PD: NO PROMETO NADA

PD: NO PROMETO NADA.
Por Israel B.L.
Regresé a ese lugar, en donde no queda nada. Sólo mi viejo columpio de cuerda. No estoy seguro de por qué quise venir de nuevo, tal vez solo vengo a recordar que existe, porque definitivamente no vine a arreglarlo. Que buenos momentos, que buenas historias podría contar al respecto, pero no es buena idea hacerlo, ni por equivocación lo haría ahora, no tengo ganas de desempolvar recuerdos, eso sólo hace que extrañe más regresar, y columpiarme como aquellos días sabor a miel, en que volar ya no parecía utopía, sobre las cuerdas firmes de mi columpio, que hoy yace abandonado y descolorido.
Sentarme a un costado de su árbol, verlo moverse a penas con el viento, es todo lo que me animo a hacer por ahora, pues no me interesa mecerme aún, hoy necesito estar aquí, sentado bajo la sombra de un fuerte roble, conversando con las hojas color marrón que caen al piso; ¿Cuándo te diste cuenta que era el momento de soltarte? Pregunto a cada una, "No lo hice" responden por separado; "ahora que estoy abajo sé que pude sentirlo, poco a poco, desde el inicio, pero disfrutaba tanto el crecer que no quise notarlo." Ninguna cae en el mismo sitio, pero alcanzo a escuchar los secretos de todas, crujiendo en la suela de mis zapatos mientras me alejo de ese lugar, donde yace mi viejo columpio de cuerda, sin hacer ruido, solo, únicamente recordándome que no quiero mecerme.
Un día de estos tendré que regresar a repararlo, cambiar esas viejas cuerdas, ésta vez por unas cadenas que no se oxiden ni se rompan, pintarlo de un color pastel, de esos que no brillan si no es con la luz del sol, y barrer las hojas rotas del piso; todo por el mero gusto de mecerme tranquilo y sentir que vuelo, sin querer impresionar a nadie, elevándome sin miedo gracias a mis nuevas cadenas de acero, que me permiten, sin necesidad de preguntarles, danzar en el viento, con los ojos cerrados sin preocuparme por el descenso.