Nosotros no nos matamos con pistolas, de Victor Sanchez Rodríguez

Nosotros no nos mataremos con pistolas,
de Víctor Sánchez Rodríguez
Sala Ultramar

Inma Garín


Desenterrando el pasado
Tras el excelente Vivero 11 de Russafa escènica 2014 Y pariremos la tierra, producido por Tabula Rasa & Wichita Co, creado y dirigido por Víctor Sánchez Rodríguez e interpretado magníficamente por Silvia Valero, y que indagaba en la necesidad de recuperar el pasado para afrontar mejor el futuro, Nosotros no nos mataremos con pistolas (Teatre Lliure, 2012), vuelve asimismo a ese pasado de los veinte años que ha de servir para exorcizar el presente. Producida con el sistema crowdfunding, la tragicomedia se sigue con mucho interés y a un estupendo ritmo, desde las sucesivas entradas de los personajes (Silvia Valero/Helena, Miguel/Bruno Tamarit, y Sigfrido/Román Méndez de Hevia) hasta el final de la escena cuarta, cuando, a pesar del golpe de efecto de la Procesión del Carmen, el suflé se pincha para recoger las velas de los destrozos de una paella que pudo haber sido feliz y no lo fue. La pieza se estructura en cinco escenas rotuladas sobre un perímetro cerrado por una sutil cortina blanca, y se sitúa en casa de la abuela de Blanca/Laura Romero (La Gaviota), quien inicia la obra poniendo la mesa para un esperado encuentro con los amigos tras cinco años sin verse. Blanca, acompañada de Marina (Lara Salvador), en un avanzado estado de embarazo un 16 de julio, le pide que le rasque la planta de los pies. Puro trabajo de actor. Inicio a fuego lento. Sin embargo, lo mejor de la puesta en escena son las cinco magníficas interpretaciones del elenco en las escenas cómicas y de crísis. Un equipo muy bien conducido por Víctor Sánchez Rodríguez, quien sabe perfilar a cada uno de los personajes con rigor y precisión para transmitir una atmósfera sólida cada vez más asfisiante y tensa. A destacar el monólogo de Bruno Tamarit, ¡vaya actorazo! (un alter ego de VSR), que pone los pelos de punta con su sombría visión del mundo. Lástima que el monólogo de Laura Romero (Blanca) al paso de la procesión, cuando todo se ha ido al traste, se estire tanto, pues la escena pierde su efecto. Por lo demás esta actriz demostró de sobra talento y fuerza a raudales. Finalmente, Silvia Valero sirvió con oficio el personaje más frío y arquetípico del conjunto, brindando oportunidades varias de humor y buen ritmo en el manejo del texto. Nosotros no nos mataremos con pistolas, aunque estrenada previamente en inglés (Londres, 2011) y catalán, llega ahora, revisada y actualizada, a la diminuta Sala Ultramar (el aforo estaba muy por debajo de lo que la numerosa audiencia de amigos, conocidos y curiosos esperaba) en castellano. Esta pieza constituye sobre todo una honda y sentida meditación sobre el valor de la amistad, del sexo, y de la condición de madre o hijo.