Reseña - Barbarismos, de Andrés Neuman

September 4, 2017 | Autor: V. Enamorado Diaz | Categoria: Literatura española contemporánea, Andrés Neuman
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Polifonías Reseñas de otros géneros

Hermanos

N

o es la primera vez que Lionel Shriver (Gastonia, EEUU, 1957) vertebra una novela alrededor de la culpa. Como ya hizo en su exitosa Tenemos que hablar de Kevin,la autora elige a una mujer como protagonista en lo que aparentemente es una historia cotidiana de una vida mediocre. Sin embargo nada en nuestra vida es poco importante. Todo nos afecta por el mero hecho de que nos ocurre a nosotros y no hay nada menos insignificante para nuestras vidas que la muerte, tema central en otra de sus novelas, Todo esto para qué. Pandora, de 41 años, se ve enfrentada a su pasado familiar después de recibir una llamada. El retorno de su hermano a su vida hace tambalear los cimientos de su existencia y la armonía entre su marido y ella, ya que este, al ser hijo único, no comprende las alianzas y vínculos invisibles que unen a los hermanos y se siente excluido del juego de la memoria compartida. Shriver plantea así la cuestión de si la familia es obligación o devoción, lucha y rivalidad constante o ayuda incondicional. La aparición del hermano pone al descubierto las debilidades del matrimonio. Un marido hasta cierto punto amargado y acomplejado que no reconoce el éxito profesional de su mujer y se entrega a una dieta radical y al deporte continuo para vencer así en algo a su rellenita esposa, incapaz de perder los nueve kilos que le sobran. La novela describe la comida como uno de los problemas del ser humano y lo asocia al sentimiento de culpa provocado por nuestros fracasos: “Por más daño que haga una carencia, la saciedad es peor. Así pues, esto es lo que pienso: estamos hechos para tener hambre”, afirmación que se podría traducir como que estamos hechos para fracasar pues el éxito supone algo que nunca sacia. La protagonista siempre necesita un reto para dar sentido a su vida al igual que su hermano Edison necesita la comida para ese mismo fin. Otro de los temas de la novela es la adolescencia. Pandora acoge a su hermano sin permiso de su marido porque piensa que él se lo debe por haber adoptado a sus hijos: “Yo no tenía hijos, pero los adoptivos seguían dirigiéndome la palabra y eso es más de lo que puede decirse del adolescente medio que una trae físicamente al mundo”. Tenemos que hablar de Kevin,Todo esto para qué y Big Brother tienen en común una ausencia de relaciones materno-filiales idealizadas. Antes bien, la adolescencia y la primera juventud son un territorio inhóspito en el que el hijo se ve superior y con un futuro privilegiado, inconexo del esfuerzo de la madre. Por otro lado y como ya es habitual en sus novelas, la autora hace gala de un humor negro, ingenioso, políticamente incorrecto y escatológico que roza el sarcasmo: “Edison (o la criatura que se lo había tragado) se acercó a la cinta de equipajes”; “Edison se puso a rebuscar algo en los 22

bolsillos de la chaqueta de cuero negra que llevaba, moderna, con solapas, para cuya confección sin duda se habría necesitado la benevolencia de media vaca”. La obra está coloreada con situaciones grotescas que despiertan la hilaridad en el lector pero que son dramas para Pandora y Edison. Con este libro el lector se plantea en torno a qué gira la vida, cómo nos realizamos: ¿con el trabajo, la familia, nuestro aspecto físico, la fama, el reconocimiento de los otros?; a la vez que describe pormenorizadamente los horrores de la obesidad en un país que fomenta el exceso y lo XXL. Así, Pandora asume como reto propio que su hermano pierda cien kilos: “Quería demostrar que era posible invertir el signo de las peores desgracias, las que uno se inflige a sí mismo”. El remordimiento y la culpa, el deber hacia los de tu sangre impregnan de un modo asfixiante toda la novela, planteando sensaciones que cualquiera con algún vínculo familiar ha experimentado alguna vez. Shriver, consciente de la tradición literaria, guarda correspondencias con las soluciones narrativas y los temas descarnados propuestos por autores como Ian McEwan y John Kennedy Toole, ya que la protagonista intenta vivir sin abandonar un sentimiento de culpa que la conduce a la autodestrucción, inmersa en una sociedad hipócrita y despiadada que convierte en parias a los que no viven de acuerdo con lo establecido. María Luisa Suárez Marín

Lionel Shriver, Big Brother Barcelona, Anagrama 400 páginas, 19,90 euros Traducción de Daniel Najmías

L

Nuevos tiempos, nuevos términos

a aventura terminológica de Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) empezó en el 2008 en las páginas del suplemento cultural del diario ABC, cuando se dedicaba semanalmente a glosar una serie de palabras en un diccionario nuevo al que llamó Barbarismos. Ahora las recopila y las revisa en un volumen con alrededor de un millar de términos, más o menos la mitad de los que en un principio escribió el autor. Son textos cercanos al aforismo o a las Greguerías de Ramón Gómez de la Serna, pero centrados en las palabras y sus definiciones desde una visión subjetiva, personal y distinta. José María Merino (que además es miembro de la RAE) firma un prólogo que titula “Neumanismos”, en el que reflexiona sobre nuestra relación con las palabras y el propio término “barbarismo”, que en realidad está muy lejos de lo que el autor presenta en este libro pues según la RAE un barbarismo es: “incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios”. Estos barbarismos reformulan conceptos desde un prisma humorístico, crítico, y en ocasiones poético, y además los actualizan, adaptándolos al siglo XXI. El millar de términos aparecen por orden alfabético, como cualquier diccionario al uso, pero Neuman en seguida se distancia, usando juegos de palabras, metáforas, paradojas y, sobre todo, mucha ironía. Podemos dividir el libro en varios bloques temáticos dependiendo de las definiciones: encontraremos crítica política y social, en términos como “aborto” (“decisión que una mujer toma sobre su cuerpo, como si fuera suyo”), “democracia” (“derecho de todos a elegir el bien de unos pocos”), “empleo” o “política”; y a la propia literatura, especialmente en lo que atañe al género breve: “brevedad” (“eso”), “cuento” o “escritor”. Pero el gran tema del volumen es, sin duda, el humor. Palabras cuyas definiciones arrancan la carcajada de un lector que ni siquiera se la espera, ya que el formato enciclopédico le pilla desprevenido, “baño” (“biblioteca sin prestigio”), “anal”, “umbría” o “euríbor” (“decimotercer signo zodiacal”). Llama la atención en ocasiones el lirismo que desprenden algunos términos, especialmente los tradicionalmente usados en el género de la poesía, como “amanecer” (“ocaso del noctámbulo”), “arte” (“capacidad de la belleza para sobrevivir”), “detalle” (“materia prima del recuerdo”), “emoción” (“catapulta de la idea”)… Neuman sorprende con cada publicación: novelas, diarios de viaje, poemarios, colecciones de cuentos… y ahora también, diccionarios. Cuando empezó a escribir estos términos para el diario ABC ya tenía en mente

un libro, de cuya publicación se encarga Páginas de Espuma en una edición con portada de la ilustradora Eva Vázquez: un dardo clavado en el mar, del que solo se ve la punta, como un iceberg. Porque de las palabras solo conocemos las definiciones que nos dan los diccionarios, pero Neuman no se conforma, va más allá, desmonta el lenguaje y lo vuelve a montar acomodándolo a su visión, llenándolo de nuevas caras y aristas, invitando al lector a componer su propia enciclopedia también. Este lexicón es una oda a la brevedad, un millar de microtextos pulcramente alineados alfabéticamente para ser consumidos al ritmo que marca el lector, de corrido o a saltos, en pequeñas dosis o (muy fácilmente) de un solo tirón. Probablemente los que no conozcan el trabajo de Neuman miren este libro y frunzan el ceño por lo extraño del género, por el ejercicio lúdico que conlleva y que parece ser el único atractivo desde el escaparate, pero basta con un vistazo rápido para que el talento y el fino humor de Neuman consigan atrapar a los más escépticos. El autor se la juega a unas pocas palabras, pero son tan precisas y certeras que conforman definiciones sorprendentes, observaciones agudas y verdades incómodas pero necesarias. Llaman la atención sobre todo las definiciones más cortas, las más violentas, como una dosis rápida de alcohol: “bonanza” (“lo que hubo”), “cenicero” (“urna funeraria por entregas”) o “adulto” (“mortal que se da cuenta”). Andrés Neuman es el escritor bárbaro que juega con el lenguaje, y gana. Verónica Enamorado

Andrés Neuman, Barbarismos Madrid, Páginas de espuma 130 páginas, 14 euros 23

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