Terrorismo, hambrunas, desocupación desastres naturales ¿Catástrofes o Calamidades?

Share Embed


Descrição do Produto

Terrorismo, hambrunas, desocupación, desastres naturales: ¿Catástrofes o Calamidades?1 Por Pablo Eduardo Slavin “La única finalidad justa debe ser la reconstrucción de la sociedad sobre unos cimientos tales que la pobreza resulte imposible” Oscar Wilde - “El alma del hombre bajo el socialismo”

Introducción: En uno de sus últimos libros titulado “Calamidades”2, el profesor argentino Ernesto Garzón Valdés hace un excelente planteo, el que nos ha servido de guía e inspiración para el presente trabajo. Garzón Valdés efectúa una interesante distinción: entiende por “calamidad” la “…desgracia, desastre o miseria que resulta de acciones humanas intencionales…”; y por “catástrofe”, “…la desgracia, el desastre o la miseria provocados por causas naturales que escapan al control humano…”. La citada distinción le permite efectuar un análisis crítico de los planteos morales que surgen alrededor de cuestiones como el terrorismo, ya sea estatal y no estatal, la persistencia de la guerra en el siglo XXI, o el multiculturalismo y sus implicancias. No dudamos que la guerra de Irak constituye una calamidad; pero la devastación causada por el huracán Katrina, ¿es una catástrofe o una calamidad? Es nuestra intención, utilizando las categorías descriptas, analizar los efectos de la política neoliberal que, con George W. Bush como máximo representante actual (aunque no el único), está provocando, según creemos, enormes calamidades.

El problema de la justificación: Si algo nos distingue de otros seres vivos, es la necesidad que tenemos de justificar nuestros actos. Varias son las causas que nos llevan a ello. Alcanzar aceptación, ser queridos, imponer nuestra nuestras ideas, etc.. Para ello los hombres elaboran las más sofisticadas teorías. Lo importante es convencer al otro de la razonabilidad de nuestro proceder. 1

Artículo incluido en el Libro V Jornadas Nacionales de Filosofía y Ciencia Política; Diciembre de 2005; Ediciones Suárez, Argentina. ISBN 987-9494-96-2. Págs. 249 a 253 del Tomo I. 2 Garzón Valdés, Ernesto (2004); Calamidades; Barcelona, España.

1

¿Por qué? En su obra acerca de la teoría del poder, el premio nobel John K. Galbraith explica, con meridiana claridad, la importancia que en los últimos siglos fue adquiriendo el ejercicio de lo que él denomina poder condicionado. Detentar el poder supone la posibilidad cierta de lograr imponer al otro nuestra voluntad. Las formas primitivas de ejercer el poder las describe como poder condigno (por el cual se obtiene la sumisión del otro mediante la amenaza de un castigo) y poder compensatorio (en este caso se ofrece un premio o recompensa a cambio). El poder condicionado implica una forma más evolucionada, por la cual se hace creer a quien se somete que está actuando por propia voluntad, es decir, se ha modificado su creencia, y convencido que su acción no es un acto de obediencia, sino que surge de su libre voluntad. Descartadas las justificaciones de carácter religioso, el convencimiento a través de la racionalidad de las premisas parece ser, consecuentemente, el más aceptado. En esta línea, Garzón Valdés insiste en que los causantes de calamidades siempre buscan alguna estrategia de justificación que los ponga a seguro de la condena, ya sea moral o jurídica. La ciencia juega, al respecto, un papel fundamental. “…Así como el avance de la ciencia va eliminando la superstición milagrera y pocos piensan que la invocación a san Tiburcio es más eficaz que el DDT para acabar con la plaga de langosta, así también el mejor conocimiento de las relaciones causales permite reducir en muchos casos la supuesta inevitabilidad de las catástrofes. Los desastres, desgracias o miserias catastróficas se convierten entonces en calamidades. No cuesta mucho presentar una lista de las ‘catástrofes naturales’ en cuyo origen se encuentra un comportamiento calamitoso que inicia una cadena causal cuyos efectos son difíciles de controlar. Si el mayor nivel epistémico va reduciendo el número de ‘milagros’ para transformarlos en beneficios humanamente alcanzables, así también el avance de la ciencia reduce la amplitud de la clase de catástrofes y aumenta el de las calamidades que el hombre crea a través de la aplicación perversa de su mayor conocimiento de las leyes naturales. Desde este punto de vista, el avance de la ciencia va acompañado por dos fenómenos de signo opuesto: una mayor posibilidad de reducir milagros y aumentar beneficios, y una mayor capacidad para reducir catástrofes, producir calamidades y aumentar desgracias.”3

3

Garzón Valdés, Ernesto (2004); pág. 15.

2

Es por ello que no debemos dejarnos engañar por la clásica justificación de la inevitabilidad de algunas desgracias humanas y analizar, racionalmente, si eran realmente inevitables. Veamos a continuación algunos casos concretos.

La guerra en Irak: Entre los variados y falsos argumentos vertidos por la administración Bush para intentar justificar la injustificable invasión a Irak (la existencia de armas de destrucción masiva, las conexiones del régimen de Saddam con Al Qaeda, etc.) el que finalmente mantuvieron en pie fue aquel que afirmaba que con la caída de Saddam se lograría instalar una democracia en Irak que serviría de faro para toda la región. ¿Es esto serio? Y de serlo; ¿Es suficiente para iniciar una guerra? Varias son las razones que nos llevan a sostener una respuesta negativa sobre ambos interrogantes. No creemos que la democracia sea un modelo de vida susceptible de ser impuesto por la fuerza, y menos aún por una guerra de invasión, como es el caso. La guerra, con sus secuelas de muerte y destrucción, lejos está de ser la vía adecuada para enseñar a un pueblo las bondades de una forma de vida por ellos desconocida. La experiencia de lo sucedido en estos últimos años así lo demuestra. Estados Unidos se encuentra empantanado en Irak, país que se ha convertido en un campo de entrenamiento y reclutamiento para el terrorismo internacional. El fantasma de Vietnam vuelve a hacerse presente. Y si es difícil imaginar la instalación de un régimen democrático en Irak, que decir de la prometida exportación del modelo al resto de la región. Siria es hoy seriamente acusada por la ONU de haber participado en el asesinato del presidente del Líbano. Irán eligió recientemente a Mahmud Ahmadinejad como su nuevo presidente. Se trata de un ultra conservador que decidió reanudar los ensayos nucleares (aunque con fines supuestamente pacíficos), e hizo un llamamiento público a “borrar del mapa a Israel”, declaraciones que ratificó pese al lógico repudio internacional que despertaron. Ya en trabajos anteriores hemos expuesto nuestra posición contraria al accionar de los Estados Unidos en Irak, razón por la cual no nos extenderemos al respecto.4

4

Para un más amplio tratamiento del tema nos remitimos a nuestro libro La invasión a Irak – La nueva pax americana (2004); Argentina.

3

Sólo insistiremos en afirmar que dicho país deviene responsable directo de la calamidad que hoy tiene sumergido al pueblo iraquí.

El Huracán Katrina: Cuando a comienzos de septiembre el huracán Katrina golpeó la ciudad de Nueva Orleáns el mundo entero sufrió un tremendo cimbronazo. ¿Cómo era posible que la mayor potencia mundial no estuviera en condiciones de responder ante un fenómeno de la naturaleza que, además, había sido reiteradamente anunciado y pronosticado por todos los especialistas? Cuando la cadena de noticias CNN dejó de lado su habitual complacencia hacia el gobierno de Bush y comenzó a mostrar las imágenes del desastre5, todos creyeron estar viendo una película vieja. ¿Eran filmaciones de Nueva Orleáns o del tsunami ocurrido en Asia en Diciembre de 2004? Cadáveres flotando por doquier; saqueos; 2,7 millones de personas sin electricidad; 235.000 evacuados; un gobierno federal paralizado que tardó demasiado en reaccionar, y cuando lo hizo, lo hizo mal. Es así como miles de personas permanecieron varios días abandonadas a su suerte, en el estadio Superdome de Nueva Orleans, sin contar con las más elementales condiciones sanitarias. El premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, afirma que “…el mundo había sido advertido de antemano del calentamiento global. El resto de los países han empezado a tomar precauciones, pero Bush, que hizo caso omiso de las advertencias sobre los planes de Al Qaeda antes del 11 de septiembre de 2001, y que no sólo hizo caso omiso sobre los diques de Nueva Orleáns sino que de hecho vació los fondos para apuntalarlos, no ha llevado a Estados Unidos a hacer lo mismo.”6

Las similitudes con el 11S causan estupor e indignación. La pregunta que nos hacemos es: ¿Deberíamos estar sorprendidos? Reflexionemos un instante. Las fotografías que mostraban soldados norteamericanos cometiendo actos aberrantes en la cárcel de Abu Grahib, o la publicación

más recientemente por el diario norteamericano The

5

Para lo cual debió presentar un recurso judicial fundándose en la Primera Enmienda, ya que el Gobierno Federal había prohibido que se documentara la recuperación de cadáveres. 66 Stiglitz, Joseph - Ver artículo publicado en el diario El País, de España, domingo 18/09/05, titulado El ‘Tsunami negro’.

4

Washington Post de la existencia de centros de detención y tortura en países del este de Europa, como Polonia y Rumania, a los que agentes de la CIA conducen detenidos de la guerra contra el terrorismo, motivó la inmediata reacción de la Casa Blanca. Lamentablemente, dicha reacción estuvo lejos de lo esperado. Lo que más preocupó al gobierno de Bush, no fueron las torturas en sí, sino que fueran descubiertas y adquirieran dominio público. La investigación, entonces, estuvo centrada en descubrir cómo se produjo la filtración de información, y no en desenmascarar a los principales responsables de tales conductas. ¿Es necesario explicar las razones? Volvamos al caso Katrina. El accionar del gobierno republicano mantuvo su coherencia en todo momento. “Cuando, poco después de tomar posesión de su cargo como presidente, alguien le preguntó a George Bush qué haría acerca del calentamiento global, su respuesta fue: . A la pregunta de si el presidente pediría a los conductores que redujeran drásticamente su consumo de carburante, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Ari Fleischer, respondió: .”7

Jamás se preocupó por las advertencias acerca de las consecuencias peligrosas del efecto invernadero y del calentamiento global, y continuó con su política de daño ambiental. Es más, intervino para maquillar y suavizar los informes de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), censurando aquellos párrafos que señalaban que las emisiones de fábricas y automotores influían de manera directa en el calentamiento global. En igual sentido, se negó reiteradamente a firmar su adhesión al Protocolo de Kyoto, que obliga a la reducción de los gases invernadero. ¿Puede alguien negar la responsabilidad gubernamental en lo ocurrido? El huracán Katrina fue un hecho de la naturaleza. La devastación y muerte que produjo, claramente no lo es.

7

Singer, Peter (2004); El presidente del Bien y del Mal. Las contradicciones éticas de George W. Bush; Barcelona, España. Pág. 185/6.

5

Pero si las tareas de prevención mantuvieron la lógica perversa de los negocios, que decir con relación a la respuesta brindada frente a los hechos consumados. Los sectores más pobres, en su mayoría gente de color, fueron literalmente abandonados. Muchos no pudieron siquiera salir de sus casas, y la ayuda sanitaria y alimenticia llegó en forma tardía e insuficiente. Con justa razón Joseph Stiglitz llamó al Katrina el ‘tsunami negro’. Se habla de miles de muertos. Las pérdidas por los daños se calculan en más de 150.000 millones de dólares y se prevé, también por el huracán, un déficit fiscal para el año en curso de 333.000 millones de dólares. 400.000 personas quedarán sin empleo. A través de la Agencia de Gestión de Emergencias, la Casa Blanca anunció que prohibiría a las empresas de noticias filmar la recuperación de cadáveres. Bajo la excusa de preservar la dignidad de los muertos y la memoria de los deudos, lo que el gobierno quería realmente evitar era que la población tomara conciencia de la magnitud del desastre (¿o de la calamidad?). Por suerte, una rápida orden judicial lo impidió. El Congreso aprobó una ayuda de emergencia de más de 60.000 millones de dólares. Siguiendo la política empleada para la reconstrucción en Irak, y que tantas críticas mereciera, el gobierno de Bush, siempre a través del sistema de contratación directa, ya otorgó multimillonarios contratos a empresas ligadas al poder (la tan famosa Halliburton, entre otras). Pero para que el negocio fuese más completo, Bush suspendió la Ley Davis-Bacon sobre construcciones del Estado, y autorizó a dichas empresas a pagar un salario (para lo que se emplean fondos federales) inferior al promedio de la región8. Con la altísima tasa de desempleo actual, ¿algún trabajador se negará a aceptarlo? La central obrera AFL-CIO ya efectuó una denuncia pública del hecho. El gobierno central guardó silencio.

A modo de conclusión: El premio nobel de economía, Amartya Sen, refiriéndose a las hambrunas que devastaron Irlanda en la década de 1840, se pregunta: “¿A qué se debió, pues, esta calamidad? En Man y Superman de George Bernard Shaw, mister Malone, rico norteamericano irlandés, se niega a calificar las hambrunas irlandesas de la 8

Ver informe del diario Clarín del sábado 10 de septiembre de 2005; pág. 32.

6

década de 1840 de . Le dice a su nuera británica, Violet, que su padre . Cuando Violet le pregunta , Malone responde .”

Luego de efectuar una breve crítica a los errores existentes en el relato de Bernard Shaw con respecto a la configuración o no de una ‘hambruna’ y al uso del término ‘inanición’, concluye en que: “…la cuestión fundamental es la contribución de la agencia humana a provocar y mantener las hambrunas. (…) El dedo acusador no puede sino apuntar a los poderes públicos que previenen o no las hambrunas y a los factores políticos, sociales y culturales que determinan las medidas que éstos toman. Las cuestiones que hay que examinar son tanto los actos de omisión como los de comisión.”9

¿Podemos aceptar que las consecuencias del huracán Katrina constituyan una catástrofe? Conforme las razones expresadas, es indudable que el gobierno de Bush es culpable por omisión y comisión. Hoy, que Katrina ya dejó en evidencia la nula capacidad de reacción de un gobierno que, como el norteamericano, estuvo los últimos cuatro años preparándose para responder ante situaciones de crisis agudas; que la guerra en Irak es un caos sin una salida a la vista; y que el terrorismo se ha transformado en una amenaza global, nos hacemos una pregunta: ¿Hay alguna esperanza? Amartya Sen encuentra una conexión causal entre la democracia y la ausencia de hambrunas. “Los derechos políticos y humanos también desempeñan un papel positivo en la prevención de los desastres económicos y sociales en general.”10 Sostiene que las consecuencias de dichos desastres son sufridas, en general, por los sectores más pobres de la sociedad, pero no por los gobernantes, quienes, ante la falta de oposición y de una prensa libre, no tienen que responder por su ineptitud o desidia en prevenirlos. ¿Qué ha sucedido en Estado Unidos?

9

Sen, Amartya (1999) Desarrollo y libertad; Argentina. Pág. 211/212. Ibidem. Pág. 227.

10

7

Desde el 11S, la amenaza de un inminente ataque terrorista y la insistencia en que estaban en una guerra, le permitió a Bush y su gente tener a la oposición sometida, y a la prensa a sus pies. Quien no estaba con el gobierno, estaba con el terrorismo. No quedaba espacio alguno para la crítica o el disentimiento. Afortunadamente, creemos que algo está cambiando. En estos últimos meses se observa una prensa mucho más crítica que se atreve a denunciar la política de tortura que el gobierno viene cometiendo en su lucha contra el terrorismo, o su tremenda responsabilidad en calamidades como la de Nueva Orleáns. La sombra del macarthismo parece ir desapareciendo, aunque por ahora el sol que la va corriendo sea muy tenue. Pero si la prensa libre es un pilar, la verdadera solución pasa por el reestablecimiento de un Estado Social de Derecho. Mientras quienes dirijan los destinos de los Estados Unidos, a la sazón la potencia mundial militarmente hegemónica, actúen como simples personeros de empresas multinacionales, muy difícil será que la discusión sobre el establecimiento de una sociedad más justa sea un tema que pase a integrar la agenda política mundial. El hambre, la pobreza, la desocupación, muchas enfermedades y hasta el terrorismo global, pueden ser paulatinamente erradicados. Basta para ello que los principales beneficiarios del modo de producción capitalista entiendan que, para poder disfrutar de su riqueza, deben estar dispuestos a ceder parte de ella.

8

Lihat lebih banyak...

Comentários

Copyright © 2017 DADOSPDF Inc.