Querido Estambul, tenemos que hablar

September 1, 2017 | Autor: Yelta Köm | Categoria: Istanbul, Arhitecture
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Querido Estambul, tenemos que hablar Yelta Köm

Para entender de qué habla una ciudad necesitamos vivir ahí, respirar su aire y perdernos por sus calles. Necesitas ir aun más a fondo: escuchar la ciudad, especialmente si es una ciudad como Estambul en la que todos afirman tener algo que ver con ella. El sonido de Estambul viene de tan adentro que es insoportable la ligereza de la incomodidad que nos rodea al estar ahí. Es casi el primer reflejo, una opción fácil para cantarle a Estambul. Si empiezas a oírla, te darás cuenta que todo pasa afuera de ella. Es otro manifestación de esa incomodidad que mencioné. Esta ciudad enorme; con casi 16 millones de habitantes, está atrapada por las políticas del gobierno central y confinada a los desarrollos administrados por fuerzas externas, más que por sus propios procesos de toma de decisiones. El aprisionamiento resulta tan efectivo que incluso ante la decisión de transformar un área verde de la urbe en un centro comercial la ciudad no puede hablar, no se le permite. En las calles vacías de esta ciudad que no descansa, la resistencia a la opresión que viene del poder central comenzó el verano pasado. La ciudad empezó a hablar en un área urbana que nadie pudo prever. Su sonido era un eco de las calles. La resistencia, expresada en términos de lucha por el espacio, que se inició en contra de la destrucción del parque Gezi se propagaba día con día. Por primera vez el tema del derecho a la ciudad había llegado a una multitud tan grande. ¿A qué podía conducir esa propagación? (Es bueno mencionar aquí el speaker’s point en el parque Gezi, donde cualquiera puede expresar lo que desee). No quiero describir una visión romántica de Estambul. Las ciudades cambian. La idea convencional de que las ciudades no cambian no tiene lugar en la realidad. Lo hacen, quieras o no. Estambul puede pensarse como memoriosa, pero muchas primicias en Turquía han tenido lugar ahí. Adherirse al pasado no es sólo un problema de los conservadores: es una obsesión que todos tienen. Siempre ha habido una Estambul ideal en el pasado. Es una ciudad ideal que ofrece distintas imágenes para diferentes grupos de personas. La lucha de poder entre aquellas imágenes ficticias opaca las voces: la ciudad no puede hablar. Como he mencionado, Estambul es una ciudad de continuo romanticismo; no hay confrontaciones, sino imaginaciones. La ciudad está construida de sueños. Tal vez no tengas tu casa o tu terreno, pero si vives en Estambul definitivamente tienes un sueño relacionado con la ciudad. A veces las ilusiones creadas por ese ilimitado mundo de sueños bloquean la confrontación con la realidad. No hay que ser pesimistas, lo que la gente se imagina hace que las ciudades vivan, pero aferrarse a ello condena. Quienes detentan el poder intentan conformar a la ciudad de acuerdo con su propia imaginación. La ciudad se modela de una manera como nunca será. El derecho al habla es abolido. Por eso, Estambul siempre es política, la arquitectura es siempre política, el urbanismo siempre es político, el derecho a la ciudad es siempre político. Exige una lucha constante.

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