Urbanismo Ecológico, Español (2014)

May 28, 2017 | Autor: Gareth Doherty | Categoria: Ecological Urbanism
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Si bien el cambio climático, la arquitectura sostenible y las tecnologías ecológicas son cuestiones perfectamente asentadas en el imaginario colectivo, no ha ocurrido lo mismo con aquellos temas que afectan a la sostenibilidad de la ciudad. Este libro nace precisamente de la apremiante necesidad de abordar el urbanismo desde un enfoque ecológico como método práctico e imaginativo para enfrentarse a la realidad de la ciudad, y constituye, por ello, una apuesta deliberada por asentar definitivamente el concepto de “urbanismo ecológico” a través del compendio de una serie de textos clave sobre la materia. Urbanismo ecológico recopila los artículos del simposio homónimo que tuvo lugar en 2009 en la Graduate School of Design de la Harvard University, así como otros ensayos, conferencias y lecciones vinculados a esta línea de investigación auspiciada por la célebre universidad estadounidense. El libro, editado por Mohsen Mostafavi y Gareth Doherty, parte de un enfoque interdisciplinario donde confluyen las miradas de arquitectos, urbanistas, diseñadores, teóricos, economistas, ingenieros, artistas y científicos, entre otros especialistas. El resultado es una amplia panorámica que contribuye a dibujar la imagen plural, compleja y repleta de matices que adquiere el sistema urbano cuando se estudia desde la óptica ecológica. Una aportación importante, en suma, que da carta de naturaleza a una nueva ética y estética de lo urbano.

URBANISMO ECOLÓGICO

Edición de Mohsen Mostafavi con Gareth Doherty

URBANISMO ECOLÓGICO Edición de Mohsen Mostafavi con Gareth Doherty

Harvard University Graduate School of Design

www.ggili.com

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30/04/14 13:15

URBANISMO ECOLÓGICO Organizado por Mohsen Mostafavi con la colaboración de Gareth Doherty

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Sumario

12 ¿Por qué urbanismo ecológico? ¿Por qué ahora? Mohsen Mostafavi

COLABORAR 130 El trabajo de campo como arte Giuliana Bruno 132 Urbanismo ecológico y/como metáfora

ANTICIPAR 56 Progreso contra Apocalipsis Rem Koolhaas 72 Zeekracht OMA 78 Con Bombay en mente:

algunas ideas sobre sostenibilidad Homi K. Bhabha 84 Planeta Urbano: Bombay Daniel Raven-Ellison e Kye Askins 94 Apuntes sobre la tercera ecología Sanford Kwinter 106 Desigualdad social y cambio climático Ulrich Beck 110 Por un posmedioambientalismo:

siete recomendaciones para una Nueva Carta de Atenas y la metrópolis débil Andrea Branzi 114 Obra débil:

la “metrópolis débil” de Andrea Branzi y el potencial proyectivo de un “urbanismo ecológico” Charles Waldheim 122 De “sostén” a “habilidad” JDS Architects 124 Cuarenta años después:

retorno a la Tierra sublunar Bruno Latour

urbana Lawrence Buell 134 Blanco y negro en las ciudades verdes Lizabeth Cohen 136 El retorno de la naturaleza Preston Scott Cohen e Erika Naginski 138 Prácticas urbanas ecológicas:

Las tres ecologías de Félix Guattari Verena Andermatt Conley 140 Modernizar la ciudad Leland D. Cott 142 Entornos urbanos productivos Margaret Crawford

SENTIR 146 La ciudad desde el olfato Sissel Tolaas 151 TALKING NOSE­_Ciudad de México Sissel Tolaas 156 Planeta Urbano: Ciudad de México Daniel Raven-Ellison 164 CitySense: una red de sensores

a escala urbana Matt Welsh y Josh Bers 166 Eat love Marije Vogelzang 168 Ecologías autoingeniadas Christine Outram, Assaf Biderman y Carlo Ratti 174 Hay más verde de lo que a simple vista

parece: ecologías de lo verde en Baréin Gareth Doherty 184 Play Me, I’m Yours! Luke Jerram 186 Mapping Main Street Jesse Shapins, Kara Oehler, Ann Heppermann y James Burns

COMISARIAR 190 Comisariar recursos Niall Kirkwood 194 El mar y el monzón: un manifiesto

de Bombay Anuradha Mathur y Dilip da Cunha 208 ¿Ecociudades trascendentes o seguridad

ecológica urbana? Mike Hodson y Simon Marvin 218 Nuevos paisajes acuáticos para Singapur Herbert Dreiseitl 222 Subir el nivel del agua de un estanque Zhang Huan 224 Visión de las ciudades ecológicas Mitchell Joachim 230 Vuelta a la naturaleza Sandi Hilal, Alessandro Petti y Eyal Weizman 236 Harmonia 57 Triptyque 238 Fundamentar una estrategia urbana

sostenible Michael Van Valkenburgh Associates 240 Center Street Plaza Hood Design

PRODUCIR 244 Sub, supra e infraestructuras energéticas D. Michelle Addington 252 Parque undimotriz Pelamis Wave Power Ltd. 254 Showroom para CR Land Guanganmen

Green Technology Vector Architects 256 Aux fermes, citoyens! Dorothée Imbert

268 Local River:

unidad de almacenaje doméstico para peces y verduras Mathieu Lehanneur e Anthony van den Bossche 270 Soft Cities KVA MATx 274 ZEDFactory Bill Dunster 280 Ecociudad Logroño MVRDV 282 La revolución del pie grande Kongjian Yu 292 La Tour Vivante: ecotorre soa architectes

COLABORAR 296 Retos de gestión de la transformación

urbana: organizar para aprender Amy C. Edmondson 298 La purificación del aire en las ciudades David Edwards 300 Justicia social y urbanismo ecológico Susan S. Fainstein 302 El gobierno de la ciudad ecológica Gerald E. Frug 304 Un futuro subterráneo Peter Galison 306 Templado y limitado Edward Glaeser 308 Arquitectura adaptable de inspiración

biológica y sostenibilidad Donald E. Ingber

INTERACTUAR 312 La ecología urbana y la distribución de la

naturaleza en las regiones urbanas Richard T.T. Forman 324 La agencia ecológica Chris Reed 330 Infraestructura neoyorquina Christoph Niemann 332 Redefinir la infraestructura Pierre Bélanger 350 Urbanismo generado por los usuarios Rebar 356 Experimentos urbanos y ecológicos en el

espacio público Alexander J. Felson e Linda Pollak 364 Una perspectiva holística del fenómeno

urbano Agência de ecologia urbana de Barcelona

406 Teoría general del urbanismo ecológico Andrés Duany 412 La ecología política del urbanismo ecológico Paul Robbins 416 El modelo de sistema energético urbano

SynCity Niels Schulz, Nilay Shah, David Fisk, James Keirstead, Nouri Samsatli, Aruna Sivakumar, Celine Weber e Ellin Saunders 420 Las ciudades del oro negro:

petropaisajes y futuros sostenibles Michael Watts 425 Los campos petrolíferos del delta del Níger Ed Kashi 428 Sobre rasante Rafael Viñoly 430 IINVESTIGACIÓN DE LA GSD

Taller Nairobi Jacques Herzog e Pierre de Meuron

370 Nuevo sistema de parques para Gwanggyo Yoonjin Park e Jungyoon Kim (PARKKIM) 372 Una metodología para la innovación urbana Alfonso Vegara, Mark Dwyer e Aaron Kelley 374 Greenmetropolis Henri Bava, Erik Behrens, Steven Craig e Alex Wall

MEDIR 444 Cinco retos ecológicos para la ciudad

contemporánea Stefano Boeri 454 Re(e)volucionar la arquitectura Jeremy Rifkin

MOVILIZAR 380 Movilidad, infraestructura y sociedad Richard Sommer 382 Movilidad urbana sostenible con vehículos

eléctricos ligeros William J. Mitchell 398 Movilidad sostenible en acción Federico Parolotto 402 Sostener la ciudad ante la marginalidad

avanzada Loïc Wacquant

456 El proyecto Canary Susannah Sayler 458 “Performalismo”: medidas

medioambientales y urbanismo Susannah Hagan 468 Cultura natural Kathryn Moore 472 Investigar la importancia de la información

de modelos energéticos a medida: un estudio del Gund Hall Holly A. Wasilowski e Christoph F. Reinhart 476 Percepción de la densidad urbana Vicky Cheng e Koen Steemers

482 La región del estuario de Londres Sir Terry Farrell

526 Esa vieja oscuridad John Stilgoe

484 Planeta Urbano: Londres Daniel Raven-Ellison

538 Los estudios religiosos y el urbanismo

496 Iniciativas sostenibles para Londres Camilla Ween 500 Más allá de LEED: evaluación ecológica a

escala urbana

ecológico Donald K. Swearer 530 El urbanismo ecológico y la literatura

de Extremo Oriente Karen Thornber

Thomas Schroepfer 502 Paisajes de la especialización Bill Rankin 504 INVESTIGACIÓN DE LA GSD

Medio millón de árboles: prototipos de lugares y sistemas para las ciudades sostenibles Kristin Frederickson e Gary Hilderbrand 506 SlaveCity Atelier Van Lieshout

ADAPTAR 536 Ecologías insurgentes: recuperar terreno

para la ciudad y el paisaje Nina-Marie Lister 548 Madera performativa:

diseño computacional integral para una superficie de madera sensible al clima Achim Menges

510 EcoBox/Red ecourbana autogestionada atelier d’architecture autogérée

554 Reducir la huella ecológica de Nueva York Laurie Kerr

512 Acción urbana: playa en la plaza Luna Ecosistema Urbano

560 La adaptabilidad en la arquitectura Hoberman Associates, Ziggy Drozdowski e Shawn Gupta 568 INVESTIGACIÓN DE LA GSD

COLABORAR 516 El confort y la huella ecológica Alex Krieger

Cambio climático, agua, urbanización de terrenos y adaptación: planificar desde la incertidumbre (Almere, Países Bajos) Armando Carbonell, Martin Zogran e Dirk Sijmons

518 Urbanismo ecológico e igualdad sanitaria:

una perspectiva ecosocial Nancy Krieger 520 La naturaleza, las infraestructuras y la

condición urbana Antoine Picon 522 Sostenibilidad y estilo de vida Spiro Pollalis 524 Urbanismo ecológico y paisaje Martha Schwartz

INCUBAR 572 Equilibrios y desafíos de la práctica

integrada Toshiko Mori 578 El lujo de reducir: sobre el papel de la

arquitectura en el urbanismo ecológico Matthias Sauerbruch

584 Bank of America Cook+Fox Architects 588 INVESTIGACIÓN DE LA GSD

Un lugar en el cielo/un lugar en el infierno: operaciones tácticas en São Paulo Christian Werthmann, Fernando de Mello Franco e Byron Stigge 590 In situ: la especificidad del lugar en la

arquitectura sostenible Anja Thierfelder e Matthias Schuler 598 Proyecto bioclimático Mario Cucinella 600 Wangzhuang, ecociudad agrícola Arup 606 Plan ecosistémico para la región DISEZ,

Senegal ecoLogicStudio 608 Ciudad vegetal: soñar con una utopía verde Luc Schuiten 610 Verticalismo Iñaki Ábalos 616 Prototipos urbanos Raoul Bunschoten 622 Incubadora de cambio climático para el

estrecho de Taiwán Chora Architecture and Urbanism

629 LA CIUDAD Ian McHarg 630 GSD: ecologicalurbanism

APÉNDICES 642 Colaboradores 648 Agradecimientos 650 Índice 654 Créditos de las imágenes

ANTICIPAR La anticipación se sitúa en algún lugar entre lo que sabemos con certeza que ocurrirá y una ausencia total de previsiones. El acto de coger una pelota en el aire entraña una forma de anticipación: sabes que está viniendo, pero no dónde caerá exactamente, de modo que tenemos que anticiparnos a las diversas posibilidades. Los textos en esta sección de Urbanismo ecológico anticipan ciudades del presente y del futuro y, como sugiere Rem Koolhaas, para mirar hacia adelante necesitamos mirar atrás. Homi K. Bhabha nos recuerda que tenemos que reflexionar sobre lo no construido, sobre aquello que, por un motivo u otro, no ha ocurrido: “Siempre es demasiado pronto o demasiado tarde para hablar de las ‘ciudades del futuro’”. Bruno Latour escribe sobre la exploración del espacio exterior y, en particular, sobre el desastre del transbordador Columbia, advirtiéndonos: “No es solo que el tiempo haya pasado, sino que ha cambiado la manera como lo usamos y como transcurre por completo”. Latour sacude nuestras ideas preconcebidas sobre la modernidad y nos deja con la imagen del despegue del Columbia y fotografías de sus escombros. Vivimos en un mundo en el que las certezas del pasado son fragmentos, aunque también haya esperanza en esa imagen, pues muestra una malla infraestructural que mantiene unidas las piezas.

Progreso contra Apocalipsis Rem Koolhaas

Zeekracht OMA

Con Bombay en mente: algunas ideas sobre sostenibilidad Homi K. Bhabha

Planeta Urbano: Bombay Daniel Raven-Ellison y Kye Askins

Apuntes sobre la tercera ecología Sanford Kwinter

Desigualdad social y cambio climático Ulrich Beck

Por un posmedioambientalismo: siete recomendaciones para una Nueva Carta de Atenas y La metrópolis débil Andrea Branzi

Obra débil: la “metrópolis débil” de Andrea Branzi y el potencial proyectivo de un “urbanismo ecológico” Charles Waldheim

De “sostén” a “habilidad” JDS Architects

Cuarenta años después: retorno a la Tierra sublunar Bruno Latour

Colaborar Por un lado, nos parece obvio que hay que trabajar fuera de las estructuras profesionales y disciplinarias; por el otro, no es tan fácil hacerlo. A menudo los esfuerzos colaborativos se ven obstaculizados por divergencias de lenguaje y de terminología, ni qué decir por modos de pensar y trabajar distintos. Esta serie de textos breves, escritos por profesores de distintos departamentos y escuelas de la Harvard University, intenta resaltar no solo los puntos en común en las aproximaciones a la ecología, sino también sus diferencias. Giuliana Bruno, por ejemplo, explora la relación entre el urbanismo ecológico y las artes visuales en la obra de la artista islandesa Katrin Sigurdardóttir, cuya práctica demuestra que el urbanismo ecológico es un “producto de la vida mental, alentado por el movimiento de la energía mental y el movimiento empático de la emoción”. Verena Andermatt Conley explica Las tres ecologías de Félix Guattari, mientras que Leland Cott trata la reutilización de las ciudades, lo que Guattari llama “transducción”. Lawrence Buell escribe sobre el urbanismo ecológico como metáfora urbana; Preston Scott Cohen y Erika Naginski, sobre el papel que desempeña la naturaleza en la teoría de la arquitectura; y Lizabeth Cohen nos recuerda que “el urbanismo sostenible no puede traducirse en ciudades verdes para blancos ricos”. Finalmente, el texto de Margaret Crawford argumenta en favor de un urbanismo disperso capaz de integrar agricultura y horticultura, y de un modelo de ciudad drásticamente diferente al impuesto por normas pasadas.

Sentir Si queremos proyectar la ciudad de una forma más ecológica, que incluya múltiples ecologías, tenemos que conocer mejor la ciudad. Solo mediante una comprensión profunda de las ecologías urbanas podremos proyectarlas de modos más eficientes y matizados. En esta sección se discutirán dos formas de sentir: una tiene que ver con cómo puede utilizarse la tecnología para entender de un modo más sutil la ciudad; la otra tiene que ver con los sentidos del olfato y el tacto, además del de la vista. El trabajo del SENSEable City Lab nos muestra cómo puede emplearse la información telefónica para entender mejor las discrepancias que existen entre los recorridos peatonales en la ciudad y, como resultado, planificar mejor su convergencia con los sistemas de transporte público. De esta manera se pone de manifiesto cómo la tecnología puede ser un buen complemento de los sentidos humanos. Sissel Tolaas reta a los urbanistas a que integren consideraciones sobre el olfato en los proyectos de ciudad. Demasiado a menudo estas cuestiones se dejan al azar, pero ¿no es acaso cierto que relacionamos ciertas ciudades con ciertos olores? Ahora bien, no todos los olores nos gustan. Esto suscita preguntas sobre por qué nos gustan ciertos olores y cómo estos, en última instancia, conforman un espacio. En su artículo “Hay más verde de lo que a simple vista parece”, Gareth Doherty invita a los proyectistas a pensar en el color a la hora de dar forma a la ciudad, en especial en lo que toca a la asociación entre lo ecológico y el medioambientalismo, pues en algunos climas el verde es de difícil mantenimiento. A mayores conciencia, comprensión y sensibilidad por el contexto, más capaces seremos de intervenir en él con precisión.

La ciudad desde el olfato Sissel Tolaas

Planeta Urbano: Ciudad de México Daniel Raven-Ellison

CitySense: una red de sensores a escala urbana Matt Welsh y Josh Bers

Eat love Marije Vogelzang

Ecologías autoingeniadas Christine Outram, Assaf Biderman y Carlo Ratti

Hay más verde de lo que a simple vista parece: ecologías de lo verde en Baréin Gareth Doherty

Play Me, I’m Yours! Luke Jerram

Mapping Main Street Jesse Shapins, Kara Oehler, Ann Hepperman y James Burns

Hay más verde de lo que a simple vista parece: ecologías de lo verde en Baréin Gareth Doherty

El verde en sí no es un color, sino una mezcla de azul y amarillo. No obstante, los colores tienen fronteras subjetivas y el punto en el que consideramos que un azul pasa a ser verde o un verde amarillo depende en gran medida de la cultura, del lenguaje del observador y de su contexto. Cuando en 1969 los antropólogos Brent Berlin y Paul Kay se referían a la relatividad de los colores en las diferentes culturas, descubrieron que aunque casi siempre hay un vocablo para ‘verde’, no puede decirse lo mismo del azul.1 Los filósofos debaten sobre el color, pero no hay consenso sobre si un objeto realmente tiene color o no. Alex Byrne y David Hilbert concluyen que la filosofía presenta cuatro grandes posturas acerca del color: los eliminativistas dicen que el color no es parte de un objeto y lo entienden como un tipo de ilusión; los disposicionalistas sostienen que “la propiedad verde (por ejemplo) es una disposición a producir ciertos estados perceptivos, que a grandes rasgos sería la disposición a parecer verde”; los fisicistas, como los propios Byrne y Hilbert, entienden el verde como una propiedad física de un objeto, mientras que los primitivistas afirman que los objetos tienen color, pero discrepan en que este sea idéntico a la propiedad física del objeto coloreado.2 No obstante, lo verde es también más que un color: es vegetación, espacio ajardinado, un tipo de urbanismo o de construcción, una causa medioambientalista o un movimiento político. Al ser el color de la fotosíntesis y de la clorofila, generalmente se asocia a vida, plenitud y salud (salvo cuando se refiere al tono de la piel humana). Los contertulios de los programas de televisión se relajan en “cuartos verdes” y a menudo las batas quirúrgicas son verdes (para contrastar con el rojo de la sangre). Como adjetivo, con ‘verde’ nos podemos referir, por ejemplo, a algo que no está maduro o a algo fresco. Las islas de Baréin son las más pequeñas, densas y las proporcionalmente más verdes de entre todos los Estados árabes del golfo Pérsico. Con 16 km de anchura por 48 de longitud, el Reino de Baréin es más pequeño que Londres o Nueva York y tiene casi el mismo tamaño que Singapur. Cuando la ciudad-estado pasó a convertirse en un paisaje intensamente urbano debido a las exigencias de una población creciente en un territorio limitado, los tonos verdes de Baréin comenzaron a cambiar y, con ellos, las ecologías de la infraestructura, la política y la sociedad con las que la vegetación se entreteje. El verde grisáceo de las plantaciones Sentir

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Los suntuosos verdes de jardines y huertos contrastan con los blancos y marrones del desierto.

autóctonas de datileras está siendo sustituido por la hierba color verde intenso de cunetas, rotondas y prados característicos de los nuevos desarrollos residenciales y de ocio. Sin embargo, tener tal cantidad de vegetación en un entorno marcadamente urbano no es muy ecológico desde una perspectiva medioambientalista, dados los recursos que requiere su mantenimiento. Baréin es un ejemplo extremo del impulso de la vegetación en las ciudades que opera en todo al mundo y a todas las escalas. En árabe, Baréin significa ‘dos mares’. Uno de estos mares, el golfo Pérsico, separa Baréin de Irán al este y de Arabia Saudita al oeste (aunque ambos países están conectados por un puente de 32 km). El otro “mar” de agua dulce es el acuífero de Damman, que nace en suelo saudita y que discurre hacia el este bajo el mar, y cuyo lecho perfora al archipiélago bareiní en multitud de manantiales.3 Baréin alcanzó una gran importancia a nivel regional, desproporcionada respecto a su superficie, gracias a estos manantiales de agua dulce que mantienen su verdor y su urbanismo. Aunque a menudo se considera un antídoto contra lo urbano, en entornos áridos como este el verdor de las zonas de cultivo suele ser señal de que existe un asentamiento humano. Las aldeas que punteaban las zonas verdes de Baréin subsistieron durante milenios gracias a los manantiales de agua dulce y a los huertos y frutales que había entre los palmerales datileros de un verde grisáceo. La presión que supuso una población cada vez mayor, junto con el desarrollo que tuvo lugar durante la segunda mitad del siglo xx alteró dicha relación. Hoy Baréin emplea buena parte de su agua en regar lo que queda de sus zonas agrícolas, que generan solo un 11 % de los alimentos del país y menos de un 0,05 % de su producto interior bruto. Esta agricultura es vestigio de un tiempo en el que el país se autoabastecía, aunque con una población muchísimo menor: de los 70.000 habitantes que tenía en la década de 1920 se ha pasado a más de un millón en la actualidad. Un complejo sistema de canales de riego (qanats) se alimentaba de los manantiales de agua dulce, de modo que el agua se distribuía siguiendo unas escrupulosas leyes de riego que aseguraban un abastecimiento de agua justo a los campesinos. 4 “El estanque de Adhari mata a los próximos, pero alimenta más allá”, reza un proverbio local en referencia a un sistema de riego que, por su topografía y por gravedad, abastecía a jardines lejanos más que a los huertos adyacentes.5 La cercanía entre la vegetación y los manantiales se vio una vez más afectada por los pozos artesianos que se abrieron en las décadas de 1920 y 1930 (que condujeron, indirectamente, al descubrimiento de petróleo), lo que produjo una rápida expansión de la vegetación en Baréin que, según ciertos registros, dobló su superficie entre la década de 1930 y principios de la de 1970.6 Esto a su vez contribuyó a la 175

Mapa de Baréin, 1901-1902, que muestra los palmerales datileros de la costa norte.

> Algunos de los tonos verdes de Baréin.

eventual sobreexplotación y el agotamiento y la salinización consiguientes de las reservas de los acuíferos subterráneos, hasta el punto de que algunos de los jardines, que aún se riegan con los manantiales agotados y salinizados, produce frutas con un amargor excepcional. Los característicos palmerales datileros de Baréin también se encuentran entre los espacios verdes que están decreciendo rápidamente. Las leyes urbanísticas permiten el desarrollo de solo un 30 % de las zonas agrícolas (en contraposición a todas las áreas no agrícolas), de modo que muchos terratenientes intentan recalificar sus terrenos para poder construir en ellos. Si el terreno no está verde ya no se considera agrícola, por lo que lo verde debe pasar a ser tan blanco como las arenas del desierto gracias a una desatención activa. En una ocasión un agente inmobiliario me comentó que era fácil reconstruir el verdor de los palmerales, que aunque se talaran las palmeras datileras para construir chalés, las zonas verdes se plantarían con árboles y vegetación para lograr el mismo efecto. ¡Ojalá fuera tan sencillo! Estos espacios tienen algo muy verde que puede ser una parte indispensable de su atractivo: la riqueza de sus tonos de verde, el abanico de texturas y la variedad y la intensidad de las sombras que arrojan. La fascinación por el verde es más fuerte que la nostalgia, y mucho más que el eco de una época desaparecida que nunca volverá. Muchos de estos espacios, ya estén bien mantenidos o descuidados, son dignos e intemporales y, en gran medida, deben su valor a la historia que han ido acumulando a través de milenios de cultivo de huertos y jardines, así como a los microclimas que estos generan. Es imposible recuperar la urbanidad de esta vegetación, pero sí puede imitarse. Al escribir sobre la vida social en torno a las palmeras datileras, Fuad Khuri sostiene que la cultura de los palmerales en Sentir

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Baréin llegó a ser tan sofisticada como la cultura del camello entre los pastores nómadas de Arabia central.7 El árabe cuenta con más de mil palabras para decir ‘camello’, y aunque no sé cuántas tiene para designar las palmeras o la vegetación, en una ocasión un campesino bareiní me dijo que ponía los nombres de sus hijos a las palmeras cercanas a su casa y las trataba como a miembros de la familia. Se considera un gran honor servirle a un huésped dátiles de esas palmeras, y era común entre los campesinos plantar una palmera para conmemorar el nacimiento de sus hijos. Al rey Shaikh Isa, el anterior al actual, se le atribuye el dicho: “La palmera es nuestra madre, podemos vivir bajo ella”.8 Las palmeras datileras fueron también una fuente de materiales de construcción para las casas de veraneo tradicionalmente conocidas como barasti. En efecto, cada parte de la palmera –hojas, tronco o dátiles– cumplía una función particular. Se creía que una dieta a base de dátiles proporcionaba todos los nutrientes necesarios. La temporada de dátiles comienza en mayo y se extiende hasta octubre o noviembre, dependiendo de la variedad. Las palmeras datileras apenas ocupan un nivel de los huertos de varias alturas, donde se cultivan además granadas, plátanos, mangos y alfalfa, todos ellos resguardos del sol calcinante por las palmeras. Se integran en diversos ámbitos de la vida bareiní y también son urbanas, puesto que proporcionan alimento, cobijo, materiales de construcción, espacios sociales y estatus; además contribuyen a la industria y a cultivos auxiliares, y son fuente de inspiración para la poesía y el folclore. Además de ser fuente de alimentos y empleos, los palmerales datileros también eran zonas de esparcimiento para la élite. A su sombra se creaban espacios atractivos para las reuniones sociales, sobre todo durante los meses de verano. Incluso en la actualidad, tener propiedades verdes en Baréin denota complejas implicaciones sociales. Los grandes palmerales datileros pertenecían a los mercaderes de la ciudad, que invertían en ellos no por que fueran rentables, sino por el estatus social que conferían. Se contrataban campesinos para cuidarlos y para que llevaran a los dueños un par de canastas de dátiles por semana. Los ricos mercaderes de la capital, Manama, llevaban a sus familias a los palmerales los viernes por la tarde y enviaban invitaciones a sus parientes y amistades para que se les unieran a la hora del rezo del ocaso, el maghrib. A veces se enviaban tarjetas de visita para que los amigos del mercader pudieran ir al palmeral en su ausencia.9 Es importante remarcar que los palmerales datileros del pasado no eran tan rentables como los actuales. En 1943, se vendió por 40.000 rupias (unos 1,2 millones de dólares) una gran propiedad en las afueras de Manama, cerca de Ain Adhari (un manantial importante en su momento, pero que se agotó y se sustituyó en 2008 por una laguna artificial), cuando por aquel entonces un puesto en el zoco central de Manama valía 4.000. Esta misma Hay más verde de lo que a simple vista parece

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Hay más verde de lo que a simple vista parece

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En el pasado, las aldeas de campesinos y pescadores punteaban los palmerales datileros (nótense las aguas verdes y poco profundas del mar). Hoy los chalés sustituyen el verde de las datileras por otros menos variados.

tierra se alquilaba por 27,5 rupias al mes, lo que generaba una renta anual de 330 rupias, aproximadamente un 1 % del valor de compra de la propiedad. No era, pues, un gran negocio, por lo que parece justo deducir que la compra debió efectuarse por el prestigio social que daba la vegetación.10 Mientras que históricamente los propietarios de los jardines pertenecían a una élite integrada por miembros de la realeza y mercaderes, los campesinos que trabajaban para ellos pertenecían a los baharni, la comunidad chií local, que ocupaba principalmente las aldeas vecinas (la vegetación está muy arraigada en la identidad chií). Durante la conmemoración del martirio del imán Hussein en los primeros diez días del mes de Muharram, el centro de Manama se viste de estandartes y banderas verdes y se esparce albahaca por las calles, pues el verde es el color de Hussein y del Islam. Incluso hoy es común que cada jueves por la tarde se lleven brotes de albahaca a las tumbas de los cementerios chiíes. Los bareiníes más mayores, que aún recuerdan el mosaico de palmerales datileros, a menudo lamentan su destrucción. No obstante, es importante no idealizar en demasía el pasado y reconocer que la destrucción de los palmerales no es un fenómeno reciente, aunque su escala y velocidad se hayan acelerado. En su libro Life and Land Use on the Bahrain Islands: The Geoarchaeology of an Ancient Society, Curtis Larsen cita al coman-

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dante E. L. Durand, el residente político británico en Bushehr, quien hizo la siguiente observación durante su visita a Baréin en 1879: “El primero entre los árboles es, por supuesto, la palmera datilera, y algunos de los palmerales son extremadamente hermosos. Muchos otros, sin embargo, se están yendo al traste por un mal gobierno y, en efecto, en algunos lugares que otrora eran jardines floridos no queda ni un solo árbol”.11 Por más que las aldeas se entrelazaban con la vegetación, el centro de Manama no era tan verde. Al pasear hoy por el zoco, no se encuentra mucha vegetación más allá de algún árbol ocasional o de la maleza que crece por entre las grietas del pavimento. Sí veremos, en cambio, muchos postigos y algunas puertas verdes, quizás para compensar en parte la falta de vegetación en la ciudad. No fue hasta el período de urbanización de principios de la década de 1970, tras la independencia plena de Gran Bretaña, cuando la vegetación y la ciudad realmente comenzaron a entremezclarse en el país. Nelida Fuccaro relaciona este fenómeno con la crisis del petróleo desencadenada por la Guerra árabeisraelí de 1973,12 la época en la que el campo verde con sus aldeas y la ciudad blanca y gris se volvieron una misma cosa en el imaginario popular, de modo que los habitantes de la ciudad dejaron de salir a los jardines los fines de semana. El jardín ya no era “lo otro” y, en cambio, se volvió “corrupto” y pasó a considerarse parte de la ciudad. El especial verdor de los jardines fue inte-

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rrumpido por un desarrollo extensivo que no ha se ha detenido en los últimos treinta años. El territorio limitado de Baréin hace que la demanda de suelo y la continuación de los antiguos usos de lo verde sean insostenibles. Al mismo tiempo, la distribución extensiva de infraestructuras de abastecimiento y tratamiento de aguas hace posible la vegetación de buena parte del Baréin actual. Los complejos residenciales verdes del Baréin contemporáneo, con nombres como Oasis Verde, compensan en parte la pérdida de los palmerales. Las palmeras datileras de las rotondas, cunetas y medianas de las carreteras VIP (pensadas para una vegetación adicional, pero también para mayor seguridad) son los máximos representantes de lo verde en el Baréin contemporáneo. Estos espacios de infraestructuras residenciales y de transporte son importantes porque son la vegetación que la mayor parte de la gente disfruta en su vida diaria. Estas carreteras verdes no representan tanto el pasado –aunque las palmeras sí lo simbolicen– como el presente de Baréin, su lugar en el mundo y sus aspiraciones futuras. Los típicos anuncios de estas urbanizaciones que aparecen en las vallas de carretera tienden a mostrar una imagen de lo verde más que de los propios edificios de las promociones. De ahí que no sea raro ver, pese al intenso tráfico circundante, forasteros haciendo picnics en las cunetas durante las tardes y los fines de semana (me dicen que un bareiní nunca haría tal cosa). Aunque por lo general sean de especies y tonos de verde distintos a los tradicionales, las palmeras de las carreteras conservan algo de su valor agrícola y social. Por ejemplo, las palmeras datileras del puerto financiero de Baréin –construido en terrenos recuperados del antiguo puerto del centro de Manama–, se polinizan en la primavera y en otoño los inmigrantes con menos ingresos recogen los dátiles para su consumo personal. Los palmerales datileros, las cunetas y las rotondas tienen un valor social similar. La vegetación de carretera puede entenderse como el palmeral datilero del presente. Ambos tienen ciertas cualidades productivas, aunque sean claramente diferentes: los palmerales son agrícolas, mientras que las carreteras verdes son señas de una productividad económica, de la generación del desarrollo y de un paisaje en transformación. La cantidad de rotondas y medianas verdes repletas de petunias con los colores blanco y rojo nacionales celebran la benevolencia y el poder del Estado. En las innumerables vallas publicitarias con imágenes del rey, el primer ministro o el príncipe heredero, todos ellos aparecen retratados con vegetación, pues a los gobernantes les gusta que los asocien con ella. “Hagamos juntos que Baréin sea verde”, instaban los organizadores de la Exposición Internacional de Jardinería Riffa Views en Baréin, quienes también patrocinaron un concurso de diseño de jardines entre los colegios bareiníes llamado “El reto del Edén Sentir

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de Riffa Views”. La Exposición Internacional de Jardinería se celebra tres días al año y es una de las tres organizaciones bareiníes que cuentan con el auspicio directo del rey Hamad bin Isa Al-Khalifa. Lo verde conserva su papel como catalizador social, y el Club de Jardinería es el reflejo de un interés creciente por lo verde y lo bello y, por asociación, por la realeza. El poder transformador de hacer que el desierto sea verde es extraordinario; vestirlo de un verde atractivo es prueba de que los sueños pueden hacerse realidad y de que puede lograrse lo imposible, al dar fe de que puede construirse el Paraíso en la Tierra. En The Social Life of Trees, Maurice Bloch, parafraseando a Claude Lévi-Strauss, mantiene que para que una transformación sea efectiva, debe ser de cierta magnitud.13 Por ejemplo, transformar el árido desierto en grava u hormigón no es, claro está, tan potente como hacerlo verde. No obstante, la presencia del desierto no se olvida fácilmente. Este texto es una adaptación de mi tesis doctoral presentada en la Graduate School of Design de Harvard University. 1  Berlin, Brent y Kay, Paul, Basic Color Terms: Their Universality and Evolution, University of California Press, Berkeley, 1969, págs. 2-4. 2  Byrne, Alex y Hilbert, David, Readings on Color: The Philosophy of Color (vol. 1), The MIT Press, Cambridge (Mass.), 1997, págs. xi-xxv. 3  Las fuentes marinas dieron una coloración peculiar a las aguas verdes del mar, así como al brillo de las perlas, uno de los pilares de la economía de Baréin durante la década de 1930. 4  Véase: Serjeant, R. B., “Customary Irrigation Law among the Baharnah of Bahrain”, en Khalid Al-Khalifa, Shaikh Abdullah bin y Rice, Michael (eds.), Bahrain Through the Ages: The History, Keegan Paul International, Londres/Nueva York, 1993, págs. 471-496. 5  Ali Akbar Bushehri, carta del 21 de abril de 2008. Véase también: Fuccaro, Nelida, Histories of City and State in the Persian Gulf, Cambridge University Press, Cambridge, 2009, pág. 23. Como explica Fuccaro, el dicho también se refiere con sarcasmo a la apropiación de los recursos de Baréin por parte de extranjeros.

6  Véase: Hamouche, Mustapha Ben, “Land-Use Change and Its Impact on Urban Planning in Bahrain: A GIS Approach”, en Proceedings of the Middle East Spatial Technology Conference, Baréin, diciembre de 2007. Consultado el 26 de junio de 2009: www.gisdevelopment. net/proceedings/mest/2007/RemoteSensing-ApplicationsLanduse.htm 7  Khuri, Fuad, Tribe and State in Bahrain: The Transformation of Social and Political Authority in an Arab State, University of Chicago Press, Chicago, 1980, pág. 39. 8  Khunji, Fareeda Mohammed Saleh, The Story of the Palm Tree, Baréin, 2003, pág. 45. 9  Ali Akbar Bushehri, carta del 25 de abril de 2008. 10  Del archivo de Ali Akbar Bushehri. 11  Larsen, Curtis, Life and Land Use on the Bahrain Islands: The Geoarchaeology of an Ancient Society, University of Chicago Press, Chicago, 1983, pág. 22. 12  Fuccaro, Nelida, op. cit., pág. 229. 13  Bloch, Maurice, “Why Trees, Too, Are Good to Think With: Towards an Anthropology of the Meaning of Life”, en Rival, Laura (ed.), The Social Life of Trees. Anthropological Perspectives on Tree Symbolism, Berg Publishers, Nueva York/Oxford, 1998, págs. 39-40. Bloch menciona cómo la transubstanciación del vino en agua durante la misa católica no sería tan intensa si el vino fuera whisky.

Hay más verde de lo que a simple vista parece

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Comisariar Comisariar a escala urbana implica entablar una relación activa y simultánea con el diseño, así como con la gestión de varias ecologías medioambientales, sociales y políticas. En la selección de los proyectos para el frente marítimo de Singapur de Herbert Dreiseitl se combinan estrategias de gestión del agua con sus usos recreativos y programas ecológicos. Dreiseitl ha desarrollado un plan innovador para comisariar los recursos acuíferos de la ciudad, haciendo que las aguas residuales sean un activo. De un modo parecido, en Bombay, Anuradha Mathur y Dilip da Cunha se preguntan si los monzones anuales no son acaso un activo, más que un inconveniente, que podría producir una forma urbana radicalmente distinta. El trabajo de Mitchell Joachim y sus colaboradores sugiere formas de aunar diseño y gestión: “Nos sumamos a quienes dan a la ciudad un sentido nuevo que favorece el juego de la naturaleza sobre el capricho antropocéntrico [...]. Estas iteraciones del diseño tienen éxito cuanto activan la ecología como símbolo productivo y como artefacto evolucionado”. Comisariar tiene que ver con incubar. En palabras de Raoul Bunschoten, como se verá más adelante, debemos ser comisarios y artistas, y tratar el planeamiento urbano como una obra de arte que “crea nuevas realidades y conforma visiones de futuro con las que la gente pueda implicarse en cuerpo y alma”. El comisariado es un recurso creativo no solo para actuar y gestionar, sino también para el diseño.

Comisariar recursos Niall Kirkwood

El mar y el monzón: un manifiesto de Bombay Anuradha Mathur y Dilip da Cunha

¿Ecociudades trascendentes o seguridad ecológica urbana? Mike Hodson y Simon Marvin

Nuevos paisajes acuáticos para Singapur Herbert Dreiseitl

Subir el nivel del agua de un estanque Zhang Huan

Visión de las ciudades ecológicas Mitchell Joachim

Vuelta a la naturaleza Sandi Hilal, Alessandro Petti y Eyal Weizman

Harmonia 57 Triptyque

Fundamentar una estrategia urbana sostenible Michael Van Valkenburgh Associates

Center Street Plaza Hood Design

PRODUCIR

Sub, supra e infraestructuras energéticas D. Michelle Addington

Parque undimotriz Pelamis Wave Power Ltd.

Showroom para CR Land Guanganmen Green Technology Vector Architects

Aux fermes, citoyens! Las ciudades consumen recursos, pero ¿podrán en algún momento producir más de lo que consumen y generar una abundancia de energía, alimentos, dinero y riqueza? Demasiado a menudo se cita que más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, pero cabe añadir que estas consumen más de tres cuartas partes de la energía mundial. Si las ciudades aspiran a ser más productivas, es imprescindible superar la idea de que la energía no se produce en ellas y de que sus industrias auxiliares se encuentran también lejos. Los jardines verticales de Patrick Blanc son una provocación que invita a cuestionarnos si la producción vertical de alimentos puede integrarse en la ciudad. El trabajo de Sheila Kennedy, de KVA MATx, insinúa un futuro en el que los edificios pueden producir electricidad y, en consecuencia, necesitar menos infraestructura. La ZEDFactory de Bill Dunster es un ejemplo de cómo los principios de comisariado y productividad pueden integrarse en el desarrollo a una escala más urbana, mientras que Kongjian Yu muestra cómo la producción de alimentos en sí no es incompatible con el ocio. Ecociudad Logroño y la ecotorre La Tour Vivante son ejemplos de paisajes híbridos. Las ideas de productividad dentro de la ciudad se expresan en su forma más extrema y productiva en la múltiple estratificación de paisajes y edificios.

Dorothée Imbert

Local River: unidad de almacenaje doméstico para peces y verduras Mathieu Lehanneur, con Anthony van den Bossche

Soft Cities KVA MATx

ZEDFactory Bill Dunster

Ecociudad Logroño MVRDV

La revolución del pie grande Kongjian Yu

La Tour Vivante: ecotorre soa architectes

COLABORAR

Retos de gestión de la transformación urbana: organizar para aprender Amy C. Edmondson

La purificación del aire en las ciudades David Edwards

Justicia social y urbanismo ecológico Susan S. Fainstein

Amy C. Edmondson, profesora de la Harvard Business School, señala que existen investigaciones que demuestran que los esfuerzos colaborativos entre personas similares tienen más éxito que aquellos entre grupos diversos. Es necesario un liderazgo fuerte para coordinar dichos esfuerzos, así como respeto recíproco y que se reconozcan los diferentes lenguajes y formas de trabajo. La exploración que David Edwards hace de la purificación del aire viene seguida por el provocador ensayo de Susan S. Fainstein sobre la justicia social. En lo que inicialmente parece contradictorio es donde pueden surgir nuevas posibilidades. ¿Tiene relación la calidad del aire con la justicia social? Por supuesto que sí. En la reunión de contradicciones podemos encontrar respuestas para la ciudad actual y futura. Por ejemplo, Edward Glaeser aboga por una forma de vida más templada, lejos de los extremos del calor y el frío excesivos, aunque esas zonas templadas sean a menudo las mejor preservadas: “Si Estados Unidos quiere ser más ecológico, debe construir más en San Francisco y menos en Houston”. ¿Bajo qué parámetros estas ciudades son más ecológicas? Uno de los temas que este ensayo explora: los parámetros y el lenguaje que empleamos para evaluar el urbanismo ecológico. Donald E. Ingber, director del Wyss Institute for Biologically Inspired Engineeiring de la Harvard University, nos enseña cómo las ciudades podrían evolucionar en el futuro, al tiempo que nos advierte que nos exigirán nuestra colaboración en formas hasta hora inauditas.

El gobierno de la ciudad ecológica Gerald E. Frug

Un futuro subterráneo Peter Galison

Templado y limitado Edward Glaeser

Arquitectura adaptable de inspiración biológica y sostenibilidad Donald E. Ingber

INTERACTUAR

La ecología urbana y la distribución de la naturaleza en las regiones urbanas Richard T. T. Forman

La agencia ecológica Chris Reed

Infraestructura neoyorquina Christoph Niemann

La ecología como “el estudio de la interacciones entre los organismos y el entorno” se basa en el principio de la interacción. En sus mapas de regiones urbanas, Richard T. T. Forman investiga la interacción entre las ciudades y sus periferias. Examina 38 regiones urbanas de al menos 1.000 km2 y demuestra que la ecología no puede entenderse por las fronteras físicas: las ciudades interactúan con sus regiones y van más allá. Chris Reed entiende la ecología como la “idea (y fuerza) más informadora sobre cómo se construyen las ciudades, cómo evolucionan, cómo cobran forma y cómo se reconfiguran a través del tiempo”. Pierre Bélanger sugiere que la infraestructura proporciona la estructura conectiva para regiones y ciudades a lo largo del tiempo: la infraestructura estipula el marco donde sucede la interacción. El diagrama en sección de Nueva York de Christoph Niemann representa las interacciones generadas por las múltiples infraestructuras de la ciudad, mientras que el trabajo colectivo de los artistas de Rebar, de San Francisco, opera bajo la categoría de un llamado “urbanismo generado por los usuarios”, descrito como el “urbanismo táctico de quienes son capaces de ingeniar usos temporales y provisionales, y para ello buscan nichos y lagunas en el tejido socioespacial”. La obra de Rebar hace hincapié en el papel de las interacciones como componentes clave de un urbanismo ecológico.

Redefinir la infraestructura Pierre Bélanger

Urbanismo generado por los usuarios Rebar

Experimentos urbanos y ecológicos en el espacio público Alexander J. Felson y Linda Pollack

Una perspectiva holística del fenómeno urbano Salvador Rueda

Nuevo sistema de parques para Gwanggyo Yoonjin Park y Jungyoon Kim (PARKKIM)

Una metodología para la innovación urbana Alfonso Vergara, Mark Dwyer y Aaron Kelley

Greenmetropolis Henri Bava, Erik Behrens, Steve Craig y Alex Wall

MOVILIZAR

Movilidad, infraestructura y sociedad Richard Sommer

Movilidad urbana sostenible con vehículos eléctricos ligeros William J. Mitchell

Movilidad sostenible en acción Federico Parolotto

Sostener la ciudad ante la marginalidad avanzada Movilizar puede tener que ver con una acción para lograr un objetivo social, aunque también puede relacionarse con el transporte. Tal como indica Richard Sommer en su artículo “Movilidad, infraestructura y sociedad”, no se trata de aspectos incompatibles, pues la movilidad y la justicia social van de la mano, de ahí que al pensar en ciudades más ecológicas tengamos que pensar en la movilidad. El texto de William J. Mitchell explica las posibles formas futuras de transporte: el CityCar se aparca perpendicular a la acera, no en paralelo, lo que significa que caben más vehículos, pero lo más radical es que estos vehículos se inspiran en principios de movilidad bajo demanda y utilizan electricidad generada localmente. Un sistema así redundaría además en una sociedad más igualitaria al hacer más accesible el automóvil a los grupos con menos recursos. En su teoría general, Andrés Duany reconoce las carencias del urbanismo en sus variantes vieja, nueva y del paisaje como modos de privilegiar la diversidad socioeconómica o la biodiversidad de la naturaleza, y sugiere que para que el urbanismo ecológico pueda abrirnos un camino más equitativo hacia el futuro debe reconocer ambas caras de nuestro actual dilema.

Loïc Wacquant

Teoría general del urbanismo ecológico Andrés Duany

La ecología política del urbanismo ecológico Paul Robbins

El modelo de sistema energético urbano SynCity Niels Schulz, Nilay Shah, David Fisk, James Keirstead, Nouri Samsatli, Aruna Sivakumar, Celine Weber y Ellin Saunders

Las ciudades del oro negro: petropaisajes y futuros sostenibles Michael Watts

Los campos petrolíferos del delta del Níger Ed Kashi

Sobre rasante Rafael Viñoly

IINVESTIGACIÓN DE LA GSD Taller Nairobi Jacques Herzog y Pierre de Meuron

MEDIR

Cinco retos ecológicos para la ciudad contemporánea Stefano Boeri

Re(e)volucionar la arquitectura Jeremy Rifkin

El proyecto Canary Susannah Sayler

“Performalismo”: medidas medioambientales y urbanismo Medir es esencial para el diseño de la ciudad ecológica. Stefano Boeri resume en cinco los retos de las políticas urbanas a gran escala y propone nuevas ideas que vinculen la ecología urbana con el desarrollo económico de las ciudades. El urbanismo ecológico debe crear híbridos, superar las fronteras interdisciplinarias y equilibrar las dicotomías establecidas entre el entorno y la economía, la tecnología y lo humano, lo racional y lo irracional, y, tal como sugiere Kathryn Moore, entre la naturaleza y la cultura. Kristin Frederickson, Gary Hildebrand y sus alumnos demuestran que en Estados Unidos, el típico árbol urbano, que a menudo se percibe como sostenible, tiene una huella de carbono bastante grande y se preguntan si los árboles deben cultivarse localmente en lugar de traerlos desde lejos. Mientras tanto, Bill Rankin nos explica que los cultivos locales no son siempre convenientes: dependiendo de cómo se mida la sostenibilidad, las respuestas serán particulares a cada cuestión y contexto. SlaveCity, de Atelier Van Lieshout, es una parodia del fenómeno contemporáneo de la ecociudad que inserta la lógica de la sostenibilidad –con su ávida adhesión al reciclaje, los programas rígidos y el compromiso con la energía cero– en el marco de un régimen económico estricto para llegar a una solución extrema: “SlaveCity es una ciudad ecológica que no gasta ni malgasta los recursos mundiales”. Así, Atelier Van Lieshout presenta una ciudad rentable y sostenible según ciertas dimensiones, pero ¿a qué coste para la humanidad?

Susannah Hagan

Cultura natural Kathryn Moore

Investigar la importancia de la información de modelos energéticos a medida: un estudio del Gund Hall Holly A. Wasilowski y Christoph Reinhart

Percepción de la densidad urbana Vicky Cheng y Koen Steemers

La región del estuario de Londres Terry Farrell

Planeta Urbano: Londres Daniel Raven-Ellison

Iniciativas sostenibles para Londres Camilla Ween

Más allá de LEED: evaluación ecológica a escala urbana Thomas Schroepfer

Paisajes de la especialización Bill Rankin

INVESTIGACIÓN DE LA GSD Medio millón de árboles: prototipos de lugares y sistemas para las ciudades sostenibles Kristin Frederickson y Gary Hildebrand

SlaveCity Atelier Van Lieshout

ECOBox/Red ecourbana autogestionada atelier d’architecture autogérée

Acción urbana: playa en la plaza Luna Ecosistema Urbano

COLABORAR

El confort y la huella ecológica Alex Krieger

Urbanismo ecológico e igualdad sanitaria: una perspectiva ecosocial Nancy Krieger

La naturaleza, las infraestructuras y la condición urbana Antoine Picon

Las secciones “colaborar” aparecen tres veces en este libro, en parte para reforzar la idea de que la colaboración es un aspecto esencial del urbanismo ecológico. A todos los que contribuyeron a esta sección se les pidió que hablaran brevemente sobre la sostenibilidad desde su propia disciplina. Los textos se han dispuesto alfabéticamente para generar un orden temático arbitrario que resalte no tanto las similitudes como las divergencias entre los distintos métodos. Varios de los textos en esta sección tratan sobre la relación entre la sostenibilidad y los diferentes estilos de vida. John Stilgoe nos recuerda que es mejor apagar las luces, pero no como un castigo para alcanzar la sostenibilidad, sino para volver a disfrutar la noche. Antoine Picon describe el vínculo entre la naturaleza, la infraestructura y el urbanismo; y Nancy Krieger nos explica cómo –y sobre todo, dónde– se conectan el contexto y la longevidad. Donald K. Swearer infiere que el urbanismo ecológico no solo debe ser verde, “sino de todos los colores del arcoíris, símbolo de esperanza, expectativa, aspiración y promesa”. En efecto, el urbanismo ecológico tiene múltiples voces.

Sostenibilidad y estilo de vida Spiro Pollalis

Urbanismo ecológico y paisaje Martha Schwartz

Esa vieja oscuridad John Stilgoe

Los estudios religiosos y el urbanismo ecológico Donald K. Swearer

El urbanismo ecológico y la literatura de Extremo Oriente Karen Thornber

ADAPTAR

Ecologías insurgentes: recuperar terreno para la ciudad y el paisaje Nina-Marie Lister

Madera performativa: diseño computacional integral para una superficie de madera sensible al clima Achim Menges

Reducir la huella ecológica de Nueva York Laurie Kerr

La adaptabilidad es un rasgo que se refiere tanto a un estado de ser actual como al proceso mediante el cual un organismo responde a condiciones cambiantes para mantenerse en forma. Nina-Marie Lister equipara el diseño flexible con el sostenible: “El diseño resiliente, flexible y, por eso mismo, sostenible, comporta un ‘progreso’ y, por tanto, debe considerar necesariamente como objetivos de la planificación y el diseño la salud económica y ecológica y la vitalidad cultural”. Desde una perspectiva urbana, los entornos adaptables se anticipan al cambio. Lister recalca que tenemos que diseñar ecologías tan “deliberativas” como “contextuales”. El ejemplo de la madera performativa que explica Achim Menges muestra cómo un material se adapta a través del tiempo. Fritado adaptable, de Chuck Hoberman, es una instalación realizada en el GSD de la Harvard University, un prototipo que permite al diseñador microgestionar la experiencia del usuario. En palabras de Hoberman: “Me interesa cómo los pequeños movimientos conducen a cambios macroscópicos [porque] finalmente las transformaciones físicas se producen mediante la acumulación de muchos de estos pequeños movimientos”. La coordinación contextual y deliberativa de estas pequeñas intervenciones en el tiempo puede ayudarnos a proyectar y planificar ecologías urbanas adaptables.

La adaptabilidad en la arquitectura Hoberman Associates, Ziggy Drozdowski y Shawn Gupta

INVESTIGACIÓN DE LA GSD Cambio climático, agua, urbanización de terrenos y adaptación: planificar desde la incertidumbre (Almere, Países Bajos) Armando Carbonell, Martin Zogran y Dirk Sijmons

INCUBAR

Equilibrios y desafíos de la práctica integrada Toshiko Mori

El lujo de reducir: sobre el papel de la arquitectura en el urbanismo ecológico Matthias Sauerbruch

Bank of America Cook + Fox Architects

La palabra ‘incubar’ quizás nos traiga a la cabeza un pájaro empollando huevos en su nido o cuidando de sus crías recién salidas del cascarón. Incubar se asocia a la idea de un cuidado nutritivo en el tiempo, tanto antes como después del nacimiento. Desde Londres, Raoul Bunschoten y Chora perfilan algunas de las complejas ecologías medioambientales, culturales y económicas del estrecho de Taiwán para proponer un recurso organizativo (una incubadora) que nutre los diversos proyectos antes y después de que nazcan. Los proyectos van desde investigaciones de bajo coste a pequeña escala –calefacción por geotermia y paneles solares– hasta intervenciones más costosas a escala regional, como cinturones verdes, ecociudades y el comercio de emisiones de CO2. En este sentido, los proyectos ya no se entienden como intervenciones únicas, sino como componentes de una compleja red que las relaciona entre sí y con la ciudad. Estas relaciones contextuales y deliberativas deben nutrirse, protegerse y fomentarse a través del tiempo, de modo que incubar constituye un aspecto esencial del urbanismo ecológico.

INVESTIGACIÓN DE LA GSD Un lugar en el cielo/un lugar en el infierno: operaciones tácticas en São Paulo Christian Werthmann, Fernando de Mello Franco y Byron Stigge

In situ: la especificidad del lugar en la arquitectura sostenible Anja Thierfelder y Matthias Schuler

Proyecto bioclimático Mario Cucinella

Wanzhuang, ecociudad agrícola Arup

Plan ecosistémico para la región DISEZ, Senegal ecoLogicStudio

Ciudad vegetal: soñar con una utopía verde Luc Schuiten

Verticalismo Iñaki Ábalos

Prototipos urbanos Raoul Bunschoten

Incubadora de cambio climático para el estrecho de Taiwán Chora Architecture and Urbanism

Título original: Ecological Urbanism, publicado por Harvard University Graduate School of Design/Lars Müller Publishers, Cambridge (Mass.)/Baden, 2010 Edición de Moshen Mostafawi con Gareth Doherty Diseño gráfico: Integral Lars Müller, Lars Müller y Martina Mullis Versión castellana: Mónica Belevan Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. La Editorial no se pronuncia ni expresa ni implícitamente respecto a la exactitud de la información contenida en este libro, razón por la cual no puede asumir ningún tipo de responsabilidad en caso de error u omisión. © Lars Müller Publishers/The President and Fellows of Harvard College, 2010, 2013 y para la presente edición: © Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2014 Printed in China ISBN: 978-84-252-2742-4

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