ORGANISMO CRISTALINO-LÍQUIDO Y TERAPIA NEURAL

July 27, 2017 | Autor: Jorge Kaczewer | Categoria: Neuroscience, Memory Studies, Cell Biology, Neural Therapy, Terapia neural, MEDICINA NEURALTERAPEUTICA
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ORGANISMO CRISTALINO LÍQUIDO Y TERAPIA NEURAL
Hacia una termodinámica de la complejidad organizada.

Dr. Jorge Kaczewer (médico neuralterapeuta) – con la colaboración del Dr.
Roberto Castro (médico veterinario neuralterapeuta) – Argentina

Trabajo de investigación presentado en setiembre de 2007 en el Primer
Encuentro Colombiano de Terapia Neural, Odontología Neurofocal y
Pensamiento Complejo, organizado en Bogotá por CIMA y ACONMB, y en abril de
2008 en el Primer Curso Argentino de Odontología Neurofocal en el marco de
la formación continuada en Terapia Neural, dictado en Buenos Aires por la
Prof. Dra. Odont. Yoseth Osorio Díaz, presidenta de ACONMB (Colombia),
organizado en Buenos Aires por el Instituto Argentino de Terapia Neural y
Medicina Integral.

"Estas son las medicinas de una ciencia que todavía nos falta descubrir".
Richard Grossinger, 1980.
(Medicina Planetaria)

"Enfrentamos el reto de buscar conductores de memoria que transporten
información según el lugar en que se encuentren y según su propia
estructura cuántica molecular. Esos sistemas de transporte son los
cristales líquidos. La pregunta a hacernos es el papel que juegan los
cristales de procaína en este proceso sistémico de memoria fluyente. Hay
pocos estudios al respecto pero allí tenemos un gran campo de
investigación".
Julio César Payan de la Roche, 2003.
(Terapia Neural: el futuro - Encuentro Mundial de Terapia Neural y
Odontología Neurofocal)


Comencé este trabajo tras escuchar al doctor Payan mencionar por primera
vez en el congreso mundial del 2003 en Bogotá (1) el vínculo entre
cristales líquidos y TN. Llevaba un año conduciendo en la Universidad
Maimónides de Buenos Aires la Unidad de Terapia Neural del Departamento de
Medicinas Complementarias e Integrativas fundado por el recientemente
fallecido doctor Ignacio Fojgel, a quien muchos de los presentes
conocieron. Trabajábamos bajo la constante presión del establishment médico
que consideraba que la TN carecía de fundamento científico. Para colmo, mi
bagaje curricular era políticamente insuficiente. Nunca me preocupé por
juntar diplomas. Pero ahora estaba haciendo TN en un hospital universitario
y me exigían explicar "la ciencia detrás de esta medicina". No les
importaba que en nuestro consultorio externo los pacientes mejoraran.

Poco después de aquel congreso, conozco en Montevideo, Uruguay, a Mae-
Wan Ho, genetista y bióloga molecular china que dirige en Inglaterra el
Instituto de Ciencia en Sociedad, institución independiente dedicada a
denunciar los peligros del uso irresponsable de la tecnología transgénica.
Ella llevaba varios años estudiando la naturaleza cristalino-líquida de los
seres vivos y acababa de publicar su libro "El arco iris y el gusano" (2),
un replanteo actualizador de la biofísica y una síntesis de hallazgos y
concepciones acerca de la intercomunicación y autoorganización biológicas,
fruto del trabajo de investigadores independientes excluidos y rechazados
por la ortodoxia científica. Cuando apenas hojeé el ejemplar que la Dra. Ho
en persona me obsequió, supe que volvería a casa pertrechado de mejores
preguntas para continuar mi investigación.

¿Dónde estaba almacenada la memoria del traumático pasaje por 14 días de
internación en terapia intensiva que atravesó Alicia, a consecuencia de la
sepsis posterior a una histerectomía que intentó detener las severas
hemorragias generadas por grandes fibromas? Me consultaba a sus 49 años,
tras cuatro años de depresión, trastornos menopáusicos e hipotiroidismo
detonados luego de esa cirugía. Su Fannenstil era una profunda grieta
fibrosada de dos cm de profundidad, dos de altura y más de 20 cm de ancho.
A la inyección de su tiroides y esta impresionante cicatriz, esta mujer
respondió cayendo en cama durante tres días con altísima fiebre, y un sopor
durante el cual revivió no sólo el proceso atravesado entonces sino que
también "recordó" vívidamente las conversaciones, las oraciones y el
contacto de las manos de su médico, que durante los 14 días se pasó varias
horas sentado a su lado en la terapia intensiva.

Tras una semana me visita maravillada por su mejoría. No más sofocos,
cansancio, angustia ni llanto. Tuvimos tres encuentros más en los que
sucesivamente fue recordando viejos eventos traumáticos o quirúrgicos luego
de cada correspondiente tratamiento: luego de tratar un dolor en una várice
en pierna izquierda, recordó un severo traumatismo cefálico. Y tras una
corona de cuero cabelludo y supra e infraorbitario, cedió totalmente una
conjuntivitis crónica y revivió su cirugía de adenoides. Dos meses después
de la última consulta, me llamó para compartir su bienestar, parte del cual
respondía "a que pudo separarse tras 14 años de una pésima relación
matrimonial".

Mejores preguntas... Hay 200 billones de células en nuestro cuerpo,
conformadas por cantidades astronómicas de moléculas diferentes. ¿Cómo
puede este enorme conglomerado de células y moléculas dispares funcionar
tan perfectamente como un todo coherente? ¿Cómo pudo mi paciente acceder a
la energía con la que cambió el rumbo de su vida? Insistimos, ¿dónde
quedaron archivadas sus irritaciones? ¿En el SNC, en el SNA o acaso fuera
del ámbito neural?



La visión del organismo como red de canales de información propuesta por
Payán en "Información, Entropía y Terapia Neural" (3) sugiere mecanismos de
memoria adicionales a la engramabilidad del sistema nervioso autónomo y la
participación del SNC. Este trabajo surge de la invitación que Payán nos
hace también en "Ciencia y TN" (4) a investigar la permanencia de
irritaciones y nos conduce a un excitante planteo: la posibilidad de que el
"campo interferente" sea un fenómeno que combine una fuerte participación
extra-neural. Entonces, el SN podría no estar siendo nuestro principal
interlocutor en el diálogo que con la Terapia Neural intentamos establecer
con esa red de canales de información que es nuestro paciente, sino
solamente un socio al 50%.

Esta investigación sugiere que el otro socio podría ser el sistema
conformado por todas las proteínas del organismo que se comportan como
cristales líquidos. De hecho, existe una continuidad dinámica y cristalino-
líquida de tejidos conectivos (piel, huesos, tendones, ligamentos,
cartílago y diversas membranas que cubren órganos principales y delimitan
espacios internos) y matriz extracelular en conexión directa con el
igualmente cristalino líquido citoplasma en el interior de cada simple
célula del cuerpo. Los tipos de sustancias y tejidos que conforman este
continuo cristalino líquido incluyen todos los principales componentes del
organismo: los lípidos anfifílicos, las glicoproteínas, las integrinas y
otras proteínas integrales de las fronteras celulares, el ADN de los
cromosomas, todas las proteínas, especialmente las cito esqueléticas, las
musculares, los colágenos y los proteoglicanos de los tejidos conectivos.
Trataremos de ver la forma en que la cristalinidad líquida confiere a
los organismos su flexibilidad característica, su sensibilidad y capacidad
de respuesta exquisitas, optimizando por ende la rápida y silenciosa
intercomunicación que le permite al organismo funcionar como un todo
coherente y coordinado. Adicionalmente, veremos que el continuo cristalino
líquido provee interconexiones eléctricas sutiles que son sensibles a
cambios en la presión, el pH y otras condiciones físico-químicas; en otras
palabras, también es capaz de registrar (memoria tisular). Y que posee
todas las cualidades de una conciencia corporal conformando un sistema de
comunicación que podría quizás ser tan o más sensible a los efectos de la
terapia neural que el sistema nervioso (5).

Antes de adentrarnos de lleno en este "nuevo mundo" del organismo
cristalino líquido, les advierto que todo vestigio de nuestro apego a las
bio-visiones mecanicistas que heredamos del industrialismo cartesiano
atravesará una especie de terremoto. Veremos que la célula no esta
ensamblada como un juego de nano-Mecano, y tampoco como interminables
piezas de nano-Rasti o nano-Lego, lo cual depende así de muchas acciones
mecánicas fragmentadas del tipo empujar-tirar, conducir-ser conducido y
bloquear-desbloquear. Gerald Pollack, en su libro "Células, geles y las
maquinarias de la vida: un enfoque nuevo y unificador sobre la función
celular" (2001), propone que el hardware molecular en verdad existe, pero
los mecanismos explicativos podrían estar totalmente errados. Especialmente
si hacemos Terapia Neural, sentiremos el peso de la concepción de los
biólogos moleculares que nos ha metido en un verdadero embrollo de
innumerables engranajes y ruedas, puentes colgantes, receptores de
membrana, canales, interruptores, transductores de señales, tornillos y
tuercas moleculares engullendo energía como nuestros propios aparatos
mecánicos, mientras todavía nos seguimos preguntando de dónde podría
provenir toda esa energía.
Pero sobre todo, la visión del organismo cristalino-líquido nos brindará
herramientas nuevas para entender mejor la exquisita sensibilidad de los
seres vivos ante señales débiles, es decir, para imaginar más floridamente
cómo se universaliza en el paciente el influjo de nuestra pequeña inyección
de procaína, presentándose curaciones inexplicables. Esta amplificación de
impulsos poco intensos hacia resultados macroscópicos tan sorprendentes
justamente plantea la necesidad de renovar nuestra concepción termodinámica
de la vida. Hoy ya sabemos que la mayoría de hallazgos de Prigogine son
sólo aplicables a un grupo de sistemas sumamente restringido. En realidad,
todavía no existe una termodinámica general de sistemas alejados del
equilibrio y tampoco una teoría de la auto-organización (6).
Según Mae-Wan Ho, ninguna parte del sistema tiene que ser empujada o
dirigida hacia la acción, ni sujeta a regulación mecánica y control. En vez
de ello, la acción coordinada de todas las partes depende de la veloz
intercomunicación a través de todo el sistema. Para Goodwin, el organismo
es un sistema de "medios excitables" (7), o células y tejidos excitables
capacitados para responder específica y desproporcionadamente (por ejemplo,
no linealmente) a señales débiles gracias a la gran cantidad de energía
almacenada, la cual puede entonces amplificar la señal débil hacia una
acción macroscópica. Es en virtud de su autosuficiencia energética, por
ende, que un organismo es un ser sensible –un sistema de partes sensitivas
todas dispuestas para intercomunicarse, para responder y para actuar
apropiadamente como un todo ante cualquier contingencia.


CRISTALES LÍQUIDOS: HISTORIA Y BIOQUÍMICA
Los cristales líquidos fueron descubiertos hace más de cien años (1888)
por el botánico y químico austriaco Friedrich Richard Reinitzer (1857-
1927), quien encontró que algunos compuestos orgánicos derivados del
colesterol parecían tener dos puntos de fusión. Más específicamente,
observó que al calentar los cristales de estas sustancias a 145° C, el
sólido se transformaba en un líquido turbio; pero éste a su vez, se
convertía en un líquido totalmente claro y transparente precisamente a 179°
C. Reinitzer también realizó el proceso inverso y enfrió el líquido
transparente observando que exactamente a las mismas temperaturas
anteriores ocurrían las transformaciones opuestas. Vio además que los
cambios observados iban acompañados de absorción o emisión de calor,
dependiendo de si la temperatura aumentaba o disminuía y, asimismo, cómo el
volumen del sistema cambiaba en forma abrupta (8).
Al poco tiempo de estas primeras observaciones (1889), el cristalógrafo
alemán F. Lehmann descubrió que el líquido turbio intermedio entre los
cristales y el líquido transparente poseía propiedades ópticas y una
estructura molecular muy parecida a la de un cristal sólido, y acuñó el
nombre de cristal líquido (9). Aun sin darse plena cuenta, lo que en
realidad habían descubierto era un nuevo estado de la materia: las fases
intermedias o mesofases, término acuñado por DeGennes en 1974 (10).
El químico Georges Gray, quien ha estudiado los cristales líquidos por
muchos años, se refiere a éstos como "sistemas sensitivos afinables", y
como tales, resultan ideales para construir organismos (11). Ya se ha
reconocido que todos los constituyentes principales de los organismos vivos
pueden llegar a ser cristalino-líquidos. Estas distintas especies
moleculares pueden constituir una multiplicidad de mesofases que pueden
resultar fundamentales para la estructura y el funcionamiento biológicos en
todos los niveles de la organización, desde procesar metabolitos en la
célula hasta la determinación de los patrones durante el desarrollo, y el
funcionamiento coordinado de organismos enteros.

Pero fue Joseph Needham (12) quien, en 1936, propuso que todas las
propiedades del protoplasma pueden explicarse en términos de cristales
líquidos. "...Los cristales líquidos, debe destacarse, resultan importantes
para la biología y la embriología porque manifiestan ciertas propiedades
que pueden ser consideradas como análogas a aquellas que manifiestan los
sistemas vivos (modelos), pero debido a que los sistemas vivos en realidad
son cristales líquidos..."

Propiedades de las mesofases
Las mesofases tienen propiedades de anisotropía óptica, eléctricas y
magnéticas, además de propiedades mecánicas (13). Un cristal líquido fluye,
se escurre y toma la forma del recipiente que lo contiene, de la misma
manera que un líquido ordinario como, por ejemplo, el agua. Pero a
diferencia de ésta, cuyas moléculas son relativamente simples y
prácticamente esféricas, las moléculas de un cristal líquido son, por lo
general, muy alargadas en forma de barra o aplanadas en forma de disco.
Esta asimetría molecular tiene una consecuencia muy importante: los átomos
dentro de la molécula se sitúan preferentemente a lo largo del eje de la
molécula o bien en el plano definido por la molécula misma, dando lugar a
una estructura molecular complicada.

Características electromagnéticas

Cuando dos moléculas se acercan entre sí, sus nubes electrónicas son las
primeras en entrar en contacto y se repelen por tener cargas del mismo
signo, de modo que a distancias comparables con las dimensiones moleculares
mismas, las fuerzas intermoleculares son repulsivas y tienden a alejar a
las nubes electrónicas y en consecuencia a las moléculas. Pero esta
repulsión también produce el desplazamiento relativo de las nubes
electrónicas con respecto a sus núcleos.
Como esto ocurre en cada átomo, en las moléculas alargadas el efecto
neto podemos describirlo imaginando que la presencia de una molécula de
cristal líquido produce una distorsión en la distribución de carga
eléctrica de la otra molécula, de modo que la carga positiva neta de los
núcleos queda separada una cierta distancia de una carga negativa de igual
magnitud. Como es sabido, esta configuración de carga se denomina dipolo
eléctrico, y a la línea que une ambas cargas se le llama eje del dipolo,
que coincide entonces con el eje largo de la molécula. Así que podemos
concluir que una molécula de cristal líquido induce la formación de dipolos
eléctricos en las moléculas vecinas.
Sin embargo, es más fácil que la nube electrónica se desplace con
respecto al núcleo positivo a lo largo del eje de la molécula que
transversalmente a él —a lo largo del eje corto— aunque esto último también
es posible, dependiendo de la estructura molecular. Ahora veremos a qué
conduce esta formación de dipolos en todo el cristal líquido.

Formación de dipolos
Sabemos que cada configuración de cargas eléctricas crea un campo
eléctrico E en el espacio que la rodea. La estructura espacial específica
de cada campo (posición y dirección), es una propiedad de cada
configuración de cargas, pero es precisamente a través de este campo como
cada configuración ejerce fuerzas sobre otras cargas eléctricas.
En el caso del dipolo eléctrico, la estructura de este campo está
representada por líneas de fuerza y sus propiedades son tales que, si en
la región ocupada por este campo se coloca otro dipolo, las fuerzas que
produce el campo del primero obliga a que los dipolos se orienten
contiguamente. Es decir, la mayor parte de los átomos de una molécula trata
de situarse al lado de los átomos de otra, de modo que las cargas del mismo
signo se sitúen lo más cerca unas de otras. El resultado neto es que así se
genera una fuerza de atracción entre los dipolos.
Debido a la estructura de sus moléculas y, en especial, debido a la
asimetría de las mismas, un cristal líquido adopta configuraciones
altamente ordenadas. Aunque el mecanismo de interacción molecular descrito
es básicamente el mismo que genera el orden en los cristales sólidos, no
debe olvidarse una diferencia esencial entre ambos sistemas: en todo
momento los cristales líquidos permanecen en estado líquido, lo cual
implica que los centros de masa de sus moléculas no forman una red
periódica sino que fluyen manteniendo el orden en la orientación común de
sus ejes moleculares.

Propiedades ópticas de las mesofases
Hemos visto cómo la arquitectura molecular de los cristales líquidos
favorece, a temperaturas y densidades moderadas, la aparición de una
dirección especial a lo largo de la cual se orientan las moléculas
alargadas y perpendicularmente a ella en las moléculas en forma de disco.
La peculiaridad de este tipo de materiales es que la existencia de una
dirección preferida afecta el comportamiento de los rayos luminosos en el
material cambiando su intensidad, color y dirección de propagación. Por
esta razón a esta dirección especial se le llama el eje óptico del material
y es la causa de muchos fenómenos ópticos importantes.
Es necesario subrayar aquí que la existencia del eje óptico es un
fenómeno colectivo que se da en forma espontánea en los cristales líquidos.
Así, por ejemplo, si un rayo de luz blanca incide sobre el cristal líquido
formando un ángulo con el eje óptico puede transformarse en luz de color al
transmitirse a través del líquido pues la velocidad de la luz en el fluido
depende de la dirección de propagación respecto al eje óptico. Pero, además
de este cambio en el color, también puede ocurrir que el rayo saliente se
divida en dos rayos luminosos cuyas intensidades relativas varíen
dependiendo de la dirección del rayo incidente con el eje óptico. A este
fenómeno se le llama birrefringencia.
Además los cristales líquidos tienen propiedades polarizantes de la luz
y además su eje óptico cambia con facilidad frente a fuerzas externas
básicamente electromagnéticas.

Clasificación de las mesofases
De acuerdo con el tipo de arreglos moleculares que pueden formar, el
científico francés Georges Friedel (1922) clasificó los cristales líquidos
en tres grandes clases: nemáticos, esmécticos y colestéricos:
a. Nemáticos
La fase nemática exhibe orden en la orientación de sus moléculas y al
mismo tiempo desorden en la posición de sus centros de masa. Las moléculas
pueden moverse lateralmente, girar alrededor del eje común o deslizarse
paralelamente a él.
b. Esmécticos
En contraste con los nemáticos, que son la fase más desordenada de los
cristales líquidos, los esmécticos constituyen la fase más ordenada.
Tienden a organizarse en capas planas paralelas entre sí, como las hojas de
un libro pero con sus ejes moleculares perpendiculares a estos planos y
paralelos entre sí. Éste es, por ejemplo, el arreglo de las moléculas en
las capas superficiales de una pompa de jabón y es el que le proporciona la
cohesión necesaria para formarse. De hecho, esméctico deriva del vocablo
griego que designa una sustancia de propiedades similares al jabón.
Las moléculas de esméctico también pueden girar alrededor de la dirección
común, pero no pueden hacerlo fuera de la capa en que se encuentran. En
cada plano las moléculas pueden acomodarse en filas con diferentes grados
de orden de posición de sus centros de masa. En el caso más ordenado se
produce un arreglo regular muy parecido al de la red de un sólido, en el
que hay orden y repetición en cada dirección.
c. Colestéricos
Poseen una estructura molecular característica de muchos compuestos que
contienen colesterol. Como en los esmécticos, las moléculas de colestérico
también pueden acomodarse en capas superpuestas, pero con una diferencia
crucial: los ejes moleculares se orientan en una dirección paralela al
plano mismo de las capas. Más aún, esta dirección cambia ligeramente de
capa a capa en virtud de la peculiar estructura molecular. Como
consecuencia, el eje de orientación, al pasar de un plano a otro, describe
una trayectoria helicoidal.

LOS CRISTALES LIQUIDOS COMO CANAL DE INFORMACIÓN

Roberto atiende tiempo atrás un canino macho pastor francés de 16 años
de edad. El motivo de la consulta era ataxia de tren posterior,
incoordinación y paresia, amen de un gran decaimiento y anorexia. Venía con
tratamientos antiinflamatorios y diagnóstico de lesión de Haz de Gold y
Bulrrach (conducción propioceptiva a nivel medular), y llevaba dos meses de
tratamientos sin resultado.
En la anamnesis la dueña dice que nunca había tenido nada anteriormente
y que la aparición del problema fue gradual. Se revisa la boca sin
encontrar problemas. Roberto inyecta en zonas de Head lumbosacra y
toracolumbar, y le indica que retire toda medicación. A la semana
siguiente, el perro entra a la veterinaria subiendo las escaleras sin
problemas y sin síntomas de incoordinación. La dueña, asombrada, dice que
aumentó el apetito y mejoró el ánimo. Roberto le contesta que ya está bien
y no habría que hacer nada más por ahora. La dueña del pastor francés
insiste en que le repita las aplicaciones ya que se iban de vacaciones. Y
al repetirlas (craso y asumido error), al otro día el animal no puede
caminar y cuando lo hace es sólo en círculos, dejó de comer y sacude la
cabeza, además de presentar nistagmo.
En el consultorio, Roberto profundiza la historia de vida del can y se
entera que de chico tuvo muchas otitis, lo cual no se había mencionado en
la primera consulta. Realiza segmento de ambos oídos, y aplica también en
las alas del atlas tocando periostio. Siete días después el perro vuelve a
la normalidad, camina bien, buen apetito, pero presenta otitis ceruminosas
que son tratadas únicamente con alcohol boricado durante 15 días. Hoy,
pasados 6 meses, el pastor no presenta ninguna sintomatología mas allá de
la de llevar la carga de 16 años de vida.
Teniendo en cuenta que Roberto no inyectó procaína en ningún ganglio
del vegetativo tanto en la primera como en la segunda consulta, nuevamente
nos preguntamos dónde estaría almacenada la memoria irritativa de esas
otitis a repetición.

El rol del colágeno
La clave para la función de intercomunicación de los tejidos conectivos
yace en las propiedades del colágeno, que constituye hasta un 70% o más de
todas las proteínas de los tejidos conectivos. Asimismo, los tejidos
conectivos conforman la mayor parte del cuerpo de la mayoría de animales
multicelulares. El colágeno es, por lo tanto, la proteína más abundante en
el reino animal.
Existen muchos tipos de colágenos, compartiendo todos una secuencia
repetitiva general del tripéptido X-Y-glicina, donde X e Y usualmente son
prolina o hidroxiprolina (14). También comparten una estructura molecular
en la cual tres cadenas polipeptídicas se hallan entreveradas en forma de
triple hélice con el aminoácido compacto glicina en el eje central de la
hélice, mientras que los aminoácidos voluminosos prolina e hidroxiprolina
están cerca de la superficie externa.
En las formas fibrosas, las moléculas triple-helicoidales se agregan
cola con cabeza y lado a lado conformando fibrillas largas, y manojos de
fibrillas se ensamblan a su vez formando fibras más gruesas y otras
estructuras tridimensionales cristalino líquidas más complejas. Algunos
colágenos se estructuran formando membranas conformadas por una abierta
malla cristalino líquida de moléculas.
Pero los colágenos no son simples fibras y compuestos de función
mecánica.
Poseen propiedades eléctricas y conductivas que los hacen sensitivos a
presiones mecánicas, pH, composición iónica y a campos electromagnéticos
(15).

Agua asociada a proteínas
Las propiedades eléctricas dependen, en un alto grado, de las moléculas
de agua ligadas dentro y alrededor de la triple hélice de colágeno.
Estudios de difracción de rayos X revelan rodeando la triple hélice un
cilindro de agua que se halla ligada a las cadenas laterales de
hidroxiprolina mediante uniones de hidrógeno. Estudios de resonancia
magnética nuclear y de espectroscopia infrarroja Fourier modificada (FTIR)
han evidenciado ambos tres poblaciones de moléculas de agua asociadas al
colágeno:
a. agua intersticial: Ligada de forma muy firme en el interior de la triple
hélice de la molécula de colágeno, e interactuando fuertemente con las
uniones peptídicas de las cadenas polipeptídicas.
b. agua ligada: correspondiente al cilindro acuoso más sueltamente
estructurado sobre la superficie de la triple hélice.
c. agua libre: llena los espacios entre fibrillas y entre fibras.
Típicamente, existe una capa de agua de alrededor de 4 a 5 moléculas de
profundidad separando las triples hélices vecinas. Esta agua biológica es
integral a la cristalinidad líquida de los colágenos (16) y otros
componentes de la matrix extracelular, la "frontera" y el citoplasma
celulares.

Conducción por salto de protones
La existencia de una red ordenada de moléculas de agua, conectada por
uniones de hidrógeno, y entreverada con la matriz fibrilar proteica de los
colágenos es capaz de apoyar una rápida conducción por salto de protones
(por ejemplo: átomos de hidrógeno sin su electrón), los cuales constituyen
cargas eléctricas positivas.
¿En qué consiste esta conducción por salto de protones? Si las moléculas
de agua se hallan alineadas en una cadena paralela a las moléculas
cristalino líquidas, con sus cargas positivas y negativas alternadas, o
sea, si las moléculas de agua adyacentes están unidas por puentes de
hidrógeno, entonces, puede ocurrir una conducción "por salto" de
electricidad positiva. Esto involucra que la carga positiva del núcleo del
hidrógeno - un protón – descienda rápidamente por la cadena como en una
especie de cadena de margaritas, sin que el protón se mueva realmente. El
protón libre asume el control vinculándose con el oxígeno de la primera
molécula de agua en la cadena, creando un segundo protón libre que desplaza
a su vecino por la cadena hasta que el último protón sale por el otro
extremo (17).

El mecanismo usual de la movilidad protónica se denomina, en honor a
quien "intuitivamente" lo describiera por primera vez en 1806, "mecanismo
de Grotthus", en el cual los protones van de una molécula de agua a la otra
vía ligadura de hidrógeno. Este es un mecanismo similar al de la auto
ionización, el mecanismo que hace que los iones (H+, OH+) se separen
inicialmente (18).
La conducción por salto de protones en el colágeno ha sido confirmada
por mediciones dieléctricas. La conductividad del colágeno aumenta
fuertemente con la cantidad de agua absorbida (de 0,1 a 0,3 g /g de
colágeno), relación estudiada mediante ecuaciones constantes cuyas
variables son el contenido de agua y una función de la estructura fibrilar
del colágeno (19), teniendo en cuenta que el nivel de hidratación normal
del tendón es de alrededor del 65%.
Estos resultados sugieren que las cadenas continuas de moléculas de agua
ordenadas reúnen sitios vecinos generadores de iones permitiendo así que
ocurran saltos de protones. El alto valor de la exponencial muestra que
estarían involucrados en la conducción por salto hasta 5 o 6 sitios
vecinos. Sobre la base de estos hallazgos, se estima que la conductividad a
lo largo de la fibra de colágeno es 100 veces más rápida que en la fibra
nerviosa.
Estamos hablando de una forma de semiconducción en la materia condensada
mucho más rápida que la conducción de señales eléctricas por los nervios. Y
que, por ende, la sustancia básica de todo el cuerpo puede proveer un
sistema de intercomunicación mucho más rápido y eficaz que el sistema
nervioso. Inclusive, según la Dra. Ho, es posible que una de las funciones
del sistema nervioso sea enlentecer la intercomunicación a través de esta
matrix de sustancia básica. Los animales inferiores que no poseen un
sistema nervioso son aún así sensitivos.
La conducción por salto es más rápida que la electricidad ordinaria que
atraviesa un cable de metal, lo cual implica que los electrones se muevan
realmente, y mucho, muchísimo más rápidamente que la conducción a través de
iones cargados que difunden por el agua. Pero necesita tener cadenas de
agua en un estado suficientemente ordenado y ciertamente las superficies de
proteínas y membranas pueden imponerle al agua este tipo de orden. ¿Será
que la influencia del campo electromagnético de los cristales de procaína
tiene un efecto de ordenamiento de la red de proteínas cristalino-líquidas?
Y, por ende, ¿será este desorden en las interacciones agua-proteína
cristalino-líquida el asiento físico de las memorias irritativas?
En los últimos años, una legión de científicos se abocó a estudiar a
fondo la relación entre el agua biológica y las superficies con las que
interactúa, al punto de que hoy ya hablamos directamente de "agua
interfacial" (20).
¿Qué rol juega el agua interfacial en la vida de un organismo? Todos,
tal como parece. El agua interfacial constituye alrededor de un 70 por
ciento del peso de la mayoría de los organismos incluyendo los seres
humanos, y se la denomina así porque, excepto la de grandes reservorios y
conductos tales como la vejiga, el intestino, el estómago y vacuolas dentro
de algunas células, raramente se halla lejos de la superficie de una
membrana o de macromoléculas, tales como proteínas, ácidos nucleicos y
polisacáridos como el almidón o el glucógeno.
Dentro de la célula, la concentración citoplasmática de proteínas es de
170 a 300 mg / ml, lo cual sugiere que entre 7 y 9 capas de agua (cubiertas
de hidratación) cubren las superficies disponibles, correspondiendo a una
distancia de 4 a 5 nm (nanómetro, 10-9 m) entre las superficies. Una
fracción sustancial del agua se halla bastante cercanamente asociada (a una
distancia de 0,5 nm a las proteínas, ácidos nucleicos, polisacáridos y
ensambles de moléculas más pequeñas que conforman un organismo, y es
esencial para su buen funcionamiento.
Hasta hace poco tiempo atrás, se pensaba que consistía en una a como
máximo varias capas de moléculas de agua de grosor. Pero varios informes
publicados en la década de los 90' sugieren que las superficies hidrófilas
podrían extender su influencia hasta distancias mucho mayores desde la
interfase. Según Zheng y Pollack (21), la influencia alcanzaría hasta 106
capas de agua.
Al mismo tiempo, la microscopía electrónica de alto voltaje y otras
técnicas de medición físicas revelan que la célula es más un "estado
sólido" que la "bolsa de enzimas disueltas" que generaciones de bioquímicos
habían supuesto previamente (22). No sólo casi todas las enzimas se hallan
ligadas a una intrincada "grilla microtrabecular" (GMT), sino que también
una gran proporción de metabolitos así como moléculas de agua están
estructurados sobre las enormes superficies disponibles. Hoy se piensa que
la GMT, además de cumplir variadas funciones vitales, podría constituir el
verdadero "cerebro" celular. Incluso Stuart Hameroff ha propuesto un modelo
de procesamiento informacional en el cual la GMT atravesaría "excitaciones
coherentes", lo cual generaría en conjunto con el agua interfacial y los
iones presentes (en especial el calcio) un comportamiento holográfico, un
verdadero "infoplasma". Y si analizamos los componentes de la GMT, veremos
que todas estas proteínas presentan un comportamiento "cristalino líquido".
El componente arquitectónico básico de la GMT es la actina. Las células
no musculares contienen actina en una cantidad del 5 al 10% de la proteína
total, mientras que las células musculares contienen alrededor del 20%. La
actina es convertida por el ATP de una molécula monomérica de libre
rotación (G-actina; cerca de 4 - 6 nm de diámetro) a un filamento proteico
polimérico helicoidal doble, estático y derecho (F-actina; de hasta varias
micras de largo). Pero muchas de sus propiedades surgen al combinarse la
actina con una variedad de otras proteínas de la GMT: fimbrina (soporte
estructural), miosina (contractilidad), talina, espectrina, vinculina,
anquirina y fodrina (conexión con proteínas de membrana), calmodulina
(mediación de efectos sobre la GMT del calcio), proteína cobertora de
actina (promueve estado "gel") y profilina (mantiene estado "sol").


La "red neuro-protónica"
A esta altura ya podemos ver que la naturaleza estructurada y orientada
de las fibras cristalino-líquidas de colágeno constituye un importante
factor contribuyente a la eficacia de la intercomunicación. Cada tejido
conectivo posee su característica orientación de estructuras fibrosas, las
cuales se hallan claramente ligadas a los estreses y tensiones a los que
está sujeto el tejido.
Esta misma orientación podría también ser crucial para la
intercomunicación, y el tema merece una aclaración porque desde que las
intervenciones electromagnéticas se utilizan para estimular la regeneración
o la curación, existe una gran controversia respecto de los resultados.
Parte del problema puede haber radicado en que las potencias de los campos
electromagnéticos utilizadas fueron por lejos mayores que las de los campos
endógenos. Otro factor importante que ha recibido poca atención podría ser
la orientación del campo electromagnético aplicado respecto a la alineación
de las fibras de colágeno en el sitio de la injuria. Si la orientación del
campo es inapropiada, entonces la aplicación del campo externo
probablemente no será efectiva, y podría aún retardar la recuperación.

En síntesis, cada fibra de la matriz viviente, tanto adentro como afuera
de las células y su núcleo, se halla rodeada por una capa de agua ordenada
que puede servir como un medio independiente de comunicación y flujo
energéticos. Si bien los electrones fluyen por las fibras (electricidad),
los protones pueden hacerlo por las capas de agua ordenada que las rodean.
El fenómeno fue denominado "proticidad" por Mitchel en 1976 (24).
¿Acaso será esta proticidad la que permite que cada molécula esté
informada del estado general del organismo entero, como plantea Lorenz
Fischer en su extrapolación de los principios de termodinámica de Prigogine
al ámbito de sistemas energéticamente abiertos no lineales como los
organismos complejos (25)? Fischer sostiene en ese trabajo que la
"autoorganización informativa básica se comporta como fractales a
diferentes niveles pero auto parecidos: circuitos de regulación
entretejidos, auto organizándose en el organismo, en sistemas orgánicos, en
la célula, en organelos celulares, etc... No existen sistemas aislados,
todos los circuitos de regulación están interconectados". Tomando en cuenta
que el sistema nervioso no llega al interior de la célula, y más allá de
las sendas bioquímicas de regulación que transducen impulsos neurales a
cambios intracelulares, ¿será posible que una red de "cables protónicos"
constituya el equivalente fractal intracelular del sistema nervioso?
En los últimos años, la evidencia sobre la conducción por salto de
protones a través de cadenas de moléculas de agua ordenadas surgió de
diversas fuentes. Ahora revisemos algunos hallazgos recientes que
confirman la existencia de proticidad no sólo a través del agua adosada al
colágeno extracelular, sino también a través de la frontera celular y
dentro de la célula, llegando incluso al ámbito intranuclear.

Según los textos de bioquímica, los protones son transportados a través
de las membranas biológicas por proteínas especiales de la membrana
llamadas "bombas protónicas". Los protones bombeados cuesta arriba (hacia
un estado de energía más alta), merced a una fuente de energía externa, tal
como la oxidación de sustancias alimenticias, o la absorción de la luz del
sol, vuelven cuesta abajo vía otra enzima también incluida en la membrana,
la ATP-sintetasa, la cual utiliza la energía para fabricar ATP,
intermediario universal energético que impulsa todas las actividades
vivientes. Esta hipótesis "quimio-osmótica" le brindo un premio Nóbel al
bioquímico británico Peter Mitchel, el primero en proponerla.
Se supone que los protones existen en solución a granel a ambos lados de
la membrana, y que la diferencia en la concentración entre los dos
compartimientos separados por la membrana es lo que impulsa la síntesis de
ATP. Estudios estructurales sobre estas bombas protónicas realizados
durante los últimos diez años demuestran que forman un canal a través de la
membrana celular que es atravesado desde un lado de la membrana hacia el
otro por una cadena de moléculas de agua vinculadas mediante puentes de
hidrógeno (26).


Nanotubos, transporte de agua y cable protónico

El modelo de cadena de agua conductora de protones o "cable protónico"
surgió a partir de una fuente adicional inesperada: estudios sobre
nanotubos de carbono. Un nanotubo de carbono es una nueva forma de carbono
descubierta en 1991 en la cual los átomos de carbono se ensamblan
conformando un largo tubo fino. Tales tubos son típicamente de un diámetro
de magnitud nanométrica, y su longitud podría ser de unos pocos micrones.
Científicos de los Institutos Nacionales de Salud de Maryland, y de la
Universidad de Maine en los Estados Unidos simularon resultados
experimentales en la computadora (27). Demostraron que un nanotubo
conformado por una única pared de 1,34 nm de largo y 0,81 nm de diámetro se
llenó rápidamente de agua del reservorio circundante, y permaneció ocupado
por una cadena de cerca de 5 moléculas de agua en promedio durante todo el
transcurso de la simulación que fue de 66 nanosegundos (un nanosegundo es
10-9s, lo cual constituye un extenso período en la vida de una molécula).
Este resultado fue sorprendente, porque el carbono no tiene una alta
afinidad por el agua. Pero parece que al ingresar las moléculas de agua en
espacios estrechos se restringe su distribución de energías, quedando por
ende con una energía media más baja que la que tendrían en agua a granel, y
por esto para el agua se torna energéticamente favorable el ingresar en los
nanotubos. Los enlaces del hidrógeno entre las moléculas de agua dentro
del nanotubo se encuentran protegidos de fluctuaciones en el ambiente, y
son mucho más estables. Las moléculas de agua no solamente penetran en los
nanotubos, sino que también son conducidas a través de ellos.
¿Conducen protones estos canales llenos de agua? La respuesta es que
sí. Si hay un exceso de protones en un extremo del canal, una corriente de
electricidad positiva fluirá rápidamente hacia el otro, en menos de un pico
segundo, una velocidad de alrededor de 40 veces mayor que la de la similar
conducción protónica en el agua a granel, según Gerhard Hummer, el líder
del equipo que realizó los estudios de simulación sobre nanotubos (28).

"Cables protónicos" a través de la frontera celular
La trama de agua ligada por enlaces de hidrógeno en los tejidos
conectivos se halla realmente conectada con el agua ligada por puentes de
hidrógeno en los canales iónicos de la "frontera celular" que permiten a
los iones inorgánicos entrar y salir de la célula. Existe, por lo tanto, un
relacionamiento eléctrico entre las señales distantes y la matriz
intracelular de cada una de las células del cuerpo, que conduce a cambios
fisiológicos dentro de éstas, incluyendo a todas las células nerviosas.
Este canal eléctrico de intercomunicación se suma y está acoplado a las
interacciones de tensegridad mecánica de cada célula, como un continuo que
siempre cambia como un todo. Cualquier deformación mecánica de la red de
agua ligada a proteínas, automáticamente resultará en disturbios eléctricos
y, a su vez, los trastornos eléctricos resultarán en cambios mecánicos.
Ejemplos de estas proteínas son la bacteriorodopsina, el pigmento
cosechador de luz de la membrana púrpura perteneciente a una bacteria, y la
citocromo-oxidasa que cataliza la última etapa de la oxidación de
sustancias alimenticias en la membrana de las mitocondrias, en las cuales
el oxígeno es reducido a agua por combinación con protones y electrones.
Y desde que la hipótesis quimio-osmótica fuese propuesta por primera
vez, el químico R. J. P. Williams de la Universidad de Oxford (29) y otros
posteriormente, sugirieron que los protones, más que acumularse en solución
en el grueso del compartimiento celular, en realidad difunden a lo largo de
la superficie de la membrana, más específicamente, en las capas de agua
inmediatamente cercanas a la superficie de la membrana; quizás directamente
desde las bombas protónicas como la enzima citocromo-C-oxidasa hacia la ATP-
sintetasa incluida en la misma membrana.



LA "MEMORIA CRISTALINO-LÍQUIDA"

Wedensky replanteado
Si tomamos en cuenta los componentes de la unidad fundamental del SBP,
entonces, ¿cómo podemos rever a la luz de lo expuesto hasta aquí el
fenómeno de parabiosis? Podríamos tomar como ejemplo una úlcera cutánea de
evolución tórpida. Al inyectar procaína en el extracelular de los bordes
sanos de dicha herida, no sólo estamos obrando una influencia sobre las
terminales del autónomo. También podríamos estar trabajando en forma
directa sobre la red cristalino líquida de la matrix, o sea, sobre los
colágenos, aminoglicanos y proteoglicanos presentes. ¿Tendrá la frecuencia
probable de la procaína, de 50 Hz. (30), un efecto ordenador de las
mesofases mencionadas? Ya sabemos que los anestésicos totales tienen un
efecto disrruptor del salto protónico a través de cadenas de agua ordenadas
alrededor de la red protéica cristalino-líquida, hecho confirmado por
evidencias recientes de que los anestésicos actúan reemplazando y liberando
agua ligada de proteínas e interfases de membrana, destruyendo por ende la
red de enlaces de hidrógeno que puede apoyar la conducción por salto de
protones (31). ¿Tendrá la procaína, como anestésico local, un efecto
inverso?
¿Dispondrá entonces el organismo de mecanismos extraneurales para
registrar focos de excitación? ¿Cómo funcionarían estos mecanismos no
neurales de memoria?
Las proteínas en los cristales líquidos tienen movimientos coherentes
porque, en primer lugar, las moléculas están alineadas, de modo tal que no
todos los niveles de libertad de movimiento que las moléculas individuales
presentan estarán a disposición en la mesofase de cristal líquido (32). Los
movimientos proteicos involucran deformaciones vibracionales de ligaduras
peptídicas, las cuales generarán ondas de polarización a lo largo de las
proteínas, acompañadas por la conducción de protones en la cubierta de agua
estructurada. Fröhlich (33) predijo que las vibraciones (o excitaciones)
coherentes serían el resultado del bombeo metabólico en sistemas
dieléctricos como los organismos, donde se presume interactuarán fuerzas
electromagnéticas y electromecánicas. La cristalinidad líquida hace aún más
probable que las excitaciones coherentes puedan ocurrir. Señales débiles de
presión mecánica, calor o electricidad, podrían entonces ser fácilmente
amplificadas y propagadas mediante una modulación de corrientes protónicas
u ondas de polarización coherentes (34).

En realidad, la trama de agua "hidrógeno-ligada" de los tejidos
conectivos está vinculada a los dipolos de agua estructurada dentro de los
canales o poros de la membrana celular que permiten ingresar o salir de la
célula a los iones inorgánicos (35). Existe así un vínculo eléctrico
directo entre señales distantes y la matriz intracelular, generando cambios
fisiológicos dentro de las células, incluyendo neuronas y células gliales.
Este canal eléctrico de intercomunicación existe además de, y acoplado con,
las interacciones de tensegridad mecánica del continuo de tejido conectivo-
matrix intracelular antes mencionado. Toda deformación mecánica de la red
de agua ligada a proteínas resultará automáticamente en trastornos
eléctricos y a la inversa, trastornos eléctricos resultarán en efectos
mecánicos.


Memoria cristalino-líquida

Muchos estudios sobre la conformación (forma tridimensional) de la
triple hélice de colágeno han mostrado que sus ínfimos detalles están
correlacionados con actividades biológicas específicas (36). Las células
son guiadas en su crecimiento y movimiento por el contacto con colágenos, y
sitios específicos son reconocidos por numerosas proteínas de la membrana
celular. Las mutaciones que alteran las secuencias de aminoácidos del
colágeno producen cambios sutiles en la conformación (37), los cuales se
hallan asociados con enfermedades hereditarias, tales como la osteogénesis
imperfecta, las condrodisplasias y el síndrome de Ehler-Danlos.

Los cambios en la conformación de la matrix cristalino-líquida
producidos por trauma físico, dolor y otros trastornos van a alterar el
agua ligada, y la enfermedad surgirá justamente en las porciones de la
continuidad vibratoria en las cuales los flujos de información se ven
restringidos. La matrix CL retiene así un registro de las influencias
ejercidas sobre ella. Y cuando la virtual "sinfonía" de vibraciones
atraviesa los tejidos, éstas son, a su vez, alteradas por la impronta de la
información almacenada. Ya existe un cúmulo de evidencia que sugiere
mecanismos concretos que avalan la hipótesis de la memoria cristalino-
líquida.
Las conformaciones proteicas no son para nada estáticas. Todas las
proteínas sufren una jerarquía de cambios conformacionales a lo largo de un
rango de escalas temporales, y los colágenos parecen no ser una excepción.
Las conformaciones son amontonadas en grupos de contenido energético casi
idéntico, con barreras de muy baja energía entre miembros individuales del
grupo, pero separados de otros grupos por barreras de alta energía (38).
Cambios colectivos en la conformación (o transiciones de fase) pueden
dispararse fácilmente, alterando a su vez la estructura cristalino líquida
y la red de agua ligada, tal como lo documentaron estudios dieléctricos
sobre cristales líquidos sintéticos (39). Como el agua ligada conforma
conjuntamente con el colágeno un sistema global, tendrá un cierto grado de
estabilidad, o resistencia al cambio. Esto constituye una memoria, la cual
puede ser estabilizada ulteriormente por enlaces cruzados y otras
modificaciones químicas de los colágenos. La red conservará una memoria
tisular respecto de experiencias previas, pero también tendrá la capacidad
de registrar nuevas experiencias, ya que todos los tejidos conectivos,
incluso los huesos, no solo están intercomunicándose y respondientes
constantemente, sino que también sufren un recambio metabólico al igual que
el resto del cuerpo. La memoria se halla dinámicamente distribuida por este
sistema estructurado y los circuitos auto-reforzados de corrientes de
protones a éste asociados, cuya suma total constituiría el campo corporal
de CC.
Una posibilidad todavía más interesante es que el continuo cristalino
líquido pudiese funcionar como un medio cuántico holográfico, grabando los
patrones de interferencia que surgen de interacciones entre actividades
locales y un campo globalmente coherente. Esto es exactamente análogo a la
sugerencia de Laszlo (40) respecto de que el "campo punto-cero" del
universo funciona como un medio universal holográfico, grabando las
experiencias de todas las partículas, cada una de las cuales se halla
sujeta a influencias desde el resto del universo así como también ocurre
una retroalimentación desde las propias actividades de cada partícula sobre
el medio universal. Dada la coherencia del organismo, entonces están dadas
las condiciones para un almacenamiento cuántico holográfico de memoria en
el continuo cristalino líquido corporal por sí mismo. La memoria
holográfica en única por el hecho de que se halla distribuida globalmente
y, sin embargo, puede accederse a ella y ser recuperada localmente. Ello
captura un aspecto de la totalidad orgánica en biología del desarrollo que
ha eludido completamente la comprensión mecanicista. Se trata de aquello
que puede dar surgimiento al "sí mismo" subjetivo, o psique, que guía y
regula todas las actividades vitales hacia un fin específico. Es posible
que el desarrollo biológico esté basado en la misma memoria holográfica, de
modo tal que la totalidad del organismo pueda ser engendrada localmente a
partir de una célula germinal, a partir de la cual el organismo es a su vez
recuperable.


En suma, las propiedades de este "sistema tisular tensegral matricial" que
es una red de elementos tensionales (ligamentos, tendones, fascias y
microfilamentos celulares) con elementos compresivos discontinuos (huesos y
microtúbulos celulares) y que es capaz de generar y conducir vibraciones
tales como ondas mecánicas o sonidos, llamados fonones, señales eléctricas,
campos magnéticos, campos electromagnéticos, calor y luz (fotones), son:

1. SEMICONDUCCIÓN
2. PIEZOELECTRICIDAD
3. CRISTALINIDAD LIQUIDA
4. COHERENCIA
5. HIDRATACIÓN ORDENADA
6. CONTINUIDAD
7. MEMORIA

LA TERMODINÁMICA DE LA COMPLEJIDAD ORGANIZADA




Prigogine ampliado

Sabemos que los organismos son sistemas abiertos dependientes del flujo
de energía. La energía fluye hacia el interior junto con la materia, y los
productos de desecho son exportados, conjuntamente con la energía gastada
que va a conformar la entropía. Y esa es la forma en la cual, en principio,
los sistemas vivientes pueden escapar a la segunda ley de la termodinámica.
La segunda ley, como recordarán, encapsula la monótona y común experiencia
de la vida cotidiana: de que todos los sistemas físicos se consumen,
decayendo en última instancia hacia una homogénea desorganización cuando
toda energía útil es consumida, siendo convertida en entropía. Entonces los
organismos son anti-entrópicos, siempre y cuando estén vivos. No sólo
mantienen su organización intacta, sino que también se las arreglan para
disponer de gran cantidad de energía para sus actividades. Pero, ¿cómo
hacen en realidad para lograr esta existencia antientrópica? ¿Cómo sería
una descripción termodinámica de los organismos?
Para que la organización viviente pueda beneficiarse del flujo de
energía, debe poseer algún medio que le posibilite capturar y almacenar la
energía, para elevarla por sobre el equilibrio termodinámico. La Tierra
puede capturar la energía solar a través de la clorofila de los vegetales.
Y las plantas tienen una impresionante red metabólica que les permite
almacenar la energía no sólo para la propia utilización, sino también para
pasarla a los otros organismos en la cadena alimenticia. El ecosistema
completo de nuestro planeta es un gran depósito de energía mantenido
lejanamente al equilibrio termodinámico.
Ya hace varias décadas que Schrödinger (41) se hacía estas preguntas, al
plantear su "neguentropía". Pero esta no es entropía con signo negativo,
tal como a veces hoy se considera, sino "energía libre". No sólo describe
la capacidad del organismo de evadir los efectos de la producción de
entropía (Segunda Ley), sino justamente lo opuesto, su capacidad para
aumentar la organización.

Pero la clave para comprender la termodinámica de los organismos no es
el flujo de energía ni su disipación, sino el almacenamiento de energía
bajo condiciones de flujo de energía (42). El flujo de energía es
inconsecuente a menos que la energía sea atrapada dentro del sistema donde
circula, para conformar estructuras para el almacenamiento de energía, y
para realizar un trabajo antes de ser disipada. Un organismo surge cuando
el bucle de energía circulante de algún modo se cierra sobre sí mismo para
dar un ciclo vital que se reproduce y regenera, dentro del cual la energía
es movilizada, permaneciendo almacenada mientras es movilizada. La energía
es introducida hacia complejas cascadas de procesos cíclicos acoplados
dentro del sistema antes de que le sea permitido disiparse hacia el
exterior. Estas cascadas de ciclos abarcan la totalidad de la gama espacio-
temporal de lento a rápido, desde local hasta global, lo cual, todo en
conjunto, conforma el ciclo vital.
Cada ciclo es simplemente un dominio de almacenamiento de energía
coherente. La energía coherente es energía que puede realizar un trabajo
porque toda ella va y viene junta. Los ciclos dentro del ciclo vital están
todos interrelacionados de un modo muy especial, de manera tal que
alimenten el flujo energético unidireccional. El tiempo de residencia
promedio para la energía es, por lo tanto, una medida de la complejidad
organizada del sistema. Que los procesos vivientes se hallan organizados en
ciclos es intuitivamente obvio ante una revisión causal de los diagramas
metabólicos. Además de los ciclos prominentes tales como el del ácido
tricarboxílico y el de la ínter conversión cíclica de ATP/ADP, NADH/NAD y
otros intermediarios redox, muchos ciclos y epiciclos más se hallan
entrelazados en la red metabólica.
Los organismos pueden aprovechar dos diferentes maneras para la
movilización de energía con máxima eficiencia: la transferencia de no-
equilibrio, en la cual la energía almacenada es transferida antes de ser
termalizada, y la transferencia de casi-equilibrio, que es suficientemente
lenta como para permitir que todas las energías termalizadas, incluso otras
en intercambio, se equilibren, para lo cual el cambio de energía libre se
aproxima a cero, en concordancia con las consideraciones termodinámicas
convencionales.
En virtud de que todas las modalidades de actividad están emparejadas
conjuntamente, el ingreso de energía hacia cualquier modo puede ser
fácilmente compartido o deslocalizado por todos los modos, e inversamente,
la energía proveniente de todos los modos puede ser concentrada en
cualquiera de estos. Otra forma de expresar lo mismo, sería que la energía
de cualquier punto puede esparcirse a través de todo el sistema, o tornarse
concentrada en cualquier punto desde la totalidad del sistema. En términos
técnicos, el emparejamiento de energía en el sistema viviente es simétrico.
El emparejamiento simétrico de energía y los flujos cíclicos son ambos
predichos a partir de la termodinámica del estado estable, en la forma,
respectivamente, de la relación de reciprocidad de Onsager y el teorema de
Morowitz.
La relación de reciprocidad de Onsager es una constatación sobre la
simetría en un sistema de múltiples flujos lineales acoplados bajo fuerzas
conjugadas. El teorema de Morowitz afirma que el flujo de energía a través
del sistema desde una fuente hacia una pileta conducirá hacia al menos un
ciclo en el sistema a estado estable –el estado al cual se mantendrá un
equilibrio global- siempre que la energía sea atrapada y almacenada dentro
del sistema. Este teorema constituye el único intento de evidenciar ciclos
en el sistema viviente, implicando que el estado estable debe abrigar
procesos no lineales. También implica que el estado estable necesariamente
viola el principio de la reversibilidad microscópica, el cual, tal como
originalmente discutiese Onsager, es un principio extraordinario aún para
el equilibrio termodinámico.
La relación de reciprocidad de Onsager ha sido extendida para el régimen
lejano al equilibrio para sistemas conteniendo muchas enzimas trabajando
conjuntamente por Rothschild y col. en 1980 (43), y, más recientemente, por
Sewell en 1991 para sistemas cuánticos "infinitos" (o suficientemente
grandes) (44). Sin embargo, la validez y el basamento teórico para extender
la relación de reciprocidad de Onsager a los sistemas biológicos todavía
están en debate en el seno de la comunidad de bioquímicos.
Mae-Wan Ho cree que alguna forma de la relación de reciprocidad de
Onsager de hecho se da en los sistemas vivientes si se trata de justificar
por un lado la rápida movilización de energía –el hecho de que podamos
disponer de ella a voluntad- y, por otro lado, para las relaciones lineales
entre flujos de estado estable y fuerzas termodinámicas por fuera del rango
de equilibrio, lo cual en realidad es observado en muchos sistemas
biológicos (45).
De acuerdo con el bioquímico Rothschild y sus colaboradores, la
linealidad en procesos biológicos puede darse en enzimas operando cerca de
un "punto multidimensional de inflexión" (por ejemplo, un mínimo o máximo
local) muy lejos del equilibrio termodinámico, si algunas de las constantes
de tasa de diferentes reacciones están vinculadas. Eso sucede en la
práctica en sistemas vivientes de los cuales hoy se sabe que poseen flujos
altamente organizados en la matriz citoplasmática debido a su
compartimentación y micro compartimentación. El físico teórico Geoffrey
Sewell (44), por otro lado, muestra como la relación de reciprocidad de
Onsager es aplicable a combinaciones de fuerzas y flujos linealizados
localmente, las cuales aún así se comportan globalmente de forma no lineal.
Nuevamente, eso es relevante para el sistema viviente, donde los
compartimientos y micro compartimientos aseguran que muchos procesos puedan
operar localmente a un equilibrio termodinámico a pesar de que el sistema o
el subsistema como un todo se halla alejado del equilibrio termodinámico
(46).
Como todos los procesos se hallan interconectados en la red metabólica a
través de concatenaciones de espacio y tiempo, los efectos serán
compartidos, o deslocalizados a través de todo el sistema, de modo tal que
la simetría aplicará a combinaciones apropiadas de fuerzas y flujos en una
escala espacio-temporal suficientemente macroscópica. De otro modo no
cerraría la relación de reciprocidad de Onsager.
Entonces vemos que el organismo no es más que heterogeneidad organizada,
con estructuras dinámicas anidadas a través de todas las escalas espacio-
temporales. No hay homogeneidad alguna, ninguna fase estática mantenida a
ningún nivel. Incluso una única célula tiene su forma y su anatomía
característica, como ya vimos, y todas sus partes están en constante
actividad. De forma similar, sus potenciales eléctricos y propiedades
mecánicas están sujetos a cambios cíclicos y no-cíclicos a medida que ella
responde a e interactúa con las fluctuaciones medioambientales.
Espacialmente, la célula está particionada en numerosos compartimentos por
infinidad de membranas y organelos, cada uno con sus propios "estados
estables" de procesos que pueden responder directamente a estímulos
externos y señales de relevo de otros compartimentos celulares. Dentro de
cada compartimento, algunos microdominios pueden ser separadamente
energizados para dar circuitos locales, y proteínas enzimáticas solas, o
complejos de dos o más proteínas funcionar como "máquinas moleculares" que
pueden realizar ciclos autónomamente sin una referencia inmediata respecto
de su derredor.
Los procesos están también catenados respecto de ambos tiempo y espacio:
los flujos transitorios extremadamente rápidos, o sea, pulsos fugaces de
sustancias químicas o de energía, gatillados al recibir señales
específicas, son propagados a dominios de tiempo más y más extensos de
minutos, horas, días, etc., a través de procesos de enganche los cuales en
última instancia cabalgan transgeneracionalmente.
Los procesos, más que constituir la "memoria" del sistema como podríamos
pensar, son realmente proyecciones hacia el futuro en cada etapa.
Determinan la forma en que el sistema responderá y se desarrollará en los
tiempos por venir. Típicamente, series de múltiples actividades son
iniciadas a partir del foco de excitación. Mientras el ensamble de cambios
en la dirección positiva se está propagando, una serie de procesos de
feedback negativo también se está esparciendo, lo cual tiene el efecto de
apagar los cambios. Es necesario pensar en todos estos procesos cayendo en
cascada en paralelo en muchas dimensiones de espacio y tiempo. En el caso
de perturbaciones poco significativas para el cuerpo, tarde o temprano se
restaura la homeostasis al pasar el trastorno. Por otro lado, si la señal
es suficientemente significativa, una serie de eventos irreversibles llevan
al organismo a un nuevo "estado estable" mediante el desarrollo o la
diferenciación de nuevos tejidos. Incluso el organismo podría actuar para
alterar su ambiente apropiadamente. El secreto de la "neguentropía" yace
indudablemente en esta intrincada organización espacio-temporal. Pero,
¿cómo podemos describirlo en términos de la segunda ley?
Denbigh (47) define el estado estable como uno en el cual "los
parámetros macroscópicos, tales como temperatura, presión y composición,
tienen valores independientes del tiempo en cualquier punto del sistema,
pese a la ocurrencia de procesos disipativos". Eso es muy restrictivo como
para poder ser aplicado al sistema viviente, el cual, como ya mencionamos,
posee procesos emparejados abarcando toda la gama de tiempos y volúmenes de
relajación.
Una formulación menos restrictiva –consistente con una "termodinámica de
la complejidad organizada"- sería definir al sistema viviente, como una
primera aproximación, como "un equilibrio dinámico en el cual los
parámetros macroscópicos, tales como temperatura, presión y composición,
tienen valores tiempo-independientes pese a la ocurrencia de procesos
disipativos" (48). La definición de Ho omite significativamente la frase
"en cualquier punto del sistema" basada en el hecho de que la homogeneidad
microscópica no es crucial para la formulación de cualquier estado
termodinámico, ya que los parámetros termodinámicos son parámetros
macroscópicos bastante independientes de la interpretación microscópica.
Ho propone considerar al sistema viviente como una superposición de
procesos cíclicos no-disipativos y procesos disipativos irreversibles, de
modo tal que la relación de reciprocidad de Onsager sólo es aplicable para
los primeros. En otras palabras, es aplicable a procesos emparejados para
los cuales la producción neta de entropía es equivalente a cero.
Esto incluirá la mayoría de procesos vivientes sobre la base de la
ubicuidad de los ciclos emparejados, para los cuales la producción neta de
energía puede en verdad llegar a cero. Los ciclos son estados de retorno
perpetuo, por lo que la entropía no se acumula, y tampoco se precisa
generar entropía neta.
El principio de balance de entropía neta se refiere a la unidad de ciclo
más pequeña en el sistema viviente –la catálisis enzimática- de la cual
depende absolutamente toda la transducción energética orgánica. Durante los
últimos treinta años, el especialista en química enzimática Rufus Lumry y
sus colaboradores (49) han demostrado convincentemente cómo la flexible
molécula enzimática equilibra la entropía con entalpía para conservar la
energía libre (energía coherente o almacenada, en el presente contexto)
durante la catálisis, en concordancia con la relación para procesos
isotérmicos. También es posible equilibrar la entropía positiva
directamente con entropía negativa, como veremos enseguida.
En efecto, el organismo puede ser considerado como un dominio energético
autosuficiente cerrado de procesos cíclicos no-disipativos acoplados a
procesos disipativos irreversibles. En el formalismo de la termodinámica
convencional, el ciclo vital, o más precisamente, el sistema viviente en
equilibrio dinámico, consiste en todos los procesos cíclicos para los
cuales el cambio de entropía neta es cero, acoplados a procesos disipativos
necesarios para mantenerlo en marcha, para los cuales el cambio de entropía
neta es mayor que cero (decimos "cambio de entropía" porque estamos
midiendo la diferencia en la distribución de energía "después" de algún
evento versus el "antes").
En otras palabras, hay una compensación entrópica interna como asimismo
conservación de energía coherente debido a la predominancia de procesos
cíclicos emparejados y a la anidada organización espacio-temporal de los
procesos. O sea que el sistema mantiene su organización (o estado de
entropía negativa) mientras está metabolizando y transformando la energía.
O mejor aún, somos sistemas cerrados llenos de energía almacenada,
alimentados por un circuito abierto.

El principio de compensación entrópica interna
Según el teorema de producción mínima de entropía de Prigogine (50), la
entropía exportada desde un sistema alcanza un mínimo, o se torna cero, a
equilibrio termodinámico y a estados estables cercanos al equilibrio
termodinámico. El teorema de Prigogine es consecuencia directa de la
relación de reciprocidad de Onsager, válida en estados estables cercanos al
equilibrio termodinámico. De hecho, Prigogine lo acuñó estudiando sistemas
homogéneos donde todos los elementos de volumen son uniformes y se hallan
localmente en equilibrio. Contrariamente, la compensación entrópica interna
es aplicable a sistemas con heterogeneidad organizada –tales como
organismos- de modo tal que la producción de entropía positiva en algunos
elementos espacio-temporales puede ser compensada por flujos de entropía
negativa en otros elementos. Alternativamente, flujos de entropía positiva
en alguna dirección pueden ser compensados por flujos de entropía negativa
en otras direcciones. Otra posibilidad es alguna forma de compensación de
entalpía-entropía, como mencionamos antes en conexión con la catálisis
enzimática, de modo tal que la energía coherente es conservada, sin que se
genere entropía alguna. El sistema podría estar arbitrariamente muy lejos
del equilibrio, siempre y cuando, en algún espacio-tiempo de interés
suficientemente macroscópico, el equilibrio general es alcanzado, y la
producción de entropía neta del sistema o bien desaparece o llega a un
mínimo. El balance interno de producción de entropía significa que el
sistema mantiene su heterogeneidad organizada u orden dinámico. Pero, en
cambio, depende de que el flujo de energía sea simétricamente emparejado y
cíclicamente cerrado sobre el sistema como un todo. En otras palabras,
depende de la validez de la RRO en sistemas alejados del equilibrio
termodinámico.
Mientras la mayoría de análisis termodinámicos corrientes ignoran la
estructura espacio-tiempo, la "termodinámica de la complejidad organizada"
aplicada a sistemas vivientes depende de la heterogeneidad espacio-
temporal, la cual permite una "libre" variación de estados microscópicos
dentro de limitaciones macroscópicas. Por ende, los criterios de
estabilidad que se apliquen para el sistema como un todo no necesitan ser
satisfechos por elementos espacio-temporales individuales.
Volviendo al tema de la neguentropía de Schrödinger, un concepto clave
para comprenderla es el de la "criticalidad auto-organizada" exhibida por
grandes sistemas interactivos y dinámicos (51) que se organizan en un
estado "critico" globalmente correlacionado y lejano al equilibrio. Este
estado crítico es altamente sensible, de modo que un pequeño evento local
puede conducir a grandes "avalanchas" de actividad esparciéndose por todo
el sistema, cuando la autosimilaridad en las actividades ocurre a lo largo
y ancho de todo el espectro de escalas espacio-temporales.
Esta teoría afirma proveer una explicación natural para una cantidad de
fenómenos intermitentes geofísicos, incluyendo terremotos, erupciones
volcánicas, llamaradas solares, ruido en circuitos electrónicos, económicos
y patrones de extinción de especies en la evolución. El paralelismo con el
panorama del sistema viviente que estamos describiendo es sorprendente. Y
lo es mucho más con las "milagrosas" reacciones de nuestros pacientes al
recibir nuestras "pinceladas" neuralterapéuticas. Este mismo estado también
puede ser descripto en términos del "estado de coherencia cuántica" o
estado "puro" en el cual todas las posibilidades están superimpuestas e
inmediatamente accesibles (52).
En palabras de Mae-Wan Ho, la "neguentropía", como energía movilizable
almacenada en un sistema estructurado espacio-temporalmente, puede
comprenderse intuitivamente de la siguiente forma: En un sistema en
equilibrio, la energía es fijada, lo cual a su vez fija la población de
niveles de energía característica de la temperatura del sistema. En un
sistema alejado del equilibrio como el organismo, la energía es almacenada
en todos los dominios espacio-tiempo. Para una temperatura dada, la energía
almacenada ya no es fijada, sino que a través del emparejamiento eficiente,
es transferida a dominios espacio-temporales aún mayores (comenzando a
partir del fotón atrapado en la fotosíntesis, o la energía en la comida)
hasta que todos los dominios característicos son igualmente poblados. Esto
implica que el organismo en sí mismo no tiene niveles preferidos,
atravesando sus actividades desde lo "cuántico" a lo "clásico", desde lo
"microscópico pasando por lo "mesoscópico" hasta lo "macroscópico" en un
cuasi-continuo de patrones auto-similares.
Esta formulación termodinámica del organismo propuesta por Ho es
coincidente formalmente con otras representaciones de la organización
viviente como las del concepto de la vida como "autopoiesis" de los
biólogos teóricos Maturana y Varela, de los químicos teóricos Eigen y
Schuster y su hiperciclo de síntesis protéica dirigida por ARN que dirige a
su vez la polimerización del ARN y la del cierre catalítico de la formación
polipeptídica en el origen de la vida del biólogo teórico Kauffman. Sin
embargo ninguna de estas representaciones se basa en principios físicos,
termodinámicos, como la de Ho. La visión de esta bióloga molecular y
genetista ofrece insights físicos importantes que trascienden lo meramente
biológico siendo relevantes también para ecosistemas y para sistemas
económicos sustentables. Provee imágenes acerca de la naturaleza anti-
mecanicista de los organismos. Los sistemas mecánicos funcionan merced a
una jerarquía de controladores y controlados que restaura el sistema a
puntos de partida. Uno puede reconocer semejantes sistemas mecánicos en las
instituciones predominantes en nuestra sociedad. Son antidemocráticos y no
participativos. Los patrones toman decisiones y los obreros trabajan, y
entre los extremos están los directores de "línea" retransmitiendo a la
"cadena de mando" unidireccional.
Los sistemas orgánicos, en contraste, son verdaderamente democráticos, y
trabajan mediante la intercomunicación y una total participación. Todos
trabajan y prestan atención a cada uno de los demás. Cada uno es
simultáneamente patrón y obrero, coreógrafo y bailarín. Todos controlamos y
somos sensibles y respondientes al control de los demás. No hay puntos de
partida a los cuales el sistema debe retornar. En lugar de ello, los
organismos viven y se desarrollan momento a momento, libre y
espontáneamente. Y todo esto es consecuencia de la energía almacenada,
ayudada y asistida por las especiales propiedades cristalino-líquidas de la
materia viviente.
Yo me siento parte de un sistema así, al pertenecer a la familia
neuralterapéutica... ¿Ustedes también?


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