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Papeles masónicos inéditos (Tenerife, siglo XIX)

Papeles masónicos inéditos (Tenerife, siglo XIX) Estudio documental, transcripción y análisis Manuel de Paz Sánchez y Carlota Alfonso Da Costa

Colección dirigida por: Manuel de Paz Sánchez Directora de arte: Rosa Cigala García Control de edición: Ricardo A. Guerra Palmero Maquetación: Vanessa Rodríguez Breijo Manuel de Paz Sánchez y Carlota Alfonso Da Costa (eds.) Papeles masónicos inéditos (Tenerife, siglo XIX) Primera edición en Ediciones Idea: 2009 © De la edición: Ediciones Idea, 2009 © Del Estudio documental, transcripción y análisis: Manuel de Paz Sánchez y Carlota Alfonso Da Costa Ilustración de portada: Reconstrucción imaginaria del Templo de Salomón, según un grabado inglés de mediados del siglo XIX (Colección particular). Ediciones Idea San Clemente, 24, Edificio El Pilar 38002 Santa Cruz de Tenerife. Tel.: 922 532150 Fax: 922 286062 León y Castillo, 39 - 4º B 35003 Las Palmas de Gran Canaria. Tel.: 928 373637 - 928 381827 Fax: 928 382196 [email protected] www.edicionesidea.com Fotomecánica e impresión: Publidisa Impreso en España - Printed in Spain ISBN: 978-84-8382-679-9 Depósito legal: TF-2114-2008

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Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por medio alguno, ya sea eléctrico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo y expreso del editor.

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INTRODUCCIÓN

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Este texto constituye una pequeña muestra de la masa documental generada por la masonería canaria, y tinerfeña en particular, a lo largo del último tercio del siglo XIX. Se trata de documentos que cubren la etapa 1875-1889, sin duda la más importante en cuanto a número de logias e implantación, en términos generales, de la Orden del Gran Arquitecto del Universo en las Islas. Durante las últimas décadas del Ochocientos, además, Tenerife se convirtió en el eje en torno al cual giró buena parte de la masonería en el conjunto del Archipiélago. La década de 1870, en particular, merece ser estudiada por la notable cantidad de logias que, salvo el caso de la grancanaria Afortunada Nº 36, se expandió a partir del núcleo tinerfeño por la propia isla capitalina y, desde luego, por las islas de La Palma y Lanzarote, ya que ambas contaron con talleres que consiguieron levantar columnas gracias al influjo de logias como Teide Nº 53, la segunda erigida en esa década en Canarias y que, hasta la crisis constitucional masónica de 1878, se convertirá, como decimos, en el eje

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en torno al cual se crean varios talleres en Tenerife y en las islas antes mencionadas. Tenerife, además, contó con un Soberano Capítulo Provincial, una entidad masónico-administrativa que actuaba de intermediaria entre las logias isleñas y la potencia masónica que las auspiciaba, esto es, el Grande Oriente Lusitano Unido. La explicación de esta dependencia exterior es clara, básicamente porque, después de 1868, las logias que florecieron en toda España no contaban con una obediencia nacional capaz de otorgarles sus respectivas cartas fundacionales y, además, que gozara de un mínimo prestigio en el exterior, máxime para masones que, como los canarios, estaban en contacto con visitantes de las más diversas procedencias y, asimismo, porque no pocos de ellos habían sido iniciados al otro lado del Atlántico, en Cuba, Venezuela o Perú, es decir, en esa América Latina que, desde siempre y por razones vinculadas a los procesos migratorios, había tenido una especial relación con el Archipiélago. La crisis constitucional masónica de 1878, cuyas causas y consecuencias pueden verse con notable claridad en parte de la documentación aquí reproducida, acabó con esta primavera masónica canaria, quedando, no obstante, sendos talleres en Tenerife que, lo mismo que en Gran Canaria y La Palma, continuaron subsistiendo, si bien por caminos diferentes. Tinerfe Nº 114 rehízo sus vínculos con la potencia lusitana. Pero no sucedió igual con la emblemática logia del Valle de La Orotava, Taoro, que cambió sus auspicios por los de la Gran Logia Simbólica Independiente Española, una 10

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entidad que surgió del congreso masónico celebrado en Sevilla, tras la actitud inamistosa o, quizás, temerosa de los masones portugueses que, ante el enorme crecimiento de los talleres en territorio español, vieron peligrar no ya sus privilegios a la hora de controlar el masonismo ibérico, sino, incluso, llegaron a albergar ciertos temores nacionalistas ante una masonería que algunos hermanos concibieron como el primer paso de una alianza ibérica que, tal vez algún día, pudiera convertir en un único Estado a los dos que integraban la Península, una especie de premonición política que los portugueses no estaban dispuestos a admitir. Los documentos V, VI, VII y VIII nos expresan, con notable claridad, algunos de los elementos definitorios del problema antes mencionado. Conviene, sin embargo, llamar la atención sobre el documento VII, ya que, en este caso, será la logia Taoro la que plantee, por primera vez en Canarias, la creación de una Gran Logia o Madre Logia Provincial, que aunara bajo sus auspicios a los diferentes talleres de las Islas, al menos hasta conseguir que los masones del conjunto del Estado se unieran en una potencia española y prestigiosa en el ámbito internacional. Es curioso observar que estos masones de 1879 pensaban ya como sus herederos de los años veinte de la siguiente centuria que, en efecto, consiguieron erigir una Gran Logia de Canarias, bajo el patrocinio de la Gran Logia Simbólica Española, que tenía su sede en Barcelona, y que, asimismo, creía en la autonomía como una fórmula administrativa adecuada y eficaz para extender una masonería de signo progresista por el conjunto del Estado. 11

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¿Se adelantaron los masones canarios a la idea de una autonomía regional para el Archipiélago? Puede afirmarse que sí, y no ya en los años veinte del siglo XX, sino desde finales de la década de 1870, tal como acabamos de señalar. ¿Se asocia a este tipo de decisiones el espíritu secesionista del que, al menos en España, ha sido acusada la masonería en relación con los territorios ultramarinos? También podríamos afirmar que, en cierta manera, sí, ya que, en los casos de Cuba, Puerto Rico y, por supuesto, Filipinas, los masones fueron acusados de coadyuvar decisivamente al triunfo de los ideales emancipadores. También se les acusó de contribuir a la pérdida de la América continental española, y esta afirmación se mantiene, incluso, en textos y manuales de cierta relevancia, pero, salvo contadas excepciones, habría que hablar en tales casos de organizaciones pseudomasónicas, pero que, en el fondo, tenían contenido claramente político y formalmente algunos de los aspectos litúrgicos del ritual de la Orden del Gran Arquitecto del Universo. En la verdadera masonería, es decir, la masonería esencialmente apolítica (en cuanto a la política menuda), tolerante (en el aspecto de los sistemas de creencias, sobre todo de tipo religioso) y tradicional, aun la de signo más progresista, no es cosa común que sus logias actúen, salvo excepciones, en la actividad política del día a día. Existen situaciones especiales, por supuesto, y no son solamente las referidas a la preocupación que los masones puedan sentir por la conducta y la moralidad personal de algunos miembros (documento II), en relación con el problema del enterramiento en sagrado 12

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(documento III) o, por ejemplo, respecto a determinados problemas sociales, como fue el grave asunto de la emigración a raíz de la crisis de la grana en Canarias (documento IX). Tales excepciones, decíamos, se perciben también en actitudes un tanto más combativas contra el elemento eclesiástico católico (documento I), o, en ciertos casos, cuando los masones se ven impelidos a intervenir en cuestiones «políticas», ya que, por diversas circunstancias, no está garantizado o son mínimas las garantías del juego democrático en una sociedad determinada. Existen, al respecto, varios casos, tanto en Canarias –pensemos, por ejemplo en la época del Trienio Liberal (1820-1823)–, como en otros lugares, como el Protectorado de España en Marruecos, más de un siglo después. Nos pareció conveniente, por otro lado, incluir como anexos dos nuevas versiones de sendos trabajos publicados con anterioridad, ya que se relacionaban con uno de los dos talleres que protagonizan este corpus documental, esto es, la citada logia Taoro del Valle de La Orotava. No es necesario extendernos ahora en su contenido, sino, más bien, remitir al lector interesado directamente al análisis de ambos ensayos. En el primero de ellos, no obstante, se realiza un estudio del polémico asunto del enterramiento del marqués de la Quinta Roja, a quien le fue negada sepultura en sagrado por causa de su vinculación a la masonería, lo que dio pie a un extenso proceso eclesiástico, así como a una polémica periodística que ha suscitado el interés de diversos estudiosos, tanto de la historia como de la historia del arte. En segundo lugar, el análisis 13

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de la actitud de los masones canarios respecto a la Guerra Grande (1868-1878) o guerra cubana de los Diez Años, también merecía ser recogido, ya que, a pesar de su aparente españolismo, a juzgar por la reacción que en los masones de La Orotava hace aflorar la crisis constitucional masónica de 1878, no pocos de sus integrantes parecen ver con buenos ojos, si no la separación de la Perla de las Antillas, al menos la crítica hacia una administración española que no supo ejercer un adecuado gobierno en este importantísimo territorio colonial. Aparte, claro está, de los vínculos que los masones isleños poseen con personajes que, a la postre, tendrán un destacado protagonismo en la etapa final del proceso emancipador cubano, como es el caso de Ramón González del Socorro, cuyo expediente masónico reproducimos en facsímil. Finalmente, este libro se cierra con una selección de documentos originales que hemos considerado oportuno reproducir, ya que se trata de textos de indudable importancia, no solamente por la enjundia de los personajes a los que se refieren, sino, también, como una manera de familiarizar al lector con el material de las logias, que, como tantas otras fuentes documentales, forma parte del patrimonio de Canarias y de su historia atlántica. Confiamos vivamente en que el lector encuentre, en estos materiales, cuestiones de interés y elementos que coadyuven a enriquecer su reflexión sobre las peculiaridades de una masonería que, en el caso de Canarias, posee, además, un indudable interés por sus vínculos con el exterior, tanto con América como con el resto de Europa y del mundo. 14

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SELECCIÓN DOCUMENTAL

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Difusión de propaganda masónica (1875)1 QQ.·. HH.·. Habiendo adquirido esta Log.·. ciento noventa ejemplares de la titulada «Luz Masónica», contestación a las apreciaciones que el Sr. Segur quiso hacer de nuestra augusta institución, este Tall.·., con el fin de que la propaganda mason.·. se realice de la manera más en armonía con nuestros principios, acordó dirigir el correspondiente aviso a todas las Log.·. del Archipiélago, por si quisieren hacer pedidos de los ejemplares que necesiten, para el indicado objeto.

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Plancha de Taoro Nº 90 (GOLU) a Hijos del Teide Nº 94 de Santa Cruz de Tenerife, 1875 (Archivo General de la Guerra Civil Española, en adelante AGGCE, 490-A).

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Cada ejemplar importa seis rvón. módico precio en que este Tall.·. adquirió la obra mencionada, y como su circulación la consideramos de suma utilidad para desvirtuar las calumniosas aseveraciones que el Padre Segur hace en su obra, no dudamos que esa Resp.·. Log.·. coadyuve a nuestra empresa de propaganda. Que el Gr.·. A.·. os ilumine y ayude para bien de nues.·. aug.·. insti.·.— Traz.·. en la Secr.·. de esta Resp.·. Log.·. a los 2 días del mes mas.·. Jiar2 año 5875 de la V.·. L.·. El Ven.·. Maest.·. Diego Ponte del Castillo Gr.·. 30.·. P.·. A.·. D.·. T.·. El Secr.·. y G.·. S.·. Maninidra, gr.·. 11.·.

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Abril.

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Sobre la admisión de un profano (1875)3 Ven.·. Maest.·. y QQ.·. HH.·. En Ten.·. ord.·. de 6 del actual (e.·. v.·.) se dio cuenta en este resp.·. Tall.·. de la plan.·. que con fecha 31 de Mayo ppdo.·. nos habéis dirigido, participándonos el haberse comunicado en nuestros aug.·. misterios por un I.·. H.·. gr.·. 33 residente en Las Palmas, al prof.·. Díaz Llanos4 del Vall.·. de la Rambla; y que la Resp.·. Log.·. «Nueva Era» le ha admitido en su seno. De lo primero tenían conocimiento algunos de

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Plancha de Taoro Nº 90 (GOLU) a la Resp.·. Log.·. madre Teide Nº 53 al Or.·. de Santa Cruz de Tenerife, 19-06-1875 (AGGCE, 490-A). 4

Se trataría de Miguel Díaz Llanos, Caldereta, propietario, nacido en San Juan de la Rambla (Tenerife), en 1832. Perteneció, en efecto, a Nueva Era Nº 93 (GOLU) de La Laguna, entre 1875 y 1878, aunque a partir de 1877 pasó a residir en Cuba. Obtuvo el grado 3º en 1875.

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los qq.·. hh.·. de este Resp.·. Tall.·., pero lo segundo lo ignorábamos por completo y nos ha sorprendido extraordinariamente. Creemos Ven.·. Maest.·. y QQ.·. HH.·. que existiendo una Log.·. a dos leguas de distancia del pueblo, residencia de Díaz Llanos, en ella y no en otra, debió este presentarse a prestar su juramento y satisfacer los derechos correspondientes: si tal hubiese sucedido, se habría evitado el que hoy tengamos que llamar con el sag.·. nombre de h.·. a un individuo que no es digno de ello, por las razones que exponéis en vuestra plan.·. antes citada, que corrobora perfectamente el juicio que hemos formado de dicho Díaz Llanos. No podemos dejar de manifestar el disgusto con que todos hemos visto que ese I.·. H.·. gr.·. 33.·. comunique nuestros Aug.·. Mist.·. a prof.·. que están muy lejos de merecer tan alta honra; sirviendo solamente para el descrédito y desprestigio de nuestra Sociedad, como sucede con el que es objeto de esta plan.·.; y nos sorprende tanto más, cuanto no vemos razón ni motivo que justifique o autorice a ese I.·. H.·. para comunicar, habiendo, como ya he tenido la honra de deciros, establecida una, a dos leguas del pueblo en que el comunicado reside. Sentimos profundamente estas ligerezas o extravíos, porque comprendemos todo el mal y perjuicio que ellas ocasionan, lo que todos tenemos el imprescindible deber de evitar; por lo que, no vacilamos en creer, haréis todos los esfuerzos posibles en realizarlo; y si os parece que sea conveniente abrir una información sumaria acerca de los antecedentes y vida pública del 20

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h.·. que nos ocupa, no dudamos por un momento en cooperar a ello. Que el G.·. A.·. D.·. U.·. os ayude y conserve. Trazada en la Log.·. Taoro númº. 90 a los 19 días del mes de Junio de 1875 (e.·. v.·.) El Ven.·. Maest.·. Borinquen, gr. 18º P. A. D. L. L. El Secretº.·. G.·. S.·. Maninidra gr.·. 3º

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La logia Esperanza de Orotava 5 y el enterramiento en sagrado (1877) RR.·. y QQ.·. HH.·. Los que componen este Tall.·., aunque los más humildes de entre todos los obreros que forman la gran familia masónica; teniendo sin embargo la fe de sus convicciones, dispuestos a no desmayar ni por un momento en la lucha que han emprendido contra todas las tiranías que con distintos disfraces han venido explotando la conciencia humana; conservando aún muy vivo el recuerdo de lo sucedido con el q.·. h.·. José Medina y Esquivel, fallecido en esta localidad, negándose unos palmos de tierra para descanso de sus 5

Plancha de Esperanza de Orotava Nº 103 (GOLU), en el Puerto de la Cruz, a las logias Teide, Hijos del Teide y Nivaria de Santa Cruz de Tenerife, 21-04-1877 (AGGCE, 749-A-10).

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restos, por los que se titulan apóstoles de una religión de amor y Caridad, de humildad y de perdón, secundados por una Autoridad local que pretende representar a un Pueblo civilizado; han sentido gran placer al ver confirmados en la plan.·. que con fecha 9 del corriente (e.·. v.·.) les dirigisteis, la identidad completa de sentimientos que a todos nos guía, que seguramente nos llevará en época no lejana, al triunfo de los sublimes principios que proclamamos. Contad por lo tanto qq.·. hh.·. con nuestra decidida voluntad para llegar a este fin deseado; y que el S.·. A.·. D.·. C.·. os conceda sus dones, iluminándoos en la senda que con tanta gloria para la Institución masónica os habéis propuesto continuar. Traz.·. en la Resp.·. Log.·. Esperanza de Orotava. Vall.·. del Puerto de la Cruz a los 21 días del mes de abril de 1877 (e.·. v.·.). El Ven.·. Maest.·. Agustín Espinosa, gr.·. 18.·. P.·. A.·. de la R.·. Log.·. El Secret.·. y G.·. S.·. Domingo Aguilar, gr.·. 11.·.

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Reglamento interior 6 de Tinerfe Nº 114 (1877) Reglamento Interior de la Resp.·. Log.·. Tinerfe Núm. 114 al Or.·. de Santa Cruz De Tenerife 1877 Capítulo I Rito Artículo 1º. La Resp.·. Log.·. Tinerfe Nº 114, profesa el Rito Escocés antiguo y aceptado y trabaja los tres primeros gr.·., o sean los de aprend.·., comp.·. y maest.·.

6 AGGCE. Logia Tinerfe Nº 114 de Santa Cruz de Tenerife, 497-A-1. El Reglamento se imprimió en 1879.

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Art. 2º. Esta Log.·. subsiste bajo los ausp.·. del Gr.·. Or.·. Lus.·. Un.·. y su Gr.·. Log.·. Art. 3º. Reconoce todos los grados de origen legítimo de los demás Ritos antiguos y modernos regularmente establecidos. Capítulo II Constitución y forma Art. 4º. Esta Resp.·. Log.·. se compone de las Digg.·. y Off.·. siguientes: 1º. Un Ven.·. Maest.·. 2º. Los Dip.·. a la Gr.·. Log.·. que le correspondan. 3º. Un Prim.·. Vig.·. 4º. Un Seg.·. Vig.·. 5º. Un Orad.·. 6º. Un Sec.·. y Gda. sellos. 7º. Un Tesor.·. 8º. Un Expert.·. 9º. Un Arq.·. Rev.·. 10. Un Maest.·. de Cerem.·. 11. Un Hosp.·. y Lim.·. 12. Un Prim.·. Diác.·. 13. Un Seg.·. Diác.·. 14. Un Gda. Temp.·. Int.·. 15. Un Gda. Temp.·. ext.·. Y Econ.·. 16. Tres Dip.·. al Sob.·. Cap.·. Provincial de esas islas, y además todos los adj.·. y of.·. que crea necesarios para su mejor gobierno, pero siempre nombrados por la Log.·.

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Art. 5º. Las elecciones se harán en la forma y día que prescriben los Est.·. Gen.·. de la Ord.·. y Const.·. del Gr.·. Or.·. Art. 6º. Para ser Dig.·. u Of.·. es requisito indispensable ser miemb.·. act.·. de la Log.·., teniendo estos también la preferencia al ausentarse a otro Or.·. para la representación o garantía de amistad cerca de otras Log.·. en que no los hubiese nombrados. Art. 7º. Todos los Dig.·. y Off.·. de Primera clase no podrán tomar posesión de sus cargos sin que se hallen investidos por lo menos del Sub.·. gr.·. de Maest.·. Capítulo III Sesiones Art. 8º. Esta Resp.·. Log.·. celebrará sus sesiones ord.·. todos los viernes del año al anochecer, sin necesidad de convocatorias, y ext.·. siempre que lo crea conveniente su Ven.·. Maest.·. o lo pidan bajo su firma tres hh.·. miembros act.·. del Tall.·., en cuyo caso no podrá el Ven.·. negar la convocatoria. Art. 9º. La convocatoria para las sesiones ext.·. se hará por lo menos con veinte y cuatro horas de anticipación, a no ser que lo impida la premura del tiempo, y haciendo constar el objeto que la motiva. Quedan sometidas a las mismas formalidades las ord.·. en que hayan de tratarse de la elección de algún Dig.·., acusación contra algún h.·., renovación de algún acuerdo, alteración en estos Reglamentos y cualquier otro asunto de gravedad e importancia.

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Capítulo IV Fondos que componen el Tes.·. Art. 10. Los fondos del Tes.·. se componen de los derechos que devenga el Tall.·. por iniciaciones, aumento de sal.·., afil.·. y regul.·., por el despacho de certificaciones y dial.·., por las cotiz.·. ord.·. mensuales, por las ext.·. y por los donativos voluntarios. Art. 11. Estos derechos se abonarán y quedarán en poder del Tesor.·. que rendirá sus cuentas cada seis meses con el examinado del Arq.·. Rev.·. y cada vez que un h.·. lo pidiere y la Log.·. lo acuerde. El Tesor.·. es responsable de los fondos que entran en su poder, así como del cuidado en el inmediato cobro de cotiz.·. y, debiendo dar cuenta al Tall.·. de los hh.·. morosos en el pago. Los derechos a que se refiere el art.·. anterior, son los siguientes: Rvn. Por cada inic.·. ............................................... 400 “ “ gr.·. de Comp.·. ............................... 200 “ “ gr.·. de Maest.·. ................................ 300 “ “ afiliación ......................................... 100 “ “ reg.·. que se compruebe con documentos legales ....................................... 200 Por cualquier otro caso el Tall.·. deliberará y de no acordarse lo contrario ........................ 400 Por cada dip.·. de Maest.·. ............................... 60 “ “ certificado ......................................... 10 “ “ cotiz.·. ............................................... 20

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Art. 12. Cuando la Log.·. acuerde una gracia a un h.·., el certificado que por ello se expida será gratis. Art. 13. La Log.·. podrá dispensar cuando lo crea conveniente, por mayoría de votos, el pago de cualquiera de los derechos expresados en el art. 11 a los hh.·. que juzgue acreedores a ello, previa discusión y escrutinio secreto. Capítulo V Fondos de beneficencia Art. 14. Los fondos de Beneficencia se componen del producto del tronco de pobres que circula en todas las ten.·. de los donativos para este objeto, y de todas las cantidades que entren en la Log.·. por cualquier concepto no expresado en el anterior capítulo. Art. 15. El h.·. Limos.·. es el depositario y responsable de estos fondos, de los cuales dará cuenta en la misma forma que el Tesor.·. de los suyos. Capítulo VI Visitadores Art. 16. Todo Mas.·. reg.·. tiene derecho a visitar la Log.·. Tinerfe Nº 114 después de leída y aprobada la pl.·. de la sesión anterior, y terminada toda cuestión de famil.·., previas las formalidades y ceremonias prescritas en los Est.·. Gen.·. de la Ord.·., acogiéndose en un todo la Log.·. a la soberanía que le concede el art. 494 de los Est.·. para la admisión de los visitadores. 29

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Art. 17. Desde el momento en que entra en el Temp.·. un h.·. Visitador queda sujeto a lo dispuesto en este Reglamento. Capítulo VII De los miemb.·. hon.·. Art. 18. La Log.·. no podrá elegir miemb.·. hon.·. a ningún Mas.·. que sea vecino de este Vall.·., pudiendo sí conferirle las atribuciones de este honor a los Mas.·. transeúntes por servicios especiales prestados a favor del Tall.·. o de la ord.·. en general. Art. 19. Las atribuciones de los miemb.·. hon.·. son las prescritas en el art. 230 de los Est.·. Gen.·. Capítulo VIII Iniciaciones Art. 20. La prop.·. de un prof.·. será hecha por un Maest.·. mas.·. miembro act.·. del Tall.·. y bajo su firma: se le dará lectura callando el nombre y gr.·. del proponente, y tomada en consideración, el Ven.·. nombrará secretamente una com.·. de tres maest.·. para que informen según lo prevenido en el art.·. 363 de los Est.·. Gen.·. pasando además a las Logg.·. reg.·. de este Valle nota del prof.·. presentado por si tuvieren algún informe que exponer, entendiéndose que si a los 15 días de que hayan recibido la nota no contestaren se comprenderá no tener informes desfavorables que dar.

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Art. 21. La Com.·. de informes está obligada a inquirir cuantos datos y noticias le sean posibles para poder dar aquellos explícitos y terminantes, y dentro del plazo de quince días lo más, a no ser que alguna circunstancia le obligue a pedir prórroga para mejor desempeñar su cometido, la que se concederá si lo creyere oportuno el Ven.·. Art. 22. Si estos informes son satisfactorios se procederá al primer escrutinio y resultando sin mancha se repetirá en las dos sesiones siguientes. Art. 23. Si también del 2º y 3º Esch.·. hubiere resultado limpio, se señalará al prof.·. día y hora para su inic.·. que no será antes de tres meses del día en que fue presentado, a menos que la Log.·. lo acuerde expresamente. Art. 24. El proponente conducirá al prof.·. el día señalado, de modo que no sepa el lugar donde se halla y lo entregará vendado al exp.·. Art. 25. Antes de comenzar los trab.·. de inic.·. se concederá a los hh.·. la pal.·. por si tuvieren alguna observación que hacer. Art. 26. El h.·. proponente abonará con anticipación al Tesor.·. los derechos de inic.·. y cotiz.·. Art. 27. Después de la inic.·. sólo podrá hacer uso de la pal.·. el Orad.·. y cualquier otro h.·. que desee hablar sobre este acto importante; pero en manera alguna sobre otro asunto, por urgente que sea, para lo cual se concederá la pal.·. en bien de la ord.·. o de la Log.·. antes de la entrada del iniciando.

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Capítulo IX Aumentos de salario Art. 28. Los miemb.·. de este R.·. Tall.·. tienen derecho al aumento de sal.·. cuando haya transcurrido el tiempo señalado por los Est.·. gen.·., posean el pleno conocimiento de los Gr.·. que hayan recibido, estén a cubierto con el Tes.·. y observen una conducta intachable. Art. 29. Los intervalos a que se alude en el artículo anterior solo podrán ser acortados en los casos a que se refiere el art. 397 de los Est.·., pero por ningún motivo se darán dos gr.·. en un día evitando en lo posible hacerlo por comunicación. Art. 30. Esta Resp.·. Log.·. tiene también y usará discretamente de ella, la facultad de proponer para distinciones honoríficas o au.·. con dispensa de tiempo y pago a aquellos de sus miembros que a tal se hubieren hecho acreedores (Tit.·. 2º, Cap.·. 1º, art.·. 21, par.·. 5 y 14 de las Const.·. del Gr.·. Or.·.). Capítulo X Afiliaciones Art. 31. Para la afil.·. de un Mas.·., se observará estrictamente lo prevenido en los artículos 385 y 386 de los Est.·. Gen.·. Capítulo XI Consejo de administración Art. 32. Este Resp.·. Tall.·. tendrá un Cons.·. de administración compuesto de los miemb.·. que señalan 32

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los Est.·. Gen.·. y cuyas atribuciones son: 1º. Conocer en todo lo relativo a los fondos del Tes.·. y Caja de Beneficencia; 2º. Examinar las cuentas del Tes.·. y Beneficencia cada seis meses y cuantas veces lo juzgue necesario; 3º. Evacuar todos los informes que la Log.·. le pida relativos a finanzas y las demás atribuciones que le disciernen los Est.·. Gen.·. y Const.·. del Gr.·. Or.·. Capítulo XII Consejo de disciplina Art. 33. Este Resp.·. Tall.·. tendrá un Cons.·. de disciplina compuesto de los hh.·. siguientes: El Ven.·., los dos Vig.·., el Orad.·., el Secr.·., el Exp.·. y el Tesor.·. Art. 34. El Ven.·. Maest.·. es el presidente nato de este Cons.·. y le sustituye el Dig.·. que por orden jerárquico le corresponde, a excepción del Orad.·. que es siempre fiscal y censor nato de él. Art. 35. Este Consejo conocerá: 1º. En todos los casos de irregularidades mas.·. cometidas por los miemb.·. de la Log.·.; 2º. Pronuncia la suspensión o expulsión de los hh.·. que por su conducta dieren lugar a la imposición de estas penas; 3º. Examina los libros de la Secr.·. cuando lo crea oportuno para ver si están en forma y cual corresponde; 4º. Le concierne el conocimiento de cuanto se hiciese contencioso en el Tall.·.; 5º. Conoce en todos los casos de desavenencia y discordia que desgraciadamente puedan ocurrir entre los hh.·., sean de carácter mas.·. o prof.·., procurando en este último caso hacerles avenir llamándoles ante el cons.·. y excitándoles a que sometan su cuestión al 33

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arbitrio de amigables componedores, elegidos entre los hh.·., antes de acudir a los Trib.·. prof.·. Art. 36. Para lograr los efectos del art.·. anterior, todos los miemb.·. del Tall.·. están en la obligación de participar sin demora al Ven.·. Maest.·. cualquier desavenencia que sepan se suscita entre los hh.·. Art. 37. Toda sentencia mas.·. es secreta y el que hablare de ella fuera del Temp.·. incurre en la pena de expulsión. Art. 38. Todo miemb.·. del Tall.·. está obligado a presentarse ante el Cons.·. cuantas veces fuere llamado. El que desobedeciere será juzgado por esta falta. Art. 39. El Cons.·. comunicará sus procesos y resoluciones a la Log.·. en Ten.·. convocada al efecto, en la que se aprobarán o se rectificarán por mayoría absoluta de votos los fallos o sentencias por él impuestos, debiendo hallarse presentes por lo menos los dos tercios de los miemb.·. activos que se hallen en estos Vall.·., pudiendo el h.·. interesado apelar al Sob.·. Cap.·. Prov.·. y Gr.·. Log.·., manifestando al Tall.·. por escrito y dentro del plazo de quince días su protesta. En este caso se le facilitará vista del expediente, así como cuantos datos necesite para fundar mejor su apelación, siendo gratuitos los certificados que por ellos se expidieren. Art. 40. Si en las dos primeras Ten.·. no se reuniesen los dos tercios a que alude el artículo anterior se fallará con el número que asista a la tercera convocatoria. Art. 41. El Cons.·. conocerá además en todos los asuntos que le confíe la Log.·., ateniéndose siempre en sus juicios y determinaciones a lo que previenen los Est.·. Gen.·. de la Ord.·., las Const.·. del Gr.·. Or.·. y 34

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estos reglamentos particulares. Procurará además, despachar todos los asuntos que estén a su cargo en el plazo más breve, debiendo dar cuenta a la Log.·. cada 15 días del estado en que se hallen dichos asuntos. Los fallos de la Log.·. en sentencia a los Ob.·. serán por votación secreta quedando por completo prohibido que esas votaciones sean a viva voz. Capítulo XIII Régimen parlamentario Art. 42. En las discusiones que se promuevan en la Log.·. el Ven.·. tiene el derecho de hacer uso de la palabra sentado, cuando lo juzgue conveniente pero procurando siempre no interrumpir en el curso de su oración a ningún h.·. sin necesidad reconocida. Art. 43. Los demás Dig.·. y Of.·. de la Log.·. pueden también hacer uso de la palabra sentados, siempre que sea necesario en el desempeño de sus funciones, pero de pie y al ord.·. cuando lo hagan como miemb.·. de la Log.·., atacando o defendiendo una proa.·. Se exceptúan de esta disposición los Vig.·. que lo harán sentados y anunciándolo al Ven.·. con un golpe de mall.·. Art. 44. Fuera de los casos expresados en los precedentes artículos y de las prerrogativas que los Est.·. Gen.·. conceden a los hh.·. dotados de ciertos gr.·., ningún h.·. puede hacer uso de la pal.·. sino después de obtenida del Vig.·. de su colum.·. o del Ven.·. si está en Or.·., poniéndose de pie y al ord.·. y conservándose en esta posición durante su discurso, a menos que el Ven.·. le invite a sentarse y le convenga aceptar la invitación. 35

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Art. 45. Ningún h.·. podrá dirigir la pal.·. a otro que no sea al Ven.·. por más que se refiera, conteste o ataque a otro h.·. presente. Art. 46. El Ven.·. podrá imponer silencio, y aun hacer cubrir el Temp.·. a cualquier h.·. que a sabiendas falte a la verdad, a los preceptos mas.·. y al respeto y composturas que debe al lugar en que se halla, a sí propio y a los demás. Art. 47. El autor de una prop.·. podrá hacer uso de la pal.·. sobre ella tres veces; pero los hh.·. que la defiendan o ataquen sólo dos. Art. 48. Si algún h.·. después de agotar su derecho de pal.·. tuviese que hacer alguna explicación importante, podrá hablar una vez más, impetrando para ello la venia del Ven.·. Lo mismo sucederá cuando se haga una nueva proposición, o se modifique en todo o en parte la primera. Art. 49. Cuando dos o más hh.·. pidiesen la pal.·. al mismo tiempo, será preferido el que menos hubiere hecho uso de ella en la cuestión que se ventile; en segundo lugar el de más edad mas.·. y, en caso de ser la misma, el más antiguo en la Log.·. como miembr.·. activo. Art. 50. Las discusiones versarán precisamente: 1º. Sobre los informes que evacuen las comisiones nombradas por la Log.·. o por el Ven.·.; 2º. Sobre las cuestiones que el Ven.·. someta a la deliberación del Tall.·. 3º. Sobre las mociones que puedan resultar en el saco de prop.·. 4º. Sobre los proyectos que se presenten por los miembros del Tall.·. 5º. Sobre las prop.·. que se hagan en bien general de la ord.·. o en particular de la Log.·. 36

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Art. 51. Los informes de la Com.·. deben estar suscritos por la mayoría de los miemb.·. que la compongan, y toda prop.·. necesita el apoyo de un amest.·. miemb.·. activo por lo menos para poderse discutir. Art. 52. Por regla general, las proposiciones no se discutirán hasta la sesión siguiente a aquella en que se presenten, a menos que el Tall.·. convenga en darle el carácter de urgente. Art. 53. El h.·. que ha presentado una proa.·. o la mayoría de la Com.·. que ha dado un informe, sólo podrá retirar aquélla o éste con el consentimiento del Tall.·., no pudiéndose retirar la presentación de un candidato. Art. 54. Una prop.·. proyecto o infor.·. rechazado por la Log.·. no podrá volver a presentarse hasta después de haber transcurrido dos sesiones ordinarias sin contar aquella en que se rechazó. Art. 55. Ningún h.·. puede protestar contra lo resuelto por la mayoría del Tall.·., ni interponer apelación para ante el Sob.·. Cap.·. Prov.·., ni el Gr.·. Or.·. y sólo podrá ocurrir en queja por la infracción o irregularidad cometida en su concepto. Capítulo XIV Disposiciones generales Art. 56. El h.·. que faltare a dos ten.·. consecutivas sin dar sus excusas por escrito o de pal.·. al Ven.·. será advertido en el Tall.·. y si faltare la tercera vez abonará una multa de 5 rvn., de 10 rvn la cuarta, la quinta de 20 rvn. y si aún persistiere será juzgado por el Cons.·. de disciplina. 37

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Se exceptúan de esta disposición aquellos mas.·. que cuenten 20 años o más de pertenecer a la inst.·., aquellos a quienes el Tall.·. por razones especiales acuerde la misma excepción y los que se encuentren imposibilitados de dar aviso. Art. 57. Cuando un h.·. pida retirarse de la Log.·., el Ven.·. nombrará una Com.·. de tres miemb.·. para que acercándose al h.·. que hace la petición procure persuadirle a que permanezca entre sus hh.·., si a pesar de esto persiste en su empeño, se le permitirá la separación después de transcurrido un mes, en cuyo tiempo puede si le conviene retirar su solicitud. Están exceptuados los cambios de domicilio fuera del Or.·. y los previstos en los Est.·. Gen.·. Art. 58. El h.·. Secr.·. disfrutará como remuneración de su trab.·. y en tanto la Log.·. no pueda señalarle un sueldo fijo. Por cada inic.·. ......................................... 60 rvn. “ “ Gr.·. de Comp.·. ......................... 30 “…. “ “ Gr.·. de Maest.·. ........................... 45 “... “ “ Afil.·. ........................................... 20 “... “ “ Certificado ................................... 10 “... “ “ Dip.·. de Maest.·. ......................... 10 “... Art. 59. Siempre que se nombre en Com.·. a un h.·. en una ten.·. a la que no haya asistido, el h.·. Secr.·. le pasará una pl.·. dándole conocimiento de ello, y de sus compañeros si no es secreto, al día siguiente de la ten.·. Art. 60. Siempre que a un h.·. le confiera la Log.·. una Com.·. que por su índole no requiera más tiempo 38

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para ser desempeñada, dará cuenta en la sesión siguiente a aquella en que haya sido comisionado. Art. 61. El Ven.·. puede impedir secretamente la entrega de cualquier cuota o recogerla para devolverla al h.·. que la abonó, en el caso que señala el art. 64 de los Est.·. Gen.·. Si un Ven.·. o un mas.·., cualquiera que sea, revelase el haberse eximido a algún h.·. del pago de una cuota, perderá el título de mas.·. y se dará cuenta de ello a todas las Log.·. para que no se les permita la entrada en sus Temp.·. Art. 62. Si un miemb.·. act.·. de esta Log.·. fuere enjuiciado profanam.·. el Tall.·. nombrará una Com.·. que siga el curso del proceso, dé su parecer sobre el asunto y lo someta al veredicto de la Log.·. ya haya sido el h.·. absuelto, o sentenciado definitivamente. Mientras dura el proceso, la Log.·. dará toda su protección al h.·. y continuará dispensándosela durante el cumplimiento de la sentencia prof.·. si la mas.·. le hubiese sido favorable. En el caso contrario será excluido del número de sus obr.·. (art. 14 de la Const.·. del Gr.·. Or.·.). Art. 63. En las sesiones del sub.·. gr.·. de Maest.·. es obligatorio asistir con traje negro, sombrero alto y guante blanco en los días de recepción. Art. 64. Las peticiones referentes al tr.·. de pobres se harán por medio del saco de prop.·. para que la Log.·. delibere; y en caso de una necesidad urgente que satisfacer; el Ven.·. en unión del h.·. Hosp.·. podrá disponer de una medalla de cien rvn. como maximun, dando cuenta al Tall.·. en la sesión inmediata para que éste acuerde lo conveniente al socorro del necesitado. 39

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Art. 65. Las cajas del Tesoro y Beneficencia podrán hacerse empréstitos mutuos con la venia del Ven.·. hasta que pueda comunicarse a la Log.·. siempre que el estado de la una permita auxiliar desahogadamente a la otra. En el caso contrario la necesidad se cubrirá por un impuesto extraordinario sobre los hh.·. dentro de lo que previenen los Est.·. Art. 66. Será obligatorio una sesión de instrucción mensual, alternando en los tres gr.·. a fin de que sea común a todos la enseñanza. El Ven.·. Mest.·. señalará los días en que deban tener lugar estas sesiones. Art. 67. Siendo la instrucción una de las bases en que descansa la Mas.·. esta Log.·. propenderá por todos los medios a su alcance a la creación de una Biblioteca Mas.·. y científica, ya excitando el celo de sus miemb.·. ya destinando cuando sus recursos lo permitan, algunas sumas a la compra de libros y periódicos. Art. 68. Cuando el Ven.·. Maest.·. tenga conocimiento de un disgusto entre algunos hh.·. procurará avenirles amigablemente y de no conseguirlo dar cuenta inmediatamente al Tall.·. De no hacerlo así incurrirá en falta pasando al Cons.·. de discip.·. para que se le juzgue. Art. 70. El Obr.·. que comunique a un miemb.·. de otra Log.·. los trab.·. llevados a cabo en fam.·. en este Tall.·. incurrirá en falta. Art. 71. Todas las piezas manuscritas o impresas procedentes de esta Log.·. comenzarán según se previene en el art. 107 de las Const.·. del Gr.·. Or.·. con la fórmula siguiente:

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Ad Universi Terrarum Orbis Summi Architecti Gloriam Ordo ab Chao S.·. S.·. S.·. Art. 72. A ningún mas.·. se expedirá certificado o dip.·. sin estar completamente a plomo con el Tes.·. Art. 73. Todos los art.·. de este Reglamento se entenderán al pie de la letra, sin interpretación de ninguna clase. Y para anularlos en todo o en parte o hacer en ellos cualquier alteración es necesario un acuerdo expreso. Or.·. de Santa Cruz de Tenerife 14 de noviembre 1877 (e.·. v.·.) Proudhon Gr.·. 3º.

Asdrúbal Gr.·. 3º. Guadarfía Gr.·. 11º

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V

La logia Taoro y la crisis constitucional 7 masónica de 1878 En ten.·. celebrada con esta fecha, esta Resp.·. Log.·. teniendo en consideración en primer lugar que la Mas.·. no debe celebrar la conmemoración de acto alguno por el cual haya triunfado por medio de las armas cualquier idea; pues que el bello ideal mas.·. debe ser que todas las cuestiones se resuelvan por medio de la discusión razonable y no por el detestable de la guerra; que el espíritu centralizador de la nueva Const.·. del Gr.·. Or.·. L.·. U.·. es contrario a las ideas que profesan los Ob.·. de este Tall.·. acordó no jurar por ahora dicha Const.·. y ponerlo en conocimiento de ese Sob.·. Cap.·. para que se sirva hacerlo así presente al Gr.·. Or.·. Lus.·.

7 Plancha de Taoro Nº 90 (GOLU) al Sob.·. Cap.·. Provincial de las Islas Canarias, La Orotava, 12-11-1878 (AGGCE, 490-A).

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Que el Gr.·. A.·. D.·. U.·. os ayude e ilumine. Traz.·. en el Vall.·. de La Orotava a 12 de noviembre de 1878 (e.·. v.·.) El Ven.·. Maest.·. Tamadaya, gr.·. 18.·. P.·. A.·. D.·. L.·. L.·. El Secr.·. y guard.·. sell.·. Maninidra, gr.·. 11.·.

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La logia Tinerfe y la crisis constitucional 8 masónica de 1878 AD UNIVERSI TERRARUM ORBIS SUMMI ARCHITECTI GLORIAM ORDO AB CHAO Orden, Justicia y Moralidad Libertad, Igualdad y Fraternidad La Resp.·. Log.·. Tinerfe Nº 114, al Or.·. de Santa Cruz de Tenerife; Bajo los ausp.·. del Gr.·. Or.·. Lusitano Unido, Al Sob.·. Cap.·. Prov.·. De estas Islas S.·. S.·. S.·.

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AGGCE. Logia Tinerfe Nº 114 de Santa Cruz de Tenerife, 497-A-1.

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Vall.·. de Santa Cruz de Tenerife 29 de Noviembre de 1878 (e.·. v.·.) CC.·. y RR.·. HH.·. Como un deber, os transcribimos a continuación la pl.·. protesta que con esta fecha dirigimos al Gr.·. Or.·. Lusitano Unido pidiendo la inmediata reforma de las Constituciones de 1º de Julio de 1878, por exigirlo así nuestra dignidad de m.·. y de españoles. Al Serenísimo Gr.·. Maestre de la Masonería Portuguesa. Il.·. Pod.·. y C.·. H.·. S.·. F.·. U.·. Respetadas y obedecidas por esta Logia cuantas disposiciones han emanado del Supremo Poder de la Masonería Portuguesa, bajo cuyos auspicios trabajamos con entusiasmo y decisión por el bien de la Or.·., no se os ocultará con cuanto disgusto nos vemos hoy en la imprescindible necesidad de acudir a ese Gr.·. Or.·. con el mayor respeto, sí, pero con la energía propia de nuestro carácter de españoles y masones amantes de la justicia y de los principios sacrosantos de nuestra augusta asociación, en defensa de nuestros derechos vulnerados en la nueva Constitución, con tanta ansia esperada y que ha venido a matar nuestras más halagüeñas esperanzas.

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En verdad que nos hemos equivocado: el Código fundamental de la Masonería Portuguesa en vez de venir a satisfacer más cumplidamente las necesidades del mundo masónico, facilitando cada día más el portentoso fin de fundir la humanidad en una sola y gran familia, bajo la espléndida bandera de Libertad, Igualdad y Fraternidad, ha venido a menoscabar estos sacrosantos principios, desuniendo a las Logias que trabajan en los Vall.·. de España, bajos los auspicios de ese Gr.·. Or.·. y dejando un inmenso vacío en el cual es fácil que nos perdiéramos todos, sino fuera por nuestro entusiasmo y nuestro amor por esta institución, única, universal y uniforme en toda la superficie de la tierra; institución que con gran alegría vemos crecer y consolidarse más y más, hasta que llegue al alto grado de esplendor que interesa y encanta a sus adeptos. Sueño nos parece que los legisladores del nuevo Código, en su art. 2º, hayan establecido como base fundamental de la Masonería Portuguesa, la independencia de la Patria, sin comprender que las naciones y los pueblos tienen el natural y por todos reconocido derecho a amalgamarse, confundirse y formar esa gran familia que se llama humanidad, sin que ese amor a la patria venga a romper la solidaridad masónica, destruyendo fanáticamente el lazo de la común fraternidad. La Masonería reconoce por patria el mundo y por hermanos a todos los hombres que pueblan el globo. Esos son nuestros principios masónicos que todos debemos acatar como esenciales en nuestra institución, sin que un exagerado amor patrio de hoy, venga a quitarle el carácter que tiene de universalidad hace siglos y más siglos. 47

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Pero hemos llegado al punto más grave, el art. 212 de la Constitución, en el que se establece como día de gala masónica el 1º de Diciembre, aniversario de la restauración de Portugal. Ofendida nuestra dignidad de españoles y barrenado el principio de fraternidad universal, no podemos menos de protestar y rechazar ese artículo por lo que tiene de impremeditado e inconveniente y atentatorio al espíritu masónico, puesto que no se ha tenido en cuenta por los autores de la nueva Constitución que la mayoría de las Logias que constituyen el Gr.·. Or.·. Lus.·. Unido radican en los valles de España, y, parece que premeditadamente se ha querido herir el decoro y la dignidad de los masones españoles, consignando en el Código fundamental un recuerdo de contiendas políticas, ajenas a los fines de la Masonería, luchas sangrientas, días de luto y desolación y animosidades y venganzas de pueblo a pueblo. ¡Ah! Si nosotros nos quisiéramos apartar por un momento del fin que nos hemos propuesto, al trazar esta plancha y tratásemos de olvidar que somos masones, recordaríamos fechas tristemente célebres…, pero no ha sido ese nuestro pensamiento y hacemos aquí punto, para ocuparnos de otro artículo que también ha sido inspirado con un desconocimiento completo de las circunstancias en que se encuentra la Masonería Portuguesa. Nos referimos al artículo de la nueva Ley constitucional por el cual se previene que para ser elegido Gr.·. Maestre es necesaria la cualidad de portugués, no naturalizado, exigencia que demuestra que el Gr.·. 48

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Or.·. Lus.·. Unido tiene en muy poco el importante concurso de las Logias españolas, cuando de este modo se desconoce el perfecto derecho que tienen a que de su seno salga elegido un masón digno de este honor supremo, puesto que sus Logias constituyen el mayor número de las que componen ese Gr.·. Or.·. Nuestra inteligencia, poderoso y querido hermano, no alcanza a comprender el pensamiento que ha guiado a los legisladores del nuevo Código para consignar artículos tan antimasónicos, tan contrarios a los principios y a los grandes fines de la Masonería: haciéndonos de este modo alimentar la idea, que queremos rechazar porque repugna a nuestros sentimientos honrados, de que el Gr.·. Or.·. Lus.·. Unido no ha tenido en cuenta que, bajo sus auspicios trabajan Logias españolas, que, heridas en su dignidad y en su amor propio, habían de rechazar necesariamente la Constitución, como atentatoria a sus más sagrados y legítimos derechos. Y no ha podido menos de sorprendernos que los representantes de nuestras Logias en ese Consejo Supremo no hayan levantado su voz en defensa de los masones españoles, protestando y no prestando su cooperación a una Ley fundamental que hería el decoro de sus representados y quebrantaba la unidad masónica. ¿Por qué, antes de autorizar con sus votos la nueva Constitución, no se inspiraron en las Logias que representaban para defender sus intereses y derechos? ¿Carecía, acaso, de importancia esta cuestión para que nuestros delegados dejasen de ilustrarse con el parecer de los que les habían conferido sus poderes? 49

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Pero continuando el análisis y habiéndonos ocupado de aquellos puntos que más importancia entrañaban, nos haremos cargo de otros que, si bien de distinta índole, no dejan de tenerla, puesto que se trata del fomento de la Masonería. Debemos llamar la atención de los Altos Poderes masónicos sobre las nuevas tarifas. El exorbitante aumento que en ellas se hace, indudablemente ha de perjudicar a la Or.·., puesto que las iniciaciones serán en menor número, los ingresos por todos conceptos disminuirán y se vendrá a un estado de penuria muy difícil de combatir. La Masonería, para alcanzar los grandes fines que se propone, no puede solamente buscar al hombre poderoso, sino que debe admitir en su seno al que por su virtud, su moralidad y su talento se haga digno de llevar el nombre de masón: uniendo a estas cualidades la de tener un modo decoroso de ganarse la subsistencia. Disminuidos los derechos, la asociación aumentaría sus adeptos, y hombres que, por no poder hacer grandes desembolsos, no ingresan en nuestra augusta Or.·. vendrían a ayudarnos con su inteligencia y sus virtudes en la grande obra a que venimos dedicados. Tratándose de una cuestión tan importante como es el Código fundamental por el que se ha de regir la Masonería Portuguesa, ha llamado poderosamente nuestra atención que se señale el perentorio plazo de tres días para discutir y jurar aquél, cuando más tiempo que ese se necesita para estudiar y formar conciencia de un documento que tanto afecta al desarrollo de nuestra institución y a la unión y armonía de todas las 50

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Logias, así portuguesas como españolas, que trabajan bajo los ausp.·. de ese G.·. Or.·. La Logia Tinerfe, que anhela como la que más, la unión de la Masonería Portuguesa, y desea mantenerse, en cuanto su decoro y conciencia lo permitan, en el terreno de la obediencia: acude hoy a los Cuerpos Superiores pidiendo con el debido acatamiento: pero con la energía que le da la bondad de su causa, la modificación inmediata y completa de los artículos constitucionales de que nos hemos ocupado, en un sentido conciliador y esencialmente masónico, dentro del cual quepan todas las Logias, así portuguesas como españolas, sin menoscabo de su dignidad; viniendo de ese modo a fortalecer la unión de todos los masones, y prestar una garantía firmísima a los derechos de cada uno. En consecuencia de todo lo expuesto, espera esta Resp.·. Log.·. de la reconocida ilustración y rectitud de ese Gr.·. Or.·. ver atentidas las peticiones que quedan formuladas en esta pl.·., por exigirlo así el bien de nuestra Or.·. y la dignidad de los masones españoles, que con tanto júbilo y entusiasmo vienen trabajando por llegar a ver realizada la gran aspiración de la Masonería. Los obreros de esta Logia ruegan al Gr.·. A.·. del U.·. os ilumine en las muchas e importantes cuestiones que estáis llamados a resolver en bien de nuestra augusta institución. Traz.·. En Sec.·. a 29 de Noviembre de 1878 (e.·. v.·.) Esperando CC.·. HH.·. que comprendiendo las causas legales de esta protesta y apreciándola en su justo 51

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valor, no dejaréis de continuar prestándonos vuestro apoyo moral, estrechando así cada vez más nuestras buenas relaciones amistosas y mas.·., os enviamos el más sentido y cariñoso saludo. El Ven.·. Maest.·. José Sierra y Alfonso Gr.·. 33. El Primer Vig.·. Nicolás R. de Salas Gr.·. 30.

El Segundo Vig.·. Sixto Martín Fernández Gr.·. 18.

El Orad.·. Juan R. Andino Gr.·. 18

P.·. A.·. D.·. L.·. R.·. L.·. El Sec.·. Manuel Quintero Gr.·. 11º

Visto y sellado El Chanc.·. Eduardo González Malo Gr.·. 3º.

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VII

Entre el iberismo y la autonomía: proyecto de creación de una Gran Logia 9 de Canarias (1879) QQ.·. HH.·. Tiempo hace que la Resp.·. Log.·. Taoro por votación unánime; e impulsada por un sentimiento de decoro incompatible con algunos artículos de la Constitución promulgada últimamente por el Gr.·. Or.·. Lus.·. Un.·., resolvió negar su obediencia a aquel alto Cuerpo Mas.·., bajo cuyos ausp.·. venía trabajando y del que había recibido su carta constitutiva. Las razones que tuvo en cuenta para llevar a cabo tan extrema

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. Plancha de Taoro a la Comisión nombrada por el extinguido Sob.·. Cap.·. Provincial de las Islas Canarias, La Orotava, 9-11-1879 (AGGCE, 490-A).

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resolución, están en la conciencia de todos los hh.·. que habiéndose fijado en los artículos 2º, 119, 177 y 212 de la misma Constitución, con las modificaciones en alza introducidas en los derechos que ha de percibir el Gran Tesoro por iniciaciones, regularizaciones, filiaciones, &ª., no habían podido menos de protestar contra la centralización absorbente que en los referidos artículos se revela y que hieren de una manera inconsiderada, no solamente el sentimiento patrio de la mayoría de las Logias auspiciadas bajo la obediencia del Gr.·. Or.·. Lus.·. Un.·., sino lo que es […] y de importancia más trascendental, el verdadero espíritu masónico en todos tiempos dispuesto a formar de los hombres una gran familia y a concluir moralmente con las fronteras y los antagonismos que aún dividen al género humano. No entraremos, pues, a discutir y a rechazar uno por uno los artículos, objeto de nuestro disentimiento. El artículo 2º imponiendo a los mas.·. la obligación de la defensa nacional, echa por tierra esa noble aspiración a que antes nos hemos referido. El 119, conculca el principio democrático del sufragio universal, monopolizando para Portugal, la suprema dignidad de Gran Maestro. El 177, obliga a todas las Log.·. a usar para todos los procesos masónicos, un papel sellado con un signo especial del Gr.·. Or.·., disposición que establece una nueva contribución destinada a engrosar su Tesoro. El 212 reconoce como día de gala masónico el 1º de Diciembre, aniversario de la restauración de Portugal. Pudiera este artículo haber pasado desapercibido para las Log.·. españolas si sólo a las 54

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portuguesas obligara; que no en vano el espíritu patriótico tiene que reflejarse en las manifestaciones de un pueblo; pero como ese artículo obliga también a las Log.·. españolas que viven bajo los auspicios del Gr.·. Or.·. Lus.·. Un.·. Supremo Consejo de la Mason.·. Portuguesa, ha sido necesaria mucha obcecación o un olvido completo de las conveniencias masónicas e internacionales para sentar este principio obligatorio en una constitución general de la Masonería Portuguesa la celebración del día en que una sublevación armada separó dos pueblos hermanos que han debido marchar unidos a la consecución del ideal que hace tiempo persigue la Mason.·. Y si a todo esto se añade el aumento de las tarifas, gravando de una manera notable los cofres particulares de las Log.·. y el desembolso de los prof.·. que ingresen en el seno de la Mason.·., tendremos el cuadro completo de los inconvenientes que a las Log.·. españolas se presentan para seguir auspiciadas del Gr.·. Or.·. Lus.·. Un.·. Las consideraciones que preceden expuestas sucintamente, porque ya vosotros qq.·. hh.·. las habéis pesado en la balanza de vuestro buen criterio, no han sido las únicas que han decidido a la Resp.·. Log.·. Taoro a separarse desde luego de la obediencia del Gr.·. Or.·. Lus.·. Si otras razones no hubieran existido, esta Resp.·. Log.·. habría tal vez tratado de ejercitar el derecho que la misma constitución le concede en el párrafo 7º de su artículo 23, pidiendo la reforma de los artículos que crea atentatorios a su delicadeza de españoles, y más que todo, al verdadero espíritu masónico. Pero razones de más peso la han obligado a 55

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tomar una resolución tan trascendental. No en vano se nace qq.·. hh.·. a la vida de la razón oyendo hablar constantemente un idioma dulce y armonioso como hay pocos; no en vano se vive bajo la sombra de una bandera gloriosa en los fastos de la Historia; no en vano ha palpitado el corazón a impulsos de un sentimiento que radica en lo íntimo de nuestro ser y que se engrandece o se deprime en los triunfos o las derrotas de esa misma bandera, símbolo de la nacionalidad. La Resp.·. Log.·. Taoro ha tenido, pues, desde su instalación, por poco digno, por poco decoroso, que la masonería española tenga que vivir sujeta a los auspicios de un Gr.·. Or.·. extranjero; pues si en la verdadera acepción de esta palabra no es Portugal tierra extraña para los españoles, siendo para estos aquel pedazo de la Península Ibérica un miembro de la familia separado por los azares de la adversa suerte del hogar y de la patria común, no abriga Portugal respecto a España, los mismos generosos sentimientos, tal vez teniendo en cuenta su condición de territorio más pequeño, y por lo tanto celoso de su posición e independencia. Y no es privativo exclusivamente de la Log.·. Taoro, ese modo de ver la cuestión constitucional que nos ocupa. Esta Resp.·. Log.·. cree fundadamente, que la mayoría de las Logias Españolas, que se han separado de la obediencia del Gr.·. Or.·. Lus.·. Un.·. Supr.·. Cons.·. de la Masonería Portuguesa, han obedecido a un sentimiento de nacionalidad que se refleja en todas las pl.·. que se le han dirigido por las respectivas oficinas. La creación de un Gr.·. Or.·. Español, ha sido y es el desideratum de la masonería española. No es extraño, 56

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pues, que esta Resp.·. Log.·. haya creído ver en estos momentos la ocasión oportuna de romper los lazos que le unían a un Gr.·. Or.·. extranjero, aspirando a la formación de uno nacional que inspirándose únicamente en el bien general de la Orden, emancipe a las Log.·. españolas de la tutela que sobre ellas ha venido ejerciendo el Gr.·. Or.·. Lus.·. Un.·. Tal vez esta noble aspiración encuentre dificultades y obstáculos difícilmente superables; pero siempre será digna de loa y de respetuosa consideración, la idea levantada que ha dado ser al proyecto que hoy se agita en el seno de la Mason.·. española. Mas, entre tanto ese proyecto no se lleve al terreno de la práctica, y España no cuente con un poder masónico reconocido por los grandes Or.·., en torno del cual se agrupen las numerosas Log.·. que elevan columnas en sus hermosos Valles a la G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·. ¿qué partido deben tomar esas mismas Log.·. que, como la de Taoro, se hayan separado de la obediencia del Gr.·. Or.·. Lus.·.? He aquí el problema cuya resolución se encuentra sobre el tapete y que hoy [afecta] a los representantes de casi la totalidad de las Log.·. Canarias para discutir y señalar un modus vivendi a las Log.·. de estos Valles, mientras en España no se constituya un Gr.·. Or.·. o se tome otra medida que regularice la posición anómala en que hoy se encuentran constituidas. La opinión de la Resp.·. Log.·. Taoro, conforme con la de varios hh.·. a quienes ha tenido el gusto de oír en asunto de tanta trascendencia, es la de que se constituya en estas Islas un centro Masónico independiente 57

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que venga a sustituir, pero con mayor holgura, al Sob.·. Cap.·. Provincial de las Islas Canarias, disuelto por acuerdo propio, ya sea con el nombre de Gr.·. Log.·. o con el más propio aun, según los Estatutos generales, Capítulo 547, de Madre Log.·. Provincial, cuya constitución puede obtenerse de cualquier Gr.·. Or.·. reconocido según el artº. 541 de los mismos Estatutos. Esta Madre Log.·. o Gr.·. Log.·. Provincial, puede hacer vida independiente, sujeta únicamente a las relaciones establecidas por los Estatutos generales, mientras no se constituya un Gr.·. Or.·. en España, o confederarse con los poderes masónicos de Lausana; resolución adoptada por las Log.·. de Andalucía, con la que se halla muy de acuerdo la Resp.·. Log.·. en cuyo nombre tenemos la honra de hablar. Este es el criterio que bien estudiada la cuestión domina entre los obreros de este Taller, y el que exponemos a vuestra consideración por si lo creéis digno de ser tomado en cuenta. Que el Gr.·. A.·. D.·. U.·. os ayude e ilumine para bien y prosperidad de la Aug.·. Ord.·. a que pertenecemos. Traz.·. en la Secr.·. de esta Resp.·. Log.·. a los 9 días del mes de Febrero de 1879 (e.·. v.·.) El Ven.·. Maes.·. Tamadaya, gr.·. 18 El 1º Vig.·. Floridablanca, gr.·. 11

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El 2º Vig.·. (P.·. T.·.) Epaminondas, gr.·. 3º

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El Orad.·. Miguel B. Espinosa Gr.·. 18

P.·. A.·. D.·. L.·. R.·. L.·. El Secr.·. y G.·. S.·. Fernando Pineda, gr.·. 11

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VIII

Esperanza de Orotava y la Confederación 10 Masónica del Congreso de Sevilla (1880) S.·. S.·. S.·. QQ.·. HH.·. Al entrar esta Log.·. en un nuevo periodo de regularidad mas.·., se cree en el deber de manifestar a todos los Talleres con quienes está en relaciones, cuál ha sido su conducta en las difíciles circunstancias porque ha pasado la Masonería Española. Separados la mayor parte de los Talleres de estas islas de la obediencia del G.·. Or.·. Lus.·. Un.·., y deseando marchar de acuerdo al buscar nuevos auspicios, 10

Plancha circular de Esperanza de Orotava, en el Puerto de la Cruz, a la logia Abora de Santa Cruz de La Palma, 25-01-1880 (AGGCE, 749-A-10).

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tuvieron lugar varias reuniones en Sta. Cruz de Tenerife de los Representantes de las Log.·. que constituían el Sob.·. Cap.·. Prov.·., y después, de los que las mismas designaron para poner un término a la situación especial en que se encontraban. Concurrió este Taller por medio de sus representantes a las primeras reuniones verificadas; pero no estando conforme con la aspiración allí predominante a constituir un cuerpo superior independiente en la capital de la Provincia, considerando por otra parte la solución propuesta por el Congreso Masónico de Sevilla, la más conveniente para los Talleres Españoles, puesto que ellas conducían a reunir en un solo cuerpo a aquellas Log.·. que quisieran aceptar los auspicios de un poder masónico nacional con todas las condiciones de regularidad que pudieran desearse, al nombrar en dos de febrero del corriente año sus representantes para la última de dichas reuniones, limitó sus poderes, facultándoles solamente para proponer a los demás Talleres que se adhiriesen al Congreso Mas.·. de Sevilla como ya lo había efectuado esta Log.·. El resultado de los trabajos de este Congreso ha sido: la reunión de una Gr.·. Log.·. Constituyente a la cual hemos enviado nuestros representantes, la promulgación de una Constit.·. para las Logias adheridas, que ha sido por nosotros aceptada y jurada, quedando constituida bajo el protectorado del Poder Ejecutivo de los Supremos Consejos Confederados la «CONFEDERACIÓN MAS.·. DEL CONGRESO DE SEVILLA». Nosotros vemos en este centro una esperanza para la masonería en nuestra madre patria, la que, imitando 62

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el ejemplo de moderación y cordura dado por los Talleres confederados, podrá tal vez llegar a levantarse de la postración en que yace, y olvidando antiguas querellas, arrojando de su seno a aquellos que sólo vieron en nuestra Sag.·. Instit.·. un medio para conseguir sus fines, agrupando a todos los obreros de buena voluntad, realizará indudablemente la unificación de la masonería española. En este periodo desgraciado para nuestra patria en que los Representantes de la intolerancia y del fanatismo triunfan por doquier, en que tantas decepciones, tantas apostasías contemplamos, esta Log.·. conserva incólume su fe en los grandes principios que la masonería sustenta; cree que no están lejanos los tiempos en que la sociedad española, desgarrando por completo el velo de la ignorancia, desechando esa gran inmoralidad que la corroe, acepte, como única salvación, la savia regeneradora que encierra nuestra doctrina, estableciendo sobre sólidas bases la libertad y el derecho, proclamando el respeto a todas las creencias religiosas, paliando en lo posible el malestar que agita a las últimas capas sociales, mal cuyo remedio no conocemos tal vez, pero que tenemos constantemente a la vista. Que el G.·. A.·. D.·. U.·. os ilumine y ayude. Traz.·. en esta Secretaría a los 25 días del mes de enero de 1880 (e.·. v.·.) El Ven.·. M.·. Borinquen, gr.·. 20

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El 1er. Vig.·. Doramas gr.·. 11.·.

El 2º Vig.·. Maldonado gr.·. 11.·.

El Orad.·. Catón gr.·. 20 .·.

P.·. A.·. D.·. L.·. L.·. El Secr.·. Scheele gr.·. 18.·.

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IX

La logia Tinerfe 114 y el problema 11 de la emigración (1882) A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·. A la Resp.·. Log.·. Cap.·. Tinerfe Nº 114 S.·. F.·. U.·. Ven.·. maest.·. y obr.·. del Tall.·. Existe en el Archipiélago Canario, desde muy antiguo, un grave mal permanente, que se agrava en ciertos periodos determinados por la falta de cosechas, y las consiguientes escaseces de alimentos y de trabajo. Este mal es la emigración de sus habitantes a otros países; emigración que por lo general, se lleva a cabo con sobrada impremeditación de parte de los emigrantes y 11

AGGCE. Logia Tinerfe Nº 114 de Santa Cruz de Tenerife, 497-A-1.

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con sobrado refinamiento mercantil de parte de los que especulan con tan funesta desgracia, dando por resultado el enriquecimiento de los tratantes y la más completa infelicidad de los pobres contratados, cuando no pagan con su vida el afán siempre respetable y plausible de mejorar su condición y escapar de la miseria por medio de él. Todos conocéis lo que son, por punto general, las contratas; también el móvil que las guía; todos tenéis la triste ocasión de apreciar diariamente sus consecuencias; por lo que no expondremos ante vuestra vista el lastimoso cuadro que representa el negocio, enseñoreándose y esclavizando despiadadamente a la pobreza y al dolor; pero sí deseamos que fijéis vuestra atención mas.·. en que, si la Ord.·. tiene misiones esenciales que cumplir en este mundo, una de ellas lo es el atender o socorrer al desvalido, proporcionándole recursos y elementos de trabajo sin menoscabar su dignidad, sin explotarlo, antes al contrario, haciéndole comprender que su estado no le coloca a más bajo nivel que el que pide un semejante, ni le degrada, ni le humilla; porque lo único que degrada y rebaja al hombre no es la pobreza sino el deshonor y el crimen. Omitimos el aducir consideraciones y reflexiones encaminadas a probar el deber en que se encuentra nuestra Or.·. de tender una mano protectora al infortunado que sufre sin propia culpa, solamente si por las vicisitudes de la fortuna, que es lo que sucede con las familias que tienen que abandonar sus casas y su patria porque el hambre les lanza de ellas con la irresistible 66

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energía y pujanza que el huracán arranca y arroja al espacio los robles más robustos y arraigados. Desean los hh.·. que suscriben que el Tall.·. intervenga, como le sea posible, en el asunto importante de la emigración canaria y que previamente de acuerdo con las log.·. de los países a donde la emigración suela dirigirse, o de aquellos a donde convenga que se dirija, adopte los medios que mejor crea para salvar a los emigrantes que se pueda de las garras de los traficantes y proporcionarles en aquellos países medios de subsistir y de aliviar su precaria situación basados en el aprovechamiento razonable y reglamentado de su trabajo. Tal es la proposición que los firmantes tienen la honra de someter a la deliberación del Tall.·., esperando de los sentimientos mas.·. de sus hh.·. que será tomada en consideración e ilustrada como es de creer por la discusión de todos. Traz.·. en lg.·. oc.·. en el vall.·. de Santa Cruz de Tenerife a 10 de marzo de 1882 (e.·. v.·.). Tinguaro, gr.·. 14º

Moncayo, gr.·. 11º

Guadarfía, gr.·. 18º.

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X

Miembros de las logias Taoro Nº 9 12 y Esperanza de Orotava Nº 10 (1881-1889) 1. Juan DELGADO DÍAZ13, Bolívar, 3º. 2. Germán WILDPRET SODER14, Guillermo Tell, 3º. 3. Lucio DÍAZ GONZÁLEZ15, Tamadaya, 3º. 16 4. Fernando PINEDA PINEDA , Maninidra, 3º.

12

Según los registros de la Gran Logia Simbólica Independiente Española (GLSIE) surgida del Congreso Masónico de Sevilla, tras la crisis constitucional con el Grande Oriente Lusitano Unido. Se ha respetado el número de orden original. 13

A = Nacimiento: 27-12-1822; B = Lugar de nacimiento: Fasnia (Tenerife); C = Estado Civil: Casado; D = Profesión: Propietario; E = Fecha de ingreso: Fundador; F = Fecha de la baja: 15-11-1881. 14

A: 5-10-1834: B: Reinfelden (Suiza); C: Casado; D: Botánico; E: Fundador; F: – 15

A: 2-03-1843; B: La Orotava; C: Casado; D: Procurador; E: Fundador.

16

A: 7-12-1833; B: Las Palmas; C: Casado; D: Escribano; E: Fundador.

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5. Pedro PONTE LLARENA17, Tamayde, 3º. 6. Nicolás ÁLVAREZ OLIVERAS18, Berruguete, 3º.

17

A: 15-08-1826; B: La Orotava; C: Casado; D: Propietario; E: Fundador; F: 9-07-1882. 18

Álvarez Olivera, Nicolás, Berruguete, Puerto de la Cruz (Tenerife), 1-11-1837. Ebanista, contratista y maestro de obras. Casado. Católico. Aunque tenía el rango de fundador, con el número seis, del taller orotavense Taoro Nº 9 (GLSIE), quedó «a cubierto» por falta de pago según una anotación (9-07-1882) de un registro de miembros de su logia, sin que conste su reingreso con posterioridad como sucede con otros miembros de este mismo taller. La expresión «a cubierto» está relacionada comúnmente con la seguridad del templo masónico, «a cubierto de miradas profanas», es decir, que no puede temerse la intromisión de extraños, y, además, «cubrir el templo» significa salir del mismo durante una reunión o tenida, es posible, por tanto, que se tratase de una baja provisional por falta de pago que, en principio, pudo solucionarse posteriormente, aunque no existen pruebas definitivas al respecto. Estaba en posesión del grado 3º que obtuvo en torno a 1876, un año después de ser iniciado en la misma logia, cuando ésta dependía del GOLU. Había solicitado su ingreso (4-06-1875), con el aval del procurador Lucio Díaz González. Entre 1875 y 1878 ocupó el cargo de guarda tempo interior, un puesto no muy destacado pero relevante para la seguridad del taller. En su expediente personal sólo se conserva su solicitud de admisión en la masonería. Su participación como contratista en las labores de desmonte y ajardinado del Jardín Victoria, donde se situó el mausoleo del VIII marqués de la Quinta Roja, don Diego Ponte del Castillo, venerable fundador del taller, así como su posterior participación en la terminación de las obras del Hotel Taoro del Puerto de la Cruz, a finales de 1891 o principios de 1892, cuyos planos originales habían sido trazados por el arquitecto y masón francés Adolphe Coquet, quien también había diseñado el Mausoleo antes mencionado, y que incluían, según parece, las labores de ajardinado del Hotel inducen a pensar en una importante y permanente vinculación del biografiado con la Orden, especialmente mediante su contribución a la ejecución de dos de los proyectos artísticos y arquitectónicos más notables de la época en el Valle de La Orotava que, sin duda, pueden relacionarse con la masonería o, al menos, con una activa participación de no pocos hijos de la Viuda en los mismos, tal como puede apreciarse en la antología documental de la presente obra, en

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7. Remigio RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ19, Arguayo, 3º. 8. Juan SALAR y PÉREZ20, Floridablanca, 3º. 9. Miguel B. ESPINOSA RODRÍGUEZ21, Servet, 3º. 10. Andrés REYES LEÓN22, Viriato, 3º. 11. Smaragdo PADRÓN SARMIENTO23, Lincoln, 3º.

las biografías aquí referenciadas, entre otras y, asimismo, en la no escasa bibliografía existente sobre el tema (AGGCE, 580-B-43). 19

A: 29-10-1848; B: La Orotava; C: Soltero; D: Comercio; E: Fundador; F: 12-12-1889. 20

A: 19-10-1844; B: Fortuna (Murcia); C: Viudo; D: Comercio; E: Fundador; F: 30-09-1888. 21

A: 14-07-1838; B: Guanajay (Cuba); C: Casado; D: Médico; E: Fundador; F: 18-03-1883, regresa al taller el 27-12-1885 y causa baja definitiva el 12-12-1889. Su biografía en Manuel de Paz Sánchez, Intelectuales, poetas e ideólogos en la francmasonería canaria del siglo XIX, cuya segunda edición se publicó (2004) en esta misma editorial. 22

Reyes León, Andrés, Viriato, La Orotava (Tenerife), 4-02-1847. Albañil y, posteriormente, industrial-administrador. Casado. Cristiano. Avalado por Lucio Díaz González, presentó (18-03-1876) su solicitud de admisión a la logia Taoro Nº 90 (GOLU) de La Orotava, que lo inició (13-05-1876). Alcanzó el grado 3º (1878) y ocupó, entre otros de menor relevancia, el cargo de maestro de ceremonias (1879). Además, cuando el taller de la Villa cambió de auspicios, pasando a la obediencia de la GLSIE, continuó reforzando sus columnas hasta que causó baja (12-121889), probablemente en fechas próximas a la disolución de esta logia. Actuó de administrador de varias fincas de los marqueses de la Candia, tanto en Tenerife como en Gran Canaria, cuyos rendimientos mejoró instalando algunas de las primeras máquinas para elevación de agua del Valle. Miembro destacado de la burguesía agraria, formó parte de sociedades culturales como el Liceo de Orotava y promovió, paralelamente, otras obras de ingeniería hidráulica y de fomento de la producción agropecuaria en la comarca. Falleció en 1912 (AGGCE, 580-B-15). 23 A: 12-09-1854; B: Garachico; C: Soltero; D: Empleado; E: Fundador; F: 15-10-1882.

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12. Diego GARCÍA DE LA VEGA24, Epaminondas, 3º. 13. José RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ25, Doramas, 3º. 14. Federico DÍAZ26, Riego, 2º. 15. Manuel PADILLA GARCÍA27, Padilla, 1º. 16. Juan GARCÍA PERERA28, Bravo, 3º. 17. Juan J[ACINTO] DEL CASTILLO DORTA29, Espartaco, 3º.

24

A: 20-03-1837; B: Algaba (Sevilla); C: Casado; D: Profesor 1ª Enseñanza; E: Fundador; F: 31-12-1882. 25

Rodríguez Rodríguez, José, Doramas, La Orotava (Tenerife), 14-081840. Comerciante. Soltero. Cristiano. Solicitó (14-08-1877) su iniciación a la logia Taoro (GOLU y, posteriormente, GLSIE), de su lugar de nacimiento, y por ello se efectuaron las tres aplomaciones al mes siguiente, que resultaron totalmente favorables, con lo que debió ser iniciado a finales de 1877 o principios de 1878. Alcanzó el grado 3º, y causó baja (12-12-1889), prácticamente a la disolución del taller (AGGCE, 580-B-26). 26

A: 14-04-1850; B: Arico; C: Soltero; D: Propietario; E: Fundador; F: 27-05-1883. 27

A: 20-12-1795; B: La Orotava; C: Soltero; D: Abogado; E: Fundador; F: 15-10-1882. 28

García Perera, Juan, Bravo, La Orotava (Tenerife), 17-02-1845. Propietario. Casado. Racionalista. Solicitó (5-08-1879) su iniciación a la logia Taoro de su lugar de nacimiento y, tras los informes de rigor que subrayaron su evolución personal y moral desde ciertas «calaveradas» de juventud como, por ejemplo, juegos de azar, mujeres de vida alegre y algo de copas, hasta un comportamiento mucho más sobrio, honesto y morigerado, determinó admitirle en su seno. Alcanzó el grado 3º y, más tarde, se le concedió (15-11-1882), una baja temporal consistente en una «licencia de ocho meses» que, según parece, se convirtió en baja definitiva de la logia (AGGCE, 580-B-12). 29 A: 21-07-1844; B: La Orotava; C: Casado; D: Escribano; E: Fundador; F: 9-01-1884.

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18. Pedro BUENAFUENTE SEGURA30, Limera, 3º. 19. Manuel PERERA DELGADO31, Invencible, 1º. 20. Francisco ARMAS LEÓN32, Victoria, 1º. 21. Francisco RIQUELME RUBIO33, Constante, 2º. 22. Leoncio de LEÓN34, Alila o Atila, 3º. 23. Juan B. LORO y VERA35, Bencomo, 1º. 24. Agustín ESPINOSA Y ESTRADA36, Borinquen, 3º.

30

Buenafuente Segura, Pedro, Limera, Zurgena (Almería), 29-041840. Industrial. Casado. Católico. Iniciado a finales de 1879 en la logia Taoro (BBC) de La Orotava, tras los oportunos informes que destacaron sus cualidades humanas. Alcanzó, al menos, el grado 3º y causó baja (18-03-1883) por plancha de quite (AGGCE, 580-B-6). 31

A: 10-11-1844; B: La Matanza; C: Casado; D: Empleado; E: Fundador; F: 15-10-1882. 32

Armas León, Francisco, Victoria, La Victoria de Acentejo (Tenerife), 28-02-1843. Propietario. Viudo. Cristiano. Residente en su lugar de nacimiento, solicitó su iniciación a principios de mayo de 1880 a la logia Taoro de La Orotava, que obtuvo. Sin embargo, no pasó, según parece, del grado 1º y causó baja (15-10-1882) por falta de pago (AGGCE, 580-B-7). 33

A: 24-05-1854; B: Fortuna (Murcia); C: Soltero; D: Comercio; E: Fundador; F: 31-01-1883. 34

León, Leoncio de, Alila [o Atila], La Laguna (Tenerife), 27-01-1839. Comerciante. Soltero. Católico. Resultó iniciado (29-06-1881), en la logia Taoro (GLSIE) de La Orotava, en la que también alcanzó el grado 3º, aunque causó baja poco después (15-11-1881), tal vez por ausentarse para América, donde, según uno de sus aplomadores, había residido la mayor parte de su vida (AGGCE, 580-B-9). 35

A: 3-02-1860; B: Fortuna (Murcia); E: Iniciado 18-12-1881; F: 701-1882. 36

A: 31-08-1825; B: Realejos; C: Casado; D: Propietario: E: Figura, con el número 1, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882.

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25. Domingo AGUILAR QUESADA37, Doramas, 3º. 26. Luis RODRÍGUEZ y PADRÓN38, Maldonado, 3º. 27. Andrés HERNÁNDEZ BARRIOS39, Catón, 3º. 28. Agustín ESTRADA y MADÁN40, Scheele, 3º. 29. Manuel de los RÍOS y BARROSO41, Tinguaro, 3º. 30. Primitivo FIGUEROA y MORALES42, Hidalgo, 3º. 37

A: 30-06-1843; B: Las Palmas; C: Casado; D: Propietario; E: Figura, con el número 2, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 12-12-1889. 38

Rodríguez Padrón, Luis, Maldonado, La Orotava (Tenerife), 15-041836. Propietario. Casado. Tuvo una larga carrera masónica a la que nunca renunció, formando parte de las logias decimonónicas Teide, Taoro y Esperanza de Orotava, y, asimismo, de la emblemática Añaza a la que se afilió (27-08-1897). Poco después (15-12-1897) el Supremo Consejo del grado 33º del GOI le expidió el diploma de Príncipe Rosa Cruz, grado 18º del REAA, con el que reforzó los balaustres del SCRC Añaza, también de la capital tinerfeña. Ostentó cargos importantes en logia, como los de maestro de ceremonias (1876-1878 y 1884-1886), experto (1878-1879) y 2º vigilante (1878-1879). Falleció (6-05-1910) en el Puerto de la Cruz, donde residió la mayor parte de su vida (AGGCE, 252-B-49). 39

A: 30-11-1824; B: Realejos; C: Soltero; D: Propietario; E: Figura, con el número 4, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 18-05-1883, falleció. 40

A: 19-11-1850; B: Puerto de la Cruz; C: Casado; D: Farmacia; E: Figura, con el número 5, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882. 41

A: 20-09-1843; B: Santa Cruz de Tenerife; C: Casado; D: Comercio; E: Figura, con el número 6, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 3-02-1884. 42 Figura, con el número 7, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882. Figueroa Morales, Primitivo, Hidalgo,

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31. Domingo ESPINOSA DE LOS MONTEROS43, Lincoln, 3º. 44 32. Antonio MARTÍN NÚÑEZ , Franklin, 3º. 33. Agustín ESPINOSA y SUÁREZ45, Lesseps, 3º. 34. José ALAYÓN MOLINA46, Adgoña, 2º.

Puerto de la Cruz, 26 (o 10)-07-1834. Marino y del comercio. Cristiano. Iniciado (26-12-1875) en la logia Taoro (GOLU), aunque pasó muy pronto a reforzar, en su lugar de nacimiento, las columnas de Esperanza de Orotava, y continuó vinculado a la masonería del Valle tras la crisis constitucional masónica de 1878, en que ambos talleres pasaron a depender de la CMCS y, más tarde, de la potencia surgida de esta Confederación, es decir, la GLSIE, procediendo, además, como sabemos, a fusionarse en una sola logia con el nombre de la decana, a la que siguió perteneciendo, según parece, hasta su desaparición hacia finales de 1889. Posteriormente reforzó también (1897-1901) las columnas de la emblemática logia Añaza en la capital provincial. Exaltado al grado 3º (1878), en 1898 ostentaba el 14º del REAA. Ocupó los cargos de guarda templo interior (18761878) y tesorero (1884), entre otros. Según informes policiales falleció (2-02-1901) en el Puerto de la Cruz (AGGCE, 110-B-5). 43

A: 1837; B: Puerto de la Cruz; C: Casado; D: Propietario; E: Figura, con el número 8, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 15-10-1882. 44

A: 4-03-1849; B: Santa Cruz de Tenerife; C: Casado; E: Figura, con el número 10, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 12-12-1889. 45

A: 4-11-1860; B: Puerto Rico; C: Soltero; E: Figura, con el número 12, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 2004-1882; F: 30-08-1882. 46

A: 1821; B: Vilaflor (Tenerife); C: Soltero; D: Propietario; E: Figura, con el número 14, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 3-02-1884.

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35. Antonio FAJARDO RODRÍGUEZ47, Bencomo, 3º. 36. Joaquín FIGUEROA y MORALES48, Orotava, 3º. 37. Agustín ALBELO y ESPINOSA49, Arago, 1º. 38. Joaquín ESTRADA y MADAN50, Mandonio, 3º. 39. Vicente MIGUENS OTERO51, Lepanto, 3º. 40. Francisco A. GARCÍA52, Garibaldi, 3º. 47

A: 18-02-1831; B: Icod (Tenerife); C: Casado; E: Figura, con el número 16, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 26-04-1885. 48

A: 1-04-1844; B: Puerto de la Cruz; C: Casado; D: Marino; E: Figura, con el número 17, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 12-12-1889. 49

A: 5-05-1859; B: Realejos; C: Soltero; D: Estudiante; E: Figura, con el número 18, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 30-08-1882. 50

A: 30-05-1859; B: Puerto de la Cruz; C: Soltero; D: Estudiante; E: Figura, con el número 19, en el registro de miembros de la logia Esperanza de Orotava Nº 10, perteneciente también a la GLSIE, hasta su fusión con Taoro Nº 9, el 20-04-1882; F: 12-12-1889. 51 A: 19-10-1853; B: La Coruña; C: Casado; D: Comercio; E: 3º, afiliado 20-04-1882; F: 18-01-1885.

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GARCÍA DÍAZ, Francisco A., Garibaldi, Realejo Alto (Tenerife), 1202-1853. Comerciante. Casado. Cristiano. Iniciado (1882) en la logia Taoro (GLSIE) de La Orotava, su diploma del grado 3º le fue expedido al año siguiente (1-07-1883). Ocupó (1884-1886) el cargo poco relevante de Guarda Templo Interior y perteneció al taller de la Villa hasta que causó baja en 1889, momento en que debió desaparecer esta logia. Integró también las filas de Añaza, en la capital tinerfeña, y alcanzó los grados 14º (1897) y 18º (1902), con los que reforzó los balaustres del SCRC de igual nombre y situación. Residía en el Puerto de la Cruz, donde poseyó un almacén de ultramarinos en la plaza del Dr. Víctor Pérez. Ostentaba la representación, además, de las famosas máquinas «Singer» y de la Unión Vinícola Andaluza. Promovió y consiguió el ingreso en la

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41. José GARCÍA CASABUENA53, Teide, 1º. 42. Diego GARCÍA DE LA VEGA54, Epaminondas, 3º. 43. Manuel GARCÍA HERNÁNDEZ55, Galileo, 3º. 44. Antonio PÉREZ FIGUEROA56, Guanarteme, 3º. 45. José HERNÁNDEZ ACOSTA57, Aníbal, 3º. masonería de algunos colegas. Falleció (16-05-1907), en Santa Cruz de Tenerife (AGGCE, 42-A-17). 53

García Casabuena, José, Teide, Las Palmas (Gran Canaria), 15-051852. Propietario. Soltero. Cristiano. Iniciado (12-07-1882) en la logia Taoro (GLSIE) de La Orotava, apenas sostuvo un mes sus columnas, pues causó baja (30-08-1882) por plancha de quite (AGGCE, 580-B-38). 54

Repite el ítem número 12 del registro, ya que se trata de la misma persona. Ello se debió a causa de su afiliación, que se produjo el 9-011884, causando baja definitiva el 22-03-1886. 55

A: 31-03-1862; B: Puerto de la Cruz; C: Soltero; D: Comercio; E: 3º. Iniciado 13-07-1884; F: 22-03-1886. 56

Pérez Figueroa, Antonio, Guanarteme, Puerto de la Cruz (Tenerife), 13-06-1863. Empleado de comercio. Soltero. Cristiano. Residía en su lugar de nacimiento y fue iniciado (13-07-1884) en la logia Taoro (GLSIE) de La Orotava, en la que alcanzó el grado 3º. Causó baja (12-12-1889), en fechas muy próximas a la desaparición del taller (AGGCE, 580-B-10). 57

Hernández Acosta, José, Aníbal, La Orotava, 13-07-1862. Comercio. Casado. Católico. Presentado (16-04-1884) por Juan Salar y Pérez, tras los oportunos informes que destacaron su carácter honrado y virtuoso, resultó iniciado (14-12-1884) en la logia Taoro, en la que alcanzó el grado 3º (7-08-1887) y sostuvo sus columnas hasta, prácticamente, la disolución del taller, pues consta su baja (12-12-1889), sin especificarse el motivo. Posteriormente pidió afiliación (17-08-1905) a la logia Añaza Nº 270 de la capital tinerfeña, en la que fue admitido (29-12-1905). Redactó (c. 1906) un discurso sobre aspectos generales de la Orden y permaneció en activo hasta, aproximadamente, 1920. El juzgado especial Nº 3 del TERMC le instruyó el sumario 147/1943, en el que consta un informe policial (2-04-1943) donde se indica, aparte de algunos datos masónicos más o menos exactos, que se había destacado en «la propagación y fomento de la Religión Católica en La Orotava» y que había fallecido en su pueblo natal, extremo éste que fue confirmado mediante certificación del óbito (5-01-1938), por lo que el Tribunal se limitó (22-06-1943)

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Manuel de Paz Sánchez y Carlota Alfonso Da Costa

46. Abraham MORALES y DELGADO58, Lincoln, 3º. 47. Francisco GARCÍA LÓPEZ59, Betis, 1º. 48. Adolfo PÉREZ y CARBALLO60, Meyerbeer, 3º. a sobreseer las actuaciones, al aplicar con carácter supletorio el artículo 115 de la LEC (AGGCE, 101-A-17; TERMC Nº 5.818). 58

A: 23-08-1860; B: Granadilla (Tenerife); C: Soltero; D: Comercio; E: 3º. Iniciado 14-12-1884; F: 12-12-1889. 59

García López, Francisco, Betis, Sevilla, 15-10-1853. Maestro de instrucción primaria. Soltero. Cristiano. Destinado en Garachico (Tenerife), solicitó (21-01-1884) su iniciación a la logia Taoro (GLSIE) de La Orotava, uno de cuyos aplomadores destacó, entre otras razones, que la masonería «debe hoy más que nunca hacer esfuerzos por que los encargados de la instrucción pública vengan a engrosar sus columnas». Con algún retraso resultó, pues, iniciado (12-04-1885), pero causó baja (1511-1885) unos meses después. La DGS interesó (20-07-1955) certificado de «antecedentes masónicos» a Salamanca «con el fin de completar información» (AGGCE, 580-B-11). 60

Pérez y Carballo, Adolfo, Meyerbeer, La Laguna (Tenerife), 12-121862. Sastre y, posteriormente, empresario en el negocio de la exportación e importación de frutos. Casado. Cristiano. Residiendo en el Puerto de la Cruz (Tenerife), solicitó (31-01-1885) formar parte de la logia Taoro de La Orotava, en la que fue iniciado. Más tarde reforzó las columnas de Añaza, alcanzó los grados 14º (1897) y 18º (1920) y se integró, por tanto, en el SCRC Añaza Nº 51, permaneciendo vinculado a la logia santacrucera hasta que, en 1933, fue dado de baja por falta de asistencia y pago. En 1923 figuraba ya como agente en el Puerto de la Cruz, para las Islas Canarias, de la empresa británica The London Continental & Eastern Co., Ltd. Importadores de Frutos, una de las compañías que vendía tomates y plátanos isleños en el mítico Covern Garden Market de la capital inglesa, si bien, según manifestó, sus recursos eran por entonces «bastante modestos», por lo que optó por suscribirse sólo con dos pesetas mensuales para el Ropero de caridad creado por el taller. En 1930, según otra de sus misivas, aparte del negocio de importación y exportación, representaba también en las Islas el insecticida «Abol», producto fundamental en el cultivo platanero. En esa fecha se dirigió (1-12-1930) a Jacinto Casariego Caprario, en respuesta a una circular de octubre, mostrándose «de acuerdo y compenetrado de todos sus particulares» y, además, prometiendo que haría «todo lo que sea necesario y esté en mi

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49. Miguel B. ESPINOSA RODRÍGUEZ61, Servet, 3º. 50. Emilio de la ROSA PERERA62, Römer, 3º. 51. Nicolás ACOSTA y ÁLVAREZ63, Haineto, 3º. mano no sólo para recabar las libertades que tanto nos hacen falta en nuestra desgraciada Nación, sí que también para recabar nuestros derechos y prerrogativas de nuestra querida Isla de Tenerife. Entiendo que la Masonería tiene grandes deberes que cumplir y hacer como dice muy bien la circular, una vida activa y de Justicia». El juzgado especial Nº 3 del TERMC le sustanció el sumario 294/43, en cuyo expediente consta certificado del acta de defunción (6-04-1938) expedida por el registro civil del Puerto de la Cruz, con lo que el Tribunal aplicó (28-10-1943) el artículo 115 de la LEC y sobreseyó lo actuado (AGGCE, 113-A-2; TERMC Nº 6.424). 61

También se repite este ítem, que coincide con el número 9, al producirse su afiliación después de su primera baja en las filas del taller. 62

Rosa Perera, Emilio de la, Römer, La Laguna, 28-12-1850. Agrónomo. Casado. Iniciado (24-01-1886) en la logia Taoro (GLSIE) de La Orotava, causó baja al año siguiente (8-10-1887) por plancha de quite, cuando ya poseía el grado 3º. Se afilió (13-05-1897) a Añaza, en cuyo seno ocupó los cargos de 2º experto (1897), 1º experto (1898) y 2º vigilante (1899), aparte de obtener la exaltación al rosacrucismo capitular masónico también en torno a 1899. Se vio obligado a solicitar (19-031900) su plancha de quite por razones «que no son de índole manifestativas», aunque no dudó en indicar que «sin embargo de esta irrevocable determinación, con tranquilidad moral tomada, podéis estar seguros de que, cesen o no las causas que a ello me conducen, siempre y en todas ocasiones que me sea posible, estaré al lado de mis quer[idos] h[ermanos]». Denunciado como masón en 1940 por un antiguo cofrade de la Península, la policía tinerfeña indicó (25-01-1939) que había fallecido «hace muchos años». El juzgado especial Nº 3 del TERMC procedió, no obstante, a la apertura del sumario 386/1943 (AGGCE, 49-A-21). 63

Acosta y Álvarez, Nicolás, Haineto, Puerto de la Cruz (Tenerife), 10-01-1848, aunque en algunos cuadros figura el año de nacimiento en 1841. Zapatero. Casado. Cristiano. Solicitó (20-12-1885) formar parte y fue iniciado (primavera de 1886) en la logia Taoro, en cuyas filas permaneció hasta su disolución en torno a 1889, y se le exaltó al grado 3º. Perteneció también a Añaza de la capital tinerfeña, al menos desde 1897 hasta 1912 en que fue rayado por falta de asistencia y pago. Alcanzó el

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52. Amado ZURITA y COLET64, Servet 2º, 1º. 53. Juan Bautista GARCÍA [o GARÓS]65, Laz, 3º. 54. José María PÉREZ CARBALLO66, Tinguaro, 1º. —Gabriel PERERA LÓPEZ67, Tinerfe. —Vicente DÍAZ y FUENTES68, Taoro. —Ramón AGUILAR MATOS69, Dante.

grado 14º (1897) e integró, por tanto, el SCRC de este último taller. El juzgado especial Nº 3 del TERMC le instruyó el sumario 111/43, momento en el que, en el hipotético caso de que estuviese vivo, frisaría ya el siglo de vida. La jurisdicción especial, sin embargo, no se arredró y, puesto sin éxito en busca y captura, se le procesó y, finalmente, el Tribunal le condenó en rebeldía (28-04-1944), a dieciséis años de reclusión menor y accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua (AGGCE, 377-B-33; TERMC Nº 5.652). 64

A: 27-02-1862; B: Tolba (Huesca); C: Soltero; D: Telegrafista; E: Iniciado el 12-12-1886; F: 12-12-1889. 65

A: 10-10-1858; B: Cuba; E: 3º, afiliado 3-04-1887.

66

A: 19-03-1860; B: La Laguna; D: Comercio; E: 1º. Iniciado 25-061887; F: 6-11-1887. 67

Perera López, Gabriel, Tinerfe, Puerto de la Cruz (Tenerife), 1844. Comerciante. Casado. Católico. Solicitó (11-05-1875) su admisión a la logia Taoro Nº 90 (GOLU) de La Orotava, que lo admitió en su seno. Posteriormente reforzó las columnas de Esperanza de Orotava Nº 103 perteneciente a la misma obediencia, de cuyo taller fue fundador, y permaneció vinculado a la masonería del Valle tras la separación de ambas logias de la obediencia portuguesa. Pasó al Oriente Eterno en torno a 1884, y por ello figuró en la «columna fúnebre» de Taoro Nº 9 (GLSIE) en el año citado. Había alcanzado el grado 3º (1876) y ocupado el cargo de Tesorero (1876-1878), en la logia de su lugar de nacimiento (AGGCE, 580-B-42). 68

A: 20-02-1824; B: Santa Cruz de Tenerife; C: Casado; D: Comercio; E: 3º. Fundador de Esperanza de Orotava; F: 20-04-1882. 69

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B: Canarias; E: 3º. Fundador de Esperanza de Orotava; F: 30-01-1881.

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—José ROMERO y CASTRO70, César. —Juan Basilio ALFONSO71, Jesús.

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A: 1848; B: Canarias; C: Casado; D: Propietario; E: 2º. Fundador de Esperanza de Orotava. 71

Afonso [o Alfonso], Juan Basilio, Jesús, Tenerife, c. 1802. Propietario. Miembro de la logia Esperanza de Orotava del Puerto de la Cruz, en la que fue iniciado en 1878, permaneció nominalmente en sus filas hasta que causó baja (30-01-1881), por plancha de quite, sin que experimentase aumento de grado, con lo que su actividad masónica debió ser muy escasa.

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ANEXOS

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EL JARDÍN DE LA VIRTUD (LA MASONERÍA 72 COMO UNA DISIDENCIA CRISTIANA)

El 13 de noviembre de 1878, el periódico El Eco de La Laguna, caracterizado según sus detractores por su excesiva «mansedumbre evangélica», dio a la estampa un editorial en el que atacó frontalmente a la masonería. Se basó para ello en la serie de documentos condenatorios promulgados por la Santa Sede y, desde luego, en las «infinitas cartas pastorales dadas por los obispos de las mil diócesis del orbe católico». Durante los últimos tiempos, este periódico había protagonizado una intensa polémica con su colega La Voz de Taoro, que se publicaba en La Orotava, pero aquel día –debemos reconocerlo– el redactor que escribió el editorial estaba especialmente inspirado. Comenzó por aceptar que, en teoría, la masonería admitía en su seno a personas de todas las creencias religiosas, pero que, de hecho, 72

Una versión de este trabajo se publicó por Manuel de Paz en el Anuario de Estudios Atlánticos, Madrid-Las Palmas, 53, 2007, pp. 299-336.

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no se tomaba el más mínimo empeño «en persuadir al ateo de la existencia de Dios»73 y, además, su presunta tolerancia religiosa tenía una excepción evidente: la propia religión católica, a la que, según dijo, la masonería procuraba desprestigiar sin miramiento alguno. A medida que iba desgranando sus argumentos, engastados en la típica retórica de la época, el redactor de El Eco de La Laguna dirigió eficazmente su crítica sobre una cuestión que parecía llamar con estrépito a las puertas del sentido común. ¿Cómo era posible que una persona sin apenas formación cultural, religiosa o científica, pudiera convertirse de la noche a la mañana, tras la recepción en la Orden masónica, no sólo en una especie de iluminado sino, de hecho, en un fanático detractor de la religión de sus mayores? En efecto, tras escuchar el discurso del orador, toque final del proceso iniciático o de recepción en el taller, un simple jornalero, un empleado de comercio, un pequeño burgués, un cualquiera, en fin, fungía de sabio en las cosas divinas y humanas, sin base alguna para ello. Aquí tienen nuestros lectores un improvisado sabio; de la noche a la mañana recorrió un camino de muchos siglos. El hermano masón, titulado orador, arrancó de

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Precisamente por aquellas fechas, el Grande Oriente de Francia suprimió, en un ataque de laicismo, el landmark tradicional que establecía la creencia en Dios (Supremo Arquitecto del Universo), como principio fundamental de la masonería y condición sine qua non para ingresar en la Orden, lo que originó el rechazo de diversas obediencias.

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su corazón en un santiamén, la fe que sus cristianos padres depositaran en él e infundió la duda, la desconfianza, la incredulidad. Ya nuestro sabio no creerá más en lo que enseñó Jesucristo; pero en cambio las palabras del orador masónico serán para él axiomas, verdades indiscutibles. Es decir: ha dejado de 74 ser creyente para hacerse crédulo .

El triunfo de La Gloriosa había convertido en una moda nacional la pertenencia de todo tipo de «disidentes», más o menos sinceros, a la Orden del Gran Arquitecto del Universo, el ampuloso nombre con el que la masonería era conocida entre sus fieles. ¿Constituían, realmente, una alternativa espiritual o religiosa, o eran, más bien, grupúsculos influidos por ideas extrañas al catolicismo? En este último sentido lo entendía el periódico lagunero que, en un artículo que tituló «Los adoradores de Voltaire en España», lamentaba la celebración del centenario del ilustre pensador en nuestro país y aseguraba que ello explica la idolatría de los tiempos que caen al otro lado de la Cruz; idolatría que calificamos de irracional y repugnante, sin considerar que nos hallamos muy cerca de ella, gracias a la Revolución cuyo Olimpo tanto se parece al helénico y al latino, y cuyos dioses mayores y menores son tan monstruosos 74

El Eco de La Laguna, 13 de noviembre de 1878, pp. 1-2.

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como los que adoraban los romanos y los atenienses 75 antes de la venida de Jesucristo .

Su argumento central giraba en torno a la idea ontológica de Dios, basándose en el convencimiento que tiene el hombre de su imperfección, y el convencimiento de la existencia de una perfección que no encuentra dentro de sí, esencialmente distinta de él, y a la que sólo puede acercarse por medio de la adoración y del arrobamiento, como 76 tiene que acercarse la criatura a su Criador .

En las páginas que siguen trataremos de examinar con brevedad este debate. Una querella que, al menos durante unos cuantos años, justo antes de que la mayor parte de los masones españoles reuniera el suficiente coraje como para declararse agnóstica, anticlerical y, en su inmensa mayoría, simplemente laica, enfrentó a los defensores de la Iglesia con los nuevos predicadores que, seriamente influidos por la mentalidad anglosajona protestante, amenazaban con sustituir la fe tradicional por los nuevos principios espirituales de los masones practicantes del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, cuyos verdaderos orígenes, paradójicamente, eran jacobitas, como luego veremos.

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El Eco de La Laguna, 21 de agosto de 1878, p. 1.

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Ídem.

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La teoría del buen masón El «buen masón», como el «buen salvaje» de Rousseau, poseía tal cualidad frente a alguien o algo; el segundo, digamos, frente a la civilización que destruía las bondades innatas en la naturaleza humana; el primero, contra la Iglesia católica, que ya no era la depositaria de las virtudes «morales y sociales», o por lo menos la única con capacidad de decisión sobre los delicados asuntos de la conciencia y de la fe. Buena parte de esta «responsabilidad» histórica de la masonería, tanto en Canarias como en el resto de España, recayó sobre los hombros de Andrés Cassard, un ma77 són cubano que, en los ámbitos profanos, apenas pasó a la historia de su país como periodista y poeta78, pero que, desde el punto de vista masónico, desarrolló una importante labor de difusión de la Orden en ambas Américas, tal como se recoge en la nota biográfica contenida en su propio Manual de la Masonería, publicado en España a principios de la década de 1870, 79 en dos amplios volúmenes . 77

Nació en Santiago de Cuba en 1823.

78

F. Peraza Sarausa: Diccionario biográfico cubano, La Habana, 1958. F. Calcagno: Diccionario biográfico cubano, Nueva York, 1878, p. 101. El primero de los autores que se mencionan reprodujo la referencia contenida en el texto del segundo, que decía sobre Cassard: «Poeta y periodista, que publicó en la Habana, en 1848, sus Pasatiempos juveniles, y en Nueva York, en 1874, Cincuenta años de su vida; ciudad esta última donde fundó además, en 1874, el periódico El Espejo, dirigido después por Cirilo Villaverde». 79 A. Cassard: Manual de la masonería, o sea el tejador de los Ritos Antiguo Escocés, Francés y de Adopción, t. II., Málaga, 1872, pp. 557-564.

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El Manual de Cassard se convirtió, a partir de su publicación, en el libro de cabecera de los masones españoles y de buena parte de los de América Latina, pues no sólo ofrecía un detallado estudio simbólico de cada uno de los grados que constituían los Ritos principales de la Orden, con especial referencia al Escocés Antiguo y Aceptado tan querido de los hiramitas hispanos, sino también por la amplitud de la información masónico-administrativa (para la elaboración formal de la gran cantidad de planchas y otros documentos burocráticos de la Orden, así como también para la puesta en práctica de la liturgia en las tenidas y ceremonias especiales), y, desde luego, también por su sentido crítico respecto a la Iglesia católica, claramente inspirado en ciertos principios iconoclastas que el puritanismo norteamericano y, mucho antes, el cristianismo protestante europeo habían lanzado con insistencia desde los tiempos de la Reforma sobre la Santa Sede y, en general, contra los «papistas» de todo el orbe cristiano. En Canarias, la obra referida circuló con profusión entre los masones, llegando a nuestros días algunos ejemplares conservados incluso en bibliotecas particulares, existiendo además acuerdos en logia que recomendaban su difusión y estudio, junto a otros textos, quizás 80 más radicales respecto a la fe católica . 80

M. de Paz Sánchez: Historia de la francmasonería en las Islas Canarias (1739-1936), Cabildo de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1984, p. 345. A principios de 1877 el Areópago de Caballeros Kadosch vinculado a la logia Teide de Santa Cruz de Tenerife planteó, en línea con

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Este teórico de la masonería, sin embargo, no había leído, por lo que parece, a Inmanuel Kant y, a juzgar por algunas de sus expresiones, estaba tan aferrado a la escolástica de base aristotélica como pudiera estarlo el más jocundo de los dominicos españoles, o tal vez demasiado cercano al estilo masónico norteamericano, convirtiendo a Mackey en su maestro e inspirador81, lo que no es extraño dada su profunda vinculación a la masonería estadounidense. Así, aunque describió con delicadeza la «Verdadera Masonería de Adopción» o de la Damas, que tradujo básicamente del francés, Cassard utilizó la Biblia, interpretándola según sus intereses, para llegar a la conclusión de que Pío V había manipulado los «Mandamientos del Señor», al objeto de suprimir «completamente el II precepto en que el Señor prohíbe la idolatría» y «establecer la productiva idolatría de las imágenes». En consecuencia había sido necesario realizar, por parte de la Iglesia, la subdivisión del X Mandamiento, según la Ley antigua, que quedó desglosado en dos: «IX. No codiciar [desear] la mujer del prójimo. X. No codiciar los bienes ajenos», pero que, según Cassard, venían a significar lo mismo, ya que, según argumentó, la liturgia redactada por Vicente Antonio de Castro, la supresión de la Biblia en los «altares de los templos masónicos», pues, según se argumentaba, se trataba de una tradición protestante que había pasado de moda. También se sugirió la eliminación de ciertas «pruebas iniciáticas» por considerarlas ridículas. 81

Los trabajos de Mackey, particularmente las varias ediciones de su Enciclopedia, constituyen un valioso esfuerzo de compilación y erudición sobre la Orden masónica, imitado posteriormente por otros autores.

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la mujer es tan propiedad del hombre, como lo es su casa, su siervo, su buey, etc.; y por consiguiente el IX mandamiento inventado es superfluo y absolutamente innecesario, porque el X contiene toda la fuerza y la 82 prohibición que es general y absoluta .

La mujer ocupaba, en efecto, un papel totalmente secundario y, aunque se permitió su ingreso tutelado en las obediencias masónicas liberales, y, además, en determinados países como Francia las féminas acabaron constituyendo su propia organización masónica independiente, la Gran Logia de Inglaterra, depositaria de la «regularidad» masónica internacional del simbolismo83, jamás ha permitido la recepción de mujeres en sus logias, asunto que considera tabú, aunque hoy admite en su seno a los agnósticos. Andrés Cassard tituló el capítulo final de su obra masónica más famosa de manera harto significativa: «Los masones son los cristianos por excelencia». Fuera de la masonería, pues, aguardaba a los mortales, lo mismo que a los paganos y a los pecadores respecto de la Iglesia, otra especie de condenación eterna, la del pecado de estulticia por negarse a aceptar las nuevas leyes universales del auténtico progreso. Es más, desde

82 83

A. Cassard, Manual de la masonería…, cit., op. cit.

En términos masónicos la masonería simbólica o azul es la referida a los tres primeros grados (aprendiz, compañero y maestro), que además son los únicos que se permiten a las mujeres en el Rito de Adopción (logia adoptada o dependiente de un taller masculino).

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las primeras líneas no dudó en afirmar que consideraba a la Orden como la «única y verdadera religión». Frases como «los masones son los mejores cristianos»; «la Masonería, como el Evangelio, ha enseñado y enseña la moral más pura y la práctica de la más sana filosofía»; la Orden «debe considerarse como religión universal, eterna e inmutable, inculcada por el mismo Dios en el fondo del corazón, y revelada, en todas sus reglas, por la voz siempre severa de la conciencia»; «la Masonería es la única y verdadera religión y los masones son los cristianos por excelencia, por ser fieles observantes de los mandamientos del Señor promulgados en el Sinaí» y otras por el estilo, le permiten concluir, tras una amplia batería de ataques a la Iglesia católica, que «por tanto la religión pura y verdadera está con nosotros y no con vosotros; y los masones –insiste nuevamente– son los cristianos por excelencia». Es más, su discurso adquiere un tono bastante peculiar al mezclar elementos cristianos y racionalistas, lo que le permite ofrecer una definición de la fraternidad acorde con la idea de una nueva fe para la salvación del mundo: La Masonería es el adelanto hacia la luz en todas las líneas del progreso, moral, intelectual y espiritual. Es el verbo encarnado en la humanidad; es una emanación divina; es el Dios hombre en acción, llevando a cabo la grande obra de la regeneración social, transmitiendo al través de los tiempos y del espacio, al seno de las generaciones, esa luz radiante que debe conducir al género humano de la ignorancia, a los 93

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esplendores del saber, y de las miserias y sufrimientos 84 de la vida a la felicidad y eterna bienandanza .

Frente a esta clase de planteamientos se alzaban voces como la de El Eco de La Laguna que, desde sus primeros días de vida, criticó sin ambages en su «folletín» lo que definió como «indiferentismo religioso». Obligado por la tempestad que azotaba a la nave de la Iglesia planteó que, en cuestiones del más allá, la única verdad estaba en el seno del catolicismo y, tras describir lo que consideraba grandes errores del pasado de la humanidad, que definió como frutos de la soberbia humana, indicó, entre otras consideraciones, que de aquí el prescindir de las verdades depositadas en la Iglesia Católica por su divino fundador, y propagadas y enseñadas por sus discípulos sin las cuales ni prosperidad, ni orden, ni paz, ni justicia existe en el mundo; de aquí hasta separarse de lo que nos dice el sentido común, y ahogar tantas veces la razón, con sistemas tan monstruosos y teorías tan absurdas que, protegidos en nuestros días por los hombres indiferentes en materias de religión como nuevos, fueron condenados en la antigüedad por las ciencias, diciendo Cicerón que no había desatino y vaciedad que no hubiese salido de algún filósofo. La verdad fue suplantada por el error en tal grado que decía Demócrito que estaba sumida en un pozo; y la virtud 84

94

A. Cassard, Manual de la masonería…, cit.

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tan perseguida, que hasta los poetas lamentaban que 85 Astrea se hubiese huido de la tierra .

La prensa católica oponía, además, el discurso de los santos y padres de la Iglesia como san Agustín y san Jerónimo, «verdaderos amigos del hombre», al laicismo de «Diderot, Holbac [sic], Vanini, Voltaire y otros de esta escuela, justamente clasificada hoy por la sana filosofía, como escuela de destrucción y de muerte para la sociedad». Esta prensa católica, sin embargo, no se aventuraba a intervenir en los «triunfos de las ciencias», ya que el desarrollo material escapaba a la esfera de actuación de la Iglesia. Se trataba de una crítica esencialmente moral, de un llamamiento a la conciencia de los hombres frente a las tentaciones de una época de cambios que amenazaba con desestabilizar el orden social y con hundir a la humanidad en el caos de la irreligiosidad, el horror y la muerte. Se temía la llegada de una sociedad sin Dios. Un sector muy importante de la masonería española y, desde luego, de la canaria había creído, empero, en el misticismo de Cassard, para quien el Rito Escocés Antiguo y Aceptado era la «única y verdadera Masonería». Según sus palabras, «desde el grado diez y nueve hasta el 33» del Rito referido «continúan exponiéndose

85 «Indiferentismo religioso», El Eco de La Laguna, 30 de noviembre de 1877, pp. 1-2.

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detalladamente, en toda su pureza, las doctrinas masónicas, que son, en esencia, las contenidas en la ley natural y las predicadas y ordenadas por Jesucristo» y, justamente, el grado 18º representaba «una alegoría de la muerte y resurrección del Salvador del mundo, y todo tiende a demostrar el amor puro y verdadero que los masones, como excelentes cristianos, profesan a su Dios y Señor». En este mismo grado, añadía, se celebra la última cena de Jesús con los apóstoles; y el grado concluye inspirando e inculcando los sentimientos de amor fraternal, de paz y caridad que deben caracterizar al buen masón, e implorando humildemente el auxilio divino, y la santa bendición del Señor, nuestro rey eterno, inmortal e invisible, nuestro único, sabio y verdadero Dios, nuestro honor y nuestra 86 gloria por los siglos de los siglos .

El propio Miguel Villalba Hervás realizó por aquel entonces una crítica furibunda contra la misión evangélica de la Iglesia, cuyo fin consideraba inminente, puesto que había perdido «uno a uno los atributos de su antigua y en otros tiempos incontrastable soberanía». Citando a un «eminente orador contemporáneo», un Villalba de prosa insegura afirmó que la Iglesia no sólo había tenido que dejar la dirección de los cielos que le arrancaron Copérnico y Galileo; no solo perdió la dirección de las conciencias 86

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A. Cassard, Manual de la masonería…, cit.

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que le arrancaron Lutero y Calvino; no solo perdió la dirección de la razón que le arrancaron Descartes y Bacon, sino que perdió su último asilo, esto es, el olimpo del arte.

La «teocracia romana», escribió, se había convertido en «un cadáver galvanizado que aguarda lo único a que ya puede aspirar: una sepultura». Pero insistió sobre todo, como sus inspiradores de allende los mares, en el papel «espiritual» que ahora venían a representar los hijos de la Viuda, al afirmar que nuestra misión es realizar el cristianismo: ni más ni menos. La Roma pontificia no ha podido ni podrá llevar a cabo esta grande obra, porque desconoció y desconoce el espíritu del Evangelio, perfectamente antitético al de la Sinagoga: porque vio y ve aún una teocracia exclusivista e intolerante, allí donde sólo debió ver una filosofía religiosa, prenda de unión y 87 fraternidad universal . 87

M. de Paz Sánchez: Intelectuales, poetas e ideólogos en la francmasonería canaria del sigo XIX, Ecotopía, Santa Cruz de Tenerife, 1982, p. 74. El folleto de Miguel Villalba Hervás (1837-1899), se publicó en forma anónima A.U.T.O.S.A.G. Respuesta a un obispo romano por un H. Masón, en la Imprenta Benítez de Santa Cruz de Tenerife, en 1873. Pretendía refutar las críticas a la Orden contenidas en una pastoral del obispo malagueño Esteban José Pérez y Martínez Fernández, que fue reeditada en Las Palmas. El documento episcopal reivindicaba, exclusivamente para la Iglesia, «la misión de enseñar el cristianismo y las verdades dogmáticas y morales con magisterio infalible», aspecto que para Villalba era una «aberración inaudita» y una «herejía».

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¿Para qué, pues, acudir a los templos católicos al objeto de adorar a Dios y de satisfacer las necesidades espirituales? Cassard y con él buena parte de los hiramitas canarios y españoles creían, en aquellos momentos, que la masonería no tardaría en convertirse en una auténtica alternativa espiritual acorde con las necesidades del hombre nuevo, del ser humano liberado del fanatismo y los errores del pasado, unos errores que habían sido inculcados y repetidos una y otra vez por la Iglesia al objeto de perpetuarse en el poder y de vivir, como en los tiempos de las guerras de religión, del usufructo de las bulas y de otros recursos como las propias canonizaciones, que habían sido creadas al objeto de mantener, en las parroquias y conventos esparcidos por todo el mundo, a un sector social improductivo que vivía en la molicie y el pecado. Una nueva moral tocaba, pues, a las puertas del templo. Podríamos definir a la masonería, según sus valedores, como una alternativa de progreso en un tiempo marcado por la injusticia social y la reacción, capaz de desplazarse hacia un horizonte laico, moderno y progresista en el camino de la Historia, pero durante estos años, cuando menos, la Orden quiso vestirse con las galas de una pureza que en realidad no poseía y, de hecho, parece que pretendió usufructuar parte del espacio que venían desempeñando las denominadas «religiones positivas», especialmente la Iglesia católica. ¿Dónde quedaba, pues, el principio de respeto a todas las confesiones religiosas? 98

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Un astuto corresponsal, en La Orotava, del periódico lagunero que venimos citando apuntaba con acierto al meollo de la cuestión. El objetivo de los masones isleños, a través de periódicos como el ya 88 citado La Voz de Taoro , era nada menos que «probar que el clero, diciéndose defensor de la religión católica, apostólica, romana, guarda con los que no piensan como él una conducta diametralmente opuesta a los preceptos fundamentales de esa misma religión»89. Frente a estas acusaciones se criticaba la falsedad de los propios hiramitas, quienes «hipócritamente» hacían profesión de sinceridad y amor fraterno, de tolerancia y solidaridad, de libertad y progreso, de mayor justicia social. «Sí, menos hipocresía. Ni basta que digáis que os merece respeto la religión de nuestros padres y que no tratáis de inferir ningún agravio a la religión católica, protestando sólo contra los abusos», pues es la verdad que todos vuestros escritos se dirigen contra la religión, contra la Iglesia y sus dogmas y su disciplina y su culto. La vista menos perspicaz así lo descubre en vuestro modo de decir, en la letra bastardilla de que usáis, en mil modos que empleáis para

88

Ramón Felipe González: Prensa y masonería en Tenerife durante el último tercio del siglo XIX, Facultad de Geografía e Historia, La Laguna, 1986, p. 379. 89

Ramón Felipe González, en su memoria de licenciatura, planteó el surgimiento de periódicos como, precisamente, El Eco de La Laguna como reacción al impacto de la implantación de la Orden masónica en Canarias.

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disimular vuestra maldad al intentar difundirla en el 90 pueblo .

Al mismo tiempo, el autor del artículo replicaba con energía a la invitación de sus adversarios de arrojar el antifaz y descubrir su verdadero rostro. En aquel contexto la respuesta parecía evidente y, por ello, aludió a las tradiciones secretas de la masonería con indudable sorna. ¿Y la máscara de V., Sra. Voz –en alusión al citado periódico pro-masónico La Voz de Taoro–, cuándo desaparecerá? ¿Cuándo ese feliz instante en que se anulen esas pequeñas circunstancias que la obligan a estar con la cabeza oculta? Si consisten en temor, abra sus puertas sin cuidado para divertir con lo que pase en su templo, si merece risa, o acatarlo si es digno de respeto, así como V. Sra. Voz se divierte con lo que tan públicamente pasa en los nuestros. Ínterin se valga V. de esas ocultadillas que nosotros no usamos, tendremos el derecho de desconfiar de ellas, y de mirar sus templos como escondites nocivos, donde sí es de reglamento y obligatorio por lo tanto alargar la mano para proteger al desvalido, se expondrán muchos a hacerlo privando de pan a sus propios padres e hijos, tal vez más necesitados, convirtiéndose en esclavos; perdiendo esa preciosa libertad que es la

90 Otra Voz, «Carta de despedida», El Eco de La Laguna, 21 de septiembre de 1878, pp. 2-3.

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que da mérito a la virtud; y malgastando, aunque no sea sino en alquileres lo que para sus hijos pudiera 91 servir o para las mismas limosnas a que se dedican .

La Iglesia, había escrito el periódico lagunero en uno de sus editoriales, también trataba de atenuar las injusticias sociales mediante la caridad, pero la esclavitud, en una u otra forma, la pobreza, el trabajo, el dolor, son castigos de que no podemos liberarnos, y si bien la fraternidad cristiana los ha atenuado ordenando el auxilio mutuo por los medios que sugiere la caridad, también es cierto que donde quiera que se olvidan estos medios y se pierde la noción de nuestro origen y de nuestros fines comunes, surge violentamente el volcán de todas las pasiones comprimidas,

cuya manifestación más reciente y peligrosa, en aquel contexto, era el naciente socialismo. No obstante, subrayaba el vocero del Obispado, «la idea de la dignidad del hombre, de su igualdad natural y de sus derechos a ser considerado y respetado como imagen y semejanza de Dios, es una idea que el mun92 do debe al Cristianismo» , lo mismo que la dignificación de la mujer, convertida en Madre del Redentor y,

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Ídem.

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«Una verdad mal entendida», El Eco de La Laguna, 21 de julio de 1878, p. 1.

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por ello, en liberadora espiritual del género humano a través de su victoria sobre el Mal, en el símbolo antropológico de un matriarcado que hundía sus raíces en la noche de los tiempos y, en fin, en la primera feminista consecuente de la Historia. Atentos a la condenación eclesiástica y a las diatribas de los párrocos desde la cátedra del Espíritu Santo, los masones isleños veían en estos ataques un argumento para continuar su lucha en favor de un concepto de progreso que, en el fondo, se limitaba a copiar el modelo de convivencia anglosajón y, preferiblemente, norteamericano, aunque en la práctica tampoco ellos creían con demasiada convicción en los valores laicos y democráticos que, en algún momento, pudieron convertir a ciertos sectores de la masonería española en copartícipes del proceso modernizador del país. La práctica común, en el seno de la Orden, adolecía de graves vicios, contrarios al más elemental sentido democrático, pues a la postre estos masones ejercían el caciquismo en el interior de sus templos como un vivo reflejo de la sociedad civil a la que, en teoría, pretendían conducir por el camino de la luz. Probablemente nunca existió el buen masón, como tampoco el buen salvaje, y el proyecto de una sociedad virtuosa continuó siendo una utopía en las mentes de los hombres, de todos los hombres de buena voluntad. En Canarias y, probablemente, en otros muchos lugares de España, el espiritualismo transmitido por Cassard carecía, además, de la típica sensibilidad masónica europea, con lo que ofrecía una visión iconoclasta y 102

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antipapista de la Orden que los hiramitas locales no supieron exactamente cómo asimilar, de ahí que mostrasen su desconcierto ante unas ideas místicas que, de hecho, consideraban extrañas o inexplicables y que derivasen hacia el anticlericalismo y hacia una versión laica de la masonería, que fue concebida teóricamente como «escuela de formación del ciudadano»93, pero que, en realidad, estaba bastante alejada del modelo masónico y social europeo, más añejo y complejo, más preocupado por las necesidades sociales y más rico en matices.

Combatir al jesuitismo Uno de los protagonistas del debate que acabamos de comentar, Miguel B. Espinosa de los Monteros, Servet, publicó en 1879 un trabajo en el que pretendía ofrecer nuevas claves para combatir al jesuitismo, es decir, a la Compañía de Jesús, a la que los masones españoles acusaban, precisamente, de ser la responsable del «contubernio universal» y, de hecho, de una serie de falsos tópicos similares a los contenidos en un texto que no tardaría en hacerse famoso bajo el título de Protocolos de los Sabios de Sión –plagio evidente de la obra del abogado y escritor parisino Maurice Joly–, en el que se recoge y describe la actuación sectaria

93 P. Álvarez Lázaro: La masonería, escuela de formación del ciudadano, Comillas, Madrid, 1996.

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y conspirativa de los propios masones (concretamente del contubernio judeo-masónico) al objeto de apoderarse, no se sabe bien de qué manera y para qué, de 94 los designios del planeta . El médico Espinosa de los Monteros había nacido en Guanajay (Cuba) en 1838, aunque sus progenitores procedían del Archipiélago, fue, precisamente, director de La Voz de Taoro (1876-1878), entre otros periódicos de poca monta, pero, además, compuso poemas, pronunció conferencias, tradujo algunas obras sanitarias del francés y falleció en La Orotava en 1898. Alcanzó el grado 18º y ocupó, entre otros cargos, la Veneratura de la logia Taoro de la citada Villa en 188195, tras la crisis constitucional masónica que acabó con la «década prodigiosa» de la masonería en Canarias. El 18 de marzo de 1883 causó baja en el taller por plancha de quite, como era preceptivo, aunque existen indicios de que pudo retornar por algún tiempo a la actividad masónica, pero como mucho hasta finales de 1886. Espinosa de los Monteros había redactado una Memoria en 1876, al objeto de participar en un concurso que había convocado la logia Lealtad de Barcelona, precisamente con el objeto de combatir a los jesuitas, y que había merecido, en 1877, un diploma de

94

J. A. Ferrer Benimeli: El contubernio judeo-masónico-comunista. Del satanismo al escándalo de la P-2, Madrid, 1982. 95

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M. de Paz Sánchez, Intelectuales, poetas e ideólogos…, cit.

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consolación96. Influido por las corrientes deístas que tanto sedujeron a ciertos masones canarios, españoles y americanos de la época, el autor del opúsculo comenzaba por describir, extasiado, el valle de La Orotava, pues la naturaleza exhuberante, según decía, había permitido a los canarios sentirse hijos de la libertad y, desde hacía pocos años, los más preclaros se integraban en las logias masónicas. «Los jesuitas –escribía– han sido mirados en esta tierra clásica de la libertad con el horror instintivo que inspiran los reptiles venenosos desconocidos por fortuna en estas amenas latitudes», aunque, en honor a la verdad, la congregación erigida por San Ignacio de Loyola apenas había tenido significación en Canarias y, particularmente, en Tenerife. La enseñanza de la juventud –continuaba nuestro autor–, confiada aquí, desde el principio de su desarrollo que no data más allá de mediados del siglo pasado, a profesores hijos del país, enlazados con sus educandos por los lazos de la amistad y del parentesco, si no tendió desde luego al franco conocimiento de los teoremas científicos y a la libre emisión del raciocinio filosófico, no se opuso, sin embargo, de una manera decidida y temeraria a las ideas de los enciclopedistas franceses, y las obras de Voltaire y de

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Una versión manuscrita, que es la que utilizo, se conserva en el legajo del taller de La Orotava, obrante en el Archivo de Salamanca (AGGCE, 490-A).

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Rousseau ocupaban un lugar predilecto en las biblio97 tecas de la juventud estudiosa .

Tras reiterar los habituales tópicos sobre los «tenebrosos» proyectos de dominio mundial por parte de la Compañía de Jesús y sus «perniciosas doctrinas» que se apoderaban del «ánimo de la juventud», pasó a responder a la pregunta fundamental del concurso, es decir, ¿qué conducta debía seguir la masonería para sobreponerse al jesuitismo? Su respuesta recurrió una vez más a la retórica al uso: La fuerza incontrastable de la idea buena, abriéndose paso a través de los obstáculos opuestos a su propagación y desarrollo; el convencimiento íntimo de los pueblos que iluminados por el faro esplendoroso de la instrucción, alcanzarán al fin la meta deseada; el desprestigio que en continuado crescendo va echando por tierra el deleznable edificio de la superstición y el fanatismo; la ceguedad o la locura con que Dios quiere perder a los que se empeñan en no abandonar el cetro que la ignorancia y la barbarie pusieron en sus manos; éstos son los grandes, los valiosos elementos con que la 98 Mas.·. debe contar para sobreponerse al Jesuitismo .

Se trataba de edificar nuevos templos donde brillaría lo que definió nebulosamente como «el Delta esplendoroso

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Ídem.

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Ídem.

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de la verdad, símbolo de la sabiduría infinita y emblema augusto de la justicia eterna». Nuevos templos regidos por la fraternidad que, en la poco rigurosa opinión de algunos de los teóricos de la masonería, hundía sus raíces en un remoto pasado, cuyas raíces, como creían ingenuamente, se encontraban en las religiones primitivas99 y, en cierto modo, en el libro hermético de la naturaleza, escrito sobre el dosel inmenso de la tierra desde el instante primigenio de la creación. Se trataba, en definitiva, de disputar a las huestes del «fanatismo y la intransigencia» la llave del 99

Según Guadarfía (Manuel Quintero y García, grado 18º), en un trabajo que vio la luz en el órgano de prensa de la logia Tinerfe Nº 114 de Santa Cruz de Tenerife, en febrero de 1881, los orígenes remotos de la masonería se perdían «en la noche de los tiempos», es decir, lo mismo que había manifestado el propio Andrés Cassard. Desde el punto de vista histórico-religioso, indicó, «se atribuye su cuna ya a la India, ya a la Persia, a Egipto, a Grecia, a Roma, a Salomón, a Pitágoras, a las antiguas sociedades de albañiles», y añadió: «A la India porque fue la patria del simb.·. y cuna del género humano. Sus legisladores Indra y Budha proclamaron a un Dios único, creador, conservador y destructor y simb.·. en el triángulo, que hasta hoy se conserva en la mas.·. simb.·., la unidad y la trinidad. A la Persia porque Zoroastro y después Menú predicaron y enseñaron la buena doctrina y la inmortalidad del alma; que de la unidad de Dios dedujeron la unidad de las razas, y de aquí la igualdad civil que produjo la fraternidad universal y la libertad de pensar, y por último a que en su época se comenzaron las inic.·. por los magos. El último proclamó tres dioses o soles…; o un solo Dios o sol representado bajo tres modos de acción: uno y trino. A Egipto porque allí se extendió la inic.·. con todos sus misterios que son nuestros misterios y que en Osiris representaban al buen principio, en Isis a la luz y en Orus a la verdad. A Roma porque Numa Pompilio fue el fundador de los colegios constructores. A Salomón por el magnífico Temp.·. que elevó a la Sabiduría y al Trabajo y cuya historia ya conocéis…», básicamente se trataba de temas rituales tomados de J. M. Ragon, autor de varias obras con este carácter durante el siglo XIX.

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éxito que no era otra que la de la «instrucción», palanca poderosa que, como la de Arquímedes, se mostraba capaz por sí misma de cambiar el destino de la Humanidad. Una mezcla sutil de ingenuidad historicista (orígenes mitológicos) y de confianza laicista y positivista en el futuro parecía colmar las ambiciones intelectuales de estos hombres. Ahora bien, ¿qué significaba realmente ser masón en el último tercio del siglo XIX? ¿Qué consecuencias tendría en la vida profana para aquel que osase traspasar las puertas del «templo de la virtud»? La apertura del expediente de iniciación comenzaba por la aceptación del «Programa Masónico» por parte del candidato, al que acompañaba la firma de su padrino o proponente. Estos programas impresos venían a sintetizar la serie de compromisos a la que se obligaba el futuro masón, en caso de que, una vez ejecutada 100 favorablemente la correspondiente línea de aplomo , se procediese a su recepción. Se trataba de un texto común a la mayor parte de los talleres españoles de la década de 1870 que, entre otras consideraciones más prosaicas si cabe, pretendía destacar desde aquel momento la libertad religiosa de la que, presuntamente, gozaba todo miembro de la Orden: La masonería no exige de sus miembros la abjuración de sus principios religiosos, ni osa penetrar en sus 100 Informes individuales sobre conducta, creencias, cultura y honorabilidad, así como también sobre medios de vida.

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dogmas peculiares; bástale saber que el aspirante profesa una religión, y que cree en Dios y en sus grandes obras. Las puertas de la masonería jamás se abren para recibir a un ateo que niega la existencia 101 del Supremo Hacedor .

La iniciación masónica en sí misma pretendía ser, dadas las advertencias contenidas en el programa, un acto evidente de libertad individual. La masonería, tal como la definían los propios estatutos del Grande Oriente Lusitano Unido, no era otra cosa que «una asociación de hombres libres unidos por los lazos del amor fraternal, tiene por práctica las virtudes morales y sociales y por fin la ilustración de la humanidad», pero la etiqueta no garantizaba la exactitud del contenido del envase, empezando por lo que se aseguraba sobre la libertad religiosa. El concepto de libertad en términos masónicos se refería, básicamente, a la condición personal del individuo en tiempos de esclavitud, de ahí que la mujer, según el razonamiento de Anderson y de otros fundadores de la fraternidad simbólica, no pudiese ingresar en la Orden, simplemente porque carecía de esa condición en plenitud, al depender social y legalmente de la tutela del varón. Si, por otra parte, se pretendía incluir bajo el epígrafe de «hombres libres» a ciudadanos conscientes 101

«Programa Masónico que se presenta a los profanos que deseen inscribirse en la Sociedad…», por ejemplo, en AGGCE, 580-B-14 (Tomás Acosta), que data del 23-07-1875.

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de sus derechos y deberes en una sociedad plenamente democrática, la actitud de los miembros de la masonería resultaba cuando menos sospechosa por dos razones principales, en primer lugar por el carácter secreto de la entidad (elemento identitario de las sociedades iniciáticas, afán de preponderancia social a través de la pertenencia a un grupo minoritario y por ello más o menos selecto o, simplemente, por tradición), y, en segundo término, porque bajo el calificativo de «liberal» (por oposición a conservador o tradicional), parecía esconderse todo un complejo ideológico caracterizado por sus formidables ataques a la Iglesia. En este sentido, también El Eco de La Laguna planteó, ante sus lectores católicos según dijo, algunas dudas de peso en una de sus disputas con La Voz de Taoro. Si por liberales significa La Voz un partido político que defiende ciertas y determinadas ideas; se equivoca el colega y algo más que equivocarse: calumnia La Voz al clero, al presentarle de la manera que lo hace. Los católicos, el clero y la Iglesia, aunque tengan más simpatías por una forma que por otra de gobierno, a ninguna excluyen ni a ninguna consideran como absolutamente necesaria con exclusión de las otras. Vive mejor el catolicismo en los Estados Unidos de América, que tienen un gobierno republicano, que en 102 la despótica Rusia, bajo el cetro de un emperador . 102 «A La Voz de Taoro», El Eco de La Laguna, 13 de octubre de 1878, pp. 2-3. El periódico de La Orotava había manifestado, en un acto de «fervor masónico» según su adversario lagunero, que no había hecho

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Ahora bien, continuaba el tabloide lagunero, si bajo el nombre de liberales comprende La Voz a los masones, a sociedades secretas, a los hombres que en cada pueblo se distinguen por su odio a la religión de Jesucristo, al clero y a los fieles; que no abren jamás su boca más que para pronunciar blasfemias contra lo más santo; que no escriben más que para escandalizar, por más que sus labios carecen de sentido; por más que hablen de amor, de caridad, de fraternidad, de justicia, de honradez y verdad –van todas estas palabras con letra minúscula para distinguirnos de los masones–, por más que esos hombres se llamen liberales, sabemos que esta palabra de liberales es un antifaz, es una máscara que usan para hacer caer a los incautos en las redes que se les tienden. El clero tiene una misión muy noble que llenar, un deber muy santo que cumplir: la de hacer ver a los pueblos la proximidad de los lobos que tratan de devorarlos. Tiene el clero la ineludible obligación de predicar que esos liberales que tanto hablan de humanidad son los hijos predilectos de Danton y Robespierre, que inventaron en Francia la guillotina, y después de haber tomado por oficio exterminar a los buenos guillotinándolos, y haber desterrado de los altares católicos al Dios eterno, colocando sobre el de la Catedral de París a una prostituta titulándola la

otra cosa que «contestar a los ataques de que son víctimas por parte del clero, todos los que de liberales se precian».

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diosa Razón, continuaron exterminándose los unos a 103 los otros .

Naturalmente, también el periódico de La Laguna aprovechó la polémica para enfrentarse a la masonería, en tanto organización particular. Tiene también el clero el deber de predicar al pueblo –continuó– que las sociedades secretas, que los masones son una plaga la más perjudicial al bienestar y tranquilidad de las familias, de los pueblos y de las naciones; que esas sociedades de masones están repetidas veces prohibidas por la ley, y las componen personas astutas y de talento que explotan, y personas bonachonas que son explotadas; tiene el clero la obligación de predicar que el amor que predican los masones es falso, como aparece de sus libros dados al público, y más que todo, de sus hechos; que no hay más amor que el enseñado por Jesucristo, que introdujo en el mundo la verdadera caridad para con el prójimo; que Jesucristo predicó públicamente su doctrina en las plazas públicas, en los caminos, en las llanuras, en los montes y en el templo de Jerusalén, a vista de todo el mundo, y mandó a sus discípulos, representados hoy por los obispos y sacerdotes, que le imitaran hablando en público y no en secreto, porque la doctrina del 104 Evangelio no tiene nada de que avergonzarse . 103

104

Ídem.

Ídem. Como por ejemplo en Mt 10, 26-28: «No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba

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Por otra parte –se afirmaba–, los integrantes de la masonería se contradecían con demasiada frecuencia: ¿por qué acudían los masones al templo católico si no creían en los dogmas y en la revelación? En este sentido, tal como destacó el sagaz polemista que remitía sus crónicas desde La Orotava, los nuevos «reformadores» no conseguían convencer a la gente de la bondad de sus ideas porque, a pesar de sus duras críticas, bautizaban a sus hijos incorporándolos a la Iglesia nada más venir al mundo, actitud que contrastaba vivamente con la de los católicos que no temían dar pruebas de su fe, y que «sufren primero la muerte que humillarse a consentir lo que contra sus creencias se exija»; y, por si fuera poco, estos mismos «reformadores» se empeñaban en participar de las restantes «gracias» destinadas a los católicos, a pesar de que las calificaban de «exterioridades gentílicas». En efecto, el «amigo incrédulo reclama para el amigo incrédulo» la administración de la «unción final», las exequias «en las que se recitan las mismas oraciones de que hasta entonces se ha burlado» y, sobre todo, «se consterna si los restos de aquél son depositados en otro sitio distinto del que ocupan los de los católicos, por más que en ese otro moren los

ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena».

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de distinguidas personas que profesaron sus mismas doctrinas»105. Aquí radicaba el meollo de la cuestión, pues el problema de los enterramientos en sagrado generó un intenso debate y tuvo, de hecho, un impacto social que los propios masones se encargaron de amplificar mediante periódicos afines, convirtiéndose en víctimas propiciatorias de la «intransigencia» eclesiástica. Tierra sagrada para muertos laicos Entre 1877 y 1883 se produjeron algunos escándalos, más o menos sonados, tras los óbitos de José Martínez Medina y Esquivel (1877), José Nicolás Hernández (1878) y, el más interesante de todos, Diego Ponte del Castillo, marqués de la Quinta Roja, grado 30º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, ex Venerable de Taoro e influyente francmasón en el Valle de La Orotava que había fallecido el 4 de abril de 1880. Su enterramiento dio origen a un largo expediente eclesiástico que acabó archivándose 106 un cuarto de siglo más tarde , cuando ya habían desaparecido los principales protagonistas del incidente107. 105

«De la Villa de la Orotava nos remite un suscritor, el siguiente comunicado», El Eco de La Laguna, 21 de junio de 1878, p. 2. 106 «Expediente sobre conceder o denegar la sepultura eclesiástica al cadáver del marqués de la Quinta Roja Dn. Diego de Ponte y del Castillo por decirse ser Mazón [sic]. Falleció el 4 de abril de dicho año» (1880), en Archivo Particular del Autor. 107

También cabe mencionar, en este contexto, el enterramiento en la capital provincial de José Sierra y Alfonso, cuya esquela, del 14 de febrero

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Con una dureza propia de estos tiempos de incertidumbre, un editorial de El Eco de La Laguna había incidido en la inexplicable actitud de ciertos «no católicos» que, pese a sus convicciones y sus campañas contra la Iglesia, deseaban ser enterrados en el camposanto. No se comprende ciertamente –escribía el editorialista– el vano empeño de ciertas gentes que, abominando hasta del nombre de católicos, se esfuerzan, no obstante, en depositar sus cadáveres en nuestros Campos santos. ¿Qué tiene de particular la tierra de nuestros cementerios? ¿Qué especie de imán tienen esos sitios purificados con agua bendita, en cuya virtud aparentan ciertos entes no creer; santificados con unas oraciones, de que continuamente se burlan; y perfumados con el incienso que ofrece el Sacerdote, 108 de cuyo Dios sacrílegamente blasfeman?

El periódico lagunero, consciente del desgaste que significaba el tema de los enterramientos en sagrado,

de 1883, se expresaba en términos bastante laicos al suplicar, frente a la típica oración a Dios por el eterno descanso del finado, sino la solicitud pública de «encomendar su alma al Supremo Hacedor», así como la asistencia al entierro que no tenía previsto servicio eclesiástico alguno («Tribunal Eclesiástico del Obispado de Tenerife. Expediente sumarísimo instruido en Santa Cruz de Tenerife, en averiguación de si se había de conceder o denegar sepultura eclesiástica al cadáver de Dn. José Sierra y Alfonso, muerto en dicha ciudad», 1883, en Archivo Diocesano del Obispado de Tenerife). 108 «Los cementerios católicos», El Eco de La Laguna, 21 de diciembre de 1877, p. 1.

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advirtió a sus lectores de lo que entendía que era una táctica que permitía hablar contra «la caridad de los curas» y, asimismo, inventar «mil patrañas para hacerlos odiosos». Tras el óbito del hermano masón, que comúnmente se había negado a recibir los sacramentos e, incluso, blasfemaba en el lecho de muerte –escribía el redactor–, aquí empieza ya el barullo. Aquí se hace el panegírico del difunto, se inventan virtudes y forjan servicios; la honradez del finado, el carácter, la caridad, la hombría de bien; todo, todo lo bueno que hay en el mundo y que el difunto ignoró por completo durante su vida, se trae a colación y con ello se le inviste para hacer atmósfera en el público y más en 109 los pueblos extraños .

Masones y espiritistas, entre otras manifestaciones de la heterodoxia de la época, eran condenados desde el púlpito y, casi al día siguiente, cierta prensa daba «cumplida respuesta» al espíritu de intolerancia del clero, ya que, como dirían algunos de estos críticos y periodistas filomasónicos respecto al coadjutor del Puerto de la Cruz, la masonería no era una «religión, en el verdadero sentido de la palabra, ni tiene santos tal y como los considera la Iglesia; ni hermanas de la 109

«Condenación de la masonería», El Eco de La Laguna, 13 de noviembre de 1878, p. 2. Ver también, en este mismo periódico, otros interesantes artículos críticos en los números correspondientes al 29 de noviembre de 1878, 13 y 21 de diciembre de 1878 y 13 de enero de 1879.

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caridad», pero, por el contrario, había «tenido y tiene en su seno los grandes hombres que han iniciado todos los progresos, todos los adelantos humanos», mientras que «el espiritismo, que en sus bellísimas teorías sobre las diversas fases de la vida del espíritu, resolver quiere de una manera precisa el oscuro problema de ultratumba», ya se encargaría de su defensa a través de sus propios periódicos110. La Voz de Taoro definió a la masonería, como para dar una respuesta creíble a las andanadas de los intelectuales católicos, como una disidencia del cristia111 nismo , una disidencia que, al menos desde el punto de vista ritual, tenía cierta razón de ser, dados los orígenes jacobitas del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Pero, al mismo tiempo, no dudó en reducir la religión a «la manera que cada hombre tiene de prestar culto al Ser desconocido». Su contrincante católico le respondió que se equivocaba una vez más, ya que Dios no era un Ser desconocido –Notus in Judea Deus, había cantado David–, y le recordó que este mismo Dios se había dado a conocer también por la religión católica en todo el mundo. No nos extraña que para La Voz de Taoro sean todas las religiones igualmente respetadas según continúa diciendo, después de sentar que no conoce a Dios.

110

«Réplicas», El Memorandum, 10 de marzo de 1882, pp. 2-3.

111

«A La Voz de Taoro», El Eco de La Laguna, 29 de septiembre de 1878, p. 3.

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Ni tampoco comprendemos que pueda haber religiones que se basen en los principios eternos e indestructibles de la moral universal pues, por una parte, esos principios eternos deben haber sido impuestos por algún ser que no puede ser desconocido y por otra, esos principios no pueden ser causa de religiones, sino de una religión, toda vez que las múltiples religiones que han existido en el mundo y muchas de las que aún se conservan, son tan opuestas, tan diametralmente contrarias las unas a las otras, que con dificultad suma nos probaría La Voz de Taoro que ni todas, ni ninguna, fuera de la católica, se basan en los principios eternos e indestructibles de la moral 112 verdadera .

Tal vez uno de los errores de la Iglesia fue su falta de reflejos para avanzar con los nuevos tiempos y extender el bálsamo del consuelo sobre las heridas de estos hombres dejados, en cierto modo, de la mano de Dios. Por ello, los francmasones portuenses no dudaron en criticarle su falta de tolerancia y de respeto a las ideas ajenas, una intolerancia protagonizada en buena parte por sacerdotes peninsulares ultramontanos, en un lugar donde, históricamente, sus pobladores estaban acostumbrados a la presencia extranjera, al cosmopolitismo y al comercio entre gentes de las más lejanas tierras, cuya base esencial de convivencia

112

118

El Eco de La Laguna, 6 de agosto de 1878, pp. 2-3.

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era el respeto a las costumbres y las ideas –también las religiosas– del otro. *** Al producirse el escándalo por la negativa a enterrar en sagrado el cadáver del marqués de la Quinta Roja, uno de estos hermanos, que mantuvo oculta su identidad, publicó en el periódico santacrucero El Memorandum un comunicado en el que realizó un sucinto relato de los hechos. Mencionó, en primer lugar, la previsión del médico Víctor Pérez González de solicitar el permiso del cónsul británico para transportar el cadáver al cementerio anglicano del Puerto, colocando allí la tumba de familia labrada en Marsella, que tiene ésta en La Orotava, para trasladar a ella los restos de su padre y continuar enterrando las personas que a ella deban ir,

en el caso de que se produjese la oposición del clero católico a la inhumación, como de hecho sucedió. Sin embargo, un tío del finado, José Ponte, que acompañaba también al marqués en sus últimos días, señaló que «creía que el deseo de toda su familia sería que fuese a La Orotava», es decir, que se trasladasen los restos mortales hasta allí desde la finca de Garachico donde tendría lugar el óbito, y que, en caso de que surgiesen dificultades por desacuerdos con las autoridades religiosas, «había un local separado donde se haría lo que respecto al Puerto indicaba el doctor». 119

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La oposición del párroco de la Villa a celebrar los funerales de rigor, cumpliendo órdenes del Obispado que dimanaban de la legalidad canónica vigente, sirvió de base al anónimo autor del relato periodístico para zaherir la falta de «sentimiento evangélico» por parte del clero, ya que, en su opinión, se debió advertir a la familia de lo que iba a suceder, dada la previsible inminencia del fallecimiento de Diego Ponte del Castillo, máxime tratándose de una persona querida del vecindario, cuya honradez –añadía–, espíritu caritativo y «lo dulce y distinguido de sus maneras y mil cualida113 des que el público conocía, no necesitan elogios» . No obstante, como demuestra el proceso eclesiástico, tanto José Ponte, que actuaba como una especie de portavoz de la familia, como el médico Pérez González se negaron a permitir, pese a su insistencia, el acceso al aposento del enfermo del párroco de San Pedro de Daute (Garachico), al objeto de administrarle los últimos sacramentos, por lo que el sacerdote dejó de acudir tras resultar vanos sus múltiples intentos, para no hacerse cómplice, según manifestó, de una situación que consideraba escandalosa. En efecto, José Navarro Gorrín, párroco de San Pedro de Daute, comunicó al Obispado, el 10 de abril de 1880, su propia versión de los hechos: Es verdad que el Sor. Marqués de la Quinta murió sin recibir los últimos sacramentos; y dadas las 113

120

«Comunicados», El Memorandum, 10 de abril de 1880, p. 3.

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circunstancias de tener yo noticia de la gravedad de su enfermedad, residir en mi feligresía y muy cercano a mi casa y la parroquia; pero de aquí no puede seguirse que yo no haya cumplido con los deberes que, para semejantes casos, me impone mi carácter sacerdotal. Creo tener derecho a que se presuma bien de mi modo de obrar y en el caso presente, si el Sor. Marqués de la Quinta se encontró en sus últimos momentos sin un Sacerdote que le administrase los auxilios espirituales, a que se juzgue que no habrá sido por mi falta de celo e incuria en el cumplimiento de tan sagrado ministerio. Padecía en realidad el Sor. Marqués una de esas enfermedades que consumen y acaban, sin que el paciente lo advierta; por otra parte a mí por lo menos, se me quiso tener consentido que las Señoras Marquesas madre y esposa, confiaban mucho en el restablecimiento de la salud del Marqués y que el médico trabajaba por sostenerlas en esta opinión para consolarlas. Pues a pesar de todas estas prevenciones, con mucho más de un mes de anticipación a la muerte del Marqués, a fin de que confesase yo tomé las medidas necesarias que me sugirieran sobre todo mi carácter sacerdotal y la amistad que me unía al marqués. Testigos de esta verdad Dn. Santiago de León y Molina, Dn. Rafael Afonso, vecinos de Garachico, que frecuentaban la casa del Marqués, y todas las demás personas, fuera de los Marqueses, que habitaban con él. Todo fue inútil; y como aun le anunciase a Dn. José de Ponte tío del Marqués que si éste no confesaba dado el rumor que corría de que 121

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pertenecía a la masonería temía que al tiempo del sepelio me pusiesen en un conflicto, y que se equivocaba el que creyese [que] yo podría sobreponer los deberes de la amistad a los de Párroco; persuadido en fin, que no se me permitía acercar al Marqués para indicarle, con la debida prudencia, que confesase y que ni tío ni médico que no se le separaba del lado, ni nadie de la familia se encargaba de cumplir con tan sagrado deber; entonces yo que diariamente, puedo decir, visitaba la casa del Marqués, me retiré de ella, no faltando a quien dijese que obraba así, para no autorizar en mi presencia Sacerdotal semejante escándalo y hacerme cómplice de tan extremo proceder. Ésta y no otra Iltmo. señor ha sido la conducta observada por mí en la enfermedad del Sor. Marqués de la Quinta, que no solamente me ha traído conflicto para con el Prelado, sino para con la familia, la que me acusa de que mis escrúpulos clericales, palabras textuales de la marquesa madre, han sido la causa de que a su hijo no se le diera sepultura eclesiástica; por que oficié al Prelado en este sentido a fin de que así 114 se lo hiciese saber al Párroco de la Orotava .

Ante el testimonio del cura de Daute, cuya sinceridad fue reconocida por todas las partes que intervinieron en 114

Según certificado del oficio que se reproduce aquí, que consta en el expediente antes citado. Una versión ligeramente incompleta de este documento fue recogida, a partir del expediente custodiado en el Archivo Diocesano de Tenerife, por González Lemus y Rodríguez Maza, en obra que se citará enseguida.

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el sumario eclesiástico, nos preguntamos qué hubo realmente detrás de la actitud obstruccionista del tío José Ponte y del médico de la familia, Víctor Pérez González, si es que tal actitud dependió de ambos y no fue, realmente, decisión personal del enfermo. En este sentido, cabe argumentar que ni José Ponte ni, que sepamos, Víctor Pérez González pertenecieron a la masonería. En el caso de este último, además, cuando se produjo su óbito, en febrero de 1892, se celebraron exequias mortuorias en su parroquia del Puerto de la Cruz, pero lo más curioso es que el obituario fue remitido al Diario de Tenerife, en el que se publicó, por el gerente del Hotel Taoro Domingo Aguilar y Quesada, un antiguo masón de las logias del Valle y amigo entrañable del finado. Aguilar y Quesada destacó, en un conmovedor relato de los hechos, la enorme concurrencia que llenaba el templo católico, «asociándose al sentimiento cristiano traducido en nubes de incienso, y consoladoras oraciones al Altísi115 mo, por el virtuoso sacerdote» . En mi opinión, la decisión de evitar el acceso del párroco de Daute y, con ello, impedir el cumplimiento de sus deberes sacerdotales dependió, directamente, de la voluntad personal del enfermo, dentro de una práctica que, desde entonces, sería bastante habitual en las actuaciones anticlericales de la masonería española, contándose al respecto con numerosos ejemplos

115 M. de Paz Sánchez: Plectro masónico. Una antología poética, Ediciones Idea, Santa Cruz de Tenerife, 2006, p. 131.

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durante esta época y, asimismo, en otros momentos claves de la historia de España, particularmente durante la II República. La marquesa madre, transida de dolor por la pérdida de su único hijo, mostró una actitud crítica con respecto a la decisión de la jerarquía eclesiástica y, dos años después, llegó a Tenerife el arquitecto francés Adolphe Coquet (Figura 1), secretario adjunto de la logia de Lyon Asile du Sage. Coquet era un hombre sensible, que exteriorizó su entusiasmo por Canarias y especialmente por Tenerife en un pequeño libro de viajes que publicó en 1884, en el que creyó descubrir el Jardín de las Hespérides y los míticos Campos Elíseos de la Antigüedad. «¡Y esa imagen del Atlas –escribió–, el pico de Tenerife, inmenso como que surge del mar y cuya cumbre perdida en las nubes parece sostener el cielo!»116. La logia Tinerfe Nº 114 de Santa Cruz de Tenerife, le recibió con todos los honores y recogió la visita en su revista, que dirigía Patricio Estévanez y Murphy: Hemos tenido el gusto de recibir la visita de nuestro q.·. h.·. Adolphe Coquet, arquitecto, y secr.·. adj.·. de la Resp.·. Log.·. Asile du Sage, al Or.·. de Lion, que ha venido a estos VVall.·. a dirigir la colocación del mausoleo que, para guardar las cenizas del que fue nuestro q.·. h.·. Diego Ponte del Castillo, ha hecho construir expresamente su señora madre. 116 A. Coquet: Una excursión a las islas Canarias, 2ª ed., La Laguna, 1982, pp. 9-10.

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Nuestros lectores recordarán que al fallecer este q.·. h.·., cuyas virtudes eran conocidas y apreciadas de todos, el clero católico de la Orotava se opuso a que su cadáver fuese sepultado en el cementerio, sólo porque era masón. La autoridad, sin embargo, dispuso su inhumación, quedando por consiguiente profanado desde entonces el cementerio. Su señora madre deseando perpetuar la memoria de aquel hijo único, y acaso también la de uno de los hechos más culminantes de la intransigencia clerical en nuestro país, dispuso construir en una finca de su propiedad particular, el monumento de cuyos planos es autor el h.·. Coquet, que, como decimos, ha venido él mismo a dirigir su colocación. Además, trata de edificar, en la misma finca y cerca del mausoleo, una escuela, en la que puedan recibir gratuitamente la primera enseñanza los hijos de masones pobres. Éstas son las obras verdaderamente meritorias a los ojos de Dios, y nosotros felicitamos respetuosos a la señora madre de nuestro difunto h.·. por su pensamiento, lo mismo que al h.·. Coquet, que ha sabido 117 darle forma tan acabada .

El mausoleo ha merecido el interés de los investigadores desde el punto de vista artístico e histórico. Hernández Gutiérrez le dedicó un estudio incluyendo,

117 En el número correspondiente a abril de 1882. Esta logia santacrucera pertenecía a la obediencia del Grande Oriente Lusitano Unido (GOLU).

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además, el análisis del diseño arquitectónico del Hotel Taoro, obra también de Coquet que, para Hernández 118 Gutiérrez, tampoco carece de simbología masónica , y, aparte de referencias de tipo literario como la de Dulce María Loynaz en su obra Un verano en Tenerife, la construcción del templete y sus circunstancias han sido estudiadas por Nicolás González Lemus y José M. Rodríguez Maza119.

El jardín de la virtud Si nos limitáramos a analizar los diferentes elementos que constituyen la obra, es decir, el mausoleo y su entorno ajardinado, mediante la utilización de imágenes y conceptos simbólicos de manera aleatoria, método criticado por especialistas como el profesor Yarza 120 Luaces , comentando ciertas imágenes utilizadas incorrectamente por Jung para ilustrar sus teorías, o Jean 121 Hani , quien cuestiona severamente el simplismo mecanicista de algunas interpretaciones simbólicas, podríamos llegar a cualquier resultado, más o menos

118

A. S. Hernández Gutiérrez: De la Quinta Roja al Hotel Taoro, Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Santa Cruz de Tenerife, 1983, p. 15. 119

N. González Lemus y J. M. Rodríguez Maza: Masonería e intolerancia en Canarias. El caso del marquesado de la Quinta Roja, Benchomo, Santa Cruz de Tenerife, 2004, pp. 104-105. 120

J. Yarza Luaces: El Jardín de las Delicias de El Bosco, Madrid, 1998, p. 49. 121

126

J. Hani: El simbolismo del templo cristiano, Barcelona, 2000, p. 15.

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singular, sobre la hipotética significación de este conjunto histórico-arquitectónico de La Orotava. Así, pues, merece la pena que tratemos de realizar un pequeño esfuerzo interpretativo, desde el punto de vista de la simbología masónica que es, desde luego, la pertinente en este caso, dado el carácter de los protagonistas, es decir, del marqués y del propio constructor del monumento, Adolphe Coquet, cuyo masonismo ha quedado acreditado122. Precisamente, en relación con los aspectos simbólicos, Hernández Gutiérrez dio a conocer uno de los bocetos originales, realizado por el mismo Coquet, que serviría para decorar el interior del templete, al tiempo que realizó una interpretación estilística de di123 versos elementos del conjunto monumental . Es interesante observar, en el boceto referido (Figura 2), cómo se alude en la franja derecha al grado 30º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que no sólo se representa en forma numérica sino que, además, se recoge simbólicamente mediante la «escalera misteriosa», que figura entre los elementos de la «heráldica masónica» del marqués. La relevancia de esta alegoría en relación con el grado 30º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado es extraordinaria, pues estas referencias 122

Coquet, que ignoraba el grado masónico obtenido por el marqués, solicitó esta información, junto a otros datos, en cartas dirigidas al médico Víctor Pérez, que actuaba en representación de la marquesa madre Sebastiana del Castillo, tal como demuestran González Lemus y Rodríguez Maza. 123

A. S. Hernández Gutiérrez, De la Quinta Roja…, cit.

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simbólicas se equiparan, en el lado izquierdo del boceto –siempre desde la posición del observador–, a la representación máxima del Gran Arquitecto del Universo, mediante el delta refulgente en cuyo interior se ha colocado el «ojo que todo lo ve», es decir, el ojo del Creador y, en su parte inferior, el dragón y, evidentemente, un drago (Dracaena draco), biotipo arbóreo que llamó poderosamente la atención de Coquet por su tronco, parecido a la mítica piel del dragón que, como narra la leyenda, guardaba las manzanas 124 de oro . Este último elemento puede constituir también una alusión a la logia Taoro, la obra masónica más relevante del marqués, cuyo sello distintivo es prácticamente idéntico al del dibujo de Coquet125. Al centro del cuadro, en su parte superior, destaca la referencia directa al homenajeado mediante su escudo heráldico, mientras que, en el primer plano, dos damas de torso desnudo representan a la propia masonería y a la libertad de pensamiento, junto a otros elementos iconográficos propios de la fraternidad y del grado de Caballero Kadosch, como las calaveras con sus tibias cruzadas, el globo terráqueo, la escuadra 124

Refiriéndose al Dracaena draco, Coquet escribió: «… ese árbol extraño de más de mil años de existencia, el drago, que no se asemeja a ningún otro y cuyo tronco, ramificado, torcido y cubierto de una corteza escamosa, recuerda por sus pliegues enormes serpientes enlazadas; su savia mana roja como la sangre y la leyenda nos lo ha mostrado como un fabuloso dragón». 125

C. Conde Martel: «Aspectos simbólicos de los sellos masónicos en Canarias y de la logia Añaza», en Tebeto. Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura, vol. II, 1989, p. 129.

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y el compás, o el segundo delta que, bajo la estrella de cinco puntas, cumple una función geométrica y, además, evoca la ética alternativa y deísta de los masones mediante la palabra MORALE. Por si fuera poco, cada uno de los ángulos externos de la composición reitera la alusión al máximo grado masónico alcanzado por el marqués, mediante la repetición sistemática del número 30. Es casi imposible transmitir, en términos emblemáticos, un mensaje más claro y evidente. En nuestra opinión, pues, tanto las famosas escaleras del conjunto monumental como el mausoleo mismo habría que relacionarlos, en primerísimo lugar, con una alegoría al grado 30º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, así como también con el grado 18º, un grado de especial significación ritual que el mar126 qués también ostentó con singular orgullo . Coquet, inspirado tal vez en un edificio de factura similar al que Michael Maier hizo grabar para su Atalanta Fugiens, donde se aludía al Jardín de las Hespérides y al templo de Venus en el que se guardaban las manzanas de la inmortalidad, pensó también en los escalones enfrentados que, como ha subrayado Raimon Arola, representan las siete gradas de la escalera antes 127 de acceder al templo masónico propiamente dicho .

126

Ambos diplomas masónicos, el del grado 18º y el del grado 30º, otorgados por el Gran Oriente Lusitano Unidos, se conservan en el expediente personal de Diego Ponte del Castillo (AGGCE). 127

R. Arola: El simbolismo del templo, Barcelona, 2001, p. 123.

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Se trata de los peldaños característicos, por otra parte, de la ya citada «escalera misteriosa» que aparece reflejada con toda claridad en los grabados de la emblemática masónica privativa del Gran Electo Caballero Kadosch, grado 30º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en tanto que elemento distintivo de este grado, tal como se recoge ampliamente en los propios rituales128: En el centro del local se halla la escala misteriosa formada de dos ramales, cada uno de los cuales contiene siete escalones. El sostén del primer ramal de la derecha se llama: Oheb Eloa; el de la izquierda, Oheb Kerobo. Los escalones del primer ramal se denominan: Tsedakah (Justicia), Schor Laban (Pureza), Mathoc (Dulzura), Emounah (Fe, firmeza, verdad), Amal Sagghi (Labor magna), Sabbal (Deber, Obligación), Ghemoul Binah (Generosidad, Inteligencia). Llámanse los escalones del segundo ramal: Astronomía, Música, Geometría, Aritmética, Lógica, Retórica, Gramática. Los dos ramales de esta escala forman, al abrirse, un ángulo de 45 grados; están unidos a un ancho tablero por medio de bisagras en su parte superior y provistos de un tirante en el centro para 129 mantenerlos en la abertura indicada . 128

M. de Paz Sánchez y E. Carmona Calero (eds.): Ritual del Caballero Kadosch. Grado trigésimo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Relax Color, La Laguna, 2003. 129 La primera edición de este ritual se publicó en Madrid, en 1908, por el Grande Oriente Español.

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El escocismo, escribe Mellor, nació de una voluntad de aristocratizar la Orden masónica a mediados del siglo XVIII. En esta época prerromántica, el alimento de la sensibilidad fue la iniciación en los altos grados. El aumento de la incredulidad y del racionalismo, la influencia del jansenismo, que parece excluir toda intimidad entre Dios y el alma pecadora, la condenación por Roma del quietismo, todo contribuye a alejar a las almas piadosas del misticismo. «La predicación, la lectura religiosa, y aun la música sagrada no satisfacía a los hipersensibles». Pero hay más. Tal como asevera este conocido masonólogo, todo parece apuntar al origen jacobita (estuardista) del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Los Estuardos destronados se habían instalado en Saint-Germain, como se sabe, con sus fieles regimientos irlandeses, pero sobre todo escoceses. Estos constaban de logias militares, ardientemente jacobitas, compuestas en su mayor parte por católicos

y se extendieron por el Continente130. En nuestra opinión, pues, la cruz céltica colocada por Coquet en la cúspide del mausoleo del marqués de la Quinta Roja (Figura 3), es una alusión directa al origen jacobita del Rito, aspecto que él, desde luego, conocía perfectamente. Se trataba de algo así como lo que Alec Mellor escribió de la ejecución de lord 130

A. Mellor: La masonería, Barcelona, 1968, pp. 292-295.

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Derwentwater en 1746 después del horrible día de Culloden, «el punto culminante de la historia del jacobinismo», es decir, «la cúspide de su curva, la Cruz 131 clavada en la cumbre de su Gólgota» . La fábula de los templarios en el grado 30º, por su lado, comporta ritualmente «una parte vindicativa, con puñales y cabezas de muertos, en la que se maldecía a los dos abominables, es decir, al papa Clemente V y al rey francés Felipe el Hermoso, destructores del temple», y que «el denso anticlericalismo del siglo XIX pronto hizo erigir a estos dos personajes como símbolos a su medida», contribuyendo a «alejar» el origen cristiano y jacobita del grado. Al margen de otras alusiones, como las ya citadas que se refieren desde el punto de vista místico y simbólico a los templarios, a la traición y al sepulcro de Jacques de Molay que también es identificado con Hiram –el famoso arquitecto del templo de Salomón, fundador mítico de la masonería–, a la muerte y a la idea de la venganza, etc., la escalera estaba construida de tal modo que si subes por el lado que tienes al frente, te sublimas por la virtud, y por eso lleva la inscripción OHEB ELOHA, amante del G.·. A.·. D.·. U.·., y si asciendes por el otro adquieres la sabiduría; pero los sacrificios que cuesta adquirirla, sólo pueden llevarse a cabo guiándonos por el amor a nuestros semejantes; a esto obedece

131 A. Mellor: La desconocida francmasonería cristiana, Barcelona, 1977, p. 196.

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que el segundo lado de la Escala lleve la inscripción HOHEB KEROBO, que significa amante del prójimo.

Ambas inscripciones, subrayaba el ritual del Grande Oriente Español, demostraban que «esta misteriosa Escala reposa en el AMOR. Ama al G.·. A.·. D.·. U.·. y a tu prójimo como a ti mismo», además de que «la otra rama de la Escala te muestra los conocimientos que debes poseer, pues nada bueno puede esperarse del ignorante». Naturalmente, las columnas tan características del cuerpo del mausoleo132, pues adornan bellamente sus ángulos133, al margen de detalles menores son una probable alusión al grado 18º o Rosa Cruz, tal como aparecen representadas en otro de los emblemas característicos de este grado, recogido igualmente por Cassard en su citado manual masónico, tan famoso en la década de 1870134. La masonería no es un sincretismo o una mezcla más o menos caótica de creencias o sistemas religiosos, sino un grupo socio-ideológico, cultural y filosófico-simbólico ya desarrollado en el momento en que se proyectó y ejecutó el monumento funerario del marqués de la Quinta Roja, con rituales muy definidos y desarrollados, que podía actuar y, de hecho, parece

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J. Hernández Perera: «Esculturas genovesas en Tenerife», en Anuario de Estudios Atlánticos, 1961, p. 478. 133

«Parejas de columnas con grutescos en el tercio inferior y estrías en parte rellenas, cubren las aristas del prisma octogonal y sostienen un entablamento de estirpe clásica sobre capiteles compuestos». 134

A. Cassard, Manual de la masonería…, cit.,

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que actuaba como un sustitutivo de la práctica religiosa para los espíritus inquietos, republicanos y anticlericales del siglo XIX. Todo ello aparte del origen de los símbolos o de las alegorías que los propios masones reacondicionaron a su lectio simbólica, litúrgica e ideológica (obviamente con posterioridad al nacimiento de la masonería especulativa o moderna en la Inglaterra de 1717 y, desde luego, del propio Rito Escocés Antiguo y Aceptado que se creó posteriormente). Se trataba, en definitiva, de representaciones simbólicas básicamente judeocristianas y cabalísticas como la 135 escalera de Jacob , la historia de la Orden del Temple o el propio grado 18º o Rosa Cruz del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, cuyos orígenes cristianos y jacobitas no ofrecen mayores dudas, entre otros motivos y alegorías. Se aprecian, en efecto, elementos de carácter más general o polisémico, pero perfectamente lógicos en el discurso masónico y biográfico del propio marqués, 136 como el cisne, símbolo de la luz ; la tortuga, que representa la longevidad, entre otras cuestiones, y que figura, por ejemplo, coronada por Fama en el jardín italiano de Villa Bomarzo, también puede representar la elevación; o la misma fuente, alegoría más que tópica de la fuerza vital en la imagen del paraíso terrenal, como nos recuerda Cirlot137. 135

A. Roob: El museo hermético. Alquimia y mística, Taschen, Madrid, 2001, pp. 293-298. 136

J. Chevalier y A. Gheerbrant: Diccionario de símbolos, Herder, Barcelona, 1999. 137

134

J. E. Cirlot: Diccionario de símbolos, Siruela, Madrid, 2002.

Papeles masónicos inéditos (Tenerife, siglo XIX)

La existencia en el jardín de La Orotava de acacias, cipreses y otros vegetales como el granado, aparte de su interés meramente botánico, agronómico o estético en este hortus conclusus decimonónico, también se puede relacionar, en el contexto de un discurso interpretativo coherente, con símbolos masónicos, pues la granada figura en las columnas masónicas de los diplomas concedidos por sus grados a Diego Ponte del Castillo, según el modelo general del Grande Oriente Lusitano Unido, si bien simbolizan la apretada unión entre los miembros de la fraternidad, aunque ya desde 138 un mítico texto bizantino del siglo XI , el granado parecía representar «el pilar de la valentía y la nobleza». Según el ritual mencionado del Grande Oriente Español, el séptimo y último escalón de la primera rama de la «escalera misteriosa» aludía a la generosidad, la inteligencia y la prudencia. ¿Quién ha de superar en generosidad al digno Caballero Kadosch, que está pronto a sacrificarse siempre por los demás? ¿Cómo sin la inteligencia podrían hacerse efectivos los derechos del hombre, si para el que no la posee son inútiles todas las virtudes e infructuosos todos sus esfuerzos? Pero ni la inteligencia, ni la generosidad, ni otras muchas cualidades que deberás poseer, te darán la victoria si no apelas a la prudencia. Es preciso que ella ponga coto a tus deseos, que te dé la medida de tus recursos, porque la imaginación se 138

El Jardín Simbólico.

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deja arrastrar mejor por las ilusiones que por la realidad, y que te impida confiar al acaso lo que por esta confianza se perdería. Madura tus proyectos, resérvalos con prudencia, hasta que llegada la hora puedas ponerlos en práctica con la seguridad de obtener el triunfo, y aleja de tu lado, con prudencia, a los que no tengan su voluntad libre.

El mausoleo, por desgracia, recordó durante bastante tiempo a la intolerancia más que a la fraternidad, al contrario de lo que simbolizaba el «santificado» grado de Caballero Kadosch, pero se trataba, en realidad, de una intolerancia de doble dirección, que afectó tanto a sectores del clero católico como, desde luego, a la propia masonería. Su máximo éxito, si es que puede definirse así, fue hacernos creer, todavía un siglo y cuarto después, que el Jardín de la Quinta Roja era, sobre todas las cosas, el acto de amor de una madre desairada por la intransigencia eclesiástica y, por ello, se había edificado un albo y puro monumento a la tolerancia y a la diversidad cultural que había unido a los hombres en la búsqueda de los inextricables misterios del más allá. También podría simbolizar, en otro sentido, el orgullo y el poder de la aristocracia que, en un momento de especial crisis económica para el Archipiélago, cuando los canarios escapaban en condiciones miserables hacia las inciertas tierras del Nuevo Mundo, significó un enorme dispendio económico que, desde luego, hubiese contribuido a aliviar la situación de centenares o incluso de algunos miles de trabajadores y jornaleros del 136

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campo, si la inversión que representó su construcción se hubiese empleado en obras y bienes productivos. Además, como nos recordó el poeta, nunca se utilizó: Orar quise a mi vez, mas a mi espalda Una burlona voz Oí que me decía: «En esa tumba 139 A nadie se enterró» .

Adolphe Coquet, que viajó a Tenerife para asistir al ensamblaje de una obra cuyas piezas se habían labrado en Francia, probablemente sin saber exactamente el lugar donde iban a ser colocadas, se mostraba muy ilusionado con la idea de construir una escuela para hijos de masones necesitados cerca del mausoleo. Él, como miembro de la masonería francesa, estaba convencido que este tipo de obras caritativas eran las únicas que podían proyectar hacia el futuro el mensaje más fraternal y genuino de la Orden del Gran Arquitecto del Universo, pero la escuela nunca se construyó. Sin embargo, desde el punto de vista ritual, trató de dejarnos un mensaje indeleble mediante la ejemplificación de una serie de elementos simbólicos (escalas, cruces, columnas rosacruces…, etc.), pertenecientes a la masonería y, más concretamente, al Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito masónico más cristiano de cuantos han existido sobre la faz de la tierra.

139

Guillermo Perera Álvarez (1865-1926), «Sepulcro vacío».

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Ilustraciones

Figura 1.

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Figura 2.

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Figura 3.

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MASONERÍA E INDEPENDENCIA DE CUBA EN 1878: 140 EL CASO DE LA LOGIA TAORO DE LA OROTAVA

Jorge Mañach, tal como ha destacado Castellano Gil, planteó la existencia de una dinámica histórica determinada por la fluctuación de dos fuerzas contrarias, que designó con los nombres de singularismo y pluralismo. El primero estaría caracterizado, según Fernández Callejas, por la actuación católico-reaccionaria de la Metrópoli que, «encerrada en la torre feudal de su pensamiento único», rechazó y combatió con todas sus armas cualquier criterio que pudiese poner en peligro su predominio y estabilidad. Sus elementos constitutivos serían, pues, la intolerancia, el fanatismo, los monopolios, la autocracia y la tiranía. La segunda fuerza, por el contrario, venía a simbolizar la tolerancia por excelencia, el libre pensamiento, el debate 140

Una primera versión de este ensayo fue publicada por Manuel de Paz en Revista de Historia Canaria, Universidad de La Laguna, 2004, Nº 186, pp. 265-275.

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científico como fuente del progreso y el imperio de la razón. El pluralismo, en fin, estaría representado por la masonería cubana, cuyos antecedentes más remotos se hacen coincidir con la invasión del conde de Albemarle, que introduce en Cuba los fundamentos de la Reforma inglesa, con su espíritu de tolerancia, su libertad, su amplia concepción del libre comercio y el sentido igualitario de la justicia. Más tarde, la influencia de los emigrados franceses de Haití, en los primeros años del siglo XIX, y el establecimiento de la primera logia cubana, El Templo de las Virtudes Teologales, serían las piedras angulares del ideario emancipador manifestado a través de las conspiraciones de Román de la Luz, Soles y Rayos de Bolívar y La Gran Legión del Águila Negra, entre otros organismos que, de acuerdo con una tradición típicamente hispanoamericana, gozaron de la influencia masónica, aunque no eran otra cosa que grupos de carácter revolucionario o conspirador, auspiciados en ocasiones por los gobiernos de la América insurgente como forma de crear malestar en el penúltimo frente español en el Nuevo Mundo. Esta supuesta tradición nuclear de la masonería cubana culminaría, en 1862, con la creación del Gran Oriente de Cuba y las Antillas, que ha sido presentado por los masonólogos cubanos como el instrumento cultural y filosófico orientado, en esencia, a culminar el ansiado ideal de la independencia nacional, verdadera y casi única fuerza motriz, en este contexto, de la masonería cubana. No obstante, el disgregamiento del Gran Oriente de Castro en 1868 y el levantamiento 144

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iniciado por Céspedes el 10 de octubre, no supuso una paralización de las actividades masónicas, pues según esta corriente historiográfica cubana, la masonería trasladó sus logias a la manigua y, «entre combate y combate», continuó celebrando sus trabajos ordinarios y llevando a cabo su labor cultural y patriótica. Sin embargo, sostiene Castellano Gil, por el momento no existe suficiente documentación que permita rubricar tales actividades, y de hecho la desaparición del Gran Oriente de Cuba y las Antillas pareció ser sintomática de todo lo contrario. Además, la escasa presencia de logias masónicas en la zona insurrecta, durante la Guerra de los Diez Años, es otro argumento poco valorado por la historiografía antillana. La Paz del Zanjón, en 1878, tampoco supuso un obstáculo, según la teoría que venimos esbozando, para olvidar el «propósito de la masonería de alcanzar la libertad a toda costa», y aunque los denominados paladines masónicos se dispersaron por tierras del exilio o quedaron en la isla para tratar de mantener el «contacto y la propaganda interior», se llega a indicar que, cuando el general Antonio Maceo arribó a Panamá, lo primero que hizo fue afiliarse a una logia masónica al objeto de seguir trabajando, lo mismo que el resto de los líderes masones exilados en el Continente, con el propósito de liberar a Cuba de la dominación española. Fernández Callejas, empero, reconoce que los vínculos entre la masonería y los conspiradores revolucionarios no están claramente determinados, debido a las carencias de documentación probatoria, pero no duda 145

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en atribuir un papel singular a la masonería en el proceso emancipador antillano, durante la etapa anterior al primer gran estallido bélico (1868-1878). Otros autores sostienen, empero, que los masones conspiraron frecuentemente, pero no así sus talleres, quizás para salvar las reticencias ortodoxas sobre la prohibición existente en la masonería en lo tocante a tratar en logia cuestiones políticas o religiosas. Con todo, no deja de ser llamativo que la historiografía masónica cubana se haya preocupado en menor medida a la hora de aplicar a la Guerra de Independencia (1895-1898), el esquema propuesto para las etapas anteriores. En este sentido, sólo se recurre al consabido tema de la filiación masónica de los próceres del movimiento emancipador, comenzando por José Martí, cuya iniciación en la capital de España no ha podido ser probada documentalmente, y, también a la más o menos presunta adscripción masónica de otros dirigentes mambises como Juan Gualberto Gómez, Antonio Maceo, etc., con objeto de resaltar los vínculos entre la masonería y el movimiento independentista. Uno de los escasos autores cubanos que han terciado en el asunto, Eduardo Torres Cuevas, plantea al respecto que, en realidad, esta última fase de la contienda independentista, la correspondiente a 18951898, se sustentó principalmente en la estructura organizativa de los partidos políticos, especialmente en el Partido Revolucionario Cubano, fundado por Martí. La implantación sistemática de la masonería en Cuba se produjo, de hecho, a mediados del siglo XIX, cuando levantaron columnas en Santiago de Cuba las 146

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logias Fraternidad y Perseverancia, erigidas ambas en 1857. En 1859, el masón Andrés Cassard, delegado del Supremo Consejo de Charleston, fundó en la citada capital oriental el Supremo Consejo de Colón para Cuba y demás islas de las Indias Occidentales, organismo que acabó trasladándose a La Habana en 1882. En ese mismo año de 1859 se erigió también, en Santiago de Cuba, la logia San Andrés, que junto a los talleres anteriormente mencionados constituyó la Gran Logia de Colón. Esta obediencia vio crecer sus logias en poco tiempo, mas, el establecimiento del Gran Oriente de Cuba y las Antillas en 1862 por Antonio Vicente de Castro provocó una crisis. Tras una serie de divisiones internas, la masonería cubana trabajó a favor de la consecución de un cuerpo masónico unido y, desde finales de la década de 1870, se realizaron diversas gestiones en este sentido. En enero de 1880, la Gran Logia de la Isla de Cuba y la Gran Logia de Colón decidieron fusionarse y crearon una nueva obediencia que se denominó Gran Logia Unida de Colón e Isla de Cuba, cuyo primer gran maestre fue Antonio Govín. Los 44 talleres que formaron parte del nuevo cuerpo masónico reunían una cifra no inferior a los 2.793 miembros. Por su lado, las obediencias españolas peninsulares, Grande Oriente de España, Gran Oriente Nacional de España y el Gran Oriente Español, entre otras, tuvieron también, desde comienzos de la década de 1870, representación masónica en la Perla del Caribe, a través de diversos organismos de carácter provincial. 147

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En conjunto, las obediencias españolas peninsulares tuvieron una representación cubana muy significativa, y ello pese a su implantación relativamente tardía. En tal sentido, llegaron a contar con más de 200 logias en unos momentos en que, en la capital de España, apenas se superaban los 170 talleres y, en regiones tan importantes como Cataluña, la cifra no pasaba de 177 logias. Puede afirmarse, pues, al menos desde el punto de vista cuantitativo que Cuba fue, después de Andalucía, el foco masónico más importante de España. En tal sentido, estudios recientes han permitido contabilizar cifras próximas a los 8.000 masones, de los que unos 5.000 dependían de las organizaciones masónicas de la Península, si bien se trataba, con frecuencia, de masones criollos que, en cantidades sumamente significativas, engrosaban muchas de estas logias de obediencia española y que, en diversas ocasiones, mostraron vivas muestras de españolismo militante. De todo ello podríamos deducir que la realidad histórica de la masonería cubana es ciertamente más compleja de lo que, en términos generales, han manifestado sus defensores y, también, sus detractores más enconados.

La logia canaria Taoro y la independencia de Cuba En efecto, frente a la tesis que ha defendido, durante décadas, un papel preponderante de la masonería en los procesos emancipadores de los antiguos territorios del Imperio español, incluyendo naturalmente 148

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Cuba y Puerto Rico, los resultados de la investigación más reciente ponen en cuestión la presunta relevancia de la Orden respecto a dichos procesos, puesto que, entre otras razones, cuando se produce la ruptura con la Metrópoli de algunos de esos territorios ni siquiera existían logias masónicas establecidas en los mismos. Esta relativización podría cimentarse, además, en el hecho de que sea precisamente Cuba, pionera en cuanto al establecimiento de obediencias masónicas respecto a muchos países de la América continental española, el último territorio que, junto a Puerto Rico, se separa de la Corona española. La tendencia dominante entre los estudiosos es que hay que valorar la actuación de la masonería en un contexto adecuado, estudiar caso a caso y, en definitiva, no sobredimensionar ninguno de los factores que intervienen en el proceso emancipador, y menos aún el del papel que, en determinados casos, pudo jugar la masonería y, sobre todo, diversas sociedades secretas, inspiradas algunas formalmente en la Orden del Gran Arquitecto, pero con unas características y unos objetivos muy diferentes, por lo general de carácter político. En este sentido, no constituye una excepción especial la logia Taoro Nº 90 de La Orotava (Tenerife), fundada en 1874 bajo la obediencia del Grande Oriente Lusitano Unido como la mayoría de los talleres masónicos españoles durante esta época. En 1879, a raíz de la denominada crisis constitucional masónica del año anterior, cuando la mayoría de las logias españolas se separaron de la obediencia portuguesa a causa de la reforma de la Constitución del Grande 149

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Oriente, que perjudicaba en algunos aspectos sus intereses y que, de hecho, surgía del temor de los portugueses al excesivo peso específico de los talleres españoles, Taoro Nº 90 se separó también de la citada obediencia, ofendida en sus sentimientos como logia española y, además, se pronunció a favor de la creación de una obediencia nacional como el gran sueño de los hiramitas hispanos. Ahora bien, este taller canario no dudará en dar pruebas de tolerancia y solidaridad hacia, al menos, dos de sus miembros cubanos de origen isleño. Uno de ellos, Tomás Acosta, oriundo de La Palma, natural de La Habana y propietario, solicitó formar parte del taller orotavense en julio de 1875, por lo que, como era preceptivo, se emitieron los correspondientes informes por tres miembros de la logia, quienes coincidieron en destacar las bondades del candidato y, asimismo, que dicho individuo hace cosa de seis años que ha vivido en los Estados Unidos de América, de donde se trasladó a La Habana, para luego hacerlo a esta Villa: que durante los tres o cuatro meses que reside en ella ha observado una conducta intachable, su carácter es afable: ama a su patria, la que tubo que abandonar a causa de los abusos cometidos por los tiranos que la gobiernan, y explotan, contra los que aspiran a su libertad en virtud de un derecho natural y legítimo que todo ciudadano libre y honrado debe ejercitar como lo ha hecho Acosta; y por último posee la instrucción necesaria para comprender las cuestiones que tienden al fin de nuestra Orden. 150

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En segundo lugar tenemos el ejemplo de Ramón González del Socorro. Un dirigente muy conocido en los círculos del exilio revolucionario cubano en Florida. Según Paul Estrade, en su excelente biografía de José Martí, el periódico Patria lo calificaba en 1892 de «universalista con ideas redentoras». En abril del año indicado, este líder sindical de los tabaqueros de Cayo Hueso (el «Matusalén» del Proletario), declaró que buscaba «aún más allá de la república política la realización del estado perfecto, de la sociedad ilustrada, libérrima, feliz del porvenir». Entre 1892 y 1895, matiza el profesor Estrade, los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso proporcionaron la base de la masa del Partido Revolucionario Cubano. Se trataría, pues, de un hecho excepcional «en el movimiento mundial de emancipación nacional cuanto que se comprometen así sin hacer abstracción de sus condiciones ni de sus aspiraciones de proletarios». Es más, en el debate que tiene lugar sobre este tema en el Cuerpo de Consejo de Cayo Hueso en mayo de 1892, prevaleció el punto de vista de Carlos Baliño, frente a las tesis de González Socorro, «al exponer el primero que se había incorporado al PRC siendo él tan obrero como cubano». Nuestro personaje ocupó, además, la Secretaría del Cuerpo de Consejo de Tampa, durante los primeros meses de funcionamiento del PRC y, además, presidió el club revolucionario «Unión y Libertad» de Cayo Hueso. Ramón González del Socorro, natural de Matanzas (Cuba) y oriundo de Tenerife, tabaquero de profesión y deísta, solicitó en marzo de 1878 formar parte de la logia Taoro Nº 90. Tenía veinticinco años, según declaró 151

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en la solicitud de admisión, y fue presentado a la logia por Fernando Pineda. Precisamente, en su expediente se conserva una carta que, el 20 de abril de 1878, dirigió a Pineda José D. Poyo y Estenoz (más tarde director de El Yara, estrecho colaborador de José Martí y destacado dirigente del exilio revolucionario cubano), quien, con el prestigio masónico que le otorgaba su condición de «fundador y tres veces Pasado Maestro de la Respetable Logia Dr. Félix Varela Nº 64, de Libres y Aceptados Masones» de Key West, bajo los auspicios de la Gran Logia del Estado de Florida, manifestó «que no tenemos ningún antecedente que perjudique la buena opinión y fama de que goza el citado González del Socorro; por cuyo motivo le creemos digno de ingresar en nuestra augusta institución». González del Socorro sólo permaneció unos meses en el seno del taller de La Orotava, pues, el 2 de diciembre de 1878, se despidió de sus «hermanos» con el discurso que reproducimos a continuación, verdadera joya inédita para la historia de la masonería española y del exilio revolucionario en Florida, a través de uno de sus protagonistas. Los masones canarios, estrechamente vinculados a Cuba como el resto de los pobladores del Archipiélago, parece que, sin cuestionar en principio su propia españolidad, sí comprendían las causas que llevaban a la Gran Antilla a luchar por su independencia, en el contexto de un ideario que concebía la libertad como uno de sus principales ejes vertebradores.

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A favor de la independencia de Cuba: discurso de despedida de González del Socorro a sus hermanos masones de Taoro Nº 90 V.·. M.·. y QQ.·. HH.·. Permitidme que os dirija esta noche la palabra para expresaros mi gratitud por todo lo que os debo desde que tuve la honra de ser admitido por primera vez en el recinto luminoso de este Aug.·. Temp.·. Los embates de una vida política azarosa han arrancado al seno de mi patria millares de sus hijos, que diseminados por la vasta superficie de la tierra, buscaron un asilo temporario a su infortunio, mientras que otros, quizás más predilectos, sellaron con su sangre y con su vida la unánime protesta de un pueblo esclavizado y oprimido que alzando la cerviz con noble orgullo, arroja al rostro del tirano sus cadenas. Dos lustros hace hh.·. míos, que comenzó para mi hermosa patria esa historia de páginas heroicas y sublimes; tesoro de epopeyas inmortales; santuario de grandezas y martirios. Durante esos diez años de vicisitudes y de constante y denodada lucha por la más generosa de las aspiraciones que puede abrigar el corazón humano, la libertad innata en la conciencia de todos los seres racionales; durante esos diez años de abnegación sin paralelo en las revoluciones de su especie, yo como una parte considerable de mis compatriotas, he compartido el negro pan del ostracismo ablandado con lágrimas amargas, lejos de aquel pedazo de tierra exhuberante en donde vi la luz de la 153

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existencia; he llorado en países extranjeros las acerbas desventuras de mi patria; he trabajado en la medida de mis fuerzas por la consecución del fin grandioso que aquella revolución se proponía, y por más que repugna a mis principios la idea de la guerra, crimen perdonable cuando es la Razón la que a ella nos impele; por más que nunca el odio ha llegado a envenenar mis sentimientos con su maligno virus, yo, qq.·. hh.·., obedeciendo a la voz de mi conciencia, impulsado por el más santo de los deberes, acepté con todas sus funestas consecuencias la causa de mi patria, que era la causa de la Humanidad, de la Justicia y del Honor, defendida en los campos de la preciada Antilla por un grupo de sus hijos más dignos y valientes. El tiempo ha transcurrido inexorable y lento, y con él han ido sepultándose en el pasado las glorias y las sombras de aquella lucha colosal cuyos resultados han sido trescientos mil cadáveres y la orfandad, las lágrimas y el luto que esta clase de efervescencias han producido siempre. ¡Cuán terrible es la guerra hh.·. míos! ¡Una revolución es el tremendo azote de todas las desdichas cerniéndose a la vez sobre un país! ¡El Hombre creado por Dios para regenerarse y hacer más pura y más perfecta su entidad moral por medio de la práctica de todas las virtudes; el Hombre llamado a ser la Caridad, la Perfección, convertido en exterminador de su propia extirpe, en destructor de su misma grandeza y en violador de su misión sublime y sacrosanta! ¡El Hombre enemigo de sus semejantes; un puñado de seres racionales matándose los unos a los otros; los 154

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miembros de una misma raza, los descendientes de una misma familia, los hijos de una misma madre, cebándose cual bestias feroces en la sangre de sus hermanos ante la Sociedad y ante el Eterno! La Razón, la Virtud, la Luz, la injusticia, la maldad y las sombras en amalgama cruenta confundidas, y todo porque aun la Sociedad no ha llegado a ilustrarse lo suficiente para despreciar el interés mezquino que embota los sentidos y sirve de aliciente a las pasiones! Sí, qq.·. hh.·., la Sociedad aún se deja fascinar por el doloroso y mísero oropel de que los vicios y el orgullo se revisten: sí, la ignorancia torpe se alucina; la vanidad maldita se enloquece; la ambición execrable se agita y exaspera ante el falaz aspecto del nauseabundo lucro. La ambición es el alma de todos los despotismos, de todas las opresiones, de todos los vicios, de todos los crímenes; el interés el germen de todas las desgracias, de todas las afrentas, de todas las miserias; el egoísmo es la causa de todas las usurpaciones, de todas las perversidades, de todos los horrores. Los vicios y el orgullo son el inicuo origen de ese espíritu de absorción insaciable y de dominio de que todavía vive poseído un número considerable de los hombres. Yo detesto la guerra hh.·. míos y desde lo más íntimo de mi conciencia he protestado siempre contra ella. La guerra en mi concepto es uno de los cataclismos sociales más horribles: pero en el Mundo, en el Universo, en la Naturaleza todo está sujeto a leyes invariables que tienen que cumplirse, pues tal es la voluntad divina del G.·. A.·. del U.·. La guerra como 155

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todas las evoluciones físicas y morales es una de esas imprescriptibles necesidades que emanan de lo alto y el hombre debe doblegar la frente ante el fallo imperioso con que esa ley providencial le ordena ahogar su más irreprensible repugnancia. ¡Ah! Cuántas veces el deber nos obliga a sacrificar profundas convicciones en pro del bienestar de aquello que amamos con noble y desinteresado ardor. La Patria, la familia, el pueblo en que nacimos, el hogar, la sociedad, la Humanidad de que formamos parte y de cuya felicidad depende el porvenir; todo esto ¿qué implica, sino nuestros deberes y derechos para con los demás que en torno nuestro comparten la existencia? El Hombre todo se lo debe a su Creador, escepto su propia personalidad que pertenece al mundo en que vive, a la patria que encierra sus más caras afecciones, a la familia que forma sus más tiernas y dulces simpatías, a su pueblo natal que guarda sus recuerdos más queridos, al hogar que le trae a la memoria los halagos más puros y afectuosos que hicieron su niñez hermosa y apacible, a la Humanidad en fin que le demuestra a todas horas su misión envidiable y majestuosa. ¡Dichoso aquel que es llamado a bañar en la gloria un nombre inmaculado! ¡Feliz aquel que lega a la posteridad el ejemplo de la abnegación y del civismo que inmortalizan y ennoblecen siempre! ¡Baldón al que se abstrae ante el dintel de la inmortalidad y del honor que ilustran y engrandecen! ¡Execración al ciego que se abisma en el crimen, dejándose arrastrar por la ambición maldita que pierde y asesina la conciencia! 156

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La guerra qq.·. hh.·. es grandemente horrible, pero, también es grandemente honrosa, cuando uno de los beligerantes obra en defensa propia, o tiende a la conquista de sus fueros hollados por un poder injusto y arbitrario; cuando uno de los partidos contrincantes lucha por arrancar de las manos de un déspota sus libertades patrias; cuando es la causa de la Humanidad y de la Justicia la que por medio de las armas se defiende; cuando se han tocado todos los resortes para evitarla, sin que el poder que oprime acceda a las demandas de su víctima, entonces ese pueblo, ese partido, esa causa, esa lucha, son a los ojos del Eterno grandes y esclarecidos, porque el hombre que compra con su sangre la felicidad de su país, obedece sí las inspiraciones del Sup.·. Hac.·. del Univ.·., y sus hechos así como la causa que defiende no pueden, no deben confundirse con el crimen. La culpa de esos desastres de que tantas hecatombes son el resultado más visible, el legado aparente; la culpa de esas catástrofes que dejan tras de sí la ensangrentada huella de la devastación, la muerte, el luto y la orfandad, la tienen los que mirando sólo a sus particulares intereses oprimen y atropellan a sus semejantes, sumiéndoles en afrentosa servidumbre, para explotarlos por medio del terror, trocando en torcedor adusto y criminal el abrazo de hermanos que deben a su prójimo, en perjuicio de quien abusan del poder y de la fuerza. He aquí porque la guerra es admisible; he aquí porque desde los tiempos más remotos la aureola del martirio viene ciñendo tantas frentes venerandas y la 157

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civilización surgiendo majestuosa de entre el fragor de las batallas, se presenta cual iris halagüeño en el limpio horizonte de los pueblos que más han combatido el despotismo, cuando la aurora hermosa de la paz disipe con sus rosados resplandores las tinieblas aciagas del afrentoso servilismo. Pero, ¿cuánto más bello, cuanto más grato y más en consonancia con los santos principios de la moral universal, no sería el progreso ajeno a los estragos de la guerra? ¿Cuánto más elocuente no sería el progreso bajo los auspicios loables y fecundos de la Paz? ¡Qué cuadro tan brillante, que espectáculo tan glorioso ofrecería el Mundo, hh.·. míos, si deponiendo vanas presunciones, fatales y mezquinos intereses, aspiraciones torpes y egoístas, los hombres todos marchásemos unidos a la consumación del magnífico fin a que la Humanidad aspira y al cual, no lo dudéis, ha de llegar el Mundo dentro de pocos siglos, pues ya se dejan ver en lontananza los rayos fulgurantes de esa alborada espléndida precursora del día luminoso en que fijo en el cenit de la dicha el Sol de la Verdad difundirá su lumbre bienhechora por la vasta región del Universo. Vosotros como yo participáis de esa esperanza; contempláis como yo las formas en que se manifiesta el adelanto a nuestros ojos y admiradores de esas metamorfosis gigantes, veis hundirse en el fondo del olvido las dudas y el error de siglos anteriores; veis morir los principios que fueron respetados en épocas lejanas; veis desaparecer en las ignotas sombras de los tiempos las viejas tradiciones y nacer de la bruma 158

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que ocultan sus vestigios las ideas modernas, los pensamientos de la época, más en armonía con la civilización; más amoldados a la cultura y a la ilustración a que ha llegado el Hombre en nuestros días. ¡Ojalá qq.·. hh.·. que nunca el negro desengaño, que la contraria y dura realidad no acibaren jamás vuestros corazones con pruebas tan tremendas como la que yo he visto soportar a mi país! Plegue al G.·. A.·. del U.·. que estas islas acariciadas por el cierzo bendito de la paz y arrulladas por el canto feliz que entonan los soldados del trabajo, conserven esos halagos y escuche esas canciones placenteras mientras las frescas rachas del Océano se dejen deslizar entre las plantas y las flores de sus feraces campos y se oiga el manso ruido de las olas al estrellarse contra las apartadas rocas de sus gentiles costas! Pero, no debo molestar más vuestra atención. Voy a concluir. La suerte, hh.·. míos, ha querido que antes de regresar a mi país después de una penosa emigración en la cual han pasado los años más floridos de mi vida, viniese yo a la tierra dichosa de mis padres en donde tuve el grandísimo honor de conoceros y de unirme a vosotros por los estrechos vínculos de la fraternidad masónica. Benignos habéis sido para conmigo, y jamás olvidaré la afectuosa acogida que me habéis dispensado desde entonces. Indigno fuera yo si no procurara al despedirme hacer patente mi agradecimiento hacia todos los obreros de este Tall.·. aug.·. de quienes tantas consideraciones he tenido ocasión de agradecer: por esto quiero demostraros 159

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mis buenos deseos, mi agradecimiento eterno al separarme de estas hospitalarias playas cuyo recuerdo llevaré impreso en mi imaginación, pues no es posible que se borre de mi memoria este país en donde vi la luz de la Verdad, realizando mis sueños de esperanza. Desde hace mucho tiempo ansiaba yo pertenecer a esta Institución grandiosa, a esta agrupación de hombres escogidos dispuestos a contribuir al bien de la Humanidad; a esta Asociación de obreros del progreso, de soldados de la Civilización y apóstoles de la Verdad y la Virtud, que como los antiguos argonautas siempre al lado del débil, del oprimido, del desdichado, tremolan el estandarte protector de la Justicia, acogiendo a su amparo al infortunio. Tal fue siempre la idea que yo me había formado de la Mason.·. Yo miraba con recogimiento vuestros Temp.·., creyéndoles recinto de riquezas y prácticas morales, veía con respeto vuestros sencillos distintivos, vuestras insignias, porque representaban a mi fantasía el símbolo elocuente del trabajo; os miraba a vosotros y me parecía descubrir en vuestros rostros algo de sublime que revelaba una intención honrada y un deseo ferviente de propagar el Bien y la Verdad, de combatir el mal y la mentira. Así fue que cuando vosotros me franqueasteis las puertas de este Temp.·. resp.·., iniciándome en los misterios de la Ord.·., aunque el raudal de aquella nueva luz hirió de lleno mi pupila, no quedé sorprendido ni admirado sino que respiré feliz y satisfecho al ver mis esperanzas realizadas.

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Hoy hh.·. míos próximo a regresar a mi país, cúmpleme haceros esta manifestación que espero aceptareis como una humilde prueba de mis verdaderos sentimientos para con los miembros de esta Log.·. madre en que tuve el honor de conoceros y apreciar en su justo valor las dotes fraternales que os adornan. Quiera el G.·. A.·. del U.·. que iluminada vuestra inteligencia por su divina luz podáis como hasta aquí marchar con paso firme por la senda del Bien y propagando la idea de esta noble Asociación entre todos vuestros conciudadanos llegue un día en que ensanchado el cuadro de los obreros del Tall.·. a que pertenecéis, no veáis en torno vuestro fuera de su seno, sino hermanos, en lugar de antípodas fanáticos, dispuestos a censurar los actos más llenos de gloria que entre los cuatro muros de esta resp.·. Log.·. lleváis a cabo sin otro objeto que el de haceros dignos del nombre de masones. ¡Ah!, procurad qq.·. hh.·. que el número de los miembros de este aug.·. Tall.·. se multiplique; que las ideas que son vuestra divisa se difundan; que los mas.·. del Valle de Orotava, aumenten su prestigio entre este pueblo esclavo todavía de las preocupaciones del error y el fanatismo; atraed a vuestro lado a todos los jóvenes honrados, a todos los hombres que puedan por su mérito hacer más conocido nuestro objeto y ese será el poderoso dique contra el cual veréis despedazarse la calumnia y la maldad de nuestros inicuos y viles detractores. Dispensad qq.·. hh.·. la difusa expresión de mis ideas grandes y buenas, pero faltas de orden y elocuencia, 161

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estad seguros de mi cordial afecto y confiad en mi agradecimiento inextinguible. He dicho: Diciembre 2 de 1878. Yara, gr.·. 3º.

Bibliografía Byrne, Ricardo A.: Apuntes sobre la Historia de la Masonería cubana, Imprenta el Siglo XX, La Habana, 1913. Castellano Gil, José M.: La masonería española en Cuba, CCPC, Santa Cruz de Tenerife, 1996. Estrade, Paul: José Martí. Los fundamentos de la democracia en Latinoamérica, Madrid, 2000. Fernández Callejas, R.: Historia moderna de la francmasonería en Cuba. Su influencia en la independencia cubana, Publicaciones de la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos, La Habana, 1985. Fernández Callejas, R.: Historia de la Francmasonería en Cuba, Ed. Orientación Masónica, La Habana, 1944. Miranda Álvarez, A.: Historia documentada de la masonería en Cuba, La Habana, 1933. Paz Sánchez, Manuel de: Historia de la francmasonería en las islas Canarias (1739-1936), Santa Cruz de Tenerife, 1984. 162

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Torres Cuevas, Eduardo: «Los cuerpos masónicos cubanos durante el siglo XIX», Masonería española y América. V Symposium Internacional de Historia de la Masonería española, Zaragoza, 1993, pp. 229-255.

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FACSÍMILES

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Iniciación por comunicación de Pedro Ponte y Llarena, La Orotava, 28-11-1871 (AGGCE, 389/34)

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Diplomas de los grados 3º (Lima, 30 de mayo de 1862) y 20º (Lisboa, 26-07-1878) de Andrés Hernández Barrios (AGGCE, 120-A-16)

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Expediente masónico completo de Ramón González del Socorro, miembro de la logia Taoro Nº 90 de La Orotava, 1878 (AGGCE, 580/19)

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Expediente masónico de Diego Ponte del Castillo, VIII marqués de la Quinta Roja (1872-1877), AGGCE, 120-A-11.

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Solicitud de afiliación de Patricio Estévanez y Murphy a Tinerfe Nº 114, Santa Cruz de Tenerife, 1880 (AGGCE, 326/47)

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ÍNDICE

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INTRODUCCIÓN ........................................................ 7 SELECCIÓN DOCUMENTAL ......................................... I. Difusión de propaganda masónica (1875) ...... II. Sobre la admisión de un profano (1875) ....... III. La logia Esperanza de Orotava y el enterramiento en sagrado (1877) ...................... IV. Reglamento interior de Tinerfe Nº 114 (1877) .............................................................. V. La logia Taoro y la crisis constitucional masónica de 1878 ............................................ VI. La logia Tinerfe y la crisis constitucional Masónica de 1878 ............................................ VII. Entre el iberismo y la autonomía: proyecto de Creación de una Gran Logia de Canarias (1879) ............................................ VIII. Esperanza de Orotava y la confederación masónica del Congreso de Sevilla (1880) .......... IX. La logia Tinerfe 114 y el problema de la emigración (1882) ............................................ X. Miembros de las logias Taoro Nº 9 y Esperanza de Orotava Nº 10 (1881-1889) ......

15 17 19 23 25 43 45

53 61 65 69 207

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ANEXOS ................................................................. 83 El jardín de la virtud (la masonería como una disidencia cristiana) .......................................... 85 Masonería e independencia de Cuba en 1878: el caso de la logia Taoro de La Orotava........... 143 FACSÍMILES ............................................................ 165 Iniciación por comunicación de Pedro Ponte y Llarena, La Orotava, 28-11-1871 (AGGCE, 389/34) ............................................ 167 Diplomas de los grados 3º (Lima, 30 de mayo de 1862) y 20º (Lisboa, 26-07-1878) de Andrés Hernández Barrios (AGGCE, 120-A-16) ......... 169 Expediente masónico completo de Ramón González del Socorro, miembro de la logia Taoro Nº 90 de La Orotava, 1878 (AGGCE, 580/19) ........................................... 171 Expediente masónico de Diego Ponte del Castillo, VIII marqués de la Quinta Roja (1872-1877), AGGCE, 120-A-11 ..................... 192 Solicitud de afiliación de Patricio Estévanez y Murphy a Tinerfe Nº 114, Santa Cruz de Tenerife, 1880 (AGGCE, 326/47) .................... 202

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