Proyecto Mauranus 2010. Toma de muestras de materiales arqueológicos

May 28, 2017 | Autor: J. Hierro Gárate | Categoria: Archaeology of Caves and Caverns (Archaeospeleology), Visigothic Spain, Cantabrian Region
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Actuaciones Arqueológicas en Cantabria 2004 - 2011

ACTUAciones arqueológicas en Cantabria Editor: Gustavo Sanz Palomera

2004-2011 Consejería de Educación, Cultura y Deporte

Edita: Gobierno de Cantabria, Consejería de Educación, Cultura y Deporte Editor: Gustavo Sanz Palomera Imágenes portada: “Rodete con decoración no figurativa, formada por radios en ambas caras, a los que se superpone una forma geométrica en la cara superior, de la cueva de Las Aguas”, de José Antonio Lasheras Corruchaga. “Pinturas de la cueva de Santián”, de Eric Robert. “Planta de la necrópolis de Respenda (Quintanilla de An)”, de Enrique Gutiérrez Cuenca. D.L.: SA 514-2016 © De los textos e imágenes: Los autores © De la edición: Gobierno de Cantabria, Consejería de Educación, Cultura y Deporte El Editor no se hace responsable de las opiniones vertidas en los artículos que componen esta obra.

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Gustavo Sanz Palomera (ed.)

Proyecto Mauranus 2010. Toma de muestras de materiales arqueológicos

José Ángel Hierro Gárate Enrique Gutiérrez Cuenca Introducción: historial del yacimiento y circunstancias de la intervención La intervención arqueológica consistió en la visita a los yacimientos y la toma de muestras en ellos para la realización de las analíticas previstas. El trabajo de campo se complementó con el estudio de las colecciones procedentes de esos mismos yacimientos que están depositadas en el Museo Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC).

Figura 1. Emplazamiento de las cuevas en las que se ha realizado la actuación arqueológica.

Objetivos Uno de los objetivos de la intervención consistía en ampliar el repertorio de dataciones absolutas para el periodo histórico que comprende la etapa de transición entre la Antigüedad y la Alta Edad Media en Cantabria, contribuyendo a marcar hitos cronológicos para fenómenos concretos. También se pretendía desentrañar algunas dudas existentes acerca de la cronología de algunos conjuntos de objetos y contextos para los que la imprecisión de su caracterización cronotipológica había motivado problemas de encuadre. Y, finalmente, también se buscaba localizar contextos sepulcrales en cueva correspondientes a la época estudiada, en buen estado de conservación, para plantear una posible excavación arqueológica en el futuro, cosa que, como veremos, sucedió en uno de los yacimientos.

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Método y desarrollo de la actuación Los trabajos de toma de muestras afectaron a las cuevas de Riocueva, Hoyos I, Ñobre, Portillo del Arenal, Cantal y Peñarrobra, y se llevaron a cabo entre los días 25 de septiembre y 21 de octubre de 2010.

Contaron

con

la

colaboración

ocasional de E. Muñoz Fernández y A. Bermejo Castrillo, del CAEAP. En primer lugar, cada una de las cuevas fue objeto de una exploración superficial detallada, gracias a la cual se pudieron identificar aquellas áreas que presentaban restos arqueológicos en superficie. Una vez realizada esa identificación, se procedió a la búsqueda de restos humanos dentro de esas áreas y, ya identificados éstos, se pasó a seleccionar aquéllos que, por su estado de conservación,

localización

y/o

significatividad, reunían las características necesarias para ser considerados como muestras válidas para su datación. Esos restos

humanos

recogidos

fueron

identificados y descritos en laboratorio por la antropóloga forense Silvia Carnicero Cáceres. Del conjunto recogido en cada cueva se seleccionó una muestra –dos en el caso de Portillo del Arenal– para su datación. Las muestras Laboratorium

se

enviaron

al

Radioweglowe

Poznanskie

de

(Polonia) para ser datadas por

14C

Poznan AMS y

los resultados fueron calibrados con la aplicación

informática

OxCal

4.1,

empleando la curva IntCal 09. Figura 2. Situación de las muestras datadas en cada una de las cuevas.

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Estratigrafía, registro material y secuencia cultural Riocueva (Hoznayo, Entrambasaguas) Es una cueva con varios kilómetros de desarrollo, con una boca de 1 m de altura por 3 m de anchura y orientada al SO. La entrada da acceso a un pequeño vestíbulo, de 6 m de longitud y algo más de 23 m de anchura. En la pared izquierda del fondo del vestíbulo se abre una pequeña gatera que, a través de un estrechamiento, da acceso a una galería amplia y llana, denominada “Galería del Campamento”, de unos 100 m de longitud. Al final de la galería hay una salita con grandes bloques desprendidos del techo. Desde aquí la exploración de la cueva se hace muy dificultosa, con varios pisos sucesivos y varias galerías de gran desarrollo. El yacimiento arqueológico se encuentra en el vestíbulo, en la “Galería del Campamento” y en la salita que hay al final de esta galería. Durante la visita fue necesario realizar la topografía de los primeros 70 m de galería, ya que no se disponía de un plano de detalle para poder ubicar las muestras recogidas. En ella se recogieron los materiales que se indican a continuación. Muestra: RIOCUEVA-01. Material: Hueso humano. Descripción: Falange intermedia de la mano, fracturada. Localización: A 4 m del inicio del tercer tramo de la galería, junto a la pared E, en una zona de coloración negruzca con abundantes carbones. No hay otros materiales asociados. Muestra: RIOCUEVA-02. Material: Hueso humano. Descripción: Cuerpo vertebral entre 2ª y 9ª vértebras torácicas. Presenta un ligero reborde osteofítico en la base (Grado 1-2 de Walker). Localización: Junto a la pared O, en el acceso desde un tramo de la galería orientado SSO-NNE a la salita situada a unos 70 m del vestíbulo. Sobre una mancha carbonosa y acompañado de otros restos óseos de fauna y alguno posiblemente humano. Muestra: RIOCUEVA-03. Material: Cerámica. Descripción: Base completa de una vasija de pastas negruzcas fabricada a torneta, de aspecto tardoantiguo. Posiblemente se trate de una olla. Localización: Junto a la pared O, en el acceso desde un tramo de la galería orientado SSO-NNE a la salita situada a unos 70 m del vestíbulo. Sobre una mancha carbonosa. Acompañado de restos óseos de fauna y humanos.

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Se procedió a la datación por 14C AMS de la muestra RIOCUEVA-2, con el resultado Poz-39142: 1380 ± 30 BP, en torno a 650 cal. AD. Nos encontramos, por tanto, ante un contexto funerario de época tardoantigua que se puede fechar en el siglo VII d. C. Esta cronología tardoantigua concuerda con la atribuida a varias vasijas de cerámica halladas en esta cueva, incluido seguramente el fondo de olla recogido (RIOCUEVA-3) y otros fragmentos dispersos documentados a lo largo de la Galería del Campamento. Como tarea complementaria del trabajo de campo, se revisó el material cerámico atribuido a ese período histórico procedente de las actuaciones arqueológicas precedentes realizadas en la cueva y que se encuentra depositado en el MUPAC. Allí se conservan dos colecciones diferentes con materiales asignables a época tardoantigua procedentes de esta cueva: una que corresponde a la campaña realizada por el Seminario Sautuola en 1969 y otra que procede de una recogida en superficie efectuada por el CAEAP en los años 80 del siglo XX. La cerámica tardoantigua de la campaña del Seminario Sautuola comprende 12 fragmentos con formas identificables o decoración. De la recogida realizada por el CAEAP, por su parte, se conservan siete fragmentos de una misma vasija de la que se ha podido reconstruir el perfil completo. Se trata de una olla a torneta cuya pasta tiene desgrasantes de mica abundantes y algunos de cuarcita. Es de color marrón grisáceo al exterior y negro al interior. Tiene el borde vuelto, el cuello corto y el labio de sección redondeada, con piquera poco desarrollada. El cuerpo es globular y el fondo plano. Presenta estrías verticales a modo de finísimo peinado en algunas zonas del cuerpo. Está decorada con una línea incisa ancha y profunda, horizontal, en la parte alta del cuerpo, sobre la que se dibuja un motivo de uves trazadas mediante líneas anchas poco profundas, que se superponen a una línea oblicua al eje horizontal casi imperceptible. La principal conclusión obtenida del estudio de las cerámicas depositadas en el MUPAC es que se trata de un conjunto con características tecnológicas, morfológicas y decorativas bastante homogéneas, que puede encuadrarse en época tardoantigua. Hoyos 1 (Oreña, alfoz de Lloredo) Tiene dos bocas contiguas y orientadas al NO. La boca uno, la mayor y más accesible, está en un plano algo más elevado que la segunda, que está prácticamente colmatada. Cada una de ellas da acceso a un vestíbulo y las dos se unen dando lugar a galerías sinuosas, hasta alcanzar un desarrollo total de 66 m. El yacimiento arqueológico se encuentra en el vestíbulo de la boca S y en los primeros tramos de galería interiores. En el paso de ese vestíbulo hacia el interior hay grabados en las paredes, líneas incisas que componen motivos en forma de parrilla, de cronología indeterminada. Se realizó una prospección visual intensiva de la cueva, en busca de restos humanos de los que obtener una muestra para datar por 14C. Lamentablemente, el resultado de esa búsqueda fue negativo y no pudo tomarse la muestra prevista. En la zona del vestíbulo se observó la presencia en superficie de algunas conchas de moluscos marinos y en el interior de la cueva se recogió, en superficie y en una zona muy alterada por la acción de los tejones, un broche de cinturón de época visigoda.

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Es un broche de cinturón de placa rígida, con hebilla de forma ovalada fundida a la placa, con la que forma un único cuerpo. La placa, estrecha y alargada, presenta un curioso remate en su extremo distal, formado por dos salientes redondeados, a modo de lóbulos, separados por una pequeña depresión plana. Además, tanto en su extremo proximal como en el distal, inmediatamente antes del remate, también tiene varios apéndices que sobresalen de su perfil. Éstos están dispuestos por grupos enfrentados, a cada lado de la placa, de la siguiente manera: 3 frente a 3 en la zona proximal y 2 frente a 2 en la distal. La decoración de la pieza es muy sencilla y consiste en una orla perimetral incisa que recorre toda la placa, pegada a su perfil, hasta llegar a la hebilla y formada por dos líneas paralelas. El espacio enmarcado por esas dos líneas principales está relleno con pequeños trazos perpendiculares, paralelos

Figura 3. Broche de cinturón de la cueva de Hoyos I.

entre sí y dispuestos de forma algo irregular a lo largo de todo su recorrido. A la altura de los apéndices de la parte proximal y coincidiendo con un ligero ensanchamiento de la plaza en esa zona, la orla se hace doble y va adquiriendo una forma curva y apuntada, hasta terminar en sendos extremos en punta, uno a cada lado del arranque de la hebilla. El broche presenta un orificio circular para la sujeción de un hebijón que no se ha conservado. En el anverso dispone de dos apéndices perforados dispuestos de forma longitudinal al eje central. Se trata de un ejemplar de broche de época visigoda para el que no se conocen paralelos ni en la península Ibérica ni en la zona mediterránea. Apareció junto a la pared O, en el corredor en ligera pendiente que comunica la sala con una galería lateral, colmatada con sedimentos, de orientación OSO-ENE; a unos 18 m de la entrada de la cueva. Fue hallado en superficie, englobado en las arcillas ferruginosas que rellenan parte de las galerías y sin otros restos asociados. Ñobre (Carabias, Miengo) Es un sumidero fósil con una boca de 1, 5 m de altura por 3, 3 m de anchura, orientada hacia el E. La entrada da acceso a una sala muy descendente, al fondo de la cual hay una sima por hundimiento de algo más de 3 m de profundidad. En la zona S del vestíbulo hay un laminador, desde donde se accede a una galería corta y ascendente. Se llevó a cabo una exploración exhaustiva de la superficie de la cueva que permitió identificar algunos fragmentos de cerámica de aspecto tardoantiguo y altomedieval y restos humanos, de los que se recogieron las siguientes muestras que se relacionan a continuación. Muestra: ÑOBRE-01. Material: Hueso humano. Descripción: Extremo distal de fémur izquierdo, correspondiente a un adulto.

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Localización: A 8 m de la boca, en el arranque del laminador que discurre paralelo a la pared S. Aparece acompañado de otros restos óseos de fauna y humanos, y del borde de una ollita altomedieval de pared fina, fabricada a torno. Muestra: ÑOBRE-02. Material: Hueso humano. Descripción: Astrágalo derecho, completo, correspondiente a un adulto. Localización: En el divertículo que hay entre el laminador que discurre paralelo a la pared S y la sala principal, a 10 m de la boca de la cueva. No hay otros materiales asociados. A unos 50 cm más hacia el interior del divertículo hay un fragmento de hueso ilion recubierto de costra estalagmítica. Muestra: ÑOBRE-03. Material: Hueso humano. Descripción: Sacro, posiblemente de un individuo varón adulto. Presenta una variante anatómica no patológica. Localización: En el acceso al divertículo que hay entre al laminador que discurre paralelo a la pared S y la sala principal, a 7 m de la boca de la cueva. Estaba depositado en el fondo de una cubeta excavada en el sedimento. Acompañado de otros restos óseos no identificados. La datación absoluta obtenida a partir de la muestra ÑOBRE-01, un fémur humano, fue Poz-39138: 4210 ± 40 BP, en torno a 2800 cal. a. C. La cronología se corresponde con un depósito sepulcral calcolítico, al que probablemente pertenezcan también el resto de los huesos humanos recogidos por nosotros en esta misma cueva (ÑOBRE-02 y ÑOBRE-03). Esta cronología prehistórica de los restos humanos no permite ratificar, por lo tanto, la relación establecida entre el uso funerario de la cueva y la presencia de cerámica de aspecto tardoantiguo. La existencia de depósitos sepulcrales en cueva de época calcolítica es muy habitual en toda la Región Cantábrica. Es el periodo de la Prehistoria Reciente en el que este tipo de contextos, en su mayor parte sepulturas colectivas, son más frecuentes. Como tarea complementaria del trabajo de campo, se revisó el material cerámico atribuido a época tardoantigua procedente de esta cueva que se encuentra depositado en el MUPAC. Se trata de varios fragmentos de una misma vasija, de la que se puede reconstruir el perfil completo, recogidos por el CAEAP en el fondo de la sima. Las características tecnológicas que se aprecian en ella son muy similares a las que se observan en una ollita con asa de la cueva de Portillo del Arenal, que presenta técnicas y acabados similares en las pastas, cocidas también en ambiente oxidante. En ambos casos es difícil establecer si se trata de producciones de época romana tardía o específicamente tardoantiguas. La colección de la cueva de Ñobre se completa con algunos fragmentos de galbo a torneta y el borde de una ollita a torno de época medieval. Portillo del Arenal (Velo, Piélagos) Se trata de un sumidero fósil de 130 m de desarrollo y con una boca reducida, de 0, 8 m de altura por 1 m de anchura, orientada al S-SO. La entrada da acceso a un minúsculo vestíbulo descendente que desemboca en una sima por hundimiento de 2, 85 m de altura. Desde el pie de la sima, donde se encontraban depositados algunos materiales

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arqueológicos, la cueva se divide en una sala descendente situada a la izquierda; y una galería en rampa descendente a la derecha. Ésta desemboca en una galería recta y llana que gira y se estrecha al final, formando un recodo. En la pared izquierda de esa galería se abre un corredor que, por medio de un salto de unos 3 m de altura, comunica con un piso inferior. A la izquierda se localiza una sala ancha y de techo muy bajo; y hacia la derecha discurre una galería de trazado sinuoso que termina en una rampa ascendente. Los materiales arqueológicos se encontraban repartidos por varias zonas de la cueva. El yacimiento principal se localizaba en la sala (“Sala Sepulcral”) situada a la izquierda de la plataforma al pie de la sima de acceso, donde también se recuperaron algunas piezas. En la rampa a la derecha de la citada plataforma y el inicio de la galería a la que da paso (“Galería de los Derrubios”) se recogieron abundantes materiales caídos desde aquélla. Otra zona de hallazgos se localizó en un pequeño recodo al final de esta galería, mientras que en el piso inferior los restos aparecieron tanto en la sala de la izquierda como en la galería (“Galería de los Caballos”). Por toda la cueva hay restos de pequeñas hogueras y “marcas negras” en las paredes, aunque estas últimas son más abundantes en el piso inferior. Se realizó una exploración de reconocimiento de la zona S de la cueva, centrada en la “Sala de los Derrubios” y la galería del piso inferior o “Galería de los Caballos”. No se consideró necesaria una exploración exhaustiva, puesto que la toma de muestras se iba a realizar en puntos concretos y de ubicación conocida dentro de la cueva. Las muestras recogidas fueron cuatro. Muestra: PORTILLO-01. Material: Hueso de équido. Descripción: Incisivo inferior de un individuo joven. Localización: En la zona más profunda de la sala N (a la izquierda) del piso inferior, en el extremo ENE. Esqueleto de caballo completo en conexión anatómica, depositado en decúbito lateral derecho. El diente estaba suelto, próximo a su posición original. Muestra: PORTILLO-02. Material: Carbón. Descripción: Fragmento de carbón de leña. Localización: En la zona más profunda de la sala N (a la izquierda) del piso inferior, en el extremo ENE. Junto a la cabeza del esqueleto de caballo completo en conexión anatómica y al esqueleto de ovicáprido inmaduro. Englobado en los mismos limos calcáreos compactos a los que están adheridos los esqueletos. Muestra: PORTILLO-03. Material: Huesos de cérvido. Descripción: Tres huesos pertenecientes a las extremidades delanteras.

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Localización: En el inicio del tramo de la galería del piso inferior (“Galería de los Caballos”) que discurre en dirección N-S. Desplazados de su posición original, próximos a las extremidades delanteras del esqueleto de cérvido completo en conexión anatómica, depositado en decúbito lateral derecho. En el sector SE de la cuadrícula. Muestra: PORTILLO-04. Material: Hueso humano. Descripción: Costilla izquierda, entre la 3ª y la 7ª. Presenta fracturas en seco en ambos extremos, con ausencia de las articulaciones esternocostal y costovertebral. Localización. En una hornacina que se abre en la pared E de la rampa que desciende de la “Sala Sepulcral” a la “Galería de los Derrubios”. Hay algún otro resto óseo en la misma hornacina. Se enviaron al laboratorio para su datación por 14C AMS dos muestras: PORTILLO-04 y PORTILLO-01. La datación absoluta obtenida a partir de la muestra PORTILLO-04, una costilla humana, ha sido Poz-39141: 4560 ± 35 BP, en torno a 3250 cal. a. C. La cronología se corresponde con un depósito sepulcral del Neolítico Final, época en la que se empieza a utilizar con una finalidad funeraria esta cueva. Esta datación es similar a las más antiguas obtenidas de restos humanos y cerámica de la “Sala Sepulcral” y no permite ratificar, por lo tanto, la relación establecida entre el uso funerario de la cueva y los materiales de época tardoantigua. La datación absoluta obtenida a partir de la muestra PORTILLO-01, un incisivo de caballo, ha sido Poz-39140: 9950 ± 50 BP, en torno a 9475 cal. a. C. La cronología del esqueleto de caballo depositado en la sala N de la Galería Inferior se corresponde, por lo tanto, con el periodo Aziliense. En este caso tampoco se ha podido establecer una relación de este singular depósito con los materiales de época tardoantigua y altomedieval presentes en la cueva, que había sido planteada a modo de hipótesis. En el MUPAC se encuentran depositados diferentes materiales de época tardoantigua recogidos durante la actuación arqueológica realizada en 1995, que han sido estudiados ya con cierto detalle, por lo que no fueron objeto de revisión por nuestra parte. Cantal (San Bartolomé de los Montes, Voto) La cueva tiene una boca doble, parcialmente cegada por concreciones estalagmíticas y orientada al E. De 4, 5 m de anchura y 1, 2 m de altura, da acceso a una única galería, de 5, 5 m de anchura y 19 m de longitud, con abundantes formaciones litogénicas. Se procedió a una inspección detallada de toda la superficie de la cueva, desde la zona más profunda hacia el exterior. La búsqueda más intensa se llevó a cabo en la galería-vestíbulo de la boca N, donde hay una pequeña cata que había proporcionado cerámica de aspecto tardoantiguo y algunos restos humanos y donde se recogieron las siguientes muestras que se mencionan a continuación. Muestra: CANTAL-01.

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Material: Hueso humano. Descripción: Segundo metacarpiano de la mano derecha de un adulto. Localización: En un recodo que forma la pared N de la cueva, protegido por una columna estalagmítica, a 5 m de la boca. Se ubica en la parte E del conjunto, entre pequeños bloques y estalactitas fracturadas, asociado a unos carbones y a otros huesos humanos. Muestra: CANTAL-02. Material: Hueso humano. Descripción: Fragmento de mandíbula, ángulo mandibular izquierdo. Conserva un tercer molar, con un grado de erosión 7 de Smith, que pertenecería a un individuo de entre 33 y 45 años. Localización: En un recodo que forma la pared N de la cueva, protegido por una columna estalagmítica, a 5 m de la boca. Se ubica en la parte O del conjunto, entre pequeños bloques y estalactitas fracturadas, asociado a unos carbones y a otros huesos humanos, sobre la mancha carbonosa. Muestra: CANTAL-03. Material: Carbón. Descripción: Fragmento de carbón de leña. Localización: En un recodo que forma la pared N de la cueva, protegido por una columna estalagmítica, a 5 m de la boca. Se ubica en la parte O del conjunto, entre pequeños bloques y estalactitas fracturadas, asociado a varios huesos humanos, sobre la mancha carbonosa. La datación absoluta, obtenida en este caso a partir de la muestra CANTAL-01, fue Poz-39144: 3995 ± 35 BP, en torno a 2500 cal. a. C. La cronología se corresponde con un depósito sepulcral calcolítico, al que probablemente pertenezcan también el resto de los huesos humanos documentados por nosotros en esta misma cueva, acumulados en el recodo en el que se recogió esta muestra. Esta cronología prehistórica de los restos humanos no permite ratificar, por lo tanto, la relación establecida entre el uso funerario de la cueva y la presencia de cerámica de aspecto tardoantiguo. La existencia de depósitos sepulcrales en cueva del Calcolítico es muy habitual en toda la Región Cantábrica. Es el periodo de la Prehistoria Reciente en el que este tipo de contextos, en su mayor parte sepulturas colectivas, son más frecuentes. En este caso es probable que se trate de una sepultura correspondiente a pocos individuos, acompañados por un ajuar escaso que no ha sido identificado. Como tarea complementaria del trabajo de campo, se revisó el material cerámico atribuido a época tardoantigua procedente de esta cueva que se encuentra depositado en el MUPAC. Se trata de un gran fragmento recogido en superficie y que corresponde al borde y parte superior del cuerpo de una olla modelada en torno lento. Es de pasta fina, con abundantes desgrasantes micáceos y color gris oscuro o negro al exterior y al interior. Tiene un borde ligeramente vuelto, con el labio plano acanalado y está decorada en la zona de unión del cuello con el cuerpo y en la parte superior de éste

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mediante líneas incisas anchas y poco profundas. En el cuello también hay una línea horizontal y más abajo una línea ondulada, seguida de otra que arranca en la parte media de la última onda, entrecruzándose con la primera, y a las que se superpone parcialmente una línea horizontal sinuosa que se desdobla. Debajo de ésta, hay otra línea horizontal sinuosa que también se desdobla. Esta vasija tiene características tecnológicas, morfológicas y decorativas que son propias de la cerámica de época tardoantigua. Peñarrobra (Llueva, Voto) Tiene una boca de reducidas dimensiones, de unos 3 m de ancho por 80 cm de alto, a la que se accede salvando un escalón de unos 2 m. El vestíbulo, en pronunciada pendiente, se abre hacia el E en una amplia sala. En el fondo de la sala continúa una galería ascendente que se va estrechando hasta hacerse impracticable. El yacimiento arqueológico ocupa la zona N de la sala, junto a la pared de la cueva. Se llevó a cabo una inspección visual detallada de la superficie de la cueva, desde el vestíbulo hasta la zona transitable del fondo. En la zona N, junto a la pared, hay varias acumulaciones de huesos humanos, acompañados de escasos restos de fauna. No se aprecia en superficie ningún otro material, ni cerámica, ni industria lítica ni malacofauna marina. Las acumulaciones de restos humanos, que en conjunto están formadas por varios centenares de huesos, tienen una capa superficial desarticulada y posiblemente removida por rebuscas antiguas; y hay indicios de que hay restos enterrados por una capa de sedimento, cuya densidad podría ser igual o mayor a la que presenta en superficie. Se tomaron tres muestras. Muestra: PEÑARROBRA-01. Material: Hueso humano. Descripción: Primera costilla derecha de un individuo adulto. Presenta un marcado tubérculo del escaleno. Localización: En el centro de la Concentración 1, que se ubica a unos 12 m de la boca de la cueva, al fondo del vestíbulo, donde la pared cambia de orientación SSE-NNO a orientación OSO-ESE. Asociada a otros restos humanos. Muestra: PEÑARROBRA-02. Material: Hueso humano. Descripción: Segundo metatarsiano del pie derecho de un individuo adulto. Localización: Semienterrado, en el extremo O de la Concentración 2, que se ubica a unos 14 m de la boca de la cueva, junto a la pared N de la cueva. Asociada a otros restos humanos y de fauna. Muestra: PEÑARROBRA-03. Material: Hueso humano. Descripción: Primer metatarsiano del pie izquierdo de un individuo adulto.

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Localización: Zona central de la Concentración 3, que se extiende por el lateral N de la sala principal de la cueva. A unos 5 m de la Concentración 2. Asociada a otros restos humanos. La datación absoluta obtenida a partir de la muestra PEÑARROBRA-03 fue Poz-39139: 3630 ± 40 BP, en torno a 2000 cal. a. C. La cronología se corresponde con un depósito sepulcral de los inicios del Bronce Antiguo, al que probablemente pertenezcan también el resto de los huesos humanos documentados por nosotros en esta misma cueva y los conservados en el MUPAC. Conforman un extenso depósito, quizá una de las poblaciones más amplias de toda la región atribuible a esta fase de la Prehistoria Reciente. Esta cronología prehistórica de los restos humanos no permite ratificar, por lo tanto, la relación supuesta entre el uso funerario de la cueva y la presencia de cerámica de época medieval. La existencia de depósitos sepulcrales en cueva del Bronce Antiguo es frecuente en toda la Región Cantábrica. Aunque es un momento en el que se ha planteado una cierta evolución hacia formas sepulcrales caracterizadas por la sepultura individual, en el caso de Peñarrobra encontramos un contexto con decenas de individuos. Conviene llamar la atención, también, sobre la falta de elementos de ajuar visibles en el yacimiento, aparte del objeto de hueso conocido como “ídolo de Peñarrobra” y de algunos restos de malacofauna marina. Valoración y conclusiones

Figura 4. Dataciones radiocarbónicas obtenidas.

La principal conclusión obtenida de esta intervención arqueológica es de carácter general y tiene que ver con el peligro que conllevan las asociaciones aparentes de materiales arqueológicos en contextos en cueva. En todos los yacimientos muestreados, a excepción de Hoyos I, se había planteado en alguna ocasión la relación entre los restos óseos humanos y los materiales de otro tipo, especialmente las cerámicas, de época histórica. Esa supuesta relación ha llevado a considerar algunas de esas cuevas como lugares utilizados con una finalidad sepulcral durante la Tardoantigüedad y/o la Alta Edad Media. Sin embargo, los resultados obtenidos mediante las dataciones efectuadas a partir de muestras de hueso humano de esos yacimientos han puesto de manifiesto lo arriesgado de ese tipo de asociaciones, ya que únicamente en el caso de Riocueva se ha podido concretar el uso sepulcral de la cueva en esos momentos históricos. El hecho de que los restos datados de El Cantal, Ñobre, Peñarrobra y El Portillo del Arenal remitan a diferentes momentos de la Prehistoria Reciente no tiene por qué significar que no haya existido un uso sepulcral en otras épocas, aunque esa posibilidad, al menos en los tres primeros casos, es poco probable.

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Además de esta reflexión principal, los resultados de las dataciones nos han proporcionado respuestas a algunas preguntas y, a la vez, han dado lugar a otras no menos importantes. Esos resultados especialmente relevantes son los relacionados con el caballo del piso inferior del Portillo del Arenal; con el conjunto de fechas de la Prehistoria Reciente; con la fecha del siglo VII d. C. de Riocueva; y con el hallazgo del broche de cinturón hispanovisigodo de Hoyos I. La datación obtenida del esqueleto de caballo de la Galería Inferior de Portillo del Arenal, asignable al Aziliense, hace que la opción de una entrada accidental del animal en la cueva, que considerábamos poco probable por la propia morfología de ésta, nos resulte ahora más aceptable. Sin embargo, no podemos resolver de forma concluyente cuál fue la vía de acceso ni por qué aparecen carbones y otros restos óseos en conexión anatómica asociados al esqueleto del caballo. También se obtuvieron cuatro dataciones radiocarbónicas correspondientes a contextos sepulcrales de la Prehistoria Reciente: Portillo del Arenal, del Neolítico Final (ca. 3600-3000 cal. a. C); Ñobre y Cantal del Calcolítico (ca. 3000-2200 cal. a. C); y Peñarrobra del Bronce Antiguo (ca. 2200-1600 cal. a. C). En estos tres periodos se hace muy habitual el uso de las cuevas con fines funerarios en toda la Región Cantábrica, en la mayor parte de los casos en forma de enterramientos colectivos que se acumulan durante periodos más o menos prolongados. La fecha absoluta calibrada de Riocueva centrada a inicios de la segunda mitad del siglo VII d. C., realizada a partir de un hueso humano, es un argumento de peso para defender el uso sepulcral de la cueva en época visigoda. Además, permitió cumplir uno de los objetivos de la intervención: localizar contextos de ese tipo sobre los que trabajar con detalle en el futuro. En este caso y gracias al resultado obtenido en 2010, se ha planteado una intervención arqueológica en el yacimiento que ha cristalizado en dos campañas de excavación (2011 y 2013) y que está aportando una información muy valiosa para conocer las formas de vida y las prácticas funerarias en la Cantabria de los siglos VII-VIII d. C. Finalmente, el hallazgo del broche de cinturón de la cueva de Hoyos I, de un tipo desconocido en los repertorios peninsulares de toréutica hispanovisigoda, contribuye a aumentar la nómina de este tipo de objetos conocidos en Cantabria y permite establecer una utilización de esa cueva en algún momento entre mediados del siglo VII y todo el VIII d. C. Aunque el tipo de uso de la cueva sea aún desconocido, la presencia de una guarnición de cinturón en una zona interior y con nulas condiciones de habitabilidad podría ser un indicio a favor de su carácter sepulcral, como reflejo de la práctica de la “inhumación vestida”. En cualquier caso, sólo una intervención de más calado permitiría salir de dudas. Bibliografía Gutiérrez Cuenca, E. y Hierro Gárate, J. A. (2010-2012), “Nuevas evidencias sobre el uso de las cuevas de Cantabria durante la Tardoantigüedad y la Alta Edad Media. Primeros resultados del Proyecto Mauranus”, Sautuola XVI-XVII, 263-280.

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