PODER, SUJETOS Y NADA MÁS
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PODER, SUJETOS Y NADA MÁS LECHUGA IZAGUIRRE Giovanny Bryan Hace apenas unos días camino a un evento de gobierno, recordaba junto a mi amiga Paulina, una pregunta que nos acompañó a lo largo de la maestría ¿cuál es la condición discursiva del sujeto político frente al ejercicio del poder? Dicha inquietud encontró una primera respuesta en la concepción de historia marxista en donde el sujeto político y las posibilidades revolucionarias de éste pierden efectividad, hasta llegar a Foucault quien siempre tuvo un interés por entender la relación individuo-‐historia y a quien esa inquietud lo llevó a explicar de múltiples formas la génesis del sujeto contemporáneo, más aún cuando el autor se autodenominaba “marxista nietzscheano”, continuador del proyecto marxista desde una mirada genealógica. Dicha combinación repercutió en mi modo de entender —hasta hace apenas unos años— el sujeto y el poder. Y es que, el sujeto dejó de ser Sujeto para volverse sujeto normalizado y en consecuencia desapareció la posibilidad del Sujeto político, un único sujeto de la historia. Mientras que el poder, dejó de ser sólo poder de dominio de una clase sobre otra, para volverse productor de distintos modos de subjetividad. La consecuencia, a primera vista, era un callejón sin salida en el que las posibilidades de cambio, de creación de nuevas subjetividades eran imposibles después de comprender los alcances del poder a la luz de las aportaciones de Foucault. Posteriormente, y con más detenimiento, comprendí que ese poder productor es “descosificado” al comprenderse como relación, y por lo tanto, es posible su ejercicio sólo si la parte dominada cede a él. Si el poder está en todas partes como relación, las posibilidades de resistencia lo acompañan. Por tanto, el cambio – la revolución, la creación, la lucha-‐ no se encuentra lejos del poder sino dentro de su juego mismo. Éste deja de esperarse en un evento específico para aparecer latente en la manifestación de tácticas y estrategias políticas. Trasladado a un supuesto fáctico de nuestros días ¿Cuál es el sujeto normalizado, en términos de lo anterior, capaz de sacar al país del retraso en el cual está metido? ¿Cuál es el agente político colectivo, legítimo, que pueda dar una nueva dirección a la nación, con base en un proyecto nacional, popular y moderno? Reinventar o identificar ese sujeto, es el tema político fundamental en el México de hoy. Un sujeto no sólo capaz de atender el presente penoso sino de dotarlo de una idea de futuro prometedor y entusiasta. Y todo ello por vía electoral, pues, el voto es la única arma de los ciudadanos para producir un cambio duradero y legítimo. En el ambiente político de hoy se mueven tres corrientes principales y una cuarta que está en sus comienzos. El oficialismo organizado del PRI, PAN y PRD; la oposición, MORENA; y los independientes atomizados en personalidades, grupos regionales y pequeños partidos. A tres años de la próxima elección presidencial, los aspirantes a dirigir al país en los tiempos catastróficos actuales son varios. El oficialismo, la oposición y los independientes. Cuál de ellos está en mejores condiciones para gobernar al país. ¿Será el sujeto normalizado que llevó a México al estancamiento y cuya continuidad en el poder terminará arrojando un modelo de país espantoso en pleno desarrollo? ¿Será la “izquierda” como plataforma de partidos un sujeto normalizado alternativo al oficialismo? ¿O serán los independientes que empiezan a figurar en algunos estados?
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En este momento ridículamente precipitado, el único dato que nos permite una lectura de la incidencia política desde una perspectiva Foucaultiana de estas corrientes es el que proveen los resultados de la última elección. El asunto fundamental que debe preocupar a la oposición en su más amplia variedad, es el de robustecer al sujeto normalizado alternativo al régimen autoritario. Eso pasa por saber si, quienes aspiran de manera independiente, desean un cambio de régimen político o sólo anhelan tener escaños en el Congreso y las Cámaras Locales. En los regímenes autoritarios la lucha política suele darse en un doble plano: en la competencia por los cargos de representación popular y en la lucha contra el régimen. En 2018, coinciden ambos tipos de lucha. Por tanto, está planteado cómo armonizar la doble lucha por el cambio de régimen con la victoria en las elecciones, en el entendido de que esta última lleva a lo primero. ¿Pueden ser los independientes el sujeto normalizado? La alternancia política es, apenas, un sentimiento en crecimiento que no alcanza las cotas cuantitativas similares a las del año 2000, no tiene un vocero que lo canalice, ni la organización política que lo capitalice. Hay que distinguirla de los cadáveres partidistas que intentan resucitar, o de las organizaciones que juegan a quitarle votos a los partidos de oposición. Hoy la sociedad busca un sujeto estructurado, con un proyecto de nación alternativo, con una visión moderna, que sustituya la relación directa y emocional entre un partido político incontrolado y un pueblo atomizado por una representación verdadera y efectiva. Recurrir a Foucault buscando solución a un problema de la praxis política, ayuda a responder parcialmente la pregunta planteada en un principio ¿cuál es la condición discursiva del sujeto político frente al ejercicio del poder?, si a caso nos ayuda a comprender una perspectiva novedosa sobre dos aspectos que son fundamentales en el planteamiento de las posibilidades de la praxis política: el sujeto y el poder. Mainwaring, Scott and Aníbal Pérez-‐Liñán. Democracies and Dictatorships in Latin America: Emergence, Survival, and Fall. Cambridge University Press. 2013. Eribon, Didier, Michel Foucault, Anagrama, Barcelona, 1992.
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