Reseña 2. \"Flores de Otro Mundo\" (1999)

Reseña objetivista, Cinéma hispanique, Marzo 2014

Flores de otro mundo (1999) por Nicolás Enrique Marín Bayona

A modo de narración con voluntad documental, presenta Bollaín este filme, sumergiendo al espectador en el cotidiano de un pueblo agrícola español que se ve alterado por la llegada de una caravana de mujeres. La película de Bollaín buscará representar al mismo tiempo la cuestión de la problemática social a nivel de clase y de la variedad de los orígenes geográficos. Es en la creación de este discurso social que la propuesta de Bollaín falla. Su realismo tímido se derrumba en el uso técnico, tanto de la puesta en escena como del montaje. La construcción de la historia, a modo de película del oeste, en la que la acción y los personajes llegan al mismo tiempo que la modernidad: la llegada del ferrocarril y con él de la acción, se ve sustituida por la llegada de una caravana de mujeres, la inmigración y la nueva feminidad de la que Santa Eulalia carece, recayendo en una constante negación de la interculturalidad por el lastre determinista. La búsqueda irrisoria del arquetipo en los personajes, previsibles y maniqueos no consigue sino crear una percepción un tanto ingenua por parte de la realizadora de lo que la inmigración, la ruralidad y la feminidad suponen. Escenas forzadas, falsamente improvisadas, que buscan aproximarse a esa ruralidad de modo casual, como las escenas del bar, donde asistimos a una sesión de cine porno en televisión o la escena de la cocina con Patricia y sus amigas, van a parasitar la película introduciéndose con calzador con la intención de un pretendido azar, un malogrado azar que va a distorsionar la percepción psicológica de los personajes. Si algo se le puede reconocer a la directora de esta película en su determinado acercamiento realista, es en la profundización lingüística, con un trabajo de investigación de los diferentes dialectos hispanos, que van a poblar los diálogos, resultando todo un acierto en la construcción del guión. Bollaín que reivindica su aproximación intencionadamente realista, incluye en esta película imágenes prestadas del cotidiano, de la realidad rural, entre las que destaca la escena final con los niños que persiguen el autobús y frente a la que encontramos el mal reconstruido desfile de bienvenida del comienzo. Durante el recibimiento por parte del pueblo, y a modo de guiño al berlangueño desfile de Bienvenido Mr. Marshall (1953), se construye gracias a las imágenes un pasaje tímidamente documental que sin embargo escapa al objetivo deseado por la utilización de un primer plano sonoro de la charanga, que cubre por completo la banda de sonido, negando al vocación realista de la secuencia. Es en esa doble vertiente de docudrama, de documental ficcionado, que no falso documental a la Peter Watkins, que la realizadora tropieza: sentimentalismo prefabricado, falta de emoción, determinismo condicionante de la construcción de los personajes y un dualismo simplista entre lo femenino y lo masculino que atormenta a la realizadora, y que tendrá su mayor expresión en Te doy mis ojos.(2003)

Una realización torpe para una película de tintes pedagógicos en la que la valoración constante de lo bueno y lo malo, la alternancia entre lo positivo y lo negativo acosan al espectador construyendo finalmente un producto cuyo tinte moral no le permite escapar de su didactismo intrínseco. FLORES DE OTRO MUNDO España, 1999 Realización: Icíar Bollaín Producción: La Iguana S.L. y Alta Films S.A. Duración 106 min