RECERCA - nº 6: Víctor Beltrí y Roqueta (Tortosa 1862 -Cartagena 1935): Arquitecto

May 31, 2017 | Autor: G. Cegarra Beltri | Categoria: Modernist Architecture (Architectural Modernism), Modernismo, Modernisme
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Víctor Beltrí y Roqueta (Tortosa 1862 - Cartagena 1935): Arquitecto INTRODUCCION Víctor Beltrí es uno de esos personajes con el que se cumple el famoso tópico de que “nadie es profeta en su tierra”. A pesar de ser uno de los tortosinos más ilustres de su tiempo, apenas queda nada de su obra y su memoria en esta ciudad. De hecho en Tortosa ejerció como arquitecto sólo durante dos años y medio. Avatares políticos, unidos a la falta de ambiente y el conservadurismo de sus vecinos, le obligaron a abandonar su tierra natal para dirigirse a la localidad valenciana de Gandía. Tampoco allí tendría suerte. Demasiado avanzado para el entonces ambiente provinciano de esta ciudad, vuelve a cambiar de nuevo de residencia en busca de mejor fortuna. Tras un breve paso por la ciudad de Murcia, se instala en la entonces floreciente Cartagena, donde el resurgir de la minería en la cercana sierra de La Unión había propiciado la aparición de una nueva y acaudalada burguesía. Estos nuevos ricos estaban ansiosos de poder demostrar al mundo su fortuna. El Modernismo había pasado de ser una excentricidad a estar considerado como la última moda. Los ricos mineros miraban con envidia las ilustraciones de las revistas que mostraban los nuevos edificios levantados en París y Barcelona. ¿Qué mejor caldo de cultivo podía encontrar Beltrí para poder desarrollar todo su genio?. Su origen catalán, él haber sido discípulo y compañero de los mejores arquitectos modernistas del momento, su juventud y sus enormes ganas de trabajar, representaban un magnífico aval para esta burguesía, que quería estar a la última. De esta forma, por fin, pudo Víctor desarrollar toda su creatividad para acabar dejándonos los mejores edificios de la ciudad de Cartagena: la “Casa Cervantes”, el “Palacio Aguirre”, la “Casa Maestre”, la “Casa Zapata”, la “Casa Dorda”, la “Casa Llagostera”, la “Casa del Niño”, el “Gran Hotel” y un sin fin de otras obras que son desde entonces su mejor legado. Siempre en vanguardia, supo evolucionar con los tiempos pasando desde un inicial eclecticismo, a un final racionalista, tras haber cultivado con gran acierto el modernismo, el secesionismo vienés y el casticismo. A pesar de todo Víctor Beltrí no es un personaje muy conocido. Por un lado desarrolló casi toda su obra muy lejos de la cosmopolita Barcelona, donde los trabajos de sus amigos y compañeros alcanzaban gran resonancia. Por otro, diferentes avatares históricos, algunos desastres naturales y, sobre todo, la enorme especulación de los años sesenta y setenta, borraron su imagen de la memoria de la gente y acabaron con buena parte de sus obras. Apenas F. Javier Pérez Rojas en sus libros “Casinos de la Región de Murcia (1850-1920) ” y, sobre todo, en “Cartagena 1874-1936. Transformación urbana y arquitectura” se ha ocupado de su vida y obra. Sirva este modesto trabajo para intentar reparar en parte, este injusto olvido.

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La creación continúa incesantemente por mediación de los hombres, el hombre no crea: descubre y parte de ese descubrimiento. Los que buscan las leyes de la naturaleza para formar nuevas obras, colaboran con el creador. Antonio Gaudí

Capítulo 1.- Los Beltrí El apellido Beltrí o Beltri (el tema del acento es un aspecto que no está del todo claro) es muy poco frecuente. De hecho apenas unos cientos de personas se apellidan así en España, y casi todas son originarias de la comarca del Baix Ebre de Tarragona, y más concretamente de las localidades de Amposta y Tortosa. La familia del arquitecto procede, al menos desde final del siglo XVII, de esta última ciudad, siendo el primer antecesor directo conocido Salvador Beltrí, de profesión “soguero”, que debió de nacer alrededor de 1675 1 . Aunque no está muy claro, parece que el origen del apellido hay que buscarlo en Italia. El hecho de que el apellido Veltri 2 (probablemente se transformara la “B” en “V” en España, aunque también hemos encontrado una rama italiana en que el apellido es con “B”) sea muy frecuente en dicho país, especialmente en la región de Nápoles, nos hace sospechar que este fuera su primitivo origen. Sobre cuando y como se establecieron en Tortosa barajamos diferentes hipótesis, ninguna de ellas aun confirmadas documentalmente. En 1148 el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, ayudado por caballeros templarios y genoveses, conquista la ciudad de Tortosa a los árabes. A partir de ese momento la ciudad se convierte en un importante centro comercial, siendo el río Ebro, que en aquellos tiempos era navegable hasta Zaragoza, su principal eje de transporte. Esto motiva que un numeroso grupo de comerciantes de sedas y telas de origen genovés se establezcan en ella. Es posible que entre ellos se encontrara algún Beltrí, ya que la principal profesión de la familia del arquitecto fue el negocio de las telas, y más concretamente la sastrería 3 . Otra posibilidad es que el primer ancestro del arquitecto que se instaló en España fuera alguno de los miembros del ejercito castellano de Felipe IV. En él había soldados napolitanos que formaban parte de los Tercios de la “Unión de Armas”. Esta englobaba a 16.000 soldados del Reino de Nápoles alistados para luchar contra los franceses. Felipe IV ocupó Tarragona en 1640, al comienzo de la “Guerra de los Segadores” contra los catalanes. Con posterioridad, y una vez terminada ésta en 1652, unidos castellanos y catalanes prosiguieron la guerra contra las tropas francesas. Posiblemente al finalizar la contienda, alguno de estos soldados apellidado Beltrí decidiera quedarse a vivir en Tortosa.

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Libros de matrimonios de la Catedral de Tortosa. De hecho en el “Diccionario de Artistas Catalanes” de Rafols, las entradas tanto de Víctor, como de su padre José María y de su hermano Ignacio, son por el apellido Veltri con “V”. 3 En los mismos libros de matrimonios se puede constatar dicha profesión en al menos tres antepasados del arquitecto. 2

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Otras fuentes sugieren que algún Beltrí de origen italiano formara parte del séquito que acompañaba a Isabel de Farnesio para su boda con Felipe V en 1714. Esta hipótesis parece menos probable, puesto que hay constancia de la presencia en Tortosa de un tal “Massiá Beltri, espardenyer” a mediados de 1678 4 . En definitiva, todo parece apuntar a un origen italiano, pero bastante antiguo. Todos los antecesores directos del futuro arquitecto, desde el anteriormente mencionado Salvador Beltrí, nacieron, se casaron y fallecieron en Tortosa.

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R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen V, Pág. 41. Tortosa, 1912.

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Capítulo 2.- Infancia y primera juventud en Tortosa: 1862 – 1880 El padre del futuro arquitecto fue el escultor José María Beltrí Belilla (1829-1898). Este formaba parte de un numeroso grupo de artistas que desarrollaron su labor artística en Tortosa en la segunda mitad del siglo XIX. Su estudio estaba situado en el nº 13 de la calle Taules Velles. Posteriormente, concretamente en septiembre de 1887, lo trasladó al entresuelo del nº 14 de la calle de la Rosa. En el taller se trabajaba, sobre todo, en la realización de esculturas en madera de tipo religioso 5 . Entre los escultores de la ciudad se encontraba Ramón Cerveto (1828-1906), que por aquellos días era famoso en toda España por sus crucifijos y “dolorosas” para ser expuestos bajo vitrina. José María trabajó con este artista realizando conjuntamente algunos de los pasos de la famosa Procesión del Domingo de Ramos de esta ciudad. Concretamente hacía 1859 tallaron “El Sant Sopar”, “L’Oració a l’Hort”, “Sentencia de Pilat” y “Els Assots, considerados como obras de la mejor escuela imaginera catalana 6 . Todos ellos fueron destruidos durante la Guerra Civil de 1936. No sabemos si este trabajo fue una colaboración esporádica, o si lo hacían de forma habitual. También participó con él, y con otro escultor llamado Asencio, en la realización de las esculturas, hoy desaparecidas 7 , que adornaban las capillas del Calvario que “aunque no son de gran valor material, tienen mucha propiedad” 8 . Tuvo numerosos discípulos, entre los que destaron José Reverter Gasulla 9 y Tomás Cardona y Abelló (1856-1901) 10 . Además de ser un gran escultor, José María fue un buen dibujante. Amante de la docencia, ejerció como profesor particular de dibujo. También dio clases en el colegio que tenía su mujer en la calle de la Rosa y llegó a abrir en 1893, junto con su hijo Ignacio, una academia para enseñar esta disciplina a las señoritas de la ciudad 11 . Se casó con la maestra tortosina Carmen Roqueta Estampres (1829-1887). Fruto de este matrimonio tuvieron cinco hijos: Víctor, el mayor, Julián Vicente (1864-¿) que fue sacerdote, José María (1866-1888), que siguiendo la tradición familiar, fue sastre, Mª Cinta Dolors (1871-¿), de la que se ignora si ejerció alguna profesión remunerada e Ignacio (1872-1901) 12 , el pequeño, dibujante y escultor que trabajó en el estudio de su padre hasta su temprano fallecimiento. La familia del futuro arquitecto era cristiana y tradicionalista, de ideología carlista (algo corriente en esa época en la ciudad natal del General Cabrera), humilde y con pocos recursos económicos 13 .

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R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen VI, Pág. 581. Tortosa, 1912. “La Santa Cena”, “La Oración en el Huerto”, “Sentencia de Pilatos” y “Los Azotes”. Joan Moreira “Del folklore tortosí”. Págs. 546-550. Tortosa, 1934. 7 R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen III, Pág. 105. Tortosa, 1912. 8 R. O’Callaghan “La Catedral de Tortosa”. Pág. 247-250. Tortosa, 1890. 9 Según algunos autores su apellido era Rebarter. 10 O. Rodríguez “Album Biográfico Dertosense”, Pág.138. Tortosa, 1892. 11 R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen VI, Págs. 495 y 581. Tortosa, 1912. 12 Todas estas fechas proceden de los Libros de Bautismo, Matrimonios y Defunciones existentes en la Catedral de Tortosa. 13 En un artículo publicado en el número 32 de la revista local “LA ZUDA”, en el que se rendía homenaje a su paisano, la definían como: “una familia asaz modesta”. 6

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Víctor José Beltrí y Roqueta 14 nació en Tortosa, el 15 de abril de 1862 15 , en la casa donde vivían sus padres que estaba ubicada en la calle Bonaires, muy cerca de la Catedral. Fue bautizado en dicho templo al día siguiente de nacer, siendo los padrinos su abuelo materno José María Roqueta (1800?-1879) y una tal María Beltrí16 . Sabemos que estuvo dotado para los estudios desde su más temprana edad, probablemente alentado por sus padres, destacando por sus grandes cualidades artísticas y su facilidad y aplicación en el dibujo. Víctor fue uno de los 66 alumnos del curso inaugural (1877-1878) del Colegio San Luis Gonzaga de Tortosa 17 . Este centro era de tipo confesional y estaba muy clericalizado. Ello tendría una indudable influencia en la religiosidad del futuro arquitecto. Dada la cercanía del Colegio a la casa de sus padres, cursaría sus estudios durante ese curso y el siguiente como alumno externo, pagando únicamente los derechos de matrícula 18 . José María tuvo una influencia decisiva en los primeros años del futuro arquitecto y, muy especialmente, en la forja de su temperamento artístico y en el desarrollo de su amor por la escultura, la talla, el modelado y el dibujo. Víctor dedicaba muchas horas a dibujar y a ir al taller con su padre donde, a la vez que le ayudaba, charlaba con los artesanos y aprendía el oficio. En junio de 1879 termina con brillantez sus estudios de segunda enseñanza, realizando en el Instituto de Tarragona los exámenes de grado correspondientes. La situación económica de la familia no debía de ser muy desahogada, pues según consta en su certificado académico “no se le ha pedido(sic) el título por no haber satisfecho los derechos correspondientes” 19 . A partir de ese momento, comienza a trabajar en el taller de su padre. Víctor formaba parte de un grupo de apasionados jóvenes artistas que se reunían habitualmente para compartir sus experiencias e inquietudes. Este grupo lo integraban, entre otros, los aprendices de escultor: Víctor Cerveto (1861-1936), hijo de Ramón Cerveto, Antonio Riba y García (1859-1936), Agustín Querol y Subirats (1860-1909) 20 , Joaquín Anglés Cañé (1859-1911) y los mencionados José Reverter Gasulla y Tomás Cardona y Abelló y los aspirantes a pintores: Josep María Marqués (1862-1936), Federic Illa, Francesc de Asís Lleyxá Ribera (1868-¿) y el propio Beltrí. Era frecuente verlos al alba, junto con cazadores y payeses, haciendo cola ante las puertas de la muralla esperando a su apertura por parte del oficial Clavero, para poder ir al campo a observar la naturaleza, y captar las primeras luces de la mañana 21 .

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Roquetas según algunos autores, aunque realmente era Roqueta como demuestran múltiples documentos oficiales y privados. 15 La mayoría de los autores citan como año de nacimiento 1865, pero es erróneo como demuestra su Libro de bautismo (Pag. 391 del Tomo de 1862), en la catedral de Tortosa. 16 Ignoramos el parentesco que tenía con el futuro arquitecto. 17 R. Vergés “Espurnes de la llar”. Tomo VI. Págs. 656 y 659. Tortosa, 1912. 18 Los alumnos internos pagaban 10 duros al mes y los mediopensionistas 7. R. Miraval “L’ Institut de Batxillerat de Tortosa”. Tortosa 1982. 19 Expediente de V. Beltrí. Escuela de Arquitectura de Barcelona. 20 Con el que pudo estar emparentado, pues tenemos constancia de la existencia de unos hermanos Querol Beltrí que también eran escultores (comunicación personal de Enric Querol). 21 Revista “La Zuda” nº 145. Pág. 183. Tortosa, 1925.

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Tal vez el más conocido de los artistas de este grupo fue Agustín Querol22 . Formado también en el taller de Ramón Cerveto, se trasladó en 1878 23 a Barcelona para estudiar Bellas Artes y trabajar como aprendiz en el taller de Domingo Talarn (1838–1891). Con él se marcha también Josep María Marqués, alojándose juntos durante esos primeros años. En 1881 se trasladaría a la ciudad condal Víctor Cerveto. Sabemos que también siguieron el mismo camino Antonio Riba (que más tarde trabajaría con Gaudí), José Anglés, Tomás Cardona, Fransec de Asís Lleyxá y José Reverter, aunque es difícil precisar con exactitud en que fecha lo hicieron. En septiembre de 1880 Víctor decide buscar horizontes más amplios para sus inquietudes artísticas y, siguiendo los pasos de sus amigos, abandona Tortosa y se traslada a Barcelona. Allí se instala en el nº 72 de la calle Lauria 24 , muy cerca de la Parroquia de la Asunción.

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Con los años tendría una dilatada y exitosa carrera profesional tanto en España como en América. A su muerte, su amigo Víctor Cerveto se haría cargo de su estudio de Madrid. 23 Obdulio Rodríguez en su “Album Biográfico Dertosense” Pág.125, en cambio fija esta fecha en 1881. 24 Expediente de V. Beltrí. Escuela de Arquitectura.

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Capítulo 3.- Estudiante en Barcelona: 1880 – 1886 En aquellos años la población de Barcelona ronda los 250.000 habitantes, que se concentraban con una densidad que doblaba la del Londres de Dickens. La ciudad vieja es húmeda, estrecha y oscura. Según palabras de Joan Castellar-Gassol “ver el sol desde una ventana era un lujo”. Y aunque cada vez va llegando más gente a la urbe, ésta apenas ha empezado todavía a expandirse. La alimentación era escasa y pobre, sobre todo en las casas y las pensiones de la gente de pocos recursos económicos que, por otra parte, era la inmensa mayoría. La verdura y el pan era la comida de todos los días, aderezada por un vino que se agriaba con suma facilidad. El bacalao y el arenque, al contrario, ya eran más difíciles de ver. La carne, en forma de las extremidades del cerdo o la ternera, sólo hacía acto de presencia, con suerte, los sábados. La falta de higiene y la ignorancia generalizada contribuían a la extensión de las epidemias. De hecho era frecuente ver a las mujeres haciendo la colada en los charcos de una plaza, o en los descampados. Así el cólera de 1865 había causado casi 3.800 muertes. La epidemia de fiebre amarilla de 1870 se había cobrado otras 1.600 víctimas. Una vez en la ciudad, y dada su precaria condición económica, el joven Víctor, que apenas tiene dieciocho años, tiene que trabajar para poder costearse los estudios. Empieza a hacerlo como delineante en el estudio del arquitecto Augusto Font y Carreras (1845-1924), que por entonces era catedrático de la recién creada Escuela de Arquitectura 25 . Este tenía una academia preparatoria, que abrió nada más regresar de Madrid 26 . Es posible que Beltrí fuera uno de sus más aventajados alumnos y eso facilitara su contratación. Esta actividad era muy común entre los estudiantes de arquitectura, y muchos de ellos trabajaron para otros arquitectos. Así, Antonio Gaudí y Cornet (1852-1926) lo hizo para los arquitectos Francisco de Paula del Villar Lozano (1828-1903) y Leandro Serrallach Mas, así como para el maestro de obras José Fontseré y Mestre (1829-1897); José María Jujol y Gibert (1879-1949) para Antonio María Gallisá Seque (1861-1903) y José Font y Gumá (1859-1922) o Francisco Berenguer y Mestres (1866-1914) para Gaudí y el propio Font y Carreras. Por los impresos de matrícula parece deducirse que durante el curso 81-82 se aloja en casa de un familiar llamado José Beltrí (ignoramos el grado de parentesco), que vivía en la calle Bailén nº 51, en las proximidades del Mercado de la Concepción. En el curso 82-83 se traslada al nº 239 de la cercana calle Consejo de Ciento. En septiembre de 1883 se instala en la calle Ludovico Pío nº 3, junto a la Iglesia de Sant Pere de les Puelles. Entre 1884 y 1886 vive en una casa recién construida en el nº 9 de la calle Elisabets, haciendo esquina con la calle Notariado, y situada frente a la Casa de Misericordia 27 . Todas estaban situadas en sitios tranquilos. Estos cambios al parecer eran muy habituales entre los estudiantes que dejaban la ciudad para regresar a su población natal durante el verano. Aunque se podría deducir por las informaciones que figuran en los correspondientes impresos de matrícula, que durante los cursos 80-81, 83-84 y 85-86 sus padres vivían con él, no parece estar nada claro. De hecho sabemos 25

F. J. Pérez Rojas “Cartagena 1874-1936. Transformación urbana y arquitectura” Pag.416. Murcia, 1986. 26 B. Bassegoda “Elogio del arquitecto D. Augusto Font y Carreras (1845-1924)” Pag. 9. Barcelona, 1925. 27 Expediente de V. Beltrí. Escuela de Arquitectura.

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que su madre Carmen Roqueta, junto con la señorita Concepción Trulls, abrió a principios de 1883 un colegio particular en Tortosa, concretamente en el piso principal del número 13 de la calle de la Rosa, bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús. En él se enseñaban todo tipo de labores y colaboraba como profesor de dibujo su marido, José Mª Beltrí 28 . Durante los cursos 80-81 y 81-82 se matricula a la vez en la Escuela de Arquitectura, en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y en la Escuela Oficial de Bellas Artes y enseñanzas de Pintura, Escultura y Grabado. En el curso 82-83 sólo se matricula en Arquitectura. De todas formas no está muy claro el motivo de esta decisión. Podría deberse a que inicialmente tuvo la intención de dedicarse a la pintura, especialidad por la que sentía gran preferencia y predisposición, o tal vez fue una cuidadosa y planificada formación académica. La vida del joven estudiante en Barcelona no debía de ser fácil. Por un lado tenía que acudir a las diferentes Escuelas, que no se encontraban precisamente cerca de las casas donde estaba alojado. Además debía compaginar las clases de las diversas carreras, muchas veces con horarios inhumanos, el estudio de las diferentes asignaturas y la realización de los diversos trabajos que se le encargaban, con su actividad como delineante en el estudio de Font. Y por supuesto, la precaria situación económica familiar no le permitía hacer ningún gasto extraordinario. Probablemente las reuniones con sus amigos del grupo de Tortosa, debía de ocuparle el poco tiempo libre del que disponía. La Escuela de Bellas Artes estaba ubicada en la calle Consolat del Mar, muy cerca del puerto, concretamente en la Casa Llotja, en el lugar donde hoy tiene su sede la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi. Allí recibió las enseñanzas de José de Manjarrés que impartía “Teoría estética e Historia de las Bellas Artes”, de Luis Rigalt (1814–1894), gran paisajista y experto en la técnica de la acuarela, que impartía la asignatura de “Paisaje” y de Claudio Lorenzale (1816–1889) 29 , cultivador del retrato y la pintura religiosa, que impartía “Dibujo del Antiguo” y “Dibujo del Natural”, y que además era el Director de la citada Escuela. Estos dos últimos practicaban el llamado nazarenismo catalán, caracterizado por su admiración del quatrocento italiano y la exaltación de la historia catalana. En esa misma Escuela habían sido profesores de algunos de los mejores pintores de la época tales como Antonio Caba (1838–1874) o Mariano Fortuny (1838–1907). La metodología y el sistema de enseñanza de la citada Escuela aun no están bien estudiados, y se desconoce cual era su funcionamiento. Según parece nadie se matriculaba de todas las asignaturas, sino que escogía algunas sueltas, seguramente a la conveniencia de cada uno. Probablemente no se puede hablar de que se estudiara una “carrera” tal como lo entendemos hoy en día, sino que se realizaban estudios sueltos dentro del campo de las Bellas Artes 30 . En este contexto parece que a Beltrí le interesaban especialmente las enseñanzas de Lorenzale pues, a pesar del duro horario (de 7 a 9 de la noche hasta fin de abril y de 6 a 8 de la mañana el resto del curso) repitió 28

R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen VI, Pág. 495. Tortosa, 1934. Libro de matrícula de “Enseñanzas Superiores de Pintura, Escultura y Grabado (1880-1881/18841885), según informe de la Conservadora del Museo de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, Dª Victoria Durá. 30 Comunicación personal de la Conservadora de Museo Dª Victoria Durá. 29

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los dos cursos las mismas asignaturas que éste impartía, incluso habiendo obtenido el primer año “las menciones honoríficas de 1ª, 2ª y 3ª” en “Dibujo del Antiguo”. Víctor debía estar especialmente dotado para la pintura, pues según consta en su expediente, obtuvo la calificación de Sobresaliente en los exámenes ordinarios de fin de curso. En la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales cursó las asignaturas de: “Geometría analítica”, “Geometría descriptiva” y “Mecánica racional”, que con posterioridad le serían convalidadas en Arquitectura, ignorándose quienes fueron sus profesores. La Escuela de Arquitectura de Barcelona fue un triunfo de la política de potenciación de la Universidad y de las enseñanzas superiores en Cataluña. Sería la Diputación Provincial la que posibilitaría económicamente la creación en 1869 de esta nueva Escuela, coincidiendo con la desaparición de la antigua de Maestros de Obra. La idea original era la de crear un centro docente reducido, que su primer director Elías Rogent y Amat (1821-1897), uno de los catedráticos procedentes de la escuela de Maestros de Obra, situaría en el tercer piso del edificio de la Universidad, en el ala de poniente. Los profesores son inicialmente ocho. Tres catedráticos procedentes de la citada Escuela de Maestros de Obra: el citado Rogent, Francisco de Paula del Villar y Lozano y Juan Torras Guardiola (1827-1910), todos arquitectos ya maduros y con una línea profesional consolidada. A ellos se les unen tres catedráticos más: Leandro Serrallach Mas, el ya mencionado Augusto Font y Carreras y Antonio Rovira y Rabassa (1845-1919), que juntamente con dos profesores interinos: Luis Domenech y Montaner (1849-1923) y José Vilaseca y Casanovas (1848-1910) forman el primer cuadro docente de la citada Escuela. Todos ellos son arquitectos que han estudiado en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Rogent era la figura profesionalmente más prestigiosa, siendo considerado como el más preeminente representante de la arquitectura ochocentista en Cataluña. Compañero de los catalanes de la generación republicana (Prim, Cerdá, Figuerola, Pí i Margall..) era el prototipo de una manera de entender el trabajo de arquitecto desde una formación técnica e histórica como base de la actividad proyectiva. Respetuoso con el sentido regional de la Arquitectura, llegó a quemar públicamente siendo todavía alumno en la Escuela de Madrid, un ejemplar del Vignola como protesta contra el neoclasicismo. Su actuación en las primeras intervenciones públicas importantes en el Ensanche (Universidad, Seminario...), la dirección técnica de los trabajos de la Exposición de 1888, sus actuaciones en el Barrio de Salamanca de Madrid o la importante restauración del Monasterio de Ripoll cimentan su prestigio basado en una arquitectura sobriamente historicista, sólidamente estructurada sin concesiones a la fantasía. Junto con Villar es el arquitecto más aplicado y preciso, donde el oficio es el componente principal de su aportación. Leandro Serrallach Mas es el arquitecto municipal de Barcelona, que va a realizar entre otras obras algunas tan importantes como el diseño de las Rondas, el desarrollo del saneamiento de la ciudad y el encauzamiento de las ramblas.

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Juan Torras Guardiola, al que se conocía popularmente como “L'Eiffel català”, representaba la aportación más tecnológica con una componente fuertemente autodidacta. Industrial del hierro y gran conocedor de las novedades y descubrimientos en este campo, tenía una visión actual pero pragmática. En este sentido la componente técnica que aporta a la enseñanza es rica por su propia experiencia y, por consiguiente, poco académica. Con Antonio Rovira y Rabassa, que también llega a ser arquitecto municipal, la enseñanza técnica se hace rigurosa, conceptualmente al día y a la altura de la que por aquellos días se impartía en el resto de Europa. Sus clases sobre superficies alabeadas y el estudio de la perspectiva eran de las que más éxito tenían entre los alumnos. Algunos de sus libros, de obligado estudio, eran “El hierro, sus cortes y enlaces” y “Estereotomía” Augusto Font y Carreras, considerado en palabras del compañero de promoción de Beltrí, Buenaventura Bassegoda y Amigó(1862-1940): “brazo derecho y auxiliar adicto y fiel de Rogent”, era la figura del diseñador brillante. Formado con la generación más ecléctica madrileña (Arbós, Villajos, Velázquez, Aníbal, Repullés..) muy dotado para el dibujo y para la asimilación de cualquier corriente, su personalidad representa en Barcelona la continuidad de la actitud más típicamente académica, es decir, con una gran brillantez formal. Fue responsable, entre otras, de la enseñanza de la fundamental asignatura de “Proyectos”. Muy querido por sus alumnos, era: “De trato ameno, poseía gran don de gentes y trataba a cada cual como es debido. Sabía, en todo momento, conservar su prestigio usando para ello formas que no resultaran molestas... Apenas ponía la mano sobre los dibujos de los alumnos, para no fomentar la pereza de pensar o para no malograr alguna idea que, si no era expresada adecuada o correctamente, revelaba contener el germen de algún elemento de belleza”. Así limitábase a hacer observaciones, algunas veces en tono humorístico, para atenuar, en lo posible, el rigor de la observación. “Enseñábanos a no mortificar en vano el cerebro para trazar proyectos, “para salir del paso”, como suele decirse, sino que las ideas debían tener por base la lógica, a las que luego había que revestir con formas adecuadas y resistentes en lo menester” 31 . Con la incorporación de los dos más jóvenes, Luis Domenech y Montaner y José Vilaseca y Casanovas, que a menudo trabajaban de forma conjunta, la Escuela adquiere un horizonte también más amplio. No sólo es la cultura técnica y arquitectónica francesa, sino también la centroeuropea, la que llega a Barcelona posibilitando el alumbramiento del modernismo en Cataluña. No se trata únicamente de una formación universitaria con sólidas y actualizadas bases compositivas, históricas y técnicas, sino también de la expresión de una cultura recibida de segunda o tercera mano, lo que Vilaseca y, sobre todo, Domenech representan. Vilaseca, que tanta influencia tendría en la obra de Beltrí, fue el primero en introducir el modelado de barro dentro del programa de estudios. Matemático genial, literato, pianista y actor fueron algunas de las múltiples facetas de un hombre realmente comprometido con el fenómeno de la “Renaixença”. Menos audaz que Domenech en lo

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B. Bassegoda “Elogio del arquitecto D. Augusto Font y Carreras (1845-1924)” Págs. 9-10 Barcelona, 1925.

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que a las principales características arquitectónicas se refiere (composición, estructura y espacio), lo igualaba en el exotismo y colorido de los detalles 32 . Semejantemente a lo que Otto Wagner (1841-1918) o Hendrik Petros Berlage (18561934) significan para la arquitectura, pero también para la docencia en Viena o Amsterdam, Luis Domenech y Montaner acabará significando para la de Barcelona el progreso desde la pura existencia administrativa a la realización de un cierto proyecto de arquitectura con personalidad propia. A este grupo inicial se les unen en el curso 1877-1888 otros dos profesores: Achiá Casademunt Vidal, procedente de la Escuela de Bellas Artes, para impartir la asignatura de “Máquinas y motores” y José Artigas Ramoneda (¿-1912) para las de “Historia de la Arquitectura”, “Tecnología” y “Copia y formación de Conjuntos” 33 . El lenguaje gráfico era la base de las enseñanzas de los arquitectos de este periodo. Si se analiza el programa de asignaturas que formaban los estudios, se puede observar que al menos la mitad tienen un desarrollo no sólo práctico, sino también teórico. El dominio de las diferentes técnicas no obedecía, por tanto a un capricho o a demostraciones de habilidad pictórica, sino que tenía una razón en los procedimientos de conocimiento de la disciplina en cuestión. La base de este aprendizaje era ciertamente el dibujo de la figura, que proporcionaba destreza a los estudiantes. A esto le seguía, por un lado la geometría, y por otro la copia de edificios de la antigüedad, que se convertirían en los canales de preparación técnica y formal que habían de permitir la maduración de los conocimientos que comportaba la formación profesional. Así sesiones interminables de copia se sucedían en las frías y oscuras aulas de la Escuela iluminadas por la mortecina luz de las lámparas de gas 34 . La estereotomía era justamente el tipo de conocimiento que hacía posible el enlace entre las técnicas de representación gráficas, ordenadas según las reglas de la geometría descriptiva y la construcción, y la tecnología. El tratado de Rondelet y las obras de Viollet-le-Duc, y muy especialmente su Diccionario (Font solía decir: “Hágalo lo mejor que pueda y lo que no sepa, mírelo en el Diccionario”), textos básicos sin duda durante esta época, exploraban las materias técnico-constructivas a través de procedimientos de representación y de análisis que no sólo se referían a la construcción en piedra sino a todo tipo de materiales. Pero esta conexión entre aprendizaje del dibujo y tecnología es simultanea con otro procedimiento de conocimiento de la arquitectura como era la copia de edificios ya existentes. Esta era una técnica clásica en la enseñanza de la Arquitectura desde la época del Renacimiento. También se intentaba redescubrir la propia arquitectura del pasado a través de viajes y excursiones a lo largo de la geografía española e incluso a veces a otros lugares de Europa. Los profesores y estudiantes hacían de estas excursiones, para observar 32

R. Bletter “El Arquitecto Josep Vilaseca i Casanovas. Sus obras y dibujos” Barcelona, 1977. Varios autores “Exposició Conmemorativa del Centenari de l’Escola de’ Arquitectura de Barcelona 1875-76/1975-76”. Barcelona, 1977. 34 Aunque en 1882 se instaló el alumbrado eléctrico en algunas de las calles de Barcelona, su uso en los edificios no se generalizaría hasta bastantes años después. 33

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monumentos de diferentes estilos arquitectónicos, un método de estudio fundamental que se completaba con la realización de copias de los detalles, planos de los edificios y vistas de los conjuntos. Hemos de señalar el papel destacado que tuvieron en la enseñanza las magníficas colecciones de láminas, los libros con preciosos grabados y los fondos fotográficos existentes en la Escuela, que ligados al conocimiento in situ de estos edificios del pasado eran un procedimiento básico de aprendizaje. Durante esos años, y como consecuencia de estas visitas, los profesores de la Escuela impulsaron investigaciones directas de la propia arquitectura nacional. El interés por las formas de origen árabe-mudéjar y en general por aquellos estilos diferentes del Renacimiento, así como las monografías de edificios importantes que realizaron como trabajos de investigación son, entre otras, muestras elocuentes de esta orientación pedagógica. Pero no solamente les interesaban los edificios del pasado. También, y encabezados por el propio director Elías Rogent, realizaban diversas excursiones para visitar edificios contemporáneos que ellos consideraban de interés, como por ejemplo algunos de los construidos por Rafael Guastavino Morena (1842-1908). De una primera fase de la Escuela muy conectada con el lenguaje de la arquitectura seca y elemental de los Maestros de Obra, en la que templos, panteones o monumentos conmemorativos son los objetos de los ejercicios que deben realizar los alumnos, se pasa paulatinamente a proyectos más coherentes y cercanos a la realidad de una nueva ciudad que demanda la definición formal de sus equipamientos públicos. Así bibliotecas, mercados, estaciones de ferrocarril, puentes, centros administrativos, de enseñanza u hospitales pasan a ser los temas de estos proyectos orientados por los profesores de la Escuela, que están fuertemente vinculados al crecimiento de una gran ciudad como Barcelona. Durante aquellos años se cursaban en la Escuela las siguientes asignaturas: Ingreso - Dibujo lineal con la extensión necesaria para dibujar y lavar un trazo arquitectónico. - Cálculo diferencial e integral Curso Preparatorio - Sombras, perspectiva y egnómicas. - Copia del ornato y fragmentos arquitectónicos de yeso. - Copia y formación de conjuntos de edificios y monumentos de todas las épocas y estilos. Curso Primero - Estereotomía de la piedra, la madera y el hiero; la egnómica, la perspectiva y las sombras. - Resistencia de Materiales. - Conocimiento de Materiales. - Historia de la Arquitectura. - Dibujo de Conjuntos. Curso Segundo - Aplicación de los materiales a la construcción y a la decoración civil e hidráulica. - Teoría del arte arquitectónico. - Hidráulica y sus aplicaciones. - Primer Curso de proyectos. Tercer Curso

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- Máquinas y Motores más empleados en la construcción. - Tecnología. - Segundo Curso de Proyectos. - Estudio de los edificios desde el punto de vista de su fin social Cuarto Curso - Arquitectura Legal. - Topografía. - Tercer Curso de Proyectos. - Aplicación de las ciencias físico-naturales a la Arquitectura - Modelado Beltrí recibió, junto con otros muchos arquitectos de la época que después engrosaron las filas del modernismo, una formación ecléctica en la que como ya hemos comentado se concedía gran importancia, junto a la técnica, a la preparación artística. Ignoramos los edificios que visitó en las excursiones que se realizaron durante esos años, pero probablemente se incluiría alguno de tipo mudéjar que impactaría fuertemente en el futuro arquitecto. Probablemente este estilo arquitectónico había despertado previamente su atención en su Tortosa natal, donde existían diferentes salones decorados en este estilo. Interés que se habría acrecentado en la Escuela al ojear las páginas de los libros de Owen Jones “Grammar of ornament”, “Designs for mosaics and tesselated pavements” y “Plans, elevations, sections and details of the Alhambra”, o las de los libros que había escrito el restaurador de la Alhambra, Rafael Contreras. Con el tiempo Beltrí sería un maestro en este estilo de decoraciones. Buen alumno 35 , destacó en las asignaturas de “Dibujo de Conjuntos”, “Hidráulica”, “Primer curso de Proyectos”, “Aplicación de las ciencias físico-naturales a la Arquitectura” y “Modelado”. Parece que las únicas asignaturas que se le “atragantaron” fueron las de “Detalles arquitectónicos”, “Historia de la Arquitectura” y muy especialmente la de “Calculo diferencial e integral”, que no aprobó hasta el curso 84-85, a pesar de ser una asignatura de primer curso. Contrariamente a lo que sucede con otros arquitectos de su tiempo, no se conservan en los fondos de la Escuela ninguno de los múltiples dibujos y trabajos que ejecutó a lo largo de la carrera. Finalizó la carrera, al parecer sin llegar a realizar el ejercicio de reválida, el 23 de diciembre de 1886 36 , obteniendo el título con fecha de 28 de enero de 1887, siendo todavía director de la Escuela Rogent y secretario Font. Por tanto formó parte de la 11ª promoción de esta Escuela junto con los arquitectos: Antonio Costa Guardiola, Enrique Fatjó y Torras (1862-1908), Pedro García Faria (1858-1927), Ignacio Romanañá Sauri, Francisco de Paula del Villar y Carmona (1860-1926) y el ya mencionado, Buenaventura Bassegoda y Amigó 37 .

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De hecho sólo tardó seis años en terminar sus estudios (a curso por año). Sirva como ejemplo que el propio Gaudí había tardado diez años, cosa que se consideraba por entonces como algo habitual. 36 Este hecho también quedó reflejado en la prensa local (“El Semanario de Tortosa” nº 264 de 1 de enero de 1887. Pag. 353) 37 No incluimos en esta relación a Miguel Garriga Palau, que también aparece en la relación de titulados pertenecientes a la 14ª promoción de 1889. Esta fecha nos parece más lógica, pues según Antonio Pérez y Jesús Martínez en su libro “El Modernismo en la ciudad de Teruel” dicho arquitecto nació en 1868. Si fuera cierto que perteneció a la 11ª promoción habría finalizado la carrera con 18 años, lo que parece improbable. Este infortunado arquitecto falleció en Teruel a la edad de 26 años.

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Esa década de los 80 fue un período de transición en el que surgieron los primeros brotes modernistas, tanto en Barcelona como en Madrid, en especial entre los cultivadores de la arquitectura neomudéjar en ladrillo. Durante esos años Gaudí, que había terminado sus estudios de arquitecto en 1878, construía la “Casa Vicens” (18831885), los “Pabellones y la cerca de la finca Güell” (1884-1887), el “Palacio Güell” (1885-1889) y comenzaba a trabajar en la “Sagrada Familia” (1883); Vilaseca levantaba la “Fábrica de Industria de Arte F. Vidal” (1884) y la “Casa de Bruno Quadros” (1885); Domenech i Montaner la “Editorial Montaner y Simón” (1880) y el “Ateneo Catalanísta” (1885-1887); Domenech Estapá (1858-1908) la “Academia de Ciencias y Arte” (1883); Font y Rogent reconstruían la Catedral de Tarragona (1884), y todos ellos se preparaban para la inminente Exposición Universal que iba a celebrase en Barcelona. El alcalde Rius y Taulet (1833-1890) había encargado la dirección general de las obras de dicha Exposición a Rogent, que tuvo la feliz idea de subdividir el trabajo repartiendo todos los proyectos entre profesores de la Escuela y arquitectos premiados en concursos públicos de la ciudad. A Font le correspondió el “Palacio de las Bellas Artes”, en el que se albergaría todo lo relacionado con las mismas. 1886 fue un año de gran actividad en el estudio de este arquitecto. Por un lado estaba preparando el mencionado proyecto para la Exposición Universal, a la vez que trabajaba en la redacción de la memoria para la finalización de la fachada principal de la Catedral de Barcelona, de cuyas obras fue colocada la primera piedra 10 de abril de 1887. Para este último trabajo Font incluso llegó a montar una oficina técnica específica, en la que se trabajó de forma muy intensa durante años. Seguramente Víctor, que había alcanzado la categoría de delineante jefe, participó activamente en la delineación de los planos y en la preparación de estos trabajos La influencia que Font tuvo en la posterior obra de Beltrí parece que fue importante en su primera etapa de Tortosa. La experiencia que pudiera haber adquirido en arquitectura religiosa, podría haberle facilitado el encargo de obras tan importantes como la restauración de la Catedral de Santa María la Vieja de Cartagena. No en vano este arquitecto era uno de los mayores especialistas del momento en este tema, pues trabajó en la restauración de las catedrales de Barcelona, Girona y Tarragona, en la “Basílica del Pilar” en Zaragoza, en conventos y en otras muchas construcciones religiosas. Aunque se sabe por testimonios de la familia que Víctor trabajó en su juventud con Gaudí, no está claro como se produjo dicho encuentro, ni en que consistió su colaboración. Sabemos que en 1883 su compañero de grupo Antonio Riba y García trabajó en la Casa Vicens, realizando una serie de esculturas. Bien pudo ser este el momento, pues la maestría que posteriormente manifestó Beltrí en los diseños de tipo oriental pudo haberla aprendido del propio Gaudí, que durante esos años realizaba obras en, él por entonces popular, estilo neomudéjar. En la Escuela Beltrí conoció al que con el tiempo sería el mayor colaborador y discípulo de Gaudí (considerado su “brazo derecho”): Francisco Berenguer y Mestres. Este, que no llegó a terminar la carrera entre otros motivos por su temprana boda, era algo más joven que él y, al igual que Gaudí, era también tarraconense. También este último hecho pudo servirle a Beltrí para ponerse en contacto con el maestro, pues es bien conocida la predilección que este tenía por la gente de su tierra. De hecho la mayoría de sus colaboradores, e incluso sus clientes y mecenas, habían nacido en la provincia de

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Tarragona: Berenguer en Reus, Jujol (1879-1949) en Tarragona, Rubio (1871-1952) en Reus, Antonio Riba en Tortosa, Eusebio Güell en Torredembarra o Salvador Pagés en Reus. Como cita Gijs van Hensbergen en su libro sobre Gaudí, recogiendo las palabras de Menédez Pidal: “Él haber nacido en la misma provincia crea entre españoles un compañerismo y una obligación de ayuda a todo trance tanto o más que entre parientes, haciéndose cerradamente exclusivista”. En cualquier caso, parece seguro que Víctor fue uno de los jóvenes tarraconenses que por aquellos años frecuentaron su estudio. Durante la carrera conoce, por medio de sus compañeros de clase que eran por regla general jóvenes adinerados de elevada posición social, a Teresa Villaseca Zanetti (18641937). Era una bella joven perteneciente a la alta burguesía de la ciudad, que vivía en el barrio de El Ensanche. Su padre Guillermo Villaseca Aguado (1825?-1875), natural de Zaragoza, había sido un Ingeniero de Caminos de gran prestigio y posición que había fallecido cuando ella sólo tenía diez años. Su madre Balbina Zanetti Hijazo (1834?-¿) no vio con agrado la relación de su hija con Víctor, ya que éste provenía de una familia de artesanos que, para colmo, tenía que trabajar para poder costearse los estudios. Además la profesión de arquitecto en aquella época no estaba bien remunerada, y no tenía el prestigio que tiene ahora. Pero la tenacidad del futuro arquitecto, rasgo característico de su forma de ser que mostró a lo largo de toda su vida, le llevó a enfrentarse no sólo a la familia de su novia, sino también al rígido ambiente de la burguesía barcelonesa de la época, continuando su relación con Teresa pese a la oposición familiar. Una vez terminados sus estudios deja el estudio de Font. El propio Berenguer le sustituyó como delineante a media jornada, simultaneando durante algún tiempo este trabajo con el que realizaba en el de Gaudí 38 . Es posible que el mismo Víctor interviniera ante Font para su contratación. En diciembre de 1886, se traslada a Tortosa instalándose en la casa de sus padres situada en el 2º piso del nº 13 de la calle de la Rosa.

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Tesis doctoral sobre F. Berenguer existente en la Cátedra Gaudí de Barcelona.

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Capítulo 4.- Los primeros años de profesión: Tortosa 1887 – 1890 A pesar de las diferentes guerras y los desastres naturales que padeció la ciudad, a principios del siglo XIX la población había experimentado un significativo aumento demográfico. Como en tantas ciudades se empezó a estudiar la posibilidad de ensancharla haciéndola salir del recinto amurallado. Ya en 1855 el Ministerio de la Guerra había aprobado el ensanche de la ciudad siempre que no afectara a las zonas de castillos o fortines. En 1878 se demolieron las murallas de Remolinos. A partir de ese momento la ciudad creció a lo largo de los bordes del río. En 1886 el arquitecto Sebastián Cabot presentó un proyecto para ampliar los barrios de Remolinos y del Temple, proponiendo un modelo de estructura reticular en la que amplias calles se disponen ortogonalmente, tal como Ildefonso Cerdá (1815-1876) había propuesto para Barcelona. Cuando Beltrí llega a Tortosa la ciudad estaba expandiéndose no sólo por estos Ensanches, sino también por el Rastro y, al otro lado del río, por el Puente. Así mismo se encontraban en pleno crecimiento los Arrabales de Bitem, Capuchinos, la Cruz, la Leche, Jesús y San Vicente. Por entonces estaba vacante la plaza de arquitecto municipal que venía siendo ocupada por el maestro de obras José María Vaquer. El joven arquitecto (sólo tiene 24 años) solicita la plaza que se le concede de forma interina y con el sueldo del presupuesto, en el pleno del Ayuntamiento del día 16 de marzo de 1887. También se nombra a Vaquer como su auxiliar. 39 Ante la posibilidad de que fuera aceptada su solicitud, Víctor había acelerado la presentación al Ayuntamiento, para su aprobación, de varios proyectos de tipo particular: tres el día 7 y dos el día 15. Una vez nombrado, y antes de tomar posesión de su plaza, presentó otros cuatro entre los días 21 y 22. Eran trabajos importantes: siete edificios, un almacén y un aparcadero para los coches del tranvía de Roquetas y Jesús 40 . El mes de marzo de 1887 no lo olvidaría fácilmente el joven Víctor. El mismo día 22 fallecía su madre, tras una larga y penosa enfermedad 41 . Al día siguiente tomaba posesión de su nuevo cargo 42 . Apenas un año después, concretamente el 29 de julio de 1888 fallece su hermano José María de una “hemotisis”. Ese año se inaugura la célebre Exposición Universal de Barcelona, siendo la mayoría de edificios levantados una fusión de eclecticismo e incipiente modernismo. Aunque para esa fecha, el arquitecto estaba establecido en Tortosa, con toda seguridad debió de visitarla. Sin lugar a dudas estuvo influenciado de forma decisiva por todo el movimiento que se estaba produciendo durante aquellos días en Cataluña.

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AHC Actas Municipales 1887 Pág. 19. Puede observarse en una gran fotografía que existe en el Arxiu Històric Comarcal de Tortosa y que decora una de sus paredes. 41 Carcinoma rectal. Acta de defunción y “El Semanario de Tortosa” de 27 de marzo de 1887. Pág. 31. 42 Curriculum vitae incluido en el expediente de V. Beltrí existente en el Archivo Municipal de Gandía (Valencia). 40

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En la Exposición había varios edificios singulares. Uno de ellos fue el “Castell dels Tres Dragons” (1887-1888), construido por Domenech y Montaner en colaboración con su discípulo Antonio Gallisá, como café-restaurante, que a la finalización de ésta albergó, gracias al impulso del propio autor del edificio, un taller que reunía a escultores, arquitectos y artesanos varios: forjadores, vidrieros, ceramistas... que trabajaban de forma conjunta, y que contribuyó de manera decisiva a la expansión de la arquitectura de estilo modernista. Beltrí pondría en práctica esta teoría en su época de mayor esplendor en Cartagena, integrando la arquitectura con el resto de las artes, hasta conseguir conjuntos de una indiscutible belleza plástica. En la época en que trabajó el arquitecto no estaba muy claro si los arquitectos municipales podían o no compaginar su trabajo oficial con el ejercicio libre de la profesión. Algo que hoy nos parece evidente, sufrió numerosos cambios de opinión a lo largo de décadas. Según la ciudad o el equipo de gobierno, unas veces estaba permitido y otras no. En cualquier caso era muy frecuente que ante la escasez que había de titulados (concretamente en aquella época sólo había dos arquitectos en Tortosa: Joan Abril y el propio Beltrí), esta actividad estuviera de alguna forma consentida, aún en el caso de no estar autorizada oficialmente. Por tanto era frecuente que un arquitecto amigo foráneo, firmara los proyectos privados del que estuviera ejerciendo como arquitecto municipal. Es casi seguro que esto también ocurrió en el caso de Beltrí. De hecho durante el periodo en que trabajó en el Ayuntamiento se presentaron a este, para su estudio y aprobación, 233 proyectos. De ellos 63 estaban firmados por su maestro Augusto Font, que por entonces vivía en Barcelona. El primero está fechado el 10 de abril de 1887 (como ya hemos comentado Víctor tomó posesión el día 23 de marzo) y el último el día 13 de julio de 1890 (el arquitecto presentó la dimisión de su cargo el día 14 de ese mismo mes). Ni antes, ni después Font presentó ningún otro proyecto en Tortosa. Además en muchos casos se trataba de proyectos menores tales como: sustituir una ventana baja por una puerta, cercar un solar o abrir una puerta, que difícilmente hubieran movilizado desde Barcelona hasta esta ciudad a un arquitecto tan importante. Pero además hemos encontrado una prueba que demuestra que al menos en uno de los edificios más importantes que se construyeron por esa época en Tortosa, y que durante más de un siglo se le atribuyó a Font (incluso así figura en los libros), intervino Víctor Beltrí. Se trata de la “Casa Nicolau”. El 30 de septiembre de 1888 D. Cristóbal Nicolau Duart presentaba un proyecto 43 firmado por Augusto Font, que había sido el ganador del concurso abierto entre los propietarios de la ciudad, para edificar los solares 64, 65, 71, 73, 75 y 81 de El Ensanche del Temple, entre las calles Campomanes (hoy República Argentina), Berenguer IV y Temple (actualmente Avda. de la Generalitat). Dicho edificio estaba destinado inicialmente para ser la sede de la Audiencia de lo Criminal y Juzgado de Primera Instancia y Juzgado Municipal, que se instalaron en el piso primero. Existe en el Archivo Municipal de Gandía, acompañando al expediente de Víctor Beltrí, un escrito del propio Nicolau fechado en Tortosa el 16 de febrero de 1890, en el cual afirma textualmente: “..que el estudio del proyecto de dicho edificio ... fue ejecutado

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AHC Caja 972, nº 83/1888

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por Víctor Beltrí y Roqueta Arquitecto estando también a su cargo la dirección de las obras..”. El imponente edificio ocupaba una manzana entera y se convirtió en uno de los más importantes de la nueva ciudad. Además de la actividad para la que fue diseñado, también tuvo con los años otros múltiples usos tales como: Club de Caballeros, Hotel París u Oficina de Telégrafos. Fue destruido en la Guerra Civil, durante la Batalla del Ebro. Es muy posible que también interviniera en la reforma que realizó en septiembre de 1889 Dª Carmen Nougués, Condesa Viuda de Torre Español, en su palacete situado en la esquina que forma la calle Garidells con la Plaza de Santa Ana, junto a la Catedral (actualmente Palacio Montagut). Según el proyecto 44 la obra consistió en “Señalar rasante y elevar un piso”. Aunque estaba firmado también por Font, en las torres gemelas cubiertas de tejas vidriadas azules y verdes que servían como palomar, así como en la escalera interior, se adivina la mano de Beltrí. De hecho la estatua firmada por Pedro Mir que hay en el arranque de la escalera, representando a Diana cazadora con un farol redondo en la mano, es muy parecida a las que unos años más tarde instaló el arquitecto en las escaleras del Casino de Cartagena. Actualmente este edificio es propiedad de la Comunidad de Regantes del Canal de la Margen Izquierda del Ebro. Como arquitecto municipal Beltrí realizó numerosos trabajos desde el mismo momento de su incorporación. Su ímpetu juvenil (25 años recién cumplidos) y su afán por ayudar a la modernización de la ciudad le empujaban a presentar múltiples proyectos, muchas veces muy por encima de lo que el propio Ayuntamiento se podía permitir. En una de las Actas Municipales de 1887 se hacía constar que "Si se tiene en cuenta la imposibilidad en que se encuentra el Ayuntamiento para practicar ciertas obras que redunden a embellecer y mejorar notablemente el aspecto general de la población por la penuria que sufre el erario municipal, no hay necesidad de formular proyectos ni hacer grandes trabajos de bufetes puesto que la misión del Arquitecto está reducida a inspecciones y vigilar las obras que los particulares hayan de practicar y denunciar las que se realicen sin el competente permiso del Ayuntamiento, así como los edificios que considere amenazan inminente riesgo para que pueda acordarse su derribo". Este estado de penuria se fue agravando con el paso del tiempo. Así en las Actas de abril de 1889 se hacía constar el “..precario estado de las arcas municipales..” y en el mes de septiembre de ese año se mencionaba expresamente “..el estado angustioso en que se encuentra el erario municipal..”. 45 . Todo ello no facilitaba la labor del joven Beltrí. No obstante se realizaron en la ciudad ciertos trabajos de relevancia proyectados y dirigidos por el arquitecto: alcantarillado del Ensanche del Rastro y de la calle Ancha (actual c/ Gil de Federich), incluyendo el trazado de un plano de la ciudad para poder proceder a dichas obras; trazado y ordenación de las calles de la Unión (actual c/ Teodor González Cabanes), Cambios (actual c/ dels Canvis), Constitución, de la Sangre (actual c/ de la Sang), San Blas (actual c/ Sant Blai), calles O (actual Rambla Felip Pedrell) y Mayor del Ensanche de Remolinos y Plaza de Tetuán (actual Plaza de Mossén Sol, también conocida popularmente como del Rastre); construcción de aceras para la Plaza Nueva (actual c/ Bisbe Aznar Pueyo) y la calle Cambios ; remodelación del Hospital 44 45

AHC AF nº15/1889 AHC Actas Municipales 1887 Pág. 123; 1889 Pág. 120-b y 207-b.

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Civil; mejoras en el Parque de Bomberos, Parque Municipal, Cárcel y Cementerio; fielato de consumos en el puente de “Cuatro Caminos”; construcción de un puente en el Portalet y otro en el barranco de Remolinos; desviación del barranco de Remolinos; construcción de una carretera desde la calle Berenguer IV a la ermita de Nª Sª del Temple; deslinde de los límites de los municipios de Roquetas y Tortosa; instalación de escalas Ebrométricas en Mequinenza, Mora de Ebro y Tortosa... 46 . En marzo de 1889 la Sociedad de Electricidad de Barcelona le encargó un estudio para la instalación del teléfono en la ciudad, así como que realizara las gestiones pertinentes para reunir un número suficiente de abonados 47 . Pero el principal trabajo que va a realizar Víctor Beltrí durante su etapa como arquitecto municipal en esta ciudad va a ser la ordenación de los Ensanches, que se concreta en su proyecto de 1890 48 , aunque en 1887 ya había realizado la ordenación del Ensanche del Puente y del Arrabal de Jesús 49 . Este proyecto quedó plasmado en el “Plano Industrial y Comercial de Tortosa. Reformado y adicionado por el arquitecto D. Víctor Beltri y Roqueta” que imprimió ese mismo año Calvet y Compañía, a una escala aproximada de 1: 2.500, y que se encuentra localizado en el Archivo del Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña. En él se pueden observar, bien en fase inicial de construcción o simplemente proyectados, los Ensanches de Remolinos, del Temple y de Ferrerías, que se formaría al unir los Arrabales de la Cruz y San Vicente, así como la “casa Nicolau” (señalada como “Audiencia-Juzgados”) y el trazado del futuro puente del Estado. La Jefatura de Obras Públicas había notificado su emplazamiento con fecha 7 de marzo de 1888, frente a la iglesia de Roser, que posteriormente sería derruida y sustituida en el margen derecho. Su construcción se inició en 1894 en sustitución del puente de barcas incendiado el 4 de julio de 1892 50 . El desarrollo de este proyecto sería realizado posteriormente entre 1900 y 1924, por Joan Abril i Guanyavents (1852-1939) arquitecto autor de algunos de los edificios modernistas levantados posteriormente en la ciudad. Una gran parte de lo construido en los Ensanches fue destruido en la Guerra Civil. No obstante el hecho que durante esos años generó mayor polémica en la ciudad fue el Mercado de Abastos. Promovido por el Banco de Tortosa había empezado a construirse, al parecer, según proyecto del propio Joan Abril 51 . En plena construcción el edificio se había derrumbado por lo que el citado Banco había tenido que recurrir al ingeniero y profesor de la Escuela de Arquitectura Juan Torras Guardiola para que volviera a levantarlo. En mayo de 1887 dicho Banco intenta que el Ayuntamiento lo recepcione provisionalmente, a lo que este se niega, acordando encargar a su arquitecto municipal 46

AHC Actas Municipales 1887 Págs. 51, 51-b, 63-b, 100-b, 129, 160-b, 162-b y 167-b; 1888 Págs. 11-b, 20-b, 26, 28, 68, 83, 92-b y 121; 1888 Págs. 118, 120-b, 133-b, 134-b, 159, 166, 218-b y 277-b y 1890 Pág. 41. 47 “El Correo de Tortosa” de 29 de marzo de 1889. Crónica General. 48 M.A. Baila “La ciutat de Tortosa. Evolució de l’espai urbà”. 1999. 49 AHC Actas Municipales 1887 Pág. 162-b; 1888 Pág. 2-b, 3, 3-b y 4 50 Comunicación personal de Carles Llupià Morales. 51 Aunque a Abril le requirió el Ayuntamiento varias veces que entregara el proyecto original, al parecer nunca llegó a hacerlo.

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(Beltrí) "el estudio de las mejoras que en él pudieran introducirse, aprobándose las modificaciones propuestas después de haber sido aceptadas por el concesionario". 52 Tras múltiples polémicas decide proceder a la recepción de la obra siempre que el arquitecto municipal certifique "la solidez y seguridad del Mercado de Abastos", cosa que éste hace de forma concluyente en el mes de agosto 53 . Como consecuencia se aprueba su recepción, decisión que es revocada posteriormente dadas las grandes diferencias existentes entre el proyecto original y la obra definitiva, que suponen un gasto muy superior a lo presupuestado. Finalmente, en agosto de 1888 se recepciona de forma provisional, y tras los trabajos de medición, valoración y liquidación realizados por el arquitecto en el mes de noviembre, ésta se eleva a definitiva en febrero de 1889 54 . De forma inmediata, en marzo de 1889 se encarga al arquitecto municipal a que proceda a efectuar obras de reparación y conservación. Aunque es difícil demostrar 55 la intervención del recién titulado Beltrí en esta obra, dada la sorprendente similitud existente entre dicho Mercado y el Matadero que unos años más tarde proyectaría en Gandía o el Mercado de La Unión, parece indiscutible adivinar su mano, al menos en el diseño de la fachada 56 . Dichos trabajos pudo realizarlos antes de ser nombrado arquitecto municipal, o como consecuencia de las modificaciones que se hubieran realizado en 1887 o de las reparaciones de 1889, anteriormente mencionadas. En el aspecto laboral su relación con su ayudante Vaquer fue difícil desde un principio, tal como queda reflejado en la Actas Municipales donde se hace constancia del "marcado antagonismo entre el delineante y el arquitecto". Finalmente fue despedido como consecuencia de sus ausencias reiteradas, sin que fuera sustituido por los motivos anteriormente citados "de manera que no tiene razón de ser haya en dicha oficina un Auxiliar y un Delineante". Al año de ser nombrado Beltrí solicita "que se le confiera en propiedad el cargo así como un sueldo de 3.000 pesetas anuales" 57 , lo que no sabemos si le fue concedido. En 1889, contando ya con un empleo que parecía estable y una seguridad económica, Víctor y Teresa deciden casarse, contrayendo matrimonio el día 8 de junio en la parroquia de la Concepción de Barcelona 58 . El 20 de mayo de 1890 nace su primera hija Carmen. Apenas un mes mas tarde, concretamente el 11 de junio, su hermano Julián canta su primera misa en la Iglesia de los Dolores, siendo sus padrinos Víctor y Teresa. Con posterioridad Julián fue destinado como coadjutor al pueblo de Bot 59 . 52

Correo de Tortosa de 1 de junio de 1887. AHC Actas Municipales 1887 Pág. 111-b 54 AHC Actas Municipales 1888 y 1889 55 El proyecto original está extraviado y en las colecciones de periódicos locales faltan la mayoría de los números de esas fechas. 56 Ver fotografías comparativas. 57 AHC Actas Municipales 1887 Págs. 86-b y 123; 1888 Págs. 56 bis 58 Expediente de matrimonio canónigo. 59 “El Semanario de Tortosa” de 15 de junio de 1890. Pag. 191. 53

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Los años durante los cuales Beltrí ejerció como arquitecto municipal fueron muy turbulentos desde el punto de vista político. Cánovas y Sagasta se alternaban sin solución de continuidad al frente del Gobierno de España, arrastrando en sus caídas a cargos políticos locales que, a su vez, arrastraban con ellos a todos sus equipos. El arquitecto fue una de las víctimas de estas turbulencias políticas. Así a mediados de 1890, y como consecuencia de la llamada “crisis de la corazonada”, cae el gobierno liberal de Sagasta al que sustituye, como siempre, el conservador Cánovas. El 14 de julio de ese año dimite todo el consistorio municipal encabezado por el alcalde D. Enrique Tremoleda, al que sustituye D. Julio González Caba. El nuevo equipo de Gobierno remodela completamente el Ayuntamiento tomando, entre otras, la decisión de cesar a numerosos funcionarios municipales 60 así como suprimir la plaza de arquitecto municipal porque “No hay fondos” 61 De esta forma el arquitecto se vio obligado a su vez a presentar la dimisión, que le fue aceptada el día 23 de julio 62 . Apenas cinco meses más tarde, y ante las numerosas quejas recibidas por parte de los vecinos, el Gobernador Civil se vió obligado a enviar a la ciudad a un delegado del Gobierno que procedió a relevar de sus cargos a todos los concejales y al propio alcalde 63 . En septiembre de 1890 se traslada a vivir al piso principal del propio Edificio de la Audiencia y Juzgados. Allí mismo abre un despacho desde donde ejerce como arquitecto, trabajo que alterna con el de agrimensor 64 . De esta época destaca el trabajo realizado por encargo de la administración del Banco de Tortosa, consistente en un proyecto de construcciones de tipo económico destinadas a obreros. Víctor era joven (28 años), estaba recién casado y acababa de nacer su hija. Estaba deseoso de ejercer su profesión. El ambiente de la ciudad no era el más propicio para el desarrollo de sus inquietudes artísticas, tal vez demasiado avanzadas para la época. Por ello toma la decisión de abandonar Tortosa. La citada revista “La Zuda” decía textualmente en el artículo antes citado:“.. pero falto de ambiente para desarrollar sus iniciativas marchó a Cartagena (sic)”. El 3 de octubre solicita la plaza de arquitecto municipal de la ciudad valenciana de Gandía que en aquella época ya era un importante centro económico, cuya vacante había sido publicada pocas fechas antes. El día 20 de ese mismo mes es nombrado para el cargo, con un sueldo anual de dos mil quinientas pesetas 65 . Beltrí abandona su tierra natal y se traslada inmediatamente con su familia a ésta ciudad.

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Fueron cesados: el Visitador de Consumo, el Fiel del Matadero, el Director del Hospital, el Interventor del Mercado, el Médico Higienista, el Adiministrador de Consumo y el Depositario. El Arquitecto municipal presentó la dimisión. AHC Actas Municipales 20 de julio de 1890. 61 “El Orden” de 9 de noviembre de 1890. 62 “El Semanario de Tortosa” nº 29 de 20 de julio de 1890. Pág. 229 y expediente de V. Beltrí existente en al Archivo Municipal de Gandía. 63 AHC Actas Municipales de 13 de diciembre de 1890. 64 “El Semanario de Tortosa” nº 36 de 7 de septiembre de 1890. Pág. 280 y “El Orden” de 14 de septiembre 1890. 65 Expediente de V. Beltrí. Archivo Municipal de Gandía (Valencia).

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Capítulo 5.- Los años de Gandía: 1890 –1893 Por aquellos años Gandía estaba en pleno crecimiento. El ferrocarril estaba próximo a llegar y se pensaba en el futuro Ensanche de El Grao. A pesar de ello la ciudad estaba falta de algunas infraestructuras básicas. Al llegar, Víctor, Teresa y la pequeña Carmen se instalan en el número 2 de la calle de Alfaro 66 , muy cerca de la futura estación de ferrocarril, tal vez para facilitar tanto sus desplazamientos como los de sus familiares de Tortosa y Barcelona. Pronto el Ayuntamiento le encarga una serie de trabajos importantes tales como el diseño del proyecto del Ensanche del Grao 67 , una iglesia para el mismo barrio (que no llega a construirse) 68 y unos puestos laterales para el futuro Mercado Municipal 69 . En 1892 le encargan que haga el proyecto completo para la finalización del Mercado. Este trabajo, que se conserva integro en el Archivo Municipal, es magnífico, muy en la línea del mercado que luego se construiría en La Unión. Sus cálculos tuvieron que suponer un gran esfuerzo para el arquitecto pues al ser la plaza irregular, todos los pilares eran distintos al tener que soportar cargas diferentes. Aunque el Ayuntamiento aprobó el proyecto presentado, acuerda posponer su construcción. La decisión municipal debió de suponer una gran decepción para el arquitecto. En marzo de ese año un tal Francisco Soler solicita que el Consistorio le ceda unos terrenos para la construcción de una plaza de toros de madera, a lo que el Ayuntamiento accede ya que “resulta como único sitio a propósito el cuadro de la parte Sur del Mercado al por mayor de esta ciudad con la unión al mismo de una hanegada y cuarenta y una brazas de terrenos colindante de los señores Vallier según proyecto del Arquitecto Municipal Víctor Beltrí, por todo lo cual propone que el Ayuntamiento acuerde ceder sin remuneración alguno a D. Francisco Soler Oliver el terreno indicado para que sobre él construya la plaza de toros de madera” 70 . Esto significaba la imposibilidad de construir el Mercado tal como estaba diseñado. El enfado del arquitecto debió de ser considerable. Entonces Víctor piensa en abandonar su oficio solicitando ocupar una de las vacantes de la cátedra de modelado y vaciado en las Escuelas de Arte y Oficios de Alcoy, Almería, Béjar, Gijón, Logroño, Santiago de Compostela o Vilanueva i la Geltrú 71 . Al arquitecto no parecía, por lo visto, importarle el punto geográfico. Lo que él quería era marcharse de la ciudad. Al ministerio correspondiente presentó Beltrí su programa de modelado y vaciado, en el que queda plasmado su idealismo y la importancia de la práctica decorativa en el campo de la arquitectura. Al parecer no obtuvo la plaza, o la rechazó ante el nuevo encargo que le hizo el consistorio: el Matadero Municipal 72 .

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Padrón Municipal de 1891, Pag. 161. Aunque no hemos encontrado el proyecto original, existe una referencia a él y a su autoría, escrita de puño y letra del propio Beltrí, en un proyecto de casa para D. Manuel Quiles existente en el citado Archivo. 68 AHCG Plano CE-219. La Iglesia actual del Grao se levantó en los años 50. 69 AHCG B, 1779/28. 70 AHCG Actas Municipales de 16 de marzo de 1892. 71 F. J. Pérez Rojas “Cartagena 1874-1936. Transformación urbana y arquitectura” Pag.416. Murcia, 1986. 72 AHCG B, 1780/8-1. 67

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Beltrí trabaja duramente en este proyecto realizando un excelente trabajo (tal vez contiene los mejores planos que se conservan del arquitecto), pero de nuevo se pospone su construcción. También se le encarga un nuevo proyecto para un edificio que agrupe unas Escuelas públicas y las oficinas de Correos y Telégrafos, que de nuevo es aprobado pero no construido. Años más tarde el arquitecto municipal D. Juan Manuel Cortina lo rescata y sin apenas tocarlo, salvo en su intento de reducir el presupuesto, lo presenta al Ayuntamiento que, aunque otra vez aprueba, tampoco llega nunca a construirlo 73 . Meses después en el pleno del Ayuntamiento de marzo de 1893, se presenta el siguiente decálogo de “..acciones inmediatas que deben ejecutarse de forma inmediata en una ciudad de la importancia de Gandía: 1) Dotación de aguas potables 2) Construcción de un nuevo cementerio 3) Matadero público 4) Lavadero público 5) Construcción de un edificio para correos y escuela pública 6) Expropiaciones para aperturas y ensanches de calles y plazas 7) Paseos públicos 8) Construcción de un gran mercado central 9) Alcantarillado de la población 10) Otros proyectos que puedan surgir” Y como colofón le encargan un nuevo proyecto para colocar unas cubiertas de tela al mercado. Esto ya es demasiado para Beltrí. En el siguiente pleno se da lectura a la carta enviada por el Arquitecto Municipal (no se dice nada sobre su contenido) y el 31 de marzo se nombra como sustituto provisional al maestro de obras D. José Bru Izquierdo. El arquitecto ha tomado la decisión definitiva de abandonar la ciudad. A partir de ese momento comienza a aceptar cualquiera de los encargos particulares que se le ofrecen, ante la dura perspectiva de los próximos meses en los que no va a trabajar. Entre las obras privadas que realiza durante estos años hay que reseñar un par de casas, cuatro reformas y una captación de aguas. Parece que el motivo por el que no llegaron a construirse prácticamente ninguno de los proyectos que realizó para el Ayuntamiento fue el que eran muy caros y demasiado avanzados para los regidores de la villa 74 . Como dice Jesús Alonso, responsable del Arxiu de Gandía, “era un hombre que se adelantó cincuenta años a su tiempo”. De su paso por esta ciudad hemos de resaltar, además de su actividad constructiva, la labor pedagógica y social, ya que allí fundó las clases gratuitas de dibujo para obreros75 . Beltrí concede a la actividad artística un papel regeneracionista y básico en la formación de las capas populares, con lo cual aboga por la recuperación y revitalización de la artesanía. El ambiente artesanal en el que se desarrolló su primera infancia en el taller de su padre, le llevó a darse cuenta de que el arte de la edificación no nacía de los grandes conceptos teóricos que había aprendido en la Escuela de Arquitectura, sino que 73

AHCG Caja 1780/2 A. Vázquez “Miscelania: Josep Camarena. Capítulo: Los Arquitectos” Pag. 176. Gandía, 1997. 75 F. J. Pérez Rojas “Cartagena 1874-1936. Transformación urbana y arquitectura” Pag.416. Murcia, 1986. 74

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eran los tallistas, escultores, ebanistas, forjadores y otros artesanos los que elevaban a la arquitectura a la categoría de arte; eran pues, las capas populares las que merecían la mayor formación y atención. El 5 de julio de 1893 presenta la dimisión “por motivos de salud” después de haber abandonado la ciudad unos días antes, dimisión que le es aceptada el día 11 de ese mismo mes 76 . En el certificado que se le expide se hace constar textualmente: “.. que vino desempeñando sin interrupción alguna, con aplauso del vecindario en general, ..... debiendo hacer constar los infrainscritos, que este Muy ilustre Ayuntamiento estimó en mucho los buenos servicios y vastos conocimientos del Señor Beltrí del que aun se conserva grata memoria en esta Ciudad no sólo por los trabajos técnicos que dejara sino también por su laboriosidad y rectitud, aparte de que en el orden privado su conducta fue intachable bajo todos los conceptos..”.

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Expediente de V. Beltrí en el Arxiu Historic de la Ciutat de Gandía.

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Capítulo 6.- La etapa de Murcia: 1893 – 1895 Aunque según la mayoría de los investigadores se instala directamente en Cartagena, en realidad pasó primero por la ciudad de Murcia, tras ganar una plaza como “Arquitecto Inspector técnico de la Hacienda de la provincia de Murcia, con categoría de Oficial de 3ª Clase” 77 . De hecho firmó desde esta ciudad la carta en la que presentaba su dimisión del citado puesto de Arquitecto Municipal de Gandía. Al poco de llegar, concretamente el 21 de agosto de ese mismo año, es nombrado Arquitecto de 1ª Clase en comisión. Tenemos constancia de su trabajo en las Actas Capitulares del Ayuntamiento de Murcia de 4 de octubre y de 27 de noviembre de 1893 con motivo del aviso comunicado sobre la instrucción de un expediente de defraudación al Concejo “por resultar que el Teatro Romea, con arreglo al contrato de arriendo, contribuye con menos cantidad de lo que le corresponde..”. 78 Posteriormente en el pleno de 20 de diciembre de 1893 se da cuenta de la recepción de “otro comunicado fechado el catorce del actual del repetido Administrador de Hacienda de la provincia con la que remite copia del recurso de alzada interpuesto por el Inspector técnico de Hacienda D. Víctor Beltrí ante el Tribunal Gubernativo del Ministerio, contra lo resuelto por la Junta Administrativa en diez y ocho de Noviembre último en el expediente sobre ocultación de riqueza de las fincas del Teatro Romea notificando haber sido admitido dicho recurso y que el Ayuntamiento puede acudir al citado Tribunal dentro de quince días, se acordó pase a las Comisiones de Hacienda y Propios, unidas, para que en vista de antecedentes, y conforme al acuerdo último sobre el particular, informen al Señor Alcalde y este ejecute desde luego lo que estimen convenientes a los intereses y derechos del Municipio”. Seguramente durante el curso de estas actuaciones conocería al que sería uno de sus grandes amigos, el arquitecto municipal Pedro Cerdán Martínez (1862–1947), que se encontraba por esas fechas trabajando en la reforma del citado Teatro Romea. Además de esta faceta poco más sabemos de estos años. Aunque ignoramos si hizo algún proyecto de tipo particular 79 , es posible que su cargo fuera incompatible con el ejercicio libre de la profesión. Siendo una persona tan inquieta y trabajadora es posible que colaborara con Pedro Cerdán 80 , o con su compañero de promoción Pedro García Faria, que durante esos años trabajaba en el proyecto de nuevo plano de población de Murcia. Parece que en 1894 todavía residía en la ciudad, concretamente en la calle Rocamora. Así es citado por el propio Pedro Cerdán, quien así lo afirma con motivo de un litigio con el maestro de obras José Gallego Bernal, a propósito de la construcción de un panteón en el cementerio de Nuestro Padre Jesús Nazareno 81 . 77

No podemos precisar la fecha de este nombramiento pues, curiosamente, en su expediente figura que éste se produce con fecha “24 de Murcia (sic) de 1893”. 78 A. Crespo “El Teatro Romea de Murcia en el siglo XIX” Pág. 327 Murcia, 2001. (Comunicación personal de F. J. Ródenas Rozas). 79 Es muy probable que nunca se sepa, ya que en el Archivo Municipal de Murcia reina un auténtico caos en lo referente a esos años, siendo imposible encontrar ni un solo proyecto presentado al consistorio durante esa época. 80 Aunque no hay constancia documental creemos que es muy posible que fuera así, concretamente en la Casa del Piñón de la Unión que se construyó por estas fechas. 81 D. Nicolás “Arquitectura y arquitectos del siglo XIX en Murcia” Pag. 154 Murcia 1993.

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Por aquella época el citado arquitecto e ingeniero García Faria, también estaba trabajando con el arquitecto cartagenero Francisco de Paula Oliver Rolandi (1861-1915) (al que también habría conocido Beltrí en la Escuela de Arquitectura de Barcelona), en el proyecto de El Ensanche de Cartagena. En diciembre de 1894 habían propuesto al Ayuntamiento de esta ciudad la realización de dicho trabajo, lo que éste aprobó sugiriendo que se incorporara al equipo redactor el coronel de ingenieros Francisco de Paula Ramos Bascuñana que había sido miembro activo de la Junta de Saneamiento de Cartagena. El 26 de julio de 1892 el gobierno había aprobado las disposiciones pertinentes para que se pudiera realizar el Ensanche de Madrid, que luego se haría extensible a Barcelona. Tras una intervención en las Cortes del político cartagenero D. Justo Aznar y Butigieg (1849-1915) el 19 de diciembre de 1894, fue aprobada la ampliación del Ensanche a la ciudad de Cartagena por motivos de salud pública y “humanidad”. Hemos de recordar que desde hacía siglos la laguna interna del Armarjal había sido causante de terribles epidemias de malaria, fiebre amarilla, tifus y cólera tanto entre la población civil, como entre las tropas acuarteladas en la ciudad. Uno de los puntos fundamentales de este proyecto incluía la desecación de dicha laguna. El 21 de marzo de 1895 se aprobaba la Ley especial por la que se creaba la Comisión de Ensanche y Saneamiento de Cartagena. Es posible que Beltrí tuviera conocimiento por los propios García Faria y Oliver, de estos trabajos y de las posibilidades que se le brindarían al aunarse en Cartagena la necesidad de reconstruir la ciudad devastada tras la Guerra del Cantón, con el auge que estaba experimentando la minería en la zona y la necesidad de levantar el futuro Ensanche. Hasta entonces Víctor apenas ha desarrollado trabajos importantes como arquitecto. Es joven, tiene 33 años, y se encuentra en plena madurez artística. Así es que en 1895, probablemente coincidiendo con su nombramiento como Oficial de 2ª Clase 82 , nuevamente embarca a su familia y se traslada a vivir a Cartagena 83 .

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Nombrado con fecha 17 de octubre de 1895. Expediente de V. Beltrí en el Ministerio de Hacienda. AMC Padrón Municipal de 1930. Libro 211 tomo 2 Folio 52. En el se hace constar que tanto él, como su mujer, residen en Cartagena desde hace 35 años. 83

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Capítulo 7.- Al fin en Cartagena. Llega el éxito: 1895 - 1935 En estos momentos Cartagena era una ciudad en plena reconstrucción tras la guerra, con una economía floreciente y vida social muy intensa marcada, por un lado por su condición de Departamento Marítimo del Mediterráneo, que le confería un ambiente castrense a todos los niveles, y por otro por la burguesía adinerada surgida como consecuencia del auge experimentado en estos momentos por la industria minera. El 28 de febrero de 1897 abandona su puesto de Arquitecto Provincial de Hacienda 84 , probablemente como consecuencia del importante encargo que le hizo el rico propietario minero D. Serafín Cervantes, para la construcción de su residencia 85 . Ubicado en la calle Mayor, el edificio se construyó entre 1897 y 1900. La “Casa Cervantes” está en el punto más visible de la por entonces principal arteria de la ciudad, ya que aprovecha un ligero recodo que hace esta calle. Es una de las primeras y más importantes muestras del modernismo arquitectónico en Cartagena, y en él se combinan la naturaleza barroca y escultórica con el expreso deseo de evocar la importancia del emplazamiento y la adopción de un nuevo lenguaje iconográfico en los elementos decorativos. El edificio destaca por la impresión de dinamismo que imprimen los motivos decorativos y, especialmente, las columnillas y zapatas curvas que están concentradas en las cornisas. En la planta baja se puede hablar de una elaboración arquitectónica clásica. La fachada, que incorpora miradores blancos de madera en los extremos, es eminentemente simbólica Los diversos motivos ornamentales de los guardapolvos, embocaduras y dinteles, especialmente en sus detalles florales y vegetales, son completamente modernistas. El conjunto de la fachada es de un cuidadísimo diseño y una exquisita ejecución, en la que intervienen conjuntamente con el arquitecto magníficos marmolistas, carpinteros y orfebres, dentro del más puro espíritu modernista, que propugnaba la integración de todas las artes aplicadas. El éxito indiscutible de la “Casa Cervantes” le sirvió al arquitecto para abrirle definitivamente las puertas de la fama en Cartagena. También llamó la atención fuera de esta ciudad, siendo reproducido con elogios en el número 101, de 5 de mayo de 1901, de “Arquitectura y Construcción”, que en aquellos momentos era la más prestigiosa revista especializada que se editaba en España. Del antiguo edificio sólo se conserva la fachada, ya que todo el interior fue remodelado para adaptarlo a las necesidades de una entidad bancaria. Actualmente es sede de la Jefatura de Zona de la CAM, que en 1994 procedió a restaurar e iluminar su fachada. Mientras está construyendo la “Casa Cervantes” recibe el encargo de realizar las obras de reforma del Casino de la ciudad, ubicado en la misma calle 86 . Víctor Beltrí 84

Algunas fuentes de la familia señalan como principal motivo el que se aburriera con este tipo de trabajo, eminentemente burocrático. 85 M. y N. Estrada “Guía de Cartagena 1902” Pág. 24. 86 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 338.

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conjuntamente con el decorador R. Amaré, iniciaron unas profundas reformas de estilo modernista. Este último realizó las decoraciones de la escalera y el arquitecto dirigió la remodelación arquitectónica del local. Con posterioridad (1919) realizó la reforma de la fachada trasera 87 . Como en el caso de otras tantas obras del arquitecto, el estado actual del Casino es lamentable. En abril de 1898 el rico minero D. Camilo Aguirre y Alday solicitó licencia de obra para derribar una casa que poseía en el número 10 la Plaza de la Constitución 88 , con objeto de poder levantar un nuevo y lujoso edificio. Para ello encargó el trabajo a Beltrí, que había adquirido gran fama con la reforma del Casino y con la obra que estaba realizando para la familia Cervantes. El 20 de junio de 1898, mientras está trabajando en este nuevo encargo, el arquitecto recibe la fatal noticia del fallecimiento de su padre en Tortosa89 . El arquitecto realizó para el “Palacio Aguirre” varios proyectos 90 antes del definitivo. Aún así, éste fue modificado a su vez durante su construcción. Es una buena muestra de como a Beltrí le gustaba improvisar sobre la marcha, hasta que el resultado final era de su agrado. Ubicado en la esquina que formaban la citada Plaza y la calle de San Diego, es uno de los más bellos edificios modernistas de la ciudad y una de sus obras maestras. Beltrí aprovechó el emplazamiento de extraordinarias posibilidades visuales y levantó, en la misma esquina, una sobresaliente torre, rematada por una brillante cúpula, que sirve para salvar la transición entre los dos frentes del edificio, adornada con un mirador a la altura del primer piso. A partir de esta torre se despliegan sendas fachadas que dan a las dos calles. Dichas fachadas están profusamente decoradas con motivos cerámicos de aire rococó, y con abejas en la torre, símbolo de laboriosidad. El empleo de palmetas y flores le dan un aire ligeramente oriental. El “Palacio Aguirre” es de perfecto acabado hasta en el más mínimo detalle, tanto exterior como interiormente. Digna de resaltar también es la integración en él de todas las artes decorativas: cristaleros, pintores, carpinteros, cerrajeros, ceramistas... El edificio dio a Cartagena un aire de modernidad acorde con el nivel de la rica burguesía minera, convirtiéndose desde su construcción en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Actualmente es sede de la Delegación del Gobierno Autónomo de la Región, así como del Centro Histórico Fotográfico de la Región de Murcia. Su aspecto exterior es excelente tras una reciente restauración. En junio de 1899 comienza las obras del Colegio del Patronato del Sagrado Corazón de Jesús 91 . El 28 de julio se convocan Juegos Florales en Murcia. El Premio de Arquitectura, ofrecido por el Gobernador Civil de la provincia D. Juan Campoy, se otorgará al “Proyecto para la construcción de un Asilo de Inválidos” presentado bajo el seudónimo “Adelante siempre” (titulo que define perfectamente su personalidad) bajo el cual se ocultaba el nombre del arquitecto 92 . 87

AMC Caja 909 Exp. 2524. Actualmente Plaza de la Merced. 89 “El Semanario de Tortosa” de 20 de junio de 1898. 90 En el Archivo Municipal de Cartagena (AMC) existen los planos enmarcados de dos proyectos diferentes del mismo edificio. 91 M. y N. Estrada “Guía de Cartagena 1902” Pag. 259. AMC planos enmarcados. 92 D. Nicolás “Arquitectura y arquitectos el siglo XIX en Murcia” Pag. 154-155. 88

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Ese mismo año se le encarga la reconstrucción de la Catedral de Santa María la Vieja 93 . Tradicionalmente se la ha considerado como una fundación del Apóstol Santiago hacia la mitad del siglo I d. C., aunque la realidad es que se desconoce con exactitud la fecha de su construcción. Si se sabe que fue reconstruida en el siglo XIII tras la reconquista de la ciudad en 1245. Bombardeada durante la guerra civil del Cantón, fue reconstruida en 1876 y en 1879, aunque todas estas restauraciones fueron insuficientes: la falta de solidez de los pilares, su situación y el excesivo peso de la techumbre, reclamaban una gran obra. El actual aspecto del edificio se lo proporcionaron los trabajos dirigidos por Beltrí, que se prolongaron hasta 1904. La reconstrucción consistió básicamente en una fachada exterior de estilo neorrománico y el interior goticista con ángeles modernistas en los capiteles y columnas. Más que una reconstrucción se podría hablar de una nueva construcción en la que se englobaron algunas capillas barrocas y la torre. En 1904 añadió la Casa Parroquial 94 y en 1915 realizó una nueva puerta de acceso a la Catedral 95 . Poco duró el templo con tal fisonomía: el 25 de julio de 1936, durante la Guerra Civil, fue incendiada por un grupo de milicianos, quedando prácticamente destruida. Posteriormente fue bombardeada por los nacionales, quedando en ruinas, estado en el que permanece hoy en día. En 1900 se presentó al concurso de la Exposición Murciana, obteniendo una medalla de plata 96 . Ese año realiza la reforma del edificio del Círculo Militar 97 (derribado) y el proyecto de “Villa Calamarí” para el que fuera gerente de la fábrica de explosivos “Franco-Española”, D. Camilo Calamarí 98 . Pero sin duda la obra más importante que realiza ese año es el proyecto del Mercado de Abastos de La Unión 99 . En enero de 1900 se había aprobado el proyecto de urbanización y construcción del mercado elaborado por el arquitecto municipal de esta localidad Pedro Cerdán. Era un momento caracterizado por un gran auge económico del municipio gracias a la minería. Ya para entonces esta ciudad era tras Murcia, Cartagena y Lorca, el cuarto núcleo más poblado de la provincia. Tras una gran polémica sobre su ubicación, finalmente y por acuerdo municipal del 11 de mayo de 1901, se aprueba su construcción en los terrenos de D. Francisco Rentero según el proyecto que éste adjuntaba elaborado por Beltrí, en detrimento del de Cerdán. 100 Sin embargo Beltrí no dirigió la obra, tal vez por la cantidad de trabajos que tenía en Cartagena, o por la lejanía de La Unión (no debemos olvidar que en esa época los desplazamientos no tenían nada que ver con los de ahora). Finalmente fue el propio 93

M. y N. Estrada “Guía de Cartagena 1902” Pag. 28. AMC Caja 489 Exp. 3654. 95 AMC Caja 526 Exp. 5207. 96 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 416. 97 AMC Caja 491. 98 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 259. 99 Idem. Pag. 192. 100 F.J. Ródenas "Yo, el Mercado" La Unión, 1991. 94

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Pedro Cerdán el encargado de su dirección respetando en gran medida el proyecto original, aunque introdujo algunos cambios. Los trabajos se desarrollaron entre 1903 y 1907, siendo finalmente inaugurado el Mercado en 1908. Este edificio es una de las joyas de la arquitectura de la región y uno de los mejores edificios de Beltrí, construido de acuerdo con las exigencias técnicas de los nuevos materiales, el vidrio y el hierro, en el auge de la arquitectura modernista. El Mercado posee una planta de desarrollo longitudinal y está atravesada por una nave menor en cuyo cruce se levanta una sombrilla metálica octogonal. Los muros exteriores son de mampostería enfoscada y los paños están horadados con cinco arcos angulares de pilares de ladrillo. El edificio está rematado por formas puntiagudas que nacen de motivos vegetales, acentuando la monumentalidad de la edificación. En el edificio se conjugan la utilización de materiales tradicionales y modernos. El hierro se empleó, sobre todo, en el interior, aprovechándose para cubrir amplios espacios, manteniendo la limpieza del edificio y evitando obstáculos. La formidable estructura de hierro era de la “Fundición Metálica La Valenciana”. Las columnas, con arriostramientos de cercha, son muy esbeltas y consiguen un efecto de amplitud y diafanidad asombrosas. También sorprenden las excelentes soluciones arquitectónicas adoptadas para poder aprovechar al máximo todas los rincones del edificio. A finales de los años setenta dejó de prestar servicio como mercado convirtiéndose en 1978, coincidiendo con la XVIII edición, en la sede del “Festival Nacional del Cante de las Minas” que se celebra todos los veranos durante el mes de agosto. El citado Festival está considerado como la más importante muestra anual de cante flamenco que se celebra en el mundo. Para adecuarlo a este uso, para el que inicialmente no estaba diseñado, el Antiguo Mercado (rebautizado por el Ayuntamiento como “Catedral del Cante”) ha sido sometido a diversas reformas, siendo la más importante la realizada en 1985 por el arquitecto Pedro Antonio Sanmartín Moro. El 17 de Agosto de 1901 se publicó un Real Decreto del Ministerio de Educación Pública y Bellas Artes que en su Art. 49 creaba una serie de centros con la denominación genérica de Escuelas Superiores de Industria. Una de ellas, a instancia del Ayuntamiento y a sus expensas, fue asignada a la ciudad de Cartagena, dependiendo de la Universidad de Valencia. Comenzaron los estudios en el curso 1901/1902, dedicándose inicialmente como locales para el Centro los de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Desde su comienzo Beltrí, siguiendo la tradición familiar, fue profesor de “Dibujo Geométrico e Industrial” en la citada Escuela 101 . A finales de ese año recibe la triste noticia del fallecimiento de su hermano Ignacio a los 29 años de edad, como consecuencia de una “tisis pulmonar”. En 1902 vivía en el número 28 (anteriormente número 14) de la calle Santa Florentina 102 , donde el despacho del arquitecto ocupaba la planta primera, la familia vivía en la segunda y el ama de su hijo José Luís ocupaba la tercera.

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F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 416 y Archivo de la Cátedra Gaudí. M. y N. Estrada “Guía de Cartagena”. Pag. 35

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En 1904 le tocó la lotería y decidió construirse un Hotelito en el nº 10 del Paseo de Alfonso XIII de El Ensanche 103 (hoy derribado). Las obras se prolongaron dos años, trasladándose a vivir allí a su finalización. Durante la primera mitad de la década del nuevo siglo realiza múltiples trabajos destacando entre ellos “Torre Catá” 104 , el “Huerto de las Bolas” para la familia Llagostera 105 , el Edificio “Dorda Bofarull” 106 y otro proyecto de Mercado Público realizado conjuntamente con el arquitecto Tomás Rico (¿-1912) 107 que finalmente no llegó a construirse. En 1905 solicitó ocupar la cátedra de dibujo de la mencionada Escuela Superior de Industria 108 , que parece ser no se le concedió, probablemente por motivos políticos. 1905 y 1906 van a ser igualmente años muy productivos. Va a realizar entre otros: el Almacén de la Sociedad “El Día” 109 , el Edificio del nº 24 de la c/ San Francisco 110 , la “Casa Cortés” en La Unión 111 , el Edificio del nº 14 de Puertas de Murcia 112 , la reforma de la fachada de la Iglesia de San Diego 113 y el Edificio “Alessón” 114 . Pero lo más importante de su obra está por llegar. Por entonces el rico minero y terrateniente D. José Maestre había decidió construirse una mansión aún más deslumbrante y lujosa que las que habían construido hacia poco D. Serafín Cervantes y D. Camilo Aguirre, en su solar de su propiedad en la Plaza de Valarino Tagores 115 . Para ello encargó, no se sabe muy bien por qué motivo, un proyecto al arquitecto ilicitano Marceliano Coquillat Llofriu (1865-1924), que en aquella época estaba establecido en Barcelona. Este diseñó, tal vez por expreso deseo del propietario, un edificio inspirado en la “Casa Calvet” de Gaudí. En 1906 Maestre encargó a Víctor Beltrí 116 la dirección de la obra, tal vez por el conocimiento que este tenía de la obra de Gaudí, o por el indudable éxito que habían tenido sus anteriores obras. El edificio, claramente gaudinista, está marcado por su eje central que parte desde la notable puerta con adornos de inspiración rococó, hasta llegar al piñón que forma el remate superior, pasando por el hermoso mirador y los ventanales situados sobre él. También es original el ritmo ternario con que aparecen dichos elementos y que se reparte en la combinación de los restantes huecos, así como la gran ventana circular, típicamente modernista.

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AMC Caja 511 Exp. 7800 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. 426. 105 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 437. 106 AMC Caja 512. 107 AMC Cajas 948 y 453. 108 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 416. 109 AMC Caja 511. 110 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 431. 111 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 431. 112 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 428. 113 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 290 e Historia de la Región de Murcia. 114 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 428. 115 Actualmente Plaza de San Francisco. 116 AMC Caja 891 Exp. 25822. 104

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Aunque Beltrí respeta en gran parte el proyecto original, en la “Casa Maestre” consigue realizar una de sus mejores aportaciones a la integración en un edificio de todas las artes aplicadas dentro del más puro concepto modernista de obra global. Así se pueden observar los magníficos trabajos de carpinteros, orfebres, cristaleros, pintores y otros artesanos en puertas, rejas, tiradores, cristales, frescos.. que hacen que esta casa sea una de las obras maestras del modernismo cartagenero. Su construcción fue un gran acontecimiento, siendo desde entonces uno de los edificios más importantes de la ciudad. Esta obra marcó de forma definitiva a Beltrí quien a partir de este momento utilizó profusamente el trencadís, la piedra rústica y los piñones rococós. En 1908 el arquitecto, que se encuentra en plena madurez artística y profesional, recibe el encargo de reforma del edificio que la rica familia minera Dorda poseía en la calle del Carmen de Cartagena 117 . Este edificio de monumental fachada articulada en cuatro cuerpos y once ejes, es una de sus obras más importantes. La decoración de la fachada es de inspiración barroca, rematándose con superficies curvas adornadas con grandes molduras y motivos florales, muy próxima a la de los edificios barrocos modernistas que jalonan la Gran Vía de Barcelona. Todos los detalles del interior, desde puertas a pinturas decorativas, de techos a llamadores, son de estilo completamente modernista. Pero quizá lo más singular de esta construcción sea precisamente el suntuoso patio interior de estilo arábigo español, inspirado en las portadas de la Mezquita de Córdoba o de la Aljafería de Zaragoza, siendo las columnillas neonazaritas con arcos de herradura y muros de singular decoración geométrica de azulejos. En 1909 D. Miguel Zapata Hernández (1879-1912) encarga a Beltrí el proyecto para la construcción de una casa en El Ensanche 118 , que pase a ser su nueva residencia una vez que contraiga matrimonio con una joven perteneciente a la más alta nobleza de España 119 . Los Zapata, también emparentados con los Maestre, eran una de las familias mineras más ricas de La Unión. Entre otras propiedades poseía las minas “La Purísima Concepción” y “La Orcelitana” en Portmán, siendo esta última una de las pocas que continuaron trabajando durante la crisis minera. El lugar elegido era un sitio privilegiado. Se trataba de una manzana completa situada en el punto de confluencia de El Ensanche y El Recinto 120 . Los Zapata querían un edificio diferente y acorde con su categoría social: independiente, rodeado de jardines, lujoso y único para que fuera la admiración de propios y extraños. Víctor tuvo aquí la posibilidad de desarrollar todo su genio y realizar una de sus mejores obras, consiguiendo una edificio que aún hoy en día maravilla tanto exterior como interiormente. La “Casa Zapata” es una de las obras del arquitecto donde más se puede apreciar la influencia gaudinista en la decoración de la fachada en la que se trató de unir arquitectura y naturaleza a través del jardín, hoy muy modificado, que rodeaba la edificación.

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AMC planos enmarcados. F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pág. 433. 119 Concepción Echevarría y Carvajal (1888-1915), Marquesa de Villalba de los Llanos. M. Muelas y J. Roca “La Unión en el recuerdo”. Pág. 112. 120 Actualmente Plaza de España. 118

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Construido en 1910 destaca en la fachada el pórtico que da lugar a una terraza en el primer piso y la torre almenada. Torreones medievales, arcos trilobulados, delgadas columnillas, tejadillos apuntados, escudo nobiliario.., le dan un aire gótico muy vinculado con la escuela modernista catalana a la que pertenecía Beltrí. También es singular la reja que cierra el conjunto, realizada en hierro forjado con formas geométricas que junto a los muros, construidos como todo el edificio con piedra procedente del derribo de la muralla, dan lugar a un gran juego de líneas curvas, que recuerdan a Gaudí y a Otto Wagner. Pero si el exterior es magnífico, no lo es menos el interior. Tras franquear la espléndida puerta de acceso a la vivienda se penetra en un amplío vestíbulo, decorado en sus paredes con bajorrelieves de mármol que representan diversas y diferentes flores, del que arranca la escalera de mármol con una preciosa barandilla modernista decorada también con motivos vegetales, que representan repetidamente la letra “Z” del apellido Zapata. A través de dicho vestíbulo se accede a un increíble patio central, que es otra evocación de un pasado medieval, construido en estilo neonazarí a base de yeso pintado y columnas de fundición. Una gran vidriera polícroma cubre la claraboya, dando al patio una sugerente y alegre luminosidad. No podemos dejar de destacar, una vez más, el magnífico trabajo de los múltiples artesanos: vidrieros, escayolistas, herreros, tallistas, carpinteros.., que intervinieron en la obra. Hace algunos años se convirtió en colegio. Con el tiempo se transformaron algunas de las habitaciones, se levantaron tabiques, se pintaron techos y se sustituyeron suelos. También se transformó el jardín de forma irreparable, construyendo en él un nuevo y anodino edificio que contrasta sobremanera con la bella casa de Beltrí, así como un parque infantil. Puertas de acceso y otras dependencias a su vez han dañado gran parte del muro. A pesar de todo, el estado de conservación del edificio es aceptable 121 y si no hubiera sido por las amables Hermanas que regentan el colegio, probablemente no quedaría ya nada de esta obra maestra. En julio de 1910 el propio arquitecto presenta una solicitud para construir “una pequeña villa u hotel” en un solar de su propiedad, lindante con su vivienda del Ensanche 122 . En este proyecto diseña una casa de cierta importancia que ocupaba el chaflán que formaban el Paseo de Alfonso XIII y la calle nº 16. De dos plantas, incluía un jardín en la parte posterior. Aunque creemos que este hotel fue construido, ignoramos si el arquitecto o alguien de su familia, alguna vez lo habitó. En 1911 construye el antiguo edificio del Real Club de Regatas123 . Situado en uno de los extremos del muelle, junto a la dársena de botes, fue inaugurado oficialmente ese mismo año con una concurrida fiesta social presidida por el rey Alfonso XIII. El 121

A pesar de que el patio, incluyendo la claraboya, necesita una urgente restauración. AMC Caja 510. 123 A pesar de que últimamente ha habido cierta polémica sobre la autoría de este edificio, F.J. Pérez Rojas (“ Cartagena 1874-1936”. Pag. 343.) y otros autores se lo han atribuido. Esta autoría se ha confirmado cuando hemos encontrado el artículo aparecido en la “Revista La Zuda” (nº 72 Pag. 200.) 122

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edificio era una de las obras de Beltrí resuelta con mayor gracia, dentro de un modernismo rococó. Lo más original del edificio lo constituía su voluntad de apertura hacia el exterior, algo que el diseñador solucionó a base de grandes ventanales en la planta baja y un balcón corrido en la superior. Ha sido derribado en noviembre de 2002 por la Autoridad Portuaria, tras sufrir un incendio cuyo origen nunca ha sido esclarecido, a pesar de que incluso el Congreso de los Diputados aprobó su reconstrucción. En 1909 su amigo Tomás Rico, que por aquel entonces era el Arquitecto municipal, había realizado para D. Celestino Martínez, un proyecto para la construcción de un Hotel. En 1912, y con las obras apenas comenzadas, se produjo su fallecimiento. Beltrí se hizo cargo de su continuación, prolongándose los trabajos hasta 1916 124 . Aunque no se sabe a ciencia cierta hasta donde llegó el trabajo de Rico, parece que en las tres primeras plantas se aprecia el estilo de sus obras. A partir de ahí es indudable el trabajo de Beltrí pero sin observarse una clara ruptura entre los trabajos de los dos arquitectos, consiguiendo de esta manera una coherente integración. El “Gran Hotel” tal vez es la obra mejor y más representativa del modernismo en Cartagena y en la Región de Murcia, y probablemente la obra maestra del arquitecto. Lo que más destaca en este imponente edificio de seis plantas es su acertada inserción en la trama urbana de la ciudad, siendo uno de los puntos arquitectónicos de referencia en el paisaje cartagenero, elevándose dominante sobre el resto de edificios de su entorno. A ello ayudaba su ubicación en una esquina muy cerrada, donde el edificio emerge con su rotonda rematada con una hermosa cúpula, como la proa de un barco gigante. El edificio se caracteriza por su gran verticalidad y su abigarrada decoración con motivos florales, guirnaldas y flores talladas en piedra, en cuyo modelado participó personalmente. Probablemente debió de ser el edificio que más trabajo le dio al arquitecto en toda su vida profesional. También sobresalen sus grandes balconadas de gran barroquismo, así como una muy acertada combinación de colores al alternar la piedra artificial y el ladrillo de tal forma que impide cualquier sensación de monotonía. Dignos de destacar también son los delicados trabajos de los hierros, muy especialmente en las marquesinas de las puertas de acceso. En él, Beltrí hace un alarde de barroquismo decorativo, demostrando, a manera de síntesis, su capacidad libertaria al hacer arquitectura reuniendo en la obra lo francés, lo italiano y lo austríaco, el ladrillo y la piedra, con una gran profusión artesanal integrada dentro del mejor espíritu modernista. Aunque actualmente sólo queda del Gran Hotel la fachada, su aspecto es magnífico tras la reciente restauración a la que fue sometido. La parte baja del edificio la ocupan dos bancos y el interior es un centro comercial. En 1913 recibe el encargo del rico minero D. Miguel Zapata Sáez (1841-1918) 125 , para que construya su mansión en un solar de su propiedad de la localidad costera de 124 125

F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 436. Padre de D. Miguel Zapata Hernández, propietario de la ya mencionada “Casa Zapata” de Cartagena.

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Portmán, pedanía de La Unión. La “Casa del Tío Lobo” 126 , sobrenombre con que se conocía a su propietario, pertenece a la tradición local de las construcciones de La Unión: cubiertas de terrado plano, formas cúbicas y ladrillo visto. Pero sin duda la mayor nota de exotismo del edificio es el templete en la esquina del edificio, rematado por una cúpula de cinc con forma de bulbo, que le da un cierto aire colonial. También se encuentra en estado lamentable, a pesar de estar protegida. A mediados de la década de los años diez, se agrava la crisis de la minería como consecuencia de la Guerra Mundial, produciéndose un descenso en el índice constructivo de la zona. En 1914 Víctor solicita la vacante de profesor de dibujo artístico en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, puesto que parece ser no obtuvo, o si lo consiguió renunció a la plaza, pues continuó ejerciendo en Cartagena 127 . Por la insistencia con que solicitó éste tipo de puestos, parece desprenderse una preferencia hacia el dibujo y el moldeado, casi similar a la profesión de arquitecto. Quizá esa fuera la verdadera vocación de Beltrí desde su infancia y la carrera de arquitecto fuera sólo una sólida garantía. En 1915 fallece Francisco de Paula Oliver (1861-1915) que había sido nombrado Arquitecto Municipal en 1912 en sustitución de Tomás Rico. En 1916, coincidiendo con la victoria electoral de los liberales, y ante la general sorpresa de la profesión, Lorenzo Ros (1890-1988), que apenas hacía tres años que había terminado la carrera y acababa de llegar ese año a Cartagena, es nombrado para ocupar la plaza vacante en el Ayuntamiento. Todo el mundo esperaba que el elegido hubiese sido Beltrí. A pesar de este hecho, que sin duda debió influirle de forma negativa, siguió siendo el arquitecto predilecto de la ciudad hasta los años veinte, cuando el propio Lorenzo Ros desde su influyente puesto, empezó a desplazarlo entre la burguesía local 128 . Durante esos años realiza entre otras muchas obras: un magnífico proyecto de Mercado 129 (finalmente no construido), la Cooperativa “La Conciliación” 130 , la “Fundición Frigard” 131 y el Edificio del número 19 de la calle del Carmen 132 . Pero en esos años hay dos obras que destacan sobre las demás: la “Casa Llagostera” 133 y la “Casa del Niño”. Los Llagostera eran una familia de comerciantes de origen catalán instalados en Cartagena. En este caso su enriquecimiento estaría relacionado con el que experimentó la burguesía comercial en la época de la Gran Guerra, cuando ya la minería había entrado en una fase de decadencia.

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A.M. La Unión. Legajo “8.7.5. Obras singulares”. F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag.417. 128 No compartimos la tesis de F.J. Pérez Rojas sobre la posible enemistad existente entre ambos profesionales, ya que además de trabajar juntos en varias ocasiones, presentaron comunicaciones conjuntas a un Congreso de Arquitectos, promovieron conjuntamente la creación del Colegio de Arquitectos de Murcia e incluso Ros fue testigo en la boda de su hijo Guillermo. 129 “Revista La Zuda” nº 72 de 31 de octubre de 1915 Pag. 201. 130 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 440. 131 Idem. Pag. 319. 132 Idem. Pag. 440. 133 AMC Caja 480. 127

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También eran propietarios de una villa conocida como el “Huerto de las Bolas” que había sido construida hacía unos años por el arquitecto. Satisfechos con el trabajo realizado en ella le encargaron hacia 1916 la construcción de un edificio a la altura del número 25 de la calle Mayor. Se trataba de una casa de tres pisos y una planta baja. En ésta se encontraba el comercio de la familia dedicado a la venta de tejidos, mientras que los propietarios ocupaban el primer piso. La obra constituye, en palabras de Pérez Rojas: “sin ninguna duda, el edificio con la fachada más original y hermosa de la arquitectura murciana del siglo XX”. En efecto, lo más interesante de la construcción es, sin duda, su extraordinaria fachada que aplica el tradicional esquema cartagenero compuesto por balcones centrales y miradores laterales. La característica que hace singular a este edificio es su decoración a base de cerámica pintada, obra del ceramista y pintor Gaspar Polo. En ella aparecen representadas las figuras de Minerva y Mercurio, símbolos de la sabiduría y del comercio, y los escudos de Barcelona y Murcia (a los lados de Minerva) y los de Manlleu y Cartagena (a los lados de Mercurio), en alusión a los lugares de origen y trabajo de la familia Llagostera. En el último piso también figura el escudo de España. La decoración de azulejos se reparte en la cornisa con un remate curvo adornado con composiciones florales. Completamente abandonado, su estado de conservación es lamentable, especialmente en el caso de los balcones, faltando también algunos azulejos. Si no se actúa con prontitud, correrá la misma suerte que muchos de los edificios del arquitecto. En 1906 se firmó por parte del Gobierno de España una real Orden por la que se creaba la Junta de Protección a la Infancia, cuya misión era acudir en ayuda de los niños cuyas familias estuvieron en tan precaria situación económica que la comida diaria les constituyera un gran problema a nivel social, familiar, e incluso humano. La Junta se estableció en primer lugar en una casa de la calle de los Cuatro Santos. Allí se abrió una cantina o comedor escolar. La obra social del Comedor Escolar arraigó profundamente en Cartagena y pronto empezó a madurar la idea de edificar un local donde los niños más desfavorecidos por la fortuna pudieran recibir cuidados físicos y espirituales. Así fue como se pensó en crear la “Casa del Niño”. Su construcción data de 1917 134 , fecha en la que la prensa aludía frecuentemente a la mendicidad y delincuencia juvenil. Víctor Beltrí, que era el arquitecto de dicha Junta, fue el encargado de diseñar el nuevo edificio en la zona de comienzo del Ensanche, en un solar que era propiedad del rico minero D. Camilo Aguirre, también miembro de la citada Junta. Éste cedió gratuitamente el solar y es posible que el arquitecto tampoco cobrara nada por su trabajo. El conjunto de las edificaciones fue construido entre ese año y 1929. Según se iban añadiendo nuevos pabellones, así aumentaban las actividades del centro. La casi totalidad de los edificios son obra de Beltrí, salvo las Escuelas que las proyectó Lorenzo Ros, siguiendo las líneas estilísticas marcadas por el resto de edificaciones.

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F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 284.

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La “Casa del Niño” es una de las más bellas obras del arquitecto dentro del estilo vienés, haciendo en ella una de sus apuestas más atrevidas, reelaborando de una forma muy personal los principios que animaban a esta la escuela. Es uno de los pocos edificios que el arquitecto construyó en El Ensanche que siguen en pie. El estado de conservación de la mayoría de los pabellones es bastante deficiente, especialmente las fachadas que dan a la calle. En cambio las interiores y los pabellones escolares se encuentran en bastante buen estado. Las últimas noticias indican que el Ayuntamiento tiene la intención de derribarla en fechas próximas. En 1917 construye un almacén de hierros para Antonio García Alemán en el solar contiguo a su casa 135 del Ensanche. A partir de ese momento el continuo golpear de la bola de grúa con los hierros le perturba enormemente y le dificulta el concentrarse en su trabajo. En septiembre de 1919 se produjeron unas importantísimas inundaciones en el Campo de Cartagena que afectaron de forma particular a la zona de la antigua laguna del Armarjal, lugar donde se estaba levantando El Ensanche. Como consecuencia la casa del arquitecto sufrió daños importantes, incluyendo la destrucción de su estudio. El temor a sufrir nuevas inundaciones, unido a las molestias que le producía el citado almacén, le decidieron a abandonar su vivienda, trasladándose a vivir de nuevo al Recinto. Allí se instaló en una casa que daba a la calle Mayor y tenía su entrada por el nº 10 de la calle Bodegones. En esta casa residió hasta su fallecimiento. Los años 1920, 1921 y la mayor parte de 1922 son un verdadero enigma en la vida del arquitecto. No se conoce prácticamente ninguna obra suya durante esa época en Cartagena. ¿Es posible que estuviera trabajando fuera de la ciudad? o ¿es que los legajos correspondientes a esos años se encuentran extraviados en el Archivo Municipal?. Hoy por hoy lo ignoramos. Este hecho sorprende aun más si se tiene en cuenta que su estudio se había reforzado al incorporarse a él su hijo pequeño Guillermo, que acaba de finalizar sus estudios de Aparejador. Por testimonios de la familia es posible que a lo largo de su vida realizara varios trabajos en Novelda (Alicante), lugar de donde se surtía de piedra y mármol para sus obras. Es muy probable que algunos de ellos los realizara durante estos años 136 . De hecho hay varios edificios en esta ciudad en los que se puede adivinar su mano, aunque al no haberse conservado ni un solo proyecto de la época en los archivos municipales es difícil comprobarlo. En 1923 realiza la Casa de Misericordia 137 , actual sede del Rectorado de la Universidad Politécnica. El 13 de septiembre de ese mismo año se produce el golpe de estado del general Primo de Rivera. En Cartagena es destituido el consistorio municipal, nombrándose como nuevo alcalde a D. Alfonso Torres. Se inician diferentes procesos judiciales que afectan a diversos cargos públicos, entre otros al propio Lorenzo Ros. El 31 de diciembre Ros pidió un permiso al Ayuntamiento mientras se resolvía su procesamiento. Con fecha 2 de enero de 1924 se nombra, de forma interina, a Víctor

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AMC Caja 510. No es posible saberlo con seguridad, ya que no se conserva ningún proyecto de esta época en Novelda. 137 F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 443. 136

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como arquitecto municipal 138 . El 14 de junio de ese mismo año regresa Ros de su permiso, al haber sido sobreseido su procesamiento, aunque todavía estaba a expensas de que se resolviera el expediente abierto para estudiar si había incurrido en alguna falta de tipo administrativo. Este regreso provoca el cese de Beltrí. Lorenzo Ros fue finalmente también exculpado de cualquier tipo de falta administrativa el 6 de septiembre de ese mismo año. El 21 de junio el Alcalde manifestaba, según reseña aparecida en “El Eco de Cartagena” que: “El arquitecto don Víctor Beltrí que ha cesado de interinar la plaza ha ofrecido sus servicios sin remuneración alguna hasta tanto se ponga en vigor el nuevo presupuesto y el Ayuntamiento si procede designe quien ha de ocupar la plaza de Arquitecto auxiliar. La comisión acuerda dar las gracias al Sr. Beltrí y que se tengan en cuenta sus servicios al tiempo de proveerse nueva plaza” Esas recomendaciones fueron tenidas en cuenta y finalmente Víctor es nombrado arquitecto municipal auxiliar, con un sueldo anual de 5.000 pesetas, ocupando dicho cargo durante todo el mandato del alcalde Torres, que se prolongó hasta la caída del Directorio de Primo de Rivera. Durante esos años se acometen por parte del Ayuntamiento numerosas obras para embellecer el municipio y dotarlo de mejores infraestructuras. Un gran número de ellas son proyectadas y dirigidas por Beltrí: el “Parque Torres”139 , la reforma de la calle Real 140 , el “Asilo de la Concepción” 141 , un Instituto en El Ensanche 142 (inconcluso y posteriormente derribado), un Mercado de Abastos 143 (finalmente no levantado), estos dos últimos conjuntamente con Ros, la traída de aguas a la pedanía de Los Belones 144 , la calle Gisbert 145 y la escalera de la Muralla de Carlos III 146 , son una buena muestra de ello.

En 1925, y dado que la Real Orden de 28 de noviembre de 1923 limitaba las realización de trabajos de tipo particular a los arquitectos municipales, solicitó junto con Lorenzo Ros poder dirigir éstos, dados los pocos profesionales existentes en el término de Cartagena, solicitud a la que accedió la Corporación Municipal, lo que le permitió durante cuatro años compaginar su actividad pública con el ejercicio libre de la profesión. Sabemos 147 por testimonios de la familia Cachá, que por entonces se trasladó varios meses a Lorca, junto con su hijo Guillermo, para realizar una reforma de la emblemática sede de esta familia: el “Huerto Ruano”.

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AMC Expediente del arquitecto Víctor Beltrí y “El Eco de Cartagena” de 3 de enero de 1924. F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pág. 138. 140 Idem. Pág. 113 y AMC Plano 39. 141 Idem. Pág. 444. 142 Idem. Pág. 287 y Cartagena Ilustrada de 15 de febrero de 1927. 143 “El Eco de Cartagena” de 22 de septiembre de 1924. 144 AMC Caja 956 Exp. 737. 145 AMC Cajas 494 y 882 146 “La Verdad” de 3 de enero de 2001. 147 Testimonio de José María Rodríguez de Vera Cachá. 139

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Entre 1925 y 1935 una gran parte de sus trabajos para particulares se localizan en El Ensanche. Se trata de casas unifamiliares denominadas “Hoteles” u “Hotelitos”, que la nueva burguesía se está construyendo en esta zona de ampliación de la ciudad. Todos ellos fueron derribados a partir de la década de los sesenta. En esos años tampoco faltaron obras de mayor envergadura tales como: algún gran edificio dentro del Recinto 148 , la fachada de la Iglesia del Barrio de Peral 149 , un Colegio en la localidad de El Algar 150 , una Escuela para niñas en el barrio de Los Dolores 151 o la “Casa Cachá”. Por aquellos días Lorenzo Ros triunfaba en Cartagena con edificios racionalistas alejados del anticuado modernismo. En aquella época tardía Beltrí alternaba obras de diferentes estilos, probablemente a petición de los diferentes propietarios. A él siempre le gustó estar al día, evolucionando y experimentando las nuevas tendencias y es muy probable que no quisiera quedarse atrás demostrando que él también era capaz de realizar ese tipo de obras. La “Casa Cachá” realizada en 1929 para D. Lorenzo Cachá Cachá, en la confluencia de las calles Puerta de la Palma (hoy Juan de Toledo) y Santo Domingo de la localidad de Lorca 152 , es sin ninguna duda el edificio racionalista más importante que realizó el arquitecto y el más significativo de las existentes en la ciudad construidos en este estilo. Se trata de una casa de tres plantas mas bajo. Cada uno de los pisos estaba destinado para vivienda y el bajo a local comercial. El edificio tiene un chaflán redondeado coincidiendo con la esquina y dos cuerpos cúbicos que lo determinan. El arquitecto era especialista en enmarcar en el entramado urbano los edificios de esquina, dándoles un realce y una prestancia que los hacen destacar sobre su entorno. En este caso, y con la dificultad de estar encerrado por dos calles muy estrechas, consigue darle una perspectiva que le da una gran esbeltez, a pesar de la rotundidad de sus formas. La “Casa Cachá” destaca sobre todos los edificios de su entorno, siendo una digna vivienda representativa de una de las familias más importantes de la ciudad. De hecho creó una cierta escuela, construyéndose posteriormente en la calle Corredera otros edificios que seguirían sus pautas. En 1930 realiza uno de los proyectos urbanísticos más importantes de su carrera: la construcción de 163 viviendas de tres modelos diferentes, para la Cooperativa “La Conciliación”, de la que era el arquitecto titular, en el barrio de Los Dolores de Cartagena. Se levantaron en el espacio ocupado hoy en día por las calles Muro, Dalia, Clavel, Rosa, Azucena y la Avda. de Pío XII 153 . Salvo alguna excepción, actualmente las viviendas se encuentran muy modificadas. Durante su larga vida profesional Beltrí desempeñó también los cargos de Arquitecto de la “Junta de Protección a la Infancia y Represión a la Mendicidad”, de la “Asociación de Propietarios” y de la “Cámara Oficial de la Propiedad Urbana” 154 . En aquella época, era frecuente que las familias adineradas tuvieran su propio arquitecto. Beltrí no fue una excepción y, entre otros, fue el arquitecto de los Zapata, los Maestre, los Marín y los Llagostera. También realizó numerosos proyectos para Francisco Rentero en La Unión 148

Edifico de la c/ Muralla del Mar (antiguo nº 13) AMC Caja 582 Exp. 107. Internet: centros3-pntic.mec.es/ 150 AMC Caja 956 Exp 1.061. 151 AMC Caja 910 Exp. 31. 152 AML nº 3.774. 153 AMC Caja 583 Exp. 9.788. 154 A. Oliver “Medio Siglo de Artistas Murcianos 1900-1950” Pag. 199. 149

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y para Joaquín Madrid Victoria en Cartagena. No obstante la mayoría de sus trabajos se los encargó gente normal, como puede observarse en la relación de sus proyectos. Beltrí trabajó incansablemente hasta el final de sus días. Sólo en 1934, cuando ya contaba con setenta y dos años de edad, realizó al menos 28 obras. Su último trabajo lo presentó el 21 de enero de 1935 155 , quince días antes de su fallecimiento. El día 31 de enero de 1935, y de forma imprevista, cayó una importante nevada en Cartagena y sus alrededores, hecho harto infrecuente por esos pagos. Como consecuencia de ella, el arquitecto cogió un gran resfriado. Su situación se agravó de tal forma, que el día 2 tuvieron que regresar de Murcia sus hijos José Luis y Guillermo, siéndole imposible a Matilde regresar al encontrarse en Larache, que entonces era parte del Marruecos español, lugar donde estaba destinado su marido 156 . El día 4 de febrero de 1935, a las diez y media de la noche, falleció en su domicilio a los 72 años de edad 157 . A continuación transcribimos la noticia de su fallecimiento, tal como apareció en número de “El Noticiero” de 5 de febrero de 1935: “Nos sorprende dolorosamente la noticia de haber fallecido D. Víctor, como familiar y bondadosamente le llamábamos todos. Nadie como este hombre sencillo, pudo ser tan generosamente conocido en Cartagena, donde quedan numerosas muestras de su saber. Cerca de cincuenta años hace que se hizo cartagenero, y aquí nacieron sus hijos y aquí se perpetúan esos otros hijos habidos de sus bodas con el Arte y el Trabajo, y por eso era un cartagenero más, amantísismo de esta madre que adoptara en sus mocedades. Y de ahí su popularidad y la respetuosa admiración, y verdadero cariño con que todos y a todos trataba; porque D. Víctor sólo tuvo dos fines bellos y ejemplares en su vida ejemplarísima: hacer su labor y derrochar el bien. Por eso este ilustre arquitecto que hoy nos dejó para siempre, era antes que nada, un hombre bueno y un artista de genio, y como tal era conocido. Al lamentar su muerte, hemos de expresar a su viuda e hijos, entre los que se encuentran nuestros entrañables amigos don José Luis y don Guillermo, y nuestro querido compañero don Pedro Bernal, el profundo sentimiento, conque participamos en su justo dolor, sirviéndoles de lenitivo el considerar que el Supremo Bien, habrá premiado como merecía, su vida ejemplar.” Fue enterrado la tarde del día 5 en esta ciudad. Años más tarde se trasladaron sus restos al panteón propiedad de su nuera Angelita García-Izquierdo, localizado en el nº 11 de la calle del Rosario del Cementerio de Nuestro Padre Jesús de Murcia, que había sido proyectado y construido por su nieto, el arquitecto Víctor Bernal Beltrí, y su hijo el aparejador Guillermo Beltrí Villaseca, donde reposan hoy en día 158 . 155

Casa para D. Antonio Torres en San Antonio Abad. AMC Caja 583 Exp.1.212. “El Noticiero de Cartagena” de 2 de febrero de 1935. 157 Partida de defunción. 158 Fuente familia Beltrí. 156

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A su fallecimiento su esposa Teresa se trasladó a vivir a Murcia a casa de su hijo Guillermo. Falleció en 1937 en plena Guerra Civil, y está enterrada en el mismo panteón.

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Capítulo 8. Víctor Beltrí: El arquitecto Capítulo 9. Víctor Beltrí: el hombre Físicamente era una persona de mediana estatura, más bien bajo, complexión normal tirando a delgado, ojos azules, cabello rubio, tez clara y con un gran bigote al uso de la época. En las fotografías, a partir de cierta edad (sesenta años?) aparece con gafas (tal vez de vista cansada como consecuencia de las interminables horas pasadas dibujando con pobre luz) y con el pelo, tanto de la cabeza como del bigote, totalmente blanco. Un detalle característico suyo era su voz profunda y ronca que hacía parecer ante las personas no relacionadas con su familia, como un hombre seco y autoritario, aunque en realidad era sencillo y afectuoso. Siempre iba elegantemente vestido, con traje y sombrero, aunque tanto los materiales como la confección eran sencillos. Al parecer en su casa normalmente se hablaba en castellano puesto que, aunque su mujer Teresa era natural de Barcelona, su origen era aragonés. Sólo en contadas ocasiones utilizaba su lengua materna. Víctor Beltrí era un hombre de esos que se dice que se han hecho así mismo. Amante de todo lo relacionado con el arte y la cultura en todas sus manifestaciones era, según decían los que le conocieron, una persona sencilla, trabajadora y, sobre todo, buena. Su hija Matilde decía: “Era el hombre más bueno del mundo. No había nadie como él. Los albañiles le adoraban”. La arquitectura era para él algo vivo. Cada proyecto, cada nueva idea o encargo eran trabajados de forma intensa con una mentalidad que podríamos llegar a calificar casi de artesana. Incluso llegaba a desplazarse a vivir al lugar donde estaba la obra. No era el tipo de arquitecto que se limita a realizar el proyecto, para a continuación desentenderse de la obra. Vigilaba atentamente hasta el más mínimo detalle, visitaba cada día sus obras, era el primero en subirse a los andamios, e iba a los talleres de los canteros, tallistas, cristaleros y forjadores a supervisar la realización de todos los elementos ornamentales, llegando incluso a coger él mismo el martillo y el cincel para tallar algunos de los detalles de la decoración. Mantuvo siempre una estrecha relación con los trabajadores, dirigiéndolos sin que su condición de arquitecto constituyera una barrera. De hecho siempre estuvo muy preocupado por los temas sociales y por la mejora de sus condiciones de vida. Ya hemos mencionado que en durante su estancia en Gandía creó las clases gratuitas de dibujo para obreros. Muchos jóvenes aprendices de los talleres de forja y cantería solían frecuentar su casa. Trabajaban en su taller aprendiendo las técnicas y prácticas de la talla, el modelado y el dibujo. Conseguía así acercar el arte y la cultura a personas, que por su condición social, nunca hubieran tenido acceso a ellas. De esta forma logró, no sólo el respeto de aquellos que trabajaban con él, sino que además supo ganarse el aprecio de todos, a pesar del tremendo obstáculo que en aquella época representaba el pertenecer a diferentes ambientes sociales, y es que Víctor nunca renunció a sus modestos orígenes, de los que estaba muy orgulloso.

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Pero no se limitó a esto: gran parte de su obra tiene un fuerte contenido social. Las construcciones económicas para obreros que realizó en Tortosa y en Cartagena, sus trabajos para la Cooperativa “La Conciliación”, la “Casa del Niño”, el “Asilo de la Concepción” y la “Casa de Misericordia” son una buena muestra de ello. Incluso el proyecto con el que ganó el Premio de Arquitectura de los Juegos Florales de Murcia, se refería a temas sociales: “Proyecto para la construcción de un Asilo de Inválidos”. Se sabe que era una persona bastante religiosa (fue vocal de la Junta Parroquial de Nuestra Señora del Carmen) y muy caritativa, que no pocas veces trabajaba gratuitamente para entidades religiosas y de beneficencia, a costa de lo que les cobraba a los ricos propietarios mineros. Era un trabajador infatigable. Su obra sorprende por la cantidad y variedad de obras en las que intervino. Parece que aceptaba cualquier trabajo: de iglesias a panteones, pasando por jardines y hotelitos, tanto obras nuevas como reformas, todo valía. Pero no se trataba de una ambición de tipo personal, era simplemente amor por el arte. Los comentarios que sobre su persona aparecieron en 1915 en la citada revista “LA ZUDA” lo explicaban perfectamente: “Pronto se ganó las simpatías de la ciudad levantina: aquel hombre de poderosa imaginación y claro talento, no se daba cuenta de que sus indicaciones, sus consejos, sus iniciativas en el arte de construir, eran fruto de una clarividencia poco común. Beltri frente al tablero era un atleta y en el trato particular era un niño: sus ideales estaban muy por encima de toda ambición y afectaciones. Trabajaba por el arte al que rendía verdadero culto y esta suprema aspiración avivada por el sacrosanto amor a su familia debía rendir óptimos frutos”. A pesar de su origen humilde, llegó a tener una buena posición económica 159 . Aún así, todo el dinero que conseguía (aunque en aquella época los arquitectos ganaban mucho menos que ahora) era poco para satisfacer a su mujer Teresa, que llevaba un ritmo de vida altísimo. Ya se lo advirtió su suegra: “Con lo que gana un arquitecto, mi hija no tiene ni para alfileres”. Doncellas, criadas, amas para los niños, señoritas de compañía.. no faltaban en casa de los Beltrí 160 . También se sabe que mantenía a tres de sus cuñadas que vivían juntas y solas en Barcelona. Cuando Teresa murió, apenas dos años después de que él falleciera, no quedó prácticamente nada en herencia para sus hijos. Sus hijos también seguían el ritmo de la alta burguesía de la de la ciudad. Sus nombres aparecen con frecuencia en las reseñas de las recepciones y festejos de la época. En cambio es difícil encontrar en ellas el nombre del arquitecto. Aunque Víctor estaba perfectamente adaptado al ambiente de la ciudad departamental, no era una persona partícipe de la vida frívola de la burguesía para la que trabajaba. Algo introvertido, serio, de costumbres sencillas y hogareño, no gustaba de estos ambientes. Prefería quedarse en casa. Fruto de su matrimonio tuvo ocho hijos, de los que sólo sobrevivieron a la infancia cuatro: Carmen, José Luis, Matilde y Guillermo (mi abuelo). Ellos lo recordaban como un padre afectuoso, que intentaba dedicarles las pocas horas que su trabajo le dejaba 159

En el Legajo 440 figuran unas listas con una relación de las cien mayores contribuciones de impuestos realizadas por los residentes en Cartagena entre 1917 y 1919 (¿). En ellas aparece Víctor Beltrí con unos pagos de 792,08 pesetas, siendo el único arquitecto que figura en ella. 160 Algunos de sus nombres han llegado hasta nosotros: Antonia García Contreras, Nieves Moreno Picazo, Francisca Rosas..

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libres; era cariñoso con ellos, pero no podemos olvidar que estamos hablando de una época en que las relaciones padre e hijo eran más distantes y lejanas que las de hoy en día. Su hijo José Luís se casó con una chica de gran fortuna y títulos: Angelita GarcíaIzquierdo, y María Matilde lo hizo con un importante marino: Manuel Guimerá. Ambos por su elevada posición social, eran muy del agrado de su mujer. En cambio, el marido de su hija Carmen, el periodista y escritor Pedro Bernal, y la mujer de su hijo menor Guillermo, María Dolores, hija del administrador del famoso político D. Justo Aznar, eran considerados por Teresa como de inferior clase social. Parece que el arquitecto no participaba de estos prejuicios y es conocida la buena relación que mantenía con Pedro, persona muy culta, con la que le gustaba conversar, pasear e incluso viajar. Era muy metódico, algo sorprendente en una persona con un temperamento artístico tan acusado y que se había movido en su juventud por ambientes tan bohemios. Por las mañanas muy temprano, antes de meterse de lleno en su trabajo, le gustaba dar un largo paseo por los campos de Cartagena, algo que para él era costumbre desde su juventud. Allí encontraba en las formas que produce la naturaleza un material abundante para su trabajo. Con frecuencia se detenía a apreciar y comentar el valor estético de las piedras, plantas y objetos del camino. La naturaleza fue siempre para él un motivo de inspiración que luego plasmaría en las decoraciones de sus obras. Todos los días, a una determinada hora de la tarde, interrumpía su trabajo y se marchaba al cine, al que era muy aficionado, aunque esto luego le suponía muchas veces restar horas al sueño para poder finalizar sus obras. Decía que tanto el cuerpo como la mente necesitaban un descanso fuera de la actividad diaria. Para él este rato de distracción era algo obligado que le ayudaba a ahuyentar el peligro de convertir un trabajo creativo en algo meramente rutinario y mercantilista. En los últimos años de su vida se quedó sordo. A pesar de ello, le gustaba tanto el cine que continuaba asistiendo en compañía de su nieto Víctor Bernal Beltrí, que luego le explicaba la película. De vez en cuando participaba en pequeñas tertulias con algunos de sus amigos, o le gustaba sentarse en el Casino a leer el periódico, siempre con un gran puro de los de quince céntimos en la boca. De éstos fumaba siempre tres al día, no sobrepasando nunca, por ningún motivo, esta cantidad. Pero sobre todo era muy hogareño y familiar. Gran aficionado a la lectura, le gustaba dedicar largas horas a esta actividad. De lo poco que quedó de su biblioteca se conservan libros que son traducciones de la época de textos clásicos, sus predilectos, al francés, idioma que conocía a la perfección. Gran amante del mar no desaprovechaba ninguna ocasión para disfrutar de él. Una de sus mayores aficiones era navegar con su velero, gustándole participar en las pequeñas competiciones y regatas que se organizaban en el Mar Menor. Hay una foto del arquitecto con su familia en una playa que bien podría ser la de la localidad costera de Los Nietos, pedanía de Cartagena donde veraneaba en un Hotelito que se había construido. También al final de su vida llegó a construir en Mazarrón un pequeño chalet para sus vacaciones, hoy derribado, y del que sólo queda un dibujo meramente esbozado fechado en 1933.

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Le encantaba viajar y no dudaba en ir a Barcelona, Valencia o Sevilla a adquirir personalmente los azulejos que luego empleaba en sus obras. Esto le permitía, sobre todo en el primer caso, mantener el contacto con sus antiguos amigos y compañeros de profesión, así como poder observar “in situ” las nuevas tendencias y edificios que estaban cambiando la fisonomía de la ciudad condal. De esa forma, y a pesar de la lejanía de Cartagena, podía estar siempre al día. Por desgracia para él, no disponía de mucho dinero para poder viajar con la frecuencia que hubiera deseado. Sabemos por fotografías que visitó, en compañía de sus hijos y su yerno, la “Exposición Iberoamericana” de Sevilla de 1929. Según afirma Pérez Rojas parece que nunca viajó al extranjero. Estaba suscrito a las revistas profesionales “La Construcción Moderna” y “Arquitectura y Construcción” 161 . Las noticias de España y del mundo le llegaban a través de “Blanco y Negro” y “La Gaceta Ilustrada”. El estudio del arquitecto estaba dentro de su casa y en él pasaba muchas horas trabajando. Era una amplia habitación cuadrada, sencilla, con ventanas al exterior. Todo el mobiliario estaba constituido por unos largos tableros sobre los que se esparcían de forma desordenada los materiales e instrumentos propios de un arquitecto, de un pintor, de un escultor y de un escayolista. Era como cualquier pequeño taller de un artesano, como fue común entre la mayoría de los arquitectos modernistas de la época. Se encerraba a trabajar allí y no permitía que nadie entrara a molestarle. Un día, una de las criadas entró a limpiar y ordenar la habitación. El arquitecto se llegó a enfadar tanto que tras maldecir en catalán, lengua que empleaba en estas ocasiones, mandó poner un cerrojo en la puerta y prohibió a todos los de la casa volver a entrar allí. Con frecuencia realizaba dibujos a tamaño natural de los elementos ornamentales que iban destinados a las fachadas de los edificios. Eran dibujos realizados a la acuarela, técnica a la que era muy aficionado, donde, con todo lujo de detalles y con la mayor precisión, plasmaba sobre el papel lo que luego los canteros, tallistas y forjadores habrían de trasladar a la piedra y al hierro. Le gustaba también realizar tallas y modelados en barro, escayola o piedra, con la misma maestría que un artesano escultor. También era aficionado a realizar dibujos y maquetas de los grandes edificios clásicos, y de las esculturas griegas y romanas de la antigüedad. Debió de ser para él un verdadero drama cuando todo su trabajo de años se perdió en la inundación de 1919. Vivió dedicado al arte y a la profesión que amaba por encima de todas las cosas. Estaba muy orgulloso de sus obras, sobre todo del “Gran Hotel”, el “Palacio Aguirre”, la “Casa Zapata”, el “Real Club de Regatas” y la “Casa Cervantes”. Murió con la gran preocupación de que un día su apellido se perdería, obsesión que se acrecentó en los últimos días de su vida. Él era el único varón de la familia con descendencia, ya que sus hermanos José María e Ignacio habían muerto solteros y Julián Vicente era sacerdote. Sólo tenía dos hijos varones. José Luís, el mayor, tenía muchos problemas con la supervivencia de sus hijos. Sin embargo su hijo Guillermo tuvo ocho hijos, de ellos cinco varones, que a su vez tuvieron una numerosa descendencia.

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F.J. Pérez Rojas “Casinos de la Región de Murcia” (1850-1920) Pag. 125.

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Capitulo 10.- El reconocimiento público Como sucedió en otras partes, y muy especialmente en Barcelona, apenas finalizada la primera década del siglo XX ya se alzaban voces criticando encarnizadamente el estilo modernista, del que no se libraba ni el propio Gaudí. Con el tiempo las casas fueron redecoradas, arrumbándose en sótanos y desvanes los objetos suntuarios. Los cafés, restaurantes y comercios fueron transformándose en locales mejor equipados y más a tono con los gustos de las nuevas épocas. Finalmente las propias viviendas fueron siendo derribadas poco a poco, y las que sobrevivieron lo hicieron camufladas por una capa de suciedad y contaminación que hacía que pasaran desapercibidos los motivos florales y cerámicos, mientras avanzaba la erosión y el deterioro. Es ahora, cuando las nuevas generaciones han comprendido el valor que tienen estos edificios, autenticas y originales obras de arte, fruto de la imaginación y el trabajo de una generación que vivió uno de los periodos más difíciles en la historia de España. Un importante trabajo de rescate de estos edificios está siendo llevado a cabo, no sólo por parte de organismos oficiales, sino también por entidades bancarias y los propios particulares. Los edificios de Víctor Beltrí no corrieron mejor suerte. Una gran parte de los edificios de los que proyectó el arquitecto han sido finalmente derribados por la piqueta. De hecho prácticamente no queda nada en El Ensanche barrio donde el arquitecto realizó gran parte de su obra, incluyendo su propia vivienda que estaba considerada por los que la conocieron como una autentica maravilla. Algunos sufrieron los rigores de la Guerra Civil, como la Catedral de Santa María la Vieja o la Audiencia Criminal de Tortosa. Otros sólo salvaron sus fachadas al caer en manos de bancos a los que no les era útil la anterior distribución interior, o se convirtieron en colegios y algunas de sus dependencias sufrieron transformaciones para adaptarse a un uso para el que no estaban diseñados. Mejor suerte corrieron aquellos que fueron dedicados a actividades culturales. Entre otras, la “Casa Cervantes” es actualmente la sede de la Jefatura de Zona de la CAM; la “Casa Dorda Bofarull” alberga una oficina de Le Credit Lyones; la “Casa Maestre” es sede de la Oficina Principal del SCH; la “Casa Cortés” de La Unión es sede del SCH; la “Casa Zapata” es el actual Colegio de las Carmelitas; el “Antiguo Mercado de Abastos” de La Unión es la sede del Festival del Cante de las Minas y la “Casa de Misericordia” es la sede del Rectorado de la Universidad Politécnica de Cartagena. Diferentes edificios han merecido la atención de las autoridades nacionales y autonómicas, que han dictado diferentes normas de protección para ellos. Así son monumentos históricos-artísticos: el “Palacio Aguirre” de Cartagena (nacional), el “Gran Hotel” de Cartagena (local), la “Casa Dorda” de Cartagena (local) o el “Mercado de Abastos” de La Unión (local). La “Casa del Tío Lobo” y la “Escalera de la Muralla del Mar”, como parte de ésta, son Bienes de Interés Cultural (BIC). “Villa Calamarí”, la “Casa Llagostera” y el “Huerto de las Bolas” de Cartagena tienen incoado expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de monumento. A pesar de ello algunos como la “Casa del Tío Lobo” o la “Escalera de la Muralla del Mar” se encuentran en un estado lamentable, y otros como “Villa Calamarí”, o muy recientemente, la “Casa Cervantes” han sufrido diversas agresiones, algunas de ellas intencionadas. La peor parte se la ha llevado el “Real Club de Regatas”, que a pesar de

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ser Bien de Interés Cultural (BIC) ha sido recientemente derribado, tras un incendio cuyo origen nunca estuvo muy claro. Ya en su época su obra despertó el interés de los medios especializados. Así la revista editada en Barcelona “Arquitectura y Construcción” en su número 101 de 3 de mayo de 1901, hacía una reseña elogiosa de la Casa Cervantes, incluyendo diversas fotografías tanto de su fachada como del “Café España” que se ubicaba en la planta baja. Aunque nunca fue profeta en Tortosa, en 1915 la revista cultural de esta ciudad “LA ZUDA” en su número 32, le dedicó la portada y un artículo muy elogioso. En ella se decía textualmente: “Muchas son las obras de Beltri, que se distinguen no tanto por su originalidad sino por que ellas marcan una orientación especial en la Arquitectura; su estilo es muy suyo; sin extravagancias; un conjunto armónico de líneas que producen al contemplarlas una sensación de infinita belleza: y es que une a los recursos inagotables del consumado técnico, la imaginación brillante del artista.” y más adelante prosigue: “LA ZUDA, fiel reflejo de las aspiraciones y anhelos culturales y artísticos de nuestra amada ciudad, no puede, sin menoscabo de su patriótico fin, dejar inadvertido a tan ilustre paisano, como inteligente artista y desde estas columnas, le ofrendamos entusiástico homenaje de admiración y cariño.” La revista “Cyrano” de Cartagena, también parece que se ocupó en su momento (1915) de la obra del arquitecto162 . Existen referencias 163 sobre una reseña dedicada al arquitecto aparecida el 15 de septiembre de 1940, en el nº 10 de la Hoja Parroquial de Tortosa, dentro de la serie que realizó titulada “Historia de Tortosa abreviada, fechas memorables”. Tras muchos años de olvido y abandono, la Fundación “Emma Egea”, conjuntamente con el Excelentísimo Ayuntamiento de Cartagena, decidieron rescatar su memoria y en 1994 celebraron el año de Víctor Beltrí con diversos actos conmemorativos. A dichos actos acudieron en representación de la familia, sus nietas Mª Teresa y Mª Dolores Beltrí Carreño. Con este motivo se imprimieron carteles, trípticos, felicitaciones navideñas, un libro con imágenes recortables, se editó al efecto un matasellos conmemorativo y se celebraron dos concursos, uno para estudiantes de EGB y otro para los de BUP y FP, para trabajos relacionados con su figura y obra. También se celebró una exposición sobre su obra, organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia en colaboración con Cajamurcia, titulada: “Estampas de la Memoria”, con fotografías de Juan Manuel Díaz Burgos. Con motivo de dicho evento Francisco Javier Ródenas Rozas, Archivero Municipal de La Unión, realizó un trabajo titulado “Víctor Beltrí en La Unión (1897 – 1917)”, que el Ayuntamiento de esta localidad decidió finalmente no publicar. Posteriormente se rindió otro homenaje conjunto a los arquitectos que trabajaron en Cartagena en aquella época, dentro de la exposición celebrada por el Ayuntamiento de 162

Sabemos de su existencia por el artículo aparecido en “La Zuda”, aunque todavía no hemos podido localizarlo. 163 En E. Bayerri “Historia de Tortosa” Pag. 976 Tomo IX se hace referencia a su existencia dentro del “Legado Bayerri”, aunque todavía no hemos podido localizarla.

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esta ciudad en 1998 titulada “Del modernismo al eclecticismo”, en la que el arquitecto ocupaba, por derecho propio, un lugar destacado. Figura así mismo en la exposición permanente inaugurada en abril de 2002 “Cartagena Puerto de Culturas” en compañía de personajes tan señalados como Isaac Peral, Asdrúbal o los cuatro Santos de Cartagena. Algunos de sus edificios figuran con carácter destacado en las paginas Web producidas por el Ayuntamiento (aunque contienen evidentes errores), e incluso es el único arquitecto al que se le dedica una página de reconocimiento público en exclusiva. Con todos estos homenajes el Ayuntamiento de Cartagena ha querido compensar el maltrato que ha dado durante décadas a muchos de sus edificios y al propio arquitecto, al que ni siquiera dedicó una calle. Donde sí tiene dedicada una calle, al menos teóricamente, es en Portmán. El 26 de octubre de 1995 el Pleno Municipal del Ayuntamiento de La Unión decidió dedicarle una calle en esta pedanía, en las cercanías de la Casa del Tío Lobo 164 , aunque el cambio efectivo del nombre de la calle no ha llegado a producirse todavía en 2002. El arquitecto cuenta con capítulo propio, que en la zona de Murcia sólo comparte con Pedro Cerdán, en el conocido libro de Angel Urrutia “Arquitectura Española Siglo XX”. También es uno de los principales protagonistas del magnifico libro de F. Javier Pérez Rojas. “Cartagena 1874-1936 (Transformación urbana y arquitectura)” (la portada de este libro es una imagen del derruido Club de Regatas). Así mismo ocupa la mayoría de las imágenes del magnífico libro editado por Caja Murcia “Arquitectura en Cartagena. Eclecticismo y Modernismo”. En la “Gran Enciclopedia de la Región de Murcia”, en el epígrafe “Beltri Roqueta, Víctor”, se hace una amplia referencia al mismo en términos muy elogiosos a la vida y obra del arquitecto. Así mismo aparece en el dedicado al “Arte” y aparecen referencias específicas sobre varias de sus obras. Ya en solitario es el protagonista del libro de fotografías en blanco y negro, editado por Caja Murcia y el Colegio de Arquitectos de Murcia “Imágenes de la memoria. V. Beltrí”, con motivo de la exposición fotográfica mencionada con anterioridad. Su bisnieta Mercedes Beltrí Fernández hizo una tesina para obtener la licenciatura en Historia, titulada: “Víctor Beltrí y Roqueta. El arquitecto de la calle Mayor”. Sus edificios también han despertado la atención del Servicio Nacional de Loterías del Estado. Así el Mercado de La Unión fue el protagonista del sorteo realizado el sábado 5 de agosto de 2000. Por último, Víctor Beltrí figura con carácter destacado dentro de Internet165 , en diferentes páginas Web dedicadas al Festival del Cante de las Minas, a Tortosa, a Cartagena, a La Unión, a Lorca, a la Región de Murcia y al Modernismo. 164

Concretamente la situada entre las manzanas 5,6 y 7 con entrada por la Carretera del Cementerio y salida por la calle Menéndez Pelayo, siendo transversales las calles Prim, Castelar y San José. 165 Ver Anejo correspondiente.

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1. Agusto Font

3. V. Beltrí

2. Portada de la Zuda dedicada a V. Beltrí

4. V. Beltrí

7. Casa Nicolau (Tortosa) (*)

(*) Fotos gentileza de D. Luis Salamó

5. V. Beltrí

6. V. Beltrí

8. Casa del Viuda de Torre Español (Tortosa) (*)

9. Proyecto de Matadero Municipal (Gandía) 10. Interior del Casino (Cartagena)

11. Casa Cervantes (Cartagena)

13. Palacio Aguirre (Cartagena)

15. Catedral de Sª Mª la Vieja (Cartagena)

12. Casa Cervantes (Cartagena)

14. Palacio Aguirre (Cartagena)

16. Catedral de Sª Mª la Vieja (Cartagena)

17. Mercado Público (La Unión)

18. Mercado Público (La Unión)

19. Mercado Público (La Unión)

20. Casa Maestre (Cartagena)

22. Casa Dorda (Cartagena)

21. Casa Maestre (Cartagena)

23. Patio de la Casa Dorda (Cartagena)

24. Casa Zapata (Cartagena)

25. Casa Zapata (Cartagena)

26. Patio de la Casa Zapata (Cartagena)

27. Real Club de Regatas (Cartagena)

29. Gran Hotel (Cartagena)

28. Estado actual del Real Club de Regatas tras el último incendio

30. Gran Hotel (Cartagena)

31. Casa Llagostera (Cartagena)

33. Casa del Niño (Cartagena)

35. Casa de los Cachá (Lorca)

32. Casa Llagostera (Cartagena)

34. Casa del Niño (Cartagena)

PIES DE FOTOS 1.- (4) Víctor Beltrí y Roqueta 2.- (8) Vista actual del Palacio de la Condesa Viuda de Torre Español (actualmente Palau Montagut) en Tortosa (*) 3.- (10) Escalinata del Casino de Cartagena (***) 4.- (11) Casa Cervantes (Cartagena) tal como apareció en 1901 en la revista Arquitectura y Construcción 5.- (14) Palacio Aguirre (Cartagena) (***) 6.- (18) Mercado de Abastos de La unión al poco de ser abierto al público 7.- (19) Vista actual del interior del Antiguo Mercado de Abastos de La Unión (***) 8.- (21) Fachada de la Casa Maestre (Cartagena) (**) 9.- (23) Patio de la Casa Dorda (Cartagena) (***) 10.- (25) Vista de la Casa Zapata (Cartagena) tal como estaba al poco de edificarse. Hoy en día los árboles y otros edificios anexos apenas permiten su observación 11.- (26) Patio interior de la Casa Zapata (Cartagena) (**) 12.- (27) Real Club de Regatas de Cartagena al poco tiempo de construirse. Hoy en día está en ruinas. 13.- (30) Vista general del Gran Hotel (Cartagena) al poco tiempo de su inauguración 14.- (32) Fachada de la Casa Llagostera (Cartagena) (**) 15.- (33) Vista de los pabellones de la Casa del Niño (Cartagena) en plena actividad al poco tiempo de su apertura. (*) Fotografía gentileza de D. Luis Salamó (**) Fotografías de D. Juan Antonio Gutiérrez aparecidas en la publicación “Año de Víctor Beltrí” (***) Fotografías aparecidas en el libro de D. Cristóbal Belda y D. Carlos Moisés “Arquitectura en Cartagena”

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