el tocado, la falda shenti y la falsa barba, olvidando por completo los rasgos femeninos (Brown, 2009: 16). Es un movimiento político bastante bien ejecutado pues ella continuó con su reinado sin interrupciones hasta el momento de su muerte. Tal ejemplo podría parecernos exagerado y hasta ciertos puntos increíble, pero debe quedar en manifiesto el poder que la imagen ejerce sobre la realidad cuando se hace uso de ella de manera consciente. Ahora bien, este ejemplo lo analizaremos desde un punto de vista de la sociología del arte, no nos limitaremos a la recopilación de datos y fuentes para hacer una compilación de detalles, aplicaremos sobre estos hechos un filtro de interpretación en concordancia a lo que Georg Simmel reconoce en la sociología del arte, es decir nos enfocaremos a las relaciones sociales interpersonales, como una forma de las relaciones entre los individuos y los modelos de comunicación que mantienen, estructuran y reestructuran esas relaciones, a partir de una actividad artística determinada, ubicada en el contexto de las relaciones sociales, integrándola al proceso de comunicación (Silbermann, 1971: 20). En el caso de Hatshepsut, por ejemplo, nos interesa rescatar cómo mediante el uso de la imagen se hace legítimo el poder de una gobernante -dado el hecho de que siendo mujer se le tenía prohibido-, invirtiendo y resinificando su representación para mostrarse como hombre apto para gobernar bajo el título de faraón. Tras su muerte, quien debió ser el faraón por derecho -el hijastro Tutmosis IIIdestruyó las representaciones de ella. Sus imágenes como reina quedaron intactas, pero donde se proclamaba como rey, los trabajadores de su hijastro usaron sus cinceles en un acto vandálico cuidadoso y preciso. “La destrucción no fue una decisión emocional, sino política”, dice Zbigniew Szafraski. (Brown, 2009: 20). Conociendo lo que determinado uso de las imágenes le había ayudado a construir a su madre, puede deducirse que resultaba obvio para el nuevo faraón que la mejor manera de terminar con el poder y la memoria que quedaba de ella, para apropiárselo, era destruyendo el vehículo mediante el cual lo había adquirido, liquidando con esto también su legado, impidiendo que estos testimonios en piedra sobrevivieran al tiempo para evitar ser leídos o interpretados por alguien más.

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Del caso anterior retomaremos los puntos en los que se trata a la imagen y se hace uso de ella para poder generar una construcción de la realidad a conveniencia. Podemos resumirlo en que, mediante el adecuado y manipulado uso de su representación, la reina se colocó en el lugar de una persona apta para el poder (según sus parámetros), es decir, un hombre divino. Ahora bien hay algunos puntos que debemos aclarar con respecto al concepto de imagen para entender el actuar de ésta en el ejemplo presentado y las finalidades específicas a las que se había designado. Fernando Zamora (2013: 111) rastrea el uso de la palabra hacia el entorno hebreo, aquí, da testimonio de su significado, el cual estaba cargado de sentidos negativos. Según Alain Besançon estaba relacionado a una treintena de vocablos que implicaban falsedad y engaño. Enlazando éstos resultados con los equivalentes a las tradiciones griegas y cristianas se encuentra que las traducciones al griego decantan en dos palabras, la primera éidolon (ídolo), que hace alusión a la idolatría, reforzando su valor de falsedad intrínseca en torno a las representaciones visuales , y en el vocablo eikón (ícono) que no tenía consigo las cargas morales. Deducimos, pues, que una imagen podría provocar idolatría hacia una representación poco certera de una verdad (o un dios), si dentro de este concepto se arraigaron las nociones de falsedad a las que se alude, podríamos preguntarnos entonces, ¿cómo es que fue efectivo para Hatshepsut utilizar una falsedad y hacerla pasar por verdad? En una representación ambigua de ella -como en donde se encontraba interpretando el papel de rey y reina a la vez- queda clara una falsedad que no encuentra una correspondencia con un referente real e íntegro al cual aludir, sin embargo terminó siendo una verdad aceptada –y probablemente un motivo al cual idolatrar-, porque a pesar de su falsedad, la convicción sobre la creencia que representaba lo plasmado fue deshaciéndose poco a poco del concepto de mentira implícito para formar en su sociedad un reflejo de la realidad a la que ella aludía. Como mencionamos con anterioridad, el uso de las palabras para designar algo específico está supeditado a una convención social por lo que es difícil cambiar el significado de alguna, pero no es un fenómeno imposible. En sus inicios encontramos que se encontraban dos equivalentes para el uso de la palabra imagen, uno de ellos

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con carga neutra y el otro con carga negativa, pero conforme su uso para designar representaciones encontraban de alguna forma otra carga que pudiera añadírsele, la palabra decantó en otras, el neutral eikon, por ejemplo, tuvo un desarrollo que devino en una forma más compleja en transición al término “imago”, sobre el que Kurt Bauch explica: “En la edad media es la traducción de eikon, cuyo significado va desde “adecuado a”, “perteneciente a” y “correspondiente a…” hasta “semejante a…” o “similar a…” Proviene de imor, que significa "ser igual a…” o “ser como…” (Zamora, 2013: 114) […]”

Es decir, la imagen pasa a ser un mediador o una traslación, “una imago es, según la sustancia, distinta del objeto representado pero hipostáticamente es igual según su sentido y su significado. Gracias a ello, la imagen del Emperador puede ser llamada El emperador” (Zamora, 2013: 114). Así pues por un lado se tiene la noción de falsedad en la locución éidolon, pero, un derivado neutro de esta, eikón, que a su vez derivó en imago, (todas ellas refiriéndose a lo que ahora conocemos con imagen, pero denotando cada una, un sentido o intencionalidad diferente), tomar el concepto de imago para aplicarlo a las representaciones de la reina nos ayudarían a comprender cómo es que una imagen falseada se convierte en una representación o en un reemplazo del referente al cual alude. Pero, ¿cómo puede influenciar tanto una imagen? Empatía es lo que Leonardo consideraba el verdadero propósito de la destreza del pintor (Gombrich, 2003: 19), pero en esta ocasión no hablamos de pintura, aunque hablamos de una acción o producto creada por un profesional de las imágenes, llamémosle artista, productor o creador. Me tomaré la libertad de anexar ésta cualidad (la empatía) a productos que surgen de estos fabricadores de imágenes basándome en lo que Gombrich (2003: 48) reconoce sobre los cambios de estilo, los cuales interpreta como adaptaciones, llevadas a cabo por los artistas en activo, a las funciones que una sociedad determinada asigna a la imagen visual. Trasladando y encontrando un equivalente presente, la creación de una imagen visual no sólo se queda en las manos de un artista, o por lo menos el artista ya no suele ser exclusivo con las herramientas, técnicas, o campos en los que trabaja, su 36

campo se ha ampliado, así como sus métodos y relaciones. Tomando como premisa la declaración de Gombrich, consideraremos la creación de imágenes en un sentido más amplio y estudiemos esa empatía como la experiencia estética que determinado creador quiere asignar a la obra, o que espera que sintonice el espectador, en el caso de las representaciones de Hatshepsut, por ejemplo, su determinación de ser el faraón, se convirtieron en representaciones públicas de ella como un rey; atendiendo a esta cualidad, una bien planificada transmisión de su imagen trajo como consecuencia la validación de su buscado estatus de rey. Ya habiendo retomado un ejemplo claro de la acción de la imagen en la realidad, el cual nos servirá como punto de referencia y antecedente, y tras clarificar el concepto de ésta palabra para comprenderlo aún mejor, pasaremos a retomar el objeto de estudio que nos interesa. Toda la descripción hecha sobre el caso de Hatshepsut podría parecer que se aleja bastante del motivo que estamos estudiando aquí, la comunidad bear, sin embargo se ha empezado con esto pues lo que queremos es encontrar un suceso que nos ayude a comparar y entender mejor la relación entre la imagen y construcción del sí mismo, y cómo la seguridad ante esta representación modifica o genera la idea que la otredad tiene de una persona o un grupo en específico. Recordemos, pues, que durante las etapas tempranas del surgimiento de la comunidad bear, la tarea de difundir la filosofía y los ideales a los que se apegaban recaía de forma inmediata en las personas que acudían a un punto de encuentro, el cual terminaría siendo de manera oficial el bar Lone Star, pues ahí se podían tener conversaciones de primera mano sobre su modo de vida, sobre la apariencia bear, sus gustos y aficiones, entre otros temas, el que hubiera un lugar específico de reunión para personas homosexuales que cumplían las características visuales de un oso y que hacía a un lado la segregación a las que eran sometidos ayudó a reforzar las posturas de su círculo. Sin embargo para llevar esta información más allá (geográficamente) los círculos de comunicación y difusión tenían que ampliarse y moverse, es aquí en donde publicaciones impresas y medios digitales se vuelven importantes, y aquí encontramos listas de correo en internet para el intercambio de información y la revista Bear Magazine

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cumpliendo un papel de un difusor de la cosmología y algunos ideales de sus modos y costumbres. Estamos hablando de un grupo que surgió a raíz de las imposiciones excluyentes de un modelo gay, un modelo en el cual la apariencia física de estas personas no era encontrada deseable. La revista Bear vino a reivindicar esta parte, su propósito principal era (y sigue siendo) el erotismo, por lo que en principio, uno podría poner en duda el hecho de darle importancia a una revista pornográfica, sin embargo, si consideramos que los relatos incluidos, pueden dar información sobre las prácticas sexuales que consideraban pertenecientes a su identidad, y que las secciones fotográficas que formaban parte de ella daban una idea de la apariencia física que se pretendía revalorizar, en algún nivel la publicación podría estar cumpliendo con una función de información e incluso de difusión. Hablemos ahora de esta revalorización, Hans Jonas aplicó el término de valencia ontológica de la imagen al hecho de que una cosa se convierte en imagen de otra en virtud de una relación de similitudes entre ellas, la cual es establecida intencionalmente por alguien (Zamora, 2013, 114). Así podríamos decir por ejemplo que a través de la apropiación de ciertas prácticas culturales y de consumo por parte de personas que se identificaron como gay surgió un estereotipo, o dicho en otras palabras, una caricatura, es decir que podía usarse sólo una imagen para representar a la totalidad de individuos auto identificados bajo el estandarte de gay, sin embargo, los individuos que no se identificaban bajo esta etiqueta, para encontrar la seguridad que los denominados gays encontraban bajo su identidad, se vieron buscados a encontrar la suya propia y es así que, atendiendo a sus necesidades particulares los osos se vieron en la necesidad de poder encontrarse bajo una misma representación. En un principio, el tener la representación genérica de bear, pudo haber constituido un intento de hacer una nueva imagen gay, válida para ellos, pero el caso fue que en realidad lo que lograron fue una alternativa. Así, tras haber confirmado sus características propias como un modelo independiente, las descripciones sobre sus prácticas eróticas y las fotografías que reproducían su propio canon corporal fungían como representantes de su comunidad y sus motivos, el hecho de que aparecieran

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impresas y en difusión validaba y reforzaba la construcción de su modelo, y es que, como asegura Zamora (2013: 115), “el poder de la imagen radica precisamente en que, no siendo más que una imagen, no siendo el objeto al que representa, puede estar en su lugar”. De esta manera, comenzó a construirse para ellos un mundo, una realidad, tomando en consideración la reproducción y validación de éstas imágenes como un ideal o una muestra de lo que debe ser. Antes de esto ya existía una supuesta comunidad gay al parecer uniformemente consolidada, también definida por una representación de su mundo, pero ¿cómo a través de la imagen se reforzó la construcción de un nuevo modo? Uno que no estaba de acuerdo con la forma de manifestarse gay, pero sí con el serlo. Zamora (2013: 116) detalla la noción del término mundo de la imagen, la cual es una explicación filosófico-hermenéutica de la imagen del mundo, la cual es entendida como la visión o concepción del mundo en el que uno se desarrolla, ésta expresa la idea de que los conceptos toman forma en imágenes abstractas, en intuiciones que conforman un todo organizado, y de que vemos o intuimos el mundo solamente a través de ese conjunto de imágenes conceptuales. Así, cambiar la imagen o la concepción que se tiene de este mundo, es por lo tanto, cambiar de mundo. Con lo que se explicaría entonces por qué un modelo se vuelve tan excluyente, por qué no puede recibir al parecer, invasores que no compartan la misma percepción de la realidad en la cual se desarrollan y es debido a que nosotros (sus generadores, sus usuarios, sus consumidores, sus habitantes) vivimos dentro de ese mundo, y que no podemos sustraernos a él: vemos o concebimos otros mundos y aún ese mismo mundo a través suyo.

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II.

Leer, interpretar y apropiarse de una imagen.

Se pretende realizar un análisis a un conjunto de obras seleccionadas con la temática bear, partiendo primero de obras estadounidenses con el propósito de conocer y comprender el papel que ocupó la imagen en lugar de origen del movimiento, además se hará un análisis similar con obras mexicanas para ver cómo la representación se ha adaptado a un lugar diferente al que se originó, pero en el cuál también se ha desarrollado. Consideramos pertinente realizar el estudio desde el campo de la sociología del arte, pues como ya mencionamos en el apartado anterior, lo que me interesa estudiar aquí, son las configuraciones del arte sobre la realidad considerando las propiedades de comunicación de ésta. Lo que nos interesa es precisamente la construcción y refuerzo de la identidad (bear en este caso) a partir de la imagen y como esa construcción podría tener impacto en un grupo, multitud o sociedad; se pretende encarar los fenómenos artísticos dentro del marco de las relaciones sociales, teniendo como referentes, por ejemplo, las bases de estos estudios acuñadas por Simmel o Sorokin (Silvermann, 1971: 21). Es importante entonces mantener bien señalizados y separados el papel del artista o el productor del que ocupa el espectador o consumidor y dar cuenta del establecimiento de sus relaciones bajo la forma de contactos o de conflictos, o como consecuencia de su dinámica y de sus modificaciones, etcétera. Se verá que no deben considerarse como relaciones unilaterales, ni atendiendo a un sistema funcionalista de emisor-mensaje-receptor en el cual únicamente el segundo reaccionará en respuesta a lo que le muestre el primero, ya que debido al complejo entramado relacional, se ven envueltos en términos de interdependencia y de interacción. Se verá de esta forma por qué es importante considerar el papel activo del grupo consumidor y darle la importancia que merecen a causa de su papel de receptores de la creación artística y de la influencia que ejercen sobre ésta (Silvermann, 1971: 29). Siguiendo ésta línea, tras haber dejado en claro nuestras intenciones de separar lo estructural de lo funcional, debemos considerar también que en todo caso, lo funcional actúa en dos planos diferentes: por un lado, el de las funciones estéticas, que 40

ponen en comunicación al productor y al consumidor a través de la materia artística, de la forma y del contenido, es decir por lo primariamente artístico, lo inmediato; por otro lado, el plano de las funciones sociales, que establecen las relaciones en las que también participan, lo cual va más allá del material visible y se queda dentro de los sentimientos o acciones que puede desencadenar a largo plazo (Silvermann, 1971: 31) Queremos darle el énfasis que se merece al consumidor, debido a que de alguna manera ya está inserto dentro de los modos de producción, esto debido a que el producto a recibir produce cierta impresión sobre ciertos grupos de mayores o menores dimensiones cuyas reacciones, por un lado, determinan la reputación de la obra y su lugar en el universo cultural, y por otro ejercen cierta influencia sobre el artista, condicionando y regulando en cierta medida su actividad creadora. Partiendo del hombre para llegar al hombre, con lo cual podríamos resumir que el primer objetivo de la sociología del arte es, pues, estudiar procesos artísticos totales, es decir la interacción y la interdependencia del artista, de la obra de arte y del público, y ello desde el punto de vista de su significación como formas artísticas (Silvermann, 1971: 32-33). Por lo tanto, queda patente que el creador de imágenes depende del consumidor, pues en principio éstas están hechas para ser vistas, y que en algunos casos –y de algunas maneras- incluso puede ser condicionado por éste y la reacción que encuentre en ella. Para ampliar nuestro ejemplo de imagen como constructor o refuerzo de una identidad atendiendo a las nociones explicadas con anterioridad, traeremos a discusión abierta el caso de la comunidad bear y partiremos de su representación en la bear magazine.

Supongamos

que

las

imágenes

que

encontramos

(aunque

no

necesariamente artísticas) se consumen con interés por el objetivo al cual están deliberadamente dirigidas, al ser de esta manera, el contenido no tendría motivos aparentes para ser cambiado pues se encuentra en sintonía con el público que las consume, el cual, a su vez reacciona identificándose o idealizando el sí-mismo en relación con lo que ve en la revista. Pasando un tiempo, sin embargo, el grupo de personas que corresponde al grupo consumidor puede llegar a modificarse en integrantes o en pensamiento, por lo 41

que desarrollamos el siguiente escenario: ahora el consumidor se cansa de lo que recibe o exige que haya un cambio en los contenidos; ocurriendo esto, la publicación puede elegir si quiere responder a estas peticiones adaptando su contenido a uno que el espectador quiera encontrar en ella. Una vez hecho, si el público en su mayoría sigue con ésta noción de identificación y la relación representación-realidad sigue pareciéndole acorde, los modos y costumbres pueden cambiar en respuesta al cambio que ellos quisieron implementar, lo cual podría traer consigo una reducción en el número de integrantes que se sientan genuinamente identificados con el nuevo modelo, cuya representación lentamente se va volviendo norma. Digamos entonces que la representación que predomina ahora corresponde a la de superbears, musclebears y glamorbears principalmente, no podemos negar que tales imágenes sí corresponden a un referente real dentro de ésta comunidad, pero tales representaciones no dan muestra de la totalidad de individuos y ahora están sirviendo de muestra para la difusión de la filosofía, los modos y las apariencias en este círculo. Los consumidores entonces aspirarían a buscar esta imagen en sí mismos o la reforzarían al validar como miembros legítimos únicamente a aquellos cuya imagen esté en concordancia o se acerque a este modelo, dejando a un lado lo que en su momento también se consideraba ser parte de, impulsando además el consumo de tales imágenes, que desembocaría en la necesidad de una mayor producción de éstas. Recalcamos pues, en dónde entra un análisis a partir de la sociología del arte si consideramos que puntos como la conducta individual del consumidor de arte, las modas artísticas, las motivaciones y los modelos de comportamiento del oyente, del espectador o del lector, el gusto artístico, la economía del arte, la política artística y la educación artística, el comportamiento colectivo de los consumidores de arte, el control social, entre otros, son algunos de los problemas que interesan al sociólogo del arte cuando se ocupa del público artístico (Silvermann, 1971 :35). Aclara Silvermann (1971: 33) que la sociología del arte se centra principalmente en la contribución del artista en el orden social y en el conocimiento sociológico de la obra de arte y que al hacerlo, de ninguna manera se intenta abordar la obra misma pues lo importante aquí es concentrar la atención en la acción socioartística. En nuestro

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caso, sin embrago, la opción de además hacer un análisis de la obra no será descartada, pues el estudio abarca dos sentidos principales; el primero es el que concuerda con esta aplicación dada de la sociología del arte, estudiando las interacciones directas de la imagen en la sociedad y las consecuencias que muestra su consumo, el segundo, entender también este consumo en sentido de creador a creador, para dar cuenta de cómo un referente extranjero influye en la producción local. Tomemos en cuenta para el análisis a realizar que los objetos culturales, en los que se insertan las obras de arte y las imágenes, pueden ofrecer diferentes niveles de significación, para explicarlos acudiremos en primera instancia a Pierre Bourdieu en su texto Elementos de una teoría sociológica de la percepción artística. Las capas descritas por él, de manera concisa son: una capa primaria, aprehendida, sensible y metafórica, una capa secundaria, adquirida a través de los sentidos, y del conocimiento transmitido e investigado, que se traduce en forma de alegorías y supeditado a la cultura de una época. La observación sociológica permite descubrir efectivamente realizadas; las formas de percepción que corresponden a los diferentes niveles que los análisis teóricos constituyen por una distinción de razón (Bourdieu, 1971: 51). El significado y la lectura a través de capas del que haremos uso se encuentra reforzado por las investigaciones de Erwin Panofsky en El significado de las artes visuales, el cual también será retomado. Aquí Panofsky (1983: 47-49) detalla tres niveles de significación los cuales son los siguientes: 1.

Significación primaria o natural, se subdivide en significación fática y significación expresiva. Se aprehende identificando formas puras (ósea ciertas configuraciones formales, como representaciones de objetos) y captando en ellas cualidades expresivas. Constituyen un universo de formas puras así reconocidas como portadoras de significaciones primarias o naturales que puede llamarse el universo de los motivos artísticos. Una enumeración de estos constituiría una descripción preiconográfica de la obra de arte.

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2.

Significación secundaria o convencional: Establece una relación entre los motivos artísticos y las combinaciones de motivos artísticos (composiciones) y los temas y conceptos. Los motivos así reconocidos como portadores de una significación secundaria o convencional pueden llamarse imágenes, y las combinaciones de imágenes constituyen lo que los antiguos teorizadores del arte llamaban invenzioni; nosotros acostumbramos a llamarlas historias o alegorías. La identificación de semejantes imágenes, historias y alegorías corresponden al dominio de lo que comúnmente denominamos .

3.

Significación intrínseca o contenido: Se aprende investigando aquellos principios subyacentes que ponen de relieve la mentalidad básica de una nación, de una época, de una clase social, de una creencia religiosa o filosófica, matizada por una personalidad y condensada en una obra. Una interpretación realmente exhaustiva de la significación intrínseca o contenido podría demostrar incluso que los procedimientos técnicos propios de una determinada región, periodo o artista son sintomáticos de la misma actitud de base que se puede discernir en todas las otras cualidades específicas de su estilo. Al concebir así las formas puras, los motivos, las imágenes, las historias y alegorías como otras tantas manifestaciones de principios subyacentes, venimos a interpretar todos estos elementos como lo que Ernst Cassirer llamó valores

Descritos estos niveles de otro modo encontramos que el primero consiste en un análisis preiconográfico, éste se puede llevar a cabo tomando en cuenta básicamente experiencias previas, consistiría simplemente en el hecho de identificar las formas y motivos que se ven y relacionarlas inmediatamente con objetos que se conocen. Hablando de una imagen, eso supondría notar las formas principales que la componen y reconocer a que referentes en la realidad aluden, no va más allá de una mera descripción atendiendo y limitándose a los hechos explícitos (por lo tanto tal significación es denominada fática). Ubicada en este nivel se encuentra también una significación expresiva, la cual se permite tomar estos hechos que se observan a simple vista y traer al frente sus características psicológicas, humorísticas y sensibles a través de la empatía. En el segundo nivel, por su parte se llega a un análisis iconográfico de las formas. Se consideran los antecedentes de lo que se ve y se realiza una interpretación tomando en cuenta el universo práctico que se desarrolla en torno al objeto a analizar, así como 44

las costumbres, tradiciones y relaciones que suceden en cada elemento que conforma el producto, en este nivel los significados pueden entenderse sin la intervención de los sentimientos. Finalmente, el tercer nivel narra una significación de carácter iconológico, se aborda directamente el contexto en el que se desarrolla la obra para intentar comprender y dar lectura al significado que se le pueda atribuir a ésta insertada en el tiempo y en el espacio en el que fue realizada. Ya

habiendo

detallado

las

herramientas

para

hacer

un

análisis

formal/conceptual de la imagen y un análisis para entender sus configuraciones en la sociedad, pasaremos a introducir la muestra que se seleccionó.

III.

Representación ursina/muestra.

Ya detalladas las intenciones y el método procederemos a introducir las imágenes que se seleccionaron para hacer el análisis al que estos tres capítulos nos han conducido. La selección que se tiene considerada para este análisis se divide en dos partes principales aunque en esencia, similares. Por un lado se escogieron dos obras provenientes de Estados Unidos, es decir dos representaciones sobre la cuestión bear que fueron creadas en el mismo entorno en el que nace el movimiento, esto se ha escogido así para analizar la construcción local de la identidad de los osos y la influencia que se tiene en ambas direcciones (obra-consumidor, consumidor-obra) en el entorno inmediato, la selección de las obras se basa principalmente en una publicación cronológica. Es decir, se ha seleccionado un producto cuya salida sea cercana a la fecha de consolidación del movimiento bear y una obra producida en fechas más recientes, ya con el movimiento evolucionado, para mostrar esta influencia trabajando en sus inicios y el desarrollo que ha tenido. Esta parte del análisis se hará en productos extranjeros, que pueden encontrar consumidores en otras partes del mundo, para enfocarse principalmente en su desarrollo 45

local. Si bien, ambas obras pueden tener influencia del desarrollo del modelo ya fuera de su lugar de origen, y adaptado a diferentes localidades, lo que se pretende con esta parte es ver cómo se asimila para posteriormente hacer un contraste con las representaciones nacionales. Así se llega a la segunda parte de la muestra, enfocada ahora en representaciones y productos nacionales, de la misma manera se buscaron analizar productos que pudieran macar un antes y un después de la conformación del movimiento en México. En principio se hará el análisis propio y se procederá a una interpretación y comparación sobre la influencia de las representaciones externas, las asimilaciones que se hacen de éstas y la manera en que tales mecanismos afectan en el desarrollo de la construcción de la identidad bear en México. El primero en la muestra es el artista de comic Tim Barela, quien es descrito por Ron Suresha (209: 149) como un celebrado artista bear, creador de la popular tita cómica Leonard & Larry. La cual fue publicada por primera vez en 1984 en Gay Comix, para pasar después a la revista The Advocate, y finalmente se presentada en la edición nacional de la revista Frontiers. Tim siempre demostró su afición por los hombres de tipo oso en su trabajo, incluso colaboró con una tira para el número 4 de la revista bear. Tim es autor de tres colecciones de tiras de Leonard y Larry: Domesticity Isn't Pretty, Kurt Cobain and Mozart Are Both Dead (finalista para el premio literario Lambda en humor), y Excerpts from the Ring Cycle in Royal Albert Hal. Tim ha disfrutado y nutrido su relación con la comunidad con el paso del tiempo, ofreciendo su talento y su trabajo artístico para varias causas relacionadas con la cuestión bear. Nuestra primer muestra supone un pequeño problema a la hora de llevar a cabo éste análisis, pues el desarrollo al que corresponde es al del medio del cómic, el cual se construye principalmente de una sucesión de varias imágenes fijas acompañadas por texto que complementan la idea. La solución a la que se ha llegado es la de hacer una especie de “promedio estético”, si bien, la narrativa de este medio necesita del conjunto de imágenes que la acompañan y de las palabras para llegar a un entendimiento del producto más bien literario, nosotros nos enfocaremos en dar lectura del trabajo dibujístico que plantea la narración; el trabajo de Tim no será analizado página por

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página, ni se considerará el texto como primordial, más bien se hará una lectura de la imagen y las representaciones que nos interesan, la de los personajes bear que aparecen aquí, así para tal objetivo se hará el análisis considerando una portada de la publicación. Ahora, considero importante aclarar que los objetos de estudio recolectados no corresponden a una sola técnica, para este análisis se ha considerado que el desarrollo de las artes plásticas y visuales no está limitado a una sola plataforma y que cada productor se encuentra en libertad de materializar su obra mediante la técnica que considere ideal y acorde al concepto que quiere llevar a cabo, además de que la representación que estudiaremos puede hacerse pública a través de distintos medios, sin embargo sí nos preocuparemos por encontrar puntos en los que converjan para dar una lectura que permita comparaciones entre ellas. Con esto en mente pasamos hacia el segundo ejemplo de la muestra, Chris Komater, artista visual que ha abordado el tema de las apariencias bear en su obra. Su interés por el tema surge desde el gusto propio por el cuerpo ursino y las nociones de belleza que encuentra implícitas en ella, buscando transmitir este erotismo más allá del propio círculo bear. De Chris se ha seleccionado obra de una instalación llamada Harem expuesta en 2000 en la galería Patricia Sweetow Gallery en San Francisco, y que fue llevada posteriormente en 2001 a la galería Bernard Toale Gallery de Boston. La instalación consiste en una serie de fotografías plata gelatina, enmarcadas y dispuestas en composiciones integrales en los espacios de las galerías. Sobre la obra comenta y reitera su interés por las características físicas del modelo bear, el cual exalta la cantidad de vello corporal y las barrigas grandes, un concepto de belleza alejado del tradicional. Invita al espectador a compartir su fascinación por este esquema y a subvertir por un momento las ideas ya recibidas sobre la belleza masculina. Principalmente su intención es crear una experiencia sensorial sobre el tema usando el cuerpo fragmentado como el bloque para construir la obra. Para él el cuerpo es un caleidoscopio en el que cada patrón ofrece un tipo de acceso.

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Con éstas dos obras se terminaría la primer parte del análisis, dando oportunidad para conjugar las interpretaciones leídas de ellas y formular un denominador sobre la representación ursina en Estados Unidos y pasar inmediatamente a analizar la muestra de representación mexicana. El primer objeto de estudio de la representación mexicana corresponde a Rafael López, arquitecto que ha hecho algunas ilustraciones para la empresa Bearmex, sus ilustraciones destacan pues considero que tienen gran difusión en la parte central de esta comunidad, algunas se encuentran expuestas en el bar Nicho’s Bear & Bar de la zona rosa en D.F., el primer bar en México enfocado a esta comunidad, otros de sus trabajos se pueden ver en algunos de los eventos de la empresa además estos tienen circulación en la página de Facebook cuando se organizan dichos eventos. Se toman como unas de las primeras representaciones ampliamente difundidas, pues a pesar de que el movimiento en México comienza a gestarse a final de los noventa, la empresa ayudó de cierta manera a difundir y acercar masivamente ésta cosmología, las primeras ilustraciones hechas para la empresa datan de 2006 (Serrano, 2015) un año después del surgimiento de Bearmex (Marquet, 2007). Para terminar nuestro listado introductorio a la muestra, siguiendo en México pero dándose a conocer en fechas más recientes se han elegido las representaciones creadas para la marca de ropa Qbo BearWear (un anuncio publicitario que conjunta diseño y fotografía). Se retoma pues tanto en los diseños de sus productos como en las imágenes publicitarias se pueden apreciar imágenes bastante acordes a las descripciones del modelo que se abordan en nuestro primer capítulo. Se destaca también la manera de difusión de éstas, haciéndose bastante accesibles. Ellos se describen como una marca masculina, velluda e impactante, además atrevidos, curiosos, rudos y con mucho estilo; cuya intención es la de cazar Osos, pero que no se limitan a ellos pues consideran también a quién guste de ellos –chasers- (Qbo BearWear, s/f). Así, con ellos se retoma otro ejemplo de imagen y representación creado en específico para esta comunidad, que además sirve para reforzar este sentimiento de

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pertenencia al ser algo que se viste y que puede servir para señalar esta identidad, de principio a quienes estén familiarizados con ella. Habiendo hecho esta introducción, procederemos a entrar de lleno a la muestra, a las imágenes, a las obras seleccionadas y a la manera en la que ayudan a configurar una realidad al ser consumidas.

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I.

Tim Barela: Representaciones tempranas, el oso en cómic21.

“Pero no puedo imaginar no dibujar hombres a los que vale la pena mirar o con los que valga la pena pasar el tiempo, cada par de semanas que el comic se publica. No puedo imaginarme dibujando hombres de otra manera. Es el tipo de hombres que me gusta dibujar, y el tipo que me gusta ver, y que mis lectores gustan ver. Mis lectores no esperan nada menos, ¡y no voy a darles nada menos!” (Suresha, 2009: 153-154)22.

Autor: Tim Barela Título: Domesticity isn’t pretty (La domesticidad no es bonita) Técnica: Comic/Dibujo Año: Publicada en 1993 Significación primaria (preiconográfica): Se puede apreciar en esta imagen el estilismo característico del cómic convencional, con las proporciones de los personajes deformadas a conveniencia de la apariencia caricaturesca que se pretende proyectar. Resaltan a la vista las variaciones propuestas por el autor en lo que conforman el estilo personal, éstas incluyen el uso de una línea esquemática cuya calidad se mantiene constante en la totalidad del dibujo, es decir, no hay variaciones en cuanto a grosores para enfatizar ciertos detalles, las formas en el dibujo están bastante definidas y sintetizadas, con trazos concisos y se hace a un lado el entintado que se ve tradicionalmente en este medio, en el que se generan sombras con masas abundantes de color negro, es en totalidad una apuesta más sobria y sencilla. De esta manera los personajes dibujados tampoco siguen el canon típico propio de lo que se ha establecido como la variante más popular del comic, el de superhéroes, en el que se exageran de manera notable los músculos de éstos, las representaciones de los dos protagonistas en la imagen son estilizados con cuerpos que se asemejan más hacia el promedio.

21 22

Imagen 1 en anexos. Traducción propia del original en inglés.

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La paleta de colores que se utiliza para la composición es tenue, si bien puede percibirse que se trabajó pensando en un balance entre cálidos y fríos, la poca intensidad de los primeros hace que predomine un ambiente frío en general, incluso siendo el rojo y el anaranjado los colores que predominan por masa en la composición. El nivel de detalle del dibujo se ve apropiadamente resuelto, generando junto con la gama de colores utilizada las texturas adecuadas para cada objeto representado en la escena. La composición se llevó a cabo en formato rectangular vertical, pero sin un orden de lectura aparente propuesto por la imagen en sí, sin embargo, al tratarse de una portada, la inclusión de texto (el título) colocado en la parte superior genera peso e interés inmediato. Por lo demás, centrándose al dibujo, la mirada de uno de los personajes puede fungir como centro, en este caso la lectura se haría alrededor de ésta. Integrando lo mencionado anteriormente, el conjunto retrata una escena en la que dos personajes (Leonard y Larry) se encuentran recostados sobre una cama; uno de estos personajes se sitúa sobre tres almohadas y el otro sobre el primer personaje. Quien se encuentra sobre las almohadas aparenta estar entre los cuarenta y los cincuenta años de edad, tiene cabello y bigote negro, podría decirse que poblado. Viste de camisa y calcetines rosas, y pantalón gris. Con la mano derecha sostiene un control remoto y sobre la muñeca de ésta lleva una correa dorada. La otra mano –en cuyo dedo anular porta un anillo- está apoyada sobre el pecho del personaje recostado sobre él. Este personaje es pelirrojo, de barba abundante, tiene los ojos cerrados, al parecer dormido, apoya el brazo derecho sobre su panza (se aprecia que en esta mano también porta un anillo) y el izquierdo, sobre la cama, estirado. Su vestimenta cosiste en una camisa negra, un pantalón desabotonado de color azul (en el que lleva un cinturón negro con motivos grises) y calcetines grises. La cama sobre la que están recostados se encuentra perfectamente hecha o tendida y aloja más elementos que sólo los dos personajes. A un lado del primero, a la derecha, se encuentra un suéter verde, a la misma altura pero del lado izquierdo (junto al pelirrojo) hay una gorra y lo que parece ser un chaleco, ambos negros. En el espacio que queda entre los dos personajes se aprecian cuatro sobres de correo, un sobre amarillo de documentos y un par de revistas. 54

Abajo, fuera de la cama, en el espacio que corresponde al suelo, la lista de objetos en desorden aparente continúa; a la derecha se puede apreciar un zapato negro, hacía arriba, en donde se encuentra la pared superior, se alcanza a distinguir la puerta de la recámara, e inmediatamente bajo su esquina, un entramado de cables que se esconden tras una mesita de noche, la cual incluye sobre ella una lámpara, un teléfono, una caja de pañuelos y unos cuantos objetos pequeños aparentemente de uso cotidiano. Al otro lado de la cama, también en el suelo, se observa parte de una bota negra y una masa irregular que podría tratarse de otra prenda oscura. Finalmente, en la esquina inferior izquierda, siguiendo la línea de mirada del primer personaje, sobresale la esquina de un objeto negro rectangular. La escena descrita anteriormente sugiere un momento tranquilo, dado que ambos personajes se encuentran en posiciones cómodas sobre una cama y sin zapatos, uno de ellos al parecer dormido, se puede sentir cansancio y relajación. Significación secundaria (iconográfica): Los elementos mencionados en la primera significación serán retomados aquí, pero insertándolos sobre un universo práctico y tomando en cuenta los usos y costumbres detrás de ellos. Así, tenemos una escena en una recámara protagonizada por dos personajes –ya descritos-. Leonard, quien se puede reconocer por ser el personaje de camisa rosa, bigote y cabello negro y Larry, de barba completa, camisa negra y pelirrojo. El ambiente en cuestión mantiene cierta intimidad, es una escena de descanso en la privacidad de una alcoba, lo cual transmite o podría facilitar la interpretación de que se trata de una pareja homosexual ya establecida. Se recuperan las características físicas de los personajes en el dibujo para reforzar la idea o descripción que se dio en su momento (capítulo uno) sobre la apariencia de las personas dentro del estereotipo de los osos y si bien, puede que no se trate de representaciones que siguen esta descripción al pie de la letra, sí se aprecia una apariencia alternativa a la del modelo gay convencional. Se puede ver por los rasgos de ambos que no son personas jóvenes, estarán cerca de los cuarenta años y han sido trabajados con rasgos que pueden considerarse masculinos en su mayoría, estos incluyen vello facial y corporal, cuerpos de complexión regular; en el caso de Leonard 55

nada realmente destacable, no es gordo, pero tampoco tiene un cuerpo trabajado o de músculos marcados; en el caso de Larry el cuerpo se mantiene parecido sin embargo se distingue una panza abultada, lo cual podría indicar que en realidad no se preocupan por mantener una apariencia estereotípicamente bella, ni que tengan interés por un sumo cuidado físico. En cuanto a su manera de vestir, no usan prendas particularmente llamativas, se podría decir que van de casuales a informales, sin preocuparse tampoco por encajar en una descripción de elegancia o buen porte. Sus prendas y accesorios pueden dar valiosa información sobre las personalidades que se quiere dotar a cada uno; empezando de nuevo con Leonard, una camisa y calcetines rosa y un pantalón gris, no llegan a ser prendas particularmente elegantes, pero el hecho de que haga juego con dos del mismo color podría interpretarse como una intencionalidad de que en cierta modo se ocupa de su –no elegante- apariencia, a su lado, un suéter verde sencillo complementa el look de un hombre clase mediero de mediana edad. Llama la atención el color que hace juego en su atuendo, que es el rosa, dentro de este contexto este color puede interpretarse como un atributo femenino, y que sea el predomínate en sus ropas puede leerse como una manifestación abierta de una subversión o poco interés en seguir los roles de género establecidos. Larry por su lado, a primera vista porta un atuendo que podría considerarse aún menos interesante, éste consiste en una camisa (al parecer de algodón) negra, un pantalón (probablemente de mezclilla, al cual se le añade un cinturón negro con motivos metálicos) azul y calcetines grises, sin embargo, los accesorios dispersos en la cama, cerca de él complementarían una vestimenta que define mucho más. La lista consiste en una gorra, un chaleco y en el suelo una bota, los tres objetos negros con un brillo bastante marcado, lo cual simula la textura del cuero, un cuarto objeto se une a la lista; cubierto por la pierna de Larry (pero también en el suelo) se puede apreciar una masa con este negro característico de la que sobresale una hebilla, tomando en cuenta el resto de objetos lo más probable es que se trate de un juego de chaparreras de cuero, y el conjunto de estos elementos nos proporciona una lectura sobre prácticas y aficiones del personaje. En conjunto los accesorios conforman la vestimenta ideal del fetiche

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leather motociclista, dejando en evidencia, las intenciones de aparentar masculinidad por parte del personaje. Finalmente, en conjunto la imagen muestra una escena suave, una atmósfera que muestra la cotidianidad de dos personajes homosexuales, quizás en un afán por normalizar o tratar con sutileza y sin escándalo -en su lugar, con cariño- un momento cualquiera del día en la vida de dos homosexuales que llevan una relación aparentemente estable. Significación terciaria (iconológica): Finalmente insertaremos los elementos que conforman la imagen en el tiempo en el que ésta fue desarrollada, para darle una lectura acorde a la realidad que se desarrollaba en ese momento, es decir, para interpretar lo que la imagen (tomando en cuenta sus componentes) quiere contarnos en su contexto. Sabemos que las primeras tiras publicadas datan de 1984 (Suresha, 2009: 149), pero que el volumen al que corresponde la portada que analizamos tuvo su primera edición en 1993 (preguntar como citar internet), a esta lista de fechas sumaremos el aproximado del surgimiento de la comunidad bear a finales de la década de los 80 (como se ve en el capítulo uno). Teniendo esto en cuenta podemos decir, los primeros trabajos de Tim se desarrollaban antes del nacimiento “oficial” del movimiento de los osos; ya había representación existente previa al fenómeno que se decidió tomar en cuenta, y que tras su establecimiento se consideró que visualmente el producto encajaba de cierta manera en su ideología. Así lo afirma Ron Suresha (2009: 149), autor de algunas publicaciones gay y ursinas en su libro de entrevistas Bears on Bears, reconociendo a Tim como “un celebrado artista bear” en esta comunidad, más adelante en el mismo texto Barela admite identificarse como oso (Suresha, 2009: 54), lo cual nos hace suponer que la idea y las representaciones que hace sobre el tema vienen desde adentro, es decir, con información y experiencia vivida directamente en el ambiente de los osos. Considerando esto, retomaremos el orden de lectura desarrollado en la primera significación, ahora explicando el significado de cada elemento. Comenzaremos pues, 57

con el estilo en el que se inserta la imagen, el del comic. Aunque ciertamente este es más bien una forma narrativa (que consiste en el desarrollo de una historia por medio de imágenes) que un estilo dibujístico, sí se han encontrado similitudes en los dibujos con mayor difusión en este medio que permiten decir que una imagen singular que remita a estas representaciones, podría ser llamada estilo comic. Como fue mencionado, las apariencias de Leonard y Larry intentan un canon corporal regular, sus atributos físicos no son precisamente remarcables, y el estilo característico que tienen puede ser en consecuencia de que parten de una narración humorística, de ahí que sus rasgos sean bastante caricaturescos. Siguiendo a la escena, la situación específica muestra a Leonard y Larry recostados sobre una cama, una escena que ocurre en la intimidad de una habitación, se les ve dibujados en actitud de descanso manteniendo al mismo tiempo cierto cariño. Podría verse como una representación cotidiana de una pareja común y corriente con contacto corporal de por medio, pero resguardados por la privacidad de una habitación lo cual podría interpretarse que tal expresión de cariño (el contacto físico) no es algo que esté permitido para ellos expresar libremente en lugares abiertos; expresiones como tomarse de las manos o darse un beso pueden estar permitidas para parejas heterosexuales, sin embargo, hoy en día, se sigue viendo con cierta incomodidad a las parejas homosexuales que se “atreven” a mostrar afecto públicamente; así que para tales fines deben resguardarse bajo la seguridad de su espacio personal, y así, gracias a esto, el contacto puede ir más allá de un ligero toqueteo al acto de confianza de dos cuerpos casi completamente en contacto. Es importante percatar las connotaciones de los elementos: Una recámara, dentro de la recámara una cama, sobre la cama dos cuerpos en contacto, estos cuerpos en contacto completamente vestidos. Quitando la última propiedad en la lista la lectura tomaría un sentido completamente diferente, para un público adulto (que es a quien se dirige el trabajo de Tim) tal descripción podría fácilmente ser denominada como una escena carnal, pero las posiciones que toman, y el hecho de que se encuentren vestidos convierte esto en un acto más bien de cariño, confianza y romance, cualidades que se pueden encontrar –aunque no se puede decir que garanticen- una

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relación estable de pareja, con lo cual la escena sugiere un alejamiento del estereotipo de promiscuidad y banalidad de los homosexuales. Retomando el punto de la ropa, se describió el atuendo de Leonard como casual, no llega a ser elegante pero tampoco completamente informal, esto haría suponer que el personaje es una persona de clase media (a lo que se le sumaría el hecho de que no se distingue demasiada opulencia en la recámara), que lleve dos prendas rosas y una gris, puede dar la siguiente información, el primero, es considerado en la cultura occidental como un color relacionado a lo femenino, a lo delicado, así que el hecho de que se le asigne al personaje podría dar a entender que no está preocupado ni interesado en seguir con los roles de género asignados al pie de la letra, la combinación con el segundo color, que es neutro marca el límite de esta subversión. Por el otro lado, Larry viste prendas notoriamente informales, nada realmente destacable, sin embargo la importancia para comprender su personalidad a través de la ropa recae en sus accesorios, los cuales nos dan información sobre sus prácticas y aficiones. Se mencionó antes que estos son, un chaleco, una gorra, botas y chaparreras, todos de cuero, estas pertenencias lo harían encajar en el estereotipo del motociclista o del fetiche leather (de cuero), y haciendo memoria, recordaremos que en el capítulo uno se mencionó que el movimiento de los osos y el movimiento leather en sus inicios compartieron

rasgos

definitorios,

como

remarcar

tajantemente

e

incluso

exageradamente las características masculinas, viriles y de hombría. Sus aspectos son entonces, de regulares a masculinos, con lo cual la representación se aleja de otro estereotipo, el cual dicta que el gay es escandalosamente afeminado. Siguiendo con el aspecto de ambos, puede apreciarse que en sus dedos anulares portan anillos dorados, tiene que aclararse que el matrimonio entre personas del mismo sexo en esa fecha no era posible en Estados Unidos (por lo menos en la realidad) podría deducirse que eran personajes que estuvieron casados en una relación heterosexual, y el hecho de que los porten todavía daría fe simbólica, de nuevo, del compromiso y estabilidad que podría tener su relación. Así, simplificando podríamos decir que se trata de una de las primeras representaciones que hacen público un perfil de personas homosexuales que se 59

alejaban al del estereotipo promedio, una visión diferente pero de la misma manera válida y que iba de la mano con la salida y la popularización del movimiento bear. El formato es importante también, se trata de un medio que es reproducido en serie, el comic, que se publica y se imprime e grandes cantidades, por lo que la difusión a la que puede acceder es amplia en cierta manera, por lo menos en su lugar de origen y si bien no necesariamente barato, sí es un producto o una pieza que puede adquirirse, tenerse y consumirse de manera personal. II.

Chris Komater: Representaciones no tradicionales de belleza23. “Mis intenciones son bastante simples, quiero crear una experiencia íntima con este tipo de cuerpo que ha tenido poca consideración erótica o artística fuera de la comunidad bear. Hago uso de la abstracción para llevar a la gente lejos de lo que piensan que saben acerca de la gente velluda o con sobrepeso, para compartir esos placeres sensuales libres de prejuicios negativos24” (Serrano, 2015).

Autor: Chris Komater Título: Pelt (Piel) Serie: Harem Técnica: Instalación Medidas: 12 impresiones plata gelatina de 15” x 15” cada una, colgadas a una pulgada de separación entre ellas. 51.5” x 69” ya instalada. Año: 2000 Significación primaria (preiconográfica): En esta ocasión se está abordando una pieza que se extrae de una instalación, el producto seleccionado consiste en 12 fotografías colgadas sobre el muro en disposición de 4 x 3. La descripción para esta obra es un tanto difícil de hacer en este

23 24

Imagen 2 en anexos. Traducción propia del original en inglés.

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caso, pues se trata de un ejemplo de abstracción así que no estamos tratando con una visión figurativa como tal, no hay un motivo, o una escena que remita completamente a un momento de la realidad, en el acomodo se alcanza a observar sin embargo que esta abstracción está conformada por partes de cuerpos velludas, la mayoría cercanas al pecho o la cabeza. La descripción individual de cada cuadrado sería bastante similar. Todo trabajado en blanco y negro; se aprecian principalmente dos planos, el positivo, que es el que predomina -de color claro- se conforma por una porción de piel velluda y fuera de foco debido a la cercanía del objetivo; el plano negativo, por su parte, está conformado simplemente por un fondo negro que ayuda a crear un contraste que provee énfasis a las partes claras. La distribución de estos planos esta confinada a predominar dos lados del cuadrado cada uno. Este acomodo de piel blanca en el que el peso predomina en una esquina permite que los espacios positivos provean de una lectura aparentemente ordenada, formando una especie de camino en espiral si se considera en este orden sugerido:

La parte emotiva en esta pieza se complica un poco debido a la propia abstracción utilizada, al no haber gestos o símbolos concretos no hay indicadores claros aquí, por lo que en esta ocasión el análisis emotivo del primer nivel significación será omitido. 61

Significación secundaria (iconográfica): En este caso el uso de la abstracción de nuevo complica un poco la tarea al dificultar el análisis iconográficos debido a la ausencia explícita o formal de signos que faciliten la lectura, sin embargo, retomando todo lo que rescato en la significación anterior se llevará éste análisis lo mejor que se pueda y, al ser los elementos que se reconocieron, bastante concretos, el desarrollo de este texto resultará de la misma manera. Comenzamos con los planos principales. Las masas blancas que corresponden a partes velludas del cuerpo saltan inmediatamente a la vista. Podríamos asociar estos elementos con masculinidad; una atenta observación demostrará que se tratan de segmentos de pecho, espalda y rostros y la textura que llama la atención es el pelo que crece en ellos, lo cual podría confirmar también rudeza y virilidad. La espiral a la que se remite en la significación anterior es una de las posibles lecturas que se puedan encontrar, aquí, considerando esta separación de planos y la necesidad del ojo espectador de tomar un orden de lectura cómodo se ha propuesto esta como una opción para ayudar a una interpretación iconográfica. La forma resultante se vuelve interesante en cuánto puede encontrársele similitud con la representación gráfica de la sucesión de Fibonacci. Significación Terciaria (iconológica): Así, explicado de una manera muy básica, a partir de la serie de Fibonacci se puede obtener un patrón matemático conocido como sección áurea, también conocido como número de oro. Podríamos decir que, matemáticamente, sin complicarnos mucho, es un número irracional único en propiedades matemáticas que incluso pueden encontrarse en la naturaleza. Tomemos como ejemplo a una manzana ordinaria; sus semillas están dispuestas en forma de estrella de cinco picos —triángulos isósceles cuyo lado menor es 0.618 veces más chico que los dos más grandes. ¿En qué proporción se separan cada uno de los anillos de Saturno? 1 / 0.618. ¿Las semillas del girasol? Siguen espirales a proporción de 1 / 0.618. ¿Los círculos de las conchas de los moluscos y los espirales de las galaxias? También 1 / 0.618. ¿Las proteínas del ADN? ¡Sí, 1 62

/ 0.618! Se ha aceptado que la belleza radica en la simetría y ésta, a su vez, en la proporción áurea. Entre más simétrico sea algo y matemáticamente se acerque al número dorado, más bello es. El Hombre de Vitruvio de Da Vinci es el mejor ejemplo, pues allí Leonardo plasmó la proporción áurea de forma anatómica (Rosenfel, 2015). No profundizaremos en las propiedades matemáticas de la composición áurea, pues para nuestro análisis desconocemos si el autor retomó estos conceptos de manera consciente, lo que en este caso se ha considerado interesante son las propiedades naturales mencionadas anteriormente, ejemplos como la constitución de las conchas de los moluscos que se forman con esta numeración, pues de forma natural se ha reconocido belleza y simetría en su conformación. Aquí entonces la sucesión se ha retomado por la forma que resulta de la propuesta de lectura que se ha dado, formalmente asemeja bastante a una espiral cual concha de molusco, una de éstas formas bellas encontradas en la naturaleza, un recordatorio de perfección (numérica en este caso) que es importante como antecedente. Recordemos que el autor tiene como intención, que, al interpretar estos cuerpos como algo bello se rompan paradigmas tradicionales de belleza, o idealización independientemente de la orientación sexual. Sin embargo, enfocándose a la homosexualidad sí hay un rompimiento con el estereotipo del homosexual bello, cuidado, perfecto, de piel suave. III.

Rafael López: Osos ilustrados (mexicanos)25. “Es común pensar que aquello que me parece cachondo, debería ser percibido por todos los demás, pero he constatado que no existe tal cosa, lo que me parece atractivo a mí, podría resultar repulsivo para otros” (Serrano, 2015.)

Autor: Rafael López Título: Bear Proud Técnica: Ilustración digital

25

Imagen 3 en anexos.

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Año: 2007 Significación primaria: (preiconográfica): Esta imagen fue trabajada sobre un formato cuadrado, el espacio que se utilizó podría describirse como suficiente pues no sobra demasiado aire en la composición. De entrada llama la atención una diagonal muy fuerte extendiéndose desde la esquina superior izquierda hacia la inferior derecha, el elemento que hace visible esta línea de manera física es el asta de una bandera. La escena consiste en cuatro hombres de piel blanca –un poco apiñonada en un parque levantan una bandera, la cual está ondeando y se divide en franjas de siete colores (café, anaranjado, amarillo, beige, blanco, gris y negro). Puede decirse que la apariencia de los personajes es masculina, en promedio su complexión es robusta, con cabello bastante corto y, por la posición en la que se encuentran –además de que llevan el torso descubierto-, dos de ellos dejan ver que en sus brazos, pechos y abdómenes abunda vello corporal. En cuanto a su acomodo y distribución en la escena, el primero de ellos, localizado hacia el extremo derecho se encuentra dando la espalda, él sostiene la base del asta, flexiona la pierna derecha (cuyo pie está apoyado sobre una roca) y la derecha la extiende hacia atrás, lo que marca bastante los glúteos en el pantalón, su rostro sólo llega a verse parcialmente pues por la posición de sus brazos se oculta un poco tras el hombro derecho, sin embargo se logra apreciar el rastro de la barba. El segundo personaje acomoda el cuerpo casi de perfil, su labor con el asta la cumple con las dos manos aunque sólo puede apreciarse la derecha, se encuentra con las piernas un poco flexionadas y el rostro –sonriente- dirigido hacia el espectador, se aprecia en él un bigote poblado y algo de barba bajo el labio. El tercero acomoda su cuerpo completamente de perfil, únicamente con su brazo izquierdo sostiene el asta, casi a la altura de la cabeza, el brazo derecho por su parte se dirige hacia abajo, alcanzando con su mano el glúteo del segundo personaje; la barba en esta ocasión es de candado sin embrago en las mejillas se observa un poco de sombra, una barba más ligera. Finalmente el cuarto personaje levanta ambos brazos, con el izquierdo sostiene el asta, mientras que el derecho lleva hacia el puño cerrado, se puede interpretar euforia en su actitud si al gesto 64

de los brazos se añade el del rostro, con una sonrisa muy abierta; en este caso el personaje lleva la sombra de una barba completa. Todos los personajes llevan exactamente el mismo atuendo, el cual consiste en un pantalón gris, un cinturón café y botas de trabajo del mismo color; el cuarto, sin embargo lleva una camisa –del mismo color que los pantalones- sobresaliendo y colgando del pantalón. El fondo es sencillo y consiste en un cielo parcialmente despejado de nubes, el suelo – el cual ocupa una porción muy pequeña de la imagen- se compone de piedras pequeñas en tonalidades grises y rojizas. Significación secundaria (iconográfica): El detalle más importante para comprender los elementos de la obra reside en que se trata de una paráfrasis de la fotografía de Joe Rosenthal llamada Alzando la bandera en Iwo Jima (Raising the Flag on Iwo Jima). La historia de esta fotografía se remonta a febrero de 1945, retrata un momento de victoria de las tropas de Estados Unidos sobre las japonesas durante la Segunda Guerra Mundial, concretamente en la batalla de Iwo Jima. Esta victoria es considerada como uno de los triunfos más significativos del ejército estadounidense debido a que la batalla fue una de las más sangrientas –llegó a extenderse por tres días- pues el ejército japonés opuso férrea resistencia desde el Monte Subirachi. Para celebrar esta toma, el 23 de febrero los soldados Charles Lindberg, Hank Hansen, Ray Jacobs, Phil Ward y Harold Schrier, fueron enviados a la cima a colocar una bandera y así tener un icono y recordatorio de su victoria. Debido a que el mástil era bastante pesado se necesitó la ayuda de los cinco soldados para poder levantar la bandera, este momento fue oportunamente capturado por el fotógrafo de Leatherneck Magazine –y además Marine- Lou Lowery (Ortiz, 2013). Así contextualizamos y damos a conocer el fondo de una imagen, sin embargo hay que aclarar que esta captura no es la que se conoce popularmente que ha servido como motivo de numerosas recreaciones, ni tampoco la ganadora del premio Pulitzer.

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La fotografía de Lowery no pasó de ser un registro documental –y anecdótico- sobre la toma del Monte Subirachi que no llegó a trascender. La imagen que nos ocupa en este análisis tiene su nacimiento a partir de esta. Se dice que tras alzar esta bandera, se encontró un inconveniente con ella, el tamaño era bastante pequeño como para que fuera visible desde otros puntos de la isla, hay dos versiones sobre las razones que levarían a un cambio. La primera cuenta que la bandera que fue plantada fue cambiada posteriormente por una de mayor tamaño para garantizar un impacto visual mayor; la segunda dice que el secretario de la Marina, James Forestall quiso conservar la bandera original como recuerdo, pues afirmaba que tal estandarte podía asegurar la existencia de su cuerpo miliar por los próximos 500 años (Ortiz, 2013). Así comienza una historia interesante de reconstrucción que resulta un tanto irónica, pues esta imagen que ha sido objeto de numerosas paráfrasis tiene su origen precisamente como una recreación. Se sabe que posteriormente el Coronel Johnston envió a otro grupo de militares: Ira Hayes, Mike Strank, Franklin Sousley, Rene Gagnon, John Bradley y Harlon Block, acompañados por un fotógrafo de Associated Press, Joe Rosenthal para capturar de nueva cuenta el momento en el que se levantaba la bandera sobre el territorio conquistado –ya con la nueva bandera-, y que se dice que, lo hizo sin poner en realidad demasiada atención al hecho e ignorando el impacto que su imagen tendría mediáticamente (Ortiz, 2013). Se habla entonces de una imagen que celebra una conquista, un recordatorio del poder del ejército de estados unidos sobre el de Japón y cómo se levanta un símbolo sobre las ruinas de una conquista. Entre las recreaciones que se han hecho sobre esta imagen tenemos la que se presenta en este texto, ya se han dado los detalles que nos permiten reconocer que los hombres que levantan esta bandera son osos y es la propia la que alzan, si bien el mensaje que el original lleva implícito es el de conquista, en esta paráfrasis no querríamos verlo de esta manera, al menos no entendiéndose como conquista la imposición de un modelo sobre el otro (el bear sobre el “tradicional”), pero podríamos interpretarlo como

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la celebración del levantamiento de una alterativa válida de expresión de homosexualidad. Significación terciaria (iconológica): Se retomará gran parte del contexto que se abordó en la significación anterior para detallar apropiadamente ésta y la historia que se genera a partir de la imagen a la que hace referencia, pues para comprender más a fondo la recreación, hay que tener en consideración la original. Quedan evidentes las connotaciones bélicas en el levantamiento de la bandera, que refleja la victoria de un ejército sobre otro y da testimonio del poderío que puede desplegar una nación, erigiendo un estandarte sobre el territorio, y aunque no hay muestras o detalles explícitos de devastación total, la guerra se hace presente en el atuendo y los cascos de las personas en la fotografía, la persona militar queda plasmada a través de estos elementos. En síntesis es una imagen que tiene una lucha de fondo, no se hace evidente explícitamente, pero se sabe que hubo alguna, pues se nos muestra un contingente victorioso, uno que puede levantar un símbolo de triunfo sobre las ruinas de quien le opuso resistencia. En la imagen que retomamos se pueden aplicar varios puntos de la historia original para construir su historia, sin embargo esta no se conserva literal, y aunque tampoco se modifican demasiado los elementos que aparecen, los pequeños cambios son sustanciales para re significar algunas de las acciones. Para explicarla apropiadamente debemos retomar los antecedentes más concretos que tenemos documentados –mencionados en el capítulo número tres- los cuales encontramos a finales de la década de los noventa, con la creación del Club de Osos Mexicanos, el cual terminaría disolviéndose en 2004. Un año después de esto surgiría la empresa Bearmex, como una opción para organizar reuniones, fiestas y consolidarse como un referente de la comunidad de osos en México. Cabe aclarar que el movimiento y su identidad no se limitan o están supeditados a la existencia de una sola asociación o un club, sin embargo el desarrollo de estas agrupaciones sí pueden darnos

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un indicador sobre la concentración de la actividad social por parte de este sector, que se refleja siendo visible para parte de la población general. Bearmex ha hecho uso de imágenes para promocionar sus eventos, las cuales además podrían reforzar esta intención que tienen de ser un referente, tanto para las personas que comienzan a acercarse a este ambiente, como para las que ya llevan tiempo dentro de él. La imagen que nos ocupa en este análisis “Bear Proud” fue producida por Rafael López, quien lleva ya un tiempo produciendo imágenes para esta empresa, se tiene conocimiento que comenzó a ilustrar para ellos en 2006 (Serrano, 2015) un año después de su fundación y la que se está retomando se publicó en 2007, puede apreciarse que el estilo y la representación que él hace de los osos sigue manteniendo la misma esencia, pero con una técnica ya más pulida. El autor considera importante en su trabajo representar rasgos locales, morenos, medio toscos, medianamente peludos, es decir, hombres que bien podrían ser encontrados en la calle, rara vez hace una imagen con un osos tipo anglosajones, rubios o extraordinariamente refinados en sus rasgos. La historia que puede narrar esta paráfrasis y a la que se llega considerando los elementos históricos previamente expuestos narraría el levantamiento de un nuevo modelo legítimo para expresar la homosexualidad. Hay que recalcar que no se trata de una apropiación literal del motivo de la fotografía de Rosenthal, aquí no hay una conquista ni derrocamiento de un modelo sobre otro, pero sí el surgimiento de una alternativa válida tras una lucha de representaciones en la que una parte se encontraba carente de una identidad a la cual adjudicarse, y que por esta razón se encontraba en una situación restrictiva e incluso invisibilizante que repercutía en su propia visión del símismo, así la alternativa bear se erige como una victoria que lleva hacia una situación de orgullo. Por eso los hombres que vemos en esta imagen aparecen festivos y victoriosos pudiendo mostrar sin vergüenza las características que dentro de la identidad gay no eran consideradas como “validas”. Cuerpos robustos y gordos, vello corporal, rasgos de madurez y masculinos, además de una abierta erotización a personas de clase trabajadora. 68

El escenario en el que esto se desenvuelve refuerza y sirve de apoyo para mostrar estas características liberadoras, se muestra un cielo parcialmente despejado, indicando condiciones óptimas para una escena llevada a cabo en exterior. El Monte Suribachi y las pocas ruinas que alcanzaban a apreciarse son reemplazadas aquí por un terreno que, aunque duro, es más uniforme, dando también otro indicador que esta victoria no se erige sobre algo caído o que haya tenido que destruirse, pero en cambio marca una base sólida sobre la que se funda el movimiento. IV.

Qbo BearWear: Vestir de representaciones, imagen en el atuendo26.

“Las imágenes llevan una intención publicitaria completamente, pero la característica de mi trabajo como diseñador es incluir aspectos artísticos también. Y de ello está impregnada toda la marca. Queríamos hacer cosas diferentes a lo ya hecho en la comunidad, diseños con mucha calidad, ilustraciones chingonas, publicad impactante. Una de las características de QBO también es la propuesta. También queremos proyectar valores y al incluir ese lado artístico podemos cumplir ese cometido, ya que como una marca gay también es importante el aspecto social” (Serrano, 2015).

Autor: Qbo BearWear (Mr. Qu) Título: Técnica: Cartel Año: 2014

Significación primaria (preiconográfica): Para comenzar partiremos de que en esta ocasión se trata con una imagen diseñada principalmente con fines comerciales, así que la idea aquí es la de mostrar y vender un producto, uno que está dirigido primordialmente a cierta comunidad (la bear), por lo que se toman elementos de interés para la construcción de este cartel y se construye de acuerdo a las características cercanas al grupo y con las que puede sentir 26

Imagen 4 en anexos.

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empatía, además de que estos productos –ropa y accesorios- están pensados en reforzar la identidad y la visión del sí-mismo de personas que se sienten identificados dentro de lo bear. La imagen es bastante concreta, hace uso de pocos elementos pero los necesarios para transmitir una idea específica, por lo que esta narración de motivos preiconográficos será breve y concisa. El cartel en cuestión hace uso de un formato vertical rectangular y la lectura puede iniciarse por costumbre desde arriba hacia abajo, en cuanto a técnica se hace uso de la fotografía para plasmar los motivos físicos, a los que se les añade el texto, característico de un medio como este. Comenzaremos con la descripción de los elementos “materiales”; el primero de ellos -el más notorio- y que salta inmediatamente a la vista es el modelo, un hombre desnudo que aunque situado en la parte izquierda del cartel, ocupa la mayor parte de este, lleva el cabello bastante corto, dirige su mirada hacia un punto superior a su izquierda y lleva una barba completa. En cuanto a su complexión, puede describirse como robusto, gordo, sin llegar a ser obeso, su cuerpo está cubierto de vello, que, aunque abundante no exagerado. Con su mano izquierda sostiene una garrafa llena de leche, la cual sirve sobre una taza que sostiene con la mano derecha y que está apoyada sobre la mesa ocultado (censurando) la zona pélvica, este accesorio lleva un estampado, un fondo amarillo sobre el que se distribuye una serie conformada por siluetas negras con la forma de un oso. Se distinguen principalmente tres planos, los elementos descritos en el párrafo anterior (los motivos físicos) se sitúan sobre el segundo. El tercero lo ocupa el fondo, que es una superficie beige iluminada uniformemente en el que se distinguen algunas texturas que asemejan un lienzo y cuyo color se oscurece en algunos bordes. Finalmente el primer plano lo ocupan los elementos formales que nos permiten señalar de manera explícita que se trata de un cartel, es decir, la tipografía. Comenzando en la esquina superior derecha se puede apreciar el logotipo de la marca “qbo” conformado por una tipografía geométrica y cuyas esquinas remiten a un cubo, de color amarillo, justo a la altura de la mirada del personaje. Bajo este se complementa el nombre de la marca con el texto bearwear con letras pesadas (en negritas) e inmediatamente bajo el nombre de la marca se puede leer el texto: LA 70

MARCA MEXICANA DE ROPA PARA OSOS, que aunque escrito con mayúsculas lleva menor énfasis al ser escrito con una tipografía más ligera en comparación con el texto superior, separando así y dando importancia al nombre de la marca. En seguida y tomando la lectura hacia abajo, encontramos dispuesto en diagonal y a la altura del pecho del modelo, con una tipografía suelta, ligera y casi caligráfica la frase “Buen Día!”, cuya paleta de colores hace juego con el logotipo, el color principal es el amarillo y lleva un delgado contorno a modo de sombra en color negro. Finalmente debajo de la garrafa con una tipografía pesada y en negritas se puede leer el nombre de uno de los productos que se promocionan “TAZA MANADA QBO Bearwear” justo a un lado del icono de la marca (la silueta de un osos sosteniendo una q con el mismo estilo que as letras en el logo). Debajo de este texto, a los pies del cartel se pueden leer los datos de contacto, nombre, teléfono y redes sociales. Significación secundaria (iconográfica): Comenzaremos esta significación con los elementos físicos ya descritos, es decir los que se han compuesto mediante fotografía. El modelo es el primero, el cual atendiendo a la descripción dada encajaría en el modelo de oso, es gordo (sin llegar a obeso), velludo (aunque no de manera exagerada) y lleva barba, si a esto agregamos que sus facciones son de alguna manera suaves y su apariencia es joven, con un gesto casi infantil, podemos ubicarlo dentro de la categoría de cachorro –detallada en el primer capítulo-. El personaje aunque se muestra de cierta forma estático se puede ver realizando una acción, sirve leche sobre una taza (la cual además cubre su zona pélvica), la leche se ha llegado a asociar visualmente y principalmente por su color –entrando en terrenos sexuales- con el semen, dando así al cartel sutiles connotaciones eróticas y sexualizando además al modelo. Recordemos que una de las principales intenciones del surgimiento del modelo bear como un movimiento era la de lograr el reconocimiento de estas personas como seres atractivos y sexuados a pesar de su aspecto físico, el cual no encajaba precisamente con el canon de belleza tradicional. Regresando la atención a 71

la taza, queda evidente en el cartel la primera intención publicitaria, vender esta pieza de cerámica, sin embargo podríamos señalar que no se limita a este producto, pues si se centra gran parte de la atención en la persona que la sostiene es porque también se trata de un interés de consumidor. Profundizando en esto, qbo se ha descrito como una marca hecha para osos y sus admiradores, a través de su trabajo mediante diseño genera productos y propuestas de imagen para (su) público, las cuales reproducen ideologías o muestran representaciones de osos que el consumidor puede encontrar interesantes, al tratarse de objetos de uso cotidiano, estos pueden ser adquiridos por el cliente para reforzar el sentido de pertenencia y afirmar su identificación como bear; podría decirse que al construirse un “orgullo bear” este debe formar parte de la vida diaria. Así, la importancia que se le da al modelo podría interpretarse como la comercialización del estilo de vida –no necesariamente en un mal sentido-, la imagen requiere mostrar en funcionamiento el mecanismo de pertenencia descrito en las líneas anteriores, mostrando a un hombre que encajaría por físico bajo esta identidad y su interés por hacer reconocer su identificación mediante la adquisición de un objeto físico relativo a esta, reforzado también por el estampado de una manada, indicando que esta comunidad la que quiere pertenecer es numerosa y solidaria. Continuando con el resto de elementos. El fondo sencillo y de color casi uniforme no sitúa al personaje en un ambiente específico el cual pueda mostrar detalles de personalidad o aficiones, pero dota de cierta textura áspera al entorno, haciendo de cierta manera juego con la piel cubierta de vello. Así, a pesar de que el oso se encuentre haciendo una actividad que puede relacionarse con el desayuno no se le proporciona un ambiente casero (o doméstico), reforzando la sexualización de la escena. Terminando

con

la

tipografía,

quedan

explícitas

las

intenciones

de

comercialización de la imagen con ella, y la mayoría del texto sirve como método de contacto y acreditación de la idea del cartel, refiriéndose al nombre de la marca y el eslogan. Sin embargo resalta como parte de la idea de la imagen la frase Buen Día!, el único texto que reforzaría o supondría intenciones que no son completamente

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comerciales y que ayudan a reforzar la idea de dotar de personalidad al oso, al construirlo como alguien de trato cálido, incluso abierto y amistoso. Significación terciaria (iconológica): Para comenzar profundizaremos en el aspecto del modelo, ya se han descrito las características que harían ver su físico como el de un oso, pero durante la descripción se hizo énfasis en que éstas no las presentaba de manera exagerada o en demasiada abundancia. Retomaremos un aspecto señalado en el primer capítulo, cuando se dio una descripción sobre la apariencia física de los osos norteamericanos se aclaró el caso de algunos de ellos que al ser italo-americanos tenían un tamaño menor al promedio, esta aclaración hace considerar que el modelo bear al trasladarse a diferentes regiones considera (o toma en cuenta) estas características propias dadas por la geografía. Tomando la descripción que se hace del sujeto en la primera significación, y comparándola con la de las clasificaciones dadas en el primer capítulo al pie de la letra, obtendríamos tal vez que nuestro personaje encaja en la descripción de un cachorro, principalmente por los rasgos juveniles. Sin embargo, considerando el espacio y tiempo en el que esas descripciones fueron hechas y el momento y lugar en el que esta imagen fue creada se le puede dar una lectura acorde, la cual puede ser un tanto diferente. Consideremos en todo momento de la significación que así como se pueden hacer consideraciones a los osos italo-americanos, lo mismo puede ocurrir con la diversidad regional con la que se encuentra este grupo, no en balde su bandera representa en cada color los posibles colores de vello y piel que se pueden encontrar en el mundo. Concretamente en México, en la parte central por lo menos, estas características pueden resultar reducidas en gran parte de la población que se considera bear, el sujeto en el cartel puede ser apreciado como tal, pero también puede ser visto como cachorro, la denominación sin embargo terminará recayendo en él, pues es aquí en donde la identificación y la construcción del sí-mismo entran en juego.

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Ahora, prestando atención a la acción que realiza el personaje, se ha descrito que se encuentra sirviendo leche en una taza, en su momento se relacionó esta tarea a tintes sexuales, remarcamos esto como un punto importante en este cartel pues hay que recordar que una de las principales intenciones del surgimiento del modelo bear como un movimiento era la de lograr el reconocimiento de estas personas como seres atractivos y sexuados a pesar de su aspecto físico, el cual no encajaba precisamente con el canon de belleza tradicional. Así interpretamos e inferimos que se nos muestran las intenciones de venta de un par de productos, por un lado la taza, y por el otro el modo de vida ursino, reforzado por actitudes y la demostración de pertenencia a través de objetos físicos, y podríamos sintetizar este estilo -el del oso, aparte de la obvia condición física- como alegre, se relaciona con una persona cálida, amistosa, abierta y positiva, quedando también implícito que el arquetipo de oso lleva en él una determinante carga sexual.

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I.

Del esbozo al entintado: Las consecuencias de la representación bear

Llegado a este momento se puede señalar cómo es que el movimiento bear, una vez que alcanzó cierto nivel de conformación, encontró en las imágenes cierta ayuda para la difusión de sus cánones corporales y sus actitudes y aficiones, desde pornografía que se enfocaba en mostrar estos cuerpos y complacer a quienes los admiraban hasta productos con un enfoque más artístico. Hay que tener en mente que quienes leen y consumen estos productos no están sujetos a pensar, asimilar o coincidir con lo que el autor le presente, aún así si los puntos de vista personales concuerdan o ya se encaminaban un poco hacia esto, se comenzarán a reforzar o validar éstas representaciones. Los análisis presentados con anterioridad dan cuenta de cuatro ejemplos en los que la imagen construye y reproduce ciertas actitudes y patrones que los autores encuentran atractivos o relevantes en el modelo. Posterior a estas tres significaciones me enfocaré a hacer una síntesis que detalle cómo se da esta construcción. Como primer caso, lo que se puede percatar en la obra de Barela son esquemas tempranos, incluso aún bastante diversos de lo que hoy en día se relaciona con las representaciones bear. Las construcciones que se hacen aquí de dos personajes que según el autor ya encajaban dentro de la comunidad ursina hacen notorias algunas características físicas de este grupo, hombres masculinos de vello corporal y facial por sobre el promedio, sin embargo deja de lado otras como el cuerpo robusto. En cuanto a actitudes se les muestra hogareños y cariñosos, coincidiendo con la descripción que se ha hecho de este grupo en el primer capítulo, mostrándolos como personas de aspecto masculino pero cálidos con sus iguales. La representación de personajes se nota todavía en proceso de definición entre lo leather y lo completamente bear pero la imagen varonil ya estaba ganando peso como un contraste a las características afeminadas del movimiento tradicional. Se debe considerar que, con alrededor de treinta años de haber surgido lo bear y con una migración a nivel mundial, este movimiento ha pasado por cambios y adaptaciones como respuesta a las necesidades que se hayan atendido (integración, 77

por ejemplo) y a las que surjan por la apertura a la aceptación de nuevos miembros. Es imposible afirmar que dentro de un grupo exista por completo un acuerdo entre todos sus integrantes, siempre habrán puntos de vista e intereses que difieran y si no se concilian la parte mayoritaria puede dominar sobre la otra llegando a un caso de discriminación, como en el caso del movimiento de los osos que ha llegado a contradecir la que fuera su intención principal, es decir, la integración. Relacionando lo abordado en los dos párrafos anteriores, añado que encontrar en un producto visual como un comic una representación de dos hombres maduros y velludos, pero también delgados, habla de la idea de la inclusión a la diversidad como un valor importante dentro de la comunidad bear, y cuya muestra en esta publicación no viene de manera gratuita. En una entrevista hecha por Ron Suresha (2009: 153-154), publicada en el libro Bears on Bears, Barela admite abiertamente sentirse parte de esta comunidad y que su propio interés por este físico tiene repercusiones en la manera en la que lleva a cabo sus representaciones, hace lo que considera atractivo y lo que sus lectores osos consideran atractivo. Partiendo de lo anterior se puede decir que en un principio el referente real sirve de base para construir la representación que se le da a los espectadores, éstos, al momento de recibirla realizan un trabajo de interpretación, y es en este momento en que las posibilidades de lectura se abren y se vuelven complejas. Es innegable que una obra pueda tener un significado común acordado por convenciones en torno a los elementos que la componen, los espectadores pueden llegar a ella mediante experiencias previas y estos significados estarán determinados por el contexto en el que determinado grupo de personas se desarrolle; para ciertas regiones geográficas y en cierto momento determinados componentes en un mismo espacio por principio podrían comunicar la misma idea debido a su trasfondo común aunque podría haber variaciones entre las interpretaciones individuales. Al hablar de lo bear en específico, existiendo en los Estados Unidos de 1990 una idea definida de lo que era la comunidad de osos en ese momento, la difusión de una representación gráfica basada en ellos validaría la propia idea que tienen determinados osos sobre ella y por lo tanto de ellos mismos como miembros (si estas experiencias vividas

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por el espectador se ajustan); si esta idea comienza a modificarse desde la perspectiva del autor se puede llevar a cabo un cambio en la manera en la que el grupo se ve, llegando a afectar la manera en la que quienes se reconozcan como los representados construyan y quieran alterar su identificación, y si ocurre a través de una complicidad entre productor y espectador pueden modificarse estructuras ya determinadas. De esta manera podemos pasar al segundo caso analizado, uno más reciente sobre un soporte totalmente diferente. Komater y sus obras destacan por no ser completamente figurativas, aparte de la técnica bien lograda su atractivo recae en la capacidad muy abierta que da al espectador para interpretar mediante la observación de elementos sencillos (aunque no dispuestos de manera sencilla) que tienen por intención ser una evocación de belleza. Se rescata aquí uno de los puntos principales del movimiento bear que es el de encontrar la belleza en cuerpos no aceptados socialmente como bellos. Ya se ha mencionado que el estereotipo tradicional de hombre gay está muy unido a las nociones sociales del atractivo las cuales incluyen tener un cuerpo delgado o ejercitado, atlético, depilado, pulcro, limpio, de piel blanca, del que los osos quedan fuera pues muestran las características opuestas casi al pie de la letra. Un hombre gordo, velludo y maduro, por lo tanto no puede ser considerado hermoso, y la característica de sobrepeso lleva también una carga de enfermedad que no ayuda a conferir sexualización ni erotización. El modelo ursino reivindica todas estas características y les dota de una carga de sexualización y belleza, las representaciones de Komater dejan fuera cualquier indicio de personalidad y/o actitud para enfocarse únicamente en las características físicas aunque de manera fragmentada, dan énfasis al cuerpo, al tamaño, al sobrepeso… relacionando y comparando estos cuerpos con objetos naturales que son socialmente aceptados como hermosos y placenteros de contemplar. Aquí la importancia recae en la reconstrucción del concepto de belleza a través de las características específicas de lo bear. Entre ambas obras hay siete años de diferencia, considerando esta separación temporal la obra de Barela podría estar apegada a un modelo más puramente nacional 79

que la de Komater, pues para la fecha en la que se concibe el producto analizado el movimiento ya se había abierto más al mundo ambas se desarrollan en un espacio estadounidense, y aun así podemos notar diferencias sustanciales. Si bien el comic y la instalación no son formalmente comparables (En el primer caso -que es una portada- se muestra una escena que resume la idea de la historia mediante un solo dibujo y en el segundo la narración se da mediante la experiencia estética a partir de la observación y asimilación de formas de una manera más libre pero sí con una temática fija), ambos como productos estéticos independientemente de su factura conllevan cargas simbólicas que pueden tener como consecuencia ciertos discursos determinados, así como modelos de construcción y transmisión de ideas. Ambos construyen y difunden una idea sobre lo bear que a su vez es sujeta a reinterpretaciones del lector/espectador, en el primer caso se la da atención principal a actitudes y características emocionales mientras que en el segundo se da preferencia a las características físicas dejando a un lado los sentimientos, resaltando así una construcción diferente sobre el cuerpo, se tiene al parecer, una idea más abierta a la aceptación del sobrepeso y al vello corporal/facial, podría deducirse entonces que se ha ganado seguridad para representar estas características y por lo tanto también seguridad para identificarse con ellas. Hago énfasis en

que estas representaciones parten de hombres y cuerpos

estadounidenses lugar en el que se inicia el movimiento, estas características no obstante no se ajustan por completo a otras realidades geográficas debido a las condiciones fenotípicas propias, sin embargo sí pueden encontrarse de entrada ciertas similitudes y a partir de ellas se hacen variaciones. En los productos mexicanos analizados, por ejemplo, se da muestra de ello. Ya se habló del surgimiento de lo bear en México y los problemas por los que atravesó el primer club organizado, el cuál terminaría disolviéndose debido a la falta de conciliación entre la visión de unos tantos que abogaban por la inclusión y la diferencia entre otros que optaban por verlo como un grupo de diversión y encuentros (ambas válidas); tras la desaparición de éste comenzaron a gestarse otras agrupaciones ursinas, en las que predominaría alguna de las dos visiones

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Hasta el momento se le da dado énfasis a las características de crítica a la imposición del rígido modelo gay y a la reivindicación de las características corporales bear como modelo de belleza, desde las dos primeras imágenes analizadas se ha visto que hay seguimiento en cuanto a esto, pero se verá que en México la situación se da de manera un tanto diferente. A pesar de que aquí también el movimiento inicia como protesta y modelo de unión, se debe considerar que lo que se adapta se hace sobre un esquema que ya había sufrido cambios y puntos consolidados que serían difíciles de reestructurar a pesar de migrar a lugares con características diferentes. Se menciona que el Club de Osos Mexicanos se consolida entre 1997-1998 ya con una idea y descripción física bien definida. Tomando en cuenta los productos estéticos estadounidenses mencionados situamos este momento entre la representación de Barela y la de Komater, de seis a siete años después de publicarse la primera y de dos a tres de exponerse la segunda por lo que lo que se retoma en México es un movimiento ya más definido tanto en aspecto físico como en emocional. Contrario a Estados Unidos, en México no hay demasiadas imágenes o textos que aborden los orígenes de la comunidad de osos en el país, de las representaciones populares las más cercanas al origen datan de 2006, un año después de que se formara la primera empresa comercial dedicada a osos por lo que las imágenes que se han trabajado y difundido con cierta facilidad en torno al movimiento tienen relación directa con ésta o con otros motivos comerciales. El primer ejemplo corresponde a Rafael López, consiste en una ilustración que fue mostrada dentro de uno de los eventos de Bearmex, es notable la interpretación que hace de los osos en su pieza. Se trata de personas que cumplen con la descripción del estereotipo bear, pero manteniendo características y rasgos mexicanos. El autor admite que en lo que tiene interés es en mostrar los atributos que le parecen atractivos, quedando claros los principios en los que se basa su representación; haciendo una comparación superficial con la obra de Komater ambas abordan desde su punto de vista las nociones de belleza y erotización de los cuerpos ursinos, quedando plasmada la intención de reivindicación de cuerpos. Lo que añade la visión de López además es

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la asimilación de estas características en cuerpos mexicanos, ya se hablaba anteriormente sobre las variaciones por nacionalidad y cómo es que éstas se reconocen como válidas; se pueden interpretar en la ilustración además características emocionales como el gusto por la compañía, el orgullo por mostrar el cuerpo, la alegría y sexualidad. Los motivos emocionales y de diversidad corporal que abordan las obras estadounidenses se conjuntan aquí de manera sintética según la visión propia del autor, esto ayudado por la existencia de representaciones previas que fueron ayudando a consolidar la identidad bear. En la segunda imagen mexicana se puede observar algo similar, un hombre de aspecto joven que igual cumple los requerimientos físicos de los osos adaptados (ligeramente disminuidos), en esta representación el oso no se ve tan tosco, por el contrario su expresión se ve un tanto infantil, de nueva cuenta no hay una construcción de algo nuevo sino una asimilación a los rasgos propios, por otro lado se rescatan las características de cuerpos diversos -la naturalidad de mostrar desnudez, denota un orgullo por éste- y se refuerza la idea del sobrepeso y el vello corporal. Hasta este punto se podría decir que estas dos últimas imágenes se encuentran en una especie de madurez en comparación con las primeras, queriendo decir con esto que las representaciones de este modelo establecieron ya ciertos patrones que se han vuelto definitorios y han servido como refuerzo en el caso de la identificación bear, pero que aún siguen abiertos a cambiar en un futuro, por el momento se han limitado a validar la construcción identitaria que comenzó haciéndose. En el caso de las imágenes mexicanas, es interesante que lo que se produce en su mayoría esté enfocado a sectores comerciales, lo cual podría llevar o dos caminos, uno, la conciliación de las dos visiones que separaron al grupo a través de la producción de contenidos responsables, y dos, la mera comercialización de este movimiento y el cuerpo, como ocurrió con la imagen gay.

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II.

Conclusiones generales

De esta manera puede constatarse el poder que una representación tiene para influir en el modo en el que los representados asimilan la realidad en la que se desarrollan. Las imágenes provenientes de Estados Unidos y las adaptaciones que se han hecho de ellas en México dan idea de los principios de identidad que se mantienen como fijos -entre los que se cuentan las características corporales y las actitudes emocionales que se podrían leer de éstas-; la reinterpretación local se limita a adaptar las características propias a este esquema de la manera más equivalente posible. Si siguiéramos estrictamente y al pie de la letra el modelo físico bear original, quienes se ilustran en la obra de López, como quien se retrata en la de QBO no podrían considerarse como osos del todo. Los bears del primero, pese a tener un aspecto masculino

y

ser

velludos

y

robustos,

no

son

exageradamente

grandes

ni

abundantemente hirsutos, y el segundo ejemplo pasa por algo parecido, aun así quienes en México encuentran un reflejo en estas imágenes validan su propia pertenencia a este grupo, al mismo tiempo que lo hacen las empresas que hacen posible su creación y difusión. Las dos muestras dan una construcción diversa en cuanto a cuerpos, y al tratarse o basarse en modelos mexicanos las representaciones se mantienen según las visiones de los autores fieles a una realidad inmediata, sin embargo, al momento de llevar a cabo una asimilación, el factor principal es la cantidad de imagen que se consume, y lamentablemente las muestras gráficas y visuales que predominan son de osos estadounidenses (e incluso europeos). A pesar de que el movimiento bear en el país ya va para los veinte años, las representaciones que se han hecho nacionalmente sobre lo ursino son una muestra mínima y no puede compararse por cantidad con las imágenes que llegan del exterior, en la que los modelos de cuerpo, por su propia naturaleza, son bastante diferentes. Si bien en las imágenes mexicanas se hace un buen trabajo de representación, la falta de apoyo, reproducción y difusión en comparación con las externas hacen que se diluyan un poco entre la asimilación de los consumidores de nuestro país, por lo que el estereotipo foráneo se refuerza. Las cualidades didácticas de 83

la imagen dictan que un oso es sólo aquel que puede compararse con el glamor bear, y ya que los osos mexicanos no llegan a este canon su identificación en muchas ocasiones se vuelve confusa. He hablado de que la imagen construye, atribuyéndole así un papel muy fuerte sobre la realidad y quizás confiriéndole demasiada responsabilidad. Durante estas líneas he pretendido hacer notar que en el caso de los osos, en un principio el referente sirvió de base para después ser la representación la que supliera este papel a manera de refuerzo. ¿Qué ha pasado en México para que esta condición no se apegue del todo? En este caso nos remitiríamos a las estructuras que se han fijado ya como identidad, aquellas que denominé de origen en su momento durante el segundo capítulo. La imagen sí tiene cierta responsabilidad, pero por la difusión y producción masiva de la que hablo y que precisamente data del lugar de origen, la asimilación de otros modelos se vuelve un tema complicado, me atrevo a afirmar que las muestras que retomo de México hacen un buen trabajo en cuanto a rescatar estas adaptaciones y remarcarlas, y se ha encontrado buena aceptación entre su público, sin embargo, el origen que se desarrolla a la par de la adaptación no da tregua, el consumidor sí elige con qué identificarse, pero la mayoría decide pasar por alto las representaciones locales para quedarse con las extranjeras. A las artes no se les puede atribuir una finalidad específica, pues cada autor puede dotar de cierta intencionalidad a su obra, si en un principio abordé este texto desde la discriminación es porque considero que las imágenes pueden tener incidencia sobre ésta, estimo que el relacionar arte e imagen con diversidad sexual puede generar un discurso único y accesible. En mi papel como productor y en este caso analista de la imagen queda claro que aún hay una ardua tarea de generación y difusión de las representaciones locales que hacen falta; motivo por el cual en este momento consideré importante la necesidad de crear este texto, considerando que difundir los motivos de creación de obra que conozco pueden dar pie a la creación de nuevas propuestas.

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Discriminación y homofobia: Como se mencionó en el capítulo correspondiente la discriminación se basa en un mecanismo de separación, esta tiene implicaciones complejas pues normalmente en consecuencia un grupo resultante de esta división se ve enfrentado a una situación de desventaja. ¿Cómo se traduce esto para entender una problemática que afecta a los diferentes grupos sociales? Se pueden citar varios ejemplos: la esclavitud a la que fueron sometidas las personas con ascendencia africana; la privación de lugares de trabajo; la voz y el voto de las mujeres; las precarias condiciones de vida en la que se ve gran parte de la población indígena; la población infantil cuyos derechos son ignorados, o la población homosexual. La relación de todos estos ejemplos de discriminación con los símbolos no es superficial, existe una dualidad en la estructuración de ambos. La discriminación ha llevado a la construcción de representaciones negativas sobre estos sectores, pero, a la vez, esas representaciones han ayudado en la reconstrucción de la discriminación hacia estos mismos. Es así que se generan separaciones al interior de una sociedad; por un lado queda el grupo que se constituye por la mayoría normativa o dominante y por otro lado el que se conforma por individuos violentados, distinto a esa mayoría. Es importante aclarar que no hay divisiones radicales o definitivas; todas las personas nos ubicamos al mismo tiempo en varias posiciones dentro de estos dos grupos en diferentes lugares y momentos. La homofobia surge como una consecuencia de estas separaciones, y se manifiesta en las acciones de negación de derechos, espacios y oportunidades de desarrollo. Una de las consecuencias más graves de esto, es que las personas que son discriminadas dejan de enfrentarse con la realidad del grupo al que pertenecen y adoptan el papel que la sociedad les atribuye (Conapred, 2011), como un acto casi inconsciente, primero individual y luego en conjunto, refuerzan la visión dominante –pero no necesariamente real- de la situación en la que se encuentran. Se podría asumir que normalmente el sufijo “fobia” nos trae a la mente una reacción de miedo o impotencia hacia cierto peligro que nos deja vulnerables o indefensos, esos temores irracionales normalmente son causados por fenómenos o 87

condiciones ajenas al individuo. En la mayoría de los casos los objetos de terror no recaen en nuestros pares, por lo que es curioso que a una reacción tan compleja como la homofobia se le adjudique como fuente del sentimiento un ser humano. Más allá de ese miedo paralizante se esconden razones aún ahora difíciles de descifrar, y las variaciones van desde un ligero rechazo o un asco real pero tolerable -en los mejores casos- hasta manifestaciones violentas, como agresiones físicas, verbales y asesinatos –en casos extremos-. Etimológicamente la palabra homofobia puede estar en lo correcto en cuanto al temor, sin embargo se ha hecho famoso el término como el desagrado por la homosexualidad y por aquellos que la practican, siendo acuñada poco después de la década de los 60’s, rastreando su uso en un artículo de K. T. Smith de 1971 titulado “Homophobia: A Tentative Personality Profile” (Fone, 2008: 20) significando entonces aquí desagrado y no miedo. ¿Será que la sensación de impotencia se da porque el motivo de nuestras fobias normalmente es inexplicable, invisible y fuera de toda lógica, pero no es humano? Y al no ser humano no es vulnerable a la intimidación entre “iguales”. Es de esta forma que me explico por qué mientras más parece tener la población homosexual mayor conciencia sobre sí misma, mayores son las agresiones que recibe. Así la causa de que un miedo nos intimide y pueda llegar a dominarnos llega a hacer mella en la forma de relacionarnos como sociedad, en este caso la fuente de tal intimidación viene determinada por una preferencia sexual. Este miedo también puede generar instintivamente una reacción de defensa, pues como se mencionó en párrafos anteriores, al tratarse de prácticas y particularidades sexuales consideradas durante un tiempo enfermedad y que llevan

aun una carga de estigmatización tal rechazo

provocaría la necesidad de demostrar tajantemente que no se pertenece al sector homosexual y de deshumanizar sus características privando a estos sujetos de las cualidades que los insertarían de lleno en la sociedad en la que se desarrollan, en este caso se podría hablar de la negación de derechos laborales, matrimoniales, de salud, entre otros.

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Historia del movimiento gay: Se introduce aquí una revisión para conocer cómo se ha construido y fragmentado lo que se ha llegado a entender como comunidad gay, para comprender desde un punto de vista más amplio, la generación y conformación de modelos alternos al tradicional.27 A continuación se detallarán específicamente las particularidades del movimiento gay y su adaptación regional (México) con el fin de comprender su conformación. Éste tiene sus inicios documentados en Estados Unidos, cabe aclarar que las personas homosexuales en 1970 vivían en condiciones peores que las de ahora debido a la falta de información sobre la condición homosexual, la asociación con enfermedad mental a la que estuvo atada durante tanto tiempo no podía eliminarse por completo y la importancia de visualizar esta desventaja social como un asunto que se debe tratar desde los derechos humanos no era algo que pudiera pasar aún por la mente de activistas, los cuales eran prácticamente inexistentes; había poca resistencia contra la homofobia. Era muy común que homosexuales no se preocuparan por defenderse de las privaciones a las que eran sometidos, era muy normal también que se ocultaran, existían sitios de convivencia y recreación, sin embargo aunque caían en lo clandestino, eran lugares en donde algunos podían darse el lujo de convivir con iguales. Muy a pesar de esto, no se podría decir que fueran lugares completamente seguros, muchos eran asediados por agentes que haciendo abuso de su poder, sometían a los asistentes en las ya casi rutinarias redadas; caso curioso, que es así como se da comienzo a todo. Ocurrió el 27 de junio de 1969, en una de sus acostumbradas rondas (la cual terminaría en redada) por la calle Christopher Street, ubicada en Greenwich Village, la policía de Nueva York impuso su presencia en el bar Stonewal lInn, acostumbrados a la clientela que asistía regularmente al lugar, no se esperaba en realidad nada de ellos, ni oposición ni fuerza, tal vez sí la huida de algunos hacia otro lugar en el cuál terminar su noche, pero por primera vez en la historia del lugar y en la de las ya hechas víctimas homosexuales, hubo respuesta (Fone, 2008: 553).

27

Específicamente con “modelo tradicional” me refiero al modelo gay estereotipado.

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Hecho notable que haya empezado como una lucha, da muestra de la lamentable condición a la que eran sometidos y da el contraste correcto de las exigencias que se harían en un futuro, con la conciencia de que no tenían nada que perder al resistirse a la arbitrariedad, acosos y burlas a las que eran sometidos; todos en conjunto alzando una sola voz de protesta, en ese momento sólo existía una exigencia: ¡Déjenos en paz! Los gritos eran cada vez más altos, las personas sumisas ya no existían, en su lugar había personas agresivas. No fue una velada cualquiera, en ese lapso de tiempo no se encontraban personas charlando o bebiendo, las risas y compañerismo del lugar ya no existían; gritos, golpes, arrestos, rebelión, era la nueva carta. Un artículo de Village Voice da testimonio sobre lo ocurrido bajo el titular: “El poder gay llega a Sheridan Square”. El reportero, Lucian Truscott, expresó claramente que “se olvidaron las muñecas fláccidas” (Fone: 2008, 554). De esta manera, las personas gays en el lugar se vieron unidas en una causa común, por fin habían tomado conciencia de la problemática en la que se encontraban (involuntariamente, y debido a su orientación sexual) y que las volvía objeto de abusos. Así que el siguiente paso consistiría en hacer algo al respecto; a la protesta siguió su organización como un grupo de personas dispuestas a cambiar su situación de desventaja. Comenzaron identificándose bajo el mote gay (al que se refirió el reportero Truscott). No podría decirse que fuera todavía un movimiento uniforme ni consolidado de manera sólida, aunque había por fin una agrupación de personas juntas bajo los mismos intereses, las cuales estarían desarrollando una postura política en cuanto a sus orientaciones sexuales, sus cuerpos, los espacios de desarrollo y expresiones. Ahora bien, el seleccionar una palabra particular no es algo que venga de manera gratuita, su acción se dio de la siguiente manera. Las personas homosexuales al ser tachadas de enfermas y desviadas, necesitaban encontrar un término que denotara que a pesar de la discriminación a la que eran sometidas, se puede llevar una vida feliz de cualquier manera y sin importar su modo de vida. Se sabe que la palabra “gay” se retoma directamente del inglés, de un derivado directo del provenzal “gai”: el cual se traduce como “alegre”, “festivo”; del franco “gahi” y del latín “gaudium”: traducido

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como “gozo”, y que probablemente sus raíces se hunden en el etrusco “cai”: “soy feliz ” (Lizarraga , 2012: 198-199), esto de cierta manera rige y denota un comportamiento y modo de vida que trataron de imponerse como ideales. La historia de este movimiento en México es una de las más variadas, surge en un momento de importantes cambios sociales. La situación se dio de una manera casi natural, la cercanía con Estados Unidos, los cambios culturales y económicos que trajeron consigo los sesenta, -entre ellos niveles altos de educación y urbanizaciónparecían demostrar una gran apertura en cuanto a algunos temas, de manera optimista se fueron sentando las bases de la apropiación del movimiento teniendo como principales detonadores la rebelión en Stone Wall y el despido en la ciudad de México en 1971 de un empleado de Sears por conducta supuestamente homosexual, por lo que algunos homosexuales mexicanos, entre los que destacan Nancy Cárdenas y Luis González de Alba, se unieron para analizar su (propia) situación de represión y cuestionar la estigmatización y opresión social a los homosexuales (Díez, 2010: 137)28. La primera constancia que existe en México sobre un grupo ya organizado a raíz de los sucesos antes mencionados es el surgimiento del “Movimiento de Liberación Homosexual” a principios de los setenta. Esto dio origen a que diversas asociaciones de personas, cada una con intereses propios e inclinaciones como el comunismo o el feminismo se dieran a la tarea de conformar sus propios grupos. Así para 1978 ya se habían consolidado tres de ellos: el “Frente Homosexual de Acción Revolucionaria”, también conocido como “FHAR”, el cual comulgaba con el anarquismo y comunismo, y estaba constituido en su mayoría por hombres, el Grupo “Lambda de Liberación Homosexual”, mixto en cuanto al género de sus miembros y de visión feminista y “Oikabeth”, constituido solamente por lesbianas (Díez, 2010: 138). Siguiendo los ideales de su postura anárquica, el FHAR interviene en una marcha demandando la libertad de presos políticos, pidiendo a su vez la liberación de los homosexuales del sistema represivo dominante al que se veían sometidos. De esta manera se considera iniciado el 26 de julio del 78 el movimiento gay mexicano, este

Se toma este caso como uno de los primeros referentes que se tienen sobre un grupo que se organiza para combatir la homofobia a la que se encuentran sometidos. 28

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evento dio pie a que dos meses más tarde, los tres grupos existentes se unieran en una marcha conmemorativa del décimo aniversario de la matanza de Tlatelolco, confirmando así una unión por un bien común y elevando los reclamos a un nivel político, luchando por la democracia y la igualdad de derechos para todos los miembros de la sociedad mexicana. Las tareas principales a las que se dedicó el movimiento29 fueron dos: sensibilizar a la población en general acerca de la condición homosexual y la búsqueda de espacios públicos libres de represión; uno de los casos más notables se dio como una manifestación que tuvo por objetivo mostrar abiertamente el conglomerado homosexual; hablamos de la primera marcha del orgullo gay celebrada a finales de junio en 1979 en la Ciudad de México (Díez, 2010: 139), la cual se sigue conmemorando en la actualidad. La Marcha del Orgullo30 ha sido motivo de discusiones, ya que al ser una manifestación masiva se vuelve, naturalmente blanco de críticas y actualmente uno de los argumentos que se puede escuchar en contra de ella es que es una muestra colectiva de frivolidad, vulgaridad, banalidad y exhibicionismo. Al estar integrada por varios sujetos inscritos a grupos, cada uno con su propia forma de expresar la manera en la que vive su sexualidad de acuerdo a sus posturas e intereses, es imposible tener una visión homogénea del grupo. Muchas cosas salen a la luz, pero otras, como el fondo político tras este evento muchas veces queda perdido (Díez, 2010: 140). Se debe tomar en cuenta que la importancia de la marcha no solo recae en la celebración de la rebelión en Stonewall,31 también da cuenta que el movimiento ha logrado apropiarse por más de 30 años de un espacio que le ha servido para hacerse visible y presente, además con esto quedan también en evidencia las diferentes formas de control sobre el propio cuerpo y la sexualidad, como protesta y como motivo de orgullo.

Hablamos ya de la integración de las tres agrupaciones antes mencionadas conformando ahora un solo movimiento. 30 Nombre con el que se le conoce actualmente a la marcha. 31Razón por la que se celebra a finales de junio, para coincidir con el aniversario de la rebelión de Stonewall. 29

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Algo que le suma importancia al festejo de esta conmemoración, es que animados por este ejemplo, en varios estados de la república se celebran también sendas marchas. Además diversos grupos de activistas que luchan a favor de los derechos de las personas de la diversidad sexual (y grupos de personas que conforman ésta) asisten a la que se celebra en la capital, esto sin duda logró incidir en diferentes aspectos de la vida cotidiana en México y demostró que no se dio como un suceso aislado, sino que afectó el ámbito social-político, además del cultural, desarrollando y mostrando abiertamente; pensamientos, posturas y expresiones, de los ciudadanos disidentes. Desde ese momento fue notorio que cada vez más gente “salía del closet”,32 la marcha logró asegurarse un espacio de una manera masiva, pero también era importante asegurar espacios pequeños y cotidianos en el entorno diario para acercar el tema a la población en general en “pequeñas dosis”, haciendo llegar esta información de manera gradual. Se comenzó a abordar el tema de la homosexualidad con mayor seriedad desde distintas perspectivas como las ciencias naturales, sociales, humanísticas y desde las artes plásticas. De éstas últimas se encuentra interesante que se haya abordado la homosexualidad de una manera personal e incluso autobiográfica, figuras como Nahaum B. Zenil, Salvador Salazar, Armando Cristeto, Oliverio Hinojosa y Reinaldo Velázquez (Díez, 2010: 140), aportaron su legado y ayudaron a abrir espacios y mostrar más presencia a través de la imagen, por lo que deberían ser referente de interés para las personas que quieran abordar desde una disciplina artística el tema. No era raro el hecho de que movimientos culturales se sumaran a causas pro gays, ya se ha mencionado brevemente con anterioridad los principios de acción social y política en los que se basaba el incipiente movimiento, los ciudadanos de mentalidad “progresista” estaban suscritos al pensamiento e ideologías de izquierda, cuyo movimiento estaría tomando particular presencia tras la matanza de Tlatelolco, buscando los que se consideraban como cambios políticos urgentes (Díez, 2010: 143).

32Esta

expresión suele utilizarse para referirse al hecho de asimilar y aceptar abiertamente la propia homosexualidad.

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Así desde esta perspectiva se inició el movimiento lésbico-gay con un enfoque de divulgación de información para combatir los vacíos en cuanto al tema. Sobre un trayecto que parecía estar libre, el movimiento presentaba avances y una actividad constante, esto era al mismo tiempo el punto fuerte y el débil de su organización, pues lograban grandes avances concretos de una manera rápida, pero por otro lado, al estar cada grupo tan centrado en sus ideales, no se permitió que estos avances llegaran mucho más allá de la capital, y además su discurso nunca dejó de llevar una única carga de liberación, descuidando así aspectos particulares en materia de derechos sexuales y problemáticas inmediatas específicas (Díez, 2010: 144). Junto a esto, la llegada de la pandemia del VIH a México ayudó a diezmar las fuerzas del grupo, pues al haber entre la población homosexual un alto índice de contagios, fue casi inevitable que se relacionara la enfermedad con la condición (Díez, 2010: 145). Para muchos fue como un castigo que había llegado del cielo para erradicar “la plaga de homosexuales”. Al volverse de esta manera aún más vulnerable la población, los activistas que se habían encargado de mantener en pie el movimiento fueron puestos a prueba al intentar cada uno particularizar su atención a este nuevo fenómeno, lo cual los llevó a la fragmentación, cuando atender a personas afectadas por el virus se convirtió en prioridad para varios de los miembros (Díez, 2010: 147). En México el primer avistamiento público y sonado que dejó ver la existencia de las prácticas homosexuales de una manera (involuntariamente) pública fue el “escándalo de los cuarenta y uno”, ocurrido en noviembre de 1901. Se trataba de un baile en el cual participaron cuarenta y un personas homosexuales (de la alta sociedad porfiriana)33, la mitad de ellos vestidos con prendas típicas de mujer, los cuales, al ser descubiertos por las autoridades fueron ridiculizados en público al ser obligados a barrer

La cifra oficial es de 41 personas, sin embargo se menciona que el número de participantes en realidad era de 42, correspondiendo el número faltante al Yerno del General Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre y Mier. Tengamos en cuenta se habla de un círculo aristocrático de la sociedad porfiriana, por lo que se debe aclarar dos cosas con respecto a la versión del número variante y al hecho de que se desconociera la identidad de la mayoría de participantes. La primera, que el número oficial haya quedado en 41, escondiendo de las versiones oficiales a Ignacio de la Torre se debe a su cercanía con el General Díaz, su participación en el suceso fue callada para evitar un escándalo mayor que involucrara a su familia entera. La segunda, de una manera similar, utilizando sus influencias varios de los participantes pudieron esconder sus nombres de la lista oficial y evadir reprimendas, los que no contaron con tanta suerte fueron deportados (Aguilar, 2010). 33

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las calles conservando los vestidos, quienes lo llevaban puesto. Tal baile quedó plasmado en un grabado del artista plástico José Guadalupe Posada, como castigo a los participantes menos influyentes se les deportó a Yucatán y fueron obligados a trabajos forzados (Laguarda, 2009: 23). El grabado en cuestión fue publicado en un periódico de hoja suelta que se repartía en esos días, además de la representación que se hace de ellos gráficamente y con motivo de burla cabe destacar el texto que lo acompañaba. Bajo el escandaloso titular “LOS 41 MARICONES encontrados en un baile de la calle de la Paz el 20 de noviembre de 1901” y un pie de página que rezaba “Aquí están los maricones, muy chulos y coquetones”, se resaltan las que pudieran ser las nominaciones más utilizadas en la época. Conectemos entonces, la Rebelión de Stonewall estaba a varias décadas de suceder y la idea de una identidad gay era lejana todavía, en México lo más representativo para tratar a los homosexuales y representarlos era esta nominación. El uso de la palabra homosexual para tales propósitos no había llegado aún al país, así que se optaba por el uso de otras que tuvieran una carga peyorativa similar, que sirvieran para denigrar

y darle ese toque de enfermedad a un grupo de personas que se

pudieran señalar y encasillar dentro de caracteres femeninos. El baile de los 41 hizo presente –y evidente- en México una alteración a la norma que no podía ser ignorada. Existía en el país gente que siente deseo por personas que correspondían a su mismo sexo, y gente que además tiene prácticas que corresponden al sexo contrario34, podía tratarse de hombres que se vistieran como mujeres y además mantuvieran relaciones de afecto o de deseo por otros hombres, o mujeres que se comportaran masculinas y que sostuvieran este tipo de relaciones con otras mujeres, en ambos casos, se trataba de una separación que el que se estaba empezando a formar como grupo dominante debía hacer. Al sentir la necesidad de señalar tales prácticas ya se reconoce un grupo que no quiere formar parte de éstas, un precedente de que comenzaban a hacerse presentes identidades opuestas y que se estaba construyendo

Para estos momentos los conceptos de orientaciones sexuales e identidades y prácticas de género como el travestismo, por ejemplo, no estaban desarrollados. 34

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una, que si bien no apuntaba todavía a lo gay, si se reconocía como diferente, al menos por los otros”. En la década de 1920 se hizo conocida en México la visión clínica de este caso, permitiendo un reconocimiento más consiente por ambas partes al introducirse la categoría homosexual, era la época de un México posrevolucionario, y como parte de los cambios que vinieron para este sector llegó cierto nivel de apertura. Ya se ha hablado de cómo en ciertas esferas artísticas se comenzaba a hablar y a darle tratamiento a este tema dentro del ámbito de las artes, construyendo y difundiendo una visión que iba más allá del estereotipo del maricón. Sin embargo, la acción del polo opuesto no se hizo esperar, pues la degradación de los homosexuales era un tema recurrente en la obra de los muralistas (Laguarda, 2009:24). Este tipo de burlas se hace al parecer siguiendo una necesidad de demostrar lo que debería ser “el orden natural de las cosas”, de demostrar el lugar que los “maricones” deberían estar ocupando en la sociedad mexicana como sujetos de degradación, la otredad desagradable. Estas representaciones populares construyeron una visión negativa que servía de base para ciertos rasgos de la identidad homosexual por parte de los heterosexuales que no concordaba del todo con la realidad, se les asignaba un rol que de cierta manera logro permear sus acciones al asignarse a la homosexualidad una cualidad feminizante, esto, sumado a una actitud machista por parte de la población en general finalmente se vio reflejado dentro del interior de la comunidad homosexual. Si bien, el ser homosexual no es sinónimo de tener actitud y comportamientos femeninos éstas características resaltan demasiado y pudieron considerarse como definitorias en la manera en cómo el colectivo era visto, tanto así que las denominaciones populares se construyeron en torno a esto. Regresando al ejemplo que viene con la burla del baile de los 41, se nota lo que se quiere resaltar de ellos al llamarlos “maricones chulos y coquetones”, como si estuvieran tomando el lugar que le corresponde a las mujeres, pues tales cualidades pueden ser aceptadas en ellas pero son denigrantes en un hombre, el cual no debería ser “chulo”, en todo caso, guapo; ni

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debería ir por ahí de “coquetón”, debería ser a él al que le coqueteen, pues es el rol asignado para un hombre el ser dominante, y por el contrario, la mujer debe ser sumisa. Las nominaciones en México que se hicieron populares tenían estos roles como base, las concepciones tradicionales de una relación establecen al “hombre” y a la “mujer” como complementarios, una ideal que se ha reproducido por tanto tiempo que ya es bastante sólida y por lo tanto difícil de cambiar, así, para intentar entender una relación homosexual dentro de un pensamiento tradicional se busca que los que participen en ella cumplan con estos roles complementarios, por tal razón, se desarrolló (y persiste aún en día) la costumbre de ver a uno de los integrantes cumpliendo el rol de hombre y al otro el de mujer. Surgiendo así las nominaciones de “joto”, “puto”, “maricón” o “lilo” para designar a quien cumple el papel sumiso, tales motes al surgir son usados de manera peyorativa y como burla para el pasivo (durante la penetración) en la relación. Del otro extremo surgió el término “mayate” para designar al que se desarrollaba como el activo, que si bien, el término también carga con cierta carga peyorativa, no trae consigo la burla de ser el afeminado en la pareja (Laguarda, 2009: 28). Tal rechazo hacia la parte pasiva de la homosexualidad por ser motivo de vergüenza en algunos casos produce confusión a la hora de querer identificarse, pues si bien se reconoce que se puede ser una persona que mantiene relaciones (por lo menos eróticas) con personas del mismo sexo, la estigmatización y la vergüenza que viene con estos términos ha llevado a que se abran categorías un tanto ambiguas que sirven para identificar, como es el caso de HSH, siglas que se usan para designar a los hombres que tienen sexo con otros hombres, los cuales, a pesar de esta práctica se convencen en encontrarse dentro de una identificación heterosexual, aunque lo más exacto, en un discurso práctico sería decir que se está tratando de una relación homosexual. No obstante, al existir ya un número de mayor de términos, cada uno representando ciertas actitudes o prácticas, pudo llegarse a un entendimiento más consciente sobre la propia condición, si también agregamos a esto, que, tiempo después de los sucesos de Stonewall comenzó a darse a conocer la “identidad gay” globalmente, inició a gestarse una idea de identidad más o menos uniforme.

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Identidad gay: Es cierto que el uso del término gay también tiene sus detractores, ya se ha mencionado cómo tiene en contra el hecho de que se considere superficial o banal, sin embargo hay que resaltar que ha permitido una identificación y una definición homogénea, que si bien respeta las diferencias por nacionalidades y las particularidades de los lugares en los que se desarrolla ha podido permitir un sentimiento de fraternidad global, precisamente por su característica de haber llegado de fuera, pues así como llegó a este país, también lo hizo a otros, y de la misma manera atendiendo y respetando las diferencias culturales a los que llega. Remarquemos como importante el hacer saber que aún con todas las diferencias que hay al interior de la comunidad, el que existan una identidad a la que puedan adherirse los individuos homosexuales o gays trae consigo resultados positivos, como Laguarda (2009: 70) menciona; estos actores sociales tienden a valorar positivamente su identidad, el orgullo de pertenencia tiende a estimular la autoestima, la creatividad y la capacidad de resistencia contra agresiones externas cumpliendo así un papel de estructura protectora. Sin embargo, a continuación se verá que en el caso de las orientaciones y expresiones sexuales, son tantas las atenciones particulares que se necesitan, que para ciertos individuos es difícil identificarse con algunas prácticas predeterminadas, por lo que tienen que continuamente surgir o darse a conocer algunas nuevas. Regresando al origen, podemos ejemplificar que tras la rebelión de Stonewall surgió un grupo interesado en hacerse visible como primer paso para hacer que se reconociera el hecho de que sus derechos eran limitados por su orientación sexual; a un año del evento se conmemoró una marcha para recordar el evento, además se comenzaron a hacer estudios sobre el tema y se conformaron varios grupos. Hoy día, la rebelión está a más de 40 años de distancia, muchas personas desconocen el significado tras la marcha del orgullo y otras tantas no se interesan realmente por estos estudios, sin embargo, quedó de entrada el precedente de que al momento del surgimiento se compartía algo que se ha mantenido tanto para el grupo de personas

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que se ha interesado por los orígenes del movimiento como para los que sólo se adhieren por conveniencia a él. Se ha caído en un cliché acerca de cómo identificar a una persona homosexual, normalmente son asociados con la vanidad, frivolidad y una imagen bien cuidada. Se puede tener la creencia de que por lo regular son de apariencia “bonita”, ya que suelen ser delgados, delicados, de una actitud y gustos femeninos; estas características se han asociado ya de tal manera que a cualquier persona que presente la mayoría se le cataloga de inmediato como gay –aunque, lo que escuchamos normalmente son los coloquiales y peyorativos puto o maricón- independientemente de la que sea realmente su orientación sexual. Así parece que esta puede llegar a imponerse de acuerdo a las actitudes y comportamientos de las personas, esto genera en algunos individuos un conflicto sobre la asimilación de su identidad, pues, aunque consciente de cuáles son sus gustos afectivos, no logra identificarse con esta descripción dada y puede sentirse excluido. Un aspecto peculiar en cuanto a la construcción de la identidad gay, es que si se pudiera hallar un momento específico de su conformación, se le consideraría de origen excluyente, pero no en la noción de exclusión y separación implícita en las identidades en el cuál se busca una seguridad para sus miembros dentro de un marco de igualdad. Su caso, al menos en sus inicios, representaba una exclusión un tanto contradictoria en la manera de ejercer el “orgullo gay”, pues la visión que conducía a tal orgullo se armó demasiado específica y un tanto rígida, al parecer no considerando la orientación sexual como el eje primario. Esta idea puede parecer absurda, pues si a la opinión popular nos remitimos encontraremos un estereotipo que parece reflejar una realidad de la identidad gay. Gracias a este estereotipo se hicieron visibles y al parecer hasta reconocibles a primera vista las personas gays, esto resultaba conveniente al momento de señalar tal condición pues al ser considerada no deseable por una mayoría discriminatoria, se podría decir que el ser capaz de señalarlos representaba estar visiblemente fuera y a salvo del grupo. Recordemos cómo la discriminación hacia ciertos grupos normalmente trae como consecuencia la reproducción de un papel que se les asigna, esto contribuyó

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de una forma estigmatizante a consolidar los aspectos en la identidad gay que los haría reconocibles. Así, en complicidad con la identidad sexual dominante, se lograron consolidar algunas de las reglas a seguir al identificarse como gay. Menciona Giménez (2009: 28): No basta que las personas se perciban como distintas bajo algún aspecto. También tienen que ser percibidas y reconocidas como tales. Toda identidad (individual o colectiva) requiere la sanción del reconocimiento social para que exista social y públicamente. El estereotipo se fue formando cuando el uso de las nociones de orientación sexual e identidad de género no era tan difundido todavía y se pensaba en el afeminamiento como sinónimo de homosexualidad. A estas personas también se les atribuyó el hecho de ser principalmente superficiales, con un marcado interés por el cuidado de su aspecto físico lo cual se hacía visible en un cuerpo delgado o atlético y en la búsqueda de compañeros sentimentales de físicos similares. Los hechos de que la salida del clóset y el abandono de la seguridad de la identidad heterosexual se hicieran cada vez más difíciles con la edad podrían atribuírsele al tiempo, que le ayudaba a arraigar estas convicciones, por lo que se veía complicado el que personas de edad madura se mostraran abiertamente gays y así la idea de que los gays son personas jóvenes pasó a formar parte del estereotipo. Al parecer también respondían a prácticas de consumo específicas, notorias con la proliferación de bares y lugares recreativos, los cuales ayudaron a visibilizar a cierta parte de la población homosexual que se podían permitir la entrada a tales lugares, con lo que se comenzó a generar una idea del nivel socioeconómico de los integrantes de esta comunidad. Así, podría resumirse que en apariencia, un gay es una persona afeminada, de modos impecables, de apariencia pulcra y cuidada, puede ser atlético o simplemente esbelto pues tiene el interés, el tiempo y los recursos para cuidar su apariencia; de clase media a alta pues puede permitirse pagar por diversión y entretenimiento. Y claro, esto podría corresponder a una visión real de algunos homosexuales, pues no podemos negar que hay varios que pueden ser reconocidos bajo esta descripción, pero esto está muy lejos de ser una realidad absoluta pues la orientación sexual no se trata de una serie de prácticas de consumo, puede encontrarse en cualquier tipo de persona; sin embargo, como modelo 100

identitario sirvió durante mucho tiempo, y como tal, se volvió excluyente, pero ahora no sólo de quién no tuviera una orientación homosexual, sino también de quién no pudiera, o quisiera llevar a cabo estas prácticas. Para este momento ya hemos repasado cómo surge el movimiento gay en repetidas ocasiones, esto debería aclararnos un poco o ayudarnos a contextualizar cómo, desde este periodo temporal, una persona decide identificarse como gay. Así, pensando el concepto de la identificación y aplicándolo a un sujeto, podríamos ver que una de sus primeras etapas se torna muy personal, podría dar la idea de que entonces comienza a gestarse de una manera individual, en principio regido por la definición del sí-mismo, parte importante en la persona pues la pone dentro de un terreno seguro al comenzar a definir el límite de sus propios intereses; sin embargo, debe entenderse que esa seguridad se gana al tener claro la diferencia con un sector y su parecido con otro, por lo que, por muy solipista que pueda parecer, no se da en realidad de manera aislada. Una persona gay no puede entenderse como tal de forma individual pues comparte su condición con otro tanto de personas, la identidad se entiende y se cultiva como la conjunción de lo “socialmente compartido” (Giménez, 2009: 14), con lo cual se encuentra al momento de definirse. Tomando esto en cuenta, desde la óptica de nuestro presente se encuentra que al parecer existe una unidad sólida bien consolidada de lo gay la cual abarca actitudes, posturas, gustos, lugares y cuestiones de esparcimiento, convivencia y recreación que en apariencia resultan definitorias. Sin embargo tales construcciones requirieron tiempo para poder establecerse dentro de un mismo espacio. Daremos con los antecedentes si regresamos a los conceptos tratados al principio de esta investigación; recordaremos que uno de los pilares base es el de discriminación, tal práctica social resulta ser detonante y causante de la conformación de comunidades, pues una separación violenta traerá como consecuencia que grupos sociales que compartan los mismos intereses se agrupen en un espacio en el que puedan llevar una convivencia con un nivel estable de seguridad. De la misma manera, al principio se mencionó que el uso del término homosexual se acuñó para designar a las personas que sentían deseo o que practicaban relaciones

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sexuales con otras personas del mismo sexo, tal mote hay que recordar, se originó en el mundo de las palabras de la medicina, quedando sobre este una carga clínica35 (de enfermedad), sin embargo; tal precedente deja en claro el momento en el que se da esta separación (discriminación) entre personas homosexuales y personas no homosexuales. Con la posterior llegada del término gay el cual quitaba la condición de enfermedad las personas homosexuales empezaron una transición para apropiarse del término y hacerlo suyo, es decir, comenzaron a identificarse. Se sabe que desde los años cincuenta existía una identidad gay claramente consolidada en Estados Unidos, que se vio favorecida, por la cultura de protesta vivida en ese país durante la década de 1960 (Laguarda, 2009: 25). Tal identidad es posible gracias a la generación de estas nuevas categorías, que se reconocieron en principio como opuestas, sin embargo se asimilan de una manera bastante peculiar, recordemos que en el apartado anterior se habló de ciertas características “de origen” en las identidades. En el caso de la orientación sexual, se considera –aunque de manera errónea- la heterosexualidad como la cualidad de origen, es decir, se tiene una idea muy fija de que una persona al nacer es heterosexual y que durante su desarrollo por alguna u otra razón puede (o no) presentar tendencias homosexuales, rara vez se piensa en que las orientaciones sexuales (hetero, homo o bi), se van construyendo de forma particular y por lo tanto es común escuchar frases como: “se volvió gay” o “resultó ser gay” pues se da por hecho que uno nace heterosexual y por lo tanto no puede volverse algo que ya era. La reproducción de tal pensamiento ha complicado el proceso de identificación gay, pues una condición de origen cumple con las condiciones de seguridad que una identidad puede proporcionar pero sin haberla trabajado antes. Los procesos de separación y la identificación hacía un modelo que no es el predominante puede traer consigo consecuencias un tanto violentas hacia el sujeto cuando una identidad conformada por una mayoría numérica se institucionaliza como legítima. Así vemos cómo la parte heterosexual pugna por imponerse como una definición

Actualmente, como suele ocurrir con las palabras, el término homosexual ha sido revalorizado y ya no incluye forzosamente la carga de enfermedad en él, pudiéndose usar incluso como sinónimo de gay, sin embargo todavía recae en él una carga un tanto seria. 35

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dominante de la identidad social, Gilberto Giménez encuentra la siguiente resolución a este dilema: habrá una parte que se presente como la identidad legítima o, mejor, como la forma legítima de clasificación social. Para el grupo de la población que se encuentre dentro de la posición dominada vienen dos posibilidades: la primera, la aceptación de la definición dominante de su identidad, que frecuentemente va unida a la búsqueda afanosa de la asimilación de la identidad, o la subversión de la relación de fuerzas simbólica, no tanto para negar los rasgos estigmatizados o descalificados, sino para invertir la escala de valores (Giménez, 2009: 57). Lo primero -en el caso de la identidad gay- significaría esconder o rechazar pública y abiertamente cualquier indicio que lo ligue con la identificación gay. El hecho de romper con esta parte ya establecida genera en muchos individuos homosexuales un temor a declararse completamente como tales en muchos casos, pues se le agrega también la violencia que recibe este sector, lo cual puede señalarse como un detractor hacia el sentimiento de seguridad que se busca dentro de un identidad llevando así hacia esta negación voluntaria. La segunda gira hacia el otro extremo, no sólo aceptando la identidad gay abiertamente sino además revalorizando las cualidades que se encuentran dentro de ésta, así, los identificados buscan en este punto la seguridad que se anhela al construir un modelo positivo de éste, que al mismo tiempo pueda ser considerado como positivo por la otredad, o al menos intentando hacer que tal seguridad tenga una presencia real en el modelo, como podría verse en con el “orgullo gay”. Algo que debe señalarse es que los modelos que se están abordando en este estudio, tanto el gay como el bear, tienen sus orígenes en Estados Unidos. No se hace a un lado el hecho de que simultáneamente en otras zonas geográficas se estuvieran desarrollando movimientos similares, pero las palabras para los conceptos que se toman tienen su origen en este país y se conforman de una manera tan sólida que muchos de sus rasgos son adoptados después en estas zonas geográficas. Ahora bien, el territorio cuyo estudio nos interesa en esta investigación es el mexicano, el cuál conservó y se apropió de bastantes rasgos de la cultura gay estadounidense debido a su proximidad territorial, pero se verá cómo éste tiene sus

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propias cosmologías desarrolladas por el contexto cultural, las cuales afectan el pensamiento y las representaciones de los homosexuales en el país, y que se gestan mucho antes de la apropiación y recepción de las nociones externas de la identidad gay.

Conceptos ursinos: Algo que remarcaré como importante y de manera recurrente a lo largo del texto es la manera en la que surge el modelo bear a partir del modelo gay. Su conformación significó una nueva visión y un nuevo modo de ser gay por parte de personas que en principio vivían insertos bajo una visión preexistente con sus propias generalizaciones, de las cuales no podían formar parte, así que, de manera consciente se separaron para construir su propio modelo. No se reemplazó ni dejó de existir el primero, pues ya se encontraba bastante consolidado -al menos para una gran parte de integrantes-; se dio origen a una alternativa que se desarrollaba en el mismo espacio, sólo que visto desde una perspectiva diferente, con un entendimiento de que sus propias necesidades en esa realidad eran diferentes a las que se les había encasillado. Por lo tanto fue necesario que otras categorías surgieran desde el momento en que comienza a haber un sentimiento de exclusión en un ambiente que idealmente debería ser de integración, y que se torna problemático para las personas que siendo homosexuales no llegan a encajar del todo en las características que comenzaron a considerarse tajantemente definitorias al consolidarse un modelo (o estereotipo) gay, sin embargo para comprender esto tendremos que dar un repaso a la historia de lo que ha llegado a denominarse movimiento gay. De inicio podemos decir que la comunidad bear, comunidad “ursina” o comunidad de “osos”, surge (y se constituye como categoría) al encontrarse que se ha confirmado una manera diferente de identificarse dentro de la comunidad gay, se hablará más delante con detenimiento de ésta, pero es necesario mencionarla en este momento como un ejemplo de la pluralidad que se comenzó a gestar dentro de un movimiento que parecía consolidarse.

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En principio los estereotipos no son del todo malos, habrá personas que se interesarán y asimilaran el comportamiento ya mencionado; compartirán gustos, intereses y experiencias similares, esto conformará una base de resistencia, pues al encontrar que son varios y pueden formarse como grupo se estarán protegiendo entre ellos de la violencia y vergüenza a la que podrían ser sometidos. Sin embargo, llegará un momento en que este grupo compenetre tanto que decida ignorar las diferentes realidades que se viven fuera de él, pues su visión es sólo una de las tantas que existen. En el caso del estereotipo actual de gay, éste se desarrolló y se hizo visible de tal manera que ante los ojos de la población en general era el único modelo que existía, el mayor peligro vino cuando esta visión afectó incluso al propio grupo, y se ignoraron diferentes formas de ser gay y expresar la sexualidad, la propia seguridad de pertenecer a un grupo trajo consigo la seguridad para poder excluir a quienes no resultaran ser como uno, una consecuencia esperable, pero para nada permisible, fue necesario que surgiera una ruptura con este modelo y se vino a dar de una manera más o menos extrema. El origen del uso de la palabra oso para referirse a estas personas es incierto, pero tampoco es algo que no pueda relacionarse directamente con un poco de imaginación a sus características corporales, la primera descripción publicada de la que se tiene registro corresponde a un artículo de la revista gay Advocate en su edición de julio de 1979 llamado: “Who’sWho in the Zoo: A Glossary of Gay Animals36” escrito por George Mazzei (Wright, 2013: 31), también se sabe que su uso se popularizó ya en la década de los 80, en la escena gay37 de San Francisco, se encontraba gente de distintos lugares de Estados Unidos, como Miami, Nueva York, Toronto, entre otros, portando un pequeño osito teddy como accesorio y a la vez como “credencial” que daba a entender el ambiente en el que se desenvolvían y grupo al que pertenecían (Wright, 2013: 28). Llegar al punto preciso en el que el movimiento se inicia también es una tarea complicada todavía, no se sabe con seguridad el momento exacto, no hay fechas, ni

36Quién 37

es quién en el zoológico: Un glosario de animales gay. Por escena gay se estará refiriendo a la cotidianidad y modo de vida.

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horas, ni días, no hay siquiera un detonante concreto como lo fue Stonewall. Sin embargo hay datos que confirman la necesidad que había de una ruptura. A finales de 1980, en San Francisco –específicamente en el bar Lone Star-, se creó un espacio que serviría para que se congregaran diversos grupos de hombres homosexuales que reunían ciertas características y que practicaban algunas actividades de esparcimiento particulares, entre la congregación del lugar podían encontrarse motociclistas, fetichistas aficionados al cuero y prácticas sadomasoquistas, obreros y personas rurales, cuyas complexiones eran normalmente robustas; era un espacio relajado y de apertura, cuyo elemento común era la autenticidad, y el código de vestimenta era el que mejor reflejara la personalidad, la cual normalmente era despreocupada (Wright, 2013: 22), fue así como comenzaron a notarse fuera del estereotipo gay ciertas similitudes que comenzaron a gestar el movimiento bear. Términos38 Ya se han mencionado, de una manera bastante general, las características físicas que compartían los denominados osos. Hay que señalar que como pasó con el movimiento gay, el de los osos ha tenido a lo largo del tiempo pequeñas variaciones para ajustarse al contexto en el que se desarrolla, sin embargo, lo esencial se ha seguido manteniendo casi igual. La descripción que se ha dado corresponde al primer modelo del oso, pero considero importante aclarar que dependiendo del espacio geográfico y temporal al que se haga alusión, éste podría cambiar en detalles. La constitución de este modelo, aunque bien intencionado al considerarse como modelo alterno se encontró un poco limitante, en sí mismo quedaba claro como otra opción y el hecho de querer considerarlo más que eso y tomarlo como un modo de vida atrajo a más sujetos interesados, así conforme fue popularizándose, la imagen del

Los términos que se detallan a continuación se han recopilado de diferentes páginas de internet, pues al no ser un tema que haya pasado por demasiados estudios académicos se le ha reconocido y dado validez a la propia denominación popular, la mayoría de éstos son utilizados entre personas dentro del movimiento de los osos sin problema alguno. Glamor Bear (Wright, 2013: 20) es el único término no popular que se ha decidido utilizar en esta tesis por la importancia que tiene el concepto, sin embargo también se ha encontrado un equivalente popular en Alphabear (Oso alfa) y en Superbear (Super oso), pero no son tan comunes de escuchar como el resto de categorías. 38

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rudo motociclista pasó a ser sólo una entre varias de las combinaciones que este modelo plural estaría creando. Al momento de hacerse su propio espacio y encontrar un término para designarse por igual como miembros, se dio la necesidad de acuñar otro para denominar a sus opuestos, y encontrar así un modo de validación basado en la diferencia, de esta manera surge el término twink (Wright, 2013: 17), para aludir

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reconocer entre ellos a todo aquel homosexual delgado y afeminado que invadiera los terrenos de estas, comúnmente, personas maduras. Normalmente al hablar de osos se hace teniendo en mente a personas de edades maduras, pues por físico y características son las que se hacen inmediatamente más visible a la hora de marcar esta diferencia, pero debido a la gran cantidad de personas que necesitaba encontrar una representación que fuera más allá del estereotipo gay se adaptaron variaciones al término, para así dar lugar a una mayor “fauna” homosexual. Papá oso/Oso polar (Daddy bear/Polar bear) En la escena de bares y clubes normalmente se encuentran personas mayores de edad, en las reuniones de osos lo más común es que pasen de los 30 años, pero igual es común encontrar personas que sobrepasan los 50 y que, al igual, quieren encontrar un lugar de representación, el cual podían encontrar aquí. Hombres ya añejados en experiencia, vistos por muchos como una figura paterna, dignos de confianza y una sincera fuente de consejos se hacían su lugar como Papá oso, con un fetiche edípico algunos se sienten atraídos por el juego de rol padre/hijo, el ser papá se describe como una actitud protectora con los más jóvenes del círculo y si a eso añadimos como característica física (o intercambiamos) el característico vello cano, nos encontramos con un oso polar.

Oso gordito/Gordito (Chubby bear/Chubby) Haciéndose notar por su aspecto físico más notorio: la robustez y la gordura, hubo personas que encontraron aquí aceptación en donde antes por esto se enfrentaron al rechazo. Hay que hacer notar que dentro de la comunidad gay una panza enorme no 107

siempre es vista como algo atractivo, y aún en la población general esta condición genera cierto rechazo pues la gordura suele estar relacionada con enfermedad, y a pesar de que en la comunidad de osos esto no es algo que se tome demasiado en consideración se encuentra que la carga negativa que se ejerce sobre ellos permanece inconscientemente adherida, de ahí que el apodo para los barrigones en inglés sea el diminutivo chubby, a manera de suavizar entre ellos las connotaciones negativas (físicas y estéticas); en español ocurre de manera similar pues la traducción para esta categoría es la de gorditos. Aquí, el orgullo por los kilos de (sobre) peso por encima de otra característica física son los que denominan, y la etiqueta bear se adhiere a las personas de abundante vello corporal, quedándose solamente la de chubby en las lampiñas.

Cachorros (Cubs) Se citó anteriormente el ejemplo de osos provenientes de otras razas (osos italoamericanos) que tenían características un poco disminuidas, mientras mantuvieran los caracteres esenciales tenían cabida en este modelo de representación, esto animo a que todavía más personas se encontraran a gusto dentro. El ejemplo de los cachorros alude a personas jóvenes, no mucho mayores a los 25 años que encontraron dentro de este grupo aceptación por su cuerpo y costumbres en una etapa difícil.

Oso musculoso, Glamor bear, Cazadores (Muscle bear, Glamor bear, Chasers) Se reconoce que el movimiento de los osos pudo generar diversidad dentro de la diversidad, con la aceptación de nuevos modelos, expresiones y cuerpos pudo abrirse todavía más de lo que en un principio se encontraba, convirtiéndose así en un punto de acercamiento para un mayor número de personas que por fin podían convivir con otras con las cuales compartían similitudes en la forma de vivir su homosexualidad. Comenzó a aceptarse entre ellos un nuevo tipo de belleza que se concebía en un principio como una parodia hacía la belleza artificial que demostraba el modelo gay tradicional y como parte de esta burla y en un espíritu de solidaridad entre ellos sirviendo también como una manera de enorgullecerse de los cuerpos a los que habían estado condenados a 108

avergonzarse comenzaron a organizarse concursos para elegir a una figura representativa de la comunidad (el ejemplo local más cercano y actual sería el certamen Mr. Bearmex, organizado por esta empresa en la capital del país), así, a modo de juego y con intenciones de compañerismo los osos celebraban un evento que servía para visibilizar los valores que defendían, sin embargo, tales concursos comenzaron a dar un cambio inesperado con la participación de tres modelos que fueron ganando cada vez más fuerza en el campo (Wright, 2013: 21). Los extremos más alejados del estereotipo gay, sinónimos de la masculinidad a su más extrema representación, el musclebear es en realidad, como su nombre lo plantea, musculoso, su corpulencia en este caso se hace notar por el tamaño de su cuerpo trabajado, de torso y brazos grandes. El glamor bear es (definido por sus propias palabras), la perfección del oso, no sólo por sus características físicas, sino también por la actitud, las primeras son propiamente atendidas, no es musculoso, más bien obeso, pero preocupado por mantener su gordura como el musclebear por mantener sus músculos, y en cuanto a lo segundo haciendo del modo de vida bear su principal preocupación, su actitud es masculina e hiper exagerada, cayendo incluso en la falsedad debido a su aversión por lo femenino, rechaza relacionarse con cualquier otro que no sea glamor bear. Añadidos a estos dos, se encuentra también la figura del cazador, no es propiamente un oso en cuanto a apariencia, en realidad carece de los rasgos físicos que los determinan, pero puede encontrarse interesado en su comportamiento o modo de vida y encuentra realmente atractiva su figura. ¿Qué pasaba con los hombres que salían de este esquema? Es decir, con aquellos cuya identidad gay no se hacía visible pues no correspondían a este estereotipo, aquellos cuyo comportamiento no era afeminado o amanerado, sino tosco, grosero o rudo, que no se preocupaban por llevar un estilo de vida saludable o uno superficial y cuya apariencia era más bien descuidada. Encontramos hombres además cuya corpulencia u obesidad parecía estar hablando de malos hábitos alimenticos o cuyo desinterés por eliminar su vello facial o corporal podría dar indicios de poca higiene. Hombres que pertenecían regularmente a la clase trabajadora, que se contentaban más con eventos deportivos que con eventos artísticos. Sí, hombres que no parecían a primera vista pertenecer a alguna agrupación gay pero que a pesar de todo tenían una 109

orientación sexual homosexual, ¿cómo podían identificarse como gays si las propias delimitaciones de tal identidad no se los permitían? Era, al menos en un principio, imposible para ellos; hemos mencionado que a finales de 1980 personas estadounidenses que correspondían a esta última serie de rasgos descriptivos encontraron en el Lone Star, un bar en San Francisco, un espacio de convergencia en el que podían convivir con iguales, se gestó un grupo de personas respondiendo a actitudes, físicos y orientaciones sexuales similares, esto último de peculiar importancia, pues así se estaba consolidando una alternativa a la identidad gay, la identidad bear. En ambos casos la orientación sexual es importante, tal vez primordial para estas identidades, pues es claro que antes de identificarse como gay uno tiene la noción, consciente o inconsciente de que se es homosexual, en el caso de los osos es similar. Hablando del momento específico de su surgimiento, un oso primordialmente profesa una orientación homosexual, pero no puede identificarse como gay pues en ese momento no se le tenía permitido, la identidad gay se consolidó de una manera tan fuerte que no permitió en esa etapa una alteración a su esquema, por lo que una persona gorda, obesa o robusta, con 30 años de edad o más y de notorio vello corporal necesitaba un esquema al cual identificarse con otros iguales para sentir cierta seguridad en el desarrollo pleno de su sexualidad. Sabiendo que una identidad puede surgir también de la falta de representación y la necesidad de tener una para encontrar cierta seguridad, la bear surge precisamente para llenar un vacío un tanto irónico pues ya se había establecido una identidad segura para personas homosexuales, que sin embargo, se volvió bastante restrictiva. Gente homo y bisexual que no podía integrarse por completo al modelo ya establecido “del gay” que necesitaba sentirse seguro desarrollándose dentro de sus propias particularidades en la diversidad sexual alzaron el modelo gay, trayendo para muchos, una seguridad al expresar el sí-mismo que hasta entonces no habían tenido. Se ha señalado que esta identidad se armó tomando en cuenta algunos aspectos físicos determinados, ciertos caracteres externos se vuelven determinantes al momento de identificarse como un oso, pero hay que tener en mente que estas características 110

también pueden verse afectadas por la geografía, de la manera que daba a entender Les-Wright en el capítulo anterior ejemplificando las características concretas de un oso, que sin embargo podía ser diferentes –un tanto disminuidas- en el caso de algunos osos italo-americanos. En México, podría considerarse que los propios rasgos nacionales podrían disminuir en promedio el número de personas que podrían encajar con el estereotipo ursino más purista y aún más si se considera que éste está comenzando a convertirse cada vez más en el modelo idealizado del glamor bear que incluso en su lugar de origen no es el que corresponde con la mayoría de los identificados. Aun así, se ha logrado consolidar en México un movimiento sólido de osos, si no en acciones por lo menos en número, pues ya en 2007 podían contarse 1500 asistentes en la marcha nacional del orgullo (Marquet, 2007). Tal visibilidad puede ser indicador de un grupo bien consolidado, que por lo menos puede ser reunido por ciertas prácticas de interés común. Para llegar a lo que actualmente supone en México el movimiento es conveniente una revisión a sus antecedentes, pues como es de esperarse ha sufrido cambios; conforme el tiempo avanza se ha visto en la necesidad de reforzar ciertas prácticas definitorias, de eliminar las que pueden considerarse obsoletas y de hasta generar algunas nuevas, aunque en el total de los casos no pueda decirse que todo cambio se haya hecho para bien. Sus inicios pueden considerarse similares a lo que se buscaba en Estados Unidos, con un grupo rechazado por no ser “estereotípicamente gay”, lo cual habla de una necesidad de integración, sin embargo, dado las capas de discriminación que sufrían los individuos tal consolidación y búsqueda de un modelo de seguridad con el tiempo llegó a generar una exclusión aún más marcada. En México el primer registro que se tiene surge a través del ciberespacio, en 1997 –aproximadamente- dos estudiantes universitarios ya identificados como osos crearon el primer recurso en línea para osos latinoamericanos, la lista conocida como LOLA (Lista de Osos Latinoamericanos) y una página de internet de carácter informativo en la que se reunía información sobre la cultura ursina estadounidense y sus adaptaciones al territorio mexicano (Gutiérrez, 204: 92).

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En 1998 se lleva a cabo la primera reunión con gente contactada a través de estos medios, y a partir de entonces se van llevando a cabo otras con cierta periodicidad, es en una de éstas, celebrada en 1999, es cuando decide consolidarse el primer grupo ursino nacional, Osos mexicanos, formándose así de manera oficial un grupo estable. Se sabe que la página tenía un propósito informativo y se reconoció que al momento de llevar a cabo el primer encuentro resultó que algunas personas no cumplían con las características físicas que definen a un oso, sin embargo se mantuvo cierta apertura en cuanto a esto, pues se tenía contemplado que en México estas características son algo disminuidas, no obstante hubo roces con la visión global que se tenía de lo que un oso debe ser o cómo se debe ver, integrantes de esta identificación en España, por ejemplo, tenían una visión diferente y bastante estricta, y gente en Estados Unidos, al atribuirse el origen del movimiento, encasillaba también sus propias delimitaciones que podían ser bastante excluyentes para la complexión de algunos mexicanos que se identificaban como osos (Gutiérrez, 2004: 92). En la página del club, para lograr una identificación más o menos uniforme se incluyó la siguiente definición de ser oso: “Físicamente un oso es un hombre gay o bisexual con abundante vello facial y/o corporal, es robusto –lo que refleja un estilo de vida relajado- y tiende al aspecto masculino y varonil [...] En cuanto a la personalidad se puede decir que un oso es un hombre que, consciente de la atracción que siente por su mismo sexo, siente, actúa y piensa como hombre. Es decir, no se siente intimidado o incómodo ante su propia masculinidad y/o sexualidad. Suele ser cariñoso y afectivo y tiene un estilo de vida muy relajado que lo caracteriza –a diferencia de otros gays- por no esclavizarse para mantenerse bello y no angustiarse demasiado por su apariencia física, es una persona que se siente cómoda tal cual es y no anda con poses” (Gutiérrez, 2014: 99). Cabe mencionar que conscientes de que para muchos homo o bisexuales el lograr encontrar una identificación era un tanto difícil fuera del estereotipo gay, la afiliación a este club y por lo tanto su validación como osos era bastante abierta, mencionan que el ser oso iba ligado a no hacer distinciones sobre la posibilidad de

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que alguien sea suficientemente velludo, grande, guapo o suficientemente “algo” para ser considerado como oso (Gutiérrez, 2014: 99). El grupo siguió creciendo y cabe destacar que mantenían cierta consciencia sobre formar parte de algo más grande, es decir, de la diversidad sexual, reconocían que no se mantenían aislados y que debían mantenerse integrados a pesar de las particularidades a las que se enfrentaban. Llevaban a cabo tareas de difusión a través de revistas (como Boys & toys y Q-eros), su propia página de internet e incluso en Los martes de El taller (conocido bar gay en la Zona Rosa que cada este día de la semana celebra diversas actividades relacionadas con la diversidad sexual) (Gutiérrez, 2004: 9798) El grupo rescataba valores que fomentaban la unión en sus miembros, ya conocían la discriminación que los hermanaba al no poder pertenecer al modelo gay tradicional

y

la

discriminación

que

les

podía

traer

su

apariencia

física

independientemente de su orientación, por lo que fue importante para ellos realizar actividades que reforzaran el orgullo encontrado en su identificación descubierta. Esto puede encontrarse en juegos y dinámicas que solían practicar, por ejemplo, celebraban un juego, casi ritual en la que los miembros nuevos se despojaban de la playera para quedar con el torso desnudo y escoger después a un padrino a quien debe abrazar (el padrino debía quitarse igual la playera), tal actividad cumplía el objetivo de aceptar y enorgullecerse del propio cuerpo entre personas que ya habían ganado ese orgullo hacia sí mismos (Gutiérrez, 2014: 108). Otra de las actividades que fueron implementadas es un concurso ideado en principio como una parodia o reversión a los certámenes de belleza, en el cual se elige a una figura que servirá como representante del propio club u asociación de osos, nace con intenciones lúdicas y de reafirmación de la autoestima (Gutiérrez, 2014: 105-106). Al igual que el ejemplo citado anteriormente, en el que se busca la consciencia de un orgullo que había sido negado hasta entonces por las propias características físicas, esta práctica tenía fines reivindicativos, sin embargo, cada vez ha ido alejándose más de su sentido original, lo cual puede considerarse alarmante pues este tipo de eventos se ha mantenido vigente hasta hoy en día incluso de manera internacional –un ejemplo claro

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podría ser el International Mr. Bear en San Francisco-, y es que la principal razón ahora parece ser el buscar una figura correspondiente al glamor bear para ser coronado. Así, a pesar de sus intenciones para ser un grupo grande y abierto, los diferentes puntos de vista de quienes conforman el movimiento, se han generado pequeñas divisiones internas causadas principalmente por la guía de físico por la que se rige ser un oso y las interpretaciones subjetivas de qué tan gordo es ser gordo, qué tan velludo es ser velludo y qué tan cerrado se debe ser hacia la expresión de lo femenino. De esta manera hay quienes en su propia visión quieren llevar esta identidad hacia un “refinamiento” en el que todos los integrantes se ajusten o puedan ser vistos bajo la idealización del super bear o glamor bear, cayendo en la construcción de un modelo excluyente. Como mencioné párrafos atrás, es natural que durante el proceso en la que una identidad comienza a gestarse y después a definirse haya cambios, y la ursina cayó en el error de reproducir los propios patrones de discriminación a los que fueron sometidos los integrantes. Sin embargo hay que aclarar que a pesar de las fuertes intenciones de algunos miembros de hacer este tajante cierre hacia toda la fauna de osos basada en un modelo idealizado, dada su propia condición social, mientras haya la suficiente cantidad de miembros que sigan manteniéndola abierta y reconociendo la gran cantidad de diversidad de osos que pueden afiliarse éstos serán reconocidos como tal. Es por eso que pese a los extremos puntos de vista de algunos integrantes, los cuales pueden llevar a confrontaciones, en esencia la comunidad bear es de las que se encuentran mejor consolidadas proliferando así clubes y grupos, cada uno defendiendo su postura particular, pero regidos por ciertas necesidades centrales. Osos Mexicanos fue pionero en acercar información y brindar un punto de reunión en México y sus esfuerzos se vieron reflejados en el interés que generó rápidamente al interior de la república pues tras este comenzaron a surgir otros grupos, tales como: Osos Tapatíos, Osos en Guadalajara, Osos Hidrocálidos, Osos Laguneros, Osos de Querétaro, entre otros (Guitiérrez, 2014: 77), demostrando que en efecto, es una comunidad bien consolidada y numerosa, a pesar de esas diferencias.

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Es tras seis años de actividad que el grupo de Osos Mexicanos se disuelve (en 2004) (Marquet, 2007), hay que considerar que lo que estaba llegando a su fin era un club, pero debe tenerse en cuenta que con él un trabajo de sensibilización e información también queda perdido en parte; si bien no se disuelve ni se le da fin a una identidad, pues esta ya se había trabajado, algunos conceptos e ideas que compartía el grupo se dificultan y se hacen a un lado al no haber un sucesor directo que retome el trabajo. Un año después de la separación definitiva del club entra a la escena la empresa Bearmex, cuyo trabajo va más enfocado a la organización de fiestas y eventos recreativos para una ya definida comunidad bear, se le acredita como importante el ser un punto de referencia para esta comunidad y que se ha preocupado por acercar una cartelera de servicios culturales y espectáculos enfocados a los osos, además es el organizador del certamen Mr. Bearmex, aclaran que no es un club pero se muestran abiertos a trabajar en conjunto con clubs ya existentes. Es notable su trabajo cubriendo aspectos relacionados con recreación y entretenimiento, sin embargo, se siente dentro de todo esto un hueco de información que obliga a nuevas generaciones ursinas a tomar información por donde la encuentren, generalmente del modelo actual estadounidense, lo que puede generar un retroceso, pues ya había una adaptación y traducción de esa cultura a la mexicana, la cual se está perdiendo para en su lugar imitar simplemente lo que se recibe, cada vez se retoman más imágenes sobre modelos idealizados estadounidenses y se intentan hacer pasar por la realidad que debería estar sucediendo en México.

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Imágenes:

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