Utopía náhuat-pipil Tres textos

May 31, 2017 | Autor: R. Lara-Martinez | Categoria: Cultural Studies, Latin American Studies, Philosophy, Languages and Linguistics, El Salvador
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Utopía náhuat-pipil Tres textos Utopía náhuat Poseer - Cuidar Rafael Lara-Martínez Tecnológico de Nuevo México [email protected] Desde Comala siempre… El “tener” y el “cuidar” son dos nociones emparentadas en náhuat. Piya y taj-piya —pía y tajpía— expresan respectivamente esas ideas. Su parentesco lo opaca toda traducción, incluso al náhuatl clásico en el cual pi(y)a, “guardar”, y tla(h)pi(y)a, “el que guarda algo” conservan una unidad de sentido. Dos lenguas tan cercanas, mexicana y pipil, son directamente intraducibles, como lo son sus hábitats ecológicos, altiplano central y zona tórrida.

Max Vollberg Si la acción verbal sólo expresa su carácter pleno al incorporar un objeto directo, parecería que el corolario lógico de la posesión sería el cuidado y la vigilancia de lo que se tiene. Etimológicamente, el prefijo taj- proviene de ta- —tla- en náhuatl— el cual especifica un objeto directo indefinido, “algo”, de suerte que taj-pía se traduciría por “algo-tener/tener algo”. El cuidado consistiría en un surplus de sentido que hace de toda heredad una tutela para su conservación. El corolario lógico de toda pertenencia —nu-pal, “lo mío, mi

beneficio”— es su vigilancia. “Tener” —pía/piya— consiste en “poner en reserva, conservar una cosa”. Los Tepehuas —los Señores de las aguas, frutos y flores—, “yémet ne tajpiani”. Ellos son los guardianes, los cuidadores, quienes la flora entera de este mundo tienen bajo su custodia. Esta salvaguarda presupone dispensar las aguas a su debido tiempo, en el invierno, y velar por la distribución terrenal de los granos, para que florezcan, se multipliquen y den frutos. El precepto inmemorial del cuidado deriva de la aparición misma de un objeto en el mundo. El relato del don Divino del maíz recuerda la atención que debe prestársele a todo lo terrestre. Luego de su descenso al inframundo, un cazador privilegiado le prodiga un sumo respeto a sus nuevas posesiones, casa y agricultura, que acarrea del interior de la tierra. Con el maíz emerge de las entrañas terráqueas. Desde entonces, él y su esposa custodian las dádivas que le entrega el Anciano de la Montaña, rector de los Tepehuas, haciendo uso de su visión y de la vigilancia. Para la pareja, el sentido de la vista sería la facultad principal del cuidado. Al pasar de la caza a la agricultura, se asume el compromiso por velar la reproducción anual de las plantas, don de los Dioses. En el texto transcrito a continuación, esta responsabilidad humana por vigilar las ofrendas Divinas —los dones terrestres— encuentra en la actividad de los Tepehuas su modelo ejemplar. Ambos seres —humanos y Deidades— velan por la salvaguarda del mundo. Paulatinamente, los textos náhuat desglosan un complejo sistema de sociabilidad en el cual la humanidad ocupa un solo vértice de una pirámide acallada. A sus extremos cardinales se hallan cuatro pilares que fundan la vida humana, a saber: plantas → tierra →agua → astros. Una “cuaternidad” occidental —tierra-humano-divino-cielo— la reemplazaría un modelo alternativo en el cual lo Divino circularía por las diversas aristas de la materialidad cósmica, para concederle a cada objeto la energía anímica necesaria en su existencia propia. Al triángulo tangible plantas-tierra-humano se agrega la circulación de las aguas que —al evaporarse y condensarse— ascienden a los cielos y vuelven a bajar a la tierra. En este ciclo anual de las lluvias, tierra, humano, Divino y cielo se hallan en comunicación constante. En recuerdo de la diligencia Divina primordial, la acción de los mortales consiste en propiciar que esa circulación fluya sin cese. Para ello, la observancia precisa un cuidado meticuloso de las cosas del mundo. El ser humano debe convertirse en tajpiani del planeta —náhuatl tlapiani(me)— en “guardián de una cosa”, de los dones terrenales que prodigan los Tepehuas (Rémi Siméon, 1977: 638). Este precepto lo regula el simple hecho de la adquisición de un bien mundano. Cuidar el mundo, mantener su belleza ecológica y velar por su reproducción no sería sólo corolario lógico de una visión aguda e interesada. La vigilancia se alza como secuela que completa el acto mismo de posesión. Ser-en-el-mundo, habitar-en-la-tierra, implica asumir su salvaguarda, en consonancia con los Dioses y el Cielo. He aquí un texto que nombra a los Tepehuas “guardianes” del mundo. Los Señores de las flores Texto náhuat

Uan ne tepeua kenaya ya(ja)san i tekuyu muchi ni xuj-xúchit. Tei-né ti-k-túga-t tejémet nigan, kenaya ne yejémet gi-pía-t: muchi ne xuj-xúchit, tei-né ti-k-pía-t nigan tejémet, kenaya yejámet gi-pía-t. (0) Yega kan nemi xúchit, muchi xuj-xúchit, yémet uítse-t ta-chía-t. (1) Gi-pía-t se xúchit, ga inté kuchi. Ega/iga tik muchi kan nemi xuj-xúchit, nemi xúchit, ga kuchi uan xúchit, ga inté kuchi. (2) Ega/iga yémet gi-talij-túuit ne inté kuchi: yémet ne taj-pia-ni, yémet gi-talij-ket ne tepeua, pal taj-pía-t. (3) Uan nemi se xúchit xuxukna-tani, yaja ne gi-négi-t ne tepeua: yaja ne gi-talía-t taj-pía, kan nemi ne seki xuj-xúchit. (4) Uan yaxa ni xúchit, yaja ne más yúl-tik, uan uni ueli mu-kui pal muchi pal se taltikpak tei panu. (5) Su uetsi mik-tuk, gí-kui-t chiupi i-sau-yu uan gi-tsuntísi-t, gi-chá-t chiupi at-chín uan gi-má-t ma-yuni. (6) Uan ni ta-sulka, ga gisa gi-má-t, pal gi-maj-matilúua-t ijpak kuatápal uan y-elpan uan kejkechtan i mei xah-xakualiui-lia-t: uni gi-cha, ga yul-iti se taltikpak. (7) Yaja gi-pía se túnal ini xúchit, yaja gi-chiua kenaya ken ne metsi. Ini xúchit gi-má-t se taltikpak xixúuik: mal mik-tuka, yul-iti. (8) Uan gi-má-t uksí-tuk, míki-k se taltikpak. (9) Yega ijkuini ini xúchit yaja ne taj-pía, kan tagati muchi ni aj-at. Su asi-skía uaki ini xúchit, uaki-skía-t muchi ni aj-at pal nigan taltikpak. (10) Traducción poética Asimismo, el Tepehua representa al Señor de todas las Flores. Granos que sembramos en la tierra —cuerpos que sepultamos— igualmente los conservan Ellos en su morada. (0) Por esta razón, en el sitio en el cual hay flor —viven todas las flores— Ellos acuden. Las contemplan. (1) Atesoran una flor que no duerme. En todo lugar hay flor durmiente y flor a la vigilia. (2) Son Cuidadores, tan Vigilantes que colocan la flor que no duerme y permanecen alertos de su bienestar. (3) La flor que más complace a los Tepehuas despliega un color azul-celeste, como el poniente. A ella la colocan en el lugar donde crecen las demás flores. (4) Esta flor conserva un espíritu excepcional, un corazón/alma vivo que palpita. Su ingestión remedia variedad de sufrimientos que afectan a los mortales. (5) Si fallece una persona, se muelen varios pétalos para su ingestión. Se le prepara una infusión que debe beber a sorbos. (6)

El sedimento se lo untan en la frente, pecho y cuello hasta que el mortal se reanime. (7) Esta flor cuenta con una energía solar tan sublime que semeja a la Luna. Al administrarla cruda, demuestra su poder de revivir a los agonizantes. (8) Al cocerla provoca la muerte. (9) Por estas características espirituales etéreas, esta flor cuida los nacimientos de agua. Si acaso decayera, se marchitarían todas las aguas terrestres. (10) Traducción lingüística-literal Compañía artículo/demostrativo Tepehuas igual/lo-mismo su propietario/dueño/señor toda(s) artículo/demostrativo reduplicación-flor. Qué-artículo/demostrativo nosotros-losembramos nosotros aquí, igual/lo-mismo artículo/demostrativo ellos lo-tienen: toda(s) artículo/demostrativo reduplicación-flor, qué-artículo/demostrativo nosotros-lo-tenemos aquí nosotros, igual/lo-mismo ellos lo-tienen. (0) (Es)-su-razón donde existencial flor, toda(s) reduplicación-flor, ellos vienen, algo— miran/contemplan. (1) Lo-tienen una flor, razón no duerme. (Es)-su-razón de/en todo donde existencial reduplicación-flor, existencial flor, razón duerme compañía flor, razón no duerme. (2) (Es)-su-razón ellos lo-poner-perfecto artículo/demostrativo no duerme: ellos artículo/demostrativo cuidar-agentivo, ellos lo-poner-pretérito/plural artículo/demostrativo, (es)-beneficio cuidan. (3) Compañía existencial una flor azul-cielo-poniente, ella artículo/demostrativo la-desean artículo/demostrativo Tepehuas: ella artículo/demostrativo la-ponen cuida, donde existencial artículo/demostrativo otra(s) reduplicación-flor. (4) Compañía él/ella/esto artículo/demostrativo flor, él/ella/esto artículo demostrativo más corazón-participio/perfectivo, compañía esta (es)-posible reflexivo-toma/alcanza (es)beneficio todo (es)-beneficio uno mundo qué pasa. (5) Si cae morir-participio/perfectivo, lo-toman poco sus-hojas-posesión compañía lo-muelen, lo-hacen poco agua-diminutivo compañía lo-dan exhortativo-beber. (6) Compañía artículo/demostrativo sedimento/depósito, razón sale lo dan, (es)-beneficio loreduplicación-machacan encima frente compañía su-pecho compañía reduplicación-cuello su mano reduplicación-restriegan/frotan-aplicativo: esto lo-hace, razón corazón-causativo uno mundo (7) Él/ella/esto lo/a-tiene un sol/mes/alma él/ella/esto flor, esta lo-hace igual como artículo/demostrativo luna/mes. Esta flor la-dan un mundo cruda: mal morirparticipio/perfectivo, corazón-causativo. (8) Compañía lo-dan cocer-participio/perfectivo, morir-pretérito uno mundo. (9)

(Es)-su-razón así/igual esta flor ella artículo/demostrativo cuida, donde nacen todas artículo/demostrativo reduplicación-agua. Si llegar-condicional seca esta flor, secarcondicional todo/a artículo/demostrativo reduplicación-agua (es)-beneficio aquí mundo. (10) Notas a renglón número (0) Tekuyu, teekuyu, “dueño”, Campbell, 1985: 487; náhuatl -teecuiyoo, “señor, forma de posesión inalienable […] idiosincrática o conservadora de teeuctli […] como toteecuiyo “nuestro Señor” con referencia cristiana”, Karttunen, 1983: 218. Ya(ha)san, “el mismo”, quizás de Yaja, “él” y san “mismo, justamente, sólo”, Campbell, 1985: 415. (1) Tachía, ta-chiya, “mirar, esperar, aclararse (el cielo, el sol), abrir los ojos por primera vez (como de los animales recién nacidos)”, Campbell, 1985: 434. (7) Tsuntisi, tsuntisi, “moler”, de tsun, “cabeza” y tisi, “moler”, Campbell, 1985: 543. Yuni, uni, “beber”, Campbell, 1985: 554.

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Entre los “rasgos morales del pensamiento del pueblo” náhuat se halla el precepto de compartir. Existen vínculos estrechos entre discurso mítico y utopía social. Los relatos fundan una teología de la reciprocidad que sólo por semejanza “idealista” se llamaría “socialismo utópico”, ya que carece de correspondencia directa con ideas modernas que “corrige” la tendencia “científica” y “verdadera” (F. Engels, 1880). Quizás un mejor apelativo sería “comunalismo”, “comunitarismo”, “intercambio generalizado”, etc. Pero a todos estos términos les faltaría la carga semántica y política del primero.

La exigencia por repartir riquezas proviene de una distinción radical entre teología occidental e indígena. La Deidad náhuat solicita la intervención humana directa sin la cual se desmorona su propia Divinidad. Es Creador si existe un universo creado; Padre, si engendra un hijo; Dios, si su criatura Lo nombra como tal. Hay una dinámica entre los dos polos, Causa y efecto, de la creación. La obligación de compartir la reciben los Dioses telúricos menores —Ancianos y Ancianas— de la Personificación de la tierra. Bajo la doble figura de Anciano de la Montaña y Serpiente, esta Entidad Divina Les requiere ofrendarle a un muchacho que explora los recintos subterráneos las dádivas necesarias para (re)fundar la civilización humana. Los Ayudantes del Anciano de la Montaña, los Tepehuas obran de manera similar. Extraen el maíz de las entrañas de la tierra para entregárselo a la humanidad. Estas acciones de gratitud la continúa la distribución anual de lluvias, las cuales circulan horizontalmente entre las distintas latitudes del mundo. Por último, se asienta la existencia de un solo astro diurno y otro único nocturno para el conjunto entero de los humanos. Existiría una socialización de los más diversos productos naturales: maíz, lluvia, energía solar y lunar, etc. Estos dones compartidos se los ofrecen los Dioses a la humanidad. De su recepción deriva un contra-don sacrificial que sella una ontología de la reciprocidad entre lo Divino y lo humano. Las Deidades entregan los bienes terrestres para recibir a su vez reconocimiento por su Grandeza. A este primer intercambio —dependencia recíproca entre Creador y creado— se agrega el compromiso de respetar los frutos los cuales se caracterizan por contener energías anímicas semejantes a las humanas (yúltuk, al igual que túnal. Si esta afirmación significa decir “las piedras tienen alma”, queda abierta a interpretación del lector). No sólo los derechos humanos se extenderían hacia toda entidad natural que comparta esas cargas espirituales por un ecologismo radical. Más aún, los relatos estipulan el deber de asegurarle la distribución universal de esos granos a todo humano desamparado. Junto al

convenio teológico por ofrendarle sacrificios a los dioses, existiría un doble mandamiento de carácter social por “honrar el fruto como criatura viviente” y por redistribuir la riqueza. Habría que impedir que la miseria se extienda a un solo miembro de la sociedad, mientras algunos segmentos gozan de caudales sin medida. Leonhard Schultze-Jena lo denomina “sentimiento de unión ciudadana universal”, ya que genera una red interminable de regalías y reciprocidad hacia al prójimo más necesitado. Dentro de esta socialización de la energía material-anímica, sobresale un renglón particular, en el cual se expresa el deseo de contar cada quien con un sol privado que lo caliente. Esta privatización del sol —tuunal, sinónimo de “día” y “espíritu, alma” o energía— recuerda el humor del chileno Pablo Neruda quien al aire le aconseja “monarca o camarada,/hilo, corola o ave,/no sé quien eres, pero/una cosa te pido, /no te vendas. El agua se vendió”. Los mitos náhuat anticiparían ese genio poético —panamericano según Schultze-Jena al extenderse hasta Alaska— el cual imagina a ladrones de astros encajados, “en botella” diría Neruda. Dentro de la sinonimia náhuat —alma/sol— se trataría de espíritus “en tubos [en] tabletas” y de energía solar canalizada. Las represalias contra esas “ideas liberales” arcaicas las resume el texto transcrito a continuación. A la negativa por compartir el maíz y la comida se le atribuye el nacimiento de saltamontes o chapulines y gusanos que se comen las cosechas (renglones 131 y 136). La amenaza pendiente por un precepto de los Tepehuas —“Compartes el maíz que posees”— cobra realidad en una pareja que le niega a la madre del esposo lo más elemental: el derecho a comer. Al negarle maíz a su madre anciana, el hombre recibe castigo merecido. “Quienes no comparten lo que poseen, al sembrar, es posible que todo desaparezca”. El hombre abre el granero en el cual guarda el maíz para encontrarlo convertido en caja de Pandora. De la bodega pululan saltamontes que los devoran a él, a su familia y a su reserva alimenticia. De sus huesos sin sepultura nacen —tagat-ki-taga-ti, homónimo de “hombre, el que nace” (náhuatl tlacati, “nacer”; tlacatl, “hombre)— gusanos que invaden las cosechas. El relato se ofrece como punto conclusivo de los mitos náhuat de creación, ya que el apartado siguiente se desvía hacia “cuadros naturales evocados por libre fantasía”. En síntesis, al circular por “los cuatro pilares universales de la filosofía” pipil —plantas → tierra → agua → astros— el lector desemboca en un “rasgo moral” prominente que corona ese edificio en forma piramidal. El principio ético de los Tepehuas impone la reciprocidad entre los miembros de una sociedad —entre todas las naciones, de considerar el desplazamiento horizontal, anual de las lluvias— al igual que presupone una distribución del don divino —de los bienes terrenales— hacia los más desfavorecidos. El pecado original Texto náhuat 1. Némi-k se lamachin, gi-pix-ki se i keneu uan gi-tasúj-tak, gi-négi-k ne ga sechin. Uan kan uei-tía-k, gi-namik-ti-k; uan yaj-ki uan ne i siuan. (123)

Uan péj-ket tegiti-t, gi-túga-t taj-tatúk-mil. Uan kan gi-mat-ki yaja, ga gi-peia ken ijtuk, kuaguni pej-ki, kuak-né asi gi-kua ne sinti, inté gi-má. (124) G-ili-k: “kuak uíts ini lámat, inté nemi ga ti-k-má (a)ndatka: kuak uíts ueliaja niu-ni-ta-kua, tig-inaya, —yu-gi-negi nusan, uan inté ti-k-má-s ni andatka!”. (125) Kuaguni mu-kuep-ki asi ueliaja yu-gi-talía-gatka tei-né yu-gi-kua-gatka. Kuaguni ina-k: “ne uíts ne lámat!”. (126) Kuaguni ni siuau nemá g-inax-ki tei-né yaui-gátka gi-kua. Uan pal yaui nemá, gi-tal-íli-k ne pej-pelu uan gi-pelu-kuál-ti-k. (127) Kuaguni yaj-ki ne lamachin. (128) Kuaguni g-ix-ti-k ne i síuau ne tei yu-gi-kua; kuaguni pej-ki ta-kua. Uan kan tami-k ta-kua mu-seui-k chiupi. (129) 2. Kuaguni mu-gets-ki uan yej-ki ta-ten-tapúa, kan-né yan-tuya ne i sin, kuaguni i-ten-tapú-k. Kuak g-ida-k, ga kumuni ne kalij-tik. (130) Uan kuak náka-k yaja ta-chía tei-né, kuaguni ual-gis-ket ne chapulin-tal ijpak. Kuaguni tamíket gí-kua-t uan yaj-ket tik kuj-tan, yaj-ket tapixúuat. (131) Uan kan tagatí-ket uni, pej-ki patani. Kuaguni así-ket kan ni chan gatka ne tágat. (132) Uan yasi-ket ne i síuau ne tágat uan muchi i piláuan, gin-kuaj-ket muchi, ne te nan uan muchi i piláuan. (133) Kuaguni iná-ket ne seki taj-tagá-met uan ne siuát-ket iná-ket: “inté ti-k-túga-t: ma-yu-techkua-gan nusan témet, ken uni gin-kuaj-ket”. (134) “I-ga uni tetegíat mu-chiu-ket uan ni in nan. Uan su ti-gen-cha-t, ueli-t ti-panu-t ken yémet!”. (135) Kan-né paláni-k nin yujumíu, nekan tagat-ki se kuilín-tal; yaja gi-kua-gátka ne taj-tatuk kenaya ken ne chapulín-tal. (136) Yaga g-idá-ket, ga inté gi-kua muchi: ma-gi-guiga-gan se pepéch-tik, gana, mal tepéuit, inté ta-kua-t. (137) Kan-né yáuit tá-kua-t, gi-pía-ta kan yejémet, gi-máti-t, kan némi-t ne kenaya ken ne tágat, kan-né péjki nemi ini chapulin. (138) Traducción poética 1.

Había una anciana que tenía un hijo a quien amaba con ternura. Lo amaba como su primogénito y, al crecer, lo casó, sólo para que se marchara de casa con su esposa. (123) Comenzaron a trabajar sembrando milpas. Al advertirlo, poseía varias tareas de tierra. Entonces su madre comenzó a visitarlo, mientras él comía maíz sin obsequiarle nada. (124) A su mujer le dijo. “Al venir esa anciana, no hay que darle nada. Al llegar el momento de comer, escondes la comida sino ella va a desearla también. No le darás nada. (125) Luego volvió en el momento en que la esposa iba a colocarle al hijo lo que solía comer. A ello replicó. “Ahí viene la anciana”. (126) De inmediato la mujer escondió los alimentos e incitó a los perros contra la anciana. (127) Desconsolada la anciana se marchó. (128) Entonces sacó la esposa lo que iba a comer y el marido comenzó a almorzar. Al terminar, tomó un descanso. (129) 2. Al levantarse, fue a abrir el granero donde guardaba el maíz. Al abrirlo notó que algo se alborotaba adentro. (130) Y al quedarse mirando lo que ahí había, salió un enjambre de chapulines encima de él, los cuales se lo comieron enteramente y fueron a refugiarse al bosque. Ahí pusieron huevos y se reprodujeron. (131) Al nacer comenzaron a volar y llegaron al sitio donde se hallaba la casa del esposo. (132) Encontraron a la mujer y a todos los niños a quienes se comieron sin piedad. (133) Sorprendidos, los demás hombres y mujeres aseguraron. “No los enterremos. También a nosotros nos comerían como ya se comieron a éstos”. (134) “Pecaron tanto contra su madre. Si los enterramos, es posible que a nosotros nos suceda lo mismo que a ellos”. (135) Al podrirse los huesos, nació un enjambre de gusanos. Este insecto es el que se comía la siembra a semejanza del chapulín. (136) Por esta razón observaron que no comían de cualquier alimento. Sólo arrasaban con las milpas. Si se esparcían en grupo por otro sitio, no probaban comida. (137) Comían en el sitio al cual se dirigían. No les faltaba lugar qué visitar. Reconocían los poblados que habitaban los humanos y sus semejantes. De ahí provenía el chapulín en cuestión desde su origen. (138) Traducción lingüística-literal Existencial-pretérito una anciana, lo-tener-pretérito un su niño compañía lo-amarparticipio/perfectivo, lo-desear-pretérito artículo/demostrativo razón único. Compañía cuando grande-causativo-pretérito, lo-encontrar-causativo-pretérito; compañía ir-pretérito compañía artículo/demostrativo su mujer. (123) Compañía comenzar/iniciarse-pretérito/plural trabajan, lo/a-siembran reduplicaciónsiembra-milpa. Compañía cuando lo-saber-pretérito él/ella/esto, razón lo-tiene cómo irparticipio/perfectivo-tarea, luego/entonces comenzar/iniciar-pretérito/plural, cuandoartículo/demostrativo llega lo-come artículo/demostrativo maíz, no lo/le-da. (124) Lo-decir-pretérito: “cuando viene esa anciana, no existencial razón tú-lo/e-das nada: cuando viene momento voy-yo-algo-como, tú-la-escondes, —va-lo-desea también, ¡compañía no túlo/e-dar-futuro artículo/demostrativo nada!”. (125)

Luego/entonces reflexivo-volver-pretérito llega momento va-lo-sentar-durativo quéartículo/demostrativo va-lo-come-durativo. Luego/entonces contar/relatar-pretérito: “¡artículo/demostrativo viene artículo/demostrativo anciana!”. (126) Luego/entonces artículo/demostrativo mujer de-inmediato lo/a-esconder-pretérito quéartículo/demostrativo va-durativo lo-come. Compañía beneficio va de-inmediato, lo(a)sentar/asignar-aplicativo-pretérito artículo/demostrativo reduplicación-perro compañía lo-azuzar/instigar/perro-picar-causativo-pretérito. (127) Luego/entonces ir-pretérito artículo/demostrativo anciana-diminutivo. (128) Luego/entonces lo-salir-causativo-pretérito artículo/demostrativo su mujer artículo/demostrativo qué va-lo-come; luego/entonces comenzar/iniciarse-pretérito/plural algo-come. Compañía cuando/donde terminar-pretérito algo-come reflexivo-descansarpretérito poco. (129) 2. Luego/entonces reflexivo-levantar-pretérito compañía ir-pretérito algo-boca/orilla-abrir, donde/cuando-artículo/demostrativo guardar-pluscuamperfecto/durativo artículo/demostrativo su maíz, luego/entonces boca/orilla-abrir-pretérito. Cuando lo-verpretérito, razón alborota artículo/demostrativo casa-adentro. (130) Compañía cuando quedar-pretérito él/ella/esto algo-mira qué-artículo/demostrativo, luego/entonces hacia/aquí-salir-pretérito/plural chapulín-enjambre encima. Luego/entonces terminar-pretérito/plural lo-comen compañía ir-pretérito/plural de/en árbol-locativo, ir-pretérito/plural algo-ponen/huevos-multiplican. (131) Compañía cuando nacer-pretérito/plural esto, comenzar/iniciarse-pretérito/plural vuelan. Luego/entonces llegar-pretérito/plural donde/cuando artículo/demostrativo casa durativo artículo/demostrativo hombre. (132) Compañía encontrar/llegar-pretérito/plural artículo/demostrativo su mujer artículo/demostrativo hombre compañía todo su niños, los-comer-pretérito/plural todo, artículo/demostrativo posesivo-indefinido madre compañía todo su niños. (133) Luego/entonces contar/relatar-pretérito/plural artículo/demostrativo otro reduplicaciónhombre-plural compañía artículo/demostrativo mujer-plural contar/relatar-pretérito/plural: “no nosotros-lo-enterramos; exhortativo-va-nos-comen también nosotros, cómo éstos loscomer-pretérito/plural”. (134) “Es-su-razón esto demasiado reflexivo-pecar/entenderse-pretérito/plural compañía artículo/demostrativo su madre. Compañía si nosotros-los-hacemos/ejecutamos, ¡posible nosotros-pasamos/ocurrimos igual ellos!”. (135) Cuando-artículo/demostrativo podrir-pretérito sus huesos, nacer-pretérito un gusanoenjambre; él/ella/esto lo-comer-repetitivo artículo/demostrativo siembra como/igual cómo artículo/demostrativo chapulín-enjambre. (136)

Es-su-razón lo-ver-pretérito/plural, razón no lo-come todo: exhortativo-lo-llevar/arrastrarplural un tapar-participio/perfectivo, otro-lugar, revuelve/menea esparcen, no algo-comen. (137) Cuando/donde-artículo-demostrativo van algo-comen, lo-tienen cuando/donde ellos, losaben, cuando/donde existencial artículo/demostrativo igual cómo artículo/demostrativo hombre, cuando/donde-artículo/demostrativo comienza existencial este chapulín. (138) Notas a renglón número (123) Tasújtak, participio/perfectivo de tasutah, “amar”, Campbell, 1985: 467. Sechin, “único”, Campbell, 1985: 417. (124) Ijtuk, iixku, “tarea, medida de tierra”, Campbell, 1985: 361. (125) Inaya, iinaya, “esconder”, Campbell, 1985: 231. (127) Pelu-kual, quizás de pelu, “perro” y kwaluu, “picar”, Campbel, 1985: 314, esto es, picar a los perros, incitarlos contra la anciana madre. (129) Mu-seui, mu-seewi, “descansar”, Campbell, 1985: 423. (130) Tentapúa, ten, “boca, orilla” y tapuwa, “abrir”, Campbell, 1985: 466 y 491. Yan-tuya, aana, “recoger” y tu-ya, “pluscuamperfecto”, Campbell, 1985: 164 y 70. Kumuni, kuumuuni, “alborotarse”, Campbell, 1985: 293. (131) Chapulin-tal, derivado de –taal, “tierra” se traduce como “lugar de”, es decir, “salió el lugar-de/enjambre-de chapulines”, Campbell, 1985: 48. Tapixúua, tapixua, “poner huevos”, Campbell, 1985: 465. (137) Pepechtik, náhuatl pepechoa, “tapar, cerrar un agujero”, Rémi Siméon, 1977: 378. Acaso la secuencia “mal tepeuit” se preste a un doble sentido, ya que mal puede remitir a un préstamo español, al igual que a un verbo náhuat, maliina, “torcer”, Campbell, 1985: 333, como también “girar, menear”. Utopía náhuat Compartir - Cuidar Rafael Lara-Martínez Tecnológico de Nuevo México [email protected] Desde Comala siempre… Quienes controlan el flujo de aguas, los Tepehuas, gobiernan la reproducción vegetal. Hay que recordar Su acción primordial, la cual se reitera en los renglones tres a cinco (3-5) del texto transcrito al final. Las Deidades abren los recintos ocultos de las montañas para

extraer el maíz y otorgárselo a los humanos. Por dirigir las aguas y repartir los granos, a estas Divinidades Les pertenece la vegetación entera de la tierra. “Ellos todo lo tienen”. Lo tangible y mundano resulta ser una simple copia degradada de lo inteligible y divino. Así, el fuego terrestre que consume energía —cuya leña acaba en ceniza y se extingue— donde habitan los Tepehuas “no se ve cómo sale, sólo un leño les basta”. El fuego Tepehuano sería inextinguible y casi sin combustión. Esta entrega del don agrícola cardinal engendra un imperativo categórico. Si lluvias y maíz los produce el quehacer de los Tepehuas, quienes reciban el obsequio poseen a su vez la obligación de mantener viva esa circulación de bienes. El agua y el grano serían dones que más allá de toda acumulación privada deben compartirse. Existiría una utopía social la cual vincula la ofrenda Divina primordial y el intercambio humano presente. “Compartes con alguien si tienes un poco de maíz”. Esta consigna deriva de un principio de observancia y otro de convivencia. Los Tepehuas vigilan el proceder humano. “Observan lo que hacemos”. Si se viola el precepto de “dar el valor de su maíz” —de ofrecerle un mínimo necesario para la subsistencia a quien “no tiene”— la siembra “desaparece”. El principio de observancia expresa la omnisciencia de los Tepehuas sobre la obligación de compartir la dádiva que extraen de la montaña y entregan sin más condición que un ritual de desagravio. Así se funda una cultura agraria basada en el intercambio. A nivel de la convivencia, se establece una correspondencia absoluta entre el maíz y lo humano. Ambos se caracterizan por poseer un potencial anímico semejante. “Todo está vivo/acorazonado (yúl-tuk)”, con alma. Además, si todo lo que “se siembra/entierra (mutuga)” pertenece, “es beneficio de (im-pal)” los Tepehuas, la capacidad reproductiva proviene de un hálito vital común a lo existente. De tal suerte, la mazorca y sus derivados deben tratarse con la misma deferencia que se le depara a una persona. El derecho humano por el respeto hacia la integridad física de lo ajeno se extiende al mundo vegetal y, en particular, al maíz. Como “todos éstos están vivos/acorazonados (yúl-tuk)”, “patear granos es igual” que golpear seres humanos. Entre los miembros de la comunidad se comparte no sólo un bien económico; se reparte y concede a cada miembro un principio energético que sustenta su existencia. La extracción del maíz y su reparto conllevan el imperativo categórico de continuar su circulación dentro de la sociedad que lo recibe. El don Divino contiene el precepto de compartir los bienes terrenales —los recursos naturales que provienen de ese obsequio— con los semejantes, hasta asegurarles un mínimo vital de subsistencia. Su violación constituye una amenaza a la procreación infinita de lo viviente (yúl-tuk). La infracción contra el precepto de reciprocidad provoca la peste, la crisis. La ofrenda que los Dioses prodigan a la humanidad acarrea una segunda obligación. Hay que reconocer en el maíz —arquetipo de lo vegetal y vivo— un centro anímico similar al del humano. Ambos preceptos identifican posturas políticas de gran actualidad. Si por cooperación el reparto funda un socialismo utópico, el reconocimiento de un alma de las cosas inaugura un ecologismo radical. A la reciprocidad se añade un mandato de cuidado o

“cura (Sorge)” del mundo por el centro energético que lo anima. A los mortales los textos les dictaminan respetar el alma de las cosas y el cuidado de todo lo terrestre. Los Señores de las frutas Texto náhuat Yaga muchi tei-né mu-tuga ím-pal nusan ne tepeua: ini sinti muchi ne tei-né tepeua. (0) Yega yémet nusan taj-pía-t muchi tei ne ti-k-tuga-t tejémet. (1) Muchi tei ne ti-k-túga-t, muchi yúl-tuk. Ini ga yémet pej-tik ti-k-pía-t, yémet tech-ma-túuit ini sij-sinti. (2) Yémet gi-tapuj-ket ne tépet, kan yémet g-ix-tij-ket ni sinti, ini tepeua! Ijkiuni, ga ti-k-pía-t axan ini sinti. (3) Ijkuini, ga pej-ki tapikipíni-k: uan gi-tikuinij-ket ne tépet uan gi-tsayan-ket ne tépet, —ne nemi ne, ga pejki takipíni-k, taja ne astasan takipini. (4) Uan mu-gagi, kan-né uetsi ni in machi. Uan g-ix-tix-ket ni sinti. (5) Yega inté ueli ti-g-ida, ga taj-taksa-t ijpak chiupi tauíal: ini muchi yul-tuk! Iga ini kenaya ken taksa-skía-t pal se nigan taltikpak. (6) Yémet muchi tech-ix-peluía-t tei-né ti-k-chíua-t. Yega nigan ueli ti-te-má, su ti-k-pía chiupi mu sin. (7) Uan asi se, ga ti-g-ida, taja, ga inté gi-pía, ueli ti-k-má ankakeski i sin, pal yémet mets-ída-t. (8) Ijkuini ueli mu-chíua yek tei-né taja ti-k-tuga. Tei ne inté te-ma-t tei-né gi-pía-t, — ti-ida-s: kuak yu-mu-kuépa-t ta-túga-t, muchi ueli pulíui! Uan tei-né te-má-t, kuak gi-pía-t, tei-né gipía-t. (9) Traducción poética Todo sustancia que se siembra y entierra pertenece a los Tepehuas, como este maíz también es Suyo. (0) Cuidan lo que sembramos y enterramos. (1) Lo que sembramos y enterramos, todo posee un espíritu tan vivo que por ello compartimos nuestra herencia. Ellos nos han prodigado este maíz. (2) Nadie más que Ellos Mismos abrieron el cerro al sacar el maíz. ¡Así obran los Tepehuas! Y por Ellos poseemos ahora nuestro sustento, el maíz. (3) Hicieron que tronaran los cerros. Rajaron los cerros y se inició el relámpago que ahora observamos en los cielos. (4) Si truena y relampaguea, es por el eco que produce Su cuchillo de pedernal. (5)

Esta constante labor Divina explica que no sea posible patear el más insignificante grano de maíz. Al igual que todo lo viviente, que todo lo existente, posee un espíritu vivo. Golpearlo semejaría a agredir a un ser humano. (6) Los Tepehuas nos vigilan siempre. Observan lo que realizamos, de manera que existe el imperativo categórico de compartir con el prójimo el maíz. (7) Si se acerca una persona desposeída, hay que compartir con ella una fracción del maíz que nos es propio. Ellos lo observan. (8) Sólo de esta manera se cumple a la perfección la siembra. Quienes no comparten lo que poseen —anotarás— desaparece el quehacer mismo de su cultivo. La bondad se encarna en quienes comparten cuanta cosa poseen. (9) Traducción lingüística-literal Es-su-razón todo qué-artículo/demostrativo reflexivo-siembra/entierra su-beneficio: este maíz todo artículo/demostrativo qué-artículo/demostrativo Tepehuas. (0) Es-su-razón ellos también cuidan todo qué artículo/demostrativo nosotros-losembramos/enterramos nosotros. (1) Todo qué artículo/demostrativo nosotros-lo-sembramos/enterramos, todo corazónparticipio/perfectivo. Esta razón ellos empezar/iniciar-participio/perfectivo nosotros-lotenemos, ellos nos-dar-perfecto este reduplicación-maíz. (2) Ellos la-abrir-pretérito-plural artículo/demostrativo cerro/montaña, cuando/donde ellos losalir-causativo-pretérito-plural artículo/demostrativo maíz, ¡estos Tepehuas! Así-es, razón nosotros-lo-tenemos ahora este maíz. (3) Así-es, razón comenzar/iniciarse-pretérito relampagueó: compañía lo-tronar-pretérito/plural compañía lo-rajar-pretérito/plural artículo/demostrativo montaña/cerro, — artículo/demostrativo existencial artículo/demostrativo, razón comenzar/iniciarse-pretérito relampaguear-pretérito, tú artículo/demostrativo ahora relampaguea. (4) Compañía reflexivo-oye/escucha, cuando-artículo/demostrativo cae artículo/demostrativo su(s) machete/pedernal. Compañía lo-salir-causativo-pretérito/plural artículo/demostrativo maíz. (5) (Es)-su-razón no (es)-posible tú-lo-ves, razón reduplicación-patean sobre poco grano-maíz: ¡esto todo corazón-participio/perfectivo! Su-razón esto igual cuando patear-condicional (es)-beneficio uno aquí mundo. (6) Ellos todos nos-ojo-abren/vigilan/observan qué-artículo/demostrativo nosotros-lohacemos. (Es)-su-razón aquí (es)-posible tú-le/humano-das, si tú-lo-tienes poco tu maíz. (7) Compañía viene uno, razón tú-lo-ves, tú, razón no lo-tiene, (es)-posible tú-lo-das varios/cuánto/vale su maíz, (es)-beneficio ellos te-ven. (8)

Así-es (es)-posible reflexivo-hace bien qué-artículo/demostrativo tú tú-lo-siembras. Qué artículo/demostrativo no le/humano-dan qué-artículo/demostrativo lo-tienen, — tú-verfuturo, cuando/mientras va-reflexivo-vuelven algo-siembran, ¡todo (es)-posible desaparece! Compañía qué-artículo/demostrativo le/humano-dan, cuando/mientras lo-tienen, quéartículo/demostrativo lo-tienen. (9) Notas a renglón número (0) Dada la sinonimia entre sembrar y enterrar, plantas y difuntos pertenecen a los Tepehuas. (1) Si tuga/tuka ofrece una sinonimia entre “sembrar” y “enterrar” (Campbell, 1985: 513; náhuatl tooca con igual sinonimia), acaso la implicación “todo lo que sembramos, está vivo (acorazonado)/todo lo que sembramos, tiene corazón”, significa también “todo lo que enterramos, está acorazonado”. Por tanto, los difuntos conservan un hálito vital. Esta sospecha la confirman la permanencia de los huesos como hálito vital, así como la morada subterránea de la serpiente en el texto VIII. Más aún, habría que investigar si los náhuat de El Salvador guardan una connotación sexual para la palabra tuga —toka en la sierra norte de Puebla, México (Taggart, Nahuat Myth and Social Structure, 1983: 59)— según la cual la “vagina de la mujer es la milpa del esposo, y se refieren al vello púbico de la mujer como plantas que crecen en la milpa” (3) Gi-tapuj-ket, tapuwa, “abrir”, Campbell, 1985: 466. El episodio de la abertura de la montaña se narra en el capítulo II. IV. (4) Ixkuini, kiunih, “así (es)”, de ki(ya), “así” y uni, “eso”, Campbell, 1985: 380. Takipini(j), takipiini, “relampaguear”, Campbell, 1985: 444. Tikuini, Tikwiini, “tronar”, Campbell, 1985: 506. Tsayan, tsayaana, “romper, rajar”, Campbell, 1985: 526. (5) Gagi, kaki, “oír, escuchar”, Campbell, 1985: 263. Uetsi, wetsi, “caerse”, Campbell, 1985: 566 (6) Táksat, taksa, “patear”, de ta-, “objeto indefinido fosilizado”, e (i)kxi, “pie”, Campbell, 1985: 444. (7) Ixpeluía, iixpeelua, “abrir más”, de iix, “ojo”, y peelua, “abrir”, Campbell, 247. (8) Ankakeski, anka keeski, “¿cuánto vale?”, de anka, “quizás, así”, y keeski, “cuánto”, Campbell, 1985: 165 y 278. (9) Pulíui, puliwi, “perderse, desaparecerse”, Campbell, 1985: 401.

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