Poder y sujeto popular.doc

May 22, 2017 | Autor: Hector Mendez | Categoria: Translation, Traduction
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Poder y sujeto popular. Algunas enseñanzas de las experiencias
latinoamericanas.





Buenos días a todos. Quisiera antes que nada agradecer a los organizadores
de este seminario por su invitación y a todos ustedes por su presencia.


En esta conferencia voy a tratar de desarrollar de forma forzosamente
sucinta las ideas del poder popular, la única corriente que encara
seriamente hoy en día en América latina el problema de la transformación
social anticapitalista y socialista.





Debo comenzar sin embargo por decir aun cuando pueda decepcionarlos que esa
corriente no pretende ser como ha sido en general el caso con las
corrientes revolucionarias del pasado, una teoría completa de la
transformación social. El poder popular se presenta más bien como un
conjunto de ideas de carácter estratégico, desarrolladas a partir de
múltiples experiencias militantes de las fuerzas populares y animada por
una convicción principal. Para el poder popular la construcción de una
sociedad diferente de la sociedad capitalista, una social socialista o
comunista no es exclusivamente una cuestión de propiedad de los medios
producción ni de expropiación de las antiguas clases dirigentes sino el
resultado de un cambio completo de las relaciones entre los hombres,
cambios económicos sin duda, pero también sociales políticos y sobre todo
culturales. Un tipo de proyecto como éste que se puede calificar de un
tópico es sin duda un proyecto largo plazo en el cual los problemas
propiamente políticos, tomando el término político en el sentido de
política del estado, ocupan un lugar subordinado.





Esta visión del rol de la política va forzosamente contra la estrategia
tradicional de las fuerzas revolucionarias anticapitalistas desde el siglo
XIX, una estrategia cuyo objetivo era tomar el poder político del estado
para utilizarlo como herramienta para la transformación social en beneficio
de las clases desposeídas. Las teorías del poder popular consideran al
contrario que la transformación social pasa por la creación en el seno
mismo de la acción de transformación de un nuevo sujeto social, el pueblo,
que ese auto organiza y que construye su propio poder. Ese poder social del
pueblo está presente en las organizaciones sociales que el mismo construye.
Las organizaciones populares son la base innecesaria sobre la cual se
construyan luego los instrumentos de intervención política capaces de
garantizar al pueblo su poder y el control democrático del estado.


El poder popular nos pida por consiguiente a la dominación su objetivo es
de desarrollar, a través de nuevas instituciones, el ejercicio democrático
de la autoridad y la construcción de sujetos autónomos. Para ello sus
acciones principales buscan la construcción del espacio donde el poder de
las instituciones de la sociedad capitalista no pueda ejercerse y que sean
capaces de contrarrestar la acción de los aparatos ideológicos destinados a
producir los sujetos del sistema. Para la realización de ese objetivo el
poder popular consideran necesaria la construcción de una contracultura
diferente y opuesta a la cultura dominante.


En su confrontación con el poder institucional de las clases dominantes su
objetivo es establecer en primer lugar una relación de fuerzas tal que
permita al pueblo contrarrestar las acciones y las decisiones de los grupos
dominantes que le impiden la construcción de su proyecto. Sin embargo la
vocación de ser relaciones de fuerza es a largo plazo de transformar su
proyecto en hegemónico en el seno de la sociedad.


Pero su objetivo final (que podríamos llamar su utopía es C. comprende
fácilmente, desde pasar todas las relaciones asimétricas de dominación en
la medida que y aun cuando pueda parecer tautológico el único poder que
puede liberar es el poder de los oprimidos. Un tal poder no pueda algo
tener como objetivo cambiar el titular de la opresión sino proponer se de
reconquistar el mundo como su propio mundo con la convicción absoluta que
ese objetivo no puede alcanzarse con los medios de la dominación. Por lo
tanto toda idea similar a la dictadura del proletariado debe ser excluida.


Para establecer esas nuevas relaciones de fuerza el poder popular cuenta
con la movilización democrática un largo campo popular, capaz de desalojar
las clases explotadoras de las posiciones de poder que ellas ocupan, en
particular en el seno del estado. Así, aun cuando el control del estado no
es su objetivo principal, le permite disponer del seguro institucional,
legal, administrativo, y represivo necesario para consolidar la nueva
situación, garantizar una relativa irreversibilidad y oponerse a toda
tentativa violenta de restauración. El poder popular es consciente en
efecto que la garantía última y fundamental es el nuevo poder es al
desarrollo de bases de un nuevo orden económico político y social que
termine con la sociedad presente, socializando la economía, la política y
la cultura. La meta de ese largo y contradictorio proceso es la creación de
una sociedad sin clases y sin estado.


No tengo por supuesto ninguna pretensión de exponerles las múltiples
facetas de esta estrategia. Me gustaría entonces que consideraran mi
intervención, una simple introducción al poder popular a propósito del cual
podías desarrollar, de forma sumamente esquemática tres aspectos que me
parecen importantes:


En primer lugar una rápida revista de las experiencias latinoamericanas más
importantes que se encuentran en el origen de las reflexiones sobre el
poder popular.


A continuación me gustaría tratar algunos problemas teóricos que plantea
esta idea de poder social y de su construcción para finalmente intentar una
primera aproximación al sujeto de ese poder, es decir el pueblo.


1


Cuando se abordan las experiencias que se encuentran en el origen de las
reflexiones sobre el poder popular sorprende la paradoja extraña de la
situación actual en América latina, mayoritariamente gobernada hoy por
fuerzas hostiles al neoliberalismo, en un continente que fue el primer
laboratorio a gran escala de aplicación de las políticas neoliberales y de
la interdicción y destrucción de los partidos políticos de izquierda a
través de la eliminación física de sus militantes. Sin embargo, la paradoja
es aparente: los dos fenómenos están ligados. Para imponer las políticas de
austeridad neoliberales la destrucción de las organizaciones de izquierda,
de fuerza considerable en la época en América latina, era una exigencia
insoslayable. Esa fue la tarea que cumplieron las dictaduras militares, que
en los años 70 se instalaron prácticamente en todo el continente.


Sin embargo es fácil constatar hoy, que apenas dos decenios de aplicación
de las políticas neoliberales, los años 80 y 90, fueron suficientes para
que los pueblos contestaran violentamente los resultados de esas políticas:
sobreexplotación, pérdida de derechos sociales, precarización, exclusión de
largos sectores sociales, opresión política y cultural, corrupción,
degradación de la dignidad de grandes sectores sociales apenas mantenidos
en los límites de la sobrevivencia y sometidos a una política de asistencia
y de control social, criminalización y persecución judicial de la miseria,
todo eso acompañado del saqueo y la devastación del medio natural
contaminado por el agrobusiness y las industrias extractivas.


Sin embargo esta situación económica catastrófica para las masas populares
no hubiera sido suficiente para hacerla sin la conjunción de otro fenómeno
político, provocado por la interdicción y la feroz represión de la
dictadura militares hacia los partidos de izquierda. Esta interdicción
trajo mecánicamente la dispersión de sus militantes obligados a continuar
la lucha en el seno de las organizaciones sociales aún legales. Eso
militantes aportando a esas organizaciones su experiencia política,
adquirieron al mismo tiempo, en la resistencia, una perspectiva diferente
sobre las vías de la transformación social. Fue este doble fenómeno
socioeconómico y político el que propulso a la escena política los grandes
actores del comienzo de siglo en América Latina, los movimientos sociales
populares, actores cuyas tentativas de construir un nuevo poder popular,
explican el desarrollo teórico de esta concepción de la transformación
social.


Luego del período de resistencia a las dictaduras militares que sumó
rendimientos se convirtieron rápidamente en los actores de verdaderas
insurrecciones populares contra el personal político que continuaba
aplicando las mismas medidas autoritarias. Por todos lados, en Venezuela,
Ecuador, Bolivia, en Argentina, presidentes electos democráticamente fueron
derrotados en las elecciones u obligados a abandonar el poder y mismo en
ciertos casos como fue en Argentina en 2001, obligados a huir para salvar
su vida.


Sin duda esos nuevos movimientos populares han desarrollado políticas muy
heterogéneas. A veces como es el caso de los zapatistas en México se
proponen explícitamente, según la fórmula popularizada por Uruguay, de
cambiar el mundo sin tomar el poder, a veces, como en Bolivia, al contrario
participan explícitamente en el poder. A pesar de ser diferencias podemos
decir que el aumento de su potencia es el signo de un cambio de época en el
continente en particular cuando a partir del comienzo de siglo las fuerzas
populares pasan de una lógica de defensa de sus derechos contestadas por el
neoliberalismo a una actitud de proposición y de reivindicación
desembocando en una perspectiva de transformación global.


A pesar de sus diferencias, el rasgo común de todos esos movimientos ha
sido no solamente la lucha contra políticas neoliberales sino también
contra la expresión ideológica de esa corriente, el pensamiento único. En
América Latina, aquí es corriente, los medios de izquierda, la denuncia del
pensamiento único como una ideología hegemónica que pretende ser la única
interpretación válida del pasado, del presente y es lo que es posible para
el futuro. Esta forma de pensar, que justifican la inutilidad de la acción
política no es un simple discurso sino la expresión de una realidad del
capitalismo contemporáneo. Hoy en día las decisiones que definen las
orientaciones sociales y económicas se toma realmente fuera de los espacios
estatales y democráticos. Esas decisiones son determinadas en realidad por
las fuerzas que operan en los mercados.


Consecuencia de esta situación, los políticos no son más los mediadores de
la voluntad popular sino de la voluntad de los mercados que ellos se
encargan de imponerla a los individuos aislados que constituyan si lo que
se supone la ciudadanía. Como consecuencia la acción del estado pierde
legitimidad en la medida en que se muestra incapaz de gobernar una economía
completamente naturalizada, regida por sus propias leyes intocables y trae
como consecuencia la decepción ante toda tentativa de acción colectiva. Ese
fenómeno la razón profunda de la alienación y la resignación de las masas
sobre las posibilidades de modificar, a partir de las prácticas políticas,
condiciones de vida de la sociedad.


Pero al mismo tiempo el ejemplo de América latina lo prueba, este
alejamiento o obligado de la política puede ser una chance para construir y
desarrollar proposiciones y prácticas contestatarias. No es forzosamente
negativo que para escapar a su subordinación a la política estatal, las
clases populares abandonen una visión del mundo que les impone una
integración falsa que no es ni real ni plena en la sociedad capitalista.
Alejada de la política tradicional de clases populares pueden comprender
que el orden político formal, les condena a la situación subalterna, no es
coyuntural sino constitutivo. Esta constatación puede ser una motivación
suplementaria para contestarlo.


Este es el fenómeno que se produce en América Latina a partir de los años
90 cuando las fuerzas populares comprenden que la difusión del pensamiento
único no es más que el resultado de una correlación de fuerzas sociales y
históricas desfavorables. Consecuencia lógica de esta constatación esa
fuerzas comprenden que hay que cambiar la relación de fuerzas pero también
que mientras tanto hay que sobrevivir y sobre todo mostrar qué formas
alternativas de vida son no solamente deseables sino también viables.


Al mismo tiempo esa fuerzas sociales han comprendido que las grandes
teorías globales de la transformación social eran una realidad obsoleta.
Esta vía propia del siglo XIX estaba definitivamente cerrada. La
complejidad y el volumen de las sociedades modernas así que la comprensión
del conjunto de la sociedad y de las vías para su transformación sea,
definitivamente, un problema de las masas, de su praxis y de la reflexión
sobre su propia experiencia. Es este doble alejamiento, de la política y de
las ideas revolucionarias del pasado que marcó profundamente los
movimientos sociales radicales en América latina.


Pienso que es necesario, más allá de estas ideas generales sobre el
desarrollo político del continente, una visión un poco más concreta sobre
la composición de los movimientos sociales populares radicales en América
Latina.


Antes que nada es necesario combatir la tendencia, sumamente eurocentrista,
de acentuar su carácter folclórico. En Europa se considera a menudo, a
partir de la acción de los zapatistas o del éxito del proceso boliviano que
se trata esencialmente de movimientos indígenas. Pensamos que es necesario
disipar esa idea falsa, muy extendida, que explica la situación de América
Latina por la especificidad de esos sectores sociales. Sin duda los
movimientos indígenas son antiguos y importantes en ciertos países pero,
las antiguas tradiciones de resistencia de movimientos indígenas, que viene
sin duda de la época de la colonización, son movilizadas hoy en día deforma
y sobre bases muy diferentes, cuando las políticas neoliberales se atacan a
sus tierras y a su costumbres ancestrales.


Sin duda las tradiciones indígenas van a aportar algunas especificidades
que son para el movimiento popular ideas nuevas. Por ejemplo la idea que
las diferencias en el seno del pueblo no son como se cree habitualmente una
debilidad sino una fuerza, o la idea que la lucha por la tierra no es la
lucha por una reforma agraria destinada a crear nuevos propietarios
privados sino el reconocimiento de la tierra como raíz y fundamento de la
existencia, Pacha Mama, como la llaman los pueblos originarios. No hay sin
embargo que exagerar esas características aparentemente exóticas. Los
movimientos indígenas son a pesar de todo, como lo prueba el caso del
zapatismo movimientos nacionales completamente modernos no demasiado
diferente salvo por las características que acabamos de mencionar de
movimientos nacionalistas que se manifiestan hoy en día aún mismo en
Europa. Ellos también reivindican su cultura, su lengua y la posibilidad de
existir en un estado multinacional. La única diferencia comparada con los
nacionalismos europeos, que es una diferencia común a todos los movimientos
populares en América latina, es que los movimientos nacionales indígenas
son tan compuestos casi exclusivamente por las clases históricamente
subordinadas.


Por su parte el movimiento de los paisanos sin tierra, una vieja realidad
en América latina, ha sido afectado tan profundamente por la globalización
que se puede decir que se trata de un nuevo movimiento. De más en más se
trata de pequeños y medianos agricultores marginalizado por las grandes
multinacionales de la agro industria de exportación (madera, frutas y
cereales esencialmente), y más recientemente por la explotación petrolera,
de gas o la explotación minera a cielo abierto. Esos paisanos privados de
tierras o cuyas tierras se han vuelto estériles, rechaza su explotación
inconsiderada y reivindican la propiedad comunal. Se convierten así en
animadores importantes en las luchas ecológicas.


También se encuentran, en América Latina como en todas partes del mundo,
los llamados nuevos movimientos sociales, ecologistas, feministas, de
derechos humanos, la democracia, etc. Es común en Europa para explicar su
aparición mediante el bloqueo de las vías política partidista. Sin embargo,
como se ha explicado por C. Offe, es más apropiado a verlos como "efectos
secundarios negativos de la racionalidad económica y política a efectos de
fuerza que son más concentrado y específico para una clase, sino que se
dispersa en lugar en tiempo y espacio, por lo que afectan a casi todos los
miembros de la sociedad ".


Huelga decir que este qu'Offe llamada racionalidad económica vigente no es
más que el resultado de las políticas neoliberales. Estas políticas
desplazan sistemáticamente los conflictos y sus costos socioeconómicos a
los actores fuera de su núcleo capitalista y por lo tanto afectan a toda la
sociedad. Al hacerlo, acentúan la naturaleza catastrófica de la evolución
del sistema y están cambiando los temas y preocupaciones de los nuevos
movimientos sociales. Para ellos, es cada vez más claro hoy que los
estándares mínimos de vida aceptable se ven amenazados por la lógica de la
racionalidad capitalista y la incapacidad de las instituciones para hacer
frente a las fallas.


Este generalizados males del capitalismo que las protestas que se
desarrollaron en el pasado en el espacio de trabajo se desarrollan en tipo
territorial o sectorial de la práctica y la naturaleza del cambio de
reclamaciones. Las nuevas demandas relacionadas con la vivienda, la
alimentación, la ecología, los servicios públicos, los derechos humanos o
la recuperación de los valores tradicionales. La resistencia está bien
desarrollado en todos los campos donde los hombres se ven afectados por la
globalización capitalista neoliberal.


Por su parte, la drástica reducción de la intervención estatal en el
terreno económico y social disminuye el papel de los partidos políticos
establecidos, independientemente de su orientación. Estos partidos son cada
vez más incompetente para dar respuesta a cualquier problema en términos de
problema público o la comunidad. Nuevos movimientos sociales y aparecen
como la respuesta social a la ineficacia de la política. Pero no se
equivoquen, que son cada vez más cautelosos vis-à-vis el sistema político,
que no se prestan apolítica. Simplemente, su alcance es ahora el campo
político no institucional. En esta planta se niegan los códigos
establecidos como la izquierda / derecha, tender a borrar las distinciones
jerárquicas, como base / dirección, y tienen una preferencia por las formas
de acción que utilizan la presencia física de las personas, es decir
métodos de acción directa. De este modo, se desarrollan de una manera
especial de hacer política en la sociedad civil.


Estos nuevos movimientos sociales no son diferentes de los de América
Latina que conocemos en Europa. Ellos simplemente tienen una mayor
radicalismo al menos por dos razones. En primer lugar, ya que están
compuestos principalmente por la clase obrera y no por la clase media, sino
también, como ya hemos mencionado, debido a su creciente politización viene
de la derrota y casi desaparición de los partidos tradicionales de
izquierda .


Entre el más nuevo y más radical de estos nuevos movimientos sociales, hay,
por supuesto, los que nacieron al calor de las luchas contra las políticas
neoliberales, en particular, el movimiento de trabajadores desocupados y
las asambleas de vecinos. Si la injusticia y la pobreza extrema no son un
fenómeno nuevo en América Latina, a finales del siglo XX se empieza a
quedar claro que el destino de los trabajadores expulsados de su
requerimiento de salarios ya no era la de una reserva trabajo, sino a
engrosar la masa, lo más importante, las clases subordinadas excluidos del
trabajo formal y sus protecciones. Esta convicción, a la que se añade la
fuerte degradación de las clases trabajadoras y su consiguiente
empobrecimiento ha dado como resultado los movimientos de resistencia
específicos, que están creciendo en el 90 Ellos culminan con el movimiento
de diciembre 2001 Argentina y con los movimientos similares en Bolivia y
Ecuador.


Sin duda el más conocido de estos movimientos de trabajadores desempleados
es el movimiento "piqueteros" de Argentina cuyo nombre proviene de su arma
de lucha, los "piquetes", es decir, los caminos de corte y todo tipo de los
obstáculos para el movimiento. Desde 1996 Las piqueteros han obligado al
gobierno argentino para establecer un mecanismo ambigua para apoyar a los
desempleados, que disponía que, en contra de una pequeña subvención, los
participantes están obligados, a cambio, dar un poco de trabajo. Estos
planes han sido el instrumento preferido del gobierno para negociar con los
movimientos de elevación "piqueteros" cortar carreteras y contención, sino
por los piqueteros que trajeron sus medios de subsistencia.


A finales de los años 90, las organizaciones "piquetero" serán, además,
obtener el derecho de administrar estos planes, que les permitan orientar
beneficios contra-trabajo, requerido por el estado para trabajar en la
comunidad barrios. Ahora bien, estas organizaciones vecinales son muy
importantes para los "piqueteros". Los levantamientos populares de los
habitantes de un pueblo o barrio, las "puebladas" aumentar su capacidad de
negociación y son una garantía para ellos contra la represión. Gestión de
la ayuda también permite "piqueteros" para desarrollar experiencias de
autogestión, la construcción de economías de subsistencia y, a veces mejora
de los servicios públicos del barrio o el medio ambiente. Se da de forma
simultánea a los desempleados la oportunidad de encontrar un trabajo
autodirigido y así reafirmar su dignidad.


De esta manera, a pesar de la naturaleza territorial, constituirá una
verdadera identidad "piquetera" forjado a través de su historia que les dio
un nombre, una forma de acción y metas concretas: el trabajo decente en las
solicitudes de genéricos y la ley la administración directa de los planes
de asistencia. La operación de completar este régimen asamblea identidad.
Estas características hacen que mueve "piqueteros" un nuevo fenómeno que no
debe nada a la influencia de una matriz antigua comunidad de tal manera que
uno puede encontrar, por ejemplo, los movimientos indígenas.


Esta innovación es su principal interés en la perspectiva de la
emancipación no relacionado con una comunidad idealizada ni a una comunidad
histórica existente. El movimiento "piquetero" es una experiencia original
de la construcción de una nueva comunidad, una nueva forma de vida de la
comunidad y las nuevas formas de sociabilidad y de organización política y
económica. No es de extrañar, por tanto, para ver la difusión en todas las
empresas de América Latina sujetos a la austeridad neoliberal, este tipo de
organización y métodos de control.


Pero no idealizar. Para estas nuevas formas de organización de los
trabajadores desempleados tomar conciencia de su poder, siempre momentos
críticos específicos como en la Argentina en 2000, que se caracteriza por
la disminución de la ciudadanía social, la repentina desaparición de la
protección social, la recesión económica, el desempleo, la pobreza, vis-à-
vis la desconfianza de la posibilidad de una sociedad del bienestar y la
posterior descrédito del sistema político. Así que una situación que puede
ser descrito en términos más tradicionales como una situación
revolucionaria.


Como siempre en este tipo de situación, vemos un movimiento también
aparecen conjuntos más o menos espontáneas (como es el caso en Buenos
Aires) es un movimiento que, en parte, de nueva construcción, sino también
una repetición constante de cierta histórica que se encuentran en todas las
latitudes, los soviets, los consejos, los indignados españoles, Occupy Wall
Street y otra Primavera Árabe menos éxito.


Temas decepcionado en el sistema son la base del movimiento de asambleas,
un movimiento en torno a la idea de un ejercicio activo de la ciudadanía,
reclamando su participación en la vida social. Es a través de las reuniones
que la convergencia se produce a las clases medias con los movimientos
populares como los "piqueteros", que en otras circunstancias habrían sido
vistos como amenazas.


El corazón ideológico de las reuniones del movimiento set fue muy conocido,
"que se vayan todos". Este conjunto unificador expresa la convicción de
todos los participantes de que el sistema político ha alcanzado sus
límites. Al mismo tiempo, la composición heterogénea de estos conjuntos
permite un diálogo permanente entre las diferentes corrientes de opinión y
prácticas del campo popular. Así, contrariamente a la vanguardia practicada
por las organizaciones políticas revolucionarias, las reuniones son una
multitud de espacios autoorganizados donde los vecinos del distrito que
tratan de construir un proyecto colectivo y desarrollar una nueva
sociabilidad.


El problema del poder.


Hoy, después de una década de crecimiento, está claro, América Latina,
estos diferentes movimientos sociales que acabamos de mencionar se han
utilizado de manera diferente las nuevas condiciones políticas que han
causado. En algunos casos, Colombia, Perú, que perdió su avance y los
partidos de derecha han logrado permanecer en el lugar. En otros casos, los
más numerosos, Uruguay, Brasil Argentina de alguna manera, las tensiones
sociales que crearon fueron recuperados y se utiliza para propulsar al
poder de los partidos de izquierda. Esta es la ola de gobiernos
"progresistas" que abandonan parcialmente las políticas de austeridad y
tratar de mitigar los casos más graves de pobreza. Por último, en el caso
de Venezuela, Ecuador y Bolivia, la fuerza de las movilizaciones populares
impuso reformas constitucionales que consagran la participación popular en
el poder y allanan el camino para proceso genuino de poder popular. Para
estos países, la respuesta a minimalista post-democracia de la modernidad y
la apertura a la transformación social a través de las formas democráticas
de organización y participación de las personas en las decisiones que les
afectan, lo que refuerza la idea de Poder Popular: la transformación social
debe seguir cualquier medio consensuales y democráticos.


Es a partir de estas múltiples movimientos y experiencias políticas que los
sectores más radicales del movimiento popular han dado cuenta de que no hay
práctica revolucionaria realista no se puede construir sin el desarrollo de
cualquier forma de poder popular y que esto se debe poder construcción
tanto de la diversidad de las posiciones sociales de sus participantes que
en la unidad ambigua de la lucha cultural y colectiva lucha política.


Para estas corrientes se hizo cada vez más claro que ya que es cuando las
clases dominantes que dan forma a la sociedad, por lo que es necesario que
las clases subordinadas para construir una nueva sociedad. Así, la cuestión
de la acción política adecuada borrado desde la época de las dictaduras
militares, de vuelta en vigor cuando el movimiento popular tiene la
intención de pasar a la ofensiva. Desde principios de siglo, que tiene por
objeto garantizar la politización de amplias capas populares para organizar
el conflicto político y social, en definitiva, para construir unas sociales
power-contras puede proponer una alternativa a la tradicional política de
las clases dominantes.


Pero esta nueva estrategia popular llamado para una profunda revisión de
las viejas concepciones de poder, las concepciones dominantes en los días
en que el método revolucionario de movimiento, como el movimiento obrero,
necesariamente pasa a través de la toma del poder político del Estado . La
revisión comenzó por reconocer que el poder no es una sola realidad, pero
tiene múltiples dimensiones, que son los tres fundamentales, en la
terminología de Holloway: alimentación (relación de dominación), contra el
poder (que se expresa como el antagonismo) y ser capaz de hacer (y la
creación de capacidad colectiva autónoma).


También encontraron que el poder no es ni una realidad ontológica ni
titularidad alguna de las relaciones sociales y no se debe confundir con la
dominación pura. El poder es la relación social desigual establece entre
individuos, grupos, clases y naciones a sí mismos, informes en los que
parte aspira a determinar la conducta de otro, de acuerdo con sus propios
objetivos o tratando de influencia el comportamiento de la otra mediante el
ajuste estratégicamente su comportamiento de acuerdo con sus reacciones. Es
un modo de acción que no actúa directa e inmediatamente a los demás, sino
que actúa a partir de sus propios agentes, una acción sobre la acción
diferente de pura cepa.


Es sólo de esta naturaleza relacional del poder que puede explicar por qué
el poder del pueblo es el poder real. Las personas son el verdadero poder
porque reúne a las víctimas de la dominación, aquellos cuya aceptación de
la dominación es esencial para mantenerla. Sin aceptar la dominación de la
potencia dominante, que siempre son superados en número por el pueblo, se
derrumba. Al mismo tiempo, el poder desde abajo, de la gente que no puede
tener lógicamente cualquier otro propósito que una sociedad sin dominación.
La construcción de un poder de la emancipación, por tanto, asume que las
relaciones de poder en la sociedad deben ser invertidos de manera
espectacular. Los que mandan no puede haber organizaciones políticas o el
estado, pero las organizaciones de empoderamiento de las personas, sólo las
organizaciones que rechazan toda dominación.


Para poder popular, en contra de la idea de la soberanía popular, que
teóricamente voluntad latente de una mayoría de la población como poder
poder constituyente no es la expresión ideal de la mayoría o de algún tipo
de contrato. Es más bien el hecho real, real y concreta de una voluntad
colectiva, la "voluntad real de la cooperativa", que Marx también habló. La
idea de la construcción de ese poder se convierte, América Latina, el
objetivo estratégico de las intervenciones de los movimientos populares y
la evolución política de las construcciones sociales, luchas y desarrollos
teóricos y prácticos de estos movimientos en todo de finales del siglo XX.
Pero si el gobierno del pueblo habla a menudo de los objetivos clásicos de
las luchas populares, anticapitalismo, antiimperialismo, la lucha contra la
burocracia y de la construcción del socialismo y el comunismo, que él
considera que es sobre todo la praxis de las organizaciones los oprimidos
quienes deben definir concretamente el contenido de esos términos.


Este último aspecto es fundamental. El poder del pueblo es inmediatamente
evidente como un movimiento práctico que se basa en la praxis de clases, y
no en teoría previa que sería lograr. La teoría es para él una "caja de
herramientas" para la práctica de cuyos elementos más importantes son tres:
la concepción relacional del poder, el carácter fundamentalmente social y
ética de este poder, y la articulación como el único camino posible de su
institucionalización.


La concepción relacional del poder es la piedra angular de la estrategia
del Poder Popular una estrategia política que excluye a la violencia y que
supone la construcción de poder popular comienza con la acción de un pueblo
en sí mismo.


Podemos entender el valor de una concepción del poder que se ilumina al
mismo tiempo la resistencia y la construcción de un power-contras las
personas. La acción de quien ejerce el poder no afecta a la otra de manera
inmediata, sino a través de una mediación doble: primero debe resolver su
propia acción basado en la influencia que quiere ejercer sobre Acción por
el otro, presente o futuro, y el otro puede o no puede responder como es
debido. La idea del poder como relación también sirve para explicar los
otros significados de la palabra poder, el poder como la capacidad de ser o
hacer ciertas cosas, un poder que depende de la persona sus habilidades,
sino también las relaciones sociales dentro de las cuales opera. Este es el
poder en la base del concepto de poder, sino también la idea de autonomía y
poder social necesaria para el procesamiento.


A partir de esta concepción del poder, una estrategia de liberación no
puede limitarse a examinar las acciones de la persona que ejerce el poder
de detectar las lagunas que permiten escapar o contrarrestar la dominación.
También debe examinar su propia conducta dominada y las posibilidades de
rechazar el argumento más banal del poder de convencer a un subordinado no
tiene otra opción sino la obediencia. Esta lucha necesaria y preliminar
contra la subordinación al sistema que cada individuo lleva en sí siempre
ha sido la principal preocupación de la teología de la liberación y la
educación popular. Es el punto de partida, permanente y necesaria para la
construcción de movimientos sociales populares.


 Encontrar la manera de desobedecer a la autoridad es cuestión de manera
individual y colectiva que todavía necesita ser preguntado antes de la
regla y el camino para la construcción de su propio poder. Es sólo una vez
este poder construido podemos utilizar todas las grietas del sistema, para
consolidar y fortalecer. La resistencia es, y los movimientos populares en
América Latina han aprendido de la experiencia, una posibilidad siempre
abierta, incluso en las peores situaciones de opresión.


Pero desde el primer momento, los movimientos sociales populares y
territoriales deben ser la previsión de espacios sociales y políticos,
espacios de libertad o las nuevas subjetividades y este nuevo poder pueden
causar. En estas áreas el poder más importante es el poder para hacerlo, el
poder para construir una nueva sociabilidad. En todos los terrenos, el
poder individual y colectivo para que la ruptura con las consecuencias de
la alienación social es el punto de partida. Estos espacios se desarrollan
dialécticamente, en el mismo proceso de cambio de formas de pensar,
construir y actuar que son todas las expectativas de la sociedad futura.


Pero por el poder de la gente, esta construcción no es un instrumento para
la toma del poder, es un fin en sí mismo. La construcción de una nueva
sociedad es siempre una lucha contra uno mismo y en las instituciones en
las que participamos, así como en contra de los valores existentes a
finales de sustituirlos por otros de acuerdo a una sociedad alternativa. El
éxito de esta construcción es la única garantía contra la devolución de
dominación y explotación y una tarea de la presente, que se extenderá a lo
largo de un proceso de transformación, necesariamente prolongado en el
tiempo y complejo.


Préfiguratives Estas construcciones son importantes por varias razones: las
micro-sociedades contra hegemónico, son escuelas de rebelión, sino también
la institucionalización alternativa. Ellos verán, a las clases
subordinadas, que un futuro diferente es posible, lo que les permite tomar
conciencia de su capacidad y fortalecer en su papel protagónico. Pero aún
así, estos edificios ofrecen una oportunidad para desarrollar vínculos
entre las diversas formas y organizaciones de resistencia y lucha. Ellos
permiten a las organizaciones de las personas para crear sus propios
intelectuales, y definir sus propios líderes, con plena independencia y
autonomía, sus trayectorias y proyectos. Por último, sirven para demostrar
que las organizaciones populares no son sólo las organizaciones de lucha,
pero pueden ser temas educativos y socio-políticos, centros de formación de
conciencia activa y creativa.


Ahora bien, este proceso de construcción a largo asume implícitamente el
abandono de cualquier concepción "espectacular", "revolucionario", la
praxis emancipatoria. El poder del pueblo no se centra en una confrontación
abierta, situación excepcional en general, pero en una infraestructura
política diaria, que diseña la revolución como un proceso creativo largo de
masas independientes que construyen un entorno social donde la lucha
política s ' alimenta y toma dirección. Debemos respetar el ritmo de
desarrollo de la conciencia popular de ir, como los zapatistas dicen: "no
en el más lento." Al mismo tiempo, la larga naturaleza de este proceso
requiere la institucionalización del poder popular, permitiendo que
persisten en el tiempo.


El poder del pueblo espontaneidad no cultivados o consideran que todas las
instituciones, incluidos los partidos políticos deben ser prohibidos. En
cambio, se cree que son necesarias para la autonomía de los movimientos
sociales y organizaciones populares en la lucha contra las instituciones
dominantes. En contra de las organizaciones políticas tradicionales de la
izquierda debe abandonar definitivamente utilizado para tomar como garantía
del proceso revolucionario y la tierra por encima de los sujetos colectivos
que nacen en las luchas populares. Este tipo de partidos de izquierda, con
su tendencia a cancelar la dialéctica necesaria entre el movimiento popular
y la construcción revolucionaria, no tiene ahora razón de existir.


Este problema de la institucionalización del poder popular todavía plantea
otra pregunta clásica. ¿Debemos considerar que sólo las instituciones
creadas en períodos revolucionarios (consejos, soviets, asambleas) son las
formas adecuadas de las instituciones populares o, alternativamente,
aceptar que la complejidad social requiere varias instancias del
procedimiento popular? La respuesta a esta pregunta es crucial y la
historia hasta ahora ha descartado. Las instituciones nacidas del fermento
revolucionario desaparecieron o fueron eliminados sistemáticamente por una
nueva dominación. Para poder popular, tenemos que ir más allá de la
inevitabilidad histórica. Las organizaciones populares de base tienen que
convertirse en una parte permanente y central de la organización del poder
en la sociedad.


En esta perspectiva, es una tensión en nuestra opinión, imposible de
eliminar, entre la necesaria autonomía de las personas para decidir su
destino y la acumulación institucional igualmente necesario de poder
(político) que se requieren para considerar seriamente la lucha por la
hegemonía y el control del aparato estatal. Esta tensión ya estaba presente
en el movimiento obrero, cuando se enfrenta a la perspectiva del socialismo
encarnado en el partido. En esta contradicción poder popular está
claramente en la tradición del socialismo desde abajo, defendida por Rosa
Luxemburgo. Él no niega la necesidad de un mandamiento, pero cree que debe
respetar el poder del pueblo, que operan en el principio popularizado por
los zapatistas como "mandar obedeciendo", donde el poder obediencial habla
Dussel. Esto requiere, por lo tanto, otras estructuras de mando,
heterárquica horizontal democrática y podría prefigurar los de la sociedad
del futuro, pero sobre todo de un método diferente para construirlos.


Este problema es el principal desafío que enfrenta hoy en día, América
Latina, el poder popular, un problema cuya solución no es evidente y en el
que uno puede vislumbrar los contornos de lo que podría ser el nuevo
instituciones de acción política popular.


Parece primero de todo, deben ser construidos por la articulación de una
constelación de diferentes luchas y afinidad, y no como en el pasado sobre
la base de la ideología de criterios de proximidad. La experiencia ha
demostrado que el exceso de idealización de los espacios comunes y la
abstracción excesivos en relación con la situación específica de cara al
movimiento popular, termina históricamente a cargar la oportunidad de
conocer y reconocer a sí mismos de las necesidades, intereses , prácticas y
deseos comunes. Para evitar esto, se volverá a recurrir a la educación
pública, no como "técnica" puede hacer milagros, sino como un método de
construcción de los temas políticos de una pedagogía de la cuestión y el
respeto plural. No se limite a pensar desde múltiples temas, pero pasar la
multiplicidad de sujetos en un sujeto múltiple es, sin embargo, todavía
habitado por la diversidad. Es imposible imponer por la homogeneización
sencilla, la articulación y la confluencia de diferentes experiencias y
rico sí mismos.


Para satisfacer esta necesidad de la reconciliación, el concepto de la
radiación puede ser más que una bella metáfora. Medios que luchan por la
hegemonía sin vanguardia irradiando será, invita a participar en una visión
del mundo o una forma de lucha sin pretender guiar este proceso o para
proclamar a sí misma como la referencia exclusiva ella. La irradiación y no
promueve la búsqueda de cómplices y no iluminan las masas de dormir.


En resumen, el problema de su construcción institucional, el gobierno de la
gente piensa que una estrategia socialista requiere la articulación
dialéctica de tres cuerpos:


 Prefigurativo una praxis desarrollada por las clases subordinadas y
oprimidas como la sociabilidad alternativa desarrolla con capacidad para
producir, para estructurar la rebelión y aquí y ahora reconocer el
horizonte estratégico del socialismo. Esta praxis, Mazzeo, dijo, es la
experimentación del Poder Popular en la primera persona.


Luego, el desarrollo de la conciencia crítica y la politización masiva de
las clases populares en la ruptura radical con los valores dominantes y su
asimilación colectiva de un horizonte simbólico de la emancipación. Esta
construcción de una subjetividad revolucionaria es esencial, un movimiento
revolucionario es, ante todo, una cultura y una concepción diferente de la
vida y la alternativa a los dominantes.


No debe en última instancia, una retaguardia política e ideológica, es
decir, una fuerza política revolucionaria después y capaz de permanecer
dentro del tejido social, con la imaginación creativa y la inteligencia del
paciente, lejos de cualquier vocación convertido en un núcleo duro.


El poder del pueblo es una dialéctica permanente entre estos tres cuerpos,
ninguno de los cuales pueden llegar a ser decisiva. Sin praxis
prefigurativo política revolucionaria se convierte, apelación perpetua
súper estructural a la representación, la especialización, la gestión, la
práctica politicismo y la pelea por espacios de poder en el sistema. Del
mismo modo, sin una conciencia crítica y una politización colectiva, sin el
desarrollo de una conciencia del gobierno en las clases de secundaria es
sólo una prefiguración la potencialidad abstracta. Pero sin retaguardia, el
poder político ideológica populares toma el riesgo de corporativismo, del
empirismo o realismo ingenuo y dejado al azar un conjunto de tareas,
especialmente la memoria de las luchas, que son las claves para el
despliegue un proceso de transformación.








El tema popular.


Nos vimos en la primera parte de nuestra intervención los principales
elementos teóricos de la idea de la construcción del poder popular. Pero no
hay poder sin sujeto (en el doble sentido del término sujeto, en calidad de
elemento o sujeto) y no hay sujeto sin energía eléctrica (en ambos sentidos
de la palabra poder, potestas y potentia). La construcción del poder
popular, por lo tanto requiere la construcción simultánea de poder y su
sujeto, el elemento activo de la relación de poder y la transformación
social, la gente. La creación automática de nuevas subjetividades populares
es el otro componente esencial de la transformación radical del mundo
propuesto por el poder del pueblo.


Las condiciones de la subjetividad social probablemente reproducción del
orden social, pero de apariencia a menudo subestimados, también es esencial
para la transformación. No vamos embargo insistir en las razones de la
determinación de la subjetividad en el orden social no es insuperable.
Baste decir que todavía existe la rebelión. Queda, por contra, para
explicar cómo esta nueva subjetividad, la condición de activos y la
transformación, está integrado en el proceso que desafía el orden social
existente, en definitiva, cómo construir el pueblo, el concepto polisémico
que abre su girar, se verá, en nuevas emisiones.


Así que primero tenemos que aclarar la noción de sujeto, un concepto
controvertido cuyos extremos opuesto siempre han sido, por un lado el
individualismo metafísico o metodológico y, en segundo lugar, las teorías
estructuralistas que ven el tema sólo como la sede del determinaciones
sociales. Teorías del poder popular tienen la intención de superar esta
alternativa y hacer valer los dialécticos, indivisibles, las relaciones
entre los individuos y la sociedad. Para poder popular, es también
inconcebible que los individuos son separados de sus determinaciones
sociales como para pensar que estas determinaciones son insuperables y
convertirlos en meros agentes de estructuras.


Por lo tanto, poder del pueblo considera que los hechos de conciencia
desempeñan un papel central en el proceso de cambio y no pueden
considerarse como puramente subjetiva. Está dentro del alcance de su
conciencia, en la esfera de la ideología verdadero o falso que los sujetos
experimentan conflictos reales existentes en las estructuras sociales, y al
mismo tiempo, cuando las representaciones de la realidad en la conciencia
se convierta en masa homogénea en un grupo humano, son una fuerza física.
El poder del pueblo por lo que afirma que la conciencia del hombre como
motor de cambio.


La subjetiva, entendida como la conciencia individual y colectiva, por lo
tanto es objetiva y expresado materialmente en el mundo como una actividad
o comportamiento social de los individuos y grupos. Las subjetividades
concretas son parte de la realidad. Cualquier análisis de la empresa debe
tener en cuenta las subjetividades de sus miembros y su interacción
permanente con la objetividad social corporativa.


Esta posición no niega, sin embargo, los condicionamientos y las
limitaciones impuestas por las estructuras, económicos, sociales,
políticos, culturales, directamente oa través de la mediación de las
instituciones, sino que simplemente afirma que este condicionamiento no es
absoluta. Se puede pasar como parte del proceso, en el que el propio tema -
construido por el desarrollo de su proyecto. Estos procesos son dialéctico.
No hay sujeto sin un proyecto a través del cual se constituye y expresa y
viceversa, ningún proyecto sin un sujeto que lo lleva. El desarrollo
simultáneo de la materia, su poder y su proyecto es, por lo tanto, el
camino del poder popular para la construcción de sujetos autónomos, una
construcción que es a la vez el instrumento y el objetivo final de la
emancipación .


Sin embargo, es claro que la lógica del capitalismo está constantemente
desarrollando un complejo sistema de objetivación y de individuos
desubjetivación sistemáticas. La fetichización de la mercancía convierte
cualquier objeto, incluyendo subjetividades, también transformado en una
mercancía en las relaciones capitalistas. Es a través de esta alienación
que el capitalismo ataca sistemáticamente la vida de cualquier tema que no
sea la capital, la cuestión sea psicológico, político, sociológico,
estético o amantes. Sólo deja sobrevivir una subjetividad impuesta
movilizado por el trabajo y los bienes de consumo mínimos necesarios y
entretenimiento.


De ello se desprende que, sin sujeto autónomo y crítico, no puede haber
ningún cambio social. Pero llegar a ser independiente, el tema primero debe
liberarse de las garras de la lógica del sistema, una liberación que sólo
puede venir de la rebelión contra la explotación y la dominación. La
liberación requiere, además de los actos concretos de denegación y
protesta, afirmación de valores diferentes, capaces de dirigir la acción
transformadora. Así que el primer enfoque emancipatorio es reconocer y
asimilar estos valores van en contra de los inculcada por el sistema.


La teología de la liberación acepta los valores de una base material, la
consideración del ser humano como un ser corpóreo que siempre piensa de su
corporeidad. Antes de cualquier otro informe, para la teología de la
liberación, el hombre es un ser vivo que tiene con otros de estar sujeta
una relación que es desde el principio una relación cuerpo a cuerpo. Por
esta viviendo la primera cuestión no es la de su existencia como sujeto,
sino de si puede seguir existiendo como un cuerpo. No es una cuestión
teórica, pero el principal problema para los pobres. Esta verdad básica,
insuperable, es lo que Dussel llama la ética de material de contenido, la
práctica verdad.


La destrucción de las condiciones de la existencia humana implica la lógica
capitalista de la interminable búsqueda de intereses individuales va en
contra de la vida y por lo tanto el material contenido ético. Este material
contenido indica, al mismo tiempo incapaz de mantener los intereses
individuales como criterio, en última instancia, de la acción humana, pero
la reacción contra esta lógica no puede venir de una esfera espiritual
ignorante de los intereses materiales hombre. El ser humano como un ser
natural, probablemente necesita ser dirigida por sus intereses materiales.
Nuestra vida es personal y debe satisfacer nuestras necesidades corporales
para vivir. Todas las necesidades espirituales basados en este cuerpo
necesitan para preservar la vida.


Por contra, en la búsqueda de sus intereses materiales, el hombre debe
evitar la auto destructividad, inevitable, que implica la búsqueda
exclusiva del interés propio. Por tanto, es necesario que los intereses
materiales individuales se ven obligados, por una racionalidad instrumental
diferente, una racionalidad que postula que los intereses materiales
propios, para ser sostenible, debe ocupar un lugar secundario en relación
con el común y el interés superior del preservación de la vida de todos. Es
la posición único verdaderamente racional y el requisito mínimo para la
supervivencia de la humanidad y de todo ser humano.


Esta ética no es opcional, dice Franz Hinkelammert, sino una condición de
posibilidad de la vida humana en la amenaza de auto destructividad
intereses calculados. (...) Esta ética también habla de los intereses y lo
que es útil, pero ¿cómo es exactamente opuesta a la lógica de los intereses
materiales calculados.


Hinkelammert llama esta nueva racionalidad, apoyado en la ética del bien
común, el retorno del tema reprimido. Este tema es el ser humano reprimido
completa, aplastado por la irracionalidad capitalista sino portador
obligatoria en su corporeidad esa otra racionalidad. Por tanto, la
recuperación del ser humano como sujeto pasa a la teología de la
liberación, la oposición al interés calculado. Pero también requiere el
reconocimiento del hecho de que la gente todavía pertenecen a un conjunto
que sus acciones parciales deben integrarse constantemente.


El ser humano como sujeto debe reclamar siempre la consideración de toda su
acción y juez de los efectos que pueda tener sobre el conjunto. Él debe
actuar para que este grupo social, que incluye a otros seres humanos y toda
la naturaleza, es respetado en su propio interés de preservar su
integridad. Para esto, deben oponerse necesariamente la inercia de un
sistema que sigue objetivar ellos y convertirlos en individuos de cálculo.
Sólo mediante la participación en el cambio de este sistema que finalmente
puedan descubrir el bien común y para reconocerse a sí mismos como sujetos


También encontramos sobre el tema, entre los autores de poder popular, las
posiciones hegelianos inspiradas, por la que el sujeto no es ni una
sustancia, ni un estado, pero, como dijo Rubén Dri, un movimiento de
movimientos " preguntarse ", una posición de movimiento de auto. En las
relaciones intersubjetivas, que son también el tema, que están siempre en
movimiento dialéctico preguntar, que se le pregunte, al surgir. En este
movimiento dialéctico, el sujeto, en contra de la objetivación que
significa que ha puesto, se recupera de su estado haciéndose pasar por
tales.


Para escapar de la regla de subordinación debe demostrar a la otra
conciencia, el opresor, es una conciencia auto. Los oprimidos ", si quieren
evitar la licitación para ser la única alternativa, con los opresores deben
establecer una relación de fuerza, que es también una relación de poder."


Pero la autoconciencia plena sólo ocurre cuando el trabajador reconoce que
el producto de su trabajo es suyo. Incluye en el momento, que la separación
de las condiciones para llevar a cabo su trabajo, condena la relación
subordinada a la existencia y "artificial", es decir, no es cierto. Para
ser verdaderamente libre, el esclavo también debe poseer el mundo, y para
ello tiene que arriesgar su vida para.


Las dos posiciones de los autores del poder popular de la naturaleza de la
materia, sólo hemos desarrollado, no son, en nuestra opinión, ya pesar de
las apariencias, contradictoria. Se centran en diferentes aspectos de un
mismo problema que es la forma en que aparezca, crecer y afirmarse
subjetividades rebeldes que inician el proceso de transformación social. En
esta edición, la teología de la liberación busca la respuesta
principalmente en las raíces profundas de la corporalidad de los seres
humanos. Otras posiciones raíces hegelianas completa esta respuesta
haciendo referencia otros elementos, más inmediata, la creciente rebelión:
principalmente la confrontación con la dominancia. El poder del pueblo y
dibuja una idea del sujeto, no como una sustancia metafísica o de una
determinación unívoca, sino como un proceso en el que un conjunto de
elementos contribuye a la construcción de subjetividades emancipadoras.
Pero en cualquier caso, para el sujeto es el poder del pueblo y el sujeto
crítico rebelde.


Este enfoque permite que el poder del pueblo para escapar de la aporía que
se encuentran al abordar el problema de la materia, teniendo en cuenta
exclusivamente como el resultado de la totalidad de sus relaciones
sociales. Si la subjetividad es el resultado de factores sociales y si
estas relaciones sociales informes se formaron en gran medida por las
instituciones sociales que se adaptan de acuerdo a las necesidades de la
sociedad, ¿cómo explicar la revuelta, la resistencia y, en última
instancia, la existencia emancipatorios las ideas de cambio social? ¿Cómo
pueden las personas ser capaz de superar la subjetividad impuesta por el
sistema, son a su vez el producto de los mecanismos de la subjetividad del
sistema?


La respuesta de la teología de la liberación y la educación popular en esta
aporía es convincente. Es a partir de su corporeidad y sus aspiraciones de
autonomía que los hombres pueden contrarrestar las determinaciones del
sistema se encuentran en ellos, pero con la condición de participar en la
lucha por su emancipación. Es en esta lucha que van a desarrollar una nueva
conciencia, que no va a ser el resultado de la acción de ciertos
intelectuales o políticos, ni una "conciencia" traídos de fuera, sino desde
la propia experiencia sujetos que participan y se involucran en el trabajo
de cambio social. Es su participación en este proceso que transforma y es
los sujetos.


El sujeto individual es primero con respecto a cualquier instancia de la
organización política. No hay sujeto político colectivo más allá de los
seres humanos que la constituyen y que asumen como sujetos. Pero la lucha,
que es el camino de convertirse en sujeto, no puede ser una lucha
individual como pretenden algunas corrientes anarquistas. La lucha es
siempre colectiva y en relación con todo el orden social y político. Uno
puede encontrar, probablemente, y en otros lugares en los movimientos
sociales, los individuos resistentes. Pero el nuevo sujeto colectivo
realmente parece que desde la desobediencia colectiva para el orden
establecido. Surge cuando se cambia de la resistencia a la construcción de
un power-contras. Este cambio es el resultado de la conciencia, tanto de
los individuos o de los movimientos sociales a la naturaleza política de su
poder y la asunción clara de la perspectiva hegemónica. La nueva
subjetividad individual y colectiva se construye básicamente en la lucha
política contra la dominación y la explotación.


Ciertamente, cualquier visión antagónica de la sociedad puede llevar a la
violencia social y política. Por eso es importante el estado, al igual que
la teología de la liberación, que los hombres no sólo se definen por sus
intereses materiales y son capaces de entender y adoptar otra racionalidad.
De lo contrario no hay lagunas en la historia de reproducción de la
dominación. Eso fue lo que Marx estaba tratando de decir, en otras
palabras, afirmando la idea del proletariado como clase universal, es
decir, como una clase de ningún interés en particular, es decir, el
material, clase.


Es obvio que este diseño va en contra de esta idea posmoderna cuya palabra
es la fragmentación, la fragmentación del yo, la cultura, el asunto, de las
relaciones sociales, de la historicidad y la sociedad en su conjunto. En
este pensamiento, la consolidación de la marca de la sociedad de masas, la
desaparición de todo sujeto social. La masa no tiene estructuras, leyes,
niega la historia y universal ... y se refugia en el consumo. Incluso razón
científica que justificó en el pasado la idea de progreso, que se encarna
en la retórica y en diferentes concepciones de la totalidad, es el
pensamiento postmoderno en crisis terminal. Ahora, el poder popular, al
tiempo que reconoce que el pensamiento posmoderno ha sido a veces un
trabajo saludable de deconstrucción de los mitos de la modernidad, el
pensamiento crítico y considera que convertirse en rutina, conduce al
nihilismo puro.


Para poder popular, realmente existen los sujetos colectivos y sus
identidades se forjan en la praxis, pero las identidades son el resultado
de un proceso de construcción y no meras deducciones o derivaciones. En el
proceso, pueden ser influenciados por múltiples estructuras y espacios,
pero no es cierto que los problemas sociales se limitan a internalizar
pasivamente códigos de la cultura o que estos códigos exclusivamente de
estructuras o relaciones. Las cuestiones sociales son activos y capaces, en
función de su situación y consideraciones prácticas, para transformar sus
estructuras de negocio de manera que las relaciones.


En suma, el poder popular, los sujetos colectivos sociales no se
constituyen a priori y su constitución única está garantizado por cualquier
estructura subyacente sociales, sea cual sea su naturaleza. Ellos no son el
resultado de las relaciones recíprocas de los sujetos individuales. Están
construidos en un proceso histórico de lucha por su afirmación y sus
reivindicaciones colectivas, una lucha que conduce dialécticamente todos
los elementos necesarios para su construcción: Ideas de posibles proyectos
de transformación social y una identidad que se inclina en símbolos y
mitos. Si, efectivamente, hay más, de acuerdo con el pensamiento
posmoderno, los sujetos con tareas preestablecidas por la mano invisible de
la historia, nuevos temas aparecen constantemente, tanto en el mundo del
trabajo que en el la vida cotidiana.


En última instancia, por el poder popular, los actores sociales que todos
se convierten en sujetos sociales al momento de retirar su historia e
identidad cultural para ellos y contra otros grupos sociales de los
sujetos. Pero deben desarrollar sus propias opciones para el futuro y sus
propios intelectuales orgánicos, es decir, construyen una organización
fuerte, se convierten en actores políticos que presentan sus propios
problemas de manera independiente y que adquiere así una legitimidad
social.


Uno debe preguntarse, a la luz de esta concepción de sujeto político, que
se convierte en la centralidad del análisis de clase que concluyó en la
ortodoxia marxista del papel central de la clase obrera? Para poder
popular, no puede existir, hemos incluido una política independiente
respecto a sus raíces sociales. El sujeto político se construye a partir de
las organizaciones sociales y el pueblo, no es meramente política, sino
sociopolítico y se defina principalmente por la participación en la lucha
contra hegemónica. Para poder popular, la clase obrera, como se ha
entendido tradicionalmente, puede ser parte del sujeto de la transformación
si participa en la lucha, pero ya no ocupa, en esta lucha, un lugar central
o especial.


Para entender esta posición de poder popular que escapa por completo el
reduccionismo obrerista ortodoxa, hay que profundizar en el concepto de
clase como fue históricamente formulado por las corrientes marxistas. Para
los autores que analizan la génesis de este concepto en el siglo XIX, está
claro que lo que se ha afirmado en los siglos XIX y XX, como una identidad
proletaria es, en realidad, como dice Balibar, que un efecto meta
ideológica, de la misma manera que el individualismo que se está
extendiendo es la consecuencia ideológica de la economía de mercado y el
Estado moderno. Este efecto ideológico no es sólo el resultado de las
prácticas de trabajo, formas de organización y lucha, sus condiciones de
vida y trabajo, sino también las condiciones económicas concretas (tiempo
del capitalismo naciente) o la política nacional, como parte del Estado,
tales como el sufragio universal, la cuestión de la unidad nacional, las
guerras, la escuela y el secularismo religioso, etc ..


Esta concepción de la identidad de la clase obrera se explica, en primer
lugar, ¿por qué no la organización del trabajo no podía representar a toda
la clase, aunque a veces, como fue el caso del proletariado industrial, una
fracción de clase se trasladó a una posición central. Pero esta situación
fue muy transitoria, ya que hoy demuestra la desintegración del movimiento
obrero industrial tradicional en el capitalismo de los países centrales.


También explica por qué el movimiento obrero en su conjunto, nunca ha sido
capaz de expresar todas las prácticas de clase. Nunca hubo ningún interés,
discursos y formas de vida únicas de individuos proletarizados. Además,
todos los elementos de lo que podríamos llamar la cultura de la clase
obrera, han cambiado constantemente bajo la influencia de diversas
circunstancias, tales como familiares o religiosas estructuras, el hábitat
donde la solidaridad étnica. Como con cualquier clase subordinada, el
destino común, que era para la violencia de clase trabajadora y la
explotación, nunca fue suficiente para asegurar su unidad.


Así, cuando uno abandona presuposición fundamental e ideológica que diseña
la evolución del capitalismo como los antagonismos de clase simplificados
y, al mismo tiempo, rechaza una concepción puramente económica de la
dominación de clase que ignora el concepto de clase surge es necesariamente
diferente. La lucha de clases, cuya existencia es indiscutible, no un solo
sentido, que daría lugar a la hegemonía de una clase social en particular,
el proletariado. Viene más bien como un proceso de lucha y transformación
de los diferentes sectores sociales y sin una dirección predeterminada. La
constante transformación de la identidad de las clases sociales en la
historia, es la regla y no la excepción.


La actual "crisis" del proletariado (terminal para algunos), aunque puede
tener efectos considerables históricos, es que la crisis de una manera de
representar la lucha de clases. Esto no significa la desaparición de la
base económica de los antagonismos ni termina formas antagónicas de la
lucha de clases. Simplemente significa que este antagonismo, constituye
siempre un antagonismo de clase, ahora toma nuevas formas.


De hecho, en la actualidad, todos los grupos humanos, cualquiera que sea su
posición en la economía, están sujetos a la ley del valor. Mientras que la
subsunción real es aún limitada a la clase asalariada de trabajo, la clave
de la subsunción formal, a través del mercado, o financieras o jurídicas,
prácticamente todos los sectores de la sociedad, y más aún en el caso del
capitalismo periférico , los sectores marginados, como los pueblos
indígenas, el sector informal o los pequeños agricultores.


Al mismo tiempo, el nuevo desarrollo constante del aparato productivo crea
una masa, en constante aumento, los trabajadores desempleados o marginados,
y dividir a los empleados en diferentes clases y estratos: negro, a tiempo
parcial, precarios, desempleados etc .. Esta fragmentación provoca
problemas y tan diversos modos de existencia que las formas de
organización, representación y proyección de estos trabajadores. Es todo
estos dos fenómenos, la subsunción y la marginación formal, que ha hecho de
la lucha por el buen funcionamiento alrededor de las remuneraciones se
ahiladas. Fue reemplazada por la defensa del empleo o la supervivencia de
los sindicatos.


Segmentos Ahora, estos son desplazados de la vieja "clase obrera" que a
menudo se encuentran en las organizaciones vecinales u otras formas de
organización local están comprometidos en una lucha por la supervivencia,
muy diferente de la lucha sindical tradicional. Es este tipo de lucha y
protagonistas que giran en la actualidad todas las luchas sociales, luchas
que ahora se centran en los elementos esenciales de la vida: vivienda,
alimentación, salud, educación y no en los salarios o el empleo. Estas
peleas son a menudo también destacan el espectro de las "clases
peligrosas", un fenómeno que no ha escatimado los países del capitalismo
central. Sin embargo, a pesar del estigma de los métodos de control de
estos actores sociales (cortes de carretera, la invasión de locales
públicos, disturbios, etc.) o de su estigma de plano que debemos
desarrollar y aceptar que dentro de tales movimientos que puede ser el
nuevo y popular y las cuestiones sociales revolucionarios hoy.


La importancia de la categoría de trabajadores desempleados proviene
principalmente del hecho de que está destinado a crecer. Mediante el
análisis de este fenómeno en profundidad, entendemos que teniendo en cuenta
la situación de estos trabajadores como la falta de trabajo, y por lo tanto
la subsunción real, no es consciente o su estilo de vida o su poder
político real. Su posición residual en relación con la clase obrera es sólo
aparente. Desempleo Hoy no es un residuo, un "ejército de reserva" con
fines de reinserción de la clase obrera en un momento u otro, sino una
forma agravada de la subsunción real en el que la importancia de los
desempleados en el expansión de valor es muy real, incluso si se ha vuelto
invisible e inmaterial.


De hecho, esta idea de desempleo como "falta de trabajo" sólo una forma
superó históricamente, la subsunción formal del trabajo. La antigua forma
de trabajo concreto, prácticamente ha desaparecido en la sociedad
capitalista actual, donde sólo hay trabajo abstracto representado por el
dinero y eso es todo este trabajo abstracto que está sujeto a la subsunción
real de hoy . La pobreza, la falta de protección y abandono contra la que
organizaciones de desocupados diaria no luchan por la falta de trabajo,
sino de la pobreza absoluta de la clase obrera en su conjunto, una pobreza
que aparece con una mayor intensidad en la categoría de desempleados. Esta
pobreza absoluta es la contraparte de la expansión de valor como una
expresión fundamental de la existencia, negado y el trabajo humano
alienado.


La lucha de estos trabajadores desempleados también muestra los términos
unilaterales e ideológicos como el de "explosiones sociales". Debemos
entender sus luchas como realmente son, lucha contra esta forma particular
de explotación y la intensificación de la subsunción real del trabajo que
es el desempleo. La población superflua para la explotación capitalista es
una forma de existencia de la obra explotada que cuestiona los conceptos,
nociones que sólo sirven para ocultar la explotación y la dominación de
clase excluidos o pobres. Sin embargo, el desempleo funciona como una forma
de vida laboral requiere nuevos instrumentos organizativos de que la lucha
de clase en particular en las nuevas condiciones históricas y sociales. La
territorialidad de los piqueteros, por ejemplo, lo que molesta a la sed de
tránsito del capitalismo global. El carreteras de corte, el tiempo de
respuesta lenta de los productos es una forma de prevenir el flujo de
capital, donde existe capital y requiere el trabajo de existir, es decir,
fuera de la fábrica.


La reconstrucción de una sociabilidad activa en el proceso de organización
de lucha y colectiva también va en contra de los efectos del desempleo como
forma de disciplinar a la clase obrera. Los desempleados desafían la
relación ayudantía implica el acceso a los programas sociales y la
naturalización de la desigualdad social en el desempleo. En resumen son
capaces de crear una cultura política y organizativa en oposición a
cualquier informe de apaciguamiento y la aceptación de las clases
subordinadas.


Ciertamente, los programas de lucha contra la pobreza, a la que nos hemos
referido, la caída de una función más o menos oculta contra la insurgencia,
pero la posición en contra de ellos deben ser calificados. Entender que los
beneficios sociales, incluso si cumplen con las necesidades inmediatas de
las masas subordinadas, nunca será suficiente para hacer frente a las
desigualdades sociales estructurales. No debemos, por lo tanto,
sobreestimar el impacto de la desmovilización social que pueden causar.
Debemos presentar estas medidas de manera diferente. Esta es la apropiación
de una parte de la plusvalía producida socialmente que, naturalmente, debe
volver a sus productores. Desde este punto de vista, la apropiación y la
lucha por la gestión social y el uso de los fondos públicos, la
organización colectiva de sus derechos sociales, politización de la
desigualdad y de clase antagonismos, la desmitificación de los mecanismos
de los clientes tratando de calmar el reclamo puede ser, por el contrario,
los puntos de partida fundamentales para la auto-organización de los
trabajadores.


Así que para el poder popular, nuevas formas de lucha, especialmente los
desarrollados por los que están aparentemente excluido del sistema, mueva
la centralidad de trabajo a otras líneas de resistencia convertido político
e impulsar los levantamientos en los que a menudo no es posible identificar
un solo tema. En estos conflictos propia clase trabajadora tendrá que ser
reconstruido por la articulación con otras materias, sino también por una
nueva articulación interna que finalmente acepta que la destructividad del
capital ya que no es reversible. Hoy en día, el horizonte soñado por los
agentes del capital es el de la desaparición definitiva del salario que la
subcontratación en cascada, automatización y auto-empresarios son sólo
algunas de las instalaciones. Mientras tanto, se organizarán otros temas
populares para construir alternativas.


Por otra parte, es dudoso que las luchas contra todas las formas de
dominación son completamente ajeno a las luchas contra la explotación. Al
mirar la política "desde abajo", el punto de vista de subordinación, la
imposibilidad de separar la aplicación de la norma es más evidente que en
cualquier análisis que se puede hacer "desde arriba ". La operación, visto
desde la perspectiva de las clases subordinadas, es sólo un momento de la
dominación. Esta vez detrás del intercambio desigual, representada por la
libre apropiación del trabajo y el producto del trabajo de los demás, sea
cual sea la forma que tome: homenajes, beneficio o ganancia personal. Pero
la regla también va más allá de la operación y se refiere a la voluntad y
la dignidad humana. Por tanto, el universo de la dominación es mucho más
amplio, ya que incluye las categorías no relacionadas directamente a la
reproducción del sistema, como las mujeres, los pueblos indígenas y los
jóvenes.


A pesar de estas consideraciones y matices que se pueden encontrar entre
los diferentes autores, por el poder de la gente, ni los nuevos movimientos
sociales, causados por la acumulación a través de políticas despojo y
austéritaires ni el movimiento más antiguo contra todas las formas de
dominación, no puede pasar por alto el análisis de clase. Los informes de
estos movimientos con las clases, sus acuerdos que sus diferencias y su
posible articulación son decisivos a la hora de analizar y sobre todo para
desarrollar los procesos que conducen a la formación de un nuevo sujeto
histórico plural. Sin duda una aplicación dogmática de análisis de clase,
contrastándolo con el de los movimientos, puede dar lugar a errores. Pero
la posición contraria, que se sitúa movimientos como las categorías
fundamentales, como la célula básica de la sociedad, absolutamente negar
fenómenos más estructurales, como la pertenencia a una clase, también es
errónea. La crítica del reduccionismo de clase no puede conseguir que se
niegan a la clase del análisis del valor de los fenómenos sociales. El
análisis de clase es la realidad social más sostenibles que los movimientos
sociales (incluso si son históricamente contingente) y por lo tanto
constituye una garantía contra los entusiasmos que puedan surgir nuevos
improvisadas.


Para poder popular, su nombre lo indica de inmediato, el nuevo sujeto
político de la transformación es la gente. Contrariamente a las posiciones
que ven a la gente como simplemente añadiendo multitud de poder privado, o
la abstracción política pura, por el poder de la gente de las personas es
una realidad. Está compuesto por todos los que participan en la lucha por
un objetivo de transformación social emancipatorio. Esta es su definición
esencial. La categoría de personas está definida por la praxis de los
actores sociales y los objetivos que esta praxis continúa. Es a partir de
esta idea central que podemos abordar la cuestión de su composición y
estructura.


Aunque para teología de la liberación, las personas son pobres y oprimidos
de la mayoría, esta característica no es esencial. Esta mayoría, que
contiene diversos componentes; empleados, trabajadores informales,
desempleados, mujeres, indígenas, ocupantes de la tierra y la vivienda,
etc., no se refleja en primer lugar en la categoría de las personas
políticas, una categoría que se define principalmente por un proyecto ético-
político, el proyecto de liberación. Por lo tanto, para la teología de la
liberación, la gente de la categoría va más allá de los pobres y oprimidos,
e incluye todos los sectores e individuos aliados, siempre que se
identifican a sí mismos y tomar decisiones con y para los sectores
explotados dominados y excluidos, colaborar con ellos en la lucha. Los
habitantes de categoría no es ni debe ser una categoría superior y retraído
en sí mismo.


Por su parte, las personas para definir enfoques marxistas gramsciano o más
bien, se centran en los antagonismos de clase esenciales de las oposiciones
que funcionan como su fundamento y definen un campo: el de los que viven de
su trabajo y no Operando desde la otra ", dijo Mazzeo. A primera vista, el
criterio definitorio parece socioeconómico exclusivamente, el campo popular
se define por la situación de funcionamiento. Pero este criterio se corrige
inmediatamente por una exclusión política, desde Mazzeo añadió que "la
clase que vive de su trabajo no incluye los" empleados "que realizan de
comandos y funciones estratégicas en la reproducción del capital en el
campo económico, sino también en la dominación política o ideológica ". Por
tanto, parece que ambos elementos, la explotación y la dominación, son, en
su opinión, de igual importancia para definir la composición de las
personas.


Creemos que podemos perfeccionar esta distinción mediante la identificación
de todos los agentes del capital a través de la clase de agentes. Puede ser
considerado como la capital de los agentes, en ese caso, todos los que
sirven en la reproducción que incluye el mayor número de empleados como
explotadores capitalistas. Ahora bien, es fácil ver que todos estos agentes
de bienes de capital no están luchando explícitamente la afirmación del
sistema. Algunas categorías, como los trabajadores que luchan sólo para
mantener sus puestos de trabajo, otros, los líderes, básicamente quieren
proteger sus privilegios. Para estos últimos, en particular, el sistema es
tan "natural" y fuerte, ya que no necesita defensores explícitos, o más
bien que todo el mundo debería, como cuestión de rutina, se sienten
obligados a defenderla. Por lo tanto, debido a los cambios del capitalismo
contemporáneo, contradicciones reales entre estos grupos se centran en la
defensa de sus privilegios (habiendo un trabajo se almacena cada vez más en
esta categoría) y por lo tanto dentro de la sistema de reproducción
ampliada del capital.


Pero en realidad dejar el sistema de capital significa su sustitución por
un sistema diferente que es un tema político y social, y no una cuestión de
economía o la defensa de los intereses de los privilegios. Así, en la
perspectiva de ir más allá del sistema del capital que no son
necesariamente en una disputa sobre los intereses irreconciliables (porque
qu'antagoniques) dentro del mismo sistema. Incluso es teóricamente
concebible que podría ser objeto de una competencia por la hegemonía,
conflictivo pero tranquila, entre dos sistemas diferentes que coexisten
dentro de la sociedad. Incluso puede ser que en esta competición el viejo
sistema y sus contradicciones desaparecen gradualmente a medida que se
reemplaza por el nuevo. En suma, como se resume muy bien Mazzeo, cito:


La gente es esencialmente una categoría ético-político y dialéctico y, por
tanto, una praxis constituyente, sin embargo, enraizada en la tradición.
Es, al mismo tiempo, una identidad, articulado en torno a un proyecto de
liberación y una instancia o momento de la subjetividad (construcción del
sujeto o las relaciones intersubjetivas). La gente es la lucha de clases
tema. Decimos que las "masas", "las multitudes" se convierten en las
personas (...) cuando están en organizaciones colectivas básicas,
movimientos sociales y movimientos políticos de liberación. La gente es la
forma a través del cual comienza a realizar el proyecto colectivo de los
explotados; es la voluntad y la utopía de los subordinados que logran
superar algunas contradicciones y paradojas algunos, pero no completa. El
concepto de pueblo no desaparezca de división, sino la articulación de los
diversos fragmentos de las clases subalternas. La gente no está definido,
en fin, por una sola dimensión.


En la construcción de las personas, es articular la lucha de cada uno de
los esfuerzos de los participantes, coordinar, respetando sus intereses,
necesidades, ritmos y la historia. Tienes que aprender con la gente y sobre
todo abierto y promover el diálogo entre los distintos actores y sujetos
involucrados en un movimiento social popular. Este diálogo no es
necesariamente política, que puede involucrar el mayor número de problemas
sociales, la lucha contra los problemas de la discriminación y de las
elecciones. Pero el diálogo es la única manera de hacer una política
popular y consolidar, convirtiéndose en el tema popular.


La jerarquía de las luchas y de sus funciones en el proceso general, así
como el carácter de cada movimiento popular sectorial, no se decreta o
impuestas. Hay verdad en toda la genuina lucha popular, porque lo que es
verdad, cuando uno busca la liberación, es la resistencia, la producción de
nuevas sensibilidades y nuevas relaciones sociales, que se manifiesta en la
vida diaria. El pueblo, por el poder de la gente sería un error tener miedo
de sus diferencias, que son la riqueza y la fuerza.


Nos gustaría también hemos querido hacer alguna referencia al problema con
esta idea de la gente y su estrecha relación con un concepto, el de
populismo. Pero temíamos que un desarrollo serio este tema se alarga de
manera desproporcionada nuestra respuesta ya es suficiente. Vamos a
concluir esta breve presentación, tratando de extraer de esas experiencias
de las masas latinoamericanas las pocas lecciones que creemos que son los
más significativos:


La primera es que el poder popular no es así, te habrás dado cuenta, un
nuevo dogma, sea cual sea aplicable de la situación real, pero las ideas
comunes surgidos en diversas ya veces contradictorias experiencias de
construcción y experimentación política, teniendo como horizonte clases
autonomía Integral. Añadimos que debemos mantenerlo así. La construcción
del poder popular en vez informa a un conjunto de procesos sociales
abiertos, complejos y múltiples, para la conformación de los espacios
públicos no estatales y el desarrollo de la lógica contradictoria con la
del poder mercantil.


El poder del pueblo también ofrece una nueva forma de hacer política a
partir de la participación abierta, los sectores populares transparentes y
permanentes en las definiciones sustantivas de la vida social. Por lo
tanto, requiere de un espacio permanente para el debate democrático y la
construcción capaz de recoger esta huella populares e incorporar la
diversidad que se encuentra en su realidad cotidiana. En comparación con
estas áreas, funciones de gestión debe ser limitado, por lo tanto, para
integrar sus contribuciones, resolver conflictos y actuar en
contradicciones.


La preocupación central del poder popular no es la conquista del poder del
Estado. Esta posibilidad debe estar siempre sujeta a la meta de la plena
emancipación de las clases subalternas. Las relaciones de dominación y
explotación dependen no sólo en el plano político. Ellos deben ser
combatidos, sin duda, en este campo, sino que también, a través de un largo
proceso en todos los aspectos de la vida social.


El poder del pueblo no es sin embargo una corriente anarquista. Él cree que
las personas deben tener una herramienta política, pero que este
instrumento de política deben estar sujetos a los movimientos de masas. La
fuerza política debe ser, hasta ahora, dijo Mazzeo ", un área de la
globalización y de síntesis de prácticas, anticapitalista, contra
hegemónica, la solidaridad y proyectada hacia el socialismo y la
emancipación." Pero debemos recordar siempre que la herramienta no es la
cuestión y que todo debe hacerse para evitar su transformación en un
sujeto. Su función política es para representar a las clases subalternas,
sino para ayudar a que se conviertan en sujetos de poder, la creación de
espacios para articular sus luchas en la economía y la cultura.





En el ejercicio del poder, por lo tanto, el gobierno del pueblo siempre
hace hincapié en la hegemonía, en esencia entendida como consenso, lo que
se considera como la base más sólida de la regla de convertirse en una
clase dominante. El poder del pueblo también hace hincapié en el carácter
plural de los sujetos que participan en el procesamiento, la pluralidad de
la gente, y por lo tanto la naturaleza democrática del proceso. No hay ni
un solo discurso de la liberación, pero un problema constante para la
conciliación y la articulación entre los movimientos de liberación, cada
uno de los cuales expresa una parte del requisito de la humanidad en el
sentido de no discriminación. Ese es el negocio de la política por el poder
del pueblo. Articular los diferentes requisitos que no son espontáneamente
convergen, dando pleno valor a la idea de la comunicación, el debate y la
iniciativa política, lo que significa dejar de creer que hay un sentido de
la historia de liderazgo inevitablemente, la liberación de la humanidad,
una liberación que se dio cuenta, de alguna manera, en la espalda y sin la
intervención de nuestra voluntad.


Os doy las gracias.
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