METAPOLÍTICA
Año 17, núm. 80, enero -‐ marzo de 2013
SUMARIO
www.metapolitica.com.mx
PORTAFOLIO DIRECTOR DEL ICGDE René Valdiviezo Sandoval DIRECTOR EDITORIAL Israel Covarrubias
[email protected]
CONSEJO EDITORIAL José Antonio Aguilar Rivera, Roderic Ai Camp, Ale-‐ jandro Anaya, Antonio Annino, Álvaro Aragón Rive-‐ ra, Israel Arroyo, María Luisa Barcalett Pérez, Miguel Carbonell, Jorge David Cortés Moreno, José Anto-‐ nio Crespo, Jaime del Arenal Fenochio, Rafael Estrada Michel, Néstor García Canclini, Armando González Torres, Paola Martínez Hernández, María GH ORV ÉQJHOHV 0DVFRWW 6iQFKH]$OÀR 0DVWURSDROR Jean Meyer, Edgar Morales Flores, Leonardo Morlino, José Luis Orozco, Juan Pablo Pampillo Baliño, Mario Perniola, Ugo Pipitone, Juan Manuel Ramírez Saíz, Víctor Reynoso, Xavier Rodríguez Ledesma, Roberto Sánchez, Antolín Sánchez Cuervo, Ángel Sermeño, Federico Vázquez Calero, Silvestre Villegas Re-‐ vueltas, Danilo Zolo. COORDINADOR
DE
DEBATES
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SOCIEDAD ABIERTA 17
UN GIRO INESPERADO DE LA IDEOLOGÍA. NEOLIBERALIS- MO Y EL COLAPSO DEL BLOQUE SOVIÉTICO por Jan Sowa
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DIABETES, AGENDA PÚBLICA Y DERECHO AL ACCESO A LA INFORMACIÓN por Rigoberto Ocampo Alcántar
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ESTADO Y SEGURIDAD PÚBLICA. ALGUNAS CONSIDERA- CIONES BÁSICAS ïơ
DEBATES
Fragmentos para un nuevo léxico político 38
SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD. LA SO- CIEDAD POLÍTICA EN ROBERTO ESPOSITO por Hugo César Moreno Hernández
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ACANTILADOS DE IMAGINACIÓN Y HORROR. LA FILOSO- FÍA SOCIAL DE WOLFGANG SOFSKY por Pablo Gaytán Santiago
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LAS IDENTIDADES DE LA IMAGEN EN GEORGE DIDI-HU- BERMAN por José Alberto Sánchez Martínez
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CORNELIUS CASTORIADIS Y LA CRÍTICA A LA INSIGNIFI- CANCIA CONTEMPORÁNEA por Edgar Morales Flores
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PIER PAOLO PASOLINI, UN INTELECTUAL “HERÉTICO” por Giovanni Falaschi
69
CHARLES TAYLOR. PENSAR LA POLÍTICA DESDE LA ME- DIACIÓN CULTURAL por Pablo Lazo Briones
76
ROMMEY, EL ÚLTIMO DISCÍPULO DE SAMUEL HUNTINGTON O LA MUERTE DEL “CREDO AMERICANO” por Denis Lacorne
82
SOBRE LA INDIGNACIÓN por Mario Perniola
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ROUSSEAU Y EL CADÁVER POLÍTICO por Benjamín Ortega Guerra
88
¿LA ÚLTIMA GRAN ÉPOCA? EL RENACIMIENTO Y EL RE- LATIVISMO EN LA HISTORIA por Martha Elisa López Pedraza y Juan Cristóbal Cruz Revueltas
93
UNA NOCIÓN ALTERNA DE TERRORISMO por Danilo Zolo ¿QUÉ DIJERON SMITH Y TOCQUEVILLE SOBRE LA LIBER- TAD Y EL EGOÍSMO? por Jeronimo Muniz
DEL PRESENTE NÚMERO:
Israel Covarrubias DISEÑO, COMPOSICIÓN Y DIAGRAMACIÓN Manuel Ahuactzin Marisol Hernández Santamaría METAPOLÍTICA, año 17, NO. 80, Enero a Marzo de 2012, es una publicación trimestral editada por la Beneméri-‐ ta Universidad Autónoma de Puebla, con domicilio en 4 Sur 104, Col. Centro, C.P. 7200, Puebla, Pue., y distri-‐ buida a través del Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico, con domicilio en 4 Sur 104, Ter-‐ FHUSDWLRGHO(GLÀFLR&DUROLQR&RO&HQWUR&3 Puebla, Pue., Tel. (52) (222) 2295500 ext. 5559, www. metapolitica.com.mx, Editor Responsable Dra. Clau-‐ dia Rivera Hernández,
[email protected]. Reserva de Derechos al uso exclusivo 04-‐2011-‐102518312000-‐102. ISSN: 1405-‐4558, ambos otorgados por el Instituto Nacio-‐ QDOGHO'HUHFKRGH$XWRU&RQ1~PHURGH&HUWLÀFDGRGH Licitud de Título: 14466, Licitud de Contenido: 12039, DPERVRWRUJDGRVSRUOD&RPLVLyQ&DOLÀFDGRUDGH3XEOLFD-‐ ciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Goberna-‐ ción. Impresa en PROMOPAL PUBLICIDAD GRÁFICA, S.A. DE C.V., Tecamachalco No. 43, Col. La Paz, Puebla, Puebla. C.P. 72160, Tel. (222) 1411330, DISTRIBUCIÓN. CITEM, S.A DE C.V., Av. Del Cristo 101, Col. Xocoyahualco, C.P. 54080, Tlalnepantla, Estado de México, Tel. 52380200, éste número se termino de imprimir en Diciembre de 2012 con un tiraje de 3000 ejemplares. Costo del ejem-‐ plar $50.00 en México. Administración y suscripciones Dinorah Polin, Tel. 01 (222) 4447545, suscripciones@me-‐ tapolitica.com.mx,
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ble por materiales no solicitados. Títulos y subtítulos de la redacción.
ORLANDO DELGADO PIÑÓN: EMULACIÓN TECTÓNICA
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IMPRENTA PÚBLICA 104
Sobre HISTORIA Y TRAUMA. LA LOCURA DE LAS GUERRAS de Françoise Davoine y Jean-Max Gaudillière, por Paola Martínez Hernández
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Sobre ESPERANZA Y UTOPÍA. ERNST BLOCH DESDE AMÉRICA LATINA de Luis Martínez Andrade y José Manuel Meneses, por Arianna Kinsella Coutinho
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Sobre LOS NUEVOS CÍRCULOS DEL NUEVO INFIERNO de Ramón del Lla- no Ibáñez y Lucía Molatore (coords.), por Javier Tapia
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Sobre PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN MÉXICO, de Hugo Sánchez Gudiño y Gonzalo Farrera Bravo (coords.), ơ
À
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Sobre LA CRISIS DE SEGURIDAD Y LA AGENDA DE RIESGOS DE SEGURI- DAD NACIONAL ¿LA PÉRDIDA DE LA PAZ PÚBLICA PUEDE AMENAZAR LA SEGURIDAD DE LA NACIÓN? de Beatriz Eugenia Ramírez Saavedra, por Emilio Del Carmen López
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Sobre LOS VÉRTIGOS DE LA POLÍTICA: UNA REVISIÓN DESDE LA MO- DERNIDAD de Julieta Marcone, Sergio Ortiz Leroux y Ángel Sermeño (coords.), por Pedro J. Meza Hernández
Fotografía de Portada: Orlando Delagado Piñón. Patrón gravitacional. Plástico y polvo metá- lico sobre tabla, 40x50 cm, 2011
SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD.
sociedad política
LA
EN ROBERTO ESPOSITO Hugo César Moreno Hernández*
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obre la constitución del lazo social ha triunfado ODYLVLyQQHXWUDOL]DGRUDGHOFRQÀLFWR0iVTXH 0DTXLDYHORQXHVWURKRUL]RQWHWHyULFR\¿ORVy- ¿FRWLHQHVXVEDVHVHQ+REEHV(VSRVLWRD 'H ahí que para Esposito sea necesario recurrir al pen- samiento impolítico (como límite de lo político y la SROtWLFDPRGHUQDVHJ~QVXYRFDFLyQGHVSROLWL]DGRUD para observar “desde un ángulo de refracción que lo ‘modera’ frente a lo que él no es y tampoco puede VHU´(VSRVLWRD /tPLWHRULJLQDULRLQRULJL- nario, interno y externo, perdido en el tiempo de los mitos fundacionales entre un pasado inconstatable y un futuro de peligros, la comunidad resulta el con- cepto central para tensar la neutralidad de lo político contemporáneo. Pensar la comunidad a la manera de Esposito, como un peligro para el lazo social del cual la consolidación de los Estados nación inmuniza al sujeto. Movimiento inmunitario, la huida de la muer- te campeando lo común: la igualdad, que desactive el todos iguales en la medida en que cualquiera puede asesinar y ser asesinado: “[…] unidos por el deseo común de dañarse uno a otro, puesto que apuntan a la misma meta, el poder. Pero, como el poder sólo puede medirse en relación con la impotencia ajena, todos FRQYHUJHQHQHOSHUMXLFLRUHFtSURFR>«@6HHQFXHQ- tran en el combate, se relacionan en la violencia, se HQIUHQWDQDWUDYpVGHODPXHUWH´(VSRVLWR Lo presocial, desde la óptica hobbesiana, es la co- munidad, donde todo es común a partir de la posibi- lidad de la muerte. Así, lo comunitario sería un lazo * 'RFWRUHQ&LHQFLDV6RFLDOHV\3ROtWLFDVSRUOD8QLYHUVLGDG,EHURDPHUL- cana-Ciudad de México.
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social ensangrentado o por lo menos listo para teñirse de rojo. Estado de guerra, espacio sin orden, sin el ejercicio de una voluntad radical, superpuesta por las voluntades temerosas: 1RHVFDVXDOLGDGTXH+REEHVYHDHQODJXHUUDQRQHFHVDULD- mente librada, pero siempre latente- la “condición” misma, el “tiempo” del género humano, respecto del cual la paz no es sino una excepción, un paréntesis, “un contratiempo”. Esto quiere decir que la relación que une a los hombres no es la de amigo y enemigo, ni de enemigo y amigo, sino de enemigo y enemigo, dado que cada amistad temporaria es un instrumento para la gestión del único vínculo social posible, HVGHFLUHOGHHQHPLVWDG(VSRVLWR
Desde la óptica contractualista de la soberanía, po- sible sólo con la sujeción a esa voluntad radical, producida, incluso provocada por las diminutas vo- luntades temerosas de hacer lo que pueden, porque ³6yOR GLVRFLiQGRVH SXHGHQ ORV LQGLYLGXRV HYLWDU XQ FRQWDFWR PRUWDO (VWH HV HO PiV H[WUHPR VLJQL¿FDGR ‘etimológico’ que se debe atribuir al absolutismo hobbesiano: un principio de liberación de todo lo que está aún ‘ligado’, de cualquier vínculo distinto de la GLVRFLDFLyQPLVPD´(VSRVLWR /RVRFLDOHV la inmunización de la comunidad, de aquello que nos acomuna, la ausencia de propiedad, donde todo es co- mún y, según el derrotero hobbesiano, eso común es nuestra capacidad de asesinar. La soberanía se apro- pia, se convierte en propiedad y, como tal, en algo no FRP~Q /D FLXGDGDQtD FRPR ¿FFLyQ QR UHFUHD D OD comunidad, permite la disociación que derrumba el ideal de igualdad, de tener algo en común:
SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD I DEBATES 9LQFXORGH³QRUHODFLyQ´$VtGHEHHQWHQGHUVHODSURKLELFLyQ -que Hobbes considera irrenunciable para el funcionamiento de su modelo- de cualquier asociación dentro del Estado: no sólo amenazaría su poder soberano, sino que constituiría su negación lógica, desde el momento que la soberanía coinci- de con la disociación […] el Estado es la des-socialización del vínculo comunitario […] el Leviatán no solamente “se asemeja a una creación a partir de la nada”, sino que también FUHD OD QDGD 6~EGLWRV GH VHPHMDQWH VREHUDQR VRQ SUHFL- samente aquellos que no tienen nada en común, desde que todo ha sido dividido entre lo “mío” y lo “tuyo”: una parti- FLyQHQODTXHQDGDVHFRPSDUWH(VSRVLWR
entre protección y obediencia responde a esta potencia disol- vente: conservar a los individuos mediante la aniquilación GHWRGRYtQFXORHQWUHHOORV(VSRVLWR
En el estado de naturaleza Hobbes busca explicar la FRQIRUPDFLyQGHODQDWXUDOH]DKXPDQD6LELHQWDQWR la razón como la pasión son pilares de la naturaleza humana, las pasiones son lo que motiva el movimien- to del hombre, es lo que desea lo que hace moverse al hombre, la distinción primaria entre bueno y malo se encuentra en la dicotomía entre lo que se desea y no se desea. Lo que deseo es bueno, lo que me provoca aversión es malo. Así es el hombre natural que en- FXHQWUDFRQWUDSHVRHQORHVSHFt¿FDPHQWHKXPDQRGH su naturaleza: el lenguaje que posibilita a la razón. De estas dos partes propias del ser humano (pasión y ra- ]yQ +REEHVYDGHGXFLHQGRODQHFHVLGDGGHXQFDP- bio alimentada sobre todo por dos pasiones de gran injerencia en la naturaleza humana, otra dicotomía: HOPLHGR\ODHVSHUDQ]D(OPLHGRDOLQWHQVL¿FDUVH así como la necesidad de mayor comodidad posibili- tan salir del Estado de naturaleza. Para el surgimien- to de la sociedad, se puso en las aras de lo humano autocreado, a la comunidad salvaje y asesina, donde la enemistad es el único lazo o el lazo propiamente dicho y debe disolverse para asegurar la autoconser- vación de la especie:
6RFLHGDGQRFRPXQLGDG(OVXMHWRHVVRFLDO(VXQQR poder estar juntos si se pretende sobrevivir, si se quie- UHYLYLU6HSDUDFLyQGHORTXHVHSXHGHPDWDU'LYL- sión en cuanto propiedad, en cuanto discernimiento de lo “mío”, lo “tuyo”, es decir, de lo impropio. “Esa división, precisamente, es la que ‘inmuniza’ contra el riesgo de muerte que contiene la comunidad, de acuerdo con la oposición contrastiva entre immunitas y communitas que organiza todo el proyecto moder- QR´(VSRVLWR 6LHOFRQWUDWRDFRPXQDVHSDUDQGR¢FyPRHVSRVL- ble que la naturaleza disocie? El asunto está ahí, en la QDWXUDOH]DYHUVXVHODUWL¿FLR(QHOHVWDGRGHQDWXUD- leza el munusVHUH¿HUHHQODHVWHODKREEHVLDQDDO dar la muerte y esperarla a cambio. Común es lo que >«@GHKHFKR³FRP~Q´FDOL¿FDDKRUDDOHQHPLJRTXHODDWD- no es propio, lo que no es ni mío, ni tuyo. En todo ca y al poder que la mantiene unida contra él. Pero ese poder caso es de nadie, quizá de todos o cualquiera puede -que se funda justamente en la imposibilidad de suprimir al tomarlo, usarlo, pero no apropiárselo. El munus como enemigo- puede mantenerla unida sólo si la divide, esto es, don, lleva obligatoriedad de reciprocidad. Otra vez, lo ODVXSULPHFRPRFRPXQLGDG$VtODFRPXQLGDGGHOVDFUL¿FLR común, lo que es de nadie o de todos, está en la igual- VHVXEYLHUWHRLQWHQVL¿FDHQHOVDFUL¿FLRGHODFRPXQLGDG dad para otorgar, donar la muerte “este, en suma, es /R TXH OD FRPXQLGDG VDFUL¿FD D VX DXWRFRQVHUYDFLyQ QR el don que se da porque se debe dar y no se puede no HVRWUDFRVDTXHHOODPLVPD(OODVHVDFUL¿FDQRVyORHQHO dar […] es la obligación que se ha contraído con el VDFUL¿FLRGHFDGDXQRGHVXVHQHPLJRVVLQRWDPELpQHQHO otro, y requiere una adecuada desobligación” (Espo- de cada uno de sus miembros, dado que cada uno de estos VLWR HOmunus del communitas designa lo KDOODHQHOIRQGRGHVXVVHUOD¿JXUDRULJLQDULDGHOprimer que iguala, lo que es común, la capacidad destructiva enemigo. A este origen -al miedo que provoca- responde el VDFUL¿FLRUHDFWLYiQGRORLQ¿QLWDPHQWHHQXQFtUFXORGHOTXH de la comunidad y la necesidad, para asociar/disociar. D~QQRKHPRVVDOLGRGHOWRGR(VSRVLWR 5RPSHUODGLVRFLDFLyQFRPXQLWDULDGHOHVWDGRGHQD- turaleza para asociar disociando en el estado cívico, en la sociedad. Pues en “comunidad” natural los in- 6LHOPLWRIXQGDFLRQDOGH+REEHVQRRIUHFHLPiJHQHV dividuos se acomunan, se disocian en el sentido del dramáticas, el mito fundacional freudiano sobre el ori- munus violento: gen del lazo social las ofrece en abundancia. De ahí que para Esposito la yuxtaposición de ambos mitos sea 1R VyOR HQWRQFHV QR FRLQFLGH HO FRQWUDWR FRQ HO GRQ QL plausible y sobre todo productiva. Porque si matar al deriva de este, sino que es la más directa negación del don: igual no tiene implicaciones en cuanto él pudo hacer lo el paso del plano comunitario de la gratitud -que según Hob- mismo, matarme;; asesinar a lo otro que me supera en bes, el hombre “moderno” no puede sostener- al de una ley fuerza y sólo es posible hacerlo si me comploto con los que se ha sustraído a toda forma de munus. Una ley destruc- otros iguales a mí, en fuerza y posición frente a ese otro tora de ese cum al que el munus está semánticamente orien- muy superior, entonces es posible crear un lazo social, WDGRHQOD¿JXUDGHODcommunitas. El intercambio soberano METAPOLÍTICA núm. 80, enero - marzo de 2013
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DEBATES I HUGO CÉSAR MORENO HERNÁNDEZ
pero no en la complicidad, sino en la responsabilidad. $Vt SDUD (VSRVLWR HV OtFLWR D¿UPDU TXH ³/D SROtWLFD nace signada por una culpa originaria que sólo puede reparar introyectándola en términos de renuncia, en esa GLQiPLFDVDFUL¿FLDO\DXWRVDFUL¿FLDO´(VSRVLWR 'HDKtODLPSRUWDQFLDGH+REEHVSXHVWHRUL]DVR- EUHHVHDFRQWHFLPLHQWRODGHVWUXFFLyQRVDFUL¿FLRGHOD comunidad mediante la soberanía inalienable: La fuerza de la soberanía así creada es, por lo tanto, directa- mente proporcional a la renuncia a su mismo ejercicio;; este HVHOUHVXOWDGR¿QDOGHXQDOyJLFDVDFUL¿FLDOOOHYDGDDVXV~O- WLPDVFRQVHFXHQFLDVSULPHURVDFUL¿FLRGHOSDGUH\GHVSXpV VDFUL¿FLRGHORVSURSLRVKHUPDQRVDOSDGUHVDFUL¿FDGR'REOH VDFUL¿FLRVDFUL¿FLRDOFXDGUDGR6DQJUHSHURWDPELpQLQKL- bición. Introyección de la prohibición en forma de una au- toimposición consciente. Es lo que, como hemos visto, Hob- bes revela -desvela y cubre a un tiempo- con la fórmula de la autorización: asunción en sí mismo de la propia pena […] ODDXWRUL]DFLyQGHODSURSLDSHQDQRHVVLQROD¿JXUDMXUtGLFD GHODXWRVDFUL¿FLRLQWHULRUL]DGRHQHODFWRGHLQFRUSRUDFLyQGHO padre muerto. Los hermanos renuncian voluntariamente no sólo a las mujeres y el poder, sino, antes y en mayor medida, a VXSURSLDLGHQWLGDGDIDYRUGHXQDLGHQWL¿FDFLyQFRQDOJXLHQ que ya no está más, pero que aún es capaz de atraparlos en la vorágine de su propio vacío. Haciéndolos hermanos en la cul- SDSLHUGHQGH¿QLWLYDPHQWHODSURSLDVXEMHWLYLGDGSROtWLFD\VH esfuerzan por entregarla a lo que queda -a los “despojos”- del DQWLJXRSDGUH(VSRVLWR
El segundo sentido en que la teoría de soberanía es fundamental no se bifurca del primero, o si lo hace, es para seguir con el mismo proyecto de argumentación. El contrato hobbesiano crea súbditos, pero la soberanía, en su desarrollo histórico y como elemento de compren- sión de la consolidación del Estado moderno, debe ser “secularizada”, arrancada al soberano visible, déspota. El cuerpo lleno del déspota (lleno con los cuerpecitos V~EGLWRV GHEHYDFLDUVHSDUDTXHVXUMDQORVFXHUSHFLWRV ciudadanos, el pueblo soberano que no sigue, se sigue. (QWUHHOPLHGR\ODSURSLHGDGHQWUH/RFNH\+RE- bes, está la desigualdad, es decir, la soberanía, ya sea HQHO*UDQ&XHUSRGHO6REHUDQR\DVHDHQORVFXHUSH- citos-ciudadanos que descorporizan a la comunidad en HOVRPHWLPLHQWRHQODVHUYLGXPEUH\ODVROHGXPEUH6L el adhesivo que los asocia es sólo el miedo común, el resultado no podrá ser sino una servidumbre común, es decir, lo diametralmente opuesto a la comunidad. Esta ~OWLPDHVSUHFLVDPHQWHORTXHVHVDFUL¿FDHQHODOWDUGH la autoconservación individual: Los individuos hobbesianos pueden salvar su vida sólo conde- nando a muerte su bien común. “Inmunizándose” contra este.
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7RGDVODVUHIHUHQFLDVDHVHELHQ/LEHUWDG-XVWLFLD,JXDOGDG que escanden la obra rousseauniana, tienen a esta polémica como objeto, pronuncian esta condena, lamentan esta ausencia: la comunidad humana falta a sí misma, no hace sino delinque- re, en el doble sentido del término. Y sin embargo es aquello que más nos hace falta desde el momento en que nuestra exis- WHQFLD\HOODVRQXQDPLVPDFRVD1RH[LVWHPiVTXHHQUHODFLyQ FRQODH[LVWHQFLDGHRWURV(VSRVLWR
Así pues, el Estado, como garante de la desigualdad, GHVDFWLYD HO FRQÀLFWR D SDUWLU GHO GHUHFKR FUHD ODV RWUHGDGHV OHJDOL]D HO HQFXHQWUR GH ORV ÀXMRV OLEHUD- dos: capital-dinero y fuerza de trabajo, estableciendo un lazo social disociante. Evita la semejanza pero lo hace en función de sobrevivencia, es decir, busca la permanencia del lanzamiento de lo humano alejándo- ORGHDTXHOORFRQVWLWXWLYRGHVt3DUD+REEHV\5RXV- seau la cuestión se monta sobre una falta, sobre algo que debe ser eliminado, y algo que debe ser remonta- do, adquirido o readquirido, buscado y negado, con- vertido en origen mítico y en meta existencial, colo- cado sobre la nada, un umbral y esto como ordenador de algún tipo de conducta política “[…] la comunidad HVDODYH]LPSRVLEOH\QHFHVDULD1HFHVDULDHLPSRVL- EOH1RVyORVHGDVLHPSUHGHXQDPDQHUDLPSHUIHFWD sin alcanzar nunca su cumplimiento, sino que es co- munidad tan solo de ODIDOWDHQHOVHQWLGRHVSHFt¿FR de que aquello que nos acomuna -que nos constituye en cuanto seres-en-común- es precisamente esa falta, esa incompletud, esa GHXGD´ (VSRVLWR Para Hobbes la búsqueda política se encuentra en esa negación saludable, en la cancelación de su consecu- ción y en el repudio del origen. Esto es la comunidad, lo común, el vivir en común, cargar con lo común, establecer un lazo social que une, que comunica a tra- vés de lo común, lo compartido, la carga compartida, el munus, la promesa de cargar con lo exasperante, incluso si no hay futuro. El lazo social de la deuda o la deuda como munus, el don que acomuna, iguala y exhala la comunidad a diferencia de la culpa como in-munus coagulante de lo social. (QFXDQWRD/RFNHODFRPXQLGDGQRHVQLIDOWDQL origen ni futuro, la comunidad es política y el lazo social está en la soberanía de la vida como propie- dad o la propiedad de la vida con sus apropiaciones materiales y el libre uso de éstas en una completitud vital desde donde se constituye el lazo social. Como YLPRVDGLIHUHQFLDGH5RXVVHDX/RFNHYHHQODSUR- piedad (privada y privativa, por tanto privatizadora HQ XQ VHQWLGR GHOHX]LDQR HO RULJHQ GHO OD]R VRFLDO es decir, más propiamente dicho, del Estado, pero Estado como comunidad política, la separación de lo
SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD I DEBATES
común para constituir una comunidad: “la propiedad es el presupuesto, no el resultado, de la organización VRFLDO´(VSRVLWR 'HHVWDPDQHUDORSUR- pio se convierte en motor de lo común en el lenguaje GHOD¿ORVRItDPRGHUQDOLEHUDO6HQDWXUDOL]DODSUR- piedad privada interiorizándola (subjetivizandola con HO GLVSRVLWLYR HFRQRPtD SROtWLFD FRPR FRQVWLWXWLYD del sujeto, pero del sujeto político, es decir, del ciu- dadano, del sujeto de derechos políticos para hacer inteligible el lazo social a partir de la relación propie- dad-impropiedad. La sociedad gira con ese eje: “Ya apuntalada sólidamente por la pertenencia del cuerpo propio, la lógica propietaria puede expandirse en on- das cada vez más amplias hasta cubrir por entero la H[WHQVLyQGHOHVSDFLRFRP~Q´(VSRVLWR La propiedad, es decir, la disolución de lo común im- SXOVDORVRFLDO\HQHOOHQJXDMHORFNHDQRODFRQVWL- tución de una comunidad política. Entiéndase, pues, por FRPXQLGDGSROtWLFDla aparición de instituciones que permiten lo común de lo propio, la comunidad de los propietarios, la libertad de tener y salvaguardar la propiedad. En un estado de naturaleza la propiedad existe en forma de extensión corporal a través del tra- bajo, pero no hay institución que proteja la propiedad. %DMRHVWHHQWHQGLGRODYLGDGHOLQGLYLGXRVHH[WLHQGH hasta la propiedad y si ésta es atacada el individuo puede ejercer su derecho natural de autoconservación matando al atacante, que no necesariamente atenta contra el cuerpo orgánico, sino contra su extensión, la propiedad. Hay una confusión entre cuerpo bióti- FR\FXHUSRH[WHQGLGRSURSLHGDG ³SRUXQDSDUWHHO VXMHWRGRPLQDODFRVDHQHOVHQWLGRHVSHFt¿FRGHTXH la pone bajo su dominio. Pero, por la otra, la cosa do- mina a su vez al sujeto en la medida de que constituye el objetivo necesario de su tensión apropiativa” (Es- SRVLWR 8QD VHSDUDFLyQ HQ OD SURSLHGDG o una comunión en la propiedad. Ahí está el juego ORFNHDQRHQODFRPXQLGDGGHSURSLHWDULRVdistinta de ODFRPXQLGDGGHORVQRSURSLHWDULRV/RFNHREVHUYD lo fáctico de la privatización, es decir, la necesaria separación, aún más profunda, entre propietarios y no SURSLHWDULRVGH¿QLHQGRDORVSULPHURVFRPRcomuni- dad y a los segundos como amenaza a la vida de los primeros, pues la exterioridad material es parte vital del sujeto lo que implica la aparición de lo político en términos liberales, pues “la privacidad de la posesión coincide con la privación que determina en quien no la comparte con el legítimo propietario, es decir, en toda la comunidad de los no-propietarios” (Esposito, /DSURSLHGDGFRPRPHUDH[WHULRULGDGHV decir, como materia tangible no opera una subjetiva-
ción cabal, es necesario que se “libere” de lo obje- tivo, es decir, que se subjetive, según Esposito: “el concepto de libertad, en su núcleo germinal alude a un poder conector que crece y se desarrolla según su propia ley interna, una expansión, o un despliegue, que asocia a sus miembros en una dimensión com- SDUWLGD´(VSRVLWR HVGHFLUODOLEHUWDGVH comprende en cuanto acomuna, libres y no libres. Li- bertad de sujeción, de sujetarse a los otros o libertad en cuanto sujeción. En forma nietzscheana sería decir Vta la libertad de ligarse o ser libre en cuanto existe una ligación que me somete. La libertad moderna, así como la propiedad se des- liga e introyecta al sujeto, “la libertad pronto devendrá capacidad de actuar aquello que está presupuesto en la posibilidad del sujeto de ser él mismo y no otra cosa. Libre albedrío como autoinstauración de una subjetivi- dad absolutamente dueña de su propia voluntad” (Es- SRVLWR HOVXMHWRHQVLPLVPDGRVHHQYXHOYH \VHVROLGL¿FDHQIRUPDGHHVIHUDHVGHFLUSLHUGHDULV- tas, chispas, espinas, lazos para conectar y someterse con otros, se somete a sí mismo tejiendo relaciones esféricas, es decir, donde la imagen, bajo cualquier ángulo, será la misma. Donde los códigos de libertad GHVFRGL¿FDGRV \ D[LRPDWL]DGRV HQ XQD OHJLWLPLGDG legal incluirán excluyendo mediante la garantía de los GHUHFKRVSROtWLFRVFLXGDGDQRV UHGRQGHDQGRDOVXMH- to libre (el sujeto de derechos, pero también el sujeto GHLQWHUHVHV SURYRFDQGRXQDFRPXQLGDGSROtWLFDVLQ munus, es decir, una inmunidad comunitaria, una sepa- ración a través de la totalidad estatal, una nacionalidad de intereses y derechos, una ciudadanía, los derechos liberales del ciudadano soberano: En el momento en que se comienza a entender la libertad ya no como un modo de ser, sino como un derecho a tener algo propio -precisamente, el pleno dominio sobre sí en UHODFLyQFRQORVRWURVVHSHU¿ODHVDDFHSFLyQSULYDWLYDR negativa, que la caracterizará de manera cada vez más ex- cluyente. Cuando este proceso entrópico se conjugue con las estrategias autoconsevativas de la sociedad moderna, el vuelco y el vaciado de la antigua libertad común en su RSXHVWRLQPXQHVHUiQFRPSOHWRV6LHOVHJPHQWRPHGLDQR de este pasaje está constituido por la invención del indivi- duo -y, por tanto, del marco soberano en que este se ins- cribe-, el lenguaje que, con mucho, predomina, es el de la protección […] la libertad moderna consiste, en esencia, en el derecho de todo súbdito individual a ser defendido de los abusos que amenazan su autonomía y, más aún, su vida misma. En términos generales, ella asegura al individuo contra las injerencias de los demás, mediante su voluntaria subordinación a un orden más poderoso que le proporciona XQDJDUDQWtD(VSRVLWR
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DEBATES I HUGO CÉSAR MORENO HERNÁNDEZ
Así pues, el ciudadano libre y soberano se inscribe en la falacia de la autodeterminación. La soberanía, DUUDQFDGDSRUOD WHRUtD OLEHUDO DO 6REHUDQR PXWDHQ una suerte de autonomía individual donde las insti- WXFLRQHV JXEHUQDPHQWDOHV SULQFLSDOPHQWH IXQJHQ como antígenos de la igualdad para consolidarla en WpUPLQRV GH GHUHFKRV SRU SURWHJHU *DUDQWtDV LQGL- viduales para evitar la comunidad, la carga común y consolidar los intereses y derechos individuales de un sujeto individual capaz de la autodeterminación res- pecto a los otros y al propio gobierno. Por su parte, éste, para permitir dicha autodeterminación, puede -y de hecho lo hace- cancelar libertades con la anuencia del propio ciudadano soberano quien, en un afán por permanecer VtPLVPRse contraria y se determina con los supuestos legales para aparentar autodetermina- FLyQ 6H SURKtEH DQWHV GH TXH OH SURKtEDQ 3DUD QR “dañarse”, en primera instancia, y para no “dañar”, el ciudadano sigue y obedece la limitación de liber- tades para ser “libre”. Es decir, hay un doble amarre, desde la ley, con su fuerza de ley, como exterior y su interiorización, la fuerza de ley inscrita en el sujeto. La escrita, sin lectura, y la inscrita, sin imagen, pero VHQVLEOH6HOLPLWDODOLEHUWDGSDUDDFFHGHUDHOOD El contractualismo en clave liberal disecciona el cuer- po soberano y transmite la soberanía a los átomos del cuerpo para hacerla más efectiva en cuanto a los ejercicios del poder, el orden sobre todo, y la seguridad como prin- FLSLRGHODFRPXQLGDGSROtWLFD6HVHSDUDSDUDSUHVHUYDU para evitar el mal, la enfermedad comunitaria que afecta al cuerpo soberano. Al pasar la soberanía a cada uno de ORVFRQVWLWX\HQWHVYiOLGRV HO6REHUDQRTXHGDGLVXHOWR \HOJRELHUQRWRPDVXIXHU]DGHOH\ GHODVQHFHVLGDGHV individuales de cada ciudadano que es tanto elemento po- lítico como económico. Es en la dimensión económica que se comprende la necesidad del ciudadano soberano HVWRVLHPSUHVHUiXQDWDXWRORJtD SXHVpVWHVLHPSUHHV sujeto de derechos y de intereses, es decir, agente político y económico desde la visión liberal. La soberanía se desparrama, empapa a los indivi- duos y los convierte, en la misma operación, en pú- EOLFRV \ SULYDGRV VXMHWRV GH GHUHFKRV H LQWHUHVHV los transforma de súbditos obedientes en obedientes ciudadanos. La operación está en que el súbdito, liga- do al soberano, obedece porque éste está conformado por él, es él. El ciudadano es sí mismo, es soberano, QR HO 6REHUDQR 'H HVWH PRGR VH OLPLWD OD OLEHUWDG para esclavizarse en sí mismo:
ción de las condiciones en que esta resulta efectivamente posible, el liberalismo termina por entrar en contradicción con sus propias premisas. Dado que debe construir el cauce para la canalización controlada de la libertad en una direc- ción no perjudicial para el conjunto de la sociedad, corre el ULHVJRGHGHVWUXLUDTXHOORTXHPDQL¿HVWDPHQWHGHVHDFUHDU (VSRVLWR
Esta contradicción estalla en la forma oxímoron de- yectada por los sistemas de gobierno de la democracia liberal, donde libertad e igualdad se conjugan en tal formas que los ciudadanos son igualmente libres pero sin lazos en común, sin compartir más que espacio y libertad para realizar sus intereses, y es el miedo a no poder cumplirlos lo que les arrastra a someterse a la forma de gobierno que los libera e iguala, pues “en el momento en que -temerosos de no saber defender los intereses particulares que de modo excluyente lo mueven- el individuo democrático termina por ponerse ‘en manos del primer amo que se presente’, está ini- ciando el itinerario que, no mucho después, llevará a la biopolítica a acercarse a su opuesto tanatopolítico: el rebaño, oportunamente domesticado, ya está prepara- do para reconocer a su voluntarioso pastor” (Esposito, (QHOVXSXHVWRGHODUHSUHVHQWDFLyQSROtWL- ca, la falacia de la soberanía en cada ciudadano como autodeterminación se desbanda y retorna a una forma soberana sin nombre de rey, sólo con forma de Estado y acta patriótica. La soberanía transferida al pueblo- comunidad forma ciudadanía. Esto permite postular la llamada autodeterminación de los pueblos. Preci- samente la pared donde esto se estrella es el ejercicio de la soberanía y la manera en cómo los ciudadanos, domesticados y animalizados como ovejas, se despren- den de la soberanía. Este es un proceso de fagocitosis institucional cuyo principal nutriente es la soberanía ciudadana. Por un lado los ciudadanos la ofrecen con gusto, por el otro el Estado la extrae. 9,2/(1&,$«@³6yORHQFDOLGDGGHYLRODGRUGHODOH\ puede obtener protección de ella”. Al menos mientras dure el proceso y se prolongue la pena, él podrá salir de la zona de indistinción jurídica en que su condición de no-otra-cosa- sino-hombre lo ha colocado, reconvirtiéndose en ciudadano como los demás aunque condenado por una culpa de algún modo establecida por el mismo derecho que lo sanciona (Es- SRVLWR
Es con la biopolítica, aquello que paradójicamente gestiona la forma-de-vida sin incluir necesariamente al hombre, y que la exclusión de las sociedades con- temporáneas crea el margen excluyente, al tiempo incluyente con la ley. La ley retorna a su fundación, a su fuera de sí para comprender lo que tiene fuera a fuerza de exclusiones sociales. Un proceso autoinmu- nitario necesario para curar al cuerpo de la sociedad de la enfermedad que produce la clausura. Así, el apa- rato biopolítico enferma a un sector de la población, peligroso para la salud del resto de la sociedad y para establecer relaciones con esa parte tumorosa crea un espacio de indeterminación social, política y jurídi- ca, un vacío. En ese vacío está la comunidad, ya sea como inexistencia, pasado-origen o futuro-peligro. El peligro de la comunidad debe ser inmunizado, esa es la estrategia biopolítica: “El cuadro inmunita- rio dentro del que se ubica este proceso general de superposición entre práctica y ordenamiento políti- co es hasta demasiado obvio: para devenir objeto de ‘cuidado’ político, la vida debe ser separada y ence- rrada en espacios de progresiva desocialización que la inmunicen de toda deriva comunitaria” (Esposito, 9HDPRV HVWR OHQWDPHQWH ³SDUD GHYHQLU objeto de ‘cuidado’ político” es decir, ciudadano, “la vida debe ser separada y encerrada en espacios de progresiva desocialización”, es decir sujeto subjeti- vado, donde se interioriza la producción (el trabajo, OD RSHUDFLyQ GH OD HFRQRPtD SROtWLFD OD RSHUDFLyQ VRFLDOODFRQFLHQFLDHOGHVHR \ODYLJLODQFLDODSD- ranoia, la persecución (la culpa, proceso dramático de OD FULVWLDQL]DFLyQ GHO PXQGR SDUD KDFHU GHO VXMHWR vida, nuda vida que para ser protegida por derechos humanos, arropados por los derechos políticos (ciu- GDGDQtD SUHFLVD ³TXH OD LQPXQLFHQ GH WRGD GHULYD comunitaria”, es decir, de la apertura, de rasgar la
SOCIEDAD Y COMUNIDAD, VIDA E INMUNIDAD I DEBATES
membrana del sujeto esférico, de lanzar un lazo-de- deuda comunitario. En el recorrido de Esposito, la YLVLyQGH5RXVVHDXVREUHODFRPXQLGDGHVXQSDUWHD- guas en la medida que éste ubica en el lazo comunita- rio un registro de humanización: (OKRPEUHURXVVHDXQLDQRFODURHVWiQRHVFRQÀLFWLYRSRU naturaleza como el hobbesiano: pero sólo porque no encuen- tra con facilidad a sus semejantes, o porque, cuando los en- cuentra, se separa de ellos lo más rápido posible. Desde esta YHUWLHQWHODFUtWLFDGH5RXVVHDXD+REEHVQRWLHQHQDGDHQ FRP~QFRQODVGH/RFNHR0RQWHVTXLHXHOQRSDUWHFRPR estos últimos, del presupuesto aristotélico de la sociabilidad natural, sino de una hipótesis de insociabilidad aún más ex- trema que la hobbesiana. Para él, los hombres en el estado de naturaleza no están asociados ni siquiera por la guerra UHFtSURFD(VSRVLWR
6ROHGDG DSODVWDQWH VLQ OD]R VLQ YtQFXOR OR KXPD- no aparecerá ahí cuando se efectúe un enlazamien- to explosivo, no natural, no impulso o instinto, una construcción de lazo que no precisa de la cura, la inoculación, sino que se formará en términos de un intercambio simbólico, de lo posible, de lo anhela- do. La comunidad es importante en cuanto es umbral, precipicio, quizá, pero ordenador de un devenir, si es HVRSRVLEOH6LFRPRD¿UPD(VSRVLWR³5RXVVHDXHV el primer pensador de la comunidad porque del suje- to toma en consideración su existencia y no su pen- samiento […] Existir es una verdad del corazón -del sentimiento, de la pasión, del sufrimiento- mucho PiVTXHGHODPHQWH´(VSRVLWR HQWRQFHV ahí está la sustancia, para decirlo de alguna forma, de un lazo exteriorizante, explosivo a través de una exis- tencia no “pensada”, no “razonada”, una existencia que tiene que ver con sobrevivir. […] la comunidad no es algo diferente de la existencia, que, en cuanto H[VLVWHQFLD, es un asomar fuera de sí la vida del individuo, un estar más allá de sí mismo, una consistencia que continuamente rebasa su propio ámbito […] La existen- cia es -en cuanto tal- común. En común. Pero ese “común” no deja de ser propiedad, la propiedad más propia de aquel que la siente su propia existencia: el subiectum, justamente, como aquello que no puede admitir nada impropio en la sus- WDQFLDTXHOHGDVXVWDQFLD(VSRVLWR
(VSRVLWR D¿UPD TXH HO ³SDVDMH GHO HVWDGR GH QDWX- raleza al civil determinado por la instauración del Estado Leviatán” se encuentra en “la anulación de la nada que la comunidad lleva naturalmente dentro GHVtPHGLDQWHODSURGXFFLyQGHXQDQDGDDUWL¿FLDO capaz de reconvertirla en términos ya no destructi- YRVVLQRRUGHQDGRUHV´(VSRVLWR /DFR- munidad es autodestructiva o lleva a una deriva de autodestrucción, a una nada, un vacío de la muerte. Las subjetividades se desubjetivan (o no se hace al VXMHWR FXDQGRXQOD]RVHWLHQHGHPDVLDGRH[WHULR- UL]DGRFXDQGRKD\QR6HUVLHVSRVLEOH RQRSHU- VRQDFRPRHOPLVPR(VSRVLWRUH¿HUHFRQUHODFLyQD Deleuze a partir de la ecceidad, una individuación- acontecimiento, una apertura “una aptitud para la composición con otras fuerzas, de cuyo efecto, o afecto, son objeto, transformándose y transformán- dolas en individualidades más complejas, sujetas ellas mismas a la posibilidad de ulteriores transfor- PDFLRQHV´(VSRVLWR ORTXHKHOODPDGR sujeto explosivo, estallado, reventando la forma es- férica del sujeto, ese proceso de interiorizaciones de lo social, lo económico y lo político. 5()(5(1&,$6
(VSRVLWR 5 Immunitas. Protección y nega- ción de la vida%XHQRV$LUHV$PRUURUWX (VSRVLWR5 %tRV%LRSROtWLFD\¿ORVRItD%XH- nos Aires, Amorrortu. (VSRVLWR 5 D &DWHJRUtDV GH OR LPSROtWLFR, %XHQRV$LUHV.DW] (VSRVLWR 5 Communitas. Origen y destino de la comunidad%XHQRV$LUHV$PRUURUWX (VSRVLWR5 7HUFHUDSHUVRQD3ROtWLFDGHOD YLGD \ ¿ORVRItD GH OR LPSHUVRQDO %XHQRV $LUHV Amorrortu. )UHXG6 ³7yWHP\WDE~´HQ6)UHXGObras CompletasWRPR,,%XHQRV$LUHV(O$WHQHR +REEHV7 Leviatan. O la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, México, FCE. /RFNH - Ensayo sobre el gobierno civil, 0p[LFR*HUQLND 1LHW]VFKH ) *HQHDORJtD GH OD PRUDO, Ma- drid, Alianza.
METAPOLÍTICA núm. 80, enero - marzo de 2013
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