Revista de Geografía Agrícola no. 50-51

June 3, 2017 | Autor: Artemio Cruz-León | Categoria: Geografia, Educación agrícola
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Descrição do Produto

enero-junio julio-diciembre 2013

Universidad Autónoma Chapingo Dirección de Centros Regionales Universitarios Coordinación de Revistas Institucionales México, 2013

Comité editorial Dr. Artemio Cruz León Editor General Lic. Juan Pablo de Pina García (†) Dr. Atenógenes Licona Vargas

Núm. 50-51, enero-junio y julio-diciembre 2013

Ing. Fausto Inzunza Mascareño Comité asesor internacional Dr. Jorge León Ex profesor investigador del CATIE. Costa Rica

CONTENIDO Presentación Recursos fitogenéticos un tema recurrente en la investigación agronómica. Artemio Cruz León

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Dr. Claude Bataillon Profesor de la Universidad de Toulouse le Mirail. Francia

Artículos

Dr. Fidel Márquez Sánchez Profesor Investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (†)

La obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi, patrimonio y legado. Artemio Cruz León, Marcelino Ramírez Castro, Francisco Collazo-Reyes y Xóchitl Flores Vargas

Dr. Rogelio Aguirre Rivera Director del Instituto de Investigaciones en Zonas Desérticas, Universidad Autónoma de San Luis Potosí

Vida y aportes del maestro Efraím Hernández Xolocotzi. Rafael Ortega Paczka

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Dra. Luisa Paré Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México

Desarrollo cafetalero y dislocación socioeconómica en las tierras altas del suroeste de Etiopía. Samir El Ouaamari, Hubert Cochet, François Verdeaux y Misrak Tafese Yifru

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Dr. Manuel R. Parra Vázquez Investigador de El Colegio de la Frontera Sur. San Cristóbal de Las Casas, Chis.

Agronomía y ambiente de la pera (Pyrus communis L.) en la región central de Veracruz. Mariana Sánchez Cervantes, Juan Guillermo Cruz Castillo y Héctor Daniel Inurreta Aguirre

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Dr. Carlos Ortiz Solorio Profesor Investigador del Colegio de Postgraduados

Domesticación y distribución geográfica de Persea americana Mill. en la época precolombina. María Elena Galindo Tovar, Hilda Eulalia Lee Espinosa, Joaquín Murguía González, Otto Raúl Leyva Ovalle e Ivonne Landero Torres

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Hibridación entre teocintle y maíz en la Ciénega, Jal., México: propuesta narrativa del proceso evolutivo. Fausto R. Inzunza Mascareño

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Usos y costumbres en las comunidades indígenas bajo la teoría del Neoconstitucionalismo. Luis Eusebio Alberto Avendaño González

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Edición Artemio Cruz León María Eugenia Cano Rodríguez Corrección de estilo María Eugenia Cano Rodríguez , Jaime Renán Pérez González, José Luis Miranda Anguamea y León Márquez Ortiz Captura de correcciones María Eugenia Cano Rodríguez Traducción de resúmenes Lawrence Allen Formación Sairi de la Rosa Cruz y León Márquez Ortiz Portada Fragmento y página del Códice Florentino « …el buen labrador y al mal labrador». © Biblioteca Digital Mexicana.

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Documentos Presentación. Artemio Cruz León y Rafael Ortega Paczka

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Cultivos potenciales de interés para las Américas. Jorge León

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Guía para los autores

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Lista de árbitros

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La Revista de Geografía Agrícola está incluida en los siguientes índices: Periódica: http://132.248.9.1:8991/F/-/?func=find-b-0&local_base=PER01; Latindex: www.latindex.org, agris (fao) http://agris.fao. org/es y redalyc: http://www.latindex.org La Revista de Geografía Agrícola, Núm. 50-51, enero-junio y julio-diciembre de 2013, es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma Chapingo, a través de la Coordinación de Revistas Institucionales de la Dirección General de Difusión Cultural y Servicio. Oficina 114, edificio Dr. Efraím Hernández X. km 38.5 carretera México-Texcoco, Chapingo, Estado de México, C.P. 56230, Tel. +52 (595) 9521569 y +52 (55) 5133-1108, Ext.1569, http://www.chapingo.mx/revistas/geografia/, [email protected] Editor responsable: Artemio Cruz León. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. (en trámite), isssn: (en trámite), ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Núm. de Certificado de Licitud de Título y Contenido: (en trámite), otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en la imprenta de la Universidad Autónoma Chapingo, km 38.5 carretera México-Texcoco, Chapingo, Estado de México, C.P. 56230, Tel. +52 (595) 952-5287, este número se terminó de imprimir el 15 de abril de 2014 con un tiraje de 300 ejemplares. Distribuida por la Universidad Autónoma Chapingo, km 38.5 carretera México-Texcoco, Chapingo, Estado de México, C.P. 56230, Tel. +52 (595) 952-1500 y +52 (55) 5133-1108. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Universidad Autónoma Chapingo.

PRESENTACIÓN Recursos fitogenéticos un tema recurrente en la investigación agronómica La Revista de Geografía Agrícola pretende, a partir del presente número, hacer una presentación analítica de los temas abordados en sus páginas a lo largo de su existencia y con ello contribuir a la reflexión y profundización de su pertinencia. Dicho análisis se incluirá en la presentación de cada número buscando hacer coincidir la temática examinada con los artículos publicados en la edición que se presenta. En el presente número se abordan los recursos genéticos como un tema capital, lo que coincide con el homenaje que se hace a dos destacados investigadores de Latinoamérica por sus aportes, nos referimos al Dr. Efraím Hernández Xolocotzi y al Dr. Jorge León Arguedas. En el caso del primero, el año 2013 fue declarado por el H. Consejo Universitario de la Universidad Autónoma Chapingo, institución en donde laboró cerca de 40 años, como el «Año del Centenario del natalicio de Efraím Hernández X».; mientras que el Dr. León, desafortunadamente, falleció el 5 de junio del mismo año. Sobre Efraím Hernández Xolocotzi se presentan dos trabajos que analizan su actividad profesional, en el primero, «La obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi, patrimonio y legado», se analizan 425 trabajos identificados como su obra escrita; el segundo se titula «Vida y aportes del maestro Efraím Hernández Xolocotzi». Sobre Jorge León se presentan una síntesis biográfica y en la sección Documentos de rga el artículo «Cultivos potenciales de interés para las Américas». Efraím Hernández Xolocotzi es reconocido como uno de los pioneros en el estudio de los recursos fitogenéticos; del total de sus trabajos se identifican 22 dedicados a este tema, además de los relacionados con la etnobotánica y el maíz, entre los que destacan «La exploración etnobotánica y su metodología», que realmente es un propuesta metodológica para colectar germoplasma, y el libro «Razas de maíz en México», que es un trabajo de recursos fitogenéticos pero se incluye en el grupo de los trabajos de maíz. Además de su obra documental, se reconocen como aportes del maestro, las miles de muestras de germoplasma de maíz, frijol calabaza y otras especies que fueron colectadas y depositadas en diferentes bancos de germoplasma. El investigador costarricense Jorge León, por su parte, dedicó su vida al estudio y promoción de los recursos genéticos. Como investigador deja como legado sus escritos, pero además su mayor aporte se encuentra en su labor como funcionario del iica y de la fao, en donde creó y dirigió programas de fomento de recursos genéticos además de participar en la construcción de dependencias y programas de gobierno relacionados con la promoción de los recursos genéticos del mundo, particularmente de la América tropical. Hasta el presente número, la Revista de Geografía Agrícola ha publicado 421 artículos en total en diversas temáticas, de éstos aproximadamente 80 corresponden al campo de los recursos genéticos, número que resulta elevado, ya que corresponde al 19 % total de trabajos, es decir de cada 10 artículos que se han publicado en la revista, casi dos son de recursos genéticos; visto de otra manera: en cada número publicado 1.5 artículos corresponden a esta temática, lo que resulta fundamental para la uach y el quehacer agronómico, ya que el número de trabajos puede plantearse como una evidencia de la importancia de la investigación. Dicha relevancia tiene varias explicaciones, seguramente la de mayor peso se relaciona con el hecho de que nuestro país se encuentra dentro de una de las zonas en donde se inventó la agricultura y que es centro de origen de especies domesticadas: asociado a esto existen grupos indígenas y campesinos que usan, conservan y promueven la diversidad de poco más de 100 especies originadas en esta región, además de las especies introducidas. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / 5

Esto convierte a esta área como una región prioritaria para el estudio, conservación y registro de variedades nativas, y también lugar de exclusión de variedades transgénicas; todos ellos temas relevantes y de actualidad en este campo, a los cuales nuestra revista ha contribuido mediante la difusión de trabajos. Si bien los recursos genéticos constituyen uno de los temas de actualidad desde la perspectiva tecnológica, que resulta ser la más frecuente, sin embargo, ante el neoliberalismo avasallador la presencia de trasnacionales, la defensa de los recursos genéticos son un tema fundamental, ya que de ello depende la seguridad y soberanía alimentaria del país, particularmente, de los campesinos. Seguramente los enfoques de los estudios en recursos genéticos tendrán que incluir estos temas, en donde la defensa del maíz nativo y la cocina tradicional deben ser incluidos. Además de los trabajos mencionados, en este número se incluye el análisis de la hibridación natural entre teocintle y maíz en la Ciénega, Jalisco, en donde se aporta a la descripción y la explicación sobre la evolución de este proceso natural en una de las regiones de alta producción de grano. También se presenta un artículo sobre domesticación y distribución geográfica del aguacate en la época precolombina, y finalmente un trabajo sobre la agronomía y ambientes de la producción de la pera en la región central de Veracruz.

Artemio Cruz León Editor

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La obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi, patrimonio y legado Artemio Cruz León1 Marcelino Ramírez Castro2 Francisco Collazo-Reyes3 Xóchitl Flores Vargas4 Resumen El presente ensayo tiene como finalidad analizar la obra documental del maestro Efraím Hernández Xolocotzi (ehx), a partir del trabajo realizado para reunir, digitalizar y subir a la red el texto completo de esta obra, tarea que coincidió con la conmemoración del centenario de su natalicio en 2013, por parte de la Universidad Autónoma Chapingo. Se analizan 425 escritos que forman parte del acervo de esta institución y de otras, nacionales e internacionales, haciendo énfasis en la diversidad temática de su obra, el calendario de aparición, las líneas de investigación-docencia, los aportes de su trabajo a las etnociencias, la agronomía, la antropología y la biología y, finalmente, el legado a las nuevas generaciones. La investigación concluye con un estudio bibliométrico que establece las relaciones entre temáticas, autorías y procesos de construcción de la diversidad documental en la que incursionó ehx. Palabras clave: agronomía del siglo xx, educación agrícola, investigación agrícola, maíz, frijol, tecnología agrícola tradicional.

The written work of Efraím Hernández Xolocotzi: his heritage and legacy Abstract This paper aims to analyze the work of Efraím Hernández Xolocotzi (ehx). It is part of a project to collect, digitize and upload to the internet the full text of his work, a task which coincided with the celebration of the centenary of his birth in 2013, commemorated in Chapingo, Mexico with various activities. The four hundred and twenty-five documents included here are the heritage of this institution as well as other national and international bodies. The thematic diversity of his work, the dates of its appearance, research-teaching, the contributions of his work to ethno sciences, agronomy, anthropology and biology and finally,his legacy to new generations are emphasized. The study concludes with a bibliographic database to establish the relationships between subjects, co-authorship and textural processes in the documentary diversity that Dr. Efraím Hernández explored. Keywords: agronomy of the twentieth century, agricultural education, agricultural research, corn, beans, traditional agricultural technology.

1  Profesor de la Maestría en Desarrollo Rural Regional, Dirección de Centros Regionales Universitarios, Universidad Autónoma Chapingo. 2  Bibliotecario de la Universidad Autónoma Chapingo. 3  Cinvestav-Departamento de Física. 4   Investigadora del Programa Atlas de la Ciencia Mexicana. Conacyt.

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Artemio Cruz León, Marcelino Ramírez Castro, Francisco Collazo-Reyes y Xóchitl Flores Vargas

Introducción Efraím Hernández Xolocotzi fue un agrónomo mexicano cuya formación básica y profesional tuvo lugar en Estados Unidos, en los años treinta y cuarenta del siglo pasado. En 1938 inició en México un proceso de investigación científica y de formación de recursos humanos que abarcó medio siglo. Su legado es muy extenso y algunos de sus textos resultan paradigmáticos en diferentes campos del conocimiento, como las etnociencias, la agronomía, la antropología y la biología. Trabajó para el Banco de Crédito Rural, la Fundación Rockefeller, el Tecnológico de Monterrey y el Colegio de Postgraduados, pero la mayor parte de su vida profesional transcurrió en la Escuela Nacional de Agricultura, desde 1953 hasta 1978, año en que el Colegio de Postgraduados se separó de la ena y ésta se convirtió en la Universidad Autónoma Chapingo. El maestro Hernández X. permaneció en la uach que lo consideraba parte de su personal, no obstante su adscripción al Colegio. Su obra escrita, producida en su mayoría entre las décadas de los años cuarenta y hasta los noventa, se adelanta a su tiempo, cobra importancia en la formación de las nuevas generaciones y resulta fundamental en la investigación de las etnociencias y la agronomía, particularmente en temas de agricultura campesina, seguridad y soberanía alimentarias, agroecología, agroforesteria y en otros temas, como la lucha contra los transgénicos. El presente documento, que se aboca a reunir y ofrecer la obra de exh, es proyecto de un grupo de profesores para celebrar el centenario del natalicio del ilustre investigador, que tuvo lugar en 2013. Artemio Cruz asumió la coordinación de la compilación y digitalización de la obra escrita. La parte operativa estuvo a cargo de Marcelino Ramírez y el análisis bibliográfico fue realizado por Francisco Collazo y Xóchitl Flores. El objetivo fue sistematizar y analizar la obra de ehx, determinar su vigencia y sus aportes a los diferentes campos del conocimiento que fueron abordados en los procesos de investigación, enseñanza y divulgación. La obra de ehx se produjo en una época de grandes trasformaciones en el campo mexicano, la cual influyó en el enfoque y posicionamiento de nuestro autor a favor de los campesinos, en contra de una visión capitalista, hoy neoliberal, cada vez más lesiva Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  8

a este sector social. El valor de la obra xolocotziana, además de su calidad académica, radica en la defensa de la agricultura campesina tradicional cuyos argumentos hoy son referente obligado de las etnociencias, la agronomía y la agroecología. Conocedor del campo mexicano y de los campesinos, ehx fue capaz de proponer una alternativa a la implantación en México de la revolución verde –aquel intento de modernización de la agricultura promovido por el gobierno mexicano con ayuda de Estados Unidos después que la Revolución Mexicana repartió la tierra a los campesinos–, que intentaba convertir la agricultura nacional en un mercado de insumos que no beneficiaban a los campesinos sino a los comerciantes (lo mismo que sucede actualmente con los programas de gobierno, que privilegian las empresas de semillas, agroquímicos, plásticos, equipo y maquinaria, mientras los campesinos reconvertidos nunca ven los frutos de la «modernización» y la seguridad y soberanía alimentarias se hacen cada vez más endebles), a la cual antepuso la visión de la tecnología agrícola tradicional, que a la fecha resulta un abrevadero insustituible frente a los embates de los gobiernos neoliberales. Rescatar la obra de ehx es difícil dada la diversidad de los trabajos; lo extraordinario es propio de su personalidad y puede reconocerse en diferentes facetas de su quehacer, de su vida cotidiana y de la mitología xolocotziana que la gente que tuvo contacto con él ha construido. Mariaca (2001), Cruz (2011), Inzunza (2011), Ortega (2011), Márquez (2011) y Duch (2011) mencionan algunos ejemplos de estas facetas. Nuestro personaje debió llamarse Efraím Hernández Guzmán, hijo de Bibiana Guzmán, maestra de Amaxac de Guerrero, Tlaxcala, pueblo natal del maestro Xolo. Sin embargo, éste se las arregló para sustituir su segundo apellido por Xolocotzi, el cual tomó de su abuela, para que sus apellidos fueran igual a los de su padre, don Luis, campesino ligado a la tierra que a pesar de seguir los pasos migrantes de la familia regresó a restablecer sus lazos con “las raíces del hombre”, su parcela, como narra el mismo Hernández X. (1985). En los inicios de su vida escolar debió lidiar con el cambio de escuela y la migración. A los 10 años partió a Estados Unidos, no sin antes pasar de Tlaxcala a Puebla y luego al Distrito Federal. En su autobiogra-

La obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi, patrimonio y legado

fía dice que ya en Estados Unidos debió empezar la primaria, que concluyó en 1926 con una medalla de “excelencia en actividades cívicas”; se deduce que cursó este ciclo de ocho años en sólo tres. Realizó la secundaria en dos años y la preparatoria en cuatro, donde obtuvo las más altas calificaciones registradas en los 25 años de la institución. El maestro Hernández X. aspiraba cursar la carrera de ingeniería eléctrica, pero debió ingresar a la Escuela Práctica de Agricultura del Estado de Nueva York, en Farmingdale Island, donde recibió su diploma en dos años, conquistando un primer lugar en registros académicos. Para completar su formación ingresó a la Escuela de Agricultura de la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York, donde se dio el lujo, previa autorización del decano, de cursar más materias que las obligatorias, de tal manera que en tres años y medio había acumulado más créditos de los necesarios para graduarse. Su preparación formal concluyó con la Maestría en Artes con especialidad en Biología en la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts, en 1949. Fue un estudiante extraordinario pues cubrió en Estados Unidos desde la primaria hasta la licenciatura, además de un ciclo de escuela práctica, en 15 años. Después de terminar la carrera de ingeniero agrónomo, en 1938, regresó a México. Durante un año se empapó del ambiente social, ecológico y agrícola del país que en ese momento concretaba las aspiraciones de la revolución: el reparto de la tierra y la búsqueda de opciones productivas para los campesinos. En 1986, al recibir el reconocimiento como Botánico Económico Distinguido, otorgado por la Sociedad Botánica Económica en el New York Botanical Garden, ehx reconoció que la visita en 1932 a su ciudad natal «fue la experiencia que me hizo regresar a México, a pesar de las oportunidades de trabajo en los Estados Unidos». A partir de 1939 y hasta 1952 tuvo diferentes empleos, primero como ayudante de zona del Banco Nacional de Crédito Ejidal, adscrito a Villahermosa, Tabasco, que desempeñó hasta el fin del periodo cardenista acercándose al sistema de producción de roza-tumba y quema y a la agricultura tradicional. Posteriormente trabajó en los programas de higuerilla, de especies oleaginosas espontáneas y de impulso al uso de maquinaria agrícola, apoyados por la emba-

jada norteamericana. También realizó colectas etnobotánicas en el sur del país y en Cuba. Cursó estudios de especies forrajeras y ecológicos de la mosca prieta de los cítricos. Obtuvo la Maestría en Artes y durante tres años impartió clases en la Escuela de Agricultura del Tecnológico de Monterrey. En febrero de 1953 ingresó a la Escuela Nacional de Agricultura, por recomendación del ingeniero Marte R. Gómez, emitida desde 1947, cuando éste era Secretario de Agricultura. Debió esperar cinco años para que se jubilara el maestro de botánica Gabriel Itié Cantelué. Este fue el inicio de su carrera como docente en la ena, hasta su fallecimiento. Tuvo amplia influencia en los diferentes ámbitos de la vida institucional, como profesor, directivo y consejero universitario. ehx dejó como legado miles de muestras de variedades de maíz, frijol y otras especies en bancos de germoplasma del cimmyt, la uach y el inifap. Influyó en varias generaciones de agrónomos, biólogos y de otras disciplinas (Ortega, 2013). Su percepción de eventos y fenómenos tanto sociales como agronómicos, su férrea formación, su enorme curiosidad y tenacidad en la exploración y la educación, así como su fervor por el campesino mexicano fueron definidos por Garrison Wilkes con el término xolocotzia. Ortega y Duch han analizado sus aportes al estudio de la agronomía, la ecología, la agroecología y los agroecosistemas. El distinguido maestro fue miembro del Consejo Directivo en la ena, presidente la rama de botánica en la ena-cp, jefe de Zootecnia, asesor del Banco Regional Agrícola del Papaloapan, asesor de la Comisión Técnica Consultiva para la determinación de los coeficientes de agostadero, comisionado al cimmyt por parte de la Secretaría de Agricultura y Ganadería para la exploración botánica en Colombia, Ecuador y Perú; técnico en el Jardín Botánico de la unam, jefe de la preparatoria agrícola en la ena y profesor del Centro de Botánica del cp. Además fue miembro honorario de la Asociación Mexicana de Profesionistas Forestales, fundador de la Academia de Ciencias Forestales, consejero técnico del cies, explorador botánico de la oee en México, botánico del Laboratorio Entomológico de usda, encargado del Departamento de Botánica del itesm, ca-

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Artemio Cruz León, Marcelino Ramírez Castro, Francisco Collazo-Reyes y Xóchitl Flores Vargas

tedrático en la ena, el itesm y el Colpos; becario de la Fundación Rockefeller, asesor de la Comisión Forestal de Michoacán, consejero de la Comisión de Estudio Ecológico de las Dioscóreas del inia, encargado del Departamento de Bosques de la ena y asesor del Departamento de Forrajes del inia. ehx recibió el doctorado Honoris Causa en 1981 por el Colegio de Postgraduados y en 1984 por la Universidad Autónoma Chapingo; también obtuvo en 1981 la medalla Frank N. Meyer otorgada por la Crop Science Society; en 1986 fue distinguido como etnobotánico por la Society of Economic Botany. Formó parte y presidió algunas de las sociedades científicas como la Sociedad Botánica de México, Historia Natural, American Society of Botany, American Society of Plant Taxonomists, American Society of Rang Management, American Society of Horticulture, Latinoamericana de Fitotecnia, para el Estudio de la Biología Tropical, Asociación Pro-Flora Neotrópica, Colegio de Ingenieros Agrónomos, Sociedad Mexicana de Genética, Sociedad Mexicana de Fitogenética, Academia de la Investigación Científica, Academia Nacional de Ciencias Forestales y Sistema Nacional de Investigadores. Faustino Miranda Martínez denominó un género de plantas como Xolocotzia spp., además de existir varias especies que los botánicos han nombrado en su honor. El vivero forestal del Distrito Federal lleva su nombre, así como el Jardín Botánico de la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Herbario de la Universidad Autónoma Chapingo. Un busto de bronce con su efigie se levanta en la Calzada de los Agrónomos Ilustres en Chapingo y existen murales que lo inmortalizan allí mismo, en Aguascalientes y en otros lugares. El Centro de Botánica del Colegio de Postgraduados estableció el premio «Efraím Hernández Xolocotzi» y la Universidad Autónoma Chapingo bautizó así el premio a la investigación científica. Finalmente, el H. Consejo Universitario de la uach designó 2013 como el Año del Centenario del Natalicio del Efraím Hernández Xolocotzi y realizó varias actividades académicas para celebrarlo, a las que hay que sumar las realizadas por el Colegio de la Frontera Sur, la Universidad Autónoma Metropolitana, la presidencia municipal de Amaxac de Guerrero, Tlaxcala, la revista Etnobiología y la Revista de Geografía Agrícola.

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Metodología El presente trabajo intenta reunir la obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi, tomando como base el listado bibliográfico publicado en Xolocotzia (1985) y completado por Díaz y Cruz (1992). Ambos resultaron parciales ya que había un número importante de textos sin consignar, tarea que finalmente se completó con la ayuda de la Biblioteca Central de la uach en 2013. La segunda tarea consistió en digitalizar cada uno de los materiales. La depuración de la bibliografía resultó difícil debido a la existencia de documentos publicados en diferentes momentos y formatos. A los listados iniciales se sumaron las colaboraciones, fundamentalmente resúmenes, publicadas en Avances en la enseñanza y la investigación, edición anual del Colegio de Postgraduados. También se incluyeron las memorias de los congresos y eventos científicos, que resultan numerosos. De esta manera se obtuvo un listado definitivo, se consiguieron las obras en papel o en formato digital y se estableció el número de trabajos, que ascendió a 525, los que, después de la depuración y comparación, se redujeron a 425, los cuales se consideran la obra escrita de ehx. Cabe aclarar que hablamos de documentos localizados, puesto que hay otros a los que no nos fue permitido acceder por varias circunstancias, como los publicados por la oee que datan de 1946. En la depuración se tomaron algunas decisiones que pudieran modificar la cantidad de obras, por la repetición de algunas, como en los siguientes casos: La investigación científica y el desarrollo de tecnología relevante en América Latina, publicada en 1979, se presentó en la misma reunión del alca una versión impresa en la memoria del evento y otra como conferencia plenaria; ambas inician con el mismo texto, pero en su desarrollo hay diferencias, por lo que decidimos incluir los dos trabajos. Lo mismo ocurre con «Clasificación de hábito en Phaseolus vulgaris», la cual aparece publicada en 1979 y 1980 en la ya mencionada Avances en la enseñanza y la investigación, sin embargo se trata de dos trabajos que difieren en su contenido. Del trabajo titulado «Nuevos enfoques de la investigación en áreas agrícolas de ladera» incluimos el resumen y el texto completo publicado en el Seminario Internacional sobre Producción Agropecuaria y Forestal en Zonas de Ladera de América Tropical; el

La obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi, patrimonio y legado

primero aparece en la obra impresa como Seminario de tierra de ladera y el segundo como Agricultura de ladera en América tropical; estas diferencias de nombre provocan duda, pues pareciera que se trata de dos trabajos distintos. «Secuencia de estudios sobre sistemas de producción agrícola» se publica en el Seminario regional sobre agroecosistemas en 1978 y como folleto mecanografiado en 1980 con casi la misma información, sin embargo este último contiene una tabla de las regiones, por lo cual se incluyen los dos trabajos para su estudio. «La agricultura tradicional en México» se publica en Comercio exterior y en las Notas del curso de etnobotánica, sin embargo existen variantes en el contenido por lo que se incluyen ambos trabajos. En la bibliografía se encuentra «Perspectivas de la etnobotánica en México», publicado en 1990 por el Congreso Mexicano de Botánica y por el Laboratorio de Etnobotánica de la Escuela de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional. Estamos a la espera de conseguir los manuscritos originales o bien una fotocopia en mejor estado de Exploraciones etnobotánicas de Centro y Sudamérica (1968 y 1970) para proceder a su reproducción e incluirla en la sumatoria de páginas. A su vez, Experiencia mexicana en zonas áridas se incluye en los dos idiomas. En total se tienen 9 244 páginas, más las portadas. Se eliminaron versiones o reproducciones repetidas, tal es el caso de Xolocotzia (1985), donde se encuentran 52 trabajos, los cuales en un inicio se consideraron pero posteriormente fueron sustituidos por los documentos originales que se publicaron en diferentes fechas. También algunos materiales deteriorados se debieron repetir al encontrar copias mejor conservadas. Dado que los textos aparecieron bajo diferentes sellos editoriales, y por tanto están sujetos a derechos comerciales, se estudiará al final la posibilidad de ponerlos a disposición del público. Por último, se hizo un análisis bibliométrico para el cual se utilizó un archivo con 425 registros bibliográficos correspondientes a todos los trabajos de investigación escritos por ehx entre 1945 y 1995. En él se incluyen los campos bibliográficos tradicionales. De éstos utilizamos los títulos y el tema, asignado de acuerdo a una clasificación local de 10 categorías: 1) tecnologías agrícolas tradicionales, 2) milpa, 3) fríjol,

4) educación, 5) pastos, 6) etnobotánica, 7) botánica, 8) maíz, 9) recursos genéticos y 10) plantas medicinales, en las que se consideraron todos los tipos de trabajos: artículos, libros, capítulos, presentaciones en congresos y resúmenes. Desagregación y normalización de la información Se realizó un proceso de descomposición de las palabras contenidas en los 425 títulos. Cada una de las palabras permaneció asociada a uno de los diez temas de la clasificación utilizada. En la etapa de normalización se eliminaron todos los signos existentes entre las palabras de los títulos (interrogación, admiración, puntos, comas, acentos, paréntesis y comillas), eliminándose también palabras no relevantes como artículos, pronombres, preposiciones y las letras utilizadas de forma separadas. Las palabras compuestas o nombres propios se unieron formando una sola palabra y en algunos casos se utilizaron las abreviaturas convencionales de los nombres de algunas instituciones. Con las palabras normalizadas se desarrolló una matriz general de palabras únicas asociadas con su tema de clasificación y organizadas en forma alfabética. Cada palabra incluye el número de veces que se repite en los títulos analizados. Este número se utiliza, en el análisis de redes, como un vector que hace referencia al capital acumulado por cada palabra en el discurso de un autor. Desarrollo de redes bibliométricas Se desarrollaron redes de frecuencia de aparición y formación de relaciones entre palabras. Para ello se utilizaron un editor de texto, una hoja electrónica de cálculo, una base de datos y un programa para desarrollo de redes de palabras de títulos, disponible en línea (http://www.leydesdorff.net/). Dicho programa genera distintos archivos, uno de los cuales utiliza la matriz general de palabras ordenadas alfabéticamente con el número de frecuencias de aparición y cada palabra tiene asignado un número clave que se utiliza para establecer las relaciones entre ellas, mientras que otro archivo contiene la matriz de relaciones entre palabras. Ambos archivos se utilizan en el software Pajek (De Nooy, et al., 2005) que procesa los archivos y desarrolla la red de relaciones entre palabras. El número de frecuencias de aparición de las palabras se utiliza como una segunda matriz. Esta Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  11

Artemio Cruz León, Marcelino Ramírez Castro, Francisco Collazo-Reyes y Xóchitl Flores Vargas

matriz permite asignarle valores a los nodos que se utilizan para representar procesos de diferenciación de las palabras en el discurso científico, de acuerdo con el número de frecuencias de aparición. La clasificación temática se utiliza para agrupar las palabras bajo el concepto de clúster temáticos que se distinguen en la red por colores.

Análisis de las redes bibliométricas Una forma de estudiar el discurso de un autor es a través del análisis de sus textos utilizando los contenidos completos o parte de los mismos. En este caso se emplearon las palabras utilizadas por el autor en los títulos, como representativas de los contenidos de los textos. Identificamos la conformación de relaciones y estructuras entre las palabras utilizadas por el autor en sus investigaciones. Para ello utilizamos las redes bibliométricas (Vélez, 2010) de palabras analizadas de acuerdo con los siguientes indicadores: frecuencia de aparición, número de relaciones, co-ocurrencia de palabras y la formación de estructuras entre palabras. Esta metodología considera las palabras como nodos que interactúan y se diferencian en una red de relaciones. La frecuencia de aparición se interpreta como un capital acumulable. Este sirve para distinguir el rol de los nodos según el tamaño alcanzado en el tiempo. La formación y acumulación de relaciones entre nodos, en el tiempo, permite identificar el núcleo de palabras que desarrollan roles de centralidad en la formación de las relaciones entre los nodos de las redes. La co-

ocurrencia de palabras incide en la densidad de las relaciones y distingue la formación de estructuras entre palabras. A través de estos indicadores de frecuencia de uso y densidad de relaciones, las palabras se significan, en periodos determinados del discurso, como parte de grupos de palabras que juegan roles centrales, intermedios o periféricos en las redes. El núcleo de palabras centrales se interpreta como los elementos estructurantes de un discurso y la formación de las estructuras con mayor densidad de relaciones, como una aproximación a la conformación de los enunciados del discurso.

Resultados Una de las características de la obra escrita de EHX es la diversidad en la temática, la presentación, los enfoques y los aportes. Se puede empezar por dilucidar el número y aquí se tiene que uno de los aspectos sobresalientes es la gran cantidad de trabajos, 425 en total, cantidad que puede elevarse en caso de localizar otros. Esta producción abarca un periodo de 50 años (1945-1995), ya que durante los cuatro años posteriores a su muerte, en 1991, se publicaron algunos trabajos donde se incluyen los dos tomos de La milpa en Yucatán que resultan los más numerosos post mortem. En términos generales la obra contabiliza un total de 9 244 páginas, sin contar preliminares ni portadas; esta cantidad no incluye la conversión a cuartillas, ya que son unidades diferentes dependiendo de la publicación original en que aparecieron.

Figura 1. Diagrama que muestra el número de trabajos por año publicados por EHX.

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La obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi, patrimonio y legado

Si dividimos el total de obras entre los años de su aparición tenemos que ehx escribió en promedio 8.5 por año, 184.88 páginas en ese lapso, es decir, media página al día. Estas cantidades varían a lo largo de los años, como se puede observar en el figura 1: de 1945 a 1971 las cantidades oscilan entre 1 y 13 trabajos, en tanto que a partir de 1972 y hasta 1991 hay una tendencia a incrementar que va de tres hasta 33 por año. En cuanto al tipo de publicación se pueden agrupar en tres categorías, la primera corresponde a artículos en revistas o publicaciones seriadas donde se incluyen 195 trabajos que se dividen en 51 resúmenes y 143 artículos en extenso en revistas especializadas, además de un boletín que editó durante varios años, Agroecosistemas: boletín informativo. En la segunda categoría se agrupan las monografías que cubren un tema en específico, y en la que se incluyen libros, folletos, apuntes de clase y otros; aquí se consideran 82 trabajos de los cuales 25 son monográficos completos, entre estos se tiene el único libro que se distingue como tal, Biología agrícola: los conocimientos biológicos y su aplicación en la agricultura; además de 56 capítulos de libros. Por último, la tercera categoría abarca las participaciones en congresos, que suman 148, donde se tiene una compilación de un congreso y 147 participaciones en ellos; 60 son trabajos completos y los 87 restantes son únicamente resúmenes de la participación (figura 2).

Ortega (2011, 2013) se refiere a la capacidad de Xolo para formar alumnos, preferentemente de posgrado, entre ellos 17 generaciones de Chapingo, dos del itesm, 32 del Colegio de Postgraduados y 30 especialistas a quienes dirigió su tesis. Indicador de autoría A partir de la información bibliografíca deducimos la cantidad de autores que participaron con ehx en la escritura de los diferentes trabajos. De los 425 documentos de su acervo, sólo firma 149 como autor único, lo que representa apenas el 35.05%, en los restantes es coautor. Esto habla de su capacidad o necesidad de formar equipos, principalmente con sus estudiantes avanzados, lo que es parte de su quehacer profesional: la formación de jóvenes para procesos de investigación y enseñanza. Entre sus obras suscritas como único autor, aparece en tres como coordinador y en una como editor. En el cuadro 1 se registra el número y nombres de los autores con mayor cantidad de trabajos. Los restantes 271 fueron en coautoría, que suman 152 con diferentes colaboradores; hay que señalar que 61 coautores escribieron sólo un trabajo, 28 dos y 21 tres (figura 3). De este selecto grupo es posible separar a los investigadores María Luisa Ortega, Mark Engelman y Josué Kohashi, quienes fueron colegas de ehx, en el

Figura 2. Cantidades por tipo de publicación.

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Cuadro 1. Autores y coautores con ehx con mayor producción documental. No. Autor Trabajos 1 Hernández Xolocotzi, Efraím 425 2 Arias Reyes, Luis Manuel 27 3 Ortega Delgado, Ma. Luisa 21 4 Solano Solano, Carlos Bernardo 20 5 Parra Vázquez, Manuel Roberto 19 6 Inzunza Mascareño, Fausto R 18 7 Engleman, Emil Mark 16 8 Pool Novelo, Luciano 15 9 Levy Tacher, Samuel 13 10 Kohashi Shibata, Josué 12 11 Ramos Rodríguez, Alberto 11 12 Estrada Lugo, Erick 10

Colegio de Postgraduados y trabajaron en el tema de frijol; el resto de autores frecuentes, salvo Erick Estrada que fue su estudiante de maestría y trabajó sobre una planta medicinal, son colaboradores en el programa de tecnología agrícola tradicional, que posteriormente se convirtió en el programa Dinámica de la milpa, con operación en Yucatán. En este último, del listado anterior, participaron Luis Arias, Luciano Pool y Samuel Levy Tacher, todos ellos estudiantes de licenciatura o maestría bajo la dirección de ehx. Entre los materiales más elaborados y de mayor difusión se encuentran los que aparecieron en boletines. En esta categoría suman 195 trabajos (ver figura 4), de los cuales los más numerosos son 82 resúmenes publicados en Avances en la enseñanza y la investigación; seguidas de 18 trabajos del boletín Agroecosistemas. Estos dos grupos, por su carácter y corta extensión, pudieran ser los de menor elaboración y suman 100 en total, más los 22 de Agrociencia del cp; este último y los restantes son los trabajos mejor elaborados y de mayor impacto. Si partimos de esta consideración, los 95 trabajos incluidos como de mayor divulgación, únicamente representan 22% del total de la obra de nuestro personaje. Sin embargo, parece que las obras en que participó y que pudieran tener mayor impacto corresponden a títulos como Los tipos de vegetación de México, Razas de maíz de México, La exploración etnobotánica y su metodología, Agroecosistemas de

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México y Graneros de maíz en México, entre otros, los cuales son libros o folletos. Por otro lado, llama la atención que a pesar de que ehx hablaba y escribía, –y según Juan Pablo de Pina también pensaba– en inglés, que su formación escolar básica, profesional y posgrado los realizó en Estados Unidos y que mantenía relaciones profesionales con colegas del vecino país del Norte, son pocos los trabajos escritos en este idioma, únicamente 18, que representan 4.2% del total de la obra escrita, los cuales son principalmente artículos en revistas periódicas. De estos trabajos, más de 60% los escribió como autor único. Los títulos principales incluyen: «A unique vegetational área in Tamaulipas», «Distribution patterns of some mexican grasses», «Key to the artificial groups», «Grassland and livestock regions of Mexico», «Types of vegetation in Mexico: pacific coast», «Mexican experience» [in: Arid land in transition], «Genetic resources of primitive varieties of Mesoamerica», «Plant introduction and germplasm of Phaseolus vulgaris and other food legumes», «Yield potential and stratified growth analysis of an indeterminate climbing pole bean Phaseolus vulgaris in Mexico», «Maize and man in the greater southwest», «Experiences leading to a greater emphasis on man in ethnobotanical studies», «Experiences in the collection of maize germplasm», «Gap regeneration caused by selective logging on a rainforest in Quintana Roo» y «Aspects of plant domestication in Mexico». Los faltantes son sólo resúmenes.

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Figura 3.

Autores, coautores que participaron en la escritura junto con EHX y número de trabajos con los colaboradores más frecuentes.

Figura 4. Publicaciones periódicas y número de trabajos incluidos de EHX y colaboradores.

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Participación en congresos y reuniones científicas La participación en congresos y reuniones es un indicador importante de la discusión y difusión de las actividades de investigación y de las nuevas ideas. Nuestro autor analizado tiene 148 presentaciones de trabajos con respaldo del documento impreso, esto nos da un promedio anual cercano a tres por año en 49 reuniones. Destacan sus participaciones en el Congreso Mexicano de Botánica donde tuvo 55, el 37% del total en congresos. En eventos científicos se presentó 55 veces en el Congreso Mexicano de Botánica, nueve en el Congreso Nacional de Fitogenética, nueve en la Reunión Latinoamericana de Fitotecnia, ocho en la Reunión de la Asociación Latinoamericana de Ciencias Agrícolas, seis en el Congreso Latinoamericano de Botánica; cuatro en la Reunión Interamericana de Fitogenetistas, Fitopatólogos Entomólogos y Edafólogos; cuatro en el Seminario Regional sobre Agroecosistemas con énfasis en el Estudio de Tecnología Agrícola Tradicional, 10 en el Simposio Internacional sobre Dioscóreas, tres en el Seminario sobre Producción Agrícola en Yucatán, tres en el Simposio de Investigación Agrícola en México, dos en el Congreso Nacional de la Ciencia del Suelo, dos en el Seminario Internacional sobre Producción Agropecuaria y Forestal en Zonas de Ladera de América Tropical y dos en el Simposio de Etnobotánica. Hay otros 36 congresos y reuniones donde únicamente presentó un trabajo.

La diversidad temática La obra en su conjunto abarca muchos temas; con la finalidad de tener una visión panorámica del periodo de 50 años en que publicó, se les agrupó temáticamente en 11 campos de conocimiento, de los cuales 10 corresponden a temáticas definidas y en uno se incluyen los que resultan totalmente atípicos. Este criterio parte de la hipótesis de que la evolución temática de la visión xolocotziana recorre un camino que va de lo simple a lo complejo; del abordaje por especialidad desde la botánica, que se distingue como una de sus preferidas, a un proceso de integración progresiva de elementos ambientales, sociales, económicos y culturales hasta llegar a una propuesta propia desde la agronomía que busca el desarrollo de las comunidades campesinas. Es decir, inicia con los estudios botánicos, incluye los pastizales, camina hacia la geobotánica, asimila los recursos genéticos o plasma germinal –como el maestro Xolo le denominaba– para aterrizar en la etnobotánica. De ésta se pasa al estudio de la tecnología agrícola tradicional para terminar con la dinámica de la milpa en Yucatán donde, desde una perspectiva agronómica, se buscan las respuestas para seguir con la milpa como sustento, es decir, se busca el desarrollo para las comunidades milperas, con el fin de que los resultados sean utilizados en la investigación, docencia y desarrollo de las comunidades campesinas de México.

Cuadro 2. Campos temáticos abordados por ehx y número de trabajos totales correspondiente a cada uno de ellos No. Campo temático Número de trabajos 1 Tecnología Agrícola Tradicional 84 2 Milpa 68 3 Fríjol 52 4 Educación 42 5 Pastos 40 6 Botánica 38 7 Etnobotánica 38 8

Maíz

23

9 10 11

Recursos Genéticos Plantas Medicinales Otros Total

22 11 7 425

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Figura 5. Obras de ehx publicadas de 1945 a 1954, en cada uno de los temas.

Figura 6. Número de obras de ehx publicadas de 1955 a 1964 en cada una de las diferentes temáticas.

Para comprender y establecer con claridad el momento de aparición de las obras se han elaborado cinco gráficas que abarcan 10 años cada una, donde se muestran las variables de producción en cada uno de los campos. De 1945 a 1954 aparece un total de 25 publicaciones, de las cuales 13 son de botánica, cuatro de maíz, cuatro de educación, dos de frijol y dos de tecnología agrícola tradicional. En este periodo se publican tres de las obras más importantes: Razas de maíz en México: su origen, características y distribución, Maize granaries in Mexico y Las zonas agrícolas de México. El primer trabajo publicado fue «Distribución de la Nyssa sylvatica Marsh en México»5 y como se puede apreciar en la figura 5, más de 50% de todos sus tra5  Sharp, A. J. y E. Hernández X. 1945. Boletín Biológico. Órgano de los laboratorios de la Universidad de Puebla, núms. 11-12 y 13-15),

bajos, publicados en los primeros 10 años, pertenecen a Botánica, la cual continúa trabajando durante las tres décadas siguientes, hasta 1982 abarcan sus publicaciones en esta área. La obra más importante de este campo fue Los tipos de vegetación de México y su clasificación, escrita con Faustino Miranda, que vio la luz en 1963. Entre 1955 y 1964 ehx eleva su producción a 50 trabajos. Establecido como profesor en la Escuela Nacional de Agricultura y con la creación en 1959 del Colegio de Postgraduados, tiende a producir materiales educativos. El tema de los pastos se aborda en la mayor cantidad de trabajos, un total de 26, 52% de la producción en ese lapso, y 65% del total de la temática considerando toda la producción en este campo. Siguen en orden de importancia los de educación (11),

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botánica (6), recursos genéticos (3), frijol (2), otros (2) y tecnología agrícola tradicional (1). Es relevante su aporte al conocimiento y difusión de las zonas agrostológicas de México, la colecta de los pastos, las claves de identificación y el papel jugado en la comisión para establecer el índice de agostadero mediante el cual se regula la carga animal de las zonas biogeográficas. En cuanto a los trabajos educativos de este periodo, aparecen los de su cátedra en la Escuela Nacional de Agricultura: «Apuntes para una clase de botánica económica» (1954), «Apuntes de geobotánica. Sección bióticos, tipos de vegetación» (1959), «Ecología vegetal: Apuntes del curso intensivo para postgraduados» (1959), «Apuntes de agrostología» (1963), «Curso de agrostología» (1963) y «Botánica forestal» (1964) (figura 6). Entre los trabajos importantes del periodo se encuentran: «La agricultura», publicada como capítulo de libro de Enrique Beltrán (1959), Los recursos naturales del sureste y su aprovechamiento; los de agrostologia, que incluyen estudios ecológicos, botánicos y de potencial de los pastos; los de aspectos de regionalización de las zonas agrostológicas, y los apuntes de clase. Con respecto al periodo de 1965 a 1974, se publican 76 trabajos en los campos de: etnobotánica (15), maíz (14), botánica (11), frijol (11), pastos (10), educación (6), tecnología agrícola tradicional (3) y recursos genéticos (2). Aquí se gesta el concepto de etnobotánica, con títulos como: La exploración etnobotánica y su metodología (1970), Exploración etnobotánica en maíz (1972); con estudios de las dioscóreas tropi-

cales, de las razas de maíz en el noroeste de México, del frijol y de los pastos. En este periodo trabaja en la domesticación y diversidad del maíz, inicia tareas de tecnología agrícola tradicional y forma recursos humanos valiosos como José Sarukhán K., Ángel Ramos S., Alberto Ramos, Rafael Ortega P., Miguel Ángel Martínez A. (+), Fiacro Martínez M. y J. M. Fernández B., entre otros. El periodo de 1975 a 1984 fue el más productivo de la vida profesional de ehx. El prestigio académico acumulado, la capacidad de trabajo y las posibilidades de acceder a los recursos le permitieron concretar varios planes, entre ellos el seminario sobre la investigación de agroecosistemas y el proyecto de tecnología agrícola tradicional y de dinámica de la milpa en Yucatán. Además, intensificó los trabajos en frijol, etnobotánica, plantas medicinales, educación y recursos genéticos. Los trabajos en cada una de las áreas son numerosos: tecnología agrícola tradicional 58, frijol 33, milpa 23, educación 15, etnobotánica 11, recursos genéticos 9, botánica 7, maíz 6, plantas medicinales 6 y pastos 4. La cercanía entre tecnología agrícola tradicional y milpa son el fundamento del reconocimiento de los saberes y la tecnología generada por las comunidades campesinas. En el caso de la milpa se buscan alternativas para la producción en las comunidades campesinas, así como tecnologías que permitan continuarla. Este concepto es lo central del planteamiento frente a la revolución verde, y no surge de la puesta en marcha de estos dos proyectos, sino que se construye durante toda una vida académica –como

Figura 7. Número de obras de ehx publicadas de 1965 a 1974 en cada una de las diferentes temáticas.

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lo asienta Hernández (1985)– para operar proyectos que buscan aterrizar propuestas y encontrar respuestas a las interrogantes planteadas. Es por ello que este periodo, el de mayor producción de trabajos escritos –más de 150 en 10 años– es también la cúspide de la visión xolocotziana, cuando fue posible la experimentación y puesta en marcha de proyectos novedosos por sus planteamientos y se lograron aportes significativos, en los niveles académica y de producción. También se avanzó en la parte conceptual y metodológica: se definió y empleó el concepto de agroecosistema, con lo cual se arribó a una visión integral de los estudios de la agricultura. Además se definió la tecnología agrícola tradicional y con ello las correspondientes propuestas metodológicas: Metodología para el estudio de agroecosistemas con persistencia de tecnología agrícola tradicional,

la Metodología general para el estudio de las plantas medicinales, investigación de huarache y desarrollo de una metodología para el estudio de sistemas de producción pecuaria con persistencia de tecnología tradicional. El último periodo comprende los años de 1985 a 1995. A pesar de que el maestro falleció el 21 de febrero de 1991, siguieron apareciendo trabajos escritos con algún colaborador. En general disminuyó la productividad, pero aun así hubo más de 100 trabajos de todas las categorías, salvo en las de botánica y pastos. Cabe mencionar que la productividad de 1995 se remite a la publicación, posterior al fallecimiento de ehx en dos tomos, de Dinámica de la milpa en Yucatán, por lo que parecen inflados los números. Aquí dominan los trabajos de dinámica de la milpa y tecnología agrícola tradicional, lo cual hemos conside-

Figura . Número de obras de ehx publicadas de 1975 a 194 en cada una de las diferentes temáticas.

Figura 9. Número de obras de ehx publicadas de 195 a 1995 en cada una de las diferentes temáticas.

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rado como continuidad de los planteamientos que permitieron la generación de conocimientos sobre el funcionamiento de la milpa y propuestas de alternativas a la producción. Estudio bibliométrico Red general de frecuencia de aparición de palabras La figura 10 muestra una red de relaciones entre palabras referentes al discurso de Efraím Hernández Xolocotzi. Están organizadas de mayor a menor frecuencia de aparición, en cinco estratos: i) Las que acumularon mayor capital y ofrecen un primer nivel de distinción del discurso, con 50 o más frecuencias cada una; las palabras México y Yucatán dan cuenta de una primera preocupación del autor por contextualizar las investigaciones; la palabra agrícola se refiere al tema general de investigación y a los aspectos de su producción como una preocupación de primer orden en la orientación de los resultados. ii) El segundo estrato, de 20 a 40 frecuencias, incluye palabras como estudio, investigación y análisis, que

hacen referencia a los principales tipos de investigación desarrollada: palabras referentes a las temáticas generales de estudio como agricultura y temas específicos como etnobotánica, así como otros aspectos relacionados con éstas, como son técnica de cultivo, roza-tumba-quema, productos agrícolas como maíz, lugares específicos de cultivo como Yaxcaba, y la palabra tradicional que se refiere al tipo de tecnología utilizada en la agricultura. iii) El tercer estrato, de 11 a 19 frecuencias, incluye en general palabras relacionadas con productos vegetales, procesos de cultivo, y tecnologías de desarrollo. iv) El cuarto estrato, de 5 a 10 frecuencias, muestra un discurso más diversificado de términos, aunque se conserva el patrón del discurso de los primeros estratos basado en cuatro tipos de palabras relacionadas con los siguientes aspectos: nombres de los lugares y sitios sedes de las investigaciones; temáticas de investigación, generales y específicas; nombres referentes a los tipos de investigación; y otras palabras relacionadas con aspectos relativos a las plantas, el cultivo y la enseñanza.

Figura 10. Red bibliométrica general de frecuencia de aparación de palabras.

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Redes bibliométricas por tema La figura 11 presenta la red de palabras del tema más desarrollado tat. Las palabras agrícola, producción, tradicional, tecnología, agricultura, México y proceso conforman el núcleo principal de palabras del discurso sobre el tema. Acumulan el mayor capital de frecuencias, centralidad y densidad de relaciones. Destaca esta última y la formación de triadas entre las palabras centrales. Por ejemplo, tecnología-agrícolatradicional, producción-agrícola-tradicional, procesoproducción-agrícola. Otros términos como agroecosistema, estudio, desarrollo, Oaxaca, agricultura, maíz, investigación, sistema, Bajío, Guanajuato y sistemas, ocupan una posición intermedia en la red. Existen otras palabras con distintos niveles de frecuencia de uso que permiten caracterizar el discurso del tema. Presenta una geografía de los lugares y sitios de las investigaciones: nombres de estados, municipios, poblaciones, regiones, montañas, valles y ejidos. Las palabras relacionadas con el ámbito de la enseñanza y el tipo de investigación se ubican en la periferia de la red: educativas, enseñanza, divulgación, programa, tesis, colegio, postgraduados, investigación, estudios, boletín, informativo, capacitación, reflexiones, métodos, metodología, aprovechamiento, etc.

La red de recursos genéticos (figura 12) al igual que las redes de los temas de botánica, educación (figuras 13.1 y 13.2) y pastizales (figura 14.1) presentan la formación de discursos temáticos con poca producción de textos. La frecuencia de aparición de palabras y la formación de relaciones está centralizada de manera importante en una misma palabra, México. Las palabras referentes a las temáticas de las redes: recursos genéticos, vegetación, botánica, enseñanza, investigación, zacates y pastizales acumulan pocos elementos de distinción y relaciones de estructuras; aparecen formando pequeñas subredes en lugares periféricos de cada una de las redes. En términos generales, estas redes presentan escasez de eventos de co-ocurrencia entre palabras. Este aspecto limitó la construcción de estructuras distintivas del discurso de los temas, más allá de la palabra México. La estructura de palabras del tema plantas medicinales (figura 14.2) presenta un patrón distinto a las demás redes. Es el tema con menor cantidad de textos, no incluye la palabra México, presenta una frecuencia de usos distribuido en una docena de palabras: estudios, biliares, cálculos, medicinal, curación, yerba, y prevención.No existe una acumulación de distinción importante entre estas palabras. Este es

Figura 11. Red bibliométrica de frecuencia de palabras. Tecnología agrícola tradicional (tat).

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Figura 12. Red bibliométrica de frecuencia de aparición de palabras, recursos genéticos.

Figura 13.1 . Red bibliométrica de frecuencia de aparición de palabras. Botánica.

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Figura 13.2 . Red bibliométrica de frecuencia de aparición de palabras. Educación.

Figura 14.1 . Red bibliométrica de frecuencia de aparición de palabras. Pastizales.

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Figura 14.2 . Red bibliométrica de frecuencia de aparición de palabras. Plantas medicinales.

un signo de un discurso en formación en el cual no abundó de manera preferente el autor La red de relaciones entre palabras (figura 15.2), correspondientes al tema de la milpa, muestra la construcción de un discurso fuertemente cohesionado. La frecuencia de uso, el establecimiento de relaciones y los eventos de co-ocurrencia entre palabras dieron lugar a la conformación de una estructura central de palabras, constituida como componentes de un código de estructuración del discurso. Destacan, en primer lugar, palabras referentes al contexto geográfico de la investigación: Yaxcabá, México y de manera muy significativa Yucatán. En segundo lugar un término referente a una técnica de cultivo, roza-tumba-quema. Con un nivel de distinción similar aparecen otros términos: sistema, producción, milpa y agrícola. También se mencionan conceptos propios de tema: cultivo, maicera, maíz, especies, forestal, vegetación, agricultura; así como palabras referentes al contenido y tipos de investigación: estudio, experimental, experimento, dinámica, tradicional, Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  24

análisis, rendimiento, estadísticos. El término Yucatán presenta los niveles más altos de repetición y co-ocurrencia con los términos ya mencionados, formando parte de los componentes más consistentes en la formación de enunciados simbólicos del discurso sobre la milpa: sistema-producción-rozatumbaquema-Yucatán;milpa-tradicional-Yucatán-rozatumbaquema; sistema-producción-agrícola-Yucatán; producción-agrícola-Yucatán; milpa-Yucatán-México; milpa-tradicional-Yucatán. El caso de la red 15.1 (figura 15), sobre el tema del maíz, presenta una estructura de relaciones entre palabras claramente conformada en torno a dos palabras: maíz y México. De las co-ocurrencias de palabras más consistentes se pueden identificar las estructuras más representativas del discurso: maíz-razas-México; maíz-Chiapas-México; estudios-dinámica-maízMéxico; maíz-genética-México. A la red sobre etnobotánica (figura 16.1), la distinguen tres palabras centrales: etnobotánica, México y exploración, así como la formación de pequeñas

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Figura 15.1 . Redes bibliométricas de frecuencia de aparición de palabras. Milpa.

Figura 15.2. Redes bibliométricas de frecuencia de aparición de palabras: maíz.

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Figura 16.1. Redes bibliométricas de frecuencia de aparición de palabras. Etnobotánica.

subredes periféricas conectadas a la red principal a través de las siguientes palabras: maíz, plantas, domesticación, utilización, estudio. Las estructuras de palabras más consistentes de este discurso están conformadas de la siguiente manera: exploraciónetnobotánica-México; exploración-etnobotánicamaíz; etnobotánica-plantas-México. El tema del frijol (figura 16.2) presenta una red cohesionada en torno a las siguientes palabras: México, phaseolus, phaseolusCoccineusL, phaseolusVulgarisL, complejo, frijol, análisis, químico, principalmente. Estas palabras han acumulado la mayor distinción y relaciones de co-ocurrencia que dan cuenta de la conformación de tres estructuras más significativas del discurso en el tema: 1) PhaseolusCoccineusL-complejo-México; 2) análisis-químicocomplejo-phaseolusCoccineusL-México; y 3) análisis-químico-complejo-phaseolusVulgarisL-México. Asimismo otras estructuras con componentes que conforman enunciados importantes: análisis-frijolrendimiento; análisis frijol-crecimiento; análisis Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  26

frijol-variedades; análisis-phaseolus-cultivados; y phaseolusVulgarisL-estudio-genotipos. Herencia, legado y patrimonio La situación del campo mexicano ha empeorado en los últimos 40 años, particularmente la agricultura campesina, a la que el gobierno mexicano ha prácticamente abandonado. Con una visión modernizante y mediante la imposición de políticas públicas quieren hacer de una actividad productora de bienes de consumo con aportes importantes en la seguridad alimentaria, la conservación de recursos y la economía interna, una actividad productora de mercancías para la venta, preferentemente para un mercado de exportación, donde hay que competir en condiciones de producción y comercialización totalmente desfavorables. A pesar de esta situación, la agricultura campesina, aquella que usa la tecnología agrícola tradicional, a la que ehx dedicó su vida y a la que hizo grandes aportaciones, sobrevive, resiste y cada día encuentra formas nuevas de enfrentar la adversidad

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Figura 16.2. Redes bibliométricas de frecuencia de aparición de palabras. Frijol.

que se manifiesta en el clima, el rezago, el abandono y la migración de la fuerza de trabajo más joven. A lo anterior se suman hoy formas neoporfiristas de despojo de los recursos naturales y la tierra: megaproyectos que las autoridades han concesionado a los grandes capitales extranjeros para operar parques eólicos, complejos turísticos, carreteras, minas, presas y el agua, que las comunidades campesinas han poseído por siglos y que ahora se les arrebata por encima de sus derechos consuetudinarios. Esta es la razón del llamado a los académicos, a los políticos honestos y a la sociedad civil, a continuar el camino en la búsqueda de alternativas para la producción campesina que iniciara Efraím Hernández Xolocotzi. La obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi, detallada en páginas anteriores, además de la ac-

titud, la valentía, la calidad moral y la honestidad puestas en cada comisión y proyecto emprendido conforman su legado para las generaciones presente y futura. Es un reto continuar dicha obra en las condiciones de confort, burocracia y corrupción que imperan actualmente; superarlas y situarse del lado del campesino a través de nuestra propia actividad es la forma de rendir homenaje a quien dedicó su vida a esa misión. Conclusiones La obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi resulta monumental por su elevado número, temáticas abordadas y aportes a los diferentes campos en que incursionó. Sus trabajos sentaron las bases de campos de estudio de la botánica, el frijol, la tecnología Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  27

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agrícola tradicional, el maíz, los pastos, los recursos genéticos de plantas, la educación, la etnobotánica, las plantas medicinales y la milpa. Sus textos son un referente obligado de las etnociencias, la antropología, la agronomía y la botánica. Su enfoque se sitúa en el contexto nacionalista de la ciencia mexicana. Es posible apreciar la profundidad, integración y complejidad de los procesos de investigación que emprendió ehx. Estos parten de sus estudios botánicos, luego integra elementos ambientales que dan pie a otros de geobotánica y de regionalización desde varios puntos de vista. Se integra al hombre, pero especialmente al campesino, para dar paso a la etnobotánica, a estudios de los recursos genéticos; avanza hacia la concepción de la tecnología agrícola tradicional y aterriza en la búsqueda de opciones productivas con el proyecto Dinámica de la milpa en Yucatán, que opone alternativas tecnológicas a la visión modernizante y a la revolución verde. Con este proyecto impulsa el desarrollo de las comunidades milperas en particular y la opción campesina en general. De acuerdo al análisis bibliométrico, la diversidad temática abordada tiene diferentes niveles de construcción del campo de conocimiento. Se reconoce que es directamente proporcional al número total de obras publicadas, es decir, a mayor número de obras mayor desarrollo del discurso del campo. Por ello, corresponde a la tecnología agrícola tradicional, la milpa y el frijol el mayor desarrollo, y menor al resto de campos, a pesar de obras fundamentales de la etnobotánica, la botánica y el maíz. Bibliografía Aráujo R., J. A. y J.R. (2002). Informetría, bibliometría y cienciometría: aspectos teórico-prácticos. Revista Cubana de Información en Ciencias de la Salud, antes ACIMED, 10(4). Consultado en línea el 29 de abril de 2014: http://eprints.rclis.org/5000/1/ aci040402.pdf Casas, E. y G. Martínez (1984). «Doctor Efraím Hernández Xolocotzi». En: Casas D., E. (ed.) Las ciencias agrícolas y sus protagonistas, vol. 1, 205-240. Collazo, R., F.; M. E. Luna M., y E. Luna M. (2012). «Aproximación a las formas de organización de la producción científica a través de redes de coautoría». Avance y Perspectiva, 4(4), 1–12, Consultado en

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línea 20 de abril de 2014: http://avanceyperspectiva.cinvestav.mx/1866/aproximacion–a–las–formas–de–organizacion–de–la–produccion–cientifica–a–traves–de–redes–de–coautoria (febrero, 2012) Cruz L., A. 2011. «Imagen de Efraím Hernández Xolocotzi». En: Efraím Hernández Xolocotzi a 20 años. Aquí Centros Regionales, pp. 11-14. De Pina G., J.P. (1991). «Efraím Hernández Xolocotzi: in memoriam». Revista de Geografía Agrícola, núms. 13-14, 5-6. De Pina G., J.P. (2011). «Semblanza». En: Efraím Hernández Xolocotzi a 20 años. Aquí Centros Regionales, p. 4. Duch G., J. (2011). «La perspectiva geográfica en el pensamiento xolocotziano». En: Efraím Hernández Xolocotzi a 20 años. Aquí Centros Regionales, pp. 27-30. Duch G., J. (2009). La importancia del pensamiento del maestro Efraím Hernández Xolocotzi para la agroecología. Jornada nacional Agroecología desde la perspectiva de los discípulos de Efraím Hernández Xolocotzi. Universidad Autónoma Chapingo. Texcoco, México. Escalante R., E.; E. Estrada L. e I. Méndez R. (1983). «Homenaje al maestro Efraím Hernández Xolocotzi: en sus treinta años de docencia». Chapingo 8 (42), 7-9. Hernández X., E. (1987). Curriculum vitae. Documento interno no publicado. Hernández X., E. 1985. «Autobiografía». En: Xolocotzia. Obras de Efraím Hernández Xolocotzi. Revista de Geografía Agrícola, pp 15-23. Jiménez C., Evaristo (2000). «Los métodos bibliométricos: estado de la cuestión y aplicaciones». Primer Congreso Universitario de Ciencias de la Documentación Los métodos bibliométricos. Estado de la cuestión y aplicaciones: V. 10. Cuadernos de Documentación multimedia (pp. 757-761). Consultado en línea 29 de abril de 2014 http:// pendientedemigracion.ucm.es/info/multidoc/ multidoc/revista/num10/index.htm Larqué S., A. (2011, 27 de abril). «In memoriam Efraím Hernández, Xolo, un notable botánico mexicano». La Crónica de hoy. Consultado en línea 24 de abril de 2014: http://www.cronica.com.mx/notas/2011/574977.html Mariaca M., R. (2001). «La obra del maestro Efraím Her-

La obra escrita de Efraím Hernández Xolocotzi, patrimonio y legado

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Vida y aportes del maestro Efraím Hernández Xolocotzi Rafael Ortega Paczka1 Resumen Se presenta una semblanza de la vida y obra del agrónomo mexicano Efraím Hernández Xolocotzi (1913-1991), eminente profesor e investigador que nació en un pueblo del estado de Tlaxcala, México. A los diez años emigró a Estados Unidos, donde no obstante ser pobre recibió una educación esmerada. De 1938 a 1944 realizó diversos trabajos, y de 1945 a 1947 trabajó en la Oficina de Estudios Especiales (México), institución en parte sostenida por la Fundación Rockefeller, siendo coautor de Razas de maíz en México. De 1953 a 1967 y de 1975 a 1976, en la Escuela Nacional de Agricultura, hoy Universidad Autónoma Chapingo, se destacó por ser un brillante profesor. De 1959 a 1967 y de 1971 hasta su muerte, acaecida en 1991, fue profesor-investigador en el Colegio de Postgraduados. Otorgó aportes científicos muy importantes, sobre todo a la agronomía, la ecología y la etnobotánica. Dejó una gran herencia, donde se destacan: a) alrededor de 300 obras publicadas, b) una enorme influencia en sus alumnos de licenciatura en Chapingo, y de maestría y doctorado en el Colegio de Postgraduados, así como en muchos otros agrónomos, biólogos, antropólogos y de otras profesiones con los que interactuó; c) miles de muestras de semillas de variedades criollas de maíz, frijol y otras especies vegetales en bancos de germoplasma, miles de ejemplares botánicos en herbarios y de fotografías; d) sobre todo, su ejemplo de científico comprometido con los campesinos de México. Palabras clave: biografías, agrónomos, etnobotánica, agricultura tradicional, historia de la agricultura, maíces criollos. Introducción Evocar y analizar a profundidad la vida y obra del maestro Efraím Hernández Xolocotzi es una tarea en marcha muy importante para varios fines, entre ellos el orientar adecuadamente la investigación e investigación-acción en agronomía, biología y etnobiología para diseñar una adecuada formación de agrónomos y profesores universitarios e investigadores en nuestro país, como parte sustancial de la historia de dichos campos en México, y para considerar sus convicciones más profundas en la construcción de la cosmovisión del «buen vivir a la mexicana». Para reconstruir su biografía y su obra existen documentos entre los que destacan: la autobiografía del maestro publicada como introducción en el primer tomo de Xolocotzia; su bibliografía, incluida en el segundo tomo de la obra citada; sus artículos propios y folletos publicadas como autor único o en coautoría con colegas y estudiantes, compilados en los dos tomos de Xolocotzia; los boletines Agroecosistemas; el alto número de sus publicaciones digitalizadas que estarán disponibles próximamente en internet; las alocuciones y ponencias presentadas en diferentes partes del país en las conmemoraciones del primer centenario de su nacimiento durante 2013, sobre las que se están elaborando algunas memorias impresas. También está a disposición una colección de 15 discos compactos con las memorias del foro «Agricultura Campesina y Recursos Naturales», que tuvo lugar en Chapingo, los días 20 y 21 de junio de 2013, que incluye la conferencia del doctor José Sarukhán Kermez del 4 de septiembre de 2013. Fundamentales fuentes para reconstruir la vida y obra de nuestro maestro se encuentran en los archivos de las diferentes instituciones donde trabajó y/o colaboró; las

1  Profesor Investigador de la Universidad Autónoma Chapingo. [email protected]

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numerosas tesis de licenciatura y posgrado que dirigió y asesoró principalmente en la Universidad Autónoma Chapingo y el Colegio de Postgraduados; sus libretas de campo, bases de datos de varios herbarios y bancos de germoplasma; parte de sus transparencias que quedaron en el Colegio de Postgraduados, escaneadas y concentradas en un disco compacto, trabajo realizado por la doctora Heike Vibrans del Colegio de Postgraduados; su biblioteca personal, diplomas y muchos otros documentos entregados en comodato a la Universidad Autónoma Chapingo por su hija, la señora Ruth Hernández Santamaría. También están en curso varias investigaciones de mexicanos y personas de otros países sobre etapas de la historia de la agronomía en México donde se están consultando archivos importantes relacionados con nuestro personaje. En resumen, en el presente y próximos dos años se esperan importantes publicaciones sobre aportes del maestro. Los primeros borradores de la presente semblanza se elaboraron por el autor al menos hace 15 años, en gran parte basados en la autobiografía del maestro publicada como introducción en el primer tomo de Xolocotzia, en conversaciones que tuve con él y en revisión de literatura, pero el texto se fue enriqueciendo con datos que se acopiaron a partir de entonces, en particular durante 2013, año en el que participé dentro del comité promotor de conmemoraciones del centenario de su nacimiento y en varios eventos del mismo. A manera de adelanto de la biografía, destaco cinco rasgos de su persona que me deslumbraron y que permiten entender las fuentes de su grandeza: 1) poseyó una sensibilidad fuera de lo común. En particular percibía olores y sabores, así como fenómenos sociales emergentes, mucho mejor que quienes convivíamos con él; 2) tenía una enorme curiosidad por conocer, particularmente regiones que no había visitado fuera y dentro del país. En su madurez esta se enriqueció por su interés en ver cómo habían cambiado los paisajes y regiones que conocía de tiempo atrás; 3) una enorme capacidad y estima al trabajo. Dormía poco y era muy eficiente en el aprovechamiento del tiempo tanto para el trabajo como para el esparcimiento; 4) una sólida formación científica y ética; 5) extraordinaria capacidad y gusto por analizar y discutir ordenadamente sobre diferentes temas en Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  32

tertulias, clases, conferencias, diversos comités y consejos académicos, reuniones con funcionarios públicos, etcétera; y 6) su muy alto valor cívico. Basándose en el principio del libre albedrío, optó por orientarse a favor de los pobres, pero eso sí, exigía de las personas que fueran inteligentes, trabajadoras y honestas.En mi opinión, además de las características genéticas, los rasgos personales en su vida adulta derivaron en gran medida de la conciencia de pertenencia a diferentes minorías y de luchar por superar las dificultades que enfrentó a causa de ello: era de familia protestante en una comunidad rural tradicional católica; desde niño, migrante pobre en Estados Unidos de Norteamérica, para colmo, durante la recesión económica de 1929-1932; poseedor de una formación de primer nivel científico y social en instituciones de élite en aquel país, que posteriormente desarrollaría en su vida profesional en el México subdesarrollado del siglo pasado. Niñez y juventud (1913-1938) Efraím Hernández Xolocotzi nació en San Bernabé, Amaxac de Guerrero, Tlaxcala, un 23 de enero en 1913. De padre campesino, y de madre docente, su familia profesaba la religión protestante metodista. En 1915 emigraron a la ciudad de México a causa de problemas religiosos dentro de la comunidad de Amaxac. Cursó la primaria (1919-1923) en la Escuela Protectora del Niño, en Tacuba, Distrito Federal. En 1923, su madre lo llevó a Estados Unidos, donde ya residían otros de sus hermanos. Revalidó sus estudios de primaria en Nueva Orleáns y en el oeste de eua (1923-1925). A partir de 1925 residió en Nueva York, donde estudió en la escuela núm. 35 (1925-1928) y obtuvo el reconocimiento «Excelencia en actividades cívicas». De 1928 a 1932 fue alumno en la Stuyvesant High School, en el sureste de la isla de Manhattan. En 1932 hizo un viaje a su tierra natal, experiencia que determinó su vida futura (Hernández, 1985). Por escasez de recursos, a su regreso a los Estados Unidos, ingresó al Colegio Estatal de Agricultura Aplicada en Farmingdale, Long Island, Nueva York (1932-1934), que era una institución técnica media, no propiamente científica superior como él deseaba. Posteriormente estudió en el Colegio de Agricultura de la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York

Vida y aportes del Maestro Efraím Hernández Xolocotzi

(1934-1938), institución de alto prestigio donde obtuvo su grado de Bachelor of Science in Agriculture. Primeros años de vida profesional (1938-1949) En 1938 regresó a México a la casa de su padre, donde permaneció un año; en 1939 laboró como ayudante sin paga en un proyecto en el ejido Santa Rosa, región de La Laguna, Coahuila. De 1939 a 1942 fue ayudante de jefe de zona en el Banco de Crédito Ejidal, en Villahermosa, Tabasco. Durante este periodo conoció a Lily Santamaría Ramírez con quien se casó en 1941 y procreó tres hijas: Ruth, Diana y Silvia. Entre 1943 y 1945, como describe en su autobiografía: «tuve ocasión de observar casi todas las regiones agrícolas de México al participar en los programas… apoyados por la Administración Económica Extranjera de la Embajada de los Estados Unidos». Desde finales de 1945 hasta 1947, trabajó en la Oficina de Estudios Especiales, institución de la Fundación Rockefeller en colaboración con el gobierno mexicano, donde efectuó colectas de semilla de diferentes plantas cultivadas en México y Cuba. El mayor impacto de sus trabajos de ese tiempo fue la colecta de cientos de muestras de maíces criollos, conservados hasta la fecha en bancos de germoplasma; asimismo, la edición de la obra Razas de maíz en México (1951). De 1947 a 1949 estudió en la universidad de Havard en Cambridge, Massachusetts, donde obtuvo la maestría en Artes en Biología. Primer periodo como profesor de agronomía (1950-1967) De 1950 a 1952 fue profesor en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. En 1953 estudiaba el doctorado en eua, el cual abandonó debido al fallecimiento de su esposa. De 1953 a 1967 ejerció la docencia en la Escuela Nacional de Agricultura (ena), hoy Universidad Autónoma Chapingo. Este fue un periodo muy intenso en su vida. No obstante la alta carga académica sus cursos siempre incluyeron numerosas prácticas, a las que, junto con los viajes de estudio, dedicaba mucho tiempo en su organización; eso si, sin descuidar los cargos académico-administrativos que ocupaba, ni la investigación y publicación de importantes obras.

También inició labores como profesor de posgrado; su primer estudiante graduado en maestría (1964) fue el venezolano Alberto de Jesús Guerrere Añez, y el segundo José Sarukhán Kermez, hoy brillante investigador y ex rector de la unam. Entre lo publicado en ese periodo destacan obras acerca de los pastos nativos mexicanos, sobre todo, La agricultura, que apareció en 1958, dentro de la obra editada por Enrique Beltrán Los recursos naturales del sureste y su aprovechamiento, contribución que en Xolocotzia, tomo I, se titula «La agricultura en la Península de Yucatán». En 1958 el maestro Efraím Hernández Xolocotzi es notificado de que padecía diabetes. Hostigamiento por el gobierno mexicano (1968-1971) En 1968, como represalia por no acatar instrucciones de la Secretaría de Agricultura durante el movimiento estudiantil de escuelas de agricultura el año anterior, fue comisionado (realmente expatriado) a colectar maíces criollos en Colombia, donde permaneció el resto del año recorriendo parte del país en transporte público. Sin darse cuenta entró en un área con presencia guerrillera, y ya de salida del país fue detenido por las autoridades colombianas aunque liberado casi inmediatamente. Al siguiente año, durante una estancia en México, presentó un plan para colectar maíces criollos en varias regiones de nuestro país no exploradas antes con ese fin. De 1969 a 1972, en forma paralela a su labor de colecta de maíces, buscó y finalmente logró su adscripción oficial como profesor-investigador del Colegio de Postgraduados. A la vez colaboraba con la Comisión Técnica Consultiva para la Determinación de los Coeficientes de Agostadero (Cotecoca). En este periodo publicó dos de sus obras fundamentales: Estudio morfológico de cinco nuevas razas de maíz de la Sierra Madre Occidental de México (1970) y Exploración etnobotánica y su metodología (1971). En 1972, en el marco de la «apertura democrática» (maniobra política del gobierno mexicano para aparentar tolerancia hacia sus críticos moderados mientras desataba la guerra sucia contra los más radicales), aceptó el ofrecimiento de realizar una gira científica y cultural por algunos países del lejano oriente, la cual duró varios meses. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  33

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diversidad. Años de mayor productividad y prestigio (1972-1984) A finales de 1972 y principios de 1975 llevó una vida muy activa y prolífica como profesor-investigador del Colegio de Postgraduados, se dedicó principalmente a la etnobotánica y los recursos fitogenéticos de maíz y frijol. Entre 1972 y 1984 colaboró de cerca con Ángel Palerm, Arturo Warman, otros antropólogos destacados y sus estudiantes mutuos, principalmente en estudios de la agricultura tradicional mexicana. De 1975 a principios de 1976 fue director del Departamento de Preparatoria Agrícola de la Escuela Nacional de Agricultura (hoy Universidad Autónoma Chapingo), donde impulsó una reforma profunda del plan de estudios que comprendió, entre otras cosas, la restructuración e impulso de viajes de estudio muy bien planeados e implementados. En 1976, consciente de que las controversias internas en la comunidad de Chapingo evolucionaban hacia la violencia, con la que no simpatizaba, regresó al Colegio de Postgraduados donde, hasta aproximadamente 1980, se dedicó principalmente a los estudios de tecnología agrícola tradicional en varias regiones del país. Este periodo también fue fructífero, sobre todo conceptualmente y en la formación de personal posgraduado. A partir de 1976 promovió, compiló, escribió contribuciones y editó el boletín Agroecosistemas; coordinó un seminario y excursión con el tema «Análisis de los agroecosistemas de México» y publicó la memoria de ese evento (Hernández, 1977). En 1979 publicó su famoso artículo «La investigación de huarache» (1979), al que muchos se refieren sin haberlo leído o habiendo olvidado su rico contenido. En opinión del doctor Narciso Barrera Bassols, este escrito refleja el diálogo fértil del autor con Fals Borda, probablemente durante su exilio en Colombia en 1968. Parece que su relación con éste y otros pensadores de ese tiempo marcó la transición del maestro, de la investigación a secas a la investigación-acción. De 1975 a 1986, dentro de la Rama de Botánica del Colegio de Postgraduados, colaboró en importantes investigaciones interdisciplinarias sobre los frijoles nativos de México, incorporando tesistas que abordaron temas de morfología, fisiología, taxonomía y Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  34

Desde 1975 hasta su muerte, en 1991, entre otras cosas, se interesó en los instrumentos agrícolas y se dedicó a compilar sus obras con la colaboración de Juan Pablo de Pina, profesor-investigador de la Dirección de Centros Regionales de la Universidad Autónoma Chapingo, lo que dio como resultado la publicación del primer tomo de Xolocotzia en 1985, y el segundo en 1987. Durante este periodo, siempre que se presentaba en conferencias, los auditorios se llenaban de entusiastas escuchas. El maestro Hernández Xolocotzi recibió importantes distinciones, entre ellas: • Doctorado Honoris Causa por el Colegio de Postgraduados (1981). • Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma Chapingo (1984). • Distinguished Economic Botanist por la Society for Economic Botany (1986). Sus últimos años (1985-1991) En diciembre de 1985 el maestro Xolo se empapó bajo una pertinaz lluvia durante un trabajo de campo en el estado de Yucatán, lo que debilitó considerablemente su salud. Siguió trabajando todo lo que pudo, concentrando principalmente sus esfuerzos en el programa Dinámica de la Milpa en Yucatán donde, además de hacer importantes aportes al conocimiento de ese agroecosistema, formó distinguidos investigadores. Lo más relevante de sus aportaciones y las de sus alumnos en este periodo, se encuentra publicado en los dos tomos de la obra La milpa en Yucatán: Un sistema de producción agrícola tradicional, editada en forma póstuma (1995) por sus estudiantes Eduardo Bello Baltazar y Samuel Levy Tacher. El maestro Efraím Hernández Xolocotzi falleció el 21 de febrero de 1991, un día antes del Día del Agrónomo. Su herencia El maestro Efraím Hernández dejó un gran legado, del cual destacan: 1. Miles de muestras de variedades criollas de maíz, frijol y otras especies vegetales, así como valiosos datos de pasaporte acopiados por él de 1945 a 1986 en la mayor parte de México y en otros países y que están depositados en los bancos de germoplas-

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ma del cimmyt, el inifap, la Universidad Autónoma Chapingo y otras instituciones. 2. Miles de ejemplares botánicos colectados en la mayor parte del país que hoy forman parte de los acervos de importantes herbarios. 3. Sus bitácoras de campo, en muchos casos enriquecidas con datos de literatura y de otras fuentes agregadas después. 4. Miles de fotografías y transparencias, muchas de ellas con datos de la localidad, de las plantas y otros componentes del paisaje. 5. Alrededor de 300 obras publicadas, 268 reportadas en la bibliografía del tomo II de Xolocotzia, publicado en 1985, seis años antes de su fallecimiento. 6. Una enorme influencia en por lo menos 17 generaciones de agrónomos que fueron sus alumnos de licenciatura en Chapingo y dos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey; aproximadamente en 32 generaciones de posgraduados en botánica y otras disciplinas en el Colegio de Postgraduados, donde graduó como directores a más de 30 personas; en otros miles de agrónomos, biólogos, antropólogos y diversos profesionales de distintas instituciones donde impartió conferencias o asesoró instituciones, proyectos y personas. 7. Muy importantes aportes científicos, principalmente en: a) Agronomía, donde insistió siempre en la importancia de estudiar y partir de la agricultura tradicional; b) Ecología, disciplina que casi no existía en entre las décadas de 1940 y 1960, en la que es fundamental su contribución al conocimiento de la vegetación de México, así como sus análisis y críticas al consumismo y la contaminación; c) Etnobotánica en México, de la cual fue uno de los fundadores; posteriormente, gracias a él y a un puñado de otros visionarios tempranos se desarrolló hasta convertir a nuestro país en uno de los más importantes en la materia; d) Agroecología, de la cual acuñó su nombre y fue uno de sus precursores, y e) Diferentes sociedades científicas, particularmente la Sociedad Botánica de México, a la que siempre apoyó decididamente y de la cual fue al menos una vez su presidente. 8. Su notable ejemplo de honradez, dedicación al trabajo, cortesía con quien trataba, alto valor civil y compromiso con los pobres, reflejado en su permanente actitud crítica frente a decisiones institucionales o gubernamentales inadecuadas, lo que le costó

animadversión y a veces represalias de personajes poderosos, pero también simpatía de la mayoría de los que trataba o se enteraban de sus acciones. El maestro Xolo, como lo nombrábamos sus alumnos y colegas, ¡fue un genio! En Chapingo, en los tiempos en que estuvo allí hubo muchos profesores brillantes, ¡pero nadie como él! El doctor Ángel Ramos Sánchez lo considera un moderno rey Midas, porque todos los temas que abordaba los convertía en obras de oro. Agradecimientos En esta semblanza se incluyen datos proporcionados por muchas personas, en particular agradezco la información brindada por su hija, la señora Ruth Hernández Santamaría, y varios de los discípulos y amigos del maestro, entre los que no puedo dejar de mencionar a los doctores Luis Arias Reyes, Ramón Mariaca Méndez y Ángel Ramos Sánchez. Literatura citada De Pina G., J. P. 1987. «Bibliografía de Efraím Hernández Xolocotzi». En: Xolocotzia: Obras de Efraím Hernández Xolocotzi. Tomo II. pp. 779-794. Hernández X., E. 1958. «La agricultura». En: Los recursos naturales del sureste y su aprovechamiento. Beltrán, E. (ed.). Publicación IMRNR. Vol. 3. pp. 3-57. Hernández X., E. 1971. Exploración etnobotánica y su metodología. Colegio de Postgraduados, Escuela Nacional de Agricultura. Chapingo, México. 35 p. Hernández X., E. 1979. «La investigación de huarache». Narxhí-Nandhá, núms. 8/9/10. Hernández X., E. (ed.). 1977. Agroecosistemas de México: contribuciones a la enseñanza, investigación y divulgación agrícola. Colegio de Postgraduados. Chapingo, Estado de México. 559 p. Segunda edición 1981. Hernández X., E. (Responsable de la publicación). 1978-1985. Agroecosistemas. Boletín Informativo. Centro de Botánica. Colegio de Postgraduados. Núms. 1-52. Hernández X., E. 1985. «Introducción». En: Xolocotzia: Obras de Efraím Hernández Xolocotzi, tomo I. pp. 15-23. Hernández X., E., y G. Alanís F. 1970. «Estudio morfológico de cinco nuevas razas de maíz de la Sierra Madre Occidental de México: implicaciones filoRevista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  35

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Desarrollo cafetalero y dislocación socioeconómica en las tierras altas del suroeste de Etiopía Samir El Ouaamari1 Hubert Cochet2 François Verdeaux3 Misrak Tafese Yifru4 Resumen En el centro de origen del café, Etiopia es el primer productor africano del aromático, favorecido por tierras altas al sur y sureste del país, donde se concentra la producción proveniente de pequeñas unidades que combinan la obtención de alimentos con la de café para el mercado. Las políticas públicas encaminadas a estimular la producción especializada de café han provocado una dislocación socioeconómica en la economía campesina familiar que se manifiesta en la pérdida de la seguridad alimentaria, la polarización de las relaciones locales de producción y la imposición de la aparcería y la mano de obra asalariada. También ocasionan diferencias sociales por el acceso desigual a los recursos y a la renta de la producción cafetalera al favorecer el crecimiento de las explotaciones  privadas. Palabras clave: economía campesina familiar, seguridad alimentaria, políticas públicas. 

Coffee growing development and economic dislocation in the highlands of Southwest Ethiopia Abstract Ethiopia is the center of origin˝ of coffee and the first African producer of the brew. It does best in the highlands in the south and southeast of the country where small producers and food crops are marketed. Government policies aimed at stimulating coffee production have caused socioeconomic dislocation in family peasant farming, as shown by the loss of food security, the polarization of local production, and the imposition of tenant farming and wage labor. Also problems arise from unequal access to resources where coffee yield favors the growth of private cultivation. Keywords: family farm economy, food security, public policy. Con más de ocho millones de sacos (ico, 2011), Etiopía es el primer productor africano de café Arábica. Esto, en buena medida, como consecuencia de la idoneidad de sus condiciones ambientales: las tierras altas del sur y del suroeste del país acaparan la mayor parte de la producción que, aún hoy, procede mayoritariamente de pequeñas unidades de producción familiares. En ellas, los agricultores combinan el cultivo de café con la producción de alimentos, con un peso variable del primero tanto en términos de afectación de los recursos, como de proporción de la riqueza total creada. Desde mediados del siglo XX, pero con una fuerza renovada desde el inicio de la recuperación de los precios del café a partir de 20045, las autoridades etíopes, con el apoyo de los proveedores de fondos in1  Samir El Ouaamari, PhD Geografía Humana y Agricultura Comparada- AgroParisTech/Université de Paris-Ouest Nanterre-La Défense. 2  Hubert Cochet, agroeconomista, Profesor de Agricultura Comparada, AgroParisTech, Francia. 3  François Verdeaux, Antropólogo, Director de Investigacion Émérite IRD, Francia. 4  Misrak Tafese Yifru, MSc Desarrollo Sostenible- Universidad de Córdoba, España // Zonal Agricultural and Rural Development Office, Jimma, Etiopía. 5  El curso internacional del café alcanzó un mínimo histórico en el año 2002 (Osorio, 2004, citado por Petit, 2007).

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ternacionales, han estimulado en estas regiones un desarrollo agrícola basado en el aumento de la producción de café exportable que representa, no en vano, cerca de 40% del valor total de las divisas del país (Petit, 2007). Para ello han financiado amplios programas de extensión agraria y han favorecido la inversión en infraestructura para la comercialización y el transporte. Además han implantado un sistema de trazabilidad de la calidad para mejorar el posicionamiento de los cafés «de especialidad» etíopes en el mercado internacional y, más recientemente, han apostado por el modelo de plantación asalariada aplicando una política de grandes concesiones forestales a capitales privados. No obstante, en las regiones productoras este renovado desarrollo cafetalero ha incitado y alimentado un proceso de dislocación socioeconómica6 de la pequeña agricultura familiar, debido a la enorme movilización de fuerza de trabajo que requiere y a la brusca integración en una economía de mercado a la que conduce. Por «dislocación socioeconómica» entenderemos varios fenómenos conexos que convergen en la desestructuración de una agricultura familiar campesina y relativamente igualitaria, heredera en gran medida de la reforma agraria de 1975. Se trata, en primer lugar, de la paulatina pérdida de autonomía de las pequeñas unidades de producción familiares en favor de una dependencia creciente del exterior para asegurar la subsistencia de las familias. En segundo lugar, se asiste a un proceso de polarización progresiva de las relaciones de producción locales, con un avance inexorable del asalariado y de la aparcería en detrimento de las relaciones simétricas de vecindad «tradicionales» que propiciaban, hasta hace bien poco, un cierto sentido del «interés colectivo» mediante la institucionalización de la ayuda mutua, de la concertación de las prácticas agrícolas y de la prevención mutualizada de los riesgos comunes. Por último, inseparable de dicha polarización, tenemos el aumento de la distancia en términos de renta y de acceso a los recursos, entre una franja privilegiada de «agricultores-empresarios», beneficiaria de las rentas crecientes del café, y otra de agricultores cada vez 6  Retomamos la expresión de Polanyi referida a los cambios brutales en la vida social que resultaron de la Revolución Industrial en Inglaterra (Polanyi, K. 1944: The great transformation, New York: Rinehart). Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 38

más precarios, poco a poco desenraizados del medio rural. Como se puede suponer, las desigualdades tienden a exacerbarse allí donde las autoridades han puesto en marcha la citada política de grandes concesiones forestales para el desarrollo de inversiones cafetaleras. En las páginas que siguen trataremos la mencionada relación entre el modelo de desarrollo cafetalero y la desagregación de la sociedad campesina, partiendo del caso de dos regiones de las tierras altas del suroeste etíope relativamente contrastadas: las regiones de Jimma y Kafa. Mientras que en la primera la extensión cafetalera y la intensificación en trabajo de la caficultura parecen haber tocado techo, en la segunda el café nunca representa un elemento central en la economía doméstica. El análisis que se propone se ajusta al marco teórico de la Agricultura comparada (Cochet, 2012) y del análisis y diagnóstico de los sistemas agrarios (Dufumier, 1995). Siguiendo, en cierto modo, las etapas propias de la metodología del análisis y diagnóstico, empezaremos por una presentación paisajística de las dos regiones citadas que permitirá una primera objetivación de los contrastes mencionados. A continuación, buscaremos las claves de dichas diferencias en los movimientos históricos regionales atendiendo especialmente a las divergencias en los tipos de relaciones de producción establecidas en una y otra región a lo largo del siglo xx. Con la latitud obtenida de esta perspectiva diacrónica indicaremos las formas concretas –prácticas, estrategias y resultados económicos diferenciados– que toma la dislocación socioeconómica resultante de dichos movimientos históricos, centrándonos en el caso, en cierto modo «extremo», del distrito de Gomma (región de Jimma). Después, la referencia a la región de Kafa, menos expuesta hasta ahora al desarrollo cafetalero, nos servirá de escenario «contrafactual» para entender mejor los impactos socioeconómicos que se derivan de la alternativa «cafetalera». Apoyándonos en el caso de Kafa, haremos mención del fenómeno reciente de acaparamiento de tierras forestales para la implantación de grandes cafetales privados, que no hace sino acelerar estas tendencias. Terminaremos valorando las opciones que plantean las autoridades nacionales y las instancias internacionales, que sin salirse del camino trazado, buscan darle una cara más amable al

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desarrollo cafetalero mediante mecanismos que permitan distribuir más justamente sus resultados, dándole un carácter más «sostenible» tanto social como medioambientalmente. 1. Una extensión y distribución espacial de los cafetales contrastadas en el conjunto regional En buena parte de las tierras altas del suroeste de Etiopía, sobre todo en aquellas situadas entre los 1,500 y 2,000 metros de altitud, los agricultores combinan el cultivo de café bajo cubierta forestal con una producción diversificada de granos y legumbres basada en el uso de la tracción animal y con el cuidado intensivo de huertos localizados en las inmediaciones de las casas. No obstante, la variabilidad observable tanto a nivel de la extensión como de la localización de los cafetales en el ecosistema cultivado permite establecer al menos dos tipos de facetas paisajísticas típicas de Kafa y Jimma. En el caso de la primera, con densidades de unos 70 a 100 habitantes/km2, los espacios forestales poco o nada acondicionados para la caficultura, generalmente bosques secundarios de unos cincuenta años de edad, son todavía hoy abundantes. El paisaje resultante se compone de claros abiertos en los que quedan localizados las casas, los huertos y las parcelas para la práctica del cultivo de cereales y leguminosas, alternados con macizos forestales ricos en recursos –madera, especias, miel, forraje– y en los que los agricultores establecen pequeños cafetales, principalmente en las zonas de interfaz con los espacios abiertos. Claros y bosques deben considerarse como espacios de producción integrados en el seno de cada unidad de producción. Efectivamente, el ganado pasta en los espacios forestales haciendo de éstos un elemento esencial tanto para el mantenimiento del equipamiento básico de las explotaciones –la yunta de bueyes– como para las transferencias de fertilidad hacia el huerto y las parcelas arables. Además los agricultores recogen de los bosques lianas y maderas de distintas calidades para la construcción de sus casas, graneros y setos y para la elaboración de las herramientas necesarias en las distintas operaciones agrícolas. Asimismo, el café, la miel y las especias recolectadas en los bosques permiten la obtención de buena parte de los recursos monetarios con los que los agricultores

pueden hacer frente al pago de los impuestos sobre la tierra, o adquirir ganado adicional. Por fin, el bosque es considerado a largo plazo como una reserva de tierra que puede ser roturada para la instalación de jóvenes agricultores. Buena parte de la autonomía de las unidades de producción de la región de Kafa puede atribuirse, por lo tanto, a la disponibilidad de ciertos recursos forestales7 que permiten asegurar, sin necesidad de recurrir a las soluciones de mercado, algunos de los procesos clave de su funcionamiento. En el extremo opuesto, en la región de Jimma, nos encontramos con densidades mucho más elevadas –hasta 200-300 habitantes/km2– y con prácticas asociadas al cultivo de café mucho más intensivas en trabajo. Los espacios arbolados que resultan de estas prácticas quedan reducidos a un estrato arbustivo de cafetos y a un estrato arbolado muy «simplificado» y adaptado a las necesidades específicas del café. A diferencia de lo que ocurre en la región de Kafa, estos espacios arbolados son mucho más independientes del resto de la explotación, quedando restringido su uso como zona de pasto y de aprovisionamiento de materiales de construcción. En gran medida, como consecuencia de la «exclusividad cafetalera» de estos espacios, el funcionamiento de las unidades de producción en la región de Jimma depende mucho más de los mercados para la reproducción de la fertilidad de las parcelas de sembrío –compra de fertilizantes de síntesis– o para el mantenimiento del equipamiento básico –yunta de bueyes, arado y otras herramientas manuales–. En ese sentido puede hablarse también de una menor autonomía de las unidades de producción de la región. En Jimma, pueden distinguirse dos procesos que han dado lugar a este tipo de espacios agroforestales: por un lado el acondicionamiento de un espacio forestal mediante el desbroce selectivo del estrato arbolado y la plantación de cafetos; por otro lado, la implantación ex nihilo de plantaciones de café favoreciendo la regeneración forestal en parcelas anteriormente afectadas por el pasto o los cultivos anuales. Esta salvedad acerca de la génesis de los cafetales 7 La explotación de aquellos espacios forestales no apropiados individualmente se caracteriza por una gestión organizada colectivamente por las comunidades de vecinos o Iddir (infra) en diálogo con las autoridades «municipales» (kebele) que aceptan de facto estos usos consuetudinarios mientras no vulneren en exceso las disposiciones federales (Yihenew, 2004). Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 39

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de la región de Jimma introduce otra en términos de facetas paisajísticas. Efectivamente podemos distinguir, en el distrito de Mana, aquellos paisajes en los que los cafetales han sido implantados desde hace aproximadamente medio siglo, mediante el acondicionamiento progresivo de «bosques en galería» situados en las partes más inclinadas de las laderas. En este caso los espacios para la producción de café son abundantes, pero quedan localizados sistemáticamente en las partes de mayor pendiente, mientras que el resto del interfluvio está dominado por los cultivos anuales. Por otra parte tenemos paisajes, como los del distrito de Gomma, en los que a este acondicionamiento progresivo de bosques preexistentes se añade la mencionada construcción ex nihilo de plantaciones de café. En este caso, los cafetales tienden a desbordar sobre aquellas partes del ecosistema que hasta ahora eran preferentemente empleadas para el cultivo de cereales. De la comparación de estos matices paisajísticos se deduce que en las tierras altas del suroeste de Etiopía, dadas unas condiciones ambientales comparables, existen diferencias regionales marcadas referidas tanto a la extensión en superficie como a la intensificación en trabajo asociadas al cultivo de café. A continuación trataremos de buscar el origen histórico de estas diferencias regionales, prestando una particular atención a las distintas evoluciones en términos de relaciones sociales. La naturaleza de las relaciones sociales de producción sobre las que ha descansado la expansión cafetalera a lo largo del último siglo nos ayudarán a entender mejor el proceso de desagregación socioeconómica de la agricultura campesina actual. 2. Relaciones de producción desiguales y reservorios de fuerza de trabajo precaria en el origen de desarrollos cafetaleros regionales dispares Las regiones de Kafa, Mana y Gomma correspondían a tres pequeños reinos autónomos integrados desde mediados del siglo XIX en el comercio entre el este de África y la Península Arábiga. Estos reinos independientes conocieron rumbos bien distintos tras su conquista por Menelik II a finales del siglo XIX. El reino de Kafa fue devastado por la conquista, y atravesó un largo periodo de crisis demográfica, inseguridad, Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 40

migraciones, abandono e intensa regeneración forestal (Gruhl, 1932, citado por Orent, 1975). De hecho, ciertas partes del antiguo reino de Kafa no fueron administradas por el imperio hasta principios de los años 1930 (infra). Por su parte, el reino de Jimma (actual distrito de Mana) conservó una cierta autonomía –a cambio de una enorme contribución que su rey, Aba Jiffar II, entregaba anualmente a Menelik (Lewis, 1965)– con lo que pudo preservar relativamente intactas su estructura económica –en particular su buena posición en los intercambios comerciales regionales e internacionales– y su estructura social jerarquizada. En ésta los allegados a la corte del rey obtenían amplias concesiones de tierra y las ponían en cultivo recurriendo a contratos de aparcería. Estos concesionarios reservaban al cultivo de café una parte reducida de la superficie atribuida y eran los aparceros los que, como faenas de obligado cumplimiento, realizaban las labores de deshierbe y de cosecha. Esta situación prevalecería a grandes rasgos hasta la reforma agraria de 1975 (infra). El devenir del reino de Gomma fue algo distinto al de los dos anteriores. Muy próximo al reino de Jimma, sufrió, resultado de la conquista, de un despoblamiento similar al acontecido en el de Kafa. No obstante, la región de Gomma se convirtió muy rápidamente en un feudo para los allegados del emperador y la aristocracia abisinia (Guluma Gemeda, 2002). Esta élite iba a dar continuidad a la extensión de la caficultura, ya iniciada antes de la conquista, empleando para ello a aparceros y jornaleros precarios (infra). ¿Con qué escenario nos encontramos en las décadas de 1930 y 1940? En la región de Kafa, el gobernador nombrado por el poder imperial a principios de los años 1930 hizo un llamamiento a la recolonización de los espacios abandonados y despoblados desde la conquista (fuente). Los «pioneros», concentrados hasta entonces en núcleos densamente poblados y seguros de la región, se organizaron entonces en grupos o comunidades de vecinos con el objetivo de facilitar la apertura de claros en los espacios reconquistados por el bosque en los que instalar sus casas y practicar el cultivo de maíz entre otros. La cuantiosa fuerza de trabajo necesaria y los riesgos asociados a la presencia del bosque –principalmente, la amenaza de los granívoros depredado-

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res de los cultivos– hacían que dicha recolonización no pudiera ser sino una empresa colectiva, y que las relaciones establecidas a nivel de los grupos de vecindad tendiesen a una cohesión creciente, a pesar de la existencia de un cierto nivel de diferenciación socioeconómica en su seno. Mientras tanto, en la región de Gomma, en un contexto de precios internacionales muy favorable y en el marco de una política de apertura económica, sobre todo a principio de los años 1950, el régimen de Haile Selassie propició el acaparamiento de grandes superficies forestales –por parte de su clientela política y económica– sobre las que se establecieron grandes plantaciones de café asalariadas. Los inversores cafetaleros concernidos, fueron apoyados además por las recomendaciones y facilidades técnicas de fao y el usaid «Mission to Ethiopia» (Huffnagel, 1961; usaid 1954-1957, citado por Sylvain, 1958). Las grandes plantaciones de café de los años 1950 y 1960 se concentraron en aquellos espacios forestales resultantes del despoblamiento generalizado que siguió a la conquista de Menelik. Se tradujeron en el acondicionamiento drástico de la vegetación arbórea y arbustiva de dichos espacios y en la propagación de cafetos multiplicados en viveros (Sylvain, 1958). Hay que decir que la implantación de estos desarrollos cafetaleros no fue exclusiva de la región de Gomma sino que se extendió igualmente a otras partes muy forestales del suroeste etíope, como Kafa, si bien alcanzaron su forma más consumada en la primera. Efectivamente, en vísperas de la reforma agraria de 1975, la transformación de la cubierta forestal «natural» era casi total en Gomma, y la polaridad entre grandes plantadores y un campesinado local fuertemente excluido del acceso a la tierra resultaba más pronunciada que en el resto. Sin embargo, la caída del precio internacional del café a partir de mediados de los años 1960 (Guluma Gemeda, 1994) iba a representar un punto de inflexión clave en el desarrollo de este proceso en el conjunto regional. A pesar del establecimiento del National Coffee Board of Ethiopia en 1957, la bajada continuada del curso del café iba a constituir un freno para la economía de plantación tanto en las regiones de Mana y Gomma como en la de Kafa. No obstante, el impacto fue mucho más marcado en la región de Kafa, donde se produjo el total abandono

de la mayor parte de los cafetales establecidos en los años 1950, mientras que en Mana y Gomma la producción de café se mantuvo a pesar de la coyuntura desfavorable. En el origen de estas distinciones regionales se encuentra una de las exigencias del desarrollo cafetalero etíope en el contexto de entonces y de ahora: la disponibilidad de una cuantiosa mano de obra que garantice la realización de los deshierbes y de la cosecha, puntas de trabajo centrales del cultivo de café. Efectivamente, razonando en términos de «ventajas comparativas», podían observarse importantes diferencias demográficas entre las regiones mencionadas. Así, al inicio del declive del precio del café, mientras la región de Kafa seguía en fase de repoblamiento y reocupación de las partes del territorio abandonadas hasta los años 1930 (supra), las regiones de Mana y Gomma se caracterizaban no sólo por estar más densamente pobladas, sino también por ser el sumidero de distintos flujos migratorios estacionales que al estar sincronizados con el ciclo cultural del café permitían afrontar los cuellos de botella del calendario de trabajo de los cafetales. En particular, en el mes de septiembre, al inicio de los dehierbes, procedentes de las distantes regiones de Wollo y Shäwa en el norte del país, llegaban jornaleros integrantes de las caravanas que aseguraban el comercio de sal y de café entre ambas latitudes y que permanecían en las regiones cafetaleras hasta el final de la cosecha, hacia el mes de enero. A este movimiento migratorio se añadía otro de corta distancia, procedente de las regiones limítrofes y muy densamente pobladas del Wolayta, Yem, Kambatta o Dawro. Puede afirmarse que es la presencia de estos reservorios de fuerza de trabajo poco costosa la que determinó una persistencia de las plantaciones de café en las regiones de Mana o Gomma pese al contexto de precios desfavorable, mientras que en la región de Kafa el abandono de los cafetales iba a dar lugar a un proceso de regeneración forestal espontánea hasta bien entrados los años 1990. En 1975 tiene lugar un momento clave de la historia del medio rural etíope, la reforma agraria promovida por la junta militar del Derg (1974-1991) que había derrocado a Haile Selassie un año antes. Esta reforma dio lugar, allí donde se aplicó, al fortalecimiento de la pequeña propiedad campesina (RahRevista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 41

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mato, 1994) y a la estatización de los grandes cafetales establecidos desde los años 1950. El súbito acceso a la tierra del que se benefició una gran mayoría de la población rural –liberada por otra parte de las pesadas tributaciones monetarias y en trabajo propias del régimen imperial– así como la evolución, desfavorable para el café, de los precios relativos (McCann, 1995), hizo aflorar un «hambre de tierra» latente hasta el momento. Dicha situación iba a manifestarse en el paisaje, hasta principios de los años ochenta, por una re-afectación de los espacios arbolados –cafetaleros y no cafetaleros– a los cultivos anuales de subsistencia (Ibid.). No obstante, a partir de los años 1980, el desarrollo cafetalero despegó de nuevo lentamente, con sus altas y sus bajas. En efecto, por un lado, el Derg iba a proseguir con las políticas de apoyo al sector cafetalero llevadas por el régimen anterior, promoviendo la extensión de las «buenas prácticas» en caficultura y perseverando en un control severo de la cadena de valor. Además, a pesar de la prohibición formal del asalariado, los flujos estacionales de jornaleros procedentes de las regiones fronterizas, en fuerte expansión demográfica, iban a continuar asegurando buena parte de la fuerza de trabajo necesaria a las tareas centrales del cultivo de café en las zonas especialmente cafetaleras como la de Gomma (Matsumura, 2003). En ésta en particular, iba a iniciarse entonces un nuevo proceso de extensión cafetalera basado esta vez en la construcción ex nihilo de cafetales mediante la regeneración controlada del estrato arbolado y la plantación de cafetos. Por otro lado, sin embargo, las políticas de colectivización, de reasentamiento y de concentración de la población rural, supusieron trabas a un cierto movimiento de apropiación y extensión campesina del cultivo de café (Ibid.). Ya bajo el eprdf8, a principios de los años 1990, la introducción de la llamada «economía mixta» caracterizada por un cierto relajamiento de los controles que ejercía el Derg sobre el comercio, las transacciones, la tierra y el mercado del trabajo, iba a dar lugar a una acentuación de las pequeñas diferencias en términos de acceso a los medios de producción que persistían en el seno del campesinado a pesar de la 8 EPRDF: Ethiopian People’s Revolutionary Democratic Front, partido en el poder desde 1991. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 42

reforma agraria de 1975. Como puede suponerse, dados los movimientos históricos divergentes expuestos hasta aquí, el alcance de dicho proceso de diferenciación iniciado entonces no iba a ser homogéneo en el conjunto regional. Así, en la región de Kafa, iniciados los años 2000 y como resultado de diferencias heredadas en lo que concierne sobre todo al acceso al equipamiento – yunta de bueyes– más que a la tierra, una parte de los agricultores ha retomado y extendido pequeños cafetales, recuperando parte de aquellos que fueron abandonados en los años 1970. Se trata de los agricultores mejor equipados y capaces de compatibilizar la producción de subsistencias con una caficultura remuneradora (El Ouaamari et al, 2010). No obstante, la estructura social relativamente igualitaria, la cohesión fuerte de las comunidades de vecinos vinculada a los riesgos comunes que todos los agricultores padecen, y el carácter limitante de la fuerza de trabajo para las labores del café, han contenido por el momento este proceso. En la región de Gomma el distanciamiento de las rentas ha sido mucho más pronunciado, dada una disparidad mayor de las trayectorias de las explotaciones. Efectivamente, mientras que ciertos agricultores son los herederos hoy de pequeños terratenientes vinculados al comercio del café que pudieron conservar, a pesar de la reforma agraria, parte de su patrimonio y parte de su actividad de comerciantes durante el Derg, otros son o desciendende aquella franja de la población de jornaleros estacionales que pudo establecerse definitivamente en la región al resultar agraciados con pequeñas atribuciones de tierras otorgadas por las autoridades locales en el marco de la reforma agraria de 1975 o de los programas de redistribución posteriores. Estas disparidades han determinado en el marco de la «economía mixta» un agrandamiento de ciertas explotaciones en detrimento de otras, sustentado, por el momento, en la existencia de un mercado «oculto» de la tierra9. De9 La compra y venta de tierras, prohibidas por ley (Proclamation 456/2005), se realizan bajo la cobertura de contratos a parte de fruto repetidos durante varios años que culminan en la cesión definitiva y legal de las parcelas. No obstante, los amplios programas de certificación de los títulos de propiedad, financiados por usaid o el Banco Mundial (Deininger et al., 2007), indican una posible apertura del mercado de la tierra en Etiopía que podría acelerar un proceso de concentración de tierras, relativamente contenido por el momento.

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trás de la búsqueda de nuevas tierras por los agricultores más pudientes, se encuentra el objetivo de proseguir con la extensión cafetalera ya sea mediante la adquisición de cafetales ya constituidos o mediante la reafectación a la caficultura de parcelas reservadas hasta ahora a los cultivos alimentarios, construcción ex nihilo de cafetales (supra). Para ello van a recurrir a la mano de obra inmigrante estacional ya referida, pero también, y cada vez más, al empleo de los agricultores locales precarizados como consecuencia de estos procesos. Cabe destacar también que, en las regiones de alta especialización cafetalera como la de Gomma, se asiste actualmente a una inmersión cada vez mayor del conjunto de la actividad agrícola en la esfera de la economía de mercado, con la consiguiente pérdida de autonomía por parte de las unidades de producción. Efectivamente, como consecuencia de la reducción de los recursos forrajeros y de las transferencias horizontales de fertilidad derivadas de la extensión de los cafetales, crece la dependencia de la importación de yuntas y de la compra de fertilizantes de síntesis para garantizar unos resultados satisfactorios en términos de producción alimentaria. Sin embargo, esta vía resulta inaccesible para muchas unidades de producción, de tamaño cada vez más reducido y con una capacidad para invertir muy restringida. Así, para suplir esta incapacidad para autoabastecerse completamente en subsistencias, los agricultores de dichas unidades deben recurrir con mayor frecuencia a la compra de alimentos en los mercados locales. Dependen de este modo, de manera creciente, de los recursos monetarios derivados de sus pequeños cafetales y, cada vez más, de los jornales obtenidos en plantaciones ajenas. Dada la gran inestabilidad de los precios relativos10, esta dependencia no hace sino aumentar la precariedad de estos agricultores que, sometidos a grandes fluctuaciones de su poder adquisitivo, llegan a rozar los umbrales de supervivencia (infra), situación que puede conducirles a vender parte de sus tierras. En Mana, como consecuencia de una menor especialización cafetalera de las explotaciones a lo largo de todo el periodo descrito, las desigualdades 10 Por ejemplo, en 2008-2009, mientras que el jornal y el precio al productor del café se mantuvieron, el precio de algunos cereales como el maíz aumentaron entre 100 y 150%.

socioeconómicas son actualmente mucho menos pronunciadas que en Gomma. Este matiz regional no despreciable deriva de la particular evolución de las relaciones sociales de producción practicadas en Mana a lo largo de todo el periodo imperial, en relativa continuidad con las que prevalecían antes de la conquista –gracias a la ya mencionada preservación de la autonomía del reino de Jimma hasta al menos la muerte de Aba Jiffar II en 1932– y alejadas de aquellas, muy polarizadas, que se establecieron en Gomma al ser esta región proclamada feudo del imperio (supra). Como en la región de Kafa, aunque en menor medida, en Mana persisten una cierta concertación de las prácticas en el marco de las comunidades de vecinos que permite limitar en cierto grado el proceso de extensión de los cafetales sobre las parcelas abiertas y, de este modo, la consecuente especialización cafetalera (infra). De la presentación muy esquemática de los procesos históricos que acabamos de bosquejar podemos deducir dos rasgos distintivos de aquellas regiones del suroeste etíope en las que el desarrollo cafetalero ha ido más lejos. Se trata en primer lugar de regiones que han dispuesto de «reservorios» de fuerza de trabajo que podía ser movilizada en el momento de las puntas del calendario asociadas al café. En ese sentido, las regiones de Mana y Gomma, se han visto beneficiadas por la llegada de jornaleros estacionales procedentes de aquellos territorios adyacentes muy densamente poblados y también, al menos hasta la proclamación del Derg en 1974, por la posibilidad de emplear la mano de obra integrante de las caravanas procedentes del norte de Etiopía. En segundo lugar, la especialización cafetalera aparece más acentuada allí donde las relaciones sociales de producción anteriores a la conquista fueron bruscamente desplazadas por otras, muy polarizadas, dominadas por grandesconcesionarios y clientes del imperio que iban a enriquecerse del desarrollo cafetalero, a costa del acaparamiento de los recursos y del empleo precario de agricultores locales e inmigrantes temporales. Esta tendencia caracteriza en particular a la región de Gomma, donde dicho proceso se vio especialmente reforzado con el desarrollo de grandes plantaciones en los años 1950 y 1960, fue parcialmente preservado durante los años del Derg y se ha revigorizado en Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 43

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el marco de la economía «mixta». Pero pasemos ya a la presentación de las formas concretas que toma la dislocación socioeconómica del campesinado vinculada a los movimientos históricos que venimos de trazar. 3. Una especialización cafetalera promovida por una nueva clase de «agricultores-empresarios» a costa de una franja del campesinado cada vez más precarizada Para ilustrar la distancia creciente que separa a las distintas explotaciones en aquellas regiones con mayor nivel de especialización cafetalera nos apoyaremos en la comparación de dos explotaciones «tipo» identificadas en el municipio de Bulbulo, distrito de Gomma11 (ver cuadro). Cada una de ellas emana de trayectorias históricas dispares. El titular de la primera es descendiente de una familia perteneciente a la pequeña notabilidad local que, a pesar de la reforma agraria de 1975, habría conseguido conservar parte de su patrimonio acumulado durante las fases de expansión cafetalera de los años 1950-1960. En el caso de la segunda, se trata del descendiente de un aparcero que habría recibido en herencia parte de la pequeña atribución de tierra que su padre obtuvo en el marco de la reforma agraria de 1975. En el primer caso, el titular de la explotación controla una superficie considerable, compuesta por varios cafetales –hasta 3,5 hectáreas– y varias parcelas destinadas al monocultivo de maíz –hasta 1,5 hectáreas–. Las prácticas asociadas a los cafetales son muy intensivas en trabajo –hasta 177 hombres-día/ha– lo que permite generar una riqueza muy elevada, cercana a los 7000 etb2009/hectárea12. Dicha intensifi11  La identificación de trayectorias históricas «tipo», basada en un trabajo de entrevistas abiertas realizadas con agricultores de distintas edades, permitió el establecimiento de una muestra razonada de explotaciones en vista a su caracterización técnica y económica, es decir, a su modelización como «sistema de producción». Para cada explotación se determinó el tipo de acceso a los recursos y al equipamiento, los itinerarios técnicos practicados y los calendarios de trabajo. Asimismo, se establecieron indicadores para cuantificar la riqueza creada en las explotaciones (valor añadido bruto) y su distribución entre los distintos agentes implicados (renta agrícola). La muestra se compuso de 25 explotaciones en los municipios de Michiti y Woka Araba (Kafa) y de 40 explotaciones en los municipios de Somodo, Bulbulo y Choche (Jimma). En lo que sigue, se muestran dos de los «sistemas de producción» identificados en el municipio de Bulbulo. 12  La tasa de cambio media en 2009 era la siguiente: 1€ = 18 ETB (Ethiopian Birr). Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 44

cación reposa sobre el empleo de jornaleros encargados del deshierbe en mayo y septiembre y de la cosecha escalonada de los frutos de café de octubre a enero. El titular de la explotación no participa en estas tareas y sólo se encarga de aquellas que guardan relación con la extensión de los cafetales o con la renovación de los cafetos. Parte de la riqueza obtenida de los cafetales es reinvertida en la compra de los insumos –«paquete tecnológico» compuesto de semilla de maíz híbrida y de fertilizantes de síntesis (DAP y urea)– que permiten la práctica de un monocultivo de maíz muy remunerador también –del orden de 7000 ETB2009/hectárea igualmente– y que depende de contratos de aparcería establecidos con aquellos agricultores que no disponen de una dotación de tierras suficiente. De la combinación de ambas actividades resulta una renta agrícola total –i.e. la parte de la riqueza total creada que le corresponde al titular de la explotación– muy elevada, cercana a los 33000 ETB2009, de la que más de 60% procede de la producción cafetalera, dato que permite subrayar el peso económico central del café en este tipo de explotaciones. Estos resultados dependen, eso sí, de un empleo masivo de fuerza de trabajo exterior a la explotación, cuyo coste equivale aproximadamente a un tercio de la renta agrícola, es decir, en torno a un cuarto de la riqueza total creada. Hay que añadir que esta elevada renta, así como el posicionamiento holgado del titular de la explotación en el marco de las redes comerciales locales, posibilitan a éste diversificar sus actividades económicas, participando más activamente en el mercadeo de café, adquiriendo vehículos para el transporte de mercancías y pasajeros o invirtiendo en sectores en auge como el de la construcción. De este modo, la renta total obtenida es mucho más elevada. En el segundo caso, el nivel de recursos disponibles es muy reducido. El agricultor apenas dispone de unas décimas de hectárea repartidas entre un pequeño cafetal y una parcela de sembrío a la que accede mediante contratos de aparcería. El tipo de prácticas asociadas al cafetal son menos intensivas en trabajo –unos 120 hombres-día/ha– lo que da lugar a una riqueza creada escasa, del orden de 4000 etb2009/ha. Esta limitada dedicación al cafetal se debe, en primer lugar, a las mayores exigencias deri-

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Unidad de producción 1 Cafetal= 3.5 hectáreas Maíz= 1.5 hectáreas

Unidad de producción 2 Cafetal= 0.15 hectáreas Maíz (aparcería)= 0.25 hectáreas

vab/ha café= 7 140 etb 2009 (177 hombres-día/ha)

vab/ha café= 4 131 etb 2009 (120 hombres-día/ha)

vab/ha maíz= 7 240 etb 2009 (Semilla híbrida + dap + urea)

vab/ha maíz= 2 440 etb 2009 (semilla local + dap)

Renta agrícola= 32 700 etb 2009 (remuneración jornaleros = 9145 etb 2009)

Renta agrícola= 32 700 etb 2009 (remuneración jornaleros = 9145 etb 2009

Distribución de la renta agrícola

Distribución de la renta agrícola

Huerto

Huerto

Maíz Ganadería

Café Apicultura

Inversión en otros sectores

Ganadería

Maíz Apicultura

Café Jornalero

Inversión en otros sectores

Cuadro 1. Comparación de dos unidades de producción "tipo" identificadas en el municipio de Bulbulo, distrito de Gomma. vadas del calendario de trabajo del agricultor, dado que ciertas puntas de trabajo relacionadas con los cultivos anuales coinciden con los deshierbes y la cosecha del café. Resulta, en segundo lugar, de la dependencia del trabajo jornalero –en cafetales ajenos como los del primer caso expuesto– de una buena parte de la renta de estos agricultores, los cuales, para no rechazar los jornales propuestos por los empleadores –rechazo que éstos podrían tomarse negativamente– renuncian a mantener mejor sus propias parcelas de café. Dada la reducida renta obtenida de sus pequeños cafetales estos agricultores apenas tienen acceso a

los «paquetes tecnológicos» citados anteriormente y la riqueza por unidad de superficie que obtienen del cultivo de maíz no llega al tercio de la mencionada en el primer caso presentado –rondando los 2400 etb2009/ha–. La renta total del agricultor se aproxima al umbral de supervivencia y procede, mayoritariamente, de los cultivos de subsistencia –maíz y cultivos calóricos practicados en las pequeñas parcelas de huerto– y de la venta de su propia fuerza de trabajo. Aunque entre los dos casos indicados, en cierto modo extremos, pueden encontrarse situaciones «intermedias», debe recordarse que la tendencia Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 45

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actual es hacia un agrandamiento de ciertas explotaciones en detrimento de otras, por el momento contenido dada la legislación vigente relativa a la administración de las tierras (supra). En efecto, parte de la elevada renta del agricultor –o «agricultor-empresario»– del primer caso expuesto puede ser reinvertida en esta extensión, sobre todo cuando las perspectivas de mercado parecen halagüeñas como en la actualidad. En plena coyuntura de precios favorables a nivel internacional, el «agricultor-empresario» procura además almacenar el café «coque» –producido en su propia explotación, pero también comprado a los pequeños productores como el agricultor del segundo caso descrito– el mayor tiempo posible para venderlo, a partir de los meses de mayo y junio, cuando el precio pagado por los compradores que lo transportan a Addis Abeba empieza a aumentar considerablemente13. Con superficies en aumento, una productividad elevada y precios muy favorables, este segmento pudiente de agricultores se beneficia de todas las ventajas asociadas a la especialización cafetalera. Además se previene de los riesgos que la acompañan manteniendo un nivel suficiente de producción de alimentos –a veces con contratos de aparcería con agricultores de zonas cercanas no cafetaleras– e invirtiendo parte de las ganancias en la diversificación de sus actividades económicas. En el extremo opuesto del espectro social, los agricultores representativos del segundo caso descrito, que viven en la urgencia del momento, no pueden permitirse ni la extensión de sus cafetales –a falta de tierras– ni la especulación sobre los precios del café. Efectivamente, la venta del café «coque» se produce a más tardar en febrero para financiar los sembríos de maíz de esos meses o para comprar alimentos una vez acabado el grano cosechado en octubre. Además, aquellos que disponen de tierras de sembrío propias –aparte de un pequeño cafetal– evitan re-afectarlas a la producción de café pese a que la coyuntura de precios les pueda ser favorable. Detrás de esto se encuentra la voluntad de mantener la mayor autonomía alimentaria posible, a pesar de una creciente dependencia de los ingresos monetarios 13  Por ejemplo, en 2009, el precio del café «coque» en el distrito de Gomma pasó de unos 9 ETB/kg en enero y febrero a 16 ETB/kg en los meses de julio a septiembre. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 46

procedentes tanto de la venta de café como de los jornales. Excluidos de toda posibilidad de diversificar sus actividades económicas invirtiendo en otros sectores, la extensión cafetalera es una alternativa que conllevaría demasiados riesgos14 y haría peligrar la subsistencia de sus familias. Detrás de las crecientes desigualdades socioeconómicas que caracterizan a la región de Gomma nos encontramos por lo tanto con estrategias opuestas en lo que se refiere al lugar ocupado por el café en la creación de riqueza y en la asignación de los recursos en el seno de las unidades de producción. No obstante y como si se tratase de una enésima vuelta de tuerca en el proceso de precarización de una parte considerable del campesinado de Gomma, muchos de los agricultores con menores recursos se ven abocados hoy, hasta cierto punto en contra de su voluntad, a la extensión de sus cafetales. Efectivamente, el avance de los cafetales promovido por la clase pudiente de «agricultores-empresarios» supone también la extensión de un ecosistema propicio a las poblaciones de granívoros depredadores de las cosechas de cereales. Muchos de los agricultores en situación más precaria que dependen en gran medida de los resultados que obtienen de los cultivos anuales (supra), deben redoblar la vigilancia de sus parcelas para hacer frente a la progresión de los cafetales de otros y de los granívoros que en ellos habitan. Sin embargo, alcanzado un determinado umbral de avance del arbolado, la mejor vigilancia nunca resulta suficiente y las cuantiosas pérdidas anuales pueden llevar al agricultor afectado a inclinarse en favor de la reconversión de su parcela al cultivo de café, con todos los riesgos que ello conlleva. La especialización cafetalera es por lo tanto impuesta, en cierto modo, al conjunto de la población, incluso a aquellos a los que hace más vulnerables. Esta tendencia puede atribuirse al creciente empuje de las estrategias individuales en un contexto de profunda integración de la sociedad en una economía de mercado, en detrimento de un cierto sentido del interés colectivo. En efecto, en otras regiones como Mana donde, como resultado de los movimientos 14  Al riesgo, inherente a toda especialización, de depender de una sola fuente de creación de riqueza, se añaden aquellas contingencias específicas del café: variabilidad interanual de los rendimientos, y de los precios del café, incidencia de la CBD (Coffee Berry Disease), etc.

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históricos descritos, las desigualdades socioeconómicas son mucho menores y las relaciones sociales están mucho menos polarizadas, la mayor cohesión social a nivel de los vecindarios –agrupados bajo la institución local Iddir15– impide toda reconversión cafetalera efectuada a título individual, sin concertación previa, que pudiera ser perjudicial a los usuarios de las parcelas próximas. Toda desviación con respecto a esta pauta, supondría para el transgresor un deterioro de la relación con sus vecinos y con el comité electo que coordina el Iddir, poniendo en riesgo la posibilidad de acceder a las ventajas que emanan de éste: resolución de conflictos vinculados al uso de recursos comunes, establecimiento de cuadrillas para el trabajo en ayuda mutua, asistencia a los miembros víctimas de una descapitalización accidental, etc. Tan sólo cuando ha alcanzado un cierto nivel de recursos y renta, el agricultor puede decidir seguir una vía más individualista. Se trata de aquel nivel que le permite alcanzar por sí mismo iguales o mejores resultados que los que proporciona la pertenencia al Iddir a la hora de afrontar las dificultades de todo orden que pesan sobre el mundo rural. Ciñéndonos, por ejemplo, a las dificultades que conllevan las puntas de trabajo del calendario agrícola, se trata de aquel nivel de riqueza que le permite afrontarlas recurriendo a la contratación de mano de obra asalariada y reduce su dependencia de aquellas prácticas sociales consistentes en mutualizar la fuerza de trabajo. Sin embargo, en las regiones de Mana y de Kafa, pocos son los agricultores que alcanzan esta cota de bienestar económico y pocos son también los que logran desvincularse de su comunidad de vecinos sin poner en riesgo su subsistencia. En la región de Kafa, la regulación colectiva de las prácticas va de hecho más allá que en Mana. Efectivamente, en el ámbito de los cultivos anuales practicados en las parcelas de claro, los agricultores convienen colectivamente las sucesiones practicadas a nivel individual con el objetivo de «sincronizar» los ciclos en aquellas parcelas próximas unas de otras y, de este modo, racionalizar el control colectivo de éstas frente a la amenaza de los depredadores granívoros. Aquí también, nuevamente, toda iniciativa individualista que buscando 15 El Iddir es una institución tradicional especialmente centrada en la asistencia a sus miembros cuando sobreviene algún accidente, enfermedad o fallecimiento (Dercon S. et al., 2006).

una mayor remuneración del trabajo –en particular aquellas relacionadas con el cultivo de café16– resultase incompatible con dicha concertación, pondría a su promotor en una situación comprometida con respecto a su comunidad de la que, por otro lado, depende para acceder a la ayuda mutua o para ser asistido en caso de descapitalización puntual, es decir, en resumen, para existir en sociedad. Por lo tanto, en las regiones de Mana y de Kafa, a pesar de un cierto nivel de diferenciación socioeconómica persiste, en el seno de las comunidades de vecinos, un sistema de relaciones sociales que favorece una cierta regulación colectiva de las prácticas agrícolas orientada a satisfacer al interés colectivo17. A su vez, esta regulación redunda positivamente en la estabilidad de las relaciones sociales de producción limitando así, de facto, el enriquecimiento de una franja del campesinado en detrimento de la mayoría. No obstante, la extensión cafetalera, a diferencia de los cultivos de subsistencia, por la lógica de mercado y de acumulación material en la que se inserta, tiende a desagregar este sistema de relaciones en detrimento del citado interés colectivo. En ese sentido puede afirmarse que estas modalidades de regulación colectiva son las que en Mana y Kafa –regiones en las que el café representa apenas entre un 5 y un 25% de la riqueza creada en el seno de las unidades de producción (El Ouaamari et al., 2010)– contienen, en definitiva, la «dislocación socioeconómica» que padece el campesinado en distritos como el de Gomma. Sin embargo, las contradicciones que acompañan el avance del café y, con él, el de la esfera mercantil, no tardan en aparecer también en el seno de comunidades de agricultores en las que, aunque sea mínima, una cierta estratificación socioeconómica preliminar existe. Tienden a hacerse más recurrentes, sobre todo con el auge de las recientes grandes 16  Una práctica de esta naturaleza sería, por ejemplo, la de sembrar el maíz precozmente a manera de disponer de tiempo para otras actividades, en particular para el cultivo de café (El Ouaamari et al., 2010). 17  Inspirándonos de la sociología de Pierre Bourdieu, dicho «interés colectivo» puede ser concebido como una «necesidad hecha virtud» (Bourdieu, P. 1980: Le sens pratique. Paris: les Editions de Minuit) motivada por la urgencia cotidiana, vivida por cada agricultor, de tener que hacer frente a las numerosas fuentes de incertidumbre vinculadas a la actividad agrícola, comunes a todos, y que hacen peligrar la subsistencia de su familia.

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inversiones cafetaleras privadas y las iniciativas federales y extranjeras para promover la producción cafetalera de calidad. En la siguiente y última sección procuraremos dar una idea general de dichos modelos de producción e iniciativas que no son sino parte integrante de la alternativa en términos de desarrollo agrícola regional, centrada en el cultivo de café, promovida tanto por los responsables políticos como por los proveedores internacionales de fondos. 4. La caficultura, ¿alternativa de desarrollo agrícola? ¿a favor de quién? Desarrollos capitalistas y dispositivos para «objetivar» la calidad Desde mediados de los años 1990, son numerosas las formas que ha tomado la apuesta de las autoridades, apoyadas por instancias internacionales de distintos ámbitos –UE, USAID, Banco Mundial, ONGD, centros académicos, sellos internacionales de la agroindustria, etc.–, por la «vía cafetalera» como alternativa de desarrollo agrícola en el suroeste de Etiopía y, por extensión, como opción para el desarrollo económico nacional. «Aguas arriba» de la cadena de valor existen ambiciosos programas de extensión agrícola orientados hacia la difusión de nuevos cultivares y nuevos sistemas de manejo de los cafetales que quedan resumidos en el «Ethiopian Coffee Handbook»18. En la misma línea, existe un apoyo, en forma de recompensas y premios a aquellos agricultores «modélicos» que logran incrementar la cantidad y la calidad del café que producen. Como puede suponerse de todo lo visto anteriormente, dichas gratificaciones tienden a recaer principalmente sobre aquellos agricultores que disponen de los medios para aventurarse en la especialización cafetalera, es decir, aquellos progresivamente desvinculados del trabajo directo de la tierra y a los que nos hemos referido como «agricultores-empresarios» (supra). Las autoridades favorecen igualmente la reagrupación de los pequeños productores de café en cooperativas, estructuras que garantizarían a sus miembros, en teoría, una mayor retribución que la que obtendrían a través de los canales convencionales de comercialización. 18  Editado por el Coffee and Tea Authority en 1995 (con el apoyo del acp-Commodities Program de la ue). Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 48

Además, «aguas abajo» de la cadena de valor se han establecido convenios entre el gobierno federal y la Unión Europea que han permitido financiar, entre otras cosas, numerosas estaciones de procesado en húmedo y en seco del café cosechado. Las autoridades dan también facilidades para el establecimiento de estaciones de procesado privadas, y mantienen un control férreo sobre toda la cadena de valor, mediante un sistema de trazabilidad de la calidad y una fuerte regulación en lo referente a las licencias otorgadas tanto a los colectores en los lugares de producción como a los agentes exportadores en Addis Abeba19. A todo lo anterior se añaden otros dos tipos de acción, sobre los que nos vamos a centrar, por ser muy reveladores del carácter «top-down» en el que esta alternativa de desarrollo está siendo impuesta, especialmente ajena a los procesos de dislocación socioeconómica asociados a la especialización cafetalera que hemos venido mencionando. Se trata por un lado de las facilidades dadas al establecimiento de grandes plantaciones cafetaleras privadas y, por otro, de la multiplicación de los proyectos para la certificación y la mejora del posicionamiento internacional de los cafés etíopes en el mercado exterior. Muy de actualidad en el conjunto del continente africano, el fenómeno de «Land Grabbing» ha alcanzado también a las tierras altas forestales del suroeste de Etiopía y, especialmente, a la región de Kafa. En cierto sentido, el desarrollo de grandes plantaciones de café asalariadas sobre concesiones forestales otorgadas por el estado, puede ser entendido como la prolongación, a una escala mayor, del modelo de plantación de tipo «patronal-familiar» que hemos retratado en la sección anterior refiriéndonos al caso de la región de Gomma. La «Forestry Conservation, Development and Utilization Proclamation No. 94/1994» y su actualización –Proclamation No 542/2007– han representado un punto de inflexión clave en este proceso, dada la mención explícita relativa a la gestión privada de los bosques que incluye la posibilidad de conceder espacios forestales a inversores y empresas. Ambas proclamaciones establecen que aunque las poblaciones locales tienen derecho a beneficiarse de los «desarrollos forestales», el uso que hagan de 19  Para acceder a más información sobre la cadena de valor del café etíope consúltese, entre otros, Petit (2007).

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los bosques y sus recursos no deberá obstaculizar dichos desarrollos. La proclamación de 2007 va más allá decretando que las autoridades podrían proceder a la evacuación de dichas poblaciones a otros lugares habitables siempre y cuando un estudio previo elaborado por un estamento apropiado así lo establezca. Estas disposiciones legales parecen haber dado pie a una oleada de grandes concesiones estatales de espacios forestales a inversores privados. Éstas se acompañan frecuentemente de la pérdida, por parte de las poblaciones locales, de sus derechos de acceso, tanto a aquellas parcelas apropiadas individualmente en las que algunos agricultores mantenían pequeños cafetales familiares, como a aquellos espacios, más densos, cuyo uso era organizado colectivamente. Las concesiones son otorgadas mediante un contrato establecido entre el inversor y las autoridades regionales que debe ser validado por el gobierno federal. Dicho contrato contiene el documento del proyecto de desarrollo forestal que el inversor desea poner en marcha así como las garantías relativas al capital necesario. En la región de Kafa, el tamaño de las concesiones varía entre 10 y mil hectáreas. Un informe de 2008, cifra la superficie total concedida hasta 2007 en 16,341 hectáreas (Tezera Chernet, 2008). Dichas concesiones son afectadas a la producción cafetalera a gran escala, mediante el desbroce del estrato arbustivo, la reducción del estrato arbolado y la plantación de cafetos obtenidos en vivero. Dados unos jornales reducidos –entre 5 y 10 ETB2009– y la casi gratuidad de la tierra, la rentabilidad de estos proyectos es muy elevada. Esta apropiación masiva de tierra, al privar a los agricultores del acceso a los recursos forestales reduce las posibilidades de ingresos asociadas a la producción de miel, café y especias. Además constituye una amenaza para el buen funcionamiento de las unidades de producción dada la estrecha integración que en ellas se da entre los espacios forestales y de claro (supra). Efectivamente recordemos que el acceso a los bosques es básico para la alimentación del ganado, para las transferencias de fertilidad hacia las parcelas de sembrío y para la obtención de los materiales que requiere la construcción de las viviendas y de las herramientas de trabajo. Estas grandes concesiones comprometen igualmente las redistribucio-

nes de tierra que promueven las autoridades locales para permitir la instalación de jóvenes agricultores y así aliviar algo la creciente presión demográfica. Es en este contexto de desposesión y de precarización de buena parte de la población como resultado de la especialización cafetalera que deben entenderse los diferentes proyectos de certificación y de promoción de la calidad de los cafés regionales. Los dispositivos de certificación bajo criterios sociales, medioambientales y de calidad organoléptica, hacen parte de las alternativas propuestas desde principios de los años 1990 para «objetivar la calidad» del café (Renard, 2003) en respuesta a la ausencia de los mecanismos de estabilización de precios que resultaban de los Acuerdos Internacionales sobre el Café (1962-1989) (Ponte, 2002). En el caso de las regiones de Etiopía a las que nos hemos referido, tanto las formas y criterios específicos que toman estas iniciativas como el modelo de producción al que se aplican son heterogéneos. Nos vamos a referir, en particular, a dos de ellas, la primera identificada en la región de Kafa, el programa Utz certified, y la segunda en el distrito de Gomma, centrada en el objetivo aumentar la proporción de café de calidad exportable y potencialmente certificable procedente de unidades familiares. El dispositivo propuesto por el programa internacional de certificación Utz certified incluye criterios de orden medioambiental y socioeconómico –basados en los estándares de las Good Agricultural Practices y en la convención de la Organización Internacional del Trabajo (Stellmacher 2011, Utz certified 2010). En la región de Kafa, el sello Utz fue concedido a la compañía privada «Green Coffee Agro-Industry» que controla, entre otros activos, una plantación de unas mil hectáreas en los alrededores de la localidad de WushWush. En este caso, por lo tanto, la certificación sirve directamente los intereses de los grandes desarrollos cafetaleros capitalistas. En efecto, el diferencial de precio pagado por el café que resulta de la certificación podría convertirse en un incentivo –añadido a las facilidades para acceder a la tierra– para que nuevos inversores se decidan a colocar su capital en la producción cafetalera. Así, la certificación de cafés procedentes de este tipo de estructuras de producción podría acelerar el movimiento de acaparamiento de espacios forestales, privando a los usuarios Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 49

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locales de estos últimos de una fuente de recursos imprescindibles a ciertas operaciones agrícolas y a la relativa autonomía de sus unidades de producción familiares. Los eventuales beneficios para la población local en forma de jornales más cuantiosos necesitarían ser evaluados cuantitativamente. No obstante debe tenerse en cuenta que estas plantaciones ofrecen básicamente un trabajo estacional para el deshierbe y la cosecha del café entre los meses de septiembre y enero. Además, en el caso de la región de Kafa, este periodo coincide con la punta de trabajo del calendario agrícola correspondiente a la vigilancia y cosecha del maíz. El trabajo en las grandes plantaciones de café se haría pues en detrimento de las actividades vinculadas a la producción de alimentos. En ese sentido la evolución de los precios relativos del jornal y de los alimentos deberían tenerse en cuenta en la evaluación económica –para la colectividad– de este tipo de desarrollos. Efectivamente, el aumento de los precios de los cereales en 2008 reveló la situación de fragilidad en la que viven diariamente los jornaleros agrícolas, debido a las fuertes fluctuaciones de su poder adquisitivo (supra). Otra de las iniciativas orientadas hacia la mejora de la calidad y la promoción del café etíope corresponde a un ambicioso programa puesto en marcha a mediados de los años 2000 por un entramado de agencias intergubernamentales, asociaciones del sector 18 y proveedores de fondos públicos y privados20 en distintas regiones cafetaleras del este africano, y en particular en el distrito de Gomma. Uno de los objetivos de dicho programa era el de propiciar una mejora de la calidad del café vendido por los pequeños productores alentándoles a procesar las cerezas por la vía semi-húmeda21 mediante el uso de despulpadoras manuales. Para ello, se distribuyeron 25 despulpadoras a un total de 125 agricultores del distrito organizados en

20  Se trata de la Common Fund for Commodities, del Fondo Europeo de Desarrollo (acp Commodities Program), del International Coffee Organization (ico), del East Africa Fine Coffees Association (eafca), el Ministerio de Agricultura de Etiopía, de la ong cab-International y de la firma de cafés italiana Illy. 21  El procesado del café por las vías húmeda y semi-húmeda garantiza una mejor calidad que aquel realizado por la vía seca, mayoritariamente seguida por los pequeños productores. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 50

grupos de 5 copropietarios. Una vez mejorada la calidad del café, se trataba de establecer condiciones de comercialización favorables a los productores. En ese sentido, durante los cinco primeros años del proyecto el café procesado –café parche– era transportado directamente a la subasta –auction– en Addis-Abeba, sin intermediarios, esperando que entre tanto se fortaleciese la posición de los productores frente a los compradores locales, estaciones privadas de procesado de café parche. A pesar de las ventajas absolutas de las despulpadoras razonadas sobre la base de elaborados análisis de coste-beneficio (Musebe, 2011), el proyecto ha tenido un impacto desigual entre los agricultores beneficiarios. La cantidad media de café procesado indica una infrautilización del equipamiento ofrecido, por debajo de aquella que permite compensar los costes de producción (Ibid.). En algunos casos, el uso de las despulpadoras ha sido prácticamente nulo, privilegiándose en esos casos la vía seca. No obstante, algunos agricultores habrían superado con creces las expectativas en cuanto a las cantidades procesadas. Detrás de esta gran variabilidad de resultados podemos sospechar que, más que un gran potencial para la producción de mayores volúmenes de café procesados por vía semihúmeda (Ibid.), se encuentra la gran heterogeneidad socioeconómica de las unidades de producción del distrito de Gomma sobre la que hemos insistido en las secciones anteriores y que no parece haberse tenido en cuenta en la formulación del proyecto22. Efectivamente, en 2010 pudimos entrevistar a dos de los beneficiarios de este programa que han adoptado con éxito el procesado del café por vía semi-húmeda y, en ambos casos, se trataba de aquellos a los que nos referíamos como «agricultores-empresarios» en la sección anterior. En ese sentido, el proyecto, partiendo de la idea de que los ingresos derivados de la venta de un café de calidad constituyen en lo absoluto una oportunidad para un campesinado empobrecido en su conjunto, parece haber beneficiado exclusivamente a aquellas unidades de producción ya orientadas decididamente hacia una especialización cafetalera, aquellas que disponen de medios y 22  Efectivamente, los beneficiarios del proyecto fueron escogidos al azar (Musebe et al., 2011).

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recursos suficientes para llevarla a cabo sin excesivos riesgos y que se hallan en plena dinámica de acumulación y de diversificación de las actividades económicas, mientras deja al margen a la parte del campesinado que más peligrosamente roza los umbrales de subsistencia. Conclusiones y perspectivas A lo largo del siglo XX, sobre todo desde los años 1950-60, los mayores niveles de desarrollo cafetalero en las tierras altas del suroeste de Etiopía se han registrado allí donde existían grandes reservorios de fuerza de trabajo –local e inmigrante– disponibles en los momentos clave del ciclo de cultivo. En algunos distritos, como el de Gomma, fue también la presencia de una élite política y económica muy favorecida por el régimen imperial la que, manteniendo una fuerte asimetría de las relaciones de producción caracterizada por el monopolio sobre la tierra y la situación de precariedad de jornaleros y aparceros, propició el avance de los grandes cafetales y con ellos el de la economía de mercado. A pesar de los efectos «equilibradores» de la Reforma Agraria de 1975, un cierto nivel de diferenciación socioeconómica ha persistido hasta nuestro días en aquellas regiones históricamente más cafetaleras, y éste tiende a acentuarse en el contexto de la «economía mixta» en vigor desde los años 1990. Como hemos visto, la actual expansión cafetalera que tiene lugar en regiones como la de Gomma parece favorecer a aquellos «agricultores-empresarios» más pudientes, mientras condena a muchos otros a una precarización creciente y a la reducción paulatina de la autonomía de sus pequeñas explotaciones, centradas inicialmente en el autoabastecimiento de alimentos, pero cada vez más dependientes de los ingresos monetarios inestables que procura el café y el trabajo como jornaleros. En este contexto, la apuesta de las autoridades, de las agencias de desarrollo y de los proveedores de fondos internacionales ha ido en el sentido de favorecer la «vía cafetalera» como alternativa de desarrollo sostenible para el país, con la promesa de un crecimiento económico con rostro humano asociado al incremento en cantidad y calidad del café etíope. Para ello, buena parte de los esfuerzos –extensión, equipamientos, organización de la comercialización– parecen haberse centrado en el incremento de

las capacidades de las explotaciones familiares. No obstante, los recursos transferidos parecen favorecer principalmente a una reducida parte de éstas, aquellas lo suficientemente «competitivas» para afrontar los riesgos asociados a la especialización. Por otro lado, allí donde se estima que existe un desfase entre el «potencial cafetalero» y la producción real, como en la región de Kafa, se delegan los esfuerzos en la gran inversión privada mediante la concesión de extensos espacios forestales para el establecimiento de vastos cafetales asalariados. Como hemos mencionado, estas inversiones comprometen el buen funcionamiento de las pequeñas unidades de producción campesinas locales dependientes del acceso a estos espacios forestales. Como alternativa a este tipo de desarrollos, las autoridades y varias ong han promovido en la región de Kafa la formación de grupos de usuarios locales basándose en el marco práctico PFM –Participatory Forest Management– propuesto por organismos internacionales como fao o el Banco Mundial. Cierto es que los proyectos PFM han permitido frenar considerablemente el acaparamiento de los bosques por los inversores cafetaleros. Debemos añadir que las iniciativas de tipo PFM llevadas a cabo en Etiopía están actualmente en vías de ser integradas al programa redd –Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation– de la onu (fao, 2010). Dicho programa se centra en promover –mediante incentivos financieros y de mercado– la conservación forestal como medio de reducir las emisiones de carbono a la atmósfera. En este sentido, el valor de los bosques de la región de Kafa –recientemente clasificados como Reserva de la Biosfera por la unesco– ha sido establecido en términos de créditos de carbono (Ibid.), como lo ha sido igualmente la ganancia que se obtendría de la conservación de dichos bosques mediante, por ejemplo, las iniciativas de tipo pfm. Ante este tipo de valoraciones se plantea la pregunta de quiénes serían los beneficiarios en última instancia de este tipo de transacciones, a lo que difícilmente podemos responder dada la gran incertidumbre que rodea actualmente a estos mecanismos de compensación. Así, como el acaparamiento de tierras o la especialización cafetalera, los créditos de carbono, parecen confluir en un proceso relativamente unitario de Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 51

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inmersión brusca en la esfera de la economía globalizada de una sociedad agrícola centrada en la producción de alimentos para el autoabastecimiento. Frente a este escenario podemos preguntarnos: ¿cómo puede redirigirse este proceso para que no comprometa definitivamente la supervivencia de estas sociedades? A pesar de haber repetido con frecuencia, a lo largo de esta comunicación, el estrecho vínculo entre el desarrollo cafetalero y la desagregación de las sociedades campesinas en el suroeste de Etiopía, pensamos que el cultivo de café puede ocupar un lugar en la mejora de las condiciones de vida de muchas familias de estas regiones siempre y cuando su adopción sea por propia iniciativa de éstas. Efectivamente, en la región de Kafa, los pequeños cafetales establecidos en el seno de las unidades de producción familiares, demuestran la capacidad de los agricultores para asignar de manera óptima los escasos recursos de los que disponen –una vez alcanzados unos objetivos mínimos de producción alimentaria– y pueden constituir una fuente no despreciable de ingresos y de ahorro para los momentos de dificultad. En este sentido y volviendo a las posibilidades de la certificación se plantea la siguiente pista: ¿Esta producción campesina de café no podría ser valorizada por el consumidor occidental, dispuesto a pagar un complemento por un café que, producido en un ecosistema forestal, se articula además con unas producciones de subsistencia que garantizan la seguridad alimentaria de las poblaciones locales? Bibliografía Cochet, H. 2012. The systeme agraire concept in francophone peasant studies. Geoforum. 43: 128-136. Deininger, K., D. Ayalew Ali, S. Holden, J. Zevenbergen. 2007: Rural land certification in Ethiopia: process, initial impact, and implications for other African countries. Working Paper 4218. Washington: World Bank. Dercon, S., J. De Weerdt, T. Bold T., A. Pankhurst. 2006: Group-based funeral insurance in Ethiopia andTanzania. World Development. 34(4): 685-703. Dufumier, M. 1995: Understand complexity: classification of farm holdings for diagnostic analysis of agrarian situations. The Rural Extension Bulletin. 7: 17-23.

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Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / / 53

Agronomía y ambiente de la pera (Pyrus communis L.) en la región central de Veracruz Mariana Sánchez Cervantes1 Juan Guillermo Cruz Castillo2 Héctor Daniel Inurreta Aguirre3 Resumen En los años sesenta, a través de programas gubernamentales se introdujeron árboles de pera en los municipios de Tlaquilpa, Soledad Atzompa y Tehuipango, en Veracruz, por ser sitios fríos para posibilitar su floración. Actualmente, la información agronómica y ambiental relacionada con la producción de pera es escasa, no existen datos históricos sobre su establecimiento, desarrollo agronómico y comercial, por lo que se realizaron encuestas con pequeños productores para obtener información en las que se utilizaron componentes principales (CP). En general, los pequeños productores no ejecutaron un control de plagas y enfermedades ni asociaron sus árboles con otros cultivos, tampoco aplicaron cal y fertilizantes al suelo. La mayoría de la fruta fue para autoconsumo y el resto se comercializó en mercados regionales; también se georeferenciaron perales en esos tres municipios y en Calcahualco, establecidos entre los 1 958 m y 2 637 m de altitud, en donde la temperatura media máxima promedio en los meses de noviembre, diciembre y enero fue de 16.8° en Tlaquilpa, de 17.8º en Tehuipango, de 18.5º en Soledad Atzompa, y de 21.0º en Calcahualco. Las mínimas promedio en esos meses fueron de 6.6º en Tlaquilpa, de 7.9º en Tehuipango, de 7.9º en Soledad Atzompa, y de 2.6º en Calcahualco. En Tlaquilpa y Soledad Atzompa se establecieron los árboles en un suelo luvisol crómico con fase lítica, en Tehuipango en un feozem haplico, y en Calcahualco en un andosol húmico. Finalmente se determinó que la mayoría de pera existente en esos municipios es del cultivar Kieffer. Palabras clave: zonas tropicales de altura, frutales caducifolios en el trópico, fruticultura en montañas, pera Kieffer.

Agronomy and environment of the Pear (Pyrus communis L.) in the central region of Veracruz Abstract Pear trees were introduced in several counties of the Veracruz State where chilling would be adequate to pursuit blooming. This was supported by a program of the government in 1960. In the present, the agronomic and environmental information regarding pear production in Veracruz is little. There is not historical data about its planting, and agronomic and commercial development. 40 Surveys with small pear producers were performed in Tlaquilpa, Soledad Atzompa, and Tehuipango counties. The information was analyzed by principal component (PCs). In general the pear growers did not control pests and diseases, they did not mix the pear trees with other crops. Few producers applied lime and fertilizers to the soil. The fruit mainly is own consumed and few is sold in regional markets. Pear trees were also geo-referenced in the three mentioned counties and in Calcahualco. The trees were growing between 1958 m and 2637 m of altitude. The average maximum tepera1 Egresada de la carrera de Agronomía. Universidad Veracruzana, Peñuela, Ver. 2 Profesor investigador del Centro Regional Universitario Oriente. Universidad Autónoma Chapingo. Autor para correspondencia: [email protected] 3 Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, Campo Experimental Cotaxtla. km. 34.5 Carr. Veracruz-Córdoba. C.P. 94270.

Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  55

Mariana Sánchez Cervantes, Juan Guillermo Cruz Castillo y Héctor Daniel Inurreta Aguirre

tures trough November, December and January were in Tlaquilpa 16.8º, Tehuipango 17.8º, Soledad Atzompa 18.5º, and Calcahualco 21.0º. The average minimum temperatures in these months were in Tlaquilpa 6.6º, Tehuipango 7.7º, Soledad Atzompa 7.9º, and Calcahualco 2.6º. In Tlaquilpa and Soledad Atzompa the trees were established in a Chromic luvisol with a illitic phase, in Tehuipango in Haplic phaeoezem, and in Calcahualco in humic Andosol. Kieffer is the pear mostly growing in those counties. Keywords: tropical highlands, temperate fruit in the tropics, mountain fruitgrowing, Kieffer pear. Introducción La pera es uno de los frutales caducifolios más cultivados en el mundo, en 1996 ya existían cerca de 5 000 cultivares pero no todos ellos se han sembrado comercialmente (Bell et al., 1996). Es un fruto de amplio consumo en México y se cosechan alrededor de 21 mil 573 ton, equivalentes a una producción media de 5.29 ton/ha. (siap, 2012). La superficie cultivada es de 4 454 has, los principales estados productores son Puebla y Michoacán en orden de importancia (siap, 2012), sin embargo la producción nacional no es suficiente y 91% de las importaciones proviene de Estados Unidos. Cada mexicano consume en promedio un kilo de pera al año (http://www.uaex.edu/Other_ Areas/publications/PDF/FSA-2118SP.pdf). Valor muy parecido al consumo per capita en el Reino Unido que fue de 2 kg, en contraste con Italia, donde se consumen 15 kg (Deckers y Schoofs, 2002). En el estado de Veracruz se produce y comercializa la pera; en 1996 se cubría 3.55% de la producción total nacional de este fruto (Anónimo, 1996). Hace años a través de programas de gobierno fueron introducidos frutales caducifolios en las zonas montañosas donde existe un clima templado. Entre 1960 y 1970 se entregaron árboles frutales a habitantes de municipios con bajo desarrollo social y económico (Anónimo, 2011). A principios de la década de los ochenta en la zona fría de la Sierra de Zongolica, se estableció un programa del Instituto Nacional Indigenista para impulsar el cultivo de frutales caducifolios que también formen parte del paisaje en zonas tropicales de altura en ese estado; se plantaron en traspatios y en pequeñas huertas, y se supone que la producción es para autoconsumo o para suplir prinRevista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  56

cipalmente la demanda en mercados regionales y forman parte de una estrategia de los productores para obtener mayores recursos económicos y mejorar su dieta, y al mismo tiempo cultivar maíz (Zea mayz L.), haba (Vicia faba L.), frijol (Phaseolus lunatus L.) y papa (Solanum tuberosum L. ) (Cruz-Castillo et al., 2001). Las zonas frías de Veracruz presentan potencial para la producción de frutales pero se deben contemplar los requerimientos de horas frío para inducir la floración de las especies a introducir, y considerar que en el invierno se presentan días calurosos que reducen la acumulación de horas frío (Subhadrabandhu, 1995). La falta de suficientes horas frío ha sido un problema en el cultivo y manejo de frutales caducifolios en las zonas tropicales de altura en Guatemala (Cruz-Castillo et al., 2006), Malawi (Tembwe y Arnold, 1985) y Tailandia (Subhadrabandhu, 1995). No existen documentos que indiquen que en la región central de Veracruz se llevaran a cabo introducciones recientes ni de antaño; tampoco se localizaron archivos con el nombre de los cultivares introducidos, su origen y lugar de plantación y nunca se dio seguimiento agronómico al crecimiento y desarrollo de la pera y otros caducifolios. En contraste, en otros países de América Latina la producción de frutales de clima templado en zonas tropicales ha sido determinante para fomentar un adecuado desarrollo económico y social, por ejemplo en Guatemala se han exportado peras a la república de El Salvador (Cruz-Castillo et al., 2006), y de Colombia a Venezuela (Miranda, 2012). La información sobre la región central de Veracruz sobre suelos y clima donde se cosecha la pera no se encuentra fácilmente; la opinión de productores sobre el manejo agronómico y adaptación ambiental de sus árboles tampoco se sabe, y es importante para planear mejoras a este cultivo. En realidad, en Veracruz y en las zonas tropicales de altura en México existe poca información sobre la pera. El objetivo del presente estudio fue recabar información sobre el cultivo, manejo y comercialización de la pera, asimismo conocer en forma general, el ambiente donde crece y determinar su localización geográfica en cuatro municipios de la región central de Veracruz.

Agronomía y ambiente de la pera (Pyrus communis L.) en la región central de Veracruz

Materiales y Métodos Entrevistas con productores de pera Se entrevistaron en 2013 a 40 productores en los municipios de Tlaquilpa, Soledad Atzompa y Tehuipango, todos ubicados en zonas tropicales de altura en la región central de Veracruz, los tres últimos considerados como regiones de extrema pobreza (Anónimo, 2012). Estos productores se caracterizaron por tener desde tres árboles de traspatio hasta más de 100 en pequeñas huertas. Las preguntas se enfocaron al cultivo, manejo y comercialización de la pera: 1. ¿Cuál es la superficie de su huerto?; 2. ¿Qué cultivos asocia?; 3. Nombres comunes con los que conoce a la pera; 4. Edad de los árboles; 5. ¿Qué cultivares o variedades tiene?; 6. Injertados o de pie franco; 7. ¿Ha utilizado portainjertos, cuáles son?; 8. ¿Cómo y dónde obtuvo los árboles?; 9. ¿Cuál es la densidad de su plantación?; 10. ¿Abonos orgánicos o inorgánicos, cuáles usa?; 11. Época de la floración; 12. Época de la cosecha; 13. ¿Cuándo es la época de heladas?; 14. ¿Cuándo es la época de sequía?; 15. ¿Cuáles son las plagas y enfermedades?; 16. ¿Cómo controla las plagas y enfermedades?; 17. ¿Cuáles son las labores culturales que lleva a cabo en su cultivo?; 18. ¿Realiza encalado en su huerto?; 19. ¿Dónde y a quienes les vende la fruta producida?; 20. ¿Recibe usted asistencia técnica? Doce variables (preguntas número 1, 2, 4, 6, 9, 10, 12, 16, 18, 19, 20, 21) se analizaron con la técnica de estadística multivariada de componentes principales (CP), cuyo objetivo fue identificar p variables x1, x2, xp y encontrar combinaciones de máxima correlación,

positivas y negativas entre éstas que produzcan índices o cp que sean independientes entre sí. Además, se busca que con esta ausencia de correlación los cp midan diferentes “dimensiones” de los datos (Manly, 1986). Se utilizó el procedimiento Princomp del programa de computadora sas versión 9e. En todos los municipios encuestados se tomaron evidencias fotográficas de la pera (figura 1). Municipios de Veracruz donde se georeferenciaron árboles de pera y estaciones meteorológicas empleadas para determinar el clima Tlaquilpa presenta altitudes entre 1 840 y 2 700 m con una temperatura máxima promedio anual de 22.3 ºC, y una mínima de 5.6 ºC. La precipitación pluvial media anual oscila entre los 634 y los 804 mm. En cuanto al uso de suelo y vegetación, la agricultura ocupa 49%, 3% zona urbana y 48% para bosque. Cuenta con 7 151 habitantes, la población económicamente activa es de 1 846 individuos (inegi, 2009). Para la obtención de datos climáticos se utilizó la estación meteorológica de Puebla Núm. 21084 a 2 212 m y localizada entre 18°31΄41˝ N, y 97°08΄41˝ W. Tehuipango tiene altitudes entre 1 100 y 2 700 m, el rango de su temperatura máxima promedio anual y precipitación es de 14–22 °C y 1100–2100 mm, respectivamente. La agricultura ocupa 68.4 km2, con un alto índice de marginación ya que la mayoría vive en pobreza extrema; los habitantes de las diferentes localidades hablan náhuatl, muy pocas personas

Figura 1. Árbol y frutos de pera Kieffer en Tlaquilpa, Veracruz. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  57

Mariana Sánchez Cervantes, Juan Guillermo Cruz Castillo y Héctor Daniel Inurreta Aguirre

mayores español, por lo que es más difícil para ellos ingresar a un programa de apoyo social (inegi, 2009). La estación meteorológica que se utilizó en Tehuipango es la Ver30174 que se encuentra a 2 305 m y en 18°31’10” N y 97°03’25” W. Soledad Atzompa tiene clima templado-extremoso, con temperatura media anual de 14.1°C y precipitación media anual de 1800 mm, altura máxima de 2360 m, con una población de 21 500 habitantes, con una superficie dedicada a la agricultura de 37 km2 (inegi, 2009). La estación meteorológica más cercana se encontró en Puebla (21053) a 1 693 m y en 18°36’14” N y 97°16’21” W. El municipio de Calcahualco tiene 13 000 habitantes y altitudes entre 1 400 y 5 500 m; con clima templado húmedo y abundantes lluvias en verano (55%), semifrío subhúmedo con lluvias en verano (19%), semicálido húmedo con lluvias todo el año (19%) y frío (7%); presenta un rango de temperatura de 1–19 °C; precipitación de 900–1 600 mm; sus principales cultivos son maíz, frijol y papa (inegi, 2009). La estación meteorológica Ver30181 se localiza en 19°03΄12˝ N y 97°08›00» W a 2216 m. Georeferenciación de los frutales Se realizaron cuatro exploraciones en los cuatro municipios mencionados entre febrero y junio de 2013. Se empleó un geoposicionador gps-12 (Channel Garmin Personal Navigator) para obtener datos de latitud, longitud y altitud de cada árbol de pera localizado. Suelos, precipitación, temperatura y radiación solar Se ubicó cartográficamente la localización de los perales georeferenciados, utilizando el sistema de información geográfica (sig) Arc Map 9.3, con el fin de determinar el tipo de suelo donde se encuentran cultivados los perales, se sobrepuso el mapa edafológico escala 1:250,000 del inegi. Se presenta información sobre las primeras dos o tres capas de suelos. Con una base de datos de 1 143 estaciones climatológicas y con información completa de por lo menos 20 años del Servicio Meteorológico Nacional (smn) y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), se asoció información climática a cada árbol georeferenciado, utilizando nuevamente el software

Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  58

ArcMap 9.3 que, mediante una herramienta llamada near, se localizó la estación climatológica más cercana a cada peral, asignándole los datos del clima correspondiente. Resultados y discusión Entrevistas con productores de pera En el cp 1 (cuadro 1) un productor de Tehuipango y otro de Soledad Atzompa (tabla 2) tuvieron árboles con más de 16 años de edad, en un espacio en donde no se asociaron con otros cultivos, con floración tardía en el mes de abril, sin aplicar fertilizante. Mientras que en esos mismos municipios también existieron dos productores con perales de menos de 16 años de edad, con una floración temprana en el mes de enero, con un sistema de producción en monocultivo y aplicación de abonos orgánicos. Este cp tuvo casi 41% de la varianza de todos los datos (cuadro 1). En el cp 2 se muestra principalmente un productor de Tlaquilpa (cuadro 2), que obtuvo árboles de pera a través de programas gubernamentales y cuenta con más de 100, los encala y destina la cosecha para autoconsumo y venta local (cuadro 1). En el cp 3 la cosecha es temprana, no hay alguna asociación con otros cultivos y tampoco aplican fertilizantes (cuadro 1). Dos productores en Tehuipango y Tlaquilpa fueron principalmente caracterizados por este cp (cuadro 2). En contraste, tres productores en Soledad Atzompa producen peras con una cosecha tardía en el mes de octubre y asocian sus frutales con otros cultivos como maíz (Zea mays L.), haba (Vicia faba L), frijol (Phaseolus lunatus L.) y papa (Solanum tuberosum L.), además emplean abonos orgánicos como fertilizante (cuadro 2). El cp 4 sólo tuvo una varianza de 7.7 % y se caracterizó por presentar a dos productores de Tlaquilpa (cuadro 2) que poseen árboles injertados, con una floración temprana en el mes de enero, que son cosechados para autoconsumo y venta local (cuadro 1). En general, la producción de pera en los tres municipios fue con bajos insumos y careció de un manejo agronómico. Entre enero y abril fue la floración y el autoconsumo de la fruta prevalece sobre su venta. Los perales son muy apreciados por sus dueños y el potencial por aumentar el número de frutos por árbol y la introducción de otros cultivares de esta fruta es reconocido por los productores.

Agronomía y ambiente de la pera (Pyrus communis L.) en la región central de Veracruz

Tabla 1. Eigenvectores (varianzas) de cuatro componentes principales (cp) de las condiciones agronómicas del cultivo de la pera en los municipios de Tlaquilpa, Soledad Atzompa, Tehuipango y Calcahualco en Veracruz. Se marcaron los valores más altos en negrita. Los valores propios y su porcentaje acumulado también son mostrados. Variables

CP1

CP2

CP3

CP4

Superficie

0.2752

0.4623

0.1615

-0.1660

Asociación

0.3427

-0.2196

0.4139

-0.0717

Edad

0.3622

-0.0377

-0.2631

0.3260

Propagación

0.2416

0.1106

-0.1138

-0.5962

Obtención fruta

0.1924

0.4731

0.1897

0.1368

Fertilización

0.3245

-0.1299

0.3960

0.0372

Floración

0.3365

0.0297

-0.0064

-0.3712

Cosecha

0.2686

0.1126

-0.5170

-0.1680

Control plag-enfer

0.2712

-0.3509

0.2967

0.1252

Encalado

0.2682

-0.3913

-0.2350

0.0300

Destino cosecha

0.2016

0.4227

0.0224

0.4722

Asistencia técnica

0.3210

-0.1222

-0.3409

0.2823

Autovalor

4.9135

2.0069

1.3265

1.1027

Proporción

0.4095

0.1672

0.1105

0.0919

Acumulada

0.4095

0.5767

0.6873

0.7792

Tabla. 2. Valores de cuatro componentes principales (cp) de las variables medidas para productores de pera en seis municipios de Veracruz. Se marcaron los valores más altos en negrita. Productores

CP1

CP2

CP3

CP4

Tlaquilpa

0.1211

-2.0674

2.2009

-0.0582

Tlaquilpa

-0.2401

5.3960

-0.2627

0.8483

Tlaquilpa

0.1044

-1.4097

-1.0144

0.6825

Tlaquilpa

-0.7274

0.9283

0.5192

3.4232

Tlaquilpa

0.3471

0.6127

-1.3035

2.1019

Tlaquilpa

1.1528

-1.1201

0.0489

0.5580

Tlaquilpa

0.6716

-2.0249

0.9257

0.9587

Tlaquilpa

-0.6078

-2.0001

1.4567

0.9354

Tlaquilpa

-0.8086

-1.2463

-0.8709

1.0393

Soledad Atz

-4.3716

0.8472

0.7567

-0.1898

Soledad Atz

-3.4502

0.8597

0.4858

-0.4888

Soledad Atz

-2.6629

-0.2886

-0.2039

-0.4005

Soledad Atz

-2.0173

-0.5344

-0.8896

0.1672

Soledad Atz

-1.2614

-0.4048

-1.9154

0.2405

Soledad Atz

-0.7857

-0.1870

-2.1395

-0.9330

Soledad Atz

-0.7857

-0.1870

-2.1395

-0.9330

Soledad Atz

-0.7857

-0.1870

-2.1395

-0.9330

Soledad Atz

1.6295

-0.3113

-0.4364

-0.0879

Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  59

Mariana Sánchez Cervantes, Juan Guillermo Cruz Castillo y Héctor Daniel Inurreta Aguirre

Soledad Atz

1.8663

0.1852

-0.4100

0.4667

Soledad Atz

3.2075

0.6745

0.4584

0.0207

Soledad Atz

3.5485

1.2473

0.6585

-0.1850

Tehuipango

-5.4151

0.9262

2.2081

-0.5086

Tehuipango

-1.4103

-0.0091

0.3912

-1.1445

Tehuipango

-0.8116

0.3985

0.9024

-1.4041

Tehuipango

0.0915

-0.0124

0.5279

-0.8903

Tehuipango

0.6854

-0.1441

0.5556

-0.5409

Tehuipango

2.0046

0.0352

-0.4810

-1.0888

Tehuipango

2.7339

-0.3186

0.4056

-1.0886

Tehuipango

3.0748

0.2540

0.6057

-1.2943

Tehuipango

3.8329

1.9463

0.9389

0.0171

Cuadro 3. Tipos de suelo con características físico-químicas en las primeras dos y tres capas de los árboles de pera (Pyrus communis) georeferenciados en los municipios de Tlaquilpa, Tehuipango, Soledad Atzompa, y Calcahualco, en el estado de Veracruz. Municipio

Tipo de suelo

Soledad Atzompa

Luvisol cromico

Capas 1 2 3

Prof 16.2 32.1 103.0

D.A. 1.34 1.25 1.26

C.O. 4.78 3.15 1.54

Arc 33.6 49.3 47.7

Lim 23.9 21.5 20.8

Are 42.5 29.3 31.5

C.E. 1.10 1.00 1.04

pH 6.64 6.75 6.57

1

10.8

1.31

5.83

38.7

22.7

38.7

1.11

7.05

2

47.8

1.27

2.24

46.9

21.6

31.5

1.05

7.16

1 2 1 2

32.1 87.4 54.3 116.7

1.42 1.46 1.54 1.51

2.61 2.61 10.72 3.59

20.8 17.9 10.3 13.2

27.2 23.3 29.4 26.0

52.0 58.9 60.3 60.8

1.03 1.04 1.00 1.00

6.51 6.51 5.41 5.53

Luvisol cromico con fase litica Feozem Tehuipango haplico Andosol Calcahualco húmico Tlaquilpa

Prof: Profundidad cm, D.A.: Densidad aparente g m-3, C.O.: Carbono orgánico % de suelo, Arc: arcillas % de suelo, Lim: limo % de suelo, Are: arenas % de suelo y C.E.: Conductividad eléctrica dS/m.

Cuadro 4. Temperaturas máximas, mínimas, precipitación y radiación solar global de las estaciones meteorológicas más cercanas a los árboles de pera (Pyrus communis) geo-referenciados en los municipios de Tlaquilpa, Tehuipango, Soledad Atzompa, y Calcahualco, en la región central del estado de Veracruz. Municipio Soledad Atzompa

Estación Pue21053

Tmax 20.3

Tmin 5.6

Ppmin 634

Ppmax 804

R.S. 21

Tlaquilpa Tehuipango Calcahualco

Pue21084 Ver30174 Ver30181

19.0 19.1 16.2

8.2 8.9 4.5

1082 1300 1784

1294 1568 1978

18 18 19

Tmax: Temperatura máxima promedio anual en °C, Tmin: Temperatura mínima promedio anual en °C, Ppmin: Precipitación mínima promedio anual en mm de lámina de lluvia, Ppmax: Precipitación máxima promedio anual en mm de lámina de lluvia. R.S.: Radiación promedio diaria en MJ m-2. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  60

Agronomía y ambiente de la pera (Pyrus communis L.) en la región central de Veracruz

Cuadro 5. Localización de árboles de pera (Pyrus communis) en los municipios Tlaquilpa, Tehuipango, Soledad Atzompa, y Calcahualco, en la región central del estado de Veracruz . Municipios

Coordenadas y altitudes

Tlaquilpa

1.18°36’39.05” 97° 8’8.90” 2637 m 2.18°36’38.53” 97° 8’8.17” 2619 m 3.18°36’38.36” 97° 8’8.05” 2622 m 4.18°36’45.38” 97° 8’1.65” 2616 m 5.18°36’45.57” 97° 8’1.71” 2612 m 6.18°36’45.42” 97° 8’1.53” 2601 m 7.18°36’45.40” 97° 8’1.34” 2599 m 8.18°36’45.55” 97° 8’0.84” 2594 m 17.18°35’20.22” 97° 7’15.88” 2449 m 18.18°35’23.27” 97° 7’15.29” 2389 m 19.18°35’23.76” 97° 7’14.91” 2389 m 20.18°35’23.38” 97° 7’14.42” 2441 m 21.18°35’20.23” 97° 7’15.88” 2449 m

9.18°36’45.96” 97° 8’0.18” 2590 m 10.18°36’46.00” 97° 7’59.97” 2592 m 11.18°36’46.63” 97° 7’59.66” 2586 m 12.18°36’49.19” 97° 8’3.65” 2549 m 13.18°36’49.35” 97° 8’3.90” 2555 m 14.18°36’50.05” 97° 8’3.54” 2556 m 15.18°36’46.98” 97° 8’1.14” 2598 m 16.18°36’38.45” 97° 8’1.20” 2612 m 22.18°35’20.30” 97° 7’15.67” 2446 m 23.18°35’25.41” 97° 7’16.09” 2422 m 24.18°35’25.45” 97° 7’16.11” 2426 m 25.18°35’25.36” 97° 7’16.04” 2426 m 26.18°35’25.38” 97° 7’15.89” 2426 m

Tehuipango

1.18°30’59.8” 097°03’20.7” 2381 m 2.18°31’04.8” 097°03’31.42” 2339 m 3.18°31’09.3” 097°03’35.1” 2339 m 4.18°31’51.8” 097°04’13.8” 2210 m

5.18°32’19.8” 097°04’42.9” 2100 m 6.18°32’20.1” 097°04’45.1” 2096 m 7.18°30’57.7” 097°03’32.4” 2406 m

Soledad Atzompa

1.18°42´38.9´´ 97°09´36.5´´ 2099 m 2.18°43´01.8´´ 97°10´00.5´´ 2491 m 3.18°43´01.4´´ 97°10´01.4´´ 2488 m 4.18°43´01.7´´ 97°10´07.8´´ 2468 m 5.18°43´04.4´´ 97°10´02.9´´ 2458 m

6.18°43´21.8´´ 97°10´09.9´´ 2404 m 7.18°43´07.0´´ 97°10´08.4´´ 2451 m 8.18°43´34.0´´ 97°10´58.3´´ 2360 m 9.18°43´47.7´´ 97°10´48.6´´ 2301 m

Calcahualco

1.19º08’11,0’’ 97º06’41,4’’ 1958 m 2.19º07’45.5’’ 97º05’51.5’’ 1854 m 3.19º08’15.6’’ 97º07’01.7’’ 2014 m

Los árboles de pera localizados (cuadro 5), crecen en altitudes desde los 1 958 a los 2 637 m, y se encuentran entre los 19º 08´11.0´´ grados de latitud y los 97º 8´8.9´´ de longitud en la región central de Veracruz. Los árboles georeferenciados a menor y mayor altitud se encontraron en Calcahualco y Tlaquilpa, respectivamente; cabe señalar que en los municipios estudiados las peras tienen nombres locales como colorada, parda, de agua, negra, prieta, tampoco se encontraron en la literatura estudios in situ sobre su crecimiento y desarrollo en la región de estudio. La asistencia técnica prácticamente es nula pero ampliamente requerida para mejorar su producción,

calidad y comercialización y se cosecha de julio a octubre. Generalmente la fruta es para autoconsumo de los productores, aunque también se vende en sus lugares de origen o a intermediarios que provienen de Puebla y del Distrito Federal a $10 el kilo, así como el montón con 6-8 frutos por el mismo precio. La pera que crece mayormente en la región central de Veracruz es Kieffer (figura 1). Esta variedad fue desarrollada por Peter Kieffer en Pensilvania en 1873, cruzando Pyrus communis (L.) x Pyrus pyrifolia (Burro.), fue uno de los primeros cultivares desarrollados por hibridación interespecífica (Hedrick et al., 1921). En Guatemala es una variedad importante en zoRevista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  61

Mariana Sánchez Cervantes, Juan Guillermo Cruz Castillo y Héctor Daniel Inurreta Aguirre

nas tropicales de altura pero nuevas introducciones como la pera agua de Aranjuez tienen mayor calidad (Cruz-Castillo et al., 2006). En Canadá ha sido considerado un cultivar que produce frutos de baja calidad (Kappel, 1990) en comparación con Harrow gold y Harrow crisp (Deckers y Schoofs, 2002). En Florida no se considera adecuada para consumo en fresco y prefieren procesarla (Andrews y Sherman, 1979), Kieffer quizá sea la pera más importante en México, calificada en Europa como vieja o pasada de moda (Deckers y Schoofs, 2002). Suelo, temperatura, precipitación y radiación solar Los árboles de pera georeferenciados (cuadro 5) crecen en el invierno con temperaturas máximas y mínimas promedio de 18.9 ºC y 6.7 ºC (cuadro 4). No se ha determinado si estas temperaturas limitan la producción de flores en los árboles en los cuatro municipios. En Malawi (Tembwe y Arnold, 1985) en condiciones de 100 horas frío Kieffer tuvo uno de los mejores comportamientos agronómicos en comparación con otras peras. En contraste, en Florida es recomendada para el norte de ese estado pues requiere más frío que otros cultivares (Andrews y Sherman, 1979). En primavera, las temperaturas altas y bajas promedio fueron de 21.9ºC y 9.5ºC, en los cuatro municipios (cuadro 4). Altas temperaturas en pera pueden reducir la longevidad del ovulo y el crecimiento del tubo polínico (Tromp y Borsboom, 1994). Ninguna de las peras georeferenciadas recibe riego artificial; el promedio anual de lluvia entre los cuatro sitios de muestreo varió entre los 719 mm anuales (Soledad Atzompa) y los 1881 (Calcahualco) mm anuales; los suelos donde crecen tienen un pH que va de 5.41 a 7.05, las texturas son arcillosas excepto en Calcahualco donde la textura es arenosa. El contenido de carbono orgánico en la primera capa de los suelos varió entre 2.61 y 10.72 (cuadro 3.), valores que están por encima de la media nacional que es de 1.8% (SeguraCastruita et al., 2005). Con el mayor uso del suelo el contenido de carbono orgánico de los suelos disminuye, pero con un manejo sustentable tiende a mantenerse o aumentarse. El carbono orgánico favorece el adecuado movimiento de agua y el intercambio de gases en el suelo. También actúa como fuente energética de organismos heterótrofos del suelo (Martí-

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nez et al., 2005). La densidad aparente de la primera capa de los suelos varió entre 1.31 y 1.51 g m-3. La densidad aparente de suelos superficiales de textura fina estarán comúnmente entre el rango de 1.0 a 1.3., mientras que los de textura gruesa estarán en el rango de 1.3 a 1.8., lo que muestra suelos bien drenados (http://www.scribd.com/doc/20886047/109/ DENSIDAD-APARENTE-DEL-SUELO). Los valores de la conductividad eléctrica muestran suelos normales sin problemas de salinidad (http://www.uaex. edu/Other_Areas/publications/PDF/FSA-2118SP.pdf (cuadro 3). La radiación solar global ha sido poco considerada en la producción de frutales en México. Los valores de las estaciones meteorológicas a través del año fueron de 18 a 21 MJ/m2/día. En uva (Vitis vinifera L.), la exposición a la radiación solar incrementó 10 veces la concentración total de flavonoides (Spayd et al., 2002). No se conocen los efectos de la radiación solar sobre la calidad de la pera Kieffer en zonas tropicales de altura en Veracruz y no se ha comparado su sabor y contenido nutrimental con peras Kieffer producidas en otros estados de la república. Conclusiones La mayoría de la producción de pera en la región central de Veracruz es del cultivar Kieffer y se lleva a cabo sin asistencia técnica. La calidad de los frutos podría ser ampliamente mejorada con un manejo agronómico, donde las podas y la nutrición serían muy importantes. Se desconoce si el frío alcanzado en Tlaquilpa, Soledad Atzompa, Tehuipango y Calcahualco es un factor limitante para la brotación floral de Kieffer; no se ha comparado sensorialmente el sabor de peras producidas en zonas tropicales de altura con aquéllas cosechadas en zonas templadas de México, prácticamente las de los municipios estudiados es bajo una producción de tipo orgánico y por mejores precios; en mercados con esta característica sería más redituable para los productores. Nuevas introducciones con peras diferentes a Kieffer en Veracruz podrían mejorar el mercado local y externo de esta fruta. La experimentación con cultivares de pera exitosos en países tropicales como Guatemala y Colombia serían una opción. El conocimiento de la

Agronomía y ambiente de la pera (Pyrus communis L.) en la región central de Veracruz

fenología de Kieffer en zonas tropicales de altura facilitaría su manejo agronómico pues su crecimiento y desarrollo difiere al existente en zonas templadas. Literatura Citada Andrews, P., y B. Sherman. 1979. Hybrid pear cultivars for Florida. Proceedings of the Florida State Horticultural Society 92: 266-267 Anónimo. 1996. La producción de pera en México una carrera contra el tiempo. http://www.aserca.gob. mx/sicsa/claridades/revistas/035/ca035.pdf Anónimo. 2011. CONEVAL. Informe de pobreza y evaluación en el estado de Veracruz 2012. http://desarrollosocial.guanajuato.gob.mx/coneval/informe-veracruz.pdf Bell, R.; H. Quamme; R. Layne y R. Skirvin. 1996. "Pears", In: J. Janick y J.N. Moore (eds.). Fruit breeding. Vol i. Tree and tropical fruits. Wiley, New York. p. 441–514. Cruz-Castillo, J.G.; L.P. Torres; B. Rodríguez y P. Martínez. 2001. «Adaptación de frutales caducifolios. Revisión comparativa de Guatemala y Veracruz, México». Sociedades Rurales, Producción y Medio Ambiente 2 (1):63-74. Cruz Castillo, J.G.; F. Rodríguez-Bracamontes; J. Vásquez-Santizo y P.A. Torres-Lima. 2006. New Zealand Journal of Crops and Horticultural Science 34:341-348. Decker T. y H. SchoofsH. 2002. «The world pear industry and research: present situation and future development of European pears (Pyrus communis)». Acta Horticulturae 587:37-54. Instituto Nacional de Estadística, Geográfica e Informática. 2009. Prontuario de información geográfica municipal de los Estados Unidos Mexicanos. http://mapserver.inegi.org.mx/mgn2k/ Hedrick, U.P.; G.H. Howe; O. M. Taylor; E. H. Francis y H.B. Tukey. 1921. "The pears of New York". N.Y. Dept. Agr. 29th Ann Rpt. vol 2, part.2.

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Domesticación y distribución geográfica de Persea americana Mill. en la época precolombina María Elena Galindo Tovar1,2 Hilda Eulalia Lee Espinosa1 Joaquín Murguía González1 Otto Raúl Leyva Ovalle1 Ivonne Landero Torres1 Resumen Durante la domesticación del árbol de aguacate las interacciones hombre-planta-clima se han reflejado en su gran diversidad. Los diferentes ambientes en los que este fruto ha evolucionado así como las numerosas formas en que fue usado por distintas culturas produjo una multiplicidad de genotipos a partir de los cuales se desarrollaron los cultivares modernos. Los propósitos con los que el aguacate fue seleccionado a través del tiempo, conjuntamente con las variadas condiciones ecológicas de las áreas en las que fue introducido y cultivado, produjeron un sinnúmero de razas fisiológicas ya conocidas antes de la llegada de los españoles. En este estudio se presentan evidencias históricas, paleohistóricas y paleoecológicas sobre las tres principales domesticaciones del árbol del aguacate: a) la domesticación del aguacate mexicano en el área central de México; b) la domesticación del aguacate antillano en las tierras bajas mayas (Yucatán y Belice), y c) la domesticación del aguacate guatemalteco en las tierras altas de Chiapas y Guatemala. Palabras clave: diversidad, domesticación, Persea americana.

Domestication and geographic distribution of Persea americana Mill. during pre-Columbian era Abstract During the domestication of avocado tree, different man-plant-climate interactions have been reflected in its diversity. The different environments in which this crop has evolved and the various ways it has been handled by different cultures, have produced the great diversity of genotypes from which modern cultivars have developed. The different purposes for which the avocado has been selected over time in conjunction with the various environmental conditions of the areas in which the avocado has been introduced and cultivated have spawned a wide range of physiological varieties, which were already known before Spanish arrival. Historical, paleo historical and paleo ecological evidence on the three main avocado tree domestication are presented in this study: a) the Mexican avocado domestication in the central area of Mexico, b) the domestication of Caribbean avocado in the Maya Lowlands (Yucatan and Belize) and c) Guatemalan avocado domestication in the Highlands of Chiapas and Guatemala. Keywords: diversity, domestication, Persea americana.

1  Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias-Peñuela. Universidad Veracruzana. 2  Autor para correspondencia: [email protected]

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María Elena Galindo Tovar, Hilda Eulalia Lee Espinosa, Joaquín Murguía González, Otto Raúl Leyva Ovalle e Ivonne Landero Torres1

Introducción El aguacate es un fruto conocido y utilizado por las múltiples culturas que habitaron Mesoamérica desde tiempos precolombinos; actualmente se encuentra distribuido en las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Esta especie presenta una gran diversidad morfológica y genética que ha sido domesticada varias veces en diferentes regiones y culturas bajo determinadas condiciones climáticas. La domesticación ha sido definida por Zeder et al. (2006) como una forma única de mutualismo que se desarrolla entre una población humana y otra de plantas o animales y que tiene grandes ventajas selectivas para ambas partes. Durante este proceso, bajo la selección humana, se modifican combinaciones de características fisiológicas y morfológicas (Sang, 2011). De acuerdo con Weirsum (1997a), la domesticación de plantas debe ser considerada como un proceso multidimensional en el que la interacción hombre-recurso-vegetal es cada vez más cercana. En el caso de los árboles, Simons y Leakey (2004) han precisado que el proceso de domesticación se refiere a la forma en que los humanos seleccionan, manejan y propagan los árboles. Sin embargo, cuando nos referimos a cualquier proceso de domesticación es importante tener en cuenta que antes de su inicio los grupos humanos deben conocer cuáles plantas pueden ser cosechadas con menor esfuerzo y cuáles dan mejores frutos, semillas o algún otro producto de utilidad (Gepts y Papa, 2002). El estudio de la domesticación de una planta debe considerar el origen de la misma, por lo que este escrito inicia con una reseña del origen y dispersión, para posteriormente, mediante una revisión histórica, paleohistórica, paleoecológica y etnobotánica, abordar la domesticación del aguacate. Origen y dispersión hacia Mesoamérica El origen del aguacate fue ubicado por Bergh (1992) de acuerdo a la dispersión y diversidad actual, desde el centro de México hasta Costa Rica. Sin embargo, una investigación realizada por Galindo y Arzate (2010a), utilizando datos arqueológicos, paleoecológicos, paleohistóricos y botánicos, demostró que el aguacate se originó en el área que actualmente ocupa la Sierra Nevada en California. Esta área al final de la era terciaria tenía clima tropical y las evidencias Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  66

arqueológicas indican la presencia de ancestros del aguacate (Millar, 1996). Entre tales evidencias se encuentran fósiles foliares descubiertos en Nevada y California que indican la presencia de progenitores del aguacate moderno desde entonces (60-10 millones de años), cuando prevalecía el clima tropical en esta región con gran diversidad vegetal (Millar, 1996). Se ha sugerido que 68% de los especímenes preservados en el área de Palmdale (California) corresponden al aguacate, lo que indica la presencia prehistórica de esta especie en California hace alrededor de 50 millones de años (Schroeder, 1968; Millar, 1996). Es muy probable que el origen del aguacate se ubique en esta zona. Posteriormente, debido al cambio de las condiciones climáticas de seco y frío ocurridas durante la última glaciación (hace 15 000 años) en la Sierra Nevada se extinguieron los árboles de aguacate, dejando como única evidencia los fósiles foliares, y la especie se desplazó hacia el sur. Además, los fósiles de Persea encontrados en las áreas semiáridas del norte de México (Sierra Madre Occidental, Durango y Sonora) (Schroeder, 1968) y los encontrados en la Sierra de Nuevo León indican su migración hacia el sur. Según Buckler et al. (1998), el clima en la parte central de México desde la glaciación hasta 10 000 años a. C. era más frío y húmedo que en la actualidad, y el Valle de Tehuacán era hospitalario para el aguacate. Lo anterior sugiere que el fruto se adaptó a este clima y proliferó desde antes de la llegada del hombre. Cuando éste llegó a Mesoamérica (hace alrededor de 15 000 años) (Goebel et al., 2008) se inició la interacción hombre-planta y los frutos del aguacate fueron consumidos desde entonces por los primeros pobladores que arribaron a esta área. Aún cuando eran seminómadas, dedicados principalmente a las actividades de recolección y caza, empezaron la selección y cuidado de árboles en los bosques, lo que dio como resultado el origen de la domesticación del aguacate. Domesticación Es difícil determinar el punto donde una planta ha sido domesticada. De acuerdo a Pickersgill (2007), la domesticación inicia con el manejo de las plantas silvestres, continúa con la selección de plantas para ser cultivadas y termina con la fijación a través de la selección humana, con características morfológicas que distinguen al domesticado de su progenitor. En

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Mesoamérica, los árboles han formado parte de las estrategias de subsistencia de diferentes culturas. Entre estos árboles el aguacate ha tenido un papel relevante en la historia de varias culturas mesoamericanas, un ejemplo puede ser observado en la cultura maya que utilizó árboles como el aguacate, la ciruela y el zapote al menos desde 3 400 años a. C. (Colunga y Zizumbo, 2004). El aguacate ha sido de gran valor para los diferentes grupos humanos que habitaron Mesoamérica; son diversas las evidencias que se tienen sobre su proceso de domesticación. Sin embargo es necesario integrar esa información y clarificar su domesticación con una visión interdisciplinar que agregue datos paleohistóricos y paleoecológicos, a los ya incluidos. De acuerdo con estudios arqueológicos realizados por Mac Neish (1964) se conoce que en el área de Mesoamérica la agricultura se inició entre 7 200 y 5 200 años a. C. y que los habitantes de este lugar se alimentaban «entre otras plantas» de aguacate. Además, varios autores (Smith, 2001; Diamond y Bellwood, 2003) han documentado que entre 8 000 y 2 500 años a. C. los grupos humanos que habían sido cazadores-recolectores iniciaron la domesticación de una gran variedad de plantas. En este aspecto, los datos arqueológicos han sido de gran utilidad en la reconstrucción del inicio de la domesticación de las plantas. Con respecto al aguacate, Storey et al. (1986) mencionaron que este árbol ya era cultivado 6 500 años a.C. en Coaxcatlán, Puebla, y que en ese entonces, de acuerdo a Smith (1966; 1969), ya se seleccionaba el fruto, aunque esos resultados fueron evidentes mucho tiempo después (hasta 900 años a. C.) debido a lo largo del ciclo de vida y al estado juvenil del aguacate. De acuerdo con Gama y Gómez (1992), la selección de sus semillas por tamaño es lógica debido a la gran variedad de este árbol, y la amplia domesticación parece haber ocurrido de manera independiente y con diferentes propósitos determinados por la gente y las condiciones climáticas. Desde esta perspectiva, la fase inicial de la domesticación del aguacate debe haber ocurrido cuando empezó su colecta en el bosque, seleccionando los árboles con mejores frutos que se cosecharon in situ a nivel de agroecosistema forestal, probablemente induciendo los primeros cambios morfológicos en el árbol.

La segunda fase ocurrió cuando el clima cambió. Los grupos humanos ya habían observado el proceso de germinación de las semillas (Mac Neish, 1964); así, empezaron a sembrar cerca de sus casas las semillas de los mejores frutos, como una forma de conservar el aguacate cuando éste comenzó a escasear debido a la variabilidad del clima. De esta forma dio inicio la modificación no intencional del ambiente biofísico y se estrechó la interacción hombre-planta. En la tercera fase de domesticación, el cultivo y selección son intencionales, los árboles más valiosos son llevados a los hábitats más favorables y se incrementa la adaptación del árbol para usos específicos. En el caso del aguacate es difícil determinar cuáles fueron las primeras características seleccionadas durante el proceso de domesticación. Según Smith (1966), la progresión en el aumento del tamaño de las semillas fósiles encontradas en Coaxcatlán, Puebla, indica la selección de frutos de mayor tamaño, lo que debió haber ocurrido desde el momento en que se empezaron a colectar los frutos. Sin embargo, es probable que también se hayan seleccionado otras características del árbol. Por ejemplo, el olor a anís es una característica de las hojas del aguacate mexicano que ha sido conservada y valorada, de donde se desprende que también se le conozca como aguacate de anís y que su centro de domesticación esté ubicado en esta área. Esta evidencia sustenta la propuesta del centro de México como área de domesticación del aguacate; además de la relación de esta especie con los habitantes del Valle de Tehuacán, los datos etnobotánicos indican su interacción con diferentes culturas. Se ha documentado que las tribus nahuas de la Sierra de Zongolica y Maltrata en Veracruz han utilizado desde tiempos antiguos las hojas del aguacate con olor a anís como condimento y que junto con la tortilla envuelven insectos y los consumen. También en el estado de Oaxaca algunos grupos zapotecas, además de consumir este fruto como parte de su dieta nativa, hasta la fecha utilizan la hoja de este árbol como condimento en caldos, tamales y barbacoa (Messer, 2003). Otro dato interesante de las culturas prehispánicas que habitaron el centro de México fue reportado en la Suma de la visita de los pueblos por orden alfabético (Paso y Troncoso, 1905), donde manifiestan que el pueblo de Aculma (Estado de México) Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  67

María Elena Galindo Tovar, Hilda Eulalia Lee Espinosa, Joaquín Murguía González, Otto Raúl Leyva Ovalle e Ivonne Landero Torres1

habitado por los toltecas pagaba como tributo frutos de aguacate. Además, las evidencias arqueológicas y etnobotánicas más antiguas corresponden al área señalada para el origen del aguacate mexicano, que es la más cercana a la Sierra Nevada; asimismo estudios moleculares (Mhameed, 1997; Schnell et al., 2003) reportan una mayor diversidad genética para esta raza fisiológica de aguacate, no para las otras (antillana y guatemalteca) que son menos variables (Furnier et al., 1990). Todo indica que aquí se originó la primera domesticación que dio como resultado el aguacate mexicano, la raza fisiológica adaptada a altitudes mayores de 2 000 metros sobre el nivel del mar, condiciones propias del área que fue propuesta para su domesticación. Por otro lado, Colunga y Zizumbo (2004) declararon que aguacates ya domesticados fueron llevados a las tierras bajas mayas de Yucatán, Belice y Guatemala hace al menos 3 400 años, cuando los primeros grupos humanos provenientes de otras áreas (centro de México o Chiapas) llegaron al lugar, lo que indica que otros habitantes mediante selección también establecieron un importante centro de domesticación del aguacate. De esta forma los primeros pobladores de las tierras bajas de la planicie de Yucatán iniciaron una segunda domesticación que fue continuada por la cultura maya de las tierras bajas, la que ha sido reconocida como una de las principales domesticadoras del aguacate (Gama y Gómez, 1992). Por lo anteriormente citado, no es difícil suponer que el aguacate antillano que se caracteriza por su adaptación a condiciones tropicales, altitudes menores de 1 000 msnm y por su resistencia a la salinidad y clorosis haya adquirido estas características para adaptarse al clima y a los suelos calcáreos característicos de la planicie de Yucatán; y que en los huertos de traspatio mayas se realizara una parte importante del proceso de domesticación de esta raza fisiológica del aguacate (Galindo y Arzate, 2010b). Cuando los españoles llegaron a Yucatán este tipo de aguacate llamó su atención, no sólo como alimento sino por el aprecio que los pobladores le tenían, porque la fruta era muy saludable para los enfermos (Garcilazo de la Vega [1604] 1995) y tenía otros usos. Ximénez ([1615] 2001) menciona que la semilla era usada en lavatorios, en la cura de empeines, de Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  68

cámaras de sangre y en la prevención de la horquilla en los cabellos. Descripciones del aguacate antillano escritas por dos cronistas de la Nueva España, Landa y Cobo, son evidencia de que fue domesticado antes de la llegada de los españoles. Landa ([1560] 1978) en su libro Relación de las cosas de Yucatán describe al aguacate de la siguiente manera: …un árbol muy grande y fresco al cual llaman los indios on; lleva una fruta como calabacillas grandezuelas de gran suavidad que parece a sabor manteca y es mantecosa, y es de muy gran mantenimiento y sustancia. Tiene gran cuesco y delicada cáscara, y cómese cortado en rebanadas como melón y con sal.

Y Cobo (1956 [1653]) en su Historia del Nuevo Mundo lo describe así: «las variedades de la provincia de Yucatán son tan grandes como una calabaza pequeña o una toronja grande. La palta tiene cáscara delgada, más suave y flexible que el limón Ceuta, verde por fuera, y cuando la fruta está bien madura, se pela fácilmente. Tiene la semilla más grande que haya visto en cualquier fruta, aun en las Indias de Europa... Entre la semilla y la cáscara se encuentra la carne, un poco más gruesa que un dedo excepto en el cuello donde es más gruesa. Es de un color verde blancuzco, delicada, mantequillosa y muy suave. Algunas gentes la comen con azúcar y sal, otras directamente del árbol, tiene un sabor tan bueno que no requiere de sazonarse».

Otra evidencia de que la raza antillana del aguacate fue domesticada en las tierras bajas de la planicie de Yucatán son los datos lingüísticos, que establecen que los mayas nombraron al aguacate con el vocablo on, que significa que este árbol fue usado por esta cultura desde tiempos antiguos (Gama y Gómez, 1992). Otra área en la que la presencia de una gran diversidad y cantidad de árboles de aguacate sugiere su domesticación son las partes altas de Chiapas y Guatemala donde se estableció la cultura maya. Seguramente los mayas de tierras altas con propósitos diferentes a los mayas de tierras bajas, domesticaron esta especie, dando como resultado la variedad guatemalteca adaptada a altitudes entre 1 000 y 2 000

Domesticación y distribución geográfica de Persea americana Mill. en la época precolombina

msnm. El origen de los árboles de aguacate domesticados en el área de Chiapas y Guatemala aún no se ha precisado. Se proponen dos posibilidades: a) Que frutos de aguacate provenientes del Valle de Tehuacán fueron llevados a Chiapas y Guatemala. A este respecto, Smith (1966) propuso que los aguacates de Tehuacán fueron llevados a los valles de Oaxaca, por lo que surge la posibilidad de que, en un tiempo de gran intercambio comercial, éstos fueran transportados posteriormente a Chiapas y a Guatemala, donde fueron domesticados nuevamente por las culturas que han habitado esta área. b) O bien, que los mayas de las partes altas domesticaron aguacates que crecían naturalmente en el lugar, pues ha sido reportado por Fedick (1995) que árboles de aguacate crecieron de manera natural en las partes altas de Chiapas y Guatemala desde tiempos muy antiguos. Además, los fósiles encontrados en Sonora y Durango señalan a la Sierra Madre Occidental como una de las rutas de migración del aguacate proveniente de California hacía Chiapas y Guatemala. También es importante mencionar que entre la variedad mexicana y la guatemalteca existe una cercana relación ya que estas dos variedades presentan algunas similitudes fenotípicas, como su tolerancia al frío y contenido de aceite (Mhameed et al. 1997). Además, diferentes análisis genéticos indican su cercanía, lo que sugiere un origen común (Sierra Nevada). Cuando los españoles llegaron a América, el aguacate ya había sido domesticado y tenía nombres en diferentes lenguas, incluso las diversas razas fisiológicas también eran reconocidas con distintos nombres (Sahagún, [1590] 2002), lo que indica que esta especie era apreciada y utilizada por las múltiples culturas que poblaban el área. Los españoles pronto valoraron las variedades guatemalteca y antillana que fueron considerablemente mejoradas y posteriormente dispersadas en todas sus posesiones. De esta forma, en una cuarta fase de domesticación el aguacate se cultivó en condiciones establecidas que promovieron su productividad. A través del monocultivo se mejoraron los factores que estimularon su crecimiento y producción mediante la homogeneización de la composición de la especie, el control de plagas y enfermedades y las condiciones de crecimiento, así se inició el cultivo de los árboles de

aguacate en plantaciones intensivas. Conclusión En resumen, esta investigación propone algunas consideraciones a las áreas de domesticación conocidas para las tres principales variedades del árbol de aguacate, procesos que se desarrollaron antes de la llegada de los españoles a la Nueva España y que originaron las tres principales razas fisiológicas de Persea americana. Para la domesticación del tipo mexicano se considera el área del centro de Veracruz (Sierra de Zongolica y Maltrata) hasta el sur de Oaxaca (área habitada por los zapotecas). Para la domesticación del tipo antillano se proponen las tierras bajas mayas ubicadas en Yucatán y Belice, y para la domesticación del tipo guatemalteco las tierras altas de Chiapas y La Antigua, Guatemala.

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Hibridación entre teocintle y maíz en la Ciénega, Jal., México: propuesta narrativa del proceso evolutivo Fausto R. Inzunza Mascareño1 Resumen La hibridación natural entre teocintle y maíz en parcelas comerciales en la Ciénega de Jalisco, México, es un problema productivo en ciernes, ahí se observa una amplia gama de variantes morfológicas intermedias entre las subespecies referidas, cuyo análisis sirvió de base para elaborar una propuesta narrativa del proceso evolutivo de Zea mays ssp. mays. El postulado básico del trabajo es que todas las formas morfológicas producto del cruzamiento observadas en Poncitlán Jal., pertenecen a la misma subespecie, posiblemente Zea mays ssp mexicana, y que la variación observada la constituyen pasos evolutivos entre teocintle y maíz, en los que se buscó un principio de continuidad que ilustre cómo se transformó la figura y muestre las fuerzas principales que hicieron emerger las nuevas formas. Se describe el cambio drástico en proyección ortogonal de teocintle que pasa de circular a elíptica, cambio denominado anamorfosis, proceso que modifica la superficie en contacto con la gravedad, modificando la gravimorfogenésis y deriva en pérdida de ramas y fusión de protomazorcas en mazorcas integradoras, lo cual se supone producto de fuerzas contrapuestas: gravedad y creciente síntesis de fitohormonas en los meristemos apicales. Se sugiere que una posible causa de la anamorfosis sea el estrés oxidativo en llanuras lacustres y valles aluviales por efecto del ácido sulfhídrico. Palabras clave: Zea mays ssp., mays, teocintle, mexicana, parviglumis, maíz silvestre, efecto ambiental extremo, anamorfosis, formas morfológicas.

Hybridization between teosinte and maize in the Ciénega, Jal., México: a narrative proposal on the evolutionary process Abstract Natural hybridization between teosinte and maize in commercial fields in the Ciénega de Jalisco, México, is a recent and growing problem. There is a wide range of intermediate morphological variants between teosinte and maize. The basic premise of this work, is that all different kinds of morphological forms achieved by crossbreeding in Poncitlán Jal., belong to the same subspecies; possibly Zea mays ssp mexicana. Another fundamental premise is that these morphological variations represent different steps of the evolutionary process between teosinte and maize. In this article, I seek the principle of continuity that illustrates how the shape of the teosinte and maize changed, and what forces acted upon the plants to produce this new shape. The drastic change in the shape of the orthogonal projection from circular (teosinte) to elliptical (maize) is defined as anamorphosis. Since the amount of surface under the effect of gravity can modify gravimorphogenesis, anamorphosis is vital to our understanding of the evolutionary process. The effect of gravity can reduce

1 Profesor-Investigador uach, Centro Regional Universitario Occidente (cruo), Guadalajara, Jal.,   [email protected]; [email protected]

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the number of branches and lead to the fusion of several pre-corncobs into a macro-corncob. This macro-corncob is product of the combination of opposite forces: gravity, and plant hormones in the meristem. I also suggest the possibility that anamorphosis is caused by the oxidative stress produced by hydrogen sulfide present in lacustrine plains and alluvial fans. Keywords: Zea mays ssp., mays, teosinte, mexicana, parviglumis, wild. Introducción La hibridación natural actual entre teocintle y maíz en la Ciénega de Chapala se está convirtiendo en un problema de competencia por la alta incidencia de cruzamientos en los lotes comerciales de maíz, en los cuales se observa una amplia gama de formas intermedias entre dichas especies, lo que a su vez permitió realizar colectas y sistematizar dicha variación en atención a una determinada lógica evolutiva fundamentada en bibliografía reciente del tema, la cual se presenta en este artículo. En entrevistas a productores se consignó que dicho problema se detectó hace menos de una década y se supone provenga de Ayotlán y San Jerónimo, iniciando en parcelas ubicadas en llanos al pie de cerros, y se considera generalizado desde hace seis o siete años; mientras que en Poncitlán se presentó durante los últimos dos ciclos agrícolas, llegando a declarar lotes siniestrados por la alta incidencia de los cruzamientos que ocasiona bajo rendimiento y grano de maíz fuera de tipo. Algunas formas de control del teocintle invasivo parecen estar ocasionando una mayor dispersión de éste, en tanto se incorpora ganado a los lotes siniestrados o se entresaca de las parcelas planta, por lo cual se está optando por hacer rodetes dentro de los espacios cultivados y quemarlos al fin del ciclo agrícola, práctica que redunda en incremento del costo de producción por la mano de obra requerida para los entresaques. También se hacen aplicaciones de herbicidas desecantes al teocintle germinado al inicio del temporal, aunque éste germina en forma consecutiva durante todo el ciclo agrícola, siendo específico del ciclo primavera-verano pues no se presenta en otoño-invierno con trigo.

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Igualmente se reporta que dichos cruzamientos se dan con todos los híbridos de maíz y son más evidentes en los municipios de Jamay, La Barca, Ocotlán y Poncitlán, atribuyendo la dispersión de la semilla de teocintle a los movimientos de trilladoras y ganado. A la par de la importancia de la problemática agronómica ya descrita, la observación del fenómeno de cruzamiento natural entre teocintle y maíz representa una oportunidad para documentar fotográficamente y describir «aun cuando sólo sea de manera cualitativa y más con fines de entendimiento del problema» la variación morfológica de las diversas expresiones dominantes producto del cruzamiento y su posible causa, lo cual constituye el objetivo de este trabajo. El proceso evolutivo de teocintle a maíz ha sido objeto de intenso estudio durante el siglo pasado y el presente, teniendo algunos de sus mayores exponentes a John Doebley, en el Doebley Lab del Departamento de Genética de la Universidad de Wisconsin en Madison, Takeo Ángel Kato Yamakake, del Colegio de Postgraduados, Campus Estado México, y J. de Jesús Sánchez González, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Guadalajara. En la figura 1 se sintetiza la problemática agronómica antes descrita asentando las referencias del sitio de colecta, la problemática en síntesis, las suposiciones en cuanto a las formas de dispersión, las generalidades biológicas de la especie, el manejo que se está intentando dar para su control y el posible origen geográfico del problema. Materiales y métodos El recorrido de observación de campo, entrevistas y colecta de material vegetativo se hizo a principios del mes de octubre de 2012 en potreros de la localidad de San Miguel Zapotitlán, en el municipio de Poncitlán, Jal., aunque la mayor proporción del material colectado se obtuvo del potrero La Güeyera, alrededor de las coordenadas 20°25’42.7” ln y 103°00’31.6” bajo la guía y comentarios del productor propietario Roberto Castellanos. La diversidad morfológica expuesta por el material vegetativo producto de las cruzas naturales teocintle-maíz fue muy amplia, tanto en forma como en

Hibridación entre teocintle y maíz en la Ciénega, Jal., México: propuesta narrativa del proceso evolutivo

Fig. 1 Problemática del cruzamiento entre teocintle y maíz en la Ciénega de Chapala en 2012.

Fig. 2. Morfología dominante en el cruzamiento natural teocintle-maíz. tamaño, dominan las plantas que exhibían ramas laterales, aunque con muy diversas alturas como puede apreciarse en las fotografías de la fig. 2. La diversidad observada fue muy alta, sobre todo en las formas de mazorca presentes que iban desde el típico fruto de teocintle de dos hileras de granos «de aquí en delante protomazorca», hasta la mazorca normal del híbrido de maíz sembrado en la parcela, en este caso el P30F53 (Pioneer Hi-Bred Int.) (fig. 3). Este trabajo parte del postulado de que todas las formas morfológicas observadas en el sitio de colecta en San Miguel Zapotitlán, Jal., pertenecen a la misma subespecie, posiblemente Zea mays ssp mexica-

na, dado que una limitante del trabajo fue la falta de identificación taxonómica, aspecto importante para rebasar el carácter descriptivo y de propuesta narrativa de hipótesis. La gama de variación tiene mayor similitud con la subespecie de Zea referida, ya que: a) no se observan espigas profusamente ramificadas; b) no hay emisión de minúsculos estigmas sésiles al tallo, y c) la generalidad de los individuos no denota robustez de porte, característica propia de Zea mays ssp. parviglumis. Para conceptuar dicha variación se partió de las observaciones de Beadle (1972), citado por Doebley (2004), quien señala que al cultivar una población F2 Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  73

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Fig. 3. Variación de mazorca en el cruzamiento natural teocintle-maíz. de 50 mil plantas de una cruza entre teocintle y maíz, Beadle encontró que «alrededor de 1 en 500 de las plantas F2 fue idéntica a teocintle y aproximadamente 1 en 500 a maíz», de donde suponemos que al ordenar las plantas en un continuo evolutivo se tendrá: a) como menos diferenciadas las parecidas al teocintle, es decir, plantas en roseta con múltiples tallos y protomazorcas distribuidas a lo largo de los mismos, que para el caso también fueron escasas; b) en una posición intermedia estaría la amplia representación de plantas altas y ramificadas con protomazorcas a lo largo de cada rama como las mostradas a la derecha en la fig. 2, y c) en el extremo de mayor similitud al maíz estarían las plantas no ramificadas con mazorcas de apariencia sésil, con pedúnculo corto o sin éste en el tallo. En los tres casos se colectaron y fotografiaron ejemplares utilizados en este artículo. Teniendo una idea de la secuencia evolutiva de las formas encontradas se procedió a preguntarse en base a D’Arcy Thompson (2011): a) ¿cuál es el principio de continuidad propio de estas formas?; b) ¿de qué manera se deformó la figura de las plantas al pasar de menos evolucionada a más evolucionada?; c) ¿cuáles son las fuerzas principales que suponemos hicieron emerger las nuevas formas y cuál fue la dirección de cada fuerza en la transformación? Para lo cual se consideró tanto la proyección vertical como ortogonal de las figuras, es decir, vistas frontal (alzado) y superior. Establecido el planteamiento respecto a las fuerzas que se supuso dominantes en la transición morfológica de teocintle a maíz, se procedió a tratar de explicar, apoyados en la datación climática de Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  74

Hufford, M. B (2012), la posible causa predominante que detonó la modificación en la magnitud de dichas fuerzas y por tanto en la transformación de unas formas en otras en el proceso evolutivo, las cuales habrían actuado en principio sobre teocintle y posteriormente sobre las formas intermedias evolutivas como efecto ambiental extremo (eae) hasta llegar al maíz actual. Finalmente, se describe una secuencia de los cambios morfológicos que se presume acontecieron en la transición de teocintle a maíz. Como recurso cognitivo, el razonamiento metodológico de conjunto aporta a la siguiente hipótesis que la variación actual de maíz fue ocasionada en lo fundamental por incidencia ambiental sobre una misma base genética de matriz teocintle, en la que actuaron efectos ambientales extremos que generaron escasas variantes polimórficas de origen epigenético que fueron acumulándose en el proceso evolutivo a maíz, siendo éstos los productos originales, o maíz silvestre, que moldeó la naturaleza a partir de los cuales los pueblos mesoamericanos ancestrales domesticaron las Razas Indígenas Antiguas de maíz: Nal-Tel, Arrocillo, Palomero Toluqueño y Chapalote. Resultados y discusión Sobre la forma general de las variantes morfológicas Para analizar conjuntamente las formas intermedias entre teocintle y maíz, se trazaron los perímetros en la vista frontal de los « momentos» inicial, intermedio y final evolutivos, así como las proyecciones ortogonales de cada tipo de variante, tal como se muestra en la fig. 4 de la cual se desprenden las siguientes observaciones: El paso de teocintle a formas ramificadas se caracteriza por un cambio drástico en la proyección ortogonal de las plantas, pues pasan de circular en las formas tipo roseta a elíptica en las formas ramificadas, lo cual persiste de manera marcada en el maíz moderno, acentuada inclusive por lo corto del eje menor y lo redondeado hacia los focos. Este cambio hacia proyección elíptica en las variantes ramificadas y la correspondiente a matriz maíz va acompañado de un incremento en altura, y posiblemente en masa, lo cual se deriva de una mayor elongación de los entrenudos. El incremento en tamaño en las formas intermedias va acompañado también de la no elonga-

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Fig. 4. Formas evolutivas de teocintle a maíz, arriba perímetros y abajo proyecciones. ción de las ramas basales y las primeras laterales, es decir, inicia una simplificación de la ramificación que parece avanzar de la base al ápice hasta llegar a ser totalmente ausente en la matriz tipo maíz. Otro cambio drástico en esta secuencia evolutiva se refiere al número y la forma de los frutos en cada una de las ramas, pues mientras en la matriz teocintle se apilan las protomazorcas en cada una de ellas proyectado radios, en las formas intermedias sólo se proyectan dos líneas de protomazorcas en ramilletes en las ramas alternas opuestas, frutos que frecuentemente se observan de mayor tamaño. En la matriz maíz se observa la conformación de únicamente dos pequeñas mazorcas aparentemente sésiles al tallo. Principio de continuidad y fuerzas que lo rigen El principio de continuidad propio de estas formas, evidente y observable a simple vista, se sintetiza en la anamorfosis del plano cartesiano de la proyección ortogonal acaecida entre las formas primarias tipo teocintle y las morfologías intermedias, así como la elongación de la proyección vertical que tiende a simplificar la estructura al reducir primero y evitar después las ramas en la misma, proceso que de forma paralela modifica drásticamente el número y tamaño de los frutos presentes en la secuencia evolutiva de formas, proceso que debió darse en confinamiento ambiental orográfico. Ahora, teniendo una idea del principio de continuidad cabe preguntarse: ¿cuáles son las fuerzas

principales que conjeturamos hicieron emerger las nuevas formas y cuál fue la dirección de cada fuerza en la transformación?, lo cual abordamos enseguida. Al darse la anamorfosis disminuye la superficie expuesta a la gravedad en cada uno de los individuos y con ello se modifica la gravimorfogenésis, entendida como la influencia de la gravedad en la forma de las plantas, de tal manera que podría suponerse que en las formas morfológicas intermedias y en las de matriz maíz se modifica la percepción de la gravedad y con ello la producción de señales entre células, lo cual suponemos modifica la incidencia de la gravedad como fuerza, con los siguientes efectos: Reducción del número de meristemos que sintetizan fitohormonas al disminuir el número de ramas. Incremento en la síntesis de auxinas en las ramas persistentes primero y en un tallo único después, lo cual posiblemente se relacione también con un incremento en la verticalidad de las ramas, lo cual está presente en su máxima expresión en las plantas de matriz maíz de tallo único. Paulatina predominancia de los meristemos apicales en tanto se incrementa la producción de auxina en ellos, lo que a su vez inhibe la producción de esta fitohormona en las yemas laterales y por tanto su crecimiento. De estas observaciones se puede suponer que la segunda fuerza, actuando en sentido contrario a la gravedad, sería la creciente síntesis de fitohormonas en los meristemos apicales, que al establecer un gradiente de concentración dado el transporte basipetalo, promueven el crecimiento vegetativo y reducen la tendencia de fructificar en la parte superior de la planta y a su vez inhiben el desarrollo de las yemas de las partes inferiores. En resumen, es posible suponer que los cambios en incidencia individual de la gravedad en las plantas de teocintle por anamorfosis hayan contribuido en la síntesis de auxinas y con ello en toda la estructura de la planta, que habría evolucionado a formas intermedias más altas y robustas y que al incrementar sus niveles de fitohormonas dejaron de emitir ramas y redujeron el número y tamaño de los frutos, arribando a la mazorca moderna. Posible causa de la anamorfosis Aun cuando no todos los teocintles «ahíjan» con la Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  75

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misma intensidad, y por tanto presentan formas distintas, es pertinente cuestionar para el caso: ¿qué ocasionó la anamorfosis o el cambio de proyección ortogonal circular a elíptica?, pregunta que requiere ser abordada a través de al menos otras tres interrogantes: a) ¿sobre qué especies actuó el proceso?; b) ¿en qué condición ambiental se llevó a cabo la especiación?, y c) ¿cuánto tiempo duró? Doebley (2004), al analizar la genética de la evolución del maíz y en particular al comparar la frecuencia de isoenzimas en los alelos de diferentes teocintles y maíz establece que especies como Zea luxurians, Zea diploperennis y Zea perennis (especies perennes las dos últimas), están muy diferenciadas genéticamente del maíz, y agrega que las frecuencias de los alelos de Zea mays ssp. mexicana son similares a los de maíz, pero conservan diferencias, sin embargo en la especie «Zea mays ssp. parviglumis o teosinte Balsas, son esencialmente indistinguibles de las de maíz», (ibídem) de donde infiere que el teocintle Balsas está estrechamente relacionado con el maíz y lo postula como el progenitor probable del mismo. Con base en el autor antes citado, se presenta una síntesis del grado de parentesco genético entre el maíz y el grupo de teocintles (cuadro 1), en el cual se incluye a Zea nicaragüensis entre las especies del género Zea genéticamente distintas al maíz. De lo dicho por Doebley (2004), se podría inferir que la anamorfosis actuó esencialmente sobre parviglumis, sin embargo al analizar la siguiente pregunta planteada en esta disertación: ¿en qué condición ambiental se llevó a cabo la especiación? y ver la distribución geográfica en México de las subespecies Zea mays ssp. mexicana y Zea mays ssp. parviglumis, planteada en Hufford, M. et al., (2012), se observa que actualmente mexicana se distribuye claramente a lo largo del Eje Transversal Neovolcánico, mientras

que parviglumis se asocia a la Sierra Madre del Sur; y cuando estos autores modelan la distribución actual de las Razas Indígenas Antiguas, la Sierra Madre del Sur aparece asociada a la raza Nal-Tel, propia de condición tropical; mientras que el Eje Transversal Neovolcánico constituye una zona de traslape de las razas Arrocillo y Palomero Toluqueño, adaptadas a ambientes templados y secos; finalmente la Llanura Costera del Pacífico en su porción norte aparece asociada a la raza Chapalote, aunque en esta región se reporta escasa presencia de Zea mays ssp. mexicana. Consecuencia de lo anterior surgen dos preguntas más, una teórica: ¿las Razas Indígenas Antiguas propias de zonas templadas (Arrocillo Amarillo y Palomero Toluqueño) se derivaron también de parviglumis o tuvieron su propio proceso evolutivo a partir de mexicana?; y otra metodológica ¿cuál fue el origen del maíz contra el que comparó Doebley (2004) y colegas, la frecuencia de isoenzimas en los alelos de diferentes teocintles, y qué condición ambiental representaba dicho material?, para con ello discernir si la similitud concluida entre el maíz usado para la comparación y parviglumis es particular, y de haber sido particular dicho material, acotar la conclusión a la relación entre parviglumis y Nal-Tel. De cualquier forma, dada la similitud genética señalada por Doebley (2004) entre maíz y mexicana y la amplia distribución de la subespecie en el Eje Neovolcánico, es de esperar que tanto mexicana como parviglumis hayan estado sujetas a los mismos efectos ambientales extremos y cada una por su lado haya derivado en grupos de razas distintos, que aunque genéticamente similares, se han mantenido claramente diferenciados en relación con los nichos ecológicos que ocupan, aún en las zonas ecotónicas actuales como la Sierra Norte de Puebla (Fernández Brondo, 1977)

Cuadro 1. Grado de parentesco genético entre maíz y teocintle, Doebley (2004). Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  76

Hibridación entre teocintle y maíz en la Ciénega, Jal., México: propuesta narrativa del proceso evolutivo

Al inquirir sobre el ambiente asociado a la anamorfosis, en realidad nos preguntamos sobre cuáles efectos ambientales extremos son propios de cada ambiente, o cuál sería el efecto con más probabilidades de ser el candidato a provocar cambios tan drásticos y de tan amplia variación en la expresión de formas morfológicas de un mismo o muy similar genoma, y ligado al cuál está el cuánto, es decir, tendría que haber sido un efecto de larga duración que en la actualidad no se expresa con la misma intensidad que lo hizo mientras actuó a plenitud, pues aunque permanecen las provincias fisiográficas mexicanas donde aconteció el proceso y están presentes en el país las especies participantes, parecen no encontrarse en la naturaleza las formas morfológicas evolutivas silvestres derivadas de los teocintles. Según Hanson M.A. et al. (1996) y Ross-Ibarra et al. (2009) citados por Hufford, M.B et al. (2012), las subespecies parviglumis y mexicana se han ido distanciando hace cerca de 60 mil años, al grado de ocupar las regiones geográficas distintas ya referidas, lo que las ubica con una antigüedad mucho mayor a la datada para el origen de la agricultura y la domesticación del maíz; por tanto expuestas por todo ese tiempo a las variaciones ambientales De acuerdo con Correa-Metrio A. et al. (2012) y Hodell D. A. et al. (2008), citados por Hufford, M. B. et al., (2012), en el período anterior a la domesticación de maíz entre 15 mil 500 y 10 mil años hubo un dramático aumento de la precipitación y temperatura en las latitudes bajas de América, y según Bernal J. P. et al. (2011) citado por ibídem (2012), hubo un nuevo cambio a climas secos y fríos entre 10 mil 300 y 8 mil 200 años; de donde es posible extraer importantes deducciones en relación con las preguntas antes planteadas en este inciso: Ambas subespecies parviglumis y mexicana, estuvieron expuestas al menos por un período de 3 mil a 3 mil 500 años a condiciones climáticas diferentes a las actuales, en las que predominaron intensas precipitaciones y altas temperaturas. De haberse dado el proceso evolutivo de teocintle a maíz entre 15 mil 500 y 10 mil años ap, éste se habría llevado a cabo en un ambiente de mayor humedad y temperatura que el actual. De ser éstas las condiciones que detonaron la expresión de las diferencias morfológicas entre maíz

y teocintle, se infiere que tal variación deriva de un proceso no antropogénico, con una duración aproximada de 3 mil años. Entre 10 mil 300 y 8 mil 200 años habría habido un retorno a climas secos, lo que modificaría las condiciones coadyuvantes al proceso evolutivo natural de los teocintles, ocasionando la disminución en intensidad del mismo o incluso su conclusión. Si como sostienen Doebley (2004) y diversos autores, el maíz fue domesticado hace 9 mil años, entonces este proceso inicia cuando ya habría concluido el proceso de especiación y diferenciación morfológica de los teocintles, y el tipo morfológico de matriz maíz ya habría surgido, pudiendo ser considerado como el maíz silvestre que soportó el inicio de la domesticación, y no los teocintles como tales que no tendrían por qué haber sido consumidos en un período de precipitación abundante con ingesta vasta y diversa en flora y fauna, y tampoco después cuando ya habría un producto de alta concentración energética por unidad de volumen, integrado en pequeñas piezas de fácil transporte, con capacidad de autoreplicación al crecer aisladas del teocintle, pues de lo contrario éste habría dominado en los cruzamientos aleatorios, hecho que debió constituir el fundamento del origen de la agricultura. El proceso de domesticación del maíz inicia en el inter de un período seco y frío, en donde cobra sentido ampliar la base alimenticia, en el cual los teocintles habrían evolucionado a formas similares a maíz, con manejo antropocéntrico capaz de preservar la herencia de los caracteres morfológicos adquiridos, por lo que la naturaleza proveyó en tiempos de humedad limitada lo que formó en tiempos de humedad abundante. Una posible clave para dilucidar el origen y la causa de la anamorfosis presente en el proceso teocintle-maíz está en el hecho de que en México persisten actualmente comunidades aisladas de teocintle inalteradas, que no han evolucionado a maíz, incluso éstas no presentan el abanico de formas morfológicas propio del proceso evolutivo, según Doebley (2001), quien narra cómo una expedición científica encabezada por un eminente precursor de la investigación en teocintle, George Beadle, explora en 1971 parte de la cuenca del Río Balsas en busca de dichas formas, limitándose a la colecta de teocintle silvestre ante la Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  77

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ausencia de las hipotéticas formas morfológicas naturales evolutivas. Este hecho expresa que el proceso evolutivo no se dio de forma generalizada en las comunidades de teocintle existentes en la época en que aconteció, y que debió darse en espacios particulares con condiciones ambientales aisladas que proveyeran confinamiento ambiental, las que debieron reunir al menos los siguientes componentes: a) poblaciones de teocintle originalmente dispersas y posteriormente en masas puras con competencia completa; b) abundante precipitación; c) espacio topográfico plano con saturación cíclica, y d) presencia de fauna silvestre que incluyese en su ingesta el teocintle y actuara como dispersor cíclico. Los posibles ecosistemas que debieron albergar estos componentes fueron los vasos lacustres con fluctuación dinámica asociada a la temporada de lluvias, lo cual si bien opera del todo para el Eje Neovolcánico, no hay porqué suponer que no haya estado presente en los valles aluviales y valles intermontanos de la Sierra Madre del Sur, y en mayor medida si observamos que la presencia de parviglumis en esta provincia fisiográfica claramente se asocia a riberas bañadas por ríos. El planteamiento aplica inclusive para la Llanura Costera del Pacífico, y en general, para áreas planas en cuencas exorreicas con inundación recurrente. Con ello se concluiría que una tensión candidata asociada a la anamorfosis sería el estrés oxidativo por saturación hídrica en los perímetros lacustres de extensión variable, según la precipitación estacional. Abiko et al. (2012) afirman: «Las inundaciones son un gran estrés ambiental que retarda seriamente el crecimiento y los rendimientos de muchos cultivos», y añade «La difusividad del gas es 10.4 veces más lenta en agua que en el aire, y el oxígeno disuelto en el agua se agota rápidamente por la respiración de las raíces de las plantas y microorganismos del suelo. Por tanto, el anegamiento del suelo conduce a la falta de oxígeno y al aumento de las toxinas del suelo reducido», siendo estas últimas el metano y el ácido sulfhídrico en concentraciones anuales cíclicas. Dichos autores estudiaron las diferencias adaptativas a la saturación hídrica del suelo entre maíz y Zea nicaragüensis y refieren que éste a diferencia del maíz, forma aerénquima y una barrera en las raíces Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  78

que evita la pérdida de oxígeno radial, lo cual si bien no es extrapolable a mexicana y parviglumis, suscita interés por conocer en qué medida presentan dichas características y muestran algún tipo de adaptación al crecimiento en suelos inundados. La toxicidad por ácido sulfhídrico, sería el candidato sugerido para ejercer en las plantas de teocintle lo que se ha denominado efecto ambiental extremo, que de forma recurrente y milenaria habría afectado a las poblaciones de teocintle, imprimiéndoles un ambiente tóxico no totalmente supresor de la vida dada la periódica renovación de las aguas, pero sí con la capacidad suficiente para ejercer una presión de selección que habría afectado la morfología de poblaciones de plantas, minimizando la superficie de contacto con el suelo-agua y cambiando con ello la proyección ortogonal de las plantas de teocintle de circular a elíptica. Investigaciones recientes han mostrado que aplicaciones a nivel subletal de ácido sulfhídrico en maíz y frijol, entre otros cultivos, producen los siguientes efectos según Dooley F., Nair S., y Ward P. (2013) a) reducen el tiempo de germinación de las semillas e incrementan la masa absoluta de tejido en las raíces, tallos y hojas con efectos a nivel celular, y b) las células aumentan en número en lugar de tamaño lo que sugiere que las moléculas de H2S están provocando división celular a través de algún proceso de señalización. Sin embargo, al subir la concentración de ácido sulfhídrico su efecto en la planta es letal, de forma que este proceso en particular parece ejercer un efecto dual, operando como promotor primero y supresor después del crecimiento, según la concentración, que debió fluctuar de forma recurrente con el cambio de tamaño de los perímetros lacustres anegados de acuerdo a la variación del volumen de agua recibido o evaporado en el transcurso del año, y con ello incidir en la expresión morfológica de las especies que ahí crecían. Con los elementos antes referidos se postula que la anamorfosis observada en la secuencia de formas morfológicas entre teocintle y maíz habría sido causada por efectos ambientales extremos, tal vez de ácido sulfhídrico en concentraciones cíclicas, actuando sobre comunidades de teocintle de las subespecies mexicana, parviglumis y huehuetenanguen-

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sis, cuya semilla habría sido depositada por la fauna silvestre en vasos lacustres o llanuras inundables, las cuales habrían evolucionado a maíces silvestres específicos (Zea mays ssp. mays) cuya especificidad estaría soportada en el proceso ambiental actuante en el nicho ecológico que los confinaba; proceso milenario que se postula habría acaecido antes de la domesticación del maíz y surgimiento de la agricultura en Mesoamérica, actividad cuyo fundamento habría sido mantener el confinamiento de dicho material aislado del teocintle por acción antropogénica. Transformaciones citológicas en la evolución de teocintle a maíz En la biografía de John Doebley, elaborada por Brownlee (2004), se refiere que las preguntas centrales que dicho autor y su equipo de investigación plantearon para entender el proceso evolutivo de teocintle a maíz fueron ¿cuántos genes han contribuido a la evolución de cada rasgo nuevo?; ¿qué tipos de genes estaban involucrados?; ¿las alteraciones en estos genes afectan la función de la proteína o la expresión génica?, en las cuales está incluida una gama de alternativas que abarca desde posibles cambios en la estructura genética que incluyan nuevas funciones de las proteínas involucradas, hasta el solo cambio en la expresión génica por alguna alteración en el desarrollo del teocintle que únicamente ocasione cambios fisiológicos epigenéticos. Para algunas de las características contrastantes entre las subespecies, como la presencia de ramas en las formas intermedias de teocintle y la ausencia (visible) de ellas en el maíz, la autora antes referida menciona que: «los investigadores dedujeron que las principales diferencias se encontraban en la región reguladora del gen en lugar de la región codificante de la proteína. Esencialmente, las dos especies producen la misma proteína que controla la ramificación, pero el maíz produce significativamente más, reduciendo efectivamente el número de ramas de la planta», comparación que evidentemente se refiere a plantas cruzadas con teocintle en las que domina la matriz maíz. Zhao et al. (2008) identifican 21 genes candidatos del teocintle como posibles objetivos de la selección natural y 17 genes candidatos del maíz como posibles objetivos de la selección artificial durante la domes-

ticación, los cuales fueron seleccionados por presentar muy baja diversidad de secuencias en líneas endogámicas de maíz usadas para la comparación, igualmente observaron que los genes candidatos de domesticación se encuentran más frecuentemente que los genes candidatos de selección natural en los órganos reproductores. Los autores antes citados refieren también que los genes reguladores controlan la expresión de los genes estructurales, lo cual puede estar asociado con la diversificación de la morfología de la planta. Un relevante hecho sobre las diferencias citológicas entre teocintle y maíz estudiado ampliamente y descrito en Kato (2009), lo constituye el número de nudos cromosómicos en ambas subespecies, teniendo Zea mays ssp. mexicana un total de 42, de los cuales 27 (64%) se encuentran también en maíz en la misma posición de origen, y 15 (36%) únicamente los posee la subespecie mexicana, sin que haya ningún nudo cromosómico específico propio del maíz. Esto significa que en el proceso evolutivo de teocintle a maíz se simplificó la estructura citológica original propia del teocintle, lo cual se corresponde con la simplificación de la estructura morfológica descrita en este trabajo, por lo que es posible suponer que ambas transiciones debieron haberse dado de manera asociada y tal vez sean expresión del mismo fenómeno. Esto no aclara cuántos nudos cromosómicos dejan de estar presentes al alcanzar la supuesta etapa de maíz silvestre con confinamiento ambiental y cuántos se pierden propiamente en el proceso de domesticación del maíz con confinamiento humano, sin embargo el supuesto sostenido en esta narración es que la mayor parte debió haberse perdido por efecto ambiental extremo y por tanto, en confinamiento ambiental. Kato (2009) menciona que hay evidencias de que los nudos cromosómicos son genéticamente activos y que indirectamente tienen la capacidad de controlar la expresión de los genes, y citando a Ananiev et al. (1998 b), refiere que los nudos poseen en su estructura los retrotransposones, los cuales participan en el control de la expresión génica al inhibir la transcripción o modificar su tiempo de acción. Con ello es posible suponer que en el proceso evolutivo de teocintle a maíz, al simplificarse la estructura citológica del maíz silvestre confinado, proRevista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  79

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ducto de dicho proceso, se haya reducido en éste la capacidad de expresar genes específicos aun cuando estén presentes en el genoma, carácter que mantiene en tanto no se vuelva a cruzar con teocintle o se exponga a ambientes extremos. Expresión morfológica de maíz en ambientes extremos Los fundamentos para comprender cómo responde citológicamente el maíz a las presiones ambientales los sentó la Dra. Bárbara McClintock, quien durante más de cinco décadas (1930-1980), estudió la forma de cómo se reestructura y hereda el genoma del maíz posterior a la incidencia de un factor ambiental extremo, en su caso la irradiación con rayos X, escribiendo en este período 76 artículos relacionados con la citología del maíz según los archivos del Cold Spring Harbor Laboratory, (cshl) NY. Al inicio de la década de los cuarenta había alcanzado una síntesis sobre la forma de cómo se estabilizan los extremos rotos de los cromosomas de maíz después de estar expuestos al efecto ambiental irruptor, mecanismo que denominó «ruptura-fusiónpuente» que regula patrones de unión no aleatorios, así como mutaciones masivas en algunos casos (McClintock, 1941) y confiere una fuente de variabilidad que puede relacionarse con la evolución de la especie (Fedoroff, 2012). En los albores de la década de los cincuenta, laborando para el cshl, logró sintetizar conceptualmente el mecanismo que ocasiona el variegado (manchado) del maíz al ser irradiado con rayos X, así como la herencia del mismo, estableciendo que había secciones de adn en los genes del cromosoma cuya presencia inhibía la expresión de genes vecinos y dichas secciones eran de carácter ubicuo, denominadas Ds (Dissociator), las que podían transponerse a lo largo del cromosoma según la presencia o no de otras secciones de adn, a las que llamó Ac (Activator) (McClintock, 1950) La observación del comportamiento conjunto de ambas secciones de adn llevó a la Dra. McClintock a la conclusión de que se trataba de elementos reguladores diferentes al resto de los genes, cuya acción confería un carácter dinámico a la expresión del genoma del maíz, aun cuando éste mantuviese la misma secuencia de nucleótidos, asociando una determinada organización de los genes a una determinada expreRevista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  80

sión génica, conclusión que generalizó de la siguiente forma: «el autor cree que el mecanismo que subyace al fenómeno de la variegación es básicamente el mismo en todos los organismos» (Ibídem). De la misma forma la autora antes referida asoció el mecanismo de «ruptura-fusión-puente» con el comportamiento conjunto de las secciones de adn descritas, lo que resume así: «No puede haber ninguna duda que estos ‘desplazamientos espontáneos’ no son al azar con respecto a la ubicación de las roturas y fusiones. La perilla heterocromática y las regiones del centrómero están implicadas principalmente» (Ibídem). Una trascendente conclusión fue que ambos mecanismos estaban relacionados con la aparición de múltiples locis mutantes, no presentes en los progenitores, lo que la Dra. McClintock resume así: «Se concluyó, por lo tanto, que, o bien una parte del mecanismo que se trate con el ciclo de la ‘ruptura-fusión-puente’ o algunas de las modificaciones estructurales que resultan fuera responsable de las condiciones que produjeron esta explosión» (Ibídem). La Dra. McClintock resume su legado y la proyección del mismo en las siguientes palabras de su conferencia de Premio Nobel en 1983: «En el futuro, sin duda, la atención se centrará en el genoma, con una mayor apreciación de su importancia como órgano altamente sensible de la célula que monitorea las actividades genómicas y corrige los errores comunes, detecta eventos inusuales e inesperadas, y responde a ellos, a menudo por reestructuración del genoma. Sabemos acerca de los componentes de los genomas que podrían ponerse a disposición de dicha reestructuración. No sabemos nada, sin embargo, acerca de cómo la célula detecta peligro e instiga respuestas a ella que a menudo son verdaderamente notables.» (Fedoroff, 2012). El descubrimiento de los «genes saltarines», como los llamara originalmente la autora seguida, ahora conocidos como transposones y retrotransposones, en cromosomas que no modifican la secuencia de nucleótidos, así como su modo de acción con relación a agentes que dañan el adn mediante estrés biótico o abiótico, dio pie al surgimiento de la epigenética, entendida como el estudio de los mecanismos que utilizan las células eucariotas para hacer una escisión ordenada de la secuencia del transposón, dada

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una tensión ambiental específica, y su reinserción en otro segmento del cromosoma que termina por ocasionar una expresión fenotípica que no ocasionaba el genoma de la célula progenitora, que responda a la tensión enfrentada así como la forma como se hereda dicha variante a las generaciones futuras. Según Fedoroff (2012), a la fecha se conoce que 85% del genoma del maíz está compuesto de secuencias de transposones y retrotransposones, lo que permite suponer haya existido una amplia manifestación de respuesta a los efectos ambientales extremos a los que debieron haber estado expuestos los teocintles, y que ahora posee como una de sus principales potencialidades la especie Zea mays ssp. mays. Expresión morfológica de maíz en ambientes no limitativos El razonamiento seguido hasta aquí supone que el proceso evolutivo de teocintle a maíz se dio en comunidades de teocintle confinadas en ambientes restrictivos en donde la vecindad de plantas ejercía interferencia entre ellas, entendida ésta como aquella condición en donde «el suministro de recursos es inferior a la capacidad colectiva para usarlos» (Loomis R., Connor D., 2002), de tal forma que dicho ambiente habría ejercido presión sobre las tasas de crecimiento y la morfología de las plantas individuales según se ha descrito anteriormente, de donde cabe preguntarse ¿cuánto de los cambios fenotípicos entre teocintle y maíz quedó a nivel de supresión ambiental de la expresión génica y por tanto reversible, y cuánto está inscrito en la porción codificante del genoma de maíz y es por ello irreversible? Moulia et al. (1999), condujeron un experimento en Grignon Francia para estudiar la dinámica del desarrollo arquitectónico de plantas de maíz justamente invirtiendo la condición ambiental en la que aquí se supone evolucionó teocintle, es decir, un suministro de recursos muy superior a la capacidad colectiva para usarlos, en este caso por plantas del híbrido dea (Pioneer Hi-Bred Int.), de donde es posible obtener elementos sobre la reversibilidad en la morfología de maíz. Las condiciones del cultivo fueron las siguientes: a) una densidad de población equivalente a 2 800 plantas por hectárea con una asignación de 3.5 m2

por planta contra 0.14 m2 de una siembra comercial, «lo que minimiza el sombreado y la señalización fotomorfogenética a través de reflexiones horizontales entre plantas» (Ballaré et al., 1994, citado por Moulia et al.,1999) así como las interacciones entre raíces, de forma tal que las plantas crecieron en aislamiento; b) siembra a mediados de junio coincidente con la estación de crecimiento óptima; c) riego por goteo continuo individual por planta; d) se documentó que el nitrógeno no es limitante en estas condiciones de aislamiento, y e) deshierbe manual y control de plagas. Los principales resultados manifiestos en las plantas de maíz bajo las condiciones experimentales según Moulia et al. (1999) fueron: a) una ramificación generalizada hasta de tercer orden, con un máximo de 21 ejes por planta, llegando hacia la floración a un hábito de crecimiento cespitoso (en contraste con las plantas de tallo único en la producción comercial); b) ramificación diferencial estratificada en un mismo individuo según la ubicación de los órganos reproductivos en el siguiente orden: las ramas cercanas a la base, incluyendo el tallo central, terminan en una espiga masculina; las ramas intermedias terminan cada una en mazorca en cuya base crecen espigas masculinas por lo que estarían cerca de ser hermafroditas, y las ramas superiores que terminan exclusivamente en mazorca de mayor tamaño que el resto presente en la planta; c) todas las ramas emiten a su vez ramas de segundo orden, siendo frecuente que las centrales emitan también de tercer orden; d) las plantas tuvieron comportamiento altamente prolífico, con ubicación terminal de la mazorca en todas las ramas, excepto el tallo central y las basales. A partir de las observaciones de los autores referidos se puede suponer a grandes rasgos que la pérdida de ramas del teocintle al evolucionar a maíz es un carácter determinado por el ambiente, cuya expresión génica está asociada a la topología en la cual crece el maíz, sin embargo destaca que se mantiene la anamorfosis o forma elíptica de la proyección ortogonal de la planta. Por el contrario, la evolución de protomazorcas en mazorcas parece ser un carácter irreversible impreso en el genoma de maíz dado que la mazorca sólo recupera la prolificidad sin disgregar las espiguillas aparentemente fusionadas.

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Transformaciones morfológicas observadas en la Ciénega de Jalisco El cruzamiento natural descrito en este trabajo entre teocintle (Zea mays ssp. mexicana) y el híbrido de maíz P-30F53 (Pioneer Hi-Bred Int.), observado en la Ciénega de Jalisco y que motivó la propuesta narrativa aquí expuesta, puede considerarse una manifestación espontánea del contacto entre las dos subespecies, en donde Zea mays ssp. mexicana ha venido polinizando de forma recurrente a Zea mays ssp mays, ya que como señala Baltazar et al. (2004) el flujo de genes de maíz a teocintle se produce a muy baja frecuencia, a diferencia del flujo inverso que es altamente frecuente, lo cual señalan los autores antes referidos, es una posible explicación del porqué el teocintle se mantiene como una entidad separada aun creciendo en la vecindad de poblaciones de maíz. Igualmente, ello permite suponer que se requieren pocos individuos de teocintle en un campo cultivado con maíz para que se manifieste el cruzamiento y llegue a ser un problema productivo como el aquí descrito. La tendencia general en el proceso evolutivo de teocintle a maíz fue un decremento en la diversidad genética del cultivo con relación a su progenitor, así Doebley (2004) señala que el proceso entre teocintle Balsas (Zea mays ssp. parviglumis) y maíz, condujo a una reducción de 25% de la diversidad vista como pérdida de isoenzimas y del orden de 30% si se mide la pérdida de secuencias de nucleótidos. De esta forma, la gama de variación morfológica encontrada en Poncitlán permite suponer que paulatinamente se estarían expresando todas aquellas características «perdidas» o no manifiestas por el proceso evolutivo, las que de forma cualitativa se describen a continuación con relación al principio de continuidad de la anamorfosis del plano cartesiano de la proyección ortogonal entre teocintle a maíz. Hacia 1983, Iltis citado por Doebley (2004), da un giro en el foco de atención en las investigaciones relacionadas con el proceso evolutivo de teocintle a maíz, al señalar que «la herencia de las diferencias morfológicas entre maíz y teocintle es poligénica» y no de carácter mendeliano; y que la domesticación actuó sobre variación preexistente reconfigurando la variación por encima de un umbral que permitió que predominaran los rasgos de maíz por sobre los Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  82

del teocintle, a la vez que centró su observación en la arquitectura de la planta completa y no sólo en los cambios morfológicos de propágulos a frutos ocurridos en la mazorca que se destacaba entonces como central, modificando la preponderancia por identificar «genes clave». Presencia y acortamiento de ramas A partir de los resultados de Moulia et al. (1999) podemos suponer que la mayor parte de la variación morfológica expuesta por el abanico producto del cruzamiento teocintle-maíz, estará en los diversos tipos de ramificación encontrados, a los cuales deberá asociarse el resto de la variación morfológica. En las observaciones de Poncitlán aquí descritas, se encontró un continuo de formas morfológicas como se ha descrito arriba, sin embargo en una gran proporción de ellas se encontró ramificación de muy variadas formas. En las tres fotografías de la fig. 5 se muestran las formas dominantes en cuanto a ramificación: a) fue generalizada la anamorfosis en los ejemplares encontrados y la ausencia de ramas basales en lo que debió haber constituido la roseta, dominando ahora un tallo central; b) se observó por lo general inhibición de ramas en el estrato inferior las que iniciaban hacia la porción media de la planta; c) se observó de manera generalizada ramificación en los estratos intermedio y superior de las plantas, siendo de mayor tamaño las ubicadas en el estrato intermedio. En la porción izquierda de la fig. 6 se muestran dos aspectos de una sección de rama, una con brácteas y otra desprovista de ellas, que debe representar una forma cercana al acortamiento evolutivo total, en donde destaca que las tres ramas contenidas en la misma han reducido su tamaño «arrastrando» en su paso las espiguillas o protomazorcas contenidas en cada una de las ramas, «fundiéndolas» en una estructura muy cercana a una mazorca moderna que ya muestra una posición sésil respecto al tallo. Igualmente se aprecia que todas las ramas mostradas en la fig. 6, tanto centrales como laterales, tienen una clara ubicación apical de la protomazorca ahora integrada y con un aspecto muy cercano a las formas de matriz maíz, destacando que la estructura ubicada en el ápice de la rama central tiende a ser de mayor tamaño que las inferiores, repitiendo en las

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protomazorcas la tendencia presente en las ramas en general. Transición de protomazorca en mazorca De los aspectos más estudiados en la genética de la evolución del maíz es la transformación de la protomazorca en mazorca, aunado a los polimorfismos involucrados en la misma; la secuencia fotográfica de la fig. 7 muestra lo que parece ser una integración de unidades de dos hileras en la mazorca moderna asociada a la reducción de tamaño de las ramas. Las protomazorcas aparentemente se irían fundiendo en la medida que las ramas se van acortando, producto del fenómeno antes expuesto. En la fig. 7 se presentan diversos ejemplos de una supuesta integración paulatina de protomazorcas: a) las dos hileras típicas de la infrutescencia de teocintle; b) ramilletes de espiguillas conteniendo de tres a cuatro protomazorcas por espiguilla, las cuales están cubiertas por una bráctea envolvente y con «semillas» (frutos) secas (típicas de teocintle) unidas por un filamento que conforma el raquis; c) fusión de dos protomazorcas para integrar una de cuatro hileras, y d) fusión de dos protomazorcas de cuatro hileras, cada una para integrar otra de ocho hileras y fusión de dos protomazorcas de seis hileras para integrar otra con doce hileras.

Fig. 5. Presencia de ramas en diferentes etapas del proceso evolutivo teocintle-maíz.

Fig. 6. Acortamiento de ramas, fusión de protomazorcas y posición apical de mazorca en la rama. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  83

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Fig. 7. Fusión paulatina de protomazorca en el proceso evolutivo teocintle a maíz.

La forma de los granos es diferente en las etapas descritas, aunque en todos los casos está definida por los mismos elementos: a) un flujo que los llena; b) una bráctea que los contiene, y c) granos vecinos mutuamente moldeados al crecer de forma sincronizada y resistir la presión del llenado. En las fusiones las brácteas contendrían un mayor número de pares de hileras, por lo cual aparentemente los propágulos constituidos por gluma y raquis evolucionaron a formas «desnudas», sin embargo en ninguna etapa del proceso lo están, incluso en la mazorca moderna donde hay un múltiple traslape de brácteas que contienen de forma rigurosa la presión en el llenado del grano, lo que define claramente la forma de éstos en función de su posición en el olote. En la transición debió perderse el carácter lignificado y duro de las glumas en el cariópside del teocintle, condición sine qua non para la domesticación del maíz silvestre, debiendo ser éstas las formas objeto de selección humana dado el aislamiento de las mismas respecto del teocintle, que al cruzarse de manera natural no regresaran a las variantes originales incomibles, las que a su vez debieron haber concentrado en pocas mazorcas la capacidad productiva de la planta en su conjunto. Destaca aquí que las plantas

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de Zea mays ssp mexicana producen entre 500 a 800 granos en algunas 100 protomazorcas (Wilkes, 2004, citado por Kato. A, et al., 2009) cantidad similar a la producida por una sola mazorca de maíz moderno que contiene entre 300 y 700 granos, predominantemente en una mazorca por planta. Definición del carácter monoico del maíz Doebley (2004) establece que «las inflorescencias en Zea son bisexuales en su desarrollo temprano, con primordios de órganos masculinos (estambres) y femenino (ovarios). Durante su desarrollo, el sexo adulto está determinado por una señal interna, y luego, o bien los órganos masculinos son abortados para hacer una mazorca o los órganos femeninos son abortados para hacer una espiga». Acorde a esta referencia, en las observaciones de campo se detectó que algunas de las formas intermedias presentaban hermafroditismo en el primordio de la protomazorca, como se muestra en la fotografía izquierda de la fig. 8 y ya una definición del sexo masculino en las espigas terminales de algunas ramas. Visión de conjunto El cruzamiento natural entre teocintle y maíz observado en la Ciénega de Chapala en Poncitlán, Jal. en

Hibridación entre teocintle y maíz en la Ciénega, Jal., México: propuesta narrativa del proceso evolutivo

Fig. 8. Hermafroditismo en la protomazorca y definición del sexo masculino en las espigas. el ciclo agrícola pv 2012, representa la manifestación de un proceso milenario que se supone asoció determinados patrones de paisaje con la intensificación biológica de la especie Zea mays, concentración metabólica que terminó transformando citológica y morfológicamente cuando menos a las subespecies mexicana y parviglumis en Zea mays ssp. mays y que a su vez fundamentó energéticamente la evolución de las culturas mesoamericanas. La coevolución natural entre patrones de paisaje y, en este caso particular, una especie confinada al mismo, derivaría según Van Apeldoorn et al. (2013) en «complejos patrones de heterogeneidad no aleatoria» puesto que predominan determinados agentes causales que inciden sobre los mismos procesos metabólicos de la especie, en cualquier espacio que ambos conjuntos se reúnan; coevolución que al intensificarse derivaría según el autor antes citado en un patrón de paisaje único. En este trabajo se opinó que el patrón de paisaje coevolutivo con los teocintles serían los vasos lacustres, llanuras aluviales o valles con saturación dinámica fluctuante, los cuales evolucionarían a Zea mays ssp. mays dado un característico patrón de efectos ambientales extremos (eae). En dicho paisaje terminarían predominando masas puras de esta especie en competencia completa, modelo que se supone habría sido transpuesto en los orígenes de la agricultura, punto de inflexión en la intensificación del proceso evolutivo que se supondría asociado al umbral crítico producto de los cambios climáticos precursores de escasez de alimentos, el cual terminaría por

cambiar de forma abrupta la estructura y función del sistema precedente. Según los datos aportados por Hufford et al (2012) los patrones de paisaje que interactuaron con los teocintles habrían cambiado drásticamente en los últimos quince mil años, distinguiéndose en este lapso un período cálido y húmedo de algunos cinco mil años previo a la etapa agrícola mesoamericana, y otro seco y frío de algunos dos mil años coincidente con el origen de la agricultura en América y en general en el mundo. Si los teocintles interactuaron con ambos patrones de paisaje es posible suponer que el proceso evolutivo de teocintle a maíz tuvo diferentes tipos de interacción ambiental y por tanto, cumplió diversas etapas en su transformación biológica en cada uno de ellos, además de la etapa de domesticación del maíz silvestre. En patrones de paisaje húmedo y cálido predominaría la saturación generalizada en perímetros lacustres y en vegas de ríos, con manifestación de eae conducentes a selección y transformación citológico-morfológica que promovería teocintles aislados sin interacción ni competencia. Por el contrario, en ambientes secos y fríos especímenes de teocintle diferentes a las poblaciones de origen no confinadas, tenderían a variantes en la simplificación citológico-morfológica, que ante eaemenos drásticos podrían conformar masas puras de individuos en competencia completa, con formas morfológicas del tipo matriz maíz, base de la evolución bajo domesticación de Zea mays ssp. mays.

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Fausto Inzunza Mascareño

Conclusiones El principio de continuidad propio de las formas morfológicas entre el teocintle y maíz es evidente y observable a simple vista y se sintetiza en la elongación y la anamorfosis. La anamorfosis parece ocasionar en forma concatenada y en el mismo proceso, el acortamiento paulatino y supresión de ramas, la elongación longitudinal de la planta y la fusión de protomazorcas en una mazorca integradora única; ello deberá quedar plasmado en regiones polimórficas del genoma. Una posible causa de la anamorfosis en las plantas de matriz teocintle sería la recurrente toxicidad por ácido sulfhídrico producto del estrés oxidativo milenario, propio de los vasos lacustres característicos del Eje Neovolcánico y en vegas saturadas de ríos en la Sierra Madre del Sur. Existen elementos paleoclimáticos para suponer que la especiación de las diversas formas de teocintle se dio en un período anterior a la domesticación del maíz, la que habría partido de formas morfológicas de Zea ampliamente modificadas del tipo de matriz maíz actual. Al considerar efectos ambientales extremos no vigentes actualmente como la principal presión selectiva en la evolución de teocintle a maíz, se abre un abanico de explicaciones moleculares epigenéticas de ésta, alterno a una supuesta domesticación del teocintle, a la vez que se explica la no persistencia de las variantes evolutivas de teocintle en estado silvestre. Literatura citada Abiko, T.; L. Kotula; K. Shiono; M.A. Malik; T. D. Colmer, y M. Nakazono. 2012. «Enhanced formation of aerenchyma and induction of a barrier to radial oxygen loss in adventitious roots of Zea nicaragüensis contribute to its waterlogging tolerance as compared with maize (Zea mays ssp. mays)». Plant Cell and Environment 35(9). Baltazar B. M.; G. J. Sánchez; L. de la Cruz and J. B. Schoper. 2005.« Pollination between maize and teosinte: an important determinant of gene flow in Mexico». Theoretical and Applied Genetics 110(3):519-526. Brownlee Ch. 2004. «Biography of John F. Doebley». Proc. Natl. Acad. Sci. USA: No. 20, 697-699. Doebley, J. 2001. «George Beadle’s Other Hypothesis: One-Gene, One-Trait». Genetics, Vol. 158 no. 2 487493. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  86

Doebley, J. 2004. «The genetics of maize evolution». Annual Review of Genetics 38. Dooley F. D.; S. P.Nair; and P. D. Ward. 2013. «Increased Growth and Germination Success in Plants following Hydrogen Sulfide Administration». Plos One 8(4). Fedoroff, N.V. 2012. «McClintock’s challenge in the 21st century» Proceedings of the National Academy of Sciences (pnas). Vol. 109, No 50. 4p. Fernández B. J. 1977 «Variación morfológica de los maíces de la Sierra de Puebla y Centro Occidental de Veracruz: implicaciones ecológicas y socioeconómicas». Tesis profesional, Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México. 98 p. Hufford M. B.; M. E.Martínez; B. S.Gaut; L.E. Eguiarte, and M.I. Tenaillon. 2012. «Inferences from the Historical Distribution of Wild and Domesticated Maize Provide Ecological and Evolutionary Insight» Plos One 7(11):9. Kato T. A.; S.C. Mapes; O. Mera; H. J. Serratos; and B. R. Bye. 2009. Origen y diversificación del maíz: una revisión analítica. Universidad Nacional Autónoma de México, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México. 116 p. Loomis R. S.; D.J. Connor. 2002. Ecología de cultivos. Productividad y manejo en sistemas agrarios. Ediciones Mundi-Prensa. España. 591 p. McClintock, B. 1941. «The stability of broken ends of chromosomes in Zea mays». Genetics (Genetics Soc. America) 26 (2): 234-282 McClintock, B. 1950. The origin and behavior of mutable loci in maize. Proceedings of the National Academy of Sciences, pnas. 36(6)344-355. Moulia B.; C. Loup; M. Chartier; J.M. Allirand, and C. Edelin. 1999. «Dynamics of architectural development of maize (Zea mays L.), in a non-limiting environment: the branched potential of modern maize». Annals of Botany 84:645-656, usa. Thompson, D’Arcy. 2011. «Sobre el crecimiento y la forma». Akal/Ciencia Edition. Madrid. 330 p. Van Apeldoorn D.F.; B. Kempen; M.P. Sonneveld, and K. Kok. 2013. «Coevolution of landscape patterns and agricultural intensification: An example of dairy farming in a traditional Dutch landscape». Agriculture, Ecosystems & Environment. Vol 172, 16-23

Hibridación entre teocintle y maíz en la Ciénega, Jal., México: propuesta narrativa del proceso evolutivo

Zhao Q.; A. Thuillet; N.K. Uhlmann; A.J. Weber; A.J. Clavijo; S.M. Allen; S. Tingey and J. Doebley. 2008. «The Role of Regulatory Genes During Maize Domestication: Evidence From Nucleotide Polymorphism and Gene Expression». Genetics. 178(4): 2133–2143. Agradecimientos Este trabajo se realizó en el contexto del proyecto «Producción, validación y fomento de maíz amarillo

en Jalisco» de la Universidad Autónoma Chapingo bajo subvención de Fundación Produce Jalisco A. C, dirigido por el M.C. Juan Larios R., a quien se agradece su participación en campo, así como al Ing. Alfredo Martínez U. y al productor de maíz Roberto Castellanos V., por sus ilustrativos comentarios y certeras observaciones sobre las variantes de teocintle encontradas. Igualmente se agradecen al Dr. J. Jesús Moret S., sus atinados comentarios y sugerencias a la primera versión.

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Usos y costumbres en las comunidades indígenas bajo la teoría del Neoconstitucionalismo * Luis Eusebio Alberto Avendaño González

Resumen En la teoría jurídica contemporánea, la configuración constitucional estructura la plataforma para la garantía de los derechos y libertades. Así, la norma constitucional mexicana, contiene supuestos jurídicos que resultan en la práctica excluyentes entre sí, circunstancia que implica prever a un mismo nivel constitucional una contradicción, lo cual trae consigo un sincretismo metodológico, constitucional e incluso teórico. Es finalidad del presente trabajo no solo el denunciar la contradicción, sino demostrar que la constitución mexicana en su contexto, requiere integrar una coherencia interna tomando como referencia el principio de igualdad en la definición y reconocimiento del derecho indígena basado en los usos y costumbres y el derecho positivo, así como describir el pluralismo jurídico nacional, aplicados ambos conceptos a dos casos paradigmáticos en el Municipio de Amealco de Bonfil, en Querétaro: Macedonia Blas y Alberta Alcántara y Teresa González. Palabras clave: neoconstitucionalismo, usos y costumbres, sistema jurídico, pueblos indígenas.

Traditional mores and customs in indigenous communities according to Neoconstitutionalist theory* Abstract In contemporary legal theory the constitution forms the structure or platform for the guarantee of rights and freedoms. Thus the Mexican constitutional standard contains legal assumptions that result in practice in excluding each other, and in certain situations contradict each other and bring a methodological, constitutional and even theoretical syncretism. It is the aim of the present work not only to expose these contradictions, but also to demonstrate that the Mexican constitution in its context requires integrating an internal coherence by taking as a reference the principle of equality in the definition and recognition of customs-based indigenous law and positive law, as well as to describe the national legal pluralism and how both concepts applied to two paradigmatic cases in the municipality of Amealco de Bonfil, in Queretaro: Macedonia Blas and Alberta Alcántara and Teresa González. Key words: neo-constitutionalism, mores and customs, legal system, indigenous peoples. Consideraciones generales La reforma constitucional en materia de derechos humanos de junio de 2011, ha supuesto como fenómeno globalizador un movimiento doble: por una parte, hacia la internacionalización en la reducción del tiempo y espacio; por otra, un resurgimiento de los localismos y una revitalización de los “discursos identitarios”, ya sea a raíz religiosa, cultural, étnica o nacional (Carbonell, 2004). *  La investigación propuesta es resultado parcial del proyecto de investigación denominado Derechos fundamentales y constitución. El paradigma de la igualdad y dogmática constitucional en México. La investigación no cuenta con financiamiento y constituye una investigación concluida. *  Doctor en Derecho y profesor de tiempo completo en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Querétaro. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 1 del Conacyt [email protected]. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  89

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En nuestro país, la reforma constitucional del 10 de junio de 2011 generó la sujeción al pacto de convencionalidad y el incremento del apartado de derechos fundamentales, no sólo como una positivación sino como una verdadera ampliación a través de la interpretación constitucional. Tal circunstancia supone hallarnos en presencia de un canon “internacionalista”, donde el parámetro de validez de los derechos fundamentales otorguen no sólo el fenómeno nacional, sino también las normas y criterios de interpretación emanados de sentencias, opiniones consultivas e informes de los organismos supranacionales de protección de los derechos humanos. Así, el objeto del presente estudio lo constituyen ambas hipótesis, es decir, tanto la descripción del fenómeno de supranacionalidad como del de intranacionalidad, a partir de las cuales la Constitución Federal Mexicana deba ser abordada como normaprincipio, donde su interpretación y ubicación conceptual represente no sólo un tratamiento como norma-regla sino particularmente como valor. Denunciando así, que las contradicciones constitucionales son de origen conflictos de valor. En nuestro país, los usos y costumbres indígenas constituyen el reconocimiento de derechos calificados como históricos dentro del derecho positivo constitucional. Circunstancia que incluye colocar en un mismo nivel normativo y teórico-jurídico, el derecho histórico. Por lo cual, las contradicciones que la aplicación de tales sistemas conllevan, constituyen una antinomia no sólo como norma-regla sino como valor. Lo anterior, es reconocer que el derecho indígena basado en los usos y costumbres debe ser estudiado no como un “Estado paralelo” al constitucional mexicano, o un “Estado de excepción permanente” reconocido y validado por el Estado nacional, sino como un sistema inserto en el constitucional, fundamentando coincidencias y contradicciones en el principio de igualdad en términos del liberalismo jurídico. Las hipótesis por desarrollar en el presente trabajo, consisten, por un lado, en distinguir cuál es el reconocimiento jurídico constitucional con que cuenta el sistema indígena de los usos y costumbres, el impacto de la reforma constitucional del 10 de junio de 2011 en la modulación y la eficacia de dicho sistema,

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así como generar elementos para la aproximación a un concepto. La metodología consiste en aplicar el modelo de Dworkin al fenómeno nacional en la definición de un sistema normativo no excluyente sino complementario al positivo constitucional. Hacia la construcción de un marco teórico de los usos y costumbres en México El derecho es un fenómeno complejo, producto de la cultura, la práctica social, la actividad económica y la política. El mismo también responde como lenguaje y como discurso a una realidad jurídica, a un sinnúmero de paradigmas, interpretaciones y aplicaciones que en la práctica no resultan homogéneas que imponen una distinción fundamental: una cosa es el discurso sobre el derecho –o sobre la norma–, y otra el discurso del derecho –o de la norma–. Así, podemos deducir que las teorías y doctrinas jurídicas históricas y contemporáneas que construyen la ideología jurídica (Courtis, 2006) son las siguientes: Kelsen identificó al derecho como un conjunto de normas y ordenamientos cargados de validez; Hart, como un haz de reglas primarias y secundarias, para Dworkin es una combinación de reglas, principios y directrices interpretativas a la luz de “una sola respuesta correcta” e identidad de casos fáciles y difíciles (Cárdenas, 2006). Atienza (2005) describe que el derecho es ante todo argumentación. Por lo anterior, el estudio y conceptualización del derecho indígena ha sido también objeto de estudio desde diversos enfoques, entre los que destaca el planteamiento del llamado “derecho consuetudinario indígena”, o la “costumbre jurídica indígena” o de los “usos y costumbres”. Es decir, sin una univocidad en cuanto al concepto, constituye el reconocimiento de derechos calificados como históricos dentro del derecho positivo entendido éste como el que se encuentra en la Carta Fundamental. Circunstancia que incluye a su vez colocar a un mismo nivel normativo y teórico-jurídico, el derecho histórico y positivo formal. En México, la reforma constitucional del 14 de agosto de 2001, dispuso en su artículo ii, el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural mexicana, la cual nos ubica en la órbita del multiculturalismo. A decir el artículo dispone:

Usos y costumbres en las comunidades indígenas bajo la teoría del Neoconstitucionalismo

CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS

iii. Elegir de acuerdo con sus normas, procedimien-

UNIDOS MEXICANOS QUE REFORMA LA DE

tos y prácticas tradicionales, a las autoridades o

5 DE FEBRERO DE 1857

representantes para el ejercicio de sus formas pro-

Título Primero

pias de gobierno interno, garantizando la partici-

Capítulo I

pación de las mujeres en condiciones de equidad

De los Derechos Humanos y sus Garantías

frente a los varones, en un marco que respete el pacto federal y la soberanía de los estados.

Artículo 2o. La Nación Mexicana es única e indivisible. La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas. La conciencia de su identidad indígena deberá ser criterio fundamental para determinar a quiénes se aplican las disposiciones sobre pueblos indígenas. Son comunidades integrantes de un pueblo indígena, aquellas que formen una unidad social, económica y cultural, asentadas en un territorio y que reconocen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres. El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional. El reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas se hará en las constituciones y leyes de las entidades federativas, las que deberán tomar en cuenta, además de los principios generales establecidos en los párrafos anteriores de este artículo, criterios etnolingüísticos y de asentamiento físico. A. Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para: i. Decidir sus formas internas de convivencia y orga-

nización social, económica, política y cultural. ii. Aplicar sus propios sistemas normativos en la

regulación y solución de sus conflictos internos, sujetándose a los principios generales de esta Constitución, respetando las garantías individuales, los derechos humanos y, de manera relevante, la dignidad e integridad de las mujeres. La ley establecerá los casos y procedimientos de validación por los jueces o tribunales correspondientes.

De lo anterior deduzco dos consideraciones: la primera, en sentido axiológico, y la segunda, en sentido social. En primera instancia, el modelo neoconstitucionalista dispone que la definición e interpretación de la Constitución se encuentra estrechamente conectada en la forma de concebirla, es decir, la metodología y las correspondientes exigencias interpretativas no dependen de una configuración neutra, objetiva y verdadera de la Constitución, sino que cada vez más obedecen a una reconstrucción peculiar por parte de los intérpretes. Por lo cual, el sistema jurídico mexicano se impregna crucialmente de los problemas de definición e interpretación constitucional, como los más profundos problemas de principios morales (Dworkin, 2009), no de hechos legales o estrategias como el enfoque profesional sugiere. De ese modo, es comprensible que se hable de la Constitución Mexicana desde una perspectiva axiológica. Es decir, los problemas de interpretación constitucional son problemas de principios morales. Razón por la cual el estudio, definición e interpretación del denominado “derecho consuetudinario indígena”, o la “costumbre jurídica” o de los “usos y costumbres” debe ser a partir de la interpretación moral de la Constitución y del principio de la igualdad con diferencias. En segunda, el modelo adoptado por nuestro país a diferencia del resto de los países latinoamericanos, nos obliga a describir la contradicción de origen en el reconocimiento y construcción de un concepto del Estado-nación como único e indivisible –por lo que habría que preguntarse si dichos modelos son de construcción o de deconstrucción nacional–, en contradicción con algunas minorías que se perciben a sí mismas como “naciones atrapadas” y se conducen de acuerdo con líneas nacionalistas para obtener o recuperar derechos de autogobierno. En donde tales nacionalismos “de las minorías” entran en conflicto

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directamente con el nacionalismo de “Estado-nación”, dado que este último pretende promover una identidad nacional común en todo el Estado y de las políticas de construcción nacional. Así, las tesis que soportan que la identidad nacional se haya producido a costa, o incluso en contra, de las identidades indígenas son las descritas por Charles Taylor y John Rawls. Sin embargo para los efectos del presente estudio seguiré el pensamiento de Will Kymlicka, en cuanto considera posible combinar los derechos de las minorías con los principios básicos de libertad individual y justicia social –dentro de un Estado constitucional–. Su punto de partida es que a miembros de grupos diferentes se les otorguen derechos diferentes (Kymlicka, 2003). A lo anterior, la reforma constitucional modificó sustancialmente el contenido de los derechos protegidos con ella, incluido el de igualdad, el cual es un principio adjetivo que se define y actualiza progresivamente a través del tiempo y a la luz de una multiplicidad de factores sociales, culturales, económicos y políticos, entre otros. Consecuentemente, sus condiciones de aplicación y supuestos de protección se ampliaron significativamente con el contenido de los tratados internacionales que hacen referencia a la igualdad y a la prohibición de la discriminación; además debe de efectuarse el escrutinio de constitucionalidad correspondiente teniendo como ámbito material de validez a la Constitución y a los diferentes tratados ratificados por México. Por último, constitución, teoría y reforma coinciden en denunciar una crisis de derecho, la cual radica entre otras cosas en su distanciamiento con la realidad social, y que en el fenómeno indígena presenta la ausencia parcial y a veces total de normas, y confusión en cuanto al reconocimiento y aplicación de su sistema normativo. Razón por la cual, derecho y realidad deben asociarse a que la validez debe ser la suma del principio de legalidad y de legitimidad, modulando en el caso mexicano la idea positivista del derecho. Así, realidad-derecho, también tienen que ver con la historicidad de éste, por lo que el derecho indígena puede contener los siguientes elementos para su definición: a) Que es un conjunto de normas y reglas que se construyen y se reconocen dentro de la et-

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nia, comunidad o pueblo indio; b) Que deben establecer configuraciones relativas su forma de gobierno, creación, y organización; c) Que existan atribuciones de competencias de los órganos de autogobierno; d) Que se garantice a los pueblos indígenas el pleno acceso a sus derechos fundamentales −nacionales e internacionales− reconocidos en diversos instrumentos jurídicos; y e) Que se establezca el reconocimiento y respeto al conjunto de normas jurídicas en que se basan los pueblos indígenas para la administración de justicia en el interior de sus comunidades. A las consideraciones anteriores, es necesario incluir el concepto de derecho indígena a la luz de la reforma constitucional, en donde los derechos humanos –nacionales e internacionales–, ejercen un tratamiento “occidental” en cuanto a su definición y aplicación, y donde los derechos indígenas constituyan verdaderos y reales “sistemas jurídicos indígenas” que no sean degradados a la simple categoría de costumbres. Dos casos paradigmáticos en el municipio de Amealco de Bonfil, Qro. Hablar de los casos fáciles y difíciles en términos de Dworkin, supone distinguir que la solución de los problemas jurídicos han de resolverse de forma específica, es decir, cuando hablamos de casos fáciles, implica que el juzgador ha de resolver un problema sencillamente subsumiendo el caso a la hipótesis normativa específica, tratándose de los casos difíciles implica a su vez que el juzgador habrá de invocar no sólo la ley, sino los principios, a partir de los cuales deberá reconocerse un estándar, no precisamente que favorezca o asegure una situación económica, política o social que se considere deseable, sino porque es una exigencia de la justicia, de equidad o de alguna otra dimensión moral. Para efectos de la presente investigación, el estado de Querétaro se ubica en el centro de México, su capital es la ciudad de Santiago de Querétaro. Se localiza a 200 km del noroeste de la ciudad de Méxi-

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co; al norte limita con el estado de San Luis Potosí, al oeste con Guanajuato, al este con Hidalgo, al sureste con el Estado de México y al suroeste con Michoacán. El municipio de Amealco de Bonfil, donde se fundamenta el estudio, se localiza al extremo sur del estado. Limita al noreste con el municipio de San Juan del Río, al noroeste con Huimilpan, al sureste con el Estado de México y al suroeste con Michoacán, con una superficie de 682 km cuadrados. Su cabecera está a 20°11’12” Norte y 100°08’41” Oeste. Con datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (inegi) la población total del municipio es de 62 197 habitantes, de los cuales 29 842 son hombres y 32 355 son mujeres; además existen 34 comunidades de origen otomí, denominadas actualmente ñañhús. En este trabajo propongo dos casos paradigmáticos acontecidos en el municipio de Amealco de Bonfil, en donde destacan dos formas diferentes de aplicación normativa. Por una parte el sistema normativo de los usos y costumbres, y por el otro, el sistema positivo reconocido constitucionalmente, aplicado a un mismo sujeto de reconocimiento: mujeres indígenas amealcenses. Alberta Alcántara y Teresa González. Facultad de atracción 33/2010-00. Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Con fecha 30 de junio de 2006, el agente del Ministerio Público Federal en el municipio de San Juan del Río, Qro., consignó una averiguación previa por medio de la cual ejerció acción penal en contra de Alberta Alcántara, Teresa González Cornelio y otras personas, por considerarlas responsables del delito de privación ilegal de la libertad en contra de servidores públicos –secuestro–. Además, en el caso de Alberta Alcántara, se sumaba también el de delitos contra la salud –cocaína– en su modalidad de distribución. En ese sitio había un tianguis de discos “pirata” y otros productos. En uno de los puestos los agentes habrían encontrado cocaína e intentaban trasladarla, pero los locatarios lo impidieron y les cerraron el paso. Entre 80 y 100 personas los llevaron a una base de la policía municipal en donde permanecieron privados de su libertad por dos horas. Existen testimonios de que algunos comerciantes se opusieron a la actividad de los agentes y les exigieron identificarse

y presentar la orden que los autorizaba para realizar esta diligencia. Ante estos sucesos, el 4 de julio de 2006 el Juez Cuarto de Distrito en el estado de Querétaro, bajo la causa 48/2006/iv, libró una orden de aprehensión en contra de las acusadas, y el 19 de febrero de 2010 dictó sentencia definitiva resolviendo que eran penalmente responsables de los delitos citados. La pena que impuso el juez fue de 20 años de prisión y una multa. Alberta Alcántara y Teresa González Cornelio, inconformes con la resolución, interpusieron recursos de apelación, mismos que fueron admitidos y se ordenó la remisión del proceso penal al Tribunal Unitario del 22º Circuito en el estado de Querétaro. En sesión pública del 17 de marzo de 2010, cuatro de los ministros integrantes de la Primera Sala de la Suprema Corte, determinaron ejercer de oficio, la facultad de atracción para conocer dicho recurso de apelación. Esta resolución se verificó el 28 de abril de 2010, y en forma unánime los cinco ministros de la Primera Sala de la Suprema Corte, resolvieron absolver lisa y llanamente a Teresa González y Alberta Alcántara, al votar el proyecto de resolución de la ministra Olga Sánchez Cordero. Macedonia Blas, lideresa de la organización otomí Yax Kin y “castigada” por adulterio en el municipio de Amealco de Bonfil, Qro. En agosto de 2003, en una comunidad del municipio de Amealco de Bonfil, Qro., dos mujeres, madre a hija, agredieron a Macedonia Blas, de 40 años de edad, quien es lideresa de la organización otomí Yax Kin, y participa en proyectos productivos para las mujeres de Amealco. A esta persona la humillaron públicamente por considerar que había incurrido en adulterio, específicamente con el marido de quien la acusa. La golpearon en el rostro y de manera reiterada le jalaron las trenzas; además le untaron en la vagina una pasta elaborada a base de diversos chiles, causándole daños irreversibles. Cabe señalar que este tipo de “castigo” a que fue sometida Macedonia Blas, está reconocido dentro de esa comunidad y es aplicable a quien incurra en este delito identificado como adulterio. El juez único municipal de Amealco de Bonfil, Gabriel Gerson Perrusquia, encontró elementos suRevista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  93

Luis Eusebio Alberto Avendaño González

ficientes para responsabilizar a las dos mujeres por haber agredido –violación equiparada– a la lideresa de la organización otomí Yax Kin, por lo que fueron sentenciadas a dos años de prisión, se les pidió el pago de una multa, la reparación del daño y realizar trabajos en beneficio de la comunidad. Consideraciones generales En estos casos propuestos a estudio, se trata de un mismo sujeto-activo respecto a la aplicación del derecho: mujeres amealcenses. Sin embargo, cabe señalar que en ambos casos hablamos de supuestos jurídicamente diferentes pero coincidentes, el primero, relativo a Alberta Alcántara y Teresa González, a quienes se inició una denuncia penal –derecho positivo–, con relación al delito de privación ilegal de la libertad en contra de militares y en virtud de la resolución a cargo de la Suprema Corte de Justicia, se determinó la no responsabilidad de las imputadas dadas las violaciones al procedimiento en su calidad de indígenas (principio de autodeterminación constitucional). En el segundo caso, Macedonia Blas, es objeto de una violación equiparada, dado el “castigo” que de conformidad al sistema de usos y costumbres se practica por la propia comunidad indígena amealcenses, y respecto de la cual se invoca derecho positivo ordinario, para establecer una responsabilidad penal más allá que la decretada por la propia comunidad. A partir de ello, es que denuncio las contradicciones normativas respeto al derecho histórico y al derecho positivo, reconocidos ambos en la Constitución Federal.

Principios fundamentales de la reforma constitucional en México Aunque para muchos países el tránsito hacia la integración global en materia de derechos humanos (dh) significa un estado en consolidación, en nuestro país nació con la reforma constitucional del 10 de junio de 2011, la cual prescribe como cambios sustantivos el reconocimiento de la progresividad de los derechos humanos, mediante la expresión del principio pro persona como rector de la interpretación y aplicación de las normas jurídicas, aquellas que favorezcan y brinden mayor protección a las personas. En el mismo sentido la reforma describe una serie de cambios sustantivos, tales como el otorgamiento a rango constitucional de los tratados internacionales en materia de derechos humanos, la ampliación de la hipótesis de no discriminación, educación, asilo y refugiados, política exterior y sistemas penales. Los cambios operativos, a su vez, permiten incidir procesalmente para hacer efectivos los derechos humanos ante los operadores jurídicos, tales como la interpretación conforme a la Constitución, el principio pro persona, la garantía de previa audiencia en materia de extranjeros, el desplazamiento de la Facultad de Investigación asignada a la Corte por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (Avendaño, 2014). Así, la reforma quedó representada en el artículo 1º Constitucional que dispone textualmente: CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS QUE REFORMA LA DE 5 DE FEBRERO DE 1857 Título Primero

El Sistema Jurídico Nacional a partir de la Reforma Constitucional Actualmente el estudio teórico del sistema jurídico en general, y de la norma fundamental mexicana en lo particular, se explica bajo la idea del neoconstitucionalismo (Atienza, 2001). En esta idea, podemos identificar la teoría de la argumentación jurídica y moral con Robert Alexy, la garantía de Ferrajoli, Dworkin frente al utilitarismo, Peces-Barba en el estudio de los derechos fundamentales y la dogmática jurídica de Zagrebelsky. Es decir, aunque disgregadas son en conjunto la expresión de la nueva ideología jurídica que convergen en imponer a la Constitución como un orden jurídico total. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  94

Capítulo I De los Derechos Humanos y sus Garantías Artículo 1.- En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece. Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favo-

Usos y costumbres en las comunidades indígenas bajo la teoría del Neoconstitucionalismo

reciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar,

el hecho de que la reforma transita del control concentrado a otro que posibilite que los jueces ordinarios puedan analizar la conformidad de una ley con la Constitución, o los tratados internacionales que formen parte del plexo constitucional formando con ello un control difuso de la constitucionalidad, convirtiendo así a los jueces locales en guardianes de la constitucionalidad en general.

sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.

Mediante la incorporación de los derechos humanos de fuente internacional al catálogo de los derechos fundamentales de la Constitución mexicana, las resoluciones, jurisprudencia de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, así como diversos principios hermenéuticos, como el pro homine y el pro libertatis, constituyeron el “bloque de constitucionalidad”. Tal denominación tiene por objeto reconfigurar el principio de supremacía constitucional del “paleopositivista estado nacional” para quedar como sigue: a) Se mantiene al artículo 133 de la Constitución Federal como un sistema de fuentes del derecho, en el que ya se incluye a los tratados internacionales, eliminando divisiones y subdivisiones jerárquicas con respecto a su jerarquía; b) Se reconoce la autonomía del derecho internacional y de los tratados como fuentes no producidas por el ordenamiento local; c) Se reconoce la naturaleza jurídica de las normas sobre derechos humanos que establecen pisos mínimos de protección, y son, por tanto, susceptibles de ampliación e interpretación en el sentido de su aplicación más favorable a las personas, que además, pueden integrarse en sus contenidos mediante un sistema de reenvíos hacia otros ordenamientos; y d) Se busca la tendencia a la identificación del contenido esencial de los derechos humanos, función que realizan de manera especial las cortes o tribunales de constitucionalidad. Este contenido se encuentra integrado no sólo por las previsiones constitucionales, sino por los elementos normativos provenientes de la norma convencional y los criterios jurisprudenciales de los organismos a cargo de su interpretación, especialmente de los tribunales internacionales. Por último, si bien nos permite observar la reconfiguración del principio de supremacía constitucional, la importancia para el presente estudio radica en

El sistema de competencias en el Estado constitucional mexicano En nuestro país, históricamente la teoría del derecho constitucional se ha producido legitimando jurídica y socialmente a partir del fenómeno federal. Ejemplo de lo anterior, el criterio formulado en la Controversia constitucional 14/2001 relativa al municipio de Pachuca de Soto de Hidalgo de fecha 7 de julio de 2005, que dispone la existencia de cinco órdenes jurídicos en el Estado mexicano, a saber: el federal, el local o estatal, el municipal, el del Distrito Federal y el Constitucional. Con relación al último, establece en su aspecto orgánico, el sistema de competencias al que deberán ceñirse la federación, los estados, los municipios y el Distrito Federal, y corresponde a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como Tribunal Constitucional, definir la esfera competencial de tales ordenes jurídicos y, en su caso, salvaguardarla (Bustillos, 2010). El sistema federal tiene como características fundamentales, el reparto o división de competencias entre la federación y las entidades, la nulidad de aquellas leyes que fueran en contra del texto constitucional y, como piedra angular del federalismo, la competencia de los tribunales judiciales para declarar la nulidad de los actos contrarios al reparto constitucional de competencias (Hamilton, 1987), así la Constitución Federal divide el ejercicio de la soberanía nacional entre la federación y los estados de la república. Según el artículo 41 de la misma, corresponde a la federación el ejercicio de la soberanía exterior y a las entidades federativas el ejercicio de la soberanía interior. El sistema “de los usos y costumbres” mexicano. Un sistema de “diferente” en el Estado mexicano En este mismo contexto, hemos de señalar que el pluralismo jurídico puede entenderse por lo menos en dos sentidos. En primer lugar, se puede concebir Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  95

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que las fuentes del derecho no se reducen únicamente a la ley, es decir, a las normas emanadas de los órganos estatales sino que también se genera derecho a través de las costumbres, de los principios o de los acuerdos entre los particulares. En segundo lugar, la idea del pluralismo jurídico supone también que además del derecho estatal –con su pluralidad de fuentes–, existen otros sistemas que conviven con él y que a veces lo desplazan. Lo cual plantea una idea de “realidad legal”, o sea, el reconocimiento y validez de diversas normas jurídicas alternas al derecho estatal como lo representa el propio derecho indígena, con todo lo que ello implica: normas jurídicas propias, policía comunitaria, la presencia de autoridades indígenas, entre otros. De este modo se habla de un “derecho consuetudinario indígena”, o la “costumbre jurídica indígena” o de los “usos y costumbres dentro del sistema jurídico mexicano cuando la forma de autogobierno practicada por muchos municipios de población indígena establecen normas que regulan la vida de la comunidad. Así pues, la Constitución incorpora un pluralismo jurídico acorde con la concepción de una nación diversa y plural étnica y culturalmente. De este modo México, distingue tres órdenes normativos que confluyen fácticamente: 1. El sistema jurídico nacional, que comprende por un lado, la Constitución Federal y la legislación nacional general, aplicable a todos los nacionales por tener tal cualidad, y 2. Por otro lado, el de los sistemas jurídicos indígenas, creados alrededor de sus cosmovisiones, que cuentan con sistemas propios de autoridad y representación, decisión, control y regulación social. Sistemas jurídicos a los que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos les reconoce jurisdicción legal. Ejemplo de ello la jurisprudencia: “Derechos de los indígenas. Los establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos pueden ser ampliados por las legislaturas locales dentro del marco de aquella”. 3. Por último, y en atención al reconocimiento de los tratados internacionales

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aplicables al sistema nacional por virtud de la reforma de 10 de junio de 2011, los acuerdos del Convenio 169 de la oit “sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes”, que disponen: 8.2: “Dichos pueblos (indígenas) deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que éstas no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos. Siempre que sea necesario, deberán establecerse procedimientos que puedan surgir en la aplicación de este principio”. 9.1: “En la medida en que ello sea compatible con el sistema jurídico nacional y con los derechos humanos internacionalmente reconocidos, deberán respetarse los métodos a los que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión de los delitos cometidos por sus miembros”.

De lo anterior, se desprende el reconocimiento a la diversidad étnica y cultural y el pluralismo jurídico a cargo del Estado nacional mexicano, entre ellos los sistemas jurídicos indígenas. Sin embargo, en un modelo de derecho positivo como el nuestro reconocer y otorgar el carácter jurídico a los sistemas normativos indígenas resulta una cuestión muy difícil de aceptar, particularmente, para los administradores de justicia que seguido incurren en actos que violentan los derechos fundamentales de los pueblos indígenas reconocidos en instrumentos jurídicos nacionales e internacionales, como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (oit), y el artículo 2° constitucional o enunciativos como la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas. A esto habría que agregar la dificultad que existe para determinar qué derecho debe prevalecer, en caso de oposición de las normas estatales con los sistemas jurídicos indígenas y qué autoridades son las que deben de resolver las controversias que se susciten en caso de conflicto de las normas estatales con las indígenas. En efecto, la fracción ii del artículo 2° constitucional dispone:

Usos y costumbres en las comunidades indígenas bajo la teoría del Neoconstitucionalismo

ii. Aplicar sus propios sistemas normativos en la

regulación y solución de sus conflictos internos, sujetándose a los principios generales de esta Constitución, respetando las garantías individuales, los derechos humanos y, de manera relevante, la dignidad e integridad de las mujeres. La ley establecerá los casos y procedimientos de validación por los jueces o tribunales correspondientes.

Como se podrá observar, el dispositivo es contradictorio, la primera parte del precepto faculta a las autoridades indígenas para aplicar sus sistemas normativos en la solución de sus conflictos internos, enseguida limita este derecho cuando establece que dichas normas no deben ser contrarias a los principios generales de la Constitución. Es decir, una interpretación literal de este artículo haría nugatorio los derechos indígenas fundamentales reconocidos; más aún, cuando de inmediato se dispone que dichas normas deberán ser validadas por las autoridades correspondientes, –terminando con ello el derecho de la autonomía que se pretende reconocer a cargo de los pueblos indígenas–. Así, la propuesta es resolver estas contradicciones adoptando una posición que respete los parámetros valorativos de cada derecho, anteponiendo entre ambos sistemas normativos valores tales como: el derecho a la vida y a la integridad personal o física, en donde los pueblos indígenas puedan y deban contar con las facultades necesarias para aplicar sus sistemas jurídicos. Contradicciones que deben ser resueltas mediante una interpretación moral de la Constitución, fundamentada en principios y de forma específica por el principio de igualdad, preservando las diferencias entre las partes. Con el fin de garantizar el derecho de los pueblos indígenas a administrar justicia de acuerdo a sus procedimientos y sistemas jurídicos, se hace necesario la adecuación de ciertas instituciones y la creación de otras, sobre todo judiciales, que conozcan sobre los conflictos de normas de orígenes culturales diversos. En este proceso es de suma importancia la participación de los pueblos interesados. A partir del cual deben crearse autoridades paralelas a los agentes del Ministerio Público, en jueces Indígenas o un Tribunal Indígena Especializado que conozca de los recursos de apelación.

Lo anterior confirma la tesis de Dworkin, en el sentido de que ambas normas sobre derecho histórico y derecho positivo, a partir de la cual toda resolución debe fundamentarse en una justificación moral fuerte sobre la idea de que todo individuo –y sistema normativo– es acreedor a un igual trato y respeto, que se debe proyectar sobre aspectos sustantivos relevantes como la tolerancia, el respeto a los derechos individuales y la redistribución de recursos y que concibe al Derecho como el proceso social por excelencia para su consecución. Visión que permite entender las notas características que Dworkin predica del fenómeno jurídico como una empresa de relevancia moral objetiva, que pretende la articulación de la libertad y la igualdad en un orden constitucional justo y que va a suponer la centralidad de la interpretación jurídica frente a la de los protocolos formales de validez; la prevalencia de la adjudicación judicial frente a la actividad legislativa y la prioridad de la protección de derechos individuales frente al orden jurídico y sus objetivos colectivos. Conclusiones El Estado mexicano reconoce una categoría jurídica diferente con respecto a los pueblos y comunidades indígenas. La cual a su vez goza de una autonomía para autogobernarse. Así, el reconocimiento de los sistemas de los “usos y costumbres” dentro del sistema jurídico, constituyen en la práctica dos lógicas que se contraponen ya que sustenta diferentes principios jurídicos –los valores se jerarquizan de diferente manera–, por lo cual estamos frente a una contradicción que puede ser insalvable o totalmente integradora. La reforma constitucional en México nos ha insertado en un paradigma relativo a la internacionalización de los derechos humanos. Razón por la cual el modelo del neoconstitucionalismo concibe una constitución moral y de principios, en donde los conflictos deben reconocerse y solucionarse en la misma proporción. Tratamiento moral de la Constitución y el principio de igualdad con diferencias, a partir del cual se reconoce la autonomía para reconocer y sancionar de conformidad a sus usos y costumbres.

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La visión de los recursos fitogenéticos para América tropical en la obra de Jorge León Arguedas Artemio Cruz León Rafael Ortega Paczka La reproducción del documento «Cultivos potenciales de interés para las Américas», del Dr. Jorge León, tiene como objetivo difundir y dar a conocer los planteamientos sobre los cultivos potenciales para América, pensada como la América tropical, de uno de los especialistas con mayor reconocimiento internacional, que dedicó su vida al estudio y promoción de los recursos fitogenéticos y la Botánica tropical, y con ello rendir homenaje y despedida a Jorge León Arguedas, distinguido científico costarricense que falleció el 5 de junio de 2013. Don Jorge León fue por muchos años miembro del Comité Asesor Internacional de la Revista de Geografía Agrícola. «Cultivos potenciales de interés para las Américas» es un artículo que aparece en 1997, página 7 a 19, del libro Cultivos y tecnologías agrícolas alternativas para Yucatán, que es la memoria de la reunión Cultivos y tecnologías alternativas para Yucatán, celebrada en Mérida, Yucatán, durante el 24 y 25 de enero de 1995, organizada por el Centro Regional Universitario Península de Yucatán de la Universidad Autónoma Chapingo, fira del Banco de México, la Secretaria de Desarrollo Social del Gobierno del Estado y el Instituto Tecnológico Agropecuario número 2. La compilación de los documentos estuvo a cargo de Adolfo Rodríguez Canto, Guillermo Pérez Ricárdez y Martín Balám Quijano, y la publicación fue auspiciada por la Universidad Autónoma Chapingo y el fira. Jorge León Arguedas nació en Baroa de Heredia, Costa Rica. Su profesión inicial, maestro; título obtenido en la Normal de Heredia, la cual ejerció a partir de 1936 en la población de Juan Viñas, cercana a Turrialba, cuyo ambiente natural permitió a Jorge León desarrollar la herborización de ejemplares de herbario, las cuales enviaba al Museo Nacional, actividad que permitió el acercamiento al conocimiento de las plantas que sirvió de base para sus posteriores estudios y actividades. Durante cuatro años fue contratado por el Museo Nacional como curador de plantas, posteriormente, en 1942, fue reclutado para para hacerse cargo de la producción de hortalizas para alimentar el ejército de los estados Unidos apostado en el Canal de Panamá. En 1947 se incorpora al IICA, como encargado de la unidad de recursos genéticos. Todas estas actividades se pueden apreciar como el acercamiento a la Botánica, ya que después de esto formalizó sus conocimientos de las plantas por medio de un doctorado en Botánica en la Escuela de Botánica de la Universidad de Washington, y en el Missouri Botanical Garden, Estados Unidos. La actividad profesional fue muy amplia y destaca su enfoque a la botánica pero particularmente al estudio, promoción, creación de infraestructura institucional, promoción de políticas públicas educación agronómica y publicación de trabajos producto de la investigación y actividades de reflexión. En todos ellos fue muy destacado, sin embargo, una de las facetas en las que destacó y ejemplifica su liderazgo fue como funcionario encargado de programas, proyectos y dependencias responsables de los recursos genéticos, el siguiente listado es un ejemplo: responsable del Área de Botánica del Museo Nacional de Costa Rica (1940-1951); botánico del iica, encargado del Establecimiento y Mantenimiento de las Colecciones Vegetales (1953-1955); Director del Departamento de Fitotecnia del iica (1955-1962); Director del Programa Regional de Investigaciones del iica de la Zona Andina, con sede en Lima, Perú (1962-1968); Jefe del Programa de Introducción de Plantas de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (fao), Roma, Italia (1968 y 1970); Director de la Unidad de Ecología de Plantas y Recursos Genéticos de la fao, en Roma, Italia (1970-1973); Jefe de la Oficina de Intercambio de Germoplasma, fao (1973-1975); Jefe de la Unidad de Recursos Genéticos del catie en Turrialba (1976-1983); Jefe del Departamento de Desarrollo de Recursos para la Investigación y la Docencia del catie (1981-1983). Comple-

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mentario del liderazgo mencionado anteriormente y, como consecuencia de ello se tiene su papel como consultor, asesor y miembro de consejos, comisiones y comités, algunos ejemplos son: consultor de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos; Asesor del Centro de Recursos Genéticos del aid; Fundador y Primer Presidente de la Comisión Nacional de Recursos Genéticos de Costa Rica; Presidente del Comité de Recursos Genéticos de Café; Miembro de la Junta Directiva del Museo Nacional y la Organización de Estudios Tropicales (oit); Vicepresidente de Junta Directiva del Instituto de Biodiversidad de Costa Rica (inibio); Junta Directiva de la Revista de Biología Tropical. Recibió los siguientes reconocimientos: Premio «Wilson Popenoe», Escuela Agrícola Panamericana El Zamorano (1992); Exfuncionario más distinguido en el campo de la investigación y la enseñanza, en el 50 aniversario de creación del iica y 20 Aniversario del catie (1992); Miembro de la Sociedad Linneana de Londres, Inglaterra (1992); Premio Presidente de la Society for Economic Botany (1994); Miembro Honorario, Colegio de Ingenieros Agrónomos de Costa Rica (1994); Miembro Honorario, Academia Nacional de Ciencias (1998); declarado Costarricense Distinguido por el Instituto Costarricense de Cultura Hispánica (1999); homenaje y reconocimiento del Centro Nacional de Recursos Genéticos de Brasil (1999); el Jardín Botánico del catie (2003) lleva su nombre. Como profesor, además de su trabajo inicial como maestro normalista en el campo agronómico se tiene lo siguiente: Profesor de Cultivos Tropicales y Métodos de Investigación, iica; Profesor de Métodos de Investigación, Universidad Nacional Agraria de La Molina, El Perú; Profesor de Recursos Genéticos, catie y la Universidad de Costa Rica. La labor de divulgación de Jorge León, como enciclopedista reconocido, fue amplia, su primer libro que se convirtió en libro de texto fue Nueva Geografía de Costa Rica, sin embargo, los de mayor interés para nosotros se relacionan con los recursos genéticos, la etnobotánica y la botánica, entre los cuales destacan Los recursos genéticos de las plantas cultivadas de América Central, Las plantas cultivadas de México, Guatemala y Colombia, Fundamentos Botánicos de los Cultivos Tropicales, Botánica de los Cultivos Tropicales, Los nombres comunes de las plantas en Costa Rica y el artículo «Plantas alimenticias andinas». «Cultivos potenciales de interés para las Américas», es un documento publicado en 1997 en donde se hacen los planteamientos de un especialista cuya voz autorizada es respaldada por una experiencia de más de 60 años en el campo de los recursos fitogenéticos, una formación académica sólida y un considerable número de publicaciones temáticas, tanto libros como artículos, producto de la investigación sobre los recursos fitogenéticos. De tal forma, las 12 páginas que contienen al documento resultan en una síntesis desbordante de conocimiento y de ideas sobre el tema, por lo cual se trata de un texto imprescindible para un acercamiento a los cultivos tropicales potenciales para nuestro continente y particularmente para las zonas cálidas. Para respaldar estas afirmaciones vamos a citar tres párrafos de dicho documento: «Las posibilidades de desarrollar nuevos cultivos se concentran principalmente en especies de domesticación incipiente de hortalizas, oleaginosas, frutales y ornamentales. Hay también cierta promesa en especies medicinales, especialmente de poblaciones silvestres». León (1997) pag. 7. «La distribución de las plantas cultivadas antes de 1492 en cada uno de los continentes siguió normas paralelas. Las concentraciones mayores se encontraban en las regiones de más avanzado desarrollo cultural: en el Nuevo Mundo, en Mesoamérica y los Andes; en el Viejo Mundo, en Etiopía, India e indonesia». León (1997) pag.8. «Una vez que un cultivo se extiende en un ambiente nuevo, la tendencia a presentar mayor diversidad que en su área de origen se incrementa por el número de individuos. En el café arábigo se han registrado más variantes, debidas casi todas a mutaciones, en Brasil que en Etiopía. Lo que resulta explicable por la extensión de las plantaciones en el primero. Por eso, tanto en cultivos desarrollados como incipientes, hay que buscar genotipos prometedores, no sólo en el área de origen, sino también en donde el cultivo esté más avanzado». León (1997) pag. 9. Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  100

En los enunciados anteriores se aprecia la amplitud y profundidad del dominio del tema de los recursos genéticos potenciales para el trópico. En el primero de los párrafos se ubica el contexto, en donde se establece el carácter de las especies a desarrollar, por ello se dice que son especies de domesticación incipiente, también se establece el grupo y se afirma dice que las hortalizas, oleaginosas y frutales las que cuentan con mayor potencial, todo esto es un reflejo del dominio de los aspectos de contexto de los recursos genéticos. En el segundo párrafo se ofrece la visión sobre la presencia de la diversidad en los centros de origen de plantas cultivadas para el trópico, ya que únicamente se mencionan los lugares en los cuales se domesticaron plantas tropicales; y por último, se plantea la idea, que corresponde a los autores posteriores a Vavilov, de que la mayor diversidad no necesariamente se encuentra en el área de origen de los cultivos. Los frutales son los que tienen mayor potencial para pasar de cultivos incipientes a desarrollados, pues si nos basamos en el número elevado de especies y su diversidad, que permiten ser adaptables a distintos ambientes y usos, existe una tendencia de incremento del consumo de frutas a nivel mundial con ejemplos recientes de estos incrementos. Los frutales tropicales con potencial tienen su origen en África, América y Asia; de la lista que nos proporciona Don Jorge León, corresponde a los del trópico lluvioso el mayor número (23), los de zonas cálida con estación alterna de lluvias le siguen con 16, de las regiones cálido-secas se mencionan nueve y de las regiones sólo cuatro. La visión que se nos plantea para el desarrollo de cultivos parte de las consideraciones anteriores, que se agrupan como los factores intrínsecos, sin embargo el autor señala enfáticamente la necesidad de considerar al mercado, en donde hay que ubicar las formas y lugares de consumo y el transporte. Así, por ejemplo, el transporte aéreo facilita el traslado de frutas a grandes distancias, mientras que el desarrollo de empaques modernos y el transporte en frío incrementa la vida de anaquel de las frutas tropicales, factor que suele ser una de las limitantes decisivas en su comercialización. También nos señala los aspectos relacionados con las regulaciones cuarentenarias, los cambios en los hábitos de consumo, las preferencias en los consumidores, la exigencia de calidad uniforme, estado de maduración y la falta de información sobre la forma apropiada de utilización lo que puede llevar al rechazo por los consumidores. Dentro de las hortalizas tropicales potenciales se incluyen especies herbáceas o arbustivas, hongos e incluso helechos con diferentes grados de manejo, que van desde la recolección obligada por falta de alimento, hasta la producción intensiva bajo agricultura protegida. Resalta la idea de que en esta diversidad de sistemas de producción se encuentra el mayor número de especies utilizadas, poniendo como ejemplo a África, en donde se encuentran cerca de 900 especies que incluye tanto nativas como introducidas. Posteriormente el Dr. León menciona más de 100 especies de hortalizas tropicales con potencial, agrupándolas por región de origen, familia y género, y finalmente enuncia consideraciones que explican los aspectos culturales que han impedido la expansión de hortalizas nativas y la influencia de la dominancia de especies ampliamente distribuidas por los intereses iniciales de las potencias marítimas europeas. Bibliografia Jorge León Arguedas. Profesor Ad honorem, Escuela de Biología, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. http://anc.cr/miembros/curriculum-vitae-jorge-leon-arguedas.html García G., J. E. 2014. «Jorge León Arguedas (9 diciembre de 1916- 5 junio 2013)». Revista de Biología Tropical. Vol 62. Num. 1. P. 1-8. San José de Costa Rica, C.A. Jorge León Arguedas. Profesor Ad honorem, Escuela de Biología, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. Ph.D. en Botánica, Universidad de Washington (1953). http://anc.cr/miembros/curriculum-vitae-jorge-leon-arguedas.html Rodríguez C. A. y R. Ortega P. 2000. «Reseña de la tercera edición del libro de Jorge León, Botánica de los cultivos tropicales». Revista de Geografía Agrícola número 31 (89-93)

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Cultivos potenciales de interés para las Américas Dr. Jorge León1 Introducción Las posibilidades de desarrollar nuevos cultivos se concentran principalmente en especies de domesticación incipiente de hortalizas, oleaginosas, frutales y ornamentales. También existe cierta promesa en especies medicinales, especialmente en poblaciones silvestres. Gran parte de las especies de utilización incipiente o potencial se encuentra en las regiones tropicales, principalmente en los trópicos húmedos de las tres masas continentales: las Américas, África y el sureste de Asia; con una prolongación en las grandes islas de Oceanía. En cada una de esos continentes, por lo común en áreas separadas, se domesticaron especies de hortalizas, frutales y ornamentales en forma independiente. En el caso del Viejo Mundo, hubo un contacto antiguo y directo entre África y Asia, especialmente con India, que condujo al intercambio de cultivos. Con el Nuevo Mundo, en cambio, el contacto de África y Asia sólo se estableció después de 1492; el intercambio de cultivos entre el Viejo y el Nuevo Mundo ha sido el hecho más importante en la historia de la agricultura. La distribución de las plantas cultivadas en cada uno de los continentes siguió normas paralelas hasta antes de 1492. Las concentraciones mayores se encontraban en las regiones de más avanzado desarrollo cultural: en el Nuevo Mundo, en Mesoamérica y los Andes; en el Viejo Mundo, en Etiopía, India e Indonesia. En esas regiones de límites más o menos definidos se habían domesticado especies locales y se concentraron otras ya domesticadas en la periferia, pero también, en los tres continentes, muchas y muy importantes domesticaciones aisladas fueron hechas en forma independiente por pueblos de escaso desarrollo cultural. Éstas son áreas muy extensas, de límites imprecisos, como la Amazonia y África tropical. Después de 1492 el panorama cambió por completo. Colón en su primer viaje ya llevaba plantas americanas a Europa, y en todas las expediciones siguientes que partieron primero de España y Portugal. Se llevaron a América, África y el sureste de Asia, plantas cultivadas y animales domésticos europeos. Sin embargo, para los países tropicales era de mayor interés el intercambio de cultivos que surgió entre los tres continentes, iniciado y mantenido por las potencias marítimas europeas y que se prolongó hasta comienzos de este siglo. La introducción de cultivos foráneos ha sido la base del desarrollo en los trópicos, lo que implicó cambios profundos en la alimentación y en la producción de cultivos industriales. Igualmente sucede con la ganadería, basada en todas las regiones tropicales en los pastos introducidos de África. Lo que interesa ahora es saber si aún quedan en las regiones tropicales cultivos incipientes que puedan desarrollarse en otras regiones. En este proceso hay, primero, la adaptación biológica de un genotipo a un nuevo ambiente, en lo cual las condiciones de suelo y clima tienen un rol esencial, así como la presencia o ausencia de sus enemigos biológicos. En segundo lugar, la aplicación de tecnologías, por lo común más avanzadas que en el sitio de origen del cultivo, en su manejo agronómico y en la utilización del producto. En el aspecto biológico, debe considerarse que una especie cultivada o silvestre está conformada de poblaciones o conjuntos de individuos, a menudo de una estructura genética muy diferente. Un genotipo introducido a un nuevo am-

1  Director del Centro Nacional de Biodiversidad de Costa Rica. Apartado postal 480, San Pedro, Montes de Oca, Costa Rica, C.A.

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biente puede responder en forma muy distinta a otro de la misma especie. En cultivos antiguos y desarrollados hay una riqueza varietal que corresponde a la extensión del área cultivada y al tiempo en que se ha cultivado; en los cultivos incipientes esta diversidad tiende a ser menor. Sin embargo en ambos casos, la introducción del mayor número de genotipos de diversa procedencia geográfica ofrece las mayores posibilidades de éxito. Una vez que un cultivo se extiende en un ambiente nuevo, la tendencia a presentar mayor diversidad que en su área de origen se incrementa por el número de individuos. En el café arábigo se han registrado más variantes, debidas casi todas a mutaciones, en Brasil que en Etiopía, lo que resulta explicable por la extensión de las plantaciones en el primero. Por eso, tanto en cultivos desarrollados como incipientes, hay que buscar genotipos prometedores, no sólo en el área de origen, sino también en donde el cultivo esté más avanzado. Frutales Es posible que ningún grupo de cultivos ofrezca, como los frutales del trópico, las posibilidades de transformar cultivos incipientes en desarrollados. En primer término, hay muchas especies prometedoras con una amplia diversidad genética, que ofrecen materiales de siembra adaptables a distintos ambientes y usos. En segundo lugar, las tendencias al consumo de frutas crece en todos los países, tanto desarrollados como del tercer mundo y, finalmente ya hay algunos ejemplos que permiten delinear una política de producción y exportación que puede garantizar razonablemente la apertura de mercados a “nuevas” frutas. La mayoría de las frutas tropicales se originaron en la selva lluviosa; otra parte considerable en las selvas de estaciones alternas, y un número muy bajo en las áreas secas. Esta norma es válida para las regiones tropicales de América, África y Asia, sin embargo existen diferencias considerables entre ellas. África es muy rica en frutales incipientes, pero sólo ha contribuido con pocas especies de importancia secundaria (tamarindo, melón). Asia tropical se caracteriza por tener muchas especies ricas en diversidad, debido posiblemente a la práctica muy antigua de propagarlas vegetativamente (injerto, acodo aéreo, estacas Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  104

enraizadas), que permiten reproducir tipos superiores sin cambios en sus cualidades. Estos métodos no sólo tienden a estabilizar las variedades sino que permiten fijar mutaciones de yema, que en los frutales es una fuente primaria de diversidad; en cambio, en América tropical, la tradición indígena era la de multiplicar por semilla y como la mayoría de las especies frutales son de polinización abierta, sus poblaciones son muy heterogéneas. Hay en los trópicos de ambos mundos frutales de valor que tienen una distribución geográfica restringida y que potencialmente podrían convertirse en cultivos importantes. En las regiones bajas con humedad alta y permanente, entre las especies más prometedoras están: guanábana (Annona muricata), caramboloa (Averrhoa carambola), jaca (Artocarpus integrifolia), rambai (Baccaurea spp.), pejibaye (Bactris gasipaes), gandaria (Bouea gandaria), papaya (Carica papaya), pomelo (Citrus grandis), longan (Dimocarpus longan), zapote negro (Diospyrus digyna), durian (Durio zibethinus), arasa (Eugenia stipitata), mangostana (Garcinia mangostana), lanson (Lansium domesticum), chicozapote (Manilkara sapota), zapote colombiano (Matisia cordata), rambutan (Nephelium lappaceum), maracuja (Passinora edulis), mapati (Pourouma cecropiaefolia), salaca (Salaca zalacca), santol (Sandoricum koetjape), manzana de agua (Syzygium malaccense), cupuasú (Theobroma grandinorum). Para regiones bajas, con estaciones alternas: anona (Annona reticulata), saramuyo (Annona squamosa), posh-té (Annona scleroderma), cereza brasilena (Eugenia aggregata), nance (Byrsonima crassifolia), mangaba (Hancornia speciosa), pitahaya (Hylocereus spp.), cereza (Malpighia glabra), mamey (Mammea americana), mamón (Melicoccus bijugatus), jaboticaba (Myrciaria spp.), canistel (Pouteria campechiana), mamey zapote (Pouteria zapota), guayaba (Psidium guajava), tamarindo (Tamarindus indica). En tierras bajas, con poca precipitación: ciruela de Natal (Carissa grandinora), dovialis (Dovyalis hibrida), nopal (Opuntia ficus-indica), guamacho (Pereskia aculeata), imbu (Spondias tuberosa), pitahaya (Hylocereus), pitaya (Stenocereus), jujube (Ziziphus jujube). En tierras altas con estaciones alternas: chirimoya (Annona cherimola), tejocote (Crataegus mexicana), granadilla (Passiflora Iigularis), mora (Rubus glaucus).

Cultivos potenciales de interés para las Américas

Posibilidades Los aspectos favorables en el desarrollo de las frutas tropicales de cultivo incipiente a comercial, dependen tanto de factores intrínsecos como de mercado. Entre los últimos está la tendencia siempre creciente a consumir más frutas o sus derivados industriales: jugos, pastas, jaleas, por su valor en una dieta balanceada. El consumo mundial de jugos, en su mayoría de frutas tropicales, llega a 4.3 billones de dólares en Estados Unidos por año, y la tendencia es a aumentar. Las condiciones de mercado se han mejorado considerablemente en los últimos años con el transporte aéreo, y no es raro ver frutas raras como mangostana o rambután en los supermercados europeos o americanos, aunque a precios muy elevados. El uso de empaques modernos y del transporte en frío, desarrollados para platanos y piñas, pueden adaptarse a otras frutas, que pueden distribuirse por los mismos sistemas existentes en los países desarrollados. Entre los factores negativos, el principal ha sido la regulación de cuarentenas, basándose en la posible entrada de insectos y patógenos, como las que se refieren a los niveles permisibles de productos químicos aplicados durante la cosecha. Ambas regulaciones se cambian a menudo, y pueden ser de efectos drásticos. Otro aspecto negativo han sido los cambios de preferencias en los consumidores, justificados por lo común en informaciones de propaganda comercial, como preferir mangos rojos o amarillos. También las exigencias de calidad uniforme, producto sano y en buen estado de maduración, pueden determinar el rechazo de envíos, con el consiguiente desprestigio que se extiende rápido entre consumidores y distribuidores. Cuando se trata de una fruta poco conocida, la falta de información sobre la forma de utilizarla puede llevar a su rechazo por los consumidores. Hay varios ejemplos que prueban que las frutas tropicales pueden alcanzar una importancia notable en las exportaciones de países del tercer mundo. Tailandia exporta aproximadamente de $14 millones al año, en frutas frescas o enlatadas, principalmente de durian, pomelo, rambután, guayaba y otros. Malasia exporta cerca de $47 millones en frutas frescas y $33 millones en jugos, jaleas, purés y frutas secas. En cinco años, de 1985 a 1990, la contribución de las frutas a la economía del país se duplicó. Estos dos ejemplos

muestran que en el caso de las frutas tropicales es necesario que el consumo local sea tan fuerte como la exportación. Además, que debe haber un desarrollo del manejo de la producción a nivel moderno, en todas las etapas, para lograr una calidad alta, estable y uniforme en los productos exportados. Se requiere también la acción del gobierno en investigación, difusión de conocimiento y en la asignación de terrenos y facilidades para los agricultores. En especies como la mangostana, que toma hasta 12 años para producir, es indispensable establecer programas de crédito y cultivos adicionales, que permitan al agricultor mantener la siembra hasta las primeras cosechas. Pero la labor principal de las instituciones nacionales debe ser el mantenimiento de líneas de información sobre las condiciones y tendencias del mercado, que permitan a los productores, industriales y exportadores hacer ajustes a tiempo. El factor principal será el incremento del consumo en los grandes mercados. En Estados Unidos el consumo de frutas frescas y jugos aumentó desde que las informaciones oficiales recomendaban comer frutas cinco veces al día. Además, los cambios en el consumo son favorables al bajar del 10 al 15% en los cítricos y a aumentar entre 20 y 25% en otros frutales tropicales. Estas son indicaciones de que en los países desarrollados las condiciones de consumo de frutas frescas y sus subproductos tienden a tener una situación cada vez más favorable. El problema está en si los países productores pueden suplir las cantidades necesarias con los niveles aceptables de calidad. Hortalizas tropicales En las regiones tropicales de América, África y Asia, se utilizan como hortalizas un gran número de especies herbáceas o arbustivas, hongos y helechos, cuyo grado de utilización va desde su colecta fortuita en épocas de hambruna a la recolección estacional, el cultivo incipiente y la producción intensiva. En África, por ejemplo, se usan actualmente cerca de 900 especies, incluyendo muchas introducidas, en su mayoría por sus tallos y hojas tiernas, otras por los frutos jóvenes y las flores. Usos similares se presentan en América tropical y el sureste de Asia. A pesar de su número y diversidad, y de las campañas de extensión agrícola, el consumo per capita anual fluctúa en los trópicos en 20 kilogramos aproximadamente, que está muy por Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  105

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debajo de lo que se requiere en la alimentación normal. En algunos casos el consumo de hortalizas, especialmente de hojas, ha sido combatido por las autoridades sanitarias por ser un medio de difusión de enfermedades infecciosas, creando así más problemas que las deficiencias nutricionales que podrían compensarse en parte con la ingestión de proteínas de fuentes animales y vegetales, y las vitaminas y minerales de productos farmacéuticos. Otro factor que influye en el consumo de hortalizas, en el caso de las introducidas, es el alto contenido de sustancias toxicas debido a la aplicación masiva de insecticidas, especialmente en el periodo previo a la cosecha. Finalmente, de mayor importancia, es el hecho de que las hortalizas exóticas para el consumo urbano están entre los artículos más caros y no figuran en las “canastas básicas”. El consumo de hortalizas exóticas está asociado a los estratos sociales mas altos. La distribución geográfica de las hortalizas tropicales más comunes, excluyendo tubérculos, raíces y condimentos, muestra la concentración por regiones y familias: Acantáceas (hojas). Justicia, 1 África; Rungia, 1 Asia. Amarantaceas (hojas). Amaranthus, 4 América, 1 Asia, 1 Africa; Alternanthera, 3 Asia; Celosia, 1 pantropical. Aráceas (hojas), Colocasia, 1 Asia; Xanthosoma, 1 América. Baseláceas (hojas), Basella, 1 Asia. Cactáceas (tallos). Opuntia, 3 América. Caparidáceas (hojas), Capparis, 1 Asia; Gynandropsis, 1 África. Compuestas (hojas). Crassocepalum, 2 África; Enydra, 1 Asia; Lactuca, 1 Asia; Lannea, 1 África; Pluchea, 1 Asia; Spilanthes, 1 America; Struchium, 1 Africa; Vernonia, 1 África. Crucíferas (hojas). Brassica, 1 África. Convolvuláceas (hojas). Ipomoea, 1 América, 1 Asia. Cucurbitáceas (hojas, tallos tiernos, flores, frutos). Cucurbita, 5 América; Benincasa, 1 Asia; Coccinea, 1 África, 1 Asia; Cucumis, 1 África, 1 Asia, Cyclanthera, 2 América; Momordica, 3 Asia; Praecitrullus, 1 Asia; Telfairia, 2 África; Trichosanthes, 1 África, 2 Asia. Euforbiáceas (hojas). Cnidoscolus, 2 América; Erythrococca, 1 Asia, 1 América: Manihot, 1 América; Pterococcus, 1 Asia; Sauropus, 1 Asia. Gnetaceas (hojas). Gnetum, 2 África, 1 Asia. Icacináceas (hojas). Lasianthera, 1 África. Leguminosas (hojas, flores, frutos tiernos). Cratalaria, 1 América; Erythrina, 3 América; Leucaena, 2 América; Mucuna, 2 Asia; Neptunia, 1 Asia; Phaseolus, 4 América; Psophocarpus, 1 África, 1 Asia; Sphenostylis , 1 África; Vigna. 1 África, 4 Asia; Voandzeia, 1 África. Malváceas (hojas y Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51  /  106

frutos). Abelmoschus, 1 África, 1 Asia; Anoda, 1 América; Hibiscus, 3 África. Moringáceas (hojas, flores). Moringa, 1 Asia. Palmeras (palmito, inflorescencias). Chamaedorea, 1 América; Bactris, 1 América; Euterpe, 2 América. Pedaliaceas (hojas). Sesamum, 2 África. Poligonáceas (hojas). Polygonum, 2 África; Rumex, 6 África. Portulacaceas (hojas). Portulaca, 1 pantropical; Talinum, 3 pantropical. Rubiaceas (hojas). Heinzia, 1 África. Saururaceas (hojas). Houttuynia, 1 Asia. Tiliáceas (hojas). Corchorus, 1 África. Vitáceas (hojas). Cissus, 1 América. Posibilidades El alto número de especies de hortalizas y su amplia distribución en muchas familias de plantas, sugieren la posibilidad de que algunas de ellas puedan convertirse en cultivos mayores. Sin embargo esto no ha ocurrido, excepto en el caso de Bactris gasipaes, en el cual la producción de “palmito” ha creado un verdadero desarrollo industrial en las últimas décadas para el mercado de exportación. El obstáculo principal en el desarrollo de las hortalizas nativas parece estar en la preponderancia que tienen las exóticas, de origen eurasiático o americano como el tomate y el chile dulce, pero que han sido mejorados en Europa, Estados Unidos y en el este de Asia. En algunos casos se han producido variedades como los repollos japoneses, que se han adaptado a las condiciones de alta temperatura y humedad de la Amazonia; en otros cultivares la adaptación ha sido a días cortos. Por otra parte, las hortalizas eurasiáticas crecen bien en las tierras altas y, como en la mayoría de los países americanos estas áreas son las más pobladas y las que tienen mejores medios de transporte y comercio, su consumo se facilita en los centros de mayor población y se extiende a las regiones bajas. La investigación científica, dirigida al mejoramiento genético, prácticas agronómicas y manejo poscosecha, se ha concentrado en los trópicos en las especies exóticas. Sólo en aquellas regiones, como el oeste de África, que están alejadas de las tierras altas, y en las cuales por la longitud del día y las normas de la temperatura no crecen bien las hortalizas eurasiáticas, se ha dirigido a la producción de hortalizas nativas, para consumo local. La disminución del consumo de hortalizas nativas, sustituidas por unas pocas de cultivo avanza-

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do, es una tendencia universal. Es mas fuerte en las regiones tropicales, donde la producción de hortalizas no tiene la tradición de muchos siglos, como en Europa o China. Otro factor que contribuye es la abundancia de especies que solo se recolectan y no requieren un cultivo formal. Muchas de estas se conocen únicamente en áreas restringidas, lo que no ayuda a su diversificación varietal ni a crear nuevas prácticas en su utilización. Otro aspecto cultural ha sido el escaso intercambio de germoplasma entre los tres continentes. Como éste fue originado y promovido por las potencias marítimas europeas, que estaban interesadas primordialmente en los cultivos industriales, muy pocas hortalizas americanas fueron llevadas a África y Asia, y viceversa. Es interesante notar cómo hay casos de transferencia o invención independiente, como el uso de las hojas de yuca y camote en América del Sur y África occidental, que complementan el bajo contenido de proteínas de las raíces de esos cultivos. Aunque la ventaja principal de las hortalizas nativas sobre las exóticas es el bajo costa de producción, por su resistencia a plagas y enfermedades, hay otro aspecto muy favorable en las hortalizas tropicales, que es la cantidad y calidad superior de sus proteínas y vitaminas. Esto, sin embargo, está balanceado por el alto contenido en ácido oxálico, el cual corta la asimilación del calcio. Este problema requiere una investigación detallada, para encontrar variedades de bajo contenido en oxalatos o de sistemas de cocción que lo reduzcan. En el primer caso, las variedades de bajo contenido deben ser evaluadas y, como resultado final, multiplicadas con semilla uniforme y de alta calidad. El mejoramiento y expansión del cultivo de las hortalizas nativas y la evaluación de cultivares nuevos de las especies exóticas, pueden ser las dos líneas principales de trabajo, que lleven a una producción más eficiente de hortalizas de hoja, esenciales en la corrección de las deficiencias alimenticias predominantes en los trópicos. Ornamentales El comercio internacional de plantas ornamentales se ha desarrollado continuamente después de la Segunda Guerra Mundial, debido tanto a las facilidades del transporte aéreo como al desarrollo de técnicas

de refrigeración y empaque. Incluye flores de corte, plantas vivas y follajes. Las flores de corte se producen en “cultivo protegido”: invernaderos, coberturas de saran y otros plásticos, especialmente en las tierras altas de América del Sur (de Colombia a Perú), y en menor escala en África Oriental. La mayoría de las especies: rosas, claveles, crisantemos y otros, que se usan para este propósito, son de origen eurasiático y requieren temperaturas entre 16 y 22 cc, las cuales se encuentran entre los 1200 y 1800 m de altitud en la faja tropical. La longitud del día, cuando es necesario, se ajusta con iluminación artificial. Las semillas se importan a Estados Unidos, Europa o Japón. La exportación de plantas vivas se hace por plántulas o cortes de tallos. Se utilizan numerosas especies tropicales y subtropicales: Agaváceas (plántulas, cortes de tallos), Cordyline, 1 Asia, 4 Oceanía; Dracaena, 6 África, 1 Asia, 2 Oceanía; Yucca, 1 América. En follaje, la exportación se concentra en helechos (Rumohra) y en las frondas de palmeras (Chamaedorea), el primero exótico, la segunda nativa de Guatemala. Hay un grupo especial de los trópicos, con inflorescencias grandes y llamativas por la forma y el color, que comprende las siguientes familias: Costáeas, Costus, 100 Améica, África, Asia, Oceanía; Heliconáceas, 100 América, Oceanía; Marantaceas, Calathea, 300 América, Stromanthe, 13 América; Musáceas, Musa, 40 Asia, Oceanía; Zingiberáceas, Alpina, 250 Asia, Curcuma, 40 Asia, Oceanía; Tapeinochilus, 15 Asia, Oceanía; Curcuma, 40 Asia, Etlingera, 60 Asia, Oceanía; Zingiber, 85 Asia, Oceanía. Los números representan el total aproximado de especies; en la mayoría de los géneros las especies con posibilidades ornamentales son una fracción pequeña de ese número. Numerosas especies de estas familias producen inflorescencias que se venden en Europa y Estados Unidos, y algunas de ellas se propagan en invernaderos en Holanda, Dinamarca y otros países. Se exporta de varios países americanos: Costa Rica exporta entre helicondias, alpinias y calatheas, cerca de un millón al año. Pueden ser una buena entrada para los países tropicales; hay problemas de cuarentena y su cultivo es tan fácil que puede llevar a la sobreproducción.

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Posibilidades Este campo es prometedor, tanto en los cultivos ya establecidos como en nuevos que pudieran desarrollarse basados en especies nativas, que hay muchas. En el último grupo hay que excluir familias, las Bromeliáceas y Orquídeas, que ya han sido colectadas intensivamente, pero hay muchas especies silvestres de Aráceas, Begonáceas, Rubiáceas, Gesneriáceas, Melastomáceas, que pueden ser de uso potencial. El mercado europeo compra especialmente hojas, mientras que Estados Unidos importa flores y tallos de agaváceas. Es muy problemático que pueda incrementarse la producción de flores cortadas, pues Colombia está en posibilidades de seguir dominando el mercado, por contar con una excelente posición geográfica, infraestructura y experiencia. Los otros países que exportan ornamentales son: Costa Rica (helechos), Honduras (agaváceas) y Guatemala (flores, hojas). No hay mucha competencia en el mercado, fuera de los países latinoamericanos, ni se espera un impacto de los sustitutos plásticos. Estos tienen un mercado en una clase social que pocas veces compra flores o plantas ornamentales. Resumen y conclusiones Si se va a establecer una política de “cultivos nuevos” para reemplazar o complementar los que ya existen, conviene tener presente que el aspecto fundamental es el mercado potencial, y que este aspecto requiere la más alta prioridad, particularmente en lo que se refiere a la competencia de otros países o productos. Hay que precaverse desde el inicio de cierta clase de personas entusiastas o promotoras, particularmente si no tienen experiencia en la producción agronómica o en manejo (management) y mercadeo. Hay varias reglas clásicas a considerar: 1. Que el producto sea de alto valor económico 2. Que se produzca mejor que en otras áreas 3. Que no sea de exigencias extremas en fertilidad del suelo y disponibilidad de agua 4. Que sea resistente o tolerante en el mayor grado a plagas y enfermedades.

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Es fundamental desarrollar el mercado local, a nivel de país o región, de tal forma que el comportamiento del producto en el mercado externo, pueda ser en parte compensado por el consumo local. No es estrictamente necesario que el “cultivo nuevo” sea desconocido en la región. En el caso de frutales y hortalizas, por ejemplo, una especie ya conocida puede considerarse como un cultivo nuevo si se introduce germoplasma superior, mejores métodos de manejo agronómico y de manejo del producto poscosecha. En la introducción de material superior hay que considerar su diversidad en el área de origen, pero a menudo son tan importantes como las áreas en las que se han introducido, especialmente si son avanzadas en los aspectos tecnológicos. En frutas tropicales hay que recurrir a Florida, Hawai, Taiwan, Australia e Israel. Éstas no son áreas de origen; por el contrario, son pobres en toda clase de germoplasma, pero han creado bancos de recursos genéticos y realizado investigación básica y aplicada que deben aprenderse y no tratar de repetirse. Si por ejemplo, se quisiera mejorar la situación de la chirimoya en Mesoamérica, lo ultimo sería partir de materiales locales, sino buscar otros en los países andinos, California, Israel, España y otras áreas productoras fuera del Continente, y estudiar los métodos de manejo en Chile, California y otros sitios. No debe por eso descartarse la experiencia local, ni hacer a un lado la posibilidad de que haya genes de resistencia en las poblaciones locales, pero el mayor volumen del trabajo deberá ser la adaptación de materiales y métodos más avanzados. Es posible que sea en esta clase de cambios y no en la introducción de cultivos completamente foráneos en que pueda haber más posibilidades de éxito. Sin embargo, hay materiales nuevos que se deben introducir que pueden contribuir directamente a mejorar o diversificar la producción de frutales, hortalizas y ornamentales. En la adopción y desarrollo de “cultivos nuevos” la información es una actividad básica. Debe cubrir tanto los aspectos de producción, precios y mercados nuevos, como los aspectos agronómicos: especies o nuevas variedades de promesa, cambios en regulaciones cuarentenarias o de exportación, métodos de

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cosecha y propagación para el mercado y otros. Con los medios electrónicos y las facilidades de comunicación es posible obtener información al día, con un núcleo pequeño de especialistas en comunicación, agronomía y mercadeo. Esto puede conseguirse estableciendo un centro de información ágil, en comunicación continua con entidades públicas y privadas (como ejemplo: usda, fao, Rare Fruit Councils, secab), que sea capaz de obtener rápidamente información y materiales de siembra o, en caso necesario, que envíe personal a recogerlas en los países en que se originan. Puede también organizar visitas de especialistas que vengan a establecer y enseñar los últimos sistemas de producción y de manejo en “cultivos nuevos”, y mantener una corriente continua de información a agricultores, empresarios, investigadores y periodistas, mediante conferencias, boletines y otros medios de comunicación. Bailey, L. B. & E. Z. Bailey. Hortus Third. New York, Macmillan, 1976. Benedix, E. H. et al. Rudolf Mansfeld kulturpflanzen verzeichnis. Berlin, Akademie-verlag. 4 vol., 1986.

Graf, A. B. Exotica. East Rutherford, N.J.,Roehers, 1981. León, J. Botánica de los cultivos tropicales. San José, CR, IICA, 1987. Mabber1y, D. J. The plant book. Cambridge, Cambridge University Press, 1993. Martin, F. W. (ed.) CRC handbook of tropical food crops. Boca Raton, Fla., CRC Press, 1984. Martin, F. W., C. W. Campell & R. M. Ruberte. Perennial edible fruits of the world. USDA Agric. Handb. 642, 1987. National Academy of Science. Underexploited tropical plants with promising economic value. Washington, National Academy of Sciences Press, 1975 . Purseglove, J. Tropical crops. London, Macmillan. 2 vols., 1968-1972 Sánchez-Monge, E. Diccionario de plantas agrícolas. Madrid, Ministerio de Agricultura, 1981. Smith N. J. H. et al. Tropical forests and their crops. Ithaca, N.Y., Cornell University Press, 1992. Tanaka, T. Cyclopedia of edible plants of the world. Tokio, Keigaku, 1976. Yamaguchi, M. World vegetables. Westport, Conn. AVI Publishing Co., 1983.

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Revista de Geografía Agrícola Guía para los autores

La Revista Geografía Agrícola, estudios regionales de la agricultura mexicana, es una publicación abierta a las colaboraciones de estudiosos nacionales y extranjeros. Su temática esencial está referida a investigaciones científicas, intercambio o confrontación de ideas en torno a los problemas de regionalización y al estudio sobre las relaciones entre la agricultura, los modos de producción y el espacio geográfico, así como también a temas de etnobotánica, educación agrícola e historia de la agricultura. Se dará preferencia a artículos científicos originales e inéditos basados en datos de campo, aunque también se aceptarán un número limitado de ensayos, reseñas temáticas bibliográficas o recapitulativas y traducciones de artículos o ensayos publicados en otros idiomas que se ajusten a los contenidos de la revista. Las contribuciones serán sometidas al arbitraje de tres dictaminadores y de un editor designado por el editor general y, de ser aprobadas, se adecuarán formalmente a las normas de revisión de estilo y de edición que la rigen. Los textos serán en español con título, resumen y palabras clave en español e inglés. El título no será mayor de quince palabras. Deberán desatarse las siglas, es decir poner completo el nombre de la institución o palabras sobre la metodología, por lo menos la primera vez que se mencionen. Los autores remitirán un original y dos copias del texto procesado en Microsoft Word para Windows, impresas en papel bond tamaño carta. El archivo del mismo texto se enviará en un disquete de 3½ pulgadas o en un CD. Asimismo, el autor deberá informar el tipo de programa utilizado para cuadros, gráficos o figuras. Los trabajos deberán tener como mínimo 15

cuartillas y un máximo de 40, numeradas correlativamente, escritas a doble espacio, con una tipografía de tamaño 12 puntos, renglones o líneas de 66 espacios o golpes y un promedio de 27 renglones por página. Tal extensión incluye cuadros y figuras. Se preferirá que los cuadros, figuras y fotografías vayan integrados en el texto y en archivos aparte en el disquete o CD, aunque si el autor tiene dificultades, podrá anexarlos al texto impreso. Los cuadros deberán tener una impresión clara. Es deseable que las figuras sean elaboradas, de preferencia, en papel albanene o, en su defecto, en papel blanco de buena consistencia en versiones originales. A las figuras generadas por algún software de dibujo o diseño no se les añadirá color, textura o cualquier otro efecto gráfico. Para el caso de fotografías se preferirán en blanco y negro; pero, si sólo se tienen en color, el autor debe elegir aquéllas menos oscuras y sin exceso de luz, que son las que pierden menos nitidez al ser impresas en blanco y negro. En el caso de ser archivos de imagen se requieren que cuenten con una resolución de 300 puntos en formato eps o tiff. En todos estos casos, el autor deberá señalar e integrar en el texto la ubicación inequívoca de los cuadros, figuras y fotografías, con sus correspondientes títulos, pies de lectura y fuentes, según sea el caso, y que se deben repetir, iguales, en esos elementos anexados separadamente. Los autores son responsables del contenido de sus trabajos. El editor general de la revista, con base en los dictámenes de los evaluadores y del editor designado rechazará los escritos que no cumplan con los requisitos mínimos; también se darán de baja las contribuciones en proceso de revisión que los autores no regresen Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / 111

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corregidas en 30 días. Los autores enviarán sus escritos a: Revista de Geografía Agrícola, Dirección de Centros Regionales, Universidad Autónoma Chapingo,Apartado Postal núm. 65, C.P. 56230, Chapingo, Estado de México, México. Correo electrónico: rev_geoagricola@hotmail. com En carta adjunta deberá indicarse que dicha contribución no está sometida ni se someterá para su publicación a ningún otro órgano de difusión. También se indicarán: dirección, teléfono, fax, e-mail, donde se localice al autor y coautores para canalizar las dudas y observaciones a los escritos, así como cualquier otro asunto relacionado con ellos. Los autores son responsables del contenido de sus trabajos y, por lo tanto, sus opiniones no representan, necesariamente, las de la revista, la Dirección de Centros Regionales o de la UACh.

ría de los trabajos científicos. Sin embargo, en algunos casos, podrá ser adaptada a temas más especializados.

Estructura del artículo científico Las siguientes recomendaciones se refieren, esencialmente, al denominado artículo científico.

Se recomienda a los autores interesados en enviar sus contribuciones a nuestra revista, estudiar la presentación, estructura y normas de estilo de artículos análogos publicados en ella, lo que puede ilustrarles con provechosas indicaciones. A continuación se muestra resumido el contenido mínimo de las secciones del artículo científico.

El título. Los autores deben esforzarse porque sea breve, pero lo suficientemente informativo y preciso para caracterizar el contenido del artículo. Con estas cualidades tendrá interés práctico tanto para los bancos de datos electrónicos de abstracts como para quienes los consultan. La normatividad y usual estructura lógica del artículo científico, aceptada comúnmente (pero no en forma necesaria ni obligatoria para todos los casos), aconseja los siguientes apartados o capítulos: Resumen, Summary (que algunas revistas denominan Abstract y que es el mismo texto del Resumen pero traducido al inglés), Introducción, Materiales y Métodos, Resultados y Discusión, Conclusiones y Literatura citada. Esta estructura tiene una función metodológica, además de didáctica, pues se adecúa en general para exponer los resultados de la mayoRevista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / 112

Palabras clave. Tanto el Resumen como el Summary deben culminarse ambos, tras punto y aparte, con un máximo de seis palabras clave, y las key words también traducidas al inglés, respectivamente. Las palabras clave tienen la misma función que los títulos: hacer más eficaz el archivo y la consulta en los bancos de datos electrónicos. La Revista de Geografía Agrícola se encuentra indizada en Periódica, Índice de Revistas Latinoamericanas en Ciencias, y registrada en Latindex, Directorio de publicaciones científicas seriadas de América Latina, el Caribe, España y Portugal; y en Aleph, del CIAT-CGIAR de Costa Rica. Cabe resaltar que, ningún elemento del título deberá incluirse dentro de las palabras clave.

Resumen. Es una síntesis breve de todo el artículo, de no más de 200 palabras. Reseña el objetivo principal, su importancia o pertinencia, en relación al problema en estudio. Describe sumariamente la metodología y las conclusiones más sobresalientes apoyadas en los resultados. Expresará si el estudio está terminado o si sólo da cuenta de resultados preliminares. Evitará citas y referencias a secciones o cuadros integrados al artículo, pero debe incluir los nombres científicos de los organismos biológicos mencionados.

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Introducción. En este capítulo se explica más detalladamente la problemática y el objetivo del estudio. Si se expone un resumen histórico o crítico de los conocimientos existentes al respecto, debe limitarse estrictamente al tema específico abordado, precisar sumariamente lo que constituye su aportación y, en términos muy generales, los procedimientos usados, lugar donde se efectuó el estudio y su duración. Materiales y métodos. Describe con amplitud y rigurosidad el concepto de materiales en su sentido amplio (condiciones fisiográficas, bióticas, climáticas, sociales, etc., del área de estudio). En relación a los métodos, expone los procedimientos utilizados: procesos técnicos, estadísticos, diseño experimental, tratamientos y variables descritos. Su rigor debe permitir que otros investigadores repitan y corroboren la metodología empleada. Resultados y discusión. Tras la presentación de los hechos observados, contrastados con un análisis lógico, que podrán exponerse agrupados con subtítulos, sus resultados se interpretan objetivamente. El uso de cuadros ayuda a la exposición, pero aquellos resultados relevantes expresados en cifras pueden requerir algún razonamiento que tenga por función cotejar las hipótesis del trabajo. Para algunos documentalistas, la parte relativa a la discusión es la que mejor refleja el nivel y madurez intelectual del investigador, pues debe indicar el significado de los hechos bajos estudio, sus causas y efectos y sus implicaciones teóricas. Si el autor lo estima, este apartado se puede presentar en capítulos separados para los Resultados y para la Discusión. Conclusiones. Si la discusión fue el capítulo apropiado para interpretar, aclarar, justificar y relacionar los resultados del estudio, las conclusiones deberán ser lógicas, claras, concisas y

comprobables, así como también congruentes con las afirmaciones expresadas en el resumen. Literatura citada. Ella debe incluir a todos los autores citados. Existe consenso entre autores, correctores de estilo y editores que la cita bibliográfica en los artículos científicos es donde se presentan más dificultades y consiguientes errores. Para ayudar a evitarlos se indicarán ejemplos para la diversidad de los casos más frecuentes. Citas en el texto. En todos los casos se utilizará el sistema nombre (año). Ejemplos: Si es un solo autor: García, 2001; dos autores: Méndez y Ortiz, 2004; si se cita a más de tres autores: Márquez et al., 2003. Según la redacción de la frase donde van insertas, también es correcto señalar el apellido del autor y el año encerrados en paréntesis: (García, 2001). También puede darse el caso de que, en relación a un hecho temático, deba citarse a numerosos autores seguidos. Por ejemplo: “...se han referido a estas consecuencias diversos investigadores (Acosta, 1998; Bustos et al., 2003; Espinoza y Martínez, 2002; Zumaeta et al., 2004), quienes concluyeron...” En este caso las referencias se ordenaron alfabéticamente; también se pueden situar de modo cronológico. Sobre un error sumamente frecuente: la grafía latina et al., que significa “y otros”, es la abreviatura de et alii, y como el último fonema está apocopado lleva punto (.). Cuando se deba citar a autores que publicaron artículos o textos en un mismo año, ellos serán diferenciados con el agregado de letras como a, b, etc. Por ejemplo: (Cancino, 2004a). Tal particularización también deberá ser consignada en el capítulo de Literatura citada. Citas de pie de página. Cuando se cite una información restringida, un texto técnico fotocopiado o una afirmación verbal, categorías que caen dentro de la definición de comunicación personal, por no tener el carácter de una edición púRevista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / 113

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blica se incorpora como cita de pie de página. En ella se consignarán los datos sobre la fuente de esa información, autor personal o corporativo y su dirección. Cuando el autor precise añadir alguna información adicional, puede acudir sin excesos a la cita de pie de página. Todas ellas se enumerarán correlativamente a lo largo del artículo. Se deben restringir al máximo las citas de fuentes secundarias. Si no ha sido posible ubicar la fuente original, se consignarán –por ejemplo– con la tan recurrida forma de: Hernández, citado por Ojeda (1982). Para estos casos la referencia en Literatura citada sólo recaerá en Ojeda (1982). Las citas provenientes de periódicos se harán bajo el nombre de la publicación. Por ejemplo: La Jornada (2004). Normas generales. El apartado de Literatura citada incluirá todas las referencias que se hayan mencionado en el artículo, en orden alfabético, según la primera letra del primer apellido del autor principal o, en su caso, del autor corporativo. La cita o referencia bibliográfica se transcribirá en el idioma original del texto consultado. Cada componente o elemento de una cita bibliográfica se separa por un punto. La reproducción del nombre de un libro o un artículo, salvo la primera letra del título, los nombres propios y la primera letra del género de alguna especie biológica mencionada y las iniciales de sus clasificadores, se escribirán en minúsculas. Se recomienda reproducir con letras mayúsculas iniciales los nombres completos de congresos, memoria, simposio o reunión. Un autor principal o único de un libro o artículo será presentado así: Bravo H., H. 1978. Las cactáceas de México. 2ª ed. Universidad Nacional Autónoma de México. México.

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Márquez S., F. 1993. “Mejoramiento genético de maíces criollos por retrocruza limitada”. En: Agricultura y agronomía en México: 500 años. Universidad Autónoma Chapingo. Chapingo, México. pp. 417-429. Autor corporativo: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 1994. Censo Agrícola y Aanadero de Oaxaca. Tomo II. Aguascalientes, México. 409 p. Las palabras de los nombres de las instituciones deberán ir completos sin utilizar siglas. ¿Anónimos? Existen numerosos textos que no registran nombre de autor. Es habitual verlos reseñados en las bibliografías como “Anónimo”. Éstos, sin embargo, son editados por alguna institución gubernamental, de investigaciones, educativa, entre otras. En este caso debe adjudicárseles a estas organizaciones la calidad de autor corporativo. Ejemplo: Secretaría de Programación y Presupuesto. México. 2001. Manual de estadísticas básicas para el sector agropecuario y forestal. México. 1 275 p. Citas de periódicos: La Jornada. 1994. "La crisis alimenticia y el papel de la investigación agropecuaria". Septiembre 25, México, p. 22. Varios autores: La cita del autor principal se ordena por el apellido paterno desarrollado, inicial del segundo apellido (si lo usa y aunque aparezca completo en la obra reseñada), cerrado por punto y seguido de la coma, la(s) inicial(es) del o los

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nombres propios y luego de la conjunción “y” va la letra inicial del nombre del segundo autor, cerrado con punto y subsiguientes autor(es) van en su orden normal. Para estos casos los nombres y apellidos de los autores van separados por punto y coma (;) y el último, antecedido por la conjunción “y”. Ejemplos: Rzedowski, J. y G. Calderón R. Flora fanerogámica del Valle de México. Vol. I. CECSA. México. 403 p. Pulido S., M. T. y S. Koch. 1998. Inventario florístico en el cerro Tetzcotzinco, Texcoco. Soc. Bot. Méx. 257 p. Crespo, H.; R. Reyes; E. Vega; A. Embriz; C. Zolla; C. González; A. Pinet y B. Sharry. 1998. Historia del azúcar en México. Fondo de Cultura Económica y Azúcar S.A. México. 593 p. Winton, A. L. y K.B. Hilton.1945. The analysis of foods. John Wiley & Sons. New York, USA. 999 p. No se permite poner en la bibliografía et al., se deben poner los nombres completos como en el ejemplo anterior. Cita analítica o artículo monográfico integrado a una publicación: Casanova M., E. y J.M. Piña O. 1993. “Tradición, modernidad e hibridación cultural”. En: Agricultura y agronomía en México: 500 años. Fuente, J. de la; R. Ortega y M. Sámano (coords). Dirección de Difusión Cultural. Universidad Autónoma Chapingo. Chapingo, México. pp. 3-11. Cuando es necesario consignar traductor(es), trad.; editor(es), ed.(s): Falconer, D.S. 1971. Introducción a la genética cuantitativa. F. Márquez S. (trad.). Ed. Continental. México. 430 p.

McClinton, B. 1978. “Significance of chromosome constitution in tracing the origin and migration of races of maice in the Americas”. En: Maice breeding and genetics. Walden D.B. (ed.). Wiley. New York. pp. 159-184. Las casas editoras ya sean particulares, instituciones o universidades deberán ir con sus nombres completos, sin siglas, excepto los internacionales como fao y onu. Artículos en revistas periódicas: Cuando se citan artículos publicados en revistas periódicas, el orden de sus elementos es el siguiente: nombre del autor/ año/ título del artículo, entre comillas (según las reglas de corrección de estilo de la Revista de Geografía Agrícola) /nombre de la publicación periódica/ tras una coma (,) /volumen, mes y año (en general, reproduciendo estos datos que consigna la portada de la publicación) /ciudad o país / páginas inicial y final del artículo citado. También es correcto indicar, separadas por un guión las páginas consultadas. Las sociedades científicas internacionales y de documentalistas, con el fin de aligerar de datos tales referencias, han acordado abreviarlos. Las normas del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, IICA (1985), aconsejan reproducir así los siguientes datos: Año II, núm. 4 como 2(4); Volumen 4 núm. 8 como 4(8), entre otros. Ejemplos: González Q., L. 1972. “Las cactáceas subfósiles de Tehuacán, Puebla”. Cactáceas y Suculentas Mexicanas 17 (1):3-15. Bartolomé, R. C. y P. Morales. 1978. “Lignina, energético del futuro”. Ciencia Forestal 3: 44-58. La cita electrónica. Como las referencias bibliográficas de este tipo son cada vez más frecuentes, añadimos un ejemplo: Revista de Geografía Agrícola núm. 50-51 / 115

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Vargas M., F. 2004. Estado de México: Parques Nacionales de México. (Publicación en línea, disponible en internet en el sitio http:// www2.planeta.com/mader/ecotra/méxico/ parques/edomexico2.html [con acceso el 9-8-2000]. Una advertencia sobre apellidos. Desde hace pocos años, algunas revistas científicas nacionales, comenzaron a aplicar una norma: los apellidos de autores hispanohablantes, mexicanos y latinoamericanos “deben estar separados (sic) por un guión sin espacios”. Así empezaron a aparecer los Marroquín-Andrade, los CastilloGonzález, los García-Villanueva, etc. Ninguna de estas publicaciones ha explicado la razón de tal rebautizo. En nuestra revista no se utilizan los guiones. Una recomendación final. Las diversas uniones científicas internacionales están adecuando, regularmente, sus convenciones para usos de signos, unidades, símbolos, presentación de fórmulas químicas y matemáticas y nomenclaturas. Los manuales de estilo más

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actualizados,en general, recomiendan a los autores remitirse, en cuanto a ciencias biológicas, a las convenciones acordadas por el Código Internacional de Nomenclatura Botánica, también a las referidas a los de bacterias y zoológicas. Asimismo, todas coinciden en la obligatoriedad del uso del Sistema Internacional de Unidades. Al respecto, se recomienda leer críticamente la Guía para Autores de Agrociencia del Colegio de Postgraduados, el Manual de Tesis de Estudios de Posgrado de la UACh; y la Guía para someter contribuciones a la Revista Chapingo, Serie Horticultura. La Revista de Geografía Agrícola y el Programa Editorial de la Dirección de Centros Regionales reiteran su disposición a unir esfuerzos que posibiliten a nuestra Universidad arribar a normas consensuadas para sus productos editoriales. Tal normatividad, con sus diversas vertientes disciplinarias, nos acercará con más eficacia hacia una real excelencia universitaria. Si se realizara algún cambio en las normas bibliográficas de inmediato les será comunicado.

Relación de árbitros que participaron en el núm. 50-51 de Revista de Geografía Agrícola Almaguer Vargas, Gustavo Doctor en Ciencias en Fisiología Vegetal Área de Fruticultura Departamento de Fitotecnia, UACh Chapingo, Méx.

Pérez Lugo, Luis Doctor en Ciencias Agrarias Área de Ciencias Sociales Preparatoria Agrícola, UACh Chapingo, Méx.

Cuevas Sánchez, Jesús Axayacatl Doctor en Genética Curador del Banco Nacional de Germoplasma Chapingo, Méx.

Pérez Portilla, Emiliano Doctor en Ecología y Recursos Naturales Centro Regional Universitario de Oriente Huatusco, Ver.

Gómez Hernández,Teodoro Doctor en Socioeconomía Departamento de Fitotecnia, UACh Chapingo, Méx. Hernández Aguilar, Gerardo Porfirio Maestro en Filosofía del Derecho y Metodología de la Investigación Maestría en Desarrollo Rural Regional, UACh San Cristóbal de las Casas, Chis Lara Bueno, Alejandro Doctor en Producción Animal Cooperativa Agropecuaria y Forestal Chapingo, Méx. Mariaca Méndez, Ramón Doctor en Sociología El Colegio de la Frontera Sur San Cristóbal de las Casas, Chis.

Sahagún Castellanos Jaime Doctor en Estadística Área de Socioeconomía Departamento de Fitotecnia, UACh Chapingo, Méx. Sámano Rentería Miguel Ángel Doctor en Economía Departamento de Sociología Rural, UACh Chapingo, Méx. Santos Cervantes Cristóbal Doctor en Ciencias Sociales Maestría en Desarrollo Rural Regional Chapingo, Méx. Uribe Gómez Miguel Doctor en Economía Coordinación de la Maestría en Agroforestería Chapingo, Méx.

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