Revista de Geografía Agrícola no. 36

June 3, 2017 | Autor: Artemio Cruz-León | Categoria: Geografia, Educación agrícola
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Revista de Geografía Agrícola núm. 36, pp. 7-28

Conocimiento campesino local y cambio tecnológico en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas Manuel de Jesús Ruiz Díaz1 Manuel Roberto Parra Vázquez2 Gerardo Ávalos Cacho3 Ramón Mariaca Méndez4 Recibido: 10 de diciembre 2005 Aceptado: 22 de mayo 2006 Resumen En Santa Marta, Municipio de Chenalhó, Chiapas, se trabajó de manera participativa con productores de 45 años de edad, quienes aportaron información sobre el conocimiento campesino local y el cambio tecnológico en la milpa y que se encuentran inmersos en una serie de acontecimientos sociales que han influido principalmente en la reducción de los periodos de recuperación de los suelos, en la evolución de los instrumentos de trabajo y en la aplicación de insumos externos como fertilizantes y herbicidas. Durante las décadas de 1960 y 1970 la comunidad vivió un proceso de cambio de uso del suelo. Inicialmente, el criterio para la rotación de parcelas era el manejo de la fertilidad del suelo. Este criterio cambió para clarear parcelas con el fin de tomar posesión del espacio. Tal situación llevó a que, desde aquellas décadas, los tiempos de recuperación de la fertilidad del suelo fueran cortos (3 a 6 años) y a que las superficies de apropiación de la tierra dependieran de la capacidad de trabajo del agricultor. Todo esto ha dado como resultado un paisaje con parcelas de diferentes tamaños usadas para milpa. En la milpa de Santa Marta se encuentran los siguientes cultivares: nueve de maíz (seis aclimatados para la zona caliente y tres para la zona fría), catorce de frijol, cinco de cucurbitáceas y nueve de arvenses comestibles. Para cubrir los gastos por contratación de fuerza de trabajo y los de insumos para la milpa se aprovecha el dinero obtenido por la venta del café. El uso de los recursos comunitarios para satisfacer las necesidades de una población creciente ha sometido a la milpa a un proceso de cambios, obligando a los productores a modificar sus hábitos de producción hacia sistemas intensivos en los que se requiere de la adición de material orgánico para reintegrar la fertilidad al suelo. Palabras clave: colaboradores, intercambio de ideas, zonas deterioradas, conservación de recursos productivos, redistribución de tierra y trabajo.

1

Técnico académico titular de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur). Correo e: [email protected]

2

Investigador titular de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur). Correo e: [email protected]

3

Profesor Investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.

4

Investigador asociado de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) Correo e: [email protected]

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Ruiz Díaz, Manuel de Jesús, Manuel Roberto Parra Vázquez, Gerardo Ávalos Cacho y Ramón Mariaca Méndez

LOCAL PEASANT KNOWLEDGE AND TECHNOLOGICAL CHANGE IN THE MILPA IN SANTA MARTA, CHENALHO, CHIAPAS Summary In Santa Marta, in Chenalho municipality, in Chiapas, participative work was carried out with 45 year-old producers who gave information about local peasant knowledge and technological change in the milpa. These are embedded in a series of social events which have resulted mainly in a reduction of fallow, or soil-recovery, periods, in an evolution of working tools, and in the application of external inputs such as fertilizers and herbicides. During the 1960s and 1970s, the community experienced a process of change in land use. Initially, the criterion used for plot rotation was fertility management of the soil. This criterion changed towards the clearing of areas in order to claim property of the land. Such change led to a reduction of the soil recovery periods (3 to 6 years), and presently the appropriated surface depends on the producer’s working capacity. All this has resulted in a landscape of plots with milpa of different heights. The following cultivars were found in milpa: nine corn cultivars (six acclimated for warm areas and three for cold areas); fourteen bean cultivars, five cucurbitaceous cultivars, and nine edible weeds. Revenues obtained elsewhere from coffee sales are used to cover expenses derived from hiring labor force and from inputs for the milpa. The use of community resources to satisfy the needs of a growing population has submitted the milpa to a series of changes, leading the producers to change their production habits toward intensive systems where addition of organic materials and other inputs are required to recover soil fertility. Key words: collaborators, ideas interchange, deteriorated zones, productive resource conservation, land and labor redistribution.

Este trabajo fue pensado y estructurado para sistematizar el conocimiento local de los habitantes de Santa Marta sobre estructura agraria, actividades económicas, dinámica de la población, uso del suelo, unidad de producción (evolución, diversificación y superficie) en tres generaciones y la construcción del calendario de actividades comunitarias. Con dicha sistematización se presenta a los habitantes de la comunidad una parte de su propia realidad, además de construir un punto de partida para realizar trabajos de investigación científica al generar procesos metodológicos extrapolables en los que participen directamente los productores indígenas, en la búsqueda de soluciones a los problemas productivos que el conocimiento local por sí mismo no es capaz de resolver (Nelson, 1994). A fin de sistematizar la parte del conocimiento lo cal de interés para esta investigación fue 8 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

planteada la siguiente pregunta: ¿cuáles son los factores y procesos que han mediado en la introducción de nuevos ingredientes al conocimiento campesino local y en qué medida han modificado a la milpa en la comunidad de Santa Marta, en el periodo comprendido entre 1965 y 1997?

Objetivos · Encontrar la sucesión de cambios percibidos

en el sistema milpa, por los productores marteños de 45 años de edad o más, entre los años de 1965 a1997. · Entender los factores que influyen en el

conocimiento campesino lo cal para la generación, introducción y adopción de tecnologías y sus efectos comunitarios.

Conocimiento campesino local y cambio tecnológico en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas

· Interpretar las funciones e influencias de los

sujetos internos y externos que en un momento dado intervienen en los procesos sociales para la introducción de nuevos ingredientes técnicos al conocimiento campesino local.

Revisión de literatura En Santa Marta el conocimiento campesino local se ha construido por descendientes de la cultura maya y, por lo tanto, forma parte de una corriente milenaria generada y acumulada por prueba y error. No tiene un registro permanente, pero se ha conservado en la memoria individual y de grupo, transmitiéndose a través de la educación no formal y medios tradicionales; se deriva y evoluciona a partir de las experiencias que constituyen el trabajo directo, la acción cotidiana, la vida misma, y al mismo tiempo se retroalimenta y fundamenta en la actividad individual y colectiva de los marteños en su diario acontecer; dicho conocimiento está basado en creencias y costumbres que tienen consistencia interna y lógica para ellos, no está distribuido de manera uniforme dentro de la comunidad y la capacidad de los poseedores para generarlo, implementarlo y distribuirlo es variada (Duch, 1995; Farrington y Martin, 1989; Hernández X., 1981). El conocimiento campesino local no está disponible en juegos y simulaciones para permitir que aflore con rapidez, su vía es concreta, no abstracta, se basa en la intuición y en evidencias directamente perceptibles; no debe ser visto como un banco de conocimientos explorables, sino como indicio de un proceso dinámico de experimentación y búsqueda; para explorarlo es necesario considerar que la transferencia y el uso fácil de información se restringen por el hecho de ser transmitidos oralmente o por experiencia directa y porque están guardados en las memorias de sus poseedores (Barker, 1980; Knight,1980; Howes y Chambers, 1979; Swift, 1979). Las condiciones para construir y aplicar el conocimiento campesino local en Santa Marta están dentro de un contexto social complejo debido a la 5

pre sen cia de tres fuer zas so cia les: la de la costumbre (tradicionalistas), la de la organización (simpatizantes neozapatistas) y la de los que profesan la religión protestante (en su mayoría presbiterianos); por lo tanto, la intervención externa con interacción de sistemas de conocimiento formales (ciencia occidental) se hace necesaria para ayudar a restablecer los patrones de organización compatibles con la explotación no destructiva, así como para restaurar la confianza y dinamismo de los sistemas de conocimiento locales (Farrington y Martin, 1989). La intervención de la ciencia como un conjunto sistemático de conocimientos, métodos y conceptos con que el ser humano (indígena o no) describe y explica los fenómenos que observa5 puede ser un instrumento poderoso para resolver conflictos intercomunitarios. Sin embargo, es necesario considerar que la ciencia moderna occidental, como generadora de tecnología es reciente en la agricultura, pues data del siglo XIX (Hernández X., 1981), y además a partir del siglo XVII, se ha definido en términos de sus métodos basados en el uso de procedimientos de observación y experimentación y por el uso del razonamiento matemático, más que de cual quier realidad externa ob serv able en la naturaleza (Jamison, 1996). Ahora bien, si la tecnología contribuyó a la ciencia por medio de instrumentos científicos más que a la inversa, aún cuando a mediados del siglo XIX tenían relativamente poco contacto (Salomon et al., 1996); entonces ¿qué es en realidad la tecnología, cuál es la diferencia entre técnica y tecnología y qué es una innovación técnica o tecnológica? "Técnica es la pericia para utilizar procedimientos y recursos en un arte o una ciencia...”, “La tecnología tiene por objeto la aplicación de los nuevos conocimientos obtenidos por la ciencia al mejoramiento cualitativo y cuantitativo de la producción industrial, agrícola y ganadera” (Garzón, 1992). Hernández X. et al. (1980) señalaron: “...entendemos la tecnología como la aplicación de conocimientos a la solución de un problema, anticipando que para ello: a) debe haber conciencia de la existencia del problema, y b) que el concepto de la na-

Diccionario enciclopédico de Reader’s Digest 1988, tomo tres. 4ª reimpresión, p. 748,

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turaleza del problema puede ser diferente según la posición del grupo social involucrado”. “Innovar es alterar o mudar las cosas, introduciendo novedades en ellas” (Garzón, 1992). En este sentido, las innovaciones técnicas consisten en la introducción de procedimientos nuevos en una tecnología ya establecida, por lo que están sujetos a procesos sociales que determinan su adopción o adaptación, o en última instancia el rechazo. Por lo tanto, las mismas innovaciones pueden entonces producir resultados muy distintos dentro de marcos contextuales no iguales o en diferentes épocas dentro de la misma sociedad (Salomon et al., 1996). Con base en los antecedentes antes expuestos, la tecnología de la milpa en Santa Marta es un conjunto de técnicas e innovaciones que la mantienen presente como actividad para producir alimentos. Las técnicas son cada una de las prácticas aplicadas por los productores al sistema milpa, mientras que la innovación (técnica) es la introducción de técnicas nuevas a dicho sistema. La introducción y la generación de nuevas prácticas dentro del sistema milpa, entendidas como un proceso de adopción y adaptación generado localmente o introducido a la comunidad, marcan el cambio tecnológico durante el periodo de estudio. La ciencia occidental y la tecnología moderna aplicadas al desarrollo rural en las zonas indígenas pueden contribuir de manera importante, pero no son suficientes para lograrlo completamente y más que nada, no ofrecen una solución fija al problema de valores que surge de la oposición entre la tradición y la modernidad (Salomon et al., 1996); de aquí se deriva la importancia de considerar que las comunidades campesinas indígenas poseen los elementos básicos (conocimiento, mano de obra, instrumentos manuales, algo de tierra y muchas necesidades) para procurar su propio desarrollo (Duch, 1995), y una buena opción para alcanzarlo sería que los agentes externos buscaran el cambio a través de una organización autogestiva capaz de aprovechar los apoyos disponibles (Hernández X. et al., 1980). Las actividades encaminadas al desarrollo generan cambios estructurales en la vida comunitaria del medio rural, por lo tanto, es indispensable que 10 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

el agente externo lo asuma como un proceso apegado a la paciencia de los tiempos y necesidades campesinas indígenas. La lógica de la vida comunitaria indígena aparentemente lenta, es calificada por la lógica de los tiempos urbanos como un proceso atrasado y obsoleto, y como consecuencia no se apega a los programas de desarrollo elaborados posiblemente con buena voluntad, pero presionados por la dinámica de los tiempos de los actores políticos que luchan por sus intereses particulares. De acuerdo con Matus (1984), “las posibilidades reales de cambio están condicionadas principalmente por cuatro factores: 1) la gravitación de las fuerzas sociales que las promueven y la eficacia de su conducción, 2) las tensiones sociales acumuladas por el sistema de administración pública, 3) la intensidad y el sentido en que actúan los factores coyunturales y 4) el peso relativo o la capacidad de resistencia de los grupos sociales que se oponen al cambio o que actúan según otra estrategia”. El periodo de este estudio es de 32 años (1965-1997) y se ubica dentro de la etapa de la Revolución Verde, que en México comenzó desde 1943 con tres aspectos tecnológicos para impulsar los cambios en la producción agrícola: 1) generación de nuevas variedades de plantas de alto rendimien to y am plia men te adap ta bles, con alta respuesta a los fertilizantes y resistentes a las enfermedades; 2) aplicación de un paquete mejorado de prácticas agrícolas, que incluyera “mejor” uso del suelo, adecuada fertilización y control “efectivo” de malezas e insectos, todo lo cual hizo posible que las variedades mejoradas alcanzaran un alto potencial; 3) relación favorable del costo de los fertilizantes y otras inversiones con respecto a los precios de los productos (Ledezma, 1995). El enfoque de la Revolución Verde heredado por México para generar tecnología de punta no ha tenido el éxito esperado en las condiciones socioeconómicas, agroecológicas y tecnológicas de los productores de subsistencia como los de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas; en primer lugar porque hasta ahora la investigación agrícola se ha venido efectuando principalmente en los campos experimentales, invernaderos y laboratorios de los centros de investigación agrícola, sin prestar atención a las necesidades de los productores, ni en seleccionar sitios representativos de las condiciones de

Conocimiento campesino local y cambio tecnológico en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas

producción (Ledezma, 1995), y sin considerar que “existen diferencias importantes entre los procedimientos hechos en las estaciones de experimentación y los experimentos y criterios de evaluación de los agricultores (Cornwall et al., 1993). En general para la región Altos de Chiapas y en particular para la comunidad Santa Marta: “...la agricultura de milpa (actual) difiere de aquella de las décadas de 1950-1960 en tres aspectos interrelacionados: 1) se modificaron las técnicas de cultivo, 2) el cultivo exige nuevos y mayores insumos de capital, pero menos mano de obra y 3) se han generado relaciones de producción en las que el papel de la mujer está cambiando y las nuevas ge ne ra cio nes es tán arre ba tan do el poder tradicional de los ancianos” (Collier, 1992). Según Gaston et al. (1996) las más recientes investigaciones ecológicas revelan que la rozatumba-quema fue el sistema de base para el sostén de la civilización maya. Autores como Cook (1919), Lundell (1937), Steggerda (1941), Pérez Toro (1942) y Hernández X. (1959), citados por Arias (1980) y Gaston et al. (1996) coinciden que la producción maicera ha sido la base para el desarrollo de la cultura maya hasta la actualidad, cimenta do en el sis te ma de pro duc ción de rozatumba-quema, que involucra durante uno o dos años consecutivos el cultivo de maíz-frijol-calabaza y una serie de productos comestibles dentro del mismo espacio. Al sistema de producción roza-tumba-quema, se le ha denominado sistema milpa (chom’ en tsotsil), y su objetivo principal es la producción de maíz dentro de un complejo maíz-frijol-calabaza. El sistema milpa obliga a un periodo de recuperación (barbecho), actualmente de entre 4 y 50 años para recuperar la fertilidad del suelo a través de la regeneración de la vegetación espontánea (Arias, 1980). El patrón de uso del suelo en la milpa de la región Altos de Chiapas ha evolucionado hacia un proceso de reducción del periodo de recuperación y aumento en el periodo de cultivo, en una secuencia de roza-tumba-quema, roza-quema, año y vez, y cultivo: anual, continuo o permanente (Pool, 1997), debido a los efectos del crecimiento poblacional y la presión sobre la tierra (Boserup, 1979).

En esos subsistemas de cultivo se usa el fuego con diferente intensidad, haciendo las veces de una herramienta agrícola, sin embargo, con el proceso de intensificación en el uso del suelo, los beneficios del uso controlado del fuego en la agricultura disminuyen. Además, la disminución de la fertilidad del suelo y el incremento en la población de arvenses (malezas) aumentan los esfuerzos para mantener la producción de los cultivos, con la transformación del paisaje de roza-tumba-quema a otros con reducción de áreas con bosque y crecimiento de las de cultivo (Pool, 1997).

Contexto regional de Santa Marta La región Altos de Chiapas, se ubica sobre un anticlinal que corre de noroeste (NW) a sureste (SE) y mide aproximadamente 160 km de largo por 50 a 120 km de ancho; es una elevación geológica compuesta de sedimentos rocosos de calizas, lutitas, areniscas y material ígneo del periodo terciario (Helbig, 1976). La región se localiza entre los 16° 30’ y 17o de latitud norte y entre los 92o y 93o de longitud oeste, con altitudes que oscilan entre los 800 y 2400 msnm y con alturas máximas en los volcanes Tsonte’vits (2876 msnm) y Huitepec (2760 msnm). Cuenta con una fisiografía que presenta re lieves cársticos contrastantes, formando cinco sistemas terrestres en los que se asientan los municipios de la región con sus diferentes áreas agrícolas. Los parajes de la comunidad Santa Marta se encuentran ubicados en el sistema terrestre Pliegues Fallados, que se localiza al norte y al noroeste de la región (Mera, 1989). Por las condiciones geomorfológicas presentes en la región Altos de Chiapas, la hidrografía presenta formas de drenaje subterráneo y superficial (Mera, 1989). Los terrenos de la comunidad Santa Marta, son atravesados por los ríos Kotsil nam’ al oeste y San Pedro en la parte central de su territorio. En el sistema terrestre Pliegues Fallados los climas predominantes en su mayor parte son el C y C(w) (templado húmedo y templado subhúmedo) y en la zona de transición hacia el norte de la región (tocando a Santa Marta) el clima es semicálido del tipo (A)C(m) y A( C )m (García, 1988). Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 11

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Los suelos de los Pliegues Fallados, presentan una caracterización general de textura limo-arcillosa (kuk lum) o arcillosa (cham’ lum), con una coloración café claro, café oscuro o amarillo claro, una profundidad efectiva hasta de 50 cm y una pedregosidad de 5 a 50% con pequeños conglomerados o afloramientos calizos (FAO/UNESCO, 1981). En la región Altos de Chiapas, la vegetación predominante es bosque de pino y encino (Miranda y Hernández X., 1963), en mosaicos alternados con grandes extensiones de vegetación secundaria y pastizales, como producto de la perturbación agropecuaria y forestal (Alemán, 1989). En la superficie comunitaria destinada al laboreo agropecuario en Santa Marta se observa la existencia de reductos de bosque de montaña o nubiselva por la presencia de Liquidambar styraciflua L.; dichos bosquetes son áreas que abastecen de leña a los marteños. Sin embargo, en la parte norte del territorio comunitario existen un poco más de 1500 hectáreas de nubiselva; superficie boscosa muy poco visitada por los comuneros porque para llegar a ella hay que escalar el Ventana Ch’en (Cerro las Campanas, en cartas topográficas (E15D51 Bochil, 1994 cuarta impresión), aunque éste ha sido el l u g a r e n d o n d e s e o b t i e n e n l a s p l a n ta s ornamentales que son utilizadas en las fiestas religiosas de la comunidad.

Construcción participativa de materiales y métodos En los planteamientos de investigación en los que participan integrantes de las comunidades indígenas de la región Altos de Chiapas, es de vital importancia considerar las condiciones sociales y políticas generadas a raíz de los acontecimientos sociales suscitados con la aparición del ejército zapatista de liberación nacional (EZLN) a partir del 1º de enero de 1994 en San Cristóbal de Las Casas y Ocosingo, ambas poblaciones en el estado de Chiapas, proceso en el cual la comunidad de Santa Marta está directamente involucrada. En este contexto a nivel nacional, de acuerdo con Hernández R. (1982), la acción política se encamina pensando en términos de opinión pública y sus ejecutores gastan enormes energías en procesos electorales, descuidando la aplicación efectiva de la ciencia y la tecnología en beneficio de la sociedad en su conjunto. “Durante los periodos 12 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

de transición hacia regímenes democráticos, las fuerzas políticas nacionales antidemocráticas a menudo se juntan con los autócratas rurales y el resultado puede ser un aumento de la violencia en las zonas rurales, mientras se observan aperturas políticas” (Fox, 1990 citado por Dirven, 1993). De acuerdo con lo planteado en el párrafo anterior, el método utilizado fue establecer un canal de comunicación en el mismo idioma (tsotsil), con respeto a las actitudes y tiempos de los habitantes de la comunidad (trabajo conciliatorio), para construir un ambiente de confianza como un punto medular para generar la participación en un intercambio de ideas y conocimientos entre productores indígenas y agentes externos (científicos) con intereses particulares. La actitud del agente externo que construye la base para realizar investigación-acción participativa (IAP), es la claridad explicativa hacia los receptores sobre el para qué y hacia dónde conduce la aplicación de los instrumentos de investigación generados por el conocimiento científico. El grado de claridad que el agente externo (investigador) transmita sobre su aportación hacia los agentes locales, le permite mantener el interés y la participación de los colaboradores durante las diferentes fases del trabajo de campo. Una fase de la IAP estará finalizada para un agente externo, cuando haya entregado los resultados (materiales generados) y aportado las opiniones y sugerencias a los agentes locales involucrados en el proceso de intercambio de ideas y conocimientos. La construcción participativa del método comenzó con establecer que hasta 1997, la región Altos de Chiapas estaba conformada por 15 municipios, uno de ellos, el de Chenalhó, que tiene una superficie de 219.49 km², que en 1990 contaba con una población de 30 680 habitantes y una densidad de po bla ción de 139.78 hab/km² (Agenda Estadística Chiapas, 1997). La comunidad oficialmente llamada Manuel Utrilla, aunque sus pobladores la denominan Santa Marta, forma parte del municipio de Chenalhó, cuenta con 4 171.7 ha (Secretaría de la Reforma Agraria, 1981) asentadas sobre un relieve de laderas, que ocupan el 19% de la superficie municipal y albergan a 23 parajes en los que, según censo

Conocimiento campesino local y cambio tecnológico en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas

Ecosur (1997) se encuentra distribuida una población total de 2 534 habitantes (cuadro 1), con una densidad de población de 122 hab/km², que ocupan la mitad de su territorio. Santa Marta está a 37 km al norte de la ciudad de San Cristóbal de las Casas, cuenta con vías de comunicación terrestre, que pasan por las cabeceras municipales de San Andrés Larraínzar, Mitontic, y por Epalch’en, comunidad del municipio de Chamula.

Cuadro 1. Población y superficie ocupada, en relación al contexto regional de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas. Chiapas

Los Altos

Chenalhó

Santa Marta

Población total

3 185 683

382 282

30 680

2 534

Superficie hectáreas

7 372 400

366 300

21 949

4 171.7

Fuente: Anuario estadístico de los Estados Unidos Mexicanos 1995. INEGI; Censo de población y vivienda INEGI 1990; Censo Ecosur 1997; Levantamiento topográfico realizado por el Tribunal Superior Agrario en 1981.

de población de INEGI realizado en 1990, en el cual las localidades están en orden alfabético para todo el municipio de Chenalhó; los marteños están contemplados por el INEGI dispersos en 23 localidades, por lo cual fue necesario fotocopiar las páginas del censo correspondientes a la información requerida para llevarla a la comunidad.

El universo muestral para estudiar los cambios tecnológicos en la milpa a partir de 1965, lo formaron personas que en 1996 (momento en el que inicio el trabajo de campo) contaran con 45 años de edad o más. Para delimitarlo se consultó el censo

Cuadro 2. Población total por parajes, zonas agroecológicas, viviendas particulares habitadas (jefes de familia) por paraje y población de 45 años en adelante por paraje, en la comunidad de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas. Zona agroecológica

Paraje

Población total (III)

Viviendas particulares habitadas (IV)

Población de 45 años o más (Pasaroetik)

Fría

1 Ajtik 2 Ik’alum 3 Santa Marta 4 Ts’ak 5 Yolon ch’en ti’tojtik Subtotal 6 Ats’amil-o’ 7 K’anvinik 8 Ch’en-ok 9 Chinatik

31 72 161 61 113 438 139 94 81 -

6 13 27 11 19 76 23 15 12 -

1 3 9 3 8 24 4 4 5 -

Caliente

10 Lo’om’ 11 Naptik 12 Pajaltoj 13 Patkrus 14 Payam’chij 15 Saklum 16 Stenlejtik 17 Slumka’ 18 Tich’en pat ajojtik 19 Tojtik 20 Chukchivil 21 Yokventana 22 Yolonts’uy 23 Ba’stselej Subtotal TOTAL

151 187 70 116 93 19 50 116 23 988 1 527

27 33 12 17 17 3 8 20 5 165 268

3 4 9 4 6 2 2 5 2 2 53 77

Fuente: Cuadro 1 parte A, cuadro 2 parte B (X Censo de población y vivienda INEGI 1990). La base para obtener las columnas III y IV fueron las páginas 22, 23, 585, 586 del censo. Para obtener las otras columnas se consultó a las autoridades de la comunidad Santa Marta en 1996.

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Con el análisis de las fotocopias se abrió la primera posibilidad de interactuar con miembros de la comunidad en la construcción de un cuadro que mostrara los parajes que conforman a la comunidad Santa Marta, Chenalhó, Chiapas. Para lo cual se trabajó con los integrantes de la autoridad tradicional de 1996, representados por los señores José Ruiz Díaz I (kobetnarol), los alkalteetik6 Marcos Pérez Velasco IV, Miguel López Velasco, Miguel Hernández Álvarez y el agente municipal Miguel Gómez Pérez (cuadro 2), la información de las autoridades tradicionales puso en duda los datos reportados por el INEGI, 1990.

realizado por la Dirección General de Información Agraria en 1981. En el original de este plano solamente están marcados los límites y las colindancias de la comunidad, mientras que en la copia fotostática, a partir de la cual se realizó la calca, ya estaban marcados el río San Pedro, los límites del Ventana Ch’en (cerro las campanas en cartas topográficas E15 D51 1994) y las veredas que sirven de vías de comunicación dentro de la comunidad (trabajo realizado por el agente municipal Miguel Gómez Pérez). Con base en la zonificación, el mapa comunitario y la participación de los colaboradores, se construyó una lista con los nombres de las personas de más de 45 años y el paraje en el que estuvieran habitando, además del cargo social y la fecha en que dicho cargo se llevó a cabo, esto sirvió de base para discutir los criterios con los que los colaboradores clasificaron a los pasaroetik en ricos, medios

A partir de la zonificación realizada en el cuadro 2, se elaboró un mapa en el cual se ubicaron los parajes, agrupándolos en zona fría y zona caliente, con las colindancias respectivas (figura 1). Para lograrlo, en presencia de las autoridades en la misma comunidad se calcó una copia fotostática del plano

e d n s it a le iu a n ch u al m h co C s lo e b n a ie P B an S

ba 'je e a b qu ha s C Bo l l na E io e is o d v i r o ip P ic o un d ji E M

'l

Chukchivil

Ti' ch'en pat ajojtik

T o jtik

R a n c h o S a n A lb e r to

R a n c h o M o n te V ir g e n

N a p tik

Yokventana R io K o ts iln a m '

B a s ts e le j

P a y a m c h ij

Te rre

C h in a tik S lu m k a '

no om s c

Y o lo n ts 'u y

Rancho M a k u x te 'tik

K 'a n v in ik C h 'e n -o k

P a ja lto j

un

S a k lu m

a le

N

R io S a n P e d r o A ts 'a m ilo '

S te n le jtik

R a n c h o E l C a r m e lito

P a tk ru s

C o m u n id a d Tepeyac

B rech a L o 'o m '

e s d

Y o lo n c h 'e n ti' to jtik

A jtik

Ma

T s'a k

Terracería a San Cristóbal

gd a le na s

R ancho C r u c e r o e l p a lm a r M a rio P é re z B a rrio s

Ik 'alu m R a n c h o S a n J o s é C a r id a d S ilv ia n o P é r e z B a r r io s

S anta M artha

A rro y o

Terracería a San Cristóbal

Figura 1. Parajes y colindancias de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas (1996-1998)

6

La terminación etik en idioma tsotsil significa plural.

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ricos y pobres (rangos económicos Wealth ranking de cada uno de los pasaroetik) (cuadro 3). Con base en la tipología de productores (cuadro 4), se tomó al azar una muestra del 20% de los 77 pasaroetik. Para obtener información sobre los cambios tecnológicos en la milpa de la comunidad, se elaboró una encuesta para aplicarse como instrumento motivador con el fin de que los colaboradores usaran su memoria para recordar las formas (técnicas) de uso del suelo en la comunidad. En el proceso de conducción de la encuesta para establecer fechas (recortes en el tiempo) dentro de la memoria de los pasaroetik, con anterioridad se obtuvo una lista de personas que ocuparon cargos de autoridad durante 1965-1997; esto permitió que al recordarle al colaborador el periodo de funciones de esas autoridades, llegaran a su memoria los acontecimientos relevantes de cambios suscitados en la comunidad sobre el conocimiento campesino local y el cambio tecnológico en la milpa. Con la aplicación de la encuesta, se obtuvo información sobre evolución, tamaño y componentes en tres generaciones de la unidad de producción, así como para el sistema milpa (chom’) sobre ger-

moplasma de maíz y frijol, nombres comunes de arvenses comestibles para las dos zonas agroecológicas (fría y caliente) y los instrumentos usados en las labores agrícolas para el sistema milpa; además la encuesta arrojó información para construir el calendario tsotsil de actividades comunitarias, con el cual se estableció la época de mayor carga de trabajo agrícola en la comunidad. Para concertar las citas sobre las sesiones con los pasaroetik (colaboradores) y obtener su conocimiento sobre los cambios tecnológicos en la milpa (chom’), se aprovecharon las reuniones por asambleas y fiestas comunitarias; en dichos eventos se ubicaron a los colaboradores, se fijaron acuerdos sobre el lugar y el para qué de la plática y se fijó la fecha de la reunión; sin embargo, dicho pacto no funcionó, pues los colaboradores no se encontraban con disponibilidad en el momento acordado, por lo que se programaron estancias en la comunidad y de esta manera fue posible adecuarse a los tiempos de los colaboradores. Los pasaroetik decidieron trabajar sobre la encuesta después de una reunión comunitaria realizada en el centro ceremonial. Para sistematizar la información obtenida en este trabajo de investigación, se elaboró una ade-

Cuadro 3. Tipología de productores de 45 años de edad en adelante de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas. Tipología Rico (R) Medio rico (MR) Pobre (P)

Significado

(%)

Núm. Pasaroetik

Tienda, carro, café (2 ha en adelante), más de 2 cabezas de ganado bovino y equino Café (hasta 1 ha), hasta 2 cabezas de ganado bovino y equino Café (hasta 5 tareas o sea 0.3125 ha), trabaja como jornalero en la misma comunidad TOTAL

18

14

39

30

43

33

100

77

Fuente: Autoridades tradicionales (kobetnarol, alkalteetik, mayoletik y agente municipal de 1996) de Santa Marta.

Cuadro 4. Determinación de muestra por estratos económicos y zonas agroecológicas en Santa Marta, Chenalhó, Chiapas. Condición económica Estrato Rico Medio rico Pobre TOTAL

Personas

%

14 30 33 77

18 39 43 100

Colaboradores

Zona fría 24 personas 31%

Zona caliente 53 personas 69%

3 6 6 15

1 2 2 5

2 4 4 10

Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 15

Ruiz Díaz, Manuel de Jesús, Manuel Roberto Parra Vázquez, Gerardo Ávalos Cacho y Ramón Mariaca Méndez

Cuadro 5. Categorías de análisis para entender las relaciones entre el conocimiento campesino local y el cambio tecnológico en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas, durante 1965-1997. Unidad espacial

Categoría de análisis desde una perspectiva histórica

A nivel de contexto: país, estado, región, Políticas y programas institucionales que incidieron en los procesos de cambio municipio tecnológico en la agricultura. Comunidad

Unidad de producción (finca) y parcela

Estructura agraria, demografía y actividades económicas Dinámica de la población y uso del suelo Valoración, cambios y perspectivas en la milpa Calendarios de actividades Evolución, diversificación, superficie Destino de la producción Estrategias de producción Medios de trabajo y prácticas agrícolas (técnicas de producción)

cuación de un conjunto de ideas (cuadro 5) tomadas de Márquez (1996) .

Resultados y discusión La organización social de la comunidad de Santa Marta está formada por organización formal y organización tradicional.

municación, teléfono, agua entubada, luz eléctrica y algunas letrinas para el uso de los profesores, alumnos y personal médico. En este mismo año (1998) se amplió la red de energía eléctrica a los parajes Saklum, Pajaltoj, Slumka’, Patkrus, Lo’om, Yolon chén ti’ tojtik y K’anvink, y se revistieron con arena y grava las brechas que van a los parajes Ats’amilo’ y Ti’tojtik.

La organización formal se compone por estructuras determinadas por las instancias institucionales oficia les, entre las que es tán la agencia municipal (agente municipal y escribanos), comisaría de bienes comunales (presidente, secretario, tesorero y suplentes), comités y patronatos para organizar la introducción de los diferentes servicios a la comunidad; responsabilidades que no los excluyen de los cargos tradicionales. Los integrantes de la agencia municipal y la comisaría agraria duran tres años en sus funciones, los integrantes de los comités de servicios un año y las personas que forman los patronatos duran en sus funciones hasta que termine la obra en construcción. Todos los cargos son ejercidos en el centro ceremonial de la comunidad, mismo que representa a los 23 parajes dispersos dentro de la mitad del territorio comunal. En los parajes Saklum y Atsamilo’ existen agente municipal, comité de educación y patronatos en proceso de formación.

La organización tradicional se ejerce a través de un sistema alternado de autoridades tradicionales y cargos religiosos. La autoridad tradicional (am’teletik) esta formada por un kobetnarol, tres alkalteetik, dos sintikoetik, cuatro regiroletik y ocho mayoletik, este ejercicio se combina con cargos religiosos como alperes, capitán, paxion y martoma; todos los cargos se ejercen en el centro ceremonial y duran un año. En esta combinación de cargos, para llegar a ocupar el último que es el de kobetnarol, se necesitan haber pasado por los 14 puestos anteriores. A lo largo de la vida de un habitante de Santa Marta, una vez logrado el puesto de kobetnarol, por regla, todavía por cuatro años consecutivos más, dicha persona debe realizar cooperaciones monetarias para los eventos comunitarios, después de este tiempo, el pasaro kobetnarol habrá cumplido con todas sus obligaciones como marteño.

En el centro ceremonial, denominado como Santa Marta en los censos del INEGI, hasta 1998 se encontraban las siguientes instituciones y servicios: agencia municipal, escuela primaria (monolin güe es pa ñol), igle sia ca tó li ca (ni cho de la patrona Santa Marta), casa ejidal, clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), radio co-

Las actividades político-religiosas y de producción agropecuaria se desarrollan dentro de la mitad del territorio comunitario (un poco más de 2 mil ha) en el cual los habitantes de Santa Marta han vivido desde el siglo XIX (como lo muestran las actas de defunción que se encuentran en los archivos de la agencia municipal del centro ceremonial), en dicho

16 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

Conocimiento campesino local y cambio tecnológico en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas

territorio se distribuyen las áreas de cultivo y los parajes (Ecosur, 1997). Según las listas del comisariado de bienes co munales y las del agente municipal, hasta 1997 existían en la comunidad 400 jefes de familia, de tal manera que para el censo realizado por Ecosur entre 1996 y 1997 no estuvieron en disposición de aportar sus datos 164 jefes de familia (41%). Con la información obtenida a partir de la muestra del 59% de la población total, se realizaron estimaciones sobre la situación productiva de Santa Marta (cuadro 6). Las parcelas que ocupan los diferentes cultivos de la comunidad, en su mayoría fueron asignadas por las autoridades (comisariado de bienes comunales) desde 1973, antes de aquel año, cada habitante tomaba el terreno que deseara trabajar para el cultivo de caña y milpa. Los criterios locales sobre el deterioro presente en los recursos productivos de la comunidad fueron útiles para entender la toma de decisiones para el uso del suelo y las perspectivas tecnológicas en la milpa. Los comuneros detectaron que las causas del deterioro en su recursos incluyen la producción de maíz sin el mínimo esfuerzo para evitar la erosión del suelo, derrumbes por la construcción de caminos con el uso de maquinaria pesada, incendios forestales, colecta de leña sin manejo del bosque, aumento en el número de comuneros y de los conflictos agrarios. De acuerdo con el conocimiento local, el uso de los recursos comunitarios para satisfacer las nece-

sidades básicas (alimento, vestido, techo) de la población, ha obligado a que los productores modifiquen sus hábitos de producción en el sistema milpa sometiendo al suelo a periodos de recuperación de uno a tres años, requiriendo obligadamente del uso de insumos químicos externos tales como fertilizante (urea) y herbicida (paraquat) para producir maíz. Sin embargo, la comunidad no es autosuficiente en la producción de maíz (Ecosur, 1997); de aquí deriva la importancia que para los marteños tiene el cultivo de café, pues con el producto económico de la venta del aromático en pergamino se adquieren los insumos externos para aplicarlos a la milpa y para la compra de maíz en grano o industrializado (harina de maíz) que completará la alimentación de la familia, mientras madura el maíz de la cosecha del siguiente ciclo. En Santa Marta el tamaño, la ubicación y el manejo de la unidad de producción actual, está íntimamente vinculada con las áreas deterioradas y las superficies de terreno acaparadas por los viejos (pasaroetik) de la comunidad (cuadro 7), el futuro de la unidad de producción se sustenta en la redistribución equitativa de la tierra y el trabajo, por lo que los mismos comuneros están obligados a generar los mecanismos para reordenar la distribución de las parcelas de trabajo, al ser ellos los directamente involucrados en la construcción de su futuro. La unidad de producción ha evolucionado en la apropiación de cultivos que aportan beneficios de autoconsumo y económicos (milpa, caña y café),

Cuadro 6. Estimaciones para Santa Marta a partir del censo Ecosur 1997. Muestra Jefes censados 236

Promedio de miembros en la familia

Estimación (400 Jefes de familia)

Población total

1 495

6 334

Total de hectáreas ocupadas por cultivos

681.34

Promedio de hectáreas por jefe 2 887

1 154.81

399 230 45.7 3.06 1.84 1.8

1.690 0.974 0.193 0.013 0.0077 0.0076

676.25 389.81 77.43 5.17 3.10 3.05

Milpa Café En descanso (acahual) Hortalizas Caña Plátano

2 534

Fuente: Censo Ecosur 1997.

Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 17

Ruiz Díaz, Manuel de Jesús, Manuel Roberto Parra Vázquez, Gerardo Ávalos Cacho y Ramón Mariaca Méndez

Cuadro 7. Historia de la unidad de producción en Santa Marta, Chenalhó, Chiapas. Componentes

Abuelos (1905-1935)

Papás (1935-1965)

Hijos (1965-1997)

Superficie

Era comunal

6.5 a 60 tareas

Lugar de ubicación

En cualquier paraje

En cualquier paraje y en los En cualquier paraje y en los parajes de su parajes de su antecesor antecesor

25 a 96 tareas

Uso

Chom’tik (milpa), caña, equinos, So lar* (plátano, naranja, aves de cor ral, perros)

C h o m ’t i k ( m i l p a ) c a ñ a , Chom’tik (milpa), café, equinos, bovinos, equinos, so lar (plátano, solar (plátano, naranja, mango, café, naranja, mango, café, aves caña, aves de corral, perros) de corral, perros)

Tiempos de recuperación

3 a 6 años

1 a 6 años

Cultivo continuo hasta 3 años

* Entiéndase como solar las plantas cultivadas y animales domésticos que circundan a la casa habitación.

en las formas de obtención de las superficies de trabajo y en los tiempos de recuperación para los terrenos de milpa. El cultivo de maíz como componente principal de la milpa ha trascendido generaciones, sin embargo sus productores no han sido capaces de obtener excedentes que les permitan contar con ingresos económicos; por esta razón, en las décadas de los sesenta y los setenta, la principal fuente de ingresos en la comunidad era el cultivo de caña. Las razones que argumentan los comuneros para haber cambiado el cultivo de caña por el de café son la gran cantidad de trabajo principalmente en el acarreo de la caña y leña hacia el solar donde estaban el trapiche y el horno para fabricar panela y pox.7 El cultivo de caña de azúcar no ha desaparecido totalmente en la comunidad, pues se observan pequeños cañaverales (una o dos tareas) en áreas cercanas al solar, con el fin único de producir pox. Las anteriores razones hicieron que el interés por el cultivo de caña fuera decayendo hasta ser sustituido, a partir de la década de los ochenta, por el cultivo del café. Los cafetos de los solares fueron reproducidos para ser trasladados a las antiguas parcelas de cañaverales. En la segunda mitad de la década de los ochenta, los cafetales en Santa Marta se extendieron ha7

cia todos los parajes de la comunidad, ya no solamente en sustitución de los cañaverales, sino también de los acahuales. En 1997 se estimaron 389.81 ha de café cultivadas en la comunidad (Ecosur, 1997). El sistema de cultivo Chom’ (milpa) en la comunidad tiene como principal objetivo la producción de maíz, sin embargo cuenta con una importante diversidad en su germoplasma; a través del maíz los marteños dentro de su territorio identifican dos zonas agroecológicas: sik osil (zona fría) y k’ixin osil (zona caliente); además, como un recurso importante en la alimentación de las familias están presentes las arvenses comestibles que los productores manejan, sin cosechar propiamente sus s e m i l l a s pa r a s e m b r a r l a s , p e r o q u e s o n mantenidas en la milpa (cuadro 8). La importante diversidad en las milpas de Santa Marta demuestra la dedicación de los productores para conservar su germoplasma productivo, lo cual puede ser considerado de alta relevancia en términos de conservación de recursos genéticos. En el desarrollo de las actividades en la milpa, los medios de producción y de trabajo son completamente manuales, generados localmente y apoyados en instrumentos manuales conseguidos fuera de la comunidad, los cuales han cambiado a través de las generaciones de productores (cuadro 9), y señalan los cambios en el manejo de recursos

El pox es una bebida embriagante elaborada a través de la fermentación y la destilación del jugo de caña (chicha). En el tiempo de los abuelos los habitantes de la comunidad Sisim del municipio de Chalchihuitán, atravesaban el Ventana Ch’en para adquirirla, actualmente es producida para el consumo interno y microrregional.

18 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

Conocimiento campesino local y cambio tecnológico en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas

Cuadro 8. Especies y cultivares presentes en las milpas (chom’tik) de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas desde los abuelos de los pasaroetik (antes de 1965 hasta 1998). Familia

Especie

Cultivar

Zona Fría

Caliente

Graminae

Zea mays L.

Sakilk ixim K’anal ixim Ik’al ixim Kanalpach ixim Sakilpach Ixim Ik’alpach ixim

x x x

x x x x x x

Leguminosae

Phaseolus sp. Phaseolus vulgaris L. Phaseolus lunatus L. Phaseolus coccineus L. Phaseolus vulgaris L. Phaseolus vulgaris L. Phaseolus vulgaris L. Vigna unguiculata L. Vigna unguiculata L. Phaseolus vulgaris L. Phaseolus vulgaris L. Phaseolus sp. Phaseolus sp. Vigna unguiculata L. Pisum sativum L. Leucaena diversifolia (Schlecht) Benth Vicia faba L.

Xak’il chenek’ Ik’alchenek’ Ib’es chenek’ B’otil chenek’ Xlumil chenek’ Cuarentano Santoalchenek’ Kantelachenik’ Kakatealchenek’ Xlumiltsajal chenek’ Xlumi-ik’al chenek’ Mumunalchenek’ B’otilmumunil chenek’ Xlumilkantela chenek’ Arbija Omlom

x

x x

Haba

x

Cucurbita ficifolia Bouché Cucurbica pepo L. Cucurbita moschata Duch. Lagenaria siceraria (Molina) Stand Lagenaria leucantha Rusby Lagenaria siceraria (Molina) Stand Lagenaria leucantha Rusby

Mail Ts’ol Ch’um Jay (na k’is)

x x

Cruciferae

Brassica nigra Kuch. Brassica napus L.

Mustasia Sakilnapux

x x

Amaranthaceae

Amaranthus hibridus L. Amaranthus caudatus L.

Sakil Tsu-itaj Tsajal Tsu-itaj

x x

x x

Solanaceae

Solanum americanum Miller Muy-itaj Raven Physalis philadelphica Lam. Chichik’uy

x

x

x

x

Compositae

Liabum discolor (Hook & Am) Tsuy Benth. & Hook. ex Hemsl. Sonchus oleraceus L. Tsepen -on

x

x

x

x

Euphorbiaceae

Euphorbia graminea Jacq.

x

x

Cucurbitaceae

x x x x x

x x

x x x x x x x x x x

x x x x

Tsu (na k’is) Jay

x Tsu

K’anchu’

Nichapakom: inflorescencias de Phaseolus coccineus L. Fuente: Pasaroetik de la comunidad Santa Marta, Chenalhó, Chiapas, México en 1996; para la ubicación de los nombres científicos, personal técnico del Herbario de Ecosur (Miguel Martínez Ico, Domingo Sánchez Hernández, Henry E. Castañeda Ocaña).

Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 19

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productivos en el sistema milpa manejado por los marteños.

quilla de la bomba aspersora a 20 cm del suelo, para no afectar al frijol y la calabaza.

En los años setenta los pasaroetik preparaban el terreno para milpa usando el hacha para tumbar árboles, por lo que indica se podía hablar de un sistema de roza-tumba-quema, pero ya con periodos de recuperación cortos (entre uno y seis años); en aquella década, los productores derrumbaron árboles bajo el criterio de tomar control de las parcelas (acaparar tierras), no con la intención de manejar el recurso bajo el sistema de rozatumba-quema. Así, hasta la década de los ochenta los marteños practicaron el sistema de roza-quema con periodos de recuperación cortos, en el que imperaba el criterio de apropiación de la parcela, lo que explica que se haya comenzado a probar algún tipo de fertilizante químico en las milpas desde 1967, como lo reportan los pasaroetik.

Según la historia oral, en 1985 los productores comenzaron a comprar individualmente mochilas aspersoras y herbicidas químicos para usarlos en la milpa, no solamente como prueba sino como una necesidad para el control de malezas .

Las arvenses no deseadas (malezas) en la milpa ya causaban fuertes problemas de control desde los años setenta, pues a muchas de estas hierbas ya no era suficiente trozarlas con el azadón para provocar su desecamiento. Por esta razón, los pasaroetik reportan que a partir de 1978 se comenzó a incursionar en el uso de herbicidas y fertilizantes químicos que cobraron importancia desde 1985 en la producción de maíz. Lo anterior demuestra que en la comunidad ha estado practicando un sistema de cultivo de año y vez, y cultivo continuo, dependiendo de la superficie total de terreno de cada productor para permitirle la rotación de los periodos de recuperación, sin embargo, los productores marteños todavía no han desarrollado suficientes conocimientos para manejar su recurso suelo bajo un uso intensivo de producción. La fertilización química del suelo se basa en la aplicación de urea al 46% de nitrógeno; en el presente estudio los colaboradores reportaron la existencia de pruebas en las que los productores aplican al suelo una mezcla de urea y 18-46-00 (fosfato diamónico) en una proporción de 2:1 y la razón por la cual no está generalizado el uso de esta mezcla es por el alto costo del fertilizante químico 18-46-00. El herbicida más usado en la comunidad para controlar a las malezas es el producto comercial Gramoxone (i.a. paracuat), que se aplica con la bo20 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

Cuadro 9. Instrumentos para el trabajo agrícola en Santa Marta, Chenalhó, Chiapas. Función Limpiar

Instrumento

Abuelo Papá Pasaro

Azadón de herrero Azadón industrial Luk de punta ancha Bomba de mochila

x

Calancha Luk Machete jekapulko Collino

x x

Tumbar y rajar

Hacha de herrero Hacha industrial

x

x x

x

Sembrar

Abom’te (punta de madera) Barreta y punzón (Luc) industrial Luk (barreta)

x

x

x

x

x

Piedra Lima

x

x

Rozar

Afilar

x

x x x

x x

x x x x

x

x

x

Fuente: Pasaroetik de la comunidad Santa Marta, Chenalhó, Chiapas, México en 1996.

Los datos recabados reportan que en una superficie de cinco tareas (0.3125 ha) los productores marteños aplican 100 kg (2 sacos) de urea al 46% de nitrógeno (320 kg/ha) y con un litro de herbicida asperjan ocho tareas (0.5 ha). Según el conocimiento local, los efectos de la aplicación de fertilizante químico son evaluados de acuerdo al comportamiento que los productores observan en el suelo, en la planta de maíz y un producto (mazorca y/o grano) (cuadro 10). Los productores marteños guardan en su memoria los costos de producción para el sistema milpa y el contar con información escrita de esos datos permite hacer estimaciones sobre los jornales requeridos.

Conocimiento campesino local y cambio tecnológico en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas

Cuadro 10. Criterios de evaluación locales sobre el uso de fertilizante químico. Interpretación

Comportamiento observado por los productores

Los productores se refieren a que si no le aplican Ya se acostumbró. fertilizante, la producción es muy baja. Se descompuso. Los productores hacen una reflexión comparando lo que observaron en la planta de maíz y el grano de la mazorca antes de que comenzaran a usar fertilizante.

% de productores Suelo

Planta

Grano

x x x x

x

x x

Se crece rápido. Se pone verde Mazorca pequeña Crecen por apuramiento Se pica pronto

Los productores observan lo mismo an tes y No se perciben cambios después de usar fertilizante.

Las unidades de medida manejadas por los productores de la comunidad son la tarea o cuerda de 25x25 m (625 m²), el jornal de 8 horas (de las 7:00 a las 15:00 horas del día), llamado también "un día" (cuadro 11). Al analizar los jornales invertidos para producir alimentos en la milpa, con base en los datos del cuadro 11, se observa que el costo de los jornales no invertidos por el uso de herbicida (CJNI), resulta del costo de los jornales no usados (CJNU) menos el costo del herbicida (CH), entonces CJNI = CJNU-CH (en una tarea son 1.2148 jornales, $30.37 los no in-

x

vertidos por el productor, en una hectárea son 19.4368 días de trabajo, $485.92 los que no invierte). Si la situación actual de la milpa es pensada en términos no prácticos, a los milperos les convendría utilizar solamente el azadón para efectuar el control de malezas, tomando en cuenta que el uso de herbicida conlleva a disminuir la diversidad de arvenses comestibles en la milpa; pero en la práctica los procesos de intensificación en el uso del suelo generan la proliferación de malezas resistentes al corte con azadón. En este sentido, de acuer-

Cuadro 11. Costos de producción para la milpa en Santa Marta, Chenalhó, Chiapas en 1997. Actividades

Tiempo

Superficie/Costo Tarea ($)

Hectárea ($)

Usando azadón Usando herbicida Usando azadón Roza Callejón (guarda raya) y quema Siembra de maíz Siembra de frijol Primera limpia Segunda limpia Primera aplicación de fertilizante Segunda aplicadión de fertilizante Dobla de maíz Tapisca Corte de frijol Traslado de la cosecha (depende de la distancia) Subtotal (costos $) Jornales Horas de trabajo Costo del herbicida Costo del fertilizante TOTAL (costos $) sin depreciación de herramientas

1 día 1 día 2 horas 2 horas 1 día 1 día 2 horas 2 horas 3.5 horas 1 día 1 día 1 día

Usando herbicida

25.00 25.00 6.25 6.25 25.00 25.00 6.25 6.25 10.94 25.00 25.00 25.00

25.00 25.00 6.25 6.25 6.25 6.25 6.25 6.25 10.94 25.00 25.00 25.00

400.00 400.00 100.00 100.00 400.00 400.00 100.00 100.00 175.04 400.00 400.00 400.00

400.00 400.00 100.00 100.00 100.00 100.00 100.00 100.00 175.04 400.00 400.00 400.00

210.94 8.44 67.5 42.00 252.94

173.44 6.94 55.5 7.13 42.00 222.57

3 375.04 135 1 080 672.00 4 047.04

2 775.04 111 888 114.00 672.00 3 561.04

Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 21

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do con el co no ci mien to lo cal, va rias de las arvenses no deseadas en la milpa ya no se pueden controlar con el uso del azadón solamente, por lo que para los marteños es necesario el uso de herbicidas o modificar sus prácticas de cultivo con la introducción de nuevas técnicas para el control de las malezas. Los productores realizan la selección de maíz para semilla del montón de mazorcas cosechadas que están en los domicilios de cada uno de ellos. Las mazorcas seleccionadas son las de mayor tamaño y que presentan hileras de granos bien definidas; éstas se desgranan solamente de la parte media el mismo día en que las semillas van a ser sembradas; los granos que quedan en los extremos de la mazorca son desgranados posteriormente para ser consumidos estrictamente por humanos, debido a la creencia de que con esto se pueden evitar ataques de plagas a la milpa. Los instrumentos utilizados para la siembra en la milpa son el punzón (conocido como barreta en la comunidad), que sirve para roturar los puntos de siembra y un recipiente colgado al hombro para tomar de allí a las semillas; los distanciamientos entre plantas para el maíz y el frijol varían entre 80 y 100 cm; para las cucurbitáceas la distancia es de 10 metros entre plantas. Los recorridos en las parcelas arrojaron que las distancias promedio de siembra de maíz en las milpas son entre surcos (hileras) 0.90 m, entre matas 0.90 m y con un promedio de 4 plantas por mata (cuadro 12). Cuadro 12. Densidad de siembra de maíz en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas. Superficie Tareas Hectárea

Densidad matas

Plantas

694 11 104

2 776 44 416

En condiciones climáticas controladas (invernadero) y con la adición adecuada de nutrimentos al suelo, con los datos del cuadro anterior en cada superficie sembrada se tendría la misma cantidad de mazorcas. En las condiciones de Santa Marta, para que la mazorca entre a la cuenta de producción debe tener un tamaño mínimo de entre 15 y 18 cm y estar llena de granos. De este tipo de ma22 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

zorcas en una tarea se obtienen 1 200 cuando la cosecha es buena y hasta 1 600 cuando es muy buena (cuadro 13). Las mazorcas que tienen menos de 15 cm de longitud no entran a la cuenta, sin embargo son las primeras en ser desgranadas para su consumo en forma de tortillas y proporcionadas como alimento a los animales del traspatio.

Cuadro 13. Producción de maíz en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas. Superficie

Tarea Hectáreas

Producción Costo ($) (mazorcas) usando herbicida 1 400 22 400

222.57 3 561.04

Costo (4) usando azadón 252.94 4 047.04

De tal manera que, en términos de pesos, cada mazorca cuesta $0.17, que se reduciría significativamente si se lograra que el 50.43% de mazorcas que no son contabilizadas por los marteños alcanzaran el tamaño óptimo para entrar a la cuenta, con lo que aumentaría la producción de maíz por unidad de superficie. Al analizar como agente externo los datos de los cuadros 12 y 13, se estaría de acuerdo con Cooke (1967) al mencionar que en las formas de agricultura donde no se aplican en su totalidad las tecnologías producto de la ciencia occidental, los productores del tipo de los de Santa Marta hacen poco o nada para incrementar la capacidad del suelo para obtener mayor producción en sus cultivos. Al aplicarse este tipo de agricultura sin iniciativa por conservar los recursos productivos, los productores destruyen la asociación natural de plantas y animales que habitan en el suelo y obtienen bajos rendimientos en sus cosechas, como consecuencia de la disminución de la fertilidad natural del suelo, dado que parte de la cantidad total de nutrimentos y de los compuestos orgánicos que se han formado con la ayuda de la energía solar son extraídos por las plantas cultivadas, razón por la cual es necesario adicionarlos al suelo para mantener su capacidad productiva. Visto como agente externo, para convertir en cuenta positiva la cantidad de mazorcas que no son contabilizadas por los productores marteños,

Conocimiento campesino local y cambio tecnológico en la milpa de Santa Marta, Chenalhó, Chiapas

es necesario revertir las siguientes consideraciones presentes en la comunidad: · La pérdida grad ual y progresiva de la

fertilidad de los suelos por la forma extractiva de su aprovechamiento bajo el sistema milpa. · El nulo entusiasmo por parte de los

comuneros para usar y elaborar fertilizantes orgánicos locales y emprender actividades de construcción de estructuras para la conservación de suelos, debido a las condiciones de ladera de sus terrenos. · La insuficiente e incorrecta aplicación de

fertilizante químico al cultivo de maíz, pues no se cuenta con análisis de suelos que permitan apreciar las deficiencias nutrimentales de los mismos. Las actividades que se requieren en la milpa de Santa Marta están distribuidas a lo largo del año en las zonas fría y caliente (figura 2). En dichas actividades participan el productor y su familia (hombres y mujeres) y en ocasiones son contratados jornaleros provenientes de las comunidades vecinas. Para los comuneros de diferentes edades y sexos los eventos políticos y religiosos son de gran importancia en la vida comunitaria, principalmente para los que siguen las tradiciones (los de la “costumbre”). Dichos eventos los atienden con la misma importancia que las labores agrícolas relativas a la milpa y al cafetal, por lo que es importante consi de rar los den tro de la di ná mi ca de la vida comunitaria. Dentro de los eventos religiosos se encuentran los rituales a la milpa, que son efectuados en los diferentes lugares sagrados (señalados con una cruz de madera) ubicados en el territorio comunitario.8 En la comunidad estos rituales son denominados mixa chom’tik, se celebran tres cada año, necesariamente en viernes o sábado, y son ofrecidos en agradecimiento a las cosechas obtenidas y para pedir que las futuras sean buenas y no sufrir hambre en la comunidad. En cada ritual las perso8

nas encargadas de cuidar cada lugar sagrado asisten a cada uno de ellos, en compañía de un rezador, trayendo consigo las ofrendas destinadas para dicho ritual que les tocó al ser repartidas equitativamente. En cada lugar sagrado el rezador se arrodilla frente a la cruz y comienza a orar mientras se consumen las ofrendas. Los gastos generados por los rituales a la milpa son cubiertos por aportaciones de todos los jefes de familia de la comunidad y son recabados a través de mecanismos implementados por los líderes al interior de los grupos existentes en la comunidad; una vez reunido el dinero se entrega al agente municipal del centro ceremonial, que es el encargado de hacer las compras necesarias y repartir en cantidades iguales las ofrendas correspondientes a cada lugar sagrado.

Conclusiones En Santa Marta el sistema de cultivo milpa (Chom’) ha sido la actividad de toda la vida de sus habitantes y su principal objetivo es la producción de maíz. A través del germoplasma de maíz que ha trascendido por generaciones, los productores en su territorio identifican dos zonas agroecológicas sik osil (zona fría), k’ixin osil (zona caliente). A través del tiempo los productores han experimentado una serie de innovaciones técnicas genera das a par tir de sus ne ce si da des lo ca les, adecuando sus actividades agrícolas al cambiar el cultivo de caña de azúcar por el cultivo de café, mediante la modificación en manufactura y forma de los instrumentos manuales, así como el uso de fertilizante y herbicida químicos y mochilas aspersoras; todo ello como par te de un pro ce so comunitario que ha fomentado las principales actividades agrícolas en la comunidad, la milpa y el cultivo de café con 676 y 389 ha, respectivamente. En Santa Marta el uso de los recursos comunitarios para satisfacer las necesidades de una población creciente, ha metido a la milpa en un proceso de cambio que está obligando a los productores a modificar sus hábitos de producción hacia sistemas intensivos, en los que obligadamente

En las décadas de los sesenta y setenta los marteños también hacían el ritual en la parte más alta de los terrenos de lo que fue el rancho Caridad, el lugar se llama B’a xik.

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Ruiz Díaz, Manuel de Jesús, Manuel Roberto Parra Vázquez, Gerardo Ávalos Cacho y Ramón Mariaca Méndez

Figura 2

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se requiere de un manejo adecuado para reintegrarle fertilidad al suelo; sin embargo, los marteños no han desarrollado el conocimiento suficiente para actuar sobre los beneficios que proporciona la rotación de parcelas, la adición de materiales orgánicos para recuperar la fertilidad del suelo en forma natural y la construcción de estructuras para la conservación de los mismos. La experiencia y el conocimiento desarrollados al pasar de los sistemas roza-tumba-quema, roza-quema, hasta año y vez y

cultivo continuo, no han despertado el interés para conservar sus recursos productivos comunitarios.

Agradecimientos Este trabajo de investigación fue apoyado por El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), específicamente por la división de sistemas de producción alternativos, la Fundación Rockefeller y la disposición de colaborar de los habitantes de Santa Marta; instituciones y personas a las que se les agradece profundamente.

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Capital natural-cultural y participación social en iniciativas de ecoturismo comunitario. Estudio de caso en Quintana Roo María Cristina García Ángel1 Adolfo Rodríguez Canto2 Recibido: 28 de febrero 2006 Aceptado: 21 de abril 2006 Resumen La materia de esta investigación es la participación comunitaria en proyectos de ecoturismo. En las propuestas de desarrollo alternativo, la participación es un ingrediente fundamental de apropiación y empoderamiento, para que sean las propias comunidades las que dirijan su propio destino de desarrollo. Se realizó un estudio de caso de una experiencia de diversificación productiva con base en el ecoturismo, y con la participación social como eje de análisis. El abordaje fue a través del enfoque metodológico de la sistematización de experiencias locales de desarrollo, con metodologías cualitativas y la observación participante. El estudio de caso aplicado a un proyecto de ecoturismo en el ejido Nuevo, Durango, municipio de Lázaro Cárdenas, Quintana Roo aportó elementos de análisis en torno a cómo la participación social está en constante movimiento y que ello tiene un referente observado al momento de interiorizar el patrimonio natural-cultural como verdaderas fuerzas sociales. Palabras clave: desarrollo alternativo, patrimonio natural, patrimonio cultural, sistematización, diversificación.

NATURAL-CULTURAL CAPITAL AND LOCAL PARTICIPATION IN COMMUNITY ECOTURISM INITIATIVES. A CASE STUDY IN QUINTANA ROO, MÉXICO Abstract The subject of this research article is community participation in ecotourism projects. In proposals for alternative development, local participation is considered a fundamental ingredient in both empowerment and appropriation, so that communities themselves take charge of their own development. This case study deals with a specific experience of productive diversification based on ecotourism, taking the question of local participation as the primary object of analysis. The methodological approach intended to systematize local experiences by developing a qualitative technique, particularly through participant observation. This case study of an ecotourism project in the ejido of Nuevo Durango in the municipality of Lazaro Cárdenas, Quintana Roo, contributes analytical elements concerning how local participation is in constant movement and that this is related to the moment when the natural-cultural heritage is interiorised as a genuine social force. Key words: alternative development, natural heritage, cultural heritage, systematization, diversification. 1

Consultora independiente en ecoturismo comunitario. Correo electrónico: [email protected]

2

Profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo. Correo electrónico: [email protected]

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García Ángel, María Cristina y Adolfo Rodríguez Canto

Los diversos instrumentos de gestión en el ámbito nacional e internacional que instan a la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de los recursos y la distribución equitativa de los beneficios, consideran de manera importante el involucramiento y participación de las poblaciones locales. Con esta necesidad identificada, se inserta la conservación del patrimonio cul tural, entendido éste como la búsqueda y revalorización de los conocimientos tradicionales que contribuyen a la conservación de los recursos naturales y a la búsqueda de alternativas productivas. Al mismo tiempo, la problemática de la biodiversidad –transformación de vastas par tes del planeta, degradación de ecosistemas, extinción de especies– y el deterioro del tejido social requieren respuestas de los individuos y grupos sociales, pues estos cambios son de tal magnitud que se afecta el bienestar actual de la sociedad y el futuro de la vida en la tierra. Este desafío demanda propuestas que armonicen los elementos económicos, sociales y ambientales, y requiere un amplio abanico de instrumentos para abordarlo. Una activa participación social y el real involucramiento de las comunidades locales son premisas imprescindibles. En esta perspectiva, actuar localmente y pensar globalmente constituye una estrategia aprobada por los promotores de esta forma de desarrollo alternativo. El ecoturismo es una herramienta que procura la conservación de los recursos naturales y culturales, pues son los dueños de esos potenciales quienes con todo su bagaje de conocimientos, tendrán la oportunidad de competir en un mercado abierto, en donde día a día se busca la identidad de los valores locales. En esta investigación se consideró que a pesar de que las comunidades tienen los recursos naturales y paisajísticos, la mano de obra necesaria, los medios de trabajo indispensables y un importante acervo de saberes y cultura, todas ellas bases importantes para el desarrollo del ecoturismo, las acciones emprendidas no han sido fructíferas. Esta condición sin duda es multifactorial, pero se considera de gran importancia la participación social, pues si no hay plena intervención de los sujetos sociales en los procesos de toma y ejecución de decisiones, difícilmente se podrán alcanzar las metas trazadas. 30 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

En la investigación realizada se contempló la participación social como elemento de análisis del estudio de caso basado en el desarrollo de un proyecto de ecoturismo en el ejido Nuevo Durango, del municipio de Lázaro Cárdenas, Quintana Roo. En el planteamiento se consideró que un proyecto de desarrollo de cualquier índole, promovido por un organismo gubernamental o por una organización no gubernamental es, en su inicio, de los otros, “de ellos”; pero la experiencia es, desde el inicio también, de los sujetos que en un primer momento son denominados “beneficiarios del proyecto”. El problema es la creación de medios para que los sujetos se apropien de sus experiencias, dejen de ser “beneficiarios” y se transformen en actores sociales, en sujetos colectivos, constructores de su proyecto de sociedad. Este proceso implica la interpretación, la comprensión y el sentimiento que los sujetos puedan elaborar a partir de su participación en un proyecto de desarrollo, en este caso de ecoturismo. En esta perspectiva, el problema de investigación se centró en los mecanismos y grados de participación que el grupo comunitario ha desarrollado en la idea, elaboración, gestión e instrumentación del proyecto de ecoturismo. En este intento de problematizar el ecoturismo comunitario surgieron preguntas detonadoras que fueron las que orientaron este trabajo de investigación: ¿por qué no son aprovechadas por las comuni da des lo ca les las ven ta jas com pa ra ti vas naturales y culturales de la región?, ¿por qué es la iniciativa privada la que desarrolla proyectos y no las propias comunidades?, ¿en qué medida la participación de la comunidad ha definido un buen térmi no o la mala ex pe rien cia en las di ver sas iniciativas comunitarias de ecoturismo en la región?, ¿de qué manera se percibe al ecoturismo en esta región?, ¿cómo lograr capturar el momento histórico que vive un grupo de ecoturismo, para permitir reorientar los esfuerzos hacia el logro de sus objetivos? Con este planteamiento se definió como objetivo general el desarrollo de un estudio de caso de una experiencia concreta de ecoturismo, con la participación social como eje de análisis, mientras que como objetivo específico se planteó identificar

Capital natural-cultural y participación social en iniciativas de ecoturismo comunitario. Estudio de caso en Quintana Roo

y caracterizar la participación social, tanto en la generación de la idea, como en la gestión, la instrumen ta ción y el se gui mien to de un proyecto ecoturístico.

Marco conceptual El ecoturismo es una actividad que procura aprovechar el potencial de desarrollo endógeno del territorio sobre el que se asienta y se nutre de la acción social de los actores, quienes son en sí mismos los que procuran la riqueza paisajística o natural y cultural (capital simbólico) que forman la base material sobre la cual descansa. Cuando este factor se dinamiza, el emprendimiento turístico está en condiciones de transformarse en el núcleo de un proceso de desarrollo local; por el contrario, si la desarticulación es la regla, entonces se está frente a un emprendimiento empresarial, individual y sin contacto con el medio, cuyos beneficios seguramente quedarán fuera del área rural. El proceso de entendimiento para abordar los elementos teóricos partió de la necesidad de encontrar una relación entre la participación social y el ecoturismo, es decir, de darle coherencia a esta relación unidireccional. En tal contexto, se empezó a entender que la realidad social se caracteriza por su complejidad, y tiene que ver con la presencia e interacción simultánea o sucesiva de numerosas relaciones entre agentes, contextos y estructuras. Pero esta situación tiene muchas aristas, pues al no tratarse de un aspecto meramente teórico, sino de una actividad eminentemente económica, se mueve con intereses muy diversos. La venta del capital simbólico que implica esta actividad, que la diferencia del turismo convencional, tiene referentes comerciales muy pronunciados: quién, cómo y a quién lo comercializa; en todos estos aspectos de comercialización mucho influye el cómo los dueños de los recursos que procuran la belleza paisajística y cul tu ral par ti ci pan y son beneficiarios del ecoturismo en sus terrenos. En el ecoturismo destaca de manera importante el análisis de las variables que le dan vida y lo diferencian del sector económico terciario, y que se refie ren a la ven ta de ser vi cios. Es en este ofrecimiento de servicios donde el capital natural y cultural tiene gran importancia, pues significa el valor añadido con el que esta actividad, centrada en

la naturaleza y la gente, intenta insertarse en el mundo global. Aquí los significados y las percepciones de la naturaleza y la cultura tienen un alto contenido simbólico; para Bourdieu este concepto es analizado desde el significado de capital simbólico: El capital simbólico es una propiedad cualquiera, fuerza física, valor guerrero que, percibida por unos agentes sociales dotados de las categorías de percepción y de valoración que permiten percibirla, conocerla y reconocerla, se vuelve simbólicamente eficiente, como una verdadera fuerza mágica: una propiedad que, porque responde a unas “expectativas colectivas” socialmente constituidas, a unas creencias, ejerce una especie de acción a distancia, sin contacto físico (citado por Aguirre, 1997).

El capital simbólico, según Bourdieu, sólo existe en la medida en que es percibido por los otros como un valor. Es decir, no tiene una existencia real, sino un valor efectivo que se basa en el reconocimiento por parte de los demás de otorgar un poder a ese valor. Para que ese reconocimiento se produzca tiene que haber un consenso social sobre el valor del valor, por así decirlo. En esta corriente de pensamiento tiene gran significancia la forma en que son percibidos la naturaleza y la gente del territorio donde el viajero disfrutará, conocerá y aprenderá formas diferentes de vivir, y también cómo este ca pi tal está sien do abordado y concretado en proyectos específicos. Para esta aproximación es necesario aclarar que el capital no se reduce sólo a su significación económica, pues de esa manera se dejaría de lado todo un conjunto de propiedades que los agentes utilizan en su lucha. Si se entiende por capital toda energía social susceptible de producir efectos, se deberá considerar como tal toda la utilizada, ya sea de manera consciente o inconsciente, como instrumento en la competencia social. Cuando se intenta evaluar o determinar el potencial endógeno de un determinado lugar, en el marco de los postulados del desarrollo alternativo, se enfatiza siempre la búsqueda de sus singularidades, esto es, la detección de lo específico o genuino en cada territorio o comunidad. Pues bien, las diferencias existentes entre regiones, localidades, pueblos, así como entre generaciones y gruRevista de Geografía Agrícola núm. 36 / 31

García Ángel, María Cristina y Adolfo Rodríguez Canto

pos sociales, son sobre todo diferencias que aluden al patrimonio cultural-natural; por ello es de vital importancia identificar los elementos de identidad cultural que posee la comunidad en el marco local. En un contexto cada vez más globalizado y con tendencia hacia la uniformización de los espacios, aún persisten las particularidades locales, por lo que es importante profundizar en ellas para competir desde el mundo rural con garantías y poder conformar un espacio-proyecto sólido y diferenciado. El concepto de patrimonio alude a la historia, que a su vez entronca con la esencia misma de la cultura y es asumido directamente por los grupos sociales; así, el patrimonio es la síntesis simbólica de los valores de identidad de una sociedad que los reconoce como prioritarios (Santana, 1998). La economía de los fenómenos simbólicos en la lógica de la producción y circulación de bienes culturales es indispensable en el estudio del ecoturismo. La participación social es parte de esta lógica de reproducción cultural, y su manifestación está dada por las condiciones externas e internas con las que se vinculan los sujetos sociales, tanto colectivamente, como de manera individual. En esta perspectiva, se plantea que “las prácticas locales incluyen representaciones del nivel macro y están delineadas por escenarios distantes en el tiempo y el espacio, pero esos fenómenos macro sólo son inteligibles en contextos concretos. En otras palabras, estos procesos se asientan en los significados que los hombres y mujeres les asignan en sus experiencias y dilemas cotidianos” (Long, citado por Durand et al., 2002). La base mínima de la acción social la constituye el actor, y en una perspectiva orientada al mayor protagonismo de los diferentes actores sociales en “vivir sus propias vidas” y a la interacción con otros agentes, a nivel micro o macro, se va construyendo y reconstruyendo la participación social. Todas las formas de intervención externa entran en los mundos de vida tanto de los individuos como de los grupos sociales; de esta forma son mediadas, transformadas y estructuradas por ellos mismos, como si pasaran por “filtros” sociales y culturales 32 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

que mucho derivan, en la temática del ecoturismo, de los “filtros” económicos. Es en este sentido que la participación social cobra y tiene relevancia, pues son los actores (individuos u organizaciones) los que tienen y le dan movilidad a esos capitales, lo que redunda en una base económica de los fenómenos simbólicos, a partir de los cuales las percepciones e interpretaciones tienen que ver con interacción de los externos y la interiorización con lo interno. De esta manera las estructuras internas siempre suponen negociación, interpretación y transformación del significado de la intervención, haciendo de ella una interacción (Durand et al., 2002). Los actores del ecoturismo no pueden ser vistos como receptores pasivos de intervención, sino como participantes activos que manejan información y desarrollan estrategias de negociación con diversos sectores e instituciones. En este sentido, se trata de analizar la participación social desde la óptica de la toma y ejecución de decisiones. Según lo plantea Bourdieu, en la concepción del capital simbólico cobra importancia la teoría de la acción, en la que no se enmarca ni el mecanicismo (que considera a la acción como resultado de las constricciones de causas externas), ni el finalismo (acción racional que sostiene que el agente actúa de manera libre y consciente, siendo la acción el producto de un cálculo de posibilidades y de beneficios); se trata de abordar la acción guiada por una lógica práctica, la cual le permite a la gente “actuar como es necesario” (Durand et al., 2002). Una acción puede derivar de las relaciones de fuerza y de sentido, en las que los diversos tipos de capital están presentes; también constituye la construcción de lazos que posibilitan y renuevan las relaciones, y también es posible considerarla como una práctica no necesariamente consciente. En la bibliografía sobre ecoturismo las bases teóricas del patrimonio y los diferentes capitales inmersos no son descritas, ya que se alude más bien a la necesidad de que desde el interior de cada comunidad se fortalezcan los lazos organizativos; sin embargo, en la experiencia del trabajo en desarrollo rural, la apropiación de la idea de un proyecto de ecoturismo, debe basarse en la identificación y valoración del patrimonio natural y cultural presente

Capital natural-cultural y participación social en iniciativas de ecoturismo comunitario. Estudio de caso en Quintana Roo

en el grupo o comunidad, pues a partir de ese patrimonio y su almacenamiento como capital de orden simbólico, la evolución del proyecto será más apegada a lo que las instituciones persigan o a lo que los asesores externos determinen. Un elemento para el análisis de los actores sociales es su capacidad de procesar la experiencia personal e idear formas de encarar la vida aún en situaciones de extrema coerción. En este aspecto, los actores sociales son capaces y conocedores; tratan de resolver sus problemas, aprenden a tomar parte en los eventos sociales que los rodean y monitorean sus propias acciones, observando cómo otros actores reaccionan ante sus conductas (Durand et al., 2002). Cuando los diferentes tipos de capital (económico, social, cultural) funcionan como capital simbólico, aunque en grados diferentes, entonces se puede hablar, según Bourdieu, de los “efectos simbólicos del capital”. Todas las formas de capital “existen y actúan como capital simbólico”, en la medida en que son reconocidos como legítimos. Cada día es más significativa la comercialización de los valores simbólicos; existen nichos de mercado creados para este fin y que están en constante análisis sobre los criterios a utilizar, como mercado solidario, mercado justo, mercado orgánico, etc. Tales formas de acceder a la comercialización llevan implícitas la venta y circulación de bienes “inmateriales” donde la carga identitaria que se nutre de esos valores simbólicos es la que fluye a manera de “producto”, y que ahora, a través de la globalización, encuentra elementos de soporte, pues en la perspectiva homogeneizante la diferencia que se nutre de identidad es frecuentemente “buscada” por un público que cada día se preocupa más por la conservación de la naturaleza, la cultura y por “ayudar” a los más desprotegidos.

participación. Y es que, resulta mucho más sencillo alcanzar la confluencia de intereses sumando esfuerzos con base en un patrimonio natural-cultural interiorizado, que descontextualizando las propuestas de la realidad sociocultural. De este modo, el patrimonio natural-cultural se convierte en “gancho” para encauzar iniciativas de desarrollo en el contexto local y, sobre todo, para inspirar el inicio del trabajo colectivo en comunidades con evidentes problemas que son fruto de su desarticulación.

Metodología La investigación se realizó en la parte sur del municipio de Lázaro Cárdenas, particularmente en el ejido de Nuevo Durango, zona ubicada al norte del estado de Quintana Roo donde la cultura maya domina las principales expresiones culturales. El ejido Nuevo Durango tiene una extensión de 1 440 ha y cuenta con una población aproximada de 290 habitantes, de los cuales 32 son ejidatarios: 31 hombres y una ejidataria viuda, todos ellos de origen maya. El ejido fue fundado en 1960, con población llegada en su mayoría del vecino estado de Yucatán desde 1937. En el nombre del ejido “Nuevo Durango”, la palabra “nuevo” se refiere a que era un po-

No se trata de desencadenar toda una serie de elementos teóricos para que el ecoturismo sea abordado desde la perspectiva del patrimonio natural-cultural, ya que la intención es discutir otra manera de encarar este tipo de propuestas para el desarrollo rural. Esta intención se inscribe además en uno de los mayores retos actuales para detonar el desarrollo local: la búsqueda de nuevas formas de activar la

Figura 1. Ubicación del ejido Nuevo Durango, Lázaro Cárdenas, Quintana Roo.

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bla do nue vo, y la pa la bra “du ran go” hace referencia a que la gestión “duró” mucho tiempo. A partir de las preguntas detonadoras que orientaron la investigación, el primer aspecto abordado fue la forma en que la gente del ejido de Nuevo Durango percibe y percibió su iniciativa de ecoturismo, qué los motivó hacia esa opción de trabajo, y cómo fueron interiorizando su iniciativa; en síntesis, cómo participaron en el sentido concreto de tomar y eje cu tar de ci sio nes res pec to de una actividad completamente nueva. La presente investigación trató de dar cuenta de un proceso en constante movimiento, como lo es la participación, al intentar reconstruir procesos, no de predecir resultados. En este sentido, el marco metodológico que aporta la sistematización de expe rien cias lo ca les, di se ña da por FIDAMERICAPREVAL, guió el estudio de caso. Sistematizar experiencias significa entender por qué un proceso se está desarrollando de determinada manera y entender e interpretar lo que acontece a partir del ordenamiento y reconstrucción de lo que ha sucedido en dicho proceso; por lo tanto, en la sistematización de experiencias se parte de hacer una reconstrucción de lo sucedido y un ordenamiento de los distintos elementos objetivos y subjetivos que han intervenido en el proceso, para comprenderlo, interpretarlo y así aprender de nuestra propia práctica. Ahora bien, la sistematización no implica quedarse sólo en la reconstrucción de lo que sucede, sino en realizar una interpretación crítica. El eje principal de preocupación se traslada, de la reconstrucción de lo sucedido y el ordenamiento de la información, a una interpretación crítica de lo acontecido, para poder extraer aprendizajes que tengan utilidad en el futuro (Jara, 2001). En este sentido, hubo que reflexionar sobre el modo de acceder a los datos en el campo, el diseño del trabajo, la organización de los datos y su análisis. En este proceso, la metodología utilizada fue cualitativa, y específicamente a través de la observación participante, toda vez que la investigación se desarrolló en constante interacción social entre los investigadores y los informantes. 34 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

Un elemento básico que permitió hacer uso de la observación participante para analizar la participación social en un proyecto de ecoturismo promovido por el ejido Nuevo Durango fue la oportunidad de haber trabajado con ellos durante tres años ininterrumpidos en la gestión de una iniciativa de ecoturismo. En este sentido, no existió una hipótesis inicial, pues se intentó desarrollar un estudio interpretativo y/o cualitativo. El no plantear hipótesis emanadas directamente de un marco teórico desde un principio no impidió el establecimiento de algunas preguntas orientadoras, descritas en la introducción, cuyas respuestas adquieren sentido y son modificadas a partir del análisis de la información recopilada. De esta manera, intentaremos producir datos descriptivos como un modo de encarar el mundo empírico. No se buscó la “verdad” o la “moralidad” de los actos, sino una aproximación hacia la comprensión de la perspectiva de otras personas. En este sentido se siguen lineamientos orientadores de la “observación participativa” pero no reglas estandarizadas, tratando de obtener un conocimiento directo de la vida social, válido para el mundo real, y en esa perspectiva no es posible una confiabilidad perfecta, pero sí válida. El diseño de la investigación partió de examinar los elementos que debían ser analizados con respecto a la participación social –entendiendo ésta como la toma y ejecución de decisiones– en las diferentes etapas del proyecto de ecoturismo. Estos elementos tienen que ver con las decisiones que se toman: cómo, quiénes, a partir de qué, en qué momento, la previsión de consecuencias, y cómo afecta a terceros. Para ello se acudió a lo que Torras (1995) considera como ámbitos de participación; con respecto a los grados de participación se tomó como referencia la escala de participación descrita por Geilfus (1997) y, en lo que a niveles de participación se refiere, se acudió a lo establecido por Rodríguez (2002). Participar significa ser conscientes de una necesidad; analizarla para poder diseñar alternativas que permitan satisfacerla (con recursos técnicos y humanos disponibles); seleccionar la mejor alternativa y ejecutarla con la ayuda de la formación

Capital natural-cultural y participación social en iniciativas de ecoturismo comunitario. Estudio de caso en Quintana Roo

profesional, técnica y cultural (con información y tecnologías apropiadas). Estos elementos tienen consigo conceptos que pueden orientar su análisis, pues se refieren a distinguir ámbitos, grados y niveles de participación. Para procesar la información con respecto a la toma y ejecución de decisiones se condensaron los

elementos que requerían ser formulados, para poder identificar las diferentes etapas del proyecto. El resultado de este examen se condensa en el cuadro 1, que corresponde a una serie de indicadores de decisión para las diferentes etapas del proyecto de ecoturismo ejecutado por el ejido Nuevo Durango.

Cuadro 1. Indicadores de decisión de acuerdo a las diferentes etapas del proyecto de ecoturismo del ejido Nuevo Durango. Etapa del proyecto Idea del proyecto

Indicador

Observaciones

Integración grupal

Los que promueven la idea, la socializan. Se identifican necesidades sentidas. Se consideran otras ideas

Proyección de la idea

Se valida la idea Se consideran consecuencias de la idea Se prevén necesidades específicas (trabajo físico, gestión, seguimiento

Selección de coordinadores del proyecto Identificación de habilidades para seleccionar Se considera personal externo Diseño de la idea del proyecto

Se realiza diseño técnico, financiero, de comercialización Se realiza diseño organizativo

Establecimiento de normas de trabajo y de Formas de organización administración de recursos Selección de figura jurídica Definición de estructura organizativa Normas de funcionamiento Gestión de la idea del proyecto Cambios en las formas de organización Análisis de consecuencias

Surgimiento de liderazgos Se reflexionan consecuencias a la hora de realizar una actividad nueva

Mecanismo de acercamiento con actores Se analizan posibilidades de apoyo con organizaciones externos e instituciones Ejecución de la idea

Mecanismos de seguimiento

Seguimiento con respecto a trabajo de cam po, materiales, recursos financieros

Mecanismos de regulación para el manejo Identificación y selección de responsables de recursos Instrumento para presentación de informes periódicos

Mecanismos de información al interior de la organización y al exterior con instancias financiadoras

Mecanismos y mantenimiento de obra e infraestructura

Selección de responsables

Evaluación Durante

Identificación y corrección de errores de Organización interna diseño y ejecución Solución de conflictos Desempeño de los socios Administración de recursos

Después

Resultados

Se mantienen metas y objetivos

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García Ángel, María Cristina y Adolfo Rodríguez Canto

Para el desarrollo de estos indicadores se menciona el concepto de “idea del proyecto” en todas las etapas, considerando que en términos “técnicos” no existe al interior del ejido un proyecto de ecoturismo con todos los elementos y criterios que son necesarios.

Resultados y discusión Las preguntas que orientaron la investigación se centraron principalmente en el motivo por el cual no se han desarrollado iniciativas de ecoturismo en el municipio de Lázaro Cárdenas, pese a que sus comunidades cuentan con grandes y hermosos paisajes, así como con las expresiones culturales que caracterizan al trópico mexicano, siendo estos elementos naturales y culturales los que dan viabilidad al ecoturismo. Al inicio, el análisis se vertió hacia los elementos económicos, pues al interior de estas comunidades no existen recursos pecunarios ya que sus habitantes son productores de bienes de consumo. Sin embargo, al analizar el contexto, con base al constante intercambio con comunidades, instancias de gobierno y ONG, se observó que en algunas comunidades existen inversiones fuertes para el desarrollo de ecoturismo comunitario, la mayoría de ellas en infraestructura, equipo y en algunas capacitaciones específicas para esta actividad, sin embargo, en esas comunidades tampoco se está haciendo ecoturismo.

gable que las condiciones económicas de estos pueblos han mejorado. De esta forma, el cuestionamiento seguía siendo el mismo: la participación como elemento detonador del desarrollo. Pero, ¿cómo “provocar” la participación? Necesariamente la práctica diaria laboral de cómo abordar una estrategia regional fue llevando a la necesidad de “provocar” o “desencadenar” procesos de participación en este ejido. En esta realidad de querer contribuir a procesos de autogestión al interior de las comunidades, y teniendo en cuenta los preceptos analizados, se enten dió e in te rio ri zó que para pro vo car este escenario en la comunidad se debía partir del concepto de patrimonio natural y cultural; primero, porque es la base material bajo la cual se asienta el ecoturismo, y después porque son estos patrimonios valorados o revalorados los que permitirán a los sujetos sociales convertirlos en capitales, que son los que pondrán en juego a fin de que su estrategia de ecoturismo tenga cabida en una economía globalizada, que lo que busca cada día más es esa identidad de valor.

Se analizó el aspecto económico, centrado en la comercialización, ya que la búsqueda de alianzas estratégicas con agencias de viajes y con operadoras turísticas es fundamental, pues es el gran hueco en términos de la producción y venta de servicios turísticos en el campo, y aunque en este caso se trate de la producción, se debe buscar la forma de comercializarla.

Con esta manera de abordar el trabajo cotidiano se percibió que los elementos de participación, en términos de tomar y ejecutar decisiones de este colectivo, iban tornándose “conscientes” para el grupo, que entendiendo de manera directa cómo sus patrimonios naturales y culturales son fundamentales, consideraron a partir de ellos, tomar sus propias decisiones, en un principio y en la mayoría de las veces solicitando “asesoría”; a partir de ello llegaron en “cascada” las decisiones subsecuentes relacionadas con las diferentes etapas que conlleva desarrollar un proyecto propio, aspectos que integran desde la formalización del grupo hasta la búsqueda de “aliados estratégicos” para conseguir sus objetivos.

En este sentido, también hubo contacto con comunidades que obtuvieron apoyo para infraestructura y también alianzas con operadoras de turismo. El resultado no significa “desarrollo”, es más bien la creación de fuentes de empleo a través de jornaleros “turísticos”. Y en este escenario en las comunida des au men tan los con flic tos, se pier den elementos del patrimonio natural y cultural, y se forman espacios para el desarrollo de “cacicazgos” con otros pueblos “pobres”; sin embargo, es inne-

La forma en que este colectivo reacciona y acciona también considera elementos analizados en los conceptos de capital social, acción colectiva y redes sociales, en concordancia a lo formulado por Baca (2002) respecto a que la acción colectiva y el capital social son una base sólida para desatar y construir procesos de desarrollo; esto, menciona, conlleva a una valorización de los patrimonios sociales y dentro de éstos la gestión social de los territorios o de los recursos territoriales. Tal situación

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Capital natural-cultural y participación social en iniciativas de ecoturismo comunitario. Estudio de caso en Quintana Roo

plantea una exigencia de apropiación colectiva de medios, equipos y otros recursos naturales, así como también de los recursos no materiales: reglas for ma les y no for ma les, conocimientos, valores y representaciones compartidas. El análisis e interpretación de los resultados dio lugar a la explicación de cómo este colectivo está integrándose poco a poco a conceptos teóricos como empoderamiento, capital social, acción colectiva, desarrollo rural, etc., todos ellos inundados de lo que implica la participación social. Los resultados son extensos y se refieren a la documentación de este proceso durante tres años de trabajo ininterrumpido con el ejido. De manera condensada se presenta en el cuadro 2 la forma bajo la cual este colectivo toma y ejecuta decisiones en las diferentes etapas de su proyecto de ecoturismo. Del cuadro 2 se deduce que el modo de articulación de la participación depende mucho de la fase en la que se encuentra la idea del proyecto de ecoturismo. En este proceso de participación se observa una evolución y potencialización de ésta en la medida en que se avanza en logros concretos. Este precepto día con día lo establece la literatura especializada que analiza experiencias y desarrolla estudios de caso. En lo que respecta a la experien cia es tu dia da, con for me el co lec ti vo ve resultados concretos o tangibles de su intervención, la cual está basada en la revalorización de su pa tri mo nio na tu ral-cul tu ral, por lo que su participación implica un mayor compromiso. En el sentido de procurar esta revalorización de los patrimonios naturales culturales como ejes que provocan la participación, se generó un aprendizaje progresivo, mayor compromiso y la apropiación del proyecto por parte de los actores sociales. En este proceso se pusieron al descubierto los conflictos, las divergencias y las concordancias; se combinaron saberes, experiencias y conocimientos; se amplió también el abanico de interlocutores y de aliados, y se establecieron mayores compromisos. Estos elementos que ofrece la participación social son considerados los promotores para que la sociedad interiorice la necesidad de emprender soluciones que correspondan a su propia cultura y aspiraciones. Soluciones que, innegablemente, son muy específicas a su patrimonio natural y cul-

tural, y desde la perspectiva del desarrollo local, son las únicas que pueden ser competitivas en un mundo global. Por otro lado, las soluciones específicas que este colectivo está desarrollando se encuentran inmersas en la forma en que han adquirido conocimientos, que se han dado de manera continua y permanente a lo largo de más de tres años de trabajo con esta comunidad, y que no tratan de aspectos políticos, administrativos o técnicos; tratan de lo que es característico de este grupo social, y que aunado a los elementos exteriores, desde los aspectos tecnológicos puros y duros hasta los enfoques organizacionales apropiados, se han tornado en efectos formativos, todo lo cual implica que la participación ha permeado en la necesidad de responsabilidad. Estos escenarios tendrán que cambiar. Por un lado, es imperativo para los ejidatarios tener algún beneficio económico del trabajo que han realizado y de las capacitaciones que han recibido; por el otro, los ejidos vecinos ya tienen “trabajo del ecoturismo” y algunos hasta se burlan de ellos: “para qué tanto trabajo si, miren, nosotros sin hacer nada ya nos pagan”, pues ahí prevalecen contratos de exclusividad con empresas privadas, quienes ponen las reglas y solamente pagan jornales a los que trabajan. Necesariamente sus estrategias tendrán que cambiar a partir de haber concluido una segunda fase de la ejecución de “su proyecto”, pero algo que se percibe como agente externo es la gran voluntad para traer beneficio a la comunidad. Las herramientas de conocimientos están interiorizadas, ahora toca a este colectivo decidir el rumbo que su proyecto tomará. Las actuales tendencias de deterioro ambiental y desequilibrios sociales ponen de manifiesto la necesidad de contar con organizaciones fortalecidas en pro del bienestar común de los pueblos. Tal necesidad es abordada por todos los que de alguna manera trabajan en el desarrollo rural, y en la búsqueda de alternativas que lo propicien, pues no existen recetas a seguir. Es en este contexto que se da cuenta del proceso por el cual un ejido de Quintana Roo aprovecha la posibilidad de desarrollar alternativas, en este caso de ecoturismo. Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 37

García Ángel, María Cristina y Adolfo Rodríguez Canto

Cuadro 2. Participación y ecoturismo en el ejido Nuevo Durango. Etapa del proyecto

Nacimiento de la idea

Participación 1) Ámbito 2) Modalidad 3) Nivel 1) Económico 2) Pasividad

Observaciones

La información de la posibilidad de hacer ecoturismo llega de afuera, se toma como otro de los muchos proyectos que se proponen y si hay recursos se participa. En el momento de la idea se tienen resultados poco motivadores, un segundo momento de la idea implicó un año de espera pues existían antecedentes al interior de la comunidad de malos manejos de dinero y poco interés de las instituciones para apoyarlos.

Gestión de la idea

1) Económico 2) Pasividad, suministro de información

La opción se sigue percibiendo como otra de tantas que se ofrecen; se dejan “ayudar” por agentes externos de acuerdo a información proporcionada. Se tiene interiorizada la fórmula de hacer ecoturismo a través de la renta de la tierra a empresas privadas, pues el ejido vecino así trabaja y de esa manera tiene su dinero seguro por jornal trabajado con la empresa. Se da pie a un primer grupo de ecoturismo dentro del ejido, a solicitud de una agencia financiadora. Se percibe entusiasmo entre los pobladores, con la idea de mejorar la calidad de vida, a través del ecoturismo.

Realización de la idea

1) Económico y cultural 2) Participación funcional e interactiva 3) Miembros de un grupo

La revalorización de los patrimonios naturales-culturales dio pie a procesos de intercambio y validación de información entre los miembros del ejido. Se inicia un diálogo de saberes al interior de la comunidad y de lo que desde afuera se les proporciona en torno al ecoturismo, sus ventajas, sus limitantes y sobre todo la necesidad de trabajar para tener productos qué ofrecer. Se interioriza de manera importante la organización social como base de una iniciativa “nueva”, se consolida de manera paulatina un grupo organizado de ecoturis mo con características de inclusión y equidad. Se atribuyen “valores al patrimonio natural-cultural del pueblo.

1) Económico 2) Participación por incentivos y participación funcional 3) Miembros de un grupo

Como resultado del financiamiento para la infraestructura se va percibiendo de manera tangible la necesidad de contar con una organización sólida. Se atribuye al grupo responsabilidad en los avances y diseño de la obra; hay sugerencias de agentes externos, pero la decisión final se da al interior del grupo. Se inicia la experiencia del manejo de recursos económicos para un fin común con principios de administración transparente e informada del uso de los recursos.

a) Patrimonio natural-cultural y capital natural-cultural

b) Infraestructura de servicios

Evaluación y seguimiento de la 1) Económico y cultural ejecución de la idea 2) Participación funcional, participación ineteractiva 3) Miembros de un grupo, miembros de instancias directivas

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Se acuerda mejorar los sistemas de información respecto al manejo del dinero. En tanto se dan evaluaciones al interior de la comunidad -con facilitación externa- se analiza la opción de formalizar el grupo de ecoturismo. La mesa directiva del grupo inicia gestiones para formalización de una SPR. Se inician reflexiones respecto a estar listos para recibir turistas. Las evaluaciones de agencias financiadoras externaron opiniones positivas respecto a la apropiación del proyecto por parte de la comunidad. Se inicia la participación de la mesa directiva en un grupo promotor de ecoturismo comunitario en el municipio.

Capital natural-cultural y participación social en iniciativas de ecoturismo comunitario. Estudio de caso en Quintana Roo

Etapa del proyecto

Segunda etapa de la idea Gestión de la segunda etapa

Ejecución de la segunda etapa

Participación 1) Ámbito 2) Modalidad 3) Nivel

Observaciones

1) Económico 2) Participación funcional, participación interactiva 3) Miembros de un grupo, miembros de instancias directivas

Con los resultados obtenidos se proyecta una segunda etapa, la cual es analizada por el grupo conforme a sugerencias de externos y a su propia interiorización. En este momento, en opinión del grupo, es necesario considerar lo que los especialistas dicen. Se inicia el desarrollo de estudios integrales para las comunidades interesadas en desarrollar un circuito ecoturístico. Se inicia acercamiento con un posible comercializador. Se participa cada vez con mayor voz en el grupo promotor de ecoturismo comunitario en el municipio.

1) Económico y cultural 2) Participación funcional, participación ineteractiva, autodesarrollo 3) Miembros de un grupo, miembros de instancias directivas

Los mecanismos de manejo, administración e información de los recursos económicos mejoran y se presume un poco de más confianza en los directivos. La organización del trabajo presenta mejores resultados, tanto en tiempo como en calidad. Existen grupos de trabajo formalizados al interior del grupo de ecoturismo, de acuerdo a los servicios y actividades en los que se están preparando. Diferentes miembros del grupo asisten a la gestión de diversos trámites e intercambios -estrategia elaborada por la mesa directiva- sobre todo dirigida a aquellos que siempre manifiestan inconformidades por todo. Se formaliza la SPR “Aktum jaaleb”

Evaluación y seguimiento de la 1) Económico y cultural segunda etapa 2) Participación funcional, participación interactiva, autodesarrollo 3) Miembros de un grupo, miembros de instancias directivas

El grupo acuerda con la Universidad del Caribe el desarrollo de un primer curso de manejo e higiene de alimentos. Se gestiona con esa misma instancia el apoyo en la capacitación para mantener las cabañas presentables. Se acuerda al interior del grupo solicitar a la agencia financiadora modifique conceptos de gasto para terminar de equipar las cabañas, pues estaban considerando la compra de equipo de espeleología. Como parte del grupo promotor se han acercado a la Secretaría de Economía para solicitar asesoría y apoyos financieros del circuito en general. Se está en etapa de revisión de un contrato de servicios con el posible comercializador de todo el circuito.

Este colectivo ha reflexionado que requiere de acompañamiento constante, a decir de ellos, por lo menos durante dos años más. Tienen claro un grado de interiorización respecto a lo que significa hacer ecoturismo, pero con sus propias palabras: “si esto del ecoturismo es como cualquier trabajo, pues hay que aprenderlo a hacer. Igual que la milpa, nos enseñaron desde chicos para que ahora solos podamos cosechar”.

ellos, conocen y han aprendido a través de su forma de relacionarse con el medio ambiente, el grado de apropiación y compromiso fue cada vez mayor. La manera como se abordó la necesidad de revalorar los recursos naturales y culturales puso de manifiesto que dicha revalorización es un elemento que ha provocado, a diferentes niveles, un esquema de participación que aumenta de manera paulatina.

Conclusiones Iniciar un planteamiento de ecoturismo con la revalorización de los patrimonios naturales y culturales le dio a los integrantes del ejido Nuevo Durango elementos de interiorización, compromiso y responsabilidad para el desarrollo del proyecto. En la medida en que interiorizaron que el proyecto está sustentado en gran parte por lo que

La participación no es estática, ni se estanca en un sólo ámbito, por el contrario, es completamente dinámica pues resulta de las constantes interacciones, percepciones, experiencias y vivencias. En algunos casos podría percibirse una participación pasiva del colectivo, pero tal situación representa fundamentalmente el interiorizar necesidades y sobre todo, el asesoramiento en temas específicos, Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 39

García Ángel, María Cristina y Adolfo Rodríguez Canto

puesto que el ecoturismo es una actividad nueva y muchos aspectos están en proceso de aprendizaje. La base organizacional del ejido es sumamente rica, enfrentarse a una nueva forma de trabajar los está haciendo reflexionar sobre el papel protagónico que deben tomar en el rumbo de su pueblo. Esas bases organizativas son al interior de la comunidad; al exterior su papel ha sido de objetos sociales, pues así lo han marcado las distintas políticas institucionales a través de programas asistencialistas. El cambio de objetos a sujetos sociales al exterior de la comunidad es el que se está formando en este momento. El patrimonio natural-cultural solamente puede ser visto como el capital con el que se puede competir, una vez interiorizado como el elemento que le dará vida a un proyecto de esta naturaleza; de lo contrario, se quedará como un recurso potencial, la

gente no lo percibirá como necesario y la conservación o permanencia en el tiempo no será reflexionada. Se podrá armar un producto a partir de un recurso, pero si se hace con elementos puramente técnicos, sin considerar los aspectos sociales y culturales que le dan vida a ese recurso, no habrá distinguibilidad. Los resultados obtenidos sobre la manera en que la participación se da al interior del ejido Nuevo Durango, con base a la revalorización de los patrimonios naturales-culturales, son meramente cualita ti vos; sin em bar go, en tan to avan zan las concepciones teórico-metodológicas de lo que significa el desarrollo alternativo, tales resultados adquieren mayor relevancia, toda vez que son una forma de percibir el desarrollo sustentable con conservación; es decir, la parte social de la conservación que tiene que ver con la creación de sujetos de su pro pio de sa rro llo, con sus limitaciones, fortalezas, puntos de vista y percepciones.

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Revista de Geografía Agrícola núm. 36, pp. 43-53

Cha´ac, un dios entre la milpa y el riego Esther Guadalupe Muñoz Cervantes1 Recibido: 12 de enero 2006 Aceptado: 16 de mayo 2006 Resumen El presente trabajo se centró en explicar cómo la introducción de nuevas tecnologías –en este caso el riego– en una comunidad maya, modificaron sustancialmente su visión y percepción del mundo, así como su relación con la naturaleza. El eje de análisis fue precisamente el conjunto de las manifestaciones culturales que determinaban el uso y el aprovechamiento de sus recursos naturales antes y después de la introducción del riego. Se abordó a través del enfoque metodológico longitudinal contextualista sobre el cambio, implementando la investigación de campo mediante entrevistas individuales y grupales, y la observación directa en el área de trabajo. El estudio se realizó en el ejido de Muna, municipio de Muna, en Yucatán y aportó elementos de análisis sobre cómo la milpa era el espacio simbólico en el que el campesino milpero se nutría culturalmente y que al ser transformado en productor de unidades de riego, fue perdiendo su conocimiento tradicional y la relación estrecha que había mantenido con la naturaleza. Palabras clave: milpa e identidad

CHA´AC, A GOD BETWEEN THE MAIZE LAND AND THE IRRIGATION Abstract This research work explains how introducing new technologies, as the irrigation, in a Maya community substantially modified their vision and their perception about the world and their relationship to the natural environment. The axis of the analysis was the cultural manifestations determining the use and the exploitation of their natural resources before and after the irrigation was introducer. It was carry out under the contextual longitudinal focus on the change. Individual and group applications as well as direct observations on the working area were implemented for the field work. The research was done in the Ejido de Muna, Municipio de Muna, Yuc. It got issues of analyses about how the maize land was the symbolic room where the maize land countryman was culturally encouraged, and haw he was losing his traditional knowledge and his close relationship to the natural environment when he became an irrigation units producer. Key words: maize land and identity.

Los indígenas mayas de Yucatán han vivido, en diferentes épocas de su historia, la imposición de modelos totalmente ajenos a su cultura y realidad. 1

En los años sesenta, Muna, un ejido del Estado de Yucatán, vivió importantes transformaciones a su sistema productivo cuando a través de una serie de

Egresada en el 2006 de la Maestría en Ciencias en Desarrollo Rural Regional de la Universidad Autónoma Chapingo. Correo e: [email protected]

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Muñoz Cervantes, Esther Guadalupe

planes y programas de gobierno se abrieron tierras al cultivo mecanizado y se le dotó de sistemas de riego e infraestructura básica. Estas innovaciones impactaron al campesino maya en su vida económica, social y productiva, al modificar su visión y percepción del mundo, así como la forma de relacionarse con la naturaleza; tal problemática despertó el interés de conocer con mayor precisión cuáles habían sido las implicaciones en los diferentes ámbitos de su vida. La vinculación que se tuvo con campesinos mayas del ejido Muna permitió conocer que la introducción del riego había significado mucho más que un simple cambio tecnológico, puesto que los receptores eran indígenas que poseían concepciones propias de su cultura y proceso identitario, así como formas muy particulares de relacionarse con la naturaleza que se habían visto modificadas. La milpa y el ejido, como espacios socioeconómicos y simbólicos para el campesino tradicionalmente milpero, se sustentaron en estructuras que les permitieron durante décadas no sólo su reproducción y la de su familia, sino también la recreación de su conocimiento y cultura. Esas estructuras se vieron modificadas como resultado de los cambios tecnológicos instrumentados. Con el objeto de orientar la investigación se formuló como objetivo: Explicar cuáles fueron las concepciones y manifestaciones culturales que determinaron el uso y aprovechamiento de los recursos naturales antes y después de la introducción del riego, poniendo énfasis en los cambios que ocurrieron en ese ámbito. Bajo este propósito, el trabajo se dividió en dos apartados: 1) Las prácticas culturales en la milpa y el ejido como espacios simbólicos an tes de la introducción del riego. 2) Las expresiones culturales después de la introducción del riego. Es importante destacar que existen diversos trabajos que han estudiado desde distintos enfoques a la milpa como un sistema socioeconómicoproductivo, así como los cambios que se han generado en virtud de la imposición de modelos de desarrollo totalmente ajenos a la visión indígena. Por 44 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

ejemplo, el estudio etnobotánico realizado por Terán y Rasmussen (1994) contiene un análisis de la milpa basado en el sistema roza-tumba-quema, en el que se describe cómo los campesinos mayas siguen incorporando un conjunto de conocimientos tradicionales que forman parte de su proceso identitario y se sustenta que este sistema aún persiste en el estado de Yucatán, especialmente en comunidades del oriente y del sur. Sepúlveda (1992) menciona que para alcanzar el desarrollo en el agro se han intentado diferentes alternativas llevadas a cabo por distintas vías; una de ellas ha sido la tecnología, la cual ha jugado un papel preponderante en la construcción de modelos agrícolas que han tenido diversas repercusiones no sólo en el ámbito productivo sino también en el cultural. Pérez (1983) aborda las formas tradicionales del cultivo de maíz y la organización de los productores en Yaxcabá, Yucatán, bajo tres vertientes: la primera se refiere al ámbito ecológico en el que se desenvolvían las actividades tradicionales de la milpa bajo una específica organización social; la segunda, a la crisis agrícola que afectaba al país en aquella época y que determinaba la producción agrícola, y la última, al fracaso de los programas de desarrollo con los que el Estado intentó introducir nuevas tecnologías en la producción agrícola de esa comunidad. Boccara (1984) menciona que la inversión estatal en la agricultura maicera en la comunidad de Tabi (sur de Yucatán) respondió a dos situaciones: la política y la económica, y pretendía desarrollar cultivos comerciales y de subsistencia con mecanismos de control corporativo, con resultados parciales en el ámbito económico, pues aunque fracasó el desarrollo de una agricultura para el mercado, se posibilitó la permanencia de la producción de milpa, sin que se pudiera ejercer el control político que el Estado esperaba. Rosales (1988) en el estudio realizado en la región del "Cono Sur", destaca que como producto de la implementación de programas de gobierno en la década de los setenta, se introdujeron los sistemas mecanizados y de riego en dicha región, transformando la actividad productiva de los cam-

Cha'ac, un dios entre la milpa y el riego

pesinos involucrados, que tuvieron que ingresar al mercado en condiciones totalmente adversas. Flores (1991) señala la importancia y persistencia de la milpa de Yucatán, así como las contradicciones que se pueden encontrar en la milpa actual. El mismo autor (1997) explica la noción de proyecto cultural inserto en las actividades productivas de las comunidades mayenses del oriente de Yucatán. Las reflexiones contenidas en todos esos trabajos permitieron conocer aspectos importantes de la cultura de los campesinos mayas de otras regiones del estado, así como visualizar que las implicaciones que vivieron, como resultado del cambio tecnológico que se les impuso, fueron diferenciadas. A fin de ubicar el ámbito espacial e histórico de este trabajo, se menciona de manera suscinta que el ejido de Muna está situado al sur del estado de Yucatán y cuenta una dotación de 22 000 ha que le fueron otorgadas mediante decreto expropiatorio publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 28 de octubre de 1934; posteriormente se decretó una ampliación de 2 670 ha para un total de 24 670 hectáreas. A partir de ese periodo el sur de Yucatán, al igual que todas las regiones de México, vivió procesos de transformación que obligaron a los campesinos a readecuarse a las nuevas condiciones que les impuso el reparto de tierras y la constitución legal del ejido que se encontraba regulado por leyes que normaron las relaciones de producción y organización internas de las comunidades constituidas en ejidos. Más adelante, entre las décadas de los años sesenta y setenta, el Estado mexicano como parte de su política económica, implementó diversos programas de inversión –Plan Chac, Plan Tabi y Plan Tabi-Muna, entre otros– aplicados en la región sur del estado de Yucatán, que ampliaron la actividad citrícola e incorporaron cultivos mecanizados de hortalizas y productos básicos. En esos años se crea el distrito de riego 48 y se incorporan 9 mil hectáreas más al riego. Estas transformaciones trajeron consigo la rápida conversión de la antigua economía milpera por la mercantilización de la agricultura citrícola orientada en su totalidad al mercado regional e internacional (Flores, 1997).

En los años ochenta, durante el gobierno de José López Portillo, se desmontaron en la región cerca de 15 000 ha que fueron incorporadas a una agricultura más tecnificada. Todo ello dio lugar a la integración de nuevos procesos organizativos como las unidades de producción incorporadas al distrito de riego. La instrumentación de dichos programas tenía como propósito “elevar la productividad”; para ello se les impuso un paquete tecnológico que incluía crédito para semilla mejorada, fertilizante, agroquímicos, asistencia técnica y un seguro agrícola. La decisión de abrir tierras al cultivo en esa región se debió en gran medida a su conformación natural, ya que en ella se concentran manchones de tierra roja denominada kankabal que son aptos para la agricultura mecanizada por ser grandes planicies compactas que se diferencian de la mayor parte del territorio de Yucatán que es pedregoso, sumado al hecho de que se requería establecer opciones productivas para los campesinos que, ante la debacle de la producción henequenera, se encontraban fuertemente marginados y empobrecidos. Actualmente Muna cuenta con 34 unidades de riego, ocho de temporal, nueve citrícolas y cuatro ganaderas con sistema de riego, así como ocho grupos que trabajan esta misma actividad sin contar con sistema de riego. Existen en total 1 778 ejidatarios con derechos vigentes, de los cuales sólo uno es mujer. Según registros de Procampo, 400 de ellos son milperos de espeque cuyo sistema de cultivo sigue siendo el tumba-roza-quema, el cual trabajan en un área para rotación de aproximadamente 400 hectáreas. Los resultados obtenidos fueron los siguientes: 1. An tes de la introducción del riego y la mecanización la milpa nutría la dimensión simbólica del campesino. Las ceremonias, los rituales y el conocimiento tradicional eran algunos de los medios que utilizaba para recrearse culturalmente y fortalecer su postura identitaria en donde se autorreferenciaba como campesino milpero. 2. El campesino milpero al ser transformado en productor en unidades de riego, fue perdiendo Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 45

Muñoz Cervantes, Esther Guadalupe

su conocimiento tradicional. La estrecha relación que había mantenido con la naturaleza se perdió y todos los cambios vividos lo desestructuraron culturalmente.

Planteamientos metodológicos Uno de los principales propósitos de este estudio es describir y analizar los procesos de cambio –resultado de la introducción de la mecanización y el riego– que vivieron la milpa y el ejido como espacios interactuantes en los que el campesino se recreaba culturalmente. Para auxiliar en la investigación de caso, se utilizaron elementos del enfoque longitudinal contextualista sobre el cambio, sugerido por Pettigrew (1996). La recolección de datos se hizo a partir de un marco que se centró en importantes puntos de ruptura, que indicaran el inicio o el final de periodos de continuidad o de cambio; de ahí se ubicó un punto de inicio, que es el anterior inmediato a la introducción de la nueva tecnología, luego como punto de ruptura la constitución de las unidades de riego, y a partir de ahí se establecieron los cambios y continuidades a lo largo del tiempo. A fin de posibilitar una visión general de análisis sustentada en este enfoque metodológico se diseñó la matriz que se muestra en el cuadro 1.

Para ello se recurrió a trabajo de campo, y mediante entrevistas en grupo e individuales con informantes clave, se recabó parte de la información; las historias de vida también se incluyeron y finalmente se complementó con información documental.

Cha’ac, en el tiempo de los dioses Muna es una localidad que tiene un origen anterior a la conquista española. Se encuentra a 18 km de la ciudad prehispánica de Uxmal, en Yucatán y es una de las más importantes de la antigua civilización maya. El significado más aceptado de la palabra Muna, proviene del vocablo maya Munha, que significa agua tierna, mun de tierno y ha de agua. Se cree que esta denominación se la dieron los antiguos mayas porque en ese lugar existía un Kom (lagunajo u ojo de agua) que surtía de agua dulce a sus pobladores. Muna era parte de una región en la que se dieron importantes asentamientos mayas, en los que en su momento se desarrollaron complejos sistemas socioeconómicos que les permitieron sostener una amplia población. Al ser un pueblo que vivía de la agricultura, el agua era de suma importancia. El dios Cha´ac era la personificación de la lluvia y el agua y se le rendían cultos, ritos, sacrificios humanos y ofrendas

Cuadro 1. Matriz: nivel de análisis de la milpa y el ejido. Antes del riego 1950-1970

Proceso de transición 1970-1986

Después del riego 1987-2004

Producción basada en el conocimiento Producción basada en la incorporación del Producción basada en tecnología incortradicional. nuevo paquete tecnológico, que va despla- porada (mecanización y riego, uso de zando el conocimiento tradicional. fertilizantes y agroquímicos); conocimiento tradicional a punto de la extinción. Recreación de ceremonias, ritos, rituales Subsiste todavía en ciertos sectores de la Ceremonias, rituales y otras prácticas que le daban sentido a la relación que el población, la práctica de algunas ceremo- culturales han ido desapareciendo. milpero mantenía con la naturaleza. nias y rituales. La milpa era el espacio material y simbólico en el que el campesino creaba y recreaba sus condiciones de existencia y las de su familia, así como un sistema productivo.

La milpa deja de ser el espacio material y simbólico para el productor de las unidades de riego. El nuevo espacio productivo -su parcela- no tiene la significancia que tenía la milpa pero aún recrea algunos elementos que le dan identidad.

La parcela en la unidad de riego no está contenida de ese s imbolis mo que prevaleció en los periodos anteriores. En la mayoría de los casos ya no se realiza ninguna ceremonia.

El ejido estaba lleno de relaciones que El ejido va perdiendo relevancia como eje El ejido es visto como un espacio más que reforzaban el sentido de pertenencia hacia la articulador del trabajo y de toma de ya no tiene ese poder de articulación entre comunidad. decisiones. la mayoría de los campesinos.

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Cha'ac, un dios entre la milpa y el riego

que se hacían en épocas de sequía como plegarias para que llegaran las lluvias, o bien, como agradecimiento por la siembra y cosecha. Hoy en día, Muna es una de esas comunidades mayas que se debaten entre la “tradición” y la “modernidad”. Con la instrumentación de diversos programas, los campesinos de Muna vivieron profundas transformaciones que impactaron de formas distintas su cosmogonía. Su dependencia respecto a dos factores ambientales fundamentales como el suelo y la lluvia se modificó, pues el contar con un sistema de mecanización y riego, y con la posibilidad de usar fertilizantes, ya no están sujetos al temporal y a la necesaria rotación que les imponía la siembra de espeque. Hoy son dependientes de los insumos y agroquímicos, así como de la maquinaría agrícola y el riego, todos ellos elementos materiales y totalmente terrenales, que nada tienen que ver con lo “divino”. Es conocido que durante siglos el campesino milpero había concebido como parte de su cultura el que la naturaleza poseía fuerzas sobrenaturales y divinas que la situaban muy por encima de sus propias capacidades y posibilidades de manejo, por lo que ancestralmente se habían ido heredando prácticas ceremoniales que tenían como objetivo obtener de ella los favores que les permitiera conseguir lo necesario para su supervivencia; igualmente, según sus creencias, el hombre provenía del maíz, lo cual también colocaba a este grano en una posición divina. El orden jerárquico natural tiene su equivalencia en un código simbólico eficaz, que sustenta la asignación de las identidades, en donde cada sujeto sabe quién es y en función de ello qué le corresponde hacer. Todas las prácticas tienen un significado preciso, de este modo la acción tiene un significado y se orienta por los principios y las creencias, busca un fin concre to.(We ber, ci ta do por Se rret, 2001 pp:63-64).

El campesino se reconocía “milpero” y lo que ello significaba: trabajar “la milpa” bajo un conjunto de prácticas específicas, le daban esa especificidad. Los valores y creencias guardaban un sentido, la de buscar los favores y condescendencia de

la naturaleza personificada en el dios cristiano, para poder así obtener lo necesario para garantizar su permanencia; de ahí que la constitución de identidades individuales y colectivas requiere de la inscripción del sujeto en un orden simbólico que organice y dé sentido a la percepción imaginaria (Serret, E., 2001 p. 91). El ejido se encontraba en la dimensión simbólica del campesino milpero y estaba lleno de significado, pues era el espacio donde se encontraba el monte, los vientos, la lluvia, el sol y la luna, aunque éstos tomaban forma y se concretizaban en la milpa, lugar en donde se llevaban a cabo los principales procesos que le permitían su reproducción y donde recreaba y fortalecía su posición identitaria. En el ejido sólo tomaban forma las prácticas y creencias del campesino milpero en el momento de hacer partícipe a una parte de la población en el ritual llamado M’atan k’ol, ceremonia en la que se agradece a la lluvia y a los vientos una buena cosecha, y que se organizaba de manera colectiva, ya sea como grupo familiar o entre varios campesinos. Los trabajos de preparación y organización corresponden a los varones; son ellos los que preparan el K’ol, sancochan las gallinas, preparan el sacá (bebida hecha a base de maíz), y otra bebida elaborada a base de cacao tostado, miel y aguardiente, que dan a beber a los invitados. Las mujeres apoyan con la elaboración de las tortillas hechas a mano que mezclan con las menudencias de las gallinas y el caldo en que fueron sancochadas, preparándose así una especie de sopa de tortilla. Antes y durante todo el proceso, el X’mem, hace el ritual en una especie de altar, en el que existen elementos sincréticos entre la cultura indígena y la religión cristiana. Concluida la ceremonia y la elaboración de la comida, se reparte a todos los que llegan. Todo el pueblo está invitado. Se acostumbra primero servir a los hombres, después a las mujeres y por último a los niños. La repartición puede incluir una ración para llevar a sus casas. Los campesinos organizadores se van convencidos de que se verán beneficiados por Cha’ac que, con la evangelización durante la conquista, asumió nuevos ropajes En la milpa, el campesino de Muna satisfacía sus necesidades de reproducción y recreación del Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 47

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conocimiento técnico que le había sido transferido por generaciones, reforzaba su posición identitaria y cultural, y se relacionaba familiar y socialmente. Algunas de estas prácticas se daban dentro y fuera de la milpa. Una de ellas se realizaba después de la tumba y antes de que se iniciara la quema. Colocaban una jícara de sacá en cada uno de los cuatro puntos cardinales del terreno ya desmontado y cuadrado, y otra en medio. En cada una de ellas se ponía una vela. Esta ceremonia, que generalmente se hacía de manera individual, tenía como propósito envolver los vientos para que no se escaparan y se propagaran hacia el monte, sino que únicamente permanecieran dentro del terreno. También era para pedir buena cosecha. Una parte importante en la planeación de las actividades productivas estaba motivada en el Xo kin, también conocido como “las cabañuelas”, que consistía en la observación de las condiciones climatológicas que se daban durante el mes de enero y en función de ellas se presuponían las condiciones que se darían en cada uno de los meses del año. El Ch’achac, otra de las ceremonias que persistía, era la más practicada, pues servía para solicitar la lluvia y agradecer las primicias. Aunque ya había sufrido cambios con respecto a la que se practicaba en décadas anteriores, de manera esencial seguía recreándose con sus principales elementos. Muy pocos seguían todos los pasos que consistían en construir un altar en una mesa que se cubría con hojas de habín, en ella se colocaban ofrendas y gallinas que habían sido sacrificadas para tal fin. Cuatro niños amarrados en cada una de las patas de la mesa, se ponían a imitar el croar de la rana, mientras el X’mem llamaba a los dioses y regaba balché (bebida de miel fermentada con corteza de un árbol llamado balché), para pedir la lluvia. Se consagraban los alimentos y las ofrendas que eran retiradas cuando los chacs (deidades antiguas del agua y de la milpa), ya habían tomado su parte. Después se repartían el k’ol, las gallinas y la sopa. En la preparación de la comida y en la ceremonia misma, sólo participaban los hombres, las mujeres y los niños aparecían en escena cuando ya se empezaba a repartir la comida. Era necesario que la ceremonia la llevara a cabo un X’mem experimen48 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

tado, pues si lo hiciera un aprendiz no sabría como destrabar el aire ni como acomodarlo o amoldarlo. Para agradecer que se había tenido una buena cosecha, algunos mandaban elaborar pan de elote que se repartía una vez concluido el rezo del rosario; otros, cuando ya había elote, arrancaban nueve de ellos y rezaban a Dios. Los elotes ya mencionados los dejaban en la milpa en agradecimiento de la cosecha, y en las casas se repartían otros a la gente que acudía al rosario. Diariamente al llegar a la milpa, muchos de ellos le rezaban a Dios para que les garantizara condiciones naturales favorables que les permitieran realizar sin contratiempos sus labores. Si bien es cierto que los milperos conocían sus limitaciones con respecto al manejo de la naturaleza y por eso recreaban ceremonias y rituales cargados de un sincretismo heredado de la religión católica, pues le rezaban a Cha’ac que había adquirido nuevos ropajes del dios cristiano, también buscaban congraciarse con las divinidades que poblaban el cosmos y la tierra, y al mismo tiempo no dejaban de intentar avanzar en el conocimiento para lograr su manejo. Por eso muchos de ellos, los más ancianos, tenían conocimiento sobre los movimientos del sol y la luna; sabían del manejo de los vientos, que les ayudaba a pronosticar cuándo quemar, cuándo iba llover, cuándo vendría una helada o granizo y cuándo cortar madera en luna llena para hacer las palizadas que servían para cercar la milpa para protegerla del ganado que andaba suelto. Además, muchos conocían la gran diversidad de plantas que había en el monte y cuáles eran sus atributos, pues con ellas atendían los padecimientos más urgentes y comunes. Las mujeres también poseían un gran conocimiento del tema, pues se encargaban de curar a sus hijos de las enfermedades más frecuentes y comunes, aunque existían yerbateros que poseían un conocimiento más especializado y atendían una mayor variedad de padecimientos. Todas estas expresiones formaban parte de su vida cotidiana que estaba impregnada de un simbolismo e identidad, de saberse adscrito a una comunidad, pero el “progreso” los había alcanzado y las promesas de mejoras en sus condiciones de vida los habían subyugado.

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Cha’ac entre la milpa y el riego Al principio, cuando se introdujeron las unidades de riego, el campesino todavía permanecía con ese sentido de arraigo y vinculación con la tierra y su entorno, reproduciendo sus viejas tradiciones. Aún cuando “el monte” había cambiado sustancialmente su fisonomía como resultado de la tumba de varios miles de hectáreas de selva, todavía los campesinos le daban esa significancia simbólica, y durante los primeros años, muchos de ellos seguían haciendo los pequeños rituales para “pedir permiso al monte” para trabajar. Aunque los campesinos ya contaban con sistemas de riego, seguían sembrando en temporal pero sin padecer el riesgo de la pérdida de su cosecha, pues al no tener agua cuando escaseaba la lluvia, echaban mano del riego. Todavía se sostenía entre muchos campesinos la costumbre del Ma’atank’ol, Huajik’ol, el Cha´chac. En épocas de sequía se hacían plegarías para que llegaran las lluvias o bien, como agradecimiento por la siembra y cosecha. A pesar de que ya no trabajaban la milpa, seguía subsistiendo la costumbre de quemar, así que también en los primeros tiempos, antes de iniciar estas prácticas le rezaban a los vientos en los cuatro puntos cardinales. Lo que sí dejó de ser “necesario” fue parte del conocimiento tradicional que se había venido trasmitiendo y practicando durante generaciones. Al no depender de la lluvia, ya no era fundamental la observación para saber cuándo iba a caer. Las técnicas tradicionales de cultivo que mantenían una producción diversificada dejaron de realizarse y las condiciones tecnológicas impusieron la incorporación de nuevas prácticas. Con el paso de los años, disminuyeron las prácticas culturales que le habían dado sustento identitario a la comunidad y a los campesinos mayas. Otros cambios, no menos importantes, que asumió el campesino como consecuencia de la introducción de nuevas tecnologías, fue el paso de la agricultura extensiva a la intensiva al abandonar el sistema de roza-tumba-quema; de la producción diversificada al monocultivo; de un sistema de tra-

bajo sustentado básicamente en el núcleo familiar a otro organizado en unidades de producción mecanizadas y con riego que modificaron la división social y familiar del trabajo, así como las formas de organización tradicional. También se cambió la orientación de la producción, pues del autoconsumo se pasó a la producción para el mercado. Estas grandes transformaciones trajeron como consecuencia la desaparición de parte del conocimiento tradicional que se había trasmitido generación tras generación, lo que no significó que sus concepciones y conocimientos se hayan modificado del todo, más bien, al igual que a lo largo de su historia, se vieron obligados a readecuarse como un mecanismo de resistencia y persistencia. En Muna podemos encontrar a todavía algunos campesinos “milperos” que siguen conservando parte de esas viejas tradiciones que reviven y recrean a partir de sus propias interpretaciones. Los “milperos” son campesinos que aún cuando no fueron “beneficiarios” de los programas de mecanización y de riego, también han transformado sus procesos de producción. Muchos de ellos ya no usan el sistema de roza-tumba-quema, que requería de una forzosa rotación cada determinado tiempo. Hoy, muchos de estos “milperos” utilizan la mecanización y la explotación intensiva de la tierra, incorporan fertilizantes y únicamente siembran maíz y calabaza. Sólo algunos de ellos saben cómo se trabajaba la milpa y mantienen un conocimiento tradicional sobre los fenómenos naturales, pero la mayoría ya no conoce, o conoce muy poco, sobre el comportamiento de los vientos, de la lluvia, de la luna, de la canícula, de las cabañuelas que requieren de gran tiempo de observación, sobre todo, cuando las condiciones ambientales se han modificado como producto de los cambios climáticos mundiales. Saturnino Xiu, productor que trabaja con riego, cuenta que su abuelo le enseñó a sembrar y le inculcó que tenía que agradecer los primeros frutos, las primicias de la cosecha. Por eso, cada vez que puede celebra el Huajik’ol. También le enseñó otras prácticas como el He´ez, que se realiza para calmar los malos vientos en donde se crían los cochinos y las aves, es decir en el traspatio. Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 49

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Para don Saturnino, las aguadas y los cenotes son sólo eso, formaciones que proveen de agua, sin ningún otro significado. Él dice que esas creencias son antiguas y que no se las enseñaron ni su padre ni sus abuelos. Pero en lo que sí cree, así como mucha gente, es que existen los aluxes, unos duendes traviesos que siempre rondan las milpas para asustar a la gente. Él recuerda que antes de que se introdujeran las unidades mecanizadas y con riego, los campesinos se organizaban en grupos de hasta diez ejidatarios para tumbar el monte alto y así poder hacer su milpa. Desmontaban una superficie suficiente para que les tocara de 100 a 200 mecates (una hectárea tiene 25 mecates), que cultivaban de forma individual utilizando el sistema de rozatumba-quema. Para trabajar las tierras de uso común no tenían que pedir permiso a la Asamblea, nada más se organizaban y la trabajaban. Actualmente, si un campesino quiere hacer “milpa” tiene que solicitar permiso al comisariado ejidal. Concluye que se ha abandonado la costumbre de hacer ceremonias tradicionales, “pues ya se está perdiendo la creencia”. Considera que esto se debe en parte a la educación que reciben y a que ya que casi no hay “antiguos” que las transmitan, además de que los jóvenes no tienen interés, porque cada vez aumenta el número de ellos que emigra a Estados Unidos. Solamente en este año se fueron cerca de 150 personas a ese país en donde existe toda una colonia de munenses que han emigrado en busca de mejores opciones (después de los mixtecos, los mayas yucatecos están situados como los de más alta migración). Don Davo Cauich, un campesino “milpero” que junto con otros no quiso ser “beneficiario” del programa de mecanización y riego, dice que su padre le enseñó a trabajar la tierra con sus propias manos y que además, que es mucho más difícil trabajar en las unidades que en la milpa. Pone como ejemplo a su hermano que tiene que llevar a trabajar a la parcela a toda la familia, incluso a su mujer. Recuerda que cuando no había parcelas mecanizadas, la mujer no trabajaba en el campo, únicamente en su casa, cuidando los hijos y los animales y trayendo 50 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

leña. Hoy tiene que trabajar con el marido la parcela, si no, “no da”. Recuerda que antes, cuando hacían milpa, trabajaban los altillos, que aunque había mucha piedra, allá no llegaba el Xau Canul (la gallina ciega), una plaga que acababa con el sembrado. En aquél entonces la mayoría de los campesinos hacían su Ma’atank’ol, para agradecer las primicias o para pedir la lluvia. Ahora ya casi nadie lo hace. Cree que se debe a que muchos han perdido la fe, pues considera que hacer estas ceremonias son asunto de fe. Relata que en septiembre estuvo a punto de perder la cosecha pues no había lluvia, pero él hizo el Ma’atank’ol y le rezó a “Dios” con mucha devoción para que le trajera la lluvia y le hizo el milagro: llovió sólo en su parcela y logró su cosecha. La visión de ambos campesinos, puede dar cuenta de cómo se han ido modificando sus concepciones y, por ende, transformado sus relaciones con la naturaleza y su posición con respecto a ella. Los campesinos que siguen reivindicando la tradición de agradecer las “primicias” o pedir los favores de la lluvia, lo hacen reinterpretando una vieja tradición que hoy pone en el centro un proceso de fe, cuyo objeto de culto es el “Dios” católico y no Cha´ac como tal, ya que su cosmovisión se ha visto fuertemente permeada por la religión católica. Los fenómenos naturales son obra de “Dios” y sólo él puede tener el poder de manejarlos. No obstante, esta visión está contenida en una tradición indígena, pues el culto se realiza en la parcela, lo celebra un X’mem (sacerdote/brujo maya) y se invocan a los vientos, y a la lluvia como un don que otorga “Dios”. Si no estuviera presente la tradición indígena, el culto se realizaría en una iglesia, por un sacerdote católico y en forma de misa. Don Meritas es otro campesino que trabajó la milpa y hoy labora en una parcela con riego. Recuerda que en abril y mayo se organizaba el Huajik’ol que estaba dedicado a la milpa y era una acción de gracias. El Mata´ank’ol era para agradecer a la lluvia y a los vientos, la buena cosecha. También se realizaba el Cha´ac Cha´ac en donde el “yerbatero” amarraba en cada pata de la mesa a cuatro niños, quienes empezaban a brincar y hacer sonidos como si fueran sapos, mientras éste se ponía a rezar. Antes de eso, ya había escogido los nueve mejores elotes, que luego eran utilizados

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para preparar el sacá (bebida hecha con maíz). También se tenía que traer agua de cenote pues era la mejor, y una vez terminado el ritual había que apresurarse porque llegaría la lluvia. Considera que las tradiciones son ideas que los padres les inculcan y que se llevan en la cabeza, pero como son asuntos de la “ideología”, sólo pueden ser modificadas o acabadas a través de “ideas”, es decir con “ideología”, y como la gente ya practica otras religiones dejaron de creer en todas esas tradiciones, pues se las prohiben. Dice que las tradiciones no se acaban nada más porque sí, que cuando los españoles quisieron terminarlas por medio de la violencia no pudieron, pero lo lograron cuando convencieron por medio de las ideas. Lo mismo está pasando con las otras religiones. Afirma que eso mismo se está dando con la fiesta de finados pues “los hermanos” consideran que no debe dársele gracias al “espíritu”. Calcula que las ceremonias para agradecer la cosecha mediante el K’ol o con rosarios, ya nada más la practican cuando mucho un 30% de los campesinos. Resalta que ya únicamente existen dos X’mem (sacerdotes tradicionales) en la localidad y sólo uno de ellos todavía se dedica a realizar ceremonias y ritos. Señala con pesar, que otra cosa que se ha ido perdiendo es el conocimiento tradicional. Los jóvenes ni siquiera saben qué es la “canícula”, que sirve para conocer el tiempo para sembrar, que empieza el 13 de julio y termina el 24 de agosto. Cuenta que existe una leyenda sobre la canícula: dice que es un hombre que anda de casa en casa encomendándose pero que no acepta dormir con los demás, que tiene que dormir afuera y allí hace temblar la tierra para que le dé miedo a la gente y se enferme de diarrea y vómito y cuando tengan que salir al baño, se los come. Ante ésto, varios famosos yerbateros se reunieron, lo atraparon y lo santiguaron, encadenándolo con cadenas hechas de hierba “chichibe” y lo llevaron a un cenote y allí permanece por siempre, haciendo temblar la tierra para que lo suelten, por eso cuando se oyen truenos pero no viene la lluvia, es que Canícula está tratando de liberarse, por eso tiembla. Admite que ya no consideran necesario saber sobre la canícula, pues con el riego no se necesita

saber con tanta precisión cuándo va a llover, y las fechas de siembra no están sujetas necesariamente al comienzo de las primeras lluvias. El conocimiento de la canícula también servía para sembrar en el momento preciso y así evitar la presencia de ciertos bichos que en la actualidad se controlan con agroquímicos. Los bailes tradicionales como la “cabeza de cochino” y otros, ya casi no se practican, ni tampoco los juegos tradicionales. Algo que la mayoría de la gente aún considera como existente en su entorno, son los famosos aluxes, seres mitológicos mayas que son personificados por pequeños duendes a quienes les gusta hacer muchas travesuras. El lugar donde más les gusta rondar son las zonas arqueológicas, pero también se los pueden encontrar en la milpa o en el patio; les gusta hacer ruido y esconder objetos. Los milperos de espeque, sobre todo los “antiguos” como don Saturnino, relatan que los han visto varias veces, ya que él acostumbra quedarse en su milpa hasta cinco días. A través de lo anterior podemos constatar la persistencia en diversos grados e interpretaciones de algunas tradiciones y concepciones, las cuales siguen distinguiendo y diferenciando a los pueblos indios. Una de las cuestiones importantes a considerar es que las concepciones y visiones son asumidas y reinterpretadas, según las particularidades de la persona o grupo de que se trate. Dependiendo de diversos factores internos y externos, en cada individuo existe de manera diferenciada la fuerza con que siguen persistiendo tradiciones, mitos y creencias que en algunos casos se han conservado con gran dificultad.

Conclusiones La milpa, como unidad de producción, fue el espacio fundamental en torno al cual giraban los múltiples procesos que desarrollaba el campesino para garantizar su reproducción y la de su familia. Alrededor de ella se instrumentaban procesos organizativos que le permitían proyectar sus acciones productivas en las que disponía de la fuerza del trabajo familiar y de las posibilidades de conjuntar esfuerzos con otros campesinos para así Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 51

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resolver necesidades previamente definidas y consensuadas. Todas sus acciones estaban llenas de sentido y motivación, y dirigidas a un fin reproductivo e identitario; no obstante, también ejercía diversas acciones que lo vinculaban con las estructuras del ejido y del mercado interno mediante el trueque. El sistema de roza-tumba-quema lo practicaba en función del conocimiento que le habían heredado sus ancestros Cuando se inició la instrumentación de las políticas hidroagrícolas, las condiciones anteriores se modificaron sustancialmente, el sistema de tumba-roza-quema fue desplazado por el sistema de mecanizado y riego, y con ello el conocimiento tradicional dejó de tener sentido. Ya no era indispensable tener un profundo conocimiento sobre el manejo de sus recursos y fenómenos naturales La milpa también nutría la dimensión simbólica del campesino, quien desarrollaba acciones con apego a valores y conocimientos que estaban llenos de significados expresados en representaciones y lenguaje. Las ceremonias, los rituales, el conocimiento tradicional expresado en técnicas que utilizaba para el manejo y uso de sus recursos naturales, eran algunos de los medios que utilizaba para recrearse material y culturalmente, fortaleciendo su postura identitaria, en donde se autorreferenciaba como campesino milpero antes de convertirse en productor de unidades de riego. Ya como productor de unidad, el conocimiento tradicional fue perdiendo sentido, ya no era necesario conocer el comportamiento de los vientos, la posición de la luna y el sol y cuándo iba a llover. La relación estrecha que había mantenido con la naturaleza se fue perdiendo. Todos esos cambios vividos fueron desestructurando culturalmente al que

fuera campesino milpero y después se convirtiera en productor de unidades de riego. Como se podrá apreciar, no fueron pocos ni irrelevantes los cambios que vivió esa comunidad maya. Las transformaciones sufridas modificaron elementos esenciales de lo que siempre había sido y con lo que siempre había permanecido; no obstante, habría que considerar que dichos cambios no fueron lineales ni mecánicos, ya que estuvieron contenidos de relaciones sociales en las que cada actor desplegó en su momento, una acción-reacción según el caso. Cada acción estaba llena de sentido, unas veces asumida conscientemente y otras inconscientemente, algunas con arreglo a fines y otras resistiendo. Sin embargo, no hay que perder de vista que los miembros de una comunidad no se apropian de manera homogénea de los elementos constitutivos de su cultura, aún cuando integren identidades colectivas que pudieran percibirse como colectividades ficticiamente uniformes; por ello, es importante considerar que cada individuo se apropia de los elementos de su cultura, conformando una visión, percepción e identidad propia que sin duda alguna determina sus formas de participación y expresión dentro y fuera de la comunidad. Por último, es importante establecer de manera precisa cuáles son los factores que han posibilitado que se modifiquen sustancialmente e incluso se pierdan algunos rasgos distintivos de sus culturas, con la idea de poder iniciar o construir en la medida de lo posible, procesos que reviertan o impidan que esto siga ocurriendo; aclarando que no se persigue que los elementos de una cultura permanezcan inamovibles, sino al contrario, que se fortalezcan, pues eso también puede darse a partir de la adopción de elementos de otra cultura que vengan a robustecer las posiciones identitarias.

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Plan de Acciones para la Rehabilitación y Modernización del Distrito de Riego

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Modos de vida en espacios de transición campo-ciudad: comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México Lucio Noriero Escalante1 Recibido: 8 de agosto 2005 Aceptado: 13 de febrero 2006 Resumen El objeto de estudio de la presente investigación es la transformación en la estructura agraria de la comunidad San Miguel Tocuila, perteneciente al municipio de Texcoco, Estado de México, como consecuencia de la cercanía con la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, y cómo repercute en los modos de vida de los pobladores que comparten estos espacios de transición campo-ciudad. Para comprender la magnitud de estos problemas se realizaron entrevistas de historia de vida tanto a personas originarias del lugar, así como a las que han llegado recientemente a vivir en el área. Estas entrevistas constituyen premisas fundamentales para reconstruir la percepción de la gente acerca del tiempo vivido en la comunidad y sobre el futuro que se espera para ésta, debido principalmente por el cambio en el uso del suelo de agrícola a habitacional. Palabras clave: modos de vida, vida cotidiana e historia de vida.

WAYS OF LIFE IN TRANSITIONAL COUNTRY-URBAN SPACES: THE COMMUNITY OF TOCUILA, IN TEXCOCO, STATE OF MEXICO Summary The object of study of this investigation are the transformations in agrarian structure in the community San Miguel Tocuila, in the municipality of the Texcoco, state of Mexico, as a result of its proximity to the Metropolitan Zone of Mexico City, and how these transformations influence the ways of life of the settlers who share these transitional country-urban spaces. In order to understand the dimension of these problems, life-history interviews were carried out with both people native to the area, and those who have recently arrived to live there. These interviews constitute fundamental premises to reconstruct the people’s perception of the time lived in the community on the future expected for it, mainly due to the change in land use from an agricultural to residential one. Key words: life ways, everyday life, life history.

El presente estudio se enfoca principalmente al análisis de las transformaciones en la estructura agraria y los cambios en los modos de vida de los 1

pobladores de la comunidad de Tocuila, municipio de Texcoco, Estado de México, que se han dado como consecuencia del acelerado proceso de

Estudiante del Programa de Doctorado en Ciencias Agrarias. Departamento de Sociología Rural. Universidad Autónoma Chapingo. Chapingo, Méx.

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Noriero Escalante, Lucio

urbanización, debido fundamentalmente a la cercanía con la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). Para realizar este trabajo de investigación nos centramos en la estructura agraria, la cual según Garcia (1985), es ...un conjunto de relaciones –endógenas y exógenas– cuyo núcleo cen tral es la propiedad sobre la tierra y sobre los medios de producción, y cuya dinámica depende de los diferentes modos como se inserta en la economía capitalista de mercado y de los diferentes rasgos, pasos y niveles de las economías señoriales de renta o de las economías de acumulación y costo-beneficio.

Con respecto a los modos de vida, los entenderemos en este trabajo como la articulación y organización concreta que la gente realiza entre los diversos ámbitos de su vida social, tanto en términos de la práctica o actividad, como en términos de percepciones, estados y contenidos intencionales y actitudes, ya que en éstas últimas podemos apreciar que los modos de vida y las formas de desarrollo son también diversas, de acuerdo con los tipos de estratos de la población. En las comunidades cercanas a las zonas urbanas los habitantes varían poco y están regulados por las distintas actividades que se realizan en la comunidad, por ejemplo, el toque de la campana para ir a la escuela, el silbato del camión que se dirige a la ciudad, etc. En cambio, en otros lugares son las manifestaciones naturales las que influyen, las que actúan en su forma de vida: con el canto del gallo se levantan, se guían por las estrellas, observan cuidadosamente a los animales; por ejemplo, cuando los zopilotes emprenden el vuelo en la tarde, es indicio de viento; cuando canta un tecolote es indicio de que se aproxima una muerte. Los campesinos se valen de estos indicios para pronosticar los acontecimientos de la vida cotidiana, además, en el medio rural se cree en la existencia de brujas, nahuales, brujerías, chamanes, curanderos milagrosos, lloronas, etc., se cree en los sueños, bebidas sagradas, talismanes y amuletos (Sánchez, 1976). De esta forma, con la conjunción entre la estructura agraria y los modos de vida asumimos que los sujetos sociales nacen y se socializan en medio de estructuras preexistentes que 56 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

prefigurarán sus prácticas culturales específicas, pero que a su vez, serán activamente reproducidas, modificadas y adaptadas por estos mismos sujetos en función de intereses, identidades y contextos cambiantes, sobre todo porque los sujetos sociales definen sus modos de vida mediante el trabajo, del que obtienen los recursos para vivir, al que llamaremos ámbito del trabajo productivo. Otro aspecto en torno al cual gira la investigación, es el vínculo que establecen los pobladores por la cercanía con la ciudad y las implicaciones que ésta tiene en los cambios que se han dado en los modos de vida. Otro término que consideramos importante diferenciar del modo de vida, es el de la vida cotidiana, ya que según Heller (1987): ...para reproducir la sociedad es necesario que los hombres particulares se reproduzcan a sí mismos como hombres particulares. La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social.

Aquí el individuo es el principal referente, lo cual sugiere reconocer los espacios básicos de la reproducción individual, entre ellos el trabajo y la vida familiar. En ese sentido añade el mismo autor ...la reproducción de la sociedad no tiene lugar automáticamente a través de la autoreproducción del par tic u lar (como sucede, por el contrario con las especies animales, que se reproducen automáticamente con la reproducción de los animales particul ares). El hom bre sólo puede reproducirse en la medida en que se desarrolla una función en la sociedad.

Dada la ambigüedad del concepto de vida cotidiana, es importante mencionar a Bourdieu (1990), cuando hace referencia al habitus como la diversidad de los ambientes inmediatos a los individuos, de los que depende su identidad cultural. En este sentido, la vida cotidiana se expresa en una diversidad de ámbitos de la vida social como la cantidad de posibilidades que los individuos tienen para interactuar en su ambiente social. Así, las limitaciones de intercambio social de los individuos se convierten en una reducción del ambiente inmediato al que se refiere Heller.

Modos de vida en espacios de transición campo-ciudad: comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México

Es en tal sentido que la investigación buscó comprobar los cambios ocurridos en los modos de vida a raíz de la creciente urbanización y a fin de avanzar en dicha dirección, se planteó la pregunta de investigación: ¿Cómo influye la nueva relación campo-ciudad en la transformación de la vida cotidiana de los pobladores de la comunidad de Tocuila, y qué implicaciones tiene en la estructura agrícola/agraria de la localidad? Para responder a esta pregunta se propuso como objetivo general el análisis de cómo se configura y redefine la forma de vida en los espacios de articulación campo-ciudad a partir de las transformaciones rurales/agrícolas, mientras que los objetivos específicos fueron: 1.

Conocer la percepción sobre los logros o limitaciones de los pobladores en los cambios de la estructura agraria. Ello significa el cómo se entrelazan lo individual (autonomía) con lo estructural (contexto).

2. Conocer los aspectos dinámicos de los modos de vida a partir de la comprensión de cómo y por qué se configuran unas u otras formas de vida cotidiana. 3. Conocer los procesos de expansión urbana y sus implicaciones en el cambio de uso del suelo agrícola a uso habitacional principalmente. En función de la pregunta de investigación y de los objetivos, surgieron las siguientes hipótesis de trabajo:

Metodología La investigación se realizó en la comunidad de Tocuila durante los meses de enero a mayo de 2004, mediante dos tipos de datos: a) los empíricos, obtenidos a través de las entrevistas, complementados con observación realizada durante el trabajo de campo, y b) los provenientes de un análisis conceptual y descriptivo que se obtuvo a través de una revisión hemero/bibliografíca. La información se obtuvo mediante entrevistas de historias de vida, las cuales están formadas por relatos que se producen con la intención de elaborar y transmitir una memoria personal o colectiva que hace referencia a las formas de vida de una comunidad o periodo histórico concreto y surgidos a petición de un investigador, lo que las diferencia, mas no las aísla, de las autobiografías, las historias de personajes, los cuentos populares y las tradiciones orales que se difunden en el interior de un grupo. La historia de vida se va creando a medida que la investigación avanza de acuerdo a los objetivos, hallazgos y límites, y está dirigida a orientar la vida y acción de quien la narra. El entrevistador trata de aprender de las experiencias destacadas de la vida de una persona y las definiciones que ésta aplica a tales experiencias. La historia de vida presenta en sus propias palabras la visión que tiene la persona, en gran medida, como una autobiografía común (Taylor et al., 1987).

Hipótesis general: el acelerado proceso de expansión urbana implica modificaciones rurales en la estructura agraria de la ZMCM, principalmente en la comunidad de Tocuila, municipio de Texcoco, Estado de México. Ello genera respuestas de resistencia o apoyo de los pobladores a la modificación de sus modos de vida históricamente arraigados en la tenencia de la tierra.

La estrategia de utilizar la historia de vida no consiste en conocer los relatos personales en sí mismos, sino tomarlos como partes de un universo social, ya que, "en la historia de vida se revela como de ninguna otra manera, la vida interior de una persona, sus luchas morales, sus éxitos y fracasos en el esfuerzo por realizar su destino en un mundo que con demasiada frecuencia no coincide con ella en sus esperanzas e ideales” (Burgess, 1987).

Hipótesis específica: en estas respuestas emergen diferentes niveles de conciencia y organización en cuanto a la valorización de la tierra, o bien a un rechazo de prototipos de formas de vida. Esta percepción (niveles de conciencia), es diferente según la estructura de edad de la población.

Es pertinente dejar claro que la forma en que se pretende abordar el trabajo de campo es en términos de producir información, antes que recopilar datos preexistentes, por lo tanto, la información que se produzca, particularmente las narraciones de los pobladores de la comunidad de Tocuila, será la que nos dé cuenta de sus Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 57

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experiencias vividas, de las que el entrevistado seleccionará lo que recuerda y lo que olvida. De esta forma el trabajo de campo es como una fase de producción o coproducción entre el investigador y el entrevistado, y no simplemente una recolección de datos. La fase de campo En total fueron seis las entrevistas realizadas. Dos de ellas se hicieron directamente a personas claves, otras dos más se aplicaron a vecinos pertenecientes a la comunidad ter ri to rial seleccionada. Las dos restantes se realizaron a nuevos avecindados de la misma zona territorial, que en ese sentido tienen un contacto “cotidiano” con cada una de las actividades propias de la comunidad. Las sesiones de las entrevistas a los personajes clave de la unidad territorial seleccionada fueron cinco, cada una de ellas de 60 minutos de duración. Las entrevistas con los vecinos (dos) fueron en dos sesiones cada una de 40 minutos. Las entrevistas con los nuevos avecindados también fueron de dos sesiones cada una de 40 minutos. Las entrevistas respondieron a aspectos relativos a: 1. Origen de residencia (lugar de nacimiento, tiempo de vivir en la comunidad, etc.). 2.

Costumbres y tradiciones de la comunidad (fiestas del pueblo, hábitos alimenticios, juegos infantiles, mitos, vestimenta).

3.

Crecimiento urbano (implicaciones de la cercanía de la ciudad con los modos de vida de los habitantes).

4. Actividades agrícolas y agrarias que prevalecen en la comunidad. 5.

Impacto ecológico (escasez de agua y deforestación).

6. Percepciones de los entrevistados en relación con los cambios en el uso del suelo de agrícola a habitacional. La comunidad en estudio La comunidad de Tocuila, pertenece al municipio de Texcoco, Estado de México y se ubica en la ribera oriental del antiguo Lago de Texcoco, en las coordenadas N 19° 31' 1" y E 98° 54' 31" 58 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

ligeramente debajo de la cota de los 2240 msnm. (Morett et al., 2003). Limita al norte con la población de Riva Palacio, conocida mejor como “San Andrés”; al sur con Santa Cruz de Abajo, hacia el sur-oriente con la ciudad de Texcoco y al poniente con el ex lago de Texcoco. Condiciones sociodemográficas y económicas de la comunidad de Tocuila Según la Encuesta Socioeconómica Municipal de Texcoco, la población total en San Miguel Tocuila, en 1999, fue de 10 224 habitantes, con una estructura poblacional distribuida de la siguiente manera: 5 127 hombres y 5 097 mujeres. La población total ocupada en 1999 fue de 1 780 habitantes, los cuales se distribuían en los siguientes sectores en términos absolutos: en comercio 267; in du stria 356; agricultura 255; ganadería 152; servicios 737, y finalmente, artesanía con 13. En términos relativos respectivamente representan 15, 20, 14.3, 8.5, 41.4 y 0.7 % de la población. Historia agraria en Tocuila Con base en la revisión de una copia certificada emitida por el Archivo General de la Nación con fecha del 8 de mayo de 1945, “Tocuila, tiene la categoría política de pueblo, y en unión de sus barrios San Felipe y Santa Cruz de Abajo, tiene 1 323 habitantes de los cuales 395 tienen derecho al beneficio de la ley: que el área total del pueblo y sus barrios es de 213-51-00. Las localidades de que se trata fueron fundadas en el año de 1609. Que los terrenos que los vecinos pretenden son planos de primera calidad y propios para el cultivo del maíz, trigo y cebada: que el clima es templado.” No obstante, se consideró prudente autorizar una segunda “ampliación automática”, para el ejido de Tocuila, en septiembre de 1935, dado que para esa fecha la población ya no contaba con tierras suficientes para desarrollar sus actividades agrícolas, por lo que se decidió conceder 954 ha de terreno general, de los cuales 104 ha, fueron de humedad y 850 ha de pastal y charco que fueron íntegramente tomadas de la hacienda Chapingo. De ahí que se formaran 456 parcelas de 4 hectáreas cada una, y las restantes fueran utilizadas como pastizales.

Modos de vida en espacios de transición campo-ciudad: comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México

En términos generales, el ejido ha recibido por la vía de dotación y ampliación 1404-23-20 beneficiando a 421 jefes o “capacitados”. A los ejidatarios de la primera dotación les habrían correspondido cuatro hectáreas, pero las autoridades agrarias decidieron que fuera una hectárea y fracción. El ejido también cuenta con una parcela adicional, la cual es llamada “parcela escolar”, en la que, como su nombre lo indica, se construyó una escuela.

Resultados y discusión Las historias de vida tanto de los entrevistados que siempre han estado en la comunidad de Tocuila, como la de los que recientemente han llegado, demuestran justamente el sentir de las personas en su vida cotidiana, sobre todo, porque en ellas se proyectan las relaciones individuo-sociedad, situación que nos permite conocer y explorar la percepción sobre sus logros o limitaciones, puesto que cada individuo es diferente y excepcional, único e irrepetible, representativo del contexto social , así como al describir la diferencia de esa vida, también se descubre el tejido social y productivo del que forma parte. Para el caso que nos ocupa, conocer los modos de vida que se van entretejiendo en los espacios de transición cam po-ciudad, nos permite una aproximación empírica a los procesos de expansión urbana y de sus implicaciones en el cambio del uso del suelo agrícola a habitacional, puesto que partimos de la idea de que son éstos algunos de los elementos que transforman la vida cotidiana y conducen a tomar acciones o medidas encaminadas a salvaguardar la pérdida potencial de los espacios rurales y de la cultura rural-local de los pobladores de dichas áreas. En ese sentido, a través de las respuestas de los entrevistados conocimos los cambios ocurridos con el paso del tiempo en la unidad territorial estudiada, sobre todo porque se construyeron nuevas identidades que sugieren los ajustes de cuentas con el pasado para hacer soportable una existencia en el ámbito colectivo y también en lo público o privado; así los mitos, los usos y costumbres de una comunidad muestran las percepciones de los individuos en el transcurrir del tiempo y del espacio, lo que nos permite tener una visión amplia de las dimensiones del cambio y la

continuidad en la historia de un individuo dentro de su colectividad. De esta manera somos testigos de los patrones del comportamiento social en generaciones y grupos generacionales, situación que contribuye a entender las estrategias de supervivencia y lo que inventan para preservar la tradición, o incluso propiciar el cambio.

Historias de vida de personas que siempre han vivido en la comunidad Las historias de vida de las personas que siempre han vivido en la comunidad nos permitieron una construcción más amplia de la memoria colectiva , ya que los cambios ocurridos en la comunidad de Tocuila, en el transcurso del tiempo (la mayoría de las viviendas estaban hechas con carrizo y adobe, las calles no estaban pavimentadas y carecían de servicios de electricidad y agua potable), coinciden con los procesos de cambio y modernización en el área de estudio. A partir de los años cincuenta se comienza con la construcción de carreteras, primero de terracería y posteriormente pavimentadas; la creación de escuelas primarias, luego secundarias y preparatorias; la introducción de electricidad, así como de productos nacionales en los mercados locales, además de nuevos cultivos; se construyeron nuevos tipos de casas y se reparan las viejas con materiales producidos fuera del área, como cemento, varilla de hierro, etc.; aparecen radios y televisores, se abandona la vestimenta tradicional de los hom bres que consistía en pantalón y camisa de manta y las mujeres abandonan las enaguas, por la ropa producida industrialmente (Viqueira, 1990). Por otra parte, los mitos formaban parte de la vida cotidiana de la comunidad como es el caso de la víbora que rompía el arado del tractor; de la “chirrionera” que emitía un vaho a la mujer recién parida, la adormecía y succionaba de sus senos la leche; del ave que con su trino rompía las resorteras de los niños cuando éstos la querían matar, o de otra ave llamada “saltapared” que anunciaba la llegada de un ser querido o tal vez una tragedia familiar. Además de los juegos infantiles que evocan un pasado donde prevalecía más el carácter creativo e imaginativo de los niños -tales como el juego de Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 59

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las ollitas, de doña Blanca, el de los pajaritos y el llamado “piso”- que exigían que los niños hicieran ejercicios físicos puesto que, como pudimos conocer a través de las historias, los juegos implicaban acrobacia y velocidad al momento de ir corriendo detrás del niño una vez iniciado el juego. Conocer todo lo anterior nos ha permitido no sólo evocar el pasado, sino ir más allá de la reconstrucción de una época y de sus pormenores que constituyeron el marco de las emociones, de los lazos afectivos, de los fracasos y de lo que guarda la memoria. De ahí que podamos comparar el presente y recuperar esas emociones, con las palabras propias de los entrevistados. Ejemplo de ello es cuando señalan que en la actualidad los niños se la pa s a n h o r a s j u g a n d o e n l a s m a q u i n i ta s (videojuegos), y que se aíslan por completo del mundo que les rodea, y aunque probablemente ejercitan su mente, no sucede lo mismo con sus músculos, de ahí que haya más niños obesos. Desde luego hay otros factores que son los responsables de la obesidad, pero lo cierto es que esto es lo que mencionan los entrevistados. Por otra parte, los entrevistados coinciden en que en la comunidad el festejo del santo patrono San Miguel Arcángel es una fiesta que logra reunir a gran parte de la comunidad, en la que los bailes tales como la danza de los santiagos y de los vaqueros son manifestaciones de las tradiciones, así como costumbres que han perdurado por décadas y que hoy en día se entremezclan con las nuevas danzas como la de los sembradores, acompañada con los ritmos musicales norteños que son introducidos por los jóvenes de la comunidad. Todo ello en combinación le da al evento un toque de reunión familiar en donde convergen las viejas y las nuevas tradiciones. No obstante, se aprecia que el festejo va perdiendo fuerza ante la reducción del espacio donde se celebraba, que era regularmente frente a la iglesia, lugar que hoy en día está rodeado de viviendas. Dentro de las tradiciones y costumbres que hacen distintivo a un pueblo, la forma de alimentarse y de vestirse tienen un significado espe cial. En ese sentido los cambios en la comunidad de Tocuila han sido notables en cuanto 60 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

a la alimentación, sobre todo cuando se trajo a la m e m o r i a q u e e l e x l a g o d e Te x c o c o l e s proporcionaba alimentos con un alto contenido proteínico como peces y moluscos, las bolas de “ahuautle”, las cuales eran producto de las larvas de un gusano acuático con las que se hacían tamales; los ajolotes, que también se hacían en tamales y se acompañaban con una salsa de jitomate, y los “chichicuilotes”, que eran unas aves patudas que se comían fritas y se acompañaban con una salsa verde. Hoy en día, estos alimentos ya no se consumen porque desaparecieron, debido a que se ha secado el lago y al cambio de los hábitos alimenticios en la comunidad. A su vez, han aparecido carnicerías de cerdo y res; además, tiendas de abarrotes que venden diversos productos enlatados e incluso hasta se come carne importada de Nueva Zelanda, como dijo un entrevistado. Se observa que los jóvenes e incluso las amas de casa prefieren otro tipo de alimentación, basado principalmente en las comidas elaboradas por las industrias alimenticias. Tal situación exige una nueva relación entre la industria de los alimentos y los productos del campo, porque efectivamente, la agroindustria tiene un mercado potencial que son los jóvenes, pues hoy en día nos enfrentamos ante una transición de la población que requiere y demanda un nuevo tipo de alimentos que no sólo impliquen un menor esfuerzo a la hora de elaborarlos, sino también que sean nutritivos y económicos. En cuanto a los cambios en la forma de vestir, encontramos que anteriormente eran las madres quienes se encargaban de confeccionar la ropa de sus hijos, e incluso un entrevistado señaló que era escasa la ropa que tenían cuando eran niños. Desde luego, el poder adquisitivo del padre era el que se imponía en la forma de vestir a sus hijos, porque, según la misma fuente, había niños que usaban zapatos –por cierto rústicos–, que los hacían distinguirse del resto, ya que la mayoría no tenía acceso a ellos. Sin embargo, en la actualidad, la ropa se caracteriza por ser práctica y sencilla, con diseños funcionales que se adaptan plenamente a la imagen que cada quien busca transmitir; se usan telas sintéticas, fácilmente lavables y hasta con tecnología de secado instantáneo en ropa deportiva.

Modos de vida en espacios de transición campo-ciudad: comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México

Si bien en décadas pasadas la compra de alimentos y artículos de primera necesidad se realizaba en los tianguis, mercados públicos y establecimientos de abarrotes, con la aparición y cercanía de tiendas de autoservicio como Gigante, Aurrerá y Comercial Mexicana, en la ciudad de Texcoco, los consumidores han modificado sus necesidades, gustos y preferencias en la alimentación, forma de vestir y de calzar, debido a la diversidad de productos alimenticios preparados y congelados, practi-envases, abre-fácil y platos desechables, que ofrecen a través de sus departamentos de carnes frías, abarrotes, ropa y electrodomésticos, así como algunos productos enfocados para hacer “la vida más fácil”. Asimismo, el formato tradicional de las tiendas de autoservicios ha evolucionado y hoy encontramos desde súper, mega, e hiper mercados hasta tiendas de membresía como Sam’s o Costco, en el Distrito Federal, que se encuentra a sólo 26 kilómetros de la comunidad de Tocuila. La cercanía de la comunidad de Tocuila con el Distrito Federal,en las propias palabras de los entrevistados, les ha traído beneficios, ya que los jóvenes tienen acceso a una mejor educación, además de que encuentran productos de mejor calidad y con precios accesibles. Sin embargo, también se señaló que hay factores negativos que propicia la cercanía del Distrito Federal, un ejemplo evidente de ello repercute en los jóvenes de la comunidad, quienes han adquirido malos hábitos como es el consumo de drogas, alcohol, robos a casa-habitación y robo de ganado. Estos sucesos también van asociados con la llegada de los nuevos avecindados a la comunidad, ya que vienen no sólo del D.F., sino además de otros estados de la República Mexicana, y que según los entrevistados “contaminan” a los jóvenes de la comunidad con otras formas de vida, que como ya se hizo mención, causan malestar a los habitantes, puesto que ha habido un aumento de los jóvenes consumidores de droga y alcohol. Además, en la comunidad han surgido grupos de jóvenes grafiteros, que como bien se pudo apreciar en los recorridos a pie en la comunidad,

hacen sus pintas en las paredes de las casas y los establecimientos comerciales de la comunidad que le dan una imagen urbana, donde abundan las pandillas y “chavos banda”. Como dice ciertamente un entrevistado: ahora parece que Tocuila se ha convertido en una colonia más del D.F. Lo anterior merece especial atención, ya que coincide con el planteamiento de Lefebvre (1978), cuando señala que: “la vida urbana, penetra en la vida campesina desposeyéndola de sus elementos tradicionales: artesanado, pequeños centros que desaparecen a beneficios de los centros urbanos (comerciales e industriales, retículos de de distribución, centros de decisión, etc.). Los pueb los se ruralizan perdiendo lo específico campesino. Adaptan su marcha a la ciudad pero resistiendo o replegándose a veces ferozmente en sí mismos”. Otro aspecto de gran interés de los modos de vida en la comunidad de Tocuila, es el hecho de que no existen cantinas o bares, sin embargo; cualquier día de la semana en las tiendas de abarrotes que hay en la comunidad se permite la venta de bebidas embriagantes, siendo éstos los centros de venta y el lugar donde se consumen; situación que amerita la atención oportuna de las autoridades, puesto que los jóvenes son los principales consumidores y una vez que ya están alcoholizados, pelean entre ellos y en ocasiones terminan en los hospitales o en la cárcel. Por otra parte, en cuanto a las transformaciones al uso del suelo agrícola a uso habitacional en la comunidad, los entrevistados aprecian que esto se debe fundamentalmente a la falta de recursos económicos para la producción en el sec tor agropecuario. En relación con lo anterior Rubio (2003) señala que los campesinos, sin lugar a dudas, se han empobrecido debido fundamentalmente al proceso de subordinación excluyente que enfrentan; sin embargo, a pesar de las diversas formas en que puedan ser explotados, (asalariados, migrantes, albañiles, sirvientas) la parcela sigue constituyendo el núcleo de referencia, así como el espacio de la reproducción fa mil iar y, por lo tanto, no desaparecerá. Pero resulta evidente, que lo que ha Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 61

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surgido con la nueva forma de dominio agroindustrial es la profunda pauperización y descomposición de la unidad campesina, sobre todo porque: ...en el arranque del tercer milenio la agricultura mexicana está conformada por unos cuatro y medio millones de unidades de producción, de los cuales tres millones corresponden al sector reformado (ejidatarios o comuneros) y el resto son propietarios privados. Pero de estos últimos apenas unos 15 mil poseen empresas grandes, que concentran casi la mitad del valor de la producción rural, y quizá, otros 150 mil tienen empresas pequeñas. El resto, incluyendo a los ejidatarios y comuneros, son minifundios de subsistencia, puramente autoconsuntivos o parcialmente comerciales. De éstos menos de la tercer a parte gen era ingresos agropecuarios suficientes para vivir, y más de la mitad obtiene la mayor parte de su ingreso de las actividades desarrolladas fuera de su parcela. (Bartra, 2003).

Además de lo anteriormente señalado, otro factor no menos importante que ha ocasionado el incremento de la venta de las parcelas, coinciden los mismos entrevistados, es que a los ejidatarios se les ha olvidado que el objetivo de los terrenos era el uso agrícola, no para venderlos, de que además persiste la idea de poco aprecio a la tierra ejidal. Desde luego, estas afirmaciones requieren de un análisis más a profundidad, no obstante, demuestran un sentir diferente al aprecio a la tierra y por ende al ejido. Esto es uno de los motivos que ha generado el incremento en la venta de las parcelas ejidales y con ello, además, están dejando en cierta forma desprotegidas a las nuevas generaciones (como dijo un productor), lo cual se tra duce de forma inmediata en la disminución de tierras para la producción agropecuaria en la comunidad de Tocuila. El panorama señalado en párrafos anteriores parecería ser una conjura para los productores de la comunidad de Tocuila, sin embargo, la realidad es que todo ello ha generado que un amplio grupo de productores se conviertan en jornaleros engrosando el número de campesinos pobres, que ante la falta de opciones de financiamiento para cultivar sus parcelas, optan por venderlas, aunque 62 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

aumente en grandes proporciones la construcción de viviendas. Esta percepción de los entrevistados no es producto de su imaginación, sino que es resultado de lo que se está viviendo en la comunidad. En los recorridos realizados durante la estancia en la comunidad se pudo observar que se están construyendo casas-habitación en algunos terrenos fraccionados, que en un corto plazo, una vez que s e t e r m i n e n d e c o n s t r u i r, d e m a n d a r á n principalmente el servicio de agua po ta ble, además de luz y drenaje. Esta situación resulta contradictoria, ya que para los cultivos agrícolas no se les ha autorizado a los productores la perforación de pozos, aún cuando éstos han presentado la solicitud ante las autoridades locales y federales; no obstante, en la construcción de viviendas con o sin permiso, van a disponer del vital líquido, situación que a juicio de los mismos entrevistados será un problema a resolver en un futuro no muy lejano en la comunidad, ya que el manto freático ha disminuido en grandes proporciones. Aunado a lo an te rior, se observa en la comunidad que hay escasez de árboles, hecho que requiere de una estrategia para incentivar a los habitantes a plantarlos, ya que en palabras de un entrevistado "ahí, donde hay árboles, como que se concentra la atmósfera y ahí llueve más, por eso se requiere de concientización para que se siembren más árboles". Lo cierto es que no hay un programa ambiental en la comunidad de Tocuila que trate de preservar los recursos naturales. El pronóstico para la comunidad de Tocuila, coinciden los entrevistados, es que en un promedio de quince años, se transformará en una comunidad netamente urbana, debido fundamentalmente al cambio de uso de suelo agrícola y pecuario a uso de suelo habitacional, a pesar de que en asambleas ejidales se han tomado medidas o acuerdos que prohíben la venta del ejido; además, la corrupción llega a todos los niveles y Tocuila no esta exenta de ella. En las entrevistas se hizo referencia a que un comisario ejidal fue de los responsables que se vendieran más parcelas durante su gestión; y si a esto agregamos el sentir de la gente cuando dicen que ya no les interesa

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trabajar la tierra porque ya no produce, el ejido está condenado a desaparecer como tal. De lo anterior se deduce que incluso hay quienes están a favor de que el ejido pase a dominio pleno, es decir, que cada ejidatario pueda tener el titulo de propiedad de su parcela, hecho que le facilitaría venderla al mejor postor. Desde luego ante esta situación hay personas que se oponen, pero como se señala en las entrevistas, los ejidatarios no están organizados, y si a esto agregamos que no todos tienen el mismo interés de defender la tierra, lo más seguro es que en los próximos años se cumplan los pronósticos que hicieran los entrevistados: San Miguel Tocuila, se convertirá en una zona donde dejarán de prevalecer las actividades agrícolas y pecuarias, y se convertirá en una zona netamente urbana donde habrá un mayor predominio de las actividades propias de estos espacios. Es un hecho que la mayor parte de los terrenos que conforman el ejido presentan condiciones desfavorables para la producción agrícola debido al alto contenido en sales, sin embargo, hay quienes han realizado labores titánicas que consisten en el lavado de la tierra incorporando abonos orgánicos que mejoran notablemente el suelo y, por tanto, la producción. Ante este hecho un entrevistado señaló que la estrategia para hacer productiva la tierra es que haya voluntad, en su caso, le llevó quince años transformarla, y si todos hicieran el esfuerzo esto se podría llevar a efecto. Lo cierto es que vale la pena cuestionarse si realmente lo quieren hacer, ya que hemos visto que prevalecen posturas antagónicas entre los que desean vender las parcelas y los que optan por defenderlas. Es conveniente señalar que lo referido anteriormente merece especial atención, sobre todo porque existen ejidatarios –por cierto muy pocos– que están preocupados/interesados por defender la tierra, ya que ésta representa la única forma de salir adelante ante la actual situación de pobreza exacerbada. Tal es el caso de los que defendieron y evitaron que se llevara a cabo el proyecto del Gobierno Federal, que pretendía la construcción del aeropuerto alterno a la Ciudad de México en una parte de los terrenos ejidales de Tocuila. No obstante, hay posturas radicales que

muestran la falta de un plan que aglutine los intereses de todos los que forman parte de la comunidad (sobre todo en cuanto a la defensa de la tierra) y no se aprecia o vislumbra una estrategia que beneficie a todos los ejidatarios y que realmente impulse al ejido hacia mecanismos y alternativas de producción de las cuales puedan obtener y satisfacer algunos de los factores elementales de vida como son salud, educación y alimentación. Esto se señala en virtud de que no hay acuerdos, ni metas inmediatas por parte de los ejidatarios para tomar las acciones pertinentes que impulsen la producción agropecuaria en el ejido. A pesar de ello, se logró detener el proyecto aeroportuario. Y aquí vale la pena señalar que, según los entrevistados, había ejidatarios de Tocuila que deseaban vender sus tierras, pero a un precio justo; desde luego, también había ejidatarios que se oponían a la venta del ejido argumentando que era “nuestra madre tierra”, afirmación que un entrevistado considera efímera, porque son personas que no cultivaban sus tierras an tes de que se pretendiera construir el aeropuerto, y que a la fecha en que se realizaron las entrevistas tampoco lo hacen.

Historias de vida de personas que han llegado recientemente a vivir en la comunidad El análisis de las entrevistas de historia de vida tal como la perciben quienes han llegado recientemente a la comunidad de Tocuila, desde luego es diferente a la visión de quienes siempre han vivido en ella. Ejemplo de ello lo podemos apreciar con la percepción que tienen de la comunidad como eminentemente ru ral, por el solo hecho de observar que en la mayoría de los patios de las viviendas hay cerdos, vacas, pollos y patos. Además por la tranquilidad propia de la comunidad que no se tenía en el lugar de donde provienen, debido al ruido y contaminación; incluso señalaron que aún se puede escuchar el canto de los pájaros al inicio de un nuevo día y del término de éste, como efectivamente consta en las grabaciones que se realizaron en la fase de las entrevistas. Otro de los aspectos que también llama la atención de los nuevos avecindados es que en Tocuila aún no hay tanta violencia, a diferencia de Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 63

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la que existe en sus lugares de origen, principalmente, el Distrito Federal. No obstante, manifiestan que la delincuencia en Tocuila va en aumento debido a que los jóvenes son vistos por lo regular reunidos en pequeños grupos en las esquinas por las noches y que se les puede ver, como señala un entrevistado: “con sus ojitos perdidos, por el consumo de las drogas porque se siente el olor de marihuana o bien porque andan alcoholizados”. Esta situación da cuenta de la urgencia de implementar en Tocuila un programa que contemple actividades cívicas y culturales, que genere, propicie y desencadene que los jóvenes tomen actitudes positivas para mejorar la calidad de sus vidas. Hecho compartido por los entrevistados y que desde luego es necesario que retomen los padres de familia de la comunidad de Tocuila al igual que las autoridades, para evitar la violencia que esta situación pueda ocasionar en un futuro no muy lejano. Por otra parte, las costumbres que prevalecen en la comunidad como es la celebración del santo patrono, San Miguel Arcángel, llama la atención a los nuevos avecindados, ya que la fiesta tiene una duración de entre tres a cuatro días. Sin embargo, queda claro que también hay nuevos avecindados que no son católicos y que ven con indiferencia los festejos del santo patrono, ya que como señaló una entrevistada: “cuando se están celebrando las fiestas del santo patrono lo que hacemos toda la familia es encerrarnos en nuestras casas y de ahí no nos saca nadie”. Por supuesto, este hecho no significa que permanezcan encerrados en sus casas los días del evento, simplemente no les interesa o les es indiferente lo que representa para quienes siempre han vivido en la comunidad. Con respecto a la alimentación coinciden los entrevistados en el hecho de que llegan con sus costumbres de donde son originarios, sin embargo, encuentran en Tocuila otra forma de degustar los alimentos porque éstos son más frescos e incluso señalan que: "es nada más de ir con la vecina y conseguir los nopales o los quelites, cuando éstos se nos antojan, cosa que en el lugar de donde somos originarios, difícilmente se conseguirían". En el mismo tenor vale la pena señalar que ven con agrado el hecho de que en la comunidad se 64 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

tiene la costumbre de compartir los alimentos que realizan las familias los fines de semana en sus respectivas casas, sobre todo la comida que se proporciona en las fiestas a los comensales, cosa que no sucede en la ciudad. En palabras de un entrevistado: "allá la gente, no comparte nada, es desconfiada, huidiza, acá la gente es más abierta, aquí salimos con nuestro itacate, llamémosle nuestro bocadillo, de lo que se dio en la fiesta o convivio. Salimos con nuestro tamalito, nuestro refresquito, es otra forma de vida". Por supuesto también degustan los ricos tlacoyos de frijol o haba acompañados con nopales, cilantro, queso y cebolla y su salsa verde o roja, que venden las señoras de Tocuila en el mercado de la misma comunidad o de Texcoco. Coinciden en que por eso y otras cosas ya mencionadas les gusta vivir en Tocuila. Además de los motivos que se han señalado para radicar en Tocuila, los entrevistados coincidieron en uno más: que se sabe que los ejidatarios están vendiendo los terrenos y que son baratos. Y, efectivamente, esto es algo que no podemos dejar de mencionar ya que los mismos ejidatarios de la comunidad lo hicieron, específicamente cuando se refieren a que los terrenos ejidales los dan a precios bajos. Aunque con disgusto, señala un entrevistado que últimamente los precios de los terrenos van en aumento. Queda claro, según la visión de otro entrevistado, que el ejidatario no aprecia los terrenos ejidales, porque a su juicio son terrenos que el gobierno les regaló y, por tanto, no tienen valor, situación que se relaciona con el precio de uno de los terrenos que adquirió, ya que el que se encuentra en la parte ejidal tuvo un precio muy inferior al terreno adquirido en la parte comunal. Desde luego, el valor comercial de las tierras ejidales se ve afectado porque el ejidatario no cuenta con un documento que lo ampare como propietario, situación que afecta al comprador, ya que no tiene un documento que efectivamente lo respalde como el nuevo propietario del terreno. Sin em bargo, como se puede apreciar en las entrevistas, esta situación se arregla con el simple hecho de extender una carta que es firmada por el vendedor y que avala el comisario ejidal en común acuerdo por la venta del terreno, ahí se especifica

Modos de vida en espacios de transición campo-ciudad: comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México

el proceso de compra-venta, y de alguna manera es legal, puesto que cuenta con el consentimiento de la máxima autoridad del ejido que es el comisario ejidal. Otro de los motivos por los cuales un entrevistado señaló que ha comprado terrenos en Tocuila, es porque piensa construir viviendas para posteriormente rentarlas, de ninguna manera tiene como propósito utilizarla para cultivos agrícolas, aunque, señala que uno de los terrenos que acaba de adquirir se encuentra en una parte donde la tierra se ve que es buena para cultivar porque es negra además de que cuenta con agua.

siembra de maíz y frijol, al parecer es del agrado de los nuevos avecindados, ya que le da al lugar un aire rural, sin embargo, hay una contradicción, ya que no toleran el olor de los cerdos y de las vacas que algunos pobladores de la comunidad tienen en los patios de sus casas, tal como se aprecia en la foto 1. De aquí que surjan conflictos entre los que son recién llegados a la comunidad y los que siempre han vivido ahí. Finalmente, los entrevistados coinciden en que "todavía no hay tanta contaminación en Tocuila, sin em bargo, es necesario un programa de mejora ambiental que propicie la siembra de árboles, porque éstos se están talando indiscriminadamente, tal situación pone en peligro la existencia de todos los que vivimos aquí, ya que los árboles contribuyen a que respiremos y sobre todo generan vida"; este comentario es compartido por los que siempre han vivido en la comunidad y amerita es pe cial atención, por parte de las autoridades y de los mismos pobladores.

Foto 1. Patio de una vivienda donde se cría ganado vacuno.

Uno de los entrevistados percibe que es mejor que los productores vendan sus tierras porque no les es rentable invertir en el campo, ya que no les va a dejar nada y por ello prefieren abandonar la tierra. A pesar de ello, señala que una forma de evitar tal situación es que se encauce a que estas tierras, las ejidales, produzcan, dándoles los medios a los campesinos. Lo cierto es que, en palabras de los entrevistados que siempre han vivido en Tocuila, no tienen los apoyos económicos por parte del Gobierno Federal ni Estatal para realizar obras de infraestructura que logren mejorar las condiciones de producción en sus terrenos, como es el caso de la solicitud de perforación de un pozo para ser usado en el riego de sus cultivos, que como se dijo no se les autorizó. Por otra parte, las actividades agrícolas y pecuarias que aún prevalecen en la comunidad de Tocuila, como es la cría de cerdos, aves de corral y

Foto 2. construcción de viviendas en los terrenos agrícolas.

El futuro que espera a los nuevos avecindados en la comunidad de Tocuila es que en un promedio de quince años ésta se urbanizará aún más, puesto que se aprecia un incremento en el número de viviendas y de personas que no necesariamente provienen del Distrito Federal, sino también de otras partes de la republica. Además, señalan los entrevistados: "porque en los terrenos en donde antes no había casas ahora ya se ven éstas y sobre todo porque las condiciones geográficas de los terrenos de Tocuila que están en planicie son atractivos para la gente que viene de fuera", lo que también es compartido por los entrevistados que Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 65

Noriero Escalante, Lucio

agricultura y del medio rural, que al interior de la comunidad aglutinen las fuerzas necesarias para revertir la tendencia de polarización y exclusión social y productiva a que se enfrentan las comunidades rurales en la economía globalizada

Foto 3. Vista de viviendas en terrenos agrícolas.

siempre han vivido en la comunidad (fotografías 2 y 3).

Apuntes conclusivos El trabajo realizado en la comunidad de Tocuila nos muestra los principales problemas a los que se enfrentan los pobladores debido a los cambios que ocurren en las formas de vida por la proximidad geográfica del Distrito Federal, pero sobre todo, por el avanzado cambio en el uso del suelo principalmente por la venta de parcelas ejidales para construcción de viviendas. En palabras de los entrevistados, la tendencia es que la comunidad de Tocuila pronto dejará de ser un lugar donde predominen las actividades agrícolas y se producirá un cambio a uso de suelo de tipo habitacional. No obstante, prevalece al interior de la comunidad un consenso entre los ejidatarios por conservar el tipo de uso de suelo, es decir para la producción agropecuaria, y aunque en menor proporción, hay ejidatarios que están a favor de vender las tierras y que se implemente el uso del dominio pleno. Los primeros llegan a posturas extremistas de de fender la tierra hasta con su vida, pues representa el sustento para sus hijos, y además porque sus padres les enseñaron que la tierra es sagrada, bendita, y que siempre se debe cultivar; los segundos, para quienes ya no tiene sentido trabajarla, argumentan que la tierra ya no produce, además de que no tienen apoyo por parte del gobierno para sembrar, por lo que su única opción es vender las tierras. Las posturas que se han señalado con anterioridad requieren de estrategias de lucha, organización y principios de revaloración de la 66 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

En ese sentido, los acuerdos deben ir más allá del simple hecho de ver la tierra como un fin, y no como un medio, de la cual puedan obtener una cantidad irrisoria producto de su venta, ya que en ello van implícitas una serie de situaciones desfavorables para la comunidad rural, como es el hecho de que se está dejando a un lado la producción agrícola. Si recordamos que uno de los efectos de la migración de los campesinos del campo a la ciudad es por la falta de oportunidades en el medio rural, es necesario hacer esfuerzos para un pacto social entre Estado-Productores-Instituciones que evite el éxodo rural. No podemos ni debemos dejar a las fuerzas del mercado el futuro del campo mexicano, sobre todo ante la vulnerabilidad de las condiciones económicas que imperan bajo el marco de la globalización de los países latinoamericanos, y específicamente México, donde somos testigos de la incapacidad del sector financiero e industrial para crear empleos remunerados. Es evidente que en la comunidad de Tocuila los productores han dejado de sembrar sus tierras, y una vez que éstas son vendidas el nuevo propietario tala los pocos árboles que existían en el terreno recién adquirido y en su lugar construye su vivienda, que si bien representa un logro, puesto que contará con un sitio donde vivir, a la vez desencadena una serie de situaciones que, como ya se hizo referencia en las entrevistas, ponen en peligro de desaparecer las prácticas agrícolas en la comunidad; pero hay una consecuencia mucho mayor que afecta a los habitantes de zonas urbanas y rurales: la falta de garantía de la autosuficiencia alimentaria y el desarrollo del mercado interno. Hoy importamos más alimentos de los que producimos, aun cuando tenemos la posibilidad de reactivar el cam po mexicano mediante políticas públicas que tengan como base inicial una profunda reforma rural en donde todos los actores sociales, así como el gobierno local y federal, logren consensuar los instrumentos de producción-distribución-comercialización del sec-

Modos de vida en espacios de transición campo-ciudad: comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México

tor agropecuario, ya que es una de las trabas que excluyen a los productores rurales de los procesos de crecimiento y desarrollo rural y regional. De ahí que es urgente crear condiciones favorables para la producción agropecuaria a fin de responder al desafío de lograr una sociedad ambientalmente saludable y con seguridad alimentaria sustentable y equitativa para las próximas décadas. Resulta lamentable que en Tocuila aumente el abandono de la tierra a pesar de estar dotada de innumerables condiciones y posibilidades para la producción alimentaria: disponibilidad de carreteras para la comercialización de los productos, potencial de consumidores para la distribución y comercialización de los productos del campo,

además de contar con terrenos para la producción de gran variedad de cultivos. En contraste, estamos viviendo un tiempo donde se producen menos alimentos naturales y más materias primas para la exportación, y se elaboran más alimentos “enlatados”. De ahí que exista la necesidad urgente de garantizar las condiciones favorables para la producción de sus tierras a las poblaciones que se encuentran en las áreas cercanas a las grandes ciudades, y es preciso para ello reformar las políticas comerciales, macroeconómicas y sectoriales que garanticen la viabilidad y sustentabilidad económica, política y social de la producción nacional, regional, y local para que se destine prioritariamente a los mercados nacionales.

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Noriero Escalante, Lucio

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2. Al señor Adolfo Martinez Behesa, realizada por Lucio Noriero Escalante, los días 12, 13, 14, 15 y 16 de febrero de 2004, en la comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México. 3. Al señor Obdulio Ruiz Ayala, realizada por Lucio Noriero Escalante, los días 17 y 18 de marzo de 2004, en la comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México. 4. A la señora Nora Elizalde, realizada por Lucio Noriero Escalante, los días 25 y 26 de marzo de 2004, en la comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México. Entrevistas a personas que recientemente han llegado a la comunidad de Tocuila: 1.

Al señor Jaime Aniceto Bautista Cas tro, realizada por Lucio Noriero Escalante, los días 15 y 16 de mayo de 2004, en la comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México.

2.

A la señora Guadalupe Carbajal Tinoco, realizada por Lucio Noriero Escalante, los días 25 y 27 de mayo de 2004, en la comunidad de Tocuila, Texcoco, Estado de México.

Entrevistas a personas que siempre han vivido en la comunidad de Tocuila: 1. Al señor Celso Ramírez Ortiz, realizada por Lucio Noriero Escalante, los días 14, 15, 16 y 17 de enero y 11 de febrero de 2004, en la comunidad de Tocuila, Texcoco, estado de México.

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El arte de la resistencia popular: Yucatán 1980-2004 Mauricio Macossay Vallado1 Recibido: 2 de junio 2005 Aprobado: 21 de noviembre 2005 Resumen Mirar al poder desde la resistencia popular es una forma de examinar las relaciones de poder y dominación, buscando los fundamentos de la acción social popular, sus posibilidades de cambio y transformación social. Se estudia a la resistencia popular en una sociedad como la yucateca, predominantemente mestiza en sus zonas urbanas y maya en sus reductos rurales, que ha sufrido profundos cambios, la reducción drástica de los niveles de vida y de trabajo, así como en los derechos económicos, sociales y culturales de casi todos los grupos sociales. Esta situación es especialmente grave para los grupos populares, ya que la exclusión de cientos de miles de personas, la destrucción y fragmentación del tejido social comunitario y de las identidades existentes han tenido, entre otros efectos, la migración forzada de miles de jóvenes. En este ensayo, que forma parte de la investigación “Resistencia Popular en Yucatán, 1980-2004”, realizado desde 2001 hasta 2004, se analizan dos grupos de cuestiones: a) Las relaciones de poder, dominación y resistencia regionales prevalecientes de 1980 a 2004 y b) Lo común y lo distintivo de las experiencias y los discursos de la resistencia popular en dos comunidades rurales emblemáticas: Tetiz y Dzidzantún, comparando avances, limitaciones y posibilidades sociales, vistas como arte de la resistencia popular. Palabras clave: poder, dominación y alternativa.

THE ART OF POPULAR RESISTANCE Summary Seeing power from the popular resistance perspective is a way of examining power and domination relationships, seeking the foundations of popular social action, its possibilities of change and social transformation. Popular resistance is studied in a society such as the Yucatecan one, mainly Mestizo in urban zones and Mayan in its rural remnants, which has suffered profound changes, among them a drastic reduction in welfare and cultural level in almost all social groups. These reductions are specially serious in popular groups, because the exclusion of hundreds of thousands of people and the destruction of social community networks and of existent identities have had, among other effects, the forced migration of thousands of youths. In this essay, which is part of the research “Popular Resistance in Yucatan, 1980-2004”, carried out between 2001 and 2004, two types of issues are analyzed: a) Regional power, domination, and resistance re-

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Profesor Investigador del Centro Regional Península de Yucatán de la Universidad Autónoma Chapingo y de la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka'an de Maní. Correo e: [email protected]

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lations prevailing during the period from 1980 to 2004, and b) Common and distinctive features of popular-resistance experiences and discourses in two emblematic rural communities: Tetiz and Dzidzantún, comparing gains, limitations and social possibilities, seen as the art of popular resistance. Key words: power, domination and alternative.

La resistencia popular es todo un arte, un conjunto de habilidades creativas, destrezas, mañas, astucia e ingenio que los diversos grupos sociales populares desarrollan para vivir y, en lo posible, cambiar sus duras condiciones de vida y de trabajo. Es lo cotidiano y más, es más que la grisura diaria, las miserias y las mezquindades que traen consigo las malas condiciones de vida y la subordinación. Mirar al poder desde la resistencia popular es una forma de observar las relaciones entretejidas, de acercarse y entender al poder, a la dominación y a la propia resistencia, buscando en esta última los fundamentos de la acción social popular y sus posibilidades de cambio y transformación social. Es con esta idea que se trata de analizar la resistencia en una sociedad como la yucateca, predominantemente mestiza en sus zonas urbanas y maya en sus reductos rurales, que ha sufrido profundos cambios y ajustes en las últimas décadas, debido a la reducción drástica de los niveles de vida y de trabajo, y de los derechos económicos, sociales y culturales de casi todos los grupos sociales. Reducción que es especialmente grave para los grupos populares, pues la exclusión de cientos de miles de personas a las que obliga a soportar duras condiciones de pobreza y miseria, aunada a la destrucción y fragmentación del tejido social comunitario y las identidades existentes, fuerzan a miles de jóvenes a migrar hacia ciudades como Mérida, Cancún, Playa del Carmen y Cozumel en el Caribe mexicano, y Los Ángeles, Seattle, Denver, Chicago y otras en los Estados Unidos. En el presente artículo se analizan dos temáticas:

1. Las relaciones de poder, dominación y resistencia regionales prevalecientes en los últimos veinticuatro años, la forma en que han cambiado sus bases y estructuras concretas y su situación actual. 2. Lo común y lo distintivo de las experiencias y discursos de la resistencia popular en Tetiz2 y en Dzidzantún;3 la comparación de sus avances y limitaciones, así como también de sus posibilidades sociales vistas como arte de la resistencia popular: los ingenios, creatividades y potencialidades de cambio y transformación social, sin dejar de señalar sus muchas debilidades e inercias.

Las relaciones de poder, dominación y resistencia regionales El poder económico en Yucatán, concentrado en manos de unos cuantos grupos de funcionarios paraestatales y empresariales que operaban la economía re gional hasta los años ochenta, empezó a cambiar de manera muy significativa durante esa década y la siguiente. Los grupos de funcionarios paraestatales priístas fueron perdiendo poder conforme se redujeron, quebraron o privatizaron las empresas y organismos públicos que controlaban buena parte de la vida económica regional. Por otra parte, los grupos empresariales, que acumulaban y concentraban los principales medios de producción regionales, se ampliaron y cambiaron, debido a la ocupación de los espacios que el sector paraestatal iba dejando con la privatización, y a la penetración de grupos nacionales y transnacionales que absorbían tanto empresas como espacios económicos y comerciales, y convirtieron en socios minoritarios, en el mejor de los

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Tetiz es una pequeña comunidad maya de 3 600 personas, cabecera del municipio del mismo nombre, ubicada en el noroeste de Yucatán, a 32 kilómetros al oeste de Mérida y 9 kilómetros al suroeste de Hunucmá.

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Dzidzantún es una comunidad mestiza de raigambre maya, de casi 8 mil habitantes, cabecera del municipio del mismo nombre, en el centro norte de Yucatán, en los linderos de la zona henequenera actual, ubicada a 76 kilómetros al noreste de Mérida y a 35 kilómetros al noreste de Motul.

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casos, a estos grupos de empresarios locales. Al mismo tiempo, la liberalización y la diversificación económicas abrían nuevas áreas, comerciales y de servicios. Los cambios –y la profundidad y rapidez con que se operaron– fueron generados por la crisis del modelo nacional del desarrollo estabilizador, particularmente del modelo regional henequenero, y por la radical aplicación del modelo neoliberal desde principios de los años ochenta. Se constituyeron grandes cambios y ajustes económicos que impulsaron el crecimiento del comercio, los servicios, el turismo y las maquiladoras extranjeras de exportación, ante el derrumbe y la demolición henequenera y el desmantelamiento del aparato estatal por la vía de la privatización de casi todos los espacios económicos importantes. Por su parte, los grupos que detentaban el poder político también fueron cambiando paulatinamente, pues si bien siguieron siendo casi los mismos políticos regionales priístas y en menor proporción panistas, se adecuaron a las nuevas circunstancias y a los nuevos grupos del poder económico. Los priístas, comandados por Cervera Pacheco desde el gobierno estatal, sumamente desgastados y desprestigiados, al no ser del todo funcionales al nuevo modelo neoliberal y a sus necesidades de gestión y manejo del poder político regional, fueron desplazados del gobierno estatal y sustituidos por los panistas en 2001. En 2004, el a n t i g u o g r u p o h e g e m ó n i c o d e l P a r ti d o Revolucionario Institucional, el cerverista, intentó regresar al poder estatal a través de la alcaldía de Mérida y fracasó en el intento. La clase política dominante recompuesta, encabezada ahora por el panismo, se consolidó en el poder del gobierno estatal y del municipio de Mérida. Existe una estrecha correlación en tre los grupos que concentran y ejercen el poder económico, y los que detentan el poder político.

Correlación llena de tensiones, contradicciones, y confrontaciones entre los diversos actores, por ocupar la cúpula, beneficiarse de las privilegiadas posiciones económicas y políticas, así como favorecerse con las obras públicas, el presupuesto oficial y la información amplia y privilegiada con que cuentan los círculos gubernamentales. Parte muy importante de quienes concentran el poder político y el económico, son los grupos empresariales locales que poseen medios de comunicación; pues la penetración y el control de las cadenas nacionales de radio y televisión son actualmente avasalladores, particularmente Televisa y TV Azteca, que están asociadas localmente con poderosos grupos empresariales, entre los que destacan tres grupos cuyas cabezas visibles están representadas en periódicos diarios: el que comanda Carlos Menéndez Navarrete, dueño y di rec tor del Diario de Yucatán; el encabezado por Mario Menéndez Rodríguez, dueño y director del periódico Por Esto!; y el que preside Andrés García Lavín, dueño del periódico Novedades de Yucatán-Mundo al Día. Evidencia de las fricciones referidas, es el conflicto público interoligárquico que viene dándose en Mérida desde 1996, conocido como el caso Me dina-Abra ham,4 que ha mostrado la polarización y confrontación entre dos importantes sectores de la clase dominante regional. La clase política regional5 estrechamente ligada a la nacional, así como a las decisiones políticas que se toman en el centro del país, también sufrió importantes cambios en su funcionamiento a lo largo de las dos últimas décadas. Del apabullante dominio del aparato estatal priísta y sus grupos hasta los ochenta, se pasó a una competencia e influencia creciente de los medios de comunicación, el Partido Acción Nacional –PAN– y las iglesias, particularmente en

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Armando Medina Millet está preso y sentenciado desde 1996, acusado de haber asesinado a su esposa Flora Ileana Abraham Mafud. Quienes apoyan a Medina, como el Diario de Yucatán y el PAN local, afirman que la joven se suicidó y que es injusto y amañado todo el proceso judicial en contra de Medina. Por su lado, la familia Abraham, especialmente el padre de Flora Ileana -un acaudalado empresario de origen árabe, con el apoyo del gobierno cerverista y del PRI- afirma que su hija fue asesinada y que el responsable debe permanecer en la cárcel.

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Conformada por los altos funcionarios de los gobiernos estatal y municipales, delegados federales, dirigentes de los partidos, de las centrales sindicales, de las cámaras patronales, de la Iglesia católica y algunas otras iglesias como la de "Los Santos de los Últimos Días", así como por los dueños y directivos de los medios de comunicación regionales.

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Mérida, Tizimín y varias de las más importantes ciudades. En el 2004 había claramente un sistema bipartidista: el crecimiento electoral le valió al PAN alcanzar la gubernatura en 2001 y consolidarse en la alcaldía de Mérida en 2004 (la que controlaba desde 1991); pero las elecciones federales de julio de 2003 mostraron importantes contradicciones y retrocesos políticos generales, tanto para la propia clase política como tal, como para el conjunto de los partidos, especialmente para el PAN. El proceso electoral local de 2004 evidenció algunos desacuerdos y enfrentamientos importantes al interior del PAN –si bien mantiene todavía cierto nivel de unidad–, el agudizamiento en el conflicto Medina-Abraham, el predominio del cerverismo dentro del PRI; y la disposición del Partido de la Revolución Democrática –PRD– de acoger a cada vez más ex-priístas en sus filas, de tal manera que las pocas diferencias existentes entre los diversos partidos se van borrando más cada día. La derrota priísta en mayo de 2004 y posteriormente la muerte del caudillo Cervera Pacheco, en agosto del mismo año, hunden al PRI en un profundo proceso de reestructuración, que por lo menos lo debilita en el corto plazo. El PRI estuvo dominado desde principios de los ochenta por la fracción cerverista, que respondía estrechamente a los intereses de grupos empresariales transnacionales y a sus socios regionales y nacionales. Las otras fracciones, encabezadas por políticos como Rubén Calderón Cecilio, Víctor Manzanilla Schaffer, Federico Granja Ricalde y Carlos Capetillo Campos, entre otros, tuvieron que ceder terreno y aceptar la hegemonía del cerverismo. La fracción cerverista creció a la sombra del poder, del gobierno estatal principalmente y del gobierno federal, merced a los diferentes cargos que Cervera tuvo en la política nacional y local (entre los más importantes: Secretario General de la Confederación Nacional Campesina –CNC–, Secretario de la Reforma Agraria, alcalde de Mérida, diputado local, diputado federal, senador y gobernador del estado, interino primero y luego constitucional); su fracción contaba con decenas de cuadros medios y cientos de empleados y simpatizantes, aunque, ac72 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

tualmente, disminuida por la derrota electoral de mayo de 2004 y golpeada por la muerte de su cabeza, no se sabe si podrá sobrevivir. La manera en que Cervera impuso su candidatura a la alcaldía de Mérida –pasando literalmente por encima de todas las demás fracciones– fue muestra de su importancia y hegemonía al interior del PRI local. La paulatina pérdida del poder gubernamental del PRI puede explicarse fundamentalmente, como producto directo de condiciones tales como el desgaste y crisis del priísmo, el cambio en las políticas nacionales, la implantación del modelo neoliberal, la destrucción del aparato corporativo y la privatización generalizada -que erosionaron las bases sociales de control, poder y legitimidad priístasademás de que los grupos del poder económico que operan en la región, con los que ha mantenido nexos, según parece, han ido favore- ciendo cada vez más al PAN. El PAN, por su lado, fue creciendo bajo el liderazgo y la dirección política e ideológica de Carlos Castillo Peraza, quien fuera parte del grupo del Diario de Yucatán, presidente nacional del PAN e integrante destacado del reducido grupo que negociaba y acordaba con el presidente Salinas durante todo su sexenio; así como también bajo la influencia y conducción, de bajo perfil, de Carlos Menéndez Navarrete, principal dueño y director del Diario de Yucatán. Al interior de este partido operan también algunas fracciones –que sin embargo no han actuado, al menos aparentemente, en forma tan marcada como en el PRI– con políticos como Roger Cicero Mc Kinney, Benito Rossel Isaac, Ana Rosa Payán Cervera, Patricio Patrón Laviada y Xavier Abreu Sierra, entre otros. Desde hace varios años, se habla en los corrillos políticos acerca de dos grupos principales encabezados por Ana Rosa Payán (dos veces alcaldesa de Mérida) y por Patricio Patrón (ex-alcalde de Mérida y actual gobernador). El crecimiento político y electoral del PAN puede explicarse también en el modelo neoliberal y sus políticas privatizadoras de mayor control de la economía y las políticas regionales; modelo impuesto por las corporaciones nacionales y trannacionales que requieren ya no de políticos de viejo cuño, retóricos, con discursos populistas y nacionalistas, muy corrompidos y desgastados,

El arte de la resistencia popular: Yucatán 1980-2004

sino de gerentes que manejen la política con criterios gerenciales de mercado que aparezcan ante la opinión pública como honestos y eficaces. Entre las maneras de actuar y conducirse políticamente del PRI y el PAN locales no hay verdaderas diferencias de fondo; las que se perciben son cosméticas, de retóricas, estilos y formas. En los hechos ambos han demostrado consistentemente que comparten el mismo proyecto económico: la administración estatal para favorecer al gran capital financiero, comercial y de servicios en sus inversiones regionales, y la contención del conjunto de la sociedad, especialmente los grupos y clases populares. Las maneras panistas son conservadoras, católicas ortodoxas, con gran influencia de los jerarcas católicos locales; exaltan los valores morales tradicionales de las clases medias urbanas conservadoras: recogimiento, orden y temor a Dios y a las figuras paternas, así como la prédica de un muy vago bien común, basado en la propiedad privada, el lucro y la diferencia social de la gente bien. Las maneras del PRI de los últimos años se centran en la retórica de la eficacia y de la globalización, que sustituyeron a la retórica de la Revolución Mexicana; la de un Estado mediador y por encima de las clases sociales que pregonaba el bienestar y la justicia social; y la que paradójicamente –o más bien por tratarse de un discurso demagógico- influyó en su desgaste y desprestigio frente a amplios grupos populares. El PRD (que tuvo como antecedentes al Partido Comunista Mexicano, al Partido Mexicano Socialista y al Partido Socialista Unificado de México, antes de estructurarse como PRD en 1989) ha crecido poco, y si bien mantiene alguna presencia, se debe más a su representación nacional que a la regional. En su seno se pueden observar claramente la existencia de dos fracciones locales: la encabezada por el dos veces diputado federal plurinominal, Eric Villanueva Mukul, y la que dirige Eduardo Sobrino Sierra, 6

corriente que en las elecciones locales de 2004 alcanzó dos diputaciones plurinominales. También se habla de una tercera fracción encabezada por Uukib Espadas, ex diputado federal plurinominal. Desde 2003 el PRD ha cambiado significat ivamente, marcado por la dinámica cada vez más acentuada de admitir en su militancia a importantes grupos y políticos ex-priístas, inclusive de la fracción cerverista. En el 2004 postularon como su candidato a la alcaldía de Mérida al ex-cerverista José Toraya Baqueiro. La disputa política en las elecciones locales de 2004 estuvo centrada en el control del congreso estatal y los principales municipios: Mérida, Tizimín y Valladolid, entre otros. En Mérida se enfrentaron Víctor Cervera por el PRI y Manuel Fuentes –del grupo del gobernador Patricio Patrón– por el PAN. Los resultados de esta confrontación partidaria favorecieron, aunque por escaso margen, al PAN y a su corriente hegemónica encabezada públicamente por el gobernador Patricio Patrón, hecho que le otorga cierta tranquilidad para mantenerse gobernando hasta el 2007, así como condiciones favorables para las elecciones de ese año que definirán al próximo gobernador. Las elecciones en Yucatán han funcionado con bastante eficacia para legitimar al sistema. De votaciones de poco más de la mitad del padrón en los años ochenta, se ha pasado a votaciones de 60 a 70 % de empadronados;6 además, el empadronamiento aumentó y se ha logrado que la gran mayoría de los adultos mayores de 18 años se registren, sobre todo a partir de 1994 cuando el Instituto Federal Electoral –IFE– dejó de estar controlado directamente por la Secretaría de Gobernación. La “ciudadanización” del I F E rompió el monopolio que había ejercido el PRI y permitió una mayor competencia interpartidaria, lo que facilitaría, entre otras cosas, la legitimación del desprestigiado sistema político electoral del país, destacando el triunfo de Vicente Fox en julio de 2000 a nivel nacional y el de Patricio Patrón en 2001 a nivel local.

Si asumimos que los datos oficiales son reales y certeros, aunque hay muchos elementos para desconfiar por los rumores de múltiples manejos que señalan que son datos inflados.

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Macossay Vallado, Mauricio

Sin embargo, las elecciones federales de julio de 2003 introdujeron nuevos e interesantes elementos, como el crecimiento de la abstención hasta poco más de la mitad de los empadronados, la caída en la votación del PAN y del PRI, la aparente recuperación del PRI, el desprestigio de las elecciones y los partidos, y un evidente crecimiento del malestar y el descontento social. Pero en las elecciones locales de mayo de 2004, el panorama electoral volvió a favorecer al sistema de partidos con los resultados oficiales alcanzados: una abstención de sólo un tercio de los empadronados y la legitimidad del triunfo panista. En su conjunción económica y política, el poder se ejerce por medio de una amplia gama de formas y mecanismos de dominación de diversa índole: laborales, productivos, económicos, sociales, políticos, culturales y simbólicos, que funcionan simultánea y entrelazadamente para generar, establecer, modificar y mantener en equilibrio y ajustes constantes, la hegemonía y la reproducción del sistema en todos sus ámbitos. La magnitud de las bases del poder regional y su reproducción se asientan en la monopolización económica, comercial y de los medios de comunicación regionales, que a su vez están en manos de unos cuantos grupos empresariales quienes ejercen un férreo control de la vida pública y de sus expresiones sociales. Los instrumentos de control como los aparatos y órganos gubernamentales económicos, comerciales y laborales tales como los sindicatos y centrales oficiales (Confederación de Trabajadores de México –CTM– y Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos –CROC–), así como las estructuras corporativizadas ejidales (CNC) y urbanas (Confederación Nacional de Organizaciones Populares –CNOP–), han sido muy útiles para mantener el control, la división y fragmentación social y, con ello, la subordinación de los principales grupos sociales populares. La destrucción de las relaciones, aparatos y mecanismos sociales de vida, trabajo, mediación y control que operaron hasta los años ochenta, ha destruido a su vez el tejido social en todos los ámbitos. Los vertiginosos cambios, cri sis y 74 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

exclusiones económicas, sociales y políticas, con profundas fragmentaciones sociales de todo tipo, han resultado sumamente efectivos para ir socavando las identidades colectivas y las resistencias, así como frenar su reconstrucción y el surgimiento de nuevas opciones de vida y acción popular. Parte muy importante de la dominación regional ha sido el control de la cultura y de los símbolos a través del predominio de múltiples elementos: el conservadurismo, la amplia difusión de ideas, pautas morales y de comportamiento social e individual conservadoras, diferenciadoras y excluyentes basadas en la familia burguesa tradicional, el patriarcado, el autoritarismo, la hipocresía y la doble moral; el gran poder y dominio de la Iglesia católica, los sacerdotes y jerarcas, el Dios y la religión de la culpa y el pecado; la discriminación hacia las mujeres, los menores y los grupos sociales populares más pauperizados, así como de todo aquel que no se vista, hable y comporte de acuerdo a los cánones conservadores; el clasismo y el racismo interiorizados en lo más profundo de las creencias e identidades de todos los grupos sociales, pero especialmente cultivados y fomentados en las clases populares y los grupos subordinados, a manera de un efectivo mecanismo de dominación que los mantenga en la creencia de sentirse inferiores e incapaces. La resistencia popular, pese a todo, se ha sostenido contra viento y marea, enfrentando grandes problemas no sólo los atribuibles a los mismos grupos populares, sino a los dominadores y al sistema, producto tanto de la eficacia de la hegemonía, como de la postración cultural, política e ideológica en que permanecen casi todos los grupos populares, excepto en algunos momentos muy contados de la historia regional reciente. Sin embargo, la resistencia va; enterrada, soterrada, pero va, gracias a un amplio conjunto de formas y mecanismos en los que se expresa y que la mantienen en pie. Va como producto de las contradicciones sociales, las grietas del sistema, la opresión y el dominio, mismos que generan casi automáticamente sus contrarios; el malestar y los deseos de vivir y trabajar mejor, las inconformidades y las amarguras sociales. Y va con el ejercicio de expresiones como la solidaridad familiar y veci-

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nal, las burlas a los poderosos, sus costumbres y desplantes, los recuerdos de luchas y batallas ganadas -cierto que a medias casi todas, pero ganadas- y, sobre todo, con un arraigado sentido de la dignidad, el honor y la trascendencia, al lado de una profunda religiosidad popular que aconseja cierta resignación, paciencia y la espera de mejores tiempos y condiciones. Durante los años ochenta y noventa se perdieron una tras otra, casi todas las organizaciones de defensa de los trabajadores asalariados yucatecos, como los sindicatos de henequeneros y cordeleros. Otros sindicatos, como los de cerveceros y refresqueros, que con anterioridad ya se habían perdido políticamente al subordinarse a los patrones y a la CROC, finalmente desaparecieron junto con los contratos colectivos de trabajo que tantos años de esfuerzo costaron construir y obtener. ¿Por qué se perdieron?, ¿por qué sucedió con relativa facilidad esta pérdida? Podríamos encontrar algunas respuestas en el enorme desgaste y desprestigio del sindicalismo y el ejido, en su ineficacia, corrupción e inutilidad para el grueso de los trabajadores y ejidatarios a la poca resistencia ante el embate neoliberal individualista, la política empresarial y oficial de demolerlos, a la profunda y regresiva reforma al artículo 27 constitucional, entre otros importantes factores que se derrumbaron estrepitosamente en una salida que pronto se evidenció falsa: abultadas indemnizaciones en efectivo que hicieron abrigar esperanzas de una vida mejor, independiente de patrones y servidumbres asalariadas. También la resistencia popular se ha venido transformando ampliamente, modificando sus bases, formas y mecanismos. Lo ha hecho obligada por lo vertiginoso y profundo de los cambios que les han sido impuestos a los grupos populares, ante su fragmentación y desesperanza y ante lo poco útil de las formas y aparatos anteriores, pese a que por momentos pareciera que la derrota es total y que difícilmente podrá levantarse de ésta. Sin duda se hallan en una situación de profundo reflujo, como en otros momentos de la historia regional, aunque fuertes tensiones sociales que vienen acumulándose podrían salir a la luz pública en corto tiempo.

La resistencia popular como arte Los grupos populares de Tetiz y Dzidzantún comparten características, rasgos comunes e historias similares, aunque también poseen ciertas particularidades que los hacen a la vez singulares y diferentes. Ambas son comunidades rurales mayas y mestizas que formaron parte de la zona henequenera dentro del conjunto de las relaciones productivas, económicas, sociales y culturales que impusieron los actores dominantes de la agroindustria henequenera hasta agotarla casi completamente: el aparato burocrático y corporativo priísta y algunas fracciones del capital privado regional (que a la postre emigraron a otras zonas y actividades). A partir del hundimiento de la agroindustria henequenera en los años ochenta, los procesos concretos de desarrollo económico, urbanización y modernización se diferenciaron claramente en ambas comunidades; más aceleradamente en Dzidzantún, con la mercantilización y monetarización de las relaciones económicas locales que trajo consigo el auge de la producción comercial hortícola, en contraste con la acelerada pauperización de Tetiz, la entrada de granjas avícolas al área y el predominio de relaciones salariales. Las evoluciones diferenciadas de Tetiz y Dzidzantún son producto de la combinación específica de series particulares de factores, la l l a m a d a m i c r o h i s t o r i a c o n c r e ta d e c a d a comunidad. En Tetiz se combinaron varios elementos: su pequeño tamaño, la relativa marginación con el derrumbe henequenero, un autoritarismo especialmente marcado que se agravó severamente con la instalación de las granjas avícolas y el trato que recibían los trabajadores en ellas, el hundimiento del ejido y de la agricultura, la proletarización creciente, y la migración regular, primero hacia Mérida y luego hacia Estados Unidos. En Dzidzantún se combinaron, además de su regular tamaño, los vínculos y relaciones con el mercado de hortalizas de Mérida, el derrumbe paulatino del henequén y sus relaciones, la Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 75

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diversificación productiva y el desarrollo hortícola, algunas prácticas políticas que, pese a ser autoritarias, permitían un mayor juego y rejuego entre los diversos grupos sociales, y una muy amplia migración –gran parte de largo plazo y hasta definitiva– que sirvió como válvula de escape a las tensiones comunitarias generadas por los cambios. De Tetiz han migrado cientos de personas, alrededor de un 20 % de la población actual, como una opción so cial cada vez más amplia y generalizada ante el estancamiento y la crisis local; en cambio en Dzidzantún son miles los que han migrado, una cantidad similar a su población actual. Por otra parte, cientos de teticeños viajan diariamente a Mérida a trabajar en muy diversos oficios, como asalariados casi todos, y otros en la venta de productos de sus solares familiares. El poder y la dominación se ejercen de manera particular en Tetiz y en Dzidzantún. En Tetiz el poder está en manos de comerciantes, taxistas y la Avícola Fernández, en medio de importantes confrontaciones político partidarias que se dan cada tres años con motivo de las elecciones municipales. En Dzidzantún el poder está en manos de comerciantes, empresarios agropecuarios y profesores que tienen que remontar una doble competencia política electoral: al interior del PRI para la elección de su candidato a la alcaldía (que este partido ha retenido hasta el 2004), y en las elecciones municipales, ante una creciente competencia entre los partidos contendientes. En relación con Tetiz, Dzidzantún es más grande e importante, siendo la cantidad de dinero que circula y se maneja, mucho mayor. A su vez, ambas comunidades están ligadas y controladas por las relaciones estatales con sede en Mérida, y sujetas al manejo político partidario – ta n t o d e l P R I c o m o d e l PA N – a l ta m e n t e centralizado en dicha ciudad capital; Tetiz, por medio de la matriz de la Avícola Fernández y la organización cetemista de taxistas; y Dzidzantún, a través de los comerciantes e intermediarios que controlan el mercado agropecuario regional. Las fracciones de los partidos políticos y los gobiernos municipales que han funcionado en Tetiz 76 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

y en Dzidzantún son también diferentes y particulares. En Tetiz, las fracciones priístas que han dominado el panorama político están relacionadas desde los años ochenta con la referida empresa avícola y con los taxistas (pertenecientes al gremio estatal que a su vez forma parte de la fracción cerverista); mientras que las fracciones panistas (que mantienen relaciones con las dos más importantes del partido a nivel estatal) han estado más vinculadas con los campesinos y los obreros avícolas asalariados. En Dzidzantún, las fracciones priístas tienen sus principales bases sociales en los campesinos, empresarios agropecuarios, profesores y empleados de las múltiples escuelas que se han asentado en la localidad, relacionados con la fracción cerverista principalmente. Las fracciones panistas están más ligadas a los comerciantes, campesinos excedentarios, algunos profesores y sectores medios. La izquierda ha tenido alguna presencia, aunque con muchos altibajos, a través de algunos grupos que pertenecieron al PCM, al PSUM, al PMS, y ahora al PRD, integrados por henequeneros, obreros desfibradores, campesinos y últimamente por algunos profesores. También la política se experimenta y se ejerce de manera particular y diferenciada en ambos casos. En Tetiz, la política ha rebasado los marcos partidarios en medio de una aguda competencia entre el PAN y el PRI, y se ha metido hondo en los más importantes conflictos económicos y sociales comunitarios. Se han observado formas de poder popular más o menos desarrolladas, con altos niveles de participación y autogestión, mediadas, es cierto, por las estructuras institucionales de los partidos y el gobierno municipal, pero que reflejan más claramente los intereses populares. Un ejemplo notorio lo fue el poder popular, resultado de la movilización social 1987 y 1988 ante el autoritarismo del PRI y de la empresa avícola, que hizo estallar el conflicto sindical de 1990; aunque se ejerció como tal sólo en el periodo 1988-1990, pues el sistema y los grupos de poder locales lograron neutralizar la experiencia política de aquellos años y evitar que el gobierno popular continuara.

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En Dzidzantún en cambio, la política y el gobierno local dominados por el PRI y los rejuegos entre sus fracciones, se han mantenido un tanto separados de los hechos, las tensiones y el desarrollo social y económico comunitario, si bien con algunos sobresaltos: como la elección municipal de 1990 y la creciente fuerza del PAN, notable en los últimos dos procesos electorales locales. En Tetiz la resistencia popular llegó a niveles considerablemente altos desde 1987 hasta 1994, alcanzando su máximo grado en 1990, en ocasión del conflicto sindical y popular avícola que destacó claramente a nivel regional. Conflicto en el que se ejercieron formas y mecanismos políticos y de acción ciudadana creativa, innovadora así como subversiva, que rompieron con los mecanismos tradicionales de con trol y dominación que imponían severas condiciones de trabajo y crecientes agravios y ninguneos. La resistencia proyectó al movimiento popular a niveles elevados, aunque éste también estuvo sometido a un enorme desgaste, grandes tensiones y contradicciones internas, a más del golpeteo regular y sistemático de los grupos dominantes locales y regionales; condiciones que, aunadas a la crisis económica de 1995, terminaron por agotarlo y diluirlo. En Dzidzantún, en cambio, la resistencia popular, principalmente campesina, se manifiesta de manera poco evidente, por debajo de la vida social pública, actuando en el marco de las fracciones locales del PRI y en pocas ocasiones del PRD. Claro que no ha tenido que afrontar condiciones tan duras como en Tetiz, lo cual posiblemente sea una causa importante de ese transcurrir en silencio. La variedad de sujetos y formas de la resistencia popular pueden observarse en ambos casos. De 1987 a 1994 en Tetiz se logró conformar un sujeto social que, aunque no muy preciso y con cambios y ajustes importantes, alcanzó su mayor definición en 1990 con el sindicato de trabajadores avícolas y el apoyo popular excepcionalmente intenso ante la magnitud de la confrontación social. En Dzidzantún, por el contrario, los campesinos no han podido constituir en las últimas décadas un verdadero sujeto social y permanecen prácticamente a la deriva con formas de resistencia muy ocultas.

En Tetiz, el discurso oculto de la resistencia surgió en la escena pública desde mediados de 1987, hasta tomarla por asalto y mantenerla prácticamente todo el año de 1990, de manera sólida y clara, junto a un modo distinto de hacer política, abandonar la infrapolítica y confrontar a sus dominadores con fuerza y arrojo; posteriormente ambos, discurso oculto e infrapolítica, se fueron apagando poco a poco hasta enterrarse nuevamente en 1994, como hasta ahora. En Dzidzantún, el discurso oculto ha permanecido en un bajo perfil, refugiado en las familias campesinas y en las redes familiares que han logrado sobrevivir a la cri sis de los años noventa. La política campesina ha permanecido en los terrenos de la infrapolítica todo este tiempo, sorteando el temporal. La crisis que desató el huracán “Isidoro” en septiembre de 2002, movió las bases y los límites que los campesinos han tolerado en los últimos años, e incrementó las tensiones sociales. La infrapolítica en las comunidades analizadas, de la mano del discurso oculto de la resistencia popular, tiene gran variedad de mecanismos y formas; desde bajar el rendimiento laboral, llegar tarde, simular enfermedades, burlarse de los patrones y sus empleados de confianza, escorar el producto colocando los mejores frutos hasta arriba, burlarse de los intermediarios y técnicos del gobierno; hasta los desafíos y protestas laborales y comerciales, e incluso la promoción de organizaciones de resistencia como sindicatos y asociaciones productivas y comerciales. En las comunidades estudiadas, las condiciones sociales predominantes en la actualidad son especialmente malas para los grupos populares, aun cuando en Tetiz las injustas condiciones laborales y salariales en las granjas avícolas del área –que constituyeron una de las principales fuentes de descontento y de resistencia– han mejorado, amainando el descontento y manteniéndolo en niveles manejables para el patrón y la dominación. La migración en aumento constituye ahora la más importante válvula de escape para liberar, en gran medida, la tensión social de ambas comunidades frenando de alguna manera la resistencia y sus formas de expresión. Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 77

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El discurso oculto de la resistencia está en la conspiración casi permanente con tra los dominadores y difícilmente se podrá expresar ante la extrema debilidad que padecen los grupos populares, dada la ausencia de organizaciones y liderazgos que les permitan dar la batalla por sus d e r e c h o s e i n t e r e s e s , ta n f u e r t e m e n te arrinconados. La inconformidad, para expresarse y hacerse cuerpo y organización social, requiere de algo más que agravios y condiciones difícilmente tolerables; necesita medios alternativos para expresarse, ejercer presión y lograr cambios. Y parece que aquí es donde radica hoy la principal debilidad popular en Tetiz y Dzidzantún. Los movimientos de resistencia activa van contra la fragmentación social, intentan al menos la reconstrucción de las colectividades y, en el trayecto, la reintegración de las subjetividades que les dan razones y sustento. En Tetiz, el movimiento popular logró frenar la fragmentación, en 1987 y hasta 1990, con el amplio movimiento popular político electoral que generó un gobierno popular y lo sostuvo; en 1990, con la lucha del sindicato avícola y el enorme respaldo popular que obtuvo; y de 1990 a 1994, a través de la cooperativa (SSS Dzocu Yaha U Caji Tetiz). En contraste, en Dzidzantún, los campesinos no han podido frenar la fragmentación social; tal vez en la década de los ochenta, a partir de las familias y las redes familiares campesinas la lograron un poco, pero desde los noventa la fragmentación ha continuado causando graves daños y retrocesos históricos, paliados por la emigración. En ambos casos las condiciones de vida y trabajo son diferentes y por ello también lo son las expresiones de la resistencia. En Tetiz la proletarización ha avanzado mucho, ya que la gente asalariada –que trabaja para patrones bajo formas de subordinación personal y de trabajo alienado– es la mayoría donde la resistencia toma caminos de respuesta laboral. En Dzidzantún, en virtud de que los campesinos han logrado sobrevivir y mantenerse como productores por cuenta propia, pese a verse obligados en forma creciente a jornalear para campesinos excedentarios o para pequeños empresarios (bajo relaciones similares a las campesinas de trabajo por jornal, aunque no 78 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

tan alienado como en Tetiz), las formas de la resistencia son distintas, la confrontación social es menos descarnada, no tanto con los patrones, sino con los intermediarios y comerciantes. Seguramente es por ello que la resistencia en Tetiz ha asumido formas y contenidos mucho más claros en defensa activa de sus derechos e intereses, en comparación con Dzidzantún donde la resistencia campesina apenas se percibe. Otro fac tor importante de la resistencia, expresado en el liderazgo y conducción política de los movimientos populares, ha tenido diversas manifestaciones en ambas comunidades. En Tetiz se construyó un liderazgo popular fuerte, claro, carismático, autónomo, con el movimiento mismo, que se ajustó en sus diversas etapas e influyó en el surgimiento y mantenimiento de la resistencia desde 1987 hasta 1994; aunque bien se desgastó junto con el propio movimiento social, sobre todo de 1990 a 1994, al centrarse casi exclusivamente en las cuestiones económicas y productivas de la cooperativa sin atender las de índole política. A la fecha no ha podido renovarse ni levantar cabeza de nuevo a pesar de varios intentos, frustrados en parte, porque se ha mantenido en el marco de las fracciones locales del PAN, sin autonomía, lo que limita sus alcances y posibilidades. En Dzidzantún, en cambio, no han habido liderazgos campesinos fuertes y autónomos; los intentos se han dado al interior del PRI y del PRD locales, con influencia en el escaso movimiento y los callados niveles de la resistencia, refugiada, como ya se mencionó, en las familias y las redes familiares. La subjetividad popular influye mucho en las expresiones de la resistencia. El hecho de que en Tetiz la gente se mantenga más apegada a las tradiciones indígenas que en Dzidzantún, donde el mestizaje cultural es más profundo y evidente, se puede ver, por ejemplo, en la cantidad de gente que reconoce hablar maya: en Tetiz 67 % declara ser maya hablante, en contraste con 15 % que lo reconoce en Dzidzantún; lo cual expresa las diferencias en la subjetividad popular prevaleciente. El acceso a los medios masivos de comunicación, especialmente los electrónicos, tiene una influencia decisiva en el ámbito de las ideas y el imaginario popular, que es considerablemente mayor en Dzidzantún que en Tetiz.

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Los niveles de control del pensamiento social popular y de la conciencia en las comunidades estudiadas, también son distintos. Aunque la historia lo cal ha sido más rica en luchas y confrontación social en Dzidzantún, debido a los conflictos agrarios contra los hacendados en los años treinta, pareciera que la recampesinización lograda durante los años ochenta, junto con la salida del henequén y de sus relaciones de subordinación y control más o menos voluntaria por impulso social campesino, hicieron que la resistencia fuera menor y menos evidente. En Tetiz, en cambio, la memoria histórica de algunas luchas agrarias en los años treinta, pero sobre todo la rápida caída en las condiciones de vida y de trabajo durante los ochenta, llevaron hacia un movimiento social de altos niveles de expresión de la resistencia. La conciencia popular dominada junto con sus niveles de escisión, alienación y con trol so cial, por parte de las relaciones de poder prevalecientes, se mostraron diferentes en ambos casos. Durante el movimiento social ya referido, la conciencia popular teticeña superó los altos niveles de control y alienación expresándose por la defensa activa de sus intereses políticos, económicos y sociales; en cambio, la conciencia campesina en Dzidzantún se mantuvo alta como conciencia dominada, ajustándose, en sus niveles de control y alienación, a las cambiantes condiciones. La resistencia no sólo es un conjunto de habilidades y destrezas para sobrevivir, también es un arte, un cúmulo de capacidades creativas para la vida, el trabajo y, sobre todo, para la trascendencia social e histórica; capacidades que surgen, se expresan y desarrollan en un ambiente hostil y son, por ello, innovadoras y variadas. Apti-

tudes, en fin, que emanan desde las entrañas históricas y sociales, desde la memoria remota y profunda, desde la dignidad humana elemental. Evidencias de que la resistencia es un arte, se encuentran en la diversidad y creatividad de formas, mecanismos, recursos, palabras, gestos, sentidos y sentimientos de los grupos sociales populares en su vida diaria, que son los que les permiten sobrevivir y a la vez alimentan la dignidad y la esperanza. Arte que se hace más evidente cuando se movilizan, cuando se inconforman y protestan, modificando las relaciones de las fuerzas sociales, al tiempo que despliegan formas en las que se humanizan, se transforman, dejan a un lado las fricciones y mezquindades de la vida cotidiana; crecen personal y colectivamente hacia fines sociales que les confieren una mejor manera de vivir y trabajar. Los siempre ignorados obreros, campesinos y los grupos sociales populares yucatecos, tanto mayas como mestizos, tienen potencialidades sociales y políticas vastas, aunque se enfrentan a grandes problemas para desarrollarlas y ejercerlas. Tendrían que trascenderse a sí mismos, ir más allá de la vida diaria, potenciar sus creatividades e iniciativas, reconstruir sus símbolos y referentes, fortalecer su conciencia haciéndola autónoma, recuperar sus niveles de socialización y de solidaridades comunitarias, oponerse activamente -de manera abierta o callada- a la dominación, la desintegración y la exclusión que el capitalismo actual les depara, recuperar la confianza en sí mismos, sacudirse el pesado lastre del control ideológico y político, organizarse de manera autónoma y emprender acciones sociales que les permitan acumular la fuerza suficiente para impulsar y realizar los cambios a su favor.

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¿Productores o migrantes? estrategias de reproducción de los campesinos mexicanos del siglo XXI

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Gustavo Iván Quilaqueo Bustos2 César Adrián Ramírez Miranda3 Recibido: 24 de marzo 2006 Aceptado: 16 de mayo 2006 Resumen Este artículo documenta las estrategias campesinas en dos ejidos del municipio de Acámbaro, Guanajuato, a partir de una investigación de campo realizada entre agosto del 2004 y marzo de 2005, subrayando los efectos de la fallida política neoliberal para modernizar el campo mexicano y su impacto sobre las unidades familiares en una región productora de granos. Sustentando el argumento de que la emigración se ha convertido en la principal forma de inserción en la globalización neoliberal para los campesinos mexicanos, se exponen cuatro estrategias identificadas en la región de estudio, como dimensiones de una estrategia general de reproducción denominada emigración-remesas. Ellas son: (1) Generación externa de la base financiera de reproducción, (2) Reorganización y racionalización tecnológica y productiva, (3) Valorización y refuncionalización del trabajo familiar, y (4) Transferencia a los jóvenes de la función de financiar las explotaciones campesinas. Considerando ocho elementos que limitan la recomposición de la economía campesina en la región y su dependencia de factores externos, el artículo cuestiona la sustentabilidad de una recomposición productiva basada en las remesas e invita a un esfuerzo de reflexión teórica para comprender la cuestión campesina actual. Palabras clave: globalización, neoliberalismo, jóvenes rurales, economías campesinas, remesas.

PRODUCERS OR MIGRANTS? REPRODUCTION STRATEGIES OF MEXICAN PEASANTS IN THE 21ST CENTURY Abstract This article documents peasant strategies in two ejidos in Acambaro Municipality, in Guanajuato state, out of a field research carried out from August 2004, to March 2005, underlining the effects of the failed

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Este artículo recoge los principales elementos de la tesis de investigación “¿Campesinos sin agricultura? Las estrategias de los campesinos de Acámbaro, Gto., entre el maíz y los dólares”, presentada por el primer autor y dirigida por el segundo para obtener el grado correspondiente de la Maestría en Ciencias en Desarrollo Rural Regional, Universidad Autónoma Chapingo, México.

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Egresado de la Maestría en [email protected]

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Profesor Investigador de la Maestría en Ciencias en Desarrollo Rural Regional, UACh. Chapingo, Méx. Correo e: [email protected]

Ciencias

en

Desarrollo

Rural

Regional,

UACh.

Chapingo,

Mëx.

Correo

e:

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Quilaqueo Bustos, Gustavo Iván y César Adrían Ramírez Miranda

neoliberal policy to modernize the Mexican country and its impact on peasant farms within a grainproducing region. Supporting the argument that migration has become the main form of integration of Mexican peasants to neoliberal globalization, four strategies were detected in the study region which are explained as dimensions of a general reproduction strategy called migration-remittances. These are: (1) External generation of the financial basis for reproduction, (2) Technological and productive reorganization and rationalization, (3) Valoration and re-functionalization of family work, and (4) Transfer of the peasant-farm financing to the youngsters. Considering eight elements limiting the re-composition of peasant economy in the region and its dependence on external factors, the article questions the sustainability of a productive re-composition based on remittances and provokes an effort towards a theoretical reflection in order to understand the current peasant situation. Key words: Globalization, neoliberalism, rural youngsters, peasant economies, cash remittances.

Las políticas neoliberales impuestas a la sociedad mexicana durante cuatro sexenios han transformado profundamente la economía y la demografía de nuestro país. Con ello también ha cambiado el perfil de la sociedad estadounidense, pues la globalización realmente existente significó para México –mucho más que la intensificación de los intercambios comerciales– el desplazamiento de masivos contingentes en busca de empleos mejor remunerados. Las movilizaciones contra la Ley Sen- senbrenner4 en las principales ciudades de la Unión Americana que alcanzaron su cenit el primer día de mayo de 2006, acompañadas de un boicot a la economía estadounidense, expresaron la creciente organización de los latinos y el apoyo que han logrado obtener entre la población estadounidense y algunos sectores de su clase política, pero sobre todo dan cuenta de la densidad que han alcanzado como un elemento clave para el funcionamiento de la economía norteamericana, especialmente en los estados del sur. En este contexto, la lucha por la legalización de 12 millones de indocumentados expresa, entre otras cosas, la creciente importancia de la población hispanoparlante, la cual asciende –según da-

tos de la Oficina del Censo de EUA– a 42.7 millones de personas, que representan el 14% de la población total de Estados Unidos, además de constituir el grupo más joven y de mayor crecimiento del país, tanto por su elevada natalidad como por la continua inmigración (AFP, 2006).5 Los residentes de origen mexicano y los migrantes mexicanos, en conjunto, se acercan actualmente a los 30 millones de habitantes, si consideramos que en 2003 el primer grupo se calculaba en 16.8 millones y el segundo en 9.8 millones (Berumen, 2005) y que el cálculo de la Oficina del Censo de EUA confirma las estimaciones en torno a la magnitud de la entrada anual de migrantes mexicanos al territorio estadounidense. En efecto, la emigración anual a Estados Unidos se estimó en un rango de 350 a 400 mil personas anuales durante el sexenio zedillista, pero estudios más recientes que consideran el periodo 2000-2004 estiman flujos anuales de 600 mil emigrantes, con una proporción de indocumentados cercana al 85 % (Berumen, 2005; Pew Hispanic Center 2005). La emigración mexicana a Estados Unidos no tiene su fuente sólo en los espacios rurales, sin em-

4

En términos generales esta iniciativa de ley –sustentada por los sectores más conservadores de EU- pretende criminalizar la inmigración ilegal a ese país, mediante sanciones a los empleadores, endurecimiento de los controles migratorios para asegurar la frontera y cancelación del acceso a los servicios públicos para la población en situación irregular.

5

La Oficina del Censo de EUA dio a conocer el 10 de mayo en Washington que la población latina creció en 1.3 millones de personas (3.3 %) entre julio de 2004 y julio de 2005, cifra que representó el 49% del total del crecimiento de la población y se debió a un incremento natural de 800 000 individuos y a la llegada de 500 000 inmigrantes (AFP, 2006).

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¿Productores o migrantes? estrategias de reproducción de los campesinos mexicanos del siglo XXI

bargo es allí donde se expresan de manera más clara los efectos de una estrategia de modernización fallida, cuya elaboración más acabada correspon de al go bier no sa li nis ta y que ha te ni do continuidad en los dos sexenios que le sucedieron. De esta manera, la emigración ha dejado de constituir una respuesta coyuntural de las familias rurales y urbanas para convertirse en un elemento estructural de la sociedad mexicana y en la principal forma de inserción de nuestro país en el escenario global, tanto que para 2002 ya involucraba a más del 96 % de los municipios del país. De acuerdo con las estimaciones del gobernador del Banco de México (La Jornada, 12 de mayo de 2006) el monto de las remesas alcanzará este año los 24 mil millones de dólares. Este monto significa un 20 % de incremento respecto a 2005, pero representa seis veces el valor que tenían las remesas en 1993, de manera que actualmente esta fuente de ingreso rebasa con creces los ingresos provenientes del turismo y la inversión extranjera (Conapo, 2004; Berumen, 2005). Enfrentados a una política de estado que desde la década de los ochenta buscó borrarlos del mapa en el contexto de una globalización excluyente comandada por el capital financiero, los campesinos mexicanos se vieron obligados a configurar un conjunto de estrategias para reproducir sus modos de vida. Después de casi un cuarto de siglo, de cara al accionar abúlico del gobierno mexicano y a la dinámica sin rostro del mercado, sus estrategias muestran que la globalización no tiene un derrotero unívoco, y que –por el contrario– constituye un proceso conflictivo cuyo rumbo depende fundamentalmente de las relaciones de fuerza entre los actores Los campesinos del municipio de Acámbaro,6 Guanajuato, como muchos otros de las diversas regiones del país, han echado mano de estrategias que forman parte de su antiguo acervo, pero tam6

bién de las nuevas condiciones y aprendizajes que les impone la globalización neoliberal. Entre dichas estrategias, la más importante corresponde a la profundización de la emigración a Estados Unidos, fenómeno en el cual los jóvenes se han convertido en verdaderos soportes del proceso, permitiendo una suerte de recomposición y redinamización de las explotaciones familiares. No obstante, la aparente recomposición de la agricultura campesina como producto de su inserción al concierto global mediante las remesas de los jóvenes migrantes, muestra un conjunto de situaciones contradictorias, de manera que los elementos dinamizadores de esta recomposición se constituyen –a su vez– en un conjunto de limitantes a la misma. En esta circunstancia estamos frente a una reconfiguración bastante frágil, cuya viabilidad a mediano plazo se encuentra cuestionada debido a que se sustenta sobre variables externas que están fuera del control de las unidades campesinas. ¿Cómo entender la persistencia de los campesinos mexicanos a inicios del siglo XXI, en pleno éxodo rural?, ¿cómo dimensionar apropiadamente lo antiguo y lo nuevo de sus estrategias?, ¿debemos concebir entonces que los campesinos del nuevo milenio presentan un nuevo perfil, pero que recoge también sus añejos rasgos? Estamos sin duda frente a un proceso complejo que tiene que ver con la suerte de la sociedad rural mexicana y su capacidad de sobreponerse a un cuarto de siglo de políticas neoliberales; pero también estamos frente a las respuestas cotidianas que configuran las familias en un entorno desfavorable, respuestas que a fin de cuentas están ligadas a cues tio nes tan im por tan tes como la so be ra nía ali men ta ria, la de mo cra cia y los derechos humanos, tal como se juegan en el mundo rural latinoamericano.

La investigación de campo que sustenta este artículo se realizó en dos ejidos de Acámbaro, Gto., el ejido temporalero Irámuco del poblado del mismo nombre y el ejido irrigado San Francisco de Parácuaro. En ambos se realizaron encuestas tanto a quienes permanecen en la localidad como a los jóvenes que emigran, localizando a éstos en su estancia a fines de año en las localidades de origen. Las encuestas se realizaron sobre la base de dos instrumentos: uno relacionado a los sistemas productivos y dirigido a los productores directos, y otro dirigido al segmento joven emigrante y potencialmente emigrante. Se consideró una muestra del 20% de las unidades familiares de cada ejido, arrojando un total de 41 encuestas; 25 en Parácuaro y 16 en Irámuco. Para el segmento juvenil se aplicaron un total de 34 encuestas: 20 en Parácuaro y 14 en Irámuco. Adicionalmente se realizaron entrevistas en profundidad con informantes claves, a nivel de actores ejidales, institucionales, comerciales y jóvenes. Se entrevistó a los dos comisariados ejidales, a funcionarios del municipio y de Procampo, dos representantes de comercializadoras de granos y a una pareja de jóvenes migrantes.

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Los campesinos y la modernización salinista: los saldos de la ecuación neoliberal para el campo mexicano Los problemas que enfrentan los campesinos mexicanos del siglo XXI derivan de su inserción desventajosa en la órbita global y por ello –como se ha insistido desde las esferas gubernamentales– las soluciones parecen estar completamente fuera de su alcance. En efecto, las transformaciones económicas y políticas en México en las dos últimas décadas del siglo XX no se pueden explicar sin considerar los cambios operados a escala mundial en la lucha del capitalismo por su recomposición después de la crisis del fordismo, misma que abrió el espacio para la reconfiguración de la arquitectura económica-financiera, tecnológica y geopolítica global. En el tránsito a una nueva fase histórica del capitalismo mundial, estamos en presencia de una reconfiguración espacial-territorial del capitalismo informático-global. Esta nueva etapa tiene en la globalización una de sus mayores expresiones, en tanto corresponde a “la nueva configuración espacial de la economía y la sociedad mundial, resultante del desbordamiento de la capacidad normativa de los estados nacionales” (Dabat, 2002); al mismo tiempo, expresa de manera general la derrota del trabajo frente al capital desde mediados de la década de los setenta, que para el caso que nos ocupa se traduce en derrotas pretéritas en la disputas por la tierra, por la apropiación del proceso productivo o por una valoración adecuada de la agricultura. Pero si la globalización neoliberal se abrió paso sobre la crisis del régimen fordista en Europa y Norteamérica, en México y América Latina profundizó sus rasgos en tanto se impuso a sociedades postradas por la violencia y por el fracaso de un estilo de desarrollo – el llamado modelo de sustitución de importaciones– centrado en un activo, pero también asfixiante papel del Estado, que a final de cuentas dio lugar a una estructura productiva desintegrada e ineficiente y sin avance tecnológico sustancial.

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“Hay dos rasgos cruciales de la fase de industrialización sustitutiva (“desarrollo hacia dentro”) y que aquí conviene recordar: primero, el carácter trunco o escasa diversificación vertical que tipifica al desarrollo industrial; …segundo, la escasa alteración que manifiesta –en relación al patrón primario exportador previo- el perfil de las exportaciones….lo expuesto se traduce en una capacidad para importar crónicamente deficitaria y al final de cuentas en el denominado estrangulamiento externo de la acumulación y el crecimiento” (Valenzuela 1991:95-96).

Es este estrangulamiento externo, al que se agrega la corrupción y los malos manejos cambiarios (Calva, 2003) el que da lugar a la crisis de la deuda, para otorgar una correlación de fuerzas favorable a una capa tecnocrática de la clase política y permitir la puesta en marcha de las reformas estructurales que deberían lograr la modernización del país. Para los ideólogos neoliberales el sector agropecuario requería cirugía mayor debido a síntomas tales como el estancamiento de la actividad productiva, el déficit recurrente en la balanza comercial agropecuaria, el deterioro ecológico y sobre todo la pobreza existente en el campo, en tanto millones de familias no eran capaces de satisfacer sus necesidades básicas (Téllez, 1994). Desde la perspectiva del gobierno salinista, el principal obstáculo a remover para lograr la modernización del sector era el minifundio ejidal, verdadero valladar para las economías de escala, el mejoramiento tecnológico y el flujo de las inversiones privadas, testimonio de épocas remotas cuyas luchas no llevaron a la equidad ni al progreso en el campo y en cambio sustrajeron importantes recursos al imperio del mercado. En consecuencia, la estrategia de modernización del campo, la cual hemos denominado como la ecuación neoliberal (Ramírez Miranda, 1997), se sustentó en tres variables fundamentales: (1) la liberalización comercial, con una brusca e indiscriminada apertura a partir de 1986 con el ingreso al GATT, que deprimió los precios para la producción

¿Productores o migrantes? estrategias de reproducción de los campesinos mexicanos del siglo XXI

campesina; (2) la desregulación estatal –especialmente a partir de 1989- que significó el desmantelamiento del sistema público de apoyo al campo y tuvo como consecuencia el aumento de los costos de producción;7 (3) como corolario, una vez que los dos elementos anteriores dieron lugar a la caída generalizada de la rentabilidad, la modificación de la legislación agraria en 1991, tendiente a liberalizar el mercado de tierras y a fortalecer la propiedad privada para permitir el flujo de la inversión privada, la ampliación de las economías de escala y el consecuente mejoramiento tecnológico, ya que la población redundante se vería obligada a vender sus tierras a aquellos agentes económicos mejor habilitados para hacerlas producir eficientemente. De esta manera, de acuerdo con la ecuación neoliberal, la entrada en vigor del TLCAN habría de encontrar una economía rural despojada de sus rasgos premodernos (como el de dar cabida al 25% de la PEA) y produciendo al ritmo marcado por las ventajas comparativas.8

La ecuación neoliberal no modernizó al campo, ni borró del mapa a los campesinos, pero sí logró resucitar al coyote y al usurero, a la vez que logró terminar con la soberanía alimentaria y colocar a la sociedad rural en un cuadro de fragilización institucional, ambiental y productiva (Ramírez Miranda, 2003) que la hace sumamente vulnerable en el concierto internacional.10 Pero como saldo más grave, la ecuación neoliberal –sin lograr abrir el mercado de tierras– obligó a los jóvenes rurales a una moderna diáspora, de tal magnitud que la globalización realmente existente –y no aquella de los discursos– encuentra a México como productor y exportador de mano de obra barata, cuya mayor expresión es la inmensa transferencia neta de ganancias al exterior (Delgado, 2004).

El fracaso de la ecuación neoliberal se dio por triple partida: ni las inversiones privadas fluyeron hacia el sector, ni los campesinos se desprendieron de sus tierras y tampoco se resolvió el problema tecnológico del campo a través de grandes unidades de producción eficientes y competitivas. En cambio, se profundizó la polarización en el medio rural, la pobreza aumentó9 y la productividad de los cultivos básicos cayó, como producto de una regresión tecnológica derivada de las estrategias defensivas de los campesinos (Ramírez Miranda, 1997).

¿Hacia una economía transfronteriza? las estrategias de los campesinos de Acámbaro

A continuación haremos referencia a los mecanismos por los cuales la economía campesina de una región altamente expulsora se articula en ese entorno global.

Las estrategias campesinas11 hacen referencia a la interdependencia entre las funciones productivas y consumidoras de la unidad doméstica campesina en términos de cómo los objetivos “propuestos” al interior de éstas son posibles de alcanzar en función de las vías, alternativas, medios existentes o posibles de “utilizar” y en directa relación con el entorno, especialmente a través de relaciones

7

La apertura comercial y desregulación económica e institucional referida al campo, lo mismo que en el marco de las reformas del sistema económico nacional, tuvo un carácter unilateral, drástico, violento e indiscriminado, pues no consideró mecanismos de contención o transición (Valenzuela, 1991).

8

"La movilidad de los factores de la producción es fundamental para lograr una asignación eficiente de los recursos. La apertura comercial del sector reasignará los recursos hacia aquellas actividades en las que hay ventajas comparativas. Por otro lado, la libertad de los ejidatarios y pequeños productores de celebrar contratos entre si y con terceros facilitará la conjunción de esfuerzos en escalas que permitan el incremento de la productividad y rentabilidad de la actividad agropecuaria” (Téllez, 1994: 259).

9

En un reciente informe del Banco Mundial se declara que en México, cerca del 35 %, –unos 7.3 millones de personas– de la población rural no percibe lo suficiente para adquirir la canasta básica de alimentos, cifra muy por encima del 20% del promedio nacional y el 11% en áreas urbanas. Ello se ve reflejado tanto en las tasa de pobreza que apenas ha bajado de 57% a 54% desde el año 1989 a la fecha, como en la tasa de indigencia que ha aumentado en medio punto desde dicha fecha, situándose en la actualidad en 28.5% (Diario La Jornada, 20 febrero, 2005).

10

La ecuación neoliberal para modernizar el campo mexicano constituyó una propuesta desfasada conceptualmente y en el tiempo (Rubio, 2003; Ramírez Miranda, 1997), que prácticamente no consideró los grandes rezagos de una agricultura impedida en tan corto tiempo y con la escasa batería de apoyos, para adecuarse a los requerimientos de una dinámica económica internacional altamente competitiva y llena de distorsiones.

11

Este concepto ha recibido diversas denominaciones: estrategias de reproducción, estrategias de supervivencia, estrategias de sobrevivencia, estrategias de vida, estrategias de existencia, etc., según se trate de autores como Argüello (1981), Rodríguez (1981), Sáenz y De Paula (1981), Salles (1989) y Pepin-Lehalleur y Rendón (1995).

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mercantiles, generalmente desfavorables para los campesinos.12 Pese a la importancia que tiene el conjunto de estrategias como mecanismo de reproducción para el campesinado, se debe destacar que dichas estrategias se desenvuelven en el marco conflictivo de las relaciones sociales capitalistas. Toda vez que el capitalismo es, ante todo, una relación social contradictoria y en permanente reconfiguración, la comprensión de su dinámica y sus contradicciones estructurales, económicas, políticas y socio-históricas, constituyen el marco obligado para comprender la ubicación de los campesinos en el conjunto de la reproducción social, en este caso las características del proceso de explotación-exclusión (Rubio, 2003) al que se encuentran sujetos.

vante en el abasto alimentario. En principio, destaca que los productores campesinos de la zona muestran una batería limitada de estrategias,13 basadas fundamentalmente en la emigración y las remesas. El espacio local. Una primera aproximación Los ejidos de Irámuco y San Francisco Parácuaro se localizan en el municipio de Acámbaro, al sur del estado de Guanajuato. Para el año 2000, Acámbaro tenia una población de 110 718 habitantes, y destacaban dos características demográficas: la pérdida de población respecto a 1990 y el predominio de población femenina, con casi 8 000 más mujeres que hombres (INEGI,

Desde esta perspectiva, las estrategias actuales de los campesinos constituyen respuestas frente a una globa li za ción neo li be ral que ame na za con ex cluir los como productores; por ello, constituyen también un elemento de resistencia frente a la lógica del capital, que de ninguna manera tiene garantizada su supremacía sobre el mundo del trabajo. El análisis de las estrategias campesinas en Acámba ro, Gua na jua to per mi te mos trar los efec tos de la ecua ción neo li be ral so bre una re gión pro duc to ra de granos básicos que tradicionalmente jugó un papel rele-

Figura 1. Ubicación del área de estudio. INEGI, Guanajuato, 2004.

12

“La UDC es una unidad socioeconómica que articula la esfera doméstica y económica, particularmente vincula la familia con la unidad productiva e interacciona con el medio ambiente, el mercado y el Estado. La UDC es un aparato productivo en constante transformación, cada familia, según el número, sexo y edad de sus componentes, constituye en sus diferentes etapas una estructura de trabajo distinta de acuerdo con su fuerza de trabajo y necesidades de reproducción. El vínculo con su medio se traduce en respuestas y estrategias de reproducción. Se conciben las estrategias de reproducción como expresión de dos momentos; por una parte, de condicionantes macroeconómicas, sociales y ambientales que inciden en la UDC, que a partir de su condición y recursos, las asimilan y las transforman, en un segundo momento, en estrategias que tienden a generar nuevas condiciones y recomposiciones” (Ramírez Juárez, 2003).

13

Esto, si tomamos como referencia los planteamientos de Fernando Rello (CEPAL, 1999) en cuanto a que los campesinos mexicanos de fines de siglo XX echaron mano a un conjunto de estrategias diversificadas, que comprenden: a) Autoconsumo y producción agropecuaria, b) Participación en mercados laborales, c) Participación en el mercado de tierras; d) Organización social y participación en asociaciones.

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¿Productores o migrantes? estrategias de reproducción de los campesinos mexicanos del siglo XXI

2002). Ello se explica por ser un municipio de gran expulsión migratoria, elemento que caracteriza al estado de Guanajuato, entidad que se mantiene históricamente como una de las cuatro regiones de mayor expulsión de población y en términos absolutos pasó a ser el primero en este rubro desde finales de la década de los años noventa; en cuanto a las remesas, en el año 2003 Guanajuato se ubicó como el tercer estado receptor con 1 211 millones de dólares, equivalente al 9.13 % del total nacional. (Lozano, 2002; Banco de México, 2004).

situaciones e interrelaciones son diversas, tanto en la forma, la magnitud, el tipo, las motivaciones, las modalidades, los efectos y las contribuciones de la migración, en tanto movimiento de población, flujos de recursos materiales (financieros), ideas, hábitos, historias y aspiraciones, tanto en los lugares de origen como de destino (Stern, 1976; Arizpe, 1978; 1980; Durand, 1988; citados en Navas, 2000; Lozano, 2002). De allí la importancia de realizar observaciones sobre el terreno para enriquecer la comprensión de este complejo fenómeno.

El ejido de Irámuco está compuesto por 73 ejidatarios titulares, posee una superficie de 584 ha de tierras de temporal, con un promedio de ocho ha por ejidatario y aproximadamente 2 000 ha de agostadero. Por su parte el ejido San Francisco Parácuaro está conformado por 75 familias provenientes de la primera ampliación, que les permitió adjudicarse entre dos y cinco hectáreas por familia y unos 150 ejidatarios derivados de la segunda ampliación, con una hectárea cada uno. El ejido cuenta con una superficie de alrededor de 300 ha de tierras planas, de las cuales unas 150 son de riego, además de aproximadamente 100 ha de cerro o agostadero.

La gran estrategia transversal de reproducción de los campesinos de Acámbaro es a la que denominamos emigración-remesas; sin embargo, ésta presenta cuatro grandes dimensiones o expresiones a nivel de las unidades familiares campesinas, las cuales operan de manera interrelacionada y que deben ser analizadas por separado para comprender el papel que juegan en la reproducción del campesinado migrante dentro de la globalización neoliberal.

Pese al carácter urbano formal de la cabecera municipal y de estos poblados (mayores a 2 500 habitantes), su perfil los ubica como espacios esencialmente rurales, dada la importante presencia de la agricultura campesina ejidal. Junto con la alta migración, proceso que se inicia con fuerza a fines de la década del cincuenta, estos ejidos y poblados se caracterizan por un patrón de cultivos sustentado en el maíz y sorgo con una alta mecanización, por la ganadería en pequeña escala, el noto rio en ve je ci mien to de los pro duc to res, la presencia de importantes fiestas religiosas y populares, y sobre todo, por el destacado papel de los migrantes. Las estrategias de reproducción campesina en Acámbaro: entre los dólares de la emigración y “la agricultura especializada” El impacto de la emigración sobre los sistemas productivos campesinos es mucho más complejo y dinámico que la mera interrelación de salida de población y retorno de remesas. Como lo han plantea do di ver sos es tu dios, la com ple ji dad de

Generación externa de la base financiera de reproducción La primera dimensión y la más importante de las estrategias de reproducción centradas en la emigración-remesas, es la que articula el fenómeno migratorio con las actividades agropecuarias. Así, en las dos comunidades estudiadas, la profundización del fenómeno migratorio y el aprovechamiento de otras fuentes extraparcelarias de ingresos, constituyen un mecanismo mediante el cual los campesinos intentan asegurar la base de reproducción de sus explotaciones familiares. En el cuadro 1 se expone la diversidad de las fuentes de ingreso de 41 familias entrevistadas en las comunidades de Parácuaro e Irámuco. La suma de los porcentajes supera el 100 % debido a la combinación de formas de ingreso de las unidades familiares, y para simplificar la exposición se presenta el total de las dos comunidades pues no existen diferencias significativas entre ellas. La importancia de las remesas destaca por el hecho de que más de cuatro quintas partes de los hogares cuentan con este ingreso (A); sin embargo se trata de un ingreso que coexiste con la economía agropecuaria, la cual todavía sustenta al 61 % de los hogares (C), de manera que quienes depenRevista de Geografía Agrícola núm. 36 / 89

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Cuadro 1. Fuentes de ingreso de las familias. Fuentes

Total Casos

Total %

A. Hogares con remesas

34

82.92

B. Hogares sin trabajo extrapredial local

28

68.29

C. Hogares con actividades agropecuarias

25

60.97

E. Con remesas y subsidios

20

48.78

F. Con remesas, subsidios e ingresos extrapredial

8

19.51

G. Hogares sin subsidios

7

17.07

H. Hogares con emigrantes, pero sin remesas

4

10.25

I. Con actividad agropecuaria y un ingreso extrapredial

3

7.30

J. Con remesas, subsidios y otros (comercio o pensión)

3

7.30

K. Sólo remesas

3

7.30

L. Subsidio y trabajo extrapredial

3

7.30

M. Sólo subsidios

1

2.43

N. Remesas y otro

1

2.43

O. Remesas y trabajo extrapredial

1

2.43

Fuente: trabajo de campo 2004-2005. Nota: las principales formas de trabajo extrapredial son las de migrante

den únicamente de las remesas sólo representan el 7.3% de los hogares (K). Llama la atención que el 68.3 % de los hogares (B) no requieran de trabajo extrapredial local para sostenerse, lo que remite al brusco diferencial de salarios dentro y fuera del país y al consecuente debilitamiento de la economía local en términos de empleos; esta apreciación se refuerza con el hecho de que casi la mitad de los hogares entrevistados (E) se sostienen mediante remesas y subsidios, lo que señala que las familias están estimando el costo de oportunidad de emplearse en actividades locales de baja remuneración. Aún así, cerca de una quinta parte de las familias entrevistadas (F) se sostienen gracias a una combinación de ingresos en los que se integran las remesas, los subsidios y los ingresos extraprediales La fila H del cuadro 1 es significativa pues nos indica que existe un grupo de unidades de producción –en el orden del 10 % de los entrevistados– a las cuales los emigrantes por alguna razón no están enviando remesas. Finalmente, sólo diez hogares (G + I) no perciben remesas o subsidios, lo que representa un 24.3 % del total de los núcleos, pero 90 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

lo reemplazan con alguna fuente de ingresos no agropecuarios (comercio, pensión) y/o extraparcelarios (migrante temporal, albañil, carpintero, jornalero, trabajo en colegio, etc.); esto nos muestra entonces que ninguna unidad económica familiar campesina se solventa (o sobrevive) únicamente con actividades agropecuarias. Como se detallará más adelante, al mostrar los montos anuales de las remesas, veremos que éstas se ubican predominantemente por encima de los 2 000 dólares mensuales, lo que a decir de los entrevistados constituye un aporte fundamental para el sostenimiento de los sistemas productivos. Reorganización y racionalización tecnológica y productiva En un contexto macroeconómico que les concede un estrecho margen de acción, las familias campesinas están utilizando al máximo los dos activos principales de que disponen: el recurso tierra y la fuerza de trabajo.

Por esta razón -aunque pareciera extraño en el contexto de la “escasa rentabilidad” del maíz y el sorgo- el paisaje regional hace evidente que prácticamente la totalidad de la superficie de ambos ejidos está “en plena producción”, y a decir de los entrevistados, en los años recientes se ha sembrado toda la superficie disponible, lo que permitiría hablar de una redinamización productiva y económica de la agricultura campesina. Sin embargo, antes de adelantar conclusiones es conveniente tomar en cuenta que esta reactivación productiva está sustentada por tres elementos: 1) La existencia de una fuente segura y permanente para financiar a la agricultura, papel que desempeñan las remesas, aun si se trata, como ya establecimos, de un recurso en general de magnitud relativamente pequeña. 2) El aprovechamiento de los subsidios gubernamentales, especialmente Procampo. 3) La existencia al interior de los ejidos de productores con capacidad económica para aprovechar las tierras en ausencia de sus titulares.

¿Productores o migrantes? estrategias de reproducción de los campesinos mexicanos del siglo XXI

Ante esta circunstancia y como respuesta a un entorno desfavorable, los campesinos se han visto forzados a una especialización productiva que paradójicamente está a contracorriente de la propuesta neoliberal de las ventajas comparativas. Así, dejando de lado otras opciones de cultivo, tanto para el mercado como para el autoconsumo, desde las década de los ochenta se han ido concentrando en un patrón de cultivos basado en la combinación sorgo-maíz, al mismo tiempo que se re du ce os ten si ble men te la importancia de la ganadería bovina.

producir exclusivamente maíz o sorgo, su peso en relación al total de los entrevistados es de 41.46%, pero asciende al 68% si lo referimos a las unidades de producción con actividad agropecuaria, y al 94.4% si lo referimos a aquellas que sólo realizan actividades agrícolas (C/B). Algunos elementos que explican esta especialización productiva apuntan a una racionalidad campesina que ve cierta seguridad en dedicarse a cultivos comerciales, que al mismo tiempo les permita tener resuelta su alimentación (maíz), tener un excedente mercantil y a la vez la materia prima para la alimentación del ganado porcino, como ocurre con más del 70% de las familias de Irámuco. Sin embargo, esta especialización está jugando en contra de los sistemas tradicionales que articulaban la producción de granos con la ganadería bovina, al grado de que encontramos una proporción importante de explotaciones sin ganado (D), la cual referida al universo de unidades de producción agropecuarias alcanza el 64%, lo que significa que dos de cada tres productores no cuentan con ganado, aún cuando producen cultivos ligados al uso forrajero ya sea de manera directa (sorgo) o indirecta (maíz).

En el cuadro 2 se exponen las características que asume la especialización productiva en los ejidos de Parácuaro e Irámuco, la cual nos muestra algunas características preocupantes en términos de una mayor fragilización de la economía campesina. La di men sión de la es pe cia li za ción en maíz-sorgo queda definida, en primer lugar, por el hecho de que casi el 60 % de las unidades productivas (A) se centran en este cultivo y que los cultivadores de otros productos (H) son meramente marginales; sin embargo, si tomamos como referencia ya no el número total de entrevistados, sino el de familias que realizan actividades agropecuarias (renglón C en el cuadro 1), el grado de especialización en maíz-sorgo asciende al 96%.

La relación entre la emigración, la especialización productiva y el declive de la ganadería bovina –que además ve reducidos sus agostaderos frente al uso agrícola– estriba en que al profundizarse la salida de más miembros del grupo familiar, éste se

El renglón C nos indica que hay un grupo importante de unidades de producción que se dedican a Cuadro 2. Especialización productiva (*) Estado

Parácuaro (%)

Irámuco (%)

Total Casos

Total (%)

A. Sorgo/maíz

72

37.50

24

58.53

B. Sólo agricultura

44

43.75

18

43.90

C. Sólo maíz o sorgo

28

62.50

17

41.46

D. Sin ganado

44

37.50

16

39.02

E. Ganado porcino

20

62.25

15

36.58

F. Otro ganado (1)

24

18.75

9

21.95

G. Ganado bovino

28

6.25

8

19.51

H. Otro cultivo (2)

0

6.25

1

2.43

(*) Los datos corresponden a 41 entrevistados, la suma supera el 100% porque se considera más de una opción por pregunta. (1) Se dieron casos de mulas y caballos para trabajo y uno a dos casos de caprinos. (2) El único caso correspondió a garbanzo.

ve obligado a deshacerse del tipo de ganado que demanda mano de obra y tiempo para su manejo, el ganado bovino. Si a ello agregamos el “incentivo-presión” directo o indirecto de parte del Estado para modernizar y mecanizar los cultivos por medio de la incorporación de tractores y/o cosechadoras (combinadas) y los subsidios de Procampo, las condiciones están dadas para la especialización forzada. En congruencia con la dinámica de la especialización, para manejar sus sistemas productivos (cuadro 3), los campesinos utilizan una tecnología agrícola basada en el uso de lo que ahora es el agotado paRevista de Geografía Agrícola núm. 36 / 91

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quete tecnológico de la marchita Revolución Verde: maquinaria, semilla híbrida y fertilizantes.

Cuadro 3. Tecnología de producción usada por los campesinos de Acámbalo. Alternativas Maquinaria (cultivos/siembra)

Total Casos

Sólo maquinaria

Total %

12

75.0

Combinación

2

12.5

Sólo tracción animal/manual

2

12.5

Calidad de la maquinaria Propia

3

21.4

11

78.6

Semilla híbrida

7

43.7

Semilla híbrida y criolla

8

50.0

Sólo criolla

1

6.3

Arrendada Semilla (maíz)

Mano de obra Sólo familiar Familiar/asalariada

1

6.2

13

81.3

2

12.5

Sólo asalariada Fuente: trabajo de campo 2004-2005. n = 16 entrevistados

Como se puede apreciar, la combinación de la fuerza de trabajo familiar con la asalariada define el perfil de la moderna agricultura campesina obligada a expulsar gente y a contratar jornaleros en la época de cosecha. Por otra parte, la apuesta por las semillas híbridas y la maquinaria agrícola queda definida como un esfuerzo por incrementar los rendimientos y la rentabilidad, mediante medidas que buscan racionalizar y hacer más eficientes los sistemas productivos en el corto plazo. Valorización y refuncionalización del trabajo familiar Entre las características centrales de la economía campesina se encuentra su capacidad y compromiso para valorizar la fuerza de trabajo de todos los miembros de la unidad familiar y no sólo de los productores directos, rasgo que le ha permitido resistir las condiciones excluyentes de la globalización neoliberal y que se expresa en una mayor incorporación del trabajo infantil, de los integrantes de mayor edad, así como de las mujeres que en 92 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

otras latitudes prácticamente se han hecho cargo de la economía familiar como producto de la diáspora rural, si bien en nuestra zona de estudio su participación es relativamente menos importante en esta dimensión. En los ejidos de Parácuaro e Irámuco actualmente los productores con 60, 70 o más años, realizan un conjunto de labores fuera y dentro de la unidad familiar. Cuando las labores demandan mano de obra y el tiempo apremia, acuden a la contratación de fuerza de trabajo asalariada que se cubre con las remesas, con lo que los hijos y familiares que las generan actúan como una suerte de extensión internacional de la fuerza de trabajo familiar. Una cuestión central que forma parte de las respuestas de los ejidos y familias campesinas, tiene que ver con la creciente participación de la mujer más allá de las funciones reproductivas y hogareñas. En el cuadro 4 se aprecia que son nueve las unidades familiares en que las actividades económicas son directamente gestionadas por las mujeres, lo que representa el 22 % de la población entrevistada, sin existir diferencia sensible en los ejidos estudiados. Como hemos señalado, la participación de las mujeres como jefas de hogar es relativamente baja, sobre todo si consideramos la importancia de la migración. Esta situación parece obedecer al hecho de que el envejecimiento de los jefes de hogar masculinos los ha marginado del circuito migratorio, dejando esta tarea a otros familiares más jóvenes que son quienes reemplazan a los padres en la ruta del éxodo y mantienen un permanente flujo de remesas. Así, el cambio que se ha producido es que ya no es el jefe de hogar el que emigra cada temporada, como lo hacia en décadas pasadas, sino que ahora son los hijos jóvenes los responsables de proveer el aporte financiero para el hogar, de manera que la jefatura de hogar se mantiene a cargo de los varones mayores, aun cuando en la dinámica productiva y económica las mujeres estén cobrando mayor participación. De ser acertada la anterior apreciación estaríamos frente a una feminización subvalorada de la economía rural en aquellas regiones del país en las que los jóvenes han reemplazado a los viejos en

¿Productores o migrantes? estrategias de reproducción de los campesinos mexicanos del siglo XXI

principales razones para la emigración de los jóvenes.

Cuadro 4. Jefes de hogar por sexo y por ejido. Sexo

Parácuaro Núm. casos

Total

Irámuco %

Núm. casos %

%

Masculino

20

80

12

75

78.04

Femenino

5

20

4

25

21.96

25

100

16

100

Total (*)

100

(*) Sólo dos casos corresponden a mujeres cuyas parejas son migrantes.

los circuitos migratorios, pero no en las jefaturas de hogar, ya que estas mantienen una hegemonía patriarcal sustentada más en la cultura que en el funcionamiento real de la economía doméstica.

Con base en los datos del cuadro 5 se puede destacar el doble compromiso o desafío de los jóvenes: por un lado se sienten responsables de aportar y ayudar a sus padres, cuyas parcelas apenas dan para obtener la alimentación familiar, y por el otro, deben generar recursos para su propia subsistencia y de paso comenzar a pensar en sus propias metas y expectativas de autonomía familiar y material a mediano plazo. Esto último está muy relacionado con la imagen de un joven “exitoso”, validado y aceptado por sus pares, donde la ropa, el dinero y la troca parecen ser símbolos del nuevo status.

Los jóvenes como soporte fundamental de los procesos económicos

Cuadro 5. Factores de migración en los jóvenes campesinos (porcentajes)

Los jóvenes se han convertido en los verdaderos financiadores de las explotaciones familiares campesinas a través de una emigración que es temporal pero sostenida año con año. Son ellos quienes posibilitan la continuación de procesos históricos y familiares en la región, con la diferencia de que cada vez se relacionan menos con las experiencias y labores productivas.

Motivo para emigrar

Los esfuerzos, sacrificios y riesgos de los jóvenes emigrantes en su odisea por traspasar la frontera, no sólo constituyen una esperanza y un sueño personal, sino también de toda una familia, en tanto los hogares y parcelas encuentran en este mecanismo la posibilidad de continuar sus ciclos y en lo posible aspirar a mejores condiciones. En esta zona sigue predominado la emigración de jóvenes varones, con un rango de edad entre 20 y 25 años, grado de instrucción de nivel secundario completo y con escasa preparación u oficio alternativo. Las cifras entre solteros y casados son práctica men te si mi la res y la par ti da o pri me ra experiencia emigratoria se está dando a menor edad, con 18 años o menos. La situación de bajos ingresos y/o los trabajos temporales o intermitentes que proveen las actividades agrícolas y en general las áreas rurales, así como las escasas oportunidades de empleo en las ciudades de la región y del país constituyen en las

Parácuaro

Irámuco

Total

Para ayudar a la familia (padres)

76.92

62.5

71.42

No tenía trabajo atractivo

61.54

62.5

61.90

Bajos ingresos en la parcela

30.77

50

38.09

Necesitaba más ingresos para mi nueva familia

46.15

12.5

33.33

Fuente: trabajo de campo 2004-2005. n = 21 jóvenes encuestados. La suma supera el 100% porque se considera más de una opción por pregunta.

En cuanto al destino y principales ocupaciones de los jóvenes campesinos de Acámbaro, sigue siendo California, con más de 63 %, el principal estado de atracción, seguido de lejos por Florida con poco más de 22 %. Entre los empleos, predominan las actividades agrícolas con un 50 %, destacando el aumento en las ocupaciones ligadas a la construcción e industria, con cerca del 20 % cada una. Está claro que la decisión de emigrar no es una cuestión que se defina y se ponga en marcha de un momento a otro, pues depende fundamentalmente de la existencia de las redes sociales y familiares de apoyo. Por ello es fundamental, entre otras cosas, definir si hay una experiencia migratoria previa en la familia y miembros y amistades radicados en Estados Unidos, situación convertida en una constante histórica en las localidades y la región. Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 93

Quilaqueo Bustos, Gustavo Iván y César Adrían Ramírez Miranda

Como puede apreciarse en el cuadro 6, el principal apoyo que reciben los jóvenes migrantes es el de contar con una vivienda en el lugar de destino, seguido de los contactos para conseguir trabajo, de esta manera la ayuda con dinero se vuelve marginal, pues se tiene un soporte para consolidar la estadía en el lugar de destino mientras se concreta la inserción al mercado laboral en EUA.

rro de los jóvenes, ligado también al grado de “manejo racional” de los recursos. Si en promedio los jóvenes gastan entre 800 a 1 000 dólares mensuales para su sobrevivencia en Estados Unidos, su posibilidad de ahorro puede variar entre un mínimo de 200 y hasta un máximo de 600 dólares en el caso de empleo agrícola y de 600 a 1 000 dólares en el caso de otros empleos.

En la medida que el nivel de ingresos se mantenga o en lo posible mejoCuadro 6. Redes y formas de apoyo a los jóvenes para emigrar a Estados Unidos (Porcentajes) re, y que la etapa de trabajo efectivo se prolongue (particularmente en el Variables Parácuaro % Irámuco % Total % medio agrícola), el joven migrante poApoyo para la migración drá pagar los costos de la primera o Sí 84.62 100 90.48 nueva incursión migratoria dentro de No 15.38 0 9.52 la temporada, cancelando las deudas Formas de apoyo adquiridas, para poder enviar remesas a sus familiares en México y coVivienda en lugar de destino 53.8 62.5 57.14 menzar a capitalizar para el futuro. Contacto en EE.UU. para buscar trabajo 15.38 62.5 33.33 Un trabajo asegurado en EE.UU.

30.76

0

19.05

Dinero

53.8

75

6.19

Información

7.69

0

4.76

7.70

0

4.76

En el lugar de destino

30.76

25

28.57

En ambos lugares

68.23

100

80.95

Donde se da el apoyo Sólo en el lugar de origen

Fuente: Trabajo de campo 2004-2005. n = 21 jóvenes emigrantes entrevistados. La suma supera el 100% porque se considera más de una opción por pregunta.

De esta manera, la antigüedad, densidad y consolidación de estas redes de apoyo son el verdadero patrimonio con que cuentan las familias de migrantes, lo que permite a los nuevos emigrantes un mínimo margen de seguridad en esta odisea plagada de peligros. Los ingresos de los migrantes se encuentran directamente relacionados con el tipo de actividad o empleo y también con la capacidad de los trabajadores en términos de laborar horas extraordinarias que les signifiquen mayores ingresos. Así, el rango que predomina en este rubro es de 1 000 a 1 500 dólares de ingreso mensual, en el que se encuentran más del 61 % de los encuestados, dado que laboran principalmente en la agricultura. Este nivel de salario-ingreso mensual tendrá una incidencia directa sobre la capacidad de aho94 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

En el cuadro 7 se consignan los rangos de envío anual de remesas, así como los destinos principales a que éstas se dirigen. Se puede destacar que la mayor parte de los envíos se ubican entre los 2 mil y 3 mil dólares anuales, seguidos del estrato de más de 3 mil dólares al año, lo que define un soporte económico sustantivo para la producción agrícola en las difíciles condiciones que enfrenta. En lo que se refiere al destino de

las remesas, la mayoría de los entrevistados respondió que la familia decide libremente el uso de las mismas, lo que da cuenta del compromiso de los jóvenes emigrantes como proveedores de su unidad familiar; sin embargo, al otorgar respuestas más específicas se aprecia un equilibrio entre los gastos destinados a la producción agrícola y aquellos que van al consumo familiar, ambos por encima de los destinados a la construcción de vivienda propia. Respecto al tema de los planes y proyecciones que hacen los jóvenes migrantes hacia el futuro, la investigación confirma que una definición tan importante como la de seguir emigrando o no hacerlo, se toma como producto de un conjunto complejo de circunstancias y expectativas. Esta decisión no se

¿Productores o migrantes? estrategias de reproducción de los campesinos mexicanos del siglo XXI

Cuadro 7. Envío de remesas anuales y su uso por las familias (Porcentajes). Parácuaro Irámuco

Total

Rangos de montos (dólares) 500 - 1 000

23.05

0

14.29

1 000 - 2 000

23.05

0

14.29

2 000 - 3 000

38.46

50.0

42.85

Más de 3 000

15.38

50.0

28.57

Familia decide el libre uso

61.54

62.5

61.90

Gastos agropecuarios

45.45

50.0

42.86

Financiar pago de alimento, educación, etc.

46.15

37.5

42.86

0

37.5

14.28

22.15

0

14.28

Destino o uso de remesas

Construir o implementar casa del migrante Ahorro del migrante

n = 21 entrevistas; la suma en el caso del destino o uso de las remesas supera el 100% porque se considera más de una opción por pregunta. Fuente: Trabajo de campo 2004-2005.

deriva sólamente de la compulsión económica, ni de las expectativas de mejores empleos en Estados Unidos y mucho menos es la expresión –como la proverbial frivolidad foxista lo estableció– del espíritu aventurero de los jóvenes mexicanos; influye también, como hemos establecido, la posibilidad de contar con vivienda segura y contactos en ese país mientras se consigue el empleo, así como la solvencia económica o capacidad de endeudamiento para los gastos que implica cruzar la frontera. Pero lo que aquí interesa destacar es que, junto con los elementos mencionados, pesa también la experiencia migratoria en su dimensión concreta, tanto en el cruce de la frontera y los riesgos que ello implica, como en las actividades laborales y cotidianas en el nuevo destino. Todos estos elementos resignificados por la experiencia individual y familiar de cada uno de los jóvenes son los que les permiten “evaluar” su propia experiencia migratoria –los resultados de sus esfuerzos y la pertinencia de darles continuidad en términos del éxito obtenido o esperado– para desde ahí desprender sus planes hacia el futuro (cuadro 8). Destaca en primer lugar que la mayoría de los jóvenes entrevistados no se plantea reali-

zar ninguna gestión en Estados Unidos y que ninguno piensa en casarse o formar su familia allá; menos de una cuarta parte de ellos piensa en regularizar sus papeles en el futuro y sólo uno de ellos mencionó su intención de construir o comprar una casa en ese país. La conciencia de la pertenencia a un terruño, donde están las familias y raíces, unida a las condiciones objetivas y reales de ser ilegales, con escasas posibilidades de regularizar su estancia dada las actuales restricciones en Estados Unidos, mantiene en los jóvenes el pensamiento de no proyectar su vida en el norte, aún cuando uno de cada cuatro se asume ya como un emigrante – ilegal pero regular– que viajará por temporadas para volver a su localidad; aunque tal posibilidad de volver

Cuadro 8. Planes y proyecciones de los jóvenes migrantes. Parácuaro %

Gestiones en EE.UU.

Iramuco %

Total %

Ninguna

76.92

62.5

71.43

Regularizar papeles

23.07

25.0

23-91

Comprar o construir casa

0

12.5

4.76

Casarte/formar tu familia allá

0

0

0

84.61

62.5

76.19

7.69

0

4.76

0

12.5

4.76

7.69

25

14.28

Planes futuros Viajar por temporadas y volver Volver y quedarte aquí Irte a vivir a EE.UU. No contesta o no lo tiene claro Razones para volver Por la familia/las raíces

100

100

100

La vida es más tranquila

15.38

62.5

33.33

Con un poco de capital hay opciones

46.15

0

28.57

0

25

9.52

Instalar un negocio

48.15

75

58-14

Trabajar en el campo

46.15

37.5

42.86

Trabajar en un oficio

7.69

0

4.76

No sabe/no contesta

7.69

0

4.76

Están los amigos Planes al regresar

n = 21 entrevistados. En las dos últimas respuestas el porcentaje rebasa 100% porque se incluyen más de una respuesta de los entrevistados. Fuente: Trabajo de campo 2004-2005.

Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 95

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estará determinada por el tiempo y el éxito de la migración en tanto se traduzca en ingresos suficientes que les permita ahorrar y al regreso “definitivo” materializar algunos planes. Vale la pena detenerse en los motivos para volver señalados por los jóvenes emigrantes, pues dan cuenta no sólo de su apego a la familia y a las raíces, señalado por todos ellos, sino también de su confianza en el futuro y en el país (al señalar que con un poco de capital hay opciones), de su cultura rural (al señalar que la vida es más tranquila) y de un elemento fundamental de su identidad etaria, al expresar que en su tierra están los amigos. Estos elementos nos permiten dimensionar las expectativas de los jóvenes al regresar, específicamente su preferencia por instalar un negocio –entre los que mencionaron taller de electricidad, tiendas, mueblería u otros servicios– y el papel secundario (con un 43 %) que guarda la idea de regresar a trabajar en el campo y tomar la conducción de la parcela. Es posible que los jóvenes se muestren poco entusiasmados por reincorporarse a una agricultura poco remu- nerativa, sin embargo su identidad rural y regional parece estar fuera de cuestionamiento.

Las frágiles bases de la recomposición campesina Líneas arriba apuntamos que la dinámica productiva de los campesinos de la zona de Acámbaro muestra rasgos que –desde una primera mirada– apuntarían a una especie de recomposición exitosa. Ciertamente la superficie sembrada, la conexión al mer ca do a tra vés de los cul ti vos predominantes y el ganado porcino, la alta mecanización de las actividades y el uso de un paquete tecnológico intensivo, así como la contratación de mano de obra asalariada, podrían ser vistos como indicadores de una agricultura campesina si no competitiva y moderna, por lo menos bajo estándares aceptables para una región tan importante en términos agropecuarios como el Bajío Guanajuatense. Sin embargo, detrás de esa imagen aparecen situaciones contradictorias, ya que los mismos elementos “dinamizadores” constituyen un conjunto de limitaciones que nos dan cuenta del verdadero rostro de la recomposición económica-productiva 96 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

regional: la extrema dependencia externa y la vulnerabilidad de los sistemas productivos de la economía campesina. De esta manera, existen por lo menos ocho elementos que ponen en evidencia las dificultades para una efectiva recomposición de la economía campesina en la región de estudio, a saber: 1. Dependencia de un modelo tecnológico insumista y que degrada su base de recursos. 2. Nulas opciones de intervenir en la dinámica comercial y de mercado. 3 . E s c a s a a l t e r n a t i va s d e r e o r i e n t a c i ó n económica-productiva y limitantes técnicas y ambientales. 4. Dependencia financiera externa y obstáculo generacional. 5. Incertidumbre ante el endurecimiento de la política norteamericana sobre la cuestión migratoria. 6. Pérdida de vínculos organizacionales internos y externos. 7. Percepciones dicotómicas entre las generaciones: productores y jóvenes. 8. Política para el campo y los escasos instrumentos de apoyo, pues ambas definen y refuerzan la variable excluyente del modelo dominante. A continuación nos referiremos de manera general a cada uno de estos elementos, los cuales suponemos están presentes en mayor o menor medida en aquellas regiones del país que comparten las características de nuestra área de estudio, a saber, economías campesinas especializadas en la producción de granos con subsidio de las remesas de los emigrantes. Dependencia de un modelo tecnológico insumista y que degrada su base de recursos La especialización productiva que caracteriza la economía de los campesinos productores de granos se ha profundizado en las últimas dos décadas como respuesta a las condiciones de mercado y a las orientaciones de las políticas

¿Productores o migrantes? estrategias de reproducción de los campesinos mexicanos del siglo XXI

públicas que conformaron la ecuación neoliberal para modernizar la agricultura mexicana. Dicha especialización y la base técnica en la que se sustenta, constituyen lo que hemos llamado la cárcel tecnológica en la que se encuentra encerrada la producción campesina (Ramírez Miranda, 2004). En efecto, los campesinos de Acámbaro, como la mayoría de los productores de granos del país, respondieron a las exigencias de la ecuación neoliberal haciendo a un lado la producción complem e n ta r i a d e a u t o c o n s u m o y / o l i m i ta n d o drásticamente su base productiva y económica, anclándose en dos cultivos comerciales; sin embargo, lo hicieron inscritos en un modelo que funciona con un alta carga de insumos, energía y servicios externos, incluyendo una fuerte carga financiera y con fuerte impacto sobre los frágiles recur sos na tu ra les, lo que oca sio na que los campesinos resulten incapaces de mantener esta dinámica eficientemente y queden atrapados en una suerte de círculo vicioso. En efecto, la cárcel tecnológica estriba en que los campesinos no pueden abandonar el modelo insumista, a riesgo de reducir más sus ya disminuidos niveles productivos, pero tampoco pueden volver a diversificar su base productiva, porque muchos de sus componentes tecnológicos ya no existen, como es el caso de la semilla criolla, la tracción animal, la mano de obra familiar excedentaria, y porque también muchas de sus antiguas ofertas de productos no tienen valor monetario para cubrir las múltiples necesidades que sólo se pagan con valores mercantiles. Nulas opciones de intervenir en la dinámica comercial y de mercado La desaparición de casi toda intervención estatal en materia económica como producto de las reformas estructurales, y el dominio de agentes privados nacionales e internacionales en la definición de precios y condiciones de mercado, obliga a los campesinos a ser simplemente productores de bienes indiferenciados y por ello tomadores de precios. Si a ello agregamos la situación de mercados distorsionados y con signos de corrupción, la lucha de los campesinos es por evitar convertirse en simples abastecedores marginales de granos.

Escasas alternativas de reorientación económica-productiva y limitante técnica y ambiental La posibilidad de romper los barrotes de la cárcel tecnológica, no sólo tiene que ver con la búsqueda de una alternativa técnico-económica rentable, o abrir ventanas de mercado que se cierran en la economía global más temprano de lo que suponen sus panegiristas; significa sobre todo darle a la producción campesina un espacio dentro de un modelo de desarrollo económico, particularmente de desarrollo rural y agrícola que la considere y reconozca en su valoración económica, social, ambiental y cultural. Por otro lado, en la medida en que la dinámica de los sistemas productivos está basada en una extrema dependencia del financiamiento externo por medio de las remesas internacionales, es un hecho que éstas son insuficientes para pensar en procesos de reconversión productiva y económica que requieren inversiones de largo aliento; aun más, suponiendo que el monto de las remesas alcanzara para emprender esta ruta, cabe preguntarse sobre la etapa de transición indispensable para una reconversión económica de las unidades campesinas. ¿Qué hace una familia mientras tanto? ¿Cómo obtiene su alimentación y los recursos míni mos para su re pro duc ción so cial? ¿Pue de ocuparse en alguna actividad distinta, es capaz de innovar? Finalmente, existen en los ejidos condiciones técnico-productivas determinadas por la calidad y cantidad de sus recursos productivos (suelos, terrenos irrigados), así como variables ambientales, como el clima, que también operan como serias limitantes para pensar en una reconversión productiva y que no pueden ser modificadas en el corto plazo. Dependencia financiera externa y obstáculo generacional Al observar la dinámica de las economías campesinas de Acámbaro se puede hablar –quizá temeraria men te– de una eco no mía cam pe si na transnacional, en tanto que funciona en dos o más momentos y en dos espacios, ya que la decisión de qué, cuánto y cómo cultivar, en principio planeada por los productores en el nivel parcelario, depende Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 97

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fundamentalmente de la capacidad de los migrantes de integrarse al círculo de la emigración-ahorro-remesas en Estados Unidos, cuya continuidad estará dada por la “maduración de la emigración”, es decir si ésta tiene un carácter temporal, de retorno o de establecimiento definitivo de los migrantes en el lugar de destino. Esta situación tiende a hacerse más compleja, pero por lo general después de un tiempo lleva a la permanencia definitiva de los emigrantes y/o a disminuir sus apoyos financieros. Un segundo aspecto tiene relación con las actuales condiciones generacionales y demográficas de los ejidos. Por una parte, familias con un promedio de edad alto, en algunos casos sobre 60-65 años, con una menor disposición al riesgo y acostumbrados a practicar una agricultura que ya conocen, aún con todas sus limitaciones; por otro lado, una escasa base de jóvenes en los núcleos familiares, a lo que se agrega su renuencia a tomar la responsabilidad de la gestión agrícola. Habría que intentar convencer a estos jóvenes a que crean en la posibilidad de retornar o quedarse para enfrentar este nuevo desafío. Incertidumbre ante el endurecimiento de la política norteamericana Las nuevas condiciones y concepción de la seguridad interna por parte de Estados Unidos, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, así como la presión de los sectores conservadores de ese país, han llevado a un manejo unilateral de la cuestión migratoria, favorecido por la actitud pusilánime del gobierno foxista. Así la estrategia norteamericana se resume en la propuesta que se comenzó a implementar en diciembre del 2004, de la que sus principales elementos son: · Un programa de trabajadores huéspedes,

que otorga un permiso por tres años, siempre y cuando no existieran estadounidenses para los puestos correspondientes y tras un acuerdo con los empleadores. 14

· Un periodo adicional a tales trabajadores, sin

familias, y luego su regreso a México, sin ninguna opción de permanecer u obtener residencia. · Mantener el control migratorio, sobre la base

de una serie de medidas y dispositivos tendientes a asegurar la frontera. Con esta propuesta se pretende resolver tres cuestiones claves: satisfacer la necesidad de mano de obra de los empleadores, manifestar una actitud compasiva frente a los trabajadores inmigrantes y satisfacer a los sectores conservadores al no premiarse la ilegalidad, es decir, negando la amnistía para los millones de indocumentados mexicanos y también de otras nacionalidades. Frente a ello las manifestaciones ya referidas de mayo de 2006 buscan establecer un trato más justo, así como dignificar el trabajo de 12 millones de trabajadores ilegales, pero el hecho incuestionable es que actualmente emigrar a los Estados Unidos resulta más peligroso y más caro para los jóvenes mexicanos, que en la actualidad sortean a los grupos derechistas de cazamigrantes, pero que pronto podrían estar intentando cruzar una frontera militarizada de acuerdo con los planes de Bush para llevar adelante su propuesta migratoria. El impacto de las movilizaciones masivas de este año sobre la política migratoria estadounidense da cuenta de que la globalización realmente existente para los jóvenes mexicanos está muy lejos de ser una cerrada fatalidad inamovible, como lo han pregonado los gobiernos neoliberales desde hace casi un cuarto de siglo; justamente, la acción social de millones de latinos en EUA y de organizaciones sociales de diverso perfil, han obligado al sistema político estadounidense a buscar matices a la iniciativa Sensenbrenner apoyada en diciembre de 2005 en la Cámara baja de ese país, de manera que a mediados de mayo de 2006 el Senado buscará la aprobación de un nuevo proyecto dirigido a desactivar la movilización del poder latino –pero sin confrontar a los intereses conservadores– mediante una amnistía parcial y el endurecimiento de los controles migratorios.14

“El nuevo proyecto divide en tres grupos a los aproximadamente 12 millones de indocumentados en el país. El primero lo integran quienes han residido aquí durante más de cinco años (entre 5 y 7 millones de acuerdo con el Foro Nacional de Inmigración), y éstos

98 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

¿Productores o migrantes? estrategias de reproducción de los campesinos mexicanos del siglo XXI

Pérdida de vínculos organizacionales internos y externos Los factores de contexto como la dominación desestructurante de la agricultura campesina en la fase neoliberal y la pérdida de interlocución política, expresada en una menor importancia como fuerza político-electoral, provocaron un reflujo en el accionar de los campesinos como actores dentro y fuera de sus comunidades. Paralelo a lo anterior, observamos el envejecimiento y/o muerte de productores, la falta de un recambio de sus liderazgos por la carencia de una base joven ya que ésta se encuentra en los circuitos migratorios, la falta de interlocución externa, –tanto con el Estado, como con el movimiento campesino–, la falta de reivindicaciones o demandas articuladas capaces de reemplazar a la lucha por la tierra o a los fracasados intentos por apropiarse del proceso productivo. Percepciones dicotómicas entre las generaciones Dos sentimientos palpitan con fuerza en el alma de la sociedad rural mexicana. Sístole y diástole de un mismo espacio vital, bajo un cielo común y compartiendo techo, así sea por temporadas, los viejos campesinos y los jóvenes que no muy bien quieren serlo, se definen a sí mismos en sus emociones ante la tierra y el anchuroso espacio global. En la sístole se muestran los campesinos adultos y de más edad, nacidos y crecidos cuando la sociedad rural era un mundo en expansión, algunos de ellos protagonistas de las luchas agrarias; sus vidas y su sangre están ligadas a la tierra y al terruño, que en ambos casos significan mucho más que un bien material y económico, se trata más bien de su patrimonio familiar y cultural, de su identidad como campesinos, del respaldo que les permite sentirse parte de un espacio, pero sobre todo dignos, válidos y reconocidos por otros y por sus iguales. Para estos hombres y mujeres, la tierra en sus diversos significados, es el último eslabón per-

sonal y social al cual aferrarse, es punto de origen e inevitable destino, por ello no están dispuestos a renunciar a ella. En la diástole la sociedad rural muestra a sus jóvenes construyendo con su sangre nueva la globali za ción real, in mer sos ya en la mi gra ción transnacional, metidos de lleno en los círculos de la modernidad, los mercados y el consumo y con intereses propios de su edad y de su condición de jóvenes del nuevo milenio. Comprometidos con la familia y el terruño, ven la vida del campo desde una perspectiva distinta. En Estados Unidos como trabajadores que buscan hacerse de suficiente dinero para romper la pobreza y alcanzar el éxito, tal vez medido en la posibilidad de asistir a cada celebración del pueblo, la troca, la casa, la nueva familia. Para estos modernos Odiseos volver al ejido como campesinos puede significar un regreso sin gloria, si no la prueba del fracaso o el estancamiento; por lo menos no es su deseo inmediato, aunque puedan aceptarlo como ultima opción. Primero está la expansión y el conocimiento –de lo extraño y de las capacidades propias– , juntar dinero, pasarlo bien, enviar lo que se pueda a sus padres, ahorrar en lo posible y a la hora de volver, dedicarse a cualquier otra actividad. Política para el campo y los escasos instrumentos de apoyo, pues ambas definen y refuerzan la variable excluyente del modelo dominante Cuatro sexenios de políticas neoliberales han causado profundos estragos en el cam po mexicano y han dado lugar a una serie de regresiones en el terreno tecnoproductivo, pero también en el social e institucional, sin mencionar el creciente deterioro ambiental. Pese a ello, las orientaciones fundamentales consignadas en la ecuación neoliberal para la agricultura no han podido ser modificadas, pese al importante cuestionamiento campesino, articulado en 2003 bajo la divisa El campo no aguanta más, que obligó al gobierno federal a la firma del Acuerdo Nacional

pueden conseguir la legalización y encaminarse a la ciudadanía si cumplen con una serie de requisitos, pagan una multa de 2 mil dólares y comprueban que no tienen historia criminal. El segundo grupo lo integran quienes han estado aquí entre dos y cinco años (unos 3 millones). Estos serían obligados a regresar a sus países de origen y se les permitiría reingresar legalmente. El tercer grupo está formado por quienes han estado aquí menos de dos años (unos 2 millones), que no califican para este programa de legalización y tendrían que volver a sus países, y sólo podrían regresar a través de un programa de trabajadores huéspedes temporales. Además hay una serie de obstáculos y condiciones (…) que implicaría la descalificación de varios millones más en el proceso de legalización” (Brooks, 2006).

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Quilaqueo Bustos, Gustavo Iván y César Adrían Ramírez Miranda

para el Campo, y que –por diversas razonesmarcó un hito en los movimientos sociales del país, 15 pero que no tuvo la capacidad para mantener su fuerza y garantizar el cumplimiento de lo firmado.16 A unos meses de concluir el cuarto sexenio militantemente neoliberal, los principales instrumentos de apoyo, como el Procampo y Alianza, muestran un carácter regresivo. Procampo ha terminado beneficiando a los grandes productores quienes bajo distintos mecanismos y haciendo uso de sus ventajas para negociar y de sus menores costos de transac ción, se “em bol san” una can ti dad no despreciable de recursos frescos, más aún si está operando el pago integro de lo queda del programa al 2009. En cambio para los campesinos, los trámites resultan un obstáculo mientras menor sea la superficie sembrada, a esto se suma que muchos no comercializan su producción o muy poco lo hacen, además de la demora que hay por su pago. Así, para los campesinos, el Procampo terminó en una suerte de subsidio asistencialista que obviamente no quieren perder, porque de cualquier modo constituye un amortiguador para paliar los gastos del consumo familiar. En suma, después de referir estos ocho elementos, apreciamos a la luz de las estrategias de reproducción social de los campesinos de Acámbaro, que tras su aparente recomposición, persisten limitaciones profundas dadas por la fragilidad que les confiere estar sustentadas en factores externos al control de las familias, lo que pone en duda su viabilidad y sostenibilidad en el mediano plazo. La interrogante más importante –que vale para un análisis a escala nacional– surge ante la reducida certeza del relevo generacional, y sobre todo si la migración será la principal vía por la que correrá el destino de la agricultura campesina.

“los campesinos del nuevo milenio serán seguramente campesinos emigrantes con dólares en la bolsa, capaces de mantener su soberanía sobre las parcelas, pero no necesariamente de aportar a la soberanía alimentaria.

Por otra parte, es preocupante que el modelo tecnológico monocultivador, insumista, altamente mecanizado y degradador del recurso suelo, se esté recomponiendo después de haber sido sometido a la crítica de las estrategias defensivas de los productores durante la década pasada” (Ramírez Miranda, 2004).

A manera de conclusión El análisis de las estrategias de los campesinos guanajuatenses del Bajío muestra que las unidades familiares están generando, adaptando y adoptando mecanismos de reproducción social que no tienen como eje la producción agropecuaria, aunque finalmente la hacen viable. Ello debería llevarnos a reconocer –en el contexto de la globalización neoliberal y de los resultados de la ecuación salinista para el campo mexicano- las implicaciones de una tendencia hacia la configuración de una paradójica y compleja economía campesina sin agricultura, como una resultante posible de la resistencia de los campesinos por mantener su modo de vida, pero también de la presión neoliberal por expulsarlos del mundo agrícola para dejar éste en manos del agronegocio. Lo anterior también nos permite entender que el principal indicador para quienes insisten en la vigencia de una nueva ruralidad (justamente la decreciente importancia del ingreso agrícola dentro del ingreso rural), es más bien el producto de una tensión entre el mundo campesino y la dinámica de la globalización neoliberal, y de ninguna manera el resultado de una transformación impuesta por la

15

Para un análisis detallado del movimiento que da lugar a la firma del Acuerdo Nacional para el Campo y un balance de este proceso, se puede consultar Bartra (2006).

16

El Acuerdo Nacional para el Campo firmado el 28 de abril de 2003 recoge en sus declaraciones y principios algunas de las principales demandas del movimiento campesino y libera algunos recursos de gasto social para el sector; sin embargo deja fuera las reivindicaciones más relevantes condensadas en las Propuestas para la salvación y revalorización del campo mexicano, a saber: (1) Moratoria al apartado agropecuario del TLCAN. (2) Programas emergente 2003 y de largo plazo 2020. (3) Una verdadera reforma financiera rural (4) Asignación de 1.5% del PIB para el desarrollo productivo y otro tanto para el desarrollo social y ambiental del sector rural (5) Inocuidad y calidad agroalimentaria para los consumidores mexicanos, y (6) Reconocimiento a los derechos y cultura de los pueblos indios.

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férrea necesidad de las estructuras económicas globales. Una economía campesina sin agricultura, o con esta actividad productiva reducida a su mínima expresión, no resulta descabellada en términos lógicos, ni tam po co his tó ri cos, 17 pero re sul ta ría extremadamente onerosa para nuestro país, tanto o más que una agricultura sin campesinos. De aquí la importancia de reconocer la multifuncionalidad campesina y la pluriactividad de sus unidades de producción, pero sin transigir con las propuestas de política pública que desestiman la importancia de la producción agropecuaria y forestal. El hecho es que para la academia, tanto como para la política, hoy resulta imperativo saber qué y quiénes son los campesinos y cuál es su lugar en nuestra sociedad. Los resultados de nuestra investigación permiten abonar la idea de que los habitantes rurales de este nuevo milenio son una mezcla de continuidad y de transformación. Son los diversos, los multifacéticos, los de nuevos rasgos, los abiertos al mundo; pero –sístole y diástole- son también los de rostro antiguo, anclados al paisaje y al terruño. Dicho de otra manera, los hombres y mujeres, jóvenes y mayores del campo mexicano han debido mudar su rostro para confirmar su antigua fisonomía, y sobre todo –como es claro después de las movilizaciones en la Unión Americana- para hacernos ver que son parte de la vida económica, social, cultural y ambiental del país y que reclaman un espacio. Lo anterior obliga a una conceptualización del campesinado que vaya más allá de lo fenoménico y

de los criterios economicistas, ocupacionales o demográficos, que tan apresuradamente se atendieron para formular su epitafio, pero que también sea capaz de explicar el devenir campesino en sus especificidades, sin reducirlo a una consecuencia de las dinámicas estructurales.18 Por ello es pertinente la invitación hacia una perspectiva integradora y complementaria donde confluyan tanto los procesos de intersubjetividad, como los de objetivación en la comprensión de la acción colectiva (Jiménez, 2005). Una nueva conceptualización de los campesinos del siglo XXI, significa también romper con las tendencias fetichizadoras y refetichizadoras del poder en sus diversas expresiones (Holloway, 1990). La desfechitización implica quitar el velo que oculta, oscurece o distorsiona bajo categorías rígidas, interesadas o funcionales las relaciones sociales en que se desenvuelven individuos y conglomerados sociales. En definitiva, como la historia y las relaciones sociales son procesos multidireccionales, de acciones en los espacios macro y micro, de niveles globales y locales, de interacciones estructurales e individuales, los campesinos del siglo XXI son expresión y respuesta de tales procesos. Mientras el debate académico se desarrolla entre claros y oscuros, los campesinos y sus familias han seguido luchando por su reproducción. Y aun cuando muchas de sus condiciones estén al límite, siguen dando muestra de su creatividad, diversidad y capacidad de resistencia.

17

Considerando que los dos recursos fundamentales de las unidades campesinas son la tierra y la fuerza de trabajo familiar, y que la valorización de la primera está crecientemente obturada en la globalización neoliberal, es entendible que la economía campesina busque el despliegue de su fuerza de trabajo familiar –caracterizada por ser el recurso más dinámico y flexible de los que dispone para asegurar su reproducción. Esta lógica de asignación de sus recursos posibilita que las relaciones campesinas se reproduzcan aún con niveles mínimos (y hasta nulos) de producción agropecuaria, en la medida en que las unidades familiares no se desprenden de la tierra.

18

Dos posiciones extremas sobre la cuestión rural contribuyen poco a explicar al campesinado actual: para algunos, los actuales campesinos ya no lo son por sus hábitos de vida y consumo, además de que sus ingresos extraparcelarios, los vuelven ajenos a lo campesino. Para otros, nada o muy poco ha cambiado y las estructuras son las que condicionan, subordinan y excluyen a los actores del mundo rural y sus expresiones a nivel de estrategias individuales y microsociales son sólo manifestación de tales contradicciones.

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Quilaqueo Bustos, Gustavo Iván y César Adrían Ramírez Miranda

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Papel de los enganchadores en las condiciones de trabajo de los cortadores de caña migrantes, en Los Reyes, Michoacán Germán García Mier1 Joaquín G. Morales Valderrama2 J. Luis Seefoó Luján3 Juan Pulido Secundino4 Recibido: 24 de marzo 2006 Aceptado: 21 de abril 2006 Resumen En los mercados de fuerza de trabajo rural de México intervienen agentes intermediarios enganchadores cuyas funciones no han sido suficientemente estudiadas, aún cuando inciden en las condiciones laborales de los jornaleros, y están presentes en la mayoría de los mercados. Este estudio del papel del enganchador en el corte de la caña de azúcar en Los Reyes, Michoacán, destaca la participación contradictoria en los ámbitos laboral, social y cultural: es positiva y necesaria para la movilización de grandes cantidades de jornaleros migrantes, porque asume riesgos, solventa problemas, cohesiona y organiza a la población migrante, sortea sus demandas. Sin embargo, representa tanto a los patrones como a los cortadores y vela por su propio beneficio. En esta acción bipolar de alianzas transitorias queda mal con alguna de las partes, pero generalmente afecta al jornalero. Los enganchadores actúan desfavorablemente en las condiciones de trabajo al desinformar a los jornaleros sobre la vivienda y los servicios, al apropiarse de una parte de sus salarios y prestaciones, así como al aplicar mecanismos de control extraeconómico que dominan su vida durante la travesía migratoria y su estancia en los campos cañeros. Es menester que las autoridades correspondientes intervengan en la regulación de este agente para garantizar que el salario y prestaciones beneficien directamente al jornalero y para hacer más eficiente su papel. Palabras clave: intermediación laboral, enganchadores, cortadores de caña de azúcar, mercado de trabajo, condiciones de trabajo, industria cañero-azucarera.

1

Alumno de la Maestría en Desarrollo Rural Regional del Centro Regional Universitario Centro Occidente en la UACh. Correo e: [email protected]

2

Profesor-Investigador del Centro Regional Universitario de Occidente en la UACh, Guadalajara, Jal . Tel. 01 (33) 36 84 44 74.

3

Profesor-Investigador del Colegio de Michoacán- Zamora, Mich. Tel. 01 (351) 515 71 00 ext. 1409.

4

Profesor-Investigador de la MCDRR del Centro Regional Universitario Centro Occidente en la UACh, Morelia Mich. Tel. 01 (443) 3 16 14 89.

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García Mier, Germán, Joaquín G. Morales Valderrama, J. Luis Seefoó Luján y Juan Pulido Secundino

THE ROLE OF RECRUITERS ON WORKING CONDITIONS OF MIGRANT SUGARCANE CUTTERS IN LOS REYES, MICHOACAN Abstract In México’s rural working-force markets, there are intermediary agents, or recruiters, whose function has not been studied sufficiently, although they have a strong influence on working conditions of day laborers, and are present in most markets. This study of the recruiter’s role in sugarcane cut in Los Reyes, Michoacan, highlights his contradictory participation in labor, social and cultural areas of this industry. It is positive and necessary for the mobilization of large quantities of migrant day-laborers, because they undertake risks, solve problems, unite and organize the migrant population, and fight for their demands. Nevertheless, recruiters represent both boss and workers as they also watch over their own benefits. In their bipolar action of transitory alliances they come out bad with one of the parties, generally negatively affecting the day-workers. The recruiters act unfavorably regarding working conditions by misinforming the day-laborers about housing and other services and by taking away a portion of their salaries and fringe benefits and also by applying extra-economic control mechanisms, which dominate the worker’s life during migrant expeditions and in stance in cane fields. Therefore, it is necessary for the correspondent authorities to intervene in the regulation of these agents functions to guarantee that both salary and fringe benefits go directly to the day-workers, and to make their role more efficient. Key words: labor arbitration, recruiters, sugar cane cutters, working market, working conditions, sugar-cane industry.

La inquietud de estudiar a los enganchadores surgió a partir del trabajo directo con los cortadores de caña da través el Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas (PRONJAG), en donde se detectó una permanente queja y enojo no sólo hacia el ingenio y las agrupaciones cañeras por los malos tratos en cuanto a los salarios, las viviendas, el transporte o las despensas, sino además por la forma en que los enganchadores se comportaban con ellos a través del engaño, el atropello a sus derechos, despojo de sus prestaciones y del no cumplimiento de los acuerdos. El interés por intentar explicar esto y por buscar propuestas de solución que aligeraran sus problemas, también llevó a cuestionar por qué los enganchadores permanecían en el mercado si su actuación era deshonesta y costosa, y la forma en que mediaban entre los intereses antagónicos de los patrones y los trabajadores. En los mercados de fuerza de trabajo rurales intervienen no solamente los oferentes (jornaleros) y los demandantes de trabajo (productores agrícolas), sino que también inciden en su comportamien to dis tin tos agen tes in ter me dia rios que concretizan la mayor parte de las condiciones de 106 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

trabajo que reciben los jornaleros migrantes. La importancia de estos agentes en el contexto nacional responde por una parte, a su papel de agilizadores del proceso productivo agrícola y, por otra, a su presencia en la casi totalidad de los mercados agrícolas de fuerza de trabajo; están presentes en todas partes; se distinguen por la cantidad de personas que manejan y por las etapas del mercado en las que participan; se les nombra agencias contratistas, sindicatos, enganchadores, contratistas independientes, jefes de cuadrilla, cabos, polleros, coyotes, mayordomos, habilitadores o amarradores. En el caso del corte de caña de azúcar en Los Reyes, Michoacán, intervienen básicamente dos tipos de intermediarios; las agrupaciones de producto res ca ñe ros y los en gan cha do res (me jor conocidos en la región como “amarradores”). Los primeros representan los intereses de los agricultores cañeros frente a la industria azucarera y se encar gan, en tre otras co sas, de con tra tar y administrar la mano de obra migrante; los segundos, consiguen a los jornaleros en sus comunidades de origen, los transportan, los acomodan en las

Papel de los enganchadores en las condiciones de trabajo de los cortadores de caña migrantes, en Los Reyes, Michoacán

viviendas, fiscalizan su trabajo, cobran su salario y aparecen en la mediación de todas las prestaciones y apoyos que les ofrecen; sin embargo, los enganchadores actúan contradictoriamente ya que, al tiempo que persiguen mejoras para la población migrante, su propio sustento depende de negociar con los representantes cañeros. Cuando la situación se aleja de lo que estaba estipulado, participan en un doble juego, al tratar de salvaguardar los intereses de ambos, aunque lo más común es que se inclinen por las agrupaciones cañeras o por su propio beneficio, en detrimento de los jornaleros. La forma en que operan no está al margen del provecho que el ingenio logra al disponer de mano de obra barata y dispuesta a amoldarse a la flexibilidad que los frentes de corte requieren. En este sentido, el inge nio es el gran agen te que evita relaciones contractuales con esta mano de obra, pero que requiere eficiencia en su desempeño, cuestión que el presente estudio pone en duda: la forma como se da la intermediación de los amarradores no necesariamente hace más eficiente el proceso productivo de la caña y la administración de la fuerza de trabajo migrante, a pesar de que difícilmente se podría prescindir de ellos. Pese a la importancia que revisten los enganchadores en los cultivos que requieren el uso intensivo de fuerza de trabajo asalariada, sus funciones y el papel que desempeñan en las condiciones de trabajo han sido escasamente explorados en el análisis social (Sánchez, 2001). Muy poco se ha dicho sobre su participación en un mercado de fuerza de trabajo específico, como es el del corte de caña de azúcar en Los Reyes, Michoacán, cuya particularidad consiste en la cantidad de prestaciones y apoyos que reciben los cortadores y que difícilmente se observan en otros mercados del país. En el presente estudio se demuestra que el amarrador cumple un papel contradictorio al representar intereses opuestos (los suyos, los de los patrones y los de los trabajadores). En esta función siempre favorece a una de las partes pero a costa de los demás; cuando se inclina a favor de sus intereses genera modificaciones en las condiciones de trabajo de los jornaleros migrantes al ensanchar la segmentación y la precarización de su situación laboral. Ellos modifican la forma de pago estipulada y se apropian de una parte de su salario; engañan a

los migrantes sobre el tipo de vivienda y servicios que tendrán; contribuyen en el subregistro de trabajadores en el seguro social; no entregan a los cortadores de caña una parte o la totalidad del fondo de ahorro; lo mismo ocurre con los préstamos y apoyos económicos para las comidas durante el traslado a la región. Por el contrario, cuando atienden los intereses de los patrones se convierten en agentes funcionales y necesarios para el sistema productivo de la caña de azúcar, ya que se encargan de enganchar y movilizar grandes cantidades de jornaleros, acomodarlos en las viviendas, organizan los frentes de corte, asumen riesgos por ellos, solventan diversos problemas y sortean sus reclamos y demandas. Cuando atienden los intereses de los trabajadores su actuación también es positiva porque además de conseguirles el empleo y brindarles el conocimiento del mercado, integran a la gente en un grupo relativamente organizado con el que establecen relaciones de amistad, confianza, lealtad y complicidad. Además de estas prácticas, los amarradores también recurren a otras formas de control económico y extraeconómico sobre los migrantes, como la alteración del precio de las despensas; la entrega selectiva de herramientas de trabajo, utensilios de cocina o petates; la asignación preferencial de algunos puestos de trabajo, la decisión de quiénes administrarán una tienda o trabajarán en otros cultivos de la región; o las de tipo extraeconómico como el uso de los espacios al interior de los albergues; la asignación diferencial de apoyos como la canalización de enfermos; el transporte para realizar compras, el uso del molino, de los lavaderos y sanitarios, o del refrigerador y el manejo de la información laboral, entre otras. El amarrador cumple en este mercado un papel multifuncional atendiendo los distintos ámbitos en los que se desenvuelve; entre ellos el representar intereses opuestos; ser capataz; conductor y líder con la gente; prestador de servicios y comercializador de oportunidades. También se distingue frente a los jornaleros por su solidaridad, asesoría, lealtad y reciprocidad, pero cometen abusos con los trabajadores más desprotegidos, por ejemplo, con los que acuden a la región por primera vez, los indígenas, los analfabetas o los que no tienen una relación estrecha con él. El objetivo del presente Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 107

García Mier, Germán, Joaquín G. Morales Valderrama, J. Luis Seefoó Luján y Juan Pulido Secundino

trabajo consiste en explicar cómo resuelven, en la práctica, la contradicción de actuar en la representación de intereses opuestos, a partir de ir explicando el papel que desempeñan en cada una de las prestaciones que brindan a los trabajadores migrantes. El tema se abordó desde el enfoque teórico de la segmentación de los mercados de trabajo rurales porque permite comprender las formas de organización del trabajo que implementan las empresas; en donde, como señala Piore (1971) algunos grupos de trabajadores son sistemáticamente excluidos y condenados al desempleo o a ocupar empleos precarios; o como señalan Grammont y Lara (2000) las empresas administran con diferentes criterios la mano de obra local y la migrante, la indígena y la no indígena, la masculina y la femenina con lo que generan un mercado de trabajo segmentado, en el cual, el sistema de aprovisionamiento de la fuerza de trabajo actúa como un mecanismo regulador, adecuándola a los intereses de las empresas, aunque también del lado de la demanda, las redes sociales intentan regular su oferta. Estos intermediarios, según Sánchez (2001), cumplen múltiples funciones para que los grupos en contacto desarrollen cierto tipo de intercambios; controlan la mano de obra, no sólo para el servicio a los patrones, sino para el suyo.

más fá cil que pro por cio na ran in for ma ción hablando de terceros, que de su persona o de su participación. En el caso de los representantes cañeros, se entrevistaron a los cuatro líderes. Los principales conceptos y variables estudiados fueron: la intermediación en las prestaciones, segmentación creada por este agente, salario directo e indirecto, vivienda, seguridad social, características generales de los amarradores y jornaleros, y la percepción de los cortadores.

Quiénes son los enganchadores Dicho de manera sencilla, son personas que consiguen trabajadores de cam po para los productores agrícolas que demandan este servicio. Son mediadores entre las necesidades de los patrones y las de los trabajadores agrícolas; por eso su presencia se concibe desde dos diferentes perspectivas: para los productores es un agente funcional y necesario porque le consigue grandes cantidades de jornaleros, los moviliza en los frentes de corte, fiscaliza su trabajo, los organiza en las viviendas y atiende sus demandas; para los jornaleros, él es quien conoce la región y el trabajo, quien está facultado para darles empleo, para brindarles servicios, es quien “los defiende” ante el patrón y quien resuelve sus problemas.

Metodología Para obtener la información de campo se aplicaron encuestas y entrevistas a profundidad con los principales actores del corte de caña, es decir, los jornaleros, los amarradores y los representantes de las agrupaciones de productores cañeros. Se utilizó muestreo simple aleatorio sobre el censo del PRONJAG de la zafra 1999/2000, con base en la cantidad de jornaleros migrantes en la región. En el caso de los amarradores se entrevistó al 20% del total del padrón proporcionado por las agrupaciones cañeras de los ingenios San Sebastián y Santa Clara. Esta cantidad estuvo en función de la disponibilidad que mostraron solamente algunos de ellos para ser entrevistados, pues son figuras escurridizas y argumentan, en la mayoría de las ocasiones, que no disponen de tiempo. Cuando se les logra entrevistar, sus actitudes y respuestas son a la defensiva; después, al explicarle el objetivo del estudio y la confidencialidad de la información, las repuestas son más abiertas, aunque fue 108 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

Los enganchadores en el mercado de trabajo rural son conocidos con nombres como cabo, mayordomo, capitán, contratista, habilitador, empleador, en gan cha dor, po lle ro, co yo te, fle te ro, camionetero, amarrador, entre otros. Estos nombres son distintos en el país, en una misma entidad e incluso al interior de una misma región, situación que se relaciona con los modismos de las personas, con el tipo de actividades que realizan estos agentes en la intermediación y con los cultivos o mercados en los que operan. Sánchez (2001) opina que los enganchadores se multiplican en México con el desarrollo de la explotación capitalista de cultivos con uso intensivo de mano de obra, cuyos problemas para afrontar una relativa escasez de fuerza de trabajo -sobre todo en el momento de la cosecha-, requieren asegurar fuentes de aprovisionamiento, así como generar mecanismos dinámicos de movilización de los trabajadores.

Papel de los enganchadores en las condiciones de trabajo de los cortadores de caña migrantes, en Los Reyes, Michoacán

En la región cañera de Los Reyes, Michoacán todos los enganchadores son varones y han trabajado en el corte de caña desde que eran menores de edad; el más joven de ellos tiene 19 años, mientras que el mayor tiene 55, la edad promedio de los entrevistados es de 37 años. Solamente el 25% contrata jornaleros originarios exclusivamente de su pueblo, es decir, se puede clasificar dentro de los intermediarios sociales que basan su relación con los trabajadores en principios de lealtad y solidaridad (Carton de Grammont y Lara, 2000); el resto recluta personas de distintas regiones y estados del país con el objetivo de conformar una cuadrilla grande que le reporte ingresos igualmente mayores.

a sus trabajadores, “lo que los une”. El 70% de ellos ya había asistido a trabajar a la región de Los Reyes o habían ido a otras regiones también cañeras del país, pero a diferencia de los jornaleros, la mayoría no había asistido a trabajar en otros cultivos, situación que da cuenta de la especialización que la actividad les exige. La mitad de los enganchadores se inició en el puesto motivado por su propio interés, por el prestigio de representar a un grupo de paisanos y por ganar más dinero, 30% fue invitado directamente por los líderes de las agrupaciones cañeras y 20% pasó de ser jornalero a amarrador por sugerencia de su anterior amarrador o de sus compañeros.

Qué funciones desempeñan El promedio de cortadores que manejan es de 35, el número más bajo registrado fue de 12 peones y el más alto de 75, aunque varios comentaron haber llegado a la región con más de 100 trabajadores, los cuales se integraron con otros enganchadores por diversos motivos como la inconformidad o las falsas promesas de otros amarradores. En cuanto a su escolaridad, todos saben leer y escribir, sin embargo, el máximo grado de estudios de uno de ellos es segundo de secundaria, el resto estudió sólo la primaria. El 70% habla lengua indígena para comunicarse con la cuadrilla y 30% lo hace mediante el español, cuando no conocen la lengua o el dialecto de algunos jornaleros, se valen de los traductores para comunicar a la gente lo que necesitan; con los patrones utilizan únicamente el español.

Para Astorga (1985), los intermediarios están presentes en la promoción, sensibilización, recolección, transportación y consumo de la fuerza de trabajo; ellos recolectan a la gente de las comunidades de origen y la llevan hasta los campos de trabajo; ahí trabajan como peones o a lo sumo logran cargos de vigilancia de cuadrillas, por lo que cobran una comisión. Los patrones recurren a ellos cuando disminuye la oferta de trabajo local. En el caso de la caña de azúcar, señala que subsiste una organización férrea y de tipo colonial, en donde los contratistas reciben una cantidad de dinero de los ingenios azucareros, la cual distribuyen entre los cabos para que, mediante los más variados procedimientos comprometan a la gente para ir al corte.

El 76.2% son casados y viajan a la región con su familia, situación relacionada con las posibilidades que tienen como parte de este núcleo familiar, para acceder a mejores puestos de trabajo y oportunidades de ingreso; 47% de ellos se dedica en su comunidad a la siembra de granos básicos, 17% a cultivar frutales y hortalizas, 11% dependen exclusivamente de la venta de fuerza de trabajo como jornaleros para subsistir en sus pueblos; el resto busca otros tipos de actividades para complementar su ingreso, como la artesanía, el comercio, chofer, etc. Todos los amarradores se muestran (en las entrevistas) como personas honestas, trabajadoras, justas y amigables con la gente. La mayoría se autodefine como persona pobre económicamente, y deja entrever que esa condición lo hace ser igual

Sánchez (2000) establece que los intermediarios han sido utilizados por los empleadores como un medio para disuadir, contrarrestar y combatir la organización sindical de los trabajadores; también para diluir la responsabilidad legal de los empleadores. Fisher, citado por Sánchez (2001), señala que el desarrollo y resurgimiento del sistema de contratistas laborales resultó de la búsqueda, por parte de los empleadores, de alternativas de uso de la fuerza de trabajo más flexibles y de menor costo. Su presencia fue propiciada para revertir las mejoras salariales y prestaciones obtenidas por los trabajadores asentados y para combatir los sindicatos, reemplazando gran parte de la fuerza de trabajo con nuevos trabajadores migrantes más vulnerables. Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 109

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En el caso de Los Reyes, Michoacán, los amarradores cumplen con múltiples funciones, de acuerdo a cuatro papeles básicos que desempeñan:

Representación de los patrones y de los trabajadores Visto desde la parte patronal, cumplen la función positiva de “enganchar, conseguir o amarrar” grandes cantidades de cortadores de caña de azúcar para la zafra; los reúnen y transportan a la región de trabajo; sortean las demandas de los trabajadores y asumen riesgos, como el préstamo económico. Desde el punto de vista de los jornaleros, ellos son quienes les brindan el trabajo, fungen como gestores, solicitantes de diversos apoyos, de prestaciones y condiciones de trabajo que motivan la decisión de los migrantes a asistir y permanecer en la zafra correspondiente. Operacionalización del proceso de trabajo Esta es una función central que desempeñan puesto que es primordial para los patrones que alguien vele por sus intereses, aunque el amarrador, en la práctica, igualmente cuida y lucha por los suyos. Los amarradores fungen aquí como jefes de cuadrilla, son los capataces, consiguen con los representantes cañeros “la quemada” (superficie a cortar), le indican el lugar en donde cortarán la caña diariamente; distribuyen y reparten a su gente en la parcela; vigilan que el corte se realice como lo piden los patrones (en tiempo y forma); supervisan el trabajo del boletero, de las alzadoras y de los camiones; negocian las “propinas”, “combates” o gratificaciones con los dueños de las parcelas o sus representantes; se encargan de cobrar por toda su cuadrilla, de pagarles y de definir las reglas (informales) del sistema o forma de pago de su persona a los cortadores; cobran el fondo de ahorro de los trabajadores a su cargo; cuidan que los jornaleros asistan al corte también el día domingo y que descansen lo menos posible para mantener la productividad del trabajo; su importancia como mediador es a fin de que el ingreso de cualquier otro trabajador al mercado de trabajo, sea exclusivamente bajo el esquema de integrarse a su conducción. 110 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

Conducción y liderazgo sobre la gente Uno de los objetivos “informales” (no escritos, no explícitos) que buscan los amarradores es liderear en la conducción de los jornaleros a través de un esquema de “red de confianza” entre su gente y él, los invita a integrarse en la aventura compartida. Para ello, se esmera en ser amigo de todos y en buscar elementos que los unan como grupo. Aquí es importante que hablen la misma lengua, que sean parientes, amigos, compadres, vecinos o paisanos; que vistan muy similar, que compartan juegos, que satisfagan mutuas demandas, que se apoyen moral y económicamente cuando lo necesiten, entre muchos otros esfuerzos que intentan frecuentemente. Los amarradores en esta lógica, también buscan resolver los pleitos y diferencias que se susciten tanto en los albergues como en las parcelas entre su gente; establecen normas o reglas de convivencia en las viviendas, a cambio de brindarles la información que consideran pertinente sobre el mercado de trabajo y las condiciones que en éste se otorgan, les apoyan en actividades como la canalización de enfermos o accidentados; se convierten en asesores al realizar las cuentas salariales; buscan ser tolerantes cuando la gente se cansa, se enferma o no quiere asistir a trabajar; los alientan y motivan a incrementar su productividad con la esperanza de un mayor pago salarial; apoyan y fomentan el trabajo de los niños y las mujeres, en la caña y en otros cultivos o actividades en la misma región; también designan puestos de trabajo que son importantes y mejor remunerados. Fungen también como promotores de su gente, al invitarlos a que traigan a la región los documentos de identificación personal para que reciban el servicio médico del IMSS y los apoyan para que obtengan el seguro de vida que les brinda el PRONJAG en Guerrero. Prestación de servicios y comercialización de oportunidades En la cotidianidad que se vive en los albergues y vecindades, los amarradores también encuentran múltiples oportunidades remunerativas para ellos y sus más cercanos familiares y amigos. Así por ejemplo, y de manera ocasional, algunos de ellos se encargan de administrar negocios dentro de las viviendas tales como los tendajones, la venta de

Papel de los enganchadores en las condiciones de trabajo de los cortadores de caña migrantes, en Los Reyes, Michoacán

machetes y limas, el afilado de los machetes con esmeril, el cobro de comisión por el uso del molino para el nixtamal, el ofrecer el servicio de películas en videocasetera, el depositar alimentos en su refrigerador y la venta de despensas a los trabajadores, entre otros espacios que suelen aprovechar.

El papel de los enganchadores en las condiciones de trabajo de los cortadores Antes de analizar el papel de los enganchadores, señalaremos el de otros dos importantes agentes intermediarios que participan en este mercado de trabajo: las agrupaciones cañeras y el gobierno. Los primeros han contribuido en la imposición regional de un sistema de contratación de cortadores foráneos ante la escasez de la mano de obra local; la forma más rápida para engancharlos, la más cómoda para manejarlos en el trabajo y la más “eficiente”, es a través de los amarradores. En este sentido, las agrupaciones cañeras c omo intermediarios, juegan el papel de proveedores de fuerza de trabajo para los cañeros agremiados. Debido a que son ellos quienes proporcionan las prestaciones a los jornaleros, las decisiones que toman repercuten directamente (positiva o negativamente) en su situación laboral. Su actuación en la administración de la fuerza de trabajo migrante refleja un trato desigual entre las distintas cuadrillas de trabajadores creando segmentos en este mercado laboral. En esta investigación, se comprueba la presencia de la segmentación señalada por Piore (1971), en la cual algunos grupos son condenados a ocupar los empleos más precarios; caso concreto de las mujeres y niños migrantes, a quienes los patrones no reconocen como trabajadores aunque en la práctica sí presten sus servicios; las prestaciones como el seguro médico del IMSS, despensas, apoyo económico para alimentación, suministro de gas en los albergues, sueldos para cocineras y lavanderas, mejores cortes de caña, entre otros, son brindados por las agrupaciones cañeras solamente a algunas cuadrillas. Como señalan Grammont y Lara (2000) la mano de obra es administrada con criterios diferentes, creando segmentos: las mejores condiciones laborales son para los cortadores con experiencia en el corte, originarios de otras regiones cañeras del país, para los jóvenes y para los

amarradores, dejando en desventaja a la mayoría de migrantes indígenas originarios del estado de Guerrero, a las mujeres, a los niños y a los amarradores primerizos, incluida toda su gente. En los términos de Sengerberger (Lara, 1997) esto es una segmentación hor i zon tal, porque se da una desigualdad de condiciones entre la mano de obra con calificaciones objetivamente iguales o comparables. Por su parte, la intermediación de los distintos programas de gobierno en este mercado se da a través de los esfuerzos encaminados al mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo de los jornaleros migrantes. Su aportación de servicios y apoyos en salud, vivienda, educación, alimentación, etc., contribuye efectivamente al mejoramiento de esta po bla ción; sin em bar go, tam bién segmenta el mercado de fuerza de trabajo, al excluir del beneficio a los jornaleros locales. Por otro lado, mediante otros programas, el mismo gobierno asume un papel contradictorio al otorgar recursos económicos a los productores cañeros para la adquisición de maquinaria agrícola que desplaza mano de obra en grandes cantidades. Todos los jornaleros en el corte de la caña de azúcar en esta región se incorporan al trabajo a través de un amarrador; dependen de este agente no sólo para obtener el empleo, sino para mantenerse en él. El amarrador es la única vía para que los cortadores reciban las prestaciones y apoyos que brindan las agrupaciones cañeras a los trabajadores. La presente investigación demuestra que la participación de los amarradores genera no sólo efectos positivos por su actuación, sino que también crea modificaciones negativas en las condiciones laborales de los migrantes, que reflejan segmentación y precarización del mercado de trabajo. En cuanto al préstamo económico que entregan las agrupaciones cañeras para facilitar el enganche, la participación del amarrador consiste en distribuir el recurso entre todos los cortadores que se lo soliciten antes de salir de sus comunidades de origen, con lo que benefician a unos más que a otros. Ellos deben asumir la responsabilidad de cobrárselo a los trabajadores. De 17 personas entrevistadas que no recibieron este dinero, a 12 tampoco les dieron para las comidas durante el Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 111

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traslado a la región, ocho viajaron por su cuenta y no pidieron o ya no había recursos para darles, y ocho asistían por primera vez a esta región y a este cultivo. Esto permite corroborar la queja de algunos jornaleros de que “a los más novatos no les prestan dinero, al cabo que ni se enteran”. Se trata pues, de una prestación que, en manos del amarrador, se convierte también en un medio de control y de poder de quien lo entrega a quien lo recibe, principalmente por el compromiso que se adquiere y también da pie para crear segmentos de la fuerza de trabajo en el mercado (beneficiados y no). Sin embargo, la preocupación principal o molestia de los trabajadores respecto a esta prestación es que exis ten ama rra do res que les descuentan arbitrariamente más dinero semanal de lo que acordaron, e incluso les llegan a restar dinero que no deben o de algún otro trabajador de la cuadrilla que se va de la región cañera antes de terminar de pagar el préstamo. Aurelio, jornalero originario de Zitlala, Guerrero y Paulino, de Xuchatipan, Hidalgo dijeron lo siguiente en relación al préstamo, respectivamente: “Trabajo mucho y veo que la paga es poca, pienso que es porque me descuentan lo que me prestaron en Guerrero p´a mi familia, pero yo no entiendo las cuentas del amarrador, no sé bien cuánto he pagado o cuánto debo, pero confío en él, porque somos de un pueblito cercano del mío”; “Pues la verdad yo no sé, como todos los días me voy allá, al trabajo, no me entero cómo me descuentan, sólo veo que me pagan menos por eso”. En la vivienda y los servicios, el amarrador que mantiene buena relación o experiencia laboral con los representantes cañeros, consigue para sus trabajadores mejores condiciones de infraestructura; por el contrario, quienes no tienen esos lazos han jugado un papel más de apatía y negligencia para buscar mejoras. En el caso más extremo, se encuentran los amarradores que recurren a engañar a los migrantes ofreciéndoles buenas viviendas y servicios que en la práctica no les brindan. Otros enganchadores han aprovechado al interior de las viviendas espacios para negociar con algunos servicios (tienda, molino, refrigerador, televisión) además de ratificar su poder sobre la gente en la decisiones de convivencia. En cuanto a la salud de los migrantes, los amarradores juegan un rol protagónico en la promoción 112 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

para sus documentos y afiliarlos al IMSS; en la entrega de las listas de cortadores candidatos al mismo servicio médico; en la canalización o no, de personas con enfermedades o accidentes que requieren de atención inmediata, así como en la asesoría y apoyo para el reclamo de incapacidades, pensiones, invalidez, semanas cotizadas, estados de cuenta de las AFORES, entre otros temas relacionados. No se trata de una regla formal ni obligatoria el que tengan que brindar esta asesoría y apoyo, sin embargo, en la práctica los migrantes sí lo esperan de ellos (regla informal). Según consta en las entrevistas aplicadas a los jornaleros, solamente 12.5% de los amarradores (cinco de los 40) ayudaron a su gente en algún apoyo o trámite de esta naturaleza. Es escaso el apoyo brindado a los trabajadores a fin de evitar accidentes de trabajo mediante una capacitación de la técnica del corte de caña y para prever que no haya enfermedades por falta de condiciones adecuadas en las viviendas. Nuevamente se observa que en este tema los enganchadores asumen posturas de control sobre la gente, de solidaridad con unos y de abandono a otros. La intervención de los amarradores en las prestaciones y apoyos en alimentación consiste en conte ner los re cla mos de la gen te cuan do las agrupaciones cañeras no cumplen con la entrega de despensas en la cantidad y forma que les prometieron. También ellos desfavorecen a los migrantes al alterar el precio de las despensas, engañando al momento del enganche sobre su contenido o incluso, apropiándose de algunas de ellas. De los jornaleros que dijeron haber recibido despensas, 70% son originarios del estado de Guerrero; 29% son jornaleros que vinieron en esa ocasión por primera vez a la región y 15% mantuvo una relación distante con su amarrador ya que llegó por cuenta propia. Respecto al recurso que les dan para la alimentación durante el traslado a la región, las entrevistas reflejan una asignación desigual: a unos les dan comida ya preparada, a varios les pagan sus alimentos en alguna fonda, mientras que a otros les dan diversas cantidades de dinero para los adultos y para los niños. Los reclamos de los jornaleros señalan al amarrador como el que busca beneficios propios y también para su familia. Los enganchadores también segmentan el mercado con la prestación de sueldos para cocineras y la-

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vanderas, al asignar estos puestos exclusivamente a sus familiares o allegados, lo que crea diferencias y envidias entre la gente. Por otra parte, los amarradores deben responsabilizarse del traslado de la gente a la región de trabajo y a los campos cañeros, gasto que asumen las agrupaciones cañeras. Las quejas de los jornaleros migrantes denotan segmentación con el apoyo de este servicio por parte del enganchador. Durante la zafra se torna necesario la utilización del vehículo para canalizar enfermos o accidentados y para ir a comprar el mandado de las cocineras; la mayoría de los amarradores que disponen de una camioneta o camión propio o prestado por los cañeros, apoya de manera muy selectiva sólo a unos cuantos. Aquellos que se ven beneficiados, adquieren compromisos con el enganchador, convirtiendo la relación en una subordinación de los jornaleros frente a su jefe. El cobro del fondo de ahorro, o “peso de ahorro” como le nombran en la región, es al finalizar la zafra. El amarrador es el encargado de cobrarlo en el ingenio y de repartirlo entre los trabajadores, basándose en los boletos que le entregue cada uno de ellos. El 25% de los entrevistados dijo que su amarrador no les entregó ese ahorro la zafra pasada; los argumentos indican que el jefe de la cuadrilla no se los reintegró, porque a él tampoco se lo dieron. Hubo quejas de los jornaleros acusando al amarrador de corrupto por enviar a la gente a sus pueblos de origen antes de que lo cobraran, situación en la que sólo él obtiene beneficio. El papel del amarrador en la organización del trabajo consiste en movilizar a los trabajadores, exigirles puntualidad, calidad y productividad, para lo cual debe de estar permanentemente al pendiente de los jornaleros. Supervisan todo el corte y la actividad del boletero, al registrar en su libreta la cantidad de puños que corta cada uno de los miembros de la cuadrilla que dirige. Acuerdan o negocian las propinas o gratificaciones que dan algunos productores cañeros en parcelas donde la caña no está en condiciones óptimas para el corte o para obtener buen peso. Le indican a los cortadores la hora de iniciar el trabajo, de almorzar y los días que pueden descansar, además de cobrar y distribuir el salario. Acerca de este último punto, la presente investigación demuestra que ellos alteran la forma

de pago estipulada oficialmente, con lo que generan un pago inequitativo entre los trabajadores. El 53% de los jornaleros entrevistados señala que su amarrador le paga diferente a lo acordado al iniciar el compromiso laboral; los demás desconocen o no objetan el estilo de su amarrador. Las formas de extorsión identificadas en esta investigación son: la asignación de puños de caña de unos trabajadores a otros (generalmente a favor de sus amigos, compadres, familiares); cuando existe un empate al llenar un camión en la misma cantidad de puños aportados por dos jornaleros, el amarrador se queda la diferencia o se lo anota a alguien de su confianza; lo mismo hace cuando tiene errores de operaciones (sumas, multiplicaciones) en su libreta. Se le preguntó a un cortador de esta cuadrilla que cómo veía la forma de pago de su amarrador, a lo que respondió: “Uno se mata, igual que cualquiera, para tratar de cortar pues un poquito más, para que a otra persona se los apunten nomás porque sí... está cabrón...el que lleva la friega es uno y el jefe se lo transa junto con otro de su confianza e igual de ratero...no se vale”. “Sólo cuando yo veo los puños míos que suben al camión, entonces me apuntan lo que es justo”. Llevándolo a otro extremo, también real, de la forma de pago y del trato que reciben algunos jornaleros, veamos lo que dijo Paulio, jornalero de Xochiatipan, Hidalgo: “Nosotros en la caña echamos ganas, y no gano, no me conviene con este amarrador, gané como 170, 175 peso a la semana, por eso pos, yo vengo para ganar para la familia, para mantener a mis hijos, es por lo que yo me molesto, con 170 por semana no me alcanza... en mi pueblo dijo el amarrador que cada día es cien peso, pero nosotros cien peso por día no sacamos”. Una estimación de los ingresos mensuales de los amarradores, arroja una cantidad de 5 760 pesos por concepto de salario (pago formal), es decir de la tarifa oficial por tonelada de caña que pagan los ingenios, más el fondo de ahorro que él también recibe; esto se observó en cuadrillas de 20 cortadores; cuando son más, por ejemplo 35 jornaleros (que es la media regional), recibe alrededor de 10 000 pesos mensuales; cuando manejan 75 jornaleros, su pago es de 21 600 pesos en igual tiempo. Si recurren a la apropiación de dinero de los trabajadores de manera ilegal, se estima que obtieRevista de Geografía Agrícola núm. 36 / 113

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nen entre 1 520 y 2 440 pesos de manera extraordinaria. A la agroindustria este desvío de recurso le representa un gasto de aproximadamente 80 mil pesos mensuales que no llegan a los jornaleros.

Otros ámbitos de participación de los amarradores En los temas desarrollados con anterioridad se analizaron diversos espacios en los que los amarradores participan y las formas en las que perjudican a los jornaleros migrantes contratados en Los Reyes, Michoacán. Todas las formas de intervención de los amarradores en las condiciones de trabajo de los jornaleros se ubican dentro de los principales “mecanismos de control económico” que implementan para beneficio propio. Enseguida veremos otros mecanismos de control que llevan a la práctica los amarradores, los cuales pueden ser clasificados como de tipo “extraeconómico o de control social” (Sánchez, 2001). Los amarradores influyen, controlan, presionan y definen gran parte de la vida diaria de los cortadores y sus familias durante la zafra. En los albergues generalmente controlan el uso del molino, de la televisión, del botiquín de primeros auxilios (cuando se tiene), del interruptor de luz eléctrica, de los candados para ingresar a las aulas escolares, a la cocina o a los baños; son los dueños de los tendajones, del refrigerador, del equipo de sonido, del modular, estéreo o grabadora, de la lámpara y de las herramientas; también poseen el motor (esmeril) para afilar los machetes de los cortadores y en ocasiones, también son dueños del vehículo en donde transportan a los trabajadores. Ellos son los únicos que tienen la información sobre las condiciones de trabajo en la región, saben cuáles son los procedimientos y requisitos para dar de alta en el seguro social a los trabajadores y a sus familiares, para asistir al servicio médico, para reclamar una incapacidad por riesgo de trabajo; saben del contenido, precio, periodicidad de entrega y requisitos para obtener las despensas; conocen las cañas y los tipos de parcela, lo que les permite definir las tarifas de pago en cada situación buscando el máximo beneficio para ellos. Con este conocimiento también negocian las propinas en el campo; saben de la periodicidad, monto y 114 / Revista de Geografía Agrícola núm. 36

forma como deben pagar el préstamo a las organizaciones cañeras; saben a qué hora llegarán cada día, y la fecha de retorno a sus comunidades de origen; son los primeros en ser informados por los líderes cañeros de cualquier clase de apoyo que brinden las agrupaciones para celebrar distintas festividades; cuentan con la información de otros apoyos que reciben los trabajadores como el petate, la cobija, la piedra para afilar los machetes, las ánforas, las cobijas, focos para las habitaciones, etc. Este conocimiento de las condiciones laborales lo tienen desde antes de salir de su pueblo y no se lo dan a conocer a toda la gente, su selectividad es parte de una estrategia de control social. Además de manejar esta información, ellos son quienes deciden sobre la mayor parte de estos aspectos; por ejemplo, definen quiénes serán las cocineras y lavanderas en los albergues, los que pueden tener una tienda, a quién fiarle o no, la dotación de utensilios de cocina o cobijas que le entregan las agrupaciones cañeras; en qué casos apoyar con el transporte para canalizar enfermos o para salir de compras; los que serán favorecidos con mejores puestos de trabajo; a quién permitirle que se quede en el albergue a descansar cuando se siente mal; deciden la distribución de las personas en el albergue, asignando cuartos y áreas de uso común como baños, fogones y lavaderos; imponen los horarios en los que se cierra el albergue y se apaga la luz; le llaman la atención a quienes no cumplen con los roles de aseo de la vivienda; cuando existen riñas entre los jornaleros intervienen para calmar los ánimos y tienen la facultad de despedir a los que no se sujeten a sus normas. Su participación es importante tanto en los frentes de corte, como en la vida cotidiana de la población jor na le ra mi gran te, por que son los que resuelven situaciones que serían difíciles de enfrentar desde otra posición. Sin embargo, se considera que tienen muchas atribuciones y funciones que pueden perjudicar a los migrantes.

Conclusiones Los amarradores tienen un doble papel al representar los intereses de las agrupaciones cañeras y los de los migrantes. En esta representación bipolar siempre quedan mal con alguna de las partes, porque al atender a alguno de los grupos, desatienden las peticiones del

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contrario (el más afectado resulta ser el jornalero); sin embargo, su participación en este mercado de fuerza de trabajo resulta ser necesaria para agilizar la contratación masiva de jornaleros de distintas partes del país, así como para la organización de los distintos frentes de corte de caña en la región. Dependiendo de las decisiones y actitudes que asume este agente respecto a las prestaciones ofrecidas a los migrantes, los beneficios pueden o no llegar a su destino en tiempo, forma, cantidad y calidad En el presente estudio se destaca el papel positivo de su intermediación como lo es el de ser una figura cohesionante de la gente asalariada, que los organiza para trabajar, y los une para convivir y enfrentar la experiencia migratoria, además de que les proporciona empleo y conocimiento del mercado. El amarrador, en este papel positivo o validador, representa para los jornaleros un guía, un prestamista, un jefe de cuadrilla, quien les asigna vivienda, lucha por sus intereses y, principalmente, les brinda la posibilidad de tener trabajo durante un tiempo determinado. En este mismo sentido, para la agroindustria el amarrador es el movilizador de grandes cantidades de cortadores, es quien fiscaliza su trabajo, quien asume los riesgos, quien contie ne sus de man das cuan do no pue den ser cubiertas y quien enfrenta los problemas laborales y domésticos con la gente. La forma como resuelven en la práctica estos agentes la contradicción de actuar en la representación de intereses antagónicos, es siendo funcionales para las agrupaciones cañeras al movilizar grandes cantidades de trabajadores, operacionalizando los frentes de corte, descargando los precios de la negligencia y de las prácticas ahorrativas de las agrupaciones cañeras sobre los trabajadores más desprotegidos, es decir, los que asisten a la región por primera vez, los que no habían trabajado anteriormente con el amarrador, los que no saber hacer cuentas, los que no hablan español, los que no son sus amigos, parientes, compadres y allegados. Esto también es segmentación del mercado, llevada a la práctica directamente por los amarradores. En coincidencia con Sánchez (2000) en el planteamiento acerca de los tipos de control que implementan para su pro pio beneficio y el de los

patrones, los amarradores controlan mediante presiones extraeconómicas gran parte de la vida diaria de las familias jornaleras migrantes durante su estancia en la región de Los Reyes: deciden en los albergues la localización de cada familia; el uso de los espacios; llaman la atención a quienes no cumplan con el aseo de las viviendas; intervienen para calmar los conflictos entre vecinos; deciden a quién asignarle los mejores puestos de trabajo, a quién permitirle que se quede en el albergue a descansar cuando se siente mal, etcétera. Se demuestra que la mayoría de los amarradores juegan un papel, más de abuso, que de apoyo o lealtad a sus trabajadores y más de beneficio propio, que de una validación de su función en la productividad y administración eficiente de la fuerza de trabajo foránea. Esto lo realizan a través de la implementación de distintas formas de pago para sus trabajadores, lo que a su vez se expresa en una repartición inequitativa del salario, que favorece al cortador “más productivo”, pero a costa de una parte del fruto del trabajo de sus compañeros; lo hacen también mediante el descuento arbitrario de puños de caña cortada de algunos de los jornaleros apuntándoselos a otros de su confianza, a través del despojo de una parte de las propinas (gratificaciones que les dan los dueños de las parcelas) y a través de la apropiación total o parcial del fondo de ahorro de algunos cortadores. Los abusos representan para el amarrador ingresos extraordinarios a su actividad, beneficiando con ello, además, a sus familiares o conocidos con los que mantiene lazos de lealtad. En el caso de la mayoría de los jornaleros, el resultado de dicha participación, es el deterioro de sus prestaciones en este mercado laboral, además del gran descontento por el atropello a su dignidad. No resulta difícil entender que a causa de este malestar, los migrantes se manifiestan contra la productividad de su traba jo y con tra las vi vien das en las que son hospedados. En términos empresariales, esto representa una actuación ineficiente de los amarradores, porque les genera gastos sin cumplir su objetivo, encareciendo el sistema productivo de la caña, lo que obstaculiza los propósitos de incrementarlos rendimientos del campo y por lo tanto las ganancias de los productores cañeros. Revista de Geografía Agrícola núm. 36 / 115

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Las prácticas a las que recurren los amarradores para apropiarse de una parte de las prestaciones y apoyos, afectan a los migrantes, los ingenios, las agrupaciones de productores cañeros, mientras que los distintos acuerdos institucionales y en general el sistema caña-azúcar, han contribuido a ensanchar el deterioro, a través de los salarios bajos, la explotación del jornalero en los campos agrícolas, la precariedad de algunas viviendas y servicios, el inseguro traslado de migrantes, el subregistro de trabajadores al seguro social, la deficiente atención médica y de los segmentos que se crean entre los grupos de jornaleros por medio del trato diferencial. Esta estrategia de administración desigual de la fuerza de trabajo, es vista por los jornaleros como un atropello a su dignidad y les causa un malestar permanente, sobre todo entre los que no se ven beneficiados y se enteran de las diferencias. Las consecuencias inmediatas, se expresan en la calidad del trabajo y en los distintos daños y destrozos que causan a las viviendas. El alto grado de libertad de acción que le permiten las agrupaciones cañeras a los amarradores en el control de varios tipos de apoyos y prestaciones que deberían de ir directamente a beneficiar a los trabajadores y sus familias, es el elemento principal que propicia que los amarradores se aprovechen de estos beneficios para su interés personal.

Aunque tampoco debemos perder de vista, como señala Sánchez (2000), que los intermediarios muchas veces sólo actúan como correas de transmisión o ejecutores de las decisiones tomadas por los patrones; es decir, el modo en que operan está condicionado y condiciona el conjunto de relaciones individuales, grupales y sectoriales. El amplio margen de acción, aunado a la ausencia de una legislación que regule y una autoridad que vigile y sancione la actuación de este actor en la práctica, crean un gran vacío en cuanto al respeto de los derechos laborales de los jornaleros agríco las mi gran tes que acu den a Los Re yes, Michoacán. Las condiciones de trabajo de los jornaleros migrantes podrían mejorar si las agrupaciones cañeras dedicaran una pequeña parte de su tiempo a estudiar las posibilidades de restarle control a los amarradores y reglamentar sus espacios de ejecución. Esto no les representaría un gasto adicional, por el contrario, les abriría grandes posibilidades para obtener mayores rendimientos en campo, a través de la mayor productividad y eficiencia en el trabajo de los jornaleros satisfechos, y también les significaría ahorros en el mantenimiento de las viviendas y los servicios.

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