Pericarditis constrictiva tuberculosa

August 9, 2017 | Autor: Javier Gutierrez | Categoria: Social Work Education
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Correo de los lectores

miento con clopidogrel, se decide no realizar punción lumbar y hacer tratamiento de neurosífilis, con 24 millones U/día de penicilina G sódica intravenosa durante 10 días, con buena tolerancia por parte del paciente3. En la radiográfia de tórax se descarta la calcificación de aorta ascendente que indique la presencia de una enfermedad cardiovascular. Posteriormente, para el control de tratamiento se solicita una nueva serología, que fue RPR negativa y FTA abs positivo débil. La sífilis latente presenta pruebas treponémicas positivas en ausencia de clínica, suele tener líquido cefalorraquídeo normal. Se diferencia en precoz (menos de 2 años) y tardía (más de 2 años). La sífilis tardía es fundamentalmente una enfermedad vascular, y las lesiones son secundarias a una endarteritis obliterante de las arteriolas terminales y de las pequeñas arterias, así como a las alteraciones inflamatorias y necróticas consiguientes. La vasculitis leucocitoclástica4 es una reacción de hipersensibilidad aberrante frente a un antígeno que puede ser un agente infeccioso, un fármaco o alguna otra sustancia exógena o endógena; es un proceso inflamatorio de la pared vascular mediado por inmunocomplejos con histología específica, clínicamente se manifiesta como púrpura palpable, de predominio en las extremidades inferiores, aunque pueden observarse lesiones pustulosas, urticariformes, nodulares, etc. Puede afectar exclusivamente a la piel o formar parte de una enfermedad sistémica (gastrointestinal, renal, neurológica). En la mayoría de los casos es idiopática. Se debe hacer tratamiento etiológico; si el cuadro es únicamente cutáneo, es correcta la abstención terapéutica por tratarse de un proceso autolimitado. La vasculitis leucocitoclástica en el contexto de infecciones por treponema es una entidad muy rara, en la revisión de la literatura médica sólo hemos encontrado un caso de sífilis congénita5 que presentó vasculitis leucocitoclástica con necrosis fibrinoide y células inflamatorias, así como infiltrado predominante neutrófilo, leucocitoclasia y eritrocitos extravasados alrededor de los vasos sanguíneos.

Patricia Lado Lemaa, María Otero Palleirob y Cristina Barbagelata Lópezc aResidente

de Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud de Elviña-Mesoiro. Complejo Hospitalario Universitario Juan Canalejo. La Coruña. bEspecialista en Medicina Familiar y Comunitaria. bServicio de Urgencias. Complejo Hospitalario Universitario Juan Canalejo. La Coruña. cEspecialista en Medicina Interna. cServicio de Medicina Interna. Complejo Hospitalario Universitario Juan Canalejo. La Coruña. España.

Bibliografía 1. Dave S, Gopinath DV, Thappa DM. Nodular secondary syphilis. Dermatol Online J. 2003;9:9. 2. Goens JL, Janniger CK, De Wolf K. Dermatologic and systemic manifestations of syphilis. Am Fam Physician. 1994;50:1013-20. 3. Baughn RE, Musher DM. Secondary syphilit lesions. Clin Microbiol Rev. 2005;18:205-16. 4. Koutkia P, Mylonakis E, Rounds S, Erickson A. Leucocytoclastic vasculitis: an update for the clinician. Scand J Rheumatol. 2001;30:315-22. 5. Cam H, Taytan Y, Aji DY, Bilgi Z, Aydemir E, Demirkesen C. Congenital syphilis presenting with nephrotic syndrome and leucocytoclastic vasculitis. J Eur Dermatol Venereol. 2004;18:484-6.

Pericarditis constrictiva tuberculosa Sr. Director: Paciente de 35 años de edad, que consultó por disnea de esfuerzos moderados y edemas maleolares. Hace meses fue diagnostica-

Figura 1. Radiografía de tórax en la que se aprecia una calcificación pericárdica.

do de tuberculosis pulmonar y pericárdica que fue tratada con tuberculostáticos. En la exploración se observaron: presión arterial de 130/80 mmHg, ingurgitación yugular positiva; auscultación cardiorrespiratoria: tonos rítmicos sin soplos, golpe pericárdico protodiastólico en punta, murmullo vesicular normal, y el resto sin hallazgos. La analítica y el electrocardiograma eran normales. En la radiografía de tórax se apreció una calcificación pericárdica (fig. 1). Se realizó una ecocardiografía, que reveló una cavidad de ventrículo no dilatada con buena función sistólica. El grosor parietal era normal. Se observaban: aplanamiento diastólico de la pared posterior, nock pericárdico, aurícula izquierda dilatada y sin trombos, contractilidad segmentaria normal, ventrículo derecho normal y con buena función, con dilatación del cono pulmonar, aurícula derecha normal, patrón de llenado de tipo II con variación respiratoria amplia, válvula mitral, aórtica y aparato subvalvular normales, pericardio calcificado y sin derrame. En resumen, datos de engrosamiento pericárdico con signos de constricción y congestión sistémica. Se practicó una resonancia magnética (RM), donde se observa en la zona anterior y lateral derecha del pericardio una imagen lineal que puede corresponder con la calcificación visualizada por otras técnicas de imagen (fig. 2). Se diagnosticó una pericarditis constrictiva tuberculosa. La pericarditis constrictiva es una enfermedad poco frecuente que puede ser clínicamente muy espectacular cuando se acompaña de calcificación pericárdica extensa. Su interés práctico radica en que, reconocida a tiempo, tiene un tratamiento quirúrgico curativo o muy favorable en la mayoría de los casos. La incidencia de pericarditis tuberculosa en los pacientes con tuberculosis pulmonar es del 1-8%. En la radiografía de tórax, en el 50% de las formas crónicas se aprecia una extensa calcificación pericárdica que se aprecia mejor FMC. 2006;13(5):628-32

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El ecocardiograma puede mostrar signos indicativos de constricción pericárdica: a) horizontalización diastólica del eco pericárdico; b) aumento de densidad de éste, y c) movimiento anterior protodiástolico del tabique interventricular. Todos estos signos son pocos específicos. La técnica Doppler aporta más datos de interés, más significativos durante la espiración: aumento exagerado (más del 25%) del flujo mitral, disminución exagerada (más del 25%) del flujo tricuspídeo e inversión del flujo telediastólico de las venas suprahepáticas. La RM es quizás la técnica más sensible para delimitar el grosor del pericardio, la morfología del engrosamiento o la calcificación regional o anular, así como la relación de masas extracardíacas con el pericardio y la superficie del corazón2.

José Javier Querol Gutiérreza, José María Miralles Ibarrab y Juan Carlos Querol Gutiérreza aServicio

Figura 2. Resonancia magnética. Se observa en la zona anterior y lateral derecha del pericardio una imagen lineal.

bServicio

de Urgencias. Hospital de Ingesa. Ceuta. de Cardiología. Hospital de Ingesa. Ceuta. España.

Bibliografía en la proyección lateral1, pero las calcificaciones pericárdicas, sobre todo las ligeras, no se acompañan invariablemente de constricción cardíaca, por lo que calcificación cardíaca y pericarditis constrictiva no se pueden considerar sinónimos.

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FMC. 2006;13(10):628-32

1. Soler Soler J. Enfermedades del pericardio. En: Farreras, Rozman, editores. Medicina interna. 14.a ed. Madrid: Harcourt; 2000. p. 691-9. 2. Lorell BH. Enfermedades pericárdicas. En: Braunwald E, editor. Tratado de cardiología. 5.a ed. Madrid: McGraw-Hill Interamericana; 2001. p. 1635-40.

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