Nuestro amo juega al esclavo

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Nuestro amo juega al esclavo Crónica de los sucesos de fin de año La tensión social en el país se torna inestable cada mes de diciembre desde hace varios años a la fecha. En algunos momentos con mayor o menor intensidad, pero creo que sin duda alguna, los hechos ocurridos a finales de este año 2013 son los mas relevantes desde la ruptura de Diciembre de 2001 a la fecha. En esta ocasión, podemos distinguir varios actores participantes y relevantes que se tratan de analizar aquí y donde se procurara llegar, al menos tímidamente, a una conclusión que explique (o al menos lo intente) la raíz del conflicto desatado. Los actores son los mismos de siempre, quienes conforman la sociedad o al menos una parte importante de ella. Comenzaremos con los policías, el foco de tensión que fue el disparador de lo sucedido en Cordoba y que luego tuvo un efecto domino en las demás provincias. Veremos también el rol que ocuparon algunos segmentos de la población civil: Las clases medias devenidas en Sheriff del orden en contraposición de los pequeños comerciantes afectados, los grandes comerciantes, los delincuentes organizados u ocasionales, la clase política y entre medio y la gran masa de la población que desde el encierro de su casa, siguió los acontecimientos por los medios de comunicación e inundo las redes sociales con las mas variadas “reflexiones”. El Poder Político y La Policía: “Que botines esperan ganar? Si nunca un perro mira el cielo” Para entender lo que sucedió con la Policía de Cordoba (tomada como sujeto especial dado que fue en Cordoba donde se gestó el conflicto), tenemos que remontarnos a algunos años atrás, pero no mucho tampoco así no nos desviamos tanto del asunto. Vale decir que por el Federalismo adoptado por la Constitución Nacional, entre otras cosas, las provincias se reservan la potestad de administrar sus propias fuerzas de seguridad que actuara sobre la población civil. Estas enormes fuerzas, que con la caída de los regímenes dictatoriales militares después de 1983, comienzan a adquirir una fuerza formidable como si fueran verdaderos ejércitos. Si a esto le sumamos un manejo cuasi feudal de la policía, negándole a los efectivos algunos derechos básicos y obligándolos a trabajar de manera precaria y bajo las premisas de la obediencia debida, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que derive en una crisis institucional de magnitud. Estas condiciones laborales, las cuales no sólo niegan la posibilidad de un gremio que sirva como nexo con el poder político, sino que mantienen al trabajador en condiciones precarias de explotación por un sueldo bajo y obligándolos a trabajar en adicionales los cuales son

Fernando Ortiz Sosa

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designados de manera arbitraria, pone al policía de pie, al trabajador, al ser humano bajo el uniforme en una situación de vulnerabilidad que es fácilmente aprovechable. Esta vulnerabilidad material lo lleva a conseguir el remanente del sueldo “en negro”. Se sabe que en Córdoba salió a la luz el escándalo que vincula a miembros de la fuerza policial y del poder político con el narcotráfico, configurando un formidable negocio que mueve millones de pesos en el mercado ilegal. Sumado a los ya sospechados de complicidad con la trata de personas, desarmaderos de autos, contrabando, extorsión, etc. La formación de los cuerpos policiales es igual de precaria. Jóvenes que acuden a tropel a las escuelas de policías para conseguir un trabajo fijo y estable, algo relativamente difícil de conseguir en la jungla de capital que representa el sector privado. En algún momento leí o escuche la frase que afirma que “La policía y la delincuencia son producto de la pobreza”. Quizás no es tan tajante como suena, pero no deja de tener un halo de realidad en sus palabras. Si a esto le sumanos la imperiosa necesidad de mas policías para mantener vigente y aceitado el sistema represivo en contra de la sociedad excluida; terminamos con un resultado de una policía mal formada, mal pagada y mal educada (por favor, no confundir formación con educación, aunque se relacionen los conceptos). Esta formación, en su apuro por concluirla por parte de las fuerzas políticas, excluyen la profesionalización de los cuerpos policiales de patrullaje, excluye la contención de los efectivos y provoca una marginalización interna con respecto a otros cuerpos mejor preparados (lease fuerzas de elite tipo ETER) y, por supuesto, con la oficialidad superior. En la educación, se excluye el sentimiento de conexión con la población civil. Mas aun con la masa humilde. Se rigen bajo premisas que pensamos quedaron en el tiempo, pero que en algunos sectores están mas vigentes que nunca. Premisas esas que inundaron las distintas fuerzas de seguridad de la nación durante las ultimas dictaduras militares. La criminalización de la pobreza, de la que luego hablaremos, el uso y abuso de un Código de Faltas evidentemente incontistucional y una falsa conciencia de clase superior o de orden exacerbado frente a las masas populares, terminan convirtiendo al efectivo policial en una maquina represiva que lejos esta de ser el “viejo policía buenudo que ayuda a las señoras del barrio con la bolsa de las compras”. Necesariamente conectado con todo esto, se encuentra el Poder Político con medidas que atentan en contra de las masas trabajadoras y humildes y que tiene a la policía como brazo armado de control social. La utilización del mencionado Código de Faltas, sobretodo el Artículo que se refiere a la contravención del “merodeo”, le da a la policía la herramienta para llevar adelante estas acciones de control social. La inconstitucionalidad de la figura del Merodeo en el Código de Faltas Cordobés, radica en que lo que se castiga es una forma de ser y una conducta potencial, no actual ni siquiera inminente. La acción del sujeto deja de ser un hecho observable para la ley. Aquí no hay acción, sino mas que potencial, es decir, que podría o no ocurrir. Con esto se están violando garantías constitucionales básicas como aquella premisa que en el Art. 19 de la Constitución Fernando Ortiz Sosa

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Nacional reza que: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral publica, ni perjudiquen a un tercero, están solo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados”; sin contar muchas mas que devienen de los Tratados internacionales de Derechos Humanos con rango Constitucional según el Art. 75 inciso 22 de la CN. Además, la palabra “merodeo”, peca de una ambigüedad que impide tener una precisión y exactitud tal como para describir una acción u omisión tendiente a cometer un fin especifico; lo que le da una potestad ilegal a la fuerza policial para interpretar dicha conducta haciendo de Juez en ese mismo acto. Hoy en día, bajo la aplicación del Código de Faltas, muchos sectores sociales se ven perseguidos y relegados a roles marginales; con toda la significación individual y social que esto implica. Los “Pibes con gorra”, deben moverse solo en las áreas permitidas, vedándoles el acceso a ciertos lugares por ser “elementos potencialmente peligrosos”. Es por eso que a barrios como Nueva Córdoba , el cual esta pegado al centro de la ciudad y es emblemático por su alta población de estudiantes universitarios provenientes de clases Altas y Media-altas, no pueden ingresar impedidos por esa policía custodia de clase y represora de otras. Y esto es solo un ejemplo. Otro, podría ser los llamados “cupos” de detención. En este caso, las patrullas que transitan por los distintos barrios de la ciudad, por exigencias de los oficiales superiores, deben cumplir con un cupo mínimo de detenciones diarias para mantener la “buena salud” de las estadísticas y así seguir justificando las políticas de represión y control social. De esta forma, se llevan adelante detenciones indiscriminadas (en realidad serian detenciones perfectamente discriminadas) y luego llevadas a los distintos precintos o comisarías donde en el mejor de los casos te dejan salir al día siguiente y en el peor, terminara en una muerte dudosa. Entre medio, insultos, golpes y hasta picana eléctrica. Las distintas presiones para la derogación del Código de Faltas, hasta el momento han sido infructuosas. Desde hace años, en Cordoba se realiza la “Marcha de la Gorra”. Una de las banderas que enarbolan, tiene la premisa de que “mi cara, mi ropa y mi barrio no son tu trabajo”. Dirigida a esa policía que cada día sale de cacería. Incluso entidades de Derechos Humanos y hasta Asociaciones de Abogados se pronunciaron en contra de la aplicación de la figura del Merodeo, pero el poder político hace oídos sordos, e incluso, ante alguna reforma que se le realizara a la mencionada norma, excluyen automáticamente esta figura inconstitucional. La razón es clara. El poder político es Administrador de una Clase y que emplea a la policía como guardián de esa misma clase. Discursos llenos de palabras bonitas, bien elegidas y cargadas con un sentimentalismo patriótico para con la provincia que roza la ridiculez; pero que en definitiva terminan por decir poco y nada. Se habla de beneficiar a las clases mas vulnerables, de una “Cordoba para los cordobeses”; también hablan de la Educación y la Salud Pública, de la generación de empleo y formación profesional. Esta claro que el discurso escapa a la practica, a la realidad cordobesa.

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Es el mismo gobierno que creo los Guettos de los “Barrios Ciudades”, alejándolos de la ciudad, fuera de un anillo de circunvalación que separa la “civilización de la barbarie”. Alli donde las casas fueron hechas con materiales de segunda o tercera mano, donde los dispensarios funcionaron el tiempo suficiente como para asegurarse la propaganda mediática. Los barrios ciudades son marginalidad, son discriminación, son represión permanente. Son “los otros”, esos extraterrestres que no pertenecen a nuestro mundo, por que son de allá lejos, del barrio ciudad y si lo vemos en nuestra zona, seguro “algo se trae entre manos” y llamamos al policía de la esquina. Sus escuelas son marginales y funcionan dentro de contenedores (si, como los del puerto). En invierno nadie se acuerda de la calefacción, mas que los pocos chicos que van a congelarse allí, y en verano nadie se acuerda del calor mas que las victimas de los cortes permanentes de energía que siempre terminan afectando principalmente los barrios marginales y obreros para no dejar el Paseo del Buen Pastor a oscuras. Hay que quedar bien con el turismo. Los maestros, mal pagos, hacen lo que pueden y lo que no pueden también. Otros, no hacen nada ni aunque puedan hacerlo. No es algo de lo que se le pueda culpar directamente, sino que entra en un contexto mucho mas amplio que termina afectando a todos los actores sociales. Ese maestro, con un sueldo mucho mejor, con lugares acordes donde trabajar, con un sistema de transporte publico barato y eficaz y sin el miedo de ir a meterse a un barrio donde la marginalidad seguramente deviene en delincuencia; seguramente podría realizar un trabajo mucho mejor con sus chicos. El poder político adolece también de ineficiencia o inutilidad para administrar el sistema de salud publica. Una red hospitalaria centralizada en barrios alrededor del centro que deberían funcionar como establecimientos de cierta complejidad derivados de dispensarios que se encuentran en barrios mas alejados y que no funcionan como deben. La falta de personal y de insumos en los dispensarios y centros de salud periféricos, hace que un enorme numero de personas recurran directamente al hospital publico, abarrotándolo y haciendo que el sistema colapse. Esto trae aparejado innumerables problemas como las falta de camas disponibles para internación, escasez de remedios e insumos básicos, una mala atención por saturación y el desgano generalizado de los empleados de la salud debido a los magros sueldos. Por supuesto, que aunque la Salud proteste y tome hospitales (medida repudiable, pero analizable), al poder político le importa poco y nada. No son ellos, ni sus protegidos, los que se quedan sin sistema de salud. Paralelamente existe una enorme red de Hospitales, Clínicas, Sanatorios y Consultorios privados, algunos de alta gamma, otros medio pelo, pero la mayoría pésimos en donde la población económicamente activa y con trabajo en blanco, termina recurriendo para atenderse en caso de ser necesario, pero también para pagar interconsultas, “plus” a las obras sociales, medicamentos no genéricos, etc. Aceitando de manera muy atractiva para algunos, los negocios que tienen que ver con la salud. Pero no nos alejemos mucho de lo que estamos hablando. Estos dos ejemplos: El de la Educación y la Salud, son solo la punta de un enorme iceberg que afecta a los mas vulnerables en la sociedad.

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La informalidad laboral es otra. Pocos pueden acceder a un trabajo en blanco, bien remunerado y no explotado; pero la mayoría termina en el mercado informal de trabajo en donde son contratados y descartados según las variables de la economía o el simple humor del empleador. Esto genera un enorme problema a futuro con la contención previsional de estos trabajadores y la precarización de los medios de vida. Sin embargo, el poder político no es pasivo. Es muy activo en cuanto a beneficios a ciertas clases o segmentos se trata. El inmobiliario rural paga sumas que dan risa, llegando al patético ejemplo de un vecino de barrio Muller (barrio obrero de clase media-baja y baja) que pague sus impuestos al día, termina desembolsando mas dinero que un campo de soja que reditúa por año de ganancia mas de 3.500.000 dólares. Esta claro a quienes van dirigidas las políticas beneficiosas. Esta clase puede acceder a créditos, puede acceder a la justicia, a la buena educación. Ya volveremos con este tema en otro punto, pero la cuestión principal es que queda demostrado de que la clase política es un mero cuidador de intereses de clases hegemónicas y que emplea el brazo armado de la policía como una fuerza de ocupación territorial con el fin de satisfacer la necesidad de protección de la propiedad privada de estas clases sociales. En resumidas cuentas, el poder policial se convierte de esta manera en un instrumento fundamental del poder político destinado a un control social de clase que trae como consecuencia la profundización de la marginalidad ya existente; además de su utilización como mano de obra barata y reemplazable pero que en estos últimos meses, se les fue de la mano, rompiendo ese pacto espurio entre los poderes de control y sumiendo a la sociedad a un caos generalizado que tuvo hechos de extrema gravedad como consecuencia. Ellos y Nosotros: “Violencia, es mentir” Las grandes Provincias de la Argentina (Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Mendoza o Tucumán), pujantes industrial y agrícolamente, se caracterizan por tener también una de las mayores desigualdades, no solo económicas, sino sociales y culturales. Como bien lo señalaba Verbitsky en una nota del 8/12/13 en el diario Pagina/12, los conurbanos de las principales ciudades, son un caldo de cultivo para el estallido social. Este estallido esta mayormente controlado, aplacado. Por las fuerzas policiales represivas, por los medios de comunicación que lo activan cuando les es necesario y por la “tinellizacion” de la vida. Aunque esto, si bien por momentos contiene, no dejan de ser ingredientes que se les va echando a este caldo hasta que esta a punto para ser servido. El avance del monocultivo de soja en los conurbanos, empuja a los habitantes de los barrios marginales a hacinarse en villas de emergencia; sin contar que aun así son bombardeados por los productos químicos “made in Monsanto” que casi siempre termina con irreversibles y trágicos casos de cáncer como lo que sucedió en barrio Ituzaingó de la Ciudad de Córdoba.

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Este boom sojero, al pagar escasos o nulos impuestos, emplear poca gente (y en negro) y al contar con el beneplácito de la parte mas conservadora del poder político, termina generando groseras ganancias a pesar de los llantos de grandes terratenientes haciendo tristes papeles de “chacareros”. Este nivel de ganancias, al haber restricciones con la compra de dólares y su fuga al exterior (aunque varios se las ingenian) y ante la dificultad de ahorrar en pesos por la permanente devaluación de la moneda, termina traduciéndose en inversiones inmobiliarias para asegurar la ganancia en un mercado que hoy por hoy es muy rentable. Así, vemos como las enormes torres comienzan a elevarse en la ciudad. Ya no son torres de oficinas céntricas, sino verdaderos “barrio-ciudades” (para darle una similitud, pero a la vez contraponer con los guettos para pobres) elevados en altura y de alto poder adquisitivo. Las empresas desarrollistas adquieren terrenos gracias a sus contactos y negocios con el poder político y en poco mas de un año construyen un complejo de cinco o siete torres de mas de 20 pisos y con todas las comodidades habidas y por haber: oficinas, quinchos, estacionamientos, piscinas, negocios, etc. Todo para que no salgas del complejo o al menos lo hagas lo menos posible. Aislando y sectorizando a los habitantes. Si no son en altura, serán barrios (siempre cerrados) de casas de cómo máximo dos pisos. Con enorme disponibilidad de tierras para recreación, canchas de golf y simulación de una vida armoniosa con la naturaleza. El uso indebido e inescrupuloso del suelo, tanto para el sembrado de la soja como para los proyectos inmobiliarios, termina acorralando a las clases desposeídas de vivienda y en donde un muro (real o virtual) los separa de la vida de la “city”. Esta división entre el “nosotros y ellos”, cultural y social, devenida de injusticias sociales y marginalidad económica, parte a la población en distintos fragmentos. Fragmentación esta que no es la que permanentemente pregonan los medios periodísticos endilgándosela a la pelea que existe entre un medio monopólico de comunicación y el gobierno nacional, que termina evidenciando una fragmentación que ya existe y que se profundiza. A lo que me refiero principalmente es a la diferencia entre “lo que es”, “lo que se pretende ser” y “lo que quieren que seas”. La división de la sociedad proviene de una ineficaz distribución de la renta y por la brecha cultural imperante. En cuanto a la distribución, es ineficaz, es insuficiente. A pesar de los enormes avances, comparados con hace quince o veinte años, hoy no alcanza. Se entiende que es estructural y como todo, necesita de mucho mas que una década de políticas distributivas para paliar la exclusión y acortar la brecha. La Asignación Universal es una herramienta fundamental, pero la realidad de los barrios populares nos dice que no alcanza. Que hay hambre aun. No el hambre del 2001, pero hambre al fin y no solo de comida. La brecha cultural esta íntimamente relacionada con lo anterior. La “moral” y las “buenas costumbres”, el sentido común de “gente bien”; exige que si vas a saquear, que lleves arroz, Fernando Ortiz Sosa

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fideo y leche en polvo. De esa manera, seguirías cometiendo un delito, pero justificado por tu hambre. Hambre que se mostrará por la TV como si de un documental de “Animal Planet” se tratara, viendo como en la selva todo se permite siempre que sigas tu instinto de alimentación. Esa moral de gente bien, también dice de que si te lo propones no robas, no te drogas, no tenés hijos ni sufrís. Filosofía de Ravi Shankar llevada a la berreta opinión publica de la clase media. La Televisión también te dice como tenés que ser. No solo debes ser de tez blanca, mejor si sos rubio/a. Te dice que tu pelo merece la máxima atención con el ultimo shampoo, te dice que con la crema “Anti-Age” tu vida cambiará para siempre. Estas obligado a ser delgado, los hombres con buenos músculos, las mujeres con piernas largas y gestos refinados. Te obligan a vestirte de cierta manera para que seas un exitoso de la vida, subido a un auto ultimo modelo que seguro “esta hecho para vos” (aunque no tengas ni donde caerte muerto). Los productos de limpieza muestran a la mujer como ama de casa perfecta, preocupada por sus hijos y encargada de dejar el hogar limpio y perfumado antes que llegue el marido de trabajar (con saco y corbata, no con oberol), mostrando la felicidad de la familia tipo, a pesar de que la mayoría de las familias argentinas no son tipo. El marketing de la belleza te dice como ser. Te exige ser feliz con sus productos, de otra forma solo serás un pobre desdichado. Si tenés arrugas, acne, el pelo frisado o celulitis en los glúteos, seguramente tu vida será un calvario. También te dicen que comer. Existen yogures para el colesterol, para los huesos, para ir al baño, para fortalecer defensas y hasta para que los niños crezcan fuertes y sanos. En conclusión, la TV te dice cuan blanco debes tener la dentadura, como te debes peinar y vestir, como comer, como movilizarte en auto y como debería ser tu vida con una familia tipo que se muestra feliz. Hay programas que contribuyen, por supuesto. Hacen que te interesen la vida de famosos que están muy lejos de ti, cuyos intereses no son los mismos. Nos reímos y nos enojamos con sus frivolidades. Son temas de conversación en la fila del super, justo entre la critica política y el clima. La señora mayor comiendo caviar adornada con sus mejores joyas se muestra displicente los mediodía. Mas tarde, la otra diva hace de la ignorancia fingida un culto religioso y se finaliza con la estigmatización de la mujer en programas donde se las exhibe como si de un producto se tratara. Esta “Tinellización” de la vida es otra brecha cultural importante. La mujer u hombre común, trabajadores, luchadores. Cansados de los sopapos que les pega el sistema, cansados de ver como no alcanza, hagas lo que hagas; recurren a esta tinellización para la distracción. Es una anestesia general a sus dolores. Ellos no quieren seguir sufriendo dolor, no lo soportan. Entonces lo envuelven a todos por igual, al desocupado, al sub ocupado, al estudiante universitario, a la señora pituca de barrio privado. Todos son victimas validas a la hora de succionarles las pocas ganas que les pueden quedar para cuestionar y de pensar la realidad tal cual es.

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Ese cuestionamiento que es foco e inicio de cambios. Es por eso que no todas estas victimas son relevantes. Por que a la señora pituca le reconforta pensar en su realidad social. Al estudiante también, aunque intente hacer análisis pseudo intelectuales. A quien no le reconforta es a “los otros”. Los raros, los que viven lejos, allá... pasando circunvalación. Ahí donde no llegan los colectivos. Donde están los vagos que cobran planes sociales, donde viven los negros drogadictos y saqueadores. Y como les va a reconfortar si apenas viven, si son los objetos del trabajo en negro, si son la estadística de la policía. Pero eso si, y esto muchos lo saben: El día que “el negro” se siente a pensar sobre su realidad, ese día, se siembra la semilla de la revolución social. Es por eso que no quieren que pienses. Crees que ves lo que querés, pero ves lo que ellos quieren. Entonces, el déficit habitacional, producto al destino de las pocas tierras disponibles en magníficos proyectos inmobiliarios, el avance de la soja caza vez mas cercano al casco urbano y la fragmentación cultural existente por la imposición de idiosincrasias ajenas a las realidades sociales de la mayoría de la población; termina creando a los “Otros”. Esos otros, distintos al “yo” y ajeno al “nosotros”; es el elemento no deseado de la sociedad. Es al que pretendemos controlar con nuestra policía de clase. Para ello, creamos un código e incluimos una figura que nos sirve para mantenerlos vigilados. Nos dan lastima, hablamos de ellos en la sobremesa de alguna cena familiar. Incluso hasta nos pica el bicho del asistencialismo y terminamos en organizaciones como TECHO para expiar culpas. Pero a la vez pedimos que estén lejos. “Todo bien con los negros, pero ellos allá y yo acá”. Le mandamos la policía, que entre a sus casas (probablemente la que hicimos con TECHO), que los golpee, los maltrate y detenga. Que no se respeten las garantías constitucionales. Que se creen? No fueron hechas para ellos. Nuestra querida y republicana constitución es liberal y conservadora para defender la propiedad privada, ellos no la tienen. No poseen el derecho de disfrutarla. Los odiamos, los queremos matar. Sentimos que la solución es una “topadora”. Que estén todos presos, que le liguen las trompas a las mujeres y le quiten sus hijos así dejan de cobrar subsidios por maternidad y no me sacan mas dinero de mi sueldo para mantener vagos. Hay también una traición de clase implícita. La industrialización progresiva y constante de los últimos diez años, empleó a muchos que antes eran excluidos, marginados de cierta forma. Solo por ser pobres y desempleados. Hoy, muchos tienen trabajo en fabricas, cobrando suculentos sueldos y olvidándose de sus orígenes y pasado. Citando una frase que no me pertenece, se puede decir que el “negro” hoy emula el comportamiento del burgues y odia a los desposeídos (por “negro” entiéndase peyorativamente, pero sin intención racista, solo parafraseando las palabras popularmente usadas). Vemos entonces como esta especie de nuevo burgues (no por ser dueño de medios de producción, sino por emular su comportamiento), se despega de aquel vecino con quienes compartieron desgracias en algún momento. Fernando Ortiz Sosa

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Toda esta fragmentación, esta división que precariamente me atreví a compartir aquí, lleva a una lucha. Se ve implícita, encubierta, desde el subsuelo. No es sublevación, no es revolución. Es odio de clase. Es rencor, es principio de guerra. La Lucha de Clases: “Sheriff, no permitas que pise mierda en mi jardín”. Mientras la policía se acuartelaba, la tensión crecía en las calles de la ciudad. Los rumores corrían a una velocidad mayor a la de la luz si tenemos en cuenta el auge de las redes sociales. Liberada la ciudad, en algunos sectores se entro en un estado de guerra absoluta, una anomia que no hizo mas que exacerbar las diferencias de clase. Comenzó quizás tímidamente, con algunos supermercados acechados por vecinos, algunos de manera organizada y otros fueron sumándose a medida que pasaba el tiempo, le siguieron pequeñas tiendas barriales y negocios varios. Pero lo mas grave llego después, cuando la ola de saqueos comenzó a extenderse por la ciudad. En muchos puntos hubo focos de tensión y agresiones, pero tomaremos el caso emblemático del Barrio de Nueva Cordoba para focalizar el análisis desde el punto de vista que venimos viendo. Este barrio, esta ubicado en una zona estratégica y neurálgica de la ciudad. Pegado al Centro, tiene un acceso directo no solo al núcleo central de la ciudad, sino también a la Terminal de Ómnibus y Ciudad Universitaria. Es por ello, que muchos de sus habitantes son estudiantes universitarios, mayormente venidos de otras localidades de la provincia y provincias vecinas. Claro está, que toda esta zona, que es bastante grande, posee un nivel de vida y de gasto que supera a la gran mayoría de los barrios de la ciudad. Se estima que muchos de sus ocupantes, chicos de entre 18 y 30 años, venidos del interior e impulsados por el boom sojero que les permite estudiar y mantenerse sin trabajar, tienen un promedio de gasto de entre $15.000 y $20.000 por mes entre alquiler, costo de vida y demás gastos no esenciales. Por ello, la zona esta plagada de importantes negocios de indumentaria, paseos y restaurantes de gran nivel y los departamentos mas lujosos que ofrece la zona circundante al centro de la ciudad. No todos sus habitantes revisten estas características, pero si hay algo que distingue a Nueva Cordoba de los demás barrios de la ciudad es su alta población universitaria y muy buen nivel adquisitivo. Toda esa zona, al igual que muchos otros puntos de la ciudad, fue afectada por los sucesos de la madrugada del miércoles 4 de Diciembre, en donde se comenzaron a apersonar grupos de personas montados en motocicletas en su mayoría y algunos otros en autos. La modalidad utilizada denota una organización previa: se dividían por grupos, donde los primeros se dedicaban a romper las vidrieras y sortear los enrejados que protegen los negocios, mientras que un segundo grupo entraba masiva, veloz y violentamente a sacar todo lo que pudiera caber en sus manos. Este mismo proceso se repetía en varios negocios.

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Los principales afectados fueron las casas de indumentaria, celulares y electrodomésticos en general. En otros barrios de la ciudad, la modalidad era similar, aunque ya se podían ver algunas personas que llevadas por el efecto contagio o de imitación, se mezclaban entre aquellos que organizaron la movida. En esta instancia del final del día y entrada la noche, los actores fueron varios: Saqueadores, a los que llamaremos genéricamente así, independientemente de cualquier otra actividad que puedan o no realizar activamente, lo que nos permitirá dividirlo en dos categorías principales: Los organizados y los oportunistas. Otros actores de esa noche fueron los comerciantes. Los pequeños y medianos comerciantes por un lado y los grandes por el otro. Un apartado especial se merecen los pequeños Sheriff, que movidos por una inusitada conciencia ciudadana, decidieron hacer justicia por mano propia. Los elementos concernientes a la Policía y el Poder político ya fueron analizados pero vale algunas consideraciones en esta parte. Y finalmente, el grueso de la gente...esa masa amorfa (por su gran tamaño y heterogeneidad) que represento ese 95% que no participo ni fue directamente afectada por los saqueos, pero que de ninguna manera fueron ajenos a los mismos. A – Saqueadores de la noche: “Chupas la fruta sin poder moderla”. Estuvieron de organizados? Por supuesto, me atrevo a conjeturar con ello dada las pruebas que a posteriori se dieron a conocer. En algunos barrios de la ciudad, sobre todo en una zona donde muchos policías tienen su vivienda por ser de una cooperativa que las construyo hace algunos años; testigos oculares sitúan entre los organizadores de los saqueos a supermercados de la zona a muchos de los hijos de policías acuartelados, sumado a la organización y logística que podían aportar algunos punteros políticos barriales. En otras zonas, vehículos y camionetas que popularmente se sabe son utilizadas por las bandas narcotraficantes, eran parte de la ola de saqueos llevando y trayendo gente a cometer los ilícitos (no olvidar lo dicho mas arriba sobre la complicidad entre el poder policial y el narcotráfico en Cordoba). Hubo también, y esto es de remarcar, algunos actores que no son aquellos que el simple prejuicio situaría en un lugar donde se este suscitando esos hechos: Clase Media, oportunista e igual de delincuente que aquellos que organizaron y llevaron adelante esto. Pero quienes eran? Que hay detrás del rotulo de “Saqueadores”? Y creo que aquí es donde nos tenemos que detener cuidadosamente. Muchas de estas personas provenían de los barrios populares, de aquellos que nombramos en un titulo anterior a este. Barrios marginales y no tanto pero si con fuerte base popular. De obreros, de operarios, de desocupados y de pobres. Si son pobres, tenían hambre? Claro que si... Pero entonces por que saquean Zapatillas, botellas de fernet o LCD? Por que el hambre no siempre pasa por la panza.

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Nos olvidemos por un ratito de la idea de que estuvieron organizados. Desechemos por un momento la acusación de delincuentes. Veamos las personas, veamos su realidad social y económica. No estamos en la hiperinflación de 1989, creo que no hay que ser un analista económico para darse cuenta de ello. Tampoco es la crisis del 2001, la cual no fue solo de índole económica sino también de ruptura social. Donde se evidencia algo que siempre existió pero que estuvo oculto: la profunda desigualdad. A pesar de los avances económicos, esa desigualdad aun persiste. No voy a ser un fanático que asegurará que este gobierno elimino el hambre, tampoco voy a venir a recitar de memoria índices macroeconómicos sobre empleo, pobreza o mortalidad infantil. En este momento y en este estado es irrelevante. Vaya usted a decirle a doña Maria de barrio Renacimiento que vive en una casa precaria con 3 hijas y como 10 nietos de que la pobreza disminuyo en tantos puntos cuando ellos siguen luchando para sobrevivir y donde la asignación es apenas un paliativo; o dígale a don Pedro del Chingolo 2 que tiene 59 años, que su cuerpo esta cansado de poner el lomo desde que tiene memoria y que ahora hace changas por que no se puede jubilar, de que el empleo formal subió tantos puntos el ultimo año. Trate de convencer a los pibes de la esquina, con gorra y que están escuchando cuarteto en un celular de que el índice de alfabetización es uno de los mejores de Latinoamérica y que el plan Conectar Igualdad es un éxito; cuando ellos no tienen otro futuro mas que el de sus padres o en la delincuencia y menudeo de drogas. Por ello, si uno va con esos discursos, que no digo que no sean verdad, pero solo sirven para un análisis macro, en una situación micro te das la cabeza contra la pared. Te enfrentas con una realidad única, inigualable y personal de cada uno. Interpretar esas realidades o juzgarlas es audaz y aventurado. Nadie sabe explicar mejor su propia situación que uno mismo. Sea que tengas doctorados para regalar o que no hayas hecho el primario. Para eso no es necesario ningún nivel de estudio. Pero el hambre, como dije, no solo pasa por la panza. Pasa por la cabeza también. Y ese hambre es la necesidad de consumo. El consumo mueve el motor de la economía interna, pone en marcha el aparato productivo, se crean mas empleos, se aporta a la seguridad social, aumentan las exportaciones, disminuyen las importaciones, se recauda mas en impuestos. Da una inyección de dinero liquido al sistema. Y todo esto crea productos, cuya finalidad es que alguien los consuma. Se crea la necesidad de consumir. Y no es una necesidad para sostener la vida básica, pero no deja de ser una necesidad. Ahí aparece el hambre, hambre de consumo. Entonces vemos hambre de zapatillas de la mejor marca, hambre de televisores LED, en definitiva, hambre de productos que el sistema de consumo nos dice que tenemos que obtener. Es típico de un sistema capitalista. Ojo, no digo que este mal, el sistema es así y no me voy a poner en nostálgico de pretender abolirlo. Ya esta, entre nosotros instalado desde hace décadas y nos quedan dos opciones: o nos mudamos al medio del campo a vivir de la caza y la pesca o aprendemos a vivir con el. Como no podemos renunciar a los beneficios del Fernando Ortiz Sosa

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capitalismo, estamos obligados a soportar sus perjuicios. Ahora bien, esto no nos debe anestesiar y dejar que esos perjuicios pasen a nuestro lado sin inmutarnos a menos que nos toquen de cerca. Eso es lo que siempre quisieron, es el estado ideal para quienes sostienen el sistema. Se debe luchar contra esos perjuicios y no solo los que nos afectan en nuestra persona, sino aquellos que afectan a la comunidad toda. Y los efectos negativos del capitalismo afectan mucho: desempleo, sueldos bajos, explotación, necesidad de consumo. Vuelvo a algo que ya expuse: La TV dice cual es el SMART TV que debes tener en tu casa. Ese con los colores mas vividos, conexión a Internet. La vida simplificada. Ahora bien, ellos quieren vender un producto, no les interesa como hace uno para conseguirlo, les interesa que les pagues lo que dicen que vale. Quieren que compres su ropa, su zapatillas, su celular o tablet. Su auto. Vos, en tu casa desearas ese producto. Por que es lindo, es innovador, es ligeramente mejor que el que habían sacado con anterioridad. Por que te muestra que con ese producto sos feliz. Y que busca uno en la vida? Felicidad. No de un modo romántico, sino orientado al modo material. Lo material es lo real y la satisfacción de lo material se convierte en satisfacción de lo ideal, en felicidad. Por eso te ofrecen lo material y te lo relacionan con lo ideal. Pero ese ideal no va a llegar nunca, por que la ambición individualista no tiene limites y nunca vas a tener todo lo material que te asegure el ideal a alcanzar. Entonces empezás a tener hambre, después de satisfecho el hambre inicial, el vital para la vida. Ese hambre te hace desear algo que no tenés y que hoy por hoy, no hay chances que tengas. A su vez, podes observar como otras personas con el mismo hambre, logran satisfacer una parte del mismo. Ves como otros satisfacen gran parte de ese hambre... y los odias, le tenés rencor. Ese otro te odia también. Te odia por que no sos como el, sos inferior, por que tenés hambre de las cosas que el si consiguió. Y se parte la sociedad. Se divide entre los que tienen hambre y los que satisfacen ese hambre. Ese odio entre las clases, va aumentando. Escala lenta o rápidamente dependiendo de la coyuntura, pero aumenta inexorablemente. Y la diferencia es cada vez mayor, deja de ser imperceptible para ser algo evidente, palpable, explotable. Es así que aquel que puede satisfacer esa parte de su hambre, cuida su producto, su propiedad. Necesita de leyes que le garanticen la propiedad de lo conseguido y que a su vez, le permita seguir consiguiendo mas, aun a costa de aquellos que no pueden satisfacer el hambre, ni el inicial ni el posterior. Pero como tiene miedo, requiere que una fuerza de choque, armada y preparada, lo cuide de aquel que envidia su pertenencia. Crea así la policía y fuerzas de seguridad. Pero un día, tu fuerza de seguridad. Aquellos que sirven para controlar las hordas, te falla. Se acuartela, se alía con el bajo mundo y te abandona. Temporalmente, luego volverá a cuidar tu propiedad. Entonces quienes mas hambre tienen, acecharan a los que mas pudieron satisfacer su hambre. O al menos eso creen. Esta clasificación es aventurada, pero de ninguna manera intenta ser tajante, sino solo con fines ilustrativos. Argentina es un crisol de clases, culturales, económicas y sociales. Fernando Ortiz Sosa

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Pero la división sigue siendo por la propiedad, por la tenencia de los medios necesarios y los no necesarios de vida. De ahí, se abre un abanico de grises que van desde una base totalmente desposeída el cual no puede satisfacer el hambre primario, hasta una clase rica, terrateniente, especuladora y conservadora. Entonces, en esa madrugada anómica que vivió la ciudad de Cordoba, muchos salieron a intentar satisfacer ese hambre. Por supuesto que no buscaron arroz o fideos en los supermercados, sino electrodomésticos y LCD. La elección del producto a saquear no cambia en lo mas mínimo el análisis social que debe realizarse, mas que para señalar que muchos de los que salieron en esa noche, tenían el hambre primario satisfecho en mayor o menor medida, de modo que desviaron sus energías en propiciarse otros productos del mercado. Nueva Córdoba fue un epicentro importante. Por lo mediático sobre todo, sin negar lo realmente ocurrido. Es allí donde se evidencio la lucha de clases de manera mas marcada. Estos “negros”, atacaron a los “blancos”. Les ocuparon el territorio e invadieron sus propiedades. Rompían vidrieras y se llevaban sus productos. No fueron a cinco o seis cuadras mas allá, en el centro de la ciudad, en la peatonal, sino que fueron al núcleo duro, al icono del consumismo cordobés, al barrio alto, el de los parques hermosos, edificios lujosos y negocios caros. Esto no intenta ser justificación de nada, sino mas bien un intento de análisis, personalísimo cargado de subjetividades. Es por ello que corresponde, de entre todas las victimas (todos lo fueron), reconocer el daño sufrido por aquellos que con sacrificio de muchos años, perdieron lo poco que tenían. Pequeños negocios vaciados totalmente por ejércitos de personas organizadas que jamás lograron distinguir entre sus objetivos, a aquellos que se encontraban en una situación similar a la de ellos mismos. Estos pequeños y medianos comerciantes, en distintos barrios de la ciudad y con la colaboración de vecinos, armaron barricadas para defender sus negocios. Ahí es donde la situación se tensa aun mas dado ya el enfrentamiento cara a cara entre estos dos actores y muchas veces, armados con el objetivo de sostener su único medio de vida. Es un milagro (si de verdad existiesen) que esta situación no haya terminado en una masacre, mas allá de los fallecidos en esa noche y al día siguiente que fueron mas de los que el poder político informó a la prensa. Las perdidas económicas en muchos casos fueron irreparables. En algunos barrios, los propios vecinos, los clientes de todos los días, fueron quienes ingresaron a sus negocios, rompieron todo y se llevaron hasta los muebles. Aquellos a quienes incluso se les daba fiado, pibes que conocían desde que eran chicos. Todo producto de la explosión de adrenalina que provoca encontrarse en una situación de libertinaje absoluto, de zona liberada, de guiño policial. Si bien los grandes negocios, tales como aquellos de indumentaria deportiva, supermercados de cadena o locales de artículos electrónicos fueron victimas de estos Fernando Ortiz Sosa

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saqueos (llama la atención ver como algunas determinadas marcas no fueron ni tocadas en esos días, por que será?); no fueron ellos ni mucho menos perjudicados en igual medida que los pequeños y medianos comerciantes. Los seguros se encargaron de reponer todo a los pocos días, mientras que el dueño de la ferretería de al lado aun lloraba los daños provocados. Ciudadanos comunes, intentando vivir dentro del sistema. Pagan impuestos, hasta donde pueden y aunque no puedan lo mismo lo hacen, invierten, dan trabajo, motorizan la economía. Son hombres y mujeres con familias por detrás, hijos que van a escuela pública la mayoría, que luego van a la universidad o saldrán a trabajar. Esto no los hace mejores que nadie, simplemente describe parte de la clase media autónoma en su faz económica, muchas veces gorila y especuladora también, pero ello no justifica que por desidia y organización de los cuerpos políticos y policiales, tengan que sufrir el embiste que perjudique su modo de vida. Parte de esa clase media reaccionaria muchas veces, con hijos rebeldes que intentan luchar o pensar por las causas populares hasta que adquieren su titulo profesional. Estas clases reciben la violencia de arriba y soportan la violencia de abajo provocada por esa de mas arriba. A su vez, ellos reparten esa violencia, mas hacia abajo que hacia arriba. Es mas fácil odiar lo que no se quiere ser, que lo que uno aspira, aunque este conciente de la violencia que se baja desde esa esfera. La clase media es el motor económico de un país, pero también es el termómetro cultural. Es el principal objetivo de los creadores de conciencia y necesidades. De los fabricantes del hambre de consumismo. Por contagio, llega a las clases bajas, ya que hacia ellos también esta dirigido, pero lo único que importa es mantenerlos controlados y no pensantes. La clase media no piensa por elección propia, se dedica a sus negocios, a su satisfacción personal. A su carrera, a su circulo cerrado. No tiene conciencia de clase, no la quiere tener tampoco. Como bien decida Benedetti: Si escucha un Che Guevara medio que le gusta, y si escucha un Hitler medio que también. Fueron victimas de saqueos, muchos de ellos quedaron sin nada en que ampararse. Hasta el Estado que siempre se sostuvo en las clases medias, desapareció. Pero si bien fueron victimas de la anomia, no son menos participes en el englobado y complejo sistema de exclusiones y desigualdades. En algunos casos odian al negro, aunque vivan en la misma calle del mismo barrio. No lo odian por su color de piel, ésta es accesoria al verdadero odio. Odian su condición, y no por el simple hecho de ser pobre o casi pobre, sino que odian el status cultural que poseen y ese odio esta basado en el miedo. Miedo a ser como ellos, miedo a que ellos a su vez quieran ser como el. Miedo a igualarse, entonces, ante ese miedo, se ampara en la exclusión, en la propiedad, en el sistema institucional y bajo la protección del sistema policial. Ese odio, en algunos casos es nulo. Reconozcámolos que por una parte se logro mucho en tolerancia y convivencia. Pero también notemos que se agudizo en otros, siendo algo que proviene desde lo mas profundo del corazón, sin razón, solo emocional, movidos por el miedo.. siempre el miedo. Miedo que tenían los mismos pequeños Sheriff de N. Cordoba. Fernando Ortiz Sosa

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B - Neocordobesistas Anabolizados: “Una coctelera, no es una maraca, gil!” El boom sojero, el yuyo maldito. El mejor amigo de Monsanto. Caras de piedra en la Sociedad Rural y la Federación Agraria. Tradición de persecución, tortura y asesinato de peones, de anarquistas, comunistas, peronistas y cualquier “ista” que no correspondiera a algún estatus determinado. Grandes camionetas, llantos de chacareros en el 2008, leche en las rutas. Toros campeones, nenas bien, oligarquía terrateniente en viajes por Europa y Estados Unidos, deseando que su país sea un poco mas serio. No todos son oligarcas en el estricto sentido de la palabra, pero si muchos se sienten así. No todos serán clase alta terrateniente, pero así ven su vida, actual o futura, pero inminente. Para ellos, el país se civilización o barbarie. El campo es su fortín, el campo de estancias, de largos sembradíos. De simular ser un gaucho, con uniforme y sombrero sobre un caballo, pero odiando a quienes son o fueron realmente así. Esto es un ideal cultural. No todos corresponden con esa descripción, pero quisieran hacerlo. A muchos los mueve el odio de clase, concientes o inconscientes de ello. Otros no, entienden la realidad, entienden heterogéneo de la sociedad. Pero no me voy a referir a los que la entienden, sino a los que no lo hacen. En la madrigada del 4 de Diciembre, cuando los distintos grupos de saqueadores abordaron el Barrio de Nueva Córdoba, muchos negocios sufrieron las consecuencias. De eso hablamos en el titulo anterior. Esto provocó una reacción, tanto en comerciantes del lugar, como en vecinos. Estos últimos, en su mayoría estudiantes universitarios. La situación del comerciante, también la vimos. Sin quererlo se vieron envueltos en una situación de prácticamente supervivencia en cuanto a la defensa de su propiedad se trata; entonces vamos a abordar la situación del estudiante, y no cualquiera, sino el que vamos a llamar “Neocordobesista anabolizado”, o dicho en la jerga: el cheto de Nueva Córdoba. Córdoba, como bien sabemos, históricamente se caracterizó por recibir una gran población universitaria proveniente del interior provincial y de provincias vecinas. La historia y el prestigio de su universidad y la ubicación geográfica de la provincia, son los requisitos necesarios para que esto se haya dado al menos en los últimos 50 años de forma masiva. Mas tarde, a mediados de la década de los noventa, surgieron las universidades privadas, de claro tinte neoliberal, clasistas y marketineras; pero que al fin ayudó a ampliar la oferta educativa de manera notable. En cuanto a la UNC, sabemos que es publica, es gratuita, pero lejos esta de ser del pueblo en su totalidad. Hoy en día, solo los hijos de la clase media pueden acceder a ella. Todo aquel posible estudiante proveniente de clases obreras, debe vivir un calvario desde lo económico a lo social para poder llevar adelante una carrera universitaria. Es mas fácil y Fernando Ortiz Sosa

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mas practico para ellos salir a trabajar. Sin embargo, notables ejemplos persisten de aquellos que haciendo del sacrificio real una bandera, logran estudiar y graduarse. Por que una universidad nacional es clasista? La respuesta por tan obvia, parece ridícula: Por que jamás estuvo al alcance económico del pueblo, y mucho menos en los últimos 35 años, acrecentándose cada vez mas la brecha entre quienes pueden acceder y quienes no. Por supuesto que esta tendencia no es uniforme en todas las carreras. Hay algunas mas accesibles a ciertas clases que otras, pero la tendencia en general se sigue repitiendo. Que un pseudo hippie militante del PO de la carrera de Trabajo Social no nos haga confundir con un hijo de obrero de clase media baja. Otras, sin embargo, son totalmente excluyentes: Arquitectura, Odontología, Agronomía, Ciencias Económicas y la vedette de todas: Derecho. Carreras donde aquel quien tenga que trabajar para mantenerse a si mismo o a una familia, no tienen posibilidades de cursado. Sea por una entupida exigencia por parte de profesores, sistemas de presentismo, sumado a contenidos viejos y retrógrados. Ahora bien, por exclusión, a estas carreras (en su mayoría) solo acceden aquellos jóvenes cuyos padres pueden mantenerlos hasta que se reciban. Materiales de estudio, transporte, ropa, alimento, etc; son bancados por padres que no dudan en desembolsar la cantidad de dinero necesaria para que su hijo sea un “dotor”. En algún lugar, alguna vez, leí que hay una gran porción de estudiantes universitarios venidos del interior cordobés que residen en Nueva Córdoba que tienen un gasto promedio de casi $20.000 mensuales. Si lo vemos desde algún punto de vista, es lógico: un alquiler en la zona no es para nada barato, la comida mucho menos y si a ello le sumamos que muchos de ellos tienen un nivel de vida que ameritan ciertos gastos para el día a día. Cuando se sucedieron los saqueos, muchos de estos estudiantes bajaron de sus departamentos a unirse a los comerciantes para formar barricadas con el fin de defender los negocios de la zona. Por momentos pareciera un enorme gesto de de cooperación social, hasta sorprendente fue ver como verdaderos robots de la desinformación y la anestesia social, de repente despiertan y piensan en algo que este mas allá de su nariz. Usted se preguntara si quizás estos muchachos y muchachas, cuya conciencia social flamantemente despierta, se dedicarían a hacer trabajos sociales, a luchar contra la desigualdad con una indignación encomiable o si simplemente serian capaces de regalar su ropa usada para aquellos que no tienen para vestirse. Quizás si, algunos sean activistas de Greenpeace o TECHO, lo que es sumamente “cool” y sirve para expiar culpas. Como quien dice, serian burguesitos con cargo de conciencia. No señor, a estos pibes los movió algo mucho mas fuerte que un sentimiento de cooperación, los movió un profundo odio de clase. Ellos bajaron indignados de cómo “negros de mierda” invadían su espacio. Su lindo paisaje de calles anchas, boliches exclusivos y restaurantes caros. Allí donde esta el parque para tomar mates y los negocios donde comprar su ropa. Fernando Ortiz Sosa

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El atrevimiento de estos invasores es algo que no se puede tolerar. Es por eso que le daban a lo que se les cruzara. Alguno habrá estado saqueando, pero otros no. Es conocido el episodio donde dos muchachos en motocicleta venían de trabajar. Tenían gorrita, eran morochos y trabajaban en la construcción, por lo que su ropa seguramente no habrá sido la tolerada en la zona. Unos neocordobesistas anabolizados los interceptaron, bajo insultos y acusaciones de “negros chorros”… o de “motochorros” (como les gusta imitar a esta gente en el lenguaje porteño). Los bajaron a golpes de la moto, los muchachos intentaron escapar. Uno, con algunos pocos golpes lo logro, pero el otro no. Finalmente cayó al suelo y la venganza ahí fue terrible. Toda la furia de clase, el odio racial, el desprecio social y la aberración cultural dieron rienda suelta contra la cabeza del pibe. Los neocordobesistas se habrán sentido en la gloria: “al fin tenemos un negro de mierda en nuestras manos”, habrán dicho. Era su oportunidad, única e irrepetible ya que por si solos, en un día común y corriente no se hubiesen atrevido a hacer estando solos. Ahora la masa los amparaba, el número era su anonimato para descargar la bronca acumulada de tanta indignación por estas personas que seguramente molestaran escuchando cuarteto en un colectivo. Las veces que despotricó por verlos en la calle. La cara de satisfacción que habrán tenido al ver como la policía ponía a dos o tres pibes contra la pared para “averiguación de antecedentes” y luego llevárselos por merodeo. “Negros de mierda, ojalá los maten”, habría dicho en aquella oportunidad. Mira con satisfacción al policía, le da su beneplácito implícito en una sonrisa de aprobación. El sistema funciona. Pero ese día no funcionó y el se vio obligado a ser el Sheriff del barrio. Este comisario, al mejor estilo de las películas Yankees, era juez y verdugo. Decide quien vive y quien muere. Aprueba quien pasa o no por su barricada. Estudiantes de derecho diciendo que lo ideal hubiese sido “tener una .38” para cagarlos matando a todos, se le unen a aquellos que la distancia dentro de la ciudad los separa, pero la pertenencia los unía más que nunca: los muchachitos de los barrios tradicionalmente de plata. Esos que tienen su escopeta por que les gusta ir de caza… hoy tenían la chance de salir a cazar una rara especie de mono que vive en la misma ciudad que ellos. Hasta hubieran sido capaces de desactivar la electrificación de las rejas de sus casas para tener la oportunidad de cargarse uno, aunque sea uno solo de ellos. Por que ellos son los iluminados, el futuro de esta sociedad. Serán quienes administren los campos, dirijan las empresas, los próximos funcionarios y hasta quien sabe si en esa barricada no estará un futuro presidente. Dentro de algunos años se lo verá, cara de piedra, ceño fruncido de preocupación en algún póster callejero prometiendo la solución de esos eternos problemas. Poco se acordará quizás (o no) de la vez que tuvo la oportunidad de “cargarse un negro”. Ahora que tiene poder real, lo podrá hacer en masa. Total, la negrada no piensa, es Cholula, esta mas preocupada por otras cosas mas importantes que pensar el futuro del país. Fernando Ortiz Sosa

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Mientras tanto estudia, sale con amigos, cambia de novia y sueña con topadoras. El sistema lo apoya, les da todo: boleto educativo, universidad publica e innumerables oportunidades laborales. Los productos de consumo son para ellos, para que puedan demostrar status, para que sean parte del sistema…. Ese ganado amorfo quien se cree único pero que solo son números para el consumo capitalista. Creen que piensan, por que tienen formación. Creen que se educan, por que acceden a una universidad; pero ese sistema en el cual tan cómodo se encuentran, se encarga de cegarlos, de impedirles ver la realidad tal cual es, de tomar conciencia. Prefieren el individualismo. Para ellos la patria es la de Sarmiento, es la civilización y sueña con que su ciudad sea Paris, Madrid o New York. Se los puede ver caminando por las calles de su barrio, con bermuda, zapatos náuticos y camisa a cuadros. Siempre bien peinado, limpio y perfumado. Siempre con ese aire ganador, de payaso que gana minitas. Ellas se ven también en la misma zona. Flacas, rubias y estéticas. Una remera con la bandera de Gran Bretaña en forma de corazón, ignorando lo que significa para este país. Siempre atenta a la moda y desplegando su belleza para atraer al mejor macho servidor. Se encuentran ambos en el “Gym”, se cruzan miradas. Saben que son iguales, saben que pertenecen a la misma clase. No se temen entre ellos, se atraen. Su instinto de secta, de elite lo hace posible. El podrá jugar al Rugby o hacer pesas. Quizás, los mas aventurados andarán en Skate o Bicicross. Ella se entretendrá con aeróbica, Shopping y juntada con amigas. Luego volverán a coincidir en el boliche de moda. Ese donde tiene estrictas reglas de “etiqueta” para evitar elementos indeseables. Donde esta el famoso “patovica” en la puerta, juzgando quien es digno y quien no. Quien es VIP y quien deberá agachar la cabeza y volver por donde vino. Por negro, por gordo, por feo o discapacitado; pero lo que los une es que ninguno tiene el nivel para compartir el mismo lugar con “el” y “ella”, los neocordobesistas anabolizados que pueblan la universidad y el barrio de los “petit” rascacielos. C – Los medios de comunicación: “Sentís la mosca joder detrás de la oreja” Mientras todo esto se sucedía, tanto antes, durante y después; la enorme mayoría de la gente que no estuvo implicada en los saqueos, se encontraba en situación de ser un publico de lujo que desde dentro de sus casas, apreciaba por los medios de comunicación y las redes sociales todo lo que acontecía en tiempo real. Rápidamente los medios radiales y televisivos tomaron intervención del asunto. Cronistas preocupados y movileros arriesgados que recorrían la ciudad, trataron el tema como si de prensa de batalla se tratara. Los canales de TV mostraban las mismas imágenes una y otra vez: los mismos chicos saliendo de un supermercado con bebidas alcohólicas, imágenes de cámaras de seguridad Fernando Ortiz Sosa

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apostadas en los edificios que retrataban las corridas y el caos; notas, notas y mas notas a quien quiera que se autoproclamara experto en la materia; y todo ello con el habitual amarillismo y generación del miedo que les caracteriza. Por que el miedo paraliza y crea dependencia. Para ellos, la unión no es la fuerza, sino el miedo. El mismo trabajo que se realiza para crear la necesidades de hambre, la enfocan a crear la necesidad de seguridad, exaltando lo que la gente supuestamente no tiene que es eso, seguridad. Entonces, se encargan de demostrar que el ocasional televidente esta inseguro, que corre peligro de sus propiedades y de su vida. Eso los une en un reclamo común, en un objetivo conjunto. Entonces dependemos de los medios de comunicación. Es una droga virtual que no nos cansamos de consumir. Necesitamos ver malas noticias. Mas allá del episodio en particular, donde el miedo incluso se podía justificar por la anomia reinante; día a día los medios de comunicación se encargan de generar ese miedo que tanto necesitamos. El miedo sirve para sostener el sistema, pero justificar a esa policía represora de incivilidad y protectora de nuestros bienes. También sostiene a los medios de comunicación ya que ante la necesidad de sostener nuestro miedo, le damos la credibilidad necesaria para que ellos lo sigan alimentando; y si hay algo que ellos hacen bien, es alimentar el miedo. Pero por que necesitamos del miedo? Por que es necesaria la mala noticia? Me gustaría ser sociólogo o psicólogo para poder responder con argumentos firmes esta pregunta que muchas veces me hice, pero como soy un aventurado opinador, seré fiel a mi mismo y trataré de responderla sin todas esas necesarias características como para ser irrefutable. Creo que lo necesitamos para reafirmar nuestro “yo”, nuestro ego. El ego de presuponer que esta todo mal, que quienes deben encargarse de resolver nuestros problemas no lo hacen mejor de lo que nosotros lo haríamos. El miedo surge cuando las cosas que pasan contravienen nuestra jerarquía de moralidades y cuando lo que esta sucediendo pone en peligro esa jerarquía y la propiedad. Necesitamos de nuestra moral impuesta exteriormente y mas aun necesitamos de nuestra propiedad para reafirmarnos como persona ante una sociedad que exige moral y propiedad como modos civilizados de vida. La indignación que acompaña al miedo es la afirmación de que el otro no es mejor que yo. Sea quien nos amenaza o quien seria el encargado de controlar a quien me amenaza. El único que no nos falla, que evidencia nuestro miedo y lo alimenta; los únicos que son capaces de demostrar que ese a quien le dimos el poder de controlar y eliminar nuestro miedo no lo esta haciendo; son los medios de comunicación. Por eso creemos ciegamente en ellos. Los medios nos dicen: “nosotros te mostramos la VERDAD”. Es decir, presuponemos que hay una verdad, nuca e irrefutable. La verdad que nosotros dejamos de construir para delegársela a un ente amorfo, sin rostro que viaja en el espectro de frecuencias y que son quienes están designados, quienes tienen todo nuestro poder de evidenciar una verdad. Pero esa “Verdad” nunca nos dirá que las cosas están bien. Ni ayer, ni hoy ni nunca. Las cosas nunca están bien. Siempre hay algo que estuvo o podría estarlo mejor. Si no tenemos trabajo, deberíamos tenerlo. Si lo tenemos, deberíamos tener uno mejor. Si tenemos un buen trabajo, deberíamos poder hacer o comprar tal o cual cosa. Si a eso lo compramos o Fernando Ortiz Sosa

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tenemos, deberíamos tener seguridad para resguardar la propiedad de esa cosas. Si tenemos todo eso, entonces hay gente que no la tiene y esa gente debería tenerlo aunque sin modificar la que nosotros tenemos. Si el gobierno es de izquierda, debería ser de derecha y si es de derecha, seguro tendría que ser de izquierda. Los medios de comunicación se adaptan rápidamente para ser lo que se debería ser y no lo que se es. Para los medios, nunca vas a estar bien, nunca vas a estar lo suficientemente seguro, ni tener lo suficientemente mucho y mucho menos tener una cierta previsión de futuro. El futuro sera siempre incierto, nebuloso y peligroso. Y ese miedo es necesario, creemos que nos ayuda ver en perspectiva por que el hombre siempre debe estar preparado para lo peor. Una mala noticia vende mucho mas que una buena noticia. Es atractiva, mueve el morbo y nos gusta el morbo. Nos interesan las desgracias de los demás, pero con una sensación bipolar: por un lado pensar que nunca nos pasará y por el otro estar alertas y con miedo por si nos pasa. Las noticias forman parte de nuestra vida. Vemos con igual interés una pelea de vedettes que un tsunami que mato 5.000 al otro lado del mundo. Ambos encierran desgracias, tragedias, miserias. Los medios, entre tanto, ponen alguna “nota de color” o buena noticia. No para dar un descanso respecto a tanta miseria, sino para crear contraste. Para que veas que de cada 100 malas noticias, tragedias, futuros negros, etc; hay una buena. Son mas las malas que las buenas. Tu vida gira alrededor de las malas noticias. Esas malas noticias ponen en peligro inminente tu civilización, tu moral, tu propiedad. Ese peligro que el estado no te soluciona, lo hacen los medios; quienes se erigen como paladines de una moral ciudadana indignada. En ocasión de los saqueos, los medios desplegaron toda su fanfarria musical de recursos, cronistas, opinadores, grabaciones, estadísticas, etc. Insisten permanentemente que dan las noticias desde el punto de vista objetivo, pero sus intereses saltan a la visa. La dureza o sutileza de sus declaraciones van en consonancia con el objetivo que quieren lograr o si el poder político es aliado o enemigo. Mostraban a los saqueadores, a cara descubierta. Mostraron sus perfiles de redes sociales y si podían hasta daban la dirección de su casa; pero siempre estigmatizada. Se encargaron de mostrar que quienes perpetraban los saqueos provenían de determinado estrato social. No es mentira, pero tampoco verdad ya que en el momento del fragor, el de mas adrenalina, cuando el pánico era lo que dominaba; no refirieron de que en un par de casos puntuales y ambiguos que muchos de esos saqueos también fueron realizados por sectores provenientes de la clase media. No mostraban los autos 0km cargando LCD o aires acondicionados; eso lo hicieron después, cuando la adrenalina dio paso a la indignación y bizarra reflexión. Entonces se encargaron, durante esa madrugada, de estigmatizar la pobreza relacionándola con la delincuencia. El mensaje fue claro: Los pobres son quienes saquearon, y saqueaban televisores y fernet branca; como si eso fuera mas o menos grave que saquear arroz o fideos.

Fernando Ortiz Sosa

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Al llevarse una caja de vino, no justifica el delito. Si llevaba una bolsa llena de fideos, entonces sigue siendo un delincuente, pero lo vemos con mejor ojo y no por que nos de lastima, sino por que el objetivo del odio se desplaza hacia el gobierno. El gobierno seguramente no les provee los medios para alimentarse, es por eso que esta persona tiene vía libre para robar comida. Pero no lo esta haciendo, roba LCD, roba cajas de vino, roba zapatillas o celulares. Entonces no se esta muriendo de hambre, es un delincuente y lo es por que es pobre. Por que si bien no tiene hambre de comida (o al menos eso se supone), si lo tiene por todas las demás cosas que el sistema y el consumo exige que deseemos. Entonces, es mas reprochable, por que no lo gana honestamente como si lo hace la clase media (esa que se golpea el pecho antes de saquear). Entonces, los medios se encargan de demostarlo, de instalar el mensaje implícito para que sus televidentes lo hagan explícitos: Roban por que no quieren trabajar. Roban para drogarse, roban para seguir viviendo a costa de los honestos. Y si el Estado se encuentra presente, entonces mas nos enardecemos, por que reciben todo de arriba, por que no se sacrifican, por que tienen hijos para cobrar un subsidio pagado con nuestros impuestos. Así, vemos a un pobre con un LCD y decimos que lo robó, o en el mejor de los casos, decimos que es un estúpido por comprar un televisor en vez de comida, como si lo único que necesitaran los pobres para vivir es comida. “Les demos de comer, el resto no lo necesitan” y si tiene algo de ese resto, entonces sospechamos y nos enfurecemos. El trabajo de los medios para con el poder político es similar. Dan mas minutos a unos que a otros, dependiendo las necesidades. Si se es cómplice de un gobierno inepto, entonces les dará todo su espacio para que estos justifiquen y desliguen responsabilidades. Si no son sus aliados, entonces los denostaran a mas no poder con todas las herramientas que tengan a mano. El objetivo de los medios no es mostrar, es crear. Crean una verdad y la defienden con uñas y dientes. La instalan, la repiten y esta verdad se internaliza en la sociedad. La verdad de los medios sobre los saqueos fue que la policía es la única culpable de todo, con un poder político que nada pudo hacer al respecto y que eso derivo en una ola delictiva llevada adelante por los pobres que son los delincuentes. Esa verdad se extendió de tal manera, que las redes sociales la adoptaron a través de sus escribas y del publico que borro los números del control remoto haciendo zapping. Facebook y Twitter, las dos redes sociales con mas uso en Argentina explotaron. Links, fotos, videos, “hashtags” y reflexiones, saturaron las redes sociales. El fenómeno de la virtualidad nos permite estar interconectados en tiempo real sin salir de nuestras casas. Sabemos lo que pasa en todo el mundo, lo vemos y lo palpamos, pero sin estar presentes en el lugar, sin interactuar con los implicados y siempre con una mirada parcial y subjetiva de lo sucedido que anima a realizar evaluaciones muchas veces apresuradas y poco precisas. Como todo, se maneja en base a emociones humanas, y ese día las emociones estaban a flor de piel. Las discusiones eran eternas. Estaban quienes condenaban lo sucedido, quienes lo Fernando Ortiz Sosa

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entendían. Estaban los defensores de los policías sin ver en lo que derivo, otros que los denostaban si analizar el contexto. El gobierno tanto provincial como el nacional eran cita obligada, para bien o para mal. Si gendarmería vino o no vino, si la llamaron o no la llamaron. Luego estaban los escrachadores, esos mismos que desde los balcones de sus departamentos sacaban fotos indignados y se los veía a ellos mismos desde lejos siendo espectadores de lujo con un vaso de cerveza en la mano mientras sacaban fotos de lo sucedido. Así, todo se fue sucediendo a lo largo de las horas e iba variando a medida que cambiaban las circunstancias. Los rumores también se propagaron como regero de pólvora por las redes sociales, alimentando el miedo, la desconfianza y la paranoia ya presente en todos los hogares. Una competencia sobre la cantidad de muertos, heridos, locales incendiados o casas asaltadas y con las respectivas reflexiones que acompañan. Al día siguiente los análisis, los escarches y las indignaciones aun continuaban. Parecía que Vivian en el viejo oeste de las películas norteamericanas, pero nadie asomo la nariz para confirmar si era cierto o no. Lo real es que hubo gente que efectivamente vivió como en el viejo oeste esas horas, por los motivos y consecuencias mas diversas, de las que ya he hablado; pero la enorme mayoría creyó vivir en ese estado sin haber estado ni remotamente cerca de que su persona tuviera alguna posibilidad de sufrirlo. Conclusión: “Con tanto humo el bello fiero fuego no se ve” Lo sucedido no fue casual, no ya desde la organización en especial que hubo para que esto pasara de la forma que sucedió, sino por la coyuntura política y social que envuelve la sociedad. Las consecuencias posteriores son un mero detalle estadístico que ayudan a entender algo mucho mas grande y complejo, devenido de políticas especialmente dirigidas para someter a una sociedad a un estado de dependencia absoluto. La exclusión y la represión, son una política de estado del gobierno provincial, cuyos intereses están dirigidos a sostener a determinadas clases sociales y someter a otras, para utilizarlas y descartarlas según las necesidades políticas. Una clase pudiente, dueña de la mayoría de los medios de producción, quienes son los que efectivamente toman las decisiones políticas y económicas, completan su accionar con la implantación de una hegemonía cultural que somete a las demás clases de manera distinta pero con igual efectividad. La clase gobernante protectora y garante de los intereses de las primeras, es la encargada de sostener un régimen de privilegio basado en ganancias económicas y poder absoluto, a través de un sistema institucional y legal acorde a esos intereses; con una justicia de clase

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que siempre fue la encargada de mantener el status quo de los privilegios de sangre y protección de propiedad privada. A su vez, este Estado, además de contar con un aparato burocrático tan inmenso como ineficiente, ejerce el control social a través de un cuerpo armado. La policía, se convierte entonces en la garante del orden, de este orden jerárquico de privilegios. Es un cuerpo orgánico con escasa formación y sin profesionalización que extrae sus elementos de las clases bajas para ponerlas al servicio de las clases dominantes a través de métodos cada vez mas excluyentes y alejados de los intereses de la sociedad en su conjunto. Esa sociedad que esta formada en su enorme masa por un estrato mas bajo, pero que a su vez es heterogénea en lo económico y lo cultural. Las clases medias, algo realmente masivo en la Argentina de hoy, posee tantas aristas como personas hay, con diversas ideas y orígenes; pero que a su vez, las une la adicción al mismo sistema que las oprime: el consumismo. Así, de esa manera satisfacen el hambre que les imponen. Su problema no es la satisfacción del hambre primario, del vital para la vida; su objetivo es saciar el hambre de consumo, el hambre del “querer ser”. Odia lo que no quiere ser, aunque lo sea. Una parte de la clase media se odia a si misma, por eso finge ser algo a lo que aspira ser; esto es algo natural que produce el consumismo. La ilusión de perfección, a la que no tiene posibilidades de alcanzar, lo sumerge en un estrés sin igual, agitándolo, frustrándolo, obligándolo a fracasar una y otra vez. Viviendo toda una vida para lograr algo que difícilmente logre, una carrera con obstáculos eterna donde casi todos quedan en el camino. Sin embargo nunca se dan por vencidos, quieren mas a medida que saltan obstáculos. Despotrican contra el gobernante, son apolíticos, creen en ellos cuando les conviene y se sacan el sombrero si ven pasar uno al frente. Lo envidian, pero lo admiran en secreto. Sin embargo odian al pobre, lo aborrecen. Ese odio proviene de un espejo en el que no se quieren mirar, no por que ellos sean así, sino por que la fragilidad en la que se mueve el clase media puede llevarlo sin dificultades a ese estado. Ese pobre, ese “negro”, ese ladrón. La pobreza y delincuencia se confunden para la clase media, pero no es una cuestión de ignorancia, de no saber distinguir racionalmente. Es algo puramente emocional... es temor. Lo negativo lo relacionan con ello por su constante miedo, alimentado por los aparatos comunicacionales de las clases dominantes, a caer en la desgracia. Eso los lleva a ser individualistas, a estar en permanente competencia y en alejarse cada vez mas de la sociedad en la que vive, convirtiéndose por fin en una persona inserta pero alejada de las problemáticas sociales que solo se fija en ellas para aborrecerla. Por eso ve otros países como los ejemplos a seguir, por eso pide “topadoras” en las villas. Son mas fáciles las soluciones fantásticas y sin esfuerzo que sentarse a pensar los “por que” de la realidad en la que niega vivir y cree que es la que otros viven.

Fernando Ortiz Sosa

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Por que pensar la solución a los problemas sociales si estoy demasiado ocupado en solucionar los míos, los individuales y egoístas. No sabe que los problemas de la sociedad son los de el. Se quiere salvar a toda costa. El inmigrante lo pone mal, dice que viene a robarle el trabajo a los argentinos (trabajo que por supuesto el no esta dispuesto a hacer), e insiste en que hay que devolverlos a su país; salvo que, por supuesto, el inmigrante sea del primer mundo. Que hable ingles, francés o alemán. A ellos nos debemos todo, son ese espejo en el cual si quieren verse, permanentemente. Ven fotos de Paris, Roma o Londres y sueñan con tomar un café frente al Ponte Vecchio. Pero luego asoma su cabeza por la ventana y ve que la realidad es otra y eso lo pone mal. Acá no hay ningún Ponte Vecchio, acá hay luchas sociales. Es por eso que a la par de la faz material, la lucha debe darse desde lo social, desde lo cultural. La exclusión es creada no solo por la economía, sino por la cultura. Para algunos hay culturas superiores y otras que son inferiores. Estas ultimas son eliminables, son barbarie que se contraponen a nuestra civilización. Mientras sigamos dominados culturalmente, nos dominaran económicamente. Acá no es cuestión de ponerse en románicos marxistas o nostalgia retrograda, es una lucha real, actual y que debe darse necesariamente adaptado al momento histórico y al lugar geográfico, no es cuestión de copiar antiguas recetas eurocentricas. Las mismas herramientas que el sistema nos da, esas que usa para dominarnos, son las que se deben utilizar para llevar adelante una contra hegemonía cultural que luego derivara en su faz material en la recomposición del verdadero poder popular. Un poder que no debe ser ajeno a las costumbres y creencias ya que a un pueblo no se le puede imponer ideas foráneas que no tiene internalizadas. Las vanguardias deben dejar de existir. Aquellos miembros de la sociedad que, con cierta conciencia de clase y cultural luchan contra esa hegemonía dominante, deben darse cuenta de que la importancia de su trabajo radica no en ser los iluminados que se encuentran en una posición de privilegio por haber tenido acceso a cierta formación profesional; no en ser esa vanguardia de elite que puede pensar en lugar de quienes no pueden hacerlo. No hay nadie mejor que uno mismo para poder describir con cabal exactitud su realidad económica, familiar, personal y social. Es elitista creer que una vanguardia iluminada puede interpretar la realidad de aquellos a los que por acción u omisión, cree inferiores por no haber tenido las mismas oportunidades que el. Entonces, aquellos que de una forma u otra; desde la teoría o la practica, desean cambiar la realidad económica-social, deben convertirse en meras herramientas para que sea el mismo pueblo quien pueda cambiar su realidad ya que todo se trata de una tarea mancomunada, dejando el individualismo de lado y poniéndose codo a codo, sin distinción económica o cultural, para pelear contra un enemigo tan poderoso que podría decirse casi imposible de vencer, pero del cual podemos contraponer un peso en una balanza absolutamente dispareja.

Fernando Ortiz Sosa

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