Octavio Paz, escritor multiforme (2014)

OCTAVIO PAZ, UN ESCRITOR MULTIFORME Leopoldo Cervantes-Ortiz 6 de mayo de 2014 Octavio Paz fue uno de los escritores más famosos de México, especialmente después de obtener el Premio Nobel de Literatura en 1990. Transcurridos 100 años de su nacimiento, a su obra se puede entrar por diferentes puertas. Al asomarse a su bibliografía no hay que espantarse por la cantidad de volúmenes sino buscar, más bien, la forma en que se puede conectar con su labor escritural. Aquí proponemos una opción al separarla en los géneros literarios básicos que desarrolló siempre, la poesía y el ensayo, aunque también incursionó en el teatro y la biografía. Como se consideró por sobre todas las cosas poeta, lo más natural debería ser asomarse a Libertad bajo palabra, publicado por primera vez en 1949 y revisado en 1960, el primer libro que reconoció como tal, pues empezó muy joven a publicar poemas, siendo todavía un adolescente. En ese título es posible seguir su trayectoria, desde los textos en que imitaba a su maestro Carlos Pellicer hasta Piedra de sol, de 1957, y que, para muchos, es su texto más emblemático. Compuesto por 584 versos (todos de once sílabas), esa extensión remite a los días que tarda el planeta Venus en dar una vuelta completa al Sol. En él se reúnen, en una serie de combinaciones, el amor y la historia, entre diferentes asuntos. Una muestra puede dar idea de su calidad: voy por tu cuerpo como por el mundo, tu vientre es una plaza soleada, tus pechos dos iglesias donde oficia la sangre sus misterios paralelos, mis miradas te cubren como yedra, eres una ciudad que el mar asedia, una muralla que la luz divide en dos mitades de color durazno, un paraje de sal, rocas y pájaros bajo la ley del mediodía absorto

Más tarde escribiría otros poemarios igualmente importantes: Salamandra (1962), Ladera este (1969), Pasado en claro (1975), Vuelta (1976) y, finalmente, Árbol adentro (1987). De sus ensayos, sin duda El laberinto de la soledad (1950) es el más conocido, con todo y que fue con el que inició una enorme cantidad de obras en prosa que manifestaron su gran curiosidad por diversos temas: política, artes plásticas y, por supuesto, la poesía, que analizó en textos como El arco y la lira (1956) y Los hijos del limo (1974). En El laberinto… estudió de forma muy creativa la cultura mexicana, especialmente en la sección “Los hijos de la Malinche”, donde pasa revista a ese personaje enigmático y sus derivados, incluso verbales: Toda la angustiosa tensión que nos habita se expresa en una frase que nos viene a la boca cuando la cólera, la alegría o el entusiasmo nos llevan a exaltar nuestra condición de mexicanos: ¡Viva México, hijos de la Chingada! Verdadero grito de guerra, cargado de una electricidad particular, esta frase es un reto y una afirmación, un disparo, dirigido contra un enemigo imaginario, y una explosión en el aire.

También son dignos de mencionarse su monumental análisis de la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz, Las trampas de la fe (1982), así como La hija de Rapaccini (1956), adaptación teatral de una novela del estadunidense Nathaniel Hawthorne, además de Versiones y diversiones (1973), traducciones de poetas de diversas épocas e idiomas. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes ha reeditado Las palabras y los días, una antología muy recomendable que muestra detalladamente estas dos zonas de la obra literaria de Paz.