Parque Florido

Share Embed


Descrição do Produto

Parque Florido Itinerarios temáticos del Museo Lázaro Galdiano

Con la publicación de esta serie de Itinerarios temáticos queremos proponer una nueva manera de conocer nuestra Colección. Mediante una selección de obras, relacionadas temáticamente, los visitantes podrán disfrutar del Museo desde diversas perspectivas y valorar su riqueza y variedad.

Itinerarios temáticos

del Museo Lázaro Galdiano

Parque Florido

Itinerarios temáticos del Museo Lázaro Galdiano

Parque Florido

josé lázaro galdiano

(Beire, 1862- Madrid, 1947)

Estudió Derecho en Valladolid, Barcelona y S ­ antiago de Compostela, trasladándose a Madrid en 1888 para fundar La España Moderna (1889-1914), editorial y revista que contó con la colaboración de escritores tan destacados como Emilia Pardo Bazán, Galdós, Clarín, Zorrilla, Campoa­mor, Menéndez Pelayo, Cánovas, ­Unamuno…, y donde editó más de seiscientas ­monografías. Su temprana afición por los libros y por el arte le llevó a convertirse en un experto bibliófilo e infatigable coleccionista de todo tipo de objetos artísticos. En 1903 se casó en Roma con Paula Florido y Toledo (1856-1932), rica dama argentina, iniciando la construcción de su residencia Parque Florido en 1904, que se convertiría en uno de los centros de reunión más frecuentados por la alta sociedad madrileña. Tras enviudar en 1932 residió habitualmente fuera de España, sobre todo en París y Nueva York, capitales en las que formó nuevas colecciones luego incorporadas a la de Madrid. Murió el 1 de diciembre de 1947 dejando como único heredero de todos sus bienes al Estado español. Su residencia acoge, desde 1951, el museo de sus colecciones.

5

Itinerarios temáticos del Museo Lázaro Galdiano

E

Parque Florido

n 1903, año de su boda con Paula Florido, Lázaro encargó el proyecto de su nueva residencia a José Urioste y Velada (1850-1909), arquitecto que había ganado prestigio internacional como autor del Pabellón Español en la Exposición Universal de París de 1900, obra clave en la implantación de la corriente neoplateresca y cargada de resonancias regeneracionistas tras el desastre del 98. José Lázaro no dejó un testimonio expreso de sus ideas sobre arquitectura, pero la misma elección del arquitecto a quien confió la planificación de su casa dice mucho de sus intenciones y preferencias. El estilo neoplateresco preconizado por Urioste, una de las tendencias más novedosas y comprometidas del momento, se ajustaba perfectamente a sus anhelos de regeneración nacional, bien demostrados desde La España Moderna. De hecho, se nos hace difícil imaginar a Lázaro encargando un edificio de estilo Art Nouveau, tan en auge entonces entre la burguesía barcelonesa, o en la línea cosmopolita y refinada que encabezaba Joaquín Saldaña, el arquitecto favorito de la aristocracia de la capital, pues seguramente vería ambas opciones 6

como meros frutos de época desprovistos de raigambre hispana. Por las mismas fechas en que Lázaro requería sus servicios, Urioste recibía el encargo de realizar una casa-palacio para los duques de Sueca en el número 8 de la calle Barquillo. En ambos casos, el arquitecto extremeño iba a explotar las galas platerescas que le habían dado la fama; pero si la casa de los duques de Sueca, un edificio entre medianerías de articulación tradicional, solo le permitiría una aplicación superficial de motivos ornamentales del Renacimiento español, el palacio de la calle Serrano le iba a dar la oportunidad de llevar a cabo un trasunto imperecedero del Pabellón de París, o al menos un interesante ejercicio de variaciones sobre el mismo tema. Al igual que el Pabellón, el proyecto de Parque Florido incorporaba una torre en uno de sus ángulos, elemento asimétrico que dinamizaba el conjunto y al que Urioste confería un marcado protagonismo en la composición. El palacete de los Lázaro añadía una tercera planta y un pórtico 7

en la fachada principal, curiosamente orientada al este, hacia Claudio Coello. La fachada de poniente –con la pujante torre en su extremo noroeste– recordaba en su organización a la principal del Pabellón, logrando así realzar también el frente posterior del hotel que mira a Serrano. Debido al considerable desnivel del terreno existente entre ambas calles, encontramos en esta fachada cuatro alturas cuyos vanos tenían por modelo los del Alcázar de Toledo (en la planta primera) y la Universidad de Alcalá (en la planta segunda). La torre –en la que Urioste emplazaba la escalera y el ascensor– se remataba con un cuerpo con tres arcos por lado, idéntico al superior de las torretas laterales del Pabellón, cita directa del palacio de Monterrey de Salamanca. Fechado el proyecto en enero de 1904, finalmente no pudo llevarse a cabo por falta de acuerdo entre el arquitecto y su cliente, lo que motivó su sustitución por Joaquín Kramer y Arnáiz, arquitecto de origen alsaciano ligado a comitentes de mentalidad avanzada, como Federico Fliedner o Francisco Giner de los Ríos, y autor del Hotel Asturias, del Colegio «El Porvenir» y del Pabellón MacPherson de la Institución Libre de Enseñanza. Lázaro entregó a Kramer los planos de Urioste para que –respetando su composición general y volumetría– realizara un nuevo proyecto atendiendo 8

Vista de la Exposición Universal de París de 1900 (detalle del Pabellón Español, obra de José Urioste y Velada). Fotografía dedicada a José Lázaro por el propio arquitecto.

9

sus indicaciones, en el sentido de introducir cambios en la disposición de las plantas y proceder a una desconcertante variación en la ornamentación del edificio que llegaría a ser, en definición del propio Lázaro, «de estilo Renacimiento muy sobrio». En lo que se refiere a las plantas, Lázaro debió pensar que destinar el espacio de la torre a contener una espectacular escalera –innecesaria desde el punto de vista representativo puesto que los invitados solían acceder directamente a la planta noble desde Claudio Coello– suponía desperdiciar la posibilidad de contar con cuatro salas de siete metros de lado en un lugar privilegiado de la casa y, prefiriendo esto último, decidió instalar su despacho en el primer piso de la torre. Esto trajo consigo el desplazamiento de la escalera al tramo inmediato del lado norte, lo que además de impedir todo efecto monumental, obligó a efectuar numerosos cambios en la distribución de las estancias de todas las plantas. Respecto a las fachadas, los diseños de cada uno de los elementos arquitectónicos que las animan fueron minuciosamente supervisados por Lázaro desde el lugar de Europa en que se encontrase en cada momento, mediante cartas, dibujos y fotografías. Don José se reveló enseguida como un cliente extremadamente difícil de complacer. Actuando como arquitecto amateur, impuso como modelo los vanos del palacio de Altamira en la calle Flor Alta, proyec10

11

tado por Ventura Rodríguez en 1772, que le tenían «maravillado»; sobre la marcha, decidió ampliar en dos metros las líneas exteriores del edificio y elevar cincuenta centímetros la altura de los pisos primero y segundo, obligando a deshacer el trabajo realizado; ordenó, en fin, continuas modificaciones de detalle, convirtiendo a Kramer y sobre todo al joven Lorite en sufridos delineantes. De esta forma, los nuevos planos no pudieron estar listos hasta octubre de 1904, y durante esos meses la relación entre Kramer y Lázaro llegó a hacerse muy tensa. Así entramos en el año 1905, en el que los trabajos avanzaron lentamente, debido entre otras cosas a una huelga de canteros de dos meses de duración. Tampoco Lázaro ayudaba mucho: paralizó la obra para aumentar a 184 el número de canecillos de la cornisa, en lugar de los 100 previstos por Kramer. Con todo, a finales de septiembre el contratista, Antonio García del Real, informaba a Lázaro de que la obra marchaba «por camino franco y deprisa» y que tenía trabajando en ella «70 albañiles, ocho canteros en el pórtico y cuatro cerrajeros, en total 82 hombres con los cuales ya puedo avanzar bien». Cuando parecía que la obra empezaba a progresar a buen ritmo, en diciembre de 1905, un grupo de operarios que García del Real acababa de despedir alertó a Lázaro de que el contratista había cometido ciertas irregularidades en la construcción. Los acon12

tecimientos se precipitaron y el 10 de abril de 1906 Kramer comunicaba a Lázaro su dimisión. Por segunda vez, Lázaro se encontraba sin arquitecto y en esta ocasión acudió al barcelonés Francisco Borrás Soler, autor del inmueble vecino de Serrano 118 y al que en noviembre de 1905 había encargado la construcción de la cerca del hotel y un edificio para sede de La España Moderna, con fachadas al jardín de Parque Florido y a la calle López de Hoyos. Al tiempo que construía su propia casa, un elegante hotel en el n.º 25 de la calle María de Molina, Borrás salvó la delicada situación en que se encontraba el edificio, rectificó las mezquinas impostas de las fachadas y rehizo el pórtico, que amenazaba ruina por deficiencias en la cimentación, confiriéndole de paso su composición definitiva, la deseada por Lázaro, más acertada que la planeada por Kramer. El espinoso proceso constructivo se dio por terminado, a falta de algunos remates, en agosto de 1908. El coste total del palacio –presupuestado en 1904 en 279.000 pesetas, con un tiempo de construcción de doce meses– ascendió, para desesperación de Lázaro, a la fabulosa suma de 913.294. El resultado mereció la pena. En palabras del Marqués de Lozoya, el edificio se alza como «uno de los más suntuosos ejemplares de morada señorial madrileña en el reinado de don Alfonso XIII». 14

PLANTA BAJA



e l c o l e c c i o n i s ta y s u c o l e c c i Ó n

SALA 1: EL COLECCIONISTA

1. Medalla conmemorativa

del enlace de José Lázaro y Paula Florido

1

Jules-Clément Chaplain, 1903 Bronce [ inv. 5320 ]

Si en 1899 Rubén Darío describía a José Lázaro como «joven, soltero, muy rico», su boda con Paula Florido iba a hacer de él un opulento financiero. Además de una inmensa fortuna, doña Paula aportaba al matrimonio tres hijos habidos con sus tres anteriores maridos: Juan Francisco Ibarra –el mayor, ya casado entonces y residente en Argentina–, Manuela Vázquez-Barros y Rodolfo Gache, estos últimos aún menores de edad. Para conmemorar el enlace, Lázaro encargó al escultor francés Jules-Clément Chaplain (1839-1909) una gran medalla de bronce, lo que suscitaría el venenoso comentario de Azaña «¡Ah! ¡Este Lázaro es un Médicis!». Chaplain, el más insigne medallista de la época, está bien representado en la colección del museo (Sala 22), destacando las medallas dedicadas al zar Nicolás II y la zarina Alexandra en 1896 y la de Víctor Manuel III y Elena, reyes de Italia, del mismo año 1903 que la del matrimonio Lázaro-Florido, todas ellas de composición muy similar. 16

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 7 : A r te es p a ñ ol d e los si g los x v y x v i

2. Las cuatro estaciones Eugenio Lucas Villamil, 1906

2

Óleo sobre lienzo

A finales de 1905 el azar iba a favorecer un encuentro que daría ocasión a Lázaro de ejercer de mecenas y encargar la decoración de los techos de su residencia a Eugenio Lucas Villamil (1858-1918), dando un giro inesperado a la oscura carrera de un pintor que se acercaba ya a la cincuentena. El trabajo se realizó entre 1906 y 1908, a partir de bocetos supervisados por Lázaro y con la técnica denominada marouflage (engomado), es decir, mediante lienzos fijados a los techos una vez pintados. Para su ejecución, Lázaro hizo levantar dos naves acristaladas en el terreno de Parque Florido, junto al edificio de La España Moderna que Francisco Borrás construía al tiempo que terminaba las obras del palacio. Fue sin duda una decisión arriesgada porque el pintor –buen imitador del estilo de su padre, Eugenio Lucas Velázquez (1817-1870), y notable autor de escenas de casacón– no estaba dotado para semejante empeño de ilusionismo escenográfico. Con todo, y a pesar de las constantes torpezas de dibujo, su grato colorido logra a menudo el buscado efecto decorativo, como ocurre en el techo del Salón principal, donde se desarrolla el clásico tema de las estaciones del año. 18

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 7 : A r te es p a ñ ol d e los si g los x v y x v i

3. Medallones con literatos

y artistas ilustres

3

Manuel Castaños, h. 1907 Yeso patinado

La rica decoración de la planta noble del palacio, una ecléctica amalgama de motivos del plateresco español y de la Ópera Garnier, fue diseñada y dirigida por el arquitecto Francisco Borrás Soler. Las imitaciones en estuco de mármoles y maderas las llevaron a cabo dos especialistas parisinos, Gonet y Tiddens. Los lujosos parqués, con dibujo diferente en cada sala, vinieron de Baden-Baden y las alfombras se encargaron a Gabino Stuyck, director de la Real Fábrica de Tapices. Mención especial merecen los seis medallones con bustos de escritores y artistas de las sobrepuertas del Salón principal. Entre los primeros, Lázaro eligió a Cervantes, Lope de Vega y Calderón de la Barca. Juan de Herrera, Alonso Berruguete (con gorro) y Diego Velázquez son, respectivamente, la Arquitectura, la Escultura y la Pintura. Todos ellos fueron modelados por el escultor y tallista Manuel Castaños, autor de la sala de Boabdil del antiguo Museo del Ejército, del patio árabe y las «peceras» del Casino de Murcia, y de la cúpula neonazarí del Balneario de Archena. 20

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 8 : A r te es p a ñ ol d e los si g los x v y x v i

4. Alegoría de la música Eugenio Lucas Villamil, 1906-1907

7 4

Óleo sobre lienzo

El techo del antiguo Gabinete de Música, al igual que el del Gabinete de la Comedia, sigue la pauta compositiva de La Apoteosis del Renacimiento (1890), fresco del pintor húngaro Mihály Munkácsy (1844-1900) en la escalera del Museo de Bellas Artes de Viena: «el techo moderno que más me gusta de cuantos he visto», en palabras de Lázaro. La pintura nos informa de los gustos musicales de la familia, muy asidua a la platea del Teatro Real. En 1911 Lázaro pertenecía a la Asociación Wagneriana de Madrid, lo que explica que el músico de Leipzig ocupe un lugar privilegiado, rodeado por Euterpe, musa de la música, una ninfa flautista y un cantante con ropaje medieval: el célebre tenor Julián Gayarre. En la zona media se agrupan, de derecha a izquierda, Verdi, Rossini, Mozart, Beethoven, Liszt, Chopin (a la dama que le acompaña Lucas acabó dándola los rasgos de Paula Florido), Haydn y un organista que toca con los ojos cerrados, como indicando ceguera, seguramente el gran Antonio de Cabezón, músico de cámara de Carlos V y Felipe II. Cierra la composición una pareja galante que reproduce algún pasaje de ópera o zarzuela. 22

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 9 : la i m a g en f e m enina en los si g los XV I y XV I I

5. Goya entre sus modelos Eugenio Lucas Villamil, 1906

5

Óleo sobre lienzo

La pintura del techo del recibidor de la entrada principal fue el primer encargo de Lázaro a Lucas. La obra constituye un homenaje al pintor favorito de don José, al que Lucas imagina como en el retrato de Vicente López, ya viejo, mientras retrata a una maja. En un segundo plano delimitado por una balaustrada, se agrupan diversos modelos del pintor: Carlos IV, María Luisa de Parma y el infante Francisco de Paula; dos toreros famosos y rivales, Costillares (a partir de un bello lienzo de Francisco Domingo recién adquirido por Lázaro) y Pedro Romero; un caballero con la banda de Carlos III (¿Jovellanos?, ¿Floridablanca?), y a espaldas de Goya, La Tirana, célebre actriz. Por encima de este friso de personajes despliega el pintor un rompimiento de gloria en el que reproduce a la Maja vestida y la escena principal de los frescos de San Antonio de la Florida que don José admiraba sobremanera, tanto que en 1925 declaró: «Tengo la costumbre de ir todos los años, desde hace treinta y seis, en la segunda quincena de abril, escogiendo un día de buen sol, entre tres y cinco de la tarde, que es cuando mejor se ven, a pasar allí dos horas, y siempre las paso solo». 24

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

P Ó R T I C O D E L A F A C H A D A PR I N C I P A L

6. Pórtico Juan Vancell Puigcercós, 1907

6

En 1907 Lázaro escribía a Lucas desde Suiza dándole intrucciones para la decoración del techo del pórtico, que le preocupaba especialmente por ser la entrada principal de la casa: «La finca ha de llamarse ‘Parque Florido’ y de esto debe sacarse el tema. Como se trata, además, de un pórtico, hay que pensar en algo adecuado á él. Flores e ingreso son pues el asunto: los doce meses del año con sus flores recibiendo la mascarada social quizá resultasen bien». Sin embargo, acabó triunfando su idea inicial, es decir, que la decoración corriera a cargo del escultor ilerdense Juan Vancell, discípulo de Suñol que había cobrado fama como autor de la estatua de Cervantes de la escalinata de la Biblioteca Nacional y de tres de los medallones de literatos ilustres que adornan su fachada, concretamente los de Benito Arias Montano, Nicolás Antonio y el padre Mariana. Vancell decoró el techo con un elegante encasetonado clásico y coronó las claves de los arcos con cabezas de gorgonas, al tiempo que incluía una discreta alusión a las Letras y las Artes, las dos pasiones de don José, en el frente que da paso al recibidor de la residencia. Las iniciales de los apellidos de los propietarios, L y F, figuran entrelazadas en las rejas que cierran los arcos. 26

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 1 0 : A r te es p a ñ ol d e l O S S I G L O S D E O R O

7. Alegoría de la Literatura Eugenio Lucas Villamil, 1906-1907

7

Óleo sobre lienzo

En el denominado Gabinete de la Comedia tenían lugar animadas tertulias y reñidas partidas de bridge. La pintura del techo reserva a Lope de Vega el mismo preeminente lugar que Wagner ocupa en el Gabinete de Música. En el centro de la composición, el personaje que alza una máscara y empuña una espada debe ser la musa de la Tragedia, Melpómene, venciendo a su hermana Talía, musa de la Comedia. A su derecha encontramos una insólita reunión de poetas, dramaturgos y literatos, ingenuamente agrupados tras un antepecho: José Zorrilla, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Byron, Dante y Virgilio, Shakespeare, Victor Hugo y Calderón de la Barca. Frente a ellos, en lo alto de una escalinata, dos poetas de la antigua Grecia, Homero y Píndaro (?), acompañados por Quevedo y Cervantes. Todo ello constituye una buena muestra de los muy variados fervores literarios de Lázaro, que a su declarado «delirio» por las letras unía su faceta de bibliófilo, uno de los más importantes de la España de su tiempo.

28

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 1 1 : A r te es p a ñ ol d e l O S S I G L O S D E O R O

8. Alegoría de los alimentos Eugenio Lucas Villamil, 1906

8

Óleo sobre lienzo

La actual Sala 11, en su día Comedor de gala, recibió una decoración convencional acorde a su uso, pues a través de divinidades mitológicas se simbolizan las distintas viandas. Así, sobre la puerta que comunica con el Gabinete de la Comedia, se representa a Ceres –diosa de la fecundidad, de las cosechas y de la agricultura–, junto a su hija Proserpina, como alegoría de los frutos de la tierra. En el costado izquierdo, aparece Diana, diosa de la caza, representando a las carnes. En el costado opuesto, el dios del mar Neptuno, acompañado por la diosa Tetis montada en su carro, alude a los pescados y mariscos. Por último, en el testero del salón el dios Baco, coronado de pámpanos y montado en un tonel, simboliza al vino. Todas estas representaciones forman movidos grupos de tradición barroca y se recortan contra un luminoso celaje, contrastando con el tono oscuro del friso de madera que enriquece la sala, obra del tallista, ebanista y dorador Emilio Abadía, al que Lázaro solía confiar la realización de marcos para sus cuadros y autor de buena parte del mobiliario de diario de Parque Florido. 30

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 1 1 : A r te es p a ñ ol d e l O S S I G L O S D E O R O 9

9. Medallones con personajes

ilustres

Manuel Castaños, h. 1907 Madera en parte dorada

El marcado interés de José Lázaro por la iconografía de personajes ilustres no solo se manifiesta en el llamativo predominio del retrato en su pinacoteca, en sus nutridas colecciones de miniaturas y medallas o en la presencia del famoso Libro de retratos de Francisco Pacheco en su biblioteca, sino también en la propia decoración –tanto pictórica como escultórica– de la planta noble de su residencia. Si en el Salón principal convocó a las máximas figuras de las letras y las artes de los Siglos de Oro, en el Comedor de gala reunió a seis insignes personajes del momento de mayor esplendor de la historia de España. Así, en los clípeos de las sobrepuertas nos encontramos a los Reyes Católicos, Fernando e Isabel; a Cristóbal Colón y a Hernán Cortés; a Diego Hurtado de Mendoza (con el Toisón de Oro) y a Alonso de Ercilla (con la Cruz de Santiago). Manuel Castaños talló estos bustos en madera, material que por su calidez Lázaro prefería al mármol o al bronce, y para algunos de ellos buscó modelos en la conocida serie Retratos de los Españoles Ilustres que el coleccionista y bibliófilo pondría a su disposición. 32

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L AS A1 L2 A: el et ruato p a ñ ol d de elos 1 6 : resc ela esitaliana lossisig glos losXVXVI I Ialy X I X

10. Música y baile Eugenio Lucas Villamil, h. 1907

10

Óleo sobre lienzo

El Salón de baile se enriquece con frisos de mármol y bellos frontones de estuco adornados con liras. Al cubrirse con armadura de hierro y cristal, la decoración pictórica hubo de limitarse a la galería en la que se situaban los músicos, habitualmente un sexteto dirigido por el maestro Pablo Barbero. El pequeño formato de los lienzos, más afín a las aptitudes de Lucas, debió suponer un respiro para el pintor, que resolvió dignamente el sofito de la galería con escenas pobladas por traviesos putti que hacen música o danzan entre guirnaldas de flores, ocupando los ángulos con alegorías de las estaciones del año. Asimismo, el techo de la galería recibe una decoración de ameno sabor clásico: ninfas, sátiros y amorcillos bailan animadamente o tocan instrumentos en paisajes primaverales evocadores de la Edad de Oro. Estas escenas se combinan con otras protagonizadas por divinidades mitológicas –Euterpe, Apolo, Venus, Marte–, completándose el conjunto con figuras alegóricas de la Abundancia, la Literatura o la Historia, la Fama y el Amor, aludiendo a la feliz unión de los señores de la casa. 34

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 1 3 : g o y a y s u s conte m p o r á neos

11. Las artes reunidas Eugenio Lucas Villamil, 1906

11

Óleo sobre lienzo

El techo de este recibidor, antesala del despacho de Lázaro, representa a Las artes reunidas, tema muy acorde con los omnímodos intereses del coleccionista. Lucas lo resolvió con una rueda de alegorías en cuyo eje sitúa a la Escultura, que talla un busto de Apolo, otorgándola así una preeminencia nada habitual. En torno suyo se acomodan sobre nubes la Orfebrería, que alza una rica custodia; la Música, personificada por Orfeo (?), con lira y batuta; la Pintura, con paleta y pinceles; la Armería, representada por Vulcano golpeando en el yunque una pieza de arnés; la Literatura, con un libro abierto en su regazo; y la Arquitectura, con un compás en la mano y apoyada en un capitel corintio. A estas siete figuras hay que sumar otra: una matrona con una rama de laurel, emblema de la Gloria. El discurso se completa en los ángulos del techo con otras cuatro alegorías –la Pintura, la Literatura, la Orfebrería y la Escultura Polícroma–, representadas respectivamente por Diego Velázquez, Miguel de Cervantes, Juan de Arfe y Alonso Berruguete, acompañados de sus obras, algunas de ellas pertenecientes a la propia colección Lázaro. 36

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 1 3 : Ga b inete 12

12. El tocador de Venus Eugenio Lucas Villamil, h. 1906 Óleo sobre lienzo

Anejo al comedor de gala, tras el testero de Baco, se emplaza un office con montaplatos, servicio y un tocador (actualmente dedicado a exposición temporal de obras invitadas). En su día, el mobiliario del tocador seguía la moda de aquellos primeros años del siglo XX, el denominado estilo de los Luises, más coqueto y claro que el del resto de las estancias de la planta noble y muy del gusto de doña Paula, por lo que lo empleó mayoritariamente en las habitaciones de la segunda planta, más acogedoras, dotadas de telefonía interior y donde la familia hacía su vida. Como era de esperar, el techo de esta salita se decora con el clásico tema de El tocador de Venus: sentada sobre un lecho de nubes, la diosa del amor y de la belleza se acicala ante un espejo, atendida por ninfas y amorcillos que la ofrecen joyas, flores y perfumes. El techo del vestíbulo que lo precede se alegra con dos putti que portan farolillos chinos: un toque simpático muy adecuado al clima dieciochesco de este pequeño boudoir para uso de las distinguidas invitadas a los banquetes y cotillones de Parque Florido.

38

PLANTA PRIMERA



art e e s pa ñ o l

S A L A 1 4 : a r te es p a ñ ol d el si g lo X I X

13. Apoteosis de las Letras Eugenio Lucas Villamil, h. 1906

13

Óleo sobre lienzo

El techo del despacho-biblioteca de Lázaro, sancta sanctorum de Parque Florido, constituye un auténtico retrato intelectual del dueño de la casa. Para la composición de la obra, Lázaro facilitó a Lucas una reproducción de un gran fresco de Wilhelm von Kaulbach (1805-1874) que decoraba la escalera del Neues Museum de Berlín hasta su destrucción en la Segunda Guerra Mundial. Dicha pintura rendía tributo a la Reforma reuniendo ochenta personajes en torno a Lutero. Siguiendo las directrices de Lázaro, que tenía en mente un discurso bien distinto, Lucas convocó una asamblea de celebridades presidida por Benito Arias Montano, que levanta sobre su cabeza el tomo III de su magna obra, la Biblia Regia, una de las joyas de la biblioteca de Lázaro. A su alrededor se agrupan dieciocho personajes en una exaltación de la sabiduría y las letras: en primer plano, Moisés, Colón, Elcano, ¿Platón, Ovidio y Cicerón?, ¿Ercilla y Nebrija?; arriba, bajo el carro de la Aurora, el cardenal Cisneros, León de Castro, Feijoo, el padre Mariana, Nicolás Antonio, Jerónimo de Zurita, Raimundo Lulio, Orosio (?) o Séneca (?), fray Luis de León y Jovellanos. 40

P L A N T A SE G UN D A



art e e u r o p e o

S A L A 1 9 : E sc u ela fSrAancesa L A S 1 5 ad 1e9 los : escsiu gela losS EX UR I I I Oal P E AXXS

14. Espacios privados 14

La segunda planta del edificio albergaba los dormitorios, sobrios pero decorados con valiosas pinturas. Don José, doña Paula y Rodolfo tenían dos dormitorios cada uno, los del lado norte para verano y los del sur para invierno; Manolita disponía de un único dormitorio en el ángulo suroeste. El conjunto se completaba con cuatro cuartos de baño con guardarropas, comedor de diario y dos salas de estar. Tras la muerte de Lázaro, José Camón Aznar, primer director de la Fundación y autor de la instalación museística inicial, no consideró la idea de convertir la mansión en una casa-museo pues la necesidad de exponer adecuadamente miles de obras de los más diversos géneros artísticos –muchas de ellas de pequeño tamaño y gran valor–, imponía, tanto por razones de organización como de seguridad, una ordenación propiamente museal. Así, con proyecto del arquitecto Fernando Chueca Goitia, tres de las cuatro plantas del edificio fueron radicalmente modificadas, conservando la rica decoración de la planta principal y de cuatro estancias de los pisos segundo (Salas 15, 16 y 18) y tercero (Sala 20) con el fin de lograr una puesta en escena que evocara el ambiente «vivido» de la residencia del coleccionista. 42

P L A N T A SE G UN D A



art e e u r o p e o

S A L A 1 5 : esc u ela I T A L I A N A D E L O S S I G L O S x i v A L x v iii

15. Apoteosis de Flora Eugenio Lucas Villamil, 1907

15

Óleo sobre lienzo

El techo de la Sala 15, en su día Comedor de diario, es un explícito homenaje a Paula Florido a través de una luminosa alegoría protagonizada por Flora, personificación de la Primavera, acompañada por Tellus, la vieja Tierra, en un marco risueño y florido donde el pintor, despreocupado de problemas de dibujo, explaya sus dotes de colorista en una vistosa y dinámica composición. Lucas debió concluir la pintura de los techos de Parque Florido a finales de 1908. Tenemos pues un plazo de poco más de tres años para su realización. Durante todo este tiempo y salvo algún breve periodo de vacaciones estivales, trabajó intensamente, a veces incluso en domingo. Cobraba 150 pesetas por quincena y a menudo solicitaba adelantos a cuenta que Lázaro se apresuraba a satisfacer. Un dato curioso que nos habla de la cordial y afectuosa relación que se estableció entre el pintor y los dueños de la casa: el 19 de junio de 1909, el administrador de Lázaro informaba a su jefe: «He abonado al dentista 163 pesetas, por el arreglo de la dentadura del Sr. Lucas, y por orden de su Señora». 44

P L A N T A SE G UN D A



art e e u r o p e o

S A L A 1 6 : esc u ela I T A L I A N A D E L O S S I G L O S x v A L x I X

16. El columpio Eugenio Lucas Villamil, 1907

16

Óleo sobre lienzo

En principio la Sala 16 sirvió como Salón de billar, aunque andando el tiempo acabaría convirtiéndose en cuarto de estar. Su techo se decora con un gran tondo en el que Lucas intenta lucirse con manidos efectos de trampantojo y perspectivas de sotto in su. El socorrido motivo de la balaustrada reproduce los antepechos de los balcones de la planta principal de la casa, adoptando aquí un desarrollo circular. En el centro de la composición, recortándose en el cielo, una risueña joven se balancea en un columpio descubriendo pícaramente sus rollizas pantorrillas en un revoloteo de faldas, enaguas y medias de seda. Cerca de ella otra muchacha, con raqueta y pelota, juega al tenis, deporte de moda entre la alta sociedad del momento, mientras unos putti hacen volar una cometa. Los espacios que completan el cuadrado del techo se rellenan con graciosas escenas de juegos infantiles. Todo ello en un clima lúdico y alegre que, salvando todas las distancias, trae a la mente el famoso tondo de la Cámara de los Esposos del Palacio Ducal de Mantua. Mantegna cruzado con Fragonard...

46

P L A N T A SE T E RG CE UNRDAA



art e e u r o p e o

S A L A 1 8 : esc u ela S H O L A N D E S A Y A L E M A N A D E L O S S I G L O S x v A L x v iii

17. Mecenazgo y caridad Eugenio Lucas Villamil, h. 1908

17

Óleo sobre lienzo

En el techo del antiguo Gabinete de familia Lucas llevó a cabo una autoexaltación de los dueños de la casa –al fondo puede verse el palacio de Parque Florido– mediante una alegoría cifrada en ideas de mecenazgo, caridad y amor. El personaje togado representa a Cayo Cilnio Mecenas, al que se recuerda tanto por su habilidad en el manejo de los negocios como por su generosa protección de los grandes escritores de época augustea: una explícita alusión al Lázaro editor. Junto a él su esposa Terencia, con un hermoso niño en su regazo, ofrece limosna a una pordiosera que carga con su hijo, personificando el espíritu caritativo de doña Paula. Así, de una arqueta italiana abierta a sus pies desciende una cascada de alhajas y rosas: son las joyas de Paula Florido, imagen de su generoso desprendimiento. En lo alto, sobre las ondas marinas, vuela Cupido triunfante. Una pareja de palomas –que suele acompañar a Venus como símbolo amoroso– revolotea a la derecha del patricio romano. Por último, la figura femenina del primer plano probablemente aluda a ideas de felicidad y armonía conyugal, en clara referencia al matrimonio comitente. 48

P L A N T A T E R CE R A



e l gab i n e t e d e l c o l e c c i o n i s ta

S A L A 2 0 : A RM E R Í A

18. Las cuatro edades Eugenio Lucas Villamil, 1908

18

Óleo sobre lienzo

La tercera planta del palacio estaba ocupada en su día por las dependencias del servicio –cocina, fregadero, cuarto de costura y plancha, y dormitorios del mayordomo, cocinero, chófer y demás empleados–, pero el espacio de la torre, con despejadas vistas, se reservó para cuarto de invitados. El techo de esta sala recibió una decoración alegórica de las cuatro edades de la vida, tema que cuenta con una larga tradición pero que recibe aquí un tratamiento muy personal, sin duda dictado por Lázaro. La infancia se evoca a través de la noche de Reyes: un niño duerme plácidamente mientras recibe la visita de los Magos y de su madre trayéndole regalos y dulces. La juventud se representa mediante una pareja de enamorados dieciochescos que intercambian confidencias en un idílico marco campestre. Por su parte, la edad viril, la plenitud de la madurez, queda reflejada a través del fragor de una batalla en la que el pintor quizá pretendiera evocar un episodio de la conquista americana. Por último, para plasmar la senectud Lázaro recurrió a un mito universal: una fantasía sobre el Fausto de Goethe.

50

51

PLANTA BAJA



e l c o l e c c i o n i s ta y s u c o l e c c i Ó n

19. Ascensor y automóvil 19

El ascensor de la casa, instalado en 1907, es un modelo Stigler con camarín de caoba, asiento de terciopelo rojo, triple sistema de seguridad y aparato de maniobra universal por botones, idéntico a los que desde 1903 disponía el Palacio Real de Madrid. Su instalación corrió a cargo del ingeniero Jacobo Schneider que en 1905 había presentado un presupuesto que ascendía a 11.320 pesetas. Schneider se ocupó también de la calefacción de la mansión, mediante 62 radiadores por vapor de baja presión, así como de la instalación de un montaplatos. En cuanto al coche, el 12 de julio de 1908 Lázaro escribía a su comisionado en París: «Yo siempre he querido un automovil de 2,75 ó sea de chasis extrallongé, siendo éste el que se corresponde á la carrocería escogida por mi Señora en la casa Rothschild». De paso le indicaba que se sustituyera la «cantine de fumeur» por una cantina papelera (Lázaro detestaba el tabaco), que el asiento del pescante fuera corrido (sin división entre el «chauffeur» y el lacayo), y que no se olvidasen del «acoustique haut parleur». Todo debía estar listo para el 10 de septiembre en que regresaba a París, incluido un chófer «limpio, con ropa adecuada y que conozca perfectamente la población». 52

J A R D Í N D E P A R Q UE F L O R I D O

20. Jardín

Ninguno de los tres arquitectos que intervinieron en la construcción de la mansión se ocupó de la planificación del jardín. Cansado de las interminables obras del palacio, en 1908 Lázaro encargó su trazado a la firma Spalla Hnos., sucesores del jardinero turinés Alfonso Spalla, con oficina en el n.º 9 de la calle López de Hoyos, justo al lado de su casa. Siguiendo los tratados de jardinería de finales del siglo XIX, los hermanos Spalla llevaron a cabo un diseño convencional, mezcla de principios formalistas y paisajistas, en el que combinaban senderos sinuosos, floridos parterres curvos e islas de césped con un variado repertorio arbóreo que incluía sóforas, cedros, hayas, plátanos, almeces, tilos y palmeras, así como arbustos y plantas trepadoras. Lázaro adornó el jardín con piezas de su colección, alguna especialmente valiosa, como una pila bautismal veneciana de la segunda mitad del siglo XII, hoy expuesta en la Sala 15 del museo. En la última remodelación se mantuvieron algunas piezas de mármol: jarrones ornamentales, bustos de emperadores romanos, así como una estatua de Galatea acompañada de un monstruo marino (ketos), muy similar a algunas de las que decoran los jardines del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso. 54

edición:

Fundación Lázaro Galdiano serrano, 122 www.flg.es

© d e l a e d i c i ó n, t e x t os e i m ág enes :



28 006 madrid

Fundación Lázaro Galdiano, 2014

Carlos Saguar Quer Alfonso Meléndez impresión: Gráficas Summa, s.a. T e xt o s :

diseño de colección:

isbn: 978-84-941573-6-3 depósito legal: M-23979-2014

Arte y gastronomía Itinerarios temáticos del Museo Lázaro Galdiano

Con la publicación de esta serie de Itinerarios temáticos queremos proponer una nueva manera de conocer nuestra Colección. Mediante una selección de obras, relacionadas temáticamente, los visitantes podrán disfrutar del Museo desde diversas perspectivas y valorar su riqueza y variedad.

Lihat lebih banyak...

Comentários

Copyright © 2017 DADOSPDF Inc.