Revista Akros nº 2

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Descrição do Produto

CCoonntteenniiddoo

nnºº 22.. EEnneerroo 22000033

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Editorial

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Gabinetes de prensa y relaciones públicas para museos Pedro Pablo Gutiérrez

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Acércate a Conocer: Museo de Arqueología e Historia. Melilla Rocío Gutiérrez.

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Plaza Pedro de Estopiñan s/n Melilla la Vieja. 52001 Tel.: 952 68 13 39 Fax: 952 69 00 24 e-mail: [email protected]

Las Dos Historias Severiano Gil

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Las joyas bereberes elaboradas en Melilla Claudio Barrio

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La vivienda en Melilla:un caso de transmisión patrimonial en el siglo XVIII Miguel C. Vivancos O.S.B.

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Melilla a comienzos del siglo xix: el drama por su supervivencia Blas Jesús Imbroda Ortiz

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Melilla... Hacia la ciudad. Melilla en los albores del siglo XX Ángel Castro Maestro

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Las tetradracmas de Alejandro Magno. –Una aproximación a su emisión cronológica; tipología y cecas en vida de Alejandro–. Joaquín Montero

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La documentación de la Comisión de Antigüedades de la Real Academia de la Historia sobre Melilla Jorge Maier

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La mujer griega a través de la iconografía doméstica Pilar González Serrano

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La fuerza de la imagen: iconografía de las princesas de la dinastía Julio-Claudia Trinidad Nogales Basarate y Pilar Fernández Uriel

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Una estación neolítica al aire libre en las islas chafarinas: El zafrín. Primera datación radiocarbónica Juan Antonio Bellver Garrido y Antonio Bravo Nieto

Editorial

Modernismo melillense Un nuevo número de Akros se presenta y con ello la ilusión de la continuidad en el trabajo y la compensación del esfuerzo. Desde estas páginas, agradecer a todos aquellos que nos han apoyado y animado en esta iniciativa, porque estamos convencidos que esa acogida calurosa es tan importante o más que muchos logros profesionales y desde luego, enormemente gratificante. Este segundo número mantiene la línea trazada en cuanto a contenidos: Museología, Historia y Arqueología son los tres pilares importantes de la revista, con artículos de un gran nivel y siempre primando los referentes a la historia de nuestra ciudad; en este caso y ante la cercana y esperada apertura de los nuevos museos, tanto de Arqueología e Historia como sefardita y bereber (de los que esperamos dar cumplida cuenta en el próximo número de la revista), se presentan dos artículos que nos irán acercando a estas culturas diferenciadas que conviven junto a las demás en nuestra ciudad. Recogemos igualmente artículos sobre iconografía y numismática, en los que conoceremos aspectos de la mujer griega y romana, o el entorno de Alejandro Magno a través de las monedas que se acuñaron en vida de este gran estadista. Muy interesante el artículo sobre las excavaciones realizadas en las islas Chafarinas, que Akros presenta como primicia, y no menos atractivos son los artículos referentes a Melilla en 1812 o la reflexión de Melilla como “ciudad”. En cuanto a Museología, presentamos un fundamental estudio sobre publicidad en los pequeños museos, y una presentación y breve recorrido por nuestro museo. AKROS

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Hemos querido igualmente ofrecer nuestro pequeño homenaje al año Gaudí, año internacional del modernismo, en el que Melilla ha estado hermanada con Barcelona. Por ello, la portada recoge una vidriera con elementos de este período artístico y el interior estético de la revista lo dedicamos al modernismo melillense, apareciendo rincones y fachadas de los edificios más singulares y representativos de nuestra ciudad. Por último, nuestro adiós a D. Francisco Mir Berlanga, que fue Director del Museo de Melilla durante largos años, desempeñando este puesto con un enorme cariño y una gran dedicación.

Museología

PEEDDRROO PPAABBLLOO GGUUTT IIÉÉRRRREEZZ P

Doctor en Ciencias de la Información. Universidad de Vigo

Gabinetes de prensa y relaciones públicas para museos

Ya se ha mencionado en otras ocasiones la particularidad de que aquel que vende comunicación, si lo hace de manera correcta, lo que vende es confianza. Esa confianza desata una cadena de consecuencias, la primera de las cuales es que el receptor de los mensajes, desde el medio que los ha de publicar hasta el destinatario final, desarrollan una suerte de fe en el gabinete emisor, de manera que sus envíos rara vez son cuestionados. Un concepto de confianza, que en el terreno de la comunicación de carácter cultural aparece con enorme frecuencia, y que pasa por la profesionalización de los departamentos que habrán de elaborar la información y mantener el contacto con los medios. Por regla general, salvo en grandes organizaciones, este es un trabajo lleno de improvisación y que se encarga a personas que no están vinculadas profesionalmente al tema. Pero sea una empresa pública, privada, de contenidos culturales, deportivos, políticos o de cualquier índole, el tema debe ser contemplado desde los parámetros empresariales que buscan un rendimiento preciso a toda acción emprendida. Desde cualquier punto de vista que se analice una decisión estratégica en una empresa, en el fondo de la misma siempre subyace un objetivo general prioritario y que condicionará todos los demás: la rentabilidad. Las decisiones que afectan a temas de comunicación no son una excepción y también deben someterse al objetivo general de proporcionar rentabilidad aunque, en algunos casos, esa rentabilidad no se mida en términos estrictamente económicos o monetarios. Los errores, sin embargo, sí suelen producir pérdidas fácilmente contabilizables por diversos conceptos.

■ Las decisiones que afectan a temas de comunicación deben proporcionar rentabilidad, aunque esta no se mida en términos estrictamente económicos ■

Museo del Louvre. Fachada de Pierre Lescot

■ En los últimos tiempos, el Museo ha pasado a estar considerado como una parte fundamental de la oferta cultural y turística, y a tener su propio peso dentro de la comunicación publicitaria ■ AKROS

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Museo logía Cuando el profesor Ramírez afirma que “la comunicación es una herramienta que no admite frivolidades, o se gestiona con profesionalidad y delicadeza, o se paga caro, carísimo” (Txema Ramírez, 1995), sin duda se refiere tanto a aspectos económicos propiamente dichos, como a elementos relacionados con la imagen, la marca, el posicionamiento, el prestigio y tantos otros conceptos que, cuando resultan dañados, generan un problema de incalculables consecuencias y de muy difícil, costosa y larga solución. En los últimos tiempos, el museo ha pasado de ser prácticamente una instalación minoritaria, vinculada a una pequeña élite cultural, a estar considerada en todas las estrategias políticas como una parte fundamental de la oferta turística y consecuentemente, a tener su propio peso dentro de la comunicación publicitaria en el turismo de ciudades, sobre todo, pero también en otro tipo de ofertas. Lógicamente, esto genera necesidades de elaboración de mensajes persuasivos capaces de trasladar, no sólo un mensaje de contenidos, sino también un producto competitivo, en medio de un cada vez más amplio abanico de posibilidades de ocio. Lo que está claro es que cualquier museo, independientemente de su tamaño, necesita una persona especializada que se ocupe de su imagen, de su identidad corporativa, de sus relaciones con los medios de comunicación, de sus relaciones públicas y de la organización de los diferentes eventos que, en los museos, con alguna frecuencia se producen en forma de inauguraciones, de muestras itinerantes. Esto puede tener, desde el punto de vista de la decisión empresarial, diversas soluciones: – Contratar una persona para que lo lleve desde el interior. – Contratar a una empresa publicitaria o de relaciones públicas, que se encargue de todo externamente. – Una solución mixta a través de la contratación de una empresa que pone a una persona de su equipo a trabajar en exclusiva. Es preciso mencionar que, lo recomendable sigue siendo que las empresas dispongan de sus propios gabineAKROS

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■ Con un trabajo profesional y adecuado, se dispone de una oportunidad única para reforzar la imagen y consolidar la institución ■

tes internos de prensa y relaciones públicas. Pero también hay que reconocer que estamos en tiempos de estructuras reducidas y contratación de especialistas externos para resolver las cuestiones puntuales que se plantean y que no tienen que ver directamente con el objetivo troncal de la empresa. Por eso cabe pensar que la asesoría y desarrollo de las relaciones públicas empresariales, cada vez vaya siendo objeto de las agencias de comunicación y publicidad que, indudablemente, necesitarán tener o subcontratar a su vez, a auténticos profesionales y expertos en el tema. Ese criterio se sustenta también en utilidades económicas: es evidente que la empresa que suministra a otra todos los temas publicitarios y de creatividad, al manejar una elevada cifra de negocio con la empresa en cuestión, podrá ajustar más sus precios y, en estos tiempos, hay que tener muy en cuenta la diferenciación que se establece (Díez de Castro y Landa Bercebal, 1996), entre eficacia y eficiencia al manifestar que “la eficacia se mide por el logro de los objetivos previamente estipulados, mientras que la eficiencia se determina a través de dos indicadores: la eficacia y los costes”. Se trata pues de ser eficientes o, lo que es decir lo mismo, eficaces al menor costo posible. Como con-

■ Las relaciones públicas son un apartado estratégico de la comunicación, mientras que el gabinete de prensa es un concepto más operacional ■

secuencia no se pueden establecer contactos con varios proveedores para un mismo concepto, la comunicación. La forma de abaratar es un solo proveedor con el que poder negociar más volumen y mejores precios. Es por ello que, frecuentemente, vemos a las agencias de publicidad en labores de gabinete de prensa y relaciones públicas. Lamentablemente, también hemos de constatar el hecho de que los servicios ofrecidos, en muchos casos no superan el salir del paso con algo de suerte y sin brillantez, en momentos en que con un trabajo profesional y adecuado, las empresas disponen de una oportunidad única para reforzar su imagen y apuntalar su posición en el mercado.

Definición de cometidos y situaciones En el comienzo, es preciso definir los cometidos, situarlos dentro de un organigrama y establecer sus interdependencias. Las relaciones públicas son un concepto más amplio y engloban al gabinete de prensa. En líneas generales podríamos decir que las relaciones públicas son un apartado estratégico de la comunicación, aquella función encargada de pensar, diseñar y trazar la planificación adecuada; mientras que el gabinete de prensa es un concepto más operacional. La manera de poner en práctica los extremos definidos por las relaciones públicas y de establecer contacto con los elementos capaces de difundir el mensaje elaborado. Por tanto fijaremos un primer principio en el que no establecemos diferencias sustanciales entre la acción de relaciones públicas y el gabinete de prensa, cuando estas funciones parten de una agencia de publicidad a la que se ha encargado un trabajo concreto. Seguramente serán acciones complementarias, desarrolladas por el mismo equipo.

Museo logía

■ La persona encargada del Gabinete de Comunicación, tiene como objetivos prioritarios, pensar, diseñar y trazar la planificación adecuada ■ La mayoría de las definiciones de relaciones públicas, coinciden en considerarlas como “una filosofía, política o función gerencial” (Mª Teresa Gª Nieto, 1997)) o, lo que es decir lo mismo, se trata de la parte social de la gerencia empresarial. En esa misma línea de pensamiento se manifiesta el profesor Arceo Vacas, cuando dice que “las relaciones públicas son una filosofía gerencial traducida en una serie de acciones con el fin de crear o modificar la aceptación de una persona, natural o jurídica, por sus públicos”, (José Luis Arceo Vacas, 1988). Todo ello es cierto cuando dichas acciones emanan de un departamento de una empresa cuyo cometido específico es ese y que, además, ejerce las funciones gerenciales mencionadas o ejecuta las órdenes superiores dictadas en ese sentido. Pero cuando la función de relaciones públicas es desarrollada por una agencia de publicidad, la filosofía gerencial vendrá dada por la decisión de la gerencia de la empresa al encargar tal trabajo, pero la agencia de publicidad desarrollará una acción comunicacional. Es por eso por lo que su actuación necesita encontrar un término medio entre la misión global de las relaciones públicas y la más restrictiva de gabinete de prensa. Una denominación bastante reciente y, más ligada a conceptos prácticos que a consideraciones teóricas, ha puesto de moda el concepto de gabinete de comunicación, que puede abarcar las funciones publicitarias, relacionales y de contactos con los medios sin correr el riesgo de exceder sus cometidos específicos. Finalmente, es importante reseñar, para centrar los conceptos que, a pesar de que consideramos las disciplinas publicitaria y de relaciones públicas como entes diferentes y que entendemos que han de ser definidas y desarrolladas de manera separada, en el fondo de ambas actividades subyacen principios similares. Si coincidimos con Bettinghaus en que “para poder hablar de persuasión, en una situación comunicativa debe darse un intento consciente por parte de un individuo de cambiar las actitudes, creencias o conductas de otros, mediante la transmisión de algún mensaje” (E.P. Bettinghaus, 1987), es evidente que estamos definiendo situaciones comunes a la publicidad y a las relaciones públicas y que, además, forman parte de su raíz más profunda, de sus objetivos más primarios. Por tanto es impor-

Galería Nacional de Washington

tante que tengamos claro el que las diferencias son de tipo operativo, mientras que las analogías se enmarcan dentro de los fundamentos, comunes a ambas disciplinas. Resulta de interés, en este sentido, la diferenciación que se establece, entre “advertising y publicity. El primero está vinculado a la publicidad y el segundo a las relaciones públicas” (A. Noguero i Grau, 1997). De lo que no cabe duda es que ambos obedecen a un intento de modificar comportamientos o estados de opinión, mediante comunicaciones o acciones de difusión pagadas o integradas en políticas de difusión de información. Eso, y no otra cosa, es lo que vamos a hacer desde el gabinete de prensa y relaciones públicas de un museo: Incidir en la opinión pública para, de un lado transmitir una imagen de prestigio de la entidad y, por otra parte, provocar la visita mediente las formas de comunicación persuasiva que le son propias a la publicidad.

■ La comunicación de un museo tiene, desde el lado positivo, la casi total ausencia de crítica mediática, y como aspecto negativo, el poco interés que las noticias culturales suscitan; ello conlleva la necesidad de un esfuerzo creativo constante ■ AKROS

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Museo logía

Acciones en el gabinete de prensa y relaciones públicas de un museo Cuando nos enfrentamos a la necesidad de trazar un planteamiento global para las acciones de comunicación desde un museo, hemos de convenir en dos aspectos, uno positivo y otro negativo, que serán claves para la elaboración de los mensajes informativos o persuasivos: a) Desde el lado positivo, la casi total ausencia de crítica mediática. Los museos son entidades que gozan de una especie de consenso. Puede encontrarse alguna crítica en medios muy especializados pero que no llegan al gran público. Salvo en entidades cuya dirección tiene un nombramiento político, que puede ser utilizado por la oposición como arma arrojadiza, la regla general es que una crítica a un museo es muy arriesgada porque pueden contestar los especialistas que lo dirigen, con la contundencia de los datos y los conocimientos y el asunto volverse contra el crítico. Esto es una ventaja porque la comunicación es limpia. No tiene que partir de situaciones en que es preciso contrarrestar opiniones y se puede incidir en la información, al cien por cien. b) Como aspecto negativo, el poco interés que este tipo de noticias suscita en la opinión pública en general. Eso conlleva la necesidad de un esfuerzo creativo importante, para que nuestras noticias del museo no acaben en una nota de siete líneas, en la página 78, detrás de las esquelas. O sea, profesionalidad. Una persona que sepa lo que hace, a quién se le manda, con quién hay que hablar, cómo hay que redactarlo y qué día y qué medio son los más apropiados. Desde ese punto de partida, deberemos trabajar sobre situaciones en que la empresa necesite reforzar alguno de los puntos habituales en una planificación de relaciones públicas y que podemos resumir en los siguientes (Philip Lesly, 1981): – Prestigio o imagen favorable y sus ventajas. – Promoción de productos y servicios. – Mejorar la disposición de empleados, miembros, accionistas o fundadores. – Prevención y solución de problemas laborales. – Favorecimiento de la buena voluntad de las comunidades en las que la organización tiene dependencia. – Superación de conceptos erróneos o prejuicios. – Desarticulación de ataques. – Provocar la buena voluntad de proveedores, Gobierno, resto de la industria, detallistas, clientes y otros. – Capacidad de atraer al personal. – Educación del público en el uso de un producto o en un punto de vista determinado. – Investigación de actitudes hacia la empresa. – Formulación de políticas de impulso o cambio de imagen para la empresa. En ocasiones, se suelen dar una mezcla de varios de estos objetivos primarios, que posteriormente tendrán su desarrollo práctico a través de distintos actos que mencionaremos. En un intento de ser prácticos y aportar pautas que ayuden en el trabajo, vamos a analizar los más comunes a entidades como los museos. AKROS

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■ ¿Es realmente necesaria una rueda de prensa? Hay muchas empresas que sobrevaloran lo que acontece en ellas ■

Actos de inauguración Suele ser muy común que en los museos, se den frecuentes actos de inauguración, primordialmente de exposiciones itinerantes, apertura de nuevas salas o presentación de nuevos fondos, adquiridos o incorporados. En estos casos suele tener lugar un acto provisto de una cierta solemnidad que tiene como objetivo, desde el punto de vista de la comunicación, alcanzar determinados objetivos. Para conseguir alcanzar esos objetivos, algunos básicos y otros de menor importancia pero igualmente notables, es necesario ser especialmente minuciosos en la planificación y posterior desarrollo de los actos. Se trata de ser riguroso con lo imprescindible y creativo con los elementos de impacto visual o sonoro que, de alguna manera, le darán a nuestro acto un toque singular con respecto a otros de la misma naturaleza. Generalmente haremos una lista de aspectos que no debemos olvidar y repartimos con respecto a ella, los cometidos de cada miembro del equipo de trabajo. Esta lista, que puede valer para cualquier acto, será la siguiente: – Número de personas que vendrán. – Características sociales y culturales de dicha audiencia. – Lugar del acto y capacidad. – Número aproximado de coches que podrían venir. – Posibilidades de aparcamiento y de habilitación de espacios para el mismo. – Personalidades. Categoría y tratamiento protocolario necesario. – Invitados de otras ciudades. Pasajes de avión o tren, habitaciones en hoteles, traslados, comidas, dietas, remuneraciones. – Estudio de horarios. Comienzo del acto, duración de las intervenciones. La puntualidad rigurosa es un buen síntoma. – Planificación de las intervenciones de la empresa. Escribir discursos y ensayarlos. – Obsequios para caballeros. – Obsequios para señoras. – Invitaciones. Creación e impresión. Envío. Plazos rigurosos para que lleguen a tiempo. – Publicaciones coincidiendo con el acto. Folletos, catálogos, guías, publicidad... – Presentaciones de tipo audiovisual. Transparencias, diapositivas, audio, video, megafonía... – Tarimas para elevación de los intervinientes. – Materiales para la presidencia del acto. Mesas, sillas, iluminación, cartel posterior, atril... – Cartelería. Indicadores del lugar, carteles en el exterior, carteles interiores, otras informaciones.

Museo logía – Lunch, vino español, comida fría, buffett, comida... Un simple formulario en el que se vayan chequeando todos estos extremos, con nombre y teléfonos de los responsables y fechas de entregas anticipadas para crear un espacio de seguridad, puede garantizar en gran medida el éxito del evento. Existe otro supuesto en el que, el gabinete de prensa o la agencia asesora, es requerida ante la visita de una personalidad importante, o de varios para asistir a determinadas jornadas, con los que el museo desea tener una atención preferencial. Para la realización correcta de este trabajo, el planteamiento habrá de contemplar aspectos relativos al trabajo y al ocio. En líneas generales hablaremos de: – Alojamiento de cierto nivel. – Traslados desde el hotel al lugar de trabajo. – Comidas. – Visitas programadas a la ciudad. – Cenas. – Ocio nocturno en la ciudad o fuera de ella. – Actividades de acompañantes. Es importante repetir que, con todos los aspectos que hemos mencionado como factores a tener en cuenta, en los distintos epígrafes, puede construirse una dilatada lista de verificación, para procurar que no queden cabos sueltos y que la organización mantenga un tono excelente.

Creación y desarrollo de un Gabinete de Prensa En ocasiones, cuando una empresa tiene, de manera habitual o coyuntural, necesidad de enviar a los medios de comunicación frecuentes informaciones, puede contratar a un periodista para su plantilla o confiar el tema a una organización externa. Generalmente, por su afinidad con el mundo de la comunicación, se recurre también a la agencia. Esto representa una ventaja si tenemos en cuenta que las agencias suelen estar muy conectadas con los medios y conocen, al menos en su ámbito de actuación, a los especialistas de cada tema. El inconveniente es que el tema debería

caer bajo la responsabilidad de un periodista y no todas las agencias lo tienen o lo contratan llegado el caso. Antes de entrar en materia organizativa, es importante una apreciación que es llave para todo lo posterior: ¿Es realmente necesaria una rueda de prensa? Porque hay muchas empresas que sobrevaloran lo que acontece en ellas y les parece que todo es noticia sólo porque ellos lo encuentran i n t e r e s a n t e. Seguramente hay pocas cosas tan perniciosas para la imagen y el futuro poder de convocatoria, como que los periodistas salgan de una rueda de prensa preguntándose: “¿Y para esto nos han convocado?” Por eso es posible que, si se trata de una agencia realmente profesional, en algún caso haya que aconsejar que no se lleve adelante la idea de convocar, o se sustituya por el envío de información que también es materia que un buen gabinete de prensa debe dominar. Este mismo caso se da con frecuencia con los organismos oficiales que, por el sólo hecho de ocupar centímetros cuadrados de la prensa diaria o minutos en los medios audiovis u a l e s, r e a l i z a n c o n v o c a t o r i a s escasas en contenido y claramente evitables. En ese sentido, Hernández Lázaro opina que hay que hacerse cuatro preguntas: “¿Es necesaria? ¿Es trascendente? ¿Realmente hay algo nuevo que decir? ¿Quién lo va a decir?” (J. F. Hernández Lázaro, 1995). Si todas las respuestas son afirmativas, podemos proceder a convocar. Profundizando en lo que antes mencionábamos, no hemos de olvidar que un gabinete de prensa o de comunicación, también tiene como misión comunicar sin necesidad de reunir a los destinatarios de la comunicación. Encontrar los canales adecuados, los profesionales relacionados con el tema, las preferencias de estilo, la frecuencia conveniente y cuantos resortes beneficien los envíos de información, será misión de un gabinete de prensa profesional. Cuando en un museo se plantea la difusión de información, la reacción más lógica será crear una estructura de gabinete de prensa. Para ello

habremos de pensar en las cuatro funciones básicas que figuran en los cometidos de un departamento como este: el contacto permanente con los medios de comunicación, la difusión de información, la convocatoria y desarrollo de ruedas de prensa y la edición de publicaciones periódicas. Para conseguir la máxima eficacia en dichos cometidos, será de capital importancia la aplicación de los siguientes criterios, tanto en la selección de la persona adecuada, como en la delimitación del desempeño: a) Mejor un periodista. Para la coordinación de operaciones es mejor un profesional. Conoce los resortes de la comunicación periodística escrita y tiene el oficio necesario. Tendrá más credibilidad entre sus colegas. b) Mejor un periodista en activo. Beneficioso desde el punto de vista económico (se le podrá contratar como colaborador y para el será un sobresueldo), desde la óptica de relaciones (en activo se está en contacto directo con los periodistas de otros medios). c) Habrá que seleccionarlo de entre los que tienen “buenas relaciones”. Se trata de un aspecto muy importante. Por las razones que sean, hay periodistas que sufren un cierto rechazo o desprestigio en los ámbitos de la profesión. Es muy importante constatar que la persona a la que contratamos no está en ese grupo. d) Trazar un plan de comunicación claro y coherente, que permita el establecimiento de una pautas de contacto con los medios. e) Determinar los medios a los que dirigirse, sin olvidar ninguno por pequeño que sea. f) Establecer un listado de profesionales encargados del área cultural, en la que se encuentra nuestro museo, para direccionar correctamente el mensaje. Periódicamente habrá que confirmar la vigencia de la relación. g) Dar noticias. Dar algo que revista un cierto valor periodístico y no sólo interés por parte del convocante. Si no hay nada que dar, es mejor no dar nada. h) Fijar una especie de “codigo ético” para el desarrollo del trabajo. AKROS

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Museo logía Cuidado con las mentiras y con “meter goles” al medio. Los efectos son siempre perniciosos. Es preferible una evasiva. i) Llevar con rigor la premisa de no dar “exclusivas” a nadie. Una filtración inoportuna, aunque sea al medio más potente, puede enemistarnos con los demás y será muy difícil recuperar la confianza. j) Finalmente, a pesar de ese trato colectivo en cuanto a contenidos, la relación con cada uno de los periodistas ha de ser cercana , personal e intransferible. Es importante que se establezca esa línea caliente, a través de la cual el periodista sabe que será atendido siempre. Hay que transmitir una enorme sensación de fluidez informativa. Estos y otros aspectos menores, contribuirán a dignificar el trabajo del gabinete de prensa y revestirlo de prestigio ante los medios. Sólo a base de eso se conseguirá la credibilidad necesaria como para que cada información o convocatoria que llegue de ese gabinete, sea considerada por los redactores jefes o los jefes de sección. Hay que valorar, por otro lado, el contacto permanente con los medios de comunicación. Es conveniente recordar que un jefe de un gabinete de prensa, no está tan sólo para elaborar noticias y enviarlas y, coyunturalmente, organizar un acto en el que reunir a los medios. Se supone que un responsable de comunicación, ha de tener bien engrasados los conductos a través de los cuales ha de hacer llegar el fruto de su trabajo. Por eso hoy ya no se concibe una gestión que no reúna las obligaciones puntuales del puesto de trabajo, con el acercamiento a los responsables de los medios en una labor que persigue el conocimiento del medio, de sus necesidades y de las peculiaridades del periodista de enlace. Será conveniente, por tanto, que dicho responsable visite con alguna regularidad los medios con los que habitualmente establece contacto, aunque en ocasiones sea sólo para tomar un café o preguntar si toda la información llega bien y si se necesita algo más. Los que viven de transmitir información, deben acostumbrarse a utilizar la información de retorno que ellos mismos producen. Nos quedan temas por desarrollar como la difusión de información a través de notas de prensa, en concreto cómo elaborarlas; la convocatoria de ruedas de prensa y presentaciones, normas y criterios para su éxito; la creación y edición de publicaciones periódicas o puntuales; y alguna referencia a la tipología de los gabinetes de prensa y relaciones públicas, que por razones de espacio habrá que dejar para otra ocasión. Pero sí es preciso hacer una mención especial a que, a día de hoy, no es de recibo pensar que la responsabilidad de las relaciones públicas de una empresa o entidad, recae sólo en un departamento. Es cierto que dicho departamento deberá ejercer labores de desarrollo y control del estado de la imagen, relaciones, medios, organización, etc., pero no es menos cierto que la misión de las relaciones públicas abarca a todos los estamentos de la organización. Una de las labores fundamentales del gabinete o departamento, será de concienciación a todos los niveles, para que el cuidado y la difusión de todos los aspectos de la entidad, sea labor de todos los integrantes de la misma. Ocurre AKROS

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■ Hoy en día, la misión de las relaciones públicas es una responsabilidad de todos los estamentos de la organización ■ algo parecido a lo que está siendo la idea central de los estudiosos de las ventas. No cabe duda de que en un mundo empresarial que reduce sus estructuras, la responsabilidad de ventas trasciende al propio departamento y viene a convertirse en un objetivo de todos y al que todos habrán de prestar su dedicación. Cómo se contesta a una llamada telefónica, cómo se atiende a un visitante, como se establecen contactos con proveedores o medios de comunicación, cómo se intercomunican los departamentos, cómo se diseña un clima óptimo de trabajo, todo eso son labores de las relaciones públicas en las que interviene cada uno de los individuos de la organización. Es mejor, por tanto, haber previsto y trazado normas que consigan extraer lo máximo de cada miembro de la entidad en cuestión.

Bibliografía ARCEO VACAS, J. LUIS. “Fundamentos para la Teoría y Técnica de las Relaciones Públicas”. PPU, Promociones y Publicaciones Universitarias. Barcelona. 1988. BETTINGHAUS, E.P. “Persuasive Communication”. Rinehart and Winston. New York. 1987. DIEZ DE CASTRO, E.C. y LANDA BERCEBAL, F.J.. “Merchandising. Teoría y Práctica”. EDICIONES PIRÁMIDE. Madrid. 1996. GARCÍA NIETO, Mª TERESA. “El concepto actual de relaciones públicas: un mosaico de definiciones”. Revista Universitaria de Publicidad y Relaciones Públicas. Facultad de CC de la Información. Universidad Complutense de Madrid. Nº 4 (2ª época). 1997. HERNÁNDEZ LÁZARO, J.F. “Como entenderse con los medios de comunicación” CDN, Ciencias de la Dirección. Madrid.1995. LESLY, PHILIP. “Nuevo manual de relaciones públicas”. Capítulo sobre “Naturaleza y papel de las relaciones públicas”. ED. MARTÍNEZ ROCA. Barcelona. 1981. NOGUERO I GRAU, A.. “La función social de las relaciones públicas: historia, teoría y marco legal”. ESRP-EUB. Barcelona. 1995. RAMÍREZ, TXEMA. “Gabinetes de comunicación. Funciones, disfunciones e incidencia”. BOSCH COMUNICACIÓN. Barcelona. 1995.

Museología

ROC ÍO GUT IÉRR EZ. ROC ÍO GUT IÉ RR E Z.

Dirección Técnica Museo de Melilla

Acércate a conocer: Museo de Arqueología e Historia. Melilla

El actual Museo de Arqueología e Historia de la Ciudad de Melilla, tiene varios precedentes: En primer lugar una simple sala, dentro del edificio de lo que entonces era la Junta de arbitrios, sala destinada a depósito de las piezas y material resultante de las excavaciones llevadas a cabo a principios del siglo XX en el Cerro de San Lorenzo. Aparece ya como Museo, en el sótano del templete de música instalado en el Parque Hernández, para pasar más tarde al Baluarte de la Concepción, en el recinto Histórico de Melilla la Vieja. En este último lugar estuvo ubicado durante largos años, hasta que se decidió su actual emplazamiento, en el edificio conocido como “Torre del Reloj”, que construido en el siglo XVI, tuvo diferentes usos (almacén, hospital y sede de la Junta de arbitrios) antes de ser destinado a Museo. Se encuentra ubicado igualmente en el interior del recinto histórico de la ciudad, concretamente en la Plaza Pedro de Estopiñán. Su andadura comenzó en 1987, y en 1997 se llevó a cabo una necesaria reforma, en la que atendiendo a los criterios impuestos por la llamada “Nueva Museología”, se ampliaron las expectativas, se crearon elementos nuevos que lo dinamizaran y se dotó a la institución de nuevos sistemas de comunicación y vinculación con el público visitante. (Foto 1) Nos gusta identificarnos con las palabras de Barry Gaither, cuando define “el Museo como un lugar donde buscar la propia identidad”. Así es, estamos convencidos que los objetivos fundamentales del Museo de Melilla son ofrecer un Museo vivo, didáctico, multidisciplinar, participativo, definido por un lado por un marcado carácter científico y de

■ Un Museo debe resultar un agradable lugar que conocer, y un lugar de encuentro ■

investigación, y por otro, por un carácter educativo a través del contacto directo con el público. Creemos por tanto que debe resultar al visitante, un agradable lugar que conocer y un lugar de encuentro, todo ello a través de un paseo histórico por nuestra ciudad comenzando desde nuestros orígenes púnicos, hasta nuestro pasado más reciente, es decir, “nuestra identidad”. Para ello, se ha dotado a las instalaciones de los siguientes criterios museísticos:

■ El Museo es un lugar donde buscar la propia identidad ■

Figura 1: Al Fondo el Museo en el interior del recinto histórico. Acceso por la puerta de la Marina AKROS

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Museo logía

■ Todo Museo necesita en la actualidad mantener una línea de vitalidad y cambio ■ Exposición Permanente: Una de las

funciones primordiales de un Museo es adquirir y conservar las colecciones; por ello, un elevado porcentaje de la institución museística, se dedica a la exposición permanente. En nuestro caso, están representadas las piezas más importantes y significativas de las excavaciones que se han ido realizando, ya que son las que más material han aportado a los fondos y las que han permitido aumentar de manera considerable el legado patrimonial del museo. Existe una vinculación estrecha y permanente entre nuestra institución y la labor arqueológica, que permite al personal técnico del Museo ir seleccionando y restaurando las piezas fundamentales de cada excavación, para su posterior estudio y exposición. Con el tiempo se han ido añadiendo piezas p r o c e d e n t e s d e d o n a c i o n e s, adquisiciones o cesiones que

Figura 2: Exposición temporal sobre los resultados de las excavaciones realizadas en Plaza de Armas

constituyen y han aumentado a su vez el legado arqueológico e histórico de Melilla. El material museístico cuenta con piezas bellas y singulares bien cerámicos, bronces, numismáticos o vidrios, que nos permiten remontar hasta el siglo V a.C. la cronología de nuestra ciudad. Con todo, aún siendo una exposición permanente, se lleva a cabo con relativa periodicidad una cuidada rotación de los fondos depositados en el almacén del museo,

logrando con ello una cierta movilidad y variedad en los objetos expuestos. Exposiciones Temporales: Con objeto de mantener esa línea de vitalidad y cambio que necesita todo museo actual, y dentro del objetivo de expansión y diversificación del material visitable, existe una sala dedicada a las exposiciones temporales que se vayan realizando, bien con fondos cedidos por otros museos a través de intercambios con los mismos, bien con fondos del p r o p i o M u s e o, o c o n f o n d o s propiedad de particulares. Se pretende con ello que la oferta cultural del Museo a través de las exposiciones temporales tengan un carácter primordial, que potencien la institución y la acerquen aún más al ciudadano. (Foto 2) A ambas exposiciones se puede acceder a través de la información ofrecida, elaborada con la intención de atender y satisfacer hasta al visitante “más exigente”; para ello, se ha dotado a las salas y a las piezas de diferentes niveles de información que faciliten desde el autoaprendizaje, hasta la orientación didáctica:

Figura 3: Maqueta de enterramiento púnico AKROS

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Museo logía

Recorrido y Presentación de las Diferentes Salas: Prehistoria

Figura 4: Vitrina con idealización de útiles prehistóricos y panel de información

Es la primera sala de la exposición permanente que ofrece el Museo. En ella se presenta una colección de útiles, procedentes de Melilla y de la región del Sáhara, como puntas de flechas, hachas pulimentadas o raederas, fundamentalmente de la época Neolítica. Para una mayor comprensión, se ha instalado una vitrina con una recreación y reconstrucción de los citados útiles, en la que podremos observar cómo era un cuchillo enmangado, o cómo se preparaban los colores para las pinturas rupestres, dónde llevaban el agua nuestros antepasados, o cómo producían fuego. (Foto 4) Numismática

– Hojas informativas de sala. – Paneles Informativos. – Rótulos en cada una de las piezas. – Información complementaria en las Vitrinas. – Biblioteca especializada en temas de Museología, Arqueología e Historia de Melilla. – Adaptación de la Documentación del Museo al sistema Braille. – Visita guiada gratuita. – Maquetas Explicativas. – Guías, revistas especializadas. (Foto 3)

Es una de las salas más singulares del Museo, ya que parte de los fondos con los que cuenta proceden de uno de los hallazgos numismáticos más importantes de la historia del Mediterráneo Occidental, en cuanto a número de monedas: más de diez mil monedas de época púnica aparecieron como consecuencia del dragado que se efectuó en 1983 en el puerto de Melilla. Se complementa la sala con monedas romanas y maquetas didácticas que explican cómo se acuñaban o fundían las mismas. (Foto 5) Antigüedad Clásica Púnico-Romana

Es la sala más representativa del Museo y la que cuenta con mayor variedad de fondos, procedentes en su mayoría de las excavaciones realizadas a principios del siglo XX en la necrópolis púnico-romana del Cerro de San Lorenzo, llevadas a cabo por D. Rafael Fernández de Castro. En ella podemos observar la economía de la época, los objetos de uso cotidiano, la cerámica de cocina, la cerámica de mesa, las relaciones con el exterior, la religión, la joyería y objetos de adorno, y las formas y rituales de enterramiento, donde destaca el peculiar enterramiento con ánforas. (Foto 6)

Figura 6: Sala de antigüedad clásica

Figura 5: Monetario central. Al fondo, idealización de monedas AKROS

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Museo logía

Figura 7: Maquetas y objetos cerámicos de época medieval

Figura 8: Fachadas de Melilla modernista. Al fondo, Batería Real

Melilla Medieval

usaba desde los siglos XV al XVIII, así como de maquetas de época contemporánea, que nos enseñan cómo se trazaron los actuales límites de la ciudad de Melilla, o su configuración actual. Se complementa, con elementos de la arquitectura modernista, que tan bien definen a nuestra ciudad. (Foto 8)

Se ha creado e integrado al Museo tras la reforma llevada a cabo en el año 1997; en un principio y debido a los pocos fondos con los que se contaba, se complementó con diferentes maquetas ilustrativas de la época, pero tras la campaña de excavaciones realizada y la aparición de numerosos silos con cerámica medieval, el Museo cuenta actualmente con un alto número de piezas y material, expuestos ya alguno de ellos en las vitrinas: lucernas vidriadas, redomas, especieros... Cuenta esta sala igualmente con unas espectaculares monedas de plata, de época nazarí, merinide y almohade. (Foto 7) Epoca Moderna y Contemporánea

Parte esta sala de la presencia española en nuestra ciudad y la construcción de la fortificación renacentista, con una ilustrativa y amplia gama del material cerámico que se

■ El Museo de Melilla pretende mantener una calidad expositiva y afianzar la diversidad cultural ■

Figura 9: Batería Real. Museo al aire libre AKROS

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Batería de la Muralla Real

En ella se encuentra instalado el “Museo al Aire Libre”, donde se pueden estudiar los diferentes escudos y estelas procedentes de la Edad Moderna Melillense. (Foto 9) Todo ello se complementa con una serie de servicios personales, como Biblioteca, o Área de descanso. Como conclusión, podemos añadir que la política del Museo es ofrecer y mantener una calidad expositiva, afianzar la diversidad cultural que la ciudad ofrece y utilizando los medios y recursos a su alcance, desarrollar el potencial histórico y arqueológico de Melilla.

Etnología

SSEEV GIILL VEERRIIA AN NO OG Escritor

Hace ahora dos años, en que el fruto de una conversación acabó por adoptar la forma esférica de un proyecto agradable e interesante. Porque escribir —narrar me gusta más— la historia de la Comunidad Israelita de Melilla tenía esa redonda redundancia de lo bien definido, de lo equilibrado, de lo lógico, de lo coherente... Hasta que comencé a trabajar. No quise, en principio, seguir un patrón al uso, y traté de convertirme yo mismo en la primera fuente que me ayudara a instalarme bien en el centro del asunto. Un par —quizá más— de viajes por Marruecos fueron suficientes para ponerme en antecedentes de que la cosa no iba a ser tan sencilla. Había en principio detalles y rasgos que mi bolígrafo clavaba profundamente en las páginas de la libretilla donde registro las ideas; y, para empezar, me di cuenta de que casi todas las anotaciones comenzaban con un ¿por qué...? A los quince días, eran demasiados porqués sin respuesta deductible, y mi estrategia se reorientó hacia las otras fuentes más tradicionales, las bibliográficas, donde descubrí al poco, para inquietud de mi espíritu, que no había demasiados porque con los que iniciar las respuestas a mis interrogantes. Como la Historia se escribe así, leyendo a otros que, antes que uno, leyeron a otros que, antes que ellos, se dedicaron a copiar lo que otros

Las Dos Historias

La Melilla moderna es un compendio de las variadas culturas que se dan cita en ella; la Comunidad Israelita contribuyó de modo determinante en el desarrollo de ésta a partir de finales del XIX.

escribieron, el segmento de materia disponible, más que ajustarse a mis necesidades, se basaba en la simple y llana premisa de ofrecer lo que a otros parecía interesante. Y ahí radica la segunda forma de trabajar Historia: la investigación. Se hacía necesario, imprescindible, convertir la bibliografía en una mera herramienta con la que desbastar, cortar y pulir la materia prima —la Historia—, al objeto de fabricar un producto decente que ofrecer al público que, dicho sea de paso, apenas conoce la propia Historia.

Pero, ¿cómo hacerlo? Supongo que, para un Historiador que podríamos llamar profesional, es decir, para un licenciado que ha llegado a la misma conclusión de que la Historia necesita, más que conocimientos, trabajo, existen procedimientos institucionalizados con los que encarar la tarea, fórmulas ya probadas, métodos usuales y directorios que reflejan los pasos que los anteriores han dejado marcados sobre el largo camino. En cambio, para un mero escritor como el que suscribe, la cosa no estaba tan clara, a pesar de la disAKROS

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Etno logía

Los judíos melillenses eran los únicos que, a partir de 1862, explotaban los mercados del interior marroquí por medio del comercio caravanero.

ponibilidad de muchos y buenos historiadores que me rodean, de todos los cuales he podido aprender, de quienes se me ha pegado algo y a los que constantemente frecuento para que el vínculo de la amistad mantenga esa transmisión —a veces involuntaria— de sabiduría, que constantemente destilan sobre mis neuronas profanas. Tampoco es plan de andar por ahí, exprimiendo mentes, provocando ideas e hipotecando el tiempo ejeno, así que tuve que echar mano de la lógica, del razonamiento..., y comencé por leerme todo cuanto podía estar relacionado con el asunto a tratar, es decir, con la presencia de judíos en el actual Magreb, el Noroeste africano, que es lo que realmente me interesaba. Podía hacer dos cosas —de hecho las hice—, una de ellas era trabajar con el tiempo, acudir a la cronología para situar un segmento de la crónicas que abarcase desde el siglo I hasta el VIII, momento en que la llegada del Islam a esta parte del mundo indujo nuevos puntos de vista —a la par con una reconversión total de las estructuras ideológicas y políticas—; la otra modalidad de estudio la basé en marcar el territorio geográfico y trabajar con todo lo que discurrió a través de él; luego, con las dos —el tiempo y el espacio— pude ir haciendo acopio de datos, algunas veces meros apuntes, que me permitieron ir construyendo mi propia idea de lo que iba a contar. Y me fue bien, porque no había poco. Algunos títulos apenas si pasaban sobre el tema en volandas; otros, hacían mención directa de esta especial configuración étnico-cultural que apenas se menciona en los textos de Historia en general; y me refiero a esas voluminosas, bien editadas y caras enciclopedias que, rivales entre sí, pugnan por ofrecer una mejor visión de los hechos, unos hechos acontecidos hace tanto que pueden someterse a las más variadas especulaciones.

Calle de San Miguel, en la ciudad vieja. Aquí estuvo situada la primera sinagoga, alrededor de 1865. AKROS

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Son en realidad —me refiero a estos compendios lujosamente envueltos en tapas de calidad— una especie de publicidad encubierta de determinados estereotipos. Igual que nuestra prensa diaria, sólo tratan asuntos —noticias— que van a ser del interés del gran público, y así siguen siempre los mismos patrones: Arqueología, lo último ; Mesopotamia y Egipto, los más antiguos; fenicios, griegos y cartagineses casi metidos en un mismo saco; y Roma, la gran Roma que tanto dejó, y que justifica la calidad de las

Etno logía Un pórtico de la isla de Alhucemas. La iconografía bereber está empapada de símbolos que ilustran su pasado judaico.

fotos, la prolijidad de las notas y la genialidad de los autores que, contando con mil años sobre los que elucubrar, llenan las páginas de papel caro con mil y un datos que enriquecen el texto. Luego, llegados al siglo V cambian las direcciones, y unos se decantan por los germanos que nos vinieron del Norte, en tanto que otros prefieren seguir exprimiendo el limón y se regodean con las glorias de Bizancio. Y ninguno, ni de pasada, hace mención a que, en ese tiempo, el Noroeste africano bullía como un hormiguero, estaba lleno de vida, de movimiento, de gentes apegadas a las formas romanas que todavía alentaban, pero basándose en culturas mucho más viejas que, siempre, habían sabido sobrevivir, y me refiero al ámbito judeo-púnico que imperaba a todas luces. Fue una sorpresa comprobar hasta qué punto las sucesivas migraciones de israelitas —años 70 y 135, con un colapso inducido por la misma Roma en el 117— habían impreso su propio carácter cultural y religioso en un ámbito libio-púnico que, entre otras cosas, parecía haber estado esperando desde siempre la irrupción de un fenómeno como aquél.

Y me vino a la mente la similitud de esta conducta historiadora con la forma de actuación actual de los medios de comunicación, que sólo reflejan la actualidad de la parte del mundo donde están ellos, o a donde envían a sus corresponsales. Por poner un ejemplo y a las fechas en las que nos encontramos, en los noticiarios sólo aparecen crónicas de Oriente Medio, algo de los Balcanes, muy poco ya sobre Afganistán y alguna pincelada breve sobre las convulsiones del subcontinente sudamericano, casi siempre relacionadas con la producción de droga o la corrupción política. En el resto del mundo: no pasa absolutamente nada..., cuando todos sabemos que no es cierto. Pero las necesidades de tiempo y de espacio obligan a los editores a recortar, a tachar y a prescindir de determinadas noticias que no están dentro del carrusel dinámico del día o, a lo sumo, de la semana. Pues algo así —a mi entender— ocurría con los historiadores, o al menos esa es la sensación que prima. Los libros de peso, los numerosos y fáciles de encontrar, se basan en crónicas de lo que, en términos coloquiales, podríamos definir como la jet history , y van mudando el punto de

atención allí donde piensan que va a centrarse el interés de los futuros lectores o estudiosos. Por eso, lo mismo que, entre septiembre del 2001 y febrero de 2002, no había telediario que no hablara —en exclusiva algunos— de los talibán y de las operaciones militares sobre Afganistán, la atención entre los siglos III aC. y V dC. se centra sobre todo en lo que más noticias proporcionaba: Roma y sus asuntos; y apenas si se detecta interés alguno por contar cómo vivían los tártaros, qué pasaba en las brumosas tierras de Germania —que no fuera preparar una incursión sobre los limes imperiales—, cómo prosperaban en centroáfrica o qué narices se estaba cociendo en África noroccidental, donde la ausencia de problemas graves para el Senado eximía a los cronistas de mantener corresponsalías permanentes —salvo los episodios protagonizados por Yugurta y compañía—. No eran determinantes los sucesos de aquí —y utilizo el adverbio con toda propiedad—, y eso demuestra que los historiadores de la época no eran resistentes a la ceguera; porque es precisamente en ese entorno norteafricano, romanizado aún después de que Roma no fuese más que una caricatura bizantina, donde se estaba fraguando una identidad fundamental de la Historia: los bereberes —imasighen

Mercado del Mantelete. Adosado a las murallas de la ciudad antigua, el mantelete era origen y término del intenso tráfico comercial que, a partir de la declaración de puerto franco, protagonizó la actividad mercantil de Melilla. AKROS

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Etno logía

Margen del río de Oro. Al pie del Cerro de Camellos se instaló, en 1903, el campamento de los judíos huidos de Taza que se acogieron a la protección de la ciudad española.

en su propia denominación—, que irrumpen apenas dos siglos después en la escena histórica sorprendiendo a la mayoría de los cronistas que, si bien no carecen de apelativos para denominarles —berberiscos, moros, magrebíes, musulmanes—, todavía no saben quiénes son en realidad esos que, aún hoy día, están a falta de leer su propia Historia..., porque nadie la ha escrito aún.

Metido en faena Pero si algo me llamó la atención en medio de todo el proceso, fue comprobar hasta qué punto se forzaban las expresiones faciales de mis paisanos bereberes que me escuchaban preguntar sobre los orígenes judíos de los norteafricanos, y sé que ése será el tema estrella una vez que el libro salga publicado. Porque había de todo, aquiescencia en unos pocos, muy pocos, que algo habían leído sobre el asunto; perplejidad en los que, conscientes de su escasa o nula formación al respecto, me dejaban la iniciativa al seguir explicando al motivo de mis preguntas; rechazo, cuando no cierta hostilidad, en aquéllos que consideraban mis comentarios como una agresión a su realidad netamente musulmana. AKROS

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Y me dije que, o afinaba, o podía ocurrir que mi versión de los hechos quedara excluida a priori de las expectativas de buena parte —casi la mitad—de la población local, que es, a fin de cuentas, a quien más va dirigido este intento de aclarar los orígenes históricos del ahora llamado Magreb. Para entonces, cuando había llegado a esas alturas, yo estaba convencido de que el libro que iba a escribir — que ya estaba escribiendo en realidad—, iba a ser algo mucho más ostensible y voluminoso de lo que en un principio había calculado..., aunque aún no tenía título. Pero no importaba, porque me bastaba con trabajar sobre aquella base de inmensas posibilidades que, según sigo creyendo, constituye un lujo para cualquiera empeñado en contar una historia. Todo tenía el sello de lo legendario, de lo epopéyico. Los nombres de los reyes, reinos y batallas iban apareciendo —cierto que al final y de la mano de historiadores árabes—; todos con su identidad judía y, en algunos casos, cristiana: Gasmul, Kusaila y la Qahina eran las figuras descollantes, Nihi fue el encuentro decisivo que detuvo a los musulmanes durante treinta años, y los mediuna, yeráua, fendelua, tilatan o rhiata, los gentilicios de quienes,

perdurando mil años más, todavía constituían núcleos de suficiente entidad como para ser determinantes en la política de los reinos marroquíes del XVIII. Sin embargo, no era suficiente; porque, ya que podía centrarme en esa época oscura y poco ilustrada, no tenía pies ni cabeza el hecho de hacerla aparecer como por ensalmo, aludir a ella directamente o finiquitarla casi tan bruscamente como realmente sucedió. Aunque, eso sí, para retrotraerme a siglos anteriores no tuve dificultad: Canaán —o Palestina, que más o menos es lo mismo— ha sido siempre una zona de máximo interés, y el Cristianismo tardó cientos de años en darse cuenta de que podía inventarse una identidad distinta de su propio padre, el Judaísmo, y había mucho escrito del uno y del otro. Para después, para los siglos posteriores, ya se había desarrollado tanto la difusión de glorias y miserias que, a pesar de una cierta cicatería en lo referente al Magreb, no nos es difícil seguir la pista del dato concreto, extrapolar situaciones, elaborar razonamientos y dejar que gane la coherencia, junto con la aplicación de los patrones de comportamientro típicamente humano que nos hacen iguales a todos, desde hoy día a las fechas en que los neandertales rezongaban por la arribada de la gente nueva que acabaría con ellos. Fue en ese instante en el que apareció el título del libro. Eran ocho fases en los que podía dividir el grueso de la Historia, desde la aparición de los primeros hebreos en la zona hasta llegar a los integrantes de la Comunidad Israelita actual. Ocho apartados, ocho capítulos..., y qué afortunada coincidencia con el número de las luces de la fiesta de Janucá, por no hablar de que, al salir a la calle, el presente sería mi octavo título publicado. Acabé llamando luces a los capítulos, y Como las luces de Janucá al libro que, año y medio después de comenzado, me ha permitido, entre otras cosas, haber podido contar a ustedes, lectores de AKROS , estas conclusiones a modo de coloquio.

Etno logía

Deshaciendo la maraña Sin embargo, este paseo por mi particular visión de la Historia, que podía haberse quedado ahí, en una narración más o menos comprometida con los textos anteriores no demasiado conocidos, acabó cargándose de valores propios, de conclusiones y de datos que, muy a pesar del que escribe, reacio siempre a invadir territorios académicos —por respeto, no vayan a creer que cultivo esa especie de desdén barato con que los aficionados diletantes suelen mirar a los historiadores de profesión—, no podía obviar en absoluto. De hecho, buena parte de las motivaciones de este artículo se basan en poder sintetizar lo que, a lo largo de las páginas del libro podría quedar un tanto velado por la maraña narrativa. En primer lugar, salta a la vista de un modo evidente que nos rige una cierta simplicidad a la hora de establecer márgenes definitorios de culturas, etnias y religiones. Al menos para el lector empedernido de Historia se conforma la idea de que fenicios, griegos, hebreos y egipcios —por citar los más usuales— formaban un mosaico bien definido con sus piezas separadas entre sí y, como en aquellos mapas antiguos de lectura fácil, con un color asignado para diferenciarles del resto. Nada más lejos. Ya los mismos textos sagrados, el Antiguo Testamento, empezando por el Génesis, hacen una alusión directa a la amalgama poblacional que reinaba en el Canaán del siglo VIII aC., cuando las tribus del norte de Israel, Dan Neftalí, Aser y Zabulón, formaban parte de una demografía general en la que estaban incluidas junto con los principados fenicios; es decir, que cuando los historiadores más antiguos se referían a los fenicios , no establecían distinciones entre unos y otros.

Sin querer pecar de una cierta alegría a la hora de aceptar conclusiones, y extrapolando la costumbre de generalizar a la hora de definir grupos étnicos o culturales en la actualidad, los eruditos griegos y sus imitadores romanos metían en el mismo saco a los hebreos del norte, a los sirios costeros y a los inquietos tirios y sidonios; es decir, para los primeros, todos eran phoeni que provenían de esa región oriental del Mediterráneo, les había picado el veneno del intercambio comercial y manejaban los barcos como nadie. Ésos eran los fenicios, una identidad que tomaba cuerpo de epidemia socio-económica al extenderse por toda la cuenca del mar de las culturas —como podríamos llamar también al Mare Nostrum—. Tal vez eso nos ayude a entender la apabullante extensión alcanzada por las líneas comerciales, el tremendo despliegue de factorías y puntos de apoyo costeros y la hegemonía mercantil que dominó el litoral europeo, africano y asiático; es más creíble, por supuesto, imaginar a todo el ámbito del Canaán costero y parte del vecino anatolio como el origen de esta eclosión gigantesca, y no mantenernos aferrados a la idea de que los pocos habitantes de tres o cuatro ciudades fenicias organizaron tamaña empresa que, además, perduró durante siglos e incluso mucho después de que, oficialmente, desapareciera esa denominación de origen. Tal vez por eso los cartagineses, herederos de esa identidad ya bien amalgamada, se expandieron con tanta comodidad y dieron forma a una república de corte pluralista y multicultural, un escenario poblacio-

nal en el que se mezclaban, ya con carta de naturaleza única, todo tipo de elementos sin ningún escrúpulo. Dentro de este universo púnico , pudo darse entonces las condiciones idóneas para que, en el 320 aC., se contabilizara un contigente hebreo de unos cien mil individuos en diversos enclaves de Cirenaica y Egipto, estratégicamente situados entre la órbita helenística y la cartaginesa —cuando, todavía, no había diáspora ni berrinche imperial que les empujara hacia allí—. Y esta conclusión —a lo mejor bien asumida académicamente, pero extraña a los lectores de Historia contenida en publicaciones de consumo—, es lo que me ha permitido afirmarme en mi idea de que la presencia hebrea —todavía no me gusta utilizar el concepto judío para lo que es meramente un término identificativo de una cultura y una etnia no del todo definida— en el Mediterráneo occidental es, como poco, coetánea del segmento asignado a los fenicios, si no es que la aceptamos como parte integrante de ella misma, con todos los derechos.

Más cerca La siguiente conclusión no es más que una suma de elementos entresacados de los datos generales referentes al Norte de África entre los siglos IV aC. y III dC., y que, enganchados entre sí para formar un tren aparte, adquieren la individualidad única de un mismo convoy de vagones idénticos. El fuerte y próspero sustrato hebreo norteafricano es la mejor pla-

Hospital Indígena, en primer plano; detrás, el barrio hebreo, edificado para acoger a los refugiados de Taza. AKROS

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Interior de la sinagoga Or Zaruah, la principal de Melilla. Edificada por el filántropo Yamín Benarroch a la memoria de su padre, ilustra el desarrollo económico de este sector poblacional melillense que, para esta época, mediados de los Veinte, había alcanzado su máxima expresión.

taforma sobre la que apoyar la diáspora del año 70, al menos la rama orientada en esa dirección, que aparece en escena como un refuerzo obligado. Alejandría, la Trípolis y la Pentépolis, y algunos enclaves aún más insertados en las cercanías de la capital cartaginesa, pierden un poco su identidad púnica para convertirse en lugares netamente hebráicos, hasta el punto que, una generación después, cuando las noticias del castigo romano se afianzan en toda esta extensión judía, estalla la rebelión del 117, que pone en pie de guerra a todas las colonias hebreas de la costa africana, desde Egipto hasta Numidia. La respuesta romana es eficaz y contundente, por más que en un principio llegara a barajarse incluso la pérdida de estas áreas para el Imperio. Triunfan la represalia y el orden romano; pero se inicia un fenómeno poblacional a tener en cuenta cuando, los más recalcitrantes de los rebeldes, optan por alejarse de la mano dura imperial y se alejan —tal vez por vez primera— de las costas prósperas para penetrar más en África y colonizar el interior del continente. Estos núcleos que abandonan las ricas ciudades del litoral acaban por asentarse y crear otros núcleos judíos en el interior de Tripolitania y Numidia; se llevan con ellos su virtuosismo comercial y artesano, pero adoptan también la agricultura y la ganadería como el modus vivendi que les hace perpetuarse hasta que, en el siglo VII dC., se encuentran con ellos los árabes en su expansión hacia el Oeste. Sin embargo, esta migración judía “norte-sur” no fue AKROS

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más que el preludio de otro movimiento masivo acaecido cuando, en el 135 aC., el poderío romano aplasta la rebelión de Bar Cochba y —entonces sí—, definitivamente, vacía Canaán de judíos y les empuja a que, en una alta proporción, emigren hacia el Oeste de nuevo para cumplir el divino castigo ideado por Júpiter. Pero todo está ocupado; los recursos dan para los que ya están, y las ciudades egipcias alejandrinas, la Cirenaica y las Trípolis no pueden absorber tanto desplazado; por otro parte, el interior también está copado con las consecuencias del año 117..., ¿qué les queda?: seguir adelante, hacia poniente, hacia ese Oeste que, según los indicios de hace siglos, alcanza costas que ven de frente la puesta de sol. Tal vez fue así, o tal vez fue que, al hacer presión los últimos, una suerte de efecto dominó empujara a parte de los asentados, que se corrieron hacia lo que después se llamó el Magreb. Podemos situar la llegada en masa de estos judíos a los confines occidentales norteafricanos a finales del siglo II dC., pero la expansión de su cultura, la importancia del sistema socioeconómico y religioso judío posterior parece indicar que aquéllos no constituyeron una vanguardia, sino que, de algún modo, aprovecharon una presencia anterior —costera seguramente—que les hizo insertarse con comodidad en un ámbito geográfico poco conocido, poco explotado y poco dispuesto a enfrentarse al baño oriental que la Historia acababa de ofrecerles en bandeja.

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Bereberes No existe una Historia bereber, y es una pena; aunque, a fuer de sincero, no sé si sería conveniente que dispusiéramos por escrito de lo que la tradición oral ha instaurado como crónicas de los bereberes musulmanes. Hay tales diferencias entre lo que los textos ofrecen y lo que la mayoría de los bereberes actuales —deberíamos utilizar el término imasighen, pero en una publicación de tanta difusión como ésta prefiero mantener los conceptos más conocidos— tienen asumido como Historia, que sólo después de un largo periodo de formación y después de pasar por demostrar la validez de las fuentes bibliográficas, podremos contarles a los bereberes cuál es la realidad más cercana a la verdad sobre sus orígenes. Para el bereber del presente, ellos siempre han existido como tales, y hasta hay quien afirma que, en realidad, muchos eran musulmanes aún antes de que su profeta apareciera por los desiertos arábigos e ideara un nuevo código ético-moral más, que, como todos, acabó conviertiéndose en única religión inspirada por Dios. Es tan difícil establecer prolijamente los orígenes de los actuales habitantes del Magreb como tratar de seguir la genealogía mecánica entre un automóvil moderno y los primeros vehículos del siglo pasado. Porque, ¿quién podría negar el aporte de Renault o de Ford en cualquiera de esas joyas coreanas o japonesas que inundan poco a poco el mercado europeo? Todo es el resultado de un intercambio universal. Y si, en el caso de mi ejemplo tecnológico, podemos retrotraernos documentalmente y fijar con rigor el precedente de los diseños Packard de primeros de siglo en cualquier monovolumen actual de los que infestan nuestras calles y carreteras, ¿por qué detenernos ahí, si es más que evidente que, todos, están más que influenciados por el concepto eje-rueda-motor de las cuádrigas romanas? Estas, a su vez, no hubieran aparecido de no haberse empezado a utilizar la rueda en Mesopotamia miles de años antes, o no haber absorbido el uso hitita de

los asnos como tractores antes de pasar al caballo a modo de motor? Pues algo así ocurre con la realidad bereber, aunque, en este caso, la base, el sustrato poblacional de indígenas netamente norteafricanos, ha perdido una enorme parte de su identidad a causa de su poca afición por poner sobre el papel los chismorreos de su cultura; por eso no tienen Historia. Pero, si bien se han perdido los planos de diseño de esta estirpe amplia y antigua, no ocurre lo mismo con el otro elemento, el foráneo que, desde bien pronto, hace acto de presencia en sus costas y acaba por engullirles en su sistema organizado..., y escrito. De los legendarios —y poco académicos— garamantes, pasando por númidas y mauri, se tiene certeza histórica desde que las sucesivas influencias externas nos hablan sobre ellos, con su versión de la cosa y su lengua propia. Así, a la migración que hemos asistido en las páginas precedentes, sucede una conversión o, mejor aún, el nacimiento de una cultura que, aunque apoyada poblacionalmente en una demografía aún por determinar, acaba por tomar forma definitiva — forma que ha podido llegar hasta nosotros—desde que funde en sí misma tanto a los unos como a los otros. No es de extrañar, entonces, que abunden los textos en los que se menciona con precisión a los judíos norteafricanos, sin hacer salvedades dignas de mención sobre los bereberes no asimilados. Y acaba por ocurrir que, lo mismo que a los habitantes de Canaán se les englobaba bajo el sello

de fenicios, todo el norte de África, a partir del siglo III, es un entorno donde lo judío es lo más preponderante. Para el receptor de las noticias y los movimientos comerciales, que veía documentos escritos en hebreo o que oía hablar de las maravillas de tal o cual sinagoga norteafricana, la identidad de los autores estaba más que clara. Bajo el manto romano, unificador por aplastamiento, lo hebreo tenía propia densidad, y flotaba; bien es verdad que mezclado con el aporte étnico indígena e influenciado hasta extremos insospechados por lo púnico que se resistía a morir. Pero ni éstos tenían ninguna posibilidad, una vez Roma había dejado claro que Cartago le era non grata, ni aquéllos eran capaces de escribir su Historia si no era echando mano de la lengua más universal y conocida del entorno, el latín o, en su defecto, el hebreo. Cuando Roma se repliega y Bizancio queda como único rescoldo de poder efectivo, se disparan los resortes, y el Noroeste africano tiene que echar mano de sus propios recursos para seguir adelante. La realidad libio-púnica no tiene nada que hacer si quiere estar a la altura, y los únicos

Barrio del Polígono. Desde 1888, el polígono se convirtió en la primera expansión extramuros de la ciudad, y albergó una intensa actividad comercial con primacía judía. Ya entrado en el XX, el barrio hebreo que albergó a los damnificados de Taza se ubicaría muy cerca.

AKROS

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Etno logía que se han mantenido incólumes contra viento y marea son los judíos, con su cultura y su religión de probada solidez, y tiene lugar el siguiente paso de esta historia cuando, organizándose de un modo harto desorganizado, se crean las tribus y principados que, por primera vez, son capaces de autogobernarse desde que los hijos de Dido aparecieron por aquellos confines. Ya andaba el cristianismo sembrando promesas por aquellos lares, pero era mucho más rentable, política y culturalmente, afianzarse en las estructuras hebreas, mucho más antiguas. De este modo, si los bereberes inmaculados en su esencia querían arrimarse la seguridad de lo instituido, acabaron por asimilarse y entrar a formar parte del entorno judío, fraccionado e independiente entre cada uno, pero con una bandera unificadora final que llevaba impresa en sus pliegues la efigie de la menorah del templo de Salomón... ..., un poco como ahora mismo —lo podemos observar claramente en Melilla— que, a pesar de las efusiones de sentimiento islámico, los jóvenes —varones, por supuesto— se empeñan en imitar los modos y atuendos propios de cierto sector social norteamericano, por otra parte más que difundido a través de películas y telefilmes. Pero, volviendo a nuestro entorno judeo-bereber de finales del siglo VII, así les encuentra el Islam, y las banderas hebreas se aúnan para hacer frente a los nuevos que vienen del Este, demostrando que se había producido la asunción del concepto de pueblo, ese nosotros frente a ellos que vienen a por nuestras tierras. Luego, el Islam victorioso —después de tres décadas de lucha sin apenas tregua— hizo tabla rasa, imitó a Roma y dejó claro que: “antes de mí, todo es prehistoria”, robándoles a los bereberes la única oportunidad de haber formado una interesante biblioteca —no tan antigua como ellos, pero sí lo suficientemente importante como para que formara parte de su bagaje cultural— en la que poder estudiarse a sí mismos. Por eso las reticencias de los bereberes musulmanes — incluyo el adjetivo religioso porque no se entiende si no este rechazo— a considerar su pasado judío con la suficiente y determinante importancia que tiene.

¿Dos Historias? Es difícil practicar dos deportes distintos en la misma cancha, a la vez; y ahí radica la dificultad; para unos, entre los que me cuento, el peso y el valor de lo escrito, de lo susceptible de ser contrastado y discutido, es lo único que importa. Para otros, la tradición y lo que, para ellos, es sentido común, constituye la única forma de permanecer estrechamente aferrados a La verdad, sea ésta cierta o no.

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Creo que, en mi caso y con todas las limitaciones posibles, he conseguido aunar las dos formas de ver la Historia, sumándolas en lugar de hacer que se opongan entre sí; pero, lejos de equilibrarse, el resultado de ambas me ha llevado en la misma dirección. La historia escrita no hacía más que indicarme el camino, y la razón me empujaba y me hacía acelerarme hacia la siguiente curva, lo cual es un alivio porque me ha privado —¡albricias!—de la responsabilidad de estar en desacuerdo con alguna de las dos.

¿Cuál de las dos será la que quede? Cualquiera de los lectores habituales de revistas como esta Akros, tienen hace tiempo asumido que, más o menos, la Historia es así, arriba y abajo, a derecha e izquierda, adelante y atrás... Un tiovivo excéntrico que trata de abarcar los extremos de un círculo vago y lejano en el tiempo. Todo es matizable, relativo y susceptible de revisión...: nunca habrá una Historia definitiva. Pero para una gran mayoría del público —y me estoy refiriendo a un exponente de cultura media y cierta objetividad, no a quienes, todavía, se aseguran la paz de su psique fijando con cola industrial los resortes de su mundo ideal— , es más sencillo recelar, pasar de largo o, si el tema promete, empaparse bien antes de negar toda la verdad que podría hacerles libres. Y, al contrario de un artículo en una revista especializada, un libro abarca un ámbito muchísimo más amplio y variado, entre los que se encontrarán seguramente representantes de todo lo expuesto arriba. ¿Qué hacer, pues? En mi caso, ser fiel a mis principios e ideas, y mantener a rajatabla mi propia concepción de la Historia. Es uno de los pocos privilegios —aparte el de poder hablar sin que te interrumpan— que le caben al que decide escribir, lo demás, son todo responsabilidades. Y por eso el título del presente artículo, porque, frente a la fácil y poco comprometida forma de hacer Historia compendiando lo anteriormente escrito —y dejando el compromiso instalado en esas páginas, que casi nadie lee, dedicadas a la bibliografía, es decir, echándole el muerto a otros—, se abren las infinitas posibilidades de poner en juego el sentido común y trabajar sobre lo poco conocido, flirteando con la intuición, bailando con la duda y aproximándose peligrosamente al error, es cierto; pero saboreando la incomparable satisfacción de poder dejar por escrito lo que la razón sugiere, dejando al margen lo que el cantero grabó sobre la piedra, para perpetuidad del famoso, creyendo que era lo que, en el futuro, los demás querríamos leer.

Etnología

CLLAAUU DDIIOO BBAARRRRIIOO C

Historiador

Las joyas bereberes elaboradas en Melilla

El término joya necesita una matización pues nosotros distinguimos entre joyería y bisutería; la primera utiliza materiales nobles y una depurada confección, mientras la bisutería, que trata de imitar a la primera en la belleza visual, utiliza una materia prima de baja calidad y en consecuencia su precio es inferior y por ende, asequible a clases de bajo poder adquisitivo.

Finalidades en su uso En el mundo occidental, la joya tiene como finalidad el embellecimiento, especialmente de la mujer que las porta, siendo también un signo del status social en el que ésta se desenvuelve. Su utilización no es general en la sociedad femenina ya que hay mujeres que las desechan por ostentosas y recurren a otros procedimientos para su embellecimiento personal. En el mundo bereber, la joya se ha utilizado de forma generalizada, sobre todo por parte del elemento femenino; rara es la mujer que no se adorne con alguno de los innumerables aderezos que se han venido confeccionando por parte de orfebres, la mayoría de religión judía. La razón de su masiva utilización está en su múltiple finalidad: el embellecimiento, al igual que en la sociedad occidental, es una de ellas aunque no la única. Más importante y trascendente para la mujer bereber es su función como talismán, al sentirse defendida de los múltiples peligros que la acechan; por ello la joya tiene la misma finalidad que la coraza para el guerrero. Esta finalidad simbólica, profiláctica y apotropaica, se ha ido perdiendo con el tiempo y las mujeres de nuestros días, la perciben difusamente. Podemos observarlo hoy en día en el Alto Atlas, donde aún se utilizan las joyas con este fin simbólico, cuando la mujer ataviada con ellas avanza entre los hombres, altiva, embargada de los sentimientos de las princesas bizantinas, se ve, aparte de muy bella y seductora, segura y perfecta-

Collar o Firo rifeño con tres racimos de coral.

mente defendida. Los hombres, ante su presencia se sienten intimidados y a la vez seducidos. Aparte de estas dos finalidades fundamentales, las joyas para la mujer bereber constituyen su principal patrimonio, que aumenta o disminuye al compás de los avatares económicos. También sirven como un carnet o documento de identidad, para adscribirlas a una determinada Kábila o fracción de ella.

■ Las joyas para la mujer bereber además de embellecerlas, constituyen un auténtico talismán ■ AKROS

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Etno logía Al uso generalizado por las razones y finalidades apuntadas, la calidad de los materiales y las técnicas más o menos depuradas, hay que añadir el poder adquisitivo de las diferentes Kábilas, en consonancia con lo anteriormente expuesto.

Los artífices que las elaboraron Ante la imposibilidad de trazar una panorámica del extenso y variado mundo bereber, que abarca prácticamente toda el África blanca, resaltaremos el Maghreb como la zona donde se instalaron los mejores talleres, y nos limitaremos a Marruecos como el país donde se han confeccionado este tipo de joyas con mayor profusión; y dentro de esta región geográfica, nos referiremos concretamente al RIF, zona situada en el Norte de Marruecos, donde el colectivo de población bereber es muy numeroso. En tiempos antiguos, eran exclusivamente los judíos los que realizaban trabajos de orfebrería, pero a partir de la creación del Estado de Israel en el año 1948 y la emigración a este nuevo país de la casi totalidad de los judíos marroquíes, en la orfebrería fueron reemplazados por gentes de religión musulmana. Los judíos trabajaban para una clientela femenina tanto de la ciudad como del entorno rural; el trabajo que realizaban en los talleres de las ciudades era de una factura exquisita, con técnicas muy depuradas y empleando casi exclusivamente el oro en su confección; se trataba de auténticas joyas. En el campo en cambio, aparte de no tener las condiciones óptimas y ser la plata el material empleado, el producto resultante era lógicamente de inferior calidad. No obstante, dependía mucho de la destreza del orfebre, en este caso “artesano de la plata”, el resultado del trabajo en

F´Qrom o Isfer, compuesto de tortuga, monedas de plata y dos fíbulas. La tortuga se une a las fíbulas a través de dos tramos de cadenas y monedas, separadas por bolas de plata estriadas. AKROS

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■ En tiempos antiguos eran los judíos los que realizaban los trabajos de orfebrería, se les conocía como Artesanos de la plata ■

el que se puede observar la perfección y belleza del acabado. En el presente artículo queremos referirnos a un contingente importante de judíos artesanos de la plata que se instalaron en Melilla a fines del siglo XIX y trabajaron en ella durante ocho o nueve décadas. Y estos orfebres melillenses al igual que sus homólogos marroquíes, emigraron casi todos a Tierra Santa a raíz de acontecimientos históricos, tales como la referida creación de un hogar judío en Israel (1948), o la independencia de Marruecos en 1956. Con su marcha, la producción de joyas de

plata cesó en los obradores melillenses, aunque también ha influido el desuso en el que ha caído este tipo de joyas, al ser el oro el preferido por la clientela femenina rifeña.

Centros de producción Estos están dispersos al igual que lo están los colectivos bereberes, repartidos por todo el Africa blanca al norte de la línea del Ecuador. Los talleres abundan en regiones de Túnez, Argelia (la Kabilia o el Aurés), y sobre todo, Marruecos. Es en

Etno logía este país donde se instalaron los mejores talleres a raíz de la llegada de centenares o miles de orfebres, conocidos como “los artesanos de la plata”, expulsados de Granada en 1492. A finales del siglo XIX, Melilla se constituyó en uno de los focos o centros de producción de joyas más importantes de Marruecos, no tanto por la calidad en la confección, como por la cantidad que produjeron sus más de 26 talleres instalados en el barrio hebreo de la periferia de la ciudad. Siendo Melilla ciudad española y por lo tanto occidental, la producción de este tipo de joyas no se destinaba al consumo propio, sino que su destinatario lo constituía la casi totalidad de Kábilas en el RIF. Fueron miles y miles las fíbulas (TIZERZAI o TISERNAS), ajorcas o pulseras (AZBEG), diademas (SAZAR), gargantillas (TAMBRIS), pendientes (TIKHORSIM), collares y pectorales (F´QROM o ISFER, HERZ o ZEMDOK entre otros), que salieron de sus talleres para cubrir una demanda que abarcaba desde los Bocoya al Oeste del Rif, siguiendo por Ait Wuariagar, Temsaman, Ait Said, Ait Ulichek, las c i n c o K á b i l a s d e l I K R AY E N ; Quebdana, hasta alcanzar la desembocadura del Muluya, y la Kábila de las Beni-Snasem; Kábilas del sur del R i f, t a l e s c o m o B e n i B u y a h i m , Metalsa, Beni-Tuzin, Gueznaya y otras, se beneficiaban del trabajo de los judíos melillenses.

Materiales empleados y su depreciación El metal empleado fundamentalmente era la plata y cuando esta escaseaba, la alpaca; con este material confeccionaban sus joyas las familias más humildes. Aparte de la plata, un componente de gran valor utilizado en la confección de collares fue el coral. Antiguamente las perlas de los collares eran de coral auténtico, incluso las mujeres menos pudientes, de bajo poder adquisitivo, lo compraban por su bajo precio, pero el coral ha ido aumentando su cotización, hasta superar en valor a la plata, e incluso

en algún caso, al oro. Por ello últimamente en la confección de las joyas, el coral ha sido reemplazado por bolas de cristal o plástico. De ahí que llamar joyas a los collares fabricados con estos pobres materiales, parece excesivo o poco apropiado. En honor a la verdad, tenemos que decir que, no obstante, la ilusión que embargaba a la mujer rifeña cuando lucía este tipo de collares, era independiente del valor de la joya; el ardor y frenesí que manifestaba y ponía en sus bailes, ataviada con ellas, alcanzaba cotas de una intensidad desacostumbrada. De entre toda la producción de joyas melillense, destacaremos tres piezas por considerarlas como producto original salido de los talleres de Melilla y cuyo diseño se debe a los conocidos “artesanos de la plata”; se las conoce por el nombre en árabe de F´QROM y en tamazight, ISFER, las más bellas. Las de inferior calidad se conocen como HERZ en árabe y ZENDOK en tamazight. Y no les desmerece a las dos anteriores en cuanto a su rica policromía: el TAMBRIST.

F´Qrom o Isfer Se trata de un collar pectoral sostenido por dos fíbulas a la altura de los hombros y es la estrella de las joyas rifeñas realizadas en Melilla. Es tal su belleza, que David Rouach no duda en exhibirla en la portada de su libro “Bijoux Berberes”; aunque

Detalle del Isfer o F´Qrom en el que se aprecia parte del cincelado del caparazón de la tortuga, el cabujón con la perla verde, y las múltiples monedas de plata, con perlas de coral intercalado.

equivocadamente su origen lo coloca en talleres de Essauira o Marrakech. Todos los collares de tipo Isfer o tortugas los han confeccionado judíos melillenses, y de Melilla se han exportado a bazares de diversas ciudades marroquíes, entre ellas, Marraquesh. Esta joya formaba parte del SADAK o dote que el novio entregaba a la novia con motivo del contrato matrimonial concertado entre los padres de ambos, cuando se trataba de familias pudientes. Parece ser que eran 40 duros ( 1 Kg. De plata), los que se destinaban para entregarlos al “artesano de la plata”, encargado de realizar la confección. La pieza central que

■ A finales del siglo XIX, Melilla se constituyó en uno de los focos o centros de producción de joyas más importantes de Marruecos ■ AKROS

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Etno logía adopta la forma de una tortuga, hueca y cuidadosamente moldeada, era cincelada finamente con motivos florales, generalmente rosáceos. De la parte inferior de la tortuga penden monedas de 1 o 2 pesetas alfonsinas, de plata y en número variable, 6, 8 o 12 piezas, intercalándose perlas de coral o plata. Dos tramos de cadenas de plata dobles o triples, separadas por grandes bolas del mismo metal, sirven para unir la tortuga a través de fíbulas dobles a la altura de los hombros de la mujer. Múltiples monedas de 1, 2 o 5 pesetas de la Constitución de 1870 o de la época alfonsina, penden del collar, cuya finalidad es ahuyentar a los “Yenum” o demonios, con los sonidos que produce el tintineo de las monedas cuando son agitadas. Cuando el conjunto del pectoral supera el kilogramo, además de los dos puntos de apoyo en los hombros, es necesario un tercer punto a la altura de la parte superior del pecho de la mujer. De lo anteriormente expuesto, se deduce que el pectoral cubre ampliamente el tórax, quedando la pieza central o tortuga, a la altura del vientre. El efectismo gratificante de dicho joya produce asombro en el espectador y un sentimiento de superioridad en la mujer rifeña que lo porta.

Zemdok con dos tramos de cadenas dobles, separadas por dos cubos de plata, con dos fíbulas de sujetación.

Simbolismo del F´Qrom o Isfer Las joyas para la mujer bereber, aparte de embellecerlas constituyen un auténtico talismán, cuyos efectos derivan del simbolismo que representan. La tortuga, muy abundante en las kábilas que rodean Melilla o región de IKRAYEM ( KELAIA en árabe), es un quelónido protegido cuya venta está prohibida por las autoridades. Su ciclo vital se alarga en más de cien años y su antigüedad se remonta a miles de años. Estas características y la tradición que atribuye efectos saludables a los que se alimentan de su carne, no puede menos que propiciar el simbolismo de una vida larga o la eternidad al que la porta. Este simbolismo alcanza su punto culminante el día de la boda, durante el baile nocturno que se celebra con tal motivo a la luz de la luna. Cuando la mujer rifeña danza con la tortuga a la altura de su vientre, en el interior del ISFER queda prefigurada la existencia del hijo que va a llegar, incluso antes que el acto conyugal lo engendre en la realidad. Se trata del mismo simbolismo que tiene en la boda bereber el rito de la Janna, presagiando la llegada del vástago, cuando el MURAY EL SULTÁN o novio, pinta en la pared de la habitación conyugal con su mano impregnada en el tinte, tantos trazos como hijos espera tener. Continuando con el simbolismo, la parte superior de la tortuga representa la cúpula del cielo o firmamento, y también a la cúpula que cubre la mezquita o casa de Dios. La parte inferior o peto, viene a representar la tierra o habitación del hombre. La tortuga es por lo tanto el símbolo de la unión del cielo y de la tierra, el primero al que aspira y el segundo donde mora.

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Aunque el simbolismo se ha ido perdiendo al compás de la racionalización de la cultura, el rifeño vive y siente los símbolos con más intensidad que en el resto del territorio marroquí. Y si tenemos alguna duda, acudamos a ver el rito de la boda en alguna kábila alejada y veremos cómo la novia sufre una asombrosa transformación en su rostro, donde brillan en la oscuridad sus ojos negros, cuyo refulgir combinado con los destellos que despide la plata del F´QROM, ofrece una visión sorprendente y nos parece asistir a un fascinador espectáculo de luz y sonido. El primero ya lo hemos descrito, y el segundo es cuando escuchamos algo que nos recuerda una orquesta o verdadera sinfonía compuesta de múltiples sonidos, producto del tintineo de la plata.

El Herz o Zemdok Tiene el mismo efecto escénico que el ISFER o F´QROM, siendo la joya que forma parte del SADAK o dote en el contrato matrimonial de familias menos pudientes, al necesitar menos duros en su confección. Su colocación sobre el pecho de la mujer rifeña era la misma que el F´QROM: tres puntos de apoyo, sostenían el HERZ (árabe), o ZEMDOK, o caja, IKFAR ( en tamazight), a la altura de los hombros y pecho de la mujer.

■ Las joyas suelen formar parte del Sadak o dote en el contrato matrimonial ■

Etno logía El HERZ o porta-amuletos tiene una forma cuadrada ligeramente rectangular, está decorada por ambas caras con incisiones onduladas a geométricas; los motivos suelen ser florales, predominando la rosa de cuatro pétalos ( en algunos casos ocho), cincelada en el cuadrado inscrito dentro del rectángulo. En realidad se trata de un pequeño cofre con tapa, conteniendo escritos coránicos, o un “DALIL AL KHAYRAT” (recuerdo de plegarias), o polvo de una tierra santa. El simbolismo que encierra esta joya debido a su forma cuadrada, parece tener relación con el número cuatro. En la Biblia esta cifra sugiere la idea de plenitud y universalidad (David Rouach): cuatro eran los brazos de la cruz, cuatro eran las murallas de la Jerusalén celeste y cuatro las letras que conforman el nombre de Dios (YHVH). También la tradición musulmana considera sagrado este número: cuatro son las puertas y salidas que tiene que sortear y franquear el adepto a la vida mística y cuatro son los elementos que debe conocer: agua, aire, fuego y tierra.

Tambrist Como complementos a los pectorales “estrella” descritos, nos tenemos que referir a una joya rica en policromía ceñida al cuello de la mujer rifeña, y que la conocemos con el nombre de “Tambrist”. Se trata de una gargantilla compuesta de tres, cuatro o cinco cofrecillos (Herz o Zemdok), de forma ligeramente rectangular, acercándose al cuadrado. Están unidos entre sí por tres filas de perlas de distintos colores que, dotan a la joya de una gama policroma fascinante. Varias filas de monedas de una o dos pesetas alfonsinas de plata penden de ella con la finalidad de producir el consabido tintineo al ser agitadas al caminar o en los bailes que la kábila frecuentemente organizaba. Esta joya era confeccionaba por las mismas mujeres rifeñas que compraban en los zocos las perlas y monedas, pero tenían que acudir al artesa-

Tambrist de cuatro zemdok o estuches, con perlas rojas, amarillas y negras( estas últimas para ahuyentar el mal de ojo).

Tambrist de cuatro zemdok en el que se aprecian dos hileras de monedas de plata alfonsinas, la primera de una peseta y la segunda de cincuenta céntimos.

Tambrist de tres zemdok con filigranas de nodos (símbolo del infinito), separados por perlas multicolores.

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Etno logía no de la plata hebreo para que les hiciera los estuches o Herz, de difícil elaboración. El material utilizado era la alpaca o metal blanco, y en algunos casos, la plata. Esta pieza, parecida a una caja de cerillas pequeña, estaba trabajada solamente en el anverso (única cara visible), con una técnica afiligranada (importada a Marruecos por los judíos expulsados de Granada en 1492). Este trabajo, me confesaba un hijo de aquellos beneméritos plateros, era de “chinos” y muy complicado; manualmente se fundía la plata o alpaca en un minúsculo crisol hecho de tierra refractaria o cingotero de hierro. La fundición se vertía en moldes de los que salían finos hilos de plata o alpaca que retorcidos, recibían el nombre de filigrana o “bordado de hilos de plata” ET-TERZDYAL ESSELK ( en árabe), o enrollamiento de hilos de plata TATFEUL ENASSILK (tamazight). En Melilla a esta labor la denominaban KRASA. Estos hilos de pasamanería se pegaban a la superficie de la cara visible de la pieza. Pero no sólo era laboriosa la fabricación de tales hilos, lo era en mayor grado conseguir las bolitas o granos que embellecían al diseño. De una sola colada que dispersada por el suelo daba como resultado innumerables bolitas, se escogían unas pocas, las de tamaño apropiado; y la operación se repetía hasta el infinito. El producto no obstante compensaba el esfuerzo realizado, pues este tipo de trabajo afiligranado en nada tenía que envidiar a los que han venido realizando hebreos de Marrakech o Ouarzazate. El diseño empleado en la decoración de estas pequeñas superficies tenía algunas variantes: mediante hilos afiligranados se compartimentaba en tres, cuatro o cinco bandas, y en su interior, pequeñas bolitas y espirales (Técnica de la filigrana), simbolizando en aire , el agua y la tierra .

Dichos símbolos conforman un ritmo cuaternario que se escapa a nuestros ojos occidentales, pero que está transmitiendo un mensaje subliminal a sus portadores. Esta joya que en el Rif se la conoce con el nombre de TAMRIST o TAMBRIST, ha sido muy utilizada en diversas kábilas del territorio. Su origen lo podemos rastrear en alguna kábila de Marruecos, pero ha sido en Melilla donde se han elaborado muchos miles de estas enigmáticas y sugestivas cajetillas (Herz o Zemdok). Los artesanos judíos confeccionaban estas artísticas piezas pero eran las rifeñas con su imaginación desbordante quienes terminaban una obra que causan cierto asombro por el barroquismo que desprenden. El Tambrist ceñido al cuello junto al Isfer o F´qrom y el Herz que cubrían sus pechos, daban un aspecto fascinante a la mujer rifeña ataviada con joyas tan relumbrantes. Y si le añadimos las innumerable monedas de plata que colgaban de dichas joyas, y el sonido de dicho metal al ser agitadas en el frenesí de sus movimientos, podemos imaginarnos el bello espectáculo que antiguamente ofrecían las mujeres rifeñas. Como conclusión, diremos que la magia estaba presente en los

Muchacha rifeña ataviada con los tres tipos de joyas: Tambrist, Firo y F´Qrom. AKROS

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ritos que desarrollaba la mujer rifeña cuando iba ataviada con las diferentes joyas. La magia las embargaba hasta el punto que las transformaba y les producía unos sentimientos que los guardaba y anidaba en lo más profundo de su ser femenino. Y cuando querían expresarlos no podían hacerlo con palabras y el lenguaje que encontraban apropiado era a través de gestos y contorsiones de sus cuerpos y el momento propicio se presentaba en las innumerables fiestas o efemérides tanto religiosas como familiares que organizaba la kábila en el Rif.

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M IIGGUU EELL CC.. VVIIVVAANN CCOOSS O M O..SS..BB .. Doctor en Historia

La vivienda en Melilla: un caso de transmisión patrimonial en el siglo XVIII

Entre otros documentos heredados por el autor de estas líneas a la muerte de su abuelo materno, Don Miguel Gómez Morales (1899-1980), médico que perteneció a una de las más antiguas familias de Melilla, se halla uno que, bajo el título Posesión de las casas de Doña Brígida, Doña Leonor y Doña Josepha de Villafaña, recoge todos los autos obrados con motivo de la posesión de una vivienda en la Melilla de la primera mitad del siglo XVIII, que son los que a continuación queremos extractar. Conocemos bastante bien la distribución del espacio en la ciudad de Melilla, gracias a los numerosos planos que se nos han conservado1. Sin embargo, como es natural, estos inciden más en las obras de fortificación de la ciudad que en el espacio urbano propiamente dicho. A juzgar por ellos, la distribución del caserío sufre continuas modificaciones dentro del reducido ámbito que ocupa2. Eso conlleva una ocupación extrema de la vivienda y que casas como la que aquí tratamos, pensadas inicialmente para vivienda de una sola familia, se subdividan en cuartos que acogen a varias unidades familiares. Eran muy pocas las familias que contaban con una casa capaz y ninguna la que llegaba a la amplitud de la del gobernador, de la que queda un detallado plano del año 18013. La escasez de materiales de construcción, el poco interés de inquilinos y caseros, unido a otras causas, hacen que muchas de estas casas se encuentren siempre en mal estado de conservación, como podremos ver en la que es objeto de nuestro estudio. Creemos que a esta misma conclusión podrá llegarse después de un estudio detenido de un documento interesantísimo a este efecto, cual es el Estado general de las casas y cuevas que contiene este presidio de Melilla, propias de S. M. y de diferentes particulares, realizado el año 1753 por el veedor José de Osorno4. De momento, a título de comparación, baste decir que la casa de Don José López de la Mota, compuesta de dos alturas, con dos cuartos superiores, despensa y cocina, más cuatro cuartos en la planta baja con su pasadizo, además de su terrado, corral y palomar, apenas difiere de la de la familia Estrada, descrita así en

1753: «Esta casa tiene alto y bajo; este consiste en un portal, una cocina y un patio, todo pequeño, y dos cuartos y otro pedacito de patio, dividido, con puerta a la calle para alquilar. Lo alto es una escalera, una salita, una alcoba, una despensa y una azotea bien reducida»5. En Melilla, el 18 de enero de 1703, otorga su testamento el capitán de infantería Don José López de la Mota, postrado en cama de un balazo que recibió de los moros por un brazo, pero en su sano juicio y entendimiento natural qual Dios nuestro Señor fue servido darle. En primer lugar, ordena que que sus carnes pecadoras sehan sepultadas dentro 1

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Vid. un buen estudio y reproducción de los más importantes en A. Bravo Nieto, Cartografía histórica de Melilla, Melilla 1996. Sin embargo, existieron planos detallados del caserío y huertas, levantados en 1772 y 1792, pero que no han llegado hasta nosotros. Cfr. A. Bravo Nieto, op. cit., p. 100. Ibidem, p. 98. Citado por V. Moga Romero, Juan Antonio de Estrada, historiador melillense del siglo XVIII, en J. A. de Estrada, Población general de España, sus reinos y provincias, ciudades, villas y pueblos, islas adyacentes y presidios de África, vol. I, Melilla 1995, p. 13-14). Ibidem, p. 14. AKROS

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de la yglesia de Nuestra Señora de la Victoria, y en una sepultura que yguale a la en que está sepultada doña Leonor de Fuentes, su muger que fue. Devoto de la Virgen de la Victoria, deja encargados varios novenarios de misas en su ermita, además de otras muchas, que en gran parte han de ser celebradas por su sobrino fray Francisco de la Mota, mercedario calzado de la ciudad de Málaga e hijo de su hermano Pedro de la Mota, a quien perteneció una parte de la casa en la que vive. En total, más de quinientas misas por su alma, por la de su mujer y las de sus familiares más directos, algo acorde con las prácticas devocionales del tiempo. El capitán declara no tener hijos ni otros herederos forzosos, por lo que antes de disponer de sus bienes a su antojo hace detallado inventario de los mismos. No son muchos; bienes inmuebles solo posee: un huerto que está en el Alafía, que es conosido sercado serca de la noria, que linda con otro de Doña María Moreo y en la muralla y calle que va para la noria; la casa en que biue, que es conosida y linda con casas de Don Juan Álvarez de Perea, pagador, y con las de Don Diego Álvarez de Perea, capitán de cavallos, y en medio de las dos, con sus altos, bajos, cozina y corral, terrados y palomar. De toda su hacienda dispone mitad por mitad a favor de Doña Josefa de Lara, por la tener en su casa y averla criado y dado estado con el sargento Joseph de Reyna, y de sus ahijadas, hijas de Doña Andrea de Mota. Josefa de Lara y su marido tienen un hijo llamado Juanico, a quien ha criado el capitán, quien, por el cariño que este le tiene, hereda un catre, un colchón, un juego de cama y cien reales de vellón para que con ellos se le haga un bestidito. Sin embargo, el usufructo de la casa, sin más cargo que tres misas cantadas anuales, queda en poder de Josefa de Lara por los días de su vida y los de su marido sin pasar más adelante. A la muerte de ambos, o en el momento en que abandonen la casa por trasladarse a España o a otra vivienda de Melilla, los albaceas habrán de disponer de la dicha casa a su voluntad, atendiendo solo a que se cumpla la carga de las tres misas. 6

Con estos datos es relativamente fácil localizar la casa en alguno de los planos de la época, como el de 1729 (A. Bravo Nieto, op. cit., p. 73) o el de ca. 1740 (ibidem, p. 80-81).

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El 11 de octubre del mismo año, Don Francisco de Cazares y Moreo, veedor y contador de la plaza de Melilla, y uno de los albaceas de José López de la Mota, dispone que las tres hijas de Pedro Martín de Villafaña y de Andrea de Mota, llamadas Brígida, Leonor y Josefa, sean quienes entren en el goce y posesión de la casa del capitán, su tío, a quien se cita ya difunto, cuando la dejen por muerte o traslado Josefa de Lara y su marido, ya que las tres son parientes en próximo grado y que se allan sin caudal. Tendrán que pasar, sin embargo, veintiséis años para que este documento surta efecto; el 4 de junio de 1729, las tres hermanas piden al Gobernador de la plaza haga reconocer las casas en cuestión (aunque se trata de una sola se habla de ella en plural), pues Doña Josefa de Lara, al enviudar de Don José de Reina, ha casado en segundas nupcias con Juan de Cuenca y marchado a España, sin preocuparse del lamentable estado de la vivienda que, sin embargo, ha alquilado a varias personas. La Justicia actúa en Melilla con gran rapidez: el mismo día, el gobernador Alonso de Guevara Vasconcelos designa al albañil y carpintero que han de reconocer la vivienda, y comisiona a su ayudante segundo, Bernardo Ramírez, para que haga las pesquisas de rigor. Este recibe su comisión el mismo día, y sin esperar a mañana se presenta en las casas, situadas en la calle que sube de las Peñuelas a la placeta de los Ledesmas, que al presente llaman de la Veeduría6, constatando su lamentable estado; de la misma opinión son los peritos que le acompañan, quienes consideran que necesitan una total reparación cuyo costo asciende a 200 pesos. A pesar del ruinoso estado de la casa, en ella viven al menos cinco personas: en el piso alto, compuesto de dos habitaciones, des-

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pensa y cocina, vive desde el 15 de marzo Manuel de Perea, alférez de granaderos del segundo batallón de Portugal, en compañía de Don Antonio González, alférez de Don Juan Antonio Correa, que están de guarnizión en esta plaza. Paga por ello dos pesos. En la planta baja, dos quartos y un pazadiso que sirve de cosina los habita desde hace tres años el marinero Marcos Ramírez y su familia, a cambio de un alquiler mensual de quince reales. Una habitación independiente de la planta baja, que se abre a la plazuela de la Veeduría, y que consta de dos cuartos, está alquilado desde hace dos años por el desterrado zapatero Melchor Fernández; pagaba por ello veinte reales, pero en el último viaje que hizo el pingue a la plaza, donde vino Juan de Cuenca, le dijo a este que pensaba desalojar la vivienda, a lo que le fue respondido que se quedara en ella de balde hasta encontrar nuevo inquilino. Finalmente es interrogado el administrador de la casa, el ayudante mayor de la plaza, Don Francisco de Alva, quien tiene a su cargo el mantenimiento de la misma, y así lo ha ejecutado, revocando y enxavelgando los quartos altos con tierra, que es lo que aquí se puede haser. De resultas de estas pesquisas, queda claro para las solicitantes, Doña Brígida, Doña Leonor y Doña Josefa de Villafaña, que la casa que fuera de su tío les pertenece ahora en propiedad, por lo que el 8 de junio solicitan del gobernador las ponga en posesión de ella. Ese mismo día, Don Alonso de Guevara Vasconzelos, brigadier de los reales exércitos, gobernador, alcayde y Justicia mayor de esta plaza de Melilla, dispone que los autos obrados sean remitidos al auditor general de los reales ejércitos y costa del reino de Granada para que ofrezca su dictamen; en el ínterin, los inquilinos retendrán el importe de sus alquileres y no se permitirá a Josefa de Lara, llegado el caso, entrar en la vivienda. El escribano Valentín de Medina notifica inmediatamente esta resolución a los interesados. El 28 de julio el auditor Pedro de la Cueva debía de estar en Melilla, porque firma con Alonso de Guevara Vasconcelos el auto por el que las referidas casas se entregan a las hermanas Villafaña. De nuevo será Bernardo Ramírez el encargado de ejecutar la sentencia, lo que llevará a cabo el día 13 de agosto de la siguiente forma: «En la ciudad de Melilla, en treze días del mes de agosto de mil setecientos y veinte y nuebe años, estando a las puertas de las casas principales que quedaron por muerte del capitán Don Joseph de la Mota y López, que son en esta ciudad en la calle que sube de las Peñuelas a la plaza de los Ledesmas, que llaman de la Veduría, que hasen esquina frente de ella a la mano derecha como se va de dichas Peñuelas, Doña Brígida, Doña Leonor y Doña Josepha de Villafaña, vesinas de esta plaza, requirieron al señor Don Bernardo Ramírez, ayudante segundo de ella, con los dos autos antezedentes y en su cumplimiento, azeptada por el referido la comisión que por el señor governador le está dada, las tomo por la mano y las entró dentro de dichas casas y de la asesoría de ellas qual tiene la puerta a dicha plazeta, diciendo les dava la posesión real, actual, corporal vel

quasi de dichas casas y asesoría, como subcesoras a ellas por la razón contenida en estos autos. Y en señal de poseción las paseó por dichas casas serrando y abriendo sus puertas y ventanas y asiendo cruzes en sus paredes y otros echos y señales de verdadera poseción, y de cómo la tomaron quieta y pacíficamente sin contradición de persona alguna lo pidieron por testimonio, y su merced se le mandó dar, a que se allaron presentes por testigos Don Antonio Gonzáles, Don Phelipe de Estrada7 y Don Manuel de Perea, vezinos de esta ciudad. Y lo firmó dicho ayudante, y yo, el escribano, que de todo ello doy feé. Ante mí, Valentín de Medina. Bernardo Ramírez». Terminó así un procedimiento judicial breve que otorgó a las hermanas Villafaña las casas que les eran debidas, ya que Josefa de Lara las había abandonado seis meses atrás y, según las disposiciones testamentarias del capitán José López de la Mota, debían entonces recaer en sus tres sobrinas. Como es natural, estas pidieron a Valentín de Medina copia autentificada de los autos a modo de título de propiedad, y les fue otorgada el 25 de noviembre de 1729, que es el ejemplar manejado por nosotros. Por nota posterior, del 25 de febrero de 1802, sabemos que la casa que refiere este testimonio se halla ipotecada a la escritura de fianza otorgada por Don Josef Eugenio Cortés, para el goze y poseción de administrador de correos de esta plaza, deviéndose entender que la citada casa es la situada en el rincón de la plazoleta que nombran de Doña Adriana, a el lado de la que vive el subteniente Don Thadeo Malpica, que corresponde a los herederos de Perea. Nada queda hoy de esta vivienda. Exhumando documentación como la aquí referida podremos hacernos una idea del casco urbano de Melilla la Vieja, hoy tan alterado, que permita por un lado el conocimiento de su trazado en los siglos pasados y unas pautas de reconstrucción para el futuro.

Posesión de las casas de Doña Brígida, Doña Leonor y Doña Josepha de Villafaña Índice de los documentos

Doc. 1 (fols. 1-8v). 1703, enero, 18. Melilla. Testamento de Don José López de la Mota, otorgado ante el escribano Juan López del Prado. Copia del 5 de noviembre de 1723 ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 2 (fols. 8v-10). 1703, octubre, 11. Melilla. Don Francisco de Cazares y Moreo, como albacea de Don José López de la Mota, dispone que la casa donde este vivía pase a propiedad de las hermanas Brígida, Leonor y Josefa de Villafaña, cuando la dejen Josefa de Lara y José de Reina. Ante el escribano Juan López del Prado. Copia del 11 de octubre de 1703.

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Seguramente hermano de Juan Antonio de Estrada y Paredes, autor de una Población General de España, editada en Madrid por vez primera en 1747, cuya casa no estaba lejos de la de las hermanas Villafaña (V. Moga Romero, loc. cit., p. 14). AKROS

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Doc. 3 (fols. 10-11v). 1729, junio, 4. Melilla. Doña Brígida, Doña Leonor y Doña Josefa de Villafaña piden al Gobernador de la ciudad de Melilla mande hacer reconocimiento de la casa que fue de Don José López de la Mota, su tío, y que les corresponde en propiedad por haberla abandonado Doña Josefa de Lara. Ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 4 (fols. 11v-12). 1729, junio, 4. Melilla. Auto del gobernador de Melilla, Don Alonso de Guevara Vasconcelos, por el que ordena a Matías Verdiel, maestro albañil, y a Luis Calvo, carpintero, el reconocimiento que se pide en el documento anterior, comisionando al efecto a Don Bernardo Ramírez, ayudante segundo de la plaza. Ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 5 (fol. 12). 1729, junio, 4. Melilla. El escribano Valentín de Medina notifica a Don Bernardo Ramírez la comisión que figura en el documento anterior, dándose este por enterado. Doc. 6 (fol. 12). 1729, junio, 4. Melilla. Don Bernardo Ramírez inspecciona las casas a que se refieren los documentos antecedentes, encontrándolas con una general necesidad de reparos. Ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 7 (fols. 12-12v). 1729, junio, 4. Melilla. Matías Verdiel, maestro albañil, y Luis Sánchez Calvo, carpintero, reconocen las casas citadas en los documentos anteriores y declaran bajo juramento su total ruina, necesitadas de un reparo general cuyo costo asciende a 200 pesos. Ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 8 (fols. 12v-15v). 1729, junio, 4. Melilla. Bernardo Ramírez recibe

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declaración de los inquilinos de la vivienda citada en los documentos anteriores: de Manuel de Perea, alférez de granaderos del segundo batallón de Portugal; de Marcos Ramírez, marinero; de Melchor Fernández, desterrado zapatero; y del administrador de la misma, Francisco de Alva, ayudante mayor de la plaza. Ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 9 (fols. 15v-16v). 1729, junio, 8. Melilla. Doña Brígida, Doña Leonor y Doña Josefa de Villafaña piden al Gobernador de la ciudad de Melilla que, a vista de las pesquisas antecedentes, les sea concedida la casa de su tío José López de la Mota por haberla abandonado más de seis meses atrás Doña Josefa de Lara. Ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 10 (fols. 16v-17). 1729, junio, 8 . M e l i l l a . A l o n s o d e G u e va r a Vasconcelos, gobernador de Melilla, ordena se remitan los autos antecedentes a Don Pedro de la Cueva, auditor general de los reales ejércitos y de la costa del reino de Granada, para que dé su dictamen. En el interín, los inquilinos de la vivienda de que se trata retendrán sus alquileres y, llegado el caso, no se permitirá a Josefa de Lara acceder a la casa. Ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 11 (fol. 17). 1729, junio, 8. Melilla. El escribano Valentín de Medina notifica al administrador e inquilinos de la casa de que se trata la decisión del gobernador de que se habla en el documento anterior. Doc. 12 (fols. 17-18). 1729, julio, 28. Melilla. Auto del gobernador Alonso de Guevara Vasconcelos, en unión del auditor Pedro de la Cueva, por el que ordena se dé la posesión de la casa referida a las hermanas

Brígida, Leonor y Josefa Villafaña. Ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 13 (fol. 18). 1729, agosto, 13. Melilla. Auto del gobernador de Melilla, Don Alonso de Guevara Vasconcelos, por el que comisiona a Don Bernardo Ramírez, ayudante segundo de la plaza, para que ejecute lo mandado en el documento anterior. Ante el escribano Valentín de Medina. Doc. 14 (fol. 18). 1729, agosto, 13. Melilla. El escribano Valentín de Medina notifica a Doña Brígida, Doña Leonor y Doña Josefa de Villafaña el auto de 28 de julio de 1729. Doc. 15 (fol. 18v). 1729, agosto, 13. Melilla. El escribano Valentín de Medina notifica a Don Bernardo Ramírez la comisión que figura en el documento 13, dándose este por enterado. Doc. 16 (fols. 18v-19). 1729, agosto, 13. Melilla. Bernardo Ramírez da posesión a Brígida, Leonor y Josefa de Villafaña de la casa que fuera de José López de la Mota sin contradicción alguna. Ante el escribano Valentín de Medina. (fol. 19) Y Yo, el dicho Valentín de Medina, escribano de el juzgado de la justicia militar de esta ciudad y real plaza de Melilla, hice sacar esta copia de los originales que por aora paran en mi poder y [o]ficio, con quienes concuerda, a que me refiero. Y para que conste, de pedimento de las referidas y mandato de su merced, doy el presente que signo y firmo en diez y nuebe foxas de papel común que estila esta dicha plaza de Melilla por real privilegio, en ella, a los veinte y cinco de noviembre de mil setencientos veinte y nuebe años. En testimonio de verdad: Valentín de Medina, escribano de guerra.

Historia

B LLAASS JJEESSÚÚSS IIMMBBRROODDAA O B ORRTT IIZZ

Profesor de Derecho. Historiador.

Melilla a comienzos del siglo XIX: el drama por su supervivencia

La vida de la ciudad en los primeros años del siglo La Melilla intramuros, la que vive entre las murallas de lo que hoy llamamos Melilla La Vieja, vive durante este periodo uno de los momentos más difíciles de su historia. Melilla había sufrido pocos años antes el conocido “Sitio de Melilla” (9 de diciembre de 1774 a 19 de marzo de 1775) en la que estuvo sitiada la ciudad y sufrió uno de los mayores ataques y bombardeos de su historia. Celebramos desde entonces el 19 de marzo el levantamiento del Sitio. Y conocemos perfectamente la situación que sufrió esta ciudad y su pueb l o, r e f u g i a d o e n l a C u e va d e l Conventico, porque se redactó un diario por Francisco de Miranda y quedó escrito. Sin embargo de este periodo no se escribió diario alguno, y ni siquiera se ha realizado una investigación en profundidad, porque de haberse realizado probablemente comprobáramos que la situación de Melilla pudo ser de las peores en la historia. Melilla se pudo perder en muchas ocasiones, bien mediante la entrega a Marruecos, bien por perecer sus habitantes de hambre o como consecuencia de las epidemias o bien por sucumbir ante los continuos ataques de los cabileños. Negoció con Melilla el rey francés José I, quisieron insis-

La ciudad

tentemente que se negociara la entrega Las Cortes de Cádiz, y hubo un Gobernador de Almería que pidió al de Melilla que entregara la ciudad. Panorama trágico, pero que sin embargo, la vida y el tesón de los hombres que habitaron esta ciudad generó que la misma siguiera unida a España. En 1800 la ciudad contaba con una población de 2195 habitantes entre los que se encontraban: el G o b e r n a d o r, S a r g e n t o M a y o r, Intérprete, el Veedor, 1 Vicario y 2 Curas, Personal del Hospital del Rey (1

Médico, 2 Cirujanos, 1 Practicante, 1 A u x i l i a d o r, 3 B o t i c a r i o s , 1 Mayordomo, 1 Sangrador y Barbero y 1 Partera), Cadete Interventor de R a n c h o s , Fa c t o r d e V í v e r e s , Administrador de Rentas y Administrador de Correos, 224 criados, mujeres y niños, 7 compañías de infantería (2 fijas y 5 extraordinarias) y una sección de Artillería. 1000 desterrados. La Compañías fijas contaban con un Capitán, un teniente, un subteniente, 4 sargentos, un tambor, 8 cabos, 24 soldados voluntarios y 250 desterrados, en total 290 hombres. AKROS

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Historia

Torre del Reloj y Gobierno Militar.

Las Compañías extraordinarias tenían 1 capitán, 2 Tenientes, 1 subteniente, 5 sargentos, 2 tambores, 7 cabos y 132 soldados (total 150 hombres). Había 1 Ingeniero Comandante, Maestro Mayor de Obras, Maestro de Minas, Albañiles, Carpinteros, Cerrajeros, Armero, etc. Había lo que se denominaban 34 Cuevas del rey, de las que 27 estaban destinadas a Almacenes y las 7 restantes alquiladas a vecinos. Contaba la ciudad con 109 casas, 23 de propiedad real y 86 particulares. Esta población de 2195 habitantes en 1837 ha descendido a 1197, consecuencia de tantos años de desidia, abandono e indiferencia. Melilla alcanzaba 4 recintos (Alcazaba incluida) y las murallas y fuertes contiguos: Victoria Grande, Victoria Chica, El Rosario, Muralla de la Cortadura, Fuerte de San Antonio de la Estacada, Fuerte de Santa Lucía, Fuerte de la Plataforma, Fuerte de San Carlos, Fuerte de San Miguel, Fuerte de Santa Bárbara y Fuerte del Carmen, entre otros. Conjunto que rodeaba a la ciudad. La población se concentraba fundamentalmente en el primer recinto, quedando en el segundo recinto, Plaza de Armas el Presidio, y quedando el resto ocupado fundamentalmente por los Fuertes. Los desterrados debían ser de buena condición, pues se agregaban a las Compañías Fijas prestando Servicio de Armas. Se había dictado por Carlos III una Ley el 12 de Marzo de 1771 en la que se distinguían dos clases de delitos: los delitos no cualificados y los delitos feos y denigrativos. Los AKROS

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primeros que aunque justamente punibles, no suponen en sus autores un ánimo absolutamente pervertido, y suelen ser en parte, efecto de falta de reflexión, arrebato de sangre u otro vicio pasajero; como las heridas, aunque graves, en riña casual, simple uso y porte de armas prohibidas, contrabando, y otros que no refunden infamia en el concepto político y legal. Y la otra clase de delitos feos y denigrativos, que sobre la viciosa contravención de las leyes suponen por su naturales un envilecimiento y baxeza de ánimo con total abandono del pundonor en sus autores; (eran todos los demás delitos que no llevaban impuesta la pena de galeras).” Para los primeros (delitos “no qualificados”) se estableció: “que los reos de primera clase, en quienes no cabe fundado rezelo de deserción a los moros, deban ser condenados a los presidios de Africa por el mismo tiempo determinado que les prefinieren los tribunales competentes, el que nunca pueda exceder del término de diez años; y que puestos en sus destinos, no dando allí motivos de otra calidad, sean tratados sin opresión ni nota vilipendiosa, aplicándoles únicamente a las utilidades de la guarnición y obras de los mismos presidios; cuya moderación de penalidades, y separación total de los que podrían corromperlos, les pondrán más distante el abominable pensamiento de pasarse a los moros” Y es que se intentaba evitar la deserción de los confinados al Campo Exterior, extremos que sin embargo no se evitaba y formaba parte de la vida cotidiana de la ciudad. Por citar un ejemplo, en 1809, entre otros, se fugan al campo exterior juntos 18 confinados y 2 centinelas. La suerte de estos hombres era realmente aterradora, pues solían ejecutarlos los fronterizos o usarlos como esclavos. Se conservan en los archivos testimonios de fugados que regresaban a la ciudad. Así el testimonio del confinado Juan Bautista Griumau Pascual que el 17 de abril de 1817 se fugó, regresando el mes de junio de 1821, contando el calvario vivido, pues lo hicieron esclavo en la zona de Farhana, habiéndolo atado con una vaca y lo tenían diariamente arando, no dándole otra cosa que pan y cebada. Siendo comprado por otro fronterizo por 18 reales de vellón....” Otros fugados eran pasados por las armas. Y se vivieron escenas dantescas, cuando algunos fugados eran colgados por los fronterizos y expuestos sus cuerpos para que pudieran ser vistos desde la ciudad. El mantenimiento de la ciudad, en cuanto a víveres era sostenido por la ciudad de Málaga, de donde llegaba un falucho con estos a bordo. Entre las dificultades de la ciudad, además de los temporales que podían azotar y hacer perder alguna embarcación con víveres, con el consiguiente desabastecimiento y privacidades de la ciudad, otro adversidad inherente a la vida de la ciudad eran las embarcaciones de corsarios que se encontraban próximas a las costas y abordaban a las embarcaciones que transportaban víveres y trasladaban personas. Durante esta época de principios de s. XIX barcos corsarios ingleses apresaron en distintas ocasiones nuestras embarcaciones trasladándolas a las islas Chafarinas desde donde comercia-

Arte Historia ban la entrega de las personas y víveres. Igualmente embarcaciones de corsarios marroquíes solían abordar en el Cabo tres Forcas y los Farallones a embarcaciones españolas. Otro elemento que integraba la difícil vida en la ciudad eran los continuos ataques y disparos que fronterizos realizaban a la guarnición, produciéndose continuas bajas en los vigilantes de los fuertes que integraban la ciudad. En ocasiones debían formarse una unidad para salir extramuros de la ciudad y atacar puestos desde donde se disparaba continuamente. A todo ello habría que unir las enfermedades y epidemias propias de la época, lo que refleja toda una vida en la ciudad donde las adversidades formaban parte de ella. A pesar de ello la ciudad se mantenía y la disciplina era uno de los elementos esenciales para su conservación. No por ello, no se producían durante esta época motines por confinados con el intento de poner fin a la situación de confinamiento o destierro que sufrían.

Los años de la ocupación francesa y la guerra de la independencia La Guerra de la Independencia si en un primer momento no afectó gravemente a la ciudad de Melilla, por depender el abastecimiento de ésta de Málaga y esta ciudad no estar en poder de los franceses, la situación iba a empeorar gravemente cuando las tropas imperiales francesas invaden Andalucía y el General Sebastiani toma Málaga el 5 de febrero de 1810. No iba a tardar este General en dirigir oficio al gobernador de Melilla, por aquel entonces Ramón Conti, requiriendo a la ciudad para que prestara juramento de fidelidad al Rey francés José Bonaparte. Este requerimiento fue rechazado por el Gobernador, quien en presencia de los cargos más destacados de la ciudad juró fidelidad al Rey Fernando VII y a la causa de la independencia. En este juramento hizo constar “que en los momentos que la

patria se halla en tan inminente peligro, el honor y el interés natural están comprometidos en sepultarse ante bajo las ruinas de ellas, que someterse ante el yugo tiranía usurpador contra quien peleamos...” “prometiendo y obligándose antes S.M. Fernando VII y en su nombre ante la Junta Suprema que ejercería fielmente el ejercicio de Gobernador de Melilla. Que la mantendrá en su real nombre, no la entregará ni la rendirá hasta morir a ningún enemigo de la nación, en razón de lo cual hacía juramento solemne...” En contra del parecer del Gobernador y demás mandos de la ciudad, el vicario eclesiástico D. Francisco Manuel López fue destituido y detenido por proponer el reconocimiento del rey francés. Probablemente mantuviera este vicario la esperanza de que dicho rey proporcionara modernidad y mejoras en la situación económica y social del país. Esta postura, organizándose incluso en Melilla una Junta provisional, generó el bloqueo del envío de víveres desde la ciudad de Málaga; por supuesto Melilla viviría días y meses de angustia por la completa escasez de alimentos y de los enseres más básicos por poner un ejemplo hubo de usarse los sacos terreros como ropa de abrigo.

Melilla y las Cortes de Cádiz Melilla va a permanecer fiel a las instituciones de la España que lucha contra la invasión francesa: Cortes de Cádiz y Regencia, órgano ejecutivo que vino a sustituir a la Junta Central Suprema. Durante estos años 1808-1814 y especialmente 1810 a 1814 Melilla se dirigirá desesperadamente en distintas ocasiones a las Cortes de Cádiz y a la Regencia demandando ayuda ante la situación que podríamos llamar caótica que se vivía, por no ser posible subsistir ante la carencia que sufría. La situación se agravaba más, si cabía, ante la llegada de detenidos procedentes de las tropas francesas que habían perdido la batalla en Bailén. Se encuentran inscripciones de fallecidos en la ciudad de Melilla y que eran prisioneros de guerra en la Batalla de Bailén. Estos se encontraban prestando servicios como soldados en el Regimiento de Infantería de Málaga que periódicamente destacaba uno de sus batallones en Melilla. En este período el Rey francés José I hizo la proposición al sultán de Marruecos de entregarle los presidios menores, y siempre que este le reconociera como Rey de España, renova-

Habitación del Convento, que habitaron los confinados de las Cortes de Cádiz AKROS

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Almacén de San Juan Viejo

se los antiguos tratados, permitiera ensanchar la zona de Ceuta y autorizase la importación de víveres a España. El Monarca marroquí contestó que solamente cuando estuviera sometida por entero España le enviaría una embajada a cumplimentarle. Durante esta época, concretamente el 4 de mayo 1811 Ceuta se dirigió a las Cortes de Cádiz solicitando que se debiera nombrar un Diputado por dicha ciudad, acogiéndose esta pretensión. Melilla ante la situación de escasez que vive se dirigirá a las Cortes de Cádiz demandado ayuda, sin embargo la respuesta de estas Cortes fue en repetidas veces debatir la cesión de esta ciudad. Así consta en las actas de las sesiones declaradas secretas de dichas Cortes. En la sesión del día 4 de marzo de 1811 se votó la siguiente proposición: Se autorizará en el estado actual de instrucción del expediente, al Consejo de Regencia para que pueda proceder a la cesión de los tres presidios menores, Peñón, Melilla y Alhucemas, siempre que consiga las ventajas que el Consejo indica. Esta propuesta no fue aprobada pues votaron en contra 84 diputados frente a 49 que votaron a favor entre los que se encontraba el diputado Jose Mª. Calatrava al que posteriormente me referiré. El 26 de marzo 1811 en una nueva sesión secreta se volvió a votar la proposición de cesión de los tres presidios menores. Nuevamente fue rechazada por 64 votos frente a 60 que votaban a favor de dicha cesión. AKROS

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El 14 de abril 1811 debatió nuevamente las Cortes un oficio del Gobernador de la plaza exponiendo “la falta de víveres y la escasez de la guarnición, lo que era causa de que desertase la tropa y ponía en los mayores apuros la conservación de aquella plaza”. Con este motivo hablaron algunos diputados proponiendo que convendría abrir de nuevo la discusión sobre la cesión de los tres presidios menores”. Refleja esta actitud, como decíamos, la trágica situación de Melilla, pues acudiendo en demanda de ayuda a las Cortes de Cádiz éstas respondían debatiendo la cesión a Marruecos de esta ciudad. El día 2 de septiembre de 1811 en sesión secreta nuevamente se debatió “autorizar al Consejo de Regencia para entablar la negociación de los presidios menores, dando cuenta a las Cortes antes de llevarla a efecto de las condiciones que se hubiesen propuesto”. Se aprobó esta cesión por 65 votos frente a 63 votos. El 30 de diciembre de 1811 en una sesión secreta propuso el diputado Mejías que se requiriera al Consejo de Regencia, “informe en cuanto permita el sigilo sobre el estado de los presidios”. Se aprobó con carácter de urgencia. El Consejo de Regencia había nombrado una comisión compuesta por el Jefe de Marina D. Rafael Lobo, el Cónsul en Tánger D. Blas de Mendizábal y el que lo había sido interino D. Juan de la Piedra para que llevasen a cabo la cesión. El sultán efectuaba ofrecimientos económicos muy por debajo de lo que solicitaba el Consejo de Regencia (había ofrecido medio millón de duros pagaderos en 5 años) llegando incluso en la negociación a utilizar táctica de evasiva, esperando obtener dichas posesiones en mejores condiciones, e incluso gratuitamente por abandono dado que era conocedor de la angustiosa situación española en guerra con Francia y agravada dicha situación en la ciudad de Melilla. Los grandes y sangrientos disturbios que por entonces surgieron en Marruecos y que duraron hasta la muerte del Sultán Muley Solimán que tuvo lugar en el año 1822, provocó que estas negociaciones no llegaran a término salvándose la ciudad de Melilla. Tampoco trataron bien las Cortes de Cádiz a Melilla cuando debatieron la Constitución y concretamente el art. 11 relativo al territorio español donde el diputado Borrul defendió que se incluyera expresamente entre los territorios a Ceuta, Melilla, Peñón y Alhucemas lo que fue rechazado dejando el artículo sin su inclusión, si bien interpretándose que entraban dentro del concepto, terreno e islas adyacentes. En esta época de escasez y de graves dificultades se produjo una conspiración a principios de 1813, iniciada por el confinado D. Ramón Jiménez Ortiz y con la finalidad de adherir la ciudad al monarca francés, forma de intentar también paliar la situación que sufrían. Fue detenido y ejecutado este confinado, constando su testamento en los archivos de esta ciudad. Durante este período resaltar también que hubo una deserción en mayo de 1810 de parte de la guarnición y desterrados que marcharon por tierra a Orán ofreciéndose para encuadrarse en las filas que estaban combatiendo contra

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las tropas napoleónicas en la península, como así hicieron marchando desde Orán en un navío a Cartagena. En 1814 con la expulsión de los franceses, y la vuelta del Rey Fernando VII “el deseado” en Melilla se recibió no sólo con gran júbilo la noticia sino también con grandes esperanzas de que mejoraría su situación. Fernando VII agradeció la fidelidad que mantuvo esta ciudad y el 8 de mayo de 1815 comunicó al Capitán General de la Costa y Reino de Granada la R.O. siguiente: “Cuando la Plaza de Melilla se hallaba en 1810 en la crítica situación de carecer de los artículos de primera necesidad para su subsistencia, insultada e incomodada por los moros fronterizos, intimada su rendición por los franceses que ocupaban las costas de Andalucía, con una sublevación interior fomentada por los presidiarios y demás confinados y, por último, incomunicada con el Gobierno legítimo, hubiera tenido una suerte muy desgraciada si sus valientes moradores, arrostrando cuantos obstáculos se les oponían, no evitasen los males que les amenazaban, creando una Junta Provisional y formando dos batallones con el título de Fijo y Lealtad y tomasen otras medidas convenientes a mantener la Plaza de Melilla por su soberano. Enterado el Rey de todo esto, se ha servido resolver se manifieste a aquellos habitantes lo satisfecho que está de su celo, patriotismo y lealtad a la Real Persona y que no permitiendo las actuales circunstancias del Erario, se le grave con nuevas asignaciones ni aumento de sueldos, concede un grado a los Jefes. Oficiales y sargentos. Además, es la voluntad de S.M. que para los destinos de Plaza y empleos de las Compañías Fijas de Melilla y demás Presidios Menores, sean preferidos los Oficiales, cadetes y sargentos de aquellos, siendo acreedores por su conducta, aptitud y servicios”. Sin embargo no cambió mucho la situación viéndose la ciudad envuelta de privaciones y carencias de la misma forma que había venido sucediendo.

Los confinados de las Cortes de Cádiz Destaca en este período de la historia de Melilla 1814-1820 (régimen absolutista), la presencia en Melilla de desterrados por doceañistas (defensores de la constitución de 1812). Llegaron el 4 de enero 1816 D. José Mª Calatrava exdiputado de las Cortes, D. Francisco Sánchez Barbero editor de El Ciudadano y D. Manuel Pérez Sobrino y Ramajos, editor de “El Conciso”, condenados a 8 y 10 años de presidio. En el mismo barco venían D. Manuel García Herreros exministro de Gracia y Justicia y D. José Zorraquín exdiputado destinados a Alhucemas, D. Francisco Martínez de la Rosa exdiputado que iba al Peñón y los diputados D. Agustín Argüelles y Álvarez Guerra que iban al presidio de Ceuta. También vino a Melilla D. Bernabé García editor de “El redactor”. José María Calatrava, fue diputado por Extremadura, suplente por el obispo de Orense y juró en la sesión de 1 de noviembre de 1810. Formó parte de diversas comisiones y

Almacén de San Juan.

en la sesión del 24 de septiembre de 1811 fue elegido secretario de las Cortes. En esa sesión fue elegido presidente el obispo de Mallorca, y las aspiraciones de los nuevos elegidos según el discurso eran “mantener nuestra religión sacro santa, salvar nuestra patria y restablecer en su trono a nuestro muy amado Fernando VII”. En la sesión de 2 de enero de 1813 este Diputado fue elegido vicepresidente de las Cortes. Tuvo una participación muy activa este liberal, en los debates parlamentarios y efectuó intervenciones en defensa de la libertad de imprenta y de la abolición del Tribunal de la Inquisición. En el debate sobre la abolición de la inquisición manifestaría: “Por mi parte yo lo juro ante la V.M y a faz de la nación: yo me expatriaría si la inquisición se restableciese. Soy y quiero ser católico, apostólico romano; pero quiero ser libre. Deseo cumplir con mis deberes; pero no quiero ser el juguete de un déspota ni la víctima del fanatismo”. En los debates sobre el texto constitucional, había intervenido en distintas ocasiones el Diputado Calatrava, si bien quiero resaltar la proposición que efectuó sobre el art. 171 en la que defendía que la facultad del Rey de declarar la guerra y hacer y ratificar la paz, debía requerir la previa aprobación de las Cortes. Avatares del destino que aquel Diputado que en 3 votaciones siempre había votado favorablemente la entrega de Melilla viniera a esta ciudad desterrado. Sánchez Barbero periodista y poeta que escribía con el seudónimo Floralbo Corinto falleció en esta ciudad de muerte natural el 24 de octubre de 1819. AKROS

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Los tres vivieron en el convento del pueblo en una habitación que se conserva actualmente. El 6 de mayo de 1820 cuando la población la componían 200 personas de empleados, viudas y desterrados libres, 500 hombres de guarnición y de 700 a 800 presidiarios, se proclamó nuevamente la constitución de 1812 en la ciudad de Melilla. Era el inicio del trienio liberal, con este motivo se celebraron muchas fiestas en la ciudad, a pesar de la escasez de medios. El farmacéutico del Hospital del Rey Luis Morales, escribió la obra “descripción de las funciones ejecutadas en la plaza de Melilla”, y que he tenido la oportunidad de obtener una fotocopia de la Biblioteca Nacional, cuenta con todo detalle la situación de la ciudad y los días que se vivieron conmemorando la proclamación de la constitución liberal. Se celebró una ceremonia religiosa en honor de D. Francisco Sánchez Barbero. Las fiestas se celebraron los días 6,7,8,9,10,11 y 17 de mayo de 1820. Se publicaron manifiestos y uno de ellos, decía: “los alcaides y gobernadores de esta citada plaza en la dilatada serie de años que han transcurrido nos han dejado ejemplo bien notorios de los costosos sacrificios de los valientes y esforzados defensores, que han batido y arroyado a los moros con el mayor brío e intrepidez en la diversas ocasiones que lo han sitiado. Las hambres y escaseces que han soportado con magnánima entereza os lo hace ver la experiencia de las que habéis sufrido los que hoy tenéis el honor de guarnecerla. Así mismo vosotros firmes y constantes, como herederos de los timbres y hazañas de vuestros antepasados, supisteis en medio de la calamitosa situación en que os hallabais en el año pasado de 1810, contrarrestar y no sucumbir a vil nota de traidores al Rey y a la patria, cuando encontrándonos en la más notable indigencia de víveres, hostilizados diariamente por vuestros infieles circunvecinos, y sin saber donde existía el legítimo gobierno, os fue intimada la rendición por el general francés Sebastián para que doblarais por vuestra cerviz al intruso Rey Josef. No os acobardaron sus amenazas, y confiados en la protección del supremo hacedor de todas las cosas, despreciasteis sus ofertas; y aprisionado a los comisarios enviados por el expresado Sebastiani, corristeis impávidos y con la mas viva diligencia a buscar el legítimo gobierno, fundado en una regencia puesta por las Cortes Generales y extraordinarias congregadas en la real isla de León. Sumisos y obedientes a las órdenes que de

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estas dimanaba jurasteis el 8 de septiembre de 1812 la constitución política de la monarquía, sancionada el 19 de marzo del mismo año para el bien general de la nación española”. La situación en este período de la historia de Melilla igualmente vivió situaciones trágicas, llegando incluso a que el 20 de junio 1816 y, estando la ciudad a media ración de pan, ante las escaseces que sufrían, llegó un falucho con escasos víveres y 30 confinados, y el Gobernador Díaz Capilla los devolvió en el mismo barco, con 20 confinados más, por no haber con que alimentarlos. El 1 de abril de 1820 partió para Málaga un buque donde trasladaban al diputado y periodistas confinados en esta ciudad llegando a dicha ciudad, donde se celebraron distintas ceremonias por la liberación de estos confinados así como los de las isla y peñón. La situación en Melilla continuó en aquellos comienzos del siglo XIX, en la misma dinámica de escaseces y sufrimientos expuestos. El día 19 de diciembre de 1822 se dispuso que el Peñón y Alhucemas dependieran de Málaga y Melilla de Almería para todos los asuntos y el 15 de abril de 1823 el Gobernador de Almería dio instrucciones al de Melilla para el abandono de la Plaza. Merece la pena honrar la memoria de todos esos ciudadanos que en sus distintos destinos, hicieron posible que Melilla siguiera unida a la nación, a pesar de los lamentables avatares del transcurrir de la historia de España durante esos años.

Bibliografía Plano de 10 de septiembre de 1810. Datos para la Historia de Melilla. Gabriel de Morales. 1909. Efemérides y Curiosidades, Melilla, Peñón y Alhucemas. Gabriel de Morales. 1921. Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz. Biblioteca del Senado. Descripción de las funciones ejecutadas en la plaza de Melilla. Luis Morales.1820. Biblioteca Nacional. Archivo Municipal. Archivo Obispado de Málaga.

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Melilla... Hacia la ciudad ÁÁNN GGEELL CCAASSTTRROO M M AAEESSTT RROO

Historiador UNED, Melilla

Melilla en los albores del siglo XX

Es preciso comenzar advirtiendo a quien esto leyere, que se trata de la transcripción más o menos formal y académica, de una conferencia que pronuncié a finales del año 98 en la Facultad de Historia de la Universidad Complutense de Madrid, con motivo de unas “Jornadas sobre Melilla” que organizaron junto con la Facultad de Historia de la UNED. En esas jornadas me correspondió, cronológicamente, el nacimiento del siglo XX en esta ciudad. Conviene continuar advirtiendo que yo, como la mayoría de los que leerán el artículo, soy un “consumidor” de investigaciones ajenas. Yo soy un profesor de historia, acostumbrado a trabajar con investigaciones de otros; es por eso que, aunque para este trabajo hube de bucear en documentos, memoriales, tablas, libros, etc... quedará muy evidente que no se trata de una investigación pura y dura, sino en el traslado, oral en principio, de una serie de matizaciones y conocimientos aprehendidos que, quizás sean novedosos en cuanto al punto de vista, pero... algo es algo. Cuando uno pone en práctica algunas de las técnicas de investigación propias de nuestra carrera, enseguida le llega el componente lírico del investigador... desde sentir la emoción de darse de bruces con un trozo de cerámica, el orgullo de enarbolar un almirez de hace mil quinientos años... la lírica que no sentimos los contemporaneistas al analizar la profusión de fotos, de documentos, planos, papeles, cartas... echa uno de menos la objetividad de una vasija de cerámica y el montón de datos fijos e indiscutibles que se pueden obtener de ella. Nosotros, sin embargo, necesitamos reconfirmar siempre nuestras sospechas. Buscar siempre el circunloquio documental, mirar los papeles hasta del revés por si el autor hubiera querido escondernos alguna sorpresa hermética y secreta. Por eso admiro a los investigadores y me compadezco de los intentos que yo hice los días previos a la conclusión de este trabajo. Llegados a este punto, conviene comenzar por analizar el título. Tras probar muchos, me quedé con el que da entrada a este trabajo, aunque durante muchos días tuvo el subtítu-

lo que aparece entre paréntesis... y que no era, ni más ni menos, el que yo le puse cuando me lo encargaron, pero ese “Melilla... hacia la ciudad” encajaba muy bien con lo que más adelante leerán, además es más enigmático, más impreciso. Quizás más atractivo y menos académico que el de los albores... evidentemente es menos historiográfico y además se parece y está inspirado en “Ad urbe condita” de Tito Livio. Y es que al hablar o escribir de esta ciudad y de su evolución histórica hay que hacer un esfuerzo suplementario en ser muy preciso, no sólo con los datos y hechos históricos, sino también con las ideas y con las palabras. Vamos a ver: los curiosos que consultaban o los niños estudiantes de los años 50 ó 60, podían encontrar en la famosa “Enciclopedia Álvarez” de tercer grado, aquella intuitiva, sintética y práctica, tan valorada ahora por algunos, que Melilla (resumiendo) “Posee un territorio que comprende la península del cabo Tres Forcas. Su vega está regada por el río de Oro y sus productos son insuficientes para alimentar a la población”. También que “Las posesiones españolas en el Norte de África tienen un clima poco saludable y por lo mismo están poco pobladas”. Y establecía en el año 1964, 80.000 habitantes para Melilla. El doble que Ávila, el triple que Soria. Es por esto que me propuse ser preciso, concretar y no dar nada por sabido. Si se quiere ser riguroso, como yo pretendo, es necesario acotar cronológicamente esa imprecisión de “Hacia la ciudad” o esos “Albores del Siglo”. Hay que establecer coordenadas temporales... y a mí se me ocurren unas cuantas y todas son buenas por distintas causas: – El primer tercio del Siglo XX – 1898 – 1931 – Guerra de Margallo a Guerra Civil – 1898 1925 Todas son buenas porque son significativas y mucho para nuestra ciudad y siendo ambiciosos, los albores que habla el subtítulo y el “hacia la ciudad” que da el título, podría terAKROS

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Historia

■ Presidio quiere también decir presencia, presidencia ■ minar con el inicio de la guerra civil española o mejor dicho con el inicio del levantamiento militar contra la República, en Melilla el 17 de Julio de 1936. Y podría comenzar en la última década del siglo XIX, concretamente en 1893, en la llamada “Guerra del Margallo”. Trazadas las cotas cronológicas, hay que dotar la exposición, aunque sea escrita, de agilidad y didáctica, evitar ser excesivamente recurrente, excesivamente cartesiano, por eso vamos primero a 1898 y dejemos para más tarde, para cuando convenga, la Guerra de Margallo. De sobra es sabido que los tópicos manidos encierran, muchas de las veces, verdades muy evidentes... y hace poco tiempo escuché pronunciar un topicazo a un historiador de fama: “En julio de 1921, en Annual, se proclamó la segunda república”...ahí quedó... pues trasponiendo términos y corriendo el riesgo asumido, apostillo yo: En 1898 comenzó el desastre de Annual. Tras la pérdida de las colonias, España tenía que mantener el “Statu” colonizador. El ejército colonial volvió, al unísono, la cabeza hacia África. Este continente se estaba repartiendo entre las potencias y hacía obligada la presencia española. Ahí estaban las cabezas de puente de Melilla, Ceuta, etc... Además se daba rienda suelta al afán conquistador y belicoso de parte del ejército finisecular y se prometían, desde la regencia, ampliaciones territoriales para tapar “otros asuntos”... y podríamos seguir siendo “Metrópoli” y obtener beneficios de las colonias y no quedarnos atrás en la carrera europea... En 1898, a la vez que el ejército de España se acostumbraba a haber perdido las colonias americanas y Filipinas y la burguesía industrial padecía la crisis por ese motivo, la cabeza se volvió a Marruecos, donde “El Imperio” presidía desde varios AKROS

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Gráfico de la Melilla urbanizada en 1900

promontorios de la costa. En Melilla, desde 1497 con Medina Sidonia... cosa ya sabida... Pues en 1898, el PRESIDIO DE MELILLA... por cierto. En este afán de ser precisos, conviene aclarar algo muy evidente: PRESIDIO hay que tomarlo no sólo en la acepción carcelaria y penitenciaria; es más yo diría que la mayor parte de referencias históricas al término presidio, lo son a la segunda de las acepciones, que los melillenses deberíamos tomar como

primera, ésta es la que deriva del latín “PRAESES- PRAESIDES”, es decir, PRESENCIA. Por tanto Melilla era presidio o presencia de España en el continente desde 1497, después y aprovechando la lejanía y el aislamiento, utilizada como penitenciaría... Quede pues claro que, cada vez que en este trabajo haya alguna referencia al presidio, hay que entenderla en las dos acepciones y las más de las veces en la segunda como más importante que la primera.

■ El presidio es un no lugar, no es una ciudad urbanísticamente, es la “no ciudad” ■

Historia

Por cierto que en toda la literatura y la documentación consultada, no he encontrado ninguna referencia a la “ciudad de Melilla”. Se habla de “Plaza de soberanía”, “Plaza Norteafricana”, “Plaza militar”, “Plaza y campo de Melilla”, “Pueblo”, “Vieja Ciudadela”, “Cabeza de puente”... no hay referencias a ella como “ciudad”... y si tenemos en cuenta que, en la guerra de Margallo (1893), la superficie construida de Melilla era apenas el cinco por ciento del territorio famoso de los trece kilómetros cuadrados, según puede observarse en la figura 1. Y ese cinco por ciento está, casi todo en la fortaleza del presidio, donde no hay una calle recta que pase los ochenta metros; tendremos una magnífica y hermosa fortaleza, defensiva y segura por dentro y por fuera y muy bien pensada... pero sólo eso, fortaleza. Nada más. Y según Bonet Correa, toda idea de ciudad debe pertenecer a un orden ético, filosófico, sociológico, de acuerdo con las aspiraciones de cada época y cultura... pues eso era Melilla con cuatrocientos años de presidio y fortaleza a sus espaldas. Siguiendo con Bonet Correa, en toda concepción urbanística debe ir implícita la reforma y mejora de las condiciones materiales y morales de la sociedad, para lograr que la ciudad funcione a la perfección y que sus habitantes sean más felices. Y esto en una fortaleza no se da. En un presidio, no se da. Lo importante no es el nivel sociológico o filosófico, sino la seguridad, el presidir y el ser fuerte, por dentro y por fuera. Y podría decirse que el fin es que los habitantes sean más felices y más seguros... pero a costa de qué. Es momento de recordar el título de este trabajo: “Hacia la ciudad”. Y aquí debo nombrar a mi amigo el profesor José Luis Fernández de la Torre, pues cuando le contaba cómo estaba enfocando el trabajo y a qué conclusión había llegado, me recomendó un magnífico libro de Marc Augé, que hablaba de los espacios del anonimato y la lectura de esta obra vino a reconfirmar mis matizaciones sobre Melilla en el principio del siglo XX. Habla el nombrado autor de que aquellos lugares que despersonalizan a la gente, la alienan. Incluso la agreden y se muestran hostiles. Los lugares que uniformizan en exceso y se convierten en lugares donde prima el anonimato, deben nominarse como “No lugares”. Es decir, y a bote pronto... No sólo los campos de refugiados o los miserables barrios marginales, sino los grandes aeropuertos, algunas grandes superficies, las gasolineras con autoservicio y con insuficientes instrucciones, las estaciones de trenes y autobuses. Los mismos aviones, barcos y trenes. La universidad en tiempos de matrículación, ciertas oficinas ministeriales... ¿Quién no conoce algún lugar donde prima el anonimato? ¿Quién no conoce un “No lugar”? Pues siguiendo el hilo de Marc Augé y los “No lugares”, puede hablarse de la Melilla de 1900 como la “No Ciudad”. Y creí haber acuñado un buen término, pero pronto me di cuenta que los marxistas ya lo usaban cuando justificaban que, para ellos, el urbanismo no consistía sólo en modular el espacio como una obra de arte, sino configurarlo como espacio político y así existían muchos tipos de ciudades, como las especulativas... y las “No ciudades”

■ Su función era presidir y ser fuerte por dentro e inexpugnable por fuera ■ ¿Y por qué digo que Melilla en el 1900 es la “No Ciudad”? Pues, evidentemente porque Melilla, presidio y fortaleza, está dentro de la lógica de los presidios (recuerdo la doble acepción) y de las fortalezas y no la de la ciudad. Melilla no existía como ciudad. Había una fortaleza compuesta por cuatro recintos y un campo exterior con algún fuerte lejano que recordaba el perímetro de seguridad. Melilla no era la “Civitas Romana”, base de toda la concepción urbanística posterior, ni se parecía a ella. A Melilla no se podía venir libremente. Había que ser militar, guardia o recluso... o trabajar al servicio de alguno de los “oficios” nominados. Porque Melilla no se configuró durante cuatrocientos años en función de los ciudadanos libres, sino en función de los otros y en función de resultar inexpugnable por fuera, con lo que eso conlleva puertas adentro. La baza fundamental de la fortaleza es que apenas haya comunicación con el exterior terrestre... y por el único sitio que quedaba, estaba el mar... y las condiciones de la navegación de la época. En la Melilla de 1900 no se había sentido casi la necesidad de urbanizar, porque el urbanismo es expresión del estado de la sociedad que urbaniza y de la concepción del mundo que ésta posee... y el urbanismo del presidio, también lo es de su sociedad. Es urbanismo de “No Ciudad”. Por cierto que en este punto y para romper un poco la dinámica categórica les recomiendo se fijen, cuando puedan, ( al visitar esa ciudad o al consultar bibliografía, pues aparece en algunas enciclopedias) en un cuadro de Ambroghio Lorenzetti, en el museo de Siena, pintado en 1339 y titulado “Vista de una ciudad fortificada al borde del mar”. Nada más verlo coincidirán conmigo que se trata de una ciudad igual que Melilla. Concluyo tras el detalle visual que el presidio no seguía, ni falta que le hacía, las teorías de Cristaller sobre la ciudad, como es cumplir una función de ser lugar central y de influencia de otros núcleos de población. El Presidio no es lugar central, no es lugar. ¿Es “No lugar”? No es ciudad, pues será, efectivamente “No Ciudad”. Con lo dicho hasta el momento no quiero dejar la idea de que la fortaleza no tenga interés urbanístico, arquitectónico, ni por supuesto histórico, que lo tiene y es muy importante. Quiero hacer notar tan sólo, que cuando la mayoría de las ciudades españolas se habían “ensanchado”, se estudiaban alternativas urbanísticas, Melilla, por su condición de ser una plaza de soberanía, una plaza fuerte, un presidio... o como queramos llamarla, no sólo no era aún una

■ A Melilla no se podía venir libremente, si no eras militar, guardia o recluso ■ AKROS

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Historia

ciudad, según el concepto contemporáneo de éstas, sino que era una “No ciudad”. ¿Y qué ha pasado para que la Melilla “No Ciudad”, en muy pocos años pase de fortaleza y presidio a tener un ensanche envidiable, ortogonal, artístico, logrado, personal... y se convierta en un bello conjunto modernista? Pues muchas, variadas y variopintas circunstancias en los primeros veinticinco años del siglo XX que conformaron y cincelaron esta ciudad y que el resto de sus homónimas del estado ignoran, casi por completo. Un autor melillense tituló una novela suya -hoy rescatada gracias a la labor del servicio de publicaciones de la ciudad- “La Hija de Marte” y creo que no hay mejor símil y calificativo. Hablaba de la ciudad que apenas salía de las murallas de la fortaleza en los barrios del Mantelete, junto al Muro x y la Alcazaba, junto al IV Recinto... y un lejano barrio... el del Polígono, en el campo exterior. Una ciudad cuyo único entretenimiento era asistir a la llegada ¿Regular? Del buque “Ciudad de Mahón” que paraba a una o media milla de la costa y del que desembarcaban en lanchones de la “Compañía de Mar”, víveres, reclusos, militares y algún que otro visitante de paso. La llegada del barco a una ciudad sin puerto, con sólo un embarcadero que, desde 1863 es declarada “Puerto Franco” y hay que utilizar lanchones para desembarcar. Se trata, evidentemente de un “No Puerto”. Pues volviendo al título de la novela de Francisco Carcaño citada anteriormente, Melilla es, efectivamente, a principios de siglo y fines del anterior, la Hija de Marte. Hay tres hechos bélicos importantes que dieron carácter y configuraron la “No Ciudad” en Ciudad. Tres guerras, con todo lo que eso conllevó, tres guerras, por tanto, lamentables para uno que se declara pacifista y partidario del diálogo y el entendimiento. Tres guerras fruto de la política imperial colonizadora sobre el entorno de Melilla. Tres hechos luctuosos, en suma, para muchas personas que sirvieron al fin y a la postre para que la “No ciudad” se AKROS

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Gráfico de la Melilla Urbanizada en 1940

transformara. Pero no quiero dar la impresión de tristeza y de que es una ciudad montada sobre tristezas propias y ajenas... aunque a ver cual de las ciudades está libre de serlo. El primer hecho bélico fue la llamada “Guerra de Margallo” en 1893 que coincide con el establecimiento y construcción de fuertes extramuros y lejanos, para dominar el llamado “campo exterior”. En concreto el que originó esta “Guerra” tenía como función dominar el cercano poblado de Farhana. El ministro de la Guerra ordenó su construcción siendo General de la plaza García Margallo. Desde el principio surgieron problemas con el emplazamiento hasta que el 2 de Octubre comienzan las hostili-

dades ya con cifras de muertos y heridos. El día 28 se produce la liberación, pero el General Margallo había muerto en circunstancias absurdas al construir un fuerte fácilmente aislable y sin agua. Nuevamente se empeñaban los gobernantes en demostrar la incapacidad para barajar los problemas

■ Estatuto de puerto franco concedido a una ciudad sin puerto, o con “no puerto” ■

Arte Historia

Plano de Melilla (1960)

fronterizos. El ejército estaba demasiado preocupado con Cuba. En el año 1900 el censo da la población en Melilla de 9000 habitantes, tres mil de ellos militares. Es el momento en que empiezan las prospecciones para encontrar mineral de hierro. Es la época del Roghi BuHamara, de la Sociedad Española de Minas del Rif. Época en que el dominio francés se considera una amenaza; de la carrera por llegar a Fez, la Conferencia de Algeciras y el reparto del Norte de África. La Segunda crísis bélica se había estado gestando y en 1909, cuando unos trabajadores de las minas de Segangan son hostigados por las Cábilas, al pedir protección... comien-

za el mal llamado “Problema de Marruecos” que da lugar a la Semana Trágica por la Guerra del Rif y la leva de soldados catalanes, que desemboca en la caída del gobierno de España. Pero Melilla tiene ya 21.000 habitantes y 42.000 soldados. Melilla aparece en todos los periódicos, no sólo de España. El puerto pasa de descargar 7.500 Tm en 1910 a 600.000 Tm. diez años después. Son los años del ”Cañón de las nueve”, del temporal del 14 con que desapareció lo que se había construido de puerto. Época que queda bien reflejada en otra novela “Melilla La Codiciada ”, de Juan Berenguer. La Guerra del nueve sirvió como verdadera intervención e introducción de

España en Marruecos, encadenándose con la “Guerra hacia el Oeste” que comenzaría en 1913 para tomar posesión de lo que había correspondido a España en la Conferencia de Algeciras. En 1916 llega la primera gran crisis económica Melilla. Una ciudad que tenía ya 42.000 habitantes más una guarnición de 25.000 soldados, que había crecido demasiado rápido y artificialmente, con una población excesivamente dependiente del comercio de consumo inmediato, con unos negocios demasiado volátiles y mal cimentados... pero es la época de la construcción del ensanche y de la construcción del plano modernista y los barrios modernos. Ya tenía la ciudad graves problemas sanitarios y de infraestructura. Funcionaba bien la beneficencia que atendía, desde la administración de la ciudad a los miles de necesitados. En 1921 cambia el rumbo. Sigue económicamente el monocultivo comercial debido a la fuerte presencia militar, lo que impide que echaran raíces algunas iniciativas industriales. Se suponía que las tropas se iban a ir disgregando por el interior de Marruecos y que los beneficios iban a ser efímeros. Había que tener poca infraestructura para recoger pronto y marcharse, bien tras los soldados, bien a otros lugares y a otros menesteres. En 1918 la Junta de Arbitrios, de origen militar, que regía los destinos de la ciudad y atendía todos los ámbitos es sustituida, sólo teóricamente, por un ayuntamiento... porque la ordenanza se congela hasta 1930. Y en el antedicho año 21 tiene lugar el tercer hito bélico, quizás el más trágico y doloroso, si es que el dolor tuviera grados y la tragedia niveles. Año en que la Comandancia General de Melilla y su titular, Fernández Silvestre, desaparecen, junto con miles de soldados en las arideces inhóspitas de Annual y alrededores. Y Melilla vuelve a primera plana nacional porque el gobierno de la nación entra en crisis... y llega Primo de Rivera... etc. Es una historia demasiado conocida o demasiado mal conocida, que nunca se sabe. Lo cierto es que, superada ya la crisis y “apaciguado” el territorio, allá AKROS

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Historia

■ En los años 30 tuvo doce publicaciones periódicas ■

por 1925 es cuando la ciudad, esta vez ya ciudad, con todos los datos urbanísticos que en el principio señalé como deficitarios, ya vigentes en Melilla, se conforma y crece como tal y se acaba de reestructurar básicamente, siempre con el ejército como denominador común que dominó el espacio, con guerras, ocupaciones, etc... que controló ese espacio y lo aseguró y que comenzó a organizar ese espacio militar y civilmente. Melilla, que según el historiador Antonio Bravo se asentó sobre un desierto urbano importante, fue diseñada urbanísticamente desde la Comandancia de Obras del Ejército, donde los ingenieros militares, más los arquitectos y técnicos municipales, y los del ministerio de fomento, construyeron, planificaron, dotaron de infraestructura y buscaron financiación a esta ciudad que lo fue en principio como hija de Marte. Ciudad que en los años treinta tuvo doce publicaciones periódicas, entre las que cabe destacar “El Popular”, “El Telegrama del Rif”, “El Heraldo de Melilla”... “La Gaceta de Melilla”, “El Cañón”... Que tuvo muchas asociaciones, clubes y casinos recreativos y culturales como los casinos que hoy conocemos, un círculo mercantil, un Ateneo CientíficoLiterario, una Sociedad filarmónica. Ciudad en la que actuaron Rubinstein, Joaquín Turina y Andrés Segovia, por ejemplo, Con tres teatros funcionando, dos cines, una Plaza de Toros y dos campos de fútbol. Si recordamos el principio de este trabajo, establecí los límites cronológicos del mismo entre el 1893 y el 17 de Julio de 1936, donde la Ciudad se señala del resto, nuevamente en un hecho violento, pues estalla la sublevación militar contra la república, que al fin y a la postre daría lugar a otro estallido bélico, esta vez de proporciones gigantescas, comparados con los anteriores, y terribles resultados, pero eso es materia de otro artículo y otra investigación

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Bibliografía Bravo Nieto, Antonio “La Construcción de una Ciudad Europea en el Contexto Norteafricano”. Ciudad Autónoma de Melilla y Universidad de Málaga, 1996 Bravo Nieto, Antonio “La Ciudad de Melilla y sus Autores”. Ciudad Autónoma de Melilla, 1997 Saro Gandarillas, Francisco “Estudios Melillenses (Notas sobre Urbanismo, Historia y Sociedad en Melilla). Ciudad Autónoma de Melilla y UNEDMelilla, 1996 Carcaño, Francisco “La Hija de Marte”. Estudios preliminares de Vicente Moga y Fco. Saro. Biblioteca Pública Municipal de Melilla, 1988 Berenguer, Juan “Melilla la Codiciada”. Introducción y Notas de Fco. Saro y Vicente Moga. Ayuntamiento de Melilla, 1989 Cano Martín, José Antonio “Bu Hamara y Melilla”. Melilla, 1989 Rezette, Robert “Les Enclaves Espagnoles au Maroc”. París, Nouvelles Editions Latines, 1976 Morales, Gabriel de “Datos Para la Historia de Melilla” 3 Vols. UNED – Melilla, 1997 Bonet Correa, Antonio “Las Claves del Urbanismo”. Barcelona, Ariel, 1989 Choay, Françoise “El Urbanismo, Utopías y Realidades”. 2ªEd. Barcelona, Lumen, 1976 Krier, Rob “El Espacio Urbano”. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 1981 Augé, Marc “Los No Lugares. Espacios del anonimato (Una Antropología de la sobremodernidad)”. Barcelona, Gedisa, 1998

Historia

JJOO AAQQUUÍÍNN M MOONN TTEERROO

Profesor de Humanidades y coleccionista. Benedictine University. Chicago, USA.

Las tetradracmas de Alejandro Magno Una aproximación a su emisión cronológica, tipología y cecas en vida de Alejandro

Introducción A pesar de la brevedad del reinado de Alejandro1, las repercusiones alcanzadas por la extensión e impacto de sus conquistas en todos los ámbitos (social, cultural, político-geográfico, estratégico y económico), van a perdurar durante los siglos posteriores. Uno de los aspectos más notables es el que se refiere al sistema monetario y a la enorme influencia que este tendrá en los siglos venideros, pues se continuarían acuñando monedas en nombre de Alejandro siglos después. Sus oficiales, que se repartieron su enorme imperio tras su muerte, continuarían la producción de monedas en su nombre por un muy breve espacio de tiempo2, y en algunas regiones en nombre de Filipo III3. Sin embargo, casi inmediatamente después de la muerte de Alejandro, y de su malogrado sucesor4, los generales tomarían las riendas de los territorios donde 1

Alejandro Magno tenía sólo veinte años cuando se convirtió en rey de Macedonia en el 336 a. C., tras el asesinato de su padre Filipo II. Durante su fugaz existencia extendió sus conquistas desde el norte de Grecia hasta más allá del imperio persa, llegando hasta Afganistán y la India después de ocupar toda Asia Menor, Fenicia, Egipto, Persia y Mesopotamia. Su

Tetradracma de Alejandro. Amfípolis (336-323 a.C.). Anv.: Cabeza de Heracles. Rayo en campo del reverso. Imagen cortesía de Classical Numismatic Group, Inc.

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vida fue una casi permanente campaña militar que duraría únicamente 13 años, hasta su muerte en 323 a. C. en Babilonia, sin llegar a cumplir los 33 años de vida. Salvo en el caso excepcional de Antígono, quien sólo puso en circulación monedas con el nombre de Alejandro y nunca con el suyo propio, quizás tanto por considerarse el legítimo heredero del imperio, como en un vano pero elogiable intento de continuar con una unidad territorial que se desvanecería en manos de tantas ambiciones personales enfrentadas. Filipo Arrideo, hermanastro de Alejandro, deficiente mental y sucesor temporal en el trono imperial. Alejandro murió sin dejar herederos y s i n n o m b ra r s u c e s o r. E n e l

momento en que él desaparece se inicia un período de inestabilidad y guerras entre antiguos compañeros de armas. Inicialmente se respeta la decisión, a propuesta de Perdicas, de esperar al nacimiento del hijo que Roxana, esposa de Alejandro, esperaba del mismo. Cuando este nació se le reconoció como Alejandro IV, pero no llegaría nunca a reinar al ser asesinado cuando apenas tenía 12 años junto con su madre, por el oscuro Casandro (hijo de Antípatro), en Macedonia. Por su parte, Filipo III Arrideo, también había sido eliminado por Olimpia (madre de Alejandro) en 317 a. C. para que su nieto Alejandro IV no tuviera que compartir el trono con él. Pero Olimpia, a su vez, sería ejecutada por Casandro. AKROS

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Mapa de las cecas activas en vida de Alejandro (subrayadas). (Elaborado por el autor).

pasarían, de la temporalidad de una regencia, a ser los soberanos indiscutibles5. Y a pesar de que estos nuevos monarcas helenísticos iniciaron sus propios sistemas monetarios, las dracmas y sobre todo tetradracmas en nombre de Alejandro, se seguirían acuñando en gran número de ciudades independientes durante más de doscientos años después de su muerte por ser aceptado a escala internacional6. Pero aquí no vamos a ver la producción de moneda póstuma, sino únicamente las tetradracmas aparecidas en vida de Alejandro, más escasas y quizás más difíciles de datar.

Fuentes Un breve repaso de los estudios numismáticos que hoy nos permiten acercarnos a este tema, y sobre el que se desconocen trabajos y bibliografía en castellano, bien podría comenzar por Ludving Müller 7. Sin embargo, uno de los más importantes estudiosos en la matería sería el norteamericano Edward T. Newell8, quien utilizó la técnica de identificar monedas producidas por un cuño común (llamado die linkage o relación de cuño) para observar que monedas que Müller había atribuído a diferentes cecas,

■ Las dracmas y sobre todo tetradracmas en nombre de Alejandro, se seguirían acuñando en gran número de ciudades durante más de doscientos años después de su muerte ■ AKROS

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Pero numismáticamente hablando, siempre dejaron un rincón, en algunos casos importantísimo, para el recuerdo de su idealizado Alejandro. Lisímaco, en Tracia y en las ciudades de Asia Menor bajo su control, inició la producción de dracmas y tetradracmas con el mismo diseño que los de Alejandro, pero con su nombre en ellos. Posteriormente, y en gran número, acuñaría un modelo diferente con un bello retrato de Alejandro con los cuernos del dios Amón en su anverso, tanto para dracmas como tetradracmas, en plata, y estateras, en oro. Ptolomeo, en Egipto, también rendiría honores a la memoria del conquistador que les había llevado hasta la India poniendo en sus dracmas y tetradracmas de plata, y en algunas de sus piezas menores de bronce, a un Alejandro con un tocado de piel de elefante. Seleuco, por su parte, en un principio se limitó a seguir con el mismo tipo de diseño, con su nombre en el reverso, para luego dar paso a nuevos diseños, como el supuesto retrato de Alejandro con un casco de piel de leopardo y cuernos en algunas dracmas y tetradracmas fundamentalmente acuñados en Susa. De ahí la enorme importancia que supuso la estructuración del sistema monetario alejandrino y la aparición de las primeras monedas durante su vida como modelos a imitar posteriormente. Podríamos decir que en el mundo helenístico los Alejandros eran los euros o los dólares de hoy día, con tan alto grado de circulación como los populares tetradracmas atenienses del siglo V a. C. Investigador danés de mediados del siglo XIX que estableció como norma general que para designar la antigüedad de las tetradracmas de Alejandro había que fijarse en el tamaño de la plancha, a menor tamaño de la plancha más lejano en el tiempo, lo cual es cierto, pues a medida que la producción de estas monedas evoluciona en el tiempo se produce un aumento progresivo de su tamaño, aunque podemos encontrarnos con rarezas de tetradracmas antiguos con una gran plancha (ver Figura). Especialista numismático que trabajó desde principios del siglo XX en las salas de la American Numismatic Society en Nueva York, y que aclara algunos puntos equívocos de los trabajos de Müller.

Historia

eran realmente productos de la misma, compartiendo el mismo cuño en el anverso aunque cambiasen los símbolos e inscripciones de sus reversos, pues estos reversos eran producidos por una variedad de cuños distintos. Por otro lado, con el descubrimiento en tierras egipcias del tesoro de Demanhur9 en 1905, y el estudio del mismo realizado por Newell, se abrieron nuevas perspectivas sobre el estudio de la moneda alejandrina, su cronología y ciudades de acuñación. El norteamericano catalogó y clasificó más de 2.000 de estas monedas. Otros expertos en moneda alejandrina contemporáneos son Martin Price, quien ha publicado un extenso catálogo de las monedas de Alejandro que hoy día se utiliza para su identificación y clasificación por tipos y cecas10, y Hyla Troxell, con importantes estudios recientes relativos a las cecas de Macedonia11.

■ Con el descubrimiento en tierras egipcias del tesoro de Demanhur en 1905, se abrieron nuevas perspectivas sobre el estudio de la moneda alejandrina, su cronología y ciudades de acuñación ■

Tetradracma. Ceca de Amfípolis (323-320 a.C.). En el reverso puede apreciarse un casco macedonio en campo y la inclusión, ya posterior, de la leyenda “BASILEUS” a izquierda del Zeus sedente. Perteneciente a la colección del autor.

Denominaciones y tipos Aunque los tipos más comunes acuñados por Alejandro fueron las estateras (oro: AV), tetradracmas y dracmas (plata: AR) y unidades menores de bronce (AE), a continuación se incluyen también algunos otros que circularon en menor medida, especificando las de oro y plata:

Tetradracma acuñado en una plancha enorme. Los pies de Zeus descansan sobre un banco. Ceca de Pella, capital de Macedonia (325-315 a.C.). De la colección del autor. 9

Este tesoro, enterrado entre el 318 y 317 a.C., contiene prácticamente ejemplos de todos los tipos acuñados desde la vida de Alejandro hasta las primeras piezas de sus sucesores, más de 8.000 tetradracmas. 10 Martin J. PRICE: The Coinage in the Name of Alexander the Great and Philip Arrhidaeus (2 vols.). The British Museum - Swiss Numismatic Society. Zurich and London, 1991. 11 Hyla A. TROXELL: Studies in the Macedonian Coinage of Alexander the Great. Numismatic Studies No. 21. The American Numismatic Society. New York, 1997.

Tetradracma de Tarsos, Cilicia. (327-323 a.C.). Timón junto a Zeus en reverso. Colección del autor. AKROS

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Estatera de plata de Tarsos emitida por el sátrapa Mazeus (361-334 a.C.). La representación de Baal en el anverso resulta muy similar al Zeus de los reversos de Alejandro. Algunos autores sostienen, por este motivo, que el macedonio acuñó sus primeras monedas en Tarsos. Imagen cortesía de CNG.

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Mazeus sátrapa, Cilicia (361-334 a.C.). Similar a las posteriores AR estateras de Babilonia. El Baal del anverso recuerda a Zeus. En el reverso, león caminando. CNG.

■ Cuando Alejandro se convierte en rey de Macedonia sigue utilizando los talleres de producción de moneda ya existentes en Egas, Pella y Amfípolis ■ A V d i e s t a t e r a 12 ( 1 7 , 2 g m . ) : Anverso/ Cabeza de Atenea a derecha llevando casco corintio con cimera adornado con serpiente. Reverso/ Victoria alada de pie a izquierda, con guirnalda de laurel y mástil de nave; inscripción ALEXANDROS (en griego) a derecha, diferentes símbolos según ceca a izquierda en el campo. AV estatera (8,6 gm.): Similar al anterior. AV media estatera (4,3 gm.): Similar al anterior. AV cuarto de estatera (2,15 gm.): AKROS

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Similar al anterior. AV octavo de estatera (1,08 gm.): Similar al anterior. AR decadracma (42,4 gm.): A/ Cabeza del joven Heracles13 a derecha, con tocado de piel de león (leonté). R/ Zeus entronizado con águila en su mano derecha y cetro en su izquierda, ALEXANDROS (en griego) detrás del trono y distintos monogramas o símbolos debajo del trono. AR tetradracma14 (17 gm.): Similar al anterior. En el reverso, pueden aparecer diferentes monogramas o sím-

La introducción de la iconografía de Atenea en el anverso de las monedas de oro, reconocida por todos los pueblos de origen heleno, y de la representación de una victoria naval (posiblemente haciendo referencia al triunfo ateniense en Salamina -480 a.C.-, contra los persas) en el reverso, parece ser que atiende a la idea de unificación de todos los pueblos helenos en una causa común, la lucha contra Persia, que ya había comenzado con el título de hegemon de la Liga de Corinto recibido por su padre y reclamado después por el propio Alejandro para sí mismo. Este tema iconográfico de Heracles joven y sin barba, no es original, pues ya aparece anteriormente en las monedas macedónicas desde finales del siglo V a. C., tanto en los óbolos de Arquelao (413-399 a. C.), como en las tetradracmas de Perdicas III (364-359 a. C.), así como en algunos tipos de oro y didracmas de Filipo II, padre de Alejandro. Si bien se convertirá en universalmente conocido y difundido a partir de las conquistas de este. La imagen del joven Heracles en el anverso de sus monedas de plata, vestido con la piel del león de Nemea que derrotara con sus propias manos, encontraría explicación en que la casa real macedonia lo consideraba su antepasado directo y era, además, admirado por todos los h e l e n o s, i n c l u í d o A l e j a n d r o. Sirviendo así para zanjar la polémica del discutido origen heleno de los macedonios, considerados bárbaros del norte por algunos pueblos de la Hélade. Y en el reverso, la representación de Zeus sentado en el trono con su simbólico águila (dios de dioses para todos que compartían la misma cultura y religión, y hablaban la koiné), era una demostración más de ese intento por abarcar a la globalidad de la civilización helena. Las decisiones en el empleo de estas imágenes en las nuevas monedas alejandrinas, junto con la aceptación del patrón de peso ático (el más popular e internacional por la importancia comercial y económica que había tenido Atenas hasta entonces), no se harían de manera arbitraria, sino que suponemos se deben a un perfecto y ambicioso plan, no sólo de imagen ante el mundo griego, sino también de control político del joven soberano macedonio.

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bolos dependiendo de la ceca, tanto debajo del trono como en el campo a izquierda. Título de rey en griego (BASILEUS) introducido posteriormente en algunas cecas. Piernas de Zeus en paralelo inicialmente, directamente sobre el suelo o descansando en un pequeño banco (según variedades). También se puede encontrar la pierna izquierda del dios ligeramente retrasada. De igual modo, y ampliamente difundido tras la muerte de Alejandro (aunque comenzó a emitirse en Egipto durante su vida), la pierna derecha de Zeus cruzada hacia atrás. El trono puede aparecer con o sin respaldo. Existen, aunque muy escasos, anversos con la cabeza de Heracles a izquierda. AR didracma (8,5 gm.): Similar a las tetradracmas. AR dracma (4,25 gm.): Similar a las tetradracmas, si bien existe una escasa variedad en la que aparece un águila a derecha sobre un rayo con el nombre de Alejandro tras él de izquierda a derecha. AR hemidracma (2,1 gm.): Similar diseño a los anteriores. AR dióbolo (1.4 gm.): Similar a los anteriores con algunas escasas variaciones en los reversos como águilas frente a frente o un rayo. AR hemióbolo (0.35 gm.): A/ similar a los anteriores. R/ El nombre de Alejandro en medio con un garrote a izquierda encima y un arco y carcaj debajo. Para las unidades de bronce encontramos AE 20, AE 18, AE 17, AE 16 y AE 12, decreciendo en peso y diámetro y de diferentes variedades.

Equivalencias entre los principales tipos de oro y plata Según la relación del valor al cambio por el peso entre el oro y la plata en tiempos de Alejandro de 10 a 1. Podemos establecer las siguientes equivalencias: 1 AV diestatera = 2 AV estateras = 4 AR decadracmas = 10 AR tetradracmas = 40 dracmas. 1 AV estatera = 2 AR decadracmas = 5 AR tetradracmas = 20 AR dracmas.

Tetradracma de Arados (328-320 a.C.). AP y la leyenda “BASILEUS” aparecen bajo el trono. La pierna izquierda de Zeus, doblada, ofrece menor rigidez a la figura. Caduceo junto a él. Colección del autor.

Tetradracma de Biblos (330-320 a.C.). De tamaño pequeño pero con un relieve extraordinario. Zeus con piernas rectas pero separadas. De la colección del autor.

AV estatera = 1 AR decadracma = 2,5 AR tetradramas = 10 AR dracmas.

Las primeras cecas Cuando Alejandro se convierte en rey de Macedonia -Alejandro III-, sigue utilizando los talleres de acuñación de moneda ya existentes en Egas (antigua capital del reino), Pella (la actual capital) y Amfípolis, siendo esta última ceca la más importante no sólo del reino, sino luego del imperio. Importancia a la que sólo se aproximaría Babilonia, la futura capital imperial. Las cantidades de moneda producidas en Egas y Pella serían modestas si las comparamos con Amfípolis, concentrándose en la primera ciudad fundamentalmente la producción de piezas de oro (dobles

estateras). Estas producciones limitarían su área de influencia a Macedonia y a las regiones cercanas de la Grecia continental, mientras que la ciudad de Amfípolis, favorecida por la proximidad de las ricas minas del monte Pangeo, acuñaría en enormes cantidades: primero, para financiar la campaña militar de Alejandro en Asia15, y luego para exportar su producción a las nuevas tierras adquiridas.

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Aunque algunas fuentes historiográficas nos hablan de ciertas dificultades económicas durante los dos primeros años de la misma, quizás debido a la falta de capacidad de producción y puesta en circulación de gran cantidad de numerario por las cecas macedonias.

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Las nuevas cecas en Asia Alejandro fue liberando del control persa las ciudades jónicas de la costa de Asia Menor e incorporándolas a la Liga de Corinto16. En estas ciudades no sería necesario fundar cecas reales, sino que emplearía las ya existentes o continuaría confiando la producción de moneda a las ciudades de Macedonia. A medida que las distancias aumentaban respecto al punto principal de acuñación y las líneas de comunicación se hacían más lentas, las necesidades y urgencias financieras también cambiarían, así que Alejandro fijaría una ceca y nuevo centro administrativo en la ciudad de Tarsos17 (Cilicia, verano de 333 a.C.). Tras la victoria en Issos (noviembre de 333 a. C.), Alejandro18 pasó

■ Aunque en la mayoría de los casos ya existían previas cecas, tanto Ake como Damasco o Alejandría son de nueva fundación ■ 16

varios meses en la franja costera de Fenicia entre los asedios de Tiro (7 meses) y Gaza (2 meses), antes de continuar al sur hacia Egipto (invierno 332 a.C.). Durante este período se ponen en funcionamiento las cecas de Miriandros (luego llamada Alejandría de Issos 19 ) en Cilicia; Arados, Biblos, Sidón y Ake en Fenicia; Damasco en Siria; y Salamis en la isla de Chipre.

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Ceca de Damasco (330-320 a.C.). DA bajo trono y frontal de carnero en campo del reverso. Perteneciente a la colección del autor.

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Tetradracma acuñado en Menfis, Egipto (332-323 a.C.). El rostro de Heracles se hace más humano y expresivo con los rasgos del propio Alejandro. Son los primeros retratos del conquistador. En el reverso, Zeus aparece por primera vez con las piernas cruzadas y el canon resulta más natural y equilibrado. Rosa en campo. Col. del autor. AKROS

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Su expedición contaba con el beneplácito, en cierta forma obligado por el poder militar de Macedonia, de la mayoría de los pueblos helenos (salvo los lacedemonios o espartanos). Esta ceca no era nueva y ya había sido un importante centro de acuñación bajo el control de los diferentes sátrapas persas, por lo que ya existía una adecuada infraestructura. Se produciría moneda en los tres metales y, paralelamente, se seguirían acuñando las estateras de plata o dobles siglos con el patrón persa (11,02 gm.), imitando las piezas precedentes de Mazeus (A/ Baal sentado, con inscripción en arameo; R/ lucha de un león y un toro tras dos líneas de murallas). Algunos autores como Zervos, que sigue las teorías de Kleiner, sostienen que los primeros tetradracmas de Alejandro proceden de esta ceca de Tarsos por la similitud existente entre el dios Baal de las monedas de Mazeus y el Zeus de los reversos de Alejandro. Según esto, habrían sido acuñados aquí los primeros tetradracmas de Alejandro y no en las cecas de Macedonia, que comenzarían a producirlos después del inicio de la campaña en Asia, es decir, tres años después del ascenso al trono de Alejandro. Teoría esta que ha sido enormemente discutida, especialmente por Martin Price, para quien Alejandro comenzaría a acuñar moneda propia en el mismo instante que llega al poder, en las cecas de Macedonia. Se dirigió desde Siria al litoral fenicio con la finalidad de anular la flota persa en el Mediterráneo y asegurarse el control de los puertos, en lugar de avanzar hacia el corazón del imperio persa, en una hábil maniobra para no dejar su espalda descubierta. MONTERO, Joaquín: La tipología urbanística alejandrina en la ciudad helenística. En Espacio, Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua, t. 13. UNED, Madrid, 2000. Pág. 203.

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Variedad de Menfis (323-316 a.C.). Alejandro como Heracles. Piel de león mayor que en el anterior, pero retrato con rasgos comunes. Rayo en reverso. Col. autor.

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Ake es posible que sustituyese a las existentes de Tiro y Gaza tras las caída de ambas ciudades, transfiriéndose trabajadores y grabadores de la última a este nuevo taller. Damasco justifica su creación por el empleo del botín de guerra capturado tras la victoria en la batalla de Issos para la fabricación de moneda. MORKHOLM, Otto: Early Hellenistic Coinage -from the accesion of Alexander to the Peace of Apamea (336-186 B.C.)-. Cambridge University Press. London, England, 1991. Pág. 47. Muchas ciudades de esta zona utilizan, aparte de los característicos símbolos identificativos de cada ceca, letras distintivas propias (A= Arados, DA= Damasco, etc.). Alejandro es recibido como un libertador en Egipto, y el sátrapa persa Mazaces se entrega sin lucha y se convierte en un fiel servidor del macedonio. Luego sería nombrado gobernador de Babilonia por Alejandro. Durante la ocupación persa se habían acuñado en la ceca de Menfis tetradracmas atenienses en plata de buena calidad y siguiendo el patrón ático, pero con inscripciones en demiótico o arameo.

Primer tetradracma de Ptolomeo I como regente de Egipto. Alejandría (319-315 a.C.). Retrato de Alejandro con tocado de piel de elefante. El parecido físico con los anteriores es claro. Mismo reverso. Emisión rara y muy escasa. De la colección del autor.

Aunque en la mayoría de los casos ya existían previas cecas, tanto Ake20 como Damasco21 son de nueva fundación. Las monedas acuñadas en Sidón y Ake resultan de especial importancia al fechar sus monedas22. Sidón comenzó a emitir moneda en 333-332 a.C., usando la era de Alejandro y fechándola desde la batalla de Issos o desde su llegada a esta ciudad. Por su parte, Ake comenzará a fechar sus monedas entre 328-327 a.C., aunque la producción en ambas ciudades (como en Miriandros y Salamis), sería bastante reducida si la comparamos con otras como Biblos, Damasco o Arados, esta última una de las más importantes23. Siguiendo a Newell podríamos clasificar las cecas en dos grandes gru-

pos: las imperiales , fundadas por Alejandro y bajo el control directo del nuevo orden constituído por él; y aliadas, cecas ya existentes que en algunos casos continúan acuñando también tipos locales, además de moneda

■ Podemos clasificar las cecas en dos grandes grupos: las imperiales, fundadas por Alejandro; y aliadas, cecas ya existentes ■

alejandrina, y bajo el control de los gobernantes regionales, pero subordinadas a las directrices generales venidas de la administración central del imperio. Entre estas últimas estarían incluídas la mayoría de las localizadas en Chipre y Fenicia. En Egipto24 Alejandro fundará exnovo, en 331 a. C., su más importante Alejandría en la desembocadura del Nilo y aquí se establecerá una nueva ceca que no comenzará a funcionar al menos hasta el 326-325 a.C. Mientras tanto, es lógico pensar que Alejandro acuñaría sus monedas en el taller existente en la ciudad de Menfis25, centro administrativo del gobierno persa y donde trabajaban excelentes grabadores. Desde Egipto, Alejandro volvió hacia el centro del imperio perAKROS

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Tetradracma de Babilonia (325-323 a.C.). Pieza acuñada en vida de Alejandro. Del mismo cuño que las famosas decadracmas, con quienes comparte estilo y monogramas. Posiblemente producido por el mismo grabador. La figura de Zeus aparece grandiosa, con un cuerpo mucho mayor que en la mayoría de las cecas de Asia Menor, Siria y Fenicia. Perteneciente a la colección del autor.

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La única conocida al este del Éufrates durante su vida, y en la que a partir de entonces se producirían ingentes cantidades de moneda. Es aquí donde se acuñarían, aunque por corto espacio de tiempo, los enormes Decadracmas, piezas de más de 40 gramos de plata, y con el mismo tipo de cuño que algunos de los tetradracmas producidos en esta etapa, muchos de ellos para celebrar las masivas nupcias entre soldados macedonios y mujeres persas que aquí se celebrarían durante el último período de la vida de Alejandro. Aquí Mazaces, nombrado gobernador tras haber entregado Egipto sin oposición, acuñará estateras de plata (también llamados tetradracmas babilónicos) en su propio nombre con una figura en el anverso que recuerda al Baal sedente de las monedas de Tarsos (y que podía ser identificado como Zeus por los griegos), y con un león caminando en el reverso. Tras la muerte de Mazaces en 328, la serie continuaría en vida de Alejandro y posteriormente con Antígono y Seleuco hasta 280 a.C., esta vez sin el nombre del gobernante, sino con un símbolo identificativo. Desde el punto de vista numismático no hay evidencias de ninguna ceca al este de Babilonia en vida de Alejandro, por lo que se desconoce si Alejandro financió sus campañas

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del este con moneda acuñada en Babilonia, si las tropas vivían del botín o si al ejército le acompañaba una ceca itinerante. De todos modos, tras las campañas en el este y la India, aparece una moneda ciertamente llamativa de la cual se conservan escasísimos ejemplares: se trata de un decadracma con la imagen de un jinete macedonio (el propio Alejandro probablemente, atacando un elefante de guerra, en una cara; en la otra la imagen de Alejandro de cuerpo entero, de pie, vestido con coraza griega, casco, clámide y calzones persas, llevando en su mano derecha un rayo (símbolo de la divinidad) y sosteniendo en su izquierda una lanza. Sin lugar a dudas se trata de una moneda conmemorativa de la victoria sobre el rey indio Poro en la batalla del Hidaspes. Asociados con este raro ejemplar se acuñaron diferentes tetradracmas en los que se representaba a un arquero indio, un carro de guerra y un elefante. Es posible que estas piezas, testimonios de las últimas campañas de Alejandro, fuesen acuñadas en los últimos años de su reinado o incluso después de su muerte en algún punto desconocido al este de Babilonia. Otras series raras y escasas fueron acuñadas en Bronce en Egipto, para conmemorar su visita a Egipto.

sa para ganar la decisiva batalla de Gaugamela -octubre de 331-. Tras esta victoria Alejandro pudo entrar en Babilonia, donde estableció una nueva ceca26. Después de Babilonia27, Alejandro ocuparía las satrapías orientales, capturando los inmensos tesoros reales de Susa y Persépolis, y asumiendo el trono persa tras la muerte de Darío (verano del 330). Durante los años siguientes el nuevo rey de reyes estará ocupado con la pacificación oriental del imperio y la expedición a la India28.

■ Un detalle para poder calcular la antigüedad de los tetradracmas, es observar la disposición de las piernas de Zeus en sus reversos ■

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Decadracma de Alejandro (325 a. C.). Con un peso de 42 gramos de plata y apariencia de medallón, muy pronto se dejarían de acuñar por su poca practicidad. Hoy día son piezas de incalculable valor (sólo se conocen 13 ejemplares). Se acuñó en Babilonia y distribuyó entre los hombres del ejército de Alejandro, tras las campañas del este, y para conmemorar las bodas masivas en Susa (80 de sus oficiales y 10.000 soldados macedonios tomaron esposas persas). Comparte con algunas tetradracmas de esta época el estilo del retrato de Heracles con piel de león anudada al cuello, en el anverso; y los brazos exageradamente largos de Zeus y el tipo de monograma bajo el trono de Zeus. Imagen cortesía de CNG.

Proliferación de cecas y aumento de la producción monetaria29 Otras cecas en las ciudades costeras occidentales de Asia Menor, acuñarían en oro y grandes cantidades de dracmas en detrimento de tetradracmas.

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El aumento considerable del número de cecas, especialmente en Asia Menor entre el 330 y 325 a. C., refleja la demanda de monedas del tipo alejandrino existente y la creciente importancia en la magnitud de los intercambios comerciales que inmediatamente siguieron a la conquista. Además, entre 325 y 323 a. C., se produce un extraordinario aumento de la producción monetaria, especialmente en Amfípolis, Side y las cecas de dracmas de Asia Menor, en parte también por la necesidad de aportar dinero para el pago de los veteranos macedonios ya licenciados y el creciente número de mercenarios en las filas del ejército. Como Pella, Damasco, Biblos, Sidón y Ake.

En Jonia, Magnesia del Meandro comenzó entre 330-329 a.C., seguida por Colofón y Mileto (325) y Teos (324). Junto al Helesponto Lámpsacos (329-328), que pronto abriría una ceca subsidiaria en Abydos (325). En todas las citadas anteriormente las dracmas serían las monedas más acuñadas junto con estateras de oro. Se produce así una especialización y vertebración de la producción monetaria en el imperio (todas las cecas de dracmas, con excepción de Sardes, estaban situadas en ciudades griegas occidentales de la costa o cercana a ella). También en Chipre aparecerán nuevas cecas (329-328 a. C.): Citium, cerca de Salamis, acuñaría tetradracmas en mayor cantidad que Paphos y Amatos en el mismo período. Side, en Panfilia (326-325 a.C.), alcanzaría una producción ligeramente superior a la de Alejandría para esta época. Otras cecas de menor entidad únicamente acuñarían durante un corto período de tiempo, como Nagidus y Soli en Asia Menor; Carrhae y Berytus, en Fenicia; o Hierápolis-Bambyce entre Siria y Mesopotamia, de las que no sabemos si acuñaron durante la vida de Alejandro o después.

La aparición de la inscripción basileus y la transformación de Zeus En 329 a. C. aparece por primera vez el título basileus (rey), en el reverso de las piezas acuñadas en Miriandros, y pronto sería asumido por la ceca de Citium (Chipre). Otras cecas que añadieron la inscripción rápidamente fueron: Amatus (Chipre) y Arados, ambas en 328 a. C. Aunque este título real nunca llegó a ser de uso universal y algunas cecas jamás lo incluirían en sus reversos durante la vida de Alejandro 30 . Amfípolis comenzó a incluirlo en el 325 a.C., Babilonia en 324 y Tarsos ya en 323 (año del fallecimiento de Alejandro). Un detalle para poder calcular la antigüedad de los tetradracmas, es observar la disposición de las piernas de Zeus en sus reversos, así como el canon. Inicialmente el dios aparece con una pose un tanto rígida y con las piernas rectas o en paralelo, para luego dar paso a una actitud más natural con un canon más helenístico y sus piernas cruzadas. La primera vez que aparece este último modelo será entre 326-325 a.C. en la nueva ceca de Alejandría. Será aquí donde el retrato AKROS

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del Heracles del anverso también se transforme para mostrar una personalidad y humanidad que no poseía antes, imagen que podemos aceptar como la primera representación del propio Alejandro como Heracles, ya una vez aceptado como faraón y divinidad en Egipto31, y quizás el inicio del célebre retrato helenístico en el arte de la acuñación. Este nuevo estilo, especialmente en lo que a la disposición del Zeus sedente se refiere, pronto sería imitado en otras cecas, comenzando por Sidón (325-324 a.C.), para llegar luego a Babilonia (323) y Ake (322-321), aunque no sería hasta 315-310 a.C., ya años después de la desaparición de Alejandro, cuando se aceptaría universalmente la representación de Zeus con su pierna derecha hacia atrás o cruzada. La evolución artística en el grabado de las monedas se produce paralelamente con el cambio de estilos artísticos entre el período clásico tardío y el helenístico, que será también una nueva forma de ver la vida y de entenderla en un mundo que ha cambiado tras el paso por él de un mortal deificado, modelo a imitar por los monarcas helenísticos venideros en la representación de la imagen del poder.

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Esto supondrá un cambio revolucinario en la numismática: la aparición de los retratos de los soberanos. Antes de este momento, los griegos creían que el dinero pertenecía sólo a los dioses, pero por la influencia de las culturas orientales, donde los reyes tenían un origen divino, los gobernantes se convertirán en los dioses de sus pueblos, comenzando así a proliferar los retratos personales en las monedas.

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■ El primer retrato de Alejandro como Heracles se produce en las monedas acuñadas en Egipto ■

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JJO MA ORRGG EE M AIIEERR

Real Academia de la Historia. Gabinete de Antigüedades

La documentación de la Comisión de Antigüedades de la Real Academia de la Historia Sobre Melilla

La colección de documentos que se conservan en el Archivo de la Comisión de Antigüedades de la Real Academia de la Historia correspondientes a Melilla pertenecen a una época muy concreta. Aunque ciertamente el fondo documental conservado no es muy amplio es, sin embargo, revelador del interés que desde siempre ha despertado en general el norte de Africa en la cultura española. No es este el lugar para insistir en este aspecto ni en los estrechos lazos que desde la más remota antigüedad nos han unido y que han sido objeto de estudio de muchos prehistoriadores, arqueólogos e historiadores españoles desde el siglo XIX hasta nuestros días, pues ciertamente sin su conocimiento y estudio dificilmente pueden ser comprensibles muchos de los ciclos culturales que nos afectan tanto a unos como a otros. En cualquier caso hemos de tener en cuenta la existencia del Protectorado Español en Marruecos que explica tanto la organización archivística de la documentación como su contenido. Así nos encontraremos con noticias propias de Melilla y de aquellas que se refieren a la zona de influencia española en esa época. Por ello la documentación que se refiere a las antigüedades del territorio bajo la administración española se encuentra conservada en el legajo del Archivo de la Comisión de Antigüedades correspondiente al Extranjero. Pero no se puede entender, en cualquier caso, la gestión del patrimonio cultural de Melilla sin tener en cuenta las instituciones que se crearon como consecuencia del Protectorado, sobre las que es oportuno recordar algunos datos. Por Real Decreto de 30 de abril de 1916 se crea la Junta Superior de Historia y Geografía de Marruecos1. que dependía directamente del Ministerio de Estado2. Entre las labores que tuvo a su cargo una de las principales era la de trazar el plan general de exploración geográfica y arqueológica y de investigaciones y estudios históricos. Dicha Junta se componía de 11 vocales, nombrados por Real Decreto, de los cuales cinco eran elegidos por el Ministro de Estado, tres eran propuestos por la Real

Academia de la Historia y los tres restantes por la Real Sociedad Geográfica. Poco tiempo después el entonces Ministro de Estado, Eduardo Dato, solicita a la Real Academia de la Historia informe sobre un proyecto de Decreto Vizirial del Gran Visir del Jalifa, Mohamed Ben Azuz, que remitió a dicho Ministerio el General Jordana, en el que se propone la creación de una Junta Superior y Locales de Monumentos Artísticos e Históricos en Marruecos, el 21 de septiembre de 1918. Al Poco tiempo se remite la copia de la traducción del Dahir. En el informe de la Real Academia de la Historia, firmado por los académicos Ricardo Beltrán, Angel de 1

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A partir de 1927 se denominó Junta de Investigaciones Científicas de Marruecos y Colonias. Véase “Creación de la Junta Superior de Estudios Históricos y Geográficos de Marruecos”, Boletín de la Real Academia de la Historia, LXVIII, 1916, pp. 642-646. La idea de crear esta institución data de unos años antes según consta en las Actas de la Real Academia de la Historia de 5 de marzo de 1909 en la que se dice: Los Sres. Fita y Beltrán hablaron de que se entiendan la Academia y la Sociedad Geográfica para ordenar su acción común, a fin de hacer trabajos en Marruecos de carácter científico, arqueológico, histórico y geográfico, de lo cual se ha tratado ya en dicha Sociedad. Opinó el Sr. Herrera que sería oportuna la creación de Comisiones de Monumentos en aquel imperio; el Señor Sánchez Moguel consideró tan difícil el conseguir de pronto ventajas positivas de este proyecto que consideró conveniente hacer un estudio previo y detenido, de lo cual podría encargarse una Comisión a propósito, dando, por último, interesantes noticias entre las relaciones en que viven los pueblos establecidos en dicha región. Con noticias históricas y de raza, muy interesantes, amplió el Señor Censor lo dicho por el Sr. Sánchez Moguel y a propuesta del Señor Fita, se acordó el nombramiento de la Comisión que formarán los señores Fernández y González, Sánchez Moguel, Suarez Inclán, Beltrán y Rózpide y Novo y Colsón.

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Altolaguirre, Pedro de Novo y Antonio Blázquez, con fecha del 25 de octubre de 1918, no sólo se aplude esta iniciativa, sino que se recomienda que de las Juntas Locales formen parte también los académicos corrrespondientes de las Reales Academias de la Historia y Bellas Artes que residan en aquellas poblaciones en que se establezcan aquellas, lo que finalmente se tuvo en cuenta3. En efecto, la Junta Superior y Locales de Monumentos Artísticos e Históricos en Marruecos se crean definitivamente el 22 de abril de 1919. La primera de ellas, de la que dependían las segundas, estaban constituidas por el Secretario General de la Alta Comisaría de España en Marruecos, el Delegado de Asuntos Indígenas y el Delegado para los Servicios de Fomento de los intereses materiales; además contaba con asesores residentes, el Arquitecto de la Delegación de Fomento y un Jefe del Ejército, así como asesores correspondientes de cada una de las Reales Academias de la Historia y Bellas Artes. Las Juntas Locales estaban compuestas por el Interventor Local General (Presidente), un indígena musulmán que había de ser Fakih o especialmente versado en la historia de la ciudad, el Arquitecto o Ingeniero de la misma y de un Jefe u Oficial de Ingenieros del Ejército. Pertenecían, además, como ya hemos indicado, por derecho propio las personas residentes en la comarca que sean académicos de las Reales Academia de la Historia y de Bellas Artes. El Secretario de la Junta de

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Juan Pérez de Guzmán y Gallo. Memoria Histórica de la Real Academia de la Historia desde 16 de abril de 1918 hasta 15 del mismo mes de 1919. Madrid, 1919, pp.70-76. 4 “Decreto Vizirial creando la Junta Superior y Juntas Locales de Monumentos Históricos y Artísticos de Marruecos”, Boletín de la Real Academia de la Historia, LXXIV, 1919, 546-549. 5 Quintero Atauri, Pelayo. “Museo Arqueológico de Tetuán (Marruecos)”. Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales, 1944 (extractos). Madrid, 1945. 6 Cuevas, Teodoro de. “Ruinas romanas del reino de Fez (Marruecos)”. Boletín de la Real Academia de la Historia, VII, 1885, pp. 40-45. Charles Tissot fue nombrado Académico Honorario en 1884. Sobre la relación entre Tissot y Cuevas véase Pons, Lluís, “Notas de historiografía española sobre arqueología marroquí”. Pyrenae, 29, 1998, pp. 249-250. Como bien señala Pons fue Eduardo Saavedra el que alabó mucho el trabajo de Tissot y por supuesto el de Cuevas. No en vano Saavedra es uno de los principales promotores del movimiento africanista español de base histórica, racial y geográfica, y fue vicepresidente de la Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas que después pasó a denominarse Sociedad Española de Geografía Comercial y de Africanistas, que tenía su sede en la Real Academia de la Historia; véase Mañas, José, Eduardo Saavedra: ingeniero y humanista. Madrid, 1983, pp. 228-229. 7 Publicados en el Boletín de la Real Academia de la Historia, LV, pp. 366 y el Boletín de la Real Sociedad Geográfica respectivamente. 8 Obermaier, Hugo. “El paleolítico del Marruecos Español”, Boletín de Real Sociedad Española de Historia Natural, 28, 1928.

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Servicios locales lo era también de la Junta Local de Monumentos Artísticos e Históricos4. Por otra parte, el Museo Arqueológico de Tetuán se inauguró el 19 de julio de 1940, bajo la dirección de D. Pelayo Quintero Atauri. Existió, sin embargo, un primitivo Museo que comenzó a formarse con los objetos que se fueron recogiendo en el transcurso de las excavaciones en Tamuda (1921) y en Lixus (1923) y posteriormente con los recogidos en el monumento megalítico de Mzora (Garbía), así como con otras antigüedades, en su mayor parte romanas, procedentes de Larache (Ad-Mercurii y Tabernae) y Alcazarquivir5. Pero si ciertamente es en el primer tercio del siglo XX cuando dan comienzo nuestros estudios sistemáticos sobre la arqueología y prehistoria marroquí, es de justicia recordar aquí al académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y Consul de España en Marruecos, Teodoro de Cuevas y Espinach. Elegido por Larache el 19 de junio de 1885 desarrolló ciertas investigaciones arqueológicas de interés en relación a la identificación de Banasa, que fueron de gran utilidad al que se considera el pionero de la arqueología moderna de la Mauritania Tingitana, Charles Tissot con sus Recherches sur la geographie comparée de la Maurétanie Tingitanie (1878), obra que tuvo una gran acogida en España y especialmente en la Real Academia de la Historia que le nombra individuo honorario6. Contamos con algunas noticias más sobre la arqueología y prehistoria marroquí previas a la creación del Protectorado como son las transmitidas por el correspondiente y Cónsul en Casablanca, Adriano Rotondo y Nicolau en 1904 y especialmente los trabajos de Antonio Blázquez “Vía romana de Tánger al río Muluya, según el Itinerario de Antonino (siglo III)” (1909) y “Prehistoria de la Región Norte de Marreucos” (1913)7. Una vez establecido el Protectorado y en el marco institucional descrito los trabajos fueron desarrollándose aunque sin la continuidad deseada debido a las distintas campañas militares. Por lo que respecta estrictamente a la zona del Protectorado, sin incluir Melilla, destacan las prospecciones y excavaciones de Cesar Luis de Montalbán. En efecto, en 1921 prospecta los alrededores de Tetuán y localiza e identifica Tamuda. De estos trabajos se hizo eco Manuel Gómez Moreno en “Descubrimientos y Antigüedades de Tetúan”. En 1923 y 1924 excava en Lixus y en 1928 en el conjunto megalítico de Mzora además de reconocer el macizo de Beni Gorfet. De todas estas investigaciones dio noticia Cuevas en varias memorias que presentó a la Junta Superior de Monumentos. De mayor rigor científico si cabe fueron las prospecciones que Hugo Obermaier realizó en las regiones de Tánger, Tetuán y Chauen en busca de yacimientos paleolíticos8 que son con los que se inicia el estudio sistemático sobre la prehistoria marroquí. Como podemos obervar los trabajos fueron más intensos en la zona occidental que en la oriental. En esta última zona tan sólo se realizaron trabajos en Cazaza, ciudad que fue dominio de la Casa de Medina-Sidonia y punto de desembarco del último monarca granadino Boabdil, de los que tras ciertas exploraciones de Cesar Luis de Montalbán en 1929 se encargó de

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las excavaciones, años más tarde, Rafael Fernández de Castro y Pedrera9. Por todo ello la documentación sobre Melilla no se refiere exclusivamente a la ciudad sino que, como centro principal de influencia en el Rif, se extiende a las regiones inmediatas. El primer asunto trata sobre una Real Orden en la que se manda recoger y conservar los manuscritos y códices islámicos que se hallen en el transcurso de una campaña militar en el Rif en 1912 que fue solicitada por la Real Academia de Historia. Iniciativa que na ha de soprendernos y que tiene su precedente en 1859, ya que en este año se encargó a Emilio Lafuente Alcántara idéntica misión10 a la que se aluden en la documentación. El segundo expediente se refiere a una solicitud del P. Fidel Fita para que se estudie,se mida su trazado y se documenten los miliarios que se encuentren en la vía romana que bajaba desde el Cabo de Tres Forcas (Kusaddi) a Melilla (Rusadder colonia) y proseguía su curso hacia las islas Chafarinas ( Ad tres insulas ), según el Itinerario de Antonio11. Finalmente el útlimo expediente se refiere a las excavaciones de la necrópolis del Cerro de San Lorenzo que llevó a cabo Rafael Fernández de Castro y Pedrera, cronista de la ciudad de Melilla y correspondiente de la Academia, junto a Federico Monteverde, en 191612. La investigación española sobre la arqueología marroquí experimentó un considerable avance a partir de 1927 hasta la independencia del reino alahuita, esto es, en 1957, pero que, en cualquier caso, sobrepasa el período cronológico que aquí nos hemos planteado.

Apéndice I. Catálogo de documentos

Entidades: Biblioteca de la Real Academia de la Historia. Materiales: Manuscritos islámicos. Lugares: Melilla. Marruecos: Tetuán. Cronología: Contemporáneo. Sign.: CAML/9/7962/1(3).

Fecha: 1912/02/21 Madrid. Contenido: Oficio de la Subsecretaría del Ministerio de la Guerra en el que se comunica Real Orden por la que el Capitán General de Melilla se encargará de facilitar los manuscritos y documentos hallados en mezquitas y edificios abandonados evitando su destrucción. Autor: Firma no Legible. Destinatario:Director de la Real Academia de la Historia. Personas Aludidas: Alfonso XIII, Rey de España. Cargos: Capitán General de Melilla. Entidades: Subsecretaría del Ministerio de la Guerra. Materiales: Manuscritos islámicos; documentos islámicos; mezquitas; caminos; puentes; objetos de arte antiguos. Sign.: CAML/9/7962/1(4).

Fecha: 1912/03/07 Madrid. Contenido: Minuta de oficio en la que se agradece al Ministro de la Guerra el apoyo prestado ante la petición de reunir documentos y manuscritos hallados en mezquitas y edificios abandonados con ocasión de la campaña del Rif. Autor: Real Academia de la Historia. Destinatario:Ministro de la Guerra. Cargos: Director de la Real Academia de la Historia. Entidades: Biblioteca de la Real Academia de la Historia; Biblioteca Nacional. Materiales: Documentos islámicos; manuscritos islámicos; mezquitas; caminos; puentes; objetos de arte. Lugares: Marruecos: Rif

Sign.: CAML/9/7962/1(1).

Fecha: 1912/02/23 [Madrid]. Contenido: Carpetilla de expediente sobre los códices y manuscritos abandonados en las mezquitas y casas de moros del Rif. Autor: Real Academia de la Historia. Cargos: Ministro de la Guerra. Materiales: Códices islámicos; manuscritos islámicos. Lugares: Marruecos: Rif. Cronología: Contemporáneo.

Sign.: CAML/9/7962/2(1).

Fecha: 1916/05/06 [Madrid]. Contenido: Carta en la que expone que sería interesante que el Cuerpo de Ingenieros militares mida el trazado de la vía romana desde el Cabo de Tres Forcas a Chafarinas y recoja alguno de los miliarios que existieron.

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Sign.: CAML/9/7962/1(2).

Fecha: 1912/01/25 Madrid. Contenido: Minuta de oficio en la que se recomienda al Capitán General de Melilla que se encargue de reunir los manuscritos hallados en las mezquitas y edificios de Marruecos, para evitar que sean destruidos, por la situación de guerra del momento, con el fin de que puedan ser estudiados. Autor: Real Academia de la Historia. Destinatario:Ministro de la Guerra. Personas aludidas: Lafuente Alcántara, Emilio. Cargos: Ministro de la Guerra; Capitán General de Melilla; Secretario de la Real Academia de la Historia.

Véase Quintero Atauri, Pelayo. Apuntes sobre arqueología mauritana de la zona española. Tetuán, 1941. 10 Tras una solicitud de la Real Academia de la Historia al Ministro de Fomento se encarga a Emilio Lafuente Alcántara por Real Orden de 31 de octubre de 1859 que acompañe al ejército español y se encargue de proteger y recoger los monumentos antiguos, obras manuscritas, monedas e inscripciones de interés para la Historia y la Geografía. CAAFMA/9/7980/1(1-4). 11 El P. Fita se ocupó también de la antigua Rusadir en “Melilla púnica y romana”, Boletín de la Real Academia de la Historia, LXVIII, 1916, pp. 544-549. 12 Fernández de Castro y Pedrera, Rafael. “Antigua necrópolis de Melilla en el cerro de San Lorenzo”, Boletín de la Real Academia de la Historia, LXIX, 1916, pp. 193-196.

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Autor: Fita y Colomer, Fidel. Destinatario:Laurencín, Marqués de. Personas aludidas: Gómez Jordana, José. Cargos: Director de la Real Academia de la Historia; Alto Comisario de España en Marruecos. Entidades: Cuerpo de Ingenieros Militares. Materiales: Miliarios romanos; vía romana. Lugares: Melilla; Islas Chafarinas. Marruecos: Cabo de Tres Forcas. Cronología: Romano. Sign.: CAML/9/7962/2(2).

Fecha: 1916/05/16 Tetuán. Contenido: Carta en la que se le comunica que existen en el territorio de Melilla restos arqueológicos romanos y objetos de valor histórico y que ha encargado al General Aizpuru que se cuide de observar y recoger dichos objetos y además dé instrucciones a la Comandancia de Ingenieros relativas al estudio de la vía romana de Tres Forcas a Chafarinas, según desea el P. Fita. Autor: Gómez Jordana, José. Destinatario: Laurencín, Marqués de. Personas aludidas: Fita y Colomer, Fidel; Aizpuru, General. Cargos: Director de la Real Academia de la Historia; Alto Comisario de España en Marruecos. Entidades: Comandancia de Ingenieros. Materiales: Restos constructivos romanos; objetos arqueológicos romanos; vía romana. Lugares: Melilla; Islas Chafarinas. Marruecos: Cabo de Tres Forcas. Cronología: Romano. Sign.: CAML/9/7962/2(3).

Fecha: 1916/06/15 Madrid. Contenido: Minuta de oficio en la que se agradecen las gestiones por recoger los hallazgos de los restos arqueológicos romanos en aquel territorio y las relativas a la vía romana de Tres Forcas a Chafarinas. Autor: Real Academia de la Historia. Destinatario: Gómez Jordana, José. Personas aludidas: Laurencín, Marqués de; Fita y Colomer, Fidel; Aizpuru, General. Cargos: Alto Comisario de España en Marruecos; Director de la Real Academia de la Historia; Secretario de la Real Academia de la Historia. Entidades: Comandancia de Ingenieros. Materiales: Restos constructivos romanos; vía romana. Lugares: Melilla: Cabo de Tres Forcas; Islas Chafarinas. Cronología: Romano. Sign.: CAML/9/7962/2(4).

Fecha: 1916.

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Contenido: Fotografía de una estela en piedra de forma trapeizodal con decoración incisa de círculos concéntricos. Presenta una zona más ancha, en su parte inferior, a modo de base que arranca de la misma pieza. Autor: Anónimo. Materiales: Estela. Cronología: Prerromano. Sign.: CAML/9/7962/3(1).

Fecha: 1916/06/30 [Madrid]. Contenido: Carpetilla de expediente relativa a la remisión de planos, noticias de enterramientos y fotografías de objetos hallados en las excavaciones del cerro de San Lorenzo por Federico Monteverde y Rafael Fernández de Castro y Pedrera. Autor: Real Academia de la Historia. Personas aludidas: Monteverde, Federico; Fernández de Castro y Pedrera, Rafael. Cargos: General Presidente de la Junta de Arbitros de Melilla; Director de El Cronista. Materiales: Objetos arqueológicos romanos. Lugares: Melilla: Cerro de San Lorenzo, San Lorenzo. Cronología: Romano. Sign.: CAML/9/7962/3(2).

Fecha: 1916/07/08 Madrid. Contenido: Minuta de oficio en la que se agradece a Federico Monteverde el envío de fotografías de los objetos hallados en las excavaciones en el cerro de San Lorenzo y pidiéndole que las haga extensivas al Sr. Vallescá. Autor: Fita y Colomer, Fidel. Destinatario: Monteverde, Federico. Personas aludidas: Vallescá, Pablo. Cargos: General Presidente de la Junta de Arbitros de Melilla; Director de la Real Academia de la Historia. Materiales: Objetos arqueológicos romanos. Lugares: Melilla: Cerro de San Lorenzo. Cronología: Prerromano; Romano. Sign.: CAML/9/7962/3(3).

Fecha: 1916/07/09 Madrid. Contenido: Minuta de oficio en la que agradece a Rafael Fernández de Castro y Pedrera la información sobre el cerro de San Lorenzo y los ejemplares de cada uno de sus libros. Autor: Fita y Colomer, Fidel. Destinatario: Fernández de Castro y Pedrera, Rafael. Personas aludidas: Vallescá, Pablo; Monteverde, Federico; Gómez Jordana, José; Antón y Ferrándiz, Manuel. Cargos: Director de El Cronista; General Presidente de la Junta de Arbitros de Melilla; Alto Comisario de España en Marruecos; Director de la Real Academia de la Historia. Materiales: Objetos arqueológicos romanos; inhumación romana. Lugares: Melilla: Cerro de San Lorenzo. Cronología: Romano.

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PIILLAARR GGOONN ZZÁÁLLEEZZ SSEERRRRAANNOO P

Profesora Titular de Arqueología Universidad Complutense de Madrid

La mujer griega a través de la iconografía doméstica ■ El papel de la mujer griega como “ecónoma” fue definitivo ■

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na de las estelas funerarias griegas más conmovedora de cuantas se conservan en el Museo Nacional de Atenas es la llamada Estela de Hegeso1, porque tal es el nombre de la difunta ateniense que en ella aparece representada, acompañada de una joven esclava, en el momento en que se despide de las joyas guardadas en el joyero que tiene en su regazo y que va contemplando, de una a una, en el momento de su adiós definitivo. En ese instante supremo, que representa su tránsito al más allá, sorprende el hecho de que esté a solas con una esclava y que, además, sus cosas más queridas sean una serie de menudencias, valiosas, sobre todo, desde el punto de vista espiritual, por los recuerdos que en ella despiertan, hasta el punto de elegirlas como la última imagen que quiere grabar en su retina al iniciar su último viaje. Ese mundo de afectos ligados a las cosas pequeñas, tan propios de todas las mujeres, en el ámbito doméstico griego, tan sólo podían compartirse con las viejas nodrizas o las esclavas. Tal circunstancia explica el hecho de que, en este caso, entre la señora y su acompañante se perciba un nexo de melancólica comprensión, de una complicidad sin palabras (fig.1).

Si el elogio más cumplido que una mujer griega recibió de su marido en un célebre epitafio el de fue casta, hiló la

Figura 1. Estela funeraria de Hegeso, hacia 410 a.C. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

■ Fue casta, hiló, tuvo cuidado de la casa ■ lana, tuvo cuidado de la casa, ¿cómo se le podía pedir al varón griego que estuviera al tanto de los sentimientos de su esposa y menos de los referentes a todas esas vivencias íntimas que ella había “apresado” en su joyero personal? Esta conocida estela permite abordar, como podríamos hacer con otros

muchos ejemplos, el estudio de una iconografía doméstica relacionada con el mundo de la mujer griega y que nos conduce a comprender lo que fue su vida y cometidos en una sociedad en la que prácticamente no tenía la menor representatividad oficial, ya que vivió siempre sometida al varón, tanto fuera su progenitor o su esposo. Sin embargo, su papel como esposa y madre y, sobre todo, como “ecónoma” de los bienes del hogar fue definitivo para el buen funcionamiento de la sociedad griega. La postura masculina ante la mujer queda patente en el Contra Neera, expuesta como un programa desolador: Tenemos a las cortesanas para el placer, a las concubinas para la casa, a las esposas para la procreación legítima y el buen gobierno de la familia2. Partiendo de estos principios, es obvio que una pregunta acerca de la liber1

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El nombre de la difunta Hegeso Proxeno figura en la parte superior de esta estela de mármol (1,49 m. de altura) procedente del Cerámico de Atenas. Museo Arqueológico nacional de Atenas. [Dem.] 49,122.

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Figura 2. Reconstrucción, según Saridis de un sillón (klismós) y un escabel, a partir de la Estela de Hegeso.

tad de opción femenina recibiría por respuesta, en el mejor de los casos, un gesto de indiferencia, ya que según un dicho de la época, el amor era la enfermedad de los espíritus desocupados. Es evidente que los sentimientos de la mujer se tenían poco en cuenta. Los matrimonios eran fruto de una concertación paterna y, aunque no puede descartarse el hecho de que algunos jóvenes enamorados llegasen a casarse con el beneplácito de las respectivas familias, lo normal era que las mujeres aceptasen al marido elegido por sus padres. Hasta en tales circunstancias, cabe la posibilidad de que se dieran casos de amor y hasta de pasión conyugal transitoria o perdurable, pero lo cierto es que, en el panorama general de la sociedad, lo que se percibe, al tratar de analizar el papel de la mujer, es su responsabilidad como madre y gobernanta de la casa. La moral en uso permitía al hombre toda suerte de evasiones extraconyugales, tanto con heteras como con efebos, pero la castidad de la mujer era un hecho incuestionable. En caso de adulterio, la ley permitía al esposo ultrajado repudiar a la esposa y matar a su rival. Incluso, podía ejercer este derecho cuando la seducida era una de sus concubinas, la mayoría de las cuales vivían bajo su techo. Ahora, ¡eso sí!, por encima de todo estaba la familia, considerada como la institución fundamental de la ciudad-estado (polis) y dentro de ella, la piedra angular era, sin duda, la mujeresposa, eficiente y sumisa. Las pasiones devastadoras quedaban para las míticas heroínas como Fedra, Clitemnestra, Medea, que con sus conductas depravadas habían desencadenado terribles tragedias. Sin embargo, la gran paradoja de la cultura griega es, precisamente, que sus heroínas dejaron huella como paradigma de grandes mujeres, con una personalidad inquebrantable, capaces de gestas heroicas, continuos sacrificios y venganzas terribles.

Figura 3. Venus Genitrix (o de los Jardines), copia de un original griego de hacia 425 a.C., atribuido a Kalimachos. Museo del Louvre, París.

■ El amor era la enfermedad de los espíritus desocupados ... ■ Volviendo a la estela de Hegeso, aún se pueden recabar más datos, analizando tanto la figura de la señora como la de la esclava, sus vestidos, sus tocados y el mobiliario que, en tan reducido espacio, aparece representado. Hegeso está sentada en una elegante silla de alto respaldo, amplio asiento y patas curvas (klismós), de diseño muy frecuente en el siglo V a.C., y reposa sus pies, calzados con ligeras sandalias, en un escabel, adornado, en sus lados cortos, con un fino relieve, en el que destaca una hoja lanceolada, trasunto en piedra del remate del original, posiblemente realizado en madera, como puede verse en la reconstrucción que del mobiliario de esta estela realizó Saridis (fig.2).Viste un fina túnica o chitón y un manto o himatión que se adaptan, con suaves pliegues, a las líneas del cuerpo. Lleva el pelo recogido sobre la nuca, con una redecilla, tocado frecuente a finales del siglo V a.C., y su rostro, de finas facciones, deja traslucir, su estado de ánimo. La joven esclava lleva un chitón , pero en este caso de manga larga (quirodotós), dispuesto de una forma tan grácil que recuerda a la famosa Venus de los Jardines (o de Frejus, hoy en el Museo del Louvre) atribuida a Kallimachos, uno de los escultores postfidíacos, famoso por su delicadeza y barroquismo (fig.3). Su cabeza aparece cubierta por el kekrífalos, un pañuelo con el que las mujeres solían recogerse el pelo y cuya disposición variaba, según el gusto de quien lo llevaba puesto. Como calzado lleva unos chapines de punta cerrada que, probablemente irían abiertos por el talón. Con su mano derecha ayuda a sostener el joyero, en forma de una cajita de forma rectangular, que descansa en el regazo de su señora y del cual ella va sacando las joyas en las que centra su interés cargado de nostalgia. Considerando la juventud de la esclava se puede deducir que era alguien muy próxima a la señora, tal vez la hija de la nodriza de la que, desde el hogar paterno, se hizo acompañar al casarse, siguiendo una costumbre muy generalizada entre las jóvenes desposadas que iniciaban su vida en el hogar marital rodeada de un reducido número de su servidumbre más próxima. Por su aspecto, es obvio que no pertenece al grupo de las robustas niñeras que, al llegar los hijos, se incorporaban para su cuidado a la vida del gineceo. Por lo general éstas últimas eran campesiFigura 4. Estela funeraria ática. Esclava doméstica atando la sandalia su señora. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

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Figura 5. Crátera con pinturas rojas. Escena de Banquete, siglo V a.C. Museo Nacional de Nápoles.

Figura 6. Vaso griego de figuras rojas. Escena de Banquete, siglo V a.C. Museo Nacional de Ferrara.

nas procedentes de Laconia, afamadas por ser excelentes amas de cría y por conocer recetas y remedios que contribuían a la formación de niños sanos y fuertes. Esta hermosa pieza, de cuidada factura, de la que se puede extraer la información expuesta, es posiblemente una obra salida, asimismo, del taller de Kallimachos. Se ha fechado hacia el 410 a.C. y es un elocuente ejemplo de esa atinada fórmula de “sugerir la muerte, sin representarla”, de la que hicieron gala los griegos en este tipo de estelas y en los lecitos funerarios3. Tanto en las unas como en los otros las escenas de despedida, cargadas de pathos, transmiten, sin necesidad de otros acentos, el sereno dolor del último adiós. Pensando en la suerte que corrían las esclavas y las heteras o cortesanas, la mujer griega libre podía considerarse una afortunada. Las esclavas procedían, en su mayoría, de familias de “bárbaros” o extranjeros que por una razón u otra (guerras, toma de ciudades, piratería, compraventa) habían pasado a ser esclavos en las ciudades griegas y habían engendrado hijos, constituyendo familias sin derechos de hecho, pero si de uso. Las que disfrutaban de un mejor trato eran las domésticas, es decir las que se incorporaban al servicio de una casa acomodada, ya que en ella recibían, por lo general, un trato muy considerado (fig.4). Las más agraciadas pasaban a ser heteras. Se las instruía en el arte de la música y de la danza y se las dedicaba al deleite de los hombres libres que buscaban su compañía sobre todo en los symposia, en los que se reunían para disfrutar de una mesa suculenta y de una charla amena, regada por buenos vinos (figs.5, 6, 7 y 8). La situación, en cada caso, del obvio cometido de estas heteras dependía de la consideración de quienes solicitaban sus favores (fig.9). En ocasiones los asistentes a los banquetes acababan tan ebrios que lo único que necesitaban era una buena samaritana para aliviar sus excesos (fig.10).

Figura 7. Cortesana o hetera tocando el doble aulós. Detalle de la fig. nº 6.

Figura 10. Convidado ebrio asistido por una hetera. Fondo de kylix de figuras rojas. Pintor de Brygos, hacia 470 a.C. Museo de Würzburgo.

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Figura 8. Timpanista. Detalle de un vaso griego de figuras rojas, siglo V a.C. Museo Nacional de Ferrara.

Figura 9. Convidado a un banquete y hetera. Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Siglo V a.C. Museo de Würzburgo.

González Serrano, Pilar, “Las estelas del adiós”, en la revista Más cerca de Grecia, Madrid, 1990, nº 5, págs. 89-95.

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■ Las fiestas propias de las mujeres eran las Tesmoforias ■

La mujer libre, la hija de familia, era preparada, desde sus primeros pasos, para el matrimonio. La educación de los niños en Grecia se hacía por separado en cuanto salían del gineceo, el ámbito de la madre y las nodrizas. Los varones, libres y esclavos, jugaban juntos, con plena libertad, con juguetes muy sencillos, en ocasiones fabricados por ellos mismos. Los más frecuentes eran las peonzas, las tabas, las pelotas, los aros, los carritos de terracota, etc. También jugaban al yo-yo y a una especie de “tres en raya”. Las niñas preferían, sobre todo, las muñecas, confeccionadas con arcilla cocida y sencillos sistemas de articulación de forma que podían sentarse y mover la cabeza. Sin embargo, muy pronto, comenzaba su adiestramiento como futura ama de casa, por lo que se les enseñaba a hilar, a tejer, a bordar y a realizar las tareas domésticas. A partir de esa etapa de su vida su única distracción era hacer este tipo de labores charlando en el umbral de la casa o en los patios interiores de la casa. Tal vez, el momento de mayor esparcimiento era el de ir a la fuente, con la hidria 4 , su inseparable amiga de correrías, a coger el agua potable que se necesitaba para beber, cuando sus padres se lo permitían (fig.11), ya que, por lo general, esta tarea era propia de las esclavas. Ese “ir a la fuente”, lugar de encuentro de mozos y mozas hasta hace relativamente poco tiempo, en nuestros pueblos y aldeas, ha sido una cantera inagotable de inspiración literaria y de dichos populares cargados de doble sentido: Tanto va el cántaro a la fuente que se

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Cántaro de tres asas, específico para coger agua en la fuente.

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Figura 11. Vaso ático de figuras negras. Muchachas en la fuente, siglo VI a.C. Museo de Villa Giulia. Roma.

rompe... En realidad, la infancia femenina era muy corta, ya que antes de los quince años una joven ateniense podía ser dada en matrimonio. A esa edad si era avispada y había recibido una buena educación por parte de la madre ya podía realizar todas las tareas de la casa o vigilar a las esclavas en el caso de tener una posición desahogada. En su Economía, Jenofonte advertía, dejándose llevar por el sentir común que a una joven esposa no se la exigía ni educación, ni ciencia, ni cultura, sólo modestia, obediencia y economía, es decir, ser capaz de administrar los recursos materiales de la casa. Este último cometido era el más importante de todos y, para ello,en la mayoría de los casos no consistía más que en vigilar atentamente el trabajo de las esclavas, ya que en las familias acomodadas lo más frecuente era que se tuvieran de dos a tres esclavas encargadas de realizar las tareas más pesadas de la casa: acarrear el agua potable, encender el fuego, amasar y cocer el pan, ordeñar a las cabras, ocuparse del corral, limpiar la casa y los patios, lavar la ropa en los lavaderos públicos o en el río, cardar la lana, hacer la comida, etc. Otro caso muy distinto era el de los matrimonios de economía doméstica precaria. En tales casos, el cubrir las necesidades cotidianas se convertía en un arte Figura 12. Epinetron de Eretría, hacía 425 a.C., con la representación de la boda de Alcestis. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

exclusivo de la mujer, ya que tenía que hacer milagros para conseguir estirar los víveres de forma que no faltara lo imprescindible para la manutención del día a día. Como es fácil de imaginar, no todas las mujeres eran virtuosas y de conducta irreprochable. Tanto en comedias como en escritos satíricos se las criticaba, aún a las más laboriosas y honestas, de perder el tiempo en continuas charlas con sus amigas y vecinas, y de servir de vehículo con sus chismorreos a toda suerte de rumores que, luego, se extendían por la ciudad. También se las acusaba de marimandonas, de manirrotas e, incluso, de abusar del vino. Algunos de estos defectos no dejan de tener su justificación. El aislamiento domiciliario sólo podía suplirse con el parloteo con otras mujeres, lo que hoy denominaríamos el “complejo de Electra”, y para las posibles crisis vitales o depresiones no se contaba con más alivio casero que el alcohol, considerado como un buen tónico, ya que en la antigua Grecia sólo se consumían infusiones a base se cebada y plantas medicinales. En este sentido, las palabras del legislador Carondas son aleccionado-

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Figura 14. Detalle de la fig. nº 12.

arse en el cortejo de acompañamiento de la novia hasta la casa del marido. Entretanto, las amigas de la novia y los familiares más íntimos se dirigían en procesión a la fuente principal de la ciudad, en el caso de Atenas a la llamada Calírroe, a coger en una vasija ritual, llamada loutrophóros 5 (fig.14), el agua precisa para el baño ritual de la novia que tenía lugar en el gineceo, antes de la boda. Allí se ungía, además, su cuerpo con aceites perfumados, se peinaban sus cabellos y se disponía su atuendo y el velo con el que debía recubrir su rostro durante la ceremonia. En el célebre epinetron6 de Eretría del Museo Arqueológico Nacional de Atenas, un objeto eminentemente femenino y, en este caso, de gran calidad, aparece representada la escena de los preparativos de una famosa novia, Alcestis, y del aposento nupcial que va a compartir con su esposo Admeto. En ella pueden apreciarse los cuidadosos afanes de sus amigas por atenderla, por engalanarse entre ellas y decorar el dormitorio colocando flores en los vasos utilizados en la ceremonia nupcial, dos lebetes gamíkos y un loutrophóros (figs.12, 13 y 14). Estas delicadas pinturas vasculares, de figuras rojas, fechadas hacia el 425

■ Si has acertado con tu primera mujer, alégrate de tu fortuna, de lo contrario es una locura probar con otra ■

Figura 13. Detalle de la fig. nº 12.

ras para prevenir fracasos reiterados: Si has acertado con tu primera mujer, alégrate de tu fortuna, de lo contrario es una locura probar suerte con otra. En el transcurso de la vida de la mujer, el único día en que se convertía en protagonista social era el de su boda, programado de acuerdo con unos tradicionales preparativos y ceremonias organizados con el consentimiento paterno, por los padrinos, el paraninfo y la paraninfa. En cuanto el padre elegía a quien iba a ser el esposo de su hija, se fijaban los acuerdos económicos y la cuantía de la dote que él le entregaba y que podía ser reclamada en caso de repudio o divorcio. Se concertaba, de este modo, la promesa de boda (engúesis) y la joven, a partir de ese momento dejaba de ser parthenos (virgen) para convertirse en nymphe (prometida o novia). Desde entonces, comenzaban los preparativos de la boda propiamente dicha (gámos) que consistía en la entrega oficial, ante testigos, de la joven desposada a su marido. Los ritos propiciatorios, de despedida y de purificación comenzaban la víspera del día del enlace. Se iniciaban con los correspondientes sacrificios a los dioses protectores del hogar y de la fecundidad, así como a los patronímicos de la propia familia: Zeus, Hera, Ártemis, Apolo y Pitó (la persuasión). Después, se procedía a la preparación del banquete nupcial y al adorno de los carruajes que iban a emple-

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Este tipo de vaso griego, semejante a una ánfora de esbeltas formas y asas ornamentadas se solía poner, asimismo, en las tumbas de las mujeres solteras por su significado ritual. Objeto de barro cocido que se adaptaba a la forma del muslo y la rodilla, y del cual se servían las mujeres para hilar la lana.

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Alcestis, hija de Pelias, rey de Yolco, ofreció su vida por la de su esposo Admeto, condenado por Ártemis a morir, resentida porque, en el día de su boda, se olvidó de ofrecer un sacrificio en su honor. Sin embargo, cuando la joven ya estaba muerta, Heracles la rescató de los infiernos y la devolvió a su desolado esposo, conmovido por el amor de su mujer. Según otras versiones, había sido Perséfone, quien impresionada por la abnegación de Alcestis, la había devuelto a la vida. El ateniense Solón (640-558 a.C.), legislador, poeta, filósofo, fue uno de los siete sabios de Grecia (junto con Tales de Mileto, Quilón de Esparta, Pitarco de Mitilene, Bias de Priene, Cleóbulo de Lindos y Pe r i a n d r o d e C o r i n t o, s e g ú n Sócrates). Descendiente del rey Codro y primo del tirano Pisístrato, fue el autor de una famosa Constitución con la que suprimió los privilegios de la nobleza, dividió a los atenienses en cuatro clases, cuyos derechos estaban en relación con sus obligaciones e instituyó un gran número de leyes, famosas por su talante y moderación. El demos de Brauron se encontraba en la costa oriental del Ática, a 30 km. al este de Atenas. El santuario de Ártemis Brauronia ha sido excavado, principalmente, por J. Papadimitriou. La flor del azafrán y los tejidos teñidos con esta planta estaban relacionados con el mundo sagrado y erótico.

a.C. transmiten el ambiente íntimo de la mujer en el día más importante de su vida, a través de un tema sugerente y de buen augurio, ya que la unión de esta célebre pareja fue un modelo de amor conyugal7. Los regalos de parientes y amigos se acumulaban en la casa de la novia desde donde serían trasladados en los carros que componían el cortejo nupcial de los desposados que tenía lugar la noche de la boda o al día siguiente. Después de la ceremonia de entrega, se celebraba el banquete nupcial, con todo boato, aunque las mujeres se sentaban en el sitio que se les destinaba, separadas de los hombres. Se ofrecían de nuevo, sacrificios a los dioses para asegurar la fecundidad del matrimonio, salud y larga vida, una convivencia feliz y el alejamiento de toda suerte de malos augurios. A los invitados se les ofrecían, además de exquisitas viandas, buenos vinos y selectas frutas, coronas de flores con las que adornarse, como

Figura 15. Lecito. Pintor de Amasis. Cortejo nupcial, hacia el 550 a.C. Museo Metropolitano de Nueva York.

Figura 17. Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Madre con su hijo sentado en el amis. Siglo V a.C., Museo Nacional de Ferrara.

señal de gozo y alegría. Tal era, en algunos casos, el despilfarro en este tipo de celebraciones, que Solón8 se vio obligado a limitar con leyes suntuarias los gastos exagerados que originaban tanto las bodas como los funerales, sobre todo entre las gentes adineradas y de clase media que, haciendo dispendios por encima de sus posibilidades, llegaban a contraer deudas considerables. La noche de bodas transcurría en el hogar de la novia, o ya en la del novio en un aposento

Figura 16. Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Madre con su hijo. S i g l o V a . C. M u s e o Nacional de Ferrara. AKROS

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engalanado a tal fin, el tálamos. Su calidad erótica estaría en función de los lazos de afecto que unieran a los esposos, pero, al menos, la joven esposa no era víctima de una violencia dolorosa, ya que todas las niñas, en torno a los diez años, sufrían un ritual de iniciación sexual en el santuario de Ártemis Brauronia9 con el fin de que la pérdida de su virginidad no supusiera para ellas un acto traumático desde el punto de vista físico. A las arkteia (de arktos, oso -a), las “fiestas de la osa”, asistían las niñas vestidas de color azafrán10, como exigía este ceremonial de tránsito a la pubertad, orgullosas de ser las protagonistas del primer acto social que a ellas se las dedicaba. Durante estas celebraciones, una sacerdotisa cubierta con piel de oso, con un falo artificial, olisbos, rompía el himen de las niñas, con lo cual quedaban supuestamente “bien preparadas” para mantener relaciones sexuales con sus futuros esposos. Después de esta iniciación, las niñas ofrecían a la diosa sus vestidos virginales, los lazos de sus cabellos, sus juguetes, etc., y regresaban a sus casas sabiéndose dispuestas para el matrimonio11. Terminado el festejo, al caer la noche o al día siguiente de la boda, se organizaba el cortejo nupcial, es decir el traslado de la recién desposada a casa del marido (fig.15), entre los gritos de alegría y el alboroto de los jóvenes que esperaban la salida de los novios a la puerta de la habitación donde habían compartido lecho por primera vez y cuya puerta había estado vigilada por un amigo del novio, el thyrorós. Se hacían invocaciones rituales: ¡Himeneo, dios del himeneo ! y una vez cargadas las carretas, la procesión se dirigía al nuevo domicilio. Si el traslado se hacía de noche, el cortejo se iluminaba por medio de antorchas. Al llegar a la nueva casa, la novia era recibida por los padres del marido. La madre ceñía la cabeza de su nuera una corona de mirto y derramaban sobre ella nueces e higos secos, le ofrecía un trozo del pastel nupcial, hecho con ajonjolí y miel, depositando, después, entre sus manos un membrillo, símbolo de fertilidad. Dicho membri-

Figura 18. Amis (orinal) infantil de terracota. Reconstrucción. Museo del Ágora de Atenas.

llo se mantenía entre las ropas del ajuar de la desposada como un recuerdo del día de su boda y para alejar de ella los malos olores. El día siguiente o de “torna-boda”, aún se consideraba como una fiesta y se continuaban las invitaciones a los amigos y familiares, ya que era, entonces, cuando se hacía entrega de la dote prometida y se cerraban los últimos tratos. A continuación, el marido comunicaba a su fratría o estirpe su matrimonio y, a partir de entonces, se iniciaba una vida de embarazos y rutina para la mujer, ya que, incluso, le estaba vetado el ir de compras, cometido del que se encargaba el hombre de la casa. Con todo era su mejor destino, ya que en los casos de esterilidad se procedía a su repudio, totalmente aceptado por parte de sus progenitores. Es obvio, que en las capas más bajas de la sociedad, en las que los padres no tenían la posibilidad de dar una dote a sus hijas, no podían hacer frente a este tipo de bodas y menos aún los esclavos. Por esta razón fueron frecuentes las uniones de hecho, con el consiguiente perjuicio para los hijos, ya que solamente tenían la categoría de ciudadanos los nacidos de matrimonios legales. En tales ambientes, además, las mujeres, en caso de mucha necesidad, podían

establecer algún humilde puesto en el ágora, por lo general dedicado a la venta de verduras, frutas, perfumes o coronas de flores para las ceremonias y banquetes, ejercer como parteras, participar en determinadas tareas artesanales y en el trabajo de los campos. En el ámbito doméstico, el principal cometido de la mujer ateniense, aparte de la crianza de los hijos (figs. 16, 17 y 18) era el de hilar y tejer. La lana y el pelo de cabra eran las fibras más usadas y las que en todas las casas se sabían preparar. También se conocía el lino del que se obtenían piezas de mayor precio. El tratamiento de la lana comenzaba con un lavado de agua caliente para quitarle la grasa. Luego se ponía a secar y, más tarde, se procedía a su cardado con ayuda de gruesas cardas metálicas sobre superficies duras. En pequeñas cantidades se podía realizar esta tarea sobre un epinetron , como el ya citado de Eretria. Posteriormente se hilaba con la rueca y con el uso. Todos estos objetos fueron tan propios de la mujer griega que fue frecuente depositarlos en las tumbas de quienes habían sido unas buenas amas de casa. No hay que olvidar que todas las prendas, tanto de ajuar doméstico, como de vestir, salían de los telares caseros, en su mayor par-

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Según la leyenda, una niña jugando con una osa domesticada que se había instalado en el santuario de Ártemis para vivir pacíficamente junto a los humanos, fue arañada por el animal en el transcurso del juego. Su hermano, furioso al ver las heridas en el rostro infantil, la mató. Desde entonces, por haber dado muerte a un animal consagrado a la diosa cazadora, las hijas de los ciudadanos atenienses tenían que imitar a la osa y destruir su salvajismo latente, para poder cohabitar con sus maridos sin ningún tipo de peligro para ninguno de los dos.

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■ El lucir aderezos de alto precio redundaba en el prestigio personal del marido ■

Figura 19. Disposición del peplo dórico.

te. Eran telares consistentes en un simple marco vertical con rodillos del que pendían los hilos de la trama, mantenidos tirantes por una serie de pesos. Todas las prendas que de ellos salían eran piezas rectangulares, que, en el caso de las destinadas a mantos o vestidos, se disponían, sobre el cuerpo, de distintas formas y maneras y según el gusto y criterio de sus usuarios o usuarias. El vestido por excelencia de la mujer griega fue el peplo de lana (fig.19), mientras que las heteras o cortesanas, solían vestir el transparente chitón de lino. El manto, en uno u otro caso, recibía el nombre de himation. Los tejidos de algodón y de seda que también se usaron eran productos importados y que llegaban ya manufacturados. El caso de Penélope, la “gran tejedora de sueños”, con su tejer y destejer cotidiano, es el más encomiable ejemplo de la labor cotidiana de una fiel esposa; y, en el de las moiras , las tres hilanderas, hijas de Zeus y Temis, son la personificación del destino, porque la vida de cada ser humano pende del hilo que Átropo hila, Cloto enrrolla y Laquesis corta, llegado el momento final. Personal apego tenían las mujeres griegas al

Figura 21. Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Escena de tocador. Siglo V a.C. Colección Kannellopoulos. Atenas.

cofre procedente, por lo general, del hogar paterno, en el que guardaba sus enseres más preciados e íntimos. Por esa razón la representación de figuras femeninas, con un arconcillo entre sus manos o en el regazo, fue muy frecuente en los ya citados lecitos funerarios (figs.20 y 21). Las ocasiones de distracción para las mujeres se las brindaban determinadas fiestas en las que su presencia era admitida y las celebraciones de carácter oficial, como eran las bodas, los nacimientos y los funerales, en los cuales su participación como plañideras alcanzaba, en ocasiones, grados de profesionalidad. Las fiestas propia de las mujeres casadas eran las Tesmoforias, celebradas, durante tres días, en el mes de noviembre (Pianepsion), en honor de Deméter y Perséfone, las grandes diosas de Eleusis12. Eran fiestas dedicadas a propiciar la fertilidad y, en el transcurso de las mismas, las mujeres gozaban de la mayor libertad para reunirse con las amigas y gastar todo tipo de bromas. El rito más sorprendente era el que consistía en tirar, en unas cuevas, los restos putrefactos de unos lechones, recuperados de

Figura 20. Detalle de un lecito. Figura femenina con su cofre personal. Siglo VI a.C. Museo de Bruselas. AKROS

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Figura 23. Espejo de plata con dedicatoria. Colección Kannellopoulos. Atenas.

Figura 22. Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Escena de tocador. Siglo V a.C. Museo Nacional de Ferrara.

los hoyos en los que los habían depositado en las fiestas de las Skiroforia, celebradas en el mes de Junio, mezclados con semillas, falos y serpientes hechas con masas de pan que se ponían, después, sobre un altar. Aristófanes, en su conocida obra, titulada las Thesmophoriazousai (las Tesmoforiantes), dibujó un detallado cuadro de estas festividades, eminentemente femeninas. En ocasiones muy contadas también podían asistir a las representaciones teatrales, ya que eran celebraciones en honor de Dioniso. Con todo ello, en el acicalamiento personal, la mujer griega debió de emplear gran parte de su tiempo. Son innumerables las escenas que así lo demuestran, reflejadas, sobre todo, en los vasos cerámicos (fig.22). Así mismo, los objetos de tocador, los ungüentarios, los joyeros y las joyas (figs.23 a 26), algunos de alto valor estético y económico nos ponen en contacto con el mundo privado de la mujer griega que, en ocasiones, debió de gozar de un alto nivel de vida, lo que le permitía satisfacer toda clase de caprichos personales. Probablemente, el lucir aderezos de alto precio era

Figura 25. Tarro para ungüentos. Museo del Ágora de Atenas.

Figura 24. Dos pendientes y un peine. Museo del Ágora de Atenas.

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Localidad situada a unos 25 Km. al NO. de Atenas, donde se hallaba el gran santuario dedicado a estas dos diosas. En su honor se celebraban las pequeñas Eleusinas, en el mes de Febrero, para conmemorar la vuelta de Perséfone a su vida terrestre, y cada cinco años, las Grandes Eleusinas o Grandes Misterios, cuyo acto final y secreto tenía lugar en el Telesterion.

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Figura 28. Horno de patio. Museo del Ágora de Atenas.

Bibliografía

Figura 26. Joyas de la Colección de Elena Stathatos. Pendiente del siglo VII a.C. y pulseras helenísticas. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

Figura 27. Utensilios de cocina: sartén, espumaderas y cucharón. Museo Benaki. Atenas.

un símbolo de bienestar económico que redundaba en el prestigio personal del marido, lo que no deja de estar vigente en la actualidad. Sin embargo, los utensilios más cercanos a la mujer griega fueron los relacionados con el mundo de la cocina y el yantar cotidiano (fig.27). Especialmente curiosos resultan los ejemplares de hornos de patio (fig.28) y portátiles (fig.29) porque nos acercan a modos de vida similares a los actuales. Entonces como ahora, en los días de buen tiempo, muy frecuentes en el ámbito mediterráneo, era normal cocinar en el patio o jardín de la casa. El Museo del Ágora de Atenas guarda una gran colección de todos esos objetos domésticos que formaron parte esencial del ámbito femenino, donde, entre pucheros, afortunadamente, siempre se han abierto paso los ensueños remontando la realidad.

Figura 29. Horno portátil y sopera. Museo del Ágora de Atenas. AKROS

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La fuerza de la imagen: TTRRIINN IIDDAADD N NOOGGAALLEESS BBAASSAARRTT EE

Museo Nacional de Arte Romano de Mérida

PPIILLAARR FFEERRNNÁÁNNDDEEZZ U URRIIEELL Titular. UNED Madrid

Introducción Los anuncios, las viñetas, las modas, los colores, los logotipos, los mensajes... invaden cualquier ámbito de nuestra propia vida, tanto, que se ha dado por denominar a nuestra cultura como “la cultura de la imagen“ y, realmente, en los tiempos que corren, así es. Estamos percibiendo imágenes constantemente. Imágenes que recibimos, que utilizamos, que transmitimos y que, de una forma u otra, determinan nuestra conducta. Nos preocupa “nuestra propia imagen” que, precisamente, es el primer impacto que se recibe de nosotros. La “importancia de la imagen” es algo inherente a nuestra sociedad, pero no es nada nuevo, ni siquiera es propio de nuestro tiempo, sino tan antiguo como el mundo. Del lenguaje de las imágenes y de su notable poder supieron mucho en la antigua Roma, que fue ya maestra en su manipulación. Roma cuidó hasta el detalle la fuerza de las imágenes a través de los más variados aspectos: la forma de manifestarse sus políticos, la conducta de sus magistrados, la utilización pública de sus espectáculos y de su propia religión, la magnificencia de sus grandes edificios y obras de ingeniería, el repertorio iconográfico de los grandes personajes, en especial el

Iconografía de las princesas de la dinastía Julio-Claudia

Cesar y la familia Imperial, desplegado en los espacios públicos, y dispuesto de forma estratégica. Es decir, Roma utilizó todo un aparato propagandístico que hoy calificaríamos de magnífica campaña publicitaria donde nada se dejaba a la improvisación. Se trata, pues, de una faceta más de la cultura de Roma a la que se va dedicando mayor interés y estudio día a día. La política romana utilizó de forma magistral la percepción de las imágenes, tanto es así que su uso fue indispensable como medio de transmisión de mensaje que se ofrecía de la obra y de la figura del Princeps, así como de la familia Imperial.

Los destinatarios percibían estas imágenes no sólo como un elemento de comunicación de contenido político, sino también religioso y cultural

Figura 2. La PEQUEÑA HERCULANESA, (copia romana tipo Kore.), procedente del Albertinum de Drede.

Figura 1. GRAN HERCULANESA,: (Copia romana del original helenístico en bronce, fechada en torno al 300 a.C., tipo Deméter), procedente del Albertinum de Dresde . AKROS

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El valor de la Imagen en su marco histórico La retratística, los relieves, la ornamentación arquitectónica... eran imágenes que ponían de manifiesto el nuevo orden Alto Imperial instaurado por Augusto y mantenido por sus sucesores, los emperadores Julio- Claudios, como anuncio del establecimiento de la ” Pax Imperii “ y con ella, la “Aurea Aetas”, la nueva época de paz, prosperidad y bonanza. La representación del propio emperador y de los distintos miembros de su familia, se halla en consonancia con tal notificación: Son rostros de gran calidad artística, bellos, que combinan a la perfección los rasgos fisonómicos con los cánones clásicos. Son serenos e irradian seguridad, paz, al mismo tiempo que transmiten serenidad, majestad y en todo su conjunto, admiración. Se trataba de expresar en la retratística las principales cualidades y facultades del emperador como máxima autoridad del propio Imperio: Virtus, Potestas, Dignitas y Clementia. Todas estas virtudes eran el símbolo de su supremacía. El nuevo retrato Alto Imperial es una creación plenamente estudiada, meditada y realizada mediante consignas precisas. Los artistas debían de ser capaces de crear unas representaciones cuyos mensajes fueran hábiles y reiterativos, simples y precisos, breves y claros para impactar y ser comprendidos por toda la sociedad. Se reducía por lo tanto a pocas imágenes, combinadas o aisladas, pero siempre concisas y repetidas con escasos signos convencionales donde de mostraba con claridad al emperador y los miembros de su familia con todo su poder, grandeza y esplendor y que, a su vez, se vinculaba con el de la propia Roma. Esta estatuaria debía situarse, principalmente, en lugares públicos determinados: áreas de espectáculos, mercados, templos, foros...; también era incluida en el ámbito privado, como símbolo de adhesión al sistema. El retrato, tanto en estatuaria como en relieve, fue encargado a escultores cuya maestría fuera notoria. Posiblemente, en la capital del Imperio los escultores estuviesen cercanos al círculo del emperador, ya que se necesitaba un constante “intercambio de ideas” para crear este tipo de “imágenes”. Pero la información que nos

Figura 3. grupo denominado “PUDICITIA ” formado por dos figuras femeninas, Niña y Mujer (tal vez madre e hija. Fechado en torno al 50 a.C.) AKROS

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Figura 4. Retrato de dama republicana del Museo Capitolino, fechada en torno al 50 a.C.

ha llegado es muy pobre y apenas conocemos algunos nombres de estos escultores, si fueron citados en los textos antiguos o se tiene la suerte de encontrar alguna pieza firmada con su nombre, casi todos de origen griego como Protógenes y Zeuxis que trabajaron para Augusto, entre otros. Posiblemente su anonimato se debía en gran medida a que en la sociedad romana, a excepción de algunos maestros, los artistas no gozaban de la alta estima social, solían ser esclavos y libertos o trabajaban en talleres de encargo de forma anónima. No eran considerados como artistas sino como artesanos, y se despreciaba su trabajo manual. Anónimos o no, estos escultores alcanzaron con gran éxito su objetivo y expandieron por todos los rincones del Imperio, copiados sin fin por artistas y artesanos locales o foráneos en las distintas provincias, lo que supuso uno de los grandes aciertos del la política romana. Este fué, sin duda, uno de sus principales triunfos, debido no sólo a la decisión del propio emperador y del Estado romano, sino de las ciudades, agrupaciones o particulares que quisieron demostrar su “romanización”, su lealtad al emperador e, incluso , su evergetismo, realizando todo un programa iconográfico siguiendo el ejemplo de Roma. De ahí, que este lenguaje iconográfico en el que se transmitía la propaganda política del Imperio, se difundiera de forma prácticamente uniforme en todas las provincias, por lo que la comunicación visual fue extraordinariamente efectiva al servicio de los propósitos del Estado romano, sin olvidar la literatura del momento, otro gran pilar propagandístico.

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Es decisiva la obra de Paul Zanker, “Augusto y el poder de las imágenes”, a la que han seguido otros trabajos. Zanker marcó toda una trayectoria sobre este estudio, analizando los ciclos estatuarios y la importancia del repertorio y el discurso propagandístico de las representaciones oficiales romanas, donde ya cita a la mujer de la Familia Imperial, sugiriendo su papel en la vida política. Efectivamente, la mujer no fue ajena a este tipo de manifestaciones. Relegada a un segundo plano en la Roma Republicana, manifestó una profundísima transformación de su imagen pública desde los inicios del Imperio, a la par que fue cobrando un cierto protagonismo en la sociedad, hecho que se recoge y critica permanentemente en los textos de Suetonio, Juvenal, Tácito o Séneca, entre otros.

Princesas Julio-Claudias .Un punto de reflexión El estudio de la mujer en la Antigüedad ha generado en los veinte últimos años un nutrido repertorio bibliográfico con trabajos de sólido peso: Cantarella, Cid, del Castillo, Pomeroy, Sirago, por citar sólo algunos.

Se trata de notables e interesantes trabajos sobre aspectos muy variados que han proporcionado una buena visión de conjunto, no sólo desde el punto de vista histórico y arqueológico sino en lo referente a otras materias, ya que el mundo de la Mujer ofrece muchas posibilidades. Buen ejemplo de ello es el tema que nos ocupa: “La Iconografía Imperial Femenina “. El conocimiento de la imagen de la mujer de la época Julio –Claudia sin duda ha de estar basada en el retrato. El retrato femenino lo podemos analizar desde las fuentes literarias, históricas y arqueológicas, de la combinación de todas ellas se obtiene la mejor muestra de la representación de las mujeres romanas, y tal vez, la más completa de la Antigüedad. La imagen sólo plástica debe ser completada en su estudio con otros testimonios históricos que proporcionan una información complementaria e imprescindible, no sólo ya en lo referente a aquellas mujeres y su personalidad, también los retratos ofrecen nuevas perspectivas y aspectos que sin duda enriquecen esta visión respecto a la sociedad de su tiempo y la propia época histórica en la que vivieron. El retrato nos permite utilizar y conjugar todos estos datos. Los testimonios literarios y los históricos son

Figura 5. El denominado retrato de Catón y Porcia, del Museo Vaticano.

Figura 6. Retrato atribuido a Atia, madre del fundador del Imperio, Octavio Augusto. (Museo de Ginebra)

parciales y con frecuencia manipulados. La retratística puede estar idealizada, intentando ensalzar la figura, pero aún así, el romano suele ser bastante realista a la hora de plasmar sus patrones sociales, las imágenes de su tiempo. El hecho constatable, que podemos conocer a través del análisis del fenómeno retratístico y las fuentes, analizando todo ello como historiadores, es el progresivo papel que la mujer toma desde una época que arranca de la segunda crisis republicana y que continúa imparable durante todo el Alto Imperio. Llegado este punto, hay que hacer una aclaración u acotación. Por desgracia, sólo han llegado a nuestros días la imagen de algunas mujeres de aquel tiempo.Sin duda, las mujeres que gozaron del privilegio de aparecer retratadas y, más aún, las citadas en los testimonios históricos fueron sólo una excepción y pertenecen a una élite social, tanto de Roma como provincial. La representación de las damas de la casa Imperial en la retratística ofiAKROS

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cial supuso un incremento notable en las “imágenes “ de la mujer romana, que se miraba en el espejo público. Respecto a su personalidad y situación en la sociedad de su tiempo, hay que tener en cuenta dos condiciones: 1.- La mayoría de ellas son mujeres privilegiadas. Mujeres que tuvieron una educación exquisita y, precisamente por ello, destacaron por su gran personalidad, concibieron la vida de forma diferente al resto de las mujeres de su época y fueron capaces de romper moldes, abrir cauces, marcar pautas..., a pesar de que los valores tradicionales las seguían relegando, como reflejan las críticas constantes en la literatura del momento

2.- Pero, además de enérgicas, decididas y de gran carácter, también fueron unas valientes, tuvieron un gran poder y se atrevieron a utilizarlo. Sin restar ningún mérito a tan altas damas, hay que reconocer que tuvieron unas buenas predecesoras en algunas de las patricias romanas de la denominada “Crisis republicana” como Calpurnia, madre de los Gracco, Cornelia, esposa de Julio César, Antonia la mayor... pero ninguna osó llegar al notable y peculiar relieve y protagonismo que alcanzaron las princesas de la casa Julio –Claudia, ya que estas mujeres republicanas encarnaban las virtudes tradicionales y se mantuvieron en un plano muy

Figura 9. Retrato de la emperatriz Livia, Museo de Liverpool.

Figura 7. Retrato de Octavia II, hermana de Augusto, (Museo de Las Termas).

Figura 8. Retrato de Julia, Hija de Octavio y su primera esposa, Gliptoteca Ny Carlsberg de Copenhague . AKROS

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distinto. En muchas ocasiones para criticar las nuevas mujeres julio-claudias se recuerdan y ensalzan a estas republicanas como patrones de comportamiento. De todas ellas se esperaba una virtud que resumía todas las cualidades femeninas: “La respetabilidad”. Pero no se conformaron con ello y, precisamente como “ Dominae” , es decir, como grandes y poderosas matronas y señoras de la “ Domus Imperatoria”, se atrevieron a conseguir y utilizar lo que nunca se les concedería y ni mucho menos se esperaba de ellas: La Autoridad. En modo alguno se trataría de la Auctoritas de los magistrados, pero era una Autoridad con el suficiente poder para intervenir en los asuntos de Estado si lograban manejarlo hábilmente. Su posición y su situación eran facilitadas por el mismo contexto socio- político del momento. Recién instaurada la reforma augustea, había una gran imprecisión del poder supremo, la ausencia de reglas de sucesión

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Figura 10. Friso del cortejo del “Ara Pacis”, Roma .

Aunque aquí se analiza principalmente el aspecto iconográfico, es decir, cómo “reconocerlas”, a veces, es posible llegar a “conocerlas”. Tanto a través de la representación de los rasgos físicos, - la expresión que puede traslucir su carácter, la moda de la época etc.- como con textos históricos que ofrecen ciertos datos complementarios, algún matiz o algún rasgo importante de su vida o del momento histórico, nos pueden ayudar a deducir la personalidad y los aspectos más sobresaliente de la vida de estas notables mujeres. Aspecto fundamental en este estudio es que estas damas son el ejemplo a seguir en su tiempo. La emperatriz y las princesas de la “Domus Imperatoria” son las que dictan las modas, los gustos y toda la forma de adorno y vestido de su época, apariencia bajo la que se encierran los clichés de comportamiento que adoptarán las féminas coetáneas, tanto de la metrópoli como de las provincias.

Análisis Iconográfico o el papel y la función del Princeps, omnipresente pero impreciso en la nueva Constitutio romana. Todo era virtualmente posible debido a la delicada y reciente instalación de Augusto en el poder, ese fue el gran problema al que tuvieron que seguir haciendo frente sus sucesores, ir resolviendo, sobre la marcha, las circunstancias y situaciones que surgían y que se debían ir solventando en el proceso del Imperio. En este marco histórico, se entiende que se aprovecharan las mujeres, ya a partir de Livia Augusta, la primera de las emperatrices e, indiscutiblemente, la gran dama de Roma, punto de mira, de partida y ejemplo a seguir por sus sucesoras. La longevidad de Livia le permitió llevar a fin sus expectativas personales, lo que redundó en beneficio de un cambio en el papel femenino. Sin embargo, la relación de las mujeres respecto al poder fue siempre lateral, es decir, esta definida por su transmisión pero nunca por su posesión. Tuvieron poder en cuanto fueron madres, esposas de emperadores y, sobre todo, ascendientes de los césares, pues sólo es posible analizar el poder o la popularidad de estas mujeres en relación con su situación e influencia en la sucesión del Imperio. Nunca perdieron su papel tradicional como “materfamilias”. Por más que lo adviertan, a veces de una forma intencionada y un tanto exagerada las fuentes literarias, no hay en toda la Historia de Roma un solo intento consciente de alguna de estas princesas de reindivicar el poder de forma oficial para sí misma, sí para su propio hijo o intentando dirigir a través de un varón, esposo, o hijo. En una palabra: El ejercicio del poder por parte de la mujer de forma directa en Roma jamás llegó siquiera a plantearse. Aún así, las princesas Julio- Claudias fueron auténticas pioneras en abrir cauces que permitieran a la mujer mantenerse y acercarse al poder imperial y su influencia poderosa se rastrea a través de las fuentes históricas, tanto escritas como iconográficas.

Las mujeres de la familia Imperial fueron representadas en función del objetivo que se persiguiera: Dependería del tipo de uso que se fuera a dar a la imagen y del lugar en que ésta iba a ser situada: divinizadas o asociadas a divinidades, en el momento de llevar a cabo rituales religiosos como sacerdotisas, o al lado del cesar como familia del propio emperador, cercana al poder. A pesar del relativo volumen de representaciones estatuarias que se conserva, nos ha llegado una parte muy pequeña de las que se realizaron, si juzgamos la información que las fuentes epigráficas nos ofrecen. A lo largo de los sucesivos siglos las imágenes, o bien se destruyeron, o bien se reutilizaron como sólidos materiales de relleno o de construcción. Piedra, mármol, bronce u otros metales y materiales nobles se fueron amortizando en el decurso del tiempo. Las representaciones que, afortunadamente, permanecen demuestran el cuidado de su factura. No se descuida ningún detalle: Ornamenta, vestido, rasgos, mirada, porte, simbología, etc..

Figura 11. Antonia, madre del emperador Claudio, como la diosa Victoria o Fortuna, de Bayas. AKROS

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No podemos dedicar nuestra atención a todas las representaciones iconográficas femeninas de la época Julio- Claudia, dada su entidad cuantitativa y cualitativa, por lo que se impone una selección previa, elegidas entre las damas de la Familia Imperial. Los patrones iconográficos estatuarios arrancan de los últimos periodos de la República y se mantuvieron en gran medida, durante los comienzos del Imperio. Así, los rasgos de origen helenístico de muchas esculturas femeninas, fechadas al final de la época republicana se mantienen en las representaciones de época augustea y Julio-Claudia, pero ya anuncian una tímida aunque ininterrumpida renovación. La imagen de la mujer republicana se define por dos caracteres funda-

Figura 12. Representación de la emperatriz Livia, estatua hallada en Paestum aparece entronizada a modo de la diosa Deméter, Museo Arqueológico Nacional. Madrid.

mentales: Es austera y aparece representada en un segundo plano respecto al varón, con menor entidad que éste. Envuelta siempre en su “ Túnica manicata “, de manga larga, estola y palio o manto, la dama republicana lleva siempre su pelo muy recogido sin que ello signifique que su peinado no deje de ser complicado y muy elaborado, que siempre lo fue en la mujer romana. Mientras la denominada Gran Herculanesa, (copia romana del original helenístico en bronce, fechada en torno al 300 a.C., tipo Deméter), procedente del Museo de Dresde, muestra un porte majestuoso que se continúa en las representaciones de las matronas romanas, la Pequeña Herculanesa, ( igualmente, copia romana tipo Kore.), de la que podemos deducir algo más por tener la cabeza descubierta, y mostrar su peinado rematado en un moño, en la nuca, propio de las damas republicanas (Figuras 1 y 2 ). Otro ejemplo interesante es el grupo denominado Pudicitia formado por dos figuras femeninas, Niña y Mujer (tal vez madre e hija). Ambas llevan el mismo atuendo y prácticamente el mismo peinado; el pelo recogido formando ondas, y trenza que lo separa en dos. La mujer aparece recogida, como en actitud de meditación, (Figura 3). La misma disposición de gesto austero, ausencia de ornamentación y tipo de peinado aparece en los retratos tardo- republicanos, como el Retrato de dama republicana del Museo Capitolino, fechada en torno al 50 a.C. El realismo del rostro y el tipo de peinado, (moño alto, pelo recogido hacia atrás y las ondas que enmarcan la cara, son características que se repiten como en el famoso retrato de Catón y Porcia, del Museo Vaticano (Figuras 4 y 5 ). Estas mismas constantes se mantienen en la representación que nos ha llegado de Atia, madre del fundador del Imperio, Octavio Augusto, que se fecha en el cambio de era, pero el retrato de Atia es todavía el de una dama republicana, sobria y discreta (Figura 6 ).

Figura 13. Diosa Tellus , la Tierra fecunda, relieve del “Ara Pacis”, Roma.

Hija de Julia, hermana de Julio Cesar y Atio Balbo, enviudó muy pronto del padre de Octavio, caballero republicano y se dedicó a la directa educación de sus hijos sobre los que tuvo una notable influencia. Mujer de educación y ascendencia republicana como parece trasmitir su propio retrato: Rostro de gran realismo, sereno, sobrio, sin ninguna ornamentación. Sin embargo su peinado, aunque se

Figura 14. Agrippina Maior, Museo de Parma. AKROS

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Figura 15. “Camafeo de Mesalina”, tercera esposa de Claudio, divinizada como Fortuna, peinado que se remata con una corona de laurel, propio de los emperadores.

mantiene recogido, ya se permite una cierta sofisticación: Una gran onda o tal vez mejor, bucle enmarca el rostro y se remata en un moño trenzado en la nuca.. Si el retrato de Atia podía calificarse por sus caracteres como “tardorepublicano, de igual forma podían clasificarse los primeros retratos de las demás mujeres de la familia de Augusto: Octavia II, hermana de Augusto, (Museo de Las Termas), (Figura 7); Julia, su hija, (Museo de Copenhague), (Figura 8);o los primeros retratos de la propia emperatriz Livia, (Museo de Liverpool), (Figura 9). En ellos aparecen las mismas constantes: Sobriedad, serenidad en la expresión del rostro y un peinado semejante: Pelo recogido hacia atrás rematado en un moño alto y el trenzado que ya inaugurara el tocado de Atia, en los lados y en el centro de la cabeza. Característica esencial de este tipo de peinado que lucen las damas Augusteas y Julio-Claudia es el característico Nodus o el pelo del flequillo recogido en onda sujetada hacia atrás, que se mantiene en el Alto Imperio. La ornamentación y el peinado sólo cambian en momentos excepcionales:

Los vestidos y atuendos femeninos a lo largo del Alto Imperio variaron tan poco, que no se corresponde con la gran evolución que se comprueba en la ornamentación,en los peinados e incluso, en la actitud de la retratada. Es indudable que estas mujeres alcanzaron poder, consiguieron notables avances en su status social y recibieron honores extraordinarios. Adquirieron a partir del año 35 a.C. la posibilidad de administrar sus bienes sin rendir cuenta a ningún tutor y, con ello, la totalidad de la emancipación económica. Esta disposición repercutió de forma notable en la moral y en la ideología de la mujer romana. Pero también las mujeres de la Familia Imperial obtuvieron la condición de “personajes oficiales” y de tal modo aparecen en el famosísimo friso del cortejo del Ara Pacis, en Roma (Figura 10). Incluso, alcanzaron el “status” de “Divae” al morir y por vez primera así son representadas. Antonia, madre del emperador Claudio, se muestra como la diosa Victoria o Fortuna, en Bayas (Figura 11). Pero es principalmente, Livia ,quien recibe los más altos honores, En la bellisima estatua hallada en Paestum aparece entronizada a modo de la diosa Deméter, (Figura 12 ). Es conoci-

da la teoría que Tellus, la Tierra fecunda, del famoso relieve del Ara Pacis, pudiera tratarse de la propia Livia o por lo menos se inspirara en el rostro de la emperatriz. (Figura 13). Livia siempre estuvo al corriente de los asuntos de Estado, las fuentes la citan como uno de los “consejeros “ de Augusto, su esposo, junto con Agrippa y Mecenas. Es posible que a partir de Livia, las princesas Julio- Claudias entraran en un proceso de mayor protagonismo, más libertad y en una posición más cercana al propio emperador. Otra mujer interesantísima, fue sin duda Agripina la mayor, esposa de Germánico cuyo enfrentamiento al e m p e r a d o r Ti b e r i o, s u c e s o r d e Augusto, supuso un trágico final tanto a ella misma como a dos de sus hijos. Agrippina Maior , paradigma de esposa y madre virtuosa, a veces fue representada con cierto “estilo republicano”, aunque ya se manifiesta en una clara actitud de majestad, e, indudablemente, sin el recogimiento propio de las damas republicanas (Figura 14). Los retratos de Agrippina (A veces se duda si se trata de la madre o de la hija pues sus rasgos fisonómicos son muy parecidos) indican una mayor preocupación por el peinado en ondas y rizos, si bien sustancialmente se mantiene el moño trenzado y recogido hacia atrás. La ornamentación en el peinado culmina en el llamado “Camafeo de Mesalina”, tercera esposa de Claudio,

Figura 16. Emperatriz Agrippina Minor, retrato que se conserva en el Museo de Barcelona. AKROS

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divinizada como Fortuna, peinado que se remata con una corona de laurel, propio de los emperadores y cuyo tocado ya es todo un anuncio del cambio que gozan las mujeres: Ondas, rizos, trenzas, lazos, vestido, e incluso idealización del rostro. (Figura 15) Casi en la misma línea aparece la representación de la siguiente esposa de Claudio, Agrippina Minor, madre de Nerón. Aunque básicamente sería el mismo peinado, éste aparece más sencillo, precisamente por que la nueva emperatriz intentó manifestarse en la corte de Claudio como descendiente de Augusto y heredera de sus ideas políticas, y por tanto, dando muestras de moderación y sobriedad, tanto en su conducta como en su “imagen “, y ésto posiblemente con el fin de atraerse a los miembros más conservadores de la vida política de Roma. Agrippina Minor no renunció a la moda de las mujeres Julio Claudias pero sin la exageración, la voluptuosidad y lujo de su antecesora Mesalina: Luce la diadema Imperial de las princesas Julio –Claudias y el peinado suelto y en ondas como aparece en el bellísimo retrato que se conserva en el Museo de Barcelona,(Figura 16). Sin embargo tal vez sea Agrippina la que aparece, después de Livia, con mayor profusión que el resto de las mujeres de la casa Julio-Claudia. Descendiente de Augusto, fue hermana, madre y esposa del emperador. Pero no se conformó con ello, quiso ser y aparecer como la emperatriz, con Claudio y sobre todo con su hijo en el breve tiempo que dominó en el poder. Así es representada en plano de igualdad en las primeras monedas emitidas del principado de Nerón, en los años 5455 d. C., (Figura 17) incluso aparece como divinidad con cetro y pátera en la estatua del Sebasteion de Afrodisias (Figura 18). Además, en algunos de sus retratos destaca un rasgo muy singular: Su peinado. Ya no se recoge el pelo, desapareciendo el tradicional moño de sabor republicano, sino que se atreve a lucir una bella melena suelta que cae por detrás en bucles. Es muy significativo que este tipo de peinado sea el mismo que lucen las representaciones de la diosa Venus en el periodo Alto Imperial Semejante es el peinado de la emperatriz Popaea Sabina, segunda esposa de Nerón, aunque en el mismo encontramos claras diferencias como las ondas de gran volumen que enmarcan su rostro .(Figura 19) Una representación singular que se encuentra

Figura 17. Efigies de Nerón y su madre Agrippina en el anverso de las monedas emitidas del principado de Nerón, en los años 54-55 d. C. AKROS

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Figura 18. Representación de la emperatriz Agrippina Minor como divinidad con cetro y pátera en la estatua procedente del Sebasteion de Afrodisias.

en Bayas es la de Octavia III, hija de Mesalina y Claudio, esposa de Nerón; Significativamente, sólo fue retratada cuando aún era una niña. No hay representaciones posteriores de ella, pues, tal vez, ya mujer, siempre estuvo confinada y relegada a un segundo plano, eclipsada ante sus dos poderosas rivales en la corte neroniana : primero , Agrippina, y después, Popaea Sabina.(Figura 20). Las representaciones de las mujeres de este tiempo son un claro testimonio de la notable influencia que estas damas de la familia imperial tuvieron en su propia sociedad, pues ellas impusieron la moda en el vestir, pero también en su conducta y actuaciones, en las costumbres. Fueron ejemplo en el que la sociedad de su tiempo se miraba, (tal vez por ello recibieron tantas y tan crueles críticas de sus coetáneos). Tal vez una de las más notables esculturas sea la que representa a Eumachia, pompeyana de una familia de privi-

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Figura 19. Retrato de la emperatriz Popaea Sabina , segunda esposa de Nerón. Museo de los Uffizzi.

legiada posición social y económica (Los Eumachii) , dedicados al comercio de la lana y , a su vez, casada con un rico industrial de vinos (de la familia de los Numistrii ). Al enviudar, Eumachia siguió al frente de sus prósperas actividades económicas, favoreciendo notablemente a su ciudad a la que donó un magnífico edificio, así como otros favores. La ciudad compensó a esta dama designándola “Sacerdos publica” de la diosa Venus, protectora de la ciudad, así como otros honores. La representación de Eumachia es semejante a la de las emperatrices. (Figura 21). Con Nerón desaparece la dinastía Julio-Claudia. Tras un año de guerra civil e inestabilidad, en el año 69 d. C., se inicia otra dinastía. Ello supuso un cambio en la personalidad y la representación de los césares de Roma. La majestuosidad de los Julio-Claudios divinizados era sustituida por una familia provincial y burguesa, los Flavios. Su imagen también parece indicarlo: La representación de los emperadores Flavios, es mucho más simple y natural. Son retratos de rostro y formas mucho más sencillas. Pero las mujeres de esta dinastía desentonan en esta línea de naturalidad y sencillez de los varones. Destaca la actitud de la expresión y la

profusión de sus peinados como los retratos de Julia, hija de Tito y amante de su tío Domiciano. Es retratada luciendo el famoso peinado de “nido de avispa” que sustituye la diadema y moño detrás trenzado, o completada con un velo que sale o se sujeta con una alta diadema (Figura 22). Pero las mujeres Flavias no son más que el anuncio de lo que se avecina. Las emperatrices de los inicios de la siguiente dinastía Antoniniana, y en especial durante el periodo de Trajano, fueron mucho más lejos en sus peinados y ornamentación, en línea paralela a sus conquistas y logros en su posición junto al emperador, fiel reflejo del ascendente de la mujer en la vida romana.

Figura 21. Escultura pompeyana que representa a Eumachia, Museo Nacional de Nápoles.

Figura 20. Representación atribuida a Octavia III, hija de Mesalina y Claudio, esposa de Nerón.

Figura 22. Retrato de Julia , hija del emperador Tito Flavio, Museo Capitolino de Roma. AKROS

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Arqueología

JJU AN BEELLLLVVEERR GGAARRRRIIDDOO UA AN NA N TTO ON N IIO OB

Arqueólogo

ANNTT OONNIIOO BBRRAAVVOO N A NIIEETTOO

Doctor en Historia

Una estación neolítica al aire libre en la Islas Chafarinas: El Zafrín. Primera datación radiocarbónica

Resumen Los trabajos arqueológicos llevados a cabo en el archipiélago de Chafarinas por el Instituto de Cultura Mediterránea1, 2 a lo largo de los años 2000 y 2001 han confirmado la existencia de un asentamiento neolítico al aire libre de cierta extensión. En la excavación se ha obtenido la primera fecha de radiocarbono que lo sitúa en los inicios de la segunda mitad del Quinto Milenio antes de Cristo. La singularidad del yacimiento es notable por su ubicación en las costas del occidente norteafricano donde son muy escasos los yacimientos de este horizonte y por tanto, las fechas de radiocarbono.

Planteamientos y trabajos iniciales del yacimiento El descubrimiento del yacimiento neolítico del Zafrín, en las islas Chafarinas, se enmarca dentro del programa de elaboración del inventario arqueológico de la prehistoria de Melilla. Este proyecto fue encomendado al Instituto de Cultura Mediterránea (ICM) el 27 de abril del año 2000 por parte de la Comisión de Patrimonio de la Consejería de Cultura de la Ciudad Autónoma de Melilla y en ese mismo año se iniciaron los trabajos de estudio y prospección arqueológica en las Islas Chafarinas3.

Desde el primer momento, el ICM recibió todo el apoyo necesario por parte del Organismo Autónomo Parques Nacionales ( OAPN ), del Ministerio de Medio Ambiente, al ser las islas Chafarinas un Refugio Nacional de Caza protegido, así como la correspondiente autorización del Ministerio de Defensa. Como consecuencia de estos trabajos iniciales, el ICM firmó con el OAPN un convenio de colaboración encaminado al estudio de este yacimiento arqueológico, lo que ha posibilitado hasta el momento siete breves campañas de estudio y prospección y una campaña de excavación durante el mes de agosto de 2001 (Bellver y Bravo, 2001).

De los diferentes restos arqueológicos localizados hasta el momento en el archipiélago de las Chafarinas, hemos centrado los trabajos en el asentamiento al aire libre del Zafrín, único del que se tenían referencias4 y que se encuentra situado en el hombro sur de la isla occidental denominada del Congreso.

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Del Instituto de Cultura Mediterránea. Juan Antonio Bellver Garrido ([email protected]). Antonio Bravo Nieto ([email protected]). Agradecemos al profesor de la Universidad de Valladolid D. Fernando Romero Carnicero la inestimable colaboración aportada en este artículo, sobre todo la redacción de los apartados 4 y 5. El archipiélago de las Chafarinas está compuesto por tres islas, la del Rey, Isabel II y la del Congreso, y forman parte del estado español desde 1848. Dentro del trabajo de recopilación bibliográfica, utilizamos las referencias de un artículo del arqueólogo francés M. Paul Pallary (1907), que hablaba de la existencia de algunas piezas de sílex en las islas y sobre todo de Carlos Posac Mon (1956), que realizó una interesante prospección superficial de la isla del Congreso y que ya daba noticia de algunas piezas cerámicas que adscribía al neolítico.

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Los materiales recogidos en prospección fueron numerosos y en algunos casos de gran tamaño, prueba de la escasa presión humana sobre el lugar. Los datos tipológicos, tecnológicos y decorativos de las cerámicas ya determinaron desde el primer momento la adscripción cultural del lugar al Neolítico destacando los motivos realizados con impresiones de conchas marinas, cardium u otro molusco, que se extendían por la superficie de los fragmentos. Por esta razón, fueron relacionados con el horizonte cultural de las cerámicas impresas cardiales que, tradicionalmente, sólo era conocido en la zona norteafricana en el área del Estrecho de Gibraltar y en las cercanías de Rabat (Jodín, 1958-1959, Tarradell, 1954, 1957-58 y 1958).

Descripción geológica de las islas Chafarinas Desde el punto de vista orogénico las islas son fruto de un vulcanismo que se articula en varios episodios eruptivos, aun hoy muy poco conocidos y cuya cronología corresponde a finales del Terciario, seguramente pliocénicos. En este contexto del mar de Alborán no resulta ajena la tectónica alpina que favoreció la aparición de estos procesos volcánicos. En concreto, en la isla del Congreso se han estudiado hasta cuatro fases eruptivas, siendo las rocas más comunes las andesitas piroxénicas, en cuya composición interna predominan los feldespatos. Por su parte, la textura microcristalina de estos materiales indica que la emisión de magma fue al aire libre, con un enfriamiento lento del mismo, siendo muy posible que las islas formaran un único edificio volcánico aunque quizás con varias chimeneas (Marín, 1921; Clemente y otros, 1999)

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Entre el 5.500 y 4.500 a.C. se produjo un óptimo climático postglacial, hacia el 4.500 a.C. tuvo lugar el máximo de la transgresión y en 3.500 a.C. se estabilizó el nivel del mar aproximadamente con la altura actual, iniciándose entonces un periodo de clima seco. (Borja Barrera, 1997).

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En la actualidad, la distancia entre la línea de costa y el archipiélago es de 3,5 kilómetros, pero las islas estuvieron unidas a tierra firme por lo que, geomorfológicamente, constituyeron el extremo Norte de lo que fue un antiguo cabo. Los materiales que formaban la lengua de unión estaban compuestos fundamentalmente por areniscas, en concreto por dunas fosilizadas y materiales calcáreos cuya naturaleza, frágil y blanda, determinó que fueran destruidos por la erosión marina, provocando finalmente la separación del continente. A esta separación contribuiría también el ascenso del nivel del mar en la última transgresión marina, conocida como Flandriense5. Por lo que respecta a los suelos de la isla del Congreso, señalaremos que el depósito sedimentario principal es el de ladera, hecho favorecido por el basculamiento generalizado de la superficie hacia el Este. Como consecuencia, los suelos así formados tienen por lo general escasa potencia, sobre todo en los extremos Norte y Sur. Por otra parte, la mayor parte de la superficie de la isla presenta procesos sedimentarios relacionados con la existencia de costras calizas. En el entorno del yacimiento encontramos unos suelos secos, del orden aridisol, poco profundos, con una potencia que oscila entre 25 a poco más de 50 centímetros, originados principalmente a partir de materiales volcánicos de naturaleza andesítica. Esa cercanía a la roca de substrato clasifica al suelo dentro del suborden lithic torriorthent (Clemente y otros, 1999). El perfil de estos suelos no favorece el crecimiento de una vegetación de gran porte o arbórea, únicamente encontramos especies con desarrollo leñoso del tipo de las Salsolas, Lycium y Suaeda. La combinación de estos suelos secos, la escasez de precipitaciones y la pendiente media, de un 10% en el área del poblado, ha favorecido sin duda los procesos de erosión que pueden observarse y que determinan el trabajo arqueológico. La isla del Congreso tiene una forma alargada que alcanza un kilómetro en el sentido Norte-Sur y una anchura variable. El yacimiento se encuentra en el brazo Sur de la isla, a 35º 10’ 636’’ latitud Norte y 2º 26’ 318’’ longitud Oeste y en esta zona la anchura de su superficie es de apro-

Arque ología ximadamente unos 150 metros. La isla del Congreso está totalmente rodeada por acantilados que presentan una altura media de 30 metros, por lo que el acceso sólo es posible gracias a un túnel con unas escaleras excavadas en la roca que se encuentra situado en su extremo Sur.

Desarrollo de los trabajos arqueológicos La prospección

En las primeras fases de actividad sobre el yacimiento se trabajó con un equipo que trazó una cuadriculación extendida sobre una superficie de más de 1.500 metros cuadrados, espacio que podía comprender toda la dispersión de materiales arqueológicos. Se estableció un vértice en el ángulo nordeste junto al acantilado, a partir del cual se realizaron cuadrículas de 10 x 10 metros. En total se trazaron 16 cuadrículas completas que comprendían el posible asentamiento, así como otras incompletas que abarcaban los rebordes irregulares del acantilado. Dentro de este damero identificamos la totalidad del área de asentamiento en el que se recogían abundantes utensilios y fragmentos. El trabajo de prospección, que nos aportó unas 550 piezas, se prolongó por 5 días completos y de esta manera pudimos delimitar el contorno del hábitat, que fue adquiriendo una forma ovoide cuya superficie es aproximadamente de 1.000 metros cuadrados, si nos atenemos a la localización exacta de materiales en prospección6. En esta fase se recogieron cerámicas tanto decoradas como lisas, fragmentos de sílex, molinos de vaivén y manos de molino. La excavación

Para excavar elegimos una cuadrícula de 4 x 4 metros situada en el vértice Sureste de la cuadrícula de prospección 6. A su vez, la superficie de dieciséis metros cuadrados fue dividida en cuatro cuadros de dos metros de lado. El método de excavación seguido fue el de “área abierta” con registro tridimensional de los materiales. Toda la información se procesó

en un software elaborado específicamente por el ICM denominado PROSPEC 7 que permite proyecciones en dos o tres dimensiones. Esta intervención arqueológica pretendía llevar a cabo una cata de control del asentamiento, conducente a conocer su estado de conservación y naturaleza. Aunque actualmente continúan los estudios de gabinete, presentaremos aquí unas primeras conclusiones sobre los materiales del Zafrín que nos permitan contextualizar la fecha de carbono 14. La industria lítica, de pequeño tamaño y con una evidente escasez de instrumentos, cuenta con cierta diversidad en lo que respecta al origen de la materia prima, aunque en las islas sólo se identifican algunas betas de sílex asociadas a la actividad volcánica. Son numerosos los núcleos y los estudios preliminares parecen indicar que existió un taller

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Las cuadrículas que ofrecieron materiales en toda su extensión fueron las nº 4, 5, 6, 7, 9, 11, 12 y 15, aunque las nº 1, 2, 3, 10, 13, 14 y 16 lo presentaban en sus bordes, dando un total aproximado de unos 1.000 metros cuadrados. El programa fue elaborado por Dionisio Hinojo Sánchez. Hasta el momento se han clasificado 880 piezas, de las que 115 corresponden a formas y cerámicas decoradas.

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de talla en la isla. Actualmente estos materiales son objeto de estudio por parte del profesor Manuel Calvo Trías de la Universidad de Baleares. El estudio arqueozoológico del yacimiento, muestra una gran diversidad tanto en las especies del medio terrestre como en las del marino, lo que parece indicar una dieta variada que habrá que complementar en el futuro con la hipotética estrategia agrícola que parece desprenderse de los molinos de mano. En cuanto al medio marino, se constata la presencia de peces, habitualmente serránidos de unos tamaños que rondan los cuatro o cinco kilos, y cuatro tipos de lapas: Patella ferruginea, Patella safiana, Patella caerulea y Patella lusitanica, con rastros de extracción antrópica. Del anáAKROS

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lisis malacológico no parece por el momento concluirse variaciones climáticas importantes con respecto a la actualidad (González y Bueno, 2002). Del medio terrestre se han obtenido numerosísimos caracoles terrestres, Sphincterochilla sp. que han sido manipulados en sus ápices con el fin de extraer el contenido proteínico. Entre las especies de orden superior constatamos la existencia de mamíferos herbívoros domésticos, ovicaprinos, o silvestres de mayor porte, seguramente antílopes. Entre estas muestras, destacaremos un taxón correspondiente a un fragmento del maxilar de un gran felino identificado como Panthera leo. Los restos cerámicos son muy numerosos8, tanto los lisos como los decorados. Los diferentes tamaños

presentan variaciones de entre unos pocos centímetros hasta los 14. El grueso de las paredes varía entre 9 mm de la más delgada a los 15 de la más gruesa. Por su parte, los tipos ofrecen cierta diversidad: los platos, que presentan un diámetro de 310 mm., las ollas globulares, con bocas de 150 mm a 180 mm., la de los cuencos entre los 240 mm a 250 mm. y las grandes ollas que estimamos en unos 280 mm; los fondos reconocidos son por ahora cónicos o esféricos y planos para las fuentes y platos. Las pastas son en la mayoría de los casos negruzcas y muy compactas con desgrasantes finos entre los que se intercala de vez en cuando algún grano grueso. Las paredes pueden ofrecer un tono negruzco tanto externa como internamente, pero no faltan las de paredes rojizas y otras tonalidades. En otras piezas las superficies externas pueden presentar un tratamiento de alisado ya con espátula o con algún tejido o ramas. Entre las cerámicas decoradas destacan las cardiales que utilizan la técnica de pivotado con el borde de la concha y los motivos decorativos corresponden al modelo de “espina de pez”, aunque también constatamos la impresión con el nátex. En alguna pieza los motivos decorativos ofrecen una mayor riqueza y complejidad, alternando en un mismo recipiente varias técnicas distintas: las impresiones cardiales y la incisión. Por otra parte, estas cerámicas cardiales alternan con otras cerámicas impresas de motivos geométricos. También encontramos en los fragmentos cerámicos otras decoraciones, como los cordones con digitaciones que pueden situarse en el borde, engrosando éste, o por debajo de él. En un fragmento, el cordón presenta una doble digitación, en el perímetro del mismo borde. Otro motivo son las pequeñas impresiones formando una fila paralela al borde y rodeando por debajo el mamelón de sujeción, hechas con un punzón romo. Por último encontramos cerámicas decoradas incisas que tienden a representar motivos muy similares a las cardiales, dispuestos además en los mismos puntos que éstas.

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En relación con las formas de acabado de las cerámicas, destacaremos las improntas de cestería sobre las superficies de las paredes (tanto interior como exterior). Comunes a todas ellas son los acabados a base de espatulado, quizás con objetos dentados con forma de peine o bien con retazos de cestería o de algún tejido. Como elementos de aprehensión se utilizan en exclusiva los mamelones. En un caso, contamos una pequeña olla globular cuyos mamelones son dobles, uno debajo del otro, de formas casi cónicas. Podemos referirnos a estos soportes como simples protuberancias o bien tener gran tamaño de perfil plano. Habitualmente se facturaron como elementos independientes a los recipientes a los que fueron adheridos y por esa razón, en algunos grandes fragmentos se puede constatar la pérdida de estos mamelones.

Apuntes de estratigrafía

En la excavación sólo se identificó un único nivel de ocupación que se desarrollaba sobre una base de descomposición de andesita y caliza a unos 45 centímetros de profundidad. Sobre esta base o substrato, identificamos un apisonado de arcilla o paleosuelo que se extendía por todos los cuadros de excavación, desapareciendo sólo en el eje NE-SO que separaba los cuadros 3 y 4. Sobre este paleosuelo operaban los distintos procesos de actividad cotidiana y económica. En el espacio de los cuadros 1, 3 y 4 aparecieron tres hogares respectivamente. De ellos destaca el del cuadro 3 por su potencia, algo más de 10 centímetros y por encontrarse bajo el paleosuelo un nivel de caracoles embutido en una matriz grisácea con cantillos. En él se recogen pequeños

fragmentos de hueso sin que podamos por ahora determinar si nos encontramos ante una anterior ocupación. Esta dinámica solo es observable bajo el área del hogar y será necesario esperar a futuras campañas para aclararlo, ya que la mayor parte de esta estructura de combustión se halla encastrada en los terrenos perimetrales de la cuadrícula que se proyectan excavar en la campaña 2003. Toda la estructura del hogar, cuyo terreno tiene la pendiente cero, presenta claramente definida a su alrededor un área de cuarto de círculo sobre el que se hallan pequeños bloques de caliza y una gran cantidad de fragmentos de hueso de toda taxonomía, así como pequeños fragmentos cerámicos, sílex y carbones acompañados de caracoles embutidos en una matriz muy arcillosa de color gris. A la espera de abrir los sectores aledaños al cuadro 3, podemos encontrarnos ante una estructura de vivienda de planta circular. Por el contrario, los otros dos hogares, los de los cuadros 1 y 4 presentan escaso desarrollo y potencia. Los dos tercios de este paleosuelo aparece cubierto por un caracolero de Sphincterochilla con miles de unidades de estos ejemplares con la peculiar perforación comentada anteriormente, todo ello dentro de una matriz de tierra gris cenicienta y cantillos. Otra de las estructuras destacables en la zona excavada fue un hoyocubeta en el cuadro 1. En este cuadro, bajo el caracolero, se identificó una mancha arenosa y compacta que resultó ser la boca de una cubeta de 70 centímetros de profundidad con una planta elíptica cuyo eje mayor alcanzaba 1 metro de longitud. En su interior hallamos un único relleno, con mucha menor intensidad de caracoles y, a una profundidad de unos 40 centímetros, apareció un cuenco dispuesto boca abajo, roto en tres fragmentos principales. Tanto estos como otros fragmentos situados en el interior del hoyo se encontraron hincados. El fondo de la estructura se cerraba con piedras calizas de formas irregulares.

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La primera datación del yacimiento el Zafrín Es precisamente de esta cubeta de donde procede la muestra de hueso sometida a datación por el método del radiocarbono. Dicha muestra estaba inmersa en una matriz muy arcillosa dentro de la cubeta y no tocaba las paredes de la misma. Remitida al laboratorio del Institut Royal du Bruxelles la fecha obtenida de la muestra (KIA-17373) fue: 5600 ± 30 BP; una datación, como puede verse, que ofrece un alto grado de precisión, dada su pequeña desviación estándar, máxime ello, además, cuando corresponde a una muestra de vida corta. La calibración de la fecha se ha realizado con el programa CALIB, versión 4.3 (Stuiver y Reimer, 1993), curva INTCAL98 (Stuiver y otros, 1998; Stuiver, Reimer y Braziunas, 1998). Dicha calibración ofrece a 1 sigma (68,3 % de probabilidad) el intervalo cal BC 4457-4364 y el cal BC 4492-4356 para el rango de máxima confianza (2 sigmas, 95,4 %) y nos sitúa, en cualquier caso, en un periodo de entre aproximadamente 100 a 140 años del tercer cuarto del Quinto Milenio a.C. AKROS

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De considerar incluso el intervalo de mayor probabilidad dentro del rango citado en último lugar -cal BC 44624356 (92,6% del 95,4%)-, nos centraríamos en el margen de una centuria, período que podría precisarse aún más de tener en cuenta la calibración directa –cal BC 4452, 4417 y 4404– y fijarse entre el 4450 y el 4400 cal BC. Por tanto, podemos decir que El Zafrín cuenta con una primera fecha de radiocarbono que ha permitido precisar su cronología a principios de la segunda mitad del Quinto Milenio cal a.C. Confiamos en que los resultados de una segunda muestra, que esperamos en estos momentos, permitan confirmar los de la que aquí presentamos.

El Neolítico Mediterráneo norteafricano y sus dataciones Los trabajos sobre el neolítico del occidente norteafricano se han centrado tradicionalmente en el área del Estrecho de Gibraltar por el Oeste y en el Oranesado argelino por el Este. Por lo que respecta al Marruecos

oriental, el investigador más prolífico de su prehistoria ha sido Carlos Posac Mon quien, si bien no llevó a cabo ninguna excavación, desarrolló su dilatado trabajo en numerosas prospecciones durante los años cincuenta. El vacío de referencias es importante en lo referente a los estudios de radiocarbono. Contamos con tres fechas en yacimientos del entorno de Orán, pero el neolítico de esta región no es cardial: Cimetière des Escargots (Gif 463 V): 6680 ± 300 BP; L´Oued Guettara (?): 6810 ± 330 BP; y Deux Mamelles (ALG 35 II): 5550 ± 225 BP —una referencia a las mismas con edad equivalente a.C. (-1950), en Camps, 1984: 195—. Todas ellas presentan, como puede apreciarse, una elevada desviación estándar y, por tanto, escasa precisión. Las dos primeras, tal y como puede verse en el cuadro adjunto, ofrecen, calibradas a dos sigmas, fechas que se sitúan entre los comedios de la segunda mitad del Séptimo Milenio y un momento en torno al 5000 cal a.C. La tercera ofrece, al mismo rango de confianza, un intervalo de mil años, entre los inicios del Quinto Milenio y un momento similar del Cuarto cal a.C.

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CUADRO I Yacimiento Cód. Lab. L’Oued Guettara ——— Cimetière des Escargots Gif 463 V Caf taht el Ghar Ly 7288 Caf taht el Ghar Ly 3821 Dar es Soltan GrN 2805 Taagart UQ 1556 Achakar (Idolles) Gif A 92332 El Zafrín KIA-17373 Deux Mamelles ALG 35 II

En el área cercana a las Islas Chafarinas, a unos 50 kilómetros al interior, se ha excavado recientemente el abrigo neolítico de Hassi Ouenzga (Mikdad y Eiwanger, 2000). En esta estación se ha obtenido una estratigrafía de gran interés para el estudio del Neolítico en el Marruecos oriental y en concreto de la cuenca del Muluya. Aparecen niveles de cerámica cardial sellados por otros calificados también de neolíticos con similitudes con el conjunto de Orán comentado. No obstante, las fechas de radiocarbono citadas por los investigadores sólo indican cronologías aproximadas del Sexto Milenio a.C para la ocupación neolítica más antigua, por lo que esperamos conocerlas más concretamente en nuevas publicaciones. En el área de Rabat, en el área atlántica marroquí, el Neolítico Mediterráneo tiene su mayor exponente en la cueva de Dar es Soltan. Se ha publicado la fecha de una muestra (GrN 2805) procedente del mismo: 5860 ± 70 BP que, calibrada a una sigma presenta al intervalo 4 9 2 5 - 4 6 8 5 c a l B C ( Vo g e l y Waterbolk, 1963). Calibrada, por nuestra parte, con idéntico criterio a todas las que aquí comentamos, ofrece para la misma confianza el intervalo 4827-4617 cal BC y el 49024543 cal BC para la máxima, a dos sigmas. De tener en cuenta este último, como en casos anteriores, dicha fecha nos sitúa en la primera mitad del Quinto Milenio cal a.C. Más al norte, en la zona del estrecho de Gibraltar, encontramos las estaciones que tradicionalmente han

Datación BP 6810 ± 330 6680 ± 300 6520 ± 80 6050 ± 120 5860 ± 70 5600 ± 200 5630 ± 80 5600 ± 30 5550 ± 225

Datación cal a.C. Intervalos 1 sigma 2 sigmas 6021 - 5384 6378 - 5060 5881 - 5316 6200 - 4947 5603 - 5375 5618 - 5322 5205 - 4795 5291 - 4693 4827 - 4617 4902 - 4543 4705 - 4247 4900 - 3983 4536 - 4361 4685 - 4336 4457 - 4364 4492 - 4356 4672 - 4060 4910 - 3815

sido consideradas como los ejes de la estructura del neolítico cardial en Marruecos: las cuevas de cabo Achakar (Jodin, 1958-59; Gilman, 1975) y las grutas de Ghar Cahal (Tarradell, 1954) y Caf taht el Ghar (Tarradel, 1955, 1957 y 1958). De la gruta de los Ídolos de Achakar, de la de Caf taht el Ghar y del yacimiento al aire libre de l’Oued Taagart se han dado a conocer recientemente varias dataciones radiocarbónicas (Daugas y otros, 1999: 350-352, tab. 1) referidas a niveles cardiales. De la gruta de los Ídolos de Achakar procede una muestra de carbón (Gif A 92332) que ha proporcionado la fecha 5630 ± 80 BP; calibrada ofrece los intervalos cal BC 45364361 y 4685-4336 para los rangos a una y dos sigmas, respectivamente. Ello nos sitúa en las centurias centrales del Quinto Milenio cal a.C., cronología que podría remontarse a los inicios del mismo de considerar una datación por termoluminiscencia publicada al tiempo. Contamos con dos muestras de carbón (Ly 7288 y 3821) para la gruta de Caf taht el Ghar, cuyas fechas BP respectivas son: 6520 ± 80 y 6050 ± 120. La primera de ellas ha deparado, una vez calibrada, los intervalos cronológicos siguientes: 5603- 5375 cal BC —una sigma— y 5618-5322 cal BC —dos sigmas—, siendo los de la segunda, y por el mismo orden: cal BC 5205-4795 y 5291-4693. La cronología de entre algo antes de mediados del Sexto Milenio y un momento análogo del Quinto cal a.C. vienen a confirmarla algunas dataciones de cerámicas por termoluminiscencia, dadas

a conocer en la misma publicación, y por el índice de epimerización de conchas de gasterópodos continentales del género Helix (Occhietti et alii, 1999). Por último, el lugar de Taagart proporciona, la fecha radiocarbónica 5600 ± 200 BP, procedente de una muestra de concha marina (UQ 1556). Calibrada a una sigma depara el intervalo 4705-4247 cal BC y, a dos sigmas, el 4900-3983 cal BC, lo que, de tener en cuenta este último, dataría la ocupación correspondiente en el Quinto Milenio cal a.C. Por su parte, la termoluminiscencia, método con el cual se han fechado cuatro fragmentos cerámicos, permitiría precisar el yacimiento en la primera mitad del citado milenio, aunque el sistema de datación óptica de sedimentos (O.S.L.) de arenas dunares, rebajaría a finales del mismo e inicios del siguiente la cronología. De cuanto queda dicho, y puede apreciarse en la gráfica correspondiente, la fecha de El Zafrín se ajusta bastante bien a las que han ofrecido Taagart, la cueva de los Ídolos de Achakar y Deux Mamelles, aunque prescindiremos de esta última por no ser cardial. Las dos dataciones de Caf taht el Ghar, procedentes de un hábitat permanente y estructurado que se atribuye a un Cardial reciente (Daugas y otros, 1999: 350), son claramente más antiguas, en concreto de los comedios del Sexto Milenio cal a.C. la primera de ellas y del último cuarto de dicho milenio al primer tercio del siguiente la segunda, menos precisa dada su alta desviación estándar. Esto último, muy probablemente, hace que se solape con las de Dar es Soltan y Taagart, a la que le ocurre otro tanto. La más afín, por tanto, a la del Zafrín que aquí presentamos es la de Achakar, aunque presenta al parecer problemas estratigráficos (Daugas y otros, 1999: 350); dentro del intervalo de calibración a dos sigmas, ya comentado —cal BC 4685-4336—, el que ofrece un mayor índice de probabilidad es el cal BC 4621-4336 (95,4% del 95,4%) y su calibración directa se concreta en el 4458 cal BC. AKROS

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