Respuesta abierta a David Díaz Arias

September 1, 2017 | Autor: Roy Alfaro | Categoria: Utopia and Science Fiction, Spanish and Latin American Science Fiction Literature
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Respuesta abierta a David Díaz Arias Roy Alfaro Vargas En la revista digital Paquidermo, Díaz ha publicado un artículo titulado “Tres prejuicios sobre la ciencia ficción costarricense”. Ahí, él esboza que el concepto de novum y el planteamiento de Suvin son una metodología prácticamente olvidada en los años 1970. Sin embargo, como indica Gomel (2014), “La CF es definida por Suvin en términos de un novum textual (una innovación ontológica), que es racionalizada por el discurso de la ciencia”. O en palabras de Spiegel, “Lo que caracteriza la ciencia ficción y la diferencia de la fantasía es el novum”. Por ende, la afirmación de Díaz se ancla en el mismo espacio de ignorancia donde se sitúan los comentarios de Carlos Villalobos (profesor de la UCR) y de Iván Molina, ya que evidentemente el aporte de Suvin es utilizado ampliamente a nivel internacional. Incluso, Rachel Haywood Ferreira (2011) en The Emergence of Latin American Science Fiction utiliza la noción ligada al novum de extrañamiento cognitivo. La falta de lectura y conocimiento ha llevado a algunos de mis críticos a afirmar cuestiones que son francamente estupideces, puras ocurrencias espúreas, que no tienen fundamento alguno. Punto para mi persona. Con respecto a la relación entre la CF y el neoliberalismo, le señalo lo siguiente. Luokkala (2014) sigue la posición neoliberal referente a la CF, donde la función de esta dentro de la ingeniería social neoliberal se define “como un vehículo para explorar la ciencia actual y como trampolín para discutir algunos de los excitantes tópicos que hoy están siendo investigados”. Así, la CF es asumida como un elemento pedagógico relacionado con las políticas del Banco Mundial. Como indica Spring (2009), “el Banco Mundial es el mayor participante en los discursos globales acerca de la educación”. O sea, siguiendo a Zajda (2010), las reformas en las políticas educativas vienen de las ideologías del Banco Mundial y reflejan una ideología neoliberal, que como señala Spring (2009) enfatizan los valores del mercado y la competencia individual. Para que le quede más claro: “Las naciones alrededor del mundo comenzaron a organizar los sistemas nacionales de educación para suplir trabajadores para las fábricas y promover el aprendizaje científico y matemático, para el desarrollo

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industrial y militar” (Spring 2009; negrilla mía). La agenda oculta de esto, señala Smyth (2011) “es establecer y mantener una visión conservadora y acrítica de la enseñanza y el aprendizaje”. En este contexto, “la ciencia ficción ha logrado ya, por sus propios méritos, llegar a formar parte de los currículos de las high schools y universidades anglosajonas y, poco a poco, se incorpora también en el mundo docente en habla hispana” (Barceló-García 2005). En palabras de Gomes-Malauf y de Souza (2008), “la ciencia ficción transforma el caminar de las investigaciones científicas en un ‘futuro posible’, ofreciendo la posibilidad de hacerse Ciencia, antecediendo los resultados por ser alcanzados” y “favorece el acceso a diferentes producciones de la Ciencia, o dando oportunidad, con base en una obra artística, al contacto con las transformaciones que el hombre de Ciencia viene imprimiendo al mundo”. Como dicen Piassi y Pietrocola (2009), se privilegia “las posibilidades que la CF da en la exploración de múltiples aspectos de valor didáctico en las aulas de ciencia”, es decir, lo importante es “la utilización de la CF y su contribución a la motivación del alumnado” (Petit y Solbes 2012), ya que, “en el camino de la ciencia a la ciencia ficción pasando por la divulgación científica, es posible que la respetabilidad social y la verosimilitud temática desciendan, mientras que, por el contrario, suben la facilidad de comprensión y el alcance de su difusión” (Barceló-García 2005). Por lo tanto, es claro que hay un interés en utilizar la CF en las aulas no solo como vehículo para incentivar el aprendizaje de las ciencias y la matemática, sino que también (como en la pseudo-CF costarricense) se introducen valores propiamente neoliberales en detrimento del concepto de clase social, así como el ataque a las posiciones que establecen el novum (lo cual es claro en el modo “neutral” de las posiciones de Luokkala y algunos otros, que ven la CF como elemento pedagógico, solo como incentivadora) como elemento crítico de la CF (lo cual se ejemplifica en las posiciones de Villalobos, Molina y muchos de los autores por mí criticados). De hecho, si vemos cuentos como “Sputnik” de Iván Molina u “Objetivo madre” de Garro, existen en ambos cuentos un elemento anti-marxista, muy conveniente para un capitalismo en crisis que no soporta la crítica (al igual que la pseudoCF costarricense). Asimismo, la pseudo-CF costarricense (fenómeno que también se

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aprecia en parte de la pseudo-CF colombiana, peruana y mexicana) transmite valores totalmente neoliberales (recuerde Capitalismo y libertad de Milton Friedman) como: el hedonismo posmoderno, el hembrismo, lo gay-lésbico, etc. Otro punto para mí. El intento de ligar la CF a las definiciones dadas desde los estudios culturales muestra varios problemas. Primero, se me critica por mi ligamen con Suvin y el marxismo, lo cual intentan insinuar anula la propuesta por sesgada. Esto solo se puede sostener desde la ignorancia filosófica más profunda, en tanto todo proceso científico está inserto en una sociedad dada con contradicciones internas, que se manifiestan como perspectivas políticas: es imposible una ciencia sin perspectiva política, lo cual para dolor de los “(post)postmodernos” no crea un relativismo, sino que enfrasca la ciencia en un desarrollo dialéctico. Una ciencia sin política es algo tan absurdo como la idea de Carlos Villalobos de tachar mi trabajo de no-científico, por haber señalado que en Costa Rica no hay CF (lo cual hasta hoy es cierto). El desconocimiento en los procesos de producción de conocimiento científico lleva al absurdo de Villalobos, ya que, por ejemplo, esto sería como decir que el trabajo de Newton no fue científico, porque Einstein demostró la parcialidad que operaba alrededor de la mecánica newtoniana. No obstante, Newton hizo un trabajo científico en cuanto con el conocimiento de su época (la geometría euclidiana) pudo explicar el funcionamiento de algunas leyes físicas en la Tierra. Hubo que esperar la aparición de Lobachevski, Gauss, Bolyai, Riemann y de sus geometrías no-euclidianas para superar a Newton. Para que entienda, si Carlos Villalobos u otro dudan que mi afirmación de que no hay hasta hoy CF en Costa Rica es cierta, entonces que muestren un texto de CF y los parámetros para asumir tal texto como CF. Los textos por mí ya analizados, así como Señora del tiempo y Deus ex machina no son CF. quiero ver de donde se van a sacar un texto costarricense de CF. Hablar paja y congraciarse con la gente es muy fácil, pero yo estoy muy documentado y sigo esperando un interlocutor de calidad. El trabajo intelectual no es títulos y filiación, sino lectura y cerebro. ¡No todo vale! Asumir que el tercero excluido de la lógica formal no sirve, por simple antojo, es ya una aplicación de tal principio (véase en academia.edu los textos dirigidos a Carlos Villalobos titulados: “Con ciencia o sin ciencia” y “¿Qué es científico?”).

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En segundo lugar, el rechazar algo por venir de afuera es una reverenda estupidez, ya que, si alguien lo olvida los estudios culturales son producto extranjero. Además, por qué vamos a inventar el agua tibia en nombre de un vulgar culturalismo. De hecho, la pseudo-CF, que hasta antes de mis artículos (“El novum en la ciencia ficción costarricense” y “La ficción de Iván Molina Jiménez”) había usufructuado de la etiqueta de CF (que en nuestro contexto remite semánticamente a la CF europea y estadounidense), ahora, cuando mis críticas han destruido cualquier posibilidad de entender los textos analizados por mí como CF, entonces hablan de CF à la tica, es decir, una supuesta CF que se definiría por su mediocridad y la ausencia de manejo de conocimiento científico-tecnológico; incluso, muchas veces mal narrada (o pésimamente narrada, como en Señora del tiempo). La idea que subyace a algunas de las críticas de la pseudo-CF costarricense a mi propuesta, es que debemos conformarnos con una pseudo-CF de pésima calidad, para afirmar nuestra identidad latinoamericana. ¿No sería mejor que personas con la suficiente formación en ciencia y tecnología escribieran CF en Costa Rica? Otro punto más para mí. El problema no está en tomar lo que viene de afuera, sino en tomar las ideas y costumbres que solo buscan mantener el orden mundial intacto, donde nosotros (los latinoamericanos) somos simples proveedores de mano de obra barata (call centers) y agentes de ideologización. El neoliberalismo es para las élites y nada más. Ahora bien, pruebe que en mis textos (“El novum en la ciencia ficción costarricense” y “La ficción de Iván Molina Jiménez”) “se visualiza el insulto y la descalificación de personas e instituciones”. Yo analizo textos y los procesos que los acompañan, no personas. No obstante, algunos escritores de pseudo-CF costarricense han personalizado el asunto, con insultos y, de hecho, hay una persona “loca” que ve un “troll” donde no lo hay y llora con sus personajes (suena a trastorno de sexualidad y esquizofrenia) o una presentadora que se ve dulce, pero es amarga como la hiel. Ofrezcan elementos de análisis sobre CF. El lloriqueo cansa. Lo cierto es que escribir no es simplemente tener tiempo y ganas de hacerlo. Escribir, y especialmente CF, requiere un proceso cognoscitivo, un pleno manejo del género que se quiere desarrollar, así como de sus características y exigencias. Por ejemplo, poner un historiador (que en su propio ámbito es mediocre) a escribir CF, con un total desconocimiento en las ciencias, es

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renunciar a una producción literaria de calidad, que solo sus “iguales” pueden decir que es de buena calidad. También, el intento de algunos escritores de pseudo-CF costarricense de querer llevar la discusión sobre mis artículos al plano personal, insinuando que es que yo quiero atacar a X o Y, no es cierto. Esta argumentación falaciosa de tales escritores solo muestra la incapacidad (congénita en algunos) de argumentar con base en conocimiento y en una estructura lógica bien llevada. (Yo no pongo, sin embargo, la otra mejilla.) ¿No cree usted, don David, que la cobarde idea de evitar que alguien publique porque no se tienen realmente argumentos para debatirle, solo podría ser producto de un enano mental, corrupto y con serios problemas éticos (el típico militante del Opus Dei académico)? El debate sobre mis artículos ha hecho aflorar algo que sucede en la academia costarricense y es que muchos llegan ahí por lamebotas u otros comportamientos cuestionables, pero no por calidad y excelencia en su formación. De ahí que algunos de ellos recurran a lo único que son capaces de hacer: atacar personalmente pero sin argumentos sobre CF, hacerse la víctima, etc. (¿Deberían por cierto los escritores, en este caso, cambiar de líder?) Para que no haya distorsiones, recuerde, don David Díaz, que aquí tampoco yo he insultado a nadie: al que le caiga el guante, puede hacer uso de él. Dentro de la pseudo-CF costarricense y los amigos de esta, pulula la ignorancia y, por qué no, la estupidez. Carecen de lectura y formación. Según las ideas que se han expresado desde el lado de algunos escritores costarricenses es que la CF tica es, entonces, una CF sin ciencia y tecnología futuristas. Luego, no es CF, sino PSEUDO-CF. San Ramón, 31 de enero de 2015

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