Edita: Grupo de Investigación Sísifo (P.A.I., HUM-236)
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[ monografías de arqueología cordobesa ] 2014
20. VAQUERIZO, D.; GARRIGUET, J. A.; LEÓN, A. (Eds.) 2014: Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo, Monografías de Arqueología Cordobesa 20, Córdoba. 19. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F. (Eds.) 2010: El Anfiteatro Romano de Córdoba y su entorno urbano. Análisis Arqueológico (ss. I-XIII d.C.), Monografías de Arqueología Cordobesa 19 (2 vols.), Córdoba. 18. VAQUERIZO, D. (Ed.) 2010: Las Áreas Suburbanas en la ciudad histórica. Topografía, usos, función, Monografías de Arqueología Cordobesa 18, Córdoba. 17. RUIZ OSUNA, A. B. 2010: Colonia Patricia, centro difusor de modelos. Topografía y monumentalización funeraria en Baetica, Monografías de Arqueología Cordobesa 17, Córdoba. 16. RUIZ OSUNA, A. B. 2007: La monumentalización de los espacios funerarios en Colonia Patricia Corduba (ss. I a. C. - II d. C. ), Arqueología Cordobesa 16, Córdoba. 15. MORENO ROMERO, E. 2007: “Santa Rosa”. Un sector de la Necrópolis Septentrional de Colonia Patricia, Arqueología Cordobesa 15, Córdoba. 14. GUTIÉRREZ DEZA, M. I. 2007, Los opera sectilla cordobeses, Arqueología Cordobesa 14, Córdoba.
monografías de arqueología
cordobesa
Monografías de Arqueología Cordobesa (MgAC), que vio la luz por primera vez en 1994, es una serie de carácter temático publicada por el Grupo de Investigación Sísifo (P.A.I., HUM-236), de la Universidad de Córdoba, con la colaboración, en este caso, del Ministerio de Ciencia e Innovación, y del Servicio de Publicaciones de la misma Universidad. La dirigen Desi-
Vaquerizo, D.; Garriguet, J. A.; León, A. (Eds.)
Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo
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derio Vaquerizo Gil y Juan Fco. Murillo Redondo, y surge como instrumento para dar a conocer de forma monográfica propuestas de interpretación arqueológica desarrolladas por Investigadores de dicho Grupo,
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Monografías de Arqueología Cordobesa
que someten así, de manera periódica, su trabajo al juicio crítico de la comunidad científica internacional, así como temas de especial relevancia para el avance de la investigación arqueológica internacional, española y cordobesa.
13. LEÓN PASTOR, E. 2007: La secuencia cultural de la Corduba prerromana a través de sus complejos cerámicos, Arqueología Cordobesa 13, Córdoba.
11. VAQUERIZO, D.; GARRIGUET, J. A.; VARGAS, S. 2005: “La Constancia”. Una contribución al conocimiento de la topografía y los usos funerarios en la Colonia Patricia de los siglos iniciales del Imperio, Arqueología Cordobesa 11, Córdoba. 10. MONTERROSO, A. 2005: Ex teatro cordubensi. La vida del monumento y la producción de cerámicas africanas en el Valle del Baetis, Arqueología Cordobesa 10, Córdoba.
8. SALINAS, E. 2003: El vidrio romano de Córdoba, Arqueología Cordobesa 8, Córdoba. 7. SÁNCHEZ RAMOS, M. I. 2003: Un sector tardorromano de la necrópolis septentrional de Corduba, Arqueología Cordobesa 7, Córdoba. 6. MARTÍN URDIROZ, I. 2002: Sarcófagos de plomo de Córdoba y provincia, Arqueología Cordobesa 6, Córdoba.
4. SÁNCHEZ MADRID, S. 2002: Arqueología y Humanismo. Ambrosio de Morales, Arqueología Cordobesa 4, Córdoba. 3. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F.; CARRILLO, J. R.; MORENO, M. F.; LEÓN, A.; LUNA, M. D.; ZAMORANO, A. M.ª 1994: El Valle Alto del Guadiato (Fuenteobejuna, Córdoba), Arqueología Cordobesa 3 2. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F.; QUESADA, F. 1994: Fuente Tójar, Arqueología Cordobesa 2 1. QUESADA, F.; MURILLO, J. F.; CARRILLO, J. R.; CARMONA, S.; QUESADA, F. 1994: Almedinilla, Arqueología Cordobesa 1
MINISTERIO DE CIENCIA E INNOVACIÓN
9 788499 271637
5. CÁNOVAS, A. 2002: La decoración pictórica de la villa de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba), Arqueología Cordobesa 5, Córdoba.
Vaquerizo, D.; Garriguet, J. A.; León A. (Eds.)
9. CASAL, M. T. 2003: Los cementerios musulmanes de Qurtuba, Arqueología Cordobesa 9, Córdoba.
Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo
12. CASTRO DEL RÍO, E. 2005: El arrabal de época califal de la zona arqueológica de Cercadilla. La arquitectura doméstica, Arqueología Cordobesa 12, Córdoba.
Imagen de portada: Plano de la Colonia Patricia de época imperial, sobre una imagen de la Campiña de Córdoba (montaje E. Cerrato).
NÚMERO
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[ NUEVA ÉPOCA ]
Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo Vaquerizo D.; Garriguet, J. A.; León, A. (Eds.)
Córdoba, 2014
NÚMERO
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2014
[ NUEVA ÉPOCA ] Serie monográfica publicada por el Grupo de Investigación Sísifo (P.A.I., HUM-236), de la Universidad de Córdoba, en colaboración, en este caso, con su Servicio de Publicaciones.
DIRECTORES DE LA SERIE
Desiderio VAQUERIZO GIL Juan Fco. MURILLO REDONDO SECRETARIOS
José A. GARRIGUET MATA Alberto LEÓN MUÑOZ © De los Autores. © Edita: Servicio de Publicaciones, Universidad de Córdoba, 2014 Campus de Rabanales, Ctra. Nacional IV, Km. 396 14071 Córdoba www.uco.es/publicaciones
[email protected] Montaje portada: Eduardo CERRATO CASADO. D. L. CO: 1.860/2014 I.S.B.N.: 978-84-9927-163-7 CONFECCIÓN E IMPRESIÓN:
Imprenta Luque, S. L. - Córdoba www.imprentaluque.es
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Esta monografía recoge los resultados obtenidos en el marco del Proyecto de Investigación "De la urbs a la civitas: transformaciones materiales e ideológicas en suelo urbano desde la etapa clásica al Altomedioevo. Córdoba como laboratorio", financiado por la Dirección General de Investigación y Gestión del Plan Nacional I+D+I. Ministerio de Ciencia e Innovación. Gobierno de España), en su convocatoria de 2010 (Ref. HAR2010-16651; Subprograma HIST).
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ÍNDICE Córdoba, como laboratorio Pág. 11 / 40 Vaquerizo Gil, D., “Ciudad y territorio en el Valle Medio del Betis: apuntes al hilo de una realidad dual, pero esquiva” Pág. 41 / 54 Ruiz Bueno, M. D., “El entorno del decumanus maximus de Colonia Patricia Corduba: ¿evidencias de una remodelación urbanística hacia época severiana?” Pág. 55 / 68 Ruiz Osuna, A., “Monumentalización funeraria en ámbito urbano: vías de interpretación aplicadas a la Córdoba romana” Pág. 69 / 84 Delgado Torres, M.; Jaén Cubero, D., “Territorio y ciudad. El yacimiento arqueológico de Fuente Álamo, Puente Genil (Córdoba). Una reflexión” Pág. 85 / 104 Garriguet Mata, J. A., “Imágenes sin poder. Destrucción, reutilización y abandono de estatuas romanas en la Corduba tardoantigua. Algunos ejemplos” Pág. 105 / 120 Cerrato Casado, E., “El epígrafe funerario de Cermatius: ¿un testimonio arqueológico del primer cristianismo cordobés?” Pág. 121 / 136 Vázquez Navajas, B., “Algunas consideraciones acerca del abastecimiento y la evacuación de agua en la Corduba tardoantigua” Pág. 137 / 184 León Muñoz, A.; Murillo Redondo J. F.; Vargas, S., “Patrones de continuidad en la ocupación periurbana de Córdoba entre la Antigüedad y la Edad Media: 1. Los sistemas hidráulicos” Pág. 185 / 200 Blanco Guzmán, R., “Una ciudad en transición: el inicio de la Córdoba Islámica” Pág. 201 / 214 González Gutiérrez, C., “Hacia la ciudad islámica: de la percepción tradicional a la conceptualización arqueológica”
Varia Pág. 217 / 234 Romero Vera, D., “Dinámicas urbanas en el siglo II d.C.: el caso de Colonia Augusta Firma Astigi (Écija, Sevilla)” [ 7 ]
Pág. 235 / 250 Martín-Bueno, M.; Sáenz Preciado, J. C., “Valdeherrera, Bilbilis, Caesaraugusta: actualización de su conocimiento” Pág. 251 / 264 Andreu Pintado, J., “Rationes rei publicae uexatae y oppida labentia. La crisis urbana de los siglos II y III d.C. a la luz del caso del municipio de Los Bañales de Uncastillo (Zaragoza, España)” Pág. 265 / 282 Jiménez Salvador, J. L.; Ribera i Lacomba, A. V.; Rosselló Mesquida, M., “Valentia y su territorium desde época romana imperial a la antigüedad tardía: una síntesis” Pág. 283 / 292 Bermejo Meléndez, J.; Campos Carrasco, J. M., “El mundo tardoantiguo al occidente del conventus Hispalensis. La trasformación y ruptura del modelo clásico” Pág. 293 / 308 Schattner, Th. G., “Breve descripción de la evolución urbanística de Munigua desde sus comienzos hasta la época tardoantigua” Pág. 309 / 324 Rascón Marqués, S.; Sánchez Montes, A. L., “Complutum: de la ciudad clásica a la deconstruida a través de 700 años de historia” Pág. 325 / 338 Beltrán de Heredia Bercero, J., “Barcelona, colonia en la Hispania romana y sede regia en la Hispania visigoda” Pág. 339 / 354 Costantini, A., “Pisa. L’evoluzione della citta' e del suburbio tra Antichita' e Altomedioevo” Pág. 355 / 366 Bernardes, J. P., “Ossonoba e o seu território: as transformações de uma cidade portuária do sul da Lusitânia” Pág. 367 / 382 Lopes, V., “Mértola na Antiguidade Tardia” Pág. 383 / 414 Alba, M., “Mérida visigoda: construcción y deconstrucción de una idea preconcebida”
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J. P. BERNARDES Universidad de Algarve (Faro, Portugal) ✉✉
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RESUMO A cidade romana de Ossonoba, de origens pré-romanas, foi uma das cidades mais notáveis do sul da Lusitânia. Localizada sob a atual cidade de Faro no Algarve Português, teve uma grande expansão a partir de Augusto e décadas seguintes. A epigrafia, bem como a presença esmagadora de cerâmicas com origem na Bética costeira, revelam uma grande proximidade com esta província vizinha. Tal relação de proximidade vai contribuir decisivamente para que Ossonoba e o seu território atinjam um grande desenvolvimento nos séculos III e IV, sobretudo em torno da exploração de preparados piscícolas e do comércio marítimo, ao ponto de mercadores Ossonobenses possuírem estreitas ligações com várias famílias gaditanas. À semelhança de outras cidades da Hispânia, a malha urbana da cidade portuária de Ossonoba retrai-se muito a partir de finais do século IV, voltando a concentrar-se em torno do seu núcleo genético. Também as ricas villae e aglomerados secundários do seu território, como Milreu, ou o Cerro da Vila, sofrem profundas alterações relacionadas com os novos tempos em que outros valores, para além dos terrenos, se impõem. Palavras-chave: Ossonoba, Cidade marítima, Lusitânia, Transformações.
ABSTRACT The Roman city of Ossonoba, located under the current city of Faro in the Portuguese Algarve, was one of the South’s most notable cities of Lusitania. From the time of Augustus this maritime city, whose name denotes Iberian origins, expands his area, and around mid-century its urban sprawl is already very significant. The epigraphy, as well as a very strong presence of ceramics with origin in Baetica, reveals a great proximity with this neighboring province. Taking advantage of any weaknesses of the cities of Baetica from end of the 2nd century, Ossonoba reaches a great development around the III and IV century, particularly supported by the fish salting and maritime trade. From the end of the fourth century its urban sprawl, like other cities of Hispania retracts too and the rich villas that developed on their territories, such as Milreu, suffer profound changes related to the new times in which the values and lifestyles have changed.
Monografías de Arqueología Cordobesa 20 Páginas 355-366 ISBN 978-84-9927-163-7
OSSONOBA E O SEU TERRITÓRIO: AS TRANSFORMAÇÕES DE UMA CIDADE PORTUÁRIA DO SUL DA LUSITÂNIA
Key Words: Ossonoba; Maritime city; Lusitania, Transformations
A cidade romana de Ossonoba, situada no sul da província da Lusitânia, no actual território português a que corresponde hoje a cidade de Faro, aparece referida em vários autores da Antiguidade Clássica, de que são exemplo Estrabão (III, 2, 5) Pompónio Mela (III, 1, 7) e Plínio (IV, 116). O nome da cidade também aparece em moedas, cunhadas localmente, e em várias epígrafes, a maior parte das quais encontradas na cidade de Faro ou nas suas imediações (IRCP, 3, 4, 7, 8, 10). Identificada durante muito tempo com as monumentais ruínas romanas da villa de Milreu, localizadas a 7 Km Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo Córdoba, 2014
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daquela cidade, Ossonoba está hoje definitivamente identificada com a capital algarvia. Os muitos achados que frequentemente se detectam no seu subsolo, permitem mesmo ter uma vaga ideia do seu urbanismo, para além de demonstrarem os níveis de riqueza e de contactos a longa distância que a cidade manteve, ininterruptamente, ao longo dos séculos.
A CONSOLIDAÇÃO DE UMA CIDADE PORTUÁRIA DO SUL DA LUSITÂNIA
Lám. 1. Moeda cunhada em Ossonoba no século I a.C.
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Ossonoba, cujo nome reflete desde logo uma ligação ao mundo mediterrâneo, e não ao celta, define-se desde sempre como um grande centro regional virado para o mar e para os contactos marítimos com as diferentes regiões mediterrâneas. Integrada na área de influência do importante entreposto comercial de Cádis, com o qual mantém relações privilegiadas, é sobretudo a partir desta cidade que se liga ao mundo mediterrâneo. Como outras cidades algarvias, desempenhou papel importante no contexto das guerras entre Júlio César e Pompeu, no âmbito das quais cunhou moeda, talvez entre os anos 47 e 44 a.C. Nos finais do século I a.C., com o programa de reformas e de integração dos territórios ocupados levado a cabo pelo imperador Augusto (27 a.C. - 14 d.C.), Ossonoba é escolhida como cidade capital do Algarve central, confirmando a posição destacada que já então ocupava no contexto da região. Por essa altura, e como que prolongando a grande via imperial que ligava Roma a Cádis –a via Augusta concluída no ano 1 a.C.– é construída a via longitudinal do Algarve que ligava Ossonoba a Balsa (Luz de Tavira), a cidade capital do Algarve oriental, e Baesuris (Castro Marim) e daí a Pax Iulia (Beja) a que também se poderia aceder rumando diretamente para norte a partir de Faro. A pacificação, no mar e em terra, de todo o ocidente peninsular, a par da reorganização administrativa, criou condições favoráveis ao desenvolvimento da região e da cidade, assistindo-se a partir de então a uma vaga de instalação de colonos em todo o Algarve. Essa tendência vai acentuar-se com as campanhas de Cláudio contra a Mauritania Tingitana, em 41 d.C. que, para além de debelar o perigo constante da pirataria que os Mauri praticavam nas costas da Andaluzia e Algarve, vai
Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo Córdoba, 2014
OSSONOBA E O SEU TERRITÓRIO: AS TRANSFORMAÇÕES DE UMA CIDADE PORTUÁRIA DO SUL DA LUSITÂNIA
servir-se destas regiões como plataformas logísticas de apoio às tropas que militavam em África. A segurança das águas a ocidente das colunas de Hércules mas também a posição estratégica no caminho das rotas marítimas entre o Mediterrâneo e o Atlântico, sobretudo a partir da conquista da Britânia, estimulam as navegações marítimas e os fluxos comerciais com as restantes regiões do Império, pelo que Ossonoba e toda a região vive a partir de então um período de grande desenvolvimento que se prolongará até ao século II. O grande desenvolvimento económico do litoral algarvio traduz-se quer na expansão urbana, a que poderá estar associada a elevação de Ossonoba ao estatuto de municipium, quer no desenvolvimento de estabelecimentos rurais, o que acabará por explicar a grande afluência de cerâmicas e outros materiais importados de várias regiões do Mediterrâneo a partir de meados do século (MANTAS, 1993; BERNARDES, 2005; VIEGAS, 2011). O tecido urbano de Ossonoba expande-se para fora da colina do povoado inicial, ocupando zonas a norte e poente, onde proliferam as indústrias ligadas à exploração de recursos marinhos. A expansão da cidade, ainda na primeira metade do século I, é fulgurante. Prova disso são os materiais que se encontram no seu subsolo (BERNARDES, SANTOS e REBELO, 2008). Se até finais do século I a.C. eles se cingem ao núcleo da Vila-Adentro, nos meados do século seguinte já se encontram abundantemente em áreas localizadas a algumas centenas de metros daquele núcleo, como na rua Serpa Pinto, junto à igreja do convento de Santo António dos Capuchos (atual GNR), ou na rua Infante D. Henrique à Ventura Coelho, que leva ao largo da estação ferroviária. Se a cidade por essa altura já teria boa parte da mancha de ocupação mais ou menos definida, a consolidação dessa malha urbana chegará na segunda metade do século I em grande parte resultado do efeito da política de incentivos que os imperadores Flávios atribuem à Hispânia no último quartel
Monografías de Arqueología Cordobesa 20 Páginas 355-366 ISBN 978-84-9927-163-7
Lám. 2. Topografia da cidade romana de Ossonoba.
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do século I, de que é exemplo o estatuto de município que o imperador Vespasiano, em meados da década de 70, estende a boa parte das cidades peninsulares e de que Ossonoba também beneficia. Assiste-se agora a um grande incremento e consolidação do seu tecido social e económico e, como municipium, a cidade vai renovar-se sendo de supor que a parte antiga da cidade sofra obras de remodelação com vista a instalar novos edifícios na praça do forum que, por esta altura, já se deveria situar no atual largo da Sé (MANTAS, 1993, BERNARDES, 2006). Ainda que não tenhamos dados para o afirmar categoricamente, podemos supor tais remodelações porque foram prática comum a muitas cidades que receberam pela mesma altura o estatuto de município e que beneficiaram do período de prosperidade económica que caracteriza o final do século I e inícios do II. As cerâmicas domésticas de importação que desde os primórdios do burgo se concentravam de forma significativa na área da Vila-Adentro passam a ser aqui muito menos abundantes a partir de finais do século I, eventual sintoma das novas funcionalidades que o núcleo genético possui agora. Em contrapartida, elas ocorrem de forma muito expressiva nas áreas de expansão urbana, onde se concentram as atividades comerciais, industriais ou áreas residenciais (VIEGAS, 2008, 2011). Os espaços em torno dos edifícios da Sé e do Museu Municipal são agora mais destinados a tarefas religiosas, políticas, administrativas ou judiciais. Com a segunda metade do século II, as importações de cerâmicas reduzem-se significativamente, o que poderá estar relacionado com os ataques dos Mauri, na década de 70, com as profundas perturbações sociais, de que nos dão conta as biografias dos imperadores de Marco Aurélio (Vita Marci, 22, 11) e de Septímio Severo (Vita Severi, II, 4), e ainda, possivelmente, com terríveis abalos sísmicos como o que parece ter afectado profundamente Baelo Claudia (SILLIÈRES, 1997: 59; ARÉVALO & BERNAL, 2007: 422, 452). As cidades da Andaluzia e o sistema económico baseado no comércio à distância sofrem um duro revés que mergulhará muitos dos núcleos mais dinâmicos, como Cádis, numa decadência de que só parcialmente recuperarão. A periferia de Ossonoba joga, neste contexto, a seu favor. Menos exposta, porque mais afastada do centro dos conflitos, parece não ser tão afetada pela crise, tendo mais facilidade em recuperar. Mas, como as restantes cidades do Ocidente do Mediterrâneo, teve de se cuidar dos perigos de então, eventualmente reforçando ou (re)edificando parte das suas muralhas; tal levaria a uma grande conjugação de esforços sobretudo daqueles que, ligados ao comércio ou à terra, mais posses tinham. Um bloco de finais do século II encontrado na muralha de Faro e tendo inscrito mais de vinte nomes de indivíduos das mais diversas famílias ossonobenses que se reuniram para fazer algo que desconhecemos, poderá ter assinalado esse esforço posto no reforço das defesas da cidade pelos indivíduos com posses (IRCP, 10). Voltamos a encontrar ricos cidadãos ossonobenses a pagar o pavimento do enorme mosaico do Oceano que revestia o chão de um edifício público que tem sido interpretado como sede de uma qualquer associação de gente ligada ao mar (MANTAS, 1990, p. 185; LANCHA e OLIVEIRA, 2013, p. 53-54). Com efeito, os motivos decorativos centrados no deus Oceano e nos quatro ventos acentuam o carácter marítimo do edifício mas também da cidade. Esta obra, executada por artistas oriundos do Norte de África nos finais do século II ou inícios do século III (LANCHA, 1985; LANCHA e OLIVEIRA, 2013, p.223), constitui um indício de que a crise em Ossonoba já estava ultrapassada por esta altura. O século III é, aliás, um período de florescimento para a cidade que parece beneficiar da paulatina decadência da vizinha Balsa e das cidades do litoral da Andaluzia para se lançar na produção em larga escala de preparados piscícolas. A área ribeirinha de Ossonoba bem como toda a costa algarvia na área de influência da cidade anima-se em torno da exploração e transformação de recursos marinhos. A epigrafia faz eco dessa pujança económica que se acentua a partir de meados do século III e que se prolonga até ao seguinte (IRCP, passim); no seu território as villae sofrem obras de remodelação e aprimoram-se com ornamenta, denotando frequentemente contactos com regiões longínquas; o aumento de importações cerâmicas oriundas do Norte de África, presentes sobretudo na zona industrial da cidade, sugere igualmente que o comércio se tinha reativado. A cidade, ao longo da segunda metade do século III e inícios do IV, consolida-se como centro regional indiscutível de [ 358 ]
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OSSONOBA E O SEU TERRITÓRIO: AS TRANSFORMAÇÕES DE UMA CIDADE PORTUÁRIA DO SUL DA LUSITÂNIA
toda a região algarvia. E, mais uma vez, é a natureza portuária e a exploração dos recursos do mar o móbil do seu dinamismo!
O ESPLENDOR DA CIDADE: NEGOTIATORES ET MERCATORES ENTRE A BAETICA E OSSONOBA Não deixa de ser surpreendente a instalação em larga escala, num período de tempo relativamente curto, e a forte expansão das indústrias de transformação de peixe ao longo do litoral algarvio a partir de finais do século II e inícios do III, sobretudo quando na vizinha Bética e na margem africana do golfo de Cádis o dinamismo das indústrias piscícolas com uma longa tradição tinha entrado em decadência (GARCIA VARGAS, 2006; GARCIA VARGAS e BERNAL CASASSOLA, 2009). Por outro lado as villae algarvias não parecem revelar antes de meados do século III grande riqueza, pelo menos ao ponto de permitir sustentar os avultados investimentos necessários à instalação das maiores unidades piscícolas, pelo que a capacidade económica revelada pelos ornamenta e outros elementos ostentatórios da segunda metade do século III e século IV parece ter sido mais consequência do que causa de eventuais investimentos no negotium do peixe, realizados anteriormente àqueles períodos. A instalação de complexos piscícolas, sobretudo os de grande dimensão, exigia avultados capitais e uma intensa rede de contactos. Para além do investimento nas estruturas de produção e de apoio logístico, como officinae, armazéns, embarcadouros, instalações para pessoal, termas etc., acresce o investimento em barcos, artes de pesca, contratação de pessoal especializado. Havia ainda a Monografías de Arqueología Cordobesa 20 Páginas 355-366 ISBN 978-84-9927-163-7
Lám. 3. Ossonoba e os 3 sítios romanos do seu território mais significativos, referidos no texto: Cerro da Vila, Milreu e Quinta de Marim.
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necessidade de adquirir enormes quantidades de sal e de ânforas para o envasamento, ou, em alternativa, construir salinas e centros oleiros com todos os equipamentos e pessoal que tais atividades requeriam; depois, era indispensável uma extensa rede de contactos que assegurasse o transporte e a colocação de produtos envasados. Enfim, uma atividade complexa que requeria muito dinheiro e a capacidade de integração numa rede de económica e de contactos que só uma pequena elite disporia. Dado o montante dos investimentos necessários, podemos supor que boa parte deles seriam oriundos da Bética, muito afetada pela instabilidade e políticas do tempo de Septímio Severo (MONTENEGRO, 1995: 341-343; MANTAS 1990: 172) que acabariam por penalizar a dinâmica produtiva da região, favorecendo a transferência de investimentos e capacidade produtiva para as províncias vizinhas. A elevadíssima presença, quer nas cidades quer em muitos complexos de transformação de pescado algarvios, de cerâmicas domésticas, e, sobretudo, de ânforas piscícolas com origem na baía gaditana, apontam para isso mesmo. Os dados arqueológicos e a epigrafia podem lançar alguma luz sobre as relações comerciais entre Ossonoba e a província vizinha. Os primeiros, atestando uma esmagadora presença de ânforas de origem bética a par de uma (quase) ausência de uma produção algarvia anterior ao século III, levaram a que se propusesse, para o período alto-imperial, que a produção de preparados piscícolas algarvios seria controlada pela região vizinha (BERNAL CASASOLA, 2000: 266) que forneceria os contentores cerâmicos, até à sua emancipação a partir do século III (FABIÃO, 2000). Todavia, as ânforas gaditanas continuam a registar-se de forma expressiva nos sítios do litoral algarvio e alentejano, nomeadamente em instalações piscícolas, em pleno século III. Este facto, a que poderemos aduzir a tal necessidade de grandes investimentos na reestruturação e ampliação do tecido produtivo de exploração de pescado a partir de finais do século II e inícios do III parece indiciar uma forte presença de interesses béticos, que a epigrafia corrobora. A inscrição do mosaico do Oceano de Faro, datável de finais do século II ou inícios do III, que parece referir-se aos magistri de uma corporação de navicularii (IRCP, 35; LANCHA, 1985; MANTAS, 1990: 185; VIEGAS, 2011, 90) ou de gente ligada ao mar, e que reflete igualmente toda a pujança que se regista a partir desta altura na civitas ossonobensis, poderá constituir um indício da ligação dos negócios da Bética com Ossonoba. Nesse mosaico aparecem-nos numa inscrição elementos das famílias dos Calpurnii, dos Vibii, dos Attii e dos Verrii. Todos estes nomina estão bem documentados na bacia do Guadalquivir ligados ao negócio do peixe. Os Verrii atestam-se em inscrições pintadas em ânforas oleárias e de preparados de peixe, encontradas em Roma mas provenientes da baía gaditana, a partir da segunda metade do século II (CIL XV, 4040-4043, 4767; LAGÓSTENA BARRIOS, 2001: 80); os Vibii, muito frequentes na Bética costeira, aparecem-nos em ânforas desta região dos séculos I e II no naufrágio de Port Vendres II, ou ainda na Gália (ÉTIENNE E MAYET, 2002: 218). Por outro lado, os Vibii documentam-se na área de Balsa, (IRCP, 92), localidade do sul da Lusitânia associada aos preparados piscícolas e onde a presença de contentores béticos do tipo Keay XVI de finais do século II/século III são os melhores representados (Viegas, 2011: 563-graf. 48). Elementos tendo como nomina Attius e Calpurnius também surgem em Roma (CIL XV 3642-3645, 4748, 4749) e Pompeia (CIL IV, 5651) como mercadores de preparados piscícolas oriundos da Bética, ainda que do século I. É certo que estes indícios não provam, por si só, a presença dos mesmos negotiatores salsarii ou de produtores nas duas províncias. Mas quando olhamos para o resto da epigrafia do principal porto do sul da Lusitânia –Ossonoba– e confrontamos a antroponímia que aí aparece com a lista de mercadores que negoceiam com preparados piscícolas oriundos da Bética, não podemos deixar de notar enormes afinidades que se poderão traduzir em relações comerciais estreitas entre membros das mesmas famílias das duas províncias, diretamente ou através de liberti seus, como sugerem muitos dos cognomina. Em abono destes estreitos laços, outros dados poderão ser aduzidos, nomeadamente a partir de uma epígrafe de Ossonoba de finais do século II ou inícios do seguinte que enumera 21 cidadãos, certamente libertos (IRCP, 10), que num porto com as características do de Ossonoba estariam ligados aos negócios do mar. Nessa importante lista para o conhecimento da sociedade ossonobense –e pegando apenas nos nomina que se repetem– encontramos registados cinco indivíduos [ 360 ]
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OSSONOBA E O SEU TERRITÓRIO: AS TRANSFORMAÇÕES DE UMA CIDADE PORTUÁRIA DO SUL DA LUSITÂNIA
da família dos Caecilii, três dos Licinii e dois dos Ivnii. Os primeiros são bem conhecidos como estando associados à exportação de preparados piscícolas da área do Guadalquivir para Roma, de acordo com os tituli picti de ânforas aqui encontradas, quer como mercadores (CIL XV, 4751-4754; ÉTIENNE E MAYET, 2002: 215), quer como produtores (CIL XV, 4711; GARCIA VARGAS, 2006: 557). Já os Licinii estavam ligados à exportação de laccatum para Roma (CIL XV, 4741) e de muria para o sul da Gália (ÉTIENNE E MAYET, 2002: 216); em Roma aparecem ainda duas ânforas que transportavam garum (CIL, XV, 4670, 4689, GARCIA VARGAS, 2006: 557) produzido por elementos desta família que, a avaliar pela inscrição pintada g(ari) f(los) Licinio[r](um), tinham “marca” própria. Também no negócio com o sul da Gália e com Pompeia estiveram envolvidos vários elementos da gens Ivnia que atingem grande relevância social a partir do século II (HALEY, 1990; GARCIA VARGAS e MARTINEZ MAGANTO, 2009). Indivíduos com este nome tinham uma intensa actividade produtiva de contentores anfóricos do tipo Keay XVI marcadas com IVN/IVNIORUM, de que vários exemplares se registam em Quinta de Marim. Esta societas Ivniorum produziu também cerâmica de construção, encontrando-se a sua marca em tegulae Monografías de Arqueología Cordobesa 20 Páginas 355-366 ISBN 978-84-9927-163-7
Lám. 4. A inscrição do mosaico do Oceano e a lápide comemorativa com 21 nomes de Ossonoba.
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de S. Bartolomeu de Castro Marim e, sobretudo, em Portimões associada a um complexo piscícola (LAGÓSTENA BARRIOS, 2001: 408-409). O negotium do peixe em Ossonoba e no Algarve parece assim em grande parte controlado por companhias, ou societates, que laborariam na área do Estreito, como seria o caso da provável Societas Cetariorum Gaditanorum (ÉTIENNE E MAYET, 2002: 228). Estas companhias que controlavam diretamente a produção em alguns estabelecimentos, poderiam ainda, como Robert CURTIS (1991: 61-63) já admitiu, comprar a produção de pequenas officiniae independentes. Será esta presença no Algarve das grandes companhias da área do Estreito que justificará o facto de as ânforas piscícolas nas cidades algarvias com origem bética rondarem ou mesmo ultrapassarem no Alto Império os 90%; mesmo com o incremento da produção oleira algarvia, no Baixo-Império continuam a predominar ou estão a par com as lusitanas, sobretudo através das ânforas béticas do tipo Keay XVI (VIEGAS, 2011:549-567). O conjunto destes factos aponta para que boa parte da produção algarvia de preparados piscícolas estivesse sob controlo bético, cujos negotiatores asseguravam, ao longo do século III, como já o faziam nos séculos anteriores, muitos dos contentores necessários ao escoamento da produção. Apesar de desconhecermos como se efetivava esse controlo, seriam as ânforas destinadas aos mercados longínquos do garum hispanum que viriam até junto das instalações localizadas nas regiões vizinhas do grande porto exportador de Cádis, e não o produto que ia até lá para ser envasilhado. Este grande porto catalisaria, pois, o esforço produtor de uma vasta região que poderia ir até ao Alentejo litoral, funcionando, à semelhança de muitas indústrias da Era pré-industrial, como a sede onde se recolhia o produto final de múltiplas instalações produtivas e que organizava a sua comercialização para os principais mercados. Aludindo a esta prática, Libânio, um conhecido retórico de Antioquia do século IV, fala-nos do comerciante Heliodoro que percorria todos os mares em busca de preparados piscícolas (TEJA, 1995: 549). O dados apontam, pois, para uma constante e importante presença efectiva em Ossonoba de mercatores salsarii béticos que incluíam o Algarve na sua área de negotium centrada em torno do Estreito; tanto aqui como ali tinham as suas produções que envasadas em ânforas produzidas ou não na baía gaditana, escoavam as suas produções para os centros consumidores do Mediterrâneo. Nesta medida, mais do que concorrência ou complementaridade é a integração com a Bética costeira na mesma área económica que caracteriza e define a produção Algarvia. As referências ao garum gaditanum abrangem, pois, toda a atividade produtiva de uma vasta região onde se incluirão as instalações da costa sul portuguesa, controlada ou muito influenciada pelos mercadores da Bética, o que leva, em grande parte, que todo o Sudoeste Peninsular seja visto pelos autores latinos, que escrevem frequentemente a partir de Roma ou de regiões distantes, como um todo, que tem o seu ubi em Cádis. A presença de enormes quantidades de material anfórico de origem bética nas instalações piscícolas do Algarve e Alentejo, a epigrafia, a similitude dos complexos piscícolas, a proximidade das regiões que partilham os mesmos recursos e ambientes marinhos, implicam, por si só, que o sul da Bética e o sul da Lusitânia não possam, pois, entender-se separadamente. Tal como os antigos que viam neste finis orbis uma unidade, é preciso, hoje, encarar as duas regiões como um todo, que se especializou na produção e exportação de preparados piscícolas. Isso mesmo é o que sugere um conjunto de tituli picti de um contexto pompeiano (CIL IV, 5611-5616) que revela um produtor de Ossonoba –Clarus Ossonobensis– a servir-se de ânforas béticas para fazer chegar a sua produção ao destino por intermédio de M. Valerius Abinnericus, mercator da vizinha Bética.
AS TRANSFORMAÇÕES DA CIDADE E DO TERRITÓRIO A PARTIR DE FINAIS DO SÉCULO IV A partir da segunda metade do século IV os sinais de crise que se verificam e acentuam por todo o Império, assinalando o seu fim próximo, estendem-se, obviamente, à cidade de Ossonoba. Os fluxos [ 362 ]
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comerciais, sobretudo com o Norte de África, mantêm-se, mas tendem a reduzir-se cada vez mais; as lutas internas e o consequente desmembrar das estruturas político-administrativas romanas, mas também as ameaças externas, criam um enorme clima de insegurança, descrença e de angústia. O ambiente é favorável à crescente difusão da mensagem de esperança veiculada pela religião cristã que vê dia a dia crescer o seu número de fiéis; sobretudo em cidades marítimas mais abertas e permeáveis às influências vindas de fora! Desde cedo que o cristianismo e outros cultos orientais chegam a Ossonoba e conquistam cada vez mais fiéis em resposta a um desacreditado culto imperial e a cultos de deuses clássicos já gastos, ineficazes e pouco adaptados aos novos tempos. A existência de um culto organizado em pleno século III à deusa mãe Cíbele é disso exemplo (IRCP, 1), tal como o é o culto cristão já bem estruturado em finais do mesmo século em torno de um bispo (JORGE, 2002). O século IV vacila entre o apego aos tradicionais cultos pagãos e as novas tendências religiosas que não param de chegar nos mesmos navios que trazem cerâmicas do Norte de África, uma das regiões mais cristianizadas do Império. Na segunda metade do século a chegada de navios a Ossonoba tende a retrair-se, à semelhança das restantes cidades do Ocidente. Nas zonas mais afastadas do núcleo amuralhado regista-se cada vez menos gente e atividade económica. É o caso da área em torno da rua Serpa Pinto que, depois de registar um decréscimo progressivo da sua atividade a partir de meados do século IV, traduzida arqueologicamente numa progressiva escassez de cerâmicas importadas, acabará por ser abandonada no século V (VIEGAS, 2008). A população concentra-se cada vez mais no antigo núcleo monumental da cidade amuralhada onde procura alguma segurança. É aqui, onde está o grosso da população, que agora se encontram as cerâmicas importadas, denotando que esta área destinada durante o período áureo da cidade às atividades político-administrativas é agora área polifuncional. Em pleno centro monumental encontramos, pois, as mais diversas adaptações dos edifícios preexistentes às mais variadas funções, que justificam que tenham sido aqui identificados tanques de preparados de peixe, grandes talhas de armazenamento de alimentos, como as que se veem no museu da cidade, ou ainda algumas sepulturas. Durante este período, ou já no século seguinte, as defesas da cidade terão sido reforçadas (MACIEL, 2003) reaproveitando para tal as ruínas de casas e monumentos que se viam um pouco por toda a antiga área urbana. O controlo do Norte de África por parte dos Bizantinos, a partir de meados do século VI, e a influência que exercem em todo o Mediterrâneo Ocidental, permite que continuem a chegar à cidade episcopal de Ossonoba cerâmicas norte africanas e orientais. No território envolvente a realidade é semelhante: no lugar onde existia uma fábrica de preparados de peixe no sítio da praia de Loulé Velho edifica-se um pequeno templo cristão e fazem-se enterramentos; o espaço sagrado do grandioso templo pagão de Milreu, construído no século IV passa a espaço de enterramento cristão no V e recebe um batistério no seguinte; a casa senhorial de Milreu continua a ser habitada, tal como o sítio portuário do Cerro da Vila (Vilamoura); Quinta de Marim e a decadente cidade de Balsa, integrada no episcopado de Ossonoba, recebem inscrições cristãs nas suas necrópoles. A escolha das áreas do templo de Milreu ou de um templete/mausoléu pagão do Cerro da Vila como locais mortuários por parte de populações cristãs, parece decorrer de um sentimento algo paradoxal, bem revelador de um tempo de profundas mutações. Se o seguidor da nova religião cristã pretende fazer-se enterrar numa área funebris não pagã, procura, simultaneamente, manter alguma proximidade com o locus sacer ou o locus religiosus que o espaço da morte ou de culto pagão representava, ou ainda a proximidade com um referente de prestígio que facilite o estatuto de memoria que se quer para qualquer sepultura. Numa época de profundas incertezas e angústias, os recém aderentes à nova religião deparavam-se com a constante ansiedade de saber onde se enterrarem uma vez que a própria Igreja ainda não definira quaisquer regras ou rituais de enterramento; problema ainda maior, obviamente, em áreas rurais distantes dos núcleos urbanos, onde a escassa densidade populacional e a maior dificuldade de penetração do cristianismo levava a que não existissem locais de culto ou de referência cristãos. Na hora da morte os rustici, mais do que os restantes cristãos, encontram-se perante um angustiante dilema: ou enterravam os seus mortos num espaço próprio
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Lám. 5. Planta de Milreu com as ruínas ocupadas no século V e as alterações do séc. VI (a negro), vendo-se o templo com as sepulturas paleocristãs (segundo Teichner, 2008).
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de ligação ao além por ser habitado pelos Manes e, por isso mesmo, locus sacer mas também pagão, ou se afastavam desse lugar, inumando em sítios sem qualquer estatuto sagrado ou de ligação ao além. Várias práticas consideradas heréticas e alguns documentos conciliares refletem essas muitas indefinições e hesitações geradoras de ansiedade. As frequentes deposições funerárias da Antiguidade Tardia em espaços notáveis e destacados dentro do conjunto edificado das antigas residências aristocráticas, justificam-se, para além de qualquer outro simbolismo, pelo facto de esses mesmos edifícios constituírem as marcas identitárias do território e, como tal, os locais propícios a receberem memoriais. Neste caso estarão em primeira linha os grandes edifícios das villae, como os templos ou mausoléus. De acordo com Libânio, no famoso apelo ao imperador Teodósio, em 386, em defesa dos templos (Pro Templis, XX, 42), era nesses edifícios de culto e nos seus ornamentos que residia muito da alma dos campos, o prestígio cidadão. Uma lei de 399, dirigida a Macrobio, vicarius Hispaniarum, reforça esse carácter dignificante dos
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templos e dos seus spolia ao especificar que apesar de se proibirem os sacrifícios não se destruam os ornamentos dos templos (ARCE, 2006:119), prática que deveria então ser corrente ao ponto de merecer a atenção legislativa É esta mesma mentalidade, que busca locais conotados com o sagrado e a memoria, que está subjacente no Cerro da Vila, um dos sítios mais destacados do território de Ossonoba, onde a partir do século V surgem novos campos funerários demarcados mas adjacentes aos anteriores (TEICHNER, 2008:384 e 399). Naquele aglomerado secundário o novo recinto sepulcral, no seu movimento de aproximação à área dos vivos, vai situar-se junto ao mausoléu templiforme que ficava a cerca de 100 metros da necrópole romana; também na maior villa conhecida do território de Ossonoba como Milreu, à semelhança de outras do sul da Lusitânia, como S. Cucufate (Vidigueira), ou Los Castillejos (Lacimurga) as novas necrópoles fixam-se nas áreas do temenos dos respetivos templos ou suas imediatas proximidades. Nestes últimos casos os templos pagãos exercem uma clara atração sobre os enterramentos tardo-antigos ou paleocristãos, o que tem sido interpretado como indicador da cristianização desses mesmos templos (AGUILAR SAÉNZ, GUICHARD e LEFEBVRE, 1994:124-125; ALARCÃO, ÉTIENNE e MAYET, 1990; BOWES, 2006: 84). Coube, pois, aos primeiros cristãos descobrirem o locus funebris mais adequado ao enterramento. Os locais mais prestigiantes e dignificantes do meio rural, os mais marcantes do território e que definem pela sua monumentalidade a identidade dos campos, como os templos, serão, pois, locais privilegiados para a deposição dos túmulos e (co)memoração dos mortos, até porque, como locais de culto, são lugares sagrados onde o espírito celeste habitou por algum tempo (Lactâncio, Div. Inst., II, 12). Estes loci sacer que são a alma dos campos, no dizer de Libânio, acabarão por servir de loci funebres durante os séculos V a VI, até que são abandonados quando, a partir do século VII, se começam a definir e regulamentar os rituais e locais de enterramento cristão. Mas esta apropriação das áreas sagradas dos templos para enterrar não significa que esses templos, como os de Milreu, de S. Cucufate ou de Los Castillejos, tenham sido cristianizados e convertidos em igrejas. Em qualquer destes casos, os dados arqueológicos mostram-nos apenas uma ocupação sepulcral cristã do lugar e não a conversão dos aedificia ipsa templorum, edifícios esses que agora mais não são do que marcadores de memórias. Se as novas e variadas realidades com a topografia e com o espaço de deposição funerária, quer em meio urbano quer em meio rural, sinalizam concepções religiosas do além em transição, são também indícios da mutação de poderes e ainda de uma certa indefinição e desregulamentação da ars moriendi, típicas de um período de grande conflitualidade religiosa e mental, onde o instituído já perdera boa parte do sentido e o que chegava de novo ainda não sedimentara. E neste momento de transição, em que das cinzas do modelo antigo de cidade e território, se assiste à emergência de um outro modelo e de um outro mundo, a realidade de Ossonoba e do seu território não será muito diferente do que se passa nas restantes partes do sudoeste peninsular.
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