Revista de Geografía Agrícola no. 52-53

June 3, 2017 | Autor: Artemio Cruz-León | Categoria: Geografia, Educación agrícola
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Descrição do Produto

52-53

enero-junio julio-diciembre 2014

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA CHAPINGO Dirección de Centros Regionales Universitarios Coordinación de Revistas Institucionales México, 2014

Comité editorial Dr. Artemio Cruz León Editor General Lic. Juan Pablo de Pina García () Dr. Atenógenes Licona Vargas Ing. Fausto Inzunza Mascareño

Comité asesor internacional Dr. Jorge León Ex profesor investigador del CATIE. Costa Rica Dr. Claude Bataillon Profesor de la Universidad de Toulouse le Mirail. Francia Dr. Fidel Márquez Sánchez Profesor Investigador de la Universidad Autónoma Chapingo Dr. Rogelio Aguirre Rivera Director del Instituto de Investigaciones en Zonas Desérticas, Universidad Autónoma de San Luis Potosí Dra. Luisa Paré Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México Dr. Manuel R. Parra Vázquez Investigador de El Colegio de la Frontera Sur. San Cristobal de Las Casas, Chis. Dr. Carlos Ortiz Solorio Profesor investigador del Colegio de Posgraduados

Edición Fernando Ruiz Hernández María Eugenia Cano

Núm. 52-53, enero-junio/julio-diciembre 2014

CONTENIDO Presentación Artículos La riqueza etnobotánica del Camino Real. Tomás Martínez Saldaña, Jesús Sales Colín.

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7

El conocimiento agrícola tradicional, la milpa y la alimentación: el caso del Valle de Ixtlahuaca, Estado de México. Alba González Jácome, Laura Reyes Montes.

21

Sustentabilidad sistémica y derecho humano al agua. Caso San Jerónimo Amanalco. Soledad E. Amaya Quiroz, Irma Salcedo Baca, Guillermo Torres Carral, Gerardo Gómez González.

43

Documentos El cultivo de secano. Rómulo Escobar.

61

Guía para los autores

115

Lista de árbitros

121

Corrección de estilo Fernando Ruiz Hernández, María Eugenia Cano Diseño y formato Jaime Peralta Benitez Captura de correcciones María Eugenia Cano Rodríguez Traducción de resúmenes Lawrence Allen Portada Mapa de toda la frontera de los dominios del Rey en la América septentrional. ©1816 Biblioteca Digital Hispánica. La Revista de Geografía Agrícola está incluida en los siguientes índices: Periódica: http//132.248.9.1:8991/F/-/?func=find-b-o&local_base=PER01; Latindex: www.latindex.org, AGRIS (FAO) http://agris.fao.org/es y redalyc:http:// www.latindex.org Revista de Geografía Agrícola, Núm. 52-53, enero-junio/julio-diciembre 2014, es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma Chapingo, a través de la Dirección de Centros Regionales y de la Coordinación de Revistas Institucionales de la Dirección General de Difusión Cultural y Servicio. Oficina 114, edificio Dr. Efraím Hernández X. km 38.5 carretera México-Texcoco, Chapingo, Estado de México, C.P. 56230, Tel. +52(55)5133-1108, Ext. 1569, www.chapingo. mx/revistas/geografía/,[email protected] Editor responsable: Artemio Cruz León. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. (en trámite). ISSN: (en trámite), ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Núm. de Certificado de Licitud de Título y Contenido: (en trámite), otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en la Imprenta de la Universidad Autónoma Chapingo, km 38.5 carretera México-Texcoco, Chapingo, Estado de México, C.P. 56230, Tel. +52 (595) 952-5287, este número se terminó de imprimir el 15 de diciembre de 2014 con un tiraje de 300 ejemplares. Distribuida por la Universidad Autónoma Chapingo, km 38.5 carretera México-Texcoco, Chapingo, Estado de México, C.P. 56230, Tel. +52 (595) 952-1500 y +52 (55)5133-1108. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Universidad Autónoma Chapingo.

Presentación Etnobotánica. La presencia de una etnociencia en la Revista de Geografía Agrícola Congruentes con el lineamiento establecido en el número anterior sobre el análisis temático de los trabajos publicados en la Revista de Geografía Agrícola a lo largo de su existencia, en esta ocasión se analizan los documentos publicados dentro de la temática de etnobotánica, para lo cual partimos de considerar que la etnobotánica fue una de las primeras etnociencias que logró un posicionamiento, ya que según Argueta et al., (2012)1 apareció en 1896, sin embargo, discute que es posible encontrar algunos autores que se inclinan por señalar que De Candolle (1819) fue el generador de la etnobotánica con su propuesta del enfoque de botánica aplicada, o bien que el origen de esta etnociencia se encuentra en los trabajos pioneros de De la Cruz-Badiano (1552) y en la obra de Bernardino de Sahagún, lo cual sitúa al origen de la etnobotánica en México y desde el siglo xvi, inclusive, menciona a Hernández X.,2 quien considera el origen de esta etnociencia hace ya 4 000 años por medio de los códices indígenas. La importancia de México dentro de los estudios etnobotánicos se basa en la diversidad biológica característica de nuestro país, la pluralidad cultural representada por la persistencia de los grupos indígenas, eso que se ha dado en llamar patrimonio biocultural (Toledo y Barrera, 2012)3. Una consideración importante en este tema tiene que ver con la cercanía que tienen el estudio de la relación hombre-planta con la agronomía, siendo la planta un elemento importante de la agricultura, resulta fundamental su conocimiento para los agrónomos y en esto se fundamenta la investigación que se realiza en la agricultura mexicana. Estamos hablando de aproximadamente 100 plantas originarias de Mesoamérica, además de los ancestros silvestres y la vegetación natural que resulta ser una de las más numerosas del mundo, esto puede ser el campo de estudio para los agrónomos desde la etnobotánica. El número de trabajos publicados en la Revista de Geografía Agrícola, aquéllos que incluyan la palabra etnobtánica en el título, resulta limitado; únicamente se tienen nueve, incluyendo el presente número. Sin embargo, desde una visión más amplia, el número de trabajos se considera mayor, ya que la temática de etnobotánica es muy recurrente, inclusive el tema de recursos fitogenéticos forma parte de estos estudios, y en la versión anterior de nuestra revista se estableció que se han publicado un total de 85 sobre recursos genéticos. En esta edición se presentan tres trabajos: dos de ellos tienen relación, de alguna manera, con el tema dedicado al “Camino Real”, que reúne información de su riqueza botánica y el uso de ella en la época de la Colonia, el cual prevalece en esa ruta que 1 Argueta V., A. E. Corona M., G. Alcántara S., D. Santos F., E. M., Aldasoro M., R. Serrano V., C. Teutli S., M., Astorga D., 2012. Historia, situación actual y perspectivas de la Etnozoología en México, Etnobiología 10(1) p. 18-40. 2 Hernández, X. E. 1982. El concepto de etnobotánica. En: Bárcena, A. (Ed.). Memorias del Simposio de Etnobotánica, INAH. México. P. 12-27. 3 Toledo M., V. M. y N. Barrera B. 2008. La memoria biocultural. LA IMPORTANCIA ECOLÓGICA DE LAS SABIDURÍAS TRADICIONALES. Barcelona, España. 220 p.

va al norte del país; analiza las plantas nativas y las introducidas en aquel tiempo por los españoles; otro artículo etnobotánico-histórico denominado “El conocimiento agrícola tradicional, la milpa y la alimentación: el caso del Valle de Ixtlahuaca, Estado de México”, hace una revisión documental amplia y utiliza el trabajo etnográfico comunitario para fundamentar sólidamente el tema; destaca la necesidad de los estudios del conocimiento tradicionales. Por último, el escrito “Sustentabilidad sistémica y derecho humano al agua. Caso San Jerónimo Amanalco”, si bien no tiene correlación directa con la etnobotánica, sí con las relaciones que establecen las comunidades campesinas con los recursos naturales, en este caso el agua; analiza el vínculo con el derecho humano a este bien, indispensable para la vida y las actividades agrícolas. Así, los trabajos que integran este número de la Revista de Geografía Agrícola, abordan la etnobotánica en sus distintos enfoques, y son una muestra de los tipos de estudio que se pueden hacer desde esta etnociencia, que dadas las características de nuestro país, tiene amplias posibilidades de aplicación. Atentamente Por el Comité Editorial Artemio Cruz León

La riqueza etnobotánica del Camino Real Tomás Martínez Saldaña1 Jesús Sales Colín2 Resumen La riqueza etnobotánica del Camino Real de Tierra Adentro debe reconsiderarse como un proceso sociocultural y económico que trazó y mantuvo dicha vía para la dispersión y mestizaje de la cultura del desierto norteño, una mezcla de ibéricos, mesoamericanos y chichimecas a partir de núcleos culturales de misiones, presidios y pueblos hacia las regiones más distantes del territorio novohispano desde el año 1530 hasta finales del siglo XIX. El Camino Real fue la vía de la cultura agrícola y del agua, así como el vehículo por el que especies vegetales, plántulas, cereales, árboles, frutales, flores, cajetes, injertos y raíces con tecnologías como terrazas, bancales y huertos irrigados por presas, bordos, acequias y canales, entre otros sistemas, fueron diseñados, implementados y difundidos por los colonizadores y novonorteños del desierto. En la actualidad sobreviven dichos sistemas, no obstante algunos de ellos están en proceso de extinción. Palabras clave: Camino Real, agricultura, pequeños regadíos.

The Etnobotanical Wealthiness of the El Camino Real Abstract The etnobotanical wealthiness of the El Camino Real de Tierra Adentro, should be reconsidered as a sociocultural and economic process that outlined and kept that way for the dispersion and mixing of the culture of the northern desert, a mixture of Iberian, mesoamerican and chichimecas, from cultural centers like missions, presidios and towns to the most distant regions of the territory of New Spain from 1530 to the end of the nineteenth century. El Camino Real was the via; agricultural culture and water was the vehicle by which plants, seedlings, grains, trees, fruit, flowers, bowls, and root grafts with technologies such as decks, terraces and gardens irrigated by dams, levees, ditches, canals and another systems were designed, implemented and spread for novo-northern desert colonizers. Currently survive these systems, however, some of them being phased out. Keywords: Camino Real, agriculture, acequian culture. Introducción Se habla de riqueza etnobotánica porque se considera en este texto que el incremento marginal de las especies vegetales mesoamericanas e ibéricas, aunadas a la cultura del pequeño riego y el conocimiento ecológico tradicional o saberes en agricultura, así como el conocimiento de los habitantes del desierto en el manejo de su flora y fauna, fueron la simiente del proceso colonizador y civiliza1 Profesor investigador titular. Doctorado en Políticas Públicas y Antropología Social. Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo, Texcoco, Edo. de México. 2 Doctor en Antropología Social. Estancia posdoctoral en el Programa de Doctorado del Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo, Texcoco, Edo. de Méx.

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torio del desierto del norte, es decir, que el conocimiento de las plantas y su posterior manejo fueron claves en la colonización. La vía del Camino Real, las fundaciones de misiones, presidios, pueblos, minas, ranchos, no hubiesen sido posibles sin la capacidad de producir el sustento cotidiano en pequeños nichos ecológicos seleccionados al lado de cuerpos de agua que sirvieron, aún hoy, para la irrigación de plantas, cereales, árboles frutales, flores, raíces con tecnologías como terrazas, bancales y huertos entre otras, de las cuales, esta última, fue la más empleada y extendida desde el centro del virreinato hasta Santa Fe. Si el Camino Real fue la vía, la cultura agrícola y el agua fueron el vehículo por el que las especies vegetales se dispersaron y sobreviven en la actualidad. Método Este estudio emplea recursos metodológicos de la historia social, agrícola y etnobotánica; además de antropológicos como el método etnográfico y el trabajo de campo, para indagar sobre la vida social y cotidiana de la gente, sobre todo, cuando las fuentes tradicionales de la historia, documentos y archivos son escasos o inaccesibles. Al estudiar a la gente común y corriente con instrumentos no convencionales nos ha llevado a encontrar elementos valiosos para reconstruir su vida material, su historia económica y su capacidad de sobrevivir en diferentes entornos ambientales y culturales como son las comunidades irrigadoras que han manifestado su vocación de supervivencia por varios siglos en el desierto del norte de América. Por medio de la etnografía se generó un modelo de vinculación cultural diferenciado para identificar los núcleos culturales difusores de los cambios tecnológicos en agricultura, manejo de suelo e irrigación. Se empleó el modelo de núcleo cultural, lo que implicó que en una región determinada, por diferentes causas, se generara un centro de difusión cultural (social, religioso, político, económico y técnico) del que se dispersaron otros subnúcleos culturales en forma institucional y

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estocástica que permitió la llegada, el tránsito, el establecimiento y la dispersión de recursos naturales y culturales que se adaptaron al entorno y se modificaron. Estos núcleos culturales tienen características comunes: centro político, militar, económico y religioso (cabecera poblacional importante con autoridades religiosas, eclesiásticas o militares; en una provincia, región; sede de una cabecera parroquial o misional), así como una vía continua por la que circulan los recursos culturales. Comparten características comunes reconocibles, tales como rasgos arqueológico-arquitectónicos en sus emplazamientos, sistemas hidráulicos, características técnico-tecnológicas, nomenclatura, usos idiomáticos, conocimientos, etcétera. Estos núcleos culturales los ubicamos en las colonizaciones tempranas realizadas en Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Xalisco (Jalisco), Durango, 1564; Saltillo, 1575; San Esteban, 1591; Monterrey, 1594; Parras, 1598; Chihuahua, 1600; El Paso, 1600; Santa Fe, 1603 y 1680; San Antonio, 1718; Aguayo, 1750, que constituyen la cadena de misiones, presidios y reales de mina que conformaron el Camino Real de Tierra Adentro. Zona de estudio El Camino Real de la Ciudad de México a Taos, Nuevo México, la vía entre la capital del virreinato de La Nueva España y toda su extensión septentrional, se dividió en el Camino de la Plata y el Camino de Tierra Adentro (Martínez, 2009:63). La ruta que iniciaba su traza desde la Ciudad de México y que comprende los estados de México, Querétaro, Guanajuato (reino de México), Jalisco, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas (reino de Nueva Galicia), Durango y Chihuahua (reino de Nueva Vizcaya) en el territorio de México, y en los estados de Texas (provincia de Texas), Nuevo México hasta Colorado (Nuevo México) en Estados Unidos de América, con una longitud aproximada de entre 2 560 y 2 900 km (INAH 2013). Resultados El Camino Real de Tierra Adentro fue la principal vía de comunicación desde la Ciudad de México,

La riqueza etnobotánica del Camino Real

capital del virreinato de la Nueva España hasta Taos, Nuevo México. El Camino Real implicaba el traslado de personas y su cultura: habilidades, tecnologías, organización social, economía, animales, implementos agrícolas; plantas, hierbas, frutales, arvenses y matorrales, que forman parte del paisaje actual del desierto de Norteamérica. El proceso colonizador del norte novohispano fue paralelo a la caída de la ciudad de Tenochtitlán. Desde 1522 hasta 1540 hubo diversas expediciones de exploradores, misioneros y colonizadores que llegaron al corazón de la gran pradera norteamericana en busca de almas, de las ciudades de oro de Cibola y Quivira, de las amazonas; de la fuente de la juventud, de la búsqueda a la Mar del Sur, para la expansión territorial de la corona española. De este proceso pocas fundaciones persistieron como San Miguel del Espíritu Santo o Culiacán, por

el peligro representado por las tribus bárbaras de recolectores y cazadores indígenas chichimecas, como las llamaban los tenochcas, que merodeaban desde Querétaro (intendencia de Valladolid y Guanajuato)] (Gerhard, 1986). El proceso colonizador tardó 80 años en romper dicha barrera, en buena parte gracias al descubrimiento del cinturón de plata de Pachuca, Guanajuato, Zacatecas y Parral a partir de 1547, y al trayecto conocido como El Camino de la Plata (Adams, 1991; Gerhard, 1996; Gerhard, 1986; Martínez, 2009; Martínez, 1998; Ortega, 1999; Ortega, 1993; Río, 1995 y Valdez, 1995). La guerra contra los chichimecas, conocida como la Guerra del Mixton, duró hasta 1590 y tuvo como objetivo incrementar los territorios y la búsqueda de nuevos yacimientos argentíferos, iniciado por el Camino de la Plata a partir del cual se formó posteriormente el Camino de Tie-

Figura 1. El Camino Real de Tierra Adentro.

Fuente: Martínez 2014.

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rra Adentro como la vía necesaria para el transporte con logística para proporcionar alimentos, agua, habitación y seguridad a las caravanas de comerciantes, mineros, arrieros, ganaderos, agricultores, artesanos, frailes, militares, administradores, cajas de la corona, visitantes y diplomáticos (Adams, 1991; Gerhard, 1996; Gerhard, 1986; Martínez, 2009; Martínez, 1998; Ortega, 1999; Ortega, 1993, y Río, 1995). De esta manera la región norteña que va desde Querétaro y pasa por Guanajuato, Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí, Durango, Coahuila, Chihuahua hasta Texas, Nuevo México y los límites de Colorado quedó vinculada a la ruta comercial del imperio español extendida hasta China, que pasaba por Filipinas, conectada al puerto de Acapulco por la ruta de la Nao de China y el puerto de San Blas, estableciendo una cadena de ferias terrestres que pasaban por San Juan de los Lagos y Saltillo y continuaba vía los caminos reales hasta Taos, mantenidas por una tecnología agrícola que daba el sustento a los viajeros. Colonización agrícola Después de los 50 años de enfrentamientos belicosos entre las huestes del virreinato y los hombres del desierto, conocidos genéricamente como la guerra del Mixtón, la colonización agrícola tuvo éxito. Este triunfo se debió a la inclusión de familias de agricultores mesoamericanos (destacando entre ellos los tlaxcaltecas por ser los más estudiados) en 1591 para llegar a Chichimecatlapan o tierra de los chichimecas, así como al norte, centro, occidente y a otros puntos de las colonias españolas ubicadas en la Cuenca del Pacífico de la Nueva España, fundamentales para dar fin a la guerra (Adams, 1991; Adams, 1971; Martínez, 2009; Martínez, 1998 y Powell, 1985). Los llamados indios madrineros llevaron la civilización al norte a través de la agricultura, la ovinocultura y la defensa militar. De entre los

mexicas, otomíes y purépechas, resaltan los tlaxcaltecas, quienes en un plan coordinado llegaron a San Esteban en Saltillo, Coah., Venado y San Miguel de Mesquitic, en San Luis Potosí; a Colotlán, Jalisco y a San Andrés del Teul y Chalchihuites en Zacatecas. De este último punto salió el capitán protector de los indios tlaxcaltecas, don Francisco Sosa Peñalosa para unirse a don Juan de Oñate, quien llevó un número no definido de familias tlaxcaltecas de Chalchihuites quienes fundaron el barrio de San Miguel de Analco en las afueras de Santa Fe en 1610 (Martínez, 2009; Martínez, 1998). El proceso de difusión-dispersión a partir del núcleo cultural de la Ciudad de México-Tenochtitlan considera dos hipótesis: (1) La expansión ibero-mesoamericana hasta Nuevo México se debió a la capacidad agrícola y artesanal de sus aliados ya que su experiencia en el manejo del entorno les permitió adaptarse a los nuevos territorios, deficientes en humedad. Asimismo generaron tecnologías para modificar topográficamente los suelos agrícolas, y para la captación de lluvia; recrearon técnicas para el uso del agua donde no se podía generar un control hidráulico en zonas de riego intensivo. Algunos de esos sistemas subsisten, en especial el manejo ribereño de extracción de agua y la construcción de pequeñas presas, canales y terrazas en la parte alta del Nuevo México. (2) Los colonizadores trajeron y modificaron el germoplasma mesoamericano y europeo, mestizado después de los primeros 70 años (de 1522 a 1591) de manejo en sus nativos señoríos o localidades como el de Tlaxcala, donde para 1550 ya se habían asimilado los sistemas europeos. Los nichos ecológicos donde se establecieron se constituyeron con recursos locales de los desiertos y las zonas ribereñas o esteparias del centro hasta la región fronteriza de Nuevo México. Los colonizadores agrícolas que llegaron al eriazo norteño de América3 fueron agricultores

La referencia de América se usa en este texto para identificar la región geográfica y ecológica del desierto del norte, comprendido por arriba del Trópico de Cáncer y no al estado-nación de América conocido como Estados Unidos de América, a menos que se indique lo contrario.

3

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europeos conocidos como comuneros castellanos de Villalar en los Altos de Jalisco; novohispanos, criollos, mestizos, frailes franciscanos y jesuitas, además indígenas aliados (mexicas, tlatelolcas, tenochcas, tarascos o purépechas) así como herreros y agricultores de Nombre de Dios, Nueva Vizcaya hoy Durango, en San Luis Potosí, Real de Minas de Guanajuato, (tlaxcaltecas, otomíes y chichimecas) que tenían una cultura hidráulica y agrícola mestiza promovida por las órdenes regulares y seculares católico-cristianas (Gerhard, 1994; Adams, 1991, Martínez, 1998). La tabla 1 presenta las funciones específicas de los diferentes colonizadores del desierto americano. Estos agricultores llegaron y se establecieron en forma institucional al inicio del proceso a través de la política de misión-presidio a finales del siglo XVI, de allí se fueron expandiendo estocásticamente hasta finales del siglo XIX. Sus descendientes se dispersaron por todos los confines del norte de México y sur de Estados Unidos. En las villas españolas de Santa Fe, Albuquerque, El Paso y Santa Cruz encontramos esa herencia agrícola iberoamericana y hasta vestigios culturales en Alaska. Los nuevos sistemas agrícolas y silvopastoriles de plantas nativas de Mesoamérica, de la

península ibérica, del desierto chihuahuense hasta las montañas Rocallosas fueron resultado del conocimiento milenario en etnobotánica y el aprendizaje del manejo de la nueva y extraña biota regional, es decir, de policultivos o sistemas que hoy podemos calificar como métodos agroecológicos que manejaban por lo menos tres especies diferentes (maíz, calabaza y frijol), así fue el desarrollo de sistemas hidráulicos, como el de riego del Alto Río Grande y de la zona ribereña. Los sistemas de beneficio colectivo para el cultivo implantados incluyen terrazas, bancales y huertos irrigados por monumentos hidráulicos como presas, bordos, acequias, canales, canoas, sangrías, sistemas de captación de agua, galerías filtrantes y acueductos dispuestos en los asentamientos de pueblos, villas, plazas, caseríos, presidios, barrios, conventos, capillas, cementerios, provistos de bardas defensoras o limítrofes para la producción de alimentos y la defensa militar. En la actualidad, algunos de estos sistemas son solamente arqueológicos y se encuentran en uso agrícola e incluso hidráulico o son meros componentes de la traza urbana, vestigios e indicadores del paso de aquellos primeros hombres que colonizaron el eriazo norteño de América.

Tabla 1. Algunas funciones específicas de los colonizadores. Grupo cultural

Especialización artesanal

Comuneros castellanos de Villalar

Campesino, agricultor, militar

Vascos de Vizcaya

Militar, administrador, ganadero, minero

Frailes: franciscanos y jesuitas

Agricultor, militar, administrador, catequizador, intelectual

Mexicas, tlatelolcas, tenochcas, hablantes de náhuatl Campesino, agricultor, militar Tarascos o purépechas

Campesino, agricultor, militar, orfebres, herreros

Tlaxcaltecas

Campesino, agricultor, militar, textil, comercio, arriería (contrabando)*

Otomíes

Campesino, agricultor, militar

Chichimecas: coras, huicholes, etc.

Recolector, cazador, militar, herbolario

Martínez (1998:57) *El contrabando, de entre todas las especialidades, se debió a los derechos de capitulación entre los tlaxcaltecas cedidos por el virrey en 1591.

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Tomás Martínez Saldaña, Jesús Sales Colín

Todas estas técnicas y tecnologías las podemos agrupar como Conocimientos Ecológicos Tradicionales (Traditional Ecological Knowledge, TEK, por sus siglas en inglés) o “saberes”. El mestizaje cultural entre los iberomesoamericanos y los chichimecas, se cristalizó en el manejo de la flora y la fauna de Aridoamérica, como ejemplo están: el mezquite (Prosopis velutina), las cactáceas como el peyote (Lophophora williamsii), las agaváceas (Agave ssp.) para la producción de mezcales, las tunas (Opuntia ficus-indica), y las nueces (Carya illinoinensis), en suma, fue el manejo de la flora del desierto proyectada en la gastronomía y la herbolaria, principalmente. De acuerdo al Biodiversity Management of the Madrean Archipelago Report (1994), hasta esa fecha la Sierra Madre Occidental contaba con más de siete mil especies de plantas, de las cuales cuatro mil eran endémicas. Para el desierto chihuahuense no se tienen datos completos, aunque un estudio de 2008 para la región centro del estado de Chihuahua reporta 112 familias, 493 géneros, 1 322 especies y 232 categorías infraespecíficas de plantas vasculares (Estrada-Castillo y Villareal-Quintanilla 2010).

Foto 1. Sistemas agroecológicos tlaxcaltecas, San Luis Potosí.

Autor: Tomás Martínez Saldaña.

Tabla 2. Algunas especies vegetales manejadas en el desierto de Norteamérica Nombre común

Nombre científico

Flor de nopal, tuna y nopales

Opuntia spp

Aguamiel, quiote, raiz de maguey

Graptopetalum rusbyi

Mezquite

Prosopis velutina

Peyote

Lophophora williamsii

Bellota

Quercus Emory

Mezcal de agave

Agave ssp.

Dátil

Phoenix dactyliferav

Chile de monte

Capsicum ssp.

Pasto

Bouteloua spp.

Lechuguilla

Agave palmeri, A. angustifolia

Tuna

Opuntia ficus-indica

Mora

Morus microphyllua

Pitahaya

Pilosocereus alensis

Trabajo de campo.

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La riqueza etnobotánica del Camino Real

La región en estudio agrupa a los principales tipos de vegetación de México, dispersos sobre la mayor parte del territorio nacional (732 817.84 km2, 38%) que comparten características fisiográficas, climáticas, edafológicas fisonómicas y culturales tipificada por una cobertura vegetal de matorral xerófilo (Conabio, 1998). Mejor conocida como el desierto de Chihuahua, la zona comprende los estados de Zacatecas, San Luis Potosí, Chihuahua y Coahuila en México; así como Arizona, Texas y Nuevo México en la Unión Americana, sobre una superficie estimada de más de 175 000 km2 (Colegio de Agricultura, Consumo y Ciencias Ambientales, 2014). La Universidad de Texas, campus El Paso (UTEP, 2014) ha catalogado 569 especies de flora en esta región colonizada a través del Camino Real de Tierra Adentro. En los sistemas agroecológicos mesoamericanos, en particular los tlaxcaltecas, se encuentran al menos 28 especies vegetales de riego (ver tabla 3) y 13 de temporal (ver tabla 4). Las principales especies vegetales traídas por los españoles incluyen entre otros cereales o gramíneas, el trigo (Triticum spp.) como la base

de su alimentación, además de otras especies de origen asiático como el arroz (Oryza sativa). Destacan además, la caña de azúcar (Saccharum officinarum), frutales como la vid (Vitis vinífera) su principal especie; además de cítricos (Citrus spp), manzana (Malus domestica), pera (Pyrus communis), durazno (Prunus persica), chabacano (Prunus armeniaca), higo (Ficus carica), membrillo (Cydonia oblonga), principalmente. Las especies vegetales traídas por los españoles (Dunmire, 2005, citado por González, 2011), son 20 plantas del Creciente Fértil, 27 del Mediterráneo y 27 de Europa, al menos desde el año 1500 (tabla 5); no obstante, no todas se adaptaron a las condiciones ambientales de la región. Las 41 especies vegetales manejadas por los indígenas aliados, más las 74 especies de plantas de Eurasia, pese a su poca presencia ante la riqueza vegetal del desierto americano, permitieron la formación de nichos ecológico-artificiales, concentrados en los asentamientos de los nuevos colonos. La función principal de estos nichos fue proveer de alimentos, medicinas, materiales para construcción, manufactura de instrumentos y herramientas domésticas, y de objetos or-

Tabla 3. Especies vegetales en agroecosistemas de riego de origen Mesoamericano. Nombre común

Nombre científico

Maíz

Zea mays (variedad), Trispcoide temprano y tardío; Nal tel; Zapalote chico y grande; Chapalote y Reventador y marceño.

Frijoles y Ayocotes

Phaseolus vulgaris; P. acutifolius; P. coccineuss.

Calabaza

Cucurbita pepo; C. moschata, C. mixta.

Chilacayote

Cucurbita ficifolia.

Chile

Capsicum annum.

Huauxontle

Amaranto-Quenopodium Album y Nigra.

Jitomate

Licopersicum esculentum.

Tomate

Pshysalis spp.

Epazote

Chenopodium spp.

Alegría

Amaranthus hypocondriacus

Tzempasúchitl

Tagetes erecta.

Cebolla

Allium spp.

Alcatraz

Zantedeschia aethiopica

Dalia

Dalhia coccinea, lehmanii, pinnata

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Tomás Martínez Saldaña, Jesús Sales Colín

Chayote

Shechium edule

Tejocote

Crataegus mexicana

Aguacate

Persea americana

Capulín

Prunus capuli

Zapote blanco

Casimiroa edulis

Tepozán

Buddleia cordata

Jarilla

Bacharis glutinosa

Nochebuena

Euphorbia pulcherrima

Senecio

Senecio salignus

Colorín

Eritrina americana

Álamo

Populnus nigra

Carrizo

Phragmites communis

Aile

Alnus acumilata, firmufolia

Ahuejote

Salix bonpladiana

Fuente: Trabajo de campo.

Tabla 4. Especies vegetales en agroecosistemas de temporal de origen mesoamericano. Nombre común

Nombre científico

Maíz

Zea mays

Frijol

Phaseolus vulgaris, P. acutifolius

Ayocote

Phaseolus coccineus

Calabaza

Cucurbita pepo, moschata y mixta

Tomate

Pshysalis spp.

Alegría

Amaranthus hypocondriacus

Tejocote

Crategus mexicana

Capulín

Prunnus capuli

Nopal

Opuntia spp.

Maguey

Agrave atrovirens, salmeana

Jarilla

Baccharis glutinosa

Cardo

Cnicus spp.

Fuente: Trabajo de campo.

namentales con funciones para la vida material y espiritual de los colonizadores y habitantes del desierto. Con ello se logró la pacificación y el arraigo de los nómadas recolectores y cazadores, contando con la ayuda coactiva del uso de la fuerza cuando era necesario.

fundadas sobre las mismas localidades donde existió algún asentamiento de tribus chichimecas, con cuerpos de agua, como lagos, lagunas o ríos de primer o segundo orden4 perenne, en las cuencas medias o bajas y ocasionalmente en las cuencas altas.

Normalmente los sitios de asentamiento eran lugares en medio o cercanos a puertos, entre montañas, planicies o valles, con tierras adecuadas para la agricultura; colindantes o

Los sitios que mantienen o conservan restos arqueológicos o elementos virreinales de la cultura del agua para el uso de los sistemas agrícolas son todos aquellos fundados entre 1530

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Tabla 5. Plantas del creciente fértil del Mediterráneo y Europa traídas por los españoles al Nuevo Mundo. Creciente Fértil Nombre común Ajo

1

Alfalfa

2

Almendra Arveja

1

Nombre científico

Nombre común

Allium sativum

Higo

Medicago sativa

Lenteja

Prunus dulcis

Lino

Nombre científico Ficus carica

1

Lens culinaris

1

Linux usitatissimum

1

Vicia sativa

Membrillo

Cydonia oblonga

2

Crocus sativus

1

Nabo

Brassica rapa

1

1

Azafrán

3

Cebada

Hordeum vulgare

Nogal

Juglans regia

Cebolla2

Allium cepa

Olivo1

Olea europea

Dátil

Phoenix dactylifera

Trigo

Triticum spp.

Cicer arietinum

Uva

Vicia faba

Zanahoria

2

Garbanzo Haba

1

2

3

1

Vitis vinífera

2

Daucus carota

2

Mediterráneo Nombre común

Nombre científico

Nombre común

Nombre científico

Acelga

Beta vulgaris

Espárrago

Asparagus officinalis

Alcachofa

Cynara scolymus

Hinojo

Foeniculum vulgare

Alcaparra

Capparis spinosa

Lavanda

Lavanda angustifolia

Arúgula, oruga

Eruca sativa

Lechuga

Lactuca sativa

Berro

Nasturtium officinale

Mejorana

Origanum majorana

Borraja

Borago officinalis

Perejil

Petroselinum crispum

Brócoli

Brassica oleracea var. Itálica

Puerro, poro, ajo

Allium porrum

Cardo silvestre

Cynara cardunculus

Romero

Rosmarinus officinalis

Cebolla albarrana

Urginea marítima

Ruda

Ruta graveolens

Cebollin(o)

Allium schoenoprasum

Salvia

Salvia officinalis

Col, repollo, berza

Brassica oleracea

Tomillo

Thymus vulgaris

Coliflor

Brassica oleracea var. botrytis

Toronjil

Melissa officinalis

Colza

Brassica napus

Yerbabuena

Mentha spicata

Comino

Cuminum cymimum Europa

Nombre común

Nombre científico

Nombre común

Nombre científico

Acedera

Rumex acetosa

Hierbabuena

Mentha piperita

Achicoria

Cichorium intybus

Grosella

Ribes spp.

Anís

Pimpinella anisum

Guindo(a)

Prunus cerasus

Apio

Apium graveolens

Lúpulo, lúpolo

Humulus lupulus

Avellano(a)

Corylus avellana C. máxima

Malva

Althaea cannabina

Avena

Avena sativa

Manzana(o);

Malus domestica

Castaño

Castanea sativa

Manzanilla

Anthemis nobile

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Tomás Martínez Saldaña, Jesús Sales Colín

Centeno

Secale cereale

Mostaza alba

Sinapsis alba

Cerezo(a)

Prunus avium

Mostaza negra

Brassica nigra

Ciruelo(a);

Prunus domestica

Orégano

Origanum vulgare

Chirivía

Pastinaca sativa

Pera, peral

Pyrus communis 500 AC

Eneldo

Anethum graveolens

Rábano magistro

Armoracia rusticana

Frambuesa

Rubus idaeus

Tarragona

Artemisia dracunculus

Uva crespa

Ribes uva-crispa

Notas: (1) Creciente Fértil; (2) Cercano Oriente; (3) Turquía o Irán. Fuente: González 2011:507-10.

y hasta las primeras décadas del siglo XX, tales como San Luis Potosí en las fundaciones de San Miguel de Mesquitic y Asunción Tlaxcalilla en la actual ciudad de San Luis; San Sebastián del Agua de Venado en Saltillo; el antiguo San Esteban de la Nueva Tlaxcala y el distrito de Parras de la Fuente, Coah., antes Santa María de las Parras. Los hallazgos en estas zonas motivaron la expansión de la investigación hacia Colotlán y Lagos de Moreno, Jal.; Chalchihuites, Zac.; Bustamante y Guadalupe, Nuevo León; Durango, Dgo.; Allende, Chih.; El Paso y San Antonio Texas hasta Santa Fe en Nuevo México, Estados Unidos. Es altamente probable que en todas las colonias, asentamientos, presidios y localidades fundadas en el norte de la Nueva España y en el naciente México, así como desde la franja fronteriza hasta Nuevo México y Colorado, existan vestigios arqueológicos de los sistemas agrícolas ibéricomesoamericano-chichimeco que sean sitios de turismo en las ciudades capitales de los estados, cabeceras municipales, pueblos y comunidades. El sistema de cultivo de huertos en Saltillo se copió y se extendió hasta la región texana, donde se estableció el modelo que luego se repitió por años en todo el norte. Existen pueblos hortícolas que viven de la vinculación con los pueblos cercanos, como ejemplo tenemos a San Luis Colotlán, cuyos productores venden su mercancía en Fresnillo, Parras y Bustamante. En Nuevo México parte de la economía de las acequias sobrevive gracias a los mercados especializados 4

de Santa Fe y Albuquerque, que demandan una producción especializada de productos perecederos cuyos costos exceden por mucho los del mercado y que la gente paga por su calidad, por el manejo orgánico y sobre todo, por la vinculación con una cultura regional neomexicana. El prestigio de esta producción hortícola se debe al manejo y dedicación agrícolas hacia los cultivos que generan continuidad en sistemas complejos a campo abierto o en melgas cubiertas por vegetación perenne o anual. Discusión La expansión y colonización del norte del virreinato de la Nueva España inició después de la conquista de Tenochtitlan por los españoles. Desde los primeros años los conquistadores siempre estuvieron acompañados por indios aliados, y fundaron asentamientos en sitios ya habitados por los grupos chichimecas en algunos casos. Esta fundación inició con los precursores y duró hasta los años de 1530-1540 debido a las hostilidades de los recolectores y cazadores que no permitían la colonización, conocida como la guerra del Mixton. La segunda etapa de colonización inicia a partir de 1591, motivada por los yacimientos argentíferos descubiertos en Guanajuato, Zacatecas y San Luis Potosí hacia 1547 que dio origen a El Camino de la Plata, lo que alimentó la imaginación y ambición de los hombres y la corona española en busca de nuevas minas de metales

Ver clasificación de cuerpos de agua en relación a cuencas hidrológicas del primero al quinto orden CNA 2010:35-9).

Revista de Geografía Agrícola núm. 52-53/16

La riqueza etnobotánica del Camino Real

Foto 2. Sistema de irrigación. Venado, S.L.P.

Autor. Tomás Martínez Saldaña. Trabajo de campo.

Foto 3. Huerto de secano, Parras, Coahuila.

Autor. Tomás Martínez Saldaña. Trabajo de campo.

preciosos, en particular las de plata. Esta etapa se caracterizó por un plan dirigido y patrocinado por la Corona española, los empresarios y el clero,

mediante la estrategia de establecer una cadena de misiones-presidio para seguridad de las caravanas que transitaban los caminos, protegién-

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Tomás Martínez Saldaña, Jesús Sales Colín

dolas de los indios chichimecas y de los piratas enemigos de la Corona. El plan general consistió en llevar 400 familias de tlaxcaltecas, además de mexicas, purépechas, otomíes, españoles y frailes quienes fundarían pueblos de indios contiguos a las misiones y presidios. Cada grupo tenía una función en particular: los españoles serían administradores, empresarios, ganaderos, jefes militares y militares; los grupos de indígenas como agricultores, militares y artesanos. De entre todas las funciones de los colonizadores, la agricultura ha sido una estrategia históricamente manejada para pacificar los territorios en conflicto y formar una identidad cultural sometida al Estado (Martínez, 1991; Adams, 1991); no obstante los conflictos no cesaron del todo hasta los primeros años del siglo XX. Donde había chichimecas siempre estuvo latente la guerra. Las condiciones físicas abióticas del desierto norteño, una extensión territorial que incluye Querétaro, Guanajuato, Zacatecas, San Luis Potosí, Durango, Chihuahua y Coahuila en México; Arizona, Texas y Nuevo México en la Unión Americana, bajo condiciones extremas de temperatura, agua, alimento y refugio, además de los ataques de los habitantes limitaron la avanzada colonizadora. Los agricultores del centro del virreinato llevaban consigo el conocimiento ecológico tradicional (saberes) de manejo de suelo (terrazas, bancales, huertos), agua (sistemas de captación e irrigación) y plantas (13 para sistemas de temporal y 28 especies vegetales de riego de origen mesoamericano), además de saberes tradicionales, las técnicas agrícolas, especies vegetales y animales traídos de Europa con el fin de reproducirse y adecuarse a las nuevas condiciones ambientales. Todas ellas se mezclaron con los conocimientos de los hombres sobre el manejo de flora y fauna entre seis y siete mil especies utilizadas como alimento, medicinas, materiales para construcción, manufactura de utensilios y herramientas, combustibles, ornamentos, entre otros fines, además del conocimiento y manejo de la fauna, todo ello intervino para mantener la vida material y no material de los nuevos hombres del desierto.

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A partir de la cadena de misiones, presidios y pueblos de indios que formaron El Camino de Tierra Adentro continuó una expansión fortuita por los nuevos colonos, de la que surgieron nuevos pueblos en todas direcciones y así el proceso de mestizaje que incluye las culturas ibérica, mesoamericana y chichimeca, aunque en realidad esta última agrupaba a todas las culturas, tribus y hombres que vivían en Oasisamérica y Aridoamérica (caxcanes, guachichiles, guamares, pames, chichimecas-jonaces, tecuexes, piteros y cocas), por medio de la agricultura. No se debe considerar a la agricultura como tecnología para la producción de alimentos y medicinas pues también proporciona toda una serie de materiales para la reproducción de la vida material y no material, mediante una organización social estructurada y estratificada con funciones específicas que trascienden los aspectos materiales para realizar representaciones simbólicas que permiten la continuidad de la cultura a través de la gestión de los recursos naturales como el tiempo, clima, agua, suelo, flora y fauna. Comentarios finales La formación de la cultura del desierto norteño tiene sus bases en la agricultura. A la luz de los datos que conocemos, bien podemos hablar de agroecología, dado que los sistemas agrícolas manejaban por lo menos tres especies principales: maíz, calabaza y frijol, además de chile, quelites, árboles frutales, cactáceas y arvenses entre otras, mediante lo que fue la cultura del agua. La herencia agroecológica ibero-mesoamericana-chichimeca está materializada en el riego o cultura del agua (cultura de la acequia o del pequeño riego), auspiciada por el Estado permitió el desarrollo civilizatorio mediante la implantación de un modelo cultural asimilado por los habitantes nómadas y sedentarios del desierto americano, que integraba las zonas periféricas de Mesoamérica (Nueva España para 1530-1822), Oasisamérica y Aridoamérica (Nueva Vizcaya, Nuevo Santander y Nuevo México), constituyéndolas en una región próspera gracias al manejo hidráulico implantado para la agricul-

La riqueza etnobotánica del Camino Real

tura. Lo anterior se suma a la hipótesis wittfogeliana (zona clave) sobre la presencia del Estado y la formación de sistemas hidráulicos para generar sistemas agrícolas y controlar el territorio y su población para apropiarse de sus recursos naturales. La biodiversidad regional de plantas del desierto con más de seis mil especies, se vio enriquecida marginalmente con cereales, árboles, frutales, hierbas, matorrales, arbustos y arvenses, gracias al manejo de artesanos agricultores y regantes. Esta riqueza botánica aún guarda un potencial que debe investigarse para la producción de bienes de consumo, que pasan desapercibidos por los inversionistas y los políticos en pro de un desarrollo sustentable. Otra herencia de la riqueza agrícola del Camino de Tierra Adentro la encontramos en la estructura familiar y comunal de pueblos y barrios, herencia múltiple de la estructura mesoamericana sobre todo la tlaxcalteca de los pueblos regionales y de los migrantes hispanos. En especial los vascos, cultura que podemos encontrar en las danzas de las fiestas, como la de los matachines, las tradiciones, creencias y rituales ceremoniales de grupos religiosos, cívicos y comunales como mayordomías y cofradías, que mezclan y reviven vestigios o referencias de sus raíces agrícolas en santuarios como el del Señor de Chimayo, el de Santo Niño de Atocha y el de la Virgen de Guadalupe, entre otros. La herencia etnobotánica del Camino de Tierra Adentro que incluye las nuevas especies introducidas al desierto americano, los sistemas de pequeño riego y la cultura del agua contribuyeron al establecimiento de misiones, presidios y pueblos de indios; la explotación de yacimientos minerales, la dispersión y mestizaje de la cultura ibérica, mesoamericana y chichimeca a partir de centros de difusión; fue además la vía de la cultura agrícola y la de dispersión de plantas que enriquecieron la biota, que permitió la colonización y civilización del desierto del norte de América.

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El conocimiento agrícola tradicional, la milpa y la alimentación: el caso del Valle de Ixtlahuaca, Estado de México Alba González Jácome1 Laura Reyes Montes2

Resumen Los estudios de arqueología, botánica, paleoecología y las nuevas metodologías para el análisis genético, además de los estudios de isótopos, permiten afirmar que el maíz es una planta originaria de México, desde donde se propagó hacia el continente americano. Hay hipótesis de su domesticación múltiple tanto en el territorio mexicano como en otros países de América, como Colombia y Perú. Sin embargo, hacen falta estudios para confirmar los hechos de hace 10 mil a nueve mil años sobre los procesos de domesticación de plantas, particularmente, del maíz. En cada lugar donde este cereal se ha cultivado se ha adaptado a las condiciones locales de altitud, relieve orográfico, clima, disponibilidad de agua y tipo de suelo. Hay que considerar el gusto de los pobladores por sus usos, tamaños, sabores y posibilidades para su almacenamiento, lo que a través del tiempo generó nuevas razas, subrazas y variedades. Actualmente, el maíz es uno de los cereales más importantes del planeta. Su producción se destina tanto a usos tradicionales como industriales; ser alimento para humanos y animales es de enorme importancia, así como la salud de millones de personas en el orbe. En este artículo hacemos una breve historia de su evolución en el altiplano central mexicano y, a través de un caso, de sus usos locales, incluyendo los procesos sociales, la alimentación, la ideología y su papel dentro de la cultura de un poblado del Valle de Ixtlahuaca, en el Estado de México. Palabras clave: maíz, milpa, Valle de Toluca, Ixtlahuaca, alimentación.

Traditional agricultural knowledge: The cornfield and nutrition: The case of the Valley of Ixthahuaca, State of Mexico Abstract Studies of archeology, botany, paleoecology and new methodologies for plant genetic analysis, plus isotope studies allow us to say that corn is a plant native to Mexico, from where it spread throughout the Americas. There are hypotheses of multiple origins of domesticated corn, both within Mexico and elsewhere in American countries such as Colombia and Peru. However, these studies still need to know what happened with wild corn about 10 000 to 9 000 years ago in relation to plant domestication processes. In every place where corn was grown, it was adapted to local conditions of altitude, orographic relief, climate, water availability, and soil type. Also we must take into consideration the 1 Secretaría de Educación Pública del estado de Tlaxcala (SEPE / USET). Carretera Tlaxcala-Puebla s/n. Colonia Las Ánimas, Tlaxcala, Tlaxcala CP 90030. [email protected] Web: www.academia.edu /Alba González-Jácome 2 Facultad de Antropología. Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Toluca, Estado de México.

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tastes of the people, different uses for food, size, flavors, cultivation, and possibilities for storage, which over time created new species, sub-species, and varieties of corn. Currently corn is one of the most important grains in the world; its output is geared to a number of both traditional and industrial uses. It is food of enormous importance in the diet and health of millions of people as well as animals in several continents. This paper presents a brief history of its evolution in the central Mexican highlands and, through a study case which presents data about corn local managements and uses. It includes the social organization of labor, food, ideology and corn’s role within the local culture of a village in Ixtlahuaca valley, in the State of Mexico. Key words: Maize, corn field, Toluca Valley, Ixtlahuaca, food. Antecedentes Los estudios actuales sobre genética, arqueología, botánica, paleoecología y las nuevas metodologías para el análisis de materiales permiten afirmar que el maíz es una planta originaria de México, desde donde se difundió por todo el continente americano. Sin embargo, la hipótesis de su domesticación múltiple, en otros lugares de América, especialmente en Colombia y Perú, está vigente hasta que nuevos estudios permitan conocer un poco más sobre lo ocurrido hace unos nueve mil años en relación con los procesos de domesticación de plantas alimenticias y en particular sobre el maíz. En cada lugar donde se ha cultivado, el maíz se adaptó a las condiciones locales de elevación, relieve orográfico, disponibilidad de agua, tipo de suelo y, evidentemente, al gusto de los pobladores por ciertos tamaños, sabores y características alimenticias del grano, lo que a través del tiempo generó nuevas y numerosas razas, subrazas y variedades. En estos tiempos, el maíz es uno de los cereales cultivados más importantes en el planeta; su producción tiene varios destinos, de los cuales ser alimento para humanos y animales es el de mayor importancia.

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El maíz: 1) se utiliza como alimento, bebida y herbolaria de México, del continente y de otras naciones del mundo; 2) tiene fines científicos que incluyen estudios arqueológicos, paleoecológicos, antropológicos, botánicos, etnobotánicos, ecológicos y agroecológicos; 3) está asociado con investigaciones genéticas, sociales y culturales, sobre la relación entre alimentación y sociedad; 4) produce nuevos desarrollos tecnológicos ya que abarca la fabricación de plásticos biodegradables (PLA), jarabes azucarados, piensos para aves y alimentos para cerdos y ganado; 5) es materia prima de la producción industrial de tortillas redondas y alargadas de varios tamaños que se consumen como tacos, sopes, tlacoyos, huaraches, quesadillas, pellizcadas, etcétera; 6) se emplea como biocombustible (etanol) (González J., 2011 y 2013; figura 1). En 2001 la producción mundial de maíz alcanzó 880 millones de toneladas, en contraste con los 570 millones de trigo, o los 400 millones de arroz, lo que da una idea de su importancia a escala mundial. También en ese año la producción mundial de maíz amarillo duro alcanzó los 604 millones de toneladas (FAO considera la producción de maíz amarillo para consumo humano y animal), siendo Estados Unidos (40%) uno de los principales productores, seguido de China (18%), Brasil (7%), Francia (3%), México (3%), Argentina (2%) y otros países (27%). En 2007 las cifras eran: Estados Unidos 39.9%, China 21%, Brasil 5.4%, México 3.1%. Francia 2.6% y Argentina 2.2% (Gran Atlas Universal, 2007). La producción total anual de maíz fue de 817 millones de toneladas en 2009, la mayor entre todos los cereales (Faostat, 2009). Hasta hace pocos años, la mayor parte de los países productores de maíz lo utilizaban principalmente como alimento para los seres humanos, mientras que los países importadores lo aplicaban en la elaboración de piensos destinados a los animales. Esta situación ha cambiado en los últimos años, ya que una gran parte de la producción de maíz en los países industrializados se aplica a la producción de biocombusti-

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Otro

Alimento animal

Alimento humano

Otro

Alimento animal

Alimento humano

Otro

Alimento animal

Alimento humano

Figura 1. Usos actuales del maíz.

Fuente: R. L. Paliwal, FAO, 1996.

bles; sin embargo, todavía su uso como alimento persiste en Latinoamérica y sigue teniendo gran importancia en los mercados locales, regionales y nacionales. La forma como el maíz se consume en estos países y el resto del mundo no se registra en los informes oficiales estatales, nacionales o internacionales, o bien se consignan como otros usos relacionados con la cultura de los pueblos: sus aspectos adivinatorios, mágicoreligiosos, articulados a festividades de siembra y cosecha, a peticiones para la lluvia, prácticas propiciatorias y demás (González J., 2009; Hernández, 2014). Los usos del maíz Los agroecosistemas mexicanos surgen primero de la recolección y luego de la domesticación de plantas, particularmente del maíz, aproximadamente hace unos nueve mil años. Grupos de cazadores-recolectores iniciaron los procesos que llevarían a la domesticación. El maíz no fue la primera planta que estos grupos domesticaron, pero sí la más importante, porque dadas las características del fruto fue posible su almacenamiento durante varios meses, lo que a su vez permitió el inicio de otros procesos sociales y poblacionales que desembocaron en el sedenta-

rismo, la creación de poblados fijos, la obtención de una fuente de alimentos más segura que la caza, la pesca y la recolección. Los grupos iniciaron los cambios genéticos en el maíz a través de varios manejos; por ejemplo, estos procesos modificaron la gluma externa que cubría el grano, mismo que se redujo y suavizó haciendo posible su consumo humano. Las modificaciones genéticas practicadas al maíz aumentaron el tamaño del olote (raquis), la mazorca y el grano, lo que ocurrió en cientos o miles de años (ver trabajo de Jean Pernés, 1984, La genética de la domesticación de los cereales, La Recherche) (Doebley, 2004:37-59; Dorwelier A., Steec J. Kermicle, J. F. Doebley, 1993:233-235). El maíz es abundante en carbohidratos y contiene proteínas; cuando se mezcla con frijol (rico en proteínas, hierro y otros minerales), calabaza (con alto contenido de grasas y proteínas) y chile (vitamina C), conforma una nutrición completa y balanceada. Estudios muestran que 100 gramos de maíz aportan 265 calorías; hidratos de carbono: 66 gramos; proteínas: 10 gramos; grasas: 25 gramos; fibras: 10 gramos; vitaminas: B1 (25%), B3 (9%) y A (12%); minerales: fósforo, magnesio, hierro, zinc y manganeso (Natursan, 2014). Los agroecosistemas de milpa y huertos permiten

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Alba González Jácome, Laura Reyes Montes

que a esta base alimenticia se agreguen proteínas de origen animal, frutas, verduras y tubérculos. Estos dos agroecosistemas fueron los más antiguos de Mesoamérica y de ellos hay estudios que corresponden a regiones tropicales; sin embargo, los datos sobre maíz que utilizamos para este texto corresponden a sus orígenes y antigüedad en regiones semi-desérticas ubicadas en los altiplanos. Quedan aún muchos huecos en el conocimiento de varios procesos sobre los orígenes y dispersión del maíz en América, tanto en el espacio como en el tiempo (Long-Solís, J. y Vargas L. A., 2005; MacNeish R. S., 1967, vol. 1; Mangelsdorf, MacNeish & Galinat, 1967; Wellhausen, Roberts and Hernández X., 1952). Los primeros usos del maíz fueron: 1) la obtención de azúcar, para lo cual se succionaban las cañas; 2) la elaboración de cerveza (Iltis, 2006:, Blake, 2006; Smalley & Blake, 2003). También se consumían las partes comestibles (Benz, 2006). Acerca de las tradiciones alimenticias originadas en tiempos prehispánicos, sabemos que los tamales son una de las más antiguas que se han encontrado en la zona maya.3 También en esta área cultural los tamales se elaboraban con maíz tierno (elotes) cuyos granos eran martajados; en esa época aún no se conocía el proceso de nixtamalización.4 La masa del elote martajado se colocaba en capas, sobre hojas de aguacate, acompañada con un pedazo de ave, pescado, tortuga, jabalí, venado, iguana o guajolote (figura 2). Luego era cocinada en hornos de hoyo (llamados pibil) y se servía en platos especiales que llevaban el nombre del dueño y del tipo de tamal que se servía en ellos (foto 1). Se les agregaba alguna salsa que daba sabor al tamal (López Bravo, 2006; Pérez C., 2014). Las imágenes en estelas –como las de Palenque, Chiapas– muestran el consumo de tamales entre personajes de la clase alta, pero queda aún por conocer si ese alimento era generalizado

entre la población maya, a cuyo alcance debían estar las carnes de animales silvestres y domésticos que se utilizaban en su elaboración (González-Jácome, 2009 y 2011; Mariaca-Méndez et al. 2010) (foto 1). Foto 1. Plato para tamal. Museo de sitio. Palenque, Chiapas.

Figura 2. Representaciones de tamales. Códice Madrid y Dresde.

Acotaciones: a. guajolote; b. pescado; c. venado, y d. camarón.

Orígenes del maíz domesticado en el Altiplano Central El maíz es un teosinte (o teocintle) domesticado cuyo origen se localiza en los relieves montañosos ubicados al sur del Altiplano Central y al norte del río Balsas central (entre Teloloapan y Arcelia en el estado de Guerrero y Valle de Bravo, en el actual Estado de México). La elevación de esta región oscila entre 900 y 1 400 msnm; su vege-

3 Preclásico 2 500 a. C. a 200 d. C. para el Altiplano Central; pero en la cultura maya la cronología lo considera de 1 000 a. C. a 300 d. C. 4 Por lo anterior, los tamales elaborados con masa de maíz, cocidos al vapor, típicos de los altiplanos del centro y el norte del país, son posteriores a estas épocas.

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El conocimiento agrícola tradicional, la milpa y la alimentación: el caso del Valle de Ixtlahuaca, Estado de México

tación natural es abundante en grandes y densas poblaciones endémicas de un teosinte originario de las laderas altas del Balsas, científicamente clasificado como Zea mays L. spp. parviglumis, cuyos cambios genéticos y morfológicos tomaron miles de años (Iltis, 2006; Vargas, 2007;, vol. 30, núm. 3). La región media del Balsas tiene una vegetación tropical decidua, combinada con sabanas, donde árboles dispersos de Bursera, Ipomoea y Acacia se extienden por las laderas de los cerros y las riveras de los arroyos. Hace unos ocho mil años (prehistoria) sus pobladores se organizaban en grupos itinerantes, compuestos por seis o 10 personas que estacionalmente vivían de la caza, la pesca y la recolección, moviéndose en forma estacional por el territorio. Estos grupos humanos succionaban o masticaban las cañas jóvenes de teosinte para obtener sus jugos azucarados, o los obtenidos de su fermentación (Iltis, 2006; Blake, 2006; Smalley and Blake, 2003). Por los estudios de isótopos sabemos que estos pobladores también consumían las partes comestibles (Benz, 2006). Foto 2. Teosinte, Oaxaca, México

Fuente: Museo Etnobotánico de Oaxaca.

El maíz se dispersó junto con las poblaciones humanas que lo consumían. Una mega mutación ocurrida hace 7 a 8 mil años permitió su domesticación, al modificar su gluma externa, reduciendo su tamaño y suavizándola, haciendo posible su consumo humano (Doebley, 2004; Doebley & Steec, 1991; Dorwelier, Steec and

Foto 3. Maíces de Tehuacán. Olotes de maíz tardío, cueva Coxcatlán. Fase Venta Salada.

Fuente: Mangelsdorf, MacNeish & Galinat, 1967:197.

Doebley, 1993; Iltis, 2006). El teosinte (o maíz domesticado) viajaron junto con sus domesticadores. La ruta hacia el sureste mesoamericano se inicia con el protomaíz encontrado en las cuevas de Guila Naquitz y Silvia (cerca de Mitla, Oaxaca, México), asociado con chiles silvestres y cultivados. Las evidencias fósiles muestran que ya se encontraba en forma común en el 6250 a.C. (Buckler Holtsford, 1996). Hay evidencias macro botánicas de maíz en San Carlos, lugar localizado en el Soconusco, Chiapas, donde un olote fósil fechado en el 3 335 (+/-55) da indicios de su ruta hacia el sur, hacia las tierras bajas mayas (Clark, 1994). Entre 3 400 a.C. y 2 300 a.C. (etapa prehistórica a Preclásico Inferior) aumenta el sedentarismo, ya se consume maíz cultivado, pero todavía este grano no es la base de la alimentación. Durante la estación seca la población vive en campamentos para caza. En la estación lluviosa habita en villas, con casas de foso construidas en las terrazas riverinas al oeste del valle de Tehuacán (Anderson, 1967). Estas aldeas tienen de cinco a diez casas y una población 40 veces mayor que la original (MacNeish, 1997). Entre el Preclásico o Formativo Medio y el Preclásico Superior (1 000

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a.C. a 100 a.C.) ocurren cambios en el maíz y el olote se alarga considerablemente. En el Altiplano Central la alimentación de estos grupos durante la prehistoria (3 500 a.C. a 1 500 a.C.) y comienzos del Formativo o Preclásico Temprano (1 400 a.C. -300 d.C.) 70% de los alimentos estaba conformado por plantas y animales silvestres (MacNeish, 1997). Los alimentos agrícolas cultivados eran el 20% de la dieta total, incluyendo algunas variedades de maíz cultivado, además de Canavalia, calabaza (Cucurbita pepo) y frijol tepari (Phaseolus acutifolius).5 Hacia 1 500 a.C. (Preclásico o Formativo) aparecen los comales, que inicialmente se usaban para tostar semillas y asar carnes. En el caso de México, los comales para cocer tortillas aparecen hasta 500 a.C., cuando la población ya había aprendido a nixtamalizar6 el grano de maíz. En el Altiplano Central hay maíz cultivado en fase Santa María (Clásico 100 a.C. -750 d.C.). Entre 750 y cerca de 900 d.C. (Epiclásico o Clásico Tardío), los frutos o cariópsides muestran un crecimiento paulatino, alcanzando su mayor tamaño (Benz et al., 2006). La agricultura incluye ya numerosas plantas cultivadas que complementan la dieta de los pobladores. En el Formativo Tardío (400 a.C. y el 100 d.C.) los estudios muestran que ya se nixtamalizaba el maíz y se elaboran tortillas. En las etapas Posclásica o Histórica (900 d.C. a 1521) los investigadores coinciden en que los cambios en el maíz continuaron, lo que se expresa en una mayor productividad, teniendo su máximo desarrollo en el Posclásico (900 d.C. a 1521) (Benz et al., 2006:78-79). Después de 2 500 a.C. y antes de 150 d.C. la agricultura fue la forma dominante de adquisición de alimentos y base de la subsistencia en Mesoamérica. Aunque el comal de barro apare-

Foto 4. Olotes de maíz silvestre, cueva Coxcatlán. Fase San Marcos.

Fuente: Mangelsdorf, MacNeish y Galinat, 1967:179.

ció por primera vez en el Preclásico (2 500 a 1 000 a.C.) se abandonó su uso por unos 1 500 años; reapareció en la época Clásica en Teotihuacán, entre el 200 y el 900 d.C. asociado con la cocción de tortillas. Paralelamente se estabilizó la población (tamaños pequeños pero efectivos, con una mortalidad mínima y selectiva). Los pobladores eran sedentarios y posiblemente ocurrieron intercambios genéticos, además de adaptaciones locales de la planta a condiciones de altitud y humedad. La expansión del maíz por el mundo El maíz se extendió por el resto de los continentes a partir del siglo XVI, llegando primero a España donde se estableció en la región de Galicia. Por mucho tiempo se le conoció como “grano turco”, porque la gente pensaba que era originario de Turquía. Actualmente es un alimento importan-

5 El frijol tepari es una de las especies nativas del Nuevo Mundo. Se cultivó primero en México central y llegó a Arizona hace unos 1200 a 1000 años (Kaplan and Kaplan, 1992). 6 Se denomina nixtamalización al proceso mediante el cual los frutos de maíz secos se hierven en agua con cal durante unas dos horas y luego se dejan reposar más tiempo, antes de ser colados y luego molidos en un metate o en máquinas especiales tanto domésticas como industriales, con el fin de obtener una masa con la que posteriormente se elaborarán las tortillas. La harina de maíz se genera con un proceso diferente, que no incluye la nixtamalización; se obtiene mediante un proceso industrial en el que se muelen las mazorcas o frutos de maíz enteros, sin seleccionar solamente los granos que tampoco se ablandan por la cocción en agua de cal.

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Foto 5. Mazorcas de palomero toluqueño.

Fuente: Wellhausen, Roberts and Hernández X., 1952:47.

te en Asia, África, América Latina, la ex Unión Soviética, Italia (polentas), Francia (alimento para los patos destinados a la elaboración del foiegras). Cada país tiene uno o más platos de maíz, que son exclusivos de su cultura. Por ejemplo: ogi (Nigeria), kenkey (Ghana), koga (Camerún), a (Malí), injera (Etiopía) y ugali (Kenya). La mayoría de estos productos se procesan de manera tradicional. En África, el maíz molido se cocina en una pasta o papilla y se come mientras está caliente, acompañado de una espesa cerveza baja en alcohol. En algunas zonas de ese continente la papilla de maíz se fríe o cocina al horno. En América Latina el maíz se consume en forma de harina para elaborar pan de maíz (cornbread), arepas venezolanas y colombianas o polentas. Puede comerse tostado (palomitas), o tostado y molido (pinole). Las mazorcas son cocidas en agua y luego se les agregan saborizantes (crema, mayonesa o limón a los que se añade picante seco y molido). Utilizado en forma de masa hecha con el grano nixtamalizado, permite la fabricación de tortillas de varios tamaños y grosores que llevan nombres de acuerdo al tamaño, la forma y el grosor (huaraches, memelas, tlatloyos o tlacoyos, gorditas, sopes y demás). Hay que incluir las tortillas secas que duran sin necesidad de refrigeración (totopos, tlayudas) y actualmente la producción industrial de aceites para cocinar.

Para los latinoamericanos el maíz es la base de los cocidos o sancochos, hechos con el grano entero, hervido en agua y mezclado con aves y con carne y verduras. En Colombia hay un cocido que incluye además de granos de maíz col (repollo), cebolla, ajo, garbanzo, zanahoria y pedazos de pollo, cerdo y res. En Ecuador se hacen cocidos de granos de maíz con pollo y verduras, que se cuecen en grandes tambos y venden en los mercados locales. En Paraguay se elabora un cocido con bolas de maíz, combinado con carne de gallina o pollo (vori vori). En México se elabora un cocido (pozole) que incluye los granos de maíz, carne de cerdo o pollo y que se sirve agregando lechuga, chile molido, aguacate, rábanos, orégano y cebolla. El pozole tiene variedades diversas, de acuerdo con las entidades federativas; por ejemplo, el verde de Guerrero, el rojo de Jalisco, o el blanco del Altiplano Central. En México, el maíz tiene otras formas de consumo: 1) elotes miniatura conservados en agua o en escabeche para ser utilizados en ensaladas o servirse como botana; 2) elotes asados que se pueden consumir solos o con algún aderezo como mayonesa o crema, limón y chile seco; 3) granos de maíz molidos y preparados en sopas (crema de elote, sopa de calabaza, elote y rajas de chile poblano) o mezclados con verduras; 4) granos de elote hervidos con algún saboreador o hierba de olor (esquites); 5) tortillas cortadas en triángulos o cuadros, tostadas, que se acompañan con frijol, queso y chile (nachos), o que se cocinan con una salsa de tomate o de jitomate y se adornan con crema, queso y rebanadas de cebolla (chilaquiles); 6) varias bebidas donde se mezcla el maíz molido con cacao (posol, tezcalate), se elabora en forma de atoles o se consume fermentado (chicha, tesgüino, cerveza); 7) en forma de aceites para cocinar, de los que existen varias marcas y presentaciones. Algo sobre la historia de los alimentos en México: tortillas, tamales y atoles Actualmente el consumo diario de tortillas en México es de unos 300 millones. Para satisfacer

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una demanda de esta magnitud existen máquinas que las elaboran en grandes cantidades. En muchas partes del país, especialmente en zonas rurales, hacer las tortillas es el deber cotidiano de las mujeres. Como ya se expresó, el proceso de nixtamalización se utiliza desde el Formativo Tardío (400 a.C.-100 d.C.). Hay investigadores que consideran que las tortillas aparecen en Teotihuacán hasta el 1 000 d.C. (Long Solís y Vargas, 2005) y estuvieron articuladas al proceso de nixtamalización que ablanda el grano y lo prepara para su conversión en masa; consiste en la cocción del maíz en agua con cal (dos cucharadas por cada litro de agua) a una temperatura de casi 80º Celsius por unos 30 minutos. Se deja reposar varias horas, normalmente por la noche y luego se cuela el líquido, que puede darse a los cerdos y gallinas domésticas y favorece su engorda. El maíz se lava varias veces, el grano se muele en metate o en un molino manual hasta eliminar el glumen que lo cubre y obtener una masa fina. El promedio anual de consumo por persona de tortillas hasta 2011 fue de 78.5 kg y del pan 32.5 kg, así el maíz era el cereal más consumido por los mexicanos. Según la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), en su libro La Alimentación de los Mexicanos afirma que, aunque el consumo de la tortilla es alto, su demanda ha disminuido debido a los cambios en los hábitos alimenticios de la población en los últimos 30 años. Para 1980 cada mexicano consumía al año un promedio de144.9 kg de tortilla, para 2011 la cantidad se redujo a 78.5 kg, lo que es una caída promedio anual de 2.2 kg. Considera que una parte de este decrecimiento se debe a un incremento en el consumo de pan. A partir de 1994 el promedio de ingesta por persona se elevó de 13.3 a 18 kg en 2008 (Manu Factura 06/09/2013). Sin embargo, aunque en México el consumo es generalizado en todas las clases sociales, incluye tanto la tortilla como el pan, mucho se relaciona con los precios al consumidor y con la preferencia regional y las adaptaciones hechas por la población; por ejemplo, en Sonora, al noreste del país, las tortillas de consumo cotidiano son elaboradas

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con trigo, pero los tamales son hechos con grano de elote o con masa de maíz. Aunque en México ha habido una caída en el consumo de maíz y trigo, en la escala mundial el país ocupa el tercer lugar en la adquisición de productos derivados de maíz y trigo, que por persona asciende a 187.4 kilos (Consultora Euromonitor Internacional citado en Manu Factura 06/09/2013). Canacintra afirma que los cereales son el principal alimento de los hogares más pobres en México, ya que de sus ingresos utilizan 21.8% para la adquisición de tortilla y pan. Este consumo es seguido por las verduras (16%), carnes (15.4 %), leche (8.4%) y bebidas diversas (7.0%). Otros alimentos y bebidas, como pescado, huevo, frutas, aceites, café o azúcar se consumen en un porcentaje menor al 5% en cada caso (Manu Factura 06/09/2013). La forma de consumo del maíz y sus derivados ha cambiado con el tiempo, como se muestra en el siguiente caso. A la llegada de los españoles al Altiplano Central, las variedades de maíz eran cocinadas de distintas formas, según la raza y la variedad del grano que era utilizado. Tenían diversas clases de tortillas: blancas y calientes, grandes (blancas y delgadas, anchas, muy blandas), quauhtlaqualli (muy blancas, gruesas), grandes y ásperas, blancas, pardillas (tlaxcalpacholli); tortillas hojaldradas, hechas con elote o con mazorquitas muy pequeñas y muy tiernas, los tlaxcalmimilli (largos, rollizos y blancos). Además había todo tipo de tamales: blancos, blancos y duros, colorados, medianos sin mezclar con nada y los hechos de los penachos de maíz (inflorescencia), que eran revueltos con semillas de bledos y con meollos de cerezas de la tierra (capulines) molidos (Sahagún, 1956, vol. 2, libro XIII). En el siglo XVI se bebía una amplia variedad de atoles, puchas o mazamorras, cuya lista incluía las siguientes: atoles calientes, con miel, con chile amarillo y miel, con harina muy espesa y blanco, o con tequesquite, un saborizante que podía ser un sustituto de la cal en el proceso de ablandamiento del grano (Sahagún, 1956, vol. 2, libro 13). Los tipos de atole llegaban al menos a

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17, como se muestra en la siguiente lista, que fue elaborada con información proporcionada por Francisco Hernández en su Libro segundo, sobre las plantas novohispanas (edición de 1959, Obras, vol. 2, libro 6º). Varios de estos tipos de atole se bebían específicamente para subsanar algún problema de salud o para mejorar las condiciones del enfermo o del convaleciente; además, variaban en espesor y podían ser dulces o salados al paladar. Según Francisco Hernández (edición de 1959, Obras, vol. II, libro 6°), estos tipos de atole eran: 1. Nequatolli o atolli con miel. Tenía ocho partes de agua, seis de maíz y una de cal. Se cocía en una vasija de barro hasta condensarse o espesarse. Se le agregaba 1/10 de miel de maguey. Se dejaba hervir el tiempo necesario para que tomase consistencia de puche o polenta española. Era considerado ideal para sanos y enfermos; para los sanos se le agregaba chile. 2. Atolli iztac o atole blanco. Se preparaba igual, pero cuando estaba listo se le agregaba chile verde, con los llamados tomame y una cantidad conveniente de sal. Se molía diluido con agua. 3. Xocoatolli o atole agrio. Una libra de fermento o masa agria, dos libras de maíz ablandado y molido; el fermento se preparaba con maíz negro hecho masa del mismo modo. Se guardaba cuatro o cinco días hasta que se acedase [agriase], para dar al atole una acidez agradable. Ya servido se le ponía sal y chile. Se daba a los enfermos para limpiarles el cuerpo y provocar orina. Disuelto en agua fría y tomado refresca el cuerpo, cuando está abrasado de calor, fatigado del camino, o del

trabajo, o cuando los riñones están [tan] irritados que la orina ulcera los conductos urinarios. 4. Yollatolli o atole blanco. Se cuece el maíz sin cal, se hace puche y deja enfriar. Se diluye con agua para beberse, igual que el agrio, y extingue la sed y la previene para no tomar agua con exceso. 5. Chillatolli o atole mezclado con chile. Se hace como los precedentes pero cuando está medio cocido se le agrega chile disuelto en agua, al gusto del consumidor. Se toma muy de mañana contra las molestias del frío, tonifica el estómago, ayuda a la digestión, quita las flemas adherentes y limpia los riñones. 6. Nechillatolli o sea atole mezclado con chile y miel. Se prepara del mismo modo, pero cuando está semicocido se le agrega, según el gusto del que lo beberá, chile y miel de maguey. 7. Ayocomollatolli es un atole con frijoles y pedazos de masa del mismo maíz. Se agrega epazote, los fragmentos de masa cuando está a medio cocer y los frijoles ya cocidos. Cuando terminó de cocerse se le agregan frijoles enteros. 8. Chinatolli o atole con chía. La semilla de chía se tuesta en un plato o en el comalli, se reduce a polvo y se guarda para usarse todo el año. Este polvo se mezcla con agua y se agita hasta que su densidad agrade al paladar. Algunos le ponen chile antes de tomarlo. 9. Chiantzotzolatolli o atole hecho con una semilla más grande que la [de] chía. Se prepara de igual mane-

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ra pero no se hace con frecuencia porque esta semilla se descompone pronto. 10. Michuauhtolli o atole de semillas con michihoauhtli. Se tuesta la semilla y reduce a polvo; se mezcla con agua en tal cantidad que no se haga espesa y se rocía con miel de maguey, del que hay tres géneros. Es alimento y es curativo, limpia los riñones y el conducto de la orina y tomado cura la sarna de los niños. Con dos variedades de huautli (hoauhtli y nexhoauhtli) preparan unas bolas. La bebida llamada michihoauatolli es alimento muy sabroso. 11. Tlatonolatolli. Se mezcla una pequeña parte de maíz y una mayor parte de pimiento seco, hecho polvo. Se le agrega epazote y pone al fuego para que se cueza bien. Se toma caliente, provoca orina, las reglas y fortalece el cuerpo. 12. Tlaxcalatolli. Se prepara de maíz molido. En el comal se hacen tortillas de tres dedos de grueso y cuando están bien cocidas se les quita la corteza, se machaca la miga, se mezcla con agua fría y se pone de nuevo al fuego, agitándola hasta que comience a espesarse. Se sirve en vasos y se toma con cuchara. 13. Olloatolli. Se muele la espiga de maíz y se mezcla en proporción de una parte por tres de maíz. Se muele de nuevo todo junto y se pone al fuego hasta que el atole esté bien cocido y tenga la densidad de la polenta. Se sirve en vasos y se le pone chilcoztli. Aprovecha a los que tienen exceso de sangre o de ardor. 14. Quauhnexatolli. Se deja el maíz en lejía común hasta que se ablan-

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de; se hace con ceniza de árbol. Se muele después y se cuece como los demás hasta que tenga la densidad conveniente. Dicen que purifica la sangre aunque no proporciona ningún otro servicio como medicamento o alimento. 15. Izquiatolli. Se prepara con maíz tostado y molido pero mezclándose, cuando va a cocerse, con una pequeña parte de maíz cocido y se agita hasta que alcance el espesor suficiente. Se agrega chile. 16. Hoauhatolli. Se hace con bledos rojos y se toma rociado con miel. 17. Michihoauhatolli. Se prepara con michihoauhtli, mezclándole un género de bledo que algunos llaman sinfonía, por la variedad de sus colores. Según el fraile Fray Bernardino de Sahagún (1956, vol. II, libro XIII), en Tenochtitlan y en los pueblos de la cuenca de México el consumo de atoles, puchas o mazamorras era muy amplio. La lista que dejaron tanto el fraile Sahagún como Francisco Hernández muestra la importancia alimenticia y para la salud de los atoles. A pesar de ello han ocurrido varios cambios pero hasta la fecha se continúa con un consumo amplio de tortillas y tamales. En el primer caso, las tortillas pueden ser de masa de maíz nixtamalizada, de harina de maíz o de harina de trigo; los tamaños van de los escasos 10 a 12 centímetros de diámetro hasta casi 50 centímetros de diámetro y más; pueden ser redondas y alargadas, gruesas y delgadas; para consumirse acompañando a los alimentos o rellenas con éstos, en sopas o en guisados, cocidas en comal o fritas. La variedad sigue siendo grande y hay que considerar aquí si su fabricación es manual o industrializada y si se vende por pieza o por kilo. En el segundo caso, las variedades han cambiado un poco, pero el tamal sigue siendo parte importante de la dieta de los mexicanos y exis-

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ten más de 200 tipos en México que se consumen en el desayuno, las fiestas, los eventos especiales (bodas, nacimientos, cumpleaños, Día de Muertos). Los tipos de tamales se han modificado para dar lugar a los de masa de maíz, de harina de maíz, de elote, con carne o con verduras, de sal o de dulce y solos, para acompañar al mole en bodas y eventos familiares o en fiestas de los pueblos, como en Santa Ana Chiautempan, en Tlaxcala, donde en la fiesta patronal el mole prieto se acompaña con estos tamales. En cuanto al atole, sus tipos se han reducido considerablemente, en parte por el impacto de los atoles industrializados; sin embargo, el consumo de atoles hechos con masa de maíz continúa, especialmente aplicado como alimento para personas enfermas. También se ha reducido el consumo del champurrado, una bebida caliente compuesta por atole de masa y chocolate, que todavía se vende en los puestos de tamales en la ciudad de México, como ocurre en el mercado de San Ángel, donde las vendedoras de tamales de dulce, verdes, rojos, de rajas, o de verduras, los acompañan con atole de fresa, de nuez o champurrado. Un salto histórico al siglo XXI En el México, urbano, la alimentación ha variado enormemente desde la segunda mitad del siglo pasado. Estos cambios son resultado de la creciente industrialización de los alimentos, la expansión de las empresas que los producen y venden y las nuevas formas de cultura desarrolladas bajo influencia externa y presiones internas relacionadas con las ideas de modernización de la vida cotidiana y la facilidad para que se integren a ella las familias. Los cambios en la alimentación mexicana no han dejado de lado la importancia del maíz, las dietas aún se

basan en este grano, a través de sus aplicaciones en tortillas, atoles, tamales, elotes y demás, que muestran la importancia que esta planta mantiene en México. Hay que considerar que la planta de maíz tiene, además de usos alimenticios, otros más que también son importantes; por ejemplo, el penacho de la mazorca (pelos de elote) se utiliza en la elaboración de infusiones aplicadas para curar los riñones; la caña de la planta, ya seca, sirve para construir bardas que protegen los cultivos y las viviendas de los animales domésticos; a veces también se utilizan para cubrir plantas cuyo crecimiento está iniciándose, ante la proximidad de heladas; los olotes que resultan del desgranado de maíz en las zonas centrales del país, son utilizados como combustible. Es importante señalar que existen diferencias locales, para lo cual pasaremos a la siguiente sección de este escrito. El maíz en el México actual7 El país cuenta con una población aproximada de 113 millones, la económicamente activa es el 38%. Los trabajadores agrícolas constituyen el 9% del total (Inegi, 2010). La mayor parte de la población absoluta tiene como alimento base al maíz, que se consume de distintas formas, aunque la más extendida son las tortillas, los tamales, el pozole, la llamada comida chatarra (que incluye fragmentos triangulares de tortillas fritas o tostadas con saborizantes como chile, sal o limón; churritos) y las palomitas.8 Existen numerosas formas regionales y locales de cada uno de estos alimentos, que muestran su gran antigüedad y adaptación cultural. En varios lugares del país hay también bebidas elaboradas con maíz, los atoles son las más populares. En entidades federativas como Chiapas y Tabasco el maíz se

7 Los estudios regionales y locales sobre maíz en México son obra del ingeniero Efraím Hernández Xolocotzi y sus discípulos; de ellos hay constancia en los escritos sobre Yucatán. Aunque la lista completa es muy amplia, baste mencionar los de Rafael Ortega Paczka, Ramón Mariaca Méndez y Luis Arias Reyes, cuyas investigaciones muestran la importancia de esta planta en la vida, la economía y la alimentación mexicanas, sin olvidar los estudios fundamentales sobre genética. 8 En México llamamos comida o alimento chatarra a los industrializados, en este caso elaborados con maíz, como, por ejemplo, tortillas fritas cortadas en triángulos y saborizadas con limón, sal, chile, que se venden en bolsas de plástico y que el comprador obtiene directamente de máquinas tragamonedas.

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mezcla con cacao para dar lugar a una serie de bebidas que son de gran popularidad (posol). En 2005 la producción anual de maíz en el país alcanzaba 21 millones de toneladas y la producción promedio del grano por agricultor era de 0.5 toneladas. En México había 25 razas, cuatro subrazas y más de 2 000 variedades, ampliamente distribuidas por todas las entidades federativas y sus múltiples regiones, como resultado de dos mecanismos evolutivos: mutación e hibridación racial (Wellhausen et al., 1952). Sus caracteres vegetativos están fuertemente influidos por las variaciones del ambiente, principalmente adaptación a la altitud y temperatura. Su distribución geográfica muestra susceptibilidad de la planta a su expansión por las zonas con bajo promedio anual de lluvias, donde el maíz crece en pequeños valles aluviales y en laderas hasta los 3 000 msnm. Estas condiciones ambientales se relacionan estrechamente con el desarrollo de las diferentes variedades de maíz (Wellhausen et al., 1952). La mayor parte de la producción de maíz de grano en México es cultivada en el país, aunque después del TLCAN se ha incrementado notablemente su compra a Estados Unidos. A pesar de la propaganda oficial, es claro que aunque la superficie destinada a este cultivo ha decrecido, la producción se ha incrementado. Esta información no indica que el cultivo de este básico se ha ido trasladando a lugares con los peores suelos y donde no hay regadío, es decir, a las regiones menos favorecidas, menos protegidas y sin ningún apoyo gubernamental. Desde hace varios años la política nacional a este respecto ha ido en contra de la producción de maíz en México y a favor de la compra del grano a otros países. Esta situación no consideró el incremento en el precio internacional del producto, debido a

sus nuevos usos industriales (González Jácome, 2009). Pero pasaremos ahora a mostrar lo que sucede en un caso particular: el Valle de Ixtlahuaca en el Estado de México. El maíz en el Estado de México: el caso del Valle de Ixtlahuaca9 En las poblaciones serranas del Valle de Ixtlahuaca subsiste el agroecosistema tradicional llamado milpa. Este valle forma parte de la zona norteña o serrana del Valle de Toluca; al noroeste y suroeste lo delimitan montañas; se localiza entre los 19°34’ y los 19°52’ de latitud norte y los 99°40’ y los 100°05’ de longitud oeste, queda comprendido entre las poblaciones de Ixtlahuaca de Rayón y Atlacomulco (Gutiérrez y Vera, 1979). Los asentamientos humanos se localizan entre los 3 000 y los 800 msnm, más o menos distantes del volcán Nevado de Toluca, la principal unidad orográfica del estado, así como una de las más importantes, en términos míticos y religiosos en el área (Ramírez y Agallo, 2005). El Valle de Ixtlahuaca10 es la zona norte del Valle de Toluca. Tiene dos regiones naturales: la planicie de Ixtlahuaca y la Sierra de las Cruces, que forman parte de las tierras frías, con un clima subhúmedo y frío, una estación de lluvias que ocurre de mayo a octubre. Su orografía es compleja, el valle está rodeado por una cadena de montañas que se inicia en el cerro del Santuario en Santa Cruz Tepexpan, municipio de Jiquipilco; le siguen los cerros La Campana y La Guadalupana, para continuar por el municipio de San Felipe del Progreso (Sánchez, 2001). La altura más importante en el valle es el Xocotépetl o cerro de Jocotitlán que alcanza 3 952 msnm, en cuya falda se asienta la cabecera municipal de Jocotitlán (Inegi, 1997). El Valle de Toluca es la planície más elevada del país; en algunos lugares alcanza 2 683 msnm,

9 La información sobre trabajo de campo fue obtenida por la doctora Laura Reyes Montes, de la Facultad de Antropología de la UAEM, Toluca en varias temporadas, desarrolladas entre 2006 y 2013. Las publicaciones al respecto están en la bibliografía de este escrito. 10 El Estado de México se ubica en la porción central de la República Mexicana, dentro de las coordenadas geográficas externas; al norte 20°17´, al sur 18°25´de latitud norte; al este 98°33´ y al oeste 100°28´de longitud oeste; además de una altitud que va de los 1 330 a los 2 800 msnm (Inegi 1997).

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Mapa 1. Valle de Ixtlahuaca

Fuente: María de los Ángeles Velasco Godoy, 2003.

tiene una longitud de 110 kilómetros y una superficie de 4 500 km2 (inegi, 1997; Comisión Nacional para los Pueblos Indígenas, 2004). Es un valle estrecho y alargado, orientado de sureste a noroeste, punto por el que se comunica con El Bajío. Desde las montañas descienden las barrancas y arroyos que desembocan en el río Lerma, inicio de la cuenca media del mismo. Su población es de origen otomí, que en particular se asentó en el relieve montañoso de Jocotitlán y sus laderas aledañas; también hay población de origen mazahua. […] estuvo ocupada por población indígena mazahua y otomí quienes se enfrentaron a la expansión de los mexicas y fueron invadidos y sometidos por éstos en el siglo XV; posteriormente la ocupación y colonización española sucedió durante el siglo XVI y primera mitad

del XVII, considerada más o menos moderada comparada con el área central del Valle de Toluca o cuenca de México (García Martínez, 1974). La Sierra de las Cruces es la cadena montañosa que separa los valles de México y Toluca. Sus montañas y cerros descienden al Altiplano en secciones escalonadas, algunas de ellas alcanzan más de 3 mil metros. Por una distancia de 70 kilómetros la cadena montañosa se extiende en dirección norte-noroeste, separando los altiplanos de Toluca e Ixtlahuaca del valle de Cuautitlán, al oeste, y del de Huehuetoca, al este. El río Lerma corre con dirección sureste y noroeste, colectando a su paso las aguas de pequeños arroyos que nacen en los cerros que limitan el valle; se origina en los manantiales de Almoloya del Río, para conformar la cuenca Alta del Lerma, que en la Laguna de Chapala da origen a la Cuenca Media; posteriormente continúa su cur-

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so rumbo al Océano Pacífico con el nombre de río Santiago o Grande, actualmente separado de la cuenca media del Lerma (AHA, caja 207, exp. 1798, fojas 4-5, agosto, 1948). Las características ambientales de la región de estudio están estrechamente relacionadas con sus características culturales, sociales e históricas y las familias campesinas conocen y dicen respetar los recursos naturales con los que cuentan. Históricamente se ha caracterizado por la producción de granos básicos (maíz, trigo, avena, cebada y haba), mediante una agricultura de secano o temporal y en menor medida con agricultura de riego. Esta es y ha sido una relación de respeto de las familias campesinas hacia el uso y manejo de los recursos como el agua y la tierra, que les permitió seguir practicando la agricultura tradicional y garantizar su subsistencia. Las familias campesinas de la región dicen buscar el establecimiento de una relación recíproca con la naturaleza, a través de la agricultura y el turismo ecológico (caso de Tiacaque). Sin embargo, habría que considerar el impacto que la fabricación de carbón tiene en el lugar. Por el incremento de zonas industriales y urbanas, así como por la apertura de vías de comunicación, se han estrechado sus relaciones de contacto constante con el medio urbano. Pero a través del tiempo, la milpa ha garantizado la alimentación básica de las familias campesinas. Este agroecosistema se ajusta a las condiciones locales del ambiente, es de pequeña escala y su manejo se realiza gracias al conocimiento agrícola tradicional11 que los campesinos han transmitido de generación en generación. La mayor parte del terreno de la re-

gión se asienta en un altiplano y las laderas bajas aledañas, con una altura de 2 500 msnm; al suroeste hay elevaciones de 2 917 msnm, alcanzando la cima del cerro de “La Campana” una altura máxima de 3 327 msnm (Sánchez Blas, 2001:17). La agricultura En esta zona serrana las comunidades campesinas cultivan para el consumo familiar el maíz junto con frijol y calabaza. En esta zona la siembra inicia entre enero y febrero, preparando el terreno; algunos agricultores de edad avanzada realizan esta fase desde diciembre para lograr “una acumulación más de humedad al suelo” (Reyes y Albores, 2010:20). La siembra tiene lugar entre el 15 de marzo y finales de abril. Después se llevan a cabo las tareas de abonado, escarda y deshierbe; si llueve a mediados de mayo se abona por segunda vez la tierra. A finales de junio despuntan los jilotes del maíz, lo cual es considerado como una señal de que la planta crece adecuadamente; para julio, el jiloteo alcanza su plenitud (Reyes y Albores, 2010). En agosto el maíz se encuentra en la fase de crecimiento y maduración y hay elotes tiernos. El 15 de agosto los campesinos acostumbran florear la milpa durante la Fiesta del Maíz y tiene lugar el estreno del elote, cuando se cortan elotes tiernos y se cuecen para consumirlos junto con familiares y amigos (Reyes y Albores, 2010). La cosecha tiene lugar en noviembre, después de la festividad de los Santos Difuntos del 1 y 2 de noviembre. El cultivo del maíz en el Valle de Ixtlahuaca mantiene una fuerte tradición religiosa sincré-

11 Parafraseando el concepto ya establecido en la antropología ecológica de TEK (Traditional Ecological Knowledge), podríamos hablar de Conocimiento Agroecológico Tradicional (CAT), que presenta entre sus características: la permanencia del sistema a través del tiempo; sus reajustes constantes a las condiciones ambientales, sociales y culturales, además de los procesos históricos relacionados; que estos reajustes tengan como elemento fundamental la cultura, que no permanece inmóvil a través del tiempo; que se trasmite generacionalmente, factor que está en crisis como consecuencia de fenómenos como la emigración de jóvenes y adultos fuera de sus pueblos de origen, el aumento de la influencia urbana sobre las áreas rurales y los efectos de la escolarización de las generaciones jóvenes que buscan trabajos menos rudos que el agrícola; la urbanización y modernización de las poblaciones rurales. Además, hay que considerar que el incremento de las vías de comunicación, la apertura de caminos y carreteras y la expansión urbana sobre el campo ha modificado el concepto de campesino, que actualmente en México incluye a aquellas personas que realizan trabajos no agrícolas y remunerados con dinero, pero que mantienen la tierra, formas sociales de trabajo y organización social y/o económica y una cultura ligada a la tierra (Alba González Jácome, 2014).

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tica, en la que se observa una estrecha relación entre la agricultura de origen prehispánico hispano y los dos calendarios: el agrícola prehispánico y el cristiano, introducidos desde los inicios de la evangelización. Broda (2009) habla de la importancia de “la cosmovisión y la ritualidad indígena” entre las comunidades, basadas en la agricultura del maíz. En el caso del Valle de Ixtlahuaca, el 15 de agosto se festeja a la Virgen de la Asunción. Esta es una de las fiestas de la cosecha conocida por la población como la Fiesta del Maíz, cuando las familias campesinas agradecen a la Virgen los primeros frutos de la gramínea, a la que acostumbran decorar con flores silvestres de la región en el marco de la festividad católica. Este ritual agrícola muestra la simbiosis entre la cosmovisión indígena y el ciclo agrícola del maíz (Reyes M.: trabajo de campo, 2013). Los rituales agrícolas enmarcados en las fiestas religiosas son uno de los elementos culturales asociados al cultivo de la milpa, Reyes Montes (2012) indica que en distintas épocas del año se hacen ofrendas en las iglesias a los santos patronos de cada pueblo. Los milperos se reúnen, hacen sus plegarias y, según sus necesidades, si hay sequía, piden que llueva; si no la hay solicitan que paren las lluvias; si son más de las necesarias, piden que no haya heladas, que el maíz crezca lo suficiente y que la cosecha sea abundante. La historia del maíz en México muestra la importancia y el significado de la milpa como base de la cultura, tanto material y espiritual del pueblo mexicano. La milpa “es como un tesoro que se cuida y se venera”, porque además de proveer a los campesinos de lo necesario para la subsistencia, mantiene una forma de vida sin la cual “no se imaginan el futuro” (Sánchez Blas, 2001). El maíz ha sido considerado una planta de origen divino, que los dioses dieron a los hombres para su subsistencia. El calendario lunar y las fiestas agrícolas, las esculturas, pinturas, códices, leyendas y mitos han estado estrechamente ligados al grano, cuyos usos en la actualidad in-

cluyen los adivinatorios, los mágicos, los lúdicos (muñecos de hojas secas de maíz), además de los juegos con olotes a los que se colocan plumas para que vuelen y los que están asociados a los rituales y fiestas religiosas y populares. Los alimentos que ofrece la milpa El maíz puede sembrarse solo o acompañado de otras plantas. La milpa es fundamental para la autosuficiencia alimentaria de las familias campesinas del Valle de Ixtlahuaca. Se basa en la variedad de alimentos que ofrece, principalmente en lo que se cosecha a lo largo del año. Este sistema permite a las familias obtener, además del maíz, frijol y calabaza (flor de calabaza, hojas que se usan como condimento, calabaza madura), diferentes plantas comestibles pero silvestres que son toleradas y crecen de forma natural en la milpa durante la época de lluvias (mayo a septiembre). Estas plantas, conocidas localmente como “quelites de temporada”, no se arrancan, no se consideran “malas hierbas”, que afecten negativamente al maíz; incluyen: nabo (Brassica campestris), malva (Malva sylvestris), quintonil (Amaranthus hybridus), verdolaga (Portulaca oleracea), vinagrera (Rumex acetosa) y cenizo (Chenopodium album). Además, cerca de las besanas12 de la milpa y de los arroyos crecen otros quelites, como los chivatos (Calandrinia micrantha) y el berro (Nasturtium officinale) (Reyes M., 2013). Estos quelites son consumidos en ensaladas, los chivatos se consumen en tacos acompañados de aguacate; también se venden en los mercados locales y en el de Toluca, que ocurre los días viernes de cada semana. Los quelites (Amaranthus hybridus, Chenopodium album) La palabra quelite deriva del náhuatl quilitil, que se aplica en el Altiplano Central mexicano a las plantas de follaje comestible, sobre todo a varias especies de hierbas silvestres, cuando aún son tiernas, pertenecen al género Chenopodium

12 Se refiere al primer surco que se abre en la tierra cuando se empieza a arar un campo de cultivo.

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y otras, en particular las amarantáceas como el Amaranthus hybridus L., planta que también pertenece a la subfamilia de las quenopodiáceas. Desde el punto de vista nutricional, los quelites o bledos son importantes para completar la dieta campesina y aun la urbana. Algunos quelites se usan con propósitos medicinales, por ejemplo el epazote del género Chenopodium, que en forma de infusión se bebe para curar los dolores de estómago (González Jácome, 2009). Los quelites se recolectan en la milpa en la temporada de lluvias y sus tallos y hojas se consumen crudos, cocinados al vapor o hervidos; son una inapreciable fuente de alimento13 para la familia. Las verdolagas, por ejemplo, se preparan en un caldillo sazonado con chile y tomate verde, ocasionalmente se acompañan con carne de cerdo o pollo (tabla 1) (Reyes M. 2013). El maíz (Zea mays) El maíz es el eje central de la milpa y, entre otras partes del mundo, en México constituye la base del sustento de las sociedades humanas, desde las agrícolas mesoamericanas, donde sigue siendo el alimento básico; su trascendencia se ha valorado a lo largo de la historia como parte fundamental de la dieta, en sus distintas razas, subrazas, variedades, formas de producción y consumo, texturas y sabores. Se consume tierno y maduro, del grano seco se obtiene la masa para preparar innumerables guisos, pero principalmente tortillas. Los procesos domésticos de elaboración de la tortilla son el manual tradicional; el semimanual, que se hace con tortilladoras artesanales con bisagra, cuyas paredes pueden ser de madera o metal; y el industrial. Además de la tortilla14 hay gran variedad de alimentos y bebidas, como los tamales, sopes, tostadas y atoles. En Estados Unidos (Chicago, Los Ángeles) y en zonas urbanas de México las tortillas son industrializadas, se hacen de harina de maíz, pero

su consistencia y duración es cuestionada por los consumidores (González Jácome, 2013: 95129 y 2014). Tabla 1. Quelites que se obtienen de la milpa. Nombre común Malva Carretón Sanguinaria Quintonil Nabo Vinagrera Cenizos Chivatos Verdolagas

Nombre científico Malva sylvestris Medicago polimorpha Polygonum aviculare L Amaranthus spp Brassica campestris Rumex acetosa subsp Chenopodium album Calandrinia micrantha Portulaca oleracea

Fuente: Reyes Montes, trabajo de campo, 2013.

Un derivado del maíz es el hongo conocido como huitlacoche o cuitlacoche (Ustilago maydis), que se aprovecha para el consumo o venta y tiene un precio elevado en el mercado, por considerarse un delicatesen que se vende también enlatado. Generalmente se prepara al vapor con epazote, cebolla y ajo picado, también se fríe con aceite o manteca. La manera más popular de consumirlo es como relleno de las quesadillas (Reyes M, 2013). El huitlacoche no se consume en todo el país, hay lugares como los Altos de Chiapas donde se considera una enfermedad del maíz que debe ser combatida; de hecho, como el huitlacoche es un hongo, los tseltales lo eliminan de la mazorca a la que consideran enferma; al parecer el color negro del hongo les produce malestar y falta de aceptación (González Jácome, 2013 y 2014; Mariaca Méndez, 1997). Frijol (Phaseolus vulgaris) El frijol común (Phaseolus vulgaris) tuvo su origen y domesticación en Mesoamérica, de ahí se difundieron algunas especies hacia el sur del continente, llegando hasta Chile (Paredes et al., 2009). Es un alimento considerado complemen-

13 Sólo en algunos casos las familias deciden vender los quelites y la flor de calabaza en el mercado local (cabecera municipal) o regional (Jocotitlán e Ixtlahuaca). 14 En el Valle de Ixtlahuaca también se siembra trigo en menor escala con relación al maíz y generalmente se utiliza para preparar tortillas, o cuando está verde se consume hervido y en sopa, con cebolla, chile y epazote.

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to alimentario del maíz. Su cultivo, junto con el maíz, representa una tradición productiva y de consumo, cumple diversas funciones de carácter ecológico, alimentario y socioeconómico que le han permitido trascender. Es una de las principales fuentes de proteína de la población mexicana. En Santa Ana Ixtlahuaca se cultiva un frijol criollo denominado “rosado”, que es un grano cultivado por los campesinos del lugar en forma local y, principalmente, para el autoconsumo; sin embargo, si hay excedente, se comercializa en algunas temporadas del año. Existen diversas formas de prepararlos, aunque la más común es cocerlos en agua y guisarlos; se remojan un día antes para ablandarlos y posteriormente se hierven en una olla de barro, agregando sal y epazote (Reyes M, 2013). En lugares del Altiplano Central mexicano el cultivo del frijol se ha sustitutido por el de haba (Vicia faba), como ocurre en el estado de Tlaxcala; sin embargo, en lugares de los Altos de Chiapas el cultivo de frijol es tan redituable para sus cultivadores que han dedicado amplias zonas a su monocultivo. En el caso de Tlaxcala el abandono del cultivo de frijol se debe al decremento de la fertilidad de los suelos, a las largas temporadas de varios años de duración en que la sequía afecta enormemente los cultivos de secano o temporal, y a la suceptibilidad del frijol respecto a la carencia del vital líquido (González Jácome, 2009). Calabaza (Cucurbita pepo) La calabaza (Cucurbita pepo), denominada en náhuatl ayolt, junto con otros cultivos domesticados en el centro de México, ha sido también base de la alimentación entre los habitantes de esta región. En estas altitudes la calabaza tiene un ciclo anual y las guías alcanzan una longitud hasta de 10 metros. Su tallo es acanalado; las hojas acorazonadas y lobuladas (Paredes et al., 2009) cuando la planta florece, al inicio de la temporada de lluvias. Se utiliza para consumirse principalmente en quesadillas y sólo en algunas ocasiones para la venta. El fruto, cuando está verde y pequeño, se conoce como ca-

labaza o calabacín y es usado en la preparación de guisados, sopas, como verdura en caldos o es consumido hervido o cocido al vapor. En otras partes del país al fruto se le rellena con queso, es capeado con huevo y luego es frito en aceite; las guías son consumidas también y las hojas sirven como aderezo para algunos platillos. Las calabazas maduras sirven para la elaboración de dulces, consumidos en festividades como el Día de Muertos o Navidad. La milpa y su policultivo tradicional maíz-frijol-calabaza Consideramos que el maíz y su relación con el ambiente y la cultura es un asunto relevante para la antropología y la ciencia en general, ya que: […]  –en algunos casos sigue siendo– además de alimento básico, un eje de los sistemas agrícolas, de la vida cotidiana y de la cosmovisión mesoamericana, articulada a cuestiones como la dieta, la salud, la religiosidad y la vida social del pueblo. Su papel articulador ha decrecido en los últimos tiempos, pero el grano no ha perdido su importancia como alimento fundamental del actual México y otros países del mundo. Sus sistemas de cultivo aún persisten, transformados por el tiempo y las nuevas tecnologías; aunque la cosmovisión que lo soporta está en proceso de abandono o de rápido cambio (González Jácome, 2011). De esta manera el uso y manejo de los recursos en la agricultura tradicional muestra la interrelación de varios conceptos como una cosmovisión que el hombre tiene de su entorno: el conocimiento, la experiencia, los rituales y las realidades concretas. El funcionamiento del sistema depende de la temporada de lluvias, las cuales en la región son muy irregulares y suele haber un periodo acentuado de sequía, seguido de nuevas lluvias más constantes; asi-

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mismo, dado que es una región con clima frío, el comienzo de las heladas es también importante. “El maíz debe sembrarse lo suficientemente tarde para que se beneficie de la temporada de lluvias y lo suficientemente temprano para que pueda llegar a su maduración completa antes de las heladas” (Palerm, 1972). Tal es el caso del Valle de Ixtlahuaca, en México (González Jácome y Reyes Montes, 2006). Según los estudios de agroecólogos como Stephen R. Gliessman (2002), cuando dos o más cultivos se siembran juntos pueden tener efectos benéficos para ambas especies y reducir considerablemente los insumos externos al sistema. “Al respecto existe gran cantidad de información, algunos autores han discutido cómo la estrategia ecológica de cultivos múltiples ofrece un entendimiento de cómo se dan los beneficios” (Hart, 1984 y 1986; Trenbath, 1976; Beet,1982; Vandemeer, 1989, Gliessman, 2002). El caso del policultivo tradicional maíz-frijol-calabaza de América Central y México, que se practica desde la época prehispánica, ha sido estudiado en detalle. “Ambas interferencias, de acción y remoción, ocurren en el sistema provocando modificaciones del hábitat e interacciones benéficas para los tres cultivos” (Gliessman, 2002). “El entendimiento de

los fundamentos ecológicos de las interacciones que se dan en estas comunidades es la clave para promover y revalorar el uso de policultivos en la agricultura” (Gliessman, 2002). Algunos de los mecanismos ecológicos que explican los beneficios se indican en la tabla 2. El policultivo frijol-maíz-calabaza es sólo una de las muchas combinaciones de cultivo que existen o se pueden establecer. Existe gran número de policultivos que reflejan la amplia variedad de cultivos y prácticas de manejo que los productores de diferentes lugares utilizan para obtener lo necesario para cubrir sus necesidades básicas: alimento, fibra, forraje, combustible, dinero en efectivo y demás. De esta manera consideramos a la milpa como un agroecosistema mesoamericano (Gliessman, 2002) que se caracteriza como un sitio de producción agrícola; este concepto “[…] ofrece un marco de referencia para analizar sistemas de producción de alimentos y se basa en principios ecológicos” (Gliessman, 2002). Los pobladores otomíes han ajustado sus prácticas agrícolas y económicas, algunas de ellas con origen mesoamericano, a las características y cambios del medio natural y del clima para tratar de manejar los recursos disponibles,

Tabla 2. Mecanismos ecológicos en los policultivos. Sistema tradicional de cultivo intercalado maíz-frijol-calabaza En un policultivo con maíz, el frijol nodula más y estos nódulos son potencialmente más activos para fijar nitrógeno. El nitrógeno fijado está directamente disponible al maíz, a través de las micorrizas que se interrelacionan entre los sistemas radicales de ambas especies. A pesar de que se remueve nitrógeno con la cosecha, se han observado ganancias netas en el suelo cuando se asocian los cultivos. La calabaza ayuda en el control de arvenses: las hojas anchas y gruesas y su disposición horizontal a la superficie bloquea la luz, previniendo la germinación y crecimiento, además de que las hojas contienen compuestos alelopáticos que pueden ser lixiviados con las lluvias e inhibir las arvenses. Los insectos herbívoros están en desventaja en el policultivo, debido a que hay menor concentración de su alimento y es más difícil encontrar sus fuentes alimenticias cuando están mezcladas. La presencia de insectos benéficos es mayor debido a que se promueven por las condiciones microclimáticas que se establecen y la presencia de diversas fuentes de polen y néctar. Tabla elaborada con información de Stephen R. Gliessman, 2002.

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en particular el agua y la tierra, marco en el que siguen efectuando la agricultura tradicional, que es en nuestros tiempos el sostén de su subsistencia. Ángel Palerm (1987) consideraba que “[…] los sistemas sociales están funcionalmente relacionados con los sistemas de subsistencia. Condiciones semejantes de tecnología y subsistencia se relacionan con situaciones parecidas en el nivel y en las formas de organización social”. El mismo Ángel Palerm (1987) en sus estudios sobre la agricultura mexicana enfatizaba “[…] el papel del hombre y su cultura en la actividad del cultivo […] aparece siempre como resultado de la acción del hombre sobre el medio […]” (González Jácome, 2000). Quedan, sin embargo, algunas cuestiones por estudiar y analizar, una de ellas es la posibilidad de que los sistemas tradicionales puedan ajustarse a producir para el mercado de manera sistemática y no casual o esporádica, al menos una parte de su producción. Al respecto hay opiniones diversas, por ejemplo Stephen R. Gliessman (2002) considera que: “Aun cuando la agricultura tradicional puede contribuir con invaluables modelos y prácticas para desarrollar una agricultura sostenible, no puede producir la cantidad de alimentos que requieren los centros urbanos y los mercados globales porque [principalmente] está dirigida a suplir las necesidades locales y a pequeña escala”. Algunas consideraciones finales El estudio de los orígenes de las plantas, de las cultivadas y de aquéllas que constituyen la base alimenticia de los pueblos es fundamental para comprender cuestiones como la permanencia de los agroecosistemas a través del tiempo, los factores que promueven o coadyuvan a su resiliencia y a la sostenibilidad de los mismos. Estas plantas, como el maíz, se han adaptado a distintas condiciones ambientales y climáticas, lo que explica en parte su supervivencia a lo largo de miles de años de ser cultivadas, cosechadas, consumidas, conservadas o comercializadas por las distintas culturas.

El caso del cultivo de maíz y sus asociadas básicas (frijol, calabaza) o sus asociadas en sentido amplio, incluyendo cultivadas y toleradas (chile, haba, quelites, tomates, amaranto, Chenopodium), además de frutas, plantas para la obtención de fibras, plantas para dar sombra a los cultivos, o cortinas contra el viento y demás, debe incluir el análisis de los procesos mediante los cuales contribuyen a aspectos básicos como la alimentación, o llenan necesidades importantes para las familias. El sistema agrícola de humedad y temporal es una muestra de la extraordinaria relación que existe entre el ambiente natural y el conocimiento agrícola tradicional. El estudio del ciclo agrícola del maíz en distintos lugares, de las plantas que se suman a la milpa a través del tiempo, de los animales silvestres y domésticos, que asociados a la milpa coadyuvan en la alimentación familiar, muestra la importancia del conocimiento ecológico tradicional en la relación con el ambiente, la sociedad humana y su cultura. El caso del sistema de milpa, aquí expuesto, requiere de un estudio y análisis más profundo, apoyado con un enfoque interdisciplinario, para revalorar el conocimiento tradicional en aquellas comunidades que siguen viviendo con el manejo de la agricultura tradicional. Esperamos motivar a las nuevas generaciones de antropólogos, etnobotánicos, agroecólogos y científicos sociales en general, a estudiar los sistemas agrícolas tradicionales en México y en los países donde la agricultura sigue siendo importante base alimenticia de las poblaciones humanas (Altieri, 1991; Gliessman, 2002). Es de suma importancia registrar el conocimiento agrícola local para promover, conservar y difundir el patrimonio biocultural de nuestro país; además, motivar a las familias campesinas para trasmitir sus conocimientos a las generaciones jóvenes. También consideramos que el conocimiento agroecológico sobre la sostenibilidad de los agroecosistemas es la base para reestructurar el enfoque actual de la agricultura, cuyo objetivo último es alcanzar sistemas sostenibles en la producción de alimentos.

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Finalmente, pensamos que los estudios antropológicos y el registro etnográfico son relevantes, ya que permiten el registro y difusión de la importancia del conocimiento tradicional sobre la milpa a las nuevas generaciones y resalta la necesidad de continuar permitiendo la existencia de dicho sistema, con prácticas agrícolas sostenibles para garantizar su sostenibilidad y, en consecuencia, la autosuficiencia alimentaria de las familias campesinas tradicionales. Bibliografía Altieri, M. A. 1991. “¿Por qué estudiar la agricultura tradicional? Agroecología y desarrollo, Revista CLADES, núm esp. 1. Universidad de California, Berkeley, consultado en www.clades.org/r1-art2.htm [septiembre, 2014]. Broda, J. (coord.). 2009. Religiosidad popular y cosmovisiones indígenas en la historia de México. México, Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Doebley, J. F. 2004. “The genetics of maize evolution”. Annual Review of Genetics, 38, pp. 37-59. Dorwelier A., Steec J. Kermicle; J. F. Doebley. 1993. “Teosinte glume architecture 1: A genetic locus controlling a key step in maize evolution”. Science, 262, pp. 233-235. Enciclopedia libre. 2003. http://enciclopedia.us.es/ index.php/M%E9xico / Fecha de consulta, 27/ abril/2005. García-Martínez, B. 1974. “El territorio mexicano de 1940 a 1970”. Historia de México. México, Salvat Editores, vol. X, pp. 1-28. Reimpresiones 1978 y 1985 (vol. XII, pp. 2627-2648). Gliessman, S. R. 2002. Agroecología. Procesos ecológicos en agricultura sostenible. Costa Rica: Turrialba, Ediciones LITOCAT. Gliessman, S. R. 2006. “Agroecología y el camino hacia el desarrollo sostenible”, Conferencia. Casa de la Universidad de California en la ciudad de México. González-Jácome, A. 2000. “Notas sobre las concepciones de Ángel Palerm acerca del ambiente y la agricultura”. Ciencia Ergo Sum, vol.

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Sustentabilidad sistémica y derecho humano al agua. Caso San Jerónimo Amanalco Soledad E. Amaya Quiroz1 Irma SalcedoBaca2 Guillermo Torres Carral2 Gerardo Gómez González2 Resumen El presente documento parte de información empírica de usuarios de agua potable en la comunidad de San Jerónimo Amanalco, Texcoco. Pretende mostrar cómo la teoría de sustentabilidad sistémica y el derecho al agua, enmarcados en lineamientos teórico-jurídicos, aportan elementos para la explicación y análisis de problemáticas ambientales englobadas en el sistema socioecológico. El trabajo inicia con la definición y aportes de la teoría de la sustentabilidad sistémica para después aplicarla al manejo de cuencas, vistas como reservorio de elementos necesarios para el ciclo del agua. Enseguida se plantea la problemática de la cuenca del Valle de México en la cual se muestra la falta de integración entre los distintos usos del agua. Se continúa con el aporte teórico de la Gestión Integral de los Recursos Hídricos (GIRH), reconociendo la necesidad de integrar los sistemas económico, social y ambiental para lograr la sustentabilidad desde un enfoque integrador. Después se busca relacionar las visiones teóricas con el fundamento jurídico del agua potable como derecho humano, ya que al retomarse el enfoque ecosociológico, la sociedad debe ser tomada en cuenta en cualquier iniciativa de manejo ambiental. Posteriormente, en el caso, se plantean las características de la comunidad como elementos constituyentes de la sustentabilidad, evidenciando la existencia de problemática ambiental y escasez de agua, por lo tanto el acceso al agua como derecho humano no se cumple. Palabras clave: Sustentabilidad sistémica, problemática ambiental, agua, derecho humano.

Systemic sustainability and the human right to water: a case study of San Jerónimo Amanalco Abstract This document is based on empirical data on drinking water users in the community of San Jerónimo Amanalco, Texcoco. It aims to show how the theory of ecosystem sustainability and the right to water, framed in theoretical and legal guidelines, provide elements for the explanation and analysis of environmental issues encompassed within the socio-ecological system. The paper begins with the definition and contributions of systemic sustainability theory and then applies it to the management of watersheds, seen as a reservoir of necessary elements for the water cycle. Then it raises the issue of the Valley of Mexico Watershed where the lack of integration among different water uses is evi1 Estudiante de doctorado en Ciencias Agrarias. Departamento de Sociología Rural. Universidad Autónoma Chapingo. Autor por correspondencia: [email protected] 2 Profesores investigadores. Departamento de Sociología Rural. Universidad Autónoma Chapingo.

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dent. It continues with the theoretical contribution of Integrated Water Resources Management (IWRM), recognizing the need to integrate the economic, social and environmental systems to achieve sustainability from a holistic approach. Then it seeks to relate the theoretical views with the legal basis of drinking water as a human right, since by resuming the socio-ecological approach, society must be taken into account in any environmental management initiative. Later on, the characteristics of the community are presented as constituent elements of sustainability, demonstrating the existence of environmental issues and water scarcity; therefore, access to water as a human right is not fulfilled. Keywords: Systemic sustainability, environmental issues, water, human right. Introducción La teoría de la sustentabilidad ha ido ampliando su definición, evolucionando, identificando diferentes enfoques y criticando el desarrollo sectorial. Desde su enfoque sistémico, centra el estudio en el comportamiento del sistema considerando los subsistemas económico, social y ambiental; estipulando que el bienestar humano debe buscarse dentro de los límites naturales y la economía debe ser capaz de disminuir la pobreza sin agotar los recursos naturales, esto desde un punto de vista socioecológico (Calvente, 2007; Gallopin, 2003; INEGI, 2000). Debido a esta amplitud del concepto y a la especificidad a la que puede ser aplicado, se retoma en este trabajo como parte fundamental del análisis del sistema social y ambiental con relación al agua en una comunidad rural donde las características económicas son divergentes, debido a la situación de creciente urbanización, pero con principios de organización rural. La sustentabilidad sistémica, sin ser sectorial, brinda los elementos para estudiar las interrelaciones existentes en el manejo y uso del agua potable. En este sentido, la sustentabilidad del agua puede estudiarse en el contexto la Gestión

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Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) en la cuenca, donde se verifica el ciclo hidrológico. Es necesario identificar a los responsables del manejo para generar información y establecer reglas de cuidado y preservación en conjunto de los recursos naturales (Budds, 2012; Cotler y Priego, 2004). Desde el enfoque de la GIRH, se identifican los responsables y se analiza el papel de cada uno con el fin de comprender las responsabilidades y estrategias establecidas para continuar con el manejo comunitario del agua, todo esto desde el punto de vista de los actores sociales. Al hablar de los actores involucrados y las responsabilidades, se introduce el elemento jurídico del derecho humano de acceso al agua potable, el cual postula la obligación de los gobiernos de otorgar agua suficiente, saludable, de calidad aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico; en México se adiciona el principio de la Nueva Cultura del Agua, para que los usuarios no generen patrones de uso irracionales, injustos e insostenibles (González y Arzaluz, 2011; Orozco y Quesada, 2009; UNESCO, 2009). Los actores involucrados en el manejo del agua pueden estar representados por distintas figuras jurídicas, ya que aunque se postula que los gobiernos (en sus diferentes niveles) son los responsables, aún en algunas comunidades rurales el manejo se ha establecido a nivel local, por barrio o por fuente principal del acceso al agua. Con estos elementos teóricos se analiza el caso de San Jerónimo Amanalco, el objetivo es caracterizar y analizar los componentes de la sustentabilidad sistémica en la comunidad, demostrando que para cumplir con el derecho humano al agua se debe identificar y aplicar el principio de sustentabilidad ambiental, ya que esto asegura agua en cantidad y calidad suficiente. Para cumplir con este objetivo se revisaron en trabajos científicos los aspectos teóricos de la sustentabilidad del agua, bosquejando la sus-

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tentabilidad sistémica, el manejo de cuencas y la problemática desde la GIRH, la cual alude al manejo responsable de los recursos naturales sin atentar contra el derecho al agua. Se continuó con los elementos jurídicos del derecho humano al agua, para finalizar con el estudio de caso. El trabajo de investigación en campo se realizó de mayo de 2012 a diciembre de 2013, periodo en el que se aplicaron cuestionarios, entrevistas estructuradas y semiestructuradas a usuarios, autoridades y exautoridades del agua. Se realizaron recorridos por la comunidad identificando la fuente principal de agua, el sistema de distribución y la problemática ambiental. Durante este periodo se caracterizó el manejo y distribución del agua potable con relación a conflictos sociales, ya que en las diferentes estaciones del año la situación es diferente, por lo que la problemática es cambiante, sin embargo al realizar el análisis de los principios fundamentales de la sustentabilidad del agua y los fundamentos jurídicos del derecho humano al agua se concluye que no se puede cumplir con el derecho humano si la sustentabilidad no se logra. Ante esto los principios jurídicos del derecho humano al agua se deben aplicar también al manejo y distribución de los recursos naturales y específicamente al agua, ya que aunque la organización social comunitaria no prohíbe o limita el acceso al agua, son las condiciones económicas y topográficas las que están limitando el servicio. De esta manera se protegería el derecho humano y se preservarían los recursos naturales. La extracción de agua se mantiene por encima de los requerimientos naturales para la recarga, debido a la cantidad de actividades demandantes, tanto en la comunidad de San Jerónimo como en las comunidades aguas abajo y en la ciudad de Texcoco, ya que los manantiales son la reserva natural del acuífero Texcoco. En este sentido, aunque las autoridades civiles cuentan con la información de la necesidad de cuidar el agua, no de sustentabilidad, se han generado cambios mínimos en el uso racional del agua, de los usuarios que cuentan con el ser-

vicio constantemente, ya que la equidad no se ha logrado. Metodología El trabajo inició con la revisión de los principios teóricos a analizar en la comunidad de estudio. La comunidad de San Jerónimo Amanalco pertenece al municipio de Texcoco, Estado de México. Colinda al norte con las comunidades de San Juan Totolapan y Santo Tomás Apipilhuasco; al sur con Santa María Tecuanulco y San Miguel Tlaixpan; al este con los estados de Puebla y Tlaxcala; y al oeste con San Juan Tezontla y la Purificación (INEGI, 2000). El clima predominante es templado semiseco, presenta una temperatura media anual de 15.9°C. A una altitud media de 2 639 msnm. Cuenta con una población total de 6 519 habitantes (INEGI, 2010), de los cuales 3 304 son mujeres y 3 215 hombres. Tiene un total aproximado de 1 291 viviendas. Para aplicar las entrevistas semiestructuradas a los usuarios del agua se investigó con el presidente del comité del agua cuántos contratos por servicio son vigentes, ya que el número de familias no concuerda con las tomas de agua potable. La selección de la muestra se realizó con el número total de tomas. El tipo de muestra es sistemática con saltos de 10 nombres (Sheaffer y Mendenhall, 1987). De acuerdo a la fórmula: N=nK al despejar para obtener la unidad muesN tral se tiene: n = K

Al sustituir valores: n=

1034 10

=103.4

Donde N es la población total (contratos de agua potable). n es la unidad muestral. K es el número de saltos en una lista ordenada alfabéticamente. Así tenemos que de 1 034 contratos, se aplicaron 103 entrevistas semiestructuradas. También se aplicaron entrevistas semiestructuradas a 20 autoridades y exautoridades

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integrantes del comité de agua potable, para acceder a la información de los lineamientos de la organización para el manejo y mantenimiento del sistema de captación y distribución del agua. Los tópicos a investigar fueron: niveles organizativos, elección de autoridades del agua, mantenimiento del sistema físico de agua potable, distribución del agua, manejo de escasez de agua por sequía, manejo de sistemas de almacenamiento, vigilancia, manejo del conflicto, registro y rendición de cuentas, construcción y rehabilitación de la obra de captación de agua. Sustentabilidad y manejo de cuencas El concepto de desarrollo sustentable nació de un proceso histórico en que la sociedad y los políticos tomaron conciencia de que algo falló en la operatividad del modelo económico neoliberal. Los inicios se ubican en 1972, sin embargo, es en 1987 cuando se difunde oficialmente el término de desarrollo sustentable, como “aquel que responde a las necesidades del presente de forma igualitaria pero sin comprometer las posibilidades de sobrevivencia y prosperidad de las generaciones futuras”; y se establece que la pobreza, la igualdad y la degradación ambiental no pueden ser analizadas de manera aislada (Bustillo y Martínez, 2008; Foladori y Tommasino, 2000). En adelante, surgen múltiples críticas, aclaraciones, mutilaciones y diversos enfoques desde los cuales la sustentabilidad va desde un concepto que menciona a la naturaleza y el ambiente para justificar diversos proyectos hasta conceptos responsables y conscientes de la interacción sociedad-naturaleza. En este sentido, la sustentabilidad puede ser débil y fuerte. La primera establece que una economía es sustentable si asegura que el bienestar de una persona no declinará de generación en generación. Este criterio de sustentabilidad permite la sobreexplotación de los recursos y el deterioro ambiental en tanto exista una compensación en capitales similares, sin embargo, los indicadores utilizados para medir económi-

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camente el capital natural no permiten visualizar la compleja relación entre economía y ambiente (Bustillo y Martínez, 2008; Foladori y Tommasino, 2000; Guimararäes, s/f; Marín y Delgado, 1997). Desde el enfoque de sustentabilidad fuerte el capital económico y el natural no son sustitutivos sino complementarios, pues el capital natural provee funciones que no pueden ser reemplazadas por el capital económico (Bustillo y Martínez, 2008). En este enfoque se ubica la sustentabilidad sistémica, la cual da mayor importancia al sistema socioecológico, formado por la interacción de los componentes social y ecológico. El sistema debe contener los principios de impermanencia (debe reconocer que la transformación es inevitable), magnitud de transformación (capacidad de identificar las condiciones previas a la transformación) y reconocer que el principio de las condiciones esenciales para la vida son más una propiedad de los planetas que de los organismos individuales (existencia de elementos esenciales para la vida a nivel planetario) (Calvente, 2007). El enfoque de la sustentabilidad sistémica ha sido retomado por la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH), la cual requiere que las personas cambien las prácticas de trabajo, que vean la totalidad del contexto que rodea sus acciones y entiendan que las mismas no existen en forma independiente y aislada. Además, busca introducir un elemento de democracia descentralizada en la manera en la que se gestiona el agua, con énfasis en la participación de los interesados y la toma de decisiones en el nivel más bajo posible (CIDA, 2005). La propuesta de acción participativa incluye tomar responsabilidad, reconocer el efecto de las acciones sectoriales en el uso del recurso hídrico y en los ecosistemas acuáticos; aceptar la necesidad de cambio para mejorar la eficiencia del uso del agua y permitir el desarrollo sustentable del recurso. La participación no siempre logra el consenso, por lo que se requiere la puesta en marcha de procesos de arbitraje u otros mecanismos de resolución de conflictos (CIDA, 2005).

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Para implementar la GIRH se necesita:

6) Alentar el diálogo entre las partes interesadas.

via o nieve (precipitación). Cuando el agua está en estado líquido, las plantas y los árboles la absorben por el follaje y las raíces; con esto hacen que el flujo de la lluvia sea más lento, evitando el arrastre de suelo e inundaciones. El agua corre a través de la superficie de la tierra formando ríos y arroyos, sustento de peces, animales y personas; el calor del sol hace que el agua se evapore, tanto de los cuerpos de agua como de las plantas, las cuales retienen las impurezas. Al subir a la atmósfera, por la disminución de la temperatura, el agua se condensa y forma nubes, reiniciando el ciclo. El agua que se precipita y no corre por los ríos y arroyos penetra hasta el subsuelo, donde se almacena como agua subterránea, fuente de agua en pozos y manantiales (Conant y Fadem, 2011; Conagua, 2010).

7) Establecer mecanismos de asignación de agua.

En el ciclo del agua coexisten elementos tales como:

1) Inventariar el estado de los recursos hídricos y de los ecosistemas. 2) Evaluar necesidades y prioridades, a fin de intervenir en ellas. 3) Inventariar a los actores involucrados en los sectores más amplios en materia de agua y desarrollo a quienes es preciso contactar. 4) Encontrar formas de compartir conocimientos, datos e información. 5) Encontrar maneras de coordinar la toma de decisiones entre varios niveles y actores.

8) Reducir la contaminación del recurso y restaurar los ecosistemas. 9) Manejar inundaciones y sequías (variabilidad climática). 10) Desarrollar mecanismos de financiamiento para la gestión del agua. Implementar estos puntos asegura el agua potable para uso doméstico, para la producción de alimentos, para atender y disminuir la desigualdad de género y proteger los ecosistemas, siendo necesaria la participación social y decisiones políticas que tomen en cuenta a la mayoría de la población (GNW, INBO, 2009). En México, las cuencas hídricas constituyen un marco apropiado para el análisis de los procesos ambientales, debido a que en ellas se verifica el ciclo del agua, y reconocer que los comportamientos sociales modifican los flujos de agua que dependen de los roles y grupos humanos (Cotler y Priego, 2004; Budds, 2012). El ciclo del agua, como modelo explicativo, puede empezar en las nubes, las cuales transportan el agua y la dispersan sobre la tierra como llu-

1. El agua subterránea, la cual alimenta al agua superficial principalmente a través del llamado escurrimiento base y los manantiales; el agua superficial alimenta al acuífero a través de la filtración o percolación hacia el suelo (Lafragua et al., 2003). 2. Los bosques, los cuales son capaces de regular el comportamiento de los manantiales y la incorporación del agua a los acuíferos (Sedagro, 2006). 3. Los pisos altitudinales desde la planicie (2 200 msnm) hasta los picos de las montañas (≈5 200 msnm), en la cuenca del Valle de México, reflejan la dirección preferencial de flujo natural del agua (Ramos y Hernández, 2008). 4. La recarga natural se mantiene dependiendo de las condiciones naturales, sin embargo, la recarga intencional representa una importante estrategia para la gestión integral del agua porque permite el almacenamiento sin pérdidas por evaporación, disminuye las tasas de sobreexplotación y mejora la calidad de las aguas recargadas (Burns, 2009).

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5. El sistema social, el cual debe ser identificado como elemento constituyente de la sustentabilidad ambiental, ya que la forma en que haga uso de los recursos naturales impactará en el equilibrio de los sistemas (Barkin, 2003; Becerra, 2006). El sistema social se hace visible en cuanto a la posesión, control y gestión de los recursos y territorios, lo cual es objeto de disputa entre actores sociales, privados y públicos; se observa la emergencia de conflictos derivados del riesgo o deterioro ambiental evidente (Paz, 2010). En México las cuencas del Valle de México y las del Río Bravo destacan por su alta diversidad de actividades, sin embargo, la manufactura y el turismo impactan fuertemente en el deterioro ambiental. La primera genera grandes cantidades de residuos sólidos y un abundante caudal de aguas residuales con elevadas concentraciones de materia orgánica y sólidos en suspensión, sobre todo en el caso de las actividades relacionadas con la producción de alimentos, bebidas y tabacos. El turismo genera presiones sobre el medio ambiente mediante la ocupación del suelo, la fragmentación y destrucción del hábitat, el consumo de agua, energía y la generación de residuos (Flores y Bunge, 2010). La cuenca del Valle de México se abastece de catorce acuíferos, de éstos cuatro, están sobreexplotados: la zona metropolitana de la Ciudad de México, Cuautitlán-Pachuca, Texcoco y Chalco-Amecameca. Las fuentes de riesgo en el municipio de Texcoco son: el cambio de uso del suelo, la contaminación con aguas negras, contaminación por residuos sólidos y la sobreexplotación de los mantos freáticos. Según las zonas de disponibilidad de agua, el pago por derechos de extracción de municipios e industrias, la zona en que se encuentra el municipio ZDA-6, presenta una región con escasez media de agua, donde su costo en 2006 debió ser de 5.74 pesos por metro cúbico, de acuerdo a la Ley Federal de Derechos por Uso de Agua.

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Fundamentos jurídicos del derecho humano al agua Los fundamentos del derecho humano al agua datan de 1948 con la Declaración Universal de Derechos Humanos. En 2010 el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en la Observación General Núm. 15 postuló el derecho de todas las personas a “disponer de agua suficiente, saludable, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico”, por lo que el acceso al agua debe ser continuo y la cantidad disponible debe ser adecuada, suficiente para beber, cocinar, para la higiene personal y doméstica (UNESCO, 2009). En el año 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) precisó que se requiere entre 50 y 100 litros de agua por persona al día para satisfacer las necesidades humanas más básicas. Además que la fuente de agua debe situarse a no más de 1000 metros del hogar. En México, en los artículos 27 y 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), se establece la propiedad y la posibilidad de reglamentación por parte del Estado, también se estipula que son los municipios los encargados de otorgar los servicios públicos de agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales (Conagua, 2010). Sin embargo, es en la reforma al artículo 4° de la CPEUM, publicada en el Diario Oficial de la Federación del 8 de febrero de 2012, donde retoma lo dispuesto por la UNESCO y adiciona que el Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines. Resultados y discusión Agua potable La población cuenta con servicios básicos de agua potable, drenaje, servicios educativos y se-

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guridad social. Con relación al agua potable, se observa que el servicio no se brinda con la misma constancia a todos los usuarios, ya que algunos acceden al agua diariamente, otros cada tercer día y hay algunos que reciben el servicio cada 15 o 20 días. Los usuarios de los dos primeros grupos almacenan el agua en cisternas y cuentan con instalaciones sanitarias completas; en tanto, el tercer estrato almacena el agua en tambos, botes, cubetas incluso enseres domésticos. En estos casos implementan el reciclado de agua. El agua se destina a la elaboración de alimentos y consumo humano, para el lavado de ropa e higiene personal, esta última puede esperar incluso de 10 a 15 días. La limpieza de pisos, riego del patio y plantas se hace con el agua del enjuague de trastes y ropa. No hay diferencia en la cuota por el servicio, ya que todos únicamente pagaron de 200 a 500 pesos, que se cobran actualmente por el contrato por permiso e instalación de la toma domiciliaria. La diferencia en el acceso al recurso lo marca la topografía del terreno, ya que al momento de la construcción del sistema de distribución no se realizó ningún trabajo de nivelación del terreno, dificultando el avance del agua por gravedad en las mangueras de conducción. Sin embargo, el elemento que hizo la diferencia con respecto a los otros dos grupos fue la habilidad de organizarse para solicitar apoyo de inversión en la red de agua potable a los diferentes niveles de gobierno. Los encargados de administrar el dinero recaudado por nuevos contratos de agua potable, ampliación o reparación de la red y distribución de agua potable son seis usuarios del agua. Estas personas otorgan un año de servicio a la comunidad perteneciendo a este comité, por lo que no reciben pago o compensación económica alguna. Cabe mencionar que tampoco reciben apoyo financiero, jurídico o asesoría técnica para el manejo del agua, ya que se rigen por el sistema de usos y costumbres, el cual obliga a legitimar cualquier iniciativa exógena mediante asamblea comunitaria. La fuente principal de agua es el manantial San Francisco, el cual se ubica en el acuífero Tex-

coco, dentro de la cuenca del Valle de México. En la zona donde antiguamente se ubicaba un macizo forestal, el cual se ha reducido debido a la tala inmoderada de más de 100 años y el manejo forestal de la zona de la montaña de Texcoco. Para 1912 contenía una población mayoritariamente de leñadores y peones de las haciendas, los bosques eran víctimas de la tala indiscriminada para abastecer de combustible a la fábrica de vidrio de la hacienda La Blanca; la leña que se extraía del monte de la hacienda de Chapingo se utilizaba para cercas y consumo doméstico, aunque también se vendía leña a pequeñas industrias (panaderías, vidrierías y alfarerías); el monte también se utilizaba para la cría de ganado bovino, borregos y chivos; desafortunadamente se terminó la explotación forestal de las haciendas y se asentaron aserraderos y los mismos ejidatarios ahí encontraban su fuente de ingreso económico (Aldana, 1994). Como se puede observar, si atendemos al principio fundamental de la sustentabilidad del “cumplimiento de las necesidades del presente de forma igualitaria sin comprometer las posibilidades de supervivencia y prosperidad de las generaciones futuras”, éste no se cumple, ya que la distribución del agua se da de manera diferenciada, a tal grado que la higiene personal es cada vez más limitada para asegurar agua para la preparación de alimentos, ya que para consumo humano se compra embotellada en cualquier presentación, aunque no es de forma generalizada debido a la limitante económica, así que de alguna manera economizan el agua para no sufrir de escasez. La situación del consumo cada vez mayor de agua embotellada en la comunidad está fundada en la capacidad de compra de los usuarios con restringido acceso al agua potable, sin embargo, otro elemento explicado por las autoridades es la poca participación comunitaria en las labores de mantenimiento y mejoramiento del sistema, así que en lugar de participar para el bien común optan por mejorar sus sistemas de captación de agua, en este caso la construcción de cisternas o

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la compra de garrafones o pipas de agua, esto en los casos en los que tienen solidez económica. Así, queda de lado la participación colectiva y el cuidado de la naturaleza, ya que si no hay agua en el pueblo compran pipas de otras comunidades. Estas afirmaciones son fácilmente analizadas con el enfoque de sustentabilidad débil, ya que desde este ámbito teórico las funciones del capital natural pueden ser sustituidas por el capital económico, sin embargo, la cuenca del Valle de México y en específico el acuífero Texcoco son un sistema interconectado que abastece a todo el municipio de Texcoco, por lo que al comprar pipas de agua se está sobreexplotando el mismo acuífero de la comunidad. Al estar en una posición desventajosa por la gravedad se sufre cada vez más de escasez y degradación forestal, ya que el subsuelo no contiene la suficiente humedad para propiciar el brote de las semillas; la tala inmoderada ha creado erosión del suelo y las prácticas de cuidado forestal se redujeron a un pequeño grupo de ejidatarios, por lo que la recarga de los mantos acuíferos es cada vez más limitada. Agua para riego de cultivos agrícolas El agua para riego es compartida entre siete comunidades, las cuales constituyen la Unidad de Riego para el Desarrollo. Los usuarios del agua para riego y vecinos de estas comunidades han implementado faenas para recolectar la basura desde el manantial hasta las parcelas. El área del manantial San Francisco se vigila para evitar que los turistas tiren basura en el río y en el manantial. A las mujeres de la comunidad se les ha prohibido lavar ropa en el río para evitar contaminación por detergente y cloro, sin embargo al carecer del servicio de agua en sus hogares, no atienden esta recomendación (entrevistas de trabajo de investigación, 2013). En cuanto a la toma de decisiones en la Unidad de Riego 7 los integrantes del comité y los usuarios identifican la disminución en el caudal de agua para riego, también se observa gran cantidad de plásticos en los canales de riego y

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espuma de detergentes, por lo que se han unido para limpiar y limitar el acceso general al sistema físico de riego, ya que son ellos los responsables de solucionar los problemas que se presenten. Drenaje En cuanto al servicio de drenaje también hay tres estratos: usuarios que están conectados a red pública no tienen restricción alguna de desalojar sus aguas y excretas; usuarios que lo derivan a barrancas y arroyos, los cuales en la actualidad tienen conflictos vecinales por contaminación ambiental; y usuarios que cuentan con el servicio de drenaje pero que se ha cancelado la salida por contaminar el agua de las comunidades de aguas abajo, ya que el agua residual va directo a los ríos y arroyos cercanos. Una parte del servicio de drenaje se inició aproximadamente cinco años atrás, sin considerar un estudio de impacto ambiental, ni de paisaje o algún tipo de diagnóstico para el desarrollo rural. Otra parte se construyó con el apoyo de un partido político y otro tanto fue de forma ilegal, ya que al construir nuevas viviendas insertan un tubo de PVC con el que el agua residual tiene salida a barrancas y ríos. En la actualidad la contaminación ambiental es cada vez más grave, por lo que se ha convertido en un problema prioritario por atender. Este es el ámbito en el que la relación sociedadnaturaleza es más evidente, ya que resulta fácil desalojar las aguas negras de las casas hacia las barrancas, sin embargo, al afectar interés y recursos naturales de otra familia o comunidad se generan conflictos, ya que los usufructuarios de los recursos naturales ven la necesidad de preservarlos, pero los que no se percatan de los servicios ambientales no muestran interés. Las iniciativas de las autoridades civiles van en busca de la sustentabilidad sistémica, es decir, empatar los intereses económicos con los ambientales y generar que la situación social sea más equitativa, sin embargo las necesidades latentes de la población son divergentes y no se cuenta con un programa de educación ambiental que sustente este tipo de iniciativas, por lo que la población que no depende de los recur-

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sos naturales no percibe el cuidado de la naturaleza como una necesidad urgente. Los servicios educativos Los servicios educativos con los que cuenta la comunidad son un preescolar y una escuela primaria de dos turnos, secundaria, preparatoria y apoyo de INEA. Los encargados de coordinar las condiciones de servicios educativos, obras públicas como ampliación y mejora de las redes de agua potable y drenaje son los delegados civiles y el Consejo de Participación Ciudadana (Copaci), los cuales ofrecen un servicio a la comunidad por tres años, por lo que no reciben pago o compensación económica y son elegidos en asamblea comunitaria. Derecho humano al agua Los elementos del agua retomados en el derecho humano son la cantidad, calidad, accesibilidad y asequibilidad, los cuales al ser identificados en la comunidad muestran que la cantidad es arbitraria, existe gran disparidad entre cada uno de los estratos ilustrados, lo que se traduce en desigualdad. No hay estudios de cuantificación de la disponibilidad de agua del manantial principal. El último análisis de calidad tiene treinta años de antigüedad. La accesibilidad se limita a mejorar la infraestructura y tecnología. En cuanto a la asequibilidad, los usuarios afirman pagar por el permiso e instalación de la toma de agua, pero no se paga cuota por el servicio. Implementación de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos En cuanto a la urgencia de implementar la GIRH, se identificó que es necesario retomar los diez puntos planteados por esta metodología, aunque es indispensable implementar trabajo coordinado para definir actividades, presupuestos factibles y que los interesados y representantes políticos concuerden en las decisiones que deben efectuarse. La aprobación de las instituciones gubernamentales es esencial para la movi-

lización de los recursos y su implementación. En la comunidad de San Jerónimo Amanalco, las instituciones que deben estar informadas y que deberían participar son la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Dirección de Ecología y Medio Ambiente del municipio de Texcoco y el delegado de Ecología de la comunidad, como actores directamente relacionados con el manejo del agua. A nivel local deben incluirse el Comité de Agua Potable y el Comité de Agua para Riego, ya que la Dirección de Agua y Alcantarillado del municipio de Texcoco no tiene jurisdicción en la comunidad. Para implementar la GIRH en la comunidad de San Jerónimo Amanalco, es necesario: 1. Inventariar los recursos hídricos y los ecosistemas, ya que hay datos que han sido trasmitidos por oralidad y no cuentan con registros y análisis técnicos. Por ejemplo, en San Jerónimo ha disminuido la cantidad de árboles en el bosque provocando erosión y la disminución del afloramiento de manantiales y arroyos. 2. Evaluar necesidades y prioridades, a fin de intervenir en ellas, identificar y entender cuáles son los problemas, su gravedad, a quiénes afectan y las posibilidades de concretar resultados a corto plazo, verificar cada problema prioritario en términos de las restricciones y oportunidades hidrológicas de la cuenca, vincular prioridades con recursos financieros y priorizar lo más urgente (GWPINBO, 2009). 3. Inventariar los actores involucrados en los sectores más amplios en materia de agua y desarrollo a quienes es preciso contactar. Al caracterizar las actividades económicas de la comunidad se identifican algunos actores que no son evidentes pero que hacen uso del agua para actividades económicas, para ganadería, para producción piscícola, para uso en balnearios y productores en invernadero. 4. Encontrar la mejor manera de compartir el conocimiento, ya sea a nivel barrio o comunidad.

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5. Encontrar formas de coordinar la toma de decisiones entre varios niveles y actores. Identificar con cada sector las necesidades de los ecosistemas y los beneficios que generan buscando que la acción sea conjunta. Las decisiones deben tomarse convencidos del compromiso para generar un cambio de actitudes y comportamientos. Los actores deben conocer la interrelación de los diferentes usos del agua, el manejo de residuos e impactos a terceros y el ecosistema, y la demanda de recursos naturales. 6. Alentar el diálogo entre las partes interesadas. Es necesario generar la seguridad de que todas las opiniones serán escuchadas, se evaluarán en el pleno y se implementará la iniciativa que se considere más viable, en cuanto no genere desigualdades. 7. Establecer mecanismos de asignación de agua. Los mecanismos de asignación de agua deben ser planeados tomando en cuenta que se deben respetar los requerimientos ambientales necesarios para no afectar los ecosistemas, se debe planear el tipo de administración y supervisión para hacer cumplir el proceso de asignación. Al establecer el derecho o asignación del agua se debe asentar la cantidad, calidad, fuente, restricciones en el acceso, garantía en el acceso, uso específico del recurso, vigencia de derechos, condiciones para poder transferir los derechos, seguridad, cumplimiento y costos (WWF, 2010). Un sistema tarifario adecuado podría prevenir el uso excesivo porque las tarifas subirían a fin de reflejar la escasez relativa de agua suministrada, lo que llevaría a una disminución en el uso. 8. Reducir la contaminación del recurso y restaurar los ecosistemas.

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Para la reducción de la contaminación se deben identificar las fuentes que la originan los principales responsables e implementar mecanismos de solución al problema. Identificar las zonas más afectadas para intervenir urgentemente. En cuanto a la restauración de los ecosistemas hay que tomar en cuenta el empleo al que pueden acceder las personas dependientes de los recursos naturales; necesariamente incluir en la negociación el lugar y la necesidad del medio ambiente –asegurar el agua-naturaleza–. La población marginada depende de recursos recolectados en el bosque, ya sea para consumo o para venta, aunque en ocasiones se presentan conflictos con los ejidatarios, quienes son los encargados del manejo forestal. Al implementarse la GIRH es obligatorio tratar las aguas negras, las cuales deben estar destinadas para el riego agrícola y un porcentaje debe ser retornado a la naturaleza, asegurando la restitución ecosistémica. 9. Manejar inundaciones y sequías (variabilidad climática). Es necesario aportar soluciones a la escasez de agua en temporada de secano. 10. Desarrollar mecanismos de financiamiento para la gestión del agua. a) De acuerdo a la Ley de Aguas Nacionales, el municipio es el encargado de otorgar el servicio de agua potable y saneamiento, sin embargo, para no atentar contra los principios organizativos de la comunidad, la coordinación y apoyo financiero de la Dirección de Ecología y Medio Ambiente del municipio de Texcoco para el financiamiento de la iniciativa puede ser una salida.

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b) Implementar cobro por el servicio de agua entubada para generar fondos necesarios para la gestión del agua. c) Implementar cuotas extras a los usuarios de mayor cantidad de agua. Se observa la falta de equidad social y acceso a servicios básicos. Los delegados afirman que no hay coordinación de los usuarios para solicitar apoyos para proyectos productivos, el proyecto de desarrollo comunitario no se aplica de manera integral debido a que los proyectos pueden solicitarse a nivel federal, estatal, municipal y los delegados civiles, autoridades auxiliares, no cuentan con la suficiente autoridad para negar la implementación de algún proyecto sectorial o particular. Conclusiones Los aportes teóricos y metodológicos de la sustentabilidad sistémica desde el enfoque de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH), plantean la necesidad de analizar la degradación ambiental y la desigualdad social de forma integrada. Las iniciativas deben reconocer que el capital natural provee funciones que no pueden ser remplazadas por el capital económico. Además, es necesaria la participación de los interesados (usuarios) y la toma de decisiones en el nivel más bajo posible para que sean responsables y reconozcan los efectos de las acciones sectoriales en el uso del recurso hídrico. Esto implica que las personas cambien las prácticas de trabajo, que vean la totalidad del contexto que rodea sus acciones y entiendan que éstas no existan de forma independiente y aislada. Principalmente que acepten la necesidad de cambio para mejorar la eficiencia del uso del agua y permitan el desarrollo sustentable del recurso. En la comunidad, están presentes algunos de los elementos sugeridos como la toma de decisiones en colectivo, pero no todos participan, está la Organización de Usuarios para el Manejo y Distribución del Agua, pero no existe coordina-

ción para el cuidado y regeneración de los ecosistemas. El derecho humano al agua no se puede cumplir en tanto no se inicie la implementación de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) y la sustentabilidad sistémica. En San Jerónimo Amanalco existe desigualdad en el acceso al agua potable, sin embargo no se puede extraer más porque el acuífero está sobreexplotado, además de la falta de financiamiento para hacer más eficiente el sistema de distribución. El recurso forestal está fuertemente degradado, pero aún existe población que depende económicamente de la extracción de recursos maderables y no maderables, sin embargo la coordinación entre actividades económicas y de manejo ambiental no existe, con lo que se pone en riesgo el acceso al agua potable de ésta y las futuras generaciones. Es urgente iniciar el proceso de información para compartir conocimiento en busca de la participación de los usuarios y afectados para disminuir la desigualdad y fomentar el manejo adecuado de los recursos naturales. El derecho humano al agua se debe cumplir, sin embargo, es necesario conservar los requerimientos ambientales necesarios para que el agua continúe su ciclo natural y esto sólo es posible cuando los usuarios identifican la relación sociedad-ambiente y los efectos de cada actividad que desarrolla. La comunidad está en un proceso de transformación rural-urbano, por lo que los estratos sociales están muy polarizados y esto se hace evidente en las diferencias de construcción de las viviendas, el acceso a los servicios educativos y la seguridad social. El crecimiento poblacional se ha acelerado y las actividades económicas se han diversificado, lo que genera mayor demanda de recursos naturales y servicios. Así lo que antaño se describía como una comunidad ruralagrícola se ha modificado al punto en que la población ha ido perdiendo la visión de la relación de la sociedad con la naturaleza, no se ha fomen-

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tado el cuidado de la naturaleza a menos que se obtenga un beneficio económico. Las autoridades civiles, los comités y personalidades con autoridad moral en la comunidad cuentan con información histórica que los identifica plenamente con la naturaleza, sin embargo los jóvenes con acceso a servicios educativos buscan oportunidades de empleo en el ramo de servicios en las ciudades cercanas. Así se está dando una correlación entre mayor estudio-menor apego a la comunidad y a la naturaleza. Bibliografía Aldana M. G. 1994. San Pablo Ixayoc. Un caso de proletarización incompleta. Universidad Iberoamericana. México. Barkin D. 2003. “La gestión popular del agua: respuestas locales frente a la globalización centralizadora”. Revista Ecología Política. ICARIA, Barcelona, pp. 23-33. Becerra, A. 2006. Reseña de movimientos sociales y lucha por el derecho humano al agua en América Latina. Revista Universidad Bolivariana, Año 5. Número 014. Chile. Budds, J. 2012. “La demanda, evaluación y asignación del agua en el contexto de escasez: un análisis del ciclo hidrosocial del valle del río Ligua, Chile”. Revista de Geografía Norte Grande, 52:167-184. Burns. E (coord.). 2009. Repensar la cuenca: la gestión de ciclos del agua en el Valle de México. UAM Ixtapalapa. Bustillo. G. L y Martínez. D. J. P. 2008. “Los enfoques del desarrollo sustentable”. Revista Interciencia. Mayo 2008. Vol. 33. Núm. (389-395). Calvente A. M. 2007. “El concepto moderno de sustentabilidad”. Revista socioecología y desarrollo sustentable. UAIS-SDS-100-002. Junio 2007. 7 p. CIDA (Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional). 2005. Planes de gestión integrada del recurso hídrico. Manual de capacitación y guía operacional. Canadá. 107 p.

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Cultivo de secano: ¿tecnología de moda por el cambio climático? Artemio Cruz León

Cultivo de secano es un libro del ingeniero agrónomo Rómulo Escobar, publicado en 1913; corresponde al boletín número 47 de la Secretaría de Agricultura y Fomento, elaborado a través de la Estación Experimental de Ciudad Juárez, Chihuahua, e impreso en la Secretaría de Industria y Comercio. El tema llama la atención en estos tiempos de cambio climático, cuando uno de los efectos predecibles es la disminución del agua para los cultivos en zonas donde habitualmente este recurso era suficiente o bien donde lo errático de la lluvia vuelve más incierta la producción agropecuaria. Resulta importante, ya que a pesar de que casi la mitad del país se considera deficiente en agua para la agricultura, el cultivo de secano no es materia común en los cursos de Agronomía, cuando menos de las instituciones del centro de México. A un siglo de su aparición, la obra evidencía la importancia que tuvo para la Secretaría de Agricultura y Fomento en aquel tiempo y su pertinencia para el norte del país. Hoy en día, ante el cambio del ciclo de lluvias, los productores ajustan sus calendarios de siembra y de cultivo en general. También están resurgiendo prácticas de manejo del suelo que buscan captar y conservar la humedad en algunas regiones como Morelos y Puebla, mismas que se identifican con las prácticas de cultivo de secano. Por tal motivo, el documento que en esta edición reproduce la Revista de Geografía Agrícola, aunque centenario, pretende aportar información de utilidad para entender esta tecnología que hace posible la producción agrícola en regiones donde la precipitación anual es restrictiva. El libro es un marco de referencia histórico de prácticas que cobran actualidad, con los debidos ajustes, de acuerdo a las fuentes de energía y los instrumentos agrícolas disponibles. El texto está escrito en un idioma refinado, propio de los ilustrados de inicios del siglo pasado, lo que caracteriza al autor. Trata con amplitud los diferentes temas para comprender y poner en práctica el cultivo de secano. Carece de un índice y no separa los temas, sólo indica subtítulos en mayúsculas, lo cual dificulta la comprensión inicial del trabajo, sin embargo, al introducirse a la lectura, el documento resulta una fuente de información valiosa, expuesta con claridad. Cultivo de secano contiene los siguientes apartados presentados de manera secuencial: diferencias entre el cultivo de riego y temporal y entre el cultivo de temporal y el de secano, lo que puede indicar la precipitación anual, algo de historia, diferencias entre los suelos de regiones áridas y hú-

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medas, distribución de las lluvias sobre la tierra, la humedad en el suelo, características del cultivo de secano, oportunidad en la que deben hacerse los trabajos, preparación de la tierra, barbecho o descanso, elección de la tierra, siembras, cultivo de las plantas, maquinaria especial adaptada al cultivo de secano; plantas apropiadas para el cultivo de secano: frijol, maíz, trigo, algodón, caña agria, cacahuate, alfalfa, frijol polilla, berseen, zulla, camote, papa, árboles y arbustos frutales; historia de la experimentación en México, las siembras de secano en la estación de Nuevo León, las bestias de tiro, el uso de máquinas, costos y rendimientos con relación a los cultivos de riego. A partir de este desglose que abarca cien páginas, se presenta una visión completa de los cultivos de secano, que van desde la definición e intento por diferenciar esta práctica de las de temporal y riego, hasta analizar los elementos característicos ambientales donde se presenta este sistema. Tal es el caso del análisis de la cantidad de lluvia y su distribución en el país y en el mundo; las características de los suelos en regiones áridas, el comportamiento de la humedad en el suelo, todo lo anterior como requisito para entender y aplicar las prácticas recomendadas como distintivas del cultivo de secano. Posteriormente aborda los aspectos propios del cultivo de secano. A través de una serie de prácticas de manejo del suelo determina la oportunidad de realizarlas en función de los intentos de captar mayor humedad y romper la capilaridad para evitar la pérdida del agua aprovechable por las plantas, al grado de afirmar que el cultivador con este método debe ser “un esclavo del suelo” y desarrollar las tareas recomendadas, independientemente de horarios y días festivos. Continúa con la descripción de las prácticas dirigidas al suelo para captar y conservar la humedad; se refiere a la preparación del terreno, barbecho o descanso, siembras, cultivo de plantas y para terminar con la presentación de maquinaria especial que se debe emplear. Sigue con las plantas apropiadas para el cultivo de secano y menciona las destinadas a la alimentación, como frijol, maíz y trigo. Hace alusión a las diferentes variedades, y en el caso del frijol, habla de las especies adaptadas a las zonas áridas. Incluye plantas industriales como el algodón, las forrajeras tradicionales como alfalfa y la promoción del cultivo de sorgo, denominado en el libro como caña agria. Después aborda la historia de la experimentación en cultivos de secano que se lleva a cabo en nuestro país desde 1908, principalmente en Ciudad Juárez, Chih., y en Nuevo León. De la información proporcionada se deduce la prioridad que el gobierno daba a la experimentación en esos tiempos. Para cerrar, habla de la importancia de los animales de tiro y hace énfasis en su alimentación; refiere el uso de máquinas y compara la producción en secano con la de riego, para concluir con un anhelo: ¡Ojalá que las ideas que he consignado contribuyan a extender la superficie cultivada en México, a hacer que las mazorcas produzcan unos cuantos granos más y a que se recojan dos espigas donde ahora sólo se cosecha una! Rómulo Escobar, en la parte introductoria de su obra, discute los términos de cultivo de secano y temporal, tratando de dejar claras las diferencias y cita también las palabras en inglés usadas para referirse a esta forma de cultivo de zonas secas: dry farming, las que han sido motivo de discusiones académicas constantes. Su argumento parte de una definición extraída del diccionario: “Secano . –(Del latín siccanus.) m. Tierra de labor que no tiene riego y sólo participa del agua llovediza. Banco de arena que no está cubierto por el agua. (Fig.) Cualquiera cosa que está muy seca”. Reafirma el concepto expresando: “los cultivos de temporal se hacen donde normalmente hay suficiente cantidad de humedad para levantar las cosechas, debemos entender por cultivo en secano el que se necesita hacer para lograr cosechas en lugares donde la precipitación no es suficiente para producirlas por los procedimientos ordinarios de cultivo”:

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Por consecuencia, para evitar confusiones debemos entender por cultivo de temporal aquel que se hace sin riego, donde las lluvias normales son suficientes para la producción agrícola por medio de los procedimientos comunes, y cultivo en secano el que se hace en regiones donde las lluvias no permiten obtener cosechas de la tierra por procedimientos ordinarios. El cultivo de secano no se trata de una simple operación, no de una sola modificación en el sistema ordinario, sino de la combinación de muchos procedimientos, de diversas maneras de obrar por medio de las cuales el agricultor logra economizar el agua de lluvias y el mejor aprovechamiento de las muy reducidas que se precipitan en esas regiones áridas del globo donde los procedimientos comunes no pueden dar buenos resultados. Estas ideas están presentes en todo el documento que, dependiendo del tema, se remarcan y ejemplifican en cada oportunidad. Por ejemplo, cuando habla de la preparación del terreno insiste en lo siguiente: “Hemos dicho que el cultivo de secano consiste en una combinación de procedimientos o prácticas que tienen por objetos principales: el aumento del agua absorbida por el suelo, la conservación de ella y la producción de cosechas adecuadas con una cantidad de humedad reducida”. Igualmente sucede cuando trata lo relativo a la siembra: “la regla general en el cultivo en secano debe ser el sembrar menor cantidad de semilla que en los cultivos ordinarios y depositar la semilla tan profundamente como sea posible, dados los hábitos de la clase especial de semilla de que se trate”. Y en el caso de las prácticas agrícolas establece que el cultivo tiene las siguientes funciones: “destruir la costra superficial, matar las hierbas nocivas que nacen espontáneamente y mantener cubierta la tierra por una capa más o menos espesa de tierra enteramente pulverizada que sirva de abrigo”. Cultivo de secano es un tema importante para el agrónomo de principios del siglo xx, cuando había posibilidades de cultivar grandes extensiones de terreno en el centro norte y norte del país, por ello ¿cómo podemos entender el interés del autor en este tema? Una primera hipótesis tiene que ver con su patria chica. Rómulo Escobar Zeman nació en Villa del Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, Chih., el 17 de diciembre de 1872. Estudió en la Escuela Nacional de Agricultura en San Jacinto, D. F., donde se graduó en 1891. Se puede afirmar que su vida profesional y actividades se relacionaron con la investigación, la docencia y la administración en su lugar de origen. Uno de los primeros proyectos que impulsó con gran visión fue la creación de la estación agrícola experimental en esa entidad, el cual fue presentado en 1894 al gobernador, quien prometió llevarlo a cabo. En espera de su concreción recorrió el norte del país y se dio cuenta de la necesidad de difundir la agricultura de secano. A este proyecto se empató el de la creación de una escuela práctica de agricultura para su estado natal, en 1905, para lo cual debió hacer trámites con el gobierno local y las secretarías de Instrucción y de Fomento. A finales de ese año se autorizó la estación agrícola experimental. El hecho de que el documento Cultivo de secano que nos ocupa sea parte de los trabajos de esa institución habla de su campo de investigación. En apariencia, el proyecto de escuela de agricultura fue gestionado de manera más rápida, ya que fue inaugurada el 22 de febrero de 1906. Esta institución funcionó durante 87 años, desapareció en 1992. Durante su existencia formó a más de 4 000 agrónomos (Zepeda, 2011). No cabe duda que la escuela particular de agricultura y luego escuela superior de agricultura fue una de las obras más importantes de Rómulo Escobar. La vida profesional de nuestro personaje se desenvolvió en el ámbito administrativo con muy buenos resultados: de 1907 a 1909 fue director de la Escuela Nacional de Agricultura, donde logró incrementar la matrícula considerablemente. Entre 1913  y  1914,  durante el gobierno de Victoria-

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no Huerta, se desempeñó como subsecretario de Agricultura y Fomento; posteriormente se unió a los partidarios de la Revolución Mexicana, y en 1920 fue electo senador suplente por el estado de Chihuahua. El 15 de julio de 1930, el congreso local lo nombró gobernador sustituto durante una licencia por un mes concedida a Francisco R. Almada. Su prolífera actividad evidenció su capacidad e inquietud para impulsar proyectos de envergadura bajo la visión clara de lo que necesitaba el país, su estado o alguna región más amplia. Así lo demuestran los proyectos antes citados. Uno de los más importantes y trascendentes fue la difusión de los conocimientos agronómicos. Esta tarea se ilustra con tres ejemplos: El Agricultor Mexicano, una revista mensual creada en 1905 que permaneció hasta 1945. Además de ser su director, escribió una sección titulada “Eslabonazos”, que posteriormente se publicó como libro. El segundo ejemplo es la Enciclopedia Agrícola y de Conocimientos Afines, compilada por él y muy probablemente publicada en los años 30, aunque los catálogos de la unam la fechan en 1900, aunque no existe el dato fiel, ya que la publicación carece de introducción, páginas preliminares y colofón, desde sus primeras versiones. El mismo autor en su dedicatoria aclara: “…doy principio a la obra cumplidos los 60 años de vida”, con lo que podemos aproximar el dato, aunque hay ediciones de ésta en La Habana, Monterrey y Ciudad Juárez. La Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos hizo una reimpresión de la enciclopedia en 1981, sin hacer la acotación correspondiente. Considerada obra única en su género se publicó en tres tomos y más de 3 000 páginas bellamente ilustradas con gran cantidad de imágenes, al principio de cada sección con letras capitales que le dan realce. La versión digital la podemos consultar en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) o en la Biblioteca Central. Y, desde luego, el tercer ejemplo de trabajos trascendentales del ingeniero agrónomo Rómulo Escobar lo constituye el documento que nos ocupa, mismo que se reproduce en este número. Bibliografía Escobar Z., R. 1913. El cultivo de secano. Boletín número 47. Secretaría de Agricultura y Fomento. Estación Experimental de Ciudad Juárez, Chihuahua. Impreso en la Secretaría de Industria y Comercio de México. México. 105 p.

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“ No hay relación aparente entre la composición química del suelo determinada por los métodos analíticos usuales y el rendimiento de las cosechas; sino que el factor principal que determina el rendimiento en condiciones climatéricas adecuadas es el estado físico del suelo. Profesor MILTON WHITNEY. Jefe de la Oficina de sueldos. Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. —Boletín número 22.

“ Estoy seguro que si los jóvenes de hoy desecharan esa idea anticuada e incierta de que las tierras producen solamente en proporción a la luz y a la lluvia, que son efecto de la casualidad, y que el estado físico del suelo tiene poco efecto sobre las cosechas, existiría mayor confianza en el éxito de los trabajos agrícolas. H. W. CAMPBELL.—Soil culture manual.—1907. Pág. 22.

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EL CULTIVO DE SECANO DIFERENCIAS ENTRE EL CULTIVO DE RIEGO Y EL DE TEMPORAL.—Debe entenderse por cultivo de temporal aquel que se hace dependiendo exclusivamente del agua que se deposita sobre el suelo en forma de lluvias o de nevadas. En muchas regiones del país las lluvias son suficientemente abundantes y regulares para que permitan levantar buenas cosechas en la mayoría de los años y aun es frecuente que se pierdan por exceso de humedad, cuando están próximas a levantarse, o que perjudiquen a las plantas, cuando el suelo es muy plano y no puede pasar el agua a terrenos más bajos. En cambio, en otra gran extensión de la República donde se hacen los cultivos de temporal se pierden las cosechas con mucha frecuencia, o bien porque la precipitación no fué suficiente durante el período de desarrollo de las plantas o bien porque no estuvo bien distribuida. Esto es lo más frecuente porque, en general, el régimen de nuestras lluvias casi en toda la República es sumamente irregular, tanto por la altura de lluvias que acusa el pluviómetro anualmente como por la distribución en los distintos meses del año. Puede asegurarse que en toda la región donde se hacen los cultivos de temporal caen lluvias suficientemente abundantes para asegurar la producción de cosechas; pero basta con que en la época más urgente venga un corto período de sequía para que las cosechas se pierdan aunque antes y después haya exceso de humedad. En esas regiones el acaparamiento de las aguas superficiales que escurren sobre el terreno, al caer los grandes aguaceros, será el remedio para asegurar al agricultor el logro de buenas cosechas. Todas sus energías deben tender a evitar los riesgos de ese pequeño período en que suelen retardarse las lluvias poniendo en peligro de perderse todo el capital y trabajo que representan las cosechas en pié próximas a lograrse. Exactamente porque el cultivo de temporal es más aleatorio que el de riego el empresario agrícola se dedica a cultivar una mayor extensión de terreno que el que puede atender debidamente. Como después de hecha la siembra sus recursos no le permiten dar un buen cultivo a la tierra se conforma con dar labores de beneficio muy defectuosas, le falta tiempo en las épocas propicias para acabar de dar sus labores y, como es natural, en tierra mal cultivada se acrecientan los riegos que causa la sequía. El que cultiva con riego, si dispone de la cantidad de agua necesaria considera que no arriesga el trabajo que dedica a sus siembras, sabe que mientras éste sea más esmerado deberá levantar mejores productos, y por consecuencia cultiva una superficie en proporción a los elementos de que

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puede disponer. Además, las tierras de riego son muy escasas en nuestro país, porque en muy pocos lugares se ha dedicado inteligencia y capital para aumentarlas, y como son escasas son muy solicitadas y por lo mismo bien aprovechadas, hablando de un modo general. En los cultivos de riego el agricultor dirige la explotación a su gusto: riega cuando las plantas lo necesitan, siembra cuando quiere, cultiva sus tierras sin apresuramiento y, en fin, sujeta las necesidades de su explotación a los elementos de que puede disponer. El cultivador de temporal, al contrario, está siempre con la mirada fija en el cielo, el éxito de su negocio no depende de su actividad sino de las nubes, siembra cuando la tierra se ha humedecido, cultiva si la tierra lo permite entre dos períodos de lluvias y de lo contrario no cultiva, pudiendo por eso perder sus cosechas. Tenemos regiones en el país donde llueve tanto que el problema del agricultor consiste generalmente en defenderse contra la acción de la excesiva humedad. En este caso el riego es inútil, nadie puede pensar en construir presas o canales; pero en realidad tenemos muy pocas de esas zonas en la República y si se observa un mapa de México se verá que la extensión de ellas es insignificante en comparación con la superficie total. Entre los cultivos de riego y los de temporal tenemos muchísimos grados intermedios, desde el cultivo donde el agua sobra en los canales o ríos hasta el cultivo de temporal en que suele darse un riego de auxilio o en que se reciben las crecientes accidentales que pueden llegar al terreno de las montañas vecinas. DIFERENCIAS ENTRE EL CULTIVO DE TEMPORAL Y EL DE SECANO.—La mayor parte de nuestros cultivos se hacen de temporal, como sucede en casi todas las naciones del mundo, y, puesto que los agricultores no necesitan emplear procedimientos especiales para lograr sus cosechas, si no todos los años sí la mayor parte de ellos, es porque la precipitación normal es suficiente para lograr las cosechas por medio de esos procedimientos ordinarios que se siguen en agricultura.

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En cambio hay regiones donde esos procedimientos ordinarios aplicados a la tierra no pueden dar buen resultado, porque las lluvias durante el período de crecimiento de las plantas no bastan para llevarlas al estado de madurez. Suelen levantarse cosechas cuando las lluvias son excepcionalmente abundantes por esos procedimientos comunes, pero el cultivo es tan arriesgado que, hablando de un modo general, las tierras no se cultivan en esas regiones y se destinan a la ganadería o al aprovechamiento de los productos espontáneos que pueden dar. Tratándose solamente de un asunto de graduación, la generalidad de las personas ha confundido los cultivos de temporal con los de secano, y no ha encontrado ninguna novedad en la propaganda que se ha hecho en los últimos años de los sistemas mejorados aplicables a los terrenos donde las lluvias son muy escasas. Sin embargo, es necesario establecer la distinción perfectamente para que se comprenda la importancia de los perfeccionamientos que se han logrado hasta ahora en los sistemas modernos de cultivo de las tierras áridas. La cuestión de nombres ha contribuido mucho a traer la confusión y muchos han creído que cultivo de secano o en secano es aquel que se hace sin agua, lo cual es muy a propósito para llamar la atención de los ignorantes en asuntos agrícolas, pero también muy propio para causar la hilaridad de los agricultores, que son más zorros de lo que se les supone. Aunque parezca extraño, este disparate no solamente ha cabido en inteligencias que desconocen por completo los asuntos agrícolas sino que, hasta en los Congresos de Cultivos en Secano ha sido necesario discutir ese punto y aclarar que no se trata de hacer producir la tierra sin humedad al practicar estos sistemas, para que personas ignorantes no se engañen. En los Estados Unidos ha sido donde comenzó a hablarse de los sistemas racionales de cultivo en tierras áridas y como a eso llaman en inglés Dry farming (Cultivo seco), ha sido necesario aclarar el punto para evitar confusiones que, hasta cierto grado son ridiculas e inmotivadas.

El título de Dry farming ha sido entendido de tan distintos modos que se han formado verdaderos partidos entre los agrónomos americanos tratando de lograr que se cambie el nombre para evitar aquellas confusiones y se ha propuesto llamarle cultivo de tierras áridas, cultivo racional, cultivo científico, y otra multitud de nombres que han sido desechados porque el de Dry farming ya arraigó en el público y sirvió para llamar la atención sobre una propaganda de verdadera importancia. Nosotros no encontramos en español las mismas causas de confusión y aunque se haya confundido frecuentemente el cultivo de temporal con el de secano, no ha habido motivo para ello. El Diccionario de la Lengua Castellana dice: “SECANO.—(Del latín siccanus.) m. Tierra de labor que no tiene riego y sólo participa del agua llovediza. Banco de arena que no está cubierto por el agua. (Fig.) Cualquiera cosa que está muy seca.” Esta definición nos permite aclarar todo género de dudas y puesto que los cultivos de temporal se hacen donde normalmente hay suficiente cantidad de humedad para levantar las cosechas, debemos entender por cultivo en secano el que se necesita hacer para lograr cosechas en lugares donde la precipitación no es suficiente para producirlas por los procedimientos ordinarios de cultivo. Para precisar mejor se ha querido señalar la cantidad de lluvias medias que deben distinguir al cultivo de temporal del cultivo en secano y se ha fijado esa cantidad en 60 centímetros, según unos, en 50 según otros autores, sin que ese intento haya podido realizarse desde el momento que la cantidad total de lluvias que caen durante el año significa muy poco y más interesa saber la cantidad de lluvias parciales durante el período del cultivo y más aún la regularidad o irregularidad con que esas lluvias se precipitan. El límite inferior de precipitación con la cual ya no es posible la producción de cosechas ni con los procedimientos mejorados de cultivo, se ha fijado en 25 ó 30 centímetros, pero como

hemos dicho anteriormente, esos son términos muy vagos, porque no dan idea de la cantidad de lluvia utilizada durante el crecimiento de las plantas ni de la regularidad ordinaria de esas lluvias, circunstancia que es de mayor trascendencia para el agricultor que la cantidad total de agua pluvial que reciben sus terrenos. Por consecuencia, para evitar confusiones debemos entender por cultivo de temporal aquel que se hace sin riego donde las lluvias normales son suficientes para la producción agrícola por medio de los procedimientos comunes y cultivo en secano el que se hace en regiones donde las lluvias no permiten obtener cosechas de la tierra por procedimientos ordinarios. Ya veremos más adelante en qué consisten esos sistemas o procedimientos especiales que permiten aprovechar la producibilidad de la tierra donde escasea el elemento humedad, que es el más importante en las regiones áridas, el elemento que limita casi siempre las zonas del globo que el hombre cultiva, y del que han dependido las grandes crisis que en períodos de hambre ha padecido la humanidad; pero por ahora bástenos saber que se trata no de una simple operación, no de una sola modificación en el sistema ordinario, sino de la combinación de muchos procedimientos, de diversas maneras de obrar por medio de las cuales el agricultor logra economizar el agua de lluvias y el mejor aprovechamiento de las muy reducidas que se precipitan en esas regiones áridas del globo donde los procedimientos comunes no pueden dar buenos resultados. LO QUE PUEDE INDICAR LA PRECIPITACION ANUAL.—Para juzgar de las probabilidades de obtener cosechas o de los procedimientos que es necesario adoptar en una región determinada, se recurre a los registros pluviométricos del lugar o de los lugares próximos y se cree ordinariamente que se ha logrado mucho con sabor que la precipitación es de 30, 60 ó 90 centímetros; pero si bien es cierto que este es un dato importantísimo, conviene saber el verdadero valor que tiene y cómo debe el agrónomo interpretarlo.

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Según la Ley del Mínimo todos los elementos que intervienen en la producción vegetal deben relacionarse unos con otros y cuando uno de ellos existe en cantidad limitada o insuficiente influye en la efectividad o aprovechamiento de todos los demás. En otras palabras: si en un suelo escasea la potasa, la producción posible de cosechas estará en proporción a la cantidad de ese elemento aunque todos los demás se encuentren en abundancia. Ahora bien, la Ley del Mínimo no sólo es cierta tratándose de las substancias útiles del suelo sino de todas las condiciones y energías que influyen en la producción vegetal: agua, luz, calor, condiciones físicas del suelo, etc., etc. En la mayoría de los casos el elemento o causa (que viene a limitar la producción es: la humedad. Por eso se ha dado tanta importancia al conocimiento de la cantidad de agua que se precipita en forma de lluvias. Pero puede suceder que el terreno especial de que se trate no pueda absorber esa precipitación, puede suceder que la manera de verificarse sea inadecuada para (que el suelo y las plantas la utilicen, puede darse el caso de que esa precipitación esté acompañada de un exceso de nebulosidad que impida el desarrollo de las plantas, o que por otras múltiples circunstancias la vegetación no pueda corresponder a la cantidad de las lluvias. Por otra parte, como las plantas no ocupan el terreno todo el año, puede suceder que la mayor precipitación se verifique en épocas del año inadecuadas para el desarrollo de las plantas cultivadas. Por consecuencia sería mejor indicio conocer la cantidad de agua que cae durante el período de cultivo; pero aun este dato es insuficiente para formarse idea exacta de las condiciones agrícolas del lugar, porque el régimen de esa precipitación puede ser tal que se presente con intervalos de sequía durante los cuales toda vegetación sea imposible. Puede darse el caso también de que las lluvias del período anterior a las siembras sean más importantes que las del período de cultivo, como

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sucede en algunas regiones donde es posible levantar cosechas teniendo almacenada suficiente humedad en la tierra, debido a que la evaporación durante el período de cultivo no es muy grande. En otras partes, al contrario, no interesa tanto la humedad almacenada anteriormente como la que se requiere durante el crecimiento de las plantas. La evaporación es otra circunstancia que debe tenerse en cuenta además de la precipitación, porque treinta centímetros de lluvias, por ejemplo, en un lugar donde haya brisas y nublazones frecuentes, tienen que producir efectos muy distintos sobre las cosechas a los que producirían los mismos treinta centímetros en regiones donde abunden los vientos secos y arrasantes y donde por lo mismo sea enorme la evaporación. Si se construyen diagramas o esquemas con los datos de la precipitación media durante todos los meses del año, se puede notar en la generalidad de los casos, que tenemos en el país dos períodos de lluvias diferentemente distribuidos según la posición del lugar, pero de los cuales el más abundante es el que comienza en junio o julio para terminar en septiembre u octubre. El otro período suele ser de invierno o de primavera. Esto es lo general en las zonas de nuestro país donde interesa practicar los sistemas de cultivo perfeccionados, pues en otros lugares llueve indistintamente en todos los meses o hay varios períodos de lluvias bastante bien marcados. De la distribución de esos períodos de lluvias donde éstas no son abundantes, dependen en gran parte: los métodos que deban emplearse, las épocas de las siembras más ventajosas, la clase de plantas que puedan sembrarse y, en fin, multitud de consecuencias que hacen variar por completo el sistema de un lugar a otro. Vemos pues, que la cantidad de lluvias durante el año o durante el período de cultivo es un dato importante, pero no suficiente para que de él dependa la conducta del agricultor ni la posibilidad de obtener cosechas.

ALGO DE HISTORIA.—El mérito de haber despertado un interés general por los métodos racionales de cultivo apropiados a los terrenos áridos, corresponde indudablemente al Sr. H. W. Campbell, un inteligente agricultor americano que por los años de 1882 y 83 comenzó a dedicarse al estudio de los procedimientos más eficaces para conservar la humedad de la tierra donde la precipitación es escasa. Por el año de 1895 comenzó a publicar un periódico que dedicaba atención especial al problema de la conservación de la humedad y en 1904 publicó un libro importante titulado “Campbell’s Soil Culture Manual” del cual se hizo en 1907 una nueva edición muy aumentada y corregida. Ligado el Sr. Campbell con empresas de colonización de terrenos en las zonas áridas de los Estados Unidos pudo dar gran publicidad a sus teorías y por aquella época se habló mucho acerca de sus importantes trabajos habiéndose aplicado al nuevo sistema de cultivo el nombre de Campbell. En nuestro mismo país, a pesar de usarse otro idioma, llamó mucho la atención pública este asunto y nuestras revistas agrícolas de aquella época publicaron muchos artículos sobre el llamado Sistema Campbell de cultivo como que se trataba de un asunto de vital importancia para nuestra agricultura. Dada la curiosidad que entre los agricultores americanos se había despertado por el sistema Campbell, se celebró en Salt Lake, Utha, E. U., un congreso ese mismo año de 1907 para discutir los asuntos relacionados con el cultivo en secano y se resolvió que desde el año siguiente se invitara a diversas naciones para que los futuros congresos tuvieran el carácter de asambleas internacionales. México aceptó la invitación y desde entonces el autor de este estudio ha tenido el honor de asistir, como representante de México, a todos los congresos de cultivos en secano que se han verificado sucesivamente en:

Chevenne,

Estado de Wyoming,

Billings,

,,

,,

Montana ,, …. 1909

Spoknnc,

,,



Washington,

1010

Colorado ,,

1911

Colorado Spring .. Lothbridge, Canadá

E. U’



1908

1912

Estos congresos han hecho un trabajo de verdadera importancia y en ellos han sobresalido muchos nuevos apóstoles del cultivo de secano, pero en ellos se ha cometido, en nuestro humilde concepto, la injusticia de negar al Sr. Campbell el reconocimiento que merece por haber despertado el interés general por los nuevos métodos. En algunos de esos congresos se ha tratado al Sr. Campbell con verdadera hostilidad y a los últimos se ha abstenido de asistir dicho señor. Al antiguamente llamado sistema Campbell se le llamó Cultivo en secano –Dry farming– y, como nada hay nuevo debajo del sol, con las discusiones habidas en esos congresos se ha venido a aclarar que el famoso Dry Farming es un procedimiento antiquísimo. H. W. Campbell se inspiró en los trabajos de un agrónomo inglés, abogado de profesión, Jethro Tull que murió en 1741 después de fundar con una práctica excelente sus teorías sobre el cultivo de la tierra para conservar la humedad. Ahora se considera a Jethro Tull como el padre del cultivo en secano, aunque él en vida jamás se imaginara que habría de suceder semejante cosa. Ha resultado que antes que Campbell pensara en crear su nuevo sistema, Brigham Young, el famoso fundador de las colonias mormonas de Utha, ya practicaba el cultivo en secano siguiendo los métodos fundamentales del sistema. Pero todavía más: los delegados extranjeros a esos congresos han ido a decir que en sus respectivos países se hacen desde tiempo inmemorial los cultivos que tienden a la retención de la humedad en la tierra y a nosotros los mexicanos nos consta que nuestros indios en algunas regiones del país conservan bien la humedad de las

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lluvias anteriores en la tierra para utilizarlas en las siembras del año siguiente. En la India, en Palestina, en Rusia, en Persia, en China y en general en casi todas las naciones del globo donde hay zonas de lluvias escasas, los agricultores recurren a ciertos procedimientos que tienen por objeto principal la conservación de la humedad en el suelo. Las naciones que más han prosperado en la antigüedad han sido exactamente aquellas que han ocupado zonas del globo donde las lluvias son escasas y naturalmente su agricultura debe haberse amoldado a las condiciones climatéricas locales.

na que es de gran trascendencia para la agricultura moderna porque permite obtener mejores rendimientos de las tierras áridas y contribuye a extender la zona de tierras cultivadas invadiendo, cada día, más y más, los grandes desiertos. DIFERENCIAS ENTRE LOS SUELOS DE REGIONES ARIDAS Y HUMEDAS.—Para el agricultor que siempre ha ejercido su profesión en un solo lugar, pasan desapercibidas generalmente las diferencias que pueden existir entre los suelos de diversa naturaleza y, cuando más, llega a apreciar las que existen entre los de la región que habita.

Según esto el cultivo de o en secano es tan viejo como la humanidad misma; pero con estas disquisiciones lo único que se logra es perder el tiempo, porque es indudable que en los procedimientos modernos de cultivo hay algo trascendental y nuevo, algo muy racional que ha venido a causar una verdadera revolución bienhechora en los procedimientos ordinarios, y si eso es cierto, quien merece el honor de ser considerado como apóstol de esos sistemas modernos no debe ser Jethro Tull, ni Young, ni los agricultores más antiguos que hayan practicado el cultivo en tierras áridas sino el Sr. H. W. Campbell que fué quien primeramente estableció un cuerpo de doctrina especial y emitió teorías más o menos fundadas acerca de estos sistemas especiales de cultivo de la tierra.

Aun para el agrónomo científico, influenciado por cierta clase de publicaciones agrícolas e identificado con las condiciones de una región determinada, suelen tener poca importancia algunas diferencias que son de trascendental importancia en el estudio de los cultivos de secano. La prueba es que muchas obras de agronomía escritas por autores famosos, que han hecho sus estudios en una región determinada, establecen leyes generales que sólo son aplicables a la clase de terrenos que ellos conocen.

El hecho de que en una tierra removida la absorción del agua de las lluvias se hace más fácilmente que en un terreno intacto, es tan sencillo de comprenderse que no ha de haber pasado desapercibido a los primeros agricultores; que la conservación de la humedad en el suelo se logra por medio de una capa mullida de tierra superficial lo sabían los Incas y los Aztecas; que el cultivo o remoción de la tierra contribuye a aumentar la fertilidad es un hecho también conocido desde la antigüedad más remota; pero nada de eso constituye aisladamente lo que caracteriza a los métodos modernos de cultivo y por consecuencia no debe desconocerse que éstos entrañan algo esencialmente nuevo y forman una doctri-

Esto que parece un contrasentido, si entendemos por fertilidad la facultad de producir por la asociación de las condiciones agrológicas y climatéricas, no lo es si por fertilidad entendemos solamente la. suma de las condiciones agrológicas, físicas y químicas, que pueden contribuir a la producción de abundantes cosechas.

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En el estudio del cultivo de tierras áridas uno de los principios que mejor comprobados han quedado y que más interesan en este asunto es que los suelos de las regiones áridas, por regla general, son mucho más fértiles que los de las zonas húmedas.

No diremos, pues, que los suelos de las zonas áridas sin lluvias pueden producir más cosechas que los de aquellos lugares donde llueve mucho; pero sí podemos decir que: con igual cantidad de humedad, recibida en forma de lluvias o aplicada en forma de riegos, los suelos de las regiones áridas son mucho más ricos y más productivos que los de regiones lluviosas.

Hilgard, el notable agrónomo de Berkeley, decía: que el agricultor de regiones áridas podía considerar que era dueño de tres o cuatro haciendas, colocadas una encima de otra, con relación al dueño de igual superficie en regiones húmedas. El mismo autor hacía notar con razón que desde Babilonia hasta nuestros tiempos, los pueblos que han realizado mayores progresos, han ocupado suelos sedientos. ¿Qué diferencias existen, pues, entre los suelos para que el adelanto de la humanidad haya sido tan distinto en unos y en otros y para que los procedimientos agrícolas sean tan diferentes en las regiones áridas y en las húmedas? Vamos a verlo. La desintegración de las rocas por efecto de las lluvias, de las heladas, del crecimiento de las raíces, y por otra multitud de agentes, transforma a aquellas rocas en fragmentos de tamaños diversos que son arrastrados hasta las partes bajas de los valles por el agua de las lluvias y por el aire, hasta llenar los grandes huecos con esos materiales de acarreo. Así se han formado todos los terrenos que cultiva el hombre y, como es natural, la composición de ellos, que tanto nos interesa, depende generalmente de la naturaleza de las rocas que constituyen los esqueletos montañosos que limitan los valles, puesto que de allí han venido las tierras arables ; pero las modificaciones que esas tierras han sufrido posteriormente a su formación, por efecto de las lluvias, con el transcurso de los siglos, son muy distintas según se trate de zonas donde la precipitación es abundante o escasa. En regiones húmedas el agua impregna a la tierra de una manera constante y hasta una gran profundidad impidiendo el acceso del aire y arrastrando a las capas profundas las substancias solubles y las partículas más pequeñas de la tierra, empobreciendo la tierra superficial y produciendo un subsuelo de naturaleza enteramente distinta de la tierra superficial. Las pequeñas partículas de arcilla, y especialmente el carbonato de cal que desempeña el papel de material de cementación entre

las partículas terrosas, son arrastradas a las capas bajas y llegan a producir entre ellas y las capas superiores una diferencia trascendental. Por eso es que en las regiones húmedas la capa arable por lo general es poco gruesa y el subsuelo tiene siempre una composición muy distinta y una fertilidad tan reducida. Además, las lluvias abundantes deslavan a los suelos contribuyendo esto a que la capa arable se adelgace y pierda los elementos solubles que le dan su fertilidad. En las regiones áridas no sucede lo mismo. El agua de las escasas lluvias apenas suele impregnar la tierra en unos cuantos decímetros y esa agua pronto se distribuye en forma de agua capilar hasta una profundidad un Poco mayor, pero de una manera tan lenta que no puede arrastrar las partículas pequeñas que constituyen el suelo superficial. El aire penetra siempre hasta las capas más profundas, contribuyendo a realizar los cambios químicos de las substancias insolubles que las transforman en elementos solubles utilizables por los vegetales. No hay en este caso corrientes frecuentes superficiales de agua que deslaven la tierra adelgazándola y empobreciéndola. La arcilla, que por su grado de división es el elemento del cual depende más la fertilidad, y el carbonato de cal, quedan en la tierra arable sin ir a modificar el estado físico y la composición química de las capas profundas. Por lo mismo, en las regiones áridas la distinción entre suelo y subsuelo, a que atribuyen tanta importancia los tratados de agronomía más famosos, es una distinción que carece casi por completo de importancia. Llévese a un agrónomo bisoño que se haya aprendido al dedillo lo que sus textos o sus maestros le hayan enseñado acerca de la diferencia entre suelo y subsuelo, a un terreno de las zonas áridas, hágasele hacer una excavación de varios metros de profundidad, y quedará perplejo sin saber dónde acaba la capa arable, ni si hay o no hay subsuelo verdadero. Hasta entonces comprenderá que lo que ha aprendido no es aplicable a esa clase de terrenos.

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En los terrenos secos: los elementos de la fertilidad están uniformemente distribuidos hasta una profundidad enorme, casi no hay diferencias entre la capa superficial y las profundas, los alimentos solubles no han sido arrastrados, el aire penetra a grandes profundidades, y lo que llamamos riqueza de la tierra, no sólo es superior a la de las tierras húmedas en la capa superficial, sino que el mayor espesor de la tierra pone a disposición del agricultor tantos decímetros de tierra fértil cuantos puedan profundizar las raíces de las plantas que cultive. De estas circunstancias dependen las diferencias en la manera de obrar de los agricultores por lo que se refiere a labores en unas zonas u otras y la diferente urgencia de emplear abonos para restituir a la tierra su capacidad productiva que hay en las regiones húmedas y en las áridas. Mientras en las primeras la tierra se empobrece y deja de producir si no se le agregan fertilizantes, en las segundas se levantan cosechas sucesivas durante períodos larguísimos de años sin que se note empobrecimiento en la tierra, siempre que se haya usado un método racional de cultivo. Las reservas alimenticias para las plantas en los suelos secos parecen ser inagotables y no es solamente que ya existan en el suelo sino que se van renovando constantemente por las transformaciones que van sufriendo las materias constitutivas. Existe, pues, una sabia compensación: en los terrenos secos la falta de agua está compensada por mayor riqueza o fertilidad, por mayor profundidad, por una importantísima permeabilidad al aire hasta las capas profundas y por menores riesgos de pérdida de los elementos útiles para los vegetales. Para dar idea de la naturaleza de los terrenos áridos podemos citar el caso de una perforación que hicimos en Ranchería, Estado de Chihuahua, donde está situada la Granja experimental de cultivos de secano de que hablaremos posteriormente. Con el objeto de elevar agua subterránea se hizo una perforación y de ella se extrajo exactamente la misma clase de tierra hasta una profundidad de setenta metros, sin que se notara cambio alguno en la composición de las capas

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profundas respecto de la de la capa superficial. Cuando en ese lugar ha pasado el período de lluvias, que son bien escasas, la tierra no se ha humedecido ni siquiera hasta un metro de profundidad y hay años en que la humedad no llega ni a cincuenta centímetros. Puede asegurarse que el subsuelo en ese lugar no se ha humedecido durante muchos siglos, y la primera capa acuífera que se encuentra a los setenta metros de profundidad trae agua que no se ha infiltrado en regiones contiguas, sino en terrenos sumamente distantes. Veremos después cómo los métodos de cultivo racional pueden contribuir a aumentar la cantidad de agua absorbida por el suelo, cómo puede aprovecharse y conservarse aquella con mayor provecho para el hombre y qué modificaciones se pueden lograr en el suelo, punto que fue muy notable cuando en Ranchería se comenzó a cultivar la tierra de que acabamos de hablar. DISTRIBUCIÓN DE LAS LLUVIAS SOBRE LA TIERRA.—Hemos visto anteriormente que si la cantidad total de precipitación no basta para dar a conocer las posibilidades agrícolas locales, sí es el mejor indicio de que puede disponerse, y por lo mismo el estudio de las zonas pluvio-gráficas es el que puede dar mejor idea de la extensión del globo donde pueden tener importancia o ser necesarios los métodos racionales del cultivo en secano. Hasta ahora en las regiones donde llueve menos de 25 centímetros al año es casi imposible cultivar la tierra con provecho; donde las lluvias son entre 25 y 37 centímetros el cultivo, por lo general es arriesgado pero posible; entre 37 y 50 centímetros el cultivo es casi de seguros resultados si se emplean métodos racionales en el tratamiento de la tierra; entre 50 y 75 centímetros es posible levantar cosechas la mayoría de los años pero los rendimientos se aseguran y aumentan empleando el cultivo racional y, por último, donde llueve más de 75 centímetros, tienen menor importancia los sistemas que se fundan en la conservación de la humedad, sin que en muchas ocasiones sean inútiles.

Ahora bien: la superficie total de la tierra puede dividirse de la siguiente manera: Precipitación inferior a 25 centímetros

25% de la superficie total terrestre.

entre

25 y 50

30%

“““



50 y 100

20%

“““



100 y 150

11%

“““



150 y 200

9%

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superior a 200

5%

““““

100

Como se ve en un 25% de la superficie terrestre ni aun los procedimientos mejorados de cultivo pueden hacer actualmente el cultivo posible, aunque es de esperarse que con el tiempo el perfeccionamiento del arte agrícola logre extender las zonas cultivadas aun a esas regiones desiertas en la actualidad. En un 30% sólo es posible el cultivo siguiendo los procedimientos del cultivo de secano y todavía hay un 10% más de la superficie terrestre donde llueve de 50 a 75 centímetros al año, en cuya zona son esenciales los procedimientos mejorados para poder obtener cosechas. En resumen hay un 65% de la superficie del globo donde el cultivo de secano es necesario para poder obtener cosechas de la tierra y esto basta para comprender que se trata de un problema de gran trascendencia para la humanidad y que no en vano se ha atribuido una importancia suprema al mejoramiento de esos sistemas que va haciendo posible poblar las zonas donde la agricultura se ha detenido y donde podrá irse arraigando la humanidad conforme logre hacer productiva a la tierra. Pero sería un error grandísimo creer que sólo en ese 65% de la superficie de la tierra es donde importan los métodos que tienden a la conservación y al mejor aprovechamiento de la humedad, porque aun en las regiones de lluvias más abundantes suele haber años de sequía y en la pequeña proporción de la tierra donde se emplean los sistemas de riego, tan importante por ser allí donde la agricultura es más productiva,

interesa economizar el agua ya provenga de lluvias o de riegos. Por consecuencia, si a eso tienden los sistemas de secano, aun en los cultivos de riego serán importantes y sólo dejarán de interesar en aquellos lugares donde las lluvias sean abundantes y regulares y donde no haya escasez de agua para los riegos. Esto hace ver que los sistemas de secano tienen una importancia mundial y si estamos viendo que ellos han permitido al hombre localizarse en regiones que en los mapas antiguos figuraban como desiertos y que ellos aumentan las probabilidades de éxito en sus trabajos, se comprenderá que no se trata del cultivo aleatorio que el hombre ha hecho desde la más remota antigüedad en algunas regiones áridas sino de un problema atractivo y trascendental que merece la atención más cuidadosa. Respecto a la distribución geográfica de las zonas donde el cultivo de secano tiene mayor importancia, podemos ver en una carta pluviográfica que son las siguientes: En América del Norte, la parte Norte de Alaska, central del Canadá, toda la parte occidental de los Estados Unidos con excepción de algunas regiones de la costa del Pacífico y en México casi toda la altiplanicie más el Estado de Sonora y Territorio de la Baja California. En la América del Sur: toda La parte SudOccidental desde el Ecuador hasta la Argentina, exceptuando parte de la costa de esta nación en el Océano Pacífico, y además, algunas regiones aisladas de Venezuela y Brasil. En Asia: toda su superficie con excepción de la región Sud-Oriental en que queden comprendidas las costas de la península de Kamtchatka, de China y gran parte de la India, donde las lluvias son abundantísimas. En Europa: gran parte de Rusia, de Suecia, de Noruega, una porción de Turquía, y una gran parte de España, así como pequeñas zonas interiores y aisladas de distintos países.

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de 1 metro a 2 metros.

| Menos de 25 centímetros |

| De 50 cmts. a 1 metro.

| Menos de 25 centímetros* |

| De 50 cmts. a 1 metro. |

DISTRIBUCION ANUAL DE LAS LLUVIAS

Dirección de los vientos

_ _ _ _ _ Limite de la nieve

| 2 metros y más

En Africa: toda la parte Norte desde el paralelo 13 de Latitud Norte, parte de la región oriental y otra gran zona al Sur del paralelo 14 de Latitud Sur. Eu Australia: la mayor parte de esa enorme isla, exceptuando solamente una zona contigua a la Costa Nord-Oriental. Basta todo lo anterior para comprender la trascendencia del estudio de que nos ocupamos, en todo el globo. LA HUMEDAD EN EL SUELO.—Además de las diferencias de fertilidad que existen entre las tierras de las zonas áridas y las húmedas, y de la distribución de las lluvias, hay otros asuntos generales que es necesario estudiar antes de poder comprender perfectamente el fundamento del cultivo en secano y uno de ellos es el que se refiere al estado en que se encuentra la humedad en el suelo, los movimientos que allí sufre el agua y la manera cómo se verifican las pérdidas por evaporación o infiltración. Si tomamos una bombilla de lámpara o un tubo cualquiera, lleno de tierra y colocado verticalmente, agregando en seguida agua, gota a gota, podremos ver cómo se va extendiendo el agua al ser absorbida como en un terrón de azúcar. Llegará un momento en que los espacios huecos comprendidos entre los granos terrosos se habrán llenado del líquido y entonces el agua excedente comenzará a gotear por la parte inferior del tubo o bombilla. Si dejamos de agregar agua, no por eso dejarán de salir nuevas gotas por la parte inferior, sino que escurrirá una gran parte del agua absorbida hasta entonces, hasta un momento dado que dependerá del grado de división de la tierra en cada caso. En ese momento ha salido una parte del agua que ocupaba los espacios entre los granos terrosos pero quedará la que cubre por capilaridad a todos aquellos granos formando una delgada laminita de líquido al derredor de todos ellos. Sucede lo mismo exactamente en la tierra o suelo después de una lluvia abundante o de dar un riego.

El agua es absorbida por la tierra en un momento dado hasta quedar enteramente impregnada, pero en seguida una gran parte de esa agua sigue bajando a las capas más profundas hasta que las fuerzas de atracción capilares se equilibran y entonces sólo queda una lámina que cubre los granos de tierra; pero los grandes espacios entre dichos granos han vuelto a ser ocupados por el aire. Entonces podría creerse que el agua cesa de moverse en aquellas láminas delgadas que cubren a los granos de tierra y así sucedería si no hubiera causas de pérdida debidas a la absorción que ejercen las capas profundas contiguas a la capa húmeda, a la absorción poderosa efectuada por las raíces de las plantas que son otros tantos tubos de succión que con mayor fuerza que la de atracción capilar de los granos de tierra la absorben y por último a la evaporación constante que se comienza a efectuar no solamente en la superficie del suelo sino en la superficie líquida que cubre a todos los granos de tierra y que está en contacto con el aire que ha penetrado desde que escurrió el agua de impregnación. Comienza entonces un movimiento continuo formándose corrientes verdaderas de agua en aquellas cubiertas líquidas y el agua va de los lugares donde existe a los sitios donde se está absorbiendo. En los cultivos de riego, en terrenos de subsuelo permeable, suele ser una pérdida digna de considerarse la que se efectúa por infiltración a las capas profundas; pero en el cultivo de secano, no hay agua para eso, no puede perderse de ese modo y conforme quedará el agricultor con favorecer esa absorción, porque en ninguna parte o lugar estaría el agua más segura y menos expuesta a pérdidas que en las capas profundas del suelo. El agua que absorben las raíces no constituye una pérdida sino cuando se trata de raíces de hierbas que crecen espontáneamente en el terreno y no de las raíces de las plantas cultivadas. No es una pérdida porque al pasar a los vegetales está desempeñando sus funciones y para

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en las capas profundas, entre los granos de tierra para que se mantenga allí mientras las raíces de las plantas que cultiva pueden aprovecharla.

Cómo se absorbe el agua en la tierra. A. Agua de impregnación. B. El agua de impregnación baja en seguida dejando que el aire llene los espacios comprendidos entre los granos de tierra. C. El agua de impregnación ha humedecido la capa profunda de tierra transformándose en agua capilar.

que las cosechas la absorban es para lo que el agricultor encamina todas sus energías. En cambio el agua que se evapora en la superficie del suelo constituye una pérdida inútil enteramente, y como es la más grande, a disminuirla deben dirigirse todos los esfuerzos. El ideal sería cubrir la tierra de modo que no se escapara el aire húmedo, pero al mismo tiempo sin impedir que el aire contenido en la tierra se renovara, lo cual es necesario para mantener su fertilidad; pero esto es imposible y todo lo que podemos hacer es: disminuir la evaporación alejando el aire seco de la atmósfera lo más posible del aire húmedo contenido en la tierra, impedir que el calor solar obre directamente sobre la tierra húmeda y retardar por consiguiente la corriente ascensional del agua capilar que rodea a los granos terrosos. A estos fines se dirigen todos los esfuerzos del agricultor que quiere economizar el agua de que dispone. El agricultor que usa el riego acapara el agua necesaria en grandes presas para distribuirla más tarde sobre su tierra en la época oportuna; el agricultor de secano no dispone de presas pero acapara el agua de las lluvias en su mismo terreno,

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Muchos de los apóstoles del cultivo en secano, que como la mayoría de los apóstoles suelen exagerar demasiado, han dicho que: teniendo en el suelo la humedad conveniente en el período de la siembra está asegurado el éxito de la cosecha y que el almacenamiento del agua en la tierra es preferible al almacenamiento en una presa. Ninguna de las dos cosas es cierta: la primera porque tendría que limitarse la afirmación a las regiones donde la evaporación sea muy pequeña y la segunda porque las pérdidas y los costos de conservación son infinitamente mayores. Sin embargo, es admirable lo que puede lograrse almacenando el agua en el suelo, admirable el tiempo que allí puede conservarse y admirable por último cómo, el cultivo racional puede efectuar la economía del agua y aprovechar la precipitación reducida de las regiones áridas. En Europa se han hecho experimentos cuidadosos para determinar la cantidad de agua que las plantas necesitan para madurar y se ha llegado a la conclusión de que, por término medio, para producir cada kilogramo de materia seca vegetal necesitan las raíces absorber y evaporar por las hojas 500 kilogramos de agua. Hablamos en términos generales. Sin embargo, donde se hace el cultivo de secano, el aire es más seco, el cielo menos nublado generalmente y por otros motivos también las pérdidas tienen que ser mayores, lo que sugirió a los Sres. Widtsoe y Merril repetir experimentos semejantes en el Estado de Utah, Estados Unidos, en región de secano, habiendo obtenido unos 840 kilogramos de agua como necesarios para producir uno de materia seca en las plantas que ensayaron. Puede calcularse que 750 es la cantidad de agua necesaria para producir un kilogramo de materia seca en las condiciones en que se usa el cultivo de secano, hablando también en términos generales, pues esa cantidad varía según la cosecha de que se trate.

Ahora bien: la precipitación de un centímetro de lluvia sobre un metro cuadrado de terreno significa un peso de 10 kilogramos de agua; la precipitación de 25 centímetros, que se considera el límite inferior donde, pueden hacerse, los cultivos de secano significaría 250 kilogramos de agua sobre el metro cuadrado. Sobre una hectárea de terreno esa misma precipitación equivaldría, a 2.500,000 kilogramos de agua y suponiendo que en esas regiones áridas pudiera utilizarse en la producción de cosechas solamente la mitad de esa cantidad total o sean 1.250,000 kilogramos por hectárea, tendríamos que esa cantidad de agua sería suficiente para producir 1,666 kilogramos de materia seca vegetal. Si esta fuera el trigo y calculásemos que en la planta de trigo el peso del grano representa la mitad del peso de la planta tendríamos una producción de 833 kilogramos de trigo en grano por hectárea. El Sr. Ing. Lauro Viadas ha calculado que la producción media de trigo en México corresponde a 300 kilogramos por hectárea, así es que haciendo estas cuentas doradas la precipitación ínfima de las zonas donde los cultivos de secano pueden hacerse debería bastar para producir mucho más trigo por hectárea que el que producimos actualmente. Hay autores que al tratar sobre cultivos de secano hacen con toda seriedad esta clase de cálculos y consideran por lo mismo que el porvenir de los métodos racionales es ilimitado. No queremos que a nosotros se nos tilde de ser igualmente ilusos, porque sabemos que con esta clase de matemáticas pueden demostrarse muchas cosas; pero, no obstante, hemos querido hacer el cálculo anterior exactamente para hacer notar lo que significa esa precipitación mínima de las regiones donde puede hacerse el cultivo. CARACTERES DEL CULTIVO EN SECANO.— Hemos dicho que el cultivo de secano consiste en una combinación de procedimientos o prácticas que tienen por objetos principales: el aumento del agua absorbida por el suelo. la conservación de ella y la producción de cosechas adecuadas con una cantidad de humedad reducida.

Nos ocuparemos en seguida de esas prácticas especiales que caracterizan al cultivo en secano hablando sucesivamente de: la oportunidad con que deben hacerse, los trabajos, de la preparación de la tierra, del barbecho o descanso, de la elección de la tierra, de la siembra, del cultivo de las plantas, de la maquinaria especialmente adaptada a este cultivo y de las variedades de plantas más propias para el cultivo en secano. OPORTUNIDAD CON QUE DEBEN HACERSE LOS TRABAJOS. —Dependiendo el éxito en agricultura no sólo del trabajo del hombre sino de la acción de multitud de causas externas que no dependen de él, es requisito indispensable que con su acción favorezca el efecto de aquellas causas externas para lo cual debe estar siempre vigilante y preparado. Si esta necesidad es ingente tratándose de los cultivos de cualquier género, lo es en mayor grado cuando se trata de cultivos en secano, porque en este caso el agricultor depende más de la naturaleza que cuando tiene a su disposición el agua que requieren sus cosechas. El agricultor que riega puede posponer algunas de sus operaciones en espera de mejor tiempo, puede retardar las labores, más o menos, según la naturaleza de los demás trabajos que requieran su atención, puede acortar o extender su periodo de siembras según haga la aplicación del agua a su terreno pero el agricultor de secano no puede hacer nada de eso sino dentro de límites muy cortos, porque los fenómenos que van a verificarse en su tierra dependen de la acción de las lluvias y del calor solar y él está limitado a favorecer aquellas acciones en su provecho sin poder cambiar a su antojo la época de sus trabajos. Si no ha podido arar su tierra con la anticipación debida puede caer una lluvia, quizá la única de la temporada y perderse sin ser absorbida por el suelo, dependiendo de eso la pérdida de sus cosechas al siguiente año. Si no cultiva oportunamente la tierra puede agrietarse y dejar que se escape toda el agua almacenada, perdiéndose con ello todo el trabajo que anteriormente hubiera dedicado a los trabajos de preparación.

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Si deja pasar la época oportuna para depositar la semilla suele suceder que falte humedad para la germinación y por último, si no mata oportunamente las malas hierbas que nacen con las plantas cultivadas aquellas gastarán la poca humedad disponible en detrímento de éstas. El agricultor en terrenos áridos necesita mantenerse en contacto íntimo con la naturaleza, prever basta donde sea posible lo que va a suceder en el período de tiempo inmediato y observar atentamente los fenómenos que se están verificando en su suelo para aplicar sus trabajos de modo que los fenómenos que le son favorables se ayuden y se eviten los que le causan perjuicio. Si hace frío excesivo cuando su tierra necesite una labor deberá darla a pesar del frío; si tiene alguna otra ocupación urgente en el momento en que su tierra deba ser rastrillada, deberá proceder a ello si no quiere que el éxito de sus futuros cultivos se comprometa y en fin, en todo tiempo deberá estar listo para atender a su tierra como las condiciones lo requieran, considerándose siempre como un esclavo del suelo.

En nuestro país donde se lucen los cultivos de temporal se espera la primera lluvia para hacer las siembras, ateniéndose el agricultor a que normalmente hay en la temporada de cultivo suficientes lluvias para mantener a las plantas; pero esto no es factible donde la escasez de ellas obliga al hombre a desconfiar de las lluvias futuras y a atenerse más a la humedad que debe haber almacenado ya en su terreno, es decir en las regiones donde sólo puede hacerse el cultivo siguiendo procedimientos mejorados. Entonces debe proceder con la anticipación que hemos indicado. Si se trata de una tierra eriaza, pasará el arado para enterrar la hierba o zacate y aflojar la capa superficial del suelo tan profundamente como lo permitan los arados de que disponga.

Solamente con esa condición el éxito corona los esfuerzos del agricultor en zonas áridas y solamente de ese modo llega a dominar las condiciones adversas transformándolas muchas veces en condiciones propicias. Debe ser oportuno en todos sus trabajos, en mayor grado y con mayor exigencia que el agricultor que riega o que vive en regiones húmedas. PREPARACIÓN DE LA TIERRA.— Como en esas fiestas que nuestros rancheros comienzan a celebrar desde la víspera, en el cultivo en secano la tierra debe prepararse desde el año anterior.

Cómo queda la tierra simplemente arada.

Tratándose de una tierra poco porosa o de ligera inclinación suele suceder que las lluvias más abundantes escurran sobre la superficie sin ser absorbida la humedad y es necesario tenerlo todo preparado para que la mayor parte del agua que se deposita sea inmediatamente absorbida. Esto se logra por medio de labores de arado anteriores al período de lluvias probables en la localidad.

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Cómo queda la tierra arada y rastrillada.

Si en ese estado la tierra cae un aguacero, el agua se acumulará en la capa removida y después será absorbida lentamente por capilaridad por las capas profundas inmediatas, resultando que quedó allí toda el agua que se depositó en vez de irse a perder en corriente superficial a terrenos más bajos. Si se trata de terreno cultivado anteriormente deberá el agricultor proceder del mismo modo, para lograr el mismo fin. La rugosidad del terreno producida por la labor permitirá que se absorban del mismo modo no sólo un aguacero sino varios que caigan en la temporada. Cuando la superficie del terreno se haya secado lo suficiente para trabajarlo y la humedad haya profundizado bastante, tratará de evitar que la evaporación superficial vuelva a la atmósfera el agua que ha sido depositada en el suelo y para eso deberá producir en la capa superior una desagregación suficiente para que la tierra húmeda quede cubierta por un abrigo de tierra suelta. Ahora ya no es necesario el arado el cual rompería la tierra demasiado profundamente, sino que se debe utilizar alguna máquina que sólo desmenuce la capa superficial y que haga una labor más económica que el arado. El aparato adecuado es la rastra de discos, cuyos ejes pueden inclinarse más o menos según el grado de cohesión de la tierra de que se trate.

constituida sobre la tierra una cubierta que impide la acción directa de los rayos solares, que detiene el calor radiante de la atmósfera, que aísla al suelo inferior de la acción del aire en movimiento y que destruye los conductos capilares que conducen el agua de las capas profundas hacia las superficiales. Por ese medio se debilita de una manera muy considerable la pérdida por evaporación. Si antes de la época de las siembras hubiera nuevas lluvias, será necesario volver a pasar la rastra de discos después de cada una de ellas y siempre que el estado de humedad superficial lo permita. De lo contrario el agua habrá vuelto a unir las partículas térreas y el movimiento ascensional del agua se establecerá inmediatamente ‘perdiéndose no solamente el agua de las últimas lluvias, sino también la que con anterioridad se hubiera almacenado. Por regla general cuando una tierra seca se ara para favorecer la absorción de las lluvias, debe dejarse la tierra sin destruir los surcos que dejó el arado y sin pulverizar la superficie por medio de la rastra; pero si la primera labor se ha dado en tierra húmeda, convendrá pasar la rastra con el fin de que quede la superficie pulverizada y no se evapore la humedad contenida ya en el suelo.

Si la tierra no quedó suficientemente desmenuzada se pasará en segunda una rastra de dientes, siendo el objeto: dejar sobre el terreno una capa tan perfectamente pulverizada como sea posible. Nuestros agricultores llaman a esto arropar la tierra, nada más que lo hacen después de una labor de arado, mientras que en el cultivo en secano, procediendo como lo liemos indicado, es más económico hacerlo con rastra de discos. Este arrope superficial que los americanos llaman mulch, es indispensable para evitar que el agua de la tierra ascienda de las capas profundas y vaya a perderse al aire por evaporación. Queda

Cómo queda la tierra arada y después recorrida con el compresor de subsuelo.

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se notaba claramente cómo aquella especie de roca se había pulverizado por acción de los agentes exteriores. Este cambio se nota en casi todos los terrenos nuevamente arados en regiones áridas y sólo deja de ser notable cuando se trata de tierras demasiado sueltas por su composición propia. Si durante el período de preparación de la tierra llegasen a nacer malas hierbas será Estado ideal.—Tierra arada, después recorrida con el compresor y por último rastrillada. necesario destruirlas tan pronto como aparezcan sobre la superficie porque todas ellas son Si la tierra es arenosa podrá profundizarse con la labor de arado tanto como se desee; pero causas de evaporación de la humedad que está si es arcillosa, cubierta de césped o calichosa, en en la tierra profunda en contacto con las raíces. la primera labor ningún arado entra lo suficiente y en ese caso se procurará ir profundizando más y más a cada nueva labor que se dé al terreno. En esto solamente habría peligro tratándose de un terreno que tuviera un subsuelo estéril, pero no es el caso general en las zonas áridas y además, es tan notable en esas regiones el mejoramiento que sufre la tierra después de la primera estación de cultivo, que se nota claramente en la mayoría de los casos la modificación y reblandecimiento que la tierra ha sufrido. En la Granja de Ranchería, fué imposible el primer año lograr que el arado de disco entrara a más de unos ocho o diez centímetros, y sin embargo al siguiente año, la tierra compacta, semejante al tapete que había quedado abajo, se modificó tanto con la acción de la humedad absorbida y del aire que penetró libremente con la labor superficial primera, que después el mismo arado pudo dar labores mucho más profundas. Probablemente aquella tierra no se había humedecido antes durante muchos años, pero después de la primera labor las lluvias fueron absorbidas íntegramente, llegó la humedad a capas bajas que siempre se habían mantenido secas y la disgregación producida fué tan notable que

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Además, la existencia de hierbas indicaría que la tierra no se había cultivado con frecuencia y ya hemos dicho que la rastra debe pasarse periódicamente después de cada lluvia. Y aunque no haya llovido, el paso de la rastra de discos o de dientes sobre una tierra ya arropada contribuye siempre a disminuir las pérdidas por evaporación que siempre se efectúan en mayor o menor grado. BARBECHO O DESCANSO.—Si en la región en que se hagan los cultivos hubiera gran escasez de lluvias, si hubiera faltado tiempo para, almacenar en la tierra suficiente cantidad de humedad para hacer las siembras o si la fertilidad de aquélla se hubiera agotado por una serie de cosechas conviene recurrir al barbecho o descanso de la tierra. Debemos entender por barbecho el cultivo frecuente de una tierra durante un año o un período de cultivo sin hacer en ella ninguna siembra. En cualquiera de los tres casos que hemos señalado es un recurso excelente pero importa más en los dos primeros desde el punto de vista del cultivo en secano, puesto que su efecto para devolver la fertilidad es igual para toda clase de cultivos.

El Sr. Alway ha hecho unos experimentos de laboratorio para demostrar que el agua almacenada en la tierra en el momento de la siembra puede ser suficiente para producir la cosecha que se siembre y el resultado fué concluyente para las condiciones en que se verificó el ensayo. Estos resultados han inclinado a los tratadistas sobre cultivo en secano a afirmar que el agua que es posible acumular de un año para otro en un terreno, si basta para tener a la tierra en perfecto estado de humedad en la época de la siembra, puede bastar para asegurar el éxito de las siembras. Nosotros no opinamos lo mismo. Creemos que eso puede ser cierto tratándose de climas donde la evaporación no es excesiva durante el período de crecimiento de las plantas; pero no cuando esa evaporación es tan grande como la que tenemos en las regiones áridas de México. Las condiciones en que Alway hizo sus experimentos no son las que existen en campo raso y por consecuencia no es justificado hacer la generalización que se ha pretendido hacer. Si se trata de un clima como el de la Granja de Gauchería, por ejemplo, aunque se tenga la tierra perfectamente húmeda en el tiempo de la siembra será imposible levantar cosecha si no vuelve a llover o si no sigue una temporada que, por la humedad atmosférica, haga a la evaporación menor que la normal. Sin embargo, es un hecho comprobado por la práctica de los cultivos en secano de tierras las más áridas que cuando menos una parte del agua de las lluvias de un

año pueden conservarse en el suelo hasta el año siguiente y esto pone al agricultor de las zonas donde las lluvias de un año no bastan para el cultivo en la posibilidad de utilizar para sus siembras parte de la humedad del año anterior. He aquí un procedimiento de trascendental importancia en el cultivo de secano que viene a aumentar los recursos del agricultor inteligente y que establece una diferencia radical entre el cultivo en secano y el cultivo de temporal como se hace ordinariamente en nuestro país. El almacenamiento del agua en el suelo anticipadamente a las siembras y en consecuencia la utilidad del barbecho no disminuyen con que la aseveración de Alway sea una falacia; basta gene-

Sembradora de maíz, frijol, etc.

Vegetación y aspecto de los terrenos donde se estableció la granja de «Ranchería.» Estado de Chihuahua.

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ralmente con que se logre almacenar suficiente humedad en el suelo para que la germinación pueda efectuarse antes del período de lluvias y para que puedan mantenerse vivas las plantas durante 30 ó 40 días, para que un retardo de las lluvias no venga a ser causa de fracaso y para que con todas probabilidades puedan levantarse cosechas. Por los ensayos que se han realizado en Ranchería podemos asegurar que si el agricultor logra por medio del barbecho tener en su terreno humedad suficiente antes de las lluvias para anticiparse cuatro o seis semanas en sus siembras, puede contar con que en noventa casos de cada cien tendrá un éxito completo en sus cultivos. En regiones de menor evaporación que la nuestra, pero con iguales lluvias o muy poco superiores, se ha logrado producir cosechas seguras un año con las lluvias de dos, es decir que el barbecho durante un año almacena humedad en el suelo y al siguiente año se cultivan las cosechas ordinarias con aquella humedad almacenada y con la que recibe el suelo durante el período de cultivo. Así se ha logrado levantar cosechas en regiones donde las lluvias sólo son de 25 a 30 centímetros. En la región más árida de nuestro país esto es imposible en nuestro humilde concepto porque nuestro aire es tan seco, nuestra evaporación tan grande, que es muy difícil conservar de un año para otro la humedad suficiente para hacer la siembra, aunque sí es posible conservar cierto grado de humedad en las capas demasiado profundas para depositar la semilla que permite que un aguacero poco abundante ponga a la tierra en buen estado para comenzar el cultivo. Cualquier agricultor comprende que ya con esto se ha ganado mucho y que esa circunstancia basta para aumentar considerablemente las probabilidades de éxito durante la temporada de cultivo. En Ranchería, como en la mayor parte del Norte de Chihuahua, sería necesario conservar la humedad del período de lluvias anterior o de alguna nevada de invierno durante los meses de enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio y parte de julio, o sean seis meses y medio durante

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los cuales con toda probabilidad no llueve, para poder sembrar y esperar las lluvias probables de agosto y septiembre (que muchas veces también faltan). Eso es imposible porque los vientos de febrero y marzo son tan fuertes, y los meses de mayo y junio tan calurosos que por más que se arrope la tierra y por más frecuentemente que se cultive, la humedad se pierde antes de que llegue la época oportuna para utilizarla en la germinación de las plantas, aunque siempre quede una parte que constituye un anticipo importantísimo a las lluvias de la temporada. En cambio en las Granjas de San Martín y La Fragua, del Estado de Nuevo León, donde hay un período de lluvias de primavera, aunque poco abundantes y donde el período principal no se retarda tanto como en Chihuahua, sólo habría que conservar la humedad durante dos o tres meses para lograr los resultados que se desean. Como se comprende, esto basta para establecer una gran diferencia entre un clima y otro, diferencia tanto más notable cuando se sabe que en regiones como la de las Granjas de Nuevo León es posible hacer las siembras de primavera, lo cual es imposible en Chihuahua. Debemos decir ahora cómo debe hacerse el barbecho. Si al dar la primera labor de arado para la preparación de la tierra no hay en ésta humedad que conservar convendrá dejar la superficie sin pulverizarla; pero en caso contrario deberá pasarse la rastra de discos o la rastra de dientes. Cuando los vientos son arrasantes es ventajoso igualmente no pulverizar la superficie porque la tierra fina la arrastra el viento y descubre en parte la tierra húmeda más profunda. Después de cada lluvia se pasará la rastra de discos con el fin de que se destruya la costra o chicharrón que siempre se forma en la tierra después de una lluvia o de un riego. La capa pulverizada de ese modo, que queda sobre la superficie del terreno, es un abrigo que impide la evaporación como lo hemos dicho an-

teriormente y de la perfección con que esa labor se haya hecho dependerá en gran parte que la humedad se conserve o se pierda.

el agricultor cuidará de no dejarlas crecer para que no evaporen la humedad almacenada con tanto trabajo.

La capa pulverizada superficial debe ser de unos 7 a 8 centímetros de espesor, aunque en climas muy secos es preferible dejarla más gruesa.

Si no se tratara de un terreno recientemente abierto sino de uno que ya ha sido cultivado se cuidará de arar inmediatamente después de levantar la cosecha. Los tratadistas dicen que el arado debe servir a los cosechadores y esto es aplicable tanto cuando se trate de un rastrojo de maíz como cuando se hable de un pajonal de trigo.

Durante todo el período del barbecho las hierbas adventicias nacerán sobre el suelo y

La primera labor de arado debe ser tan profunda como lo permitan los instrumentos oratorios de que se disponga y el peso o fuerza de las bestias de tiro.

Vegetación y aspecto de los terrenos donde se estableció la granja de San Martín, Nuevo León.

No llevamos riesgo de cometer un error si decimos que la poca abundancia de nuestras cosechas y la pérdida frecuente de ellas las debemos en México principalmente a la poca profundidad de las labores de arado que damos. En otras palabras: las debemos a la mala clase de arados y a la poca alzada y mal estado de nuestras bestias de tiro. El costo adicional de las labores profundas queda ampliamente compensado en los cultivos de riego, pero con mayor razón tratándose de los cultivos en secano, donde el éxito va a depender en gran parte de esa profundidad a que se den las labores de remoción de la tierra.

Sorgo dulce cultivado en la granja de San Martín. N. L. 1913.

Si con una labor de diez centímetros vamos a almacenar el agua que puede llenar los espacios de la tierra contenidos en esa capa removida, con una labor de veinte centímetros o de treinta centímetros, podremos almacenar dos o tres veces más agua y lograremos que ésta

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se encuentre en un lugar menos expuesto a las causas de pérdidas por evaporación. Por más que se insista en que se den labores profundas de arado no se podrá insistir demasiado en ello, porque es el medio de que dispone el agricultor no sólo para duplicar o triplicar la cantidad de agua de que va a disponer sino para lograr lo que decía el gran Agrónomo Hilgard: que el dueño de una hectárea de terreno árido sea en realidad dueño de dos o más hectáreas de tierra útil en la misma superficie. Hay un caso especial en que la labor de arado debe seguirse de un tratamiento especial en vez de usar la rastra de discos y es cuando la existencia de hierbas o paja de la cosecha anterior deje en la parte inferior de los prismas que volteó el arado conductos por los que se facilite la circulación del aire debajo de la tierra, circulación que ayudaría a aumentar las pérdidas por evaporación. También suele haber terrenos que por su demasiada consistencia no se dividan lo suficiente para que al ser volteados por el arado no queden grandes terrones que permitan la circulación del aire que conviene evitar cuando el terreno está húmedo. En estos casos conviene emplear una máquina llamada compresor del subsuelo, a la cual atribuyó grandísima importancia el Sr. Campbell, pero cuya eficacia ha sido muy discutida posteriormente. Consta de una serie de discos cuya parte exterior termina en forma de cuña y cuyo objeto es apretar la tierra a cierta profundidad sin comprimirla superficialmente como lo hacen los rodillos. El compresor o compresora de Campbell, es una máquina importante para determinados casos, aunque puede decirse que en tierras medianamente sueltas la rastra de discos desempeña el mismo papel. En este caso como en muchos otros, es imposible establecer reglas de conducta a las cuales se quiera sujetar a los agricultores que se encuentran en condiciones tan distintas, que tienen que labrar terrenos tan diferentes, y sería un error de una persona que quisiera encontrar en un tratado general enteramente fija v determinada, la manera de proceder en su caso especial.

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Es preferible indicar los fines que deben perseguirse, los efectos que deben buscarse y cada, agricultor en vista de ellos y de las condiciones especiales en que se encuentre colocado, deberá variar la secuela general y hacer todas las modificaciones que su criterio le dicte Tratándose del barbecho el agricultor debe saber que es necesario: comenzar por arar profundamente la tierra. facilitar la. absorción, del agua de las lluvias, conservar ésta por medio del arrope e impedir el desarrollo de hierbas nocivas. Cada quien proceda como mejor le convenga para lograr estos fines, sabiendo que sólo pueden lograrse por los procedimientos generales que liemos indicado. ELECCIÓN DE LA TIERRA.—Los procedimientos de que hunos hablado son aplicables a toda clase de tierras y en muchas ocasiones el agricultor tiene que obrar como la naturaleza especial de sus tierras lo requiere, porque no le es dado elegir una de distinta clase; pero algo puede decirse sobre la elección en caso de que se esté en condiciones de hacerla. La composición química del suelo de que tanto hablan los tratados de agronomía, especialmente los europeos, es muy importante cuando el problema agrícola depende de la condición fertilidad química, como sucede generalmente en las regiones húmedas o antiguamente cultivadas; pero su verdadera importancia es muy pequeña cuando la resolución del problema depende de la condición humedad o cuando se trata de tierras vírgenes o que por su misma aridez tienen elementos químicos suficientes para suministrar cosechas sucesivas a varias generaciones de agricultores. En este caso nos encontramos nosotros, especialmente tratándose de los cultivos en secano y por eso no debe preocuparnos la composición química del suelo. En cambio las condiciones físicas del suelo son para nosotros de primera importancia y por eso al hablar de la Ley del Mínimo, las mencionamos entre los agentes o causas de la productibilidad de la tierra.

Tratándose del cultivo en secano importa diez veces más que el suelo sea permeable, profundo y que se mantenga en un grado conveniente de división por medio de las labores, que su riqueza química en elementos absorbidos por las cosechas. Una tierra arenosa o suelta, aunque su composición no sea esencialmente silicosa, retiene poca humedad pero la cede a las plantas con más facilidad que una tierra compacta o arcillosa. Estas últimas tienen el poder de absorber grandes cantidades de agua, no sólo por su grado de división que hace que en un centímetro cúbico haya mayor número de corpúsculos rodeados de agua capilar, sino por su composición en la que dominan substancias que tienen mayor afinidad por aquel líquido. Absorben, pues, mayor cantidad de humedad, pero la ceden con más dificultad a las plantas, cuyas raíces tienen que luchar en este caso con la atracción que por la misma agua ejercen las partículas terrosas. En cambio son mucho más fértiles estas últimas que las primeras. Entre dichos extremos se encuentra un sinnúmero de graduaciones y puede decirse que no hay dos tierras iguales. La naturaleza de la tierra es una circunstancia sumámente variable que debe hacer variar concomitantemente la manera de proceder de cada agricultor. Si se tiene en cuenta que la efectividad de las labores es mayor tratándose de tierras sueltas, que éstas ceden su humedad más fácilmente y (pie son más permeables, debemos establecer como un principio general que éstas son las más convenientes para el cultivo en secano. Así es en efecto, según lo demuestran los resultados obtenidos en todas partes del mundo y según puede averiguarlo cualquier agricultor que someta al mismo régimen de cultivo y con la misma cantidad de agua disponible unas y otras tierras. La profundidad del terreno es sumamente importante y debemos ver esa circunstancia, al hablar de cultivo en secano, como se habla de la capacidad de una presa al hablar de cultivos

de riego. Mientras más profunda sea la tierra, mayor cantidad de agua podremos almacenar en ella y téngase en cuenta un hecho que quizá sea desconocido para muchos agricultores y que es importantísimo: el agricultor inteligente puede influir a su arbitrio con las labores superficiales sobre la humedad contenida hasta dos o tres metros debajo de la superficie. Si, por regla general, deben preferirse para los cultivos en secano las tierras sueltas o arenosas, hay casos en que el aspecto de la tierra exterior inculta o de la que se extrae en excavaciones superficiales que se hacen, no basta para darse cuenta de las modificaciones que la tierra va a sufrir con el cultivo. Las tierras áridas que no son penetradas por la humedad de las lluvias suelen encontrarse demasiado compactas y en cambio modificarse y mejorarse notablemente cuando, debido a la humedad y a las labores, sufren transformaciones químicas que se traducen en un cambio radical de sus propiedades físicas. La tierra arenosa no va a sufrir ningún cambio por efecto de las labores, la tierra arcillosa que ordinariamente se agrieta a grandes profundidades sólo va a sufrir una modificación inmediata, debida al trabajo de los implementos agrícolas; pero las tierras tepetatosas, compuestas de materiales de distinto tamaño y composición unidos fuertemente por materias de cimentación, debido al acarreo que de esas materias ha hecho el agua de lluvias en tiempos anteriores o sólo con grandes intervalos de tiempo, esas van a transformarse profundamente no sólo en su composición química, sino en sus condiciones físicas que más importan a nosotros en este caso. SIEMBRAS.— La germinación de toda semilla requiere determinadas condiciones sin las cuales no puede verificarse el fenómeno. Estas condiciones son la presencia del aire, un grado de calor adecuado a cada clase de planta y la humedad suficiente para producir el reblandecimiento de los tejidos y las transformaciones químicas que deben sufrir las substancias almacenadas en el grano.

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En la práctica agrícola, la composición química del suelo no interviene absolutamente en la germinación y todo se reduce a procurar ciertas condiciones físicas de la tierra que son enteramente iguales, ya se trate de cultivos de riego o de temporal o propiamente de secano.

clase de cultivo y que sólo puede lograrse por el uso de máquinas sembradoras. Tratándose de cultivo en secano y en gran escala, donde hay que depositar la semilla lo más profundamente posible, es imposible lograr buenos resultados si la siembra no se hace con máquina.

En todos los casos la germinación tiene los mismos requisitos.

Debe procurarse igualmente que sobre la semilla quede una capa de tierra suficientemente apretada para lograr el contacto con aquélla, pero tan suelta en la superficie que constituya un arrope que impida o debilite la evaporación de la humedad. Esto se logra por la acción de la misma máquina sembradora en la mayoría de los casos o con el paso de la rastra de dientes después de la siembra si aquella condición no se hubiese logrado desde el momento de enterrar la semilla.

Debe procurarse que la semilla quede depositada a una profundidad proporcionada a sus dimensiones. Si la semilla queda demasiado superficialmente hay el riesgo de que la tierra que la rodea se seque antes de que la raicecilla se haya formado y pueda desarrollarse en las capas profundas en busca de la humedad necesaria; si se siembra demasiado profundo el riesgo consiste en que las substancias reservadas en ella se agoten en la formación de la nueva planta antes de que ésta haya logrado salir a la superficie. En los cultivos en secano es preferible acercarse a las condiciones en que existe el segundo riego que a aquellas en que existe el primero, es decir: que debe sembrarse lo más profundamente posible, según la clase de semilla de que se trate. Debe procurarse igualmente que la semilla quede depositada sobre una capa de tierra húmeda que haya sido removida con anterioridad par el arado y cuya consistencia se haya vuelto a rehacer por el transcurso del tiempo, por la acción de las lluvias o por el trabajo de la máquina compresora de Campbell si la labor de arado ha sido reciente. A esto llaman los americanos formación de la cama para la semilla (seed bed) y con esas palabras dan a entender que esa capa sobre la cual debe quedar depositada la semilla ha de ser húmeda y poco dura o resistente para la penetración de las raicecillas. La preparación del terreno con el fin de hacer las siembras es igual para los cultivos de riego que para los terrenos secanos, con excepción del caso en que hubiera de regarse después de la siembra, como se hace con el trigo en climas como el de Ciudad Juárez. La semilla debe quedar uniformemente enterrada y siempre en contacto con la tierra húmeda, condición que es también precisa en cualquiera

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Vamos a considerar ahora una circunstancia que sí difiere completamente según se trate de siembras ordinarias o de siembras en secano: la cantidad de semilla que debe usarse por unidad de superficie. Cuando no hace falta el agua, sino que existe la suficiente para desarrollar todas las plantas que pueden caber sobre el terreno, no importa que se haya sembrado tupido; pero cuando esa humedad escasea es preferible sembrar muy ralo para que la humedad se distribuya entre menor número de plantas y puedan éstas crecer más vigorosamente. En el cultivo de secano no es gran indicio de buena cosecha el hecho de aparecer las plantas sembradas muy tupidas sobre el terreno y muy vigorosas al principio de su crecimiento, porque si viene una época de sequía, la siembra sufrirá tanto mayor perjuicio cuanto mayor sea el número de plantas por unidad de superficie. En ese caso, las siembras ralas prosperarán mejor, resistirán más tiempo la falta de lluvias y darán mayor cosecha por la misma superficie. Sucede lo mismo que en un terreno ocupado por árboles: espontáneamente crecen en el monte multitud de árboles juntos unos de otros; si en ese terreno se quieren cultivar árboles frutales es necesario plantarlos muy separados unos de otros para que sus raíces se extiendan más y toque a cada uno de ellos la humedad correspondiente a una mayor extensión de terreno.

Así pues, la regla general en el cultivo en secano debe ser el sembrar menor cantidad de semilla que en los cultivos ordinarios y depositar la semilla tan profundamente como sea posible, dados los hábitos de la clase especial de semilla de que se trate. CULTIVO DE LAS PLANTAS.— Los trabajos que requiere la tierra mientras está ocupada por las cosechas que llamamos en México labores de beneficio, deben ser iguales en esencia tratándose de cultivos de riego o en secano, con la única diferencia de que en los últimos son más urgentes y que deben darse en algunos casos teniendo por fin principal la fácil absorción del agua de lluvia. En siembras mateadas o hechas en líneas la separación de unas y otras debe ser amplia para permitir el cultivo de la tierra por medio de cultivadoras, para poder remover frecuentemente la capa suelta que constituye el arrope.

rrenos duros, después de la escardilla conviene pasar una pequeña rastra de dientes. Como la siembra según la hemos descrito, dejó plana la superficie del terreno, con el paso de la cultivadora o escardilla en siembras de líneas, comienzan a formarse surcos quedando la parte más baja entre líneas. Para que esta disposición facilite el estancamiento y la absorción del agua de las lluvias, es necesario que la dirección de los surcos al hacer la siembra haya sido en el sentido de las curvas de nivel para que cada prominencia constituya un represo al agua depositada. Solamente en tierras de mucha pendiente es necesario, después de la siembra, hacer surcos en forma de V, cuyo vértice quede en el centro del arroyo y cuyos brazos sirvan para desviar el agua que por él corre hacia las partes altas del terreno.

Después de una lluvia, cuando la desecación superficial permita la entrada de las bestias de tiro, por ningún motivo debe dejarse intacta la superficie, sino que en su oportunidad debe pasarse la cultivadora, escardilla, escarificadora o cuchilla de que mejor pueda usarse, según la clase de tierras de que se trate. El objeto es destruir la compacidad de la tierra superficial y hacer que el terreno vuelva a quedar cubierto por una capa de tierra perfectamente removida y suelta.

La siembra de maíz hecha a mano, buscando el jugo de la tierra, que en algunas partes de nuestro país llaman siembra en cajetes y que practican mucho tratándose de cultivos de temporal, es una siembra muy conveniente aunque más costosa que la siembra a máquina. Como es un método muy especial de México, no se encuentra citado en las obras extranjeras de cultivo en secano, y quizás no pudiera emplearse donde los jornales son mucho más altos que los nuestros, pero de cualquier manera tiene ventajas especiales que son dignas de mencionarse.

En muchos casos basta la acción de la cultivadora, pero en otros en que la tierra forma te-

(Lo mismo puede decirse de la siembra de maíz a barra). Desde luego la acción inteligente del peón hace que las semillas queden depositadas siempre sobre la capa de tierra húmeda y removida, así es que el nacimiento del maíz se hace con mayor uniformidad que si en el mismo terreno se hubiera empleado una máquina, cuyo trabajo solamente es superior en terrenos enteramente planos y de humedad uniforme.

Condición ideal en que deben quedar colocadas las semillas.

Por otra parte la semilla queda depositada en el fondo de una excavación cónica en forma de embudo y si las próximas lluvias no fuesen lo suficientemente abundantes para dar humedad a todo el terreno, aquel cono hará que el agua vaya a concentrarse exactamente en el lugar donde es

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más necesaria y útil para la pequeña plantita que se está desarrollando. Después que las raíces han crecido extendiéndose hasta ocupar todo el espacio entre los surcos, la acción de las labores de beneficio, que ordinariamente se dan en nuestro país con arado pero que es preferible dar con cultivadora, habrán destruido los cajetes dejando entre líneas una depresión en la cual se concentrará el agua y entonces allí será donde más utilidad puede prestar porque allí estarán situadas las raíces delgadas o cabelleras radiculares del maíz. En el cultivo en secano, las labores de beneficio, que se dan con máquinas especiales de las cuales hay multitud de formas, tienen por objeto el mismo que se persiguió con el arrope en el barbecho: destruir la costra superficial, matar las hierbas nocivas que nacen espontáneamente y mantener cubierta la tierra por una capa más o menos espesa de tierra enteramente pulverizada que sirva de abrigo. Esos son los objetos que se persiguen; el agricultor sabrá cuántas veces deberá cultivar según el estado de su tierra, la frecuencia de las lluvias, el desarrollo de sus plantas y la clase de éstas. Aun tratándose de cultivos como el trigo, la cebada o la avena, es necesario impedir que se forme la costra que agrieta la superficie y facilita la evaporación del agua, y para ese objeto se pasan escarificadoras especiales o a falta de éstas la rastra de dientes, que, a pesar de dañar a muchas plantitas, mejoran mucho el estado de la tierra para que este beneficio compense ampliamente aquel daño y el costo del trabajo. Tan necesario es el cultivo frecuente en las siembras en secano que algunas plantas como la alfalfa sólo pueden cultivarse en líneas cuando en siembras de riego es preferible la siembra al vuelo. En el primer caso es posible el cultivo o remoción de la tierra, mientras que en el segundo no se facilita y todo se reduce al caso de una siembra tupida que no es tan ventajosa en secano como la siembra rala. Ultimamente se ha comenzado a fabricar una máquina llamada renovadora de alfalfa,

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de la cual nos ocuparemos después, que puede emplearse para remover la tierra superficial en las siembras de alfalfa hechas al vuelo, pero solamente después de que han pasado algunos años de hecha la siembra y cuando ya la alfalfa ha enraizado profundamente. El cultivo en secano bien hecho no debe permitir que asemillen sobre el terreno plantas nocivas y como no pueden llegar por el agua de riego las semillas, hay probabilidades de que se desarrollen menor cantidad de ellas que en las siembras de riego. Pueden llegar las semillas arrastradas por el viento o arrastradas por el agua de lluvias que corra sobre el suelo de lugares más altos; pero, como esas causas existen igualmente en terrenos regados, siempre subsiste la probabilidad de tener que combatir menos plagas de esa clase. Esta es una circunstancia digna de tenerse en cuenta porque la destrucción de las hierbas que crecen cerca de las matas sembradas, sólo puede hacerse a mano o con azadón, y como las siembras en secano se hacen en superficies más extensas, exactamente por ser menos productivas que las de riego, resultaría aquella destrucción sumamente costosa. Por estas razones todos los trabajos en el cultivo en secano deben ejecutarse con máquinas y suprimir por completo los trabajos que deba hacer el hombre directamente con sus brazos. MAQUINAS ESPECIALMENTE ADAPTADAS AL CULTIVO EN SECANO.—No tratamos de hacer creer a nuestros agricultores que para practicar los métodos racionales de cultivo en zonas áridas se necesita forzosamente disponer de maquinaria especial; al contrario, queremos dejarlos convencidos de que con cualquiera clase de implementos de que se disponga puede mejorarse el cultivo y, por consecuencia, el rendimiento de la tierra y las probabilidades de éxito aumentarse. Basta para ello con que el agricultor disponga de mejores bestias, de mejores peones y con que se resuelva a hacer todos sus trabajos con mayor esmero. Solamente esto bastaría para que la producción agrícola de nuestra Patria aumen-

tara considerablemente y con ella el bienestar de nuestros agricultores. Pero como eso sólo puede lograrse hasta cierto límite, es necesario no desconocer ni dejar de utilizar los maravillosos progresos que los inventos modernos han realizado, muy especialmente tratándose de cultivos en secano, en los cuales, como acabamos de decir, una gran parte del éxito depende del empleo de maquinaria adecuada. Comencemos por los arados. A no ser el arado de palo, que no es arado ni sirve gran cosa para remover la tierra, cualquiera clase de arados, ya sean de vertedera o de disco, pueden emplearse en este cultivo, con la condición de que sean de tamaño adecuado para profundizar lo necesario. Los arados de disco economizan fuerza y tienen la gran ventaja de que el peón va sentado y no se cansa tanto como con un arado de vertedera con manceras Tienen la ventaja igualmente de cortar mejor el césped cuando se abre una tierra de constitución media; pero en nuestro concepto cuando se abren tierras excesivamente resistentes, puede profundizar mejor el arado de vertedera.

En gran parte se trata de una cuestión de preferencia personal y del monto de capital de que pueda disponerse para la compra de maquinaria; pero en todo caso conviene estar uno convencido de que la mayoría de los arados pueden hacer una labor conveniente si se les sabe emplear como se debe. Los arados polirejas de tracción animal son sumamente ventajosos, porque reducen el número de bestias que deben emplearse y sobre todo el número de peones que pueden cultivar una extensión determinada. El simple arado de tres rejas introduce una economía de un tiro y de dos peones en el mismo trabajo, pero cuando menos de dos peones suponiendo que se usaran los mismos tiros de bestias para dar una labor más profunda, como se requiere en los cultivos mejorados. Se puede pagar doble jornal al peón que conduzca ese arado y todavía resultarle economía al empresario en una labor mucho más efectiva que la que hace ordinariamente con los arados pequeños. En el extranjero se están generalizando mucho los arados de tracción con motor de vapor, petróleo o gasolina. Es claro que el trabajo se hace mejor y con más economía, tratándose de fincas de gran extensión, pero en nuestro país tropezamos todavía con el inconveniente de la falta de capital para que puedan generalizarse tanto como debieran esas grandes máquinas, que constituyen actualmente el mayor perfeccionamiento en el arte de arar la tierra.

Arado para tronco de bestias.

Arado para romper tierras enzacatadas.

Según sea la naturaleza de la tierra, podrá cada agricultor resolver la clase de arados que le convenga adquirir; pero empéñese siempre en profundizar más sus labores de arado y en darlas con el menor gasto posible al mismo tiempo. Para evitar que los prismas que ha volteado el arado formen debajo de la tierra huecos o espacios por donde pueda circular el aire llevándose la humedad, para comprimir la hierba que el arado haya enterrado y para dar una consistencia conveniente a la cama para la semilla cuando deba sembrarse inmediatamente después de

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haber arado, se debe usar la máquina que antes hemos citado con el nombre de compresora de subsuelo de Campbell. A falta de ella puede suplir para el mismo objeto la rastra, de discos y aun la rastra de dientes si se le agrega algún peso.

tres o cuatro tablones anchos de madera que se clavan sobre unos barrotes de manera que los primeros queden ligeramente superpuestos unos a los otros. Por medio de unas cadenas se tira el aparato uniéndolo al balancín o bolea del tiro.

La compresora de Campbell, por la forma de cuña que tienen sus discos, aprieta la tierra que queda a diez, quince o más centímetros abajo de la superficie mientras que un rodillo ordinario plano no comprime sino la capa superficial principalmente.

Si no se tiene ninguna de estas máquinas, una simple rastra de ramas con suficiente peso puede hacer el trabajo que se requiere y puede hacerlo perfectamente si el agricultor lo quiere y sabe hacerlo. Para dar las labores superficiales que forman el arrope, no es necesario recurrir al arado cuya labor cuesta mucho, sino que se hace con la rastra de discos que tiene una gran anchura y hace por lo mismo una labor barata. Los ejes de los discos pueden inclinarse más o menos, según se desee que cada disco coja más o menos tierra, pero en todo caso la

Arado de subsuelo.

Modelo de arado de disco usado en las Granjas mexicanas para la experimentación del cultivo en secano.

Compresora de Subsuelo de Campbell.

Hay sin embargo, muchas modificaciones que se han hecho a los rodillos, algunos de los cuales tienen discos de superficie sinuosa que pueden hacer una labor muy semejante a la compresora de Campbell. Los rodillos llamados desterronadores, pueden emplearse con el mismo objeto. Para desterronar sin apretar la tierra debe emplearse la rastra de dientes o bien una máquina que puede hacerse a domicilio y que consta de

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Renovadora de alfalfa.

labor debe hacerse de manera que la mitad de la rastra vaya trabajando sobre tierra por la cual ha pasado anteriormente. De este modo la acción es doble y la tierra queda mucho mejor pulverizada. Podrían emplearse también las cultivadoras de rejas, pero, como éstas se hacen generalmente para una sola bestia, son más apropiadas para el cultivo entre surcos sembrados que para la remoción de la capa superficial en terreno descubierto. Hay otro aparato que también puede fabricarse en cualquier rancho y que nos ha dado muy buenos resultados en las Granjas de Nuevo León, llamado por los americanos “dry-farm weeder” y que nosotros podríamos llamar deshierbadora de cuchillas. Consta de una armazón de madera sobre la cual se fijan una o dos series de cuchillas de forma especial y colocadas en sentido contrario, las cuales van cortando todas las hierbas que hay en el terreno y removiendo al mismo tiempo la capa superficial del suelo. Tiene este aparato una grandísima ventaja, además de su poco costo y de la economía de su trabajo y es que no voltea la tierra húmeda en la capa que remueve, sino que pasa sobre el terreno sin exponer a la acción del aire nueva tierra, puesto que la misma tierra seca que antes estaba en la superficie es la que allí queda. Ninguna hierba escapa a la acción de esta máquina y, como se comprende, puede substituir en ciertos casos a la rastra de discos para remover la tierra superficialmente. Para las labores de beneficio o sea el cultivo entre líneas de las plantas que se siembran de ese modo, pueden recomendarse las escardillas comunes o azadas de tiro como muchos les llaman, pero son preferibles las cultivadoras de asiento, ya sean de rejas o de discos.

Son mucho más costosas que las escardillas de manceras que se arrastran con una sola bestia, pero el trabajo se hace mucho más cómodamente puesto que el peón va sentado sobre la máquina. Hace muchos años que vimos usar en el Distrito Guerrero del Estado de Chihuahua una cultivadora demasiado simple y que podría emplearse con ventaja en el cultivo en secano. Consta de una cuchilla horizontal con filo, unida por dos piezas verticales, prolongaciones de la primera, a un macizo de madera en el cual se inserta un largo timón. Este aparato lo usan para cortar la hierba entre los surcos del maíz, que siempre siembran ajedrezado y tiene su labor las mismas ventajas que hemos señalado para la deshierbadora de cuchillas. Para el cultivo de la alfalfa que ya ha enraizado suficientemente y que se perjudica en te-

Rastra de discos para cultivo superficial en el arrope de la tierra.

De éstas existen muchos modelos: unas tienen cuchillas horizontales que cortan la hierba, otras tienen pequeñas rejas y otras tienen tres discos de cada lado. Están dispuestas para dejar pasar por la parte media de ellas las matas sembradas en líneas y generalmente arriman la tierra al pie de éstas al hacer el cultivo.

Rastra de dientes.

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que podamos ver que su uso se generalice en nuestro país.

Deshierbadora de cuchillas usada con buenos resultados en las Granjas Experimentales de Nuevo León.

rrenos demasiado arcillosos con la formación de una costra dura en la superficie, se ha inventado la máquina llamada renovadora de alfalfa, que es un aparato parecido a la rastra de discos, solamente que en vez de éstos tiene unas estrellas de puntas que se van clavando en la tierra, aflojando ésta debido a la inclinación que se da a los ejes que llevan las estrellas. El trabajo de esta máquina es bastante económico y da muy buenos resultados. Conviene emplearla a la entrada de la primavera si se ha humedecido el terreno en el invierno o después de las lluvias de otoño. De las máquinas sembradoras y cosechadoras que deben emplearse, hay muy poco que decir, puesto que su clase dependerá de los cultivos especiales que se hagan en la localidad y porque son generalmente las mismas que convienen para los cultivos de riego. Sí insistiremos en que siempre se use maquinaria para las operaciones de siembra especialmente. Las máquinas sembradoras de trigo son algo más costosas, pero las de maíz, que también pueden emplearse para el frijol, que serán los cultivos más importantes en las nuevas zonas abiertas en nuestro país al cultivo en secano, son muy baratas y su trabajo sumamente fácil para que cualquier peón se acostumbre a usarlas. Recientemente se han introducido al mercado unas máquinas cosechadoras de maíz, de las cuales hemos visto funcionar una en la Hacienda de los Ramones, N.L., del Sr. Don Emilio Ballí, y es seguro que se irán perfeccionando hasta

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Atendiendo a que los cultivos en secano tienen que establecerse generalmente en sitios retirados de las poblaciones y a que los agricultores suficientemente previsores, necesitan surtirse de pasturas para sus bestias de la vegetación espontánea que crece en las praderas naturales, debemos mencionar la cortadora de zacate, si no como una máquina especial para el cultivo en secano, sí como una máquina que se necesita en este cultivo más que en los cultivos de riego. Ya insistiremos después en la necesidad de alimentar mejor a los animales de trabajo y por eso desde ahora señalamos la cortadora como una máquina sumamente útil en esta clase de cultivos. Al hablar de los arados no mencionamos especialmente el arado de subsuelo porque es igual al que se usa en las tierras de riego, pero es otro implemento de gran utilidad cuando el agricultor busca en el desentrañamiento de su tierra y en sus labores ordinarias, profundas, mayor seguridad de levantar buenas cosechas. Si se revisa lo que hemos dicho acerca de la maquinaria que se necesita forzosamente en el cultivo en secano, se verá que no difiere gran cosa de la maquinaria común y corriente y que el éxito de los trabajos depende, más que de otra cosa, de la eficacia del agricultor y de su resolución de hacer todos los trabajos con esmero. Un agricultor en pequeño que se quiera dedicar al cultivo en secano sólo necesita: un arado de vertedera. un arado de disco, una rastra de discos, una rastra de dientes, una cultivadora de asiento o escardilla y una máquina sembradora; de maíz o de trigo, según la clase del cultivo principal que se haga. Las demás máquinas más costosas que pudiera necesitar, es probable que pudiera adquirirlas por renta o asociándose con otros vecinos para comprarlas. PLANTAS APROPIADAS AL CULTIVO EN SECANO.—Todas las plantas de la flora silvestre desarrollan formas y hábitos especiales apropiados al medio en que se reproducen y lo mismo sucede

con las plantas que cultiva el hombre en regiones húmedas y en regiones áridas. Unas veces la diferencia consiste en la extensión de las raíces, otras en la forma del follaje,

Cultivadora, carro de discos.

Deshierbadora de cuchillas en doble armazón.

otras en alguna disposición oculta a la vista de los órganos pequeñísimos de que están formados los tejidos, otras de la rapidez del crecimiento y en fin, en multitud de circunstancias en que el órgano se adapta a la función que tiene que desempeñar en un medio dado. De esto depende que las plantas más propias para el cultivo en secano sean las originarias de zonas secas del globo y que de las plantas cultivadas sólo prosperen en esta clase de cultivo aquellas variedades que por un cultivo sucesivo se han acondicionado para resistir las influencias adversas que se encuentran en las tierras y en el clima donde las lluvias son muy poco abundantes.

Escardilla, cultivadora de rejas o azada de tiro para el cultivo entre líneas.

La adaptación de un vegetal para el cultivo en secano no depende nunca de una sola circunstancia sino de varias combinadas que lo hacen capaz de resistir el excesivo calor, la sequedad atmosférica, y la escasez de agua en el suelo. Estas circunstancias dependen generalmente: de la gran profundidad de las raíces, de que el vegetal pueda producir cierta cantidad de materia seca con menor gasto de agua, de que sea especialmente resistente a la sequía, de su resistencia para el calor, de la rapidez de su desarrollo y muchas veces de que desarrolle raíces muy superficiales, lo que parece un contrasentido.

Cultivadora, carro de rejas.

Los terrenos áridos son por regla general más profundos que los de las regiones lluvio-

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sas, como lo vimos al hablar de la fertilidad relativa de unos y otros y como en muchas partes las lluvias, aunque escasas, son suficientes para dar humedad hasta a varios metros de profundidad se comprende que el desarrollo radicular profundo da a las plantas mayores probabilidades de resistir los períodos secos, puesto que el agua del subsuelo está menos expuesta a pérdidas que la contenida en la capa arable. Debido a esta adaptación las plantas de la flora silvestre de las regiones áridas desarrollan en lo general raíces más profundas que las de climas húmedos y por eso son más propias para los cultivos en secano. En cambio las plantas propias de terrenos húmedos encuentran superficialmente toda la humedad que necesitan, sus raíces no tienen que profundizar ni extenderse mucho y por lo mismo no son propias para el cultivo de que hablamos. El gasto relativo de agua para formar cierta cantidad de materia seca vegetal no es el mismo para todas las plantas. Parece que algunas necesitan evaporar menor cantidad de ese líquido para hacer la elaboración de la savia que ha de producir los nuevos tejidos. Así vemos que hay plantas como las del cultivo hortícola que no podrían desarrollarse con la cantidad de humedad con que se desarrollan las del gran cultivo. La resistencia especial a la sequía es otra condición importantísima y podemos apreciarla comparando por ejemplo, la resistencia del nopal con la de cualquiera otra planta de las cultivadas ordinariamente. En los experimentos que se han hecho en Ranchería, Chih., se ha notado que el maíz, no obstante su resistencia, cuando viene un período demasiado seco muere por completo, mientras que en las mismas condiciones los sorgos se achicharran, como dicen nuestros rancheros, se enjutan, pero no mueren sino que cuando llega a caer una lluvia inmediatamente reverdecen y empiezan a crecer cuando el maíz ya ha muerto. La resistencia para el calor debe mencionarse igualmente. Aunque la planta pueda vivir con más o menos dificultad durante los meses de junio y julio que en la frontera Norte de Chihuahua son excesivamente secos y calurosos, puede dar-

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Variedades de nopal sin espinas y de dos variedades resistentes a las heladas, ensayadas en la Estación Agrícola Experimental de C. Juárez, Chih. El nopal será un gran recurso para el cultivo en las zonas más áridas.

se el caso de que alguna de las funciones del vegetal no pueda efectuarse y esto haga a la planta impropia para el cultivo en secano. Por ejemplo, las variedades de maíz mejoradas por selección o hibridación en los Estados Unidos las hemos ensayado algunas veces en Ciudad Juárez, y es muy común que aunque las plantas resistan nuestros secos calores las flores no se polinicen con regularidad, circunstancia que depende indudablemente de la poca resistencia de los estilos y estigmas de la flor hembra o del polen de la flor macho para sufrir la acción de un calor más intenso y más seco que el de la región donde esas variedades de maíz se han formado. En cambio la polinización de las variedades criollas se hace perfectamente. La precocidad o rapidez del desarrollo de la planta hasta llegar a la época de la madurez del fruto es otra circunstancia que distingue a las plantas propias para el cultivo en secano de las que no lo son. En este respecto son notables los mijos, principalmente el de Siberia, que se puede desarrollar en cuarenta y cinco días y las variedades de frijol que tenemos en México, plantas que llevan ventaja a las de otros climas y hasta al maíz que es una planta de crecimiento muy rápido. Para dar idea de la distinta precocidad de las plantas citaremos a una planta que crece exactamente en la región más árida de Chihuahua como es aquella donde está situada la Granja de

Ranchería, esa planta es el zacate llamado Toboso (Hilaria mutica) el cual en una ocasión en que llovió por primera vez en julio, pudimos observar que a los quince días estaba ya florecido. Es indudable que una gramínea menos capaz de resistir el calor de ese mes y menos rápida para desarrollarse no habría podido aprovechar tan bien la humedad de aquella lluvia como la aprovechó el Toboso, planta especializada para aquellas condiciones de lugar. Por último, no solamente las raíces profundas pueden hacer a una planta adecuada para las condiciones del cultivo en tierras áridas; muchas veces es la condición contraria la que se necesita. Por ejemplo, en tierras en que llueve muy poco, que nunca se llegan a humedecer sino a unos cuantos centímetros abajo de la superficie, quizá menos de treinta, las únicas plantas que pueden prosperar, son las de rápido crecimiento y que forman una cabellera de raíces superficiales que les permita aprovechar en unos cuantos días la humedad contenida en la primera capa del suelo. Esa especialidad la tienen las plantas herbáceas propias de esos terrenos y es una cualidad que hace importantes a muchas de las plantas cultivadas. El agricultor en secano debe saber perfectamente que las plantas que cultiva pueden desarrollar raíces más o menos profundas, según el cultivo a que las someta y como le interesa que las desarrollen profundamente, porque así absorben mejor la humedad del subsuelo y son más resistentes a la falta de humedad exterior, debe procurar siempre que aquel desarrollo sea hacia abajo. Parece difícil lograr tan gran ventaja y sin embargo es muy sencillo. Arando profundamente la tierra disminuye el agricultor la. resistencia que éste ofrece a la penetración de las raíces, así es que las labores profundas son la primera condición para lograrlo. Si por el cultivo del año anterior se ha hecho que la humedad no se encuentre solamente en los primeros decímetros de tierra sino que se haya acumulado hasta uno o dos metros de profundidad, las raíces de las plantas que se siembren irán a buscar aquella humedad y por con-

secuencia aumentará la zona de donde la planta podrá tomar su nutrición. Logrado eso, que las raíces hayan profundizado, no importa que la tierra superficial esté seca; de allá abajo tomará la planta la humedad que necesita. En el cultivo de árboles o plantas como la vid, se logra esto no dando riegos muy frecuentes. Además, los cultivos de beneficio profundos suelen matar muchas de las raíces superficiales de las plantas cultivadas; pero esa especie de poda que en los cultivos de riego suele ser muy perjudicial en los de secano no es de tanta trascendencia, porque en cambio se compensa por un crecimiento mayor de las raíces verticales o profundas. La elección de plantas apropiadas es una de las condiciones más importantes en el cultivo en secano, como que no se trata de vencer o de luchar contra la naturaleza, sino de acomodarse a la naturaleza, y de hacer que sus fuerzas obren en provecho del hombre. Mencionaremos las plantas o grupos de plantas que tienen mayor importancia para los agricultores mexicanos que se dediquen a este género de explotaciones. FRIJOL.— Colocamos a esta planta en el primer término porque es la de producción más segura en aquellas regiones de nuestro país donde llueve menos y donde más se retardan las lluvias. En el Norte del Estado de Chihuahua, aunque no llueva sino a mediados o fines de julio, puede cosecharse el frijol, mientras que el maíz no puede madurarse antes de que caigan las primeras heladas. De las variedades de frijol las más adecuadas al cultivo en secano son las de frijol mexicano, de las cuales tenemos multitud de variedades dignas de estudiarse y de mejorarse. Sólo en el Estado de Chihuahua hay cinco o seis clases distintas que tienen grandes méritos porque habiéndose cultivado de temporal desde hace muchos años, han adquirido una rapidez para desarrollarse y una resistencia a la sequía poco comunes. En la Estación Agrícola de Ciudad Juárez, se ha estado haciendo el estudio de treinta y siete

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variedades distintas y hasta hoy las que consideramos más importantes son: una variedad de frijol llamado color de rosa que se ha producido muy bien en la Granja de Ranchería, un frijol pinto que hemos llamado de Islas, por habernos suministrado la semilla un amigo nuestro inteligente agricultor de Villa Ahumada, Sr. J. M. Islas, el frijol Bayo rata de Chihuahua, el pequeño frijol Tepari que adquirimos de Arizona, E. U., y que siembran mucho los indios yaquis, así como unas variedades de frijol llamado Croioder que conseguimos en el Canadá al asistir al Congreso de Cultivos en secano que se verificó en Letlibridge en 1912. El estudio que se ha emprendido en la Estación Agrícola Experimental de Ciudad Juárez, no es suficiente aún para poder señalar con toda certeza las cualidades que unas y otras variedades pueden tener. El frijol Burpee sin fibra que hemos venido cultivando desde hace algunos años, es otra variedad digna de mencionarse por su precocidad, pero, aunque tiene gran importancia para el consumo en verde, exactamente por carecer de fibra en el ejote, no puede dedicarse al gran cultivo con tanto provecho como las variedades que se cultivan por su grano. La reducción de los derechos de importación al frijol decretada recientemente en los Estados Unidos, es una circunstancia que vendrá a aumentar nuestras exportaciones de este grano las cuales han venido haciéndose en mayor escala últimamente. El consumo del frijol mexicano va aumentando cada año en la nación vecina y con este nuevo aliciente de la rebaja de los derechos es indudable que se presenta un buen porvenir para este cultivo en México, además de que por ser uno de los artículos que más consumimos nosotros en nuestra alimentación, tiene ya excelente mercado en nuestro propio país. Los agricultores mexicanos, convencidos del porvenir de este cultivo deberían irse fijando atentamente en las cualidades de las variedades de frijol que haya en la localidad respectiva para ir mejorándolas por selección y purificando la semilla.

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A los agricultores de las regiones áridas que deseen cooperar con la Estación Agrícola de Ciudad Juárez en el estudio tan importante de nuestras variedades de frijol, les hacemos le súplica de que nos remitan pequeñas cantidades de semilla de aquellas variedades que sean notables por su producción, por la rapidez de su desarrollo y por su resistencia a la sequía. Hacemos notar que éstas son las cualidades que nos interesa estudiar, así es que cualesquiera otras no nos importan para el objeto que perseguimos. Agradeceremos mucho a las personas que se tomen la molestia de remitirnos alguna muestra, que se sirvan indicar al mismo tiempo las condiciones en que dicha variedad se cultiva en el lugar de su residencia y las cualidades especiales que en su concepto tenga cada variedad. MAÍZ.— El maíz es la cosecha más importante en nuestro país para los cultivos en secano atendiendo a la extensión donde se cultiva y puede cultivarse y a la utilización que hacemos de ese grano para la alimentación del hombre y de los animales domésticos. Es una de las plantas mejor acondicionadas para el cultivo en secano y también tenemos de ella multitud de variedades de grandes méritos que merecen un estudio detenido. Entre las variedades mexicanas de maíz tenemos muchas que son muy cosecheras, como dicen nuestros agricultores, pero que requieren bastante humedad y mayor duración en el período de crecimiento. Estas no nos interesan desde el punto de vista de los cultivos en secano, sino aquellas que aunque poco rendidoras, resisten bien la sequía y se producen en poco tiempo. Las variedades más importantes son los maíces llamados de temporal entre nosotros, que producen matas de poca altura y dan mazorcas pequeñas a poca altura de la caña. Las de maíz alto, cuyas glandes mazorcas están insertadas a gran altura, por regla general pueden servir para regiones lluviosas pero no para las zonas más áridas de nuestro país. El maíz criollo de Chihuahua que se cultiva de riego ordinariamente puede sembrarse en se-

cano con ventaja, porque es una variedad muy rústica y productiva. Tiene además la ventaja de ser su grano muy blando y por lo mismo preferido a los duros para la alimentación del hombre y de los animales. El agricultor debe fijarse en cuáles matas de su milpa llegan primero al término de la madurez y recoger las mazorcas que produzca la mata más precoz para propagar su semilla, sembrándola en un terreno lejano de donde haya otras milpas. Por este medio, y escogiendo siempre para la siembra los mejores granos y las mejores mazorcas podrá lograr un mejoramiento de la variedad que será muy importante. Si en una variedad que madure en 100 días se logra por selección reducir el período de crecimiento a 95 días se habrán aumentado

considerablemente las probabilidades de éxito para las siembras futuras; si en la producción de cada mata se logra por selección aumentar uno o dos gramos, el rendimiento extra de una hectárea no será de despreciarse y, cómo las semillas buenas se van generalizando por sus cualidades propias entre los agricultores, pronto ejercerá su influencia aquel mejoramiento en la producción de toda una zona o de todo un Municipio, o de todo un Estado. Entre las variedades mejoradas de los Estados Unidos se encuentran algunas de grandísima importancia para las regiones de nuestro país que no son demasiado secas o que hacen cultivos de riego, pero, por regla general, no prosperan en las regiones más áridas de nuestro país, porque no se verifica la polinización regularmente y quedan en la mazorca muchos granos sin llenar o formarse. Sería necesario cultivar esas variedades algunos años sucesivamente para que se pudieran adaptar al clima lo cual es fácil, porque el maíz es una planta muy dúctil para la aclimatación. Las variedades Rojo de 90 días, y el Australian Flint nos han dado en el Norte de Chihuahua buenos resultados, y últimamente en las Granjas de San Martín y La Fragua, en el Estado de Nuevo León hemos obtenido muy buenas cosechas con el maíz Oklahoma Wonder.

Maíz cultivado en la granja de San Martín, N. L. 1913.

Vegetación y aspecto de los terrenos donde se estableció la Granja de La Fragua, Nuevo León.

Hay en los Estados Unidos una variedad de maíz que llaman Mexican June Corn, o maíz mexicano de junio, que según tenemos entendido fué llevado de la región de la Laguna. Se ha mejorado en los Estados Unidos por selección y ahora es notable, al traer esa semilla a México para sembrarla, ver la uniformidad con que se producen todas las mazorcas y todos los granos. Se trata simplemente de que los caracteres propios de esa variedad se han fijado, como se fijan en los animales los caracteres de una raza y de que se ha mejorado por selección la forma y rendimiento en grano de la mazorca. Este mejoramiento que se ha logrado con el Maíz Mexicano de Junio, en los Estados Unidos podría lograrse con cualquiera de nuestras variedades entre las cuales, como hemos dicho, hay algunas de grandes méritos.

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En las regiones de nuestro país donde hay dos periodos de lluvias bien marcados o donde estas son bastante regulares, puede lograrse hacer dos siembras de maíz, la temprana y la tardía en una misma explotación, aunque no en un mismo terreno; pero eso no es posible cuando sólo hay un período de lluvias o que éstas no son sino muy reducidas, como pasa en la parte Norte de nuestra altiplanicie. En estas últimas condiciones el empeño del agricultor que cultive en secano tiene que ser conservar en el suelo la mayor cantidad de humedad posible de las lluvias del año anterior para hacer la siembra unas semanas antes de que vengan las lluvias normales o para arriesgar haciendo la siembra en polvo si aquellas se han retrasado bastante. TRIGO.—El trigo se cultiva de temporal en gran parte de México y los cultivos mejorados podrían contribuir mucho para aumentar las cosechas de ese cereal aumentando la cantidad de agua absorbida por la tierra y facilitando el desarrollo de la planta con labores profundas y una buena pulverización del arrope.

Maíz cultivado en la Granja de La Fragua, N. L. 1913.

Milo maíz cultivado en la Granja de La Fragua, N. L. 1913.

Para nuestra agricultura sería un gran descubrimiento el encontrar una variedad de trigo que pudiera sembrarse en julio y que pudiera resistir las condiciones adversas del período subsecuente en la región Norte del país. Hemos sido informados que en Argelia, en la parte Norte de Africa hay una variedad que cultivan en verano, pero nos ha sido imposible adquirir la semilla para ensayarla en nuestras condiciones. El cultivo del trigo en secano no es probable que se generalice, al menos de las variedades que hoy conocemos, en la parte Norte de nuestra Mesa Central, porque es muy difícil que la planta resista la falta de humedad que tenemos durante los meses de la primavera. Sin embargo, es un cultivo importante para regiones más lluviosas o de régimen pluvial menos desfavorable. La cebada y la avena pueden cultivarse con mayores probabilidades de éxito en zonas don-

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Maíz tardío cultivado en la Estación Agrícola Experimental de Ciudad Juárez, Chih. Enteramente inadecuado para el cultivo en secano.

de el trigo no pueda prosperar y es probable que éstos cultivos sí se generalicen bastante. El centeno puede también llegar a adquirir alguna importancia aunque hasta ahora sólo se cultiva en algunas regiones de Tlaxcala y Puebla y eso en muy pequeña escala. SORGOS.—Todas las variedades de sorgos son importantes para el cultivo en regiones áridas, porque, además de ser precoces tienen la facultad de resistir las sequías ordinarias y de volver a la actividad normal de su vegetación cuando cae la primera lluvia. Cuando el maíz ha muerto por falta de humedad los sorgos se mantienen vivos como se ha observado varias veces en la Granja de Ranchería. El grano de los sorgos no estamos acostumbrados a consumirlo en la alimentación del hombre, como usamos el maíz, pero es tan nutritivo como éste y lo puede substituir perfectamente y quizás con ventaja en la alimentación de nuestros animales domésticos.

cia de alimentar bien a los animales domésticos o donde la cercanía a una gran ciudad permita disponer de ese género de pastura a buen precio. Los sorgos son plantas que se han generalizado y han adquirido importancia exactamente en las regiones áridas del globo, y por sus grandes cualidades deben propagarse en nuestro país aunque ahora nuestra gente considere al maíz común como más importante. Toda la diferencia depende ahora, en la preferencia que se da al maíz, de la costumbre de la cual depende el fácil mercado que este tiene. ALGODON.—Esta planta se cultiva en México solamente en terrenos de riego hablando de un modo general, pero en los Estados Unidos se siembra en una gran zona donde no se dispone de más recurso que las lluvias.

El maíz de Jerusalén y las variedades blancas de Kaffir o Dourha pueden emplearse en la alimentación del hombre fácilmente. De todas las variedades de sorgo que hemos ensayado hasta ahora en las Granjas de Ranchería, San Martín y La Fragua, la que más ventajas parece tener es el Milo Maíz, grano parecido al de Dourha y cuya espiga se distingue de la del Kaffir en que no es tan alargada. Para usar los sorgos como forraje se puede separar el grano del tlazole o bien guardarlo sin desgranar para darlo a los animales en junto. Tratándose de cultivos en grande escala cuyos productos sean para la venta se hace necesaria la separación del grano, operación que es bastante sencilla.

Cosecha de sorgo en la granja de La Fragua. N. L. 1913.

El sorgo dulce para el consumo de pastura verde es muy importante y es posible hacer su cultivo aun en ocasiones en que no hay tiempo suficiente para que maduren el maíz o los sorgos para grano. No debe faltar esta planta en ninguna explotación donde se aprecie debidamente la importan-

Usando la cultivadora de rejas y de asiento en la granja de La Fragua, N. L.

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Tenemos en nuestro país algunas zonas donde en nuestro concepto podría ser un cultivo remunerador en secano, zonas que a juzgar por nuestros conocimientos actuales quedarían colocadas no en la altiplanicie sino en las regiones cuya altitud sobre el nivel del mar fuera inferior al plano de 700 u 800 metros. En Chihuahua sería un fracaso el cultivo del algodón en secano, pero no sucede lo mismo en las regiones más bajas de Nuevo León y Coahuila donde llueve algo más donde la evaporación es menor, y donde es más larga la estación de cultivo entre las heladas tardías y las tempranas. El año de 1913 se han hecho en las Granjas de Nuevo León, ensayos en pequeña escala sobre el cultivo del algodón y los resultados han sido satisfactorios. El ataque del picudo probablemente se generalizaría en las regiones donde el algodón se fuera cultivando de un modo regular, pero no hay motivo para creer que por esta causa fuera imposible el cultivo de esta planta porque, como se ve en los Estados Unidos el cultivo remunerador del algodón puede hacerse aun en aquellas zonas donde ataca el picudo. Los rendimientos que se obtuvieran no podrían compararse con los que pueden obtenerse en la Laguna o en el Yaqui, pero, sin embargo, podría ser una cosecha muy importante en gran parte de nuestro país. Lo que hace mucha falta a este respecto es que nuestro Gobierno o nuestros agricultores emprendan experimentos sistemáticos para determinar en qué regiones es susceptible de cultivarse esta planta con provecho. CAÑAGRIA.—Esta planta curtiente se produce silvestre en las regiones más áridas de Sonora y Chihuahua y como tiene algunas peculiaridades que la hacen apropiada para utilizar la humedad del suelo en una época en que otras plantas no pueden utilizarla, es digna de propagarse y de ensayarse en muchas regiones secas del país. La cañagria vive durante el invierno y florece para abril o mayo, sus raíces son muy profundas,

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permanecen en el terreno sin vegetar cuando falten las lluvias en espera de las lluvias del año siguiente y por último da un producto de fácil transporte y que se puede conservar indefinidamente ya sea en el mismo suelo o una vez que se ha cortado y secado o pulverizado. En la Granja de Ranchería se ha propagado perfectamente y creemos que con el tiempo llegará a ser una de las cosechas principales en las regiones más áridas donde se emprendan los cultivos mejorados de secano. CACAHUATE.—La resistencia a la sequía que tiene esta planta no ha pasado desapercibida para los agrónomos extranjeros que se han dedicado al estudio del cultivo en secano y actualmente ocupa el cacahuate un lugar prominente entre las cosechas que se hacen de este modo. Se ha introducido a los Estados Unidos una variedad llamada Española, que produce matas más pequeñas que el cacahuate ordinario y granos muy juntos a la corona de la raíz y de mucho menor tamaño que el comestible. Esta planta se usa como forrajera especialmente para la engorda del cerdo, que como sabemos es una industria muy desarrollada en la nación vecina. Hemos ensayado el cacahuate español en la Estación Experimental de C. Juárez, pero no en la Granja de Ranchería, porque en ella hemos tenido este año muchas dificultades y un año excepcionalmente malo. En el cultivo de secano en regiones donde las lluvias son favorables, puede ensayarse el cultivo del cacahuate ordinario comestible; pero en las regiones más áridas debe el cultivo limitarse al de la variedad de cacahuate español para usos forrajeros, porque sería el único que podría producirse. ALFALFA.—En las regiones altas y calurosas donde la alfalfa encuentra las condiciones adecuadas para su desarrollo, puede cultivarse esta planta en secano si se logra normalmente acumular en el suelo humedad suficiente para mantener en condiciones buenas de humedad el primero y segundo metros de la capa del sue-

lo. Si la profundidad es mayor, naturalmente aumentarán las probabilidades de éxito. La gran dificultad consiste en las regiones áridas en lograr la germinación y el primer desarrollo de la planta, porque es una planta muy delicada al principio. Una vez que sus raíces han profundizado bastante, puede resistir muy bien las condiciones exteriores de sequía. Surcos de algodón cultivado en la granja de La Fragua, N. L. 1913.

La alfalfa debe cultivarse en secano sembrada en líneas solamente para que puedan darse las labores superficiales de cultivo que han de mantener la humedad del suelo. FRIJOL POLILLA.— Como leguminosa forrajera de gran importancia para el cultivo en secano queremos mencionar el frijol polilla (Phaseolus aconitifolius) planta de la cual adquirimos unas cuantas semillas en el Departamento de Agricultura de Washington y que hemos logrado propagar en Ciudad Juárez.

Ciento cincuenta mazorcas bien desarrolladas y diez y seis pequeñas, cosechadas en una área de tierra. Granja de La Fragua, N. L. 1913.

Se ha calificado a esta planta por persona competente como la más resistente a la sequía de todas las leguminosas anuales y esto basta para comprender que se trata de una planta de suma importancia desde el punto de vista del cultivo en secano. BERSEEM.—Esta planta cuyo nombre botánico es Trifolium Alexandrinum, también es bastante resistente a la sequía y ha dado buenos resultados en Arizona en siembras hechas en terrenos secos. Es una planta forrajera muy vigorosa y quizás llegue a propagarse su cultivo cuando se perfeccionen nuestros sistemas agrícolas en tierras de escasa precipitación. ZULLA.—La zulla se cultiva en secano en algunas regiones de Europa y tiene fama de ser sumamente resistente a la falta de humedad. En las Islas Baleares y en el Norte de Africa se cultiva extensamente.

Cañagria. Planta curtiente cuyo cultivo en secano se está experimentando en la granja de Ranchería, Chih.

En C. Juárez la hemos cultivado de riego y podemos decir que en esta región no daría resultado sin más humedad que la de las lluvias; pero tenemos muchas extensiones de terrenos más húmedos que éstos en la República donde su cultivo debería ensayarse.

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Creemos que puede llegar a ser la planta que substituya a la alfalfa en regiones poco elevadas sobre el nivel del mar. Su nombre botánico es Hedysarum coronarium. CAMOTE.— Todos los agricultores han observado la gran resistencia de esta planta, que se mantiene verde a pesar de que la falta de humedad en el suelo haya matado a otras muchas de nuestras plantas cultivadas. Al menos puede atribuirse esta resistencia a las variedades de camote que cultivamos en el Norte de Chihuahua. Si el agricultor en secano pudiera disponer de suficiente humedad en su tierra para poder hacer la plantación en tiempo oportuno regando a mano las matas traspuestas llevaría muchas probabilidades de obtener una buena cosecha. Aun suponiendo que su cultivo no pudiera hacerse en grande escala por los requisitos de la planta al hacer el trasplante, no dejaría de tener importancia el que e! agricultor de tierras áridas pudiera sembrar pequeños lotes para el consumo de su familia o para la engorda de cerdos. PAPA.—En los Estados Unidos se siembra mucha papa en tierras de secano y en nuestro país se han hecho algunos ensayos dignos de tenerse en cuenta para juzgar de las posibilidades futuras de la papa como cosecha propia para este género de cultivo. Muy poco podemos decir acerca de esta planta, porque, en realidad, no sabemos nada de las regiones y de las condiciones en que podría producirse en nuestro país en cultivos que no sean de riego. Todo está por estudiarse a este respecto y sólo señalamos la posibilidad de que llegue a cultivarse en secano por ser de las que más se cultivan en esas condiciones en el país vecino. ARBOLES Y ARBUSTOS FRUTALES.—Si en la flora espontánea de un terreno vemos que existen árboles corpulentos es porque el suelo es suficientemente profundo para que se desarrollen sus raíces y porque existe la humedad necesaria para que vivan aquella clase de plantas.

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¿Por qué no han de poder crecer entonces árboles o arbustos frutales que sean propios de aquel clima y que se ayuden por medio de un cultivo inteligentemente hecho a recibir mayor cantidad de humedad que la que reciben los árboles silvestres? La dificultad principal estará en los primeros años, porque después las raíces habrán podido profundizar lo suficiente para buscar la humedad en las capas profundas. Es incalculable el porvenir que tiene en nuestro país el cultivo de plantas y árboles frutales y aunque no podemos aún consignar el resultado de experimentos ya efectuados, hemos querido señalarlos en esta reseña de cosechas que tienen importancia en el país desde el punto de vista en que estamos colocados, porque estamos convencidos de que en un futuro no lejano constituirán un gran recurso para nuestros agricultores. HISTORIA DE LOS EXPERIMENTOS EN MEXICO.—El año de 1908, siendo Ministro de Fomento el Sr. Lic. Don Olegario Molina, los Sres. Wilson y Branagh propusieron a aquella Secretaría el encargarse de hacer en el país unos experimentos sobre cultivo en secano por los procedimientos modernos que llamaban tanto la atención en los Estados Unidos en aquella época. El Sr. Ministro Molina aceptó la proposición y dispuso que los cultivos experimentales comenzarían a hacerse en Ranchería, Estado de Chihuahua, propiedad de la sociedad Escobar Hnos., y bajo la vigilancia o dirección de la Estación Agrícola Experimental de Ciudad Juárez. El Sr. Wilson jamás tuvo ingerencia en los ensayos que se emprendieron, de los cuales se encargó el Sr. Roberto Branagh, entendido agricultor inglés que contaba con una práctica muy larga en cultivos en secano, por haberse dedicado a ellos desde hacía muchos años en California y aun en un rancho cercano a Cananea, Estado de Sonora. El Sr. Branagh comenzó los trabajos en 1908 y desde entonces se han hecho en aquel lugar

cultivos experimentales que en varios años han fracasado completamente por la falta de lluvias. Se ha visto en dicha Granja el mejoramiento notable que sufre la tierra con el cultivo, pues la tierra primeramente labrada absorbe mucho mejor la humedad que la tierra nueva y se puede penetrar mejor con el arado. Cuando las lluvias no se han retardado demasiado, ha sido posible levantar buena cosecha de frijol y de milo maíz, y en la actualidad se tiene una plantación de cañagria que parece ser una planta bien acondicionada para el clima tan seco que allí existe. La precipitación en Ranchería es aproximadamente igual a la de Ciudad Juárez o El Paso, Texas, o sean 23 centímetros como promedio de más de veinte años. De los experimentos hechos en esta Granja pueden deducirse los siguientes hechos:

Hay años, quizás dos o tres de cada período de cinco, en que la falta de lluvias causa la pérdida de las cosechas o más bien dicho, impide hacer las siembras en tiempo oportuno. El cultivo, aún en esas condiciones arriesgadas, sólo puede hacerse en zonas escogidas en los bajíos y no en cualquier parte del terreno. Para tener éxito la mayoría de los años es necesario recurrir al medio de facilitar que llegue a la tierra cultivada el agua que durante las lluvias pueda venir de terrenos más altos. Las cosechas más apropiadas para esta región son el frijol, los sorgos (milo maíz, maíz kafíir y sorgo dulce), la cañagria y el maíz de temporal del Estado de Chihuahua. El cultivo de la tierra en esas condiciones no puede considerarse como un recurso suficientemente seguro para que pueda ser fundamento de la colonización ni aun en regiones escogidas de esta gran zona árida del país. Sin embargo puede ser un recurso auxiliar en las haciendas ganaderas, ya sea haciéndose los cultivos por cuenta del propietario o dando a los vecinos o peones parcelas de terreno para que hagan los cultivos por su cuenta. Estos resultados puede decirse que corresponden a la zona más árida de la República y aunque son desalentadores para las personas que hubieran esperado cosa distinta, son importantes desde el punto de vista experimental.

Cultivos en la granja de Ranchería, Chih. 1912.

Sandía forrajera cultivada en la granja de Ranchería, Chih. 1912.

No justifican el que se pierdan las esperanzas de poder cultivar grandes extensiones de terreno en regiones semejantes, porque debemos considerar que los métodos del cultivo en secano se van perfeccionando cada día y cada día también se va disponiendo de plantas más capaces de resistir las grandes sequías. Esas plantas, ya sean traídas de países extranjeros, como los sorgos, o sean originarias de nuestro mismo clima, como la cañagria, serán las que resuelvan el problema del cultivo en estas condiciones tan desfavorables. Es tan importante la producción de pasturas en esta región que si pudiera lograrse la cosecha

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de tres años en cada período de cinco de plantas como el milo maíz, el maíz de temporal, o los mijos, creemos que sería remunerador el cultivo. La cosecha de frijol no es tan arriesgada como la del maíz e indudablemente será de las que se hagan más generalmente en estas condiciones. La sandía forrajera es otra de las plantas que se ha logrado producir muy bien en Ranchería, pero con el trigo o los demás cereales de invierno o primavera siempre se ha fracasado.

Diagrama que representa las lluvias mensuales en El Paso, Texas, E. U., que pueden considerarse iguales a las de Ciudad Juárez o Ranchería, Chih.

Los experimentos de Ranchería, aunque conducidos durante cinco años no son suficientes para llegar a conclusiones terminantes primeramente porque nuestras lluvias parece que sufren variaciones periódicas en espacios no menores de doce a trece años y en segundo lugar porque los trastornos causados por la revolución durante los últimos tres años han impedido conducir los trabajos debidamente. Para las personas que no conozcan la región donde se encuentra establecida la Granja de Ranchería, baste decir además del dato sobre precipitación que hemos consignado, que el agua para beber se eleva de una perforación que tiene setenta metros de profundidad y que al hacerla se atravesó la misma clase de tierra que se encuentra en la superficie, encontrándola a los setenta metros tan seca como la que estaba expuesta a los rayos del sol. Sin embargo algunos años las verdes cosechas del milo maíz y del frijol en medio de aquel desierto eran tan hermosas que podían ilusionar a cualquier agricultor haciéndole creer que los procedimientos del cultivo mejorado habían venido a resolver el problema de la falta del agua que se hacía sentir en la seca vegetación espontánea y en el sediento ganado. A fines de 1910 el mismo señor Ministro de Fomento Don Olegario Molina, acordó el establecimiento de otras Granjas experimentales de cultivos en secano bajo la dirección de la Estación Agrícola de Ciudad Juárez, Granjas que no pudieron establecerse sino hasta finalizar el año de 1911, debido a los trastornos que hubo en la paz pública.

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Milo maíz.—Granja de Ranchería, Chih. 1912.

En Noviembre de 1911 el autor acompañado del señor Branagh, eligieron las haciendas de San Martin y La Fragua, del Estado de Nuevo León para establecer en ellas dichas Granjas, en las que se comenzó a desmontar tierra y a sembrar el año de 1912. En estas Granjas no se tropieza con las mismas dificultades que en Ranchería y el éxito ha sido muy distinto naturalmente. Se encuentran en una vasta región donde el cultivo en secano será capaz de transformar llanuras eriazas, ocupadas por una vegetación menos útil que la espontánea de Ranchería, en fincas agrícolas donde multitud de familias pobres puedan radicarse y encontrar el sustento. Hemos consignado en el curso de este estudio algunas de las observaciones que se han hecho en las tres Granjas que hemos mencionado y para resumir los resultados obtenidos en las de Nuevo León, bastará decir que en 1913 la cosecha de maíz dió 1,700 kilogramos de grano por

hectárea y el sorgo dulce dió un promedio de 12,400 kilogramos de pastura seca por hectárea. Las cosechas en La Fragua no fueron inferiores y el artículo que transcribimos en seguida y que el autor de este estudio hizo publicar en la prensa de Monterrey, en julio de este año después de visitar dichas Granjas, da idea del éxito que se había logrado, además de que se reproducen aquí muchas fotografías tomadas tanto en éstas como en la Granja de Ranchería. RECORTE “LAS SIEMBRAS DE SECANO EN EL ESTADO DE NUEVO LEON” “Las Granjas Experimentales de Cultivos en Secano de San Martín y La Fragua, Estado de N. León, se establecieron a fines de 1911 o principios de 1912, varios años después que la de Ranchería en el Estado de Chihuahua. “Dependen todas ellas de la Estación Agrícola Experimental de Ciudad Juárez, Chih., y el Sr. Roberto Branagh ha estado encargado de los cultivos en las dos primeras durante el año en curso. “Los procedimientos racionales de cultivo adecuado al secano, son aplicables igualmente a los terrenos de riego, pues tienden principalmente a lograr la economía del agua y este es un asunto de importancia en las nueve décimas partes de los terrenos cultivados en la República. Son raros los lugares donde siempre hay abundancia de agua, ya sea de riego o de lluvias. “El año de 1912 se comenzaron a desmontar tierras en San Martín y La Fragua y sólo se pudieron hacer siembras experimentales en muy pequeña escala. “En 1913 ya pudieron sembrarse más variedades de plantas y se dispuso de mayor número de lotes los cuales tienen media hectárea cada uno. “La preparación de la tierra y las oportunas lluvias han hecho que los resultados de las siembras en este año sean excelentes. “No hay actualmente a lo largo de las vías férreas que tocan a Monterrey en las cercanías de esta ciudad, siembras mejores que las de las dos Granjas citadas ni aun en los terrenos de riego.

“Es cierto que han abundado las lluvias este año pero no se debe exclusivamente a esa circunstancia el éxito obtenido, pues lo mismo ha llovido en todos los demás terrenos cultivados y la prueba de la influencia del sistema de cultivo, es que ni en las tierras regadas hay mejores cosechas. “Además de las siembras de diversas variedades de maíz se han hecho experimentos con algunos árboles y plantas frutales: algodón, sorgo azucarado, maíz kaffir y milo maíz. “En una zona donde los forrajes tienen precios tan altos y donde la mejor alimentación de la población rural y de los animales constituye un problema tan importante como sucede en esta región, el cultivo de plantas más precoces y resistentes que el maíz es de gran trascendencia. “El milo-maíz o el sorgo dulce, darán este año dos cosechas, pero es probable que esto no se podrá lograr todos los años. Sin embargo, una sola cosecha podría hacerse casi siempre con beneficio para el agricultor. “Si se observa la inmensidad de terrenos que podrían someterse al cultivo para sostener a una población diez o cien veces más densa que la actual y la necesidad de aumentar la productividad de la tierra de riego, logrando con ello la disminución de los gastos y la efectividad de la poca agua de riego que tenemos, se comprenderá la ventaja de estudiar experimentalmente los cultivos en secano para ir modificando paulatinamente nuestros métodos de una manera racional y juiciosa. “Las Granjas de San Martín y La Fragua como dependencias de la Estación Agrícola Experimental de Ciudad Juárez, pueden ser visitadas por todas las personas que gusten y el encargado señor Branagh tiene instrucciones para dar a cualquier persona que los solicite, las explicaciones y datos que se le pidan. Cualquiera consulta que se quiera hacer por escrito, puede dirigirse a los Directores de la Estación de Ciudad Juárez, señores Ingenieros Agrónomos Escobar Hnos.” LAS BESTIAS DE TIRO.—He aquí un asunto que no podemos dejar de tratar aunque parezca que nada tiene que ver especialmente con

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los cultivos en secano, pero que es esencialísimo para que un agricultor tenga éxito. Debo confesar que la idea de dedicarle algunos párrafos, me ha venido de las frecuentes conversaciones que he tenido con el Sr. Branagh acerca de nuestras condiciones y de las dificultades que tenemos que vencer en México. El, como extranjero, ha estado en mejor aptitud que yo para notar los defectos de nuestros agricultores, y con tal carácter ha podido notar algunos que para mí habían pasado desapercibidos. Si se fija uno en la influencia de las bestias de tiro sobre el éxito de los trabajos agrícolas, llega a la conclusión de que de ellas depende, tanto como del hombre la eficacia de los trabajos y el costo de ellos. ¿Las bestias gordas son efecto de una agricultura próspera o, al contrario, la agricultura próspera la hacen las bestias gordas?

Diagrama que representa las lluvias mensuales en Monterrey, que, con poca diferencia, pueden considerarse iguales a las de San Martín y La Fragua. Nuevo León.

Debemos reflexionar un poco sobre este punto.

tigamos tanto para dar las labores, por eso necesitamos mantener doble número de animales para atender a las necesidades de nuestros cultivos. Son comunes las haciendas donde las mulas o los bueyes son tan numerosos que se remudan por medios días. Esto se debe a que son incapaces de resistir el trabajo durante el día entero, porque están muy mal alimentados.

Donde quiera que hay abundancia de producción agrícola, el hombre es feliz, mantiene holgadamente a su familia y conserva a sus animales de trabajo y de renta en buen estado de gordura. Sus labores las hace sin exigir gran esfuerzo a sus animales y sin fatigarse él mismo. En cambio, donde la agricultura es pobre la producción no basta ni para mantener al hombre ni para mantener a los animales. Estos viven generalmente flacos y su debilidad apenas les permite rasguñar la tierra con el arado. Por eso preferimos los arados pequeños, por eso nos fa-

Cosecha de Milo maíz en la granja de La Fragua, N. L. 1918,

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En la mayoría de los casos la poca producción depende de las malas labores y del mal cultivo, y como para ellas se necesita tener la fuerza motriz necesaria, sin que baste la voluntad y la fuerza muscular del hombre, es claro que la abundante producción tiene más de efecto que de causa y que hay que comenzar por tener bestias gordas para hacer debidamente los trabajos que deben influir en la producción de las buenas cosechas. Entonces tenemos que comenzar por resolver en nuestra agricultura el problema de la alimentación de nuestros animales, convencernos de que necesitamos animales de mayor peso, comprender que estamos tirando el dinero al mantener escasamente doble número de animales del que necesitamos, en vez de mantener este número con una alimentación abundante y nutritiva.

Debemos abominar de las pasturas baratas porque esas son las que nos impiden levantar buenas cosechas. Queremos mantener nuestra mulada y nuestros bueyes de trabajo en rastrojos o potreros agotados, y cuidamos mucho el tlazole de maíz y la paja, substancias que son mejores para combustible que para forraje único de los animales de trabajo. Pero los cuidamos, cuando los cuidamos, porque son las pasturas que menos cuestan. Esos forrajes son alimentos de lastre solamente; pero no tienen gran cosa de substancias nutritivas para reponer las pérdidas del organismo animal que trabaja ni para crear nada porque no contienen nada, puede decirse. Los granos, el salvado, los forrajes de leguminosas, y en fin, los forrajes que contienen la riqueza necesaria en su composición, esos cuestan mucho dinero y si llegamos a emplearlos, cuando se nos agotó el tlazole, es en cantidades dosimétricas. Al tratar de este asunto en un estudio sobre los cultivos en secano que nos hacen ver un porvenir tan vasto en una época de desgracias nacionales en que se ve que la gente pobre pugna por mejorar su condición social, mejoría que radica principalmente en la mejor distribución de la tierra y en el adelanto de los procedimientos agrícolas, quisiera que mis palabras impresionaran a todos los agricultores que leyeran este estudio y que hubiera manera de inculcarlas a los labradores pobres que tienen que sacar el sustento de su familia de una pequeña parcela y del trabajo de una mula o de una yunta de bueyes. Quisiera dejar convencidos a todos de la necesidad de mantener mejor a nuestros animales de trabajo para que eso se tradujera en unos cuantos centímetros más de profundidad en las labores, porque esos cuantos centímetros serían al siguiente año muchas espigas y muchas mazorcas más en la cosecha. Es un problema de educación que tenemos que resolver hablando y escribiendo mucho hasta lograr ser oídos. ¡Pero cuánto trabajo cuesta el lograr ser oídos!

Compréndanlo nuestros agricultores capitalistas, sépanlo nuestros agricultores en pequeño: para tener mejor éxito en todos los trabajos, para aumentar la producción, para lograr mejor vida, necesitamos comenzar por mantener mejor a nuestros animales de tiro. No podemos esperar en México aumentar el peso y la alzada de nuestras bestias de tiro de la noche a la mañana hasta llegar al grado de las razas Percherón y Clydesdale, que son las que entierran los arados a grandes profundidades en las naciones donde la agricultura es más próspera. Pero, en cambio, podemos aumentar el peso y la fuerza de nuestras pequeñas bestias, siendo un poco más inteligentes y previsores, haciendo un esfuerzo para gastar en pasturas ricas y de gran precio lo que muchos gastan en tequila o en champaña, o en peleas de gallos. Cuando nos hemos encontrado en el campo, el señor Branagh y el subscrito, pensando en el porvenir de los cultivos perfeccionados en las regiones áridas de México y lo que necesitamos para mejorar nuestra agricultura, me ha dicho que: los agricultores mexicanos perdemos más pastura que la que aprovechamos. Y esto es cierto. La construcción de comederos, la construcción de almacenes para guardar las pasturas que cosechamos, la atención a muchos pequeños detalles, la manera de dar los piensos, todas esas pequeñeces, bastarían para economizar más forrajes que los necesarios para mantener gordos a nuestros animales. Si no podemos tener caballos Percherón, sí podemos engordar a nuestros pequeños caballos y mulas. El Sr. Branagh me ha dicho una gran verdad: En México se pierde más pastura que la que se aprovecha, y mientras en unos lugares se desperdicia toda clase de pasturas en otros queremos que los animales vivan con puro tlazole o paja. EL USO DE MAQUINAS.—La escasez de capital y la limitación en los gastos con que nos vemos obligados a hacer nuestros trabajos agrícolas nos han acostumbrado a aceptar de

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la maquinaria moderna solamente la que es poco costosa. El arado de vertedera más chico que se fabrica, es de por sí una adquisición en algunos lugares donde todavía se emplea el arado de madera y en otras partes se ha llegado a generalizar el arado de disco y las cultivadoras. Pero nos falta en lo general adquirir el convencimiento de que las máquinas bien elegidas y bien usadas compensan en un año lo que han costado y quedan como ganancia para rendir utilidad durante todos los años sucesivos. La escasez de brazos y la elevación de los jornales que es su consecuencia, van a obligarnos en lo futuro a recurrir al uso de las máquinas perfeccionadas en mayor escala que lo han hecho hasta ahora; pero es necesario que nuestros agricultores se adelanten a verificar ese cambio forzoso si son previsores y quieren obtener desde ahora mayores utilidades en sus explotaciones. Afortunadamente las máquinas indispensables en el cultivo en secano no son demasiado costosas y muchas de ellas, si se trata de cultivos en tierras muy fraccionadas, pueden adquirirse por medio de la asociación entre algunos agricultores o por renta o maquila. Por todas las razones expuestas deben los agricultores hacer un esfuerzo para ir mejorando la clase de sus arados, para ir acostumbrando a los peones al empleo de las cultivadoras, para usar como aparato indispensable la rastra de discos y en general la maquinaria que profundiza más las labores y que pulveriza mejor la capa que se debe mantener sobre el terreno como arrope. COSTO Y RENDIMIENTO EN RELACÍON CON LOS CULTIVOS DE RIEGO.—Aunque sería difícil y sumamente largo consignar datos numéricos sobre el costo y rendimiento medios de los cultivos en secano, en relación con los de riego, queremos exponer algunas ideas generales sobre este asunto, que servirán cuando menos para que los criterios fáciles de ilusionarse no traspasen los límites justos.

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En general: aun los cultivos de riego en nuestro país son poco productivos debido al atraso de nuestros métodos de cultivo. Si esto puede decirse de los cultivos de riego (con muy pocas excepciones como el algodón de la Laguna, el garbanzo en Sonora, la caña en Morelos, etc.) de los cultivos de temporal se puede afirmar lo mismo con mayores razones y acierto. Ahora veamos qué puede decirse en justicia de los métodos racionales de cultivo en secano que venimos preconizando en el curso de este estudio. Puede decirse que con buenas bestias de tiro y con buenas máquinas, (condiciones indispensables), en muchas regiones de la República pueden ser estos cultivos tan productivos o más productivos que los actuales imperfectos de riego. En efecto, si logramos almacenar en el suelo gran cantidad de humedad para la época de las siembras, tenemos aseguradas grandes probabilidades de levantar una buena cosecha y ya se necesita esperar muy poco de la regularidad de las lluvias en el período de cultivo. Acostumbrados a apreciar los riesgos de todo cultivo de temporal nos inclinamos a creer que los cultivos perfeccionados en secano se parecen a aquellos en lo aleatorio, pero este es un error porque el agricultor inteligente logra con su trabajo disminuir los riesgos. Allí está lo más importante de la diferencia. Así es que con mayores gastos que el agricultor ordinario que siembra de riego o de temporal, puesto que debe cultivar su tierra mucho más profundamente y mayor número de veces, aumenta el agricultor moderno en secano las probabilidades de reembolzarse el dinero que ha gastado en forma de trabajo y de pasturas. Esto no quiere decir que en otras partes del país el régimen de las lluvias sea tan irregular y tan poco favorable que el cultivo, por perfeccionado que se haga, no deje de ser siempre una especie de juego de azar. En una gran parte del país nosotros no nos dedicaríamos al cultivo en secano aunque nos obsequiaran la tierra.

Pero como tenemos gran variedad de climas, hay en cambio muchísimas zonas donde sí pueden emprenderse estos cultivos con grandes probabilidades y casi con seguridad de éxito. En todas esas zonas es donde hemos de ver que en lo futuro se establecen colonias agrícolas sirviendo los que ahora son desiertos para sustentar a una población mejor alimentada, más educada y con mayores exigencias que nuestra actual población rural. Tratándose del establecimiento de colonias en terrenos que no son de riego, deben tenerse presentes todas las anteriores circunstancias y recordar que no obstante que los buenos cultivos de secano pueden producir más que los malos de riego, es necesario siempre comprender que son más arriesgados y por lo mismo esperar que para el mantenimiento de cada familia se requiera una superficie cultivada mucho mayor que en el primer caso. Si una familia pobre puede vivir actualmente con los productos de unas ocho o diez hectáreas de riego, no podemos esperar que en cultivo en secano requiera menos de cincuenta hectáreas y aun fijar mayor superficie, atendiendo a que muchas veces es conveniente dejar en barbecho la tierra o aprovechar la ocupada con los pastos espontáneos que produce sin cultivo. El Sr. William MacDonald, del Transvaal, en su estudio sobre el cultivo de secano, dice que un agricultor en tierras áridas debería poseer el doble de la extensión de tierras que se proponga cultivar y cuando menos otro tanto más para pastos del ganado. La regla es muy acertada en nuestro concepto porque, fijar una determinada extensión de un modo general, es sumamente incierto, desde el momento que todo depende de las condiciones locales que son tan variables y muy especialmente de la clase de cosechas que pueda cultivar ordinariamente. El mínimum que hemos fijado nosotros anteriormente se refiere a zonas de nuestro país donde las condiciones son bastante favorables para el agricultor.

EL CULTIVO DE SECANO Y NUESTRAS LLUVIAS.—Intencionalmente omitimos hablar del régimen y distribución de las lluvias en México al ocuparnos de su distribución en el globo, porque quisimos dejar ese asunto para final de nuestro estudio, con el objeto de que se pueda apreciar mejor la importancia que los cultivos mejorados tienen en nuestra Patria. No tenemos una buena carta pluviográfica de la República sencillamente porque no ha habido suficiente número de observatorios cuyos datos pudieran emplearse para construirla, pero hemos dispuesto de una que publicó el Sr. Ing. Guillermo Beltrán y Puga, de una que se publicó firmada por el Sr. Horacio G. Symons y de una ligeramente modificada por el subscrito en vista de los datos recogidos para el estudio que hizo hace algunos años sobre el régimen de nuestras lluvias y publicado el año de 1903 ó 1904. Calculando la superficie de cada zona en esos mapas hemos obtenido los siguientes resultados:

Puga Symons Encobar

Precipitación menor que en 25 cm. expre- sada en de la superficie total

15.3

13.6

13.

Precipitación entre 25 y 50 cm

14.7

19.4

16.5



„ 50 v 100 cm

49.6

39.4

44.9



,, 100v 200cm

18.0

24.3

23.8



superior a 200 cm

2.4

3.4

2.2

Para errar menos lo mejor que puede hacerse, es tomar el promedio de los datos anteriores y así obtenemos: Precipitación inferior a 25 cm. 13.9% de la superficie total de la República „ „ „

entre 25 y 60 cm. 16.9,, ,, ,, ,, „ „ ,, „ „ „ superior a

50 y 100 cm. 44.6,, „ „ „ „ „ lOO y 2OOcm. 21.9 a 200 cm. 2.7,, „ ,, ,, ,, ,,

Recordando ahora que hemos dicho que con lluvias menores que 25 cm., es imposible el cultivo de la tierra actualmente y que la importancia

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de los cultivos mejorados de secano empiezan a tener menor importancia cuando las lluvias son mayores que 75 cm., resulta que tenemos en el país un 38.9% de la superficie total, donde interesan los procedimientos mejorados de cultivo en secano tanto que casi son indispensables para asegurar las cosechas y queda un 36.6% donde pueden ser muy importantes a pesar de tenerse una precipitación superior a 75 cm.

en el que damos idea de un progreso que significaría para nuestra Patria el cultivo de un tanto por ciento muy pequeño de la superficie de nuestro territorio:

Basta este dato para comprender la importancia que debemos atribuir para el porvenir de la industria agrícola en nuestra Patria al asunto de que hemos venido tratando.

“Hay personas bastante ilustradas que hablan de este problema como de algo enteramente realizable, como de algo que ya debía estar realizado, como de una empresa que sólo requiere para ejecutarse, un cambio en la política, la promulgación de una ley o la creación de una partida en el presupuesto de egresos.

Estamos seguros que aun en las regiones donde la precipitación es de 1 a 2 metros, hay ocasiones en que sólo el buen cultivo puede asegurar el éxito de las cosechas, pero naturalmente, al referirnos a zonas donde son aplicables e indispensables los procedimientos mejorados de cultivo que llevan el nombre de cultivo de secano hemos querido aceptar y sujetarnos a los límites que se han fijado generalmente por los autores que se han ocupado de este asunto en el extranjero. A las personas que sepan que en el cultivo de riego se agrega al agua de lluvia una cantidad adicional que suele variar entre una capa de 50 cm. a 100 cm., les llamará la atención que los autores digan que el cultivo en secano, entendiendo por esto el sistema moderno, es poco importante en regiones cuya precipitación excede a 75 cm. al año. La duda es muy justificada y la única explicación que puede darse, es que en los métodos modernos de cultivo de secano se acumula la precipitación de todo el año en la tierra para usarla en una pequeña temporada de cultivo, muchas veces se suma la del año anterior a la del período de cultivo y además, porque en los cultivos de riego se desperdicia una inmensa cantidad de agua. Como los datos que acabamos de consignar pudieran conducir a errores al tratar de averiguar la superficie explotable de nuestro territorio, queremos evitarlo transcribiendo algunos párrafos de nuestro estudio sobre Colonización

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“La irrigación del territorio es otra de las necesidades que están ya en el dominio de la opinión pública con todos los caracteres de un problema urgente que se cree poder resolver pronto con más o menos millones de pesos que se le dediquen.

“Se han publicado estudios serios sobre este asunto en los que se ha opinado que el agua que el territorio nacional recibe en precipitación pluvial, basta y sobra para transformar en terreno cultivable y regable todos nuestros extensos valles que lo único que se necesita es impedir que nuestros ríos llevan al mar, sin provecho, sus grandes torrentes. Otros han dicho que sólo necesitamos capital y trabajo para hacer a México una gran California moderna, como logró hacerse ésta con la energía e inteligencia de los vecinos del Norte. “Todos estos son errores que pueden conducirnos a una serie de funestos desastres. “Debemos partir del principio de que atendiendo a las condiciones climatéricas y agrológicas de nuestro territorio y haciendo una estimación en conjunto lo más optimista posible, puede dividirse de la manera siguiente: “10% es de cultivo posible y riego innecesario. “20% es de cultivo posible aunque arriesgado, en donde el riego sería necesario o cuando menos útil. “70% de cultivo imposible y riego imposible. “Imaginemos lo que significa ese 70% de extensión de nuestro territorio para comprender que no solamente se necesitan gente o capital o iniciativa para transformar nuestros desiertos en vergeles; imaginemos el grado de adelanto a

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que llegaría nuestra Patria el día que cultivásemos ese 10% de cultivo posible sin riego, y la magnitud del esfuerzo que se requiere para hacer producir con el cultivo una fracción pequeñísima de ese 20% que anotamos en nuestra tosca apreciación y entonces tendremos mejor idea de lo que se quiere decir con las palabras “irrigación del territorio” y de lo que significa ese problema. “Después de esto debemos comprender que lo que se vaya haciendo en la resolución de ese problema es obra de hormigas y no de titanes, para proceder con tino, sin esperar más de lo que puede esperarse, sin creer que puede resolverse el problema rápidamente, sin recurrir a procedimientos peligrosos para resolver ya no todo el problema sino la parte que toca a la generación actual. “En la Argentina se cultiva del 4% al 5% de la extensión total de la República; en su provincia de Buenos Aires sólo se cultiva el 15% de su extensión. “Para llegar nosotros al grado en que, ayudando el cultivo de temporal con el riego, completemos el 10% tenemos labor para muchos siglos, como puede comprenderse fácilmente si reflexionamos en que si regáramos en nuestra República, pequeña en comparación con la de Estados Unidos, la inmensa área que actualmente se riega en ésta, apenas pasaríamos un poco del 2% de la extensión total de nuestro territorio.” Ahora bien, los lectores que estudien los datos que acabo de transcribir de mi estudio sobre Colonización, en que fijo en un 70% la proporción del terreno de cultivo y riego imposible, y los que consigné anteriormente sobre la precipitación en nuestro territorio, de lo que resulta que excluyendo la parte donde llueve menos de 55 cm. queda un 86.1% de terreno con lluvias mayores que aquéllas, creerán encontrar en esto una contradicción. ¿Cómo es que si en 86.1% de nuestro territorio llueve más que 25 cm., límite donde puede comenzar el cultivo en secano por procedimientos modernos actuales, sólo tenemos un 30% de terreno cultivable?

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Debo decir ante todo que el cálculo de las distintas zonas de precipitación es menos arbitrario que el que hice de la superficie cultivable, porque éste no puede basarse actualmente en nada absolutamente más que la apreciación personal fundada en el conocimiento que tenga del país el autor y expuesta, por lo mismo, a multitud de errores. Sin embargo de lo infundado de mi apreciación sobre superficie cultivable, lo que reconozco en el mismo estudio en que la publiqué primeramente, no tengo razón para modificarla ahora que he calculado la superficie de las zonas pluviales. Creo que no son incompatibles ambos datos o apreciaciones porque debemos tener en cuenta que de la superficie total donde el cultivo sería posible atendiendo solamente a la precipitación tenemos que deducir: l.° toda la superficie ocupada por las montañas, 2.° toda la superficie que sin ser montañosa tiene terrenos inadecuados para el cultivo, 3.° toda la superficie que aunque de cultivo quizás posible físicamente, tiene que quedar ocupada por bosque y pastos para que se mantenga el equilibrio económico de nuestra vida industrial, como sucede en todos los países, y 4.° la superficie, muy pequeña relativamente, ocupada por caminos, lagos interiores, ríos, arroyos, vías de comunicación, etc., etc. , Así, pues, insisto en creer que no tenemos más de un 30% de terreno cultivable, pero, como digo en mi estudio sobre Colonización: “Para llegar nosotros al grado en que, ayudando el cultivo de temporal con el riego, completemos el 10%, tenemos labor para muchos siglos, etc” En el curso de este trabajo, al determinar la superficie total del globo y la superficie de nuestra patria, donde son indispensables o solamente útiles los procedimientos modernos de cultivo en secano, he tratado de convencer a mis lectores por ese medio de la trascendencia del asunto de que me ocupo; pero ahora que voy terminando, debo confesar que ese ha sido un recurso parecido al regateo de un comerciante que trata de vender su mercancía.

La superficie total del mundo o de nuestra República donde estos sistemas de cultivo sean útiles o necesarios, atendiendo solamente al elemento de lluvias, en realidad no da idea de toda la importancia actual de ellos, sencillamente porque ni en el mundo ni en nuestro país se cultivan todas aquellas superficies. Lo que más importa saber es lo siguiente: ¿en qué parte de la superficie sometida a cultivo actualmente puede beneficiarse el hombre con la adopción de los métodos modernos de cultivo de secano, que en realidad son los que fundan en el aumento de la absorción del agua de lluvias, en su conservación y economía, y en el aumento de la fertilidad natural del suelo? Concretándonos a México, debemos decir lo que saben todos nuestros agricultores: que hasta en Tabasco suelen perderse las cosechas por falta de humedad en el suelo, cuando un poco más abajo pasan los ríos causando inundaciones; que hasta los cultivadores del cafeto en Veracruz y Colima suelen necesitar mayor cantidad de agua en sus terrenos y hasta los agricultores que cultivan de riego necesitan aumentar la fer-

tilidad de la tierra por el cultivo y economizar el agua de que disponen, así es que, sin temor de equivocarnos, podemos afirmar que los procedimientos agrícolas modernos que se condensan al llamarlos “cultivo en secano,” son necesarios o cuando menos útiles en un 98% de la superficie que cultivamos actualmente en la República. Creo firmemente que opinarán lo mismo todos los agricultores prácticos que hayan tenido la paciencia de llegar hasta aquí en la lectura de este humilde trabajo y que la apreciación que acabo de consignar sí da idea exacta de la trascendencia que tiene el cultivo de secano en nuestra Patria. ¡Ojalá que las ideas que he consignado contribuyan a extender la superficie cultivada en México, a hacer que las mazorcas produzcan unos cuantos granos más y a que se recojan dos espigas donde ahora sólo se cosecha una!

Ciudad Juárez, octubre 9 de 1913 RÓMULO ESCOBAR

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Revista de Geografía Agrícola Guía para los autores La Revista Geografía Agrícola, estudios regionales de la agricultura mexicana, es una publicación abierta a las colaboraciones de estudiosos nacionales y extranjeros. Su temática esencial está referida a investigaciones científicas, intercambio o confrontación de ideas en torno a los problemas de regionalización y al estudio sobre las relaciones entre la agricultura, los modos de producción y el espacio geográfico, así como también a temas de etnobotánica, educación agrícola e historia de la agricultura. Se dará preferencia a artículos científicos originales e inéditos basados en datos de campo, aunque también se aceptará un número limitado de ensayos, reseñas temáticas bibliográficas o recapitulativas y traducciones de artículos o ensayos publicados en otros idiomas que se ajusten a los contenidos de la revista. Las contribuciones serán sometidas al arbitraje de tres dictaminadores y de un editor designado por el editor general y, de ser aprobadas, se adecuarán formalmente a las normas de revisión de estilo y de edición que la rigen. Los textos serán en español con título, resumen y palabras clave en español e inglés. El título no será mayor de quince palabras. Deberán desatarse las siglas, es decir poner completo el nombre de la institución o palabras sobre la metodología, por lo menos la primera vez que se mencionen. Los autores remitirán un original y dos copias en papel bond, tamaño carta, al igual que su texto capturado en CD o DVD y procesado en Microsoft para Windows. Asimismo, el autor deberá informar el tipo de programa utilizado para cuadros, gráficos o figuras. Los trabajos deberán tener como mínimo 15 cuartillas y un máximo de 40, numeradas corre-

lativamente, escritas a doble espacio, con una tipografía de tamaño 12 puntos, renglones o líneas de 66 espacios o golpes y un promedio de 27 renglones por página. Tal extensión incluye cuadros y figuras. Se preferirá que cuadros, figuras y fotografías vayan integrados en el texto y en archivo aparte en el CD, aunque si el autor tiene dificultades, podrá anexarlos al texto impreso. Los cuadros deberán tener una impresión clara. Es deseable que las figuras sean elaboradas, de preferencia, en papel albanene o, en su defecto, en papel blanco de buena consistencia en versiones originales. Para el caso de fotografías se preferirán en blanco y negro; pero, si sólo se tienen en color, el autor debe elegir aquéllas menos oscuras y sin exceso de luz, que son las que pierden menos nitidez al ser impresas en blanco y negro. En todos estos casos, el autor deberá señalar e integrar en el texto la ubicación inequívoca de los cuadros, figuras y fotografías, con sus correspondientes títulos, pies de lectura y fuentes, según sea el caso, y que se deben repetir, iguales, en esos elementos anexados separadamente. Los autores son responsables del contenido de sus trabajos. El editor general de la revista, con base en los dictámenes de los evaluadores y del editor designado rechazará los escritos que no cumplan con los requisitos mínimos; también se darán de baja las contribuciones en proceso de revisión que los autores no regresen corregidas en 30 días. Los autores enviarán sus escritos a: Revista de Geografía Agrícola, Dirección de Centros Regionales, Universidad Autónoma Chapingo, Apartado Postal núm. 65, C.P. 56230, Chapingo, Estado de México, México. Correo electrónico: [email protected] En carta adjunta deberá indicarse que dicha con-

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tribución no está sometida ni se someterá para su publicación a ningún otro órgano de difusión. También se indicarán: dirección, teléfono, fax, email, donde se localice al autor y coautores para canalizar las dudas y observaciones a los escritos, así como cualquier otro asunto relacionado con ellos. Los autores son responsables del contenido de sus trabajos y, por lo tanto, sus opiniones no representan, necesariamente, las de la revista, las de la Dirección de Centros Regionales o las de la UACh.

Estructura del artículo científico Las siguientes recomendaciones se refieren, esencialmente, al denominado artículo científico. El título. Los autores deben esforzarse porque sea breve, pero lo suficientemente informativo y preciso para caracterizar el contenido del artículo. Con estas cualidades tendrá interés práctico tanto para los bancos de datos electrónicos de abstracts como para quienes los consultan. La normatividad y usual estructura lógica del artículo científico, aceptada comúnmente (pero no en forma necesaria ni obligatoria para todos los casos), aconseja los siguientes apartados o capítulos: Resumen, Summary (que algunas revistas denominan abstract y que es el mismo texto del resumen pero traducido al inglés), Introducción, Materiales y Métodos, Resultados y Discusión, Conclusiones y Literatura citada. Esta estructura tiene una función metodológica, además de didáctica, pues se adecúa en general para exponer los resultados de la mayoría de los trabajos científicos. Sin embargo, en algunos casos, podrá ser adaptada a temas más especializados. Palabras clave. Tanto el Resumen como el Summary deben culminarse ambos, tras punto y aparte, con un máximo de seis palabras clave, y las key words también traducidas al inglés, res-

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pectivamente. Las palabras clave tienen la misma función que los títulos: hacer más eficaz el archivo y la consulta en los bancos de datos electrónicos. La Revista de Geografía Agrícola se encuentra indizada en Periódica, Índice de Revistas Latinoamericanas en Ciencias, y registrada en Latindex, Directorio de publicaciones científicas seriadas de América Latina, el Caribe, España y Portugal; y en Aleph, del CIAT-CGIAR de Costa Rica. Se recomienda a los autores interesados en enviar sus contribuciones a nuestra revista, estudiar la presentación, estructura y normas de estilo de artículos análogos publicados en ella, lo que puede ilustrarles con provechosas indicaciones. A continuación se muestra resumido el contenido mínimo de las secciones del artículo científico. Resumen. Es una síntesis breve de todo el artículo, de no más de 200 palabras. Reseña el objetivo principal, su importancia o pertinencia, en relación al problema en estudio. Describe sumariamente la metodología y conclusiones más sobresalientes apoyadas en los resultados. Expresará si el estudio está terminado o si sólo da cuenta de resultados preliminares. Evitará citas y referencias a secciones o cuadros integrados al artículo, pero debe incluir los nombres científicos de los organismos biológicos mencionados. Introducción. En este capítulo se explica más detalladamente la problemática y el objetivo del estudio. Si se expone un resumen histórico o crítico de los conocimientos existentes al respecto, debe limitarse estrictamente al tema específico abordado, precisar sumariamente lo que constituye su aportación y, en términos muy generales, los procedimientos usados, lugar donde se efectuó el estudio y su duración. Materiales y métodos. Describe con amplitud y rigurosidad el concepto de materiales en su sen-

tido amplio (condiciones fisiográficas, bióticas, climáticas, sociales, etc. del área de estudio). En relación a los métodos, expone los procedimientos utilizados: procesos técnicos, estadísticos, diseño experimental, tratamientos y variables descritos. Su rigor debe permitir que otros investigadores repitan y corroboren la metodología empleada. Resultados y discusión. Tras la presentación de los hechos observados, contrastados con un análisis lógico, que podrán exponerse agrupados con subtítulos, sus resultados se interpretan objetivamente. El uso de cuadros ayuda a la exposición, pero aquellos resultados relevantes expresados en cifras pueden requerir algún razonamiento que tenga por función cotejar las hipótesis del trabajo. Para algunos documentalistas, la parte relativa a la discusión es la que mejor refleja el nivel y madurez intelectual del investigador, pues debe indicar el significado de los hechos bajo estudio, sus causas y efectos y sus implicaciones teóricas. Si el autor lo estima, este apartado se puede presentar en capítulos separados para los Resultados y para la Discusión. Conclusiones. Si la discusión fue el capítulo apropiado para interpretar, aclarar, justificar y relacionar los resultados del estudio, las conclusiones deberán ser lógicas, claras, concisas y comprobables, así como también congruentes con las afirmaciones expresadas en el resumen. Literatura citada. Ésta debe incluir a todos los autores citados. Existe consenso entre autores, correctores de estilo y editores que la cita bibliográfica en los artículos científicos es donde se presentan más dificultades y consiguientes errores. Para ayudar a evitarlos se indicarán ejemplos para la diversidad de los casos más frecuentes. Citas en el texto. En todos los casos se utilizará el sistema nombre (año). Ejemplos: Si es un solo autor: García, 2001; dos autores: Méndez y Ortiz,

2004; si se cita a más de tres autores: Márquez et al., 2003. Según la redacción de la frase donde van insertas, también es correcto señalar el apellido del autor y el año encerrados en paréntesis: (García, 2001). También puede darse el caso de que, en relación a un hecho temático, deba citarse a numerosos autores seguidos. Por ejemplo: “...se han referido a estas consecuencias diversos investigadores (Acosta, 1998; Bustos et al., 2003; Espinoza y Martínez, 2002; Zumaeta et al., 2004), quienes concluyeron...” En este caso las referencias se ordenaron alfabéticamente; también se pueden situar de modo cronológico. Sobre un error sumamente frecuente: la grafía latina et al., que significa “y otros”, es la abreviatura de et alii, y como el último fonema está apocopado lleva punto (.). Cuando se deba citar a autores que publicaron artículos o textos en un mismo año, ellos serán diferenciados con el agregado de letras como a, b, etc. Por ejemplo: (Cancino, 2004a). Tal particularización también deberá ser consignada en el capítulo de literatura citada. Citas de pie de página. Cuando se cite una información restringida, un texto técnico fotocopiado o una afirmación verbal, categorías que caen dentro de la definición de Comunicación personal, por no tener el carácter de una edición pública se incorpora como cita de pie de página. En ésta se consignarán los datos sobre la fuente de esa información, autor personal o corporativo y su dirección. Cuando el autor precise añadir alguna información adicional, puede acudir sin excesos a la cita de pie de página. Todas éstas se enumerarán correlativamente a lo largo del artículo. Se deben restringir al máximo las citas de fuentes secundarias. Si no ha sido posible ubicar la fuente original, se consignarán –por ejemplo– con la tan recurrida forma de: Hernández, citado por Ojeda (1982). Para estos casos la referencia en literatura citada sólo recaerá en Ojeda (1982). Las citas provenientes de periódicos se harán

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bajo el nombre de la publicación. Por ejemplo: La Jornada (2004). Normas generales. El apartado de Literatura citada incluirá todas las referencias que se hayan mencionado en el artículo, en orden alfabético, según la primera letra del primer apellido del autor principal o, en su caso, del autor corporativo. La cita o referencia bibliográfica se transcribirá en el idioma original del texto consultado. Cada componente o elemento de una cita bibliográfica se separa por un punto. La reproducción del nombre de un libro o un artículo, salvo la primera letra del título, los nombres propios y la primera letra del género de alguna especie biológica mencionada y las iniciales de sus clasificadores, se escribirán en minúsculas. Se recomienda reproducir con letras mayúsculas iniciales los nombres completos de congresos, memoria, simposio o reunión. Un autor principal o único de un libro o artículo será presentado así:

mo”. Éstos, sin embargo, son editados por alguna institución gubernamental, de investigaciones, educativa, entre otras. En este caso debe adjudicárseles a estas organizaciones la calidad de autor corporativo. Ejemplo: Secretaría de Programación y Presupuesto. México. 2001. Manual de estadísticas básicas para el sector agropecuario y forestal. México. 1 275 p. Citas de periódicos: La Jornada. 1994. La crisis alimenticia y el papel de la investigación agropecuaria. Septiembre 25, México, p. 22. Varios autores:

Autor corporativo:

La cita del autor principal se ordena por el apellido paterno desarrollado, inicial del segundo apellido (si lo usa y aunque aparezca completo en la obra reseñada), cerrado por punto y seguido de la coma, la(s) inicial(es) del o los nombres propios y luego de la conjunción “y” va la letra inicial del nombre del segundo autor, cerrado con punto y subsiguientes autor(es) van en su orden normal. Para estos casos los nombres y apellidos de los autores van separados por punto y coma (;) y el último, antecedido por la conjunción “y”. Ejemplos:

Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 1994. Censo agrícola y ganadero de Oaxaca. Tomo II. Aguascalientes, México. 409 p.

Rzedowski, J. y G. Calderón R. Flora fanerogámica del Valle de México. Vol. I. CECSA. México. 403 p.

Las palabras de los nombres de las instituciones deberán ir completos sin utilizar siglas.

Pulido S., M. T. y S. Koch. 1998. Inventario florístico en el cerro Tetzcotzinco, Texcoco. Soc. Bot. Méx. 257 p.

¿Anónimos? Existen numerosos textos que no registran nombre de autor. Es habitual verlos reseñados en las bibliografías como “Anóni-

Crespo, H.; R. Reyes; E. Vega; A. Embriz; C. Zolla; C. González; A. Pinet y B. Sharry. 1998. Historia del azúcar en México. Fondo de Cultura Económica y Azúcar S.A. México. 593 p.

Bravo H., H. 1978. Las cactáceas de México. 2ª ed. Universidad Nacional Autónoma de México. México. Márquez S., F. 1993. “Mejoramiento genético de maíces criollos por retrocruza limitada”. En: Agricultura y agronomía en México: 500 años. Universidad Autónoma Chapingo. Chapingo, México. pp. 417-429.

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No se permite poner en la bibliografía et al., se deben poner los nombres completos como en el ejemplo anterior. Winton, A. L. y K.B. Hilton. 1945. The analysis of foods. John Wiley & Sons. New York, usa. 999 p. Cita analítica o artículo monográfico integrado a una publicación: Casanova M., E. y J.M. Piña O. 1993. “Tradición, modernidad e hibridación cultura”. En: Agricultura, agronomía en México: 500 años. Fuente, J. de la; R. Ortega y M. Sámano (Coords). Dirección de Difusión Cultural. Universidad Autónoma Chapingo. Chapingo, México. pp. 3-11. Cuando es necesario consignar traductor(es), trad.; editor(es), ed.(s): Falconer, D.S. 1971. Introducción a la genética cuantitativa. F. Márquez S. (trad.). Ed. Continental. México. 430 p. McClinton, B. 1978. “Significance of chromosome constitution in tracing the origin and migration of races of maice in the Americas”. En: Maice breeding and genetics. Walden D.B. (ed.). Wiley. New York. pp. 159-184. Las casas editoras ya sean particulares, instituciones o universidades deberán ir con sus nombres completos, sin siglas, excepto las internacionales como fao, onu, etcétera. Artículos en revistas periódicas: Cuando se citan artículos publicados en revistas periódicas, el orden de sus elementos es el siguiente: nombre del autor/ año/ título del artículo, entre comillas (según las reglas de corrección de estilo de la Revista de Geografía Agrícola) /nombre de la publicación periódica/ tras

una coma (,) /volumen, mes y año (en general, reproduciendo estos datos que consigna la portada de la publicación) /ciudad o país / páginas inicial y final del artículo citado. También es correcto indicar, separadas por un guión las páginas consultadas. Las sociedades científicas internacionales y de documentalistas, con el fin de aligerar de datos tales referencias, han acordado abreviarlos. Las normas del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, IICA (1985), aconsejan reproducir así los siguientes datos: Año II, núm. 4 como 2(4); Volumen 4, núm. 8 como 4(8), entre otros. Ejemplos: González Q., L. 1972. “Las cactáceas subfósiles de Tehuacán, Puebla”. Cactáceas y Suculentas Mexicanas 17 (1):3-15. Bartolomé, R. C. y P. Morales. 1978. “Lignina, energético del futuro”. Ciencia Forestal 3: 44-58. La cita electrónica. Como las referencias bibliográficas de este tipo son cada vez más frecuentes, añadimos un ejemplo: Vargas M., F. 2004. Estado de México: Parques nacionales de México. (Publicación en línea, disponible en internet en el sitio http://www2. planeta.com/mader/ecotra/méxico/parques/ edomexico2.html [con acceso el 9-8-2000]. Una advertencia sobre apellidos. Desde hace pocos años, algunas revistas científicas nacionales, comenzaron a aplicar una norma: los apellidos de autores hispanohablantes, mexicanos y latinoamericanos “deben estar separados (sic) por un guión sin espacios”. Así empezaron a aparecer los Marroquín-Andrade, los Castillo-González, los García-Villanueva, etc. Ninguna de estas publicaciones ha explicado la razón de tal rebautizo. En nuestra revista no se utilizan los guiones. Una recomendación final. Las diversas uniones científicas internacionales están adecuando, regularmente, sus convenciones para usos de

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signos, unidades, símbolos, presentación de fórmulas químicas y matemáticas y nomenclaturas. Los manuales de estilo más actualizados, en general, recomiendan a los autores remitirse, en cuanto a ciencias biológicas, a las convenciones acordadas por el Código Internacional de Nomenclatura Botánica, también a las referidas a los de bacterias y zoológicas. Asimismo, todas coinciden en la obligatoriedad del uso del Sistema Internacional de Unidades.

La Revista de Geografía Agrícola y el Programa Editorial de la Dirección de Centros Regionales reiteran su disposición a unir esfuerzos que posibiliten a nuestra Universidad arribar a normas consensuadas para sus productos editoriales. Tal normatividad, con sus diversas vertientes disciplinarias, nos acercará con más eficacia hacia una real excelencia universitaria. Si se realizara algún cambio en las normas bibliográficas de inmediato les será comunicado.

Al respecto, se recomienda leer críticamente la “Guía para Autores” de Agrociencia del Colegio de Postgraduados, el Manual de Tesis de Estudios de Posgrado de la UACh; y la “Guía para someter contribuciones a la Revista Chapingo, Serie Horticultura.”

Coordinación Editorial de la Revista de Geografía Agrícola Octubre, 2009.

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Árbitros que participaron en el núm. 52-53 de la Revista de Geografía Agrícola Buda Arango, Gabriela Maestría en Desarrollo Rural Regional San Cristóbal de las Casas, Chis. Cruz León, Artemio Doctor en Desarrollo Rural Maestría en Desarrollo Rural Regional, UACh Chapingo, Méx. Cuevas Sánchez, Jesús Axayacatl Doctor en Genética Curador del Banco Nacional de Germoplasma Chapingo, Méx. Damián Huato, Miguel Ángel Doctor en Ciencias Agronómicas Instituto de Ciencias Agrícolas Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Puebla, Pue. Hernández Aguilar Gerardo P. Maestro en Filosofía del Derecho y Metodología de la Investigación Maestría en Desarrollo Rural Regional, UACh Chapingo, Méx. Mariaca Méndez, Ramón Doctor en Sociología Colegio de la Frontera Sur San Cristóbal de las Casas, Chis.

Pérez Portilla, Emiliano Doctor en Ecología y Recursos Naturales Centro Regional Universitario de Oriente Huatusco, Ver. Pérez Villalba, Elba Doctora en Economía Dirección de Centros Regionales, UACh Chapingo, Méx. Ramírez García, Adán Guillermo Doctor en Geografía Centro Regional Universitario Noroeste, UACh Cd. Obregón, Son. Sámano Rentería Miguel Ángel Doctor en Economía Departamento de Sociología Rural, UACh Chapingo, Méx. Sánchez García, Pastor Maestro en Ciencias en Agronomía Centro Regional Universitario Noroeste, UACh Cd. Obregón, Son

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