Roberto Calasso, testigo intelectual.

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Libros

Roberto Calasso, testigo intelectual Un encuentro con Roberto Calasso, ese pensador maravilloso, suscita esta reflexión sobre su obra. I TEXTO Y FOTOS: SAÚL ROLL VÉLEZ

El escritor Roberto Calasso comparte con los lectores su exploración del alma humana a través del mito, del arte, de la literatura, del lenguaje. Leerlo implica ir más allá de las propias creencias. Es descubrir.

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Domingo, 19 de enero de 2014

A

lbert Camus terminó la conferencia que daba un día en la Roma de los primeros años cincuenta. Cuando ya se disponía a partir, se le acercó un joven adolescente, casi un niño. En una mano tenía una pluma, y en la otra, que también debía temblarle, su ejemplar de L’Étranger. Camus no ocultó su sorpresa ante la corta edad de su lector, especialmente cuando el auditorio había estado lleno de canosos señores encorbatados hacía unos pocos minutos. Después de un breve intercambio de frases, Camus le dedicó el libro con alentadoras palabras que le auguraban un gran futuro. Si Camus sospechó en ese momento que bajo el velo de la timidez se ocultaba un intelecto superior, no se equivocó. Roberto Calasso recuerda aquel episodio con la íntima y orgullosa satisfacción que a veces nos permite algún recuerdo de lejana juventud. Estamos sentados en el magnífico y otrora decadente bar del Hotel de Milán, a escasas tres cuadras de La Scala. Nos da la espalda un retrato de Verdi que recibe a los visitantes. “Verdi murió aquí después de una agonía de varios días”, explica Calasso, y extendiendo la mano hacia la entrada, agrega, casi como si rememorara, “cubrieron de paja la calle para amortiguar el ruido de caballos y carretas, y los peatones pasaban por el hotel en silencio o hablando en voz baja para no perturbar la convalecencia del maestro”. Calasso, autor de libros que marcan un hito entre lo que el lector creía saber antes y lo que comprende después de leerlos, está sumergido en

un sofá coronado por un inmenso espejo que refleja el domo modernista y el desnudo bronce de alguna diosa. Viéndolo allí, disfrutando afablemente una ginebra con tónica, es fácil resistirse a creer que se está en presencia de uno de los intelectos más prolíficos y fértiles de los últimos siglos. Horas antes estábamos en su oficina de Adelphi Edizioni, donde me mostraba las pruebas de un libro entonces secreto: una lujosa edición ilustrada de su obra más conocida, Las bodas de Cadmo y Harmonía, encargada por un banco italiano como regalo para sus clientes. Allí, en su oficina, Calasso maneja la otra mitad de su vida desde hace unos cuarenta años, la de editor y presidente de la mejor editorial europea. Y es la mejor no por ser la que publica o vende más libros, ni porque lo diga él, sino porque lo dicen personajes del tamaño de Elías Caneti, que en su momento se refirió al catálogo de Adelphi como la biblioteca ideal. El encuentro del joven Calasso con Camus fue uno de los primeros en una larga lista de notables personajes que siguen enriqueciendo sus horas. Por sus prensas, y en muchos casos por la vida personal de Calasso, han pasado algunos de los nombres más esenciales del pensamiento y de literatura mundial: Nabokov, Kafka, Milan Kundera, Faulkner, Djuna Barnes, Benedetto Croce, Borges, Joseph Roth, Canetti, Thomas Bernhard, Wittgenstein, Karen Blixen, Pessoa, Knut Hamsun, Nietzsche, Henry Miller, Cioran, Czeslaw Milosz, Martin Buber, Brodsky, Isaiah Berlin, Colette, George Simenon, Paul Valéry, Derek Walcott, Italo Calvino, W. H. Auden, Sylvia Plath, Thomas Mann... y esa es una lista mínima. Faltarán muchos títulos en la lista de Adelphi, pero no sobra ninguno. En las paredes de su casa, parte de un antiguo palacio

en pleno centro de Milán, cuelgan varios dibujos de gatos que su íntimo amigo Joseph Brodsky iba pintando cuando venía a visitar a Calasso y a su esposa, la escritora suiza-italiana Fleur Jaeggy. Las otras paredes, hasta el techo, están ocultas detrás de unos treinta mil libros, o sea, la otra mitad de su biblioteca, la que no está en las oficinas de Adelphi. No pocos de ellos son importantes primeras ediciones, o están dedicadas por el autor, o ambas cosas. Las horas que no ocupa su vida editorial están dedicadas a la escritura. Aunque menos conocido en Colombia, sobre todo fuera de los círculos estrictamente literarios y académicos, el nombre de Calasso convive desde hace ya años con el de los grandes de cualquier Parnaso. Además de una novela y de algunos ensayos, Calasso ha publicado seis libros, obras maestras en sí mismas pero que además constituyen la unidad de un proyecto sin precedentes. En 1983 sale a la luz La ruina de Kash (un libro que, según Calvino, “tiene dos argumentos: el primero es Talleyrand, y el segundo es todo lo demás”). Después vinieron Las bodas de Cadmo y Harmonía (1988), Ka (1996), K (2002), El rosa Tiépolo (2006), La Folie Baudelaire (2008) y Il ardore (2010). Estas obras, esta Obra, es inclasificable: no es ensayo, no es novela, no es poesía, no es filosofía: es todas las anteriores y mucho más. Es, por intentar darle alguna definición, una profunda y concienzuda exploración del alma humana a través del mito, del arte, de la literatura, del lenguaje. Ya en algunos de los títulos se puede vislumbrar que tratan temas aparentemente lejanos entre sí: la mitología griega, Kafka, Baudelaire, la mitología hindú, Tiépolo. Pero de algún modo, y he aquí la magia única de Calasso, todos estos libros están relacionados entre sí, y en efecto

constituyen una unidad, una visión que abarca el espíritu humano en su totalidad, que explora lo más profundo de su esencia, desde los orígenes más ocultos en los resquicios de nuestra memoria genética, hasta nuestras sensibilidades más modernas, pasando (es necesario repetirlo) por todo. Lejos de los formalismos de todas las escuelas, sus principios son fieles únicamente a su propia percepción del texto, de la obra de arte. Se diría que interpreta el contenido semántico de cada palabra a la luz del inmenso conocimiento, acumulado tras décadas de cuidadosa y paciente lectura, para luego transmitirnos el resultado de su particular análisis con los matices que sólo una persona como él (y tan solo existe una persona como él) puede hacerlo. Calasso no es un divulgador que intenta llevar a un público menos informado el resumen de unos mitos, de una historia, de conceptos, de ideas. Ha hecho suyas las historias que cuenta porque ha llegado a los textos, no sólo con un intelecto raro y superior, sino también con el bagaje cultural y lingüístico con el que evalúa todo lo que pasa por sus ojos. Y no en poca medida su acercamiento al texto es más preciso porque a Kafka lo leyó en alemán y a Baudelaire en francés. Y porque ha leído a Ovidio y a Virgilio en latín y a Homero y a Plutarco en griego, y porque ha leído las Vedas y el Mahábharata en sánscrito, lenguas estas que domina con envidiable facilidad. Desde una modestia tan sincera como alto es su intelecto, ha logrado fraguar uno de los monumentos más sólidos de las letras humanas. El regalo que Calasso brinda a la humanidad es un límpido espejo en el cual puede contemplarse no sin admiración. PASA A LA PÁGINA 12

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GENERACIÓN, una publicación de el COLOMBIANO 11

Libros VIENE DE LA PÁGINA 11

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Pero el viaje que el lector debe emprender para llegar allí no es menos épico que el de Odiseo o el de Gilgamesh; es el viaje que algunos eligen hacer sabiendo que no necesariamente habrán de llegar a buen puerto (sospecho que somos muchos los que llevamos ya años en este proceso que podría muy bien superar el número de nuestros días). Aunque quisiera, a Calasso no le está dado regalar su conocimiento. Él comparte lo que ha visto su mente, pero desde su propia mente. El lector debe adaptar su percepción cultural y literaria al océano de información que pone a sus pies. Calasso susurra al oído los fragmentos de una verdad universal que el lector debe descifrar, que debe ensamblar a partir de una cuidadosa lectura. No nos indica un camino, sino varias rutas posibles: es necesario que el camino se lo forje el lector. Quien quiera sumergirse en la Obra, deberá enfrentarse a un lento proceso de iniciación. En este pasaje de Las bodas de Cadmo y Harmonía, que trata sobre Platón y sobre el rito de iniciación espartano, Calasso quizás nos da una idea de lo que espera a sus lectores: “Pero ¿quién es un iniciado? El que ha tocado un saber que es invisible desde fuera e incomunicable salvo a través del mismo proceso de iniciación. Esos seres serán, precisa Platón, necesariamente ‘pocos’ [...]. La iniciación platónica es más sutil y ardua”. [...] “Así que un día Platón comenzó a escribir La República. Y escribió ese texto de aquella forma para que todos los que quisieran entenderlo fueran sometidos a ‘sufrimientos y placeres [...] fatigas y miedos y alteraciones’. Los muchos que no lo entendieron, y no debían

entenderlo, pensaron que leían un tratado sobre el Estado perfecto”. Nótese además, de paso, que Calasso anula con la magistral sencillez de una aparentemente simple frase dos mil cuatrocientos años de interpretaciones de la obra de Platón. Mientras conversamos al ritmo de los sorbos de ginebra con tónica se me ocurre, casi como una revelación, que cuando Calasso cuenta una anécdota propia o ajena me siento como si estuviera leyendo alguno de sus libros. Hay algo en el tono de su voz, en la facilidad con la que relata, en la convicción con la que enuncia, que le da una transparente veracidad a todo lo que dice. Sí, Calasso intercambió algunas palabras con Camus, pero se diría que también vio la agonía de Verdi. Y pienso entonces que, al leer su Obra, no se puede evitar creer que vio a Baudelaire semidesnudo en una galería parisina, que se sentó en los andamios acompañando a Tiépolo mientras pintaba los frescos del palacio del Obispo de Würzburg, que conversó con Kafka en algún café de Praga, que vio al águila de Visnú, Garuda, posada en el Árbol de la Vida ponderando el nombre de Ka, y que estaba en la playa de Sidón cuando Zeus, entonces toro blanco, raptaba a Europa para llevarla allende la mar, a esa tierra en cuyas arenas grabaría su nombre para siempre. Hay en la historia de las cosas humanas muchos testigos presenciales. Calasso, sin embargo, es probablemente el único “testigo intelectual”, el único que ha presenciado el milenario periplo de la nuestra mente. Abordar su Obra es comenzar a comprender la auténtica naturaleza del espíritu humano I

La vida de Roberto Calasso transcurre entre sus textos, sus investigaciones, su trabajo como editor.

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TE MA SC ON TE MP OR ÁN EO S

GENERACIÓN

19.01.2014

CINE

LIBROS

CRÓNICA

IN MEMÓRIAM

PORTADA

Peter O’Toole, el Lawrence de Arabia / 4

Un encuentro con Roberto Calasso / 10

El duende que sube el volumen / 14

Dalí no ha muerto, solo duerme / 16

Creatividad con aire argentino / 6

JUAN CARLOS GONZÁLEZ

SAÚL ROLL VÉLEZ

REINALDO SPITALETTA

PAOLA A. CARDONA TOBÓN

DORIS ELISA BUSTAMANTE

Editorial

»Saber ver

»Firmas

JUAN CARLOS GONZÁLEZ Médico

Dentro de los temas que tratará Generación este año se encuentra el del diseño de objetos. Y aquí presentamos este reportaje que llega desde Buenos Aires, Argentina, en donde hay un movimiento de jóvenes que trabajan el diseño con mucho arte, sin olvidar los elementos artesanales. ¿Quienes son?

[email protected] Dos asuntos lo apasionan, la ciencia y el cine. Entre los dos transcurren sus días, enriquecidos por la investigación, los viajes y el trabajo como editor.

DORIS ELISA BUSTAMANTE Periodista [email protected] Estudió periodismo en la U. de A. y en la Universidad de San Andrés/Grupo Clarín de Argentina, país donde se ha desempeñado como cronista y editora.

Además, en esta edición: * La magia de Peter O´Toole en su interpretación de Lawrence de Arabia. * Un encuentro con ese maravilloso escritor llamado Roberto Calasso. * Hay un duende llamado Rigoletto y le encanta la música. Aquí está de cuerpo entero, aunque invisible. * Salvador Dalí, lo recordamos ahora, cuando se cumplen 25 años de su muerte. *¿Cómo son los ultraortodoxos jaredíes?

BEATRIZ MESA MEJÍA Editora

SAÚL ROLL VÉLEZ Escritor [email protected] Representa en E.U. a la librería Herman Lynge & Søn, de Dinamarca. Hace poco publicó la novela Mal te perdonarán a ti las horas.

REINALDO SPITALETTA Escritor [email protected] Es profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana, cronista y escritor de novelas, cuentos y ensayos. Un estudioso de Medellín y su historia.

EN PORTADA LIBROS

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Coloridas botellas propuestas por el diseñador y artista Alexei Serrano. Generación habló con él y con otros diseñadores de objetos, en un recorrido por algunas tiendas y talleres de Buenos Aires, Argentina.

MARIO VARGAS LLOSA Escritor

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[email protected] Ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, es un riguroso analista de lo contemporáneo. Sus columnas son polémicas, provocan múltiples reacciones.

DAVID ALANDETE Periodista

[email protected]

CRÓNICA

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[email protected] Corresponsal del diario El País, de España, en el Medio Oriente. Reportajes, crónicas, informes especiales y perfiles hacen parte de sus trabajos periodísticos.

GENERACIÓN, una publicación sobre temas contemporáneos que circula los domingos con elCOLOMBIANO Presidente del Grupo Editorial El Colombiano: Luis Miguel de Bedout Hernández. Directora: Martha Ortiz Gómez. Macroeditor PGA: Germán Calderón. Editora: Beatriz Mesa Mejía. Periodista: Paola Andrea Cardona Tobón. Editora Diseño Revistas: Paula Andrea Montoya Trejos. Diseño: María Camila Valencia Robledo. Fotografía portada: María Sofía Azzaretti. Fotografías: El Colombiano, Bloomberg, ShutterStock, María Sofía Azzaretti, Saúl Roll Vélez, Teatro Metropolitano, María Camila Valencia. Ilustración: Don’t kill the Repollo. Preprensa y producción: EL COLOMBIANO. “Los contenidos de esta publicación se encuentran protegidos por las normas de derechos de autor. Se prohíbe su reproducción y/o modificación, total o parcial, sin la autorización de su titular”.

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