Querida Gaby, ya pasaron dos años

Mujeres Que Saben Latín
Querida Gaby, ya pasaron dos años…
Por Estela Casados González

A Bárbara Ibarra, con profunda admiración.


Tu historia comenzó como otras tantas que se repiten frenéticamente hoy en
día. Una madre desesperada que no encuentra a su hija, que ve pasar las
horas sintiendo que algo está muy mal. Días de terror, de búsqueda y
angustia, de maltrato por parte de las autoridades.
Mira que tener que escuchar de boca de los más altos funcionarios que te
fuiste con el novio, que eres víctima del síndrome de Romeo y Julieta. Mira
que ofende escuchar tanta babosada junta, porque no hubo ni una sola
investigación que respaldara los dichos de esa gente. Solo conjeturas
basadas en sus prejuicios. Y mientras tanto, Gaby sin aparecer.
Un día en Plaza Lerdo vi a tu madre muy angustiada, pidiendo por tu
regreso. Cobijada por gente que te quiere. Ahí me enteré que eras alumna de
la Prepa Juárez, que jamás irías a recoger tu certificado de
calificaciones. Que presentaste tu examen a la Universidad Veracruzana, que
lo aprobaste, pero que no irías a tu primer día de clases en la Facultad de
Arquitectura.
Tres meses después aparecieron tus restos mortales en un lugar en donde ya
te habían buscado, en donde la gente pasa cotidianamente: nadie se había
dado cuenta de que estabas ahí.
La incredulidad, el dolor y la molestia de la sociedad civil se hicieron
presentes desde que te fuiste. También el terror de madres y padres de
familia que desconfían a tal punto de las autoridades que cada tarde
esperan a sus hijas e hijos afuera de la Prepa Juárez, de cada secundaria,
de cada escuela porque no quieren que les pase lo mismo que a Gaby. Porque
no quieren pasar el mismo calvario que vivió Bárbara, tu madre.
Ya son dos años que te fuiste, Gaby. Cuando camino por las calles de Xalapa
me acuerdo mucho de ti: en los postes, las bardas, en las paradas de camión
hay volantes pegados que suplican a quienes los leen que den información
sobre una chica o chico desaparecido.
Cada semana se renuevan esos anuncios. Nos muestran caras jóvenes que
sonríen. No sabemos dónde están y en qué condiciones se encuentran. A veces
pienso que esta ciudad se quedará sin gente joven y quedaremos los más
viejos, tal vez esperando que vengan a llevarnos también.
Literalmente, ustedes constituyen una generación perdida, secuestrada,
sustraída de su vida cotidiana. Juventud veracruzana a la que le ha sido
robado su futuro. Un futuro que nos beneficiaría a todos y todas.
Este año estarías presentando tus exámenes para acreditar el cuarto
semestre en la universidad. Andarías muy ocupada, con la presión a todo lo
que da, pero feliz. Construyendo tu vida, disfrutando tu juventud. ¿Cuántas
jóvenes tienen esa posibilidad hoy en día? ¿Cuántas son víctimas de un
levantón? ¿Cuántas sobreviven a ese evento? ¿En qué condiciones?
¿Sabes? Jamás atraparon a tus asesinos. Pese a la indignación y el dolor de
quienes habitamos esta ciudad, no sabemos quiénes te desaparecieron. Como
buenos magos se esfumaron.
Esta noche, mientras escribo estas líneas, me pregunto si harán desaparecer
a otra chica o si privarán de su libertad a un muchacho ante la
indiferencia de las autoridades. Indiferencia que parece complicidad.