DOMINGO 5 DE JULIO DE 2015 GUATEMALA
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Sombras nada más MANOLO E. VELA CASTAÑEDA
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El poder se goza hombre, lo demás son babosadas. Es una vida de regalos, licores, meseros, compra de propiedades, saludos, casas de playa, yates, carcajadas, piscinas con bar, fiestas, compra de caballos, salas de cine privadas, palmadas en la espalda, carros de lujo, abrazos, grupos musicales, felicitaciones, tratos con testaferros, viajes en helicópteros y aviones privados… Hasta que se acaba. La política se hace en actos, representaciones. Actos de gobierno, de partido, fiestas privadas, asambleas. En los rituales es donde el poder se exhibe, se les muestra a los otros y se disfruta. Quizá el último sentido de normalidad que vivió el Partido Patriota fue con la inauguración de obras que –semana tras semana– hacían coincidir al –aún– presidente, Otto Pérez Molina, con el ex ministro de Comunicaciones, y ex candidato por el Partido Patriota, Alejandro Sinibaldi. Todo empezaba con la llegada del ministro-candidato, que pasaba entre la gente, saludando; seguía un pequeño acto, en el que el ministro-candidato tomaba la palabra. También intervenían el presidente, algún alcalde de la localidad, o el diputado por el departamento. Y así se iban al corte de la cinta, para declarar inaugurado el tramo carretero, el puente, o lo que fuera. Para hacerse de una sombra frente al calor de aquellas mañanas, debajo de un toldo se sentaban los miembros del gabinete. En esas inauguraciones, en las que todo se pintaba de naranja, repetidamente se escuchó la frase: “no se puede concluir todo lo que queremos en cuatro años, se necesita más tiempo…”. Pero todo se acabó. Ahora ya no hay candidato, ya no hay obras, ni gabinete, y ya no debería de haber presidente, pero él insiste. En agosto de 2014, la ex vicepresidenta y secretaria general del Partido Patriota, Roxana Baldetti, presentaba al ex ministro de Comunicaciones y ex candidato del Partido Patriota, Alejandro Sinibaldi, preguntando a los presentes “¿Está fisiquín o no está fisiquín?”. El escenario: el acto que el gobierno preparó por el Día de la Juventud, realizado en el domo de la zona 13. Mientras ella le presentaba, ambos se abrazaban. Ella le abrazaba a él por la cintura; él la abrazaba a ella por el ILUSTRACIÓN VÍCTOR MATAMOROS > EL PERIÓDICO PERIÓD CO
hombro. Con la otra mano, ella sostenía el micrófono; mientras él –alzando la mano hacia arriba– saludaba a los asistentes. La frase, que se hizo célebre en las redes sociales, después iba a saberse, incomodó al entonces candidato. Ni qué decir de la proclamación –en septiembre de 2014– de Alejandro Sinibaldi, como candidato, en la Plaza Central de la Ciudad de Guatemala. Aquella vez, la ex vicepresidenta, y secretaria general del Partido Patriota, Roxana Baldetti, hacía de maestra de ceremonia, y entre risas y aplausos, puso a todos a bailar el Caballito de palo. Con globos, banderas, pancartas, bengalas, y playeras –o camisas, según el estatus social de cada quien–, la plaza lucía anaranjada. Entonces, Baldetti proclamó que “vamos a continuar en el poder porque tenemos un buen candidato”, que “el color naranja va a prevalecer en Guatemala por muchísimos, muchísimos años más”; y que “cuatro años no son suficientes. Cuatro años únicamente hacen la base, para poder hacer un país como el que nosotros aspiramos y queremos”. En el momento de la proclamación, cuando el confeti salió volando por los aires, Baldetti, y Sinibaldi aparecían tomados de la mano, con las manos hacia arriba, en señal de victoria. Todo aquello se les acabó de súbito con la conferencia que el Jefe de la CICIGofrecieraaquel16deabril.Debió haber sido como si el cielo se les cayera en pedazos. Y ahora, los que disfrutaban del poder buscan protección. Ya no preguntan, como antes hacían en los actos de campaña: “¿Quién será el próximo presidente de Guatemala?”, sino “¿Quién será el próximo en caer?, ¿seré yo?, ¿cuándo vendrá la CICIG por mí?” Ahora, todos son bienvenidos al mundo de los ex: ex vicepresidenta, ex candidato, ex ministro… Unos han sido citados a los tribunales y les ha tocado salir corriendo; otros están presos, o son prófugos de la justicia. Otros más, que aún disfrutan de su libertad, saben que pronto podrían acompañar a sus compañeros de partido en la prisión. Es el momento de las traiciones, que es la única forma de salir vivo del mundo de la corrupción. Como dice la canción: “Pude ser feliz/ y estoy en vida muriendo/ y entre lágrimas viviendo/ los pasajes más horrendos/ de este drama sin final… sombras nada más”. Sombras nada más. Eso queda de aquellos dorados tiempos, cuando los funcionarios del Partido Patriota gobernaban (y robaban) a su sabor y antojo.
